Escasez hídrica y comunidades

SEPTIEMBRE 2022

Evidencias sobre el potencial de la Camanchaca como recurso hídrico en la Caleta de Camarones.

Evidencias sobre el potencial de la Camanchaca como recurso hídrico en la Caleta de Camarones.

Diego Rivera, Constanza Vargas, Francisco Abarca[1][2][3]

Resumen

La Caleta de Camarones corresponde a una comunidad de alrededor de 30 familias, ubicada en la desembocadura del Río Camarones, al sur de la Región de Arica y Parinacota, con condiciones de vida altamente precarias producto de la escasa disponibilidad de agua potable. La localidad se emplaza en un área geográfica excepcionalmente favorable para la cosecha de agua de niebla. El texto describe la proyección del uso de atrapanieblas para proveer agua potable a la comunidad de Caleta Camarones. Los rendimientos preliminares calculados para el mes de Julio de 2022 bordean los 4,3 litros 𝑚2/ día. Se estima que un parque compuesto por 50 atrapanieblas de 16 𝑚2 cada uno, podría suplir gran parte del déficit de agua en esta localidad. Finalmente, se plantean algunas consideraciones en torno a la relevancia de la comunidad en la implementación de este tipo de soluciones, en base a las experiencias observadas en Peña Blanca y la Caleta Chungungo.

Palabras clave

Niebla – Camanchaca – Atrapaniebla – Escasez de agua

Introducción

La Comuna de Camarones se ubica al sur de la Región de Arica y Parinacota entre los -18,6º y -19,2º N y los -70,2º y -69,1º E en uno de los climas más áridos y secos del planeta (McKay, et al., 2003). Posee una población de 1.255 habitantes (INE 2017), que se distribuyen en múltiples asentamientos humanos ubicados a lo largo de las terrazas fluviales del Río Camarones. La ocupación de estos territorios es datada a partir de las momificaciones humanas más antiguas encontradas por el hombre hasta la fecha y que corresponden a los años 5050 aC. atribuidas a los pueblos Chinchorros (Aufderheide, et al., 1993), alcanzando la categoría de Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO en el año 2021.

[1] Centro del Desierto de Atacama (CDA).

[2] Estudiantes del programa de doctorado en Geografía UC.

[3] Financiado por: Proyecto Ciencia Pública Ayün Uma (CP21-E031): “Agua. Un recurso Finito”. Financiado por la

División Ciencia y Sociedad del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación / FONDECYT N°

11200789 / FONDECYT N.o 1201786

El curso hidrográfico que en gran parte da paso a la vida en este valle, nace de la confluencia de los ríos Caritaya y Ajatama en los 2900 m.s.n.m. y es alimentado principalmente por las precipitaciones de orden estival conocidas comúnmente como invierno altiplánico. Desde el año 1935 con la construcción del Tranque Caritaya, el Río Camarones suministra agua de regadío suficiente como para que la agricultura sea la actividad económica predominante en la comuna con 700 ha. de tierras cultivadas (Díaz y Melendez, 1957), pero que permanecen en constante disminución (Municipalidad de Camarones, 2012).

Sin embargo, el agua del Río presenta elevadas concentraciones de Arsénico y Boro (MOP, 2016), que son lixiviados desde depósitos geológicos naturales presentes en la zona altiplánica y que son acumulados en cuerpos de agua tributarios como la Laguna Roja, Laguna Verde y Laguna Amarilla, altamente tóxicos para el ser humano y que imposibilitan su uso doméstico. Inclusive se han encontrado parte de estos contaminantes en los tejidos de momias chinchorro (Figueroa, et al., 1988), demostrando que la contaminación natural del agua de escorrentía ha sido un problema permanente para la ocupación de estos territorios (Véase Figura 1).

Figura 1 Área de estudio

Localización de la Comuna de Camarones y sus múltiples asentamientos humanos a lo largo de la quebrada del Río Camarones.  Fuente: Elaboración propia.

En la zona suroeste y precisamente en la desembocadura del Río Camarones se encuentra la Caleta Camarones, cuya población alcanza unas 80 personas, distribuidas en aproximadamente 30 familias, que hasta el día de hoy mantienen condiciones de vida precarias. Cuentan con luz eléctrica de forma intermitente, generada a partir de un motor a combustible gestionado de forma comunitaria, y el agua potable es suministrada por un camión aljibe que debe recorrer más de 100 km desde Arica a Camarones  para llegar con únicamente 10.000 litros, dos a tres veces por  semana, según los antecedentes proporcionados por los propios pobladores, contando a la fecha con únicamente 45 litros promedio de agua por persona diaria, muy por debajo de los umbrales mínimos de bienestar.

Desde la óptica de la geografía, las condiciones geomorfológicas donde se emplaza la Caleta congregan una serie de prometedoras particularidades que podrían dar solución al problema del agua. Estas características fueron utilizadas ancestralmente por los primeros habitantes del desierto, prevaleciendo en el tiempo como etnónimos de los habitantes de estos territorios conocidos como Camanchacos (Escobar y García, 2017), existiendo antecedentes de que estos pueblos la colectaron mediante cuero de animales y grandes rocas que facilitaban su precipitación, para ser almacenadas en vasijas de cerámica (Larraín, et al., 2004). En efecto y considerando un enfoque práctico, este artículo pretende dilucidar, de forma preliminar, el potencial de abastecimiento de agua de niebla a esta localidad.

La Camanchaca

La niebla corresponde a una nube de baja altura formada por pequeñas gotas de agua (típicamente con un diámetro de 1 a 40 μm) las que al ser tan livianas no precipitan, sino que se mantienen suspendidas en la atmósfera en constante contacto con el suelo (Klemm et al., 2012). La Camanchaca corresponde a un tipo de niebla de origen oceánico que cubre desde el sur de Ecuador hasta el centro-sur de Chile y que por efecto de la capa de inversión térmica toma contacto con la superficie terrestre mediante la fuerza advectiva del viento (Véase Figura 2). Hoy existe una gran variedad de precedentes que describen las contribuciones de la niebla a los ecosistemas (Cereceda, P., et al., 1999, Latorre, et al., 2011; Koch, et al., 2022) y a las personas que viven en zonas de extrema aridez (Bruijnzeel, 2005; Morichi, et al., 2018). La cosecha de agua de la niebla se ha estudiado en más de 20 países de los seis continentes (Rivera, 2011; Carvajal, et al. 2022; Klemm, et al. 2012; Tu, et al., 2018) y suele darse en zonas que cumplen con condiciones geográficas y meteorológicas específicas que permiten la formación de niebla (Abdul-Wahab y Lea, 2008).

Figura 2 Diagrama ilustrativo de la Camanchaca

Ilustración del proceso de interrelación entre la nube estratocúmulo baja y la superficie terrestre como proceso formador de la Camanchaca. Fuente: Elaboración propia.

En efecto, la niebla no es un fenómeno climático constante y continuo (Wanner y Kunz, 1983).  La niebla tiene un comportamiento altamente dinámico, su ciclo diario presenta una tendencia basada en la ocurrencia de eventos con un horario esencialmente nocturno y matinal, disipándose al mediodía producto del aumento de la temperatura ambiental y radiación solar (Weston y Temimi, 2020; Farias, et al., 2005), además, su magnitud tiene un amplio rango de variabilidad (Gandhidasan, et. al, 2018). La mayoría de las veces que se dispone de estadísticas detalladas sobre la niebla, incluida la información sobre el momento y la duración, ocurre para los lugares provistos de estaciones meteorológicas de alta especificidad, como es el caso de los aeropuertos, pero raramente en el de las estaciones meteorológicas rutinarias (Bruijnzeel, 2005). Esto provoca una falta de datos sistemáticos, continuos y espacialmente distribuidos sobre la niebla que permitan describir adecuadamente su aporte de agua (Walmsley, et al., 1996), por lo cual, su potencial real como recurso permanece aún desconocido.

La colecta de niebla

En Chile la historia de la captación de agua de niebla tiene su inicio en el año 1956 donde se realizaron los primeros ensayos con redes de mosquito (Acosta, 2003). Posteriormente, en el año 1980 el Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile inició estudios sobre la niebla en la Región de Coquimbo, específicamente en el cerro El Tofo y en Caleta Chungungo. Ya en el año 1987 el Centro Internacional de Investigaciones de Canadá (CIID) financió la construcción de 100 atrapanieblas en la comunidad de Chungungo con el objetivo de dotar a 90 casas con grifos abastecidos de agua de niebla (Cereceda, et al., 2014). Los atrapanieblas fueron instalados a una altura de 780 m.s.n.m. en el Cerro El Tofo logrando abastecer a la comunidad durante 10 años con aproximadamente 14.000 litros de agua diaria, cuando el sistema de captación funcionaba de forma óptima; otorgando 420 𝑚3 de agua mensuales (Cereceda, et al., 2000). Con el pasar de los años, producto de la carencia de financiamiento para el mantenimiento del sistema de colecta, la ausencia de proyectos estatales de financiación y la falta de vinculación con la comunidad, el parque de atrapanieblas desapareció y solo algunos vestigios permanecen aún en pie.

En la actualidad existen proyectos comunitarios asociados a la niebla como recurso hídrico, un caso emblemático es el proyecto “Atrapanieblas Comuneros” en la comunidad de Peña Blanca, Región de Coquimbo, que desde el año 2005 con diversas fuentes de financiamiento han logrado abastecer a la comunidad, que incluye a 85 familias (Angel, 2014; Dall’ Osteria, 2018; Un alto en el desierto, 2018). Una de las características fundamentales de este proyecto es la estrecha vinculación que tienen con sus pobladores, lo que da cuenta de la importancia de que este tipo de proyectos se desarrollen con la comunidad y no solo para ella.

La Camanchaca en Camarones

La Caleta de Camarones se emplaza precisamente en el pie del farellón costero, el cual alcanza hasta los 1200 m.s.n.m. aprox. Esta zona está en constante contacto con la Camanchaca de acuerdo con los habitantes del sector, lo que se condice con el rango de oscilación altitudinal descrito (800-1100 m.s.n.m.) en la Región de Tarapacá (Osses, et al., 2016; Del Río, et al., 2021). Adicionalmente, dada la cercanía entre el Farellón, el océano y la comunidad, la Caleta presenta condiciones aparentemente ideales para el desarrollo de un parque de atrapanieblas. Sin embargo, actualmente no se sabe con certeza cuales son los rendimientos de colecta, únicamente gracias al proyecto “Agua, un recurso finito” financiado por Ciencia Pública (CP21-E031) para el desarrollo de espacios públicos regionales de divulgación y socialización del conocimiento 2021 y desarrollado por el Instituto de Alta Investigación (IAI) de la Universidad de Tarapacá en colaboración con el  Centro Desierto de Atacama (CDA) de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se ha logrado instalar la primera estación de monitoreo de agua de niebla “Ayün Uma” en el sector, sobre el farellón costero a los 911 m s.n.m. La estación se encuentra operativa desde el 16 de junio de 2022 mostrando desde entonces rendimientos de colecta que alcanzan los 4,3 litros diarios según la medición estándar realizada con un Standard Fog Collector (Schemenauer y Cereceda, 1994) compuesto por una malla raschel de 1m cuadrado de superficie y a una altura de 2 m. (Véase Figura 3).

Figura 3 Estación Ayün UMA

Instrumental meteorológico de la estación Ayün UMA financiada por el proyecto de Ciencia Pública CP21-E031 con una vista panorámica de la Caleta de Camarones. Fuente: Elaboración propia.

Si bien este promedio para un único mes de medición es insuficiente para generar una estimación adecuada de los rendimientos de colecta en el sector, se puede al menos evidenciar que el potencial existe, y raudamente, se podría asumir que para abastecer a las 80 personas que habitan la caleta durante pasado mes de julio de 2022, se pudieron utilizar 50 atrapanieblas de 4m x 4m para reemplazar la provisión de los camiones aljibe (Véase Figura 4).

Aún muchas preguntas siguen latentes en esta investigación, obtener mayor consistencia estadística a lo largo del año y conocer los rangos altitudinales donde la niebla se presenta con mayor frecuencia, son solo algunas de las cuestiones necesarias para avanzar en un diseño preliminar de un eventual parque de atrapanieblas. Así mismo, la experiencia de proyectos anteriores nos muestra que no solo las condiciones físicas son necesarias, sino que la importancia de generar vínculos comunitarios fuertes y duraderos en el tiempo, es la base para asegurar el funcionamiento de este tipo de proyectos que requieren de cuidados y mantenimientos de baja complejidad.

Figura 4 Diagrama ilustrativo del parque de atrapanieblas para la Caleta Camarones

Diagrama ilustrativo de las condiciones geomorfológicas donde se podría emplazar un eventual parque de atrapanieblas. Fuente: Elaboración propia.

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