Carolina Rojas Quezada

Carolina Rojas Quezada
Profesora Titular de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Postdoctorado, MC Master University, Canadá, 2015; Doctora en Cartografía, Sistemas de Información Geográfica y Teledetección, Universidad de Alcalá, España, 2008; Master, Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Cartografía, Sistemas de Información Geográfica y Teledetección, Universidad de Alcalá, España, 2006; Geógrafa, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2002; y Licenciada en Geografía, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2001.
Actualmente se desempeña como docente e investigadora en el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, participando como investigadora principal en el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, CEDEUS. Su formación académica de pre y post grado se suman un Diplomado en Docencia Universitaria (2021) y su reciente Diplomado en Género y Políticas Públicas (2024), ambos por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Su carrera se ha centrado en la investigación de aspectos fundamentales de la sustentabilidad de las ciudades y la movilidad urbana sustentable, poniendo especial atención en la interacción entre las personas, la urbanización y los ecosistemas naturales, sobre todo en lo que respecta a los humedales urbanos. Su enfoque incluye la mejora de la accesibilidad de las personas a espacios abiertos y verdes, así como investigación del impacto ambiental de las ciudades (huella de carbono) y las soluciones basadas en la naturaleza para la adaptación de las ciudades al cambio climático.
Valentina Cortés Arancibia

Valentina Cortés Arancibia
Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2018; Diplomada en Estudios Socioambientales, Universidad de Chile, 2015; Licenciada en Historia, Universidad de Chile, 2015.
Desde el año 2020 se desempeña como editora asistente de la Revista EURE, la Colección de Libros Estudios Urbanos UC – RIL Editores y las Series de Documentos publicadas por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT). En 2024 asume como Encargada de Publicaciones del IEUT y Editora General de la Revista PLANEO.
Natalia Aravena Solís

Natalia Aravena Solís
Estudiante de Doctorado en Geografía, Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile; Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile; Geógrafa, Universidad de Concepción, Chile.
Sus principales líneas de investigación son la geografía humana, la planificación urbana y territorial, las ciencias regionales, y los estudios de género y academia.
Macarena Cabrera Román

Macarena Cabrera Román
Diseñadora, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Sus principales áreas de investigación incluyen el patrimonio cultural, la artesanía y las humanidades digitales.
Jaime Vargas Villafuerte

Jaime Vargas Villafuerte
Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile; Comunicador, Universidad de Lima, Perú.
Sus principales líneas de investigación son la estigmatización territorial, la gentrificación y el espacio público.
Juan Jara Ortega

Juan Jara Ortega
Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile; Sociólogo, Universidad Andrés Bello, Chile.
Comprometido con el estudio de la movilidad urbana, la vivienda, la periferia y la marginalidad.
Javier Miramontes Figueroa

Javier Miramontes Figueroa
Estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile; Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México.
Sus principales líneas de investigación son la planificación urbana, la normativa y los desastres socio-naturales.
Ignacia Zurita Contreras

Ignacia Zurita Contreras
Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile; Arquitecta, Universidad del Bío-Bío, Chile.
Sus principales líneas de investigación son la accesibilidad a la vivienda y el mercado inmobiliario.
Fabián Todorovic Karmelic

Fabián Todorovic Karmelic
Ilustrador, Dibujante de historietas, Arquitecto y Magíster en Arquitectura, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Autor de las novelas gráficas “Mecha Selknam Sorren”, ganadora en los premios International Latino Book Awards, y “Santiago Desierto”, ganadora del premio Medalla Colibrí 2019 Ibby Chile como mejor cómic y novela gráfica. Finalista de los Premios Festival Internacional del Cómic Santiago 2019 y 2020. Ganador del Urban Design Competition de UN-HÁBITAT, 2015.
Ha colaborado en el campo editorial con Ediciones Origo y Editorial ZigZag, ilustrando libros y novelas.
Paula Bravo Marchant

Paula Bravo Marchant
Magíster en Diseño Avanzado, Pontificia Universidad Católica de Chile; Diseñadora gráfica, École Professionnelle Supérieure d’Art Graphiques et Architecture (EPSAA), Francia.
Especialista en diseño editorial y comunicación visual.
"Tu tsunami es mi tsunami": Colaboración científica entre Chile y Japón para aprender a convivir con Kay-Kay y Namazu
Ver"Tu tsunami es mi tsunami": Colaboración científica entre Chile y Japón para aprender a convivir con Kay-Kay y Namazu
Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Rodrigo Cienfuegos Carrasco. Profesor asociado, Escuela de Ingeniería UC; Director del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN ANID/FONDAP/1523A0009)]
Chile y Japón están conectados
Para quienes fuimos niños durante la década de los ochenta del siglo XX, nuestra relación con Japón se forjó primero a través de la televisión y las innumerables series que entraron en nuestro ADN socio-cultural. El Festival de los Robots, Grand Prix (el halcón), Candy Candy, Mazinger Z, Robotech –entre muchos otros– generaron una inconsciente conexión con el País del Sol Naciente, ubicado en las antípodas del agitado Océano Pacífico que nos une y nos separa.
En aquellos años nunca imaginé que esa conexión cobraría otro sentido y cristalizaría, un par de décadas más tarde, en una colaboración científica que uniría a instituciones gubernamentales y universidades de Chile y Japón para mejorar la preparación frente a terremotos y tsunamis. Fue luego del terremoto del 27 de febrero del año 2010 (27F), cuando las placas tectónicas rugieron y liberaron a uno de los tsunamis más grandes que hayan recorrido nuestras costas, que ingenieros japoneses del Instituto de Investigación en Puertos y Aeropuertos (PARI), nos visitaron en el campus San Joaquín proponiendo articular un proyecto científico y tecnológico bi-nacional para ser presentado a la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y a la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología (JST). Los colegas japoneses tenían claro que la conexión entre Chile y Japón iba mucho más allá que las series animadas, pues ambos países están ubicados en las zonas tectónicas más activas del Cinturón de Fuego del Pacífico y funcionan como un espejo para los aprendizajes sobre terremotos y tsunamis. De hecho, las olas del tsunami del 27F habían alcanzado las costas de Japón luego de una travesía de 22 horas de duración, un tiempo mucho más corto que cualquier itinerario de vuelo comercial disponible para viajar entre ambos países.
Kay-Kay y Namazu se unen: Génesis del proyecto SATREPS y CIGIDEN
Para el 27F yo era profesor asistente en la UC, recién doctorado en ciencias de la tierra, investigando sobre hidrodinámica costera, propagación de olas en la zona de rompientes y energías marinas. El 27F y la visita de los colegas del PARI traerían un giro decisivo en mi recién iniciada carrera académica. Durante todo el año 2010, realizamos las gestiones políticas y administrativas para comenzar a diseñar un proyecto de cooperación científica y tecnológica. Para ello contamos con el apoyo del recién asumido Decano de la Escuela de Ingeniería UC, profesor Juan Carlos de la Llera, y del profesor Patricio Catalán de la Universidad Santa María (USM), con quien ya llevábamos un par de años colaborando en investigación sobre playas y rompientes luego de finalizar nuestros doctorados. La oficina JICA en Chile, con su representante residente, la Sra. Toshimi Kobayashi, consiguió por su parte el interés y apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREL), del Ministerio de Obras Públicas (MOP), del Instituto Nacional de Hidráulica (INH), de la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI), y del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA) para darle al proyecto el carácter nacional que requería. Junto con ello, académicos de la UC y otras universidades, como la Universidad de Concepción (UDEC), la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), la Universidad de Valparaíso (UV), la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y la Universidad Católica del Norte (UCN), se sumaron también a este esfuerzo.
Mientras avanzábamos en el diseño del proyecto y formalizábamos los apoyos en cada país, el 11 de marzo de 2011 (11M) ocurrió lo inimaginable. Un terremoto y tsunami mucho más devastador que el 27F, golpeó el este y el norte de Japón. Con sus 9,1 Mw de energía liberada y las cerca de 19.000 personas fallecidas y desaparecidas, el terremoto y tsunami de Tohoku se había transformado en uno de los peores desastres socio-naturales de la historia reciente. Las imágenes que llegaban por televisión nos dejaron atónitos: por primera vez en la historia, el mundo podía ver al terrible gigante que había inspirado historias, series y personajes mitológicos tanto en Japón (Namazu) como en Chile (Kay-Kay), engullir barcos, puertos, caletas, ciudades costeras completas, dejando destrucción y muerte a su paso. Toda la preparación, investigación, tecnologías y los más avanzados diseños de ingeniería anti-tsunamis disponibles a nivel global en ese momento, no fueron suficientes para contener a Namazu.
Una gran tristeza, unida a sentimientos de impotencia y humildad nos recorrieron. ¿Podremos hacer algo frente a Namazu y Kay-Kay? ¿Podremos replantearnos la forma de ocupar el territorio respetando las fuerzas de la naturaleza y dejar de confrontarlas? ¿Podremos nosotros apoyar de alguna forma al país más avanzado del mundo a mejorar su preparación frente a tsunamis? Fueron algunas de las interrogantes que nos recorrieron y llenaron de dudas. También pensamos que los colegas en Japón tendrían mucha razón en enfocar todos sus esfuerzos para recuperarse del gran desastre que habían vivido y que nuestro proyecto de cooperación bi-nacional tendría que ser postergado.
Desde Japón, recibimos una respuesta tan inesperada como iluminadora. Si Namazu y Kay-Kay habían asolado nuestros países con sólo un año de diferencia, dañando con tanta fuerza a nuestras comunidades y entornos construidos, la cooperación científica y transferencia tecnológica para aumentar la resiliencia frente a tsunamis tenía aún más urgencia y sentido que antes. No sólo para Chile y Japón, sino que para muchos otros países potencialmente expuestos a estos gigantes que habían dejado por un momento de ser historias y mitos alojados en algún lugar escondido de nuestro ADN socio-cultural. Fue así como el proyecto SATREPS de “Investigación para el mejoramiento de las tecnologías y el desarrollo de comunidades resilientes ante tsunamis” vio la luz con el apoyo de JICA y JST, además de la amplia red de organismos gubernamentales y universidades de ambos países que se embarcaron en esta cooperación entre los años 2012 y 2016.
En paralelo, la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), dirigida en ese entonces por el Dr. José Miguel Aguilera, había re-diseñado el Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias (FONDAP) vigente desde el año 1997, para dotar al Estado de Chile de una política e incentivos que permitieran crear centros de investigación de excelencia al servicio de grandes desafíos país. Estos cambios fueron fuertemente motivados por las consecuencias que tuvo el 27F en Chile, y la gran distancia que se demostró existía entre la investigación científica y el quehacer de los organismos del Estado. Naturalmente, los “desastres naturales” estuvieron entre las nuevas áreas prioritarias creadas en el programa FONDAP. La UC junto a la USM, la UCN y la Universidad Andrés Bello (UNAB), bajo el liderazgo del profesor Luis Cifuentes de la Escuela de Ingeniería, se adjudicaron, en un concurso altamente competitivo con evaluación de expertos internacionales, la propuesta que permitió crear el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), que inició su operación en diciembre del año 2012, al mismo tiempo que comenzaba el proyecto SATREPS.
Kay-Kay y Namazu se separan: El camino recorrido y por recorrer
El 27F y el 11M gatillaron muchos cambios a nivel global. La investigación científica global en tsunamis, que había aumentado significativamente luego del terrible evento del Océano Índico el año 2004, creció aún más y, Chile que casi no figuraba con publicaciones indexadas en las bases de datos mundiales, entró rápidamente en los rankings logrando un lugar de liderazgo a nivel de Latinoamérica y el Caribe. El entendimiento del comportamiento de los tsunamis a lo largo de la extensa y compleja costa chilena, junto con la urgente necesidad de diseñar e implementar mejores sistemas de alerta de tsunamis y protocolos de evacuación, orientaron los primeros esfuerzos de la colaboración bi-nacional. En el caso de Chile, el Dr. Patricio Catalán estuvo a cargo de la investigación y transferencia que se desarrolló en colaboración con el SHOA en sucesivos proyectos FONDEF, para poner en marcha el Sistema de Pronóstico y Alarma de Tsunamis (SIPAT). El SIPAT está incorporado actualmente en el Sistema Nacional de Alarma de Maremotos (SNAM) para apoyar las decisiones que el SHOA, organismo oficial para el monitoreo y alerta de tsunamis en Chile, debe tomar en caso de peligros asociados a esta amenaza.
La sinergia y colaboración que se dio entre CIGIDEN y el proyecto SATREPS permitió formar a nuevos investigadores y profesionales que se especializaron en prevención y mitigación de desastres, contribuyendo a disminuir las brechas que Chile tenía en relación al conocimiento, concientización y tecnologías para prepararse frente a tsunamis. Utilizando el Norte Grande del país como zona de estudio, evaluamos potenciales escenarios de terremoto y tsunami para desarrollar metodologías y construir herramientas que permitieran estimar toda la cadena de consecuencias que estos escenarios podrían tener sobre el entorno construido y social. Estimamos métricas cuantitativas para reflejar potenciales daños a escala de manzanas censales trabajando en la ciudad de Iquique como sitio piloto. A partir de esos diagnósticos, entregamos recomendaciones para mitigar los impactos. Un foco importante estuvo en estudiar los procesos de evacuación, pues la alta exposición de la ciudad de Iquique y los cortos tiempos de arribo que los modelos anticiparon para las primeras olas de tsunami, mostraron escenarios complejos que debían abordarse con mayor detalle.
La colaboración con instituciones japonesas también se benefició del Foro Chile-Japón, activo desde el año 2013 bajo el liderazgo de la Universidad de Tokio, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Chile, abriéndose luego a otras universidades. Los intercambios entre académicos y estudiantes de postgrado de la UC y la Universidad de Tokio permitieron estudiar cómo se beneficiaría el sistema de alerta de tsunamis en Chile al incorporar más sensores de medición de superficie del mar para realizar un seguimiento y pronóstico en tiempo real del comportamiento de las olas de tsunamis. Los pronósticos basados en observaciones de sensores son particularmente importantes en el contexto nacional puesto que los tsunamis pueden propagarse durante varias horas a lo largo de las costas de Chile, provocando en algunos casos inundaciones peligrosas incluso varias horas después de ocurrido el terremoto, tal como lo vimos el 27F. Estas tecnologías también pueden ser útiles para anticipar las consecuencias de tsunamis generados por deslizamientos submarinos o erupciones volcánicas que no son detectados por sensores sísmicos. La erupción del volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai el 15 de enero de 2022, por ejemplo, generó un tsunami que provocó inundaciones en varias localidades a lo largo de Chile luego de viajar cerca de 17 horas desde Tonga. El SHOA pudo recomendar adecuadamente la evacuación preventiva al ir haciendo un seguimiento en tiempo real de las mediciones del mar disponibles en la red internacional de boyas DART y mareógrafos.
Paradojalmente, mientras en Japón estos desarrollos son abordados con una perspectiva de largo plazo que se traduce en una organización institucional y financiamientos que buscan que la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación alimenten permanentemente la operación y mejoras de estos sistemas, en Chile esto depende en gran medida de la obtención de fondos concursables. No se trata de negar la importancia de asignar recursos estratégicos y escasos a través de concursos altamente competitivos, pero sí llamar la atención sobre la necesidad de darle continuidad en el tiempo a este tipo de sinergias virtuosas, más aún cuando están sujetos anualmente a exigentes evaluaciones internacionales y controles de gestión administrativa externa, para asegurar que los recursos públicos recibidos se transformen en mejoras tangibles para la sociedad. Los esfuerzos que el país ha invertido para mejorar el SNAM lo han ubicado entre los cinco mejores sistemas de alerta de tsunamis del mundo de acuerdo a Nacionales Unidas[1].
En resumen, la década que siguió al 27F permitió pilotear nuevas formas de hacer investigación y transferencia, donde la política científica que creó los Centros FONDAP entregó explícitamente a académicos e investigadores una misión social urgente y tangible. Los resultados, colaboraciones y sinergias virtuosas como las descritas aquí también se replicaron en los otros desafíos país convocados por CONICYT el año 2011, como Cambio Climático, Desarrollo Urbano Sustentable, Energía Solar, Acuicultura y Pueblos Originarios. Sin embargo, la continuidad y ampliación de este tipo de sinergias parece no estar actualmente asegurada en nuestro país, dada la incapacidad que nuestro sistema de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación ha mostrado para aumentar el porcentaje del Producto Interno Bruto que el país destina a estos esfuerzos. Mientras ello no sea posible, más aún dado el contexto de la incorporación año a año de nuevas generaciones de investigadores jóvenes formados vía Becas Chile, Kay-Kay y Namazu volverán a distanciarse para sorprendernos cuando menos lo esperemos.
Imágenes
Imagen 1: Modelado de las propagaciones de tsunamis del 27F (panel izquierdo) y 11M (panel derecho). Los mapas de colores muestran la escala de intensidad de las anomalías máximas en la superficie del Océano Pacífico.
Imagen 2: Evolución global y regional de las publicaciones científicas sobre tsunamis según la base de datos Web of Science en el periodo 2000-2024. Luego del terremoto y tsunami del 2010, Chile se transformó en el principal generador de ciencia en este tema a nivel de Latinoamérica y el Caribe.
Imagen 3: Visita conjunta entre investigadores chilenos y japoneses realizada a la zona afectada por el tsunami del 11 de marzo de 2011 en Japón como parte del proyecto SATREPS. La imagen muestra un edificio volcado por las fuerzas ejercidas por la inundación.
Imagen 4: Visita al Puerto de Tokio por parte de la misión de investigadores del proyecto SATREPS el año 2013.
Imagen 5: Recortes de prensa de diarios de Japón y Chile dando cuenta del trabajo conjunto en investigación en tsunamis realizado al alero del proyecto SATREPS.
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Agradecimientos
Los análisis de bases de datos de publicaciones de tsunamis fueron realizados por Stefan Vogel, Director Ejecutivo de CIGIDEN. Los registros fotográficos fueron proporcionados por Víctor Orellana, quién participó como enlace JICA con las Universidades durante el desarrollo del proyecto SATREPS. Las simulaciones de tsunami que ilustran este artículo fueron realizadas por Alejandro Urrutia, Ingeniero de Investigación y Desarrollo CIGIDEN.
Notas
[1] https://www.undrr.org/news/these-5-countries-have-advanced-tsunami-warning-systems
Comprender el territorio es comprender el riesgo
VerComprender el territorio es comprender el riesgo
Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Daniela Fava Callejas. Psicóloga, egresada de Magíster en Psicología Comunitaria. Investigadora independiente]
Yo quiero al Volcán. Lo quiero
¿Y si me voy a bajarlo?
Cuentan, mamá, que es persona
y es brujo y manda de lo alto.
Quiero llegar donde está
y lo quiero de padrazo
(Volcán Villarrica, Gabriela Mistral)
Las comunidades que viven aledañas a un volcán son una de las formas de asentamiento más antiguas, aun cuando la historia ha demostrado, en algunos casos, la desaparición de poblados completos (como es el caso de Armero, Colombia). En la actualidad, hay grupos de personas –y comunidades– que deciden vivir en las faldas de un volcán y están habituadas a vivir con estos macizos. Ellos han decidido instalarse allí donde su forma de vida y sus prácticas se relacionan con el entorno, existe un vínculo, una convivencia con el riesgo, beneficiándose de las manifestaciones del macizo. Están en su hábitat. La reflexión a continuación proviene de observaciones realizadas a ciertas comunidades volcánicas e invita a poner en interrogación el riesgo volcánico cuando son los habitantes quienes han decidido habitar dichos territorios.
La convivencia es una forma de reciprocidad, según lo planteado por Rivera Cusicanqui (2010), una forma en que los habitantes se disponen en el encuentro con el macizo. La aceptabilidad implica haber tejido –ir tejiendo– un saber con el entorno, un saber en torno. Este es sostenido por una memoria colectiva, creencias, historias de los abuelos que transmiten el estado de latencia –el sueño–, posibilitando saber cuándo está dormido, cuándo podría despertarse, si se enoja y porqué. Es así como el volcán, un miembro de la comunidad, es un ser vivo –en algunos casos una deidad– que expresa emociones, formando parte del imaginario de los habitantes.
Buscar entender los movimientos del hábitat abre la posibilidad a estar habituados, a hacer su cotidianeidad adaptados a los ritmos, a acercarse a las formas de manifestación del volcán haciendo uso de ello, recolectar frutos, trabajar la leña, así como admitir que existen peligros. En este sentido, se entenderá el riesgo como la probabilidad de sufrir un daño producto de una amenaza (García Acosta, 1995). Aquí, la naturaleza no es la amenaza en sí, sino que son las condiciones de vida que nos exponen ante las manifestaciones naturales.
Entonces, considerar la percepción de riesgo de los habitantes, es referirse a las emociones que definen esa relación, al juicio emitido sobre la situación de riesgo, si este está influido por el miedo y el temor. Conviene revisar qué emociones guían este juicio previo a una erupción. Lo que se recoge de los habitantes de, por ejemplo, Ensenada, es que el miedo, la preocupación, está localizada en lo ocurrido posterior a la evacuación, en los albergues, en el imaginar sus vidas en otro territorio, en que los “saquen”, sean desplazados, de su territorio.
Similar situación crítica fue vivida por los habitantes de Chaitén posterior a la erupción del volcán. Una vez que fueron evacuados, la ciudad fue declarada inhabitable y los habitantes no pudieron retornar. Durante el tiempo que vivieron como desplazados, existió “una percepción de desorientación y abandono por parte de los habitantes, a la vez que de maltrato y violencia psicológica” (Arteaga et al., 2014). Sin embargo, con el paso del tiempo, fueron los habitantes quienes decidieron repoblar su territorio y volver a convivir con el riesgo.
Convivir en riesgo es considerar las (múltiples) amenazas que impactan en la subjetividad como forma de afectación, es decir, los afectos y la potencia que produce la situación crítica en la experiencia de los habitantes. Es allí donde se observa la fragilidad en salud mental. El padecimiento se aprecia en la sensación de destierro, basada en el estar en la incertidumbre al desconocer cómo continuar hacia el futuro respecto del territorio que habitan, la desesperanza ante el desconocimiento, la pérdida de sentido al no poder retomar sus prácticas, la frustración respecto de lo vivido y una situación de duelo por aquello que se dejó y se desconoce si volverá. Esta forma de estar conduce a alteraciones del estado de ánimo, del sueño, de adaptación, las cuales son vividas tanto a nivel individual como a nivel grupal. Un (mal) estar común se reconoce en los diferentes hogares. Se produce un malestar en la habitabilidad.
La manifestación del Calbuco depositó un manto gris sobre un entorno siempreverde. Las familias habitantes sabían que algún día despertaría. Esta seguridad arraigada en la naturaleza demostró que los habitantes, conocedores de su territorio, no se verían sorprendidos por su despertar. Lo esperaban. Y, cuando despertó, supieron cómo actuar: evacuación autoconvocada de los habitantes, quienes se subieron al vehículo más cercano a tomar la vía de escape logrando llegar a salvo, sin heridos ni fallecidos. Lo que no supieron era que el volcán traería un desastre consigo, uno que tuvo que desenterrarse y requerir más que palas, carretillas, máquinas, médicos y casas nuevas. Requiere pensar a los habitantes como sujetos agentes de su forma de vida y de su territorio.
Tomar la decisión de evacuar es una decisión política respecto de qué hacer con sus vidas cuando se ha elegido convivir con el riesgo, situación que es una elección personal y razonada. En cambio, al decidir dejar el territorio, bajo el supuesto de estar a salvo, es cuando se cuestiona la noción de seguridad. Esa sensación tienen los habitantes al buscar otro lugar, o es la evaluación que realizan quienes deciden por sobre los territorios, respondiendo a medidas administrativas de control y seguridad interior, generando las condiciones para convivir en riesgo.
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Referencias bibliográficas
Arteaga, C., Pérez, S., Castro, F., Fava, D., Molina, G., & Ramírez, C. (2014). Recursos, estructura de oportunidades y subjetividades en contextos de desastre. Análisis a partir del caso de Chaitén. En C. Arteaga & R. Tapia (Eds.), Vulnerabilidades y desastres socionaturales. Experiencias recientes en Chile (pp. 101-116). Editorial Universitaria.
García Acosta, V. (1995). La construcción social del riesgo. Desacatos.
Rivera Cusicanqui, S. (2010). Un mundo ch’ixi es posible. Ensayos desde un presente en crisis. Tinta Limón.
Construcción Parque y Bosque de Mitigación Dichato, Tomé
VerConstrucción Parque y Bosque de Mitigación Dichato, Tomé
Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Karin Soto Cox. Jefe de Proyecto SERVIU BIOBÍO-MINVU]
Imagen 1: Costanera de Dichato post terremoto y tsunami del 27F.
Fuente: Emol.
Dichato se ubica en una bahía relativamente estrecha y expuesta, ubicándose al norponiente la zona más baja en correspondencia con la desembocadura del estero Dichato. En este sentido y en el contexto del 27F, el impacto de la ola fue de gran destrucción en todo el frente de la ciudad y el área de inundación ocupó parte de los terrenos bajos hacia el sur oriente en correspondencia del estero.
Producto del terremoto y tsunami que devastó esta localidad, el Plan de Reconstrucción del Borde Costero PRBC18 desarrolló iniciativas de inversión para reconstruir Dichato y mitigar los efectos de futuros tsunamis, según se grafica en la Imagen 2. Este plan reunió un conjunto de proyectos que fueron enfocados a la reconstrucción de la localidad y derivados a los organismos pertinentes para su concreción.
Imagen 2: Plan de Reconstrucción de Dichato.
Fuente: Arquitectos Asociados.
En Dichato, las viviendas destruidas por acción del tsunami alcanzaron un total aproximado de 1.343. En la costanera, afectada tangencialmente, se afectó la mayor parte de las viviendas, muchas reconvertidas a la actividad comercial o a restaurantes. No obstante, la acción destructiva –una columna de agua con altura de 6,5 m– aumentó por el estero aguas arriba, destruyendo un 80% de la masa edificada y principalmente de viviendas de primera residencia. Es así como los sectores residenciales Miramar, El Sauce, Chacra Alicia, Campos Deportivos y Jorge Montt sufrieron daños totales en sus construcciones.
Según los análisis y las modelaciones hidrodinámicas realizados después del sismo por el Dr. Marcelo Lagos, se concluyó que era factible reconstruir la localidad con rellenos, edificaciones tsunami resistentes, retraídas de la costa y protegidas por un muro de defensa costero, un parque de mitigación frente al borde costero, un bosque de mitigación en la desembocadura del estero de Dichato y un parque a lo largo del borde del estero de Dichato.
Imagen 3: Situación costanera de Dichato producto del 27F.
Fuente: Archivo personal autora.
Imagen 4: Situación desembocadura del estero de Dichato producto del 27F.
Fuente: Archivo personal autora.
El MINVU instruyó el desarrollo del diseño interno, para lo cual me correspondió ejercer como jefe de proyecto y desarrollarlo junto al equipo SERVIU. Su ejecución fue mediante licitación pública y por etapas.
El SERVIU, para dar cabida al espacio del proyecto, expropió una franja de 20 metros, aproximadamente, a lo largo del borde costero. La idea era diseñar y construir un parque con un bosque que permita disminuir los efectos destructivos de un futuro tsunami sobre el área urbana de Dichato.
El parque y el bosque son complementarios a otras medidas de protección del borde costero que están descritas en el Plan Maestro de Reconstrucción, tales como el proyecto Reposición Borde Costero; Diseño y Ejecución Bosque de Mitigación Estero Dichato; Costanera de Dichato; Parque Estero de Dichato, entre otros.
Es así como el proyecto consideró principalmente un parque y un bosque, capaces de disminuir la velocidad del agua y detener objetos o material pesado que ésta arrastre, permitiendo mitigar el efecto destructivo del mar ante un eventual evento de tsunami.
Se estipuló la construcción de un parque de mitigación en el borde costero y un bosque de mitigación en la desembocadura del estero de Dichato. El proyecto consideró una plaza central y plazas nodo ubicadas en los accesos a las vías de evacuación desde la playa, estacionamientos y accesibilidad universal en toda la extensión del proyecto. Consideró, además, una ciclovía recreativa a lo largo de toda la extensión del parque, áreas de juegos infantiles y áreas deportivas. Se dispusieron también algunos equipamientos urbanos como, por ejemplo, módulos con servicios higiénicos, módulos artesanos y módulos comerciales, un cendyr náutico, una cancha de skate, además de juegos y mobiliarios urbanos inclusivos.
Finalmente, se consideró dotar con iluminación LED todo el parque, como también de una red de riego apropiada para la mantención de las especies vegetales de mínimo requerimiento de riego y mantención, respetando las vías de evacuación desde la playa hacia las zonas de seguridad en caso de tsunami.
El proyecto estipuló una activa participación ciudadana tanto en la etapa de diseño como en la de ejecución, como también la permanente colaboración de diversos organismos públicos, tales como MINVU, DOP, CONAF, Intendencia Región del Biobío y Municipalidad de Tomé.
Inserción en el entorno
El proyecto “Construcción Parque de Mitigación de Dichato, Tomé” abarcó una superficie de 3,7 hectáreas, en un área de 1.500 m de longitud, aproximadamente, frente a la playa de Dichato, desde la desembocadura del estero de Dichato hasta el sector de Litril, entre el Muro de Defensa Costero que construyó el Ministerio de Obras Públicas.
El proyecto se caracterizó por ser uno que, una vez ejecutado, debía atraer inversión privada a su alrededor. Por ser un proyecto que atrae visitantes al sector, ha promovido la reconstrucción del borde costero, incentivando que un área que antes del terremoto y tsunami del 27F era de uso de vivienda, se reconvierta en un área de uso de equipamiento comercial y turístico en torno a él. En definitiva, el proyecto, junto a otras iniciativas del Plan de Reconstrucción del Borde Costero, no solo han atraído el desarrollo económico del borde costero, sino también de toda la localidad de Dichato.
Por otra parte, el paisajismo del proyecto tiene mínima mantención, dado que contempla especies arbóreas tipo coníferas y cubresuelos de bajo requerimiento hídrico y poda. Es importante señalar que las especies escogidas fueron recomendadas por la CONAF de Biobío en la etapa de diseño, las cuales son especies resistentes a los efectos del tsunami y resistieron los embates del 27F en la región, lo anterior dado por sus características de raíces pivotantes, follaje perenne y a su resistencia al borde costero. Ejemplo de ello son los cipreses existentes, que resistieron al tsunami y que se mantienen en el Parque de Mitigación de Dichato.
El proyecto, durante la etapa de diseño, fue modelado hidrodinámicamente por el consultor Dr. Marcelo Lagos, en base a la batimetría y a la topografía actualizada de la localidad. Determinó superficies en zona de riesgo para las edificaciones, y los rangos de inundación que afectan a la localidad en caso de un tsunami y en los escenarios sin y con mitigación, realizando una proyección de población y viviendas para el año 2032, para posteriormente obtener datos y resultados estimativos de habitantes y viviendas afectados en ambos escenarios. Durante el proceso se modelaron varios escenarios a fin de generar un diseño eficiente, ocupando la menor superficie y costo posible para su materialización. Se logró determinar la superficie, la cota más eficiente de relleno, el tipo y la disposición de los árboles de acuerdo a los requerimientos hidrodinámicos de mayor mitigación, las características necesarias para que el proyecto pueda mitigar el futuro impacto de un eventual tren de olas, además de frenar proyectiles (embarcaciones y escombros) hacia el interior de la localidad. Principalmente, se trabajó el sector de la desembocadura del estero de Dichato, puesto que tras la modelación de un tsunami dicho sector generó los parámetros hidrodinámicos más peligrosos para la vida de las personas, motivo por el cual se construyó el bosque de mitigación en este sector.
Para los árboles propuestos, fue necesario investigar las especies introducidas que, aclimatadas a las condiciones biogeográficas de la región y de cada una de las localidades, pudieran cumplir con los requisitos para la mitigación, y que pudieran desarrollarse en condiciones extremas respecto de la densidad de plantación, el marco de plantación, y que, en definitiva, cumplieran con el coeficiente de rugosidad requerido, para luego modelarlo. Entre las diferentes especies posibles de ser seleccionadas, se definió junto a una contraparte de CONAF las especies que serían utilizadas en cada una de las localidades, coincidiendo varias de ellas. Con el trabajo de consultores forestales, botánicos, agrónomos y paisajistas se logró una primera selección de especies que fue luego consensuada con CONAF. Se definió el coeficiente de rugosidad para la Casuarina cunninghamiana en n=0.113 y otras especies.
Se definió la eficiencia del bosque de mitigación tipo mixto en el sentido horizontal, con árboles de altura mediana, ello para que la alta densidad de árboles de pequeño tamaño permita soportar tsunamis estimados de 10 m de altura sobre el nivel del mar, que pueda reducir la velocidad de éste y, a su vez, establecer árboles de gran tamaño que puedan atrapar ramas rotas, troncos y/o escombros provenientes de estructuras dejadas por el hombre, en la etapa de retirada de la marejada.
La barrera de protección frente a la línea de costa quedó, entonces, conformada por tres frentes que poseen un marco de plantación de 2,5 x 2,5 metros, en un marco triangular, o más conocido como tresbolillo, el cual permite crear un intrincado laberinto de fustes que contribuye a reducir la inercia de la ola. Los principales criterios tienen que ver con una densidad inicial de 1.600 especies por hectárea, y se asegura partir con 2.500 árboles por hectárea para llegar, luego del proceso de raleo natural, a tener 1.600 árboles por hectárea, lo que garantiza un buen desempeño en la protección ante tsunamis. Respecto de la selección de las especies, los criterios se establecieron por las siguientes líneas de protección:
- Primera línea del bosque de protección: Presentó un ancho de 10 m y árboles que alcanzan, en su máximo crecimiento, alrededor de 10 m de altura. Tienen por objeto constituir la primera línea de mitigación contra tsunamis y la labor de protección de la salinidad a las especies que están en las líneas sucesivas. Esta franja está compuesta por Cupressus macrocarpa (Ciprés) y Pinus pinaster (Pino marítimo).
- Segunda línea de protección: Esta es una barrera densa de árboles, más altos que los de la primera barrera. Alcanzarán alturas en torno a los 14 m y representan el núcleo duro de la mitigación. Esta barrera tiene un ancho variable y esta está compuesta por Casuarina cunninghamiana (Casuarina o pino australiano).
- Tercera línea de protección: Presenta un ancho de 10 m y árboles que alcanzan, en su máximo crecimiento, alrededor de 10 m de altura. Tienen por objeto constituir la última fila de protección hacia la ciudad. Esta franja está compuesta por Cupressus macrocarpa (Ciprés).
Para el bosque en el área de intervención, se determinó una altura de relleno de cota 4.5 msnm y sobre éste la composición y características del bosque. El polígono seleccionado, su ubicación enfrentando el mar y protegiendo el estero para evitar el ingreso de la ola, la altura y características del relleno y el bosque, su composición y características, permiten asegurar un grado de mitigación ante la ocurrencia de otros eventos similares al del 27F.
El diseño contó con participación ciudadana, en el que se incorporaron a los actores locales, la comunidad aledaña y el municipio, en las distintas etapas de la elaboración del estudio, de manera de concientizar acerca de la conveniencia de contar con los bosques de protección y la necesidad de mantenerlos para la protección contra tsunamis.
El proyecto Parque y Bosque de Mitigación obtuvo el reconocimiento “Premio Aporte Urbano (PAU) 2018” organizado por la Cámara Chilena de la Construcción, el Colegio de Arquitectos y otros organismos.
Imágenes 5 y 6: Fotografías del proyecto.
Fuente: Archivo personal autora.
Imágenes 7 y 8: Láminas presentadas en el marco del Concurso PAU 2018.
Fuente: Archivo personal autora.
Imagen 9: Ceremonia de premiación PAU 2018.
Fuente: SERVIU Región del Biobío.
Links de interés acerca de este proyecto
- Vídeo [YouTube]: https://www.youtube.com/watch?v=2t2JaX84W_0&feature=youtu.be
- Premiación PAU 2018: Serviu Biobío recibió premio “Aporte Urbano Chile 2018” por construcción de Parque y Bosque de Mitigación de Dichato – SERVIU Región del Biobío
Ficha técnica del proyecto
- Nombre de la obra: Construcción Parque y Bosque de Mitigación Dichato, Tomé.
- Mandante: SERVIU Región del Biobío.
- Inicio-término: 2012-2017.
- Presupuesto: $3.631.983.- (obras civiles); $2.205.350.- (terrenos-expropiación).
- Superficie del proyecto: 3,7 hectáreas terreno, 300 m2 aprox. (superficie edificada).
- Arquitectos proyectistas: Oscar Moebis (Bosque) y Karin Soto Cox (Parque de Mitigación).
- Modelación hidrodinámica: Dr. Marcelo Lagos López.
- Jefe de Proyecto SERVIU BIOBÍO-MINVU: Karin Soto Cox.
El día después de mañana. El caso de Chaitén y los desafíos de la relocalización en zonas de riesgo
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Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: José Miguel Fuentes Zuleta. Sociólogo, estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago]
Imagen 1: Vista actual de Chaitén, con el nuevo curso del Río Blanco.
Fuente: La Tercera.
En mayo del año 2008, luego de casi 9.000 años de inactividad, el volcán Chaitén hizo erupción, arrojando cenizas, gases y flujos piroclásticos que cubrieron en su totalidad la comuna de Chaitén, arrasando completamente con la ciudad. A más de una década de este evento, el caso de Chaitén deja importantes observaciones y lecciones sobre la urbanización en zonas de riesgo.
Uno de los grandes dilemas que surgió tras la erupción fue si la ciudad debía ser reconstruida en su ubicación original o si los habitantes debían ser relocalizados en un sitio más seguro. Esta decisión no sólo era técnica, sino que profundamente política y social, ya que en dicha acción se tocaba directamente la relación entre la comunidad y su territorio.
Sólo un par de meses después de la catástrofe se planteó como solución la relocalización de los habitantes de Chaitén, sugiriendo la creación de una nueva ciudad que funcionaría como cabecera provincial, cuyo nombre sería Nueva Chaitén. La relocalización de la comunidad es una solución que, en el papel, parece lógica para mitigar y evitar los riesgos de futuras catástrofes. Sin embargo, como sucedió en Chaitén, no siempre es fácil de implementar, debido principalmente a dos factores que se detallan en las siguientes líneas.
Por un lado, existe una asincronía entre Estado, academia y comunidad. El plan de relocalización fue propuesto a través de un Plan Maestro cuya elaboración estuvo a cargo de la Pontificia Universidad Católica de Chile y de la Universidad Austral. Ambas universidades elaboraron una “Consultoría para el desarrollo de lineamientos estratégicos de reconstrucción/relocalización y plan maestro conceptual post-desastre Chaitén”, en la cual hicieron un plan para una ciudad más armónica, homogénea y sustentable. No obstante, las soluciones propuestas en este plan, como también las soluciones propuestas por el gobierno, se hicieron desde una visión top-down, sin consultar a los afectados, por lo que no se involucró a la comunidad en los procesos de decisión post-desastre. Entre el gobierno, la academia y la comunidad había temporalidades e intereses distintos. Mientras que los primeros querían construir una suerte de ciudad modelo, un lugar de entrada a la Patagonia chilena, los habitantes desplazados de Chaitén sólo querían un lugar donde volver a habitar.
Por otro lado, relacionado con lo anterior, hubo una resistencia de la comunidad a la relocalización, ya que el sentimiento de identidad con el territorio era muy fuerte, tanto cultural como económicamente, ya que las fuentes de trabajo y el estilo de vida que los habitantes tenían estaba en la ciudad de Chaitén. Entre los factores que explican esta resistencia se pueden mencionar principalmente los factores emocionales, culturales, económicos y sociales.
Lo anterior nos lleva a cuestionar cómo se debe gestionar la urbanización en zonas de riesgo. Si bien la relocalización, como se mencionó anteriormente, puede parecer una solución lógica –técnicamente hablando–, se deben considerar también las dinámicas sociales y culturales que atraviesan a la comunidad con su territorio, es decir, las relaciones de estas con su entorno.
La resistencia de la comunidad afectada a la relocalización no es algo inusual. En el caso de Chaitén, muchos habitantes tenían un apego emocional con su ciudad. En este sentido, para muchos habitantes, la ciudad no sólo era un espacio físico, sino también una parte integral de su identidad. Esta identidad está ligada a la memoria colectiva de sus habitantes producto de las relaciones y experiencias vividas a lo largo del tiempo, tanto individuales como colectivas.
Además de los factores identitarios-culturales, también jugó un rol fundamental el factor económico. Antes de la erupción, la economía de la ciudad estaba basada principalmente en la pesca, el turismo y la ganadería, actividades que estaban profundamente vinculadas con la ubicación geográfica de la ciudad y con la relación directa que tenía esta con su entorno natural.
En este sentido, Chaitén, aunque devastada por el desastre, seguía siendo, en el imaginario colectivo, el hogar de muchas familias. Producto de esto, varios de sus habitantes regresaron a sus tierras, asumiendo los riesgos potenciales de vivir en una zona de riesgo de erupción, evidenciando las tensiones entre la seguridad y el arraigo con el territorio.
Conclusiones
La resistencia a la relocalización en el caso de Chaitén refleja la complejidad de los procesos post-desastre, donde las decisiones que parecen racionales desde una perspectiva técnica pueden chocar con la identidad de las comunidades afectadas, tanto en un sentido socioeconómico-cultural como también emocional.
Siguiendo esta idea, el proceso de adaptación a un nuevo asentamiento puede ser difícil, ya que implica no sólo aprender a convivir con un nuevo entorno, sino también ajustarse culturalmente a este nuevo lugar. Muchas veces, el sitio propuesto para la relocalización no ofrece el mismo entorno cultural y social que la comunidad afectada tenía en su lugar de origen, lo que genera rechazo y resistencia a la idea del traslado.
Para que los procesos de relocalización sean exitosos, es fundamental que las autoridades comprendan y respeten estas dinámicas, involucrando a las comunidades en la toma de decisiones y ofreciendo soluciones que estén acordes a los intereses de esta. Las soluciones planteadas por las autoridades estuvieron enfocadas principalmente en la oferta de nuevas tierras o viviendas, pero sin entender las necesidades y preocupaciones de la comunidad.
En este sentido, la participación ciudadana en la planificación urbana es clave para generar confianza y asegurar que las soluciones adoptadas sean sostenibles a largo plazo. Sólo de esta manera es posible generar un cambio duradero y sostenible, donde las personas puedan sentirse seguras sin sacrificar su identidad y su modo de vida.
El reencuentro tras la catástrofe | "Lo imposible" (2012)
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Matías Arce. Sociólogo, Universidad Alberto Hurtado, Chile]
Título: Lo imposible
Formato: Película
Director: J. A. Bayona
Año: 2012
Duración: 1 h 54 min.
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=gfve6tSfMXA&ab_channel=WarnerBros.PicturesEspa%C3%B1a
Disponible en: Prime Video, Netflix
Imagen 1: Portada de «Lo imposible».
Fuente: Sensacine.
Alabada internacionalmente por sus amplias tomas y por su sensibilidad, ganadora de diversos premios entre ellos los premios Oscar y los premios Goya, “Lo imposible” es un largometraje que retrata la vivencia de la familia Álvarez Belón y todo el proceso que tuvieron que pasar producto de un tsunami que se produjo en el año 2004 mientras se encontraban vacacionando en las costas del Sudeste Asiático, específicamente en Tailandia.
Protagonizada por diversos rostros reconocidos, como Ewan McGregor, Tom Holland y Naomi Watts, es una película que sigue la historia de María, Henry y sus tres hijos, los que tuvieron una difícil aventura, dentro de la cual ocurrieron hechos inesperados y, por sobre todo, milagros.
Producto del inesperado desastre la familia queda dividida: Henry junto a sus dos hijos menores y, por otro lado, María junto a su hijo mayor. La mayor de las dificultades no fue solamente la división de la familia, sino todo el proceso que vive María y su hijo, la cual toma el rol protagonista dentro de la película.
Una situación límite
Producto de escombros y de la tempestad del agua, María y Lucas, su hijo, se pierden de vista. Lucas, decidido a encontrar a su madre, ayuda a otros pacientes a buscar a sus familiares. Sin embargo, tras un error administrativo en el hospital, se pierden completamente el rastro el uno con el otro. La tensión aumenta cuando Lucas finalmente descubre que su madre ha sido trasladada a otra área del hospital. Después de varias peripecias y con la ayuda de otros sobrevivientes, logra reunirse con ella.
En un ambiente caótico lleno de personas heridas, los momentos de desesperación se intensifican. María, cada vez más debilitada, lucha por mantenerse consciente mientras Lucas se esfuerza por encontrar ayuda para ella y para él, también con la incógnita de qué habrá pasado con su padre y sus hermanos.
Un reencuentro milagroso
Por otro lado se encontraba Henry, quien estaba a la búsqueda de su familia, pasando encarecidamente también por varias problemáticas, como problemas de comunicación y también barreras de idioma, pero esto no fue impedimento para el gran final de la película.
A propósito de la necesidad de encontrar a su familia, recorre cada hospital habilitado para encontrarla, con la esperanza de reunirse. Es hasta el final del largometraje que, por un grito desesperado de Lucas, Henry lo escucha y se reúnen.
Algunas apreciaciones
Aún en un ambiente sombrío y desesperanzado, es la capacidad humana la que provocó el reencuentro de la familia. A través de la organización sanitaria y la organización de la información, muchas familias pudieron recuperarse y también recibir auxilio.
Sin un sistema de información organizado, no hubiera sido posible, en primer lugar, la recuperación de María, quien se encontraba herida de gravedad y fue paciente de una operación, ni el segundo reencuentro de la familia, la cual tuvo la suerte de encontrarse en un sector organizado y que cuidaba a sus enfermos, sirviendo como un punto estratégico para buscar personas desaparecidas.
¿Son los sistemas emergentes de atención sanitaria una estrategia para organizarnos socialmente en situaciones de crisis o es mas bien solo la necesidad de cuidar a nuestros enfermos?
Imagen 2: Ewan McGregor y Naomi Watts en «Lo imposible».
Fuente: elfinalde.com.
Entrevista a Benedetto Schiavo: "Se estima que alrededor de 500 millones de personas viven en áreas volcánicas, por lo que es crucial comprender cómo las partículas volcánicas, como las cenizas, afectan la salud humana de manera más profunda"
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Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Javier Miramontes Figueroa. Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México; estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Entrevistado: Dr. Benedetto Schiavo
Benedetto Schiavo es investigador en el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especializado en riesgos volcánicos, monitoreo ambiental y contaminación. Cursó la Licenciatura en Ciencias Geológicas y una Maestría en Ciencias y Tecnologías Geológicas en la Universidad de Palermo, Italia, y obtuvo un Doctorado en Ciencias de la Tierra por la UNAM, México. Su trabajo se centra en evaluar el impacto de las emisiones volcánicas y los contaminantes en la salud y el ambiente, así como en desarrollar tecnologías para el monitoreo de estos fenómenos.
Trayectoria y motivación
PLANEO (Javier): A lo largo de tu carrera has investigado temas que van desde la contaminación ambiental hasta el monitoreo de volcanes. ¿Qué te llevó a especializarte en estos temas y qué te motivó a enfocarte en el estudio de los riesgos volcánicos y su impacto en la salud y el ambiente?
Dr. Benedetto: Bueno, se podría decir que mi pasión por los volcanes comenzó desde la licenciatura. Estudié en Italia, en la ciudad de Palermo, en el sur del país. Durante la carrera universitaria, en varias ocasiones nos llevaron a visitar diferentes áreas volcánicas, como por ejemplo el Etna, que es el volcán más grande de Europa.
Italia tiene muchos volcanes alrededor. Visité, por ejemplo, el Etna, el Vulcano y el Stromboli, todos ellos áreas volcánicas que actualmente están activas. Mi tesis y mi investigación se centraron principalmente en estudios sobre las emisiones de gases volcánicos, con el fin de determinar el origen del magma y monitorear el estado del volcán.
Luego, durante mis distintas estancias postdoctorales, sobre todo al terminar mi doctorado, me enfoqué principalmente en el estudio del dióxido de azufre del volcán Popocatépetl. Esto me permitió estudiar más de cerca la contaminación ambiental, no sólo relacionada con volcanes, sino también en áreas urbanas y rurales. En particular, en zonas mineras, donde me enfoqué más en problemas ambientales y de salud pública.
Lo que más me interesa de las áreas urbanas es la conexión entre la investigación y una disciplina llamada geología médica, que se relaciona con la salud de las personas y, en general, del ecosistema, incluyendo plantas y animales. Esta disciplina estudia las relaciones entre la salud pública y la geología, considerando factores como la composición, la forma y el tamaño de los minerales, y cómo influyen en la salud humana. Las investigaciones en este campo se enfocan, sobre todo, en zonas urbanas densamente pobladas, como Ciudad de México, Santiago de Chile o Beijing, y en áreas particularmente contaminadas por industrias, plantas energéticas, o refinerías de petróleo.
Actualmente, existen diferentes formas de evaluar el riesgo para la salud y el medio ambiente. Algunas de ellas involucran el uso de fórmulas empíricas desarrolladas por la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos), mientras que otras son más específicas, evaluando aspectos como el estrés oxidativo y la bioaccesibilidad de los materiales contaminantes. El estrés oxidativo evalúa el balance entre agentes oxidantes y antioxidantes, mientras que la bioaccesibilidad mide cuánto de estos materiales pueden ser absorbidos por el cuerpo tras el contacto con fluidos corporales, como los pulmonares o gastrointestinales.
Una parte de estos materiales se disuelve en fluidos que, en algunos casos, tienen una composición ligeramente ácida, lo que permite su absorción en el cuerpo, llegando al torrente sanguíneo. De esta manera, los metales pesados contenidos en estos materiales pueden afectar órganos vitales.
En cuanto al riesgo volcánico, la Protección Civil y otras instituciones gubernamentales emiten medidas preventivas, como la evacuación en caso de erupciones o la recomendación de evitar la exposición a gases volcánicos y cenizas. Sin embargo, en mi opinión, el estudio del riesgo volcánico va mucho más allá de estas medidas preventivas, que, aunque son útiles, no abordan completamente el impacto de la exposición continua a los materiales volcánicos. Se estima que alrededor de 500 millones de personas viven en áreas volcánicas, por lo que es crucial comprender cómo las partículas volcánicas, como las cenizas, afectan la salud humana de manera más profunda.
Comprendiendo el impacto de la actividad volcánica
PLANEO (Javier): En algunos de tus estudios has explorado cómo la actividad volcánica puede tener efectos significativos en el ambiente y en la salud humana. Considerando que varias comunidades viven cerca de volcanes activos, ¿cómo se manifiestan estos efectos y qué tan preparadas están estas comunidades para enfrentar estos riesgos?
Dr. Benedetto: Actualmente, mis investigaciones principales se enfocan en el estudio de metales pesados en el medio ambiente, emitidos tanto por fuentes naturales, como los volcanes, como por fuentes antropogénicas, y sus efectos en la salud. Recientemente, hemos publicado varios artículos relacionados con la exposición a la ceniza emitida por el volcán Popocatépetl y sus efectos en la salud.
La ceniza volcánica se presenta en diferentes formas, tamaños y composiciones químicas. Los tres parámetros más importantes para caracterizarla son la forma, el tamaño y la composición química. La principal vía de exposición a la ceniza es a través del tracto respiratorio, ya que al ser inhalada, puede afectar los pulmones. Otra vía de exposición es el tracto gastrointestinal, al consumir alimentos o agua contaminados por ceniza que cae por gravedad.
Decíamos que es menos “importante” hacer una comparación entre los efectos en el sistema respiratorio y el sistema gastrointestinal. En lo que se refiere a la vía respiratoria, la ceniza volcánica es particularmente preocupante debido a su capacidad de penetrar en los pulmones, dependiendo de su tamaño.
La diferencia entre los tractos respiratorio y gastrointestinal es que cuando comemos alimentos contaminados por ceniza, o incluso cuando respiramos por la boca, distintas partículas de diversos tamaños pueden llegar al tracto gastrointestinal. Esto no ocurre de la misma manera en el sistema respiratorio, ya que hay filtros naturales, por lo que no todas las partículas de ceniza llegan a los pulmones. La capacidad de la ceniza para llegar a nuestros pulmones depende principalmente de su tamaño. Cuando hablamos de ceniza volcánica, nos referimos a partículas menores a 2 milímetros. Si fueran de 2 mm, no serían un problema, ya que no podrían penetrar en los pulmones. Sin embargo, las cenizas finas producidas en erupciones volcánicas pueden tener tamaños mucho más pequeños, de 10 micras, 5 micras, o incluso tamaños nanométricos.
Estas partículas finas pueden penetrar fácilmente en los pulmones, alcanzando los alvéolos. Las partículas mayores a 10 micras se conocen como fracción inhalable, y afectan las vías respiratorias superiores, como nariz, boca y laringe. Las partículas menores a 10 micras forman la fracción torácica y, por último, las más pequeñas, con tamaños menores a 2.5 micras, forman la fracción respirable, que puede llegar hasta los alvéolos. Estas partículas, al ser materiales muy duros, como sílice, no se disuelven fácilmente y permanecen en los pulmones, lo que puede generar inflamación, estrés oxidativo y problemas respiratorios agudos o crónicos, dependiendo de la concentración y el tiempo de exposición.
La exposición prolongada a la ceniza, por ejemplo, en erupciones que duran semanas o meses, puede provocar enfermedades respiratorias obstructivas, como la silicosis, que es común en mineros que están expuestos a estos materiales durante años. Las recomendaciones en estos casos son cubrir nariz y boca con un pañuelo, evitar salir de casa y cerrar ventanas para evitar la entrada de ceniza. También es importante proteger los tanques de agua, ya que la ceniza puede contaminar el agua potable.
En el caso del volcán Popocatépetl, Protección Civil ha implementado un sistema de alerta volcánica con semáforos (verde, amarillo y rojo) que indica el nivel de peligrosidad. Este sistema se basa en el monitoreo constante del volcán, que incluye exhalaciones, explosiones y tremores volcánicos. Dependiendo de los resultados, el Comité Técnico Científico toma decisiones y recomienda acciones a la población, como prepararse con kits de emergencia y estar atentos a las rutas de evacuación.
Un ejemplo reciente fue en 2023, cuando el Popocatépetl emitió una columna constante de gases y ceniza durante tres semanas, llevando el semáforo volcánico a fase amarilla 3, acercándose a la fase roja, que implicaría evacuación.
Monitoreo de emisiones y tecnologías emergentes
PLANEO (Javier): Has trabajado en el desarrollo de tecnologías para el monitoreo de emisiones y riesgos ambientales, aplicándolas en contextos locales. ¿Cómo crees que estas tecnologías pueden mejorar la gestión de riesgos en áreas vulnerables y ayudar a proteger mejor a las comunidades?
Dr. Benedetto: Recientemente hemos estado trabajando en varios estudios enfocados en el monitoreo de metales pesados y nanopartículas presentes en las cenizas del volcán Popocatépetl. Además, estamos implementando tecnologías como las que mencioné antes, con una alta sensibilidad para monitorear el volcán y evaluar el riesgo potencial por exposición a las cenizas.
El trabajo que estamos realizando tiene como objetivo evaluar estos parámetros en cada erupción del volcán. Es importante estudiar tanto la composición del magma como el estado del volcán, ya que su comportamiento no es siempre el mismo. Sin embargo, esto no significa que cada vez que emite gases también emita cenizas. En este caso, la composición puede variar en algunos compuestos y elementos químicos, dependiendo, por ejemplo, del tipo de explosión y de la fragmentación del magma. Esto afecta la cantidad de partículas finas o gruesas, que influyen directamente en la salud de las personas.
Los datos que obtenemos son clave para entender los efectos que pueden experimentar las personas al entrar en contacto con las cenizas. Por ello, estudiamos los metales pesados y las nanopartículas, evaluando su bioaccesibilidad, especialmente por vías de exposición respiratorias y gastrointestinales.
Como mencioné antes, hay que entender que las cenizas están compuestas por diferentes elementos y se consideran un material muy reactivo, ya que los materiales volcánicos emitidos recientemente tienen muchos radicales libres que pueden afectar la salud al entrar en contacto con nuestro cuerpo.
Estos elementos, que pueden ser muchos de la tabla periódica, nos llevan a concentrarnos especialmente en los metales pesados, ya que son los que más afectan a las personas una vez que ingresan al cuerpo, generando reacciones adversas. Es crucial conocer qué reacciones pueden causar y a qué niveles de bioaccesibilidad se encuentran, no sólo en el sistema pulmonar.
En el laboratorio realizamos experimentos in vitro, ya que no usamos animales o seres vivos. Simulamos las condiciones internas de los pulmones con diferentes compuestos y analizamos cómo la ceniza afecta estos fluidos pulmonares. Lo que buscamos es identificar la fracción que puede disolverse y ser absorbida por el organismo, llegando al torrente sanguíneo.
Nuestros estudios han evidenciado que las partículas de ceniza tienen una baja bioaccesibilidad, ya que son materiales geológicos volcánicos poco solubles. En promedio, su solubilidad oscila entre el 10% y el 14%, lo cual es muy bajo en comparación con las partículas emitidas por actividades humanas, que pueden alcanzar hasta el 100% de biodisponibilidad en algunos casos. Esto implica que las partículas volcánicas y las antropogénicas son mundos completamente diferentes en cuanto a su comportamiento y sus efectos en la salud.
Cuando estas partículas entran en contacto con nuestro cuerpo, se quedan en los pulmones, generando inflamación y estrés oxidativo. Las nanopartículas, debido a su tamaño, son especialmente peligrosas porque pueden atravesar nuestras barreras biológicas. Al ser menores de 100 nanómetros, penetran fácilmente en los pulmones, llegan a los alvéolos y luego atraviesan las barreras celulares, accediendo al torrente sanguíneo.
Otras partículas, como las submicrométricas, que son ligeramente más grandes (menores a una micra), también pueden alcanzar los alvéolos, especialmente si hay grandes emisiones, como en el caso de ciertas erupciones volcánicas. Las nanopartículas suelen agruparse en partículas más grandes, pero en un ambiente ácido, como el de los alvéolos, tienden a desagregarse, facilitando su transporte en el sistema respiratorio.
En resumen, las partículas más grandes funcionan como vectores de transporte para las nanopartículas, lo que nos lleva a estudiar caso por caso cómo estas afectan la salud. Nuestra meta es implementar esta metodología para el monitoreo continuo de volcanes, evaluando los efectos en la salud humana según el tipo de erupción y la exposición a las cenizas.
Prevención y mitigación de riesgos para la salud en comunidades vulnerables
PLANEO (Javier): En tus investigaciones has abordado el impacto de la exposición a diversos contaminantes presentes en el aire. ¿Qué medidas de mitigación recomendarías para reducir los riesgos de salud asociados con estos contaminantes, especialmente en comunidades vulnerables?
Dr. Benedetto: Bueno, según varios estudios que actualmente están publicados, sabemos que las personas más vulnerables a la contaminación ambiental en general son los adultos mayores, los niños y aquellas con enfermedades respiratorias, cardiovasculares, cáncer o diabetes. Todas estas personas son muy vulnerables, tanto en el mundo en general como en México.
Los principales contaminantes que se estudian y que se monitorean constantemente en las grandes ciudades, especialmente en las megaciudades, incluyen el material particulado en diferentes tamaños, especialmente PM10 y PM2.5, el ozono (un gas de origen secundario que puede afectar gravemente la salud), el dióxido de azufre, el óxido de nitrógeno y el monóxido de carbono, que proviene principalmente de las emisiones vehiculares y algunas industrias.
Para reducir los riesgos a la salud causados por estos contaminantes, especialmente en las comunidades vulnerables, se podrían implementar varias medidas. En primer lugar, un monitoreo constante de la calidad del aire, instalando estaciones de monitoreo en áreas críticas para detectar niveles peligrosos de contaminantes. Es crucial que los organismos de gobierno y protección civil informen a la población cuando las concentraciones de ciertos contaminantes superen los límites seguros, como sucede en la Ciudad de México con las alertas de contingencia ambiental.
También sería recomendable crear “zonas de amortiguación”, estableciendo áreas verdes o barreras naturales que ayuden a reducir la dispersión de estos contaminantes. Asimismo, es fundamental mejorar el acceso a atención médica, facilitando el diagnóstico temprano de enfermedades respiratorias o cardiovasculares relacionadas con la exposición a estos contaminantes.
Otro aspecto clave es la educación y sensibilización de la población, especialmente en comunidades vulnerables, sobre prácticas que puedan reducir la exposición. Por ejemplo, el uso de cubrebocas o mascarillas, algo que vimos mucho durante la pandemia de COVID-19, o el uso de filtros de aire en los hogares.
Fortalecer la regulación ambiental también es vital, asegurando que las industrias y las fuentes de contaminación, como el tráfico vehicular, cumplan con normas estrictas. Aunque estas normas existen en muchas ciudades, su cumplimiento es a menudo insuficiente debido a la dificultad de regular el enorme número de vehículos e industrias, lo que a su vez afecta a la economía y a las dinámicas urbanas.
Conciencia ambiental y el papel de la ciencia
PLANEO (Javier): Desde tu perspectiva, ¿qué mensaje crees que es importante transmitir a las nuevas generaciones sobre el impacto de la contaminación y la importancia del monitoreo ambiental?
Dr. Benedetto: Bueno, en mi opinión, el mensaje clave para esta nueva generación es que la contaminación tiene un impacto profundo en nuestra salud, en el ambiente y, en general, en todo el planeta. La contaminación, ya sea del aire, cuerpos de agua (mares, lagos, ríos) o suelos, afecta negativamente los ecosistemas, la biodiversidad y la calidad de vida de las personas.
Debemos recordar que, incluso si un lugar aparentemente no está contaminado, como una granja donde se crían animales o se cultivan alimentos, si el suelo está contaminado, esto puede trasladarse a lo que comemos, ya sean vegetales o productos de origen animal. De este modo, también podríamos estar contaminándonos, y todo esto afecta directamente nuestra salud. Todo está interrelacionado.
Es esencial que las nuevas generaciones comprendan que las acciones que tomamos hoy influyen en el futuro del ambiente. Además, es fundamental enfatizar la importancia del monitoreo ambiental, ya que es esencial para identificar los problemas y desarrollar soluciones que mitiguen los efectos, ya sea en el ambiente, en la salud o en los ecosistemas de nuestro planeta en general.
Finalmente, es crucial practicar activamente la protección del medio ambiente. Esto incluye adoptar prácticas más sostenibles, reconociendo quién tiene la responsabilidad de implementarlas, ya que estas acciones pueden marcar una gran diferencia a largo plazo para nuestro planeta.
Entrevista a Felipe Aguilera: "Para proteger a las personas de manera efectiva, es necesario un enfoque participativo, escucharlas. Las decisiones no pueden tomarse únicamente desde un nivel central, sin comprender bien la realidad local"
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Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Javier Miramontes Figueroa. Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México; estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Entrevistado: Dr. Felipe Aguilera
Felipe Aguilera es director del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico, Ckelar-Volcanes, doctor en ciencias mención geología, licenciado y geólogo de la Universidad Católica del Norte. Reconocido volcanólogo chileno, con más de 20 años de experiencia investigando los volcanes más activos de Chile y Latinoamérica. Ha participado en proyectos con volcanólogos de Estados Unidos, Italia, España y Perú, entre otros. Es académico de la carrera de geología en la Universidad Católica del Norte. Sus especialidades son la geoquímica de fluidos en sistemas volcánicos y geotermales, la detección de actividad volcánica mediante técnicas remotas, la volcanología física, los riesgos volcánicos y las erupciones volcánicas en Chile y el mundo.
Trayectoria y motivación
PLANEO (Javier): Has dedicado tu carrera al estudio de los volcanes y a comprender el impacto que estos fenómenos tienen en la sociedad. ¿Qué te motivó a especializarte en este campo y qué te llevó a interesarte en el estudio de los volcanes en Chile?
Dr. Felipe: Bueno, esa es toda una historia de vida. Tengo el recuerdo de cuando era niño, alrededor de los 10 años, de haber manifestado un interés por los volcanes. Hace poco descubrí algunas imágenes que me recordaron esa fascinación. Siempre recordaba haber visto esos ríos de lava fluyendo durante una erupción. Y me llamaba mucho la atención, pensaba: “¡Uf! Esto es algo increíble”, como si fuera algo loco, quería echarme una zambullida como cuando entras al mar.
También recuerdo claramente haber visto un documental en el que un bote de plástico flotaba sobre las cenizas en el lago de un volcán. Esa imagen quedó grabada en mi mente. Aparte de eso, hay otro motivo. Cuando tenía alrededor de 8 años, me mudé con mi familia a Puerto Montt. Allí, los días soleados sin nubes despertaban mi curiosidad. Desde mi casa, podía ver tres volcanes en la distancia, Puntiagudo, Calbuco y Osorno, una imagen super bonita y fascinante.
Antes de mudarnos, también tuvimos la oportunidad de visitar los alrededores de un volcán, donde recogí una roca volcánica y me la llevé conmigo. Ese tipo de experiencias fueron despertando mi interés. Sin embargo, debo reconocer que fueron las imágenes de los documentales lo que me impulsó definitivamente a estudiar volcanes. También recuerdo ver los documentales de Jacques Cousteau, que solían transmitir en televisión en los años 80 en Chile, y uno de ellos mostraba a los Krafft, quienes realizaban investigaciones científicas increíbles.
Esas imágenes me impresionaron tanto que supe que quería estudiar volcanes. Ya en mi último año de escuela, le pregunté a mi hermano, que ya estaba en la universidad, qué debía estudiar para especializarme en volcanes. Él me dijo: “No sé, quizás geología”. Desde entonces, supe que quería estudiar geología.
Durante la carrera, siempre me mantuve enfocado en buscar un camino que me llevara a estudiar volcanes. Así que, en resumen, mi interés siempre estuvo allí, alimentado por diversas experiencias, y he tenido la fortuna de poder dedicarme al estudio de los volcanes, algo que realmente me apasiona.
Vivir en un entorno volcánico
PLANEO (Javier): Sabemos que muchas comunidades en Chile viven cerca de volcanes activos, y en algunos de tus trabajos has explorado cómo estos volcanes afectan a su entorno. Desde tu perspectiva, ¿qué significa convivir con un volcán en términos de seguridad y planificación, y qué aprendizajes pueden sacar quienes no tienen experiencia directa con este tipo de entorno?
Dr. Felipe: Respecto a la primera pregunta, me gustaría comenzar desde mi experiencia personal y profesional. Convivir al lado de un volcán implica varios desafíos. Si lo enfocamos desde una perspectiva positiva, podríamos lograr un buen nivel de desarrollo como país, siempre y cuando contemos con una excelente planificación territorial. Y eso es clave en Chile.
La planificación territorial actualmente proviene de las municipalidades, las cuales deben trabajar de la mano con expertos en la materia, cosa que no pasa. Sin embargo, en un ideal, se debe identificar de manera precisa las áreas seguras para la construcción y aquellas que presentan mayores riesgos. Este proceso requiere retroceder en el tiempo, por así decirlo, para entender la evolución del volcán en cuestión. Se necesita estudiar su historia geológica, que puede abarcar miles de años, para poder prever su comportamiento futuro.
Es fundamental realizar un trabajo geológico detallado, que incluya la identificación de eventos pasados, el mapeo de unidades geológicas, la toma de muestras y el análisis químico para comprender la composición del volcán. Además, es crucial determinar la edad de los eventos volcánicos, ya que esto nos permite estimar con qué frecuencia podrían ocurrir erupciones, como con los terremotos. Entonces, hacer ese trabajo requiere de años y de un nivel técnico super alto para poder conocerlo bien. Imaginemos que esta municipalidad invierte en eso, que eso sería lo ideal.
Bueno, el siguiente paso es modelar el peligro volcánico, ese es uno de los aspectos clave. Ya que los peligros son diferentes, un terremoto es peligro natural, un tsunami es un peligro natural, aluviones, etc., son peligros naturales. Pero hay que entender que estamos tratando con un entorno de peligro volcánico que su peculiaridad es que los volcanes tienen varios eventos. Por ejemplo, puede salir un flujo de lava o de lahar, puede haber una parte explosiva, emisiones de gases volcánicos. Esto significa que puede haber múltiples eventos simultáneos y eso tú lo puedes modelar.
Con la información de los eventos volcánicos históricos, es posible hacer proyecciones y clasificar estos eventos según su magnitud: A, B, C, etc. Esto nos permite evaluar las posibles rutas de los flujos volcánicos y sus zonas de impacto, lo cual es fundamental para el desarrollo urbano seguro. Por ejemplo, si sabemos que un flujo de lava o lahar sigue ciertas rutas, podemos diseñar infraestructuras para canalizarlos y minimizar el impacto en áreas habitadas.
Luego viene la última derivada, que tiene que ver con el riesgo, que significa convivir con un volcán. Convivir con un volcán implica aceptar que ya hay infraestructura existente donde tu ya no te hiciste cargo de lo que se te venia advirtiendo antes, tú tienes que mitigar cualquier efecto negativo. Es esencial elaborar mapas de riesgo que indiquen evaluaciones de riesgo y, sobre esa base, decidir qué plan vas a ejecutar. Por ejemplo, de evacuación, imaginemos que hay que evacuar, hay que ver cuáles son las vías principales, evaluando si es viable colocar vehículos o no, o si deben diseñarse rutas alternativas para peatones, etc. Se debe mantener una estructura.
Entiendo que este proceso es complejo, ya que la reacción humana ante desastres naturales no siempre es predecible. Sin embargo, contar con un plan claro y detallado facilita el desarrollo y la seguridad de las comunidades en estas áreas. Esto nos lleva a una segunda derivada que tiene que ver con la educación.
Se tiene que educar adecuadamente a la población de lo que implica vivir con un volcán, porque cuando pasa algo es como en el cuento de “Pedro y el lobo”. Por ejemplo, el caso de Villarrica en los dos últimos años, con las alertas de que hace o no erupción, imagínate que son décadas de familias que viven ahí, que la gente puede terminar ignorando las advertencias si no comprende el riesgo real. La gente se cansa, entonces si tú no la educas al respecto, sobre los niveles de alerta, puedes tener niveles de tensión que al final la gente termina ignorando.
En algunos sectores, como en localidades que conviven con volcanes, los habitantes a menudo reclaman, porque no les enseñan por dónde hay que evacuar si pasa algo, lo cual es legítimo. Sin embargo, si no hay una preparación adecuada y una estrategia de contingencia bien comunicada desde la municipalidad, la situación puede volverse crítica. Por eso es fundamental que la planificación no sólo considere las medidas físicas de mitigación, sino también la educación de la comunidad sobre cómo actuar ante estos eventos.
La clave está en la combinación de una buena planificación y educación. Estos elementos pueden aplicarse en otros lugares, aunque cada sitio tenga sus particularidades. Un punto clave son las autoridades en el fondo, lamentablemente como hay mucho centralismo hay decisiones que no se toman con el conocimiento local. Las lecciones aprendidas de la convivencia con volcanes pueden ser útiles para el desarrollo de políticas de manejo de riesgos en diversas áreas, incluidas aquellas de interés turístico. Por ejemplo, un centro turístico como Pucón, que recibe muchos visitantes, puede beneficiarse de estas prácticas de educación, adaptando las estrategias de seguridad y comunicación a sus necesidades específicas.
Lecciones del pasado volcánico
PLANEO (Javier): Mencionas que al estudiar depósitos antiguos podemos anticipar comportamientos futuros de los volcanes. ¿Podrías explicarnos cómo el pasado de un volcán puede ayudarnos a prepararnos para su futuro y qué tan confiables son estos registros para anticipar su actividad?
Dr. Felipe: Existe un principio fundamental en geología llamado “actualismo”, que se basa en la idea de que el pasado es la clave del futuro. Este enfoque nos indica que los eventos volcánicos del pasado, o una serie de ellos, pueden ofrecer un marco para comprender mejor los posibles escenarios futuros. Es fundamental analizar estos eventos históricos, ya que nos permiten entender cómo ha sido la evolución del volcán y, por ende, modelar con mayor precisión su comportamiento futuro.
Para anticipar la actividad volcánica, debemos estudiar su “historia clínica”, por así decirlo. Al igual que en la medicina, es necesario conocer el historial previo para poder predecir lo que podría suceder en el futuro. La recopilación de datos históricos es, por lo tanto, esencial para confirmar nuestras proyecciones y asegurar que estamos modelando escenarios con base en evidencias sólidas.
Y son absolutamente confiables, siempre y cuando contemos con técnicas analíticas adecuadas para examinarlos. Por ejemplo, inicialmente podemos conocer las características físicas del volcán a través de la geología, pero es posible obtener un nivel más profundo de información mediante análisis químicos. Esto nos permite identificar la composición del material volcánico, su antigüedad, y determinar con precisión cuándo ocurrieron los eventos pasados.
A medida que incrementamos la cantidad de información analítica, la confiabilidad de nuestros modelos también aumenta. Por ejemplo, si determinamos la edad exacta de un evento, podemos evaluar la frecuencia con la que ocurren las erupciones y comprobar si existe un patrón de recurrencia. Cuanta más información recojamos y analicemos, mejor será nuestra capacidad para proyectar la actividad futura del volcán o de cualquier otro fenómeno geológico.
Preparación ante el riesgo volcánico
PLANEO (Javier): ¿Qué medidas y que prácticas recomendarías para proteger a las personas vulnerables y la infraestructura frente a este tipo de fenómenos?
Dr. Felipe: Estamos abordando dos temas importantes aquí. Primero, en términos conceptuales, proteger a las personas requiere, ante todo, educación. Es necesario que las personas sepan dónde están ubicadas, cuál es su nivel de exposición al riesgo y qué medidas pueden tomar en su entorno inmediato. La educación informativa es clave para que la población se familiarice con la infraestructura vulnerable y con los riesgos específicos de su área.
Por ejemplo, en Chile, hay casos como el del volcán Chaitén, donde muchas personas ni siquiera sabían que era un volcán activo. Algunos incluso lo visitaban los fines de semana sin tener conciencia del peligro que representaba. Este es un tipo de conocimiento básico que debería estar al alcance de todos.
En cuanto a la evacuación, es crucial definir claramente cuándo y cómo evacuar, así como las rutas seguras y los elementos básicos que se deben llevar, como kits de emergencia. Un aspecto poco regulado, pero igualmente importante, es el tema de la inclusión de mascotas en los planes de evacuación, porque por lo general te dicen que las dejes, pero ya que son consideradas parte de la familia por muchas personas, es complejo, porque hay un tema social de por medio que es super importante de considerar. Esto es especialmente relevante en comunidades del altiplano, donde los animales no sólo son mascotas, sino también parte fundamental de su economía y cultura.
Para proteger a las personas de manera efectiva, es necesario un enfoque participativo, escucharlas. Las decisiones no pueden tomarse únicamente desde un nivel central, sin comprender bien la realidad local. Cuando tú conoces esta realidad puedes mejorar tus planes de prevención. Involucrar a las comunidades, conocer sus particularidades y respetar sus costumbres culturales son elementos esenciales para un plan de protección integral.
Y en cuanto a la infraestructura, la protección de la infraestructura es más compleja y debe abordarse desde la planificación. En primer lugar, es necesario considerar lo que ya existe y luego integrar nuevas medidas de protección y mitigación. Por ejemplo, en áreas propensas a flujos de lodo o lahares, se pueden implementar canales de contención para dirigir estos flujos y minimizar el impacto en edificios y otras estructuras.
Si se presenta un flujo de lava, su poder destructivo es inevitable, y no hay medidas preventivas que puedan cambiar la naturaleza del evento. Por lo tanto, hay que tomar decisiones estratégicas en torno a la protección. En primer lugar, se debe identificar qué elementos de la infraestructura pueden protegerse y cuáles deben ser abandonados debido al riesgo inherente de un evento tan devastador.
En segundo lugar, es posible mejorar la infraestructura para aumentar su resistencia ante fenómenos volcánicos. Por ejemplo, al diseñar techos, es necesario considerar la carga que pueden soportar ante la acumulación de ceniza. Cuanto más inclinado sea el techo, mayor será su capacidad de soportar estos elementos. También se pueden hacer modificaciones en la estructura, como cambiar la textura de las superficies para facilitar el desprendimiento de la ceniza o mejorar los sistemas de drenaje.
Por ejemplo, si un puente está diseñado para soportar flujos de lodo, puede ser necesario modificar su infraestructura para mejorar su capacidad de resistencia. Esto puede implicar rediseñar sus pilares para permitir un mayor flujo de material volcánico. Aunque en teoría es posible adaptar la infraestructura, siempre estará limitada por la magnitud de los eventos que enfrenta y por la historia del lugar.
El tercer ámbito tiene que ver con la relocalización de la infraestructura y de las personas. Este es uno de los pasos más difíciles, ya que implica el desarraigo de la población, que suele tener un fuerte vínculo con su territorio y desea regresar después de un evento. La dimensión social de la planificación no puede ignorarse, ya que incluso la infraestructura más resistente puede no ser suficiente si no se tiene en cuenta el aspecto humano.
En última instancia, la clave está en una buena planificación territorial que respete el conocimiento sobre la actividad volcánica. Pensando en el futuro, es fundamental integrar esta información en los diseños urbanos para minimizar los riesgos y proteger tanto a la infraestructura como a las personas.
El riesgo volcánico y las nuevas generaciones
PLANEO (Javier): ¿Qué te gustaría que las nuevas generaciones entiendan sobre la importancia del riesgo volcánico y cómo esto puede afectar su vida cotidiana?
Dr. Felipe: Primero, me gustaría aclarar que no hablamos solamente de las nuevas generaciones, sino también de quienes ya están tomando decisiones en el presente. No se trata sólo del futuro, sino de lo que está ocurriendo ahora mismo y cómo impacta a todos nosotros.
Una de las claves para enfrentar estos riesgos es la educación y la información. Es fundamental incorporar el conocimiento sobre el riesgo volcánico en los currículos escolares para generar conciencia desde una edad temprana. En Chile, por ejemplo, ya existe una conciencia bien desarrollada sobre los terremotos y tsunamis, en parte porque estos eventos tienden a afectar vastas áreas del país, abarcando varias regiones y ciudades a la vez. Sin embargo, los eventos volcánicos pueden ser más puntuales, afectando a miles o incluso decenas de miles de personas en áreas más reducidas. Esto podría generar la percepción de que son menos importantes, pero no debería ser así.
Para cambiar esta mentalidad, es necesario crear un interés más amplio en los distintos tipos de riesgos naturales, no sólo los sísmicos. Por ejemplo, en 2015 hubo un evento extremo de precipitaciones en Atacama, pero la conciencia generada no se extendió mucho más allá de las ciudades afectadas. Hay que insistir en la protección frente a distintos tipos de desastres, especialmente en un país tan expuesto a fenómenos naturales como Chile.
¿Y qué impacto tiene en la vida cotidiana entender estos riesgos? Afecta absolutamente todo. Estos eventos pueden interrumpir la vida de manera drástica y, si no hay una preparación adecuada, las consecuencias pueden ser muy graves. La clave está en la educación y la formación continua. Si las personas no están preparadas, los desastres naturales las tomarán por sorpresa, sin saber cómo reaccionar.
En Chile, con una esperanza de vida de alrededor de 80 años, es casi inevitable que una persona experimente al menos un terremoto o erupción volcánica significativa a lo largo de su vida. La preparación para estos eventos no sólo ayuda a mitigar el impacto inmediato, sino que también puede servir para enfrentar otros tipos de conflictos o emergencias.
En resumen, en un país como Chile, donde los eventos naturales son tan frecuentes y transversales, entender y estar preparado para los riesgos volcánicos y otros desastres es crucial para vivir con mayor seguridad y resiliencia.
PLANEO (Javier): Perfecto, muchísimas gracias por brindarnos esta entrevista. ¿No sé si hay algo más que quisieras agregar?
Dr. Felipe: Quizás sólo quisiera recordar a las personas que en Chile hay ciertas instituciones estatales encargadas del monitoreo y la gestión de riesgos, y que es importante confiar en ellas. Aunque a veces hay críticas sobre su actuación, es fundamental reconocer que estas instituciones están allí para protegernos.
En un país relativamente joven, como Chile, es natural que aún se estén ajustando los mecanismos de respuesta y gestión, pero se están haciendo esfuerzos significativos para mejorar. Por eso, es clave mantenerse informado a través de los canales oficiales. Instituciones como CIGIDEN (Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres), SENAPRED (Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres) y otras agencias tienen información actualizada y relevante en caso de emergencias.
Mi mensaje final sería que la población confíe en las autoridades competentes y preste atención a sus indicaciones, especialmente en situaciones de emergencia, donde la información precisa y oportuna puede marcar la diferencia. Mantenerse atento a estos canales de información es crucial para actuar de manera adecuada y segura.
Entrevista a Jorge León: "Un desastre puede ser también una oportunidad para mejorar. No se trata solo de recuperar lo que existía antes de la catástrofe, sino de aprovechar la ocasión para transformar las condiciones de habitabilidad urbana"
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Javier Miramontes Figueroa. Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México; estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Entrevistado: Dr. Jorge León
Jorge León es arquitecto titulado de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), Chile, donde actualmente se desempeña como profesor en el Taller de Diseño Urbano del Departamento de Arquitectura. Cuenta con un Magíster en Planificación Urbana de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, y un Doctorado en Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Melbourne, Australia. Además, es investigador principal en el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN). Sus áreas de investigación incluyen el rol de la forma urbana en la optimización de acciones de respuesta frente a amenazas naturales de inicio rápido, la vulnerabilidad de las zonas costeras, la planificación urbana y la ordenación territorial.
Trayectoria profesional
PLANEO (Javier): ¿Qué lo llevó a especializarse en el estudio de los tsunamis? ¿Hubo algún momento o experiencia que definiera su interés en este fenómeno?
Dr. Jorge: Bueno, antes de comenzar mi doctorado, empecé mi formación en 2011, y fue en ese proceso cuando inicié la postulación para la Beca Chile. Recuerdo que la primera vez que postulé fue en 2008, si no me equivoco. En esa ocasión, ya había propuesto un tema relacionado con la gestión de riesgos, algo que me interesaba mucho. De hecho, siempre he tenido un vínculo cercano con Chile, y en ese momento no especificaba una amenaza en particular. Entonces la postulación era bastante abierta, no especificaba un tipo de amenaza en particular. Sin embargo, lo curioso es que al poco tiempo ocurrió el terremoto y tsunami de 2010, el 27F. Justo en ese periodo, se abrió una nueva convocatoria para la beca, y nuevamente el tema del riesgo me quedó dando vueltas. Recuerdo que, cuando era niño, escuchaba muchas historias sobre el terremoto de Valdivia de 1960, especialmente de mi abuelo. Eso también me marcó.
Cuando empecé el doctorado, llegué con una idea muy amplia sobre la planificación territorial y la gestión de riesgos. Mi supervisor me dijo: “Este tema es muy grande, debes reducirlo”. Ahí recordé el tema de los tsunamis. Primero pensé en tratar el tsunami como una amenaza específica, pero al revisar la bibliografía, me di cuenta de que había muy poca información sobre los aspectos morfológicos relacionados con este tipo de riesgo. Había más enfoque en temas como la planificación del uso del suelo, pero faltaba un análisis sobre la morfología del territorio y su relación con los tsunamis, especialmente en lo que respecta a la evacuación. Este tema me pareció muy poco tratado, y creí que podía aportar en esa área.
Nosotros, los arquitectos, por ejemplo, ya tenemos bastante incorporado el tema de la evacuación en los edificios. La normativa chilena tiene muchas restricciones sobre el ancho de los pasillos, la ubicación de las escaleras, entre otras cosas, para asegurar una evacuación eficiente en caso de emergencia. Sin embargo, cuando se trata de la planificación urbana a gran escala, este tipo de análisis es mucho menos desarrollado, y me parece que hay un espacio importante para trabajar en la integración de estos temas en la planificación territorial.
Comprendiendo los tsunamis
PLANEO (Javier): ¿Cómo se originan los tsunamis y qué los convierte en una amenaza tan peligrosa para las comunidades costeras? ¿Qué deberíamos saber sobre ellos?
Dr. Jorge: Los tsunamis pueden ser causados por diversas razones. Pueden originarse debido a deslizamientos submarinos de tierra, asociados, por ejemplo, a un sismo, o incluso por la caída de un asteroide. También hay fenómenos meteorológicos que generan oleaje muy fuerte, pero la causa más habitual de un tsunami es la subducción tectónica, que ocurre cuando una placa tectónica se hunde bajo otra. Esta deformación del fondo marino, provocada por un terremoto interplaca, genera un levantamiento de la columna de agua, y esa columna se expande en todas direcciones.
El problema es que las zonas costeras, como la costa chilena, la del sur de Perú, y algunas partes de Indonesia, están ubicadas cerca de estos lugares de subducción. Esto significa que estamos expuestos a inundaciones, que son un problema complejo en sí mismo, pero la situación se agrava aún más por el escaso tiempo disponible para evacuar a la población. En Chile, hemos registrado tiempos de evacuación de menos de 15 minutos, lo cual es muy breve.
Lo más destructivo puede ser el primer tsunami, pero el problema es que estos fenómenos no son recurrentes. Esto presenta un desafío enorme para la gestión de riesgos y emergencias: ¿Cómo tener un sistema de gestión eficiente para un fenómeno que tal vez ninguna generación haya experimentado directamente? La realidad es que, cuando a la población le toque vivirlo, el impacto será tan grande que la capacidad de reacción será fundamental, y el tiempo disponible para actuar será crucial.
Rutas de evacuación
PLANEO (Javier): En tus investigaciones, has estudiado cómo las personas evacúan en situaciones de emergencia. ¿Cuáles son los principales problemas o dificultades que enfrentan al utilizar las rutas de evacuación?
Dr. Jorge: Creo que esto se puede analizar en distintas escalas: urbana, morfológica y más detallada. En una escala muy macro, uno de los principales problemas es el trazado de las vías. Primero, que estas vías existan, es decir, que en los lugares expuestos a tsunamis haya rutas de evacuación disponibles para llegar rápidamente a zonas altas. Pero esto también depende de la morfología a escala macro de estas calles, por ejemplo, cómo están trazadas y qué tan directas son desde la costa hasta los cerros.
En algunos casos hemos identificado rutas bastante directas que favorecen una evacuación más rápida, ya que permiten una mejor orientación, algo que algunos llaman wayfinding. Sin embargo, en otros lugares, como algunas zonas costeras de Iquique, el trazado urbano bloquea la visibilidad hacia los cerros, lo que dificulta saber hacia dónde dirigirse, especialmente para personas que no conocen el lugar.
A una escala más morfológica, hemos encontrado problemas como rutas de evacuación demasiado empinadas, lo que complica el desplazamiento, especialmente para personas con movilidad reducida. También hay rutas muy estrechas que pueden colapsar fácilmente, generando cuellos de botella debido a la cantidad de personas que intentan utilizarlas.
A una escala más micro, hemos identificado dificultades relacionadas con las condiciones de uso y la morfología específica de las vías. Por ejemplo, hay rutas de escape de tierra que dificultan la movilidad para personas con ruedas, como quienes usan coches para bebés o carritos para evacuar a niños de jardines infantiles. Además, el pavimento en malas condiciones puede complicar la evacuación.
Otros problemas incluyen obstáculos en las rutas, como comercio ambulante que invade las veredas, lo que reduce significativamente el espacio disponible para el paso. También hay problemas de mantención: señaléticas deterioradas, veredas con bajadas en mal estado o inexistentes, y mobiliario urbano que dificulta el tránsito fluido. Estos problemas son muy comunes y requieren atención en muchos lugares.
Innovación tecnológica para reducir riesgos
PLANEO (Javier): Has desarrollado modelos y simulaciones para analizar tsunamis. ¿Cómo ayudan estas herramientas a entender y planificar mejor ante esta amenaza?
Dr. Jorge: Claro. Hay básicamente dos tipos de modelaciones de inundación: las discretas o determinísticas y las probabilísticas. Las discretas, por lo general, se basan en un escenario sísmico específico. Por ejemplo, en Chile, trabajamos con el peor escenario conocido, utilizando los mejores antecedentes disponibles sobre rupturas y deformaciones sísmicas.
Con ese escenario, se realiza una simulación de ruptura sísmica, conocida como un earthquake source model. Esto permite estimar cómo sería la deformación de la columna de agua y, a partir de allí, simular su movimiento hasta que inunda las áreas costeras. Este proceso se basa en ecuaciones diferenciales para modelar el movimiento del agua, un procedimiento bastante bien establecido.
El problema con este enfoque es que no podemos prever cómo será exactamente el próximo terremoto o tsunami, ya que existe una gran variabilidad en los eventos sísmicos. Por eso, en la última década, ha cobrado fuerza el enfoque probabilístico. Este método utiliza un catálogo de miles de terremotos generados según leyes de probabilidad. Por ejemplo, un terremoto de magnitud 9 es mucho menos probable que uno de magnitud 6, por lo que en el catálogo hay una mayor cantidad de terremotos más pequeños.
A partir de este catálogo, se simulan miles de tsunamis, lo que genera una enorme cantidad de datos. La pregunta clave es cómo procesar esta información. Una forma común es integrar los resultados y analizar métricas específicas, como el porcentaje de tsunamis que inundan cada celda de un modelo territorial. Por ejemplo, una celda cercana a la playa probablemente estará inundada en el 100% de los escenarios simulados, mientras que una celda ubicada varios kilómetros tierra adentro podría tener una probabilidad de inundación del 2%.
Otro análisis útil es identificar la mayor altura de inundación registrada en cada celda, lo que permite determinar el peor escenario posible para cada ubicación. Además, se pueden generar mapas que indiquen, por ejemplo, el tiempo mínimo de llegada del tsunami a cada lugar, lo que es crucial para priorizar las zonas más críticas en términos de evacuación.
En general, la tendencia mundial se está inclinando hacia el análisis probabilístico, ya que permite obtener una visión mucho más integral y realista de los riesgos asociados a los tsunamis.
El rol de la planificación urbana
PLANEO (Javier): ¿Cómo pueden las ciudades costeras prepararse mejor frente a los tsunamis? ¿Qué papel juega la planificación urbana en proteger a las comunidades y reducir riesgos?
Dr. Jorge: Mi respuesta tiene varios matices, pero creo que es fundamental. La planificación territorial y urbana puede abordarse desde múltiples etapas: mitigación, preparación, respuesta y recuperación. Tradicionalmente, el enfoque principal ha estado en la mitigación a largo plazo, lo que implica modificar las condiciones de uso del suelo para reducir la exposición.
Un ejemplo clásico es cambiar el uso de suelo en zonas costeras vulnerables para evitar asentamientos habitacionales o reducir la densidad poblacional en estas áreas. Esto ha sido implementado en varios lugares, como Japón después del tsunami de 2011, donde se modificaron usos de suelo en zonas destruidas, eliminando residencias y reemplazándolas con actividades agrícolas o industriales.
Además de la mitigación, la planificación urbana juega un papel crucial en la preparación para una respuesta más eficiente. Esto incluye diseñar ciudades con una vialidad adecuada que permita una evacuación rápida y segura, así como una red de espacios públicos que funcione como puntos de refugio temporal durante emergencias. Por ejemplo, en un tsunami, la inundación puede durar minutos, pero las condiciones adversas del mar pueden persistir por horas, incluso hasta 12 horas en algunos casos. Por ello, es vital contar con espacios que puedan albergar a las personas de manera segura mientras se gestiona la emergencia.
La preservación de espacios públicos de calidad, combinada con una red vial bien planificada, puede garantizar una evacuación fluida y ordenada. Estos elementos no solo ayudan a mitigar riesgos, sino que también mejoran significativamente la capacidad de respuesta de la ciudad, incluso en escenarios donde los patrones de uso del suelo llevan décadas o siglos desarrollándose de manera desordenada.
Es importante mencionar que no necesitamos esperar décadas para que los cambios en el uso del suelo tengan efecto. Con un diseño morfológico adecuado, podemos mitigar parcialmente los riesgos actuales al proporcionar herramientas y estrategias efectivas para la actuación y la respuesta en las primeras horas de un desastre.
PLANEO (Javier): Buenísimo. Estamos llegando al final de la entrevista, pero quería preguntarte si hay algo que quisieras agregar, algún dato importante.
Dr. Jorge: Sí, me gustaría destacar algo importante: un desastre puede ser también una oportunidad para mejorar. No se trata solo de recuperar lo que existía antes de la catástrofe, sino de aprovechar la ocasión para transformar las condiciones de habitabilidad urbana.
Un buen ejemplo es el terremoto y tsunami del 27F en 2010 en el sur de Chile. En Constitución, el borde costero es el caso más conocido, pero también hay otros como Dichato, donde la reconstrucción permitió crear un gran parque costero y equipamiento público. Antes del desastre, estas áreas estaban ocupadas por asentamientos precarios, pequeñas caletas de pescadores y playas casi abandonadas. Tras la catástrofe, se transformaron en espacios urbanos de alta calidad, accesibles y funcionales para la comunidad.
Esto nos enseña que, si bien los desastres generan dolor y pérdidas, también ofrecen la oportunidad de reconstruir mejor. Para lograrlo, es crucial canalizar los esfuerzos de reconstrucción de manera estructurada y con objetivos claros, que vayan más allá de la mera recuperación para generar mejoras significativas en las ciudades. Este enfoque puede aplicarse en distintos contextos y para diversos desastres, convirtiendo la adversidad en un motor de progreso.
Entrevista a Larisa Ovalles (Urban Risk Lab): "La idea es crear espacios públicos con un propósito dual: que puedan ser utilizados a diario como áreas recreativas y que, al mismo tiempo, puedan transformarse en espacios funcionales durante emergencias"
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Javier Miramontes Figueroa*. Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México; estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Entrevistada: Larisa Ovalles
Larisa Ovalles es investigadora científica en el Urban Risk Lab de la Escuela de Arquitectura y Planificación del MIT. Ha trabajado en un proyecto de varios años enfocado en desarrollar alternativas para las soluciones de vivienda post-desastre de FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias), en las islas de Estados Unidos, y lidera los esfuerzos para establecer procesos que fortalezcan la planificación y la preparación a nivel local y comunitario. Larisa posee un título de Licenciatura en Arquitectura (B.Arch) de la Universidad de Cornell y una Maestría en Ciencias en Estudios de Arquitectura (SMArchS) con especialización en Urbanismo del MIT.
Sobre el Urban Risk Lab
PLANEO (Javier): ¿Podría explicarnos qué es el Urban Risk Lab y cómo contribuye a la preparación y respuesta ante desastres como los tsunamis?
Urban Risk lab (Larisa): ¡Claro! El Urban Risk Lab es un laboratorio de investigación interdisciplinario dentro del Departamento de Arquitectura del MIT. Nuestra misión es aumentar la resiliencia comunitaria y mejorar la capacidad colectiva para adaptarse a los impactos del cambio climático, integrando el diseño en el proceso de reducción de riesgos.
Nuestro equipo está compuesto por investigadores de diversas áreas, como arquitectura, urbanismo, planificación, ciencias computacionales, desarrollo de software, etnografía y ciencias sociales. El objetivo común es reflejar las necesidades y experiencias de las comunidades en nuestro trabajo.
En cuanto a los desastres, abordamos todas las fases —preparación, respuesta y recuperación— buscando soluciones integradas que conduzcan a mejores resultados. Nuestros proyectos son muy variados, desde la creación de políticas y estrategias a gran escala hasta el diseño de espacios físicos, objetos y herramientas que facilitan la toma de decisiones y la respuesta ante desastres.
Seguimos tres principios clave en nuestro trabajo:
- Conectar las necesidades cotidianas de la comunidad con las necesidades de emergencia post-desastre: Esto implica entender cómo las infraestructuras y el uso social pueden adaptarse durante las crisis.
- Priorizar el diseño preventivo: Nos enfocamos en integrar medidas de preparación en el tejido urbano de las ciudades con anticipación, dando prioridad a la planificación en lugar de la respuesta reactiva.
- Vincular los esfuerzos comunitarios desde abajo con las políticas gubernamentales desde arriba: Esto asegura un enfoque cohesivo entre los residentes locales y las autoridades gubernamentales.
En cuanto a los tsunamis, gran parte de nuestro trabajo se basa en la investigación sobre Japón. Su vasta experiencia con tsunamis ha influido en cómo diseñan, planifican y reconstruyen sus ciudades. Esto incluye políticas de planificación urbana, estrategias de paisaje e incluso enfoques arquitectónicos que reducen los riesgos y aumentan la resiliencia.
Aprendizajes internacionales
PLANEO (Javier): En tu experiencia, hablando de este contexto internacional, ¿por qué es importante investigar diferentes conocimientos en distintas partes del mundo, como en Japón?
Urban Risk lab (Larisa): Necesitamos aprender de estos diferentes contextos y soluciones para entender cómo pueden ayudarnos a planificar mejor. Mi primer contacto con Japón y su contexto fue crucial; se convirtió en la puerta de entrada al trabajo que hago hoy. La lección más valiosa que obtuve de esa experiencia fue reconocer la importancia de combinar el diseño y la preparación ante desastres con los comportamientos sociales y culturales.
Cada país tiene su propia historia, contexto y cultura, que moldean su respuesta a los desastres. Una de las enseñanzas clave para mí ha sido la necesidad de ir más allá de los contextos o soluciones físicas y empezar primero por entender el marco cultural y social. Por ejemplo, Japón tiene una cultura profundamente arraigada de preparación, basada en su historia, que les ha permitido adaptarse e incorporar la convivencia con desastres como parte de su vida diaria.
Esto resalta la importancia de las “estrategias blandas” —enfoques culturales y conductuales— junto con las “estrategias duras”, como las soluciones de ingeniería o técnicas. En nuestros proyectos internacionales, a menudo comenzamos escuchando y entendiendo lo que las comunidades ya hacen. Ese es nuestro punto de partida para diseñar soluciones que se ajusten a las prácticas existentes en lugar de imponer enfoques externos.
Dicho esto, entender e investigar lo que otros lugares han hecho también proporciona valiosas ideas sobre enfoques alternativos para desafíos comunes. Aunque las ciudades y regiones puedan tener diferencias culturales y contextuales, a menudo existen experiencias y estrategias compartidas que pueden adaptarse localmente. Este intercambio de conocimientos nos permite aprender e implementar prácticas efectivas ajustadas a necesidades específicas.
Por ejemplo, examinar la historia de Japón y las estrategias que han desarrollado con éxito nos ayuda a considerar cómo estos modelos podrían implementarse en otros contextos. Un factor importante al trabajar en contextos internacionales es entender las dinámicas entre los actores clave. Estas relaciones pueden variar significativamente según el país. Por ejemplo, en algunos lugares, podría haber una falta de confianza en el gobierno, lo que significa que cualquier solución propuesta debe tener esto en cuenta. Por el contrario, en Japón, el gobierno tiene una fuerte presencia y disfruta de una considerable confianza pública, lo que crea una dinámica muy diferente.
Estas diferencias son cruciales al adaptar soluciones de un país a otro. Un proyecto que funciona en un contexto puede necesitar ajustes significativos para ser efectivo en otro. Al estudiar y respetar estas variaciones, podemos asegurarnos de que nuestros diseños y estrategias estén adecuadamente adaptados al entorno local.
Estructuras con usos duales
PLANEO (Javier): Hablando más sobre tus proyectos, uno de los enfoques que has destacado en tu investigación es la estructura de diseño que sirve tanto para necesidades de emergencia como para la vida cotidiana. ¿Cómo lograste equilibrar estos proyectos en este contexto?
Urban Risk lab (Larisa): Creo que uno de los mejores ejemplos que ilustra este concepto de doble uso es el proyecto PrEP Hub. PrEP Hub significa Centro de Preparación para Emergencias y representa un nuevo tipo de infraestructura pública diseñada para integrar la preparación a escala comunitaria en las ciudades.
La idea es que estas estructuras funcionen como infraestructura pública, y cada componente está diseñado para cumplir tanto con las necesidades diarias como con los propósitos de emergencia. La funcionalidad diaria fomenta la familiaridad y el compromiso de la comunidad, ya que las personas interactúan con ella de manera regular. Por ejemplo, el generador de energía es de una característica divertida y lúdica: a menudo a los niños les gusta usarlo, despierta curiosidad e incentiva la interacción. Luego, en caso de emergencia, la energía almacenada puede usarse para cargar teléfonos u ofrecer otro tipo de apoyo esencial.
De manera similar, otros componentes del PrEP Hub están diseñados para cumplir con un doble propósito: un uso diario para la comunidad y una función post-emergencia cuando sea necesario. Todo el concepto gira en torno a invertir en infraestructura que satisfaga las necesidades cotidianas de la comunidad, anticipando que estas mismas necesidades surgirán en una situación de desastre. Al comprender y abordar estos requerimientos de antemano, la infraestructura no solo respalda la vida diaria, sino que también resulta invaluable durante emergencias.
El rol de los espacios públicos
PLANEO (Javier): Hablando un poco más sobre dónde se encuentra este PrEP Hub, ¿cuál es el rol de los espacios públicos, cuál es el enfoque hacia la preparación ante desastres, y cómo pueden contribuir a construir comunidades más resilientes frente a eventos como tsunamis?
Urban Risk lab (Larisa): Sí, creo que, como mencioné en el ejemplo del PrEP Hub, este fue diseñado específicamente pensando en peligros como terremotos y desastres. En este caso, la razón por la que se ubican en espacios abiertos es porque estos juegan un rol esencial y crítico después de eventos como terremotos o tsunamis. Las personas suelen evacuar hacia espacios públicos abiertos, y estas estructuras, los PrEP Hubs, se convierten en un kit de emergencia comunitario o un centro de recursos para quienes evacúan hacia esos espacios.
La versión del PrEP Hub implementada en Nepal realmente ejemplifica la importancia de los espacios abiertos. En ese proyecto, analizamos estructuras históricas llamadas patis. Estas ya estaban integradas en el tejido de los espacios públicos y desempeñaban un papel vital en la comunidad, incluso fuera de situaciones de desastre. Las personas se reunían allí para eventos religiosos, reuniones sociales o simplemente para pasar el rato. Funcionaban como una especie de sala de estar pública. Este uso cotidiano las convirtió en puntos naturales de reunión durante desastres. De manera similar, otros espacios abiertos que las personas frecuentan a diario adquieren un rol adicional crítico después de desastres, convirtiéndose en sitios de evacuación, refugio o acceso a recursos esenciales como agua, energía o comunicación.
Otro ejemplo que me viene a la mente, perfectamente ilustrado en el caso de Japón, es cómo han creado una extensa red de parques públicos diseñados para la respuesta y evacuación ante desastres. Estos “parques de preparación” operan a diferentes escalas —nacional, regional, municipal— e incluso pequeñas áreas comunitarias. Cada escala cumple una función específica en escenarios de desastre. Los parques grandes suelen albergar logística, centros de distribución y refugios de evacuación a gran escala. Mientras tanto, los parques medianos y pequeños funcionan como puntos de evacuación inicial más cercanos a las comunidades. Estos parques están equipados con infraestructura de emergencia integrada en su diseño.
Usando Japón como ejemplo, vemos cómo los espacios abiertos pueden diseñarse intencionalmente para cumplir funciones duales: uso diario para la comunidad y respuesta crítica ante desastres. Ese tipo de pensamiento ha inspirado nuestros proyectos, ya que buscamos replicar y adaptar estas estrategias en otros contextos para construir comunidades más resilientes.
Proyectos actuales del Urban Risk Lab
PLANEO (Javier): Muy bien, creo que estamos en la parte final, pero me gustaría que nos hablaras de algunos de los proyectos en los que estás trabajando actualmente en el Urban Risk Lab. Y, si puedes, también cuéntanos un poco sobre los proyectos relacionados con la planificación resiliente en los que están trabajando.
Urban Risk lab (Larisa): Claro, creo que un proyecto relacionado con lo que mencioné antes es uno que estamos desarrollando actualmente en Japón, específicamente en la Bahía de Tokio. Este se encuentra en una antigua zona portuaria industrial, actualmente propiedad de una empresa privada que la ha utilizado para actividades manufactureras, pero ahora está buscando su reurbanización.
Este proyecto es particularmente interesante porque estamos colaborando con ellos para diseñar y transformar esta propiedad frente al agua en una serie de parques y espacios públicos que también funcionen como áreas de evacuación. Estamos aplicando lo que hemos aprendido de nuestras investigaciones sobre el diseño de parques, especialmente en Japón, para incorporar esa lógica de diseño en este proyecto.
La idea es crear espacios públicos con un propósito dual: que puedan ser utilizados a diario como áreas recreativas y que, al mismo tiempo, puedan transformarse en espacios funcionales durante emergencias. Por ejemplo, los parques están siendo diseñados estratégicamente para que ciertas áreas estén destinadas a la logística y distribución, con una conexión eficiente a las redes de transporte terrestre y acceso al agua. Esto es crucial para escenarios en los que el transporte terrestre queda interrumpido durante inundaciones y es necesario usar embarcaciones.
También estamos elevando partes del parque por encima de los niveles de inundación, ubicando estratégicamente suministros de emergencia y creando áreas seguras para la congregación. Este proceso ha sido fascinante, ya que integra aprendizajes de diversos contextos y, al mismo tiempo, reintroduce a los vecindarios cercanos al acceso al frente marítimo. Esto es particularmente significativo porque el área ha sido históricamente industrial, lo que ha generado una separación entre los residentes y la costa.
Lo interesante de este proyecto es que podría servir como modelo para otras zonas portuarias postindustriales que están en proceso de transformación. Estas áreas pueden reimaginarse no solo como espacios públicos, sino también como infraestructuras críticas para mitigar riesgos y fortalecer la preparación ante emergencias. Al crear espacios accesibles y funcionales, estos proyectos pueden abordar peligros como tsunamis o inundaciones, al tiempo que proporcionan recursos valiosos a las comunidades cercanas.
* Esta entrevista fue realizada originalmente en idioma inglés y traducida al español por el entrevistador.
Entrevista a Macarena Barrientos: "El enfoque de género está intrínsecamente ligado a las soluciones y dinámicas sociales que se activan en contextos de emergencia"
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Javier Miramontes Figueroa. Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México; estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Entrevistada: Dra. Macarena Barrientos
Macarena Barrientos es profesora del Departamento de Arquitectura de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), Valparaíso, donde participa activamente en el Área de Profundización en Territorio y Gestión. Arquitecta titulada por la misma universidad, posee un Máster en Programmazione di Ambienti Urbani Sostenibili (MAPAUS II) de la Università degli Studi di Ferrara, Italia, y un Doctorado en Arquitectura y Urbanismo otorgado conjuntamente por la Universidad del Bío-Bío en Chile y la Universidad de Alcalá en España. Sus líneas de investigación se enfocan en la docencia en arquitectura, la perspectiva de género y el análisis crítico de la ciudad, con el propósito de promover una arquitectura más inclusiva, sostenible y acorde a los desafíos contemporáneos.
Interés en el tema de los tsunamis
PLANEO (Javier): ¿Qué te motivó a investigar y trabajar en la temática de riesgos de tsunamis dentro del diseño arquitectónico y urbano?
Dra. Macarena: Mira, la verdad es que no fue un tema que nació de mi interés solamente, sino que fue una invitación a colaborar con Jorge León, profesor de la UTFSM, en temáticas de investigación que él abordaba. Sin embargo, me pareció muy interesante porque, en varias ocasiones que trabajamos juntos, escuché sobre el tema y me di cuenta de que había muchas variables sociales articuladas con este.
De entrada, uno tiende a verlo como algo muy técnico o propio de la ingeniería, ya que tiene variables de ese tipo. Sin embargo, también existen cuestiones sociales muy importantes, particularmente en términos de emergencias. Por ejemplo, este tema tiene una perspectiva de género, ya que muchas veces las mujeres son las principales afectadas por estos fenómenos. Eso despertó mi interés, además de que siempre me ha gustado abordar temas que parecen lejanos a la arquitectura, como aquellos que están en los bordes disciplinares.
Integrando el riesgo de tsunami en la formación académica
PLANEO (Javier): ¿Cómo crees que el riesgo de tsunami debe influir en la forma en que se deben enseñar estos temas en las escuelas de arquitectura y otras áreas académicas relacionadas con la planeación territorial?
Dra. Macarena: Creo que, retomando un poco lo anterior, uno de los puntos fundamentales es abrirse al diálogo interdisciplinario de manera concreta. El riesgo de tsunami, en particular, tiene muchos elementos que provienen de otras disciplinas y escalas de análisis. Es esencial reconocer que, aunque como arquitectos trabajamos con herramientas como la observación, necesitamos integrar datos y enfoques cualitativos provenientes de áreas sociales y otras ciencias.
Esto implica que las escuelas deben fomentar esta apertura hacia nuevas formas de entender y dialogar con otros campos de conocimiento. Además, pone de relieve el contexto actual de cambio climático, que añade una capa de urgencia a la gestión del riesgo. También es importante considerar la dimensión temporal. Los ciclos de emergencia —preparación, mitigación, respuesta y reconstrucción— son dinámicos y cíclicos, algo que no siempre se aborda en las escuelas de arquitectura, donde a menudo se tiende a diseñar obras como si fueran estáticas y eternas.
Dinámicas de aprendizaje para la comprensión del territorio
PLANEO (Javier): ¿Cómo diseñar o planear espacios de gran escala expuestos a tsunamis y qué metodologías o dinámicas educativas consideras esenciales para abordar estos temas?
Dra. Macarena: Trabajar de manera interdisciplinaria implica necesariamente hacerlo de forma grupal, alejándose de la lógica tradicional de la autoría individual. Este enfoque favorece proyectos más basados en datos y análisis que en la inspiración personal. En la escala urbana y de planificación para el riesgo, es fundamental pensar en fases de desarrollo, ya que estos proyectos suelen ser de largo plazo. Esto requiere anticiparse a escenarios futuros y planificar implementaciones graduales.
Los proyectos urbanos son intrínsecamente sistémicos: lo que proponemos genera impactos en el contexto, lo que requiere un enfoque en fases y en anticipar cómo nuestras propuestas interactuarán con su entorno.
Uso de prototipos en la enseñanza
PLANEO (Javier): ¿Podrías explicarnos cómo funcionan los protoproyectos en la enseñanza para la mitigación de riesgos en áreas vulnerables?
Dra. Macarena: Los protoproyectos son una metodología que nació en los talleres urbanos que realizamos en la universidad. Inicialmente, fue implementada por Jorge junto con Roberto Barría, en respuesta a un problema recurrente: cuando trabajábamos en escalas territoriales o de planificación, nos enfocábamos mucho en el análisis urbano y en el manejo de datos. Sin embargo, al momento de cerrar con un diseño, como una propuesta de planta alfombra o incluso un master plan, surgía una desconexión al pasar al nivel del proyecto arquitectónico. Esto dificultaba la integración de variables clave en los proyectos finales.
Lo que hacen los protoproyectos es precisamente abordar esa articulación. Funcionan como una matriz de doble entrada. Por un lado, incluyen las condiciones topográficas y contextuales del lugar y, por otro, integran las variables necesarias para desarrollar un proyecto de manejo de riesgos. Por ejemplo, pueden surgir tipologías de torres de evacuación, metodologías para gestionar condiciones topográficas específicas, entre otras herramientas.
En esos cruces de la matriz aparece el protoproyecto, que es una idea espacial preliminar. No llega a ser un proyecto completo, pero contiene las condiciones espaciales esenciales para articular el territorio y pasar de un análisis urbano amplio a un diseño más detallado. Esta metodología permite colonizar y organizar el territorio mientras se informa y enriquece el proyecto final.
Además, aunque los protoproyectos no nacieron con un enfoque específico en la mitigación de riesgos, su flexibilidad permite adaptar las entradas de la matriz según el objetivo. Cuando se aplica a contextos de riesgos, las variables se vuelven más precisas, lo que hace que la metodología sea especialmente eficaz para abordar estos desafíos.
Experiencia con el territorio y su impacto
PLANEO (Javier): Cuando hablamos de riesgos, muchas veces los municipios/comunas no tienen mapeadas estas zonas. ¿Qué importancia crees que tiene que el planeador o el arquitecto visite el sitio y conozca el territorio para entender sus dinámicas y a la población que lo habita?
Dra. Macarena: Creo que es fundamental estar en el lugar. Desde el diseño, hay aspectos que los datos por sí solos no pueden transmitir. Estar ahí permite sentir el espacio, observar el nivel de detalle del territorio y conversar con la gente. Es importante recoger el saber situado de quienes habitan diariamente esos lugares.
Recuerdo cuando estuvimos en Tongoy. Algunos estudiantes tuvieron la oportunidad de hablar con las personas de la comunidad, como comerciantes locales, y conocer sus experiencias de primera mano. Por ejemplo, saber hasta dónde llegó el agua, cómo impactó sus vidas personales y las afectaciones causadas por la inundación del tsunami. Estos relatos ofrecen una perspectiva que los datos no pueden compensar.
Si bien los datos son fundamentales, especialmente cuando no es posible estar físicamente en el lugar, visitar el territorio permite entender cómo son las personas, cómo se desarrolla su vida diaria y cómo es el paisaje. Todo esto enriquece enormemente las posibilidades de acción para los profesionales que trabajan en estos sectores.
Perspectiva de género en el diseño y gestión de riesgos
PLANEO (Javier): Mencionabas al inicio la importancia del enfoque de género en el manejo del riesgo de tsunamis. ¿Podrías profundizar en cómo se relaciona esta perspectiva con las dinámicas de preparación, respuesta y recuperación frente a emergencias?
Dra. Macarena: Claro, este tema es crucial. Existen numerosos estudios, aunque todavía en etapas preliminares en Chile, que muestran que las personas más vulnerables ante emergencias suelen ser quienes tienen menor acceso al poder de decisión, a la propiedad de tierras o a recursos. En este contexto, las mujeres ocupan un lugar central debido a los roles de género tradicionales que les asignan las tareas de cuidado.
Durante las emergencias, especialmente en las etapas de preparación y recuperación, las mujeres asumen gran parte de la carga. Tienen que reconstruir hogares, mantener a las familias y reorganizar sus vidas con recursos limitados. Esto incluye asegurarse de que los niños tengan acceso a lo básico, como educación, y gestionar tareas esenciales como obtener agua y cocinar.
Un ejemplo claro es el fenómeno de las “ollas comunes”, que surgen como respuesta comunitaria en crisis, lideradas principalmente por mujeres. Este tipo de iniciativas demuestra cómo el enfoque de género está intrínsecamente ligado a las soluciones y dinámicas sociales que se activan en contextos de emergencia.
PLANEO (Javier): ¿Crees que los diseños enfocados en la etapa de post-emergencia deberían priorizar estas características vinculadas al género?
Dra. Macarena: Sin duda. Todo diseño, incluida la arquitectura de emergencia, debería incorporar un enfoque interseccional. Esto no significa solo considerar el género, sino también otras dimensiones como la edad, las capacidades físicas o cognitivas, y las necesidades específicas de distintos grupos, como adultos mayores, personas con discapacidades o niños.
Aunque las políticas y protocolos actuales empiezan a integrar la perspectiva de género, aún falta avanzar. Las mujeres suelen liderar muchas gestiones en estas situaciones porque los roles de género todavía asignan a los hombres el papel de sustento económico, dejando a las mujeres a cargo de la recuperación en los hogares.
Un diseño verdaderamente inclusivo debe atender estas realidades, garantizando que todas las personas, independientemente de su género o condición, tengan acceso a soluciones adecuadas en contextos de emergencia.
Entrevista a Magdalena Vicuña: "Es preocupante que muchas ciudades costeras aún no tengan planes reguladores actualizados que incorporen estudios de riesgo, lo cual es fundamental para enfrentar tanto amenazas como vulnerabilidades"
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Javier Miramontes Figueroa. Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México; estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Entrevistada: Dra. Magdalena Vicuña
Magdalena Vicuña es arquitecta, Pontificia Universidad Católica de Chile; Máster en Community Planning, University of Maryland, Estados Unidos; Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora asociada del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales y Directora de Investigación y Posgrado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile. Investigadora principal del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN). Ha sido investigadora principal y co-investigadora en una serie de proyectos de investigación académica e investigación aplicada relacionados con planificación urbana y territorial, normativa y morfología urbana y planificación para la gestión del riesgo de desastres.
Trayectoria profesional
PLANEO (Javier): Has tenido una destacada carrera en planificación urbana y reducción del riesgo de desastres. ¿Qué te motivó a interesarte en esta área y cómo ha sido tu experiencia trabajando en proyectos relacionados con tsunamis?
Dra. Magdalena: Bueno, llevo trabajando en planificación urbana por 25 años. Todo comenzó cuando hice mi Máster en Community Planning en Estados Unidos, donde también tuve la oportunidad de trabajar en el estado de Maryland y realizar investigación.
Siempre me motivaron los cursos de urbanismo durante la carrera de arquitectura. Me inspiraba la idea de contribuir, aunque fuera con un pequeño granito de arena, a mejorar la calidad de vida de muchas personas, especialmente de las más desfavorecidas. Eso fue lo que me llevó a dedicarme a la planificación urbana, a hacer un doctorado y a enfocar mis investigaciones en esta área.
En cuanto al giro hacia la gestión del riesgo de desastres, tiene que ver con una oportunidad que surgió al vincularme con el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres. Este centro inicialmente estaba muy enfocado en el modelamiento de amenazas, pero con el tiempo fue evidente que era necesario integrar más aspectos, como las políticas públicas y la comprensión de que el riesgo no solo depende de la amenaza, sino también de la vulnerabilidad.
El centro comenzó a incorporar investigadores del ámbito del urbanismo y la planificación urbana, ya que el crecimiento y los patrones de desarrollo urbano influyen significativamente en la vulnerabilidad. Esto me motivó a colaborar desde esa perspectiva: entender cómo los patrones de crecimiento urbano están aumentando los niveles de exposición y vulnerabilidad frente a los riesgos. Desde la planificación urbana, bien integrada con la gestión de riesgos, se pueden minimizar o reducir estos niveles de vulnerabilidad.
Respecto a la otra pregunta, el interés por el riesgo de tsunami es evidente, pero el enfoque es más amplio hacia otras amenazas. Lo que sucede es que en Chile ha habido una gran cantidad de investigaciones asociadas al riesgo de tsunami, principalmente por la tremenda catástrofe que vivimos en 2010. Ese evento motivó muchos estudios en esa línea. Sin embargo, los resultados y metodologías que hemos desarrollado para el tsunami también nos están permitiendo aplicarlos a otros problemas.
Hoy en día no nos enfocamos exclusivamente en tsunamis, aunque puede parecerlo porque hay más producción científica en ese ámbito debido a que llevamos más tiempo investigando. No obstante, estamos trabajando en otras amenazas igualmente importantes. Por ejemplo, los efectos del cambio climático, como las inundaciones en invierno, los aluviones y los incendios forestales en verano.
Chile se encuentra en un estado permanente de riesgo, recuperación y alerta frente a estos fenómenos. Por eso, nuestra investigación busca abordar estas múltiples amenazas desde un enfoque integral.
Desafíos en la planificación urbana costera
PLANEO (Javier): En el contexto chileno, ¿cuáles crees que son los principales desafíos para la planificación territorial en zonas costeras expuestas a tsunamis, especialmente considerando el impacto del cambio climático?
Dra. Magdalena: Bien, bueno, el cambio climático introduce nuevas amenazas que deben ser abordadas. Más allá del riesgo de tsunamis, creo que el aumento del nivel del mar y las marejadas representan problemas más frecuentes y apremiantes. Los tsunamis son eventos puntuales relacionados con otros fenómenos, pero las ciudades costeras chilenas enfrentan múltiples desafíos debido a su vulnerabilidad acumulada. Es preocupante que muchas ciudades costeras aún no tengan planes reguladores actualizados que incorporen estudios de riesgo, lo cual es fundamental para enfrentar tanto amenazas como vulnerabilidades.
Un primer desafío, entonces, es actualizar los instrumentos de planificación, especialmente los planes reguladores comunales. Cada vez que se elabora o modifica un plan regulador, es crucial realizar estudios de riesgo que fundamenten las decisiones en torno a escenarios futuros, densidades y usos del suelo. Por ejemplo, aumentar la densidad en áreas expuestas incrementa significativamente el nivel de exposición de personas e infraestructuras.
Otro aspecto clave es la trama vial. Una red vial permeable, con múltiples conexiones y accesos rápidos a zonas de seguridad, puede marcar la diferencia en la capacidad de respuesta ante un tsunami. Por ejemplo, llegar a la cota de seguridad (habitualmente definida en 30 metros) de manera rápida y eficiente depende directamente de cómo esté diseñada la trama vial, y esto lo determina el plan regulador.
Asimismo, la localización de espacios públicos y áreas verdes es crucial. Estos pueden funcionar no solo como zonas de evacuación y acopio, sino también como barreras que mitiguen el impacto de las olas. Por otro lado, hay que considerar la distribución de servicios esenciales como hospitales, bomberos y carabineros. Si estos se encuentran en zonas de inundación, la respuesta ante una emergencia será más limitada.
Otro desafío importante tiene que ver con las características socioeconómicas de la población. Aunque dos personas pueden estar expuestas al mismo riesgo, su vulnerabilidad puede variar considerablemente. Por ejemplo, una persona que no comprende la señalética o que tiene limitaciones de movilidad será más susceptible al impacto. La planificación debe abordar estas desigualdades y mejorar tanto las condiciones del entorno construido como las capacidades individuales.
Finalmente, hay aspectos vinculados a los ecosistemas costeros, como los humedales. Estos son elementos clave en la geografía costera, ya que actúan como amortiguadores naturales ante eventos como inundaciones y marejadas. Sin embargo, su protección en los planes reguladores aún es insuficiente. Aunque existen avances como la Ley de Humedales Urbanos, todavía falta mucho por integrar estos ecosistemas en las estrategias de planificación.
PLANEO (Javier): ¿Qué pasos se están dando para avanzar en estas áreas?
Dra. Magdalena: Hay algunos avances importantes. Por ejemplo, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo publicó recientemente una guía metodológica para la elaboración de estudios de riesgo en los planes reguladores. También se está trabajando en una modificación al artículo de la Ordenanza General que regula los riesgos, lo que permitirá clasificar áreas con distintos niveles de riesgo –alto, moderado, bajo– en los planes reguladores comunales. Esto posibilitará normas específicas para zonas altamente expuestas, como prohibir la construcción de viviendas, jardines infantiles o centros de atención en estas áreas.
Aunque esto representa un progreso significativo, el desafío ahora es implementar estas normativas de manera efectiva en los planes reguladores. En muchos casos, incluso en ciudades como Constitución, que fue devastada por el terremoto y tsunami de 2010, los planes reguladores no se han actualizado para reflejar la nueva realidad del riesgo.
Por lo tanto, es fundamental acelerar la integración de la gestión del riesgo de desastres en la planificación territorial, tanto en instrumentos normativos como en políticas de inversión en infraestructura y espacio público. Solo así podremos enfrentar de manera adecuada los desafíos del cambio climático y proteger a nuestras comunidades costeras.
El papel de la infraestructura y las personas ante los desastres
PLANEO (Javier): Mencionabas que, en los desastres naturales, las personas suelen exponerse por decisiones humanas. ¿Hasta qué punto los desastres naturales se convierten en catástrofes debido a estas decisiones?
Dra. Magdalena: Primero, es fundamental aclarar que los desastres no son naturales. ¿Por qué digo esto? Porque las amenazas pueden ser de origen natural, como terremotos, tsunamis o incendios, pero no los desastres. Incluso, muchas de estas amenazas están siendo influenciadas por el cambio climático, el cual es generado por actividades humanas. Por ejemplo, fenómenos climáticos extremos que antes no ocurrían con tanta frecuencia ahora son más comunes debido al calentamiento global.
Sin embargo, para que un evento se convierta en desastre, deben darse dos condiciones: que existan personas, infraestructura o viviendas expuestas a la amenaza, y que sean vulnerables a ella. Un ejemplo interesante lo presentó Alan Marsh en una charla reciente: mostró un área donde hubo un incendio, pero las casas no fueron afectadas porque estaban bien diseñadas, con materiales adecuados y sin resquicios por donde pudiera entrar el fuego. Esto demuestra que la exposición no siempre implica vulnerabilidad.
La planificación urbana y el diseño arquitectónico juegan un rol crucial para evitar que un evento se transforme en desastre, por ejemplo, al asegurarse de que existan vías de evacuación claras, estructuras que desaceleren el impacto de un tsunami, o sistemas para mitigar incendios en áreas urbanas. Además, es clave promover la educación ambiental, ya que la planificación urbana debe entenderse como un proceso continuo.
Si vivimos en una ciudad expuesta a riesgos, es vital que los habitantes estén conscientes de ello. Deben tener clara la percepción del riesgo, saber cómo reaccionar ante emergencias y estar organizados a nivel comunitario. Por ejemplo, quienes viven en zonas propensas a tsunamis deben conocer las rutas de evacuación, mientras que en áreas susceptibles a incendios es esencial mantener los jardines limpios y contar con fuentes de agua accesibles para los bomberos.
Esto nos lleva a la importancia de la participación activa de la comunidad en la gestión del riesgo. En un país como Chile, donde constantemente enfrentamos desastres, no podemos depender solo del Estado; los municipios y la sociedad civil deben involucrarse en todas las fases del ciclo de riesgo: prevención, mitigación, preparación, respuesta y recuperación.
Por otro lado, existe un gran desafío con la Ley del SENAPRED de 2021, que exige que todos los municipios cuenten con mapas de amenazas. Aunque esto es un avance, todavía no se han desarrollado plenamente debido a la falta de presupuesto. Es crucial priorizar estas herramientas para mejorar la planificación y reducir la vulnerabilidad.
En términos de planificación, necesitamos pasar de ser reactivos a ser preventivos. Sin embargo, esto no es sencillo. Las amenazas relacionadas con el cambio climático, como incendios o aluviones, están cambiando rápidamente, lo que dificulta su modelación y, por ende, la toma de decisiones sobre cómo y dónde deben crecer las ciudades.
Finalmente, para enfrentar estos desafíos se requiere de ciencia, datos confiables y conocimiento interdisciplinario que contribuyan a la planificación y toma de decisiones. Solo así podremos mitigar el impacto de los desastres y construir ciudades más resilientes.
PLANEO (Javier): Considerando que las autoridades no logran cubrir todos los aspectos necesarios para la gestión del territorio, ¿cómo deberían redefinirse los roles de la ciudadanía y el sector privado, especialmente teniendo en cuenta que este último es responsable de muchas de las grandes inversiones?
Dra. Magdalena: Es un tema clave. Por ejemplo, en Australia tienen unas áreas de riesgo similares a las nuestras. Ellos utilizan algo que llaman overlay zoning, que consiste en superponer la zonificación regular con capas que indican áreas de riesgo. En esas áreas, cada proyecto de construcción debe incluir un estudio que explique cómo se mitigará el riesgo.
Además, el riesgo no se clasifica simplemente como alto o bajo, sino que se trabaja en niveles intermedios, algo que aquí apenas estamos empezando a implementar. Les pregunté cómo funciona este sistema con el sector inmobiliario y los propietarios de grandes terrenos, y me explicaron que en Australia ya existe una cultura asentada del riesgo. Esto significa que las personas y las empresas están mucho más dispuestas a colaborar.
En Chile, tenemos una situación diferente. Por ejemplo, en ocasiones he escuchado a representantes de municipios o incluso del Ministerio de Vivienda decir que “el área de riesgo es movible”, como si simplemente se pudiera ajustar el límite para que ciertos proyectos puedan realizarse. Esto refleja la falta de una cultura sólida del riesgo en nuestro país.
Un caso emblemático que ilustra esto es el desarrollo inmobiliario sobre el campo dunar de Concón. Este lugar, que tiene un alto valor económico pero también un altísimo riesgo para la edificación, ha sido urbanizado sin una planificación adecuada para el riesgo. Aquí se conjugaron varias irresponsabilidades: un municipio permisivo, una industria inmobiliaria que priorizó el beneficio económico, y una falta de criterio lógico.
Es increíble pensar que se construyeron edificios de 30 pisos sobre arena. Aunque las estructuras sean técnicamente sólidas, el riesgo es innegable. Ahora estamos viendo las consecuencias: la densidad de construcciones ha generado problemas como la ruptura de ductos de agua y el desplazamiento del suelo.
Además, quienes compraron en estas zonas tampoco parecen ser conscientes del riesgo al que están expuestos. Esto demuestra que no basta con que exista una normativa; es necesario que haya un cambio cultural profundo. Se requiere criterio y sensatez básica, algo que debe ser asumido por todos los actores, desde las autoridades hasta los desarrolladores privados y la ciudadanía.
En resumen, la gestión del riesgo no puede ser responsabilidad exclusiva de un solo actor. Necesitamos que todos rememos en la misma dirección, entendiendo que el desarrollo sostenible solo es posible si consideramos los riesgos desde el inicio.
Hacia una planificación más resiliente
PLANEO (Javier): Finalmente, ¿qué consideras necesario para que la planificación territorial en Chile impulse comunidades costeras más resilientes frente a amenazas como los tsunamis?
Dra. Magdalena: Creo que eso nos lleva de vuelta a lo que respondí en la primera pregunta, pero desde una perspectiva inversa. Hay que avanzar en la planificación, aprobar grandes planes reguladores comunales que incluyan áreas de riesgo, y también aprobar planes de inversión en infraestructura, mobiliario urbano y espacios públicos. Es fundamental proteger los humedales, ya que desempeñan un rol crucial en las ciudades costeras.
Además, es clave educar a las comunidades sobre los riesgos. Por ejemplo, hay un proyecto muy interesante liderado por un equipo de CIGIDEN en Cartagena: una escuela de formación en temas de riesgo. Han estado desarrollando un piloto muy prometedor, trabajando con niños para abordar el tema de los tsunamis.
En cuanto a infraestructura, hoy en día se pone mucho énfasis en la movilidad y el espacio público; estos son elementos esenciales para la resiliencia. Por ejemplo, una ciudad es más resiliente si tiene redundancia en su espacio público o si sus infraestructuras y comunidades son más robustas. Todo eso está relacionado con lo que estamos discutiendo.
Quizás lo más importante sea empezar por la educación. Un ejemplo relevante es la incorporación de evacuaciones verticales, que ya se están considerando como tendencia en zonas costeras y áreas de inundación. El sector público entiende que es necesario exigir esto en los edificios. Ahora falta ver cómo responde la industria de la construcción, dado que implicará mayores costos a largo plazo.
Evaluación de las vías de evacuación por tsunamis en La Serena, Región de Coquimbo, Chile
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Carolina Pía Villagrán. Magíster en Geografía y Geógrafa de la Universidad de Chile; profesional de la División de Planificación y Desarrollo Regional del Gobierno Regional de Coquimbo, Región de Coquimbo, Chile]
Imagen 1: Vía de evacuación Av. Francisco de Aguirre en La Serena.
Fuente: Elaboración propia (2022).
Introducción
La ciudad de La Serena, ubicada en la Región de Coquimbo, ha experimentado crecimiento urbano costero desde la década de 1990. Este desarrollo ha transformado vastas áreas agrícolas en zonas urbanas densamente pobladas, lo que ha incrementado la vulnerabilidad de sus habitantes ante multiamenazas (Soto et al., 2015; Castro, 2021). En este contexto, es fundamental evaluar las vías de evacuación y su capacidad para responder a situaciones de emergencia. Esta columna propone un enfoque integral que combina un análisis multidimensional y multiescalar para mejorar la planificación de evacuación por tsunami. Con la evaluación de las 11 vías de evacuación del Plan de Emergencia Comunal del año 2018 (Imagen 2), se identifican barreras físicas, dinámicas poblacionales y déficits estructurales para proponer mejoras a esta planificación, para que la ciudad esté mejor preparada y contribuir al ciclo de Gestión de Riesgos de Desastres (GRD).
Imagen 2: Vías de evacuación en La Serena.
Fuente: Elaboración propia, en base a Plano de Evacuación (SENAPRED).
Problema
La urbanización sostenida en la costa de La Serena ha llevado a que más de 58.000 personas residan en áreas potencialmente inundables por tsunamis (Villagrán, 2022). Esta situación se complica por un sistema de planificación complejo y la implementación de infraestructuras anacrónicas que no responden a las necesidades actuales de la ciudad. Desde la perspectiva de la preparación ante emergencias, el funcionamiento de la infraestructura vial es deficiente para garantizar la seguridad de las personas. Esta problemática se vuelve crítica durante eventos sísmicos significativos, especialmente en temporada estival, cuando la población y los turistas aumentan.
Además, existen distintas complejidades para establecer un plan de evacuación por tsunami, como la morfología en terrazas (Paskoff, 1970) –donde las zonas seguras son muy distantes desde la línea de costa–, los tiempos de evacuación que superan los 15 minutos, la infraestructura vial –la Carretera 5 Norte actúa como obstáculo estructural– y el grado de conocimiento de la población de estos planes, entre otras.
Evaluación de las vías de evacuación y metodologías de ponderación de alternativas
Para el procesamiento de las variables territoriales evaluadas en el trabajo de campo, las principales variables son el estado de las vías, la topografía, la interconectividad, los obstáculos físicos y la densidad poblacional. Los resultados de la evaluación revelan que ninguna de las vías cumple con los estándares para garantizar una evacuación eficiente.
Entre los principales problemas detectados se encuentran:
- Obstáculos físicos: La Carretera Ruta 5 y la línea férrea (Imagen 3) representan barreras, añadiendo entre 1 y 10 minutos al tiempo de evacuación total (Villagrán, 2022). Además, hay microvulnerabilidades –de acuerdo con Álvarez et al. (2018)– propias de zonas costeras, como arbustos, vegetación costera, pendientes, tipos de suelo –dunas, gravas, etc.–, microbasurales y rucos que dificultan el desplazamiento.
Imagen 3: Zona de Seguridad en Vía de Evacuación Los Corsarios, sin espacio y disectada por la Ruta 5 Norte.
Fuente: Elaboración propia (2022).
- Deficiencias en la infraestructura: Las vías peatonales carecen de pavimentación adecuada, iluminación y señalización (Imagen 4), lo que compromete su funcionalidad.
Imagen 4: Vía de Evacuación Peatonal Amunátegui, sin iluminación.
Fuente: Elaboración propia (2022).
- Planificación del riesgo subestimada: Las vías de evacuación peatonales fueron diseñadas para atender a una población significativamente menor que la emplazada en la actualidad.
En cuanto a la metodología de ponderación, esta se basa en dos modelos que les asignan distinto peso a las variables evaluadas en las vías y se analizan mediante SIG. El Modelo A se enfoca en el mantenimiento de vías, con intervenciones rápidas y económicas. En contraste, el Modelo B identifica áreas críticas para intervenciones más complejas y estructurales, para finalmente consensuar qué modelo podría resultar más abordable.
Integración del ciclo de gestión del riesgo de desastres
La Ley 21.364 (2021) establece un marco normativo que puede facilitar esta integración, pero su implementación requiere la colaboración entre distintos niveles de gobierno (regional y comunal), interinstitucional, la participación de la comunidad y de privados. El enfoque multivariable propuesto por Villagrán (2022) brinda un ejemplo de cómo combinar análisis técnicos, de gestión y lo social para desarrollar estrategias integrales, de manera de no solo enfocar las atribuciones al nivel local.
Imagen 5: Propuesta Territorial Multivariable y el Ciclo de la Gestión de Riesgos de Desastres (GRD).
Fuente: Elaboración propia (2022), en base a esquema de Sistemas Formales de Gestión de Riesgos de Desastres de Bangladesh (FAO).
Conclusiones y recomendaciones
En las 11 vías de evacuación de La Serena, se presentan serias limitaciones que comprometen la seguridad de la población ante un tsunami. Los sectores más críticos, como Puertas del Mar y Avenida del Mar, requieren intervenciones para reducir el riesgo y mejorar la resiliencia territorial. Las principales recomendaciones son:
- Mejorar la infraestructura crítica: Abordar las barreras estructurales, como la Ruta 5 y la línea férrea, la iluminación, y desarrollar estructuras para evacuación vertical de acuerdo con Cienfuegos et al. (2014), como la construcción de pasarelas peatonales.
- Actualizar los planes de evacuación: Incorporar variables dinámicas y estructurales en los análisis, asegurando que las proyecciones de población sean precisas y actualizadas; integración de modelos espacio-temporales (León et al., 2021).
- Fortalecer la gobernanza local: Proveer a los gobiernos locales de recursos y capacidades técnicas para liderar la planificación del riesgo; generación de iniciativas permanentes con mecanismo de financiamiento (Ley de Presupuestos de GOREs).
- Propiciar comunidades resilientes: Promover la cultura del riesgo, de los simulacros y la autoprotección a través de campañas educativas, que den sostenibilidad a lo implementado.
- Adoptar un enfoque multiescalar: Coordinar acciones entre los niveles local, regional y nacional; además, la planificación en el marco de la GRD debe ser concordante y asociativa a la planificación normativa (Planes Reguladores Comunales vigentes y en actualización).
Finalmente, se busca contribuir a fortalecer la gestión del riesgo en La Serena. Este enfoque puede ser replicado en otras ciudades altamente expuestas, mejorando el análisis al integrar herramientas técnicas, con trabajo de campo, que mejoraría con más aspectos sociales, para avanzar hacia una planificación territorial más resiliente y aplicada a cada ciudad costera del país.
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Referencias bibliográficas
Álvarez, G., Quiroz, M., León, J. & Cienfuegos, R. (2018). Identification and classification of urban micro-vulnerabilities in tsunami evacuation routes for the city of Iquique, Chile. Natural Hazards and Earth System Sciences, 18(7), 2027-2039. https://doi.org/10.5194/nhess-18-2027-2018
Castro, C. P. (2021, junio 30). Proyecto Riesgo Urbano: Evaluación y Preparación de la Emergencia desde un Enfoque Integral. Caso de Estudio ciudad de La Serena. Seminario Internacional “Modelando el Riesgo Urbano en La Serena, una Herramienta para Respondedores”. USAID, Ilustre Municipalidad de La Serena y Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.
Cienfuegos, R., Suárez, L., Aránguiz, R., González, G., González-Carrasco, J., Catalán, P., Domínguez, J. & Tomita, T. (2014). Reassessment of tsunami hazard in the city of Iquique, Chile after the Pisagua earthquake of April 2014. AGU Fall Meeting Resúmenes, NH13A-3727.
León, J., Vicuña, M., Ogueda, A., Guzmán, S., Gubler, A. & Mokrani, C. (2021). From urban form analysis to metrics for enhancing tsunami evacuation: Lessons from twelve Chilean cities. International Journal of Disaster Risk Reduction, 58, 102215. https://doi.org/10.1016/j.ijdrr.2021.102215
Ley N°21.364. (2021). Establece el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres. Ministerio del Interior y Seguridad Pública, Chile.
Paskoff, R. (1970). Recherches Géomorphologiques dans le Chili Semi-aride. Biscaye Frères.
Soto, M. V., Märker, M., Paz Castro, C. & Rodolfi, G. (2015). Análisis integrado de las condiciones de amenaza natural en el medio ambiente costero semiárido de Chile. La Serena, Coquimbo. Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, (67). https://doi.org/10.21138/bage.1824
Villagrán, C. (2022). Vías de evacuación e infraestructura crítica para la gestión del riesgo frente a tsunamis en la ciudad de La Serena: Un análisis de las relaciones territoriales asociadas. Tesis para optar al grado de Magíster en Geografía, Universidad de Chile.
Inundaciones, desastres y deudas: ¿quién paga en Honduras?
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Revista PLANEO N°59 | Asentamientos multiamenazas Vol. 2: Inundaciones y cambio climático | Junio 2024
[Por: Ixchel Ayes Rivera. Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente (IEUT UC). Docente del Departamento de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH)]
Imagen 1: Inundación en el Valle de Sula tras el paso de Eta e Iota en 2020.
Fuente: Primicia Honduras.
A inicios de noviembre de 2020, en plena crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, Honduras recibió el impacto de las Tormentas Tropicales Eta e Iota, principalmente en la zona noroccidental del país. Según el Banco Mundial (2021), 99 personas perdieron la vida y más de un millón fueron evacuadas, más de 4.5 millones de personas se vieron afectadas por la interrupción de servicios básicos y daños a la infraestructura y, en términos económicos, las pérdidas se estimaron en USD 1.900 millones.
El sector productivo fue el que sufrió el 68% de los daños y las pérdidas económicas, principalmente el subsector del comercio y la industria (78% del total de este sector), seguido de la agricultura. En el sector social, el subsector vivienda concentró el 74% de los daños (BID & CEPAL, 2021). Honduras fue el país centroamericano más afectado durante los desastres derivados de estos eventos. Lo mismo sucedió años atrás, cuando en 1998, el huracán Mitch desató un desastre al encontrarse con una sociedad altamente vulnerable (dos tercios de los daños en la región se concentraron en Honduras); 5,657 personas murieron y 8,052 desaparecieron y, para mayo de 1999, se calculó el monto de pérdidas en USD 3.794 millones, equivalentes al 81.6% del PIB. El total de pérdidas económicas representaba un 343.9% de la inversión bruta que se hacía en el país y también el 94.1% de la deuda externa de aquel momento (D’Ans, 2008). Adicionalmente, a finales de 1998 la pobreza aumentó en al menos 5.5 puntos porcentuales (PNUD Honduras, 2013).
Además de estos grandes eventos que han sido hitos históricos para el país, entre 1980 y 2014, con un estimado de 39 desastres socio-naturales contabilizados, 17.79 personas por cada mil habitantes se vieron afectadas de manera directa, sumando la pérdida de 15,539 vidas humanas, incluyendo las antes mencionadas durante el paso del Mitch (UNICEF Honduras, 2016). Es pertinente cuestionar si pudimos estar mejor preparados para responder ante la amenaza y disminuir el desastre de 2020. Según la plataforma desinventar.net, en un análisis con datos de todo un siglo en relación con los impactos de los desastres desatados por amenazas naturales en todo el territorio nacional, incluyendo sequías, tormentas tropicales, huracanes, deslizamientos, lluvias e inundaciones, sólo estas últimas causaron el 68% de muertes, el 62% de damnificados y el 77% de las viviendas destruidas y afectadas. ¿Por qué siguen persistiendo las afectaciones directas de las inundaciones en poblaciones humanas?
Según los datos del Índice de Exposición al Cambio Climático de 2018, entre 1997 y 2007 Honduras fue el segundo país más afectado por desastres de origen climático, sólo por debajo de Haití (Eckstein et al., 2018). A pesar de ello, nuestros asentamientos humanos siguen estando expuestos, permaneciendo incluso en planicies de inundación de ríos de alto caudal. El Valle de Sula, ubicado en la zona noroccidental del país, presenta “de forma masiva” un alto grado de susceptibilidad a inundaciones. Las zonas de alta susceptibilidad a la inundación se entienden como aquellas “con pendientes inferiores o iguales al 2% y situadas hasta 3 m de altura por encima del cauce de los ríos” (IHCIT, 2020). Seis municipios del Valle concentraron el 95% de viviendas afectadas por la inundación (BID, 2024).
El Valle de Sula fue la región del país donde hubo mayor población afectada en 1998, junto con el sur del país, concretamente el departamento de Choluteca (PNUD Honduras, 2013). Este valle tiene un área aproximada de 2,500 km2 y es irrigado por el río Ulúa y el río Chamelecón. Esta es una de las regiones que ha sido de las más fértiles y productivas a lo largo de la historia del país. Actualmente se le conoce como la Capital Industrial, siendo el “principal centro de desarrollo económico del país” (BID, 2024). Esta condición es uno de los motivos por el cual la inversión económica para rehabilitar la infraestructura que permita reactivar rápidamente la economía del país se prioriza en esta región. Pero, ¿qué sucede con sectores minoritarios de la economía y sectores vulnerados de la población?
Entre 1993 y 2009, a nivel nacional, fue posible cubrir las pérdidas en infraestructura en un 86%, mientras que el sector agrícola “apenas pudo recuperar un 10% de los daños causados a su capital productivo” (Díaz, 2021). Posterior al Mitch, no existieron estrategias bien definidas e integrales que garantizaran la recuperación económica de la población afectada, especialmente de los productores agrícolas, y se generó una percepción (no oficial) entre la población hondureña de que el Estado no tuvo la fuerza para liderar y coordinar con una visión clara los procesos de reconstrucción y transformación: el control fue asumido por organizaciones no gubernamentales y “tuvo más énfasis en la reconstrucción que en la transformación” (PNUD Honduras, 2013).
En 2012, el Estado de Honduras asumió un crédito de USD 30 millones para llevar a cabo el “Proyecto de Gestión de Riesgo de Desastres”, focalizado en 20 municipios del Valle de Sula (Banco Mundial, 2012). El proyecto finalizó en 2019 con una serie de insumos técnicos para comprender el comportamiento de las cuencas del río Ulúa y Chamelecón. Sin embargo, un año después, Eta e Iota dejaron en evidencia la alta exposición en la que se encontraban muchos barrios y colonias de estos municipios, y lo poco preparados que estamos para gestionar el riesgo. El mismo Banco Mundial estimó las pérdidas y daños de estas tormentas en USD 1.900 millones. Para ese entonces, y sólo durante 2020, en el contexto de la pandemia COVID-19, el Banco Mundial ya había prestado al Estado hondureño USD 139 millones, más otros USD 145 millones para inversión en los servicios de agua en municipios urbanos, municipios rurales del Corredor Seco Centroamericano, y para adaptar los servicios de educación preescolar (Banco Mundial, 2020).
En relación con el Cambio Climático, sólo en el período entre 2003 y 2016, Honduras recibió el 33% (USD 70.2 millones, aproximadamente) de todos los fondos climáticos aprobados desde los organismos internacionales para toda Centroamérica. Esto representa más del doble de lo recibido por El Salvador y más de cuatro veces de lo recibido por Guatemala (Fraga, 2020). A pesar de todo esto, para 2020 todo el Valle de Sula se vio afectado: las zonas más expuestas, y además con la población más vulnerable, se vieron con su infraestructura completamente sumergida, obligando a las personas a resguardarse por días en los techos, siendo la única superficie de sus viviendas donde podían mantenerse fuera del agua.
Recién en 2022, el Estado, ahora bajo una nueva administración, recibió dos préstamos para proyectos relacionados con el mejoramiento de la prestación de servicios de salud (con enfoque en las mujeres e infancias) y, de nuevo, para “consolidar su marco para gestionar desastres y riesgos relacionados con el clima”, todo ello por un monto de USD 185 millones (Banco Mundial, 2022). Ahora, en 2024, el BID también ha prestado USD 20 millones para incrementar la resiliencia ante inundaciones, concretamente en el Valle de Sula.
Nuestra historia está marcada por inundaciones, pero si vemos todo el dinero que ha tenido disponible el Estado, podemos asegurar que la vulnerabilidad no es un problema de dinero, pero sí de cómo se administra: un problema de transparencia, de planificación, de ordenamiento territorial y también de gobernanza y participación. ¿Tiene la institucionalidad hondureña las capacidades para hacer un uso eficiente de dichos presupuestos? ¿Cuánto es el impacto fiscal de las deudas asumidas a 25 y 30 años para los diferentes sectores de la sociedad? ¿Cuáles son los costos y los efectos secundarios de seguir creyendo que para generar desarrollo requerimos de dinero y para obtenerlos debemos asumir deudas que pagarán las próximas generaciones?
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Referencias bibliográficas
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) & Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). (2021). Evaluación de los efectos e impactos de la tormenta tropical Eta y el huracán Iota en Honduras. https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/91034cc8-b36b-4dd0-aeda-ddf90e655d15/content
Banco Interamericano de Desarrollo (BID). (2024). Programa para incrementar la resiliencia ante inundaciones del Valle de Sula en Honduras: propuesta de préstamo. https://ewsdata.rightsindevelopment.org/files/documents/44/IADB-HO-L1244.pdf
Banco Mundial. (2012, diciembre 13). Honduras: gestión del riesgo de desastres. World Bank. https://www.bancomundial.org/es/news/loans-credits/2012/12/13/honduras-disaster-risk-management
Banco Mundial. (2020, diciembre 18). El Banco Mundial apoya la respuesta de emergencia y los esfuerzos de reconstrucción en Honduras tras los huracanes Eta e Iota. World Bank. https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/12/18/banco-mundial-respuesta-emergencia-reconstruccion-huracanes-eta-iota-honduras
Banco Mundial. (2021, enero 11). Una respuesta inédita ante un desastre sin precedentes en Honduras. World Bank. https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2021/01/11/respuesta-honduras-desastre-huracanes-eta-iota
Banco Mundial. (2022, junio 17). El Banco Mundial apoya a Honduras a fortalecer la preparación para emergencias de salud y reducir la vulnerabilidad. World Bank. https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2022/06/17/el-banco-mundial-apoya-a-honduras-a-fortalecer-la-preparacion-para-emergencias-de-salud-y-reducir-la-vulnerabilidad
D’Ans, A.-M. (2008). Honduras después del Mitch: ecología política de un desastre (primera edición). Centro de Documentación de Honduras.
Díaz, W. (2021, mayo). Notas económicas regionales. Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano, No. 120. https://www.secmca.org/wp-content/uploads/2021/05/Los-fen%C3%B3menos-climatol%C3%B3gicos-y-la-paradoja-del-crecimiento-econ%C3%B3mico-en-Honduras.pdf
Eckstein, D., Künzel, V. & Schäfer, L. (2018). Global Climate Risk Index 2018. https://www.germanwatch.org/sites/default/files/publication/20432.pdf
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) Honduras. (2016). El Cambio Climático en Honduras: la infancia en peligro. https://www.unicef.org/honduras/media/501/file/El-Cambio-clim%C3%A1tico-en-Honduras-estudio-2016.pdf
Fraga, F. (2020). Corredor Seco Centroamericano: una visión exploratoria sobre el contexto, las razones y el potencial de una estrategia de creación de empleo en Guatemala y Honduras (Strengthen – Documento de trabajo No. 23). Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Instituto Hondureño de Ciencias de la Tierra (IHCIT). (2020, noviembre). Boletín especial: exposición a inundaciones y movimientos en masa para Honduras. https://www.unah.edu.hn/dmsdocument/10500-boletin-especial-sobre-inundaciones-y-movimientos-de-masa-en-honduras-pdf
Unidad de Medio Ambiente y Gestión de Riesgo, PNUD Honduras. (2013). Construyendo resiliencia en Honduras: transformación de las capacidades en Honduras para lograr mayor resiliencia frente a los desastres. PNUD. https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/migration/hn/Construyendo-Resilencia-en-Honduras-2.pdf
La importancia de los cerros isla en la seguridad ante riesgos socio-naturales. El caso del cerro El Morro en Talcahuano
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: José Miguel Fuentes Zuleta. Sociólogo, estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago]
Imagen 1: Vista aérea del cerro El Morro.
Fuente: Diario Concepción.
El cerro El Morro es un cerro isla ubicado en el borde costero de la comuna de Talcahuano, en el sector de Caleta El Morro, asentamiento conformado principalmente por pescadores que, aprovechando la disposición sobre el borde costero, habitaron este espacio configurándolo a partir de sus necesidades y usos.
Por cerro isla se entiende aquellos cerros que se encuentran rodeados por un entorno urbano. De esta forma, un cerro isla que presente vegetación e infraestructura adecuada de acceso y uso, puede ser un elemento capaz de promover múltiples funciones y/o servicios ecosistémicos, dentro de los cuales destaca la seguridad frente a riesgos socio-naturales[1] (Picon & Barrera, 2019).
Un ejemplo de lo anterior fue lo ocurrido para el terremoto y posterior tsunami de 2010, donde tras 15 minutos de ocurrido el evento, gran parte de los habitantes encontró resguardo en este cerro, dada su elevación que supera los 30 metros de altura, convirtiéndose en un punto de evacuación espontáneo y efectivo. Esta experiencia evidenció su rol crítico en la gestión de riesgos de desastres marítimos.
Los cerros isla: guardianes naturales de los riesgos socio-naturales
La experiencia del tsunami de 2010 transformó la percepción local sobre la importancia de espacios como El Morro. Pasó de ser considerado un simple accidente geográfico a reconocerse como un elemento crítico de seguridad. Las comunidades locales han integrado su importancia en la memoria colectiva, identificándolo como un punto de refugio vital.
La topografía del cerro ofrece múltiples ventajas en la mitigación del riesgo de tsunamis. Su pendiente pronunciada y su posición estratégica actúan como un rompeolas natural, disipando parte de la energía de las olas y reduciendo su poder destructivo.
Es fundamental comprender que El Morro no es solo un elemento pasivo de protección, sino un componente activo en la estrategia de resiliencia urbana. Las autoridades locales y la comunidad deben reconocer su valor como infraestructura verde natural, integrándolo de manera efectiva en los planes de gestión de riesgos y evacuación.
Los planes de gestión de riesgos actuales en Talcahuano consideran El Morro como un punto estratégico en los protocolos de evacuación. Su capacidad para albergar población durante emergencias, combinada con su elevación natural, lo convierten en un recurso invaluable para la seguridad comunitaria.
Sin embargo, la protección de El Morro requiere un compromiso activo. La conservación de su ecosistema, la mantención de sus senderos de acceso y la implementación de infraestructura de evacuación son elementos cruciales para maximizar su potencial como zona de resguardo.
Conclusiones
Para las generaciones actuales y futuras de Talcahuano, El Morro representa más que un paisaje. Es un guardián natural, un testigo silencioso de la fuerza de la naturaleza y un aliado fundamental en la protección contra los tsunamis que amenazan constantemente esta zona costera.
En el complejo escenario de la zonificación en zonas de riesgo, los cerros isla emergen como verdaderos aliados en la protección de las comunidades frente a los crecientes desafíos de los riesgos socio-naturales. Estos reductos de vegetación natural, incrustados en el tejido urbano, representan mucho más que simples elementos paisajísticos; son auténticos dispositivos de seguridad ecológica que merecen ser comprendidos, valorados y preservados.
La preservación de los cerros isla requiere un enfoque integral y participativo. Es fundamental desarrollar políticas públicas que reconozcan su valor estratégico, implementando marcos normativos de protección y gestión. La conservación no puede ser únicamente responsabilidad gubernamental, sino un compromiso colectivo que involucre a comunidades, académicos, organizaciones civiles y al sector privado.
La planificación urbana debe integrar estos espacios no como residuos paisajísticos, sino como infraestructura verde fundamental. Su preservación y adecuada gestión representan inversiones en seguridad, no gastos. Cada metro cuadrado de cerro isla conservado es un seguro natural contra múltiples riesgos socio-naturales.
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Notas
[1] Un riesgo socio-natural se define como la probabilidad de que una amenaza natural se transforme en desastre debido a la presencia de dos parámetros: una amenaza natural y un sistema social frágil (Martínez Olivares & Muñoz Parra, 2017).
Referencias bibliográficas
Martínez Olivares, D. & Muñoz Parra, C. H. (2017). Configuración del riesgo socio natural de los Algueros de La Lancha, en Bucalemu, Paredones. Revista INVI, 32(89), 145-169. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-83582017000100145
Picon, M. C. & Barrera, F. (2019). Cerros isla en una capital latinoamericana: oportunidad de planificación ecológica y elementos para su diseño. En XI Seminario Internacional de Investigación en Urbanismo, Barcelona-Santiago de Chile, Junio 2019. Departament d’Urbanisme i Ordenació del Territori, Universitat Politècnica de Catalunya.
Peligros por fenómenos de remoción en masa en una reactivación volcánica de un volcán activo: Municipio de Cacahoatán, Complejo Volcánico Tacaná (CVT), Chiapas, México
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Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Dr. Juan Carlos Mora Chaparro. Investigador Unidad Morelia, Instituto de Geofísica UNAM, Responsable Científico Geoparque Comarca Minera]
Imagen 1: Derrumbe en una ruta de evacuación en el Complejo Volcánico Tacaná (CVT), 2020.
Fuente: Diario del Sur.
Volcán activo, Complejo Volcánico Tacaná (CVT)
Los volcanes son estructuras en la corteza de la tierra que, durante su historia evolutiva, han acumulado a su alrededor diferentes tipos de materiales, como rocas volcánicas producto de erupciones efusivas que formaron flujos de lava y domos, depósitos volcánicos producto de erupciones explosivas, flujos piroclásticos y depósitos de caída, y depósitos de lahares, producto de la combinación de depósitos volcánicos y flujos de agua. Todos estos materiales volcánicos predominan en las laderas de los volcanes, con diferentes espesores, y, en su mayoría, son poco o nada compactos. Sobre estos se han desarrollado suelos muy fértiles y permeables, lo que permite que haya agua en abundancia y que se desarrolle abundante vegetación y fauna asociada, aunado a que los materiales que arrojan son buenos para la construcción, lo que los convierte en lugares muy atractivos para vivir. Por ello, en sus faldas, se ha desarrollado una intensa actividad económica y social, que aprovecha sus paisajes, sus fuentes de agua, sus materiales y principalmente sus suelos fértiles. Un claro ejemplo de esto es el Complejo Volcánico Tacaná (CVT), en cuyas laderas se ha desarrollado una intensa actividad económica y social, relacionada principalmente al cultivo del café (Imagen 2).
Imagen 2: Localización del Complejo Volcánico Tacaná, compuesto por cuatro estructuras volcánicas: San Antonio, Las Ardillas, Tacaná y Chichuj, en el estado de Chiapas, México.
Fuente: Elaboración propia.
Acompañando al desarrollo social y económico, se construyeron diferentes vías de comunicación, que van desde carreteras pavimentadas, caminos de terracería, hasta veredas, que sirven para la comunicación y transporte de todo tipo de mercancías y materiales entre los diferentes poblados. Estas vías se edificaron sobre los materiales que componen las laderas del CVT, y dejaron taludes con diferente grado de inclinación y altura, predominando, en muchos casos, alturas mayores a 2 metros y pendientes mayores a 60°, es decir, taludes inestables con materiales semicompactos y nada compactos. La inestabilidad de estos materiales ha quedado de manifiesto en la época de lluvias, con la generación de derrumbes, caída de rocas, flujos de lodo y deslizamientos que afectan las vías de comunicación. Las autoridades continuamente trabajan limpiando las vías, para no dejar incomunicados a los pobladores, y para que continúe su desarrollo (Imagen 3).
Imagen 3: Dibujo esquemático de una ladera con clasificación de inestabilidad muy alta, alta, media, baja y muy baja, que fue afectada por la construcción de un talud y los materiales inestables que quedaron sobre los mismos. Acompaña una fotografía de una terracería en el CVT, con evidencias de derrumbes y caída de rocas.
Fuente: Elaboración propia.
Desafortunadamente, las vías de comunicación existentes han sido identificadas, en los programas de prevención ante una reactivación volcánica, como las rutas de evacuación que deberían utilizar los pobladores. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se desconocen los peligros que enfrentaría la población al utilizarlas en una evacuación (Imagen 4).
Imagen 4: Vías que comunican a todos los poblados, y que están identificadas como rutas de evacuación en caso de una reactivación del CVT.
Fuente: Elaboración propia en base a Bue y Mora (2023).
Si el CVT, o cualquier volcán activo, comienza una reactivación de su actividad volcánica, uno de los principales fenómenos que se incrementa es la actividad sísmica: los tremores volcánicos van a incrementar en cantidad, intensidad y magnitud (Valdés et al., 2008). Este incremento va a provocar vibraciones en todo el terreno alrededor de la estructura volcánica, por lo que va a afectar los materiales de los taludes inestables en las vías de comunicación, provocando caídas de bloques de roca de diferentes tamaños, rodado de bloques de rocas, derrumbes y deslizamientos en las vías de comunicación (Bue & Mora, 2023). Al aumentar la actividad sísmica, se van a incrementar las dimensiones y la magnitud de estos fenómenos de remoción en masa, lo cual representa un peligro para la población, ya que, al utilizar los caminos como rutas de evacuación, se van a exponer durante todo su trayecto a estos fenómenos. Los derrumbes y deslizamientos pueden bloquear totalmente las rutas de evacuación e impedir el flujo de vehículos y personas, por lo que quedarán expuestos al peligro por los diferentes fenómenos de remoción en masa, y a los fenómenos de la actividad volcánica cuando esta inicie (Imagen 5).
Imagen 5: Mapa que muestra algunos de los sitios donde se han presentado fenómenos de remoción en masa en la época de lluvias y han afectado la comunicación en diferentes poblados del municipio.
Fuente: Elaboración propia.
Conclusiones
En el CVT y en los volcanes activos, es indispensable que existan mapas de susceptibilidad a la inestabilidad de laderas, los cuales van a servir para indicar las zonas naturales propensas a fenómenos de remoción en masa. Además, se deberá de contar con mapas que tengan la cartografía y la ubicación exacta de los sitios afectados por estos fenómenos, generados en época de lluvias. Lo anterior servirá a las autoridades locales, ya que, con base en esa información, podrán diseñar y construir rutas alternas de evacuación, en caso de una reactivación volcánica, y disminuir la vulnerabilidad y la exposición de la población ante una evacuación.
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Referencias bibliográficas
Bue García, S., & Mora Chaparro, J. C. (2023). Peligro volcánico y por fenómenos de remoción en masa en el municipio de Cacahoatán, Chiapas, México. Revista de Estudios Latinoamericanos sobre Reducción del Riesgo de Desastres REDER, 7(2), 168-186. https://doi.org/10.55467/reder.v7i2.131
Valdés, C. M., Puente-Espinosa, L. F., & Osorio-Chong, M. A. (2008). Volcanes. Peligro y Riesgo Volcánico en México. CENAPRED.
Reducción del riesgo de tsunami a escala humana. El caso de Cartagena
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Simón Ignacio Inzunza General. Geógrafo y Magíster en Geografía y Geomática, UC; encargado de la Unidad de Plataformas e Información Geográfica del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN)]
Imagen 1: Vista aérea de San Sebastián, Cartagena.
Fuente: Inzunza (2023).
Cartagena es una comuna costera ubicada en la Región de Valparaíso, la cual, según el último Censo de 2017, posee 22.738 habitantes. La comuna se caracteriza por estar frente a una zona de subducción, con la consecuente generación de sismos de campo cercano y tsunamis (Martínez et al., 2020), tal como ocurrió en los años 1730, 1822, 1906 y 1985 (Inzunza & Martínez, 2024).
Desde 1730 se ha configurado una “laguna sísmica” en el área, en la cual no se han producido deslizamientos corticales de importancia y someros que produzcan grandes tsunamis (Carvajal et al., 2017). Sobre esto, el riesgo de desastre toma relevancia por la creciente urbanización de áreas expuestas (no hay áreas de riesgo en el Plan Regulador Comunal), el aumento de población flotante en época estival (la población crece más de 80% en verano según la SUBDERE (2024)), los altos niveles de vulnerabilidad social (Vecchio et al., 2022), la degradación de playas, dunas y humedales (Martínez et al., 2020), además de la presencia de asentamientos irregulares (Carraro et al., 2021). En la Imagen 1 se observa la panorámica de la situación en San Sebastián, localidad de la comuna, donde queda explícito cómo se relaciona el medio humano y el natural en contexto de riesgo de tsunami.
Así, se hace crítico generar acciones para reducir el riesgo de desastre en la comuna (y en toda la zona costera de la Región de Valparaíso), las que deben enfocarse en el cuidado de los ecosistemas, la planificación territorial, las obras de ingeniería, además de la educación y la divulgación científica. Me quiero detener en este último punto y es que, en contexto que ya se han realizado diversas investigaciones, es una necesidad que la información no se quede en el paper, sino que sus resultados sean comunicados a la población para fomentar la sensibilización y la preparación respecto a los tsunamis.
En tal sentido, quiero destacar cómo en mi trabajo en el CIGIDEN he podido desarrollar y participar en diversas iniciativas para reducir el riesgo a escala humana en la comuna, buscando transferir el conocimiento técnico de las investigaciones, pero, además, dialogando directamente y aprendiendo de las dinámicas del territorio en riesgo. Después de todo, son los habitantes los que conocen mejor su territorio.
A modo de ejemplo, hemos realizado diversas ferias científicas en la comuna, principalmente en colegios, con maquetas 3D que muestran cómo sería un tsunami en Cartagena con un terremoto similar al del año 1730 (9.1-9.3 Mw), el cual es considerado el escenario más extremo (Inzunza & Martínez, 2024). No se busca generar pánico con esto, al contrario, sino dialogar sobre esta problemática y fomentar la preparación mediante el desarrollo de un plan familiar de emergencia, el reconocimiento de vías de evacuación y zonas de seguridad, además de alentar a que se cuente con un kit de emergencia en el hogar, considerando a las mascotas.
Asimismo, hemos generado instancias de cartografías participativas con representantes de organizaciones comunitarias, entre ellas, Juntas de Vecinos, donde nos cuentan cómo se han enfrentado a episodios de evacuación ante tsunamis en el pasado o cómo existen ciertas problemáticas para la evacuación, por ejemplo, la ubicación de ferias libres en vías de evacuación o dificultades para las personas que tienen discapacidad, lo cual se visibiliza en nuestras investigaciones como insumo a los planes de emergencia. De paso, instancias como estas sirven para desmitificar creencias. Muchos vecinos creen que en Cartagena no hay tsunamis porque “un hoyo en el mar se los come”, pues desconocen la “laguna sísmica” de 1730.
No obstante, la iniciativa que más quiero destacar es la Escuela Comunitaria Ambiental de la Costa (ECAC), proyecto de educación no formal que estamos desarrollando junto a vecinos de Cartagena y al Observatorio de la Costa UC, en donde buscamos promover el desarrollo sostenible de la zona costera, a través de la co-creación educativa y de acciones en las temáticas de planificación territorial, la conservación y protección de ecosistemas costeros y la gestión del riesgo de desastre con enfoque de accesibilidad universal. En este espacio transdisciplinario, que en 2024 tuvo su tercera versión, tanto investigadores como habitantes dialogamos y educamos sobre diversas temáticas, certificando cada año a más de 20 estudiantes (niños y adultos) para que sean agentes de cambio respecto a educación ambiental y reducción del riesgo en la provincia. Lo más bonito es que todos los años ajustamos los contenidos según el feedback de los estudiantes y así, por ejemplo, este último semestre aprendimos sobre el pueblo chango que habita la zona. En la Imagen 2 se observa el cierre de la ECAC 2024 a fines de noviembre, el que tuvo lugar en el Huerto Comunitario de Cartagena, lugar icónico para los vecinos.
Imagen 2: Cierre de la ECAC 2024.
Fuente: Fotografía de Constanza Hernández.
A lo que quiero llegar con todos los ejemplos anteriormente expuestos, es que es nuestro deber como investigadores y futuros investigadores llevar la investigación a los territorios. Según señala Spencer et al. (2023), las estrategias de reducción de riesgo de desastres, para lograr un mayor alcance y aumentar su impacto, requieren el uso de enfoques integrales, participativos e inclusivos dirigidos a procesos comunitarios, lo que además genera bases para la co-construcción de conocimiento entre saberes locales y técnico-científicos (Sandoval, 2020), tal como ocurre en la ECAC, lo que es un insumo para la gobernanza del riesgo sustentada en las formas de vida de los propios territorios.
Como tantas veces se indica, estar preparados es tarea de todas y todos… y desde la academia podemos aportar mucho para ello.
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Referencias bibliográficas
Carraro, V., Visconti, C. & Inzunza, S. (2021). Neoliberal urbanism and disaster vulnerability on the Chilean central coast. Geoforum, 121, 83-92. https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2021.02.023
Carvajal, M., Cisternas, M. & Catalán, P. (2017). Source of the 1730 Chilean earthquake from historical records: implications for the future tsunami hazard on the coast of Metropolitan Chile. Journal of Geophysical Research, 122(5), 3648-3660. https://doi.org/10.1002/2017JB014063
Inzunza, S. (2023). CRET, una propuesta metodológica para incorporación de áreas de riesgo concatenado en los Instrumentos de Planificación Territorial (IPT). Aplicación piloto en la localidad de San Sebastián, municipio de Cartagena, Región de Valparaíso, Chile. Tesis presentada al Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile para optar al grado académico de Magíster en Geografía y Geomática.
Inzunza, S. & Martínez, C. (2024). Método CRET: Una propuesta para incorporar áreas de riesgo concatenado sismo-tsunami en la planificación territorial chilena. Revista EURE – Revista de Estudios Urbano Regionales, 51(152), 1-33. https://doi.org/10.7764/EURE.51.152.07
Martínez, C., Cienfuegos, R., Inzunza, S., Urrutia, A. & Guerrero, N. (2020). Worst-case tsunami scenario in Cartagena Bay, central Chile: Challenges for coastal risk management. Ocean and Coastal Management, 185, 105060. https://doi.org/10.1016/j.ocecoaman.2019.105060
Sandoval, J. (2020). Vulnerabilidad-resiliencia ante el proceso de riesgo-desastre: Un análisis desde la ecología política. Polis, 19(56), 138-154.
Spencer, C., Cross, S. & Archer, F. (2023). Resilience Compendium: Strategies to Reduce Communities’ Risk to Disasters. Prehospital and Disaster Medicine, 38, s74-s74. https://doi.org/10.1017/s1049023x23002170
Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE). (2024). Población comunal enero 2024. https://proactiva.subdere.gov.cl/bitstream/handle/123456789/635/1_Poblaci%C3%B3n%20Comunal_vEne24%20%281%29.xlsx?sequence=19&isAllowed=y
Vecchio, G., Hernández, P., Bastías, G., Vega, P., Vicuña, M., Moris, R. & Martínez, C. (2022). Vulnerabilidad territorial y capacidad institucional en el litoral central de Chile. En C. Martínez, R. Cienfuegos, J. Barragán, S. Navarrete, R. Hidalgo, F. Arenas & L. Fuentes (Eds.), Hacia una Ley de Costas en Chile: bases para una Gestión integrada de Áreas Litorales (pp. 491-504). Serie GEOlibros.
Rocas Brújulas: polifonías bioculturales del habitar el paisaje volcánico Antuco y Sierra Velluda
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Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Carolina Opazo Riveros. Artista investigadora, Master of Arts in Public Spheres (HES-SO, Suiza). Profesora colaboradora del Magíster de Arte y Patrimonio de la Facultad de Humanidades y Arte, Universidad de Concepción]
Los volcanes migran y se reproducen en el tiempo.
Están todos conectados subterráneamente por los conductos del magma.
Al extinguirse un volcán, emerge otro.
(Segundo Naupa, miembro de la Agrupación Nehuentue-che, Antuco)
Presentación
Rocas Brújulas es un proyecto interdisciplinario de investigación y creación entre arte, geología, antropología y comunidades, orientado a explorar el paisaje volcánico Antuco y Sierra Velluda, en la cordillera del Biobío, como un sistema vivo de relaciones ecológicas y culturales. El proyecto se fundamenta en la investigación de campo, desarrollando una metodología colaborativa que prioriza el intercambio de saberes y experiencias en un contexto de exploración creativa abierta y horizontal.
Como responsable del proyecto, articulo una colaboración con Verónica Oliveros, geóloga y académica de la Universidad de Concepción (UdeC), y Germán Sepúlveda, antropólogo de Quilleco. Además, gracias al apoyo del Instituto Milenio Ckelar-Volcanes, Verónica facilitó la participación de Sebastián Guerrero y Miguel Ancamán, estudiantes de geología, quienes integraron conocimientos de las artes, la antropología y los saberes de la comunidad de Antuco en el desarrollo de sus memorias de grado.
Este tejido de colaboración lo sostienen, además, comunidades locales de Antuco, incluyendo arrieros, miembros de la agrupación pehuenche Nehuentue-che, estudiantes del Liceo Dr. Víctor Ríos Ruiz y vecinos del sector rural Rucue Alto, quienes desde sus diversas perspectivas, historias y prácticas nos han permitido acercarnos a una visión compartida y orgánica del territorio volcánico.
Orientación
El título y las bases teóricas del proyecto Rocas Brújulas se inspiran en el hallazgo de una roca que invirtió la orientación norte-sur de una brújula que llevaba Germán durante una exploración artística que realizamos a fines de 2018 en la cordillera del Biobío. Así como el “norte” y el “sur” son contingencias del magnetismo, también lo son de una colonialidad que clasifica y fija los puntos de referencia de nuestro conocimiento y nuestras pertenencias, delimitando territorios y saberes de manera jerárquica. Pero, ¿cómo podemos crear nuevas vías de conocimiento y construir nuevas narrativas que reflejen la complejidad de los territorios que habitamos?
Responder a ello exige una revisión profunda de los instrumentos teóricos que utilizamos, así como una gramática relacional diferente que nos permita un acercamiento sensible a la red de interrelaciones entre los fenómenos naturales y nuestras construcciones culturales, para así, conseguir proponer una relectura de las fuerzas que nos orientan y desorientan.
El proyecto Rocas Brújulas, busca, entonces, explorar las relaciones semióticas entre naturaleza y cultura que se manifiestan de manera particular en el paisaje volcánico Antuco y Sierra Velluda, desarrollando una metodología en la que el conocimiento artístico y científico dialogue en horizontalidad con los saberes locales. Reconocer la importancia de estos saberes comunitarios en la exploración implica entender que ni el conocimiento artístico ni el científico son suficientes por sí solos para abarcar la complejidad viva del territorio. En el caso del paisaje volcánico, los saberes de las comunidades representan una manera de leer el territorio desde lógicas y relaciones propias que se han desarrollado durante generaciones de convivencia con los volcanes, mediante prácticas, rituales, historias y cuidados que sostienen la vitalidad del lugar. Como nos relató Margarita Naupa, presidenta de la Agrupación Nehuentue-che:
La montaña es celosa. Debemos no elevar la voz y pedir permiso antes de adentrarnos en ella. Estar en contacto y hablar con la montaña trae paz y bienestar. La Sierra Velluda nutre los cultivos y en sus faldas crecen plantas medicinales como la parámela, que alivia el enfriamiento y los dolores estomacales, o el maqui, que baja la temperatura y cura heridas.
La fuerza de este mensaje, junto con otros relatos que surgieron a lo largo de la investigación, nos ayudaron a comprender capas más profundas de la convergencia entre el universo de la montaña y las comunidades que la habitan. Buscamos estas experiencias de vida y estos relatos porque nos guían hacia una relación distinta con el mundo y porque nos permiten ahondar en los significados del territorio desde sus propias particularidades, ya no como un objeto externo de estudio, sino como un espacio vivido y compartido.
Contexto
Ubicados en la cordillera de la región del Biobío, el volcán Antuco y el volcán Sierra Velluda son puntos de referencia cultural significativos para las comunidades locales. Los fenómenos geológicos y climáticos alrededor de ellos se explican desde una dimensión espiritual, especialmente para la comunidad pehuenche, quienes ven en los volcanes a sus antepasados, los ngen pillan, encargados de resguardar los equilibrios entre naturaleza volcánica y cultura. Como narra Eduard Poeppig en sus crónicas sobre su viaje a Antuco, cada pehuenche se encomienda al dios que habita en el interior del volcán antes de morir. Esta cosmovisión se hereda incluso entre los habitantes no pehuenches, manifestándose, por ejemplo, en la orientación de las tumbas en el cementerio de Antuco, donde todas las cruces están alineadas hacia los volcanes, mientras que las camas de los vivos están en dirección opuesta.
Por otro lado, los volcanes han modelado un intrincado sistema de rutas y desplazamientos en el interior de la cordillera, utilizado por pueblos trashumantes y arrieros que, hasta el día de hoy, no reconocen las fronteras geopolíticas impuestas entre Chile y Argentina. En las conversaciones que hemos mantenido, resuena con fuerza la noción de un territorio transcordillerano, un espacio compartido y de intercambio de experiencias, saberes y prácticas.
En particular, la Sierra Velluda es reconocida, en un radio bastante amplio del territorio, como la regenta de las aguas. En su cumbre se encuentra un glaciar que alimenta las subcuencas del río Laja y del río Duqueco, y que, a pesar de la alta intervención hidroeléctrica, sigue facilitando el riego de cultivos en las zonas rurales y la preservación de los ecosistemas naturales. También, hacia las faldas de la Sierra, hay familias que sólo tienen acceso al agua gracias a las vertientes que emergen de ella. La lava volcánica, por su parte, fertiliza el suelo, lo que permite sostener prácticas medicinales ancestrales, como nos contaba Margarita Naupa.
En este sentido, los volcanes Antuco y Sierra Velluda, por más que se encuentren al interior del área protegida del Parque Laguna del Laja –que excluye a las comunidades locales en la gobernanza y habitabilidad de dichos espacios–, siguen siendo actores socioecológicos relevantes en la construcción de las identidades y modos del habitar. Al estudiar estas interrelaciones, es fundamental reconocer que los saberes locales son el resultado de una larga historia de interacciones con el entorno, que incluyen prácticas agrícolas, sistemas de riego, medicina tradicional y formas de organización social. Son conocimientos que también representan formas de resistencia cultural frente a las presiones del capitalismo y la globalización, especialmente en la Cordillera de los Andes, tan intervenida por la industria hidroeléctrica y forestal.
Investigación de campo
El contexto señalado se fue revelando a lo largo de un año de investigación de campo, en el que de manera gradual fuimos profundizando en las áreas de dominio de los volcanes sin muchas ideas preconcebidas o guiones rígidos, más bien preparados para una exploración abierta que también pudiera acoger lo inasible, lo que escapa a la lógica o se siente desde el cuerpo y las afectividades. Desde esta disposición inicial, antes de acercarnos a las comunidades locales, entendimos como esencial enfrentarnos a la magnitud del paisaje volcánico en relación a nuestros propios cuerpos y sentidos, en un ejercicio de humildad y orientación sensible.
Para ello, buscamos formas colectivas de orientarnos, a menudo dejándonos guiar por rutas que surgían espontáneamente o deteniéndonos a contemplar formaciones geológicas de miles o incluso millones de años que nos asombraban. Nos permitimos escuchar el viento, los sonidos de nuestros pasos sobre las rocas, y dejarnos desbordar por la inmensidad temporal y espacial del paisaje. Estos primeros pasos fueron esenciales para situarnos e interiorizarnos en el lugar con mayor proximidad y respeto.
Luego, para iniciar un diálogo con los miembros de la comunidad local, fue fundamental reflexionar sobre cómo podíamos hacerlo sin caer en prácticas extractivistas. Pese a los tiempos acotados de investigación que permite un proyecto Fondart, fue una toma de posición comprometernos a respetar el tiempo y los ritmos que requería la construcción de un espacio de confianza, accediendo a las narrativas locales sólo en la medida en que se nos abriera este espacio de manera mutua y genuina.
En base a ello, las actividades de intercambio con miembros de la comunidad local, incluyendo arrieros, miembros de la agrupación pehuenche Nehuentue-che, vecinos del sector rural Rucue Alto y estudiantes de enseñanza media, se enfocaron en la escucha activa y la interrelación entre distintas experiencias e historias, dando prioridad a lo que la comunidad tenía que decir sobre su paisaje volcánico antes de proponer nuestras propias perspectivas. En los talleres y encuentros, planteamos nuestras preguntas como invitaciones para explorar colectivamente la memoria y las transformaciones del paisaje volcánico, permitiendo que fueran los propios habitantes quienes fueran orientando, a través de sus propios ritmos y temas, aquellas zonas de dominio socioecológico de los volcanes.
También, la participación de los estudiantes de geología, Miguel y Sebastián, fue un aporte significativo, ya que establecieron interrelaciones entre lo que la comunidad compartía y los conocimientos geológicos que ellos poseían. Esto nos permitió comprender que, por generaciones, en el territorio se desarrolla una ciencia geológica “otra”, una multidimensional que no hace distinciones entre el mundo espiritual, las prácticas de subsistencia y el territorio que se habita.
Co-creación
Considerando la relación afectiva de la comunidad con su paisaje volcánico, hacia el final de nuestro proceso de investigación de campo, organizamos un encuentro en las faldas del volcán Antuco y Sierra Velluda, en el cual nos conectamos con las aguas que brotan del interior de los cuerpos rocosos del paisaje de los ríos de lava volcánica mediante una acción sonora colectiva. A través de tentáculos en forma de tubos equipados con hidrófonos, contamos nuestras historias a las aguas del volcán, estableciendo un diálogo en el que también pudimos escuchar el sonido que el agua nos devolvía.
Finalmente, las visualidades y relatos recogidos fueron traducidos en una exposición artística instalativa, en la Sala Federico Ramírez del Punto de Cultura de Concepción, para abrir estos hallazgos a nuevos públicos. La instalación integró dispositivos sonoros, objetuales, gráficos y editoriales, dentro de los cuales incluimos una topografía volcánica que recoge la diversidad de percepciones que los estudiantes del Liceo Dr. Víctor Ríos Ruiz tienen del paisaje Antuco y Sierra Velluda. También creamos un afiche plegable, pensado como un dispositivo geomediador que pone en circulación los relatos de las propias comunidades, y propone modos alternativos de representar el paisaje volcánico.
Así, el proyecto se erige como un esfuerzo por escuchar y co-crear con el paisaje volcánico Antuco y Sierra Velluda, rescatando las memorias y narrativas locales. En este contexto, la “(des)orientación” nos permitió descubrir nuevas maneras de desplazarnos, habitar y contar este paisaje, donde el “norte” y el “sur” se redefinen según las historias y experiencias resonantes del propio territorio. En efecto, las coordenadas en Antuco van de “este” a “oeste” y viceversa.
Rocas Brújulas es un proyecto financiado por el Fondart Nacional en la línea de Creación Artística Interdisciplinaria. Además, cuenta con el apoyo del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico, Ckelar-Volcanes, y de la carrera de Geología de la Universidad de Concepción.
Imagen 1: Vista de la exposición Rocas Brújulas (2024).
Fuente: Foto de Óscar Concha.
Imagen 2: Acción sonora colaborativa con comunidades de Antuco de Rocas Brújulas (2023).
Fuente: Foto de David Romero.
Imagen 3: Investigación de campo de Rocas Brújulas (2023).
Fuente: Foto de Felipe Oliver.
Imagen 4: Investigación de campo de Rocas Brújulas.
Fuente: Foto de Carolina Opazo.
Imagen 5: Volcán Antuco en Rocas Brújulas (2024).
Fuente: Foto de Felipe Oliver.
Sobre el amor por la naturaleza y la sed de conocimiento | "Volcanes: La Tragedia de Katia y Maurice Krafft" (2022)
VerSobre el amor por la naturaleza y la sed de conocimiento | "Volcanes: La Tragedia de Katia y Maurice Krafft" (2022)
Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Matías Arce. Sociólogo, Universidad Alberto Hurtado, Chile]
Título: Volcanes: La Tragedia de Katia y Maurice Krafft
Formato: Documental
Directora: Sara Dosa
Año: 2022
Duración: 1 h 33 min.
Tráiler: https://www.disneylatino.com/video/volcanes-la-tragedia-de-katia-y-maurice-krafft-trailer-oficial-disney-plus
Disponible en: Disney +
Imagen 1: Portada de «Volcanes: La Tragedia de Katia y Maurice Krafft».
Fuente: Disney +.
¿Hasta qué punto el amor por la naturaleza y la sed de conocimiento pueden llevarnos a situaciones límites en donde la materialidad de nuestro cuerpo y la reflexión sobre la condición humana pierden sus fronteras?
Sobre la cinematografía
En un diálogo íntimo y seductor, la documentalista Sara Dosa presenta un documental profundamente filosófico que explora la vida y la obra de dos de los más reconocidos vulcanólogos franceses: Katia y Maurice Krafft. A lo largo de esta obra, se destaca no sólo la naturaleza emocional e impetuosa de estos científicos, sino también su incansable pasión por los volcanes y su dedicación a la investigación. Este enfoque íntimo permite al espectador sumergirse en el fascinante mundo de los fenómenos volcánicos, al tiempo que se conecta con la humanidad de sus protagonistas. El documental se enriquece con las imágenes producidas por Katia y Maurice, utilizadas magistralmente para narrar cada hito significativo de sus vidas. Desde videos que documentan incidentes puntuales, como la avería de su auto en medio de una expedición, hasta un emotivo clip final en el que aparecen antes de su trágica muerte, estas imágenes aportan una dimensión personal a la historia. Esta forma de relatar los acontecimientos hizo que el documental fuera merecedor de dos premios y diversas nominaciones, incluyendo una en los Premios Óscar.
Visualmente, el documental es un verdadero festín para los sentidos. La cinematografía captura la majestuosidad de los volcanes con tomas impresionantes que muestran tanto su belleza como su poder destructivo. La edición entrelaza imágenes poéticas con fragmentos biográficos, creando una narrativa fluida que mantiene al espectador cautivado. La música complementa perfectamente las imágenes, intensificando las emociones y subrayando la conexión espiritual que los Krafft sentían con los volcanes. Además, el uso de recursos narrativos, como la voz en off, proporciona una profundidad reflexiva que invita a meditar sobre el significado del amor y la ciencia.
Sobre el contexto en el que se produce el documental
La historia se sitúa en un período en el que la vulcanología comenzaba a ganar reconocimiento e interés. Katia y Maurice Krafft fueron pioneros en su campo, realizando expediciones a algunos de los volcanes más activos del mundo, como el Etna y el Stromboli. Su trabajo no sólo contribuyó al conocimiento científico sobre las erupciones volcánicas, sino que también planteó preguntas sobre la relación del ser humano con los fenómenos naturales.
En un momento donde los desastres naturales son temas candentes, Katia y Maurice enfrentaron la incomodidad de llamarse a sí mismos vulcanólogos, sobre todo en un ambiente donde los volcanes tienden a generar problemas a la población a nivel nacional e internacional. Al haber vivido lejos de los volcanes y de las comunidades humanas, desarrollaron un profundo amor por estas fuerzas de la naturaleza. Maurice, de manera metafórica y poética, afirmaba que “al vivir lejos de los volcanes o de los humanos, terminas amándolos”, dejando de manifiesto su interés por el conocimiento y por la grandeza de los volcanes. Este sentimiento se tradujo en su trabajo, donde las grandes tomas de sus documentales capturaban tanto la belleza como la furia de los volcanes.
Además, su enfoque no se limitó a la observación; también buscaron formas de aplicar su conocimiento para ayudar a las comunidades vulnerables. Por ejemplo, realizaron estudios en Colombia para prever evacuaciones y erupciones, con el objetivo de salvar vidas en regiones propensas a desastres volcánicos. Sin embargo, Katia señalaba que los informes técnicos elaborados en su campo no eran accesibles para quienes no eran vulcanólogos, lo que los llevó a crear una película sobre riesgos volcánicos, con el fin de comunicar su mensaje de manera más efectiva al público en general. Para Maurice, el sueño más importante era que los volcanes dejaran de matar, lo que refleja su compromiso con la seguridad de las personas, buscando mantener el cuidado y el respeto hacia estos gigantes naturales. Su legado no sólo reside en el conocimiento científico que aportaron, sino también en la forma en que conectaron a la sociedad con la comprensión de los riesgos volcánicos, buscando siempre un equilibrio entre la admiración poética por los volcanes y la necesidad de control sobre su devastadora fuerza.
Producto de las condiciones devastadoras de los volcanes, decidieron llevar su investigación un paso más allá y acercarse más a los volcanes, con la finalidad de descubrir y también investigar, aún más, cuáles son las condiciones necesarias para que se produzcan las erupciones. Esto los llevó al monte Unzen, uno de los volcanes más activos de Japón y el que, finalmente, producto de una erupción, les quitó la vida en el año 1991.
Algunas implicancias adicionales
El trabajo de estos dos vulcanólogos, perpetuados en este documental, tuvo implicancias tanto a nivel científico como a nivel social. En este sentido, el sacrificio de los Krafft fue clave para poner de manifiesto la urgencia por la educación de la población respecto de los volcanes, tanto a nivel de métodos preventivos como de actuación en caso de una erupción. Gracias al trabajo que realizaron se tomaron distintas medidas en Europa. Por otra parte, desde un punto de vista investigativo y científico, la producción de imágenes y videos, como también la posición de Katia y Maurice sobre la academia geológica y su conceptualización sobre volcanes, provocó la emergencia de conceptos manufacturados por ellos mismos, como son los “volcanes rojos” y los “volcanes grises”, y también un diálogo estructurado y científico con otros geólogos y vulcanólogos.
Finalmente, la historia de Katia y Maurice es una historia que se da en medio de los elementos desatados. Una historia de amor por la naturaleza y por la propia existencia de la humanidad.
Imagen 2: Katia y Maurice Krafft en un volcán.
Fuente: Programme.tv.
Sobre la importancia de conocer los territorios que habitamos | "La niña y el tsunami" (2021)
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Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024
[Por: Valentina Cortés. Licenciada en Historia, Universidad de Chile; Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Título: La niña y el tsunami
Formato: Cortometraje animado
Dirección: Leo Campasso, Antonio Balseiro y Carlos Balseiro (idea original de Emiliano Rodríguez Nuesch)
Año: 2021
Duración: 6 min.
Tráiler: https://vimeo.com/642302810
Disponible en: Youtube
Imagen 1: Portada de «La niña y el tsunami».
Fuente: El Mostrador.
Madrugada del sábado 27 de febrero de 2010, archipiélago de Juan Fernández, isla Robinson Crusoe. Martinna, una niña de 12 años, sale a pasear con sus amigos por el poblado San Juan Bautista, el único poblado de la isla, y se sientan a contemplar la luna. Estaba “todo muy oscuro, todo muy brilloso por la luna”, rememora Martinna. Vuelve a su casa, saluda a sus padres, se acuesta. Mientras comienza a quedarse dormida, siente un leve temblor. Suena el teléfono, contesta su mamá. La llamada proviene desde Chile continental. Su abuelo anunciaba la noticia, con la escasa información que tenía él –y el país completo– en ese momento: “hubo un terremoto enorme en Valparaíso”. Minutos después, el mar que rodea Robinson Crusoe comienza a recogerse y a rugir con fuerza. Ella y su madre corren hacia las zonas altas de la isla, mientras su padre emprende rumbo a la Capitanía de Puerto para alertar sobre la catástrofe que se acercaba. En cosa de segundos, Martinna toma una decisión que marcará un antes y un después en Juan Fernández: decidió arriesgarse, cambiar su ruta y dirigirse hacia el centro del poblado a tocar el gong. Gracias a esa acción, gran parte de la población pudo evacuar. De un momento a otro “el mar ya estaba ahí, teníamos que correr sí o sí”, recuerda Martinna. “No hay nada que hacer, está todo destruido”, se lamentó su padre al reencontrarse con ella y su mamá en zona segura, en la “punta del cerro”.
La rápida acción de Martinna permitió que un número no menor de habitantes evacuara a tiempo y pudiera sobrevivir al tsunami. De los cerca de 600 habitantes que tenía San Juan Bautista, fallecieron menos de 20 (Breuer et al., 2021). El gong estaba dispuesto en la plaza del poblado. Estaba allí para funcionar como alarma en caso de alguna emergencia. La presencia del gong y la valentía de Martinna conjugaron de tal forma que, en caso contrario, la catástrofe hubiese sido aún mayor, considerando que el mar se adentró unos 300 metros y destruyó prácticamente todo el pueblo (Breuer et al., 2021).
Esta historia, narrada por la misma Martinna en este cortometraje animado, nos permite rescatar varios elementos a tener en consideración frente a este tipo de situaciones. Uno de ellos es la importancia de conocer los territorios que habitamos: si Martinna tocó el gong es porque sabía de su existencia y, por consiguiente, de su capacidad para alertar a la población. La relevancia del conocimiento local también nos permite reflexionar acerca del sentido de comunidad de este poblado: no bastaba solo con saber difundir la alarma y saber hacia qué lugar dirigirse para estar a salvo, sino también era necesario que la población entendiera, confiara y respondiera a esta señal entregada por Martinna.
Desde otra perspectiva, esta narración abre la discusión acerca de la falta de preparación que existía, en ese entonces y de forma transversal, acerca del riesgo de tsunami. No hubo una alerta oficial sobre la situación, ni en el archipiélago ni en Chile continental, donde, como bien sabemos, parte importante de la costa también se vio afectada. Hoy, en cambio, la isla cuenta con sistemas de alerta temprana y señalización de las vías de evacuación (Astudillo, 2020).
En cuanto a la memoria local, el recuerdo de lo ocurrido en 2010 es relativamente reciente, lo que permite a la población actual tener conciencia de la catástrofe y sacar lecciones de lo ocurrido. Los antecedentes históricos previos al 27F revelan que el poblado San Juan Bautista había sido azotado por eventos similares en 1751, 1835 y 1922 (Winckler Grez et al., 2010). En este sentido, el tsunami de 2010 fue el primer evento de este tipo que presenciaron los entonces habitantes de Juan Fernández. No existía un recuerdo latente de algo similar, ni menos tan catastrófico. Actualmente, la situación es muy distinta. Ejemplo de ello es la ruta patrimonial del archipiélago, que en su primer circuito recorre San Juan Bautista, siendo el primer hito del recorrido la plaza de armas y el gong, el cual “se yergue como mudo testigo del recuerdo de este trágico acontecimiento” (Ministerio de Bienes Nacionales, 2017). El segundo hito de la ruta es el cementerio, que cuenta con un memorial que recuerda a las víctimas del tsunami.
Dentro de esta misma línea se enmarca “La niña y el tsunami”. En poco más de seis minutos, nos habla en un tono cercano, sencillo y emotivo, a través de animaciones que reflejan el dolor y la angustia de los habitantes de la isla. Nos habla de la historia de un territorio, de la historia de una familia y, a su vez, de la historia de cientos de familias unidas en la catástrofe.
Este cortometraje animado, patrocinado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), es una invitación abierta a todo público a comprender el riesgo de tsunami, a valorar los sistemas de alerta temprana, y, sobre todo, a conocer nuestros territorios y a aprender y sacar lecciones de nuestro pasado reciente.
Imagen 2: Representación de la evacuación de los habitantes de San Juan Bautista.
Fuente: La Tercera.
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Referencias bibliográficas
Astudillo, D. (2020). Isla Robinson Crusoe y la sirena que recuerda la pesadilla del 27/F. La Tercera. https://www.latercera.com/nacional/noticia/isla-robinson-crusoe-y-la-sirena-que-recuerda-la-pesadilla-del-27f/RFNBOULU55EY7E64KGI6VC6VVM/#
Breuer, W. A., Igualt, F., Contreras-López, M., Winckler, P. & Zambra, C. (2021). Tsunami impact and resilience cycle in an insular town: The case of Robinson Crusoe island, Chile. Ocean & Coastal Management, 209, 105714. https://doi.org/10.1016/j.ocecoaman.2021.105714
Ministerio de Bienes Nacionales. (2017). Ruta patrimonial N°8. Archipiélago Juan Fernández. Isla Robinson Crusoe. https://rutas.bienes.cl/wp-content/uploads/2020/03/RP8.pdf
Winckler Grez, P., Reyes Gallardo, M. & Sepúlveda Oyarzun, I. (2010). Observaciones de campo del tsunami del 27 de febrero de 2010 en Isla Robinson Crusoe, Archipiélago Juan Fernández. Revista SOCHID – Sociedad Chilena de Ingeniería Hidráulica, 25(1).
Territorio y comunidad en riesgo volcánico en Chile: una discusión necesaria
VerTerritorio y comunidad en riesgo volcánico en Chile: una discusión necesaria
Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Ana María Ugarte Caviedes. Psicóloga, Doctora en Estudios Latinoamericanos y Magíster en Ciencias Sociales, Universidad de Chile. Investigadora Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2.
María Paz Lillo Guzmán. Psicóloga, Magíster en Psicología Comunitaria, Universidad de Chile. Consultora especializada en gestión del conocimiento para la reducción del riesgo de desastres, con enfoque en resiliencia comunitaria y procesos participativos]
Imagen 1: Fotografía de Arpillera Comunitaria, creada por mujeres de Chaitén.
Fuente: Pino y Ugarte (2015).
Chile se sitúa en uno de los márgenes tectónicos más activos del planeta, con una gran cantidad de volcanes distribuidos a lo largo de su territorio. Su presencia es especialmente relevante en la zona central y sur (33°-46°S), donde más de 90 volcanes están activos, varios de ellos próximos a áreas densamente pobladas (SERNAGEOMIN, 2018). Si bien actualmente disponemos de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica (RNVV) y del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (OVDAS), y hemos avanzado en la gestión del riesgo de desastres (GRD) con la creación del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) en reemplazo de la Oficina Nacional Emergencias (ONEMI), todavía enfrentamos desafíos críticos en la comprensión, gobernanza y capacidad para la gestión del riesgo a nivel local.
Si bien la Política Nacional y el Plan Estratégico Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres (PNRRD, 2020) declaran que las particularidades territoriales y las diversidades de las comunidades deben ser consideradas en la GRD, el enfoque predominante en la evaluación del riesgo volcánico se basa principalmente en variables geológicas (historia eruptiva, zonas afectadas, magnitud y recurrencia de erupciones) y de exposición (población y cercanía de infraestructura crítica) (SERNAGEOMIN, 2018), omitiendo aspectos fundamentales como las creencias, conocimientos, capacidades y vínculos de las comunidades que habitan en los territorios amenazados. Las percepciones y formas de habitar el territorio son esenciales para entender cómo las comunidades interpretan, reaccionan y se adaptan ante esta y otras amenazas. Si estos factores no son considerados, corremos el riesgo de agravar un desastre, maximizando sus impactos y generando nuevas vulnerabilidades.
La vulnerabilidad de Chile frente a las erupciones volcánicas, así como ante otras amenazas, no se explica únicamente por variables geográficas o de origen natural, sino también por nuestras condiciones ambientales, socioeconómicas, políticas y culturales. Factores como la degradación del medio ambiente, la pérdida de biodiversidad, la alta desigualdad social, un modelo de desarrollo neoliberal y extractivista, la escasa formación ciudadana en gestión de desastres y el centralismo en la toma de decisiones actúan como barreras estructurales que obstaculizan el fortalecimiento de la resiliencia y la capacidad de adaptación de los territorios. Cabe señalar, además, que en la actualidad, la situación se ha vuelto considerablemente más compleja debido a la triple crisis ambiental planetaria –cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación– que incrementa la vulnerabilidad de los territorios.
Cuando hablamos de territorios, nos referimos no sólo al espacio físico amenazado por la erupción volcánica, sino también al espacio cotidiano que encierra el sentido y la experiencia de habitar. Es allí donde se entrelazan dinámicas socioculturales, ecológicas, psicológicas, físicas y biológicas, donde se materializan representaciones sociales del habitar a través de estructuras que se crean y recrean, lenguajes particulares, disposiciones de los cuerpos y materialidades que dan cuenta de nuestra vida social (Aliste, 2010; Bourdieu, 2014; Arteaga, 2017).
Proponemos entender el territorio como un espacio de consolidación de relaciones, tanto con nosotros/as mismos/as como con el resto de la naturaleza. Como plantean Svampa (2008) y Federici (2018), en el territorio se produce y reproduce la vida, lo que conlleva la posibilidad de emergencia y resignificación de lo común, así como también su disputa. En términos generales, la GRD ha fallado en integrar el territorio en su dimensión simbólica y socioafectiva. A pesar de que la Política Nacional y otros instrumentos de gestión de riesgo reconocen su importancia, se aborda como una variable que se limita al alcance geográfico y político-administrativo de las intervenciones, omitiendo o minimizando la fuerza de las dinámicas de construcción de identidad y los vínculos socioafectivos que emergen en estos espacios y que impulsan a las personas a permanecer en ellos.
Las erupciones volcánicas provocan profundas transformaciones en los territorios, impactando múltiples ámbitos de la vida de las distintas especies que los habitan. Los desplazamientos forzados son un claro ejemplo de estas transformaciones, y aunque son una realidad recurrente en Chile, no han sido suficientemente abordados en las políticas de GRD. Casos como el desplazamiento humano y bovino por la erupción del volcán Hudson en 1991, la relocalización de Chaitén en 2008 y la evacuación masiva por la erupción del volcán Calbuco en 2015, evidencian que una respuesta institucional enfocada exclusivamente en las pérdidas materiales y económicas, que desatiende las particularidades de los territorios, puede ser devastadora. La falta de preparación y coordinación en un desplazamiento compromete significativamente la recuperación, daña el tejido social e incrementa la vulnerabilidad de las comunidades (Wilson et al., 2012; Ugarte & Salgado, 2014; Espinoza et al., 2015; Romero Toledo & Romero Aravena, 2015; Lainez & Fava, 2024). Proteger los vínculos que se establecen entre las comunidades y los territorios que habitan y respetar su propia capacidad de agencia es fundamental para fortalecer la resiliencia comunitaria ante erupciones volcánicas.
Si bien en muchos casos no es posible evitar los desplazamientos forzados, sí es posible mitigar sus efectos negativos. ¿Cómo hacerlo? A través de un enfoque que combine conocimiento técnico y científico con los saberes locales y ancestrales de las comunidades expuestas, llevando a cabo procesos de análisis participativos y de formación que fomenten una profunda comprensión del riesgo. Involucrar a las comunidades en riesgo en la creación de los procedimientos de respuesta a emergencias es vital para diseñar planes de acción que respondan a las realidades territoriales y sociales. Si los planes son comprendidos por las personas que los deben seguir, reflejan sus preferencias y consideran sus capacidades, serán más exitosos. Las personas estarán más preparadas para actuar y adherirse a ellos cuando sea necesario.
También es fundamental reconocer que el impacto de un desplazamiento no es igual para toda la población. Diferentes grupos tienen necesidades y capacidades específicas que deben ser anticipadas, tales como requerimientos especiales de protección, acceso a medios de vida, educación o salud. Comprender estos factores y planificar en consecuencia es clave para reducir la vulnerabilidad y no profundizar las brechas ya existentes.
Hoy Chile se encuentra en un momento social y político favorable para renovar no sólo la institucionalidad de la GRD, sino que también el enfoque reactivo y excesivamente técnico que la ha caracterizado. Para construir respuestas más efectivas y justas ante los riesgos, que sean pertinentes y sostenibles en sus propios contextos, es crucial incorporar de forma efectiva la dimensión simbólica y socioafectiva de los territorios y reconocer tanto las dinámicas sociales y culturales como las capacidades organizativas locales, aprendiendo de ellas. En este contexto de múltiples amenazas, considerar estos elementos para fortalecer la resiliencia de las comunidades en situación de riesgo se vuelve una prioridad.
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Referencias bibliográficas
Aliste, E. (2010). Territorio y ciencias sociales: trayectorias espaciales y ambientales en debate. En E. Aliste & A. Urquiza (Comps.), Medio ambiente y sociedad: conceptos, metodologías y experiencias desde las ciencias sociales y humanas (pp. 55-76). Santiago de Chile: RIL Editores.
Arteaga. C. (2017). Las redes sociales asociativas como alternativas de desarrollo para América Latina. En M. E. Alvarado, L. Correa & E. Costilla (Coords.), Experiencias universitarias de los movimientos sociales y la acción colectiva. Una mirada al pasado y al futuro desde el presente (pp. 83-101). Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades.
Bourdieu, P. (2014). Sobre el Estado. Cursos en el College de France (1989-1992). Barcelona: Anagrama.
Espinoza, A., Espinoza, C., & Fuentes, A. (2015). Retornando a Chaitén: Diagnóstico participativo de una comunidad educativa desplazada por un desastre socionatural. Magallania, 43(3), 65-76. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22442015000300006
Federici, S. (2018). La justicia social debe ir más allá de la noción de justicia liberal burguesa. En L. Martínez (Ed.), Feminismos a la contra. Entre-vistas al Sur Global (pp. 125-133). Cantabria: La Vorágine.
Lainez, P., & Fava, D. (2024). El impacto psicosocial y en salud mental de afectados por una erupción volcánica: Reflexiones sobre la experiencia subjetiva, caso Ensenada, Chile. Revista de Estudios Latinoamericanos sobre Reducción del Riesgo de Desastres REDER, 8(1), 75-90. https://doi.org/10.55467/reder.v8i1.139
Pino, A., & Ugarte, A. M. (2015). Re-Creando Chaitén en comunidad: arteterapia y educación popular en desastres socionaturales. CIVDES: Centro de Investigación en Vulnerabilidades y Desastres Socionaturales.
PNRRD. (2020). Política Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres y Plan Estratégico Nacional (2020-2030). Santiago: Departamento de Gestión del Sistema Nacional de Protección Civil ONEMI.
Romero Toledo, H., & Romero Aravena, H. (2015). Ecología política de los desastres: vulnerabilidad, exclusión socio-territorial y erupciones volcánicas en la Patagonia chilena. Magallania, 43(3), 7-26. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22442015000300002
SERNAGEOMIN. (2018). Chile: territorio volcánico. Santiago: Servicio Nacional de Geología y Minería.
Svampa, M. (2008). Cambio de época. Movimientos sociales y poder político. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
Ugarte, A. M., & Salgado, M. (2014). Sujetos en emergencia: acciones colectivas de resistencia y enfrentamiento del riesgo ante desastres; el caso de Chaitén, Chile. Revista INVI, 29(80), 143-168. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-83582014000100006
Wilson, T., Cole, J., Johnston, D., Cronin, S., Stewart, C., & Dantas, A. (2012). Short- and long-term evacuation of people and livestock during a volcanic crisis: lessons from the 1991 eruption of Volcán Hudson, Chile. Journal of Applied Volcanology, 1, 2. https://doi.org/10.1186/2191-5040-1-2
Volver, a pesar del peligro | "Vecinos del volcán" (2014)
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Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Diego Álvarez Arancibia. Periodista]
Título: Vecinos del volcán
Formato: Documental
Director: Iván Tziboulka
Año: 2014
Duración: 1 h 46 min.
Disponible en: OndaMedia
Imagen 1: Portada de «Vecinos del volcán».
Fuente: Miradoc.
Madrugada del 2 de mayo de 2008. El volcán Chaitén, tras 700 años de tranquilidad, anunció su despertar con una violenta erupción, levantando una nube de cenizas que rápidamente cubrió el cielo del pueblo del mismo nombre. Los chaiteninos nunca se imaginaron que esto ocurriría, o que sus vidas desde ese momento ya no serían las mismas.
Ante el riesgo de más erupciones y flujos piroclásticos que amenazaban con sepultar completamente al pueblo, el gobierno ordenó la evacuación forzosa de sus más de 7 mil habitantes, reubicándolos en otras localidades dentro de la Región de Los Lagos. Así comenzó una diáspora que marcaría para siempre a la comunidad chaitenina y que el documental Vecinos del volcán (2014), dirigido por Iván Tziboulka, retrata.
La erupción no solo transformó físicamente al territorio, desviando el cauce del río Blanco y dividiendo al pueblo en dos. También afectó profundamente las vidas de familias acostumbradas a vivir en comunidad, forzadas a abandonar sus casas, costumbres, historias e identidad profundamente arraigadas a Chaitén. Buscando explorar la insistencia por parte de los chaiteninos de volver a un lugar inhabitable, Tziboulka sigue a tres familias que enfrentan de maneras distintas este desplazamiento: la del locutor radial y concejal Bernardo Riquelme y su esposa (también concejala) Jenny Barrientos; la del pescador Luis Cárdenas y su esposa María Fernández; y la de José Ascencio y Carmen Barrientos.
Entre segmentos que siguen a las tres familias mientras enfrentan esta nueva vida, el documental también aborda las tensiones entre los habitantes relocalizados y el Gobierno de Chile que, tras declarar la zona como inhabitable, decidió levantar el pueblo en una nueva ubicación a diez kilómetros de su sitio original. Oponiéndose a la idea, varios de ellos comienzan a repoblar la zona y reconstruir, una acción de rebeldía que eventualmente termina favoreciéndolos; con el cambio de gobierno se declara a la zona norte del pueblo como habitable, y se les permite volver.
Cuando Iván visita el pueblo tres años después de la catástrofe, Chaitén parece haber vuelto a la normalidad. Pero como señala en un segmento uno de los residentes, la normalidad solo se dará cuando vuelva toda la familia, encapsulando así el desarraigo persistente enfrentado por aquellos cuyos lazos familiares han quedado dispersos entre Chaitén y las ciudades donde fueron reubicados. Y las familias Riquelme y Ascencio tristemente ejemplifican este fenómeno. Mientras Bernardo y Carmen permanecen en Chaitén, impulsados por su apego al pueblo y las responsabilidades laborales que tienen con él, el resto de sus familias ya se han adaptado a su nueva vida en las ciudades donde fueron relocalizados. Esta separación física y emocional, otra consecuencia de la erupción, culmina en el distanciamiento definitivo: al cierre del documental, ambos matrimonios se encuentran separados.
Vecinos del volcán cumple el propósito del director de explorar las razones por las cuales las personas vuelven a zonas inhabitables, pero la mayor fortaleza del documental yace en su capacidad para adentrarse en las consecuencias más íntimas de la tragedia: las fracturas emocionales, familiares y comunitarias que provocó.
Vulnerabilidad ante fenómenos volcánicos en la comunidad de Los Queñes, Región del Maule, Chile
VerVulnerabilidad ante fenómenos volcánicos en la comunidad de Los Queñes, Región del Maule, Chile
Revista PLANEO N°60 | Asentamientos multiamenazas Vol. 3: Erupciones volcánicas y habitabilidad | Septiembre 2024
[Por: Amiel Nieto-Torres, Alfredo Esquivel, Álvaro Aravena, Yuvineza Gómez-Leyton, Ivonne Martínez, Vicente Troncoso-Chacón, Vicente Astudillo-Quiroz, Pablo Salazar-Reinoso y Felipe Aguilera-Barraza. Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico, Ckelar-Volcanes, Antofagasta, Chile y Facultad de Ciencias Básicas, Universidad Católica del Maule, Talca, Chile]
Introducción
Desde el año 2022, el Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico, Ckelar-Volcanes, reúne a un equipo multidisciplinario de expertos enfocados en la volcanología pertenecientes a la Universidad Católica del Norte, la Universidad de Concepción y la Universidad de Chile. Este grupo de científicos y científicas desarrolla investigación de excelencia desde diversas disciplinas. Nuestro trabajo de investigación volcánica incluye la volcanología física, geoquímica de fluidos, geofísica volcánica, sensores remotos, petrología, geología estructural, peligros volcánicos, gestión del riesgo volcánico, vulnerabilidad ante erupciones volcánicas, resiliencia, trabajo con las comunidades y comunicación de la ciencia volcánica.
Los Institutos Milenio son centros con autonomía jurídica que desarrollan investigación científica y tecnológica que se encuentra en la frontera del conocimiento de sus respectivas disciplinas. A través de estos Centros de Excelencia, se impulsa el fortalecimiento de las capacidades científicas y tecnológicas de excelencia a nivel nacional e internacional, y la difusión y transferencia del conocimiento a los distintos sectores de la sociedad. Los Centros de Excelencia se enfocan en desarrollar proyectos de investigación científica de avanzada, con líneas de desarrollo en la frontera del conocimiento y en un marco de trabajo colaborativo, multidisciplinario y de sinergia. Los investigadores de los Institutos Milenio se proyectan como referentes nacionales en sus disciplinas e impulsan de forma activa, la divulgación y la transferencia del conocimiento y del quehacer científico que desarrollan hacia la sociedad y el ámbito productivo. Milenio es un programa de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), perteneciente del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile.
Contexto
Entre el 21 y el 24 de junio de 2023, una serie de inundaciones y flujos de lodo provocados por una perturbación atmosférica dejaron a la comunidad de Los Queñes, ubicada en la provincia de Curicó, región del Maule, sin comunicación por varios días. Además, seis viviendas que se encontraban en la ribera del río fueron destruidas, sin que se reportaran víctimas. Esto motivó a nuestro grupo de trabajo a evaluar el riesgo en Los Queñes para enfrentar amenazas naturales como las de origen volcánico, mediante la evaluación de la vulnerabilidad y de las actitudes que asume la población ante las manifestaciones de los fenómenos naturales.
La comunidad de Los Queñes se ubica a 55 km al noroeste de Curicó, en la comuna de Romeral, Chile. Su nombre significa “gemelos” en mapudungún, rinde homenaje a los ríos Teno y Claro, que convergen en esta zona (Imagen 1). El asentamiento de Los Queñes se produjo en 1864, con la construcción de las actuales instalaciones de la Aduana de Los Queñes para controlar el tránsito de ganado y personas en ambos lados de la cordillera. Con el tiempo, la zona se convirtió en un corredor minero, ya que las actividades mineras prevalecen en la zona (Municipio El Romeral, 2021). Los Queñes se destaca actualmente como una localidad turística de montaña, con bellos paisajes y áreas de enorme valor natural. A lo largo de los años, la población permanente de Los Queñes ha experimentado fluctuaciones significativas, que van desde los 150 hasta los 300 habitantes. Sin embargo, durante los meses de verano la población aumenta hasta los ~1.000 habitantes (Municipio El Romeral, 2021).
La comuna de Los Queñes ha enfrentado los impactos de varios fenómenos naturales a lo largo de su historia, entre los que se encuentran, por ejemplo, erupciones volcánicas del volcán Planchón-Peteroa, flujos de lodo, inundaciones, deslizamientos y desprendimientos de rocas. Algunos de estos fenómenos han sido catastróficos. Una erupción en 1837 en el complejo volcánico Planchón-Peteroa produjo flujos de lodo y rocas en el río Claro, que fluye desde el complejo volcánico hasta Los Queñes. En 1986, una inundación catastrófica desencadenada por intensas lluvias provocó la reubicación de los residentes en la parte occidental de la comuna.
Imagen 1: Localización de la comunidad de Los Queñes en la confluencia de los ríos Teno y Claro, a 32 km del complejo volcánico Planchón-Peteroa.
Fuente: Ckelar-Volcanes.
Acciones, estrategias y desafíos
A inicios del 2024, investigadores del Instituto Milenio en Investigación en Riesgo Volcánico, Ckelar-Volcanes, viajamos desde Talca y Antofagasta a Los Queñes, con el fin de llevar a cabo una evaluación de vulnerabilidad de la comunidad ante fenómenos volcánicos y otras amenazas naturales. Se llevaron a cabo evaluaciones de diferentes aspectos de la vulnerabilidad (Imagen 2). La evaluación de la vulnerabilidad física se basó en indicadores sobre las condiciones de las construcciones (Nieto-Torres et al., 2021). Esto incluye aspectos sobre la edad, el material de construcción, la forma y el estado de la estructura, la mano de obra y la calidad de la construcción, ayudando así a predecir el rango de daños, pérdidas y costos de reconstrucción que pueden resultar tras el impacto de un fenómeno natural (Blong, 1984).
Imagen 2: Trabajo en terreno llevado a cabo para evaluar la vulnerabilidad física de las viviendas.
Fuente: Ckelar-Volcanes.
Este trabajo en terreno fue más sencillo de realizar gracias a la colaboración de la Radio Comunitaria Los Queñes, quienes facilitaron en gran medida el acercamiento del grupo de trabajo con la población. Además, fue posible participar en una serie de charlas en las instalaciones del mercado de comida y artesanías, lo que nos permitió sensibilizar a los miembros de la comunidad sobre la importancia de conocer y entender el comportamiento y el impacto de los fenómenos naturales (Imagen 3).
Imagen 3: Fotografía de una de las dos charlas sobre riesgo volcánico desarrolladas en el mercado de comida y artesanía por científicos del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico, Ckelar-Volcanes.
Fuente: Ckelar-Volcanes.
En el caso de la vulnerabilidad social, consideramos las características de la población de acuerdo a las necesidades funcionales y de acceso (por ejemplo, proporción de niños menores de 5 años, adultos mayores de 70 años y discapacitados), así como a la presencia de minorías étnicas (personas que se distinguen por sus diferentes orígenes culturales), desempleo y analfabetismo. Cuanto mayor sea la proporción de población en condiciones de vulnerabilidad, mayor será la vulnerabilidad asociada (Fothergill et al., 1999).
Encontramos que de las 514 edificaciones que posee Los Queñes, 240 son viviendas. Sin embargo, el número de residentes permanentes es de alrededor de 250. Esto se debe a que la mayoría de las edificaciones son casas de veraneo. Durante el verano, la población residente aumenta hasta ~1.000 habitantes, a los que se suman decenas de turistas. Las edificaciones restantes comprenden otros elementos urbanos como la escuela de educación básica, varias casas comunitarias, las estaciones de bomberos y policía, el centro de salud, iglesias, tiendas de artesanías y abarrotes, almacenes, establos para ganado, restaurantes y facilidades de hospedaje como cabañas y hostales.
La ubicación de Los Queñes en la confluencia de los ríos Teno y Claro ha sido fundamental para su desarrollo, pero también presenta desafíos. El riesgo de inundaciones y flujos de lodo y rocas se dan principalmente en la zona cercana a la ribera del río Teno, y la amenaza de remoción masiva en zonas escarpadas son aspectos para considerar en la planificación urbana. Aunque el pueblo se encuentra a ~32 km del complejo volcánico Planchón-Peteroa, que ni siquiera se puede ver desde Los Queñes, existe una amenaza volcánica asociada a la potencial caída de ceniza volcánica y flujos de lodo y rocas, como sucedió en 1837, 1991, 2010-2011 y 2018 (SERNAGEOMIN, 2023).
El reducido tamaño de la comunidad y su ubicación remota y aislada dificultan la redundancia y accesibilidad de la infraestructura crítica. Las fallas en las telecomunicaciones y la electricidad son recurrentes en la región, especialmente durante la temporada de lluvias y el invierno. Esto sucedió durante las inundaciones de junio de 2023, cuando la comunidad quedó completamente aislada. Durante el trabajo de campo realizado en enero de 2024 se observó que algunos tramos de los caminos aún no habían sido reparados. Estos aspectos contribuyen a que la vulnerabilidad sea particularmente alta.
Por otro lado, la vocación turística natural de Los Queñes, debido a la topografía montañosa y a sus hermosos paisajes, dificulta la diversificación de las actividades económicas. Las actividades asociadas al turismo (por ejemplo, restaurantes, albergues, sitios para acampar, guías turísticos, artesanías) son una de las principales fuentes de ingresos para los residentes permanentes, lo que se traduce en una vulnerabilidad económica elevada. Otras actividades económicas, como aquellas asociadas a la agricultura, son escasas y están controladas estacionalmente, lo que también afecta negativamente la vulnerabilidad económica en Los Queñes. La actividad minera está presente en la zona, pero los beneficios directos para Los Queñes son escasos. En este sentido, el camino que conecta Los Queñes con el valle central a lo largo de la ladera norte del río Teno recibe regularmente mantenimiento por parte de empresas privadas, y ellas se encargan de restablecer esta ruta cuando se ve afectada por procesos de remoción en masa. Sin embargo, no se reconocen esfuerzos públicos o privados relacionados al desarrollo de obras de ingeniería mayores capaces de proteger a la comunidad, como barreras contra inundaciones y flujos de lodo y rocas, o el desarrollo de sistemas de alerta temprana para este tipo de amenazas naturales. Estas características se traducen en una elevada vulnerabilidad social y una escasa capacidad de respuesta ante desastres naturales.
La segunda parte de nuestra investigación, que aún se encuentra en fase experimental, consiste en el diseño e implementación de una estación con un sistema de monitoreo de inundaciones y flujos de lodo y rocas, con el fin de implementar en el futuro un sistema de alerta temprana ante estos fenómenos. Este es un trabajo que representa grandes desafíos, ya que requiere del conocimiento y la caracterización de los eventos que han ocurrido en el pasado, así como la instalación de instrumentos sofisticados que requieren de una constante calibración y mantenimiento. Los instrumentos instalados para monitorear estos fenómenos consisten en sismómetros de bajo costo para detectar los movimientos del suelo asociados al paso de los flujos de agua, lodo y rocas, y una cámara de video que permite el registro visual de estos fenómenos (Imágenes 4 y 5).
Imagen 4: Pruebas para la instalación de la estación experimental para el monitoreo de inundaciones, flujos de lodo y rocas.
Fuente: Ckelar-Volcanes.
Imagen 5: Estación experimental en fase de prueba. Equipo de científicas y científicos de Ckelar-Volcanes durante la instalación.
Fuente: Ckelar-Volcanes.
Los resultados finales de estas investigaciones serán publicados en una revista internacional enfocada en la reducción del riesgo. Si quieres saber más sobre las actividades de investigación y divulgación del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico, Ckelar-Volcanes, puedes contactarnos y/o seguirnos en nuestras redes sociales:
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Referencias bibliográficas
Blong, R. J. (1984). Volcanic Hazards: A Sourcebook on the Effects of Eruptions. Sydney: Academic Press. https://doi.org/10.1016/C2009-0-21853-8
Fothergill, A., Maestas, E. G. M., & Darlington, J. D. (1999). Race, Ethnicity and Disasters in the United States: A Review of the Literature. Disasters, 23(2), 156-173. https://doi.org/10.1111/1467-7717.00111
Municipalidad El Romeral. (2021). Plan Regulador Comunal. https://muniromeral.cl/romeral/
Nieto-Torres, A., Guimarães, L. F., Bonadonna, C., & Frischknecht, C. (2021). A New Inclusive Volcanic Risk Ranking, Part 1: Methodology. Frontiers in Earth Science, 9, 697451. https://doi.org/10.3389/feart.2021.697451
Servicio Nacional de Geología y Minería [SERNAGEOMIN]. (2023). Complejo Volcánico Planchón-Peteroa. https://rnvv.sernageomin.cl/complejo-volcanico-planchon-peteroa/
Soluciones Basadas en la Naturaleza para la planificación de ciudades resilientes a las inundaciones
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Revista PLANEO N°59 | Asentamientos multiamenazas Vol. 2: Inundaciones y cambio climático | Junio 2024
[Por: Carolina Rojas Quezada. Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT) y Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), UC.
Teresita Eggers. Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT), UC]
Las ciudades chilenas enfrentan crecientes desafíos debido a la rápida urbanización en áreas de riesgo, la desigualdad, el cambio climático y la impermeabilización del suelo, lo que aumenta significativamente el riesgo de inundaciones. En este contexto, las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) han surgido como una estrategia innovadora y eficaz para la planificación urbana más resiliente, ofreciendo múltiples beneficios ambientales, sociales y económicos a la vez (McPhearson, Kabisch & Frantzeskaki, 2023; Rojas et al., 2023), además se caracterizan por ser soluciones multifuncionales en contraste con la infraestructura gris o tradicional que es de carácter monofuncional (Vásquez, 2016). Estas soluciones protegen, gestionan y restauran ecosistemas naturales o modificados, abordando desafíos urbanos de manera efectiva y adaptativa, proporcionando beneficios tanto para el bienestar humano como para la biodiversidad (IUCN, 2017).
Uno de los principales beneficios de las SbN es su capacidad para gestionar el agua de manera sostenible. Los humedales urbanos, por ejemplo, actúan como esponjas naturales, absorbiendo el exceso de agua durante eventos de lluvias intensas y liberándola lentamente, reduciendo así el riesgo de inundaciones. Además, estos humedales mejoran la calidad del agua al filtrar contaminantes y proporcionar hábitats para la vida silvestre (Dodman et al., 2022). Los parques inundables son otra forma efectiva de SbN. Si bien aun hay pocos en Chile, estas áreas verdes están diseñadas para retener el agua durante las precipitaciones intensas y liberarla gradualmente, mitigando así las inundaciones. Además de su función principal, estos parques también ofrecen espacios recreativos para la comunidad, mejorando la calidad de vida y fomentando la cohesión social. Además, la vegetación en estos parques ayuda a reducir el efecto de isla de calor urbano, contribuye a la purificación del aire y proporciona sombra, creando microclimas más agradables y saludables (Faivre et al., 2017).
Las SbN no solo abordan las inundaciones, sino que también contribuyen a la resiliencia urbana frente al cambio climático. Estas soluciones también fomentan la biodiversidad, creando corredores ecológicos que conectan diferentes especies vegetacionales y permiten el movimiento de especies (Raymond et al., 2017). Las ciudades chilenas por sus diferencias geográficas son particularmente vulnerables a las inundaciones debido a la alta concentración de personas, la desigualdad socioeconómica, la falta de infraestructura y las actividades económicas dependientes del clima, como la agricultura. Las SbN ofrecen una forma de mitigar estos riesgos mediante la incorporación de elementos naturales que puedan ayudar con los impactos de eventos climáticos extremos. Por ejemplo, las soluciones basadas en el suelo, como los jardines de lluvia, pueden ayudar a manejar el exceso de agua (Kabisch, Frantzeskaki & Hansen, 2022).
Para que las SbN sean efectivas, es crucial la participación activa de la comunidad y una gobernanza inclusiva y adaptativa. Involucrar a los ciudadanos en el diseño y mantenimiento de estas soluciones aumenta la conciencia ambiental y el sentido de pertenencia, asegurando que las SbN sean sostenibles a largo plazo (IUCN, 2017). Además, una gobernanza inclusiva que considere múltiples sectores y disciplinas es esencial para integrar las SbN en la planificación urbana de manera efectiva. La participación comunitaria no solo fortalece la implementación de las SbN, sino que también garantiza que estas soluciones respondan a las necesidades y preferencias locales. La inclusión de diversos actores en el proceso de planificación y decisión puede llevar a soluciones más equitativas y efectivas (Faivre et al., 2017).
Para invertir en Soluciones basadas en la Naturaleza en ciudades chilenas, es fundamental considerar las evidencias internacionales que indican que la efectividad de las SbN puede variar significativamente según el contexto urbano específico. Por ejemplo, en áreas densamente pobladas, donde el espacio es limitado, soluciones como techos verdes y jardines en terrazas de edificios pueden ser particularmente efectivas para gestionar el agua. En ciudades costeras, estimaciones del WRI et al. (2018) señalan que las pérdidas mundiales por inundaciones podrían alcanzar los US$52 billones anuales en promedio para 2050. Además, en estas ciudades, las SbN proporcionan hábitats críticos para la vida marina y ayudan a proteger la biodiversidad costera (Dodman et al., 2022). Las SbN orientadas a la restauración de humedales y dunas actúan como barreras naturales contra las precipitaciones intensas y el aumento del nivel del mar, estabilizando las costas y atenuando las olas para reducir los impactos por inundación y erosión. Estas soluciones pueden ser hasta cinco veces más económicas que construir infraestructura gris, como rompeolas. En este contexto, la pérdida de ecosistemas implica la pérdida de beneficios cruciales. En Chile, una de las pocas evidencias disponibles señala que, debido a la pérdida de superficie del Humedal Rocuant-Andalién en Concepción, se estima que para un periodo de retorno extremo (500 años), el volumen de agua almacenada por el humedal disminuiría en más del 38% y el área inundada del humedal en un 30%, incrementando así las inundaciones y la vulnerabilidad del área urbana (Rojas et al., 2022).
A pesar de sus numerosos beneficios, la implementación de SbN no está exenta de desafíos. Uno de los principales obstáculos es la falta de financiamiento y recursos, especialmente en Latinoamérica. Las SbN a menudo requieren una inversión inicial significativa, y los beneficios pueden no ser inmediatamente evidentes, lo que puede dificultar la obtención de apoyo financiero y político. Otro desafío es la necesidad de conocimientos técnicos y científicos específicos para diseñar y mantener efectivamente las SbN. Esto puede requerir capacitación adicional y la colaboración entre diferentes disciplinas y sectores. Además, la planificación y gestión de SbN deben ser adaptativas y flexibles para responder a los cambios en las condiciones ambientales y sociales (McPhearson, Kabisch & Frantzeskaki, 2023). Las SbN también deben ser equitativas y justas. Es importante asegurarse de que los beneficios de estas soluciones se distribuyan de manera equitativa y que no perpetúen o exacerben las desigualdades existentes. La participación inclusiva y la consideración de diversos valores y perspectivas son cruciales para lograr este objetivo (IUCN, 2017).
Por ejemplo, para el diseño de parques en humedales urbanos, que son potenciales SbN, es fundamental considerar criterios que favorezcan la biodiversidad, como la cobertura vegetal y su composición, la superficie, la proporción y cercanía de las intervenciones, y la capacidad de carga de estos ecosistemas en cuanto al número de visitantes y las actividades que se lleven a cabo (Eggers, 2024). La investigación científica respalda la idea de que un diseño cuidadoso puede mejorar la biodiversidad y los servicios ecosistémicos que estos parques proporcionan. Además, es crucial que el diseño de estos parques incorpore principios de sostenibilidad y resiliencia, asegurando que las intervenciones no solo sean beneficiosas a corto plazo, sino que también contribuyan a la salud y viabilidad a largo plazo de los ecosistemas de humedales urbanos (Eggers, 2024).
Las Soluciones Basadas en la Naturaleza representan una oportunidad única para transformar nuestras ciudades en espacios más resilientes, sostenibles y habitables. Integrar estas soluciones en la planificación urbana, puede aportar a resolver múltiples problemas a la vez, pues no solo mitigamos los riesgos de inundaciones, sino que también mejoramos la calidad de vida de los habitantes y promovemos la conservación de la biodiversidad, entre otros. Es hora de que las ciudades adopten un enfoque más ecológico y colaborativo, utilizando la naturaleza como aliada en la construcción de un futuro urbano resiliente (McPhearson, Kabisch & Frantzeskaki, 2023). Las SbN, al incorporar elementos naturales en el entorno urbano, ofrecen una forma eficaz de abordar los desafíos ambientales y sociales. Sin embargo, su implementación requiere una planificación cuidadosa, recursos adecuados y una participación comunitaria activa. Con el apoyo y la colaboración adecuados, las SbN pueden contribuir significativamente a la creación de ciudades resilientes y sostenibles, preparadas para enfrentar los desafíos como las inundaciones.
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Referencias bibliográficas
Dodman, D., Hayward, B., Pelling, M., Castan Broto, V., Chow, W., Chu, E. et al. (2022). Cities, settlements and key infrastructure. En Climate Change 2022: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge University Press.
Eggers, T. (2024). Biodiversidad y Diseño: Relaciones para favorecer la biodiversidad en Parques en Humedales Urbanos. Tesis Magíster Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Faivre, N., Fritz, M., Freitas, T., de Boissezon, B., & Vandewoestijne, S. (2017). Nature-based solutions in the EU: Innovating with nature to address social, economic and environmental challenges. Environmental Research, 159, 509-518.
International Union for Conservation of Nature (IUCN). (2017). Definición de Soluciones Basadas en la Naturaleza.
Kabisch, N., Frantzeskaki, N., & Hansen, R. (2022). Principles for urban nature-based solutions. Ambio, 51, 1388-1401.
McPhearson, T., Kabisch, N., & Frantzeskaki, N. (2023). Nature-Based Solutions for Cities. Edward Elgar Publishing.
Raymond, C. M., Frantzeskaki, N., Kabisch, N., Berry, P., Breil, M., Nita, M. R., Geneletti, D., & Calfapietra, C. (2017). A framework for assessing and implementing the co-benefits of nature-based solutions in urban areas. Environmental Science and Policy, 77, 15-24.
Rojas, C., Rojas, O., Munizaga, J., Jorquera, F., & Novoa, V. (2023). Soluciones basadas en la Naturaleza para la mitigación de inundaciones. Documento PP CEDEUS.
Rojas, O., Soto, E., Rojas, C., & López, J. (2022). Assessment of the flood mitigation ecosystem service in a coastal wetland and potential impact of future urban development in Chile. Habitat International, 123, 102554.
Vásquez, A. E. (2016). Infraestructura verde, servicios ecosistémicos y sus aportes para enfrentar el cambio climático en ciudades: el caso del corredor ribereño del río Mapocho en Santiago de Chile. Revista de Geografía Norte Grande, (63), 63-86.
WRI, Ozment, S., Ellison, G., & Jongman, B. (2018). Nature-based Solutions for Disaster Risk Management. World Bank Group.
La red de pluviómetros comunitaria de Honduras y su rol en la gestión del riesgo agroclimático en redes de innovación agrícola
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Revista PLANEO N°59 | Asentamientos multiamenazas Vol. 2: Inundaciones y cambio climático | Junio 2024
[Por: Acción Climática, de la Alliance Bioversity International-Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), Honduras]
Imagen 1: Instalación de pluviómetro comunitario en InnovaHub de Occidente, Honduras.
Fuente: Fotografía de Jaime Leal.
Introducción
El proyecto Sistemas de Innovación Agroalimentaria Resilientes en América Latina y el Caribe (AgriLAC Resiliente) es una iniciativa regional del CGIAR (Consultative Group for International Agricultural Research, por sus siglas en inglés). En Honduras, específicamente, un modelo de innovación agrícola desarrollado en México por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha sido adaptado al contexto local, en apoyo a la Alliance Bioversity International-Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). A través del proyecto AgriLAC Resiliente, dos Innovahubs han sido apoyados en su formación, uno en el oriente (departamento de El Paraíso) y otro en occidente (Copán, Lempira y Santa Bárbara), con el propósito de conectar personas e instituciones del sector agroalimentario que estén interesadas en generar y compartir conocimientos, experiencias, innovaciones y también interrogantes. Una de estas innovaciones es el instrumento de medición de la lluvia, un pluviómetro en finca que permite a las personas medir y comprender su clima local, pero principalmente interiorizar los pronósticos meteorológicos y estacionales que el servicio meteorológico nacional genera, para con esto mejorar la adaptación a corto y mediano plazo. Democratizar la información meteorológica y ampliar la cadena de servicios climáticos en Honduras es un reto, pero tiene el potencial de apalancar acciones de adaptación.
Contexto
Uno de los países latinoamericanos catalogado como de alta vulnerabilidad ante el cambio climático, Honduras, depende fuertemente de su sector agrícola de secano. Este tipo de agricultura, al no contar con sistema de riego y ser principalmente para el autoconsumo y mercado local, es susceptible a la propia variabilidad climática natural, variabilidad que, de acuerdo con algunos estudios, se está modificando en toda Centro América (Hidalgo et al., 2023). Generar información, comunicarla y gestionar opciones para enfrentar los cambios en el sector agrícola requiere, entonces, de un cambio de paradigma y de cambios en cómo percibimos las innovaciones. En una época en que la tecnología digital y la inteligencia artificial está marcando el paso, una herramienta de medición de plástico está innovando en ciertas regiones de Honduras.
La innovación, como lo define la Real Academia Española, es una acción o efecto de innovar. De ahí que un pluviómetro que ha sido ampliamente utilizado en la meteorología, puesto en las manos de las personas que trabajan la tierra, donde nunca ha estado, tiene el potencial de generar cambios y, por tanto, de innovar. Estos cambios pueden ir desde lo personal –al generar conocimientos del clima de su territorio y entender que la finca y los medios de vida en ella no solo dependen del tipo de suelo, su pendiente y su disponibilidad hídrica, sino también de su variabilidad climática– a lo comunitario –al conectar grupos de personas, como son las juntas de aguas locales y los comités de emergencia locales, generando mayor cohesión en el tejido social–, también a lo regional –al proveer información para monitorear los pronósticos estacionales que se generan en el servicio meteorológico nacional (Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos [CENAOS], de la Secretaría de Gestión de Riesgo de Honduras) a través de las Mesas Agroclimáticas Participativas [MAP] (CCAFS, s.f.)– y, finalmente, a lo nacional –al dar un ejemplo de intercambio de información meteorológica para la toma de decisiones, diseñadas a las necesidades diferenciadas de los usuarios sectoriales–.
El ejercicio de medición de pluviómetros comunitarios surgió como una práctica académica para que las personas en comunidades del denominado corredor seco de Honduras comenzaran a interpretar pronósticos y boletines de alerta del CENAOS y tomar decisiones en base a dicha información. Sin embargo, a dos años de haber iniciado este ejercicio en un proyecto de desarrollo que ya finalizó, muchas personas siguen compartiendo sus datos a grupos de WhatsApp y haciendo comparaciones con años anteriores. Un ejemplo de ello es el de Ingrid, en la comunidad de Huatales del departamento de El Corpus, quien el 6 de junio de este año en dicho grupo de WhatsApp comentó: “En mayo de este año (2024) llovió 189 mm, así es que las lluvias este año son pocas, en comparación al 2023 que llovió 373 mm”. En Honduras la época lluviosa inicia a finales de abril/inicios de mayo en la región del Pacífico, donde se ubica El Corpus, extendiéndose a mediados de mayo hacia el resto del país. Sin embargo, no fue hasta la última quincena de mayo que se tuvieron las precipitaciones de inicio de época lluviosa, con lo que en muchas regiones del país la siembra se retrasó para el ciclo de primera de 2024.
Debido al interés y al voluntariado de personas como Ingrid, corporaciones municipales como las de Yauyupe, Liure y Trojes, en el departamento de El Paraíso, continúan con el monitoreo. En el caso de Yauyupe, se ha incorporado la lectura de los pluviómetros en centros básicos de educación y esta información, a su vez, se ha integrando a la información municipal de monitoreo. Lo anterior es un ejemplo de ciencia ciudadana y un ejercicio de democratizar la información meteorológica: como ha expuesto la señora Victoria de la comunidad de Linaca en Choluteca, “puede venir cualquier persona de cualquier institución a consultar los datos de nuestro pluviómetro y con gusto compartimos”.
Imagen 2: Estudiantes del Centro Básico Adán Canales del municipio de Yauyupe, El Paraíso.
Fuente: Fotografía de Ángel Rubio (vicealcalde).
El modelo del Innovahub es un método de trabajo para mejorar la gestión del conocimiento en forma de buenas prácticas y tecnologías agrícolas en el campo, de forma participativa, que a su vez generen alianzas de co-creación e innovación (CIMMYT, 2023). En los departamentos del occidente del país, específicamente en Copán, Lempira y Santa Bárbara, y en El Paraíso en el oriente del país, dos hubs se han apoyado a formar. Se tomaron como base, en algunos casos, las redes de actores de las MAPs. Estas iniciativas han sido clave para conectar innovaciones al sector agroalimentario de ambas regiones, tomando en consideración aspectos de medición de la lluvia y distintos pronósticos y boletines de alerta.
Uno de los mayores desafíos que hemos visto es mantener la motivación para continuar con las mediciones. En el momento en que las personas interiorizan y se dan cuentan que más allá de ser un dato para compartir, es un dato que les permite a ellos tomar decisiones locales, ahí es cuando una de las metas se ha logrado. Como bien lo decía un señor en el municipio de El Corpus, «es información que nos puede servir para dar alertas de crecida de la quebrada por donde cruzan nuestros niños para ir a la escuela».
El otro gran desafío es dar sostenibilidad ante cambios en los proyectos que apoyan y financian este tipo de iniciativas, por lo cual hemos tratado de escalar las acciones con otros socios locales y nacionales. ONGs que trabajan en temas de gestión de riesgo y están apoyando actualmente redes de monitoreo y sistemas de alerta temprana multiamenazas en distintas regiones del país, son clave para conectar la red actual. Tocar puertas en las universidades nacionales también puede permitir gestionar la base de datos que se genere, para analizar espacialmente la información y proveerla para la misma academia e investigación.
Si quieres saber más sobre AgriLAC, la Alliance-CIAT y el CIMMYT, te invitamos a visitar sus páginas en internet: https://www.cgiar.org/initiative/agrilac-resiliente-espanol/ – https://alliancebioversityciat.org/ – https://www.cimmyt.org/
Y si quieres saber de un ejemplo en Chile, los pluviómetros ciudadanos en Santiago, iniciativa del departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, son un buen ejemplo: http://pluviometros.dgf.uchile.cl/
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Referencias bibliográficas
CYMMYT. (2023). Innovación y resiliencia. Una mirada al impacto de los Hubs en México. https://repository.cimmyt.org/server/api/core/bitstreams/81e31cf6-a9b1-40c1-b730-b74abf11be98/content
CCAFS. (s.f.). Mesas Técnicas Agroclimáticas. https://ccafs.cgiar.org/es/mesas-tecnicas-agroclimaticas-mta
Hidalgo, H. G., Amador, J. A., Alfaro, E. J., Calderón, B., & Mora, N. (2023). Central America. En P. Bissolli, C. Ganter, A. Mekonnen, A. Sánchez-Lugo & Z. Zhu (Eds.), State of the Climate in 2022. Regional climates [Bulletin of the American Meteorological Society, 104(9)], S382–S384. https://doi.org/10.1175/2023BAMSStateoftheClimate_Chapter7.1
Parques inundables: espacios públicos que recolectan y conectan
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Revista PLANEO N°59 | Asentamientos multiamenazas Vol. 2: Inundaciones y cambio climático | Junio 2024
[Por: Vania Reyes Muñoz. Equipo editorial PLANEO, geógrafa, Santiago de Chile]
Imagen 1: Construcción de obras Parque Inundable Intercomunal Víctor Jara – ex Parque La Aguada.
Fuente: Arrigoni Ingeniería y Construcción. https://arrigoniconstruccion.cl
Introducción
Un parque inundable es una infraestructura verde diseñada específicamente para manejar el exceso de agua durante eventos de lluvia intensa que derivan en inundaciones o crecidas de ríos, combinando funciones de recreación y conservación ambiental con la gestión sostenible del agua (en su versión ideal). Estos parques se caracterizan por la capacidad para almacenar y retrasar el escurrimiento de aguas pluviales, reducir la carga en los sistemas de drenaje urbano y minimizar el riesgo de inundaciones en áreas urbanas.
Actualmente, las características principales de estos parques tienen que ver con su diseño y cuánto contribuyen a generar espacios de recreación y esparcimiento para la ciudadanía, incorporando el almacenamiento temporal de aguas lluvias, aumentando la infiltración y la permeabilidad del suelo y, por supuesto, reduciendo el escurrimiento superficial o encausándolo a través de senderos y áreas verdes. También algunos diseños consideran adaptabilidad al cambio climático, al reducir los efectos de islas de calor urbano, la recuperación −post inundación− y elementos de conservación de biodiversidad en sectores con mayor fragilidad ambiental.
En los próximos párrafos revisaremos algunos ejemplos de este tipo de obras que tienen reconocimiento internacional. Les invitamos a imaginar prácticas que puedan hacer que estos tipos de espacios públicos, que proveen infraestructura y paisajismo, denominados parques inundables, tengan mayor impacto y visibilidad en la ciudadanía.
Parques inundables
El Parque Aguas de Zaragoza, España, es un parque de escala metropolitana con una extensión aproximada de 120 hectáreas en un meandro del río Ebro, en un sector que colinda con el recinto donde se celebró la Exposición Internacional de Zaragoza en 2008, tema “Agua y Desarrollo Sostenible”. Tiene cuencas de retención de agua, lagos y estanques, incluyendo un sistema de drenaje natural para filtrar aguas lluvias. Cuenta con áreas verdes y plantaciones de árboles y vegetación nativa que contribuyen a la biodiversidad local y a la mitigación del efecto de isla de calor, además de jardines botánicos, senderos y zonas de picnic e instalaciones para actividades deportivas al aire libre, como canchas de tenis y fútbol. También se usa para eventos culturales, exposiciones y actividades educativas enfocadas en la sostenibilidad y el medio ambiente. [Ver imagen 2].
Imagen 2: Vista Parque Aguas de Zaragoza.
Fuente: https://www.turismodearagon.com/2015/04/30/el-parque-del-agua-luis-bunuel-proyecto-modelo-en-eeuu/
Bishan-Ang Mo Kio Park, República de Singapur, se localiza en los barrios de Bishan y Ang Mo Kio en el centro de Singapur (ciudad-Estado) y cuenta con una superficie aproximada de 62 hectáreas. El parque fue inaugurado en 2012 como parte del programa Active, Beautiful, Clean (ABC) Waters de la Junta de Utilidades Públicas de Singapur (PUB). Es una obra que reconvirtió un canal de concreto a un río natural, con prados de inundación, zanjas de infiltración y zonas de retención para manejar y filtrar aguas lluvias. El parque tiene extensas áreas verdes y rutas transitables (peatonales, de correr y bicicleta), junto con zonas de juegos, picnic, instalaciones deportivas al aire libre e incluso pesca recreativa. Las técnicas utilizadas de biofiltración y los sistemas de drenaje sustentable en la obra mejoran la calidad del agua antes de que esta ingrese al río Kallang y a los cuerpos de agua adyacentes, generando con ello un incremento en la biodiversidad (¡se pasa de un canal de concreto a un hábitat natural!). [Ver imagen 3].
Imagen 3: Bishan-Ang Mo Kio Park.
Fuente: https://www.dreiseitlconsulting.com/bishan-ang-mo-kio-park
El Parque Inundable Intercomunal Víctor Jara – ex Parque Inundable La Aguada, Chile, se extiende por las comunas de San Joaquín, San Miguel, Santiago y Pedro Aguirre Cerda, alcanza los 4,7 km y cuenta con más de 40 hectáreas de superficie. Es una obra de ingeniería y paisajismo mandatada por la Dirección de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas que busca conducir las aguas lluvias al Zanjón de la Aguada. Una obra que a más de 10 años de su creación ha mostrado el uso de la ciudadanía. El parque cuenta con áreas verdes, juegos infantiles, equipamiento para realizar actividades deportivas al aire libre y mobiliario urbano para la recreación, además de senderos peatonales y ciclovía. También cuenta con un cierre perimetral para regular el ingreso y uso del parque en horario nocturno. [Ver imagen 4].
Imagen 4: Parque Inundable Intercomunal Víctor Jara.
Fuente: Fundación Víctor Jara.
Parques, espacio público y ciudadanía
Los parques y plazas en general se entienden como espacios públicos abiertos y de libre acceso, lugares de encuentro y socialización en una versión ideal –también y gracias al trabajo de geógrafas y arquitectas feministas, sabemos que envuelven y reflejan jerarquías de uso y de cuerpos en su diseño–. En el caso de los parques inundables, se trata de espacios que, abiertos y de libre acceso, han incorporado en su diseño medidas que contribuyen a solucionar problemas de infraestructura pública. El aumento de precipitaciones y las potenciales inundaciones derivadas tanto de las formas de urbanización como el cambio climático, pueden ser mitigadas por parques inundables que encaucen, absorban y retengan las aguas, constituyendo esta gestión del agua un aspecto adicional al parque como dimensión social de encuentro y socialización. No obstante, ¿cómo podríamos actuar para que este tipo de infraestructura fuese cada vez más recurrente en el diseño urbano y más utilizada por la ciudadanía (en su amplio sentido)?, ¿cuáles otros elementos podemos demandar para un diseño más integral que considere diferencias de género, raza, discapacidad, edad, entre otras?
Cierre
Los parques inundables son fundamentales en términos de infraestructura púbica y podrían dar soluciones integrales a los desafíos urbanos contemporáneos, combinando la gestión eficaz del agua con espacios recreativos, de sociabilidad y de conservación ambiental. Estos parques no solo mitigan los riesgos de inundación y mejoran la calidad del agua (en algunos proyectos), sino que también proporcionan áreas verdes esenciales para el bienestar de las comunidades urbanas.
La participación ciudadana en el diseño y cuidado de estos parques es crucial, ya que asegura que las necesidades y los deseos de la comunidad se reflejen en el proyecto, fomentando un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida. Involucrar a la ciudadanía en estos procesos no solo enriquece el diseño y funcionalidad de los parques, sino que también fortalece la cohesión social y la educación ambiental, creando un entorno urbano más resiliente y sostenible para futuras generaciones.
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Referencias bibliográficas
Ahern, J. (2011). From fail-safe to safe-to-fail: Sustainability and resilience in the new urban world. Landscape and Urban Planning, 100(4), 341-343.
Mell, I. C. (2016). Green infrastructure: reflections on past, present, and future praxis. Landscape Research, 41(8), 701-706.
Sitios web
https://arrigoniconstruccion.cl
Aprendizajes en torno a la vulnerabilidad socioambiental por riesgo de desastre | "La gran inundación (Wielka woda)" (2022)
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Revista PLANEO N°59 | Asentamientos multiamenazas Vol. 2: Inundaciones y cambio climático | Junio 2024
[Por: José Miguel Fuentes Zuleta. Sociólogo, estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago]
Título: La gran inundación (Wielka woda)
Formato: Serie
Director: Jan Holoubek
Año: 2022
Disponible en: Netflix
Imagen 1: Portada de «La gran inundación (Wielka woda)».
Fuente: Netflix.
Introducción
«La gran inundación (Wielka woda)» es una serie polaca, que ocurre mayormente en la ciudad de Breslavia (Wrocław por su nombre original en polaco), basada en un hecho histórico ocurrido en el año 1997, conocido como la inundación de Europa Central de 1997 o la inundación del Oder de 1997, cuando el río Oder (Odar por su nombre en polaco) se desbordó debido a las altas precipitaciones ocurridas durante el mes de julio de ese año, inundando varias localidades en Alemania, Polonia y República Checa, afectando considerablemente a estos dos últimos, donde los daños se estimaron en unos 3.300 millones de dólares, muriendo 56 personas en Polonia y 54 en República Checa. Además, se estima que cerca de 40.000 personas lo perdieron todo, siendo así la inundación del Oder el mayor desastre ocurrido en Polonia desde la Segunda Guerra Mundial.
Contexto histórico-geográfico
El río Oder nace en República Checa y es el segundo río más grande de Polonia, fungiendo como frontera sureste entre Alemania y Polonia durante 187 km, desembocando finalmente en la laguna de Szczecin.
Imagen 2: Cuenca del río Oder.
Fuente: Wikipedia.
Durante julio de 1997 se experimentaron dos periodos de grandes lluvias, el primero entre el 3 y el 10 de julio, y el segundo entre el 17 y el 22 de julio, afectando la zona suroeste de Polonia y el norte de República Checa (Kundzewicz, 2007). El 5 de julio en República Checa y el 6 de julio en Polonia, comenzaron las inundaciones, donde los niveles de agua se elevaron de 2 a 3 metros por encima del promedio en temporada de lluvia.
En la segunda etapa de la inundación, debido al agua acumulada por la lluvia, una ola producto de la crecida del agua bajó por el río Oder desde República Checa, sumergiendo a su paso sucesivas ciudades de la zona (Szamalek, 2000). Estas inundaciones comenzaron el 10 de julio hasta llegar finalmente a Breslavia el 12 de julio, inundando completamente la ciudad junto con las ciudades de Rybnik y Głogów.
Cronología de una tragedia
La serie comienza con una reunión del consejo de expertos para evaluar cómo controlar una eventual mega inundación, presentándose una discusión entre dos expertos. Por un lado, el profesor Jan Nowak cree que el agua no se va a desbordar, ya que en la zona es frecuente que haya inundaciones cada una década, lo que considera como normal. Por otro lado, la protagonista de la serie, la doctora en hidrología Jaśmina Tremer, señala que deben liberar el agua de la presa y crear un corredor para que el río se libere, ya que los diques aumentan el nivel del agua, por lo que sólo sirven para inundaciones menores, pero no para una gran inundación como la que podría ocurrir.
En esta primera discusión dentro de la serie se puede observar un problema al momento de plantear algún plan de mitigación o adaptación ante un riesgo de desastre. Mientras que para el profesor Nowak no era necesario hacer nada, ya que la inundación sería, dentro de los estándares, normal, para la doctora Tremer sí era necesario realizar y activar un protocolo de control de inundaciones. Dentro de esta tensión también ocurre que desde la municipalidad mienten con la información de la inundación –con la intención de evitar que se desate una ola de miedo generalizada en la población—, señalando que la ciudad no se inundará, sino que habrá solamente pequeñas inundaciones locales y algunos apagones.
Finalmente, se accede a la propuesta de la doctora Tremer, sin embargo, ocurren dos problemas. Primero, debido a que los mapas hidrográficos estaban desactualizados, se realiza una detonación en un sitio incorrecto que no altera en nada el curso de la inundación. Segundo, una vez que se esclarece cuál es el lugar apropiado para realizar la detonación, ocurre una ola de protestas en un pueblo aledaño a este sitio, el pueblo de Kęty, que no quiere que se detone el dique, ya que esto podría inundar el pueblo.
Conclusión
La serie nos presenta algunos desafíos claves en la gestión de riesgos de desastres. Primero, la falta de información actualizada puede ser perjudicial a la hora de evaluar posibles medidas. Segundo, las opiniones diferentes entre distintos expertos pueden desencadenar una catástrofe. Tercero, la manipulación de la información y la no entrega clara de esta puede producir riesgos mayores, ya que como ocurrió en la serie, al no ser claros con el peligro que implicaba la inundación, no se pudo realizar una evacuación adecuada hasta que fue demasiado tarde. Cuarto, la planificación urbana es una arista importante, ya que como se ve en la serie, el hospital, que debería funcionar como un centro de refugio en caso de desastre, fue uno de los primeros edificios en inundarse debido a que este estaba cercano al río. Por último, también nos enseña la importancia de la participación ciudadana al momento de elaborar una estrategia de mitigación, ya que uno de los momentos más álgidos que ocurre en la serie es cuando quieren detonar el canal aledaño a Kęty, pero la población local no quiere que esto ocurra, señalando que no se les avisó ni consultó antes sobre esta acción, empezando así un enfrentamiento con las autoridades y la policía.
Imagen 3: Registro real de la inundación en Breslavia, 1997.
Fuente: Wikipedia.
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Referencias bibliográficas
Kundzewicz, Z. (2007). Summer 1997 Flood in Poland in Perspective. En O. F. Vasiliev, P. H. A. J. M. van Gelder, E. J. Plate & M. V. Bolgov (Eds.), Extreme Hydrological Events: New Concepts for Security (pp. 97-110). Springer Science & Business Media.
Szamalek, K. (2000). The Great Flood of 1997 in Poland: The Truth and Myth. En J. Marsalek, W. E. Watt, E. Zeman & F. Sieker (Eds.), Flood Issues in Contemporary Water Management (pp. 67-74). Springer Netherlands.
Licantén bajo el agua: Testimonios de resistencia | "Río arriba, pueblo abajo" (2023)
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Revista PLANEO N°59 | Asentamientos multiamenazas Vol. 2: Inundaciones y cambio climático | Junio 2024
[Por: Juan Jara Ortega. Sociólogo, estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago]
Título: Río arriba, pueblo abajo
Formato: Documental
Autor: Liceo Bicentenario Augusto Santelices Valenzuela de Licantén
Año: 2023
Duración: 30 min.
Lugar de publicación: Licantén, Chile
Disponible en: https://youtu.be/hk1r8RiHMhM?si=xk9y8lSDJn7NWFSd
Imagen 1: Portada de «Río arriba, pueblo abajo».
Fuente: @liceo_asv (Instagram).
El documental «Río arriba, pueblo abajo», realizado por el Liceo Bicentenario Augusto Santelices Valenzuela de Licantén, es un conmovedor testimonio de la capacidad de resistencia y la determinación de una comunidad frente a las adversidades naturales. Este proyecto, cuya misión es salvaguardar la historia local, ofrece una visión profunda y emotiva de los desafíos enfrentados por los habitantes de Licantén debido a las recurrentes inundaciones, agravadas por el cambio climático y la falta de instrumentos de planificación que aborden las emergencias.
Desde el inicio, el documental sitúa a los espectadores en el contexto de un problema de larga data: las inundaciones que, a pesar de su frecuencia y severidad, nunca han sido abordadas adecuadamente mediante un plan regulador efectivo. A través de relatos de los residentes, se destaca cómo estas catástrofes han marcado la vida de varias generaciones.
A lo largo del documental, se presentan una serie de testimonios impactantes de personas mayores que han vivido múltiples inundaciones en Licantén. Estos relatos recurrentes revelan recuerdos de su niñez, donde sus padres luchaban por proteger sus hogares del agua. Durante los años 80, la situación se agravó, con el agua entrando en las casas y causando estragos. Estas experiencias no solo ilustran la magnitud de las inundaciones, sino también la fortaleza de la comunidad para enfrentarlas.
La narración del documental avanza hasta 2008, cuando la comunidad de Licantén enfrentó nuevamente la amenaza de una inundación. A través de imágenes y grabaciones de la época, se documenta la inquietud y los esfuerzos del Comité de Emergencia Comunal para prepararse ante la posible crecida del río Mataquito. Las cifras presentadas durante la reunión municipal, como el alarmante aumento del caudal del río, subraya la gravedad de la situación.
El documental destaca cómo la comunidad se preparó para lo peor: se establecieron albergues temporales, y se aconsejó a los residentes de las zonas más expuestas al riesgo que elevaran sus pertenencias. Sin embargo, la llegada de inundaciones en junio de 2023 mostró que la naturaleza podía ser implacable. Las imágenes de casas inundadas, personas navegando en botes por las calles y los esfuerzos de los equipos de emergencia reflejan la devastación y el caos causado por la crecida del río.
Uno de los momentos más emotivos del documental es el testimonio de una estudiante del mismo liceo que produjo el documental. Ella relata cómo la comunidad trató de salvar sus pertenencias, muchas personas se refugiaron en segundos pisos y la desesperación se apoderó de aquellos que no estaban preparados para la magnitud del desastre. Las palabras de la estudiante, acompañadas de imágenes de rescates, capturan la angustia y solidaridad que caracterizaron esos días difíciles.
El documental no solo se centra en los eventos catastróficos, sino que también en las secuelas en las inundaciones. Se muestra cómo familias tuvieron que enfrentar la dolorosa tarea de desechar las pertenencias destruidas, y cómo muchas familias se vieron obligadas a separarse. Las escenas de calles llenas de barro y basura, junto con los esfuerzos comunitarios por limpiar y reconstruir, subrayan la resiliencia y determinación de Licantén.
En agosto de 2023 fueron golpeados nuevamente por las inundaciones, las cuales superaron en severidad a las de junio, poniendo a prueba una vez más la capacidad de recuperación de los licanteninos. Las imágenes del río avanzando por las calles y las protestas de los habitantes, exigiendo un plan de emergencia y mayor apoyo del Estado, revelan una comunidad que, aunque desamparada, no pierde la esperanza ni la voluntad de luchar por su futuro.
El documental concluye con una reflexión sobre el futuro incierto de Licantén. A pesar de la adversidad, la mayoría de los residentes siguen arraigados a su tierra, viendo en el río no solo una fuente de destrucción, sino que también parte integral de su identidad y cultura. La capacidad de resistencia de los licanteninos, aunque puesta a prueba una y otra vez, sigue siendo un testimonio de su fortaleza.
Gestión del paisaje: el mejor recurso para el combate de incendios forestales extremos
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Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol. 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
Por: [Jorge Ignacio Faúndez Pinilla. Ingeniero Forestal. Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza y Magíster (c) en Geomática, Teledetección y Modelos Espaciales Aplicados a la Gestión Forestal. Jefe de Sección de Análisis y Predicción de Incendios Forestales. Gerencia de Protección Contra Incendios Forestales. Corporación Nacional Forestal]
Resumen:
La ocurrencia de incendios forestales extremos ha sido más frecuente en el mundo y el caso de Chile no se encuentra ajeno a esta realidad. Este tipo de fenómenos provoca daños y efectos significativos en el patrimonio natural, en la población y otras consecuencias ambientales y económicas. El tamaño de las llamas, la intensidad, la rápida e impredecible propagación son manifestaciones de este tipo de eventos extremos y que generan un escenario donde los medios de extinción no tienen efectos de supresión efectivos. En este escenario, la forma de controlar estos incendios no pasa por la incorporación de más medios de combate, y es aquí donde la gestión del paisaje juega un rol fundamental. Algunas acciones involucradas para alcanzar un territorio mejor preparado deben apuntar a interrumpir la continuidad de grandes extensiones cubiertas por masas forestales, al manejo de la carga del combustible y a la intervención de zonas urbanas inmersas en áreas cubiertas por vegetación. Las condiciones para que puedan desarrollarse este tipo de incendios probablemente se mantendrán en el futuro, por ello es clave estar preparados de la mejor manera para enfrentarlos y entender que son catástrofes que nos tienen que encontrar lo suficientemente bien preparados para evitar pérdidas irremediables.
Palabras clave: incendios forestales extremos, capacidad de extinción, gestión del paisaje.
“Todo apunta a que en los próximos años en el mundo y en lo particular en nuestro país, las condiciones para que puedan desarrollarse este tipo de incendios se puedan mantener o incluso incrementarse, sobre todo en lo asociado a la presencia de fenómenos meteorológicos extremos y en la mayor predisposición de la vegetación a la ignición”.
Figura 1. Longitud de llama superior a los 50 metros al interior de un incendio forestal. Imagen térmica y visible capturada por avión de observación de CONAF. Fuente: CONAF.
En el mundo, día a día, ha sido más frecuente la ocurrencia de incendios forestales extremos con daños y efectos significativos en el patrimonio natural, en la población y otras consecuencias ambientales y económicas en las zonas afectadas. Australia, Estados Unidos, Grecia, Portugal, Canadá, entre otros países, durante los últimos años, han sido escenarios de incendios forestales extremos con importantes pérdidas (bosques, viviendas, vidas humanas, infraestructura crítica, entre otras). Este tipo de fenómenos y su aumento se atribuye en parte a las variaciones en el clima que ha sufrido el planeta en los últimos años.
Nuestro país no se encuentra ajeno a esta realidad y este tipo de eventos extremos han aparecido con mayor frecuencia en el último periodo. Algunos casos relevantes son el megaincendio forestal las Máquinas en la Región del Maule, con más de 150.000 hectáreas afectadas, en el año 2017; el megaincendio Santa Ana-Butaco 3-Quillota (Región del Biobío y Región de la Araucanía), en el año 2023, que afectó una superficie total de 95.963 hectáreas; y en el año 2024, el incendio Complejo Las Tablas-Reserva Lago Peñuelas, con más de 8.500 hectáreas afectadas. En este contexto, y con el objeto de aclarar cómo ocurren estos fenómenos, es importante revisar cuáles son las condiciones que tienen que existir para que ocurra un evento de incendio forestal extremo, comprender qué es lo que define un evento de incendio extremo, entender cuál es la forma más eficiente para abordar este tipo de eventos y cuál es el rol del paisaje para enfrentarse ante la presencia de este tipo de eventos. A continuación, se revisarán algunos antecedentes que aportarán a comprender de mejor forma este tipo de fenómenos y el camino para enfrentarlos.
En términos simples, al analizar los eventos de incendios forestales extremos en Chile, se han observado una serie de condiciones que han aportado en el desarrollo de estos fenómenos. Estas condiciones principalmente responden a características de la vegetación, que son favorables para el inicio y la propagación del fuego, a la presencia de eventos meteorológicos extremos, y a las condiciones topográficas del área afectada. Al ahondar en las características de la vegetación (o combustible, en este contexto), tres son las variables que tienen mayor efecto y que pueden contribuir al comportamiento extremo del fuego. Estas son: la alta continuidad de la vegetación (cercanía entre los combustibles), la alta carga del combustible (cantidad de combustible en un espacio determinado) y la condición de estrés del combustible. Respecto a la alta continuidad y carga del combustible, muchas áreas del territorio nacional presentan estas características que son inherentes a nuestro país, dada la gran superficie cubierta por bosque nativo y plantaciones (cerca del 24% del territorio nacional). En el caso del bosque nativo, árboles de gran diámetro, la presencia de diferentes estratos en una misma área (pastos, matorrales, árboles, etc.) son ejemplos de sectores con alta carga. Mientras que el caso de las plantaciones, densidades altas de individuos por unidad de superficie, son uno de los factores que aportan al aumento de esta variable. En relación con la condición del combustible, esta se asocia a una respuesta de la vegetación ante condiciones desfavorables que impiden que esta mantenga sus condiciones óptimas. Efectos acumulados en el tiempo dado esencialmente por el cambio en el régimen de precipitaciones, como las sequías prolongadas, conllevan a una reducción del aporte hídrico en diferentes ecosistemas, lo cual tiene un efecto significativo en el estado de la vegetación. Estas condiciones generan un deterioro en las plantas, lo cual se manifiesta a través de la pérdida de vigor (menor contenido de humedad y pérdida de clorofila) y se traduce en una mayor disponibilidad de la vegetación a la ignición.
En relación a los eventos meteorológicos extremos, condiciones extremas en las variables meteorológicas que tienen relación directa con el comportamiento del fuego (viento, humedad relativa y temperatura del aire), estas aportan significativamente a la propagación de este tipo de incendios, como las olas de calor. Por último, las condiciones topográficas son otro de los factores relevantes que aportan al desarrollo de este tipo de eventos. Zonas montañosas, presencia de quebradas, valles estrechos, laderas con pendientes pronunciadas, son características que promueven el avance del fuego.
Eventos bajo el escenario mencionado anteriormente pueden terminar siendo un incendio forestal con un comportamiento extremo. Características como altas tasas de expansión (superficie afectada por unidad de tiempo), altas tasas de propagación (distancia que avanza un incendio por unidad de tiempo), generación de múltiples pavesas y/o pavesas[1] con una amplia distancia recorrida (ambas con capacidad de generar otro foco de incendio lejos del frente de avance principal del fuego), longitudes de llama sobre los 10 metros (Figura 1), altos niveles de energía liberados por el fuego (intensidad del incendio), entre otros factores, forman parte de los parámetros y manifestaciones de este tipo de fenómenos[2].
Estas manifestaciones de un incendio con comportamiento extremo hacen que durante los periodos de mayor actividad del fuego se generen las condiciones para que este tipo de incendios se encuentre fuera de capacidad de extinción. Este último concepto es importante de entender y tener claridad en sus implicancias. En palabras simples, encontrarse fuera de la capacidad de extinción de un incendio es cuando el tamaño de las llamas, la intensidad del fuego, la rápida e impredecible propagación generada por las múltiples pavesas y focos secundarios generan un escenario donde los medios de extinción (medios de combate terrestres y medios de combate aéreos) no tienen efectos de supresión efectivos y a su vez no permiten que el personal de combate pueda trabajar en algunas zonas del incendio dado el riesgo que conlleva para la seguridad de los combatientes.
Es habitual la tendencia a pensar que el mejor camino para enfrentar este tipo de eventos va por aumentar los recursos en medios de extinción para intentar apagar el incendio, más brigadistas o más “súper aeronaves” con amplias capacidades de descarga de agua o retardante. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, ante este tipo de eventos extremos los medios de combate no tienen mucha efectividad para poder controlar estos eventos extremos. Es aquí donde la gestión del paisaje juega un rol fundamental e integrar los incendios como parte de la ordenación del territorio debe ser considerado como una prioridad.
La gestión del paisaje como herramienta para estar mejor preparados contra los incendios forestales conlleva múltiples acciones y, a su vez, la participación de múltiples actores de diferentes sectores. No es el objetivo de esta columna indicar con detalle las acciones a seguir y tampoco quienes son los actores responsables e involucrados en ejecutar estas acciones, sino más bien comenzar a integrar esta idea y los cambios asociados a ella. Algunas de las acciones involucradas para alcanzar un territorio mejor preparado y reducir la vulnerabilidad del país ante incendios forestales extremos deben apuntar a interrumpir la continuidad de grandes extensiones cubiertas por masas forestales (por ejemplo, grandes extensiones exclusivamente con presencia de plantaciones forestales). Para lograr este objetivo existen muchas opciones, y estas se basan esencialmente en buscar una mayor diversidad estructural en el paisaje. A modo de ejemplo, amplias extensiones de viñedos u otros cultivos agrícolas pueden ser áreas que interrumpen la continuidad de zonas boscosas y que contribuyen a la desaceleración del avance de un gran incendio. Por otra parte, el manejo de la vegetación que permita reducir la carga del combustible es una acción preventiva para prepararse de mejor manera ante el desarrollo de un gran incendio. Esto apunta a la aplicación de silvicultura preventiva, específicamente gestionar la vegetación (viva y/o muerta) a través de tratamientos prescritos (i.e. quemas prescritas, podas, entre otras) que permitan reducir la carga y la continuidad horizontal y vertical de los combustibles. En consecuencia, al aplicar estas medidas preventivas es posible disminuir la intensidad del comportamiento del fuego y la severidad (efectos) de la propagación en grandes extensiones. Otro factor importante para reducir la vulnerabilidad ante los incendios forestales y que forma parte del paisaje está asociado a las zonas urbanas cercanas o inmersas en áreas cubiertas por vegetación (Figura 2). Este factor es abordable desde diferentes áreas, que van desde la construcción de viviendas preparadas y más resilientes al paso del fuego (materiales de construcción más resistentes al fuego), hasta la prohibición de edificar en zonas de alto riesgo de incendios forestales.
Figura 2. Incendio cercano a zonas urbanas inmersas en áreas cubiertas por vegetación. Imagen visible capturada por avión de observación de CONAF. Fuente: CONAF.
Finalmente, todo apunta a que en los próximos años en el mundo, y en lo particular en nuestro país, las condiciones para que puedan desarrollarse este tipo de incendios se mantendrán o incluso podrían incrementarse, sobre todo en lo asociado a la presencia de fenómenos meteorológicos extremos y en la mayor predisposición de la vegetación a la ignición. Por ello es clave estar preparados de la mejor manera para enfrentarlos y entender que son catástrofes que nos tienen que encontrar lo suficientemente bien preparados para evitar pérdidas irremediables.
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Referencias bibliográficas
Tedim, F., Leone, V., Amraoui, M., Bouillon, C., Coughlan, M. R., Delogu, G. M., Fernandes, P. M., Ferreira, C., McCaffrey, S., McGee, T. K., Parente, J., Paton, D., Pereira, M. G., Ribeiro, L. M., Viegas, D. X., & Xanthopoulos, G. (2018). Defining Extreme Wildfire Events: Difficulties, Challenges, and Impacts. Fire, 1(1), 9. https://doi.org/10.3390/fire1010009
[1] Material combustible incandescente que vuela y es transportado al interior de una columna de humo en un incendio en conjunto con el efecto del viento que promueve la dispersión de estos objetos.
[2] Para más antecedentes de eventos extremos de incendios, ver Tedim et al., 2018.
Entrevista a Xavier Úbeda: “Nos enfrentamos a un escenario de cambio climático y social muy importante, y esta conjunción a nivel incendio, lo que hace es elevar el riesgo”
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Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
Por: Diego Carvajal Hicks: Sociólogo. Candidato a Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos
Presentación entrevistado
Licenciado en Geografía (1990) y Doctor en Geografía Física (1998) por la Universidad de Barcelona (UB). En la actualidad Catedrático de Geografía en el Departamento de Geografía de la UB. Especializado en el estudio de la dinámica de los incendios forestales y sus efectos en el suelo, la vegetación y las aguas, ha investigado sobre la aplicación de las quemas prescritas como herramienta de gestión forestal y en la actualidad trabaja en un proyecto (Holisoils) sobre la gestión forestal postincendio para la conservación del suelo. Coordina el grupo de investigación GRAM (Grupo de Investigación Ambiental Mediterráneo) www.ub.edu/gram.
Palabras clave: cambio climático, incendios, gestión, interfaces urbano-rural
Im 1. Xavier Úbeda / Fuente: Facilitada por la entrevistado
“Hay que demandar a la sociedad que sea corresponsable, y asuma el riesgo inevitable de convivir con el fuego, puesto que la falta de gestión del paisaje lleva a escenarios indefendibles ante la situación de los múltiples incendios forestales”
P (PLANEO): Desde tu formación inicial en Geografía ¿Cómo te interesaste y especializaste en el fenómeno de los incendios?
XU: Soy geógrafo de formación y profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Barcelona. Me dedico a dar una asignatura que se llama “Hidrología y Suelos”, y luego me encargo del Laboratorio. En el Master doy la asignatura de “planificación territorial y gestión ambiental” y de “planificación y gestión forestal”. Acá en el Mediterráneo, el tema de los incendios no se puede obviar, pues es imposible no hablar de bosques y microclimas, sin tener en cuenta los incendios.
Yo empecé en los años 90 con mi tesis trabajando sobre incendios, dedicándome a ver los efectos de los incendios en el suelo, en el agua, en procesos erosivos. Pero con el cambio de siglo, con los incendios devastadores de los 90, se hablaba de los “incendios de alta intensidad”. Se trata de fenómenos que los propios bomberos y gente del territorio no conocía, y donde era necesario invertir en prevención. No solo en extinción, porque está comprobado que los incendios pasan la capacidad de extinción.
Entonces, a partir de los años 2000, empecé a trabajar con bomberos que hacían gestión del territorio, con quemas prescritas o controladas[1], lo que era muy revolucionario en ese entonces. Nosotros creemos que siempre va a ver incendios, que siempre va a ver una chispa que lo inicie, y eso es controlable hasta un cierto punto. Con educación, prevención, comunicación, se puede minorizar, pero siempre va a ver una chispa. Y ahí nosotros, desde la academia, y bomberos sobre todo, lo que tenemos que intentar es que no haya ese connato, y que su evolución no sea de un gran incendio forestal.
Acá en Cataluña, tenemos una sequía de más de 4 años, pero no podemos controlar los inicios de los incendios, aunque si podemos controlar lo que se está quemando, la gran cantidad de combustible. Eso si lo podemos hacer, y eso es gestión.
Por eso te digo que ahora mismo no nos dedicamos a ver los efectos, sino que también a decidir qué tipo de gestión es mejor para el bosque y cada lugar; comprobar los índices de riesgo y la capacidad del gran incendio
P (PLANEO): ¿Como se pueden explicar los incendios desde una perspectiva global de crisis climática? ¿Cómo se conjuga aquí la relación critica entre naturaleza y sociedad?
XU: Nosotros creemos que los incendios son naturales, y que el fuego siempre ha existido y existirá. Es un factor ecológico de muchos tipos de ecosistemas y tipos de vegetación, que asimismo, tienen estrategias propias para sobrevivir y reproducirse después de variados tipos de siniestros.
Si esto es así, no podemos pensar en eliminar el fuego del ecosistema. Eso es a nivel global, porque ya no hablamos de cambio climático, hablamos de cambio global, de los cambios rápidos de la sociedad y de las formas de habitar. La manera en que se vivía desde unas décadas hasta ahora con la mirada en lo rural, ha cambiado muchísimo. Con toda la información que tenemos de lo que es rural, que aún es muy poca, y desde las ciudades más todavía.
Entonces pensamos que tiene que haber un cambio en lo que es la percepción de lo que es natural, rural y forestal, desde las ciudades. Porque realmente donde vive concentrada la gente es en la ciudad, y eso pasa en todos los lugares. No es un hecho que pase en un lugar concreto. Si no fuese así no estaríamos hablando de un tema que nos afecta a todos. Creemos que la soluciones pueden ser aplicadas globalmente, con sus distinciones, pero en lugares como Chile o Europa, el problema es el mismo respecto a los incendios
Nos enfrentamos a un escenario de cambio climático y social muy importante, y esta conjunción a nivel incendio, lo que hace es elevar el riesgo.
P (PLANEO): ¿Cuáles podrían las particularidades y principales problemáticas que se establecen en los incendios de territorios rurales?
XU: Los incendios forestales son un problema socio-económico y ambiental cuando se pierden hectáreas de bosque, porque estamos perdiendo muchísimo valor, servicios ecosistémicos, que luego perjudicarán a otras variables como el suelo y el agua.
Pero cuando mediáticamente hablan de incendios es cuando afecta a la sociedad y a las personas, principalmente a zonas de interface urbano-rural, lo que es el gran problema. Chile ha tenido la desgracia de lo ocurrido en Viña del Mar donde ha muerto mucha gente: ese es un problema social.
El incendio es el causante material de que se hayan quemado las viviendas y de que las personas se hayan visto afectadas, pero evidentemente ese es un problema que podemos solucionar, seguramente a largo plazo, planificando y gestionando.
Cuando hubo el gran incendio de Torres del Paine del 2003, aquí no nos enteramos de nada. ¿Porque no llegaba la noticia?: Porque no se había afectado a nadie y no había víctimas, y eso pasa en todos los lugares. De que fue una desgracia ecológica lo de Torres del Paine, hasta cierto punto, porque seguramente se recuperó la vegetación, lo que no es drástico como cuando muere gente.
El problema del gran incendio forestal es cuando afecta zonas urbanas. Así que si se van a poner recursos económicos debería ser para solucionar este problema. Acá lo que nos encontramos en países como el nuestro, es la pregunta por ¿dónde acaba lo rural y donde empieza lo urbano? ¿dónde acaba el bosque?.
Cuando estuve en Concepción, la ciudad está metida en el bosque o el bosque en la ciudad, o sea, en el campus Universitario de la Universidad de Concepción, miras por la ciudad y está el bosque, o más bien, plantaciones que nos hacen pensar en la variable económica. Luego, yendo más al sur de Chile, pasamos por terrenos quemados, y todo eso eran plantaciones que se habían quemado. Visualizar eso muy duro. Pero el problema en Concepción es cuando el incendia llega a la ciudad: el problema es ese límite, la interface. Lo mismo en Valparaíso, Barcelona y en muchos lugares. Es un tema que es difícil de gestionar.
P (PLANEO): ¿Como se previene o gestiona este riesgo más allá del saber experto? ¿Cómo se pueden emplazar esos saberes científicos en el territorio y su cotidianidad?
XU: Para evitar incendios de interfaz urbana como los cerros de Valparaíso y lugares muy peligrosos, desde la Universidad, siendo frio, te diría que en esos cerros no pueden haber viviendas. Nunca en la historia se había vivido en lugares donde se está viviendo. Los pueblos y las ciudades vivían en lugares estratégicos donde tenían los recursos del agua, campos de cultivo, etc. Ahora eso está desorbitado, y evidentemente ahí hay un problema social.
Pero lo que yo no te puedo decir, es que para solucionar el tema de los incendios y de la sociedad, haya que erradicar a las personas que viven en esos lugares, porque además ocurre que las personas más afectadas con este tipo de incendios, es la gente más vulnerable; que seguramente viviría en otro lugar, pero no puede. Entonces es un problema.
Cuando estuve en Chile pude hablar con mucha gente y me decían que donde tu vives, es tu “ombligo del mundo”. Seguramente mucha gente está bien viviendo donde vive, incluso algunos me decían, que lo que ocurrió ya había ocurrido y volvería a pasar, que eso lo sabía todo el mundo. Ahora de la manera que ha ocurrido y tan grave, no.
Incluso algunos me decían, que cuando habían tenido problemas al día siguiente estaban reconstruyendo la casa con los vecinos. La resiliencia de la gente es muy grande en Chile, pero los que se han muerto se han muerto, y como sociedad debemos pensar en esas personas también.
Tenemos que informar a toda la gente que está viviendo en estos lugares, de que están viviendo en una zona de riesgo. Se debe ser conscientes de eso, como quien vive en una llanura fluvial, que tiene que saber de qué si el rio crece, se va a llevar su casa por delante.
En vuestro caso con los tsunamis, la gente es consciente de esto, y tienen una serie de estrategias más desarrolladas. El tema de incendios es lo mismo, que la gente sea consciente de que vive en una zona de riesgos, y luego dotar a las comunidades de herramientas para reaccionar en caso de incendios. Lo que no puede ocurrir, es asumir de que el bombero vendrá y hará el rescate. Entonces a la gente se le debe dotar de prevención en una zona de riesgo, y también enseñar que hacer en caso de incendio.
A veces se escucha que la gente no quiere salir de su vivienda, porque si estás ahí no va a pasar nada, y no es así, eso es un riesgo muy grande. También hay que dotarlos de un tipo de infraestructuras, que pueda minimizar los casos de incendios, y el que este se desarrolle.
Está comprobado de que cuando los incendios llegan a una zona urbana, son las viviendas las que hacen continúan el fuego: ya no es la vegetación. El caso por ejemplo de este verano cuando yo estaba en Chile, y lo ocurrido desde Agosto en el archipiélago de Hawái, el incendio empezó en el bosque y entró a la ciudad, y ahí no había nadie preparado; el turista nunca piensa de que puede estar en una zona de riesgo.
En paralelo y en corto termino eso se puede implementar ya. A largo termino, se trata de evitar que la zona de interfaz aumente; que la gente que vive en estas zonas pueda reubicarse. Esto se ha hecho en otros lugares, por ejemplo acá en Barcelona hay barrios enteros que desaparecieron, para hacer otro tipo nuevo de infraestructura. Evidentemente eso es problemático, y para el gobierno de turno que le toque será impopular, porque estas tocando las viviendas de las personas. Pero a veces hace falta replanificar, y ordenar el territorio porque llevamos muchos años de caos.
Nosotros desde la Fundación Pau Costa[2] hicimos una declaración sobre los incendios forestales, y son 15 puntos, y el primero, que es aplicable a cualquier lugar dice: es necesario que la sociedad sea consciente de que los servicios de extinción no pueden hacer frente ellos solos a los grandes incendios forestales que muchas veces se sitúan fuera de la capacidad de extinción.
Hay que demandar a la sociedad que sea corresponsable, y asuma el riesgo inevitable de convivir con el fuego, puesto que la falta de gestión del paisaje lleva a escenarios indefendibles ante situación de los múltiples incendios forestales. Tenemos nosotros que hacer llegar este mensaje, que yo creo que es clave.
En paralelo, concientizar a la gente de que cada uno de nosotros es un foco de incendio. Respecto a las zonas no habitadas de bosque y matorral, las quebradas que estén lo más despejadas, limpias. Si hay un problema de residuos, hay que mantenerlo sin combustible que pueda quemar. Ahí tenemos que participar todos.
P (PLANEO): Por ultimo (y tomando el caso de Chile si es posible): ¿cómo vislumbra el fenómeno de los incendios? ¿Qué alternativas y precauciones reales tenemos como sociedad para sobrellevar esto?
XU: Creo que hay acciones que se pueden hacer a corto plazo, que serían las más inmediatas, es decir, que llegue la información a la gente, que sean conscientes de las zonas de riesgos donde se habita, dotarles herramientas, saber que hacer en caso de incendios; alertas por celular, que todo el mundo esté conectado, que se sepa que hacer en cada momento, y luego, tener despejado.
Aquí por ejemplo, lo ves y dices, esto es imposible, hay casas en medios del bosque con un jardín con muchos árboles, lo que es bonito pero no es sostenible de ninguna manera. Hay que ser conscientes de que en climas como los que tenemos, hay que plantear de que no podemos tener tanta vegetación como hemos tenido hasta ahora. Esto es muy grave de decir pero tenemos que hacer simulaciones de nuestros suelos, que están estresadísimos de agua, ver qué capacidad tienen nuestros suelos para poder soportar la vegetación, que estes sanos, porque si estos están secos y enfermos, esto es un problemas adicional.
Quizás ya no podremos tener tanta vegetación como teníamos hasta ahora. Aquí hay que hacer gestión forestal y bajar la densidad. Te aseguro que los árboles que nosotros decidamos que se queden lo van a agradecer, van a estar más vigorosos, pero esto es algo que tenemos que hacer con el tiempo. Evidentemente no podemos gestionarlo todo.
En Chile la gran cantidad de plantaciones es un problema de tipo económico, pero no podemos decir que vamos a sustituir todas las plantaciones por bosque nativo. Eso es irreal porque hay una economía detrás, hay mucha gente que ahí trabaja. Ahora, limitarlo quizás sí. Luego de eso limitar y reducir la densidad de las plantaciones, porque además estas son de eucaliptus y de pino, que son dos especies que conviven con el fuego fantásticamente. Hay que reducir y cuando estas plantaciones estén llegando cerca de la ciudad, quizás hacer mosaico, es decir, que no llegue justo la plantación a la ventana de los vecinos. Esto yo lo he visto en Valparaíso y es importante proyectar a largo termino todo esto. El que esté gobernando y se enfrente a todo esto, tendrá una “patata caliente”, pero debería ser así.
[1] Quemar combustible de forma controlada, para gestionar distintos puntos estratégicos.
Fondo Común: regenerar y restaurar los ecosistemas
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Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
Por: Fundación Lepe, Chile
Resumen:
Fundación Lepe fue fundada en 2006 en el Valle del Aconcagua por Roberto Lepe, con el objetivo inicial de mejorar el desarrollo social y comunitario de Curimón. En 2022, la Fundación evolucionó en su enfoque para abordar la crisis climática y ambiental, adoptando el desarrollo regenerativo como su nuevo propósito. Sus programas principales son Vivo Curimón, que promueve el desarrollo regenerativo en el Valle del Aconcagua y Fondo Común, un fondo concursable que apoya prácticas comunitarias vinculadas al desarrollo regenerativo a nivel nacional.
Palabras clave: desarrollo regenerativo, apoyo técnico, soluciones basadas en la naturaleza
“Se trabaja con un enfoque teórico práctico para acelerar e implementar acciones comunitarias de desarrollo regenerativo que permitan enfrentar y adaptarse a los desafíos derivados de la crisis climática”.
Im1. Rebrota, proyecto que fomenta la salud mental a través del contacto con la naturaleza. 2022 / Fuente: Fundación Lepe.
Introducción
Fundación Lepe nace en 2006 en el Valle del Aconcagua, región de Valparaíso gracias a Roberto Lepe, empresario que destinó gran parte de su patrimonio a construir la Fundación. En sus inicios, la Fundación tuvo como objetivo aportar al desarrollo social y comunitario de la localidad de Curimón, a través de proyectos que contribuyeran a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Es a partir de 2022 y de un profundo análisis de la realidad del país, cuando Fundación Lepe decide enfocar sus esfuerzos en hacer frente a la crisis climática y ambiental que está afectando a las comunidades más vulnerables del territorio nacional. De este modo, acoge el concepto de desarrollo regenerativo como enfoque teórico y práctico y se construye su nuevo propósito: “Acelerar e implementar acciones comunitarias de desarrollo regenerativo que permitan enfrentar y adaptarse a los desafíos derivados de la crisis climática”.
Contexto
Fundación Lepe recoge demandas de organizaciones afectadas por eventos socio naturales de diversa índole, de ahí su presencia en 10 regiones y 25 localidades en Chile, a través de sus dos programas. En cada región, se puede observar cómo las consecuencias de la crisis ambiental y climática se hacen presente y afectan a las comunidades rurales y urbanas del país. En Coquimbo, por ejemplo, la crisis hídrica ha afectado la agricultura, así como también el acceso al agua potable en escuelas y viviendas; lo que se repite en Chiloé, donde en los meses de verano, cada municipalidad debe abastecer de agua a través de camiones aljibes a las comunidades rurales. Los incendios, indudable y tristemente, están cada vez más presentes en territorios rurales o de interfaz urbana-rural, como es el caso de la región de Valparaíso este año o de la región del Biobío el 2022.
Im 2. Proyecto Restaurando aguas y bosques del Lavkenmapu. 2022. Imagen de Fundación Lepe.
Método
La Fundación realiza su labor a través de dos programas principales: Vivo Curimón y Fondo Común. Vivo Curimón promueve el modelo de desarrollo regenerativo en el Valle del Aconcagua diseñando y desarrollando acciones colaborativas en las áreas del turismo responsable y sustentable, educación del patrimonio biocultural y restauración ecosistémica.
Fondo Común, por su parte, es un fondo concursable abierto a las organizaciones sociales a nivel nacional cuyo objetivo es consolidar, ampliar o replicar buenas prácticas comunitarias y colaborativas vinculadas al desarrollo regenerativo que contribuyan a mejorar la calidad de vida de diversas comunidades y los ecosistemas con los que se relacionan.
A través de ambos programas, Fundación Lepe busca consolidar y visibilizar experiencias comunitarias y colaborativas que estén dando respuestas a los desafíos ambientales que tenemos como país.
Para lograr esto, trabaja en apoyar económica, técnica y comunicacionalmente a distintas organizaciones sociales que están implementando proyectos en sus territorios vinculados a temáticas de agua, seguridad alimentaria, patrimonio biocultural, economía circular, soluciones basadas en la naturaleza y turismo responsable y sustentable.
Im 3. Proyecto Restaurando aguas y bosques del Lavkenmapu. 2022.Imagen de Fundación Lepe.
Cierre
El trabajo que ha desarrollado Fundación Lepe en apoyo a distintas iniciativas locales nos han enseñado sobre importantes diferencias en el territorio nacional, pero también sobre lugares y desafíos comunes. Estas experiencias son faros que iluminan el camino, inspirando a otras organizaciones sociales y demostrando que, frente a la crisis climática, no estamos solos y sí podemos tomar acción. El reto ahora es tejer una red sólida que permita multiplicar estas experiencias y proyectos a lo largo de Chile y más allá. Juntos, podemos hacer la diferencia.
Si quieres saber más sobre Fundación Lepe, te invitamos a visitar su web: https://www.fundacionlepe.cl/ y @fundacionlepe en Instagram.
Entrevista a Myriam Mellado: "En Chile, se puede no tener incendios, pero para eso necesitamos asumir un rol”
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Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
Por: Diego Carvajal Hicks: Sociólogo. Candidato a Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos]
Presentación entrevistado
Myriam Mellado, Jefa de Vinculación y Comunicación de la Red de Prevención Comunitaria, con amplia trayectoria en temas de sostenibilidad. De profesión periodista ha trabajado en medios de comunicación como editora y en distintas empresas ejerciendo roles de comunicación y vinculación con el medio. En esta entrevista da cuenta de cómo a través de la sociedad civil se puede lograr un cambio cultural en prevención y disminuir la ocurrencia de incendios en Chile.
Palabras clave: Prevencion comunitaria, incendios, actores sociales
Myrian Mellado. Fuente: Facilitada por la entrevistada
“Para la Red de Prevención Comunitaria los incendios se apagan en invierno. O sea, durante todo el año preparamos a las comunidades para que lleguen a un verano más seguro”
P (PLANEO): ¿En qué consiste la labor de la Red de Prevención Comunitaria cuyo objetivo es reducir los incendios forestales? ¿Cuáles son las principales estrategias y acciones que desarrollan?
MM: Nacimos en 2017 después del primer megaincendio que tuvo Chile en la comuna de Santa Olga. De hecho, fue la primera “tormenta de fuego” que vivío el país. En ese contexto varios “cerebros” se juntaron para preguntarse ¿qué podemos hacer para evitar este tipo de tragedias en Chile? Se conocieron programas de prevención de otros países, se analizaron cerca de 400 zonas de interfaz en el centro sur del país, y, tras varios análisis, nació la Red de Prevención Comunitaria.
El objetivo de la Red es que los vecinos desarrollen la capacidad para prevenir incendios; que sepan lo que tienen que hacer, y no solo reacciona; sino que, lo más importante: sepan cómo evitarlos.
De ahí empieza a crecer este modelo, que nace en primera instancia con dos empresas forestales como patrocinadoras. Hoy ya son cuatro: Arauco, CMPC, Forestal Vista Hermosa y Comaco. Queremos que otros muchos más se sumen y no sólo forestales. Nos encantaría, eléctricas, agrícolas, vitivinícolas, etc.
¿Y por qué las forestales patrocinan? Porque este modelo nace en las zonas de interfaz urbano-rural, donde hay patrimonio forestal, agrícola, bosque nativo.
Es un modelo de trabajo pionero en Chile que se creó con metodología aplicada en otros países, y que se amoldó para el caso de Chile. Se trata de una prevención comunitaria en donde empoderas a los vecinos en acciones de prevención de incendios, y después generas y aplicas esta metodología de manera permanente y por todo el año. Esto tiene ciertos hitos, en Marzo-Abril comienza el análisis de las causas ¿qué pasó?, ¿llegó o no el incendio?, ¿nació de ahí? Luego de esto empezamos a levantar en conjunto los riesgos que existen en el territorio y un trabajo permanente.
Aquí lo importante es ver con otros ojos tu entorno, y eso ha significado un cambio en la forma de aprender del territorio. Los vecinos cuentan que ahora andan viendo riesgos, o sea, van caminando y ven que el tendido está en riesgo por alguna vegetación. Aprendieron a mirar de una forma distinta los riesgos y aprendieron a gestionarlos. Esto significa que si el vecino ve que hay un poste con vegetacion, anota el número de poste y llama a la eléctrica que le corresponde para que haga limpieza. Si necesita que se haga un cortafuego tiene que ubicar a la forestal de la zona para que haga uno si corresponde. Si hay un “microbasural” debe contactar al municipio. Entonces, lo que hacemos es que los actores del territorio conversen y trabajen por bajar la ocurrencia de incendios.
Esa es básicamente la forma de trabajar. Durante el año el vecino ve sus riesgos, levanta un plan de prevención y con eso va haciendo check. Para esto, se arma un comité de prevención que reúne a las juntas de vecinos, a las empresas del sector, gobierno local, etc. Cada uno con un rol y responsabilidad y la mayoría de las medidas a mejorar son implementadas por los vecinos y el mismo se encarga de coordinar con los demás actores del territorio.
Para este 2024 estamos trabajando con 455 comités de prevención y un mínimo de 6.000 vecinos en seis regiones del país, 89 comunas y 15 provincias. Las comunidades levantan su plan local, con los riesgos el entorno, y empiezan a gestionar. Nosotros como Red orientamos, acompañamos y ayudamos. Si tiene que redactar una carta lo ayudamos. Lo que nos importa es que genere esa capacidad ante el riesgo, que vea como mitigarlo.
En este proceso es clave el involucramiento del municipio. El gobierno local debe sumarse con fuerza a la prevención para que todo fluya. Trabajamos harto con los alcaldes. Hacemos presentaciones, vamos informando cómo va la gestión, las medidas de mejora que se han levantado, etc.
Las empresas también tienen un rol para implementar mejoras en el paisaje y entorno. Este 2024 se levantaron 5.872 medidas en los 455 comités, y ya llevamos un cumplimiento del 79%. La mayoría de esas medidas las hace el comité de prevencion, es decir la hace el vecino. Luego vamos viendo cuantas le corresponden a las forestales, eléctricas, al municipio, etc. ahí nosotros vamos haciendo seguimiento de eso, y si están entrampados, buscamos solución. Esa es la forma de trabajar: empoderar al vecino para que gestione sus riesgos.
P (PLANEO): ¿Cómo despliegan su trabajo en relación a los territorios rurales en el país?
MM: Lo que vemos es que el vecino está muy solo. La ruralidad en Chile no tiene rostro. Cuando llegas a un lugar y ves a los vecinos hay anonimato. A muchas comunidades les toma años convencer a autoridades para que, por ejemplo, haga un camino. Y lamentablemente nos acordamos de lo rural cuando vemos una emergencia, cuando hay una inundación o un incendio grave, como fue el año pasado en Santa Juana.
Cuando formamos un comité, vamos entregando conocimiento al vecino. Respecto a la ocurrencia de incendios ellos aprenden mucho con charlas y talleres sobre incendios, de cómo se generan y cómo se detienen. Luego ellos se empoderan y logran mitigar el riesgo en su entorno.
La mayoría de nuestros comités están en zonas apartadas. El año pasado empezamos a trabajar en 6 nuevas comunas de La Araucanía (Lumaco, Vilcún, Toltén, Renaico, Traiguén, Lautaro). En Ercilla años atrás hubo un vertedero que tuvo que haberse cerrado hace tiempo, pero nunca se hizo y la comunidad ya no daba más. Nosotros la ayudamos, fueron al Municipio y al día siguiente llegaron con retroexcavadora a limpiar. Entonces tú dices ¿habrá incidido la organización que mostró la comunidad? ¿al no verlos solos el Municipio actuó?
Otro ejemplo en sector Camán, Paillaco, justo al límite con el Municipio de Valdivia, rodeados de plantaciones, hay distintas empresas. Los vecinos hicieron su comité de prevención y solicitaron tener una piscina para el combate de incendios. Tras un año de trabajo se construyó una piscina de 365.000 litros y eso fue porque insistieron, hablaron con municipios de Valdivia y Paillaco, y donde el gestor de la Red fue clave para aunar actores, lograron hacer esa piscina, la primera de la Región de Los Ríos. Una empresa hizo la piscina, otra hizo el cierre, el Municipio entregó en comodato el terreno, por lo tanto, hubo voluntades. Cuando se visibiliza el requerimiento se pueden lograr interesantes resultados.
Hoy, como Red de Prevención más del 50% de nuestros comités no ha tenido incendios, siendo que todos estos nacieron en comunas con mucha ocurrencia de siniestros. Y el 80% tiene 3 o menos incendios.
P (PLANEO):¿Como se conjuga reconstrucción o restauración de los asentamientos dañados por incendios y la prevención de los mismos? ¿Cómo se puede realizar esto de manera multisectorial?
MM: Cuando se entra a un territorio donde ha habido incendios, es mayor el interés de los vecinos por participar y aprender. Obviamente, no quieren que vuelva a suceder otra tragedia.
La empatía con los incendios no se vive hasta que tu estás en la desgracia. Eso lo hemos visto harto. El municipio de Los Ángeles está liderando un cambio importante. Su alcalde decidió replicar el modelo de la Red porque ha dado buenos resultados. Crearon 14 comités de prevención en zonas donde no está la Red, y el resultado ha sido muy interesante. Los vecinos que son más urbanos se sumaron a los comités de la Red. Así que se ve diferencia cuando la gente vive el riesgo, porque se suma con mucha fuerza.
De esta forma, el modelo de la Red funciona si se involucra el gobierno local; ellos son clave en los resultados de la Red. Además, es un aporte para su plan de emergencia, porque nosotros trabajamos con el vecino para que sepa lo que tiene que hacer, y ya con ese conocimiento puede mitigar. Y si hay una emergencia también los apoyamos para que reaccionen; les preparamos protocolos, cartografías para que vean las zonas vulnerables, las personas discapacitadas, los puntos de agua.
En este Plan Local de Prevención que crea cada comunidad hay tres grandes áreas de trabajo: 1) Silvicultura preventiva. Todo lo que sea el manejo del combustible, lo tenemos que mitigar, hacemos cortafuegos, construcción de líneas, etc. 2) Educación. Esto lo hacemos con los vecinos para que sepan que hacer, realizan cursos; trabajamos también con niños. 3) Reacción coordinada. En caso de una emergencia ¿qué tenemos que hacer? Ahí preparamos el territorio.
Para la Red de Prevención Comunitaria los incendios se apagan en invierno. O sea, durante todo el año preparamos a las comunidades para que lleguen a un verano más seguro.
También realizamos actividades de fortalecimiento entre vecinos y los otros actores, haciendo mateadas, trekking, etc. El viernes, por ejemplo, estuve en un sector que se llama el Pino, que queda a la salida de Concepción, camino a Cabrero. Ahí el año pasado no tenían incendios, y hoy tienen 19. Entonces hay una persona que está provocando incendios, y llegaron personas de los distintos comités, y lo más lindo fue que se conocieron, y quedaron coordinados para mitigar emergencias. Tenían que hacer más patrullaje y empezaron a hacerlo, porque tenemos que buscar fórmulas para frenar incendios. Ahora el siguiente paso es lograr que estos comités, que son más bien atomizados, tengan una mirada territorial, lo que es un paso mayor, que se puede lograr en la medida que los comités vayan teniendo menos incendios.
P (PLANEO): Por último: ¿Cómo se observa el futuro de los incendios en el Chile rural? ¿Cómo se puede prevenir o gestionar estos riesgos de forma efectiva?
MM: Hoy día la gente sabe que estamos en riesgo, o sea que independiente de que vivas en una zona muy urbana el incendio es un caos. Lo que vivimos en Valparaíso fue tan impactante, que yo creo que a mucha gente le llegó, y ahora piensa que hay que prepararse.
Entonces, hoy estamos ante un contexto que fortalece el trabajo en prevención. Los Municipios, tienen que armar su plan de emergencia y su plan de riesgo y desastre que les solicita SENAPRED. En la medida que los Municipios cuenten con estos planes van a ir levantando los riesgos que tiene el entorno. Esa es una oportunidad para que los vecinos y la autoridad que corresponda empiece a gestionar sus riesgos. Porque a veces nos pasa de que el vecino mantiene limpio su entorno, pero el que está al lado es un privado que no quiere hacer nada. Y si él no limpia, no va a tener impacto hacerlo solo.
La autoridad tiene que estar preparada y viene la “Ley de Incendios” que también va a ser una oportunidad, porque va a obligar a los pequeños propietarios que no se suman a la prevención a que lo hagan manejando su entorno, teniendo cortafuego.
Si la persona conoce su entorno y sabe cómo gestionar sus riesgos, podrá no tener incendios. En Chile, se puede no tener incendios, pero para eso necesitamos asumir un rol. La prevención es un cambio de conducta, en donde yo no voy a ir a un camping y hacer fuego, sabiendo que hay un viento gigante. Si yo aprendo eso, voy a tener menos incendios, y no voy a ser causante negligente de un incendio. Aún falta mucho más, para ir al meollo del asunto, es decir, de cómo cambiamos nuestra conducta, de cómo logramos que la persona que no ve los riesgos de un entorno los vea y, luego, gestione.
Hay harto que hacer y en Chile están dadas las oportunidades para liderar un cambio cultural en materia de prevención.
Incendios forestales en la Chiquitanía boliviana: Explorando la relación entre el tipo de aprovechamiento forestal y la resiliencia del ecosistema frente al fuego
VerIncendios forestales en la Chiquitanía boliviana: Explorando la relación entre el tipo de aprovechamiento forestal y la resiliencia del ecosistema frente al fuego
Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
Por: [Tamara Araujo Justiniano. Ingeniera Ambiental de la Universidad Católica Boliviana San Pablo. Cochabamba, Bolivia]
Resumen:
La Chiquitanía en Bolivia enfrenta una creciente amenaza de incendios forestales, impulsados por cambios climáticos y alteraciones en el uso del suelo para ganadería y cultivos. En una investigación del año 2022 comparé suelos quemados en bosques chiquitanos y chaparrales, revelando una sorprendente mayor conservación en los primeros debido a su menor historial de quemas. A pesar de sus diferencias históricas y ecológicas, ambos ecosistemas sufren incendios indiscriminados. Estos hallazgos resaltan cómo las decisiones históricas modelan la respuesta del ecosistema al fuego. La reflexión final enfatiza la responsabilidad colectiva hacia la tierra y plantea interrogantes sobre el equilibrio entre desarrollo económico y preservación ambiental.
Palabras clave: incendios forestales, aprovechamiento forestal, Chiquitanía boliviana
“Al adentrarnos en la complejidad de los incendios forestales en la Chiquitanía, no sólo observamos las consecuencias directas de la transformación del uso del suelo, sino también cómo las decisiones históricas moldean el comportamiento de los ecosistemas frente al fuego”.
Im 1. Fuente: Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (2019)
Contexto y problema
En los últimos años, el Estado Plurinacional de Bolivia se ha convertido en uno de los países con mayor incidencia de incendios forestales en el mundo, de gran magnitud y localizados predominantemente en la Chiquitanía, departamento de Santa Cruz (IPCC, 2019). A pesar de ser una región naturalmente adaptada al fuego, las condiciones sociopolíticas actuales y las condiciones climáticas de sequías acentuadas están ocasionando incendios forestales de mayor intensidad y magnitud (Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, 2020).
En la Chiquitanía boliviana, históricamente y desde el siglo XVII al menos, se practicaba la ganadería extensiva de ramoneo en el monte. Sin embargo, ahora el mayor problema radica en el cambio de uso de suelo donde poco a poco se están transformando los diferentes ecosistemas nativos hacia pastizales con especies de gramíneas exóticas, destinados a la ganadería semi-intensiva a gran escala o bien a cultivos comerciales introducidos. Las principales presiones resultantes de este cambio en el aprovechamiento y uso de suelo son la combinación de deforestación y desmonte acompañados de incendios para su posterior ocupación destinada a la actividad ganadera (Villaseñor, 2012).
¿La respuesta del ecosistema frente a los incendios varía según el aprovechamiento que se le haya dado?
Esta fue una de las preguntas que pretendí explorar en una investigación llevada a cabo el año 2022. Para ello comparé el grado de perturbación de diferentes suelos quemados, pertenecientes a los dos tipos de ecosistemas nativos de mayor extensión en la región, respecto a su estado original (Araujo y Navarro, 2023).
En uno de ellos, al que nos referiremos como “Bosque chiquitano”, el aprovechamiento a lo largo de la historia ha sido principalmente de extracción forestal (Gobierno Municipal de Concepción, 2000; Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, 2020), por lo que tradicionalmente se fomentaba el desarrollo de la vegetación y la posterior extracción de recursos maderables.
En cambio, el otro ecosistema, que llamaremos “Chaparral”, está ecológicamente adaptado al fuego, lo necesita para preservar la dinámica del hábitat y estratégicamente la población ha optimizado su aprovechamiento forrajero a lo largo de los años (Osorio, 2019). La vegetación de los chaparrales es útil para la alimentación de ganado por ramoneo, es decir, que se alimentan de las hojas, ramas y brotes tiernos, por lo que, desde la introducción de las misiones jesuitas, las quemas controladas han permitido sabanizar estos ecosistemas para renovar nutrientes y obtener los brotes de interés (Gobierno Municipal de Concepción, 2000).
Evidentemente los bosques y chaparrales cuentan con importantes diferencias, tanto históricas como ecológicas, pero a pesar de ello ambos están sufriendo incendios considerables de manera indistinta.
Analizando los resultados de la investigación, pude concluir que los suelos quemados pertenecientes a bosques chiquitanos se encontraban mejor conservados que los suelos quemados de chaparrales. La explicación más probable se basaría en que, históricamente los bosques se han quemado menos que los chaparrales a lo largo de los años. Debido a su tipo de aprovechamiento, no sólo era inconveniente quemarlos en lugar de permitir su desarrollo, sino que además la vegetación, al estar menos expuesta al fuego, ha desarrollado una menor capacidad de recuperación (Osorio, 2019).
Por su parte, los chaparrales han sufrido incendios desde mucho antes y probablemente la perturbación en los suelos ha ido escalonando, por lo que el grado de conservación respecto a su estado original es menor; sin embargo, al estar la vegetación más expuesta y adaptada al fuego, tiene una capacidad de recuperación mucho mayor (Mostacedo et al., 2022).
De esta manera, al adentrarnos en la complejidad de los incendios forestales en la Chiquitanía, no sólo observamos las consecuencias directas de la transformación del uso del suelo, sino también cómo las decisiones históricas moldean el comportamiento de los ecosistemas frente al fuego. La historia de aprovechamiento de los bosques chiquitanos, preservando su integridad, contrasta con la adaptación de los chaparrales, cuya resiliencia se ha forjado a través de generaciones de exposición al fuego controlado.
Reflexiones finales
Considero importante invitar a reflexionar sobre la responsabilidad colectiva que tenemos hacia nuestra tierra y sus habitantes. ¿Cómo podemos equilibrar la necesidad de desarrollo económico con la preservación de ecosistemas cruciales? Las respuestas no son sencillas, pero la comprensión de la historia y la ecología de estos lugares nos proporciona valiosas y necesarias lecciones.
En la encrucijada de los incendios forestales, la gestión sostenible, respaldada por la ciencia y el respeto a la historia local, se presenta como la clave para construir un futuro donde la coexistencia entre la ruralidad y la preservación ambiental sea armoniosa.
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Referencias bibliográficas
Araujo, T. y Navarro, G. (2023). Impacto de los incendios forestales en el estado natural de suelos afectados en la Chiquitanía (Santa Cruz, Bolivia) y propuesta de índices para su evaluación. Acta Nova, 11(1), p. 51-64. [https://n9.cl/wmvyh]
Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz. (2020). Plan de recuperación de zonas afectadas por incendios en el departamento de Santa Cruz. Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia. Santa Cruz, Bolivia. [https://n9.cl/mkebn]
Gobierno Municipal de Concepción. (2000). Plan de Desarrollo Municipal 2000 – 2004. Viceministerio de Planificación Estratégica y Participación Popular. Santa Cruz, Bolivia.
IPCC: Instituto Privado sobre Cambio Climático. (2019). Boletín Informativo: Los incendios en la Amazonía en 2019. Año 9, No. 3. El Salvador.
Mostacedo, B., Viruez, A., Varon, Y., Paz-Roca, A., Parada, V. y Veliz, V. (2022). Tree survival and resprouting after wildfire in tropical dry and subhumid ecosystems of Chiquitania, Bolivia. Trees, Forests and People. Vol. 10. 100327. [https://doi.org/10.1016/j.tfp.2022.100327]
Osorio, D. (2019). Causas que amenazan a la Ecoregión de la Chiquitanía, Santa Cruz, Bolivia. Universidad Tecnológica Boliviana. La Paz, Bolivia.
Villaseñor, V. (2012). El clima cambia, cambia tú también: opciones de adaptación al cambio climático y mitigación desde la perspectiva de los pueblos indígenas y las comunidades locales en función a la diversidad biológica. Estudio de caso. Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano. Santa Cruz, Bolivia. [https://n9.cl/0twj9].
Entre los intereses comprometidos y el desarrollismo: ley de incendios lista, pero incompleta
VerEntre los intereses comprometidos y el desarrollismo: ley de incendios lista, pero incompleta
Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
Por: [José Miguel Fuentes Zuleta: Sociólogo de la Universidad Diego Portales, Estudiante del Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente UC].
Resumen:
La columna discute sobre las razones detrás del rechazo del apartado que impedía los cambios de uso de suelo en zonas afectadas por incendios forestales, señalando que entre estas razones estarían los intereses comprometidos por parte de algunos parlamentarios, como también un discurso que promueve el desarrollo económico por sobre la protección de zonas críticas de incendio.
Palabras clave: Incendios, desarrollismo, inmobiliaria
“En una posición típica de la derecha, se prioriza el desarrollo económico por sobre la regeneración de vegetación e instalación de cortafuegos que ayudarían a evitar eventuales incendios”.
Figura 1. Vista de casas en Viña del Mar afectada por el incendio. Fuente: El país (2024)
A comienzos del mes de marzo del presente año fue aprobada en la Cámara de Diputados la Ley de Incendios presentada e impulsada por el ejecutivo en octubre del año 2023. En términos concretos, el objetivo principal de la ley mencionada es fortalecer la prevención de incendios, tanto forestales como rurales (con especial énfasis en aquellas áreas con un nivel de amenaza de incendio alto o crítico), a través de dos grandes medidas: una mejor planificación territorial –poniendo así el foco en los municipios y las condiciones locales—y de un fortalecimiento de la regulación a la actividad forestal en materia de incendios, proponiendo un enfoque preventivo y coordinado entre los distintos actores.
De esta manera, la normativa establece la obligatoriedad de hacer cortafuegos y de establecer zonas de interfaz urbano-rural, además de otorgar facultades a los Planes Reguladores Comunales (PRC) e Intercomunales (PRI) para poder reestablecer normas para adecuarse a lo anteriormente mencionado.
Si bien esta medida resulta fundamental para prevenir el riesgo de incendio, hubo un apartado de la ley que no fue aprobado y que hace alusión a la limitación al cambio de uso de suelos afectados por incendios, el cual buscaba evitar que privados, particularmente la industria inmobiliaria, pudiera construir en los terrenos siniestrados, para en cambio promover la recuperación y restauración de la cobertura vegetal y arbórea[1].
Rechazado en su mayoría por votos de la derecha, este rechazo deja entrever la presencia de intereses comprometidos por parte de algunos parlamentarios, a la vez que surge un discurso que promueve una suerte de desarrollismo que, para la derecha, pareciera ser más importante que la creación de cortafuegos o iniciativas de regeneración y restauración.
El discurso del desarrollo a la orden del día
El relato que se repitió a menudo por parte de la derecha tenía una clara incongruencia: por un lado, se planteaba que el proyecto era insuficiente para enfrentar los incendios, pero, por otro lado, estaban en contra del que quizás era el punto más importante: el que impedía a inmobiliarias construir en zonas siniestradas. Las opiniones en contra hacían referencia a que este impedimento afectaría el desarrollo de industrias como la inmobiliaria o la forestal.
La diputada por la región de la Araucanía, Gloria Naveillán del Partido Republicano, aseguraba que la legislación “mata la industria forestal y las prácticas agrícolas” (El Desconcierto, 2024). En una línea similar, el también diputado por la Araucanía, Andrés Jouannet de Amarillos, señalaba que el proyecto de ley tiene “muchos ripios que distorsionan el sentido necesario de una discusión que integre la protección del bosque con el desarrollo y prevención de incendios”, agregando que “no entrega suficientes elementos para la articulación público-privada para la recuperación del bosque, ni fomento productivo para las pequeñas y medianas empresas forestales clave para el desarrollo del territorio” (El Desconcierto, 2024).
Por último, el senador por la Región del Bio Bio, Enrique Van Rysselberghe, también señaló que “la prohibición total de uso de un terreno puede afectar no sólo a sus dueños, sino que el desarrollo de una serie de oportunidades de desarrollo productivo como la agricultura, la ganadería u otras actividades, que son propias de la Región donde ocurra el incendio” (Diario Concepción, 2024).
En el discurso de estos tres parlamentarios podemos observar un punto en común: que la restricción en el cambio de uso de suelo podría afectar al desarrollo de distintas actividades fundamentales para el territorio. En una posición típica de la derecha, se prioriza el desarrollo económico por sobre la regeneración de vegetación e instalación de cortafuegos que ayudarían a evitar eventuales incendios.
No obstante, detrás de ese discurso típico de la derecha, que Alarcón (2016) define como la ideología de los recursos naturales, también hay intereses comprometidos por parte de algunos parlamentarios. Como sostiene Pablo Parra (2023), presidente de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN), utilizar incendios forestales como herramienta de planificación indirecta se suele dar cuando la normativa es muy restrictiva en cuanto a la protección ambiental de especies de carácter nativo, como también a los altos costos que implica el despeje de suelo o las medidas compensatorias por corte de vegetación.
Lo anterior se evidencia en la investigación de Jonathan Caviedes (2017), donde por medio de imágenes satelitales se logra observar que existe una correlación casi perfecta entre la ocurrencia de incendios forestales con la posterior aparición de zonas urbanizadas.
Como señala Alarcón (2016), el modelo chileno ve a los ecosistemas como algo accesorio, como un espacio destinado a explotar y sacar provecho de él, fomentando los proyectos de inversión de distintos sectores productivos.
Ley aprobada, pero insuficiente ¿ahora qué?
El caso de la Villa Botania de Quilpué es ejemplificador cuando se trata de mostrar la importancia de los cortafuegos para evitar la propagación de incendios hacia zonas residenciales. La medida implementada por la villa consistió en capacitaciones a la comunidad, promoviendo la gestión territorial y participativa para la reducción del riesgo de incendios.
Este caso nos enseña que, para evitar o al menos reducir su impacto, es necesario medidas multiescalares, poniendo el foco en el ordenamiento territorial, pero también en la educación comunitaria, otorgándole a las habitantes de los territorios las herramientas para que puedan enfrentar por ellos mismos los riesgos de desastre. Además, resulta importante añadir la producción forestal, es decir, el qué se va a producir y qué no, ya que esto también determina la propagación o no de los incendios.
Retomando el rol de los privados, que abunda en el discurso de la derecha, es importante que estos asuman compromisos en función de la gestión en post de la prevención de incendios forestales. Sectores como el agrícola tienen una gran responsabilidad en la perdida de ecosistema nativo. Es necesario que los ordenamientos territoriales que se modificarán a partir de esta ley logren promover un desarrollo armónico, pensando no sólo en el bienestar económico, sino en el bienestar futuro del territorio y las personas que habitan en él.
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Referencias bibliográficas
Alarcón, C. (2018). Conflictividad social-ecológica, ecología política del capitalismo neoliberal e ideología de los recursos naturales en Chile. PROPUESTAS DESDE LA ECONOMÍA, 133.
Diario Concepción (9 de marzo 2024). La importancia de una buena ley de incendios. https://www.diarioconcepcion.cl/editorial/2024/03/09/la-importancia-de-una-buena-ley-de-incendios.html
El Desconcierto (6 de marzo 2024). Ok ley de incendios con pero de derecha: Inmobiliarias podrían construir en zonas incendiadas. https://www.eldesconcierto.cl/nacional/2024/03/06/ok-ley-de-incendios-con-pero-de-derecha-inmobiliarias-podrian-construir-en-zonas-incendiadas.html
El país (4 de febrero 2024). Viña del Mar tras los incendios que han arrasado 3.000 casas, en imágenes. https://elpais.com/chile/2024-02-04/vina-del-mar-tras-los-incendios-que-han-arrasado-3-mil-casas-en-imagenes.html
Parra Soto, Pablo (12 de enero 2023). Ley de prohibición de cambio de uso de suelo. Un paso importante para la regulación del territorio. El mostrador. https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2023/01/12/ley-de-prohibicion-de-cambio-de-uso-de-suelo-un-paso-importante-para-la-regulacion-del-territorio/
[1] Resulta importante destacar que no existen normativas respecto a cómo se debe realizar la reconversión del suelo en terrenos afectados por incendios forestales, lo que deja camino libre a que los proyectos de restauración sean elegidos por presiones políticas o económicos, más que por criterios técnicos.
Prevención y adaptación: claves para enfrentar los incendios en la interfaz urbano-forestal chilena
VerPrevención y adaptación: claves para enfrentar los incendios en la interfaz urbano-forestal chilena
Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
Por: [Carolina Ojeda Leal: Profesora de Historia y Geografía, Universidad de Concepción. Magíster en Desarrollo Regional y Medio Ambiente, Universidad de Valparaíso. Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile].
Resumen:
Los últimos años han marcado un punto de inflexión en la percepción y el impacto de los incendios forestales en Chile, particularmente en las áreas donde la urbanización se encuentra con la naturaleza. Este fenómeno, lejos de ser episódico, es el resultado de una compleja interacción entre el cambio climático, la expansión urbana desenfrenada y una transformación del uso del suelo que ignora principios socioecológicos fundamentales. La región central de Chile, un área destacada por su rica biodiversidad y su papel crucial en la agricultura, ahora se enfrenta a un futuro marcado por sequías extendidas y una creciente vulnerabilidad a los desastres naturales. Esta columna analiza cómo la ausencia de una cultura de prevención y adaptación está creando un escenario donde los incendios forestales se vuelven más frecuentes y destructivos, subrayando la urgencia de replantear nuestras estrategias hacia una gestión más sostenible del territorio.
Palabras clave: Prevención, Adaptación, Incendios Forestales
“La prevención y adaptación emergen como pilares fundamentales para mitigar el riesgo de incendios. Estrategias como la gestión adecuada del uso del suelo, la creación de zonas de amortiguamiento entre áreas forestales y urbanas, así como la implementación de prácticas agrícolas y forestales sostenibles pueden reducir significativamente la vulnerabilidad de estas zonas ante el fuego”.
Fuente: Archivo personal de autor
En los últimos años, Chile ha sido testigo de un aumento significativo en la frecuencia e intensidad de los incendios forestales, particularmente, en las zonas de interfaz urbano-forestal (Instituto Nacional de Estadísticas (INE), 2020). Esta tendencia, lejos de ser un fenómeno aislado, refleja una realidad compleja en la que convergen el cambio climático, la rápida urbanización y la transformación del uso del suelo. Este país, conocido por su biodiversidad y su importancia agrícola, enfrenta ahora un futuro incierto, marcado por sequías prolongadas y una vulnerabilidad creciente a desastres. En este contexto, la presente columna examina cómo la falta de conciencia sobre la prevención y adaptación está configurando un escenario en el que los incendios forestales se vuelven cada vez más comunes y peligrosos.
Los incendios de interfaz urbano-forestal, aquellos que ocurren en la zona de transición entre áreas rurales y urbanas, presentan desafíos únicos, debido a la proximidad de asentamientos humanos y recursos naturales valiosos. Estos eventos no solo resultan en pérdidas económicas significativas y daños ambientales irreparables, sino que también ponen en riesgo vidas humanas.
La creciente incidencia de estos incendios en Chile puede atribuirse, en parte, a la expansión urbana descontrolada y a la transformación del uso del suelo sin considerar criterios socioecológicos. La conversión de terrenos forestales en áreas para el desarrollo urbano o la agricultura intensiva altera el equilibrio natural y reduce la capacidad del ecosistema para resistir y recuperarse de los incendios. Entonces, la urbanización acelera el cambio de usos tradicionales de la tierra hacia modelos no sostenibles en donde se aprecia un aumento en el abandono del campo, el éxodo rural hacia las ciudades que ha dejado numerosas tierras en desuso y fomenta la creación de interfaces urbano-forestal sin un control real del uso de suelo.
En ese sentido, los vicios que presentan muchos planes de desarrollo actuales que se realizan en Chile se dan porque quienes planifican utilizan “estrategias de copiar y pegar”, las cuales se importan o exportan a otras localidades sin considerar un hecho relevante, porque las metas a lograr son completamente diferentes para cada zona del planeta. Muchas veces los/as planificadores/as urbanos/as o arquitectos/as pasan por alto que la visión de futuro o vocación territorial que tienen las ciudades del sur no es la misma que las de otros lugares del mundo. Como lo expresa David Wong (2014) de la revista online Cracked, existe una diferencia sustancial entre lo que tratamos de decir con la palabra “quiero”:
- Una intencionada acción, por ejemplo, “Quiero llegar a mi casa antes de que llueva y me moje.”
- Una preferencia general o particular a futuro, por ejemplo, “Quiero tener una casa para vivir feliz junto a mi familia.”
Paralelamente, el cambio climático está exacerbando este problema (Ministerio del Medio Ambiente, 2016). La zona central de Chile ha experimentado sequías más frecuentes y prolongadas, la disminución de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas agravan la desecación de la vegetación, incrementando la cantidad de material combustible disponible aumentando la vulnerabilidad creando condiciones ideales para la propagación de incendios (Barton y Irarrázaval, 2016).
En ese sentido, una forma en que las regiones del sur están desarrollando su distribución territorial y que afecta la forma en que se debe planificar ciudades o territorios al crear intencionadamente interfaces urbano-forestales es el conflicto que se genera entre la creación de áreas de conservación de biodiversidad con fondos privados y las parcelas de agrado. Por ejemplo, en Chile, las áreas protegidas públicas cubrían en 2015 alrededor 14.2 millones de hectáreas en donde las áreas protegidas privadas adicionaban a esta cifra 325.000 hectáreas (Sin considerar el parque privado Pumalín que cubría otras 300.000 hectáreas). Al 2023, se cuenta con alrededor de 18 millones hectáreas en áreas protegidas públicas (Fundación Terram, 2024).
Frente a este panorama, la prevención y adaptación emergen como pilares fundamentales para mitigar el riesgo de incendios. Estrategias como la gestión adecuada del uso del suelo considerando las proyecciones del cambio climático (Barton y Irarrázaval, 2016), la creación de zonas de amortiguamiento entre áreas forestales y urbanas, y la implementación de prácticas agrícolas y forestales sostenibles pueden reducir significativamente la vulnerabilidad de estas zonas ante el fuego.
La educación y concienciación de la población también juegan un rol crucial. Es imperativo que las comunidades locales comprendan los riesgos asociados a los incendios forestales y participen activamente en la prevención de los mismos. Esto incluye desde la adopción de buenas prácticas en la gestión de residuos hasta la participación en programas de reforestación y conservación de ecosistemas.
La creciente amenaza de los incendios forestales en la interfaz urbano-forestal de Chile es un recordatorio urgente de la necesidad de adoptar un enfoque más holístico y sostenible en la gestión del territorio. La prevención y adaptación no solo requieren de políticas públicas efectivas y de la implementación de prácticas de gestión de riesgos, sino también de un cambio en la conciencia colectiva sobre nuestra relación con el medio ambiente.
Es fundamental reconocer que el bienestar de nuestras comunidades y la preservación de nuestros ecosistemas están intrínsecamente ligados (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 2022). Solo a través de una acción colectiva y coordinada, basada en el respeto por la naturaleza y en la adopción de prácticas sostenibles, podremos enfrentar los desafíos que los incendios forestales presentan para la sociedad chilena. En última instancia, la capacidad de Chile para adaptarse y mitigar los efectos de estos desastres naturales dependerá de nuestra voluntad para actuar.
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Referencias
Barton, Jonathan R, y Irarrázaval, Felipe. (2016). Adaptación al cambio climático y gestión de riesgos naturales: buscando síntesis en la planificación urbana. Revista de geografía Norte Grande, (63), 87-110. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-34022016000100006
Fundación Terram (19/01/2024). Chile sumó 240.000 hectáreas de parques nacionales en 2023 pero denuncian falta de presupuesto https://www.terram.cl/2024/01/chile-sumo-240-000-hectareas-de-parques-nacionales-en-2023-pero-denuncian-falta-de-presupuesto/#:~:text=“Este%20insignificante%20aumento%20no%20se,una%20superficie%20de%20242.360%20hectáreas.
Instituto Nacional de Estadísticas (INE). (2020). Reporte de incendios forestales en Chile. https://www.ine.gob.cl/sala-de-prensa/prensa/general/noticia/2022/12/28/informe-anual-de-medioambiente-superficie-dañada-por-incendios-forestales-aumentó-en-temporada-2021-2022
Ministerio del Medio Ambiente. (2019). Plan de Acción Nacional de Cambio climático 2017-2022. https://estrategia-aves.mma.gob.cl/wp-content/uploads/2023/03/MMA-2017-Plan-de-Accion-Nacional-de-Cambio-Climatico-2017-2022.pdf
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). (2022). El estado de los bosques del mundo 2022: Las vías forestales hacia el desarrollo sostenible. https://www.fao.org/publications/home/fao-flagship-publications/the-state-of-the-worlds-forests/2022/es
Wong, David (August 11, 2014), “5 Ways you’re Sabotaging Your Own Life (Without Knowing It)”, Cracked Magazine, New York. Available at http://www.cracked.com/blog/5-ways-youre-sabotaging-your-own-life-without-knowing-it/#ixzz3B9KbNtNp
El imaginario del fuego en "Fahrenheit 451": sobre la combustión de libros, asentamientos y predios | “Fahrenheit 451 (1953)”
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Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
[Por B. Salvador Álvarez Osorio. Estudiante de Pregrado en Sociología, Universidad de la Frontera, Temuco]
Libro: Fahrenheit 451
Autor: Ray Bradbury
Año: 1953
Resumen. «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury es una distopía que se desenvuelve en una sociedad futurista donde los libros son prohibidos y quemados por bomberos, como Montag, el protagonista. La narrativa de la obra sigue su transformación, inicialmente un servidor complaciente, pero que pronto comienza a cuestionar su realidad y buscar un significado más profundo en la vida. En este camino conoce a Clarisse, una joven que desafía las normas establecidas y que lo mueve a unirse a un grupo de rebeldes que memorizan libros para preservar su contenido. La novela explora temas de censura, alienación y la pérdida de la individualidad, culminando en una guerra que destruye la ciudad. Juega con los conceptos de tecnologías futuristas como las grandes pantallas interactivas o sabuesos mecánicos y también con el concepto de fuego como un elemento de doble significancia; en su carácter utilitario, como instrumento de dominación; y en su sentido simbólico, como posibilidad del renacimiento y esperanza de reconstruir una sociedad basada en el conocimiento y la libertad intelectual.
Palabras Clave. Incendios, estandarización urbana, políticas públicas.
Im1. Portada del libro | Fuente: Editorial Editorial DEBOLSILLO.
Introducción.
En «Fahrenheit 451» el fuego es el control sobre la información y la manipulación de la verdad ejecutado por políticas de censura e hipervigilancia. Así, el fuego se convierte en un medio para ejercer autoridad y limitar la libertad de pensamiento, manteniendo a la población ocupada bajo un continuum de estímulos sensoriales producidos por mega pantallas y “familiares” virtuales interactivos. La quema de libros representa la supresión de ideas divergentes, heterogéneas, diversas y su contraparte la imposición de una narrativa única, es decir de la estandarización del conocimiento en sus formas comunicativas, tanto que la misma escritura está prohibida en este modelo de sociedad. La dicotomía propuesta en esta reseña en cuestión tiene que ver con el equilibrio entre estos dos conceptos de diversidad y estandarización.
Imaginario del fuego como artefacto de homogenización.
Creo que es relevante partir con la premisa de la obra de Bradbury de que en esta sociedad se ha alcanzado a desarrollar y masificar la construcción incombustible, una materialidad estandarizada, pero también estéticamente homogénea, como podemos visualizar en algunas de las adaptaciones homónimas al libro.
Esta distopía nos sumerge en un mundo donde el fuego proyecta su sombra sobre los cimientos de la sociedad y sus estructuras materiales. Exploraremos cómo el imaginario del fuego se manifiesta de facto como un principio de homogenización urbana.
En dicho contexto planteamos la analogía con los asentamientos recientemente afectados, en Valparaíso y sus alrededores, los cuales basan su identidad territorial en aquella anatomía material diversa, fragmentada y que son producto de un levantamiento no planificado, de la auto construcción y el crecimiento orgánico de lo conurbano. El espacio es hostil, no está preparado para el fácil acceso de bomberos o la rápida acción preventiva, sumado a una distribución de las construcciones diseñada por una arquitectura sin arquitectos: Funcionales, pero menos eficientes; Prácticos, pero frágiles frente a la catástrofe. En ese contexto las construcciones livianas imitarían al papel, combustionando tan rápido como lo haría una pila de libros. Así la diversidad de formas, colores y materialidad que le rodea también se rinde ante la flama, reduciéndose al estado de cenizas, provocando inevitablemente la inmolación de la diferencia, la heterogeneidad sacrificada.
Así nos encontramos con dos políticas públicas completamente antitéticas, por un lado, la normativa de control absoluto y por otra, una política pública más bien reactiva. Ambos conducirían a un eventual acontecimiento catastrófico, sea este previsible o no, planificado o accidental.
Estos accidentes llevan consigo la capacidad de remodelar la realidad física-social de una comunidad. Así la reconstrucción posterior a los incendios ofrece la oportunidad de imponer una visión uniforme – prediseñada – del espacio eliminando la diversidad social y cultural que le sostenía en favor de una estructura que refleje los intereses normativos establecidos por la política regulativa, o en el caso de los cambios de uso de suelo, por el interés particular de quien lo patrocina. Surgen las preguntas ¿cómo afecta esta futura posibilidad de estandarización a la identidad barrial originaria?, ¿La uniformidad en el diseño urbano afecta la identidad distintiva de sus comunidades?
Resiliencia a largo plazo, la resistencia urbanística.
Si en el libro de Bradbury se nos presenta la alienación y dependencia a las pantallas como un factor des-vinculante de los acontecimientos reales de muerte, sacrificio y catástrofe ¿Cómo se resiste nuestra sociedad a la morbosidad en los medios de comunicación masivos?, ¿cómo escapa de la contemplación vacía? Esto, asumo, es posible mediante la acción directa o coordinada de la ciudadanía, es decir en su capacidad de resiliencia y cooperación.
Para integrar los términos de resiliencia, gobernanza y políticas públicas en este análisis sobre la quema de asentamientos urbanos, podemos considerar los siguientes puntos en debate y abrir interrogantes como: ¿Cómo se adaptan y se recuperan las comunidades después de la destrucción? La resiliencia pro social y la capacidad de la gobernanza urbana para implementar políticas públicas efectivas son fundamentales para esta cuestión. La prevención de incendios, la gestión de crisis y la participación ciudadana se erigen como elementos determinantes para construir ciudades que no solo resisten las llamas, sino que resisten la adversidad. Esta triada de elementos bien diseñados pueden desempeñar un papel fundamental en la re-construcción de comunidades urbanas más fuertes y diversas. Este enfoque permitirá una comprensión más completa de cómo estas dimensiones interaccionan en el contexto de la planificación y reconstrucción urbana.
Conclusión.
En «Fahrenheit 451», el fuego actúa como un agente de homogenización. Al trasladar este imaginario a la realidad urbana contemporánea, vemos cómo los incendios de asentamientos y predios informales reflejan este principio. La gobernanza efectiva y las políticas públicas bien diseñadas se perfilan como contrapesos esenciales para contrarrestar la tendencia a homogeneizar el tejido social y urbano. La integración de «Fahrenheit 451» en este debate no solo enriquece la discusión, sino que también plantea preguntas críticas sobre la naturaleza misma de la estandarización en nuestras ciudades, incitando a una reflexión más profunda sobre cómo diseñamos y vivimos nuestros entornos.
La estandarización puede contribuir a una estética más cohesiva y a la creación de una identidad urbana más fuerte. Las ciudades con una apariencia más uniforme a menudo se perciben como resultado del orden y la modernidad. Además, una estructura urbana estandarizada facilita la seguridad y el control, ya que permite una mejor vigilancia y respuesta a emergencias. Por otro lado, la diversidad permite la flexibilidad y la adaptabilidad frente a desafíos económicos, sociales y ambientales, promueven el desarrollo identitario y cultural de las comunidades que le habitan. Este debate es esencial para la reconstrucción de asentamientos a futuro. En última instancia, encontrar el equilibrio adecuado entre la estandarización y la diversidad urbana es esencial para crear entornos urbanos vibrantes, sostenibles e inclusivos ¿Cómo podemos garantizar la preservación y promoción de la diversidad de ideas en el diseño urbano?, ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la eficiencia que proporciona la estandarización y la riqueza cultural que emerge de la diversidad urbana?, ¿Cómo podemos diseñar ciudades que sean eficientes sin sacrificar la esencia única de cada comunidad?
Lo que queda entre las cenizas: consecuencias de los monocultivos forestales en la zona centro sur del país | “Llamas del despojo (2022)”
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Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
[Por Catalina Elizabeth Tropa Ramírez. Socióloga, Universidad de Chile, Santiago]
Documental: Llamas del despojo: incendios del negocio forestal
Autores: Ojo de Treile & Resumen
Año: 2022
Disponible en: https://youtu.be/1-kVhdavxDw?si=33VYQepbf6OU46MU
Resumen. El documental aborda las diferentes repercusiones que los incendios forestales de monocultivos han tenido sobre las comunidades y ecosistemas de la zona centro sur de Chile y Wallmapu. Para ello se recopilan testimonios de habitantes de las localidades colindantes y diferentes especialistas en el tema. Se revisa en un primer momento los factores de riesgo asociados a la presencia de monocultivos para la flora, fauna y comunidades que habitan el sector. Posteriormente, se sitúa históricamente esta problemática a través del proceso de ocupación del territorio desarrollado por parte del régimen militar durante la década de los 70’s y se da cuenta de las repercusiones actuales de este para la población. Finalmente, se revisan las medidas propuestas por parte de los actores participantes en el cortometraje.
Palabras Clave. Conflictos ambientales, biodiversidad, empoderamiento territorial.
Im1. Portada del documental | Fuente: Ojo de Treile & Resumen, 2022.
“Lo que sí tiene que haber un cambio de paradigma. Un cambio de sistema (…) centrado en el medio ambiente y en las personas como eje fundamental” (Ariana Bertín, Bióloga Molecular y Celular)
El documental profundiza en la visión que los actores de la región guardan sobre la presencia de monocultivos en la zona. A partir de sus discursos, es posible reconocer una serie de factores que causan que los monocultivos comprendan un riesgo para la población, flora y fauna colindante colindante. Las especies utilizadas para los monocultivos (pinos provenientes de Norteamérica y eucaliptos provenientes de Australia) son altamente inflamables debido a las resinas que los componen. Asimismo, la gran extensión de áreas destinadas a su desarrollo presenta mayoritariamente una distribución uniforme, lo cual facilita su propagación durante los incendios. Finalmente, a ello se suma la alta absorción de agua que los cultivos de pinos y eucaliptos ejercen sobre los suelos, lo cual disminuye su disponibilidad. La baja cantidad de agua no únicamente dificulta el combate de los incendios, sino que hace a los territorios proclives a estos. Debido a ello, su presencia se considera un peligroso catalizador de incendios.
De esta forma, la masificación de las áreas destinadas al monocultivo dentro de la zona durante los últimos 50 años ha propiciado un aumento sostenido de los incendios forestales durante las últimas décadas. Ello ha repercutido gravemente en la reducción drástica de la biodiversidad, pérdida de suelos y erosión de la zona. La magnitud de esta problemática ha llegado a tal extremo que se ha acuñado el término de mega incendios para referirse a aquellos que superan las 10.000 hectáreas. La dimensión de estos es tan considerable que puede llegar a afectar las condiciones meteorológicas de la zona. Y, junto a los claros efectos sobre la población, flora y fauna nativa, también liberan grandes cantidades de gases invernadero, lo cual aumenta enormemente la contaminación de las áreas afectadas. Entre 2010 y 2018 se han registrado 16 mega incendios que han arrasado con 444.000 hectáreas. Actualmente se considera que no existen sistemas ni protocolos de acción que puedan garantizar su combate efectivo.
Llegado a este punto, es posible evidenciar claramente los factores de riesgo que se presentan en relación al desarrollo de plantaciones de monocultivos. Sin embargo, el alcance de esta problemática se magnifica cuando se toma en consideración el contexto histórico bajo el cual esta tuvo lugar.
Este corresponde al desplazamiento forzado de las comunidades campesinas y mapuches por parte del régimen militar durante la década de los 70’s. En el caso de estas últimas, ello representó su expulsión de territorios con una ocupación de carácter ancestral. Lo anterior fue precedido por la tala masiva y posterior quema de bosque nativo por parte de las empresas forestales CMCP y Arauco. Empresas subsidiadas por parte del Estado durante aquel período mediante el Decreto Ley 701, que mantuvo vigencia hasta el año 2015.
En la actualidad, los campesinos no pueden regar sus plantaciones debido a la baja cantidad de agua disponible. Asimismo, la destrucción de zonas de cultivo y bosque nativo ha repercutido gravemente sobre la actividad agrícola y recolección de las comunidades. Lo cual incide potencialmente en un aumento de la pobreza.
Sin embargo, esta no corresponde a la única implicancia negativa para las comunidades. Ya que la presencia de los monocultivos ejerce un desafío central a nivel habitacional. No únicamente como un peligro para las comunidades locales, sino como un límite directo de las áreas destinadas a la habitabilidad debido al gran porcentaje de la zona ocupado por parte de monocultivos. Ante ello, organizaciones de recuperación territorial surgen como consecuencia directa de este proceso, como corresponde al caso de la recuperación territorial campesina Mundo Nuevo de Curanilahue.
Por parte del sector forestal se hace hincapié en el rol que desempeñan las acciones de vandalismo y la presencia de condiciones climáticas proclives en la propagación de incendios. Y, a partir de esto, se alude a la inversión en infraestructura y equipamientos destinados a la prevención y combate de los incendios forestales. Dentro de lo cual se considera la presencia de aeronaves destinadas al control de incendios y la creación de “cinturones” o “anillos” de protección destinados a interrumpir el avance de las llamas a través de la eliminación de vegetación o deshechos en zonas claves. En conjunto con la labor de monitoreo por parte de Fuerzas Armadas. Sin embargo, se desconocen los hechos asociados a la ocupación forzada declarada por parte de las comunidades de la zona. En su lugar, se alude a la presencia de problemáticas con respecto a la propiedad de los territorios previamente al inicio de actividades de explotación forestal en la zona.
De esta manera, el Estado y las empresas forestales focalizan su discurso en relación a la responsabilidad individual y la criminalización. En desmedro de la consideración del rol de los monocultivos forestales. A lo cual se han sumado casos de colusión por parte de algunas de las empresas destinadas al combate de estos incendios, a través de la generación de focos intencionados por parte de brigadistas.
Ante esto, la postura tomada por parte de los sectores afectados para la mitigación de esta problemática se aborda a través de una serie de medidas. En primer lugar, se alude a la defensa de los marcos legales que regulan la actividad forestal por parte de las empresas. Y, junto a ello, al fortalecimiento integral de los marcos regulatorios que apunten a garantizar que la actividad forestal no afecte negativamente ni comprenda un riesgo para las comunidades y ecosistemas adyacentes. Finalmente, se enfatiza la importancia de la restauración de la flora y fauna nativas de la zona como mecanismo de restauración de los asentamientos hídricos. Estas medidas convergen en la institución de un paradigma que posea como eje central al medio ambiente y las personas por encima de la maximización de la productividad económica. Y que posibilite el desarrollo de una industria forestal compatible con la biodiversidad, la conservación y el desarrollo territorial de las comunidades autóctonas.
Im2. Monocultivo vs Bosque nativo | Fuente: Ojo de Treile & Resumen, 2022.
VULNERABILIDAD URBANA A PARTIR DE UN ANÁLISIS SISTÉMICO: EL CASO DE LA UNIDAD HABITACIONAL AMALUCAN, PUEBLA, MÉXICO
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Revista Planeo Nº53| Escasez hídrica y comunidades | Septiembre 2022
Por: Sergio Luis García Jaramillo; Profesor investigador, Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México.
Norma Leticia Ramírez Rosete; Profesora investigadora, Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México]
Recibido en agosto del 2022, publicado el 18 de marzo de 2024.
DOI: 10.7764/plan.053.122
Resumen
La vulnerabilidad urbana es un concepto que se refiere a las condiciones de vida en las ciudades que no son propiamente identificadas como marginación o pobreza, pero que afectan a un gran número de personas que habitan, por ejemplo, unidades habitacionales en México. Por ende, este trabajo introduce el concepto de vulnerabilidad urbana y su construcción teórica desde una perspectiva sistémica, identificando los componentes o dimensiones del sistema, así como sus riesgos y mecanismos de adaptación para comprender la interacción entre el espacio y la sociedad en la unidad habitacional Amalucan. Para ello, se propone un análisis cualitativo y cuantitativo que identifique variables relacionadas con las dimensiones que componen la vulnerabilidad urbana dentro de la unidad habitacional: vulnerabilidad sociodemográfica, socioeconómica, residencial y subjetiva. Se utilizarán datos obtenidos de los censos poblacionales realizados por INEGI en las primeras décadas del siglo XXI, además de visitas de campo y entrevistas a los habitantes. Asimismo, se analizarán posibles riesgos (sociodemográficos y socioeconómicos) como parte del estudio sistémico de la vulnerabilidad.
Palabras clave: vulnerabilidad urbana, vulnerabilidad socioeconómica, análisis territorial.
Abstract
Urban vulnerability is a concept that pertains to living conditions in cities which are not specifically identified as marginalization or poverty but affect a significant number of people residing in, for instance, housing units in Mexico. Therefore, this paper introduces the concept of urban vulnerability and its theoretical construction from a systemic perspective, identifying the components or dimensions of the system, as well as its risks and adaptation mechanisms to understand the interaction between space and society in the Amalucan housing unit. To achieve this, a qualitative and quantitative analysis is proposed, identifying variables aligning with the dimensions composing urban vulnerability within the housing unit: sociodemographic, socioeconomic, residential, and subjective vulnerability, using data obtained from population censuses conducted by INEGI in the early decades of the 21st century, alongside field visits and interviews with residents. Additionally, potential risks (sociodemographic and socioeconomic) are analyzed as part of the systemic study of vulnerability.
Keywords: Urban vulnerability, socioeconomic vulnerability, territorial analysis.
Cartografías colectivas por el Derecho a la ciudad
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Revista PLANEO N°57 | Territorios y ciudades en transición a la paz y la justicia | octubre 2023
Por: Magdalena Moreno [geógrafa, académica, Esp. Prof. UNTREF (Universidad de Tres de Febrero), Provincia de Buenos Aires, Argentina. Email: magdalena.moreno@uab.cat]
Resumen
El texto recoge la experiencia de dos talleres de cartografía colectiva llevados a cabo en la Provincia de Buenos Aires, Argentina El primer taller fue organizado en el marco del curso bimodal titulado “Ciudades para todas y todos: construir espacios urbanos inclusivos”, que se desarrolló en la ciudad de La Plata y fue convocado por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. La segunda experiencia se enmarca dentro del Seminario “Geografía y género” del Departamento de Geografía de la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF), también ubicada en la Provincia de Buenos Aires.
Para ambos casos se comenzó presentando posibles modos de abordar los espacios urbanos desde las sexualidades a través del análisis de casos en los que se vulneraba el derecho a la ciudad por motivos de clase social, de identidad de género, de orientación sexual, de discapacidad, entre otros. Esta actividad se realizó con el objetivo de ir sensibilizando la mirada sobre el acceso a los servicios urbanos, así como las características del sujeto para el cual está pensado la ciudad.
Palabras claves: geografía feminista; derecho a la ciudad; cartografía colectiva
Introducción
“Un Mapamundi que no incluye utopía,
no vale la pena mirarlo siquiera” (Oscar Wilde)
Este escrito presenta una reflexión acerca de dos talleres de cartografía colectiva llevados a cabo en la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Ambos se organizaron en torno a la enseñanza del concepto de “derecho a la ciudad” desde la perspectiva de las Geografías de género y de las sexualidades. Este campo de la ciencia geográfica viene desarrollándose desde la década de 1970 en países de habla anglosajona y desde 1980 en países hispanohablantes. La propuesta central de estas geografías es considerar las relaciones de género en los análisis espaciales y territoriales. Es decir, se buscan explicar los fenómenos geográficos desde una perspectiva que incluya al sistema de sexo-género como una variable analítica fundamental. Además, a partir de la incorporación de los aportes de la interseccionalidad, las Geografías de género y de las sexualidades han complejizado su perspectiva integrando nuevas variables que permiten explicar las realidades espaciales y territoriales de los diferentes actores sociales involucrados en los conflictos estudiados.
Para las dos experiencias se ha propuesto la concepción del espacio geográfico de Doreen Massey (2011), quien lo conceptualiza como un producto de las interrelaciones sociales, una posibilidad para la existencia de la multiplicidad, la heterogeneidad y la pluralidad. El espacio, al entenderse como constituido por las relaciones sociales, no es un producto acabado, sino que siempre está haciéndose por los actores que componen a la sociedad.
Por su parte, estudiar los espacios urbanos es un proceso que puede desarrollarse a través de enfocar el análisis en diferentes aristas como pueden ser los simbolismos de género en las ciudades; los imaginarios urbanos que las sociedades construyen sobre cada lugar de la ciudad a partir de las vivencias que han tenido en esos espacios; o los actos de resistencias y estrategias colectivas de ocupación y transformación de las ciudades (por ejemplo, las masivas manifestaciones que se han vivido en diferentes partes del mundo, pero mayoritariamente en América Latina, para reclamar la sanción de leyes que garanticen derechos vinculados a los movimientos feministas y de disidencia sexual).
Método
Desde estas perspectivas se han desarrollado dos encuentros de elaboración de cartografías colectivas para visibilizar las diversas reivindicaciones que puede contener el concepto de “derecho a la ciudad”. La elección de la metodología se fundamenta en la posibilidad de crear un espacio de diálogo sobre las vivencias espaciales cotidianas que experimentan las personas que participaron de los talleres. Además, “la construcción de un mapa constituye una manera de elaborar relatos colectivos en torno a lo común, monta una plataforma que visibiliza ciertos encuentros y consensos sin aplanar las diversidades, pues también quedan plasmada.” (Iconoclasistas, 2013: 8).
El primer taller fue organizado en el marco del curso bimodal titulado “Ciudades para todas y todos: construir espacios urbanos inclusivos”, que se desarrolló en la ciudad de La Plata y fue convocado por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. La segunda experiencia se enmarca dentro del Seminario “Geografía y género” del Departamento de Geografía de la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF), también ubicada en la Provincia de Buenos Aires.
Para ambos casos se comenzó presentando posibles modos de abordar los espacios urbanos desde las sexualidades a través del análisis de casos en los que se vulneraba el derecho a la ciudad por motivos de clase social, de identidad de género, de orientación sexual, de discapacidad, entre otros. Esta actividad se realizó con el objetivo de ir sensibilizando la mirada sobre el acceso a los servicios urbanos, así como las características del sujeto para el cual está pensado la ciudad. A continuación, se han mostrado algunas cartografías tradicionales y otras innovadoras para inspirar la creatividad al realizar la cartografía colectiva. En el taller brindado de manera bimodal se trabajó con una plataforma virtual que permitió recuperar las ideas de las personas participantes acerca de qué compone al espacio urbano (imagen 1).
Imagen 1: nube de palabras sobre el espacio urbano según habitantes de La Plata / Elaborado por la autora.
Al momento de elaborar la cartografía colectiva, se brindaron consignas amplias que permitieran la libertad de elección del contenido del mapa y de los materiales a utilizar. Se preguntó acerca de los recorridos cotidianos que cada apersona hacía por la ciudad y se pidió que se reconocieran los motivos de esos recorridos, los obstáculos y sus posibles soluciones, las personas con las que se cruzaban, los lugares de disfrute y los sentimientos que les generaban.
Desarrollo
El grupo de la ciudad de La Plata ha elaborado una cartografía colectiva que se centró en identificar los diversos inconvenientes con los que se encontraba cotidianamente ya sea por la dificultad en el acceso para personas con visibilidad reducida, por zonas que percibían como inseguras para transitar por la noche o por la insuficiente frecuencia del transporte público. Es interesante recuperar que el grupo pudo identificar con facilidad los diferentes obstáculos que encuentran en la ciudad (señalizados en el mapa con diferentes texturas), pero no identificó los lugares de placer o recreación del espacio urbano como pueden ser las plazas, que sí habían sido mencionadas en el ejercicio anterior. Es decir, el derecho a la ciudad para este grupo se evidenciaba en la intención de poder modificar las situaciones de malestar a través de la intervención colectiva y de la reivindicación de una ciudad para todas y todos.
Imagen 2: cartografía colectiva elaboradora por un grupo de habitantes de La Plata / Elaboradora por un grupo de habitantes de La Plata
Por su parte, el grupo de la UNTREF decidió cartografiar la sede la facultad en la que estudian Geografía y sus alrededores. En este caso también utilizaron diferentes texturas para marcar los obstáculos (como son las vías del tren señalizadas por una línea negra de la parte superior de la imagen 3) y los espacios de placer (las dos sedes de la universidad marcados con algodón blanco). La reflexión colectiva de este grupo y la elaboración de la cartografía permitió la identificación de sensaciones compartidas que antes no habían sido percibidas como comunes: el apuro por llegar a horario a las clases de la universidad (marcado por un reloj) y los sentimientos de placer y aprendizaje dentro de la misma. Además, el diálogo posterior a la realización de la cartografía logró que las personas que la hicieron pudieran reconocer la posibilidad de accionar colectivamente para modificar aquello que les impedía sentir como propia a la ciudad.
Imagen 3: cartografía colectiva elaboradora por estudiantes de Geografía de la UNTREF / Elaboradora por estudiantes de Geografía de la UNTREF
Conclusiones – cierre
Por una cuestión de espacio no se han podido recuperar todos los debates que se han generado a partir de estas dos experiencias. Sin embargo y a modo de cierre, interesa destacar que el proceso colectivo de construcción de cada cartografía ha permitido evidenciar la capacidad de toma de decisión sobre los espacios urbanos cotidianos. Esto ha posibilitado vivenciar la potencia del derecho a la ciudad para proponer, diseñar y producir espacios plurales para todas las personas, con sus multiplicidades.
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Bibliografía
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Crenshaw, K. W. (1991) Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence against Women of Color. Stanford Law Review, 43 (6), pp. 1.241-1.299. Traducido por: Raquel (Lucas) Platero y Javier Sáez
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Massey, Doreen (2011) For Space. Los Angeles: SAGE.
Grandes centros comerciales en núcleos patrimoniales | “Los grandes centros comerciales y el porvenir de nuestras ciudades (2022)”
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por Pedro Bannen Lanata. Arquitecto. Doctor en Urbanística, UGR. Profesor Titular FADEU UC.]
Libro: Los grandes centros comerciales y el porvenir de nuestras ciudades.
Autor: José Luis Gómez, David Cabrera, Luis Moya, Fernando Osuna, José María González.
Año: 2022
Páginas: 160.
Im1. Portada del libro | Fuente: Editorial Universidad de Granada.
Resumen. La experiencia urbana de implantación de un gran centro comercial en el casco urbano de la ciudad de Granada se constituye en oportunidad de debate y reflexión de que implica la instalación de estos cuerpos edificados de gran escala y programa para el funcionamiento de la urbe y los comportamientos de sus ciudadanos. Una secuencia de ensayos breves y registros de imágenes que pone en evidencia los efectos de estas instalaciones del consumo inserta en un núcleo patrimonial. Una mirada que recoge visiones sobre el pasado, presente y posibles futuros, tanto de la propia ciudad como del nuevo cuerpo edificado anexado.
Palabras Clave. Granada, Centros comerciales, Impactos urbanos.
Introducción
En oportunidades la realidad compleja y siempre pronta a escabullirse se puede ver atrapada por la clara y limpia forma de un procedimiento de laboratorio. El libro en cuestión condensa en 160 páginas un hecho urbano recurrente en tantas ciudades del planeta y en tantas expresiones de la globalización y la sociedad de consumo como probablemente nunca se ha dado con tal nitidez y crudeza, tanto el fenómeno expuesto como el discurso que lo pone en evidencia.
Un cuerpo de cuatro académicos y un fotógrafo plasman en una serie de textos breves y una serie fotográfica la experiencia de la implantación de un gran centro comercial en el casco urbano de la ciudad de Granada. Uno de aquellos recurrentes artefactos símbolo de un modelo económico y de sociedad expandido por todo el mundo irrumpe en la realidad urbana de una ciudad que, en su tamaño, su configuración y su implantación protege y da testimonio de lo esencial de un cuerpo urbano rico y complejo a pesar de su pequeña escala en el despliegue de las grandes conurbaciones metropolitanas o los grandes polos de atracción del turismo masivo mundial.
Un texto que, a la manera de una disección anatómica sobre el espacio y el tiempo de Granada, dan cuenta de la gestación e implantación de un cuerpo extraño que la viene a poner a prueba, a contaminar, a riesgo de desfigurar. Desde el primer momento en el prólogo, los autores declaran su abierta preocupación y oposición hacia la llegada de este cuerpo extraño al lugar. Luego, paso a paso, irán uno tras otro asumiendo y engrosando los argumentos que el tiempo ha depositado en la ciudad de Granada para demostrar que la iniciativa del nuevo equipamiento nace equivocada, mal concebida y peor implementada en su ejecución definitiva.
Ensayos de la ciudad y los centros comerciales
José Luis Gómez-Ordóñez en un ensayo breve pero contundente acopia los mejores argumentos de la expresión más trascendental de la condición urbana de la ciudad granadina existente, desde su propio origen hasta la cristalización en su realidad de algunas de las mejores expresiones de lo urbano lenta y trabajosamente acopiado por la cultura occidental europea en el conjunto de sus variados núcleos y exquisitas esencias urbanas totales.
David Cabrera Manzano se interna en un preciso análisis de las condiciones que proyecto y ciudad ponen en juego al momento de concebirse la propuesta del nuevo centro comercial, el que sin duda estuvo más incitado por la inversión y la ambición económica que por su posible impacto urbano. Los argumentos expuestos irán dando cuenta de esa renuncia magnífica que traerá como consecuencia el resultado obtenido y constituido hoy en día como nueva realidad.
Luis Moya González, en el texto más breve, concentra su argumento cual punción sobre el cuerpo extraño en la escala y localidad de los cuerpos de los centros comerciales. Unos programas y unas localizaciones que desbaratan el orden urbano urdido por siglos para con su aparición poner a dura y arriesgada prueba todo lo ocurrido con anterioridad en las ciudades afectadas.
Nuevamente Gómez-Ordóñez, en otro ensayo medido gira la mirada hacia el tiempo futuro, delineando horizontes posibles para dar sentido y lugar en el buen discurso de la historia urbana de Granada al nuevo cuerpo recientemente incorporado. De la mano de expresiones como la destrucción creativa hasta la desamortización ambiental, se da paso a la voluntad proyectual de definir y declarar la oportunidad abierta de creación de una nueva puerta para la ciudad.
Fernando Osuna Pérez levanta la vista del caso en estudio y sale a explorar experiencias en el mundo y en numerosas ciudades donde los cuerpos de los grandes centros comerciales ya van dando señales no sólo de envejecimiento sino de evidente deterioro y colapso. Tomas de posición y estrategias necesarias para asumir la nueva etapa se hacen tan necesarias como urgentes.
José María González López en lo que titula Serie Fotográfica, captura en una secuencia de imágenes sensibles y cargadas de contenido un discurso que se deja tanto atrapar por el encanto abrasador de la sociedad de consumo en las expresiones del centro comercial como por la delicada realidad patrimonial, viva y vigente, de las calles y plazas, sombras y reflejos del centro de la ciudad histórica. De alguna forma nos coloca en ese difícil trance de elegir, que tan bien atrapa Italo Calvino en su relato de Maurilia (en Las ciudades invisibles) cuando el visitante de la ciudad se ve conminado a escoger, entre la ciudad que tiene delante o la capturada en las viejas postales que le presentan.
El trabajo del cuerpo de autores del texto da cuenta de una crónica que se inicia mucho antes de la aparición del nuevo cuerpo edificado. Ellos participan directamente en etapas de desarrollo del proyecto dando visiones y advertencias de su futuro impacto, en instancias judiciales que tensionan el proceso de implementación y cuestionan la aplicación normativa del mismo, en instancias académicas donde se debate el sentido y la oportunidad de un proyecto de esa escala y su gravitación sobre el comportamiento general del cuerpo de la ciudad como totalidad.
Conclusión
El libro se constituye en una bitácora que recoge y sintetiza un proceso urbano repetido y reiterado en múltiples ciudades con resultados diferentes, con percepciones diferentes, con impactos diferentes pero todos unidos en esa sensación incómoda y amarga de una oportunidad pérdida para cada una de aquellas ciudades de hacer algo mejor, que en cambio han debido acoger estos cuerpos extraños en el transcurso de las últimas décadas. Una ciudad como Granada rica en su patrimonio urbano acumulado por siglos y un cuerpo de personas atentas, reflexivas y actuantes ante el proceso desencadenado en su realidad cotidiana, queda plasmado en este registro breve pero intenso, que captura pasado, presente y futuro en una mirada integradora que da aire y esperanza a los convulsos y confusos momentos que viven nuestras propias ciudades en tan distintas latitudes y derroteros históricos y culturales.
El libro se constituye en un hecho político en el sentido más primigenio y original del término, es decir, un libro que da cuenta de la preocupación y ocupación de velar por el buen gobierno de la ciudad, en manos de sus propios habitantes.
Entrevista a Miguel Almeyda: "Frente a la situación de pobreza que enfrentamos, nos organizamos con el fin de resolver nuestras carencias, donde cada uno colocaba lo suyo en igualdad de condiciones"
VerEntrevista a Miguel Almeyda: "Frente a la situación de pobreza que enfrentamos, nos organizamos con el fin de resolver nuestras carencias, donde cada uno colocaba lo suyo en igualdad de condiciones"
Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho| Julio 2023
Por: [Gianfranco Borjas Cordero: Arquitecto egresado de la Universidad Ricardo Palma en Lima – Perú. Cursando el Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Universidad Católica de Chile
[Retatro] Miguel Almeyda Morales. Fotografía de Rafael Virhuez.
Miguel Almeyda Morales es actor, director, dramaturgo, escritor y docente, formado en la Escuela de Teatro y la Facultad de educación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Ha trabajado con importantes grupos de artes escénicas como: Yuyachkani, Vichama, CIJAC, Teatre Parminou de Quebec, Odin teatret de Dinamarca y el elenco de la PUCP. Colaboró con el área social del Cirque du Soleil, en Montreal, Canadá. Ha sido miembro de la UNEQ, Unión de Escritores de Quebec, Canadá.
Creador del método MAO (Motivación Activa Orgánica) Enseña teatro para el desarrollo humano a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en varias ciudades del país. Actualmente es director de la Escuela Itinerante de Teatro y participa en CIJAC, Casa infantil Juvenil de Arte y Cultura de Villa el Salvador como director creativo.
Ha publicado dieciocho libros en español y dos en francés: obras de teatro, cuentos, metodología, poemas, novelas sociales y policiales. Su literatura tiene como móvil las injusticias sociales del Perú, el racismo, la violencia política, la pobreza y la desesperanza de vivir en un estado continuo de crisis, donde los pobres son los mas afectados.
«Uno de los fenómenos presentes en la formación de Villa El Salvador, es la interculturalidad, generado por la presencia de personas provenientes de distintas partes del país, esto hizo que la situación de pobreza que enfrentamos, nos organice con el fin de resolver nuestras carencias, cada uno colocaba lo suyo en igualdad de condiciones.»
Palabras clave: Villa, Salvador, pueblo, joven, interculturalidad, identidad, organización, demanda.
PLANEO (P): Habiendo formado parte de la creación de Villa El Salvador y conocer de cerca su demanda social por el derecho a la vivienda ¿Podrías contarnos el contexto en que se gestó este movimiento social y su importancia para la historia del Perú?
Miguel Almeyda: Consideró que es necesario entender el contexto en el que se dio el origen de Villa El Salvador, en su primer momento llamado pueblo joven, nombre característico de los asentamientos informales que aparecían en Lima. Matos Mara menciona la historia de migración del interior del país hacia Lima, entre los años 50 ‘s y 60’ s, en gran parte por la centralización de los bienes, servicios, instituciones políticas, empleabilidad y la cultura que se encontraba en Lima. Por otro lado, a finales del año 1970 el gran terremoto en Huaraz ocasionó muchas pérdidas de vidas y materiales, en este contexto se agudiza el fenómeno de migración hacia la capital.
Durante ese momento el Centro de Lima se encontraba tugurizado, habían muchas familias ocupando los cerros de San Cosme en el distrito de El Agustino, en general Lima afrontaba un déficit habitacional que se agudizaba y que generaba más informalidad. En el año 1968 se da el golpe militar por el General Velazco Alvarado, un momento histórico para el Perú ya que se instaura en el estado un sentido político nacionalista, en busqueda de construir una nueva nación con ideas afines a las políticas yugoslavas y cubanas. Considero que en ese momento nace un nuevo movimiento político de izquierda, que desarrolla y ejecuta políticas con el fin de reformar la manera en que el estado había venido administrando las actividades de agricultura, educación, acceso a la vivienda y otras demandas sociales.
En ese momento, mi familia y yo vivíamos en una casa de madera, muy pequeña y precaria, construida en la azotea de una vivienda en el distrito de Jesus María, por esto nos encontrábamos en búsqueda de una vivienda digna. En el año 1971, se dio una reunión entre traficantes de terreno y las asociaciones de personas en búsqueda de vivienda, yo pude conversar con Epifanio Perez Llarasca, él era un organizador de la asociación de personas en búsqueda de vivienda y tenían un objetivo, tomar posesión de terrenos que pertenecían al estado para ocuparlos como residencia. En este caso se tomaron terrenos frente a la urbanización de Monterrico, cerca a la universidad Ricardo Palma.
En ese conflicto, se genera una lucha por retirar a las personas que tomaron estos terrenos y se da la muerte de Edilberto Ramos. A partir de esa muerte cambia la actitud del gobierno frente a nuestras demandas y se detienen los intentos por retirarnos. La iglesia católica y sus representantes, muestran apoyo por la muerte de este joven y realizan actividades litúrgicas en apoyo a la familias y personas cercanas por la pérdida de Edilberto. Creo que este acto simbólico de reunión entre la sociedad civil y la iglesia, hizo que el gobierno del General Alvarado muestre interés en nuestras demandas, como personas en búsqueda de vivienda. Así el gobierno crea el plan de traslado de estas personas hacia el desierto de Lurín, lugar que posteriormente se conforma como Villa El Salvador.
P: Mencionas el derecho a la vivienda como la principal demanda y motivo de lucha de la comunidad de Villa El Salvador, ¿Cómo se resuelve esta demanda social en los primeros años habitando esta comunidad?
Como toda América Latina, para los peruanos, el derecho a la vivienda siempre estuvo relacionado con la necesidad de una vivienda digna, ordenada, segura y con servicios básicos. Frente a esto, el proyecto de reubicación del gobierno, consistió en entregar lotes habitacionales de 160 m2, con un sistema de planificación que organizaba las manzanas con 24 lotes y cada 16 manzanas conformaban un grupo residencial; además, el equipamiento para cada grupo residencial consiste en: un local comunal, un local para niños y espacios deportivos como canchas de fútbol. Este modelo de planificación tuvo mucho reconocimiento e interés por más personas que se encontraban en búsqueda de vivienda, haciendo que la comunidad crezca rápidamente, expandiéndose y repitiendo el modelo de organización inicial.
Inicialmente Villa el Salvador no contaba con agua potable, servicios de transporte público, infraestructura vial y seguridad ciudadana, pasaron 5 años antes de contar con estos servicios. En un segundo momento, viene el tema de la organización comunitaria; Villa El Salvador alberga personas de distintas partes del país y mucha diversidad cultural, sobre eso se sostuvo el Sistema de Modelo de Organización Social, buscando la representatividad de los habitantes, eligiendo secretarios por manzanas para representar necesidades sobre temas como el deporte, cultura y seguridad. Esto les permitía organizarse con otras manzanas y así en escalas más grandes, esta organización desde la autogestión mejoraba la resolución de conflictos que afectan a toda la comunidad.
Este modelo de ciudad y organización social se volvió la perla del gobierno de Velazco Alvarado, siendo el primer asentamiento de gran escala y con proyección en el sur de Lima, así fue hasta el año 1975 donde ingresó a la presidencia Morales Bermudes y sus intereses respecto a Villa El Salvador cambiaron.
Lamentablemente a la fecha no existe una política de vivienda verdadera y los intentos que los gobiernos han ejecutado, poco o nada representan frente al déficit habitacional nacional, menos aún en calidad sobre la ciudad que habitamos.
P: ¿En qué crees que radica el éxito de la planificación de Villa El Salvador durante esos primeros años?
«Creo que el arte y la cultura han sido elementos unificadores en Villa El Salvador, el proyecto de una ciudad con una planificación de carácter socialista, hizo que se formen líderes y discusión en torno a la utopía del socialismo»
Uno de los fenómenos presentes en la formación de Villa El Salvador, es la interculturalidad, generado por la presencia de personas provenientes de distintas partes del país, haciendo que debido a la situación de pobreza que enfrentamos, nos organizamos con el fin de resolver nuestras carencias, donde cada uno colocaba lo suyo en igualdad de condiciones. Creo que, a diferencia de los guetos en Lima que delimitan los territorios, en Villa el Salvador las personas aportan su riqueza cultural y la intercambian; por ejemplo: se heredó la minka y la reciprocidad, herencia de la cultura andina, gracias a esto se pudieron establecer jornadas para que los vecinos participen en la construcción de espacios comunales o ayudando en la construcción de otras viviendas. Creo que en la historia de formación de Villa El Salvador, todos pusimos nuestra cultura al servicio colectivo, en contraste con lo que pasa ahora con las manifestaciones de las comunidades del sur del país que vienen a Lima y no reciben apoyo.
En el año de 1983 lo que era un barrio popular, un pueblo joven, se convirtió en un distrito, el gobierno reconoce que por su tamaño y población requiere ser convertido en distrito y aunque el primer alcalde es de una postura política de izquierda, la organización comunal pierde fuerza con la aparición del municipio como ente regulador y administrador del distrito. Por otro lado, el ingreso del grupo terrorista Sendero Luminoso en el año 1983 penetra las sociedades y organizaciones comunitarias para poder ganar su guerra. Esos dos aspectos cambian la organización comunitaria y participación activa de los habitantes, sin embargo, se mantienen movimientos y espacios culturales para el arte.
P: Mencionas a la “interculturalidad” como una de las características importantes en la historia de creación de Villa El Salvador, desde tu rol de artista ¿Crees que los artistas y su arte son una forma de preservar esa historia?
Creo que el arte y la cultura han sido elementos unificadores en Villa El Salvador, el proyecto de una ciudad con una planificación de carácter socialista, hizo que se formen líderes y discusión en torno a la utopía del socialismo, ahí se gestaron grupos de personas que apoyaban la lucha contra la dictadura del presidente Morales Bermudez, recuerdo mucha educación en torno a la política y las revoluciones del mundo. En ese contexto iniciamos creando música de protesta contra la dictadura y en el año 1983 se crea el primer grupo profesional de teatro de Villa El Salvador, como parte del Centro de Comunicación Popular. En el año 1985 se estrena la primera obra de la historia del nacimiento de Villa El Salvador, “Diálogo entre zorros”, marcado por una historia política sobre el socialismo, esta obra hace 700 funciones en todo el país.
Considero que el origen de este lugar, bajo la utopía del socialismo, nos dio a todos y todas una identidad de lucha y activismo social, destacando el rol de la mujeres, de los niños y los jóvenes. A pesar de, las derrotas políticas de los grupos de izquierda en democracia, los grupos culturales se mantuvieron vigentes al no estar politizados y por no pretender tomar el poder del gobierno, sus objetivos eran generar memoria, generar espacios de reflexión y sentimiento de ciudadanía, esos objetivos se mantienen aún en el presente y dan lugar a la formación de nuevos grupos de teatro, como una acción en cadena de experiencias en torno al canto, danza y música. Villa ha tenido ese fenómeno sobre la cultura que ha generado liderazgo, ahora muchos de los líderes que iniciaron en la cultura, son líderes en otras áreas importante para la organización y planificación de la ciudad, ellos vienen ejerciendo cargos políticos y de representatividad de los ciudadanos, creo que el fenómeno cultural ha generado un fin también político.
Yo decidí estudiar teatro en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica del Perú, al finalizar mis estudios volví al barrio y formé un grupo de teatro con jóvenes, los cuales ahora han dado origen a otros grupos de teatro, como un efecto en cadena. Creo que los artistas deben conservar la memoria de las comunidades, a partir de la danza, la música, los murales y todos los productos culturales. Frente a esto creo que los artistas de Villa vienen haciendo todo por conservar su historia, memoria e identidad, pero también imaginando el futuro de Villa El Salvador.
P: ¿Crees que la historia y tus vivencias en Villa El Salvador han determinado parte de tu identidad?
Para mi la experiencia de haber crecido aquí me dio 3 cosas: 1) memoria, ser parte de la historia me ha brindando una memoria imborrable sobre la comunidad; 2) identidad, yo jamás he dicho: “soy de Lima”, siempre he dicho que soy de Villa el Salvador, para mi Lima es una ciudad que está a 20 km de Villa, esa identidad está relacionado con las formas de solidaridad de cómo se organiza y entiendo la ciudad, con los comedores populares, organizaciones de jóvenes trabajadores, de artistas comunitarios o con la parroquia, siempre he estado en algún nivel de organización comunitaria, eso me ha permitido creer en la democracia de la organización comunal; 3) solidaridad, para mi es un tema de supervivencia, la solidaridad de lo que no tengo, por eso debo organizarme con los demás para ver qué es lo que me falta, para mi la solidaridad es un modelo de, sin ningún principio cristiano, simplemente creo que si alguien no tiene, se debe compartir y yo soy solidario perse; 4) ciudadanía, cuando tienes un proyecto colectivo con miras de una ciudad justa para todos, creo que la ciudadanía resuelve los derechos y también las responsabilidades.
P: Hacia dónde crees que va el futuro de Villa El Salvador ¿Cuáles crees que son las nuevas demandas sociales?
Tenemos muchas tareas ahora, la recuperación de la historia de la comunidad, una nueva propuesta política, la economía solidaria, la ecología, la creación de huertos comunitarios y el tema de recuperar nuestra participación política en el Perú, considerando que, actualmente las personas no creen en la representatividad de la política.
Yo he escrito una trilogia de libros que hablan de Villa El Salvador, del asesinato de Maria Elena Moyano por el terrorismo, temas muy duros hasta hoy sobre el conflicto armado interno y creo que han servido para recuperar y preservar nuestra identidad. Ahora otra vez estoy escribiendo obras de teatro sobre el barrio y mi experiencia de cómo me hacía sentir, esperando las nuevas generaciones puedan leerlas, interpretarlas y volver a vivir la historia. Tenemos a un cineasta que ha recuperado testimonios de líderes que participaron en la formación del barrio. Una de las cosas más importantes que Villa ha dejado en sus habitantes, es la memoria sobre su historia y los artistas nos hemos ocupado de conservar y preservar.
Actualmente, aún hay jóvenes que reconocen la historia de Villa y buscan preservarla, de igual manera los líderes comunitarios, escritores, grupos musicales y artistas plásticos, todos ellos son importantes porque la memoria de la ciudad se mantiene viva y se renueva con las nuevas generaciones, ahora tenemos chicos con los que he trabajado y que se están formando en carreras profesionales relacionadas al arte, la sociología, la antropología y comunicaciones. Confío firmemente que esas nuevas generaciones van a mantener la memoria de esta ciudad que apareció en un desierto y que siempre estuvo ligada a la organización social y comunitaria.
Resistencia y lucha en la Población La Victoria: Explorando la dinámica social durante la dictadura militar en Chile | Cabros de Mierda (2017)
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Revista PLANEO N°57 | Territorios y ciudades en transición a la paz y la justicia | octubre 2023
[Por: Juan Jara Ortega: Sociólogo, Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile]

Resumen:
La película chilena «Cabros de mierda» (2017) de Gonzalo Justiniano cuenta la historia de Samuel Thompson, un joven misionero estadounidense que llega a la casa de Gladys en la Población La Victoria de Santiago en 1983, durante la dictadura de Pinochet. La película explora temas como la resistencia colectiva, la desconfianza y la lucha por sobrevivir en un entorno represivo. La película sugiere que la resistencia colectiva es posible incluso en las circunstancias más difíciles. Los residentes de La Victoria, a pesar de las adversidades, encontraron formas de unirse en su lucha contra la dictadura.
Palabras clave: Población La Victoria, Dictadura Militar, Confianza
Introducción
“Cabros de mierda” es una película chilena del director Gonzalo Justiniano que se estrenó durante el año 2017. El filme se desarrolla durante la dictadura militar de Pinochet en el año 1983, donde un misionero estadounidense llamado Samuel Thompson llega a la Población La Victoria, un barrio popular de Santiago.
Samuel experimenta el choque cultural de convivir con una familia chilena liderada por Gladys, mientras intenta llevar la palabra de dios a la comunidad. En el barrio se encuentra con la dura realidad de la marginalidad y la represión, donde se exploran temas como la lucha colectiva por liberarse del régimen dictatorial y la desconfianza en el espacio público. A medida avanza la historia, se muestra la resistencia y la lucha de algunas personas contra la dictadura, a través de pinturas en las calles con consignas políticas en contra del régimen. En este contexto se hace presente la represión ejercida por la CNI y los militares, la aparición en las calles de personajes sospechosos para los protagonistas y situaciones de persecución.
La película retrata la vida cotidiana en un barrio marginal de Chile durante un periodo oscuro de la historia del país. A través de los ojos de Samuel y la interacción con la familia de Gladys, se exploran las dificultades, el miedo y la esperanza de las personas que vivían bajo la opresión de la dictadura. “Cabros de mierda” es un retrato íntimo y conmovedor de la lucha colectiva y la resistencia.

Contexto histórico
La toma La Victoria, surge desde la migración campo-ciudad en Santiago, donde la promesa de la industrialización les dio la esperanza de tener una vida mejor. Llegaron a la ciudad y se encontraron con desempleo y una crisis de vivienda sin precedentes en la historia de este país, razón por la que decidieron crear un asentamiento informal en la chacra La Feria durante el año 1957, como una solución a los problemas habitacionales que vivían. Aquí surgió el primer movimiento de pobladores en Chile que luchaban por obtener una casa propia, propósito que lograron (medianamente) cuando les otorgaron los títulos de propiedad en el año 1965 de los terrenos que se habían tomado. Los pobladores decidieron distribuir los terrenos a la mayor cantidad de familias posibles, por lo que el espacio público se vio disminuido.
La llegada de la dictadura de Pinochet en el año 1973 afectó profundamente en el movimiento de pobladores. Las fuerzas militares concentraron su represión en La Victoria, dando muerte y desaparición a dirigentes, haciendo detenciones masivas, invasión a la propiedad privada, entre otros crímenes contra los derechos humanos. Esto provocó que el movimiento se desarticulara, debido a que las personas preferían buscar soluciones individuales en lugar de colectivas. Fue recién a principios de la década de los 80, donde el descontento por la represión de los habitantes del sector generó algunos puntos de resistencia (Cortés, 2014).
Un vistazo dentro de “Cabros de Mierda”
El filme muestra la configuración espacial de la población La Victoria durante la dictadura, como un lugar que se caracterizaba por una serie de particularidades que reflejaban las condiciones precarias en las que vivían sus habitantes. El tejido urbano estaba conformado principalmente por casas autoconstruidas, evidenciando la falta de recursos y apoyo del estado en la planificación de la comunidad. Estas viviendas, muchas veces construidas con materiales improvisados, se distribuían en un entorno marcado por la escasez de áreas verdes, la presencia de basurales en las calles y en general, la falta de espacios públicos para la reunión de sus vecinos. Este paisaje urbano reflejaba la informalidad y la marginalidad en la que se encontraban los residentes de La Victoria, quienes se enfrentaban diariamente a condiciones adversas que influían en su calidad de vida y en la configuración de sus relaciones sociales.
En la película se evidencia que las redes personales desempeñan un papel fundamental en la población La Victoria durante la dictadura militar. Las redes personales implican vínculos más cercanos y profundos entre individuos, como familiares y amigos cercanos. Esto significó que el espacio público perdió importancia para las personas de la población, por la falta de espacios comunes y por el contexto represivo en el que se encuentran, lo que induce a la desconfianza en los otros desconocidos (y no tan desconocidos). En la imagen 3 se presenta una escena reveladora que ilustra la desconfianza y la fragilidad de los lazos con los desconocidos en el barrio. Gladys, uno de los personajes principales, recibe una llamada telefónica desde el almacén del barrio alertándole sobre la detención de algunos de sus amigos. Mientras ella habla, el locatario del almacén la observa en silencio, generando en ella una sensación de inseguridad y desconfianza. Esta escena encapsula una dinámica donde la comunicación y las interacciones cotidianas están sometidas a la sospecha y el miedo en un contexto represivo. El acto de recibir una llamada telefónica se convierte en una situación potencialmente peligrosa, donde la presencia de un observador desconocido amenaza la seguridad y la confianza en los lazos sociales existentes.

Por el contrario, se observa que las relaciones familiares, amistosas y las redes vecinales se desarrollan predominantemente en espacios privados, es decir, dentro de las casas de los habitantes del barrio. La intimidad del hogar se convierte en un refugio de lo que está sucediendo afuera, lo que consolida las redes personales y la vivienda como un lugar de encuentro. En la imagen 4 se puede observar la organización de las mujeres en la población La Victoria. Estas mujeres se encontraban reunidas por motivo de las ollas comunes, una iniciativa comunitaria para enfrentar la escasez de alimentos y las difíciles condiciones de vida impuestas por el régimen. En el patio de una casa, se les ve cocinando, compartiendo los recursos disponibles y asegurando la alimentación de sus familiares y vecinos, mientras dentro de la vivienda otro grupo de mujeres se dedicaban al cuidado compartido de sus hijos. Todo esto sucediendo en la clandestinidad. Estas formas de organización reflejan la cooperación y el apoyo mutuo en tiempos de crisis, donde las mujeres encontraron en la unión y la colaboración una forma de resistencia y solidaridad.

Cabros de Mierda también revela la lucha colectiva por recuperar un barrio que les fue arrebatado. Es por ello que Gladys y Samuel, junto con otros vecinos, se organizan para expresar sus ideales y resistir la opresión a través de la pintura de consignas políticas en las paredes del barrio (ver imagen 5). Esta acción no solo representa una manifestación pública, sino que también un intento de reconstruir la comunidad perdida en el barrio, recuperar el sentido de pertenencia y la identidad comunitaria que fueron afectadas por las políticas represivas.

Conclusión
En la película, las limitaciones de la población La Victoria en cuanto a su configuración espacial y el contexto represivo, reforzaron en cierta medida la sensación de marginalidad y dificultaron la construcción de lazos de confianza entre los vecinos. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones, la comunidad encontró formas de solidaridad y apoyo mutuo en su lucha contra la dictadura. El constante temor a la represión estatal obliga a los personajes a adaptarse y encontrar formas creativas de resistencia. De este modo, “Cabros de mierda” destaca que la lucha colectiva puede surgir incluso en entornos desfavorables con apoyo de las redes personales en el barrio.
La (des)confianza es parte fundamental para comprender la película. Por un lado, se observa una desconfianza generalizada en el espacio público entre los habitantes de La Victoria, mientras que por otro, se muestra que la comunidad logra construir lazos de confianza entre sus miembros a través de las redes personales, donde generan solidaridad y apoyo mutuo.
Las lecciones que la dictadura ha dejado deben ser aprendidas y recordadas. En este sentido, es crucial preservar la memoria histórica, en la cual películas como «Cabros de mierda» contribuyen a que las futuras generaciones comprendan lo que sucedió en aquel tiempo en la historia de Chile. Solo así, se puede asegurar que esta nunca se repita.
Referencias
Cortés, A. (2014). El movimiento de pobladores chilenos y la población La Victoria: ejemplaridad, movimientos sociales y el derecho a la ciudad. Revista EURE, 40(119), pp. 239-260.
Justiniano, G. (2017). Cabros de Mierda. Sahara Films. Recuperado de: https://ondamedia.cl/show/cabros-de-mierda
Montaje y ciudad en la dictadura uruguaya | Mentiras Armadas (2021)
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Revista PLANEO N°57 | Territorios y ciudades en transición a la paz y la justicia | Octubre 2023
[Por: Juan Jara Ortega: Sociólogo, Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile]

Resumen:
El documental “Mentiras Armadas” se centra en la dictadura uruguaya que comenzó en 1973 y su colaboración con la dictadura argentina en 1976. Ambos regímenes propagaron una retórica antimarxista que generó miedo y represión en la sociedad uruguaya. El documental aborda el caso de 24 uruguayos que fueron secuestrados y torturados en Buenos Aires y Montevideo, y luego obligados a participar en un montaje propagandístico elaborado por los militares para justificar la represión en el país. Este oscuro episodio dejó una profunda huella en la historia uruguaya.
Palabras clave: Montaje, prensa, dictadura uruguaya
Introducción
El 27 de junio de 1973 quedó marcado en la historia de Uruguay como el punto de partida de la dictadura militar de aquel país, un periodo de represión y violencia que se extendió durante 12 años. Este año 2023, al igual que en Chile, ha transcurrido medio siglo desde que ambos países cayeron bajo el yugo de regímenes autoritarios, los cuales hasta entonces habían sido considerados como sociedades con una larga tradición democrática, pero que también tenían problemas de desigualdad y represión política.
En este contexto histórico tan complejo, el documental “Mentiras armadas” se centra en el año 1976, un momento crucial para la dictadura uruguaya. En este periodo se fortaleció considerablemente gracias al apoyo brindado por la incipiente dictadura argentina. Esta colaboración no solo consolidó el régimen uruguayo en términos políticos e institucionales, sino que también influyo de manera significativa en la cultura de la época. Se propagó una retórica que identificaba la subversión y al marxismo como los enemigos públicos de la patria, perpetuando así una atmósfera de miedo y represión que afectó profundamente a la sociedad uruguaya.
Secuestro y tortura
El documental comienza con un crudo relato sobre la relación de la ciudad de Buenos Aires y Uruguay. En las playas del país aparecieron cadáveres humanos sin vida, hinchados por el paso del tiempo. Al principio, se pensó que eran asiáticos procedentes de barcos pesqueros que operaban en la zona, sin embargo, a medida que aparecieron más cuerpos, comenzaron a circular rumores que señalaban a las fuerzas represivas de Buenos Aires como posibles responsables.
Antes del inicio de la dictadura en Argentina en 1976, la resistencia al régimen autoritario uruguayo operaba desde la Ciudad de Buenos Aires. Durante julio de ese mismo año, 24 uruguayos fueron secuestrados por los poderes coercitivos de Argentina y Uruguay, llevados a instalaciones clandestinas en Buenos Aires y torturados cruelmente. Muchos de ellos fueron llevados al borde de la muerte.
En el documental hay testimonios de las víctimas de la dictadura uruguaya, que incluyen descripciones vívidas y detalladas de las torturas que sufrieron. Narran cómo fueron trasladadas a Montevideo a un centro de detención y tortura conocido como “Infierno Chico”. Al llegar, los militares les dijeron que las habían “salvado” de los argentinos, quienes las querían matar, pero no pasó mucho tiempo para que la tortura regresara.

Montaje
Al inicio de la dictadura uruguaya, los medios de comunicación fueron cerrados y la prensa sometida a censura. El objetivo de estas medidas era crear un discurso único, antimarxista y optimista sobre el presente y el futuro del país.
En agosto de 1976, las víctimas fueron trasladadas a las celdas colectivas del Servicio de Información y Defensa (SID) en Montevideo. Allí, los militares las obligaron a participar en un montaje propagandístico cuyo fin era presentar a Uruguay como un país que estaba amenazado por la guerrilla. El montaje consistió en decir que los secuestrados llegaron en barcazas desde Buenos Aires a Río Negro, para reunirse en el “Chalet Susy” y conspirar contra la dictadura. Entonces, mientras estuvieran reunidos, un gran operativo de fuerzas especiales los detendría.
El operativo fue diseñado para que lo viera un gran número de personas. Una vez realizado, se llevó a muchos periodistas en un ómnibus al “Chalet Susy”. Allí, se mostraron las armas que supuestamente habían ocultado bajo la chimenea. Luego, se hizo salir a las víctimas de secuestro una por una para que fueran grabadas por la prensa. Posteriormente, fueron juzgadas por los tribunales y sentenciadas a prisión.

Conclusión
Enrique Rodríguez Larreta, un periodista uruguayo que había sido secuestrado y torturado por la dictadura militar de Uruguay, presentó en 1977 una denuncia que exponía los crímenes y mentiras del régimen, entre ellas, el montaje del “Chalet Susy”.
Con este documental, se puede observar la manera en que las ciudades fueron apropiadas por parte de las fuerzas represivas de Argentina y Uruguay, poniendo su infraestructura al servicio del secuestro, la tortura y el montaje de falsos eventos propagandísticos. A medida que se avanza en la narración de los hechos, es evidente que la colaboración entre las dictaduras argentinas y uruguayas no se limitaron solo a la represión directa, sino que también se extendió al terreno de la manipulación mediática.
La historia que cuenta “Mentiras armadas” es un recordatorio doloroso de cómo los regímenes autoritarios distorsionaron la realidad de las ciudades y de sus habitantes, con el único fin de utilizarla para su beneficio. Es una visión cruda y necesaria de una época marcada por la represión, la violencia y la manipulación, una lección de la historia que nunca se debe olvidar.
Desplazamiento forzado en Colombia: impactos territoriales y (re)producción de desigualdades
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Revista PLANEO N°57 |Territorios y Ciudades en transición a la paz y la justicia| octubre 2023
[Por:Javier Eduardo Serrano Besil: Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos de la misma universidad e historiador de la Universidad Industrial de Santander. Becario postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales-UBA]

Resumen:
Un análisis sobre las ciudades colombianas no puede estar exento de una reflexión sobre los impactos territoriales de la violencia. Por un lado, la población urbana creció aceleradamente, en buena medida, como resultado de las migraciones forzadas. Las condiciones dramáticas en las que se realizan estos desplazamientos dificultan el acceso al hábitat. Las periferias crecieron a través de la autoproducción de asentamientos de origen informal. Por otro lado, se observó la autosegregación en espacios fragmentados a pequeña escala. La aparición de los conjuntos residenciales como tipología de vivienda característica de las clases medias en las ciudades colombianas es la imagen visible de la lógica del mercado en la producción inmobiliaria. Estas formas urbanas contradictorias conviven en una ciudad cuarteada en la cual se (re)producen nuevas desigualdades socioespaciales. La transición a la paz y la justicia requiere de reflexiones frente a estos procesos para posibilitar una mejor distribución de la estructura de oportunidades a través de la estructura urbana.
Palabras clave: Desplazamiento forzado, urbanización, violencia
Uno de los fenómenos más devastadores de la violencia en Colombia lo han producido los desplazamientos forzados. En 2016, el país ocupaba el segundo lugar a nivel mundial con aproximadamente seis millones de personas que habían sido obligados a abandonar sus hogares. La incidencia sobre el total se incrementa entre la población indígena y afrodescendiente de las cuales el 10% y el 15% respectivamente han sido expulsadas de sus territorios por el conflicto armado (CNMH, 2020). Estos desplazamientos, a diferencia de las migraciones, se dan en un contexto de urgencia y, por tanto, están exentos del cálculo y la previsión que influyen en la decisión de migrar (Arango, 2003).
Las condiciones dramáticas en las que se da el desplazamiento empobrecen a la población y acentúan sus necesidades habitacionales. Se observan dificultades de inserción en los mercados de trabajo, lo que magnifica la presión sobre las políticas públicas de las ciudades receptoras. Las ciudades intermedias han sido el destino del éxodo rural que generó la violencia en el país. El movimiento inicial es, como consecuencia de la emergencia y el carácter familiar en el que se desarrolla, de corta distancia, hacia ciudades cercanas. Sin embargo, en muchos casos, después de la estabilización se evidencia un movimiento posterior hacia las ciudades capitales de los departamentos o la capital nacional en busca de mejores oportunidades (Torres, 2009). En consecuencia, el crecimiento urbano del país no se concentró solo en Bogotá, Medellín y Cali, pues algunas ciudades intermedias crecieron más rápidamente que los principales centros metropolitanos (Buchnell, 2017, p.419).
La continua llegada de población desplazada y empobrecida por el conflicto armado ha generado dificultades enormes para las ciudades receptoras incapaces de satisfacer, a través de la acción pública, sus necesidades profundizando la (re)producción de desigualdades. La pobreza y la violencia son dos realidades que acompañan el proceso de urbanización en el país (UNFPA, 2008) De tal manera, un análisis del crecimiento urbano y la urbanización en Colombia da cuenta de la relevancia que adquiere la violencia como factor de transformación de las ciudades desde la segunda mitad del siglo XX. Se destacan dos formas en las que este fenómeno ha dejado una huella permanente en el territorio. En primer lugar, el desplazamiento forzado llevó a que gran parte del tejido residencial urbano en la actualidad esté constituido por asentamientos auto producidos de origen informal; y, en segundo lugar, por la presencia de conjuntos cerrados (Torres, 2009).
La población desplazada se localizó principalmente en las periferias de las ciudades mediante la toma de tierras y la autoconstrucción. Estas zonas fueron generando espacios con enormes problemas de calidad. Si bien estas formas de acceso, en las que la lógica de la necesidad se sobrepone o articula a la lógica del mercado son preponderantes en América Latina (Abramo, 2009), en el caso colombiano el fenómeno se recrudece como consecuencia de las décadas de violencia y el carácter forzado y urgente de los movimientos rural-urbanos. En la contracara de este proceso, las clases medias han protagonizado procesos de autosegregación sin trasladarse necesariamente a la periferia a través de otras tipologías de vivienda. La aparición de los conjuntos cerrados como forma de vivienda cercada perimetralmente con seguridad en sus accesos y zonas comunes se ha complementado con el auge de los centros comerciales de grandes superficies (Lulle y Paquette, 2006). Estos rasgos urbanísticos impuestos por la lógica privada producen nuevos espacios que han llevado las formas de consumo y sociabilización hacia adentro de sus límites y, por tanto, alejadas de la inseguridad que representan los espacios públicos.
Como resultado de estas formas particulares y contradictorias de producción del espacio urbano, la traza de las ciudades se ha fragmentado en pequeñas escalas dando lugar a un espacio cuarteado y, al mismo tiempo, muy segregado. Estas características espaciales reproducen, profundizan y generan nuevas desigualdades porque la estructura urbana influye directamente en la distribución de oportunidades. El tipo de hábitat y su localización establecen formas de acceso diferenciado al suelo, los servicios y equipamientos urbanos de uso colectivo. Estos están en relación, además, con las posibilidades de circulación e interacción a través del sistema de transporte urbano (Di Virgilio y Perelman, 2014).
Por lo tanto, uno de los retos significativos de Colombia en la transición a la paz es disminuir las inequidades socioespaciales a través de la integración de sus ciudades posibilitando una equitativa distribución de la estructura de oportunidades. No solo es necesario ejecutar políticas de mejoramiento de las viviendas y barrios, sino buscar la integración de la estructura urbana a través de la inversión en los equipamientos urbanos y la prestación de servicios públicos. Si la ciudad capitalista es una máquina de generar desigualdades (Soja, 2008), la transición hacia la paz en Colombia no puede darse sin la intervención urbana. Esta debe ejecutarse con el objetivo de disminuir, a través de las prácticas territoriales, la (re)producción de las desigualdades sobre las que se sustentan las distintas formas de violencia en el país.
Referencias bibliográficas
Abramo, P (2009). La producción de las ciudades Latinoamericanas: mercado inmobiliario y estructura urbana. OLACCHI.
Arango, J. (2003). La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra. Migración y desarrollo, 1: 1-30.
Buchnell, D. (2017). Colombia, una nación a pesar de sí misma. Ariel
Calderón, J. (1998). Los mercados ilegales e informales de tierra urbana en América Latina. Estado de la cuestión. Debates en Sociología, n.° 23-24.
Comisión Nacional de Memoria Histórica, CNMH (2015). Una Nación desplazada. Informe nacional del desplazamiento forzado en Colombia. CNMH.
Di Virgilio, M. y Perelman, M. (2014). Ciudades latinoamericanas. Desigualdad, segregación y tolerancia. CLACSO.
Lulle, T. y Paquette, C. (2006). Los grandes centros comerciales y la planificación urbana. Un análisis comparativo de dos metrópolis latinoamericanas. Estudios Demográficos y Urbanos, 22(2): 337-361.
Radio Nacional de Colombia (2023). Desplazamiento masivo en Segovia: más de 300 personas víctimas de la violencia. Disponible en: https://www.radionacional.co/actualidad/paz/desplazamiento-en-segovia-crisis-humanitaria-afecta-mas-de-300-personas
Ruiz, N. (2011). El desplazamiento forzado en Colombia: una revisión histórica y demográfica. Estudios demográficos y urbanos, 26(1): 141-177.
Soja, E. (2008). Postmetrópolis. Estudios críticos sobre las ciudades y las regiones. Traficantes de sueños
Torres, C. (2009). Ciudad informal colombiana. Barrios construidos por la gente. UNAL.
UNFPA (2008). Ciudad, espacio y población: el proceso de urbanización en Colombia. Universidad Externado de Colombia, Bogotá.
Repensar la integración local a partir de las estrategias de autogestión comunitaria: las mujeres, sus resistencias y luchas como aporte central
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Revista PLANEO N°57 |Territorios y Ciudades en transición a la paz y la justicia| octubre 2023
[Por: Nataly Giraldo: Trabajadora social, especialista en política pública y justicia de género del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y magister en Desarrollo Humano de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede Argentina. Docente de cátedra de la Universidad de Antioquia, del pregrado de Ciencia Política]

Resumen:
Las estrategias de autogestión comunitaria, especialmente las construidas con las diferentes formas de resistencia y lucha lideradas por las mujeres, agregan nuevos significados a la categoría de integración local y permiten asociarla a perspectivas como el derecho a la ciudad y a escenarios de transición hacia la paz, problematizando su carácter político y territorial. De esta manera se propone trascender su definición como una solución duradera del desplazamiento forzado, un lugar común de enunciación del marco internacional y nacional de protección de la población desplazada y refugiada, que en las experiencias cotidianas de organización y movilización comunitaria se amplía y redefine permanentemente. En el contexto colombiano, las mujeres han venido siendo el rostro más visible y protagónico en los procesos integración y de paz territorial en los lugares de acogida o recepción. En consecuencia, el objetivo de esta columna es proponer como línea de reflexión la revisión de la categoría de integración local a partir de su asociación con procesos de autogestión comunitaria y de paz territorial, en los que las mujeres, sus formas de resistencia y lucha, representan un aporte central.
Palabras clave: autogestión comunitaria, integración local, paz territorial
Reflexión inicial
En Colombia, las demandas de inclusión de la población que se asienta mayoritariamente en las laderas de los centros urbanos de las ciudades capitales e intermedias como producto de desplazamientos forzados internos y de población proveniente de Venezuela, obligan a repensar la integración local desde otras perspectivas que profundicen en su contenido y alcance político y territorial. Las organizaciones de base comunitaria, y especialmente las mujeres como actor clave, han ensayado y apropiado diferentes experiencias de autogestión y organización comunitaria que enfatizan el sentido político de estos procesos.
De esta manera, con sus experiencias organizativas de memoria, resistencia y planeación participativa territorial agregan nuevos contenidos que trascienden la definición de la integración local como una solución duradera para la población desplazada que, por diferentes razones, no puede retornar a sus lugares de procedencia y para quienes la única alternativa es reconstruir sus proyectos de vida en los lugares de recepción, enfrentando condiciones de vida adversas y diferentes formas de exclusión y discriminación (Bello, 2001). Por esta vía, aportan a la construcción de ciudad (Giraldo, 2022), especialmente cuando hacen visible, exigen y proponen a diferentes actores (sociales, institucionales, académicos y privados) otras necesidades y alternativas de inclusión y reconocimiento.
Sumado a esto, en el contexto colombiano, los estrategias y alternativas que vienen promoviendo las comunidades para consolidar iniciativas de paz territorial en escenarios urbanos también reafirman la necesidad de ampliar y profundizar el carácter político y territorial de la integración local y su necesaria vinculación con la concreción de los escenarios de transición hacia la paz. Especialmente, las mujeres víctimas de desplazamiento forzado interno han promovido diferentes acciones de resistencia a la violencia armada y han promovido escenarios de diálogo y acciones colectivas en sus comunidades para denunciar y disminuir la ocurrencia de graves violaciones a los derechos humanos y, de esta manera, evitar que sean revictimizadas.
La autogestión comunitaria
Las experiencias de autogestión comunitaria se soportan en estrategias autónomas que surgen, muchas veces de manera espontánea, en medio de los procesos de poblamiento urbano y como respuesta a las necesidades básicas insatisfechas. Esto como producto de una fuerte desagregación territorial, profundizada por experiencias previas de desarraigo, afectaciones de todo orden y graves afectaciones y restricciones al ejercicio de derechos. Esta realidad la comparten la población desplazada internamente, migrante o en situación de refugio que se ve obligada a migrar y a asentarse mayoritariamente en sectores urbanos marginados.
La autonomía, así como el trabajo colaborativo y solidario, aparecen valores comunes de enunciación en los procesos de autogestión comunitaria. En el caso de las mujeres, las iniciativas de memoria, de cuidado, memoria y de reparación simbólica son elementos integradores que interpelan y dotan de otro sentido y contenido la construcción de ciudad. La lucha por permanecer en la ciudad y la resistencia a todas las formas de negación de este derecho se encuentra en la base de las agendas de las comunidades. En materia de paz, las mujeres han apelado a acciones colectivas soportadas en actos de denuncia pública y de resistencia mediante el arte y la movilización social. También se han involucrado activamente en los procesos de autoconstrucción de barrios.
Asimismo, las estrategias de autogestión comunitaria han incluido acciones de visibilidad de los saberes y prácticas culturales como una forma de mitigar los actos de discriminación y xenofobia; puesto la persona desplazada, refugiada y migrante se ha asociado históricamente con un factor desestabilizador del “orden” de la ciudad o como una suerte de competencia por los servicios que debe garantizar el Estado.
Nuevos lugares de comprensión de la integración local
Estas formas de autogestión comunitaria están mediadas y atravesadas por disputas y tensiones, puesto que interpelan y entran en discusión con otras visiones y políticas de ciudad y, sumado a esto, confrontan los intereses de actores armados ilegales que perviven en los territorios y que terminan incidiendo en la cotidianidad de las comunidades. Por tanto, la integración local bajo la perspectiva del derecho a la ciudad es una conquista permanente que no es ajeno a las dinámicas y expresiones del poder armado ni a la imposición de otros intereses y perspectivas de ciudad. No puede entenderse como la demanda “ciudadana por el acceso a bienes y servicios urbanos básicos” (Giraldo, 2023, p.11), sino como un derecho vinculado al ejercicio de ciudadanía (Borja, 2013).
Las estrategias de autogestión comunitaria también enseñan que la integración local no es un proceso de adaptación y aceptación de la realidad actual, cualquiera que sea esta. De allí la importancia que adquieren los procesos de participación social y política, en tanto ponen agendas alternas por medio de las cuales se problematizan y visibilizan otras realidades y propuestas de transformación que exigen replantear políticas e incluso construir nuevos marcos institucionales y políticos.
En el caso de ciudades como Medellín, los procesos organizativos fueron liderados por la población desplazada, mayoritariamente constituidos por mujeres, que sentaron las bases para que se crearan políticas y una institucionalidad local para canalizar las necesidades de atención y reparación que demandaban a la ciudad. Ahora, tras las oleadas masivas migratorias de población de proveniente de Venezuela que iniciaron aproximadamente en el 2015, las ciudades capitales del país que pasaron a convertirse en las principales receptoras también se han visto en la necesidad de adecuar y crear mecanismos para dar respuesta no solo en términos humanitarios.
Para concluir, la integración local no es un proceso político y territorializado que no pueda generalizarse. Ocurre y responde a un contexto territorial e histórico determinado y las diferentes agendas que se derivan de los procesos de autogestión comunitaria. Tampoco es ajeno a las relaciones de género, dado que hombres y mujeres encuentran posibilidades, oportunidades y formas diferentes de integrarse en los lugares de asentamiento.
El camino que sigue es profundizar en esta línea de reflexión, máxime en el contexto actual colombiano en el que cobra relevancia repensar la integración local de cara a los retos que supone la persistencia del desplazamiento forzado interno, sumada al arribo constante y en crecimiento de la población proveniente de Venezuela, y los esfuerzos de diferentes sectores (institucionales y no institucionales) por transitar hacia la paz territorial. Tal reflexión no podrá dejar por fuera, las experiencias de las mujeres, sus demandas de integración y sus invaluables aportes.
Referencias bibliográficas
Bello, N. (2001). Desplazamiento forzado y reconstrucción de identidades. Ministerio de Educación Nacional e Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior.
Borja, J. (2013). Revolución urbana y derechos ciudadanos. Alianza Editorial S.A.
Giraldo, V. N. (2023). Imaginar y construir ciudad desde las estrategias de las mujeres víctimas de desplazamiento forzado interno. Política y Cultura, 59, pp. 83-104.
Prácticas de resistencia y construcción de memoria feminista en el Ex Centro de Detención Venda Sexy.
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Revista PLANEO 57°|Territorios y Ciudades en transición a la paz y la justicia | octubre 2023
[Por: Francisca Molinos Moyano, Planificadora Urbana y Magíster en Desarrollo Urbano Pontificia Universidad Católica de Chile]

Resumen
Las prácticas generadas por los colectivos de Venda Sexy surgen como una respuesta ante las lógicas de una ciudad neoliberal que impide la recuperación de todos los sitios de memoria. Ante la disputa, las comunidades del sitio de memoria Venda Sexy han generado formas de construir memoria desde el territorio, desde lo individual a lo colectivo y de lo privado a lo público, reflejado en las diferentes conmemoraciones que realizan a las afueras del inmueble. Por otro lado, estas construcciones están enfocadas en crear una memoria de futuro, para las próximas generaciones, para mujeres, por lo que fomentan un diálogo intergeneracional y feminista en todas sus conmemoraciones, trasmitiendo sus memorias y generando una posmemoria en las nuevas generaciones.
Palabras claves: Sitios de memoria, Feminismo, Resistencia, Patrimonio
Introducción
El Ex Centro de Detención Venda Sexy ubicado en Macul, fue declarado Monumento Histórico el año 2016. Dentro de las principales razones por la cual fue declarada es debido a que “es un testimonio de la discriminación de género aplicado en las torturas sexuales por parte de los agentes de Estado” (CMN, 2016). Quienes lideraron el proceso de declaratoria fueron la Asociación de Memoria y Derechos Humanos de Macul y el Colectivo Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes, fundamentando como principal demanda la recuperación del inmueble como un acto de justicia reparatoria hacía las mujeres frente a la violencia política sexual ejercida de manera sistemática durante la dictadura cívico – militar (Facebook CMSSR 12 de mayo 2016). Así, también plantean la necesidad de que el sitio de memoria debiese ser entregado a las mujeres, considerando que el sitio una vez comprado por el Ministerio de Bienes Nacionales debe ser asignado a una organización para que haga cargo de la gestión. Esta demanda nunca se concretó debido a que el propietario del inmueble no es el Estado, si no que un privado quien rechazó la oferta propuesta, por lo que hoy sigue viviendo con su familia en Venda Sexy, dándole un uso meramente residencial.
Legalmente, no existen facultades para darle otro uso al espacio. Ante esto, Bienes Nacionales busca comprar el inmueble, pero el propietario se niega y finalmente no se logra concretar una venta. Sin embargo, en el año 2019 el sitio de memoria es vendido a una inmobiliaria perteneciente al mismo dueño del inmueble por una cantidad mucho menor (Reyes, 2019), pese a que de acuerdo a la ley, los denominados sitios de memoria no pueden ser alterados o modificados sin la autorización del Consejo de Monumentos Nacionales. Finalmente, lo que se produce es una especulación inmobiliaria con el patrimonio, en específico un sitio de memoria, donde al ponerle valor a la memoria, generó que los colectivos de Mujeres Sobrevivientes y Memorias de Rebeldías Feministas ya no quisieran recuperar la casa.
La disputa entonces va más allá del inmueble y de sus características. Los colectivos buscan un espacio donde se pueda materializar la memoria y poder contar con un espacio de memoria físico que permita crear memoria tanto para los colectivos, como sobrevivientes, en conmemoración por las víctimas y sus familiares y para las generaciones futuras.
Construir memoria desde el territorio
Memorias de Rebeldías Feministas y Colectivo Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes son los colectivos que han resistido ante la venta de Venda Sexy, conformado tanto por mujeres sobrevivientes a la dictadura, como por mujeres feministas que apoyan la causa. Estos colectivos, en conjunto con agrupaciones feministas implementan diferentes estrategias para visibilizar la memoria histórica del país, generando una construcción de memoria en las ciudades neoliberales a través de diversas conmemoraciones y resistencias en el espacio público.
El año 2011 fue la primera instalación de la placa conmemorativa a las afueras de Venda Sexy. Sin embargo, esa sería una de las 3 instalaciones, dado que cada cierto tiempo es destrozada por grupos anónimos. Ante esto, se han producido actividades y conmemoraciones fuera del inmueble como una forma de resistencia por parte de los colectivos para mantener activa la memoria. Además, en cada fecha conmemorativa como el día internacional de la mujer el 8 de marzo o la conmemoración del golpe militar el 11 de septiembre, son fechas en que se reúnen a las afueras del inmueble ubicado en Irán #3037, como forma de resistencia y que en palabras de los colectivos es “Volver a hacer propio el ejercicio de memoria como forma de contar nuestras historias de lucha y así hacer frente al olvido selectivo” (Facebook CMSSR 3 de septiembre de 2018).

Los colectivos generan patrimonio más allá de la materialidad, sino desde las prácticas y conmemoraciones, en ese sentido el espacio público cobra vital importancia, donde este ha sido un lugar de encuentro de las diferentes conmemoraciones que se han realizado en el recinto, donde se han dado a conocer y han podido establecer lazos con los transeúntes y con los mismos vecinos.
Ante la imposibilidad de recuperar el sitio, los colectivos proponen la construcción de un memorial en la Plaza Arabia (ubicada a metros del recinto), por tanto, el memorial es la nueva construcción del discurso patrimonial por parte de los colectivos de Venda Sexy, siendo la forma de dejar una huella material en el espacio urbano ante una disputa con el inmueble, situando una memoria desde lo público, una construcción de memoria con el barrio y con las diferentes generaciones de la sociedad.
Memoria intergeneracional y feminista
La memoria hoy en día no pertenece solamente a las y los sobrevivientes de la dictadura militar, si no que mediante la recuperación de los centros de detención se ha desarrollado una memoria de carácter intergeneracional: una posmemoria, lo que Hirsh (2012) define como “la relación con las experiencias que recuerdan a través de los relatos, imágenes y comportamientos en medio de los que crecieron. Pero estas experiencias les fueron transmitidas tan profunda y afectivamente que parece construir sus propios recuerdos” (p.19). En ese sentido, las juventudes se han apropiado de la lucha de recuperar los centros de detención, tal como ocurre en Venda Sexy, donde se ha vuelto una lucha colectiva, feminista e intergeneracional.
Una de las principales luchas de los colectivos, corresponde a la visibilización de la violencia político sexual como una práctica de tortura que ocurrió en el inmueble y que es hoy es parte de la historia y de la memoria de las mujeres, de su historia de mujeres luchadoras y sobrevivientes de una dictadura que incorporó de manera sistemática una violencia de género, por lo que han fomentado ese diálogo desde el feminismo, formando alianzas con organizaciones de derechos humanos y feministas. Las mujeres de los colectivos de Venda Sexy le dan una importancia al diálogo entre mujeres de distintas generaciones, plantean una memoria que no sea para ellas, si no que para las mujeres del futuro.
Referencias Bibliográficas
Brodsky, C. (2012). Memoria y Monumento El memorial en la recuperación de la historia de la represión 1973- 1990 en Chile. Universidad de Chile. Facultad de Artes.
Colectivo Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes (12 de mayo, 2016). “Venda Sexy: Sitio de Memoria con énfasis especial en género”. Facebook. https://web.facebook.com/profile.php?id=100064911961705
Colectivo Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes (3 de septiembre, 2018) “Volver a hacer propio el ejercicio de memoria como forma de contar nuestras historias de lucha”. Facebook. https://web.facebook.com/profile.php?id=100064911961705
Decreto 277 (2016). Consejo de Monumentos Nacionales.
Elgueta, G. (2018) Institucionalización y patrimonialización de sitios de memoria en Chile. Una lectura desde la experiencia de Londres 38. Aletheia, 16, 1-17.
Hirsch, M. (2012). The generation of Postmemory. Writing and Visual Culture After the Holocaust. New York: Columbia UnivErsity Press.
Maceira, L. (2017). Género y memoria en las ciudades. Polítiques de memòria, gènere i ciutat, 105-157.
Quílez, L. (2014). Hacia una teoría de la posmemoria. Reflexiones en torno a las representaciones de la memoria generacional/Towards a Theory of Postmemory. Reflections on the Representations of Generational Memory. Historiografías, 57-75.
Reyes, R. (2019, 11 septiembre). La venta de Venda Sexy: La pelea por construir una Memoria Feminista. The Clinic – Reportajes, columnas, entrevistas y humor. https://www.theclinic.cl/2019/09/10/la-venta-de-venda-sexy-la-pelea-por-construir-una-memoria-feminista/
Simao, K. (2023, 22 agosto). Nancy Guzmán por venta de monumento histórico ex venda sexy: “El Estado tiene que protegerlo”. El Mostrador. https://www.elmostrador.cl/braga/2023/08/22/nancy-guzman-por-venta-de-monumento-historico-ex-venda-sexy-el-estado-tiene-que-protegerlo/
Memorias, ciudad y planificación: una exploración urbana de Santiago a cincuenta años del Golpe Militar
VerMemorias, ciudad y planificación: una exploración urbana de Santiago a cincuenta años del Golpe Militar
Revista PLANEO 57°|Territorios y Ciudades en transición a la paz y la justicia | octubre 2023
[Por: Giovanni Vecchio, planificador urbano, Doctor en Planificación Urbana, Políticas y Diseño, académico del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile
Christian Paulo Matus Madrid, antropólogo social, Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos PUC, académico del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile]

Resumen:
Se presentan reflexiones y aprendizajes generados en una clase abierta realizada en el marco del curso de Exploraciones Urbanas, titulada “Memorias urbanas para el futuro: una exploración de Santiago en el contexto de los cincuenta años”. La clase constituye una práctica pensada para llegar a un público amplio, a través de una exploración urbana que tiene como objetivo recuperar la memoria de diferentes momentos de la historia del urbanismo y la planificación de Santiago. Estos momentos son rescatados en un contexto de reflexión que permite problematizar la ciudad actual reconociendo cómo se construye a partir de diferentes capas de sentido que se contraponen, producto de la disputa de diferentes actores y visiones de ciudad. Se abordan en el recorrido la memoria de las transformaciones que se han generado en los espacios de la ciudad, y cómo influyen en las formas que la vida ciudadana adquiere en el espacio urbano, teniendo consecuencias permanentes en las formas de comprender la vida en común.
Palabras clave: Exploraciones urbanas, Memorias, Planificación, Ciudad
Introducción
El contexto de la conmemoración en 2023 de 50 años del Golpe Militar nos plantea a las y los urbanistas el desafío de entender cómo las memorias se plasman materialmente en huellas que se pierden en el contexto del desarrollo cotidiano de la ciudad como “máquina de crecimiento” (Molotch, 1976). En el marco de la discusión más amplia que coloca la memoria en el centro de la agenda pública, surge nuestra inquietud como docentes de aportar a la discusión desde un cruce interdisciplinar entre historia, estudios urbanos y planificación. La idea motor es reflexionar sobre cómo los espacios de la ciudad llevan las marcas de los cambios que se han sucedido en diferentes momentos históricos. Como demuestran algunos lugares emblemáticos del casco histórico de Santiago, los edificios, las calles, las fachadas y los espacios públicos nunca se quedan iguales, sino que en ellos se superponen diferentes usos y además diferentes visiones de lo que debería ser la ciudad y sus espacios. De esta manera, podemos observar cómo los mismos lugares van cambiando de función e identidad, y se pone de manifiesto cómo fue, cómo es, cómo podría haber sido y cómo será la ciudad que habitamos.
En ese contexto nace la idea de desarrollar un recorrido por el centro de la ciudad que articule en una exploración urbana la recuperación de memorias de diferentes momentos del urbanismo y la planificación. Es así como en el marco del curso de Exploraciones Urbanas, curso de formación general de la Pontificia Universidad Católica de Chile abierto a estudiantes de todas las carreras de la universidad, se organiza una clase abierta titulada “Memorias urbanas para el futuro: una exploración de Santiago en el contexto de los cincuenta años”. Se coloca el acento en elaborar como dupla docente el rescate de las memorias urbanas no como un objeto de contemplación nostálgica del pasado como lo ya acontecido, sino como herramienta activa de futuro que permite problematizar la ciudad actual reconociendo cómo se construye a partir de diferentes capas de sentido que se contraponen, configurando un Santiago Actual, que es siempre producto de la disputa de diferentes actores y visiones de ciudad.
La clase abierta se realiza en terreno, con un recorrido que se desarrolla en el centro de Santiago, en un acotado sector a lo largo de la Alameda. Las finalidades son múltiples. En primer lugar, visualizar en los espacios de la ciudad las consecuencias de diferentes visiones de la sociedad y la ciudadanía. Desde sus orígenes, la planificación urbana ha estado vinculada al ejercicio del poder, ya que “la planificación espacial como técnica y el gobierno del territorio como práctica de gobierno nacen de una necesidad general de orden social y espacial que se transfiere y satisface en el orden del espacio” (Mazza, 20145, p. 9). En segundo lugar, incluir en la memoria también las transformaciones que se han generado en los espacios de la ciudad, influyendo a distancia de décadas en las formas que la vida ciudadana adquiere en el espacio urbano y teniendo consecuencias sutiles pero permanentes en las maneras de vivir en común. A esto se suma también la necesidad de analizar las ciudades desde la mirada de la ecología integral, ya que el curso tributa al área de formación general en Ecología Integral y Sustentabilidad, permitiendo así reconocer las interconexiones entre diferentes fenómenos – no solo ambientales, sino también sociales y políticos – que dan forma a los espacios que habitamos y a cómo enfrentamos los desafíos comunes vinculados a ciudades y territorios. Y finalmente, rescatar las diferentes visiones que, en el tiempo, han contribuido a moldear la identidad de Santiago y de Chile: visiones a menudo olvidadas y hasta escondidas, con un olvido “que niega las enormidades de nuestra historia, y que entierra juntos los aluviones violentos del pasado y las defensas construidas para atajarlos” (Franz, 2001, p. 17).

La salida a terreno como método
El curso de Exploraciones Urbanas ha sido tradicionalmente dedicado a entender la ciudad y comprender el territorio a través de la experiencia urbana (Bergamini et al., 2022). Por esto, la exploración quiere promover el aprendizaje basado en terreno, vinculando cada etapa del recorrido a específicas memorias de la ciudad.
Plaza Benjamín Vicuña Mackenna (entorno de la Biblioteca Nacional) Se eligió como punto de partida esta plaza, ubicada a un costado del cerro Santa Lucía y frente a la Biblioteca Nacional, por ser un lugar escondido y olvidado, que refleja el permanente cambio de usos de la ciudad y vincula la memoria de la Ciudad Colonial con la primera Ciudad de la República post Independencia. Construida en 1901 en honor a Benjamín Vicuña Mackenna configura un lugar sujeto a múltiples procesos de transformación: terreno de propiedad de Rodrigo de Quiroga, en el siglo XV pasa a ser un lugar de descanso para carretas, en 1608 acoge una hermita en honor a San Saturnino, en el siglo XVIII una “casa de acogida” de la Iglesia Católica, y finalmente un banco de sangre y un cuartel de artillería a comienzos del siglo XIX. En el terreno de la plaza acontece el Motín de Urriola efectuado el 20 de abril de 1851, un levantamiento contra el gobierno conservador de Manuel Bulnes y la candidatura de Manuel Montt como su sucesor, primera revuelta urbana de la época republicana protagonizada por parte de los miembros de la Sociedad de la Igualdad y jóvenes liberales. En ese levantamiento participó también el joven Benjamín Vicuña Mackenna, que luego en 1908 volverá al mismo espacio ya no como protagonista sino como objeto de homenaje y monumento público. La plaza adquiere nueva visibilidad al ser remodelada en 2012 junto a la calle Miraflores como parte del «Plan de Recuperación del Casco Histórico de Santiago».
Sitio de Memoria Ex Clínica Santa Lucía. El sitio de memoria da cuenta de un espacio que, a pesar de no ser objeto de profundas transformaciones físicas, ve cambiar su uso y significado de manera radical. La que aparece como una vivienda más al lado del Cerro Santa Lucía es construida con fines residenciales en el 1934, pasa a ser sede del MAPU – Movimiento de Acción Popular Unitaria en 1972, y es utilizada como lugar de detención y tortura por la DINA – Dirección de Inteligencia Nacional entre 1974 y 1977. En 2016 es declarada como monumento nacional y termina siendo la sede de la Comisión Chilena de Derechos Humanos. Además de mostrar las diferentes funciones que un espacio puede alojar a pesar de mantener intacta su apariencia, el sitio de memoria muestra cómo lo extraordinario puede encontrarse también en lo ordinario: un edificio aparentemente anónimo, parecido a muchas otras casas patrimoniales de la misma época, un estado de excepción (en la definición de Giorgio Agamben) es llevado hasta sus extremas consecuencias. Mientras el espacio físico no es alterado, su función y el significado que reviste para la colectividad cambia radicalmente en un periodo de tiempo limitado.
Barrio Lastarria. Este espacio de la ciudad configura, junto con Yungay, uno de los barrios más antiguos de la ciudad. Su estructura inicial es definida por sus particulares condiciones históricas y geográficas, determinadas por los límites naturales del Santiago Fundacional (1541): el cauce del río Mapocho, un afluente de este, La Cañada (hoy Alameda Bernardo O’Higgins) y el cerro Santa Lucía. Se trata de un espacio configurado inicialmente por chacras y solares localizados al oriente del Santa Lucía, donde los primeros colonos españoles producían vino y otros productos agrícolas. Es a partir de la subdivisión de dichos predios y la construcción de un conjunto de primeras casas, junto con la edificación de la iglesia de la Veracruz (1857), que Lastarria constituyó uno de los primeros barrios de Santiago. Con la declaratoria patrimonial como Zona Típica de la parte central de Lastarria (1996) y del entorno del Parque Forestal (1997), el barrio empieza a adquirir una nueva visibilidad, asociada a un atributo cultural crecientemente valorado en tanto elemento de distinción, como es el patrimonio. Para la puesta en valor del barrio, ha sido fundamental la valoración del rico patrimonio material acumulado en su arquitectura desde su constitución a fines del siglo XIX. La obra ecléctica de Kulczewski , y la presencia de los denominados ‘edificios modernistas’ construidos a ambos costados del eje José Miguel de la Barra y en calle Ismael Valdés Vergara frente al Parque Forestal, consolidan y proyectan el carácter del barrio, expresando cómo la llegada de la modernidad a la arquitectura chilena se refleja en la identidad arquitectónica de Lastarria y Bellas Artes (Matus, 2017).
Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). El GAM muestra cómo diferentes visiones de la sociedad puedan manifestarse en un mismo espacio, involucrando directamente también al espacio público. Después de un rápido proceso de construcción en la que participa también la ciudadanía, el GAM se inaugura en el 1972 para albergar a la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCTAD III); después de la cumbre, se transforma en un espacio cultural intitulado a Gabriela Mistral, con arte público y espacios de encuentro. Solo un año después, la Junta Militar lo transforma en la sede del Poder Ejecutivo y Legislativo, denominándolo Edificio Diego Portales. Después de la dictadura, el lugar alberga congresos y encuentros, para finalmente ser reinaugurado como centro cultural y ser nuevamente dedicado a Gabriela Mistral en 2010. En el GAM no se observa solo la disputa por un mismo espacio emblemático, que va cambiando de nombre y funciones, sino también quedan en evidencia diferentes maneras de concebir el espacio público: es un espacio inicialmente pensado como lugar de encuentro y disfrute de la cultura para toda la sociedad, que vuelve a su destinación original después de haber sido el lugar del ejercicio del poder y de la represión.
Remodelación San Borja. La remodelación es una intervención urbana que muestra la “ciudad que habría podido ser”. Se trata de una intervención de renovación urbana promovida por la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), con la finalidad de proveer un sector céntrico de Santiago con viviendas y equipamientos. La remodelación se puede considerar como el primer intento de realizar una nueva ciudad, desde la perspectiva social y espacial: por un lado se ofrecen viviendas accesibles y bien equipadas en un sector urbano central, y por el otro se adoptan todos los postulados del Movimiento Moderno, realizando viviendas en altura (con 10 torres residenciales), utilizando los terrenos liberados por las viviendas para diferentes espacios públicos (incluso un parque) y separando los flujos peatonales y automovilísticos (gracias a una red de recorridos elevados) (Pérez de Arce, 2016). La remodelación muestra una manera de intervenir en la ciudad que asumen la integración (de los habitantes y los espacios) como principio guía y entrega además un rol protagónico a un sujeto público, con una postura profundamente diferente respecto al desarrollo urbano orientado al mercado que se habría consolidado durante la Dictadura.
El rescate de las memorias urbanas como propuesta innovadora para la enseñanza abierta de la historia de la ciudad y su planificación
La exploración urbana dedicada a las “memorias urbanas” es solo una de las múltiples actividades desarrolladas, también en el ámbito universitario, en el marco de los cincuenta años del Golpe de Estado. Afortunadamente, a lo largo del 2023 han sido muchas las ocasiones de reflexión acerca de los temas de la memoria, el patrimonio y los derechos humanos, incluyendo visitas a lugares emblemáticos como diferentes sitios de memoria. Sin embargo, la actividad aquí descrita se toma del aniversario para proponer una reflexión más amplia sobre la memoria y la historia urbana, con la intención de leer superposiciones, permanencias y remociones de diferentes visiones de ciudad. Se trata de una iniciativa pensada intencionalmente para un público amplio, con la intención de presentar conceptos e hitos fundamentales en un ámbito acotado de la ciudad. Al tratarse de una clase abierta, la actividad ha sido pensada no solo para los estudiantes de pregrado del curso Exploraciones Urbanas – que están cursando diferentes carreras, normalmente no vinculadas a temas urbanos – sino también para un público más amplio. En la actividad han participado estudiantes de otros cursos y personas externas a la universidad, mientras que en todas las etapas del recorrido algunos transeúntes se han acercado para escuchar las explicaciones de los lugares visitados. Por esto, la exploración urbana es una actividad fácilmente replicable a futuro, también lejos de aniversarios emblemáticos, y es posible involucrar en ella públicos diferentes por procedencia, formación y nivel de conocimiento de las temáticas urbanas.

Después de realizar la exploración urbana, quedan algunos elementos de reflexión acerca de su eficacia y replicabilidad. Los y las estudiantes valoran las salidas a terreno, como demuestran sus comentarios en vivo como también en las evaluaciones del curso; lo mismo se puede hipotetizar acerca del público externo que participó en la instancia. La exploración urbana constituye una herramienta importante para el aprendizaje basado en terreno, metodología en la que salir de la sala de clase permite conocer y analizar determinados fenómenos y problemas directamente en los espacios en los que se manifiestan, además de ofrecer a cada estudiante la oportunidad de tener una experiencia en primera persona que no sea mediada exclusivamente por el docente. En este caso, la exploración urbana permite detectar reflejos de la teoría y la historia de la planificación en los espacios de la ciudad, ofreciendo una lectura compleja de los contextos urbanos y entregando una dimensión experiencial a contenidos que normalmente son abordados solo a través de clases lectivas. Las exploraciones urbanas son entonces un método activo de enseñanza que podría ser adaptado también a otros elementos propios de la planificación y los estudios urbanos. Si bien se trata de iniciativas cuya continuidad en el tiempo depende del compromiso de las personas encargadas de desarrollarse, el aporte a la enseñanza y la replicabilidad hacen que las exploraciones urbanas sean una importante herramienta para la docencia y no solo, gracias a la posibilidad de vincular los espacios de la ciudad a los fenómenos y las ideas que históricamente han contribuido a su formación y transformación.
Referencias
Bergamini, K., Vicuña, M., Moris, R., Ojeda, C., Araya, M.J. (2022). Exploraciones Urbanas: territorio sustentable. Manual para la enseñanza de Sustentabilidad Urbana como Formación General en Educación Superior mediante estrategias de aprendizaje activo. Santiago: Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC
Franz, C. (2001). La muralla enterrada. Santiago: Planeta
Matus, Christian. (2017). Estilos de vida e imaginarios urbanos en nuevos residentes de Lastarria y Bellas Artes: el barrio patrimonial como escenario de diversidad, distinción y movilidad. EURE (Santiago), 43(129), 165-186. https://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612017000200008
Mazza, L. (2015). Spazio e cittadinanza. Roma: Donzelli
Molotch, H. (1976). The city as a growth machine: Toward a political economy of place. American journal of sociology, 82(2), 309-332.
Pérez de Arce, R. (2016). El jardín de los senderos entrecruzados: La remodelación San Borja y las escuelas de arquitectura. ARQ (Santiago), (92), 50-67.
Entrevista a Carolina Aguilera, Académica e investigadora sobre sitios de memoria en Chile
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PLANEO 57 | Territorios y Ciudades en transición a la paz y la justicia | octubre 2023
[Por: Diego Carvajal Hicks: Sociólogo. Candidato a Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos]
Carolina Aguilera es Licenciada en Ciencias con mención en Matemáticas y Socióloga por la Universidad de Chile y Doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Realizó un posdoctorado en el Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales y la Universidad Católica de Chile. Actualmente se desempeña como asesora en el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio para la Conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile, y es académica part-time de la Escuela de Sociología UDP y profesora del Magíster de Patrimonio Cultural de la Universidad Católica de Chile. Ha investigado y trabajado en torno a los sitios de memoria marcados por el terrorismo de Estado, publicando sus resultados en las revistas Political Geography, Space and Culture, y Memory Studies, entre otros. Junto a co-autoras y co-autoreas, ha publicado en los volúmenes colectivos «DECOMMEMORATION. Making Sense of Contemporary Calls for Tearing Down Statues and Renaming Places», editado por Sarah Gensburger y Jenny Wüstenberg; y en el «Handbook on Memory Activism», de Routledge, editado por Yifat Gutman y Jenny Wüstenberg; entre otros.

PLANEO(P): ¿Cómo empezaste a abordar la relación entre ciudad y memoria? ¿Cuáles fueron esos acontecimientos, enfoques o lineamientos que te estimularon a observar la ciudad pos-dictatorial?
Carolina Aguilera (CA): Mi trabajo en este tema comenzó de manera indirecta, a través de la invitación que nos llegó cuando trabajaba en FLACSO, para investigar sobre memoria de la Dictadura. Desde el Ministerio de Bienes Nacionales nos pidieron, al Programa en el que me desempeñaba como investigadora, un catastro de todos los memoriales que estaban ubicados en el espacio público. De ese trabajo salió un libro muy lindo con fotografías de Álvaro Hoppe y un documento de trabajo. A continuación, nos pidieron un estudio de públicos para el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, que en ese momento estaba en construcción. Todo esto por ahí por el 2007-2008. En ese contexto, con las colegas que trabajábamos en ese entonces Daniela Jara, Manuela Badilla y Mireya Dávila, nos dimos cuenta de que el tema de la memoria de la Dictadura en Chile era un tema muy profundo, en el sentido que marcaba mucho a la sociedad chilena, pero al cual en ese momento no se le daba gran importancia. Las Ciencias Sociales en esos años se dedicaban a estudiar estratificación social, clases sociales, y las clases medias eran un tema central, porque -se suponía- que ya habíamos salido de la pobreza. También estaban emergiendo otros temas, como las desigualdades, y en el PNUD por ejemplo ya se estaba comenzando a estudiar el tema del conflicto, porque se veía que la sociedad tenía una “olla a presión”, o los temas de género, o migraciones, que de a poco también estaban entrando. Pero el tema de la Dictadura estaba completamente ausente, era como si nunca hubiésemos vivido una; y nosotras nos dimos cuenta de que la sociedad chilena estaba muy marcada por ese periodo, los crímenes, el silencio y el conflicto político, y que era un gran tema que había que investigarlo. Así me quedé en ese tema hasta el día de hoy.
Parte de este trabajo en FLACSO también implicó dirigir la Mesa de Trabajo para el traspaso del inmueble de Londres 38 desde el Ministerio de Bienes Nacionales a la organización que hoy está a cargo. Esa fue mi primera aproximación a la pregunta por el espacio y por los lugares en términos muy concretos. ¿Qué se hace con un lugar que fue un centro de torturas y desaparición? ¿Cómo este se transforma en un espacio que sirva a la democratización del país? Preguntas gigantes que había que responder.
Luego de esa experiencia en FLACSO salió la posibilidad de trabajar en el Parque por la Paz Villa Grimaldi, dirigiendo un proyecto para desarrollar un Museo en este espacio. La Corporación a cargo quería hacer un Museo al lado del parque, para lo que consiguieron un fondo importante de la Unión Europea y de la Fundación Böell, y necesitaban un/una jefe de proyecto para que desarrollara un programa museológico que fuera participativo, e hicieron un concurso donde salí seleccionada.
En el desarrollo del proyecto participaron personas desde distintas disciplinas. Loreto López, quién es ese momento estaba a cargo de la coordinación de proyectos en la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, ya había invitado a arquitectos y urbanistas de la Universidad de Chile y la Católica, para que ayudaran a pensar en esta idea de museo; un equipo del IEUT, con Gonzalo Cáceres, Valentina Rozas, Pía Montealegre, Gonzalo Millán, entre otros, por un lado. Y en el INVI estaba Claudio Pulgar y Walter Imilan. Entonces empezamos a ver esto desde un punto de vista más urbano e hicimos dos seminarios internacionales, gracias a la Fundación Heinrich Böll. En ese contexto invitamos a un académico de la Universidad de Bauhaus, quien era a su vez chileno exiliado en Alemania, Max Welch, quien para mi formuló la clave del asunto: el museo ya estaba ahí, ya existía, ¿porque querían hacer uno?, si el sitio era el museo, solo faltaba darle un giro a la gestión del espacio. Brillante. Tan simple. Entonces me di cuenta de dos cosas: En primer lugar, de que todo el desarrollo sobre sitios de memoria (hasta ese momento), estaba en general articulado a partir de testimonios, de lo narrativo, en torno a las representaciones culturales de los sobrevivientes, pero se elaboraba muy poco el tema a partir de la pregunta por el espacio desde un punto de vista más arquitectónico/urbanístico, donde se piense el espacio desde la importancia que tiene para el visitante, para la ciudad, para el entorno. Desde ahí surge mi interés por estudiar el vínculo entre memoria y espacio, memoria y ciudad, memoria y memoriales. Una vuelta larga, como vez.
P: ¿Qué elementos y continuidades, a nivel urbano-territorial, se observan desde la Dictadura al presente? Y en medio de esto: ¿Cuál es el papel o rol de los monumentos en la memoria de la ciudad?
CA: Tal como lo han investigado urbanistas en Chile y otras partes, la ciudad de Santiago y otras del país, quedaron marcadas por el desarrollo neoliberal de la Dictadura. La desregulación urbana que se impulsó, más las políticas de erradicaciones, implicaron que el dónde vive cada uno/a estuviese marcado por una trayectoria de clase que lleva a que la ciudad está segregada socioeconómicamente. Una división social que se fue acentuando con las políticas de la dictadura, y que no resolvió desde los años 90 en adelante, sino que quedó en su devenir, igual. Y eso no tiene que ver con la memoria, sino que, con el mercado del suelo, en dónde quienes pueden pagar pueden definir dónde vivir, y así también se ubican en general las viviendas sociales. Esta segregación no tiene que ver con las representaciones sino con cómo se ubican las distintas clases sociales en la ciudad. De ahí que la ciudad quedó arrojada al mercado y con muy poca intervención.
Sin embargo, esto sí se vincula finalmente con la memoria. En mi trabajo de Doctorado[1] pude comprobar que la memoria de la violencia política de los años 1970 y la Dictadura, sigue esa misma ruta, porque no se ven memoriales de víctimas de la dictadura en el llamado “cono de alta renta”, salvo dos excepciones desde el 2016 en adelante. Como se pudo ver en un estudio que salió recientemente publicado en el diario la Tercera[2], esto no tiene que ver con que en ese lugar no hayan existido hechos de violaciones a los DDHH, porque la represión se distribuyó más o menos homogéneamente en la ciudad (salvo en algunos sectores como las poblaciones en que hubo allanamientos masivos). Al contrario, la “memorialización” tiene que ver con cómo los diferentes grupos han elaborado representaciones sobre la violencia en el espacio público. Eso fue lo que intenté comprender en mi trabajo de Doctorado y luego de Posdoctorado.
Las prácticas conmemorativas y la construcción de monumentos no son homogéneas, se interrelacionan con otras dinámicas urbanas de la ciudad, como son las relaciones de clase y las distintas capacidades que tienen los grupos sociales para incidir en el diseño urbano de su entorno. Esto no es propio de la memoria, pensemos en otro ejemplo, como son las autopistas urbanas, ¿dónde se construyen y dónde no? Volviendo al tema de la memoria, de lo que he podido investigar, hay comunidades que habitan la ciudad considerando lo sucedido en Dictadura o la Unidad Popular, y movilizan prácticas conmemorativas para marcar el espacio, para significarlo con estas narrativas, con murales, animitas, placas, memoriales, monumentos, etc. Así, en los sectores de la periferia de los años 1960s y 1970s, se pueden encontrar memoriales colectivos a víctimas de dichos territorios que están marcados por las luchas de pobladores esa época; como estudié en mi Doctorado. Sin embargo, otros grupos, no necesariamente van a participar de la ciudad de esa forma y ello no depende del nivel de politización de estos. Son formas diferentes de vivir o hacer ciudad. Por el contrario, en el cono de alta renta pareciera que se ha privilegiado un habitar que evita hacer pública la memoria de las víctimas de la dictadura, y esquivar así un supuesto conflicto que ello podría traer, al menos así lo pude observar en los estudios que he realizado. Sin embargo, es en este sector, donde se ubican los monumentos a las otras víctimas del periodo 1970 – 1991 como son los monumentos a Carol Urzúa, Jaime Guzmán y Edmundo Pérez Zujovic. Se observa entonces, que la segregación socioespacial de Santiago se espeja en términos de la memoria. En ese sentido uno podría pensar incluso que hay muchas ciudades en un mismo espacio.
Por otro lado, está la pregunta sobre si la existencia de memoriales en si misma va a transformar las posiciones frente al pasado que tienen las personas, o si estos elementos ayudan a que esta memoria se perpetúe en el tiempo y se transmita. A mi entender si, aunque ello no es necesario ni suficiente. De hecho, existe una larga discusión en el campo de la arquitectura y de los estudios urbanos al respecto, sobre qué tanto impacto tienen o no los monumentos públicos. Ya es un cliché a esta altura citar a Robert Musil o Louis Mumford quienes dijeron respectivamente que “No hay nada en este mundo tan invisible como un monumento.” y “… si es un monumento no es moderno, y si es moderno no puede ser un monumento”. En general, desde la arquitectura moderna pareciera que aún se dice que la ciudad no necesita de monumentos, pero la sociedad se ha encargado de decir que la ciudad si los necesita, o al menos éstos no le son indiferentes. En mi tesis Doctoral lo que argumenté era que más allá de que los arquitectos modernistas habían dado por muerto el monumento, en la sociedad contemporánea sí recurrimos a ellos y les asignamos un valor a lo hora de abordar ciertos temas, como la violencia política.
Un buen ejemplo de la significancia de los monumentos políticos lo pudimos ver en el “estallido social” del 2019. Este movimiento demostró que teníamos más memoria de lo que pensábamos, a nivel urbano y de marcas, de monumentos. En Santiago se vio que muchas personas sabían quién era el personaje a caballo en Plaza Italia, y el que no sabía se enteró y le importó. Ese fenómeno lo estudiamos con una colega para las ciudades de Valdivia y Concepción, mostrando que lo que sucede con los monumentos en las ciudades varía, y depende de cómo los grupos que construyen las ciudades, generalmente las élites, imaginan los relatos que le dan una identidad urbana a estas[3].
Entonces, hay un debate en torno hasta qué punto los monumentos impactan o no el entorno, quién los mira, quién no, si sirven o no, pero al menos en los momentos de crisis políticas estos sí importan.
P: ¿Cómo pensar la ciudad chilena a 50 años del Golpe? ¿Podemos pensar un futuro en común en la ciudad, más allá del fantasma de la dictadura?
CA: Son muchas preguntas, y yo lo pondría así, ¿Qué hacer con el conflicto en torno a la memoria en el espacio a 50 años del Golpe de Estado? En un trabajo reciente[4] nos hicimos está pregunta y voy a responder siguiendo esas claves.
Por un lado, ya la misma pregunta da cuenta que somos una sociedad bastante memoriosa, aunque esta afirmación no genera mucho acuerdo; pero si nos comparamos con otras sociedades, incluyendo a la Uruguaya, estamos dentro de las sociedades más memoriosas del mundo occidental, junto con Alemania y Argentina. Y no sólo a nivel de representaciones culturales; como sociedad y país hemos sido capaces de juzgar a criminales de lesa humanidad, meter gente a la cárcel, aunque sea tarde, 50 años después. Pero en la mayoría de los países no se ha hecho justicia nunca. Tenemos sitios de memoria, aunque se considera que aún son insuficientes.
A mi entender, pareciera entonces que somos una sociedad bastante dada a la recordación. Y para entenderlo, es importante considerar que se trata de formas de generar identidad colectiva. Diversos estudios han mostrado que la memoria de los caídos en Dictadura remite a una memoria más larga: se está recordando una lucha social que parte en el siglo XIX -luchas que el Estado una y otra vez ha aplastado- pero que ha vuelto a resurgir de diferentes formas. Entonces, al estudiar las memorias puestas en el espacio por parte de los grupos sociales que movilizan estas narrativas, uno se da cuenta que no se trata de memorias de un pasado acotado al 1973-1990, sino que hay una narrativa de memoria de muy larga duración. Esto se puede observar en cosas concretas, como en la importancia que tiene el “Canto General” de Pablo Neruda, como fuente de relato para los proyectos de memoria de la izquierda en Chile. Los versos del “Canto General” se usan mucho para memoriales, como es: “aunque los pasos toquen mil años este sitio, no borrarán la sangre de los que aquí cayeron”. Ese es un verso que se suele encontrar en memoriales dedicados a los caídos en dictadura, pero refiere a la masacre de Plaza Bulnes de 1946, en que fue asesinada Ramona Parra, joven comunista que se volverá un símbolo de la represión. Esta idea la he tomado siguiendo planteamientos de Elizabeth Lira. De tal modo que pareciera que en términos de identidad colectiva la memoria es de más larga duración, y eso puede explicar también la durabilidad del conflicto en torno a la memoria.
Volviendo entonces la Conmemoración de los 50 años del Golpe. Hemos visto que se ha revivido una gran conflictividad, pero frente a ello, pienso que tal como plantea nuestro artículo, no debiésemos aspirar a esa reconciliación que se anheló en los años 90, que postulaba que había que dejar de pelear por esto. Más bien, siguiendo el desafío que planteaban Chantal Mouffe y Ernesto Laclau -quienes sitúan la comprensión de los conflictos políticos en vinculación con las identidades colectivas- más allá de asumir que sí son crímenes de lesa humanidad que todos/as deberíamos condenar, vamos a tener que aprender a vivir en este conflicto en torno al pasado. Este es un gran desafío ya que como ha mostrado esta Conmemoración pareciera que estos consensos mínimos -que pensábamos ya que habíamos alcanzado-, no eran tales.
[1] Aguilera, Carolina “El retorno del monumento : forma urbana y espacio vívido de la memoria pública de la violencia política en ciudades posconflicto : el caso de Santiago de Chile”, tesis para obtener el título de Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile. 2016. https://repositorio.uc.cl/handle/11534/21394
[2] https://chilevisualizado.latercera.com
[3] Badilla, M., & Aguilera, C. (2021). The 2019–2020 Chilean anti-neoliberal uprising: A catalyst for decolonial de-monumentalization. Memory Studies, 14(6), 1226-1240. https://doi.org/10.1177/17506980211054305
[4] Aguilera, C. & Badilla Rajevic, M. (2022). Human rights memorials in turmoil: Antagonistic memories in contemporary Chile, Political Geography, 98, https://doi.org/10.1016/j.polgeo.2022.102731.
Entrevista a Cristián Correa, abogado especializado en justicia transicional
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PLANEO 57 | Territorios y Ciudades en transición a la paz y la justicia | octubre 2023
[Por: Diego Carvajal Hicks: Sociólogo. Candidato a Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos]
Cristián Correa es un experto en justicia transicional y en políticas de reparación a violaciones masivas a los derechos humanos. Es asesor sénior del Global Survivors Fund en temas de reparación a y con sobrevivientes de violencia sexual en conflictos armados. Previamente, se desempeñó en el Centro Internacional para la Justicia Transicional y, antes, en la Comisión Valech y en la implementación de políticas de reparación a violaciones de los derechos humanos en Chile. Abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, tiene un magíster en Estudios Internacionales de Paz de la Universidad de Notre Dame, EE.UU.

PLANEO (P): ¿Cómo llegaste a ser abogado de víctimas de violaciones a los derechos humanos? ¿Qué experiencias o procesos marcaron tu entrada a este campo?
Cristián Correa (CC): Estudié Derecho porque crecí durante la Dictadura y las violaciones a derechos humanos era algo que me impactaba, y sentía que necesitaba involucrarme en su defensa. En esos años el activismo de Derechos Humanos y de lucha por la Democracia, me llevó al “Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo”, donde denunciamos estas prácticas, en tanto crímenes que reflejaban la naturaleza opresora de la Dictadura. Pero no es fácil encontrar trabajo en estos temas, y luego de estudiar un Magíster en Estados Unidos, regresé a trabajar en otra dimensión de los derechos humanos; la pobreza y el acceso de los pobres a la justicia. Trabajaba en una parroquia dando asistencia jurídica y ahí te das cuenta de la tremenda barrera, de lo ineficiente y poco accesible que son los tribunales para los pobres. El recurso teórico de la igualdad ante la justicia en verdad no existe para ellos. Trabajé 10 años en acceso a la justicia, intentando resolver conflictos mediante mediación y promoviendo soluciones alternativas a los tribunales. Un problema común que encontrabamos era que, ante la dificultad de obtener la posesión efectiva de la herencia, muchas propiedades quedaban sin titulación, generando conflictos familiares. Propusimos una ley que simplificara eso y, a pesar de la resistencia del Colegio de Abogados, fue aprobada y ahora puedes obtener la posesión efectiva de la herencia ante el registro civil, sin necesidad de abogados o jueces.
Cuando el Presidente Lagos creó la comisión Valech postulé y asumí el cargo de secretario de la comisión, siendo esta mi entrada desde lo profesional a las violaciones a DDHH. Ahora, no creo que soy abogado de víctimas, tal como dice la pregunta, porque jamás he llevado un caso en tribunales, pero en cierta parte sí lo soy, pues intento encontrar soluciones en diversos paises para que las víctimas de violaciones a los derechos humanos accedan a justicia y reparación. Se trata de contribuir a desarrollar formas de reparación que sean efectivas y que realmente se puedan cumplir. En el caso de la Comision Valech, cuando hablabamos de números masivos de víctimas (28 mil), 30 años después de sufrir torturas y violaciones con métodos sistemáticos: ¿Cómo llegas a cada una de esas personas? ¿Qué puede hacer un gobierno responsable para reparar, cuando el daño es devastador y cuando los 30 años de silencio son quizás más devastadores que las sesiones de tortura?
Cuando tú asumes ese desafío desde el gobierno es muy fuerte, porque te sientes responsable, porque eres Estado. Y te preguntas ¿cómo cumplir lo que es justo?, cuando las condiciones son imposibles, y cuando los estándares que dicen lo que tengo que hacer en derecho nacional e internacional, son imposibles de cumplir. Cuando hay gente que ni siquiera puede hablar de lo que le pasó por el miedo y el trauma, o por miedo a la estigmatización, que en materia sexual es aún mayor. ¿Cómo evaluar la magnitud de la tortura y de la violencia sexual?. Es complejo, pues no se limita sólo a actos de indescriptible violencia, sino que va seguido de desempleo y estigmatización al estar en las listas negras y no tener trabajo o no poder darle educación a tus hijos. Entonces, ¿qué se debe hacer para reparar tanto sufrimiento? El Estado, después de esto, está en deuda de por vida con esos compatriotas y no es posible reparar. Pero debes hacer algo que reconozca el daño causado; debes asumir y expresar la responsabilidad por ello, e implementar una serie de medidas que expresen ese reconocimiento y mejoren en algún aspecto algunas condiciones de vida, como el acceso a la salud o a la educación. Y eso fue lo que tratamos de hacer en la comisión Valech, pero sé que quedamos cortos. Así es como entro a justicia transicional.
P: En el caso de Chile: ¿Cómo se repara o reconcilia desde la institución jurídica o desde el poder judicial ?
CC: En materia de reparación no basta con proveer de medidas materiales. Aquí el reconocimiento es fundamental. Por eso la negativa de las fuerzas armadas de reconocer y a colaborar con plenitud, después de 30 años, es un gran obstáculo. Los discursos negacionistas que han surgido recientemente también son una gran dificultad. Pero a pesar de ello, existiendo reparación material, es difícil que las víctimas se sientan reparadas si no hay justicia. Tú puedes decir que vamos a investigar hasta donde más podamos; vamos a usar interpretaciones del derecho que nos permitan determinar la responsabilidad de quienes ordenaron o controlaron la operación, o de quienes fueron cómplices o encubridores. Pero tú no puedes asegurar que vas a encontrar esas personas, juzgarlas y condenarlas, porque eso va a depender de la evidencia que puedas encontrar, además el tiempo transcurrido afecta la capacidad de la justicia. La obligación de hacer justicia es de medios, no de fines, de hacer el máximo esfuerzo posible. Pero no puedes garantizar que la justicia llegue, siempre va a ser insuficiente reparar con las personas que fueron víctimas. ¿Cómo orientas la política? Primero, reconociendo que vas a quedar corto. Segundo, escuchando a las víctimas y abriendo espacios de participación. Ello puede ayudar a hacer que un proceso sea lo más reparatorio posible, pues mientras más se escuche y reconozca la dignidad, la participación; más posibilidades tienes de que las víctimas se sientan reconocidas en su dignidad. Se habla de que la reparación puede ser material o simbólica, pero todas las formas de reparación son, a la vez, materiales y simbólicas. La forma en como yo te escucho y entrego reparación, es tan importante como la beca o la atención en salud que se entrega.
P: ¿Cómo pensar o practicar la justicia transicional en la actualidad? ¿Cómo pensar la violencia más allá de las dictaduras, para abordarlas también desde sus conexiones con el presente?
CC: Una dimensión importante en justicia transicional es la mirada hacia al futuro. Aquí examinamos el pasado para aprender de él y para evitar la repetición de las violaciones cometidas. No hay mejor lección que la que nuestro propio pasado nos ofrece, respecto a lo que nos llevó a usar la violencia como método de acción política, o lo que nos llevó a justificar la represión. Se trata de considerar un elemento fundamental de la reparación en derechos humanos: La “garantía de no repetición” y la necesidad de interrumpir ciclos de violencia. Esto es muy marcado en países en conflicto armado. En Etiopía, por ejemplo, es posible identificar un continuo de opresión estatal. Cuando un grupo está en el poder ejerce el poder estatal para reprimir a los miembros de otros grupos étnicos, y cuando cambia el Gobierno el nuevo grupo “hace justicia”, y termina cometiendo los mismos abusos. La pregunta que surge allá es ¿cómo buscar un sistema de justicia transicional que reconozca las violaciones sufridas por los distintos grupos étnicos y cometidas por los distintos gobiernos? ¿Cómo incluir y dar reconocimiento en su dignidad e interrumpir los ciclos de violencia a víctimas de diferentes posiciones politicas, y de diferentes grupos etnicos?. ¿Cómo reparas o reconoces sin pensar en que no importa que grupo sea?.
Por eso es muy destacable que en el Museo de la Memoria haya una sección donde muestran a Carol Urzúa, Intendente asesinado por un comando del MIR. Esto no significa hacer equivalente un asesinato político y una ejecución sumaria por organismos del Estado, pero sí reconocer la común dignidad de quién es víctima. Hay una diferente responsabilidad cuando hay un grupo armado que cuando eres Estado, pero hay una común dignidad ¿Cómo llegas a eso?. Bueno, en la comisión Valech nos encontramos con el mismo desafío. ¿Qué hacemos con gente que fue detenida y torturada, pero que luego se convirtieron en agentes, delatadores o torturadores de sus antiguos compañeros?. Y la respuesta de la comisión fue que estas personas fueron víctimas de prisión política y tortura, y fueron reconocidas como tales. Porque los derechos humanos son inalienables, es decir, lo que hiciste antes o después de la tortura es irrelevante, a la hora de ser reconocida como víctima de violaciones de derechos humanos.
Otro dilema complejo es: ¿qué hacemos con las continuidades de violaciones del pasado que surgen con posterioridad, o que se proyectan en el presente?. Por ejemplo, en Perú, la violencia del Estado, las limitaciones de la participación política centralizada en Lima y en una clase, y la represión policial de los últimos años, de cierta forma, fueron advertidas por la Comisión de la Verdad hace 20 años. Dicha Comisión concluyó que no era casual que la violencia de los ‘80 se haya generado en la sierra, en las comunidades indígenas. Después viene un tipo como el Presidente Castillo, que representa el malestar de la exclusión social y política, y que es forzado a renunciar. La Comisión identificó este problema y denunció la exclusión social, racial y geográfica, pero el país hizo muy poco por hacerse cargo de ella. Entonces estamos volviendo a lo mismo. En Colombia se han repetido ciclos de lo mismo, cuando un grupo se desarma y luego sus miembros se recomponen en otro, ya sea de carácter político o criminal, de tráfico de drogas o de extorsión violenta. Otro ejemplo de actitudes reaccionarias ante el reconocimiento de responsabilidades por violaciones a derechos humanos, es representado por Bolsonaro y su negacionismo en Brasil, ¿qué paso con la comisión de la verdad ahí? ¿Qué pasa en Chile o Argentina ahora?. Después de dos comisiones de verdad y un Museo de la Memoria, y de monumentos a las víctimas por todo el país, hay que hacerse esas preguntas ¿cuáles son esas continuidades de las violencias y de esos negacionismos?
En Chile, la derecha ha intentado utilizar argumentos humanitarios para obtener reducción de sentencias o condenas menos lesivas en contra de responsables de torturas, ejecuciones sumarias y desapariciones forzadas. Esto me hace recordar un artículo que leí que decía que en la izquierda y el progresismo siempre han estado por el no punitivismo, cuestionando el punitivismo del Estado y exigiendo abordar el crimen de forma alternativa, buscando formas no retributivas, justicia restaurativa, acuerdos de reparación, y políticas sociales de prevención. Pero cuando se cometen violaciones a los DDHH, la tendencia es de extremo punitivismo de parte de aquellos que defienden los DDHH. Y por otra parte tenemos a una derecha que históricamente ha tenido un discurso muy punitivista, planteando de que si hay crimen hay que aumentar las penas. Pero cuando se trata de violaciones a los DDHH, se oponen a la justicia retributiva y plantean que hay que tener misericordia, de que hay que entender el contexto general que dió lugar a la práctica de tortura. Quizás aquí hay una oportunidad para buscar acuerdos que rescaten lo positivo de las necesidades de uno y otro lado, detrás de sus posturas por punitivismo y por justicia restaurativa. Aquí podemos explorar bajo qué condiciones es necesaria la sanción, y como ella puede ser definida de forma que de espacio al reconocimiento, a unas disculpas sinceras y la ayuda para encontrar desaparecidos o clarificar hechos, así como reconocimiento de aquellas situaciones en la que se actuó con limitada capacidad de discernir, y aplicar esos principios también a la criminalidad común.
Pero no todo es respuesta penal, sino que se requiere abrir espacios de diálogo en torno al reconocimiento de las violaciones, pero también, el reconocimiento de un contexto que no se justifica, pero que permite comprender ciertas acciones individuales y dar espacios para que perpetradores reconozcan responsabilidades. No deja de ser interesante lo que está intentando la Jurisdicción Especial de Paz, en Colombia, donde se generan espacios de justicia restaurativa, incluso para crímenes atroces. En ese sentido el concepto de “reconciliación” puede llevar a confusiones y a resistencias, porque pareciera forzar a desconocer las violaciones y el dolor causado o deslegitimar la demanda de justicia y sanción, en aquellos casos en que ella es necesaria. Me parece que el énfasis debe estar, en dejarnos confrontar por nuestras propias responsabilidades como sector político. Dicho reconocimiento debiera estar basado en ciertos principios, como lo es la común dignidad del ser humano y el rechazo a la violencia, ya sea como método de acción política, como medio de protesta, o como medio de represión, aunque sin por ello afirmar la existencia de equivalencias entre ellas.
En el caso de Chile, las protestas de Octubre de 2019 nos ofrecen una oportunidad para examinar las continuidades de las exclusiones y el malestar social que estaba presente en la lucha política en los 60’s, la violencia política y la represión que la siguió, y que dió origen a un período de represión sin precedentes en la historia del país, que deja deudas pendientes de inclusión social y política, a pesar de 30 años de democracia. Implica, en definitiva, tomarnos en serio los derechos que proclamamos en los instrumentos internacionales que firmamos y ratificamos, incluídos el derecho a la vida y a la protección judicial, como tambien el derecho a la vivienda, educación, salud, y a vivir en una ciudad amable, saludable, segura, con espacios de encuentro ciudadano y recreación.
P(PLANEO): ¿Cómo has visualizado el vínculo entre derechos humanos y ciudad?
CC: Cuando entregamos el informe Valech, nos enteramos de que el Ministerio de Vivienda, por su cuenta, estaba dando puntaje adicional a quienes habían sido víctimas. Esto fue una acción espontánea de un sector del Gobierno que no tiene responsabilidad directa en políticas de reparación, pero que tomó una iniciativa a partir de una recomendación de la Comision. En materia de ciudad tiene que ver con el programa de monumentos y memoriales que por muchos años se trabajó, desde el programa de derechos humanos del Ministerio del Interior, y que ahora está en Justicia. Aquí la pregunta es ¿Cómo intervenir el espacio público para que haya un reconocimiento?. Si haces un mapa de estos memoriales en la ciudad o en el país, te das cuenta de que es bastante extenso. Ese programa incorporaba la visión de víctimas, la comunidad y de artistas. Quizás el más hermoso es el de Paine, que es un bosque de postes, 70 ausencias que son los desaparecidos de Paine. Ahí la comunidad de víctimas podía hacer un mosaico en donde podía representar algo, pero las familias se reunían y conversaban en como representar al que desapareció. Villa Grimaldi también es significativo, al ser administrado por la asociación. Necesitamos algo visual tangible de algo tan intangible como la desaparición forzada. De ahí que es muy importante el cómo intervenir los espacios públicos, con procesos participativos entre víctimas y comunidad. Sobre esto, recomiendo un libro magnífico que trata el tema de espacios públicos como parte del fomento de emociones políticas democráticas e inclusivas, titulado: “Political Emotions: Why love matters for justice”, de Martha Nussbaum. En esa relación y en el encuentro en la diversidad, que nos permite reconocernos, se puede hacer ciudad.
Por ultimo, creo que uno de los legados mas nefastos de la dictadura y su enfoque economicista relativo a la ciudad es la segregacion social y las erradicaciones. La politica de erradicaciones fue un extremo de la poltica economicista y la sobrevaloracion de ciertos terrenos. Esto no sólo impuso el desarraigo de comunidades pobres que vivían y trabajaban en barrios de clase alta, sino que impuso una segregacion que tiene nefastas consecuencias en el presente. Creo que es indispensable buscar formas de hacerse cargo de esas consecuencias. Eso pasa por el reconocimiento de las erradicaciones como algo nefasto, por garantizar su no repeticion, y por asegurar una inversión extraordinaria para crear ciudad en los barrios perifericos, lo que implica cambios en la forma en como se distribuyen los recursos a nivel municipal, así como políticas regionales de inversión en infraestructura social y recreativa. Tratar eso como una exigencia de justicia a una violación del pasado puede ayudar al reconocimiento, pero tambien a vincular los derechos del presente con las violencias del pasado.
P: De acuerdo a tu trabajo y lo conversado ¿Que reflexiones te generan estos años conmemorativos de golpes de estado y vueltas a la democracia en L.A? ¿Cómo abordar el trabajo hacia el futuro?
CC: Así como lo peor que hay es el negacionismo, lo peor que puede haber ahora es el silencio, es decir, necesitamos ese debate de ideas, examinar de nuevo los informes de verdad, que aquellos que se resisten a reconocer los revisen, y a partir de ahí, sostener un diálogo abierto y no enjuiciador con los mismos. El informe de la Comisión Rettig lo escribió en buena parte Gonzalo Vial. En ese momento hubo una reflexión seria y no partidista sobre los temas. La reflexión de la comisión Valech también fue seria. La identificación de 1200 lugares de detención en el país nos llevó a concluir que existió tal masividad en la práctica de detenciones arbitrarias y de tortura que, refleja un involucramiento institucional a todo nivel. El examen de la reacción del poder judicial, nos permitió concluir también que había un involucramiento institucional, el que fue rechazado por la Corte Suprema, pero que, luego de una década, fue reconocido, y es más profundo. El tratamiento dado a la tortura por la prensa de la época también refleja cierto nivel de aceptación, al menos tácita. El titular de la Segunda “Se matan como ratas” cuando la operación Colombo informó sobre los 119 detenidos desaparecidos que se habrían matado entre ellos en Argentina y en Brasil, es muy elocuente sobre el trato dado por la prensa a las violaciones a los derechos humanos. Tenemos una responsabilidad como sociedad. No es que estemos divididos entre los buenos y los malos, las víctimas y los cómplices. La discusión no puede ser binaria, sino debe enfocarse en reconocernos unos a otros como seres humanos, que nos equivocamos pero que podemos superar nuestros errores.
Esa discusión hay que tenerla con la altura de miras también en Perú, Brasil, Argentina, así como en Venezuela. No es revisionismo histórico, sino reexaminar los hechos con perspectiva de tiempo, reconocer las responsabilidades que pudiesen ser menos amenazantes, como lo hizo la Asociación de Magistrados del Poder Judicial, en relación con la responsabilidad de ese sector. Debemos preguntarnos ¿qué nos dice el informe Retting 30 años después?, ¿Cuál es el ámbito que no podemos seguir negando? y también ¿en que quedó corto?, ¿Qué tipo de violaciones no fueron reconocidas?.
Lo que quisiera es que esas conversaciones sean serias, y que se actualicen con otros temas, por ejemplo, con el conflicto mapuche y la demanda por autonomía, o el tema de los migrantes o la dimensión de la pobreza. No podemos hablar de derechos civiles si no hablamos de derechos económicos y sociales, o de derechos culturales. Hay una noción de rescatar los derechos humanos, como derechos inalienables de todos, y de destrabar la noción de derechos humanos como discurso de izquierda solamente.
Por ultimo, he visto los debates sobre Punta Peuco, y creo que el problema no es ese recinto, sino las condiciones de indignidad de las demás cárceles. Creo que el problema no es tanto bajar las condiciones que ofrece una cárcel sino subir las demás, o darles cierta paridad. El problema es ¿Cómo tratamos a los demás presos?. En fin, creo que necesitamos examinarnos y reconocer responsabilidades para comenzar a tratarnos unos a otros como seres humanos con igual dignidad y derechos, sin manipular estas nociones o aplicarlas solo a un sector. Esa creo que es la invitación y el desafío.
La última entrevista a Miguel Eyquem Astorga. Arquitecto responsable del plan de la Ex Villa San Luis
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PLANEO 57 | Territorios y Ciudades en transición a la paz y la justicia | octubre 2023
[Por: Paulo Álvarez Bravo: Historiador. Candidato a Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos ]
Un día de junio de 2019 en su departamento ubicado en Cerro Castillo, en Viña del Mar, entrevisté a Miguel Eyquem Astorga. Era el inicio de mi investigación doctoral, razón por la cual la temática giro en torno a un exclusivo contenido: la Villa San Luis de Las Condes. Antes de dar inició a la conversación prefirió que tomara apuntes y declaro que no quería hablar más allá del golpe civil-militar de 1973 porque le generaba hondo dolor. De esa manera, mientras él iba relatando, transcribí hasta que me dieron las fuerzas, procurando no extraviar el sentido eco de sus reflexiones y recuerdos, incluido los guiños a la actualidad.
Miguel Eyquem Astorga falleció casi dos años después de realizada está entrevista, el 21 de marzo de 2021. En su trayectoria destaca haber recibido el premio nacional de urbanismo en 1971. Tiempo antes, participó de la fundación de Ciudad Abierta de Ritoque donde se desempeñó como profesor del Instituto de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso. Hizo de la arquitectura, del diseño aeronáutico y del urbanismo su oficio. Quizá fue desde el aire, como el aviador apasionado que era, en donde se enamoró del espacio y en donde a no dudar, tal como aquí lo refiere, imaginó “el gran San Luis»
Agradezco a Teani Cortés Lizama por revisar la redacción de está entrevista y a Claudio Leiva por la fotografía de Miguel Eyquem.

PLANEO (P): ¿Qué es la Villa San Luis de Las Condes (VSL) para usted?
Miguel Eyquem (ME): Es un trozo del urbanismo chileno. Sin darme cuenta de cómo sucedió, preví que se trataba de un proyecto de urbanismo muy grande para albergar a miles de personas. Sucedió por un concurso, un cruce de caminos entre Allende y el golpe militar.
P: Pero viene desde antes.
Claro, el proyecto proviene del gobierno de Frei Montalva. En el momento en que la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) comienza a funcionar, me invitan a participar. Su primer director o vicepresidente fue Gastón Saint Jean. Bueno, a mí me invitaron a participar como urbanista. En ese tiempo la CORMU tenía sus talleres de trabajo en Pedro de Valdivia norte, en una sala de exposiciones que regaló el gobierno de México a Chile, con el nombre de México. A ese lugar me llevo mi amigo Jaime Villalta, al borde del cerro, y me dijo ¿ves para allá? Sí respondí, qué linda vista. Bien me dijo ¿ahora ves ese paño verde que se ve allá? (me indicaba el oriente) Si contesté. Bien, ahora son tuyos, la CORMU los compró. Y entonces comencé. Luego, bajo el gobierno de Allende Goosens, tuve la suerte de que el director ejecutivo de dicha entidad fuera Miguel Lawner.
P: ¿Por qué dice que tuvo suerte de que Miguel Lawner fuera el director de CORMU?
ME: Es una historia larga, proviene del tiempo en que vivíamos entre Matta-Portugal, cuando Avenida Matta era la cintura sur del límite de Santiago y la calle República era el extremo poniente. Él sostuvo que yo tenía que seguir ahí, haciéndome cargo del trabajo más grande, desde el punto de vista urbano, que había en Chile en ese momento. Al sur de Matta comenzaba el campo, con grandes casas, donde había una gran huerta, ahí había una viña que se llamaba Viña San Miguel, que era de mi abuelo de origen francés. La situación era muy bonita, ahí nací yo. Mi abuelo, achilenado, hizo una casa con dos corredores, norte y sur, ¡Un corredor! ¿qué hace un francés viviendo bajo esa tipología? Delante de la casa que da hacia la avenida, se hacía un gran jardín. Al centro tenía un gran chorro de agua, a mi entender simbolizado con una palma chilena preciosa, lisa. Todavía existe rodeada por un estacionamiento de autos.
Yo nací y crecí entre diez tíos franceses que nunca quisieron achilenizarse, en cierto modo retirado de la ciudad. Cuando nací ya había muerto el abuelo y habían loteado la viña. Miguel Lawner provenía de una familia de origen judía pobre, llegó a la casa de mi tío Alberto. Para Lawner yo era un viejo conocido en quien confiar y para mí ese hombre, militante comunista, era mi amigo. A mi entender lo que CORMU tenía en sus manos era más grande que ellos. Lawner resistió las quejas de que yo no fuera un político y me ratificó en la conducción del proyecto de San Luis.
P (PLANEO): Entonces hablemos del proyecto de Villa San Luis. De lo que era y de vuestra propuesta.
ME: Lo que tenía en mis manos eran dos kilómetros de Avenida Kennedy, setenta hectáreas. Son cosas que pasan solo en Chile. Tierra sin cultivar para que se produjeran canchas de futbol, o sea, para que produjera polvo. Sé que partió por un grupo de médicos ¿Cómo llego a ser un terreno tan grande? No tengo ni la menor idea, una dimensión como esa no se puede lotear. Es interesante que no tenga que hacerse un plano, hay que trazar no más: las grandes avenidas, Manquehue y Presidente Riesco. Era importante entonces el terreno, el terreno mismo estaba jugado, entonces había que prolongarlo. Yo no me preocupé de eso, pero debí haberlo hecho porque hacer la primera autopista urbana de Avenida Kennedy que choca con Vespucio y a través de Tabancura se une con Las Condes, otra avenida no era menor. En ese lugar, Avenida Las Condes va caracoleándose ¿sabes por qué? Porque va siguiendo un canal del río Mapocho.
El inmenso paño se regaba con aguas del Mapocho, Avenida Kennedy estaba justo en el eje del Plomo, pura coincidencia. Los que la trazaron no pensaron ni una cosa de éstas. Para mí, que tengo una visión aérea, era fundamental entonces que las vías debían ser una suerte de paralelas a Kennedy. Eso tiene como eje al [cerro] Plomo a la vista, se trataba de que la arquitectura preservara el valle de Santiago. Ahora, en otro sentido, terminaba en la virgen del cerro San Cristóbal, lo que me indujo a ir a la virgen y me dije “yo no sé si los rascacielos lo permitirían”. Teniendo todo eso en cuenta tracé las principales ideas.
P: ¿Cuáles fueron esas principales ideas?
ME: Creo que las imaginé desde el aire. Yo vuelo en planeador, desde ahí considere cardinalmente el espacio del San Luis. Primero tomé en consideración que mirando hacia el sur está la calle San Diego que es una avenida que llega a San Bernardo, prácticamente una sola recta. Ahí está el parque Subercaseaux, formando una línea verde. Luego, mirando un poco al oeste, estaba la pista aérea de Cerrillos que entonces funcionaba comercialmente y también la Internacional, una gran hoja pasa por encima de la virgen y aterrizas en otro punto verde, la aproximación pasa por el Club Hípico y el parque O’Higgins, más allá el Matadero. Después, un poco más al poniente aun, camino a Pajaritos, orientado a esa cumbre del cerro que termina en el santuario de la Virgen. Ahí, sobre el santuario, recomiendo la vista que ofrece Santiago, una vista preciosa, estoy hablando hace muchísimos años, la altura ha cambiado. Entonces el gran San Luis se conectaba con los jardines del cerro y el borde del río, actualmente camino de Vitacura. A continuación, estaba el Club de Golf y luego comenzaba propiamente el terreno del San Luis. Al norte, Kennedy ofrecía una zona despejada como para hacer un parque o una primera gran franja, en consideración a que proyectaba que en esa zona hubiera edificios altos, de altura indefinida, de hecho, lo conversamos con la Municipalidad de Las Condes, por eso es por lo que está ahí el Marriot. Hacía el este, San Luis formaba parte del eje que iba directo al Plomo. Pasaba una cosa muy linda, el Plomo pertenece a una cadena de cerros llamada Esmeralda. La Villa San Luis debía quedar mirando el valle que presidia Santiago de Chile, el Plomo con sus cinco mil metros, era el Montt Blanc. Corresponde a la altura de los cerros de frontera, el Plomo se salía hacía el valle. Cuando vuelo en planeador paso por ahí, por el cerro Juncal y voy por el San Ramón para seguir hacía el Maipo, el Plomo se ve que se escapó de la cadena principal que está en el límite. Son cosas del azar muy especiales, que hacen que el valle de Santiago sea privilegiado, maravilloso, entonces no hay problemas técnicos que resolver, sino que simplemente cuidar el espacio para que no desaparezca el valle.
El proyecto de conjunto lo visualicé en tres franjas. El sector de Kennedy respondiendo con edificios residenciales altos a los ya altos edificios ubicados al frente. Propuse bloques que al interior tuvieran una cosa especial: a cierto nivel bajaban en ángulo al centro del terreno para asegurar la pendiente, había entonces una rasante para asegurar el horizonte de tres franjas. En la zona mediterránea debían alojarse los servicios generales, incluido los servicios municipales, estaría el centro cívico del barrio oriente, una plaza que tendría servicios fiscales, oficinas de abogados y de profesionales, un museo, un auditorio, un cine, cosas del centro de una ciudad y a continuación una proposición del verdadero mall que debería tener Chile, un mall a tajo abierto y edificios que se escalonaban, todo eso tendría un eje interior periférico para que no tuviera más tráfico en el interior hasta Bilbao, que se encontraba en el centro deportivo -creo que era el Country Club- y por el otro terminaban en el Mapocho, frente al cerro. La tercera franja era de edificios residenciales de cuatro pisos, para que no tuvieran ascensor y fuera barato, pero los edificios por fuera eran iguales, se integra la casa eso era bonito.
P: Todo lo que describe asemeja la ciudadela a gran escala con la que se ha definido el proyecto San Luis y la idea de ser un punto de fuga en el oriente de la capital
ME: Solo en la franja media, aparte de lo ya mencionado, había presupuestado una plaza de tres cuadras de trescientos metros, un nivel de estacionamiento de mil autos arriba, veredas, paseos con centros comerciales. Por el interior podía comunicarse entre pisos, podría haber una tienda inmensa. Yo había hablado con las tiendas que estaban en el Faro de Apoquindo, con Falabella y París, ellos estaban dispuestos a instalarse, de modo que éste verdadero mall pudiera hacer circular continuamente a la gente con cafés en medio y estacionamientos. En el patio, donde el auto participaría, había árboles, que desde abajo atravesaban para arriba. Se hizo una maqueta de madera y acrílico y con esa misma maqueta el Comité Olímpico chileno (manejado por el PDC) partió a Ecuador donde se iban a decidir la sede de los juegos Panamericanos. “ustedes tienen todo listo” les dijeron, no hablamos más[1]. Esa fue una jugada que conseguí, porque de esa manera, lográbamos pavimentar la Avenida Manquehue en la franja central, tenía cierto hundimiento porque arriba de ella, iba a pasar el centro cívico. Todo eso era una manera de hacer partir en Chile, somos campeones, pero ninguno es iniciador. Entre el equipamiento había diseñado un centro ecuménico, es decir un centro donde había un templo para todas las religiones. Hacia el sur comenzaría el barrio, el jardín que soportaba muy bien los cuatro pisos, de los edificios residenciales, no los ofendía ni les daba sombra. Esto tenía importantes espacios verdes, los jardines de una urbanización son más caros que un edificio, son de un costo horrible. Cuando yo trabajaba en el Ministerio les dije a los abogados que estudiaran organizar la creación de una cooperativa para que administre aquello ¿Qué es lo que sucedería? Se acabarían las pistas del golf que gastaban el agua potable, esa era una idea que viene de los vuelos que yo tenía. Y en vez de eso proyectamos unos campos largos con todo tipo de cultivo en permanente trabajo, huertos, a modo que el jardín no gastara, sino que produjera ganancias que la gente aprovechara y que ayudara a solventar los gastos comunes a pesar de que eran bajos. Era bonito que el propio suelo se trabajara. La acera de peatones tendría una fila de nogales, es oro, con eso financiábamos el jardín entero. Las nueces son duras como la piedra, la orden era que antes de que cayeran al suelo las sacaran.
P: Un proyecto multiescalar, integrado e integrador.
ME: ¡Todo lo que se pensó con el gran San Luis buscaba unir el todo! Por supuesto dentro de la Villa había un cuadrado grande de canchas. Invité a la Universidad de Chile[2] ofreciendo que la construcción de la terraza tuviera una pista de entrenamiento, aunque no olímpica, sino que, con una piscina olímpica, que estaría orientada por el cerro Manquehue, de modo que la gente veía la imagen. Se hizo la piscina inclinada con cincuenta metros. En la Municipalidad de Las Condes en tanto se aprobó una especie de plan regulador, se estaba previendo todo lo que se necesitaba y se comenzaron a abrir las calles y ponerles nombres. Por ejemplo, se hizo la calle que llamé Cerro el Plomo. Desde el oriente vendrían también otras calles como Cerro Altar o Cerro Colorado, calle Presidente Riesco.
Desde el inicio del proyecto, como buen ingeniero que soy, me fui a los campos, al campo del San Luis. Quería conocer su dimensión, pero también a la gente e integrar. Eran terrenos muy peligrosos porque se los podían tomar en cualquier momento. Así, fui haciendo camino con los futuros pobladores. Fui directamente a conocer sus condiciones de vida, gente de la ribera del río Mapocho. Algunas familias habían conseguido, con mucho esfuerzo, hacer mejoras. Había familias que tenían un pequeño parrón, un gallinero, un chancho, una gruta con una virgen. O sea que, en sus terrenos, donde estaban votados de la ciudad, en el río, tenían un pequeño parque. Les dije a los pobladores que tendrían una sola obligación: hacer funcionar el campo, mantener su campo verde. Eso fue porque en ese tiempo a mí me tocó vivir en los Domínicos, en la segunda casa. Como dueño de fundo me sentía, me iba recorriendo, bajando por Las Condes, preocupado de cuánta agua caía. Todo constructor, lo primero que hacía, era tapar las aguas y me hice pasar por inspector municipal para defender el agua con el objetivo que llegara a mis tierras (San Luis). Fue muy bonito, una cosa surrealista, de locos.
P (PLANEO): Era un proyecto increíble para Santiago de inicios de los setenta ¿Qué sucedió con el proyecto de conjunto?
ME: Como la economía estaba en el suelo consideramos partir por la zona residencial sur. La más económica pero también la más urgente. A Miguel Lawner se le ocurrió una idea brillante, realizó un sistema de concurso-oferta donde las empresas constructoras proponían ejecutar el trabajo con diferentes formas de producción. El concurso fue un éxito, pero para mi gusto hubo un pecado mayúsculo, responsabilidad de la arquitectura. La mayoría de los proyectos fueron realizados por malos arquitectos, creyendo que la economía consistía en que la arquitectura debía achicarse. Paralelo a eso, Luego de entregados los primeros departamentos los fui a ver y muchas de esas familias estaban llenas de cosas que no tenían dónde poner: el baño era un guardadero, no tenían dónde guardar sus cosas, era una infamia. Me dio una pena terrible. Sentí que les fallamos, me equivoqué. Yo esperaba mucho de amigos que estaban trabajando en la ejecución de las obras, trabajaban con técnica de hormigón, en moldaje en altura, hicieron unos departamentos con esta idea, pero el resultado fue el más miserable de todos. Yo responsabilizo de eso directamente a los arquitectos.
Yo estaba a cargo del trabajo urbano más grande que había en Chile en ese momento. Descubrí cosas horrendas, como por ejemplo que los estudiantes de arquitectura de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Santiago que hicieron su practica en San Luis realizaron bloques de cemento muy pocos estudiados, tan malos que después los transformé en otra cosa. Descubrí que los estudiantes no se interesaron jamás por lo que habían hecho, no estudiaban ni iban a terreno. Entonces hice, con la ayuda de Víctor Rivera, un calculista, un edificio de bloque, es el que está hoy al oriente de Manquehue. El proyecto con la PUC fue un fracaso, los estudiantes deberían haber estado en la obra misma, pero como siempre hay quienes se transformaron en administrativos y funcionarios que se transformaron en arquitectos. En la franja centro, el parque Araucano está muy mal ubicado, pegado a Américo Vespucio, que es una circulación periférica que junta los suburbios. El parque actual fue hecho por exalumnos nuestros, no es un proyecto de ingeniería para hacer andar Chile. El parque Arauco y Alto Las Condes y otro centro más deberían estar en lo que imaginé como centro cívico, lo que le daría una densidad de gran ciudad, inaudita, para más de un millón de habitantes. En cuanto al centro ecuménico, me comuniqué con el arquitecto que había levantado uno similar en Suiza, le envié un anteproyecto dibujado por mi propia mano, él estaba feliz, pero tampoco se construyó. En cuanto al parque, no tenía nada que ver con lo que yo pensaba debía tener un parque; el equipamiento, la piscina que no se si la destruyeron, una brutalidad increíble, que una cosa hecha, lograda, no se les ocurra darle curso, una piscina es un tesoro en este país. El gran San Luis era un lugar donde los pobladores podían ver la cordillera, pero con la ayuda de la arquitectura se perdió completamente.
P: ¿Qué pasó después del golpe civil-militar de septiembre de 1973 con usted y con el proyecto del San Luis?
ME: Seguí trabajando en la CORMU después de 1973. Colocaron como director de la institución a un cuidador de cementerios, que no ayudó en nada a la continuidad del proyecto. Los militares, pero también los funcionarios civiles, estaban sospechosos de todo. Un día invité a Pérez Yoma, que tenía una gran empresa constructora a conversar sobre el tema y me preguntó con incredulidad ¿alguna vez van a edificar lo que te propones? Mira, le contesté, mi proyecto es la capital de América, aislado y de grandes proporciones. “Eres un iluso” me dijo. Esa respuesta demuestra la pobreza del empresario chileno. «¿Te das cuenta -le dije- que a mí no me cabe que tengas la cabeza tan achicada?»
P: Usted conoce el aciago destino de casi mil familias pobladoras despojadas de sus departamentos en la Villa San Luis entre 1976 y 1980.¹
ME: Evidentemente y hasta el día de hoy me genera un dolor terrible, me es difícil hablar de aquello. Lo que hubo ahí, lo que realmente paso fue un robo de parte del ejército. Durante el gobierno militar la CORMU no hizo nada, ellos estaban sospechosos de todo, esperando a los “chicago boys”. Estuvo todo paralizado por mucho tiempo, las empresas habitacionales sin iniciativa; el crédito, el mercado, los bancos, las hipotecas, todo. Aquí hay un problema humano profundo. Era evidente que los vecinos del barrio, viendo a estos “primitivos” que les ponían al frente, no les iba a gustar nada. Pero lo que destruyo esto, en definitiva, fue otra cosa; fue el negociado. Cuando se dieron cuenta del tremendo espacio, centro de la comuna, el ejército con los “chicago boys” mostraran el horizonte en el que ellos confiarían.
P (PLANEO): El año 2017 un pequeño pedazo que contiene dos edificios semi derruidos, dentro del lote 18, fue declarado Monumento Nacional ¿Cuál es el destino que a su parecer debiera tener?
ME: Justamente es la lucha por aquellos quienes quieren derrumbar y quienes quieren conservar. Lo que sé es que no quiero ir a verlos porque me da mucha pena. No creo que resulte preservarlos tal como están porque es como conservar lo triste. Hoy está todo carcomido por el negocio inmobiliario que es el más grande de los negocios, es el más grande robo. Villa San Luis a pesar de los errores que tuvo y de mis equivocaciones era una de las arquitecturas buenas que había, sin embargo, la destruyeron sin contemplaciones. A las familias que llegaron, pobladores que conocí, se les otorgó los departamentos para que fueran propietarios, eso no lo soportaron, tampoco creo que soporten la memoria de lo que realmente ahí sucedió.
[1] La Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) designo en Ecuador a Santiago de Chile como el país anfitrión de los juegos Panamericanos a realizarse en 1975.
[2] Se refiere al club deportivo.
Ley de Ordenamiento Territorial y uso de suelo de la Provincia de Buenos Aires. Efectos en aspectos territoriales vinculados al desarrollo
VerLey de Ordenamiento Territorial y uso de suelo de la Provincia de Buenos Aires. Efectos en aspectos territoriales vinculados al desarrollo
Revista Planeo Nº52| Vivienda en la Ciudad | Junio 2022
Por: [Solange Yesica Lemarchand. Departamento de Ingeniería, Universidad Nacional del Sur. Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina]
Resumen
La normativa de ordenamiento territorial y uso del suelo es un instrumento de la política pública que permite orientar el proceso de producción del espacio, cuya finalidad es organizar y planificar la ocupación de este en función del modelo de ciudad que se pretende alcanzar. Esta investigación pretende analizar los efectos que produce la implementación de la normativa de Ordenamiento Territorial y Uso de Suelo de la Provincia de Buenos Aires, en los aspectos territoriales vinculados al desarrollo, considerándolo como el incremento del bienestar y disminución de la desigualdad, relacionado con el acceso a la tierra, la vivienda y un hábitat justo, que son algunas de las principales necesidades sociales.
El trabajo comienza con el concepto de desarrollo y territorio utilizados, y la importancia de la política pública en materia de ordenamiento territorial y uso de suelo. Se presenta la normativa existente a nivel nacional y la correspondiente a la Provincia de Buenos Aires, en cuanto a dimensiones mínimas de parcelas e infraestructura. Finalmente, se pone de manifiesto las desigualdades entre los barrios cerrados y los barrios de vivienda social. Como resultados, se pueden mencionar la falta de cumplimiento del objetivo de ciudad compacta y aumento de la segregación socioespacial.
Palabras clave: Política Pública, Segregación residencial, Desigualdad, Subdivisión del suelo
Abstract: Land use and territorial planning regulations are an instrument of public policy that guides the process of spatial production. Its purpose is to organize and plan the occupation of space according to the city model to be achieved. The objective of this paper is to analyze the effects produced by the implementation of the Land Use and Land Use Planning regulations of the Province of Buenos Aires in the territorial aspects related to development, considering it as the increase of welfare and the decrease of inequality, related to the access to land, housing and habitat, one of the main social needs. The paper begins with the concept of development and territory used and the importance of public policy on land use and land use planning. It explains The existing regulations at the national level and those corresponding to the Province of Buenos Aires, in relation to the minimum dimensions of piece of ground and infrastructure. Finally, the inequalities between gated communities and social housing neighborhoods are highlighted. As results, the lack of compliance with the objective of a compact city and the increase in socio-spatial segregation can be mentioned.
Keywords: Public Policy, Residential segregation, Inequality, Land subdivision
Atributos del modo de habitar mapuche en conjuntos de viviendas con pertenencia indígena de las principales Áreas Metropolitanas de Chile.
VerAtributos del modo de habitar mapuche en conjuntos de viviendas con pertenencia indígena de las principales Áreas Metropolitanas de Chile.
Revista Planeo Nº52| Vivienda en la Ciudad | Junio 2022
Por: [Catalina de Cortillas Torres . Arquitecta y Magíster en Proyecto Urbano, PUC – Chile. Depto. de Asesoría Urbana, Municipalidad de Providencia, Chile]
Resumen
En el siglo XIX tardío, el pueblo mapuche migró masivamente a las ciudades debido a la reestructuración económica regional y conflictos de tierras con el Estado chileno (Carmona, 2017). Aunque la literatura explora el problema de la vivienda mapuche, se centra en la arquitectura de viviendas tradicionales – espacios urbanos creados por poblaciones mapuche (Fontana & Caulkins, 2016). Surge la pregunta ¿qué atributos del modo de habitar tradicional se mantienen en las viviendas mapuche de Áreas Metropolitanas en Chile?
Este artículo busca destacar similitudes entre los atributos del modo de habitar mapuche y viviendas construidos en 2007 bajo un convenio MINVU- CONADI en las Áreas Metropolitanas de Santiago y Gran Valparaíso, en cuatro dimensiones: (i) orientación de las edificaciones, (ii) espacios de encuentro, (iii) límites entre lo público y privado y (iv) la condición urbana del conjunto residencial. El análisis muestra que el cumplimiento de atributos que refuerzan el modo de habitar mapuche no es absoluto en ninguna Área Metropolitana de Chile.
Es urgente conocer el estado de los pueblos originarios en las ciudades chilenas y que el ámbito académico y estatal continúe investigando las necesidades de los pueblos originarios en la cultura, arquitectura y ciudad contemporánea del siglo XXI.
Palabras clave: Mapuche urbano, Vivienda indígena, Áreas Metropolitanas
Abstract
During last half of 19th century, people of mapuche culture began to experience a migration to big cities, mainly due to the reconversion of the regional rural economy and land conflicts with Chilean State (Carmona, 2017). Although problem of mapuche housing and its geographical quantification in Metropolitan Areas are topics widely explored in literature, most of the researches focuses either on architecture of traditional housing, or on spaces produced by mapuche population that have been organized in the urban form (Fontana & Caulkins, 2016). Given this affirmations, the question arises to what attributes of traditional way of living are found in houses with mapuche belonging in Metropolitan Areas of Chile?
The objective of this article aims to highlight the main coincidences between attributes of mapuche way of living and six residential complex built under a MINVU-CONADI agreement in 2007 in the Metropolitan Areas of Santiago and Gran Valparaíso, according to four dimensions raised by literature: (i) orientation of buildings, (ii) presence of a meeting place, (iii) limits between public and private, and finally (iv) urban condition of residential complex.
Keywords: Urban mapuche, Indigenous housing, Metopolitan Areas
Entrevista a Anaclaudia Rossbach, Directora para América Latina y el caribe en el Lincoln Institute of Land Policy
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho| Julio 2023
Por: [Diego Carvajal Hicks: Sociólogo. Candidato a Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos UC]
Anaclaudia Rossbach trabajó en proyectos como el diseño de uno de los principales programas de mejoramiento de asentamientos precarios a nivel de ciudad, liderado por la Ciudad de São Paulo. Fundadora y directora de una ONG que desarrolló proyectos de alto impacto en comunidades en Brasil y Bolivia. Trabajó como especialista senior en vivienda para el Banco Mundial, BID y otras organizaciones internacionales tanto en Brasil como en otros países, como Filipinas, China, India, Sudáfrica, Nigeria, Mozambique, Perú, entre otros. Como consultora de alto nivel ofreció asistencia técnica para el desarrollo e implementación de la política brasileña de subsidio a viviendas y asentamientos informales, programas de alto impacto como el “PAC Favelas” y el programa de vivienda, Minha Casa, Minha Vida.
Fue Gerente Regional para América Latina y Caribe y del Programa Global de Informalidad Urbana junto a Cities Alliance, actuando en el fomento de plataformas de conocimiento, asistencia técnica por demanda y comunidades de práctica con enfoque en la región de América Latina y Caribe, y países de otras regiones como Sudáfrica e India. Actualmente, como Directora para América Latina y el Caribe en el Lincoln Institute of Land Policy, está a cargo de las actividades de capacitación, investigación y asistencia técnica en la región.

PlANEO (P): Desde tu formación inicial en el campo de la economía ¿Cómo podrías describir tu acercamiento al ámbito de la ciudad y sus injusticias? ¿Qué claves críticas y políticas nos podría entregar la economía para observar la ciudad contemporánea?
Anaclaudia Rossbach (AR): Creo que hay tres aspectos relevantes. En primer lugar, tiene que ver con la “economía espacial urbana”, es decir, con el desarrollo de los mercados de suelos que tienen un impacto muy importante en la ciudad, ya sea a nivel formal o informal. Si no hay procesos de planificación urbana, de establecimiento de estrategias de futuro y diseños de instrumentos de regulación urbanística y gestión de suelo en la ciudad, los mercados se van desarrollando de manera caótica, bajo a una tendencia a la segregación y exclusión, apalancando la informalidad. La intensidad de los procesos de exclusión va a depender del grado de inequidad y pobreza que tenga tu país o ciudad, o bien, bajo al panorama macroeconómico que puede intensificar las brechas estructurales en un determinado período de tiempo. Vale resaltar que simplemente tener procesos de planificación y regulación urbana no garantiza la promoción de equidad ya que, en América Latina, hemos replicado muchos modelos que no son nuestros. Replicamos modelos de Alemania, Francia, España y Norteamérica, con regulaciones urbanísticas que siguen parámetros inalcanzables para nuestras realidades; explayamiento de la ciudad con desarrollos inmobiliarios suburbanos tipo condominios cerrados para los hogares de altos ingresos, acompañados de la autoproducción o proyectos habitacionales públicos para los segmentos de más bajos ingresos. En este escenario, la óptica de la planificación urbana más técnica ha sido muy en función del aspecto productivo o económico de la ciudad, y no necesariamente centrado en actuar (desde la inclusión o derechos) en torno a las brechas sociales y de infraestructura, así como la segregación espacial que enfrentamos. Pensamos mucho en crear empleos y oportunidades económicas, pero poco en inclusión y calidad de vida, lo que también tendría un efecto positivo en los mercados de suelo e inmuebles, con el desarrollo de nuevas centralidades y oportunidades de negocios
El segundo aspecto, tiene que ver con el impacto indirecto del propio contexto macroeconómico del país, que orienta los niveles de empleo e informalidad laboral, y por lo tanto del acceso a la vivienda o la exclusión de esta, lo que también trae consecuencia en la expansión de situaciones de irregularidad e informalidad. Dicho de otra forma, el contexto macroeconómico aliado a las condiciones socioeconómicas de la población va a permitir o no, la entrada de determinadas familias al mercado inmobiliario formal, que en realidad es muchísimo limitado en la región. Lo mismo pasa en políticas públicas, que muchas veces para llevar a cabo sus proyectos, requieren de un cierto grado de ahorro y de contribución por parte de las personas. Ahora, si no hay una planificación estratégica para la periférica, que es donde el suelo está más accesible, se excluye a muchas familias del mercado formal, experimentándose ocupaciones informales en áreas centrales ociosas, o bien, una expansión informal en la periferia. Es por esta razón que, hay un tema de contexto macroeconómico y condiciones socioeconómicas estructurales que tiene impacto directamente en el territorio.
El tercer aspecto, es el tema fiscal de las finanzas públicas y la inversión en el territorio (Latinoamericano), es decir, de cómo están orientadas o como llegan las inversiones de infraestructuras y subsidios en el territorio, en términos de la plusvalía generada en el suelo. Las decisiones o la capacidad de inversión nacional es muy importante, puesto que las ciudades dependen mucho de este tipo de inversiones para las grandes transformaciones urbanas. Sin embargo, hay una asimetría de información desde la toma de decisión de una gran infraestructura en una ciudad, y los actores/gobiernos locales que no tienen toda la información disponible. Entonces es muy difícil planificar para capturar también los beneficios de estas inversiones nacionales, lo que tiene un impacto gigante en el territorio, ya sea en el valor del suelo, o en la propia dinámica de expansión de la ciudad. En resumen, son esos tres aspectos en que yo me centraría: el aspecto de la economía espacial urbana, la planificación urbana orientada al desarrollo económico, y las finanzas e inversiones públicas.
(P): Desde tu experiencia investigativa y profesional: ¿Cuáles han sido los casos más significativos y complejos que te ha tocado trabajar? ¿Cuáles han sido las claves y posicionamientos para hacer converger epistemologías, territorios y actores divergentes?
AR: Desde mi experiencia personal y profesional, lo más significativo fue apoyar la política nacional de vivienda en Brasil. Esta fue una política de mejoramiento de asentamientos precarios a escala nacional combinada a una política de subsidios para nuevas viviendas. Participé del proceso de elaboración del programa “Minha Casa, Minha Vida”, en donde se generaron casi 5 millones de viviendas en todo el territorio nacional. El programa de mejoramiento de asentamientos precarios – PAC Favelas -. En general se trataba, en un territorio tan diverso como Brasil, de intentar manejar la regularización de suelos, mejorar la infraestructura y hacer un tratamiento de áreas de riesgo de asentamientos informales. El modelo fue muy adecuado, porque fue muy abierto en un contexto donde no hay muchas directrices nacionales. Se trataba en particular, de fondos que se pasan a municipios y que se pueden aplicar siguiendo directrices mínimas, aprovechando la expertise, la cultura y los procesos de participación locales. Esto es muy complejo, porque se trata de coordinar ciertos servicios y conexiones de infraestructura, agua, etc., con aspectos culturales, de educación, salud, integración y movilidad a la ciudad. Esta coordinación se da de forma holística, planificada e integrada a la ciudad de forma participativa. Pero hay una dicotomía en esto, y que se da no sólo por el desface entre los procesos de participación y la velocidad de los proyectos y la financiación pública, sino porque siempre hay una tensión muy fuerte entre empresas, consultores contratados, tiempos políticos del gobierno nacional, y los territorios locales. Tener todo esto compatibilizado con un resultado positivo en el territorio es muy complejo, y obviamente el resultado es bien diversificado, tiene pocas evaluaciones, y en realidad conocemos muy poco del resultado de este programa. “Minha casa, Minha Vida” es un programa con fondos del presupuesto público nacional y de fondos de ahorro de los trabajadores, financiados o intermediados (en muchos casos el subsidio llega a 95% del costo de la vivienda) por la banca pública nacional, con empresas u organizaciones sociales que pueden operar en todo el territorio, pero con un rol necesario del municipio de articular la integración con la planificación urbana, y ejecutar finalmente esos servicios. Hay muchas críticas con relación a la localización periférica en donde se implementó en algunas ciudades, de la falta de integración con la propia ciudad y servicios, es decir de la dificultad en el acceso al derecho a la ciudad. Pero por otro lado creo que en algunos territorios se logró tener proyectos de vivienda más sostenidos e integrados, lo que nos ayudó a romper la tradición de segregación y fragmentación que tenemos. Creo que, tanto en el programa de mejoramiento, como en el programa de vivienda, no logramos romper la inercia de la segregación en la ciudad, lo que es una tensión que enfrenta Chile y todos los países de América Latina, pero también todo el Sur Global diría yo. Las brechas de infraestructura que tenemos en nuestra ciudad son muy significativas, tenemos los precios, grandes brechas de ingreso, así como precios de suelos tan divergentes y altos. Por otro lado, las dificultades culturales de promover la integración socioeconómica de los pobladores de la ciudad es un fenómeno muy prevalente, y ahí creo que estamos hablando de un fenómeno global, porque realmente la población no quiere mixturas. Entonces yo creo que, al volver a mi experiencia, hay dos aspectos muy interesantes a observar: Por una parte, creo que se generó una mejora de vida para millones de personas en Brasil, pero, por otro lado, una frustración por la ineficiencia de estos programas a ayudarnos a superar brechas estructurales de nuestras ciudades.
P: Respecto al tema del difícil habitacional en Latinoamérica: ¿Cómo se debe abordar esta compleja crisis? ¿Cómo pensar, desde la política institucional o de otra forma, un “derecho a la ciudad” que no solo se limite al acceso a la vivienda, sino que lo piense desde sus múltiples entradas?
AR: Siempre hay que buscar innovación y solución a la política habitacional y en los programas, porque claramente el modelo de vivienda en Latinoamérica está obsoleto. Si bien esta producción de vivienda subsidiada por el gobierno, solucionó la vida de muchas personas en la periferia, también generó segregación, pero si no fuera por esas políticas, tendríamos muchas más personas viviendo en situación precaria. Es por esto que, no hay que tirar estas políticas en la basura, ya que funcionaron para millones de personas, pero llegó a una obsolescencia, porque no podemos seguir expandiendo la ciudad así en la periferia; tenemos que preservar los entornos naturales, ya que la crisis climática nos presiona a todos. De hecho, la parte más representativa del déficit habitacional es cualitativa y no cuantitativa. En un foro que ocurrió el año pasado en el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) se presentó y validó esto: En los últimos años el 90% de las inversiones han sido para el déficit cuantitativo, en razón de que este déficit representa sólo el 6% del déficit, a diferencia del 94% del déficit que es cualitativo. Tenemos que hacer ese cambio, salir de la producción de solamente vivienda nueva, del mejoramiento del stock y/o trabajar los espacios vacíos ociosos de los centros urbanos. No podemos seguir con el ritmo de expansión urbana que hemos seguido, sea impulsado por la informalidad o por vivienda social, pública o por viviendas de altos ingresos, los condominios cerrados, etc. Tenemos que cerrar ese movimiento de expansión urbana desordenada, y preservar los entornos naturales y rurales, para pensar el abastecimiento de la población, garantizar vínculos urbanos rurales que sean sostenibles, y que al mismo tiempo ofrezcan el derecho a las ciudades para poblaciones rurales. Pero más que cambiar el modelo, yo creo que la gran transformación o solución, va a ser en el ¿cómo vamos a hacerlo? ¿qué procesos van a estar en curso? Esto porque hasta ahora los procesos de toma de decisión han sido muy “arriba/abajo”, lo que estimula a crear esquemas de gobernanzas participativas, multinivel, con procesos colectivos de co-creación, donde los actores puedan tomar decisiones activas, y que sean parte del proceso de las decisiones sobre las políticas nacionales. Eso nos va a posibilitar el rediseño del modelo que hoy tenemos de vivienda social, y poder repensar nuevos modelos de políticas del programa de vivienda, más conectados con el Derecho a la ciudad. Esto implica, ser parte de la ciudad, tener acceso, disfrutar de todas las oportunidades, sean culturales, de ocio, educación o salud. Se trata de disfrutar de todas las oportunidades de la ciudad de una manera equitativa, pero creo que eso es solamente posible en sistemas donde muchos son parte del proceso de decisión.
Un reconocimiento más pleno del derecho a la ciudad traería efectos en 1): cómo la política nacional va a impactar el territorio, y 2) como el territorio de la ciudad se va a desarrollar hacia el futuro, desde una visión de ciudad que funcione a todos. La intersección de estos dos puntos es lo que hace la diferencia. Pero ¿qué dicen los ciudadanos? ¿qué dice la sociedad? ¿cómo puede la sociedad ser parte de un modelo que funcione para todas y todos? Yo creo que se trata de cambiar el paradigma de producción de la vivienda periférica, lo que requiere transformaciones estructurales en la manera por la cual manejamos el suelo en las ciudades; igualmente repensar los grandes modelos de urbanización y aprovechamiento de los territorios construidos de manera más informal porque los grandes programas de asentamientos precarios, holísticos o integrales son muy complejos, requieren mucha coordinación y mucha inversión fiscal. Hay que pensar todo eso, pero la real transformación va a ser en cómo pensamos e involucramos a los actores locales de una manera estratégica, sean gobiernos como sociedad civil, porque desde ahí podemos realmente identificar soluciones, ir co-creando modelos que viabilicen el reconocimiento de la función social y ecológica del suelo, un derecho a una ciudad que funcione para todos y todas.
Creo que la gobernanza participativa es todo, porque permite abrir espacios para el diálogo a nivel de comunidades y la ciudad, y así pensar las políticas públicas nacionales. Pero si no abrimos esto es muy difícil, porque las políticas de planificación siguen siendo enseñadas por pequeños grupos técnicos sin conexión con las múltiples expresiones y desigualdades de la ciudad. Necesitamos espacios públicos para jóvenes, niñez y adultos mayores, pero si esta perspectiva que es múltiple no está comprendida, el límite de la acción técnica es muy corto y acotado. Entonces para extender esta acción e innovación técnica a la altura de toda esa perspectiva rica, multidimensional y multiactor en la ciudad, es necesario tener espacios de gobernanzas participativas en donde se genere un diálogo real con las comunidades.
P: Respecto al derecho a la ciudad y lo jurídico: ¿Es posible pensar el derecho a la ciudad desde una perspectiva universalista? ¿es posible operacionalizar visiones y tecnologías jurídicas de realidades tan antagónicas como sucede con el norte y el sur global?
AR: El derecho a la ciudad estuvo muy presente en el debate de la nueva agenda urbana, (2016, en Quito). Fue uno de los temas más escuchados y fue muy interesante acompañar esos debates, porque iban desde la comprensión del derecho a la ciudad como derecho colectivo y difuso, al derecho del patrimonio cultural, medioambiente versus su comprensión base a derechos individuales. Hubo también una discusión entre el derecho de la población rural vis a vis con el derecho a la población urbana, como si fuera una competencia entre los habitantes de la ciudad contra lo rural; en realidad no es este el tema, sino más bien de ¿qué es lo que la ciudad puede ofrecer a toda la población del planeta? Esto porque hay cosas que solamente la ciudad puede ofrecer dada la concentración de escala, y por las posibilidades que hay ahí, porque, por ejemplo, la riqueza cultural y patrimonial que hay en las ciudades que no se repite en las áreas rurales. Toda la oferta de servicios de salud o educación sofisticada, o de alto nivel, no se replica en todas partes, aunque se podría dispersar geográficamente la presencia de las universidades, centros de salud, etc. A pesar de todas las dificultades que enfrentan las mujeres en las áreas urbanas, principalmente las más empobrecidas y migrantes, estar en un territorio cerca de oportunidades o con conexión a transporte público, es muy transformador y empoderador. Entonces hay cosas proporcionadas por la ciudad, que deben ser en beneficio de todos y todas las que viven ahí y fuera de estas, a los que la habitan de forma temporal o de manera definitiva. Muchas de esas discusiones seguidas después de la conferencia Hábitat III, generaron masa crítica y un poco más de consenso, principalmente a partir de un trabajo importante desde la Plataforma Global para el Derecho a la Ciudad. Mientras yo no sabría contestar a tu pregunta, pienso que un elemento fundamental al derecho a la ciudad, es el reconocimiento de la función social del suelo, y en ese aspecto yo veo un avance importante en América Latina, porque tenemos muchos países que incorporaron la función social del suelo, otros incluso la función ecológica del suelo en sus marcos legales nacionales. El ejemplo más reciente es la Ley de Desarrollo Urbano Sostenible (DUS) de Perú que se aprobó el 2021, pero también la actualización a la Ley de Asentamientos Humanos de México, que reconoce el derecho a la ciudad y su función social. La LOTUS en Ecuador, con la constitución de ese país que reconoce la función social y ecológica del suelo. Entonces si hay en América Latina una tendencia que empieza a fines de los 80´, 90´principalmente con Colombia y Brasil y que se ha ido replicando en otros países inspirados obviamente en Lefebvre, Francia. Pero si hay algo que se podría replicar y reconocer en todos los países del sur global, sería reconocer la función social como algo relevante para promover el acceso igualitario al suelo, y de esa forma tener un acceso equitativo a la vivienda, reconociendo además los asentamientos informales que ahí están, y que conforman gran parte de nuestras ciudades. Esto también es muy relevante desde el punto de vista económico-social de las ciudades, pues tener ese reconocimiento es fundamental para garantizar acceso a servicios, procesos y dinámicas de mejoramiento integral de esos espacios. Además, sirve para maximizar y aprovechar inmuebles ociosos y espacios vacíos en la ciudad, atendiendo así a las necesidades sociales, de vivienda social, pero también de espacios públicos, equipamientos de servicios, infraestructura, etc. Entonces por el nivel de segregación, pobreza e informalidad que tenemos en América Latina, tener este elemento de la función social es muy relevante para que los municipios puedan diseñar ciudades con modelos de planificación y gestión del suelo, y en ese sentido ayudarnos a superar la desigualdad de los territorios que tenemos.
P: Para cerrar, si pudieses dar una reflexión que sintetice lo conversado y que tenga una proyección de futuro sobre el derecho a la ciudad en América Latina.
AR: Yo creo que estamos llegando a un consenso en la región de América latina, del punto de vista de políticas públicas como de percepción social, en torno hacia dónde queremos ir, porque al menos sabemos que no podemos vivir en esta situación de segregación en la ciudad. Ahora, lo que nos falta es ampliar la manera en cómo se están haciendo las cosas, con procesos o modelos de gobernanzas más incluyentes, multinivel, reconociendo el protagonismo local, fortaleciendo la capacidad y el poder de los municipios y diferentes actores locales. Cambiar esto presupone un gran cambio cultural, pues implica además entender de que, si no cambiamos esto, no logramos desarrollarnos mucho como sociedad. Si pensamos en ciudades que sean diferentes, más justas, ecológicas, accesibles y equitativas para todos y todas, tenemos que cambiar un poco la manera en cómo hacemos las cosas a nivel técnico, incluyendo activamente las voces sociales, y por otro lado revisar el aspecto cultural en donde aún tenemos que caminar un poquito más como sociedad, ya que hoy estamos muy polarizados.
Trenzando: plataforma de colaboración territorial basada en la puesta en valor del patrimonio ferroviario.
VerTrenzando: plataforma de colaboración territorial basada en la puesta en valor del patrimonio ferroviario.
Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
Trenzando: plataforma de colaboración territorial basada en la puesta en valor del patrimonio ferroviario
[Por: Daniela Gutiérrez Crocco, arquitecta de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Directora de Trenzando;
Pablo Alvarado, sociólogo de la Universidad de Chile, Magíster en Biología-Cultural de la Escuela Matríztica y Universidad Mayor, Profesional colaborador de Trenzando
Fotografías: Josefina Astorga Ugarte]
Resumen.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el desarrollo del sistema ferroviario en Chile fue una política de Estado no sólo vinculada al progreso, también fue parte del acto fundacional de muchas localidades no metropolitana cuyas comunidades forjaron su identidad en torno al tren. Así, la red ferroviaria no es sólo la infraestructura de rieles, trenes y carros, involucra también a múltiples comunidades que han visto en el desuso y deterioro de sus estaciones una fuga de oportunidades y la demostración de un centralismo excesivo que no las considera.
A partir de estas premisas, hace casi una década, nace Trenzando: una plataforma de colaboración territorial, basada en la puesta en valor del patrimonio ferroviario, que busca mejorar las oportunidades de desarrollo en localidades no metropolitanas. A través de una infraestructura itinerante que circula por las líneas del tren y la implementación de múltiples actividades, diseñadas en conjunto con las comunidades, Trenzando vuelve a vincular a las localidades que son parte de esta red, para promover el intercambio de experiencia y conocimientos, e impulsar la rehabilitación de las estaciones en desuso, como espacios para el desarrollo cultura y comunitario.
Palabras Clave: Trenes, plataformas colaborativas, estaciones ferroviarias
Entrevista a Luis Enrique Longhi Traverso, Arquitecto, Escenógrafo y Museógrafo peruano
Entrevista a Luis Enrique Longhi Traverso, Arquitecto, Escenógrafo y Museógrafo peruano
Revista PLANEO N°56 | La Ciudad como Derecho | Julio 2023
[Por: Gianfranco Borjas Cordero: Arquitecto egresado de la Universidad Ricardo Palma en Lima – Perú. Cursando el Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Universidad Católica de Chile.]

Longhi Traverso es arquitecto egresado de la Universidad Ricardo Palma en 1980, Escultor, Escenógrafo y Museógrafo. Ha cursado en simultáneo las maestrías Diseño Arquitectónico y Bellas Artes mención en Escultura de la University of Pennsylvania en 1984, Diplomado Animación por Computadora aplicado al diseño Arquitectónico y Paisajista GSD Harvard 1991. Como estudiante conoció a BV Doshi quien lo invitó a trabajar en su estudio de Amhedabad, India, donde pasó seis meses diseñando sistemas de alojamiento y visitando los proyectos en que Doshi colaboró con Le Corbusier y Louis Khan. En el año 2010, el Colegio de Arquitectos del Perú le entregó el Hexágono de Oro. Actualmente es Catedrático en las facultades de arquitectura de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Universidad de Ciencias y Artes de América Latina. La entrevista se ha desarrollado en la actual vivienda del Arq. Luis Longhi, en el Valle de Pachacamac – Lurín – Lima – Perú.
PLANEO (P): Considerando que llevas casi 5 años viviendo fuera de Lima, en tu casa de Pachacamac, rodeado del valle y desde donde nos encontramos haciendo esta entrevista. ¿Qué podrías comentar de tu experiencia de habitar fuera de la ciudad? Considerando además que este número de la revista se ha titulado “La Ciudad como derecho”
Luis Longhi (LL): Creo que los derechos en la ciudad son una batalla perdida, pienso en la naturaleza que se ha visto afectada por la ocupación de las ciudades y su gestión sobre los territorios, la naturaleza humana sobre todo; por esta razón ahora vivo aquí, en Pachacamac, lugar que escogí para huir de todos los conflictos presentes en Lima (ciudad), y que actualmente a pesar de estar lejos de la ciudad empiezan a aparecer. Ahora el pueblo tiene problemas de tráfico, densificación, especulación del valor del suelo, etc., en gran parte por la extensión e influencia de la ciudad y el sistema económico que ejerce.
Considero que en la dicotomía urbano – rural los seres humanos deberían tratar de no tener ningún derecho a la ciudad, las ciudades nos han robado el derecho a la naturaleza y por el contrario nos hacen participes de un sistema mucho más grande que ofrece calidad de vida a partir de indicadores que no representan los intereses de todos y se muestran para compensar ese derecho que nos robaron. Además, el poder que ejercen las ciudades y los sistemas urbanos sobre las personas y los territorios que la rodean es abrumador, actualmente el pueblo que habito se ha convertido en una extensión de la ciudad, los que viven en la ciudad no están contentos con la ciudad, los que vivimos en el campo tampoco estamos felices con el campo.
Pero, como me gustan los extremos, tengo una respuesta mucho más positiva respecto a la ciudad y sus habitantes, yo espero que los sistemas urbanos empiecen a humanizarse y se hagan las cosas con amor, en todo sentido, que se entienda a las personas y su esencia como parte de la naturaleza para recuperar ese derecho que se nos arrebató. Siempre pienso: ¿Cuánto de la naturaleza original se va a recuperar con tu presencia en la ciudad?, yo espero que ese acto de recuperación sea para bien, solo que, al contrastar con mis experiencias al volver a Lima, empiezan a aparecer problemas que hacen insostenible mi permanencia ahí.
P: Mencionas la idea de “vivir bien” como un derecho y hacer las cosas con amor como un fundamento que podría resolver los conflictos presentes en la ciudad, ¿Cómo se traduce esto en la idea de habitar fuera de la ciudad?
LL: La pandemia del Covid-19 paralizó los sistemas urbanos y en esa circunstancia de vida uno toma las opciones que ofrece el mundo para vivir, frente a esto yo decidí por mi derecho de vivir bien y para mí el derecho de vivir bien estaba aquí, habitando mi casa del valle, cultivando la esencia de Dios que nos ha creado para vivir bien y alejarnos de aquello nos dificulta ese bienestar, sobre todo frente a los problemas que se agudizaron en la ciudad por la pandemia.
Salvador Rueda habla de las tres crisis del mundo, la crisis demográfica, social y climática, considero la primera como responsable de los problemas sociales en los territorios, siendo relacionadas con la superpoblación y las crisis demográficas, generando desplazamientos de población en distintos niveles, pero sobre todo reconociendo que no todos los sistemas urbanos pueden contener a las personas o por lo menos no garantiza un bienestar para todos y todas, de ahí se desprenden fenómenos regionales y de escala mucho más complejos como la migración y la crisis de desabastecimiento.
Frente a estas crisis de ciudad, creo que los arquitectos, los urbanistas, los planificadores y políticos se han alejado de ese acto de amor por el vivir bien, estoy convencido que, si hubiese amor para concebir el planeta sería distinto. Yo soy un extremista y creo que, lo que controla las ciudades es la falta de amor en las intervenciones de la naturaleza, desde mi esencialismo, la falta de amor en la política que pretende organizar el territorio, esa falta de amor en la concepción de las intervenciones. Alguna vez dije mi famosa frase sobre “hacer el amor al entorno”, refiriéndome al ejercicio de una intervención con amor, en contraposición y como crítica a la labor que guía actualmente a los arquitectos y el ejercicio de la profesión que se ha delimitado por el dinero, generando una prostitución del oficio. Las obligaciones del día a día han hecho que se pierda la esencia del oficio, cuando se trabaja por amor se trabaja desde otro nivel, en una condición de lo justo y necesario, cada quien tiene su propio sueño y lo más peligroso es soñar sueños ajenos.
P: ¿Hacia dónde crees que va el futuro de las ciudades? Habiendo mencionado que las ciudades no solo afectan a sus habitantes, sino ejercen poder incluso sobre aquellos que no la habitan.
LL: Después de haber vivido en el campo durante casi 5 años, me doy cuenta de que los problemas de la ciudad también empiezan a aparecer en este pueblo, el tráfico en horas punta, la falta de un orden y respeto por los demás, la sobrepoblación en un territorio, la delincuencia que parece ocupar todos los espacios habitables, me vuelven a enfrentar a los problemas que yo creí se habían quedado en la ciudad. Frente a esto pienso en ideas, por ejemplo, como la arquitectura verde se ha posicionado como una postura necesaria y presente, pero que, considero son solo paliativas frente a crisis y conflictos mucho más complejos por resolver. También reflexiono en quienes ejercen el poder en las grandes ciudades como Lima, cuestionando el rol de los arquitectos, la policía y los políticos como parte de una solución, siendo esta también el problema por la corrupción como el mayor responsable de haber destruido este sistema, cuando se hace lo que sea con el fin de cumplir objetivos fuera del sentido más humanista.
Considero que la llegada de la Inteligencia artificial acelerará la idea de cerrar un ciclo y empezar uno nuevo en el mundo, frente a nuestra situación actual me pregunto ¿Qué está aprendiendo esta IA?, esta sensación de confusión muy presente en la ciudad, sobre todo post pandemia, donde la sanidad mental viene representando todos los conflictos no resueltos de los ciudadanos, me hace pensar que el final es pronto.
En mi caso y desde una visión más soñadora, creo que actualmente encuentro en Pachacamac el recuerdo de la ciudad como una situación de cobijo, como cuando yo era niño y viví en Puno, recuerdo el espacio público, sin disputa sobre a quién le pertenece, la multiculturalidad emergente, los usos diversos sin juicios éticos y dinámicas de ocupación sin planificación, todo muy naif desde su emergencia, creo que actualmente esta sensación le suma valor a mi experiencia de habitar este territorio y es el punto donde conecto con su valor.

P: Finalmente, ¿Tienes alguna propuesta sobre la forma en que venimos haciendo ciudad o frente a la manera en que ocupamos los territorios?
LL: En contraposición con este contexto sobre el futuro de las ciudades, yo también he propuesto el diseño de ciudades, basadas en las cosas que invento y pienso en mi esencialidad, creo que la arquitectura debería estar formado por tres naturalezas: 1)la naturaleza original, en su estado más primitivo; 2)la naturaleza que está hecha por el hombre, como el resultado de las necesidades del habitar, las ciudades por ejemplo; y la 3)naturaleza que vuelve a su estado original, esta con el fin de mantenerse neutra y sana de cualquier intervención que haga el hombre.
Mis propuestas de ciudades crean un sistema de ocupación del territorio donde hasta las ciudades son naturaleza, un poco en respuesta a las predicciones de lo que podría pasar con Lima y las zonas que se verían devastadas frente a un terremoto, las consecuencias que traería para la ciudad y sus edificaciones, pienso en esas zonas, los restos de esa ciudad y los métodos que aplicaríamos para enfrentar esta situación. A diferencia del mundo prehispánico, donde se asumían los ciclos de la vida y la muerte como parte del ciclo natural y se construían estos espacios para la muerte, creo que la modernidad ha dejado de lado estas ideas que podrían ayudarnos a resolver los conflictos de la ciudad. Actualmente la academia y su ventaja intelectual sacan provecho de cosas que probablemente no entiende en su esencia, dejando este conocimiento en la museografía o como escenografía para crear nuevas propuestas que no responden a la realidad de cada territorio.
Entrevista a Alexis Cortés, Sociólogo, miembro de la comisión experta del proceso constitucional de Chile
Entrevista a Alexis Cortés, Sociólogo, miembro de la comisión experta del proceso constitucional de Chile
Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho| Julio 2023
Por: [Diego Carvajal Hicks: Sociólogo. Candidato a Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos UC]
Alexis Cortés es profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado desde 2014, fue director del Magíster en Sociología y vice-presidente del Colegio de Sociólogos y Sociólogas de Chile (A.G.). Es doctor en sociología por el Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (IESP-UERJ), máster en sociología (IUPERJ-Brasil) y sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente dirige el proyecto FONDECYT: “Radiografía del pensamiento crítico latinoamericano: Las antologías de CLACSO como aproximación a un canon regional”. Es autor de: 2018. Favelados e pobladores nas ciências sociais: A construçao teórica de um movimiento social. EdUERJ, Rio de Janeiro.

PLANEO(P): Para partir quisiera consultarte ¿Cuáles son las principales líneas de trabajo, corrientes o epistemologías que te han estimulado desde la sociología o las ciencias sociales, a pensar a nivel teórico/metodológico y/o ideológico, las desigualdades e injusticias de la ciudad actual?
Alexis Cortés (AC): Las principales corrientes que he abordado y que me han influido para abordar una perspectiva de desigualdades urbanas, las fui adquiriendo en mi formación de pregrado con los cursos que hice en el Instituto de Estudios Urbanos con Francisco Sabatini, Gonzalo Cáceres, Carlos Sierralta, donde el estudio de la “segregación socio-espacial” me permitió fortalecer un interés en la cuestión urbana. Esto me hizo extender un puente entre estos objetivos de investigación, y mi propia biografía como alguien que se crio en poblaciones emblemáticas de Santiago como la Victoria, La Legua, La Santa Adriana, la Villa O’Higgins, donde la que más me marcó fue la población la Victoria. Entonces, fue en estos cursos que yo hice de mi propio barrio un objeto de estudio, lo que me llevó a postular a un Magister, y ahí dedicarle a la identidad territorial de la población la Victoria, mi tesis de Maestría. En eso también fue importante el trabajo de Francisca Márquez, con quien tuve la oportunidad de ser asistente de investigación. También fui asistente en un proyecto Anillos 2, donde estaba Sabatini, Rodrigo Salcedo, Guillermo Wormald y Alejandra Rasse. Luego estando en Brasil, en mi tesis de Doctorado realice un análisis comparativo del movimiento de pobladores en Santiago, y el movimiento de favelados en Río de Janeiro, en donde los trabajos del CIDU fueron muy importantes, a pesar de que de todas esas perspectivas, siempre traté de hacer un abordaje crítico, pero sin duda los trabajos de Manuel Castells, Franz Vandershuerren y de Eder Sader, entre otros, fueron importantes. En el caso de Brasil la lectura de la “geografía crítica”, sobre todo la escuela de Niterói en la Universidad Nacional Fluminense, con Milton Santos como referente, fueron significativas. Y de São Paulo, hay una corriente que tiene un abordaje marxista, que para mí sigue siendo sugerente para comprender las desigualdades sociales o las desigualdades urbanas. Ahí está Lucio Kowaric que habla de la “espoliación urbana”, que es un concepto que sigue siendo provechoso para entender como hay expresiones específicas de la explotación, a partir de la externalización de lógicas de mantención de la condición de reproducción de la vida de las trabajadores, que se dan por medio de lógicas de acumulación, y donde se ocupa la idea de “acumulación por desposesión”, pensando en una idea marxista más clásica que ha fortalecido David Harvey. Por último, tengo que mencionar a mi propio profesor guía, Luiz Antonio Machado Da Silva, que es uno de los fundadores en estudios sobre favelas en Río de Janeiro, que con su perspectiva pragmática, desde la perspectiva de los actores, en este caso, de los favelados, marcó bastante mi formación y mi modo de aproximarme a las ciudades y a los actores que, dentro de ella, van produciéndola.
P: Desde tu experiencia investigativa o política: ¿Cuáles crees que son las principales características de los movimientos sociales de pobladores en Chile?. ¿Cómo crees que convive una perspectiva de clase (revolucionaria, si así fuese), con una lógica de acuerdos, concreciones y funcionalidades políticas a corto plazo? ¿Qué discordancias, rupturas o conflictos ves ahí?
AC: Diría que el movimiento de pobladores es un movimiento que se define por el papel que juega dentro de la ciudad, y que se puede combinar desde dos definiciones. Por un lado, que es lo que M. Castells moviliza, aunque excluyendo esta idea de “contradicción secundaria”, es la definición de movimiento de poblador basado en una contradicción de consumo, pero que por las dinámicas de poder está enfrentado a las lógicas del Estado. Pero, lo que sí es provechoso del abordaje que él tenía, es la definición de la “cuestión urbana” y de los actores que son productores de la ciudad, donde por un lado están los “actores públicos”, siendo el Estado fundamental, pero también, en segundo lugar, el mercado, los actores inmobiliarios, y un tercer factor, que son los “movimientos sociales urbanos”, que es la definición que sigue siendo provechosa, porque los pobladores se definen, más que por la lucha del techo, por el papel que juegan en la construcción de una ciudad más democrática. Por eso rescato esta idea de Castells, pero también creo que son importantes las definiciones espaciales de los pobladores que en los años 80 en Chile se empiezan a producir. Ahí destaco el trabajo de Bernardita Gallardo, en FLACSO, pero también de Francisco Sabatini, porque creo que lo que define a los pobladores, es que este es indisociable de la territorialidad que va produciendo. El movimiento de pobladores no se reduce a la casa, “es una lucha más grande que una casa” dicen los pobladores del MIR en los años 70, tanto es que buena parte de los pobladores de los años 80, protagonizan una página muy significativa en la historia de Chile en la resistencia a la dictadura. La población la Victoria, La Legua, la Bandera, que se destacaron durante las jornadas de movilización popular contra la Dictadura, eran gente que ya habían conquistado su casa, pero que seguía demandando en un sentido amplio, un “Derecho a la ciudad”, que tenía un componente ciudadano y de soberanía bien potente en el espacio urbano, movilizando la idea de Justicia Social ligada a ese propio accionar.
Entonces diría que es eso lo que a grandes rasgos define al movimiento de pobladores, que tiene un repertorio de acción colectiva en donde la lucha por la vivienda juega un rol central, porque la toma de terrenos en su momento fue su rasgo más distintivo, pero es un movimiento que está en constante metamorfosis, y ya no es sólo la toma de terrenos lo que lo define, sino más bien la interacción con otros actores urbanos, sobre todo con el Estado y el mercado. Y eso creo que es la experiencia que movilizan movimientos como el de “pobladores en lucha” (MPL) o Ukamau, al proponer nuevas formas de gestión urbana que aprovechen los intersticios entre lo público y lo privado, para producir alternativas de habitación y barriales que permiten cierta reconquista de esta soberanía territorial que los pobladores pueden ejercer. El último elemento que yo mencionaría, es esta tensión entre Estado y acción de los pobladores, que las Ciencias Sociales han tendido harto a problematizarlo de un modo que no ha sido atento a la propia práctica del movimiento, que si lo tiene más claro y asumido. De hecho el movimiento de pobladores en lucha (MPL) rescata la idea del “con, contra y por fuera del Estado”, donde el Estado es un aliado, pero es alguien que hay que demandar, porque es la contraparte, por eso es contra y también -dada su ineficiencia o insensibilidad ante demandas- por fuera de ese espacio, afirmando así su propia autonomía.
P: Desde tu opinión ¿Cómo pasamos desde esa potencia destituyente del estallido social a una propuesta de constitución? ¿crees tú que los movimientos de pobladores emancipados siguieron automáticamente esa línea de salida institucional, o eso mismo vehiculizó nuevas perspectivas críticas de lucha o sospecha en torno al proceso?
AC: El “estallido social” abre la ventana a lo que en mi libro yo denominaba, siguiendo un concepto de Jaime Gajardo Falcón, de “ruptura constituyente”. Aquí se llevó a cabo el proceso de cambio constitucional, porque hubo un “estallido”, de lo contrario esa puerta hubiese seguido cerrada. Por otro lado, es cierto de que en la derecha hay una reivindicación, por ejemplo de la propuesta de Michelle Bachelet de constitución, pero esa fue una propuesta que en su momento fue desahuciada con entusiasmo por la propia derecha, por el ex Ministro de Interior, Hernán Chadwick, cuestión que permitió que el problema constitucional siguiera presente. Ahora, es claro que la movilización que propicia el estallido tiene motivaciones múltiples, hay causas que son inmediatas que tiene este efecto gatillador de la movilización, pero que terminan moviendo una narrativa que es mucho más integral en lo que problematiza o cuestiona. Esto incluye parte del modelo y funcionamiento económico, las deficiencias del sistema democrático, y donde el tema constitucional nunca es visto como la solución de los problemas. Pero, la constitución sí era vista como uno de los problemas, probablemente uno que condiciona posibles soluciones a los problemas con los que nos enfrentamos, y donde hay cierta “pedagogía constitucional” ante el hecho que el texto vigente ha sido un impedimento para que las mayorías democráticas puedan implementar reformas sociales, que den respuesta a algunas de las grandes deudas que tiene el país en temas sociales. Entonces, si bien la constitución no soluciona mágicamente las cosas, no puede ser problema o impedimento para el funcionamiento de la democracia, cosa que fue patente como la mejor salida institucional posible, es decir, la de abrir un nuevo proceso institucional.
Es cierto de que hubo desconfianza y escepticismo por parte de los movimientos respecto del “Acuerdo por la paz y una Nueva Constitución” (2019). Sin embargo, ello no fue impedimento para que estos movimientos después fueran parte de este proceso constitucional que llevó a que en la convención se eligieran una mayoría de independientes y de convencionales ligados a los movimientos sociales en sus distintas expresiones y de otros actores como los del Colegio de Arquitectos, lo que quedó plasmado en la propuesta de la Convención de forma muy bien lograda en materia de vivienda adecuada. Ahora, si bien técnicamente estaba muy bien hecho el texto, el trabajo colectivo de los movimientos y de los profesionales ligados a los temas urbanos, fue justamente uno de los blancos que se utilizó para desvirtuar la propuesta constitucional, y contribuir a su rechazo con el mito de que la propuesta constitucional iba a permitir la expropiación de la vivienda de modo arbitrario e indiscriminado. Algo que no se podía desprender de ninguna manera del texto, pero que, sin embargo tuvo un efecto, que aún no sobemos cómo cuantificar, pero que fue claro. Con el nuevo proceso constitucional que se abre por el “acuerdo por Chile” (2022), se permite que se mantenga abierta la posibilidad de tener un texto hecho en democracia, pero el escepticismo es aún mayor que en el proceso anterior, al punto que muchos grupos han visto con distancia este proceso, no sintiéndose convocados por él, estando a días de que se cierre el proceso de firmas. Una de las normas que más ha concitado apoyo y que podría asociarse al mundo progresista, es la iniciativa al tema de vivienda. Esto nos habla de que el déficit habitacional sigue siendo uno de los temas que tiene el país, dada la lógica de mercantilización de los derechos sociales, que implica que el principal modulador urbano es la especulación, produciendo ciudades fuertemente segregadas, donde la posibilidad de que las personas accedan y disfruten de los beneficios de la vida colectiva en concentraciones urbanas, no se dan de acuerdo a cómo se establece en tratados internaciones en esta materia.
P: Con respecto a lo mismo: ¿qué pudiste reflexionar en torno a la constitución fallida y lo que proponía en derecho a la ciudad? ¿piensas que la experimentación y puesta en marcha de este intento, es parte de un proceso histórico que en algún momento decantará, o es el triunfo de las viejas oligarquías que defendieron y actualizaron su racionalidad de gobierno? ¿Cómo lo ves?
AC: Yo creo que abordarlo desde una perspectiva histórica, supone pensar en ciclos más amplios, y eso quiere decir que no hay que circunscribirlo a coyunturas electorales específicas. Hoy estamos en una coyuntura que ha sido favorable para los sectores conservadores y para la derecha, pero eso no es algo permanente. Estamos en un proceso de ajuste de tendencias que todavía no son del todo claras, pero que están marcadas por el hecho de que hubo un estallido social que moduló ciertos aspectos de la política, porque que haya un gobierno de las características como el de Gabriel Boric, se explica porque hubo un estallido, así como dos procesos constitucionales. Ambos momentos han actualizado la demanda por cambios sociales y la demanda por estabilidad y por orden. Y la manera de intersectar ambas demandas, es la construcción de un orden justo, y sobre todo en eso creo que hay un ajuste de la izquierda y de la derecha, siendo la izquierda la que propone cambios y la derecha la que propone orden.
En estos vaivenes se refuerza la idea del paso de un imaginario instituyente -que moviliza nuevas ideas, expectativas, deseos y demandas, nuevas coordenadas de derechos – que es difícil que pase a un imaginario instituido, que se calcifique en acuerdos más permanentes, o sea que logre una expresión institucional. La constitución era una manera de lograrlo, pero no se pudo, y ahí las explicaciones son muchas y múltiples. La clave que más se ha reforzado últimamente, a propósito del nuevo proceso, es que la propuesta de la convención si bien recogió demandas históricas de movimientos sociales, demandas sentidas por la población, entre ellos los temas de vivienda, cuidado del medio ambiente y la naturaleza, la demanda por paridad por ejemplo, no se incorporó a un sector de la sociedad que sigue siendo relevante, y que por la circunstancia coyuntural que llevó a la conformación de la convención, quedó en una posición muy minoritaria, me refiero a la derecha.
Por otro lado, creo que si bien yo no comparto esta idea de que los movimientos sociales debieron haberse inhibido de proponer sus demandas en la convención, con lo que sí estoy de acuerdo, y de hecho los propios movimientos han hecho la autocrítica, es que no se logró pasar de la agregación de demandas a la elaboración de un relato integrador de ellas, lo que dificultó las posibilidades de aprobación del texto porque no se logró conectar la propuesta con el sentido común de ese momento. Se trata de una población que si bien quiere cambios, estaba fatigada en términos de sus expectativas biográficas, por la tensión producida por el estallido y sobre todo por la pandemia. A todos nos pasaba que nos éramos capaces de organizar nuestra vida de aquí a un mes o dos, se vivía muy a corto plazo y había una demanda en el mundo en general de poder recuperar esa capacidad de estabilizar expectativas, lo que también dificultó la posibilidad de aprobación del texto. También hubo influencia de las fake news, de las distorsiones, de las lecturas mañosas del texto, lo que afecto la propuesta en términos de vivienda. Se trataba desde el punto de vista técnico, de una redacción muy bien lograda y legitimada por los movimientos, pero en donde lo técnico-racional no fue capaz de lidiar con la posición más emocional basada en el miedo de que te quitaran lo poco de lo conquistado de las personas, entre ellas, su vivienda. Ese salto le quitó la posibilidad de que el texto fuera exitoso.
P: Por último, si pudieras hacer una síntesis de lo conversado e intentar proyectar esto hacia un futuro deseable o crítico en términos del derecho a la ciudad ¿Cuál es tu horizonte de sentido en estos temas?
AC: Ahí podría hacer mención al proceso actual, porque estamos en un proceso que si bien ha sido visto con indiferencia, y hasta con reluctancia por parte de la sociedad, en particular por los movimientos que fueron muy activos en el proceso anterior. Creo que, por un lado, se ha permitido mantener abierta la posibilidad de tener un texto hecho en democracia, porque Chile necesita una constitución democrática. Y en ese largo proceso constituyente, que incluye no solo la convención, sino el proceso de Bachelet, pero también a los cuestionamientos que surgen casi de inmediato, con la imposición del texto vigente en plena dictadura, hay conquistas que llegaron para quedarse, y una de ellas y la principal es el estado social y democrático de derechos, que es un giro en las lógicas estatales que han permitido la mercantilización de los derechos sociales. En ese marco, el anteproyecto constitucional elaborado por la comisión de expertos que me toco participar, creo que tiene varios avances y entre ellos está la consagración de la vivienda adecuada, que está en el Art. 16 en el número 28. Esto es importante porque si uno lo compara con el texto de la convención, se podrá decir que es inferior a él, pero en realidad el parámetro de comparación es el texto vigente, y ahí no hay mención a la vivienda a lo largo de él, lo que es bastante deficiente en términos comparativos, porque el derecho a la vivienda está en los pactos internacionales de derechos humanos. En esta propuesta se consagra el derecho a la vivienda adecuada y, aunque si bien no profundiza en que lo que es, se tiene que leer a la luz de los tratados internacionales, ya que la propia jurisprudencia asume los tratados internacionales a nivel suprainstitucional.
Además, en la propuesta del anteproyecto, se propone que se debe leer a la luz de los tratados internacionales, siempre buscando el mayor beneficio para las personas, en cuanto a tenencia, asequibilidad, accesibilidad, entre otras cosas. Es importante porque establece que el estado promoverá, desde entidades públicas y privadas, acciones que tiendan a la satisfacción de este derecho, con preferencia de la vivienda propia de conformidad a la ley. Aquí hay una respuesta a las interpretaciones torcidas que se instalaron en la convención respecto de la expropiación y de que nadie iba a tener vivienda propia, pero sin comprometer la posibilidad por parte del estado, en políticas públicas que no se limiten únicamente a la tenencia en propiedad. Es decir, esta norma es habilitante, promueve la seguridad de que la vivienda propia va a ser una prioridad por parte del Estado, pero no impide que el Estado establezca otras políticas. Y en la letra b, lo anterior era la a, el Estado se orientará a generar un acceso equitativo de servicios básicos, bienes y espacios públicos, movilidad segura y sustentable, conectividad y seguridad social. Estos elementos pueden ser leídos como un embrión de lo que en la teoría se conoce como derecho a la ciudad, a saber, la posibilidad del usufructo de toda la sociedad de los beneficios de la vida urbana, con justicia y participación. Desde esta perspectiva, las problemáticas que vivimos, como la segregación socio-espacial, deben ser abordadas desde la gestión de lo urbano, y a la luz de un Estado social y democrático de derecho, que dialogue con otros componentes de la propuesta como el derecho al medio ambiente sano y libre de contaminación, la protección del medioambiente y la biodiversidad, donde además hay un componente de justicia ambiental y desarrollo sustentable. Es así como el anteproyecto habilita la posibilidad de que podamos construir un ordenamiento territorial distinto que favorezca el ejercicio pleno de los derechos. También esto hay que leerlo a la luz del capítulo sobre descentralización, que es un apartado que quedó por sobre las expectativas que yo tenía en esta materia. Este capítulo contó con la unanimidad de quienes participaron de la comisión de expertos, tanto de la derecha como la izquierda, porque establecieron esto como una cuestión prioritaria para la gestión y consolidación de gobiernos locales, a nivel de toma de decisiones más cercanas a los ciudadanos, con un punto de vista territorial y heterogéneo, además con la necesidad de transferencia de recursos y atribuciones para que los gobiernos puedan efectivamente ser gobiernos, y no solo administradores de recursos. Por lo tanto, uno podría asumir que esta propuesta de anteproyecto que ahora va a estar en proceso de revisión, de complementación y enriquecimiento, pero también de elementos que se pueden sacar por parte del consejo constitucional, es una propuesta habilitante para que se pueda imaginar una ciudad más democrática e integrada, donde el derecho a la ciudad no sea una cuestión de unos pocos, sino que efectivamente algo que la sociedad pueda ejercer. Eso es lo que rescataría de ese proceso, que a pesar de que hay escepticismo y distancia desde los movimientos, ha habido un consenso que ha permitido que en este texto se consagre el derecho a la vivienda adecuada, y un embrión de lo que podríamos llamar como derecho a la ciudad. Con todo, sin la labor que han jugado los movimientos durante todos estos años, esto no hubiera sido posible.
Aproximación a las geografías feministas a partir del derecho a la ciudad. Talleres en las asociaciones vecinales de Valladolid (España)
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
Por: [Eva Consuelo Cano Plaza: Geógrafa, profesora asociada de la Universidad de Valladolid (España) y técnica de animación sociocultural de la Federación Vecinal Antonio Machado de Valladolid]

Resumen:
El proyecto ¡La igualdad una tarea en común! financiado por el Ayuntamiento de Valladolid (España) en 2022, comprende diferentes actividades, entre las que se encuentra el desarrollo de 7 talleres por el Derecho a la Ciudad en clave feminista, por parte de la Federación Vecinal Antonio Machado. Los talleres se realizaron el último trimestre del año pasado con la intención de reforzar la democratización ciudadana, abordando el activismo, la participación y toma de decisiones desde los barrios, atendiendo al visionado del espacio urbano con perspectiva de género y considerando la situación de cambio climático en la que nos encontramos.
Palabras clave: Derecho a la ciudad, feminismo, asociaciones vecinales, cambio climático
Ubicación y contexto expositivo.
La experiencia de los talleres por el Derecho a la Ciudad realizados por la Federación Vecinal Antonio Machado y financiados por el Ayuntamiento, han tenido lugar durante el último trimestre del 2022 en Valladolid. Dicha ciudad está ubicada en el cuadrante noroeste de la península Ibérica. Es capital de su homónima provincia y de la comunidad autónoma de Castilla y León. Se encuentra a 690 msnm y dispone de una superficie de 197,91 km2. Su clima mediterráneo continentalizado y seco, estima una precipitación anual es de 433 mm durante los equinoccios, con una fuerte oscilación térmica que deriva en una temperatura media anual de 12,7ºC.
Según el Instituto de Nacional de Estadística de España (INE) y bajo sesgos binarios, Valladolid (2022) registra 157.212 mujeres y 138.417 hombres con una densidad de 1.514, 4 hab./km². La ciudad comprende 12 distritos que se distribuyen a ambos lados del río Pisuerga, como límite natural, y a las lindes antrópicas de la vía del ferrocarril. Esta disposición urbana es relevante en el diseño del proyecto ¡La igualdad una tarea en común!
La Federación Vecinal Antonio Machado presentó el proyecto mencionado a la convocatoria del Ayuntamiento de Valladolid (2022), y de su aprobación emergió la realización de 7 talleres vecinales por el Derecho a la Ciudad en clave feminista, durante el último trimestre del año pasado, a fin de elaborar cartografías colaborativas desde los distintos barrios.
La metodología empleada comprendió un procedimiento híbrido entre lo digital y lo analógico, sobre la plantilla del “Mapa del Miedo”[1] bajo tres premisas:
Ubicación- determinada por la distribución de los barrios según su proximidad, para reunir a los mismos en torno a la actividad a realizar. La estrategia de agrupación pretendía fortalecer los lazos con los distritos más próximos al propio, y también ampliar el visionado de la acción cotidiana vecinal con el entorno.
Etaria- que responde a la composición demográfica actual de la ciudad [2], a la media de edad de quienes integran las asociaciones vecinales, 55 años[3], y a la consideración de brecha digital. Una de las mayores preocupaciones de las agrupaciones barriales es su continuo envejecimiento sin relevo generacional.

Feminista- La utilización de las plantillas del “Mapa del Miedo” en los talleres pretendía justificar la imperiosa necesidad de perspectiva del género en los espacios públicos bajo este enfoque, frenando el androcentrismo urbano y promoviendo una ciudad más inclusiva.
A efectos participativos, colaboraron 17 asociaciones vecinales con la siguiente secuencia distrital:
- 1º sesión: Barrio Rondilla , barrio España, barrio San pedro y barrio del Hospital
- 2º sesión: Barrio Delicias, barrio de Pajarillos, barrio Belén y barrio Pilarica
- 3º sesión: Zona centro, Vadillos, San Juan, Circular, San Andrés, Ribera de Curtidores y Paseo Zorrilla
- 4º sesión: Barrio de Parquesol
- 5º sesión: Barrio de La Overuela
- 6º sesión: Barrio de La Victoria, barrio Girón, barrio Huerta del Rey y Villa del Prado
- 7º sesión: Barrio de La Rubia, Covaresa, Arturo Eyries, 4 de Marzo, La Farola y zona Sur
La cuestión y aspectos etarios mencionados han marcado la utilización de los materiales, procurando el empleo de herramientas analógicas combinada con proyecciones digitales que permitieran la participación intergeneracional.
También se procuró que el espacio elegido para desarrollar las actividades fuera lo más accesible posible, y es por lo que se propusieron equipamientos sociales de gestión municipal, ubicados en distintos barrios: Centros Cívicos, Centros de Iniciativas Vecinales, el Centro Municipal de Igualad y el local de la Federación Vecinal.
La participación[4] resultante fue de un 66% de mujeres frente a un 33% de hombres.
Además de las cartografías impresas en DIN A3, se utilizaron dispositivos electrónicos (computadoras conectadas a red Wifi y un proyector) y materiales fungibles como gomets (adhesivos) y rotuladores de colores para la señalización y creación de los “Mapas por el Derecho a la Ciudad”.
Los talleres comprendían una duración de 2 horas por sesión con una parte inicial dinámica, seguida de un bloque teórico a modo de conversatorio crítico, y finalmente una parte íntegramente práctica y participativa. El guión de actuación fue:
- Dinámica de presentación de grupo (10 minutos)
- Vulnerabilidades, emociones y derecho a la ciudad (15 minutos).
- Urbanismo feminista (15 minutos)
- Valorar el Miedo de Valladolid de 2018 desde lo cotidiano.(15 minutos)
- Pautas de creación del mapa actualizado en clave cotidiana y de cuidados (10 minutos)
- Construcción colectiva del mapa por barrios (40 minutos)
- Tras lo realizado: propuesta de intervención desde el Ayuntamiento (15 minutos)
Tras la parte teórica y expositiva, que partía de las consideraciones del Derecho a la Ciudad de Henri Lefevbre, se hizo una contraréplica a partir de las emociones, la resiliencia, el empoderamiento y la puesta en valor de las vulnerabilidades como parte del ciclo vital de las personas y en los espacios urbanos. En este sentido, posteriormente las personas participantes construyen e identifican colectivamente las detecciones que perciben en sus barrios, elaborando un primer diagnóstico de la ciudad, con materiales identificativos (gomets) a través de siguiente leyenda:


Conclusiones, resultados y perspectivas
El abordaje del Derecho a la Ciudad en los talleres hizo emerger en los grupos participantes los conceptos de cuidados y la interdependencia (Herrero, Y., 2021) como la hoja de ruta de la regeneración urbana ecofeminista, con propuestas de acción resilientes, instrumentándose de mapas colaborativos como una herramienta democrática para crear otras maneras de vivir la ciudad, mediante códigos de seguridad, sororidad y alianzas colectivas.
En este sentido también se evidenció que los espacios públicos urbanos deben reforzar y facilitar lo comunitario y, en parelelo, el desarrollo personal, acrecentando los espacios de placer como vínculos para el empoderamiento de población en situación de desigualdad. En esto último, los talleres también subrayaron la relevancia de los espacios públicos como favorecedores del intercambio de miradas, perspectivas, metodologías y acciones para el bienestar ciudadano, poniendo en valor el autocuidado (Col-ectiu Punt 6, 2019 :96) e interpelando a la administración pública a implicarse con los mecanismos de actuación política con perspectiva feministas e interseccionalidad, para incrementar la calidad de vida de la población, en toda su diversidad y etapas vitales.
También los grupos apuntaron los puntos vulnerables que emergen de nuestras vidas cotidianas en el marco del Derecho a la Ciudad, en tándem con las geografías feministas, reclamando la necesidad de espacios públicos de descanso, zonas con baños públicos, acceso al suministro de agua potable, zonas de disfrute sin aire contaminado ni ruidos, áreas de diversión intergeneracional (sin necesidad de consumo económico alguno), tramos de resguardo frente a la lluvia, espacios de actividades de encuentro y actividades vecinales, etc.
También se subrayó la imperiosa necesidad de adaptación de los espacios públicos a los efectos del cambio climático en las ciudades, mostrando la necesidad de más zonas verdes, ajardinadas y carriles- bici que contrarresten la polución. A su vez, se propuso aumentar los puntos de agua potable en la ciudad, ante las inclemencias climáticas que ocasionan las altas temperaturas y, también la creación de espacios públicos sotechados a modo de refugio, ante las acuciantes lluvias que se presentan de forma repentina.
Las sesiones dejaron de manifiesto que el Derecho a la Ciudad, desde el activismo, propicia el ejercicio democrático de la ciudadanía como agentes de cambio: poniendo en valor su capacidad de observación en clave de ciudad cuidadora.
En la actualidad, la Federación Vecinal de Valladolid está pendiente de las apreciaciones percibidas desde el Consistorio, tras la entrega de los materiales cartográficos elaborados por las agrupaciones vecinales.

Referencias
Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (2012, 26 junio). Espacio, lugar y política en el momento actual. Conferencia de Doreen Massey [Video]
https://www.cccb.org/es/multimedia/videos/espacio-lugar-y-politica-en-el-momento-actual/211471
Crenshaw, Kimberlé W. (1991). Mapping the Margins: Intersectionality, Identity Politics, and Violence against Women of Color. Stanford Law Review, 43 (6), pp. 1.241-1.299. Traducido por: Raquel (Lucas) Platero y Javier Sáez
https://www.uncuyo.edu.ar/transparencia/upload/crenshaw-kimberle-cartografiando-los-margenes-1.pdf
Col-Lectiu Punt 6 (2019) “Urbanismo Feminista: Por una transformación radical de los espacios de vida”, Virus Editorial, Creative Commons
https://www.viruseditorial.net/paginas/pdf.php?pdf=urbanismo-feminista.pdf
El Mundo de Valladolid. (22 sept. 2019). Las asociaciones vecinales llaman a los jóvenes a involucrarse en sus barrios.
https://diariodevalladolid.elmundo.es/articulo/valladolid/asociaciones-vecinales-llaman-jovenes-involucrarse-barrios/20190922093400292596.html
Federación Vecinal “Antonio Machado” de Valladolid
https://www.vecinosvalladolid.org/la-federacion/directorio/
Fenster, Tovi. (2005). The Right to the Gendered City: Different Formations of Belonging in Everyday Life. Journal of Gender Studies – J GEND STUD. 14. 217-231. 1
https://www.researchgate.net/publication/238619511_The_Right_to_the_Gendered_City_Different_Formations_of_Belonging_in_Everyday_Life
Gómez Hernández, V. (2020) “Cuidados y vida cotidiana: aportes para pensar la dignidad de los barrios desde una perspectiva feminista”, TIF de Ciencias Políticas, Universidad Nacional del Rosario
https://polilab.unr.edu.ar/wp-content/uploads/2021/05/GomezHernandez-TIF.pdf
Gonzalo Morell, Constantino (2013). Democracia y barrio: el movimiento vecinal en Valladolid (1964-1986), Universidad de Valladolid
Herrero, Y. (2021) “Miradas ecofeministas para transitar a un mundo justo y sostenible”, Revista de Economía Crítica, 2(16), pp. 278–307.
https://revistaeconomiacritica.org/index.php/rec/article/view/334
Lefebvre H. (1968) El derecho a la ciudad, Urban
https://monoskop.org/images/3/3c/Lefebvre_Henri_El_derecho_a_la_ciudad.pdf
Little, J., Peake, L. y Richardson, P., (1988) Women in cities: Geography and gender in the urban environment, Palgrave Macmillan
ONU-Habitat – Mujeres haciendo ciudad (onuhabitat.org.mx)
https://onuhabitat.org.mx/index.php/webinar-planeacion-urbana-con-enfoque-de-genero-y-derechos-humanos/39-mujeres-haciendo-ciudad
ONU, La Nueva Agenda Urbana
https://onuhabitat.org.mx/index.php/la-nueva-agenda-urbana-en-espanol
Rodó-de-Zárate, M. & Baylina Ferre,M. (2018) Intersectionality in feminist geographies, Gender, Place & Culture, 25:4, 547-553
DOI: 10.1080/0966369X.2018.1453489
Sabaté Martínez, A, Rodríguez Moya , J. Mª y Díaz Muñoz, Mª A. (1995) “Mujeres Espacio y Sociedad. Hacia una geografía del Género”, Espacios y Sociedades, Serie Mayor nº 5
Sugranyes, A. y Mathivet, Ch. (2010) Ciudades para tod@s: Por el derecho a la ciudad, propuestas y experiencias, 2010
https://revistaplaneo.cl/wp-content/uploads/CiudadesParaTodos_castellano1.pdf
Valdivia, B. (2018). Del urbanismo androcéntrico a la ciudad cuidadora. Hábitat y Sociedad, 11, 65-84.
http://dx.doi.org/10.12795/HabitatySociedad.2018.i11.05
Zaragocin, S. (2020) Geografía feminista descolonial, Geopauta, Vitória da Conquista,
ISSN: 2594-5033, V. 4, n.4, 2020, p.(18-30)
https://orcid.org/0000-0002-0190-1439
http://periodicos2.uesb.br/index.php/geo
[1] El Patio Herreriano presenta el “Mapa del miedo. Repensando el espacio público desde una perspectiva de género | Portal Web del Ayuntamiento de Valladolid: https://www.valladolid.es/es/actualidad/valladolid-7b/patio-herreriano-presenta-mapa-miedo-repensando-espacio-pub
[2] La población vallisoletana dibuja una pirámide Regresiva o de Bulbo, caracterizada por una cúspide más ancha en comparación con su base, debido al descenso abrupto de la natalidad y el contínuco envejecimiento de la población, con una alta esperanza de vida, siendo el porcentaje de ancianos mayor que el de nacimientos (tendencia de los paises con un sistema de bienestar desarrollado).
[3] Datos contemplados de la justificación de la actividad “Generar un mapeo inicial por el Derecho a la Ciudad a partir de las vivencias cotidianas”
[4] No se manifestó ninguna identidad no binaria.
Recuperación de la memoria urbana feminista: Plaza de bolsillo Aurora Feminista
Recuperación de la memoria urbana feminista: Plaza de bolsillo Aurora Feminista
Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho| Julio 2023
Por: [Valentina Saavedra Meléndez. Arquitecta y Magíster en Urbanismo de la Universidad de Chile. Doctoranda de Geografía por la Universidad Autónoma de Barcelona. Académica Instituto de la Vivienda, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. Integrante de Vértice Urbano.
Luciana Pastor Martínez. Diseñadora de la Universidad de Chile y Magíster en Estéticas Americanas de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Académica del Departamento de Diseño, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. Integrante de Vértice Urbano.
María Paz Rodríguez Parada. Arquitecta y Diplomada en Derecho a la Ciudad y al Territorio con Perspectiva de Género de la Universidad de Chile. Revisora de Proyectos, SERVIU Metropolitano. Integrante de Vértice Urbano]

Resumen
Esta práctica presenta un ejercicio de memoria urbana desde una perspectiva feminista, aplicada en un proyecto convocado por el Gobierno Regional de Santiago para la primera Plaza de Bolsillo con enfoque de género, que tiene como objetivo la generación de actividades de emprendimiento y recreación de baja escala. Esto a través de una estrategia de reutilización de espacios centrales de la ciudad – base de urbanismo feminista -, mediante el uso de mobiliario urbano desmontable y administración de mujeres.
En el marco de una investigación llevada a cabo por Vértice Urbano y financiada a través de FONDART Nacional del Ministerio de las Artes, las Culturas y el Patrimonio, se espera contribuir a la reparación de los momentos y lugares olvidados de la memoria feminista. Así, esta Plaza de Bolsillo viene a relevar, a través de sus estrategias de diseño, la sede del periódico “Aurora Feminista”, uno de los lugares donde agrupaciones feministas difundieron publicaciones a favor de los derechos educacionales y laborales de las mujeres a principios del siglo XX.
En algunos meses, en el número 63 de la calle San Diego, se inaugurará la Primera Plaza de Bolsillo con Enfoque de Género que llevará por nombre “Aurora Feminista”.
Palabras clave: Plaza de Bolsillo, Memoria Urbana, Urbanismo Feminista, Santiago de Chile
Introducción
Las ciudades no son espacios neutros, reproducen los sesgos, beneficios y discriminaciones de la sociedad, frente a lo cual el urbanismo feminista ha manifestado la importancia de (re)pensar el espacio urbano desde una óptica feminista (Massey, 1998; Falú, 2009; Valdivia, 2018). Es decir, poner en valor las necesidades, intereses y contribuciones de las diversas realidades que habitan las ciudades, con énfasis en las mujeres, que a pesar de conformar más de la mitad de la sociedad, se nos sigue invisibilizando.
Esta invisibilización afecta la vida cotidiana desde incomodidades por las dimensiones de los espacios y mobiliarios pensados generalmente para un prototipo de hombre europeo sin responsabilidades de cuidados, hasta las sensaciones de inseguridad por la generación de zonas monofuncionales en la ciudad dedicadas a actividades masculinizadas (Kern, 2021).
A continuación, presentaremos un proyecto en el que participamos como Vértice Urbano, donde se vinculan dos ámbitos de la ciudad en que las mujeres son escasamente consideradas: la memoria urbana y los espacios laborales.
Memoria Urbana Feminista
La memoria urbana es un proceso de reconstrucción del pasado vivido por un determinado grupo que se estructura por un marco temporal y uno espacial, asociando un momento, fechas y periodos a lugares, objetos y construcciones donde aconteció un hito histórico. Este permite evocar el recuerdo de lo que sucedió en un determinado espacio (Halbwachs, 2002). Ahora bien, en nuestra sociedad existe una memoria oficial que sostiene una versión selectiva de la historia, por ejemplo, a través de símbolos o monumentos patrios, mayoritariamente masculinos y bélicos en las ciudades (Pollack, 2006), frente a lo cual se encuentran las “contramemorias”, que hacen reaparecer aquello que se ha intentado borrar (Calveiro, 2006).
Para los estudios de género y feministas, la práctica de recordar y visibilizar es una tarea central que busca construir relatos silenciados, debido a que el poder ha despojado a las mujeres de sus propias memorias (Troncoso y Piper, 2015). Según lo señalado por el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile (2021), tan solo el 4,8% de los monumentos públicos de la Región Metropolitana son dedicados a mujeres. En cuanto a las de calles, estaciones de metro, hospitales y aeropuertos con nombres de personas, como Vértice Urbano detectamos que sólo el 17% son femeninos. Cabe destacar que los escasos reconocimientos que existen a mujeres en el espacio urbano se centran en historias individuales, encontrando en reiteradas ocasiones la conmemoración, por ejemplo, a Violeta Parra y Gabriela Mistral, no así a momentos relevantes de la historia política y colectiva de las mujeres en Chile.
A partir de estos antecedentes, como Vértice Urbano estamos realizando el proyecto de investigación “Memoria urbana feminista: Espacios simbólicos de la conquista de ciudadanía de las mujeres en Santiago de Chile durante el siglo XX”[1], que tiene como objetivo estudiar los espacios urbanos que cobran relevancia para la conquista de derechos de las mujeres, de manera de contribuir a la construcción de una memoria urbano-espacial que reivindique los derechos de las mujeres como avances fundamentales de nuestra historia. Para ello, realizamos un catastro de aproximadamente 230 momentos históricos que geolocalizamos. Estos van desde los espacios de reunión de las mujeres del movimientos obrero y sufragista a inicios de siglo, hasta lugares intervenidos por las agrupaciones feministas en favor de los derechos humanos y de las mujeres en la década de los 80’.
Los resultados de esta investigación aún están en proceso, sin embargo, hemos identificado que uno de estos lugares se ubica casualmente a sólo tres cuadras del sitio baldío que la Gobernación de Santiago ha querido recuperar con la Primera Plaza de Bolsillo con Enfoque de Género.
Aurora Feminista: la Primera Plaza de Bolsillo con Enfoque de Género
La distribución de los espacios laborales en la ciudad ha significado una dificultad para la inserción de las mujeres en el mercado de trabajo formal. La responsabilidad social de los cuidados muchas veces imposibilita acudir a centros laborales ubicados a grandes distancias o desarrollar emprendimientos por situarse en espacios poco aptos para la infancia o personas mayores. Esto genera una limitante para la autonomía económica o la adopción de formas informales e inestables de ingreso.
A partir de lo anterior el Gobierno Regional de Santiago convocó a proyectos para una Plaza de bolsillo a construirse en calle San Diego N°63 que pusiera en el centro la autonomía económica y oportunidades laborales para las mujeres[2].
La estrategia de Plazas de Bolsillos es una activación de predios en desuso que son cedidos temporalmente a la administración pública para la generación de actividades de baja escala con mobiliario urbano desmontable y trasladable “en el bolsillo”. Esta tipología de plazas se ha expandido por la Región Metropolitana desde el año 2016, aportando notablemente a la recuperación de pequeños espacios en deterioro (GORE Metropolitano y Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2018).
Esta estrategia se condice con una de las bases del urbanismo feminista: la reutilización de los espacios centrales de la ciudad. Es decir, que sin derribar edificios para volver a construirlos se aprovecha el espacio de la ciudad para mejorar la vida cotidiana (Col Lectiu Punt 6, 2021).
La primera Plaza de Bolsillo con enfoque de género está a cargo de la oficina Ciudad de Bolsillo [3] , Arquitectura Más Studio, Otra Ciudad y Antropología UC y recibió la asesoría de género de Vértice Urbano y recibió la asesoría de género de Vértice Urbano. La plaza se basa en la compatibilización de espacios laborales con zonas de cuidados que permitan a las mujeres tanto activarse económicamente, como descansar. Esta contempla un área de cuidados con un tratamiento de suelo para evitar que niñas y niños se dañen al jugar, un área de lactancia y un muro de juegos que evita la generación de espacios ciegos. Además, la plaza contempla un Huerto Urbano pensado también en la generación de alimentación de proximidad y administración de las mujeres del barrio, además de stands de emprendimientos y camiones de comida (Foodtrucks).

Recuperación de espacios a través de la memoria
Uno de los hallazgos de nuestra investigación da cuenta que en el número 364 de la calle San Diego, a principios del siglo XX se ubicaba la sede del primer periódico feminista de la Región Metropolitana, “La Aurora Feminista”. Este defendió los derechos de las mujeres desde 1904, principalmente derechos educacionales y laborales, como herramientas de autonomía de las mujeres (Memoria Chilena, 2023). A partir de esto, en algunos meses en el número 63 de la misma calle, se inaugurará la Primera Plaza de Bolsillo con Enfoque de Género “Aurora Feminista”.

En miras de aportar a la reconstrucción de la memoria colectiva de las mujeres en el espacio público, como Vértice Urbano hemos propuesto la realización de un mural de mujeres literatas y medios literarios feministas del siglo XX, que han sido fundamentales para la conquista de derechos de todas las mujeres de Chile.

Bibliografía
Calveiro, P. (2006). La memoria como futuro. Actuel Marx/ Intervenciones, 3, 61-76.
Col Lectiu Punt 6 (2021) Urbanismo Feminista: por una transformación radical de los espacios de vida. Barcelona: Virus
Consejo de Monumentos de Chile. (2021). Estudio de monumentos públicos de mujeres. Santiago de Chile: Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
Falú, A. (2009). Mujeres en la ciudad: de violencias y derechos. Santiago de Chile: Ediciones SUR
GORE Metropolitano y Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (2018). Plazas públicas de bolsillo. Nuevas experiencias en generación de espacios públicos. Santiago de Chile: Intendencia Región Metropolitana de Santiago. Disponible en https://www.gobiernosantiago.cl/wp-content/uploads/2018/03/GUIA-PLAZAS-PUBLICAS-DE-BOLSILLO.pdf
Halbwachs, M. (2002). Fragmentos de la memoria colectiva. Athenea Digital, 2, 1-11.
Kern, L. (2021). Ciudad Feminista: La lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres. Manresa: Bellaterra Edicions.
Massey, D. (1998). Espacio, lugar y género. Debate Feminista, 17, 39-46.
Memoria Chilena (2023) La Aurora Feminista (1904). www.memoriachilena.cl, consultado el 11 de julio de 2023 en http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-97167.html
Pollak, M. (2006). Memoria, olvido, silencio. La producción social de identidades frente a situaciones límite. La Plata: Al margen.
Troncoso, L. y Piper, I. (2015). Género y memoria: articulaciones críticas y feministas. Athenea Digital, 15(1), 65-90.
Valdivia, B. (2018). Del urbanismo androcéntrico a la ciudad cuidadora. Hábitat y Sociedad, (11), 65-84
[1] Proyecto FONDART Nacional, Línea Arquitectura, Modalidad Investigación, Folio Nº636701 (Convocatoria 2022).
[2] https://corporacionrm.cl/wp-content/uploads/2022/08/BASES-POSTULACION-DISEN%C5%BDO-PRIMERA-PLAZA-ENFOQUE-GENERO.pdf
[3] https://www.ciudaddebolsillo.com/
Transformación urbana y humana de la ciudad inglesa de Sheffield bajo el relato de la película Full Monty | “Full Monty (1997)”
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por Soledad Bravo Salgado. Socióloga, Universidad de Chile. Mgs. En Ciencias del Trabajo, Universidad estatal de Milano. Lic. En análisis económico, Universidad estatal de Roma III. Docente y Directora de Proyecto Fundación Clotario Blest]

Resumen
Esta reseña analiza brevemente sobre la recualificación de los espacios urbanos ante la necesidad humana en las posibilidades de sobrevivencia, en situaciones de crisis económica. Esto no sólo despliega un cambio en los usos urbanos, sino que también implica una resignificación en el sentido de la vida, los valores y de los roles que se dan en la reproducción social y material de la existencia.
Palabras Clave: Transformación urbana, crisis económica, roles de género.
Introducción.
Este relato se desarrolla en la ciudad de Sheffield, norte de Inglaterra, región de Yorkshire. Escenario de una ciudad en proceso de transformación que fue protagonista, desde 1960, de un periodo de prosperidad económica debido a la pujante actividad industrial metalúrgica, lo que se provocó niveles de bienestar en la economía local inglesa y, en particular, europea antes de la relocalización industrial asiática. La película Full Monty representa los eventos de necesaria recalificación laboral de una serie de protagonistas que se encuentran ante el desafío de crisis económica local, replanteando sus trayectorias de vida a nuevos espacios de sentido y sobrevivencia.
En esta circunstancia, como suele ocurrir en los asentamientos urbanos colindantes a importantes actividades económicas con dedicación exclusiva, exigen cierta planificación urbana que se traduce enteramente a constituir una comunidad cómoda, en torno a una jornada laboral que acomode los horarios domésticos con aquellos públicos y laborales.
Se identifican así barrios unificados, territorial y estéticamente bajo el signo del ladrillo, en grupos habitacionales uniformes, que acogían espacios unifamiliares y discretos. Un ordenamiento vial que dirigía los cuerpos ordenadamente entre tiempos de labor y descanso. En ejemplos como estos se reconocen espacios comunitarios de ocio como estadios, cines, teatros, plazas con una fuerte identidad barrial y local. Ejemplos de este tipo de ordenamiento también lo tenemos en Chile, tanto en Chuquicamata como en Tomé, así como en barrios cercanos a las actividades ferroviarias en Santiago.

Declive urbano y resiliencia en Sheffield.
El relato fundamental de la película descansa precisamente en la circunstancia histórica y social posterior al periodo de pujanza económica, donde se representa el declive urbano, que se observa en el degrado, en la subutilización de los espacios de sus usos originales, tanto por el abandono, como por falta de un nuevo sentido. En el caso de Sheffield, esto responde a la circunstancia histórica de la liberalización económica, la supresión industrial local por su relocalización territorial y por el desempleo que empiezan a sufrir gran cantidad de ciudades inglesas. Este periodo de decadencia industrial, llevado a cabo por el gobierno conservador de Margaret Thatcher, se observa -de modo paralelo- una práctica y defensa de organizaciones sindicales, fuertemente debilitadas. Es en esta circunstancia que el paisaje de unificación de comunidad económica empieza a vaciarse, a fragmentarse. Donde antiguamente había un barrio ahora se perfila un campo de golf (como ocurre con los basureros en China).

Otro ejemplo visivo es la refuncionalidad del cine de barrio, donde se produce el estreno de la “nueva actividad” de los protagonistas. El cine degradado de su original función se presta para nuevas actividades de múltiples nuevos desocupados que se recalifican en nuevos oficios. Proliferan las bandas, los comediantes y diversos varietés, como expresión de nuevas formas de sobrevivencia. Todo esto en un espacio recalificado, en un necesario y nuevo estilo de ocio, el cual adquiere un carácter fundamental ante un ambiente que requiere de resiliencia y ante un sentimiento generalizado de angustia y alienación por la desocupación generalizada.
Aquí también hay un pequeño relato que se dirige a nuevas posiciones del género. El empleo masculino, a contrato fijo, con una jornada determinada que reconfigura una identidad masculina se ve un poco perdido de sentido cuando la estabilidad en la provisión queda al sustento femenino. Las mujeres protagonistas (casi todas empleadas en oficios de servicios. Situación tradicionalmente femenina hasta ahora) conservan sus empleos, y se replantean como figuras de la provisión material. Esta identidad masculina queda un poco a la deriva y se observa en la situación de vida de los diferentes protagonistas masculinos. Ahora es la evaluación (por lo tanto, una posición de poder) queda ante la mirada femenina. La exposición del cuerpo desnudo de los hombres delante de la mirada femenina, en su expresión más extrema (ancianos, delgados, gordos y gays) ante una “eventual” mirada de deseo femenino. Reconfigura toda la tradicional situación de los tiempos de la industrialización en un nuevo espacio, desde un cine (un espacio prefabricado) a un escenario (un espacio a la improvisación), delante de una nueva mirada, la femenina.
Otro ejemplo de recalificación es el lugar de ensayo de los protagonistas, una ex fabrica desocupada: vacía y sin incumbente ocupación ante tan vergonzosa y arriesgada actividad para tan circunstanciales personajes. Las escenas del transporte público también explicitan la situación social, el degrado, la desocupación la incumbente nueva pobreza. La observación urbana ante la nueva situación social tiene múltiples expresiones.

Conclusiones.
Hay testimonio de eso, no sólo en la utilización del suelo sino en la expresión cultural, sobre todo en la expresión de la escena musical de la época como el nacimiento y evolución del Punk y el pop industrial (como nostalgia) presente en la película como banda sonora.
Es así que se reconfiguran los espacios, lo que vuelve a ser tratado en la actual “serie”, secuela de la película reseñada que explicita espacios de gentrificación que en la película reseñada se presentan como degradados. En la serie, se infieren nuevos actores como por ejemplo. “El Estado” que se encarga de recrear escuelas públicas, modernas e integradoras, en escenarios que anteriormente se presentaron como degradados.
Esta es una obra que se representa no sólo por el viaje interior de sus protagonistas, sino además se refleja en las representaciones urbanas y públicas de un escenario local que transita desde el capitalismo industrial a aquel financiero y especulativo que necesariamente explicita nuevos actores como el Estado.
Referencias.
Cattaneo, P. (1997). Full Monty. 20th Century Fox.
Travesías en las paradas de buses en Chile: Migración, luchas y encuentros en la ciudad | “Un Viaje Espacial" (2019)
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por Juan Jara Ortega, Sociólogo UNAB, Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano, IEUT – UC.]

Resumen. “Un viaje espacial: Conversaciones bajo un mismo techo” es un documental dirigido por Carlos Araya y retrata la diversidad de personas que viven en Chile y las experiencias de espera que comparten. El documental se enfoca en los paraderos de buses en distintos lugares de chile, donde las personas de todas las edades, orígenes y estatus socioeconómicos se reúnen para esperar el transporte público, ahondando en las tensiones que se producen, pero también en las posibilidades de sociabilidad que entregan los paraderos.
Palabras Clave. Derecho a la ciudad, vida Cotidiana, migración.

Introducción.
El documental muestra cómo los paraderos son lugares de encuentro donde convergen personas migrantes y nativas. Aquí las personas pueden socializar, compartir historias y aprender sobre la cultura de los demás. Sin embargo, también muestra cómo los paraderos pueden ser lugares de tensión, donde las personas pueden ser objeto de discriminación o violencia.
De esta forma, se convierte en un llamado a la acción para que todas las personas trabajen juntas para construir una ciudad que sea justa y equitativa para todos, sirviendo de recordatorio de que los paraderos son más que solo lugares donde las personas esperan el autobús. Los paraderos son lugares donde las personas pueden construir comunidad, luchar por sus derechos y crear un futuro mejor para la ciudad.
Sin poder llegar a casa.
El documental se desarrolla en diferentes paraderos a lo largo de todo Chile, cada uno con su propia historia y dinámica. En uno de ellos se presenta un caso conmovedor de un hombre de nacionalidad haitiana, quién se encuentra perdido con su guitarra en la ciudad de Santiago. Este hombre desorientado y sin dominar el idioma español, se ve enfrentado a un desafío al intentar regresar a su hogar en la comuna de Pudahuel. Ante esta situación, decide esperar en un paradero de buses, buscando la ayuda y la orientación de quienes pasan por allí.
Con miradas de incertidumbre, algunas personas se acercan al hombre para tratar de entender su situación, sin embargo, la barrera del idioma y la falta de conocimiento específico sobre la ruta que lleva a Pudahuel dificultaban la comunicación y la ayuda que se le podía brindar.

En otra escena, un grupo de jóvenes se acerca a él para intentar ofrecerle ayuda. Los jóvenes le hacen preguntas sobre cómo se llama el sector donde vive, nombres de calles y le muestran un mapa, sin embargo, el hombre no conoce las respuestas a estas preguntas y no puede ubicarse a través de un mapa. Luego le preguntan si tiene algún familiar o conocido al que pueda llamar para obtener ayuda, pero desafortunadamente las personas con las que vive no cuentan con un teléfono. En ese momento, le aconsejan que no se vaya, ya que es tarde y puede resultar peligroso. El hombre argumenta que ya lo sabe, expresando su miedo en respuesta a este consejo.
Tratando de brindarle apoyo, le sugieren que no tenga miedo y le preguntan si tiene algún lugar donde pueda quedarse. Lamentablemente, el hombre tampoco tiene un lugar seguro donde acudir. Los jóvenes le indican la dirección de un restaurante de McDonald’s cercano y le informan que está abierto toda la noche, ofreciéndole la posibilidad de pasar la noche allí.
En este momento, se destaca una escena en la que le animan a tocar su guitarra. A través de esta invitación, se intenta crear un ambiente de calidez y conexión, permitiéndole expresarse de una manera que va más allá de las barreras del idioma.

Este caso es representativo de lo que quiere retratar el documental, trayendo a la luz la complejidad de la experiencia migratoria y las dificultades que enfrentan aquellos que se encuentran en un entorno que les parece ajeno. Esta historia particular en el paradero de buses es solo una de muchas que se presentan en el documental “Un viaje espacial”. A medida que la narrativa se desarrolla, se revelan más experiencias de migrantes y personas que se encuentran en situaciones similares, compartiendo un sentimiento de vulnerabilidad y la lucha por ser comprendidos encontrar un lugar en la ciudad.
Conclusión.
El paradero se convierte en un microcosmos de la ciudad, reflejando la diversidad, la cultura y las experiencias de quienes lo habitan. A través de este retrato, el documental pone de relieve la importancia del derecho a la ciudad. Las historias presentadas ejemplifican las dificultades que enfrentan muchas personas migrantes y vulnerables al tratar de incorporarse a las dinámicas de la ciudad. La falta de acceso a la información, las barreras del idioma y la falta de redes de apoyo pueden convertirse en obstáculos para la plena participación en la vida urbana. Además, el miedo y la incertidumbre se suman a las dificultades, generando una sensación de vulnerabilidad y exclusión. En conclusión, el documental invita a reflexionar sobre el derecho a la ciudad y la importancia de construir una ciudad más inclusiva, promoviendo que todas las personas puedan encontrar un lugar y sentirse parte de ella.

Referencias.
Araya, C. (2019). Un viaje espacial: Conversaciones bajo un mismo techo. María Una Vez.
Más allá derecho de la ciudad: hacia la vida buena y la defensa de la comunidad
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por: Carla Carabaca Videla. Licenciada en Sociología (Universidad Nacional de Cuyo). Diplomada en Estudios Agrarios Latinoamericanos (Universidad de la República del Uruguay). Diplomada en Jóvenes y Ruralidad (Corporación Claretiana Norman Pérez Bello). Maestranda en Ciencias Sociales y Humanidades con mención en Sociología (Universidad Nacional de Quilmes). Investigadora del SIIP-UNCuyo. Docente de nivel secundario (Dirección General de Escuelas). Profesional Técnica, Oficina de Ordenamiento Territorial (Municipalidad de Lavalle, Gobierno de Mendoza, Argentina). También se ha desempeñado como profesora de las cátedras Procesos Sociales Contemporáneos y Mendoza: territorio, población, estructura y conflicto (Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo).
Roberto Ignacio Lobos Villaseca. Profesor de Filosofía en la Universidad Santander en la Línea de Arte, Cultura y Humanidad e investigador en la Universidad Nacional de Cuyo. Encargado del departamento de Estudios de Fundación Plebeya y Miembro de la Asociación de Filosofía y Liberación]

Resumen:
El derecho a la ciudad tuvo la potencialidad de transformar de manera profunda la forma de producir el espacio. Hoy es indispensable que estas apreciaciones sean problematizadas con la intención de ir más allá de lo planteado por Lefebvre. Si desplazamos la idea de ciudad y nos centramos en su teoría de la espacialidad y la categoría de “utopía concreta”, heredada de Ernst Bloch, podemos trazar nuevas líneas desde otro locus enunciativo. Hay una serie de saberes nuestroamericanos propios que se han desarrollado en la búsqueda de una alternativa al capitalismo neoliberal. El Buen Vivir de los pueblos originarios ha sido retomado por las fuerzas mestizas como un nuevo horizonte utópico para el continente. Así, quizás sea posible un “espacio diferencial” para una geocultura propia el punto de encuentro entre la utopía concreta de Lefebvre y el derecho a la ciudad con las perspectivas comunitarias de un vivir transmoderno, descolonial y anticapitalista neoliberal de los movimientos comunitarios, sea esta “ciudad” o no.
Palabras clave: Derecho a la ciudad, vida buena, comunidad
Introducción
La noción “derecho a la ciudad” en su momento fue planteada como la posibilidad de construir una ciudad en la que se pueda vivir de forma digna, para la buena vida de todos y todas. Sin embargo, creemos que “pensar la ciudad” retomando la herencia de Henri Lefebvre implica trascender las discusiones que se reducen solamente al reconocimiento jurídico (y, por lo tanto, formal) del derecho a la vivienda, el hábitat, el ambiente y la centralidad residencial.
En el siguiente artículo pretendemos plasmar algunas ideas fuerza producto de un diálogo sostenido en los últimos tres años en torno al habitar. La pregunta que nos ordena es la siguiente, ¿Es acaso la ciudad centro neurálgico del capitalismo la solución para una forma de vida distinta? Los retos de construcción de una forma de vida, más allá de la modernidad y desde una crítica descolonial y anticapitalista, han aparecido como alternativa a la crisis sistémica en los momentos en la que el mundo comienza a agonizar tras la depredación del capitalismo sobre la naturaleza y el ambiente. Sin dudas, el colapso ambiental ha puesto la problemática del territorio y del espacio en el centro del debate.
I
Como afirman Carrión y Dammert-Guardi (2019), generalmente se plantea el derecho a la ciudad de forma abstracta, sin hacer referencia a los modos de producción y de reproducción de un tipo particular de ciudad: la ciudad capitalista, que es una máquina productora de exclusión, diferenciación y desigualdad. Esto hace de esta noción una categoría que es simultáneamente de comprensión de una realidad urbana específica (analítica) y de reivindicación de lo que se aspira: un proyecto urbanístico distinto (utopía). De este modo se plantea como una categoría política, no jurídica, aunque sí de legitimidad.
En su origen, tal como lo planteó Lefebvre (1969), el derecho a la ciudad es más que una necesidad social insatisfecha. Lefebvre entendía el derecho a la ciudad como el derecho de los habitantes urbanos a construir, decidir y crear la ciudad, espacio privilegiado en su concepción para la lucha contra el capitalismo. En las últimas décadas, esta categoría ocupó un lugar en el centro del debate político y su popularización ha hecho necesario disputar la precisión conceptual del concepto ante su uso oportunista. No obstante, la popularidad del concepto no ha venido acompañada de mayor precisión conceptual, sino todo lo contrario, de una banalización del término constituyéndose en un eslogan general y una categoría polisémica (Gnecco Quintero, 2020) profundizada por el “consumismo intelectual y académico” (Borja, 2017, p. 26). Se habla de construir ciudad y se da por hecho de que se busca un solo tipo de ciudad equivocadamente.
Nuñez (2013) sostiene que la banalización del término proviene de una apropiación de posicionamientos disímiles. El vaciado del término habilita un uso propagandístico, un formalismo sin materia, al punto de poder escuchar a sectores neoliberales hablar de la necesidad del derecho a la ciudad, como si se tratara de más y mejores espacios verdes. Además, la autora sostiene que la incomprensión del corpus total y complejo de la propuesta de Lefebvre se convierte en un obstáculo epistémico, bloquea el campo de posibilidades del concepto y su dimensión política, pero también estratégica, dejando fuera la propuesta político-revolucionaria del intelectual francés (Nuñez, 2013).
El término derecho a la ciudad apareció en 1968, cuando Lefebvre escribió su obra de título homónimo tomando en cuenta el impacto negativo sufrido por las ciudades en los países capitalistas, con la conversión de la ciudad en una mercancía al servicio exclusivo de los intereses de la acumulación del capital. Como contrapropuesta a este fenómeno, Lefebvre (1969) construye un planteamiento político para reivindicar la posibilidad de que las y los trabajadores puedan adueñarse de la ciudad. Frente a los efectos causados por el neoliberalismo, se propone esta perspectiva política como una respuesta posible.
Conforme al mismo marco teórico con el que abordó en términos generales el tema de la producción social del espacio, Lefebvre (1970, p. 36) analizó la producción del espacio urbano al proponer que cada modo de producción produce un tipo de ciudad que “lo expresa” de manera inmediata (visible y legible sobre el terreno) al tornar sensibles a las relaciones sociales más abstractas -jurídicas, políticas e ideológicas. Además, por un lado, analizó cómo a lo largo de la historia los cambios en el modo de producción dominante generaron una secuencia de producción del espacio urbano que se expresó, sucesivamente, en la ciudad política, la ciudad comercial, la ciudad industrial, para culminar en la fase “neocapitalista” en la sociedad urbana. Y, por el otro, destacó cómo en esta secuencia es posible identificar los cambios que se produjeron en las respectivas funciones, formas y estructuras urbanas, los cuales son los que establecieron las diferencias entre uno y otro tipo de ciudad a lo largo de la historia.
Sobre esta base, Lefebvre (1970) sostuvo que la realidad urbana modifica las relaciones de producción sin llegar a transformarlas. Se convierte en fuerza productiva, como ocurre con la ciencia. El espacio y la política del espacio “expresan” las relaciones sociales, al tiempo que inciden sobre ellas (Lefebvre, 1970, p. 25). Este constituye uno de los aspectos claves de la explicación lefebvriana, desde que muestra que el espacio cumple un papel instrumental crucial en la reproducción de las relaciones sociales capitalistas, donde la ciudad, no es un lugar pasivo de la producción o de la concentración de los capitales, sino que ‘lo urbano’ interviene como tal en los medios de producción.
Al centrar su atención en los efectos de la industrialización, Lefebvre concluyó que el crecimiento y expansión de la industria incidió en el desencadenamiento de una revolución urbana, que ha estado generando un tipo de espacio urbano que se diferencia, cada día en mayor grado, de los tipos de ciudad que existieron en el pasado: con la industria, la extensión del mercado, el mundo de la mercancía, con la importancia de lo económico y el capitalismo, la ciudad histórica, atacada de todas partes deja lugar a otra cosa (Lefebvre, 1974). En otras palabras, la interrelación entre industrialización y urbanización intensificó y aceleró la transición desde “la ciudad” (tal como había sido concebida hasta entonces), hacía un fenómeno diferente que se manifiesta a través de la “urbanización completa de la sociedad” a escala planetaria; esto es, la “urbanización consumada”. Ésta prolonga la tendencia fundamental del presente a través y al seno de la ‘sociedad burocrática de consumo dirigido’ (Lefebvre, 1970, p. 11; citado por Mattos, 2015, p. 7). La sociedad urbana está en gestación.
II
El derecho a la ciudad tuvo en su momento la potencialidad de transformar de manera profunda la forma de producir el espacio y, además, trae consigo la constitución de un sujeto social colectivo productor de la espacialidad. Hoy es indispensable que estas apreciaciones sean problematizadas con la intención de ir más allá de lo planteado por Lefebvre, teniendo presente que el autor desarrolló sus ideas antes de la caída de los socialismos reales. Sin embargo, si desplazamos la idea de ciudad y nos centramos en su teoría de la espacialidad y la categoría de “utopía concreta” –heredada de Ernst Bloch–, podemos trazar nuevas líneas desde otro locus enunciativo.
Más allá de Lefebvre, hay una serie de saberes nuestroamericanos propios que han ido desarrollándose en la búsqueda de una alternativa al capitalismo neoliberal. Estas proposiciones parten primeramente del reconocimiento de nuestro continente como el punto de inicio del desarrollo del capitalismo global, así como de la modernidad y la colonialidad que configuraron las formas y los ritmos de un mundo urbanizado.
Desde la teoría de la dependencia, la teología de la liberación, la filosofía de la liberación, la pedagogía del oprimido, el pensamiento descolonial, etc., se han articulado una serie de conocimientos autóctonos posibles de articular con la propuesta lefebvriana de ciudad y espacio diferencial. Los movimientos sociales del siglo XXI han ido en búsqueda de una utopía concreta, ya no centrada en la productividad cientificista a la que fue reducido el comunismo europeo, sino a una posibilidad de transformación que apela a un comunalismo local y las experiencias históricas de una geocultura propia. El punto de encuentro con el comunismo marxista se encuentra más cercano al Marx de los cuadernos Kovalevsky y las cartas con Vera Zasúlich que la experiencia histórica real.
El Buen Vivir de los pueblos originarios ha sido retomado por las fuerzas mestizas como un nuevo horizonte utópico para el continente y los movimientos comunitarios en defensa de la Madre Tierra nos han señalado otra forma de comprender el territorio y el espacio. La utopía concreta de Lefebvre puede articularse a su vez con la “utopía posible” de Franz Hinkelammert para pensar desde la vida el problema nuestro americano junto a la concepción del Buen Vivir, pero con el hincapié en la factibilidad. A la par, el filósofo Enrique Dussel también nos ha marcado un horizonte preguntándose ¿cómo aplicar la vida buena en la ciudad para el hommo urbanus? (Dussel, 2018), indicando que no hay aún una asimilación del Buen Vivir para la ciudad urbanizada, neoliberal, excluyente y desigual. Quizás sea posible un “espacio diferencial” para una geocultura propia el punto de encuentro entre la utopía concreta de Lefebvre y el derecho a la ciudad con las perspectivas comunitarias de un vivir transmoderno, descolonial y anticapitalista neoliberal de los movimientos comunitarios, sea esta “ciudad” o no. La vida buena como espacio diferencial es una posibilidad concreta, real, geo-culturalmente situada y con tradición histórica de las y los vencidos locales.
Referencias bibliográficas
Alvarado-Alegría, N. (2014). El derecho a la ciudad como derecho humano emergente. DigitalCiencia@UAQRO. https://www.uaq.mx/investigacion/revista_ciencia@uaq/ArchivosPDF/v7-n1/07Articulo.pdf
Borja, J. (2017). Contra la injusticia espacial, por los derechos ciudadanos, la igualdad y la sostenibilidad. Folios (32), 4-21.
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Autoconstrucción como bien común
VerAutoconstrucción como bien común
Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por: Sasha Chumpitaz Martínez [1]. Arquitecta y urbanista. Candidata a Magister en Ciudad y Urbanismo por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Arquitecta de la Dirección de Ordenamiento e Integración de Centros Poblados – Ministerio de Vivienda y Construcción (MVCS) Perú]

Resumen:
Durante las últimas décadas, diversas ciudades latinoamericanas han apostado por resolver los déficits de vivienda, a través de un enfoque economicista, priorizando la construcción masiva de proyectos habitacionales que posteriormente serán adquiridos mediante créditos hipotecarios. A consecuencia de ello, el déficit cualitativo (calidad de la vivienda) no forma parte sustancial de las políticas públicas de vivienda. Por ello, en función a una lógica de necesidad, los sectores con ingresos medios y bajos sostienen procesos de autoconstrucción para conseguir el “sueño de la casa propia”. Esto sin tomar en cuenta criterios respecto al contexto urbano territorial. En respuesta a ello, en el año 2021 se aprobó la Política Nacional de Vivienda y Urbanismo (MVCS, 2021) en Perú, que reconoce como principal problema público a la habitabilidad de la población, refiriéndose a las características físicas (internas) de la vivienda y las características externas a ella, como las del entorno urbano. Frente a ello, la presente columna recoge los debates iniciales e investigaciones parciales acerca de la autoconstrucción como bien común y el ejercicio del derecho a la ciudad, en el marco del desarrollo del Trabajo Final del Máster en Ciudad y Urbanismo de la autora.
Palabras clave: Autoconstrucción, bien común, política pública
El debate académico, técnico y político ha confirmado el fracaso de la regulación de tierras como única política de vivienda para los sectores con menores ingresos. Desde la aprobación de la Ley N°13517 Ley de Barriadas, el pacto urbano social que se institucionalizó en el Perú se tradujo en una separación de la regulación legal del suelo (titulación) y la regulación para el mejoramiento urbanístico de los barrios, entiéndase calidad de la vivienda y del entorno urbano donde se ubiquen. Riofrío (2009), certeramente, lo resumió en la frase: “Yo te doy suelo, y tú no me pides vivienda”. Con ello, la población asumió enteramente la producción masiva de viviendas, poniendo en marcha un conjunto de agencias, prácticas y expresiones que surgen desde la lógica de la necesidad (Abramo, 2011). Esto se constituyó en el proceso de autoconstrucción.
En esa línea, la modalidad autónoma que posibilita construir los espacios donde se habita se ha convertido en la principal alternativa de acceso a una vivienda; al mismo tiempo, en la forma de consolidación de los barrios autoproducidos. Turner (2018) afirmó que los procesos de autoconstrucción forman parte del desarrollo progresivo del hábitat popular, el cual se caracteriza por la capacidad colectiva de construir barrios y comunidades. En tanto, dichos procesos permiten usar, gestionar y producir la ciudad de manera autónoma, pero colectiva a su vez. Así se reconoce una complejidad relacional (Borch y Kornberger, 2015) que es el punto de partida para entender la autoconstrucción como bien común.
Riofrío y Driant (1987) señalaron que la autoconstrucción y la autourbanización son modalidades que permitieron construir un sistema popular que admitió que el capitalismo continúe produciendo viviendas. Lo que trajo consigo la dificultad de constituir un sistema nacional productor de viviendas populares con apoyo del Estado para institucionalizar o en su defecto masificar las prácticas y agencias comunes alrededor de la autoconstrucción. Contrariamente, el Estado se concentró en intentar acortar las brechas que genera el déficit cuantitativo de la vivienda, priorizando la construcción de viviendas nuevas en suelo nuevo.
Todo ello acrecentó el porcentaje de unidades habitacionales que presentan un déficit cualitativo y promovió indirectamente la precariedad de las condiciones físico-espaciales del hábitat popular. Esto debido a que al contener viviendas construidas sin asistencia técnica no se garantiza adecuadas condiciones de habitabilidad [2] y además se presenta mayor riesgo frente a eventos climáticos, sísmicos y/o sanitarios. En concordancia a la realidad, la reciente Política Nacional de Vivienda y Urbanismo de Perú (MVCS, 2021) reconoce como problema público nacional, las inadecuadas condiciones de habitabilidad de la población, refiriéndose a las características físicas (internas) de la vivienda y las características externas a ella, como las del barrio o entorno urbano donde se ubique.
En ese marco, se establece el Servicio N°24 (S24) que lleva por denominación “Fortalecimiento de capacidades para la construcción asistida y construcción de viviendas progresivas”. Dicho servicio pretende fortalecer las capacidades de profesionales y trabajadores de la industria de la construcción. De tal manera, estos últimos se encargarán de realizar el seguimiento y brindar la asistencia técnica de los procesos arquitectónicos, constructivos y estructurales de las viviendas que son materia de construcción asistida y construcción progresiva (PNVU, 2021).
Para hacer operativa la implementación del S24, se propone concebir la ciudad y los procesos de autoconstrucción como bienes comunes. Ello permitiría validar el conocimiento colectivo que se aplica en el territorio producido por diversos agentes comunitarios, sociales y económicos. De los cuales resaltan los maestros de obra, albañiles y operarios que se han convertido en agentes de lo común en la ciudad. Si bien la aplicación de sus conocimientos en el proceso de autoconstrucción no proviene de facultades de arquitectura o ingeniería, sí se distingue un acumulado de prácticas, experiencias y voluntades que han permitido sostener procesos socioculturales alrededor del parque habitacional popular y son la expresión casi totalitaria del ejercicio del derecho a la ciudad. Para Harvey (2012), estas dinámicas permiten transformar el espacio a partir de nuestros anhelos más profundos.
A este respecto, se requiere superar las metodologías tradicionales para el diseño de las políticas públicas de vivienda. Esto se sustenta en la necesidad de cambiar los paradigmas de la focalización de beneficiarios y los requisitos de acceso a un programa de vivienda que tenga por objetivo el mejoramiento de la habitabilidad. Por ello, se debe tomar como base los procesos actuales de autoconstrucción que deberán ser asistidos técnicamente para garantizar mejores condiciones de vida de la población.
En tal sentido, se propone incluir, desde un enfoque territorial, una diversidad multidimensional de criterios urbanos, culturales, sociales, ambientales y económicos que nos acerque a la inclusión residencial. Por lo que, no bastará preguntarnos: ¿quiénes serán los beneficiarios prioritarios?, sino que complementariamente se deberá responder a la pregunta: ¿Dónde se ubican las zonas de intervención prioritarias?
- Focalización poblacional
- Criterio socioeconómico
- Criterio de vulnerabilidad
- Focalización territorial
- Criterio habitacional del espacio edificado
- Criterio habitacional de las condiciones del entorno
- Criterio social organizativo
Cabe resaltar que, de acuerdo con la aplicación del criterio social organizativo, se han identificado los principales agentes de lo común en los procesos de autoconstrucción; así como, las estrategias de cogobernanza habitacional que posibilitan el ejercicio del derecho a la ciudad. Entre ellos resaltan: hogares autoconstructores, agentes sociales autoconstructores, agentes técnicos y académicos, agentes institucionales, agentes económicos locales y agentes financieros. Estos últimos son los que tradicionalmente ejercen poder sobre los territorios.
A modo de cierre, pero con la clara intención de iniciar un debate amplio acerca del cambio de paradigma en el diseño de las políticas públicas, se señala la necesidad de validar la autoconstrucción como modalidad de acceso a la vivienda y como una gran caja de herramientas que permita disputar las lógicas “correctas y regulares” de construir el hábitat popular. De tal manera, se podrá dar paso a las agencias y prácticas colectivas que transforman -bien o mal- la ciudad, entendiéndola como resultado de los deseos y anhelos colectivos y particulares de la ciudadanía. En tal sentido, la ciudad como derecho debe reconocer los procesos de autoconstrucción como bienes comunes.
Referencias bibliográficas
Abramo, P. (2011). La producción de las ciudades latinoamericanas. Mercado inmobiliario y estructura urbana. OLACCHI.
Driant, J. C, & Riofrío, G.. (ed.). (1987). ¿Qué vivienda han construido? Nuevos problemas en viejas barriadas. Institut français d’études andines.
Cubillos, R., Trujillo, J., Cortés, O., Rodríguez A. y Villar, M. (2014). La habitabilidad como variable de diseño de edificaciones orientadas a la sostenibilidad. Revista de Arquitectura, 16, 114-125. https://www.redalyc.org/pdf/1251/125138774013.pdf
Riofrío, G. (2020). Polistic Urban Lab – Civitic Estudios Urbanos (2020, 14 de octubre) Entrevista Gustavo Riofrío sobre producción social del hábitat y asentamientos informales. [vídeo en línea]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=WUs2GyBNAg0
Turner, J. (2018). Autoconstrucción. Por una autonomía del habitar. Pepitas de calabaza.
Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento. Decreto Supremo N° 012-2021-VIVIENDA que aprueba la Política Nacional de Vivienda y Urbanismo, con horizonte temporal al 2030, 15 de julio. Boletín del El Diario Oficial El Peruano (2021).
Harvey, D. (2012). Ciudades rebeldes. Del derecho de la ciudad a la revolución urbana. Akal
Borch C. & Kornberger M. (2015). Urban Commons: Rethinking the City. Routledge. https://zajednicko.org/mreznabibliografija/wp-content/uploads/sites/2/2018/04/Urban-Commons-Rethinking-the-City.pdf
[1] Esta columna es parte del desarrollo del Trabajo Final de Máster (Ciudad y Urbanismo, UOC): “Autoconstrucción como bien común”
[2] Se entiende el concepto de “habitabilidad” como la capacidad que tienen los espacios construidos o autoconstruidos, como las viviendas, para garantizar condiciones mínimas de confort y salubridad a sus habitantes (Cortés, 2014). Por tanto, se refiere a la calidad físico, estructural, espacial, funcional de la vivienda y los servicios básicos con los que esta cuenta: agua, desagüe, energía, internet, gas domiciliario.
El derecho a la ciudad justa y resiliente
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por: José Miguel Fuentes Zuleta. Sociólogo por la Universidad Diego Portales, Estudiante del Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Pontificia Universidad Católica de Chile]

Resumen:
Actualmente, la ciudad sufre una serie de problemas causados por la desigualdad, la sobrepoblación, la segregación, el cambio climático, entre otros. Estos problemas nos hacen pensar en que es necesario transformar la ciudad hacia una que sea más justa y contemple los derechos de sus habitantes; que considere la participación ciudadana y que el Estado tenga un real compromiso con este proceso y que sea un proyecto-ciudad con resiliencia socio-ecológica. Para lograr esta transformación es necesario primer preguntarnos cómo, para quién y qué ciudad queremos construir, especialmente considerando los desafíos globales que implica el Capitaloceno[1] y sus consecuencias en el medio ambiente
Palabras clave: Derecho a la ciudad, ciudad justa, resiliencia.
¿Hacia una nueva ciudad?
Debido a la situación por la que pasa el mundo en el siglo XXI, a saber, mayor frecuencia e intensidad de eventos naturales asociados a la crisis climática y los problemas sociales propios del modelo capitalista, han surgido agendas que plantean formas de adaptarse y enfrentar estos problemas propios del presente siglo.
Desde la conferencia de Estocolmo de 1972 hasta el Acuerdo de Paris de 2015, se ha levantado un discurso que señala la urgencia y necesidad de cambiar el modelo de producción y consumo insostenible que existe actualmente, el cual destruye el hábitat natural, agota los recursos y genera desigualdades. Sin embargo, en un periodo de casi cincuenta años no ha habido mejoras sustantivas respecto al cambio climático. La temperatura sigue en aumento y los gobiernos, incluidos el chileno, no se han atrevido a tomar medidas drásticas para mitigar el cambio climático. Los cambios estructurales han estado enfocados principalmente en el transporte y la energía, pero no en los sistemas económicos ni tampoco en los modelos de producción y consumo, que son las causas de base de la crisis.
En estas agendas se plantean objetivos enmarcados principalmente en una sustentabilidad débil o superficial; es decir, que busca combatir la contaminación y el agotamiento de los recursos, “pero no se hace cargo de las causas políticas, sociales, económicas y culturales de la crisis ambiental (Elizalde, 2009, p. 58). Si bien estos objetivos son importantes para lograr una ciudad más resiliente con la crisis climática, no representan un cambio real en el modelo imperante que ya ha demostrado que es insostenible con el medio ambiente. Resulta complicado enfrentar problemas como la sequía y las inundaciones mientras se sigan incentivando actividades productivas que consumen grandes litros de agua o mientras se siga construyendo en las riberas de ríos o cerca de humedales.
El derecho a la ciudad justa como respuesta al capitaloceno
A partir de estos problemas, propongo que una forma de lograr esta transformación de la sociedad es mediante el derecho a la ciudad justa.
El derecho a la ciudad y la ciudad justa son dos conceptos distintos, pero que lejos de divergir, convergen (Conolly y Stein, 2009). Como propuso Lefebvre (1969) hace ya poco más de medio siglo, el derecho a la ciudad no es simplemente el derecho a lo que ya está, a la ciudad tradicional, sino el derecho a una ciudad renovada. Respecto a la ciudad justa, este concepto acuñado por Susan Fainstein (2013) remarca la importancia de la justicia social en la planificación de las ciudades.
Prefiero hablar de derecho a la ciudad justa en lugar de ciudad justa a secas, entendiendo que se incorporan los principios del derecho a la ciudad en la búsqueda de esta nueva ciudad, poniendo énfasis en que la transformación urbana juega un rol central en la lucha por redefinir derechos y libertades y reconfigurar los procesos sociales que ocurren en la ciudad.
La inequidad y la injusticia social –que son dos aspectos por los que lucha la ciudad justa—, y la crisis climática están intrínsecamente relacionados, ya que ambos tienen un impacto significativo en la vida de las personas y en la sostenibilidad de las ciudades. Por un lado, el cambio climático no afecta a todos por igual, sino que afecta de manera desproporcionada a los grupos más vulnerables de la sociedad. Por otro lado, la ciudad justa plantea un enfoque basado en los derechos humanos, poniendo sobre la mesa, en este caso, la justicia climática como un elemento fundamental a considerar en la planificación de la ciudad.
El derecho a la ciudad justa promueve la equidad, la participación ciudadana y el acceso a servicios básicos, mientras que el cambio climático exige la adopción de medidas para reducir las emisiones, adaptarse a los impactos y proteger a los grupos más vulnerables. Ambos conceptos convergen en la construcción de un futuro urbano más sostenible y habitable.
¿Podrán sobrevivir nuestras ciudades?
El célebre geógrafo catalán Jordi Borja abrió la pregunta sobre si “¿La ciudad puede ser el medio de la transformación política y en consecuencia la socio-económica, cultural y ambiental?” (2019, p.57). A partir de lo plasmado en este escrito la respuesta podría ser afirmativa o negativa, dependiendo completamente de qué tipo de ciudad y bajo que modelo la queremos construir.
La ciudad no sólo depende de los planificadores urbanos, sino que depende de la cooperación de diversos actores económicos políticos y sociales. A fin de cuentas, es el urbanismo el que determina las condiciones de vida de la ciudadanía y como tal debiese incorporar a todos los actores relevantes. Se necesita no solo un Estado o municipio comprometido con el cambio, sino también a la comunidad que habita en el territorio.
Se necesita una planificación que tenga en consideración que los procesos sociales, económicos, tecnológicos y culturales son globales, pero que la ciudad es local y como tal tiene sus propias especificidades políticas, jurídicas, culturales, ambientales y sociales. “Pensar global, actuar local” como reza la proclama.
Se necesita una ciudad sostenible y resiliente que vaya más allá del capitalismo verde y de las soluciones antropocénicas. La esencia de la nueva ciudad, por un lado, será su capacidad de adaptación al sistema socio-ecológico ante las nuevas situaciones propias de la crisis ambiental actual; su capacidad de poder adaptarse al riesgo, aprender de su historia y estar más preparados ante futuros escenarios de desastres; y su capacidad de estar estrechamente imbricada con su territorio, buscando el equilibrio territorial entre la ciudad y la naturaleza.
Referencias bibliográficas
Borja, J. (2019). Ciudadanía, derecho a la ciudad y clases sociales. O la Democracia versus el Derecho. Derecho a la ciudad, una evocación de las transformaciones urbanas en América Latina, 25-59.
Conolly, J. y Steil, J. (2009). Introduction. Finding justice in the city en P. Marcuse, Connolly, J., Novy, J., Olivo, I., Potter, C. & Steiil, J. (ed) Searching for the Just City. Debates in urban theory and practices. Routledge.
Elizalde, A. (2009). ¿Qué desarrollo puede llamarse sostenible en el siglo XXI?: la cuestión de los límites y las necesidades humanas. Revista de educación.
Fainstein, S. (2013). Planificación, justicia y ciudad/Planning, justice and the city. Urban, (06), 7-20.
Lefebvre, H. (1969). El derecho a la ciudad. Península.
Torunczyk, D. (2019). Anthropocene or Capitalocene? Nature, History and the Crisis of Capitalism. Utopía y Praxis Latinoamericana, 24 (84), 125-129
[1] Escojo el concepto de Capitaloceno en lugar de Antropoceno para referirme a este periodo socioambiental; ya que, como señala Jason Moore, el Antropoceno refiere más bien a un proceso geológico, no sociohistórico, por lo que no permite explicar las múltiples relaciones sociales e históricas que nos han llevado a la crisis planetaria actual (Torunczyk, 2019). De esta manera, al hablar de Capitaloceno, se excluye la idea de que la actual crisis es un problema exclusivamente tecno-político para, en cambio, establecer que la acumulación de capital y la racionalidad capitalista son los causantes de la crisis, no la actividad humana per se.
Educación y derecho a la ciudad: una propuesta de formación ciudadana
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por: Marcelo Mardones Peñaloza. Licenciado y Magister en Historia, Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos. Escuela de Historia Universidad Diego Portales]

Resumen:
¿Cómo y para qué promover el derecho a la ciudad en las comunidades educativas? A partir de la revisión de algunas experiencias recientes realizadas en diversos establecimientos del Área Metropolitana de Santiago, Chile, el autor reflexiona sobre la necesidad y las posibilidades que los ejercicios sobre memoria e historia local ofrecen para la comprensión de hacia qué apuntamos cuando discutimos sobre la promoción de un derecho de nueva generación. A pesar que este se entrelaza a varias de las luchas, las comunidades locales la han dado por cuestiones como la vivienda y el habitar desde el siglo XX. Se propone así una observación sobre las posibilidades que ofrece la academia para extender sus discusiones y análisis hacia la ciudadanía mediante la auto comprensión de la experiencia en la ciudad y sus posibilidades.
Palabras clave: Educación; historia local; derecho a la Ciudad
Creo necesario partir esta reflexión con una pregunta: ¿Quiénes tienen derecho a la ciudad? Durante el mes de mayo recién pasado, tuve la oportunidad de realizar una serie de talleres sobre Historia Local y Patrimonio para estudiantes de octavo básico en distintos establecimientos educacionales pertenecientes a la red de la Sociedad de Instrucción Primaria. Ubicados en distintos puntos de Santiago, la actividad buscaba conectar a las comunidades escolares con su entorno en un ejercicio que permitiera conocer el desarrollo histórico de los barrios donde se encontraban los establecimientos. Además, se buscaba promover la reflexión respecto a las carencias y problemáticas que los afectaban. Había en ello un desafío mayor; ya que, si bien algunos colegios se encontraban en áreas donde se podían identificar elementos arquitectónicos y urbanísticos de carácter patrimonial que reforzaban el discurso más tradicional respecto al valor histórico y la conservación de la ciudad, otros parecían alejarse en forma radical de estos criterios.
El caso donde esta cuestión se hizo más notorio fue en un establecimiento ubicado en la población José María Caro de la comuna de Lo Espejo, uno de los municipios con menos recursos y más desigualdades urbanas de la capital chilena. El establecimiento mostró inicialmente dudas respecto al valor de una actividad en un sector que, según algunos de sus docentes, “no tenía nada que mostrar”. En la comunidad escolar parecía prevalecer el paradigma de la seguridad, donde su principal opuesto era el espacio público: identificado como agreste, peligroso y de poco interés para el aprendizaje de las y los estudiantes. Estos últimos realizaban sus actividades hacia el mundo contenido en el perímetro del establecimiento. Es imposible negar que muchas de estas impresiones se apoyaban en la presencia de grupos delictuales y hechos de violencia que ocurren en diversos sectores periféricos de Santiago. Estos reforzados por los medios de comunicación y sus discursos que amplifican los temores de la población.
Sin embargo, tras algunas conversaciones con directivos y docentes respecto a la actividad, logramos coincidir en un hecho: si la propuesta buscaba reforzar la relación del estudiantado con el territorio y darle una relectura a la noción de patrimonio, no limitándola a las áreas primadas de la ciudad ni a hitos arquitectónicos ajenos a la realidad local, debíamos realizarla en el entorno inmediato al colegio. La actividad debía constar de dos instancias. La primera era un taller donde el expositor daría cuenta de la evolución urbana del sector ligándola a los grandes procesos de transformación urbana que experimentó Santiago desde la década de 1930. En ella hablamos de algunos elementos que habían determinado el crecimiento urbano en la zona, como el aeropuerto de Cerrillos o la feria de Lo Valledor, un poco más al norte. Además, se habló de la conformación de la misma población José María Caro, hito de la ciudad popular como uno de los mayores proyectos de vivienda social construidos a inicios de la década del sesenta.
Acá surgió una cuestión de relevancia para la reflexión que nos convoca: ¿Es posible educar respecto al derecho a la ciudad sin una memoria histórica de la misma? La pregunta no es menor cuando observamos que un grupo importante del estudiantado en barrios populares de Santiago son de origen migrante que necesitan profundizar los lazos con el entorno urbano que los acoge, como también para sus pobladores históricos. Según la experiencia de los talleres de Lo Espejo y otros sectores de Santiago, como en San Bernardo[1], la integración de las comunidades migrantes, la contención de conflictos sociales, la discusión de los problemas del territorio y el levantamiento de propuestas para una mejor calidad de vida local surgían de la memoria territorial. Tanto la metodología aplicada en San Bernardo como la experiencia de Rosa Elvira de Matte permitió conectar la experiencia de distintos grupos etarios respecto a las problemáticas observadas, uniendo a estudiantes, docentes y apoderados en una discusión común sobre los conflictos urbanos y el valor de la identidad local.
Esto se hizo notorio al desarrollar la segunda actividad en Lo Espejo. Mediante un recorrido por el entorno del colegio donde, además de identificar puntos de interés y sentido para la comunidad, se discutieron cuestiones como el aislamiento respecto a infraestructuras de transporte como el metro y las fronteras que representaban otras (autopistas urbanas, líneas férreas), la ausencia o limitaciones de acceso a áreas verdes y de la gestión de residuos. La memoria de los apoderados respecto a sus experiencias durante la dictadura, o cuando se convivía con un cercano paisaje rural, se combinaba a la observación de niños y niñas que asumían una mirada crítica con respecto a donde crecían. A mi juicio, la consolidación del derecho a la ciudad como horizonte común y vital para una sociedad donde la población urbana, según estimaciones del INE, debería bordear el 90% al final de la década, debe necesariamente partir de una reflexión de base a las cuales pueden contribuir estas experiencias.
El riesgo de no desarrollar estrategias de este tipo extiende la posibilidad de separar a las comunidades de los discursos teóricos que los pretenden representar en la materia. En tal sentido, no puedo ignorar en este cierre una mirada a la cuestión del derecho a la ciudad y el habitar presentados en el fallido proyecto constitucional plebiscitado el 2022. Empantanados en una discusión sobre la vivienda mediatizada, las interesantes propuestas sobre la ciudad contenidas en el artículo 52 no lograron congregar el interés para la ciudadanía. Personalmente, creo que esta ausencia de conexión entre las discusiones teóricas y el interés de la población demostrado en este episodio puede ser contrarrestado mediante una labor donde memoria, historia y ciudad, así como una relectura a la noción de patrimonio, puedan ser entendidas como herramientas para el desarrollo social de las comunidades urbanas.
[1] Se desarrollaron cartografías colectivas durante el año 2021 en el colegio Carlos Condell de San Bernardo, ubicado en uno de los mayores conjuntos de vivienda social de los años noventa y hoy caracterizado por la vulnerabilidad social y urbana.
El derecho a la ciudad frente a la segregación socioespacial. Una reflexión sobre la accesibilidad económica en los centros históricos
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por: Ximena Salazar-Guamán. Arquitecta con un Máster en Ordenamiento Territorial. Candidata al Doctorado en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible por la Universidad Nacional del Cuyo, Mendoza, Argentina. Docente Investigadora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo e integrante del Grupo de Investigación Territorium de la Universidad de Cuenca.
Bernarda Patricia Martínez Reyes. Grupo de Investigación Territorium de la Universidad de Cuenca.
Karen Elizabeth Chica Cobos, Grupo de Investigación Territorium de la Universidad de Cuenca]

Resumen:
La visión integrada de conceptos como el derecho a la ciudad, la segregación socioespacial y el desarrollo de actividades económicas en los centros históricos presenta un panorama complejo. El derecho a la ciudad, un concepto acuñado por Henri Lefebvre, promueve la equidad en el uso y producción del espacio urbano. Sin embargo, en muchas ciudades latinoamericanas, este derecho se ve amenazado por la segregación socioespacial, un fenómeno que intensifica la desigualdad social. Los centros históricos, espacios de integración y encuentro, han sufrido una revalorización económica que ha excluido a ciertos grupos socioeconómicos. Además, la proliferación de ciertas actividades económicas como restaurantes y bares, ha limitado aún más el acceso a estos espacios. En conclusión, es imperativo resistir estos procesos de segregación y trabajar hacia la creación de ciudades que sean inclusivas y equitativas, en línea con el espíritu del derecho a la ciudad.
Palabras clave: Derecho a la ciudad, segregación socioespacial, centros históricos
El derecho a la ciudad y la segregación socioespacial en centros históricos
El derecho a la ciudad, un término acuñado por Henri Lefebvre (Lefebvre, 2016), se ha convertido en un pilar fundamental en las discusiones sobre planificación y política urbana. Este derecho defiende la posibilidad de los habitantes de la ciudad, tanto presentes como futuros, de utilizar, ocupar y producir espacio urbano de manera justa y equitativa. No obstante, en muchas ciudades de América Latina se ve amenazado por procesos que intensifican la fragmentación y desigualdad entre diferentes estratos sociales, conocidos como segregación socioespacial (Linares & Lan, 2007).
La segregación socioespacial, un fenómeno que alude a las disparidades sociales dentro de un grupo poblacional y a la separación en categorías con un grado de distinción jerárquica o valorativa, se manifiesta en el espacio en el que se desarrollan (Linares & Lan, 2007). En el contexto latinoamericano, los procesos de producción y apropiación del espacio urbano han exacerbado estas disparidades, dando lugar a una mayor fragmentación socioespacial. Este fenómeno, consecuencia intrínseca de los modelos de producción capitalista, se manifiesta principalmente como expresión espacial de las diferentes clases sociales según el tipo de actividad económica que realicen (Linares, 2009).
En este escenario, los centros históricos, espacios simbióticos caracterizados por ser lugares de integración, articulación, encuentro y conectividad, adquieren un significado especial en la vida colectiva (Carrión, 2005). Sin embargo, en los últimos años se ha experimentado una revalorización del espacio urbano, como las centralidades históricas (Escamilla Galindo et al., 2022). Este cambio en el uso del suelo, reflejo de la producción capitalista del espacio, ha llevado a la exclusión de ciertos grupos de la población, especialmente aquellos con menos recursos económicos, limitando su acceso a estos espacios y su capacidad de participar en su producción y gestión. En este contexto, a continuación, se esbozan algunas reflexiones sobre cómo la segregación socioespacial y la revalorización económica de los centros históricos pueden limitar el derecho a la ciudad.
Segregación, derecho a la ciudad y economía en entornos patrimoniales
La relación entre segregación, derecho a la ciudad y entornos patrimoniales ha sido objeto de estudio en diversas disciplinas, desde la sociología urbana hasta la planificación y gestión del patrimonio (Fainstein, 2014; Marcuse, 2009; Smith, 2017). Se ha observado que la segregación socioespacial puede limitar el derecho a la ciudad, especialmente en los centros históricos revalorizados económicamente (Atkinson & Bridge, 2005; Lees, 2008).
Además de la vivienda, otros estudios han examinado la segregación en relación con diversas actividades económicas, incluyendo los servicios de alimentos y bebidas. Así, Zukin (1996) y Lloyd (2010) han analizado cómo la gentrificación y la revalorización de los centros históricos han llevado a la proliferación de restaurantes y bares de alta gama, lo que puede excluir a los residentes de bajos ingresos, limitando su derecho a la ciudad. Empero, a pesar de la creciente atención a este tema, aún existen brechas en nuestra comprensión de cómo estos procesos interactúan y pueden ser abordados para promover una mayor justicia espacial. Además, se ha dado menor atención a como los entornos patrimoniales -centros históricos-, pueden utilizarse para resistir la segregación y promover el derecho a la ciudad (Graham, 2002; Zukin, 2011).
El derecho a la ciudad y el desarrollo de actividades económicas en los centros históricos
El derecho a la ciudad, según Lefebvre (2016) y como lo define David Harvey (Harvey, 2013), no es el simple derecho a acceder a lo que han decidido los especuladores de la propiedad y funcionarios estatales, sino el derecho activo a hacer una ciudad diferente, adecuarla según nuestros anhelos y rehacernos también nosotros de acuerdo a una imagen diferente.
Las actividades económicas se refieren a los procesos mediante los cuales las personas producen bienes y prestan servicios para satisfacer necesidades poblacionales en función de las lógicas del mercado y ser recompensados financieramente (Banco Central de Reserva de El Salvador, 2017). Los usos de suelo considerados como “más rentables” se refieren a aquellos destinados a la prestación de un servicio, los cuales se han ubicado en el centro histórico debido al aumento de la actividad turística en la zona. Como resultado, se ha incrementado la cantidad de hoteles y restaurantes en este espacio (Astudillo et al., 2017).
En este sentido, el patrimonio ha sido absorbido por el mercado, las inversiones realizadas en los centros históricos han provocado cambios significativos en distintos ámbitos, como el económico, urbano, cultural y social, lo que ha llevado a una revalorización de su base material: los precios del suelo, los alquileres y la propiedad inmobiliaria (Carrión, 2011). Además, las políticas que actualmente se implementan para conservar estos lugares no solo buscan mantener o mejorar su aspecto urbano, sino también se enfocan en transformarlos en zonas altamente productivas donde priman los intereses económicos y privados de un grupo de la población (Escamilla Galindo et al., 2022). Esto mediante el cambio de usos de suelo hacia actividades rentables, aprovechando el patrimonio para fines de reproducción del capital (Pauta, 2019).
Por consiguiente, la interrogante radica en hasta qué punto las nuevas actividades económicas en los centros históricos constituyen un limitante para que la ciudad sea un espacio para satisfacer necesidades humanas, ya que los costos de estos servicios, específicamente restaurantes, representan barreras reales para poder acceder a estos espacios.Principio del formulario
Efectivamente, en los centros históricos se evidencia una fuerte tendencia al aumento del número de servicios asociados a restaurantes, bares, etc., en general a la prestación de servicios de alimentos. Esto para aprovechar su estratégica localización, así como su entorno patrimonial para elevar su categoría, lo que lleva consigo un incremento de los costos de dichos servicios a los usuarios. Estos altos costos de acceso constituyen un desafío para el derecho a la ciudad, ya que estas barreras limitan la capacidad de las personas para participar plenamente en la vida de la ciudad y acceder a sus beneficios de manera equitativa. En este sentido, el derecho a la ciudad no es simplemente un derecho legal o formal, sino es un derecho que se realiza y se lucha en la práctica. Por ello, su realización requiere no sólo cambios en las políticas y prácticas de planificación y gestión urbana, sino también la construcción de movimientos sociales y políticos que luchen por la justicia espacial y la democratización del espacio urbano.
El análisis de la segregación socioespacial y el derecho a la ciudad en los centros históricos nos lleva a reflexionar sobre la complejidad y los desafíos inherentes a la urbanización contemporánea. La revalorización económica de estos espacios, impulsada por la lógica del mercado, ha exacerbado las desigualdades existentes, limitando el acceso y la participación de ciertos grupos en la vida urbana; sin embargo, el derecho a la ciudad, entendido como una expresión social cambiante y variable que busca satisfacer las necesidades humanas fundamentales y mejorar la calidad de vida, nos ofrece una perspectiva esperanzadora. Este derecho nos recuerda que las ciudades son, en última instancia, construcciones sociales y que todos los habitantes tienen el derecho a influir en su forma y función (Peñafiel-Mora et al., 2020). Por lo tanto, es imperativo que busquemos formas de resistir y contrarrestar los procesos de segregación, trabajando hacia la creación de ciudades que sean inclusivas, justas y equitativas. En síntesis, en búsqueda del bien común.
Referencias bibliográficas
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Derecho a espacios públicos de calidad | “La humanización del espacio urbano: La vida social entre los edificios (2022)”
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
[Por: Tomás Artaza Covarrubias. Licenciado en Sociología, Universidad de Concepción]

Resumen
Existe una gran relación entre la calidad de los espacios públicos y la cantidad, duración y tipos de actividades sociales que en ellos se puedan desarrollar. Influyen diferentes componentes en la disposición física que fomentan o inhiben el contacto asociado principalmente a los sentidos de la visión y audición. El libro invita a reflexionar principalmente sobre la escala y forma en que se diseña y construye la ciudad. La presente reseña indica brevemente la estructura del libro para luego detenerse en dos elementos que agrupan el mensaje central del autor: la importancia de un entorno físico de calidad, es decir, un espacio público que reúna las condiciones para el desarrollo de las interacciones y actividades sociales; y también la especial atención que le presta a los sentidos y como entendiendo éstos desde su funcionamiento, es que diversas disposiciones físicas pueden facilitar la comunicación y las actividades sociales en sus distintos niveles. Se concluye estableciendo el nexo entre la “humanización del espacio urbano” y el derecho a la ciudad, en donde es pensar y proyectar la ciudad a escala humana una vía para que vuelva a consolidarse la cohesión social y con ello la seguridad, participación ciudadana y política, entre otras.
Palabras Clave: Espacio público, actividades sociales, derecho a la ciudad
Introducción
Se propone una relación entre el Derecho a la Ciudad y el libro presentado por Jan Gehl (1936), quien analiza cómo se deteriora la calidad de vida en la ciudad a partir de las nuevas formas de pensar y diseñar la urbe orientada a los grandes edificios y el uso del automóvil, como los espacios públicos pierden su capacidad de ser un punto que favorezca las actividades e interacciones sociales. El libro se compone de diecinueve capítulos repartidos entre cuatro partes: I. La vida entre los edificios, II. Requisitos para proyectar, III. Agrupar o dispersar: proyectos de ciudad y de conjuntos y IV: Espacios para caminar, lugares para estar: proyectos de detalle. La presente reseña se centra en dos elementos que aúnan gran parte de su mensaje respecto a la relación de la configuración del espacio urbano con el comportamiento social, concluyendo luego de manera breve su complementariedad con el derecho a la ciudad.
Espacio público de calidad
La ciudad en su complejidad cumple diversas funciones, una de ellas es la dimensión socializante en donde toma relevancia sobre todo el diseño del espacio público para que favorezca la aparición de la vida social en la ciudad. Identifica tres tipos de actividades exteriores: las necesarias, ligadas a un mayor grado de obligatoriedad como traslados a lugar de trabajo o estudio; las opcionales, según deseo o disposición de tiempo y lugar; y las sociales o actividades resultantes, dependen de las dos anteriores. Existe una “estrecha relación entre la calidad de los espacios y las actividades exteriores” (Gehl, 2022, p.45), la que es determinante sobre todo en las actividades opcionales y, por consiguiente, en las sociales.
La calidad del entorno físico urbano influye también en la cantidad de personas que hacen uso de ese espacio, en la duración de cada actividad y cuáles son los tipos de actividades que puedan ser llevadas a cabo. Esto es clave ya que esas mismas personas y sus interacciones propician el desarrollo de nuevas actividades, como señala Gehl (2022), “la gente se siente atraída por la gente. Se juntan y deambulan con otras personas y tratan de situarse cerca de ellas. Las nuevas actividades empiezan en las proximidades de lo que ya está sucediendo” (p.31). Actividades en las que varía el grado de intensidad, desde lo más alto con personas íntimas, amigos cercanos o familiares, contactos casuales, hasta los contactos pasivos (de ver y oír) que sería la intensidad más baja. Es importante tener en cuenta incluso aquellas actividades de intensidad más baja, el estar cerca de otras personas “es al parecer más gratificante y está más solicitada que la mayoría de las otras atracciones que se ofrecen en los espacios públicos de las ciudades y los barrios residenciales” (Gehl, 2022, p. 37).

Ciudad desde los sentidos.

La experiencia, percepción de la ciudad y sobre todo las posibilidades de contacto y desarrollo de interacciones de calidad entre las personas es tremendamente sensorial (nuestra visión es considerablemente más amplia en un sentido horizontal que vertical), en donde la altura de los edificios y la ciudad pensada para el transporte en automóvil son factores claves en desmedro de las posibilidades de contacto, como era señalado recientemente, incluso aquellas de baja intensidad cumplen un rol en el sentirse parte de la ciudad y su comunidad. El conjunto de maneras en que se fomenta el contacto (en función de la visión y audición) indica que para el desarrollo de actividades sociales significativas, experiencias intensas, las conversaciones e incluso caricias se requiere estar de pie, sentados, tumbados o caminando, requiere cierta calma, proximidad y orientación. En palabras de Gehl (2022), “solo a “pie” puede funcionar una situación como oportunidad significativa para el contacto y la información, en la que el individuo se sienta a gusto y pueda tomarse su tiempo para experimentar, parar o participar” (p.82).
Conclusiones
Pensar la ciudad desde un enfoque humano (comprendiendo la escala en la que actúan sus sentidos) y desde una perspectiva como es el derecho a la ciudad presentan diversas conexiones, las más estrechas en temas de seguridad y calidad del entorno físico. El sexto componente del derecho a la ciudad establece que “una ciudad/asentamiento humano con espacios y servicios públicos de calidad que mejoren las interacciones sociales y la participación política, promuevan las expresiones socioculturales, abracen la diversidad y fomenten la cohesión social” (PGCD, 2019, p.9). El autor por su parte a lo largo de todo el texto plantea diversas características que debe tener un espacio público para que propicie el desarrollo de actividades sociales, que realmente invite a la mayor cantidad de gente primero a asistir o transitar por determinado lugar, que luego pueda permanecer por más tiempo y que la disposición física entre otros factores permitan una amplia gama de actividades e interacciones sociales. “Cuando todos los factores tienen la posibilidad de actuar conjuntamente (…), el resultado es una sensación de bienestar físico y psicológico: la sensación de que un espacio es, en todos los aspectos, un lugar agradable para estar” (Gehl, 2022, p.195).
Por el contrario, aquellos espacios públicos que no resultan en un lugar agradable, concentran una menor cantidad de personas, las estancias son más cortas y las actividades opcionales y sociales se ven disminuidas casi por completo. El hecho de que haya menos gente y actividades en ese espacio, no invita a que nuevas personas se acerquen, generando un proceso de auto refuerzo negativo.
En definitiva, indica Gehl (2022) que “los edificios bajos situados a lo largo de una calle están en armonía con el modo en que la gente se desplaza y con la manera en que funcionan los sentidos” (p.111), en contraparte, “los conjuntos edificatorios con espacios grandes, calles anchas y edificios altos se consideran a menudo fríos e impersonales” (p.79).
Referencias.
Gehl, J. (2022). La humanización del espacio urbano, la vida social entre los edificios. Editorial Reverté, 2da. Reimpresión, Barcelona Esp. ISBN: 978-84-291-2109-4
PGDC. (2019). Agenda del derecho a la ciudad. Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad. Recuperado de: https://www.right2city.org/wp-content/uploads/2019/09/A6.1_Agenda-del-derecho-a-la-ciudad.pdf
La desregulación de la norma urbana: el último bastión del urbanismo neoliberal en Chile. El caso de la comuna de Ñuñoa en Santiago
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Revista PLANEO N°56 | La ciudad como derecho | Julio 2023
Por: [Aarón Jiménez Quezada. Arquitecto PUCV y Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente. Secretaría de Planificación de la comuna de Ñuñoa]

Resumen
La desregulación de la norma urbana tiene un efecto inmediato en cómo se van configurando las ciudades, donde la densidad es un factor determinante al momento de analizar los impactos y su entorno. La comuna de Ñuñoa es un ejemplo de cómo los procesos con hiper densificación residencial y verticalización del espacio urbano han generado proyectos fuera de escala de barrio, generando nuevas cargas sobre la infraestructura urbana existente, lo que traerá como consecuencia efectos negativos en la habitabilidad urbana y residencial, en desmedro de la calidad de vida de los vecinos del sector.
Palabras claves: Desregulación, Urbanismo Neoliberal, Norma urbana
Introducción
La desregulación de la norma urbana y la producción de edificios fuera de la escala de barrio: un análisis de la comuna de Ñuñoa y su antiguo PRC.
A partir de la Política Nacional de Desarrollo Urbano de 1979, donde se relega el rol del Estado en la planificación de la ciudad para entregar mayor libertad a la inversión privada (De Mattos, 2008), en Chile existieron reformas que fueron configurando la ciudad con un enfoque proempresarial que marcaría el desarrollo urbano y la producción del espacio de las siguientes décadas. El urbanismo neoliberal encontraba en la desregulación y la mercantilización del desarrollo urbano una oportunidad para expandir la ciudad más allá de los límites urbanos, transformando la rentabilidad de los privados en el motor de desarrollo de las ciudades por sobre el bien común y los propios problemas sociales (Vergara-Perucich et al., 2020, pp. 85-86).
Dentro de estas cuatro décadas de políticas de desarrollo neoliberal se hace necesario identificar etapas de acuerdo con las particularidades dadas por los escenarios políticos, económicos y geográficos (Brenner y Theodore 2002). Dentro de estas etapas, se destaca el denominado periodo de desmantelamiento, periodo en el cual vemos cómo a partir del 2010 las políticas urbanas neoliberales se han intensificado de la mano de desregulaciones en pro de incrementar la eficiencia del mercado a favor de los privados (Navarrete-Hernandez & Toro, 2019, pp. 18-19).
Dentro de este proceso de transformación de las ciudades a través de estas políticas proempresariales, los municipios tienen un rol relevante a través de sus funciones privativas ligadas al ámbito del ordenamiento territorial[1]. A una escala comunal, los gobiernos locales en Chile tienen por ley un importante rol dentro del desarrollo urbano de las ciudades, ya que son los encargados de planificar y regular las comunas a través de distintos instrumentos de planificación territorial como son los Planes Reguladores Comunales (PRC), de carácter vinculante y normativo; Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO), instrumento de carácter referencial y no normativo. Dentro de estos Instrumentos el PRC es el que más cobra importancia dentro de un contexto de políticas de desarrollo neoliberales, donde se ha relegado la participación del Estado en los procesos de desarrollo urbano. Debido a su característica de vinculantes y normativos dentro del territorio, estos pueden constituir un elemento de resistencia al modelo actual de mercantilización del desarrollo urbano, ya que permite a los municipios estar mejor preparados ante dinámicas de inversión privadas (Orellana et al., 2017, pp.16).
De esta forma, los Planes Reguladores Comunales cumplen una labor importante al momento de planificar la ciudad, ya que logran materializar decisiones de actores estructuralmente posicionados, mediante disposiciones referidas a zonificaciones, usos de suelos y normas urbanas. Estas últimas son importantes ya que van configurando el tejido urbano al regular los volúmenes teóricos[2] de cada manzana o predio. Por ejemplo, dentro de un uso de suelo habitacional pueden dar forma a los edificios a través de un conjunto de indicadores como densidades, Índices de ocupación de suelo o construcción, rasantes, distanciamientos, alturas, entre otras.
De estas disposiciones, la densidad, entendida como la cantidad de vivienda por unidad de superficie, es uno de los índices más evidentes de la inversión de capitales financieros en suelo y vivienda dentro de la ciudad (De Mattos 2016); debido a que, por ejemplo, procesos como la densificación residencial o verticalización hacen posible la atracción, anclaje y movilidad de capital privado invertido en la renovación urbana (López-Morales et al., 2012). Por otro lado, es importante destacar que existen distintos estudios con respecto a los efectos que tienen los proceso de verticalización del espacio urbano y de hiper densificación residencial intensiva en el tejido social de los barrios: por ejemplo, generar espacios urbanos sin vida alterando el sentido de identidad y pertenencia de los barrios densificados (Scussel & Sattler, 2010); afectando de forma negativa la capacidad de socialización (Jacobs, 1961); dando espacios a los “no barrios” donde no prevalece el sentido de pertenencia con el territorio ni los vínculos comunitarios, predominando una concepción del barrio como un espacio meramente funcional (Señoret, 2018).
Análisis del tejido urbano
En este contexto de desregulación en las políticas de desarrollo urbano, el texto busca identificar a través del análisis de una porción de tejido urbano dentro de la comuna de Ñuñoa los efectos de la desregulación de la norma urbana en proyectos habitacionales en altura. Se analizará la comuna de Ñuñoa, dado que la modificación 16 de su PRC cuenta con zonas con índices de norma urbana “libres”, esenciales a la hora de configurar los volúmenes teóricos de los proyectos dentro de la trama urbana, como es la Densidad (Viv/ Ha.), Altura (Metros) y Constructibilidad (M). Esta porción de tejido urbano, de 150 mts. de radio, será el sector de Américo Vespucio con Irarrázaval, límite con la comuna de La Reina, dentro de este radio podemos destacar 4 proyectos habitacionales en altura que se encuentran aprobados actualmente por la Dirección de Obras de la Municipalidad de Ñuñoa y que aún no inician obras, o que se encuentran en proceso de construcción. Estos representan nuevas cargas sobre la infraestructura urbana existente, lo que impactará en la habitabilidad urbana y residencial. Este análisis tiene un carácter cuantitativo ya que se revisarán fuentes como Planes Reguladores Comunales y los respectivos Permisos de Obras generados en la Dirección de Obras de la comuna.
Proyecto | Dirección | Zona | Número de unidades | Metros cuadrados construidos | Altura edificación | Densidad |
Proyecto A PE: 246 del 11/09/ 2019 |
Irarrazaval N° 5567 – 5587 |
Z-1 | 147 Deptos. | 11.652,06 m2 | 15 pisos | 2.809,91 Hab/ha |
Proyecto B PE: 104 del 21/04/ 2017 | Irarrazaval N° 5455 | Z-1A / Z- 3B | 492 Deptos. | 41.546,26 m2 | 26 pisos | 4.556 Hab/Ha |
Proyecto C PE: 242 del 10/12/2021 | Irarrazaval N° 5497 | Z-1A / Z-3B | 1008 Deptos. | 67.913,86 m2 | 28 pisos | 5.737 Hab/ha |
Proyecto D PE: 296 del 12/10/2018 | Irarrazaval 5631 – 5651 | Z-1A / Z-2A / Z-3A | 1928 Deptos. | 178.801,94 m2 | 32 pisos | 4619,02 Hab/ha |
Tabla 1. Análisis de norma urbana, densidad, altura y constructibilidad, a partir de Permisos de Obras de la Dirección de Obras de Ñuñoa. Elaboración Propia

Actualmente en el sector Sur Poniente de Américo Vespucio con Irarrázaval (Fig. 1) se encuentran aprobados distintos proyectos inmobiliarios que generarán una transformación sustancial en el tejido urbano, caracterizado por una hiper densificación residencial y verticalización del espacio urbano. Estos proyectos sumados constituyen un aumento de 3.399 unidades de viviendas o departamentos, lo que se traduce en un aumento de 13.596[3] habitantes en un sector acotado de la comuna, de la mano con torres que superan los 25 pisos en un barrio donde el promedio de pisos era de tan solo dos pisos. Por otro lado, cuando se comparan las densidades de los 4 proyectos analizados, se destaca como los ubicados dentro de la zona Z1A, la cual tiene densidad “libre»[4], tienen índices que superan los 4.500 Viv/há.; números similares a los encontrados en de Villa Israel en Comuna de Estación Central, donde las torres residenciales pueden superar los 30 pisos y las 4.000 Viv/há, las cuales se produjeron en un contexto de desregulación, ya que la comuna no contaba con Plan Regulador Comunal (Vicuña, 2021). Por último, se destaca el índice de constructibilidad en la Zona Z1A los que superan los 40.000 m2 construidos, cuando el promedio de una torre de 25 pisos son 10.000 – 15.000 m2, como es en la zona Z-1.
Hiper densificación, rompiendo la escala del barrio.
De los permisos analizados y sus respectivas normas urbanas se puede concluir que cuando se liberan índices como la altura, densidad y constructibilidad dentro de los instrumentos de planificación territorial, como los planes reguladores comunales, esto logra generar una maximización en el aprovechamiento de los metros cuadrados construidos, así como en las unidades de departamento proyectadas, rompiendo con toda escala barrial preexistente. Por otro lado, cabe destacar que los índices de densidad resultantes de los proyectos analizados en la comuna de Ñuñoa, aun teniendo un PRC, son similares a los analizados en comunas como Estación Central donde no existía un PRC vigente.
Es importante destacar que la desregulación se puede dar aun existiendo un Instrumento de Planificación ya que son los índices de norma urbana los cuales pueden liberarse. Esta forma de desregulación en los PRC es un repliegue por parte de los municipios en sus funciones privativas ante la inversión privada, mercantilizando el desarrollo urbano, yendo en desmedro de principios básicos como es generar una planificación participativa, integrada y sostenible.
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[1] Art. 3 Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades establecido en el Ley N° 18.695
[2] Art. 1.1.2 Ordenanza General de Urbanismo y Construcción. “volumen teórico”: volumen o envolvente máxima, expresado en metros cúbicos, resultante de la aplicación de las disposiciones sobre superficies de rasante, distanciamientos, antejardines y alturas máximas, cuando las hubiere, en un terreno determinado.
[3] La Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC) define que por cada unidad habitacional se debe considerar cuatro habitantes.
[4] Conforme el art. 2.1.22. de la OGUC solo tienen existencia y validez, las referencias a densidad bruta y densidad neta. Adreucci & Torrejón, Informe Actualización Inmobiliario N° 4.598 (2023)
El fenómeno migratorio en campamentos: Desafíos para las políticas públicas urbanas en Chile
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Revista Planeo Nº51| Espacios y trayectorias migratorias | marzo 2022
Por: [Ray Anderson; Centro de Estudios Socio-Territoriales (CES) TECHO-Chile y Fundación Vivienda
Paula Dastres; Centro de Estudios Socio-Territoriales (CES) TECHO-Chile y Fundación Vivienda
Florencia Vergara; Centro de Estudios Socio-Territoriales (CES) TECHO-Chile y Fundación Vivienda
Ignacio Silva; Centro de Estudios Socio-Territoriales (CES) TECHO-Chile y Fundación Vivienda
Paz María Zúñiga Pérez; Analista en el equipo de suelos DDU – MINVU
Pía Palacios; Centro de Estudios Socio-Territoriales (CES) TECHO-Chile y Fundación Vivienda ]
Recibido el 6 de diciembre de 2021, publicado el 30 de junio de 2023
Resumen
El número de familias viviendo en campamentos ha aumentado significativamente entre los años 2018 y 2020. A su vez, la migración se ha convertido en un tema relevante en la discusión pública, ya que muchas familias llegan anualmente a Chile en busca de nuevas oportunidades. Esta investigación de carácter interdisciplinario, que combina un análisis de políticas públicas con un modelo Probit, sostiene que el actual Programa de Asentamientos Precarios no ha intervenido de manera exitosa en los campamentos que tienen mayor probabilidad de recibir a familias migrantes. El estudio concluye que estas familias tienden a establecerse en campamentos que presentan características opuestas a aquellos asentamientos que el Programa ha logrado gestionar de forma satisfactoria.
Palabras clave: Campamentos, Migración, Políticas Públicas Urbanas
Abstract
The number of families living in slums has increased significantly between 2018 and 2020. In parallel, migration has become a relevant issue in public discussion because thousands of families come to Chile in search of new opportunities every year. By means of an interdisciplinary work that combines a public policy analysis with a Probit model regression analysis, the document argues that the current Slum Settlement Program has not successfully intervened in slums most likely to receive migrant families. The study concludes that migrant families tend to settle in camps with opposite characteristics to those satisfactorily intervened by the Program.
Keywords: slums, migration, urban policy
La percepción de gestores municipales brasileños sobre el uso de la bicicleta como transporte post Política de Movilidad Urbana
VerLa percepción de gestores municipales brasileños sobre el uso de la bicicleta como transporte post Política de Movilidad Urbana
Revista Planeo Nº49| Elites y ciudad | Septiembre 2021
Por: [Cristiane Silva de Carvalho; Centro de estudios de los recursos energéticos | Universidad de Magallanes (CERE-UMAG)
Eriane Fialho Carvalho; Faculdade de Engenharia e Ciências | Campus guaratinguetá UNESP
Milithza Rodriguez Rivera; Comunidades Portal de las áreas protegidas Patagonia Chilena
Inti Gonzalez Ruiz; Centro Regional Fundación CEQUA
Mauricio César Delamaro; Faculdade de Engenharia e Ciências | Campus guaratinguetá UNESP]
Recibido el 6 de agosto de 2021, publicado el 21 de junio de 2023
Resumen
Motivados por la Política Nacional de Movilidad Urbana, los municipios brasileños inician un proceso de implementación de medidas que faciliten el uso de la bicicleta como transporte en sus territorios. Es de gran relevancia caracterizar las condiciones del uso de este medio de transporte y, a la vez, evaluar cómo los municipios afrontan el desafío planteado a nivel federal para la movilidad urbana. Este trabajo discute las capacidades municipales destinadas a la planificación y gestión de la bicicleta como transporte. Para esto, se analizaron documentos oficiales y se entrevistaron a los responsables de transporte de 11 municipios de la Región Metropolitana do Vale do Paraíba e Litoral Norte. Los resultados muestran que la política y sus directrices han logrado permear en la gestión y planificación municipal resaltando la importancia de la bicicleta como medio de transporte. Sin embargo, sigue siendo la capacidad institucional municipal la brecha a subsanar en la implementación de medidas
Palabras clave: Movilidad, Política urbana, Planificación urbana
Abstract
Motivated by the National Urban Mobility Policy, Brazilian municipalities begin a process of implementing measures to facilitate the use of bicycle as a transport in their territories. Characterizing the conditions of use of this mode and assessing how municipalities face the challenge posed by federal level in relation to urban mobility, become a matter of great relevance. This article discusses the capacities of municipalities to plan and manage the bicycle as a transport. To do so, a document analysis and semi structured interviews have been carried out to municipal public servants in charge of transport from 11 cities of Vale do Paraíba e Litoral Norte Metropolitan Region. Results show that the policy and its guidelines have succeeded in permeating into municipal management and planning, giving importance to bicycles as a means of transport. Nonetheless, municipal institutional capacities continue being a gap to overcome for implementing measures.
Keywords: Mobility, urban policy, urban planning
Piura, Tacna e Iquique. Experiencias de adaptación en los espacios públicos vecinales en tiempos del Covid-19
VerPiura, Tacna e Iquique. Experiencias de adaptación en los espacios públicos vecinales en tiempos del Covid-19
Revista Planeo Nº48 | Cuidados, crisis y ciudad | julio 2021
Por: [Stella Schroeder; Universidad de Piura
Elizabeth Abanto; Sánchez Facultad de Ingeniería Civil, Arquitectura y Geotecnia
Alberto Prado Diaz; Facultad de Ingeniería y Arquitectura, Universidad Arturo Prat. Chile
Keili Medina Bejar; Facultad de Ingeniería Civil, Arquitectura y Geotecnia, Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann, Tacna, Peru
Edsmilda Martinez Hidalgo; Escuela de Arquitectura Facultad de ingeniería Universidad de Piura, Perú
Isabella Paredes Fuentes; Facultad de Ingeniería y Arquitectura Universidad Arturo Prat, Iquique, Chile]
Recibido el 11 de mayo de 2021, publicado el 21 de junio de 2023
Resumen
Las ciudades están experimentado un importante proceso de transformación socio-espacial, que se ha acrecentado durante la pandemia COVID-19. Un fenómeno global, que está afectando la forma en que vivimos y cómo nuestros espacios públicos están atendiendo las necesidades únicas de nuestras comunidades. A tal efecto, tres preguntas principales orientan el objetivo del trabajo: ¿Cómo ha cambiado el uso del espacio público en los vecindarios? ¿Hay cosas que estamos haciendo ahora que se convertirán en parte de la “nueva normalidad”? ¿Qué podemos aprender del uso de los espacios públicos durante la crisis para un mejor futuro urbano? La metodología del trabajo se basó en datos empíricos de estudios de casos, recopilando información mediante cuestionarios y observaciones in-situ en los vecindarios de estudio de tres ciudades: Piura, Tacna e Iquique. Los resultados evidenciaron similitudes y particularidades, tanto en términos de la vida pública cotidiana durante el tiempo de cuarentana por covid-19, así como en aspectos espaciales dependiendo de las condiciones socio-economicas en los lugares de estudio. En ese sentido, reflexionar las transformaciones de la vida cotidiana en los espacios públicos de las ciudades, considerando los activos sociales de los habitantes, puede dar respuestas adecuadas para la reconfiguración del vecindario post pandemia.
Palabras clave: COVID-19, Estrategias de adaptación, Espacio público
Abstract
Cities are experiencing an important socio-spatial transformation process, which has increased during the COVID-19 pandemic. A global phenomenon, which is affecting the way we live and how our public spaces are serving the unique needs of our communities. Three main questions guide the objective of the work: How has the use of public space in neighborhoods changed? Are there things we are doing now that will become part of the «new normal»? What can we learn from the use of public spaces during the crisis for a better urban future? The work methodology was based on empirical data from case studies, collecting information through questionnaires and in-situ observations in the study neighborhoods of three cities: Piura, Tacna and Iquique. The results show similarities and particularities, both in terms of daily public life during the quarantine due to covid-19, as well as in spatial aspects depending on the socio-economic conditions of the study places. In this sense, reflecting the transformations of daily life in the public spaces of the different cities, considering the social assets of the inhabitants, can provide adequate responses for the reconfiguration of the post-pandemic neighborhood.
Keywords: COVID-19, Adaptation strategies, Public space
La transición energética justa y la pobreza energética en Argentina: ¿Qué rol juega el territorio?
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Revista Planeo Nº47 | Transiciones energéticas | abril 2021
Por: [María Florencia Zabaloy; Departamento de Economía Universidad Nacional del Sur (UNS) – Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) (UNS-CONICET). Bahía Blanca, Argentina
María María Ibañez; Martín Departamento de Economía Universidad Nacional del Sur (UNS) – Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) (UNS-CONICET). Bahía Blanca, Argentina
Carina Guzowski; Departamento de Economía Universidad Nacional del Sur (UNS) – Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) (UNS-CONICET). Bahía Blanca, Argentina]
Recibido el 28 de septiembre de 2020, publicado el 29 diciembre 2022
Resumen
Los debates actuales sobre la política energética giran en torno al fenómeno de la transición energética, impulsados principalmente por la preocupación por el cambio climático. Sin embargo, el impacto de la transición energética sobre la equidad social y el territorio es menos discutido. En este contexto, el objetivo del presente trabajo es indagar preliminarmente cuál ha sido la consideración de los pobres energéticos en las transiciones energéticas de Argentina a partir del año 2000, como también evaluar si estos procesos han reducido la desigualdad territorial que la pobreza energética evidencia en el país. A partir del análisis exploratorio basado en datos secundarios se encuentra que en Argentina, a pesar de contar con indicadores de acceso energético relativamente buenos, aún existe un gran problema vinculado a la existencia de pobreza energética, con un efecto desigual sobre el territorio nacional. Estos hallazgos implicarían que la transición energética en Argentina no necesariamente es justa y que la política energética debería incorporar objetivos de equidad social en el corto plazo.
Palabras clave: transición energética, pobreza energética, territorio
Abstract
Current debates on energy policy revolve around the phenomenon of the energy transition, driven mainly by concerns about climate change. However, the impact of the energy transition on social equity and the territory is not always debated. In this context, the aim of this research is to analyze preliminarily what has been the consideration of the energy poor in the energy transitions of Argentina since 2000, as well as to evaluate if these processes have reduce the territorial inequality of energy poverty in the country. From the exploratory analysis based on secondary data, it is evident that in the country, despite having relatively good energy access indicators, still exists a severe problem linked to the existence of energy poverty, which is not distributed equally in the national territory. This would imply that the energy transition in Argentina is not necessarily just and that energy policy should incorporate social equity objectives in the short term.
Keywords: energy transition, energy poverty, territory
Envejecer con el lugar. Adecuaciones conceptuales y herramientas metodológicas para el análisis espacial de residir en un lugar deteriorado en la edad mayor
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Revista Planeo Nº46 | Ciudad Constituyente | enero 2021
Por: [Georgina Cárdenas Pérez Universidad Autónoma de Yucatán, Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi Unidad de Ciencias Sociales.]
Recibido el 28 de septiembre de 2020, publicado el 29 diciembre 2022
Resumen
La investigación sobre el tópico de envejecimiento poblacional inició hace más de cien años, pero los estudios urbanos tienen una participación más joven, data de las tres últimas décadas, y se diferencia por regiones. En países desarrollados existe vasta literatura sobre el concepto “Aging in Place”, para estudiar la relación que establece la persona mayor y el lugar en que habita. El presente artículo, busca discutir la pertinencia del uso del concepto en el contexto de Latinoamérica y El Caribe, considerando estudios que han documentado el gradual deterioro de los inmuebles y barrios al tiempo que avanza el ciclo de vida, generando una suerte de envejecimiento paralelo, el primero biológico, el segundo, debido a la imposibilidad de costear el mantenimiento y reparaciones continuas de espacios deteriorados, y a la falta de políticas públicas para atender esta problemática emergente. Por lo cual se propone un abordaje conceptual y metodológico a partir de la categoría “Envejecer con el lugar” para el análisis de la relación que establecen personas mayores al residir en un lugar con deterioro físico o social, ello con el interés de sumar a la reflexión sobre los retos del Urbanismo Gerontológico en nuestro contexto.
Palabras clave: Envejecer en el lugar, Envejecer con el lugar, análisis espacial de barrios deteriorados
Abstract
Research on the topic of population aging began more than a hundred years ago, but urban studies have a younger participation, dating from the last three decades, and differing by region. In developed countries there is vast literature on the concept of «Aging in Place», to study the relationship established by the elderly person and the place where they live. This article seeks to discuss the relevance of the use of the concept in the context of Latin America and the Caribbean, considering studies that have documented the gradual deterioration of buildings and neighborhoods as the life cycle progresses, generating a kind of parallel aging, the first biological, the second, the deterioration of properties due to the inability to pay for maintenance, and the lack of public policies to address this emerging problem. Therefore, a conceptual and methodological approach is proposed from the category «Aging with the place» for the analysis of the relationship that older people establish when residing in a place with physical or social deterioration, this with the interest of adding to the reflection on the challenges of Gerontological Urbanism in our context.
GOBERNANZA DEL AGUA: HETEROGENEIDAD Y PODER EN TERRITORIOS EN CONFLICTO EN EL SUR DE CHILE
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Revista Planeo Nº45: Agua y Territorios, Octubre 2020
Por: [Johanna Höhl Heidelberg, Center Latin America, Heidelberg University, Santiago, Chile
Sebastián Igor Rodríguez Leiva, Geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Chile; MSc Gobernanza de Riesgos y Recursos Naturales, Ruprecht – Karls – Universität Heidelberg, Alemania
Jo Siemon Heidelberg, Center Latin America, Heidelberg University, Santiago, Chile.
Angélica Videla; Laboratorio de Estudios Territoriales, Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile.]
Recibido el 28 de septiembre de 2020, publicado el 29 diciembre 2022
Resumen
A nivel mundial, los problemas relacionados con la gestión y organización de los recursos hídricos configuran escenarios territoriales complejos. En el sur de Chile, la construcción de pequeñas centrales hidroeléctricas en territorios indígenas ha tensado las relaciones Estado – comunidades mapuche – empresas del sector hidroeléctrico. Este trabajo analiza dichas relaciones en el proceso de consulta indígena, para ver en qué medida, la institucionalidad del Estado, y el marco en el que se desarrollan las relaciones, son un factor que permite o no acciones colectivas. En base a una metodología de carácter cualitativo basada en el estudio de caso, los resultados permiten identificar retos para la gobernanza, relacionados con el grado de heterogeneidad de las comunidades, las relaciones de poder en el proceso, y el contexto histórico-territorial, aspectos que dan forma a estructuras formales e informales y procesos de toma de decisiones en torno al agua.
Palabras clave: gobernanza, consulta indígena, agua
Abstract
Globally, problems related to water resource management and organization shape complex territorial scenarios. In southern Chile, the construction of small hydroelectric plants in indigenous territories has strained state relations – Mapuche communities – companies in the hydroelectric sector. This work analyses these relationships in the Indigenous consultation process to see to what extent, the regulations of the State, and the framework in which relations develop, are a factor that allows or does not allow collective actions. Based on a qualitative methodology using a case study, the results allow to identify challenges for governance, related to the degree of heterogeneity of communities, power relations in the process, and the historical and territorial context, aspects that shape formal and informal structures and decision-making processes around water.
Keywords: indigenous consultation process, water, governance
EL AGUA Y LA PRIVATIZACIÓN EN LATINOAMÉRICA: EL CONTEXTO POLÍTICO-NORMATIVO Y LAS PERSPECTIVAS PARA BRASIL, CHILE Y MÉXICO
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Revista Planeo Nº45: Agua y Territorios, Octubre 2020
Por: [Andrea Bianca Chong Ribeiro; Urbanista de la Universidad del Estado de Bahía. Especialista en Administración Pública Municipal de la Universidad del Estado de Bahía. Magíster en Desarrollo Urbano de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctoranda en Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Rebeca Moreno; Ingeniera Bioquímica del Instituto Tecnológico de Tijuana. Magíster de Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Especialista en Gestión Ambiental por la Universidad Autónoma de Baja California, México.
Arturo Orellana Ossandón; Profesor Asociado, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctor en Geografía Humana de la Universidad de Barcelona. Magíster en Desarrollo Urbano de la Universidad Católica de Chile. Ingeniero Comercial y Licenciado en Economía de la Universidad de Chile ]
Recibido el 28 de septiembre de 2020, publicado el 29 diciembre 2022
Resumen
Dada la problemática del agua en el mundo, la Organización de las Naciones Unidas en 2012 promulga el derecho humano al agua, con prioridad al acceso seguro salubre y asequible. Por un lado la literatura apunta que los servicios del agua deben ser considerados una política pública que recae como responsabilidad del Estado, por tratarse de un bien público, por otro lado, algunos estudios valoran positivamente los procesos de privatización de este vital elemento. Este trabajo busca entender los cambios en el marco político-institucional de Brasil, Chile y México, a partir del impulso de la privatización de los servicios de agua potable y alcantarillados en las grandes ciudades. Para tal propósito, se analiza el rol de los principales actores, las posibles mudanzas en sus relaciones dentro del sistema correspondiente, a través del mapeo y medición de la incidencia de los stakeholders antes y después del proceso de privatización en cada caso. El rol del Estado en la gestión y planificación del servicio de agua se ve fragmentado por el proceso de privatización en ciernes en Brasil y México, mientras en el caso chileno, el estado ha reducido su papel solo a fiscalizar y regular el funcionamiento del mercado del agua.
Palabras clave: servicios de agua, privatización, gobernanza
Abstract
Given the problem of water in the world, the United Nations Organization in 2012 promulgated the human right to water, with priority to safe, healthy and affordable access. If, on the one hand, the literature points out that water services should be considered a public policy that falls under the responsibility of the State, since it is a public good, on the other hand, some studies positively assess the privatization processes of this vital element. In this sense, this work tries to understand the changes in the political-institutional framework of Brazil, Chile and Mexico, from the impulse of the privatization of drinking water and sewerage services in large cities. For this purpose, the role of the main actors is analyzed, the possible changes in their relationships within the corresponding system, through the mapping and measurement of the incidence of the stakeholders before and after the privatization process in each case. The role of the State in the management and planning of the water service is fragmented by the privatization process in the making in Brazil and Mexico, while in the Chilean case, the state has reduced its role only to supervising and regulating the operation of the water market.
Keywords: watr services, privatization, governance
Sociedades vinculadas a su entorno Conocimientos técnicos locales para la gestión sustentable del agua
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Revista Planeo Nº45: Agua y Territorios, Octubre 2020
Por: [Rosa Chandia-Jaure; Universidad Tecnológica Metropolitana]
Recibido en octubre del 2020, publicado el 29 de diciembre de 2022
Resumen
Chile enfrenta un escenario de escasez hídrica, provocado por el cambio climático y la gestión poco eficiente de los recursos hídricos. Los asentamientos urbanos se encuentran vulnerables y deben adaptarse para garantizar la disponibilidad hídrica futura para sus habitantes y para los ecosistemas cercanos. En la búsqueda de posibles mecanismos de adaptación para enfrentar este desafío, se reflexiona sobre los aportes provenientes del conocimiento técnico heredado de antiguas sociedades sobre la gestión del agua. Se observa en estas sociedades, el reconocimiento de la cuenca hidrográfica como unidad territorial determinante de las intervenciones. El uso de materiales locales y el reconocimiento del entorno, posibilitó la construcción de un paisaje y la gestión eficiente del agua disponible, permitiendo la estabilidad de las sociedades por extensos periodos de tiempo.
El conocimiento técnico ancestral, ya sea el que desarrollaron grandes civilizaciones, como también el de comunidades indígenas que aún hoy se mantienen vigentes, constituye un cuerpo integral de saberes de bajo impacto en el medio ambiente y de alta resiliencia frente a los cambios. Constituye un modelo para reorientar las estrategias para el reconocimiento del entorno y la gestión sustentable del agua, desde la gestión local de los recursos disponibles.
Palabras clave: Cultura hídrica, hidráulica tradicional, agua y paisaje
Abstract:
Chile faces a scenario of water scarcity, caused by climate change and inefficient management of water resources. Urban settlements are vulnerable and must adapt to ensure future water availability for their inhabitants and for nearby ecosystems. In a search for possible ways to face this challenge, the contributions of old societies on water management are presented. In these societies, the recognition of the hydrographic basin as a determining territorial unit of the interventions, the use of local materials and the recognition of the environment, made possible the construction of a landscape together with the efficient management of available water. All this allowed the stability of these societies for long periods of time.
Ancestral technical knowledge -developed by great civilizations, as well as that developed by indigenous communities still in force- constitutes a comprehensive body of knowledge about low impact on the environment and high resilience in the face of changes. This knowledge constitutes a model to reorient the strategies for the recognition of the environment and the sustainable management of water from the local management of the available resources.
Keywords: Water culture, traditional hydraulic systems, water landscape
PLANIFICACIÓN URBANA Y CAPITAL NATURAL: REVISIÓN Y REFLEXIÓN SOBRE MOMENTOS HISTÓRICOS Y PROCESOS URBANOS PARA LA RESTAURACIÓN ECOLÓGICA DEL RÍO RÍMAC
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Revista Planeo Nº45: Agua y Territorios, Octubre 2020
Por: [Jean Paul Kaiser; Universidad San Ignacio de Loyola]
Recibido en octubre del 2020, publicado el 29 de diciembre de 2022
Resumen
El Río Rímac como principal fuente hidrológica de la triple cuenca sobre la cual se asienta la ciudad de Lima es, al mismo tiempo, la más degradada por la actividad humana. La intención del artículo es ofrecer una reflexión inicial sobre las oportunidades de restaurar el Capital Natural (CN) del Río Rímac. Para ello se desarrollará el concepto de Capital Natural en función del bienestar humano estableciendo la importancia y oportunidades de su restauración en las zonas ribereñas urbanas. Estos conceptos se aprovecharán para filtrar la discusión sobre las oportunidades de restaurar el CN en el Río Rímac tomando en consideración sus etapas o momentos históricos así mismo como la manera en que los diferentes planes y proyectos que han intentado ordenar el crecimiento de la ciudad de Lima a partir del siglo XX abordan el río.
Palabras clave: ríos urbanos, capital natural, restauración ecológica
Abstract
Rimac River as the main hidrological source in the triple basin where the city of Lima sits is, at the same time, by far the most degradated by human activity. The intention behind this article lies in offering an initial relflexion on the oportunities which come from the restoration of Rimac River’s Natural Capital. For this, the concept of Natural Capital concerning human wellfare will be developed also estabishing it’s importance in urban riverside areas. These concepts will be used tu discuss the oportunities of restoring Rimac River’s Natural Capital considering it’s historical moments as well as how the different plans and projects which have been developed for the city of Lima during the 20th century approach the river.
Keywords: urban rivers; natural capital; ecological restoration
LAS BASES MATERIALES DE LA DESIGUALDAD. CARACTERIZACIÓN SOCIO-ESPACIAL DE LAS REDES DE SERVICIOS URBANOS BÁSICOS EN LA ZMVM
VerLAS BASES MATERIALES DE LA DESIGUALDAD. CARACTERIZACIÓN SOCIO-ESPACIAL DE LAS REDES DE SERVICIOS URBANOS BÁSICOS EN LA ZMVM
Revista Planeo Nº45: Agua y Territorios, Octubre 2020
Por: [Celia Elizabeth Caracheo Miguel: Urbanista, Maestra y Dra. en Urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) | Sergio Armando Flores Peña: Programa de doctorado en Urbanismo de la UNAM]
Recibido el 28 de septiembre de 2020, publicado el 01 de septiembre de 2021
Resumen
El punto de partida de este trabajo es la noción de que la vida en las ciudades es en esencia una condición socio-técnica, entendida como la forma en que los elementos tecnológicos condicionan la vida humana. Planteamos que las redes de servicios públicos particularmente de agua potable y saneamiento son el soporte fundamental de las actividades urbanas y que de ellos dependen, en buena medida, el vigor de los intercambios, flujos e interacciones de todos los órdenes, que distinguen, en intensidad y sentido, la vida urbana en diferentes lugares. El objetivo por tanto es, identificar los arreglos institucionales que se gestan en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) para mejorar la cobertura de los servicios urbanos básicos y qué relación tienen con la satisfacción de los usuarios.
Se revelan diferencias sustanciales de cobertura y calidad, entre la Ciudad de México, el Estado de México e Hidalgo, que dan cuenta de la poca efectividad de la supuesta administración metropolitana. Se plantea como indispensable modificar la arquitectura institucional de los entes locales como condición básica para propiciar una mejor prestación de los servicios, y modificar los mecanismos de coordinación en el ámbito metropolitano.
Palabras clave: Gestión metropolitana, Servicios urbanos, Desempeño gubernamental
Abstract
In this research the starting point is that the life in the cities depends of a socio technical condition, this term is the way that technological elements are conditioning the human life. In this particular case we are refering to the basic municipal urban services: drinking water and sanitary drainage. We propose that public services are the fundamental support of urban activities and that they depend, the exchanges and interactions in the urban life in different places. The objective in that way is to identify the institutional arrangements that are developed in The Metropolitan Zone of the Valley of Mexico to improve the coverage of basic urban services and how they are relating to user satisfaction.
The conclusion is that there are substantial differences in coverage and quality between Mexico City, the State of Mexico and Hidalgo, as a result of the ineffectiveness of the alleged metropolitan administration. It is proposed that is essential to promote better provision of services, It modify the institutional architecture of local authorities and the coordination mechanisms in the metropolitan area.
Keywords: metropolitan management, urban services, government performance
REFLEXIONES SOBRE EL IMPULSO DE LA MOVILIDAD INFANTIL A PIE Y EN BICICLETA COMO RESPUESTA A LA EMERGENCIA SANITARIA, EL CASO DE LOS NIÑOS DE LA ZONA CENTRO DE SAN ANDRÉS CHOLULA PUEBLA
VerREFLEXIONES SOBRE EL IMPULSO DE LA MOVILIDAD INFANTIL A PIE Y EN BICICLETA COMO RESPUESTA A LA EMERGENCIA SANITARIA, EL CASO DE LOS NIÑOS DE LA ZONA CENTRO DE SAN ANDRÉS CHOLULA PUEBLA
Revista Planeo Nº44: Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: René Cuautle Gregorio; Becario CONACYT en el Doctorado en Procesos Territoriales, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.
Porfirio Eduardo Lugo Laguna; Profesor Investigador, Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.
María Lourdes Guevara Romero; Profesora Investigadora y Secretaria de Investigación y Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México]
Recibido el 5 de agosto de 2020, publicado en diciembre de 2022
Resumen
Este artículo tiene como objetivo determinar la importancia de una planificación urbana que considere una movilidad activa de los niños a pie y en bicicleta. Tal planificación urbana debe tomar en cuenta las necesidades de recreación y actividad física saludable de los niños, que pueden tener incidencia directa en problemas como mantener un peso saludable. Los patrones de movilidad sostenible son necesarios ahora más que nunca para los niños que asisten a la escuela todos los días en un mundo que enfrentará nuevos y crecientes desafíos de salud pública. El estudio de caso para este artículo son los estudiantes de la Escuela Primaria Abraham Sánchez, quienes participaron en una investigación realizada en 2018 y que ahora, debido a las medidas sociales requeridas para contener la pandemia, adquieren una nueva relevancia y ponen en evidencia la necesidad de fomentar estos medios de movilidad y de replicarlos en otros entornos urbanos como un mecanismo de bajo riesgo para prevenir el contagio en circunstancias como la crisis recientemente experimentada.
Palabras clave: Infancia, salud, movilidad
Abstract
This paper aims to determining the importance of an urban planning which accounts for children’s active mobility by walking and bike riding. Such urban planning should consider children’s needs for recreation and healthy physical activity that can have direct incidence in issues like staying on a healthy weight. Sustainable mobility patterns are necessary now more than ever for children attending school daily in a world that will face new and increasing public health challenges. The case study for this paper are the students of Abraham Sánchez Elementary who were participants in research done in 2018 and that now, due to the social measures required to contain the pandemics, acquire new relevance and make a case for fostering such means of mobility and replicating them in other urban environments as a low risk mechanism for preventing contagion under circumstances like the recently experienced crisis.
Keywords: Childhood, health, mobility
Plataforma 9 ¾: tren desde King Cross, Londres, al mundo mágico de J.K. Rowling | Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001)
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
Plataforma 9 ¾: tren desde King Cross, Londres, al mundo mágico de J.K. Rowling | Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001)
[Por Nicolás Gonzáles Peña, Geógrafo, Universidad de Chile & Juan Jara Ortega, Sociólogo UNAB, Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano IEUT – UC]
Película: Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001)
Dirigido por: Chris Columbus
Duración: 152 minutos
Elenco: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, John Cleese, Robbie Coltrane, Warwick Davis, Richard Griffiths, Richard Harris, Ian Hart, John Hurt, Alan Rickman, Fiona Shaw, Dame Maggie Smith, Julie Walters
Disponible en HBOmax – https://www.hbomax.com/cl/es/feature/urn:hbo:feature:GYY7NkAImuJzDwgEAAAAL?countryRedirect=1

Resumen.
En esta reseña se presenta la película «Harry Potter y la Piedra Filosofal», que cuenta la historia de un joven huérfano llamado Harry Potter quien descubre su verdadera identidad como mago y comienza su educación en la prestigiosa Escuela de Magia y Hechicería de Hogwarts. La trama se centra en la experiencia de Harry descubriendo el mundo mágico al abordar el icónico Expreso de Hogwarts, así como su amistad con Ron y Hermione y la manera en que juntos enfrentan los desafíos de su primer año en la escuela. Se destaca el simbolismo del Expreso de Hogwarts como una conexión vital entre el mundo muggle y el mundo mágico, lo que agrega profundidad a la trama y refleja la complejidad del universo de Harry Potter.
Palabras Clave. Trenes, revolución industrial, imaginarios ferroviarios.
Introducción.
En noviembre del 2021 por motivo de su vigésimo aniversario se reestrenó en los cines chilenos Harry Potter y la Piedra Filosofal. La película fue dirigida por Chris Columbus basada en la novela de fantasía creada por la escritora británica J.K. Rowling durante los años 90’. Desde su estreno niños, niñas y adolescentes embarcaron un viaje al mundo mágico que duró 10 años tras la distribución de otras 7 secuelas por la productora Warner Bross. El fin del viaje llegaría en 2011 con el estreno de la segunda parte del último libro de Harry Potter escrito por la autora del universo mágico.
La historia sigue a Harry Potter (Daniel Radcliffe), un niño huérfano que descubre que es un mago y se matricula en la Escuela de Magia y Hechicería de Hogwarts. La trama comienza con la infancia de Harry, que ha vivido con sus crueles tíos y su primo malcriado durante toda su vida. La vida de Harry como un niño muggle (sin magia) fue muy triste y gris. Desde que sus padres murieron en manos del temido mago oscuro, Voldemort, Harry ha sido obligado a vivir con sus tíos, que lo trataban como un sirviente en su propia casa. Los tíos de Harry, Vernon (Richard Griffiths) y Petunia Dursley (Fiona Shaw), despreciaban todo lo relacionado con la magia y lo mantenían alejado de todo lo que pudiera ser considerado como «diferente».
Cuando Harry recibió su carta de invitación a Hogwarts, estaba muy emocionado. Por fin había descubierto que existía un mundo mágico lleno de maravillas y aventuras. Una vez en Hogwarts, Harry se sorprendió gratamente al descubrir que era famoso en el mundo mágico debido a que había sobrevivido a un ataque mortal de Lord Voldemort. A medida que pasaba el tiempo en Hogwarts, Harry se sumergió en su aprendizaje de la magia y se enamoró del ambiente mágico que lo rodeaba. Con la ayuda de sus nuevos amigos, Hermione (Ema Watson) y Ron (Rupert Grint), Harry enfrentó las pruebas y tribulaciones de su primer año en la escuela, incluyendo la búsqueda de la Piedra Filosofal, un objeto mágico que otorga la vida eterna.
Pero el momento más significativo para Harry en su transición del mundo muggle al mundo mágico, fue cuando abordó el Expreso de Hogwarts. Este tren mágico no solo lo llevó a su nueva escuela, sino que también simbolizó un quiebre entre su vida anterior llena de tristeza y su nueva vida llena de maravillas. Así, el Expreso de Hogwarts se convirtió en un vínculo crucial entre el mundo muggle y el mundo mágico, y en un símbolo del comienzo de una nueva vida para Harry y para todos los magos y brujas que se unen a la comunidad mágica. Con el Expreso de Hogwarts como su puerta de entrada, Harry estaba a punto de comenzar una aventura mágica como ninguna otra.

Viaje al mundo mágico.
La trama de «Harry Potter y la Piedra Filosofal» es cautivadora y mágica, y Rowling crea un mundo convincente lleno de personajes memorables y lugares fascinantes. La trama es absorbente y los escenarios son ricos en detalles, lo que permite a la audiencia ubicarse fácilmente el mundo mágico.
Los personajes principales son encantadores y bien desarrollados, y es fácil sentir empatía por Harry y sus amigos en su búsqueda para proteger la Piedra Filosofal de Lord Voldemort. La relación de amistad entre Harry, Ron y Hermione es particularmente conmovedora y es una de las razones por las que la serie ha sido tan popular entre los espectadores.
Un aspecto relevante por considerar es que el Expreso de Hogwarts va más allá del mundo mágico, ya que también refleja los imaginarios sociales de los territorios ferroviarios. La conexión se debe, en gran parte, a la presencia de la estación de King’s Cross de Londres, donde Harry debe tomar el tren a Hogwarts. La estación de King’s Cross es una de las más antiguas y emblemáticas de Londres, por lo que su elección como punto de partida para el viaje de Harry a Hogwarts puede ser vista como una forma de conectar la historia de Harry Potter con la rica historia del ferrocarril en Gran Bretaña.
Harry es llevado a la plataforma 9 ¾ en la estación King’s Cross. Esta plataforma, en la que solo pueden ingresar magos y brujas, está ubicada entre las plataformas 9 y 10, y es uno de los lugares más emblemáticos de la película. Los espectadores pueden observar fácilmente el choque cultural que experimenta Harry al descubrir un mundo mágico oculto detrás de la estación de trenes que ha conocido toda su vida.

A bordo del tren expreso a Hogwarts, Harry conoce a su amigo Ron Weasley y Hermione Granger. Juntos, los tres se aventuran a través del tren y se encuentran con varios personajes interesantes. Los detalles del tren y su ambiente, así como los encuentros en su interior, son elementos que agregan emoción a la trama y que transportan al público a bordo de la locomotora. El tren que lleva a Harry es una locomotora a vapor clásica, que se asemeja a los trenes que solían ser comunes en la era dorada de los ferrocarriles en el Reino Unido entre el siglo XIX y XX.
Después de un largo y emocionante viaje en el Expreso de Hogwarts, Harry llega finalmente a la estación de tren Hogsmeade. Allí es recibido por Hagrid (Robbie Coltrane), el guardián de las llaves y las criaturas mágicas de Hogwarts. Hagrid lleva a Harry en un bote por el río hasta el castillo de Hogwarts, que se eleva majestuoso en lo alto de una colina. Harry se queda maravillado ante la vista del castillo, con sus torres altas y su impresionante arquitectura gótica. Una vez dentro, Hagrid lo lleva a través de los pasillos del castillo, mostrándole los salones comunes, la Gran Sala y los dormitorios. Harry queda asombrado ante la belleza y la magnificencia de la escuela de magia y hechicería. Desde ese momento, Harry sabe que su vida nunca volverá a ser igual. Ahora tiene la oportunidad de aprender la magia, de explorar el mundo mágico y de hacer amigos para toda la vida.

Conclusiones.
El tren Expreso de Hogwarts en Harry Potter no solo es un medio de transporte hacia el mundo mágico, sino que también simboliza el avance y el progreso tecnológico que significó la locomotora durante la Revolución Industrial. El quiebre que experimenta Harry al descubrir el mundo mágico detrás de la estación de tren King’s Cross, también puede ser comparado con el quiebre que muchas personas experimentaron durante la Revolución Industrial cuando la tecnología cambió drásticamente la forma en que vivían y trabajaban.
Además, estos elementos se han convertido en parte fundamental de la cultura popular de Londres y el mundo. Sin ir más lejos, en la actualidad es posible encontrarse con la plataforma 9 ¾, en King’s Cross, donde los fans pueden tomarse fotos empujando un carrito de equipaje que parece estar atravesando la pared hacia el mundo mágico, lo que ha consolidado dicha estación como un destino turístico. Esto demuestra el impacto que pueden tener las películas y libros sobre el espacio y la cultura. En este sentido, desde la plataforma 9 ¾ hasta el tren expreso a Hogwarts, pasando por Hogsmeade y Hogwarts, J.K. Rowling crea un mundo vivo y emocionante que es fácilmente imaginable. Los espectadores se encontrarán transportados a un mundo maravilloso de magia y aventuras a través de estos territorios ferroviarios imaginados.
Referencias.
Columbus, C. (2001). Harry Potter y la piedra filosofal. Warner Bros. Disponible en: https://www.hbomax.com/cl/es/feature/urn:hbo:feature:GYY7NkAImuJzDwgEAAAAL?countryRedirect=1
Hierro: Una expedición literaria por los ferrocarriles de Colombia. Disponible en: https://www.radionacional.co/podcast/caminos-de-hierro
Carolina Rojas Quezada
VerCarolina Rojas Quezada
Profesora Titular de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Postdoctorado, MC Master University, Canadá, 2015; Doctora en Cartografía, Sistemas de Información Geográfica y Teledetección, Universidad de Alcalá, España, 2008; Master, Diploma de Estudios Avanzados (DEA) en Cartografía, Sistemas de Información Geográfica y Teledetección, Universidad de Alcalá, España, 2006; Geógrafa, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2002; y Licenciada en Geografía, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile, 2001.
Actualmente se desempeña como docente e investigadora en el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, participando como investigadora principal en el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, CEDEUS. Su formación académica de pre y post grado se suman un Diplomado en Docencia Universitaria (2021) y su reciente Diplomado en Género y Políticas Públicas (2024), ambos por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Su carrera se ha centrado en la investigación de aspectos fundamentales de la sustentabilidad de las ciudades y la movilidad urbana sustentable, poniendo especial atención en la interacción entre las personas, la urbanización y los ecosistemas naturales, sobre todo en lo que respecta a los humedales urbanos. Su enfoque incluye la mejora de la accesibilidad de las personas a espacios abiertos y verdes, así como investigación del impacto ambiental de las ciudades (huella de carbono) y las soluciones basadas en la naturaleza para la adaptación de las ciudades al cambio climático.
Valentina Cortés Arancibia
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Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2018; Diplomada en Estudios Socioambientales, Universidad de Chile, 2015; Licenciada en Historia, Universidad de Chile, 2015.
Desde el año 2020 se desempeña como editora asistente de la Revista EURE, la Colección de Libros Estudios Urbanos UC – RIL Editores y las Series de Documentos publicadas por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT). En 2024 asume como Encargada de Publicaciones del IEUT y Editora General de la Revista PLANEO.
Natalia Aravena Solís
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Estudiante de Doctorado en Geografía, Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile; Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile; Geógrafa, Universidad de Concepción, Chile.
Sus principales líneas de investigación son la geografía humana, la planificación urbana y territorial, las ciencias regionales, y los estudios de género y academia.
Macarena Cabrera Román
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Diseñadora, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Sus principales áreas de investigación incluyen el patrimonio cultural, la artesanía y las humanidades digitales.
Jaime Vargas Villafuerte
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Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile; Comunicador, Universidad de Lima, Perú.
Sus principales líneas de investigación son la estigmatización territorial, la gentrificación y el espacio público.
Dossier Rondônia: una actualización
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Revista Planeo Nº50| Fragmentos urbanos (10 años de PLANEO) | diciembre 2021
Por: [Bruno Bins; Colaborador en el Laboratorio de Arquitectura, Infraestructura y Territorio (LAIT) vinculado al Programa de Posgrado en Arquitectura (PPGArq) de la PUC-Rio
Marcos Favero; Docente de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio) ]
Recibido el 6 de diciembre de 2021, publicado el 30 de junio de 2023
Resumen
Con el 80% de su área original deforestada, ocupando el segundo lugar en el ranking de conflictos agrarios del país, Rondônia, estado considerado un gran “laboratorio territorial”, se encuentra al borde de una catarsis. Realidad que moviliza esta investigación: una (re)interpretación de este territorio metamórfico, que tiene como punto de partida la investigación de Hervé Théry, “Rondônia: Mutações de um Território Federal na Amazônia Brasileira”, que analiza la producción y uso del territorio de Rondônia en la década de 1970. Itinerario marcado, en nuestros días, por la emergencia de protociudades, al parecer el dispositivo espacio-temporal más reciente y nebuloso, configurando el frente más avanzado de lo que se caracteriza, según Bertha Becker en “Geopolítica da Amazônia”, como una selva urbanizada.
Palabras clave: Rondônia, Selva urbanizada, Hinterland
Abstract
With its original área being 80% deforested, occupying second place in agrarian conflicts ranking in the country, Rondônia, considered the great “territorial laboratory is at the brink of catharsis. This is the reality which triggers this investigation: a (re)interpretation of this metamorphic territory that has as its starting point the research of Hervé Théry, “Rondônia: Mutations of a Federal Territory in the Brazilian Amazon” in which the production and the use of the territory of Rondônia in the 1970s is analyzed. An itinerary marked, nowadays, by the emergence of proto cities, seemingly, the most recent and nebulous spatiotemporal device which configures the most advanced front, as characterized by Bertha Becker in “Amazon Geopolitics”, of an urbanized forest.
Keywords: Rondônia, Urbanized forest, Hinterland e
Derecho a la ciudad y redes comunitarias: El caso del cerro de Las Tres Cruces en San Miguel de Allende, México.
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Revista Planeo Nº50| Fragmentos urbanos (10 años de PLANEO) | diciembre 2021
Por: [Francisco Mota Cervantes; Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ]
Recibido el 7 de diciembre de 2021, publicado el 30 de junio de 2023
Resumen
En este artículo se presenta el caso del cerro de Las Tres Cruces en la ciudad de San Miguel de Allende. En esta localidad mexicana, un reciente boom turístico alimenta una expansión urbana sin precedentes: mega desarrollos turísticos e inmobiliarios de lujo consumen territorios cargados de connotaciones simbólicas para las comunidades que los habitan. En este contexto, se articulan redes comunitarias que reclaman la capacidad de decisión colectiva sobre el territorio. Estas vislumbran formas de reclamar activamente y ejercer una agencia colectiva frente a procesos de despojo y privatización del espacio común.
Palabras clave: Territorio, Derecho a la ciudad, Redes comunitarias, Comunalidad
Abstract
The agency of capitals in the production of the urban space takes particular tones in cities of tourism such as San Miguel de Allende, where it is visible that cultural heritage is used to obtain economic benefits for the real estate-touristic industry by bending the local authorities.Thus, emerge urban reactions that point to a citizen network that exercises the Right to the city based on the defense and appropiation of the places that forge a sense of community.
Keywords: tourism, territory, cultural heritage, right to the city
La (des)caracterización del espacio público: residualidad urbana y estigmatización socio-espacial en São Gonçalo, Rio de Janeiro
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Revista Planeo Nº50| Fragmentos urbanos (10 años de PLANEO) | diciembre 2021
Por: [Fernando Espósito Galarce; Dr. docente e investigador del Programa de Pos graduación en Arquitectura (PPGArq), del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la PUC-Rio
Vanessa Galvão; Becaria de Iniciación Cientifica. Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la PUC-Rio (graduanda)]
Recibido el 6 de diciembre de 2021, publicado el 30 de junio de 2023
Resumen
Este artículo activa los conceptos de residualidad y estigmatización socioespacial, observados en dos plazas públicas de la ciudad de São Gonçalo, en el Estado de Río de Janeiro: la plaza Leonel de Moura Brizola y la plaza Chico Mendes. A la luz de la discusión, estas plazas pueden ser interpretadas como “espacios residuales” al no cumplir su función social urbana, y al serles atribuidas características negativas que impiden su vivencia plena. A partir de un análisis cualitativo desde la perspectiva de la residualidad urbana y la estigmatización socioespacial, de la recopilación de datos con entrevistas, cuestionarios y artículos periodísticos, es posible afirmar que estos espacios públicos evidencian el descuido administrativo del poder público, espacial y especialmente social con las personas vulnerables que en ellos habitan, principalmente personas en situación de calle y dependientes químicos. Estas dos plazas observadas pasaron por reformas mal estructuradas que, sumadas a la inseguridad y a la omisión de la administración municipal, las dejaron en una condición de degradación y abandono. Este articulo también observa la importancia de los espacios públicos, principalmente durante el período de pandemia, debido a la necesidad de lugares que posibiliten actividades colectivas al aire libre de manera segura y saludable.
Palabras clave: Espacios residuales, Estigmatización, Espacio público
Abstract
This article mobilizes the concepts of residuality and socio-spatial stigmatization, observing these concepts in two squares in the city of São Gonçalo, State of Rio de Janeiro: Leonel de Moura Brizola Square and Chico Mendes Square. These squares can be characterized as “residual spaces” by not fulfilling their social function, being attributed negative characteristics that distance and/or divert the full experience of these places due to the presence of stigmatized elements. Based on a qualitative analysis and data collection, such as interviews, forms and journalistic articles, from the aforementioned public squares that underwent poorly structured and decontextualized revitalization works, together to the common characteristics between them, such as insecurity and the omission of municipal management, it is possible to affirm that these factors implied the depletion and deterioration of these public spaces, evidencing the neglect of people in socio-spatial vulnerability. In addition, due to the moment when the city’s collective spaces are crossing, mostly degraded and emptied, it was possible to discuss the importance of public squares and their democratic values, highlighting, especially in the pandemic period, the need to offer public spaces that support collective activities, outdoors, in a safe way
Keywords: Residual Spaces, Stigmatization, Public Space
¿Es el sonido una materia del espacio arquitectónico? El caso de la estimulación auditiva en la infancia.
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Revista Planeo Nº50| Fragmentos urbanos (10 años de PLANEO) | diciembre 2021
Por: [Enrique Rivadeneira Barrios; Escuela de Arquitectura Universidad de Valparaíso , Valparaíso, Chile ]
Recibido el 4 de diciembre de 2021, publicado el 30 de junio de 2023
Resumen
El presente artículo aborda la posibilidad de considerar el sonido como materia que forma parte del espacio arquitectónico. Esto significa no sólo reconocer su presencia en el espacio, sino que su diseño incluye darle forma al sonido y su aparición. Esto se realiza mediante un caso de estudio, la participación en el diseño conjunto de un espacio lúdico de estimulación para la infancia temprana. La propuesta para este espacio es una intervención sonora, que pueda contribuir en la estimulación auditiva temprana, evaluada desde tres condiciones. Los resultados muestran que la interacción con elementos sonoros contribuye no sólo a la estimulación auditiva, sino que se inserta con las componentes motora y socio-emocional, avanzando hacia una estimulación integral. Por último, la naturalización del sonido como elemento de juego permite suponer una inclusión de éste como parte constituyente del espacio, ampliando las posibilidades de juego para los niños y contribuyendo de manera positiva a la consideración formal del sonido como parte del espacio arquitectónico.
Palabras clave: Vacío lúdico, Estimulación auditiva, Primera infancia
Abstract
This article addresses the possibility of considering sound as a matter that is part of the architectural space. This means not only recognizing its presence in space, but its design includes shaping the sound and its appearance. This is done through a case study, the design of a playful stimulation void for early childhood. The proposal for this space is a sound stimulation module, whose design process fundamentally requires including sound as a core part of living. The results show that this is a complex process in which the architecture profession does not have many skills. The role of sound within architecture is reconsidered, establishing points of contact with other trades that could contribute positively to the formal consideration of sound as part of the architectural space
Keywords: Playful void, Acoustic stimulation, Early childhood
Degradación y olvido: Cementerio Patrimonial N°2 del Cerro Panteón de Valparaíso y la problemática de su conservación.
VerDegradación y olvido: Cementerio Patrimonial N°2 del Cerro Panteón de Valparaíso y la problemática de su conservación.
Revista Planeo Nº50| Fragmentos urbanos (10 años de PLANEO) | diciembre 2021
Por: [Montserrat Rojas del Río; Escuela de Arquitectura, Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile ]
Recibido el 25 de noviembre de 2021, publicado el 30 de junio de 2023
Resumen
En una meseta a 30 metros a nivel del mar, coexisten en la actualidad los tres cementerios patrimoniales más antiguos de Valparaíso, declarados Monumentos Históricos por el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile en el año 2005. Los dos primeros fueron fundados en 1825 y el tercero en 1845, junto con la cárcel que se ubicó en el cerro contiguo.
Con el paso del tiempo los Cerros Panteón y Cárcel, que solían estar en la periferia, quedaron insertos en medio de la ciudad, por lo que han debido reinventarse y revitalizarse mediante nuevos usos e infraestructuras, como por ejemplo el caso del Parque Cultural de Valparaíso ubicado en los terrenos de la ex Cárcel Pública: el edificio de una antigua cárcel puede pasar a tener otras funciones, pero un cementerio no. Estos sitios son parte de un circuito urbano al cual ya no pertenecen, y se encuentran sumidos en una desvaloración patrimonial que se traduce en el abandono, deterioro y vandalización de sus sepulturas e infraestructuras en general. Este artículo analiza tres variables que explican el porqué de este espiral de degradación, sin salida aparente, enfocándose en particular en los Cementerios Municipales N°1 y N°2.
Palabras clave: Cementerio Patrimonial, Conservación, Valparaíso, Ruina, Fragmento Urbano
Abstract
The three oldest heritage cemeteries in Valparaíso currently coexist on a plateau 30 meters above sea level, declared Historical Monuments by the Council of National Monuments of Chile in 2005. Two of them were founded in 1825, and the third in 1846 along with the jail that was located on the adjacent hill.
Over the years, the Panteón and Cárcel Hill that used to be in the periphery, got trapped in the middle of the city, with which, they have had to reinvent and revitalize themselves through new uses and infrastructures, among them, the Valparaíso Cultural Park located in the grounds of the former Prison. The building of an old prison may become something else, but not a cemetery. These sites are part of an urban circuit to which they no longer belong, and have been submerged into a heritage devaluation that results in the abandonment, deterioration and also the vandalization of their graves and structures in general. This article analyzes three variables that explain the reason for this spiral of degradation with no apparent exit, focusing on the particular case of Municipal Cemetery No. 2.
Keywords: Heritage Cemetery, Conservation, Valparaíso., Heritage Cemetery, Conservation, Valparaíso
Juan Jara Ortega
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Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile; Sociólogo, Universidad Andrés Bello, Chile.
Comprometido con el estudio de la movilidad urbana, la vivienda, la periferia y la marginalidad.
Paisajes de Sequía. Respuesta Municipal a contracorriente
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Revista Planeo Nº 53 | Escasez Hídrica y comunidades | Septiembre 2022
Paisajes de Sequía. Respuesta Municipal a contracorriente
[Por: Rodrigo Aynol Gallardo, Cientista Político UAH, Mg. en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente IEUT- UC
Cecilia Osorio Gonnet, Académica Facultad de Gobierno UCHILE, Dra. Ciencias Políticas y Sociales, Universitat Pompeu Fabra. MSc Social Policy and Planning in Developing Countries LSE, Cientista Política UC, Licenciada en Historia UC
Antoine Maillet,Profesor Asociado Facultad de Gobierno UCHILE, Dr. Ciencia Política, Sciences Po-París – UC Chile, MSc Investigación Política Comparada, Especialidad Latinoamérica, Sciences Po-París. Master Profesional Carrières Internationales, Sciences Po-París]
Resumen.
El régimen jurídico en Chile instala un mercado de aguas caracterizado por una desigual distribución del elemento. En Petorca, el auge de la industria de la palta ha ocasionado una acumulación y acaparamiento del “recurso hídrico” para solventar los flujos de exportación a mercados globales, dejando a las comunidades locales con un acceso restringido al agua.
La situación de la crisis en las comunidades se ha evidenciado en algunos casos, por ejemplo, a través de prácticas de abastecimiento mediante camiones aljibe, lo que manifiesta explícitamente la magnitud de esta crisis.
Las empresas han mantenido sus negocios principalmente en torno a la exportación de palta gracias a un marco normativo e institucional que favorece sus intereses económicos. Por otra parte, las municipalidades, particularmente la de Petorca, enfrentan un escenario altamente complejo para sobrellevar los impactos de la escasez hídrica. Sin embargo, en el año 2016 se generó una respuesta municipal a esta crisis: la creación de la Oficina de Asuntos Hídricos.
A través de este ensayo visual, exponemos y problematizamos sobre las asimetrías de la escasez hídrica en Petorca. Mostramos el contraste entre los inmensos paisajes secos de Petorca y la respuesta municipal a la crisis, materializada en un contenedor.
Palabras Clave: Petorca, crisis hídrica, asimetría.
Entrevista a Claudia Soto: "La actual Constitución tiene una ausencia del concepto de lo rural y del medio ambiente con su complejidad como sustento de vida, de toda actividad económica y de las relaciones humanas entre las personas y su entorno"
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Revista Planeo Nº 53; Crisis hídrica y comunidades, Septiembre 2022
[Por: Diego Carvajal]
Claudia Soto Acuña, Geógrafa, Mg en Planificación Territorial Rural, Integrante de la actual Directiva de Geógrafas Chile; fue asesora de la ex Convencional Constituyente Gloria Alvarado Jorquera.
Im1. Claudia Soto
Es importante la configuración del país como Estado regional, con un fuerte énfasis en el desarrollo y en la incorporación del concepto de cuencas que proporcionan el recurso hídrico, para que se puedan generar actividades económicas diversas y la vida misma. Esto implica pensar y respetar el ciclo hidrológico que existe y que depende de otros factores.
1. De acuerdo a tu formación inicial en geografía ¿Cómo surge el interés por trabajar en torno a tópicos o líneas de acción como la ruralidad, medioambiente y el ordenamiento territorial?
Primero que todo, muchas gracias de parte de Geógrafas Chile por invitarnos a esta entrevista. Nosotras trabajamos por ejes temáticos y hay un eje de ruralidades, del que formó parte, y otro de medio ambiente, que podríamos decir actualmente son los más activos.
En el eje de ruralidades más que situarse en una línea teórica de la geografía, ha sido la experiencia, en eso coincidimos muchas y a mí también me pasa porque mi experiencia de vida al final está relacionada con que soy de una zona rural y me tocó ir a estudiar a Santiago. En ese contexto, me tocó ver muchos conflictos socio ambientales, desde afuera, problemáticas territoriales, hasta que en un momento siendo estudiante de geografía tuve que ser protagonista porque en mi territorio se quiso instalar una termoeléctrica, y ahí fui parte activa del movimiento de defensa de mi localidad (Pataguas Cerro), ante esta amenaza y logramos que no se instalara.
Después fui profesional Servicio país, entonces mi experiencia me ha llevado a estar más ligada a las comunidades, a los territorios. En Geógrafas Chile, particularmente en el eje de ruralidades, con las compañeras compartimos experiencias de vida, lo que ha sido una gran motivación e interés para trabajar en estos temas, los que podríamos asociar a la geografía rural, cultural, porque hay geografía para todo.
2. Nos podrías contar, desde tu experiencia, cómo observas la realidad del mundo rural respecto al conflicto actual de la escasez hídrica. ¿Qué estrategias existen o se están pensando para sobrellevar esta situación? ¿Hay algún caso o experiencia que te llame la atención?
Desde mi experiencia, soy de un territorio afectado por el monocultivo de paltos y olivos. Nuestra estrategia, luego de visibilizar el conflicto a través de redes sociales y algunos medios que se interesaron por nuestra problemática, tuvo que ver con lograr incidir en el proceso constituyente; que alguien de nuestro territorio y que conociera nuestra problemática, pudiese llegar a representarnos en ese espacio, y fue así que logramos que Gloria Alvarado llegara a integrar la Convención, porque creemos que el problema se tiene que resolver de manera mucho más estructural.
Nuestra localidad todavía tiene agua, entonces ha sido difícil visibilizar el tema, hemos intentado a través de la vía judicial, con la institucionalidad local y convocando también a otras organizaciones, para que el movimiento se amplíe. Así la comunidad en conjunto con el municipio, presentaron en el año 2021 un recurso de protección y la Corte Suprema falló a favor de la comunidad, mandatando paralizar todas las obras de todas las empresas señaladas en el recurso de protección, mandatándoles además ingresar una consulta de pertinencia al servicio de evaluación de impacto ambiental, lo que podríamos calificar como un avance, pues los monocultivos agrícolas actualmente no ingresan a evaluación de impacto ambiental.
Con esto se va generando jurisprudencia y los monocultivos se están analizando ahora desde un punto de vista ambiental, aunque la ley de bases del medio ambiente no los considera como tipología susceptible de causar impacto ambiental. Súper bien lo logrado, pero queda en evidencia la carencia y dificultad para las comunidades de realizar estas gestiones y además estar atentos a que se cumpla lo mandatado por el fallo, y que efectivamente estas empresas no sigan deforestando. Entonces, conociendo la experiencia de Pichidegua Unidos por el agua y de otras causas, se hace necesario contar desde lo institucional con una defensoría de la naturaleza y de apoyo a procesos de defensa, porque todo el trabajo de las comunidades es muchas veces voluntario, faltan recursos y conocimientos técnicos. En esto el proceso constituyente, más allá del resultado, abrió una puerta y desde Geógrafas Chile buscamos contribuir visibilizando estas problemáticas y posicionándonos como un actor relevante con opinión en el debate público.
3. Desde tu rol como activista de la sociedad civil en estas temáticas, y en particular respecto a tu apoyo técnico a la propuesta de nueva constitución: ¿Qué es lo que hay en la actual constitución que vehiculiza un deterioro socioambiental del territorio rural? Y quizás en respuesta a eso: ¿Cómo podemos retratar y describir el horizonte de sentido y transformación de los artículos que apoyaste?
La actual Constitución tiene una ausencia del concepto de lo rural y del medio ambiente con su complejidad como sustento de vida, de toda actividad económica y de las relaciones humanas entre las personas y su entorno. Relacionado con los espacios rurales, con el medio ambiente y la naturaleza, hay ausencia del ordenamiento territorial, y esta fue una de las principales normas en las que trabajamos como Geógrafas Chile (a través de la constituyente Gloria Alvarado). Esto porque en la actual Constitución se establece una visión “antropocéntrica” del medio ambiente en cuanto a la no afectación de la salud de las personas por contaminación. Pero más allá de eso, la salud de las personas y cautelar que no exista contaminación, es insuficiente. Y lo es porque el medio ambiente lo componen las personas en la naturaleza, las relaciones humanas, la cultura, la identidad, que es mucho más amplio que considerar que la contaminación es lo único que puede afectar el medio.
En ese sentido, creo que la propuesta de Constitución instauraba totalmente otro paradigma que parte su discusión declarando que nos encontramos en una emergencia climática y ecológica. Este enfoque se extiende en el desarrollo de todo el texto constitucional. Materializar todo esto es un gran desafío, y de largo plazo también, porque el ordenamiento territorial en la Constitución actual se nombra, pero no lo mandata con la fuerza necesaria para que se implemente desde los gobiernos regionales. El paradigma actual entiende el ordenamiento territorial desde el punto de vista de la urbanización más que del territorio en su conjunto, con la diversidad y particularidad que hay. Por ende, como planificador no te puedes inmiscuir en zonas que estén sometidas a la planificación urbanística, y eso ya excluye muchas zonas, por ejemplo la región de O’Higgins que tiene 33 comunas, y alrededor de 18 están sometidas a un instrumento de planificación urbanística plan regulador intercomunal. Hay como 10 en proceso, entonces de las 33 tengo 28, o sea no se puede implementar un ordenamiento territorial en esta región. Por lo tanto, el enfoque que ofrece la nueva Constitución y desde el Estado Regional, es que se debe implementar en todo el territorio nacional, o sea, no solamente en las zonas urbanas. Se incluyen las partes altas de las cuencas y el establecimiento de condiciones adecuadas de localización de los asentamientos humanos y de las actividades económicas, con criterios regionales.
Además de eso se intentaba constitucionalizar la existencia de la ruralidad desde su diversidad, de la importancia para la soberanía alimentaria, la producción de alimentos, con la protección también de las pequeñas actividades que muchas veces se ven afectadas por actividades de mayor escala que finalmente las van «arrinconando». Es por esto que la propuesta de constitución, intentaba cautelar que exista equilibrio entre usos y actividades. Lo otro relevante, y relacionándolo con la pregunta anterior, es que se establecía para el ordenamiento territorial un criterio hídrico en donde se considere la disponibilidad del recurso. Eso no existe hoy en día.
4. De acuerdo a las diversas identidades del mundo rural: ¿Cómo interpretaste la recepción de las comunidades rurales respecto a la propuesta de nueva constitución? ¿Cómo conviven las recepciones de grupos tradicionales, y las visiones más contemporáneas o en resistencia? ¿Es fundamental la variable de edad y de género para pensar es esta propuesta, y adherir o no?
De acuerdo a la realidad que conozco la variable género no era tan importante a la hora de adherir o rechazar esta nueva propuesta. Pero sí, como te podrás imaginar, las posturas son bien diversas y los temas de género obviamente le interesan a los más jóvenes. Hay más adhesión ahí, sobre todo en los temas de derechos sexuales y reproductivos, el reconocimiento al trabajo doméstico y de cuidados, educación sexual integral. Pero hay otro sector más apegado a las tradiciones, por decirlo así, a la que prácticamente lo único que les preocupaba era el rodeo, por diversos motivos. Entonces, ahí no ha habido mucha posibilidad de diálogo, porque por muchos derechos fundamentales y sociales que se puedan garantizar, o la protección a la naturaleza para que estos mismos animales tengan agua y alimentos, para ellos tiene mucha más relevancia lo otro (rodeo), que se siente como una amenaza directa a la identidad o a su actividad económica, entendiendo y haciendo la salvedad que la Constitución no decía que el rodeo va a desaparecer. La propuesta de nueva Constitución no estaba prohibiendo nada, no quitaba tradiciones, sino más bien, abría la puerta a un debate que se va a tener que seguir dándose en el Parlamento y que de hecho, ya se empezó con la ley de tenencia responsable de animales domésticos, “la ley cholito”.
Por otro lado, también hay mucha gente adulta y agricultores de muchas localidades que tienen su origen en la reforma agraria, que tienen un componente identitario y de amor a la tierra súper fuerte. Con respecto al tema del agua, también hay un sector importante de pequeños agricultores que saben que no serán sujetos de redistribución, pero también hay otros que esto les genera demasiada incertidumbre y nosotros, desde el equipo de la constituyente Alvarado, hemos señalado que la mejor certeza es contar con agua y por ello la redistribución, esto implica que el agua deje de ser un bien de mercado y que sea un bien común natural inapropiable. Entonces es muy diverso también porque las ruralidades son complejas, son diversas y se habita de distintas maneras y diferentes intereses. También ha sido importante ver que mucha gente sí está interesada, que apoyaban el texto, entendiendo que es en beneficio finalmente de nuestras propias comunidades.
Anamuri por ejemplo, fue muy activa en el proceso de elaboración de las normas de la ruralidad. También desde el equipo de Gloria Alvarado, compartimos en el proceso el articulado propuesto con pequeños agricultores y tuvo súper buena acogida. Es súper necesario bajar la información y discutirla, porque hay mucha información falsa dando vueltas; era importante difundir que la nueva Constitución establece los circuitos cortos de producción, el fomento de las ferias libres locales, porque son los que generan los alimentos para la mesa nacional.
La recepción ha sido bien diversa y responde mucho sí, a género, edad, pero también a podríamos decir, a ocupación o estrato socioeconómico, nivel educacional.
5. Por último, si pudieses hacer una breve síntesis de la conversación que tuvimos.
Este es un proceso que no termina, se termina una etapa en 4 de septiembre y parte otra que no sabemos cuál va a ser. Pero me parece súper relevante que podamos abrir los caminos para mayor participación y tener incidencia en las decisiones que se toman en los territorios, y que la naturaleza y el medio ambiente tengan un espacio fundamental, de lo contrario no hay vida ni economía que se sustente. Además, creo que es importante la configuración del país como Estado regional, con un fuerte énfasis en el desarrollo y en la incorporación del concepto de cuencas que proporcionan el recurso hídrico, para que se puedan generar actividades económicas diversas y la vida misma. Esto implica pensar y respetar el ciclo hidrológico que existe y que depende de otros factores. Entonces que eso estuviera en el texto a mí me parece una posibilidad única de hacernos cargo de avanzar en una línea que vaya en sintonía también con la crisis climática y ecológica global, y así aminorar ciertos impactos y afectaciones que la población más vulnerable generalmente es la que sufre.
Me parece muy importante también relevar las normas rurales; la protección a la gestión comunitaria del agua potable rural «el Estado deberá promover y proteger la gestión comunitaria del agua potable rural y saneamiento, especialmente en áreas de territorios rurales y extremos, en conformidad a la ley», para que el Estado garantice condiciones justas y dignas en el trabajo de temporada, que estén presentes sus derechos laborales y de seguridad social, la violencia a la que muchas veces se encuentran sometidas las niñas y mujeres rurales, entre otros.
Me llena de orgullo que muchos temas que estaban en la propuesta de Constitución fueron impulsados por mujeres, porque la paridad posibilitó también visibilizar temas como los trabajos domésticos y de cuidado e incluirlos en el sistema de seguridad social, cuestión también revolucionaria porque es una cosa que no existe y prácticamente no se valora. La descentralización, profundizarla con este nuevo texto me parece muy bien, porque implica un proceso de fortalecimiento real de las regiones; todavía tenemos un delegado presidencial, todavía tenemos decisiones que se toman a nivel central que no necesariamente tienen que ver con la realidad regional. También me parece importante la diversidad de miradas, expresado con la presencia de los pueblos originarios, la diversidad de actores que componen nuestra sociedad; niños, niñas, adultos mayores, mujeres, grupos históricamente excluidos, lo que implica construir a través de esta nueva constitución una sociedad y territorios mucho más amorosos y conscientes.
Colombia sobre rieles: Una historia de cultura, conflicto y memoria | Caminos de Hierro: Una expedición literaria por los ferrocarriles de Colombia (2020)
VerColombia sobre rieles: Una historia de cultura, conflicto y memoria | Caminos de Hierro: Una expedición literaria por los ferrocarriles de Colombia (2020)
Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
Colombia sobre rieles: Una historia de cultura, conflicto y memoria | Caminos de Hierro: Una expedición literaria por los ferrocarriles de Colombia (2020)
[Por Juan Jara Ortega, Sociólogo UNAB, Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano IEUT – UC]
Podcast: Caminos de Hierro: Una expedición literaria por los ferrocarriles de Colombia.
Autor: Radio Nacional de Colombia
Año: 2020
Disponible en: https://www.radionacional.co/podcast/caminos-de-hierro

Resumen.
«Caminos de Hierro» es un programa de diez capítulos de la Radio Nacional de Colombia emitido durante el año 2020, que ofrece un recorrido por la historia y la cultura de las regiones del país que fueron atravesadas por el ferrocarril. Se entrevistan a expertos, investigadores, artistas y habitantes de las zonas ferroviarias, y se acompañan sus relatos con música, sonidos y testimonios que recrean el ambiente y la memoria de los trenes. «Caminos de hierro» es un programa que rescata el valor patrimonial, social y económico del ferrocarril en Colombia, invitando a los oyentes a conocer, apreciar la diversidad y la riqueza del país a través de sus vías férreas.
Palabras Clave: Ferrocarril, cultura, memoria.
Introducción: La construcción del tren en Colombia.
A pesar de que el tren ya no es una forma de transporte común en Colombia, su legado y su importancia histórica siguen vigentes. Antes de la llegada del tren, los ríos eran la principal vía de transporte. En Neiva, un tipo de bote llamado «champán», el cual era tripulado por 12 personas, fue utilizado para conectar el pueblo con otras regiones del país. El tren fue construido en muchos lugares de Colombia para mejorar la conectividad y llegar a lugares a los que no se podía acceder por río. Su construcción fue todo un desafío para los ingenieros, debido a la geografía colombiana, fragmentada por montañas y ríos. A modo de ejemplo, la infraestructura férrea de Medellín es muy particular debido a su topografía. Por un lado, la construcción de la línea de tren comenzó en el río Magdalena, mientras que por otro, se inició desde Botero. Entre los dos puntos se encontraba una montaña, lo que dificultó la unión de las líneas de inmediato. Para resolver este problema, se construyó un túnel, que fue una de las primeras grandes obras de ingeniería de Colombia.

El ferrocarril se instala en Colombia.
La llegada del tren marcó un hito en la historia de Colombia, al permitir la conexión entre distintas localidades y el surgimiento de pequeños comerciantes que dieron vida a muchas ciudades del país. No obstante, la construcción del ferrocarril estuvo impulsada por la necesidad de industrializar la producción bananera, cafetera y de caña de azúcar, acelerando la entrada y salida de mercancías y abriendo Colombia hacia el mundo. Este rápido desarrollo económico no estuvo exento de conflictos, como el descarrilamiento de un tren en Cisneros, considerado una masacre, y la matanza de obreros ligados a la industria bananera en la estación de La Ciénaga. En la actualidad, existe un monumento en memoria de los trabajadores fallecidos en este trágico episodio. En la región de La Guajira, el tren es considerado un elemento extraño que contrasta con la ruralidad del lugar. Para los Guayu, población indígena que habita en la zona, el ferrocarril ha representado una interrupción en sus actividades cotidianas de pastoreo y ha tenido consecuencias negativas para su ganado. El sentido de territorio de los Guayu está profundamente ligado a la movilidad de sus animales, la cual se ha visto afectado por la presencia del tren en la zona.
“El tren llega como historia y melancolía, trae el desarrollo comercial, trae la inversión, trae el penoso progreso tecnológico, llegan los capitales, e infortunadamente, como ha pasado siempre en este país, se termina con la corrupción” (Radio Nacional de Colombia, 2020)

Im.3 Portada capítulo 5: Honda – La Dorada – San Alberto – El Paso | Fuente: Radio Nacional de Colombia, 2020.
Culturas ferroviarias: El legado del tren.
El tren ha sido un elemento fundamental en el intercambio cultural en Colombia, ya que su capacidad de conectar las localidades con los centros permitió la difusión de diversas expresiones artísticas. La música es un ejemplo claro de esto: en San Juan del César, el vallenato, que tiene sus raíces en la tradición oral de la región, se popularizó gracias al tren. De manera similar, en Medellín la trova ha sido una influencia importante en la cultura local. Estas expresiones artísticas han trascendido el ámbito musical y han dejado una huella profunda en la literatura, que ha incorporado elementos y temáticas de estas tradiciones populares, contribuyendo a la riqueza cultural del país. La intención de hacer universal lo cotidiano de la oralidad y la literatura se impone, tal como el tren conectó lo local con lo global.
En los lugares donde hoy en día ya no existe el tren, hay distintos modos de apropiación. Algunas estaciones se han convertido en centros culturales, han sido consideradas patrimonio nacional o son casas, mientras que otras han sido transformadas en terminales de buses. Las antiguas líneas férreas han sido robadas, convertidas en calles o reutilizadas por los habitantes con nuevos usos. Ejemplos de ello son las motobrujas en Buenaventura, los motorrodillos en Medellín o el ferrobús en Barrancabermeja, los cuales han dado vida a las líneas después del tren.

Conclusión.
El legado del tren en Colombia ha sido relevante en la conectividad entre localidades y el surgimiento de pequeños comerciantes. Sin embargo, también ha sido objeto de conflictos y ha tenido consecuencias negativas en algunas poblaciones indígenas. «Caminos de Hierro» es una invitación a reflexionar sobre el impacto que tienen las decisiones en la cultura, la economía y la sociedad en general, así como a valorar el papel que juega el patrimonio ferroviario. Este programa rescata la historia del ferrocarril en Colombia y, a través de sus relatos y testimonios, muestra cómo el tren ha sido un elemento clave en la conformación de la identidad colombiana, ya sea a través de la música, la literatura o la reutilización de sus antiguas líneas.
El legado ferroviario es una parte valiosa de la historia de Colombia y debe ser preservado para las generaciones presentes y futuras. Este patrimonio cultural representa la diversidad del país, y su conservación en los imaginarios es fundamental para comprender sus conexiones con el pasado, el presente y el futuro.
Referencias.
Radio Nacional de Colombia (2020). Caminos de Hierro: Una expedición literaria por los ferrocarriles de Colombia. Disponible en: https://www.radionacional.co/podcast/caminos-de-hierro
Chiloé, mar interior
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Chiloé, mar interior | Y de pronto el amanecer (2017)
[Por María José Águila Díaz, Geógrafa UdeC, Diploma Superior en Ambiente y Sociedad del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Analista en Institut Cerdà]
Película: Y de pronto el amanecer (2017)
Dirigido por: Silvio Caiozzi
Premios: Mejor Película (2017) Festival des Films du Monde de Montréal. Festival de Sao Paulo, premio del público, FIC Viña, mejor música, Festival Patagonia, mejor largometraje.
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=JCiU5BZxivY
Disponible en Ondamedia [www.ondamedia.cl]

Resumen.
La película trata sobre el presente de Pancho -personaje principal- y los constantes recuerdos que revive al regresar a Chiloé después de 45 años sin visitar su tierra natal. A medida que va visitando viejos lugares conocidos, los recuerdos van apareciendo en orden cronológico, pasando por su infancia y adolescencia chilota. Rememora la historia de amor que se da con Rosa, quien es novia de un militar que al momento del Golpe de Estado en Chile (1973) se encarga de desplegar las fuerzas armadas en la localidad rural donde se ambienta la historia. En este contexto, Pancho se ve obligado a huir lejos de aquello que él conocía como su hogar, y ahora regresa para encontrar inspiración para su próxima crónica.
Palabras Claves. Chiloé, memoria, ruralidad, infancia, huilliche.
Introducción.
Francisco (Pancho), poeta y escritor, regresa a visitar Chiloé después de estar 45 años fuera. Las imágenes de la película parten por transmitir el contraste urbano de Santiago, caracterizado con la autopista y el sol que se filtra en el aeropuerto, desde donde Pancho emprende rumbo a su viejo hogar en el lluvioso sur del país. Al llegar, se traslada a su pueblo -un espacio rural y con influencia huilliche aún presente- en donde inmediatamente comienza a recordar su niñez, y la magia tan característica de Chiloé, donde los mitos son parte del imaginario colectivo que alimenta las infancias de todo quien habite este territorio.

Los recuerdos van avanzando en el tiempo a medida que Pancho, o Pingüino como le dicen sus amigos, va visitando los diversos espacios que frecuentaba en su juventud. La película va intercalando estas memorias mientras Pancho avanza en su reencuentro con antiguas amistades y viejas experiencias, siendo el Golpe de Estado el punto de inflexión que modifica las relaciones y dinámicas del pueblo, y con ello también los anhelos y deseos de los personajes. La película está marcada por los cantos al lado de las estufas de leña, los paseos en lancha, la comida típica chilota, la arquitectura y decorado de tejuelas, los bosques de helechos y árboles endémicos que se muestran en las escenas, y que con ello caracterizan las vivencias de los personajes en un fiel retrato de una parte del cotidiano chilote.
Habitar el maritorio.
Silvio Caiozzi y su equipo aciertan en enfocar la importancia del elemento “mar” dentro de la película. Ciertamente sería inevitable ignorarlo, pero el viaje de Pancho a un islote alejado, los recuerdos del abuelo huilliche en el bote, entre otras escenas, marcan este elemento como uno importante dentro del habitar chilote. El concepto maritorio, entendido como “aquel espacio marítimo que a lo largo del tiempo ha sido habitado, confiriéndole la condición cultural donde algo tiene lugar o puede tenerlo” (Sannazzaro et.al, 2017) es coherente con aquello que se presenta en el desarrollo de la película. Los orígenes de la sociedad chilota actual tienen sus raíces primeramente en los pueblos huilliches y chonos, quienes navegaban las aguas del archipiélago, raíces que aún persisten a pesar del proceso colonizador de España y otros países europeos como Holanda. La cultura chilota proviene entonces de la constante interacción de su pueblo mestizo con el mar y la tierra, identificando en las costumbres y tradiciones como la minga, la gastronomía rica en recursos marinos, y los oficios como la carpintería de ribera, junto con el uso de los canales y del mar como fuente de estas acciones.
La memoria que no muere.
El viaje de Pancho a Chiloé es un viaje de memoria y reencuentro, es volver al pasado a redescubrir emociones y orígenes. En la película el sacerdote católico del pueblo descubre el talento de Pancho por la escritura, razón por la que lo recluta para escribir los epitafios de las cruces de las tumbas, llegando a ser conocido en el pueblo como “el poeta de los muertos”. Pancho, con una sensibilidad especial por su territorio, menciona en el funeral de don Oledario que aquello que persiste en el corazón mientras ahí se quede no morirá, haciendo alusión al ejercicio de memoria que debería ser llevado por los y las habitantes. A pesar del gran lapso de tiempo fuera del archipiélago, la identidad y arraigo de Pancho seguía en Chiloé, siendo este territorio esencial para su existencia. El regreso a su antiguo hogar representa también el paso del tiempo y los cambios que tanto él cómo el poblado sufrió de manera natural, pero donde aún existen vestigios de lo que fueron y de lo que sigue identificando de manera única al archipiélago, donde el constante rescate del pasado es esencial para la sobrevivencia de la identidad.

Conclusión.
“Y de pronto el amanecer” representa de manera sincera las vivencias y dinámicas propias y genéricas de los pueblos chilotes que habitan el mar interior. Si bien cada comuna y territorio tiene sus particularidades, las acciones y relaciones que se expresan en el guion y la escenografía, así como la dirección creativa de la película, evidencian características únicas de esta tierra, resaltando la cooperatividad, lo local, el pasado, e influencia y presencia del pueblo huilliche. La historia de amor de Pancho y Rosa en medio de la dictadura, fluye a la par en trama e importancia con la relevancia que se le da a la naturaleza y los misterios que habitan en ella, entrelazando los vínculos humanos de los personajes, con el determinismo geográfico que de manera inexorable influencia a quienes nacen en Chiloé.
Referencias.
Sannazzaro, J., Campos, M., Mondaca, E., Gajardo, P., & Santibáñez, P. (2017). El proyecto de electrificación de las islas interiores del archipiélago de Chiloé y la desechada autonomía energética. CESCH, Sur Territorio: Archipiélago de Chiloé.
Melbourne Central: proyecto de reutilización adaptativa del patrimonio industrial y ferroviario
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
Melbourne Central: proyecto de reutilización adaptativa del patrimonio industrial y ferroviario
[Por: Andrea Ortega. Doctora Ph.D. en Patrimonio y Conservación por la University of Melbourne. Arquitecta y Magíster en Desarrollo Urbano por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Académica de la Escuela de Arquitectura, Universidad Diego Portales (UDP)]

Resumen
Melbourne Central es una estación ferroviaria que se articula como un nodo multifuncional en la ciudad, al albergar actividades comerciales y turísticas que operan en conjunto con la red ferroviaria subterránea. La estación Melbourne Central es un proyecto arquitectónico y urbano que valora el patrimonio ferroviario y lo adapta al crecimiento, necesidades y desarrollo de la ciudad.
Palabras Clave: Melbourne, Ferrocarril, Patrimonio Industrial, reutilización adaptativa
Melbourne Central es una estación ferroviaria, centro comercial y turístico en la actual red ferroviaria electrificada subterránea en pleno corazón de la ciudad de Melbourne, Estado de Victoria, Australia. Es una de las tres estaciones subterráneas del City Loop, o ferrocarril de circunvalación, que recorre el norte y el este del centro de Melbourne (Central Business District – CBD). El proyecto del Melbourne Central fue diseñado por el arquitecto japonés Kisho Kurokawa y fue inaugurado en 1991. El complejo incluye el Melbourne Central Shopping Centre, que fue proyectado en 2005 por los arquitectos ARM Architecture; Estación de tren Melbourne Central (parte del tren subterráneo City Loop y anteriormente llamada Museum Station); y la Torre de la Oficina Central de Melbourne de 211 metros (692 pies) de altura con su distintivo par de mástiles de comunicaciones. El centro comercial cuenta con un gran cono de vidrio, que alberga en su interior el edificio de la Torre Coop’s Shot (Coop’s Shot Tower), catalogada como patrimonio por el estado de Victoria (Heritage Council Victoria, 2008).
El proyecto del ferrocarril de circunvalación subterráneo de Melbourne (originalmente llamado Melbourne Underground Rail Loop o MURL) se planificó en la década de 1920 y comenzó a construirse hasta la década de 1960. The Loop incluye tres estaciones de metro: Flagstaff, Melbourne Central (anteriormente Museum) y Parliament. Se conecta con las dos estaciones más concurridas de Melbourne, Flinders Street y Southern Cross, y junto con el viaducto de Flinders Street forma un anillo de cuatro vías individuales alrededor del CBD. El proyecto ferroviario subterráneo de Melbourne de 1970 finalizó el diseño y estableció una autoridad para supervisar su construcción. Los trabajos de túneles comenzaron en 1972 y el Loop comenzó a operar en 1981 con la apertura de la estación Museum, ahora Melbourne Central. El bucle se completó en 1985 con la apertura de la estación Flagstaff (Bowen, 2021). Museum Station fue establecido en honor al Museo Nacional de Victoria y al Museo de Ciencias de Victoria adyacentes, en el complejo de la Biblioteca Estatal de Victoria en el lado opuesto de Swanston Street. Fue la primera estación en abrir en el City Loop.

La Torre Coop’s Shot y el edificio flanqueante fueron construidas entre 1889-1890. Consisten en una estructura de ladrillo de dos pisos y una torre de cincuenta metros de altura. La torre se utilizó para la fabricación de perdigones de plomo hasta su cierre en 1960. Permaneció desocupada hasta que se incorporó al centro comercial Melbourne Central a fines de la década de 1980 y principios de la de 1990. La Torre fue uno de los edificios más altos de Melbourne durante muchos años y siguió siendo un hito importante de Melbourne mucho después de su cierre. El edificio está cuidadosamente construido con su torre central de estilo campanile sobre la fábrica de dos pisos con finas aberturas arqueadas (Heritage Council Victoria, 2008). Estas estructuras son evidencia de un proceso industrial temprano, lo que refleja lo que fue el paisaje construido en la ciudad del siglo XIX, en la que los usos residenciales, comerciales e industriales existían en estrecha proximidad (Heritage Council Victoria, 2008).

A partir de la década de 1970, el desarrollo en el área que rodeaba la Torre Coop’s Shot congeló mientras el ayuntamiento exploraba el potencial del sitio. La torre fue catalogada como patrimonio en la década de 1970, reconocida como «un hito único y peculiar», por lo que cuando la City Loop Authority requirió el sitio, sabían que tenían que excavar con cuidado alrededor y debajo de la imponente estructura (Melbourne Central, 2014). La remodelación a gran escala de la manzana delimitada por las calles Lonsdale, Swanston, La Trobe y Elizabeth se desarrolló con cierto detalle durante las décadas de 1960 y 1970, y estuvo estrechamente relacionada con el ferrocarril subterráneo City Loop. Este proyecto refleja la integración y reutilización adaptativa del patrimonio ferroviario activo para el transporte de pasajeros, la conservación del patrimonio industrial y nuevos usos asociados al centro de negocios, incluyendo una constante actividad cultural y turística (Wilkinson, 2012). El nuevo edificio del arquitecto japonés Kisho Kurokawa es de estilo posmoderno y posee la estructura de vidrio más grande de su tipo en el mundo. El Glass Cone tiene 924 cristales y se limpian mediante un sistema mecánico especialmente diseñado. Tras la apertura del centro, se lo denominó «Cono Mágico» (Magic Cone). Este espacio que integra la protección interior del patrimonio industrial y ferroviario alberga a su vez una serie de usos culturales y turísticos itinerantes, reflejando la activa vida urbana y multicultural de la ciudad de Melbourne.

Referencias:
Heritage Council Victoria (2008). Coops Shot Tower And Flanking Building. Recuperado de https://vhd.heritagecouncil.vic.gov.au/places/768
Melbourne Central: A Case Study in Post-Modern Urbanization (1995). Recuperado de https://web.archive.org/web/20110928082127/http://users.tce.rmit.edu.au/e03159/IndST/Ind1_1.htm
Wilkinson, S. (2012) Back to the future: Heritage buildings, adaptation and sustainability in the Melbourne central business district. Historic Environment, 24(2), 7–13. Recuperado de https://search.informit.org/doi/abs/10.3316/ielapa.127440707040695
Heritage trains and trams https://www.visitmelbourne.com/see-and-do/art-and-culture/history-and-heritage/heritage-trains
Melbourne Central (2014) Melbourne Central’s Heritage The Coop’s Shot Tower In 1889. Recuperado de https://www.melbournecentral.com.au/visitor-info/our-heritage
Bowen, D. (2021) 40 years of the City Loop. Recuperado de https://danielbowen.com/2021/01/24/city-loop-forty-years/
Enfoque integrado en el diseño participativo de plazoletas de captación de aguas. El proyecto Jardín Central, Renca
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Enfoque integrado en el diseño participativo de plazoletas de captación de aguas. El proyecto Jardín Central, Renca
Rosa Chandia-Jaure, Andrés Cataldo-Cunich, Nora Donoso-Valenzuela
Resumen
El escenario hídrico actual para la zona central de Chile impone desafíos para el diseño urbano desde la necesidad de adoptar nuevos criterios para la toma de decisiones, que permitan resguardar la calidad de vida urbana para las personas, optimizando los recursos hídricos disponibles y valorando la realidad local para la inclusión. El artículo presenta uno de los casos de estudio donde se han implementado experiencias de investigación aplicada para integración de la comunidad barrial con los organismos técnicos y la academia, en un diálogo que permite la toma consensuada de decisiones desde la premisa básica de reducir los consumos hídricos y recuperar los excedentes de aguas lluvias para favorecer la recarga de acuíferos. El resultado fue materialización de un piloto construido que permitió evidenciar los alcances de cada etapa de todo el proceso, que culmina en un espacio público de pequeña escala y bajo costo que aporta beneficios multidimensionales a la comunidad beneficiaria.
Palabras clave: Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible, Diseño participativo, Diseño urbano sensible al agua.
Introducción
La tendencia al incremento de episodios de olas de calor y la reducción de las precipitaciones anuales, junto a los problemas de ineficiencia en la gestión hídrica y el incremento en la demanda de agua, han propiciado un escenario de vulnerabilidad socioambiental en la Región Metropolitana. En el caso de la Cuenca del Río Maipo, resulta especialmente significativo el hecho de que el 83% de los problemas que enfrenta la gestión hídrica en esta zona tienen un origen antrópico (EH2030, 2022). En este contexto, constituye un enorme desafío definir sistemas de gobernanza, estrategias y soluciones de diseño urbano que faciliten la adaptación de las ciudades y los barrios, a los efectos del cambio climático en la calidad de vida urbana y a la eficiencia hídrica local.
En este sentido, el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (UNEP) ha estado impulsando iniciativas que implementan el enfoque integrado para barrios sostenibles en la planificación urbana, diseño y gestión, a través de un sistema que permite aplicaciones en contextos locales, del diseño e integración comunitaria (Gallego Gamazo, 2015). El enfoque integrado, multi-escalar y multisectorial, pone en valor la escala del vecindario para la toma de decisiones sobre el diseño y la planificación de los barrios. Esto implica dar importancia al reconocimiento de las cualidades locales propias de cada lugar, sean físicas, espaciales, sociales o culturales a través de distintos procesos de vinculación con los diversos actores del territorio y mecanismos de progresiva incidencia en la toma de decisiones. Al reconocerse estas particularidades locales, el diseño del espacio es más eficiente, ya que da respuesta efectiva a las propias necesidades y se acerca a los imaginarios propios de sus habitantes. Además, la integración de miradas entre los distintos actores públicos, privados y el diálogo entre equipos técnicos y la comunidad local, buscan nuevos mecanismos para obtener mayor coherencia, transparencia y accesibilidad a la participación de la comunidad en las decisiones del diseño de los espacios públicos (Salat, 2021).
En el año 2021, se materializó un convenio de colaboración con Ilustre Municipalidad de Renca y Universidad Tecnológica Metropolitana, para el pilotaje de iniciativas desde una perspectiva integral de barrio en la comuna según las directrices de UNEP, a través del proyecto “Construcción de Área Verde Resiliente al Agua con Enfoque Participativo”, el cual exploró estrategias metodológicas para la inclusión y la participación barrial, desarrollando mecanismos para el diálogo con unidades técnicas municipales, vecinos y la academia, en torno al diseño del espacio público desde una nueva perspectiva, integrando Soluciones Basadas en la Naturaleza y Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS), para la adaptación a la escasez hídrica, considerando la experiencia previa desarrollada en el proyecto FIC-R Aguas de Barrio (GORE RM, 2018-2020). Tras un proceso de participación barrial, que incluyó actividades formativas en torno a la gestión sustentable del agua lluvia urbana, definición de consensos sobre posibles lugares de intervención que permitieran mejorar la resiliencia hídrica, validación de ideas de proyectos, seguimiento del proceso constructivo especialmente en la implantación de SUDS y plantación colaborativa de especies vegetales, se obtuvo como resultado, dos proyectos de pequeña escala que transforman platabandas subutilizadas en espacios públicos multifuncionales: que recuperan el agua lluvia, dotan de espacios para el encuentro vecinal, crean ambientes climáticos favorables, y propician el cultivo de especies nativas de bajo requerimiento hídrico.
Imagen 1 Difusión de las distintas etapas del proceso participativo. (2021)
El proyecto Jardín Central
El lugar de intervención fue inicialmente propuesto por el municipio como parte de un plan de renovación del eje Balmaceda. Como primer punto de acercamiento a la comunidad participante, se realizó un diagnóstico urbano espacial, hidrológico, hidráulico y de suelos, junto con una evaluación social sobre el uso del espacio.
A partir del diagnóstico se plantea como desafío dotar de un diseño innovador y adaptado, que permita usos diversos, creando espacios para la gente, enriqueciendo el entorno construido preexistente y que trabaje con el paisaje mezclando usos y formas, en concordancia con las Directrices del Diseño de UNEP Barrios Sostenibles. Esto lleva a la búsqueda de elementos y materiales que fuesen capaces de construir un diálogo entre lo innovador y lo funcional, mientras que, al mismo tiempo, tuviese estándares de calidad y resistencia necesaria para implementarse en el espacio público.
La comunidad participa en el proceso, validando los lugares de posible intervención y aportando con criterios de diseño complementarios a la implementación SUDS como premisa inicial de intervención. Del mismo modo, la comunidad define la paleta vegetal, priorizando el bajo requerimiento hídrico y la valoración de la flora nativa. Estos criterios constituyen insumos para que el equipo de estudiantes de arquitectura de la Universidad Tecnológica Metropolitana, participante del proyecto, genere propuestas de diseño del espacio público.
El equipo desarrolló tres posibles alternativas de intervención en el mismo emplazamiento, las cuales fueron expuestas a la comunidad en distintas instancias para su validación y posterior selección de alternativas de construcción. Hubo una valoración positiva de las tres alternativas, optando finalmente por aquella que, desde el conocimiento local, pudiese ser más duradera en el tiempo, considerando aspectos propios del uso del espacio público que la experiencia de vida local reconocía para este lugar. Tras esta definición de la propuesta, el proyecto avanza en el desarrollo de expedientes técnicos y planos ejecutivos, teniendo en consideración numerosas variables técnicas y ajustes para llegar a consensos entre los equipos técnicos municipales, la comunidad barrial y otros criterios, como materialidad, costos y complejidad de la obra. (Gráfico 1)
Gráfico 1 Diagrama del proceso de desarrollo del proyecto Jardín Central, Renca.
La implementación de SUDS en el espacio público.
Los estudios técnicos relativos a propiedades hidráulicas y de suelos, permitieron definir los tipos de Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible adecuados a las condiciones del proyecto, cuya implementación permitiera captar, filtrar, e infiltrar las aguas pluviales.
Se resolvió la implementación de un sistema que actúa por acción de la gravedad para que el agua lluvia pueda ser captada en las jardineras, filtrada a través de las especies vegetales y las capas de áridos que actúan como filtro, conducidas hacia una franja filtrante para unirse en el punto más bajo del sistema, donde se construye un pozo de infiltración de 3,2 mt de profundidad, el cual se rellena con áridos de distinta granulometría y con celdas filtrantes para crear un sistema que permita la infiltración de las aguas y recarga del freático. La capa superficial es rellenada con bolón de piedra de canto rodado, para evidenciar las posibilidades que la piedra como material de bajo costo puede permitirse en el uso del espacio público naturalizando la intervención.
Imagen 2 El proceso de montaje de las celdas drenantes en el pozo de infiltración. (2021)
Elementos del paisaje natural y paisaje construido.
La incorporación de flora nativa seleccionada en el proceso participativo permite experimentar en la factibilidad sobre el uso de especies nativas de bajo requerimiento hídrico, tanto en cubre-suelos, hierbas, árboles y arbustos. La propuesta incorpora piedra de canto rodado como elemento preexistente en el paisaje, componente esencial del lecho y del paisaje fluvial de la cuenca del Río Mapocho; construyendo de manera implícita un diálogo en el área de intervención, trayendo la presencia de una cuenca, los conocimientos ancestrales y visibilizando el agua y su acción gravitacional, la escorrentía y el drenaje a través del uso de bolones de piedra a la vista para las zanjas filtrantes.
Imagen 3 Montaje de Zanja filtrante con bolón de piedra de canto rodado, que conecta jardineras filtrantes con pozo de infiltración. (2021)
Por su parte, el desafío del diseño innovador de bajo costo implicó la exploración modular de materiales y formatos que permitieran obtener espacios de rápida fabricación, de múltiples usos, de imagen innovadora y dialogante en una lógica modular. Una de las respuestas fue la construcción de nuevas terrazas multiuso que pudieran contener los elementos obsoletos del mobiliario preexistente resignificándolos como parte de un sistema integral mayor.
Imagen 4 Proceso de construcción de jardineras en terrazas (2021)
El elemento constructivo seleccionado para las terrazas fue la solera prefabricada de hormigón tipo A1, elemento de bajo costo, alta resistencia y durabilidad; originalmente diseñado para construir los bordes de calzadas, canalizar las escorrentías superficiales y demarcar el espacio peatonal del vehicular. A pesar de que las soleras tipo A1 tienen alta demanda, siguen siendo empleadas en la manera tradicional. Es por esto que el diseño propone cambiar su distribución tradicional y montarlas en aparejo, para construir un paisaje urbano nuevo con estas piezas prefabricadas, que es capaz de aprovechar las aguas pluviales desde la lógica de la gestión local de la escorrentía.
Imagen 5 Las jardineras que integran soleras A1 montadas en aparejo, y conteniendo al mobiliario obsoleto (2021)
En la propuesta de intervención del espacio definido en el eje Balmaceda se pone a prueba el éxito de las metodologías utilizadas y de las decisiones de diseño consensuadas a través de procesos participativos que recogen en la materialización del proyecto, las necesidades, usos, cultura y clima local, poniendo en el centro de la discusión la mejora de los entornos construidos, y con ellos de la calidad de vida de sus habitantes desde la escala barrial.
Esta experiencia permite abrir posibilidades para utilizar de modo no convencional otros materiales existentes, desechados o de ámbitos lejanos a la construcción y al espacio público. De esta manera, se multiplican los servicios en el entorno en dónde se emplazan, sumándose al catálogo de experiencias en la búsqueda de soluciones que permitan crear espacios públicos adaptados al cambio climático, de usos diversos, sensibles al agua, de bajo costo y replicables. La experiencia piloto realizada permite caminos de exploración futura, cuestionando cómo se puede medir y cuantificar la efectividad de la plazoleta como dispositivo urbano multifuncional, con un enfoque multidisciplinar que permita valorar ámbitos sociales, culturales, materiales, ecológicos y urbanos.
Imagen 6 Plantación comunitaria. (2021)
Ficha Técnica:
Proyecto Jardín Central
Encargo. Ilustre Municipalidad de Renca
Financiamiento: ONU
Ejecución : Universidad Tecnológica Metropolitana.
Ideas de proyecto: Benjamín Laura y Carlos Bustamante Espina.
Diseño de Paisaje: Mario Villagrán Escobar y Francisca Fernández Cano.
Construcción: Vanessa Acevedo, Nathalie Miño, Edder Castillo, Francisco Cabello, Diego Medina, Bryan Lobos, Jhannelly Huamán y Sussy Valenzuela.
Estudios Hidráulicos: Boris Zúñiga Lucero.
Estudios de Suelo: Enzo Ramírez y CENIM-UTEM.
Apoyo en gestión: Claudia Jara Durán.
Modelo Participativo: Nora Donoso Valenzuela.
Coordinación: Andrés Cataldo Cunich
Dirección general: Rosa Chandia-Jaure.
Superficie: 136 m2
Año, 2021
Ubicación: Av. José Miguel Balmaceda, esquina Ignacio Carrera Pinto, Renca
Bibliografía
EH2030. (2022). Cuencas regenerativas, de la crisis a la seguridad hídrica. Hoja de ruta Maipo y Maule. https://escenarioshidricos.cl
Gallego Gamazo, C. (2015). EL ENFOQUE INTEGRADO EN LOS PROGRAMAS DE REGENERACIÓN URBANA DE BARRIOS DESFAVORECIDOS: UNA VISIÓN RELACIONAL [Universidad Politécnica de Madrid]. http://oa.upm.es/39311/1/CRISTINA_GALLEGO_GAMAZO.pdf
Salat, S. (2021, July). Integrated Guidelines for Sustainable Neighbourhood Design. United Nations Environment Programme. https://www.neighbourhoodguidelines.org/green-and-resilient-areas-renca
DATOS DE AUTORES:
Rosa Chandia-Jaure. Arquitecta, Doctora y Magíster en Arquitectura, energía y Medio Ambiente, Universidad Politécnica de Cataluña. Directora Programa Innovación y Transferencia en Arquitectura y Territorio. Académica Universidad Tecnológica Metropolitana
Andrés Cataldo Cunich. Arquitecto, Magíster en Intervención Sostenible del Medio Construido. Universidad Politécnica de Cataluña. Director Ciudad Sostenible. Docente Universidad Tecnológica Metropolitana.
Nora Donoso Valenzuela: Trabajadora Social, Magíster en Investigación Participativa y Desarrollo Local Universidad Complutense de Madrid. Candidata a Doctora en Educación. Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Docente en Universidad Tecnológica Metropolitana, Flacso-Chile, y Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Entrevista a Cristóbal Pineda: "El tren genera mucha expectativas en la ciudadanía"
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
[Por: Diego Carvajal]
Cristobal Pineda, Ingeniero Civil en Transporte de la Universidad de Chile y Master en Planificación Urbana de la University College London (Reino Unido). Cuenta con nueve años de experiencia en el ámbito de la planificación del transporte, desempeñándose tanto en instituciones públicas como en el sector de consultoría. Hasta marzo del 2023, fue Subsecretario de Transportes del gobierno del presidente Gabriel Boric. Además, cuenta con publicaciones académicas en las temáticas de modelación del transporte, y en la satisfacción y bienestar subjetivo

Desde tus estudios en Ingeniería civil en transporte y planificación urbana, ¿Cuál ha sido el campo específico de interés dentro del amplio espectro (entre estudios o prácticas) entre movilidad y el transporte?
En el año 2007 estaba toda la discusión sobre el Transantiago. Justo entré en la Universidad de Chile al plan común de ingeniería, pues yo quería ser ingeniero civil estructural, y no sabía que existía esta carrera de ingeniería civil en transporte. Me llamó la atención este campo porque es muy interdisciplinar: además de la ingeniería, está presente la economía, sociología, psicología, arquitectura, entre otras disciplinas. Así que fue algo bien fortuito, no muy planeado, pero me fui encantando con esta temática, así que tome la decisión de cambiarme de mención dentro del mismo departamento. Ahí empecé a desarrollar el lado más urbano del transporte, porque la ingeniería de transporte que se enseña en la Universidad de Chile tiene que mucho que ver con esto. En transporte todos somos usuarios en algún momento del día, ya sea caminando, en transporte público, etc. Es por eso que las voces aquí son bien diversas, porque todo el mundo tiene una opinión respecto al transporte, es por eso vale la pena estudiarlo y generar conocimiento.
Cuando egresé de la Universidad hice el Magister en Ingeniería del Transporte, que me dio más herramientas en ese ámbito. Sin embargo, cuando empecé a trabajar en Metro de Santiago, también vi que aparte de la ingeniería, hay un campo interdisciplinar que vincula el transporte con la planificación urbana. Desde la ingeniería, siempre hemos dicho que los mejores sistemas de transporte parten por una buena planificación del sistema de actividades, que haga reducir las distancias de viaje y la necesidad de viajar. Por eso después terminé desarrollándome a nivel profesional y académico en el ámbito de la planificación urbana, que viene de una corriente más cercana a las ciencias sociales, lo que fue un buen complemento para ver lo que había aprendido en ingeniería, pero yéndome a las raíces de lo que es hacer planificación en la ciudad, y como esto también apalanca un buen sistema de transporte.
Así que fue un buen complemento el Master que hice en Londres en a planificación urbana, que me dio una mirada desde ciencias sociales y también de arquitectura, lo que se constituyó como una perspectiva complementaria, en ningún caso algo contradictorio, ya que todos apuntamos a tener ciudades amables, inclusivas, eficientes, sustentables, ya por la planificación o por la ingeniería del transporte.
Basándose en lo anterior y a propósito de tu pasada experiencia en el gobierno de Gabriel Boric: ¿Cuáles fueron los principales nudos críticos o mayores necesidades que observaste e intentaste abordar en tu cargo como subsecretario de Transporte? y ¿cuáles son los principales desafíos y pendientes que se pueden abordar desde las políticas públicas, en relación a movilidad y transporte en Chile?
El Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones (MTT) es bien amplio, porque usualmente se conoce de la planificación de los sistemas de transporte público, pero se hacen muchas más cosas, como la gestión de tránsito a través de la UOCT, la planificación de infraestructura de transporte por medio de SECTRA, temas de logística portuaria y terrestre, entre otros. Ahora, las mayores necesidades están en el transporte público, y uno de los mandatos que nos dio el Presidente en marzo del 2022 fue el de mejorar los sistemas de transporte público en regiones. Hoy en día tenemos una brecha bastante grande, dado que por una parte tenemos el sistema Red en Santiago, que más allá de sus problemas de frecuencia, cobertura, o de tarifas, que como vimos desencadenó el estallido social, es un sistema suficientemente maduro, y eso es sumamente relevante para una ciudad que tiene casi 6, 5 millones de habitantes. Porque si uno lo compara con otros sistemas en el contexto latinoamericano, Santiago es un referente para otras ciudades, y otros países vienen a aprender de nosotros, tanto de los aciertos como de los errores. Tampoco hay que perder de vista que el 2007, cuando se implementa el Transantiago, hubo un problema tremendo, en donde quedó esa marca casi impregnada negativamente, que ha marcado la percepción que tienen las personas con respecto al transporte público. Es cierto que esos primeros días hubo caos, las personas no conocían los servicios, no conocían la integración tarifaria en donde podían saltar del bus al metro. Todo eso marcó el devenir del sistema de transporte antiguo, ahora Red.
Pero si uno mira objetivamente lo que está ocurriendo ahora, el 2023, es un sistema maduro y que funciona, y que hay que seguir mejorándolo, no solamente en los buses sino también en la parte del Metro y trenes, que son una parte fundamental del sistema. Pero en general, lo que tenemos hoy es un buen sistema de transporte público. En cambio, si nos vamos a regiones, eso no pasa, ya que no hay algo parecido a lo que tenemos en Santiago. Mas bien lo que tenemos fuera de la capital son sistemas que se parecen al de las micros amarillas, que son altamente precarizados, donde los conductores no tienen contratos de trabajo, usualmente son dueños de sus propias máquinas y la tecnología es muy poca. Recientemente, el MTT ha estado en un plan de implementación de GPS a los buses, para generar información que pueda serles útiles a las personas y también es útil para fiscalizar en línea, pero en cuanto a tecnología e infraestructura es muy básico lo que se tiene. Hay algunas ciudades que tienen ciertos planes de infraestructura dedicada para el transporte público, como en Concepción, y ahora el MTT lo está haciendo en el caso de Valparaíso, pero a nivel general, lo que existe en regiones es una brecha bastante grande con respecto a Santiago.
Cuando trabajamos en el programa en transporte del presidente Gabriel Boric, lo planteamos justamente de esa manera, en el sentido de ir reduciendo las brechas existentes entre Santiago y regiones. Y yo creo que gran parte de eso tiene que ver con el financiamiento, ya que el transporte necesita de subsidios, y esto es algo que no lo decimos nosotros, sino que lo hemos aprendido en el caso de Transantiago, pero también existe un consenso a nivel mundial. No hay sistemas de transporte público que no requieran de subsidios, salvo en Asia por los volúmenes de pasajeros que transporta, pero en el resto del mundo se necesitan subsidios. Hoy en día lo que tenemos en Chile es un problema de financiamiento, donde solo Santiago se lleva casi US$900 millones, que suena como una cifra bastante grande. Pero si vemos cual es el tamaño del sistema de Santiago y lo comparamos con otras ciudades del mundo, no son cifras muy exageradas que se arranquen del promedio mundial en cuanto a sistemas complejos. Sin embargo, los sistemas en regiones en su conjunto equivalen a unas 3 veces el parque vehicular de buses que tenemos en Santiago, y tenemos un financiamiento que es un tercio a lo que se gasta en la capital, alrededor de US$300 millones. Esto constituye un problema basal, y mientras no cambie esta brecha de financiamiento, es difícil tener mejores sistemas de transporte público en regiones. Por eso lo que hicimos nosotros en el MTT fue enfocarnos en ciertas ciudades y en hitos específicos, de tal manera de empezar a mostrar cual es el estándar al que queremos apuntar en materia de transporte público. Y ahí habían casos quizás pequeños, como el caso de Ovalle o de Angol, que fueron algunos de los proyectos que anunciamos el año pasado, pero también sistemas muchos más grandes como el caso de Valparaíso, que es el segundo sistema más grande que tenemos en Chile, que iniciará operaciones con un nuevo estándar hacia fines del 2025. Si logramos mostrar buenos sistemas de transporte público en regiones, teniendo a Santiago como referente, yo creo que vamos a lograr también esa transversalidad en cuanto a la necesidad que tenemos de financiamiento al transporte público.
El segundo desafío tiene que ver con movilidad activa, mediante el uso de la bicicleta y la caminata. Tenemos que tener infraestructura adecuada para estos pequeños e importantes viajes, que son los más cotidianos. La caminata a nivel nacional ocupa casi un tercio de los viajes del transporte urbano, aunque son viajes que son bastante invisibilizados. En eso creo que estamos bastante al debe, ya que hoy en día vemos condiciones que no son las mejores: históricamente se le ha entregado más espacio a los automóviles en desmedro de los peatones, y por ejemplo, vemos que se han desarrollado barrios con aceras muy angostas que no tienen más de un metro de ancho.
Los nuevos proyectos de desarrollo urbano ya lo tienen internalizado, donde la caminata necesita de veredas más anchas para albergar, por ejemplo, sombra y mobiliario urbano, pero cuesta que este lineamiento se aplique en zonas más antiguas o consolidadas. Desde el punto de vista local siempre hay presiones y reticencias a hacer cambios. Ahí es donde entran ciertos planes que está generando el MTT para generar circuitos peatonales de alto estándar.
También se apunta a un mayor uso de la bicicleta, que dependiendo de la ciudad, va entre un 1% a un 5% en ciudades que son ciclistas, lo que sigue siendo un porcentaje bajo, pero no por eso menos importante, y lo que es mucho más relevante aún, existe potencial para que las personas utilicen en bicicleta mucho más. Cuando vemos la distribución de los viajes en vehículos motorizados, casi la mitad de los viajes son menores a cinco kilómetros, que es una distancia que se puede recorrer perfectamente en bicicleta, y no en automóvil. Se trata de fomentar los viajes locales en bicicleta mediante mejor infraestructura, pero no solo en términos de ciclovías. No es necesario tener todas las calles con una ciclovía al lado, sino que se trata de segregar o compartir la calle cuando según sea necesario. Lo que interesa es que los ciclistas tengan la seguridad de que van a poder moverse en el espacio público sin temor a ser atropellados o perder la vida, es decir, que se sientan seguros en el espacio público. Aquí el programa de gobierno era bastante ambicioso, proponía 2000 kilómetros de ciclovías nuevos en 4 años. Espero que el Ministerio lo pueda hacer en estos tres años que quedan.
El tercer gran desafío era la seguridad vial. Hoy tenemos casi 1700 muertes al año por siniestros viales, lo que nos pone en una situación no tan buena, ya que cualquier perdida de vida no es justificable, y si lo vemos a nivel internacional, no estamos en una buena posición respecto a la cantidad de población que tenemos. Por ejemplo, España nos triplica en población y tiene menos de 1000 muertes al año, y eso solo se logra con medidas de seguridad vial, logrando disminuir la velocidad en zonas urbanas y con más fiscalización. Celebro que se haya promulgado la ley CATI (Centro Automatizado de Tratamiento de Infracciones) que es una ley que se estuvo discutiendo 9 años en el congreso, y que es muy distinto a los fotorradares que se conocieron años atrás, porque esto tiene por lógica salvaguardar la vida de las personas que circulan por el espacio público. La idea es que las personas respeten la Ley del Tránsito y las velocidades máximas, y no llenar de multas a los usuarios. Después de 9 años logramos aprobar esta ley desde el Congreso, así que es una tremenda noticia para la seguridad vial. La implementación va a tardar un par de años probablemente, pero yo espero ver una caída en las muertes anuales en el mediano plazo.
El cuarto desafío es ampliar la red ferroviaria de trenes, porque sabemos que el tren es parte del desarrollo de movilidad sustentable, ya que tiene bajas emisiones, tiene eficiencia para moverse, y tiene mucha credibilidad desde el punto de vista de los usuarios, ya que genera certidumbre en los tiempos de viaje. Hay un tremendo desafío para este gobierno en el desarrollo de trenes de pasajeros y también de carga, ya que ambos van aparejados.
Con respecto a la discusión actual sobre la expansión de la red ferroviaria como clave para el desarrollo y la cohesión social: ¿cuáles han sido las principales tensiones o facilitadores para abordar y concretar nuevas rutas o trazos a nivel nacional/regional?
En primer lugar, cabe indicar que no hay grandes tensiones en torno a los trenes, ya que nadie va a oponerse a contar con un tren en su ciudad, o cerca de su vivienda. El tren genera mucha expectativas en la ciudadanía, así que grandes trabas en términos políticos o sociales no hay ese sentido. Lo que si existe es una falta de facilitadores para que eso ocurra. Lo primero que debemos concordar bien es hacia donde llevar el desarrollo de los trenes y el financiamiento respectivo, porque de por si son infraestructuras caras, de gran inversión y que necesitan de subsidios para la operación. Por ello, hay que analizar muy bien que la expansión de la red ferroviaria sea sustentable desde el punto de vista económico. Soy defensor de ampliar y consolidar la red ferroviaria apuntando principalmente a los viajes de cercanías en una primera instancia, porque hay necesidades que son cotidianas, pensando en la gente que se mueve todos días para trabajar o estudiar. Si pensamos por ejemplo en la RM, hay comunas o localidades que tienen relación estrecha con el Gran Santiago, tales como Buin, Paine, Colina, Batuco, etc. En esos casos, la solución pasa por contar con trenes como el de Alameda-Nos, el Alameda-Batuco o el Alameda-Melipilla, que estará en operación al 2027. En la región de Valparaíso se está pensando en extender el metro desde Limache a Quillota, y luego hacia Los Andes y San Felipe. Es decir, con estos proyectos de cercanías se comienzan a formar redes de alcance regional, apuntando a otro nicho distinto al transporte urbano, pero que siguen siendo viajes cotidianos. La cartera de proyectos de EFE está enfocada de esa manera, dado que son trenes de uso diario y no de largo alcance, así que el beneficio es más directo. En etapas posteriores, es posible pensar en interconectar estas redes regionales entre sí para generar servicios interregionales o de más largo alcance, tal cual fue la lógica detrás del anuncio del tren Santiago-Valparaíso. Creo que la estrategia que está tomando EFE es la más asertiva, porque hace crecer la red ferroviaria de manera sustentable y no de manera tan inorgánica, como fue hace un par de décadas atrás.
Por último, ¿Cuáles son tus expectativas respecto del futuro de las movilidades ferroviarias en Chile?
Me gustaría que tratáramos los temas ferroviarios como políticas de Estado. El Metro es un buen referente, ya que cuando se anuncia una línea nueva, los gobiernos que vienen posteriormente toman los proyectos y los siguen desarrollando, aún cuando sabes que muchas veces no te va a tocar el corte de cinta. Eso en materia de trenes no ha pasado hasta aquí: usualmente ha ocurrido que un gobierno anuncia una cartera de proyectos, y luego viene el siguiente gobierno y la reformula en otra lógica. Eso es lo que no nos pude pasar con este tipo de iniciativas, ya que son proyectos de largo aliento. Por tanto el gobierno que venga ojalá tome la cartera de proyectos que está vigente actualmente y la siga desarrollando, para llegar al 2030 o el 2035 con estos proyectos ya implementados. Deben crearse las capacidades para desarrollar estos proyectos de manera continua en el tiempo, que es algo que no había pasado hasta ahora. Hoy si está ocurriendo: EFE está conformando buenos equipos, y han tenido una capacidad altamente profesional para abordar esta cartera de proyectos. Creo que las empresas del Estado lo hacen bien cuando hay un claro y transversal respaldo político detrás y eso es lo que tenemos que cuidar.
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Revista Planeo Nº 54 | Habitar junto al mar | Diciembre 2022
[Por: Diego Carvajal]
Álvaro Román: Profesor Asociado del Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas de la Universidad de Los Lagos. Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos, Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente y Sociólogo. Su investigación aborda los sistemas de gobernanza territorial en contextos de aislamiento y de reestructuración espacial. En particular, analiza las relaciones de poder que dan paso a formas de habitar el territorio, a fin de identificar las estructuras que inciden en los procesos de desarrollo. Es secretario Académico en el Doctorado de Ciencias Sociales en Estudios Territoriales de la Universidad de Los Lagos. Editor General de Revista LIDER, orientada a promover discusiones teóricas y metodológicas sobre el desarrollo regional.

Aquí tienes una barrera muy clara que implica una comprensión del mundo, marca biográficamente a las personas de un modo tal que establecen un sentido de pertenencia que se vuelve más desafiante, sobre todo para quien viene desde afuera
Desde su formación en sociología y luego especializándose en estudios territoriales ¿Cómo describiría el interés o estímulo por el estudio en territorios insulares? ¿Cuál sería la potencialidad o especificidad de estudiar de estudiar estos territorios en el escenario (académico/político) actual?
Vengo de una isla, por lo tanto, cuando entre a estudiar mi carrera, tenía muy claro que quería también conocer mejor y eventualmente contribuir a los procesos de desarrollo del lugar de donde venía. Estudié una carrera sin comprender mucho, yo no tenía antecedentes de ciencias sociales cuando entré a la universidad, no sabía que era ser un sociólogo, realmente, y no tenía idea que la geografía era una carrera que se estudiaba aparte. Por lo tanto, cuando entro a estudiar de manera bien torpe, digamos, tratando de identificar cómo podía conocer un poco mejor mi lugar de origen. Ahí comencé a hacer todos mis trabajos de la universidad sobre este lugar, convencí a mis grupos de trabajo para que trabajáramos sobre este lugar y de algún modo funcionaba. Y cuando llegó el momento de hacer mi tesis, después comprendí que estaba haciendo una tesis muy geográfica y en la carrera con justa razón me dijeron: aquí no te podemos guiar eso, busca otro tema, por lo tanto, la carrera de sociología no fue un espacio donde yo desarrolle una visión territorial, ambiental o como quieras verlo. Me entregó un montón de fortalezas metodológicas y teóricas, eso sí, pero ahí comprendí que el magister tenía que ser ese espacio, por lo tanto me fui a estudiar este magister en asentamiento humanos y medioambiente en la Universidad Católica y ahí se abrió un mundo, ósea ahí tenía gente de enfoques más físicos con los que nunca había estado familiarizado, gente que estaba reflexionando sobre planificación u ordenamiento territorial y las categorías más geográficas, de la geografía económica, la geografía cultural.
Por lo tanto, en ese momento se comienza a producir esta noción de que había un campo de estudios que estaba asociado al territorio y ahí también, con torpeza, comencé a identificar qué es lo que me interesaba, ¿Me interesaba más bien una investigación anecdótica? En el sentido de recoger mucha información de un lugar específico, y aquí viene la fortaleza teórica que tuve en mi formación, o: ¿Apostaba a crear generalizaciones analíticas? Me gustó más ese segundo camino, por lo tanto, en los años siguientes tuve una vuelta larga para volver a las islas, ósea del magíster y el doctorado no lo hice solamente de esta isla de dónde venía, sino que lo empecé a extender a otros sectores económicos, a otros territorios donde fortalecí, nuevamente, la parte conceptual. Luego cuando comienza el momento de postular proyectos estuve siempre pensando en proyectos de desarrollo propiamente tal, más bien en cómo generar espacios para que visiones de desarrollo diferentes a la de la zona central tuvieran cabida, y en mi segundo proyecto, recién ahí noté que llevaba mucho tiempo investigando islas y le estaba haciendo el quite al concepto de “islas” porque quería evitar el determinismo geográfico, pero ya a esas alturas siento que tenía alguna herramientas que tenía para poder abordar ese eventual cuestionamiento, de que tú estás haciendo determinismo geográfico, no estás haciendo investigación geográfica.
Bueno, una vez que tenía más resuelto ese punto me lance a estudiar islas de manera abierta tratando de reconocer qué es lo que se ha hecho en otros países y sobre todo tratando de identificar cómo es la experiencia que tenemos en Chile y particularmente en el sur de Chile, donde casi el 20 % de la población viven en islas, dialogando con investigación sobre insularidad asociada a la polinesia con micro estados, asociada a otros fenómenos insulares como el de países que son islas y también con otros fenómenos que aquí tampoco se dan que son los de colonialismo propiamente tal. En ese cruce se fueron generando debates que me han mantenido entretenidísimo hasta ahora y la potencialidad que veo de esto pasa, porque en las islas vamos a encontrar varios elementos que son diferentes de otros territorios, sin caer en el determinismo geográfico, esto tiene que ver con una trayectoria histórica, tiene que ver con un abordaje que se ha hecho de las islas como territorios que son “menos capaces” que los continentales por distintas razones, tienes menos capital humano, menos personas, por lo tanto es posible que en un momento dado no tengas suficiente gente para gobernar estos territorios, o bien que teniendo gente allí no tengan suficientes competencias y herramientas para gobernar un territorio. Esta idea de centralismo que involucra un desdén o falta de consideración, por los planteamientos que se hacen desde estos territorios, donde están los elementos geográficos, que aquí sí que es esta barrera natural que es el mar, que no la puedes obviar, no es una cosa subjetiva, no es que después de esta curva esta zona cambia; aquí tienes una barrera muy clara que implica una comprensión del mundo, marca biográficamente a las personas de un modo tal que establecen un sentido de pertenencia que se vuelve más desafiante, sobre todo para quien viene desde afuera.
Y luego tenemos en Chile una característica que atiende al último punto que habías planteado, o sea porqué estudiar islas en vez de territorios urbanos, la verdad es que las islas son super urbanas, alguien me puede decir “no son urbanas”, aquí tenemos localidades de 800 personas, de mil personas, de dos mil personas, son urbanas no porque tengan un plan regulador, son urbanas porque son territorios tan complejos de habitar que la gente que allí habita lo hace a través de la especialización. Tu viviendo en Santiago tienes un trabajo específico que te impide tener un huerto, por ejemplo, bueno en las islas pasa exactamente lo mismo, un pescador que tiene un trabajo super especifico, super demandante que no le permite dedicarse a otras actividades. No pensemos en la isla como un lugar donde la gente vive del monte y del mar necesariamente, eso puede pasar en alguna medida, pero la mayoría de los territorios insulares en Chile vamos a encontrar altísima especialización y en definitiva una necesidad de agrupación de gente, concentraciones de personas que no van a tener 7 millones de habitantes, pero que van a tener habitantes que tienen todas las características de una pequeña ciudad.
¿Cómo podrías definir las principales tensiones y problemáticas producto de la relación (discordante o asimétrica) entre la lógica del habitante e institucionalidad en torno a estos territorios? ¿Qué ejemplos le llaman la atención?
A mí me encanta la aproximación que hace Tuan cuando habla de visitantes y habitantes, en una entrevista una persona le pregunta ¿Qué significa para usted este lugar?, y se queda pensando, porque no se había hecho esa pregunta y dice “este lugar es mi vida” …. Bajo esta conceptualización vamos a encontrar esta idea de que para el habitante el territorio que habita es sumamente evocativo, no puedo separar este lugar en distintos fragmentos, no puedo describirlo con claridad, porque involucra un pasado y un futuro. En cambio, para el visitante, se enfrenta con la experiencia de conocer un nuevo lugar, distinguiéndolo a través de las anécdotas y de la diferencia, por lo tanto, yo puedo llegar a un lugar nuevo y en pocos minutos establecer dos o tres conceptos que hacen este lugar diferente, único, especial. El habitante no puede hacer eso, entonces cuando tenemos la relación de centralismo, la relación de una verticalidad en la toma de decisiones, se vuelve casi performativo esto de que el visitante es aquel que tiene el conocimiento experto del que tiene la autoridad, y por tanto puede de manera muchos más rápida y expedita ofrecer soluciones y dar respuestas, el habitante no tiene soluciones porque no puedo descomprimirlo, y ¿Cuál es la dificultad cuando estamos hablando de territorios insulares? Que la experiencia cotidiana de habitar estos lugares es muy diferente, por ejemplo el acceso a la salud, es complejo, tú puedes decir no hay problema esta isla está a dos horas del hospital de alta complejidad más cercano, claro, pero si tengo mal tiempo esas dos horas se pueden convertir en tres días, tenemos problemas de abastecimiento, tú puedes decir ahora se puede comprar todo a medida que llega, perfecto, pero si en mi isla no tengo un muelle y hay mal tiempo, mis productos pueden estar a días de distancia estando frente a mi costa. Están las dificultades cotidianas por ejemplo de educación, de nacimientos y este es un dato que no solo involucra a las islas, pero en las islas se vuelve especialmente notorio, porque se asocia a muchos otros problemas del servicio de salud, pero que las familias y las mujeres en particular tienen que irse de su lugar habitual de residencia para esperar el nacimiento en los últimos dos meses en otro lado y ese tipo de cuestiones son vistas como algo que se puede hacer, porque son pocas personas y están en un lugar lejos. Esto suena como un justificativo para dar soluciones que son injustas, porque son arbitrariamente diferentes de las que se le da a un habitante de una gran concentración urbana.
Y una segunda tensión que también encuentro muy atractiva para entender esto tiene que ver con la injusticia hermenéutica de Miranda Fricker, que plantea que generamos condiciones de exclusión y de arbitrariedad cuando no damos espacio para que se expresen voces divergentes, ni siquiera disidentes, sino una voz que está diciendo algo que yo no comprendo porque yo no vivo, como no vivo ese espacio no tengo acceso a ese conocimiento y además tampoco tengo noción que estoy generando esas arbitrariedades, esa exclusión por lo tanto se genera un bucle de exclusión que impide el mínimo posible de comunicación, impidiendo que se expresen puntos de vistas que podrían alimentar un debate sobre política pública, sobre desarrollo, sobre institucionalidad.
Desde esa perspectiva: ¿Es posible pensar una relación entre maritorio y política pública? ¿Existen políticas o formas de gobierno que excedan la regionalidad o los límites administrativos, y piensen este tipo de territorio?
Chile, país centralizado creó hace varios años una ley de zonas contiguas que buscaba bypasear una ley anterior, ley de pesca del año 1991, planteó que los pescadores solo pueden pescar en la región donde ellos viven, donde ellos están registrados, pero algunos productos del mar se mueven no saben que hay un límite regional. Los pescadores de peces han hecho este reclamo habitualmente, hay otros recursos que no tienen esa misma capacidad de movilización, pero durante la década del 2000 hubo varios conflictos relacionados con pesca de bentónicos en la región de Aysén, por parte de pescadores de la región de los Lagos. Y aquí quiero plantear un punto interesante sobre esta noción de regionalidad que podría verse superada por la realidad; entonces se crea en Chile una ley para todo el país, pero que rige solamente a una zona contigua en Chile que es este espacio donde se permite una excepción a la ley de pesca, donde los pescadores de los Lagos pueden cruzar a la región de Aysén, no viceversa, básicamente porque no hay más recursos en la región de Los Lagos. Esta zona contigua tiene varias cosas interesantes, una es una dimensión histórica, porque fue un espacio de encuentro de intercambio entre pescadores de ambas regiones, pero también tiene que ver con lo arbitrario del establecimiento de regiones, por ejemplo, el norte de la región de Aysén, donde está la comuna de Guaitecas que era un poblamiento fundamentalmente chilote, pero quedo al otro lado de la región, y el habitante de Guaitecas está a cinco horas de la ciudad más cercana de la región de Los Lagos, y está a 26 horas de su capital regional, pero los problemas de salud, los problemas de educación, etc, etc., los tiene que resolver su capital regional, entonces aquí nos vamos a encontrar con varias características que hacen que pensar desde esta lógica centralista y compartimentada.
En Chile tenemos este esquema anidado de una comuna que está dentro de una provincia que está en una región, y que no se comunica con otra región, sino que ahí rinde cuenta directamente al nivel central, lo que hace que territorios como estos, extremos difíciles de habitar, con problemas de conectividad, se vuelvan más difíciles de habitar todavía, incluso la toma de decisiones se vuelve compleja. De ahí que una cosa que me ha sorprendido es la medición de la pobreza de esos lugares; en algún momento me puse a recabar los datos de pobreza de algunas comunas insulares y tenía el dato, pero al final de la ficha aparecía un asterisco que decía “esta comuna debido a su dificultad de acceso ha sido calculada usando datos de comunas similares para construir un dato”. Entonces me pongo a buscar cuáles eran esas comunas similares y todas las comunas tenían la misma nota y al final te das cuenta de que todas las comunas insulares su pobreza es calculada desde tres comunas y las comunas insulares son muy diferentes unas de otras. Hay una tendencia a agrupar estos territorios, por ejemplo, en los años 90 cuando se intentó analizar sobre zonas aisladas en Chile, se construyó sistemas indicadores y la intención de generar un índice para comprender el aislamiento de Collahue, de Puerto Williams, de Rapanui, pero finalmente las dimensiones son subjetivas más que objetivas en muchos casos, estas tienen problemas de objetividad, pero probablemente eso lo vas a encontrar en todo el territorio nacional.
Los problemas que dificultan el habitar estos territorios son mucho más específicos, por tanto más complejos y esto también pone en jaque esta idea de generar aproximaciones institucionales, porque termina siendo, y esto hay que reconocerlo, super costoso abordar la insularidad o la lejanía cuando tienes que comenzar a comprender caso a caso, solo para poner un ejemplo: dos comunas insulares que están en zonas extremas del país que son de una población similar, pero que tienen diferencias enormes entre ellas, Cabo de Hornos y Guaitecas. Cabo de hornos tiene 2063 habitantes según el último CENSO, Guaitecas tiene 1800, 200 personas de diferencia, una de esas comunas, ambas comunas son muy dependientes de la pesca, pero una de estas comunas tiene la mitad de su población como parte de la armada, por lo tanto, son habitantes que no pueden estar más de cinco años ahí. Por lo tanto la noción de desarrollo que puedan tener estas personas probablemente es diferente al de alguien que vive permanentemente en ese lugar, tienen además una población indígena que es importante, tienen además una cabecera provincial, por lo tanto tienen muchos servicios públicos, pero Guaitecas una comuna que depende principalmente de la pesca, crecientemente está dependiendo de la salmo cultura, pero a través de la prestación de servicios, no a razón de mano de obra directa, entonces te das cuenta que las formas de ordenar el territorio, las formas de propiedad de la tierra, las formas de dinamizar las economías de estos lugares se vuelven super diferentes, teniendo dos comunas con habitantes más o menos similares, ambos localizados en lo que se denomina como Chile zonas extremas, ósea son dos lugares que suena muy tentador agruparlos, son dos comunas insulares, por lo tanto las podemos tratar del mismo modo, pero cuando comienzas a comprender cuales son las particularidades de aislamiento, de condiciones atmosféricas, de poblamiento, te das cuenta que las soluciones que puedes ofrecer a cada una de ellas pueden ser bien diferentes.
Asimismo: ¿Es posible pensar y ordenar el territorio, más allá de la clásica lógica del aislamiento y la marginalidad insular? ¿Es posible hacerlo desde la complejidad multiescalar e intersectorial de este tipo de territorios?
Yo creo que no hay muchas sorpresas respecto a otros campos de estudio, como por ejemplo la ruralidad; yo llegue a Osorno hace unos tres años, después de vivir muchos años en Santiago y en un paseo un fin de semana, vi una imagen que me dejó marcando ocupado un buen rato, en una cuesta del camino que va de la costa de Osorno, había un camino de ripio lateral y junto al camino de ripio por la carretera, habían tres niños jugando con un skate y estaban ahí esperando a que los autos pasen para poder andar en skate en la carretera con autos a 100 km por hora y en ese momento pensaba, claro tenemos nociones de desarrollo rural que están asociadas a que estos niños cuando crezcan se queden trabajando en el campo, pero no estamos pensando en cómo esta gente va a trabajar en la ciudad, que tengan buen transporte público, en que tengan parques, en seguridad, etc, etc., Entonces por qué razón cuando muchas veces se piensa en estos territorios, ¿Un skate park queda fuera de la discusión? ¿Por qué un cine queda fuera de discusión, por qué un mall queda fuera de discusión? ¿Por qué no podemos pensar en el desarrollo de estos territorios orientado a personas que quieren desarrollar un proyecto de vida?, en donde a lo mejor un mall no es un mejor modelo de desarrollo, pero tampoco lo sabemos.
En estos territorios se tiende a dar por sentado que sabemos lo que las personas quieren y ahí creo que tenemos que considerar elementos estructurales más importantes, como por ejemplo que en Chile particularmente nos hemos creído al pie de la letra que el único modo de movilidad social es la educación universitaria, el trabajo de oficina, pero en muchos de estos territorios vamos a encontrar gente que trabaja un montón, que gana bien, pero que no está asociada a un estilo de vida urbano. Pensemos que, en la Universidad Católica que fue bien vapuleada, aunque creo que hicieron su merecida autocritica, con el ejemplo de Santa Barbara cuando ocurre lo del volcán Chaitén donde se intenta crear un modelo de sociedad sostenible que no tenía nada que ver con la forma de habitar de estas personas; era un modelo de ciudad que probablemente era muy atractivo para un profesor universitario, pero no tenía mucho que ver con lo que estas personas esperaban de su propio territorio, entonces el primer paso necesario para poder pensar en desarrollo territorial es reconocer que no hay una sola forma de desarrollo.
Hay carencias básicas que es necesario abordar, por ejemplo, el agua potable y electricidad, porque las actividades productivas en las zonas aisladas, a diferencia de Santiago que, si yo quiero poner un restaurant, simplemente saco mis permisos y funciono, en zonas aisladas tiene que correr de tu propio bolsillo el poner alcantarillado, pues con la politización del agua, debes comprar un generador de luz para que tengas electricidad las 24 horas del día. Pero al margen de eso, cabe la pregunta: ¿Toda zona lejana de Chile debiera de aspirar a convertirse en Santiago?, o podemos reconocer que hay formas de habitar el territorio, que hay expectativas de vida que pueden ser diferentes a las que tiene un habitante urbano. De hecho, yo creo que podemos coincidir que incluso en Santiago las políticas públicas no consideran al habitante normal, sino que están pensadas por gente del ministerio que viven en zonas de la ciudad muy cómodas con expectativas de desarrollo social muy específicas.
Por último, si pudiese hacer una síntesis de la conversación que tuvimos e intentar proyectarla hacia un futuro posible.
Creo que hay un escenario muy favorable en Chile en particular, para investigar con una perspectiva critica los problemas de desarrollo. No estoy hablando de centralismo, ni de economía, si no de cómo permitimos que en cada territorio una personas pueda emprender su propio proyecto personal, y ahí probablemente la dimensión individual ha sido muchas veces olvidada, omitida o comprendida como algo que se puede agrupar, pero a mí me gusta pensar que el desarrollo lo debiésemos evaluar a nivel individual, si una persona no está teniendo las posibilidades de desarrollarse, significa que alguien más se está desarrollando a costa de esa persona y eso involucra ponernos más críticos, sobre cuáles van a ser nuestras unidades de medidas para decir: ¿Estamos alcanzando bienestar para la gente?, ¿La gente está siendo feliz?.
En términos conceptuales creo que el abordaje de zonas aisladas también ha tenido cambios y ahí pienso inmediatamente en los casos, por ejemplo, de Andrés Núñez y en general de ese equipo que en la última década hizo un esfuerzo por comprender el aislamiento no como algo negativo sino como una circunstancia. Entonces ahí empiezas a valorar que el aislamiento es incluso deseable, permite cosas, ralentiza procesos, da visibilidad a otras formas de desarrollo, pero además creo que es importante ser más críticos también sobre cuál es el rol que le vamos a dar a la particularidad peri-rural, es decir si solamente pensamos en números, en estrategias de desarrollo, insisto con esto, pensadas desde el centro, claramente no vamos a ser capaces de comprender las expectativas de las personas en estos lugares y se genera un fenómeno bien perjudicial, y es que cuando comenzamos a cargar de expectativas centralistas a las zonas aisladas, lo más probable es que les estemos poniendo una mochila que no van a poder cargar.
Por lo tanto, después de cualquier evaluación vamos a decir: estos territorios lejanos insulares efectivamente no se la pueden, no son capaces de desarrollarse por sí solos, no tienen habilidades para gobernarse a sí mismos, no tienen competencias. Eso es producto de imponer estrategias de desarrollo que no tienen mucho que ver con lo que la gente quiere, y con lo que el territorio puede dar en si también. Entonces yo veo que en los últimos años ese tipo de aproximación está validado, está siendo utilizado; me ha tocado leer tesis, por ejemplo de pregrado y esto ya es un tema que se discute abiertamente, hace 15 años una tesis de pregrado podía tener perfectamente por título “ Por qué está zona lejana no se desarrolla”, hoy en día el título que podría tener “ Las expectativas que tiene este territorio para desarrollarse”, ósea ahí ha imperado un cambio de paradigma que está permeando en todos los niveles de producción de conocimiento, y probablemente va a tardar un poco más en llegar a los tomadores de decisión, pues hoy día mismo tenemos un gabinete super santiaguino, por mucho que digan que vienen de regiones fuera de la metropolitana, pero llevan 20 años viviendo en Santiago, por lo tanto son santiaguinos. Sin embargo, yo creo que a través de la tecnología, a través de un cambio generacional que permite que haya mayor expresión de variedad y disidencia en zonas lejanas, se va a operar esta transformación más crítica y que eventualmente permite recoger otras visiones de desarrollo.
El ferrocarril: tres siglos de transformación territorial en Latinoamérica. Reflexiones sobre el pasado, presente y futuro.
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
El ferrocarril: tres siglos de transformación territorial en Latinoamérica. Reflexiones sobre el pasado, presente y futuro
[Por: Melina Yuln. Doctora en Arquitectura y Urbanismo. Instituto de Desarrollo Sostenible, Universidad Nacional del Noroeste de Buenos Aires (UNNOBA)]

Resumen:
La columna plantea la relación entre la infraestructura territorial y la gestión de los recursos patrimoniales, especialmente los ferroviarios. Se destaca, por un lado, la relevancia de una planificación estratégica del territorio para proteger y promover estos recursos y, por el otro, menciona la necesidad de un abordaje multidisciplinar, así como la incorporación de procesos participativos. Además, se argumenta el rol del ferrocarril en los territorios y su papel en la conectividad y el desarrollo sostenible de las regiones que atraviesa.
Palabras clave: Territorio, patrimonio, ferrocarril
Las infraestructuras territoriales son esenciales para mejorar la conectividad y el acceso a servicios básicos y a oportunidades económicas en una región. También tienen incidencia en el desarrollo sostenible y la competitividad territorial. Estas infraestructuras incluyen carreteras, aeropuertos, puertos, ferrocarriles, líneas de transmisión de energía, sistemas de agua potable y alcantarillado, entre otros. Los recursos patrimoniales, por otro lado, son recursos naturales y culturales que se encuentran en una determinada región geográfica. El uso y la gestión de estos recursos reportan al desarrollo económico y social de una región y pueden tener implicaciones ambientales y culturales significativas.
En el caso de los ferrocarriles, pueden ser vistos tanto como infraestructura territorial y recurso patrimonial. Los ferrocarriles han desempeñado un papel central en el desarrollo económico y social de muchas regiones al mejorar la conectividad y el acceso a los mercados. Al mismo tiempo, muchas líneas ferroviarias tienen valor histórico y cultural; ya que, representan una parte importante del patrimonio de una región (Yuln, 2022). El desafío es encontrar formas de preservar este patrimonio, mientras se moderniza y mejora la infraestructura ferroviaria para satisfacer las necesidades actuales.
El ferrocarril ha desempeñado un papel fundamental en la sociedad y la economía al facilitar el transporte de pasajeros y carga, contribuir al asentamiento y dinamización productiva del vasto territorio nacional y fomentar el crecimiento demográfico. La llegada de trenes a diferentes partes de la región trajo cambios en las vidas y perspectivas de las comunidades, permitiendo la expansión de mercados, la explotación y provisión de materias primas a menor costo y el aumento de construcciones e infraestructura. El crecimiento de las rutas y el desarrollo del conglomerado ferroviario requería de construcciones, equipamientos e instalaciones que contribuyan al correcto funcionamiento del sistema. Las estaciones eran la cara visible de esta red, pero junto con esta tipología característica se construían instalaciones de apoyo y otras edificaciones que completaban el entramado ferroviario. Además, estos puntos de detención obligatoria experimentaron un crecimiento y desarrollo, debido al flujo de bienes y personas generado por la estación, lo que dio lugar al surgimiento de nuevos pueblos.
Desde el punto de vista histórico-cultural, la infraestructura ferroviaria constituye un acervo del patrimonio industrial que merece ser valorado y conservado. Claro que esta infraestructura se ha renovado y actualizado durante su uso como tal, aunque siempre conservando atributos técnicos originales como la trocha (el ancho entre rieles). Incluso, la energía que genera la locomoción ha introducido técnicas y artefactos que fueron modificando la infraestructura ferroviaria y la cultura ligada a la movilidad: la propulsión a vapor, la electrificación, el motor diesel y la utilización de energías renovables. Además, los pueblos y urbanizaciones crecieron con su paso o desaparecieron con su cierre, abandono o desmantelamiento. Es decir, el ferrocarril reescribió su propio palimpsesto a lo largo de los años, en un lapso que ya abarca tres siglos. En cada reescritura transforma los territorios involucrados y deja huellas, restos, ruinas, de lo que alguna vez fue y significó para su zona de influencia.
En esa tensión, entre el desarrollo y la revalorización patrimonial, se encuentra la infraestructura ferroviaria en América Latina. En el camino entre ambos extremos coexisten diversos matices[1]. Por un lado, el estado del sistema ferroviario en cada país y de las conexiones internacionales que los vinculan. En este sentido, el panorama histórico es aproximadamente similar, con sus inicios a mediados o finales del siglo XIX, su apogeo durante el primer tercio del siglo XX y su declive o desaparición, acentuada desde el último tercio del siglo XX, así como los anuncios de reactivación en lo que va del siglo XXI. Por otro lado, está la cuestión del patrimonio ferroviario, en clave de activo cultural, cumplido un ciclo de aproximadamente 150 años desde la implantación de las primeras vías férreas en Latinoamérica. Esta valorización del patrimonio se basa en acciones aisladas, no sistematizadas, de abajo-arriba, motivadas por el abandono de edificios, vías y material rodante, por degradación o procesos de desterritorialización, en donde se ha optado por proyectos museísticos, turísticos o de re-funcionalización[2]. Ya se dijo que el panorama tiene matices, aunque en líneas generales es compartido por todos los países de la región.
Una forma de abordar este tema es considerar las infraestructuras territoriales como recursos patrimoniales en busca de soluciones sociotécnicas. Esta idea permite un enfoque más holístico en la planificación y gestión de estas infraestructuras, considerando tanto sus aspectos técnicos como sus implicaciones culturales, históricas y ambientales. La combinación de disciplinas como arquitectura, planificación territorial, desarrollo regional, gestión cultural, sostenibilidad y cambio climático puede proporcionar un enfoque multidisciplinario para el desarrollo de soluciones orientadas a infraestructuras territoriales. Asimismo, el enfoque puede ayudar a fomentar una mayor conciencia y apreciación por parte de la comunidad sobre la importancia de preservar y cuidar estos recursos. Esto puede contribuir a una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones.
En síntesis, América Latina cuenta con una rica historia ferroviaria que ha dejado un importante patrimonio cultural y arquitectónico. Sin embargo, la preservación de este patrimonio ha sido un tema controversial en muchos países, debido a tensiones entre la necesidad de desarrollar infraestructuras modernas y la importancia de proteger la historia y el patrimonio cultural. Además, muchos de estos edificios y estructuras ferroviarias han sufrido un deterioro significativo y requieren de inversiones importantes para su restauración y mantenimiento. A pesar de esto, algunos países han implementado políticas de protección y restauración del patrimonio ferroviario, reconociendo su valor cultural y turístico. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para asegurar la preservación y el uso sostenible de este importante legado histórico.
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Evidencias sobre el potencial de la Camanchaca como recurso hídrico en la Caleta de Camarones.
VerEvidencias sobre el potencial de la Camanchaca como recurso hídrico en la Caleta de Camarones.
Evidencias sobre el potencial de la Camanchaca como recurso hídrico en la Caleta de Camarones.
Diego Rivera, Constanza Vargas, Francisco Abarca[1][2][3]
Resumen
La Caleta de Camarones corresponde a una comunidad de alrededor de 30 familias, ubicada en la desembocadura del Río Camarones, al sur de la Región de Arica y Parinacota, con condiciones de vida altamente precarias producto de la escasa disponibilidad de agua potable. La localidad se emplaza en un área geográfica excepcionalmente favorable para la cosecha de agua de niebla. El texto describe la proyección del uso de atrapanieblas para proveer agua potable a la comunidad de Caleta Camarones. Los rendimientos preliminares calculados para el mes de Julio de 2022 bordean los 4,3 litros 𝑚2/ día. Se estima que un parque compuesto por 50 atrapanieblas de 16 𝑚2 cada uno, podría suplir gran parte del déficit de agua en esta localidad. Finalmente, se plantean algunas consideraciones en torno a la relevancia de la comunidad en la implementación de este tipo de soluciones, en base a las experiencias observadas en Peña Blanca y la Caleta Chungungo.
Palabras clave
Niebla – Camanchaca – Atrapaniebla – Escasez de agua
Introducción
La Comuna de Camarones se ubica al sur de la Región de Arica y Parinacota entre los -18,6º y -19,2º N y los -70,2º y -69,1º E en uno de los climas más áridos y secos del planeta (McKay, et al., 2003). Posee una población de 1.255 habitantes (INE 2017), que se distribuyen en múltiples asentamientos humanos ubicados a lo largo de las terrazas fluviales del Río Camarones. La ocupación de estos territorios es datada a partir de las momificaciones humanas más antiguas encontradas por el hombre hasta la fecha y que corresponden a los años 5050 aC. atribuidas a los pueblos Chinchorros (Aufderheide, et al., 1993), alcanzando la categoría de Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO en el año 2021.
[1] Centro del Desierto de Atacama (CDA).
[2] Estudiantes del programa de doctorado en Geografía UC.
[3] Financiado por: Proyecto Ciencia Pública Ayün Uma (CP21-E031): “Agua. Un recurso Finito”. Financiado por la
División Ciencia y Sociedad del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación / FONDECYT N°
11200789 / FONDECYT N.o 1201786
El curso hidrográfico que en gran parte da paso a la vida en este valle, nace de la confluencia de los ríos Caritaya y Ajatama en los 2900 m.s.n.m. y es alimentado principalmente por las precipitaciones de orden estival conocidas comúnmente como invierno altiplánico. Desde el año 1935 con la construcción del Tranque Caritaya, el Río Camarones suministra agua de regadío suficiente como para que la agricultura sea la actividad económica predominante en la comuna con 700 ha. de tierras cultivadas (Díaz y Melendez, 1957), pero que permanecen en constante disminución (Municipalidad de Camarones, 2012).
Sin embargo, el agua del Río presenta elevadas concentraciones de Arsénico y Boro (MOP, 2016), que son lixiviados desde depósitos geológicos naturales presentes en la zona altiplánica y que son acumulados en cuerpos de agua tributarios como la Laguna Roja, Laguna Verde y Laguna Amarilla, altamente tóxicos para el ser humano y que imposibilitan su uso doméstico. Inclusive se han encontrado parte de estos contaminantes en los tejidos de momias chinchorro (Figueroa, et al., 1988), demostrando que la contaminación natural del agua de escorrentía ha sido un problema permanente para la ocupación de estos territorios (Véase Figura 1).
Figura 1 Área de estudio
Localización de la Comuna de Camarones y sus múltiples asentamientos humanos a lo largo de la quebrada del Río Camarones. Fuente: Elaboración propia.
En la zona suroeste y precisamente en la desembocadura del Río Camarones se encuentra la Caleta Camarones, cuya población alcanza unas 80 personas, distribuidas en aproximadamente 30 familias, que hasta el día de hoy mantienen condiciones de vida precarias. Cuentan con luz eléctrica de forma intermitente, generada a partir de un motor a combustible gestionado de forma comunitaria, y el agua potable es suministrada por un camión aljibe que debe recorrer más de 100 km desde Arica a Camarones para llegar con únicamente 10.000 litros, dos a tres veces por semana, según los antecedentes proporcionados por los propios pobladores, contando a la fecha con únicamente 45 litros promedio de agua por persona diaria, muy por debajo de los umbrales mínimos de bienestar.
Desde la óptica de la geografía, las condiciones geomorfológicas donde se emplaza la Caleta congregan una serie de prometedoras particularidades que podrían dar solución al problema del agua. Estas características fueron utilizadas ancestralmente por los primeros habitantes del desierto, prevaleciendo en el tiempo como etnónimos de los habitantes de estos territorios conocidos como Camanchacos (Escobar y García, 2017), existiendo antecedentes de que estos pueblos la colectaron mediante cuero de animales y grandes rocas que facilitaban su precipitación, para ser almacenadas en vasijas de cerámica (Larraín, et al., 2004). En efecto y considerando un enfoque práctico, este artículo pretende dilucidar, de forma preliminar, el potencial de abastecimiento de agua de niebla a esta localidad.
La Camanchaca
La niebla corresponde a una nube de baja altura formada por pequeñas gotas de agua (típicamente con un diámetro de 1 a 40 μm) las que al ser tan livianas no precipitan, sino que se mantienen suspendidas en la atmósfera en constante contacto con el suelo (Klemm et al., 2012). La Camanchaca corresponde a un tipo de niebla de origen oceánico que cubre desde el sur de Ecuador hasta el centro-sur de Chile y que por efecto de la capa de inversión térmica toma contacto con la superficie terrestre mediante la fuerza advectiva del viento (Véase Figura 2). Hoy existe una gran variedad de precedentes que describen las contribuciones de la niebla a los ecosistemas (Cereceda, P., et al., 1999, Latorre, et al., 2011; Koch, et al., 2022) y a las personas que viven en zonas de extrema aridez (Bruijnzeel, 2005; Morichi, et al., 2018). La cosecha de agua de la niebla se ha estudiado en más de 20 países de los seis continentes (Rivera, 2011; Carvajal, et al. 2022; Klemm, et al. 2012; Tu, et al., 2018) y suele darse en zonas que cumplen con condiciones geográficas y meteorológicas específicas que permiten la formación de niebla (Abdul-Wahab y Lea, 2008).
Figura 2 Diagrama ilustrativo de la Camanchaca
Ilustración del proceso de interrelación entre la nube estratocúmulo baja y la superficie terrestre como proceso formador de la Camanchaca. Fuente: Elaboración propia.
En efecto, la niebla no es un fenómeno climático constante y continuo (Wanner y Kunz, 1983). La niebla tiene un comportamiento altamente dinámico, su ciclo diario presenta una tendencia basada en la ocurrencia de eventos con un horario esencialmente nocturno y matinal, disipándose al mediodía producto del aumento de la temperatura ambiental y radiación solar (Weston y Temimi, 2020; Farias, et al., 2005), además, su magnitud tiene un amplio rango de variabilidad (Gandhidasan, et. al, 2018). La mayoría de las veces que se dispone de estadísticas detalladas sobre la niebla, incluida la información sobre el momento y la duración, ocurre para los lugares provistos de estaciones meteorológicas de alta especificidad, como es el caso de los aeropuertos, pero raramente en el de las estaciones meteorológicas rutinarias (Bruijnzeel, 2005). Esto provoca una falta de datos sistemáticos, continuos y espacialmente distribuidos sobre la niebla que permitan describir adecuadamente su aporte de agua (Walmsley, et al., 1996), por lo cual, su potencial real como recurso permanece aún desconocido.
La colecta de niebla
En Chile la historia de la captación de agua de niebla tiene su inicio en el año 1956 donde se realizaron los primeros ensayos con redes de mosquito (Acosta, 2003). Posteriormente, en el año 1980 el Instituto de Geografía de la Universidad Católica de Chile inició estudios sobre la niebla en la Región de Coquimbo, específicamente en el cerro El Tofo y en Caleta Chungungo. Ya en el año 1987 el Centro Internacional de Investigaciones de Canadá (CIID) financió la construcción de 100 atrapanieblas en la comunidad de Chungungo con el objetivo de dotar a 90 casas con grifos abastecidos de agua de niebla (Cereceda, et al., 2014). Los atrapanieblas fueron instalados a una altura de 780 m.s.n.m. en el Cerro El Tofo logrando abastecer a la comunidad durante 10 años con aproximadamente 14.000 litros de agua diaria, cuando el sistema de captación funcionaba de forma óptima; otorgando 420 𝑚3 de agua mensuales (Cereceda, et al., 2000). Con el pasar de los años, producto de la carencia de financiamiento para el mantenimiento del sistema de colecta, la ausencia de proyectos estatales de financiación y la falta de vinculación con la comunidad, el parque de atrapanieblas desapareció y solo algunos vestigios permanecen aún en pie.
En la actualidad existen proyectos comunitarios asociados a la niebla como recurso hídrico, un caso emblemático es el proyecto “Atrapanieblas Comuneros” en la comunidad de Peña Blanca, Región de Coquimbo, que desde el año 2005 con diversas fuentes de financiamiento han logrado abastecer a la comunidad, que incluye a 85 familias (Angel, 2014; Dall’ Osteria, 2018; Un alto en el desierto, 2018). Una de las características fundamentales de este proyecto es la estrecha vinculación que tienen con sus pobladores, lo que da cuenta de la importancia de que este tipo de proyectos se desarrollen con la comunidad y no solo para ella.
La Camanchaca en Camarones
La Caleta de Camarones se emplaza precisamente en el pie del farellón costero, el cual alcanza hasta los 1200 m.s.n.m. aprox. Esta zona está en constante contacto con la Camanchaca de acuerdo con los habitantes del sector, lo que se condice con el rango de oscilación altitudinal descrito (800-1100 m.s.n.m.) en la Región de Tarapacá (Osses, et al., 2016; Del Río, et al., 2021). Adicionalmente, dada la cercanía entre el Farellón, el océano y la comunidad, la Caleta presenta condiciones aparentemente ideales para el desarrollo de un parque de atrapanieblas. Sin embargo, actualmente no se sabe con certeza cuales son los rendimientos de colecta, únicamente gracias al proyecto “Agua, un recurso finito” financiado por Ciencia Pública (CP21-E031) para el desarrollo de espacios públicos regionales de divulgación y socialización del conocimiento 2021 y desarrollado por el Instituto de Alta Investigación (IAI) de la Universidad de Tarapacá en colaboración con el Centro Desierto de Atacama (CDA) de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se ha logrado instalar la primera estación de monitoreo de agua de niebla “Ayün Uma” en el sector, sobre el farellón costero a los 911 m s.n.m. La estación se encuentra operativa desde el 16 de junio de 2022 mostrando desde entonces rendimientos de colecta que alcanzan los 4,3 litros diarios según la medición estándar realizada con un Standard Fog Collector (Schemenauer y Cereceda, 1994) compuesto por una malla raschel de 1m cuadrado de superficie y a una altura de 2 m. (Véase Figura 3).
Figura 3 Estación Ayün UMA
Instrumental meteorológico de la estación Ayün UMA financiada por el proyecto de Ciencia Pública CP21-E031 con una vista panorámica de la Caleta de Camarones. Fuente: Elaboración propia.
Si bien este promedio para un único mes de medición es insuficiente para generar una estimación adecuada de los rendimientos de colecta en el sector, se puede al menos evidenciar que el potencial existe, y raudamente, se podría asumir que para abastecer a las 80 personas que habitan la caleta durante pasado mes de julio de 2022, se pudieron utilizar 50 atrapanieblas de 4m x 4m para reemplazar la provisión de los camiones aljibe (Véase Figura 4).
Aún muchas preguntas siguen latentes en esta investigación, obtener mayor consistencia estadística a lo largo del año y conocer los rangos altitudinales donde la niebla se presenta con mayor frecuencia, son solo algunas de las cuestiones necesarias para avanzar en un diseño preliminar de un eventual parque de atrapanieblas. Así mismo, la experiencia de proyectos anteriores nos muestra que no solo las condiciones físicas son necesarias, sino que la importancia de generar vínculos comunitarios fuertes y duraderos en el tiempo, es la base para asegurar el funcionamiento de este tipo de proyectos que requieren de cuidados y mantenimientos de baja complejidad.
Figura 4 Diagrama ilustrativo del parque de atrapanieblas para la Caleta Camarones
Diagrama ilustrativo de las condiciones geomorfológicas donde se podría emplazar un eventual parque de atrapanieblas. Fuente: Elaboración propia.
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Tras bambalinas Ferroviario del Disco “Barrio Estación” de Los Bunkers | Barrio Estación (2008)
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
Tras bambalinas Ferroviario del Disco “Barrio Estación” de Los Bunkers | Barrio Estación (2008)
[Por Ignacia Mc-Lean Wolleter, Arquitecta Universidad del Bío-Bío, Máster MBArch – especialidad Urbanismo, Universitat Politècnica de Catalunya, Consultora urbana independiente]
Disco: Barrio Estación (2008)
Autor: Los Bunkers.
Sello: Universal Music Group, México.

Resumen.
La banda emblemática Los Bunkers por medio de su álbum Barrio Estación hace tributo al emblemático barrio bohemio que lleva el mismo nombre del disco. El tras bambalinas, revaloriza el lugar de sus inicios musicales y abre camino a conocer un fragmento de la ciudad que ha sufrido un proceso de recuperación urbana de Concepción.
Palabras Clave: Los Bunkers, Barrio Estación, Recuperación Urbana, Concepción.
El disco Barrio Estación es el quinto álbum de la banda penquista Los Bunkers. Compuesto por 13 temas musicales, los cuales fueron lanzados en dos hitos, el 19 de junio de 2008 en México y en agosto del mismo año en Chile. Las canciones de este disco vislumbran a los oyentes parajes del habitar juvenil de Concepción, además para aquellos conocedores del mítico y bohemio barrio estación, un sello conmemorativo para la ciudad dentro del proceso de recuperación del barrio.
El barrio estación, disco, historia y recuperación urbana.
El nombre del disco posee gran carga cultural para la ciudad de Concepción, asociada a ser la cuna del rock Chileno e identidad territorial de la banda (Imagen 1). Sobre las 13 canciones que posee el álbum, una de ellas lleva por nombre “Andén” un nombre sugerente al contexto del disco.
A la vez habla del barrio estación, uno de los antiguos límites de la ciudad perteneciente al territorio ferroviario y una de las antiguas puertas de acceso a la ciudad mediante el tren. La estación Central de Trenes de Concepción fue construida en 1874, siendo uno de los símbolos de progreso y desarrollo de la ciudad en términos económicos y urbanos creando un polo comercial, de vivienda y hoteles. El terremoto de 1939 abatió la estación llevándose a cabo la nueva construcción de la estación a 1941, la cual funcionó activamente hasta que en la década del noventa comenzó su declive y cerró sus puertas en 2002 del emblemático edificio modernista.
El barrio sufrió un proceso de transformación desde su icónica estación de tren a un barrio bohemio, habitado por clubes de ocio nocturno a modo de escenario para la música de la ciudad emplazándose en las antiguas construcciones de hoteles y locales comerciales. En el año 2008 la bohemia en barrio aún mantenía su auge cuando fue lanzado el disco, sin embargo, en paralelo desde el año 1995 se dio inicio oficial al Programa de Recuperación Urbana Ribera Norte (PRURN) (Baeriswyl y Salinas, 2017). Uno de los objetos urbanísticos de acción del programa apuntaba a las edificaciones públicas a modo de incentivadores para la valorización del área, de este modo se plantea el Barrio cívico de la ciudad. Fruto de lo anterior, se planteó el cambio de uso de aquella estación de tren icónica del lugar que actualmente alberga el edificio de la Gobernación Regional del Biobío (Imagen 2) y la estación se reubicó en el mismo barrio en un nuevo recinto. Sumado al proceso de recuperación, es dable señalar que el terremoto del año 2010 derribó y acabó con varios locales bohemio del barrio, lo cual bajó la dinamización de la vida nocturna del sector.

Desde el imaginario social el disco Barrio Estación está marcado del sonido del rock penquista y la identidad territorial del grupo, plasmaron en la carátula un sello ferroviario. En la gráfica del disco predomina el amarillo de fondo y el negro con matices de blanco. Estos colores no son coincidencia en Barrio Estación, más bien se inspiran en los colores del equipo de fútbol de marcada tradición e historia del gremio ferroviario de Concepción “Arturo Fernández Vial”, del cual uno de los integrantes Mauricio Basualto, baterista, es hincha y señala al disco como “Vialino” (Almanaque Bunkero, 2022, 26m45s).
Conclusiones.
Los barrios poseen identidades y funciones diversas dentro de la ciudad, que a lo largo de los años sufren transformaciones urbanas que van construyendo, aportando historia, constituyendo relatos urbanos, vivencias y dinamizaciones diversas para sus habitantes. Barrio Estación ubicado en Concepción, Chile, tiene diferentes significados para sus habitantes. Para el grupo musical Los Bunkers es la puesta en valor del lugar de origen de la banda, realza sus raíces e inicios musicales y un patrimonio bohemio. Para los habitantes de la ciudad una marcada historia de transformación de la dinámicas sociales y territoriales, movilidad urbana, una recuperación de un espacio que intenta poner énfasis en el cambio de la ciudad. Barrio Estación vive en la memoria de la escena musical de los músicos y penquistas, y para la ciudad una transformación en proceso del lugar ferroviario.
Referencias.
Salinas Varela, E., & Baeriswyl Rada, S. (2017). El Programa de Recuperación Urbana Ribera Norte; veinte años de aciertos y desaciertos de una política de proyectos urbanos en Chile. Revista De Urbanismo, (36), 98-114. https://revistaurbanismo.uchile.cl/index.php/RU/article/view/45676
Almanaque Bunkero. (26 de Junio 2022). Los Bunkers – Documental Barrio Estación [Archivo de video]. Youtube.
Entrevista a Alejandra Lazo: "Es un territorio formado por mar y tierra, un maritorio"
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Revista Planeo Nº 54 | Habitar junto al mar | Diciembre 2022
[Por: Diego Carvajal]
Alejandra Lazo Corvalán. Antropóloga social, Universidad de Chile. Magister en Antropología e Historia, École des Hautes études en Sciences Sociales. Doctora en Geografía y Planificación Territorial, L’Université Toulouse II Le Mirail, Francia. Investigadora y docente de la Carrera de Antropología de la Universidad de los Lagos

«Son también movilidades que se dan en diversos soportes, aquí no es solo el bus y el automóvil, se requiere también de lanchas, animales y también de objetos que van posibilitando los desplazamientos y su organización»
Desde tu formación inicial en antropología y luego especializándote en geografía ¿Cómo describirías el interés por el estudio de las movilidades en territorios insulares?
El interés por estudiar las movilidades en territorios insulares se relaciona con mi trayectoria académica e investigativa, dado que yo había hecho una tesis de doctorado en Francia que tenía como foco las movilidades metropolitanas, específicamente la relación entre movilidad y proximidad en tres barrios de Santiago de Chile. Luego, a partir de conversaciones y encuentros con investigadores del sur de Chile, específicamente con la Universidad de los Lagos, surge la posibilidad de postular a un proyecto Fondecyt Posdoctorado y enfocar mis temas en un contexto archipelágico e insular. En este escenario, la idea era poder trasladar lo que había hecho en Santiago al archipiélago de Chiloé, en particular en las islas de Quinchao. Esto fue en la época del Transantiago, donde la movilidad y el transporte estaban en la palestra de la opinión publica. La idea de este proyecto fue ver como los subsidios de transporte que venían de contextos metropolitanos se aplicaban en zonas remotas e insulares y como esto podría impactar positiva o negativamente en estas realidades. A partir de esto, surge el interés por conocer las movilidades en contextos no metropolitanos, insulares y archipelágicos, y desde ahí nacen otros proyectos que he venido ejecutando como el proyecto FONDEF ID18I10284 GEMOVI donde se diseñó un modelo de gestión para la movilidad cotidiana archipelágica en la Comuna de Quinchao, y actualmente el proyecto Fondecyt Regular 1220762 “Movilidades Adaptativas”, el cual aborda la movilidad desde una perspectiva interdisciplinaria en 4 sistemas archipelágicos.
Desde tu experiencia investigativa en el territorio ¿Cuáles serían las particularidades de las movilidades insulares, que las diferencian de las movilidades en ciudades metropolitanas?
Creo que la movilidad insular tiene semejanzas con lo metropolitano, pero también tiene sus diferencias y particularidades que la hacen única y distinta a lo que se conoce que ocurre en las ciudades y metrópolis. Se trata de territorios diversos y fragmentados, donde el territorio no es un continuo, sino que es un territorio formado por mar y tierra, un “maritorio”, y aquí las movilidades juegan (y han jugado) un rol muy relevante para sobrepasar las barreras y fricciones de la insularidad.
Son también territorios donde existe una permeabilidad entre el mundo rural y lo urbano, así mismo son territorios que tienen una historia e identidad particular, donde cada isla y archipiélago tiene una forma de moverse histórica, lo que además repercute en las movilidades del presente.
Son también movilidades que se dan en diversos soportes, aquí no es solo el bus y el automóvil, se requiere también de lanchas, animales y también de objetos que van posibilitando los desplazamientos y su organización. Por lo mismo, se trata de prácticas multimodales, donde los cambios de medios de transporte son importantes para acceder a los servicios, muchas veces dispersos en el territorio. Se trata además de movilidades que se dan en territorios y espacios muy extensos que traspasan la escala del pueblo de origen o la ciudad, y que ocurren entre comunas, regiones y también entre países vecinos. Por último, otro elemento característico es el conocimiento práctico, el “saber moverse” o “savoir-faire” que se observa en cosas tan cotidianas como el saber subirse a una lancha, saber cuándo el mar está bueno o las mareas no permiten, por ejemplo viajar. Todo esto, construye un saber del territorio único que termina condicionando, programando y posibilitando estas movilidades.
¿Cuáles serían los principales problemas de las movilidades en este tipo de territorios? Y si ¿crees que estas experiencias cotidianas pueden dar luces para mejorar planificaciones territoriales?
Creo que los problemas tienen que ver con el territorio mismo, con su disposición y característica fragmentada, por lo tanto resolver o gestionar los problemas de la movilidad de una manera más optima requiere abordar aspectos territoriales, funcionales y también de distribución de oferta de servicios. El tema de los recursos económicos es sin duda otro elemento importante dentro de la gestión de los municipios que gobiernan estos territorios.
Por otro lado, las condiciones climáticas juegan un papel fundamental para que se efectúe o no una determinada movilidad, y es difícil cambiar este factor, pero si se pueden cambiar o modificar algunas condicionantes que pudiesen influir o actuar como barreras en la movilidad. Un ejemplo podria ser la movilidad por motivos de salud, donde el servicio de salud y sus profesionales son los que puedan llegar a los territorios o implememtar telemedicina, etc., y no que sean los habitantes quienes deban desplazarse largas distancias
para sus atenciones. Es importante generar mejoras con pertinencia territorial a la hora de resolver los diversos y multifactoriales problemas relacionados con los desplazamientos.
Asi mismo, cuando se requieren hacer mejoras en estos territorios no solamente son importantes los tiempos de viajes, los costos, las distancias, etc., sino también los factores subjetivos y cualitativos relacionados con cómo los /las habitantes experimentan su propia movilidad, lo que también arroja luces para implementar políticas públicas con rostro humano.
Por ejemplo en el caso de habitantes de territorios insulares, los tiempos de espera es algo que tienen incorporado en su cotidianidad, sin embargo saber que cuentan con transporte disponible, o con recursos para poder acceder a ciertos servicios, es también importante para ellos y para la valoración que tienen del servicio de transporte. En este sentido, se requiere de políticas públicas que se piensen desde y con los territorios y sus habitantes.
Entrevista a Hernán Riquelme: "El Ferrocarril es un medio de cohesión social"
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
[Por: Diego Carvajal]
Hernán Riquelme Brevis es sociólogo, máster en Dinámicas de Cambio en las Sociedades Modernas Avanzadas y doctor en Ciencias Sociales. Actualmente se desempeña como académico de la Universidad Autónoma de Chile. Es director del magíster en Patrimonio y Turismo (UA) e investigador del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible (UA). Sus intereses de investigación son Movilidad cotidiana, Patrimonio ferroviario y Exclusión socioespacial

Desde tu formación inicial en el ámbito de las Ciencias Sociales ¿Cómo describes tu interés (a nivel personal, teórico o metodológico, etc.) por el estudio de las movilidades cotidianas, y en particular con las prácticas y experiencias sociales que se dan en ferrocarriles?
Yo estaba cursando el doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de General Sarmiento en Buenos Aires, que lo dicta con el IDES (Instituto de Desarrollo Económico y Social), y a mí siempre me interesaron los temas urbanos, desde el pregrado, cuando leíamos a Simmel y Lefebvre en el marco de los estudios urbanos. Entonces, cuando estaba haciendo mi plan de tesis conocí al profesor Ramiro Segura, que es un antropólogo argentino que investiga la movilidad cotidiana, y tras algunas conversaciones, y viendo el escenario nacional, me llamó la atención la relación entre la movilidad cotidiana y dispositivos de transporte que tienen una condición patrimonial, en este caso el ferrocarril, que es entendido como un objeto de investigación interesante para analizar las prácticas de movilidad de las personas en tiempos actuales. Así me interesé por cómo los usuarios viven sus experiencias cotidianas, cómo se mueven en las ciudades, pero sumándole este factor que es muy particular que tiene que ver con el papel del ferrocarril, que permite la conexión de habitantes de pequeñas ciudades y localidades, con ciudades intermedia, o incluso metropolitanas.
Así surge en mi tesis el interés por este tema. Hice mi trabajo de campo en la Araucanía con el tren que une Temuco y Victoria, ahí estuve viajando en el tren por años, entrevistando, haciendo acompañamientos, mapas mentales, lo que me permitió entender la movilidad cotidiana e interurbana desde la visión de los usuarios. Así que ahí inicia mi interés por las movilidades cotidianas y por dispositivos de transporte como el ferrocarril.
Desde tu experiencia investigativa, y desde el contexto territorial que más te haya llamado la atención: ¿Cuáles son las principales características de las prácticas de movilidad que podemos observar en o desde los ferrocarriles, y que las distinguen de otras experiencias de viaje?
Esa pregunta es interesante porque nos abre a pensar en el ferrocarril, y a recuperar y revitalizar el ferrocarril en la historia nacional. Cuando pensamos en la movilidad cotidiana, cuando revisamos los estudios, generalmente, las infraestructuras de transporte que más se trabajan son aquellas que nos hablan del transporte público en metrópolis, por ejemplo, los autobuses, el transporte particular, los desplazamientos pedestres o la bicicleta. El ferrocarril en el escenario nacional empieza lentamente a parecer en los estudios de la movilidad como enfoque u objeto de investigación, pero no tan evidente desde ciudades medianas o pequeñas. De hecho, si hacemos un poco de historia, nos encontramos con tres momentos que son claves para pensar la historia del ferrocarril en Chile: El auge, que es de mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, donde el ferrocarril tiene un papel importante en la movilidad de personas, de objetos y de materiales mineros. Después empieza la privatización del servicio en la década de los 80 cuando en plena Dictadura, el servicio es desmantelado y queda cada vez menos injerencia del Estado en lo ferroviario. El tercer periodo que yo lo veo más claro en los 2000, cuando quedan muy pocos servicios de pasajeros operativos a nivel nacional, la red ferroviaria se ve muy afectada, en donde prácticamente el ferrocarril se ha venido perdiendo, en donde ya casi para algunas personas es un hito más folclórico que real o material.
Los servicios como de Temuco a Victoria, o el Ramal de Talca a Constitución, que es mucho más histórico, son los que más me han interesado, también en el Biobío o en la Región Metropolitana hay otros servicios, que son representativos de este tipo de movilidad, y ahí entonces pensamos este factor patrimonial, o patrimonio ferroviario en movimiento, en función de cómo se vive este viaje en tren.
Y yo he detectado que el viaje en tren tiene otro ritmo, entrega otras experiencias, formas y espacios de socialización que son muy particulares en relación con otros medios de transporte público convencionales. Tenemos elementos como el paisaje visual de estas movilidades interurbanas, que también desdibujan lo que son las distinciones entre lo urbano y lo rural. En los viajes ferroviarios se pierden un poco esas distinciones entre los pasajeros. También el ferrocarril es un medio de cohesión social y de inclusión de personas que están aisladas del transporte público, por vivir en pequeñas localidades y que viven alejadas de este “progreso urbano”, por decirlo de alguna forma.
Entonces, ahí está la relevancia de los estudios del patrimonio ferroviario en movimiento, donde calza perfecto la categoría de la movilidad cotidiana e interurbana. Cuando viajamos en tren y hacemos este ejercicio metodológico de carácter etnográfico, nos damos cuenta que las personas tienen otra disposición al viaje, otros ritmos y tiempos, otras formas de entender el movimiento que va muy de la mano con los territorios. Creo que esta riqueza que hay para pensar en estas movilidades ferroviarias aporta innovadoramente a los “métodos móviles”, pues se torna un desafío para el desarrollo metodológico con otros ritmos de viaje y otras necesidades, que no necesariamente dialogan con las experiencias de movilidad en las grandes ciudades. Ello invita a pensar la reorganización espacio-temporal de los mismos territorios, en función de un elemento clave a nivel nacional, en términos económicos y culturales, como lo es el ferrocarril. Por ahí se puede ir pensando esta relación entre movilidad y el ferrocarril.
¿Cómo conviven la escala de las experiencias más sutiles del viaje, como infraestructuras, materialidades o normatividades (tiempos, seguridades, etc.)?
Yo creo que ahí hay una tensión por la necesidad de moverse rápido, de llegar rápido al destino bajo el imperativo de la inmediatez, como una forma de vida, de querer todo ahora, lo que influye en una forma de moverse por las ciudades o los territorios, y por otro lado tenemos estos ferrocarriles que son más lentos, que están un poco más “atados al tiempo”, si es que lo vemos de esa perspectiva.
Evidentemente entra en el juego la disposición para viajar en tren que tienen sus usuarios, yo creo que parte por la necesidad del pasajero, y ahí hay que hacer la distinción entre una movilidad que es turística, es decir, cuando me subo a estos trenes para pasear y voy con esa carga del descubrir y conocer, de autorrealizarme con esa práctica de viaje, o cuando yo tengo la necesidad de ocupar el tren para llegar a mi trabajo, para llegar al hospital o al colegio.
Si pensamos en la primera, en la de ocupar el tren como practica de esparcimiento y de ocio, claramente la disposición del pasajero estará abierta a estas temporalidades más lentas, que son distintas al espacio de vida habitual. Pero si lo pensamos desde una perspectiva más crítica, en torno a una persona que vive en una pequeña localidad, que necesita llegar a la ciudad intermedia para ir al hospital, ahí el tren como el único medio de transporte a disposición, tiene una carga emocional negativa.
Estar dos o tres horas viajando para llegar a un lugar, es complejo y habla de la precariedad del sistema de transporte en Chile, porque tenemos trenes que pueden ser turísticos y que rememoran el viaje, pero también trenes más acordes a los nuevos tiempos y necesidades, que requieren de cierta inmediatez para llegar a servicios con urgencia.
Entonces, hacer calzar el tren con la inmediatez o con algo conmemorativo, es donde creo que está esa tensión, porque las pequeñas localidades también necesitan transporte publico eficiente, efectivo y asequible en un Chile desigual.
Chile tiene la necesidad, por su geografía, de contar con un servicio de trenes que sea trascendental, pero también está al debe en la actualización de incorporar elementos tecnológicos, en incluir a las personas de las pequeñas localidades hacia las nuevas ciudades en una red de transportes eficientes, ahí el tren tiene un espacio muy grande. Entonces está ese matiz y desafío que yo observo, que también he escuchado de personas que viajan en tren, que les gusta pero que también quisieran que fuese más eficaz.
¿Cómo se podría definir y caracterizar los territorios que cuentan con movilidades con ferrocarriles? ¿Cómo influyen aquí variables económicas, políticas, culturales o de género?
Durante los últimos diez años he investigado en La Araucanía y en el Maule, en el Ramal Talca/Constitución, que es el único Ramal activo en Chile, que es monumento histórico nacional desde el 2007 y el tren Victoria-Temuco.
Yo he viajado en estos dos servicios con fines investigativos, lo que me ha permitido pensar en estas movilidades ferroviarias, y en función a tu pregunta creo que son varios elementos. Se puede pensar o caracterizar estos territorios a partir de estas movilidades ferroviarias. Yo creo que en la zona centro Sur de Chile se instala el ferrocarril, y cuando se instala los fines eran en el marco de la soberanía, la vigilancia y el control territorial, pues se trata de un territorio de frontera, complejo, en donde se necesitaba el tren que venía de norte a sur para generar esta soberanía nacional. Hoy el escenario es otro.
Hay un libro interesante de Verniory, ingeniero belga que ayuda en esa época a construir esta red ferroviaria, y leerlo es un poco ver cómo la Región de la Araucanía es muy influenciada por el tren, creándose asentamientos humanos, comercio, ciudades alrededor del tren, formándose este nuevo Chile. Y estas ciudades que se van instaurando poseen mucha carga simbólica, cultural y también económica a partir del tren.
Entonces, Chile, un país joven que tiene poco más de 200 años, nos hace pensar que el tren sigue muy vigente en la memoria de las personas. Cuando pensamos en ciudades como Victoria o Lautaro, el tren está muy presente, hay algún abuelo, bisabuelo, amigo o alguien que trabajo en alguna estación en la memoria de sus habitantes, lo que hace que ese relato sea muy interesante porque permite conocer el pasado, el presente y un posible futuro de la región respecto al papel que cumple el ferrocarril. Se crean oficios espacios artísticos y políticos en función del tren. De ahí que la región y estos territorios se pueden caracterizar en función de la movilidad ferroviaria, por cuestiones como la memoria histórica y el paisaje visual. Entonces el tren tiene una carácter multifactorial, que creo que lo hace único, porque no es solo el transporte, sino que también configura las ciudades y da vida social, cultural y económica.
Viajar en tren no es solo desplazarse de un punto a otro, sino que es importante analizar qué ocurre en la estación o en el espacio circundante, qué oficios, prácticas, actividades o elementos emergen en estos viajes. De ahí que estas movilidades influyen en la identidad y en el desarrollo territorial de las regiones.
Con respecto al tema de género es interesante porque con las personas que he podido conversar, se puede observar que las mujeres hacen más viajes en tren para cuestiones vinculadas al espacio doméstico, reproductivo, pero también hay un número importante que lo usa para trabajar, para ir a la universidad. Entonces es interesante ver esa lógica.
Lo que también llama la atención, es cómo la mujer percibe y le da importancia al espacio público, cuando hace el recorrido para llegar al tren o cuando se baja de la estación. Al preguntarle ese tipo de cosas ellas identifican lugares más inseguros en relación con los hombres, zonas más peligrosas, a diferencia de los hombres que más se preocupan por el tiempo, por llegar, por estar, por acceder a estos servicios.
Y en relación a esto, en un estudio que hicimos el año 2019-20 en la Araucanía, las personas creen que el servicio que ofrece el tren es excelente, con un 62% del total. Otro dato que es relevante, es que las personas demandan ampliar el recorrido ferroviario. Un 60% de las personas quiere que el ferrocarril tenga más recorrido, y dentro de las fortalezas que destacan es la comodidad del servicio, que es un servicio económico que está subsidiado por el Estado, y también dentro de las debilidades son los destinos que creen que son muy pocos, que se podría ampliar la red de ferrocarriles. Este punto creo que también es importante, y me voy a detener un poco acá, para recalcar, a propósito de las 200 personas que encuestamos, los factores patrimoniales que ellos más observan en el tren, por ejemplo, lo que más destaca como tema material son las estaciones, con un 38% de respuesta. Le sigue después el paisaje visual, porque cuando se viaja en tren también se observa el paisaje y el entorno, que es distinto a cuando se viaja en buses interurbanos o en automóvil particular. Otros elementos patrimoniales son los recuerdos, las ciudades, las familias y la publicidad.
Ahora, un poco para cerrar la pregunta y volver a las cuestiones de género, el viaje en tren, que además es un espacio más amplio que otras infraestructuras, hace que no haya tanto contacto corporal y los viajeros y viajeras no están tan “apretados” viajando, lo que termina siendo un factor positivo en mujeres, porque se sienten más resguardadas corporalmente en el tren. Lo que ellas identifican en las entrevistas que hicimos es que en los alrededores a la estación existe cierta inseguridad, especialmente cuando la hora de llegada calza con la noche, lo que implica cuidarse en el espacio público.
Por último y pensando hacia el futuro: ¿Es posible pensar en unas movilidades en ferrocarril a nivel nacional? ¿Esa es una escala posible? ¿o habría que pensar en movilidades regionales con más énfasis en conmutaciones y en las diferentes intermodalidades?
Comparto también esta idea de que hay un “nuevo aire” en la última década en la agenda política nacional para pensar el papel del ferrocarril. Con la idea de los “trenes para Chile” aparecen cosas interesantes que pueden ser una oportunidad, claramente.
Ahora, yendo a lo más preciso, el ferrocarril es un agente histórico indiscutible, a nivel cultural y económico, que implicó en la segunda parte del siglo XIX y comienzos del XX la generación de localidades y desarrollo territorial, dejando un legado inconmensurable y muy potente en la vida cotidiana hasta el día de hoy, con oficios, expansión urbana, lenguajes, artes, un montón de prácticas que se generan desde el tren. Pero sí siento que hay una especie de contradicción porque en países occidentales muy cercanos al nuestro, el tren si es un medio de transporte fundamental, porque tiene un montón de cualidades que hacen que las movilidades y los desplazamientos sean efectivos. Pensando en la geografía de un país largo y angosto, soy un convencido de que se requiere de los trenes como medio de transporte fundamental.
Ahora, más allá de la folclorización que pueda tener el tren y sus sentimientos de nostalgia, sí debemos pensar al tren como un medio de transporte que se debe de revitalizar y que se tiene que recuperar, porque no es solamente el tren como te decía al principio, es el tren y lo que este construye a partir del viaje. Y ahí tenemos un elemento muy particular respecto a otro medio de transporte que no tienen esa cualidad.
No es solamente el viaje, sino este y sus posibilidades económico-culturales que ofrece. Si entramos en la perspectiva de los usuarios que hemos entrevistado o acompañado en sus viajes, se argumenta que si es un viaje placentero, pero que si se puede mejorar. Es decir, lo que hay suma pero también se debe mejorar, por ejemplo, insertar nuevos servicios, que sean sustentables, acordes a las necesidades de las personas, y que estén en directo dialogo con las necesidades de las personas y también con cómo las ciudades necesitan de este tren. Un servicio que dialogue con la ciudad y que no solo sea visto como un medio de transporte. Es complejo porque hay un montón de cuestiones económicas y trabas políticas que hacen que el tren siga siendo un transporte secundario en la agenda política nacional, pero insisto, este nuevo aire y los tiempos actuales hacen que el tren cada vez tenga más protagonismo.
Para cerrar la idea y revisando PLADECO, los planes de Desarrollo Sostenible y la Agenda Urbana, coinciden en mejorar la calidad de vida, y ahí el tren parece que es un elemento perfecto y que se acopla con esta idea de equidad, incluyendo a las personas que viven en territorios no metropolitanos y rurales, porque incide en mejorar la movilidad, haciéndola un derecho más latente, y también porque mejora la calidad de vida de la población.
Con todos estos elementos estamos en un buen momento para pensar el tren como un agente que requiere revitalizarse y recuperarse, y que también va a permitir mayor desarrollo tecnológico y mayor conectividad, en definitiva, el acceso de todos y todas a los lugares de frecuentación cotidiana desde una mirada sostenible e inclusiva.
Entrevista a Mayarí Castillo y Consuelo Biskupovic: "La desigualdad en términos de distribución del uso y usufructo del agua en Chile es importante, alrededor del 70% del volumen de agua es usada para la agricultura, y dentro de este sistema, el 1% de los titulares de agua concentra el 79% del volumen total del agua"
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Revista Planeo Nº 53; Crisis hídrica y comunidades, Septiembre 2022
[Por: Diego Carvajal]
Mayarí Castillo es académica del Centro de Economía y Políticas Sociales, Universidad Mayor, Chile. Es Master en Ciencias Sociales por la Facultad de Estudios Latinoamericanos (FLACSO – México) y Doctora en Sociología por la Freie Universität Berlin. Sus áreas de conocimiento son desigualdad y pobreza, conflictos urbanos/ambientales y justicia ambiental, pueblos indígenas y metodologías cualitativas. Es también investigadora del Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), fellow en The Maria Sibylla Merian Center for Advanced Latin American Studies (CALAS) e investigadora asociada al Observatory for Socioeconomic Studies Max Planck. Actualmente se desempeña también como Directora de Doctorados de la Universidad Mayor.
Consuelo Biskupovic es Socióloga y Antropóloga, Université París X, Nanterre. Master en Ciencias Sociales, mención Sociología, Ecole Normale Supérieure. PhD en Antropología, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales y Universidad de Chile. Desde el 2006 sus investigaciones se centran en las relaciones entre sociedad civil y medio ambiente. Actualmente, investiga sobre participación y cambio climático. También se interesa por la escritura etnográfica y metodologías cualitativas. Es profesora asistente del Centro de Economía y Políticas Sociales de la Universidad Mayor, investigadora de la Línea 4 del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres e investigadora responsable del Proyecto Fondecyt Iniciación Nº11200545 y del Proyecto ECOS-ANID C20H01. También es co-investigadora del Fondecyt Regular Nº1210858.
Mayarí Castillo
Las cuencas en donde hay crisis y conflictos, como sucede en el norte, son territorios extractivizados y, por ende, están muy presionados, afectando a las comunidades, por ejemplo, atacameñas en el norte, con la explotación del litio de la gran minería, y perjudicando practicas prehispánicas, como las labores de los pequeños agricultores y regantes
¿Cómo se manifiesta el interés por investigar desde la antropología los “recursos naturales”, y en especial los hídricos?
Consuelo: No estamos tan de acuerdo con el concepto de “recursos naturales”, porque esto implica seguir viendo la naturaleza como un recurso que sirve a los humanos. Nos gusta pensar, en tanto investigadoras, en las relaciones humanas con sus entornos, las que transcurren un mismo plano, incluyendo distintas entidades. Desde un enfoque antropológico, pensamos entonces lo hídrico en relación con lo social, y los “hidropoderes”.
En el proyecto FONDECYT regular en el que estamos, trabajamos con una conceptualización que incluye la perspectiva social, lo “sociohídrico” o “hidro social”, que justamente da cuenta de esta relación entre los distintos elementos en relación con la naturaleza e interacciones humanas. De ahí que los enfoques teóricos con los que estamos trabajando son de carácter interdisciplinar. Al trabajar sobre manejo de agua en riego y escasez, necesitamos un enfoque como este que incluya a la vez distintas perspectivas, desde lo comunitario, hasta las ingenierías. También nos gusta pensar la importancia de la dimensión comunitaria y de cómo las labores que se realizan desde ahí son sumamente importantes para el cuidado del agua y la mantención de ella.
Pensando en el agua como entidad explotable, pero también como fuente de interacción social en comunidades rurales, por ejemplo. ¿Cómo se van transformando las prácticas comunitarias y el territorio en zonas de escasez?
Mayarí: Hay una transformación del mundo comunitario y en los territorios de larga data, en la cual la escasez es uno de los elementos en un contexto de cambios productivos y sociales a nivel general. La escasez en Chile tiene que ver, por un lado, con falta de precipitaciones, pero también con estas transformaciones en la matriz productiva desde hace un tiempo ya largo, que han empujado usos más intensivos del agua, una mayor concentración de la tierra y una concentración de los derechos de agua. Y en ese marco podemos ver dos tipos de transformaciones comunitarias frente a la escasez. Por otro lado, vemos una un fortalecimiento de la red comunitaria en torno a la administración de cuenca y fuentes de agua. Hay casos que son bien emblemáticos de eso, como la cuarta región Petorca, Chiloé, Aconcagua, donde las situaciones críticas han empujado, en el fondo, a una mayor red organizacional y una respuesta comunitaria importante frente a la crisis.
En otros lados lo que hemos podido observar es un aumento de la conflictividad de los actores, porque evidentemente cuando hay menos agua hay también un mayor conflicto entre ellos, gatillados en algunos casos por ciertas conductas ilegales o poco éticas por parte de ciertos actores del sistema, como lo que han sido los robos de agua que han sido documentados en varias cuencas, y que evidentemente tensionan la convivencia. Pero en ambos escenarios, creemos que podemos resumir los cambios de más larga data en la forma de producir, en la importancia que tiene la agricultura en el ingreso familiar, pero también en la mayor importancia que algunos elementos culturales y organizacionales en torno al agua comienzan a adquirir, como pueden ser la limpieza comunitaria de canales o las comunidades de regantes, que hoy en día frente a la crisis son claves para asegurar el manejo de la poca agua que queda.
¿Cómo se pueden describir las desigualdades y tensiones sociales que se dan en contextos de alta explotación y de precariedad por acceso? ¿Existen recepciones críticas y/o resistencias en las zonas de crisis hídrica?
Mayarí: Antes de hablar de las resistencias, es bueno plantear el escenario de donde estas nacen. La desigualdad en términos de distribución del uso y usufructo del agua en Chile es importante, alrededor del 70% del volumen de agua es usada para la agricultura, y dentro de este sistema, el 1% de los titulares de agua concentra el 79% del volumen total del agua. Eso quiere decir que estamos observando una desigualdad por dos lados, por una parte, el agua se concentra en un cierto sector, que en este caso tiene que ver con la agricultura intensiva y extensiva para la exportación, primordialmente. Por otro lado, se concentra también en ciertos usuarios de este sistema de producción agrícola que son los grandes productores. Esta concentración del agua impacta, no solo en términos del acceso que tienen las comunidades al agua, sino también en desigualdades de acceso de poder y de influencia en la toma de decisiones respecto a qué es lo que se va a hacer con el agua. Eso creemos es súper relevante: los diferenciales de poder de los actores. Esto se ha observado también en tanto en las discusiones de la reforma del Código de agua, como en las discusiones de la reforma de la ley de riego, en donde hemos visto actores que tienen una visibilidad mucho mayor, un poder de lobby y un acceso a los tomadores de decisiones, que es bien distinto de lo que tienen otros actores.
Consuelo: Para complementar, un punto importante es que las cuencas en donde hay crisis y conflictos, como sucede en el norte, son territorios extractivizados y, por ende, están muy presionados, afectando a las comunidades, por ejemplo, atacameñas en el norte, con la explotación del litio de la gran minería, y perjudicando practicas prehispánicas, como las labores de los pequeños agricultores y regantes. Entonces, la misma cuenca que abastece a la pequeña agricultura, con huertos familiares, hoy provee mayoritariamente de agua a la explotación del litio. Entonces ahí está la desigual distribución del agua, en un contexto de extrema fragilidad, además.
Mayarí: Respecto al tema de la organización y la resistencia, creemos que lo que estamos observando es que cada vez hay comunidades más organizadas en torno al uso del agua, proceso que va aparejado de un nivel de conflictividad importante que se manifiesta en la última década. Chile es uno de los países que tiene mayor cantidad de conflictos socio ambientales según EJAtlas, y eso tiene mucho que ver con esta presión extractiva sobre agua, la tierra, los bosques, las zonas costeras. El caso del agua ha sido bien emblemático porque precisamente esta conflictividad se hizo evidente en el espacio público el 18 de octubre, en donde pudimos ver que una de las cosas que se levantó con fuerza en ese ciclo de protestas, fue la demanda por el agua. Esto se vio también en el proceso constituyente, en donde independiente del resultado, la cantidad de firmas que obtuvieron durante el proceso constituyente las iniciativas que tenían que ver con el derecho al agua, siendo de las más votadas y luego consagradas en varias secciones del escrito. Esto fue producto de un trabajo importante que se hizo a nivel comunitario para tratar de incidir en espacios de toma de decisiones.
¿Existen alternativas o estrategias para sobrellevar esto desde los diferentes actores involucrados? ¿hay sinergias entre entidades institucionales, comunitarias o académicas?
Mayarí: Justamente el proyecto que tenemos es sobre la “interfaz” entre política pública y los distintos actores en relación con la escasez. La principal herramienta del Estado hasta ahora se ha concentrado en aumentar el acceso riego tecnificado o revestimiento de canales para enfrentar la crisis. Sin embargo, eso sabemos que no ha beneficiado de igual manera la pequeña agricultura y a la agricultura indígena. Para tratar de aumentar la cobertura de la pequeña agricultura, y protegerla frente a los efectos de la escasez, hay algunas iniciativas exitosas de coordinación entre INDAP; CONADI y CNR en la novena, cuarta y séptima región. También hay experiencias bien importantes de colaboración entre actores comunitarios, estatales y actores de otros tipos, en torno a los programas de agua potable rural, que finalmente es ahí donde nosotros podemos ver también comunidades organizadas con instituciones estatales para mejorar el acceso y ahí hay casos r en todo el país. En términos del acceso de agua potable rural este es un programa que, si bien no tiene tanto “bombo”, por así decirlo, es súper exitoso en términos de la colaboración frente a las problemáticas de la escasez y los problemas en el acceso al agua.
Finalmente, pudimos ver en el proyecto, que también hay otras instituciones que tienen coordinaciones con organizaciones de la IV región, donde también se han intentado estos manejos utilizando ciertas instituciones a nivel estatal, pero a nivel municipal, donde hay un apoyo decidido de ciertas autoridades municipales en realizar acciones que protejan a población frente a la amenaza de la escasez, que en esta zona en particular es bien grave. En la región de la Araucanía y también del Maule, también hemos visto una gestión de distintos actores de distintas escalas de producción que también participan o que son parte de las “Asociaciones de Canalistas”, que son muchas organizaciones de usuarios del agua, donde todos tienen una participación diferente obviamente, pero les permite de alguna manera tener acceso al agua en momentos de crisis.
¿Cuál es la incidencia y el rol de las políticas públicas en Chile en contextos de escasez hídrica? ¿existen lógicas o trabajos intersectoriales en materias tan transversales?
Mayarí: Lo que sucede con el Estado es que en Chile hay poco trabajo para enfrentar la escasez hídrica como un tema que llegó para quedarse, y donde también hay poco trabajo de prevención frente a los efectos que esto tiene en las comunidades. Más allá de los subsidios de riego y los decretos de escasez, no existen planes orientados a esto. Eso es un problema porque finalmente lo que esto implica es que no existen hoy día políticas públicas orientadas a pensar en temas de agua en miras de los cambios que vamos a observar en la próxima década en relación con el cambio climático. Creemos que aquí hay un diagnóstico y una acción que viene tardía, por ejemplo, el año pasado, que fue uno de los años más graves de sequía y que fue muy crítico en las zonas que hemos documentado, se hizo un plan que se llamó el “plan sequía”, que básicamente consistía en fortalecer las asignaciones de riego y algunas formas de revestimiento temporal de canales. Pero esto llega tarde a las comunidades que ya está con problemas de escasez declarada.
Consuelo: Por otro lado, una falta de precipitación sostenida, no se soluciona necesariamente solo con el “riego tecnificado”. Entonces, quizás falta una política a nivel estatal con capacidad de mirar la matriz productiva y agrícola que tenemos y ver cuáles son las posibilidades reales de “producir”, de intervenir los territorios. Necesitamos una política más comprensiva orientada a la adaptación a una escasez sostenida. Quizás ahí podemos destacar el hecho que el Estado ha tenido un rol también importante en producir y reproducir ciertas situaciones de injusticia hídrica porque en las instituciones domina “la mirada ingenieril”, donde básicamente se hacen los proyectos más baratos y de menor costo, no pensando el problema de base que se da en la experiencia y gestión comunitaria del agua. La “mirada ingenieril” predomina hacia producir un riego tecnificado y macro-intervenciones, siendo la lógica que ha dominado las políticas públicas.
Para cerrar si pudieran hacer una síntesis de lo conversado y pensar en cómo proyectan estos temas hacia el futuro
Consuelo: Lo primero, lo fundamental, es cambiar la Constitución, para que el agua deje de ser un “recurso” privado, y sea un derecho el acceso al agua, y que, en el fondo, en la gestión del agua pueda intervenir el Estado, pero desde una perspectiva diferente a la que hemos hablado respecto a la gestión hídrica, que se focaliza en el riego. Apuntar también a conciliar y revertir mejor el diagnóstico que ya existe, y que están viviendo hace varios años las comunidades. No podemos hacer que llueva más, pero si podemos pensar en la articulación de los distintos actores que están en el territorio y en particular apuntando a una mirada hacia él, sobre todo, en los contextos de mayor tensión, como el contexto minero, forestal, agrícola. Es ahí donde hay que apuntar y poner más apoyo desde las políticas públicas.
Mayarí: Hay que observar en qué estamos usando el agua, y sí es que realmente queremos seguirla usando en lo que la estamos usando, porque básicamente casi toda el agua que tenemos hoy día la estamos dedicando a la agricultura intensiva y de agroexportación, lo que nos plantea una pregunta que va más allá del uso del agua ¿cuál es el modelo de desarrollo que queremos instalar? ¿cuál es el tipo de agricultura que queremos? Porque hay una arista que también estaba súper vinculada a los temas de agua, y que tiene que ver con la producción de alimentos. Por eso es que es importante pensar en que tipo de agricultura queremos, porque el agua hoy en día no se está usando ni para ducharnos en menos de tres minutos, ni para ni para regar el pasto, sino que para esto.
Esa maraña también tiene que ver con que los actores del sistema hoy se encuentran en una situación muy asimétrica en términos de poder. Entonces es difícil pensar una redistribución de usos del agua en un contexto de crisis, sino modificas dos aspectos fundamentales: por un lado, el modelo de desarrollo, es decir, para qué quieres usar el agua y, por otro, la legislación que tenemos. Sobre el segundo punto, la reforma al código de aguas ayudó, pero sigue siendo el agua un bien que se vende en un mercado y eso implica que, cuando tú tengas muy poca agua, vas a tener que decidir a quién tienes que entregársela y mientras exista un derecho de propiedad inviolable sobre ella, es difícil que tú puedas redistribuir a quien más lo necesita. De manera adicional, código de agua no es una reforma retroactiva, por lo que aplica sobre alrededor de un 6% que tú todavía puedes entregar.
Otro de los desafíos es comprender rol que tiene el agua, no solo en temas productivos, sino también en temas culturales y en temas ecosistémicos, como ha quedado referido en los artículos del borrador de la nueva Constitución que están específicamente pensados en como garantizar no solo el agua para el uso humano, sino también el para el uso los ecosistemas. Creemos que eso es clave, porque finalmente eso tiene que ver con los efectos que esto va a tener en la población que vive en estos ecosistemas. Sin duda que el cambio constitucional es, no sé si es la solución definitiva al tema de escasez, pero son los primeros pasos decididos a hacer eso posible, porque yo creo que todos sabemos que esto no va a pasar de un día para otro, pero finalmente son los primeros pasos que se deben tomar, antes que esto empiece a afectar el acceso de agua potable a la población de manera grave.
Vías verdes para la recuperación del patrimonio ferroviario
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
Vías verdes para la recuperación del patrimonio ferroviario
[Por: Diego García Guerra. Arquitecto. Máster en Arquitectura avanzada, paisaje, urbanismo y diseño y Máster universitario en transporte territorio y urbanismo por la Universidad Politécnica de Valencia. Laboratorio Ciudad y Territorio, Universidad Diego Portales]

Resumen
La presente columna propone una reinterpretación del patrimonio ferroviario a través de la categoría de hechos territoriales a fin de reconocer su potencial propulsor para el desarrollo local. Se hace hincapié en el rol estructurador de los componentes ferroviarios desde una perspectiva multi-escalar, focalizando en la vitalidad de sus permanencias. En este sentido, se reivindica el rol central de la participación continua de la comunidad en las diversas acciones de revalorización de estos bienes comunes, fortaleciendo la sostenibilidad local.
Palabras clave: Hechos territoriales, sistema ferroviario, patrimonio
El medio natural siempre ha sido un factor que ha condicionado los asentamientos humanos, las actividades económicas, los movimientos migratorios o la creación de vías de comunicación. Por lo tanto, para analizar la difusión del ferrocarril en las diferentes regiones es necesario tener en cuenta el papel que jugó el medio físico en este proceso.
Territorio desde el punto de vista de la sostenibilidad
Analizar el territorio supone evaluar los procesos que en él tienen lugar e implica aproximarse a las distintas culturas territoriales, así como profundizar en los procesos que conservan, modifican o transforman el territorio. Considerando que el territorio no es un espacio en blanco, sino un complejo físico con numerosos elementos que lo conforman, ya sean naturales y artificiales. Es decir, se trata de un espacio construido, resultado de una práctica proyectiva realizada por el hombre. El territorio evidencia las diversas formas de organización del espacio en relación con la utilización y explotación de la naturaleza, y su grado de desarrollo social y técnico siempre es reflejo de la sociedad que lo ha construido y diseñado.
La multitud de elementos que lo componen (caminos, carreteras, puentes, viaductos, túneles, canales, acueductos, presas, puertos, etc.) es un legado territorial de carácter histórico, en el que podemos contemplar las actividades de la sociedad en los distintos periodos históricos, siendo, por tanto, una fuente histórica sobre la sociedad del pasado donde se reflejan las condiciones sociales y económicas.
El ferrocarril, el primer medio de transporte de la era del vapor y emblema del progreso y modernidad durante el siglo XIX y XX, ha sido desde entonces el medio que más ha transformado el territorio, estructurándolo, creando nuevas vías de comunicación, incentivando el comercio y el intercambio. El ferrocarril y el territorio son dos elementos absolutamente indisociables. Las exigencias de pendientes de un trazado ferroviario obligan, en terrenos quebrados, a desarrollar grandes movimientos de tierra o singulares obras de fábrica.
Sobre este escenario fueron disponiéndose los trazados y construyéndose estaciones sujetas a un programa concesional en el que la iniciativa privada y los intereses económicos regionales forzaban el modo en cómo se iban tendiendo. En este sentido, hay que tener en cuenta que en la época inicial del ferrocarril la mayoría de los trazados ferroviarios utilizaron, para salvar los obstáculos que oponía el relieve de su trazado, aquellos pasos que ofrecían menor dificultad para rentabilizar los gastos de construcción. Aunque, anteponiéndose la función comercial y de negocio a la función social. De esta manera, la orografía, los desniveles, la capacidad económica, etc. fueron, entre otros, elementos que decidirían el trazado futuro del ferrocarril y crearían jerarquías.
El concepto de recuperar. Reciclaje y sostenibilidad
La sostenibilidad territorial se perfila como un planteamiento avanzado para gestionar racionalmente la riqueza patrimonial, el capital natural y el acervo de las culturas locales, a fin de permitir que cada comunidad y cada lugar puedan aprovechar los recursos y las capacidades endógenas, preservar su identidad y seguir beneficiándose de los bienes y servicios de los ecosistemas de forma racional y perdurable.
Efectivamente, se parte de la premisa de que el desarrollo sostenible se basa en la identificación, la incorporación y la valoración de las culturas locales en la planificación y la gestión territorial. La integración de estas manifestaciones patrimoniales en la planificación territorial supone un avance hacia una nueva concepción de la cultura del territorio. Además, el conocimiento y puesta en valor del patrimonio natural, cultural y paisajístico es una necesidad de nuestra sociedad para poder alcanzar un desarrollo sostenible.
La recuperación de vías de comunicación en general, y vías de ferrocarril en concreto, supone recuperar la identidad de un territorio, su esencia y el paisaje que lo caracteriza. Así, las vías o estaciones, con su materialización y técnicas constructivas, reflejan un momento histórico de desarrollo tecnológico, de nuevas tipologías arquitectónicas e industriales y de nuevas formas de comunicación sobre un territorio transformado. Se trata de llevar a cabo, por tanto, no un inventario de elementos, sino una valoración del conjunto de unos recursos determinados para que, mediante su reutilización, se conviertan en productos que aporten beneficios sociales, ambientales y económicos.
Patrimonio ferroviario arquitectónico
A lo largo de su historia, las vías férreas han necesitado no sólo de elementos similares a los caminos o canales como los puentes, los viaductos, los almacenes, talleres, sino que han desarrollado nuevos tipos de edificios como las estaciones, los apeaderos, las rotondas de locomotoras, etc.
El patrimonio es, sin duda, un instrumento y un recurso importante en la planificación, la ordenación y la gestión territorial. La noción de patrimonio ha variado mucho en las últimas décadas. Desde el sentido estricto que designaba los vestigios más monumentales de las culturas, se ha pasado a una ampliación del concepto con la incorporación de nuevas categorías procedentes, en muchos casos, de sectores no artísticos, como el patrimonio industrial. Además, también ha sido modificado para poder dar cuenta de la diversidad de las formas culturales y, sobre todo, de aquellas en las que se muestra la relación del hombre con el medio. Naturaleza y cultura aparecen íntimamente ligadas en la formulación de la noción de paisaje cultural.
El patrimonio ferroviario es uno de los más valorados dentro del patrimonio industrial. Su valor es de gran variedad y riqueza, constituyendo un auténtico legado cultural e histórico de nuestra civilización. No sólo como sistema de transporte, sino también por la importancia de los elementos de ingeniería, de arquitectura o tecnológicos que ha generado a lo largo de estos dos siglos. A la gran variedad de sus elementos, tales como, puentes, viaductos, túneles, estaciones, material rodante y artefactos técnicos, hay que sumarle la variedad de sus materiales, los diferentes sistemas constructivos, las soluciones técnicas para su adaptación al medio y a la geografía del lugar, etc. Es decir, todo un legado técnico y científico que hay que conocer y valorar.
La recuperación de estas estaciones y puentes abandonados supone una revalorización de un patrimonio industrial y arquitectónico único. Los nuevos usos, acordes con las actividades de las vías verdes, suponen un impulso y un reconocimiento al patrimonio industrial y arquitectónico. Además, las estaciones, al ser puertas de entrada a las poblaciones, suponían el límite y a la vez la conexión de las vías con el ámbito urbano, por lo que un reciclaje de éstas supondría un impulso al uso de las vías verdes, así como una revalorización del paisaje urbano y periurbano. Su posición estratégica no hace más que sumar valor y posibilidades de futuro al nuevo uso que allí se albergue. Por otro lado, los puentes y viaductos se convierten en excelentes miradores sobre el territorio, así como una muestra del desarrollo ingenieril de la época.
Encontrar la sal, habitar la sal.
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Revista Planeo Nº 54 | Habitar junto al mar | Diciembre 2022
[Por: Cristian Morales Pérez. Antropólogo. Docente de la carrera de Antropología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano]
Resumen
El presente artículo expone brevemente sobre la historia y la cultura de la sal de mar en el mundo humano, desde lo general a lo particular. Se presentan hitos de la historia universal asociados a los usos de la sal, así como datos históricos de la implementación de la producción salinera en Chile, con acento en las comunidades salineras del Chile central, portadoras de una tradición invaluable, habitantes de y con el mar
Palabras Clave: Salinas, Antropología, historia

Encontrar la sal, habitar la sal. La sal nos habita, es parte fundamental de nuestro organismo, sin ella, falla el sistema nervioso, el organismo completo se deteriora y colapsa. (Dastre, 1903; Bloch, 1963; Lemonier, 1996).El más temprano asentamiento humano asociado a la sal se remonta al 6000 A. C. en Zigong, China, incluso antes de la dinastía Han ya se extraía sal en esta ciudad, y se sigue haciendo. Ya hacia el 3000 A.C podemos hablar de cultura material y rutas de la sal. En torno a su uso para la conservación de cuerpos, humanos y no humanos, se data de 2000 A.C y se asocia a Egipto. (Kurlansky. 2003: 13)
Harlan Gilmore describe cómo sociedades enteras han decidido “salir de lo local” para obtener sal. Un recurso que ha abierto y ampliado los límites de muchas culturas, pero a su vez esto ha derivado, enfatiza el autor, en sociedades enteras adictas a esta roca (Gilmore, 1955:1004)
Históricamente han existido sociedades más cercanas a la sal que otras, Dastre en un estudio de 1903, titulado “Salt and its physiological uses”, explica cómo las sociedades con una dieta más cercana a la carne, a la leche, y a los pescados no tienden a salar sus alimentos, por otro lado las sociedades agrícolas tienden a depender mucho más de la sal. (Dastre, 1903:22834)
En América los imperios, azteca e Inca, producían sal. Particularmente el imperio Inca reconocía entre sus categorías censales trabajadores de salinas (Murra, 1984:65). Entre los mapuche, según las crónicas de Rosales, existe la voz chadi (‘sal’), aun así, según el cronista – explica José Toribio Medina (1882:184)- la sal, no era tan consumida por los mapuche como por los Incas. Además es muy probable que el consumo mapuche se viera influenciado producto de la relación con el Inca, nótese la similitud entre los vocablos quechua “Kachi» también “chachi” y el término mapuche “chadi”. Moulian et al (2015), dan otros ejemplos similares en las relaciones lingüísticas Quechua y Mapuche.
La primera crónica sobre Chile, de Jerónimo de Vivar, publicada en 1558, relata cómo la conquista del territorio estuvo en entredicho, producto de las mermas de sal en las tropas invasoras. Al alcanzar la zona central de Chile, los españoles habían agotado la sal recolectada en la zona norte, por lo cual se ven obligados -no sin su cuota de miedo- a buscarla en tierras inexploradas, hacia el mar, un lugar que llamaban Topocalma, donde según le informan sus guías indígenas, hay lagunas cercanas al mar donde se extrae la sal.
“Así los españoles iban temerosos que no la hallarían […] viendo que era invierno y que le parecía ser imposible haber sal, caminaron todos juntos, puesto que la duda iba oculta, aunque iba repartida entre todos, porque cada uno llevaba su parte”. (Vivar, 1966: 74-75)
Culmina el episodio con la descripción de un método que realizan los indígenas, de extracción de sal a mano, y la celebración del español ante la «suerte de hallar la sal». La sociedad europea a estas alturas dependía de un alto consumo de sal, siguiendo la retórica de Gilmore, una sociedad adicta a la sal[1]. Prontamente se implementaron salinas en toda la costa central, la distribución de estas salinas fue cambiando en el tiempo, pero nunca han dejado de existir.
Las últimas salinas de la costa central funcionando, se encuentran en las actuales regiones de O’Higgins y El Maule. En las localidades de Cáhuil, Barrancas y la Villa (Pichilemu). Lo Valdivia (Paredones). Y Yoncavén (Vichuqen). Entre la desembocadura de la laguna Cáhuil y la desembocadura del estero San Pedro de Alcántara, Boyeruca. Constituyen un territorio común; están relativamente cerca, con un paisaje similar, emparentados familiarmente y con una misma tradición. No tan lejos de Topocalma.
Un paisaje cautivador, como de otro planeta, el blanco radiante de la sal acumulada contrasta con el rojo de los cerros, la disposición geométrica de las piscinas salineras, y las herramientas de madera, anuncian la presencia humana, y evidencian un conocimiento transmitido por generaciones. (Sarovic, 2002: 48. Morales, 2019:07).
El sistema de piscinas y las herramientas son de origen europeo, (Quiroz, et al. 1986:118). Aún es posible encontrar en España y Francia sistemas de piscinas muy similares y herramientas casi idénticas. Todas estas, son salineras de tradición romana (Morére, 1994:235. Di Fraia, 2011:31). Ahora bien, todo indica que la población indígena local ya manejaba espacialmente los mejores sectores para implementar la extracción de sal, por eso el reconocimiento de Topocalma como un sector de sal, y producto de su relación fronteriza con el Inca, muy probablemente con conocimientos en torno a la producción salinera y sin duda en conocimiento del valor de la sal. Esto explicaría la pronta identificación de los beneficios del sistema romano y finalmente la adopción de este a su favor. Las poblaciones indígenas adoptan prontamente la técnica de evaporación por piscinas y las herramientas salineras, porque ya extraían sal antes. Cabe mencionar que parte de la comunidad salinera actual se identifica con esta población indígena que apropia inteligentemente una tecnología foránea en su beneficio. (Morales, 2019:21).
Hay una herramienta, que según nuestra consideración, cristaliza las condiciones históricas y culturales específicas en que se implementó el actual sistema de extracción salinera, durante el siglo XVI en el territorio. Hablamos de la Angarilla, herramienta de madera para trasladar sal, que aún se ocupa esporádicamente y que hasta hace una década, se ocupaba aún de forma extensa. La voz angarilla es de un castellano en desuso, cuya primera acepción es ‘camilla para transportar a pulso enfermos, heridos o cadáveres’ (RAE. 1.f. angarilla). Se asocia a una camilla simple e improvisada. (cf. Léxico Oxford; Diccionario Collins). Esto nos hace pensar, sobre la razón detrás de no ocupar simplemente carros para trasladar la sal y ocupar en su lugar camillas. Bueno, creemos que esto se explica por el contexto bélico de la conquista, un entorno en donde era mucho más probable encontrar camillas que carros. Hoy la Angarilla se ocupa muy poco, ha sido reemplazada por la carretilla, pero es sorprendente la cantidad de tiempo que se ocupó de forma sistemática, tomando en cuenta la variedad de opciones tecnológicas para resolver el traslado de sal. Según nuestra observación, esto en parte se explica por el alto apego que tiene el salinero por su trabajo y sus herramientas. (Morales, 2019: 21) Las familias de salineros y salineras del Chile central en algunos casos habitan frente al mar, en otros no, pero siempre cerca, siempre con el mar. Son portadores de una tradición invaluable, asociada a los albores de la historia en el territorio, y que continúa hasta nuestros días. Hoy esa continuidad está en entredicho, las condiciones económicas de salineras y salineros son complejas, año a año muchos deben acumular su sal a la espera de un precio justo de venta. Esto afecta en el recambio generacional salinero, los jóvenes miembros de familias salineras aprecian su actividad tradicional, pero les preocupa sus condiciones actuales y sienten incertidumbre por las futuras.
Bibliografía
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Dastre, M. A. (1903). Salt and its physiological uses. Scientific American Supplement, (1425).
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Gilmore, H. (1955). Cultural diffusion via salt. American Anthropologist, New Series, 57(5), 1011-1015.
Kurlansky, M. (2003). Salt: A world history. Nueva York: Penguin.
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Marius-Tiberiu, A. (2015). Anthropology of salt: Challenges of a new discipline. First International Congress on the Anthropology of Salt, 20-24 August, 2015. University of Iași, Rumania.
Medina, J. T. (1882). Los aborígenes de Chile. Santiago: Imprenta Gutenberg.
Mella, J. (1996). Historia urbana de Pichilemu: Origen y crecimiento. Pichilemu: Bogavantes..
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[1] El tratado sobre la sal “Commentariorum de sale, libri quinque” escrito en 1579 por Bernardino Gómez Miedes, ensalza sus usos económicos, sus usos en la medicina, asi como atribuciones magico-religiosas.(Marius-Tiberio, 2015, p. 1)
Puesta en valor del ferrocarril Antofagasta Bolivia: Visión Patrimonial de FCAB
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
Puesta en valor del ferrocarril Antofagasta Bolivia
Visión Patrimonial de FCAB
[Por: Jaime Henríquez Valenzuela. Gerente de Sustentabilidad y Desarrollo Territorial de FCAB. Abogado de la Universidad de Chile y Magíster en Desarrollo Urbano y Gestión Ambiental, en donde desempeñó su tesis en Patrimonio Ferroviario. Postítulo en Antropología Jurídica y Derecho Indígena]

Resumen
FCAB busca activar y valorar los recursos patrimoniales ferroviarios a partir de una gestión participativa y colaborativa, con el fin de integrarlo a la vida urbana a través de un uso permanente y cotidiano, en las 5 comunas de la Región de Antofagasta en las que opera la compañía.
Palabras clave: Desarrollo, Legado, Historia, Patrimonio material, Patrimonio inmaterial, Ferrocarril.
El Patrimonio ya no es considerado solo como símbolo de conservación de los vestigios del pasado. Hoy se alza como una herramienta poderosa de redes integradas. Ya no es suficiente solo resguardarlo, se requiere vivirlo, activarlo y regenerarlo a través de su uso cotidiano y ciudadano, lo que requiere una gestión participativa y colaborativa de sus protagonistas.
El Ferrocarril de Antofagasta constituye un testimonio de los elementos patrimoniales con que cuenta la región y la dimensión internacional que caracterizó a la industria del salitre en el norte del país. En la actualidad, aún existen barrios e inmuebles que dan cuenta de la vida que transcurría en aquellos tiempos del salitre y luego con la industria del cobre.
Con orgullo, FCAB cuenta con una de las estaciones mejor conservadas del patrimonio ferroviario chileno, y eso es lo que deseamos para el resto de las instalaciones patrimoniales de la región. Por lo anterior estamos trabajando basándonos en la Estrategia de Patrimonio de FCAB, que busca activar y valorar los recursos patrimoniales ferroviarios a partir de una gestión participativa y colaborativa, con el fin de integrarlo a la vida urbana a través de un uso permanente y cotidiano, en las 5 comunas en las que operamos. Esto lo hacemos a través de tres ejes estratégicos:
- Activos Ferroviarios: Busca desarrollar planes de activación, revitalización y rescate de inmuebles patrimoniales. (material rodante, edificios y estaciones) (Ej. Ex hospital inglés)
- Patrimonio y territorio: Plantea rescatar y proyectar los valores ferroviarios (compromiso con la sustentabilidad), que forjaron a las ciudades e identidades barriales de los territorios donde somos parte.
- Educación y fomento cultural: Posicionar a FCAB como un actor regional que apalanca la formación escolar, los desafíos sociales, culturales, productivos y tecnológicos de la Región de Antofagasta.
La historia de la Región de Antofagasta está profundamente conectada con FCAB y sus 134 años de trayectoria. El tren nace como medio de transporte y es parte de la cadena logística para el desarrollo económico de la región, la industria necesitaba un medio para sacar su producción y las ciudades se formaron y crecieron en torno a las instalaciones ferroviarias.
El crecimiento de la actividad ferroviaria y portuaria trajo consigo el desarrollo que necesitaba las ciudades para erigirse como capital minera de Chile. El paso del tren acarreó consigo no solo la riqueza del mineral, sino que también se transformó en un motor de construcción social, que llenó de vida a la zona.
Este desarrollo se transformó no solo en la cara de las ciudades, sino también es parte de cada una de las vivencias de los hombres y mujeres que, con su esfuerzo, construyeron el ferrocarril que es hoy, dejando un gran legado en la identidad en cada uno de los territorios en donde operamos.
Para el Ferrocarril el patrimonio es la huella que ha dejado en el territorio y en las personas que han sido parte del crecimiento de nuestra región. Un legado que se ha traspasado de generación en generación.
Para quienes vivimos en la Región de Antofagasta es común encontrarnos con variados elementos físicos que son parte de la historia y que se asocian a la actividad propia del ferrocarril, como lo son las estaciones de trenes, maestranzas, talleres mecánicos, grúas, cocheras, parrillas de líneas férreas, acueductos e inmuebles patrimoniales.
Algunos ejemplos de ello:
- La Estación de FCAB: Construida entre 1885 y 1887, ubicada en calle Bolívar, fue Declarada Monumento Histórico Nacional por Decreto Supremo N° 74, el 12 de enero de 1981. El edificio tiene con un balcón corrido que permite comunicar sus distintas dependencias, en donde actualmente funcionan las oficinas administrativas. Lo rodean casas de estilo inglés y conforman el edificio del FCAB.
- Coche histórico N°48: Fue reacondicionado por FCAB e instalado en la comuna de Sierra Gorda. Entre 1907 y 1940, el FCAB contaba con vagones destinados a transportar pasajeros de primera clase, que luego pasaron a ser parte del patrimonio ferroviario.

- Locomotora 34: Del año 1927 (restaurada el 2004), diseñada en Mejillones por los ingenieros británicos Hilary Hood y Eduard Gerrard. El año 1927 la fabricó North British Locomotive & Co LTDA en Glasgow, Escocia. Prestó servicios desde los años 1927 a 1962 entre Antofagasta y las fronteras con Bolivia y Argentina. Finalmente, el año 2004 fue reparada y puesta en servicio para viajes especiales. La cual hoy se encuentra en un nuevo proceso de reacondicionamiento.
- Ex Edificio Patiño: El edificio ubicado en la calle Washington 490, colindante al ex Banco Mercantil de Bolivia, forma parte del Barrio Histórico de Antofagasta y es reflejo de lo que fuera la época de auge experimentado por la ciudad, en el marco de la economía salitrera. Aunque no existen datos concretos sobre su edificación, se estima que data de la década de 1920, coincidente con las obras del edificio del ex Banco Mercantil de Bolivia. Fue declarado Monumento Histórico en 1991 por sus méritos arquitectónicos y por conformar, junto al edificio del Ex Banco Mercantil de Bolivia, una perfecta unidad estructural que enriquece el patrimonio cultural del Barrio Histórico.
- El Paseo Estación en Calama: Ubicado en pleno centro de Calama, constituye un espacio de encuentro para la comunidad, integra rieles, durmientes, una tornamesa, un mini museo y coches restaurados y habilitados para que emprendedores de la zona puedan dar muestra de sus creaciones.

- Viaducto de Conchi: Se encuentra ubicado aproximadamente a 66 kilómetros de la ciudad de Calama, a una altura de 3.048 metros sobre el nivel del mar, y fue construido entre los años 1886 y 1888 por la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta. La construcción de este bien se enmarca en el desarrollo de la minería en la Región de Antofagasta, que desde mediados del siglo XIX generó un crecimiento económico sin precedentes para el país apoyado necesariamente por un sistema de transporte como el ferrocarril, que permitía desplazar grandes cantidades de material desde su lugar de extracción a las plantas de refinerías y “oficinas” y desde allí a los puertos en donde se embarcaba para ser distribuido al resto del mundo. Fue declarado Monumento Histórico a través del Decreto N.º 156 en el año 2015.
- Ex – Hospital Inglés: Conocido como Ex colegio inglés o Ex Colegio Antofagasta, fue inaugurado en 1907, su servicio médico iba dirigido inicialmente a los funcionarios de la compañía ferroviaria, siendo el primer hospital “moderno” con el que contó la ciudad, a partir de ese momento y fue conocido en aquel entonces como el Hospital Inglés de Antofagasta. En 1926, los niveles superiores fueron reacondicionados y convertidos en las dependencias educativas del Antofagasta British School, el célebre Colegio Inglés de la ciudad, disponiendo sus salas para los hijos de los ejecutivos de la Compañía de Ferrocarriles y algunos de la colonia británica en la ciudad. Actualmente, a través de un trabajo colaborativo, se entregó a la Sexta compañía de Bomberos, Bomba Ferrocarril, en una asociación pública-privada que busca volver a dar vida al edificio a través de la habilitación de un nuevo cuartel para la compañía y espacios de uso público.
Para FCAB el trabajo mancomunado con la comunidad, trabajadoras y trabajadores, es clave, pues son el espíritu de todas las iniciativas que tengan como objetivo reactivar y poner en valor los espacios patrimoniales.
Con ellos seguiremos construyendo valor, porque tenemos un testimonio vivo, que es nuestro patrimonio material e inmaterial, y que habita en el norte de Chile. Es el propio territorio y nuestra gente quienes narran cómo fue la vida a la usanza de las salitreras y el nacimiento de las localidades adyacentes a la línea del tren.
Somos pueblo, somos agua
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Somos pueblo, somos agua | Secas, el río sueña (2021)
[Por Natalia Aravena Solís, Geógrafa UdeC, Mg. en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente – IEUT, Estudiante Doctorado en Geografía UC]
Documental: Secas, el río sueña (2021)
Dirigido por: Galut Alarcón
Participación en Festivales: 28º Festival Internacional de Cine de Valdivia; 15º Festival Internacional de Cine Polo Sur Latinoamericano
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=RqLbjS_f7D0
Disponible en CineChile – https://cinechile.cl/pelicula/el-rio-suena/
Im.1 Póster Documental | Fuente: CineChile
Resumen.
Constituyendo una de las partes de una trilogía de documentales titulados “Secas”, el documental El río sueña aborda la escasez hídrica en comunidades rurales, desde la cordillera hasta el valle, en la zona central de Chile. Personifica a los ríos, glaciares y lagunas, entregando su relato a través de sus comunidades defensoras, y relacionando la escasez de agua no sólo a la sequía, sino que a diferentes actividades extractivas como la minería, la generación energética, la agricultura de exportación y el turismo intervencionista. Ofrece una mirada desde la cosmología diaguita sobre la capacidad del río para soñar, anunciando que vendrá escorrentía, y asimismo hace referencia directa a la necesidad urgente de un cambio constitucional que permita un nuevo Código de Aguas y el fin de la privatización del recurso hídrico.
Palabras Clave. Agua, explotación, sequía.
Introducción.
De acuerdo con su guionista y director, Galut Alarcón, El río sueña surge a partir de conversaciones con comunidades del río Choapa (Chile) y su conocimiento ancestral acerca del agua y del comportamiento del río. La vinculación de la vida y el agua es directa, es por eso que su disponibilidad y acceso es fundamental para dichas comunidades, lo que justificaría la lucha que perdura para asegurar el agua a las próximas generaciones.
El documental hace un recorrido por diversas comunidades en la zona central de Chile: en el Cajón del Maipo, Panguecillo, Quelén, Cabildo, Salamanca, Pirque, Paine, la Laguna de Aculeo y Cuncumén. El agua en sus diferentes formas geográficas (glaciar, río y laguna) resulta personificado por las comunidades vinculadas a ella, reconociendo sus formas, sus espacios, su sonido, y la falta de ellos como respuesta a la intervención de actividades económicas extractivistas.
Sagrada Cordillera.
Se expone la Cordillera de los Andes, y en ella el glaciar Mesón Alto en el Cajón del Maipo, para ejemplificar cómo la Cordillera es fuente y soporte del agua que se debe proteger. El agua es fundamental para ecosistemas sanos, y la construcción de Alto Maipo se plantea como una amenaza para la disponibilidad de agua, ya que fracturó el glaciar callando la voz del agua que alimenta al río Maipo. Este tipo de intervenciones en un espacio sagrado como lo es la Cordillera, son los que ponen en peligro la vida en toda la cuenca, y podrían silenciar la voz de los ríos.
Im.2 Glaciar Mesón Alto | Fuente: CineChile
Silencio y el río.
En otro caso se presenta el convento de Carmelitas Descalzas, a las que una empresa que planeaba desarrollar un proyecto de generación eléctrica intentó de convencer para que cedieran parte de su terreno para encausar el río en tuberías subterráneas. Sin embargo, las religiosas reconocen que antes escuchaban solo el sonido del silencio y el sonido del río, y eso les generaba un espacio de paz y reflexión. Pero luego llegaron los camiones, y el río empezó a silenciarse, y con ello se acabó la paz.
Luego de negarse al proyecto de la hidroeléctrica, las Carmelitas Descalzas tuvieron que reponerse a incendios en sus terrenos y desde su creencia piensan que es obra de la Virgen del Carmen, madre y reina de las montañas y de las aguas, quien las protege y protege la tierra para que no pase nada malo.
Im.3 Carmelitas Descalzas | Fuente: CineChile
Recuperar el agua, recuperar la memoria.
Un último caso, y uno de los ejemplos más impactantes a nivel nacional de los efectos del uso y explotación del agua, sumado a la extensa sequía que ha padecido la zona central del país, es la Laguna de Aculeo. Este cuerpo de agua se muestra completamente seco, incluyendo el inexistente caudal de sus afluentes, y resulta de acuerdo con el documental tanto un espacio que debe ser recuperado para la comunidad, como un espacio de memoria por la recuperación del agua.
Sumado a ello, se muestra la explotación del suelo de lo que era la Laguna de Aculeo mediante una actividad de extracción de áridos que mantiene el modelo de explotación de recursos naturales que permite la Constitución vigente en Chile, por lo que se indica la necesidad de un nuevo modelo de justicia hídrica que prohíba la privatización de este recurso.
Im.4 Laguna Aculeo | Fuente: CineChile
Conclusión.
El documental El río sueña ofrece una visión general de cómo la escasez hídrica afecta a comunidades rurales en la zona central del país, y cómo estas comprenden desde sus propias creencias su relación con el agua, lo que de cierta forma le da sustento a su lucha contra la explotación, para poder acceder al agua que sostiene la vida y su supervivencia como comunidad.
Lo que tienen en común, es que todas quieren que el río vuelva a soñar, para escuchar ese sonido que augura buenas noticias: que viene agua, agua que es parte de la tierra, que permite ecosistemas sanos, y que necesitamos que fluya libre por la tierra.
Patrimonio ferroviario: Reinterpretar las permanencias de los hechos territoriales
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Revista Planeo Nº 55 | Territorios Ferroviarios| Abril 2023
Patrimonio ferroviario: Reinterpretar las permanencias de los hechos territoriales
[Por: Cecilia Inés Galimberti. Doctora en Arquitectura, Investigadora Adjunta del Centro Universitario Rosario de Investigaciones Urbanas y Regionales (CURDIUR) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y de la Universidad Nacional de Rosario (UNR)]

Resumen
La presente columna propone una reinterpretación del patrimonio ferroviario a través de la categoría de hechos territoriales a fin de reconocer su potencial propulsor para el desarrollo local. Se hace hincapié en el rol estructurador de los componentes ferroviarios desde una perspectiva multi-escalar, focalizando en la vitalidad de sus permanencias. En este sentido, se reivindica el rol central de la participación continua de la comunidad en las diversas acciones de revalorización de estos bienes comunes, fortaleciendo la sostenibilidad local.
Palabras clave: Hechos territoriales, sistema ferroviario, patrimonio
Los componentes ferroviarios resultan estructuradores del proceso de territorialización y se configuran en marcas que condicionan las diversas variables y dinámicas posteriores a su constitución, incluso a pesar de su desafectación o cambio de uso. El ferrocarril ha sido clave tanto en la organización territorial, como en la reestructuración de las redes de las ciudades, obteniendo protagonismo y grandes impactos en su crecimiento y desarrollo (Capel, 2007). Especialmente en América Latina, el proceso de infraestructuración ferroviaria, que toma lugar mayormente entre la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX, transforma radicalmente no solo las ciudades preexistentes, sino también resulta motor de generación de poblados y es causante de nuevas lógicas territoriales. Gran cantidad de urbanizaciones surgen alrededor de las estaciones ferroviarias, así como se establecen nuevas divisiones catastrales tanto urbanas como rurales en torno al sistema férreo.
En las últimas décadas, se reconoce el valor del patrimonio ferroviario como clave de identidad local, por lo cual, se realizan numerosas refuncionalizaciones en diversas ciudades del mundo. No obstante, si bien frecuentemente se registran intervenciones y restauraciones de componentes a escala urbana o piezas arquitectónicas aisladas, resulta fundamental comprender el rol multiescalar de los territorios ferroviarios. Esto implica comprender no solo su rol urbano, sino la conexión posibilitante entre distintas regiones, territorios y lugares que le confiere una identidad común, con diferencias y particularidades, pero mancomunadas en una misma historia y un gran potencial de revalorización conjunto respondiendo a las demandas contemporáneas.
La permanencia vital de los hechos territoriales
Aldo Rossi en su famoso libro “La Arquitectura de la ciudad”, al analizar la estructura de la ciudad, focaliza en los hechos urbanos, en su forma, en el rol de la permanencia, la historia, la memoria: “muchas veces estos hechos permanecen, están dotados de vitalidad continua, y a veces se destruyen; queda entonces la permanencia de las formas, los signos físicos del locus” (Rossi, 2010, p. 99). Pero la permanencia de dichos elementos puede darse de dos variantes, dado que pueden ser elementos patológicos o, de lo contrario, elementos propulsores. La diferencia refiere a la forma en que experimentamos el pasado. En el primer caso, estos hechos tienden a quedar aislados de las dinámicas contemporáneas de la ciudad, que no se puede modificar; mientras que, en el segundo, el pasado se experimenta de una manera diferente, en la cual puede cambiar su función, pero continúa presentando esa asociación indisoluble con el lugar.
Bajo ese espíritu, proponemos el concepto de hechos territoriales, entendidos en su escala ampliada, que abarca diversas jurisdicciones y distintos usos del suelo. El ferrocarril, en muchos casos, resulta un factor infraestructural antecesor a los desarrollos urbanos, cuya presencia introduce un factor territorial especial, dado que irá marcando la vocación de diversos sectores espaciales (Fernández de Luco, 1987). Es así como, a pesar de que se modifique su función (siendo desafectados y/o reutilizados sus componentes para otros usos), dichos elementos continúan permaneciendo tanto en su forma, condicionando otras dinámicas, como también en la memoria de los habitantes, en la imagen, el paisaje territorial. De ello deriva el potencial propulsor de estos hechos, entendiéndolo como un sistema capaz de crear relaciones territoriales (Eizaguirre & Grijalba, 2020). En este sentido, cobra particular interés la perspectiva de abordar el territorio como patrimonio, a través de la reinterpretación y de las reapropiaciones de las huellas territoriales, a fin de conservar sus caracteres identitarios, pero reactualizados en el presente (Galimberti, 2015).
Hacia la revalorización de los territorios ferroviarios
Son numerosos los componentes ferroviarios en distintas partes del mundo que han sido restaurados y refuncionalizados para nuevas actividades. Si bien mayormente estas intervenciones suelen realizarse sectorialmente en obras de arquitectura, como estaciones, galpones, talleres, entre otros, el potencial es mucho mayor cuando se aborda desde una estrategia multiescalar de los hechos territoriales. Por un lado, nos referimos sobre la relevancia de la revalorización de las identidades territoriales, mediante acciones integrales que respeten las particularidades de cada lugar, de su memoria colectiva. Siguiendo a Magnaghi (2011), el patrimonio territorial es un sistema vivo de alta complejidad y debe ser tratado como recurso para producir riqueza. Esto significa atribuirles nuevos alcances a través de la producción de nuevos actos territorializantes, pero sin destruir su valor de existencia. Es decir, debe ser entendido como bien común, como recurso para las generaciones futuras, pero dicho legado no significa convertirlo en un patrimonio intacto, inmutable, sino enriquecido con funciones y nuevos valores para la comunidad (Carta, 2004).
Por ello, estas iniciativas deben surgir y contar con el apoyo y la participación plena de la propia sociedad. Es decir, que ésta sea protagonista de sus reapropiaciones y que posibilite su legado en el tiempo. Si dichas acciones resultan ajenas a la comunidad local y responden a intereses exógenos, como la simple atracción de turistas o su uso para visitantes o consumidores externos, tienden a resultar meras escenografías carentes de valores cualitativos en sintonía con el locus. En cambio, como plantean Dematteis y Magnaghi (2018), el “retorno al territorio” implica el crecimiento de la conciencia del lugar, que conduce tanto al conocimiento profundo de sus componentes ambientales, paisajísticos, culturales y sociales. Así, atendiendo a los sujetos socioeconómicos locales y resultando insumo para producir bienes orientados al bienestar de las comunidades locales.
Referencias bibliográficas
Capel, H. (2007). Ferrocarril, territorios y ciudades. Revista bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, XII, 717. http://www.ub.es/geocrit/b3w-717.htm
Carta, M. (2004). Strutture territoriali e strategie culturali per lo sviluppo locale. Economia della Cultura, 1, pp. 39-56. DOI: 10.1446/12382
Dematteis, G. & Magnaghi, A. (2018). Patrimonio territoriale e coralità produttiva: nuove frontiere per i sistemi economici locali. Scienze del territorio, 6, 12-25.
Eizaguirre-Iribar, A. & Grijalba, O. (2020). A methodological proposal for the analysis of disused railway lines as territorial structuring elements: The case study of the Vasco-Navarro railway. Land Use Policy, 91, 104406. https://doi.org/10.1016/j.landusepol.2019.104406
Fernández de Luco, M. (1987). El Plan Director como estrategia de acción. En Municipalidad de Rosario (Ed.) Jornadas de divulgación sobre ordenamiento urbano y aspectos ferroportuarios de la ciudad de Rosario, pp. 24-48.
Galimberti, C. (2015). El patrimonio territorial como mirada integrada del ambiente. Análisis del frente fluvial metropolitano de Rosario. Revista Apuntes, 28 (2), 56-67, doi:10.11144/Javeriana.apc28-2.ptmi
Magnaghi, A. (2011). El proyecto local: Hacia una conciencia del Lugar. Barcelona: Universitat Politécnica de Catalunya.
Rossi, A. (2010). La arquitectura de la ciudad. Barcelona: Gustavo Gili.
Playa Guanaye de Mejillones: la construcción de un espacio intercultural
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Revista Planeo Nº 54 | Habitar junto al mar | Diciembre 2022
[Por: Ignacia Álvarez Barros. Antropóloga Social de la Academia de Humanismo Cristiano, cursó un diplomado en Derecho a la ciudad y producción social del espacio]
Resumen:
A pesar de los estigmas y prejuicios en torno a la Playa Guanaye de Mejillones y la poca intervención de políticas públicas y municipales para mejorar y acercar este espacio a la comunidad, la población migrante del campamento ha logrado resignificar este lugar extrapolando y proyectando parte de las dinámicas socio culturales del campamento en el balneario, haciendo uso mediante lo recreacional, como mecanismo de resistencia de sus prácticas culturales y de apropiación de un lugar deshabitado, estigmatizado y segregado.
Palabras clave: Interculturalidad, Mejillones, Guayane, Balneario, Campamento internacional

La comuna de Mejillones, ubicada 65 kilómetros al norte de Antofagasta, polo industrial y portuario del país, desde sus orígenes, centro de la extracción de recursos como el salitre y testigo del auge del desarrollo ferroviario nacional a través del traslado de materias de primas para la minería. A pesar de sus paradisiacas playas, cómo se esbozó anteriormente, se ha caracterizado por su actividad industrial, en sus inicios por la industria del salitre y ferrocarriles de Chile, posteriormente la construcción de puertos y la consolidación de la industria pesquera, en los años 90’ posterior al auge y caída de la industria de la harina de pescado, se consolida el parque industrial, la llegada de las termoeléctricas a carbón, almacenamiento de ácidos y químicos industriales, la creación de puertos para el transporte de insumos para la minería, entre otros, los que conforman más de 13 kilómetros de sector industrial; actividad económica que ha impactado directamente en el desarrollo de la comuna, condicionándose a los requerimientos del polo industrial en servicios y habitabilidad, restando espacio a lo residencial por sobre lo industrial, primando el arriendo y subarriendo de piezas, primando el espacio para el uso habitacional de carácter dormitorio para esta población flotante solicitada por la actividad económica primaria de la comuna, la industrial.
El uso de tipo dormitorio del espacio por sobre lo residencial ha encarecido los precios de los arriendos e imposibilitado el acceso a precios justos. Los requerimientos del campo industrial conllevan la modificación de las viviendas para el subarriendo de piezas lo que dificulta el arriendo para familias. El aumento de los precios de los arriendos, el encarecimiento del metro cuadrado en la región y la demanda de la industria ha incidido en la conformación de campamentos en la región, lo que se consolidó y aumentó exponencialmente con la llegada de la población migrante al país y por sobre todo al norte grande de Chile. A partir del boletín Estimación y caracterización del Déficit Habitacional de Políticas Públicas UC (Déficit Cero, 2022) en la región de Antofagasta existe un déficit habitacional de 37.099 viviendas, número de viviendas requeridas por la región representa el 5,8% con respecto al total nacional del déficit.
El incremento de la población migrante es directamente proporcional al aumento de los campamentos, ante la dificultad para acceder al derecho a la vivienda, ‘‘radicarse en un campamento hoy aparece para una parte de la sociedad como una solución factible a un mercado ‘‘formal’’ privado de arriendo de vivienda que para muchos es inaccesible económicamente ’’ (Morales, Flores Pineda, & Orozco Ramos, 2018, pág. 164). La dificultad para acceder a la vivienda es mucho más compleja para la población migrante, considerando también la burocracia detrás de los procesos de regularización en el país lo que los va privando de posibilidades, ‘‘La amenaza que a priori el inmigrante supone lo va dejando fuera de la posibilidad de alguna igualdad que lo dignifique’’ (Tijoux y Riveros, 2019, p.402).
Relacionado a lo anterior y según los datos expuestos con respecto al déficit de vivienda en la región de Antofagasta, la comuna de Mejillones posee un gran campamento conformado casi en su totalidad por población migrante, la ocupación de terrenos en esta zona industrial de la comuna comenzó en el año 2015, sitios deshabitados donde finalizaba el sector residencial de Mejillones. En la actualidad este espacio de asentamiento informal y autoconstrucción se ha ido densificado aceleradamente, a pesar de que el polígono del campamento no puede aumentar, esto ha propiciado la construcción y ampliación vertical de las viviendas, debido al fenómeno de reunificación familiar; parte de las motivaciones de la autoconstrucción es poder tener la posibilidad de ampliar para recibir a familiares y amigos extranjeros. La apropiación de estos terrenos de manera informal ya no se limita a una ‘‘toma’’, es la conformación de un espacio y uso de suelo habitacional (aunque informal) que se posiciona como una manera de hacer hogar en contexto de vulnerabilidad y precariedad.
La marginalidad urbana en la que viven los migrantes en los campamentos es sin duda alguna una realidad substancialmente económica, pero también social, racial y cultural. ‘‘La inmigración involucra un proceso de resignificación de la experiencia individual’’ (Imilan et al. 2016:344)
A partir de la densificación de este espacio y el crecimiento de la población migrante en la comuna, este asentamiento, qué simbólicamente fue denominado ‘’Villa Internacional’’ mediante una asamblea llevada a cabo por habitantes en su mayoría Bolivianos y Colombianos, vive otras prácticas culturales, el habitar y uso de este espacio responde a la singularidad de las culturas y las dinámicas asociadas se van configurando como mecanismos de resistencia y de auto reconocimiento entre pares en contexto de informalidad y exclusión.
La similitud de las trayectorias y vivencias de los migrantes en contextos de informalidad incide en la conformación de un tejido social en particular donde cohabitan comunidades de diversas nacionales pero a la vez configuran comunidad que los va acercando a la población que no los reconoce como parte sustantiva de la comuna. Esta búsqueda de espacio en su calidad de migrante y residente del campamento incide en que estas prácticas culturales se proyecten en el uso de la Playa Guanaye, balneario que colinda con el límite industrial de la comuna y que está más cercana al campamento, esta playa históricamente ha sufrido el estigma por su cercanía con el polo industrial pesquero, específicamente y cuando aún existía la planta de harina de pescado y el antiguo astillero de las embarcaciones. Los antiguos residentes de Mejillones y antes de la conformación del campamento, tenían ciertos prejuicios con este balneario por los residuos del proceso que eran vertidos en el mar mediante emisarios de la misma planta, lo que emitía un fuerte olor a pescado e impregnaba todo el lugar. Existían ciertos estigmas socio económicos en torno a los que hacían uso de este espacio, al ubicarse en el límite entre lo residencial e industrial, también al estar en la difusa línea entre lo privado y lo público se ha ido dejando de lado este lugar, careciendo siempre de mobiliario y luminaria adecuada lo que profundiza más aún el estigma entorno a ella, anteriormente por ser un espacio de consumo de drogas y en la actualidad por la conformación de rucos de personas situación calle.
‘‘A mi no me dejaban ir para la Playa Guanaye porque tenía fama de peligrosa, la usaban mayoritariamente gente del sector que colindaba a la playa’’ (Daniel Rojas, 36 años)
‘‘La diferencia es que entre la playa de la costanera y la playa Guanaye era de cómo se bañaba la gente, en la playa de la costanera las chiquilllas se bañaban con bikini, en la Guanaye se bañaban con polera. A los de la costanera les daba miedo venir a la Guanaye, era de barrio pero sigue siendo de barrio, hoy es la playa de los parceros’’ (Carlos Trujillo, 32 años)
A pesar de los estigmas en torno a la Playa Guanaye y la poca intervención de políticas públicas y municipales para mejorar y acercar este espacio a la comunidad, la población del campamento ha logrado resignificar este lugar extrapolando y proyectando parte de las dinámicas socio culturales del campamento en el balneario, haciendo uso mediante lo recreacional, como mecanismo de resistencia de sus prácticas culturales y de apropiación de un lugar deshabitado, estigmatizado y segregado.
Tal como planteó Pierre Bordieu (1989) con su noción de habitus, personas de contextos sociales similares, expresados en el presente territorio con prácticas culturales homogéneas, prácticas laborales comunes, problemáticas situacionales compartidas y trayectorias de vida similar, buscan el compartir con pares que compartan estas similitudes y vivencias. De esta manera el uso y apropiación de un espacio determinado, en este caso la Playa Guanaye, responde a la necesidad de las comunidades migrantes de estratos sociales más bajos de la comuna de Mejillones a satisfacer necesidades básicas, tal como el Campamento Villa Internacional responde a una necesidad habitacional, Playa Guanaye responde a la válida necesidad de recreación y esparcimiento.
A lo anterior, podemos expresar que la apropiación de un territorio específico conlleva la respuesta de diferenciarse con un otro, entregando como producto un fenómeno que no concibe resolución, por un lado encontramos que históricamente el habitante que se identifica como “Mejillonino”, es decir, con ascendencia de parientes que hayan habitado generacionalmente la comuna, no identifican a las comunidades del Campamento Villa Internacional como un par. En la otra vereda, encontramos que las comunidades que habitan el Campamento Villa Internacional han comenzado un proceso de encapsulamiento en la forma en que se relaciona con el resto de la comuna, orientando su interacción social “hacia dentro”, reforzando lazos con sus pares próximos y desagregarse de los acontecimientos y actividades del resto de la comuna en vista de la limitada recepción e integración.
Como producto de lo anterior, las comunidades del Campamento Villa Internacional al obviar la oferta de actividades recreativas y extra programáticas que entrega el resto de la comuna, buscan generar espacios de esparcimiento y encuentro común como el uso costero de una playa en los márgenes de la comuna.
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- Bourdieu, Pierre. (1989), Prólogo: Estructuras sociales y estructuras mentales en: Bourdieu, Pierre. La nobleza de Estado. Grandes Ecoles y espíritu de cuerpo, Paris: Minuit, s/n.
- Centro UC Políticas Públicas. Déficit Cero. (2022). ¿Cuántas familias necesitan una vivienda y en qué territorios? Boletín 1: Estimación y caracterización del déficit habitacional en Chile. https://deficitcero.cl/pdf/Minuta_EstimaciondelDeficit.pdf
- Ernesto López Morales, P.F. (2018). Inmigrantes en campamentos en Chile: ¿Mecanismo de integración o efecto de exclusión?. INVI, 159-185.
- Imilan Walter, Stefoni Carolina y Márquez Francisca. (2016). Rutas migrantes en Chile. Habitar, festejar y trabajar. EURE. Vol 42. N°127. PP. 341-345.
- María Emilia Tijoux & María Gabriela Córdova (2015) “Racismo en Chile: colonialismo, nacionalismo, capitalismo”, Revista Latinoamericana, Volumen 14, Nº 42, 2015, p. 7-13. Disponible en https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v14n42/art_01.pdf
Escasez hídrica con perspectiva de género
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Escasez hídrica con perspectiva de género | Guardianas del Agua: (in)seguridad hídrica en la vida cotidiana de las mujeres (2022)
[Por Francisca Moraga Núñez, Antropóloga Pontificia Universidad Católica de Chile, Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente IEUT – UC]
Libro: Guardianas del agua: (In)seguridad hídrica en la vida cotidiana de las mujeres
Autor: Macarena Salinas Camus y Isaura Becker Rodríguez
Año: 2022
Editorial: Fundación Heinrich Böll Cono Sur
Disponible en: https://cl.boell.org/es/2022/03/18/guardianas-del-agua
Im.1 Portada Libro | Fuente: Salinas y Rodríguez, 2022
Resumen.
Las mujeres de comunidades rurales trabajan largas jornadas en su vida cotidiana para buscar agua limpia, son ellas las principales encargadas de llevar agua potable a sus hogares y comunidad. Esta tarea cada vez se hace más complicada, no sólo por la mega sequía y el déficit hídrico, sino también por el llamado “mal desarrollo” y sus prácticas extractivas que disminuyen el acceso al agua. En el libro las autoras nos invitan a reflexionar sobre la importancia de analizar la (in)seguridad hídrica desde múltiples dimensiones, permitiendo comprender a las mujeres como fuente de la capacidad de resiliencia, cuidados y resistencia que sostiene la vida de muchas comunidades.
Palabras Clave. Escasez hídrica, gestión del agua, género.
Introducción.
En el Abya Yala (o territorio americano) nos encontramos frente a un creciente escenario de escasez hídrica, situación que se ha visto agudizada con el aumento de conflictos asociados a la priorización de usos productivos, en menoscabo de los usos sociales y ambientales.
Macarena Salinas Camus y Isaura Becker Rodríguez en su obra Las Guardianas del Agua (2022) visibilizan desde las voces de 31 mujeres, de entre 26 y 98 años, que provienen de 16 comunas desde la región de Coquimbo al Maule. Con los relatos de las mujeres y sus argumentos personales, las autoras nos muestran la larga injusticia que viven, quienes a pesar de tener un rol clave en la sequía, pocas veces se ha indagado respecto a su lucha y vivencias.
En Chile y en el mundo, las mujeres de comunidades rurales trabajan largas jornadas en su vida cotidiana para buscar agua limpia. Ellas, al ser las principales encargadas de las labores del hogar, perciben cotidianamente en sus cuerpos la escasez del agua, por lo que se involucran activamente en la protección de este elemento. En este contexto, las Guardianas del Agua se vuelven expertas en reconocer los problemas de infraestructura comunitaria y en sus viviendas, como también en identificar las necesidades específicas de sus vecinas, familiares, plantas y animales.
Las autoras nos invitan a pensar los impactos del cambio climático y la crisis ambiental del mundo desde una perspectiva de género, la que permita considerar la triple labor (doméstica, laboral y comunitaria) que realiza las mujeres, y su conocimiento, experiencias y acciones colectivas. A su vez dar cuenta de que la crisis ambiental tiene mucho que ver con las profundas desigualdades socioeconómicas, políticas y territoriales enmarcadas en un modelo de desarrollo excluyente e insostenible.
Im.2 Las mujeres de Rungue estamos empoderadas | Fuente: Salinas y Rodríguez, 2022.
“Me saco el sombrero por las mujeres que trabajan en el campo” (Gloria Alvarado, Pichidegua).
La escasez hídrica se ha convertido en una temática urgente de tratar, sobre todo en los planes, políticas y programas. En Chile los problemas de acceso al agua se han concentrado principalmente en las zonas rurales aisladas que no poseen la capacidad técnica, económica, social y de infraestructura para abastecer a la comunidad. Adicionalmente, en territorios rurales, la falta de agua afecta directamente a los modos de vida, sobre todo a las familias que sostienen su alimentación y economía doméstica con agricultura familiar.
Esta situación ha generado que actualmente 8 de cada 10 mujeres sean las principales encargadas de llevar agua potable a sus hogares y comunidades. Juana, jefa de hogar de la comuna de Navidad comenta que son ellas quienes desde “chicas” aprenden a acarrear el agua con baldes y botellas sobre los hombros. Esta tarea cada vez se hace más complicada, no sólo por la mega sequía y el déficit hídrico, sino también por el llamado “mal desarrollo” y sus prácticas extractivas que disminuyen el acceso al agua, haciendo que las comunidades deban competir por el derecho humano al agua, especialmente en Chile, donde el agua es un bien económico privatizado.
Im.3 Retornando al mundo campesino, experiencias de resistencia | Fuente: Salinas y Rodríguez, 2022.
A pesar de que las mujeres son protagonistas de la gestión hídrica a nivel doméstico y comunitario, dado el machismo fuertemente arraigado en nuestra cultura, a nivel institucional y en espacios de toma de decisiones las experiencias y saberes de las mujeres no es reconocida ni valorada. Pese a esta situación, las mujeres acuerpan y enfrentan la falta de agua generando diversas estrategias, las que, de ser escuchadas y tomadas en consideración, podrían permitir un mejor desarrollo de políticas públicas más efectivas y sostenibles.
A lo largo del texto, las autoras muestran con los relatos de 31 mujeres la forma en que estas Guardianas del Agua corporizan la inseguridad hídrica. Además, dado que en el documento los relatos están ordenados por regiones, se puede apreciar que territorialmente la escasez hídrica se encarna en la cotidianidad de estas mujeres de diversas maneras. Pese a esta situación las mujeres narran una historia común, en sus comunidades el agua no segura, confiable, ni adecuada y/o asequible, mientras que para las actividades extractivistas “rentables” económicamente, el agua es un recurso que pareciera inagotable.
Im.4 En la época de invierno sale muy “rubia” como le dicen aquí, porque su color es similar al de un café poco cargado | Fuente: Salinas y Rodríguez, 2022.
En este contexto, las mujeres y sus comunidades deben reestructurar completamente sus vidas para abastecerse de este elemento vital escaso. Esto no sólo implica generar “nuevas” estrategias para ir a recolectar agua, sino que también rearticulan sus jornadas de trabajo remunerado y doméstico, para que este “calce” con, por ejemplo, la llegada de los camiones aljibes o los cortes de suministro. De manera similar, dada la escasa o nula ayuda de las instituciones estatales, las mujeres generan medidas de mitigación colectivas y comunitarias, como es el caso de los bingos o mingas por el agua de Alto del Puerto en la comuna de Vichuquén.
Im.5 El acarreo de agua es cruel | Fuente: Salinas y Rodríguez, 2022.
Adicionalmente, en estas actividades comunitarias las mujeres se unen a los liderazgos y comienzan a adquirir de forma autónoma conocimientos técnicos y jurídicos respecto a la operación, administración y mantención de los sistemas de abastecimiento. Sin embargo, optar por labores dirigenciales en contextos de escasez hídrica, para las mujeres significa aumentar su carga laboral y de cuidados, debido a que es una actividad estresante y altamente demandante. Esta situación trae importantes consecuencias a la salud mental de las mujeres, como angustia, rabia, tristeza, estrés e impotencia, inclusive muchas mujeres han vivido hostigamiento por involucrarse en un espacio masculinizado. Y, también sufrido afecciones a su salud física, como agotamiento, dolores de cabeza, brazos y manos.
Con los relatos de las mujeres, las autoras reflexionan más allá de las razones ambientales y económicas de la crisis hídrica, señalando la importancia de considerar los sistemas de abastecimiento en los territorios. Las comunidades que no posean infraestructura segura y en buen estado, que permita captar, transportar, almacenar, desinfectar y distribuir el agua, no pueden acceder a la seguridad hídrica. De la misma forma, si las comunidades no cuentan con capacidades técnicas, administrativas y de gestión, estas no podrán desarrollar estrategias exitosas que les permitan mitigar los efectos adversos de la falta de suministro de agua potable.
También reflexionan sobre la importancia de analizar la (in)seguridad hídrica desde múltiples dimensiones, que muchas veces son invisibilizadas por visiones academicistas o enfocadas únicamente en el medioambiente. Las autoras y los relatos de las mujeres nos muestran que la escasez hídrica trae consecuencias tanto para la salud mental como la física, a su vez, sobre los estilos de vida y las actividades cotidianas.
Escuela Superior Campesina de Curaco de Vélez: construir reciprocidad y mantener la memoria
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Revista Planeo Nº 54 | Habitar junto al mar | Diciembre 2022
[Por: Escuela Superior Campesina de Curaco de Vélez, Vania Reyes Muñoz]
Resumen:
La Escuela Superior Campesina de Curaco de Vélez es un proyecto comunitario, autónomo, autogestionado, cultural y político, profundamente territorializado en Quinchao y el Archipiélago de Chiloé, en la región de Los Lagos. La Escuela imparte una formación técnica y profesional en desarrollo rural, planificación local e historia desde una perspectiva crítica. Se comprometen en el respeto a la diversidad cultural, ecológica y social del territorio. Sus objetivos apuntan a reconstruir y potenciar la cohesión social a nivel local y fortalecer la organización en el campo, para desincentivar la migración de la población joven de las islas hacia el continente o hacia otras regiones dentro del país o fuera y, por supuesto, preservar saberes locales e identidades archipelágicas.
Palabras clave: Desarrollo rural, educación popular, archipelágico

La Escuela Superior Campesina de Curaco de Vélez está constituida como Fundación de formación para el “Trabajo Autónomo y Comunitario, Organización Ambiental y Diálogo de Saberes”; el equipo de gestión y parte de la docencia es integrado por exestudiantes y exprofesores de la Escuela Superior Campesina Águila Sur. Igualmente, la componen profesionales que se han incorporado en el transcurso del tiempo -2016 a la fecha- a su proyecto educativo y compromiso social. Su historia data de finales de la década del ´80 cuando la Escuela Águila Sur legó a hijas e hijos de campesinos y productores agrícolas a pequeña escala, una forma de organización en cooperativas para fomentar la producción a escala local y un hacer desde lo común. El activismo de las y los estudiantes de esa época y su participación en distintas organizaciones sociales y territoriales permitió una vida social y económica alternativa a la que dictaba la junta nacional de Gobierno durante la dictadura cívico militar en Chile (1973- 1990), sobre la base del modelo neoliberal. Lo que sigue siendo parte fundamental de la apuesta educativa: generar alternativas comunitarias y sustentables para jóvenes y adultos en el archipiélago, promoviendo el involucramiento para el desarrollo con sentido territorial rural, agrícola y acuícola.
En agosto 2016 se inaugura la Escuela con un grupo de 20 estudiantes para su programa de diplomado, en un evento social que contó con la participación de diferentes actores y vecinos/as/es de la comunidad; desarrollando de manera simultánea el primer Encuentro Internacional de Diálogos Saberes en sus dependencias. Su malla curricular, como los encuentros y actividades que realizan se perfilan en distintos ejes, que incluyen la historia de los movimientos campesinos e indígenas, el desarrollo del pensamiento crítico, género y ruralidad, ecología política, marcos jurídicos en derechos humanos e, invasión territorial y resistencia -vinculadas al cuestionamiento y la construcción de alternativas al modelo de extracción de la industria pesquera, agrícola y, últimamente, inmobiliaria-; Sus metodologías se basan en la investigación acción participativa para la cogeneración de proyectos de impacto comunitario y en la promoción de la dimensión artística. La apuesta es porque las, les y los estudiantes sean parte del territorio y tengan un involucramiento activo en Curaco de Vélez y en las organizaciones de las cuales provienen.

La Escuela Superior Campesina de Curaco de Vélez también se define como un Espacio Cultural donde se desarrollan actividades culturales en modalidad de talleres, seminarios -locales, nacionales e internacionales-, charlas, encuentros musicales, poéticos, de teatro y danza. Vinculaciones con festivales a nivel archipelágico y nacional. Alojan una Biblioteca Comunitaria que facilita la formación de las y los estudiantes en áreas artísticas, pensamiento crítico y desarrollo territorial. Todas las actividades son autogestionadas, no reciben financiamientos públicos, docentes trabajan de manera voluntaria y la formación es gratuita para todes les estudiantes. Para su funcionamiento arriendan la infraestructura de la Escuela, organizan actividades como venta de Plato Único y de la Canasta Campesina, entre otras.

Sus redes sociales son
Web: www.fundacioncuracodevelez.cl
www.radiominga.org/ radio Comunitaria Minga
correo electrónico: escuela.culturaturismo@gmail.com
Facebook: Biblioteca comunitaria Escuela Superior Campesina Curaco de Vélez
Instagram: @Biblioteca_comunitaria_ESC
La crisis hídrica, una respuesta desde las acciones feministas
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Revista Planeo Nº 53
[Por: Maria Christina Fragkou, Departamento de Geografía, Universidad de Chile. Carolina Rojas, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen:
En medio de la crisis hídrica, surgen soluciones de adaptación desde el Estado, las cuales son criticadas desde el feminismo por propiciar el desarrollo de infraestructuras que perpetúan el modelo neoliberal y las desigualdades socioeconómicas, de género y el daño a las comunidades. En la columna se reflexiona sobre estrategias justas e inclusivas desde la acción de las mujeres, las cuales promueven la autonomía climática, para una sociedad que cuida a las personas y el ambiente.
Palabras clave: crisis hídrica, feminismo, infraestructuras, autonomía, Estado.
Img portada. Fuente: www.elespanol.com/ciencia/medio-ambiente/20160517/125487689_0.html
Hoy sufrimos una crisis hídrica y también climática sin precedentes, la cual afecta a los territorios y las comunidades del país. La crisis hídrica se expresa con cambios en los caudales, erosión, escasez y contaminación hídrica, agotamiento de las fuentes subterráneas, riesgo desastres y también crisis alimentarias, afectando a miles de personas, donde las más vulnerables, justamente son las mujeres y las niñas, más aún si ellas viven en asentamientos informales, o bajo la línea de pobreza.
En el camino a una sociedad más resiliente a la escasez de agua, concordamos que se necesitan medidas de adaptación. Sin embargo, estas generalmente han sido lideradas por el Estado, e incluyen leyes, infraestructuras, planes de adaptación, entre otros. Las teorías feministas ponen en duda la efectividad de estas estrategias adaptativas, dado que la desigualdad de género persiste y es un rasgo estructural histórico de Chile. La inequidad de género es una de las bases que sustenta el por qué no podemos avanzar hacia un modelo de desarrollo sustentable, así lo demuestran las décadas de deterioro ambiental y sobre todo en los efectos nocivos de las zonas de sacrificio, donde las mujeres han ofrecido resistencia (Bolados & Cuevas, 2017). En este sentido, desde un Estado patriarcal, una de las respuestas ante esta crisis hídrica, es el desarrollo de infraestructuras gris y de nuevas tecnologías para la captación de nuevas fuentes de agua, por ejemplo, se propone la creación de embalses, plantas desalinizadoras y la construcción de pozos cada vez más profundo para extraer aguas subterráneas, sin hacer cuestionamientos al cómo las megainfraestructuras perpetúan el modelo neoliberal, la desigualdad socioeconómica, de género y el daño a las comunidades.
Si queremos soluciones transformadoras ante la crisis hídrica, podríamos partir con tomar más en serio las acciones feministas, que incluyen prácticas, estrategias y técnicas inclusivas, justas, y/o promovidas por mujeres, como por ejemplo las “soluciones basadas en la naturaleza”, para transitar a una sociedad que cuide a las personas y no siga dañando los ecosistemas. Además muchas de estas se producen al margen del Estado y también del mercado, promoviendo una mayor autonomía climática, por ejemplo los atrapanieblas hechos de bambú y/o materiales locales, que ya están dando buenos resultados en comunidades que sufren la escasez en África. Entonces, al margen de la acción estatal centralizada, se ha observado cómo las mismas personas y las comunidades desarrollan estrategias locales y autónomas para su adaptación al cambio climático (Tuihedur Rahman et al., 2021). Estas estrategias suelen surgir de conocimientos y recursos locales, y en función con las condiciones sociopolíticas, culturales, económicas y ecológicas locales (Tuihedur Rahman et al., 2021). Para Bulkeley et al. (2014) las acciones comunitarias no solo funcionan al margen del Estado y el mercado, pero “ganan gran parte de su impulso precisamente por su oposición a los valores y prácticas dominantes” (Bulkeley et al., 2014). Este tipo de autodeterminación es primordial cuando hablamos de justicia energética, por lo tanto climática (Castán Broto et al., 2018), puesto que las soluciones centralizadas y de resiliencia neoliberal hacen que los hogares pierdan su autonomía y que dependan de multinacionales o el Estado (Hamilton et al., 2021). Estas observaciones indican que se debe fortalecer la autonomía de las comunidades en adaptarse a las crisis, algo que se reconoce como primordial para garantizar la equidad y eficacia de las estrategias de adaptación al cambio climático (Pisor et al., 2022).
En la antípoda de las acciones estatales, las estrategias situadas y autónomas para la adaptación al cambio climático se caracterizan como feministas, inclusivas y anticolonialistas (Pisor et al., 2022). Hablar de políticas, acciones o estrategias feministas no se trata simplemente de qué tipo de cuerpos toman decisiones, sino de las “tendencias, lógicas, hábitos e ideologías y formas de pensar según los géneros, que son viables en momentos de toma de decisiones y planificación” (Siemiatycki et al., 2020). Según (Hamilton et al., 2021), una respuesta explícitamente feminista al cambio climático atiende a las 3 principales preocupaciones propias del feminismo: i) el encarnamiento (embodiment); o sea se incluye la escala del cuerpo en el análisis de los impactos y eficiencia de políticas (Truelove, 2019), ii) las prácticas y políticas de la vida cotidiana; su estudio permite relevar vulnerabilidades que no se detectan en mayores escalas (Fragkou et al., 2021; Truelove, 2011), y iii) la diferencia e interseccionalidad; entendidas como factores que generan patrones de desigualdad e injusticias (Sultana, 2009). Las propuestas feministas ante el cambio climático subsanan las estrategias centralizadas que excluyen e incluso dañan a ciertos sectores de la sociedad; “los modelos de pensamiento y acción feminista tienden a hacer hincapié en la toma de decisiones participativa, la colaboración, la creación de equipos, el reparto de poder, la resolución de conflictos y el razonamiento en función del contexto” (Siemiatycki et al., 2020). En este sentido, las estrategias autónomas y feministas de adaptación al cambio climático aseguran a la justicia ambiental y climática y se nutren por “una larga historia de luchas de justicia social intrahumana: anticolonial, antirracista, feminista, crip y queer” (Hamilton et al., 2021). Dialogan, además, con una postura postcolonialista a las transiciones y la adaptación al cambio climático, donde se requiere entender y considerar la heterogeneidad de las condiciones sociopolíticas, económicas e históricas (Castán Broto et al., 2018). De hecho, las mujeres cumplen un rol fundamental en la conservación de la biodiversidad, así a lo largo del país hemos visto en nuestras investigaciones a muchas luchando por la preservación de los humedales y/o organizadas por el agua potable rural, a las cuales perfectamente podríamos fomentar sus capacidades de liderazgo y toma de decisiones.
En esta transición hídrica, no solo necesitamos infraestructuras y tecnología, sino que cambios profundos en las prácticas económicas, sociales y culturales, así como políticas ambientales con perspectiva de género, así mismo creemos que esto solo pueden lograrse en una sociedad que protege a las mujeres defensoras del agua y del ambiente y por supuesto en una sociedad que no discrimina y no reproduce la desigualdad.
Bibliografía
– Bolados García, P., & Sánchez Cuevas, A. (2017). Una ecología política feminista en construcción: El caso de las» Mujeres de zonas de sacrificio en resistencia», Región de Valparaíso, Chile. Psicoperspectivas, 16(2), 33-42.
– Bulkeley, H., Castán Broto, V., & Maassen, A. (2014). Low-carbon Transitions and the Reconfiguration of Urban Infrastructure. Urban Studies, 51(7), 1471-1486. https://doi.org/10.1177/0042098013500089
– Castán Broto, V., Baptista, I., Kirshner, J., Smith, S., & Neves Alves, S. (2018). Energy justice and sustainability transitions in Mozambique. Applied Energy, 228, 645-655. https://doi.org/10.1016/j.apenergy.2018.06.057
– Fragkou, M. C., Tapia, T. M., Alonso, M. C., & López, J. C. (2021). Injusticias hídricas asociadas al agua desalinizada para consumo humano en la ciudad de Antofagasta. Planeo, 12.
– Hamilton, J. M., Zettel, T., & Neimanis, A. (2021). Feminist Infrastructure for Better Weathering. Australian Feminist Studies, 36(109), 237-259. https://doi.org/10.1080/08164649.2021.1969639
– Pisor, A. C., Basurto, X., Douglass, K. G., Mach, K. J., Ready, E., Tylianakis, J. M., Hazel, A., Kline, M. A., Kramer, K. L., Lansing, J. S., Moritz, M., Smaldino, P. E., Thornton, T. F., & Jones, J. H. (2022). Effective climate change adaptation means supporting community autonomy. Nature Climate Change, 12(3), 213-215. https://doi.org/10.1038/s41558-022-01303-x
– Siemiatycki, M., Enright, T., & Valverde, M. (2020). The gendered production of infrastructure. Progress in Human Geography, 44(2), 297-314. https://doi.org/10.1177/0309132519828458
– Sultana, F. (2009). Fluid lives: Subjectivities, gender and water in rural Bangladesh. Gender, Place & Culture, 16(4), 427-444. https://doi.org/10.1080/09663690903003942
– Truelove, Y. (2011). (Re-)Conceptualizing water inequality in Delhi, India through a feminist political ecology framework. 10.
– Truelove, Y. (2019). Rethinking water insecurity, inequality and infrastructure through an embodied urban political ecology. WIREs Water, 6(3). https://doi.org/10.1002/wat2.1342
– Tuihedur Rahman, H. M., Albizua, A., Soubry, B., & Tourangeau, W. (2021). A framework for using autonomous adaptation as a leverage point in sustainable climate adaptation. Climate Risk Management, 34, 100376. https://doi.org/10.1016/j.crm.2021.100376
Redes sociales y comunitarias: aprendizajes para la Defensa Punta Fraile
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Revista Planeo Nº 54 | Habitar junto al mar | Diciembre 2022
[Por: Movimiento Defensa Punta Fraile, Algarrobo, Pillán Wechun, Vania Reyes Muñoz]
Resumen:
El Movimiento Defensa Punta Fraile, Algarrobo, Pillán Wechun es un ejemplo de una asociación entre diferentes grupos sociales en torno a una preocupación común: proteger los reducidos espacios verdes de uso público y gratuito de la comuna de Algarrobo. De forma más bien espontánea surgió un sólido movimiento ciudadano que ha logrado articularse, tener voz y voto en un proceso cuyo alcance ha sido inédito en la historia comunal: lograr más de 2.200 observaciones a las imágenes objetivo de una solicitud de cambio de uso de suelo para el sector en cuestión. Hoy este Movimiento está expectante de las posibilidades que el Municipio u otros actores institucionales y/o privados puedan generar para acoger sus demandas y construir un paisaje costero habitable desde la preservación de la naturaleza y el uso comunitario por sobre la especulación inmobiliaria.
Palabras clave: movimiento ciudadano, preservación de la naturaleza, proyecto de Ley de Costas.

El Movimiento Defensa Punta Fraile, Algarrobo, Pillán Wechun surge hace más de un año y medio (mayo 2021) tras un llamativo mensaje que posteó un vecino del sector en disputa en la red social Facebook, cuenta “Yo Soy de Algarrobo”. Esa fue la alerta que se necesitaba para despertar el interés común y articularse en pos de conocer qué era lo que estaba sucediendo y cuáles eran las implicancias que podría traer a uno de los pocos sectores que permanecen abiertos a la comunidad en la comuna: Punta Fraile. La imagen de la red social circuló rápidamente entre algunos conocidos de movimientos ambientales, exintegrantes del Comité Ambiental de Algarrobo y otros vecinos y vecinas del sector que comenzaron a reunir antecedentes y, rápidamente, se dieron cuenta del estudio de suelo encargado por la Inmobiliaria Transinmobiliria en el terreno de propiedad del holding Tánica, hasta ese momento abierto a la comunidad, el cual fue posteriormente cerrado perimetralmente, con sistemas de seguridad y guardias permanentes.
El movimiento lo conforman personas con diversos orígenes que viven en Algarrobo, se identifican como oriundos, gente de siempre, de muchos años y recientes, que albergan un gran cariño por el paisaje en el que se vincula el mar con su día a día, un espacio relativamente natural o al menos lejos de proyecto de alta densificación como los que existen en otros sectores de la comuna. Semanalmente, parte de quienes se reconocen en este movimiento distribuyen tareas de activismo, campañas informativas, levantamientos técnicos de flora y fauna, entre otras actividades. Su trabajo permea la comunidad desde diferentes ángulos e incluyó la solicitud de cambio de uso de suelo ingresada al Municipio el 15 de marzo del 2022 con el respaldo de más de 1.700 firmas ciudadana y de organizaciones sociales y territoriales de la comuna. Proceso del cual sienten no hay vuelta atrás en el impacto que generó en términos de participación ciudadana, al levantar luego más de 2.200 observaciones (individuales fundadas desde la vivencia o desde lo técnico) quedando registrada como la participación más grande de la historia municipal.
El proceso aún está en desarrollo y el Municipio no ha definido fecha de resolución, a la fecha hubo dos audiencias públicas para informar a las, les, los vecinos de Algarrobo. La Inmobiliaria ha ingresado dos anteproyectos de edificación, el primero retirado por la propia empresa y el segundo aprobado por la Dirección de Obras Municipales.
Quienes participan activamente del movimiento han hecho el trabajo de difundir cada una de las etapas asociadas a la iniciativa y de las posibilidades que vislumbran en base a otras historias de protección y resguardo de espacios naturales por activistas y movimientos locales en el territorio nacional. Su quehacer se basa en una concepción amplia de comunidad, de la cual ellas/es/os también forman parte.

El objetivo del movimiento es crear un parque comunal que sea de resguardo de la naturaleza a perpetuidad, con acceso libre y gratuito para toda la comunidad y, que se una al ecosistema protegido de la península que incluye el Parque Canelo-Canelillo, el Santuario de la Naturaleza Islote Pájaros Niños y el Santuario Peñón Peñablanca. Igualmente, buscan el resguardo apropiado al sitio ceremonial de la comunidad indígena Tralka Lafken.


En noviembre del 2022 ingresó al Senado de Chile el Proyecto de Ley de Costas – Modifica Ley 19.300 (Boletín N°15.513-12) cuyo objetivo es establecer lineamientos generales para la protección de la zona costera, a partir de la definición de ésta y sus principios, como la modificación a la Ley 19.300 sobre proyectos industriales e inmobiliarios como susceptibles de ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental cuando se realicen en zonas costeras. Sin duda, esta modificación se posiciona como un precedente a la protección y restauración de los ecosistemas marinos y terrestres, el acceso y uso público y el resguardo de su patrimonio natural y cultural. A los ojos del Movimiento Defensa Punta Fraile, Algarrobo, Pillán Wechun, una posibilidad de que sus prácticas de activismo y compromiso con su entorno natural y la comunidad sea reconocida y respaldada por la institucionalidad pública.
Sus redes sociales son
Web: www.defensapuntafraile.cl
correo electrónico: defensa.puntafraile@gmail.com
Facebook: Comunidad Defensa Punta Fraile
Instagram: @defensa.puntafraile
Referencias
Boletín N° 15.513-12 Proyecto de ley, iniciado en moción de los Honorables Senadores señor De Urresti, señoras Núñez y Provoste y señores Lagos y Latorre, que modifica la ley N° 19.300, sobre Bases Generales de Medio Ambiente, en materia de protección de zonas costeras.
Acceso a servicios sanitarios rurales: Una deuda pendiente
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Revista Planeo Nº 53
[Por: Pilar Phillips; Trabajadora Social. Directora Ejecutiva Mesa N°1 Compromiso País: Personas que no cuentan con agua potable ni servicios sanitarios básicos]
Resumen
En la actualidad, según la última encuesta CASEN, más de un millón de personas en Chile no cuentan con servicios sanitarios básicos como agua potable o alcantarillado domiciliario. Esto significa un desafío muy importante para la construcción de un país que busca el desarrollo y la reducción de desigualdades basales de nuestra sociedad, cómo lo es el acceso a servicios sanitarios básicos en el hogar.
Para esto, la mesa de Agua Potable y Servicios Sanitarios de Compromiso País ha levantado un diagnóstico sobre la problemática, y planteado líneas de trabajo para su solución. En términos generales hay una deuda especial con las localidades rurales dispersas, quienes se ven enfrentadas al desafío de no cumplir los parámetros necesarios para ser parte de los programas existentes. Quienes sí pueden acceder a agua potable mediante el programa de Servicios Sanitarios Rurales (SSR), ex de Agua Potable rural (APR) [1]enfrentan trámites que pueden llevar hasta 5 años promedio, sin que estos programas contemplen la entrega de servicios sanitarios básicos.
Este es un desafío enorme, y su responsabilidad no recae exclusivamente en el Estado. Se requiere una articulación de actores y voluntades desde el diálogo y el trabajo colectivo para superar de manera conjunta esta tremenda deuda nacional.
Palabras claves: Servicios sanitarios básicos, Programa Agua Potable Rural, desigualdad territorial.
[1] Regulado por la ley N°20.998
Localidad de Piure. Fuente: elaboración propia
Hoy en Chile existen más de un millón de personas que viven sin servicios sanitarios básicos. Son cerca de 400.000 hogares que carecen de acceso a agua potable o a alcantarillado en sus hogares. Son familias cuyas necesidades más esenciales no están resueltas, y sobre las que rara vez leemos en la prensa o vemos en la televisión.
Esa fue la dura realidad que la Mesa N° 1 – de Agua Potable y Servicios Sanitarios – de Compromiso País se abocó a analizar. La instancia, liderada por el Ministerio de Obras Públicas y que está integrada por representantes de la Fundación para la Superación de la Pobreza, Fundación Huella Local, Quiñenco y la Pontificia Universidad Católica de Chile, realizó un crudo diagnóstico que permite tener mayor claridad del origen del problema y, por lo mismo, las potenciales soluciones que están disponibles.
Aunque parezca increíble, actualmente más de la mitad de la superficie que se encuentra dentro de los límites urbanos a nivel nacional no cuenta con una concesión sanitaria, dejando a más de 67 mil hogares urbanos con un acceso deficitario a los servicios sanitarios básicos. Evidentemente, la situación es aún más crítica en el sector rural, donde cerca de 311 mil hogares registran un acceso deficitario a los servicios sanitarios básicos.
Si bien la sequía y los efectos del cambio climático han profundizado esta problemática, la realidad es que el problema es de larga data y preexistente al contexto hídrico actual. Un ejemplo claro de ello es que la región con mayor déficit de acceso a agua potable y servicios sanitarios es La Araucanía, la cual no está priorizada dentro de los catastros de estrés hídricos a nivel nacional y, por otra parte, es una de las regiones más pobres de nuestro país. [1]Situación similar ocurre en las regiones de Biobío y Los Lagos, tal como se visualiza en el siguiente gráfico:
[1] Desde perspectivas de pobreza multidimensional y con brechas de acceso y calidad en otros derechos fundamentales como educación, salud entre otros.
Img 1. Distribución regional de personas sin acceso a agua potable. Fuente: Diagnóstico Mesa 1 Compromiso País: Personas que residen en una vivienda sin servicios sanitarios básicos, 2019
[1] Desde perspectivas de pobreza multidimensional y con brechas de acceso y calidad en otros derechos fundamentales como educación, salud entre otros.
Lo mismo ocurre con la situación de alcantarillado domiciliario:
Img 2. Distribución regional de personas sin acceso a sistema de eliminación de excretas. Fuente: Diagnóstico Mesa 1 Compromiso País: Personas que residen en una vivienda sin servicios sanitarios básicos, 2019
Esta radiografía, que se puede revisar en mayor detalle en el libro de diagnóstico elaborado por la Mesa, [1] nos lleva a la primera gran conclusión: la falta de acceso a agua potable o baño no está relacionada exclusivamente con la creciente escasez hídrica en el país, sino con problemas en la capacidad de gestión del agua y de los procesos administrativos asociados a las soluciones disponibles, como los sistemas de SSR – APR.[2]
El programa de SSR, si bien ha disminuido ampliamente la brecha existente desde antes de su creación, es insuficiente para atender la demanda y presenta problemas de gestión importantes. El primero de ellos, dice relación con los tiempos de tramitación. Según el diagnóstico levantado, el desarrollo de un APR/SSR MOP toma, en promedio, cinco años, correspondiendo más de la mitad de este período a trámites administrativos y el resto a la ejecución de las obras. Además de la burocracia asociada a su desarrollo, tampoco existe una unificación de los criterios de diseño respecto al programa, por lo que las distintas entidades involucradas (MOP – MIDESO – SALUD), operan con fundamentos autónomos, complejizando y ralentizando el trámite.
Adicionalmente, la Mesa N°1 de Compromiso País evidenció que existen importantes brechas de acceso a los recursos destinados a estos programas. Los costos asociados a las postulaciones, las capacidades técnicas requeridas para levantar la información de base o las características geográficas de las localidades dificultan que municipios rurales de menores recursos puedan postular a este programa, siendo que son justamente los más afectados por esta realidad.
[1] Disponible en http://www.compromisopais.cl/mesa1.html
[2] El programa de agua potable rural se ejecuta en Chile desde el año 1964, en dónde el Ministerio de Obras Públicas, ejecuta infraestructura que permite el acceso a agua potable para comunidades rurales concentradas y semi concentradas a lo largo del país.
A lo anterior se añade que existe un número importante de familias y localidades dispersas que ni siquiera pueden optar a un sistema de SSR. Éstas son localidades que abundan en el campo chileno, cuyas características demográficas y geográficas hacen que la implementación de estos sistemas no sea factible dado los criterios utilizados por los organismos gubernamentales para aprobar su ejecución. Al no existir otro programa similar, esas familias quedan fuera de las posibilidades de acceso a agua vía política pública, significando no solo una merma en su calidad de vida, sino también altos costos para los municipios rurales donde residen estas comunidades.
La normativa hídrica existente, no facilita el escenario. Existe escaso o nulo incentivo a la innovación o a probar otro tipo de sistemas y tecnologías, y la normativa es poco flexible en torno a la reutilización significativa de las aguas grises para consumo humano. Esto genera que los costos de implementación de infraestructura adecuada, no sean equiparables con los beneficios de reutilización asociados. Además, impide reutilizar el agua para consumo domiciliario. Esto es especialmente complejo dado el contexto de sequía actual, en dónde no abunda el recurso, y esta alternativa pudiese solucionar y/o aminorar a largo plazo el problema en comunidades que hoy no cuentan con fuente disponible.
Sin duda nos enfrentamos a un escenario de profundos desafíos. El acceso a agua potable y servicios sanitarios es un derecho humano básico según consignan los tratados internacionales firmados y ratificados por el gobierno de Chile, tales como el pacto internacional de derechos civiles y políticos y el pacto internacional de derechos sociales, económicos y culturales en sus artículos 11 y 12 (1966), además del art. 11 del protocolo San Salvador de la convención Americana de Derechos Humanos (1988), y resulta un criterio ineludible para el desarrollo de las naciones en condiciones de dignidad y justicia mínimas, por lo que, pese a los esfuerzos, Chile está claramente al debe. Si bien se han hecho avances significativos, como la conformación de una mesa nacional del agua, que está tratando de manera intersectorial y coordinada muchos de estos problemas presentados, y los proyectos impulsados por la mesa de N°1 que van en la línea de solucionar las problemáticas previamente enunciadas, queda un largo camino por recorrer para permitir que el agua y el saneamiento sean un bien incuestionable para todos los chilenos, especialmente para aquellos más vulnerables. Creemos de manera ferviente, que la única manera de poder hacer esto, es desde el diálogo y desde la articulación de todos los actores de la sociedad en soluciones innovadoras y colaborativas.
Entrevista a Darinka Czischke: La vivienda en propiedad individual, muchas veces está en tensión con la copropiedad colectiva que es uno de los modelos más predominantes en el cooperativismo en vivienda.
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La Dra. Darinka Czischke es profesora asociada en la Facultad de Arquitectura y el Entorno Construido de la Universidad Tecnológica de Delft. En 2014, la Dra. Czischke recibió la ‘Delft Technology Fellowship’ para desarrollar su investigación sobre Vivienda Colaborativa. Es la fundadora del grupo de investigación Co-Lab Research en la TU Delft y cofundadora del grupo de trabajo ‘Vivienda colaborativa’ en la Red europea para la investigación de la vivienda (ENHR). Previamente, se desempeñó como Directora de World Habitat (anteriormente Building and Social Housing Foundation, BSHF); Directora de Investigación del Observatorio Europeo de la Vivienda Social en CECODHAS Housing Europe; y como Investigadora Asociada en el LSE Cities programme de la London School of Economics and Political Science. Ha publicado extensamente sobre vivienda social, asequible y colaborativa en una perspectiva internacional comparada. Actualmente es líder de Project Together!, una iniciativa intersectorial centrada en movilizar el potencial de las formas de vivienda colaborativa en los Países Bajos.
La vivienda en propiedad individual, muchas veces está en tensión con la copropiedad colectiva que es uno de los modelos más predominantes en el cooperativismo en vivienda.
Las cooperativas no son la solución para la crisis de vivienda, porque más allá de las virtudes del cooperativismo, pensar en la crisis de la vivienda es pensar en una crisis estructural. Es pensar que hay decisiones que son de carácter político, en relación con el mercado.
1.- De acuerdo a su formación en Arquitectura y en Sociología ¿Cómo surge el interés por investigar en torno al fenómeno de las viviendas y en particular de las cooperativas en la ciudad?
Partí estudiando Arquitectura en la Universidad Católica en Santiago a comienzos de los años 90. En ese entonces, la enseñanza de la Arquitectura era muy convencional y se quedaba corta en términos de entender la ciudad como un fenómeno complejo que tiene dimensiones sociales, culturales, etc. Para mí la Arquitectura se trataba de entender la relación recíproca entre la sociedad, los seres humanos como grupo, los procesos sociales, institucionales y la forma construida. Cuando estudié Arquitectura, los cursos que más me fascinaron fueron los cursos y talleres de vivienda y de Sociología Urbana. Estos cursos me indicaron que mi camino en realidad no era por el diseño propiamente tal, sino que por un estudio más sociológico de la ciudad. Esto me hizo decidir por estudiar esa carrera, y flash forward, después estudié Planificación Urbana y su respectivo Magíster en Londres en búsqueda de estas conexiones.
Todo esto es fruto también de decisiones profesionales, movilidad, etcétera. Trabajé en Bruselas como Directora del Observatorio de la Vivienda Social, Cooperativa y Pública en Europa, lo que me llevó a conocer en profundidad la forma en que se provee de vivienda asequible en distintos contextos geográficos, económicos y políticos. Siempre a lo largo de la Unión Europea, me decidí a hacer un Doctorado para entender los procesos de toma de decisiones de las empresas sociales que proveen vivienda social. Así, al final de mi aventura me surgió la inquietud de entender la crisis de vivienda como un problema que ya era de carácter crónico en sociedades avanzadas. Entonces me dije a mi misma, bueno, tal vez esto no es una crisis, sino que es un problema estructural en donde emergen colectividades, grupos y asociaciones para poder resolver este tema.
Esa pregunta también se gatilló con la visita de Raquel Rolnik a Inglaterra en esa época, justo cuando yo estaba trabajando como directora de una ONG internacional. Ahí tuve la oportunidad de participar en una reunión con ella y otros actores del mundo de la vivienda en Inglaterra. Entonces, ella pregunto a los participantes, qué sucedía con las colectividades, ante el desastre de las políticas de vivienda en este país. Porque en Europa muchas veces hay una cultura que curiosamente es muy asistencialista, pero desde abajo, o sea, se espera que el Estado resuelva muchos problemas. Y para una que creció en Chile, es lo contrario, pues somos sociedades que no esperamos mucho del Estado y hacemos las cosas por nosotros mismos, ya sea a través del mercado o de la economía social. Esas preguntas me gatillaron las ganas de entender ¿qué estaba haciendo la gente? Partí por Europa porque era el lugar donde llevo 20 años como profesional, y personalmente mi vida está acá. Y me di cuenta de que había un resurgimiento de grupos organizados que empezaron a buscar modelos asociativos y cooperativos para proveerse de vivienda. Con eso inicié una nueva línea de investigación sobre la organización colectiva en vivienda, asociada con otros académicos de Europa que también estaban viendo este tema. Organizamos el primer grupo de trabajo de la Red Europea de Vivienda Social[1](European Network for Housing Research, ENHR) focalizado en lo que llamamos la “vivienda colaborativa”. Esto ha servido como un “término paraguas” que engloba toda esta variedad de modelos de personas que tienen una visión común sobre cómo quieren vivir, lo que incluye compartir tareas, responsabilidades y espacios, es decir en donde se congrega una dimensión social, organizacional, y espacial/arquitectónica. Eso es lo que me ha tenido ocupada durante los últimos 7 años.
2.- ¿Cuáles serían los abordajes teórico-metodológicos que Ud. considera pertinentes y relevantes para pensar a las cooperativas de vivienda en la ciudad?
Ha habido mucha investigación con metodologías cualitativa-etnográfica, visual y espacial en relación a casos de estudio. Pero lo que nos hace falta ahora es un mapeo cuantitativo, porque existen supuestos en torno al crecimiento de este tipo de movimientos cooperativistas, pero no tenemos cifras concretas, o sea, no tenemos información, datos confiables y comparables nacionalmente e internacionalmente. Entonces en este vacío, el conocimiento que hemos tratado de llenar gradualmente con mi grupo de investigación en la Facultad de Arquitectura y del Ambiente Construido de la Delft University of Technology, tiene que ver con hacer un esfuerzo de clasificación de distintos modelos, porque si queremos contar cuántos proyectos de vivienda hay de cada tipo, primero tenemos que hacer un esfuerzo teórico por conceptualizar categorías abstractas que sean medibles, como, por ejemplo, una cooperativa. Entonces empezamos a revisar la literatura de los respectivos conceptos, y donde está la información cuantitativa, y qué tan confiables son esos datos. El resultado de este esfuerzo está reflejado en una plataforma digital que es accesible públicamente[2], y que es como una especie de wiki, donde llamamos constantemente a la gente que tiene información para que la comparta y nosotros poder verificarla en función de las conceptualizaciones con que trabajamos. Testeamos que realmente cumplan con los indicadores que nos llevan a clasificar estas formas. Entonces, en relación a tu pregunta de ¿cuáles son las metodologías? Estas han sido principalmente cualitativas, como decía la etnografía, la etnografía visual también fotos y diagramas, pero las nuevas metodologías son de carácter cuantitativo: esa es la frontera que estamos experimentando.
3.- ¿Cómo se podría definir el aporte de las cooperativas de vivienda al modelo de gestión de política habitacional? ¿Podría contarnos de su experiencia en el país que trabaja y en términos comparados con otras realidades que conozca?
Lo que yo he aprendido en los últimos años sobre cooperativas, es que es una categoría muy amplia donde caben muchos subtipos y variantes que tienen que ver con que minuto de la historia surgieron o se desarrollaron, y también con los distintos modelos culturales y geográficos. Las cooperativas escandinavas son distintas a las suizas, o las distintas cooperativas en Italia o Portugal también tienen su sello. Pero lo que tienen en común, diría yo, es que para para llamarse cooperativas tienen que cumplir con los principios básicos que se han establecido en el cooperativismo internacional, y que no solamente se limitan a la vivienda, sino que se expresan también en el contexto agrícola, de energía, de lo que tú quieras. Hay una serie de principios, uno de ellos por ejemplo es la “solidaridad”, la “ayuda mutua”. Hay otro principio que es el «proselitismo” desde donde se generan nuevas cooperativas, y de ese modo ampliar el movimiento.
Un punto interesante es que en vivienda el tema del modelo de tenencia es muy diferente a una inmobiliaria, y se diferencia de esta idea de que una vivienda pueda ser un bien de uso y un bien de cambio al mismo tiempo. A este modelo de capital y propiedad de la vivienda se le ha dado mucho énfasis, intentado situarlo como un mecanismo de movilidad social, como un mecanismo que eventualmente va a ayudar a las personas a tener acceso a bienestar, cuando no hay un Estado de bienestar que provee salud, pensiones o educación. En ese contexto, la vivienda en propiedad individual, muchas veces está en tensión con la copropiedad colectiva que es uno de los modelos más predominantes en el cooperativismo en vivienda. Ahí tienes a lo largo de la historia y en distintos países, distintas configuraciones de cómo los gobiernos locales, principalmente los municipales, han tenido un rol cooperativo respecto a la vivienda. El caso de la ciudad de Zúrich, en Suiza, por ejemplo, se cita mucho porque ahí el movimiento de cooperativas de vivienda surgió hace más de 100 años. Ahí hubo una intención deliberada del municipio de apoyar a las cooperativas, porque se las vio como partners asociados en generar vivienda asequible a largo plazo y de buena calidad para gran parte de los habitantes de la ciudad.
El caso de Dinamarca, por ejemplo, es distinto, porque dependiendo de la política del gobierno nacional, las cooperativas han tenido que adaptarse en términos de su modelo de tenencia a gobiernos que a veces han sido más de izquierda, en el sentido de que le dan un rol más importante a la intervención del Estado en la provisión de vivienda y, en ese sentido favorecen la vivienda pública social de alquiler. En cambio, los gobiernos de derecha o neoliberales están de acuerdo con que las cooperativas existan, siempre y cuando estas adopten modelos de propiedad individual, es decir, que se mantiene la asociación cooperativa pero la propiedad de una vivienda es del individuo, y eso genera distorsiones. ¿Por qué? Porque la vivienda que era cooperativa, ha pasado a transarse en el mercado con una inflación de precios que no se conlleva con del sentido original del cooperativismo, que es mantener la vivienda asequible a sus miembros, y el libre mercado la vuelve inasequible. Lo que es interesante de ver y que lo hemos estudiado nosotros como la Red Europea de Investigación en Vivienda (ENHR), es que las cooperativas con su grado de flexibilidad también suscitan el riesgo de perder su valor original, es por eso que hay que estar siempre atentos, para poder mantener estos valores fundacionales.
4.- Desde lo que ha observado: ¿Cómo se podrían describir los procesos de transformación socio-espaciales en comunidades, a partir de experiencias cooperativas en vivienda?
Lo que se ha observado es que hay efectos positivos. En lugares como Austria o Suiza, por ejemplo, se observa que el hecho de que haya ciudadanos comprometidos con el lugar donde van a vivir, es visto favorablemente por los municipios, porque hay gente que participa activamente en todo el proceso de diseño, concepción, construcción y gestión de la vivienda. Estos son conjuntos de vivienda con bastantes hogares, son proyectos de tamaño importante que tienen un impacto positivo en el barrio, dado que se pone especial interés en la arquitectura de la cooperativa, en estándares ambientales muy altos, incluso más altos que la vivienda regulada o de propiedad individual. Porque es parte del ethos que haya cuidado del medio ambiente, cuidado de sí mismo, bienestar, etc. Esto implica que tiene un efecto positivo y de influencia en la política local, en donde el Municipio pueda estar planificando en términos de la disponibilidad de autos eléctricos, en torno al privilegio de la bicicleta por sobre el auto, etc. En efecto, hay un hay un impacto de los valores que traen los cooperativistas en el medio ambiente. Al mismo tiempo, esto se ve en proyectos emblemáticos como Kalkbreite o Mehr als Wonen (Zúrich), o en Sargfabriek (Viena), donde se ve que hay una preocupación por conectarse con el barrio y su economía social en vez de atraer a grandes cadenas comerciales. También hay experiencias en donde se desarrollan teatros comunitarios, por ejemplo, que acogen actividades con la comunidad. A veces, sin embargo, estas actividades terminan desarrollando procesos de gentrificación, sin proponérselo. Eso es una crítica que ha surgido en algunos contextos, por lo menos en Europa, donde la gente que está en condiciones de armar una cooperativa, tiene un capital cultural y social bastante elevado con cierto estilo de vida que conllevan ciertos tipos de actividades económicas que se instalan ahí, como restaurantes, boutiques, etc. Cooperativas de ese estilo pueden resultar en el desplazamiento de hogares de menores recursos por la subida de los arriendos creada por esta nueva oferta comercial. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto ocurre en ciudades con estándares de vida muy elevado, en donde es muy influyente la composición sociodemográfica del barrio y de la cooperativa.
5.- ¿Son las cooperativas de vivienda agencias exclusivas de territorios acotados o bien se pueden desarrollar de forma interconectada a nivel barrial, comunal o intercomunal?
Muchas veces las cooperativas se agregan en meta cooperativas o en asociaciones ‘paragua’ de cooperativas, que se ocupan para diseñar un nuevo proyecto, construir o gestionar vivienda. El foro de estos proyectos está compuesto por miembros de cada una de las cooperativas individuales, entonces tienes cooperativas a distintas escalas como resultado de esta asociación. En Escandinavia tú tienes conjuntos de varios edificios que forman una cooperativa, pero cada edificio tiene su propia administración. En Suiza, por ejemplo, el proyecto Mehr als Wohnen (Zúrich) es un conjunto de cooperativas que consiste en varios edificios con su administración propia, con un consejo para esto, y donde además son parte de un proyecto urbano de regeneración, que fue diseñado no solo con arquitectos, sino también con los habitantes de cada edificio y de acuerdo a la visión de lo que ellos querían en tanto “plan maestro” de su barrio. Querían una plaza al centro, con cierto tipo de servicios en la planta baja, educación, menos estacionamientos a los que la municipalidad estipula, considerando la preferencia de los habitantes por la electromovilidad o más espacio para las bicicletas. Entonces estas son decisiones sobre el ambiente y de cómo construir a una escala un poco mayor, cambia la forma en que tú ves la ciudad, y de cómo se planifica la ciudad desde sus diferentes escalas. Imagínate que tuviéramos toda una ciudad de cooperativas así, sería un mundo utópico en donde podríamos pensar de manera mucho más sostenible y eficiente la ciudad.
6.- Por último, y desde su experiencia, ¿Cómo podríamos proyectar las prácticas de cooperativismo en vivienda ante el déficit habitacional de sociedades como la chilena? ¿Cómo podríamos integrar la variable de género e intercultural en esta discusión?
En cualquier sociedad que esté enfrentando una crisis de vivienda, como puede ser el caso de Chile o de varios países europeos, una política de vivienda tiene que ser diversificada y comprensiva. Sin embargo, nunca diría que las cooperativas son la solución para la crisis de vivienda, porque más allá de las virtudes del cooperativismo, pensar en la crisis de la vivienda es pensar en una crisis estructural. Es pensar que hay decisiones que son de carácter político, en relación con el mercado. Ahora, no se trata de que el Estado construya y entregue vivienda, sino de que ofrezca un marco que permita más opciones en términos de tenencia de propiedad, y que facilite una oferta que entregue a los distintos tipos de usuarios una solución adecuada a sus necesidades. Debería haber un sistema equilibrado y suficiente de vivienda para la gente que requiere una propiedad individual. Yo no tengo nada en contra de eso, si una familia quiere vivir en su propia casa y puede comprarla a un precio al alcance de sus ingresos, debería tener la opción de hacerlo. Ahora, esto no es una solución para todos, y ese es el problema, pues hay gente que preferiría la opción de vivir en una cooperativa. Por ejemplo, los adultos mayores, gente que es viuda y que está sola, podrían ser miembros de una cooperativa, como acá en Europa, donde hay un boom con los modelos cooperativos y el ‘cohousing’ para seniors. Gente que llega a una etapa en su vida, en que dice yo no quiero vivir sola y quieren tener más más actividades sociales que por motivos de movilidad no realizan. Son cooperativas que privilegian el encuentro de proximidad y donde se propician distintas actividades en espacios comunes. Ese modelo, como te digo, está siendo muy exitoso aquí en Europa, porque es una sociedad que envejece rápidamente, y Chile va para allá también, a excepción de los inmigrantes. Y ahí entra otra variable, otro modelo de vivienda colaborativa que se está explorando aquí, que es el modelo Startblok, que propone juntar en un mismo conjunto de vivienda a gente con relativamente mayores recursos y gente con menores recursos, haciendo que compartan espacios y actividades de manera que se ayuden mutuamente. Esto se ha hecho con inmigrantes, se ha hecho con jóvenes, con gente que está experimentando problemas económicos, divorcios, problemas en su vida personal, o gente que se queda sin hogar por distintos motivos. La experiencia en modelos colaborativos como estos ha demostrado que las personas pueden sobrellevar sus problemas psicosociales conviviendo con otras personas en un contexto común de vivienda.
Entonces, yo veo los sistemas de vivienda como una configuración en donde tú tienes distintos modelos de vivienda, para distintas situaciones socioeconómicas en diferentes momentos de la vida. Al mismo tiempo tiene que haber suficiente vivienda en alquiler de buena calidad y con seguridad de tenencia, para la gente que está en transición. Esto para darles seguridad y un lugar donde puedan rearmar su vida si quieren, o mientras están buscando trabajo, en el caso de los jóvenes. La respuesta corta es que debe haber una buena política de vivienda que contenga todas estas opciones, que esté en sintonía con la demanda de la población y que evite este sesgo exclusivo en la casa propia. Porque esto es una utopía que ni siquiera es algo que todo el mundo desea ni necesita, es una ideología y ha probado no dar resultado, ya que en ningún país en que se ha insistido en esa política tenemos un mercado de vivienda equilibrado. No tenemos que perder de vista la función principal de la vivienda, la de dar un hogar a cada persona. Porque el problema comienza cuando esto desboca en una inversión que se convierte en exclusión para gente que está con necesidad de vivienda.
[1] https://enhr.net/collaborative-housing-2/
[2] https://mapping.co-lab-research.net/
Entrevista a Danitza Vymazal: “Con la pandemia también hubo un cambio, porque también ahí se incrementa el miedo en las viviendas, la percepción de inseguridad es mucho más alta, y esto afecta a la infancia. En Chile siempre ha habido más percepción de seguridad, que de la infancia”
VerEntrevista a Danitza Vymazal: “Con la pandemia también hubo un cambio, porque también ahí se incrementa el miedo en las viviendas, la percepción de inseguridad es mucho más alta, y esto afecta a la infancia. En Chile siempre ha habido más percepción de seguridad, que de la infancia”
Arquitecta urbanista, de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, doble título en Politécnico de Torino, Italia, máster en desarrollo urbano y territorial de la Politécnica de Cataluña, España, diplomada en políticas públicas de la UC. Se ha desempeñado en el ámbito de las políticas públicas en desarrollo urbano y vivienda social desde el sector público y la consultoría. Se reconoce una amplia experiencia en procesos de participación con enfoque pobreza urbana e infancia.
“En relación a campamentos que es donde tengo experiencia, uno de los problemas que yo veo es que se mira como un problema de déficit habitacional y no se mira como un problema urbano”
“Con la pandemia también hubo un cambio, porque también ahí se incrementa el miedo en las viviendas, la percepción de inseguridad es mucho más alta, y esto afecta a la infancia. En Chile siempre ha habido más percepción de seguridad, que de la infancia”
1.- De acuerdo a su formación inicial como arquitecta, su experiencia profesional y también social: ¿Cómo podría definir el interés por abordar temáticas relacionadas con las diversas formas y posibilidades de pensar el fenómeno de la vivienda en la ciudad?
El interés es muy personal y viene desde el querer hacer algo con un mayor impacto que trabajar desde la arquitectura, que es desde donde partí. Vengo de una formación más enfocada en lo social, ya que empecé trabajando en el TECHO para Chile, lo que impactó importantemente mi desarrollo profesional hacia adelante, ya que no había tenido nunca antes experiencia en voluntariado, ni trabajo en campamentos. Esa fue mi primera aproximación en el interés de entender la política pública relacionada a vivienda social. Estudié en Valparaíso toda la vida y me fui a Italia un tiempo donde empecé a trabajar más en la línea del Urbanismo. De ahí ya me fui a Santiago, primero en una oficina de arquitectura, donde me di cuenta de que no quería seguir la línea de la arquitectura y me fui después al TECHO porque ya había conocido en Italia algunos que trabajaban ahí, desde una perspectiva más en la línea de vivienda definitiva y no asociada a la media agua. Eso fue el primer interés en involucrarme al tema de la vivienda. Es impresionante como a lo largo de la vida profesional uno se encuentra con mucha gente que partió desde el TECHO y luego se ha ubicado desde distintos ámbitos, tanto de la inclusión social, en educación, o en fundaciones de desarrollo económico.
2.- Desde su perspectiva y experiencias de trabajo: ¿Cuáles son los principales desafíos y también tensiones existentes a la hora de pensar y diseñar conjuntos urbano-residenciales, viviendas sociales y/o campamentos? ¿Cuál ha sido el caso de estudio o de trabajo que más le ha llamado la atención?
Una de las principales tensiones que tiene Chile para para poder solucionar su déficit habitacional expresado en campamentos, es que no existe el proyecto urbano como tal, es decir, no existe la capacidad desde el Estado para desarrollar grandes proyectos urbanos. Existen proyectos de gran escala de tamaño que piensan en la vialidad estructurante de la vivienda, y otros que realmente son de un gran esfuerzo para el Estado para poder hacerlo. Con todo, no existe la institucionalidad real e instalada para hacer proyectos urbanos como corresponde, en donde se puedan gestionar todas las aristas de un proyecto. Los proyectos grandes que una ve son esfuerzos titánicos que un equipo hace por querer aglutinar proyectos. Es que es tan atomizado a la hora de gestionarse, que cada uno tiene su línea de financiamiento y sus decretos. Eso hace que los vaivenes políticos, los cambios, lineamientos y los cambios de equipo no logren llegar a los resultados que hoy día Chile podría tener. Porque este país en política habitacional está muy por encima de otros países de Latinoamérica, pero no así en las herramientas de gestión urbana. El Estado está muy atado de manos para poder hacer proyectos de alto impacto.
En relación a campamentos que es donde tengo experiencia, uno de los problemas que yo veo es que se mira como un problema de déficit habitacional y no se mira como un problema urbano. El campamento en sí mismo no es solamente gente que no tiene vivienda, sino que hay varios factores que hacen que se genere este campamento, tanto desde la gestión de suelo, de la planificación urbana de esas ciudades, exclusión social propiamente tal, y otros factores que se van dando en distintas zonas. Los campamentos son muy distintos también, pero como hay una problemática de precariedad que le pusieron un nombre, se hace muy difícil gestionarla, es decir, hay campamentos muy distintos en Arica que en Punta Arenas, Araucanía donde problemáticas de temas indígenas que están bajo este paraguas del campamento que no se solucionan con las herramientas que hoy tiene el Ministerio de Vivienda.
Respecto de los casos emblemáticos que a mí me gustan y que me enseñaron mucho, están las dos grandes reconstrucciones de terremoto del último tiempo. También trabajé en Valparaíso en el incendio del 2014, en donde pude ver todo lo que falta y que se mantiene al día de hoy para poder hacer proyectos de gran envergadura en Valparaíso. Para hacer un gran proyecto urbano ahí, faltaban herramienta y se vio de manera disociada lo que es vivienda, lo que es escala, barrio y lo que eran los grandes proyectos urbanos que no se pudieron ejecutar; porque finalmente si no se ve como un todo y solo se observa desde las partes, no se da rentabilidad social a un proyecto. Es como el gran impacto que se podía tener y cambiar también ciertas realidades que se dan en Valparaíso, pero que son muy difíciles de realizar por esta forma fragmentada de gestionar proyectos. Esto una lo relaciona con otros casos de estudio, como el de Barcelona en España, donde hay un caso muy conocido allá, que es el barrio de la Mina, donde se entiende por qué no funcionan acá la cosa. Este era un barrio que tenía altos grados de exclusión social, problemas de drogadicción, de desempleo y todos los indicadores que se pueden medir. Había sido además resultado de la operación de asentamientos precarios, que en los años 70 en Barcelona se intentó reorganizar. Trátese de un conjunto habitacional de alrededor de 1000 viviendas, que, bajo un concepto de ciudad, se intentó incorporar en la trama urbana. Entonces se hizo vivienda, pero vivienda de integración social y también se hizo espacio público. Se hicieron programas sociales para poder bajar los índices de drogadicción, de delincuencia, deserción escolar, etc. Un proyecto que ataca todas las aristas que se pueden ver en un conjunto habitacional con esos grados de exclusión, lo que nos habla de que esa es la única forma de generar impacto, y en eso no caer en la misma dinámica de solo generar vivienda.
De ahí que el trabajo intersectorial es muy importante en estas intervenciones, porque en general una ve que hay mucha “masa crítica” en Chile, hay ciudadanía experta, muchos congresos, hay equipos públicos también donde hay gente super preparada y con mucha experiencia en la academia también. Sin embargo, diría que esos mundos funcionan bien en sí mismos, porque de repente se hacen llamados a hacer mesas intersectoriales, pero no llegan a concretarse realmente proyectos que impacten la política pública, que es donde tiene que influir para que se generen los cambios. Lo que he visto, es que todo radica en espacios personales, en donde existe un gran líder o una lideresa que impulsa estas instancias, pero eso no logra permear a la operación misma de los distintos programas, Ministerio o servicios que operan dentro del territorio mismo.
3- ¿Cómo observa el visible incremento de campamentos irregulares y de personas en “situación de calle” en ciudades de Chile? Si es que es posible: ¿Como sería un abordaje idóneo para intentar ayudar a solucionar esto?
El aumento en Santiago es impactante porque ahí no existían macro campamentos desde el año 2008. Uno de los últimos era el campamento Olga Leiva (Peñalolén), donde había 400 familias y eso ya se había reducido notablemente. Eran campamentos mucho más pequeños, pero hoy en día hay campamentos de más de 1000 familias. En toda el área metropolitana del Gran Valparaíso y Viña del Mar también al inicio del estallido social, ya había un aumento de alrededor de un 30%, y es absolutamente notorio el aumento de familias en situación de asentamiento precario en la zona de Villa alemana, por ejemplo. Es muy complejo, porque como te decía, está por un lado el tema del déficit habitacional que se está tratando de paliar, pensando en que unos de los grandes problemas es la disponibilidad de suelo para construir vivienda social. Para eso se requiere poder tener suelo a un precio asequible para que ese segmento social pueda pagar. Pero también se están viendo temas de campamento, proyectos de muy largo aliento, que no son proyectos de vivienda social propiamente tal, dado que estos grandes campamentos tienen muchas aristas. En el norte están marcados por problemas de migración importante y otros que tienen problemas de seguridad, de nivelación de estudios, etc. En general, en la zona centro se está tratando de ver intervenciones multisectoriales, con tecnologías de construcción más acelerada, de modo de poder acceder a esa vivienda en menos tiempo. Una familia de campamento en promedio, se demora alrededor de 7 años en salir de ahí, pero yo conozco campamentos que llevan más de 15 años en ese proceso sin una salida. Entonces se están viendo distintas líneas y con distintos actores trabajando con el Ministerio de Vivienda.
Pero aún no está la solución y no va a ser una única solución. Yo creo que una las soluciones para el problema de ciudad en general, es poder mirar a estos proyectos urbanos más integrados y poder ir mejorando la calidad de ciudad con vivienda social, de manera de asegurar una integración socio-urbana de las familias de campamento y poder también gobernar los territorios; porque también pasa que como las familias van mucho más rápido que la política Urbana, muchas veces se responde con urbanización. Aquí en Viña, está el campamento Manuel Bustos, que es un caso grande y que lleva muchos años. Yo fui encargada del campamento cuando se firmó el Convenio para que se urbanizara, pero hasta el día de hoy no se han generado las primeras licitaciones de urbanización. Ahí tú ves que tampoco es que se genere mejor ciudad, ni se están eliminando los factores de exclusión social de esas familias, ya que todo ese sector de Viña es muy precario. Desde el programa campamento (Minvu), se han regularizado ciudades, pero con viviendas que no cumplen con los estándares actuales, donde las calles tampoco cumplen con estándares mínimos de seguridad, sin equipamiento ad hoc a las demandas habitacionales que tienen las familias en esos sectores. Entonces, quizás se soluciona la informalidad, pero sigue siendo un sector de la ciudad muy precario. Y si sigue este aumento exponencial sin una política socio urbana, el déficit se va a entender y vamos a seguir generando ciudades de menor calidad.
4.- En particular, cómo nace el interés por abordar el asunto de la infancia en la ciudad ¿Cuáles son las principales líneas de abordaje teórico/metodológico para abordar territorios con tal énfasis? ¿Cómo trabajar o pensar en torno a la experiencia corporal de los niñoss y las estructuras sociales que también ordenan el territorio?
El interés tiene que ver con mi experiencia personal, ya que después de estar en la reconstrucción, me fui a estudiar a España. Yo había tenido un hijo en Chile, tuve otra hija en España, y el ver como una ciudad que no es el ejemplo urbano en temas de infancia, pero sí incorpora mucho más que Chile, fue notorio en mi experiencia de ser Mamá de niños chicos en Chile versus haberlo tenido en España, en Barcelona en particular. Esto me generó un shock y me llevó a pensar que había que hacer algo que apunte a la igualdad de género, y facilitarle la vida a los cuidadores y a los niños pequeños, para hacer una ciudad más agradable de vivir.
Los niños son mucho más autónomos, más felices simplemente porque tú sales de tu casa y siempre hay algo, hay una red plazas, calles que son mucho más amables, gente que tiene un enfoque hacia la infancia distinto, que se preocupan de ellos, que los miran, que les conversan, pero no como un como un niño chiquito, sino como un igual. De ahí que me preguntaba: ¿Hay otra visión de la infancia en la ciudad? Entonces dije, obvio, aquí hay que hacer algo, porque una ciudad amable con la infancia es una ciudad mucho más agradable para todos.
Y ese fue el interés de cuando volví, ya que precisamente estoy en este mundo de cuidadores y niños pequeños y da pena volver a Chile y ver que el niño se encapsula. Esto se observa en Viña, por ejemplo, donde el transporte público no es para coches, tampoco es para que un Papá o Mamá que vaya parado con un fular. Son ciudades peligrosas en el sentido de que la gente no está mirando la información, no hay calles que son de velocidad reducida, espacios y plazas de movimiento más libre, o en donde estén contenidos todo ese tipo factores relacionados con los cuidados.
Con la pandemia también hubo un cambio, porque también ahí se incrementa el miedo en las viviendas, la percepción de inseguridad es mucho más alta, y esto afecta a la infancia. En Chile siempre ha habido más percepción de seguridad, que de la infancia. En conversaciones que una tiene, es impresionante que adolescentes de octavo básico o primero medio incluso, se vayan en un bus escolar, en vez de transporte público a los colegios. Nadie está mirando la infancia, nadie se preocupa por eso, y ese fue uno de los principales llamados que estamos haciendo fundaciones como “Escala Común”. Si bien en Chile la niñez es súper atractiva para trabajarla, e incluso hay poca gente que se niega a trabajar en esto, es distinto saber trabajar con niños, porque hay muchas metodologías y actividades que se pueden hacer con ellos, pero muchas veces esas actividades no son vinculantes. Pinta el barrio, tus sueños o cosas similares, pero a veces eso es muy difícil de vincularlo a un proyecto urbano. En ese contexto, pensamos en como generar metodologías que inviten a una participación vinculante, es decir, que efectivamente los resultados de esa experiencia con niños sean llamativa también para el que diseña la ciudad. Y en eso hemos estado trabajando de a poco, sabiendo que todos estos procesos son largos.
5.- Por último, si pudieras hacer una síntesis de la conversación que tuvimos e intentar proyectarla hacia un futuro deseable en torno a las diferentes variables de interés en torno a la vivienda.
Yo creo que en temas de vivienda Chile tiene buenos estándares, pero falta vincular la vivienda a un proyecto de ciudad y poder tener herramientas de gestión de proyectos urbanos que busquen mejor calidad de ciudad con mayor integración social y con mejores oportunidades para que familias puedan acceder a vivienda. Hay proyectos urbanos que he observado, donde hay un montón de estudios que se hacen, y que tienen esta lógica de no poder enganchar con el modelo de gestión que se necesita. También se está mirando todo el déficit habitacional, pero yo creo que hay que hacer ese ese vínculo de pensar el problema de campamentos, por ejemplo, como un problema de ciudad y vincularlo a grandes proyectos urbanos. Yo creo que ese sería el futuro ideal para Chile para poder de verdad mejorar los distintos indicadores de exclusión que viven las familias de campamento y no solamente a paliar el déficit.
Una ley y un anuncio presidencial en pro de la casa propia: ¿Se hará realidad?
VerUna ley y un anuncio presidencial en pro de la casa propia: ¿Se hará realidad?
Por Carmen Catán, Arquitecta, MRICS, Magister en Desarrollo Urbano UC. Gerente Real Estate, BDO
Resumen:
Uno de los hitos importantes del discurso del presidente Boric en su cuenta anual fue abordar el déficit “de 650 mil viviendas en Chile”, dato que se liga a la ley 21.540 recientemente aprobada en el Senado, sobre integración social en la planificación urbana, gestión de suelo y plan de emergencia habitacional. ¿Este anuncio y ley harán realidad o sólo se unirá a la larga lista de anhelos de muchos chilenos? La columna reconoce el avanze y la señal que constituye la nueva ley de integración urbana, sin embargo, propone medidas para que esta pueda ser efectiva y tener efectos.
Palabras clave: Vivienda, integración urbana, déficit habitacional

Durante las últimas décadas la política urbana chilena ha puesto énfasis en el déficit habitacional Gracias a esto contamos con los subsidios, el ahorro familiar y acceso al crédito. Pero en forma paralela las ciudades han crecido bajo condiciones desiguales que no satisfacen a los habitantes más vulnerables sus necesidades básicas de acceso a servicios públicos, seguridad, conectividad y equipamiento. En 2014, la nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU), constató la segregación, diagnosticando que “en la mayoría de las grandes ciudades chilenas está presente la desigualdad urbana y la segregación socioespacial” (Minvu, 2014, p. 23).
Según datos de la Casen (2020) el déficit habitacional es de 512 mil unidades, pero una actualización en el estudio “Déficit habitacional: ¿cuántas familias necesitan una vivienda y en qué territorios?” del Centro de Políticas Públicas UC junto a Techo-Chile, concluye que éste es de 641.621 viviendas; ósea más del 10% de chilenos no tiene acceso a una vivienda. Las regiones que concentran esta carencia son la Metropolitana, Valparaíso, Biobío, Antofagasta, Tarapacá y el Maule. El acceso al crédito y los valores de arriendo se han vuelto cada vez más inaccesibles para la población vulnerable.
Por otra parte, para los inmobiliarios la construcción de este tipo de viviendas se encarece frente al alza de los materiales y mano de obra de los últimos años por lo que hay menos oferta disponible y si a esto le sumamos el proceso de desaceleración económico en que nos encontramos y el aumento de la inflación la búsqueda de la casa propia se hace cada vez más inalcanzable.
La semana pasada fue publicada en el diario oficial. la Ley N° 21.450, sobre integración social en la planificación urbana, gestión de suelo y plan de emergencia habitacional que entrega una serie de herramientas al Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), para fomentar la organización y desarrollo de comités habitacionales y los sistemas de autoconstrucción; implementar políticas y programas habitacionales orientadas a enfrentar el déficit en vivienda y desarrollo urbano de las familias más vulnerables e implementar políticas de suelo que tengan por objeto reducir y contener este déficit .
En lo central la ley se traduce en lo siguiente:
- Perfeccionar las atribuciones y responsabilidades del Ministerio de Vivienda y Urbanismo en el ámbito de la integración social y urbana.
- Establecer obligaciones de los instrumentos de planificación comunal e intercomunal de considerar criterios de integración social y urbana.
- Establecer los Planes de Regeneración Urbana como una herramienta de gestión para intervenir en sectores deteriorados.
- Ampliar los criterios para la aplicación de los incentivos urbanísticos.
- Disponer de atribuciones para la gestión de suelo y la conformación de un Banco de Suelos estableciendo, además, criterios de disponibilidad presupuestaria.
- Proporcionar mecanismos excepcionales para habilitar terrenos para el desarrollo de proyectos de vivienda con financiamiento público.
- Establecer un plan de emergencia habitacional para abordar la situación de alto déficit y urgencias habitacionales.
Es importante señalar que esta ley es un gran avance por la urgencia actual y además históricamente en el contexto de las políticas públicas ya que se consideran variables como la inequidad urbana y no tan solo la producción de viviendas para solucionar un problema que se arrastra hace décadas. Podemos visualizar una política enfocada no sólo en la cantidad de viviendas, sino también en la calidad e integración de su entorno, en cuanto a accesibilidad de equipamiento.
Sin embargo, se debe considerar que la ley debe ir línea con el plan de emergencia habitacional, que tiene que ser capaz de impulsar inversión pública y privada para que la ciudad se desarrolle de manera orgánica, como hemos visto la producción habitacional masiva, si bien resuelve el déficit habitacional, no resuelve el déficit urbano. Debemos recordar que los problemas de infraestructura, equipamiento, áreas verdes y accesibilidad afectan directamente a la calidad de vida de sus habitantes.
Las soluciones deben ser diversas, desarrollando subsidios de arriendo para clases medias y medias bajas efectivos, nuevos modelos de financiamiento, gestión y participación que logren adaptarse a la realidad dinámica, tanto en los ámbitos urbanos y económicos.
Otro punto relevante es que esta ley se aplique de manera descentralizada, aunque la Región Metropolitana lidere el déficit, existen otras regiones con estas mismas dolencias.
Finalmente, la coordinación de los principales actores es clave en la correcta implementación de la ley, ya que, si bien el MINVU podrá agilizar procesos de postulación, adjudicación y construcción de vivienda, es esencial que la ley se aplique teniendo claridad como participarán desarrolladores inmobiliarios, familias vulnerables y autoridades locales. Es relevante considerar cuáles serán los roles que tomen estos actores en el diseño e implementación para los proyectos urbanos y habitacionales.
La aprobación de esta ley es de suma importancia para el país tanto en lo inmaterial como lo palpable. Desde lo intangible representa un símbolo de cambio en el entendimiento de ciudad y soluciones habitacionales, además de ser formulado durante el gobierno anterior y aprobado por el congreso actual. En lo tangible, tiene efectos directos en la calidad de las políticas habitacionales y el futuro de las ciudades chilenas.
Miopía, Tercer Sector y crisis habitacional. Una reflexión frente a la nueva Ley de Integración Social y Urbana.
VerMiopía, Tercer Sector y crisis habitacional. Una reflexión frente a la nueva Ley de Integración Social y Urbana.
Giovanni Patrocinio Guida Piqueras. Arquitecto y Sociólogo; Magíster en Sociología, Transformación social e Innovación. Doctorando, investigando sobre Sistemas de Gobernanza y Políticas de Vivienda, entre la Universidad de Barcelona y la Universidad de Chile.
Resumen
Frente a un contexto tensionado, en transición, la nueva Ley de Integración Social y Urbana puede significar el primer paso hacia la comprensión de un adecuado sistema de gobernanza multinivel en Chile. Regular el mercado de suelos, descentralizar las políticas y abordar nuevos sistemas de tenencia de vivienda, son líneas estratégicas claves para ampliar la mirada de un Minvu, con demasiada competencia reactiva y muy poca capacidad de previsión. Ampliando la mirada en lontananza y con el apoyo del Tercer Sector, se puede superar una situación entrampada en la focalización de la pobreza, donde se evidencia que, quien no llora, no mama.
Palabras Clave: gobernanza, descentralización, tercer sector, políticas de vivienda, municipalismo.

En el imaginario colectivo, la sintomatología que evidencia la crisis frente a la vivienda es fácilmente diagnosticable, pues está a la vista de todos. Las plazas y alamedas en su creciente y flexible loteo informal diario, desdibujan el rampante skyline del centro de Santiago, a cota cero, con conjuntos de carpas que impregnan la visión del paseante. Parece que la pandemia (Angelcos et al., 2020) hace florecer un terreno que se pensaba yermo, socialmente superado; con un crisol de nuevas tomas informales ante la mirada de todo un desarrollo histórico de políticas de vivienda centradas precisamente en eso, el déficit (Arriagada et al., 2004; Castillo & Hidalgo, 2008). Y aquí está el error, una miope perspectiva que actúa frente lo que se ve, el síntoma evidente, una cura en forma de subsidio que, en un sistema sin planificación ni intención de prevención, difícilmente se adecuará a la problemática real. De nuevo, el Plan de Emergencia Habitacional[1] publicitado por el ministerio pretende actuar de manera reactiva, con esa visión que limita el cortoplacismo político, frente a una situación de excepción (Fuster-Farfán, 2021). Es comprensible, porque conecta la opinión de ese peatón comentado, con la del gobierno; sin necesidad de diálogo, ciudadanía y política se ponen de acuerdo ante la necesidad de actuar. Pero, ¿es este un proceso adecuado para el diseño e implementación de políticas públicas?
Para encarar realmente la noción de vivienda digna (Pérez, 2019) como un derecho constitucional, será necesario dejar de parchear ese casco neoliberal que siempre termina haciendo aguas. Hay que reflexionar sobre el modelo centrado exclusivamente en la demanda, que, si bien ha ido evidentemente mejorando con los años, mantiene algunos cimientos difíciles de driblar. Ante el recuerdo vivo de lo que ocurrió durante los 90s, sería imperdonable repetir en el proceso actual las mismas debilidades (Rodríguez & Sugranyes, 2005; Tapia, 2011). Esta es la intención del marco que establece la nueva Ley de Integración Social y Urbana[2], donde parecen aprendidas algunas lecciones del pasado.
Pero, para que esta vez la política de vivienda soporte el chaparrón, es necesario aclarar todas esas palabras, programas y símbolos que recoge, demostrar que esta vez la voluntad es de cambio y va más allá del chequeo burocrático. Para ello, la presente reflexión pretende ensalzar ciertas líneas estratégicas con las que vehicular la transición hacia un nuevo modelo más flexible y descentralizado. Una hoja de ruta innovadora y valiente, que choca de frente con la cultura de la casa propia, para establecer algunas referencias a largo plazo, a partir de las cuales ir evaluando su trayectoria.
Tres aspectos, algo descuidados en las políticas imperantes, chocan con esa noción tradicional que ensalza la vivienda en su faceta más mercantil. Aunque aparecen de uno u otro modo en la nueva Ley y existe bastante consenso por parte de todos los actores implicados, es necesario reflexionar de una manera más profunda y realista sobre: la total libertad del mercado de suelos; la centralización y jerarquía del aparato de gobierno; y la casi exclusiva noción de tenencia en propiedad dentro del parque de vivienda social construido.
Desde la liberalización de suelos de finales de los 70s, no ha existido una planificación territorial consensuada frente a la explosión urbana consecuente, ni hay una ley de suelos que haya regulado este crecimiento. Las dinámicas para la ordenación de suelos han sido bien diversas, ya que suelen provenir de planes reguladores que los municipios externalizan y que terminan conformando realidades urbanas producto de negociaciones, de transparencia y evaluación relativas, entre sectores privados (Vergara Cabrera, 2018). Se trata del negocio del suelo, íntimamente ligado al sistema de financiarización de la economía mundial (Gasic Klett, 2021). Es necesario repensar a escala urbana la ciudad del medio plazo, establecer un planeamiento desde una perspectiva integral e integradora, que ordene su crecimiento y dinámica, e intervenir de manera pública sobre el mercado del suelo. Esto, dotará al sistema público de algo de vital importancia, capacidad de previsión. Un cierto orden y control sobre los suelos permitiría al Minvu[3] superar su capacidad reactiva actual, hacia un modelo más preventivo y de planificación.
Otro aspecto de crucial relevancia, es el tránsito de un modelo de gobierno centralizado en el Minvu, que es prácticamente autónomo, a uno más plural, flexible y descentralizado. Esto representa el paso de un gobierno tradicional a un sistema de gobernanza multinivel. Supone principalmente dos cuestiones: repartir la función de gobierno a nivel municipal, regional y central, estableciendo una estructura más horizontal; y asegurar la participación de todos los actores involucrados en las dinámicas de vivienda. La estructura de gobierno ya existe, para reorganizar su funcionamiento vertical se necesita voluntad de consenso, un reparto de funciones y recursos más equitativo, y ensalzar las dinámicas de gobernanza locales (González Rodríguez, 2018). Así se podrá asegurar que el diagnóstico responde a la realidad frente a la vivienda y no solamente a aquello que se ve, que es excepcional o una situación de emergencia (Fuster-Farfán, 2021). Esto, ayudará a evitar el clientelismo político, estableciendo un sistema más transparente en cuanto a sus capacidades reales, y, sobre todo, que demuestre un avance hacia un modelo más justo frente a la competencia en el acceso a los recursos públicos[4].
La tercera cuestión, está estrechamente ligada a lo que se conoce como la cultura de la vivienda en Chile. En la explosión neoliberal y la elevación del individualismo, está la raíz del sueño de la casa propia. Hay una evidente racionalidad entre los más vulnerables en la búsqueda de la propiedad frente a la carencia de un sistema de protección social alternativo. Es la comprensión de la vivienda como un bien patrimonial, un refugio frente a la incertidumbre del bienestar. Por eso, es necesaria una profunda labor de pedagogía que evidencie la insostenibilidad de un sistema de vivienda centrado en la propiedad, que siempre será por definición limitado. Atendiendo a buenas prácticas contrastadas en otros contextos, las políticas de vivienda pueden flexibilizarse hacia tenencias alternativas, donde el arriendo toma cierto protagonismo. Pero, esto necesita de un fuerte ente público que garantice su seguridad, estabilidad y asequibilidad, dejando a un lado los colores políticos cambiantes.
En una sociedad tan mercantilizada como la chilena, parece realmente complejo establecer algo que en el ámbito de la vivienda es crucial, la colaboración público-privada. Un primer paso para ello, es empezar a reconocer la función bisagra del Tercer Sector, legitimarlo como tal. En forma de corporaciones y fundaciones es capaz de mediar entre las partes y devolver la capacidad de actuación al ente público (Rasse Figueroa & Lin Muñoz, 2020), que ha ido menguando hacia un modelo centrado en la demanda, pero subyugado a la oferta. Sin recuperar el rol activo del Estado, difícilmente puede emerger la participación civil.
Como siempre, la experiencia internacional puede servir de ayuda en este sentido, con prácticas contrastadas enfocadas en la “des-financiarización” de la vivienda (Vergara Cabrera & Silva, 2022). En Barcelona, se están implementando unas líneas estratégicas similares a las comentadas en la presente reflexión. La comparativa con Santiago es factible, pues no son ciudades tan diferentes conforme a su trayectoria en políticas de vivienda (Sepúlveda Ocampo & Larenas Salas, 2010). A partir de la crisis de 2008, se produce un giro en el que la agrupación de entidades del Tercer Sector ligadas a la vivienda comienza a tomar protagonismo, a situarse en esa posición intermedia necesaria. Aunque en Barcelona el porcentaje de vivienda social de titularidad pública no llega al 2%, muy por debajo de la media europea, se están dando pasos agigantados hacia ello, pues es la única manera de controlar un nuevo ciclo especulativo, que, esta vez, concentra la inversión internacional en la vivienda de alquiler.
Entidades como la Fundación Hàbitat3[5], son claves para la gestión de la “Xarxa d’Habitatges d’Inclusió[6]”, red de viviendas ofertadas a precio asequible y que administran asociaciones sin ánimo de lucro en estrecha relación con la Agencia de la Vivienda de Cataluña (Guida Piqueras et al., 2021). No solo se encargan de la gestión y suponen una garantía para todas las partes involucradas, sino que además desempeñan una función social de acompañamiento en las viviendas vital para que los programas sociales se adecuen a las realidades de sus protagonistas.
En Chile, la función del Tercer Sector es todavía relativa, aunque es notable su incidencia real en situaciones de campamento. Frente a la conflictiva situación actual, están reivindicando su participación activa dentro de las políticas de vivienda. El último catastro nacional de campamentos (CES. Centro Estudios Socioterritoriales, 2021) de la Fundación Techo-Chile[7], junto con la estimación del déficit habitacional realizada por Déficit Cero[8] (Déficit Cero y Centro UC. Políticas Públicas, 2022), lo demuestran. Su pretensión es mayor, la voluntad es mostrar que la alternativa es factible, que el Minvu no está solo y la vivienda social se puede ampliar más allá de la política de vivienda. Su influencia en la publicitada situación de emergencia habitacional actual es evidente. Esta institución, tiene la estructura y trayectoria suficiente como para conformar una red horizontal de entidades que supondría un apoyo importante para el brazo ejecutor público, bisagra entre sectores. Por ejemplo, para la administración y acompañamiento de un auténtico sistema público de vivienda, que todavía no existe.
Cabe ensalzar, además, la gran importancia que tienen fundaciones que, sin la magnitud de la anterior, desempeñan dinámicas innovadoras y se sitúan en primera línea frente a la promoción del cambio. La Fundación Alcanzable[9] es un excelente ejemplo de ello, volcados hacia un nuevo modelo o concepción de vivienda social que representa la tenencia en arriendo. Aprovechan el subsidio que promueve el Minvu para este fin y diagnostican la realidad, difícil de materializar, que este supone. Tienen algunos proyectos interesantes, pero su incipiente labor destaca por la voluntad de cambio, la promoción de alternativas a la propiedad y, sobre todo, el trabajo de pedagogía y difusión que comienzan a desempeñar. No solo aquellos que se sitúan a la cabeza de las marchas representan la vanguardia de la lucha social.
En conclusión, para que esa voluntad de cambio frente a la nueva crisis habitacional se materialice en políticas públicas y dinámicas compartidas realmente adecuadas, es necesario reflexionar en profundidad sobre esos aspectos que sí recoge la nueva Ley de Integración, pero frente a los cuales no existe un consenso sobre la manera de llevarlos a la práctica. Supone una transición de modelo, superar el diagnóstico a vista de caleidoscopio donde solamente llaman la atención las luces más brillantes, esas que ocultan el resto.
BIBLIOGRAFÍA
Angelcos, N., Bataglia, B., Bueno, A., Darmon, I., Heiss, C., Magnelli, A., Roca, A., Torres, F., & Torres, C. A. (2020). COVID-19: Tiempos críticos en tiempos de pandemia. Cuadernos de Teoría Social, 6(11), 154–201.
Arriagada, C., Sepúlveda Swatson, D., Cartier Rovirosa, E., & Gutiérrez Vera, C. (2004). Chile: Un siglo de políticas en Vivienda y Barrio. MINVU. Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Chile.
Castillo, M. J., & Hidalgo, R. (2008). 1906 / 2006 Cien años de Política de Vivienda en Chile. Facultad de Arquitectura y Diseño UNAB. Universidad de Chile.
CES. Centro Estudios Socioterritoriales. (2021). Catastro Nacional de Campamentos 2020-2021. Informe Ejecutivo. TECHO-Chile y Fundación Vivienda.
Déficit Cero y Centro UC. Políticas Públicas. (2022). Déficit Habitacional: ¿Cuántas Familias Necesitan una Vivienda y en qué Territorios? Déficit Cero y Centro UC. Políticas Públicas.
Fuster-Farfán, X. (2021). Exception as a government strategy: contemporary Chile’s housing policy. International Journal of Housing Policy. https://doi.org/10.1080/19491247.2021.1910784
Gasic Klett, I. R. (2021). Producción inmobiliaria, intermediación financiera y reservas de suelo en Santiago de Chile. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 25(1). https://doi.org/10.1344/sn2021.25.32242
González Rodríguez, M. (2018). Política de vivienda social en El Bosque. Municipio y experiencias de comités de vivienda en el contexto del estado subsidiario (2006-2014). Espacios, 7(14), 40. https://doi.org/10.25074/07197209.14.876
Guida Piqueras, G. P., Pareja Eastaway, M., & Simó Solsona, M. (2021). Diseñando una herramienta integral para mejorar la eficiencia de las Políticas de Vivienda Social: el caso de Sant Eloi en Barcelona. Ciudad y Territorio. Estudios Territoriales, 53(209). https://doi.org/10.37230/cytet.2021.209.08
Pérez, M. (2019). El derecho a la vida digna: luchas por la vivienda y vida cotidiana en Santiago de Chile. Chungara Revista de Antropología Chilena, 1–12.
Rasse Figueroa, A., & Lin Muñoz, T. (2020). La cotidianeidad de la periferia popular: Entre el olvido y la constante intervención. In Psicoperspectivas. Individuo y Sociedad (Vol. 19, Issue 3, pp. 1–11). Pontificia Universidad Catolica de Valparaiso. https://doi.org/10.5027/psicoperspectivas-Vol19-Issue3-fulltext-2060
Rodríguez, A., & Sugranyes, A. (2005). Los con techo: un desafío para la política de vivienda social. Ediciones SUR.
Sepúlveda Ocampo, R., & Larenas Salas, J. (2010). Regeneración urbana: Reflexiones sobre la sustentabilidad urbana en el contexto de las estrategias de recuperación barrial en Chile y Cataluña. Cuadernos de Investigación Urbanística, 68, 70–81. https://doi.org/10.20868/ciur.2010.68.1080
Tapia, R. (2011). Vivienda social en Santiago de Chile: Análisis de su comportamiento locacional, período 1980- 2002. Revista INVI, 26(73), 105–131. https://doi.org/10.4067/s0718-83582011000300004
Vergara Cabrera, F. (2018). ¿Hacia un nuevo modelo de gobernanza urbana en Chile? Análisis territorial y relacional de los Planes Maestros PRES Constitución y Calama PLUS. Memoria para optar al título de Geógrafa. Universidad de Chile.
Vergara Cabrera, F., & Silva, I. (2022). La “des-financiarización” de la vivienda: una alternativa ante la crisis habitacional. EnlaCES. Edición 8. Centro de Estudios Socioterritoriales (CES).
[1] https://diariousach.cl/plan-de-emergencia-habitacional-minvu-anuncia-construccion-de-260-mil
[2] https://www.gob.cl/noticias/congreso-aprueba-proyecto-de-integracion-social-y-urbana-y-se-convierte-en-ley-de-la-republica/
[4] https://www.latercera.com/opinion/noticia/rehacer-la-fila/OVTBZI266VDCFNNYLX6YQ5YOUY/
Casa, familia y cerro: prácticas de autoconstrucción en Valparaíso, Chile
VerCasa, familia y cerro: prácticas de autoconstrucción en Valparaíso, Chile
Gustavo Alejandro Valenzuela Merino
Cientista Político de la Pontificia Universidad Católica de Chile, estudiante de Magister en Antropologías Latinoamericanas en la Universidad Alberto Hurtado.
Resumen:
Los procesos de autoconstrucción en Latinoamérica han sido ampliamente documentados en las ciencias sociales, principalmente asociado a los movimientos de pobladores. En Valparaíso, dichas prácticas se han manifestado de manera extendida, pero no exclusivamente a partir de estrategias colectivas de tomas ilegales de terreno. Este texto tiene por objetivo indagar en esas otras maneras en que la autoconstrucción se ha hecho presente como práctica habitual de poblamiento en algunos cerros de la ciudad puerto y la vinculación que dichas prácticas mantienen con la condición de posibilidad del incendio y con ciertas maneras en que el parentesco cobra forma.
Palabras clave: autoconstrucción, familia, incendios.
La literatura en ciencias sociales sobre autoconstrucción en Latinoamérica ha ocupado numerosos volúmenes, de lo cual Chile no es la excepción. Desde las tomas de terrenos llevadas a cabo por pobladores durante la década de 1960 que dan cuenta de la formación de movimientos sociales y políticos (Sepúlveda, 1998) hasta lecturas más recientes que vinculan los movimientos de pobladores con demandas amplias de acceso a una vida digna (Pérez, 2022), dicha literatura ha vertido sus esfuerzos en procesos de movilización social colectiva y contenciosa. Sin embargo, las prácticas de poblamiento en los márgenes del Estado, al decir de Veena Das y Deborah Poole (2008), son capaces de dar lugar a múltiples formas de creatividad.
En Valparaíso, en cerros como La Cruz, dicha creatividad expresa otras maneras en que esa agencia indeterminada desafía los límites de la legalidad y la ilegalidad (Das y Poole, 2008)[1]. En este texto pretendo indagar sobre cómo aquellas prácticas de autoconstrucción, sus movimientos y modificaciones, habilitan formas de entender el parentesco como una mutualidad del ser (Sahlins, 2013), esto es, como una pertenencia mutua a partir de la participación intrínseca en la vida de cada uno. Además, que esta mutualidad del ser involucra un proceso de objetificación (Miller, 2015) donde casas y habitantes se constituyen consustancialmente a partir de prácticas de autoconstrucción periféricas que tienen su propia agencia y temporalidad (Caldeira, 2015). Todo esto, en un contexto donde la precariedad que presentan estos tipos de construcción en distintos niveles cobra relevancia debido a la condición de posibilidad permanente del incendio estructural. Para hacerlo, echaré mano de mi propio trabajo etnográfico realizado en los cerros La Cruz y El Litre desde el segundo semestre del 2020 hasta principios de 2022. Específicamente, de una de las historias que mis interlocutores narraron durante mis viajes y que da cuenta del cerro, una vivienda y su familia, como de la relación que mantienen con los incendios.
Claudia[2] es una joven habitante del cerro La Cruz. Cuando sus abuelos llegaron a vivir al cerro hace aproximadamente setenta años, no había absolutamente nada más que árboles y distintas formas de vegetación a su alrededor. En ese contexto, los abuelos de Claudia decidieron asentarse y construir su casa en un no tan pequeño trozo de tierra que le habían comprado a una familia europea acomodada de la ciudad puerto. En principio construyeron con madera, material que producto de factores ambientales se fue deteriorando con el tiempo y que comenzaron a proteger con el uso de latones de zinc, esos mismos que el día de hoy ocupan las coloridas postales de Valparaíso. El uso de estos latones tenía, en ese sentido, un doble objetivo: por un lado, buscaba proteger a la madera de la humedad y el viento y retrasar su deterioro; por otro, buscaba proteger a la casa de los incendios que de tanto en tanto se dan en la ciudad puerto y con quien mantiene una relación histórica (Marthland, 2017; Arango, 2021).
Así como ellos se instalaron en el cerro, luego con el tiempo “la familia se fue haciendo” (Claudia, comunicación personal). Pronto comenzaron a llegar los hermanos de los abuelos de Claudia, quienes decidieron construir tanto hacia los costados como hacia la quebrada desde donde se había puesto la casa original. De igual manera, la casa de los abuelos de Claudia se fue modificando en la medida que las condiciones económicas lo permitían, pero también en la medida que nuevos integrantes, usos y contingencias afectaron el inmueble. Posterior a un terremoto durante la década de 1980 que destruyó gran parte de la vivienda, los abuelos de Claudia reconstruyeron la casa original con materiales sólidos, y luego la fueron ampliando nuevamente con el uso de madera y latones de metal, a la vez que tuvieron hijos y que estos necesitaron sus propias habitaciones.
Al llegar a la adultez, algunos de los hijos de los abuelos de Claudia emigraron a otras partes del cerro o de la capital. Por su parte, el padre de Claudia, Manuel, decidió quedarse viviendo cerca de su madre, motivo por el que construyó un segundo piso que es en verdad una segunda casa que se erige quebrada arriba. En principio esta vivienda consistió, al igual que la de sus padres, en un living comedor, dos habitaciones (una para él y su pareja y otra para Claudia) una pequeña cocina y un baño. Más adelante, con el nacimiento de uno de los hermanos de Claudia, la casa se siguió expandiendo y lo que antes era una de las habitaciones pasó a ser una sala de estar seguida de tres piezas para cada uno de los integrantes de la familia. El antiguo baño se convirtió en la oficina que Manuel usa para trabajar desde su casa y, finalmente, durante los últimos años construyeron una amplia terraza que tiene vista hacia los cerros y el mar. Los materiales privilegiados en la construcción y ampliación de toda esta casa fueron también la madera y el latón metálico, razón por la cual Manuel es plenamente consciente de que, por más que las planchas de zinc puedan evitar marginalmente que su casa se queme en un incendio, la posibilidad de que esto último ocurra sigue siendo muy alta. Respecto de la ampliación, cuenta Manuel, la mayor parte de esta no tiene un proceso de regularización formal.
La casa en el cerro, tal como muchas otras autoconstrucciones[3] del sector, permite observar una serie de cualidades distintivas y otras que se repiten a lo largo y ancho de Latinoamérica (Caldeira, 2017). Primero, destaca la relación entre legalidad e ilegalidad con un Estado en los márgenes, donde la tenencia legal de una tierra no implica necesariamente que todos los usos que se le den se mantengan dentro de estos mismos límites y, por lo tanto, desdibuja las fronteras entre uno y otro régimen. Segundo, da cuenta la relación con el fuego en tanto condición de posibilidad de manera ambigua: a la vez que se utilizan materiales para protegerla de sus efectos catastróficos, se utilizan otros de carácter inflamable a plena conciencia de las consecuencias que esto puede llegar a tener. Finalmente, demuestra la consustancialidad de la casa con la familia dado que sus modificaciones y ampliaciones tienen, entre otras razones, directa relación con las modificaciones en el grupo familiar. Esto último hace pensar en el parentesco como una mutualidad del ser (Sahlins, 2013) parte de un proceso de objetificación (Miller, 2015) donde casa-cerro-familia son mutuamente constitutivos.
Bibliografía
Arango, D. (2021a). La ciudad en llamas. Incendios y régimen de fuego en Valparaíso. 1834-1906. Memorias: Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe colombiano, (45), 93-118. link.gale.com/apps/doc/A678403753/IFME?u=anon~65c732f9&sid=googleScholar&xid=eb198b72.
Armas-Pedraza, T., Gascón-Martín, F. y Muñoz-Salazar, P. (2017). Percepción de riesgos socioambientales en tomas de terreno de Playa Ancha, Valparaíso (Chile). Los casos de Pueblo Hundido y Vista al Mar. Papeles de población, (93), 181-206. https://doi.org/10.22185/24487147.2017.93.026.
Armas-Pedraza, T., Gascón-Martín, F. y Muñoz-Salazar, P. (2018). El riesgo socio-ambiental en los procesos de urbanización de América Latina. El caso de Vista al Mar, un campamento emplazado en los cerros de Valparaíso. Quid 16, (17), 25-51. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6237055.
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[1] Para lecturas sobre campamentos en Valparaíso y la relación con los incendios, léase Armas-Pedraza et al, 2017; 2018.
[2] Claudia es un personaje ficticio creado a partir de las narraciones de diferentes personas que habitan tanto el cerro La Cruz como El Litre.
[3] Cabe destacar que este tipo de autoconstrucción no es el único que hay en el cerro, pero sí el más habitual. La Cruz ha sido testigo en los últimos años del emplazamiento de tomas colectivas en sus partes más altas, cuya indagación excede completamente este texto.
Feminismo comunitario en la lucha por la vivienda y la soberanía territorial en Alto Fucha - Ecoterritorio colombiano
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Milena Rincón, arquitecta, magister en Geografía y docente de la Pontificia Universidad Javeriana Sede Bogotá, Colombia, Doctora © en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
RESUMEN
El texto busca visibilizar las prácticas de feminismo comunitario de mujeres mayoras del Alto Fucha, en la periferia urbana de Bogotá. Para ello se conceptualiza brevemente el feminismo comunitario como lugar de enunciación y acción, luego se reflexiona sobre las estrategias de descolonización, el autorreconocimiento y otras epistemologías para observar, involucrarse y elevar las prácticas de la vida cotidiana de mujeres del Alto Fucha en la construcción del Ecoterritorio y en la resignificación del habitar lo que ha sido definido por otros -institucionalidad pública y academia- como lo informal, ilegal e inferior. En este proceso las prácticas de la minga, del círculo de la palabra, del pagamento y el mambeo no solo se encauzan a la vivienda, sino a la totalidad del habitar.
PALABRAS CLAVES: feminismo comunitario, vida cotidiana, mayoras
Este escrito parte del reconocimiento a la insistente, desafiante, ardua y formadora acción política de todas las mujeres que han actuado y que han movido su corporalidad para instalar las demandas feministas en las agendas políticas. Una arista central es la fuerza y sabiduría que en las mujeres de América Latina yace para pensarse como ser político desde su propia corporalidad y experiencia situada. Esta forma de ser y habitar que emerge de las mujeres indígenas y afrodescendientes, y que en su vínculo con la academia se configuran como feminismos comunitario, autónomo y decolonial, apunta a pensar la relaciones entre hombres y mujeres en un marco basado en otras ontologías y epistemologías (Ulloa, 2020) como aquella que involucra los sentipensares (emoción, lenguaje y pensamiento relacional). Por considerar que la organización de las mujeres en la urbanización popular comparte la esencia de estos feminismos, aunque en esta realidad se identifica más como feminismo popular, se toma como referente teórico reflexivo para comprender el sentido de la lucha de las mujeres por la vivienda en la periferia urbana de Bogotá.
Adriana Guzman (2019) feminista indígena boliviana precisa el feminismo comunitario como la expresión desde una horizontalidad que exige resistir a categorías impuestas y arbitrarias que el capitalismo y el patriarcado han construido sobre los cuerpos de las mujeres. Incluso, cuestiona las diferencias jerárquicas que existen entre las mujeres y que el feminismo también ha reproducido, -feminismo blanco burgués-. El feminismo comunitario busca construir un feminismo que no solo se estudie, sino que se viva activamente, que no solo se construya desde los libros, sino que se instale desde los cuerpos, porque una cosa es estudiar el feminismo y otra muy diferente es ser feminista. De esta forma, el cuerpo toma el lugar central en la práctica de resistencia constituyéndose un canal de manifestación. Por tal razón, es necesario salir de la lógica de identidad colonizadora en un primer paso reconocer los discursos de dominación que categorizan y clasifican en vulnerables y victimas a las mujeres, algo que puede resultar habitual en la institucionalización de las demandas e incluso en la academia. Pero también requiere creer en la propia experiencia con una fuente de valor, resistiéndose a pensarse desde esos lugares de inferiorización que hegemónicamente se construyen. El feminismo comunitario es un movimiento en Abya Yala que denuncia las demandas de opresión que sostiene el sistema patriarcal, configurándose desde el autoreconocimiento como estrategia central de descolonización, y que manifiesta que la política más profunda de opresión es la identidad que se impone a los cuerpos de las mujeres de Abya Yala.
El accionar político que precisa Guzman (2019) sobre el autoreconocimiento se trata de actuar desde un proceso de descolonización que implica una resistencia política colectiva que recupere la memoria desde las ancestralidades, desde las mayoras (mujeres que representan sabiduría y experiencia). En las mayoras se reconoce una identidad que se construye a partir de subjetividades que proponen un lugar horizontal para construir comunidad, es decir, no hay una sola Mayora, sino muchas mujeres que son reconocidas y se reconocen como tales. Descolonizar la mente y el cuerpo es entender el patriarcado y su forma de operar en los territorios desde la experiencia, las opresiones vividas, los mecanismos de empobrecimiento y las imposiciones heteronormativas. Esto es creer en el pensamiento propio, resistiéndose a pensar que las categorías creadas por otros y por otras (institución y academia) permitirán avanzar el desmantelamiento de las desigualdades. Este autoreconocimiento parte del sentido de que las palabras no se privatizan, por lo tanto, defiende una autonomía que apunte a realizar rupturas epistémicas, así, defiende la comunidad como estrategia de vida, no es igualdad, no es diferencia, es comunidad autoorganizada y autodeterminada. Se piensa desde este proyecto de vida con el fin no caer en demandas sin propuestas, que terminan apoyando de nuevo al sistema.

En las palabras Wangari Mathai (2020), primera mujer africana que ganó el Premio Nobel es posible apreciar el sentido y la naturaleza que esta descolonización plantea, cuando expresa en su discurso de aceptación del Premio Nobel que el trabajo más difícil es abandonar la identidad impuesta desde la categoría de pobreza, puesto que esta hace referencia no solo a una falta de dinero, sino a la falta de conocimiento y capacidad para afrontar los problemas. Entonces pensarse fuera de las fronteras de identidades se subordinación es una conquista política y el camino para levantar nuevas formas de pensamiento. Esto porque las narrativas que se construyen desde los marcos normativos reproducen categorías identitarias vinculadas íntimamente con una victimización y, además, el discurso que representa al sujeto político desde una categoría esencialista y pasiva -víctima, vulnerable- no solo articula una mirada de verse a si mismo desde un padecimiento y carencia, sino que corrompe las posibles formas de relaciones dignificantes (Blandon y Arcos, 2019).
Así, el desafío central está en generar rupturas epistémicas de las categorías que hablan en términos de jerarquía y dicotomía para poder observar la realidad desde las prácticas de habitar de las mujeres desde una perspectiva situada. Ver en las prácticas de habitar esas rupturas epistémicas y nuevas formas de pensamiento implica no solo entender a las mujeres desde su realidad situada, sino también, desde mi lugar de privilegio, en este caso la academia, debo hacer ese proceso de descolonización que me lleve también a buscar mis propias rupturas epistémicas.
Pensar en la lucha por la vivienda desde el nuevo escenario que las mujeres han venido configurando no se trata solo de acceder una vivienda, es la defensa de habitar un territorio en condiciones de equidad, sin discriminaciones, sin violencias, sin desigualdades. Y las pistas para comenzar a repensar este habitar está en las mujeres de los barrios populares, quienes nos enseñan desde sus experiencias y prácticas de la vida cotidiana una construcción social pensada desde una horizontalidad: los círculos de mujeres (orgánicas para definir acciones sobre el habitar en distintos ámbitos). Es importante aclarar que la vida cotidiana que se lee como si fuera solo una cuestión poco importante, se trata de la vida misma, exigiendo así un cuestionamiento para llevar esta vida y su lugar central. La construcción de categorías dicotómicas ha incidido en pensar la vida fragmentada separando incluso la vida de la vida cotidiana. Desde esta vida, las mujeres se enfrentan a la institución al ocupar inicialmente un terreno identificado como informal o ilegal, pero también tienen como desafío pensarse y resistir que su reconocimiento sea a partir de la definición de carencia que hace esta misma institucionalidad.

Se podría mencionar brevemente, que la configuración socioespacial de la ciudad informal en Bogotá es explicada a partir de las dinámicas migratorias internas y externas que han moldeado un crecimiento urbano marcado por una fuerte segregación socioespacial. Estructura que conserva más que diferencias, posiciones jerarquizadas heredadas de la conquista española, en donde el dominio de la élite blanca se ubica en La Plaza Mayor y los indios y mestizos pobres en la periferia (Torres, 1999; López, 2003), omitiendo del relato a las poblaciones afrodescendientes. Hoy, la ciudad es reconocida por una periferia informal, aunque esta se mezcla en algunas partes con urbanización formal.
En este contexto urbano la organización social y política de las mujeres de la urbanización popular avanza en el proceso de autodeterminación accionando desde los círculos de mujeres como estrategia central para configurar espacios contrahegemónicos con el objetivo de romper jerarquías, incluso dentro de nosotras mismas. Esto significa partir del reconocimiento de las mujeres como sujetas políticas que habitan el territorio desde sus subjetividades como mujeres campesinas y citadinas que re-existen tejiendo y danzando la sabiduría, la ancestralidad y lo político. Es comenzar a pensarse fuera de los lugares de subordinación, y desde este lugar de enunciación gatillar una acción política que va más allá de la lucha por la vivienda, es la lucha por una soberanía territorial.
En este proceso de descolonización que apunta a una soberanía territorial, las mujeres que allí habitan están escribiendo e investigando sobre su territorio, denuncian conflictos y crean espacios de contención en donde las diferentes formas de violencia que las mujeres han vivido tienen un lugar para ser conversado. Se hacen preguntas que también desde la academia se vienen formulando sobre su habitar, sobre sus memorias y cuestionan la naturaleza jurídica que las normas imponen en estos territorios. Sus investigaciones, junto con sus encuentros locales que buscan reunir la diversidad barrial, representan una re-escritura del territorio que les permite acercarse a la soberanía territorial con conocimiento, experiencia y autodefinición. A la vez, representa ese puente y paso obligado para conocer y entender su pensamiento.
En este marco de autoreconocimiento y, en relación con la disposición geográfica y su configuración como borde urbano rural, las mujeres denuncian la expulsión de sus habitantes como un conflicto central entre las comunidades y las acciones políticas de intervención -el reasentamiento- desencadenando esto un desarraigo con los vecinos y su entorno natural. Como respuesta a esta acción, en defensa de lo común, existen colectivas jóvenes como es el caso de Huertopía en Alto Fucha, que han desarrollado una red de huertas comunitarias como estrategia de agroecología urbana para recuperar tanto predios que quedan desocupados luego del reasentamiento, como la regeneración de espacios dentro de las viviendas. En esta práctica no solo se siembran plantas, sino palabras que enraízan procesos emancipatorios para cultivar un Ecoterritorio que teje comunidad superando fronteras barriales constituyéndose esto en una apuesta política direccionada al derecho a la ciudad (Beltran, 2019)

Esta lucha por la soberanía territorial anima a un pensamiento libertario que no es posible sin la adopción de principios ancestrales y la autoreferenciación. La ancestralidad como acción para recuperar la memoria y la identidad emerge desde el reconocimiento, el cuidado y defensa del territorio a través de prácticas que hilvanan la construcción de una sociedad solidaridad, fraterna y por lo tanto, le apuesta a la política de la no violencia. La práctica comunitaria desde la huerta hasta los diferentes encuentros colectivos guiados por el arte y el deseo de expresar la inconformidad y la injusticia constituye un proceso de territorialización y de invención cultural que se desarrolla en medio de la minga, del circulo de la palabra, del pagamento y el mambeo. La minga como ese trabajo colectivo que surge en torno a una causa constituye una fiesta de unidad que inicia con un rito o pagamento (meditación de gratitud) culminando con un círculo de palabra que se sostiene desde un diálogo de saberes. El mambeo el arte de la palabra dulce, el arte de la descontaminación de la palabra, el pensamiento y el corazón (Rojas y Ome, 2022), puede ser el mayor desafío para todos y todas las que habitamos esta tierra.
Estas prácticas que son parte del proceso de autoreferenciación claman entornos urbanos para el encuentro y el desencuentro. Los encuentros se dan a través del bordado, del arte y la palabra oral y escrita donde las mujeres se piensan de seres individuales a colectivos, en donde el cuerpo de la otra es pensado desde el propio, el territorio de la otra confluye con el propio desde las experiencias vividas, en donde cada una se vuelve un refugio para la otra (Luna, 2020). Experiencias que les permite hablar del cuerpo como ese territorio habitado por marcas de violencia física, sexual y simbólica desde la infancia, ahí se reconocen y valoran el sentido y el trabajo que desde las tareas domésticas y de cuidado han aportado en la construcción del territorio, pensándose así, como mujeres creadoras, hacedoras y gestionadoras (Blanco, 2020). Habitando el territorio como un ser político, como una mayora cuya sabiduría parte del reconocimiento de una herencia de tradición libertaria de otras mujeres y de la descolonización propia, resistiéndose de verse individualizada en la categoría de lideresas, víctima, vulnerable y pobre (Navas, 2022).
Conclusiones
Sabemos que estas prácticas aun no son expandidas a todas las mujeres, ni a todos los territorios, y por supuesto, tampoco al lugar de las instituciones, pero si hay que destacar que este hacer político siembra acciones contrahegemónicas que dan cuenta de procesos de resistencia que precisan nuevas concepciones sobre la construcción social y ciudadanía que surge desde la informalidad urbana y lo popular. El hacer político de las mujeres desde una colectividad, autoreferenciación y cuidado del territorio, el sujeto político que configura se piensa y se siente desde el “cuerpoterritorio”, un territorio de conocimiento que se configura y reconfigura en la relación con su entorno y sus partes (Valdez, 2020). La soberanía territorial comienza entonces por la descolonziación del propio cuerpo.
Expreso mi agradecimiento a las mujeres que habitan el Borde Sur Oriental de Bogotá por su sabiduría compartida en sus viviendas, en el río y en la montaña y por mostrame el camino hacia una práctica descolonizadora encarnada con algo de insolencia, el camino hacia la soberanía territorial. Porque en ellas no es un discurso, es una práctica encarnada que se sostiene en medio de procesos afirmativos y transformadores y contradictorios también.
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Ciudades ¿para invertir o habitar? | Push: Für das Grundrecht auf Wohnen (¿Quién puede seguir permitiéndose vivir en la ciudad?)
VerCiudades ¿para invertir o habitar? | Push: Für das Grundrecht auf Wohnen (¿Quién puede seguir permitiéndose vivir en la ciudad?)
[Por Pablo Durán Romero, Trabajador Social Universidad de Concepción, Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC. & Alejandra Ignacia Vejar Rivas, Trabajadora Social Universidad de Concepción, Magíster en Trabajo Social y Políticas Sociales Universidad de Concepción.]
Documental: Push: Für das Grundrecht auf Wohnen (2019)
Dirigido por: Fredrik Gertten
Premios: Ganador Politiken’s Audience Award – CPH: DOX (2019); Ganador Justin Louis Award Best Documentary – Freedom Film Festival (2019); Ganador Open Eyes Jury Award – Nuremberg International Human Rights Film Festival (2019).
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=zJkFyVVQ5tE
Disponible en YouTube, mediante SE VA Buenos Aires: https://www.youtube.com/watch?v=HMERPRKsdb0
Entrevista con Fredrik Gertten mediante El Mostrador: https://www.youtube.com/watch?v=qcSQe1aOyk8

Resumen. El documental Push: Für das Grundrecht auf Wohnen (2019) o en Latinoamérica “¿Quién puede seguir permitiéndose vivir en la ciudad?” refleja el impacto de la crisis urbana en el mundo, observando ciudades en distintos continentes, centrando su atención en los procesos de mercantilización de la vivienda y cómo la inversión de los sectores más privilegiados en las ciudades, va en desmedro del derecho a la vivienda, afectando en mayor medida a la población más vulnerable. Ante ello, se ofrece una mirada al caso chileno, en el contexto coyuntural actual.
Palabras Clave. Crisis urbana, vivienda digna, mercantilización.
Introducción.
Este registro muestra el viaje de Leilani Farha, Relatora Especial sobre Vivienda Digna de Naciones Unidas (2014-2020), quien en su travesía buscó ahondar en la realidad de las personas que han sufrido procesos de expulsión de barrios que han habitado toda su vida. Los lugares visitados son el barrio de Notting Hill (Inglaterra), Berlín (Alemania), Seúl (Corea del Sur), Harlem (EE. UU) y Valparaíso (Chile).
Se puede apreciar que, pese a las diversas realidades, existe una problemática transversal que se expresa de múltiples formas, pero que finalmente recae en la incapacidad para acceder a la vivienda de ciertos grupos de la población, que no pueden permitirse vivir en estos centros urbanos dado el costo que implica. La socióloga Saskia Sassen, el economista Joseph Stiglitz y el escritor Roberto Saviano, explican el proceso de mercantilización de la vivienda, el que ha desatado una crisis social mundial que afecta a toda la población.

Invertir v/s Habitar.
El documental plantea una de las grandes problemáticas que se vive en las ciudades, que es el acceso a la vivienda digna, siendo este un hecho que afecta directamente a las familias de más bajos ingresos. Hoy, la especulación inmobiliaria produce un aumento en el precio de las viviendas, que el salario de gran parte de la población no alcanza a cubrir, viéndose marginada de los centros urbanos, desplazada a las periferias y/o en la obligación de migrar a otros sitios.
Esta problemática introduce a un debate ético – político sobre el desarrollo urbano de las ciudades, en el que una pregunta incómoda pero necesaria, es la de cuestionarse para qué y para quiénes son las ciudades. Esto plantea un claro dilema: ¿Construimos ciudades para invertir o para habitar? Sin duda existen varios matices, pero ante el nivel de crisis habitacional que se enfrenta en la actualidad, que impide un claro respeto al derecho a la vivienda adecuada; en el documental, Leilani Farha afirma que «hay una gran diferencia entre la vivienda como mercancía y el oro como mercancía. El oro no es un derecho humano, la vivienda sí». Por lo tanto, es fundamental preguntarse qué está primero.
Mehta (2016) invoca la crucial pregunta que plantea Shakespeare ¿Qué es la ciudad sino la gente?, esta pregunta permite una aproximación de fondo al dilema planteado con anterioridad. El desplazamiento de personas de las ciudades ante la imposibilidad de pagar los altos precios de las viviendas atenta precisamente con la comprensión de la ciudad como espacio habitado y contenedor de la vida social que potencia el desarrollo de la población.
El documental muestra una serie de situaciones como es el caso de familias que no cuentan con electricidad, calefacción y óptima conexión de agua potable, sufriendo además por la presencia de plagas. Por otro lado, se expone cómo afecta el mercado inmobiliario a la población, provocando que una construcción de departamentos de lujo amenace a una familia con un posible desalojo y, por último, cómo la búsqueda para expulsar de la ciudad puede traer consecuencias fatales como el caso del incendio de un edificio de viviendas sociales en Londres que se presume intencional. Todas estas situaciones afectan la forma de habitar la ciudad, dado que las personas no cuentan con los recursos para costear otro lugar donde vivir y están a la espera de soluciones que lamentablemente no han llegado.

Esta crisis urbana – habitacional, tiene un reflejo en la realidad nacional, en la que de acuerdo con el estudio del Centro UC Políticas Públicas UC & Déficit Cero (2022) más de 640 mil hogares en Chile no tienen acceso a una vivienda digna. Este déficit habitacional, tiene dentro de sus causas la alta demanda, una oferta que excluye a la clase media y aún más a la de mayor vulnerabilidad, además, de una política pública desbordada. Por otro lado, el rubro inmobiliario que carece de regulación por parte del Estado ha acrecentado el flujo de inversiones en la ciudad donde el alto precio de las viviendas está sobre endeudando a la clase media y empuja a muchos pobres de vuelta a las periferias.
Conclusiones.
La vigencia y relevancia de la pregunta central que nos plantea el documental ¿Quién puede seguir permitiéndose vivir en la ciudad?, se ve expresada en dos hitos relevantes de la agenda pública chilena. Por un lado, hace unos días el presidente Gabriel Boric Font, en su cuenta pública anunció una serie de medidas para enfrentar la emergencia habitacional, entre estas se encuentra la construcción de 65 mil viviendas dignas, la ampliación del Banco de Suelos, el aumento de las viviendas en arriendo a un precio justo, y la inversión en asentamientos informales en el país.
Por otro lado, el proceso de cambios estructurales que vive el país avanza hacia un resguardo en estas temáticas, buscando garantizar el derecho a la vivienda, la ciudad y el territorio en el Artículo 4 y Artículo 7 de la Propuesta de Nueva Constitución Política de la República de Chile. Dentro de algunos aspectos relevantes, se puede señalar el que se consagre que todas las personas tienen derecho a una vivienda digna y adecuada, a habitar y participar en ciudades con condiciones apropiadas e integradas socialmente. Esto plantea el desafío de ser traducido en políticas públicas que materialicen esta hoja de ruta, transformando las ciudades en un lugar que todas las personas puedan habitar.
Referencias.
Centro UC Políticas Públicas & Déficit Cero (2022). Déficit Habitacional: ¿Cuántas familias necesitan una vivienda y en qué territorios? Boletín 1: Estimación y Caracterización del Déficit Habitacional en Chile. Santiago de Chile.
Mehta, S. (2016). La vida secreta de las ciudades. Penguin Random House.
Viviendo en una ciudad cambiante | “UP: Una aventura de altura”
VerViviendo en una ciudad cambiante | “UP: Una aventura de altura”
[Por Francisca Moraga Núñez, Antropóloga Pontificia Universidad Católica de Chile, Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC. & Lesley Ayala Calero, Arquitecta Universidad de El Salvador, Estudiante Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC.]
Película: UP: Una aventura de altura (2009)
Dirigido por: Pete Docter
Elenco: Ed Asner, Christopher Plummer, Jordan Nagai, Bob Peterson, Delroy Lindo, Jerome Ranft
Duración: 1 hora 36 minutos.
Tráiler: https://youtu.be/ORFWdXl_zJ4
Disponible en Disney Plus

Resumen. “UP: Una aventura de altura” es un largometraje animado, producido por Disney Studios/Pixar y estrenado el 2009. La película tiene como protagonista a Carl Frederickse, Russell un pequeño niño explorador y Dug un perro que habla. Una historia que gira en torno a los sueños de Carl y Ellie por vivir junto a las Cataratas del Paraíso, este sueño es el sostén de sus proyectos de vida, sin embargo, dadas las circunstancias no logran cumplirlo juntos. Tras la muerte de Ellie, y frente a la inminente amenaza de las inmobiliarias y el perder su hogar junto con su estilo de vida, Carl inicia un viaje lleno de aventuras y autodescubrimiento, que cambian su noción de hogar.
Palabras Clave. Vivienda, presión inmobiliaria, envejecimiento.

Introducción.
Las películas de Disney y Pixar comúnmente están asociadas al público infantil, sin embargo, la historia y la narrativa de algunos de sus proyectos, explícita o implícitamente, dan cuenta de fenómenos sociales complejos y polisémicos.
“UP: Una aventura de altura” producida por Disney Studios/Pixar y estrenada el 2009, tiene como protagonista a Carl Fredericksen, un anciano que tras la muerte de su esposa Ellie, decide cumplir el sueño de su vida y visitar “Cataratas del Paraíso”, ubicado en una región poco explorada de América del Sur. Para viajar, Carl elabora un complicado plan y hace volar su casa con globos, y por error, se lleva al niño explorador Russell, quien insistentemente se había acercado a Carl para ayudarlo y así obtener una insignia de “ayuda a los ancianos”. A partir de ahí, al dúo más improbable se le suma un ave de gran tamaño a la que llaman Kevin, y un golden retriever que puede hablar gracias a un collar especial fabricado por el explorador e ídolo de Carl y Ellie, el señor Muntz.

Una historia de amistad, compañerismo y aventura, “UP” resulta también en una conmovedora trama, que trata las problemáticas del envejecimiento, la presión inmobiliaria, el sistema económico neoliberal en la ciudad.
La “decisión” de Carl.
Carl y Ellie habían planificado y ahorrado toda su vida para poder viajar a Cataratas del Paraíso, sin embargo, la decisión final de Carl estuvo gatillada por las constantes presiones de una inmobiliaria que deseaba comprar su terreno para construir edificios. Dadas estas recurrentes insistencias, y al ver su barrio y estilo de vida en peligro, Carl tuvo una crisis y golpeó al profesional de la inmobiliaria. Tras esta situación, Carl fue considerado una amenaza pública y se le iba a llevar a la casa de retiro “Shady Oaks” en contra de su voluntad. “¿Ahora qué hago Ellie?” dice Carl y elabora su plan, con el que logra cambiar su destino.

“Up” expone cómo la vida en entornos urbanos evoluciona en paralelo y a diferentes ritmos, ya que mientras la infancia de Carl y Ellie se desarrolla en ambientes donde las extensiones de vegetación son el paisaje (predominantemente rural), con el transcurrir del tiempo, este paisaje se transforma poco a poco en un paisaje urbano consolidado. En la adultez de los protagonistas, se distinguen hitos característicos del desarrollo postfordista, como el auge del automóvil, la expansión de la ciudad, con el incremento de número de viviendas (ciudad difusa) y la densificación urbana, con edificios y apartamentos. Una ciudad en donde la vida se desarrolla puertas adentro, que trae consigo presiones para quienes no logran acoplarse a su velocidad de evolución y desarrollo.

La disputa del suelo en el que habita Carl, con la insistencia de compraventa por parte de la inmobiliaria, representa una amenaza directa a los recuerdos de su vida con Ellie, tanto que, al verse acorralado entre la empresa constructora y el hogar de ancianos, decide migrar en búsqueda de las aventuras que faltaron por vivir, con su casa a cuestas y todas las ilusiones que representan las Cataratas del Paraíso. Carl se va desprendiendo de su pasado mientras transcurre su aventura, dando espacio en su vida a Russel y a Dug, y junto con ellos, la apropiación de un nuevo lugar de residencia en los suburbios. Carl demuestra que la vida no es estática, al igual que la ciudad se encuentra en constantes cambios y que es posible construir un nuevo hogar.

Conclusiones | Construyendo un paraíso.
En “Up” el planteamiento de la historia y la evolución de los protagonistas es sorprendente. Son personajes opuestos no sólo en edad, sino que también en sus personalidades, intenciones de vida, ingenuidad y recursos. Se introducen elementos llenos de humor y emoción, que sumergen al espectador en la aventura, y lo hacen reflexionar constantemente sobre el valor de nuestras relaciones cotidianas y del lugar que ocupamos en el mundo.
Esta icónica historia continuó en 2021 con una serie de 5 cortos animados que siguen la historia de Dug y Carl, una vez que volvieron del Paraíso a la ciudad. En esta se muestra la vida de Carl, quien tiene un nuevo hogar en los suburbios de la ciudad, e invita a reflexionar sobre el envejecimiento, y la vida urbana. Está vez, Carl vuelve a vivir a una ciudad similar a la que le fue arrebatada por los grandes edificios.

Referencias.
Docter, P. (2009). UP: una aventura en altura, [película]. Disney Studios/Pixar.
Peterson, B., Asner, E., & Nagai, J., (2021). La vida vida de Dug [Serie]. Producida por Kim Collins. Disney Studios/Pixar.
Entrevista a Joyce Araujo: Licenciada en Comunicación Social Universidad Arturo Michelena Valencia- Venezuela. Trabaja en el CFT San Agustín como Analista de Formación e Identidad y es Coordinadora Diocesana de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Talca
VerEntrevista a Joyce Araujo: Licenciada en Comunicación Social Universidad Arturo Michelena Valencia- Venezuela. Trabaja en el CFT San Agustín como Analista de Formación e Identidad y es Coordinadora Diocesana de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Talca
Joyce Mariel Araujo Pérez. Licenciada en Comunicación Social Universidad Arturo Michelena Valencia- Venezuela. Trabaja en el CFT San Agustín como Analista de Formación e Identidad y es Coordinadora Diocesana de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Talca
1.- De acuerdo a su trayectoria personal y profesional: ¿Cómo surge el interés por abordar y trabajar en temáticas relacionadas con las migraciones?. ¿Cuáles son las principales líneas de acción o de trabajo en red? ¿Cuáles son los puntos y experiencias más complejas de abordaje?
Bueno, yo particularmente soy migrante venezolana, tengo 29 años, y esto se dio respecto a los procesos que tenemos que vivir, en donde en un principio teníamos redes de apoyo, pero como que nos hacía falta el punto de vista de la iglesia, y por eso es que se forma la “Pastoral de movilidad humana” en donde por discernimiento empiezo ha tomar este puesto como coordinadora y así entrar a las parroquias y ver cómo podríamos ayudar a los migrantes en sus procesos, pero no sólo desde una perspectiva asistencialista, porque eso no era lo que se quería, lo que se intentaba era que ellos pudieran contar con información, con apoyo psicológico, con ese apoyo social que nunca está demás y el apoyo jurídico. Todo eso que era lo fundamental para que nosotros nos pudiéramos establecer acá, dado que ya teníamos la experiencia, dado los procesos que yo había realizado como migrante. Con todo, para todos estos procesos jurídicos hay que estudiar, analizar, hay que ir aprendiendo, hay que informarse y esto se da gracias a INCAMI que nos aporta para poder organizar la organización entre las parroquias, para que hubiese un delgado de pastoral de movilidad humana y que cada parroquia también esté preparada para entender las dinámicas, que por cierto, no deberían ser tan distintas para las demás pastorales. Pero si queríamos ir un poco más allá, había que atender y tener un seguimiento de ese migrante que llegaba a la oficina o la atención online, y así incrementándonos, para después postular a los proyectos. Luego empezamos a hacer estos trabajos formativos para ver y que ellos vieran que, las otras Diócesis tenían esta mirada, y que no es nada más atención, pues también hay una parte económica relativa a los fondos que tenemos, a quienes se aportan y que todo eso se tenía que rendir debidamente también. Dicho de otra forma, había que contar con esta serie de pasos para la formalidad de los proyectos o de aquellas personas que nos aportaran para que la pastoral de movilidad humana fuese creciendo poco a poco como lo es ahora.
Te puedo decir que primero comenzamos con una persona diaria, y por semana diez, pero ahora ya podemos atender diariamente 10 personas, y semanalmente podemos llevar el seguimiento de esas personas, no somos un equipo muy grande, porque esto es un trabajo que requiere voluntariado, que requiere tiempo y la pandemia nos perjudico un poco, porque la mayoría de las gentes pastorales son personas mayores, entonces nos vimos perjudicados, porque obviamente teníamos que cuidar a nuestra gente de la pastoral de movilidad; sin embargo ellos pudieron acompañarnos igual, con sus postulaciones, con los casos que les llegaban, pudieron transmitirlos, pudimos contar con personas dentro del equipo ahora ya no están, pero hicieron su gran trabajo y es por eso que nació esta iniciativa de poder trabajar con el hermano migrante. A mi como migrante venezolana, la Iglesia, de la cual estoy muy agradecida, es quien me da la confianza para poder llevar a cabo este trabajo pastoral, dándome el cargo de coordinadora de Diócesis, es decir ser una portavoz en las reuniones que ella tenía con otras regiones. Todo se ha ido aprendiendo poco a poco, porque tienes que aprender culturalmente cómo es o cómo se hace, porque yo podría haber estado dentro de un grupo pastoral en mi país, pero la logística es muy diferente, entonces quizás el punto de animación, el punto de organización iba a ser completamente diferente, ya que las responsabilidades son diversas también.
En específico el trabajo de la pastoral de movilidad humana es acompañar al hermano migrante que llega a la Diócesis de Talca en busca de una mejor oportunidad y calidad de vida, ya sea en la parte de educación que también los podemos ayudar, en la parte jurídica, social, psicológica y espiritual. La parte jurídica es la que más nos solicitan, la espiritual siempre tratamos de llevarla, pero tratamos de responder a las necesidades primordiales del migrante. Ahorita la parte social también es clave, pero siempre tratamos la parte jurídica para poder acompañarte luego en lo social, porque si no sé cómo te llamas, cuál es tu proceso, y te voy a dar una ayuda por dártela, ese no es el “deber ser”, el deber ser es que yo te acompañe debidamente, y en eso tratamos de responder a los cuatro verbos del papa Francisco, para poder promover, proteger, acoger e integrar al hermano migrante. Entonces son esas cuatro líneas divididas también en esas acciones y que si no me equivoco son cinco, seis, contándolas, porque siempre empezamos con dos, con tres y después terminamos abarcando diferentes, porque a medida que vamos aprendiendo vamos respondiendo, o a la medida que se van presentando las dificultades, vamos teniendo esa manera de poder responder. También contamos con las postulaciones al proyecto, porque sino no, no podríamos llevar a cabo ciertas acciones, como la parte de alimentación, o la parte de servicios o pago de arriendo. De otro lado está la articulación que tenemos con las organizaciones, ya sea con la línea migrante, gubernamental, puede ser PDI, extranjería y Municipalidad.
Nuestras oficinas están en Talca y Curicó, en Talca tenemos las atenciones netamente online, porque no tenemos un lugar físico, lamentablemente quemaron la oficina el año pasado, con esto de las revueltas de las manifestaciones en la cuatro oriente. En ese hogar estaba la pastoral carcelaria, la pastoral social, la pastoral juvenil y la pastoral de movilidad humana, así que lamentablemente no tenemos ahorita un lugar, pero igualito seguimos respondiendo y canalizando a medida que se pueda, porque no es que nos vamos a quedar de brazos cruzados, porque podemos guiar al migrante de igual manera y con esto de la pandemia tenemos que cuidarnos todos.
2.- Desde su experiencia en la temática: ¿Cómo describiría las movilidades humanas de migrantes en el territorio Chileno y Latinoamericano? ¿Cuáles son las principales complicaciones que estos movimientos ofrecen?
La vulnerabilidad que presentan estas personas es la principal característica, en cuanto a sus derechos, la parte económica y también la parte familiar. Una vulnerabilidad que pueden tener porque pasaron y se movieron por caminos no permitidos al país. Movilidad humana que presenta las distintas características del migrante también, y ahí quiero hacer hincapié, porque tenemos distintas historias y miradas dentro de una migración, tenemos migrantes que lo hicieron porque quisieron, porque tienen cómo llegar a un país y están aventurados para conocer nuevas cosas, también tenemos migrantes que están dentro de su país y presentan algún acontecimiento y vienen a otros países a probar suerte, o porque son perseguidos políticos. Vulnerabilidad también podemos llamar a aquellas personas que están en sus países y que, por ciertas circunstancias de naturaleza, también son perjudicados y son recibidos en países adyacentes o países donde ellos quieran llegar. Por ejemplo en Chile ahorita la mayor migración que vemos es la venezolana, igual está la colombiana que llega, está el peruano, el boliviano, pero en su mayoría son los venezolanos; personas que se van de su país porque están pasando por situaciones económicas, políticas y sociales complicadas. La parte económica es que un sueldo en Venezuela puede estar publicado en el diario oficial como diez dólares, pero en realidad son dos, entonces tres dólares, ¿qué puedes hacer en tu país con eso? Nada, entonces cómo un profesional va a estar ganando 20 dólares en su país, cuando una canasta básica equivale a doscientos dólares, y ahí es cuando tu vas viendo los motivos de esta migración que viene bajando por diferentes transiciones de países como Venezuela, Colombia, Brasil y Perú se establecieron, Ecuador también, pero como están presentando crisis de xenofobia, de discriminación, suelen venirse al país siguiente que en este caso sería Chile. Pero ahorita con la nueva ley de migración todo cambia, porque está la reconducción que es cuando el migrante llega y es observado por algún oficial de la PDI, y esto de la reconducción consiste en devolver al país desde donde se venía. Por ejemplo, si vienes de Perú, la reconducción te devuelve a ese país, si hay algún vuelo o lo que son los “vuelos humanitarios” que son lo que hizo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con los vuelos llamados “vuelta a la patria”. Pero las “movilidades humanas” con la que llegan son muy dificultosas, porque tenemos mujeres que han sido violadas en fronteras por las mismas personas que son los “coyotes”, que son los que hacen que ellos puedan acceder, pero también hay una violación a sus derechos humanos, los niños que vienen súper chiquitos, mujeres embarazadas, son diferentes historias y diferentes rostros de la migración que podemos ver. Padres que vienen solamente con sus hijos o parejas, o Padres que están ahí esperando a sus mujeres que vengan con sus hijos, hijos en manos del tío, del amigo, son tantas las cosas que se pueden ver, que una se dice a si misma ¿de verdad puede llegar a circunstancias de esa manera? Por otra parte, puedes ver mujeres que han sido violadas y tienen que tener un acompañamiento para llevar ese embarazo a feliz termino, cuando en realidad quieren hacer otra cosa, y ahí es donde empieza el trabajo de nuestra iglesia, nuestra misión.
3.- ¿Cómo se podría describir a los grupos humanos que migran y con los cuales Uds. trabajan? ¿Qué pasa y cómo se abordan las migraciones cuando son realizadas en grupo o en familia? ¿Cómo se aborda el tema de la vivienda?
Mira eso es súper complejo, porque a nosotros nos encantaría ayudarlos a todos, pero los recursos no están y lamentablemente no todo depende de una pastoral o de una organización migrante, porque nosotros no nos podemos ocupar de todo eso, también es un Estado que debe ver cómo se comunican y articulan las organizaciones que somos los que realmente atendemos esta parte migratoria con las organizaciones y fundaciones que trabajan directamente con estos grupos. Nosotros recibimos llamadas de agentes gubernamentales diciendo que tienen a una familia en la calle, pero no tenemos respuesta para todos, no tenemos espacios para todos, entonces ¿porqué no aliarnos y buscar soluciones entre todos?, y vamos buscando soluciones, porque esto ya es algo más serio, ya es un migrante que tú los ves en la calle, y los ves acampando en la calle con niños y con mujeres embarazadas. De tal modo que lo que hacemos nosotros cuando ellos llegan a la oficina, es realizar un acercamiento preguntándoles sus nombres, edades, de dónde vienen, si vienen de Venezuela, si fueron transitorios en los países anteriores o habían tenido alguna residencia en algún otro país, y así poder ver sus posibilidades, porque en realidad no tienen muchas respecto a la regularización.
Como hace tres años que el país permitió una regularización extraordinaria para todos, pero este año no hemos podido regularizar a todos, porque no puede ser algo así como “no, ya sé que dentro de tres años lo vuelvo hacer”….De ahí que también tenemos que entender eso y además que el chileno quiere una migración segura y ordenada, pero ¿Cómo lo haces?: A través de las organizaciones que son las primordiales que te apoyan, que son las que están dando la cara en realidad, porque gubernamentalmente traspasas toda la información, pero quiénes estamos abajo haciendo ese trabajo, lo hacemos en red y con las herramientas de las otras organizaciones como INCAMI, fundación Scalabrini, el Servicio Jesuita Migrante, Fundación Madre Josefa, Sur Maule que también esta aquí en Talca, Humanitar que es una Fundación sin fines de lucro que también que está en Talca. ¿Pero como se hace?: entre todas las organizaciones nos unimos y hacemos las respuestas, hacemos grupo de WhatsApp y nos comunicamos, hacemos todo, tenemos las regiones a través de INCAMI que somos sus delegados, que nos aportan; ellos hacen lo humanamente posible para que nosotros estemos informados, pero ahorita estamos pasando por un déficit de información, porque con todo este cambio y bajadas de información, las subcategorías que vienen de la visa son sumamente fuertes; entonces, de nuevo ¿cómo haces para ayudar cuando el resto todavía esta en una teoría que no se convierte en práctica?. Es sumamente compleja la situación.
4.- ¿Cómo ha influido la pandemia en estas formas de vida?, ¿De qué forma la pandemia ha influido en estas movilidades humanas y en las formas de asentarse en el territorio?.
Mira, pastoralmente te hablo desde dos puntos de vista, te puedo decir que la pandemia nos ayudo a trabajar un poco más unidos con otras organizaciones y a intercambiar información, porque también teníamos que ayudar de una manera efectiva, no de la manera de que si le ayudo a una persona le vas a ayudar de la misma manera tres veces a la semana, no, también en ese grado de conciencia con el migrante, si yo te estoy ayudando y otra organización, dilo, pues las ayudas son para todos. De tal modo que, tenemos que multiplicar las ayudas para todos y ese grado de conciencia también lo estuvimos haciendo para el migrante, para que ellos supieran que estábamos todos comunicados, que todos estábamos alineados en pro de poder ayudarlos. Esto nos sirvió para ser mas responsables con estas respuestas hacia Caritas, hacia INCAMI como te lo mencionaba, hacia las organizaciones que nos prestan su ayuda, y que nosotros buscamos fortalecer ese vínculo, para que también estén siempre con nosotros, y que digan, si, vale la pena poder apoyar estas organizaciones que realmente dan respuesta al hermano migrante de una manera efectiva. En cuanto al segundo punto del migrante, creemos que igual tuvimos cómo responder y gracias a la SEREMI de Salud y Desarrollo Social, por ejemplo, porque al estar en pandemia lo que mas requiere es cuidado y formación para la comunidad, para que vean que no era un juego, y porque esto que comenzó como “está pasando por allá” empezó luego a encerrarnos. Y ahí el trabajo pastoral estuvo fuerte, porque también tuvimos que encerrarnos, porque tampoco contábamos con permisos para poder salir a pesar de que estamos en la línea de apoyo, igual no contábamos con ciertos permisos, pero aun así tratamos de responder en la “medida de lo posible”, para que ellos estuvieran informados, atendidos e involucrados en todo esto, y así pudieran ser atendidos psicológicamente e ir al hospital también las mujeres embarazadas. Cuando llegó el invierno, ver albergues de invierno para tener por lo menos la tranquilidad de que iban a poder estar allá, o cuando se enferman también existen las residencias sanitarias, donde pudieron contar con estos apoyos, pero igual fue fuerte porque tuvimos inconvenientes en el camino con personas que no podíamos integrar en un hogar, ya que no teníamos los recursos o quizás ellos tenían un recurso, pero después en el otro mes ¿quién te garantiza que lo va a poder pagar…?. Por tanto, es súper complejo porque sigue siendo compleja la parte del arriendo, ya que todavía seguimos viendo gente en la calle, en las plazas, entonces tu te preguntas ¿Cómo dar una respuesta? Porque no todo lo podemos hacer, ya que no contamos con los canales idóneos y el recurso que se requiere, además somos un grupo pequeño, así que: ¿De que sirve tener un grupo grande si no tenemos cómo darle respuestas a toda una comunidad? que hoy en día es muy diversa, que tiene niños, bebecitos, mujeres embarazadas y adultos mayores. Este ultimo grupo es súper complejo, porque psicológicamente necesitan muchísimo. Es una realidad, ya están. Antes eran pocos, porque antes migraban con su carnet, llegaban a la frontera, pasan los días y aquí hacían sus trámites, pero ahora los migrantes al ver que no van a tener ninguna posibilidad de ver a sus familiares por un tiempo, dicen “no, vente de manera irregular”; lo que ha tenido por consecuencia de que ha habido vida y muerte en las fronteras, así que imagínate a esas personas que están esperando a sus familiares y nunca llegó por esto. Es compleja la situación.
5.- Por último, si pudieras hacer una síntesis de la conversación que tuvimos, y tratar de hacer una reflexión hacia el futuro de estos temas
Como instituciones eclesiales, usted podría hablar con alguien de la Pastora de Movilidad humana, como recibimos apoyos de INCAMI, CARITAS, quizás no monetariamente todo el tiempo, pero si de apoyo, acompañamiento, formativo, y ahí vemos a que seguir dando respuestas. Trabajamos día a día para que esto se pueda seguir haciendo, para seguir acogiéndolos acá, acompañándolos y que su integración no sea una barrera. La migración viene aportar, y queremos que se vea la migración como eso, como personas que migran no porque quieren, sino porque deben hacerlo, y en ese contexto somos un canal para que ellos puedan integrarse de manera efectiva a toda la comunidad y que podamos sensibilizar a la comunidad en general, para que podamos ser uno, porque en realidad nadie elige cómo va a ser tu vida, como va a ser tu migración. Una lo que puede dar es lo mejor para que te vean bien, para que te vean que eres una persona que puede venir aportar a través de tu profesión a parte de tus habilidades, de que si vienes a parar acá, pensar en cómo puedes aportar a partir de tus conocimientos y habilidades al país que te abrió las puertas; ser un canal para que los migrantes vean y sean portadores de buenas cosas.
Es así como entonces políticamente no te podría responder, dado que no creo que es el momento todavía, porque estamos en la espera, ya que venimos del periodo de Piñera, y bueno en mi caso venía también con una reforma migratoria que no sabíamos cuando yo llegue, y hemos tenido cambios, un proceso de regularización, que fue bueno para muchos, malo para otros, porque aún hay personas que siguen esperando su primer proceso de regularización, y que bueno, gracias a este vamos a ver si logran obtener alguna respuesta para su proceso migratorio.
Entrevista a Daisy Margarit: Académica Instituto Estudios Avanzados IDEA de la Universidad de Santiago de Chile. Doctora y Magíster en Sociología Universidad Autónoma de Barcelona. Magister en Desarrollo Urbano Pontificia Universidad Católica de Chile
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Daisy Margarit. Académica Instituto Estudios Avanzados IDEA de la Universidad de Santiago de Chile. Doctora y Magíster en Sociología Universidad Autónoma de Barcelona. Magister en Desarrollo Urbano Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha participado en investigaciones y publicaciones sobre inmigración y ha trabajado en el diseño e implementación de políticas sociales de integración social en barrios vulnerables, vivienda social y pobreza. Sus actuales investigaciones se focalizan en el estudio de las movilidades cotidianas de los migrantes en zonas urbanas y las dinámicas de integración en barrios vulnerables. Miembro de la Red CLACSO GT Migración Sur Sur e investigadora adjunta del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios MOVYT.
1.- De acuerdo a tu formación inicial en el campo de las Ciencias Sociales ¿Cómo surge el interés por abordar temáticas relacionadas con los estudios sobre migración en la ciudad?, ¿Qué contextos o articulaciones de la ciudad chilena o Latinoamericana estimularon la entrada a este tipo de estudios?
Trabajé por varios años en políticas públicas, estuve en programas orientados a la superación de la pobreza, específicamente en temas de vivienda social y en programas de erradicación de campamentos. También trabajé en el programa “Chile Barrio”, en donde empieza a surgir el interés por comprender los procesos de integración social en nuevos territorios, aún cuando haya homogeneidad de las características de las personas. Pero esa percepción de no integración y de no ser del lugar me llamó siempre la atención, de ahí que me interesó cómo poder estudiar las movilidades de las erradicaciones de los campamentos, cuando se erradicaban en ocasiones en la misma comuna a una villa, observar qué ocurría ahí; cómo se construían o se reconstruyen los lazos, los vínculos y cómo dialogaban en esos espacios las diversas prácticas culturales, a veces bastante diferenciadas. En ese contexto, me interesaba el cómo se integran las nuevas personas a un espacio territorial ya conformado con dinámicas particulares.
A partir de mi tesis doctoral empiezo a trabajar la temática de la inmigración, en el contexto de mi propia experiencia como migrante. Yo estudié en la Universidad Autónoma de Barcelona y esa sensación de no ser del lugar, aunque hablemos el mismo idioma, es como los pobladores del campamento que podían ser de la misma comuna, pero no del mismo lugar. Es decir, estaba en Catalunya, se hablaba Catalán, pero estaba en España, además no era de ahí, lo que me llevó a reconstruir identidades múltiples, porque en la Universidad era la estudiante “becada chilena”, en el barrio era la Sudamericana chilena y con los chilenos reconstruía mi identidad de origen con los chilenos que vivían en Barcelona. Entonces de una u otra forma, las aproximaciones a las migraciones parten desde el interés de conocer cómo se construyen y reconstruyen los vínculos, las redes y las identidades en los nuevos espacios territoriales. Desde allí me voy interesando, porque en España y en Europa en general el Estado de Bienestar te garantiza ciertos derechos básicos, ciertos derechos mínimos, por ello, los procesos de integración son de orden estructural, las personas tenían garantizadas el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a estar en los espacios públicos, al ocio. Sin embargo, había una subjetividad respecto al no ser de ese lugar y al no estar integrados. A partir de ese punto, inicie el estudio por las diversas integraciones de los extranjeros en espacios territoriales ajenos. Desde una mirada Latinoamericana esto me motivó a conectarlo con lo que ocurría en las ciudades en Chile, a propósito de la erradicación de los campamentos. Estudiamos el programa “Favela barrio” y previo a ellos también analizamos lo que ocurría en las “Villas miseria”, preguntándonos el cómo se construían y se gatillaban procesos de integración o procesos de cierres sociales que no permitían la circulación de recursos en las redes en los nuevos territorios en donde habitaban las personas, posterior a la implementación de programas de regeneración urbana o erradicaciones.
2.- ¿Cuales son las principales líneas teóricas con las cuales desarrolla su investigación académica? ¿Cuales serían las potencialidades de estos enfoques de cara a las exigencias actuales del habitar migrante?
He transitado por distintos ejes teóricos, pero hoy estoy trabajando desde el “enfoque de la movilidad”, comprendiendo este enfoque no como un sinónimo de la migración, esto es importante de aclarar porque por ejemplo la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y desde otros campos de estudio se hace una relación entre las movilidades humanas y la migración como si fueran sinónimos. Pero si analizamos las migraciones desde el “enfoque de la movilidad” el estudio del espacio toma un rol central, ya que las migraciones son algo más que esa idea de la movilidad desde un origen-destino y la relación con el Estado Nación. Desde esta comprensión, la movilidad no tiene solo que ver con la movilidad de las personas, tiene también que ver con la movilidad de las estéticas, las movilidades de los objetos, las movilidades de la música, y la movilidad de la gastronomía, entre otros, aspectos que hemos observado que ocurre en Chile tal vez de forma más evidente, en el caso de la gastronomía, con la incorporación de nuevas comidas, sabores u olores.
De una u otra forma, el “enfoque de la movilidad” a partir de la centralidad en el estudio del espacio como una dimensión en la vida de las personas que se produce a través de las prácticas cotidianas y que en su construcción posibilitan el encuentro con otras personas tanto humanas como no humanas. A eso me refiero con el tema de los objetos, pero sobre todo la experiencia que se tiene en el espacio, en esa vida cotidiana que va ir formando y modelando procesos de construcción de identidades. En ese sentido la particularidad de este enfoque de la movilidad, enfatiza en que el movimiento es la principal fuerza de producción social que se desarrolla en la experiencia cotidiana. No obstante, el enfoque de la movilidad no solo pone atención sobre el movimiento en sí mismo, y aquí es donde me seduce entrar en esta línea de estudio, porque no solo es objeto de estudio el movimiento de los sujetos, de las personas, sino también es el movimiento de objetos, de las ideas; es una forma de comprender la vida social en las dimensiones (móviles), para ir develando ciertas conexiones y aristas que no son consideradas en los estudios migratorios. En ese sentido los estudios recientes sobre las migraciones en Latinoamérica han estado enmarcados en esta relación del migrante relacionado al binomio Estado-Nación, por ejemplo, los estudios de acceso a derechos, y a la vulneración de los mismos. Pero esta otra arista de la movilidad pone su foco de atención en las transformaciones que ocurren de forma cotidiana en los espacios a partir de las movilidades, lo que ha sido poco estudiado.
En esa línea teórica es en donde estoy trabajando actualmente. En ella hay dos elementos que me interesa remarcar respecto del enfoque de la movilidad con relación al estudio de las migraciones: 1) concepto de la vida cotidiana, y 2) el concepto de la “relacionalidad”. La vida cotidiana tensiona la tendencia de fragmentar la vida de las personas, por ejemplo, cuando vemos los estudios respecto de la vulneración de derechos que tienen los migrantes, o cuando el foco se pone en la ciudadanía y el acceso a derechos, la vida se ve fragmentada, porque el foco está en los derechos de salud, derechos de educación, los derechos de acceso a la vivienda, los derechos a permanecer en un lugar (visas de residencia), derecho a una vivienda digna, etc. Sin embargo desde el enfoque de la movilidad no estudiamos la vida fragmentada, sino que observamos la vida como un todo, de este modo se develan las prácticas cotidianas en los territorios, que se van construyendo en forma a veces invisible para la mirada mas tradicional de los estudios migratorios, como por ejemplo las observaciones que hemos realizado acerca de la informalidad en la dimensión de los cuidados, del trabajo o el hacinamiento que hemos analizado en el habitar migrante, en donde nos hemos dado cuenta que las redes que se construyen en esos espacios permiten justamente enlazar estrategias de subsistencia, generando circulación de recursos, prácticas de cuidado, información, recursos emocionales de contención y de sustento. En resumen, esa es un poco la línea teórica en la que estoy trabajando.
3.- En términos generales: ¿Cómo queda el lugar de la frontera después de la transformación que la pandemia ha generado en los límites del territorio a nivel global y local? ¿Cómo se observa esto en la región y en particular en Chile?
En términos contextuales, la pandemia y el cierre de las fronteras generó un aspecto que es parte también de la movilidad: la inmovilidad. El 2020 muchos migrantes que estaban en Chile, quisieron retornar a sus países de orígenes ante la amenaza y así lograr estar en familia. De ahí que, si una pudiera analizar lo que ocurrió ese año, primero con un cierre de frontera que inmoviliza, se gatilla una movilidad de retorno, una migración de retorno (como se denominaba en términos migratorios). A lo anterior, visto como obstáculo para la movilidad, se sumó en Chile (además del cierre de fronteras por la pandemia) una política migratoria restrictiva, que impide el ingreso de personas migrantes si no se cuenta con una visa consular, obtenida en el país de origen. Se podría decir que, bajo estos dos escenarios, el socio-sanitario, pero también el de las políticas restrictivas, nos vamos a situar en una nueva plataforma para las movilidades que se expresan en forma evidente a través del tránsito por los pasos no habilitados.
Chile nunca había tenido un incremento tan enorme de personas por pasos no habilitados como lo tuvimos durante el 2021, este llegó a un incremento de un 300% de acuerdo a los datos de la PDI, que analizo en un estudio del Servicio Jesuita Migrante (SJM). Entonces el tránsito por los pasos no habilitados da inicio a la construcción de nuevas rutas, nuevas fronteras que van más allá de la mirada del Estado Nación o de la mirada geopolítica de la frontera. Se comienzan así a construir o dibujar “fronteras” sociales, culturales, etc., en las cuales distinguimos la generación de territorios de tránsito, territorios de espera y de destino.
Respecto a las fronteras, hay un elemento necesario de incorporar, para su comprensión del actual fenómeno migratorio, este tiene que ver con los aportes de Rogério Haesbaert (2013) respecto a la “multiterritorialidad”. Este autor nos invita, a partir de la mirada de la “multiterritorialidad”, a pensar más allá de esta frontera física geopolítica, y observar las expresiones territoriales alejándose justamente de estas miradas dicotómicas y tradicionales del origen-destino, para avanzar hacia una mirada de una territorialidad múltiple y compleja que van a construir los migrantes con sus trayectorias y con sus vivencias, evidenciando que estos grupos no están conectando naciones con fronteras, sino que están conectando territorios y experiencias.
Hoy en Chile está predominando una mirada de las fronteras en términos geopolíticos del Estado-Nación, esto se refuerza con la nueva normativa migratoria, porque restringe el acceso a la única posibilidad de ingreso a Chile para quienes tengan una visa consular.
4.- En este contexto. ¿Cuales son las principales tensiones y fricciones que los migrantes Latinoamericanos encarnan en sus viajes y rutas? ¿Cuáles son las principales prácticas y estrategias colectivas de movilidad e inmovilidad que se van hilvanando en el camino?
Una de las principales tensiones que tienen los migrantes hoy, tiene que ver con lo que Enrique Santa María denomina “los discursos flotantes” (2003). Este autor nos señala que este imaginario que se construye alrededor del migrante, tiene que ver con el conocimiento, las ideas, los prejuicios y las convicciones que son reforzadas a través de los discursos públicos, de autoridades, y también con los discursos de la sociedad civil, la opinión pública y los medios de comunicación, que por cierto refuerzan esta construcción social del inmigrante a través de discursos asociados con la imagen de amenaza y de “otredad estereotipada”. En los medios hay imágenes y discursos asociados a “lo peruano”, a “lo colombiano”, a “lo venezolano” y “lo haitiano”, en donde se mezcla y refuerza la amenaza con el discurso del “enemigo público”. Así que yo creo que esa es la principal tensión que viven los migrantes en su trayecto y en sus movilidades. A eso hay que sumarle que estos discursos van encarnando vulnerabilidades y precarizaciones en la vida, que de una u otra forma se asocian a la amenaza de un pobre; lo que nos habla que el miedo no es a la migración, sino mas bien es un miedo a la pobreza, ya que estos imaginarios se conectan con problemáticas económicas, políticas, sociales, y también con un elemento que no es menor, que son los “campos emocionales”, es decir, lo que me provoca un sentimiento, ya sea de miedo, incertidumbre o desconfianza. Esto va dando lugar justamente a la categoría del migrante que amenaza, pero también al del “migrante bueno”, es decir, del “migrante dócil” muchas veces “racializado” como pasa con la población haitiana, en el cual operan dispositivos de caridad, construyendo ahí a un nuevo oprimido en el cual caritativamente tenemos que apoyar y tenemos que ayudar, pero que de una forma u otra asimilo, porque instrumentalizo, ya sea como mano de obra o como alguien que no es amenazante.
Ahora respecto de las tensiones de las prácticas y las estrategias, diría que estas están bastante vinculadas a lo que hablamos al inicio, porque justamente estas prácticas relacionales donde visualizamos que la migración al ser un fenómeno altamente dinámico, también ha cambiado todo el patrón migratorio de establecimiento, ya que es mucho más móvil que lo que era cinco años atrás, y para qué decir lo que era a principios de este siglo y durante los años 90`. Pero creo que hay un elemento que es muy característico de estas prácticas que se van hilvanando, como tú me preguntabas, y tiene que ver con estas relaciones que se van construyendo en la informalidad, ahí donde se van construyendo comunidades en tránsito que van permitiendo el surgimiento de ciertos soportes institucionales, pero donde también van apareciendo otras redes de apoyo, relaciones con la sociedad civil y organizaciones, aparecen también actores claves que van permitiendo dar soportes a estos tránsitos irregulares. Entonces creo que lo que ha caracterizado estas prácticas de rutas migratorias, tiene que ver con estas comunidades informales, que van construyendo estos soportes de arquitecturas institucionales o sociales que, permiten justamente estrategias de sobrevivencias y de instalación, aunque sea de tránsito.
5.-En torno a las personas migrantes Latinoamericanos que ya se van asentando en las ciudades: ¿Cuales son las principales dinámicas o prácticas de integración social a la hora de empezar a residir en algún lugar? ¿Cómo funciona la asociatividad, el intercambio y las redes territoriales aquí?
Si una pudiera pensar en etapas y dimensiones de la integración, podríamos ver que hay una dimensión que tiene que ver con lo socio-jurídico y que se puede denominar como la “integración estructurada”, en donde te incorporas o integras en la medida en que hay un reconocimiento del sujeto a nivel jurídico, es decir, de un estatus legal dado por el carnet de identidad y el permiso de residencia: documentos que son “llaves de acceso” a los derechos formales. En ese contexto, y en específico con la “nueva ley migratoria” hay una integración que cada vez más ha ido avanzando en reconocimiento de derechos, pero siempre y cuando sea un migrante que tenga un permiso en una residencia con un estatus regularizado. Pero paralelo a eso hay una dimensión también de la informalidad a la cual pueden acceder tanto los migrantes que están regulares con permiso de residencia, pero que por sobre todo acceden aquellos que están en un estatus de irregularidad dentro del país, y esa informalidad es la que se construye a partir de las redes de contacto, a través de los contactos cara a cara, a través de los recursos que empiezan a circular en esas redes, los recursos de información, los recursos emocionales, los recursos económicos también, la información de datos de trabajo, datos de quién puede cuidar a los niños mientras se está en el trabajo o coinciden con los horarios de los colegios, y que claramente nos va marcando la presencia o la evidencia de un “territorio red” en el cual los migrantes articulan conocimientos y articulan redes que, les permite la instalación y proyección de un proyecto migratorio; un plan migratorio que se plasma con la reagrupación familiar y con la llegada de las familias, de las comunidades o los vecinos de toda la vida. No quiero hablar de los vecinos chilenos como una forma dicotómica de “los nacionales” como en algún momento se hablaba en los estudios migratorios de “los autóctonos”, porque hoy ya los migrantes peruanos que llegaron los 90`ya son los migrantes, es decir hoy son los vecinos de toda la vida en la comuna de Santiago. Entonces esa articulación del otro a través de las redes es lo que permite justamente alcanzar una nueva forma de integración, y es a través de la informalidad.
6.- Por último, si pudieras hacer una síntesis de la conversación que tuvimos e intentar proyectarla hacia un futuro deseable.
Desde la mirada académica, pero que también traspasa el ámbito académico, es interesante comprender la migración desde la perspectiva de la movilidad y no solo acotarla al reconocimiento de una ciudadanía, asociada al Estado-Nación y de los derechos. Comprender la migración desde la movilidad, nos permite pensar en los sujetos migrantes como colectivos que conectan territorios y que permiten la movilidad de comunidades, objetos, prácticas y estéticas que van transformando cotidianamente los territorios que habitan. Estas transformaciones materiales y espaciales se llevan a cabo en dimensiones “multiterritoriales”, en tanto se expanden formas de habitar a las personas no migrantes, en espacios que ellos comparten y transitan. De esta forma es posible poder des-estereotipar a los migrantes de esa mirada negativa que se ha instalado en algunos territorios a partir de imágenes socialmente construidas como amenazas, para empezar a comprender y visibilizar también desde lo móvil, aquellas oportunidades o elementos positivos que tiene la inmigración, como por ejemplo, la revitalización de los barrios a propósito de la llegada de vecinos migrantes. De hecho, hay bastantes barrios que estaban degradados, pero que con la llegada de migrantes, se le ha dado una nueva vida barrial. En un estudio que hicimos en la comuna de Santiago, las personas entrevistadas nos señalaban lo positivo que traía consigo la llegada de nuevos vecinos, por ejemplo nos decían, no me da miedo llegar tarde en la noche, porque están los negocios abiertos, o ahora se ven personas jugando en la calle, en la calle hay gente con las parrillas, etc. Y todo ello da sentido de comunidad, percepción que dista mucho del discurso estereotipado de los medios de comunicación. Lo principal es el conocimiento del “otro” a través de los espacios de dialogo que se dan en la vida cotidiana.
El derecho a la ciudad En el momento constituyente, mujeres migrantes construyendo la primera ciudad latinoamericana de Chile
VerEl derecho a la ciudad En el momento constituyente, mujeres migrantes construyendo la primera ciudad latinoamericana de Chile
Elizabeth Andrade (*) y Ana Sugranyes (**)
Resumen
Para incidir en el abordaje del derecho a la ciudad en el proceso constitucional, organizaciones de habitantes de la ciudad – pobladoras, vecinas, ciudadanas, trabajadoras, estudiantes y académicas – se articulan en la plataforma Ciudad Constituyente. Para precisar el concepto del derecho a la ciudad, las autoras reportan el proceso autogestionario de mujeres migrantes, Rompiendo Barreras, desde el Macrocampamento Los Arenales, con sus dos mil familias, en la ciudad de Antofagasta: estas mujeres formularon su entendimiento del derecho a la ciudad, la ciudad ideal, de cuya construcción y transformación emancipadora ellas quieren ser partícipes.
Palabras clave: derecho a la ciudad – migrantes en la ciudad – interculturalidad
Abstract
To reach the right to the city approach in the Chilean constitutional process, organizations of urban citizen – dwellers, neighbors, activists, workers, students and academics – are working in the Constituent City platform. To specify the concept of the right to the city, the authors report the self-managed process of migrant women, “Rompiendo Barreras”, from the slum Los Arenales, with its two thousand families, in the city of Antofagasta: these women formulated their understanding of the right to city, the ideal city, in whose construction and emancipatory transformation they want to be protagonist.
Keywords: Right to the city – Migrants in the city – Intercultural development
(*) Elizabeth Andrade, profesora de parvulario; es peruana, residente en Chile desde hace 25 años. Es presidenta de la Corporación Rompiendo Barreras; lidera el Macrocampamento Los Arenales y es vocera del Movimiento de Pobladoras y Pobladores Vivienda Digna, MPVD-Antofagasta; forma parte de la Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Promigrantes en Chile; es representante electa de organizaciones de vivienda en el Consejo de la Sociedad Civil del Gobierno Regional de Antofagasta. Forma parte de la plataforma Ciudad Constituyente.
Email: lichakim@hotmail.com
(**) Ana Sugranyes, arquitecta y doctora, es catalana, chilena y ciudadana del mundo. Sus experiencias sociales en materia del hábitat urbano se tejieron en Guatemala (de 1975 a 1990) y en Chile (desde 1991), habiendo trabajado en distintos espacios de cooperación local e internacional. Es defensora de los derechos humanos y del derecho a la ciudad. Es presidenta de la red Housing and Land Rights Network (HLRN-HIC), vicepresidenta de Ciudad Común, secretaria del Comité Hábitat del Colegio de Arquitectas de Chile. Forma parte de la plataforma Ciudad Constituyente.
Email: anasugranyesbickel@gmail.com
Introducción
La formulación de la nueva constitución se ha conquistado en todas las ciudades de Chile. Desde la ciudadanía, desde la calle, el espacio público y la cotidianidad, tenemos el desafío de construir y hacer prevalecer el derecho a la ciudad, esta bandera política que nos permita a todas y a todos ser protagonistas de la transformación de la ciudad para llegar al buen vivir, el respeto del bien común y para hacer la vida sostenible en este planeta amenazado.
Frente a esta aspiración emancipadora, vemos que, a la estructura actual del poder político, económico y mediático, no le interesa el tema de la ciudad. Tengamos conciencia de que, a la lógica del poder, más le interesa mantener la disposición fragmentada y segregada de la ciudad; la división del espacio urbano en administraciones comunales bien diferenciadas, la insostenibilidad de la desregulación territorial, así como las ganancias inmediatas para una élite a través de negocios cortoplacistas.
El flujo migratorio, constante y en fuerte aumento desde 2015, crea espacio de transformación. La presencia de comunidades latinoamericanas marca pauta en varios ámbitos de la sociedad chilena, en términos culturales, también en el hecho barrial y urbano, en la participación de mujeres y hombres en la construcción de otra ciudad posible, más centrada en sus habitantes que en los negocios inmobiliarios.
Esta columna se enmarca entre las actividades de Ciudad Constituyente[1], una plataforma de articulación entre unas treinta organizaciones del pueblo de Chile, de quienes habitamos la ciudad, pobladoras, ciudadanas, vecinas y trabajadoras. Nos reúne el principio de que la ciudad sea un espacio de dignidad, de defensa del patrimonio, de redistribución de la riqueza y de los cuidados, y de construcción del buen vivir para todas y todos.
Con este texto, queremos compartir la propuesta de la organización Rompiendo Barreras, liderada por mujeres bolivianas, chilenas, colombianas, ecuatorianas y peruanas para construir el espacio por ellas denominado ‘la primera ciudad latinoamericana de Chile’. Se basa en una práctica de convivencia solidaria, el Macrocampamento Los Arenales, ahora con dos mil familias ahí progresivamente asentadas desde 2016 en diez hectáreas, en la periferia de la ciudad de Antofagasta. Es la demostración de praxis de la utopía del derecho a la ciudad.
El Macrocampamento Los Arenales
La propuesta de construir la llamada ‘primera ciudad latinoamericana de Chile se está concretando, bajo la bandera del derecho a la ciudad, innovando alternativas de políticas habitacionales, respondiendo a una situación de emergencia habitacional haciendo ciudad y aprovechando la oportunidad intercultural del momento migratorio. Está dada en el Macrocampamento Los Arenales, en Borde Cerro, a unos diez kilómetros del centro de la Ciudad de Antofagasta (ver figura 1).
La historia de este asentamiento precario remonta a 2015, cuando familias del sector inician la toma de 10,5 ha de terrenos fiscales, de los cuales 3 ha son del Municipio y constan en el Plan Regulador Comunal, PRC como área de servicios (Vergara Perucich, 2018). Al cabo de 6 a 7 años de asentamiento progresivo, la densidad se ha multiplicado: por ejemplo entre 2018 y 2021, la población de Los Arenales se ha duplicado, pasados de mil a dos mil familias. El auto-censo, organizado por el Movimiento de Pobladoras y Pobladores Vivienda Digna, MPVD-Antofagasta en diciembre de 2020, contabiliza a alrededor de 6.000 personas, pertenecientes a 2.000 familias de diverso tipo y que habitan en unas 1.800 viviendas.
[1] Ver en https://ciudadconstituyente.cl

La organización territorial del Macrocampamento está establecida en torno a 14 Comités de Vivienda.[1] Desde 2017, siete de estos Comités optaron por una estrategia general de asentamiento definitivo, o radicación del campamento. A tal efecto, se reagruparon y formaron la organización Rompiendo Barreras, para desarrollar y empoderar la capacidad autogestionaria, para la formación permanente de cuadros locales, la educación extra escolar de niñas y niños, y la creación de empleo, especialmente girado al sector de la alimentación procesada en el sector. Rompiendo Barreras está afiliada a dos instancias sociales nacionales: Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Promigrantes en Chile[2] y del Movimiento de Pobladoras y Pobladores Vivienda Digna, MPVD-Antofagasta.[3] La riqueza intercultural de la población de Los Arenales proviene del encuentro y convivencia entre familias bolivianas, colombianas, ecuatorianas y peruanas (de 75 a 80%) con las chilenas.
En cuanto a las características socio económicas de la población de Los Arenales prevalece la diversidad. El 65% de la población, especialmente por los niveles de educación, supera los requisitos formales para ser beneficiario de aportes estatales para resolver el problema habitacional, principalmente, el D.S. N°49 que regula el Programa Fondo Solidario de Elección de Vivienda – único instrumento del que se vale el Estado de Chile para atender el déficit habitacional de las y los más vulnerables.
Los seis años de desarrollo del Macrocampamento Los Arenales están marcados por su capacidad de organización y autogestión. Los principales hitos de este proceso son:
- La construcción de 11 centros comunitarios;
- Formación permanente de dirigentes en espacios de interculturalidad;
- La Cooperativa Intercultural de Trabajo, o Panadería CINTRA – Rayito de Sol, que produce cada domingo un pan de otro país;
- Agua conectada a las matrices del sector; alcantarillado y/o fosas sépticas;
- Guardería para 25 niñas y niños (2017-2018);
- Levantamiento topográfico con apoyo aéreo fotométrico (2018 y 2020);
- Propuestas comunitarias de urbanización en el marco del proyecto SDI (2018);
- Formación de delegados por Comité como 56 monitores de salud;
- Ollas Comunes (a partir de 2020), con siete cocinas y capacidad de 770 almuerzos por día;
- Auto censo de diciembre de 2020; en un día, a través de 65 monitores locales
- Escuela Popular Los Arenales (2021), para 50 niñas y niños, a cargo de jóvenes locales;
- Iluminación pública y remarcador en cada casa, en todo el Macrocampamento, a favor de las 1.800 casas de los 14 Comités; en negociación directa con la empresa (2021);
- Estatutos y registro de la Corporación Rompiendo Barreras (2021);
- Representación de organizaciones por la vivienda en el Consejo de la Sociedad Civil, Cosoc, del Gobierno Regional de Antofagasta (a partir de 2021);
- Participación como Corporación de desarrollo en el Programa Sector La Bonilla del Gobierno Regional (a partir de 2021);
- Auto censo de enero de 2022 para la identificación de tipos de construcciones;
- Mecánica de suelo (marzo 2022), como parte del Programa Borde Cerro del Servicio Regional de Vivienda y Urbanismo, a través de la Fundación Superación de la Pobreza.
[1] “El Comité de Vivienda” es la única figura jurídica disponible para la organización de familias en un asentamiento precario. Una figura que corresponde al modelo de intervención del Minvu en los campamentos. El Estado considera esta población como eventuales beneficiarios del programa de acceso a vivienda en propiedad individual, llave en mano, definido por el subsidio habitacional en su versión Decreto Supremo, DS.49, o Programa de Vivienda Solidaria.
[2] Ver en https://m.facebook.com/redmigranteschile/
[3] Ver en https://m.facebook.com/elallegado/
imágenes 2, 3 y 4: Los Arenales, Antofagasta. Fotos de Ana Sugranyes (2018)
Imágenes 5 y 6: Los Arenales, Antofagasta. Fotos de Ana Sugranyes (2021)
La opción de la organización Rompiendo Barreras, en términos habitacionales y urbanos para la radicación definitiva en los terrenos de Los Arenales, se basa en una definición de integración social y urbana, otorgando a todas y todos quienes habitan asentamientos precarios las capacidades de transformar el ‘fragmentos de ciudad sin estatutos de ciudad’ (Cravino, 2018) en un espacio de vida sostenible, bajo la bandera del derecho a la ciudad.
El derecho a la ciudad
El derecho a la ciudad se entrelaza entre la quimera y la praxis, la teoría y la experiencia, un lema, un debate académico y una receta. Ante todo, se construye en la calle o, como lo vemos aquí, desde la cotidianidad de la convivencia en un macrocampamento, entre conflictos y frustraciones, entre conquistas y formulación de alternativas.
Es así como las dirigentas de Rompiendo Barreras, todas de distintos países suramericanos, realizaron un ejercicio grupal de definición del concepto de derecho a la ciudad y escribieron el texto que se reproduce a continuación:
Soñando nuestra ciudad ideal en “Los Arenales” (Los Arenales, Antofagasta, 2017)
“En nuestra ciudad, tenemos buena comunicación con las vecinas. Hay paz, no se ven peleas.
Vivimos en tranquilidad, se pasa bien, nos respetamos mutuamente.
No hay racismo, vivimos plenamente la diversidad.
Hemos dejado de sobrevivir para comenzar a vivir y tener bienestar.
Las viviendas son dignas, amplias y permiten intimidad, estando refugiadas del exterior con privacidad. Nuestra ciudad es ordenada, limpia, digna. Hay áreas verdes, buenos colegios y servicios de salud apropiados a nuestras necesidades; el comercio está cerca; tenemos seguridad gracias a la cercanía de agentes del orden público con quienes mantenemos relaciones fluidas y de respeto. En nuestra ciudad, todxs tenemos acceso a la cultura y a la información.
Las niñas y los niños pueden asistir a varios talleres para encontrar nuevxs amigxs e intereses.
En esta ciudad, nos conocemos todxs. Algunxs se caen bien, otrxs mal, pero siempre predomina el respeto mutuo.
Podemos encontrar espacios de recreación, llenos de alegría, ideales para que podamos reconocernos como vecinxs.
Esta ciudad aún no existe, pero queremos que se haga realidad.”
Desde el espacio en disputa por el derecho a un lugar donde vivir en seguridad, paz y dignidad, sin apoyo explícito del Estado, las pobladoras están luchando en la primera línea de batalla – antes de que estallara la revuelta en todo Chile, aquel 18 de octubre de 2019 –.
Formulan un documento centrado en las posibilidades de ir recuperando la dignidad humana en espacios compartidos, públicos y privados (Sugranyes, 2019). Es un grito, inspirado ante todo por el valor de la convivencia sin discriminación, sin referencia a la mercantilización del bien común o al consumismo, reconociendo la dinámica intercultural y, de modo implícito, también la desigualdad.
La frase final del texto “Esta ciudad aún no existe, pero queremos que se haga realidad” refleja la convicción de las pobladoras de hacerse parte del proceso de transformación de la ciudad y de asumir un rol activo en la producción y gestión del hábitat; o sea, una definición concreta y localmente aterrizada del derecho a la ciudad.
Referencias
Cravino, Cristina (2018) “La ciudad (re)negada. Aproximaciones al estudio de asentamientos populares en nueve ciudades argentinas”, Ediciones UNGS, Los Polvorines, 2018. 320 p.
Sugranyes, Ana (2019) “Hacia la declaración de derechos de pobladores” en Revista Critica Urbana N°8, ver en http://criticaurbana.com/hacia-la-declaracion-de-los-derechos-humanos-de-pobladores
Vergara Perucich, Francisco (2018) “Macrocampamento Los Arenales, de Antofagasta para el mundo”, 5ver en https://regionalista.cl/columna-macrocampamento-los-arenales-de-antofagasta-para-el-mundo/
“La Pequeña Bolivia en Buenos Aires”: Siete años después.
Ver“La Pequeña Bolivia en Buenos Aires”: Siete años después.
Jair Marín Alaniz, Psicólogo, Estudiante del Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos UC. Investigador asociado del Instituto de Estudios Internacionales INTE – Universidad Arturo Prat
Resumen
La columna aborda a través de un enfoque etnográfico las prácticas de comerciantes bolivianos en el barrio Liniers de Buenos Aires, conocido como “la pequeña Bolivia”. A partir de los conceptos de trayectoria y habitus se concluye que a pesar de los esfuerzos normativos y policiales para desplazar el comercio ambulante, los migrantes han desplegado prácticas tendientes a la producción de un espacio transnacional, que resiste los procesos de aculturación mientras permite su inclusión social
Palabras clave: Migración – comercio ambulante – Buenos Aires

En año 2015, realicé una etnografía en barrio Liniers, que junto a los barrios de Mataderos y Parque Avellaneda conforman la Comuna 9 de la ciudad de Buenos Aires. Este barrio es conocido como “La Pequeña Bolivia”. Al respecto Parra (2021) sostiene que durante la década de 1980 Bolivia enfrentó una de sus peores crisis políticas y sociales, en contraposición a una particular estabilidad que caracterizó a la economía argentina durante el mismo periodo. Esto dinamizó el sector de la construcción demandando una gran cantidad de mano de obra. Lo anterior estimuló la llegada de numerosos trabajadores bolivianos a Buenos Aires, quienes se establecieron en las áreas del pericentro de la ciudad. Así, el barrio Liniers se transformó en el espacio urbano de referencia para la comunidad boliviana.
En un primer momento, muchas familias bolivianas se instalaron en el Mercado de Liniers, donde comenzaron a desarrollar un circuito inferior del comercio asociado a la venta de frutas y verduras. Sin embargo, en el año 1984 se decretó el cierre del Mercado, con el objetivo de construir un nuevo centro comercial orientado al ámbito del retail. Como consecuencia, algunas familias bolivianas comenzaron la venta ambulante en las veredas cercanas al Mercado. Con el paso de los años este ejercicio de apropiación del espacio le permitió a este colectivo posicionarse con diversos comercios establecidos, convirtiéndose en propietarios de números locales comerciales y consolidando de este modo un enclave urbano de relevancia material y simbólica para esta comunidad (Cárdenas, 2020).
De este modo, se constituyó “La Pequeña Bolivia” que puede entenderse como un fenómeno de entrecruzamiento entre culturas locales y redes globalmente articuladas. En este escenario, la colectividad boliviana tiende a ser excluida del circuito superior de la economía, pues no siempre cuentan con el capital, la tecnología y la organización necesaria. Sin embargo, logra insertarse en el circuito inferior, caracterizado por la informalidad a través de la participación comercial en ferias, ventas ambulantes, locales comerciales, albañilería, entre otros (Escobar y Di Nucci, 2012).
Durante mi primera visita al barrio logré conocer el proceso de articulación de este espacio de representación para los migrantes bolivianos, quienes conviven en el lugar hace más de tres décadas, logrando construir un pasar próspero y creando nuevas redes de apoyo para los migrantes recientes que enfrentan peores condiciones de vida. Sin embargo, durante mi regreso en el verano del año 2022, logré identificar que el barrio enfrentó numerosas transformaciones. El comercio ambulante que caracterizaba al barrio fue erradicado casi en su totalidad, numerosas propiedades se encuentran a la venta y los espacios de apoyo colectivo como organizaciones y radios comunitarias cerraron sus puertas. Por su parte, la pandemia por coronavirus obligó al cierre de las fronteras, por lo que la estación de buses donde solían llegar los migrantes desde Bolivia, disminuyó considerablemente su flujo de pasajeros.
En las entrevistas con los actores claves, estos me señalaron que hace algunos años comenzó a aumentar la vigilancia policial y con ello la erradicación del comercio ambulante, lo que derivó en numerosos episodios de conflicto. Por ello, algunos migrantes se trasladaron a otras áreas como Villa Celina. Sin embargo, la fuerza de la apropiación del espacio se resiste y los vecinos bolivianos han establecido diversas estrategias que derivan en disposiciones que les permiten enfrentar las nuevas condiciones impuestas desde la regulación estatal.
Todos estos cambios y desafíos que desde su llegada ha enfrentado la comunidad boliviana en Liniers, nos invitan a centrar la atención en el concepto de trayectoria. En esa dirección, Bourdieu (1998) sostiene que algunos agentes pueden mostrar un cambio entre la posición original y la actual dentro del espacio social, lo que da cuenta de un proceso de una gran variabilidad. En consecuencia, entendemos que la trayectoria corresponde a una serie de posiciones sucesivamente ocupadas por un mismo agente o un mismo grupo, pero en un espacio social en constante movimiento y sometido a incesantes transformaciones, donde el dinamismo de las disposiciones de los agentes jugará un rol preponderante.
Siguiendo esta discusión, Friedman (2016) problematiza sobre el dinamismo que atraviesa la configuración del habitus a largo de la trayectoria, dando cuenta del impacto las huellas emocionales de la movilidad social sobre los agentes. El autor sostiene que este dinamismo puede afectar desde las relaciones sociales, familiares e íntimas, hasta la propia coherencia ontológica del ser. Por tanto, esta noción del habitus llevada al ámbito de los estudios migratorios, contribuye a comprender su carácter dinámico y atemporal, pues se logra identificar un constante arrastre emocional de fidelidad hacia la clase social, los aspectos culturales o la memoria de los lugares de origen, lo que podría mantener a los migrantes anclados a las afinidades de su pasado, manteniendo el vínculo afectivo con las disposiciones anteriormente desplegadas.
En consecuencia, la trayectoria del colectivo boliviano en Liniers da cuenta de complejas y dinámicas estrategias para apropiarse y producir el espacio urbano, pero también del modo en que las espacialidades migrantes develan diversas prácticas para resistir a las barreras impuestas desde la cultura dominante en los lugares de destino, confrontado los procesos de aculturación y trabajando para alcanzar una mayor participación e inclusión social sin renunciar a los rasgos identitarios que lo caracterizan. Así, el habitus de los migrantes impactaría directamente sobre el hábitat y el proceso de reconfiguración del espacio urbano, alcanzado un carácter transnacional. Por tanto, en un contexto de constantes cambios e incertidumbre, quizás la única pertenencia es nuestra propia trayectoria que nos acompaña y se resiste a ceder ante las nuevas demandas del campo social.
Referencias
Bourdieu, P. (1998): La distinción. Criterio y bases sociales para el gusto. Madrid: Editorial Taurus.
Cárdenas, L. (2020). Los curanderos andinos de la Pequeña Bolivia, Liniers, Buenos Aires. Anduli, 19, 153-173.
Escobar, M. y Di Nucci, J. (2012). Circuitos de la economía urbana en la ciudad de Buenos Aires: el comercio étnico de la colectividad boliviana en el barrio de Liniers. Revista de geografía, 12, 99-122.
Friedman, S. (2016). Habitus Clivé and the Emotional Imprint of Social Mobility. The Sociological Review, 64(1), 129-147.
Parra, H. (2021). La colectividad boliviana en Buenos Aires: ensamblajes populares en la globalización. Buenos Aires: Editorial Teseo.
AMPRO: (re)acciones situadas, para una crisis en movimiento
VerAMPRO: (re)acciones situadas, para una crisis en movimiento
por Diego Carvajal y Vania Reyes
Resumen: Acciones divergentes al relato oficial son las que realiza la Asamblea abierta de migrantes y promigrantes de Tarapacá, AMPRO, para acompañar, orientar y asistir a quienes han debido realizar el ingreso al país por pasos no habilitados debido a la imposibilidad de obtener un visado que les permita el ingreso regular. En contra de la criminalización y marginalización de las corporalidades migrantes y solicitantes de refugio, AMPRO encarna la propuesta constituyente de un Estado social y democrático de derechos, de carácter plurinacional, intercultural y solidario.
Entre “nuevas normalidades”, neofascismos y consensos antimigrantes, la asamblea abierta de migrantes y promigrantes de Tarapacá, AMPRO, se posiciona como un referente y órgano visible de las principales reivindicaciones y líneas de acción que se dan en el norte grande, para poder dar visibilidad, respuesta o amortiguar de alguna forma, a la situación actualmente crítica, intersectorial y política que implica la migración desde esos limites fronterizos. Partiendo de la lógica y comprensión humanista del “derecho a migrar”, así como de las dignidades mínimas que migrantes y familias deben tener, esta asamblea hace un esfuerzo colectivo y en red por estar atentos y operativos a la conjunción conflictiva entre inmigración y racismo en territorios, asentamientos y refugios del norte grande, en particular en la región de Tarapacá. Todo esto en una pandemia que ha complejizado las cosas y que ha dificultado las trayectorias migratorias y solicitudes de refugio de estos grupos, y en donde el lugar de la frontera y de lo que conocíamos de esto se ha venido transformando a propósito de sus cierres, situándose ahora dentro de sus propias “nuevas normalidades” a los pasos no habilitados e informales que hace que estos grupos y corporalidades estén susceptibles de cualquier circunstancia trágica y al limite con sus vidas. Lo mismo cuando, tal cual se ha visto se instalan de forma temporal y precaria en las ciudades, son rechazados y expulsados violentamente por una ciudadanía que se niega a pensar de que se trata de un problema complejo de variadas aristas y articulaciones, y no de un conflicto unilateral propiciado por la suspensión de toda normativa, así como de la ausencia de una visión de derechos al respecto.
En este contexto de tensión, actual y de “movimiento” en curso, podríamos decir que lo que hace esta Asamblea, es precisamente hacerse cargo del carácter polisémico y multidimensional del asunto, ya sea desde acciones directas y presenciales en el territorio (asesorías y conversatorios), así como a partir de lo desplegado en medios y redes sociales. En efecto, y en el entendido de que los medios de comunicación formales, convencionales y cercanos al mercado del espectáculo televisivo, se han posicionado como una plataforma de irradiación de discursos de soberanía territorial y rechazo focalizado al migrante, promoviendo la xenofobia y el racismo, la Asamblea trabaja activamente y a nivel mediático, por visibilizar problemáticas, hacer sensibilización y diagramar puntos centrales para la discusión y apoyo de las realidades migrantes en estos territorios. Todo esto en un contexto de urgencias y de colaboraciones que se tornan vitales.
Es así como, desde la perspectiva del derecho y la justicia social, un tema de tantos que se ha abordado, en clave de comunicado, dice relación con la violencia que han sufrido los migrantes en la ciudad de Iquique, instalando aquí algunos principios básicos de racionalidad y entendimiento: “Rechazamos todo tipo de formas de violencia. ¿Acaso se olvida la piedad? ¿Acaso el raciocinio no hace entender que mientras nosotros los pueblos se matan, estos personajes que dicen regir el poder disfrutan de este espectáculo?” [1]En efecto, las brutales y consensuadas expulsiones que han vivido las comunidades de tránsito en la ciudad de Iquique[2], muestran como no sólo la relación entre inmigración y racismo nunca estuvo tan unida en mucho tiempo, sino también como grupos y organizaciones como AMPRO, deben agenciar acciones y (re)acciones inmediatas para poder incidir y proponer nuevas alternativas a las no dadas por la institucionalidad Regional y Estatal. Es así como luego de las expulsiones asociadas a una suerte de “legitimidad de la violencia”, se haya instalado un nuevo refugio a las afueras de la ciudad, para así alejarlos de la visibilidad de los iquiqueños, y de tal modo poder silenciar cualquier tipo de vulnerabilidad que en estos refugios pueda existir. En ese plano es que desde su posición (horizontal), se están haciendo cargo de lo que sucede con el “refugio de Lobito” observando de forma sensible lo que ahí acontece desde su gravedad. Tal como la Asamblea menciona, este refugio ha sido habilitado bajo la responsabilidad de la delegación presidencial de la región de Tarapacá y no cuenta con agua ni los demás servicios básicos, pero como se encuentra afuera de la ciudad, parece a nadie importarle. Plantean: “Albergue, si, pero con garantías…que sea de primera acogida y transitoria, que no se convierta en un centro de detención para expulsiones”[3] que son legitimadas por un grupo ciudadano y político no menor de la región.

[1] En: https://www.revistadefrente.cl/declaracion-de-ampro-tarapaca-frente-a-los-sucesos-en-iquique-contra-poblacion-migrante/ 2021
[2] Respecto a los ataques en la ciudad de Iquique, véase otro comunicado de la Asamblea: “Los ataques de odio hacia la población migrante vienen produciéndose desde septiembre de 2021 en Iquique, un día después de la ejecución del violento desalojo de un campamento improvisado en una plaza pública de la ciudad. La plaza “Brasil” fue ocupada durante nueve meses por numerosas familias migrantes venezolanas que transitaban por la ciudad en búsqueda de regularización, trabajo, salud y reunificación familiar. Al momento del desalojo realizado por el gobierno, en el que la Policía junto a la Municipalidad de Iquique desterraron las carpas, destruyendo sus pocas pertenencias y alimentos, habitaban ahí aproximadamente unas 200 personas, la mitad niños, niñas y adolescentes. Al día siguiente se convocó a una marcha ciudadana antimigrantes que, con toda la violencia avalada por el Estado, imitó el actuar de las autoridades persiguiendo y desterrando campamentos improvisados en distintos puntos de la ciudad, llegando a quemar carpas, colchones, ropa y juguetes pertenecientes a migrantes en situación de calle. Este triste episodio no fue el único, pues se dio otro ejemplo por parte de las autoridades: el lienzo del Gobernador de Tarapacá. El 25 de enero pasado, el edificio de la Gobernación regional amaneció con un gran lienzo en su frontis que decía: “Crisis migratoria, inseguridad y delincuencia nunca antes vivida en Tarapacá. Gracias presidente Piñera por el legado.” Disponible en : https://revistacomun.com/blog/un-nuevo-marcador-social-racial-para-migrantes-en-chile-del-lienzo-antimigrante-a-las-pulseras-del-albergue-lobito/
[3] https://www.instagram.com/ampro_tarapaca/
Pero sus comunicados no son sólo realizados por ellas, sino también en conjunto con otras entidades de tipo académico, por ejemplo, en el marco de un proyecto de investigación en conjunto con la Universidad Arturo Prat y la Universidad de Tarapacá, donde publicaron el “Diagnóstico de Salud de la Población Migrante Venezolana Irregularizada en Iquique” [1] que visibilizó que la situación de niños, niñas y adolescentes (NNA) es de particular cuidado en el contexto de los asentamientos informales callejeros, habiendo carencias respecto de la alimentación, a los espacios que habitan, no habiendo aquí ningún elemento básico y universal para habitar, exponiéndose a todo tipo de enfermedades a propósito de vivir en la calle. Otra articulación de tipo académico se da en el marco del proyecto Fondecyt 1210602 “Refugio en Chile: producción de corporalidades e impacto en la salud de los cuerpos en movilidad” [2], donde parte de sus resultados y discusiones criticas, han sido publicadas también en la prensa, planteando que la población venezolana ha “sido racializada” en los diferentes lugares en donde llevan a cabo sus tránsitos y cruces, ocurriendo episodios como lo sucedido en Iquique, lo que las lleva a pensar de que lo que ha sucedido ahí responde a un racismo complejo llevado a cabo a propósito de la “humillación, la segregación, la exclusión y la muerte”.
En el estudio plantean que el refugio de playa Lobito, es el lugar en donde se sigue “marcando” a esta población: “Lobito es un albergue financiado por ACNUR, ubicado a 22 km al sur de la ciudad de Iquique, en el desierto costero del norte de Chile. Cabe recordar las condiciones de aridez extrema del paisaje y del clima desértico, con una alta radiación diaria y bajas temperaturas nocturnas, que dificultan la habitabilidad. Sólo se puede llegar al sector del albergue en vehículo particular, pues no hay transporte público en esa dirección que lleva, coincidentemente, al aeropuerto en el que se han ejecutado varios operativos de deportación de migrantes. De acuerdo a información entregada por personal a cargo, actualmente habrían 140 hombres, 78 mujeres, 15 lactantes y 77 niños/as dentro del recinto y 47 hombres, 24 mujeres, 11 lactantes y 25 niños/as acampando afuera. Personas que han debido huir de la ciudad tras las últimas manifestaciones de odio de las que han sido víctimas”.
Lobito por tanto, como advierten en este estudio, es un territorio propicio para la expulsión e individualización de estas familias, disciplinando sus corporalidades con racionamientos carcelarios de comida, alejándoles de cualquier posibilidad de interactuar con la ciudad y sus oportunidades económico-humanitarias. Asimismo, tal cual ha sucedido en las cárceles chilenas en tiempos de pandemia, estos refugios, por sus condiciones de precaria habitabilidad y saneamiento se convierten en posibilitadores de contagios masivos. Además como se plantea en este estudio, quienes están en Lobito deben llevar una pulsera que los marca, delimita y censura a priori como existencias ilegales, bajo el consenso y veracidad instalada del migrante-delincuencia. Lo que nos lleva a pensar de que este refugio no es más que un centro de detención temporal para una posterior expulsión, que al mismo tiempo nos habla de “nuevas normalidades” carcelarias, ahora de tipo transitorio, no solamente continuas en el tiempo, y de tipo grupal (familiar), antes que individual.
[1] https://edicioncero.cl/2021/09/informe-y-diagnostico-de-salud-de-la-poblacion-migrante-venezolana-irregularizada-en-iquique/ este trabajo fue realizado por Nanette Liberona, Carlos Piñones , académicos de la UTA, Marioly Corona egresada de la UTA y Eduardo García, estudiante de la misma casa de estudios.
[2] https://revistacomun.com/blog/un-nuevo-marcador-social-racial-para-migrantes-en-chile-del-lienzo-antimigrante-a-las-pulseras-del-albergue-lobito/ Columna para este medio de prensa, realizado entre el AMPRO Tarapacá, Nanette Liberona Concha (Universidad de Tarapacá, responsable del proyecto Fondecyt 1210602), Camila Pérez Gallo (Fondecyt 1210602)

En todo este escenario de conflicto y de emergencia político-humanitaria, la Asamblea también trabaja en temáticas cotidianas de todos y todas las migrantes que pisan este territorio realizando acciones en conjunto, por ejemplo, para proporcionar asesorías jurídicas para eventuales procesos de regularización (extraordinaria) que surjan en este nuevo ciclo político. También trabajan en la orientación y asesoramiento de procesos laborales, dado que existe mucho abuso en esta temática, a propósito de la irregularidad migratoria y la vulnerabilidad institucional que ésta perpetúa[1]. Desde esta perspectiva asociativa, también véase como se articulan con juntas de vecinos, haciendo “jornadas de agitación y propaganda de las desigualdades laborales en la ciudad de Iquique”. Dado todo el sensible escenario, AMPRO también está involucrada, en conjunto con “Chile Migra”, con el quehacer de la nueva constitución, estando anclados a una plataforma de organizaciones migrantes y pro migrantes en Chile y de chilenos/as en el exterior – promoviendo la “iniciativa popular de norma constitucional N° 11.906 por el derecho a migrar en la nueva constitución”, donde se establecen 4 ejes centrales: derecho a migrar y al refugio.; plurinacionalidad e interculturalidad; nacionalidad y ciudadanía; derechos cívicos y políticos.

[1] https://www.lemondediplomatique.cl/orientacion-migratoria-en-tiempos-de-crisis-desde-tarapaca-campana-la-humanidad.html
Para cerrar, podemos decir de que la participación de estas ciudadanías activas y críticas de la institucionalidad migratoria actual, son fundamentales en el avance y consolidación de los cambios que el proceso constituyente en curso delinea en la conformación de un Estado social y democrático de derechos, de carácter plurinacional, intercultural y ecológico, como una República solidaria, democrática y paritaria. Empero, sobre todo porque Asambleas como AMPRO cuestionan y complejizan discursos y situaciones que son presentadas de manera unidireccional y oportunista por la institucionalidad pública y el anterior gobierno de Piñera, en contextos políticos inestables, para focalizar en la otredad, en este caso migrantes y solicitantes de refugio, asociatividades que marcan sus corporalidades como criminalizables y marginalizables, deshumanizándoles al punto de abandonarles en el medio del desierto más árido del mundo.
De ahí que la importancia que revisten asambleas como AMPRO en el contexto que hoy enfrentan migrantes y solicitantes de refugio en el norte grande de Chile es fundamental, porque generan un relato alternativo y proporcionan acciones de asistencia para quienes producto de una crisis política, social y económica en sus países de origen han emprendido trayectorias migratorias con la esperanza de generar mejores condiciones de vida para sí y sus familias.
Links de Internet y redes sociales consultadas:
https://www.uchile.cl/noticias/180118/especialistas-u-chile-acusan-racismo-en-politica-migratoria
https://www.revistadefrente.cl/declaracion-de-ampro-tarapaca-frente-a-los-sucesos-en-iquique-contra-poblacion-migrante/ 2021
https://www.instagram.com/ampro_tarapaca/
https://edicioncero.cl/2021/09/informe-y-diagnostico-de-salud-de-la-poblacion-migrante-venezolana-irregularizada-en-iquique/
https://www.lemondediplomatique.cl/orientacion-migratoria-en-tiempos-de-crisis-desde-tarapaca-campana-la-humanidad.html
Infancia Migrante | Adú (2020)
VerInfancia Migrante | Adú (2020)
[Por Natalia Aravena Solís, Geógrafa UdeC, Mg© en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente – IEUT, Estudiante Doctorado en Geografía UC]
Película: Adú (2020)
Dirigido por: Salvador Calvo
Premios: Ganador Goya 2021 Mejor Director, Mejor Actor Revelación (Adam Nourou), Mejor Sonido y Mejor Dirección de Producción. Ganador Medalla del CEC 2021 Mejor Música.
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=FxQ7Y3mgfec
Disponible en Netflix

Resumen.
Con tres historias basadas en hechos reales, Salvador Calvo cuenta en Adú (2020) la historia de millones de migrantes en el mundo. Cruda y real, la película presenta las perspectivas de los actores involucrados en los que entendemos como crisis migratoria: el migrante deseable como el turista y el activista europeo en África, la guardia civil en la frontera evitando el ingreso indocumentado y el migrante infante que por necesidad, peligro y abuso necesita protección, pero no la obtiene. Adú permite darle nombre y rostro a la migración, pero en especial le pone nombre y rostro al racismo, a la ceguera por comodidad y a la crueldad humana.
Palabras Clave. Migración, Infancia, Racismo.
Introducción.
¿Migrar es un derecho? O más bien, ¿para quién es un derecho migrar? Situada en África central, involucrando a los países Somalia, Camerún, Senegal, Mauritania, Marruecos en su historia e incluyendo las últimas ciudades españolas del continente africano, Adú (2020) muestra la cruda realidad de la migración en esta región del mundo, permitiéndonos cuestionar nuestro rol como espectadores de una realidad que está presente en todos los territorios.
¿Migrante Deseable?
La historia de Gonzalo y su hija Sandra se siente de pronto fuera de lugar, no porque sea algo difícil de creer, sino porque pareciera no coincidir con el mundo que la película presenta. Pero es real. Es el mismo mundo.

Kabila (guardia de la reserva de elefantes en Camerún) le señala a Gonzalo, que él no les agrada, porque pese a aportar dinero y ser un “migrante deseable” al ser europeo y animalista, que busca mejoras en la conservación de la vida silvestre africana, Gonzalo no ve a los seres humanos que le rodean, ni empatiza con su sufrimiento, sino que sólo se preocupa de los elefantes. Es un migrante poderoso, que pasa al lado de niños y no es capaz de llevarlos en su camioneta. Pareciera que la pared que indica el significado de racismo en Melilla es una definición de todos los gabrieles, y por eso su historia más molesta que inspira.
De fronteras y vallas.
La Guardia Civil (policía fronteriza) no tiene las herramientas, conocimiento ni apoyo para enfrentar la situación de todos los migrantes que intentan pasar la valla. Esa valla es la frontera… en otras partes del mundo es una muralla, una zanja, un río o un puente, pero esta frontera es siempre un obstáculo cruel. Una valla que dice no son bienvenidos, no son iguales a nosotros y no los dejaremos pasar, sin importar la situación que los aqueje.

Más allá de las intenciones de quienes trabajan como Guardia Civil, la violencia contra los migrantes es sistemática, y el mejor ejemplo de aquello son las devoluciones en caliente, como la de Massar en la película.
El derecho de migrar.
Migrar es parte de la condición humana. De acuerdo con la película 70 millones de personas migraron en el mundo en 2018, y la mitad de ellos fueron niñas y niños. La infancia sufre en mayor medida la migración, tanto por la falta de protección, los abusos y la incapacidad propia de su edad. Adú, Ali y Massar huyen del peligro, atravesando fronteras a pie, subiendo en la zona de carga de un avión, en camiones e incluso nadando. Adú pierde a toda su familia, su hermana y Massar, y termina en un centro de menores en Melilla… y hasta ahí sabemos, pero por la crudeza del relato hace pensar que su sufrimiento no ha terminado. Vendrá la discriminación, el extrañar lo cotidiano y por sobre todo el sentirse solo en el mundo, después de su separación forzada de Massar. ¿Qué derechos tiene este y todos los niños?

Conclusión
Adú (2020) resulta un relato crudo, pero necesario. Es recomendable verla acompañados en el caso de menores, pero igualmente verla, comprenderla y empatizar con los millones de niños, niñas y seres humanos migrantes. Cuestionarse si algunas personas tienen más derecho a migrar que otras, si un conflicto armado en cualquier país significa que los demás estén dispuestos a acoger a sus ciudadanos o si solo pasa si son migrantes europeos, caucásicos y de alta escolaridad. Y por sobre todo preguntarnos si queremos que exista la valla y que esto siga pasando.
Refugiados: migración y pobreza forzada | Tres canciones para Benazir (2021)
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[Por Natalia Aravena Solís, Geógrafa UdeC, Mg© en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente – IEUT, Estudiante Doctorado en Geografía UC]
Documental: Tres canciones para Benazir (2021)
Dirigido por: Elizabeth Mirzaei & Gulistan Mirzaei
Premios: Nominado a Óscar Mejor Cortometraje Documental (2022)
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=A51kP2EjuG0
Disponible en Netflix

Resumen. Tres canciones para Benazir (2021) es un cortometraje documental sobre una pareja casada joven, de una tribu afgana que vive en un campamento de refugiados es Kubul (Afganistán), un campamento para desplazados por la guerra. Shaista y Benazir Khan esperan a su primer hijo, en un ambiente hostil y sin oportunidades. Ante eso, Shaista decide unirse al ejército afgano, como una oportunidad, pero esta idea no es aceptada por su familia, así que debe dedicarse a recoger opio, lo que culmina en su adicción.
Palabras Clave. Afganistán, desplazados, amor.
Introducción.
Entre las malas razones para migrar, la migración como desplazados por la guerra debe estar entre las peores. Combinado con una necesidad general, pobreza en todos los sentidos, un estado de vigilia permanente ante las amenazas bélicas y la sensación de estar amenazados tanto desde lo externo como lo interno (“o nos bombardean los extranjeros o nos matan los talibanes”). Shaista solo llegó hasta tercer grado en su educación mientras vivía en Helmand, pero obligado a migrar a Kutul a causa de la guerra en Afganistán, sus opciones para trabajar y mantener a Benazir se reducen a hacer ladrillos que nadie compra o recoger opio.
El amor.
El cortometraje muestra a Shaista cantando en tres oportunidades a Benazir, quien en la primera ocasión se avergüenza como joven enamorada, y en la última parece más sufrir por la situación de su marido y sus hijos descalzos que preocupada de su amor. ¡Que haré contigo Afganistán! Exclama Shaista, ante las pocas esperanzas que tiene por vivir en su propia tierra.

La motivación de Shaista para mejorar su situación laboral es darle una mejor vida a Benazir, porque la ama, y eso se aprecia cuando le canta, cuando ríen y cuando disfrutan juntos de la caída de la nieve.
Las opciones.
Ante esta necesidad de mejorar sus vidas, Shaista decide enlistarse al ejército, pero para ello necesita que su familia lo apoye y no lo consigue. Sus opciones son escasas: o se dedica a hacer ladrillos y recoger opio, o entra al ejército y a su familia la matan los talibanes. Y peor aún, nadie quiere hacerse cargo de Benazir si algo le pasa a él.
Su familia le dice que los pobres como ellos no sirven para el ejército, que los afganos desplazados no tienen ni esa opción. El desplazado entonces no tiene opciones, más que intentar sobrevivir.
Conclusión
Tres canciones para Benazir (2021) muestra un problema no existe para nosotros fuera de las fronteras de esos otros países en conflicto como Afganistán: se trata de una migración forzada, pero es un desplazamiento intranacional que es conocido por países que han intervenido la región, como Estados Unidos.
El desenlace es lo más doloroso: las ilusiones destruidas por el miedo y la violencia, la adicción al opio y el amor aun permanece, impulsando a Shaista aún a querer mejorar. Y a cantarle a Benazir.
Bonus Track
Migrante (2019) Corto Animado, dirigido por Daniel Lezzi y Ezequiel Dalinger. Basado en testimonios reales y animado por latinoamericanos. En solo 5 minutos proyecta la diversidad cultural del continente y muestra los diversos motivos de los latinos para migrar: por educación, para conocer el mundo, por necesidad, por hambre, por falta de oportunidades. Asimismo, expone las dificultades de la migración, como no poder trabajar en tu profesión, la discriminación y extrañar la familia, los amigos, el hogar y lo cotidiano.
Disponible en Ondamedia.
(In)movilidad de migrantes en el Norte Grande de Chile
Ver(In)movilidad de migrantes en el Norte Grande de Chile
Aline Bravo Antropóloga y Magíster en Estudios Internacionales. Proyecto FONDECYT 1201130 y Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES)
Josefina Palma Abogada y estudiante de Magíster en Sociología, Universidad Alberto Hurtado. Proyecto FONDECYT 1201130, Colectiva Rizoma Intercultural.
Resumen:
Ante el aumento de la migración en Chile y el ingreso por pasos no habilitados, el norte del país ha sido objeto de políticas de seguridad nacional como la militarización en frontera o los estados de excepción constitucional, las que intentan frenar el flujo de personas. Estas medidas ponen el foco en la protección de la frontera y dejan a los territorios aledaños que reciben a las personas migrantes, al margen de los canales de inclusión. En un contexto de pandemia que suma a este escenario las restricciones sanitarias, se observan dinámicas de inmovilidad (detención-confinamiento) y de movilidad (desplazamiento– desalojo) que van configurando un escenario de vulneración de derechos humanos y un terreno fértil para la xenofobia y el racismo. Se requieren medidas de inclusión social que superen el imaginario bélico y la ficción de detener la migración, y que atiendan a las necesidades de las personas migrantes y de los territorios a lo largo y ancho del país.
Palabras clave: crisis – migrantes – Iquique

Las migraciones se han vuelto un elemento central de la agenda pública en los medios de prensa chilenos durante los últimos meses. La emigración desde Venezuela sigue en aumento, alcanzando los 6 millones de personas que han salido de ese país durante la última década. Ante este hecho, los estados de América Latina han tomado distintas estrategias; por ejemplo, Colombia, que instauró el Estatuto Temporal de Protección; o Perú, que creó el Permiso Temporal de Permanencia (PTP). En el caso de Chile, las medidas se han enfocado en disminuir sin éxito la migración irregular y el ingreso por pasos no habilitados en el norte de Chile. Estas decisiones políticas, más las medidas sanitarias, generan situaciones de inmovilidad cuyos efectos son nocivos para la convivencia en los territorios más afectados por la migración.
Desde los medios de comunicación y las políticas de gobierno, la atención ha estado centrada en las ciudades del Norte de Chile que comparten frontera con Perú y Bolivia. Lo que históricamente se ha denominado “Norte Grande”, nomenclatura que responde a cualidades geográficas y administrativas y que constituyen las cinco regiones naturales de Chile, recientemente ha comenzado a ser llamado “Macrozona Norte”. Esta nomenclatura instala, desde los discursos oficiales, un léxico de estrategia bélica acompañado de medidas que involucran a actores militares en la toma de decisiones. Mismo léxico que durante los últimos años se ha utilizado para denominar a la Región de la Araucanía y sus alrededores como “Macrozona Sur”, instaurando en ambos territorios estados de excepción constitucional que amplían la capacidad de intervención militar.
La migración es un asunto de seguridad, pero no de seguridad nacional sino de seguridad humana, en términos tales que no puede ser limitada por una visión dicotómica nosotros/otros, nacionales/migrantes. El deber de garantía de derechos que tienen los Estados aplica a todos sus habitantes, entre los que están las personas que han sido objeto de la migración forzada. En tanto su país de origen no otorga las condiciones necesarias para que desarrollen una vida bajo ciertos mínimos de bienestar, la alternativa es migrar a pie hasta el Cono Sur de América Latina.
Es innegable que la ciudad de Iquique y las demás comunas cercanas a la frontera con Bolivia se han visto afectadas por el aumento de la migración que ingresa por pasos no habilitados en la zona, principalmente cerca del paso fronterizo Pisiga-Colchane. El territorio ha recibido una cantidad de personas mayor a la habitual, con necesidades propias de quienes migran de manera forzada, lo que genera presión respecto de los servicios y prestaciones públicas que ya eran escasos y deficientes, aumentando las tensiones entre quienes han visto alterada su vida cotidiana en esos sectores.
Cuando visitamos Iquique en julio y luego en noviembre del año 2021, en el marco de nuestro trabajo académico, nos acercamos a distintas historias de desplazamiento y también de inmovilidad.

Uno de los casos emblemáticos fue la Plaza Brasil, espacio público ubicado en el centro de la ciudad, que sirvió de hogar provisorio para los recién llegados desde fines del año 2020. Se instalaban con lo puesto y armaban sus carpas siguiendo cierta organización que le daba al lugar una dinámica de convivencia, la cual se iba manteniendo a pesar de los recambios de quienes lograban seguir camino hacia el sur o conseguir alguna alternativa habitacional en tomas de terreno en Alto Hospicio, comuna ubicada en los altos de la ciudad de Iquique. Los niños y niñas jugaban con bicicletas que les donaban: “Plaza Brasil es calidad”, nos comentó uno de los niños, “acá jugamos, tenemos amigos”; estaba junto a su abuelo, el mayor de los habitantes de la plaza, con quien cruzó las fronteras para encontrrarse con su mamá en Santiago. En septiembre de 2021, tras ser declarada zona de riesgo sanitario, las autoridades lograron el desalojo por la fuerza pública y la Plaza Brasil quedó cercada por una reja, impidiendo el paso de los transeúntes.
Conocimos a una familia que llevaba varios días intentando desplazarse de Iquique hacia Concepción. La primera vez que los vimos, la familia recorría las calles en busca de la organización que les entregaría pasajes al sur. La segunda vez que nos encontramos, días después, estaban en un semáforo afuera de la histórica Escuela de Santa María de Iquique; el dinero ya se les había acabado y no podían moverse de la ciudad porque sus certificados de PCR se habían vencido de tanto esperar. “Es como si quisieran que nos quedemos acá”, dijo la mujer.
La permanencia en situación de calle ha generado reacciones negativas de parte de los transeúntes, quienes ven cómo la ciudad se va poblando de personas supuestamente “en tránsito”, pero que enfrentan dificultades de moverse a otros lugares del país.
Frente a la crisis generada por la falta de políticas públicas, a fines de 2021 la autoridad estableció dos albergues: uno de tránsito en Colchane y el otro a las afueras de Iquique, en Lobito. Este último está pensado como un albergue nocturno, por lo que solo se otorga una comida diaria; sin embargo, queda a cuatro horas caminando desde la ciudad de Iquique, ante lo cual las personas permanecen día y noche en el lugar. El albergue tiene capacidad para 300 personas y se ha encontrado varias veces en su máxima capacidad, por lo que fuera de él se han instalado a pernoctar otros/as migrantes, en carpas o viviendas improvisadas con cartones y otros materiales. En una visita el 17 de febrero de 2022 se identificaron: 170 personas durmiendo en la intemperie, 50 de ellas menores de edad, 11 de ellas gestantes -una de ellas con apendicitis, que debió ser trasladada de urgencia en ambulancia-, un adulto y un adolescente viviendo con VIH, personas con infecciones de diverso tipo y enfermedades crónicas sin tratamiento, como asma, y personas con discapacidad. No hay control de contagios de COVID.
Alejado de la ciudad, sin conectividad ni transporte público y sin las condiciones mínimas para la habitabilidad, este refugio arriesgaba convertirse en un centro de detención alejado de los servicios humanitarios y de seguridad, con imposibles vías de inclusión social, tal como lo denunciaran las organizaciones de migrantes antes de implementarse esta medida.

Frente a la exclusión, esperanza
Frente a las fantasías excluyentes de quienes creen que se puede detener la migración con expulsiones en caliente o estados de excepción, al costo humano que sea, creemos importante activarnos desde soluciones que respondan a las necesidades del país para dejar atrás los escenarios de xenofobia y criminalización que se han vivido en los últimos meses. Dos propuestas son las que el nuevo gobierno de Gabriel Boric presentó en el marco de su campaña. La primera, el mecanismo de empadronamiento de las personas que, aplicado desde un enfoque de derechos humanos, será sin duda una puerta hacia la inclusión social; la segunda, el apoyo en el traslado hacia las ciudades que más requieren del trabajo que pueden aportar quienes vienen a Chile en busca de una mejor vida para ellos y sus familias. Se trata de compromisos de campaña que nos hicieron soñar con que las cosas pueden ser distintas. Esperamos que durante este gobierno la esperanza le gane al miedo de ser migrante en Chile.
Referencias
https://www.latercera.com/nacional/noticia/una-comida-al-dia-y-a-cuatro-horas-a-pie-de-la-ciudad-las-condiciones-de-lobito-el-albergue-para-los-migrantes-irregulares-de-iquique/TL7PADRA3NB4BABBZELD3YDPLY/#:~:text=Iquique-,Una%20comida%20al%20d%C3%ADa%20y%20a%20cuatro%20horas%20a%20pie%20de,los%20migrantes%20irregulares%20de%20Iquique&text=En%20medio%20de%20dunas%20y,irregulares%20que%20se%20han%20autodenunciado.
Fragmentos Urbanos | Revista PLANEO y su caleidoscopio urbano - territorial
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Revista Planeo Nº 50 Fragmentos Urbanos; Diciembre 2021
[Por: Patricia Fernández Vicente, Trabajadora Social Universidad del Bío-Bío, Magíster Interdisciplinario de Intervención Social, Universidad Alberto Hurtado]
Libro: Fragmentos Urbanos
Autoría: Piera Medina & Arturo Orellana (Eds.)
Ilustraciones: Fabián Todorovic
Editorial: RIL Editores – Santiago de Chile
Año: 2019
Disponible en https://rileditores.com/tienda/fragmentos-urbanos/
Im. 1 Portada Libro
Resumen.
Fragmentos Urbanos presenta un caleidoscopio de experiencias y aprendizajes que se han desarrollado durante 5 años de historias, entrevistas, pensamientos e investigación cautelosa, con una prospectiva sobre diferentes temáticas que involucran lo urbano y territorial. Incluye aspectos políticos e institucionales, culturales, históricos y patrimoniales, identificando derechos y deberes entorno a la persona en el barrio, ciudad o territorio donde habita y su participación, comunicación y vínculos entre vecinas y vecinos. Así también, permite comprender que las instituciones públicas, autoridades y profesionales deben y requieren una visión a largo plazo, escucha y procesos participativos multisectoriales e integrales.
Palabras Clave. Ciudad, Urbano, Reflexión
Introducción.
En Fragmentos Urbanos cada apartado contiene un conjunto de relatos que capítulo a capítulo componen y validan comportamientos, actitudes y aprendizajes que por un momento fueron normalizadas, y como éstos, se transformaron en mecanismos educativos, sociales, culturales, políticos y muchos otros que componen lo urbano – territorial.
Im. 2 PLANEO 7 Políticas e Instrumentos | Fuente: Fragmentos Urbanos (2019)
Se desarrolla un relato más allá de la escritura, para dar paso a la ilustración y arte, con una dosis de realidad e ironía que no dejan de estar en el mismo plano. Ejemplificando con gran agudeza las diferentes acepciones sociales, medioambientales, accesibles, interculturales y sobre todo estructurales en las que se encuentra el territorio, ciudad y barrio que se desfragmenta para su mejor comprensión en el cómo habitar y cómo mejorar.
El Caleidoscopio.
La sinergia que se genera entre los relatos, ilustraciones y revalorizaciones de lo urbano, se presenta de una manera orgánica, permitiendo una aproximación a conocer, en detalle, aquellas cosas que nos son obvias, lógicas y típicas, sino que, quizás ahora durante la pandemia por COVID-19, se han abierto desde cuestionamientos contingentes a la forma en que se planifica lo urbano – territorial.
Así también, se propone en Fragmentos Urbanos, una necesidad de participación en lo urbano con conciencia del poder y conocimiento que se tiene, vinculando una mayor capacidad de observación y reconocimientos de los usos que le son asociados a los diferentes territorios. Así también, permite reconocer a quienes pertenecen esas voces y que características tienen, ya que existe una relación intrínseca entre el paisaje vivido, la realidad, y la subjetividad que cada persona le otorga a un mismo espacio. Esos diálogos, deben saber leerse, para que nadie quede fuera de la conversación y de poder observar todas las facetas del Caleidoscopio.
Im. 3 PLANEO 2 Participación en Disputa | Fuente: Fragmentos Urbanos (2019)
Se van sumando cada vez más y más características que nos conducen hasta la planificación urbana de la ciudad, y cómo esta, debe dejar de ser vista de manera aislada, sino como parte del territorio. Hoy en día se requiere una mayor complejidad, en la que se construyan estándares comunitarios de habitar, capaces de administrar sus residuos domiciliarios, reciclaje y la noción del medio ambiente.
Conclusión.
Fragmentos urbanos permite un acercamiento a la discusión urbana – territorial, con un lenguaje que permite a disciplinas de la salud, educación y ciencias sociales explorar una comprensión compleja y multisistémica que se han elaborado durante este proceso. El resultado: un caleidoscopio que mientras más lo observemos, nuevos patrones se presentan, nuevas temáticas, nuevos cuestionamientos y ante ello una mirada siempre fresca hacia lo urbano – territorial.
El Comienzo de la Vida y El Comienzo de la Vida: allá afuera
VerEl Comienzo de la Vida y El Comienzo de la Vida: allá afuera
Revista Planeo Nº 50 Fragmentos Urbanos; Diciembre 2021
[Por: Francisca Moraga Núñez, Antropóloga Pontificia Universidad Católica de Chile, Estudiante Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC.]
Documental: El comienzo de la vida (2016) El Comienzo de la vida 2: La Naturaleza (2020)
Dirigido por: Estela Renner | Renata Terra
Producción: María Farinha Filmes, Estela Renner, Luana Lobo y Marcos Nisti | Ana Lúcia Villela, Estela Renner, Marcos Nisti y Luana Lobo
Trailers: https://www.youtube.com/watch?v=0OCT6rh3WQs https://www.youtube.com/watch?v=-DKMDrKA0TE
Disponible en Netflix
Im.1 Póster Documental | Fuente: Netflix, 2016.
Resumen.
Se presentan familias de diferentes países, culturas y niveles socioeconómicos, y diversos expertos, desde educadores a científicos, invitan a reflexionar sobre la importancia de considerar los primeros años de vida de los “pequeños humanos”. Las/os niñas/os prestan mucha atención y son sensibles a su entorno emocional, físico, social, y ambiental. A partir de la experimentación, ellos van tomando esa información para resolver patrones y ver lo que funciona en el mundo. En este contexto, como comunidad, debemos pensar y actuar para que los primeros años formativos de los pequeños humanos sean significativos, y así puedan ser ciudadanos conscientes.
Palabras Clave. Infancia, Medio Ambiente, Ciudad.
Im.2 Póster Documental | Fuente: Netflix, 2020.
Introducción.
Diversos avances científicos han relevado el papel central que tienen los primeros años de vida en la formación de futuros ciudadanos conscientes en todas sus dimensiones: social, política y ambientalmente. Bajo esta temática se centran los documentales de Maria Farinha Filmes El Comienzo de la Vida y El Comienzo de la Vida 2: La Naturaleza, estrenados en 2016 y 2020 respectivamente.
Se nos van mostrando familias de diferentes países, culturas y niveles socioeconómicos, y diversos expertos, desde educadores a científicos, quienes nos invitan a reflexionar sobre la importancia de considerar los primeros años de vida de los “pequeños humanos”. En este sentido, los documentales tienen como objetivo mostrar que las acciones que realizamos como sociedad durante las infancias tendrán grandes repercusiones positivas o negativas en el futuro de la humanidad.
Im.3 El Comienzo de La Vida 2 | Fuente: Netflix, 2020.
Cuando ponemos atención en el comienzo de una historia podemos cambiar todo para bien.
El Comienzo de la Vida inicia distintas madres en su proceso de parto, y continua con la potente frase de Vea Vecchi “cada niño que nace es una especie de sorpresa para la humanidad, y para mí ese es el espíritu con el que debemos darle la bienvenida a un niño”. Nos invita a eliminar la preconcepción adultocentristas en que las/os niñas/os son irracionales y egocéntricos, mostrándonos la espectacular capacidad de asombro que poseen los infantes, convirtiéndoles en los mejores científicos y alumnos en el universo.
En la segunda entrega El Comienzo de la Vida 2: La Naturaleza el tópico sigue siendo el mismo, sin embargo, a diferencia de la primera, esta prioriza las experiencias de las/os niñas/os. Específicamente, va explorando la importancia de la interacción temprana con la naturaleza para aprender a amarla, cuidarla y, sobre todo, para entender que somos parte de ella.
Las/os niñas/os prestan mucha atención y son sensibles a su entorno emocional, físico, social y ambiental, a partir de la experimentación ellos van tomando esa información para resolver patrones y ver lo que funciona en el mundo. Ambos documentales argumentan que las/os niñas/os no son contenedores vacíos que los adultos llenan de conocimientos, sino que desde el momento en que ellos nacen van recopilando distintas experiencias que les permiten ir generando conocimientos valiosos para la vida.
En las ciudades las/os niñas/os sufren una reducción de sus horizontes de infancia, es decir, que en la actualidad los niños en la vida cotidiana tienen menores libertades. Las lógicas de urbanización vertical y de zonificación de espacios, ha generado que las/os niñas/os no tengan donde jugar, pierden espacios de compartir con adultos y otras niñas/os. Ante ello, se deben ofrecer espacios en la ciudad a los pequeños humanos para que puedan experimentar su propia existencia, los adultos deben dejar que las/os niñas/os vayan y prueben cosas.
La naturaleza está llena de partes sueltas, ramas, hojas, hormigas, entre otros elementos, que ayudan a las/os niñas/os a moverse, tocar, sentir el planeta y jugar, crecer y percibir la naturaleza. Un infante que interactúa con la naturaleza tiene un entorno de juegos vivo y orgánico, aunque los espacios sean seminaturales como las plazas en la ciudad. La naturaleza le permite a las/os niñas/os experimentar una relación diversa, todas las cosas son de formas y sentidos que pueden explorar y sentir, desde una perspectiva naturalista, ética, moral, de belleza, y de los sentidos.
Im.4 El Comienzo de la Vida | Fuente: Netflix, 2016.
Conclusión. Se necesita una aldea para criar un niño.
Existen distintas experiencias de familias, de diversos países, culturas y nivel socioeconómico, van elocuentemente mostrando que el cuerpo del niño/a necesita estar en movimiento, y que sus madres, padres y cuidadores, deben permitir que ellos experimenten el entorno natural y artificial que los rodea.
Para criar a las/os niñas/os se necesitan tiempo y espacio, por lo que se debe des-institucionalizar la ciudad para que esta sea amigable con las infancias, por ello es necesario que toda la comunidad, niños, otros padres y otras personas apoyen en este proceso. Además, nos invitan a pensar desde la perspectiva de los niños, y a cuestionarnos la forma en que se está construyendo el entorno. Hay que preguntarse cómo hacemos para que la naturaleza y los espacios de la ciudad estén ahí, con sus propios lenguajes y colores, y para que las/os niñas/os puedan experimentarla, sentirla y visitarla diariamente.
Finalmente, nos invitan a reflexionar sobre las prioridades de la sociedad: invertimos en lazar cohetes al espacio, en explorar Marte, pero no invertimos en el principio de la vida. El entorno de las ciudades no está planificadas para que las/os niñas/os elijan, observen y experimenten. Como comunidad, debemos pensar y actuar para que los primeros años formativos de los pequeños humanos sean significativos, y así puedan ser ciudadanos conscientes.
Cochas de Peine | Diseño de un espacio de desarrollo local para la comunidad indígena de Peine
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Revista Planeo Nº 50 Fragmentos Urbanos; Diciembre 2021
[Por: Piera Medina Ziller: arquitecta urbanista, co-directora Centro de Estudios Territoriales ANTIS, y directora ejecutiva Fundación Escala Común.
Daniela Fullerton Moreno: arquitecta urbanista, co-directora Centro de Estudios Territoriales ANTIS, y profesora adjunta facultad de arquitectura, Universidad de Valparaíso
Resumen:
El proyecto consiste en el diseño arquitectónico para el mejoramiento del entorno de Cochas de Peine y nuevo Centro de Oficios comunitario. Se plantea como estrategia para el fortalecimiento del desarrollo local de la comunidad atacameña, inscrita dentro de un contexto de turismo intensivo, y pretende mediante el mejoramiento de la calidad de servicios, accesibilidad y espacios de reunión y encuentro, potenciar este hito de gran valor para la comunidad, como un enclave dentro de la ruta turística de Atacama. El proyecto se plantea desde una perspectiva sustentable, que integra la cultura ancestral tanto en su arquitectura propuesta, como en la conformación de un centro de oficios que articule el turismo con la pertinencia indígena y desarrollo de artesanía tradicional.
Palabras clave: Desarrollo local; pertinencia cultural; Cochas de Peine.
El contexto andino de Peine
La localidad de Peine se ubica en la región de Antofagasta, a 2.400 msnm en una zona geográfica comprendida como piedemonte altiplánico, mediando entre la Alta Puna (sobre 4.000 msnm) y el Salar de Atacama, alineada al igual que los principales poblados, a la desembocadura de los cañones de quebrada y alejada de la ajetreada zona turística de San Pedro de Atacama.
Im1 Esquema localidades andinas; Fuente: Libro Saberes Arquitectónicos
Posee un paisaje cultural único, de enorme valor patrimonial y belleza en su forma construida, propia del legado de saberes constructivos y de las formas de habitar de las culturas originarias. Esto le otorga un carácter especial al poblado, con una cultura viva reflejada en su identidad arquitectónica, la cual se expresa en su dimensión material y territorial, que ha dado forma a un hábitat particular, en consonancia con el espacio territorial original (Bustos, 1999), y evidenciando inventivas de alto arraigo a su entorno que aparecen gestadas en conjunto entre las personas y su lugar. Para los likan antai, el territorio es entendido en toda su extensión, en tanto provee de alimento para los animales, materiales para sus obras, suelo para los huertos y agua para permanecer y vivir allí.
Esta identidad arquitectónica se caracteriza por el uso de piedra como expresión propia de los atacameños de piedemonte, y otras técnicas vernáculas basadas en el uso de la tierra, tales como albaliñería con piedras y uso de barro hecho con agua salada, mezcla de barro con guano de aves para alivianado e impermeabilizado del adobe, y la utilización de la madera de cactus y/o chañar en sistemas de entramado de techumbres, muros, y puertas (Fullerton & Medina, 2017).
Fotos técnicas constructivas / Fuente: Libro Saberes Arquitectónicos, autoras
Peine forma parte del sistema de ayllus de la comuna, y se caracteriza por el trabajo de tierras agrícolas comunitarias, aspecto que determina las lógicas funcionales locales en la distribución y organización del poblado. Este se emplaza en una ladera en pendiente y próximo a la quebrada que lo provee de agua, lo cual favorece el aterrazamiento y aprovechamiento de las tierras para el cultivo, y el ordenamiento del poblado según distinas funciones: huertos comunitarios, viviendas, y refugio para los animales (Fullerton & Medina, 2017). Para las culturas originarias, toda fuente o lugar donde nace el agua es comprendida como un lugar sagrado, que provee vida y permite sostener la vida en contextos de gran escasez.
Im 3. Foto poblado Peine – Plano ubicación cochas / Fuente: autoras
Cochas de Peine: un enclave para su desarrollo local
En el límite entre la quebrada y el sistema “urbano” de Peine, se emplazan las Cochas de Peine: piscinas naturales características de esta localidad, y que poseen un gran valor para sus habitantes. Si bien Peine se encuentra próximo a las principales rutas turísticas presentes en la comuna, se mantiene aún en una condición periférica ante el desarrollo turístico local, principalmente por la accesibilidad y la falta de equipamiento que soporte las actividades de turismo. Este lugar emblemático requiere de un reacondicionamiento que permita nuevas actividades, mayor accesibilidad y mejores condiciones de comodidad para sus visitantes.
Im 4. Foto Cochas de Peine / Fuente: autoras
El proyecto Cochas de Peine surge como respuesta a una necesidad de la comunidad indígena de Peine, para dar forma al desarrollo local sostenible desde el mejoramiento de este hito para la comunidad. Como base para el desarrollo del proyecto, se planteó un proceso colaborativo entre el equipo técnico del Centro de Estudios Territoriales ANTIS y la comunidad, desglosado en actividades de levantamiento de necesidades y requerimientos en terreno, procesos de co-creación y definición de estrategias de desarrollo.
Como resultado se genera el diseño arquitectónico para las obras de mejoramientos del entorno de las Cochas de Peine, entregando a este valioso lugar comunitario, un mejor estandar de servicios, accesibilidad, lugares de descanso y reunión, así como apoyo y asesoría técnica en los pasos a seguir para la obtención de permisos y resoluciones que lleven a integrar la red turística de la comuna. Además, se incluye el diseño de un espacio nuevo denominado Centro de Oficios, con talleres y salas de trabajo para el desarrollo de artesanías locales. Mediante el diseño y mejoramiento de este hito, la comunidad busca acercar el turismo a la zona, pero de forma sostenible con las capacidades de la localidad y sin generar un uso exponencial que ponga en riesgo el pulso propio del pueblo.
Im 5. Vista aérea proyecto completo / Fuente: autoras
Así es como, junto con la plaza, la iglesia patrimonial, y la casa de huéspedes de Peine, todas ellas ubicadas en la parte alta del poblado, el proyecto de las Cochas, emplazado junto a los demás equipamientos, consolidaría un eje que invite a los turistas a disfrutar y a potenciar el trabajo artesanal de oficios ancestrales como parte de sus atractivos y puesta en valor.
El proyecto se plantea entonces como parte de un sistema urbano que no irrumpe en el paisaje, sino más bien, potencia sus atributos y el paisaje natural del salar y de la quebrada que situa la mirada desde lo alto de las Cochas. Para ello, se proyecta una arquitectura basada en el uso de técnicas arquitectónicas tradicionales, que definen su identidad edificada acorde al paisaje construido, y que además, podrán ser ejecutadas por los cultores locales de piedra y cantería.
En respuesta a la norma, se definió una estrategia que plantea la construcción subterránea de gran parte del edificio del Centro de Oficios, y en su parte alta, una explanada que se va elevando sobre este techo habitable para culminar en un mirador hacia el Salar de Atacama, generando de esta manera una nueva altura para el entorno, con una inclinación suave que no irrumpe en el paisaje, sino que se integra continuando el suelo existente, creando espacios de encuentro y acceso a los talleres a través de un patio comunitario
Im 6. Vista Explanada proyectada
A nivel programático, el proyecto con 390 m2 útiles, considera el diseño de nuevos espacios que complementan el uso de las Cochas, como cafetería, mejoramiento de baños y boletería.
Estos se plantean acompañados de un diseño de obras exteriores de accesibilidad universal y paisajismo propio de la zona climática, las cuales incluyen lugares de descanso, sombreaderos, conchanas, miradores, entre otros.
El diseño del nuevo Centro de los Oficios Artesanales de Peine de 250 m² útiles, contempla espacios para la ejecución de talleres de tradición artesanal y gastronómico, enseñanza y transmisión de saberes, y sala de venta de los productos de artesanía, específicamente de artesanía en piedra, madera, tejidos, y gastronomía local.
Una vez terminados los proyectos de especialidades, se espera que esta iniciativa pueda llevarse a cabo a través de diversos financiamientos que permitan a la comunidad atacameña de Peine contar con un espacio comunitario y recreativo de calidad, que facilite y fomente el turismo sustentable, y su incorporación a la ruta turística de la comuna desde una perspectiva respetuosa con el medio ambiente y con la identidad, permitiendo el desarrollo local.
Este proyecto fue financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Fondart Nacional Creación en Arquitectura.
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Referencias
Bustos, A. (1999); “Etnografía atacameña”; Facultad de Educación y Ciencias Humanas, Editorial Universidad de Antofagasta; Dirección de Extensión y Comunicaciones, Facultad de Educación y Ciencias Humanas. Instituto de Investigaciones Antropológicas, primera edición.
Fullerton D., Medina P. (2017): “Saberes Arquitectónicos: las formas vernáculas del altiplano” Colección Estudios Urbanos UC, Ril Editores.
OH! Stgo, fomentando el vínculo entre ciudad, aprendizaje y cuidados
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Revista Planeo Nº 50 Fragmentos Urbanos; Diciembre 2021
[Por: Magdalena Novoa Echaurren. Doctora en Arquitectura, Profesora Asistente, Departamento Planificación Urbana, Universidad de Illinois Urbana-Champaign y Codirectora de Fundación Aldea y OH! Stgo]
Resumen
Open House Santiago (OH! Stgo) es un evento anual de celebración de la ciudad contemporánea organizado por Fundación Aldea. Una vez al año, abrimos las puertas de numerosos edificios y espacios en diversos sectores de Santiago que habitualmente no son accesibles para el público. En este texto, invitamos a reflexionar sobre uno de los objetivos principales de OH! Stgo, que se centra en la relación entre aprendizaje y ciudad, entendida como productora de sentidos y de derechos, que permite a las personas, a partir de la experiencia directa con el entorno urbano, pensar críticamente la ciudad y la manera en que podemos influir en su construcción. En el contexto de la crisis sanitaria global y los crecientes procesos de transformación social que vive Santiago, planteamos la importancia de considerar sus espacios urbanos como entornos que atienden y educan en el cuidado, como un principio y capacidad que todos/as, mas allá del género, debemos aprender.
Palabras clave: ciudad, aprendizaje, cuidado
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Los entornos urbanos definen el desarrollo de las personas, su calidad de vida y la manera en que se construye la sociedad. Organizaciones como las Naciones Unidas han avanzado en proponer medidas para fortalecer la toma de conciencia en la manera en que planificamos y construimos nuestras ciudades, promoviendo el derecho a la ciudad. Es decir, el derecho de todas las personas a habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar entornos urbanos justos, inclusivos, seguros, sostenibles y democráticos, como bienes comunes para una vida digna (ONU, 2020). El derecho a la ciudad nos exige construir ciudades para todas las personas incluyendo, las mujeres, las personas que viven en la pobreza o en situaciones de riesgo ambiental, trabajadores de la economía informal, grupos étnicos y religiosos, personas LGBTQ+, personas con discapacidad, la niñez, jóvenes, personas mayores de edad, migrantes, personas refugiadas, habitantes de la calle, víctimas de la violencia y pueblos indígenas (ONU, 2020). Cuando pensamos en el derecho a la ciudad y en la inclusión de todos y todas en cómo diseñamos y planificamos nuestros entornos, la participación activa y vinculante de sus habitantes adquiere especial importancia, ya que sin ellos/as no es posible construir un diálogo político que permita desarrollar soluciones adecuadas a la diversidad de problemas que existen en nuestras ciudades.
En este contexto, OH! Stgo nace para fomentar la relación entre aprendizaje y ciudad, para contribuir a la elaboración de reflexiones y argumentos críticos sobre la ciudad y la manera en que podemos influir en su construcción[1]. Esta relación formadora se inspira en “la ciudad educadora”, enfoque que comprende a esta como escenario de aprendizaje que impregna fuertemente la dimensión subjetiva de los habitantes (AICE, 1990). Con las propuestas emanadas de la Unesco en 1972 y la carta que emerge del congreso internacional de ciudades educadoras realizado en 1990 en Barcelona, se abrió una perspectiva que hizo posible que en algunos países de América Latina se desarrollaran políticas y programas educativos utilizando a la ciudad como plataforma educativa (Llano y Chavarro, 2017). En Colombia, por ejemplo, la Ley General de Educación propone la idea de ciudad educadora como un complemento a la educación formal (Llano y Chavarro, 2017). Sin embargo, en Chile, a pesar de que más del 87% de la población vive en zonas urbanas, y cerca de un 40% en Santiago, la ciudad no forma parte del curriculum escolar y existen escasas instancias para enseñar dentro de la educación formal la importancia del urbanismo, la arquitectura y la planificación en la construcción de sociedades más democráticas e inclusivas.
OH! Stgo, por lo tanto, se conforma como una plataforma de aprendizaje interdisciplinar e inclusiva que intenta dar cuenta de la pluralidad de las comunas, barrios, calles, poblaciones, villas, infraestructura y espacios que le hacen bien al habitar en la capital. Una vez al año, más de 150.000 personas participan de visitas y recorridos guiados por los mismos actores que participaron en su diseño, gestión y/o construcción para aprender de manera directa de estos espacios. De esta forma, creamos espacios de mediación, aprendizaje colectivo y diálogo entre la ciudadanía, activistas, profesionales y actores públicos que influyen en la forma en que se decide y materializa nuestro medio ambiente construido. Así, permitimos a un público amplio agudizar la mirada crítica sobre la ciudad contemporánea como un importante factor de desarrollo cultural y social. Por ejemplo, un 49% de les participantes encuestados en la versión de OH! Stgo 2018, manifiestó que gracias a este evento ha podido conocer por primera vez una comuna de la capital que de lo contrario no habría visitado y un 97% afirma haber mejorado su percepción sobre Santiago.
Entender la ciudad como plataforma de aprendizaje que contribuye al fortalecimiento de la identidad urbana y la formación ciudadana, nos ayuda a comprender el significado e importancia de la vida pública y la convivencia, así como también el valor de la diversidad, de la memoria colectiva, y de la mirada crítica respecto a cómo se han construido e inscrito las narrativas históricas en el entorno urbano. OH! Stgo al ofrecer oportunidades para aprender cómo se materializan y funcionan los espacios que habitamos y cómo estos influyen en nuestro diario vivir, también nos entrega un espacio para entender las tensiones que existen en nuestra ciudad, la producción social y cultural de los entornos, las decisiones políticas y la importancia del derecho a la ciudad para crear prácticas más democráticas en su construcción.
La quinta versión de OH! Stgo que se realizará en enero de 2022, busca aprender y reflexionar sobre los cuidados y la ciudad, tema que ha emergido con gran fuerza en los últimos dos años. La crisis sanitaria global nos ha mostrado que no todas las personas sufrimos las consecuencias de la pandemia de la misma manera. Quienes han sido desproporcionadamente más afectados por los impactos en la salud, el trabajo, el ingreso económico, la educación, la movilidad, la seguridad de la vivienda, y la responsabilidad del hogar es el sector de la población Santiaguina más vulnerable: estratos socioeconómicos mas bajos, las personas mayores de edad, las mujeres, la niñez y migrantes (PNUD, 2020). Esta realidad nos ha mostrado los tremendos desafíos urbanos que aún tenemos pendientes en Santiago.
La falta de valorización del cuidado que caracteriza a las sociedades occidentales contemporáneas se expresa también de forma espacial (The Care Collective, 2020). Por ejemplo, la poca valoración del espacio público como lugar donde poder congregarse, dialogar con otros y participar, o la falta de atención y cuidado del medio ambiente, cuyas consecuencias saltan a la a la vista ante la emergencia climática sin precedentes (Chinchilla, 2020). Estos espacios y consideraciones son fundamentales para incentivar la participación en la toma de decisiones sobre nuestros entornos y construir una ciudad que promueva el cuidado, el respeto y la colaboración.
En tiempos de tensiones y transformaciones, OH! Stgo nos invita a reflexionar sobre estos entornos que atienden y educan en el cuidado, como un principio y capacidad que todos/as, mas allá del género, debemos aprender. Fortalecer el valor del cuidado en la construcción de Santiago promueve un urbanismo más inclusivo, intercultural, diverso y democrático en el que sus habitantes se sientan seguros y partícipes sin importar su procedencia, género, orientación sexual, etnia, raza o edad. La mejora de la calidad de vida urbana es posible cuando nos informamos y aprendemos de ella con el fin de exigir, proponer e implementar diseños y políticas que nos permitan no solo subsistir en la ciudad, si no que vivir bien en ella.
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Referencias:
Asociación Internacional de Ciudades Educadoras. (1990). Carta de Ciudades Educadoras. Ajuntament de Barcelona.
Chinchilla, I. (2020). La Ciudad y los Cuidados. Editorial Catarata.
Llano, F. y Chavarro Gutierrez, C. (2017). Pedagogía y ciudad: De las representaciones urbanas a la enseñanza de la ciudad en las Ciencias Sociales. Uni-pluri/versidad, (17)1, 39-49.
The Care Collective. (2020). The Care Manifesto: The Politics of Interdependence. Verso books.
ONU Habitat. (2020). Componentes por el Derecho a la Ciudad. Recuperado de https://onuhabitat.org.mx/index.php/componentes-del-derecho-a-la-ciudad el 24 de Noviembre 2021.
PNUD-MDSF. (2020). Impactos socioeconómicos de la pandemia en los hogares de Chile. Resultados de la Encuesta Social Covid-19. Primera fase: julio 2020. Santiago de Chile.
Imágenes:
Foto 1: Recorrido por Villa Antumalal diseñada por la oficina Elemental a partir de la gestión de los campamentos Mapumahuida, Juan Alsina, Villa Esperanza, Lo Boza y un comité de allegados. Visita guiada por dirigentas sociales. OH! Stgo 2017.
Foto 2: Recorrido arquitectónico por el Museo de la Memoria guiado por Miguel Lawner. OH! Stgo 2018.
Foto 3: Encuentro Manifiesto Joven: Arquitectura en la Emergencia Climática. Parte de las actividades de la línea de voluntariado de OH! Stgo 2021.
[1] Más información en https://ohstgo.cl/ y https://www.somosaldea.org/.
Ciudades y regiones resilientes, inteligentes, colaborativas y dinámicas
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Revista Planeo Nº 50 Fragmentos Urbanos; Diciembre 2021
[Por: Roberto Moris Profesor Escuela de Arquitectura y del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC]
Im 1: Plano microregional, región IV-B, Santiago de Chile. 1960. Ministerio de obras públicas. En Juan Parrochia (2016) “Los primeros planes intercomunales metropolitanos de Chile”.
Resumen:
A 10 años del artículo “Chile sin política, Santiago sin plan” se reflexiona sobre el devenir de la política urbana en la década. Se revisan los principales hitos en esta materia, los nuevos instrumentos y reformas implementadas en la época. Se concluye que la activación de nuevos gobiernos regionales, el traspaso de competencias a estos y las nuevas áreas metropolitanas abren la oportunidad de una planificación y gestión dinámica, multiescalar, en que los instrumentos de planificación colaboren.
Palabras Clave: Ciudades, planificación, escalas
El artículo inaugural de Revista Planeo de marzo de 2012 titulado “Chile sin política, Santiago sin plan”, llamaba la atención sobre la falta de una política nacional de desarrollo urbano y de un plan estratégico para la ciudad de Santiago. Al mismo tiempo, invitaba a avanzar en el fortalecimiento del sistema de planificación territorial para estar a la altura de un país que daba sus primeros pasos como integrante de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El texto daba cuenta de una serie de iniciativas fallidas en la búsqueda de una nueva política de desarrollo urbano y de la insuficiencia de la planificación normativa para enfrentar los desafíos que el país enfrentaba y donde las ciudades deberían jugar un rol clave.
Ese mismo año el gobierno de Sebastián Piñera dio inicio al proceso de discusión de la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) que vio la luz a través de su promulgación en octubre de 2013. La nueva política sentó las bases de un ambicioso proceso de modernización que ha sido tibio en su implementación, con un Consejo Nacional de Desarrollo Urbano que en sus distintas configuraciones ha sido reflejo del contexto institucional y de las fuerzas que lo condicionan. Parece necesario que el próximo gobierno revise su rol, estructura y recursos necesarios para avanzar en las acciones transformadoras que se requieren.
En país que se está reconfigurando a partir del Estallido Social, la Pandemia y la Realidad Climática exigirá tener una política en concordancia con la Nueva Constitución. Este panorama de renovación se ve potenciado por la puesta en marcha de los nuevos gobiernos regionales, la Política Nacional de Ordenamiento Territorial, la Ley que establece el Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres, la Ley de Aportes al Espacio Público, la nueva Ley Marco de Cambio Climático, la Hoja de Ruta de Economía Circular, y la Ley de Transformación Digital del Estado, entre otras políticas públicas.
En este nuevo escenario, la implementación de la planificación y gestión integrada planteada en la PNDU no tolera nuevas postergaciones. En especial en lo que se refiere a la gobernanza territorial multinivel, la coordinación multisectorial, la confluencia de inversiones y el involucramiento comunitario en la coproducción y ejecución de políticas públicas. En el caso de la Región Metropolitana de Santiago la actualización de sus instrumentos de planificación se presenta como una gran oportunidad de hacer carne la nueva sensibilidad urbana, territorial, ambiental y ciudadana de la nueva era.
En esta línea parece pertinente citar a Neuman y Zonneveld en su promoción del diseño regional como aproximación estratégica a los territorios metropolitanos:
“Las nuevas condiciones de urbanización que resultan de la convergencia de varios factores resaltan la necesidad de la formación y aplicación de estrategias espaciales a escalas supra-metropolitanas. Estas nuevas condiciones incluyen la globalización y el cambio climático junto con todos sus impactos, así como el auge de la población urbana propiciado por una mayor movilidad e interconectividad, junto con nuevas tecnologías de infraestructura. Estas fuerzas que impulsan la urbanización hoy y en el futuro se manifiestan en una nueva escala urbana, que se engloba cada vez más en la ciudad-región. Las soluciones a los impactos y problemas que causan estas fuerzas deben ser abordadas por el urbanismo a una escala que coincida. Las soluciones estratégicas a esta escala de urbanismo pueden denominarse diseño regional”. (Michael Neuman & Will Zonneveld, 2020)
Este diseño regional multiescalar sensible a las dinámicas territoriales se complementa con la idea de Nuevo Localismo planteada por Katz y Nowak (2017) donde “el poder se ha movido hacia abajo desde los gobiernos nacionales hacia las ciudades y las áreas metropolitanas. También desde el sector público hacia las redes de actores públicos, privados y cívicos, y globalmente a través de capital, comercio e innovación”.
La convergencia de los procesos citados configura una posibilidad de integración de instrumentos bajo un modelo de colaboración en 360 grados. La activación de los nuevos gobiernos regionales, la transferencia de atribuciones desde la estructura sectorial y la creación de nuevas áreas metropolitanas se cruza con la necesidad de establecer procesos de planificación y gestión dinámicos construidos desde los territorios comunales y sus potenciales asociaciones. Comunidades dinámicas en territorios dinámicos exigen capacidades de planificación y gestión dinámicas, con modelos de gobernanza sensibles, alertas y tecnológicos.
En el caso de Santiago, el Plan Regulador Intercomunal de Santiago (PRIS) y el Plan Microregional de Santiago de 1960 sentaron las bases estructurales de la actual metrópolis. Desde un Ministerio de Obras Públicas que integraba capacidades de planificación y gestión directa en el territorio se proyectó una ciudad central rodeada de un cinturón verde, con ciudades satélites y una estructura urbana en base a vías, centralidades y zonificaciones. También las bases del transporte público metropolitano que visualizaba una ciudad de redes y conexiones subterráneas.
La siguiente mirada integral llegó de la mano del Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS) de 1994 y sus posteriores versiones con las adiciones de las provincias de Chacabuco y Talagante. Este plan desarrollado por la Secretaría Regional del Ministerio de Vivienda y Urbanismo entregó una visión de ordenamiento territorial y ocupación del suelo de la región, incorporando también las zonas y proyectos de desarrollo urbano condicionado.
El MINVU ha seguido generando actualizaciones del PRMS, lo cual es siempre necesario, como es el caso de la urgente incorporación de temáticas clave como lo relacionado a la Falla San Ramón. Sin embargo, también se requiere volver a tener una mirada integral evitando experiencias como la actualización número 100 que se concentró en la generación de 10.000 hectáreas de suelo urbano en la periferia y potenciales áreas verdes aún sin la implementación proyectada. El estudio desarrollado a través de una consultoría sin procesos de participación tomó el mismo tiempo en realizarse que el Plan Estratégico de Londres que ha sido un ejemplo de trabajo participativo y que ha guiado la gestión de la metrópolis durante administraciones muy disimiles en ideología e intereses.
El futuro de la ciudad-región puede ser guiado por un codiseño regional transversal que venga desde los territorios donde el Gobierno Regional opere como articulador y facilitador. El plan de la ciudad-región no es más que la adecuada vinculación coherente de los instrumentos disponibles, partiendo por la Estrategia Regional de Desarrollo, el Plan Regional de Ordenamiento Territorial, el Plan Regulador Metropolitano, los Planes Reguladores Comunales y los Planes de Desarrollo Comunal. Entender el Plan Santiago Ciudad-Región como un proceso de construcción de confianzas que ayude a navegar en la incertidumbre puede entregar la gobernabilidad que las estructuras jerárquicas tradicionales no han logrado. Las comunas organizadas en grupos temáticos y/o territoriales (macrozonas) podrían generar las bases de diagnósticos dinámicos, visiones consensuadas, lineamientos estratégicos y acciones multisectoriales con sentido de urgencia y perspectiva de futuro. Todo esto en un sistema de monitoreo de indicadores consciente de los factores críticos que afectan y condicionarán el desarrollo de la región y de sus habitantes. Es el momento de aprovechar avances del CNDU/INE como es el Sistema de Indicadores de Desarrollo Urbano (SIEDU) y el Índice de Deterioro Urbano y Social (IDUS) de MINVU/MDS, junto a muchos otros antecedentes, bajo un sistema de gestión de datos inteligente al servicio de la gestión integrada, y en definitiva de las personas.
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Referencias
Katz, B., & Nowak, J. (2017). The new localism. How cities can thrive in the age of populism. Washington DC: Brookings Institution Press.
Neuman, M., & Zonneveld, W. (2020). The Futures of Regional Design. En M. Neuman, & W. Zonneveld (Edits.), The Routledge Handbook of Regional Design. Routledge.
Parrochia, J., & Pavéz, M. I. (2016). Los planes para Santiago de Chile 1960-1994. Santiago de Chile: Universidad de Chile. Facultad de Arquitectura y Urbanismo.
Ingeniería y territorio: un replanteo desde la sustentabilidad
VerIngeniería y territorio: un replanteo desde la sustentabilidad
Revista Planeo Nº 50 Fragmentos Urbanos; Diciembre 2021
[Por: Felipe Gutiérrez-Antinopai: Constructor Civil y MSc. Asentamientos Humanos y Medio Ambiente Estudiante de Doctorado en Recursos Naturales de la Universidad de Cornell.
Fabián Rodríguez Salvo: Ingeniero Ambiental y MSc. Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, asociado a ONG Ají Verde y Co-fundador de Consultora SimCustom Ltda]
Resumen: El cómo se abstrae y operacionaliza el desarrollo territorial puede ser lugar donde la interdisciplina pierda valor a cambio de visiones herméticas y excluyentes como podría ser la ingeniería. La siguiente columna, por tanto, estima replantear la ingeniería considerándola como un lente primordial y complementario, pero a la vez limitado en un contexto de deterioro socio-ambiental.
Palabras claves: Ingeniería, territorio, sustentabilidad.
Imagen 1: Elaboración propia
Cortar sesgos mono-disciplinarios, es quizás, uno de los grandes desafíos que podemos encontrar en ciencias interdisciplinares y principalmente en aquellas asociadas al desarrollo territorial. Ingeniería, ciencias sociales y ciencias naturales, son algunos de los grandes campos que explican fenómenos, especializan y socializan propuestas y ejecutan actividades y sin embargo, la ingeniería toma la delantera en cuanto a la demanda (sobre todo ligadas al management, véase EMOL, 2019; Tremendas, 2021; Araya Pizarro, 2019), a sueldos proyectados (Universia, 2021) y a la diversificación en las especialidades que se ofrecen. Es posible argumentar que las ingenierías en Chile pueden abarcar cada uno de las ramas que se desprenden de las ciencias naturales e incluso sociales: Ingenierías geográficas, de economía, social, ambiental, en turismo, geomensura y cartografía, en prevención de riesgos, marina, en estadística, en comercio exterior, en marketing y en recursos humanos; son algunos de los campos que caen ante el calificativo ingenieril, llevando a cabo esa mirada operativa y resolutiva.
Su formación ligada a variables en total control, contextos post-fordistas, monetizados y potencialmente productivos, devela cierta alienación para con el medio o naturaleza. Ciñéndonos a procesos unitarios, en un marco de dinámicas y flujos dentro de un sistema cerrado rígido, matices geográficos, climáticos, de entorno, de escala son atributos que tienen baja preponderancia en la formación ingenieril. En efecto, -muchas de – las titularidades en pasillos de departamentos o facultades ingenieriles coinciden en que lo social o lo ambiental se califique como mera- “externalidad” y/o al profundo compromiso con lo técnico-legal. De esta forma la pertenencia desde la ingeniería pasa primeramente por prismas axiomáticos y herméticos que levemente pueden interactúan con el paisaje vocacional en el marco de desarrollo regional. Se levantarían así, expertos “aplicando conocimientos a problemas definidos para aquellos que se encuentran en el poder” (Zizek, 2013).
No obstante, las ingenierías, al surgir de esa mano llena de optimismo en la producción, direccionadas por órdenes de procesos y eficiencia de recursos limitados, no constituyen bajo ningún punto de vista un problema en sí mismo. Todos nos hemos visto beneficiados por materialización de carreteras, distribución de energía en nuevos barrios, descubrimientos en técnicas de procesos constructivos o de monitoreos ambientales; pero al momento que los ciclos productivos en expansión no se replantean desde un entorno se produce un estado de alta entropía social y ambiental. Este “replanteo”, común en las guías de escuelas de construcción e ingeniería civil, está aún lejos de concentrarse en cómo se lleva a cabo con otras disciplinas y más bien enfatiza en un “ culto a la eficacia” que bien planteó Mishan (1967): “Así como el marinero hoy en día debe estar atento al horno y no a la brisa, y conoce mejor las ondas caloríficas que las corrientes marinas, lo mismo sucede con los demás oficios”. Este imaginario se expone a miradas técnicas y meramente eficientes que favorece una derivada de ingenieralización del territorio y de las disciplinas que lo componen como asignación correcta de recursos al menor costo social posible, imposibilitando anticiparse a proyectos que ulteriormente podrían significar un deterioro mayor del territorio.
En cuanto a la formación ingenieril, son varias las generaciones que han concebido a la sustentabilidad como una reducción de asignaturas de índole legal, o conceptual, más que a una visión del territorio o del cómo el sistema territorial y de gobernabilidad se encuentra espacialmente determinado por variables que interactúan constantemente y que, muchas de ellas, no pueden ser controladas sin generar “externalidades” en el proceso, o monetizadas desde su rol biológico. Todo lo anterior lleva a una serie de preguntas desde la menor unidad concebida, la personal, a una cuestión más orgánica: ¿Cómo situarnos como sujetos, profesionales y trabajadores en general en un contexto de inversión y deterioro ambiental? ¿Cómo llevar a las escuelas profesionales hacia una comprensión del territorio más allá del cumplimiento legal? ¿Cuánto ha permeado esta lógica en el desarrollo territorial?
Sería iluso sugerir soluciones institucionales definitivas, pues ellas no pasan únicamente por una macroestructura de poder sino también por la responsabilidad que se plasma y experimenta desde los individuos, quienes (re)alimentan constantemente ciertos ciclos. Pero negar al menos propuestas de soluciones, también sería un contrasentido. Por lo mismo, creemos que el rol público de las facultades de ingeniería y contactos entre profesorado y alumnado de diferentes especialidades (no sólo entre diferentes ingenierías), podrían ayudar no sólo a advertir qué es lo público sino también quién son individuo que residen en áreas de conflicto.
En el contexto de desarrollo territorial quizás, algunos optarán por una visión de planificación arraigada en la libertad individual y naturalista como la de David Henry Thoreau, otros libertarias y de justicia consensuada como John Rawls, otros en cambios, seguirán una línea más directa de urbanistas de renombre como Jane Jacobs, Kevin Lynch (ingeniero); otros darán énfasis a lo cualitativo y otros en cambios a lo cuantitativo. Todos, sin embargo, seguiremos conviviendo en un mismo espacio y por ello mismo, a pesar de nuestras diferencias, el reconocer mínimos comunes, como que los recursos son limitados, que hay una crisis ambiental, que cualquier variable afecta a control emplazada territorialmente, deriva de un sistema abierto (véase por ejemplo Meadows, 2008), resulta la piedra angular para nuestros roles ingenieriles.
Lo técnico-alfanumérico no está sobre el entendimiento territorial, tampoco sobre disciplinas mal llamadas “blandas”, menos sobre diagnósticos y/o soluciones de carácter cualitativo; todo ello forma una amalgama de materias complementarias y multivariables para el entendimiento de las complejidades del territorio. Si bien la ingeniería y su arraigo en ciencias matemáticas y físicas han sido refugio para la incorporación de valoraciones monetarias, desconocer su rol en el desarrollo territorial sería una apuesta de ficción. Por ello, el problema en sí mismo no es la ingeniería sino al momento que ella acapara mecanismos rígidos y aislados de contexto de deterioro ambiental, o bien, cuando la ética sólo se somete al plano legal; es allí, cuando tenemos que sin duda replantearnos que el “ingenio” forma parte de un cambio individual y también estructural.
La ingeniería es parte de un lenguaje universal que otorga también una mirada sistémica territorial donde se espera que aquellos índices e indicadores no sólo pasen por un prisma crematístico sino sustentable, sabiendo de antemano que no toda particularidad y atributo físico y, principalmente, propósitos y juicios humanos están afectos a la conmensurabilidad. Aun cuando sepamos aplicar matemáticas en diferentes grados, aun cuando se esté acostumbrado a trabajar con máquinas en sistemas cerrados, las herramientas con que contamos son limitadas en función y acción a los sistemas naturales; tal como diría K. Gödel: “o las matemáticas son demasiado grandes para la mente humana, o la mente humana es más que una máquina”.
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Referencias:
Araya Pizarro, S. (2019). Motivaciones y preferencias en la elección de la carrera predilecta de Chile. CPU-e. Revista de Investigación Educativa, 29, 154–178.
EMOL. (2019). Las carreras universitarias con más y menos matriculados en la educación superior. https://vcm.emol.com/4104/noticias/carreras-universitarias-con-mas-y-menos-matriculados/
Meadows, D. (2008). Thinking in Systems (D. Wright (ed.)).
Mishan, E. J. (1967). The costs of economic growth. Staples Press London.
Tremendas. (2021). Una educación solo para valientes: ¿Por qué las carreras mejores pagadas en Chile no son las humanistas? https://www.elmostrador.cl/braga/2021/05/18/una-educacion-solo-para-valientes-por-que-las-carreras-mejores-pagadas-en-chile-no-son-las-humanistas/
Universia. (2021). Las carreras con mejores sueldos en Chile. https://www.universia.net/cl/actualidad/orientacion-academica/las-carreras-con-mejores-sueldos-en-chile.html
Zizek, S. (2013). Nadezhda Tolokonnikova of Pussy Riot’s prison letters to Slavoj Žižek (4 Abril 2013). https://www.theguardian.com/music/2013/nov/15/pussy-riot-nadezhda-tolokonnikova-slavoj-zizek
Entrevista a Tironi: “Me parece que de alguna manera estos eventos disruptivos que estamos viviendo y gestionando sobre la marcha, apuntan a una crisis de los sistemas representación y lógicas dualistas de mirar las cosas”
VerEntrevista a Tironi: “Me parece que de alguna manera estos eventos disruptivos que estamos viviendo y gestionando sobre la marcha, apuntan a una crisis de los sistemas representación y lógicas dualistas de mirar las cosas”
Revista Planeo Nº 50 Fragmentos Urbanos; Diciembre 2021
[Por: Diego Carvajal]
Martin Tironi. Sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Master en Paris Descartes, PhD en Centre de Sociologie de l’Innovation (CSI), Escuela de Minas de Paris, y Post-Doctorante de este mismo centro de investigación. Durante el 2018 fue Visiting Fellowship en el Centre for Invention and Social Process de Goldsmiths, University of London. Académico de la Escuela de Diseño, y dicta los cursos Diseño Critico (pregrado), De la Smart City a la Social City: diseño y futuros emergentes (Magister) y Ecología, tecnologías y prácticas urbanas: aproximaciones desde los Estudios de Ciencia y Tecnología (Doctorado).
“El diseño crítico y especulativo lo veo cumpliendo un rol exploratorio, abriendo conversaciones y preguntas más que cerrando respuestas y soluciones, convocando públicos, relaciones y alternativas que propicien los cambios socio-ecológicos necesarios. Obviamente no podemos predecir ni calcular el futuro, pero desde el presente podemos imaginarlo y tensionarlo para no padecer los problemas que se vislumbran”
1.- De acuerdo a tu formación inicial en el campo de las Ciencias Sociales ¿Cómo surge el interés por abordar temáticas relacionadas con la CTS, los estudios urbanos y el diseño? ¿Cuáles fueron esas conexiones interdisciplinarias de mayor influencia en su momento?
Muchas gracias Diego por invitarme a conversar contigo. Mi aproximación a los Estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad o STS en inglés (science and technologies studies), surge en Francia. Primero hago mi máster, tomando cursos de “antropología de la técnica”, “filosofía de la ciencia”, “cultura material”. Luego, cuando hago mi doctorado en el Centre de Sociologie de l’Innovation (CSI), de la École des Mines de Paris, donde derechamente adoptó enfoques STS. Se trata de un centro bastante interdisciplinario y donde se fraguó la Actor-Network Theory. Para que te hagas una idea, ahí se desarrollaban seminarios doctorales con personas como Bruno Latour y Michel Callon, Antoine Hennion, Madelaine Akrich. Entonces mi aproximación a los STS viene de esa formación doctoral.
El tema urbano y de diseño emerge cuando me enfrento al problema de tesis, que tenía que ver con comprender la producción a gran escala de la infraestructura de bicicletas públicas en París. En los años 2010/2012, lo urbano en los estudios STS no era un tema relevante sobre el cual hubiese muchas personas trabajando. Estaba el libro de Bruno Latour “Paris: ville invisible” (2009), que acaba de ser reeditado, pero emergen después algunas perspectivas que serán claves para mi tesis. En esta línea, hay tres conceptos que sirvieron como caja de herramientas.
El primero, tiene que ver con una sensibilidad de carácter mas bien metodológica, en torno a idea de mantención y reparación. En ese momento surge una preocupación por las prácticas de mantención, reparación y cuidado. Las Ciencias Sociales siempre habían mostrado mayor preocupación por la fragilidad del orden social, de ahí conceptos como (“integración”, “cohesión”, “orden social”), pero muy poca atención había recibido la fragilidad del mudo “material”. Por tanto, la apuesta de este giro por la mantención tiene ver con extender la premisa de la fragilidad hacia los objetos e infraestructuras, es decir, entender como los objetos están, al igual que el orden social, constantemente en un proceso de deterioro o desgaste. Gran parte de la vida de los objetos e infraestructura consiste en mantenerse, hacer posibles sus condiciones de existencia. Esta aproximación me llevó a hacer una etnografía de 6 meses acompañando el trabajo de los agentes de mantención, tratando de comprender esos inmóviles de la movilidad, aquellas prácticas distribuidas que articulan situadamente la producción y mantención de la movilidad.
El segundo concepto importante en mi aproximación a lo urbano durante mi tesis tuvo que ver con la idea de “pluralidad ontológica”, que se vincula con la idea de “modos de existencia” de Latour. Aquí también autores como John Law, o el trabajo compilatorio que hizo Ignacio Farías en torno a la noción de ensamblaje urbano, fueron importantes en la mirada a lo urbano. De tal modo que la idea de pluralidad ontológica me permitió dos operaciones: por una parte, ahondar en la relevancia que tenía examinar esta infraestructura urbana desde el registro ontológico de las prácticas de mantención, interrogando ahí los discursos predominantes de la “ciudad innovadora”, “creativa”, “Smart”, etc.
La segunda utilidad de este concepto fue permitirme hacer visible el co-funcionamiento o “interdependencias” entre elementos “humanos” y “más que humanos” que se enredan y se agencian en una determinada infraestructura. Y el tercer concepto fue el de “experimentación”, muy discutido en los STS, pero que me permitió entender de que manera la ciudad está siendo intervenida por proyectos de innovación o transformación en diferentes escalas. Por eso mi tesis se llamaba “La ciudad como experimentación”, y trataba de analizar diferentes ensamblajes de la experimentación en la ciudad, ya sea desde “arriba”, o desde las prácticas de los mantenedores y los usuarios.
2.-Desde tu perspectiva y lo que has estado pensando en estos tiempos de crisis: ¿Podríamos pensar en algún tipo de ensamblaje o conexión entre la crisis socio-política del 2019 y la sanitaria del COVID-19?
Honestamente no había pensado una relación posible entre pandemia y estallido social, pero me parece muy interesante ensayar relaciones posibles entre ambas crisis que vivimos en un lapso tan rápido de tiempo. Uno podría sugerir que a pesar de la naturaleza disímil de estas crisis (una sanitaria, producida por un agente invisible como es un virus, y otra social producida por un agente bastante mas visible como es un malestar acumulado); hay un elemento común, que tiene que ver con una crisis en los modos de co-habitar, de co-existir entre humanos y “otros que humanos”.
De alguna manera ambos eventos desestabilizaron de manera radical lo construído por un determinado grupo de humanos, una cierta élite política-económica cerrada y muy orientada por el relato modernizador. Estas disrupciones, directa o indirectamente, han obligado repensar cómo estamos haciendo las cosas, a “ralentizar la marcha” como diría Isabelle Stengers, convocado nuevos afectos, relaciones y lógicas de pensamiento que antes estaban invisibilizadas o renegadas. Lo que es evidente es que estas crisis no pueden ser explicadas usando las mismas lógicas que la produjeron, y por eso emerge un llamado, diría que casi urgente, a buscar nuevos conceptos, relatos, y a no dar por sentado los modos en que organizamos la vida social, las formas de establecer relación con el medio ambiente.
Creo que la crisis sanitaria como la político-social que vivió Chile, es una suerte de emplazamiento a mirar con ojos críticos los modos en que estamos cohabitando nuestro planeta, nuestras ciudades, comunas, barrios. Y a medida que los grados de complejidad e incertidumbre vayan aumentando, producto de las múltiples crisis a nivel medioambiental socia-económicas o tecnológicas, vamos a tener que aprender a vivir en un estado de incertidumbre permanente. Pero estos espacios hay que tratar de entenderlos como auténticos “laboratorios” de prueba de soluciones y conversaciones colectivas. Frente la proliferación de problemas cada vez más complejos, no se pueden usar recetas pre-hechas. No es posible seguir apelando a una suerte de criterio o principio único rector o un regreso a una estabilidad pérdida conducida por el crecimiento ilimitado. Más bien tenemos que aprender a vivir juntos “en los problemas” como dice Haraway, en un mundo que tenemos permanentemente y porfiadamente recomponer, o bien, futuros que ver cómo reparar.
Lo que une a ambas crisis, buscando otra manera de decirlo, es la crisis del relato modernizador, que ha informado no sólo el desarrollo de Chile sino también el del resto del mundo occidental, basado en una sobreeconomización del mundo. Pero ese relato de la modernidad, que se pretende por cierto universal y racional, se ha venido desmoronando, como muchos autores lo han venido sosteniendo, no sólo por la cuestión ambiental, sino también por una incapacidad política para comprender las alteridades, las nuevas demandas y desigualdades, las “renovadas expectativas subjetivación” como diría Danilo Martuccelli.
Como muchas personas lo están advirtiendo, se podría decir que la crisis del coronavirus tiene que ver con una crisis en el modo en que se ha concebido el desarrollo y la forma instrumental de relacionarse con el entorno. Algunos argumentan que la crisis sanitaria es parte de una crisis mayor, la crisis socio-ambiental, y no hay vuelta atrás a una normalidad y debemos reflexionar cómo habitar en este estado de crisis que se volvió una condición estructural. No es casualidad que, a propósito de estas dos crisis, estemos inmersos en uno de los procesos constituyentes más relevantes de nuestra historia, donde lo que se está conversando no sólo tiene relación con los principios de convivencia que deberán regirnos a nosotros los humanos, sino también con la manera en que deberíamos relacionarnos nosotros los humanos con la naturaleza.
En fin, estas crisis a las que haces alusión en tu pregunta, relevan la importancia del ejercicio especulativo que hace poco tiempo propuso Bruno Latour en el Le Monde. Invitó a tomarse en serio la pausa forzada que nos regaló el confinamiento y pensar qué pasaría si renunciamos a ciertas cosas que creíamos intransables de nuestro relato modernizador y modelo de desarrollo. En otras palabras, y si creemos realmente que el mundo no está definido de antemano y es algo a componer colectivamente, la pregunta es: ¿qué cosas deberíamos repensar, abandonar o cancelar para proyectar una coexistencia y futuro mas inclusivo y justo?
3.- Pensando en el contexto pandémico y en la crisis de representación de la política: ¿Crees que es posible posicionarse desde una “racionalidad otra” a la hora de observar las diversas formas de habitar? ¿Tienen las teorías híbridas y/o interdisciplinarias algo que decir sobre esto?
Me parece que de alguna manera estos eventos disruptivos que estamos viviendo y gestionando sobre la marcha, apuntan a una crisis de los sistemas representación y lógicas dualistas de mirar las cosas. Pero me gustaría insistir que no se tratan de crisis coyunturales o circunstanciales, como si fuera posible volver a un estado de certidumbre y estabilidad anterior. Más bien el estado de alerta y crisis se volvió constitutivo de un modo de hacer mundo, pero sobre todo reflejan un punto de inflexión de nuestro modelo civilizatorio, donde en parte lo que está en juego son nuestros sistemas de escucha, atención y representación. Una crisis de escucha no sólo de las expectativas o necesidades de las personas, sino también de otros seres vivientes, animales, bosques, etc. Estos agentes están insistentemente recordándonos que deben ser incorporados como personas no humanas, porque no hay posibilidad de seguir pensando en representación política alguna sino hay condiciones materiales para la habitabilidad del mundo. Como dice Anna Tsing, tenemos que aprender a desarrollar un arte de observar y escuchar un mundo en ruinas, y para eso se necesita revisar los mecanismos y diseños que utilizamos para hacer visible, dar voz, a los problemas de las personas y no humanos. Hay una distancia cada vez más problemática entre la clase política y el de las personas a nivel cotidiano, pero también una distancia en la manera en que hemos proyectado y organizado el planeta, y las necesidades de un planeta que entro en una zona de riesgo cada vez más irreversible. En ese sentido, hay una forma de arrogancia de ciertas elites dirigente vis-à-vis el resto de la sociedad y el planeta que se ha buscado diseñar, bajo la impronta de un excepcionalísimo humano desatado. Este punto lo aborda muy bien Latour en su libro “Dónde Aterrizar”(2019).
Me gustaría imaginar que el rol del de la convención constituyente no sólo apunta repensar nuestro contrato social (“estallado” en la crisis del 18-0), sino más profundamente nuestro contrato socio-natural. Me gusta especular que el proceso constituyente tiene ese doble desafío, o mandato como se suele decir hoy. Por una parte, encarar y resolver las demandas del presente, como una suerte de palanca que nos permita pensar los temas de las pensiones, de salud, vivienda, educación. Pero por otra parte, el problema constituyente tiene una dimensión que me interesa aún más, que tiene que ver con ser capaz de proyectar un futuro, construir un horizonte común e imaginar el tipo de sociedad que queremos, considerando eventos y disrupciones que van a ocurrir, y que de cierta forma hay que prospectar, reconociendo las responsabilidades de toda la sociedad.
Entonces creo que la convención constituyente debe tomarse en serio este ejercicio que podríamos llamar “proyectual”. Es decir, no solo reducirse a pensar una “casa común” desde el presente y la contingencia política electoral, sino que tiene que articular de manera proyectar un horizonte de futuro capaz de ofrecer claves de lectura adecuadas al mundo que estamos viviendo. En ese sentido hay una dimensión ficcional en este ejercicio constituyente, que tiene que ver con ser capaz de ir mas allá de la contingencia y proponer futuros que abran futuros, es decir, valores, políticas o símbolos que no queden caducos al poco tiempo, y que aporten con principios de co-habitación sintonizados con los nuevos tiempos. Esto me parece relevante en un momento de profunda polarización y degradación de la democracia producto de las fake news. Co-diseñar futuros o símbolos mas o menos compartidos, es importante para no caer en un “presentismo”, o en la fatalidad de un presente continuo que nos impide mirar lo emergente y confrontar las crisis medioambientales y tecnológicas.
Y volviendo a tu pregunta sobre el papel de las Ciencias Sociales, muchas veces uno observa como el mundo político banaliza ciertos términos y aproximaciones, tratándolas de “anti-modernas”, de “fanáticas ecologistas”, “anti-patriotas”, “conversadoras”, etc. Y ahí el mundo de las humanidades, las Ciencias Sociales, tiene que ver con mostrar las trayectorias y naturaleza multi-sistémica estas crisis y la necesidad de renovar los conceptos que nos hacen pensar y actuar. Sin esa capacidad inventiva que ofrece el trabajo interdisciplinario para crear otros modos de ser, ver y habitar la realidad, difícilmente tendremos las herramientas para comprender y responder con soluciones oportunas a este particular momento histórico.
Hoy más que nunca se necesitan otras cosmovisiones y saberes, otras prácticas y conceptos que permitan afrontar los efectos irreversibles del cambio climático, la penetración de la inteligencia artificial, etc.
4.- Antes de consensuar y diseñar la llamada “ciudad pos-pandemia” ¿Qué nos podrían aportar diseños alternativos, especulativos o experimentales sobre las diferentes posibilidades de futuro que se han ido mostrando en la pandemia?
Creo que es muy difícil pensar en la instalación de “ciudades post-pandemia” como un proyecto tabula rasa, porque se requiere de un conocimientos y diagnósticos, de experiencias de pilotaje, de prototipos, de ensayo y error. Pensar detenidamente que implica “ciudades post pandemia”, requiere inteligencia para reconocer de qué cosas tenemos que deshacernos, y que cosas tenemos que desarrollar, y no permitir por cierto que el pensamiento sanitario o económico imponga una sola matriz de interpretación.
Y quizás aquí, tal como lo sugiere tu pregunta, lo mas interesante a reflexionar es cómo podrían aportar las aproximaciones de diseños experimentales o especulativos, algo muy marginal en la planificación urbana y en la política publica en general, pero que yo he venido trabajando hace varios años en un plano investigativo en la Escuela de Diseño. De alguna manera lo que se ha puesto en evidencia, y tomándome de tu ejercicio de tomar estas dos crisis como pretexto para pensar, es que estamos enfrentados a problemas que son “wiki problems”, es decir problemas que no pueden ser abordados por el solucionismo tecnológico reinante, en el cual todo es traducido al lenguaje de la innovación y del algoritmo.
Estos son problemas multisistémicos, donde se conjuga una multiplicidad de actores y variables; estoy pensando en el antropoceno, la automatización, sequía generalizada, perdida de biodiversidad, las noticas falsas, obsolescencia programada, hiperconsumo, etc; que son problemas de tal nivel complejidad que no pueden seguir siendo pensados desde el mismo paradigma que han estructurado nuestros modos de pensar, y donde yo me incluyo…. Son problemas modernos para los cuales, como dice Boaventura de Sousa Santos, no existen soluciones modernas, en el sentido de que esas soluciones no logran responder, no dan el ancho, a los problemas que mencionábamos.
En esa dirección, tiendo a pensar que deben abrirse espacios que no sean resolutivos o de generar leyes cerradas, acomodando respuestas rápidas, precipitadas y populares. Es necesario desarrollar espacios transitorios y experimentales de “prototipado”, acciones pilotos que permita testear nuevas lógicas y prácticas, y así poder aumentar las probabilidades de producir futuros deseables para todas.
Hay un trabajo progresivo y cuidadoso de reacomodación de nuevos lenguajes y visiones, modos de hacer y ser, que me parece central para prepararse a escenarios inciertos. Aquí el diseño especulativo, o más generalmente el arte, pueden jugar un rol súper importante. El diseño especulativo, al menos en el modo que me gusta enseñarlo, tiene que ver con proponer escenarios que activen reflexiones y acciones que permitan habitar los problemas futuros y generar condiciones para un mundo más habitable. Una suerte de laboratorio de futuros posibles y deseables, que oponga resistencia y crítica a la idea de mundo-único que describen Arturo Escobar y Marisol De la Cadena, y donde se puedan plantear preguntas incómodas y desestabilizadoras que ayuden a avanzar hacia espacios más justos y sustentables.
El diseño crítico y especulativo lo veo cumpliendo un rol exploratorio, abriendo conversaciones y preguntas más que cerrando respuestas y soluciones, convocando públicos, relaciones y alternativas que propicien los cambios socio-ecológicos necesarios. Obviamente no podemos predecir ni calcular el futuro, pero desde el presente podemos imaginarlo y tensionarlo para no padecer los problemas que se vislumbran.
5.- Pensando en las diferentes escalas y corporalidades que se han puesto en relieve en estos tiempos. ¿Cuáles serían las claves o posibilidades de sentido que nos entrega la proximidad, las interacciones mínimas o las relaciones de cuidado? ¿Cómo podríamos ir trazando nuevas políticas, diseños y formas de habitar a partir de estas nuevas configuraciones?
Creo que hay un consenso bastante transversal en la necesidad de pensar los problemas urbanos como problemas interconectados con dimensiones domésticas, subjetivas, biológicas, vegetales, tecnológicas, económicas, políticos, etc. Por lo tanto, requieren ser pensados, como señalas tú, desde diferentes escalas de intervención. Como decíamos antes, estamos enfrentados a futuros imposibles de anticipar, con nuevos actores y escenarios que van a irrumpir con igual o mayor fuerza que lo hizo el Covid-19. Entonces, tenemos que estar equipados de nuevas herramientas conceptuales, políticas y culturales, y nuestro rol como investigadores es ofrecer esas herramientas para pensar críticamente el presente y sus problemas.
De ahí el interés de esas agendas de transición que están emergiendo desde diferentes disciplinas, que están abriendo transformaciones vinculadas conceptos como el post desarrollo, buen vivir, “economías del cuidado”, o incluso a la idea de “descrecimiento” que tanto alarma y malentendidos genera en ciertos círculos. Agendas que empiezan a pensar la co-habitación desde otras claves analíticas, y que están empujando un pensamiento hacia un futuro que toma el dato radical de un deterioro irreversible del planeta. Agendas que permitan avanzar hacia espacios urbanos y sociales más justos y habitables, y que desplazan de cierta forma la ontología moderna dominante basada en el dualismo naturaleza/sociedad que tanto problema ha generado; generando proyectos y acciones que puedan hacer o deshacer modos más sostenibles de vivir. Obviamente esto entra en un plano de tensión y fricción al no existir acuerdo sobre los valores que hay que defender, pero percibo que estas agendas de transición están teniendo cada vez más cabida, y mostrando que el camino no puede seguir siendo esta suerte de santificación de lo nuevo, de la innovación disruptivas, ciudades inteligentes, etc.
Por ejemplo, volviendo a tu pregunta sobre el cuidado, uno podría preguntarse qué pasaría si en lugar de pensar la ciudad desde la matriz de la producción e innovación permanente, lo hacemos desde las practicas de rehabilitación, mantención, cuidado, y así proveer continuidad al mundo que vivimos. Hay efectivamente varios trabajos que están pensando abordar y relevar la dimensión del cuidado, como una suerte de plataforma que permita pensar una ciudad más ética y sustentable.
Uno de los aportes interesantes de las perspectivas feministas es justamente abrir la práctica del cuidado como un articulador ineludible en la vida social. Acá pienso en el trabajo de Puig de la Belac Bellacasa, donde invita a pensar con cuidado, a reconocer en esta ética del cuidado no solo una cuestión individual, sino colectiva que puede ser cultivada y articulada a través de servicios públicos e infraestructuras. Por eso insisto en estas perspectivas feministas, porque de cierta forma ponen en jaque la idea de “ciudades inteligentes” que he estudiado, que descansa en esta matriz conquistadora, patriarcal y arrogante, que busca conformar individuos y espacios para la optimización en vez de individuos y espacios para la colaboración.
La pandemia ayudó muchísimo a relevar la importancia del cuidado como pilar de nuestra vida social. La humanidad no hubiera podido subsistir, permanecer, sin cuidado. La pandemia contribuyó a ponernos en un lugar de cuidado y fragilidad, reconociendo que somos seres en relación, que co-devinimos con otras y otros. El cuidado está a la base del sentido de comunidad, porque contiene todas esas prácticas mundanas, relacionales y cotidianas que hacemos para mantener y reparar nuestro mundo. Pero esos lazos de reciprocidad y redes de cuidado no pueden darse por sentados, requieren de corporalidades, infraestructura, políticas públicas, diseños, materialidades. Esto es relevante, porque el cuidado no es solamente el reconocimiento de lo frágil y precario, que es inherente a todo lo vivo, sino también es la posibilidad de generar colaboración, sociedad, actos de cuidar y de ser cuidado. Desde esta tradición feminista y estudios de los cuidados, hay en cierta forma un trabajo de visibilización política de todas esas labores invisibles y vulnerables, muchas veces consideradas como inútiles y alienantes por cierto patrón patriarcal, y que suelen celebrar esas labores así llamadas creativas e innovadoras, emprendidas por hombres emprendedores y autodeterminados.
Parece que un ejercicio especulativo interesante para la política publica, sería dejar de abordar la ciudad solamente como una máquina de producción de símbolos y mercancías, y comenzar a pensar los espacios y relaciones urbanas desde las redes de cuidado extendidos que se producen. Asumir la ciudad no solamente desde la lógica de los emprendedores e innovaciones, sino también desde las complejas y heterogéneas prácticas de cuidados que hacen posible la existencia y perdurabilidad de los espacios y relaciones urbanas. Qué pasaría si se empieza a ensañar el diseño, la planificación urbana, la arquitectura desde esta “ética del cuidado”, desde este enfoque relacional o “ética de las interdependencias”, convirtiendo los cuidados en el sustrato ético y proyectual sobre el cuál se diseña una vivienda, una mesa o una plaza; y sobre el cuál se renuevan y reparan las relaciones con las otras especies que habitan nuestro planeta.
6.- Por ultimo, si pudieras hacer una síntesis de la conversación que tuvimos e intentar hacer una conexión de esto con el futuro político que se abre con el nuevo presidente electo, Gabriel Boric.
Quizás una de las líneas investigativas que me ha obsesionado, y que cruzan mis investigaciones actuales y pasadas, tiene que ver con poner atención a los efectos que presentan esta cosmovisión desarrollista del mundo. Podría decirse que es una crítica a la idea de innovación. Aquí sitúo mis investigaciones sobre la circulación de la noción de “Smart City”, los procesos de “automatización”, la “dataficación”, y ahora último, todo lo que tiene que ver con el desarrollo de aplicaciones basado en Inteligencia Artificial. Se trata de una suerte de colonialidad del discurso de la innovación tecnológica, que se propaga con la promesa de mayor prosperidad para la humanidad, mayor progreso y racionalidad. Sin embargo, lo que he tratado de investigar a nivel teórico y empírico son esos espacios que quedan fuera, las discontinuidades, fricciones y controversias que surgen a través de momento de resistencia, reinterpretación, fallas y reimaginación, relevándose la ambivalencia y límites de estos discursos.
Creo que es fundamental dejar de pensar solamente desde la matriz productiva de la innovación tecnológica, que sigue anclada a la idea un planeta infinito, como receptáculo de todas las acciones humanas. Y quizá hay que empezar a preguntarse menos sobre los futuros que queremos abrir e innovar, y comenzar a realizar el inventario de aquellos futuros desfuturizantes – usando el término de Fry – que debemos desechar. Me refiero a esos diseños, tecnologías, servicios, infraestructuras, etc., que no necesariamente van a mejorar la habitabilidad, la inclusión, la calidad de vida de humanos y otros que humanos. No se trata de retornar a un pasado romántico sin huellas humanas sobre el planeta o desconocer el rol de la técnica y el progreso tecnológico, sino más bien dejar de comprender el planeta cómo algo que sólo los humanos diseñamos y contralamos, y que por lo tanto debemos reaprender a co-habitar con las otras entidades de manera menos arrogante.
Ante la interrogante de cómo enfrentar a la dinámica destructora que ha generado el desarrollo capitalista y los efectos negativos que advierten diferentes actores internacionales, me parece importante tomarse en serio ese protocolo de renunciamiento que proponía Latour. Analizar hasta que punto deberíamos desplazarnos de esta cosmovisión desarrollista que permanentemente está enfatizando la innovación intensiva y las tecnologías de “terraformación”, usando el concepto de Bratton; y empezar a pensar de manera más humilde y realista en aquellos futuros que hay que clausurar para seguir teniendo un mundo habitable.
Y sobre tu pregunta, me parece que la generación que representa el nuevo presidente Boric, así como el liderazgo que ha mostrado por el momento en temas de cuidado, derechos, feminismo y crisis medioambiental, está muy nutrido de estas agendas de transición de las que hablábamos antes, pero queda abierto saber cómo se implementan sin pasar la “retroexcavadora”. Por lo tanto, espero que se abra un futuro donde la política vaya mucho más de la mano con la reflexión ética y cultural sobre cómo queremos cohabitar en un país y planeta dañado.
Entrevista a Giovanni Vecchio: "Esto nos lleva a pensar la movilidad y la accesibilidad junto a otras variantes y no sólo como los únicos elementos que determinan la calidad de vida de las personas, como sucede en las ciudades urbanas donde se utiliza solo ese criterio”
VerEntrevista a Giovanni Vecchio: "Esto nos lleva a pensar la movilidad y la accesibilidad junto a otras variantes y no sólo como los únicos elementos que determinan la calidad de vida de las personas, como sucede en las ciudades urbanas donde se utiliza solo ese criterio”
Revista Planeo Nº 50 Fragmentos Urbanos; Diciembre 2021
[Por: Diego Carvajal]
Giovanni Vecchio. Profesor asistente del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile. Urbanista de la Universidad Politecnico di Milano, Magister Urban Planning and Policy Design, y Doctorado en Urban Planning, Design and Policy, ambos de la Universidad Politecnico di Milano. Su foco de investigación y desarrollo académico ha estado centrado en las implicaciones sociales de la planificación territorial, especialmente en el campo de la movilidad urbana, en relación con grupos y territorios vulnerables, desigualdades socio-espaciales y políticas urbanas.
“eso creo que es lo interesante, ir viendo cómo cada territorio da respuestas diferentes de acuerdo a las necesidades. Esto nos lleva a pensar la movilidad y la accesibilidad junto a otras variantes y no sólo como los únicos elementos que determinan la calidad de vida de las personas, como sucede en las ciudades urbanas donde se utiliza solo ese criterio”
1.- De acuerdo a tu formación inicial y a los lugares donde has residido ¿Cómo surge el interés por abordar temáticas relacionadas al territorio, y en particular en torno a la movilidad urbana?
Mi interés en temas urbanos y de movilidad, tiene que ver con la experiencia personal de vida, desde el lugar donde crecí que era un sector periférico del área metropolitana de Milán, hacia fuera de la ciudad central. Este era un barrio marginal de migración de personas del sur de Italia y que justo venía de la transición de esos procesos. De ahí que vivía en un contexto que era de alguna manera estigmatizado, pero que también estando ahí me daba cuenta que el tema de la movilidad era clave, porque cuando uno ya empieza a buscar más autonomía, se da cuenta de que si quiere ir a la ciudad de Milán a buscar lugares donde salir o ver cosas nuevas como adolescente, hay que hacer un esfuerzo porque no hay conexiones directas, así que de acuerdo al transporte publico debes programarte bien, porque hay transporte hasta cierta hora, y también depende de tus Papás y de esas negociaciones incómodas. En el fondo de como los espacios y los territorios dan oportunidades a las personas para hacer lo que quieran hacer expresar y desarrollar en cuanto a experiencias personales.
Esto después se ha ido confirmando, ya que he tenido la suerte de vivir en otros lugares antes de llegar a Chile y ver situaciones muy distintas. Holanda por ejemplo, es un país súper bien planificado, con ordenamiento territorial y con buena organización de la movilidad y transporte público con las bicicletas. Una ciudad hecha para que esta disposición sea para todos de manera muy fácil y ordenada. Esto al contrario en Bogotá donde estuve un tiempo por mi tesis doctoral, y si bien la situación era mucho mas compleja, era posible pensar políticas no solo pensando en la ciudad como un lugar de oportunidades, sino que a través del transporte, como un tema muy técnico abordado desde lo social y con una mirada muy explícita. Esto me pareció muy importante, lo que me motivó llegar ahí y pasar un tiempo.
Después de la primera semana viviendo ahí, se perdió un poco el encanto, porque uno ve lo que significa en el día día vivir en estos lugares, y que la ciudad y el transporte, pensado bajo estos principios, no cumple necesariamente con sus promesas. Pero eso fue lo que me fue llamando la atención, de que los lugares tenían harto que decir sobre las oportunidades de las personas y la calidad de vida de las personas.
2.- La crisis político-sanitaria ha evidenciado que los diferentes tipos de movilidades e inmovilidades se tornan clave para interpretar el territorio, las diferentes formas de habitar y sus desigualdades. En este contexto: ¿Cuales serían las principales transformaciones y tensiones que se han venido sucediendo en la ciudad y en la movilidad?
Un tema que me llamó mucho la atención, fue cómo cambió el valor de la movilidad y la inmovilidad, porque normalmente consideramos que moverse es positivo, que a mayor movimiento mayor libertad. Pero con la pandemia pasó lo contrario, es decir, a mayor libertad y oportunidad, mayor la inmovilidad. Se es más libre y se tiene más oportunidades, si puedo trabajar desde casa, si puedo descargar una App, y que alguien más vaya al supermercado y me traiga a compra. Ahí hubo un cambio no menor.
De otro lado creo que se valora, en parte, la experiencia de ir a trabajar porque por lo menos esto tiene una separación clara, entre el espacio-tiempo doméstico y el espacio-tiempo laboral. Esto, a pesar de que el tiempo de traslado no siempre es agradable y tiene un costo, pero por lo menos permitía esta separación entre la casa y el trabajo, en donde el mismo trabajo está una pieza más allá del dormitorio. Entonces, se mezclaron varias cartas pero en distintas direcciones, tanto describiendo el valor de la movilidad, pero al mismo tiempo de inmovilidad. Ahí creo que se vio un cambio interesante , pero no sabría decir cuánto de esos cambios se va a quedar.
De otro lado, se instala como un concepto clave todo lo que tiene que ver con la “proximidad”, porque para satisfacer ciertas necesidades es mejor tener estas oportunidades cerca desde mi casa, en una distancia alcanzable o en una distancia que te permitiera moverte en las dos horas de los permisos. Esto sobretodo en las grandes ciudades y en sus barrios periféricos donde estas oportunidades son pocas, se ofrecen menos alternativas y en algunos casos están presentes sólo en algunos momentos. Estoy pensando en comunas que no tienen bancos, que tienen solo uno, o barrios que para abastecerse se va a el local de la esquina, pero que como almacén tienen oferta limitada. Entonces, por ejemplo desde la academia todos estos temas de proximidad ganaron mucha relevancia con lo de la “ciudad de los 15 minutos”, pero también desde la experiencia de las personas, donde se han empezado a valorar y también ver que quizás lugares que ofrecen una vivienda de alta calidad, pero con todo muy encerrado, ofrecen oportunidades hasta cierto punto.
El tercer punto tiene que ver con el espacio de la ciudades y de las calles, que se ha visto que estaba distribuido de manera muy desigual a favor de los vehículos motorizados, y que ha sido necesario transformarlo, por ejemplo, ensanchando veredas para los restaurantes. Pero queda la duda de cuanto estos cambios realmente se puedan volver permanentes, porque ha sido muy fácil volver atrás con respecto a este tema, ya que ha aumentado el número de autos circulando y algunas de estas intervenciones de emergencia se han removido. Lo que habla de que para abordar la ciudad desde la proximidad, se requieren hacer cambios estructurales. Entonces la pandemia ha puesto en evidencia los desafíos que es necesario afrontar, ha mostrado que si se pueden implementar soluciones alternativas, pero ahora queda la duda de que forma habrá una toma de iniciativa y de decisiones para abordar escenarios alternativos que la pandemia muestra que son posibles.
3.- De otro lado y con respecto al entusiasmo de la academia por trazar o pre-figurar la “ciudad pos-pandemia”: ¿Crees que es posible hacerlo desde ya? ¿o habrá que esperar un tiempo más de recomposición de la vida cotidiana?. Y si es así ¿qué cosas podríamos ir pensando en torno a nuevos diseños, metodologías o políticas (públicas)?
Ahí creo que necesario esperar. Esto lo demuestran ciertas opiniones que con mucha seguridad y de manera ligera decían “no, la ciudad murió” “vamos a trabajar solo desde nuestras casas” “todos nos vamos a ir al campo, porque va ser lo mismo desde donde trabajemos”. Pero esto ha sido así solo en parte, porque no ha habido un éxodo masivo desde las ciudades. Quienes han podido irse, han sido una parte muy pequeña y acomodada de la población, personas que han podido hacer teletrabajo de forma continua. Al contrario, muchos trabajos y sectores dejaron de funcionar y volvieron a trabajar presencial a penas se dieron las oportunidades, por tanto el teletrabajo intensivo fue realidad de una parte menor de la población. Entonces habría que ver que va a quedar de esta organización, por ejemplo si las oficinas van a volver presencialmente o solo algunos días a la semana.
Lo anterior también hay que verlo en relación con el cambio climático, sobretodo si la situación va empeorando de manera cada vez mas acelerada. Creo que ahí es posible que algunos cambios que la pandemia ha mostrado ser posibles, más algunos cambios que el cambio climático muestra, nos dejan frente a algunos escenarios extremos. Y ahí me acorde de un artículo que escribió Jhon Urry llamado «Climate change, travel and complex futures» (2008), donde se llega a un ejercicio de imaginación muy exagerado, pero que quizás pensándolo ahora con la pandemia, creo tiene algo de sentido. Aquí él se imagina dos futuros, un futuro como el de “Mad Max” (1979), es decir un futuro insular, muy de guerra, de barrios aislados donde la gente se mueve sola, donde todos están en contra de todos y cada persona se las “ve” por conseguir sus recursos. Y uno podría pensar que con la pandemia nos hemos acercado a eso realmente, porque pasamos mucho en nuestras islas, en la proximidad, perdiendo la dimensión más colectiva con los lugares, realizando actividades a distancia para sobrevivir solos. El otro escenario que veía Urry era más Orwelliano, está basado en las tecnologías del panóptico, en la difusión masiva de tecnologías y en el uso de herramientas que llegaron a controlar nuestra vida, como sucede con el uso masivo de aplicaciones zoom del teletrabajo que también van en esa dirección. Los escenarios que plantea son terribles porque para él, en primer lugar, estamos en contra del otro, y en segundo lugar, estamos todos bajo el control de una autoridad que todo ve y que todo puede determinar.
Pero claro, me llama la atención este ejercicio de imaginación que él hace más de 10 años, viendo algunos elementos que con la pandemia se han acelerado y acercado a nuestra vida cotidiana. Así que lo que se plantea como desafío, es que no lleguemos a estos dos escenarios, sino más bien a algo más deseable, intermedio, sacando sólo lo bueno de esas dos posibilidades.
4.-En el marco de las transformaciones socio-territoriales, muchas veces las realidades rurales, costeras o insulares quedan fuera de la discusión por políticas publicas, ciudadanía y academia. ¿Cuál es tu opinión respecto a eso? ¿Hacia dónde crees que debería avanzar la discusión política-metodológica en torno a este tipo de territorios?
Creo que es clave mirar a este tipo de territorios, teniendo en cuenta la gran variedad de territorios en este país, lo que investigas tú por ejemplo en contextos insulares, otros en el norte, el sur, o en zonas rezagadas. Ahí creo que es fundamental mirarlas desde dos perspectivas, por un lado creo que en algunos ámbitos son parte de las metrópolis aunque uno no se de cuenta. Por ejemplo en el litoral central hemos observado con algunos colegas que, hay un alto porcentaje de población mayor, y que este aumento constante se debe también a que una buena parte de ellos llega desde Santiago. Entonces eso te muestra que hay nuevas fronteras de lo metropolitano y de que el Gran Santiago llega también hasta la playa con una población que no te imaginas que es tanta. De ahí que pensando en la movilidad, se plantean nuevas necesidades porque van a ser grupos que necesitarán servicios en comunas donde no se proveen tantos servicios de salud o para trámites. De otro lado, con su movilidad van a establecer nuevas relaciones entre Santiago y la costa, quizás porque van a votar a Santiago o se atienden ahí. Eso quizás como una primera opción.
En segundo lugar, están los lugares que guardan menos relación, y ahí creo que es interesante entender sus lógicas a través de las políticas, dado que son lugares que tienen un peso político menor, donde uno podría decir, como plantea el geógrafo Andrés Rodríguez-Pose, que se trata de lugares marginales o “que no importan”, y que su venganza se da a la hora de votar. En efecto, creo que en la primera ronda vimos algo de ese tipo, territorios ignorados por el poder central que contribuyen a estos votos de protesta, que también implican una señal para entender cuales pueden ser las políticas para esos territorios. Por ejemplo, si hablamos de movilidad sustentable o de dependencia del auto, preguntarnos ¿que significa en estos lugares? ¿cómo se mueven aquí?. En resumen, ver como podemos replantear esto en territorios que tienen otra lógica o funcionamiento, que no son metropolitanas y donde la movilidad responde a lógicas que no son iguales a las grandes metrópolis, en donde prima la reducción de los tiempos de viaje.
Entonces el desafío es entender cuantos de esos conceptos que nos sirven mucho a nivel técnico para abordar contextos urbanos más consolidados, nos sirven también en contextos que nos hablan de otras necesidades y otras formas de vida. Eso creo que es lo más interesante, todo lo que se puede descubrir de estos territorios, más allá de los análisis tradicionales que se realizan desde arriba y que se pierden de lo que ocurre desde abajo en la cotidianidad de las personas.
5.- Respecto a lo anterior. ¿Cuáles serían los lineamientos básicos que deberíamos seguir para pensar la planificación territorial en estos lugares? ¿Cual es el papel de la movilidad aquí? ¿Será importante a priori? ¿o habrá que revisar antes las particularidades y prácticas sociales de cada lugar?
Si, me parece fundamental revisar las particularidades de los territorios, porque si lo miramos desde los conceptos importantes que manejamos, creo que estos nos dicen solo una parte de lo que ocurre y de lo que debería ocurrir. Por ejemplo nos podríamos acercar a estos lugares desde su “marginalidad” o como “zonas rezagadas”, en donde uno de los principios o criterios que se ocupa es el criterio espacial, es decir, que tan lejos se está de un hospital, establecimiento de educación, o de una infraestructura del transporte, etc. Y esto es importante, pero si sólo nos movemos en base a este criterio de accesibilidad y distancia espacial, vamos a seguir haciendo lo mismo en territorios que son muy distintos en cuanto a otros criterios y prácticas.
Entonces la pregunta sería ¿o nos acercamos a ese lugar donde están las oportunidades o les llevamos las oportunidades ahí donde faltan?. Pero igual siento que esto nos hace perder algo porque se basa en una manera de entender el “territorio de la movilidad”, donde este puede ser positivo, como algo necesario, que es parte de nuestras vidas, que se tiene que realizar y ojalá de manera eficiente. Mientras que las prácticas de movilidad implican y determinan varias barreras por los costos que las personas tienen que enfrentar, por las dificultades, por los temas de organización, etc.. Pero me imagino que hay algo más que eso, que no hay solo un sufrimiento o malestar, y por eso es necesario entender las prácticas, para entender como las personas finalmente resuelven sus necesidades a pesar de las barreas aparentes, y también del valor que terminan dando a su territorio a pesar de esto, porque al final son personas que deciden no irse de ahí como podría pensarse. Es por eso que el diagnóstico como la solución no es algo estándar, sino mas bien, se tiene que entender lo que se mueve y construye a partir de la movilidad, dando cuenta de elementos que no sólo se pueden entender mapeando lo que se encuentra en un solo territorio y responder a priori a ciertas preguntas. Ahí no tengo la respuesta, pero eso creo que es lo interesante, ir viendo como cada territorio da respuestas diferentes de acuerdo a las necesidades. Esto nos lleva a pensar la movilidad y la accesibilidad junto a otras variantes y no sólo como los únicos elementos que determinan la calidad de vida de las personas, como sucede en las ciudades urbanas donde se utiliza solo ese criterio.
6.- Por ultimo, si pudieras hacer un cierre o síntesis de la conversación que tuvimos.
Pensando en la conversación que tuvimos, hemos abarcado varios desafíos de la ciudad y sus problemas estructurales frente al futuro, la pandemia, cambio climático y también los desafíos de diferentes contextos de la movilidad urbana, insular, rural y más aislados. Ahí creo que el desafío de fondo es entender la movilidad como un tema clave para entender los territorios, pero también como un tema muy político, porque al conversar nos podemos dar cuenta de que no sólo hay una solución a la mano, y que depende de cómo definamos los temas de movilidad, de nuestra visión de territorio y sociedad, de que es lo que queremos impulsar. Eso es clave porque a veces se considera que la movilidad es un asunto técnico de hacer las cosas bien de acuerdo a un modelo y tecnologías correspondientes, para solucionar problemas de sustentabilidad ambiental y de discusión social. Pero eso no es así, puesto que la misma realidad territorial depende de cómo la definamos a partir de lo que queremos.
De ahí que lo que se muestra en las elecciones, es que se puede observar el territorio de formas muy diferentes. Entonces yo rescataría esto, los diferentes marcos para los distintos territorios, también en el contexto de una nueva constitución que podría descentralizar y dar más espacios frente al cambio climático y a la pandemia. Esto va a implicar desafíos muy distintos para una comuna del norte, o una isla del sur o una comuna de la región metropolitana. Por eso es clave que nos planteemos frente a los temas de movilidad desde una postura política que, tome en cuenta los territorios en la toma de decisiones, así como también a los académicos y ciudadanos. Pensar de que no es un tema neutral, ya que pensando en la naturaleza del desafío que se nos viene, es necesario darle un giro político que sea explícito a estos temas.
Javier Miramontes Figueroa
VerJavier Miramontes Figueroa
Estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile; Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México.
Sus principales líneas de investigación son la planificación urbana, la normativa y los desastres socio-naturales.
Ignacia Zurita Contreras
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Estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile; Arquitecta, Universidad del Bío-Bío, Chile.
Sus principales líneas de investigación son la accesibilidad a la vivienda y el mercado inmobiliario.
Nicolás del Canto
Nicolás del Canto
Pamela Valdebenito
Pamela Valdebenito
Pablo Gonzalez
Pablo Gonzalez
Luis Rojas
Luis Rojas
Catalina Marshall
Catalina Marshall
Carmen Gloria Troncoso
Carmen Gloria Troncoso
Beatriz Mella
Beatriz Mella
Entrevista a Walter Brites: "Vinculados a la elite también aparecen otras figuras, (...) que están habilitadas para actuar en el mercado, y para producir ciudad para los sectores de mayor poder económico y político"
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Revista Planeo Nº 49 Elites y ciudad; Septiembre 2021
[Por: Diego Carvajal]
Walter Brites es Doctor en Antropología Social y Master en Políticas Sociales (Universidad Nacional de Misiones). Investigador en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y el Instituto de Estudios Sociales y Humanos (IESyH-UNaM). Investigador asociado a CLACSO. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Investiga sobre ciudades, políticas urbanas y ocupación del espacio, efectos de grandes proyectos de desarrollo, medioambiente y hábitat en sectores populares. Profesor de grado y posgrado en las áreas de Metodología de la Investigación, Sociología y Desarrollo Urbano-Territorial.
“Vinculados a la elite también aparecen otras figuras, las figuras de los desarrolladores inmobiliarios, empresarios de la construcción, operadores turísticos, fideicomisos, asociaciones empresariales que están habilitadas para actuar en el mercado, y para producir ciudad para los sectores de mayor poder económico y político”
1.- De acuerdo a su formación inicial ¿Cómo surge el interés por abordar temáticas relacionadas al territorio, y en particular en torno a la estratificación y las clases sociales en la ciudad?
Me viene el interés por esto hace unos veinte años, cuando en la ciudad donde resido, en la ciudad Posadas en el norte de Argentina, se comienzan a sufrir los efectos del Proyecto Hidroeléctrico Yacyretá (EBY), construido sobre el río Paraná a 90 km., de las ciudades de Posadas, Argentina y Encarnación, Paraguay. Estas ciudades se vieron totalmente transformadas, eran ciudades donde había una mixtura de clases sociales, sectores altos, medios y bajos conviviendo en el espacios urbanos. Pero después de estos proyectos de infraestructura y desarrollo, se tuvo que generar una revaloración urbana, un reordenamiento socio-espacial de la ciudad, ya que la ciudad quedo estratificada en términos de la ocupación del espacio urbano. Un centro urbano muy aburguesado, centralizado una nueva línea de costa en la costanera en la ciudad de Posada y Encarnación, y después una gran extensión urbana con todo un proceso de periferización, donde se extiende la mancha urbana, las políticas de vivienda y se van extendiendo las viviendas sociales y los conjuntos de viviendas para población relocalizada de estos grandes proyectos urbanos.
Después comienzo a indagar sobre la experiencia de otras ciudades y voy viendo que hay un panorama general en toda América Latina sobre estas experiencias, sea un gran proyecto hidroeléctrico, por una reposición de una infraestructura, programa de revalorización urbana, o por obras publicas y privadas que más o menos tienen los mismos efectos, generando una periferización, un desplazamiento y una revalorización. Aburguesamiento y elitización de algunos sectores de la ciudad . Así que le vengo siguiendo a este tema tanto en mi ciudad, como en otras ciudades y también compartiendo con otros colegas sobre experiencias de este tipo
2.- Desde el contexto de las desigualdades urbanas en la región ¿Cómo podría definirse a una elite en el contexto urbano? ¿Cuáles podrían ser los principales elementos que nos servirían para entender a estos grupos en el desarrollo de la ciudad?
Sobre teorías de la élite hay muchas cuestiones controversiales. Generalmente cuando se habla de una élite, se hace referencia a la cúpula del grupo de los ricos, un grupo muy selecto donde se imbrica el poder económico, social y político por sobretodo. Recuerdo que leí un libro de Grace Mills, es un libro viejo de los 50 y se llamaba “la elite del poder”, es un clásico ese libro donde estudia el funcionamiento de la élite norteamericana, donde se ve toda la imbricación entre los ámbitos y los miembros de una sociedad, hay ligazones de parentesco, de amistad, intereses económico y sociales. Tejen negociaciones con el poder político de turno, o sea independientemente de los gobiernos, las élites toman decisiones a las sombras de los gobiernos y de las ciudadanías. Yo creo que hoy en día, pensando a las élites que tienen las ciudades, las regiones, los países, hay varios elementos que nos permiten pensar a estos grupos, por un lado tenemos la construcción de grandes entornos embellecidos de la ciudad, grandes espacios de revalorización de lugares que son más seguros, que es donde viven los sectores sociales mas altos y donde se construyen espacios de homogeneidad social.
Cuando hablo de homogeneidad social no me refiere sólo a cuando la gente piensa en el country en que están todos viviendo ahí, sino que hay nuevas formas de construcción. Hoy en día están esas torres, estos emprendimientos residenciales que funcionan como un barrio privado, donde hay desarrollos inmobiliarios en altura, que tienen todo adentro, tienen gimnasios, salones de usos múltiples, cines, piletas, lavandería, estacionamientos de cortesía, etc. Se crea una especie de burbuja en estos grandes edificios que son lujosos, que muchas veces están cerca de la centralidad urbana o cerca del sector financiero de la ciudad, y que también son formas de pensar la acumulación de plusvalía que se generan en la ciudad.
Es decir, estos espacios de homogeneidad social sirve como criterio para pensar como la élite se repliega y se consolida. Vinculados a la elite también aparecen otras figuras, las figuras de los desarrolladores inmobiliarios, empresarios de la construcción, operadores turísticos, fideicomisos, asociaciones empresariales que están habilitadas para actuar en el mercado y para producir ciudad para los sectores de mayor poder económico y político. Y hay una cuestión interesante al menos yo lo vengo observando en la región de Argentina en donde estoy trabajando, donde hay funcionarios que devienen en empresarios y empresarios que devienen en funcionarios que son parte de la élite, y que por supuesto producen ciudad y espacio residencial.
3.- Por lo general, entendemos la “gentrificación” desde los efectos adversos que deja en los pobladores que deben salir, pero pocas veces desde las élites que se emplazan a estos territorios. Desde su experiencia ¿Cómo podríamos describir a las élites que llegan a habitar estos territorios?
Es una buena pregunta esta, porque siempre cuando investigamos en Ciencias Sociales, en sociología urbana, siempre estudiamos de la forma más fácil y accesible que es estudiar a los pobres urbanos, pero es difícil estudiar a las élites. Hay algunos autores como Smith, para quien le resulta llamativo y acertado el planteamiento de que la “gentrificación” es más precisamente el retorno del capital a la ciudad que de personas, es decir junto con personas que ocupan unas zonas residenciales, también aparece el capital inyectando dinero, inversiones. Y concretamente las ciudades han generado y consolidado nuevas centralidades urbanas, fragmentando el espacio urbano en su conjunto, así entonces el fenómeno de la “gentrificación” también aparece de la mano de la periferización y la segregación socio-espacial de forma muy notoria y marcada.
La “gentrificación” tiene diferentes formas de aproximarse, como un proceso de transformación del espacio urbano donde hay sustitución social, inmovilidad residencial, es decir hay gente que se va y gente que viene, gente que deja algunos espacios y gente que comienza a ocupar esos espacios. Y también desde el punto de vista de las grandes élites, los grandes grupos económicos crean estos espacios para la acumulación del capital. Hay un arquitecto que hizo un trabajo muy importante en Colombia que se llama Jaramillo, el habla acerca del desarrollo de plusvalías urbanas y de rentas por monopolio de segregación, es decir, cuando los ultraricos se distancian, se diferencian en espacios exclusivos y el ingreso residencial a esos espacios tiene un plus o sobreprecio por los inmuebles.
También vinculado a esto me llama la atención y me atrae bastante unas ideas de David Harvey, él habla de la destrucción creativa y de la “acumulación por desposesión”, que son aplicables a las operatorias de cualificación urbana, los cambios en los perfiles de la ciudad, reinversión y revalorización funcional al mercado inmobiliario que genera inversión. Entonces esta noción de “acumulación por desposesión”, por un lado refiere a este proceso de desplazamiento de las fuerzas mercantilizadoras y privatizadoras que determinan la perdida de un espacio. Una desposesión y destrucción tiene una dimensión de clase, en la medida que la reestructuración urbana genera una violencia sobre los pobres, consolidando desigualdades socio-urbanas, es decir, cuando se comienza un proyecto urbano, se remodela una parte de la ciudad y los que son despojados de eso, son despojados del derecho a ocupar esas zonas de la ciudad.
Entonces hay sectores sociales que son desposeídos de la ciudad y otros sectores que acumulan esos espacios. Supongamos cuando uno piensa una familia que fue relocalizada de un lote urbano que tenía dimensiones de diez metros de frente por treinta de largo, 300 metros cuadrados, viene una torre y se construye, saca plusvalía urbana por piso a eso a una altura indefinida. Luego entran otros elementos a generar valor, la vista al río, la cuestión paisajista y medioambiental, mientras tanto el pobre ocupa otros espacios residenciales en la ciudad. Entonces la dimensión de la “acumulación por desposesión” es interesante para entender estas operaciones de reactualización urbana, llamada de “gentrificación”.
4.- Pensando en la relación de influencias entre política publica urbana, élite y mercado inmobiliario ¿Cuáles son las principales tensiones y desafíos que se deben tener en cuenta a la hora de planificar mejor nuestras ciudades?
Yo creo que hoy en día es necesario pensar a las ciudades desde las desigualdades urbanas y los efectos que estos generan, en lo que muchos llaman el “urbanismo neoliberal”. Aquí la entrada en escena del mercado torna más critica la accesibilidad al espacio urbano, cuando construye entornos urbanos residenciales, clasistas y elitistas, generalmente desfavoreciendo a los sectores populares y favoreciendo proyectos de rehabilitación y renovación urbana que reproduce estructuras urbanas precarias. Se ahonda la distancia entre clases en la ciudad, es decir, cuando se generan un conjunto habitacional en la periferia, a una o dos horas del centro urbano, se está generando una distancia física y social que obstaculiza la interacción entre las clases sociales. Esa es una gran cuestión para tener en cuenta.
Yo planteo que los valores del mercado dejan su impronta en el “urbanismo neoliberal”, generando nuevas materialidades urbanas que son residenciales, inmobiliarias, inclinadas más a la idea del consumidor que del ciudadano. De esta manera se reestructura un nuevo orden social, en donde la gran tensión tiene que ver con el “derecho a la ciudad”. Hoy muchos seminarios hoy hablan del “derecho a la ciudad” y el espacio urbano, y la producción inmobiliaria causa en este sentido un desmoronamiento del orden socio-espacial y de la planificación urbana tradicional, porque las intervenciones de este nuevo urbanismo crean y aprovechan las estructuras de oportunidades generadas en sinergia con la recualificación del suelo urbano, es decir, la apertura de una gran intervención urbana que genera la revalorización de la tierra y una acción pública que genera conciliación con la acción privada y su actuar sobre suelo urbano.
Y acá hay una cuestión en la que me quiero detener con esta especie de planificar la ciudad al servicio de sectores más aburguesados, donde comienzan a aplicar la idea del “plan estratégico”. Suena mucho lo del “plan estratégico” que pasó a tener más importancia que el “plan maestro”, es decir, no se piensa más a la ciudad en su conjunto, en su totalidad como en otros tiempos, sino que se piensa solamente en partes. Algunos hablan de la “acupuntura urbana” o el “urbanismo a la carta”, donde se construye una parte de la ciudad para dejarla al mercado, y por tanto a las personas que tienen mayor poder adquisitivo para acceder a esos espacios. Hay una cosita en esto que uno puede a nivel ideológico pensar, porque las ciudades no sólo son materialidades urbanas, físicas, arquitectónicas, son construcciones sociales, económicas e ideológicas.
Acá hay una cuestión a tener en cuenta, que en este proceso aparece la legislación urbana y muchas veces son las élites las que transgreden la legislación urbana o más bien la dirigen o la construyen de acuerdo a sus intereses, poniendo su ideología dentro de la construcción urbana. Por ejemplo a veces se impone dentro del discurso técnico unas ideas peyorativas que construyen el habitar de los pobres conllevando potenciales acciones de desalojo, cuando se habla de “intrusos e ilegales” como una práctica de amedrentamiento legal y jurídico que vuelve más incierta la vida en algunos sectores de la ciudad.
Pero por otra parte los ultra ricos muchas veces son transgresores de las legislaciones urbanas y no son vistos como intrusos ilegales, cuando ocupan espacios físicos territoriales de distinción. Hay algunas veces en la ley Argentina, supongamos, esta el camino de sirga, son unos veinte, treinta metros de costa que deben ser públicos, sean arroyos, ríos, o el mar. Y por ahí uno ve una política urbana que va y con topadoras sacan a un asentamiento, los relocalizan, pero por otro lado vez una urbanización privada que establecieron la pileta y cerraron la salida al río, con sus propios muelles, Yate Club, y no son vistos como ilegales. Entonces se trabaja a nivel de la legislación, y los ultra ricos construyen las legislación urbana a su imagen y semejanza. Hay una selectividad en la aplicación de las normas urbanas.
5.- Pensando en el contexto de los movimientos sociales actuales y su critica al “neoliberalismo urbano” ¿Se observa algún proceso de rearticulación o deslegitimación de las élites que genere cambios futuros en la producción de la ciudad?
Esta es una pregunta bastante polémica, hay que ver desde que punto de vista. Yo creo que hay resistencia a estas formas de producir la ciudad, pero son experiencias muy aisladas y depende de cada caso, cada país, cada región, de cada proyecto. Yo creo que la ciudadanía debe concientizarse en la construcción de un espacio urbano mas democrático, accesible e inclusivo para todos los ciudadanos. Y los movimientos sociales urbanos tienen la posibilidad de generar eso, pero yo creo que ahora están en retracción frente al avance de la ciudad del mercado. Hay varios autores en América Latina, para mi hay uno en México que hace una observación muy importante, su nombre es Víctor Delgadillo. Para él resulta llamativo que a pesar de las características específicas que tiene cada ciudad y la orientación política de los diferentes gobiernos, se aplican las mismas políticas urbanas, planes y proyectos, más allá que las ciudades tengan un gobierno mas de derecha, más de izquierda, o de centro de izquierda, o centro derecha.
Mas o menos se viene aplicando esta misma lógica de producción de ese orden urbano, entonces uno ve frente a esto, que es un panorama complejo que está en desarrollo y en avance. Incluso por ahí, para ser mas pesimista, la otra vez estaba viendo un documental de la cadena alemana DW muy interesante, llamado “La lucha de la vivienda en China”, donde se cómo los sectores mas desposeídos en Pekín van perdiendo tierra frente a la demolición, la destrucción y el avance de grandes desarrolladores que, necesita el suelo urbano para ultra ricos y para el capital. Así que ahí mi punto de vista sobre esa pregunta, no es tan optimista, creo que se necesita generar más conciencia ciudadana sobre el derecho a la ciudad, frente a esta forma de producir fragmentada y elitizada del espacio urbano.
Por último, si pudieras hacer un cierre de la conversación que tuvimos
Si, yo creo que la urbanización y la forma de producir la ciudad, está generando un paisaje más homologado en todo el mundo, hay un paralelismo en lo que sucede en Puerto Madero, Buenos Aires, proyectos en Río de Janeiro, Bogotá y también en otras partes como Sydney, donde se ve el mismo proceso, la misma forma de producir ciudad. Uno ve algunos elementos, el embellecimiento estratégico o la revalorización, la cara oculta de la ciudad, también hay espacios muy degradados que no son vistos, un proceso de purificación de la ciudad, la “ciudad como marca” y como modelo de vinculación ligado a eso.
Creo que estamos asistiendo a un panorama muy complejo, donde también tenemos que ver la cuestión ambiental, porque cuando la segregación no sólo es urbana, sino de espacios de medio ambiente, los lugares más degradados y contaminados, son lastimosamente lo que ocupan los sectores más pobres, más deprimidos, y los espacios de mayor calidad del entorno residencial, lo terminan ocupando los sectores que tienen mayor poder adquisitivo. Este tipo de desigualdad se reproduce tanto en países en desarrollo como en países en vía de desarrollo, y eso es una cuestión para tener en cuenta al planificar la ciudad y tratar de integrar un punto medio en la construcción de materialidades urbanas para la ciudad de todos.
Colectivo “Iconoclasistas”: Alteraciones al poder y territorios alternativos
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Revista Planeo Nº 49 Elites y ciudad; Septiembre 2021
[Por Diego Carvajal]
RESUMEN:
Se parte de la perspectiva del mapa y la cartografía colaborativa del colectivo Iconoclasistas, para ver cómo se interroga al poder y sus representaciones en diferentes espacios de la región y del mundo. Véase como este colectivo se empalma en diferentes luchas y discursos, hilvanando prácticas contra-hegemónicas de debate en torno a la construcción de ciudades y territorios. Hacia el final del texto, se reflexiona brevemente en torno a las articulaciones del colectivo, y los posicionamientos e influencias de la élite en las transformaciones urbanas.
Iconoclasistas, es un colectivo Argentino conformado por Julia Risler y Pablo Ares que desde el ámbito de la geografía, las artes y la política, realizan posters, mapeos y cartografías desde una perspectiva crítica y situada en Latinoamérica. Desde el 2006, generan practicas de investigación colaborativa desde conexiones y charlas con la sociedad civil, la academia, organizaciones o colectivos a nivel urbano como rural. Cada una de sus practicas e intervenciones esta tramada desde el concepto de “dispositivo”, como estrategia a la hora de posicionarse en un territorio, para observar relaciones de fuerza, discursividades y formas de enunciación institucional, posiciones y también resistencias (Castro, 2018).
Im 1. Mapa “Soyización”. Fuente: https://iconoclasistas.net
El mapa y el taller se presenta aquí como una herramienta práctico- metodológica, que instala una posibilidad de experimentación en diferentes espacios y escalas del territorio: cuerpo, calles, barrios, ciudad o continente. Desde estas consideraciones, en este colectivo se plantea que el hecho de “mapear” es un asunto hermenéutico que funciona como un “móvil” del sentido, que se potencia con las “inteligencias colectivas” puestas en juego, en donde se pone en relieve la sensibilidad, afectos, experiencias y emociones.
Sus influencias teórico-reflexivas van en la línea desde el “situacionismo” y la “deriva” (Debord, 1998; Berenstein, 2003) evidenciando la relación entre arte, vida y urbanismo; la “psicogeografía”(Barreiro, 2015, ) para ver como se percibe y siente el territorio; las “geografías criticas”(Ramírez, 2011) que observan políticamente y deconstructivamente el territorio; la “investigación-acción” (Borda, 1991) para entender el sentido colaborativo y participativo de la instancia del taller; la “cultura libre” y las “licencias libres” para los flujos e intercambios tecnológicos; y por último una gran influencia del feminismo como lucha y saber clave para entender los conflictos micro-corporales y las violencias histórico-estructurales.
Im 2. Mapa “Cuerpo y territorio”. Fuente: https://iconoclasistas.net
Han producido y publicado varios trabajos a nivel artístico (“poéticas de producción” y “dispositivos de producción”), a nivel político (“activismo territorial y derivas institucionales”) y a nivel académico (“pedagogías criticas e investigación participativa”). En eso, el 2013 sacaron el “Manual de mapeo colectivo” para socializar registros y articulaciones de diferentes países en Latinoamérica como en Europa. En este manual, no especializado, se entiende el territorio y la articulación de los mapas, como un espacio que se construye socialmente (Santos, 1971), como una acción colectiva donde se deslizan nuevos relatos que, contrastan con los discursos oficiales del poder y de las élites que ordenan, mapean y privatizan el territorio. En los talleres hay una variedad de temas que van desde los conflictos migrantes, los agro-negocios, el mega-extractivismo, desalojos de pobladores en contextos de especulación inmobiliaria, la “gentrificación”, y “perifización”, entre otros.
Im 3, Mapa “Valpo”. Fuente: https://iconoclasistas.net
En “Crónicas de un mapeo” (2016) se enuncia de forma minuciosa la trayectoria de un mapeo, entendiéndolo como una construcción donde participan diferentes agentes, y que tiene una condición experimental donde se van gestionando primeramente estas relaciones sociales, al tiempo que se van consiguiendo los materiales para construir pictogramas, mapas y fichas que trabajan. En particular se muestra la convocatoria de “Casa Gallina” donde se trabajó en la experiencia del barrio de Santa María La Ribera (Ciudad de México). En primer lugar se visibiliza como fundamental el hecho de reconocimiento del territorio: Conocer previamente el lugar es fundamental, ir y interactuar con los vecinos, ver las tensiones y contrastes de los emplazamientos inmobiliarios de este barrio. En segundo lugar se exponen los talleres, su experiencia, sus estados de ánimo y la sensibilidad como forma de localizar tensiones. En tercer lugar se exponen mapeos y entrevistas en lugares clave del barrio. Como novedad metodológica, las encuestas eran en base a recursos gráficos de localización, socialización y movimiento en el territorio. Por último, se exponen unos encuentros libres con los talleristas, para seguir ahondando en cuestiones que se iban instalando en la trayectoria de los talleres. Estas reuniones, al ser principalmente con mujeres, trabajan temas específicos en torno a territorios y violencia de género.
Im 4, Mapa “financiarización”. Fuente: https://iconoclasistas.net
Es así como la temática y la practica de Iconoclasistas, es atingente a las diferentes disputas de poder que se generan en la construcción y transformación de la ciudad. Es por esto que en este colectivo están atentos a los emplazamientos mineros, a las hidroeléctricas, a las lógicas de “renovación urbana” y a las consecuencias de nuevos reordenamientos y desplazamientos humanos. De ahí que la practica y crítica de los Iconoclasistas, se inscribe de alguna manera en esta “ciudad neoliberal” que los propios movimientos sociales han puesto en evidencia desde la lucha por la vivienda, pero también en la critica al desarrollo inmobiliario de altura como símbolo de poder, es decir, como forma de acumulación y plusvalía (absoluta y relativa), donde se evidencian asociaciones empresariales que son parte de la élite y de una institucionalidad heredada, con fuerte influencia y jerarquía en el mercado (Brenner, & Theodore, 2002). Véase entonces, como en los Iconoclasistas estas articulaciones son interrogadas constantemente, desde las múltiples imágenes graficas de los mapas, y también desde la perspectiva participativa y colectiva que genera impacto en los propios territorios en donde se han emplazado.
Bibliografía
Barreiro, B.(2015), «Psicogeografía y ciudad: Iconografía de la ciudad Surrealista» [en línea]. En: Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como espacio plural, vol. 7, núm. 1, pp. 5- 12. En: http://www.ucm.es/info/angulo/volumen/Volumen07-1/articulos01.htm.
Berenstein, P. (2003), “Apologia da Deriva: Escritos Situacionistas sobre a Cidade”. Resenha, vol. 5, núm. 1, pp. 88-90.
Borda, F, (1991), Acción y conocimiento: Rompiendo el monopolio con la IAP, Rahman, Bogotá
Brenner, N. y Theodore, N. (2002) Spaces of Neoliberalism: Urban Restructuring in North America and Western Europe. Blackwell, Londres.
Castro, E. (2009), Diccionario Foucault, Siglo XXI Editores, Argentina
Debord, G, (1998), La sociedad del espectáculo, Ediciones Naufragio, Santiago de Chile,
Ramírez, B, (2011), “Geografía critica: territorialidad, espacio y poder en América latina”, Investigaciones geográficas 77, 151-155
Santos, M. (1971), Le métier de Géographe, Paris, OPHRYS 1971; (Trad. portuguesa: O trabalho do géograto no Terceiro Mundo, Sao Paulo, HUCITEC.
Pagina de Internet del colectivo y de donde se sacaron los mapas: https://iconoclasistas.net
Integración, una extrañeza espacial de la elite
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Revista Planeo Nº 49 Elites y ciudad; Septiembre 2021
[Por: Paulo Álvarez Bravo; Historiador, Magíster en Antropología. Dr. (c) en arquitectura y estudios urbanos]
Resumen
La integración social urbana otorga valor al espacio porque releva la importancia de la convivencia, de lo que es común, de hecho enriquece un territorio porque no solo le da diversidad sino que lo humaniza. En ello se juega el habitar, el compartir, se establecen vínculos generadores de confianza, reconocimiento e identidad colectiva. Esos valores se intentaron llevar a cabo con la construcción de la Villa San Luis de Las Condes, su devenir sin embargo es clausurado con la expulsión de cientos de pobladores a la periferia de la capital y con la conversión de ese espacio en el símbolo de la elite económica de Chile.
Palabras Clave: integración, elite, diversidad
Im1. Villa San Luis / Fuente: la Nación.cl
Se dice que la diversidad es riqueza, también para el espacio urbano lo es. La diversidad de las formas, actividades, recursos y usos no puede quedarse en las distintas operaciones urbanas que hay o coexisten en un territorio. Necesariamente debe acompañarse por grupos humanos compuestos por orígenes, paradigmas, experiencias, mentalidades y formas de habitar diferentes. Aquello es en el fondo lo que constituye su principal patrimonio y otorga riqueza al espacio. Una comunidad humana de diferentes que interactúan y coparticipan de una experiencia tanto vivida como por vivir, es capaz de generar integración en la diversidad. En Chile las experiencias en ese sentido no solo son exiguas sino que han carecido de continuidad. Uno de los casos emblemáticos es el de la Villa San Luis de Las Condes, ubicada en el corazón de una de las comunas de alta renta de la capital, su trayectoria da cuenta de la dificultad real de la sociedad chilena por hacer de la integración urbana un valor.
Villa San Luis de Las Condes comenzó a ser pensada de la mano de La Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) quien hacia 1968 nombró a Miguel Eyquem como responsable del proyecto, denominado en ese entonces como Parque San Luis. La envergadura del plan en una extensión de 153 hectáreas cautivó al arquitecto quien, junto a su equipo, tenía como meta ir dando forma al sub centro oriente de la capital y de asentar ahí a 70 mil habitantes provenientes de sectores económicos medios. Al inicio del gobierno (1970) de la Unidad Popular (UP), el nuevo director de CORMU, Miguel Lawner, ratificó tanto a Miguel Eyquem como las directrices del proyecto. El principal cambio sin embargo, sería que los moradores de ese lugar no serían solo las familias de sectores medios sino que, la primera parte del proyecto habitacional, estaría destinada a los pobladores de la propia comuna de Las Condes quienes vivían en poblaciones y asentamientos informales.
La visión se ajustaba al programa de gobierno de la UP y a la promesa del presidente electo Salvador Allende, en cuanto hacerse cargo de la falta de viviendas sociales en el país, en particular con los pobladores de los campamentos de la comuna de Las Condes que hasta ese entonces, y hasta a inicios de los ochenta, era una de las comunas con mayor presencia de este tipo de asentamientos. Para CORMU entonces la ejecución del proyecto de Villa San Luis entre 1971-73 significó mucho. Por una parte paliaba el déficit histórico de la construcción de viviendas, entregando diseños, dimensiones y materiales de un alto estándar y por otra parte ejecutaba estos proyectos en espacios cuya meta era revertir los procesos de segregación urbana, tanto desde el punto de vista del equipamiento como desde lo social. De paso contenía el creciente proceso de tomas de terreno, dinamizaba la actividad económica y generaba empleos en medio de un contexto adverso, marcado por la polarización socio-política y el boicot económico.
En menos de dos años se entregaron 1038 departamentos en el sector uno de Villa San Luis de Las Condes, ubicados entre Presidente Riesco por el norte, Los Militares por el sur, Manquehue por el oriente y Américo Vespucio por el poniente. Desde ahí se avistaban los cerros y cumbres cordilleranas de donde soplaban las brisas que deslizaban los frutos de las siembras vecinas, que junto a grandes casas y la Escuela Militar rodeaban el conjunto. Las familias llegaron con sus enceres a uno de los 27 edificios que distintas empresas constructoras habían levantado. La organización de los pobladores en comités o en cooperativas fue clave para que el proceso fuera ordenado y para que el acuerdo del pago de “cuotas CORVI”, canceladas mensualmente a la Corporación de Habitación y Vivienda (CORHABIT), se desarrollará de forma ágil y responsable. Los pobladores continuaron en sus trabajos, los varones por lo general se desempeñaban en la construcción, en los jardines, como mayordomo, chofer, empleados de casas aledañas o empresas de la misma comuna. Las mujeres trabajaban en el servicio doméstico, cuidando niños ajenos o haciendo ambas labores en las casas de los patrones con quienes compartían el espacio comunal.
Colegios, consultorio, iglesias, parques y plazas, calles y pasajes públicos. Servicios estatales y privados. Infraestructura y obras urbanas diseñados para el habitante del territorio. Ampliación de calles, apertura de avenidas, creación de paraderos y estaciones de metro, centros comerciales y paseos para los hombres y mujeres que viven en una comuna que paulatina e irreversiblemente se volvía más urbana. Con enormes casas pertenecientes a los grupos pudientes del país, algunas quintas, la reciente adquirida casa presidencial de Tomás Moro. Un todo aledaño a espacios rústicos y campestres, con caminos de tierra, ranchos y campamentos de por medio, que se orientan hacia la zona alta del río Mapocho y del macizo andino. En medio de ello, Villa San Luis de Las Condes asomaba como un icono de la integración social urbana del país, demostrando que era posible que grupos humanos de condición y origen diferente se integraran y convivieran. Aquello generaba un efecto virtuoso; democratizaba la calidad y acceso al espacio y los servicios urbanos, generaba interacción, propiciaba vínculos y relaciones de respeto, ayudaba a que las personas se (re)conocieran como parte de un territorio compartido forjando identidad.
A partir del 11 de septiembre de 1973 los esfuerzos de integración se detuvieron. Los lazos y acercamientos, los procesos de convivencia basadas en el respeto y encuentro entre los pobladores y su alrededor fueron gravemente hipotecados. Los departamentos de las Villa San Luis fueron allanados, muchos pobladores detenidos, la incertidumbre primero y el dolor después se apodero de sus vidas. Un par de años más tarde (1975), se terminó la construcción que por ejecución-directa la CORMU había iniciado en el sector 2 de Villa San Luis, ubicado hacía Manquehue oriente. El resto del conjunto, el proyecto de ciudadela, centro cívico, parque y centro comercial fue cancelado. No solo eso, entre 1976-80 cerca de ochocientas familias fueron expulsadas de forma ignominiosa hacía la periferia de la ciudad de Santiago. Sus casas fueron ocupadas por funcionarios militares hasta que a fines de la década del ochenta el Ejército dio la orden de retirar a su gente a otros lugares. En el año 1997, mientras en el alrededor surgía un rápido cambio del paisaje urbano, con la instalación de edificios de última generación y la plusvalía del suelo crecía, el Ejercito concretó la venta de los terrenos del otrora conjunto habitacional a empresas inmobiliarias.
Las operaciones urbanas que se han realizado en lo que va de este siglo en el espacio que perteneciera a la Villa San Luis de Las Condes han sido de tal envergadura, que buscar los cimientos de la ejecución original sería, a no ser por los dos arruinados edificios que yacen en un mezquino cuadrante, un trabajo de arqueólogos. Seguramente entonces sí dejáramos que la arqueología realice su trabajo, escudriñaría sobre los edificios que son los símbolos actuales de la elite comercial y financiera del país, y nos advertiría sobre lo ido. La arquitectura y los estudios urbanos podrían agregar, que no han sido más las formas que los valores, sentidos y la vocación de proyectos de integración los que yacen ateridos. Sin miedo podrían afirmar que las políticas públicas en materia de vivienda y urbanismo demuestran escasa vocación por revertir la homogenización del espacio urbano. En este caso, a favor de una elite económica que se apropió de la comuna e hizo de la diversidad e integración social un slogan de campaña política, una extrañeza espacial.
Desarrollo Urbano Condicionado y segregación: las periferias de élite en el desarrollo urbano y neoliberal de Santiago
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Revista Planeo Nº 49 Elites y ciudad; Septiembre 2021
[Por Diego Irizarri, Geógrafo Uchile y Magister en Asentamiento Humanos y Medio Ambiente UC]
RESUMEN:
La normativa de planificación urbana en Santiago de Chile, en las últimas décadas, ha avalado una expansión residencial desigual que se sustenta en gran medida en una serie de desarrollos inmobiliarios privados que configuran nuevos suburbios de élite, empujando los límites de la segregación socioespacial y propiciando nuevas realidades urbanas. En este contexto, se plantea una discusión teórica sobre los efectos socioespaciales del “urbanismo neoliberal” y su expresión local en la zonas de desarrollo urbano condicionado creadas en los años 90 en Santiago. A partir de ello, se reflexiona en torno a los efectos de estas transformaciones y posibles caminos a seguir para lograr ciudades más integradas y justas.
PALABRAS CLAVE: elites, zonas de desarrollo urbano condicionado, segregación
La planificación urbana en Chile ha ido evolucionando a lo largo de la historia nacional desde un conjunto de normativas dispersas e inconexas, a un cuerpo consolidado de instrumentos normativos que han perfilado no solo la forma urbana, si no que las relaciones sociales dentro de las ciudades. Espacio y sociedad, íntimamente relacionados, han devenido en las ciudades chilenas en un proceso fuertemente neoliberalizado en donde las normativas urbanas actúan sobre todo como certezas jurídicas para el desarrollo inmobiliario privado, impactando en la calidad de vida de las personas en diversos frentes, pero también potenciando las posibilidades de especulación inmobiliaria. Con ciertos matices, las últimas décadas han visto surgir extensas zonas urbanas en las periferias de las ciudades chilenas, integrando gran cantidad de suelo desarrollado bajo la premisa del “conjunto habitacional”, muchas veces sin mayor reflexión en torno a los impactos ambientales y sociales de este desarrollo “suburbano”.
En este contexto, cabe detenerse en las ZODUC (Zonas de Desarrollo Urbano Condicionado), instrumento de planificación incorporado en la década de los 90 en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago, que suma no menos de 14.000 hectáreas de suelo urbanizable en zonas rurales de la región Metropolitana. A ellas, se incorporan en 2003 las ADUC (Áreas de Desarrollo Urbano Condicionado). Este tipo de zonas, que incorporan condiciones de densidad y equipamiento, entre otras, se han configurado no sólo como un instrumento inocuo o neutral de expansión urbana (siempre necesaria), para el área metropolitana de Santiago, si no que principalmente como un mecanismo dirigido a la habilitación de grandes proyectos de desarrollo inmobiliario, en donde las elites han encontrado también nuevas formas de apropiación del espacio.
Im1. Las ZODUC en el territorio metropolitano de Santiago. Fuente: Hidalgo, R. & Bordsdorf, A. (2007).
Tal como sostienen Hidalgo & Borsdorf (2007), la tendencia de expansión urbana habilitada por estos instrumentos, ha consolidado un modelo de “ciudades valladas”, dirigidas a sectores particulares de la elite que agudizaron los procesos de segregación socioespacial. No es nuevo este proceso, que ha sido promovido por el Estado y sus políticas sociales e instrumentos de planificación territorial al propiciar una dualidad urbana entre zonas pobres y zonas ricas, altamente segregadas. Sin embargo, las elites han encontrado en la expansión urbana condicionada aún mayores posibilidades de autosegregación. Escindidas de la urbe “central”, y con el apoyo de infraestructura territorial ad-hoc, como autopistas, caminos, y equipamientos exclusivos, las elites expanden su espacialidad más allá del tradicional “cono de alta renta”.
En este sentido, y considerando el contexto territorial de Santiago, la creación de estos enclaves de alta renta ha devenido en las últimas décadas en una importante reestructuración no sólo de la forma urbana sino que también de las relaciones sociales, en un marco de neoliberalización de la ciudad. En este sentido, Respecto a la forma urbana, de Mattos (2013) señala que la forma en que hoy se manifiestan las ciudades latinoamericanas se relaciona con la irrupción y consolidación de un modelo neoliberal que acentúa la segregación, pero que por sobre todo incide en la conformación de nuevas ciudades-regiones caracterizadas por la fragmentación y la dificultad de precisar sus límites, conformando territorios funcionales cada vez más complejos. En ese sentido, estaríamos ante una metamorfosis de la ciudad generando una “nueva forma urbana” anclada en el neoliberalismo global (de Mattos, 2013). En este contexto, las grandes transformaciones neoliberales sobre la ciudad fueron evidentes a partir de los años 80’ en las grandes metrópolis y capitales del continente, como es el caso de Santiago.
Im2. Laguna de Piedra Roja, ZODUC en la comuna de Colina, al norte de Santiago.
Junto con lo anterior, las dinámicas económicas que más han permeado sobre la configuración de la ciudad tienen relación con la liberalización de los mercados de suelo y la financiarización de la vivienda como vehículos clave de los cambios que han llevado a una nueva forma urbana segregada y fragmentada (de Mattos, 2016; Fernandez & Aalbers, 2016; Rolnik, 2017). En este ámbito, la provisión de vivienda, y el derecho mismo a esta, se ve ampliamente cooptado por las lógicas financieras globales, destrabando este nicho para su libre disposición ante los mercados, y generando así un poder de transformación socioespacial sin precedentes, consolidando un modelo que se traduce en espacios urbanos con desigual distribución de riquezas, cualidades y calidades ambientales, o como fue conceptualizado por Hidalgo et al. (2008) como la “precariópolis estatal” y la “privatópolis inmobiliaria”, aludiendo explícitamente al rol del Estado y de los privados en la construcción de la desigualdad urbana.
Las estrategias de transformación de la ciudad, según expresan Brenner et al. (2015), incluyen la creación de nuevos espacios de consumo de elite, megaproyectos urbanos para la atracción de inversión, levantamiento de ‘gated communities’, gentrificación, segregación, y la instalación de principios de productividad máxima a la hora de establecer usos de suelo. Todos estos elementos son visibles hoy como parte constituyente de las periferias urbanas en Chile, bajo las posibilidades que ofrece el esquema de planificación urbana. En este caso, de acuerdo con Heinrichs et al.(2011) los discursos que sustentan la producción de espacios suburbanos o post-suburbanos se relacionan con el argumento de que la expansión urbana genera trabajo y desarrollo social, la noción anclada de que el crecimiento urbano no se puede controlar, entre otros aspectos.
Asimismo, se debe considerar que los productores del espacio suburbano componen una red interescalar de actores públicos, privados, y de la sociedad civil, así como un conjunto de instituciones que los vinculan, junto con un proceso de toma de decisiones que incluye aspectos de participación política, relaciones verticales-horizontales, y cultura que los enmarcan y que dan cuenta de las dinámicas de desarrollo en el espacio periurbano (Heinrichs et al., 2009). En ese sentido, esta interrelación de dimensiones que conforman un sistema o régimen de gobernanza, responde a una serie de condiciones político-económicas y culturales, y es en ese sentido que , de acuerdo con Heinrichs et al. (2009, 2011), los desafíos de la gobernanza multinivel requieren de una coordinación intersectorial, la aplicación de instrumentos integrados de planificación, y readecuación de los desequilibrios de poder entre los distintos niveles, dado que actualmente los modelos de desarrollo urbano resultan ser un apoyo a la inversión inmobiliaria y el interés privado por sobre la capacidad de decisión de los niveles locales y de la sociedad civil. Esto es, tal como también señalan Brenner et al., (2015), el urbanismo neoliberal.
Im3. Desarrollos inmobiliarios de elite en las periferias de Santiago. Fuente: Google Earth.
El desarrollo de este tipo de espacios se ha centrado eminentemente en la monofuncionalidad de, consolidando una paradoja en cuanto a la provisión de actividades y servicios: extensos suburbios residenciales que fomentan la segregación y la auto-segregación residencial. Barrios autocontenidos, de cierta forma independizados de las dinámicas urbanas tradicionales, y por otra, barrios que expresan carencias de servicios que van en detrimento de su calidad de vida. Esta situación emerge como una respuesta propia de los entes inversionistas ante las oportunidades de desarrollo liberadas por los instrumentos de planificación existentes, los cuales se adaptaron inicialmente para facilitar los mercados de suelo urbano con un enfoque en la extensión de los límites urbanos, pero que hoy sufre de las consecuencias en su sistema de movilidad y espacios públicos. Esto, paradójicamente, no implica una situación normativa estática ni rígida, sino que una orientación hacia la facilitación de la construcción privada de la ciudad (de Mattos, 2013; Hamel & Keil, 2016; Heinrichs et al., 2011; Janoschka, 2002),
Cabe preguntarse, ante este fenómeno, cuál es el tipo de ciudad que, como sociedad, buscamos construir, quiénes y para quiénes están configurando las actuales normativas de planificación urbana, y cómo se están distribuyendo las externalidades de este modelo de desarrollo. Conocer las formas en que se ha producido y fomentado la urbanización neoliberal de las ciudades y sus periferias permite establecer caminos alternativos para la construcción de ciudades acordes a los deseos y necesidades de todos sus habitantes y no sólo de las élites económicas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Brenner, N., Peck, J., & Theodore, N. (2015). Urbanismo Neoliberal. La ciudad y el imperio de los mercados. In Observatorio Metropolitano de Madrid (Ed.), El mercado contra la ciudad. Sobre globalización, gentrificación y políticas urbanas. (Primera ed). Traficantes de Sueños
- de Mattos, C. (2013). Reestructuración económica y metamorfosis urbana en América Latina. In J. Noyola, C. A. De Mattos, & A. Orellana (Eds.), Urbanización en tiempos de crisis: Impactos, desafíos y propuestas (pp. 13–44). Pontificia Universidad Católica de Chile.
- de Mattos, C. (2016). Lógica financiera, geografía de la financiarización y crecimiento urbano mercantilizado. In A. Orellana, F. Link, & J. Noyola (Eds.), Urbanización Planetaria y la reconstrucción de la ciudad. RIL Editores/Colección de Estudios Urbanos UC.
- Hamel, P., & Keil, R. (2016). Governance in an emerging suburban world. Cadernos Metrópole, 18(37), 647–670. https://doi.org/10.1590/2236-9996.2016-3702
- Heinrichs, D., Lukas, M., & Nuissl, H. (2011). Privatization of the Fringes – A Latin American Version of Post-suburbia? this. In N. Phelps & F. Wu (Eds.), International Perspectives on Suburbanization. A Post-Suburban World ? Palgrave MC Millan.
- Heinrichs, D., Nuissl, H., & Rodríguez, Y. C. (2009). Dispersión urbana y nuevos desafíos para la gobernanza (metropolitana) en América Latina: el caso de Santiago de Chile. Eure, XXXV(104), 29–46. https://doi.org/10.4067/S0250-71612009000100002
- Hidalgo, R. & Borsdorf, A. (2007). Hacia un nuevo tejido rururbano. Los megaproyectos de ciudades valladas en la periferia de Santiago de Chile. Ciudad y Territorio Estudios Territoriales, 39 (151), 115-137.
- Hidalgo, R., Borsdorf, A., & Zunino, H. M. (2008). Tipologías de expansión metropolitana en Santiago de Chile : precariópolis estatal y privatópolis inmobiliaria. In P. Pereira & R. Hidalgo (Eds.), Producción inmobiliaria y reestructuración metorpolitana en América Latina. Pontifica UNiversidad Católica de Chile / Serie GEOlibros n°11.
- Janoschka, M. (2002). El nuevo modelo de la ciudad latinoamericana: Fragmentación y privatización. Eure, 28(85), 11–29. https://doi.org/10.4067/s0250-71612002008500002
- Rolnik, R. (2017). La guerra de los lugares. La colonización de la tierra y la vivienda en la era de las finanzas. LOM Ediciones.
기생충 (Parásitos) | Bong Joon Ho y la ciudad de más abajo
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Revista Planeo Nº 49 Elites y ciudad; Septiembre 2021
[Por Natalia Aravena Solís, Geógrafa U. de Concepción, Estudiante Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC]
Película: Parásitos (2019)
Dirigido por: Bong Joon Ho
Premios: Ganadora Palma de Oro en el Festival de Cannes (2019), Ganadora Golden Globes Mejor Película Extranjera (2020), Ganadora Critics’ Choice Movie Award Mejor Director y Mejor Película Extrajera (2020), Ganadora de Oscar Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Película Extranjera (2020).
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=cR05bEhbWAs&t=4s
Disponible en Netflix
Im.1 Póster Película | Fuente: www.filmaffinity.com
Resumen
Parásitos (2019) es indudablemente una obra cinematográfica extraordinaria, reconocida en múltiples premiaciones y que ha puesto en la palestra el cine surcoreano. Su propuesta, cargada de simbolismos, humor negro y tensión, se construye interesante y divertida de mano de Bong Joon Ho con una historia que podría ser real: las diferencias al habitar la ciudad no son exclusivas de los sistemas urbanos asiáticos y sus sótanos, sino que esta división de quién está más arriba y quién está más abajo es una decisión de las elites e implica una oposición directa, que la película hace más evidente en los tránsitos entre ambos escenarios. No cambia solo de locación, pareciera cambiarse de ciudad.
Palabras Clave. Oposición, ciudad, elites.
Introducción.
Con una paleta de colores fría, una música que lleva al suspenso, humor negro sorpresivo, un guión fascinante y simbolismos encabezados por la roca decorativa que les regala Min-hyuk, Parásitos presenta a la familia Kim en su semisótano en un hábitat normal, común en Corea del Sur. De bajísimos ingresos y con una habitabilidad pésima, los Kim parecen estar acostumbrados a depender del internet de vecinos, vivir en hacinamiento, trabajar doblando cajas de pizza y convivir con insectos. Sin embargo, al presentarse la oportunidad para Ki-woo él comienza a ser tutor de Da-hye, hija de la familia Park, lo que traerá cambios para la vida de todos.
Im.2 Luz y oscuridad, simbolismos | Fuente: www.filmaffinity.com
Los Park, pertenecientes a la elite, parecieran habitar otra ciudad: con una espaciosa casa, un enorme jardín que no permite observar la “otra ciudad”, servicio doméstico e intenciones de mantener su reproducción social. La oposición es evidente, pero se necesita una segunda mirada e interpretación para identificar que en su oposición son similares, aun cuando perciban que huelen diferente.
Oposición y Escaleras.
La oposición entre la familia Kim y los Park, entre vulnerables y la elite, se construye desde los tonos de oscuridad y luz. El semisótano donde habitan los Kim tiene ventanas que dan a la calle, y está en el subsuelo de las zonas más bajas de la ciudad, es un espacio pequeño, cerrado y húmedo, al que es posible acceder por transporte público.
La casa monumental de los Park, diseñada por un famoso arquitecto es una edificación de amplios ventanales, con espacios amplios y abiertos, al que solo acceden en vehículos particulares.
Im.3 Más arriba y más abajo | Fuente: Art Work Pinterest
Esta oposición desemboca en el elemento que puede conectar lo de más arriba y lo de más abajo: escaleras. Innumerables escaleras que bajan los Kim para regresar a su hogar luego de huir al casi ser descubiertos por los Park en su hogar, escaleras que debe subir Geun-sae para obtener comida, escaleras que suben los Kim para llegar a trabajar a la casa de los Park y mejorar sus condiciones de vida.
Ciudad y olor.
Los Kim, que identifican sus diferencias, igualmente se vuelven “cercanos” a los Park, pero estos últimos ponen el límite a la clase social de los Kim, especialmente hacia Ki-taek a quien el Sr. Park reconoce que hace bien su trabajo, pero tiene un olor diferente “como rábano cocido, como los que toman el transporte público”. Pese a la cadena de recomendaciones que construyen los Kim para acercarse a los Park, ellos se diferencian y autosegregan de quienes no pertenecen a su misma clase.
Por su parte los Kim reconocen que los Park son agradables, pero son amables porque son ricos, porque la ciudad que habitan es otra, la vida que conocen es diferente. Mientras los Kim tenían su hogar inundado por las lluvias, los Park estaban felices de tener un día soleado y sin polución gracias a la lluvia, lo que les permitía tener una fiesta en el jardín.
Im.4 “Mucha gente vive bajo la tierra” | Fuente: www.filmaffinity.com
Conclusión.
La decisión de Ki-woo de tener que bajar más abajo, con un desenlace fatídico para su familia, constituye un momento de tensión que expresa una oda al odio de clases, impulsado por la segregación, desigualdad y privilegios por parte de la elite. La occidentalización de la cultura surcoreana y las cadenas de recomendaciones son costumbres de la elite que permitieron a los Kim influir en su casa y en sus decisiones.
¿Quiénes son los parásitos? La respuesta del director, que debió argumentar ante el estudio a quienes no convencía el título, es una pista de la profundidad en la construcción artística de su obra: lo obvio es que los Kim parasitan a los Park, así como también los parasita Moon-gwang y Oh Geun-sae. Pero una segunda mirada es que los Park son parásitos de la sociedad, se quedan con lo mejor de la ciudad, y parasitan a quienes trabajan para ellos: no son capaces de cocinar, de lavar, de hacer una fiesta, de estudiar, ni de manejar por sí mismos. Por lo tanto, las elites, que deciden quien está más arriba y quien puede o no subir sus escaleras no solo determinan quienes y donde habitan la ciudad, sino que también parasitan la necesidad de los más vulnerables. Una obra que merece ser vista, y más de una vez.
Entrevista a María Luisa Méndez: “Las elites no pueden ser solamente individuos que se destacan, sino personas que están insertas en familias, redes, instituciones”
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Revista Planeo Nº 49 Elites y ciudad; Septiembre 2021
[Por: Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo; Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
María Luisa Méndez Layera es directora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), donde también es investigadora principal en la línea Geografías del Conflicto. Profesora asociada del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Es socióloga por la Universidad Católica, Máster en Antropología y Desarrollo por la Universidad de Chile, Máster en Estudios Culturales y Sociología por la Universidad de Birmingham (UK) y Doctora en Sociología por la Universidad de Manchester (UK). Sus temas de investigación incluyen: aspectos subjetivos de la movilidad y estratificación social, construcción de pertenencia en barrios urbanos y conflictos urbanos.
- ¿Cómo surge el interés por abordar los temas relacionados con la estratificación social, la movilidad social y su conexión con el territorio?
Podría decir que fue cuando hice mi tesis de Magister en Antropología en la Universidad de Chile, hacia fines de los años noventa. En ella, realicé historias de vida con personas de clase media que vivían en la comuna de La Florida. Desde ahí, me interesó estudiar el tema de la movilidad social desde un punto de vista cualitativo, entendiendo cuáles habían sido las narrativas que las personas fueron construyendo sobre sus procesos de ascenso social y qué aspectos querían destacar sobre esa trayectoria. En ese momento, de acuerdo a los hallazgos y a la literatura que fui encontrando, entendí que el espacio tiene un lugar clave en esas narrativas y en la forma en que se entiende la movilidad social. Buena parte de esas historias tiene que ver con la movilidad socioespacial, es decir, una movilidad en términos ocupacionales, de estatus, económica, educativa, pero con una fuerte relación con el espacio; por ejemplo, dónde vivían antes, dónde viven ahora o dónde les gustaría vivir, como un marcador de clase.
Después estudié mi doctorado en Inglaterra, donde había un grupo de personas —incluido mi profesor guía Mike Savage— con un gran interés en realizar un análisis cultural de clase social, que significa entenderla desde el punto de vista simbólico, como mecanismo de distinción. En ese sentido, mi tesis doctoral la desarrollé un poco con esa lectura. Esta vez, sobre cómo distintos sectores de la clase media en Santiago iban erigiendo su identidad barrial en relación con una identidad de clase que querían ir construyendo. Pero una identidad de clase que tomaba elementos de su biografía personal y que también proyectaba hacia el futuro cómo querían ser vistos.
Si bien el espacio se puede entender desde muchas aristas, desde entonces, a mí me ha interesado comprenderlo como un lugar de disputas de recursos materiales y simbólicos; como un lugar de encuentro y pertenencia, por supuesto, pero también de distinción. En esta trayectoria, desde hace algunos años estoy trabajando en los sectores medio-altos y más acomodados. De hecho, tengo un libro escrito con Modesto Gayo que lo cristaliza, Upper Middle Class Social Reproduction: Wealth, Schooling, and Residential Choice in Chile, y que básicamente trata sobre el cono de alta renta y las clases medias altas en Santiago. En él, desarrollo el concepto de trayectorias socioespaciales en profundidad, mirando cómo el espacio es uno de los elementos que van articulando las biografías de distintos segmentos de estas clases.
Cuando estoy trabajando más con elites, me interesa pensar en cómo se va construyendo el espacio simbólicamente en una disputa entre las elites políticas, económicas y sociales —sociales en el sentido más de liderazgo, dentro y fuera de la política—. Una disputa donde las distintas elites van ubicando nodos de poder en ciertos lugares de la ciudad. En este sentido, lo que quiero trabajar ahora es en la disputa del centro cívico de Santiago y el polo de Las Condes. Las formas en que se va construyendo el espacio en términos económicos, políticos y culturales, particularmente cuando existe una suerte de apropiación de ciertos atributos culturales y artísticos en disputa por convertirse en nodos donde gira el poder, en centros gravitacionales.
- Con base en su experiencia, ¿cómo podría definirse a una elite en el contexto actual de Chile? ¿puede hablarse de la elite como un grupo homogéneo?
Elite es un concepto bien complejo en sociología y en ciencia política, pero para sintetizar un debate que es muy amplio, en la Agenda de elite del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión social (COES) hacemos una lectura de la elite como una definición posicional. En un primer momento, no tanto por la acumulación de recursos —que también es un punto importante— sino más bien por posiciones que son exclusivas, distintivas y que tienen gran capacidad de incidencia en la toma de decisiones y administración del poder. Por ejemplo, en un estudio que desarrollamos sobre elites en Chile, en lugar de abordar a las elites económicas, políticas y culturales a partir de cuánto dinero tienen en cada campo, decidimos realizar un mapa de posiciones en cada una de estas esferas.
En un segundo momento, se puede considerar la capacidad que tiene un grupo social de acumular recursos valiosos en su determinado campo. Por ejemplo, la elite económica acumula recursos económicos, la política capital político y la cultural una serie de recursos que también pueden ser materiales, pero que inciden en la tensión que hay al interior de ese campo, entendiendo que siempre hay una disputa por los recursos escasos. Por ejemplo, recursos para proyectos culturales, administración de instituciones o incluso cuestiones más simbólicas como la capacidad que tienen para incidir en el valor de la belleza o lo patrimonial; es decir la capacidad que tienen para generar una jerarquía de atributos. Y ahí por supuesto, nuevamente mi perspectiva es que esto está en tensión. No es que todos tengan la misma capacidad, sino que unos tienen más y otros menos, y constantemente se está en disputa sobre cómo distribuir el acceso diferenciado a recursos valiosos.
Respecto a si existe una sola elite, podemos decir que en general la literatura trabaja con estos tres dominios: elites políticas, económicas y culturales. Aunque si se hace una lectura más detallada se podrían encontrar elites en los distintos ámbitos de la vida social: eclesiásticas, militares o científicas, y que depende de cuan grande o pequeño es el campo que se desea estudiar. Sin embargo, desde el punto de vista más sociológico esto más complejo. Por ejemplo, si se entiende a una elite más desde una noción de clase social, entonces las elites pueden estar en esos tres campos. Por ejemplo, hay sectores de la clase alta chilena cuyas familias, amistades, redes y entornos están en las tres elites. Los y las hijas estudian en los mismos colegios, aun cuando los ubiques en diferentes elites. Entonces, lo que yo trato es de combinar las miradas, porque si uno separa mucho las esferas se pierde de vista esta noción de clase social.
Me gustaría recomendar y citar como ejemplo el libro Alpha City, de Rowland Atkinson. En él, el autor estudia cómo unas elites en transformación en Londres han ido configurando unos barrios de ultra ricos a nivel global, donde llegan a vivir fortunas de Rusia, celebridades o futbolistas. Esto es muy interesante porque Atkinson va mostrando una elite que se distingue por su excentricidad y su acumulación de recursos. Pero una de las críticas que le he hecho al libro es que nos falta entender el entramado de la clase social en donde está asentada esta elite. Porque las elites, desde mi punto de vista, no pueden ser solamente individuos que se destacan, sino personas que están insertas en familias, redes, instituciones. De forma que, en mi próximo libro buscaré abordar, desde un punto de vista más sociológico, ese entramado más amplio en donde se insertan dichas posiciones.
- Se reconoce que Santiago presenta unos de los patrones de concentración territorial de la elite más acentuados dentro de las ciudades de la región. Desde su investigación, ¿cuáles podrían ser algunas de las principales manifestaciones e implicaciones de esta autosegregación en relación a la noción de ciudad y comunidad?
El caso de Santiago tiene una particularidad bien interesante; si bien hay un grupo de clase alta muy acomodada y muy exclusivo —por la forma de la ciudad, la ubicación del barrio alto, el tipo de oferta educativa y otras razones más complejas y estructurales— a diferencia de otros casos, aquí no hay estrictamente una separación espacial entre la clase media alta y la clase alta. En otros lugares esto sí ocurre y se visibiliza, por ejemplo, en el caso de los internados de las escuelas exclusivas, o en sectores que viven totalmente fuera de la ciudad en propiedades que son históricas y heredadas de esa clase social.
En relación con esto, en el libro Upper Middle Class Social Reproduction elaboramos una tipología de cuatro fracciones del grupo acomodado de Santiago, en la que identificamos ciertas características de sus trayectorias socioespaciales, pero también de lo que nosotros llamamos repertorios sociales, culturales y políticos. Sobre esta tipología, me gustaría enforcarme en dos de estas fracciones.
Por un lado, identificamos un grupo que era el más históricamente heredero y que puede considerarse como el más tradicional de clase alta. Este se destaca por lo que nosotros planteamos como un pragmatismo en red; es decir, presenta cierta disposición a hacerse cargo de determinados aspectos del cambio social y político para adaptarse a tiempos de transformación, a modo de asegurar una cierta posición de liderazgo en la toma de decisiones. En este grupo vemos cómo hay una reconversión intergeneracional de las elites, o una visión “crítica” o “contracultural” de ciertos grupos, pero que desde el punto de vista sociológico son las mismas fracciones que están en disputa. Pragmatismo, porque observamos que hay ciertos aspectos donde hay una mayor apertura y otros donde no. En aspectos económicos, por ejemplo, son mucho más restrictivos y conservadores en temas como la redistribución de recursos, en cambios relacionados con reformas tributarias y en visiones sobre tipos de impuestos. Y, en red, porque desenvuelven toda su vida en torno a una noción de lo común. Una comunidad de iguales que comparte actividades deportivas, religiosas, políticas en un contexto que es muy denso desde el punto de vista de los contactos sociales.
Por otro lado, existe un grupo que también se disputa el espacio y que nosotros denominamos los achievers, los orientados al logro. Este está compuesto por personas que han tenido un ascenso social, pero también por herederos que han cambiado un poco su lógica de cómo desenvolverse en los sectores más privilegiados. En vez de actuar dentro de esta orientación de la comunidad y el capital social, se inclinan más hacia valores individuales. Tienen también una autopercepción más cosmopolita, que busca salir un poco de los límites del estado-nación y ver el mundo no solo respecto de otros países, sino que de otras identidades.
En este sentido, vemos que hay una cierta disputa y fragmentación dentro del sector privilegiado que puede ser interesante y que también está relacionada la participación política que han mostrado los sectores más altos en estas últimas elecciones. Si bien hubo tres comunas que votaron mayoritariamente por el Rechazo, hay otras comunas que también son bastante privilegiadas que estuvieron mayoritariamente a favor del Apruebo. Incluso en esas comunas donde ganó el Rechazo hubo una votación, nada trivial, por el Apruebo. Ahora, tampoco vamos a ser ingenuos y pensar que son revolucionarios, sino que podemos considerarla como una cuestión adaptativa en relación a cómo navegar en estos momentos más turbulentos, con la expectativa de tener más participación, nuevamente, en posiciones de poder.
- En el marco del proceso sociopolítico que se ha detonado en Chile desde octubre de 2019, ¿cuáles considera que son los principales desafíos y oportunidades para conectar a los grupos de elite con la ciudadanía?
Justo acabamos de publicar un informe sobre clases medias postpandemia-post estallido social, en el que planteamos es que estamos en un momento donde se vuelve urgente desarrollar un diálogo tendiente a un nuevo pacto social. Recogiendo tanto nuestra investigación como la literatura que se está articulando en torno a este tema, hay un argumento que es central: un pacto social en las condiciones en las que estamos a nivel global y nacional, con un periodo histórico altamente contencioso, tiene que involucrar desde luego a las elites de diferentes tipos. Pero no puede avanzar si es que no hay una parte de esas elites que esté dispuesta a tener una posición más decidida en las transformaciones que se vuelven necesarias. En los casos donde esto ha funcionado de alguna manera o donde se puede procesar el conflicto de forma política, es donde hay segmentos de la elite que toman “más en serio” el desafío, y no solo se quedan en esta idea de “navegar la ola”. Es hacerse parte de las transformaciones y entender que es necesario hacer cambios más permanentes orientados un estado de derecho más garante y a políticas universales.
Esto se sale un poco de la lógica de que la gente quiere ser de clase media para tener acceso al consumo. Considero que en esta idea hay una frontera que separa posiciones de forma drástica, al menos en el caso de Chile, porque hay unas elites que no quieren salir de ese discurso y que creen que esto es interpretable nuevamente con las mismas promesas que se hicieron durante las últimas décadas. Lo que nosotros vemos en los estudios del COES es que eso es justamente lo que estalló, una promesa no cumplida de movilidad social, de meritocracia. Pero no una promesa caricaturizada de una clase media que quería consumir, sino más bien de la movilidad social con un sentido de dignidad, de respeto, de derecho a proyectarse como personas formadas, con empleos de calidad, con derecho a tener un horizonte de realización y satisfacción no solo de aspectos materiales, sino también de necesidades relacionadas con los proyectos personales, ya sea de clase, de género o culturales.
Entonces, yo creo que el desafío de Chile es cómo poner a dialogar a distintos sectores de la elite que ahora están en disputa. Incluso, hay más división dentro de la elite que en la propia población. Si uno observa las encuestas, no es que haya tan alta polarización entre la población, es más bien que las elites tratan de tironear esta interpretación del proceso político-histórico. Nosotros en COES estamos tratando de promover ese tipo de diálogo.
- Desde su perspectiva, ¿podría decirse que la academia forma parte de los grupos de elite? En el caso chileno, ¿cómo podría evaluar el papel de la academia en la comprensión de las elites y, particularmente, de sus relaciones socioespaciales?
Creo que depende del lente con que uno mire para poder delinear campos donde determinados grupos son elite. Yo creo que la academia es una elite en la medida que tiene una posición privilegiada para la construcción de conocimiento, para la elaboración de contenidos simbólicos, culturales, políticos, y por su posición en las instituciones, por supuesto. Pero tiene un privilegio respecto de la población en términos amplios, que ha sido altamente cuestionado en la academia y que ha detonado un proceso autorreflexivo importante. Sobre todo, me parece, a propósito del estallido social, del movimiento feminista y de las reivindicaciones de los pueblos originarios, entre otros. Considero que esto obliga a las posiciones que han tenido mayores privilegios en la producción de conocimiento o elaboración de contenido simbólico, político o cultural, a plantearnos cómo seguimos desarrollando este conocimiento con mayor conciencia de este privilegio. Pero además plantearnos el desafío de cómo ceder parte del mismo a sectores que han estado históricamente excluidos. Considero que ahí hay varias vías, que por supuesto están a discusión.
Una de ellas, podría ser la propia movilidad social hacia las elites culturales o académicas, que implica justamente que más mujeres, minorías étnicas, diversidades sexuales y diversidades territoriales formen parte de estas elites presentes y futuras. Y para ello, debe haber políticas de discriminación positiva, acción afirmativa, acompañamiento, becas, entre otros. Es decir, un entramado institucional que considero que la academia está más abierta a desarrollar, a diferencia de otras elites. Y lo más probable es que sea así porque —aunque no podría decir que somos espejos de la sociedad— la academia tiene elementos más diversos de la sociedad respecto de otro tipo de elites; y porque estamos en contacto con nuestras y nuestros estudiantes que también nos movilizan como un vector que nos está desafiando constantemente.
La otra vía, es en nuestro ejercicio cotidiano, que es construir en conjunto con. Y que nuestro conocimiento esté desde un comienzo pensado con y para una incidencia hacia el bienestar de la población. Entonces implica pensar desde el comienzo una investigación no tan ensimismada, sino más bien en diálogo con las necesidades, problemas, inquietudes de la sociedad. Como ejemplo de esta vía está el Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias (Fondap), que es el programa que financia al COES. Este fondo tiene la exigencia de que la investigación de excelencia tenga al mismo tiempo incidencia en políticas públicas y en el debate público, en y con las comunidades y territorios. Esto también es hacerse cargo de ese gran desafío.
- Para finalizar la entrevista, ¿quisiera agregar algo más?
Sí, quisiera recomendar dos libros en relación con lo que hemos conversado. El primero, Clase y cultura: Reproducción social, desigualdad y cambio en Chile, de Modesto Gayo, que es un estudio de prácticas culturales y consumo cultural, pero que tiene un capítulo en donde estudia las biografías de una élite cultural que recorre el siglo XX en Chile. El autor sitúa a estas biografías en el espacio: qué lugares de Santiago han sido habitados por esta elite, dónde han desarrollado sus prácticas culturales, cómo se van disputando ciertos espacios del centro y que también se van moviendo hacia el cono de alta renta.
El segundo libro, que lanzamos hace poco y donde estoy involucrada, se llama Nuevo régimen de las prácticas culturales. En este, nosotras hacemos entrevistas con familias de Buenos Aires, Montevideo y Santiago, para estudiar dónde y cómo han desenvuelto sus prácticas culturales y su consumo cultural durante varias generaciones. Este libro lo recomiendo porque también hay una reflexión importante sobre unas elites tradicionales que le dieron forma a los centros cívicos de las tres ciudades. En él pueden identificarse ciertas nostalgias de esas elites que, al menos desde esta narrativa, eran grupos más sensibles a la importancia de la infraestructura y la institucionalidad cultural, de las universidades, de la cultura en las instituciones educativas, y que están muy vinculadas a la formación del Estado de comienzos del siglo XX.
En este sentido, identificar de qué elites estamos hablando, en qué momento y cuál es su relación con la configuración de la ciudad me parece fascinante. Y eso es justo que lo quiero abordar en mi proyecto ad portas, lo que distintas elites hacen para fijar el centro gravitacional del poder en determinados momentos de la historia.
Reproducción social de la clase media alta | Riqueza, escolaridad y elección residencial
VerReproducción social de la clase media alta | Riqueza, escolaridad y elección residencial
Revista Planeo Nº 49 Elites y ciudad; Septiembre 2021
[Por Francisca Moraga Núñez, Antropóloga Pontificia Universidad Católica de Chile, Estudiante Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC]
Libro: Upper middle class social reproduction. Wealth, Schooling, and Residential Choice in Chile
Autor: María Luisa Méndez & Modesto Gayo
Editorial: Palgrave Macmillan
Año: 2019
Ciudad: Santiago, Chile
Disponible en: https://www.palgrave.com/gp/book/9783319896946
Resumen.
Upper middle class social reproduction de Méndez y Gayo posiciona el foco en la clase media alta como el segundo grupo más privilegiado de Chile, profundizando en la forma en que este grupo articula, moviliza y acumula diversos recursos cotidianamente: capital social y económico, la educación, la elección de residencia, entre otros. Las estrategias de reproducción social, entonces, no sólo involucran la trayectoria socioespacial, sino que también está fuertemente imbricada con prácticas sociales cotidianas, las que definen las expectativas de la clase media alta, las prácticas de crianza y los repertorios político-culturales. Con una metodología y análisis novedoso, nos llama a pensar nuevas formas de investigar la ciudad y sus habitantes.
Palabras Clave. Clase media alta, reproducción social, estrategias.
Im.1 Portada Libro | Fuente: Méndez & Gayo, 2019
Introducción.
A partir de los años 80´ el sector de altos ingresos en Santiago de Chile, se ha ido consolidando en una periferia exclusiva, el barrio alto o “cono de altos ingresos” que incluye las comunas de La Reina, Las Condes, Lo Barnechea, Providencia y Vitacura. Este proceso no sólo ha involucrado un distanciamiento espacial, sino que es un proyecto en progreso a largo plazo, el que incluye infraestructura, expectativas y aspiraciones de las personas.
Upper middle class social reproduction. Wealth, Schooling, and Residential Choice in Chile intenta desenredar la intricada red institucional por la que las personas de clase media alta navegan para permanecer en la cúspide de la pirámide social chilena. Para lograrlo, deben realizar una serie de elecciones complejas que los lleva a tener “vidas frenéticas” enfocadas en desarrollar la mayor cantidad de habilidades en sus hijos, para así mantener su posición privilegiada.
Im.2 Segregación socioeconómica en el Área Metropolitana de Santiago, Cono de altos ingresos |Fuente: Méndez & Gayo, 2019. Traducción propia
Las Clases Medias Altas de Santiago de Chile.
Para Méndez y Gayo, a diferencia de otras clases privilegiadas en Latinoamérica, en Chile y específicamente en Santiago el foco de las clases altas es fortalecer su posición ventajosa. Para lograrlo, deben desarrollar una serie de elecciones complejas respecto a la articulación, movilización y acumulación cotidiana de recursos, tales como el capital social y económico, la educación, la elección de residencia, etc.
La reproducción del privilegio no es una norma ni una regla: las clases medias altas contemporáneas se han visto obligadas a combinar sus disposiciones heredadas, derivadas del habitus, con una agenda para diversificar sus estrategias y prácticas. En este proceso de construcción de barreras sociales y afectivas, las familias de clase media alta realizan una serie combinada de estrategias afinadas y cuidadosamente programadas para acumular simultáneamente todo tipo de capital, lo que explicaría su “obsesión” o exceso de control de los espacios de la crianza y la educación, lo que lo hace aún más complejo y eleva su costo económico, social y psicológico.
La movilidad social ascendente crea profundas expectativas en los padres. La lucha por hacer realidad esas expectativas es el telón de fondo de las familias que intervienen en la educación, la vivienda y otras formas de entrenamiento o prácticas que permitirían a sus hijas/os desarrollarse intelectual, social, física y emocionalmente, siendo más exitosos en la vida social. Estas elecciones llevan a los padres a vivir una “vida frenética”, debido a que requieren una gran inversión de tiempo, energía, dinero y compromiso emocional, y sobre todo de las madres que son las principales cuidadoras.
Méndez y Gayo reconocen la clase media alta como un “grupo social”, en el cual es posible identificar patrones de conducta bastante homogéneos, sin embargo, existe heterogeneidad interna que muestra su fragmentación, tanto en sus trayectorias de movilidad socio-temporal, procesos de socialización cultural y social durante la infancia, y orientaciones políticas y culturales. En este contexto, proponen una tipología de 3 grupos: los herederos, achievers y los incomers y settlers, mostrando como los primeros, por haber nacido en la clase social en la que se encuentran tienen mayores privilegios para reproducir sus posiciones, conocen reglas del juego y confían en el conocimiento que les fue traspasado intergeneracionalmente, mientras que los dos grupos restantes enfrentan limitaciones materiales, culturales y políticas.
Dada la dificultad y la cantidad de variables involucradas en la red construida cotidianamente por las clases altas, los autores desarrollan una novedosa metodología que combina perfectamente métodos cuantitativo y cualitativo, utilizando encuestas, análisis espacial y estadístico, datos longitudinales georreferenciados y análisis multietápico de conglomerados. Se enfocan en sujetos, por un lado, pertenecientes al “cono de altos ingresos”, y por otro, miembros de las otras clases sociales del Área Metropolitana de Santiago.
Conclusión.
Elocuentemente Méndez y Gayo caracterizan las prácticas de reproducción de clases, los repertorios político-culturales y las trayectorias de la clase privilegiada de la sociedad chilena. Muestran las similitudes y fragmentaciones en la vida social, tanto a nivel macro como microsocial, lo que da cuenta que dentro de esta clase privilegiada hay grupos que pueden reproducirse socialmente más cómodos, mientras que otros –achievers e incomers– deben realizar una serie de actividades mucho más calculadas y desgastantes para mantener su posición.
Sin embargo, pese al conocimiento de las reglas del juego y el apoyo de las generaciones anteriores, el grupo de “los herederos” es consciente de que debe estar constantemente adaptándose a los tiempos actuales, y, por tanto, “hacer más” que sus padres para mantener su posición, por lo que al igual que achievers e incomers deben vivir “vida frenética”, llena de elecciones que van transformando la ciudad.
Al ser relevante la ubicación residencial, el tiempo y las expectativas en el proceso de reproducción social y acumulación de capitales, se abren una serie de posibilidades e interrogantes, no sólo enfocadas en la forma en que los grupos privilegiados se vinculan con los otros habitantes de la ciudad, sino que también sobre las propias transformaciones y trayectorias futuras de estos grupos.
De esta manera, el libro es un buen punto para adentrarse en las formas en que las clases altas habitan y se reproducen socialmente, e invita a pensar en nuevas formas de investigar la ciudad y sus habitantes, planteando un enfoque metodológico que permite observar a la clase media alta como un grupo complejo, con el que se vinculan distintos tipos de ocupaciones, saberes, prácticas, expectativas y comportamientos que, combinados, dan un bloque de creencias y formas de habitar la ciudad particular.
Méndez, M.L. and Gayo, M. (2019) Upper Middle Class Social Reproduction: Wealth, Schooling, and Residential Choice in Chile, Palgrave Pivot Series, New York.
Entrevista a Amparo Bravo, de Cooperativa Desbordada: “Necesitamos poner la prioridad en las actividades de sostenibilidad de la vida versus las actividades de acumulación”
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Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por:Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Amparo Bravo Arias, Cooperativa de Economía Feminista Desbordada
Licenciada en Ciencias Económicas de la Universidad de Chile, integrante de la Cooperativa de Economía Feminista Desbordada, se desempeña en la investigación de temáticas relacionadas a la economía feminista, así como a los debates en torno al desarrollo y a las políticas públicas con perspectiva de género. La Cooperativa de Economía Feminista Desbordada es un colectivo compuesto por mujeres provenientes de diversas disciplinas –en su mayoría economistas-, dedicado a la investigación, (auto)formación y difusión de saberes y prácticas que ayuden a entender y transformar el mundo frente a la crisis permanente provocada por el sistema capitalista y patriarcal.
- ¿Qué es la Cooperativa Desbordada y cómo surge el interés por abordar el tema de los cuidados?
La cooperativa nace como un grupo de estudios de egresadas de Ciencias Sociales —específicamente de Economía— quienes decidimos reunirnos a falta de espacios de Economía Crítica y sobre todo con perspectiva feminista. Con el tiempo, este grupo de estudios pasó a ser un espacio de trabajo cooperativo en el que actualmente estamos apostando por autogestionar nuestros recursos con miras a organizar de manera colectiva los salarios, los tiempos y también nuestras formas de consumo.
En este sentido, el abordaje del tema de los cuidados nace desde diferentes dimensiones y escalas dentro de la cooperativa. Por un lado, en la escala de nuestro trabajo de investigación, los cuidados son un concepto central que ha guiado la mayor parte de los debates en la Economía feminista en las últimas décadas. Por lo tanto, el tema de los cuidados nace de una manera muy natural en las reflexiones ligadas a nuestra formación académica y de investigación. Por otro lado, este concepto se hace presente en nuestra esfera de la vida cotidiana: en la manera en que nos relacionamos entre la cooperativa, en la forma en la que nos intercuidamos, en la manera en la que queremos trabajar y también en las posturas políticas y acciones que tomamos en torno a los procesos de transformación social que existen hoy día en el país.
Frente a esto, hemos apostado por la articulación y el trabajo en red entre organizaciones de cuidadoras, principalmente en la Red feminista por los cuidados. Esta es una organización en la que se abordan los cuidados desde una aproximación holística e integral, que no solo incluye los cuidados directos —como los que entendemos como cuidados a personas dependientes—, sino el cuidado al medioambiente, a los cuerpos, a la autodefensa, entre otros
- Ante la actual crisis de los cuidados, agudizada además por la pandemia, ¿cuáles consideras que, al día de hoy, son los principales desafíos de política pública en Chile en torno a este tema?
Creo que para nadie es una sorpresa que la crisis ha dejado en evidencia las fracturas de la organización social, y en particular cuando hablamos del territorio chileno. Las formas de vida —como las dinámicas de trabajo y de movilidad— se vieron completamente transformadas, demostrando en gran medida cuáles eran los tiempos vinculados a los cuidados. Ante esa mayor notoriedad de los cuidados, pudimos ver de manera más clara que son actividades que están en la base del sistema económico y son necesarias para poder vivir.
Durante la pandemia, por ejemplo, se ha puesto en evidencia que la intensa carga de trabajo de los cuidados no remunerados al interior de los hogares es sostenida principalmente en los hombros de mujeres; intensificada, además, por el cierre de las escuelas y por la mayor demanda de cuidados de la salud producto del virus. Asimismo, se ha constatado que existen trabajos que están más expuestos al desarrollarse en el marco de la informalidad, como es el caso de las trabajadoras de casa particular.
En ese contexto, creemos que la política pública es uno de los rangos de acción que pueden incidir en la crisis de los cuidados, pero la magnitud de esta crisis excede las posibilidades de ser solucionada solo a través de este mecanismo. Porque cuando hablamos de los cuidados también nos referimos a otras muchas dimensiones que están fuera de ese marco de acción; como por ejemplo las relaciones que están detrás de la defensa de los territorios y las aguas, el trabajo de cooperativas de abastecimiento local o a las redes de defensa de las disidencias sexo-genéricas
Ahora, en el rango de acción de la política pública hay una serie de desafíos en torno al cuidado remunerado y no remunerado que se pueden ir esbozando desde las mismas organizaciones de cuidadoras y los movimientos feministas. Por ejemplo, está el caso de las trabajadoras de casa particular, quienes han estado levantando una agenda incansable, incluso antes de la pandemia, para poder promover su formalización, ser consideradas como trabajadoras de igual categoría al empleo asalariado, poder acceder al seguro de desempleo y, en general, mejorar sus condiciones laborales.
Otro ejemplo, es la agenda que han ido planteando las cuidadoras no remuneradas con respecto a la necesidad de un sistema plurinacional de cuidados. En este caso, puede reconocerse que existe un trabajo a escala local, en el que las cooperativas de cuidadoras han presentado propuestas directas a sus gobiernos municipales sobre cómo se puede abordar el tema de los cuidados. A escala nacional, puede pensarse en propuestas que abarquen una visión integral de los cuidados en todo el territorio, en las que el gobierno central pueda destinar recursos a los cuidados, considerándolos como un cuarto pilar de la protección social y ya no solo como una política aislada.
Así, las respuestas en las que podemos pensar desde la cooperativa se orientan en las iniciativas que desde los movimientos puedan ir configurándose, para luego proponer políticas que, eventualmente, transformen las relaciones de producción y reproducción que se dan en estas esferas.
- ¿De qué manera la construcción de una nueva Constitución puede contribuir a transitar a una sociedad que ponga al centro los cuidados? ¿qué aspectos clave deberían abordarse?
Como mencionaba anteriormente, nosotras estamos organizándonos en torno a la Red feminista por los cuidados. A través de esta articulación, tratamos de juntar a trabajadoras de los diferentes ámbitos del cuidado para pensar y discutir cuáles son las posibles vías de salida a esta crisis; tanto aquella provocada por la pandemia, como la crisis social que venía evidenciándose en Chile a partir de la revuelta social del 2019 y las revueltas de los años previos.
Recuerdo que en un cabildo al que asistí en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile —en el contexto de la revuelta—nos invitaron a reflexionar en cómo nos gustaría criar, envejecer o alimentarnos. Justamente esa es la oportunidad que vemos en una nueva Constitución, que nos invita a imaginar en qué país queremos cuidar y cómo queremos hacerlo.
En la articulación feminista Elena Caffarena —otro espacio que también se ha armado para incidir desde la agenda feminista a la Convención Constitucional—nos hemos planteado cómo incorporar el tema de los cuidados en la nueva carta magna. Al respecto, hemos reflexionado en la posibilidad de incluirlo, primero, como un principio de Estado que rija la nueva Carta Magna. Luego también como un derecho: el derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado, así como abrir espacios para discutir sobre el derecho a no cuidar y que tal vez muchas mujeres con sobrecarga de estos trabajos podrían exigir.
También nos hemos planteado la posibilidad de integrar una visión transversal de los cuidados en normas y leyes particulares relacionadas con la educación, salud, seguridad social, defensa de las aguas o la idea de la familia. Por ejemplo, un sistema plurinacional de cuidados o un mecanismo de reparación dentro de los sistemas de pensiones con respecto al trabajo no remunerado realizado por las mujeres durante toda su vida.
- Desde una aproximación territorial, ¿cómo crees que la calidad de las ciudades y los territorios puede influir en un modelo más justo de cuidados?
Nosotras nos relacionamos y discutimos los temas vinculados a los cuidados con diversas investigadoras y activistas feministas que están trabajando directamente en ellos. En los temas de ciudad y territorio, trabajamos con Ciudad Feminista y con los movimientos por el agua y los territorios que también forman parte de la articulación de la Red feminista por los cuidados. Estas organizaciones han levantado sus demandas y su trabajo militante a partir de las experiencias cotidianas y también de la investigación sobre estos temas, que es desde donde nosotras nos inspiramos.
En esa línea, podemos decir que los contextos en los que se desata con mayor fuerza la crisis de los cuidados son importantes para pensar en más dignidad y justicia. Una ciudad que cuida es una donde el transporte está pensado para las personas con movilidad limitada, donde las calles y veredas están pensadas para la vejez y la niñez. Es una ciudad que piensa en la cercanía de los centros de cuidados para destrabar la sobrecarga de tiempo que implica llevar y trasladar a las personas en situación de dependencia permanente. También es una ciudad que piensa en los tiempos y espacios seguros para que en los barrios, por ejemplo, se puedan articular las actividades del cuidado.
Esto también tiene sentido en los territorios. Desde hace mucho tiempo, las luchadoras medioambientales han venido planteando que la sequía y la apropiación de las aguas no solo ataca la dignidad de las personas, sino que también aumenta la necesidad de acarrear agua y los tiempos necesarios para poder acceder a ella diariamente. O que la contaminación de la tierra ataca los cultivos que podrían permitir la autogestión y abastecimiento de las comunidades en territorios rurales.
Por tanto, existe la necesidad de cambiar el paradigma en el que pensamos el desarrollo de los territorios y de las ciudades fuera del modelo extractivista, que ha cambiado las formas de consumo y producción y ha conducido a las comunidades a desarrollarse en un contexto de ataque a la vida. Necesitamos pensar en una lógica del cuidado para devolver la dignidad a la mayoría de las personas. Es decir, poner la prioridad en las, hoy invisibilizadas, actividades de sostenibilidad de la vida versus las actividades de acumulación que se hacen en desmedro de las condiciones de vida.
- En este trabajo por el reconocimiento de los cuidados, y desde su perspectiva actual, ¿qué tendría que venir después del proceso de integración de la nueva Constitución?
A nosotras nos gusta pensar en el proceso constituyente y también en los procesos que van fuera de este proceso constituyente-destituyente. Porque si bien hay un marco donde la política puede operar y donde el Estado puede hacer un trabajo importante, urgente y muy necesario, también existen procesos que no se rigen bajo estas lógicas y que nos parece necesario observar; tal es el caso de las redes de cooperativas de abastecimiento o de gestión de los recursos a nivel local.
Es por esto que creemos que se necesita una distribución del poder de forma paralela o posterior al proceso constituyente. Y es algo que los pueblos y los movimientos vienen demandando desde hace mucho tiempo. Necesitamos distribuir el poder y los recursos para poder desencadenar los procesos que mejoren nuestras condiciones de vida. Es muy probable que en los próximos años tengamos otro sistema político, de salud, protección social, educación o cuidados de la vejez. Con eso en mente, lo que queremos y esperamos es que exista una mayor agencia de las comunidades para configurar sus propias estrategias de vida y para gestionar los cuidados.
Como referencia podemos encontrar experiencias en América Latina que han empezado a visibilizar, por ejemplo, cómo se gestionan los cuidados a nivel local a través de sistemas de indicadores georreferenciados. Desde estos trabajos y visiones se puede pensar en política, no imponiendo sistemas desde el gobierno central o desde las metrópolis En tal sentido, para nosotras es clave que los nuevos sistemas tengan como base y orientación la organización territorial; pero también que fortalezcan, por ejemplo, las formas de gobierno local y de participación popular en su configuración y su posterior gestión. Esto, además, se relaciona con los desafíos que están más allá de la escala nacional y que probablemente nosotras no podemos destrabar al 100%, pero que son líneas necesarias para cambiar la forma en que el sistema económico se desarrolla.
Por ello he mencionado anteriormente al extractivismo y el ataque de la tierra y los territorios, porque necesitamos avanzar hacia actividades económicas fuera de la lógica extractivista y de que existe un mundo inagotable. Para América Latina esto implicaría, por ejemplo, pensar en relocalizar nuestras cadenas de producción, que actualmente permiten que las emisiones por consumo de ciertos productos sean muy altas porque vienen del otro lado del planeta, cuando en realidad a veces son producidos dentro de nuestro propio continente. En conclusión, existen una serie de cosas que necesitamos pensar y transformar ya no solo a nivel nacional, sino que urgen otros tipos de acuerdos para cambiar estas lógicas de producción y reproducción que una sola franja de tierra no va a transformar.
Una ciudad que acompaña a la infancia, acompaña a todos
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Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por: FUNDACIÓN ESCALA COMÚN
Carole Gurdon; Arquitecta urbanista, Directora de Estudios Fundación Escala Común; Master en Urbanismo Escuela de Ciencias Políticas de París, Phd (c) en Estudios Urbanos FADEU Pontificia Universidad Católica de Chile / Laboratorio LVMT Paris-Est Sup.
Piera Medina; Arquitecta urbanista, Directora Ejecutiva Fundación Escala Común; Magister en Desarrollo Urbano Pontificia Universidad Católica de Chile, Diplomada en Arquitectura Sustentable UC]
Resumen:
En un contexto donde la crisis de la pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto las dificultades que ejerce el actual modelo de desarrollo productivo y urbano en relación a los cuidados en la ciudad, la presente columna reflexiona en torno a la relación entre el cuidado y la relevancia de la espacialidad en el desarrollo cognitivo de la infancia, aspectos que en conjunto entregan claves para avanzar hacia una planificación urbana con mayor pertinencia infantil en el diseño de los espacios públicos y de las lógicas funcionales de las ciudades. Desde una lectura de los sistemas urbanos actuales que sostienen la gestión del cuidado infantil en la ciudad, se señala la relevancia que tiene para la niñez la dimensión territorial en su desarrollo integral como un derecho que requiere ser visibilizado, y entendido como una oportunidad para avanzar hacia ciudades más integradas, saludables, y socialmente activas.
Palabras clave: Cuidado, geografías de la infancia, planificación urbana, espacio público
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La gestión de los cuidados en la ciudad comienza por una ciudad que cuida y entrega garantías para facilitar y fomentar las dinámicas cotidianas de las personas que habitan en ellas. Sin embargo, el modelo de desarrollo productivo y la mercantilización de los espacios urbanos han afectado tanto la morfología de las ciudades, como la vida cotidiana de las personas que las habitan (De Mattos, 2012; Ascher, 2007; Capel, 2002). Esto ha conducido a una disminución importante de la presencia de los niños/as en los espacios urbanos, aspecto que se ha visto reforzado en el contexto de la pandemia, impactando fuertemente su autonomía en términos de movilidad y uso de los espacios públicos. En un contexto en el cual el 88% de la población infantil de Chile (INE, 2017) habita en entornos urbanos, existe aún una gran brecha respecto de las garantías territoriales que se le otorgan a la niñez en las ciudades del país.
Adicionalmente, la llegada de la pandemia de Covid-19 ha evidenciado aspectos cruciales en la gestión de los cuidados de la infancia en la ciudad, generalmente afectando a la maternidad y equidad de género respecto al equilibrio entre lo laboral y lo doméstico. Estamos frente a una crisis respecto a los cuidados de la niñez que evidencia la importancia de la ciudad como una plataforma no sólo de encuentro, sino también, de soporte de actividades de cuidado fundamentales para la crianza.
Pero, ¿Qué implica todo ello?. ¿Por qué es importante incluir la mirada y las prácticas de los niños/as en la planificación urbana?
Entenderlo requiere traer a presencia la importancia que tiene la espacialidad en el desarrollo de la niñez desde una temprana edad. Los relatos de la cotidianeidad en los niños/as asientan un parámetro fundamental en la dimensión territorial de la infancia. Es a partir de su forma de relacionarse con los espacios urbanos que los niños/as activan habilidades tales como: la capacidad de autonomía y movilidad, la elaboración de mapas cognitivos, la construcción de una memoria de los lugares, el sentido de integración social y de pertenencia, entre otras. Se trata así de reconocer la trama de las rutinas cotidianas de los niños/as en los distintos espacios urbanos, más allá del espacio de juego en la plaza. Al desarrollar sus habilidades cognitivas y espaciales, los niños/as comienzan a enlazar sus experiencias con su percepción del mundo que los rodea (Medina, 2016). Si bien la autonomía es clave para el fortalecimiento de habilidades sociales del niño/a en el camino hacia su madurez, se entiende ésta como el resultado de un proceso continuo que busca como tal, ir progresivamente aumentando los grados en que el niño/a comienza a desenvolverse en las distintas esferas espaciales, según las etapas de crecimiento (Piajet, 1970; Muntañola, 1984). Permitirle a los niños/as desarrollarse en relación a su medio es un derecho que requiere así ser visibilizado.
Im1. Fuente: https://civicplan.ca/the-right-to-play-in-our-public-spaces/
En la actualidad, se está desarrollando a nivel internacional un número creciente de iniciativas enfocadas en otorgar mayor espacio a la experiencia de los niños/as en la ciudad y sus espacios públicos[1]. Todas ellas dan cuenta que, la localización del colegio respecto de las viviendas, la forma de desplazarse, los lugares de trabajo de los padres, así como el entorno urbano y las calles en los cuales se insertan las rutas infantiles, juegan un rol crucial en la gestión del cuidado infantil, y tienen consecuencia directa en la experiencia urbana de los niños/as, su desarrollo emocional y la manera que tienen de relacionarse con el mundo y construirse como seres sociales. Todas estas dimensiones implican remirar las lógicas de planificación urbana, poniendo énfasis en la vida cotidiana y el uso de los espacios desde un enfoque multidimensional que pone no solo a los niños/as, sino que a los sistemas familiares y de cuidado como componentes claves, ante lo cual se vuelve necesario diseñar y planificar desde una perspectiva inclusiva con la infancia y sus cuidadores como un primer eslabón de nuestra sociedad.
Más allá de la movilidad, el desplazamiento, y la seguridad vial, –aspectos fundamentales–, la planificación urbana debe tomar en cuenta la experiencia y emociones que surgen desde las prácticas sociales asociadas a la movilidad activa en la ciudad, y su aporte en el desarrollo cognitivo, motor, sensorial, espacial, y social de los niños/as. La infancia abre espacios sociales que son totalmente distintos a los de otras etapas de vida, ya que a partir de sus vínculos espontáneos se convierten en motores de activación de la sociabilidad; los niños/as tienen la habilidad de abrirse a lo desconocido a través del juego, donde surgen vínculos sin juicios y con un gran sentido de equidad. Esto genera inclusión y entrega elementos que son necesarios para generar sociedad. La cultura del juego tiene que ver con unas de las principales cualidades de la ciudad: la exploración, el disfrute, y el encuentro, todas ellas necesarias para la condición urbana. Por otra parte, a través del juego infantil los lugares se resignifican, adquieren distintos y nuevos sentidos e interpretaciones, no solo para los niños/as, sino que también para las comunidades que los habitan. No obstante, sin sistemas urbanos que permitan el despliegue de tales habilidades, la ciudad pierde su capacidad de acompañar el proceso de crianza y desarrollo infantil.
Una ciudad más inclusiva y amigable para todos –una ciudad que cuida– es aquella que piensa en las lógicas y prácticas cotidianas de sus habitantes y que incorpora a la infancia y a los sistemas familiares y comunitarios como componentes claves de la vida cotidiana en la urbe y sus espacios públicos. Una ciudad que cuida debe incorporar las prácticas y también la escala corporal de todas las personas que habitan en ella.
Im2. Fuente: Fundación Escala Común
Para la infancia, la dimensión de la proximidad cobra relevancia, y sitúa al barrio como espacio natural para el encuentro y la sostenibilidad del cuidado. “Sobre el espacio cotidiano, operan las prácticas infantiles” (Delgado, 2007: 267) posicionando al barrio como un eslabón significativo para comprender aquellas dimensiones del cuidado de los niños/as en la ciudad. La dimensión barrial permite una aproximación hacia espacios de lo cotidiano, aquellos lugares que relacionan el contexto inmediato con las prácticas de la niñez, permitiendo el desarrollo de redes que estructuran el crecimiento de la persona (Riviere, 2012). El barrio se configura entonces, como el espacio natural de la infancia, aquel lugar que ordena los espacios que ellos reconocen en un radio cercano a su casa y que les otorgan sentido de pertenencia desde una edad temprana: parques, plazas, calles, locales y vecinos; espacios en los que transcurren sus vidas, donde crecen, y adquieren hábitos y habilidades (Martinez, 2005; Medina, 2016). El barrio es para el niño/a su ámbito de vida, el lugar donde se define fuera del tiempo de clases, donde se puede mover seguro. La escala de lo próximo es así fundamental para la construcción del conocimiento e identidad (ibídem; Tonucci, 2006). Desde ahí surge la ‘noción de barrio’, vinculado a esa experiencia primera, que tuvo lugar en ese espacio que vivimos cuando chicos (Delgado, 2007). En efecto, como consecuencia de la pandemia, el barrio ha vuelto a recuperar ese espacio social y cotidiano para las personas y las familias, reactivando en muchos casos, el sentido comunitario que los niños/as requieren para desarrollar sus habilidades socioemocionales. Quizás aquí está, y ha estado siempre, la clave a una mayor inclusión infantil y de los cuidados en la ciudad.
Por ello, el uso, la presencia y el cuidado de los niños/as en las ciudades, no sólo viene a ser una clave en el bienestar infantil y desarrollo de habilidades cognitivas fundamentales en su desarrollo integral, sino que además, entrega claves para avanzar hacia ciudades más seguras, amigables, inclusivas para todos, siendo un indicador de calidad de los espacios urbanos, desafíos que se hacen aún más urgente durante y luego de la pandemia.
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Referencias bibliográficas
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Delgado, M. (2007); “Epílogo: en busca del espacio perdido”. En “Sociedades movedizas: pasos hacia una antropología de las calles”
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Medina P. (2016); “Geografías de la Infancia: morfología barrial: accesibilidad y autonomía de los niños/as en la ciudad”; Tesis de Magister en Desarrollo Urbano UC, Disponible en: https://estudiosurbanos.uc.cl/exalumnos/geografias-de-la-infancia-morfologia-barrial-accesibilidad-y-autonomia-de-los-ninos-as-en-la-ciudad/
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Piaget, J. (1970); “Teorías de Piaget: Psicología de la inteligencia”, (Editorial Psique), Buenos Aires.
Riviere C. (2012); “Children’s autonomy and our relationship with public spaces”. Revista Metropolitiques No7, Noviembre 2012
Tonucci F. (2006); “La ciudad de los niños; un nuevo modo de pensar la ciudad”, (Fundación Germán Sanchez R.), España.
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Notas:
- [1]El proyecto “The City at Eye Level for Kids” de la Fundación Bernard Van Leer que se constituye como una plataforma abierta de difusión de iniciativas locales enfocadas en la creación de espacios urbanos amigables para los niños/as (2018-2019): https://thecityateyelevel.com/app/uploads/2019/06/eBook_CAEL_Kids_Book_Design_Kidsgecomprimeerd.pdf
- La guía de diseño y planificación “Cities Alive. Diseñando para la Infancia” de ARUP (2017)
- La guía de diseño y planificación “Streets for kids” de NACTO (2020)
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Entrevista Paula Soto: "La dimensión territorial y espacial ha estado un poco desdibujada dentro de la discusión de los cuidados"
VerEntrevista Paula Soto: "La dimensión territorial y espacial ha estado un poco desdibujada dentro de la discusión de los cuidados"
Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por:Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen:
Paula Soto Villagrán (Chile) es Maestra y Doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa. Realizó una estancia de investigación post-doctoral en Geografía Humana en el Depto. Sociología, donde se desempeña como Profesora investigadora en la Licenciatura en Geografía Humana. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores/as. Sus principales temas de investigación son: la relación entre la ciudad, la movilidad y el género, el hábitat urbano y la vivienda, la construcción espacial del miedo, las geografías feministas y los métodos cualitativos para el estudio del espacio urbano. Actualmente es investigadora responsable del proyecto “Una mirada de género-interseccional a las prácticas de movilidad cotidiana de mujeres de la Ciudad de México. Aportes para la construcción de ciudades cuidadoras e inclusivas” de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (SECTEI) de la Ciudad de México.
- Nos enteramos que has sido reconocida por la Transformative Urban Mobility Initiative (TUMI) como una de las cincuenta mujeres más relevantes en el mundo del transporte. ¿Podrías contarnos cómo desde tu formación inicial en Trabajo Social empezaste a relacionarte con los estudios urbanos desde una perspectiva de género?
Considero que un aporte fundamental del Trabajo social en mi formación ha sido el poder reconocer la importancia de poner a las personas en el centro de los procesos de planificación. De hecho, en el poco tiempo que ejercí como trabajadora social, me desenvolví en el ámbito de las políticas de género de un municipio, y desde ahí pudimos construir proyectos colaborativos con organizaciones de mujeres para su incorporación en distintos ámbitos de ciudadanía dentro de los procesos urbanos.
Por otro lado, la maestría y el doctorado que hice en Antropología sin duda fueron un hito fundamental en mi formación. Desde esa visión encontré en las dimensiones espacio-temporales un argumento para pensar las ciudades y la vida cotidiana. A partir de ello, pude comprender que el espacio es una categoría que ha permitido separar, excluir y jerarquizar a grupos dentro de la sociedad; y que el tiempo es una representación recíproca del espacio. Por lo tanto, había que considerarlos como categorías analíticas para cualquier fenómeno social, pero sobre todo para las relaciones de género, particularmente, si se considera que el orden social del género se legitima en una estructura espacio-temporal que asigna un lugar a las mujeres dentro de la sociedad. Pensar a partir de estas categorías me ayudó a entender ámbitos como lo rutinario o el proceso de reproducción social de la vida cotidiana; pero también identificar algunos recursos de transgresión y de ruptura de la vida cotidiana, a partir de la agencia y el capital espacial de las mujeres.
Posteriormente, el postdoctorado en Geografía humana permitió ubicarme mucho más disciplinariamente en las reflexiones de la Geografía humanista y después en la Geografía feminista como un renovador proyecto epistemológico, teórico y metodológico. Y eso me ayudó a asentar un poco más las reflexiones en torno a las diferencias que implica el género en el análisis espacial y también a desarrollar una mirada mucho más situada.
- Sabemos que recientemente tu investigación ha puesto en valor el tema de los cuidados y su relación con la ciudad. ¿Podrías explicarnos cómo se expresa esta relación y porqué es importante estudiarla?
Yo diría que el recorrido investigativo me ha llevado de manera fluida al tema de los cuidados a partir de reconocer cómo el cuidado contribuye a la reproducción, la gestión y el mantenimiento de la vida cotidiana, y también como una parte fundamental de la existencia y bienestar de las personas a lo largo del ciclo de vida.
Las teóricas feministas han logrado revelar la contribución económica, social y política del trabajo no remunerado y su importancia dentro de la reproducción y la sostenibilidad de la vida. Además, las distintas disciplinas influenciadas por el pensamiento feminista, como la Economía feminista o la Antropología feminista, han ayudado a situar a los cuidados como objeto de investigación y también como un elemento central dentro de cualquier reflexión de las ciencias sociales. Sin embargo, considero que la dimensión territorial y espacial ha estado un poco desdibujada o se da por sentada dentro de la discusión de los cuidados.
Por lo tanto, desde mi perspectiva, es fundamental incorporar las aportaciones que realizan disciplinas que tematizan el espacio, como son el Urbanismo o la Geografía feminista, en esta mirada sobre los cuidados. Estas, por un lado, han permitido reconocer las infraestructuras, equipamientos y relaciones urbanas como aspectos materiales que son necesarios en la vida cotidiana; y por otro, han revelado cómo las prácticas del cuidado siempre están localizadas en algún lugar. Incluso, en la última década, estas discusiones se han ido complejizando, pues algunas geógrafas feministas han ampliado la atención más allá de la localización de los espacios del cuidado, buscando entender también cómo en estas prácticas se involucran espacios, poderes, temporalidades, redes y sujetos.
En este contexto, lo que he buscado aportar es profundizar una discusión teórica que fundamente la importancia de pensar los cuidados dentro de la geografía y del análisis espacial. Y recientemente, en un proyecto más específico, estamos buscando identificar lo que significa cuidar a diferentes personas en una ciudad tan grande y tan compleja como es la Ciudad de México (CDMX). Es decir, comprender las prácticas del cuidado móviles de diferentes sujetos dentro de la ciudad; personas mayores, niñez, personas con alguna discapacidad, conceptualizando las movilidades y sus espacialidades como parte fundamental de las relaciones sociales y materiales del cuidado que se dan en los espacios urbanos.
De la mano con esto, estamos en el proceso de edición de un libro sobre los cuidados en la CDMX. Es una publicación que reunirá algunas reflexiones teóricas de quienes consideramos las exponentes más importantes sobre la ciudad, los cuidados y la movilidad actualmente: Paola Jirón, Inés Sánchez de Madariaga, Elena Zucchini y Blanca Valdivia. Y a nivel de la CDMX, participaremos alrededor de nueve estudiantes e investigadoras que hemos realizado proyectos sobre las diferentes formas móviles y las espacialidades de los cuidados. Esperamos que el libro pueda estar publicado en diciembre.
- Con base en los estudios que has realizado sobre la movilidad en la Ciudad de México, ¿qué principales hallazgos y lecciones puedes destacar al abordarla desde la mirada de los cuidados?
Diría que uno de los primeros hallazgos importantes, en su momento, fue identificar que uno de los factores que afecta directamente la movilidad cotidiana de las mujeres es el miedo a la violencia. La construcción social y espacial del miedo desde una perspectiva feminista nos ha demostrado que esto tiene un efecto diferencial inmediato en los patrones de viaje de las mujeres, como en las características y los tiempos en que se realizan estos viajes, pero sobre todo en las formas performativas corporales de las movilidades de las mujeres.
En este sentido, en diferentes investigaciones hemos documentado que el miedo a la violencia sexual, en cualquiera de sus formas, restringe la movilidad de las mujeres configurando sus recorridos. Por un lado, modela la percepción y uso del espacio y el lugar; y por otro, el temor puede ampliar o constreñir los límites de nuestro cuerpo y nuestros paisajes cotidianos. En algunos textos he planteado que el miedo es una forma de violencia, porque las mujeres como parte de los mecanismos de autocuidado, dejan de ir a ciertos lugares, pagan más por el transporte, modifican su vestimenta o prefieren viajar acompañadas, con la pérdida de autonomía que esto significa. En cualquiera de estas formas, es imposible hablar de reacciones ante el miedo sin considerar las relaciones sociales y políticas que estructuran tanto los espacios físicos como la vida cotidiana de las mujeres. Por lo tanto, lo que hemos buscado demostrar es que el cuidado también se relaciona con las formas de autocuidado que las mujeres van desarrollando a lo largo de su cotidianidad y en el curso de la vida, fundamentalmente, a partir de esta construcción del miedo que afecta directamente a la movilidad.
Por otro lado, a través de varias investigaciones y de estudios que hemos realizado en los Centros de Transferencia Modal (CETRAM) de la Ciudad de México, también hemos encontrado otras entradas interesantes respecto a la relación entre movilidad, género y cuidados. La primera tiene que ver con la desventaja que tienen las mujeres en el acceso y uso del transporte en la CDMX. Por ejemplo, que el automóvil es utilizado en menor medida por las mujeres y que no es un recurso principal para la realización de labores del cuidado. O que las mujeres tienen prácticas de movilidad que las hacen más dependientes del transporte público y de sistemas informales de transporte que se producen en la movilidad interna de los barrios. Otro aspecto es que, si bien los viajes en bicicleta han aumentado significativamente en la CDMX de acuerdo a la última encuesta origen-destino, las mujeres hacen un menor uso de este medio en comparación con los hombres; lo que indica, entre otros aspectos, que no se ha logrado romper con las barreras estructurales y culturales que tienen las mujeres para el uso de estos medios no motorizados. Estas y otras características distintas en los viajes de mujeres y hombres hacen cuestionar la pertinencia de la universalidad y la neutralidad del sujeto que generalmente está detrás de las políticas de transporte.
Una segunda entrada que podemos destacar, es la asignación diferencial y extendida de las tareas del cuidado y reproducción social hacia las mujeres. Si bien la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo de 2019 indica que los hombres se involucran cada vez más en las tareas del cuidado, aún se aprecia una gran brecha en el tiempo que los hombres destinan a esas tareas. La división sexual del trabajo que se expresa en una distinción entre las labores remuneradas y no remuneradas, incide en que las mujeres usen la ciudad de una manera más diversificada. Por ejemplo, al tener que realizar distintos trayectos para moverse entre los servicios de salud, escuelas, compras de alimentos, entre otros. En el caso particular de los CETRAM —que concentran distintos modos de transporte— identificamos que estos tienen un papel fundamental en la realización de las tareas de cuidado por parte de las mujeres. Si bien el trabajo es el propósito principal del uso del transporte público, las labores de cuidado son la segunda prioridad para las mujeres, lo que implica poner atención en el uso diferencial que hacen las mujeres de los servicios de la ciudad y también en cómo acceden a estos.
Otra entrada que nos ha permitido comprender la relación entre movilidad, cuidados y ciudad tiene que ver con el diseño de los espacios de movilidad y del transporte. Particularmente cuando estos espacios son pensados para el flujo, el paso o la circulación, no se tiene en cuenta que existen muchas prácticas de estar en el espacio, para las cuales son importantes aspectos materiales. Por ejemplo, las características de las aceras para llevar carriolas, la disponibilidad de baños con cambiadores en los espacios de transporte o la existencia de áreas de descanso o de recreación que pueden facilitar o dificultar estas prácticas. Pero es necesario ir más allá, porque el cuidado también se realiza en movimiento. Por ejemplo, cuando una madre lleva a su hijo a la escuela va cuidando durante el viaje, no es solo un desplazamiento con un propósito de cuidado, sino que las prácticas de cuidado se hacen presentes desde antes del viaje y también a lo largo del mismo.
Una cuarta entrada sería considerar que un elemento importante en la movilidad de los cuidados es el viajar acompañando a personas dependientes, lo que es mucho más común en el caso de las mujeres. En este sentido, las mujeres generalmente no toman decisiones tan racionales en torno a sus viajes, sino que dependen constantemente de una red de sujetos que requieren de la compañía o del cuidado de una persona adulta, como son la niñez y personas con alguna discapacidad o personas mayores. Esto implica que las relaciones de interdependencia en los cuidados se hagan más presentes cuando se trata de moverse dentro de la ciudad y, por tanto, desencadenen en una serie de decisiones de movilidad: la elección de modos de transporte, la temporalidad para realizar las actividades o pensar en la comodidad y la seguridad de las personas a quienes se cuida, implicando ya no solo la seguridad de las propias mujeres, que a veces pasa al segundo plano.
- ¿Cuáles dirías que son los principales desafíos de la planificación urbana y del transporte en México y en otros países latinoamericanos, respecto a los cuidados y la perspectiva de género?
Yo diría que es considerar en serio el análisis feminista de la ciudad y el análisis de género en la movilidad y el transporte, que hasta ahora no han logrado instalarse en el centro de la planificación urbana. En este sentido, es importante comprender que el género es un elemento estructurador en todas las sociedades y que no solo define roles, sino muchas veces prácticas, comportamientos y formas diferenciales de movernos en la ciudad.
Incluso, mirar desde una perspectiva de género interseccional nos permite identificar que dentro del género están imbricadas otras formas de opresión que pueden ser múltiples —como la edad o la etnicidad— y que tienen una expresión en la movilidad. Es decir, para una mujer con alguna discapacidad, la movilidad puede representar uno de los temas más importantes de su vida cotidiana. O para las mujeres que vienen de comunidades indígenas a la Ciudad de México, la movilidad también puede implicar una dificultad mayor, por ejemplo, para acceder al transporte público de manera más equitativa.
En este sentido, creo que es importante deconstruir la universalidad en las políticas de transporte, y no solo la del sujeto masculino, sino también la del sujeto universal femenino. Por tal, considero fundamental retomar una de las aportaciones más importantes del análisis feminista dentro de la movilidad: reconocer que la forma en que las personas se mueven no solo es diferente y heterogénea, sino profundamente desigual. Tomarse en serio esta afirmación, nos permitirá desarrollar una planificación que realmente atienda las necesidades de las mujeres en su diversidad.
- Últimamente, se reconoce una tendencia en el diseño urbano de buscar soluciones tipo para integrar los cuidados y la perspectiva de género en los proyectos. ¿Cuál sería tu reflexión respecto a esto?
Yo diría que en el transporte, e incluso en el tema de seguridad, existe una cierta tendencia a pensar que las soluciones de diseño van a cambiar el entorno contruido y con ello las relaciones de género. No obstante, las ciencias sociales han enfatizado la naturaleza social y política de las relaciones de género; por ejemplo, en el caso del miedo es importante considerar que está inevitablemente incrustado en las relaciones de poder de género, y el cambio en el espacio no implica necesariamente que modificamos la estructura que sostiene las desigualdades. Por tanto, considero que se debe pensar en una comprensión más compleja de las relaciones de género.
Lo mismo pienso para el cuidado. Bajo este boom de las ciudades cuidadoras, yo diría que hay que mirar con sigilo las respuestas que tienden a dar soluciones tipo de infraestructura, equipamiento o de diseño para incorporar a los cuidados. Particularmente, cuando sabemos que lo que sostiene la distribución inequitativa de los cuidados es una estructura social, un orden social de género. Siguiendo a Nancy Fraser, sino logramos reconocer el trabajo de cuidados, reducirlo de manera más comunitaria y colectiva, y redistribuirlo entre los distintos géneros, podremos construir calles o transportes cuidadores, pero finalmente van a seguir cuidando las mujeres. Por tanto, es fundamental considerar también la estructura de poder de género en la que se sustenta esta inequitativa distribución de los cuidados que ha normalizado la carga de los cuidados, la inseguridad, las violencias, etc.
Repensar los espacios públicos como espacios de cuidado en la post-pandemia
VerRepensar los espacios públicos como espacios de cuidado en la post-pandemia
Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por: Paz Concha Méndez; PhD en Sociología y Máster en Cultura y Sociedad (London School of Economics and Political Science); Antropóloga Social (Universidad de Chile) Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile y Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES).
Consuelo Banda Cárcamo; Magíster en Desarrollo Urbano (Pontificia Universidad Católica de Chile); Licenciada en Teoría e Historia del Arte (Universidad de Chile). Ex Becaria COES]
Resumen
La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha puesto en discusión el rol de los cuidados en la ciudad y en el espacio público. Las experiencias surgidas durante estos últimos dos años de confinamientos y la profundización de la crisis de los cuidados en Chile, que afecta principalmente a mujeres, nos invitan a discutir las posibilidades de transformación del espacio público en espacios de cuidados colectivos post-pandemia. Para esto, es fundamental repensar el espacio privado y el espacio público desde el enfoque de la interdependencia, viendo a cuidadores y quienes requieren cuidados como parte de una red de relaciones múltiples y simultáneas que se desenvuelven tanto en el hogar como fuera de éste. Esta mirada, nos permite atender la diversidad de usos que acontecen en el espacio público desde el cuidado, buscando estrategias que mejoren principalmente la experiencia cotidiana de mujeres, niños, adultos mayores y personas con capacidades diversas en la ciudad.
Palabras clave: espacio público, cuidados, interdependencia.
Una de las consecuencias que nos ha traído la pandemia ha sido la profundización y visibilización de la crisis de los cuidados que las familias han estado viviendo en sus espacios íntimos, especialmente en relación con el cuidado de la niñez, personas mayores y enfermos y su impacto en la salud de quienes cuidan. Junto con la amenaza del COVID-19, el empeoramiento de la salud mental dada las medidas de confinamiento ha afectado desproporcionadamente a las mujeres, sobre todo, las que realizan labores de cuidado. Según la encuesta Termómetro Social (2020) las mujeres entre 35-45 años son quienes más han sufrido deterioro de su salud mental a causa de la pandemia; la combinación del trabajo doméstico, el teletrabajo, el cuidado de menores y otros adultos en confinamiento han sobrecargado a este grupo.
Im1. Parque Botánico antes de la cuarentena de Junio 2021, Ñuñoa / Fuente: Registro personal Paz Concha, 2021.
Los impactos de la crisis de los cuidados y los efectos del confinamiento nos invitan a repensar la relación entre el espacio privado y el espacio público, así como en su interdependencia. El enfoque de la interdependencia nos permite observar a cuidadores y personas que requieren cuidados como parte de una red de relaciones múltiples y simultáneas que se desenvuelven tanto en el hogar como fuera de éste. Desde esta perspectiva, la desigualdad en el acceso y uso de los espacios públicos es uno de los elementos que debe repensarse al alero de mejorar la calidad de vida de quienes utilizan estos espacios para el cuidado, especialmente las mujeres cuidadoras y las personas a quienes cuidan.
Los espacios públicos para el cuidado en las ciudades post-pandemia deben considerar en su diseño y mantenimiento actividades que se hagan cargo de estas múltiples necesidades; desde el ocio hasta la actividad física, el descanso o la recreación. De igual manera, es necesario considerar los trayectos y actividades asociadas al cuidado que no se limitan a lugares específicos, pero que también acontecen en el espacio urbano. En su libro Ciudad Feminista, Leslie Kern (2020) narra desde la experiencia de la maternidad, cómo las ciudades están desprovistas de infraestructuras y servicios que faciliten desplazamientos con niños; la ausencia de baños públicos, veredas que contemplen el paso de coches e incluso, los tiempos destinados al cruce peatonal son algunos de estos factores, y que también están presentes en la experiencia de adultos mayores, personas con restricciones de movilidad o capacidades diversas.
Además, debemos agregar la inseguridad que las mujeres experimentan en las ciudades, lo que también afecta la participación y disfrute en el espacio público. Tras casi dos años de cuarentenas y toques de queda, la relación entre las mujeres y las personas a quienes cuidan con la calle se vuelve cada vez más compleja. La implementación de franjas horarias ha permitido reconectar a parte de la población con los espacios públicos para el deporte y la recreación, sin embargo, no es una medida aplicable en todos los casos, principalmente dentro de los grupos que mayoritariamente viven situaciones de violencia, discriminación y acoso. Debemos ser capaces de mejorar todas las condiciones espaciales que propicien la confianza, la salud, equidad y la dignidad en el uso de los espacios públicos.
Im2: Personas descansando en Parque Inés de Suarez con distanciamiento físico. Fuente: Registro personal Paz Concha, 2020.
La experiencia acumulada de activistas y académicas feministas en la materia nos enseña que mejorar estas y otras condiciones de las ciudades no significa “ayudar a las mujeres con las tareas de cuidado”, sino hacer de la ciudad misma un espacio de cuidados colectivos. Esto requiere también a la par, hacer cambios sociales importantes en cuanto a la distribución de tareas para el cuidado. Según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2015 (2016) antes de la pandemia las mujeres dedicaban 5,89 horas diarias a realizar labores domésticas, casi el doble de las que destinan los hombres a las mismas tareas (2,74). Esta inequidad afecta el día a día de las mujeres, restringiendo sus elecciones y otorgando mayor atención al tiempo de descanso de los demás, y menos a sus propios deseos, necesidades y cuidados.
Algunas experiencias internacionales que han comenzado a repensar el espacio público como espacio de cuidado en la ciudad post-pandemia, apuntan primeramente a levantar conocimiento no sólo acerca de las barreras de acceso a los espacios sino también de los usos de estos espacios para el cuidado. Es de común acuerdo que algunas de las barreras que dificultan a las mujeres y niñas el disfrutar de los espacios públicos son la inseguridad, acoso y falta de tiempo. Sin embargo, la información acerca del uso y la experiencia del espacio público diferenciado por género no es suficientemente relevada. Así, levantar instrumentos que nos permitan mejorar estos espacios y hacerlos más inclusivos y equitativos es una de las tareas pendientes a futuro.
La fundación inglesa Make Space For Girls (2021) (“Crear lugar para las niñas”) destaca que algunas de las medidas ya probadas para generar más participación en el espacio público en el caso de las niñas y mujeres adolescentes tienen que ver con el diseño urbano, como mejorar la iluminación, aumentar las áreas donde sentarse, habilitar baños públicos o mejorar la vigilancia. Pero sobre todo, preguntarles cuáles son sus experiencias y qué es lo que desean de estos espacios. Junto con esto, ONU Mujeres (2019) propone cuatro áreas de acción que deben ser consideradas para diseñar espacios públicos seguros y empoderadores para mujeres y niñas libres de violencia; identificar soluciones que involucren a la población local; mejorar leyes y políticas, invertir en seguridad y viabilidad económica de los espacios públicos; y “fomentar normas sociales transformadoras que promuevan los derechos de mujeres y niñas a utilizar los espacios públicos libres de acoso y otras formas de violencia sexual.” (p.7)
Im3: Encuentro de mujeres patinadoras (rollerskate, skate y BMX) en Skatepark de Placilla, Valparaíso. Fuente: registro personal Consuelo Banda, 2020.
Otras acciones deben considerar medidas que ayuden a los adultos mayores a reintegrarse a los espacios públicos de manera segura, no sólo por ser un grupo vulnerable al contagio de COVID-19, sino también porque incluso antes de la pandemia las ciudades tampoco han considerado sus realidades y necesidades. Las académicas Setha Low y Anastasia Loukaitou-Sideris (2020) analizan para el caso de Estados Unidos algunas propuestas implementadas por espacios comerciales, como los horarios exclusivos para adultos mayores, pero que definitivamente podrían ir más allá; modernizar áreas donde se generen filas con más asientos y sombra para que personas mayores puedan esperar cómodamente; redistribuir asientos en las plazas donde puedan compartir pero también sentirse resguardados; destinar vagones y espacios del transporte público para poblaciones vulnerable; o liberar calles para uso peatonal para poder respetar el distanciamiento físico durante la pandemia.
Para el caso chileno, el diseño de espacios públicos para el cuidado se podría materializar en mejorar las condiciones de seguridad para personas mayores, niños, niñas y mujeres, aumentando la dotación de espacios públicos de calidad, con mejores accesos en términos de distancia y horarios; rediseñándose como espacios múltiples que alberguen distintas actividades y públicos y que involucren a la ciudadanía en su diseño y mantención. Sin duda, estos importantes desafíos para hacer de los espacios públicos y las ciudades espacios de cuidado colectivo deben abordarse desde el conocimiento técnico y territorial, siempre comprendiendo los usos y necesidades de los usuarios, y con una activa participación de la ciudadanía.
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Crisis sanitaria y la organización social de los cuidados: hacia una ciudad del cuidado
VerCrisis sanitaria y la organización social de los cuidados: hacia una ciudad del cuidado
Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por: Roxanna Ríos, Arquitecta (UC), Magíster en Desarrollo Urbano (IEUT UC), Profesional Laboratorios Urbanos, Unidad de Política y Práctica, Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS).
Martín Álvarez, Sociólogo (UC) Magíster en Desarrollo Urbano (IEUT UC), Profesional Laboratorios Urbanos, Unidad de Política y Práctica, Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS).]
RESUMEN
La crisis sanitaria ha agudizado la carga de trabajo reproductivo y de cuidado(s), y profundizado desigualdades estructurales y simbólicas asociadas al rol de cuidado que histórica y culturalmente se ha asignado a las mujeres. Las desigualdades de género se expresan en la construcción binaria de la ciudad actual, que separa las funciones productivas de las reproductivas, invisibilizando las tareas de cuidado. El enfoque de género sobre la ciudad ha contribuido a visibilizar los cuidados y la interdependencia como fundamentales para la reproducción de la vida, y, por lo tanto, claves para el derecho a la ciudad y la calidad de vida urbanas. La desigualdad de género en la responsabilidades reproductivas y domésticas se encarnan en la movilidad e inmovilidad del cuidado, las que limitan la autonomía de las mujeres, al reducir los espacios y tiempos de movilidad, e impedir el acceso a oportunidades y servicios que ofrece la ciudad. La nueva convención constitucional, plantea una oportunidad para repensar nuestras ciudades e integrar el derecho a la ciudad y la organización social de los cuidados.
Palabras clave: Cuidados / Movilidad / Pandemia
Emergencia sanitaria y trabajo reproductivo
La crisis sanitaria tiene efectos dispares en nuestra sociedad, impactando con mayor fuerza en las mujeres. Se ha agudizado el trabajo reproductivo y de cuidado(s), asociado histórica y culturalmente al sexo femenino.
Con respecto a las labores de cuidado, el informe Movid 19 (Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 en Chile, 2020) señala que un 42% de las mujeres son cuidadoras de otros/as, tarea que deben compatibilizar simultáneamente con otras labores (situación también conocida como triple jornada laboral). En comparación, mientras un 22% de las mujeres ha aumentado más de 8 horas su carga diaria de cuidados, solo 13% de los hombres lo ha hecho. La brecha de género para el resto de las actividades domésticas (cocinar, aseo, hacer las compras, entre otros) es similar, intensificando la carga de trabajo femenina. A modo de ejemplo, el coronavirus provocó el cierre masivo de establecimientos educacionales, pero el rol de educadores ha sido asumido casi exclusivamente por las mujeres. Tal como destaca el estudio del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, realizado en conjunto con ONU Mujeres y el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género (Bravo et al., 2020), el 71% de los hombres dedicó cero horas semanales al acompañamiento de sus hijos en deberes escolares.
La pandemia también impactó en mayor medida a la ocupación y a las condiciones laborales de las mujeres. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE, 2020), las ramas de actividad económica donde se observa una mayor ocupación femenina han sido las más golpeadas. Durante la pandemia, 900.000 mujeres han perdido sus puestos de trabajo en Chile. Entre ellas, un 88% reporta que les es imposible volver a buscar un empleo. El fenómeno anterior se manifiesta en que la tasa de participación laboral femenina en el año 2020 fue de 45,3%, la más baja desde el año 2010.
Estas desigualdades estructurales y simbólicas se (re)conectan con el trabajo reproductivo. Gran parte de las mujeres (33,9% de acuerdo con el INE, 2020) declara como razón principal para no insertarse en el mercado laboral, el tener que realizar labores familiares permanentes, como el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados en sus hogares.
La insostenibilidad de la organización doméstica y social de los cuidados tensiona otras inequidades preexistentes que afectan a las mujeres. El estudio “Termómetro de la Salud Mental en Chile” (2021) ha señalado que la prevalencia de síntomas de salud mental muestra una clara brecha entre hombres y mujeres (8,5% en hombres versus un 25,7% en mujeres). Respecto a la salud física, las mujeres están más expuestas al contagio del coronavirus en comparación con los hombres (más del 70% de la fuerza laboral en salud son mujeres); además, el evidente riesgo producido por los confinamientos ha desembocado en el aumento exponencial de los casos de violencia intrafamiliar (VIF) (CIPER, 2021).
(In)movilidad de los cuidados
La “movilidad del cuidado” (Sánchez de Madariaga, 2009) identifica la importancia que cobran los viajes asociados al cuidado, que suelen ser invisibilizados tanto en el cálculo de las políticas urbanas, como en la planificación urbana. La ciudad contemporánea separa las funciones de trabajo y de habitar de forma binaria, al ser pensada desde la experiencia de un sujeto tipo que es “hombre, blanco, de clase media y con vehículo propio” (Colectivo Punt6, 2019). La planificación del transporte también se encuentra construida siguiendo esta lógica, al priorizar viajes laborales y lineales por sobre los demás.
Los viajes femeninos asociados al cuidado son complejos, concatenados y poligonales. Los hombres, en cambio, tienden a realizar viajes lineales que, histórica y culturalmente, se vinculan a las actividades productivas y autónomas. Este contraste se basa en un modelo de familia nuclear, que asume la existencia de “hombres champiñón”. En otras palabras, hombres libres de cargas o necesidades de cuidado y completamente disponibles para el empleo (Pérez, 2006). Atendiendo a esta perspectiva, el enfoque de género sobre la ciudad ha contribuido a visibilizar la interdependencia como una de las características principales de los cuidados. La economía feminista plantea una visión amplia del cuidado, reconociendo que todos y todas somos seres interdependientes a lo largo de nuestra vida y que alternamos posiciones continuamente, pero con diferentes grados de dependencia.
La interdependencia es expresada en el par dicotómico de movilidad-inmovilidad. En primer lugar, la inmovilidad de muchas mujeres permite el privilegio de la movilidad de otras personas. En segundo lugar, la movilidad del cuidado no es una decisión individual; diferentes negociaciones y organizaciones ocurren dentro de “los miembros del hogar y las redes en las cuales se insertan” (Jirón & Gómez, 2018). La desigualdad en la responsabilidad del cuidado —que recae principalmente en mujeres y se encarna en la movilidad e inmovilidad del cuidado— limita la autonomía de las mujeres, al reducir los espacios y tiempos de movilidad, e impedir el acceso a oportunidades y servicios que ofrece la ciudad.
Además del género, otras características personales (ej. etnia, edad, religión, clase y discapacidad) influyen en cómo las personas experimentan el espacio y requieren de una mirada interseccional, que visibilice la exclusión urbana de colectivos de sujetos (Soto, 2018). Las mujeres vulnerables experimentan más desigualdades en su movilidad cotidiana. Por un lado, deben sortear obstáculos a diario —entre ellos, barreras físicas (urbanas), culturales (patriarcado), perceptuales (victimización) y económicas (precarización)—, en entornos urbanos deprivados y muchas veces sin contar con una red de apoyo ni recursos para facilitar sus trayectos. Por otro lado, la pandemia ha profundizado su inmovilidad, a partir de limitaciones al desplazamiento, el cierre de establecimientos educacionales, y de las diversas medidas autoimpuestas por el miedo al contagio.
Reflexión: hacia una ciudad del cuidado
La nueva convención constitucional plantea una oportunidad para integrar el derecho a la ciudad y la organización social de los cuidados. El derecho a la ciudad se debe garantizar a través de un cambio de paradigma con el que planificamos y construimos ciudades. Necesitamos ciudades que pongan en el centro la vida de las personas, sin homogeneizar los usos o actividades que estas pueden desarrollar (Valdivia, 2018). Una ciudad del cuidado requiere de su visibilización y de otorgar espacios y tiempos para este (Colectivo Punt6, 2019), en línea con una visión “universal y multidimensional” (Serey y Giaconi, 2020), que implique tanto el derecho a recibir cuidados, como el derecho a elegir si se desea cuidar o no (Pérez, 2006).
Es tanto la movilidad como la inmovilidad del cuidado, las que permiten la ilusión de un sujeto productivo y autónomo. Reconocer la interdependencia como algo universal, requiere asumir su responsabilidad no como algo individual y privado, sino social y político (Carrasco, Borderías y Torns, 2011, en Valdivia, 2018). La falta de apoyo y co-responsabilidad en los cuidados —tanto por parte de otros miembros de familia y redes sociales, como por instituciones y políticas públicas— implica que las mujeres que cuidan, subsidian con su calidad de vida el deber de la sociedad de contribuir a la reproducción de la vida.
Avanzar hacia una ciudad cuidadora implica transformarla para la sociabilización de los cuidados (Rico & Segovia, 2017). Y, a través de planificación urbana y políticas públicas, integrar las necesidades de grupos que hoy no son considerados, para generar ciudades más justas e inclusivas para todas las personas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bravo, D., Campos, D., Errázuriz, A., Fernández, G. (2021). Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC: Segunda Ronda, realizado el 13 de enero de 2021.
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Colectivo Punt 6 (2019). Urbanismo feminista. Por una transformación radical de los espacios de vida. Barcelona: Virus Editorial.
Jirón, P. & Gómez, J. (2018). Interdependencia, cuidado y género desde las estrategias de movilidad en la ciudad de Santiago. Tempo Social, 30(2), 55-72. https://doi.org/10.11606/0103-2070.ts.2018.142245
Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 en Chile (MOVID-19). (2020). ¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia en las labores de cuidado? Un análisis desde una perspectiva de género. https://www.movid19.cl/publicaciones/once-informe/
Pérez Orozco, A. (2006). Amenaza tormenta: la crisis de los cuidados y la reorganización del sistema económico. Revista de Economía Crítica [Asociación de Economía Crítica], (5), 7-37. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1972567
Rico, M. N. & Segovia, O. (Eds.). (2017). ¿Quién cuida en la ciudad?: Aportes para políticas urbanas de igualdad. Santiago: CEPAL. https://www.cepal.org/es/publicaciones/42424-quien-cuida-la-ciudad-aportes-politicas-urbanas-igualdad
Sánchez de Madariaga, I. (2009). Vivienda, movilidad y urbanismo para la igualdad en la diversidad: ciudades, género y dependencia. Ciudad y territorio: Estudios territoriales, 41(161-162), 581-598. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3105978
Segovia, M., Pérez, G. (9 de marzo de 2021). Violencia contra la mujer en la cuarentena: denuncias bajaron 9,6% y llamadas de auxilio aumentaron 43,8%. CIPER. Recuperado en https://www.ciperchile.cl/2021/03/09/violencia-contra-la-mujer-en-la-cuarentena-denuncias-bajaron-96-y-llamadas-de-auxilio-aumentaron-438/.
Serey, M., Giaconi, C. (2020). ¿Por qué debe incorporarse el derecho al cuidado en la futura Constitución? Una reflexión desde el cuidado no remunerado de personas en situación de dependencia. Intervención, 10(1): Reflexiones para tiempos de incertidumbre, pandemia y revuelta social, 111 a 118. https://intervencion.uahurtado.cl/index.php/intervencion/article/view/94
Soto Villagrán, P. (2018). Hacia la construcción de unas geografías de género de la ciudad. Formas plurales de habitar y significar los espacios urbanos en Latinoamérica. Perspectiva Geográfica, 23(2). https://revistas.uptc.edu.co/index.php/perspectiva/article/view/7382
Valdivia, B. (2018). Del urbanismo androcéntrico a la ciudad cuidadora. Hábitat y sociedad, (11), 65-84. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6695842
¿Cómo nos cuidan las ciudades? Algunas experiencias y aprendizajes
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Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por: Fernanda Gorrini, Psicóloga Social Comunitaria. Estudiante Magister Hábitat Residencial, Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad de Chile y Coordinadora Social Fundación Urbanismo Social]
Resumen:
Durante este último tiempo han surgido varias reflexiones y aportes sobre la importancia de los cuidados en la forma en que planificamos y hacemos ciudad, en particular porque la crisis sanitaria ha hecho evidente que necesitamos de cuidados para sostener nuestras vidas. La forma en que vivimos día a día ha cambiado; situaciones como el teletrabajo, el desempleo, el aumento de las labores domésticas y la limitación de contar con redes de apoyo, entre otras, han dado cuenta que una de las mayores problemáticas actuales tiene que ver con la forma en que reproducimos la vida y cuidamos de otros. Ante esta situación, urge pensar en las formas de los cuidados más allá de la corresponsabilidad familiar, dando cuenta del rol que cumplen las instituciones y los espacios que construimos y habitamos cotidianamente: Nadie se cuida solo/a, siempre requerimos de una persona, lugares y herramientas que sean soporte para nuestras vidas. Si los asentamientos humanos se crearon para el resguardo de las personas ¿De qué manera las ciudades y nuestros territorios nos cuidan? ¿Qué elementos y prácticas debemos promover para que los lugares donde habitamos y ocurre nuestras vidas sean espacios pensados para cuidarnos?
Palabras clave: Cuidados, Urbanismo Social, Ciudad y Territorio
Los cuidados se definen como la gestión y el mantenimiento cotidiano de la vida, la salud y el bienestar de las personas, siendo esencial para la existencia de la vida y su sostenibilidad. Todos los seres humanos necesitamos cuidados a lo largo de nuestras vidas, y somos dignos de recibirlos, es una condición indispensable para la propia existencia y la continuidad de nuestra sociedad (Comas D’Argemir, 2017).Si bien los cuidados son parte indispensable de nuestra vida, su invisibilización pareciera tener relación con un modelo de sociedad que pone en valor la producción y lo económico por sobre otras formas de relacionarnos; los cuidados son asociados a los afectos y a la obligación moral, bajo la idea de que el amor todo lo puede, y por consiguiente se vuelve difícil catalogarlos como forma de trabajo para sostener nuestra vida. Además, se inscriben dentro de la concepción de familia mononuclear, desconociendo otras formas de sostener relaciones sociales. Por último, los cuidados se asumen como responsabilidad del ser mujer, al creer que es una práctica natural de su condición de género.
La planificación de las ciudades materializa dicha invisibilización y poca valorización de las prácticas de los cuidados, un ejemplo que se ha estudiado estos últimos años dice relación con la movilidad dentro de la ciudad (Jirón y Zunino Sinh, 2017), experiencia que no es homogénea, y en donde llama la atención que en general las personas cuidadoras, en su mayoría mujeres, realizan más viajes en el transporte público (Encuesta Origen – Destino, 2019). Estas rutas, no son caminos de la casa al trabajo, sino una serie de trayectos que dan cuenta de la importancia de los servicios y equipamiento dentro de una ciudad, estos caminos no son azarosos, sino que implican una serie decisiones y estrategias que se utilizan para hacer más eficiente los trayectos, evitar lugares o espacios que se perciben como inseguros, entre otras. Esto complejiza, otros aspectos, como el sistema de cobro de los pasajes, se piensa en trayectos lineales, de la casa al trabajo, como si entremedio no ocurriera la vida; la compra de alimento, la necesidad de servicios, el dejar a niños y niñas en sus establecimientos educacionales o la necesidad de acceder a espacios de recreación.
Desde la Fundación Urbanismo Social, hemos intentado visibilizar la perspectiva de género como un aporte para comprender el rol que cumplen los cuidados dentro de nuestros territorios, sin lugar a dudas nos queda mucho por avanzar y aprender, sin embargo en la apuesta por construir ciudades más humanas y equitativas, hemos reconocido la importancia de avanzar hacia intervenciones y diseños que le den mayor relevancia a las prácticas de cuidado y se resguarden estos espacios.
Algunas iniciativas que podemos destacar que es el proyecto de Mujeres de Renca por el Derecho a la Ciudad, financiado por el Ministerio de Desarrollo Social y que surge del trabajo articulado con la Junta Vecinal Villa La Montaña de la comuna de Renca, que fue ganadora del Fondo Chile Compromiso de Todos. Si bien este se encuentra suspendido por la crisis sanitaria, destacamos la experiencia del Encuentro de Mujeres realizado en marzo del 2020, en donde se convocó a más de 40 mujeres diversas y se trabajó en temáticas de ciudad, memoria, acceso a la vivienda, proceso constituyente y sexualidades. Se buscaba en este espacio reflexionar sobre la importancia de la apropiación del espacio público por parte de mujeres diversas, para vivir la ciudad de forma más democrática, equitativa y segura.
Im1. Encuentro Mujeres de Renca por el Derecho a la Ciudad, 2020
La instancia se realizó por estaciones de trabajo, donde cada participante podía elegir temas de interés, y contó con un espacio de cuidados para niños, niñas y personas dependientes, y así permitir, a quienes cumplen con sus labores de cuidados, de participar de forma activa en las diversas actividades, espacio fundamental para toda actividad que implica participación ciudadana. Resultó muy valioso destinar un espacio de reflexión sobre temas que pareciera ser que no son temas para las mujeres y reconocer las experiencias y prácticas comunes y compartidas en la forma de hacer ciudad[1].
Otras experiencias que nos han aportado son los Talleres de Sensibilización y Prevención del Acoso Callejero con constructoras e inmobiliarias, quienes hoy ocupan un lugar relevante en la forma de hacer ciudad, y donde su involucramiento puede marcar la diferencia en la forma en la que se insertan con su entorno. Lo interesante de este tipo de instancia es que interpela a todos los ejecutivos de las empresas, dado que los cambios de conducta y sensibilización sobre la importancia de sostener relaciones de respeto y en armonía con los territorios donde se sitúan, tienen que ser una práctica de la organización en su conjunto[2].
Im2. Taller Sensibilización y Prevención del Acoso Callejero, 2020
Otros proyectos que nos han entregado grandes aprendizajes fue la Red Comunitaria en Prevención de la Violencia hacia la mujer, del Fondo Nacional de Seguridad Pública, proyecto realizado en Talca, y que logra posicionar la importancia de responsabilidad colectiva y el rol de las comunidades como protagonista en la prevención de la violencia, tanto en el traspaso de información entre pares y como en la necesidad de fortalecer las redes de apoyo locales, sobre todo en un contexto de crisis sanitaria que interpela a pensar en nuevas formas de sostener el vínculo con otras personas.
Las experiencias aquí enunciadas son algunas de las miles de prácticas presentes en nuestro país que buscan de alguna forma, dar lugar a la reproducción de la vida, y por tanto de visibilizar los cuidados en nuestras ciudades.
Im3. Intervenciones Red Comunitaria en Prevención de la Violencia hacia la mujer
Es importante reconocer estas prácticas y compartir experiencias y aprendizajes que aporten y nos ayuden a responder la pregunta sobre la forma en las ciudades y territorios se vuelven lugares que nos cuidan.
A continuación, algunos aprendizajes a partir de distintos intentos por poner esto en práctica:
- No existen recetas, cada territorio es diverso y las prácticas de cuidado si bien son transversales a las personas, las necesidades y formas en que se resuelven depende del contexto en que nos encontremos. Por consiguiente, el diseño de las ciudades y de espacios que promuevan el cuidado no pueden ser estandarizados, desde aquí se desprende la importancia de los procesos de participación ciudadana y la construcción del hábitat.
- Los cuidados no son un tema de mujeres, es importante involucrar a diferentes actores en esta discusión, estratégicamente es necesario sensibilizar y capacitar a quienes hoy en día toman decisiones en relación a la planificación territorial y al crecimiento de la ciudad, en su mayoría hombres y empresarios.
- Fortalecer el rol del Estado y gobiernos locales en la implementación de una normativa que reconozca el valor de los cuidados, estos no pueden quedar en la voluntad o buena práctica asociada a la construcción de ciudades. Los instrumentos de planificación urbana existente son insuficientes, son los procesos de participación asociados los que deben velar por visibilizar otras voces, nuestras experiencias y necesidades en/de las ciudades son diversas, no podemos seguir estandarizando nuestra vida cotidiana, nuestros territorios deben avanzar hacia espacios que sean inclusivos y diversos.
- Urge generar indicadores que permitan no sólo medir el impacto de los cuidados en nuestra vida cotidiana, sino reconocer aquellos soportes que son esenciales para sostener los cuidados, como servicios y equipamientos.
En este sentido, damos cuenta que los cuidados no son una tarea de familias, no tienen que ver sólo con el amor y no es cuestión de mujeres; los cuidados son el soporte de nuestra vida, y permite que las personas en su diversidad puedan ser autónomas. Los cuidados son públicos, una responsabilidad del Estado y como ciudadanía tenemos que avanzar, de cara al proceso constituyente, en su visibilización y consideración en nuestras vidas.
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Referencias Bibliográficas:
- Comas d’Argemir, D. (2017). Cuidados, género y ciudad en la gestión de la vida cotidiana. En coordinadora. Ramírez Kuri, P. (Ed). La erosión del espacio público en la ciudad neoliberal (pp.59-90). Ciudad de Mexico, Mexico: Universidad Nacional Autónoma de México.
- Jirón, Paola; Zunino Singh, Dhan Dossier. Movilidad Urbana y Género: experiencias latinoamericanas Revista Transporte y Territorio, núm. 16, 2017, pp. 1-8 Universidad de Buenos Aires Buenos Aires, Argentina
[1] Más información en https://urbanismosocial.cl/noticias/primer-encuentro-de-mujeres-por-el-derecho-a-la-ciudad/
[2] Más información en https://www.latercera.com/la-tercera-sabado/noticia/obra-en-contra-del-acoso-callejero-como-la-construccion-quiere-erradicar-los-incomodos-piropos/XP3ACH6CEVDNBASA5Q6N5HRORY/
COOPERATIVISMO DE VIVIENDA Y DIVERSIDAD SEXUAL EN MÉXICO. “POR UN HÁBITAT POPULAR PARA LA DIVERSIDAD SEXUAL Y DE GÉNERO”
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Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por: Cooperativa Xochicalli, México]
Resumen:
La Cooperativa Xochicalli, con el fin de generar un proyecto de vivienda para la población de alto riesgo y minorías LGBT+, trabaja para eliminar las formas de discriminación más comunes, que a decir de la OCDE son: ser indígena, ser moreno y pertenecer a la diversidad sexual y de género. En México, el 61% de la población LGBT+ rentan la casa que habita y en muchos casos bajo hacinamiento o situaciones desfavorables de habitabilidad, en el año 2019, quienes formamos parte de esta población iniciamos los trabajos para conformar la primera cooperativa de vivienda de la comunidad LGBTIQ+, teniendo en cuenta la descripción de cooperativa de la Alianza Cooperativa Internacional que dice: las cooperativas son empresas centradas en las personas, que pertenecen a sus miembros, quienes las dirigen de forma democrática para dar respuesta a sus necesidades y aspiraciones socioeconómicas comunes. Xochicalli trabaja para garantizar el acceso igualitario al derecho a una vivienda digna, decorosa en espacios libres de discriminación.
Palabras clave: social, diversidad, cooperativa
Los orígenes de las sociedades cooperativas en la República Mexicana se remontan al año de 1870, cuando las corrientes de pensamiento cooperativistas que permeaban en Europa, y el éxito que éstas habían tenido en el viejo continente, llegaron a México por parte de Don Juan Mata Rivera, fue este personaje quien se dedicó a difundir la ideología cooperativista y logro conformar en el año de 1873 a un grupo de sastres que se unieron para abrir el primer taller de sastrería cooperativista en la capital del país (Olvera, 2001), a partir de este momento el movimiento cooperativista tuvo un empuje y una aceptación en la sociedad mexicana logrando popularizarse y trascender la dictadura de Porfirio Díaz, en donde el libre mercado era la principal forma económica, y la Revolución Mexicana y los cambios políticos y económicos que ésta trajeron. Para 1938 con la necesidad de normativizar las sociedades cooperativas nace la primera ley de cooperativas llamada ¨Ley General de Sociedades Cooperativas¨, actualmente esta ley sigue vigente y ha sufrido diferentes modificaciones que no terminan de adecuarse a la contemporaneidad.
En esta ley se pondrían las bases para la viabilidad de las cooperativas de producción y de consumo, aunque esta ley no alcanza a cubrir las condiciones para generar una cooperativa de vivienda, la sociedad civil encontró la forma de adaptarla a partir de una cooperativa de consumo. De esta forma, en los años sesenta, comenzaron los primeros ejercicios para promover una auténtica cooperativa de vivienda.
En 1969 y 1970 surge [aunque no es la primera cooperativa de vivienda, pero sí la más representativa] ¨Cooperativa Palo Alto¨, nombre oficial “Unión de Vecinos de Palo Alto”, que en 1972 logra organizarse para adquirir el suelo donde ya vivían, una mina de arena agotada, cuyo dueño original de apellido Ledezma, quien buscaba expulsarlos después de emplearlos como mineros y cobrarles por más de 30 años una renta por vivir en casas de cartón. (Rodríguez, 2019)
La Ciudad de México actualmente es un campo de desarrollo urbano implacable, la situación actual para adquirir una casa aun teniendo las condiciones favorables es compleja; es decir, que un trabajador tenga un salario por encima del promedio y que cuente con las facilidades crediticias que por derecho le corresponden, además, si es casado y tiene la fortuna de que su pareja cuente con derechos laborales que igualmente le permitan acceder a un crédito, puede aspirar a hacerse de un patrimonio mancomunado, patrimonio que muchas veces se traduce en un departamento de interés social [un inmueble con una o dos habitaciones, cocina, baño y una sala-comedor, espacio que difícilmente llega a los 45 metros cuadrados].
Las cooperativas de vivienda actualmente se conforman por personas, que, como trabajadores no cuentan con prestaciones y que buscan alejarse de estas casas de interés social. Es importante señalar que una gran parte de la población en la Ciudad de México no cuenta con acceso a la vivienda, ni a mecanismos que favorezcan la adquisición de un inmueble, dentro de estas poblaciones se encuentran quienes pertenecen a la diversidad sexual, que viven bajo la discriminación por parte de la sociedad, que si bien han existido políticas públicas y reformas legales encaminadas a desaparecer la desigualdad en la población de la diversidad sexual, aun se sigue considerando una población prioritaria.
La población de la diversidad sexual conformada por Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Intersexuales y Queer (LGBTIQ+) es una de ellas, pues según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), tiene un 7% menos de posibilidades que el resto de la población de conseguir un empleo y cuando trabajan ganan un 4% menos. Además, dichas personas se ven limitadas por un “techo de cristal” en sus carreras profesionales. No solo tenemos un panorama de discriminación física si no también económica y laboral que contribuye a la violencia ejercida de manera inconsciente y sistemática hacia la comunidad y las juventudes que se concentran en la capital del país, cuyo gobierno no garantiza derechos plenos. En la Ciudad de México los jóvenes que encabezan una jefatura de hogar pagan hasta un 65% de su salario por un alquiler, y son especialmente de estratos sociales bajos. (ENIGH, 2018)
Es en este panorama desalentador, y sumado a que El 61% de la población LGBT+ en México rentan la casa que habita (MUSAS DE METAL, s/f) y en muchos casos bajo hacinamiento o situaciones desfavorables de habitabilidad, en el año 2019, quienes formamos parte de esta población iniciamos los trabajos para conformar la primera cooperativa de vivienda de la comunidad LGBTIQ+ bajo el nombre de Xochicalli, teniendo en cuenta la descripción de cooperativa de la Alianza Cooperativa Internacional que dice: las cooperativas son empresas centradas en las personas, que pertenecen a sus miembros, quienes las dirigen de forma democrática para dar respuesta a sus necesidades y aspiraciones socioeconómicas comunes. Xochicalli trabaja para garantizar el acceso igualitario al derecho a una vivienda digna, decorosa en espacios libres de discriminación.
Im 1. Constitución legal de la cooperativa
La Cooperativa Xochicalli con el fin de generar un proyecto de vivienda para la población de alto riesgo y minorías LGBT+ trabaja para eliminar las formas de discriminación más comunes que a decir de la OCDE son: ser indígena, ser moreno y pertenecer a la diversidad sexual y de género. Para ello la organización dentro de la cooperativa es de forma horizontal, a pesar de que la ley de cooperativas nos exige un organigrama, es por ello que las asambleas y el trabajo se reparten de manera equitativa, todos los miembros tienen voz y voto y todas las opiniones son válidas.
Un objetivo por el cual trabajamos es lograr vivienda social, pero no de espacios mínimos, sino un proyecto integral que conjunte a la vivienda y los usuarios y a su vez la relación de éstos con la ciudad, tal como lo determina la Carta de la Ciudad de México por el derecho a la ciudad, este documento es vanguardista en teoría, pero es corto en ejecución.
Otro objetivo de la cooperativa es impulsar proyectos de mejoramiento barrial a fin de ir recuperando espacios públicos que procuren la regeneración del tejido social. Se instalará un centro de integración comunitario LGBTIQ+ donde se ofrezcan actividades culturales, educativas y sociales, garantizando la economía social, el emprendimiento y los derechos culturales de los habitantes. Es por ello que creemos que la visibilidad del proyecto será de mayor fuerza y estratégicamente más poderosa si logramos ubicarlo en una zona de alta concentración demográfica o dentro de un centro barrial, al trabajar con y para la protección de los vecinos y al mismo tiempo contrarrestaremos los estigmas sociales que se tiene con la población LGBTIQ+.
Actualmente la política del Gobierno de la Ciudad de México está encaminada a regularizar a las cooperativas en materia de vivienda, con base en ese apoyo trabajamos en mesas de debate con el Movimiento Urbano Popular, que es un conjunto de organizaciones y colectivos que trabajaron por conseguir mejores condiciones de vivienda al igual que Xochicalli.
Im 2. Miembros cooperativistas
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REFERENCIAS BIBLOGRÁFICAS
- Olvera López, Adriana. El Sistema Cooperativo Industrial Mexicano, 1929-1958, UNAM-FE, México, 2001, pág. I-II)
- Rodríguez Buendía, Abrahán. Palo Alto y las cooperativas de vivienda en México, 2019 disponible en: https://centrourbano.com/2019/08/12/palo-alto-y-las-cooperativas-de-vivienda-en-mexico/
- Alianza cooperativa internacional. Disponible en: http://www.coopera.cl/cooperativismo/
- 2da Encuesta de discriminación, CDMX (EDIS 2017 – COPRED) disponible en: https://inegi.org.mx/programas/enadis/2017
- Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) disponible en: https://emol.com/noticias/Economia/2019/03/27/942563/Estudio-OCDE- Personas-LGTB-tienen-menos-acceso-al-mundo-laboral-y-ganan-4-menos.html
- Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) (2018). Nueva serie. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. México: inegi. https://wwinegi.org.mx/ programas/enigh/nc/2018/. Y EVALUA CDMX (2018). Medición de la Pobreza y la Desigualdad en la Ciudad de México (MMIP) Periodo 2012-2018. evalúa cdmx. ttps://www.evalua.cdmx.gob.mx/ principales-atribuciones/medicion-de-la-pobrezay- desigualdad, Presentados en La situación inquilinaria en México en el contexto de la contingencia sanitaria por COVID-19 por la Coalición Internacional para el Hábitat (HIC-AL) disponible en: https://hic-al.org/wp-content/uploads/2021/05/Informe-situacion- inquilinaria.pdf.
- MUSAS DE METAL disponible en: https://musasdemetal.org/
La vida de los cuidados, un mundo que contar | La Vida Ante Sí
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Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por Eliana Lisset Alfaro Hernández, Arquitecta U. Autónoma de Nuevo León, Estudiante Magíster en Proyecto Urbano, ARQ – UC]
Película: La Vida Ante Sí (2020)
Dirigido por: Edoardo Ponti
Premios: Nominada al Oscar Mejor Canción Original (2021), Ganadora Golden Globes Mejor Canción Original Ganadora AARP (2021), Ganadora Movies for Grownups Awards – Mejor Actriz Sophia Loren (2021), Ganadora Alliance of Women Film Journalists (2021), Ganadora Capri, Hollywood (2020), Ganadora CinEuphoria Awards (2021), Ganadora David di Donatello Awards (2021).
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=A9axbMEvsRE
(Disponible en Netflix)
Resumen.
La Vida Ante Sí (2020) es una película italo-estadounidense dirigida por Edoardo Ponti, que muestra la vida cotidiana de Madame Rosa una mujer de edad avanzada, sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz y exprostituta, que se dedica a la labor de cuidado de hijos de otras trabajadoras sexuales, a quienes frecuenta en un barrio popular del sur de Europa. Conoce a Momo, un huérfano originario de Senegal, un niño problemático que llegó a su vida a través del Dr. Coen, quien le pidió ayuda a Madame Rosa para cuidar a Momo, un buen niño que sólo necesitaba de una figura materna que lo ayudara en su formación y crecimiento. Si bien la historia se cuenta desde el punto de vista de Momo como protagonista, el fuerte personaje de Madame Rosa revela la importancia de las mujeres que cumplen un rol de cuidadoras como labor cotidiana en una sociedad, valiéndose de sus propios recursos para estar al pendiente de las necesidades físicas, emocionales, educativas, y recreativas de los niños, ¿qué importancia le damos como sociedad al trabajo de los cuidados en una ciudad?
Palabras Clave. Mujeres, Cuidados, Ciudad
Im.1 Póster Documental | Fuente: https://www.filmaffinity.com/
Introducción.
De acuerdo con Chatzidakis et al. (2020), en las últimas cinco décadas, las ideas del bienestar social y de la comunidad (welfare), han sido desplazadas por un concepto de individualismo resiliente, en donde estar bien (wellness) y la superación personal, se volvió premisa en los objetivos sociales. Aunado a esto, el libro explica cómo el cuidado ha sido desvalorizado por mucho tiempo, esto debido a su asociación con lo femenino y con el concepto de improductividad incorporado a estos trabajos de cuidado. Es así como queda invisibilizado todo lo que concierne este tipo de labores: los espacios exteriores e interiores donde se efectúan, el mobiliario y objetos que se requieren para su función óptima, los alimentos para su consumo, así como la vestimenta que se emplea. Todos estos elementos que integran una labor de cuidado son planificadas, coordinadas y efectuadas por una sola persona, la mujer y en el caso de La Vida Ante Sí son responsabilidad de Madame Rosa, la cual no se encuentra catalogada dentro del sistema económico neoliberal como un elemento productivo en la sociedad. En ese sentido, ¿cómo se observa la invisibilidad de las labores de cuidado en las ciudades basado en este sistema neoliberal?
Im.2 Mujer y Cuidado. Fotograma La Vida Ante Sí | Fuente: https://www.netflix.com/
Cuidados y Productividad.
Para el sistema neoliberal, la productividad se define como una medida económica que calcula cuántos bienes y servicios se han producido por cada factor utilizado (trabajador, capital, tiempo, tierra, etc.) durante un periodo determinado (Sevilla, 2016). En ese sentido, entre más produzcas, más eficiente eres, y más valor tienes en el sistema. ¿Quién es el mayor representante de esta conceptualización? Desde el origen de los tiempos, el hombre se ha caracterizado por cumplir el rol de proveedor y productor, mientras que la mujer ha adquirido el rol del cuidado de los hijos. Esto ha provocado una polarización en la valorización de los roles en la sociedad, una visión sesgada que invisibiliza a la mujer como capital humano y productora económica, por no catalogar el cuidado como un bien y servicio, aún y cuando se le invierte el factor del tiempo.
Im.3 Solicitud de cuidar a Momo. Fotograma La Vida Ante Sí | Fuente: https://www.netflix.com/
Sin embargo, a pesar de ser una labor no valorada y en la mayoría de las veces no remunerada, dentro del imaginario social y colectivo, la mujer es símbolo de fuerza, carácter y liderazgo que se vale de sus recursos propios para solventar las problemáticas que surgen en la crianza y en el cuidado de los niños, tal cual como se visualiza en la escena de la película La Vida Ante Sí, cuando el Dr. Coen busca a Madame Rosa para cuidar a Momo, porque la valida y la reconoce como una persona importante entre los vecinos, por su labor en el cuidado de los hijos de otras mujeres. Esta película enfatiza la importancia que tiene el rol de la mujer como cuidadora para el desenvolvimiento de la vida de Momo y las decisiones que va tomando en cada aventura que atraviesa durante la historia. Es así, como la trama visibiliza algo que queda implícito o devaluado en una sociedad.
Im.4 El cuidado como un rol social. Fotograma La Vida Ante Sí | Fuente: https://www.netflix.com/
El espacio de los Cuidados.
Si bien el tema de los cuidados del relato ocurre principalmente en la casa de Madame Rosa y en los espacios comunes del condominio donde habitan, así como el sótano donde se sitúan las últimas escenas de la película, un contexto que se vivió en la realidad durante el confinamiento por la pandemia, hemos de recordar que es en los espacios públicos donde ocurren estos encuentros de cuidado: la mamá o la niñera que cuida a los niños en los juegos infantiles, la enfermera encargada de pasear a personas de la tercera edad en los pasajes peatonales de los parques, los comedores comunitarios en las entradas de los hospitales para procurar a las familias que esperan noticias de sus familiares, entre otros. Estos ejemplos de motivos de cuidado, así como muchos otros, requieren de una buena infraestructura y un buen diseño de espacio público que permita la vida comunal entre vecinos y la sociedad.
Im.5 El cuidado como encuentro. Fotograma La Vida Ante Sí | Fuente: https://www.netflix.com/
Conclusión.
Por muchos años, las ciudades han sido planeadas para la población productiva –los hombres-, en donde la prioridad es la eficiencia de los recorridos entre el trabajo y el hogar, olvidándose de los espacios intermedios que permiten estos espacios de cuidado, esto a través del acaparamiento de los automóviles sobre los espacios públicos, restándole espacialidad a la infraestructura de aceras, parques y espacios de permanencia que promuevan una diversidad de dinámicas sociales. A través de La Vida Ante Sí, podemos concluir que el rol de la mujer como autora de la labor de cuidados ocupa uno de los trabajos más importantes dentro de la formación y educación de la sociedad, sea antes de su entrada al sistema laboral neoliberal, o incluso después de su salida en la etapa de jubilación, por lo que es imprescindible atender sus necesidades sociales, de infraestructura y de movilidad en la planificación de las ciudades.
Referencias.
Sevilla, A. (2016) Productividad. Economipedia. Disponible en https://economipedia.com/definiciones/ productividad.html
Chatzidakis, A., Hakim, J., Littler, J., Rottenberg, C. & Segal, L. (2020) The Care Manifesto: The Politics of Interdependence. Verso.
Desatender, una mirada desde la vejez y su soledad | El Agente Topo
VerDesatender, una mirada desde la vejez y su soledad | El Agente Topo
Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por Lesley Fiorella Ayala Calero, Arquitecta U. de El Salvador, Estudiante Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC]
Documental: El Agente Topo (2020)
Dirigido por: Maite Alberdi
Premios: Nominado al Oscar Mejor Documental (2021), Ganador Mejor Película Europea Festival de Cine de San Sebastián (2020), Ganador Cinema Eye Honors Awards, US (2021), Ganador Festival de Cine de Lima PUCP (2020), Ganador National Board of Review, US (2021).
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=a5gHV3dQsuA
(Disponible en Netflix)
Resumen.
Los cuidados, que normalmente identificamos como parte única de la formación de pequeños niños, también lo son propios de la tercera edad. Como demuestra El Agente Topo ambos extremos de la vida son importantes dentro del ejercicio de cuidar, con todas sus aristas: desde brindar cariño, satisfacer necesidades básicas, hasta la seguridad de poder obtener una vejez digna, respetada y no relegada al olvido, tanto familiar como institucional. La reseña aborda una reflexión acerca de cómo institucional y socialmente se manifiesta el cuidado, el olvido y la soledad a la que se someten los adultos mayores, y cómo se expresa el desatender en el documental de Maite Alberdi.
Palabras Clave. Vejez, cuidados, soledad.
Im.1 Póster Documental | Fuente: https://www. https://www.sensacine.com/
Introducción.
El documental El Agente Topo nos muestra una realidad molesta, una verdad que como sociedad escondemos tal cual polvo bajo la alfombra, que de vez en cuando aparece para recordarnos que esta ahí, y que no nos hemos hecho cargo de ella. Esta realidad es la desvaloración del “otro” sea adulto mayor, de mediana edad o infante, y es que, la pérdida del valor, tanto humano como el determinado por su aporte social y económico, está tan internalizado dentro de nosotros que lo vemos y ejercemos de forma natural en nuestro comportamiento. Se expresa cuando somos apáticos, insensibles, poco solidarios y hasta aporofóbicos con aquellos que nos han dado tanto hasta la vida o nos ha guiado a lo largo de esta.
Cuidado Social.
El sistema de previsión social que presenta El Agente Topo actúa deficientemente en el cuidado de los pensionados, ya que dentro de la trama acuden cinco adultos mayores a la entrevista laboral y uno de los argumentos que más se mencionan como razón de su interés para obtener el trabajo, es la falta de ingreso económico percibido, que no alcanza para vivir. Una segunda razón para aceptar la propuesta es la falta de afecto recibido que se transforma en soledad, una soledad que se vive no solo por el abandono y olvido familiar, sino también el abandono estatal, que posteriormente se refleja en la calidad y condiciones del inmueble de hogar de ancianos.
Im.2 Entrevista de Trabajo de Sergio | Fuente: https://caaci-iberoamerica.org/
Se evidencia un déficit de atención al ciudadano por parte del sistema de previsión social, que en vez de dignificar la vida, la humilla con pensiones inferiores a los 120.000 pesos chilenos o 200 dólares americanos, y asimismo existe un Estado (independientemente de la nación que sea) que formula políticas públicas de previsión social que no aterrizan en el territorio y que terminan siendo propuestas utópicas que solo funcionan para un determinado grupo social, con sistemas de protección al adulto mayor que no cumplen con la fiscalización de los centros de cuidados, ejemplificado de forma cómica por el documental, en la contratación de don Sergio como espía, para cumplir con un rol que institucionalmente no le corresponde.
Cuidado Familiar.
En la trama se observa una cadena de irrespeto, desde la forma en la que el contratante se refiere a don Sergio, hasta la forma en la que son tratados los adultos mayores por parte de sus familiares. Los residentes del hogar manifiestan que no han recibido visitas desde un año atrás, sin embargo, el caso familiar de don Sergio, cuya familia profesa un cariño y preocupación sincera por él, es un caso que sorprende a los residentes. Cuidar también significa brindar amor y cariño, gestos y afectos que no deben de negársele a ninguna persona. Como menciona una de las ancianas “antes de estar más vieja di todo por ellos, ya cuando empecé a enfermarme dijeron: Ya no da más la vieja entonces…. Métela en algún lugar”, frase que contextualiza todos los aspectos de cuidado y su ingrato ciclo.
Im.3 Asistentes a Funeral en el Hogar de Ancianos | Fuente: https://www.bbc.com/
Se menciona que en el hogar “habitan cuarenta mujeres y cuatro hombres contándolo a él (a Don Sergio)” ¿pero que tenían en común todas esas mujeres, aparte del género? La mayoría fueron madres, habían ejercido como cuidadoras principales, habían laborado para poder llevar el sustento a sus hogares. Sin embargo, todas compartían el abandono y el olvido de aquellos que cuidaron, en este sentido la valoración del cuidado comienza en casa y se amplifica acorde a la escala. El abandono comienza por la familia misma y luego se refleja en el abandono institucional, que se proyecta en las malas condiciones habitacionales e insalubres a las que se someten los adultos mayores que son enviados, muchas veces en contra de su voluntad, a los hogares de ancianos. La calidad de vida pareciera recaer en satisfacer alimentación y abrigo, pero se deja a un lado la salud mental, la cual no es abordada de forma responsable por las instituciones que albergan a adultos mayores bajo su cuidado, así como también la inexistencia del seguimiento familiar sobre la persona que ingresa como residente, sumido en la soledad y el encierro.
Libertad.
Estos centros de cuidado se convierten en lugares donde se desechan las personas cuando ya no son útiles y son vistos como una carga, convirtiéndose en depósitos o centros de retención. El estado degenerativo de los ancianos les impide vestirse, comer y salir de forma autónoma, siendo una carga laboral más para los cuidadores o solo otorgándole permisos a aquellos quienes aún gozan de autonomía para poder transitar desde el mundo de la privación (por ser muy mayor) al mundo exterior de la ciudad. Es así como ir a al banco se convierte en una aventura liberadora, que a pesar de encontrarse otro lado de la plaza frente al hogar de ancianos, es un gozo de libertad y de alimento al propio autoestima. La ciudad, entonces, también forma parte del auto cuidado, transitarla y vivirla es una forma de recordar la autonomía y reforzar el valor propio, derecho que se va agotando conforme la edad avanza.
Conclusión
La desvalorización del cuidado, que es visto como una actividad no remunerada, femenina y sin importancia, es en El Agente Topo una acción cuya consecuencia es el abandono, el mal agradecimiento y la soledad. Las personas que cuidan al llegar a la vejez no son cuidadas, sea por su familia, las instituciones o la ciudad misma.
El Agente Topo es un documental que tiene que ser visto, así como es: una imagen de la realidad, ya que, debido a la normalización de la soledad en la vejez, el abandono en los hogares de ancianos y la invisibilidad de los cuidados produce la sensación de ser una película con excelentes actuaciones. Pero no es así, es la vida misma, Maite Alberti no tuvo guión cuando la rodó y don Sergio Chamy no actuaba cuando nos decía que lo que en verdad mata, es la soledad.
Economía Feminista. Desafíos, propuestas y alianzas | Solidaridad, Cuidado y Ecología
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Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por Natalia Aravena Solís, Geógrafa U. de Concepción, Estudiante Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC]
Libro: Economía Feminista. Desafíos, propuestas y alianzas (Carrasco C. & Díaz, C. (Eds.))
Editorial: Entrepueblos/Entrepobles/Entrepobos/Herriarte
Año: 2017
E-book Disponible: https://www.entrepueblos.org/wp-content/uploads/2017/07/Libro-Economia-feminista_web.pdf
Resumen
Economía Feminista, editado por Cristina Carrasco y Carme Díaz, en una recolección de los planteamientos de diez autoras que pretenden explorar los nuevos retos y desarrollos de la economía feminista desde diferentes áreas. La economía feminista surge entonces como una respuesta a la crisis energética, alimentaria, climática, ecológica, política y a la crisis de los cuidados hacia la que se dirige el mundo, impulsado por el capitalismo. Se presenta como un movimiento teórico y activista, que se puede desarrollar en la práctica con la propuesta de políticas u acciones concretas que asocien el feminismo a la economía, con el desarrollo de experiencias a menor escala en regiones como América Latina y creando redes con otras economías críticas alternativas, como la economía ecológica, social, solidaria entre otras.
Palabras Clave. Feminismo, economía, cuidados.
Im.1 Portada Libro | Fuente: https://www.entrepueblos.org/
Introducción.
La economía feminista se contextualiza en el marco de la red de Economía Feminista del Estado Español, utilizándose dicho enfoque, ya que existen múltiples enfoques de la economía feminista, y difiriendo de la economía de género. Surgen sus ideas originales en conjunto con la primera ola del feminismo (primera mitad siglo XX) que discutió la división sexual del trabajo, la carencia de categoría económica de las actividades domésticas, la falta de conceptualización del cuidado como trabajo, la discriminación laboral de la mujer y el patriarcado presente en los hogares a través del rol “masculino proveedor”, cuyas consecuencias se traducían en diferencias de poder de decisión dentro y fuera del hogar. Resulta esclarecedor que cerca de un siglo después dichos problemas siguen presentes, tanto para la economías europeas como para las latinoamericanas. A través de una revisión conceptual y analítica, las autoras presentan la economía feminista como una respuesta y contra postura a la invisibilización de las mujeres en la sociedad y su rol de cuidados.
Im.2 Lo público y lo privado de la economía | Fuente: http://es.permaculturescience.org/
Feminismo y Economía.
¿Qué tan próxima es la relación entre las mujeres y la economía? Muy próxima. La economía depende del trabajo de cuidado que se realiza por las mujeres en sus hogares, sin el cual el sistema no podría subsistir. De tal manera, existe una explotación por parte del sistema capitalista hacia quienes ejercen el rol de cuidados y esa condición constituye una parte relevante del proceso de acumulación. Las autoras cuestionan si esta relación directa es conflictiva para la economía feminista de diferente manera en Europa en comparación con América Latina, ya que en esta última región los movimientos feministas son más recientes, pero la situación no es muy disímil.
De acuerdo con Silvia Federici, en esta relación entre el feminismo y economía, la economía feminista puede convertirse en un nexo entre movimientos sociales e instituciones, ya que los primeros son los que pueden cambiar el mundo, lo que explicaría la importancia que han tenido las olas feministas. Según Amaia Pérez el objetivo de la economía feminista es subvertir la economía, enfrentando al capitalismo, construyendo una economía distinta que ponga la sostenibilidad de la vida en el centro, como un proceso ecológico (del cuidado del hogar común). Para ello se requiere crear espacios de subversión feminista, experimentando formas de responsabilidad colectiva, considerando siempre los límites del planeta u hogar común.
Im.3 El capitalismo depende del trabajo doméstico | Fuente: https://magis.iteso.mx/
Cuidado en América Latina.
El cuidado es la experiencia femenina dedicada al cuidar de las personas a lo largo de todo su ciclo vital, desde la temprana infancia hasta la adultez mayor. El cuidado no es sólo un aporte al sistema económico, sino que también resulta ser de necesidad vital, ya que constituye el centro de la reproducción social, y son las mujeres quienes sostienen el sistema social y económico, por tanto, la vida misma.
Corina Rodríguez analiza la situación de los cuidados en América Latina, profundizando en la organización social de los mismos. La falta de institucionalidad en los cuidados, así como la nula provisión de servicios públicos de cuidado son los avances más lentos en la región, destacándose únicamente el caso uruguayo como un país de mayor preocupación de los cuidados.
Uruguay mantiene la implementación, lenta y embrionaria según la autora, de distintos componentes de un sistema nacional de cuidados, gracias a los movimientos sociales que visibilizaron la crisis de los cuidados, la sobrecarga del trabajo de cuidado no remunerado para las mujeres y sus consecuencias para la sociedad en términos de bienestar y desarrollo. El desafío entonces, para América Latina, está en la visibilización del cuidado como un derecho básico para las personas y en la igualdad de género en cuanto a oportunidades económicas.
Conclusión.
La economía feminista no se reduce a una propuesta exclusivamente económica, sino que responde a una manera específica de entender el mundo y construir una estructura económica que permita ofrecer mecanismos para dar respuesta a las necesidades de todas las personas, sin distinción de ningún tipo.
Es una estructura más bien humanista, centrada en la vida de las personas como objetivo último, contraria a la injusta organización del cuidado que promueve la economía capitalista. La institucionalización precaria del cuidado limita las opciones, especialmente para los hogares de menos recursos, transformándose en un vector de reproducción de la desigualdad.
Economía feminista es una obra breve, pero muy completa, que incluye discusión teórica, propuestas de aplicación y revisión de casos. Sin duda una oportunidad para profundizar en una propuesta que es claramente ecológica, solidaria y opuesta al opresivo sistema socioeconómico de cuidados, imperante en nuestra sociedad.
SISTEMAS HÍDRICOS EN LA INTERFASE DE LA CIUDAD DE SANTIAGO DE CHILE Y LA CORDILLERA DE LOS ANDES
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Revista Planeo Nº45: Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por: Margarita Jans; Arquitecta, Master en Renovación y rediseño de áreas urbanas de la Universidad Técnica de Delft, Holanda. Coordinadora de Internacionalización de la Universidad Diego Portales.
Pamela Zuñiga; Arquitecta, Magíster en Arquitectura del Paisaje de Pontificia Universidad Católica de Chile. Académica del Magíster de Territorio y Paisaje de la Universidad Diego Portales.
Cristina Felsenhardt; Doctora en Arquitectura, Master en Arquitectura del Paisaje de la Universidad Politécnica de Cataluña. Profesora tItular de la Pontificia Universidad Católica de Chile y de la Universidad Finis Terrae]
Recibido el 28 de septiembre de 2020, publicado el 30 de junio de 2021
Resumen
Este artículo pretende restaurar el valor y reconocimiento de los procesos naturales del territorio, con enfoque en la relación entre el sistema hídrico y la ciudad de Santiago dada la preexistencia natural de la precordillera andina. Desde esta aproximación, el desafío actual de adaptación de ciudades al cambio climático exige definiciones e intervenciones en el territorio piemontano que trascienden en la protección ambiental del territorio natural y la planificación estratégica sustentable. El objetivo es relevar la importancia estructural de las aguas cordilleranas para la relación urbana-natural del piedemonte, que permitan establecer bases de una estrategia territorial para la reconexión del tejido urbano y el paisaje primigenio en este territorio de transición, caracterizado por las quebradas precordilleranas, que facilite la adaptación del uso de este territorio al cambio climático desde la diversidad de los procesos naturales de la cordillera a la complejidad urbana. Se demuestra la oportunidad del sistema hídrico natural y artificial para la simbiosis de ambas circunstancias, urbano y natural, para abordar las problemáticas de pérdida de biodiversidad, sequía, disminución de la infiltración de aguas, aumento de temperatura y riesgo socio-natural, e identificando las quebradas como áreas de interés para la resolución de conflictos en el estudio y protección de las aguas cordilleranas.
Palabras clave: aguas urbanas, simbiosis urbano-natural, piedemonte andino
Abstract
This article intends to restore the value and identification of the natural processes of the territory, focusing on the relationship between the hydric system and the city of Santiago, given the natural presence of the Andean foothills. From this approach, the current challenge of adaptation of cities to climate change demands definitions and interventions in the foothills territory that transcend in the environmental protection of natural territory and the sustainable strategic planning. The main goal is to reveal the structural importance of the mountain waters for the urban-natural context in the foothills, which will allow to establish the basis of a territorial strategy for the reconnection of the urban fabric and the original landscape in this transitional territory characterized by the foothill ravines, which will allow the adaptation of the use of this territory to the climate change since the diversity of the natural processes of the mountain range to the urban complexity. The opportunity of the natural and artificial water system for the symbiosis of both circumstances, urban and natural, is demonstrated, confronting the problems of loss of biodiversity, drought, decrease of water infiltration, increase of temperature and socio-natural risk, identifying ravines as areas of interest for conflict resolution in the study and protection of mountain waters.
Keywords: urban waters, urban-natural symbiosis, Andean foothills.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA ANTICIPADA EN PROYECTOS DE RIEGO EN CHILE
VerPARTICIPACIÓN CIUDADANA ANTICIPADA EN PROYECTOS DE RIEGO EN CHILE
Revista Planeo Nº45: Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por: Javiera Herrera Pérez; Ingeniera en Recursos Naturales Renovables, Universidad de Chile Magíster (c) en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile Santiago de Chile]
Recibido el 27 de septiembre de 2020, publicado el 30 de junio de 2021
Resumen
En los proyectos desarrollados por el Estado, como los proyectos de riego, se consideran procesos de participación ciudadana anticipada, los cuales pueden ser una excelente manera de lograr que el diseño de los proyectos sea acorde con las necesidades de sus potenciales beneficiarios y adecuados para la realidad de los territorios en los que se emplazarán. De esta misma forma, los procesos participativos pueden ser una adecuada forma de canalizar las controversias existentes en los territorios, la percepción de pocas instancias de participación e involucramiento de los habitantes en la toma de decisiones, y así gestionar adecuadamente los potenciales conflictos socioambientales asociados a obras de infraestructura hídrica, las cuales se presentan potencialmente conflictivas por su naturaleza. El presente artículo da cuenta de algunas experiencias y de la evolución de los procesos participativos desarrollados por la Comisión nacional de Riego en sus estudios y proyectos y la disminución de las conflictividades en los territorios.
Palabras clave: riego, infraestructura, participación ciudadana
Abstract
In the State’s projects, such as irrigation projects, anticipated citizen participation processes are considered, which can be an excellent way to ensure that the design of the projects will be in accordance with the needs of their potential beneficiaries and adequate for the local reality. In the same way, participatory processes can be an adequate way to management existing controversies in the territories, the perception of few instances of participation and involvement of the inhabitants in decision-making, and thus adequately manage the potential socio- environmental conflicts associated with water infrastructure, works potentially conflictive due to their nature. This article gives an account of some experiences and the evolution of the participatory processes developed by the National Irrigation Commission (CNR) in its studies and projects and the reduction of conflicts in the territories.
Keywords: irrigation, infraestructure, citizen participation
VULNERABILIDAD DEL SISTEMA DE ABASTO POPULAR ALIMENTARIO ANTE LA CONTINGENCIA SANITARIA POR COVID-19: Los mercados públicos de Nezahualcóyotl
VerVULNERABILIDAD DEL SISTEMA DE ABASTO POPULAR ALIMENTARIO ANTE LA CONTINGENCIA SANITARIA POR COVID-19: Los mercados públicos de Nezahualcóyotl
Revista Planeo Nº44: Ciudades ante las enfermedades | Julio 2020
[Por: Damarix Sarai Murillo Cuevas; Estudiante de Maestría en Arquitectura Facultad de Ingeniería, Universidad Autónoma de Querétaro Querétaro, México
Francisco Javier de la Torre Galindo; Profesor-investigador del Área de Estudios Urbanos del Departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco Ciudad de México, México]
Recibido el 05 de agosto de 2020, publicado el 30 de junio de 2021
Resumen
El presente artículo analiza la desigualdad urbana en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), haciendo hincapié en el proceso histórico que conformó al municipio de Nezahualcóyotl -uno de los municipios con mayor densidad poblacional de la federación, que ha encabezado los primeros lugares de mayor número de contagios y decesos por coronavirus en el país- así como, el papel de los mercados públicos municipales, para identificar los aspectos de vulnerabilidad del sistema de abasto popular. A partir del discurso derivado de la contingencia sanitaria por COVID-19, resalta el desprestigio surgido por las ineficiencias sanitarias de los mercados, señalados como zonas de alto riesgo de contagio, que han favorecido el desarrollo económico de otros formatos comerciales oligopólicos que agudizan la crisis de seguridad alimentaria de la población más vulnerable del municipio. Al mismo tiempo, representa una oportunidad de cambio si se asume el papel protagónico de estos equipamientos en los procesos de recuperación tras la pandemia.
Palabras clave: emergencia sanitaria, mercados públicos, desarrollo desigual
Abstract
This article analyzes urban inequality in the Metropolitan Area of the Valley of Mexico (ZMVM), emphasizing the historical process that formed the municipality of Nezahualcóyotl -one of the municipalities with the highest population density in the federation, which has led the first places with the highest number of infections and deaths from coronavirus in the country – as well as the role of municipal public markets, to identify the vulnerability aspects of the popular supply system. From the discourse derived from the health contingency due to COVID-19, the discredit arising from the health inefficiencies of the markets stands out, indicated as areas of high risk of contagion, which have favored the economic development of other oligopolistic commercial formats, which exacerbate the already a food security crisis for the most vulnerable population in the municipality. At the same time, it represents the great opportunity for change, if the leading role of these facilities is assumed in the recovery processes after the pandemic.
Keywords: health emergency, public markets, unequal development
ENVEJECER CON EL LUGAR: Adecuaciones conceptuales y herramientas metodológicas para el análisis espacial de residir en un lugar deteriorado en la edad mayorGeorgina Cárdenas Pérez Investigadora postdoctoral del Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, Unidad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Yucatán, Yucatán, México
VerENVEJECER CON EL LUGAR: Adecuaciones conceptuales y herramientas metodológicas para el análisis espacial de residir en un lugar deteriorado en la edad mayorGeorgina Cárdenas Pérez Investigadora postdoctoral del Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, Unidad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Yucatán, Yucatán, México
Revista Planeo Nº46; Ciudad Constituyente | Enero 2021
[Por: Georgina Cárdenas Pérez; Investigadora postdoctoral del Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, Unidad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Yucatán, Yucatán, México]
Recibido el 17 de diciembre de 2020, publicado el 30 de junio de 2021
Resumen
La investigación sobre el tópico de envejecimiento poblacional inició hace más de cien años, pero los estudios urbanos tienen una participación más joven, data de las tres últimas décadas, y se diferencia por regiones. En países desarrollados existe vasta literatura sobre el concepto “Aging in Place”, para estudiar la relación que establece la persona mayor y el lugar en que habita. El presente artículo, busca discutir la pertinencia del uso del concepto en el contexto de Latinoamérica y El Caribe, considerando estudios que han documentado el gradual deterioro de los inmuebles y barrios al tiempo que avanza el ciclo de vida, generando una suerte de envejecimiento paralelo, el primero biológico, el segundo, debido a la imposibilidad de costear el mantenimiento y reparaciones continuas de espacios deteriorados, y a la falta de políticas públicas para atender esta problemática emergente. Por lo cual se propone un abordaje conceptual y metodológico a partir de la categoría “Envejecer con el lugar” para el análisis de la relación que establecen personas mayores al residir en un lugar con deterioro físico o social, ello con el interés de sumar a la reflexión sobre los retos del Urbanismo Gerontológico en nuestro contexto.
Palabras clave: envejecer en el lugar, envejecer con el lugar, análisis espacial de barrios deteriorados
Abstract
Research on the topic of population aging began more than a hundred years ago, but urban studies have a younger participation, dating from the last three decades, and differing by region. In developed countries there is vast literature on the concept of “Aging in Place”, to study the relationship established by the elderly person and the place where they live. This article seeks to discuss the relevance of the use of the concept in the context of Latin America and the Caribbean, considering studies that have documented the gradual deterioration of buildings and neighborhoods as the life cycle progresses, generating a kind of parallel aging, the first biological, the second, the deterioration of properties due to the inability to pay for maintenance, and the lack of public policies to address this emerging problem. Therefore, a conceptual and methodological approach is proposed from the category “Aging with the place” for the analysis of the relationship that older people establish when residing in a place with physical or social deterioration, this with the interest of adding to the reflection on the challenges of Gerontological Urbanism in our context.
Keywords: aging in the place, aging with the place, spa- tial analysis of deteriorated neighborhoods
CONTRADICCIONES, RIESGOS Y VULNERABILIDAD EN LA PROVISIÓN DE SANEAMIENTO BÁSICO EN ÁREAS DE ASENTAMIENTO PRECARIAS: El problema del agua en la favela Rocinha, Río de Janeiro, Brasil
VerCONTRADICCIONES, RIESGOS Y VULNERABILIDAD EN LA PROVISIÓN DE SANEAMIENTO BÁSICO EN ÁREAS DE ASENTAMIENTO PRECARIAS: El problema del agua en la favela Rocinha, Río de Janeiro, Brasil
Revista Planeo Nº45; Agua y Territorios | Octubre 2020
[Por: Rachel Coutinho Marques da Silva; Arquitecta, Doctorado en Planificación Urbana y Regional (Ph.D.), Cornell University, Estados Unidos de América, Profesor Asociado, Programa de Posgrado en Arquitectura, Departamento de Arquitectura y Urbanismo, Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro
Milena Zainotte; Arquitecta, estudiante de maestría en Arquitectura, Programa de Posgrado en Arquitectura, Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro]
Recibido el 5 de enero de 2020, publicado el 27 de diciembre de 2020
Resumen
Este artículo tiene como objetivo analizar las contradicciones y riesgos asociados con la provisión de saneamiento básico en las zonas de asentamientos precarios de la ciudad de Río de Janeiro, teniendo como caso de referencia la Favela Rocinha, víctima de un deficiente suministro de agua potable y la falta de una red de alcantarillado. Además, Rocinha también sufre los efectos provocados por las lluvias torrenciales, que inducen deslizamientos de tierra y derrumbes de viviendas. Metodológicamente este trabajo se desarrolla en base al análisis del Programa de Aceleración del Crecimiento – Urbanización de Asentamientos Precarios, que destinó recursos para la urbanización de barrios marginales en Brasil entre 2007 y 2016 y en el Informe de la Comisión de Encuesta Parlamentaria, realizado después de las inundaciones de enero de 2019. Este último identifica una serie de fallas en las obras públicas y políticas relacionadas con áreas de riesgo. Los resultados muestran que las políticas públicas orientadas a la urbanización de asentamientos precarios no priorizan ni el saneamiento básico, ni la contención de pendientes y quebradas, ni el mejoramiento de las condiciones habitacionales en zonas de riesgo, evidenciando la falta de integración entre estas políticas a nivel federal, estatal y municipal.
Palabras clave: aguas urbanas, asentamientos precarios en Río de Janeiro, saneamiento básico
Abstract
This article aims to analyze the contradictions and risks associated with the provision of basic sanitation in squatter settlements of the city of Rio de Janeiro. The reference case is Favela Rocinha, which has a precarious supply of drinking water. This situation is aggravated by the lack of a basic sanitation and a sewer system. Rocinha also suffers the effects caused by torrential rains, customary in the city, which provoke landslides and the downfall of buildings. This research is based on the analysis of the Growth Acceleration Program – Urbanization of Precarious Settlements, aimed at the urbanization of marginal neighborhoods in Brazil between 2007 and 2016 and in the Report of the Parliamentary Survey Commission, carried out after the flooding occurred in January 2019. The latter identifies a series of failures in public works and policies related to risky areas. The results show that public policies aimed at the urbanization of squatter settlements do not give priority to basic sanitation, slope containment or the improvement of housing conditions in hazardous areas, thus demonstrating the lack of integration between these policies at the federal, state and municipal levels.
Keywords: urban waters, squatter settlements in Rio de Janeiro, basic sanitation
Ciudad hostil, asentamientos irregulares en torno al río Mapocho
VerCiudad hostil, asentamientos irregulares en torno al río Mapocho
Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente; Enero 2021
[Felipe Lira Bustamante; Constructor Civil, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Ítalo Quintanilla Cepeda; Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Chile. Máster en Estéticas Americanas, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Fotografías: Constanza Bravo Granadino; Fotógrafa, Instituto Arcos. Máster en Fotografía, Centro de la Imagen, Lima, Perú]
El plebiscito constituyente: las ciudades de las filas
VerEl plebiscito constituyente: las ciudades de las filas
Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente; Enero 2021
[Iván Ojeda Pereira; Lic. Sociología y estudiante de Mg. en Ciencia Política, Universidad de Chile. Laboratorio de Sociología Territorial, Departamento de Sociología de la Universidad de Chile.
Fernando Campos Medina; Sociólogo, Pontificia Universidad Católica de Chile; Mg. en Urbanismo, Universidad Politécnica de Cataluña ; Phd. en Sociología mención en Sociología Ambiental y Geografía Humana, Friedrich Schiller Universidad de Jena; Phd. en Urbanismo mención en Sociología Urbana, Universidad- Bauhuas Weimar, Alemania. Profesor Asistente y Director del Laboratorio de Sociología Territorial, Departamento de Sociología de la Universidad de Chile]
El derecho a la ciudad y su discurso constitucional: Xalapa, Veracruz, México
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Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente; Enero 2021
[Por Pedro Martínez Olivarez; Profesor de asignatura. Doctor en diseño y estudios urbanos, Facultad de Arquitectura Región Xalapa Universidad Veracruzana]
“NOSOTROS TOMAMOS AGUA DE MAR” Injusticias hídricas asociadas al agua desalinizada para consumo humano en la ciudad de Antofagasta
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Revista Planeo Nº45; Agua y Territorios | Octubre 2020
[Por: Maria Christina Fragkou; Profesora Asociada, Departamento de Geografía, Universidad de Chile, Santiago de Chile
Tamara Monsalve Tapia; MSc. (c), Asistente de Investigación, Departamento de Geografía, Universidad de Chile
Miguel Contreras Alonso; Profesor Asistente, Departamento de Geografía, Universidad de Chile
Javiera Crisóstomo López; MSc., Universitat de Barcelona]
Recibido el 28 de septiembre de 2020, publicado el 01 de marzo de 2021
Resumen
La escasez hídrica que vive el país, y la consecuente presión a sus fuentes continentales de agua, ha resultado en la consolidación de la desalinización de agua de mar como estrategia principal del Estado chileno para abastecer con agua potable a poblaciones costeras en zonas áridas. A pesar de la creciente expansión de esta tecnología, todavía no se han estudiado las implicancias sociales de la distribución de agua desalinizada en ciudades chilenas para consumo humano. En este trabajo cubrimos este vacío analizando el caso de Antofagasta, ciudad que se abastece tanto por fuentes cordilleranas como por agua desalinizada, proveniente de la mayor planta desalinizadora para consumo humano en América Latina. Para nuestro análisis usamos el marco teórico de justicia hídrica, el cual operacionalizamos a partir de las dimensiones de reconocimiento, participación, y distribución. Nuestros resultados, basados en una encuesta aplicada a 1.150 hogares antofagastinos, revelan que existen injusticias en las 3 dimensiones analizadas, que se asocian tanto a dinámicas regionales, las cuales resultan en la privación de la ciudad de sus fuentes cordilleranas, como domésticas, que demuestran que los habitantes de Antofagasta viven distintas realidades hídricas según la fuente del agua que reciben y su nivel socioeconómico.
Palabras clave: justicia hídrica urbana, desalinización, consumo doméstico
Abstract
The increasing water shortages along Chile, and the consequent pressure on the country’s continental water sources, has resulted in the consolidation of seawater desalination as the Chilean State’s main strategy for supplying drinking water to coastal populations in arid areas. Despite the growing expansion of this technology, the social implications of desalinated water distribution for human consumption in Chilean cities have not yet been studied. In this work we fill this gap by analyzing the case of Antofagasta, a city that is supplied both by mountain sources and by desalinated water from the largest desalination plant for human consumption in Latin America. For our analysis we use the theoretical framework of water justice, which we operationalize through the dimensions of recognition, participation, and distribution. Based on a survey applied on 1,150 households, our results reveal that there are injustices in all 3 dimensions analyzed, associated with both regional dynamics, which result in the city of Antofagasta being deprived of its mountain sources, and domestic dynamics, which show that Antofagasta’s inhabitants live different water realities according to the water sour- ce they receive and their socioeconomic level.
Keywords: urban water justice, desalination, house- hold consumption
EL CONFINAMIENTO POR COVID, UNA OPORTUNIDAD PARA REVALORIZAR EL JUEGO INFANTIL EN EL ESPACIO PÚBLICO El caso del barrio La Concha en Chiautempan, Tlaxcala, México
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Revista Planeo Nº44; Ciudades ante las enfermedades | Julio 2020
[Por: José Manuel Reyes Rugerio; Becario CONACYT en la Maestría en Ordenamiento del Territorio, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México
Porfirio Eduardo Lugo Laguna; Profesor Investigador, Facultad de Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México]
Recibido el 05 de agosto de 2020, publicado el 01 de marzo de 2021
Resumen
El juego libre en la vida de los niños es una necesidad básica para su desarrollo integral. Actualmente siguen encontrando muchas dificultades como la pérdida y la negación del espacio público para poder jugar y la pandemia ha venido a incrementar esta exclusión. El caso del barrio la Concha en Chiautempan, Tlaxcala, México es una muestra de cómo se dio este proceso en un sinnúmero de barrios y colonias urbanas que han tenido que abandonar el espacio público, trayendo como consecuencia que los niños vivan el encierro en casa la mayor parte del tiempo y totalmente en tiempos de pandemia. El juego libre es universal, creador de conocimiento, imaginativo, autónomo, espontáneo y social; el niño para jugar no necesita más que amigos, espacio disponible y tiempo. Por ello, la labor de los adultos debe ir encaminada a favorecer estos tres aspectos ya que, en caso contrario, puede traer severas consecuencias a los niños: físicas, emocionales y vivenciales, pero sobre todo se le estará privando del placer de jugar.
Palabras clave: juego libre, infancia recluida, espacio público
Abstract
Free play in children’s lives is a basic need for their integral development. Currently they continue to encounter many difficulties such as the loss and denial of public space to play and the pandemic has increased this exclusion. The case of the La Concha neighborhood in Chiautempan, Tlaxcala, Mexico is an example of how this process took place in count- less neighborhoods and urban colonies that have had to abandon public space, bringing as a consequence that children live confinement at home most of the time and totally in times of pandemic. Free play is universal, creative of knowledge, imaginative, autonomous, spontaneous and social; the child only needs friends, available space and time to play. For this reason, the work of adults must be aimed at favouring these three aspects, since, otherwise, it can have severe consequences for children: physical, emotional and experiential, but above all we will be depriving them of the pleasure of playing.
Keywords: free play, childhood in seclusion, public space
SINIESTROS VIALES EN LA ZONA METROPOLITANA DEL VALLE DE MÉXICO: Dimensión urbana de una pandemia ignorada
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Revista Planeo Nº44; Ciudades ante las enfermedades | Julio 2020
[Por: Jorge Alberto Juárez Flores; Maestro en Gestión Territorial, Especialista en Planeación en Centro EURE S.C., México
Kevin Alfonso Hernández Ortiz; Licenciado en Planeación Territorial, Departamento de Planning en TDG+Ciudades, México]
Recibido el 05 de agosto de 2020, publicado el 01 de marzo de 2021
Resumen
Los siniestros viales constituyen una de las pandemias con mayor mortalidad del siglo XXI. En 2018, perdieron la vida 1.35 millones de personas en el mundo a causa de traumatismos por siniestros viales, registrándose 155,000 muertes en la región de América Latina y el Caribe, y 16,725 en México por este hecho. En la región y en la Zona Metropolitana del Valle de México, los siniestros viales se encuentran dentro de las diez causas de muerte en población general, junto a enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes y el riesgo cardiovascular; superando en letalidad al VIH/SIDA, tuberculosis o enfermedades diarreicas. El objetivo del presente artículo es mostrar a la Zona Metropolitana del Valle de México, como punto clave donde se desarrollan de manera prominente, los efectos de los siniestros viales; debido a su alta densidad poblacional, nivel de movilidad elevado, medios de transporte compartidos e infraestructura vial limitada. Lejos de mostrar los datos como hechos, se busca reconocer los siniestros viales como pandemia ignorada, evidenciar su magnitud e impacto en México y la región, de tal modo de buscar medidas para reducir muertes en población general y particularmente en grupos vulnerables: peatones, ciclistas y motociclistas.
Palabras clave: siniestros viales, pandemia, dimensión urbana
Abstract
Road accidents are one of the pandemics with the highest mortality in the 21st century. In 2018, 1.35 million people in the world lost their lives due to trauma from road accidents, in the Latin America and the Caribbean region there were 155,000 deaths and 16,725 in Mexico due to this fact. In the region and in the Metropolitan Area of Mexico Valley, road accidents are among the ten causes of death in the general population, together with chronic non-communicable diseases such as diabetes and cardiovascular risk; beating lethality to HIV / AIDS, tuberculosis or diarrheal diseases. The objective of this article is to show the Metropolitan Area of Mexico Valley, as a key point where the effects of road accidents are developed prominently; due to its high population density, high level of mobility, shared means of transport and limited road infrastructure. Far from showing the data as facts, this article seeks to recognize road accidents as an ignored pandemic, to demonstrate their magnitude and impact in Mexico and the region, in such a way, to seek measures to reduce deaths in the general population and particularly in vulnerable groups: pedestrians, cyclists and motorcyclists.
Keywords: road accidents, pandemic, urban dimension
EL PAPEL DE LAS PANDEMIAS EN LA PLANIFICACIÓN URBANA El caso del cólera en Chile (1886-1888)
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Revista Planeo Nº44; Ciudades ante las enfermedades | Julio 2020
[Por: Gabriela Mardones M.; Arquitecta, Magister en Historia y Crítica de la Arquitectura, el Urbanismo y el Diseño Docente del Instituto de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Austral de Chile]
Recibido el 05 de agosto de 2020, publicado el 01 de marzo de 2021
Resumen
En la actualidad el mundo es afectado por la pandemia del virus COVID-19, que ha sido vista como un problema para la planificación de las ciudades. Al respecto, el analista de la intersección del diseño urbano y la salud pública, Michele Acuto (2020), señala que aún es temprano para aprender las lecciones de este nuevo virus, pero que las historias de las ciudades siempre han sido las de las enfermedades infecciosas. Es por esto que hoy resulta útil estudiar, con la suficiente distancia temporal, experiencias anteriores que pudieran ayudarnos a proyectarnos hacia el futuro con lecciones aprendidas y retos por lograr. El presente artículo es una reflexión en torno a la relación histórica entre la planificación urbana y las enfermedades, mediante el estudio del caso de Chile ante la primera pandemia de cólera ocurrida entre 1886 y 1888. Se plantea que el cólera transformó la manera de planificar la ciudad, lo que se vio reflejado en el surgimiento del “urbanismo higienista”.
Palabras clave: cólera, urbanismo higienista, Chile
Abstract
The world is currently affected by the COVID-19 virus pandemic, which has been seen as a city planning problem. In this regard, the analyst of the inter- section of urban design and public health, Michele Acuto (2020), points out that it is still early to learn the lessons of this new virus, but that the stories of cities have always been those of disease infectious. That ́s because today it is useful to study, with sufficient time distance, previous experiences that could help us project ourselves into the future with lessons learned and challenges to be achieved. This article is a reflection on the historical relationship between urban planning and diseases, by studying the case of Santiago de Chile in the context of the first cholera pandemic occurred between 1886 and 1888. It is proposed that cholera transformed the way of planning the city, which is reflected in the emergence of “hygienist urban planning”.
Keywords: cholera, hygienist urbanism, Chile
Entrevista a Renata Moreno y Ricardo Moreno: Participación ciudadana en la transición energética, el caso de Jamundí en Colombia
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Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Ricardo Moreno se desempeña como profesor e investigador en la Universidad Autónoma de Occidente en Cali (UAO), Colombia. Ha desempeñado actividades de consultoría en empresas del sector energético en Colombia. Actualmente lleva a cabo actividades enfocadas en comunidades energéticas a través de recursos energéticos distribuidos a nivel regulatorio, financiero y de operación. Obtuvo su título de doctor en ingeniería de la Universidad de los Andes, en Bogotá, Colombia. Ha realizado pasantías académicas en la Universidad Técnica de Munich, Universidad Libre de Berlín, Instituto de Ciencia y Tecnología Skoltech en Moscú, Universidad de Illinois en Urbana-Champaign y en el Instituto de Protección del Clima, Energía y Movilidad (IKEM).
Renata Moreno se desempeña como profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Occidente en Cali, Colombia. Es socióloga y obtuvo su título de doctorado en Política Ambiental en la Universidad del Estado de Nueva York SUNY-ESF. Su trabajo de investigación se enfoca en temas de sostenibilidad urbana, gobernanza del agua y comunidades energéticas.
- Colombia ha sido reconocido internacionalmente por su compromiso con la transición energética. Desde su experiencia en la materia, ¿cuáles dirían que son los principales aciertos y pendientes en este proceso?
Ricardo Moreno: Consideramos que algunos de los pendientes de la transición energética en Colombia consisten en reconocer que existe una multiplicidad de ejes que deben ser tomados en cuenta para llevar a cabo este proceso, y dentro de los cuales explícitamente es fundamental tomar en cuenta las relaciones de la energía con los territorios. Por ejemplo, las comunidades que habitan los territorios y la diversidad de ecosistemas que tenemos en el país, que usualmente no son contemplados en la toma de decisiones del planeamiento energético.
Asimismo, creemos que otro de los pendientes es poder reconocer a la energía como un bien común, lo que supondría una base para elaborar un proceso de transición energética mucho más democrático, equitativo y justo. Actualmente, el discurso dominante en Colombia está basado en la descarbonización como parte de las metas de reducción de CO2 al 2030. Sin embargo, se concibe desde un punto de vista puramente técnico-económico, el cual consideramos que nos llevará a repetir los mismos errores que se cometieron en materia energética en el siglo XX.
Por ejemplo, en Colombia, como en varios países en Sudamérica que comparten la Cordillera de los Andes, contamos con un potencial hídrico importante; sin embargo, ha existido una sobreexplotación de este recurso. Al día de hoy contamos con treinta centrales hidroeléctricas con represa —y en Colombia se siguen construyendo a gran escala—con una serie de impactos sociales y ambientales sobre las comunidades y la diversidad de los ecosistemas terrestres y acuáticos. Por tanto, uno de los ejes necesarios para la transición energética es reconocer que la participación ciudadana es crucial en este camino, de forma que los colombianos podamos participar activamente en el proceso.
Como un acierto reciente en la transición, podríamos decir que en el país se ha impulsado un marco regulatorio para la autogeneración de energía eléctrica. Sin embargo, ese marco regulatorio aún tiene posibilidades de mejora en cuanto a la cantidad de energía que se puede autogenerar o los límites en la capacidad de conexión, que consideramos son limitantes para la participación colectiva, como el caso de las comunidades energéticas.
Renata Moreno: Nuestra crítica de la transición energética en Colombia es que hasta ahora parece estar muy centrada en fortalecer proyectos de energías renovables a gran escala. Entonces, es posible ver cómo van apareciendo granjas solares, con una gran cantidad de paneles que se disponen en una extensión amplia de territorio, y donde ya no es posible generar otra actividad. Lo mismo sucede con el apoyo acentuado a las centrales hidroeléctricas, dado que se consideran una forma de energía limpia. Estos proyectos se basan en una utilización extensiva del territorio, pero la tierra en Colombia ha sido un punto central del conflicto social y político que hemos vivido. Entonces las soluciones se siguen centrando en una apropiación de los territorios, los cuales nunca están vacíos, pero que desde el planeamiento y los mapas pareciera que no son habitados por nadie, considerándolos como zonas factibles para implementar estos proyectos.
Sin embargo, lo que hemos encontrado en la historia de Colombia es que existen muchas comunidades y ecosistemas muy frágiles en esos territorios, lo que ha llevado a una conflictividad social muy grande asociada, por ejemplo, a la instalación de megaproyectos de extracción petrolera o de hidroeléctricas; los cuales han tenido un impacto devastador para las comunidades indígenas, campesinas y negras.
Por tanto, creemos que la transición no puede ser solo un asunto de cambiar de tecnología, porque seguiremos repitiendo lo mismo que hemos hecho en el pasado, aunque con otras tecnologías. La transición energética significa pensar en cómo la energía puede ser apropiada por las comunidades en sus territorios, para apoyar o impulsar procesos de autonomía territorial y sus propias iniciativas productivas. Es una forma distinta de pensar la energía que no está siendo contemplada en la planeación energética que se hace en Colombia.
2. Sabemos que recientemente recibieron una distinción de la Rural Sociological Society por un proyecto de investigación en torno a la participación ciudadana y la transición energética en el país. ¿Podrían contarnos de qué trata y por qué abordarlo desde un enfoque interdisciplinario?
Renata Moreno: El proyecto empieza por una iniciativa de la comunidad rural de Jamundí en el Valle del Cauca. A partir de un encuentro afortunado entre esta organización social y nosotros, empezamos a platicar sobre energía y nos plantearon el interés de fortalecer su sistema de finca tradicional, con energías renovables, aprovechando los recursos que hay en el territorio.
Al respecto, hay que mencionar que en dicha zona existe un monocultivo de caña que se traduce en un paisaje muy homogéneo. Sin embargo, esta organización viene de una comunidad negra que todavía mantiene el sistema tradicional de fincas, y que permite tener una mayor agrobiodiversidad a través de policultivos. Pero, además, ha permitido la permanencia de humedales y parches de bosques seco-tropicales que casi en todo el territorio del valle hemos acabado. De manera que su trabajo y forma de vida han generado una suerte de oasis en esos territorios. De hecho, esto también nos beneficia a todos, ya que los sistemas agroforestales son reconocidos internacionalmente como una de las principales formas de mitigar el cambio climático, debido a sus beneficios para la conservación de los suelos, la biodiversidad, el agua y la retención de carbono.
En este marco, la comunidad se encuentra en el proceso de persistir en el territorio con sus formas tradicionales de vida. En esta lucha, están tratando de ser autónomos para que su desarrollo no dependa de otros, pero también buscan fortalecer esas formas propias y hacerlas un poco más atractivas para las nuevas generaciones. Dentro de este proyecto conjunto, consideran que las energías alternativas son una oportunidad para fortalecer sus procesos productivos, así como hacerlos más viables y rentables para no tener que vender sus fincas, y que eventualmente sean transformadas en monocultivos de caña de azúcar.
El proyecto, por ejemplo, está evaluando el potencial de las macrófitas como residuos orgánicos que ellos necesariamente tienen que sacar de los humedales —y que no se están aprovechando del todo— para la producción de biogás. Aunque sin proponérselo, ellos ya cuentan con prácticas muy relacionadas con la transición energética. Hemos encontrado que, por su forma tradicional de producción, ellos aprovechan todos los residuos que producen en las fincas para hacer compost o realizar adiciones al suelo, desarrollando una economía circular de la cual en la academia apenas estamos hablando. Por lo cual, también estamos aprendiendo mucho de ellos.
Ricardo Moreno: Como mencionó Renata, parte de este proyecto surge por un acercamiento con la comunidad, y también desde la reflexión de las experiencias que han existido en Colombia en cuanto a opciones energéticas en territorios rurales. Estas se han basado en la lógica de llevar tecnologías a un territorio, ya sea un sistema fotovoltaico, una pequeña central hidroeléctrica o biodigestores, entre otros. No obstante, la participación comunitaria es escasa y de allí que los proyectos a mediano plazo queden abandonados. Es por ello, que en este proyecto estamos trabajando el tema de participación ciudadana, lo que implica que todo el proceso —desde el diseño o la elección de las tecnologías, por ejemplo—, se construya de forma conjunta y colectiva con la comunidad.
Este camino ha sido muy interesante porque a través de la comunidad hemos logrado conocer la variedad de recursos que hay en el territorio, la diversidad de prácticas socioambientales, así como oportunidades que desde la lógica convencional no se ven. Entonces, si bien comenzamos el proyecto con unos objetivos iniciales, el mismo proceso con la comunidad nos está mostrando otras perspectivas y un trabajo que realmente podríamos llamar de participación colectiva.
Fuente: Proyecto Energías Renovables para el fortalecimiento de la resiliencia de comunidades afrodescendientes en Jamundí, Colombia, UAO.
3. Hasta ahora, ¿cuáles son las principales lecciones y resultados que podrían destacar de este trabajo con la comunidad rural en Jamundí?
Ricardo Moreno: Primero, el proceso en sí mismo ha sido muy enriquecedor por todo lo que ha sucedido a partir de la interacción con la comunidad. Tanto para mí, como profesor de ingeniería, como para los estudiantes de ingeniería que están en pregrado, maestría y doctorado.
En este sentido, hace poco discutíamos que quizás la principal lección para todos ha sido darnos cuenta de la diferencia de los paradigmas académicos y gubernamentales sobre lo que significa la ruralidad, la energía y la participación de la energía en los territorios, respecto a las realidades de las comunidades y en particular de la comunidad del Valle del Cauca con la cual colaboramos. Usualmente, desde el punto de vista gubernamental y académico en Colombia, llevar energía al territorio significa transportarla, instalarla y brindar algo de capacitación. Sin embargo, hemos visto que existen más opciones sobre la forma en que la energía puede participar en los territorios, y que no necesariamente es energía eléctrica. Por ejemplo, puede ser el uso de biogás como una oportunidad para el uso doméstico, u otros usos de la energía para el riego de cultivos, entre otros.
Adicionalmente, este tipo de paradigmas desconocen la realidad cultural de las comunidades. En este caso de Jamundí, existe una comunidad rural afrodescendiente que ha vivido en la región por años, con un imaginario particular de lo que significan el territorio, los humedales o las montañas que están alrededor de ellos. Lo cual es diferente al imaginario que podría tener otra comunidad en Colombia, como en la zona desértica de la Guajira, en el Pacífico o en la región andina. Pero el paradigma energético desconoce la diversidad social y ecosistémica, por tanto, los proyectos no toman en cuenta ese tipo de diferencias.
Renata Moreno: Cuando en la literatura se habla de las comunidades energéticas siempre se parte de la idea de que primero debe haber una organización fuerte y, que tanto los roles como los liderazgos, deben estar bien definidos para que se puedan implementar proyectos de energías comunitarias. Pero cuando analizas las comunidades en Colombia, es muy común encontrar que estas han enfrentado procesos muy desintegradores de violencia, desplazamientos, conflicto armado o presiones sobre sus territorios. Por tanto, es muy difícil encontrar esa “comunidad ideal” tan organizada y fuerte para que implemente estos proyectos de energía. Lo que se encuentra más bien, son comunidades débiles con procesos organizativos muy difíciles, con mucha desconfianza hacia el Estado e incluso hacia las organizaciones externas, porque les plantean proyectos, pero difícilmente han regresado a implementarlos. Son comunidades en muchos casos con procesos más bien individuales, y no tanto con una fortaleza colectiva.
Sin embargo, no podemos partir de que “como no hay una organización fuerte no vamos a hacer nada”. Es necesario entender que este tipo de proyectos alrededor de la energía pueden servir también para fortalecer los procesos colectivos y empezar a restablecer los lazos que se han perdido. En este sentido también es muy importante el trabajo en red. Nosotros hemos encontrado que para promover este tipo de energías y comunidades energéticas es fundamental apoyarnos en otras organizaciones y crear redes. Así, la transición también implica restaurar esos vínculos que se han perdido entre el campo, la ciudad, universidades, comunidad y las organizaciones sociales.
Im3. Fuente: Proyecto Energías Renovables para el fortalecimiento de la resiliencia de comunidades afrodescendientes en Jamundí, Colombia, UAO.
4. Con base en lo anterior, ¿qué recomendaciones de política pública podrían hacer para Colombia? ¿qué consideraciones podrían sugerir a otros países de la región en sus procesos de transición energética?
Ricardo Moreno: Consideramos que la recomendación principal a la política pública relacionada con el tema energético está relacionada con la participación ciudadana. Pues la política de transición energética en Colombia desconoce aún la participación tanto en la gestión, uso y autogeneración de energía eléctrica. De hecho, uno de los objetivos de proyecto del cual hemos hablado, es formular recomendaciones de políticas al respecto.
Por otro lado, creemos que es fundamental pensar en la energía como un bien común, a partir de ese reconocimiento puede ser que la forma en que consumimos, usamos y gestionamos la energía eléctrica realmente contribuya a un uso más eficiente de los recursos, y también a enfrentar algunos de los desafíos del cambio climático. Por esto, pensamos que los marcos regulatorios deben impulsar de manera definitiva todo lo que se conoce como recursos energéticos distribuidos. Tradicionalmente, a nivel mundial, el sector energético está basado en grandes centrales de producción de energía, como hidroeléctricas, nucleares, térmicas, entre otras. No obstante, los recursos energéticos distribuidos nos dan una oportunidad a todos de participar activamente en la transición energética. Y el impulso de opciones como la autogeneración de energía, pueden ser alternativas importantes para Colombia y otros países de la región.
Renata Moreno: Otra de las recomendaciones que agregaría, es que es necesario reconocer lo que está sucediendo en los países desde las bases. A partir del trabajo con la red de organizaciones que promueven estos temas como la red Biocol y Censat Agua Viva, nos hemos dado cuenta de la gran cantidad de experiencias que existen en el país. Si bien en Colombia aún no hay comunidades energéticas, hay muchas iniciativas impulsadas por pequeños productores de comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas, que están desarrollando inventos e innovaciones para producir su energía con recursos locales. Su trabajo es un aporte importante en la transición energética, en el sentido de que están planteando un cambio en la forma en que vivimos, producimos y consumimos cotidianamente, que es donde realmente está la transformación profunda y significativa de una transición energética. Sin embargo, desde las políticas, no se le está prestando atención a lo que se hace en estos lugares.
Finalmente, otro punto importante es vincular las políticas energéticas con el territorio y, en particular, con la tenencia de la tierra. Porque las comunidades que están haciendo este aporte tan grande a la transición energética están peligrando debido a que no tienen la garantía de un territorio estable. Es decir, sus zonas de vida están siendo continuamente amenazadas. Por ejemplo, las comunidades con las que trabajamos no tienen territorios colectivos, y sus fincas se reducen cada día más por la expansión agrícola y el desarrollo urbano. Por lo que estamos en riesgo de perder
Alumbrar las contradicciones del sistema eléctrico mexicano y de la transición energética: Colectivo GeoComunes
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Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Yannick Deniau: Geógrafo; Maestro; Colectivo GeoComunes / Universidad Autónoma de Barcelona (UAB); Susana Isabel Velázquez Quesada: Geógrafa, Maestra en Estudios Latinoamericanos; Colectivo Geocomunes / Universidad Nacional Autónoma de México; Luis Fernando Pérez Macías: Geógrafo, Doctorando en Estudios Latinoamericanos; Colectivo Geocomunes / Universidad Nacional Autónoma de México; Jorge Adrián Flores Rangel: Doctor en Geografía, Colectivo Geocomunes / Universidad Anáhuac]
Resumen:
En años recientes, la expansión del sistema eléctrico mexicano ha sido promovido como un área de oportunidad para el capital privado y difundido como algo “necesario” económica y ambientalmente. Este artículo sintetiza algunos de los resultados de la investigación cartográfica “Alumbrar las contradicciones del sistema eléctrico mexicano y de la transición energética”, un estudio y base georreferenciada de descarga libre dirigida a brindar información clave para sumar a población especializada y no especializada a la discusión y reformulación de la cadena de actividades e infraestructura que sostiene el abasto eléctrico en nuestro país y para brindar argumentos que pongan en cuestión la utilidad pública de esta infraestructura. En particular, la investigación y las herramientas de discusión que la componen buscan ser una plataforma de información y análisis eficiente para las comunidades que enfrentan la expansión de esta infraestructura.
Palabras clave: Electricidad, Infraestructura, Transición Energética, Desigualdad energética
Esta investigación realizada por el colectivo GeoComunes, presenta un análisis del subsector eléctrico en México a partir de la revisión de la situación actual de la infraestructura del sistema eléctrico y de algunas de las contradicciones que muestra la llamada “transición energética” en el país. La investigación busca aportar elementos para una reflexión amplia y colectiva en torno a la dimensión técnica y política que subyace a los momentos que componen la producción de este valor de uso: la generación eléctrica (distribución, tecnología, empresas asociadas y dimensión territorial implicada), distribución (ubicación de las líneas de transmisión y crítica al mapa de consumo desigual y altamente contrastante que posibilita) y consumo (principales actividades consumidoras de electricidad, su distribución en el país, y crítica a la utilidad pública de las mismas).
Los mapas, en tanto una herramienta útil para analizar la lógica espacial de procesos complejos, se torna un instrumento aún más potente cuando se emplea para dinamizar la discusión colectiva sobre los procesos que, a distintas escalas, está detonando y sosteniendo un agente constructor del espacio, como el sistema eléctrico. Por ello, los resultados de esta investigación se exponen en un geovisualizador (o mapa digital dinámico) de acceso libre que contiene más de cincuenta capas de información geográfica relacionadas al sistema eléctrico mexicano y repartidas en nueve temas, que ilustran tanto elementos directamente relacionados con el sistema eléctrico, como elementos que ayudan a explicar la lógica que su despliegue ha seguido hasta ahora (áreas de exploración y explotación de hidrocarburos, minerales metálicos en general y otros recursos con relevancia actual, como litio), además de los conflictos asociados al despliegue de la infraestructura energética que han sido documentados en el Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas) de la Universidad de Barcelona. Con todo esto, la investigación busca exponer de manera directa una crítica al modelo energético mexicano así como ser una plataforma para articular la discusión amplia sobre la urgencia de construir modelos civilizatorias no sólamente técnicamente viables y sustentables, sino ante todo políticamente distintos al modelo de explotación y de consumo que este sistema energético sostiene.
Im1. Geovisualizador, consultable en: http://geocomunes.org/Visualizadores/SistemaElectricoMexico/#
A continuación presentamos algunos de los principales hallazgos y reflexiones de la investigación.
Privatización y gasificación de la generación eléctrica
Desde 1992 se han impulsado distintas reformas neoliberales al Sistema Eléctrico Nacional en México que han reforzado el control privado sobre la generación eléctrica. De esta manera, el 75% de las centrales eléctricas que comenzaron a operar en los últimos 20 años han sido promovidas por el sector privado, quien controla actualmente el 43% del total de la capacidad eléctrica instalada en México. Con este proceso se ha configurado un oligopolio de empresas privadas, en el que 8 empresas (entre las cuales resaltan Iberdrola, Mitsui, Enel Green Power y Naturgy por su peso en el control de capacidad instalada) controlan un cuarto de la toda la capacidad instalada a nivel nacional. Este proceso de privatización está asociado a la gasificación del sector eléctrico y al incremento de los hidrocarburos en la matriz eléctrica que resultó de la firma del Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCAN), al grado en que, en 2018 el 77 % de la electricidad se produjo consumiendo hidrocarburos, principalmente en centrales de ciclo combinado abastecidas con importaciones de gas natural extraído en Estados Unidos bajo la técnica de fracking (Geocomunes, 2016).
Un aumento continuo del consumo eléctrico fomentado por actividades industriales
Es común pensar que el aumento del consumo de energía se relaciona con el crecimiento de la población, sin embargo, en México el consumo energético relativo por cada millón de habitantes se ha duplicado en los últimos cincuenta años, lo que muestra que el consumo de electricidad depende de otros factores y sectores. En las dos últimas décadas el consumo eléctrico a nivel nacional prácticamente se ha duplicado, pasando de 559 a 1,000 petajoules de 2000 a 2018. El mayor consumidor de electricidad es el sector industrial, que actualmente consume más del 60% del total de la electricidad, lo que representa cerca de tres veces el consumo del conjunto de los usuarios domésticos (22%).
IM2. Evolución del consumo eléctrico por sectores y millón de habitantes, 2000-2018 (en Petajoules / Millones de habitantes (Fuente: elaboración propia de los autores con base en SIE e INEGI)
México es el único país de América Latina donde el sector industrial consume más de la mitad del consumo total de electricidad. Eso se explica, en parte, por el dinamismo de la economía de exportación, ligada principalmente al modelo de producción exportador de especialización productiva dinamizado por el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN, hoy T-MEC) y moldeado bajo la proyección hegemónica regional de Estados Unidos: en 2018, en México se exportaron mercancías con un valor de 441,000 millones de dólares, del cual el 70% fue hacia Estados Unidos.
Im3. Peso del consumo eléctrico industrial y exportaciones en América Latina, 2018 (Fuente: elaboración propia de los autores con base SieLAC-OLADE y Banco Mundial)
Además del subsector maquilador, la industria minera y cementera aparecen como las principales actividades consumidoras dentro de las actividades industriales. Dos actividades extractivas que, en conjunto, en 2018 representaron el 8% del consumo nacional de electricidad, lo que equivale al consumo doméstico de 46 millones de personas.
Un acceso desigual e injusto a la electricidad
El gran peso de algunas ramas industriales en el consumo de electricidad contrasta con el acceso desigual de la población a este bien común. En 2018 había 1.8 millones de personas sin acceso a electricidad a nivel nacional y 269 mil viviendas habitadas seguían acceso a este recurso en 2020. Un tercio de esas viviendas sin electricidad están concentradas en los estados de Veracruz, Chiapas y Oaxaca, a pesar que estos concentran una gran cantidad de centrales eléctricas (Chiapas concentra el 41% de la capacidad hidroeléctrica operando a nivel nacional y Oaxaca el 46% de la capacidad eólica en operación) que han generado graves conflictos y procesos de despojo para la población local. Esos datos evidencian que el aumento de centrales eléctricas no garantiza el acceso universal a la electricidad y cuestiona la supuesta utilidad pública que acompaña la promoción de nuevos proyectos. El sistema eléctrico mexicano prioriza el flujo de energía en función de la acumulación de capital, relegando a un segundo plano el consumo de las regiones que resultan menos trascendentes al patrón particular de acumulación. La electricidad es un bien común que no ha dejado de privatizarse y es una mercancía con una función estratégica para la industrial lo que condiciona la forma en que se despliega territorialmente.
Las contradicciones y mitos del proceso de transición energética
La forma hegemónica de la llamada “transición energética” ha articulado un conjunto de mecanismos de mercado que promueven el despegue de una “economía verde” dentro del sector energético, lo que ha sido fuertemente criticado por ser promovida desde una lógica corporativa y generar las siguientes contradicciones:
Busca ampliar la proporción de “energías renovables” en la matriz eléctrica, sin reducir el consumo real de hidrocarburos. Las metas de reducción de consumo de fuentes fósiles a las que se comprometen los países, son establecidas en términos relativos y no en términos absolutos, esto es, son metas a las que se llega sin reducir el consumo absoluto de fuentes fósiles a razón de aumentar únicamente la generación eléctrica a partir de fuentes renovables. En el caso de México las energías renovables no están reemplazando la generación eléctrica basada en fósiles sino que se están sumando al aumento continuo de generación eléctrica. A pesar de duplicar la capacidad instalada de energías renovables en México entre 2005 y 2019 (con 123 nuevas centrales principalmente eólicas y solares), la generación fósil ha aumentado en un 30% durante este mismo periodo (de 191 mil a 253 mil GWh). Las energías renovables no tienen la capacidad, ni en México ni en el mundo, de cubrir una demanda siempre creciente de electricidad. Mientras no existan acciones concretas para limitar el aumento del consumo eléctrico y para definir sus usos prioritarios en pro de la justicia y el bienestar colectivo, no habrá posibilidades reales de alcanzar una disminución absoluta y no sólo relativa en el consumo de energía fósil.
Es una política que evalúa las tecnologías “adecuadas” únicamente a partir del volumen de gases de efecto invernadero emitidos durante la generación eléctrica, y no durante todo el proceso de instalación y producción de la propia tecnología (paneles solares, aerogeneradores, etc.). De esta manera no considera el conjunto de impactos que estas tecnologías tienen, como eliminación de cubierta vegetal, erosión por aplanamiento de terreno, cambios de usos de suelo etc. Se puede cuestionar el término de energías “limpias” por los graves impactos socioambientales generados por proyectos de energías renovables en México, y por el hecho que este modelo de transición energética termina fomentando el extractivismo minero. Las centrales eólicas y solares actualmente en proyecto en México van a requerir, por ejemplo, aproximadamente 1.5 millones de toneladas de minerales para su construcción. La transición energética actual es una apuesta corporativa que pretende aplazar la solución de la crisis ambiental y climática fomentando una de las actividades industriales más nocivas en términos de impactos socio ambientales y de consumo de energía (agua, electricidad).
Conclusión
Una transición energética alternativa real tiene que empezar por cuestionar el modelo capitalista de acumulación y la geopolítica de dominación de la energía. Debe dirigirse hacia el abandono del patrón de explotación producción y consumo basado en energías fósiles, y hacia su reemplazo por un modelo social y energético completamente diferente. Un modelo que priorice las necesidades reales de reproducción de los pueblos (no del capital) y que se construya sobre el debate permanente sobre los valores de uso necesarios para cada comunidad, localidad y ciudad, así como sobre las tecnologías local y culturalmente adecuadas. Esta otra transición energética, que los pueblos han dado en llamar popular o comunitaria, se ha venido construyendo con la crítica y la determinación de pueblos, organizaciones e individuos que se han opuesto a la expansión de proyectos energéticos en su territorio, con las reflexiones que sobre el consumo y la explotación laboral existen en varias ciudades, y con los proyectos de abasto energético que a nivel local y regional han realizado los distintos pueblos organizados.
Referencias Bibliográficas
- Geocomunes. Alumbrar las contradicciones del Sistema Eléctrico Mexicano y de la transición energética. Preguntas clave para entenderlos y construir otros modelos energéticos. Geovisualizador y texto de análisis descargable en http://geocomunes.org/Visualizadores/SistemaElectricoMexico/#
- 2016. Territorialización de la Reforma Energética: el control privado de la explotación, el transporte y la transformación energética en el noroeste de México. Texto descargable en: http://geocomunes.org/Analisis_PDF/Territorializacion_RE_GeoComunes.pdf
PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y EFICIENCIA ENERGÉTICA: PALABRAS CLAVE PARA ABORDAR LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA CON ÉXITO
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Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Javier Andrés Piedra Fierro, Ingeniero Civil Mecánico de la Universidad de Concepción. Director Ejecutivo en Fundación Energía para Todos y docente en Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Concepción; Catalina Paz Brieba Metzger, Periodista de la Universidad Diego Portales, Encargada de Comunicaciones en Fundación Energía para Todos.]
Resumen:
Los problemas de acceso, equidad y calidad en el abastecimiento de las necesidades energéticas, junto con el impacto de la generación y uso de la energía sobre el medioambiente, se han convertido en un tema importante para Chile en los últimos años. Según ONU-Hábitat, las ciudades y localidades son altamente vulnerables a los efectos del cambio climático, es por eso, que la innovación en modelos de negocio sostenibles, la colaboración público-privada y la cooperación de la sociedad civil, son elementos clave para alcanzar las metas de Desarrollo Sostenible a nivel mundial. Desde hace 5 años, Fundación Energía para Todos, se encarga de realizar consultorías y asesoramiento multidisciplinario a Municipalidades y distintos organismos públicos, con el fin de diseñar y ejecutar proyectos energéticos sostenibles que se enfoquen en la superación de la pobreza energética y marquen el acento en la participación de la ciudadanía.
Palabras clave: Energías Renovables, Eficiencia Energética, Participación Ciudadana
1. Desarrollo Energético Local a partir de las necesidades ciudadanas
El potencial de Energías Renovables en Chile es inmenso: proyectos solares, eólicos, de biomasa o geotermia, se pueden desarrollar a partir de las condiciones naturales que posee nuestro país, permitiendo proyectar un futuro 100% renovable. Sin embargo, aún existen más de 50.000 hogares sin acceso a electricidad y 1.800.000 personas que no disponen de sistemas de Agua Caliente Sanitaria. Eso, sumado a que más del 66% de los hogares presentan problemas de Eficiencia Energética debido a la falta de aislación térmica, y otro 30% que gasta excesivamente energía en sus viviendas, crean un desafío potente a la hora de hablar de la tan anhelada Transición Energética.
Fundación Energía para Todos, nace como una iniciativa de tres ex compañeros de la Universidad de Concepción, motivados por la misión de promover desde la ciudadanía, la implementación de acciones y estrategias de mitigación del cambio climático en torno a la Eficiencia Energética y las Energías Renovables. A la fecha, Energía para Todos, ha trabajado en más de 30 comunas, colaborando con 21 municipios, más de 80 Organizaciones Sociales, y beneficiando a miles de vecinas y vecinos que, a partir de sus necesidades, diseñan en conjunto ideas innovadoras, concretas, con impacto social e incluso, que tienen potencial de ser replicadas para abordar problemáticas energéticas a lo largo del país.
En Chile, para avanzar en medidas de mitigación del cambio climático, progresar en la resiliencia de los territorios e impulsar la competitividad y productividad del sector energía, el Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad Energética, llevan a cabo el programa Comuna Energética, que se encarga de promover el Desarrollo Energético Local Sostenible, desde el fortalecimiento en la gestión energética a nivel municipal e impulsando la participación ciudadana, levantando soluciones energéticas que impactan positivamente en la sociedad y el medioambiente.
De esta manera, a través de impulsar en los municipios el desarrollo de Estrategias Energéticas Locales (EEL), que establecen una misión, objetivos y metas, dentro de un plan de acción a corto, mediano y largo plazo, se avanza en la sensibilización de la población, llegando a la implementación de proyectos energéticos afines. En este contexto, la Fundación Energía para Todos, se ha especializado en el diseño de Estrategias Energéticas Locales, trabajando en cinco regiones del país, analizando el escenario energético, estimando el potencial de Energías Renovables y Eficiencia Energética que se pueden aprovechar en los distintos territorios, e involucrando activamente a la comunidad.
Im1. Etapa de participación ciudadana en el desarrollo de la Estrategia Energética Local de Dalcahue, comuna de la Isla Grande de Chiloé, en la región de Los Lagos, Chile.
2. Eficiencia Energética: reduce el impacto medioambiental y mejora la calidad de vida
Entre las iniciativas que hoy está desarrollando la Fundación Energía para Todos, se destacan: “Mapas de Calor en la Región de Aysén”, el cual generará insumos para un posterior estudio de prefactibilidad de Calefacción Distrital y Aislación Térmica de Viviendas en las localidades de Chile Chico, Puerto Aysén, Puerto Chacabuco y Puerto Cisnes; “Gestión Integral de Residuos”, permitiendo que el Liceo Paula Jaraquemada, en la comuna de Recoleta, se haga cargo de los residuos orgánicos generados en el casino, transformándolos en biogás utilizado en la cocina del establecimiento, y fertilizante para un invernadero medicinal comunitario; y “Mejoramiento de la Eficiencia Térmica Residencial en Dalcahue”, que tiene como objetivo principal reducir el excesivo consumo de leña -y otros combustibles- a través de la aislación térmica en el hogar, lo que genera beneficios, tanto para el medioambiente, como para la salud y el bolsillo de las personas.
En cuanto a “Mejoramiento de la Eficiencia Térmica Residencial en Dalcahue”, es un proyecto co-financiado por el 4to Concurso de Inversión Energética Local del Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad Energética. La iniciativa impulsa la aislación térmica de viviendas, agregando demanda para el reacondicionamiento de la techumbre de los hogares, sellando infiltraciones de aire en puertas y ventanas, y capacitando a los participantes, con el fin de hacer un uso eficiente y responsable de la energía, logrando así, reducir el consumo de combustible hasta en un 45% por hogar. Según el diagnóstico de Energía para Todos, el 94% de las familias en Dalcahue dependen de la leña, y el 54% no tiene aislación térmica. Esta es una realidad que se repite en muchos pueblos y ciudades del centro y sur de Chile, generando graves problemas ambientales, asociados a la calidad del aire, y lo que conlleva en materia de salud para los habitantes, pero también, develando que existe una gran cantidad de hogares que habitan en viviendas precarias desde el punto de vista energético.
Im2. Especialistas de Fundación Energía Para Todos explicando las medidas de aislación térmica que se llevarán a cabo en el proyecto “Mejoramiento de la Eficiencia Térmica Residencial en Dalcahue”
3. Conclusiones y reflexiones finales
La descentralización energética y la participación de nuevos actores son fundamentales para desarrollar una matriz energética más limpia y económicamente competitiva. De la misma forma, la Eficiencia Energética se debe impulsar con fuerza, desarrollando proyectos que contribuyan desde lo local a la Transición Energética, utilizando todos los beneficios de las Energías Renovables de la forma más eficiente, beneficiando a las comunidades, reduciendo emisiones y aportando al Desarrollo Sostenible. Sin lugar a dudas, para que la Transición Energética avance con éxito, debe tener una mirada social, colaborativa e inclusiva.
Entrevista a Anahí Urquiza: “Tenemos serios problemas de pobreza energética que hacen que la transición energética sea mucho más compleja que en otros países”
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Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
La Dra. Anahí Urquiza es Académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, investigadora del Centro de Ciencias del Clima y la Resiliencia (CR2) y Coordinadora de la Red de Pobreza Energética. Es Antropóloga Social y Magister en Antropología y Desarrollo, de esta misma Universidad. Se doctoró en Sociología en la Universidad Ludwig Maximilian de Munich y en el Programa Environment and Society, del Rachel Carson Center, ambas instituciones alemanas. Experta en teoría de sistemas, sus áreas de investigación se concentran en la relación medio ambiente y sociedad, especialmente en vulnerabilidad hídrica, pobreza y transiciones energéticas, relación ciencia-sociedad, gobernanza y resiliencia frente al cambio climático.
- Sabemos que tu formación inicial fue en Antropología ¿podrías compartirnos cómo fue que empezaste a establecer una vinculación con los temas de energía y cambio climático?
Efectivamente, no es tan común encontrar antropólogos que estén trabajando en los temas socioambientales a la par que los ingenieros o los climatólogos, por ejemplo. Pero gran parte del espíritu inicial de la Antropología parte de la preocupación sobre cómo los seres humanos se adaptan a su entorno ecológico y a partir de esto desarrollan culturas específicas. Además, hice un doctorado en Sociología, con un enfoque muy orientado a la comprensión sistémica de los desafíos contemporáneos. Entonces, cuando se mira los problemas que enfrenta la sociedad contemporánea desde estos enfoques, podría plantearse que se relacionan con la forma en que estamos tomando las decisiones y de qué manera estamos asumiendo que estas decisiones configuran el futuro.
En el contexto de una sociedad diferenciada por funciones hiper especializadas, con mucha autonomía del sistema económico, con lógicas propias del sistema político y limitaciones importantes de gobernanza global, una de las inquietudes que surgieron desde mi formación fue ¿cómo hacemos para que la sociedad, dentro de su complejidad, se haga cargo de dilemas colectivos como el cambio climático, pero también de temas como el envejecimiento de la población, la inteligencia artificial o la eugenesia del ser humano?
Así es cómo desde mi orilla disciplinaria me he aproximado a los temas ambientales, en los cuales ha sido fundamental poder trabajar con otras disciplinas para realizar abordajes más integrales, que permitan articular soluciones mucho más completas y nos permitan hacernos cargo de estos grandes problemas. Desafíos que, en alguna medida, también son consecuencia de tener miradas ultra reduccionistas, orientadas a la eficiencia y con soluciones puntuales.
En este sentido, he trabajado principalmente en dos líneas de investigación. Por un lado, la de vulnerabilidad hídrica, buscando entender cuáles son las dificultades que tenemos en Chile para enfrentar la escasez hídrica frente al cambio climático. Y, por otro lado, la de energía y mitigación, puesto que es necesario avanzar en una transición energética frente a las nuevas condiciones climáticas, pero también reducir las emisiones que las generan para que la adaptación sea viable y podamos proteger sobre todo a las poblaciones más vulnerables.
Al trabajar en el tema de energía, rápidamente me di cuenta de que la discusión estaba dominada por una perspectiva muy ingenieril, orientada en gran medida a soluciones de transición hacia energías renovables, pero sin mirar sus implicaciones en la dimensión social. Ya sea en los impactos que tienen las mismas energías renovables o los cambios que se generan por las transiciones energéticas —como las transformaciones en el mundo laboral— y que se relacionan con la transición justa.
Pero también nos dimos cuenta de que tenemos serios problemas de pobreza energética, y que las dificultades para cubrir las necesidades de energía de nuestra población hacen que la transición energética sea mucho más compleja que en otros países con ingresos más altos y donde la mayoría de la población no tiene dificultades de acceso a la energía. En este sentido, surge la Red de Pobreza Energética como una serie de esfuerzos interdisciplinarios para abordar estos vacíos.
- ¿Podrías contarnos de qué trata la pobreza energética y por qué es importante abordarla en un contexto de cambio climático?
La pobreza energética se ha trabajado desde los noventa en Europa y yo diría que el mayor avance se ha centrado en dos líneas. Por un lado, en los países más ricos, el foco se ha orientado en abordar cuanta carga para el presupuesto familiar implica cubrir los servicios energéticos. Es decir, si las familias están gastando demasiado o si logran cubrir suficientemente bien las necesidades de combustible que requieren para los inviernos, sobre todo en los países fríos. En esta línea se trabajó mucho con la regla del 10%, la cual planteaba que si gastaba más de ese porcentaje del presupuesto del hogar en energía, se estaba en una condición de pobreza energética, pues se limitaba el resto de los gastos y por tanto la cobertura de otras necesidades.
Por otro lado, en África, Asia, América Latina y Oceanía, los trabajos estaban más enfocados en la electricidad y en los esfuerzos que se han desarrollado para conectar a las diferentes comunidades al sistema. Sobre todo, por las implicaciones que esto tiene en las capacidades para utilizar las tecnologías de la información o como un recurso básico para poder vivir en el mundo en el que hoy estamos.
Entonces, hasta hace unos años se podía decir que uno era pobre energéticamente cuando no tenía acceso a la electricidad, no estaba conectado o cuando gastaba demasiado en energía. Pero nos dimos cuenta que en los países latinoamericanos teníamos más problemas que esos, y no contábamos con los lentes adecuados para mirarlos. Porque las conceptualizaciones se habían hecho desde Europa, donde las soluciones habitacionales ya estaban resueltas, había Estados de bienestar que cubrían ciertas necesidades y en donde se miraba a los países del tercer mundo como aquellos a los que había que darles acceso.
Sin embargo, en América Latina, los países tienen en general buenos porcentajes de acceso que están sobre el 90% de conectividad eléctrica. Y, por otro lado, el gasto en energía tampoco es tan alto, considerando por supuesto la limitada información que se tiene. Pero había algo que no calzaba, porque claramente tenemos un problema. En nuestro país, la gente pasa mucho frío en el invierno, tenemos ciudades saturadas de contaminación por el uso de leña y a la gente se le hace muy difícil pagar la electricidad. Por lo tanto, nos dimos cuenta de que necesitábamos construir un concepto más complejo y fue por eso que creamos la Red de Pobreza Energética, y nos propusimos construir el concepto con la participación de diferentes disciplinas y sectores.
Después de un año trabajando en ello, partimos de que efectivamente, una de las condiciones de la pobreza energética es cuando el gasto en energía representa una carga muy pesada para el presupuesto del hogar, o cuando decididamente los hogares renuncian a cubrir los servicios energéticos por la incapacidad para pagarlo, y pasan frío, no tienen agua caliente sanitaria o iluminación suficiente.
Una segunda condición, tiene que ver con el acceso a la energía, pues dada la diversidad geográfica de los países latinoamericanos, existen poblaciones y territorios aislados con dificultades para conectarse a la red general. A diferencia de Europa, por ejemplo, donde existen asentamientos más próximos y concentrados.
Una tercera condición de la pobreza energética se relaciona con la calidad de la energía. Porque podría ser que los hogares no gasten tanto, que cubran de forma suficiente sus servicios energéticos, pero que, al mismo tiempo, estén expuestos a grandes niveles de contaminación. Por ejemplo, por el tipo de combustión que generan para cocinar, calentarse, etc., como es el caso de la leña.
Con base en lo anterior, planteamos que una mirada más integral sobre la pobreza energética y la capacidad que se tiene para cubrir las necesidades de energía implica al menos tres dimensiones: i) la equidad, que se relaciona con el peso que el gasto de energía tiene en el presupuesto y las posibilidades que se tienen para pagar; ii) el acceso, que tiene que ver con umbrales tecnológicos, físicos y geográficos, vinculados con las posibilidades de conectarse a la red de energía; y iii) la calidad, que no solo se relaciona con la calidad de energía eléctrica sino también de otros combustibles.
- ¿Cuál dirías que es el panorama general de la transición energética en Chile y cuáles han sido los principales desafíos?
La transición energética tiene muchas oportunidades en Chile porque es un país muy rico en recursos naturales y con una gran potencialidad solar y eólica, pero también de energías que aún no hemos explorado como la geotérmica o la mareomotriz. En los últimos años dimos un salto muy rápido que, por un lado, podría relacionarse con el abaratamiento en los costos de las tecnologías; y, por otro, con el esfuerzo de construir una política energética de largo plazo—Energía 2050— que tuvo un impacto muy positivo al fomentar el trabajo colaborativo entre investigadores y actores del sector público y privado.
En general, podría decirse que el proceso de transición energética ha sido destacable en varios ámbitos, aunque seguimos teniendo algunos desafíos. Uno de ellos, es que Chile aún tiene una matriz energética muy sucia, dado que las plantas a base de carbón siguen siendo muy importantes. Esto ha implicado que existan zonas de sacrificio, con serios impactos ambientales y para la salud de la población, pues muchas personas han sido condenadas a vivir en ambientes tóxicos. Por tanto, no solo es necesario cerrar las plantas lo antes posible, sino además hacer una recuperación de las personas y los territorios.
Y esto tiene que ver con una mirada más amplia de la transición justa, que no solo se enfoca en ofrecer soluciones laborales a quienes se quedarían sin empleo por la transición, lo cual es importante por supuesto. Sino que también implica hacerse cargo de los pasivos ambientales y del daño que se ha producido a la población cercana. Asimismo, tiene que ver con asegurarse de que la transición energética no aumente los costos de energía para los hogares. Lo que es un desafío en el contexto de la institucionalidad que tenemos y de los mecanismos con los que se definen los precios.
- ¿Cómo evaluarías el abordaje de estos temas en Chile por parte de las instancias gubernamentales y qué orientaciones propondrías?
Considero que hasta hace poco tiempo no había preocupación en estos temas. Y me atrevería a decir que se empezó a hablar de pobreza energética, y recientemente de transición justa, en la definición de la política energética de largo plazo. Me parece que este proceso nos ha dejado varias enseñanzas. Primero, la importancia de abrir espacios de reflexión y planificación de largo aliento en las políticas públicas. Segundo, lo fundamental de promover la conversación entre los investigadores, tomadores de decisiones, sociedad civil y el sector privado para tener visiones más integrales y visibilizar aspectos que desde miradas sectorizadas no son posibles.
Por otro lado, en el proceso ha habido una reticencia a asumir que la pobreza es mucho más de la que se estaba midiendo y que hay dimensiones de la pobreza que hasta hace poco no estaban siendo consideradas. Incluso, al iniciar el gobierno de Piñera, existía una resistencia a hablar sobre pobreza energética, porque cuando se amplía el concepto de pobreza las estadísticas muestran que no se está reduciendo, sino que las cifras aumentan, y eso es algo que no se está en disposición de decir. En esos momentos, por ejemplo, nos cortaron toda la comunicación y los esfuerzos que habíamos hecho en la Red para poder trabajar sobre el tema con dichas instancias. Por suerte, después del estallido social llegó un remezón importante al nivel de los tomadores de decisiones y el Ministerio de Energía nos volvió a buscar para pedirnos que trabajáramos en el tema. Por supuesto, nosotros ya teníamos un gran avance, así que los sumamos a los espacios que ya estábamos trabajando. Inclusive, ahora, hemos tenido una importante participación en la actualización de la política energética, la cual tendrá un fuerte componente de pobreza energética.
Igualmente, ha existido una suerte de “miopía”, al no valorar lo que se genera en las universidades chilenas. La tendencia de los gobiernos ha sido traer organismos internacionales para recibir asesoramiento, cuando en muchos casos los grupos locales de trabajo —como la Red de Pobreza Energética— cuentan con mucho más trabajo desarrollado que dichos organismos.
- Desde tu experiencia, ¿qué aportan las ciencias sociales al estudio de fenómenos tradicionalmente asociados a las ciencias exactas, como el clima o la energía? ¿cómo trabajar en perspectivas inter o transdisciplinarias?
Yo diría que esto es lo más importante para nosotros, y si bien en la entrevista nos hemos concentrado en la pobreza y la transición energética, estos son algunos de varios temas que implican desafíos complejos.
El primer desafío es cómo logramos articular diferentes conocimientos disciplinares —ya sea entre las ciencias naturales y sociales, e incluso dentro de cada una de estas ciencias— para tener visiones más completas de los fenómenos.
El segundo, cómo logramos que ese conocimiento sea útil para la sociedad y que no se quede solo en papers científicos, sino que los tomadores de decisiones se den cuenta de todo el conocimiento que se está generando y exista una articulación entre las diferentes formas de conocimiento. Con esto, no solo me refiero al conocimiento científico y el de tomadores de decisiones, sino los conocimientos ancestrales y la memoria de las comunidades, que son fundamentales para tomar decisiones sobre sus territorios.
El tercero, tienen que ver con que efectivamente, en las ciencias sociales no hemos estado muy presentes en la comprensión de los fenómenos ambientales, tecnológicos, genéticos y otros que están más dominados por las ciencias duras. Que, sin embargo, tienen una dimensión social tremendamente relevante que debe ser estudiada y articulada con los conocimientos de estas otras especialidades para que podamos hacernos cargo de sus desafíos.
Otro de los desafíos, tiene que ver con el papel que desempeñamos las personas de las ciencias sociales en los equipos interdisciplinarios. Cuando uno empieza a trabajar con personas de otras ciencias, rápidamente se da cuenta de que tenemos técnicas de trabajo y habilidades para articular diferentes perspectivas, generar metodologías de conversación, síntesis u otras, que son muy distintas a las que se tienen en otras disciplinas. Sin embargo, por un problema de jerarquías de la ciencia, y de desvalorización de las ciencias sociales respecto a las naturales, rápidamente nos relegan a ser los facilitadores de los procesos. Entonces es muy curioso, porque de un momento a otro podemos pasar de ser invisibles a ser ultra necesarios para apoyar la comunicación entre la ciencia y la política. Como es el caso de la construcción de escenarios, empoderamiento comunidades para tomar decisines sobre sus territorios, o simplemente la divulgación científica, entre otras instancias. Y bueno, claro que tenemos algo que aportar ahí, pero al mismo tiempo tenemos problemas más graves de los cuales hacernos cargo y en donde es crucial nuestro papel como investigadores. Sin duda el desafío que tenemos es dantesco.
Atlas del Carbón. Hechos y Cifras de un combustible Fósil | Las salvajes bocaminas como bestias fugitivas
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Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Natalia Aravena Solís, Geógrafa U. de Concepción, Estudiante Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC]
Libro: Atlas del Carbón
Editorial: Fundación Heinrich Böll, Friends of the Earth international y Terram.
Año: 2020
E-book Disponible: https://www.terram.cl/descargar/energia/termoelectricas/Atlas-del-Carbon-Latinoamerica.pdf
Im.1 Portada Libro | Fuente: https://www.terram.cl/publicaciones/
Resumen
Contrario a lo que podamos pensar, el carbón sigue siendo un recurso muy utilizado en el mundo, tanto en la generación de energía eléctrica, como en otros procesos productivos. Atlas del Carbón (2020), en su versión para Latinoamérica, se plantea como una contribución para sensibilizar acerca de la urgencia de frenar la quema de combustibles fósiles, especialmente el carbón. Mediante gráficos, diagramas y mapas, en conjunto con información precisa y actual, es una lectura que motiva la comprensión de la descarbonización como un hito en el camino para desfosilizar nuestras sociedades. Publicado originalmente en inglés, se ofrece esta versión en español a la que se agregan dos casos de interés latinoamericano: Colombia y Chile.
Palabras Clave. Descarbonización, contaminación ambiental, GEI.
Introducción.
La utilización del carbón daña el medioambiente en varias etapas de su proceso productivo: en su extracción, sea en mina subterránea o a tajo abierto, se destruye la naturaleza, se contamina el agua e impulsa migraciones forzosas de comunidades. En su combustión emite a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono y metales pesados, perjudiciales para todo el ecosistema (incluyéndonos). Las centrales de carbón son de baja eficiencia y, pese a ello, después del petróleo, sigue siendo la segunda fuente de energía más importante en el mundo. El consumo de carbón sigue aumentando, incluso en Europa, cuyos mayores exponentes son Alemania, Polonia y Gran Bretaña.
Entre sus consecuencias está la delgada línea de des-equilibrio ambiental del cambio climático, que, si aumenta en 1,5°C más la temperatura terrestre, no podremos contener. Para alcanzar ese objetivo el 88% del carbón debe permanecer bajo tierra, sin embargo, la Unión Europea sigue financiando proyectos cuya fuente de energía es el carbón, un rubro altamente privatizado, con lobby y que paga a escépticos climáticos. ¿Qué hacemos entonces? La oposición a proyectos que involucren carbón ha ganado más adeptos, y el objetivo común es crear sistemas de generación y producción que realmente dependan de energías renovables, más que de combustibles fósiles.
Im.2 El carbón como recurso en el mundo | Fuente: https://www.terram.cl/publicaciones/
Carbón, pasado y presente de la bestia fugitiva.
El carbón se origina de vegetación a alta temperatura y presión, sin contacto con aire, por lo mismo hay depósitos en todos los continentes (Im.2). Mientras más antiguo el carbón, más carbono y energía contiene. Impulsó la Revolución Industrial y la transformación de las economías y sociedades durante los últimos dos siglos. Aunque se aprovecharon sus beneficios, sus consecuencias han sido ignoradas, siendo el carbón uno de los factores más importantes del cambio climático, ya que su extracción y combustión aporta gases de efecto invernadero (GEI) de alto impacto y contaminación ambiental.
Los efectos geológicos de la minería del carbón tampoco han sido menores: la minería a rajo abierto destruye el paisaje y la superficie por sobre las minas subterráneas se hunde.
Las centrales termoeléctricas a carbón generan gases tóxicos y material particulado, responsables de cientos de miles de muertes alrededor del mundo cada año, por lo que la contaminación atmosférica y ambiental del carbón cuesta miles de millones en gastos de salud.
Socialmente, el sector está empleando menos personas, aunque aumente su producción y la minería subterránea sigue siendo uno de los trabajos más peligrosos. Las comunidades locales pueden ser afectadas por migraciones forzosas y represión, para permitir la explotación del carbón.
Desde lo político-económico, la industria del carbón utiliza dinero de los contribuyentes para mantener sus precios bajos y no ofrece compensación por los costos relacionados con el cambio climático o las enfermedades. Mientras que cavar minas, construir centrales termoeléctricas y proveer infraestructura cuesta miles de millones, los países subdesarrollados no pueden costearlo, por lo que las agencias de crédito y los bancos privados ofrecen fondos para financiar el carbón.
En la actualidad, pese a que supongamos que va a la baja, la construcción de centrales termoeléctricas a carbón se reanuda silenciosamente (ver el caso de Japón), ¿para cuándo la descarbonización?
Las salvajes bocaminas en Latinoamérica.
Im.3 Generación eléctrica en Chile | Fuente: https://www.terram.cl/publicaciones/
En el mundo se presenta un fuerte aumento de la energía renovable, por lo que el uso del carbón está poniendo en peligro el ambicioso objetivo de reducir las emisiones de GEI. En Latinoamérica, Chile sigue utilizando el carbón en la generación de electricidad, siendo de este origen el 40% de la electricidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) (Im.3), a pesar del anuncio de la no construcción de nuevas centrales y la fuerte entrada de energías renovables no convencionales, así como también la promesa de cerrar todas las termoeléctricas para el 2025. El costo de esta combustión repercute en las personas, que habitan las denominadas Zonas de Sacrificio: un ejemplo de ellas es la central Bocamina I y II con sus repercusiones por más de 30 años en Coronel, Bio Bio.
Mientras, en Colombia la explotación del carbón ha implicado la expansión de territorios en sacrificio, donde comunidades vulnerables (campesinos, indígenas y afrodescendientes) y las futuras generaciones deben lidiar con los impactos.
Conclusión.
Siempre que se quiere discutir acerca de cambio climático y energía, la industria del carbón con su poderoso lobby no quiere ceder. Suelen conseguirlo, sin embargo, todos podemos ser parte del cambio.
La participación de las energías renovables dentro de la matriz energética global está creciendo rápidamente. Naciones, organizaciones, compañías y personas estamos cambiando. No es una tarea fácil, ni tampoco se alcanza a ver en el horizonte a este fugitivo derrotado, ni si su caída será próxima. Lo que sí está en nuestras manos es informarnos, informar a otros y juntos crear conciencia. Atlas del Carbón es un paso para lograrlo.
“El niño que domó el viento”
Ver“El niño que domó el viento”
Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Francisca Moraga Núñez, Antropóloga Pontificia Universidad Católica de Chile, Estudiante Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC & Caleb Yunis Lizana, Antropólogo Pontificia Universidad Católica de Chile, Estudiante de Magíster en Ciencia, Tecnología y Sociedad, Universidad Alberto Hurtado. Asistente de investigación del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR)]
Película: El niño que domó el viento (2019)
Dirigido por: Ejiofor Chaiwetel
Premios: British Independent Film Awards (BIFA): 3 nominaciones, incluida Mejor Director Debutante
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=nPkr9HmglG0
Disponible en Netflix
Im.1 Póster Película | Fuente: https://www.filmaffinity.com/
Resumen
“El niño que domó el viento” (2019) es una película basada en un hecho real a cargo del director Ejiofor Chaiwetel. Esta se centra en la temática de la sequía y la transición energética desde la innovación tecnológica. El protagonista decide construir un molino de viento con materiales que tenía a su alcance, con la finalidad de darle energía a una bomba de agua conectada a un pozo y así tener este recurso disponible para los cultivos todo el año. Esta película nos invita a reflexionar sobre el interior de la “caja negra” de la innovación y los beneficios que tiene el uso de energías renovables en comunidades de menores recursos y alta vulnerabilidad socioambiental.
Palabras Clave. Energía eólica, sequía, innovación.
Introducción.
En la actualidad, hemos sido espectadores de las consecuencias que el cambio climático tiene en nuestras vidas, contribuyendo a la transformación los modos de vivir de distintas comunidades, en especial aquellas que subsistían a través de la agricultura, al ser afectadas por fenómenos como sequías y aluviones. Bajo esta temática se centra la película basada en un hecho real, titulada “El niño que domó el viento” (2019) a cargo del director Ejiofor Chaiwetel.
Ambientada en el año 2001, la película nos narra la historia del niño William Kamkwamba y su familia, que habitan en Malawi, país de África Oriental. Este se encuentra atravesando serias dificultades climáticas y políticas que afectan a la producción y abastecimiento agrícola, lo que perjudica fuertemente a la familia del protagonista y a su comunidad, dado que su actividad económica principal es el cultivo de maíz.
Dicho contexto se evidencia en las peripecias que deben atravesar en su vida cotidiana, como fuertes hambrunas que derivan en robos, violencia y migración en busca de nuevas oportunidades. Dada esta situación, el protagonista decide construir un molino de viento con trozos de basura, un dinamo (pequeño generador eléctrico que funciona a través del movimiento) de su profesor de ciencias y la bicicleta de su padre, con la finalidad de darle energía a una bomba de agua conectada a un pozo y así tener este recurso disponible para los cultivos todo el año.
Im.2 Cosecha | Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=nPkr9HmglG0
Mphero – Viento.
Las catástrofes naturales y problemáticas sociopolíticas desencadenan una serie de eventos que aquejan al protagonista y su familia, siendo catalizadores del proceso de elaboración del aerogenerador que les serviría posteriormente para poder sobrevivir. Específicamente, el contexto de sequía provocó que la producción agrícola disminuyera de manera significativa, lo que empujó a que los campesinos a vender sus tierras a la industria tabacalera de la localidad. Estos terrenos originalmente estaban cubiertos de árboles, pero tras su venta pasaron a ser talados y utilizados para la producción de tabaco.
Posteriormente, abundantes lluvias provocaron un gran aluvión que arrasa con los cultivos de los agricultores y deteriora sus tierras; ello es un evento irónico para la comunidad debido a que, de no haberse talado los árboles, la inundación podría haber sido retenida de mejor manera. Finalmente, estos hitos producen un quiebre social, manifestado en robos entre vecinos, emigración de la juventud hacia otros pueblos, hambruna y una sensación de permanente desesperanza. Frente a todas estas dificultades, William decide buscar soluciones a la sequía, innovando con los escasos recursos con los que cuenta.
Es así como esta historia nos invita a reflexionar sobre el interior de la “caja negra” de la innovación, viéndola como un proceso no-lineal, ni definido previamente, que se construye en base a problemáticas locales, y es abordado desde condiciones socio-materiales específicas. Esto se muestra en la película a través del recorrido que sigue William, las conexiones y relaciones que genera primero, con su familia, amigos, comunidad; segundo con los artefactos tecnológicos desechados por la empresa tabacalera local (tales como baterías de auto descompuestas, fierros oxidados, trozos de cable, entre otros); y, por último, con el conocimiento que adquiere a través de su educación en la escuela.
Estas relaciones que va estableciendo el protagonista son articuladas de manera simétrica y terminan manifestándose en la misma materialidad del molino de viento. En específico, en el aerogenerador que les permite superar la hambruna y el quiebre social es co-construido a través de materialidades, que se encuentran cargadas de simbolismos significativos para la comunidad.
Es decir, primero por la madera de los árboles que estaban siendo comprados y talados por la tabacalera y que servían como protección de los cultivos frente a las lluvias. Segundo, por el techo de lata de la casa de William que usaron para las astas del molino. Tercero, por las baterías de auto, cables, y mangueras que recolectó de la basura. Por último, por el dinamo de la bicicleta del profesor de ciencias del protagonista, el que es utilizado, junto a la bicicleta que su padre usaba para transportarse y que tuvo que ser destruida para utilizar su marco, cadena y rueda como mecanismo que moviliza las aspas y generar energía eólica.
Estos materiales por separado se relacionan simbólicamente a la protección de la comunidad, a su capacidad de adaptación y resiliencia, y a sus mismas relaciones. En conjunto, siguen representando estos aspectos de la comunidad, pero son reordenados y transformados en una nueva composición que responde a la problemática que les aqueja, y para la que deben colaborar de formas innovadoras.
Im.3 Domando el viento | Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=nPkr9HmglG0
Conclusión.
La película concluye ofreciéndonos un rápido vistazo a la vida actual de sus personajes principales. William puede ingresar a la universidad y se especializa en estudios medioambientales, trabajando en la visibilización de los beneficios que tiene el uso de energías renovables en comunidades de menores recursos y alta vulnerabilidad socioambiental.
También, se nos muestra cómo todo el pueblo de William se pudo beneficiar del aprovechamiento de la energía eólica. Actualmente el aerogenerador original del protagonista sigue siendo utilizado y es acompañado de otros que fueron construidos posteriormente y que han sido elaborados con materialidades similares.
De esta manera, El Niño que Domó el Viento es una inspiradora historia que nos permite valorar cómo la transición energética puede surgir desde iniciativas modestas y procesos de innovación que integran recursos y relaciones locales, llegando a tener impactos significativos en los modos de vida de comunidades con grandes necesidades.
Una transición de los saberes y competencias, el desafío para construir el futuro energético
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Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Paz Araya Jofré, Magíster en Economía Energética, Investigadora Red de Pobreza Energética, Investigadora doctoral IRI THESys, HU Berlin.
Mónica Zamora Zapata, PhD in Engineering Sciences, Prof. Asistente, DIMEC, Universidad de Chile]
Resumen
Las acciones y estrategias para la transición energética pueden llegar a contradecirse entre las que son establecidas por quienes centran su foco de la transición en las soluciones tecnológicas y quienes comprenden la transformación desde una perspectiva socio técnica. El reconocimiento de estas diferencias y el subsecuente posicionamiento del debate será clave en el desarrollo de planes, y en ese sentido, debemos entender las perspectivas desde distintas disciplinas, distintos territorios y distintas instituciones. Esto significa que es necesario un diálogo multiescalar, multi-institucional, multi-territorial y multidisciplinar. Pero, ¿cuentan hoy los distintos actores con las herramientas y competencias necesarias para llevar este diálogo? En esta columna reflexionamos sobre los desafíos en la formación de saberes y competencias para alcanzar una transición energética desde una visión integral de ella.
Palabras clave: Transiciones socio-técnicas, Capital humano, Energía
Im 1. Talleres de planificación enérgetica en 2011. Fuente: Mónica Zamora
Los acuerdos internacionales en torno al cambio climático y la descarbonización han facilitado que, en los años recientes, el debate en torno a la transición energética se haya instalado como un tema central en los espacios conformados por los llamados “expertos y expertas” en energía de nuestro país. En la medida que el concepto de transición energética se va enmarcando en los discursos de estos expertos, comienzan a establecerse diferencias sobre la comprensión del concepto, y en su concreción por medio de acciones y estrategias para su implementación en Chile. Ciertamente, cuando enfrentamos problemas complejos no es factible pretender que exista un acuerdo en torno a una conceptualización única y rígida, pero a la vez es necesario entender que es justamente en estos disensos conceptuales donde pueden surgir objetivos disímiles y hasta contradictorios entre sí. En la discusión sobre energía, las acciones y estrategias para descarbonizar la matriz productiva pueden llegar a contradecirse entre las que son establecidas por quienes centran su foco de la transición en las soluciones tecnológicas y quienes comprenden la transformación desde una perspectiva socio técnica, esta última implicando cambios sistémicos tanto en las tecnologías como en las prácticas, regulaciones, infraestructura y cultura (Geels F. W., 2002). Creemos que el reconocimiento de estas diferencias y el subsecuente posicionamiento será clave en el desarrollo de planes para la transición energética, y en ese sentido, debemos entender las perspectivas desde distintas disciplinas, distintos territorios y distintas instituciones.
El planteamiento socio técnico no es nuevo, y ha existido una trayectoria de aprendizaje desde las primeras experiencias de proyectos energéticos de pequeña escala. Inicialmente, estos proyectos estaban centrados únicamente en introducir tecnologías renovables para avanzar hacia un desarrollo sustentable, pero proyectos más recientes han involucrado cada vez más a las comunidades en su desarrollo (Hernandez & Ubilla, 2013). En la primera década del 2000, una primera ola de proyectos de electrificación con tecnologías renovables no tuvo el éxito esperado: algunos proyectos tuvieron un rendimiento deficiente o fueron abandonados por dificultades técnicas (ESMAP, 2005). Este tipo de proyectos apuntaban a aumentar los índices de electrificación rural, solucionando problemas de acceso a la energía, o la distribución y producción de alimentos, y su enfoque técnico estaba influenciado por proyectos de ayuda humanitaria realizados en décadas anteriores cuestionadas el día de hoy (Grafham & Lahn, 2018). Los fracasos ocurridos terminaron por darle importancia al involucramiento de comunidades en el desarrollo de las soluciones y la apropiación tecnológica, generando una alternativa al paradigma de los individuos y su rol como meros consumidores. Si bien este es un gran avance, queda la duda de si es suficiente hoy, puesto que nuevos desafíos van tomando fuerza: la adaptación al cambio climático y los cuestionamientos al modelo de planificación energética nacional serán también parte de las nuevas dinámicas entre las comunidades y los trabajadores de la energía para el desarrollo energético.
Pensar la transición energética en un marco socio técnico va más allá de hacer partícipes a actores sociales en los procesos de desarrollo energético; requiere de nuevos diálogos para tomar las decisiones de manera descentralizada. La mirada socio técnica sobre la transición energética desplaza el foco de análisis hacia la co-evolución de las instituciones, infraestructura, tecnologías, comportamientos, saberes y competencias (Geels, Schwanen, Sorrell, Jenkins, & Sovacool, 2018). No habrá un cambio sustancial si sólo se modifican las tecnologías de generación energética mientras se mantienen las tomas de decisiones centralizadas y la concentración de agentes de mercado. La transición energética trae consigo cambios sociales y de infraestructura que a su vez cambian las relaciones de poder (Bues & Gailing, 2016) abriendo la posibilidad de repensar la configuración de los sistemas energéticos hacia un paradigma de descentralización energética, en la que los intereses y visiones de futuro de las comunidades se alineen con la producción y el consumo de energía. Esta descentralización implica una desconcentración a nivel tecnológico, institucional y de toma de decisiones, lo que requiere, a su vez, de una articulación que dé cuenta de las prioridades y diagnósticos que emerjan desde los mismos territorios. Esto significa que es necesario un diálogo multiescalar, multiinstitucional, multiterritorial y multidisciplinar. Pero, ¿cuentan hoy los distintos actores con las herramientas y competencias para llevar este diálogo?
Hay diferentes transformaciones que serán necesarias en la formación de capital humano para una transición socio técnica. En primer lugar, podemos ampliar el fortalecimiento de saberes de las disciplinas relacionadas tanto directa como indirectamente con la producción y suministro de energía. Las disciplinas directamente relacionadas a la energía corresponden a aquellas preparadas para ofrecer servicios relativos a la infraestructura de generación y/o consumo energético y por lo tanto requieren adquirir competencias relacionadas con su funcionamiento. Por otra parte, que las disciplinas indirectas pueden incidir en la producción y/o consumo de energía aún cuando no se tengan conocimientos sobre su infraestructura. La actualización curricular enfrenta los mismos dilemas que enfrenta la comprensión de la transición energética, es decir, las instituciones educativas pueden limitarse a actualizar solo el conocimiento tecnológico, incorporando por ejemplo contenidos sobre tecnologías limpias y energías renovables, o bien pueden considerar la transición energética en su complejidad y actualizar sus programas más allá del conocimiento tecnológico para fortalecer competencias con una visión más integral. Las actualizaciones curriculares para la transición energética no pueden dejar de lado formar competencias para desarrollar aprendizajes que aborden las decisiones a ser tomadas por el capital humano en su conjunto, involucrando conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes, con un actuar inter y transdisciplinario. Este actuar debe, por un lado, integrar a disciplinas tecnológicas de la mano de las ciencias sociales; y por otro, integrar a técnicos, profesionales, e investigadores, así como también integrar a instituciones educativas, las que hoy llevan a cabo labores de forma fragmentada. Para fortalecer estos saberes se requerirá ampliar el foco de enseñanza hacia una comprensión del impacto que tendrán las decisiones de los futuros trabajadores en la operación de la infraestructura y las tecnologías energéticas, decisiones que tienen a su vez implicancias sobre las comunidades y los territorios. En términos concretos, una institución educativa puede limitarse a incorporar en sus programas contenidos sobre tecnologías energéticas sostenibles, o bien puede ir más allá, buscando trayectorias de aprendizajes que se hagan cargo de las relaciones de las acciones en el campo laboral, con el entorno social y natural.
Indudablemente, los esfuerzos de coordinación y diálogo entre los trabajadores, instituciones y comunidades van más allá de las instancias de formación de capital humano. La participación de las comunidades en proyectos energéticos se forjará desde la construcción de confianzas, para lo cual se requerirán nuevas herramientas e instancias de participación, incluyendo canales accesibles para una comunicación efectiva con distintas instituciones que permitan el acceso a información adecuada sobre aspectos técnicos, financieros, ambientales; y se requieren Estas necesidades generan no solo aprendizajes sino también oportunidades de innovación y desarrollo donde los gobiernos locales pueden tomar un rol protagonista al educar, acompañar y documentar estos procesos
Declarar que la mitigación del cambio climático es tarea de todos, implica proveer de competencias y herramientas para todos actores y comunidades involucradas, y la transición energética no puede quedar al margen de esta discusión. Coordinar una tarea de todos implica descentralizar y desconcentrar la toma de decisiones, integrando a las comunidades que usan la energía con un capital humano capaz de dialogar y tomar decisiones en conjunto, uniendo a diferentes disciplinas y trabajos. Esto nos permitirá avanzar en una transición de una manera más justa, sustentable y resiliente, pero queda en evidencia que para lograrlo requerimos replantearnos la manera en la que formamos el capital humano necesario. Son grandes y complejos desafíos que tomarán tiempo y esfuerzo, pero que también ofrecen oportunidades únicas para proponer nuevos modos de desarrollo de proyectos y de formación educativa.
Referencias
Bues, A., & Gailing, L. (2016). Energy Transitions and Power: Between Governmentality and Depoliticization. In L. Gailing, & T. Moss, Conceptualizing Germany’s Energy Transition: Institutions, Materiality, Power, Space (pp. 69-91). London: Palgrave Pivot.
ESMAP. (2005). Desafíos de la Electrificación Rural en Chile. ESMAP. Retrieved from https://www.esmap.org/file-download/26502/68910
Geels, F. W. (2002). Technological transitions as evolutionary reconfiguration processes: a multi-level perspective and a case-study. Research Policy, 31, 1257-1274.
Geels, F., Schwanen, T., Sorrell, S., Jenkins, K., & Sovacool, B. (2018). Reducing energy demand through low carbon innovation: A sociotechnical transitions perspective and thirteen research debates. Energy Research & Social Science, 40, 23-35. doi:https://doi.org/10.1016/j.erss.2017.11.003
Grafham, O., & Lahn, G. (2018). The costs of fueling humanitarian aid. London: Chatman House. Retrieved from https://www.chathamhouse.org/sites/default/files/publications/research/2018-12-10-Costs-Humanitarian-Aid2.pdf
Hernandez, R., & Ubilla, K. (2013). Huatacondo: una experiencia piloto de micro-red para el desarrollo local sustentable. VIII Congreso Chileno de Antropología. Arica. Retrieved from http://www.cdcs.cl/images/informaciones/41.pdf
Derechos Humanos y Derecho a la energía
VerDerechos Humanos y Derecho a la energía
Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Julián Cortés Oggero, Abogado, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Chile. Estudiante Magister Governance of Risk and Resources, Universidad de Heidelberg. Investigador, Red de Pobreza Energética (RedPE), Programa de Energía, Agua y Sustentabilidad (EneAS), Universidad de Chile. Correo: julian@dgf.uchile.cl]
Resumen
En estas líneas buscamos trazar directrices que intersectan la evolución de los derechos humanos, particularmente los de “tercera generación” y su nexo con problemática de la energía a través de cuestionamientos tales como: las condiciones para concebir a la energía como un derecho humano, y su potencial contribución como herramienta de justicia energética.
Palabras claves: derecho humano, energía, pobreza energética, vulnerabilidad energética territorial.
Imagen de portada. Fuente: Pixabay.com
Crisis, pobreza energética y vulnerabilidad energética territorial
La crisis generada por el virus SARS-CoV-2 ha evidenciado no sólo nuestras fragilidades sociales, económicas y sanitarias, sino que ha mostrado lo endeble de gobiernos, sistemas jurídicos, instituciones, mercados, etc., obligados a improvisar respuestas para hacer frente a eventos extremos y de poca probabilidad de ocurrencia (Cortés et al, 2020).
Para plantear el debate más allá de la contingencias sociales y sanitarias, debemos señalar que, los fenómenos más acentuados en los contextos antes mencionados han sido las discusiones respecto a la “pobreza energética” (RedPE, 2017) y la “vulnerabilidad energética territorial” (RedPE, 2020a), los cuales, han tomado fuerza producto de las crecientes demandas por servicios energéticos derivados de las medidas de confinamiento (RedPE, 2020c).
Si bien ambas nociones han logrado posicionarse en las políticas energéticas de varios países, en Latinoamérica es un fenómeno de recientes estudios (RedPE, 2018a, 2019b); no obstante, los contenidos y conceptos que ofrecen resultan sumamente pertinentes para discusión sobre un “Derecho humano a la energía” por cuanto, apuntan directamente al debate respecto a la naturaleza del bien jurídico susceptible de protección, es decir, la energía: ¿es un bien público o un bien de mercado?
La energía y los derechos humanos
Como hemos señalado, nuestras sociedades se encuentran enfrentadas a grandes transformaciones en su entorno biofísico con consecuencias aún ignotas. No es casual que, nociones como “cambio ambiental global” (Stern, Young, & Druckman, 1992) o “Antropoceno” (Steffen, Crutzen, Mcneill, & Events, 2007) dejen en evidencia el papel del ser humano respecto de los problemas ambientales, así como la posibilidad de transitar hacia modalidades más sustentables (Feola, 2015). En este contexto, un paso indispensable es discutir un “nuevo contrato” en la gobernanza Estado-sociedad-entorno ambiental, reconociendo dichos problemas en su complejidad, interdependencia y multi escalaridad.
A este respecto, resulta interesante la aplicación de un enfoque basada en Derechos Humanos, noción que, sin duda, es una de las construcciones filosófico-jurídicas más importantes en la historia de la humanidad, no sólo por la relevancia de poner al ser humano y su dignidad como su eje, sino por que marcó un hito en la relación Estado-ciudadano-sociedad: primeramente como límite a cualquier actividad (estatal o privada) en protección de los individuos y, posteriormente como obligaciones de respeto y protección de su entorno biofísico.
Dicho esto, podemos resumir la evolución de los derechos humanos bajo las siguientes consideraciones (Vasak, 1977):
Im2. Fuente: elaboración propia
Conforme a lo anterior, todo el sistema de los Derechos Humanos se basa en garantizar la dignidad del ser humano, a través del reconocimiento jurídico por su sola condición de ser humano. Estos derechos son consagrados como universales, indivisibles e inalienables. De esta forma, la idea original de los derechos individuales se fortalece y pasa a constituir una categoría especial de derechos subjetivos, con protección no sólo nacional, sino que internacional (Nash, 2012)
En este tránsito hacia su consolidación, un pilar fundamental ha sido la materialización de su tutela efectiva y/o protección, lo que ha implicado un cambio de paradigma en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, donde paulatinamente no sólo las personas, sino también su entorno biofísico pasa a ser un tema de interés para el sistema jurídico, escapando inclusive de los límites de la soberanía nacional.
En relación con el proceso de gestación de las normas internacionales en materia de derechos humanos, en un primer momento, estas normas nacen fruto de un amplio debate intelectual y luchas de carácter social y política que persiguen la aceptación social de un determinado derecho moral como un derecho subjetivo. Por tanto, esta fase se da en el ámbito de lo metajurídico, como pretensiones morales positivizadas con una fuerte influencia de las realidades sociales e históricas. Un segundo momento, consiste en el reconocimiento de estos derechos a través de instrumentos de derecho interno por parte de los Estados (Constitución, leyes, decretos, políticas sociales, etc) o de Derecho Internacional (declaraciones, tratados). Una vez establecida y/o reconocida la existencia de obligaciones positivas, surge el tercer momento: la aplicación de estos derechos por parte de los órganos jurisdiccionales.
Respecto de la energía, queremos brevemente referirnos a las condiciones que eventualmente nos podrían llevar a discutir su configuración como derecho humano, al menos al nivel de derecho “In Status Nascendi”. Como desprendemos del Gráfico 1, cada generación amplía el catálogo de derechos extendiendo las fronteras de los derechos humanos, no sólo respondiendo a necesidades del ser humano, sino reconociendo el problema del desequilibrio ambiental provocado por su injerencia. Este nuevo paradigma también ha dejado sentir su influencia en la teoría de los derechos humanos, orientándolo hacia problemas y necesidades concretas de una nueva categoría de actores aparecidos en la escena nacional e internacional que, en nuestro caso concreto, son los problemas derivados de la energía, su generación, uso, gobernanza y transición justa.
Sobre la normativización internacional, los instrumentos normativos que más han influido en las problemáticas relacionadas con la energía son aquellos emanados de las “Cumbres” organizadas por las Naciones Unidas, de las cuales destacamos, entre otros: Cumbre de la Tierra (1972) en Estocolmo, Conferencia sobre Fuentes de energías nuevas y renovables (1981) en Nairobi, la Cumbre de la Tierra (1992) en Río de Janeiro, la Resolución 65/151 de la ONU que declaró el año 2012 como el Año Internacional de la Energía, y más recientemente en 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular el ODS N°7
En el plano nacional, si bien la legislación no se pronuncia directamente sobre un derecho a la energía, es posible advertir influencias de los instrumentos internacionales en documentos técnicos nacionales tales como: el Programa Nacional de Electrificación Rural de 1994 y las políticas energéticas y estrategias nacionales de 2009, 2012 y 2015, particularmente en el desarrollo del acceso a la energía y la transición energética.
Producto de estos nuevos actores y escenarios, la discusión en torno a esta nueva generación de derechos humanos no ha sido pacífica, existiendo reticencias y debates. Por tanto, para hablar de la “Energía como un Derecho Humano” debemos comprenderlo apoyado por los estudios sobre pobreza energética y vulnerabilidad energética territorial, pues, ese contexto le brinda los insumos para sustentarlo como un derecho humano “in statu nascendi”.
La reflexión sobre este asunto, creemos que nos brindaría una oportunidad de debatir la consagración normativa de estas premisas propias de la protección no sólo de la naturaleza humana, sino de su entorno y, privilegiar aquellos que deben ser garantizados en el presente y en el futuro.
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Referencias
Cortés Oggero, J., Marin, J., Campos, J., & Aliste, E. (Diciembre de 2020). Riesgos socionaturales. Una discusión interdisciplinaria sobre el rol de la ciencia, la tecnología y el Derecho en periodos de crisis. Cuaderrnos de Beaucheff(IV), 17-38.
Feola, G. (2015). Societal transformation in response to global environmental change: a review of emerging concepts. Ambio, 44, 376–390. https://doi.org/10.1007/s13280-014-0582-z
Nash, C. (2012). Derecho Internacional de los Derechos Humanos en Chile. Recepción y aplicación en el ámbito interno. Santiago de Chile: Universidad de Chile. Facultad de Derecho. Centro de Derechos Humanos.
Peces-Barba, G. (1999). Curso de Derechos Fundamentales. Teoría General. Madrid: Universidad Carlos III.
RedPE. (2017). POBREZA ENERGÉTICA EN CHILE: ¿UN PROBLEMA INVISIBLE? Documento de Trabajo N°1, Red de Pobreza Energética, Santiago de Chile.
RedPE. (2018a). Políticas públicas y pobreza energética en Chile: ¿una relación fragmentada? Documento de trabajo N°2, Red de Pobreza Energética, Santiago de Chile.
RedPE. (2018b). Medir pobreza energética: alcances y limitaciones de indicadores internacionales para Chile. Santiago.
RedPE. (2019a). Acceso equitativo a energía de calidad en Chile: Hacia un indicador territorializado y tridimensional de pobreza energética. Santiago.
RedPE. (2019b). Policy Paper: “Pobreza Energética. El acceso desigual a energía de calidad como barrera para el desarrollo en Chile”. Santiago.
RedPE. (2020a). Vulnerabilidad energética territorial: desigualdad más allá del hogar. Santiago.
RedPE. (2020b). Energía, género y cambio climático: reflexiones sobre el ODS 7. Santiago.
RedPE. (Agosto de 2020c). Pobreza energética y confinamiento. Infografía. Obtenido de http://redesvid.uchile.cl/pobreza-energetica/wp-content/uploads/2020/08/Infografi%CC%81a-Red_V4_Final.pdf
Steffen, W., Crutzen, P. J., Mcneill, J. R., & Events, P. (2007). The Anthropocene: Are Humans Now Overwhelming the Great Forces of Nature? Ambio, 36(8), 614–621.
Stern, P. C., Young, O. R., & Druckman, D. E. (1992). Global environmental change: Understanding the human dimensions. National Academy Press.
Vasak, K. (1977) «Human Rights: A Thirty-Year Struggle: the Sustained Efforts to give Force of law to the Universal Declaration of Human Rights», UNESCO Courier 30:11, Paris: United Nations Educational, Scientific, and Cultural Organization.
El esquivo horizonte de la sostenibilidad en las transiciones energéticas latinoamericanas. Reflexiones a partir de los casos de Antofagasta (Chile) y La Guajira (Colombia)
VerEl esquivo horizonte de la sostenibilidad en las transiciones energéticas latinoamericanas. Reflexiones a partir de los casos de Antofagasta (Chile) y La Guajira (Colombia)
Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Simón Ladino Cano; Sociólogo de la Universidad de Nacional de Colombia. Becario Erasmus Mundus. Estudiante del master LAGLOBE ofertado conjuntamente por la Université Sorbonne Nouvelle – Paris 3, Stockholm University y la Universidad de Salamanca]
Resumen
La preocupación creciente por la adopción de estrategias de mitigación del cambio climático dentro de un horizonte de desarrollo económico ha convertido a la transición energética sostenible en uno de los principales desafíos del siglo XXI. Los países de América Latina no son la excepción. En este contexto, sobre todo mediante la incorporación de energías renovables no convencionales a sus matrices energéticas, los países ponen en juego sus estrategias y despliegan sus recursos para insertarse en esta tendencia global. En esta columna, se propone una lectura general de estos procesos, variables en escala, velocidad, actores y motores, a través del prisma de las trayectorias territoriales de dos regiones centrales en la transformación de los sistemas energéticos de sus respectivos países: la región de Antofagasta en Chile y el departamento de la Guajira en Colombia. Finalmente, se observan algunos desafíos claves para encauzar los procesos de transformación en curso por un sendero de transición ecológica profunda.
Palabras clave: transición energética; energías renovables no convencionales; economías andinas.
Im1.: Parque Eólico Windpeshi Maicao, en La Guajira (Fuente: evwind.com) Imagen inferior: Planta de Energía Solar Cerro Dominador, en el desierto de Atacama (Fuente: World Energy Trade).
Una creciente preocupación por mitigar el cambio climático de origen antrópico sin renunciar al progreso material de la humanidad ha dado origen a la búsqueda de una transición energética sostenible a escala global. El acuerdo de París, suscrito por 195 países en el marco de la COP21 de 2015, marcó un hito en este sentido (Yergin, 2020). Sin embargo, lejos de asistir a un gran cambio coordinado a nivel planetario, los países siguen senderos disímiles de transición. La desalineación de las políticas energéticas a nivel global, regional y nacional (Rivera Albarracín, 2019) así como las diferencias en los perfiles energéticos de los países y sus desigualdades macroeconómicas y geopolíticas (Carré & etc., 2013) hacen que estos procesos varíen en sus velocidades, actores y motores.
América Latina no escapa a esta tendencia. Algunos países de la región han sido destacados por sus avances en esta materia. En 2020, Colombia y Chile, las principales economías andinas, ocuparon respectivamente los puestos 25 y 29 a nivel mundial en el Energy Transition Index (World Economic Forum, 2020). A pesar de que Chile es un importador neto de energía mientras más de la mitad de las exportaciones de Colombia están representadas por commodities energéticos, en ambos países los espacios geográficamente alejados de los grandes centros de consumo empiezan a adquirir centralidad en la modificación de los sistemas energéticos nacionales.
Es el caso de la región de Antofagasta, en Chile, y el departamento de La Guajira, en Colombia. Pese a la diferencia significativa de sus indicadores socioeconómicos, éstas comparten una característica que las ubica como nuevas centralidades en el mapa de las transiciones energéticas en América Latina: las zonas desérticas en el extremo norte de Colombia y el norte de Chile, tienen un potencial eólico (World Bank Group, 2021b) y de radiación solar (World Bank Group, 2021a) excepcional. La disponibilidad de recursos naturales como el sol y el viento, sumada a la adecuación de marcos normativos para incentivar la proliferación de energías renovables no convencionales (ERNC), les han convertido así en destinos predilectos para la inversión en nuevos proyectos energéticos.
En el caso de Antofagasta, 26 proyectos de ERNC se encuentran en construcción: 19 fotovoltaicos, 1 de concentración solar de potencia (CSP), 5 proyectos eólicos y 1 geotérmico (Ministerio de Energía de Chile, 2021). En el caso de La Guajira, se adelanta la construcción de 16 parques eólicos con los cuales Colombia aspira a apalancar un salto cuántico en la participación de las ERNC en la matriz eléctrica, pasando de menos del 1% a más del 12% en 2022 (Ministerio de Minas y Energía de Colombia, 2021). No obstante, el tecno-optimismo desatado por la implementación de nuevas fuentes de energía renovable contrasta con los conflictos socioambientales irresueltos que se encuentran inscritos en las trayectorias territoriales de estas regiones. Pese a constituir una pieza indispensable en las transiciones energéticas de sus respectivos países, quedan serias dudas sobre el encaje de estos nuevos territorios energéticos (Carrizo & Velut, 2020) en el rompecabezas de la sostenibilidad.
Por una parte, se trata de “regiones-commodity” (Bustos-Gallardo & Prieto, 2019), ancladas en cadenas globales de valor a través de la explotación de sus recursos mineros y cuya orientación extractiva ha generado tensiones en el pasado. En ambos casos, se observa la proliferación de conflictos relacionados tanto con las actividades de extracción minera como con los sistemas de generación eléctrica. La contaminación del aire, la concentración del recurso hídrico, el desplazamiento de sistemas agropecuarios, al igual que la amenaza a los modos de vida de las comunidades indígenas y la destrucción de ecosistemas desérticos, sobresalen entre los impactos negativos del extractivismo a escala territorial (EJAtlas, 2021). Pese a contemplar acciones como el cierre de las centrales termoeléctricas en Antofagasta, las políticas actuales de transición energética no ofrecen soluciones plausibles a las problemáticas socioambientales mencionadas y se concentran en los planes de expansión de las ERNC.
Por otra parte, no parecen ofrecer todavía respuestas claras a otros aspectos críticos de los sistemas energéticos regionales. Fenómenos asociados a la pobreza energética tienen lugar en La Guajira y Antofagasta. Ejemplo de ello es que, por un lado, el índice de cobertura de energía eléctrica en la primera llega sólo al 58,8% (Ministerio de Minas y Energía de Colombia, 2021) y, por el otro, que en la segunda una preocupación reiterativa de la población es el costo elevado de la electricidad para los hogares. En ninguno de los casos, pese a la retórica de los actores gubernamentales y corporativos, se cuenta con planes de corto plazo para superarlos dentro un horizonte de transición justa (Bertinat, 2016).
Para finalizar, el examen de las transiciones energéticas, a través del prisma que ofrecen las trayectorias de los nuevos territorios energéticos, revela la magnitud de los desafíos que comportan estos procesos de transformación. La dependencia respecto a las actividades extractivas ha cavado ya el sendero sobre el cual transitan las transformaciones del presente; sin embargo, en la perspectiva de superar los “path dependencies” (Stein, 2017) de los combustibles fósiles y la minería, al menos tres grandes retos pueden extraerse de las experiencias chilena y colombiana:
El primero es la ampliación de la perspectiva de sostenibilidad ambiental. Es preciso correlacionar la incorporación de nuevas tecnologías de generación de energía con la exploración de alternativas económicas sostenibles al extractivismo minero-energético. El segundo es la adopción de planes consistentes para resolver la pobreza energética en estas regiones. En la ruta de una transición justa, es imprescindible no sólo asegurar el acceso de la población a una energía moderna sino también contemplar la disminución de los precios para el consumidor final (en especial, para los pequeños consumidores). Por último, el tercero es el establecimiento de una gobernanza energética sólida. La legitimidad y eficiencia de los cambios introducidos depende del involucramiento decisivo de los actores locales, sus intereses y demandas, en la co-construcción de las redes energéticas junto a instituciones públicas y empresas privadas. En la superación de tales retos se hallan algunas claves para encaminar las transformaciones en curso por un sendero de transición ecológica profunda y no de simple ajuste técnico (Theys, 2017).
Bibliografia
Bertinat, P. (2016). Transición energética justa. l Pensando la democratización energética. Montevideo.
Bustos-Gallardo, B., & Prieto, M. (2019). Nuevas aproximaciones teóricas a las regiones-commodity desde la ecología política. Eure, 45(135), 153–176. https://doi.org/10.4067/S0250-71612019000200153
Carré, M.-N., & etc., G. (2013). Vulnérabilités énergétiques urbaines dans les Amériques. Confins, (18). https://doi.org/10.4000/confins.8380
Carrizo, S., & Velut, S. (2020). Régionalisations énergétiques sud-américaines. CIST2020, 325–328. Retrieved from https://cist2020.sciencesconf.org/318820/document
EJAtlas. (2021). Global Atlas of Environmental Justice. Retrieved March 29, 2021, from https://ejatlas.org/
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Covid-19 y consumo energético doméstico: desafíos y oportunidades para la transición energética en cuatro ciudades del centro-sur de Chile
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Revista Planeo Nº 47 Transiciones Energéticas; Abril 2021
[Por: Carolina Rojas Quezada, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC – CEDEUS; François Simon, CEDEUS; Caroline Stamm, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC – COES; Marc Quitana, Biobío Recicla, Investigador equipo Huella COVID; Felipe Irarrázaval, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC – COES; Benedita Santos, Investigadora equipo Huella COVID]
Resumen:
La columna busca aportar elementos a la pregunta ¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia en el consumo energético de los hogares y qué desafíos implica para la real transición energética chilena? A partir de datos generados el marco de un proyecto financiado por ANID sobre el COVID, se discuten de los cambios que ha implicado la pandemia en el consumo energético de los hogares, debido a la implementación de políticas de restricción de la movilidad, del desarrollo del teletrabajo y del cierre de los establecimientos educativos, entre otros, en el caso de las ciudades de Temuco, Coronel, Osorno y Valdivia. Se plantea que el contexto sanitario actual es una oportunidad para acelerar las acciones y políticas públicas para la transición energética, con un enfoque en los hogares, y a través de tres ejes: apoyar e incentivar la implementación de energías limpias, trabajar en la eficiencia energética, y actuar contra la pobreza energética.

Si bien Chile ha logrado avances en cuanto a su transición energética, a través, entre otros, de la política de descarbonización y de la fuerte incorporación de energías renovables en su matriz energética, el camino por recorrer todavía es largo, más aún en el caso de las ciudades del Centro-Sur del país. Estas ciudades, por sus condiciones geográficas, climáticas, socio-económicas, y sus patrones energéticos (distribución y consumo), están dentro de las más contaminadas del continente y plantean desafíos urgentes en relación a la transición energética. Estos desafíos merecen ser analizados a la luz de la crisis sanitaria actual, la cual ha tenido consecuencias medioambientales en curso, tanto en relación con la contaminación del aire como las emisiones de gases con efecto invernadero a distintas escalas, incluido al nivel de los hogares.
La pregunta que planteamos en esta columna es: ¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia en el consumo energético de los hogares de cuatro ciudades del Centro-Sur de Chile y qué desafíos implica para la transición energética chilena? El COVID-19 ha implicado cambios en las emisiones de los hogares, y en particular en relación al consumo energético, debido a la implementación de políticas de restricción de la movilidad, del desarrollo del teletrabajo y del cierre de los establecimientos educativos, entre otros. Parece lógico pensar que, en cuarentena, se necesita más electricidad para conectar dispositivos electrónicos, para acceder a internet o simplemente para tener luz, que se requieren horarios extendidos de calefacción cuando los niños cursan clases a domicilio o los adultos teletrabajan, y también, que se consume más gas para cocinar dos o tres veces al día.
Gracias al proyecto Impactos del COVID-19 en la huella de carbono de hogares de Chile, financiado por la ANID en el marco del Concurso para la Asignación Rápida de Recursos para Proyectos de Investigación sobre el Coronavirus (Covid-19), hemos podido analizar en detalle cómo la pandemia ha modificado los consumos de los hogares antes y durante la pandemia, a partir de los datos generados por una encuesta aplicada a 1200 hogares de Temuco, Coronel, Osorno y Valdivia en agosto-septiembre 2020.
Los datos arrojan resultados interesantes, de los cuales comentaremos aquí tres. Primero, en cuanto al uso de energéticos para la calefacción, el diagnóstico es preocupante y unívoco: 82% de los hogares entrevistados en Osorno, 80% en Coronel, 80% en Valdivia, y 66% en Temuco usan leña para calefaccionarse. Dentro de la leña, el uso del pellet se declara en cerca del 10% de los hogares en Osorno, Temuco y Valdivia, pero sigue representando un porcentaje bajo y asociado a hogares con ingresos más altos. La parafina es el segundo energético más importante con un 11% del consumo en Temuco y un 7% de media en las cuatro ciudades de estudio. El tipo de combustible utilizado para la calefacción, que además se lleva buena parte del presupuesto familiar, es así uno de los principales desafíos para las políticas públicas a nivel de los hogares, principalmente para descontaminar estas ciudades, conociendo que la percepción de la contaminación por parte de los ciudadanos es alta. También es un desafío saltar de las energías contaminantes como la leña, el gas licuado, la parafina, el petróleo, el carbón (hoy usado solo en Coronel) hacia las limpias como la electricidad solar. El programa Recambia tu calor, que apunta al cambio de sistemas de calefacción que usan leña y combustibles fósiles por sistemas eléctricos, implementado en 10 ciudades chilenas en 2020 (incluido Osorno y Temuco) es un paso en este sentido, 7% de los hogares lo solicitaron, pero necesita escalar y ser complementado con otros incentivos y/o subsidios para los hogares.
Segundo, la encuesta indica que, entre el invierno 2020 y el invierno 2019, ha aumentado la demanda por electricidad (+29% para la calefacción, +16% para otros usos domésticos, por ejemplo se ha incorporado el refrigerador con congelador para los alimentos) y por otros combustibles como la parafina (+27% para la calefacción) y el gas (+16% para otros usos domésticos). Esta variación ilustra cambios de consumos energéticos domésticos frente a las cuarentenas obligatorias. Considerando que un 59% de los hogares entrevistados ha declarado haber tenido una baja de sus ingresos desde el inicio de la pandemia, cuestiona el impacto del COVID-19 a nivel económico en los hogares. Se une a preocupaciones sobre la pobreza energética en estas ciudades del Centro-Sur del país.
Tercero, en cuanto a la eficiencia energética de los hogares, si bien 69% de los entrevistados declararon que su vivienda no contaba con aislamiento térmico, un número importante de los hogares ha aislado sus viviendas durante el invierno 2020: 31% en Coronel, 33% en Temuco, 28% en Valdivia y 31% en Osorno. Las familias han implementado estrategias para que sus casas sean más eficientes energéticamente en el contexto de la pandemia. Cabe destacar que este dato es aún más relevante considerando que en ciudades como Osorno o Valdivia, más del 40% de los hogares entrevistados viven en casas con estructura de madera. Estas cifras revelan la importancia de implementar acciones a nivel de los hogares para mejorar la eficiencia energética de las viviendas, a través de incentivos y de nuevas regulaciones.
Estos resultados comprueban que el COVID-19 ha implicado cambios en los comportamientos y las prácticas de los hogares en relación a la energía. Las familias se han enfrentado al aumento de la demanda energética de sus hogares, a pesar de la reducción de sus ingresos, asumiendo los costos asociados y desarrollando estrategias adaptativas. El contexto sanitario actual nos parece ser, en este sentido, una oportunidad para acelerar las acciones y políticas públicas para una transición energética, con un enfoque en subsidiar los hogares, por ejemplo en la implementación de aislación térmica y técnicas de renovación que permiten disminuir las pérdidas de calor y la permeabilidad al aire, en la instalación de paneles solares, en el cambio de calefactores entre otros. Hace falta recordar aquí que el uso residencial representa el 69% del consumo energético en Chile y que su uso principal es la calefacción (Ministerio de Energía, 2018). Es más que nunca necesario avanzar en el mejoramiento de la calidad constructiva de las viviendas en términos de eficiencia y rendimiento térmico, en la electrificación de los servicios energéticos domésticos, en el desarrollo de sistemas de generación de electricidad limpia para la descarbonización de la red eléctrica, y en actuar contra la pobreza energética, sobre todo en los hogares de las ciudades de estudio, los cuales tienen una demanda de calefacción durante 7 y 8 meses al año.
Habitar la memoria: arte y entorno
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Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios; Septiembre 2020
[Por Carlos Huitzil, Carlos Abreu Maravilla Santos; Artista visual. Ciudad de México 1984]
Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios; Septiembre 2020
[Por Carlos Huitzil; Carlos Abreu Maravilla Santos; Artista visual. Ciudad de México 1984]
«BUENO, BONITO Y BARATO»: Los comedores peruanos en la ciudad de Córdoba (Argentina)
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Revista Planeo Nº43; Territorios gastronómicos | Abril 2020
[Por: María Lis del Campo; Profesora adjunta semidedicada, Escuela de Nutrición, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Luis Darío Salcedo Okuma; Profesor ayudante simple, Facultad de Ciencias de la Comunicación, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina]
Recibido el 16 de marzo de 2020, publicado el 15 de enero de 2021
Resumen
Como parte de un proceso global de revalorización de las cocinas regionales, típicas o étnicas, la cocina peruana alcanza su mayor expansión como síntesis de identidad, tradición y sabor al consagrarse como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. En Córdoba, como correlato de este fenómeno, la culinaria peruana ha ganado visibilidad y prestigio integrando el circuito gastronómico local. No obstante, identificamos modalidades diferenciales de participación: restaurantes de alta y media cocina, comedores populares y ferias callejeras. Esta investigación se enfoca en los comedores populares, concentrados principalmente en barrios pericentrales donde se asienta la mayor cantidad de migrantes, que se constituyen como espacios ‘populares’ de comida típica a precios accesibles. En esta investigación analizamos los sentidos sobre la comida en los comedores peruanos al inscribirse en la oferta gastronómica cordobesa. Durante 2018 y 2019 realizamos observación participante y entrevistas a propietarias/cocineras y comensales. La ‘comida típica peruana ́, como selección arbitraria de alimentos y preparaciones, se desplaza al territorio cordobés mediante operaciones de neutralización, diferenciación y ordenamiento de comidas y comensales. Así la ‘peruanidad’ se trama de manera compleja en la búsqueda de inserción en el circuito gastronómico y de perdurabilidad de memorias, saberes y afectos en la conflictividad del escenario urbano actual.
Palabras clave: gastronomía, Perú, sentidos
Abstract
As a global revalue process of regional, typical or ethnic cuisine, peruvian-cuisine adquires its major expansion as a syntesis of identity, tradition and flavor by esta- blishing into the world intangible cultural heritage. In Cordoba, related with this phenomena, peruvian cu- linary have won visibility and prestige by entering the local gastronomy circuit. However, we identify differen- tial modalities of participation: gourmet restaurants, working-class eateries and street-food trade fairs. This research focuses on working-class eateries in pericentral neighborhoods, where most peruvian inmigrants live. Those are constituted as ‘popular’ spaces of typical food at affordable prices. The objective of this research was to analyze the senses about food in peruvian eateries when it is included in local gastronomic market. At 2018 and 2019 we conducted participant observation and in- terviews with proprietor/cooks and diners guests. ‘Typi- cal Peruvian food’ is a food and preparations arbitrary selection that is moved to the Cordoba territory through neutralization, differentiation and ordering of meals and diner guests. In order to be inserted in the gastro- nomic circuits and to preserve memories, knowledge and affections, the ‘peruanity’ integrate as a complex weave into the urban scene.
Keywords: gastronomy, Perú, senses
URBANISMO DE PROXIMIDAD EN BARCELONA. Una ciudad saludable a 15 minutos del hogar
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Revista Planeo Ciudades ante las enfermedades | Julio 2020
[Por: Adriana Sansão Fontes; (Brasil) Profesora Asociada PROURB-FAU, Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil.
Fernando Espósito Galarce; (Chile) Profesor Asistente DAU, Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro, Brasil]
Recibido el 5 de Agosto de 2020, publicado el 15 de Enero de 2021
Resumen
Desde diciembre de 2019, ciudades de todo el mundo han sido impactadas por la pandemia de la Covid-19, enfermedad que se expandió rápidamente gracias a su facilidad de transmisión por contacto directo entre personas, situación que ha impuesto un distanciamiento físico como medida para minimizar su propagación. En ese contexto, gobiernos han sido desafiados a pensar soluciones para garantizar el uso de los espacios públicos de forma segura durante la pandemia. Este artículo observa una relación contemporánea entre ciudad y salud, presentando tres casos en la ciudad de Barcelona: el sistema de patios internos de manzana del Ensanche, el programa Superilles y las medidas locales de emergencia en respuesta a la Covid-19. En esos casos es posible percibir el papel que juega el espacio público en una ciudad saludable, como parte de las estrategias de respuesta a la pandemia. Metodológicamente, el trabajo articula investigación en campo, referencial teórico-conceptual y referencial bibliográfico de los casos, esos últimos como soporte de la discusión. En esa coyuntura socio espacial, de importantes desafíos para la planificación de las ciudades, se revela el urbanismo de proximidad: una ciudad de menores desplazamientos y mayor diversidad de espacios y servicios a 1 Km de distancia de los hogares.
Palabras clave: salud, espacio público, Barcelona
Abstract
Since December 2019, cities around the world are being impacted by the Covid-19 pandemic, a disease that spreads rapidly due to its easy transmission based on direct contact between people, a situation that has imposed physical distancing as a measure of protection. In this context, governments are being challenged to present solutions to guarantee the safe use of public spaces during the pandemic. This paper focus on a contemporary relationship between city and health, presenting three cases in Barcelona: the system of internal courtyards of Ensanche, the Supe- rilles program and the local emergency measures in response to Covid-19. In these three cases, it is possible to understand the role played by public space in a healthy city, as part of the pandemic response strategies. Methodologically, the work articulates field research, theoretical-conceptual references and bibliographic references of the cases, the last ones as a basis for the discussion. In this challenging socio- spatial context for the urban planning, a vicinity urbanism is revealed: a city with fewer displacements and a great diversity of spaces and services 1 km far from homes.
Keywords: health, public space, Barcelona
7 Propuestas para la Nueva Constitución en Chile: la hoja en blanco y el consenso
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Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente, Enero 2021
[Por Natalia Aravena Solís, Geógrafa U. de Concepción, Estudiante Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC]
Libro: 7 Propuestas para la Nueva Constitución en Chile
Editores: Pamela Figueroa Rubio & Tomás Jordán Díaz
Editorial: USACH Santiago, Chile.
Año: 2020
E-book Disponible: https://www.editorialusach.cl/ebooks/
Resumen
Con la participación de especialistas en derecho constitucional y ciencia política, Figueroa & Jordán (2020) se aproximan a responder ¿de qué debe tratar la Nueva Constitución? Los artículos, que se remiten tanto a la historia constitucional, como al proceso participativo constitucional (2016-2017), señalan, argumentan y proponen sobre temáticas que representan un gran déficit en la constitución vigente, de acuerdo con la priorización ciudadana. Como resultado, se sostienen 7 propuestas para la Nueva Constitución, que pese a partir en blanco, no partirá de cero, porque existen ya ciertos elementos que se incluyen en el debate constitucional de la ciudadanía: el fin del Estado subsidiario, fin al hiperpresidencialismo, derechos fundamentales, pueblos indígenas, participación ciudadana, regionalización – descentralización y fin al Tribunal Constitucional. En la presente reseña se destacan tres de estas propuestas, dejando al lector la oportunidad de buscar las otras cuatro.
Palabras Clave. Nueva Constitución, debate constitucional, propuesta.
Introducción.
De acuerdo con los autores, todo proceso constituyente tiene como requisito la legitimidad social, de modo que los acuerdos generados (consenso) y los procesos de cambio estructural sean apoyados por la ciudadanía. Teniendo como punto de partida para la legitimidad de las propuestas el proceso participativo constitucional del gobierno de Bachelet, se destacan tres, que apuntan a el reconocimiento de los pueblos indígenas, la participación ciudadana como oportunidad de rearticular el funcionamiento político del Estado y la regionalización y su discusión como elemento base para abordar la descentralización. Estos elementos pretenden argumentar y propiciar el debate, siempre con la finalidad de alcanzar el consenso, única forma de legitimar el proceso constituyente.
Pueblos Indígenas.
Capitulo abordado por Minda Bustamante (p. 97-120), que analiza los procesos jurídicos, políticos y participativos acerca de los derechos indígenas, como un insumo fundamental para el debate constitucional al que se enfrentará el país. Aborda las iniciativas legislativas de reconocimiento constitucional, la importancia del Convenio 169 de la OIT, y la participación indígena en el proceso de consulta constituyente (2016 – 2017).
Im.2 Representación de Pueblos Indígenas en Manifestaciones / Fuente: https://www.elmostrador.cl/destacado/2020/10/11/pueblos-originarios-y-la-constitucion/
Los desafíos del proceso constituyente sobre temas indígenas incluyen la discusión de temas complejos y determinantes, como la plurinacionalidad, reconocimiento de territorios y recursos naturales, reconocimiento del idioma y cultura, y ejercicio de derechos colectivos en el debate. La autora logra sintetizar estos elementos, en un requerimiento central para el proceso constituyente: se requiere la presencia de los pueblos indígenas en los espacios de poder que generarán la Nueva Constitución, tanto en el proceso como en el cuerpo legal resultante.
Participación Ciudadana.
Propuesta de Carolina Meza (p. 121-140), descrita con un lenguaje simple y explicativo para quienes se aproximan por primera vez a los conceptos de participación ciudadana. Se concentra en los mecanismos de democracia directa (MDD), cómo implementarlos en el proceso constituyente y cómo deben éstos transformarse en un derecho fundamental para las personas, quedando fijas sus bases en el texto de la Nueva Constitución.
Un cambio en la participación ciudadana podría rearticular la relación entre las personas y el Estado, otorgando mayor legitimidad a las decisiones adoptadas: ello permitiría tanto recobrar la confianza en las instituciones, como generar mecanismos de control ciudadano hacia las actividades de los poderes del Estado. La Nueva Constitución debe hacerse cargo de la demanda ciudadana por una mayor y mejor participación, en ese sentido los MDD resultan ser elementos claves para la democracia.
Descentralización.
Temática desarrollada por Claudio Fuentes & Egon Montecinos (p. 141-168), quienes parten de la discusión de la división política del país y la regionalización para aproximarse a su propuesta de descentralización del debate constitucional, y distribución del poder a escala regional.
El debate acerca de la Nueva Constitución se ha orientado a elementos como la salud, la educación, la participación, pensiones, vivienda y empleo, por lo que poco se discute acerca de regionalización fuera del mundo académico, mientras que la descentralización sí está, al menos presente, en el debate público. Sin embargo, ambos procesos no sólo deben abordarse en conjunto, sino que tienen una relación causal directa. Por lo tanto, se propone que es necesario discutir acerca de la regionalización, que permita una distribución efectiva del poder hacia una descentralización no sólo económica, sino también fiscal y política.
Conclusión.
La compilación de artículos, como propuestas para la Nueva Constitución, de Figueroa & Jordán (2020) tiene como resultado un libro que aborda no sólo temáticas presentes en la discusión pública, sino que además agrega elementos ampliamente discutidos en el mundo académico, fundamentados en procesos comparativos con otras constituciones sudamericanas y manteniendo un ánimo propositivo y tendiente al consenso, para el mejor resultado posible. Lo interesante del texto, en su conjunto, es que nos demuestra que pese a partir de una hoja en blanco, la Nueva Constitución no parte desde cero: existen elementos, temáticas y actores que deben estar en el debate constituyente, y no solo se presentan argumentos suficientes para sustentar dicha idea, sino que además se enriquece la discusión al proyectar a futuro como se resolverán tales aspectos. Lectura necesaria, útil y clarificadora.
TAKE IT OR MAKE IT (2016-2017) | El despertar de los Mestizos (2019): La coreografía social y lo performativo en tiempos de una Nueva Constitución
VerTAKE IT OR MAKE IT (2016-2017) | El despertar de los Mestizos (2019): La coreografía social y lo performativo en tiempos de una Nueva Constitución
Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente, Enero 2021
[Por Gianna Salamanca, Artista Visual Universidad de Chile, Estudiante Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC]
Proyecto Artístico: Take it Or Make It (2016-2017) | Ana Vujanović & Marta Popivoda + Colectivo Editorial TkH [Walking Theory]
Documental: El despertar de los mestizos (2019)
Dirigido Por: Dan Espinoza (NadieSabePro)
Disponible: https://www.youtube.com/watch?v=9FAEQ9pIGmU
Resumen
Take It or Make It es parte de un largo proceso teórico y experimental artístico sobre la coreografía social y lo performativo en la esfera pública democrática. Su lógica está influenciada por las representaciones masivas de la ex Yugoslavia socialista, los disturbios civiles de la década de 1990 y la transición a una nueva economía de mercado. Busca repensar sobre lo común y la unidad, evidenciando la necesidad de cuestionar si eventualmente, ¿Tenemos nosotros, las personas, la voluntad, las habilidades y el poder para hacer de la democracia nuestro principio organizativo? ¿Somos capaces de hacerlo, en lugar de tomarlo (o dejarlo)? Como respuesta a ello se presenta el documental El despertar de los mestizos (2019), el cual reúne las principales demandas del estallido social en Chile, y la coreografía social que se expresa en las manifestaciones, resumiendo las principales demandas para una Nueva Constitución mediante las performances de sus protagonistas anónimos.
Palabras Clave. Coreografía social, espacio público, Nueva Constitución.
Im.1 Póster Reestreno Documental (http://octubre.elradarrenca.cl/el-despertar-de-los-mestizos)
Introducción.
En el marco de la residencia TkH [Walking Theory] How To Do Things By Theory en Les Laboratoires d’Aubervilliers (2010-2017), las artistas y teóricas Ana Vujanović y Marta Popivoda inician la investigación sobre performance, coreografía social, espacio público y política cultural. Toman como ejercicio de estudio las representaciones masivas de ideología en la antigua Yugoslavia socialista, junto a la exploración del trabajo colaborativo en un contexto de manifestaciones ciudadanas contra las formas de dominación capitalista en tiempos de una democracia especulativa. El manifiesto de la obra, a modo de fragmentos, se divide en una serie de textos, ensayos, prácticas colectivas y material audiovisual, que se pueden encontrar bajo los títulos de: Public Sphere By Performance (2012-2015), Social Choreography: The “Black Wave” In The Yugoslav Slet, Performance And The Public (2011-2013), Examining Communitas (2011-2016), Yugoslavia, How Ideology Moved Our Collective Body (2013) y Take It Or Make It (2016-2017).
Pensar en las artes escénicas como segmentos sociopolíticos y espaciales, acarrea una dimensión crítica performativa que gira en torno al acto de representación participativa y al propio oscurecimiento de las diferencias que existe entre la actuación y la política. Proximidad que suele converger en la afirmación de cierta teatralidad presente en el fundamento político del procedimentalismo de la democracia formal. Ejemplos explícitos de lo mencionado han sido los activismos políticos, las protestas provocadas por el descontento masivo y una presunta conducta virtuosa de una ciudadanía comprometida, como se aprecia en El despertar de los mestizos (2019), expresiones de la necesidad de un cambio estructural (constitucional) desde la teatralidad, las prácticas participativas, las políticas de identidad y el uso espontáneo del espacio público, lo que tensiona la esfera pública y la privada, convocando a la organización de un orden social y a la construcción de un imaginario colectivo (Brishop, 2019, p 14).
Im.2 Fotograma Documental “Yugoslavia, How Ideology Moved Our Collective Body” (adkdw.org)
Coreografías Sociales y Experimentación.
“Si el cuerpo con el que bailo y el cuerpo con el que trabajo y camino son uno y el mismo, necesariamente debo abrigar la sospecha de que todos los movimientos de mi cuerpo son, en mayor o menor medida, coreografiados”.
A través de un proceso artístico experimental basado en la premisa de trabajar en grupo, las autoras investigan sobre el tema de la democracia como organización real de la situación social, tomando como punto de partida la partitura cinematográfica del cineasta Heinz Emigholz para su película Schenec-Tady I (1973), reemplazando la mirada humana por una secuencia de movimientos generados artificialmente, y bajo un plan de montaje organizado matemáticamente, convierte las imágenes de un entorno natural en un truco de lógica que ya no obedece al acto de mirar, sino más bien, como instrumento que descompone la realidad. De esta forma, el método consistió en el diseño de un esquema elíptico junto a un sistema de coordenadas cuyo centro representa la posición donde se sitúa la cámara y la producción de los fotogramas. Estas imágenes representan un punto de vista y un momento determinado en una dimensión espacial específica, donde lo individual de las figuras van desapareciendo gradualmente, y lo que prevalece es la secuencia producto de una máquina.
El experimento realizado durante el año 2016 tuvo dos instancias representativas; la primera realizada en Teatro Polski (Polonia) con una producción teatral, y la segunda a modo de taller performativo realizado en el centro cultural de Valparaíso y Nave (Santiago). Junto a la iniciativa de Movimiento Sur (2016), la obra Take it or Make it basada en partituras compartidas, compuso acciones en grupo donde la libertad de interpretación oscila entre la voluntad individual, la colaboración y los antagonismos de las propias estructuras colectivas. Los universos, creados por mundos autosuficientes son restringidos por las propias partituras en un contexto de territorialidad común, aspectos que fuera de evidenciar situaciones armónicas, ejercen la confrontación del propio idilio con el cuestionamiento de lo que conlleva el “vive y deja vivir”. La instancia fue acompañada de charlas sobre la coreografía social de las democracias, y reflexiones en torno a la esfera pública en la actualidad y cómo se revela su ideología a través de formas concretas.
Coreografía y Estallido Social en Chile.
El despertar de los mestizos es un documental breve (20 minutos) que podría parecer la expresión de múltiples voces acerca de los cambios necesarios para Chile, teniendo como objetivo el establecimiento de una Nueva Constitución. Sin embargo, al observarlo tras el prisma de Take it or Make it se puede apreciar una coreografía social, que no partió el 2019, que está organizada, pero sin liderazgos claros, sino que ofrece una meta clara: es necesario cambiar las reglas del juego. Pero ¿tenemos nosotros la voluntad, habilidades y el poder para hacer de la democracia nuestro principio organizativo?
Se muestra la marcha, la expresión y coreografía social, el estallido en sí como un acto de liberación y la certeza de que todos juntos lograrán el cambio. Ese cambio se sostiene en exigir al Estado un cambio estructural del modelo neoliberal, hacia uno que permita una menor desigualdad. ¿Cuál ha sido el resultado de esta coreografía de los que no tienen miedo?
Im.3 Guía de Coordenadas Take it or Make it y Experimento realizado en Chile (anavujanovic.net)
Conclusión.
Con el propósito de cuestionar la democracia en sus múltiples dimensiones, tanto desde la propia esfera pública a través de lo performativo, como desde la discursividad de la sociedad, las acciones y movilizaciones ciudadanas como formas de articular ideologías o expresiones, que necesitan del espacio público para su intervención o dominio, sí se expresa en ambos casos la necesidad de cambios estructurales, que en el caso de Chile comienza con el proceso de una Nueva Constitución.
Ante ello, la coreografía social sirve como análisis de los procesos sociales conflictivos, los cuales se retroalimentan de la esfera pública. Esto refiere al reflejo de un orden social, que no solo se representa, sino que también se ensaya, por medio de gestos, movimientos corporales, la organización de los cuerpos en el espacio, las reuniones públicas y masivas, que van otorgando una reconfiguración de la comunidad. Esta reconfiguración seguirá siendo necesaria en todo el proceso constituyente, y más aún, cuando se establezca un nuevo modelo más democrático.
Referencias.
Brishop, C. (2019). Infiernos artificiales. Arte performativo y políticas de la espectadiría. Taller de Ediciones Económicas (2016-2019), 11-461.
Fisher, T., & Katsouraki, E. (2017). Performing Antagonism Theatre, Performance & Radical Democracy (First ed., Performance Philosophy).
Encuentro y diálogo desde la Geografía en el proceso constituyente: Mesas de trabajo por la Nueva Constitución
VerEncuentro y diálogo desde la Geografía en el proceso constituyente: Mesas de trabajo por la Nueva Constitución
Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente, Enero 2021
[Por Cristina Bonilla Araya, Geógrafa y Magíster en Políticas Territoriales y Ambientales, Geógrafas Chile: Lorena Mondaca Guajardo, Geógrafa y Magíster en Urbanismo, Geógrafas Chile; Natalia Ramírez, Geógrafa y Magíster en Geografía, Geógrafas Chile; Vania Reyes Muñoz, Geógrafa y Magíster en Hábitat Residencial, Geógrafas Chile]
Resumen
Mesas de Trabajo por la Nueva Constitución es una articulación de profesionales y estudiantes de Geografía y carreras afines que surge en respuesta a la demanda por espacios de diálogo y encuentro desde la disciplina, con miras al cambio constitucional y el momento político a partir del estallido social en octubre de 2019. En éstas se ha debatido el rol de los profesionales de la Geografía en el ámbito disciplinar y académico, en la construcción de una nueva sociedad para el país, en generar un ordenamiento territorial sustentable, la necesidad de participación ciudadana representativa y vinculante, nuevas redes de gestión comunitaria, descentralización y poder local, entre otras temáticas, para plasmar en la nueva Constitución. Se han desarrollado cinco encuentros en los que se ha problematizado la situación, generando diagnósticos y propuestas, una campaña con material informativo crítico para difundir -previo al Plebiscito de entrada- y actualmente en desarrollo, un programa de temáticas a considerar dentro de la redacción de la nueva carta magna. Estos encuentros han sido coordinados desde la plataforma de la Asociación Geógrafas Chile y la red de trabajo colaborativo, horizontal y con alto nivel de compromiso de cada una/e/o de quienes participan.
Palabras clave: Proceso constituyente, encuentro disciplinario, nueva constitución, geografía
El texto refiere brevemente a la Asociación Geógrafas Chile, a modo de situarnos como narrativa y luego da cuenta de las memorias de cada uno de los cinco encuentros masivos realizados. Finalmente, reflexionamos sobre la importancia del momento constituyente, su condición paritaria y el valor de este tipo de articulación en la discusión y construcción de un nuevo país.
En primer lugar, la Asociación Geógrafas Chile es una red de geógrafas que busca posicionar y relevar la disciplina y su rol en la sociedad desde una perspectiva feminista, con el fin de aportar en la toma de decisiones, informadas y pertinentes, considerando la diversidad territorial del país, en pos de contribuir a una sociedad más justa e igualitaria.
En ese sentido, desde la Asociación, se considera a la geografía como una herramienta para la democratización del territorio: el espacio geográfico se construye y se produce a partir de los distintos usos del territorio y los diferentes intereses y poderes que convergen en él. Es por esto que, desde una perspectiva histórica, se puede señalar que la disciplina también fue capturada por la Dictadura y reservada con intereses estratégicos para organizar el territorio y controlar fronteras. Esto último, aún es visible en las políticas territoriales y de ordenamiento que fueron implementadas en ese periodo y luego actualizadas o reformadas mínimamente durante los sucesivos gobiernos hasta hoy. Por esto y más, es importante reencauzar la disciplina con los fines planteados, y en el margen del proceso constituyente, es clave incorporar nuevamente el debate geográfico desde una perspectiva de la geografía crítica y feminista.
Por consiguiente, y a raíz del estallido social, desde Geógrafas Chile se generó una red de trabajo no separatista, con colegas, para discutir a nivel disciplinar diferentes temáticas y enfoques que puedan contribuir en el cambio constitucional. El objetivo fue, por un lado, hacerse cargo de un debate pendiente en el cuerpo académico y profesional de la geografía nacional -que fue también en parte captado por círculos profesionales poco integradores y con lógicas verticales-, y, por otro, construir un espacio de convergencia como gremio para encontrarnos y participar democráticamente entre profesionales y estudiantes.
Im 1 – Cronología y evolución de las jornadas de trabajos de les geógrafes.
El primer encuentro fue el Cabildo realizado el 09 de noviembre de 2019, en el que participaron 224 personas y se conformaron 13 grupos de trabajo para responder a preguntas sobre el origen del conflicto social, las razones del malestar ciudadano y las oportunidades de la movilización social en pos de avanzar hacia una mayor justicia social. Respecto al origen del conflicto, se señaló mayoritariamente la Constitución de 1980 como la causa de las desigualdades, y se evidenció sus trabas y restricciones en el rol del Estado y su despliegue territorial. Como oportunidades, se visualizó un cambio de modelo de desarrollo, en lo económico, político y social; el repensar el territorio considerando las diferencias; y el potenciar la vinculación de la población y construir un nuevo tejido social. Además, se habló de la justicia social que debía propiciarse a través del cambio del carácter subsidiario del Estado a uno garante de derechos; de la atención de demandas a corto plazo; de una mayor autonomía territorial para una democracia más directa y vinculante. En esta instancia se priorizaron las demandas sociales más bulladas, como el cambio en el sistema de pensiones, reforma tributaria, nuevo sistema de salud y su fortalecimiento, educación y vivienda como derecho, fin a las zonas de sacrificio ambiental y Estado Plurinacional.
El segundo encuentro, realizado el 30 de noviembre del 2019, se constituyeron tres mesas de trabajo por área, que han seguido trabajando hasta hoy: Socio Ambiental, Ordenamiento Territorial y Descentralización. En cada una se discutió el rol de geógrafas/es/os en el proceso constituyente, la importancia de cada uno de estos ejes temáticos y sus distintos enfoques.
Las temáticas discutidas fueron, en la mesa Socio Ambiental, la consideración de las comunidades con mirada integradora y multiescalar, también el valor y respeto a los saberes comunitarios, la gestión horizontal del medioambiente y el lenguaje universal para referirse a éste. En la mesa de Ordenamiento Territorial, se discutió sobre la planificación con perspectiva de género, nuevas formas de planificar, el derecho a la ciudad, el paisaje y los riesgos en la planificación urbana y como una forma de dar solución a las desigualdades, al desarrollo local, la sustentabilidad y la resiliencia. Por último, en Descentralización, se discutió el rol de este proceso en sus dimensiones cívica y administrativa, la necesidad de espacios de participación vinculante para la ciudadanía y de la planificación desde lo local, redistribución de riquezas y poder, reconocimiento constitucional y restitución de derechos a pueblos originarios y pueblo tribal Afrodescendiente y escaños reservados para estos pueblos.
Tras este encuentro, y debido a las condiciones instaladas por la pandemia COVID-19, las actividades de las mesas de trabajo fueron postergadas hasta septiembre de 2020. En ese mes, y mediante recursos online, se comenzó a trabajar en la campaña a favor de la opción del Apruebo en el Plebiscito de entrada para el cambio constitucional del 25 de octubre. En este periodo y tras el tercer cabildo, se generó material interactivo para publicar en diferentes redes sociales sobre múltiples problemáticas tales como: la ausencia del derecho al agua, el impacto de las zonas de sacrificio, la centralización y concentración de la toma de decisiones y de los recursos económicos, así como de servicios; la necesidad de incorporar el derecho a la ciudad y al territorio, derecho a la vivienda y la planificación territorial con enfoque feminista. En total fueron 28 publicaciones en un mes, correspondientes a 15 videos con participación de les geógrafas/os/es, junto a actorías locales y organizaciones de base con las que se ha trabajado en red, articulando saberes; 13 infografías desarrolladas por las mesas, todo ello bajo el nombre de “Geógrafes por el Apruebo”.
Im 2 – Afiches, publicaciones y fotos de las diferentes jornadas
Ahora que el proceso constituyente es una realidad, las actividades realizadas buscan construir un discurso a favor de la redacción de una nueva Constitución y que aporte al debate nacional. El 16 de noviembre de 2020 se realizó la cuarta instancia de reunión para que cada una de las mesas pueda trabajar de manera paralela y en sintonía en los meses venideros, durante la redacción de la nueva carta magna. Así, el 03 de diciembre se realizó la quinta reunión con el fin de acordar los alcances del programa de trabajo de cada mesa y los principios comunes que guiarán las actividades que se desarrollarán en el futuro.
La intención de esta red de trabajo es propiciar instancias de diálogo y consulta en los temas donde tenemos competencias profesionales a lo largo del territorio nacional. Para les geógrafes es una prioridad incidir en el debate de la nueva Constitución, e incorporar una visión integral sobre el territorio, que contemple procesos de gestión ambiental, participación ciudadana, intersectorialidad y una perspectiva de género que permita construir un nuevo país basado en la justicia social y espacial. Este proceso se abre como una oportunidad única en la historia del país, donde mujeres y hombres en igual proporción pueden escribir una nueva carta magna en democracia, entre todes.
C80: Una experiencia de diseño de información para el debate cívico sobre el cambio constitucional
VerC80: Una experiencia de diseño de información para el debate cívico sobre el cambio constitucional
Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente, Enero 2021
[Por Ricardo Vega M., Diseñador, artista. MFA Design & Technology Parsons. Docente Escuela de Diseño PUC.;
Daniela Moyano D, Diseñadora. Estudiante de Magister Sociología PUC;
Daniel Zegers, Periodista Universidad Santo Tomás;
Jorge Loayza Ch., Comunicador, APie;
Pablo Selín C., Artista, PUC.;
Ernesto Riffo, Abogado]
Resumen:
En años recientes presenciamos el debate sobre una nueva Constitución en Chile. Luego del estallido social de octubre de 2019 y de las movilizaciones ciudadanas siguientes, el debate se saldó con una abrumadora votación por el Sí a una nueva constitución en octubre de 2020. Durante todo el proceso anterior y posterior, diversas organizaciones y grupos ciudadanos han planteado la necesidad de contar con mecanismos para generar una ciudadanía informada. Sin embargo, la Constitución del 80, como otros textos legales, plantea diversos retos. Es percibido como un documento distante, de lenguaje experto, lo que se suma a un origen cuestionado. Esto configura un escenario donde la constitución aparece como desconectada y descontextualizada con el acontecer diario de las personas. Desde la necesidad de promover el cambio constitucional informado surge la pregunta: ¿Si queremos cambiar la constitución, sabemos lo que queremos cambiar? Y si lo que dice nos afecta, ¿Cómo este texto se vincula con nuestra vida diaria? Desde estas y otras preguntas surge el proyecto C80.cl, como una propuesta de contenidos con uso de tecnologías digitales y herramientas de diseño, con el objetivo de mostrar información compleja de manera fácil, permitiendo reconocer y contextualizar los temas presentes en la actual Constitución.
Palabras Clave: Constitución, Diseño de Información, Participación informada, Lectura distante
C80.cl es una plataforma web que busca “acercar” la Constitución Política a personas no-expertas, mostrando que lo que “está escrito” en ella sí influye en varios aspectos de la vida de los ciudadanos y ciudadanas. Desde esa perspectiva, el proyecto pretende contribuir al debate cívico, brindando información estructurada, accesible y compatible, con énfasis en formatos visuales.
El proyecto surge de la inquietud del diseñador, artista visual y académico, Ricardo Vega, quien desde la visualización de datos y la visualización de información sentía la necesidad de aportar al debate constitucional que, de manera tímida en un inicio, comenzaba a levantarse por parte de diversas organizaciones con la intención de enfrentar el impacto que el modelo impuesto por la Constitución de 1980 provocaba y sigue provocando en nuestra sociedad.
De esta manera y tras conformar un primer equipo base, aparece la primera edición de C80.cl en el año 2015, gracias al Fondo de Cooperación Local de la Embajada de Finlandia en Chile,. El cual se mantiene hasta el 2017, al terminar los recursos del fondo. La plataforma cumple su objetivo en medio del proceso que con posterioridad al inicio del proyecto, impulsa el segundo gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, con una campaña de educación cívica y la promoción de diálogos ciudadanos para iniciar un proceso constituyente que se vio truncado por el segundo gobierno de Sebastián Piñera.En una segunda etapa el equipo participa ad honorem en la mantención de la plataforma, entre mediados del 2017 a finales del 2019, año en que el proyecto se adjudica un Fondo de Cultura para continuar a una tercera etapa enfocada en visualizar temas relevantes.
Desde un inicio, el proyecto ha tenido un equipo base multidisciplinario que ha enriquecido tanto la mirada, como las metodologías disponibles para su desarrollo. De esta manera, C80 cuenta hoy con diseñadores, periodistas, desarrolladores, abogados, comunicadores y cientistas sociales, desarrollando un camino y metodologías propias al servicio de una experiencia que se circunscribe en el ámbito de la comunicación, entendiendo que las tecnologías pueden ser aliadas en la comprensión y generación de opinión ciudadana.
En esta perspectiva, a partir de los hechos de impacto social registrados a partir del 18 de octubre del 2019, la discusión constitucional, percibida hasta entonces como un tema lejano a los ciudadanos comunes y corrientes dejándola relegada a los “analistas” cobra un vuelco inesperado, haciéndose masiva y relevante, lo que obligó al equipo a reorientar los objetivos con el fin de aportar de manera más eficiente en este nuevo contexto, facilitando herramientas que permitan la búsqueda y consulta rápida de temas constitucionales, intencionando siempre su vínculo con la vida cotidiana de las personas. Buscamos desarrollar una serie de herramientas de diseño que permitan facilitar el acceso y comparación de temas constitucionales de manera interactiva, accesible y visual. También se busca ampliar el alcance del proyecto mediante la implementación de estrategia de difusión y seguimiento de impacto de los contenidos.
Uso estratégico de redes sociales
Las redes sociales han sido un medio fundamental para masificar los contenidos e involucrar a los y las seguidores en la discusión de temas, aportando al debate informado mediante posts en noticias y artículos en Facebook, Instagram y Twitter. La difusión en redes sociales se desarrolla de acuerdo con la siguiente lógica: Se escribe un post sobre este tema, luego se vincula dicho tema con los artículos correspondientes de la Constitución que tratan dicho tema, difundiendo estos artículos y post por una o dos semanas. Finalmente, se analizan los resultados y se rastrean posibles nuevos temas de la contingencia noticiosa o que surjan del debate. En ciertos casos, se pide a líderes de opinión desarrollar colaboraciones en formato columna sobre algún tema pertinente, o bien de reciben colaboraciones que estos líderes de opinión desarrollan por iniciativa propia.
La importancia del diseño y la visualización
El diseño y sus métodos permiten crear estructuras visuales para simplificar la complejidad. La visualización exploratoria de textos permite facilitar la exploración y acceso a las constituciones usando recursos visuales interactivos, como líneas de tiempo, infografías, sonido y video. Son visualizaciones altamente interactivas, permitiendo a usuarios explorar los datos y la información en contexto, según sus propios intereses, y en diferentes niveles. El diseño y las herramientas de programación y comunicación que utiliza el proyecto son verdaderos traductores de las complejidades (de lenguaje, de acceso, disponibilidad, etc,) de los textos de la Constitución, ayudando a disminuir la brecha entre expertos y audiencia general, facilitando buscar, encontrar, comparar y comentar el contenido.
Actualmente el proyecto continúa fortaleciendo el debate informado en temas cívicos a través de tres herramientas:
- Constitución On-line: presentación actualidad y dinámica del texto constitucional, vinculada en cada capítulo con los temas que han marcado la contingencia en este ámbito, a través de posts, artículos y otros contenidos asociados. https://c80.cl/constitucion/
- Línea de Tiempo Constitucional: a través de una investigación cruzada con diseño de información (imagen 1 y 2). https://c80.cl/linea/
Im1 – Vista de un periodo de la Línea de Tiempo Constitucional
Im2 – Vista de un hito en la Linea de tiempo
- Visualización historia, alcances y puntos críticos del Tribunal Constitucional (imagen 3 y 4) https://c80.cl/tribunal-constitucional/
Im3 – Vista de la sección que ilustra las funcionalidades del Tribunal Constitucional
Im4 – Vista de la sección que visualiza la composición del Tribunal Constitucional.
Por último, se hace necesario aclarar que si bien el proyecto se plantea poner a disposición estas herramientas para que la más amplia y diversa ciudadanía las utilice para formar y compartir opinión activa en el debate constitucional, también se plantea con una postura crítica frente al texto normativo y los actores que lo sustentan. En este sentido el proyecto no se considera como “neutral”, sino que asumiendo una posición pro cambio constitucional, a través de un debate informado y la participación activa de las y los ciudadanos con mecanismos democráticos que se han ido definiendo y acordando en base a consensos.
Comprendo el beneficio, luego redistribuyo. Aprendizaje para el proceso constituyente chileno, a partir de la aplicación de la ley de participación de plusvalías en el municipio de Manizales, Colombia
VerComprendo el beneficio, luego redistribuyo. Aprendizaje para el proceso constituyente chileno, a partir de la aplicación de la ley de participación de plusvalías en el municipio de Manizales, Colombia
Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente, Enero 2021
[Por Sebastián Andrés Ahumada Vargas. Arquitecto UC. Estudiante del Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente]
Resumen:
Ante el aumento progresivo del valor del suelo, y en un escenario de discusión constitucional y procesos eleccionarios, se explora el caso de una política pública colombiana de participación de Plusvalías que busca capturar este aumento de valor que se produzca por acciones del estado para redistribuirlas en necesidades sociales, y que ha tardado más de 20 años en poder aplicarse en el municipio de Manizales. Se analizan las razones tras los problemas de eficacia de la ley, y de cómo las presiones de privados y la falta de comprensión de los beneficios de la ley pudieron afectar las decisiones políticas de su aplicación. Finalmente se reflexiona sobre el caso chileno y la posibilidad de cuestionar políticas sustantivas en torno a la propiedad en el contexto de la elaboración de una nueva constitución, y de la importancia de destrabar los impedimentos políticos en su eficacia.
Palabras clave: Participación de Plusvalías, Valor del Suelo, Políticas sustantivas, Propiedad.
Im1. Manizales [Fotografía], por dumpecita, 2003 / Fuente: (https://flic.kr/p/2bs5r6). CC BY 2.0
Las políticas en torno al acceso a la vivienda y al suelo urbano han estado muy presentes en la actualidad, sobre todo por el aumento significativo del valor del suelo en la última década. Si bien los factores que determinan el aumento son variados, es posible establecer que existen acciones del Estado sobre el territorio que contribuyen a estas alzas, como la construcción de un metro o el aumento de la densidad permitida producto de cambios en la norma de construcción.
Al respecto, y a junto al debate constitucional en torno a la propiedad, han surgido ideas para poder capturar parte de ese incremento en el valor del suelo donde el Estado haya influido en su alza, lo que significaría un cambio sustantivo en la forma que entendemos la producción de la ciudad. No obstante, este cambio implica no solo una dificultad para que, eventualmente, se aprueben leyes de este tipo, sino también un marco normativo complejo que puede poner en riesgo la correcta aplicación de la ley.
Tal es el caso que ocurre actualmente en algunos municipios de Colombia. A fines del siglo XX se enfrentaron a esta discusión concluyendo que sí debían participar de las ganancias. Lo denominaron Participación de Plusvalías, por medio de la Ley 388 de 1997, la que se encargaría de recuperar los aumentos de valor producto de la acción del Estado, como los cambios en zonificación o densidad y que generan ganancias para los propietarios (Barco y Smolka, 2007), destinando esos fondos a proyectos de vivienda social e infraestructura (Congreso de Colombia, 1997). Pese a ser una política con nivel constitucional y estar aprobada hace más de 20 años, sigue con problemas en su aplicación. Entender las razones de su ineficacia, podría permitir entrar al debate constitucional con más herramientas.
El caso de Manizales.
Una de las ciudades colombianas que recién el 2019 pudo reglamentar esta ley, es el municipio de Manizales, capital del departamento de Caldas y parte del área metropolitana del centrosur de Caldas. Este municipio, que posee de una estructura administrativa supramunicipal como gobierno metropolitano autónomo (a diferencia de la institucionalidad intermunicipal descentralizada del caso chileno) (Fuentes & Orellana, 2013), tiene la obligación, de acuerdo al Plan de Ordenamiento Territorial de Manizales, de aplicar la ley a través de un marco normativo elaborado por el Concejo Municipal.
Al respecto, aunque existieron muchas reuniones para normar la aplicación del instrumento, este solo en 2019 tuvo su primer reglamento a través del decreto N° 644, debido a múltiples presiones de agentes inmobiliarios y a la asociación existente entre cobro de plusvalía como un impuesto hacia la población. Tan solo en mayo de este año el municipio pudo liquidar el primer cobro de plusvalías desde entrada la ley en 1997. Esto implica más un problema político que práctico (Munévar et al., 2018), pese a que su objetivo es controlar la especulación con el suelo y dotar de recursos para infraestructura que satisfaga necesidades sociales (Munévar & Hernández, 2017).
Aunque “no es propiamente un impuesto, (…) es una participación” (Moncayo, 2011, 224), la participación de la plusvalía contiene “por un lado, un amplio desconocimiento popular e institucional acerca de la figura; y por el otro, una confusión respecto a su alcance” (Munévar et al., 2018), cuestión que desde el punto de vista político sería un desincentivo para el municipio respecto de sus votantes, pese a ser una política redistributiva y localizada, ya que los beneficios no serían entendidos como tales (Livert & Gainza, 2018).
Los impactos de que el municipio no cobre la plusvalía urbana repercuten directamente al interés general ya que, como política redistributiva, el destino de esos fondos va dirigido a la creación de vivienda de interés social, infraestructura vial y equipamiento público. Su rango constitucional como política sustantiva, incluso, tenía por objeto que se entendiera no solo como una política económica, sino profundamente social (Munévar et al., 2018)
Es por esto que no solo basta con considerar como criterio de eficacia la regulación estatal desde el punto de vista de la legalidad, sino que es necesario incorporar criterios de legitimidad, que permitan comprender y valorar la satisfacción del interés colectivo (Munévar et al., 2018)No considerar a la política dentro del diseño de esta política pública pareciera, entonces, ser una de las principales debilidades de su gobernabilidad social (Lahera, 2004), ya que no incorpora la relación de afinidad entre los municipios y sus residentes, dificultando la comprensión global y favoreciendo el surgimiento de conflictos (Orellana et al., 2012).
Cabe preguntarse si, entonces, el modelo de administración chileno podría enfrentar de otra forma la aplicación de este tipo de leyes. Aunque las políticas que reducen inequidades regionales, pueden ser ineficientes a nivel nacional, es importante considerar la motivación electoral en la medida de que la población logre comprender la asignación de beneficios por sobre las metas de equidad o eficiencia (Livert & Gainza, 2018), a través de leyes que sean aplicadas para cumplir un fin político y social comprensible. (Munévar et al., 2018).
Conclusiones para el contexto chileno.
Comprender la captura de plusvalía como una participación y no un impuesto, destrabar la relación entre quién lo cobra, de sus votantes y grupos de interés, y permitir la identificación del beneficio parecieran ser los puntos clave de este problema. La traducción al contexto chileno no es literal. Nuestro modelo de administración no permite que los municipios elaboren este tipo de normativa, pero al mismo tiempo no contamos con gobiernos regionales que permitan localizar los beneficios.
Este tipo de políticas también aborda cuestiones como la propiedad y la participación del Estado en el mercado del suelo. En este sentido, propone complejas modificaciones de políticas sustantivas que se abren completamente de cara a un nuevo proceso constituyente. Es precisamente este nuevo escenario, junto con el próximo proceso eleccionario, los que permiten enfrentar esta discusión con menos trabas legales, pero no menos discusiones ideológicas.
Es por esto por lo que se vuelve fundamental entender las distintas dinámicas sociales y políticas que permitan la comprensión de un fenómeno complejo, con mucha presión de grupos de interés, pero que pareciera ser un camino obligado a transitar ante el aumento del valor del mercado habitacional y la voluntad de generar un nuevo pacto que dispute el sentido de lo público.
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Referencias bibliográficas
Barco, C., & Smolka, M. (2007). “Desafíos para implementar la participación de plusvalías en Colombia”. En: Perspectivas urbanas. Temas críticos en políticas de suelo en América Latina. Ed. Smolka, M., Mullahy, L. Cambridge, MA, USA: Lincoln Institute of Land Policy. https://www.lincolninst.edu/publications/books/perspectivas-urbanas?pubid=1180
Congreso de Colombia. (1997). Ley 388 de 1997. Diario Oficial, 43.091, 24 de julio de 1997. https://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=339#0
Fuentes, L., & Orellana, A. (2013). Gobernabilidad metropolitana en Bogotá y Santiago: institucionalidad divergente, resultados convergentes. Ciudad y Territorio: Estudios Territoriales, 45(175), 131–145. https://repositorio.uc.cl/handle/11534/43404
Lahera, E. (2004). Política y políticas públicas. CEPAL, División de Desarrollo Social. https://repositorio.cepal.org/handle/11362/6085
Livert, F., & Gainza, X. (2018). Distributive politics and spatial equity : the allocation of public investment in Chile Distributive politics and spatial equity : the allocation of public investment in Chile. Regional Studies, 52(3), 403–415. https://doi.org/10.1080/00343404.2017.1309013
Munévar, C., & Hernández, N. (2017). La naturaleza jurídica de la plusvalía urbana. Un análisis desde los derechos colectivos y la función social de la propiedad. Opcion, 33(82), 280–297. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31053180012
Munévar, C., Hernández, N., & Cardona, A. (2018). La eficacia de la participación de la plusvalía urbana en el municipio de Manizales-Colombia. Revista Republicana, 2018(24), 41–60. https://doi.org/10.21017/Rev.Repub.2018.v24.a39
Orellana, A., Allard, P., Néspolo, R., & Mercado, J. (2012). Gestión urbana municipal a escala metropolitana: modelos en competencia. Revista de Geografía Norte Grande, 80(51), 67–80. https://doi.org/10.4067/S0718-34022012000100004
Planificar territorios locales inclusivos requiere de la representación de las mujeres
VerPlanificar territorios locales inclusivos requiere de la representación de las mujeres
Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente, Enero 2021
[Por Marión Díaz Paredes, Socióloga, candidata a Maestría en políticas públicas para el desarrollo con inclusión social, FLACSO Argentina]
Resumen:
Esta columna busca aportar a la discusión exponiendo algunos argumentos que concitan a implementar políticas públicas que promuevan la participación e incidencia de las mujeres en la planificación de los territorios locales, pues estos no son neutrales al género y requieren de un posicionamiento del Estado como garante de espacios inclusivos. La oportunidad que se constituye con la construcción paritaria de una nueva Constitución Política en Chile, significa un aporte manifiesto para la disminución de las desigualdades de género, a modo de gran marco contractual que releve las opiniones, miradas y experiencias de las mujeres en virtud de un cambio de paradigma para el desarrollo del país.
Palabras Clave: Participación, planificación local, desigualdades de género.
El nuevo proceso constituyente que se abre en Chile contiene un valor histórico de mucha significancia para nosotras, las mujeres. La paridad reconoce de manera explícita que la construcción de este documento fundante debe representar las miradas, voces y experiencias de ciudadanas y ciudadanos, sustento que debiese permear todo el ciclo de políticas públicas.
Actualmente, el artículo 1° de la Constitución dicta que es deber del Estado “asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional” y explicita en el artículo 19 que hombres y mujeres somos iguales ante la Ley. No obstante estas disposiciones, se argumentará en esta columna la necesidad de ir más allá de esta declaración y promover la justicia de género como fundamento, ya que considera el principio de igualdad diferenciada, esto es el reconocimiento de la subordinación histórica vivida por las mujeres en desmedro de los hombres, debido a la definición que se ha hecho de sus roles en los ámbitos públicos y privados.
En este contexto, el Centro Latinoamericano para el desarrollo Rural RIMISP (2016) indica, en base a lo señalado por el Banco Mundial en su Informe del año 2012, que son los asuntos de género llamados de “segunda generación” como la participación y capacidad de decisión de las mujeres en las esferas públicas y privadas, entre otras problemáticas, las que aún persisten generando desigualdad en América Latina. Con ello, si las necesidades de las mujeres y sus opiniones respecto de las realidades que viven en los diversos territorios, no son visibilizadas, será imposible implementar políticas públicas diferenciadas, ni menos transformar las relaciones de subordinación.
CEPAL (2016) plantea en este sentido, que los territorios son construcciones sociales que no son neutras al género, por lo tanto, tal como se conformen, determinarán las dinámicas que ejerzan sus ciudadanas/os y esto a su vez, dará cuenta del nivel de desigualdades de género presentes. Incorporar el enfoque de género en la planificación se torna vital, pues permite posicionar a mujeres y hombres en sus respectivos puntos de partida, identificando las brechas existentes para luego, implementar acciones que permitan aminorar esas desigualdades en virtud de la transformación estructural de las relaciones de subordinación de género.
A su vez, el espacio local debido a su cercanía con las ciudadanas y ciudadanos, permite un contacto más directo y estratégicamente puede ser más viable identificar un diagnóstico que devele las desigualdades de género, sin embargo, la estructura del gobierno local no siempre se constituye como facilitador para la participación política de las mujeres, normalmente porque presenta resistencias al poner en tensión costumbres, creencias, estereotipos, etc., con lo que la proximidad y cercanía aducidas, no garantizan por sí mismas el acceso igualitario a espacios de toma de decisiones (PNUD, GTZ, FISDL, 2006).
La planificación territorial local, en particular, está encabezada por las Municipalidades, las que según la Constitución deberán definir en su Ley Orgánica las formas y modalidades que tendrá la participación de la comunidad en las actividades municipales (art.118), con lo que no se hace explícita la promoción del componente de género en ese marco, quedando estas cuestiones al arbitrio de los gobiernos locales.
Las mujeres en el ámbito local se vinculan con la institucionalidad mayormente desde un rol doméstico, lo que se entrecruzaría con factores más estructurales como la subestimación del trabajo doméstico y de cuidados, menor acceso a la propiedad de activos, menor representación en cargos políticos, entre otros, todo lo cual las excluye de espacios de toma de decisiones (ART, RIMISP, ONU Mujeres, 2017). Todos estos factores conllevan invisibilización o ausencia de su opinión y decisiones para definir qué aspectos consideran importantes en la organización del territorio, por tanto, al hablar de participación en los procesos locales aludidos, es debido entenderla como incidencia en las decisiones, no únicamente en la minimización a su sola presencia en espacios de consulta.
Así es que la estructura del Estado y las políticas públicas presentan sesgos de género, es decir, reproducen desigualdades, por ello es primordial que el enfoque de género permee las dinámicas internas de la institucionalidad pública, pues en la implementación de políticas se identifican los mayores desafíos debido a la resistencia al cambio (Alfama, 2017). Britton citada en Rodríguez (2008:115) establece que “(…) las mujeres lograrían ejercer más plenamente sus derechos sociales, civiles y políticos si se producen transformaciones en la lógica generizada masculina del Estado”. Esto nos muestra una forma de entender las relaciones de género también al interior de la institucionalidad pública, lo que se constituye en un obstaculizador al momento de intentar promover la participación de las mujeres en espacios decisionales, por ejemplo, cuando se trata de planificar un territorio común.
Con lo anterior y en relación al rol del Estado frente a estas prácticas, la CEDAW[1] en su artículo 7 mandata a los Estados parte a promover la participación de las mujeres en el diseño e implementación de políticas públicas. Por su lado, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing[2] promueve en sus artículos 181 al 195 la incorporación de la mujer en espacios de poder y toma de decisiones, inclusive la Agenda 2030[3] propone como eje central la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y además plantea la necesidad de incorporar los ODS en los sistemas de planificación nacional y territorial.
Planificar con enfoque de género entonces, permitiría avanzar hacia ese desarrollo, fortaleciéndose la gobernanza democrática, es decir, en la toma de decisiones de los territorios confluiría la mayor diversidad posible de actorxs que lo conforman, haciendo frente a las desigualdades. Resulta de suma relevancia la participación de las mujeres en estos procesos, por lo que requerimos de una institucionalidad local y nacional abierta a estas transformaciones que cambien el paradigma de desarrollo y la “lógica generizada masculina del Estado”.
El proceso constituyente es así, fundamental para establecer estos cambios estructurales, pues no va más construir los territorios sin el reconocimiento y representación de todas/os sus ciudadanas/os.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Alfama, E. (2017). ¿Transformando el Estado? Avances y obstáculos en la implementación del mainstreaming de género (Tesis Doctoral). Universitat Autònoma de Barcelona. Recuperado de https://ddd.uab.cat/pub/tesis/2017/hdl_10803_458542/eaig1de1.pdf
Agencia de Renovación del Territorio ART, Centro Latinoamericano para el desarrollo Rural RIMISP, ONU Mujeres (2017). Enfoque de género para la planeación territorial. Bogotá: ART, RIMISP, ONU Mujeres.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL (2016). Territorio e igualdad. Planificación del desarrollo con perspectiva de género: Manuales de la CEPAL N°4. Santiago, Chile: CEPAL.
Constitución Política de Chile. 21 de octubre de 1980 (Chile).
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, Cooperación Técnica Alemana GTZ y el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local FISDL (2006). Reflexiones Desarrollo local con equidad de género. San Salvador, El Salvador: PNUD, GTZ, FISDL.
Centro Latinoamericano para el desarrollo Rural RIMISP (2016). Pobreza y desigualdad. Informe latinoamericano: Género y Territorio. Santiago, Chile: RIMISP.
Rodríguez, A. (2008). Las políticas sensibles al género: variedades conceptuales y desafíos de intervención. Temas y debates, N°16, pp. 109-129. Recuperado de https://rephip.unr.edu.ar/handle/2133/1546
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Notas:
[1] La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, adoptada el año 1979 por la Asamblea General de la ONU, es un instrumento rector para los Estados partes que la han ratificado, quienes deben adoptar compromisos en virtud de esa erradicación.
[2] Declaración de compromisos fijados en la IV Conferencia Mundial de la Mujer de 1995, la cual es considerada una guía para la igualdad de género a nivel mundial.
[3] Agenda aprobada por los Estados miembros de Naciones Unidas el año 2015, que establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a ser alcanzados para el 2030 en el marco de un nuevo paradigma de desarrollo, el sostenible. El ODS 5 alude a la igualdad de género.
Entrevista a Mónica Tapia: “El proceso constituyente no se acaba con la Constitución. Después hay una gran tarea”
VerEntrevista a Mónica Tapia: “El proceso constituyente no se acaba con la Constitución. Después hay una gran tarea”
Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente, Enero 2021
[Por Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen:
Mónica Tapia es directora de Ruta Cívica, organización ciudadana dedicada a promover ciudades sustentables y justas, a partir de redes y campañas cívicas. Es egresada de El Colegio de México, la Universidad de Oxford y la London School of Economics, especialista en política social y desarrollo. Tiene experiencia como funcionaria pública en el gobierno federal y local de México, y trabaja con alianzas multisectoriales, liderazgo colaborativo y sistémico para la resolución de problemas complejos. Ha sido co-fundadora de organizaciones de la sociedad civil como Alternativas y Capacidades, Fondos a la Vista y campañas como #CIUDADania19s, #Verificado19s, #ObraChueca, #Corruptour, #TúConstituyente y la #wikibanqueta. Asimismo, es autora de diversas publicaciones sobre ciudades sustentables, relaciones Estado-sociedad, políticas públicas, sociedad civil e inversión social. Desde México, Mónica Tapia nos comparte su perspectiva y experiencia ciudadana en torno al proceso de creación de la Constitución de la Ciudad de México (2016-2017).
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- ¿Podrías contarnos brevemente el contexto en el que surge la primera Constitución de la Ciudad de México?
La Ciudad de México (CDMX) por muchos años había sido un Distrito Federal (D.F.), lo que quiere decir que estaba subordinado al Gobierno Federal del país. Esto significaba que, a diferencia de otros estados de la República, en la CDMX no había gobernadores, alcaldes y regidores, es decir, no existía una democracia local. México es una República Federal, donde por diseño institucional hay una mayor autonomía de sus estados o regiones, comparado por ejemplo con el caso de Chile.
En este sentido, por cerca de treinta años, la ciudadanía en CDMX había estado demandando una mayor democratización y una reforma política para poder elegir a sus propios gobernantes y no solo tener al presidente de la República Federal como autoridad, sino a una especie de gobernador, que ahora se llama Jefe de Gobierno. También se había demandado poder elegir a las autoridades locales, las llamadas alcaldías; y que el Congreso para la CDMX no fuera solo el Federal, sino que existiera un Congreso Local que no hiciera solo reglamentos, sino leyes que se aplicaran en este territorio. Finalmente, tras muchos años de exigencia y de gradualismo, las fuerzas políticas pactan darle un estado, un estatus especial y se crea la Constitución de la Ciudad de México.
La Constitución se crea a partir de un artículo transitorio en la Constitución nacional para elegir la Asamblea Constituyente; sin embargo, de una manera muy poco democrática. Más de la mitad de la Asamblea estuvo integrada por nombramientos directos por la Presidencia de la República, la Jefatura de Gobierno, la Cámara de diputados y la de Senadores. El resto fue elegido mediante votación, aunque por listas cerradas decididas por los partidos políticos, lo cual también fue poco democrático. Entonces surgieron muchos cuestionamientos: ¿por qué vamos a votar por la mitad de la Asamblea? ¿para qué va a servir? ¿qué costo va a tener? ¿vale la pena? Me parece que la manifestación de estas inquietudes fue positiva porque representó un factor de presión para que el proceso constituyente se abriera de otras formas, las cuales ya te contaré más adelante.
- Sabemos que estuviste muy involucrada en este proceso a través del colectivo #Tú Constituyente ¿podríamos compartirnos cuál fue su rol en el marco de la construcción de una nueva Carta Magna para la CDMX?
#Tú Constituyente fue un colectivo de “intentos” de candidaturas independientes https://www.rutacivica.org/project/tuconstituyente/. Estaba tan cerrada esta forma de participación que era necesario conseguir 84 mil firmas en menos de un mes, lo que por supuesto, fue una tarea sumamente difícil. Esto nos hizo salir a la calle, platicar con las personas y pedirles su firma para postularnos como Constituyentes. Sin embargo, fue interesante saber que la gente no estaba familiarizada con lo que era la Constitución, ni lo que era ser Constituyente. Era algo muy lejano a la realidad ciudadana. Al final, ninguna candidatura independiente ciudadana llegó a ser electa por estas barreras tan altas que se habían establecido. Y eso, sumado a los cuestionamientos derivados de los nombramientos directos y la partidocracia en la integración de la Asamblea, influyó en que hubiera una mayor apertura durante el proceso constituyente.
Al respecto, valdría la pena hacer un reconocimiento a la efectividad de la Unidad de Transparencia durante el proceso, encabezada por Maricarmen Nava, pues logró que todas las discusiones fueran fácilmente consultables a través de minutas y dictámenes. Pero además, que todas fueran transmitidas en vivo y en directo, incluso las discusiones más mínimas que se realizaban a las 3:00 am. Igualmente, uno podía presentarse a las sesiones de las comisiones a escuchar, opinar o darles documentos a los constituyentes y escuchar en vivo el debate en el pleno. Quizás lo bueno de este proceso constituyente es que como no existían protocolos de seguridad muy estrictos y muchos de los integrantes de la Asamblea no estaban familiarizados con estas prácticas parlamentarias muy cerradas, se generó un ambiente de mucha interacción que posibilitó el cabildeo ciudadano. Al respecto, fue muy remarcable que la ciudadanía pudiéramos presentar iniciativas y que valieran casi lo mismo que cualquier iniciativa de otro constituyente. Por supuesto, eran iniciativas que requerían de la capacidad técnica de ciertos colectivos para redactarlas de la forma más adecuada.
Lo que hicimos como colectivo fue buscar que nuestras propuestas estuvieran respaldadas con las firmas de un grupo de constituyentes. Luego, hubo audiencias ciudadanas y con ellas la posibilidad de participar opinando en las Comisiones Legislativas. Si bien no participamos en el debate del Pleno, en las Comisiones pudimos argumentar las iniciativas propuestas, y posteriormente ayudar a defenderlas o meter reservas cuando los propios constituyentes las discutían. Entonces este proceso fue muy útil, e incluso pienso que hasta la fecha nos dejó como “mal acostumbrados” a las posibilidades de incidencia que representa un congreso o un parlamento abierto.
También puedo decir que la experiencia fue muy didáctica para los ciudadanos que hacemos activismo de calle. Entrar a estos espacios y escuchar las discusiones ofrece otra perspectiva sobre lo que es posible lograr y sobre cómo se negocian los acuerdos. Hubo muchas cosas que a nosotros no nos gustaron; pero hasta la fecha entendemos por qué se redactó así, como se argumentó y negoció (y de todo hay un registro histórico): había cincuenta iniciativas diferentes y la forma de que todos quedáramos “semi contentos” se materializó en un diseño muy complejo.
- ¿Qué papel tienen la ciudad y el territorio en el contenido de la Constitución de la CDMX? ¿Consideras que fue la aproximación más adecuada?
Hay un buen avance en los artículos 12, 15 y 16 de la Constitución de la CDMX que son ejemplares en términos del derecho a la ciudad, la planeación y el ordenamiento territorial. Se habla del agua, suelo, espacio público, de movilidad, de tecnología, infraestructura, vivienda, gestión de riesgos, con un sesgo muy progresista respecto a la redistribución y el acceso universal a estos satisfactores. Es un texto muy inspirador, pero cuando uno consulta la Ley de Vivienda, la del Sistema de Planeación, la de Movilidad o la de Gestión de Riesgos es un poco decepcionante encontrar que no están empatadas en su totalidad con los principios y conceptos que plantea la Constitución. La Ley de Espacio Público aún no existe, y ni se diga la de Tecnología, Infraestructura o Regulación de plusvalías. Me atrevería a decir que muchos de los contenidos de estos artículos son aspiraciones porque la legislación secundaria y los instrumentos que “aterrizan” estas visiones, hasta ahora, son muy limitadas o las vuelven “letra muerta”. Es bonito tener una Constitución muy bien redactada, pero hay una enorme brecha cuando “bajan” a legislaciones y políticas públicas, que no las hacen realidad. Y ni se diga de la práctica….
- Sabemos que la Ciudad de México tiene integrado el Derecho a la ciudad en su Constitución. ¿Por qué dirías que fue importante integrarlo y cuáles son los principales desafíos para materializar el pleno ejercicio del Derecho a la Ciudad de México?
El Derecho a la Ciudad es uno de los 42 derechos (y otras tantas libertades) que integran la Carta de Derechos de la Constitución de la CDMX. Hubo una comisión redactora dedicada a trabajar en su primer borrador, así como muchos foros y discusiones. Incluso, me parece que esta carta es lo más progresista que se conoce en América Latina y vale la pena tomarlo como un buen referente. Sin embargo, considero que también es necesario hacer políticas públicas y diseños institucionales que respalden y garanticen esos derechos, porque si no solo se quedan como buenas intenciones. Me parece que hay una tendencia por redactar cosas maravillosas que, por supuesto, sirven después para litigar o ganar causas en lo judicial, pero no es suficiente.
Entonces, yo juntaría el Derecho a la Ciudad con la planeación, con el sistema de indicadores, el sistema de seguimiento a los derechos humanos y con un sistema mucho más robusto de evaluación. En estos momentos, y a dos años que entró en vigor la Constitución, me cuesta trabajo decir que este derecho está implementándose y haciéndose realidad. Por supuesto, es un buen ideal y las discusiones se prestaron para reflexionar y aprender que el Derecho a la Ciudad es mucho más que los derechos individuales, civiles o de primera generación. Involucra derechos políticos, colectivos, sociales y económicos. Pero como advertencia para futuros constituyentes, diría que plasmar eso no es suficiente. En paralelo hay que dar una batalle grande para bajar esos derechos a instituciones y políticas públicas; y sobre todo a la ciudadanía, para que tenga la conciencia de exigirlos y volverlos realidad, sino serán letra muerta.
Por otro lado, la planeación del territorio de la ciudad está pensada a veinte años, junto con un entramado institucional bastante complejo sobre qué le compete al gobierno de la CDMX -que sería una especie de gobierno estatal o regional- y qué les corresponde a los gobiernos de las alcaldías. Al respecto hicimos muchas propuestas, pero me parece que una de las más interesantes fue que la planeación no se centralizara ni se sectorizara en ningún área. Así, las aprobaciones de estos planes tienen que pasar por el Congreso y en algunos casos por las alcaldías; y dentro de las alcaldías hay un Concejo -una suerte de “pequeño parlamento”- que es una figura nueva para la CDMX, derivada de la Constitución. Nosotros propusimos mucho de las funciones de dicho Concejo; por un lado, porque nos parecía que representaba un contrapeso para el alcalde; y por otro, porque los concejales tendrían que ser los representantes más cercanos a los vecinos y la ciudadanía.
Propusimos también que en el Instituto de Planeación de la CDMX la representación ciudadana, académica y del sector privado estuviera a nivel de su Consejo más alto –es decir, de Junta de Gobierno–, pero que además hubiera una oficina de participación ciudadana y el uso de metodologías participativas para la generación de planes. Si bien esto representa un entramado bien complejo, implica que ante cualquier iniciativa de plan deba existir un consenso previo desde muchos espacios. Y si no, que el proceso pueda ser litigable; es decir, que cualquier ciudadano pueda llevarlo a un juicio para exigir el derecho a la ciudad e incluso pueda ampararse.
En este sentido, consideramos que el titular de este organismo de planeación tendría que ser alguien que promueva la discusión y busque los consensos, ya sea que esto tome tres o cuatro años. Sobre todo, porque el titular tendrá el poder y el legado para incidir sobre asuntos que tendrán impacto durante muchos años, y posiblemente por varias generaciones; por ejemplo, determinar qué suelos se conservan o qué usos se le darán al agua. Sin embargo, como colectivo estamos un poco decepcionados sobre cómo se ha concretado el tema de la planeación en estos dos años en la Ciudad de México; e incluso sobre a quién se nombró como titular del Instituto hace unas semanas. Y ya lo comenzamos a litigar, usando justamente los derechos que nos da la Constitución.
- Como sabes, Chile se encuentra en el proceso de cambiar la Constitución actual de la República, como resultado de una significativa demanda social. Desde tu experiencia cercana al proceso constituyente mexicano, ¿qué le dirías a los chilenos?
Siempre es difícil dar consejos a otros contextos, pero me parece que uno podría ser construir colectivos interdisciplinarios. Nosotros trabajamos con grupos interesados en el medio ambiente, el desarrollo urbano y la movilidad, pero también con derechos humanos, justicia, educación y otros derechos y temas. A partir de esto, pudimos armar una agenda interdisciplinaria que ayudó a posicionarnos frente a los constituyentes. Incluso, a partir de esta agenda varios de ellos ya nos reconocían como “los del librito” (porque publicamos todas las propuestas en un cuadernillo www.rutacivica.org/wp-content/uploads/2019/11/TuConstituyente-Agenda-web.pdf).
En el caso de Chile, no estoy segura si habrá un borrador y un grupo redactor como hubo en la CDMX, pero si fuera así recomendaría estar involucrados desde el principio, conocer muy bien y participar en todas las etapas del proceso. Incluso, tener aliados en el grupo redactor y desde ahí “poner el pie en la puerta, para que no la cierren”. En nuestra experiencia, esas redes y articulaciones fueron muy importantes durante todo el proceso, porque aun cuando la redacción no fue totalmente como la esperábamos, hubo muchas oportunidades para la incidencia: en la redacción del borrador, con las iniciativas, con la audiencia, en la discusión, e incluso con las reservas en comisiones y en el pleno.
También aconsejaría considerar que el proceso constituyente no se acaba con la Constitución. Después hay una gran tarea, que es elaborar los artículos transitorios y calendarizarlos de manera óptima. Estos transitorios implican la creación de leyes secundarias e instituciones necesarias para seguir incidiendo en la agenda, por lo que son tan importantes como el propio texto de la Constitución.
Finalmente, recomendaría ser pacientes. Y comprendo que a Chile no le gustaría ser paciente nunca más, pero las instituciones que se construyen con trabajo y consensos son las más perdurables. Si bien en México a dos años de la Constitución de la CDMX vemos con cierta decepción muchas cosas, también es importante reconocer que estamos viendo el corto plazo. Es fundamental tener paciencia y persistencia, visualizar horizontes y transformaciones de derechos e instituciones en el mediano y largo plazo, porque ahí es donde veremos realmente el impacto de la Constitución. Así se lo explicábamos a la gente en la calle, la Constitución es un legado de instituciones que nos dejaron generaciones anteriores que se pusieron de acuerdo.
Entrevista a Lake Sagaris: “Las juntas de vecinos, como reivindicación histórica del pueblo chileno, pero también como necesidad para el futuro, deberían ser piedra angular de la gestión territorial”
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Revista Planeo Nº 46 Ciudad Constituyente, Enero 2021
[Por Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen:
Lake Sagaris es una reconocida experta internacional en temas de desarrollo de la sociedad civil, participación y democratización de la gestión urbana-territorial, y transporte sustentable, enfocando procesos de cambio que potencien la caminabilidad, cicloinclusión, el transporte público y un transporte más justo. En 2019 fue seleccionada como Mujer Notable del Transporte por la Agencia Alemana GIZ y su iniciativa de Transformative Urban Mobility Initiative. Es Profesora Asociada de Ingeniería de Transporte y de la Cátedra de Sustentabilidad, trabajando como investigadora asociada al Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, CEDEUS, y el Centro de Excelencia en BRT+, de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Dirige el Laboratorio de Cambio Social (www.cambiarnos.cl), una colaboración entre estos centros y la organización de urbanismo ciudadano, Ciudad Viva. El Laboratorio convoca a socios líderes de los sectores públicos, ciudadanos, académicos y privados para colaborar en la creación de sistemas de vida cada vez más sustentables y justos. Su investigación interdisciplinar emplea métodos cualitativos y cuantitativos en el marco de la investigación participativa para la acción. Colabora con organizaciones de la sociedad civil, gobiernos y colegas en América Latina, Europa, India, Canadá y EEUU. Revisa y publica artículos en revistas académicas y ha editado varios manuales sobre transporte sustentable, incluyendo el GTZ Handbook on Cycle-Inclusive Planning (2009) y el Plan Maestro Bicentenario de Ciclorutas de Santiago. Ha recibido diversos premios por su trabajo como dirigenta social (1990-2010), profesora e investigadora, y escritora profesional. Es fellow de la red global de Ashoka (emprendedores sociales) y de Synergos (senior civil society leaders).
- Sabemos que eres una experta en temas de planificación urbana, ¿podrías compartirnos qué te llevó a interesarte en el vínculo entre la ciudad y la participación ciudadana?
Yo creo que es un poco especial mi camino hacia la Planeación y también hacia la academia. Yo fui escritora, corresponsal y editora por muchos años, pero aprendí Urbanismo a la fuerza en la campaña ciudadana contra el proyecto de la Costanera Norte. De este movimiento nació la organización Ciudad Viva, en la cual tuvimos experiencias extraordinarias de colaboración con el mundo académico. Y fue entonces que se me ocurrió hacer un magíster y después un doctorado en Planeación urbano-regional en Toronto, Canadá. En los países de habla inglesa la planificación es una disciplina bastante más amplia que el Urbanismo como se conoce en Chile. Desde esa perspectiva, se examina la práctica de la planificación desde distintas miradas, y también se cuestiona la teoría subyacente. Además, no separa lo urbano de lo rural o lo silvestre, sino que se aborda el territorio de una manera más integral. Y considera la “planificación” como el ciclo completo de diagnóstico, evaluación de alternativas, consultas, implementación y re-evaluación, y no solo como un punto en el proceso. Al respecto, pienso que a Chile en este momento le está haciendo una muy mala jugada esta diferencia, de pensar que “planificamos lo urbano porque somos urbanistas, pero no miramos el resto”. Desde la perspectiva de la formación que recibí, eso se llamaría la “no planificación”, es un tipo de planificación que excluye temas importantes (vida rural, áreas silvestres, etc.) y por lo tanto no constituye una buena estrategia frente a los desafíos actuales.
- ¿Qué oportunidades representa una Nueva Constitución en Chile para repensar la ciudad y mejorar la calidad de vida de sus habitantes?
Es una oportunidad vital, central. Estamos viviendo con una institucionalidad tremendamente rígida. Una especie de camisa de fuerza -por no decir un sarcófago- que no permite evolucionar, acoger las inquietudes de la sociedad, tener una participación ciudadana vinculante, ni integrar las miradas de los nuevos movimientos ciudadanos en la planificación territorial. Por lo tanto, se genera mucho conflicto, pues el conflicto es lo que le queda a los actores sociales para hacerse escuchar. No es una buena forma de gestionar el territorio para nadie, ni para las juntas de vecinos, inmobiliarias, técnicos o planificadores gubernamentales.
La Constitución es una oportunidad para transformar esto. Hoy en día no tenemos una participación arraigada en lo democrático, y eso es lo que realmente hace falta. Es difícil, pero es lo que permite crear sistemas, políticas, protocolos y una nueva institucionalidad capaz de canalizar los conflictos de una manera mucho menos dramática. Porque frente a la rigidez, toda diferencia de opinión pasa a ser conflicto. Se decide según desequilibrios de poder, lo que es particularmente grave en este siglo que comienza. Si bien los países del Norte Global han presentado desafíos profundos en sus democracias posguerra, estas se han demostrado capaces de evolucionar. Canadá, Nueva Zelanda, Dinamarca, Holanda, Suecia, Francia o Alemania nos están mostrando caminos para crear sistemas de planeación que trascienden los modelos anteriores; lo cual, por supuesto, para ellos también fueron procesos de debate, contestación y conflictos a veces duros.
- Entendiendo que la nueva Carta Magna será producto de un proceso constituyente demandado por gran parte de la ciudadanía ¿cuáles son los principales desafíos?, ¿qué papel consideras que tendrían que jugar las y los ciudadanos en este camino?
Esta situación surge porque muchos movimientos ciudadanos -grandes y pequeños- convergieron tras el 18 de octubre. Antes de esto, el movimiento estudiantil, el de la vivienda, el movimiento pro-bici -por citar algunos- andaban por su propio camino. Cada uno probaba por su lado todas las posibilidades que le daba la institucionalidad para encontrar soluciones. Y todos se encontraron con una institucionalidad que no ofrecía soluciones, pero tampoco reconocía su condición de ciudadanos/as; es decir, su derecho a opinar de forma vinculante en las decisiones que afectan su calidad de vida, la equidad, los derechos sexuales, entre otros. En este sentido, el proceso constitucional es un gran logro, un gran camino que, sin embargo, no estará ausente de desafíos.
Considero que el primer gran desafío será cuán bien las personas elegidas para la Convención Constituyente -ya sean de partidos o independientes- puedan relacionarse con los movimientos y la ciudadanía en general. Y esto será trabajo tanto de quienes sean electo/as, como también de la sociedad y sus organizaciones. Deberá haber un vínculo bien diseñado, abierto, fluido y eficiente, pues lo que quiere la gente son personas que escuchen y reflejen sus demandas en la nueva Constitución. Cualquier persona elegida que no responda a las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía va a representar un problema mayor.
Si el proceso constituyente no cumple con las necesidades y aspiraciones de los movimientos ciudadanos, vamos a repetir este ciclo hasta lograr algo que sí lo permita. Entonces lo que está en juego es enorme, porque no tenemos mucho tiempo. Con la crisis global, climática y de pérdida de biodiversidad el tiempo se nos acorta. No tenemos una historia, un futuro infinito o un horizonte eterno. Si no tomamos decisiones ahora frente a cada crisis que nos va a tocar, vamos a irnos para abajo. Y está en riesgo incluso la sobrevivencia, si no de la humanidad, por lo menos de muchos aprendizajes de la civilización que creo que valdría la pena salvar.
Por otro lado, una Constitución es una declaración de principios; por lo que su redacción deberá ser general y específica al mismo tiempo. En este sentido, el segundo gran desafío del proceso constitucional será plasmar los aprendizajes de todo aquello que no funciona en la institucionalidad actual, y abrir el camino hacia un rediseño profundo. Incluso de manera más profunda que las reformas que hizo la dictadura sobre las reglas del juego en Chile. Reglas que no fueron positivas para la integración social, la equidad, la igualdad de derechos, el reconocimiento de minorías o de mayorías, como las mujeres o los pueblos originarios, entre otros.
Y dentro de esto, existe un tercer desafío: el territorio no está presente en la Constitución. Además, las instituciones que tenemos que reformar para mejorar la gestión territorial no están tan consensuadas. Si bien existe cierto consenso sobre la descentralización, habrá que preguntarse qué tipo de descentralización. Actualmente nos están ofreciendo gobiernos regionales, parcialmente elegidos, sin poderes financieros o de gestión territorial, y sin autoridad sobre la policía, lo que es una reforma central para transparentar y ordenar el trabajo policial como corresponde en una democracia que respeta los derechos humanos. Necesitamos gobiernos regionales plenamente facultados para gestionar el territorio, democráticamente elegidos y transparentes en sus procedimientos, y facultados para que todas las decisiones de gestión del territorio puedan estar en sus manos. Aunque esto es algo que no se define específicamente en una Constitución, su redacción debería abrir el camino para que esto sea posible.
- A partir de tu amplia experiencia desde el activismo vecinal, ¿qué rol deberían tener estas organizaciones en la Nueva Constitución? y más allá, ¿qué espacio deberían tener en la ciudad y su gestión?
Yo valoro mucho los activismos diversos, creo que son la fuente de cambios necesarios en la sociedad. No estaríamos aquí dos mujeres conversando de estos temas, si no fuera por muchas generaciones de activismo de todo tipo. Y creo que las juntas de vecinos, como reivindicación histórica del pueblo chileno, pero también como necesidad para el futuro, deberían ser piedra angular de la gestión territorial. Las experiencias en pandemia han confirmado que el gobierno nacional tiene muy poca capacidad de gestionar directamente el territorio.
Desde mi experiencia personal, en la planificación y a través del conocimiento de otras transformaciones socio-territoriales, puedo decir que la unidad básica de la ciudad -grande o pequeña- es el barrio. Porque el barrio tiene la cantidad justa de personas; su escala permite acceder a la salud y la educación básica; y ofrece la posibilidad de moverse a pie o bicicleta, que son modos con beneficios para la salud y la calidad del aire; entre otras razones. El barrio es el ladrillo fundamental de una ciudad sustentable y de comunidades resilientes.
Durante la pandemia en Chile, hemos visto que los municipios que tienen buenas relaciones con sus organizaciones vecinales llegaron muy rápido con ayuda para las personas enfermas, que quedaron cesantes, que estaban pasando hambre o tenían problemas. Los municipios que no quisieron trabajar con las juntas de vecinos hicieron lo que pudieron, pero en muchos casos su apoyo fue menor a lo que debería haber sido. En Independencia, la municipalidad coordinó el servicio de salud y las pruebas de PCR con las ollas comunes y otras instancias que organizaban las y los vecinos. No es que el municipio las haya controlado, si no que apoyó y reconoció si había alguna falencia.
En cambio, la municipalidad de Providencia hizo un gran esfuerzo por apoyar, pero no quiso trabajar con las juntas de vecinos. O por lo menos en el Barrio Bellavista, que fue el caso que conocí en detalle. En un primer momento, las cajas de ayuda con alimentos se entregaron en una parte del barrio, pero no en otras, dejando a mucha gente sin apoyo. Por suerte, e incluso antes de la entrega de estas cajas, ya nos habíamos dado cuenta que la gente que conocíamos por las redes vecinales estaba quedando cesante y estaba pasando hambre. Como junta de vecinos pedimos apoyo a los vecinos que aún tenían trabajo y pudimos canalizar directamente esa ayuda con casi setenta hogares. Los cuales no fueron pocos para una junta vecinal que ni siquiera tiene una sede, porque la municipalidad no ha cumplido con esa obligación. Sin duda esta experiencia permitió cimentar lazos sociales en el barrio de una forma que no había sucedido antes.
Uso estos ejemplos para ilustrar cómo las juntas vecinales son cruciales en el marco de los grandes desafíos del siglo XXI y de la supervivencia de la humanidad. Por lo que estas organizaciones tendrían que recibir financiamiento acorde, no menor a unos $20 millones anuales, tener cierta autonomía, representar la diversidad de voces del territorio y colaborar críticamente con los municipios y autoridades regionales en la gestión territorial.
De hecho, hay antecedentes que sustentan esta mirada. En Estados Unidos existen varias ciudades cuya gestión territorial funciona a través de un convenio de largo aliento con asociaciones locales que reciben financiamiento del municipio, tienen planificadores e incluso terrenos, y con las cuales existe una relación de colaboración crítica. En Europa hay un megaproyecto de investigaciones que también está demostrando que los barrios son la piedra angular para una buena gestión territorial. Incluso para temas como la generación de empleos y redes de seguridad social, que no se limitan solo a la seguridad frente al delito.
- Finalmente, siendo también académica, ¿en qué medida crees que la academia está involucrada actualmente en este proceso constituyente? ¿consideras que es suficiente?
Creo que se necesita mucho más; sin embargo, ha habido avances increíbles. Yo puedo hablar del CEDEUS, del Centro de Excelencia en BRT, de la Cátedra de Sustentabilidad o de Ingeniería del Transporte de la Universidad Católica, que son algunos espacios donde me he desempeñado como investigadora y docente. Me parece que hay un tremendo acercamiento, una preocupación constante e incluso cambios para construir un lenguaje común con la sociedad. Las organizaciones ciudadanas con trabajo avanzado y los académicos quienes se están acercando, también se están potenciando. Esto no significa que nunca haya existido un acercamiento del mundo académico al mundo ciudadano o territorial, pero era más bien individual o aislado. Entonces creo que ha habido un avance sumamente valioso en los últimos años, que también es posible ver en el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR, por sus siglas en inglés), el Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (CIGIDEN) o el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), entre otros.
No obstante, debemos enfrentar al reto de ponernos al día muy rápido, y no solo en los temas de investigación, sino en cómo interactuamos con la realidad. Sobre todo, cuando en Chile aún predomina la idea del investigador como un técnico que cuantifica, pero que no piensa o analiza. Tenemos que democratizar nuestros métodos y metodologías, y plantearnos varias preguntas al respecto: ¿devolvemos lo que descubrimos? ¿permitimos que las y los participantes nos cuestionen nuestras conclusiones como “investigadores iluminados”?
Es decir, empezar a incorporar la investigación participativa para la acción, que ni siquiera es un árbol con muchas ramas, sino un bosque con muchos tipos de árboles y tipos de prácticas. Pienso, entonces, que es necesario mejorar la capacidad del mundo académico de interactuar en condiciones de igualdad con la comunidad y con las organizaciones territoriales, porque ese es nuestro Talón de Aquiles. Entonces la tarea no solo es investigar, sino investigarnos a nosotres mismes y nuestras metodologías también; sobre todo ahora que las organizaciones y movimientos ciudadanos empoderados nos están demandando eso.
perspectivas metodológicas para abordar el fenómeno ciclo del agua: natural y artificial
Verperspectivas metodológicas para abordar el fenómeno ciclo del agua: natural y artificial
Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios; Septiembre 2020
[Por Bryan Williams Castillo Mendoza; Geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Chile; asistente de investigación en CEDEUS.
Pablo Masquiarán Lewis; Licenciado en Letras Hispánicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile; estudiante de licenciatura en Estética de la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Botón de Nácar: voces y memorias del agua
VerBotón de Nácar: voces y memorias del agua
Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Marcelo Jara Ruiz, Psicólogo Universidad Central de Chile, Estudiante Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC; Coordinador de Desarrollo Organizacional Euroholding]
Documental: Botón de Nácar (2015)
Dirigido Por: Patricio Guzmán
Premios: Mejor fotografía documental – Premio Iberoamericano de Cine Fénix 2016, Oso de Plata Mejor Guión – Festival de Berlín 2015, Premio del jurado Ecuménico – Festival de Berlín 2015, Mejor documental – Premios Platinos 2016
Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=m8kdxpJZEj4
Disponible: https://ondamedia.cl/#/player/el-botn-de-ncar
Im.1 Selk´nam siglo XX / Fuente: http://tierradelfuegochile.com/ruta-selknam
Resumen
El Botón de Nácar presenta las múltiples voces y sonidos que adquiere el agua en la historia humana: el devenir de los pueblos indígenas de la Patagonia Occidental, su relación con el agua y las estrellas y el exterminio del cual fueron protagonistas. De forma paralela, se presenta un recorrido histórico sobre Chile y los graves acontecimientos que hablan de tortura, muerte y asesinato, ocurridos durante la dictadura militar. En ambos escenarios, se establecen semejanzas sobre los distintos genocidios vividos por diferentes pueblos pero que tienen en común la violencia y la imposición de un sistema por sobre otro, en donde la aniquilación del Otro une las historias. Es en la memoria y voz del agua, donde se puede escuchar la voz de los indígenas y los desaparecidos.
Palabras Clave. Pueblos Indígenas, Desaparecidos, Genocidio
“El agua es una fuente de música”
Claudio Pereita, Botón de Nácar (2015)
Introducción
¿Qué es el agua? ¿Cuál es el vínculo del planeta con este elemento? ¿Cuál es la interrelación del agua y la tierra? ¿Y las estrellas?
El agua es un elemento que se presenta de manera ubicua en las galaxias y planetas observados por el ser humano. El agua se expresa de distintas maneras en el cosmos: como vapor, en forma de hielo, como manantial o duro cristal.
Es a través de la lectura cósmica que el autor da cuenta que las estrellas y el agua están íntimamente relacionadas; es a través y a partir del agua que los seres vivientes se comunican con el universo. Aquellos trémulos reflejos del cosmos en la superficie del mar, de lagos y ríos, permiten tal conexión y dicha vía es exclusiva para comunicar la tierra, el agua y el universo. “El agua es un órgano mediador entre las estrellas y nosotros”, dice Patricio Guzmán.
No obstante, tal conexión no se puede entender mediante un mero influjo del presente. Al contrario, este vínculo es tal por la historia que se ha trazado entre el medio ambiente, la relación de los seres vivientes con este y el componente histórico que allí se ha dibujado.
El Botón de Nácar presenta el devenir de los pueblos indígenas de la Patagonia Occidental, su relación con el agua y las estrellas y el exterminio del cual fueron protagonistas. De manera paralela, se presenta un recorrido histórico sobre Chile y los graves acontecimientos que ocurrieron durante la dictadura militar con los detenidos y desaparecidos de dicho periodo. De esta manera, se establecen semejanzas sobre los distintos genocidios vividos por diferentes pueblos pero que tienen en común la violencia y la imposición de un sistema, en donde la aniquilación del Otro une las historias.
La voz del agua
Los crujidos del hielo, el sonido del arroyo, el susurro de las nubes, el bramar del vapor y la agitación del mar, son todas voces que remiten al agua y el territorio, a las fábulas y mitologías que comunidades han narrado en torno a sus límites y siluetas.
Así, los antiguos habitantes y pueblos originarios que llegaron al territorio patagónico hace más de 10.000 años, vivían en torno al agua, eran los “nómades del agua”. La comunión del agua y la tierra era evidente: seres humanos viajaban por el agua, comían lo que el agua traía, se vestían del agua y “todos caminaban sobre el mar”.
Sin embargo, esta historia milenaria se ve trastocada por la colonización de territorios, costumbres y cosmovisiones; es decir, la colonización hace extraviar y desaparecer la intimidad con el mar y el agua.
De esta forma, se visualiza que, dadas las condiciones geográficas de Chile, el país no posee una tradición marítima: las actividades propias del territorio se han construido tierra adentro. No se ha sabido aprovechar el agua que tiene, el océano que lo circunda. A la misma vez, se puede ver que hay olvido y negación del mar; son pocos los que han cantado y bailado en torno a él.
No así para los indígenas, para quienes la inmensidad del agua es un concepto, una idea y una reflexión inseparable de la vida. En este sentido y relacionado a la cosmovisión indígena, la actividad de pensar se parece al océano. Las leyes del pensamiento son las mismas del agua. Siempre está dispuesta a amoldarse a todo. ¿Será esta la explicación de que estas comunidades indígenas vivieron milenios con temperaturas extremas? ¿Es el vínculo de la tierra, el agua y las estrellas una explicación plausible para poder comprenderlos?
Im.2 Glaciar de la Patagonia Chilena / Fuente: Documental El Botón de Nácar
Años de Plomo.
No obstante, la historia comienza a verse trastocada producto de innumerables acontecimientos. Uno de los principales se atribuye al navegante y explorador Fitz Roy, quien en su época generó los mejores mapas sobre tierra del fuego, mapas que a la postre, sirvieron de puertas de entrada para los colonos europeos.
A partir de 1883 llegaron colonos, los buscadores de oro, los militares, los policías, los ganaderos y misioneros católicos. Así, después de convivir siglos con el agua y las estrellas, los indígenas sufrieron el eclipse de su mundo. El gobierno chileno declaró que los nativos eran corruptos, ladrones de ovejas y bárbaros. Les quitaron sus creencias, su lengua y sus canoas, y con ello la vida en el agua.
Im.3 Escuela católica en Isla Dawson: Misioneras junto con jóvenes indígenas
Fuente: Documental El Botón de Nácar
A la vez, quedaron expuestos a los llamados “cazadores de indios”, los cuales eran recompensados por masacrar a los pueblos originarios y arrancar partes de su cuerpo a cambio de dinero.
Im.4 Cazadores de indios en el siglo XX / Fuente: Documental El Botón de Nácar
Aquellos pueblos que estaban enraizados a la tierra y el agua, con sus características medioambientales fueron despojados de lo material, de lo simbólico y de su vínculo con el universo. Estos pueblos marítimos serían arrojados de sus canoas y costumbres fuera del mar, fuera de su hogar.
Por otro lado, en el territorio chileno durante 150 años la libertad estuvo a cargo de un grupo de hombres quienes ostentaban el poder y la riqueza de la nación. Así, en la década de 1960, la revolución de Salvador Allende rompió ese silencio y estalló un gran movimiento social que abarcó la mitad del país. Se oyeron voces que nunca se habían escuchado. Durante este gobierno, se comenzaron a devolver las tierras que habían sido usurpadas épocas anteriores a los pueblos indígenas. No obstante, esta libertad duró poco tras la llegada de la dictadura militar, la cual permaneció 16 años, durante los cuales se cometieron graves crímenes a la humanidad: presos fueron descuartizados vivos, mujeres violadas, hombres y mujeres fueron colgados del techo, se les quemo la piel con ácido, se les aplicó electricidad, se les drogo, se les fusiló. Un nuevo eclipse se posa sobre la tierra.
En Dawson, la isla donde murieron cientos de indígenas en las misiones católicas fue transformada en un campo de concentración para los ministros y todo aquel que fuera seguidor del gobierno de Allende.
Por aquellos años de crimen y encubrimiento, el mar comenzó a hacer visibles cuerpos que habían sido torturados y arrojados en toda su extensión. El océano que antes era la morada de los indígenas, ahora se convierte en un cementerio de cuerpos fragmentados, mutilados. Al igual que los sueños resquebrajados de los pueblos originarios.
Conclusiones.
La palabra “Humano” proviene de humus, de tierra. De alguna manera, estos pueblos originarios, y lo que queda de ellos en nosotros, puede asociarse a que somos reflejos de la tierra, una semilla de ella, que conecta a cada instante con el universo a través del agua, siempre a través del agua, la única posibilidad de existencia de la vida.
La memoria y la añoranza traen consigo una inmensa nostalgia por re-encontrarse, por interpelar-nos con el agua, con el universo, con la tierra, con nosotros mismos.
¿Qué es lo que contiene el agua? ¿Qué nos dicen sus voces?
Im.5 Selk´nam siglo XX / Fuente: Documental El Botón de Nácar
LA ORGANIZACIÓN POPULAR Y SU DINÁMICA EN TERRITORIOS EXPUESTOS A RIESGO AMBIENTAL: El caso de Ingeniero White (Buenos Aires, Argentina)
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Revista Planeo Nº42: Ciudades Rebeldes | Enero 2020
[Por: Valentina Viego; Doctora en Economía por la Universidad Nacional del Sur (UNS) y Magister en Impactos Regionales de la Globalización por la Universidad Internacional de Andalucía. Desde 2013 se desempeña como profesora adjunta de las asignaturas Econometría y Economía y Política Social en la UNS.]
Recibido el 30 de diciembre de 2019, publicado el 29 de octubre de 2020
Resumen
Se presenta un estudio de caso que ilustra los modos en que ocurre, se vuelve un hecho público y se “gestiona” la degradación del ambiente urbano y las perspectivas y obstáculos que presenta cada curso de acción emprendido por los diversos actores. El análisis se centra en la localidad de Ingeniero White, ubicada al sur de la provincia de Buenos Aires en Argentina, donde viven unas 12 700 personas y lindante con el puerto homónimo donde funciona un polo petroquímico y varias empresas cerealeras de gran porte. Allí se registran impactos sanitarios, ambientales y económicos originados en las actividades de las empresas documentados por diversas fuentes. El caso constituye un sitio con experiencias de riesgo ambiental y negligencia estatal para resguardar las condiciones de vida de las poblaciones afectadas. El objetivo del trabajo es analizar las formas de organización popular que rechazan el padecimiento ambiental y su dinámica. Se parte de un marco conceptual que adhiere al enfoque clasista de la economía ecológica. El análisis se basa en fuentes periodísticas, documentales y entrevistas en profundidad a actores de la localidad.
Palabras clave: sufrimiento ambiental, organización popular, Ingeniero White
Abstract
We illustrate the ways in which environmental degradation occurs, it is published and “managed” in urban settings and the perspectives and obstacles presented by each course of action undertaken by the various actors. The analysis is based on a case study focused on the town of Ingeniero White, located in the South of Buenos Aires province in Argentina with a population of about 12700 inhabitants. Next to the town a petrochemical pole and several large- scale grain traders operate in the homonymous port facilities. The local environment faces sanitary, environmental and economic impacts emerging from firms operations documented by various sources. The case constitutes a site which experiences environmental risk and State negligence to guard the living conditions of the affected populations. The objective of the work is to analyze the forms of popular organization refusing environmental suffering and its dynamics, based on a conceptual framework that adheres to the class approach in ecological economics. The analysis is grounded on available research, reports, press articles and in- depth interviews with local actors.
Keywords: environmental suffering, popular organization, Ingeniero White
FLOW: las historias de vida paralelas de un río
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Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Natalia Aravena Solís, Geógrafa U. de Concepción, Estudiante Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT – UC]
Documental: Flow (2018)
Dirigido Por: Nicolás Molina
Premios: Mejor Película Nacional (Competencia Cine Chileno. Sanfic, 2018) Mejor Película Nacional y Premio Docs Barcelona Del Mes (Festival DocsBarcelona. Valparaíso, Chile, 2018)
Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=9U8h0ZGMOPY
Disponible: https://ondamedia.cl/#/result?query=flow
Resumen:
FLOW muestra el flujo y relación morfológica de un río con su entorno, tanto desde lo funcional como desde lo simbólico, desde el tramo cordillerano hasta el estuario, guiando al espectador por un recorrido que se explica a si mismo en dos contextos disímiles, que, sin embargo, contiene paralelismos y analogías desde lo humano. Se desenvuelve el relato como un flujo constante, y cambia intempestivamente entre el cauce del Ganges en la India y el Biobío en el sur de Chile. ¿Qué tanto tienen estos territorios en común? ¿Es nuestra relación con el agua una dinámica que acerca a las sociedades o resultan relaciones simbólicas que nos distancian? La propuesta resulta interesante, en particular porque no se propone una voz guía ni se entregan explicaciones más allá de las imágenes, música, el propio ritmo del río y las historias de vida paralelas a él. Tampoco se indica qué territorio o qué río nos están mostrando, como sí un solo río existiese al mismo tiempo en dos territorios diferentes, cuyas historias me mimetizan y entrecruzan, pero si se pone la suficiente atención, también es posible observar desigualdades.
Palabras Clave. Río, Historias de Vida, paralelismos
Im.1 Póster Documental / Fuente: http://www.flowdoc.cl/
Introducción
La relación del ser humano con su entorno y cómo las formas espaciales modifican los procesos sociales resulta, en la actualidad, un pensamiento ya instalado para quiénes estudian los territorios. Pese a ello, la observación de dos ríos tan diferentes como el Ganges (originado en los Himalayas, y del cual dependen 600 millones de personas) y el Biobío (originado en los Andes, y del cual dependen 500 mil personas) en FLOW, ofrece no sólo analogías territoriales asociadas a la morfología del río y a la relación simbólica con él de sus comunidades y sus historias de vida, sino que se van desdibujando los paralelismos acompañados por una fotografía emocionante y una musicalización que se entremezcla con sonidos de agua y sonoridad social ¿el resultado? Un montaje que permite, a momentos, la creencia de observar un solo río, creencia que se desdibuja al apreciar sus oposiciones.
Esta reseña pretende identificar tanto similitudes como oposiciones en los relatos y observaciones que ofrece FLOW, brindando a quien no lo ha visto la oportunidad de apreciar sus detalles y buscarlos en su montaje, como también a quien ya lo vio, la opción de revisitar su construcción escénica y valorar el relato, que, pese a parecer pausado, no hace más que imitar el flujo de un solo gran río.
Similitudes.
El primer paralelismo símil, y el más evidente, es el morfológico: inicia con el tramo cordillerano del río, avanza hacia el tramo medio, atraviesa el tramo urbano y termina con la llegada del río al mar, en el estuario, lo que demuestra el esfuerzo en el proceso de grabación (Im.2).
Im2. Grabaciones en India / Fuente: http://www.flowdoc.cl/
Un segundo paralelismo es la expresión de actividades religiosas y su relación con lo fluvial, más directo en el caso de Varanasi (India), pero con un cementerio en San Rosendo a orillas del Biobío, o las adoraciones religiosas en el Ganges que se entrecruzan con misas y cantos evangélicos frente al río en Chile.
En el tramo medio, tercero, se muestran dos medios de transporte asociados al río. La barcaza, como transporte fluvial, y el tren, como línea terrestre paralela al río (minuto 42).
Luego, cuarto, se presenta el río en un entorno urbano, con puentes automovilísticos de gran afluencia, conectividades e industria, efluentes de contaminación y aún así el uso del río y su borde como espacio de trabajo, recreación y relación social.
Finalmente, quinto, un elemento que puede pasar desapercibido si no se pone suficiente atención, pero que tanto se menciona como se observa durante todo el relato: {des} igualdad de género y empoderamiento femenino. Desde una mujer que le reclama a su marido que además de trabajar debe cocinar, mujeres lavando ropa a la orilla del Ganges, hasta mujeres haciendo ejercicio, siendo observadas en la calle en San Rosendo, Biobío.
Oposiciones.
La primera oposición que surge es la diferenciación en historias de vida: en el Biobío pasamos de historias de conocimiento indígena, a historias rurales (Im.3), luego entorno urbano y finalmente hacia pescadores. En cambio, en Ganges la historia de vida va variando desde trabajo cordillerano, problemas con el gobierno, pobreza, viviendas informales al borde de las líneas férreas, inseguridad alimentaria hasta la observación del mar.
Im.3 Mujer viaja a través del Biobío, para llegar a su casa / Fuente: http://www.flowdoc.cl/
Una segunda oposición son las preocupaciones de la juventud al borde de rio, en Biobío se nos presenta una fiesta en Concepción, un juego mecánico (“Kamikaze”) y congestión vehicular, mientras que en el Ganges se nos muestran poblaciones informales al borde de la línea del tren, preocupados de la pobreza y de qué solo les alcanza para comprar pepinos, luego un matrimonio de jóvenes en Rishikesh y la fiesta que se mezcla con la observada en Concepción, que son paralelas, pero muy diferentes en origen.
Finalmente, una tercera oposición está en las barcazas, vacías en el Biobío, esperando que alguien cruce, y colapsadas de personas en el Ganges, con niños embarrándose para pedir propina a los viajeros. Esto se relaciona no sólo con la forma de habitar y las historias de vida, sino también con los niveles de intervención y baja naturalidad de ambos cuerpos fluviales, por uso excesivo y sobre poblamiento en el Ganges y las enormes plantaciones forestales en el Biobío.
Conclusión.
Resulta interesante en FLOW que las observaciones no las hace un narrador, no se ofrecen directamente a la audiencia, sino que emergen al ritmo al que el río sigue su curso. Asimismo, no nos indican los nombres ni las historias de vida de quiénes van apareciendo, lo que permite el entrecruce de relatos y deducir con ello sus desigualdades.
La morfología del río, entonces, sí produce similitudes en territorios divergentes, pero al mismo tiempo la relación funcional y simbólica con el río es capaz de ofrecer elementos que nos distancian culturalmente. Lo esencial es común a todo río en el mundo: la humanidad depende de ellos, construimos nuestras historias de vida en su borde y en esa relación dinámica subyace nuestra identidad socioterritorial.
Entrevista a Rodrigo Mundaca: “Es determinante para nosotros hacer del agua un bien común y de su acceso un derecho humano”
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Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen:
Rodrigo Mundaca, es ingeniero agrónomo y vocero nacional del Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (MODATIMA), una organización nacida en 2010 en la provincia de Petorca, en la Región de Valparaíso, que ha denunciado y visibilizado los conflictos por el agua a nivel local, regional y nacional. En 2019, Rodrigo Mundaca recibió el Premio Internacional de Derechos Humanos de Núremberg, en Alemania. En ese mismo año, también fue galardonado con el premio Danielle Mitterrand, en París, Francia.
- Gran parte del trabajo de MODATIMA ha sido denunciar las implicaciones socioambientales de la privatización del agua en Chile y visibilizar cómo esta ha sido favorecida por la Constitución y la normativa actual. En el marco del proceso constituyente que viene para Chile, ¿qué aspectos consideras que son clave de discutir y proponer en torno al agua para la integración de una nueva Carta Magna?
Sin duda, Chile es el único país del mundo que tiene privatizadas sus fuentes de agua y también la gestión de las aguas. La privatización de las fuentes tiene como antecedente a la Constitución Política del 1980, que en su artículo 19, numeral 24, señala que los derechos de los particulares sobre las aguas ―reconocidos o constituidos en conformidad de la Ley― otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ella. Es decir, en Chile constitucionalmente se encuentra consagrado el régimen jurídico privado de agua.
A renglón seguido, el Código de Aguas de 1981 es un dispositivo teórico-institucional de administración de las aguas que se encarga de separar la propiedad del agua del dominio de la tierra. Por lo que hoy, existen propietarios de tierra que no tienen agua y viceversa. El Código reconoce al agua como un bien nacional de uso público, pero también como un bien económico. Le confiere la prerrogativa al Estado de conceder el derecho de aprovechamiento de agua de forma gratuita y perpetua a los particulares. Quienes amparados en las garantías constitucionales del artículo 19, incorporan ese derecho de aprovechamiento de agua a su patrimonio y pueden, por tanto, concurrir al mercado a vender, comprar o arrendar agua.
Otra característica del Código de Aguas es que creó dos categorías de derecho de aprovechamiento: consuntivo ―de aguas que se consumen― y no consuntivo ―que no se consumen―. Y dado que el último balance hídrico se realizó en 1987, las aproximaciones a las propiedades de consuntivos y no consuntivos solo pueden ser estimadas. En el caso de las primeras, se calcula que el 73% está en manos del sector irrigado, básicamente forestal y agrícola; entre 10 y 13% en manos del sector minero; entre 2 y 3% en propiedad del sector sanitario; y el saldo restante en el sector industrial. Y es muy probable que la proporción de los derechos en el sector minero sea mucho mayor, puesto que en el artículo 56 del Código de Aguas se mencionan las “aguas del minero”. Esto significa que, si se encuentra agua en un sitio de explotación minera en un territorio, no se pide el derecho de aprovechamiento de agua, ni se inscribe en el Conservador de Bienes Raíces. Simple y llanamente esa agua encontrada se superpone a cualquier otro tipo de uso. Por otro lado, los derechos de agua de usos no consuntivos, que se destinan principalmente a la generación de hidroelectricidad, están en manos de Enel, una empresa público-privada italiana; de AES Gener, de propiedad norteamericana; y del grupo Colbún, que es un grupo nacional.
Dicho esto, no se saca nada con alterar los artículos del Código de Aguas, sin antes terminar con la norma jurídica que se superpone, que es la Constitución Política de 1980, y su artículo 19, numeral 24. Es determinante para nosotros hacer del agua un bien común y de su acceso un derecho humano.
Adicionalmente a esto, creemos que es fundamental establecer prioridades de uso del agua: primero, para salvaguardar la vida de las comunidades, para la preservación y funcionamiento de los ecosistemas, para la producción de alimentos y, después, para el resto de los usos. También es importante construir una nueva institucionalidad hídrica. Una institucionalidad que ahora es corrupta y responsable de haber sobre otorgado más del 80% de las 101 cuencas en el país: lo que significa haber entregado más derechos de agua que el agua disponible en las cuencas.
Es fundamental restituir la propiedad del agua y el dominio de la tierra, y también plantear la necesidad de nuevas organizaciones de usuarios de agua. En el país, las Juntas de Vigilancia ―en el caso de aguas superficiales― o las CASUB, ―Comisiones de Agua Subterránea― se estructuran en torno a la propiedad. Es decir, el presidente de una Junta de Vigilancia es aquel personaje que tiene más acciones de agua; y en el caso de las CASUB, quien tiene más litros por segundo. Nosotros creemos que eso es completamente antidemocrático, y nos gustaría poder avanzar hacia una figura de Consejos de Cuenca. Esto significaría que no necesariamente debo tener una titularidad con respecto a un derecho de agua, sino que tengo la potestad y facultad de opinar sobre qué se hace con el agua en mi territorio. Cuando del agua depende la vida de las personas, de los vegetales, el funcionamiento de los ecosistemas y el desarrollo de las economías locales, es completamente impropio que sean los propietarios los que definan qué hacer con el agua en el territorio.
Asimismo, es primordial plantearse la reapropiación social de aquello que fue público: terminar con la propiedad privada de las sanitarias. En la práctica, las sanitarias en Chile son un coto de caza, un negocio opaco donde las empresas sanitarias financian a parte de la casta política y ofrecen sillones en sus directorios a aquellos parlamentarios que en la historia concurrieron con su voto a privatizar las sanitarias. Por ejemplo, Luis Mayol, quien fue intendente de Piñera hasta el 2018 en la Araucanía, y tiene responsabilidad política en el asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca. Después de que deja la Intendencia, ahora ocupa un sillón en el directorio de Aguas Andinas, que es la sanitaria más grande del país y cuyos propietarios son el grupo Suez. Por otro lado, Guillermo Pickering, quien fue subsecretario de los gobiernos de Frei Ruiz-Tagle y de Lagos, era presidente de la empresa Essal. La sanitaria que el año pasado provocó una crisis ambiental al derramar petróleo en el principal cuerpo de agua de la ciudad de Osorno, dejando a más de cien mil personas sin agua durante once días. A esto me refiero cuando hablo del maridaje en las empresas sanitarias.
Además, hoy en Chile, pagamos las tarifas más altas de América Latina por consumir agua potable. El 89,2% de los clientes totales que consumen agua potable en el país dependen de tres grandes empresas transnacionales: el grupo Suez, Ontario Teachers y Marubeni. Las empresas transnacionales se apropiaron de las sanitarias en el primer periodo de Frei Ruiz-Tagle, a propósito de un proceso de privatización a ultranza, a fardo cerrado, de las empresas ESSAL, ESVAL, ESSBIO y EMOS. Y después, durante el gobierno de Lagos, se cambió esa figura de privatización a la de concesiones de las sanitarias por treinta años. Esto en la práctica, también es una privatización encubierta, porque al concesionar durante ese tiempo a una sanitaria parece prácticamente imposible poder recuperarla como propiedad pública. Yo diría que esos elementos son centrales en una nueva Constitución.
- Pensando en otras escalas, ¿qué papel juega la globalización en el caso de Petorca y en otros conflictos socio-ambientales, como los relacionados con la industria minera y forestal? ¿hay elementos a otras escalas que también sean importantes de tomar en cuenta?
Juega en un elemento central. En Europa hay un creciente consumo de aguacate: restaurantes temáticos, licores, farmacéuticas y desarrollo bioquímico en base al furano que tiene el cuesco de este fruto. En septiembre del año pasado estuve en Nüremberg, Alemania para recibir un premio, y después en París, invitado por la fundación France Libertés, para recibir otra distinción. Y es curioso, porque esta pregunta me la hicieron varias veces y yo les decía lo siguiente: ¿es posible que la Comunidad Económica Europea (CEE) ―que se aprecia de tener un consumidor ético, que le importa la sustentabilidad y que tiene estándares rigurosos para proteger el medio ambiente― le siga comprando paltas a productores de la provincia de Petorca que le roban el agua a las comunidades? ¿Es posible que la CEE siga soslayando la necesidad de tener mecanismos de trazabilidad sobre esta fruta que se produce en el campo y que llega a las mesas de los restaurantes gourmet? Mucha gente se quedaba pensando y me respondía: “es verdad, no somos rigurosos; nos gusta la palta y la consumimos, pero no nos preocupamos de la rastreabilidad del producto”.
Objetivamente, hay un mercado que demanda fruta, hortalizas, granos, cereales. Y los países de América Latina somos eternos proveedores de productos primarios y hortofrutícolas, sobre todo en Europa Central. Y aunque hoy está cambiando la balanza comercial hacia China, la Comunidad Económica Europea sigue siendo uno de los socios comerciales importantes de Latinoamérica y de Chile, particularmente con el aguacate. Entonces creo que sí, la globalización juega un rol bastante importante. Porque además la palta en Chile está acuñada como el oro verde: tiene buenos retornos y hay una cadena de valor que se encuentra bastante desarrollada. Pero en la práctica, lo que no es posible, es que los europeos consuman palta que proviene de territorios donde se viola sistemáticamente el derecho humano al agua o donde la producción de aguacate se encuentra vinculada al narcotráfico, como ocurre en México. Ese consumidor ético debería exigir que hubiera mecanismos de trazabilidad para verificar in situ que esa palta se ha producido de forma racional, sustentable, democrática y sin alterar un derecho humano que es esencial.
- En el caso de Petorca ¿qué ha revelado el Covid-19 como problemas y desafíos frente al agua, considerando la escasez hídrica que tienen ahora?
Yo diría que si hay algo que la pandemia ha puesto de manifiesto de manera brutal en Chile es la privatización y mercantilización de las aguas. Porque todos los salubristas a nivel mundial y todas las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señalan que el lavado frecuente y continuo de manos impide el avance del Covid-19. En la provincia de Petorca, que tiene poco más de setenta mil habitantes, aproximadamente la mitad de la población depende del suministro de agua a través de camiones de aljibe, particularmente los sectores rurales de la provincia. Aquí la pregunta sería: ¿es posible que con cincuenta litros de agua por persona se pueda satisfacer la demanda de agua para bebida, para funciones fisiológicas y también para higienizarse las manos de forma continua y frecuente? Es imposible. Incluso en el escenario de pandemia, el gobierno de Piñera, a través de su Secretario Regional Ministerial de salud (Seremi) de la V Región, el 8 de abril del 2020 formuló el decreto el 456, que señalaba “aumentar la dotación de agua vía camiones de aljibe de cincuenta a cien litros de agua por persona”. Pero ocho días después, formularon un segundo decreto, el 458, que dejaba sin efecto al anterior, manteniendo la primera cantidad. Y cuando se le preguntó al Seremi de salud el porqué de la medida, dijo que de acuerdo al gobierno y a la OMS ―plagiando a esta organización― con cincuenta litros era suficiente para satisfacer todas las demandas de agua. Pero a renglón seguido lo volvieron a interpelar y finalmente declaró que tenían problemas presupuestarios.
El gobierno actual y los anteriores tienen facultad expropiatoria en un escenario de pandemia como el que estamos viviendo y ellos podrían expropiar agua. Sin embargo, no ejercen esa facultad y mantienen el mercado del agua en un escenario como el actual, que francamente es dantesco en aquellas comunidades rurales. Pero, además, también hay que decir que es completamente impropio y es un conflicto de intereses feroz que al interior del gobierno de Piñera haya un gabinete hídrico, liderado por el ministro de agricultura, Antonio Walker Prieto. Pues él y su familia tienen más de 29 mil litros por segundo, lo que equivale al suministro permanente y continuo de 14 millones de personas. El ministro es uno de los zares del agua. Y si bien tiene que cuidar el buen uso de los bienes naturales comunes ―particularmente de la tierra y del agua― y formular una política pública que preserve el rol societario de la agricultura, en la práctica lo que hace es velar por el interés privado asociado al negocio del agua.
Por tanto, hoy Petorca es conocido planetariamente como el epicentro más nítido de la violación del derecho humano al agua. Las cosas no han cambiado, no hay escurrimiento superficial del agua en los ríos desde hace ya quince años. El río Petorca entró en restricción en 1997 y el Ligua en 2004. De acuerdo con la institucionalidad, esto significa que no se pueden seguir entregando derechos de aprovechamiento de agua en esos ríos. Sin embargo, se siguen entregando. Pero, además, el negocio de los paltos sigue creciendo en otros territorios, los cerros se siguen deforestando y se sigue eliminado la flora y fauna nativa. Porque tampoco hay instrumentos de ordenamiento territorial y espacial asociados a las capacidades de uso agrícola de los suelos. Por tanto, un empresario que compra cerro puede deforestar, destruir todos los reservorios de humedad, todos los sumideros de carbono y poner paltos, pues el negocio del monocultivo ―ya sea de aguacates, uvas de mesa o carozos― no pasa por sistemas de evaluación de impacto ambiental. Simple y llanamente se echa adelante sin ningún tipo de fiscalización ni regulación.
- ¿Qué lecciones sobre el poder de las comunidades pueden dejarnos los años de lucha en Petorca?
Hemos sido muy perseverantes. Yo diría que la batalla por el agua en Chile y en el planeta, se instala con mucha fuerza desde Petorca, no obstante que también hay otros movimientos que vienen luchando desde hace mucho tiempo en este tema. De hecho, el 20 de agosto de este año, Leo Heller, Relator Especial de la ONU sobre el derecho humano al agua y el saneamiento se pronunció sobre la situación en Chile y señaló: “no es posible que en Chile la electricidad y la producción de aguacates sean más importantes que la vida de las comunidades”. Y cuando habla de la electricidad, se refiere al movimiento No Alto Maipo en la Región Metropolitana, que defiende el principal cuerpo de agua de ese territorio: el río Maipo. Y cuando habla de aguacates, se refiere a nosotros, Petorca. Por primera vez, un Relator Especial le plantea al gobierno de Piñera la necesidad de que se pronuncie sobre la necesidad de cautelar el derecho humano al agua. Y el gobierno tiene sesenta días desde el pronunciamiento de Leo Heller, para responder a ese requerimiento. Y esto ha sido fruto de la presión, del trabajo internacional que hemos desarrollado con mucha fuerza.
Hasta el año 2016 el modelo privado del agua en Chile, si bien es cierto que tenía ciertas referencias en los foros internacionales, yo diría que estalla con los reportajes internacionales. El reportaje de The Guardian, que hablaba sobre cómo los villorrios en Chile se secaban con el negocio actual; el titulado “Paltas: ¿super alimento o asesino ambiental”, de la televisión alemana; o “Lágrimas Secas de Chile”, de radio y televisión rusa. Hasta The New York Times reaccionó ante lo que señaló Leo Heller el 20 de agosto. Periódicos como El País, France-Presse y France 24 han reaccionado a la situación que ocurre en Chile y realizado sendos reportajes. Entonces creo que desde el punto de vista comunitario logramos instalar esta batalla planetariamente y hoy se conoce lo que sucede en nuestro territorio.
En términos concretos, no hemos avanzado nada, porque si bien es cierto que el régimen de Piñera tiene un compromiso abierto, manifiesto y declarado en torno al modelo privado de agua, el problema de agua en Chile tiene un contexto histórico, pues llevamos cuarenta años con esta situación. Los gobiernos anteriores se han caracterizado por un “gatopardismo” en materia de agua. Aseguraron que iban a cambiarlo todo y al final todo sigue igual; no ha habido ningún cambio estructural. La única reforma que se ha hecho al Código de Aguas, fue en 2005, en la cual se estableció el pago de multas por la no utilización de los derechos de aprovechamiento de agua. Y eso, que se pensó inicialmente como un avance, se transformó en un retroceso, porque finalmente se concentró aún más la propiedad del agua. Solo entre 2005 y 2008 se realizaron veinte mil transacciones de aprovechamiento de agua con un equivalente a 4,5 billones de dólares.
Yo diría que en materia legislativa no hemos avanzado nada. En el último periodo legislativo del 2019, que concluye en enero del 2020, se presentó en el Senado un proyecto de ley para hacer del agua un bien nacional de uso y dominio público. Veinticuatro senadores votaron a favor de ello, pero doce en contra, y se impuso el veto de la minoría porque para proyectos de esa naturaleza ―que requieren reforma constitucional― se precisa de quorum calificado; por tanto, el proyecto no prosperó. Pero curiosamente, de los doce que votaron en contra, cuatro eran propietarios de agua y participan del debate público. Entonces, en términos legislativos no se ha podido avanzar prácticamente nada, porque hay bancadas “pretorianas” del modelo privado de agua al interior del Congreso y que están ahí para obstaculizar cualquier avance.
Yo creo que nuestras ganadas son morales. Las comunidades lograron instalar el tema, pero a un costo muy alto también, en términos de censura, persecución, amenazas de muerte, migración ambiental forzada, destrucción de los identitarios culturales, territoriales y de los sitios ceremoniales. En fin, los costos han sido muy altos.
- Ayer nos enteramos sobre la propuesta de tu candidatura para la Gobernación Regional de Valparaíso. Al respecto ¿cuáles son las principales oportunidades y desafíos que implicaría la gubernatura para abordar los temas territoriales y socioambientales de la región?
Nuestra organización MODATIMA, de la cual soy vocero nacional, surge en la provincia de Petorca, aquí en la V Región. Nace como una expresión organizada de resistencia ante el despojo del agua, el monocultivo, el uso intensivo e irracional de bienes naturales y finitos, y la sobreutilización de los medios de cultivo. Durante mucho tiempo hemos batallado en este territorio, pero desde el 2016, en el que dimos un salto dialéctico, yo diría que estamos prácticamente en todo el país. MODATIMA tiene una Mesa Nacional integrada por compañeras y compañeros, que durante mucho tiempo ―y aquí voy a utilizar una metáfora futbolística― “estuvimos en la galería del estadio gritando que el árbitro era saquero, que no era imparcial”. Este año entramos en una discusión muy intensa sobre lo que se avecina: el proceso constituyente y los procesos electorales. Discutimos en torno a la necesidad de disputar y de participar de espacios de deliberación popular, pero ya de forma institucional, no como partido sino como movimiento. Y bueno, los independientes tenemos serias barreras de entrada para poder participar. Porque en un escenario de pandemia en el que vivimos, la posibilidad de presentarte como independiente en una candidatura constituyente significa recaudar firmas y llevar a los que van a firmar por ti a la notaría para que puedan patrocinar tu candidatura, lo que parece prácticamente imposible.
Dicho esto, estuvimos conversando con distintos movimientos y partidos, y en el Frente Amplio nos ofrecieron un cupo de independientes, que era lo que nos acomodaba, pues siempre dijimos que nos interesaba mantener nuestra independencia y autonomía. Tomamos la decisión de levantar candidatas a constituyentes, que van a dar dura batalla en distintos distritos. También tenemos candidatos a concejales, candidatas a alcaldesas y se planteó la posibilidad de disputar la gobernación de la V Región. Puedo decir con mucha sinceridad que mi propósito inicial era ser constituyente porque me interesaba esa batalla, pero soy un tipo disciplinado, pertenezco a una a un movimiento y en la Mesa se impuso el criterio de que debíamos disputar la gobernación regional.
Ahora, ¿por qué sí? Bueno, pues hay un montón de argumentos. En Chile existe un centralismo exacerbado que deja todo en la metrópolis. Por ejemplo, las empresas que explotan recursos naturales en territorios como el nuestro, tributan en Santiago. Entonces ahí existe una tremenda demanda para impulsar una Ley de rentas territoriales. Es importante el respeto de la democracia y las diversidades territoriales. Nosotros hace mucho tiempo hablamos de la lucha por el agua, pero también de la necesidad construir nuevos paradigmas de desarrollo a nivel regional, que armonicen la relación con la naturaleza, que prioricen el cuidado del medio ambiente, el buen uso de los bienes naturales comunes y que apunten también al buen vivir de la región.
En este proceso de descentralización lo único que se ha ganado hasta ahora es la elección de los gobernadores y la transferencia de competencias locales. Pero en el caso del ejercicio del cargo, tiene facultades muy acotadas, y por tanto se apertura un proceso de discusión que es muy relevante. Asimismo, representa una batalla épica que, en la práctica, significa devolverle la posibilidad a los territorios de ser quienes definan el derrotero de sus propios destinos. Una batalla que se encuentra indirectamente imbricada con la lucha por el agua, por la recuperación de la tierra, por terminar con las zonas de sacrificio y acabar con la privatización de los recursos y la pesca de arrastre. Hay muchos temas que están en el centro de la discusión, y por esos argumentos mis compañeros me convencieron de que había que disputar. Y lo haremos con argumentos, ideas y sueños, porque cuando estás en una disputa de esta naturaleza tienes un parlante mucho más grande.
Entrevista Maria Christina Fragkou: “Existe una negación de la multinacionalidad del territorio por parte de los gobiernos chilenos, que oscurece las distintas relaciones que tiene la población con el agua”
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Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen:
Maria Fragkou es Profesora Asociada en el Departamento de Geografía de la Universidad de Chile. Estudió Química en la Universidad Aristotélica de Thessaloniki (Grecia), tiene un magister en Tecnología Ambiental del Imperial College London (Reino Unido), y un doctorado en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabaja temas socioambientales con una mirada crítica y desde la ecología política, la economía ecológica y la geografía ambiental. Sus investigaciones se centran en los procesos físico-políticos que contribuyen en la construcción de escasez en los territorios rurales y urbanos de Chile. Mediante análisis multiescalares con énfasis en el nivel doméstico, la vida cotidiana de las personas y con un enfoque de género, sus estudios apuntan a la justicia ambiental y social.
Im. Maria Fragkou
- ¿Cómo es que desde tu formación inicial en Química te interesaste en abordar temas socio ambientales a escalas más amplias, como la urbana y la territorial?
Desde pequeña tuve una fascinación por las ciencias básicas que, en conjunto con ciertas motivaciones personales e inquietudes ideológicas, me llevaron a interesarme por el tema ambiental. A través de la Química pude comprender y describir un poco más sobre cómo está conformado el mundo. Luego, con el magíster y el doctorado, mis inquietudes ya iban más allá de lo descriptivo. Usando como ejemplo el caso de la contaminación de una laguna: la Química me permitía observar y describir la existencia de ciertos metales pesados o la presencia de menos oxígeno disuelto en ella. Pero con el posgrado, ya no sólo quería comprender cómo se generaba la contaminación a nivel de moléculas o compuestos químicos, sino también entender cuáles eran otros procesos más amplios -políticos, sociales o legales- que permitían o causaban esa contaminación. Creo que este interés de los estudios moleculares a los estudios territoriales se debe en gran medida a que he podido desarrollar una mayor sensibilidad a los procesos sociopolíticos, y también a una búsqueda constante de justicia socioambiental, la cual es el motor de cada investigación que hago. Quizás por esta razón es que también encontré en la Geografía un nicho para materializar estas preocupaciones en investigaciones o propuestas más concretas.
- Parte de tu investigación se ha desarrollado en torno a la escasez hídrica y a las diferentes dimensiones de este concepto, ¿podrías comentarnos un poco más de esto y si esta comprensión multidimensional está integrada en las políticas nacionales?
Me gustaría abstraer un poco la respuesta y salir un poco de la escasez. Nuestra visión de la escasez hídrica debería ser multiescalar, multidimensional e interdisciplinar en lo posible, pero esto aplica a todos los fenómenos que existen a nuestro alrededor. No es que la escasez hídrica tenga algo en particular que requiera verla de esta forma, sino que todos los problemas socioambientales son de alta complejidad. Los procesos naturales y sociales, los rasgos culturales de la población, los intereses políticos y económicos, así como el marco legal de un país configuran las dinámicas territoriales. En consecuencia, condicionan la escasez hídrica, la contaminación atmosférica, la pérdida de biodiversidad o la pobreza energética. Por lo tanto, y como lo plantea la postura epistemológica de la Ecología política, desde la cual trabajo, considero que es importante comprender que lo social es parte del entorno natural y lo natural también es parte de lo social.
Sin embargo, esta multidimensionalidad no está incorporada en las políticas nacionales. Por un lado, porque en Chile prevalece un modelo de desarrollo basado en el extractivismo y la explotación en donde la vida humana y de los ecosistemas tiene muy poco valor. Y, por otro lado, porque existe una negación de la multinacionalidad del territorio por parte de los gobiernos chilenos, que oscurece las distintas relaciones que tiene la población con el agua. Es decir, es muy diferente la relación que tenemos nosotras como ciudadanas urbanas y clientas de Aguas Andinas, a la relación que tienen las personas que están en un Comité de agua rural, o las personas de una comunidad aymara o mapuche. Nuestra cotidianidad con del agua es muy distinta según nuestra clase social, género, etnia y carga cultural. En este sentido, considero que las políticas son profundamente inadecuadas para gestionar el agua de manera efectiva y garantizar un acceso justo y continuo a la población. Y así como se homogeniza la población, también se homogeniza el territorio, pues existe el mismo Código de Aguas y políticas tanto para territorios secos, áridos, húmedos o mediterráneos a lo largo del país.
Entonces, la escasez hídrica tiene varias dimensiones que van más allá de la sequía, que es un fenómeno físico. Puede ser socialmente construida y ser atribuida a factores políticos o burocráticos, que además de estar vinculados con la forma en que se entiende nuestra relación con el agua, también tienen que ver con cómo se entiende la propiedad o incluso los usos de suelo. Particularmente cuando los cambios de usos suelo resultan en una menor disponibilidad del recurso hídrico.
Creo que la institucionalidad chilena no está lista para lograr una gestión hídrica integral. Primero, porque ni la gestión ni la burocracia chilena son muy visionarias. Segundo, porque hay muchas empresas e intereses económicos involucrados. Tercero, porque hay muy poca transparencia. Y mientras el tejido de la vida en Chile sea tan capitalista, creo que habrá muy poco margen de acción y de cambio.
- A partir de tus estudios en el norte de Chile ¿qué podrías comentarnos de los procesos de desalinización en las experiencias locales? ¿consideras que son una alternativa sostenible para el abastecimiento futuro de los territorios?
Creo que no es posible hacer un juicio cerrado para la desalinización ni para cualquier otra tecnología. No sé si se puede decir que la desalinización o la energía nuclear son malas y que la recolección de agua de lluvia o los parques eólicos son buenos. Porque puede haber casos en que existan más conflictos con los segundos que los primeros. El impacto o el uso de las tecnologías depende de su modo de gestión, gobernanza, escala de aplicación, grado de descentralización y también de sus beneficiarios.
Yo estudié el caso de Antofagasta, que es la región con la mayor extracción de cobre en el país. A partir de un plan que inició en los años 2000 para garantizar su abastecimiento hídrico, se ha ido construyendo una planta desalinizadora con el fin de abastecer a Antofagasta y Mejillones de agua potable para consumo humano. Lo que pasa ahí es que la producción y distribución de agua desalinizada para la población permite simultáneamente que el agua fresca de la cordillera quede libre para ser vendida a la minería, a través de los derechos de agua de la única empresa sanitaria de la región: Aguas Antofagasta. Entonces, en este caso, quien gana con la desalinización del agua es la industria minera. Y si bien esto ha sucedido durante los últimos veinte años de manera muy legal y transparente -incluso desde que esta empresa era pública- el problema es que a la población nunca se le consultó si quería sustituir su abastecimiento de agua fresca con agua desalinizada. Los estudios que estamos realizando demuestran que las personas no tienen confianza en el agua desalinizada, aunque tampoco en el agua fresca, dado que tiene un historial de alta concentración en arsénico. Sin embargo, en términos de todos los parámetros organolépticos, como el sabor, olor o pesadez en el estómago, prefieren el agua fresca.
Al contrario de Antofagasta, en donde se impuso a la comunidad este cambio de fuentes de agua, se encuentra el caso de La Ligua. En esta comuna, se construyó una desalinizadora de pequeña escala, por parte de la municipalidad, en donde la población puede llenar sus botellas con agua potable y de manera gratuita, en horarios prestablecidos. De esta manera, se les está liberando del gasto de comprar agua embotellada o de esperar a los camiones de aljibe. Y aunque en estos dos ejemplos no hubo procesos de participación, en Antofagasta fue una imposición, mientras que en La Ligua es algo opcional.
En Chile, parece inevitable que se popularice la desalinización, sobre todo en lugares que son áridos, costeros y no hay precipitaciones. Hasta ahora las únicas fuentes alternativas son la reutilización de aguas grises o el agua desalinizada, y esta última es más aceptada socialmente para ser bebida. Entonces para que la desalinización pueda ser algo sostenible, y sobre todo para consumo humano, pienso que es necesario considerar varios aspectos. Por un lado, la participación de las comunidades en la gestión y las decisiones de la infraestructura hidráulica; por otro lado, el conocimiento de las fuentes del agua que utilizamos; y finalmente, la generación de una normativa de calida de agua potable para el agua desalinizada de consumo humano, puesto que la normativa actual solo considera fuentes superficiales o subterráneas de agua fresca.
- En los últimos años han surgido iniciativas sociales y académicas que buscan visibilizar el rol histórico de las mujeres en la gestión de los recursos hídricos, tanto a nivel doméstico como comunitario. ¿Por qué es importante pensar al agua desde una perspectiva de género?
Creo que es importante pensar la vida y nuestros roles en la sociedad desde el género, la etnia, la edad y clase social. Es inevitable llevar estas consideraciones en temas ambientales, porque nuestra relación con la naturaleza, así como la propiedad de sus recursos u oportunidad de su explotación, dependen en gran medida de estas características interseccionales. Por años, las mujeres y las minorías han sido marginalizadas en el reparto de los recursos naturales, en la gestión de la naturaleza y también en la oportunidad de estar en los lugares de toma de decisión en el ámbito ambiental.
Mirar el agua desde el género permite comprender el rol de las mujeres en la sociedad y sobre todo en la reproducción de la vida. La provisión de suficiente cantidad y calidad de agua ha sido parte del cuidado integral y cotidiano del cual han estado a cargo las mujeres, tanto en áreas urbanas como rurales. Desde acarrear agua, juntarla, hervirla o comprarla, el aseguramiento de este recurso ha sido cargado mayoritariamente a las mujeres. Entonces, pensar al agua desde el género permite revelar injusticias, violencias y desigualdades cotidianas que son invisibles o a las que nos hemos acostumbrado.
- Finalmente, desde la planificación urbana la dimensión hídrica pareciera centrarse en gran medida en la disposición de infraestructura y de servicios. ¿Crees que esta aproximación es suficiente para lograr una gestión del agua más sostenible, como lo sugiere la agenda internacional, o es preciso considerar otros aspectos?
Considero que para pensar el agua urbana debemos mantener una mirada multiescalar e integrada. Es decir, tener presente los diferentes niveles: el hogar, el edificio, la ciudad y las urbes en relación con su entorno. A nivel doméstico creo que es necesario incentivar el ahorro y buen uso del agua, a través de mecanismos que reduzcan el despilfarro y que proporcionen oportunidades de reutilización. Por otro lado, más allá de la conectividad de la gente al servicio de agua potable, también es importante evaluar la provisión de agua. Existen numerosas investigaciones que están abordando temas como el acceso profundo, la seguridad y justicia hídrica, los que no sólo tienen que ver con la conexión de los hogares a la red, sino también con el hecho de recibir agua en suficiente cantidad y calidad. Por ejemplo, en el norte rural de Chile, la mayoría de los hogares no tiene un abasto continuo de agua en el día o no cuenta con la suficiente presión para poner a funcionar la lavadora o el calefont. Entonces, también es importante considerar otros aspectos, además de la expansión de la infraestructura hídrica y su conexión a ésta.
A nivel de edificio, se pueden encontrar oportunidades de reciclaje o aprovechamiento de agua de lluvia según el clima de la ciudad. A escala ciudad, el diseño urbano sensible al agua es primordial para controlar los flujos de agua pluvial: ya sea para aprovechar este recurso o para evitar inundaciones; por ejemplo, a través de la conducción de aguas pluviales a parques diseñados como recipientes. En esta escala, también es fundamental la reutilización de aguas grises. Incluso hay esfuerzos a nivel nacional para generar una nueva normativa al respecto, lo que es muy importante dado que en algunos años podría ser una fuente alternativa al agua fresca, sobre todo en áreas desérticas.
Finalmente, hay que pensar la ciudad no sólo en su interior, en su infraestructura o conectividad, sino también como parte de un ecosistema más amplio. La ciudad es un organismo que forma parte inherente del territorio y la naturaleza, y para sobrevivir debe estar alineado con su entorno. Por ello, es importante considerar los recursos naturales disponibles, así como el cuidado y gestión integrada de las cuencas y de todas las fuentes de agua que existen desde la cordillera hasta la costa. Asimismo, deben tomarse en cuenta todos los usos de agua que se hacen alrededor de las ciudades, como lo es la actividad agrícola y que es fundamental para alimentar a la población. Es decir, pensar el territorio a través de los nexos urbano-rurales puede garantizar una mayor sustentabilidad del agua y de las mismas ciudades en el tiempo.
El Humedal actor-actuado: El caso del Humedal Las Salinas de Huentelauquén
VerEl Humedal actor-actuado: El caso del Humedal Las Salinas de Huentelauquén
Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Caleb Yunis Lizana, Antropólogo, Pontificia Universidad Católica de Chile; Estudiante de Magíster en Ciencia, Tecnología y Sociedad, Universidad Alberto Hurtado. Asistente de investigación del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR)]
Resumen:
Frente a un contexto de ‘megasequía’ nacional, los modos de vida campesinos basados en la agricultura se han visto seriamente amenazados, dada la disminución de las capacidades de regadío y alimentación del ganado. Huentelauquén, una localidad rural que organiza su territorio de manera comunitaria a través de la representación de su Comunidad Agrícola ha sido una de las tantas afectadas por esta problemática. Para poder mantenerse en la localidad, los comuneros se plantean como estrategia adaptativa el recurrir al Humedal ‘Las Salinas de Huentelauquén’ y su nombramiento como Sitio Ramsar como foco que permitirá generar una nueva oferta turística. De esa manera, como requisito la Comunidad debe transformar sus modos de relacionarse con el Humedal siguiendo los criterios de la Convención Ramsar. En esta columna, reflexionamos que dichas transformaciones se pueden entender en términos del concepto de actor-actuado ya que nos permite comprender cómo tanto el Humedal como la Comunidad se co-construyen mutuamente de manera fluida y relacional.
Palabras clave: Humedal; Comunidad Agrícola; Actor-actuado.
Im. 1. Humedal Las Salinas de Huentelauquén. Fuente: Elaboración propia
Durante más de 10 años, en Chile hemos sido testigos de una desoladora ‘megasequía’, la que ha sido especialmente devastadora para el sector rural del país al verse mermada la capacidad de regadío de los cultivos y la alimentación del ganado (Paúl, 2019). Este tipo de crisis ejemplifican cómo nuestros modos de vida son construidos desde una miríada de interconexiones con otros fenómenos, eventos y actores. En ese sentido, conceptos como el actor-actuado que desarrollan Law & Mol (2008) nos invitan a visibilizar y analizar de qué maneras se constituyen estas relaciones. Dicha noción nos muestra cómo las entidades- sean humanas o no humanas- se co-construyen en sus acciones y en los múltiples modos por los cuales permiten ser actuados por otros. Al pensar desde esta perspectiva, nuestros análisis y visiones respecto a las relaciones que tenemos con el medioambiente se transforman, volviéndose más simétricas. Es decir, nos invita no solo a preguntarnos cómo debemos actuar frente a éste, sino que también a cómo somos actuados nosotros mismos en esta relación. Para poder comprender mejor este punto, mostraremos el caso de Huentelauquén, una de las múltiples localidades afectadas por la ‘megasequía’.
Ubicada en comuna de Canela, en la IV región de Chile y dividida en sectores norte y sur por el río Choapa, la mayor parte del terreno de esta localidad es propiedad de la Comunidad Agrícola de Huentelauquén, entidad que agrupa y representa a los comuneros o personas titulares que tienen derecho a ocupar, explotar y/o cultivar las tierras (Ley de Comunidades Agrícolas, 1968). En ese sentido, este tipo de instituciones han sido comprendidas como sistemas de resiliencia humana que permiten que sus miembros puedan, solidariamente, adaptarse frente a las presiones medioambientales, escasez hídrica y a la disminución y envejecimiento de su población producida por la migración campo-ciudad de sus integrantes más jóvenes (Alexander, 2008). De esa manera, los comuneros pueden mantener un estilo de vida campesino a través de prácticas y estrategias colaborativas.
Dichas estrategias han sido minadas por la ‘megasequía’, viéndose en la reducción de sus capacidades de cultivo y crianza de animales, y obligando a que dirijan sus recursos a otras medidas de emergencia, como la compra de fardos de pasto para alimentar al ganado y a proyectos estatales que les permitan construir un estanque para acumular agua. Frente a este panorama, han emergido sentimientos de desesperanza entre los comuneros respecto a poder mantener un estilo de vida campesino, quedando en jaque su permanencia en la localidad.
Sin embargo, la Comunidad Agrícola se ha planteado otra estrategia para que sus comuneros y vecinos puedan subsistir en la localidad: recurrir al humedal ‘Las Salinas de Huentelauquén’, ubicado en las tierras de la Comunidad y declarado el año 2015 como Sitio Ramsar[1], como eje central que les permitirá generar una atractiva oferta turística[2]. Con ello en mente, los vecinos de Huentelauquén tienen grandes expectativas en poder establecer diversos emprendimientos en un futuro cercano, tales como alojamiento, alimentación típica de la zona, artesanías, experiencias de vida campesina, visitas guiadas, entre otros. Dichos negocios irían acompañados de la implementación de infraestructura básica que les permita asegurar ciertas comodidades y seguridad para sus visitantes como senderos, señaléticas, baños públicos, espacios de reciclaje, etc.
Ahora bien, como parte de esta nueva estrategia, la Comunidad debe dar un paso previo: elaborar un Plan de Manejo del Humedal que considere la voz de los huentelauquinos, a expertos en medio ambiente y al municipio de Canela. En palabras de uno de los comuneros encargados de coordinar la elaboración de este Plan, esperan que este proceso “(…) nos de pistas para lo que viene, para el desarrollo ya de un plan de negocios que la gente pueda recibir renta por su Humedal, digamos. Sin afectarlo, por cierto. Que sea un turismo sustentable, 100% digamos.”
En este sentido, como parte de esta estrategia, la Comunidad huentelauquina debe transformar sus modos de relacionarse con el Humedal, siguiendo los criterios y recomendaciones provenientes desde la Convención Ramsar. Ello se manifestaría en la protección de su flora y fauna, prohibiendo la caza, regularizando la quema de excedentes de cosecha en su cercanía y educación de la población y visitantes. Simultáneamente, la oportunidad que brinda el Humedal ha permitido que parte de los comuneros puedan repensar sus relaciones mutuas y apuntar hacia una mayor participación en las actividades y deberes comunitarios.
Es en estas transformaciones de las interrelaciones entre la Comunidad y el Humedal que podemos entenderlos como actores-actuados que se encuentran interrelacionados de manera simétrica, sin una dominación de uno por sobre otro, co-construyéndose constantemente; es decir, el Humedal y la Comunidad son actuados y actúan en sus relaciones (Law & Mol, 2008). De esta manera, es posible comprender las múltiples relaciones descritas bajo la etiqueta de ‘protección del Humedal’, dando cuenta de cómo el Humedal y la Comunidad actúan y son actuados en dichos términos.
Por una parte, podemos ver que la Comunidad actúa para proteger al Humedal, su territorio, agua y habitantes, siguiendo los criterios de expertos y la Convención Ramsar; de manera inversa, se puede decir que el Humedal es actuado como un protegido por la Comunidad y sus acciones. Por otra parte, simultáneamente, el Humedal actúa como protector de la Comunidad al ser actuado como una entidad reconocida internacionalmente y que es atractiva turísticamente; en ese sentido, la Comunidad es actuada por la protección del Humedal, permitiéndoles establecer una estrategia adaptativa a la sequía, basada en una transformación de sus actividades hacia el emprendimiento turístico sustentable.
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Referencias bibliográficas
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Alexander, W. (2008). Resiliency in Hostile Environments. A Comunidad Agrícola in Chile’s Norte Chico. Bethlehem: Lehigh University Press.
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Law, J., & Mol, A. (2008). El actor-actuado: La oveja de la Cumbria en 2001. Política y Sociedad, 45(3), 75-92. Obtenido de https://revistas.ucm.es/index.php/POSO/article/view/POSO0808330075A
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Paúl, F. (11 de Octubre de 2019). «Megasequía» en Chile: las catastróficas consecuencias de la mayor crisis del agua de los últimos 50 años. Recuperado el 10 de Septiembre de 2020, de BBC Mundo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49825857
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(2016). Introducción a la convención sobre los humedales. Gland: Secretaría de la Convención de Ramsar. Obtenido de https://www.ramsar.org/sites/default/files/documents/library/handbook1_5ed_introductiontoconvention_s_final.pdf
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Zuleta, C., & Piñones, C. (2014). Propuesta de conservación Sitio Ramsar. Las Salinas de Huentelauquén. La Serena: Universidad de La Serena. Obtenido de https://www.researchgate.net/publication/283333200_Ficha_Informativa_de_los_Humedales_de_Ramsar_FIR_Las_Salinas_de_Huentelauquen
Notas:
[1] Categoría establecida por el tratado intergubernamental denominado Convención sobre los Humedales, del año 1971 y firmado en la ciudad iraní de Ramsar. Este acuerdo, al que Chile está suscrito desde el año 1981, compromete a los países firmantes a la conservación y uso racional de los humedales reconocidos como Sitio Ramsar en todos sus aspectos mediante acciones locales y nacionales que contribuyan al desarrollo sustentable (Ramsar, 2016).
[2] El Sitio Ramsar referido abarca una superficie de 2.772 hectáreas y contempla la desembocadura del río Choapa, playas, sistemas dunarios y quebradas litorales (Zuleta & Piñones, 2014).
“Conservación de la biodiversidad urbana en ciudades intermedias: Hacia modelos locales de desarrollo sostenible como respuesta a la crisis planetaria”
Ver“Conservación de la biodiversidad urbana en ciudades intermedias: Hacia modelos locales de desarrollo sostenible como respuesta a la crisis planetaria”
Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Adrián Fernandez, geógrafo, Encargado de Diseño e Impacto, Fundación Legado Chile; Tomás Gárate, arquitecto, Jefe de Programas de Conservación, Fundación Legado Chile]
Resumen:
En el contexto de urbanización planetaria, cambio climático y pérdida de biodiversidad, los humedales urbanos -a través de sus múltiples contribuciones al bienestar humano- tienen un gran potencial para mejorar la calidad de vida urbana y el funcionamiento de las ciudades. Fundación Legado Chile lleva 4 años impulsando un proceso de puesta en valor y recuperación de humedales urbanos de la ciudad de Llanquihue, mediante una metodología participativa de planificación para la conservación de la biodiversidad, basada en un proceso dinámico y adaptativo. En el proceso, se han sumado voluntades de diversos actores de locales de la comuna, región y nación, implementando estrategias para abordar un amplio espectro de temáticas socioambientales que atraviesan los humedales urbanos.
Palabras clave: ciudades, humedales, conservación
Los desafíos socioambientales de la urbanización planetaria
América Latina y El Caribe es considerada como la región más urbanizada del planeta, ya que sus centros urbanos concentran a más del 80% de su población (Steiniger et al. 2020). Por lo tanto, el crecimiento, la gestión y la planificación de sus ciudades significan un foco prioritario y urgente para responder a los objetivos de desarrollo sostenible hacia el 2030[1]. Como resultado de esta transformación global, nuestra sociedad está enfrentando desafíos inéditos: la reducción de la pobreza y la desigualidad, la redefinición de los sistemas institucionales, económicos y democráticos, la crisis climática y la pérdida de la biodiversidad, entre muchos otros. Para Fundación Legado Chile, organización no gubernamental y sin fines de lucro fundada en 2014, estos últimos 2 desafíos cobran especial relevancia, al actuar como condiciones habilitantes necesarias para la agenda de desarrollo sostenible hacia el 2030. El régimen climático planetario presente en los últimos 10.000 años se encuentra críticamente desestabilizado por la actividad industrializada y globalizada del Antropoceno. Con tasas de reducción de poblaciones silvestres y extinción de especies sin precedentes, estamos poniendo en jaque el funcionamiento biofísico de los ecosistemas y, por lo tanto, la viabilidad de nuestra especie.
Los humedales como oportunidad para impulsar el bienestar humano en la ciudad
Como respuesta local a este desafío, Fundación Legado Chile busca impulsar proyectos de conservación de la biodiversidad que contribuyan al bienestar de personas y comunidades en Chile. Precisamente, las ciudades concentran las mayores necesidades sociales, la mayor desconexión de sus habitantes con la naturaleza y al mismo tiempo, son responsables de grandes impactos medioambientales y ecológicos. En Chile, las ciudades han experimentado drásticas transformaciones espaciales, crecimiento demográfico y cambios en el uso del suelo. Como parte de este fenómeno, tradicionalmente ha existido escasa sensibilidad hacia las contribuciones estéticas, espirituales y funcionales de la naturaleza a las ciudades, alejando -espacial y conceptualmente- la naturaleza de la vida cotidiana de los habitantes urbanos. Si bien la noción de sustentabilidad y la importancia de conservar la naturaleza han permeado en el subconsciente colectivo en las últimas décadas, plasmar tangiblemente estas nociones en la estructura, forma y funcionamiento de las urbes chilenas es aún un enorme desafío.
Im1. Parque Humedal Baquedano. Fuente: Fundación Legado Chile
En este contexto, los espacios ocupados por el agua significan una importante oportunidad para la reincorporación de la naturaleza a la vida cotidiana de la población urbana y para la restauración de funciones ecológicas clave. Como parte de estos espacios se reconoce a los humedales, ecosistemas que se cuentan entre los más biodiversos y productivos del planeta. Al mismo tiempo, estos contribuyen de múltiples maneras al bienestar humano, siendo pilares fundamentales para la resiliencia y sostenibilidad de los asentamientos urbanos. Sin embargo, se estima que desde el siglo XVIII se han perdido el 87% de los humedales del mundo, y solo entre el siglo XX y el XXI se han perdido el 64% (Davidson, 2014). Las ciudades son parte de esta tendencia, ya que en estas los humedales han sido considerados como espacios residuales e improductivos, siendo masivamente drenados y rellenados para su urbanización.
La ciudad de Llanquihue: construyendo una agenda de conservación socioecológica de espacios del agua
La ciudad de Llanquihue (14.072 habitantes), región de Los Lagos, Chile, se encuentra en un contexto hidrológico deslumbrante: emplazada a orillas del lago Llanquihue, el segundo más grande del país, la ciudad es atravesada por el nacimiento del río Maullín, Santuario de la Naturaleza y un corredor biológico de 85 kilómetros de largo, que alberga el principal remanente de bosque pantanoso en la depresión intermedia del país. Asociados a estos dos cuerpos de agua, la ciudad presenta un complejo sistema de humedales y cauces urbanos, que en total suman 80 hectáreas de espacios naturales. Estos espacios albergan una gran diversidad de aves, además de poblaciones de anfibios y mamíferos acuáticos al interior de la ciudad. No obstante, el crecimiento urbano de Llanquihue en las últimas décadas ha empobrecido múltiples aspectos de su funcionamiento hidrológico y ecológico, perdiendo muchos de los beneficios que los sistemas naturales entregaban a la comunidad local. De hecho, desde 1962 se ha perdido 47,5% de la superficie original de humedales. Esta superficie ha sido reemplazada por densas viviendas sociales, con espacios públicos mínimos y sin respeto por la naturaleza preexistente, reproduciendo el modelo de urbanización que se ha implementado en todo Chile en los últimos 30 años.
Dada esta realidad, Fundación Legado Chile y la Ilustre Municipalidad de Llanquihue han impulsado desde hace 4 años un proceso participativo para la recuperación de los espacios del agua, con diversos actores comunitarios, gubernamentales y privados del territorio. Este ha sustentado la elaboración del Plan de Conservación “Llanquihue, ciudad de humedales”. Esta planificación estratégica se desarrolló en base a los Estándares de Conservación, metodología de planificación de programas de conservación basada en un proceso dinámico y adaptativo de cinco etapas (evaluar, planificar, implementar, analizar, y compartir). Como primer hito del proceso participativo, que ha involucrado a más de 500 asistentes en 29 sesiones desde 2016 a la fecha, se definió como (1) visión futura para la ciudad “un Llanquihue donde la naturaleza y los espacios del agua prosperan, gracias a la participación transversal de una comunidad activa en torno a la protección de su patrimonio natural y cultural”. A partir de esta imagen objetivo, se identificaron (2) objetos de conservación biológica, los cuales buscan representar a los principales ecosistemas, especies y procesos ecológicos del territorio. Para el caso de Llanquihue, incluimos los distintos elementos de la red hidrológica de la ciudad: Vegas, Lagunas, Bosques pantanosos (hualves), Río, Quebradas, Esteros y las riberas del lago Llanquihue. Para determinar el estado de salud de estos ecosistemas a lo largo del tiempo (y por tanto la efectividad de las medidas de conservación) se establecieron (3) Atributos Ecológicos Clave e Indicadores de Viabilidad Ecológica que nos permitirán ir evaluando la evolución de la salud ecosistémica en el tiempo. Algunos de estos atributos son: calidad de agua, monitoreada mediante un indicador multiparámetro fisicoquímicos; Fauna, medida como riqueza de especies de distintas taxas; la superficie de los ecosistemas y la cobertura y riqueza de vegetación nativa.
Im 2. Participación de la comunidad en la restauración de humedales urbanos de Llanquihue. Fuente: Fundación Legado Chile.
Por otra parte, en atención al contexto urbano en el cual opera el plan, resultó fundamental acordar (4) objetivos de bienestar humano, los cuales se verán afectados por la conservación y restauración de la red de humedales urbanos: las identidades culturales y espirituales asociadas a los espacios del agua; la salud mental de las comunidades locales; la educación para la sustentabilidad basada en la comprensión del entorno inmediato; el desarrollo económico local a partir del patrimonio natural y el turismo sostenible; y la mitigación frente al cambio climático y eventos meteorológicos extremos.
Los distintos objetos de conservación y objetivos de bienestar humano se encuentran gravemente afectados por ciertas conductas antrópicas propias de un entorno urbano, también definidas como (5) amenazas. En Llanquihue se identificaron 7, las cuales se jerarquizaron en orden de importancia en base a su alcance geográfico, severidad e irreversibilidad. Las amenazas son (en orden decreciente de importancia): relleno de humedales y modificaciones de cauces; tala ilegal de vegetación riparia; vertimiento de aguas servidas; presencia de especies exóticas invasoras de flora y fauna; contaminación difusa movilizada por aguas lluvias; vertimiento de residuos industriales líquidos y disposición de residuos sólidos domiciliarios y voluminosos.
Para abordar dichas amenazas se desarrolló una Teoría de Cambio, que integra 14 (6) estrategias de conservación en un plan de trabajo a corto, mediano y largo plazo. A la fecha se han implementado múltiples estrategias habilitantes, las cuales tienen por objetivo aminorar factores sociales, económicos o políticos que estén a la base de una o más amenazas. Entre estas se encuentran la implementación de planes de educación socioambiental con escuelas públicas y privadas de la ciudad, para la comprensión y el monitoreo interescolar de los humedales. También hemos ejecutado programas de capacitación para emprendedores turísticos locales, orientado a la generación de capacidades en Turismo de Intereses Especiales basado en la naturaleza.
Como estrategias de conservación, actualmente se está trabajando en un piloto de eficiencia energética domiciliaria que busca disminuir el consumo de leña nativa no regulada. En términos de planificación y diseño urbano, se está implementando un Sistema de Infraestructura Verde Urbana, en conjunto al Magister de Arquitectura del Paisaje UC. Este busca activar espacios naturales en su condición de espacio público mediante una red de parques urbanos que aumentará de 2,9 a 48 metros cuadrados de área verde por habitante. A la fecha se ha construido el parque el humedal Baquedano (2018) y el circuito patrimonial Camina Llanquihue (2020), con 31 hitos patrimoniales naturales, culturales e identitarios. Por último, se confirmó la construcción de otros dos parques-humedales, significando una inversión total de $800 millones de pesos a la comuna. Como parte de este sistema, se está diseñando un plan de drenaje urbano sostenible, que busca demostrar el potencial de los humedales como solución basada en la naturaleza a la gestión de aguas urbanas, uno de los principales problemas urbanos en la macrozona sur de Chile. Por último, estamos ejecutando un plan de restauración ecológica comunitaria, mejorando directamente el estado de conservación de los humedales. Junto a vecinas, vecinos y la municipalidad, hemos retirado cerca de 300 toneladas de escombros y residuos desde los humedales, además de plantar cerca de 500 individuos de especies nativas en las últimas dos temporadas.
Im3. Ciudad de Llanquihue y el nacimiento del río Maullín. Fuente: Fundación Legado Chile
Conclusiones y reflexiones finales
Las diversas iniciativas ejecutadas por Fundación Legado Chile en el marco del Plan de Conservación “Llanquihue, ciudad de humedales” responden a una comprensión de los humedales de Llanquihue como objetos de conservación dentro de sistemas socioecológicos complejos. En las ciudades se superponen y retroalimentan los elementos físicos y bióticos con las concepciones culturales, marcos institucionales, prácticas cotidianas y necesidades de los habitantes.
A lo largo de estos cuatro años, los humedales urbanos de Llanquihue se han ido posicionando en el imaginario colectivo de los habitantes de la ciudad y de un contexto regional mayor. No se trata solo de la transformación de las concepciones de estos espacios específicos, transitando de sitios baldíos y microbasurales a parques-humedales y refugios de biodiversidad. Más aún, son los propios imaginarios de la ciudad como tal los que se han visto resignificados, desde una identidad netamente industrial, al de una “ciudad de humedales” con riqueza natural y atractivo turístico.
De entre los numerosos aprendizajes a lo largo de estos cuatro breves e intensos años, destacamos la importancia de generar vínculos de confianza con los distintos actores del territorio, partiendo por los vecinos, y habitantes, así como el cuerpo de funcionarios municipales y de organismos públicos estatales, además de actores privados. Para ello, resulta clave la presencia constante en el territorio. Finalmente, la aplicación de estándares que permitan planificar, sistematizar y democratizar la práctica de la conservación en contextos sociales y políticos complejos como una ciudad, involucrando explícitamente el bienestar humano de sus comunidades en las estrategias de conservación y restauración ecológica.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Steiniger, S., Wagemann, E., de la Barrera, F., Molinos-Senante, M., Villegas, R., de la Fuente, H., Vives, A., Arce, G., Herrera, J.-C., Carrasco, J.-A., Pastén, P. A., Muñoz, J.-C., & Barton, J. R. (2020). Localising urban sustainability indicators: The CEDEUS indicator set, and lessons from an expert-driven process. Cities, 101, 102683. https://doi.org/10.1016/j.cities.2020.102683
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Davidson, N. C. (2014). How much wetland has the world lost? Long-term and recent trends in global wetland area. Marine and Freshwater Research, 65(10), 934. https://doi.org/10.1071/mf14173
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Ilustre Municipalidad de Llanquihue. (2019, enero). Plan de Desarrollo Comunal Llanquihue 2019 – 2022. S/N.
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Conservation Measures Partnership. (2020). Open Standards for the Practice of Conservation. https://cmp-openstandards.org/wp-content/uploads/2020/07/CMP-Open-Standards-for-the-Practice-of-Conservation-v4.0.pdf
Notas:
[1] García,E., Suárez, G., Esquivel, M., Ruiz, A., Zuloaga, D., Chevalier, O. (2019). Bases generales para el desarrollo de estudios de reducción de riesgos hidroclimáticos en ciudades: lecciones aprendidas de la iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles ante el reto del cambio climático en Latinoamérica y el Caribe /. p. cm. — (Monografía del BID ; 771)
Construcción de políticas públicas en relación al agua de la provincia Neuquén. Procesos participativos generados a partir de la ley de alerta hídrica ambiental
VerConstrucción de políticas públicas en relación al agua de la provincia Neuquén. Procesos participativos generados a partir de la ley de alerta hídrica ambiental
Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Anahí Membribe, Profesora en Geografía. Universidad Nacional del Comahue;
Germán Gabriel Perez, Doctor en Geografía graduado en la Universidad Nacional de La Plata; Miriam Ambrosio, licenciada en Geografía. Universidad Nacional del Comahue. Especialista en Desarrollo Territorial. Universidad Politécnica de Valencia]
Resumen:
El presente artículo intenta demostrar los avances generados en cuanto a la protección de los recursos hídricos a partir de la sanción de la Ley 3076/17 y la posterior conformación del Comité de Alerta Hídrico de la provincia del Neuquén, República Argentina. Se destacan en esto los avances logrados en cuanto a la participación ciudadana y el aporte activo de los diferentes actores y sectores que componen el Comité.
Palabras Clave: Agua, Participación, Políticas Públicas
Origen y puesta en marcha de la normativa
Una serie de demandas ciudadanas en relación a situaciones de contaminación en los cursos de agua en el área más urbanizada de la región patagónica, fue el punto de partida desde donde se comenzó a gestar la Ley 3076/17 que declara el Alerta Hídrico-Ambiental en los cursos y cuerpos de agua, y acuíferos existentes en la Provincia del Neuquén, Patagonia Argentina. Desde su sanción, y posterior reglamentación en 2018, se comenzó a trabajar en la conformación de un Comité de Alerta Hídrico Ambiental (CAHiA) integrado por representantes designados tanto por organismos gubernamentales asociados al uso, manejo y gestión del agua a nivel provincial e interprovincial; como por representantes legislativos y de organizaciones de la sociedad civil.
Las características del trabajo realizado por el comité que se tratarán en los siguientes párrafos responden a la participación de los autores de este artículo en sus labores de acompañamiento y asesoramiento científico-metodológico realizado durante el año 2019 en el marco de la elaboración de un Plan Estratégico Hídrico-Ambiental Provincial (PEHiA), el cual tiene como objetivo instrumentar el uso y aprovechamiento del agua en la provincia con un enfoque de manejo y gestión integral de cuencas desde una visión intercultural e intersectorial.
El comité de alerta hídrico ambiental y sus funciones
La iniciativa y accionar de un colectivo social preocupados por la contaminación de los ríos de la provincia de Neuquén, marca un puntapié a partir del cual se inicia un proceso de reclamos ante las máximas autoridades gubernamentales que permitió el tratamiento y la posterior aprobación de la normativa de Alerta Hídrico Ambiental. Desde el inicio, las organizaciones sociales vinculadas a las problemáticas ambientales y los representantes del poder legislativo, comienzan a elaborar un proyecto de ley para la creación de un comité de articulación multisectorial encargado de definir, identificar y prevenir situaciones conflictivas en relación al uso y manejo del agua en la región. Se crea así el CAHiA que inicia su funcionamiento en el año 2018, una vez reglamentada la Ley. Cada uno de los actores sociales que lo conforman, asumen su representatividad, que por reglamento les otorga voz y voto en igualdad de condiciones.
El comité inicia la discusión y análisis en relación a las diferentes acciones vinculadas al aprovechamiento y vertido de aguas de las actividades económicas y humanas en todo el territorio provincial. Asumiendo el compromiso formal de elaborar el PEHiA constituyéndose en un ejemplo de co-construcción de una política pública participativa y del accionar y control de dichas políticas.
- Avances en las estrategias de participación del Comité.
Desde febrero de 2019 se comienza el trabajo con un equipo consultor cuya principal función fue la de realizar un acompañamiento metodológico en las actividades a cargo del Comité. Desde ese lugar se proponen algunas fases metodológicas más que organizaron el trabajo a lo largo del año (imagen 2).
Im2. Fases metodológicas de trabajo propuestas en marzo 2019
A partir de diferentes talleres y actividades realizadas durante las reuniones de comité se avanzó en la construcción en conjunto de los principales componentes del Plan como la visión y misión, Las secciones del plan y una serie de objetivos generales entre los que se destacan los siguientes:
- Establecer un diagnóstico sobre el estado actual de los cursos, acuíferos y cuerpos de agua de la provincia incorporando los aspectos conflictivos o problemas vinculados a esto, con el fin de construir líneas de acción dentro del plan.
- Recomendar acciones o pasos a seguir dirigidos tanto al funcionamiento del comité como a organismos y organizaciones en general, en pos de mantener o mejorar las condiciones ambientales de los cursos, acuíferos y cuerpos de agua de la provincia.
Un trabajo que se realizó paralelamente fue el de estudio y selección de los indicadores que mejor se adecuaran a los objetivos de la Ley y del Plan. Esto se realizó a partir de reuniones de de una comisión de indicadores cuyo principal objetivo era el de seleccionar información y proponer indicadores ambientales que se ajusten a las acciones presentadas en la ley. Luego de varias reuniones con la participación de especialistas regionales en diversas temáticas ambientales se fue avanzando en agrupamientos de indicadores de Presión Estado y Respuesta, recomendados por la OCDE para el abordaje de problemas vinculados al agua. Las actividades más destacadas que se presentan como novedosas en el marco de todo el proyecto son las formas en la que se piensa la participación ciudadana. La misma, como se demostró en las fases 5 y 7 de la metodología propuesta, están enfocadas en la consulta consenso y retroalimentación a partir de la vinculación con diversos actores.
Durante el año 2019 se avanzó en la organización y efectivización de instancias de participación tanto con actores sociales de diversas regiones como con organismos y gobernantes de los municipios de la provincia. Se busca así lograr una vinculación con los sectores más diversos involucrados en la temática del agua a escalas diversas a partir de distintos niveles de participación (imagen 3)
Im3: Niveles de participación efectivizados en el marco del CAHiA.
Una de las actividades que más enriquecieron la visión del comité y el diagnóstico inicial fue la realización de talleres de participación comunitaria denominados mesas regionales. Las mesas regionales configuraron una instancia de participación ciudadana en un estadio temprano de la construcción del Plan. A diferencia de otros procesos aquí el diagnóstico inicia con la participación. Se resalta la importancia de estas instancias no solo para dar la posibilidad a la comunidad de plantear las situaciones conflictivas, sino también exponer las respuestas propositivas y/o soluciones concretas. En total las mesas lograron reunir la opinión, comentarios y sugerencias de 206 personas, agrupadas en una zonificación previamente establecida del territorio de la provincia (Este, Centro, Sur y Norte).
Im4: Actores sociales participantes en las convocatorias.
El siguiente mapa general (Imagen 5) muestra brevemente el nivel de participación por localidad.
Im5: Nivel de participación en las Mesas Regionales por localidad.
Es indiscutible que las localidades donde se realizan las mesas logran una mayor participación ciudadana, sin embargo, la representatividad territorial por zona ha sido amplia. En cada mesa se recogió a partir de planillas tanto la percepción de los problemas vinculados al agua de los participantes como las posibles soluciones y actores identificados en las situaciones conflictivas (imagen 6).
Im6. Mesa regional participativa Zona Sur, realizada en la localidad de Junín de los Andes.
Reflexiones
El proceso, hoy paralizado por el contexto de pandemia, llevado adelante por el comité demuestra un ejemplo de política pública de participación amplia y diversa, con asistencia técnica-científica. No sólo en los momentos de finalización del plan sino durante todo el proceso de construcción de este y de la ley, en los cuales además se identifica una construcción conjunta de las actividades propuestas.
Creemos que el plan y el comité tiene grandes posibilidades de lograr efectos positivos sobre el territorio y sobre el uso y manejo del agua, con un nivel de consenso amplio.
Ley de Humedales Urbanos, una oportunidad para planificar ciudades más sustentables
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Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Dra. Carolina Rojas Quezada; Profesora Asociada Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC; Investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable CEDEUS]
Resumen:
La promulgada Ley de protección de humedales urbanos durante el 2020, se encuentra a la espera de la toma de razón de su reglamento por Contraloría para estar completamente operativa. Esta ley, la primera que cambia el enfoque de la Ley de Bases de Medio Ambiente, pone el foco en el ecosistema y no en la tipología de proyecto de inversión, además tiene un impacto directo en planificación urbana, modificando la Ley de Urbanismo y Construcciones, dando una nueva oportunidad a los humedales localizados en ciudades que usualmente son rellenados, construidos y presionados por proyectos de viviendas e infraestructuras de transporte. La Ley en uno de sus artículos exige el reconociendo de los instrumentos de planificación territorial como zonas de valor natural, además mediante un reglamento expedido por el Ministerio de Medio Ambiente se definen los criterios mínimos de sustentabilidad que permitirán regular el uso racional de más de 500 mil hectáreas de humedales que aún permanecen en la ciudades de todo Chile, ofreciendo una herramienta de protección más acorde a los desafíos de sustentabilidad y cambio climático que enfrentamos.
Palabras clave: Ley, Humedales Urbanos, Planificación Urbana, Protección, Sustentabilidad.
Vivimos en ciudades que no han respetado, ni valorado la naturaleza en su desarrollo, uno de sus máximos valores naturales son los humedales, reconocidos como grandes aliados ante el cambio climático. Los “humedales urbanos” son ecosistemas únicos que favorecen el equilibrio ecológico y el ciclo hidrológico de la ciudad, sin embargo han sido muy maltratados en las últimas décadas; tanto que en Chile y Latinoamérica están desapareciendo. Actualmente, nuestro continente lidera su pérdida mundial debido al aumento de la urbanización y la erosión costera, también a la deficiente y débil planificación, incluyendo la gobernanza urbana, que en muchas ocasiones no es coherente con los valores ambientales y con la protección de áreas de biodiversidad urbana por falta de instrumentos con una adecuada zonificación o por exceso de los mismos; que incluso en territorios con figuras legales de protección no impiden el avance de diversas presiones y amenazas como los proyectos inmobiliarios y las infraestructuras de transporte.
En Chile, el pasado jueves 23 de enero de 2020, celebramos con mucho entusiasmo y esperanza la promulgación de la inédita Ley de Protección de Humedales Urbanos, liderada por el Senador Alfonso de Urresti, la primera que pone énfasis en protegerlos y conservarlos, y la primera que cambia el enfoque de la Ley de Bases de Medio Ambiente, poniendo el foco en el ecosistema y no en la tipología de proyecto de inversión.
Estos ecosistemas, a pesar de estar muy intervenidos, proporcionan muchos beneficios ambientales como la mitigación de inundaciones, la protección ante la erosión costera, el hábitat para diversas especies, la amortiguación de islas de calor y el secuestro de carbono entre otros. No obstante, en la ciudad tienen la particularidad de haber sido y estar siendo rellenados, secados y alterados; además de ser absolutamente, solo con algunas excepciones, desaprovechados como espacios abiertos, ante los claros déficits de áreas verdes que hay en el país, e ignorados como oportunidades para incrementar la resiliencia para enfrentar el aumento de inundaciones, marejadas u otros desastres en las ciudades chilenas.
Esta Ley es pionera en Chile y en Latinoamérica al definir un “humedal urbano” y asociarlo a estar ubicados total o parcialmente dentro de los límites que establece un instrumento de planificación territorial como un Plan Regulador. En muchas ocasiones, y cuesta creerlo, el instrumento de planificación territorial era la gran traba para proteger un espacio de este tipo, ya que no tenía las competencias y/o habían reiteradamente zonificados humedales como áreas de expansión urbana o de desarrollo industrial entre otras. Ejemplos encontramos muchos; la construcción de proyecto inmobiliario en zona de inundación y humedal costero en Los Molles en la Región de Valparaíso, donde fue modificado el Plan regulador intercomunal, o en el humedal Rocuant Andalién en Concepción Metropolitano parte del proyecto GEF Humedales Costeros (Ver Foto), ecosistema que incluso ayudó a la mitigación del tsunami del 27F 2010, lamentablemente en el plan metropolitano vigente parte de su superficie está destinada a zona comercial de expansión residencial y de infraestructura de transporte, ligada al uso portuario y con la actualización, tan solo una proporción podría ser un parque; mismo caso para la desembocadura del Río Elqui, donde una porción del humedal fue construido y la propia desembocadura del río es zona de expansión, de acuerdo al actual plan regulador; así suma y sigue en ciudades de norte a sur, siendo casos emblemáticos la destrucción en Algarrobo, Coquimbo, Concepción, Valdivia, Puerto Montt entre otras; demostrando que los planes urbanos que tienen competencia en las asignaciones de suelo, están totalmente al debe, no consideran la biodiversidad de los ecosistemas del lugar y menos su rol como variables para la resiliencia y el cambio climático.
Im. Humedal Rocuant Andalién en estudio por el proyecto FONDECYT Nº 1190251 -URBANCOST y uno de los cinco humedales del proyecto GEF de Humedales Costeros del Ministerio de Medio Ambiente, Fecha: Julio de 2020 / Fuente: URBANCOST
Si bien, el Ministerio de Medio Ambiente realizará la declaración de “humedal urbano”, la solicitud será efectuada por el Municipio, que ahora sí dispondrán de una herramienta para incorporar los humedales urbanos en su planificación y sin excusas podrán darles un destino más creativo que el relleno y la construcción de viviendas y carreteras. Dentro de los artículos de la Ley, destacan los artículo Nº2 y Nº5 que tendrán el mayor impacto en cómo planificamos las ciudades, el primero referente al reglamento que definirá los criterios mínimos para la sustentabilidad de los humedales urbanos, y el segundo que modifica la Ley de Urbanismo y Construcciones para la incorporación de los humedales como zonas de valor natural en los instrumentos de planificación territorial.
El reglamento que define los criterios mínimos establece el resguardo de las características ecológicas, el funcionamiento y la mantención del régimen hidrológico, tanto superficial como subterráneo de los humedales urbanos, integrando las dimensiones sociales, económicas y ambientales, es decir la sustentabilidad a la ciudad, siendo tremenda oportunidad para la creatividad que se necesita y señalé anteriormente. A partir de esta ley podremos dar un uso racional a los humedales urbanos, que según el nuevo inventario nacional del Ministerio de Medio Ambiente corresponden a más de 500 mil hectáreas, por ejemplo usos con un enfoque de infraestructura verde y soluciones basadas en la naturaleza para las ciudades. A su vez, el reglamento incluye criterios para su gestión sustentable y gobernanza respecto a la participación efectiva y gobernanza en la protección de estos espacios, la gestión adaptativa y la educación ambiental como espacios para la formación integral y la promoción de la investigación de estos valiosos espacios.
Mediante la aprobación del reglamento, exigido por el artículo Nº2, hoy firmado por el Presidente de la República y que actualmente se encuentra en la Contraloría para su toma de razón, por fin podremos dar el lugar que corresponde a los humedales con una herramienta muy potente para mejorar la planificación urbana. Tal cual es el mandato del destacado artículo Nº5 que modifica la Ley general de Urbanismo y Construcciones, agregando que: “Todo instrumento de planificación territorial deberá incluir los humedales urbanos existentes en cada escala territorial en calidad de área de protección de valor natural, para efectos de establecer las condiciones bajo las que deberán otorgarse los permisos de urbanizaciones o construcciones que se desarrollen en ellos”. De esta forma, de aquí en adelante se evitará las zonificaciones erróneas en usos mixtos residenciales entre otros, o los permisos arbitrarios como claramente señaló el fallo de la Corte Suprema para el humedal Llantén en Puerto Montt.
Para quienes trabajamos en sustentabilidad y planificación urbana, las herramientas que dispone esta Ley abre enormes posibilidades para lograr ciudades más sustentables por medio de planes y proyectos y ponernos a la altura de los desafíos de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y los escenarios de cambio climático para lograr ciudades con asentamientos humanos más inclusivos, seguros, resilientes y sustentables, enorgulleciendo a todas y todos quienes participamos de este gran hito.
La apropiación de la naturaleza y los territorios de sacrificio
VerLa apropiación de la naturaleza y los territorios de sacrificio
Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Sofia Ortega Olivetti; Socióloga Universidad Diego Portales]
Resumen:
Actualmente la inquietud ciudadana sobre temáticas relacionadas al cuidado del medio ambiente ha generado practicas con un impacto, no sólo en el sector privado de producción, sino también en el aparato político que se encarga de regular y salvaguardar el correcto uso de los recursos. La visibilización ciudadana de un sistema viciado pone en tela de juicio el correcto funcionamiento político-empresarial, dejando entrever como el extractivismo, el aprovechamiento de las aguas y la privatización de estas habla de un conflicto en donde unos pocos gozan de sus beneficios económicos y muchos otros deben sociabilizar sus costos. La apropiación de la naturaleza con fines productivos hoy en día es una razón de movilización social, con fundamento en la injusticia social.
Esta columna busca visibilizar como la apropiación del agua por parte de proyectos privados nacionales y extranjeros han llevado a la forzosa reconfiguración de estilos de vida locales y han devastado el medio ambiente nativo, provocando una respuesta ciudadana que busca justicia.
Palabras clave: medio ambiente, derecho al agua, movilización social
En las última décadas nuestro país se abrió paso a una serie de transformaciones estructurales tanto sociales como políticas y económicas, las cuales quedaron plasmada en nuestra actual constitución. En la década de los ochenta gran parte de ellas se materializaron, como es el caso del uso del agua. La mercantilización del recurso convirtió al agua -que debiera ser un derecho universal para todos- en un bien de consumo que puede ser tranzado como cualquier mercancía.
Esto marcaría un precedente único al convertirnos en uno de los primeros países en privatizar absolutamente nuestra agua potable en el transcurso de unos pocos años (Larraín & Poo, 2010). Y a su vez, el uso desenfrenado de sus derechos por parte de megaproyectos de inversión nacional y extranjera han puesto en tela de juicio la ética de estos y el rol del Estado como agente mediador.
Los conflictos desencadenados por el uso de derechos de agua enfrentan a actores con capacidades asimétricas de enfrentar la problemática. Por un lado, comunidades manifestándose por alejar de sus territorios proyectos mineros, hidroeléctricos, forestales, etc. Por otro, entidades privadas con la facultad de manejar derechos de agua y con grandes habilidades de movilizar el poder local y por último el Estado y su cuestionado rol.
Im 1. Afiche VI marcha plurinacional por el agua y los territorios 2018/Fuente: Mapuexpress.org
Es el caso de la comunidad de Caimanes, situada en el Valle del Pupío en el norte de Chile. Esta comunidad vivó en conflicto con minera Los Pelambres por 20 años, debido a la construcción del tranque de relaves (El Mauro) a pocos kilómetros de la Comunidad, en donde se depositarían 1.700 millones de toneladas de desechos tóxicos (Lawrence & Ortega, 2016). Este amenazaba con contaminar el agua potable de la localidad, contribuir con la sequía de la zona, no contar con las medidas de seguridad necesarias al estar tan cerca de una zona poblada, entre otras. Y el mayor problema radicaba precisamente en los derechos de agua que poseía la minera y legitimaba su accionar:
“… puesto que aquellos derechos que estaban constituidos sobre aguas superficiales que corrían en cauces naturales, a partir de la autorización de la Dirección General de Aguas, pasaban a ser derechos sobre fuentes artificiales de propiedad de Minera Los Pelambres” (Coordinadora por la defensa del agua y la vida, s.f: 3)
Finalmente, el proyecto se llevó a cabo a pesar de la fuerte presión social que ejerció la comunidad y tras múltiples enfrentamientos legales y negociaciones monetarias hoy en día el tranque se encuentra en funcionamiento.
Im 2. Foto de mural en Comunidad de Caimanes/Fuente: autora
Asimismo, en el sur de nuestro país, el proyecto HidroAysén también amenazó con resquebrajar la paz de la Patagonia chilena. Su proyecto contaba con la construcción de cinco centrales hidroeléctricas en la región de Aysén. Cabe destacar que las compañías de electricidad, bajo el amparo de la Ley Eléctrica (1982) y la actual constitución, contaron con la transferencia a perpetuidad y sin ningún costo de los derechos de agua(Romero & Sasso, 2014). Nuevamente el proyecto contaba con todas las condiciones legales a su favor, sin embargo, esta vez la oposición ciudadana se convirtió en la voz no sólo de las comunidades pequeñas sino también del medio ambiente que amenazaba devastar.
Ambos casos legitimados por un discurso político de progreso y el respaldo de leyes enmarcadas en la neoliberalización de mercado, que tanto en el caso de la Ley Minera (1983) como la Ley Eléctrica (1982), deja de manifiesto la profundidad y complejidad del problema.
No sólo tiene que ver con megaproyectos de inversión enfrentados a comunidades, sino más bien a un sistema que le da fundamento a una legislación que ampara este tipo de prácticas y hace posible la baja fiscalización y prácticamente nula protección de comunidades y su medio ambiente.
Conclusión
Estos son sólo algunos ejemplos de los conflictos socioambientales que nuestro país enfrenta y seguirá enfrentando. El desplazamiento forzoso, la contaminación del agua potable y sus consecuencias para la salud, la sequía, el desabastecimiento de agua para el uso de la pequeña agricultura y ganadería, el impacto medio ambiental negativo para la flora y fauna autóctona de estos lugares no deberían ser tema de discusión en la actualidad. Las personas deberían tener un derecho garantizado al agua potable para su uso personal o comunitario. Las personas no deberían salir a marchar y manifestarse en la vía pública porque el agua de sus grifos tiene minerales pesados o porque ya no pueden abastecer de bebida a sus animales en los esteros de su zona.
Cada día son más los nuevos casos, todos con similares características, comunidades alejadas amenazadas por proyectos de gran envergadura que buscan los recursos naturales que estas localidades ofrecen, sin medir el impacto socio ambiental de la intervención. Legitimados por un discurso de desarrollo que promete acceso a empleos, superar la pobreza, el agua como energía limpia. ¡Chile país minero! y todo enmarcado en la promesa del desarrollo sustentable.
Si los costos de estas comunidades pudieran servir de algo debería ser para que los proyectos de esta naturaleza sean éticamente fiscalizados y poniendo en frente el bienestar de las personas y sus estilos de vida, quizás ese día podríamos siquiera empezar a hablar de desarrollo sustentable.
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Referencias:
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Coordinadora por la defensa del agua y la vida. (Sin fecha). Tranque el Mauro de Minera Los Pelambres destruye los derechos de agua de Caimanes. http://www.derechoalagua.cl/mapa-de-conflictos/tranque-el-mauro-de-minera-los-pelambres-destruye-los-derechos-de-agua-de-caimanes/ [Consulta 21-09-2020]
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Larraín, S. & Poo, P. (2010). Conflictos por el agua en Chile. Entre los derechos humanos y las reglas del mercado.. Santiago, Chile.: Programa Chile sustentable.
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Lawrence, N, & Ortega, S. (2016). Análisis del conflicto entre minera Los Pelambres y la Comunidad de Caimanes (Tesis de pregrado). Universidad Diego Portales, Chile.
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Romero, H. & Sasso, J. (2014). Proyectos hídricos y ecología política del desarrollo en Latinoamérica: Hacia un marco analítico (pp 55-74). Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe.
Del Límite al Espacio
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Revista Planeo Nº 45 Agua y Territorios, Octubre 2020
[Por Paulina Espinosa Rojas; Arquitecta; Master de Ordenación Territorial y Medioambiental, Universidad de Zaragoza, España; PhD © En Urbanismo de los Paisajes, Universidad de Leuven, Bélgica]
Resumen:
La primera parte de la columna hace una reflexión de cómo es la relación de los ríos y las ciudades y de cómo esa relación habla de la sociedad que tenemos, para ello se establece un dialogo con las ideas de David Blackbourn elaboradas en su libro La Conquista de la Naturaleza. Luego se expone el caso del río Andalién, sus conflictos y especificidades en relación a la ciudad de Concepción elaborando la idea de habitar el o al límite. La definición de este límite está basada en la geografía, los riesgos y las políticas de desarrollo llevadas adelante. La columna finaliza con algunas muestras del cambio de paradigma en el diseño urbano necesario para tener ciudades resilientes en base a los resultados de un concurso internacional de diseño urbano organizado por la autora y que es parte de su tesis doctoral desarrollada en la Universidad de Leuven (KU Leuven).
Palabras clave: Urbanismo de los paisajes, Restauración fluvial, Diseño urbano resiliente
Im_1 Primer lugar, El Río en Tres Secuencias. Autores: Cummings, Malcolm, Pirks, Priore y Urgelles.Calvet
Para nadie es un misterio que los ríos tienen un rol crucial como parte del sistema natural, han sido explotados para el uso humano desde tiempos inmemoriales y en las últimas décadas este hecho se ha intensificado. Se contaminan, se modifican las coberturas de su territorio, se cambia el curso natural y se consumen recursos que son parte de un balance dentro del sistema. Todo esto no solo afecta el sistema natural, sino que también a los valores sociales que tienen los ríos (Honey-Rosés et al. 2013; Palmer and Richardson 2009).
Proyecciones demográficas para las décadas que vienen predicen un sustancial crecimiento de la población urbana (Angel et al. 2011; Seto et al. 2011) y esto lo único que hace es incrementar la presión sobre todos los ecosistemas, incluidos los fluviales. Además, si pensamos en lo devastadores que pueden ser los efectos del cambio climático (Davies 2010), nos queda claro que los ríos están enfrentando un futuro, al menos, incierto.
A lo largo de la historia nos damos cuenta que hay muchas razones por las cuales destruir un río, algunas de ellas hasta parecen ser justificadas. En el libro The Conquest of Nature (La Conquista de la Naturaleza), David Blackbourn (2006) explica de manera fascinante y dramática el rol que ha jugado la transformación del paisaje natural en la historia de Alemania y cómo esto cambió una nación completa. Cuando se acomete la idea de dominar la naturaleza, si bien se alteran o destruyen sus dinámicas, se hace generalmente para potenciar la economía de un país y mejorar el bienestar general, que es lo que se describe en el libro para el período de post guerra de los cincuentas y sesentas (Blackbourn 2006:6645, 6652).
Este hecho puede sugerirnos que el esfuerzo que ponemos en desarrollar un territorio y la calidad de vida de sus habitantes podría justificar intervenciones en los ríos, aunque causen serios daños, pero ¿Es realmente ese el caso de Chile? Mientras canalizamos ríos, destruimos la llanura de inundación, cambiamos las coberturas haciendo desaparecer la biodiversidad y alteramos los caudales y cursos ¿Mejoramos la calidad de vida de los habitantes de ese territorio? No necesariamente. Uno se puede preguntar también, para quién se conquistan los ríos en Chile o qué tipo de conquista se lleva adelante. Los resultados son similares a lo que observaba Blackbourn, la destrucción del paisaje natural, pero en este caso los beneficios se quedan en el sector privado y no el interés general. No por nada Blackbourn termina su libro reflexionando y dando cuenta que la conquista de la naturaleza en Alemania era también claro reflejo de la conquista de unos por sobre otros (Blackbourn 2006:7464).
Esta última idea ronda también la historia del Río Andalién, que es un actor secundario de la historia de la industrialización de Concepción y que lo posicionó como uno de los territorios donde se asentaron muchas de las personas que venían a trabajar por allá por los años 60. Y si, hablaremos del río Andalién y no del Bio Bio. Al río Andalién no se le respeta, a veces se le olvida, se le arrincona contra el cerro y se le canaliza como si viviéramos en pleno siglo XIX y esa fuera única opción posible. Por otro lado, es un río que conserva su Club de Regatas, contiene en su historia a cooperativas de vivienda de los tiempos de la operación sitio, sus gentes ganan demandas contra el Estado como su agrupación Inundados, e inspira nuevos grupos como el que busca salvar el lago Nonguén, el humedal Rocuant y más recientemente el humedal Pichi-Mapu.
En Concepción, estamos acostumbrados a vivir en el o al límite, habitamos ese límite entre la cordillera y el mar, vivimos al límite en zonas peligrosas, ocupamos un límite histórico entre las fuerzas que venían del occidente y el conocimiento ancestral de los pueblos originarios y también, (hasta ahora) habitamos en el límite de zonas naturales y zonas construidas.
Im 2_ (Izquierda y Centro) Redibujado de Aguayo, M. and Dresdner, R. EULA 2008 Formación del territorio y procesos de sedimentación. Autores: Naulers, Damarsin, Espinosa 2015.
Se dice que el río Andalién provoca problemas, o al menos eso pensaba yo antes de investigar en profundidad. En realidad, los ríos no provocan problemas porque sean peligrosos, es simplemente porque ponemos nuestras ciudades en un lugar incorrecto o de una forma incorrecta. Investigando de manera proyectiva su territorio dejé de creer que habitábamos el límite o al límite como aquel elemento a definir entre la ciudad y l territorio del río, y empecé a entender y visualizar el espacio del río o territorio fluvial, y ese límite se transformó en transición, en funciones y dinámicas naturales, y me di cuenta que al tratar de definir ese borde o límite lo que hacemos finalmente es negarlo y de ahí a destruirlo hay un solo paso.
Im 3_Inundación 2006. Río Andalién camino a Penco. Autor: Didier Rousset 12-06-2006
La investigación que da cuerpo a esta columna es una tesis doctoral de la Universidad de Leuven, llevada a cabo en los ámbitos de urbanismo de los paisajes y de la restauración fluvial utilizando ejercicios de diseño basados en datos científicos, como medio de investigación, abordando las distintas escalas de comprensión tanto urbanas como fluviales. El ejercicio de conclusión de esa tesis fue un Fondart Nacional de Creación, llamado Concepción, Habitando el (al) Límite (ideasandalien.com) y fue un concurso internacional de ideas en diseño urbano para mantener vivo el río Andalién.
De esa investigación se concluye que para que el río se mantenga vivo necesita un espacio con determinadas características que apelan a lo híbrido entre la tierra y el agua, un espacio que es rugoso, que absorbe agua que deja que las dinámicas estacionales ocurran. A partir de esas características ¿Es posible construir un nuevo paradigma de diseño urbano para la ciudad?
A continuación, presentamos cuatro diseños que redefinen ese espacio:
Libertad para el río entendiendo su variabilidad estacional.
Im_4 Primer lugar, El Río en Tres Secuencias. Autores: Cummings, Malcolm, Pirks, Priore y Urgelles.Calvet
Un programa híbrido que agrega flexibilidad al espacio fluvial.
Im 5_Primer lugar, Siembra Ribera. Autores: Boza Wilson, Zamagni, Treimun, Magrini, Pedraza, Seguel, Meza, Venegas y Piñones.
Un territorio fluvial productivo y generador de otras economías basadas en la cooperación.
Im 6_Tercer lugar, Red de Mecanismo Cooperativo. Autores: Peng, Liu y Ruan
Un espacio construido de parches que cumplen distintas funciones y que aportan una mirada realista de aproximación.
Im 7_mención Honrosa, Rio Andalién como Infraestructura Verde para la Ciudad de Concepción. Autores: Castro, Briones, Silva y Samur
Con los nuevos aires que corren es posible visualizar oportunidades para entender nuestro paisaje y trabajar para construir una relación armónica con sus habitantes, donde se celebre la vida en la ciudad y no se tenga que vivir bajo amenazas y riesgos, y donde se rescate una belleza negada por años, una belleza que está ahí a la mano, basada en un paisaje que no hay que conquistar, sino que dignificar.
Referencias
-Honey-Rosés, J., Acuña, V., Bardina, M., Brozović, N., Marcé, R., Munné, A., Sabater, S., Termes, M., Valero, F., Vega, Á., Schneider, D.W., (2013). Examining the demand for ecosystem services: the value of stream restoration for drinking water treatment managers in the Llobregat River, Spain. Ecological
-Palmer, M., Richardson, C., 2009. Provisioning services: a focus on fresh water. In Levin, S.A. (Ed.), The Princeton Guide to Ecology. Princeton University Press, Princeton, 625-633.
-Angel, S. , Parent, J., Civco, D. L., Blei, A., & Potere, D. (2011). The dimensions of global urban expansion: Estimates and projections for all countries, 2000–2050. Progress in Planning, 75(2), 53-107. https://doi.org/10.1016/j.progress.2011.04.001
-Seto, K.C., Fragkias, M., Guneralp, B., Reilly, M.K. (2011). A meta-analysis of global urban land expansion. Plos One 6, 9.
-Blackbourn, D. (2006). The Conquest of Nature. Kindle version.
-Concurso Internacional de Diseño Urbano. Espinosa, P., Agurto, L., Jaque, E., Santa Cruz, J.C., Muñoz, M.D. Asesores: De Meulder, B. Shannon, S., Ollero, A., Horacio, J. (2017-2019). Concepción, Habitando el (al) Límite. El río Andalién, Restauración Fluvial y Diseño Urbano. Fondart: Creación en Arquitectura. Ministerio de las Culturas, Artes y Patrimonio del Gobierno de Chile. www.ideasandalien.com
-Tesis Doctoral. Living in the Edge. River Restoration as a New Urban Design Strategy. University of Leuven (KU Leuven). Tutores: Bruno de Meulder, Alfredo Ollero, Kelly Shannon
IMPACTO SOCIO-TERRITORIAL ANTE LA INSTALACIÓN DE AUDI EN PUEBLA: Ciudad Modelo
VerIMPACTO SOCIO-TERRITORIAL ANTE LA INSTALACIÓN DE AUDI EN PUEBLA: Ciudad Modelo
Revista Planeo Convocatoria Abierta; Segundo Semestre 2019
[Por: Norma Leticia Ramírez Rosete; Doctora en Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio por la Universidad de Valladolid, España (UVA). Profesora investigadora de tiempo completo y Coordinadora del Doctorado en Procesos Territoriales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México (BUAP)]
Recibido el 6 de junio de 2019, publicado el 28 septiembre de 2020
Resumen
A principios del siglo XXI el ser humano toma conciencia del deterioro medioambiental y la transformación de los usos y destinos del suelo a causa de la expansión y crecimiento irracional de las ciudades. En este sentido, las políticas urbanas que avalan los programas y proyectos urbanos con la justificación de impulsar un crecimiento orientado a un “desarrollo sostenible” de los municipios más vulnerables del Estado de Puebla, representan solo los intereses de ciertos grupos. El objetivo de esta investigación es describir el proceso de expansión urbana en la zona agrícola del municipio de San José Chiapa y su contexto inmediato, cuyo detonante es el establecimiento de la empresa Audi, así como el impacto de nuevas áreas no funcionales en la fallida Ciudad Modelo, cuya finalidad es atraer inversión extranjera ser competitiva dentro del mercado global. Sin embargo, este proceso de expansión urbana constituye uno de los problemas más agudos que enfrenta el desarrollo de la sociedad, siendo necesario analizar estas nuevas centralidades que transforman el uso del suelo y agudizan la especulación y conflictos sociales, donde la tendencia de ciudad difusa a través de redes de comunicación nos conduce a una nueva forma de entender a la ciudad.
Palabras clave: expansión urbana, proyectos urbanos, conflicto social
abstract
At the beginning of the 21st century, the human being becomes aware of environmental deterioration and the transformation of land uses and destinations due to the expansion and irrational growth of cities. In this sense, the urban policies that guarantee ur- ban programs and projects with the justification of promoting growth oriented towards a “sustainable development” of the most vulnerable municipalities of the State of Puebla, represent only the interests of certain groups. The objective of this investigative is to describe the process of urban expansion in the agricultural zone of the municipality of San José Chiapa and its immediate context, whose trigger is the establishment of the Audi company, as well as the impact of new non-functional areas in the failed Model City, whose purpose is to attract foreign investment to be competitive within the global market. However, this process of urban expansion constitutes one of the most acute problems facing the development of society, being necessary to analyze these new centralities that transform land use and sharpening speculation and social conflicts, where the diffuse city trend through communication networks leads us to a new way of understanding the city.
Keywords: urban expansion, urban projects social conflict
EVALUACIÓN DE PUENTES PEATONALES DE LA CIUDAD DE CHIHUAHUA, MÉXICO: Un estudio descriptivo sobre caminabilidad y accesibilidad universal
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Revista Planeo Nº41; Movilidad Activa; Septiembre 2019
[Por: Sergio Andrade-Ochoa; Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, Instituto Politécnico Nacional. Ciudad de México, México
Valeria Ivonne Chaparro-Gómez; Departamento de Arquitectura, Instituto Tecnológico de Chihuahua II. Chihuahua, México
Edgar Ezequiel Martínez-García; Departamento de Planificación y Diseño Urbano, Universidad del Bío Bío. Concepción, Chile
Francisco René Pérez-Fuentes; Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México. Ciudad de México, México]
Recibido el 31 de agosto de 2019, publicado el 15 de octubre de 2020
Resumen
Ante los problemas de seguridad vial y de congestión vial en las urbes se han construido puentes peatonales como una posible solución a estas problemáticas, bajo la primicia que, al segregar a los peatones en estructuras elevadas sobre las vías de tránsito vehicular, se beneficiaría la movilidad y la seguridad de todos los transeúntes. Sin embargo, en la actualidad el número de peatones atropellados sigue en aumento, junto con reportes de transeúntes atropellados a cortas distancias de puentes peatonales. El presente trabajo tiene como objetivo evaluar los puentes peatonales de la ciudad de Chihuahua, México, sus banquetas adyacentes y las vías sobre las que se encuentran, con la finalidad de evaluar los atributos del entorno al que los transeúntes se enfrentan al usar los puentes peatonales. Para ello se evaluaron descriptores de caminabilidad, accesibilidad universal y velocidad sobre los puentes peatonales e infraestructura adyacente existente en la ciudad de Chihuahua. Los resultados obtenidos evidenciaron que el 43% de los puentes peatonales en Chihuahua están ubicados en zonas de riesgo. Por otro lado, el 33% de los puentes hacen triplicar los recorridos peatonales, un 14% cuadriplica la distancia y un 4% la quintuplica. En general, se concluye que los puentes peatonales en la ciudad de Chihuahua favorecen la velocidad de los automóviles y no cuentan con infraestructura adecuada que garantice la seguridad, movilidad y accesibilidad de los peatones.
Palabras clave: accesibilidad universal, caminabilidad, seguridad vial
Abstract
Pedestrian bridges have been built as a possible solution for road safety and road congestion problems in cities, justified on the premise that segregation of pedestrians in an elevated structure over the ro- ads would benefit thier mobility and security. Howe- ver, pedestrian strucks are increasing, along with reports of pedestrians hit by cars at a short distan- ce from pedestrian bridges. This paper aims to evaluate pedestrian bridges’ walkability and universal accesibility in the city of Chihuahua, Mexico, the sidewalks around them and the roads where they are located, in order to assess the environmental at- tributes that pedestrians face when they use them. For this, descriptors of walkability, universal accessibility and car speed under the pedestrian bridges were evaluated. Results obtained showed that 43% of pedestrian bridges are located in risk areas. On the other hand, 33% of bridges triple the pedestrian routes, 14% quadruples the distance and 4% quintuples it. Finally, the conclusion was that pedestrian bridges in Chihuahua city promote the speed of cars over the mobility, safety and accessibility of pedestrians, resulting in infrastructure perceived as a hostile space that does not invite to be used.
Keywords: universal accessibility, walkability, road safety
PAISAJES PATRIMONIALES, PRÁCTICAS CONMEMORATIVAS Y LUGARES DE LA MEMORIA en la ciudad de Berisso, provincia de Buenos Aires
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Revista Planeo Nº41; Movilidad Activa; Septiembre 2019
[Por: Daniela Rotger; Arquitecta. Doctora en Arquitectura y Urbanismo. Magíster en Paisaje Medio Ambiente y Ciudad (FAU-UNLP). Investigadora CONICET en el Centro de Investigaciones Urbanas y Territoriales (CIUT-FAU-UNLP). Docente del Área Planificación Territorial en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata.
Noelia Yanina Vallejo; Licenciada y Profesora en Geografía (FaHCE-UNLP). Magíster en Paisaje, Medio Ambiente y Ciudad (FAU-UNLP). Docente en el Instituto Superior del Profesorado Verbo Divino y en escuelas de nivel medio]
Recibido el 28 de enero de 2019, publicado el 28 de septiembre de 2020
Resumen
Este trabajo se aboca al reconocimiento de los paisajes patrimoniales, las prácticas conmemorativas y los lugares de la memoria en la ciudad de Berisso, provincia de Buenos Aires. En esta localidad argentina, la valoración ciudadana de los símbolos identitarios, acontecimientos históricos y paisajes referenciales, mantienen vivo el relato del lugar, asociado a la identidad fabril y a la inmigración. Estos tópicos propician eventos de rememoración y resignificación que invitan a la ciudadanía a construir y reconstruir memorias colectivas.
Palabras clave: Berisso, paisajes patrimoniales, prácticas conmemorativas, lugares memoriales
Abstract
This paper focuses on the recognition of heritage landscapes, commemorative practices and places of memory in the city of Berisso, province of Buenos Aires. In this Argentine locality, the citizen’s valuation of identity symbols, historical events and refe- rential landscapes, keep alive the story of the place, associated with factory identity and im- migration. These topics encourage events of re- membrance and resignification that invite citi- zens to build and reconstruct collective memories.
Keywords: Berisso, patrimonial landscapes, commemo- rative practices, memorial places
Monumentos Históricos y epidemias en clave patrimonial. Reflexiones en torno a su consideración como recursos de aprendizaje.
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Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por Pia Acevedo; Dra. © en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile. Investigadora Instituto de Estudios Patrimoniales.
Trinidad Briso Pérez; Estudiante de Magíster en Salud Pública, Universidad de Chile. Fonoaudióloga, Hospital del Salvador; Servicio de Salud Metropolitano Oriente (SSMO)]
Resumen:
La presente columna intenta vincular las acciones de patrimonialización de diversos centros hospitalarios de la ciudad de Santiago de Chile, reconocidos actualmente como Monumentos Nacionales en su carácter de Históricos, y su condición como recurso educativo para la motivación de aprendizajes y cuestionamientos en torno a fenómenos sociales tan relevantes como las epidemias o enfermedades de alto impacto. Así, a través de casos concretos se reconocerán algunos emblemáticos recintos hospitalarios de la Región Metropolitana que resultaron trascendentales para el control de enfermedades como la tuberculosis y la viruela y que en la actualidad, producto del contexto de pandemia que enfrenta el país, han copado la atención de miles de chilenos debido a su rol en el control del coronavirus. Con todo, este trabajo es un ejercicio vinculante entre patrimonio, ciudad y epidemias para contribuir a la reflexión sobre estos tópicos, que poseen un importante grado de relación que merece ser relevado.
Palabras claves: Epidemias, hospitales, patrimonio.
La historia de la salud pública en Chile, tal como en gran parte del mundo, ha estado marcada por la necesidad de responder a crisis sanitarias de gran envergadura destacándose, para el caso chileno, terremotos y epidemias. En relación a estas últimas, las grandes ciudades del país han sido escenario de importantes focos de enfermedad que determinaron su devenir, teniendo que acogerse a importantes transformaciones urbanas para su respectivo control (Zárate, 2008). Algunas de las transformaciones que experimentaron diversas ciudades chilenas entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX se destacan acciones de higienización como la construcción de alcantarillados, la dotación de agua potable y la enseñanza sobre higiene a diversos sectores de la población, entre otros (Fernández, 2015).
A la luz de lo señalado, en la diada salubridad y ciudad aquellos espacios que resultan más significativos para los habitantes de las urbes en esta materia son los hospitales, sanatorios o centros de atención de enfermos. En estos establecimientos aquellas iniciativas destinadas al cuidado y recuperación de los pacientes poseen mayor reconocimiento cuando la población se ve expuesta a epidemias o enfermedades de alto impacto. Así, para el caso de Santiago, los hospitales de mayor complejidad y destinados a la atención de miles de pacientes tienen su origen, en su mayoría, en grandes epidemias que aquejaron a la ciudad. Haciendo una pequeña revisión histórica, ya en la época colonial se construyeron en la capital dos recintos hospitalarios: El Hospital San Juan de Dios a inicios del siglo XVII, para recibir pacientes masculinos y el Hospital San Francisco de Borja para las mujeres a fines del siglo XVIII. Desde mediados del siglo XIX, debido a la necesidad de contar con espacios para el cuidado y asilo de pacientes infectocontagiosos se construyó el Hospital San José (1841), contiguo al Cementerio General, el extinto Hospital San Vicente de Paul (1871), el Hospital del Salvador (1872) y el Hospital Barros Luco (1888) lugares que, dado los escasos avances de la Medicina, contaban con una limitada capacidad curativa, otorgando más bien condiciones que los pacientes no podían replicar en sus domicilios: una cama por persona, al menos una comida al día y ventanas por donde circulara el aire fresco (Mac-Clure, 2012). Traspasando los límites de la ciudad de Santiago y en la zona cordillerana de San José de Maipo se construyó y acondicionó desde fines del siglo XIX hasta la década de 1930 el Sanatorio Laennec destinado al tratamiento de enfermos de tuberculosis y que funcionó hasta fines de 1970. Por su parte, en la misma zona cordillerana se ubicó la Casa de Salud de Mujeres Carolina Deursther, la que también tuvo como destino el tratamiento de la tuberculosis, inaugurándose como sanatorio en 1911. Este establecimiento fue el primero dedicado exclusivamente al tratamiento de tuberculosis desde su origen y en la actualidad es parte del complejo hospitalario de San José de Maipo.
Considerando la variable patrimonial, varios de los hospitales detallados anteriormente experimentaron durante la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI procesos de patrimonialización que les permitieron ser reconocidos como Monumentos Históricos (MH), intentando con esto relevar su aporte e importancia en la historia de la salud pública nacional. Asimismo, este acto de valoración pretendió, además, situarlos en la memoria colectiva, integrándolos al corpus patrimonial de la nación para evocar, entre otros fenómenos, los avances en medicina, la profesionalización de la salud, los hallazgos científicos, así como también el control y, a su vez, erradicación de epidemias que afectaban gravemente a la población nacional. A mayor abundamiento, el reconocimiento de centros hospitalarios como Monumentos Históricos podría ser interpretado como una intención de visibilizar aquellos espacios que, de pronto naturalizados por los habitantes de las ciudades, han resultado fundamentales para la promoción de un “estado de completo bienestar físico, mental y social; aludiendo a la misma no sólo como ausencia de enfermedad sino como calidad de vida” (OMS, 1986).
En definitiva, desde la perspectiva de esta revisión, las epidemias son experiencias que se enraízan de manera profunda en las sociedades y sus espacios urbanos, dejando importantes secuelas y transformaciones en la memoria de las mismas. Considerando lo anterior, resulta fundamental que hombres y mujeres internalicen dichas experiencias y, desde los más diversos lugares y contextos, desarrollen acciones de educación que propicien aprendizajes que permitan mitigar las consecuencias de estos grandes fenómenos infecciosos. De esta forma, una interesante oportunidad es que la presenta la educación patrimonial y la patrimonialización de algunos centros hospitalarios, toda vez que mediante estas acciones de valoración y reconocimiento se ha instalado la idea de que estos espacios son, por una parte, significativos en cuanto al objetivo de su creación –cura y control de enfermedades- y, por otra, como soportes de memoria en los cuales se alojan aquellas experiencias más bien traumáticas en el pasado, pero que, desde una lectura en clave patrimonial, se configuran como símbolos significativos de avance en materia de salubridad. Finalmente, considerando el contexto actual y la pandemia que aqueja al mundo y a Chile, el patrimonio y los estudios patrimoniales se perfilan como un significativo espacio de aprendizajes y cuestionamientos en torno a estas temáticas desde los cuáles resulta plausible elaborar estrategias, motivar reflexiones colectivas y repensar el presente y el futuro en materia de salud pública y bienestar de la población y de las generaciones venideras.
Referencias bibliográficas
Fernández Domingo, Enrique. (2015). Estudio sobre la Génesis y la realización de una estructura urbana: La construcción de la red de alcantarillado de Santiago de Chile (1887-1910). Historia (Santiago), 48(1), 119-19
Mac Clure, Óscar (2012). En los orígenes de las políticas sociales en Chile 1850-1879. Santiago: Universidad Alberto Hurtado.
OMS (1986). Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud. Recuperado el 23 de marzo de 2020, de http://www.paho. org/Spanish/AD/SDE/HS/OttawaCharter Sp.pdf.
Zárate Campos, María Soledad (2008). Por la salud del cuerpo. Historias y políticas sanitarias en Chile. Santiago: Universidad Alberto Hurtado.
Sopa de Wuhan: desde una mirada urbana
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Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por Vicente Inostroza, Cientista Político U. Diego Portales. Magíster en Desarrollo Urbano, IEUT-UC]
Título: Sopa de Wuhan. Pensamiento Contemporáneo en Tiempos de Pandemia
Año: 2020
Editorial: APSO
Resumen
La pandemia de la COVID-19 no solo ha dejado consecuencias económicas y sociales, sino que también ha generado reflexiones en el mundo intelectual. Sopa de Wuhan es un recopilatorio de diferentes intelectuales acerca de los pensamientos que emergen a raíz del coronavirus. Sin embargo, destacando el rol de la ciudad, ¿cuáles son las reflexiones urbanas que se pueden encontrar del texto?. Se destacan tres grandes temáticas que se presentan en el recopilatorio: a) capitalismo y ciudad (David Harvey); b) biopolítica urbana (Paul Preciado y Byung-Chul Han); y c) autogestión urbana latinoamericana (María Galindo). Existen interesantes miradas encontradas sobre el rol de la ciudad, como las conexiones y flujos de capitales, desigualdades e insurgencia urbana, y planificación territorial desde el poder. Se hace un llamado a realizar esta iniciativa recopilatoria, pero desde la intelectualidad de los estudios urbanos, que permitan re-pensar la ciudad post-coronavirus.
Palabras claves: coronavirus, capitalismo, estudios urbanos.
Introducción
La pandemia de la COVID-19, incrementada a principio de año, ha dejado múltiples consecuencias económicas, sociales, políticas y territoriales en diversos países en el marco de una crisis global. También ha repercutido en el pensamiento intelectual que está sometiéndose a un profundo proceso de reflexión desde diversas disciplinas académicas. La compilación de ensayos “Sopa de Wuhan: Pensamiento Contemporáneo en Tiempos de Pandemias” entrega un primer panorama global sobre los pensamientos que se revisan y emergen por el contexto del coronavirus.
Sin embargo, el virus es eminentemente urbano en su nacimiento, propagación y visualización de falencias urbanas ¿Cuáles son las reflexiones sobre la ciudad que se pueden encontrar en este recopilatorio? La presenta reseña se concentrará en cuatro textos de los siguientes autores recopilados en Sopa de Wuhan que tienen pensamientos interesantes a nivel urbano: David Harvey, Paul Preciado, Byung-Chul Han y María Galindo. Finalmente, realizaré una breve conclusión sobre el rol del pensamiento intelectual en las ciudades a raíz de la pandemia.
Capitalismo y ciudad
David Harvey (2020), en “Política aniticapitalista en tiempos de COVID-19”, busca replicar su obra respecto al funcionamiento del capitalismo en la crisis actual. Su principal paradigma, para comprender la situación de las ciudades, se basa en dos modelos que se entrecruzan: una cartografía de las contradicciones internas en la circulación y acumulación del capital, y una comprensión operativa del capitalismo como forma social distintiva. En el primero, Harvey (2020) dejaba en cuestión que la resistencia del modelo económico sobre flujos de capital dependía de la duración y propagación de la pandemia. De esto, no hubo conciencia de la gran interdependencia espacial que caracteriza a las ciudades del mundo. No solamente en la propagación del virus, sino que en las formas de consumo capitalista instantáneo que requieren masivas infraestructuras (aeropuertos, hoteles, etc.) y que ahora están en abandono.
Mientras que en el segundo tipo de modelo, dentro de esta relación entre el virus y el capitalismo, “las repercusiones económicas y demográficas de la difusión del virus dependen de grietas y vulnerabilidades en el modelo económico hegemónico” (Harvey, 2020, p. 84). Acá se desprenden tres visualizaciones urbanas y socioespaciales desde el autor: a) una relación de la propagación del virus en poblaciones con elevada densidad, b) una “nueva clase trabajadora” que está en primera fila de la fuerza laboral expuestos a la enfermedad y c) un evidente sesgo demográfico que termina afectado a las pirámides de edad.
Biopolítica urbana
Paul Preciado (2020), en “Aprendiendo del virus”, aborda la propagación del COVID-19 desde la biopolítica. Su hipótesis forma una interesante ecuación: “dime cómo tu comunidad construye su soberanía política y te diré qué formas tomarán tus pandemias y cómo las afrontarás” (Preciado, 2020, p. 167). Son tres autores que se sustenta este argumento: Michael Foucault, desde el poder que se extiende desde el territorio hasta el cuerpo; Roberto Espósito, con las diferentes etimológicas entre comunidad e inmunidad; y Emily Martin, en su argumento de que la inmunidad también se construye colectivamente con criterios sociales y políticos.
A través de este texto, desde la biopolítica y el territorio, abordaré dos consideraciones urbanas: el rol de la vivienda y la reconfiguración espacial del poder. Por un lado, la vivienda se instala como el nuevo centro de producción y control biopolítico en un espacio central de la economía y cibervigilado, una suerte de prisión blanda según Preciado (2020). Por otro lado, y desde la biopolítica en la ciudad, existe una reconfiguración espacial de poder biopolítico, tomando como referencia a Foucault en la gestión de la lepra.
A modo de paréntesis, este último punto de cibervigilancia ha sido destacado en otros textos del recopilatorio, como los argumentos de Byung-Chul Han sobre el control tecnológico de Asia versus la torpe idea de fronteras en Europa para gestionar la pandemia. Han (2020) aborda la eficacia del big data para combatir el virus, en vez de los cierres en las fronteras, resultando una biopolítica digital que se combina con la psicopolítica digital que ha trabajado en sus obras.
Autogestión urbana latinoamericana
En el texto “Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir” de María Galindo su argumento central se basa en una desobediencia en las medidas de confinamiento y trazabilidad en la propagación del contagio: “más que una enfermedad, parece ser una forma de dictadura mundial multigubernamental policíaca y militar” (Galindo, 2020, p. 120). De esta visión escéptica ante las estrategias, emergen tres consideraciones urbanas según la autora: 1) la eliminación de la calle, uno de los espacios más democráticos, sociales y vitales; 2) restitución absurda y con tintes fascistas de la frontera; y 3) una arma de destrucción a la protesta social como un instrumento de tapar los problemas estructurales de la sociedad.
Ahora, María Galindo se pregunta por estas medidas copiadas desde países coloniales en Bolivia (o América Latina) que no se ajustan a una sociedad proletarizada que convive con otras enfermedades no expuestas en los medios de comunicación. Por eso, la importancia renace de la autogestión social como resistencia para que los cuerpos estén bien alimentados para recibir el virus. Esto viene a sustentar teóricamente, desde el Sur Global, la transversalidad latinoamericana en el tema de la creciente hambruna y la estrategia territorial de las ollas comunes autogestionadas por la misma gente.
Conclusión
El texto recopilatorio nos deja muchas miradas sobre el rol de la ciudad en esta pandemia de una mirada intelectual, como los movimientos y flujos de capitales entre ciudades, desigualdades urbanas, y formas de planificación urbana en la COVID-19, recordando que el poder es sumamente relevante. Tenía un pensamiento de que este libro no tenía una visión espacial y que la discusión se centraba hacia el modelo económico y social en general, pero tiene pistas muy interesantes acerca del rol de la ciudad. Aún así, estas consideraciones no son sistémicas en el recopilatorio, porque quizás su objetivo no es meramente en la intelectualidad de los estudios urbanos. Hago un llamado a que los estudios urbanos tengan un libro recopilatorio de referencia como debate intelectual sobre las causas y consecuencias de la COVID-19 en nuestras urbes.
Solivid: registrando y mapeando la solidaridad en tiempos de pandemia
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Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Diego Irizarri, Geógrafo (U. de Chile), editor revista PLANEO y estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medioambiente (U. Católica de Chile)]
Resumen:
La crisis por Covid-19 es un desafío global que ha visto emerger una enorme diversidad de iniciativas y acciones de carácter colectivo a nivel de barrios como respuesta ciudadana ante las problemáticas sociales y económicas que esta situación ha impuesto sobre los grupos más vulnerables. En este contexto, Solivid es un proyecto colaborativo que busca registrar y mapear a escala global aquellas iniciativas solidarias de carácter altruista, colectivo y que satisfagan necesidades colectivas como producto de la crisis actual. Con el apoyo de diversos grupos y de estudios y organizaciones de 10 países, la plataforma ha iniciado en abril la construcción de un mapa y un repositorio de recursos que permita visibilizar y conectar a las distintas iniciativas, y disponer de una base de datos abierta que sirva para conocer cómo surgen y se movilizan las iniciativas colectivas y ciudadanas frente a la crisis.
Palabras clave: Covid-19, Solidaridad, Mapa Global
Los momentos de crisis económica y social suelen ser puntos de inflexión en los que las capacidades y valores tanto de las instituciones como de la sociedad son puestas a prueba, y se manifiestan como caldo de cultivo para el desarrollo de iniciativas y movimientos de base para hacer frente a las diversas necesidades y problemáticas que deben ser enfrentadas por la población. En ese sentido, la actual crisis sanitaria, social y económica por el virus del Covid-19 ha visto emerger no cientos, si no miles de iniciativas de solidaridad a lo largo del globo, desde pequeños grupos que espontáneamente han buscado dar solución a los problemas más inmediatos de una comunidad o un barrio, hasta organizaciones que, ya existiendo previamente, han volcado sus esfuerzos a resolver necesidades clave ante una situación que ha mantenido durante meses a muchas personas en situación de incertidumbre frente a su futuro económico y su salud.
En este contexto, SOLIVID[1] se conformó como una red global de personas e instituciones que busca registrar y mapear las distintas expresiones de solidaridad que han emergido en este tiempo como respuesta a la pandemia como un desafío que va más allá de cada país, y que se sitúa como un fenómeno global que podemos visualizar desde la perspectiva de las acciones que las personas, barrios y ciudades han construido para resolver problemáticas de distinta índole: salud, apoyo a colectivos vulnerables, alimentación, violencia de género, insumos y material sanitario, educación, infancia y adolescencia, vivienda, entre otros desafíos.
Im 1. Inicio de la Plataforma Solivid (www.solivid.org)
El origen de esta iniciativa se encuentra en la Universidad Autónoma de Barcelona, específicamente en el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas (IGOP), el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERM), y el Grupo de Estudios sobre Energía Territorio y Sociedad (GURB), quienes ya contaban con el antecedente de “Barrios y Crisis”, una investigación que se había interrogado sobre los efectos de la crisis económica de 2008 en Catalunya y la emergencia de iniciativas y acciones de carácter local y barrial como expresión de la innovación social. Una “geografía de la solidaridad” que puede ser rastreada esta vez a partir de la pandemia global. Desde este punto de partida, Solivid se planteó como un proyecto colectivo para la construcción de un mapa y un banco de recursos en línea para todo tipo de iniciativas solidarias contra el Covid-19, a partir de un llamado a la recogida de información que considera como criterios esenciales aquellas iniciativas de carácter altruista, colectivo, y que satisfagan necesidades colectivas como producto de la crisis del coronavirus.
Si bien la plataforma se inicia en Barcelona, rápidamente fueron sumándose instituciones y centros de estudios de distintos países de Europa y Latinoamérica, contando hoy con 30 grupos de 10 países que aportan constantemente a la actualización del mapa global. A partir de los aportes de diversas organizaciones, hoy el mapa de iniciativas solidarias cuenta con un acervo de información relevante, con una base de datos abierta a cualquier persona, y que permite la consolidación de al menos dos grandes objetivos. Por una parte, servir de plataforma de visibilización e intercambio de experiencias entre grupos y colectivos de distintas regiones y países y, por otra parte, servir de insumos para el estudio de las respuestas locales y ciudadanas ante situaciones de crisis, relevando la innovación social y la capacidad de acción de las organizaciones de base. Además, se plantea la posibilidad de generar alianzas que impulsen la creación de políticas transformativas ante un escenario global en el que hoy más que nunca se necesitan alternativas capaces de dar respuesta a las urgencias sociales, políticas, ambientales y económicas en un contexto donde la acción ciudadana parece superar la inacción institucional en muchos países.
Im 2. Mapa global de iniciativas solidarias
La plataforma Solivid supone un reto no menor al integrar y coordinar a instituciones y personas de diversas regiones del mundo, donde la comunicación virtual – que hoy ha corrido sus fronteras y se ha normalizado como una vía excepcionalmente importante para mantener en marcha todo tipo de procesos y proyectos – ha sido un recurso clave para poblar de manera progresiva los contenidos de la misma. Otra característica de la plataforma es el Banco de Recursos, una sección dedicada visibilizar la gran cantidad de plataformas que hoy se plantean el mismo propósito que Solivid. De esta forma, la “ofensiva solidaria” puede ser rastreada y estudiada, mientras se hacen visibles las diversas redes que emergen a distintas escalas y con distintos focos de acción. En Chile, la recopilación de iniciativas se ha anclado en el Núcleo de Investigación en Gobernanza y Ordenamiento Territorial del IEUT, desde donde se han recopilado experiencias que apuntan sobre todo a la emergencia de ollas comunes y asambleas territoriales populares, que han venido consolidándose desde el estallido social de octubre. Estas experiencias, enraizadas en las comunidades locales, demuestran cómo los colectivos más vulnerables son capaces de levantar iniciativas potentes para la resolución de los problemas más cotidianos de las desigualdades que se muestran con fuerza en el contexto del país: el hambre, la falta de recursos y empleo, y el difícil acceso a la salud.
En un escenario en el que el mundo ya estaba viendo cambios geopolíticos y socioambientales relevantes, la crisis del coronavirus pareciera venir a reforzar el hecho de que nos encontramos ante una disyuntiva global acerca de los caminos a seguir, y la solidaridad que emerge desde las ciudadanías como forma alternativa de organización es una fuente de saberes territorialmente situados y políticamente posicionados, que deben ser promovidos y valorados para la construcción de vínculos sociales más fuertes y participativos, tomando así la crisis actual como una oportunidad.
*Agradecemos especialmente a Oriol Nel·lo, profesor de la UAB y uno de los gestores de Solivid, por su disposición a contarnos acerca de esta experiencia.
[1] www.solivid.org
repartidores de plataformas digitales y dinamicidad de la ciudad en covid-19: ¿precarización laboral o funcionalidad urbana?
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Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades; Julio 2020
[Por Iván Ojeda Pereira; Departamento de Sociología, Universidad de Chile]
Entrevista a Alejandra Vives: "La salud general, la carga de enfermedades crónicas, el riesgo de morir por enfermedad, tienen un patrón social y socioeconómico"
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Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Alejandra Vives Vergara es Médico por la Universidad de Chile, Especialista en Salud Pública por la Pontificia Universidad Católica de Chile, Master en Salud Pública y PhD por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España. Actualmente se desempeña como profesora asociada del Departamento de Salud Pública UC, y como investigadora asociada del CEDEUS, de SALURBAL y del grupo GREDS-EMCONET en la Universitat Pompeu Fabra, en Barcelona. Investigadora en epidemiología social, sus líneas principales de investigación son la epidemiología del empleo, esto es, la relación entre las condiciones de empleo con la salud y las desigualdades sociales en salud; salud urbana, regeneración urbana, y las desigualdades territoriales en salud y sus determinantes.
Im 1. Alejandra Vives
- ¿Cómo siendo médico te surgió el interés por la salud pública y, sobre todo, su articulación con lo socio-territorial?
Al salir de la universidad trabajé como médico de la atención primaria, y al cabo de un tiempo de trabajar en ello me encontré con una doble frustración. Por un lado, una frustración intelectual y personal, pues me gusta más dedicarme a la investigación social que al ejercicio propio de la medicina, que es muy bonito y gratificante en algunos sentidos, pero era un área donde sentía que no me desarrollaba como esperaba. Pero más importante que eso, existía la frustración de ver que los problemas de salud que yo atendía eran más bien problemas sociales vinculados al entorno de los pacientes: en el trabajo, en la casa, en el barrio de las familias, que estaban relacionados a las distintas formas y manifestaciones de la pobreza urbana. Y, además, que los recursos de la práctica clínica no te permiten resolver esos problemas.
Por otro lado, el interés socio-territorial en la investigación surge al especializarme en salud pública. Surge al darme cuenta cómo muchas acciones de salud pública se apoyan en las familias, entregando recomendaciones sobre las conductas saludables que deben adoptar para alcanzar un buen estado de salud y evitar la enfermedad, por ejemplo. Como mujer, chilena y santiaguina, me era claro que asumir conductas saludables dependía fuertemente de las condiciones de vida y del entorno en que las personas viven. Criando a mi hija mayor, me resultó evidente que existía una gran diferencia en hacerlo con parques o plazas cercanos a la vivienda; con otros niños, madres y padres con quiénes acompañarse y de quiénes aprender; en una comuna segura donde los niños no tienen que estar encerrados para efectos de seguridad o donde la oferta alimentaria es saludable y variada. Esto se combina con el nivel socioeconómico familiar y los conocimientos que vienen con el acceso a la educación superior, que se distribuye tan desigualmente como lo anterior. Entonces entendí que la salud pública no iba a resolver los problemas de salud de la población, ni revertir las desigualdades en esta materia a través de un mensaje de conductas saludables o de la transferencia del cuidado a las mujeres sin un entorno que habilite esas prácticas. Se necesita una mirada más amplia y estructural sobre cómo hacemos sociedad, cómo hacemos ciudad, entregamos cuidados, organizamos el trabajo y la educación.
- Además de la salud pública sabemos también que tu área de investigación se ubica en el campo de la epidemiología social, ¿podrías explicarnos brevemente qué trata este concepto?
La epidemiología tiene muchas ramas, pero en general es la disciplina investigativa que aporta evidencia científica a la salud pública. La epidemiología investiga desde cuestiones moleculares hasta cuestiones sociales en niveles micro, meso y macro. La epidemiología social justamente trata de entender la distribución de la salud y la enfermedad en la población, en función de condiciones que se construyen socialmente. Miramos desde los modelos de estado de bienestar hasta la forma en que se hace ciudad, el trabajo o cómo se organiza el cuidado. Entiende, además, que hay ejes de desigualdad en la población y posiciones en la estructura social que te ponen en desventaja en diversos contextos y que están relacionadas con el género, la clase social, la condición migratoria o el territorio. Es decir, pueden ser ejes que inciden en la distribución de la adversidad o el privilegio y, por lo tanto, en condiciones de riesgo para la salud o situaciones que la promueven. La epidemiología social mira lejos. Por ejemplo, su foco no es primariamente si las personas fuman o no fuman, sino que trata de entender cuáles son los contextos que promueven que las personas dejen de fumar o cuáles son los contextos en los que las personas lo hacen con más frecuencia. En Chile eso es paradojal, si bien todavía fuman más personas de niveles educacionales altos -que se relaciona con niveles socioeconómicos altos- la adicción tabáquica se presenta más en niveles educacionales bajos. El consumo de alcohol, la conducta sedentaria y la alimentación de menor calidad también tienen un patrón socioeconómico. La salud general, la carga de enfermedades crónicas, el riesgo de morir por enfermedad, tienen un patrón social y socioeconómico. Entender cómo se producen esos patrones y qué factores de la estructura social y vida cotidiana de las personas los promueven, es parte de la tarea de la epidemiología social. Alejarse de la mirada individual de las conductas y acercarse más a cómo construimos sociedad.
- En tu investigación abordas las relaciones que existen entre las condiciones laborales y la salud de las personas con énfasis en el trabajo informal, el cual tiene una significativa representación en las ciudades latinoamericanas. ¿Podrías platicarnos de qué manera las diversas condiciones de empleo inciden en la calidad de la salud?
Claro, llevo muchos años investigando cómo el empleo es un determinante social de la salud. Por un lado, he estudiado mucho el empleo precario, el trabajo formal asalariado y precarizado, dentro de un marco regulatorio que varía en cada país. Estos marcos regulatorios están empujados hoy día por procesos globalizadores y de flexibilidad laboral en sus distintas expresiones, como una fuerza de precarización del empleo formal en todas partes. Por otro lado, he investigado al empleo informal, el cual ocurre fuera del marco regulatorio, es decir, donde no existe una regulación que lo precarice o no. En Latinoamérica lo que existe es mucho trabajo informal, incluso diría que en algunos países es más prevalente que el empleo formal.
¿Y cómo afecta esto a la salud de las personas y las familias? Yo diría que de múltiples maneras. La más directa es a través de los ingresos, es decir, de la cuantía y estabilidad de ingresos que el empleo genera. Si los ingresos son insuficientes, los patrones de consumo probablemente no contribuirán tanto a la construcción de salud y expondrán a las personas a más riesgos. Esto va a definir cuestiones como la calidad de la vivienda, ropa, alimentación, así como la seguridad o inseguridad del entorno, la presencia de áreas verdes o la calidad de la escuela. Existe una gran cantidad de determinantes de la salud que está muy definidas por los ingresos, sobre todo en países como el nuestro, donde se compra casi todo y se paga por la calidad en muchas de las cosas.
Luego, tenemos el empleo mismo en tanto trabajo precario, inseguro o desprotegido, con implicancias importantes para el bienestar psicológico, la salud mental y la salud física, como la cardiovascular o la músculo-esquelética. Esto tiene que ver con distintos tipos de seguridad: por un lado, contar con un empleo estable con cierta tranquilidad hacia el futuro, es muy distinto que tener empleos de corta duración que están siempre en riesgo de acabarse. Esto último instala una condición de incertidumbre persistente que produce un estrés crónico y que tiene un efecto de desgaste psicológico y en el cuerpo y consecuencias en la salud de las personas. En países más ricos y desarrollados, existen mecanismos de protección y seguridad social que son clave para asegurar la estabilidad de los ingresos en periodos no laborales. Estos permiten, por ejemplo, tomar reposo durante una enfermedad, para recuperar adecuadamente la salud, y mantener los ingresos a través de licencias médicas. O el poder tener ingresos durante el embarazo y el postparto, en la vejez, en la presencia de enfermedades limitantes que no permitan a las personas continuar trabajando o en periodos de desempleo, y que ello no signifique que la familia quede carente de ingresos. Toda esa red de protección aporta certezas, de manera que, por ejemplo, no es lo mismo un trabajo con seguro de desempleo, que un trabajo inseguro sin esta protección. En este sentido, el empleo precario, y sobre todo el informal, no otorgan seguridad.
Hay un siguiente nivel, que puede estar presente en todas las relaciones salariales precarizadas, ya sean formales o informales, en el que los trabajadores no tienen la capacidad de exigir condiciones de trabajo seguro. En estos casos es muy probable que se les otorgue menos capacitación o equipos de protección personal, frecuentemente en trabajos más penosos, duros y riesgosos con posibles daños a la salud. A esto se suma una limitada capacidad de negociación, ya que suelen no estar organizados colectivamente, ni tener capacidad de negociar individualmente; por lo que son más susceptibles de formas de trato inadecuado, de que se les exija más allá de lo pactado en su contrato o acuerdo verbal, o que sean sujetos de discriminación o acoso sexual en el trabajo. Esto es más frecuente en trabajadores precarios, en gran medida porque no cuentan con las protecciones debidas del empleo y son susceptibles de amenazas frente al despido, lo que debilita su posición frente al empleador. En este sentido, las leyes y las regulaciones del trabajo están puestas justamente para equilibrar esa desigualdad de poder que existe entre las partes y que se acentúa en la precariedad del empleo.
Por otro lado, como habíamos comentado, contar con empleo tiene un beneficio evidente que es tener un ingreso, pero también hay otros beneficios menos evidentes. Estos tienen que ver con tener una rutina que organiza el día, con desarrollar una actividad que puede ser satisfactoria, con el estatus, la identidad y las relaciones sociales estables y solidarias con los compañeros del trabajo. Todas estas cuestiones se van rompiendo cuando se precariza el empleo, cuando hay desempleo o cuando se tienen empleos temporales que no permiten establecer estos vínculos estables, significativos y solidarios con otros.
- En el mismo sentido, ¿cómo se da la relación salud-trabajo en la esfera de labores no remuneradas y que son cargadas en gran medida hacia las mujeres, como es el cuidado de otras personas y de mantenimiento del hogar?
En el trabajo de la esfera no remunerada -que incluye al trabajo de cuidados y el trabajo doméstico- representa aquella porción de trabajo total que se ha dejado históricamente en manos de las mujeres, a través de lo que antes se llamaba división sexual del trabajo, hoy división de género del trabajo. La esfera no remunerada de las labores domésticas y de cuidado es indivisible del trabajo remunerado o de la esfera llamada productiva, por contraposición a la llamada esfera reproductiva. Porque desde la perspectiva del trabajo, es la que garantiza la reproducción de una fuerza de trabajo saludable, sin la cual la esfera productiva no podría funcionar. A la vez, es un importante consumidor de los productos generados por el trabajo productivo.
En este sentido, la esfera doméstica y de cuidados es un trabajo sin remuneración, de forma que las mujeres que se dedican a ello no cuentan con autonomía económica, y esto tiene implicancias para su bienestar. Es un trabajo sin protección social, es decir, sin un ingreso garantizado en la vejez, que no permite, por ejemplo, contratar una ayuda en caso de que no se pueda seguir trabajando, y que no cuenta con los beneficios sociales que el empleo otorga. Es una labor que suele implicar jornadas muy largas, relacionadas generalmente con la cantidad de miembros del hogar a quienes se cuida, así como su edad y situación de salud. Además, en este tipo de trabajo, generalmente se realizan actividades muy repetitivas y en contacto con sustancias tóxicas, por lo que se producen problemas músculo-esqueléticos o en la piel. Finalmente, se realiza -y considero que cada vez más- en condiciones de aislamiento social, lo que limita las oportunidades que tiene el trabajo remunerado de establecer vínculos sociales, afectivos, significativos y solidarios. En resumen -y más allá de las satisfacciones propias que da el cuidar de la familia- no otorga a las mujeres autonomía económica, oportunidades de desarrollo laboral, posibilidad de establecer relaciones sociales estables. Y en este sentido, la investigación muestra que a pesar de la doble jornada que desarrollan las mujeres que trabajan, el contar con una actividad remunerada es mejor que no hacerlo en términos de salud, puesto que otorga otros beneficios que el trabajo doméstico contemporáneo en hogares unifamiliares no ofrece.
- Hace unos meses desarrollaste, en conjunto con otros investigadores, un estudio en el que se buscó conocer de qué manera algunos factores sociales y urbanos podrían tener incidencia en las desigualdades de salud en Santiago, sobre todo para las mujeres. ¿Cuáles han sido los principales hallazgos de esta investigación?
Este fue un estudio que condujo Usama Bilal, un investigador de la Universidad de Drexel, en Filadelfia, y que forma parte de un proyecto de investigación que se llama Salud urbana en América Latina (SALURBAL)1. El proyecto busca, entre otras cosas, hacer análisis comparados entre países en temas de salud, vinculados con lo urbano. Lo que se hizo en este caso fue un estudio de la esperanza de vida, como un indicador sintético de calidad de vida desde la infancia hasta la vida adulta. En el caso de Chile, el análisis territorial fue a través de sus comunas, pues representan las unidades administrativas para las cuales existen datos de mortalidad y natalidad, entre otros. Lo que se hizo, fue realizar una comparación entre las comunas que tenían la esperanza de vida más corta y larga en cada ciudad para ver cuál era la brecha. Y resultó ser que, de las seis ciudades en estudio, Santiago de Chile era la que presentaba la mayor brecha para las mujeres. El nivel socioeconómico de los habitantes de las comunas -que se midió a través del nivel educacional con los datos censales- explicaría parte de este resultado. Este hallazgo yo lo leo en distintos niveles:
Primero, tiene que ver con que las personas de niveles socioeconómicos más bajos tienen peores condiciones de salud, dado que su vida acumula mayor adversidad. Esto se expresa, entre otras cosas, en una mortalidad prematura y, por tanto, una esperanza de vida más corta. Como existe una segregación socio-territorial tan marcada en Santiago, las personas de nivel socioeconómico bajo se concentran de manera importante en algunas comunas y, más aún, las de nivel socioeconómico alto se concentran en unas pocas. Entonces, lo que esos resultados ponen de manifiesto, en primera instancia, es una esperanza de vida diferente entre distintos niveles socioeconómicos y que puede apreciarse muy bien dada la segregación del territorio.
Lo segundo, es cuando existen territorios muy homogéneos en donde solo viven personas de niveles socioeconómicos bajos, las oportunidades económicas y laborales son mucho más limitadas. Por tanto, existen muy pocas oportunidades de mejora en la situación socioeconómica, con todas las implicancias que esto tiene para la salud, desde la perspectiva de los patrones de consumo familiar. Y esto tiende a reproducir la pobreza inicial, sobre todo en los territorios donde se ha distribuido la vivienda social, en el caso de Santiago.
Y el tercer elemento, es que estos territorios -a cargo de los gobiernos locales o municipios- dependen de la recaudación de impuestos para suplir las necesidades que la población no puede cubrir. Sin embargo, el modelo de recaudación y distribución de recursos en Chile, y sobre todo en Santiago, hace que los municipios que atienden a la población de más bajos recursos sean a su vez los municipios más pobres, los que no tienen capacidad de gasto para mejorar las condiciones de vida de las personas que ahí viven. Así, se combinan la pobreza familiar, la del colectivo y la del municipio, con los impactos en la salud que observamos.
En el caso de la inequidad territorial en la esperanza de vida de las mujeres -que fue el resultado más llamativo en Santiago- no se conocen con exactitud las causas, pero se puede pensar que son las más afectadas al vivir lejos de las oportunidades de empleo. Al tener que combinar el trabajo remunerado y el no remunerado de cuidados son quienes tienen más dificultades para acceder a buenos empleos y obtener ingresos. Asimismo, la carga de cuidados puede ser muy alta y difícil, y mucho mayor en territorios adversos o inseguros. Además, las mujeres suelen tener empleos más precarios que los hombres, aún si pertenecen al mismo nivel socioeconómico. Por otra parte, las mujeres suelen pasar más tiempo en los territorios en los que viven, en sus viviendas, por lo que si estos ofrecen condiciones adversas para la salud, supondrán una mayor acumulación de dichos daños.
- Entrando en materia de la contingencia actual, ¿qué implicaciones a la salud consideras que puedan surgir con la transformación de las dinámicas de trabajo -productivo y de cuidados- detonada por la Covid-19?
El confinamiento tiene efectos negativos sobre la salud mental de las personas y también altera el comportamiento de los niños. Los niños de aquellos hogares con mayor dificultad para enfrentar el confinamiento, que tienen recursos menores educativos en el hogar, son quiénes van a sufrir mayores retrasos en su formación, y esto tendrá ciertas consecuencias en la salud en el futuro. También el sedentarismo y el aislamiento social pueden tener consecuencias presentes y futuras en su bienestar.
En el caso de los adultos, hay que considerar aquellos casos en los que no se puede teletrabajar, y en los cuales las personas siguen saliendo a laborar con el riesgo de enfermar y llevar la enfermedad a su familia, lo cual es un estresor adicional permanente. Asimismo, está el caso de las personas que se encuentran desempleadas, lo que tiene consecuencias económicas para la familia e implicancias para el bienestar, la tranquilidad, la salud física y mental.
Por otro lado, está el teletrabajo. Las personas que deben quedarse en casa pierden algunos beneficios importantes que el trabajo otorga en condiciones normales: la rutina, el levantarse obligadamente a salir, el que la jornada empiece y termine en un horario, la separación entre casa y trabajo, el encuentro con los otros, el estar en movimiento. El teletrabajo además se está dando en un contexto en que toda la familia está en casa, lo que significa una doble jornada simultánea para las mujeres, principalmente. La preparación de alimentos, la limpieza y el trabajo doméstico, en general, se vuelven mucho más intensos que en otras circunstancias. A esto se suma el que los niños requieren apoyo para realizar sus estudios en casa, sobre todo en el caso de familias con niños pequeños. Es decir, tener que acompañarlos en la realización de las tareas, en algunos casos compartir el computador para que puedan acceder a sus clases, así como supervisar la rutina y la realización de los trabajos escolares. Entonces, el estar todos confinados en casa, con los cambios laborales -en sus distintas variantes- tiene o puede tener implicancias para la salud física y el bienestar psicológico de las personas.
- Finalmente, ¿cuál crees que podría ser el impacto principal de la Covid-19 en las ciudades y qué orientaciones deberían considerarse en las políticas públicas?
Por un lado, pensando en la situación post Covid-19, imagino una ciudad arrasada por una crisis económica muy ostensible. Una ciudad que probablemente estará limitada de manera importante en todo lo que se refiere actividades de reunión social: comercios, restaurantes y otros lugares de encuentro. Ya que es probable que sigamos requiriendo del distanciamiento físico por bastante tiempo.
Lo segundo, es que el riesgo de contagio en el transporte público se ha convertido en un promotor del uso de automóvil entre quiénes pueden usarlo. Esto sería un retroceso lamentable, puesto que llevamos mucho tiempo tratando de que quienes usan el auto se cambien al transporte público, dado sus efectos en el cambio climático, consumo de petróleo, uso del espacio en la ciudad, tiempo sedentario y riesgo de accidentes, entre otros. Al respecto, es preciso mencionar que una de las causas de muerte que ha disminuido en los distintos países durante este periodo de confinamiento es la de lesiones externas por accidentes de tránsito. La promoción del transporte activo es una cuestión clave, que hoy se vuelve aún más urgente.
Otra manera de mirar el impacto sería plantearse qué cosas no pueden seguir igual. Creo que en Chile, y en particular en Santiago, se visibilizó con mucha fuerza la segregación socio-territorial. Producto de una política vinculada al precio del suelo y de una política de vivienda social que lamentablemente expulsa de manera sistemática a las personas de menores recursos a la periferia. Así como en viviendas pequeñas, frías y húmedas en invierno, donde frecuentemente habitan muchas personas. Esto facilita el riesgo de infección, lo que se suma a las dificultades para realizar una adecuada cuarentena. Esta situación hace recordar lo ocurrido en epidemias a lo largo de la historia, lo que es muy triste, y que tiene que ver con el modelo de ciudad que tenemos y cuya fragilidad ha quedado en evidencia.
Igualmente, es esperable que se transformen las condiciones vinculadas con el transporte, las oportunidades de empleo y la provisión de servicios básicos. Es decir, otra de las injusticias para quienes viven en la periferia urbana es tener que transportarse a través de mayores distancias para acceder no sólo al empleo, sino que a muchos servicios básicos. Esto limita el acceso y se relaciona con el uso del tiempo, lo que hoy hace más difícil evitar el uso del transporte público para reducir el riesgo de infección. Entonces hay una situación relacionada con la construcción de ciudad que debe permitir que los servicios y trabajos estén más cerca de la gente. Esto además, debería ir de la mano con estrategias que promuevan el transporte activo, el cual facilita el acceso en distancias medias, de una forma no contaminante, con menos ocupación de espacio urbano y que es favorable para la salud. Se podría esperar, entonces que la Covid-19 genere acciones transformadoras de las ciudades y de la forma en que pensamos en ellas.
1 Para conocer más sobre este estudio, puedes consultar el siguiente enlace: https://www.thelancet.com/journals/lanplh/article/PIIS2542-5196(19)30235-9/fulltext
Entrevista a Elisa Pozo: "El entorno en donde vivimos tiene la capacidad de prevenir enfermedades y mejorar la salud, así como de empeorarla y de afectarnos de forma negativa"
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Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Elisa Pozo Menéndez es arquitecta-urbanista con especialización en Medio ambiente y Sostenibilidad por la Universidad Politécnica de Madrid. Ha realizado los estudios de master “Villes Durables” (Institut Français d’Urbanisme,2014) y “Arquitectura Bioclimática y Medio Ambiente” (UPM, 2019). Es investigadora de doctorado en salud urbana y envejecimiento saludable. Desde 2018 forma parte del grupo de investigación ABIO (UPM), coordinando los proyectos europeos UNI-Health (2019) y URB-HealthS (2020), que siguen su línea de trabajo dentro del marco EIT Health. Trabaja con distintos estudios de arquitectura y urbanismo en proyectos diversos aportando su visión interdisciplinar y experiencia internacional. Desde 2017 es profesora de herramientas digitales y fIujos de trabajo en el Instituto Europeo de Diseño de Madrid. Desde2006 participa y colabora con numerosas asociaciones y ONG’s en proyectos de inclusión social con distintos colectivos en situación de vulnerabilidad.
- ¿Cómo es que llegaste a interesarte en la relación entre ciudades y salud?
Vengo de una familia que está vinculada al mundo de la medicina. Desde pequeña la salud ha estado presente de alguna forma. Al comenzar la carrera de Arquitectura, las ramas que más me interesaban estaban relacionadas con el urbanismo, la sostenibilidad, el diseño bioclimático y la reducción del impacto ambiental de las edificaciones. Con esto y a través de conferencias y congresos empecé poco a poco a escuchar hablar sobre la relación entre el diseño y la salud. Por otro lado, yo soy de Asturias y al llegar a vivir a Madrid surgió la intuición de que la vida en una gran ciudad puede estar carente de espacios verdes. Hace un par de años tuve la oportunidad de poder empezar a colaborar como investigadora en el Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Madrid en el equipo del catedrático José Fariña, Emilia Román y Ester Higueras, mi directora de tesis, con quien empecé a trabajar en los temas de Urbanismo y Salud y Envejecimiento activo.
- En los últimos años, se ha identificado un incremento de enfermedades que comúnmente son asociadas al ámbito urbano, como es el caso de la obesidad, los problemas respiratorios o el estrés. Desde tu experiencia de investigación, ¿consideras que las ciudades inciden en la generación o prevención de enfermedades? ¿de qué forma?
Sin duda el entorno en donde vivimos tiene la capacidad de prevenir enfermedades y mejorar la salud, así como de empeorarla y de afectarnos de forma negativa. Es cierto que si vivimos en un barrio tranquilo, seguro, con tiendas de proximidad que ofrecen productos locales y saludables, si estamos en contacto con la naturaleza, tenemos espacios cercanos para hacer deporte o si podemos ir al trabajo caminando o en bicicleta, entonces contamos con más facilidades para llevar un estilo de vida saludable. De otra forma, si solo tenemos cerca puertas de garaje opacas y cerradas, establecimientos de comida rápida, calles de múltiples carriles con tráfico constante, aceras estrechas o un ambiente de inseguridad, se dificulta el poder llevar una vida sana. Si bien es cierto que hay una responsabilidad individual de elegir un estilo de vida saludable, también es cierto que el entorno facilita la posibilidad de acceder a estos recursos. Por mucho que queramos llevar una dieta variada, rica y equilibrada, si no tenemos acceso a comercios de proximidad, esto se vuelve muy difícil. Si queremos promover que la gente haga ejercicio y deporte, pero no hay un entorno agradable y cercano para realizarlo, entonces también existe otra limitante. De alguna forma, la ciudad tiene que proveer un entorno que facilite el tener un estilo de vida saludable. En este sentido, la obesidad, la diabetes, la salud mental, los problemas respiratorios, la calidad y esperanza de vida son distintas a nivel de barrio en función de estas condicionantes. Así, es que en una misma ciudad podemos encontrar hasta diez años de diferencia en la esperanza de vida, lo que no solo está dado por temas socioeconómicos, sino por el factor del diseño de la ciudad. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud ya identifica al diseño del entorno donde vivimos como una de las causas de las enfermedades en la población. Entonces está claro que si tenemos ciudades que favorezcan el uso del auto, por ejemplo, habrá más contaminación y ruido, problemas respiratorios, estrés y ansiedad.
- Respecto a este último punto, la ONU y la OMS emitieron un documento en el que se insta a los diferentes gobiernos y actores sociales a integrar la salud y el bienestar -humano y planetario- en la planificación urbana. En este sentido, ¿cuáles crees que son algunos aspectos necesarios de considerar tanto en la planeación y gestión urbana para generar asentamientos más saludables?
Idealmente, tendría que ser un compromiso a distintas escalas -internacional, nacional, regional y local- y con una amplia coordinación. Además de este documento, existen otras publicaciones, guías y ordenanzas; sin embargo, el reto es lograr una coordinación eficiente y garantizar la continuidad en los planes.
Ahora, por ejemplo, en la Universidad Politécnica de Madrid estamos realizando un proyecto sobre cómo adaptar la promoción y prevención de la salud en los planes estratégicos urbanos. Esto, en colaboración con la Universidad de Newcastle, la Fundación para la Investigación e Innovación Biomédica de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid (FIIBAP), la Universidad de Coimbra, el Instituto Politécnico de Coimbra y la consultora internacional ARUP. En esta investigación, hemos identificado a la multidisciplinariedad como uno de los elementos clave para implementar de manera efectiva los criterios de salud en la planeación. Para ello, tiene que haber equipos de varios profesionales y técnicos que puedan trabajar de forma transversal y complementaria: expertos en sanidad, epidemiología, cultura y promoción de la salud, diseño del paisaje, urbanismo, arquitectura o derecho. Es decir, abordar la salud desde perspectivas múltiples que permitan mejorar y establecer regulaciones para un desarrollo urbano saludable.
Además, también es importante el consenso y la negociación con vecinos, organizaciones no gubernamentales, instituciones y empresas, para que el diálogo se enriquezca y se genere un ambiente de transparencia, sensibilidad e involucramiento de las personas en la promoción de la salud. También es cierto que la complejidad de las ciudades requiere que estos espacios de participación sean lo suficientemente flexibles para acoger la diversidad y los distintos intereses de los actores. Entonces la participación permitirá plantear estrategias y líneas de acción consensuadas y con diferentes plazos, para tener una hoja de ruta común. De esta manera, después de diez o quince años se podrán ver los impactos más notables de estos planes y operaciones estratégicas, lo que será bueno no solo para la salud, sino para el medioambiente y la economía, al atraer talento e innovación.
En el trabajo en el que colaboré con los investigadores José Fariña, Emilia Román y Ester Higueras para el Ministerio de Sanidad y la Red Española de Ciudades Saludables, se definieron tres líneas estratégicas para la promoción y prevención de la salud en las ciudades. Primero, la calidad “paseable” de una ciudad, es decir, si la calle es atractiva, segura, y confortable para caminar. Segundo, la proximidad y calidad de los espacios verdes y la naturalización de la ciudad, porque necesitamos de alguna forma el contacto con la naturaleza dado los múltiples beneficios que tiene. Finalmente, los espacios de convivencia para que pueda combatirse, sobre todo, el problema de la soledad no deseada, que es característico de los entornos urbanos en Europa. A estas tres líneas, añadiría incluso a la cultura, porque es posible observar otras experiencias de ciudades en la que se tienen mediadores culturales que acompañan los procesos de regeneración o desarrollo urbano. De esta manera se puede contribuir a que la población se sienta más incluida, ya sea a través de talleres, charlas, conferencias e incluso aplicaciones (apps) si se buscara ser más “smart”. Lo que es cierto es que estos recursos ayudan, de alguna forma, a comunicar el mensaje de que se está apostando por un modelo, y cuando la gente percibe esa transparencia y entiende este tipo de proyectos, por lo general cambia bastante la manera en que las personas pueden concebir una calidad de vida distinta.
- La emergencia sanitaria que implica la Covid-19 ha visibilizado y agudizado las desigualdades sociales y territoriales que vive la población a nivel global. Al respecto, ¿qué cuestionamientos críticos consideras que detona la Covid-19 respecto a la forma en que se producen tanto el hábitat residencial como el urbano?
Creo que al estar en España la perspectiva que puedo compartir es de lo que hemos vivido aquí. Sin embargo, he platicado con unos amigos y compañeros de Latinoamérica y la situación es completamente distinta, el confinamiento en muchos casos no es una opción porque las personas tienen que salir día a día a asegurar los ingresos familiares. El teletrabajo, por otro lado, pareciera ideal, pero sólo es posible para un sector de la población, y sobre todo para las clases medias-altas. Incluso habría que pensar en los impactos que trabajar en casa tiene en la salud. Por ejemplo, considerar si la vivienda es luminosa, si está expuesta a ruidos, si hay una mesa y una silla que son cómodas o si tenemos a niños, personas mayores o dependientes a cargo. Las desigualdades se han evidenciado aún más con esta crisis sanitaria, y esta diferencia no se presenta solo entre países, sino entre zonas y barrios en una misma ciudad, y también visibiliza las desigualdades de género.
Por otro lado, antes de la crisis sanitaria ya se contaba con bastante evidencia sobre los problemas de salud asociados a las ciudades, como es el caso de las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, obesidad, golpes de frío y calor por el cambio climático o salud mental. Entonces, si las personas con afecciones respiratorias son más vulnerables a los efectos de la Covid-19, y se puede mejorar la calidad del aire para prevenir esta vulnerabilidad, parece entonces que hay alguna relación. Si nos enfocamos a que nuestros espacios sean más saludables en general, sin necesidad de que haya pandemia, entonces podremos hacer que las sociedades sean más resilientes y sanas en general.
- Desde una perspectiva histórica, se sabe que la organización de las ciudades y sus infraestructuras ha buscado prevenir o controlar ciertas enfermedades (p.ej. cólera). ¿Consideras que la Covid-19 tendrá incidencia en los modelos de planificación urbana de ahora en adelante? ¿De qué manera?
Creo que deberíamos aprender de esta crisis, y sino aprendiésemos de ella, algo estaría fallando. Igual que se han intentando remediar las crisis anteriores, en ésta deberíamos plantearnos qué no ha funcionado, aprender de ello y transformarlo. De cierta forma, considero que las crisis sirven para eso. Históricamente, en los entornos urbanos ya se ha implementado normativa para mejorar la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, las fábricas contaminantes se han llevado fuera de las ciudades, están asentadas en donde la dirección del viento no puede afectar a la población que está cerca. También se han integrado árboles en las calles o las viviendas intentan tener luz, ventilación y algunos estándares que se han mejorado con crisis producidas por otras epidemias y problemas de salud. Desde luego que esto no es una situación generalizada, porque hay otros muchos factores como el mercado y la especulación.
Si se hace una comparación entre ciudades y barrios, e incluso entre manzanas y bloques en algunos lugares del mundo, es posible encontrarse con muchas diferencias en materia de salud, sostenibilidad y calidad de vida. Creo que esta crisis puede incidir en una mayor la sensibilidad en torno a la influencia de la vivienda y los barrios en la salud, y probablemente ponga mayor presión sobre los gobiernos para mejorar la calidad de vida.
También será necesario plantearse cómo los distintos sistemas sanitarios están organizados a nivel de regiones y de países. No es lo mismo el sistema sanitario de España, que el de Inglaterra, China o Latinoamérica. En este sentido, puede que se haga más evidente la necesidad de trabajar de forma coordinada y complementaria con los sectores sanitarios; y que se entienda también que la prevención – a través del entorno urbano- puede reducir los costes sanitarios y contribuir a que la gestión de la salud sea más efectiva y optimizada.
Finalmente, considero que, así como se han desarrollado normativas y penalizaciones para alejar las industrias de las ciudades o se les han impuesto protocolos de emisiones, también es necesario penalizar otras situaciones. Por ejemplo, el que haya un local de comida rápida a las afueras de un colegio o que existan residencias de personas mayores aisladas y en un contexto marginado. Porque si bien es cierto que hay un componente de responsabilidad individual, los hábitos de vida están muy influenciados por el diseño y el entorno en el que nos movemos día a día, tanto en el caso de espacios interiores como exteriores. Y esto hay que pensarlo siempre según el contexto local y cultural, dada la complejidad de cada ciudad.
- La población mundial se enfrenta a un proceso creciente de envejecimiento que supone una serie de desafíos en dimensiones como la salud y los cuidados. En este sentido, ¿cómo deberíamos estar preparando a nuestras ciudades y sociedades para esta transición demográfica, considerando, además, la integración de la Covid-19 en nuestra vida cotidiana?
Es necesario pensar que habrá un gran porcentaje de población que será mayor de 65 años en algún tiempo, pero también es interesante considerar que no todos serán jubilados, ni todos tendrán problemas auditivos o andarán con bastón. Creo que esto es lo principal que debemos tener en cuenta, reconocer que no existe un único patrón de personas mayores. Por otro lado, si estamos valorando que los entornos sean más saludables, entonces hay que garantizar que lo sean para todas las personas y todas las edades. También considero que es importante replantear la visión que como sociedad tenemos del envejecimiento, pues el hecho de que podamos disfrutar más tiempo de la gente que queremos, de sus enseñanzas y de su experiencia, es realmente un logro.
En Europa, la mayoría de las muertes por Covid-19 han sido en residencias de adultos mayores, lo que se explica al ser sector de la población más vulnerable a esta enfermedad y al vivir de manera conjunta. Sin embargo, no podemos pensar que la Covid-19 es el único factor de riesgo, también están las gripes, las olas de calor o incluso las muertes por soledad. En este sentido, uno de los aprendizajes que podrían surgir de esta situación son las relaciones de generosidad y de apoyo en los barrios, es decir, la manera en que las propias comunidades son capaces de estar pendientes de otros y de integrar los cuidados en el día a día. Al respecto, hay investigadores que han indagado sobre la forma en que el cuidado está incluido o no en la organización las ciudades y esto abre un camino de trabajo muy interesante para plantear
Resiliencia cooperativa: huellas verdes frente a la pandemia
VerResiliencia cooperativa: huellas verdes frente a la pandemia
Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Bruna Garretón Karzulovic, Ingeniera agrónoma y Magíster en Ciencias de la Agricultura mención Recursos Naturales y Gestión Ambiental. Cátedra de Sustentabilidad de la Pontificia Universidad Católica de Chile;
José Aliste Prieto, Ingeniero matemático y Doctor en ciencias de la ingeniería. Departamento de Matemáticas, Universidad Andrés Bello;
Valentina Jara Contreras, Ingeniera agrónomo y Magister en Recursos Naturales]
Resumen
La resiliencia de un sistema alimentario frente a impactos como los de una pandemia es objeto de estudio e interés en la actualidad. El fortalecimiento y surgimientos de sistemas complementarios y alternativos que se rigen por principios cooperativos en medio de la crisis sanitaria es un fenómeno emergente que ha ganado protagonismo como objeto de estudio. Para eso, es interesante conocer casos que estén desarrollando respuestas atingentes a los desafíos de abastecer a la población con alimentos saludables y sustentables, vinculados a la soberanía alimentaria. Huellas Verdes es una cooperativa agroecológica de consumidores que lleva más de 8 años abasteciendo a más de 100 familias de la Región Metropolitana con alimentos orgánicos, saludables, estacionales y locales. En este artículo se comparten aquellos principios que le han permitido una respuesta resiliente frente a la crisis sanitaria, sumando socias y socios nuevos, adaptándose a los requerimientos de las autoridades sanitarias mientras ha mantenido el suministro de alimentos a su comunidad y el vínculo solidario de comercio justo con sus productores.
Palabras clave: Cooperativa, Agroecología, Soberanía alimentaria
La crisis sanitaria por pandemia del COVID-19 así como el Estallido Social de Octubre en Chile, han presentado distintos desafíos para el abastecimiento de alimentos de la población. La resiliencia de los sistemas alimentarios se ha puesto a prueba para responder oportunamente a distintas problemáticas derivadas de cadenas alimentarias lineales, abiertas y con muchos intermediarios. Sistemas complementarios o alternativos como las Cooperativas cobran especial relevancia en momentos críticos, en donde la cooperación y un vínculo solidario expresado en mediano y largo plazo, son la clave para una adaptarse a los desafíos. Durante la crisis actual, en la cual los sistemas tradicionales de abastecimiento se han visto gravemente afectados, un paradigma de colaboración y cuidado comunitario se transforma en un complemento y fortalecimiento vinculante entre centros de producción y consumo de alimentos. La FAO estima que para fines del 2020 más del 80% de la población en Latinoamérica vivirá en ciudades. El desplazamiento de la población a zonas urbanas aleja los centros de producción de alimentos de donde éstos son consumidos. El transporte y las cadenas de insumo y suministros alimentarios se ven amenazadas ante escenarios de alta incertidumbre como pandemias e impactos derivados de la crisis climática. Frente a esto, circuitos de comercialización cortos, con menos intermediarios, responden robustamente a los embates antes mencionados.
Pandemias como las del COVID-19 son una de las aristas que conforman la crisis socioambiental por cambio climático y desafíos de sustentabilidad a escala global. El IPCC y la comunidad científica llevan más de una década informando sobre los embates de la crisis climática, y el aumento en la frecuencia de pandemias es uno de los efectos pronosticados. Los sistemas alimentarios forman parte crucial en los impactos de la humanidad. Entre un 20 y un 30% de la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) se asocia a lo que se encuentra en nuestro plato, considerando el efecto agregado de toda la cadena alimentaria. Frente a toda la problemática antes mencionada, modelos cooperativos han demostrado responder resilientemente a la pandemia actual. Cadenas de comercialización cortas, con comercio justo y solidario, en donde se vive y practica la Agroecología, con total transparencia de la cadena de valor e incorporación plena de los miembros de la comunidad, permiten sociabilizar los aciertos de cara a la pandemia por COVID-19.
Im 1: Entrega de canasta desde el origen / Fuente: Andrés San Martín
Huellas Verdes es una cooperativa de consumidores que nace el 2011. Lleva más de 8 años abasteciendo a más de 100 familias en la Región Metropolitana. Su misión es abastecer a sus socias y socios de productos agroecológicos, como parte del movimiento de comunidades que sustentan la agricultura (CSA). Como Cooperativa, Huellas Verdes hace más accesible el consumo de alimentos saludables, estacionales y locales, en el marco de las redes de Comercio Justo Transparente. Huellas verdes busca transformarse en una opción económicamente sostenible, que permita la distribución a costos cada vez menores, consiguiendo que sus productos tengan precios competitivos en el mercado. De esta forma, se proyecta como una alternativa real de acceso a alimentos saludables para todas las personas que estén dispuestas a comprometerse con su alimentación a través del trabajo cooperativo.
Huellas verdes funciona gracias a la asociación solidaria, donde el consumidor asume riesgos y beneficios de la actividad agrícola local. Se han desarrollado acuerdos con productores locales de verduras, frutas, legumbres, huevos y otros productos agroecológicos. Funciona con inscripción contínua, en donde sus miembros aportan con dinero y trabajo cooperativo. Huellas verdes se basa en los principios cooperativos así como en principios de las Comunidades que Sustentan la Agricultura (CSA) y del comercio justo transparente. Se organizan en una Asamblea General de Socios, un Consejo de Administración, una Junta de Vigilancia y Gerencia.
Im 2. Organización de una entrega quincenal en Melipilla / Fuente: Andrés San Martín
Actualmente cuenta con 100 familias socias, de las cuales el 76% son socias mujeres, y un 20% son socios extranjeros (Francia, Canadá, España, Italia, EEUU, Argentina, Suiza y Alemania). Además, el trabajo cooperativo se conforma en equipos y comisiones de Educación, Comunicaciones, Mingas, Eventos y Verduleros. El principio central en la organización de Huellas Verdes es el principio de autodistribución. Este principio consiste en que la distribución de los productos sea realizada por el/la agricultor(a) o los consumidores, minimizando la participación de intermediarios y/o empresas de transporte. Además es una Cooperativa sin fines de lucro, lo que se refleja en que el 82% de los ingresos van directo a los productores.
Huellas Verdes se organiza mediante la entrega de canastas semanales o quincenales, las que se componen de una canasta base de verduras que contiene entre 7 y 12 productos aproximadamente. La canasta base se puede complementar añadiendo porciones extra de frutas, granos, cereales, paltas, huevos y pan. Su promedio de entrega es de 45 canastas semanales, y el 2019 entregaron 2.243 canastas. Cuenta con una red de más de 15 productores, los cuales se distribuyen en la zona central de Chile y están ubicados en las localidades de Vicuña, Llay-Llay, La Cruz, Curacaví, Salamanca, Lampa, Santiago, San Bernardo, Melipilla, Paine, El Monte, Cabrero, Pelarco y Linares. Dentro de sus principios, Huellas Verdes busca poder sociabilizar y mostrar su experiencia, pues desde el compartir y el cooperar es posible brindar alternativas para transitar a un sistema alimentario más sustentable, resiliente y regenerativo.
Im 3. Socias y socios en una de las entregas modalidad pandemia / Fuente: Andrés San Martín
Por lo mismo, poder difundir aquellas prácticas, acuerdos y adaptaciones que han desarrollado para enfrentar los desafíos del funcionamiento ininterrumpido frente a cuarentenas, aislamiento y pandemia hoy es fundamental. Los principales ajustes realizados fueron la entrega de canastas cada dos semanas para toda la Cooperativa, pudiendo respetar los periodos de cuarentena recomendados. Debido al principio de autogestión y autodistribución, se organizó y optimizó un sistema de despacho cooperativo por rutas, donde un grupo reducido de socias y socios que respetan las cuarentenas, entregan las canastas a los integrantes de la cooperativa próximos y vecinos. Esto permite que la mayoría de sus miembros mantengan su acceso alimentario respetando la cuarentena. Los turnos de reparto fueron bonificados y se contabilizaron dentro de las horas de trabajo que cada socia y socio debe cumplir para la Cooperativa.
Al estar legalmente constituida, la Cooperativa Huellas Verdes ha podido tramitar en forma efectiva permisos y salvoconductos colectivos para continuar con el abastecimiento de su comunidad. Incluso frente a dificultades por contagios, ya sea de socias, socios o productores, el principio de autoayuda mutua prevalece para no discontinuar la entrega de canastas, y asegurar así los ingresos para sus productores y el alimento para sus socias y socios. Su compromiso con la comunidad y principio de autonomía e independencia han otorgado los criterios de flexibilidad necesarios para adaptarse a las dificultades cambiantes durante la crisis sanitaria.
Por último, uno de los puntos fuertes para la respuesta resiliente de Huellas Verdes ante la crisis ha sido el trabajo de coordinación que el Comité de Administración ha podido conducir. Un liderazgo flexible y fiel a los principios, que permite a la comunidad activarse rápidamente ante cada invitación o pedido de auxilio que se comunica. Una organización interna basada en la confianza, que ha sido forjada con transparencia, prudencia y participación. Finalmente, Huellas Verdes es un ejemplo vivo de cómo un paradigma cooperativo del cuidado fortalece a la comunidad y a la vez, aumenta la resiliencia de sistemas alimentarios urbanos frente a la crisis socioambiental, transformándose en una alternativa real, viable y robusta ante la incertidumbre.
Squatters in the Capitalist City : Housing, Justice, and urban politics
VerSquatters in the Capitalist City : Housing, Justice, and urban politics
Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Gabriel Espinoza Rivera, Sociólogo, Universidad de Playa Ancha. Magíster en Antropologías Latinoamericanas, Universidad Alberto Hurtado. Miembro del Proyecto Fondecyt 1180352 “Ruinas urbanas. Réplicas de memoria en ciudades latinoamericanas. Santiago, Quito y Bogotá”]
Autor: Miguel Martínez
Año: 2019
Editorial: Routledge
Resumen:
Erráticos, corruptos, problemáticos, inseguros, abandonados. No son pocos los adjetivos que logran dar cuenta del problema de las ocupaciones ilegales de inmuebles en las ciudades dominadas por las lógicas de rentabilización y especulación del ambiente construido. La propuesta de Martinez en Squatters in the Capitalist City apunta a evidenciar los límites de la gobernanza urbana, y de la noción de valor en la ciudad, precisamente demostrando cómo las ocupaciones ilegales de inmuebles son convertidas en un problema para hacerlas desaparecer. A través de un recorrido por ciudades europeas y sus edificios ocupados por ciudadanos que entablan relaciones asociativas rentabilizando el abandono en bienes colectivos, el libro caracteriza las diferentes operaciones políticas para expulsar ocupantes indeseados o proteger el abandono.
Palabras claves: neoliberalismo, justicia urbana, abandono
A través del análisis de los squat en ciudades europeas de tinte metropolitano (Barcelona, Ámsterdam, Berlín entre otras), Martínez establece un itinerario de acciones desplegadas por los gobiernos locales, en conjunto con inversores privados, para erradicar la ocupación de edificios abandonados. El binomio de edificios ocupados/desocupados deviene un problema en dos sentidos. El primero es como señala Bennett (2017), debido a la noción liberal lockeana de propiedad. La tierra es útil por su uso, y la dilapidación reside en el abandono. Desde ahí, los inmuebles deben estar produciendo y siendo ocupados. Sin embargo, hay un espectro específico de usos que debe sostener el ambiente construido de la ciudad. Y dentro de estos, se excluyen los informales, ilegales y precisamente, aquellos que disputan la noción de propiedad como un bien ejercido, contra aquel que sitúa a la propiedad como un bien alienado del uso público y, por lo tanto, excluyente.
No todos los edificios ocupados tienen el mismo objetivo, ni tampoco despliegan un contingente homogéneo de acciones para producir la ocupación. Pero sí todos los edificios levantan la sospecha de un mal vivir, siembran el manto de la duda de la correspondencia entre sus habitantes con el territorio, y al mismo tiempo, tensionan los objetivos del gobierno de la ciudad para rentabilizar el espacio mediante venta, renta o especulación.
En este sentido, un juicio moral es el que tiñe a los inmuebles. Como señala Matless (1994) al analizar las formas de enjuiciar el territorio y sus habitantes en el distrito de Norfolk, al este de Inglaterra: “el mismo vocabulario es desplegado para hablar de las personas como de los edificios: ruidosos, impúdicos, indisciplinados, vulgares, un repugnante estropeo del paisaje de Broadland” (p.133). Hay edificios que tienen una carga simbólica que homologa la materia a sus habitantes. O en un sentido del fetiche de la mercancía: hablar mal y castigar los objetos, como si tuvieran vida propia, esconde un juicio y desprecio hacia los individuos que los producen. Producción en el sentido de Guggenheim (2009), quien caracteriza a los edificios como mutables inmóviles: objetos procesuales definidos por su lugar topográfico, que es inamovible, y las acciones humanas que los valorizan, signan, modifican y constituyen.
En el caso de los Squat estudiados por Martínez, hay una geografía moral que recubre estas ocupaciones y las anormaliza y estigmatiza. Estos dos últimos procesos, generan la idea de que los Squat, en el sentido de Cresswell (1996), son un representante de las cosas fuera de orden y lugar en la ciudad.
Desde la disposición del “fuera” de lugar, de lo anormal y corrompido, los Estados mediante los gobiernos de ciudad levantan disposiciones punitivas frente a las ocupaciones. Disposiciones que se entablan en disputas económicas y legales que favorecen a los intereses de la ciudad, y eliminan el disenso a las formas de gobernanza urbana que representan estas ocupaciones.
Aunque no todo es castigo, también hay relaciones instrumentales. El autor contrasta los Squat de tipo artístico frente a los políticos. Si bien ambos pueden compartir elementos performativos de ocupación, y el hecho de ser ilegales, los de tipo artísticos tienen la posibilidad de ser normalizados. Sin embargo, los Squat políticos concentran un capital simbólico negativo a los ojos de la ciudad. Son quienes no solo usan un espacio en abandono, sino que disputan la noción mercantil de la ciudad y los bienes.
Gracias a su despliegue estético, y capacidad de producir una narrativa cool y cultural, las ocupaciones artísticas son normalizadas. Para Martinez, estos Squat son de fácil domesticación porque hay una afinidad en las tendencias de producción de ciudades cultural y el contingente de acciones y prácticas que ofrecen estos edificios: talleres, conciertos y actividades artísticas por sobre político-activistas.
Im 2. Fuente: Thomas Quine/Flickr
En contraposición, los Squat políticos son severamente castigados, perseguidos y criminalizados. Son lugares abyectos desde sus ocupantes, objetos y objetivos; representan la antítesis de una ciudad que se define por la acumulación por desposesión, y la rentabilización y especulación del espacio. Los Squat políticos se definen por su agencia y acción situada, por la idea de valor mediante acciones colectivas que abogan por la horizontalidad y el recuperar la ciudad sin miramientos o afinidades instrumentales con las fuerzas policiales, y los gobiernos locales.
Finalmente, en tiempos de pandemia, la lectura del trabajo de Martínez resulta incisivamente relevante. Si la anormalización y la exclusión son acciones políticas, con fundamentos económicos que definen una geografía moral del territorio ¿Cuál sería el lugar de los enfermos y enfermedades de la ciudad? El texto de Martínez nos permite evidenciar las disposiciones de gobernalidad (en el sentido de la administración del territorio) y de gubernamentalidad (en relación al universo simbólico que define la ideología y acciones del gobierno del territorio) sobre cómo se construye el espacio urbano mediante exclusiones tanto simbólicas, materiales y espaciales de sus habitantes.
Los squat, a los ojos del capital y los gobiernos de las ciudades, se presentan como cuerpos no-humanos enfermos. Depredadores de las bondades de la ciudad y arruinadores de la misma. El peligro que presentan es el del temor reificado en límites claros y materializados en edificios. Límites materiales que ahuyentan a los usuarios disciplinados y docilizados a consumir su lugar en la ciudad, ponen en tensión la legitimidad del sistema de rentas y hacen desplegar al Estado policial sus recursos para extirpar estos cuerpos enfermos. Acá, la enfermedad se levanta como un dispositivo de control que justifica medidas técnicas, congregando argumentos de una ciudad homogénea mediante la eliminación simbólica y material del disenso.
Im 3. Gabriel Maulén en base a fotografía de / Fuente: Thomas Quine/Flickr
Para los usuarios de los squat el problema es la producción de ciudad mediante la especulación inmobiliaria y la desposesión del espacio público. Lo anterior, un problema ubicuo, un mal al acecho, una monstruo que atemoriza y no tiene límites. La enfermedad es la forma de organizar de manera desigual y excluyente la ciudad, y para esto, es preciso actuar guareciéndose, generando cobijos y resistiendo, incluso desde las ruinas.
En este sentido, la pandemia actual es invisible y ubicua, como los procesos de especulación y desposesión del espacio público que genera y promueve el Estado. Como señala Viveiros de Castro (2012), los límites del temor y el miedo ya no son referenciables y escaparon a las fronteras del resguardo. Las fronteras han sido históricamente espacios geográficos o imaginales donde es posible distinguir la seguridad de la inseguridad, el conocimiento de la ignorancia, el cobijo frente al desahucio. Desde la ausencia de fronteras claras sobre los peligros, el miedo se convierte en una actitud inmanente que nos permite vivir. El miedo frente a algo que está siempre acechando comienza a organizar nuestras formas de vivir y ser en el mundo. Nos obliga a estar siempre atentos, ser cautos y establecer nuevos marcos de acción y quizás, otros límites. Al mismo tiempo, la inmanencia del peligro refuerza la idea que la acción colectiva es el espectro de acciones donde podemos enfrentar los problemas que nos envuelven. En este punto, tanto Martínez como Viveiros se encuentran. Ambos apuntan a que la inmanencia de la acción estatal se convierte en un agente del terror y de la precariedad. El estado, a través de su acción policial y marco normalizador, implanta una agenda que atemoriza y pone en constante peligro las formas de producción que le son ajenas o contrarias.
De esta manera, la situación de los usuarios y productores de squat nos convoca a profundizar, en tiempos de desgobierno y crisis sanitarias, acciones de resguardo material y espacial, cobijo afectivo y fortalecimiento de lazos solidarios entre nosotros, miembros de la ciudadania.
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Referencias
Bennet, L. (2017). Forcing the Empties Back to Work? Ruinphobia and the Bluntness of Law and Policty. Henneberry, J. (Ed) Transience and Permanence in Urban Development. Chichester: John Wiley & Sons, Ltd. https://doi.org/10.1002/9781119055662.ch2
Crewsswell, T. (1996). In Place/Out of Place: Geography, Ideology, and Transgression. Minnesota: University of Minnesota Press.
Guggenheim, Michael. 2009. Building Memory. Architecture, Networks and Users. Memory Studies, 2(1), pp. 39-53.
Matless, D. (1994). Moral Geography in Broadland. Ecumene 1(2). pp.127 – 155.
Viveiros de Castro, E. (2012). Immanence and fear. Stranger-events and subjects in Amazonia. HAU: Journal of Ethnographic Theory 2 (¡). pp. 27 – 43.
Agradecimientos a Gabriel Maulén (Ilustrador – Gimes.maulen@gmail.com ), por la ilustración y discusión sobre el texto.
Nueva a-normalidad: la otra pandemia. Reflexiones desde Rio y Barcelona
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Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Fernando Espósito Galarce; Dr. Arquitecto. Profesor del Programa de Posgrado en Arquitectura (PPGArq), Departamento de Arquitectura y Urbanismo (DAU), Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro (PUC-Rio). Becario (2020) de la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB) y Fundación Carolina, España.
Julia Alves Meira; Estudiante de arquitectura y becaria del Programa de Iniciación Científica (CNPq). Departamento de Arquitectura y Urbanismo (DAU), Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro (PUC-Rio)]
Resumen
El COVID-19, enfermedad surgida a fines del 2019 y que rápidamente alcanzó el carácter de pandemia en marzo del 2020, hizo que nuestras actividades cotidianas se vieran bruscamente interrumpidas. El espacio doméstico absorbió varias de las actividades que antes eran realizadas fuera, en la ciudad y en nuestros lugares de trabajo. En medio de la amenaza del virus, aquellos que pudieron quedarse en casa fueron los privilegiados, pues otros no tuvieron esa posibilidad de elegir. La pandemia ha hecho más visible esa extrema desigualdad social, económica y habitacional, mostrándonos, además, que sus efectos no son iguales para todos, con algunos más vulnerables que otros en esta crisis. Esa visibilidad de la vulnerabilidad hace también más urgente la necesidad de responderle a esa población desfavorecida. En este trance, es necesario reflexionar acerca de cómo éramos y, principalmente, como seremos, realizando cambios profundos que resuelvan la crisis de la injusticia social, la desigualdad y la estigmatización de los más vulnerables.
Palabras clave: Nueva normalidad, estigmatización, pandemia.
Im 1. Persona en situación de calle, en un improvisado refugio para pasar la noche. Ubicado en una céntrica calle del Eixample de Barcelona, se apropia de la fachada de un centro deportivo, cerrado temporalmente durante la cuarentena sanitaria / Fuente: Fernando Espósito
Introducción
Escribimos esta reflexión conectando dos ciudades. Rio de Janeiro (Brasil) y Barcelona (Cataluña, España). La primera, ciudad de residencia permanente de los autores. La segunda, ciudad de residencia temporal donde a uno de ellos le ha sorprendido la pandemia.
El COVID-19, enfermedad surgida a fines del 2019 y que rápidamente alcanzó el carácter de pandemia en marzo del 2020, nos ha hecho replantearnos varias dimensiones de nuestra sociedad.
Los servicios de salud han estado sobre una presión extrema y con su capacidad de respuesta en muchos casos sobrepasada. La vida que llevábamos hasta ese momento, con las fragilidades propias de un sistema híper capitalista, disminuyó considerablemente su ritmo. El escenario es de miedo e incertidumbre, pero también, de reflexión. El aislamiento social, estrategia adoptada por la mayoría de los gobiernos para contener la pandemia e intentar disminuir la letalidad del virus, trajo otros cuestionamientos importantes al campo de la arquitectura y el urbanismo. En algunos países europeos, como Italia y España, naciones occidentales donde el virus golpeó primero, el aislamiento fue aplicado de forma bastante rígida, con cuarentenas severas, aislando algunas regiones del territorio, cerrando fronteras internas y externas, restringiendo la libre circulación y aplicando elevadas multas e incluso prisión en caso de que los ciudadanos no respetasen las medidas. Actualmente (junio de 2020) en España, ya en la recta final de la llamada “desescalada” de las medidas restrictivas y ad-portas de la “nueva normalidad”, el distanciamiento físico, el uso de mascarillas y de desinfectantes es obligatorio en espacios públicos.
La pandemia hizo que nuestras actividades cotidianas se vieran bruscamente interrumpidas. El espacio doméstico absorbió varias de las actividades que antes eran realizadas fuera, en la ciudad y en nuestros lugares de trabajo. Así, en medio de la amenaza del virus, aquellos que pudieron quedarse en casa fueron los privilegiados, pues otros no tuvieron esa posibilidad de elegir. Dentro de ese grupo están los marginalizados, los “residualizados” por el sistema, personas que ya observábamos en la ciudad pre pandémica, víctimas de una histórica estigmatización social y territorial, y que, sin más alternativas, habitan los lugares negligenciados, llenos de preconceptos, y que, algunas veces más cerca de lo que creemos, son invisibles a nuestras miradas. A esos “otros”, Goffman (2011 apud SIQUEIRA; CARDOSO) les llama los “anormales” del sistema, identificando el origen de esa estigmatización en nosotros, los supuestos normales, responsables por la construcción de esos preconceptos y estereotipos que imponemos a esos extraños y diferentes.
El problema de la nueva a-normalidad
Durante la pandemia la situación de estas personas ha sido compleja, pues no han tenido más opción que continuar circulando por la ciudad y seguir sobreviviendo de lo que el sistema les deja, con trabajos informales y precarios (en el mejor de los casos), pero ahora exponiéndose al virus. Resguardándose en espacios que la ciudad ignora y muchas veces desprecia, en su situación de calle, han quedado aún más vulnerables.
Según los datos de la Defensoría Pública del Estado de Rio de Janeiro (2019), la cantidad de personas en situación de calle bordea las 15 mil en la ciudad carioca. En Barcelona, según datos de la Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar, esa cifra bordea las 2.500, en su mayoría extranjeros comunitarios (Unión Europea), habiendo aumentado en un 72% en la última década. Esta pandemia, ciertamente, traerá un dramático aumento en esas cifras.
El virus ha hecho más visible esa extrema desigualdad social, económica y habitacional, mostrándonos, además, que los efectos de la pandemia no son iguales para todos. Los ciudadanos históricamente estigmatizados “por la ciudad” son los más vulnerables en esta crisis. En palabras de Fajardo (2020), «los invisibles se hicieron más visibles gracias al maldito Covid-19”. Esa visibilidad hace también más urgente la necesidad de atender a esa población vulnerable, lo que por otro lado incomoda a un sistema pensado no para ellos, sino que para los normales que “son parte” de él. En un contexto de emergencia sanitaria y de alta demanda de los servicios de salud, esa estigmatización de los “anormales”, como dice Goffman, se fortalece. Si esos seres invisibles antes eran ignorados, ahora corren el riesgo de ser rechazados una vez más. En Brasil, son acciones de organizaciones como Médicos Sin Fronteras las que intentan superar la insuficiente y cuestionable calidad de los servicios proporcionados por el Estado (fig.1).
Im 2. Asistencia de los Médicos Sin Fronteras en de São Paulo a personas vulnerables / Fuente: https://www.msf.org.br/noticias/medicos-sem-fronteiras-comeca-acao-contra-covid-19-no-brasil.
En Barcelona, a pesar de existir un estado de bienestar mayor y de asistencia social más eficiente, es la ciudad, también en sus lugares residuales, la que acaba cobijando esas injusticias (fig.2).
Im 3. Personas en situación de calle compartiendo en una plaza del centro de Barcelona, en el barrio del Raval / Fuente: Fernando Espósito
Entre marzo y mayo, segun Ling (2020), se evidenció claramente el fracaso de las grandes ciudades “construidas a base de contacto, de aglomeración, de densificación y verticalización”, y también de desigualdad e injusticia.
El COVID-19 nos puso a todos bajo la misma amenaza, pero con diferencias abismales en nuestras posibilidades de protección y preservación física, mental y económica. Las medidas de combate al virus que no consideraron esas diferencias, acabaron agudizando la estigmatización de los más vulnerables. La pregunta que surge entonces es, ¿cuál será la nueva normalidad? Pero, ¿y qué hacemos con la nueva a-normalidad?
Desde su aparición, el virus trajo un aire de estigmatización evidente, primero con los orientales, a quienes se le relacionó absurda, injusta e ignorantemente con el “virus chino” (SANTOS, 2020). Sin embargo, ese sesgo estigmatizador se ha infiltrado, y cualquier persona más allá de la puerta de casa es tratada como una amenaza, incluso a aquellos que antes de la pandemia eran “tan normales como yo”. Se trata de “un otro que debe ser evitado” (SIQUEIRA, 2016). Esa noción de alteridad es usualmente depositada en los marginalizados, pero debido a la constante amenaza de contagio pasó a incluir cualquier cuerpo extraño, y en el caso del espacio urbano, cualquier lugar que no sea “el mío”. Pero esto no es nada nuevo. Rio de Janeiro posee un largo historial de estigmatización socio espacial con sus favelas. Europa, en general, con los inmigrantes, principalmente los venidos del otro lado del Mediterráneo. Hoy, esa infiltración estigmatizadora ha alcanzado nuevos niveles, al punto de hablar de la “madrileñofobia”, concepto que singulariza el miedo de contagio proveniente de Madrid, una de las ciudades más afectadas por el COVID-1. Supuestamente, esta podría representar un riesgo de nuevos brotes del virus producto del movimiento de sus ciudadanos a otras comunidades españolas, más ahora, ya iniciada la temporada vacacional.
Irónicamente, fue necesaria una crisis global para que el modelo de ciudad fragmentada, repleta de barreras (visibles e invisibles) impuestas a los más vulnerables, fuese vista como ineficaz y para que el contacto con extraños fuese más valorizado y percibido como esencial en la vida de la ciudad.
Conclusión
La pandemia nos ha enrostrado que existe un espacio habitado que muchas veces no percibimos, y que, hipócritas, evitamos reconocer y observar. Espacios y personas que no queremos ver porque nos incomodan. Espacios residuales de los marginalizados y que esta pandemia visibilizó más que antes. Consecuencia de una extrema desigualdad, de un sistema que se sustenta en esos seres humanos explotados y que ahora, paralizado por la cuarentena, nos revela con más evidencia nuestras miserias y la crueldad de la indiferencia. Cuando el sistema está en marcha, ellos sobreviven de los restos, de lo que sobra, y por eso no nos incomodan, porque desaparecen en esa máquina capitalista de la supervivencia, en un «estado de excepción permanente» que normaliza lo anormal. ¿Como superar esta otra pandemia? Hoy, habitantes de los espacios temporalmente abandonados como museos (fig. 3, 4 y 5), teatros, y cajeros electrónicos de sucursales bancárias, esperan para continuar sobreviviendo, paradojalmente, en el mismo sistema que los estigmatiza.
Im 4 y 5. Refugio improvisado por una familia en situación de calle, instalado en las estructuras de acceso al museo Can Framis, de la Fundación Vila Casas, ubicado en el distrito 22@, Poble Nou, Barcelona / Fuente: Fernando Espósito
Im 6. Un hombre en situación de calle duerme en la puerta principal del Museo Marítimo de Barcelona, uno de los museos más visitados de la ciudad, cerrado durante la emergencia sanitaria / Fuente: Fernando Espósito
Según Solnit (2020), tal vez el desafío desde ahora sea reflexionar acerca de cómo éramos, revalorando los contactos próximos y con una nueva sensación de pertenencia, descubriendo un nuevo respeto por aquellos “anormales” de Goffman, muchos de los cuales, sin siquiera darnos cuenta, “producen nuestros alimentos, los llevan a nuestras mesas” y que, de alguna forma y sin saberlo, nos ayudan a tener lo que tenemos y estar donde estamos.
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Bibliografia
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SIQUEIRA, R; CARDOSO, H. O conceito de estigma como processo social: uma aproximação teórica a partir da literatura norte-americana. São Paulo, FAPESP. 2011.
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SIQUEIRA, Vinicius. Tempo e espaço – Modernidade Líquida. Colunas Tortas, 12 de dez. 2016. Disponible en: <https://colunastortas.com.br/tempo-e-espaco-zygmunt-bauman/
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SOLNIT, Rebecca. Esperança em meio ao desastre. Revista Serrote. 2020. Disponible en: <https://revistaserrote.com.br/2020/04/esperanca-em-meio-ao-desastre-por-rebecca-solnit/
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FUNDACIÓN GENTE DE LA CALLE. Personas en situacion de calle y Derechos Humanos. 2015. Disponible en: https://www.gentedelacalle.cl/situacion-de-calle-y-derechos-humanos/
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CASTRO, Nathália. RJ dá início a levantamento para realizar o 1°censo da população em situação de rua no Rio. 2019. Disponible en: https://g1.globo.com/rj/rio-de-janeiro/noticia/2019/11/21/prefeitura-da-inicio-a-levantamento-para-realizar-o-1censo-da-populacao-em-situacao-de-rua-do-rio.ghtml
Desigualdades sanitarias en la ciudad neoliberal. Reflexiones a partir de la salud pública colectiva
VerDesigualdades sanitarias en la ciudad neoliberal. Reflexiones a partir de la salud pública colectiva
Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Pablo González. Licenciado en Historia, Universidad de Chile. Magíster en Desarrollo Urbano, Universidad Católica de Chile.
Pamela Espinoza. Cirujano Dentista, Universidad de Chile. Estudiante Magíster en Salud Pública, Universidad de Chile]
Resumen
La actual pandemia por Covid-19 ha traído al debate la estrecha relación entre las desigualdades sanitarias y la configuración del espacio urbano neoliberal. Si bien la importancia del pensamiento salubrista en el desarrollo de las ciudades es de larga data, se sostiene que la coyuntura actual ha vuelto a posicionar a la salud pública como un factor trascendental al momento de planificar las ciudades, a fin de propiciar una distribución más equitativa de las condiciones sanitarias y ambientales. Esta columna busca visibilizar la perspectiva de la salud colectiva en su doble propósito de comprender los procesos de salud-enfermedad como fenómenos socioespacialmente construidos, así como también vincular a diversos actores locales en la gobernanza de la salud.
Palabras claves: ciudad neoliberal – desigualdad sanitaria- salud colectiva
Desde comienzos del siglo XX, las condiciones sanitarias de la población urbana, fueron de vital relevancia para establecer relaciones entre la naciente salud pública y la distribución del medio ambiente urbano (Ibarra, 2016). El acceso al agua potable, habitaciones higiénicas, atención primaria y medicina preventiva, marcaron la agenda de la salud pública, lo cual permitió sedimentar la relación entre planificación urbana y condiciones sanitarias. Por ejemplo, mientras Salvador Allende era ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social durante el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, la provisión de vivienda se entendía como un asunto estratégico para mejorar las condiciones sanitarias de la población (Amar, 2008).
Con todo, el modelo económico chileno configurado en la Dictadura de Pinochet y profundizado en los gobiernos de transición, ha entendido a la salud como un bien de consumo por sobre su acceso universal, lo que ha generado fragmentación del modelo sanitario (Goyenechea & Sinclaire, 2013). Por tanto, los procesos de salud-enfermedad no se distribuyen de forma ecuánime entre la población; siendo una dimensión relevante de las desigualdades sociales. De esta manera, el panorama actual de pandemia por SARS-CoV-2 (Covid-19) evidencia que las dinámicas infecto-contagiosas, lejos de entenderse como procesos estrictamente biológicos, están directamente relacionados con estructuras institucionales y condiciones socioeconómicas, lo que se ve reflejado en factores sanitarios distribuidos de forma inequitativa en la ciudad neoliberal.
El 18 de octubre pasado en Chile, emergió espontáneamente un movimiento social, que articula una serie de demandas colectivas, entre ellas exigencias de derechos sociales e igualdad de oportunidades en cuanto a educación, vivienda, salud, entre otros. En medio de esta coyuntura de revuelta social, la desigualdad sanitaria se ha relevado a partir de perspectivas socioterritoriales emanadas desde la salud colectiva, la cual considera nuevas formas de comprender y actuar ante las consecuencias provocadas por la distribución desigual del espacio urbano. Ejemplos de esto son mapas de contagio que develan desiguales índices de prevalencia en la Región Metropolitana (INTERFERENCIA, 2020). También se ha destacado la reconversión de las brigadas de primeros auxilios que atendían a manifestantes heridos de la revuelta social, en comités de salud territoriales que responden comunitariamente a la pandemia (LAB, 2020). De esta forma, el conocimiento que emana desde la salud colectiva pone en relieve la determinación social en salud para considerar nuevas dimensiones socio-biológicas de la desigualdad. Es por ello que se ha puesto el foco en entender la ‘enfermedad’ no solo como un desequilibrio biofísico, sino que también como expresión de trayectorias históricas y procesos socioespaciales.
Si bien con el enfoque de los determinantes sociales elaborados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha producido un avance al vincular condiciones económicas y políticas en los procesos de salud-enfermedad, este concepto deja de lado las dinámicas territoriales y las relaciones de poder que se conjugan en los espacios urbanos. Por otro lado, tampoco cuestiona el modelo de acumulación capitalista que es la base de las inequidades en salud en Latinoamérica. En ese sentido, es necesario considerar la dimensión territorial y profundizar en las desigualdades espaciales en salud desde el modelo de determinación social que propone la corriente de salud colectiva (Morales-Borrero et al., 2013).
La salud colectiva pone en valor el agenciamiento de los actores locales y de la apropiación de los espacios habitados mediante la territorialización de los problemas urbanos (imagen 1). Esto queda de manifiesto en las experiencias de autoorganización territorial que han emergido como respuesta a las necesidades en salud de la población frente a las deficiencias de la política pública (Borde y Torres-Tovar, 2017).
Im 1. Organización de salud colectiva / Fuente: gentileza de comité de emergencia Asamblea Popular Metro La Granja.
La violencia que ejerce la ciudad neoliberal (Hidalgo & Janoschka, 2014) sobre las personas y sus hábitats, configura espacios urbanos sin derecho a la salud. Las ciudades son escindidas y fragmentadas, y su consecuencia es la generación de zonas de sacrificio social, expresada en marginalización, guetificación, hacinamiento, dificultad para desplazarse y desarticulación de la organización comunitaria; todos factores que inciden directamente en la salud de las poblaciones (Firpo-Porto, 2013).
Barrios, villas y poblaciones divididas por la construcción de autopistas concesionadas (Stamm, 2016), son también los territorios donde existe mayor exposición y vulnerabilidad debido a la crisis sanitaria por Covid-19; esto permite dar cuenta de los factores sanitarios presentes en la injusticia ambiental-urbana, lo cual hace patente las contradicciones del modelo urbano neoliberal. Entre los determinantes sociales que influyen en este fenómeno se identifican condiciones de vivienda, hacinamiento y alta densidad poblacional; esto sumado a la precariedad laboral, la cesantía y el trabajo informal, características que cruzan también a estos territorios y que les impide llevar adelante una cuarentena efectiva (Escuela de Salud Pública UCH, 2020).
Por tanto, la pandemia está afectando en mayor medida a los espacios marginados de la ciudad, desde una perspectiva epidemiológica al presentar las mayores tasas de incidencia, pero también desde la perspectiva de los derechos sociales al verse vulnerados los derechos en salud pública. Esto quedó de manifiesto en las protestas ocurridas en un sector de la comuna de El Bosque, en que la comunidad levantó demandas en relación al derecho básico de alimentación.
Sin embargo, estos espacios también albergan un componente de autoorganización popular. Tal como lo fue en la dictadura de Pinochet, reemergen memorias de resistencia y de autoorganización social (Gatica, 2017). Así es como en poblaciones de las comunas del Gran Santiago, Valparaíso, Iquique, Antofagasta, entre otras, se instala la olla común, que en algún momento fue una respuesta frente a un problema de salud pública como la desnutrición infantil, y que hoy resurgen como experiencias de autogobernanza local frente al hambre. En este sentido, la respuesta organizativa a nivel territorial ha sido fundamental en responder a las necesidades alimentarias y paliar las desigualdades socioeconómicas (imagen 2).
Im 2. Organización vecinal en comuna de La Granja. Fuente: gentileza de Comité de emergencia Asamblea Popular Metro La Granja.
Conclusiones
Se requiere de un entendimiento profundo entre territorios, actores sociales y procesos de salud-enfermedad. El modelo de determinantes sociales de la OMS no lo considera así, ya que entiende a la población como un conjunto de entes sin historias, geografías y culturas. Desde la salud colectiva se encuentran valiosas experiencias de gobernanza territorial, pero aún sigue siendo necesario considerar a los actores locales en su capacidad de agenciar transformaciones urbano-sanitarias. En conclusión, las desigualdades sanitarias y su correlato urbano, deben exhortar a la planificación de las ciudades con el propósito de abordar procesos de salud-enfermedad entre los problemas territoriales, considerando por tanto la historicidad y espacialidad de las comunidades involucradas.
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Bibliografía
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Borde, E., & Torres-Tovar, M. (2017). El territorio como categoría fundamental para el campo de la salud pública. Saúde em Debate, 41, 264-275.
Escuela de Salud Pública UCH (2020). Actualización Covid-19 en Chile. Análisis y recomendaciones ante la fase actual de la epidemia. Recuperado de: http://www.saludpublica.uchile.cl/noticias/163736/analisis-y-recomendaciones-ante-la-fase-actual-de-la-epidemia
Firpo-Porto, M. (2013). Injustiça ambiental no campo e nas cidades: do agronegocio químico-dependente às zonas de sacrifício urbanas. En Firpo-Porto M.; Pacheco, T.; Leroy, J. P. Injustiça ambiental e saúde no Brasil: mapa de conflitos (pp. 133-174). Rio de Janeiro: Fiocruz.
Gatica, E. (2017). Perdiendo el miedo. Organizaciones de subsistencia y protesta popular en la región metropolitana, 1983-1986. Chile: Mar y Tierra Ediciones.
Goyenechea, M., & Sinclaire, D. (2013). La privatización de la salud en Chile. Políticas Públicas, 6(1), 35-52.
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INTERFERENCIA (2020). Exclusivo: Estos son los mapas de contagio de Covid-19 que Mañalich mantiene en secreto. Recuperado de: https://interferencia.cl/articulos/exclusivo-estos-son-los-mapas-de-contagio-de-covid-19-que-manalich-mantiene-en-secreto
Hidalgo, R., & Janoschka, M. (Eds.). (2014). La ciudad neoliberal: gentrificación y exclusión en Santiago de Chile, Buenos Aires, Ciudad de México y Madrid. Chile: Geo-libros.
LAB (2020). Chile: the protest movements adapt to Covid-19. Recuperado de: https://lab.org.uk/chile-the-protest-movements-adapt-to-covid-19/
Morales-Borrero, C., Borde, E., Eslava-Castañeda, J. C., & Concha-Sánchez, S. C. (2013). ¿Determinación social o determinantes sociales?: Diferencias conceptuales e implicaciones praxiológicas. Revista de salud pública, 15, 810-813.
Stamm, C. (2016). Conflictos, autopistas urbanas y discursos sobre la (in)justicia en Santiago de Chile. Geografare
Cómo abordar el uso seguro de los espacios públicos. Criterios y definiciones sobre el regreso de los niños/as a la ciudad
VerCómo abordar el uso seguro de los espacios públicos. Criterios y definiciones sobre el regreso de los niños/as a la ciudad
Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Piera Medina Ziller; Arquitecta urbanista, Magister en Desarrollo Urbano UC; Editora General Revista Planeo; Directora Ejecutiva Fundación Escala Común]
Resumen:
La pandemia del Covid-2019 que hemos enfrentado en lo que va de este 2020 ha cambiado nuestra vida de forma abrupta y radical. Nuestra relación con la ciudad y los espacios públicos se ha visto paralizada, las calles se han vuelto un espacio vacío frente a la ausencia de los cuerpos que cohabitan los espacios públicos, quedando de manifiesto el rol de las ciudades en nuestras vidas cotidianas, soporte de actividades, encuentros, movilidad, y el juego. Así como también, las brechas socio territoriales que se han incrementado durante los últimos meses. Atónitos frente a un evento que pensábamos propio de los libros de historia, nos enfrentamos a un escenario difuso y nuevo, en un tiempo de pausa que nos permite remirar con nuevos lentes nuestra relación con la ciudad, y resignificar los espacios que acogen nuestra vida, allá afuera. El presente texto se refiere al regreso de los niños/as a la ciudad y el uso de los espacios públicos cuando la pandemia termine. Se plantea una reflexión en torno a la manera en cómo abordamos y qué criterios se deberán tener en consideración para establecer condiciones seguras para los niños/as en nuestras ciudades.
Palabras Clave: Espacios Públicos; Infancia; Pandemia
La situación a nivel global de confinamiento, ha evidenciado desigualdades que requieren ser abordadas con urgencia, una de ellas tiene que ver con las brechas existentes en el acceso e integración de la infancia en la ciudad. Si bien previo a la pandemia resultaba un ámbito de gran relevancia por la escasa inclusión de la infancia en términos del desarrollo urbano, la situación actual profundizó aún más la invisibilización de las voces de miles de niños, niñas y adolescentes. Y esto no sólo desde la perspectiva de la propagación del virus en casos de menores de 18 años, sino también, desde el enfoque del cuidado y protección de su bienestar en todo orden, ya sea durante la cuarentena, como por los aspectos que definan el regreso seguro a la ciudad y sus equipamientos, y cómo abordar el uso de los espacios públicos para los niños/as una vez que la crisis termine.
Im 1. Dibujo de un espacio público hecho por niño de 9 años / Fuente: Escala Común
Para la infancia esta crisis ha tenido una serie de manifestaciones directas en su bienestar. Según un estudio realizado por Unicef (2020), las más conocidas han sido el estrés por falta de actividades sociales con sus pares y familiares queridos, la ansiedad por el encierro, el miedo a contagiar a sus abuelos, y en gran parte, el no poder realizar actividades en su barrio y su ciudad.
Y es que para la infancia, la ciudad juega un rol fundamental para su desarrollo integral, incluyendo aspectos cognitivos, psicosociales, psicomotores, de salud física, mental, de aprendizajes simbólicos, espaciales, etc. Hacer actividades al aire libre de forma cotidiana genera beneficios directos en la disminución de obesidad, sedentarismo, problemas a la visión; a la vez que, realizar prácticas cotidianas de los niños/as en el espacio público genera beneficios en su autonomía, en su construcción de identidad como individuo, en la cohesión social, y la calidad de vida de los entornos donde los niños/as participan (Medina & Mucientes, 2019).
Im 2. Niños/as jugando en plaza Las Lilas antes del Covid-19 / Fuente: autora
El cómo abordamos el regreso seguro de los niños/as a la ciudad debe reconocer la importancia que tiene esta plataforma para su desarrollo, y por tanto es necesario insistir en la idea que, entendiendo que estamos frente a una realidad compleja, los niños/as deben salir a la ciudad y hacer uso de los espacios públicos como una medida recreativa, y necesaria para el bienestar y salud infantil.
La manera en que enfrentamos esta situación, debe ir de la mano con medidas que permitan reintegrar el juego en la ciudad, de forma paulatina, responsable, y coordinada. Pero sobre todo, con voluntad para restablecer y mantener la dimensión lúdica de los espacios públicos. Urge abordar estas dinámicas en la vida pública, en tanto la necesidad que tienen los niños/as de volver hacer uso de los espacios públicos de sus ciudades y barrios, como también, el cómo nos co-responsabilizamos como sociedad para brindar condiciones seguras a ellos, sin limitar (nuevamente) sus acciones y prácticas lúdicas en la ciudad.
Todo lo anterior implica el desarrollo de nuevos criterios urbanos y medidas más pertinentes con la infancia en la ciudad, que permitan garantizar el bienestar urbano infantil y una mayor inclusión de los niños/as y adolescentes en los espacios de juego, equipamiento, y la movilidad urbana infantil. Como una forma de abordar esta problemática, ya pre-existente a la pandemia, se han desarrollado una serie de recomendaciones, lineamientos, e indicadores para una mayor pertinencia en el diseño de espacios públicos vinculados con la infancia, denominado SIPIC: Set de Indicadores para la Pertinencia Infantil en la Ciudad, desarrollado por Escala Común, y el Observatorio de Ciudades UC (para revisar en detalle ver: http://www.sipic.cl). SIPIC plantea una propuesta que permitiría hacerle frente a los requerimientos de la infancia en el espacio público, e implementar medidas coherentes a las nuevas demandas que surgirán luego de la pandemia. Este instrumento plantea una serie de indicadores que permitirán evaluar la pertinencia e inclusión de la infancia en las ciudades, a su vez, presenta una serie de proyectos y criterios para implementar en las ciudades en miras de una mayor inclusión, seguridad, y calidad de los espacios públicos.
Im 3. Percepciones, y propuestas de los niños/as sobre la ciudad que imaginan tener en el futuro, y cómo eso implica un mejor manejo de la sustentabilidad de parte de los adultos responsables / Fuente: Escala Común
Integrar todo aquello, es una oportunidad enorme para avanzar hacia ciudades más inclusivas, equitativas, y amables con la infancia y adolescencia, que permitirían sentar un precedente, quizás único, de velar y poner realmente a los niños/as primero; pues si antes, en ese mundo anterior al Covid-19, no existían las condiciones formales y la voluntad para una mayor inclusión infantil en el diseño de espacios públicos, hoy no será posible hacerlo más sin ellos.
Im 4 – 5. Taller de participación ciudadana infantil con niños/as de 1º a 4º básico / Fuente: Escala Común
Es imprescindible ahondar desde una perspectiva holística lo que todo esto va a significar para la infancia, e incluir todo aquello en cómo se piensan las ciudades, para adaptar de una vez por todas los lugares a las necesidades de los niños/as, y así, dejar de pedirle a la infancia que siga adaptándose a los lugares que hemos creado para los adultos. Sólo incluyendo a los niños/as en la forma en que pensamos y hacemos las ciudades, podemos aspirar a espacios más prósperos y saludables, pues como afirma Tonucci, si una ciudad es amigable, inclusiva, y apta para los niños/as, lo será también para todos.
Y no debemos olvidar las brechas entre los distintos territorios, que hoy más que nunca deberán avanzar a una mayor equidad. Es necesario actuar con mayor énfasis en aquellos sectores donde la desigualdad se hace palpable, y los espacios públicos así lo revelan. Esta misma desigualdad ha puesto enormes barreras en la inclusión infantil en el contexto urbano.
Se deberá asumir entonces, el desafío de garantizar entornos de convivencia seguros que promuevan el desarrollo y bienestar infantil de forma plena, pues los niños/as volverán a salir a jugar, y los padres también requerirán de estos espacios como complemento de la crianza, especialmente en aquellos lugares donde la cuarentena ha dejado en evidencia la falta de espacio y habitabilidad que permita el juego y convivencia al interior de los hogares. Deberán existir garantías territoriales que permitan que el regreso a la ciudad se dé de forma óptima y segura, pero por sobre todas las cosas, que se pueda dar.
Garantizar espacios seguros para la infancia en la ciudad, es proporcionar condiciones para que puedan ejercer su derecho a la ciudad y al juego, parte de los derechos ratificados por la Convención de Derechos de los Niños/as. Por ello, escuchar las voces de los niños/as y adolescentes es clave para el proceso de reinvención urbana que deberemos enfrentar, que provea entornos que protejan y aseguren su desarrollo pleno en la ciudad. Pensar en la prosperidad de la niñez en la ciudad entrega una hoja de ruta que fija una visión prospectiva de la ciudad a la cual debiéramos aspirar, más amigable, más saludable, y más inclusiva.
Im 6. Talleres de urbanismo y activación ciudadana para jóvenes «Yo También» realizados junto a Fundación Aldea, en el Museo Benjamín Vicuña Mackenna año 2017 / Fuente: Escala Común
Este desafío requiere una coordinación de todos los actores que se vinculan al derecho pleno del bienestar infantil (Unicef, 2020), donde las ciudades y sus espacios públicos juegan un rol crucial en su desarrollo, y hoy quizás más que nunca, se deben convertir en espacios más inclusivos y saludables. Esta coordinación será clave para brindar recursos y acciones que velen por el bienestar de toda la población, pero principalmente, cumplan con las condiciones para prevenir nuevos y más contagios de este virus.
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Referencias:
Berasategi N.; Idoiaga N. et al. (2020); “Las voces de los niños y de las niñas en situación de confinamiento por el covid-19”; Universidad del País Vasco, ISBN: 978-84-1319-229-1
Medina P. & Mucientes C. (2019); “Geografías de la infancia: derribando muros del gigante egoísta. Análisis de la pertinencia infantil en el diseño de espacios públicos”. Proyecto financiado por Fondart Nacional, línea de investigación en Arquitectura: https://issuu.com/pieram/docs/geografias_de_la_infancia_sipic
Unicef (2020); “CUADERNOS PARA LA ACCIÓN LOCAL: Medidas para la creación de entornos protectores de cuidado y recreación para la infancia y adolescencia en el post-confinamiento”
SIPIC (2019): “Set de Indicadores para la Pertinencia Infantil en la Ciudad, SIPIC”; disponible en: www.sipic.cl / http://escalacomun.cl/portfolio/sipic-sistema-de-indicadores-de-la-pertinencia-infantil-en-la-ciudad/
La pandemia y la ciudad improvisada en Ecuador
VerLa pandemia y la ciudad improvisada en Ecuador
Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Gina Rivera Torres, Arquitecta, Magister en Desarrollo Urbano por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Erick Renato Serrano Fernández de Córdova, Arquitecto, Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente por la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen:
La presente columna busca evidenciar como, desde siempre, las personas en su manera improvisada de asumir las crisis, han sido quienes han dado respuestas a los problemas que de ésta se derivan; transformando radicalmente la forma de concebir, planificar y gestionar las ciudades. La pandemia entonces debe pasar de ser vista como un problema, a pensarse como una oportunidad de cambio estructural para las ciudades; que apunte a una sociedad más equitativa y justa, a una economía sostenible y a una gobernanza centrada en el bien común.
Palabras claves: crisis sanitaria, modelo de ciudad, gobernanza
La crisis sanitaria que ha surgido en los últimos meses del presente año tras la expansión a nivel mundial del COVID-19; declarada por la OMS como una pandemia; ha derivado en una serie de estrategias emergentes que tanto desde el sector público como de la sociedad civil han presentado diferentes matices que han puesto en la palestra del debate a la forma tradicional de concebir a la ciudad.
El confinamiento constituyó hasta un momento dado en la mayor estrategia empleada por los gobiernos locales y nacionales para reducir y contener la pandemia. En Ecuador esta estrategia ha ido acompañada de restricciones en la movilidad de la población, como la regulación en la circulación vehicular, la suspensión del transporte urbano, inter-cantonal, e interprovincial; la suspensión presencial de la jornada laboral, el toque de queda, la prohibición de asistencia a espacios de uso masivo, entre otros.
Estrategia que en pocas ciudades surtió efecto pues frente a las necesidades cotidianas de la población, aceleradamente se abandonó el confinamiento lo que a más de acrecentar el número de contagios evidenciaron un modelo de ciudad obsoleto, ineficiente e insostenible; con una imperante necesidad de espacios públicos, áreas verdes, viviendas adecuadas y dignas, movilidad alternativa, medios de abastecimiento y consumo sostenibles, organización social, entre otros aspectos que, para los gobiernos locales se han convertido en una problemática difícil de abordar, sobre todo con la rapidez y efectividad que ha requerido la crisis sanitaria.
Hoy mientras un estrato de la población puede hacer efectivo el eslogan “Quédate en casa”; miles de personas han debido improvisar, adaptarse y construir aceleradamente una “nueva normalidad”, con el único propósito de sobrevivir. Así, en los últimos meses hemos podido ver a cientos de comercios formales e informales tomando cada retiro, cada estacionamiento, cada calle, vereda, esquina, para poder cumplir con el obligatorio distanciamiento social (Imagen 1). Hemos presenciado la adaptación de nuevos carriles destinados al uso de la bicicleta que se ha convertido en un modo de transporte seguro empleado por la población ante la pandemia.
Im 1. La pandemia y la improvisación de actividades económicas en Cuenca-Ecuador / Fuente: Erick Serrano, junio 2020
Hemos visto diversos equipamientos deportivos, sociales, educativos, etc., siendo adaptados para atender la emergencia ya sea como albergues, para recuperación y cuarentena de pacientes; para entrega de kits de alimentos y medicinas, para la adaptación de mercados, entre otros. Hemos visto cómo los pequeños comercios y servicios de cercanía, han favoreciendo la reactivación de los barrios al mantener abastecido a los miles de hogares que residen en éstas unidades, así como la creación de redes de apoyo e intercambio que han jugado un rol sustancial en estos tiempos de crisis.
Como éstas son varias las iniciativas que desde la sociedad civil han surgido de manera intuitiva y que de cierta forma construyen esta nueva normalidad; pero que, sin embargo, dejan entrever la necesidad de nuevas formas de gobernanza urbana y territorial, así como de un nuevo orden morfológico, organizacional y funcional de las ciudades. Ello exige que desde la planificación, se asuma que el mundo está cambiando aceleradamente y que es necesario revertir los actuales modelos de crecimiento urbano, de manera que éstos aporten a la construcción de ciudades habitables, saludables y resilientes, enfocadas necesariamente en sistemas de movilidad alternativa y sostenible, que ponga en valor a los sistemas sanitarios públicos universales, que disponga de sistemas de abastecimiento cercanos y seguros, que fomente la diversificación de usos de suelo, que incentive la participación ciudadana, la colaboración y el liderazgo.
Si bien es cierto que la pandemia ha traído consigo importantes conflictos que han opuesto en jaque a muchas ciudades del mundo, también se ha convertido en un catalizador de iniciativas que demuestra que es posible cambiar, adaptarse y construir nuevas formas de vivir y gestionar las ciudades; para ello es importante aprovechar y fomentar el trabajo conjunto entre los diferentes actores ya sean del sector público como privado, que permita concretar acciones en beneficio de la ciudadanía; creando corresponsabilidad en la construcción de las ciudades.
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Bibliografía:
– Costas, A. (2020). La pandemia como oportunidad. Recuperado en Junio 2020 de: https://www.elperiodico.com/es/opinion/20200313/articulo-anton-costas-pandemia-coronavirus-como-oportunidad-economia-crisis-7888379
– Egger, T. (2020). Volver a la calle: soluciones innovadoras para el nuevo común urbano sostenible, resiliente e inclusivo con distanciamiento físico. Recuperado en Junio 2020 de: https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/volver-a-la-callle-soluciones-innovadoras-nuevo-comun-sostenible-resiliente-inclusivo-distanciamiento-fisico-coronavirus-covid19-pospandemia-poscovid-espacio-publico/
– Larrain, I. (2020). Adaptar espacios urbanos a nuevos usos: de prácticas históricas a innovaciones en tiempos de crisis. Recuperado en Junio 2020 de: https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/adaptar-espacios-urbanos-nuevos-usos-practicas-historicas-innovaciones-tiempos-crisis-pandemia-coronavirus-covid19/
– Mateo, C. (2020). La crisis de la COVID-19 apunta a un tiempo nuevo en la ciudad. Recuperado en Junio 2020 de: https://theconversation.com/la-crisis-de-la-covid-19-apunta-a-un-tiempo-nuevo-en-la-ciudad-135719
– Nieuwenhuijsen, M. (2020). Enseñanzas del coronavirus: 8 medidas para hacer ciudades más habitables y saludables. Recuperado en Junio 2020 de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-52526190
Lecciones de la cuarentena: ¿Qué aporta el caminar a nuestra vida en la ciudad?
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Revista Planeo Nº 44 Ciudades ante las enfermedades, Julio 2020
[Por: Soledad Martínez; Antropóloga, Universidad de Chile; PhD en Geografía, University College London; Investigadora postdoctoral del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Los Lagos]
Resumen:
En esta columna se reflexiona sobre el rol del caminar en las ciudades a partir de la experiencia del confinamiento impuesto a causa de la pandemia por COVID-19. La situación de confinamiento se concibe como una forma de laboratorio urbano que permite explorar las formas de habitar y de moverse por la ciudad. En específico, a través de la experiencia de los caminares de la autora en una ciudad confinada, se revisa la idea de que el caminar es un elemento de composición de las ciudades que permite generar diversas formas sensorialmente intensas de encontrarse con los otros seres humanos y no humanos y con la materialidad que componen las ciudades. Se propone el caminar como una práctica fundamental para pensar una ciudad post-pandemia, ya que permite crear una sensorialidad de la vida en común y reconocer nuestra condición de interdependencia. En esta columna se reflexiona acerca de lo que la cuarentena nos enseña respecto del caminar y su potencial para construir ciudades en las que se reconozca nuestra condición de interdependencia.
Palabras clave: caminar, cuarentena, interdependencia
Introducción: el confinamiento como laboratorio urbano
Uno de los posibles impactos de la pandemia por COVID-19 en relación con la vida urbana es que las situaciones extraordinarias a la que nos expone, como el confinamiento, nos permiten observar y replantearnos nuestras formas de habitar y movernos en las ciudades. En esta columna recurro a mi propia experiencia caminando por una ciudad confinada como material desde el cual reflexionar acerca del caminar cotidiano y su potencial para mejorar nuestras vidas en las ciudades.
Im 1. Ensanchamiento provisorio de aceras en un pueblo cercano al Área Metropolitana de Barcelona, junio 2019.
La pandemia me sorprendió viviendo en España[1]. Aquí, hace algunas semanas que hemos salido del confinamiento, el que se extendió por casi dos meses. Observo que la vida en la ciudad vuelve a practicarse en forma similar que antes de la pandemia. Además de llevar mascarillas y cambiar algo nuestra proxemia, no aprecio grandes cambios. Sin duda que transformaciones más profundas requerirán de tiempo para concretarse. Una señal auspiciosa es, quizás, el ensanchamiento provisorio de algunas aceras para facilitar la circulación de peatones y ciclistas (ver imagen). ¿Será esta una señal de la ciudad postpandemia por venir? Para contribuir a aprovechar lo que hemos vivido como una forma de laboratorio urbano que potencie la transformación de las ciudades en ambientes más sostenibles, saludables y justos, comparto algunas reflexiones a partir de mi propia experiencia de la ciudad bajo el confinamiento. Me enfoco, particularmente, en los beneficios sociales del caminar. Caminar de manera cotidiana nos da la posibilidad de sentirnos y reconocernos mutuamente y de crear una sensorialidad de la vida en común. En función de esto, propongo que el caminar es una práctica fundamental para crear una ciudad postpandemia en la que nos reconozcamos como seres interdependientes de otros seres humanos, no humanos y del entorno.
Caminar en la ciudad
El confinamiento me dio la oportunidad de experimentar cómo es una ciudad en la que casi no se camina y, por contraste, me permitió aprender acerca de su relevancia para la vida en las ciudades.
La socióloga Rachel Thomas (2007, p. 9) dice que el caminar “es un elemento de composición de la ciudad”. Es decir, la ciudad se realiza en el caminar de sus habitantes. A través de sus pasos toma forma y adquiere realidad. Thomas nos cuenta también que el caminar nos permite un anclaje “práctico, social, perceptivo y afectivo” a la ciudad (p. 2). Un ancla sujeta algo a un lugar, permite arraigarse. Cuando nos movemos a pie, la percepción del entorno es intensa y detallada ya que nos hacemos parte de los lugares, algo que no ocurre necesariamente cuando nos movemos transportados por un vehículo. Al caminar nos movemos a la vez que estamos en los lugares (Martínez, 2018, p. 55).
Sin duda, no todas las situaciones que se viven al caminar son positivas. Dependiendo de las condiciones de los lugares y de nuestras características subjetivas (género, edad, etnia, condición socio-económica, capacidades físicas, etc.) ese anclaje puede incluir sensaciones desagradables, de miedo, sentimientos de exclusión, riesgo, etc.
En mi intento por justificar la necesidad de cuidar y fomentar el caminar, suelo preguntarme cuán fundamental es para la vida en las ciudades. El confinamiento me dio la oportunidad para explorar de forma empírica estas concepciones al ofrecerme justo lo contrario: una ciudad en la que casi no se caminaba.
Caminar durante el confinamiento: lecciones aprendidas
Aunque salir a la calle no estuvo prohibido del todo, las razones por las cuales alguien podía moverse fueron estrictamente limitadas. En mi caso, caminar se redujo a salir una vez por semana para comprar alimentos y siempre llevando un carrito o una bolsa. Las calles estaban casi vacías, solo me encontraba a una que otra persona, uno que otro automóvil. ¿Qué revela sobre el caminar recorrer una ciudad en la que casi nadie camina?
Anclarse sensorialmente: Caminar sin ruido y sin estar atenta al tráfico me permitió apreciar elementos del paisaje en los que nunca había reparado: los colores de algún edificio, un gomero gigante, las rosas trepadoras de algún jardín. También me permitió tomar rutas nuevas que suelo descartar para evitar el ruido de los vehículos. Al participar de un ambiente diferente, pude percibirlo de formas distintas y hacerme parte de él de nuevas maneras. Esta experiencia muestra el tipo de anclaje sensorial que el caminar permite y, particularmente, muestra que se interrelaciona con lo que sucede en el entorno, es decir, depende del resto de elementos que conforman los lugares.
Hacerse parte de los lugares: Al salir por primera vez para ir a comprar tras la primera semana de cuarentena, me sentí nerviosa. Por una parte, no sabía cómo comportarme en las tiendas para evitar contagiar o contagiarme, pero, sobre todo, me sentía ansiosa por ver lo que me había estado oculto esa semana: ¿Qué ciudad estaba ocurriendo allí afuera? ¿Qué ciudad se componía en ausencia del caminar? Si bien las ciudades siguen siendo y haciéndose aunque nuestros movimientos estén restringidos[2], la casi imposibilidad de salir a caminar me hacía perder una forma de hacerme parte del lugar en el que vivía; el lugar se convertía en una incógnita. La restricción para salir me hizo sentir en la piel que el caminar es una vía para participar de la ciudad y apropiarnos de ella.
La necesidad de encontrarse: Al dejar de caminar hay encuentros que dejaron de ocurrir. El primer día que pudimos salir a caminar durante una hora al día, la persona que barre mi calle saludaba a todo el mundo. Al pasar a su lado y devolverle el saludo, me comentó que ya era hora de ver gente. Él había estado en la calle trabajando durante todo el confinamiento; sin embargo, extrañaba la posibilidad de encuentro que permite el caminar junto a otros, esa sensación de una vida en común.
Conclusión
El caminar suele ser considerado como una forma de movilidad ambientalmente sostenible, beneficiosa para la salud física y mental de las personas y, también, para la vida social. Respecto a esto último, no siempre resulta evidente en qué consiste, ya que caminar en una ciudad no implica necesariamente generar relaciones interpersonales duraderas con las personas a las que se encuentra por la calle. Entonces, ¿qué tipo de relaciones beneficiosas para la vida social de las ciudades genera el caminar?
Las experiencias que he contado hablan del potencial del caminar para crear una sensorialidad de la vida en común: sientes a alguien moverse, escuchas una conversación, ves a otras personas haciendo cosas, a otros seres no humanos en sus faenas diarias, hueles lo que se cocina en las casas, etc. El caminar como actividad social crea posibilidades para sentirnos unos a otros, hacernos parte de los lugares y encontrarnos; nuestras experiencias de la vida en la ciudad se diversifican, la ciudad se expande y se puebla de sensaciones y encuentros. Nos anclamos al lugar a través de las relaciones que creamos al movernos.
La pandemia ha resaltado la necesidad de reconocer que nuestra vida y salud dependen de nuestras relaciones con otros seres humanos, no humanos y nuestro entorno. El caminar puede ser una herramienta que potencie el reconocimiento de nuestra condición de interdependencia en la ciudad postpandemia, lo que es fundamental para generar relaciones de cuidado que ayuden a transformar las ciudades en mejores lugares para vivir.
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Referencias
Martínez, S. (2018). Más que poner un pie delante del otro. En M. Tironi & G. Mora (Eds.), Caminando. Prácticas, corporalidades y afectos en la ciudad (pp. 35–58). Santiago de Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado.
Thomas, R. (2007). La marche en ville. Une histoire de sens. L’Espace Géographique, 36(1), 15–26. https://doi.org/10.3917/eg.361.0015
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Notas:
[1] Más concretamente en un pueblo de casi 30.000 habitantes cercano al Área Metropolitana de Barcelona. Aun así, mis reflexiones tienen por horizonte la realidad de las ciudades chilenas en las que trabajo investigando el caminar urbano.
[2] Ver el video ‘A Pandemia e a Cidade Cheia’ de Susana de Noronha.
Chinatown 2.0: la “autenticidad” étnica de comida china en barrio Meiggs, Estación Central
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Revista Planeo Nº 44 Territorios Gastronómicos; Abril 2020
[Por Alexandra Marie Bobet; Economista. Magister en Urbanismo Universidad de Chile]
Resumen:
Existe una percepción común para la mayoría de los occidentales sobre el Barrio Chino. Uno imagina arcos tradiciones de paifang y leones dorados, el penacho aromático de especias exóticas, gyozas al vapor y a menudo lechona al horno. Otros piensan que equivale a una colonia étnica, proporcionando un espacio auténtico para la cultura china.
paisajes sub-reales: viviendas bajo la calle en la periferia de Santiago
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Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes; Enero 2020
[Por Paisajes en Movimiento; Cristián Rodríguez Leiva: Estudiante de Filosofía de la Universidad de Chile; Cofundador y director del área Filosofía en Paisajes en Movimiento.
Sebastián Rodríguez Leiva: Geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Chile; Cofundador y director del área Geografía en Paisajes en Movimiento]
Resumen:
En la periferia de Santiago, se encuentra la comuna de Maipú, espacio en el cual se puede visualizar claramente las desigualdades estructurales existentes, la marginalidad urbana en la que viven algunas personas, y la demanda por una vivienda digna. Este es el argumento central del presente ensayo visual, el cual pretende dar a conocer una realidad a veces olvidada en Santiago, pero que, considerando el conflicto actual del que hemos sido testigos en los últimos meses, adquiere gran relevancia para la discusión y para visibilizar este fenómeno y problema urbano.
LA GENERACIÓN DE INFORMACIÓN GEOESPACIAL. Elemento emergente para la planeación en el ordenamiento territorial y urbano en el Estado de Hidalgo, México
VerLA GENERACIÓN DE INFORMACIÓN GEOESPACIAL. Elemento emergente para la planeación en el ordenamiento territorial y urbano en el Estado de Hidalgo, México
Revista Planeo Nº41; Movilidad Activa; Septiembre 2019
[Por: José Iván Ramírez Avilés; Profesor investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo y parte del Sistema Nacional de Investigadores (CONACyT, México)]
Recibido el 01 de junio de 2019, publicado el 30 de marzo de 2020
Resumen
El presente trabajo tiene como objetivo mostrar los retos y oportunidades en la generación, uso y gestión de información geoespacial como apoyo en el diseño y aplicación de programas de ordenamiento territorial y urbano en el Estado de Hidalgo, México. Para sostener lo anterior se recurre a un análisis conceptual del Ordenamiento Territorial (OT) como instrumento y como política pública, con importantes impactos a nivel social y ambiental. Se analizan los principales programas en sus diferentes escalas regionales y locales, así como las herramientas geo-tecnológicas usadas, la información generada y gestionada para la elaboración de diagnósticos y escenarios, además de las principales metodologías usadas. Se muestra que la participación conjunta entre academia, empresas consultoras y ayuntamientos ha resultado en procesos de éxito en la realización de OT, en especial con la aplicación de Sistemas de Información Geográfica (SIG). Lo anterior se presenta como una alternativa frente a las desventajas en recursos económicos, humanos y de tiempo administrativo de la mayor parte de los municipios. Los SIG y el correspondiente uso de información geoespacial se vuelve trascendente en estos procesos, sobre todo en el seguimiento de estrategias y la aplicación de instrumentos técnicos y normativos.
Palabras clave: Ordenamiento territorial, municipios, SIG
Abstract
The present work has as objective to show the challenges and opportunities in the generation, use and management of geo-spatial information as sup- port in the design and application of territorial and urban planning programs in the State of Hidalgo, México. To solve the above, a conceptual analysis of Land Use Planning (OT) is used as an instrument and as a public policy, with significant social and environmental impacts. The main programs in their different regional and local scales are analyzed, as well as the geo-technological tools used, the information generated and managed for the elaboration of diagnoses and scenarios, as well as the main methodologies used. It is shown that the joint participation between academia, consulting firms and town halls has resulted in successful processes in the realization of OT, especially with the application of Geographic Information Systems. This is presented as an alternative to the disadvantages in economic, human resources and administrative time of most of the municipalities. The Geographic Information Systems and the corresponding use of geospatial information becomes transcendent in these processes, especially in the monitoring of strategies and the application of technical and regulatory instruments.
Keywords: Territorial planning, municipalities, GIS
Guía Patrimonial Mercados de la Chimba
VerGuía Patrimonial Mercados de la Chimba
Revista Planeo Nº 43 Territorios Gastronómicos, Abril 2020
[Por: Equipo Fundación Patrimonio Sustentable]
Resumen:
El texto da cuenta de los procesos de creación, investigación y diseño de la Guía Patrimonial Mercados de la Chimba diseñada por Fundación Patrimonio Sustentable junto a las organizaciones de locatarios de los mercados de abastos (Tirso de Molina, Vega Chica y Vega Central) y Pérgola de Flores Santa María, ubicados al norte del río Mapocho en la comuna de Recoleta de la ciudad Santiago, en el sector conocido tradicionalmente como La Chimba. La reseña busca resaltar los objetivos y motivaciones de la publicación, definiciones resultantes del proceso de co-creación realizado en el territorio, metodología que Fundación Patrimonio Sustentable desarrolla en cada uno de los barrios y ciudades donde ha desarrollado publicaciones de similares características. Fruto de las diversas y complementarias aproximaciones al concepto de patrimonio que la publicación propone, esta cuenta con el apoyo del Área del Diseño del Ministerio de las Cultura, las Artes, el Patrimonio, el Programa de Fortalecimiento de Barrios Comerciales de Sercotec y la Corporación Recoleta Innova.
Palabras claves: Guía, mercados, La Chimba.
La Guía Patrimonial Mercados de la Chimba nace de la invitación que la agrupación que reúne a los locatarios del sector hace a Fundación Patrimonio Sustentable, buscando a través de este producto editorial hacer visible la voluntad de los diferentes mercados de trabajar de manera colaborativa en el desarrollo futuro de esta tradicional área comercial ubicada al norte del río Mapocho, en el territorio conocido como La Chimba o lo que está al otro lado del río.
En una primera etapa se desarrollan diferentes experiencias de co-creación con representantes de los mercados Tirso de Molina, Vega Chica, Vega Central y Pérgola de Flores Santa María. A partir de la introducción a los conceptos de interpretación del patrimonio y memoria local, se realizan mapeos participativos de bienes e hitos culturales e históricos, levantamiento de relatos locales y la definición una imagen barrial e identidad visual afín.
Imagen 1: Portada Guía Patrimonial Mercados de la Chimba / Autor: Manuel Aguirre, cartelista bulevar Salas, responsable de portada y portadillas de la publicación.
Por medio de este proceso, la comunidad de locatarios orienta los ejes transversales que desean visibilizar y plasmar en la publicación:
- Las diversas opciones de conectividad que hacen de este lugar un espacio para todo tipo de público y escalas de compra.
- La amplia gama de productos presentes en cada uno de los mercados que enriquecen y complementan su oferta.
- Su diversidad cultural, resultado de las sucesivas migraciones campo ciudad, presentes en los relatos de antiguos locatarios, y de la llegada de trabajadores de diferentes países latinoamericanos durante los últimos años.
- Una reflexión sobre qué se entiende por patrimonio en un espacio vivo, dinámico y complejo, que posee un uso intensivo.
- Y por último, la invitación a descubrir nuevos productos y espacios comerciales que en su conjunto hacen de este un territorio gastronómico único en la ciudad de Santiago, que funciona las 24 horas del día.
Imagen 2: Cocinería Coma y Punto. Vega Chica / Fotografía: José Miguel Méndez
La guía plasma en sus páginas el nacimiento, desarrollo y presente de este tradicional espacio comercial, marcado por la circulación de productos agropecuarios y oferta gastronómica, cuyos inicios se remontan a la proliferación de comercio ambulante sobre los puentes y riberas del río Mapocho, además de en los carros de transporte público que por el sector circulaban, historias familiares que son parte de la memoria de sus actuales locatarios. La formalización del comercio que allí se desarrolló desde la colonia está dada por la creación de la Vega Central en 1895, hito que da inicio a la construcción de los primeros galpones, proceso que se consolidará con el nacimiento de la Vega Chica en 1948 y el traslado de las pérgolas de las flores desde la antigua Alameda de las Delicias.
La publicación tiene un componente visual que transporta a sensaciones, olores y temperaturas, que va más allá de un simple componente estético, siendo la puerta de entrada a sus historias y protagonistas. A través de relatos breves, cercanos y testimoniales, y un diseño gráfico y fotografía que atraen a primera vista, la guía busca que la experiencia comercial de visitantes y clientes sea complementada con información práctica relevante, elementos que dan perspectiva histórica al lugar y la visibilización de bienes patrimoniales desde la valoración que sus protagonistas hacen de ellos.
Imagen 3: Cargador Vega Central / Fotografía: José Miguel Méndez
Como todas las guías construidas por Fundación Patrimonio Sustentable, a través de procesos participativos con comunidades locales, es la experiencia del usuario la que determina su estructura. Su redacción requiere de un ejercicio de selección y priorización de contenidos, que guardan relación con las señas de identidad que definen el territorio y con las experiencias que propone. Su estructura es simple y su tamaño funcional, con el fin de ser usada en terreno, recorriendo los mercados y sus espacios intermedios, como el pasaje El Baratillo y los bulevares Salas y Gandarillas, que actúan como red de circulación y como complemento de la actividad comercial.
Lejos de ser un catastro o inventario de bienes patrimoniales en un sentido tradicional o un listado de servicios, la publicación busca ser una herramienta que dinamiza el territorio económica y culturalmente, por ello los emprendimientos, con sus productos, insumos, historias y personas son los protagonistas.
Imagen 4: Verduras Juanita, Mercado de Abastos Tirso de Molina / Fotografía: José Miguel Méndez.
Con un tiraje de 5000 ejemplares la Guía Patrimonial Mercados de la Chimba, cuenta con el apoyo del Área del Diseño del Ministerio de las Cultura, las Artes, el Patrimonio, el Programa de Fortalecimiento de Barrios Comerciales de Sercotec y la Corporación Recoleta Innova. Su distribución se realiza a través la comunidad local, las instituciones participantes y puedes ser revisada en formato digital.
Guía Patrimonial Mercados de la Chimba
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Contested Markets, Contested Cities: Gentrification and Urban Justice in Retail Spaces
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Revista Planeo Nº 43 Territorios Gastronómicos, Abril 2020
[Por: Paz Concha M.; Antropóloga Social, Universidad de Chile; MSc in Culture and Society, London School of Economics and Political Science; PhD in Sociology, London School of Economics and Political Science. Profesora adjunta, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC e investigadora postdoctoral Centro de Estudio de Conflicto y Cohesión Social (COES)]
Reseña: Sara González (editora); 2018; Routledge; Abingdon.
Resumen
Este libro editado por Sara González reúne el trabajo de investigadores de disciplinas como la sociología, planificación urbana y geografía que estudian mercados de comida en ciudades en Europa y Latinoamérica tales como Londres, Madrid, Sofía, Leed, Santiago, Buenos Aires, Ciudad de México y Quito. Los autores resaltan la importancia de los mercados como un objeto de estudio relegado por la sociología y los estudios urbanos, uno que siempre se asume está en proceso de desaparición de los paisajes de retail de las ciudades. El libro propone que los mercados están más vivos que nunca y la investigación es necesaria para comprenderlos como espacios de resistencia a las fuerzas del capitalismo global y la gentrificación comercial. La principal contribución del libro es posicionar y validar los mercados de comida y retail como importantes formas urbanas a partir de distintos casos y descripciones de su rol en la vida de las ciudades, especialmente las del denominado Sur Global o en países en vías de desarrollo.
Palabras clave: mercados de comida, retail, gentrificación.
Este libro abre una importante discusión acerca de cómo los mercados son espacios que contribuyen a las economías locales y la sociabilidad de las comunidades, especialmente las más vulnerables. En la introducción se declara que los mercados son vistos como espacios para las relaciones sociales en que las personas pueden conectarse más allá de los intercambios económicos. El libro se enfoca en tres marcos analíticos que los distintos casos de alguna manera comparten: los mercados como escenarios de procesos de gentrificación diversos; como espacios de resistencia hacia estos procesos; y como espacios alternativos para la producción y el consumo de bienes. Aquí, la contribución del libro es explorar procesos de gentrificación más allá de lo residencial y discutir su impacto en el ámbito del retail. La gentrificación comercial es definida como un proceso en que áreas comerciales que normalmente sirven a población de bajos ingresos son transformadas para atender a clientes más afluentes; aquí, suele ocurrir la expulsión de los comerciantes debido al incremento del precio de las rentas. Aun cuando los procesos de gentrificación comercial son diversos, los capítulos demuestran una conexión entre el cambio en el comercio y fases de abandono y desinversión. Luego, comienzan a desarrollarse proyectos de remodelación o regeneración liderados por municipalidades o empresas como cadenas de supermercados. En muchos de estos casos, estos procesos son resistidos por los comerciantes locales y sus clientes.
Por ejemplo, en el capítulo “Resisting gentrification in traditional public markets. Lessons from London”, Gonzalez y Dawson revisan protestas y campañas recientes que han emergido para defender los mercados tradicionales de la gentrificación y otras amenazas. Utilizando el caso de Queen´s Market, Seven Sister’s Market y Shepherd’s Bush Market en el Reino Unido, se describe cómo los mercados en áreas relativamente empobrecidas con una mezcla étnica han pasado por períodos de abandono y descuido y ahora están siendo sujetos a proyectos de renovación. Se muestra cómo estos procesos publicitados como mejoras y desarrollo tienden a cambiar la mezcla social existente en los mercados y su rol público para atraer a población con mayores ingresos. Se analizan las distintas etapas de abandono, especulación, generación de planes de mejora, incremento de la renta y los precios, y en algunas ocasiones la expulsión de comerciantes y clientes habituales. En este caso, las campañas para mantener los mercados públicos abiertos y para el bien común son mencionadas como relevantes y necesarias.
El libro también muestra cómo se pueden encontrar prácticas de inclusión social en estos espacios donde personas de distintas edades, clases, culturas y etnicidad se mezclan, y los grupos excluidos o marginalizados pueden encontrar un lugar para trabajar y vivir. La informalidad de los mercados se transforma en una de las características más importantes cuando se trata de solidaridad y generación de espacios inclusivos. Por tanto, los autores resaltan la importancia de atender a la vulnerabilidad de estos espacios y hacer su valor social más visible.
Un ejemplo de ello es el capítulo de Schlack, Turnbull y Arce, “Learning from La Vega Central” en Santiago que muestra cómo este mercado a pesar de ser privado cumple un importante rol público para los grupos vulnerables en el área circundante. Los inmigrantes y clientes habituales más empobrecidos usan este espacio para encontrarse con otros y para encontrar alojamiento, oportunidades de trabajo y comida a bajos precios. Este mercado genera un espacio público que se basa en la cultura de la clase obrera que trabaja, compra y usa este espacio para abastecimiento de alimentos y otros fines. Aun cuando el mercado congrega un amplio rango de clientes de distintos orígenes, los planes de regeneración urbana actuales lo están poniendo en riesgo, especialmente dados los cambios en el uso y regulación del suelo en los alrededores, y la transformación del mercado como un destino turístico que aparece en varias guías internacionales.
A pesar del hilo conductor patente en el libro, los autores analizan su caso desde distintos ángulos y con diferentes grados de profundidad lo que hace la comparación entre los estudios un tanto improductiva. Se hace un esfuerzo por poner estos capítulos en un diálogo con la introducción y conclusión, pero las partidas conceptuales y teóricas distintas al igual que los distintos objetivos y alcances de cada estudio hacen difícil hacer una lectura teórica o narrativa coherente para el estudio de los mercados de comida. Este libro es más bien útil para ilustrar la diversidad de formas que toman los procesos de gentrificación comercial, los distintos actores involucrados, y los distintos resultados de este proceso, especialmente en el Sur Global con sus propias historias económicas y de desarrollo urbano distintas a las capitales globales del Norte.
Territorios gastronómicos: la apropiación del espacio público en calles y esquinas de Santiago
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Revista Planeo Nº 43 Territorios Gastronómicos, Abril 2020
[Por: Camila Muñoz Navarrete; Antropóloga de la Universidad de Chile; Profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales en Colegio San Fernando de Peñalolén.
Sebastián Rodríguez Leiva; Geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, MSc Gobernanza del Riesgo y Recursos de la Universität Heidelberg, Alemania; Director del área Geografía en Paisajes en Movimiento]
Resumen: En el último tiempo se ha observado un aumento considerable de puestos de venta y compra de comida en las calles y esquinas de Santiago. Ello, representa el punto central de la presente columna, donde se discute cómo este fenómeno urbano, representa una manifestación de la manera en que la ciudadanía se apropia del espacio público y lo transforma: produciendo espacios de encuentro con el otro, de interacciones y diálogos de carácter espontáneo. Así, la recuperación del espacio público a través de la generación de estos territorios gastronómicos da cuenta de su valor como lugar de encuentro, más aún, considerando el contexto actual, en el que cada vez más grupos utilizan la calle como espacio de encuentros y demandas sociales, volcando la lógica de la vida en privado y recuperando el carácter público del espacio.
Palabras clave: espacio púbico, territorio gastronómico, Santiago
Al recorrer las calles de la comuna de Santiago solo bastan un par de minutos para darse cuenta del gran número de personas que vende y consume en puestos de comida en la calle. Este fenómeno ha aumentado considerablemente en el último tiempo, en parte importante por la llegada de inmigrantes a nuestro país, quienes han enriquecido la oferta gastronómica, dotando de nuevas experiencias las calles y esquinas; y ahora más, como consecuencia del estallido social del que hemos sido partícipes desde octubre del año pasado, donde un número no menor de personas han ocupado el espacio de las manifestaciones y se han instalado en las esquinas céntricas para vender comida a los transeúntes, recurriendo a nuevas fuentes de ingreso.
Bajo este escenario, planteamos que la venta y consumo de comida en las calles y esquinas de Santiago, representa una manifestación de la manera en que la ciudadanía se apropia del espacio público y lo transforma: produciendo espacios de encuentro con el otro, de interacciones y diálogos de carácter espontáneo. Lo anterior puede entenderse como una forma de “evasión” a la lógica de consumo gastronómico en espacios privados, donde existe la obligación de consumir para ocupar el espacio y la interacción se realiza entre pares que se conocen, siendo prácticamente nulo el diálogo con los demás comensales o con los locatarios. En definitiva, la recuperación del espacio público a través de la generación de estos territorios gastronómicos lo entendemos como uno de los eslabones necesarios para el desarrollo de la conciencia colectiva y el ejercicio ciudadano.
Im1. Comercio de venta y compra de comida en la calle
Fuente: Herrera, 2019
La comprensión del espacio público necesariamente debe ser a partir de la existencia de diferentes dimensiones de análisis y que son de gran relevancia para el presente caso. Así, desde la perspectiva funcional y morfológica, las calles y esquinas permiten la instalación de puestos de comida, carritos de comida rápida o comercio ambulante y a la vez es el espacio donde los transeúntes se desplazan, conversan, negocian y compran productos, todo ello como acciones o actividades articuladoras en una ciudad (Carrión, 2005). Ello puede ser vinculado al rol que posee el espacio público como elemento constitutivo de ciudadanía. Al respecto, Borja y Muxi (2000) sostienen que es el lugar donde las personas se pueden expresar, donde se produce y se construye el encuentro con el otro y lo diverso, es decir, en las calles y esquinas donde se vende y compra comida es el lugar donde se genera la integración, articulación, encuentro y conectividad con lo distinto (Salcedo Hansen, 2002).
En esta línea, el espacio público se presenta como el lugar donde las personas pueden formar, a través de conversaciones cotidianas, lazos de convivencia que, aunque sean itinerantes, contribuyen a la conciencia de vivir en comunidad. Aún más, no sería raro que a partir de estos encuentros comenzaran a articularse voluntades e incluso demandas, de manera colectiva. Tradicionalmente, el acceso a servicios gastronómicos en locales o espacios privados (restaurantes, cafés, etc.) resultan en una lógica de interacción restringida a las convenciones sociales de lo individual o familiar. Se visitan con un otro familiar o cercano, con quien voy a interactuar y en mínima medida existe un diálogo con los trabajadores o locatarios. En esta oposición de espacios público/ privado para la oferta gastronómica, se refleja la lucha social entre la lógica de “lo privado” y la libertad individual frente a la conciencia del vivir en sociedad y compartir espacios con otros ciudadanos. Como consecuencia, el fenómeno del comercio de comida “informal”, frente a la configuración de espacios privados de oferta gastronómica, resulta en un mecanismo de “evasión”, tanto del sistema de propiedad privada como de las lógicas de interacción desarrolladas por ésta, a través de lo que se ha discutido como el escenario de confrontación entre grupos antagónicos por la ocupación del espacio (Springer, 2011).
Esto último, puede llevar a la visión de que el espacio público sea considerado como un espacio de contestación y apropiación, no sólo de forma consciente (cuando se utiliza con propósitos de manifestación y propaganda) pero también a partir de la apropiación de las calles y esquinas para el desarrollo de servicios como la cocina y alimentación. Debería observarse este fenómeno a partir de la definición básica de territorio ya que además del espacio físico donde se desarrolla la actividad de venta y compra de comida, se estrenan nuevas formas de apropiación simbólica y material que las personas realizan en el espacio (Bello, 2011). Así, la calle y la esquina experimentan un proceso de apropiación del espacio por parte de las personas que están en él, construyendo, además, identidades locales basadas en la comida y las costumbres provenientes de personas que, en muchos casos, han inmigrado a nuestro país.
Finalmente, se entiende que la venta y compra de comida se desarrolla en el espacio público, bajo lógicas propias de este, como el desplazamiento de transeúntes, diálogo, la interacción y el encuentro, lo que ha transformado a la calle y las esquinas de Santiago en verdaderos territorios gastronómicos. Ello, contrasta con la visión pesimista planteada en la literatura y en la discusión mediática sobre el fin de los espacios públicos y la pérdida de identidad como consecuencia de la globalización. En este caso, queda de manifiesto cómo en la actualidad, este fenómeno gastronómico en Santiago, muestra un panorama diametralmente opuesto, donde la apropiación del espacio por personas y comerciantes ha puesto en valor no solo la gastronomía ofertada allí, sino que también, la apropiación del espacio respecto a su valor como lugar de encuentro, resignificando el rol del espacio público. Por último, esto cobra especial relevancia en nuestro contexto actual, en el que cada vez más grupos utilizan la calle como espacio de encuentros y demandas sociales, volcando la lógica de la vida en privado y recuperando el carácter público del espacio.
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Referencias
Bello, Álvaro (2011). “Nampülkafe: El viaje de los mapuche de la Araucanía a las pampas argentinas”. Temuco, Ediciones Universidad Católica de Temuco.
Borja, J. y Muxi, Z. (2000). El espacio público, ciudad y ciudadanía. Recuperado de http://www.esdionline.com/repositori/public/dossiers/DIDAC_wdw7ydy1.pdf
Carrión, F. (2005). El centro histórico como proyecto y objeto de deseo. EURE, 31 (93), 89 – 100. https://doi.org/10.4067/s0250-71612005009300006
Salcedo Hansen, R. (2002). El espacio público en el debate actual: una reflexión crítica sobre el urbanismo post-moderno. Revista EURE, 28(84), 5-19. https://doi.org/10.4067/s0250-71612002008400001
Springer, S. (2011). Public space as emancipation: Meditations on anarchism, radical democracy, neoliberalism and violence. Antipode,43 (2),525-562. https://doi.org/10.1111/j.1467-8330.2010.00827.
Cocinerías Callejeras: Prácticas culturales en el Barrio Maruri
VerCocinerías Callejeras: Prácticas culturales en el Barrio Maruri
Revista Planeo Nº 43 Territorios Gastronómicos, Abril 2020
[Por: Constanza Javiera Urbina Contreras, Arquitecta Universidad de Chile]
Resumen:
En la presente columna, discute sobre las tensiones provocadas en el espacio público del barrio Maruri de la comuna de Independencia entorno a una práctica gastronómica típica Peruana: las cocinerías callejeras. Si bien la venta de comidas típicas peruanas en el Barrio Maruri es considerada una actividad común para sus residentes, para la administración municipal consiste en una actividad fuera de lo permitido. En este sentido, se aborda a través de este caso como numerosas prácticas ciudadanas son restringidas en la medida que transgreden los límites de los marcos institucionales. Estas ocupaciones crean situaciones excepcionales en el espacio público, generando una dialéctica entre aquellas prácticas sociales y las normas que las regulan. Esta dialéctica puede generar procesos de negociación, los que serían necesarios para abrir espacios en los que puedan coexistir estas prácticas de apropiación junto con el orden institucional al que se oponen.
Esta columna busca compartir una mirada del Barrio Maruri de la comuna de Independencia entorno a una práctica tradicional de sus habitantes: la venta de comidas típicas a través de cocinerías callejeras. Esta práctica constituye una transgresión a la normativa que regula ese espacio y por lo tanto genera un conflicto de uso. Frente a esta situación surgen las siguientes inquietudes: ¿Cómo se negocian los espacios públicos frente a estas prácticas? ¿Cómo se equilibran estos intereses antagónicos sobre su uso?
La diversidad de habitantes y de visiones del espacio público hacen que sobre éste converjan diferentes intereses y formas de uso. Si bien esta diversidad muchas veces es enriquecedora, otras veces genera conflictos. Cuando surgen estos conflictos de uso existen varias alternativas: la prohibición, el desplazamiento o la negociación. En un contexto de institucionalidad democrática y de apertura de la ciudad a las expresiones sociales, el espacio público debería tender a negociarse entre los que regulan su uso y los que lo habitan. Esta dialéctica entre la estructura del espacio y el uso que le dan los actores, re-significa su sentido, viéndose como necesario la negociación para poder compatibilizar aquellas visiones.
En este sentido, este relato se construye a través de un análisis cualitativo que busca explorar la actividad del barrio y sus conflictos para luego caracterizar posibles procesos de negociación del espacio público, lo anterior a través de tres variables: los actores y sus prácticas, el lugar, y la regulación.
Los actores y sus prácticas
A principios del año 2000 comenzó a consolidarse el barrio Maruri como un nuevo barrio peruano, donde llegarían a vivir inmigrantes atraídos por la cercanía con el centro, el mercado de la Vega y la gran actividad comercial de la zona (Ducci & Rojas, 2010). Es así como el sector ha revivido con la oferta gastronómica de comida peruana, y junto con ello, abriendo el camino a la instalación de diferentes puestos de ventas ambulantes de comidas tradicionales.
Fue cerca del año 2005 cuando comenzó a ser frecuente la venta ambulante de comida peruana en el barrio. Los habitantes se instalaban afuera de sus casas a ofrecer lo que ellos mismos preparaban en sus viviendas. Esta actividad, además de una expresión cultural, consistía un medio de supervivencia económica pues generaba un ingreso adicional. Es más, en su mayoría fueron mujeres las optaron por ejercer esta actividad, ya les permitía mantenerse cerca de sus hogares y de sus hijos al mismo tiempo que solventaban sus necesidades económicas.
Esta manifestación es una adaptación cultural de una actividad típica de la vida urbana de sus lugares de origen. En Perú, debido a la gran importancia de la gastronomía, la venta de comida callejera es una práctica común y sus restricciones no son tan rigurosas como lo son en Chile:
“Allá en el Perú en todas las esquinas hay un carrito vendiendo raspadillas (…) allá no se molestan, es normal que la gente venda, acá no porque no quieren nada, no quieren ni que vendan sopaipilla en la calle” Adela, mujer peruana que vende raspadilla[1]
Desde el año 2012 la fiscalización municipal comenzó a ser más estricta, desplazando a las personas que no contaban con permiso e incluso requisando sus productos. Esto se ha transformado en un problema para los que trabajan informalmente, ya que no pueden instalarse perjudicando sus ingresos económicos. Respecto a la fiscalización, señalan que se han aplicado distintos criterios frente a la regulación de la actividad, indicando que no siempre es posible conseguir los permisos y que la regulación varía según la administración.
Cabe señalar además que, a pesar de que esta actividad es realizada por un número significativo de personas, entre ellas no existe un común acuerdo ni organización, es decir actúan de acuerdo a sus necesidades e intereses individuales a pesar de que realicen la misma actividad y tengan un fin común: trabajar. Esta dispersión podría favorecer entonces la relación dispar frente a un posible proceso de negociación.
En este sentido, es evidente que esta práctica es una actividad necesaria para los habitantes del barrio, sin embargo, genera un conflicto con la institucionalidad que regula el espacio público, la cual objetivamente se ampara en la normativa vigente. De acuerdo a lo anterior, la negociación de este conflicto se desarrollaría entorno a la obtención de un permiso, sin embargo, este proceso no necesariamente califica como una dialéctica, más bien corresponde a una imposición.
Por un lado, tenemos a los habitantes de un barrio y por otro, a la administración municipal, ambos actores con intereses opuestos sobre el uso del espacio público. La conjugación de ambas fuerzas generaría distintos procesos de conflicto que sólo podrían ser mediados a través de los acuerdos. Independientemente de que esta negociación no se desarrolle horizontalmente, la negociación podría ser una vía de salida para que estas prácticas no se extingan y puedan convivir con la regulación actual.
El lugar
El uso de este espacio público resulta clave para la reproducción social y económica de la comunidad peruana. Por un lado, resguarda ese carácter identitario en donde la gente se siente cómoda vendiendo al resto del barrio por la existencia de relaciones sociales de cercanía. Por otro lado, el comercio revela una relación de espacio-recurso (Garcés, 2012), ya que, la utilización del espacio se transforma en un medio de supervivencia que al mismo tiempo cumple como un lugar para articular redes sociales. Además, dada la escala, la oferta y el público al que está dirigida la venta, ésta no resultaría conveniente de realizar en otros barrios.
En este sentido, esta apropiación informal del espacio público resignifica el uso del espacio público de esta población inmigrante. De acuerdo a lo anterior, es posible ver las posibilidades que otorga el espacio público para el desarrollo económico y social de estas personas, precisamente pues constituye su escenario para desarrollar sus prácticas culturales y laborales. En consecuencia, el espacio público no sólo es un escenario de conflicto, sino también de oportunidades.
Sumado a lo anterior, la escala y ubicación de estos espacios públicos con respecto a la ciudad, influyen en cómo se desarrollan estas prácticas transgresoras. Los espacios centrales son por lo general los más regulados y vigilados, en cambio, los espacios alejados de borde y de escala barrial se perciben más flexibles frente a esta regulación institucional. En este sentido las características del barrio Maruri, permitirían que las ventas callejeras se mantengan resistentes a pesar de la fiscalización. Debido a esto y al carácter local de la práctica, la vigilancia es ocasional y rápidamente percibida.
En consecuencia, la situación espacial de estas prácticas constituye un elemento clave para su desarrollo, pues genera códigos y límites, dando cabida en primer lugar a que estas actividades se manifiesten y luego moldeando como éstas se adaptan y permanecen. La ubicación del barrio Maruri favorece que las cocinerías callejeras se mantengan ocultas en la medida de lo posible. Por otro lado, este ejercicio parcial se privilegia como alternativa, evadiendo aún más la opción de enfrentarse a solicitudes de permiso. Es decir, para sus habitantes resulta más factible ejercer la actividad al margen que enfrentarse a eventuales procesos de negociación para formalizar su situación.
La regulación
Si bien ya se ha mencionado que la posición del barrio flexibilizaría la fiscalización, de igual manera el uso del espacio público se encuentra regulado por la normativa nacional y las respectivas ordenanzas municipales. De acuerdo a esto, el marco normativo al cual se adscribe esta práctica está determinado por la regulación del comercio ambulante y de las normas sanitarias. De esta forma, la posibilidad de que se formalice la venta de comida se resuelve actualmente con la solicitud de un permiso municipal. No obstante lo anterior, muchos residentes comentan las dificultades que han tenido para adquirirlos. Por este motivo, mientras hay quienes pagan la patente municipal respectiva, otros aún no han conseguido que la municipalidad les otorgue el permiso y operan ilegalmente.
Una de las causas del fracaso de obtención de estos permisos podría deberse a la falta de organización en la comunidad. Actualmente cada individuo debe gestionar personalmente su permiso, lo cual significaría una desventaja frente a la autoridad que ejerce el poder sobre el espacio público, por lo tanto, más que darse un proceso de negociación, se plantea una relación asimétrica que termina con una imposición unilateral.
La negociación
De acuerdo a lo señalado, se puede entender que, para que los espacios públicos sean lugares de representación de los deseos de sus actores, éstos deben estar regulados para asegurar la convivencia civil. Sin embargo, normar el espacio público es una forma de expresión del poder que condicionaría ciertas prácticas ciudadanas. El resultado que se quiere exponer con el caso de estudio presentado es la convergencia entre ambas visiones, es decir, la comprensión del espacio público como uno dialéctico entre norma y uso. La negociación en este sentido es una forma de diálogo, un acuerdo en el que se decide cómo se establecen y flexibilizan los límites.
La negociación entre actores opuestos es una forma válida para llegar a acuerdos a favor de la coexistencia de diversas prácticas. En este sentido, para que estas actividades puedan desenvolverse en los espacios públicos, deben necesariamente negociarse pues, mientras estén sujetas a las disposiciones del derecho público y transgredan normas, no pueden desarrollarse con total libertad. La negociación se plantea entonces como una vía para pactar la tolerancia entre ocupantes y autoridades y así equilibrar los usos.
De acuerdo a lo anterior, sin negociación, es posible ver dos caminos para el futuro de las cocinerías callejeras del barrio Maruri. El primero es que se prohiban y desplacen a otros espacios, o el segundo, que se sigan desarrollando bajo la ilegalidad. Los actores del barrio se encuentran en desventaja pues al actuar de manera aislada e individual, la administración municipal puede aplicar la norma unilateralmente sin abrirse al diálogo. Si estos esfuerzos individuales se consolidaran en una organización social con participación activa, se podrían generar mayores avances. De esta manera es posible destacar la importancia en que las comunidades inmigrantes se organicen con un fin común: ganar espacios en estas ciudades extranjeras. Lo anterior además traería múltiples beneficios para la ciudad, pues las diversas expresiones multiculturales dinamizan los espacios públicos, en especial cuando giran entorno a la gastronomía.
Finalmente, hasta que no se reconozcan estas prácticas como una forma legítima de apropiación de los espacios públicos, éstas seguirán resistiendo en los márgenes y buscando los resquicios legales para poder operar. Por ahora la negociación es sólo una estrategia que permite conquistar paulatinamente estos espacios y una posibilidad para transformar los lugares que se habitan.
Bibliografía:
Ducci, M. E., & Rojas Symmes, L. (2010). La pequeña Lima: Nueva cara y vitalidad para el centro de Santiago de chile. EURE, (Santiago), 36(108), 95-121. Recuperado en 28 de noviembre de 2013, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_ arttext&pid=S0250-71612010000200005&lng=es&tlng=es. 10.4067/S0250-71612010000200005.
Garcés, A. (2012). Localizaciones para una espacialidad: territorios de la migración peruana en Santiago de Chile. Chungará, (Arica) 44(1), 163-175. Recuperado en 28 de noviembre de 2013, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717- 73562012000100012&lng=es&tlng=es. 10.4067/S0717- 73562012000100012.
[1] La raspadilla es una elaboración peruana que consiste en la mezcla de hielo con concentrados de frutas, resultando una especie de granizado
AMAP (ASOCIACIONES PARA LA CONSERVACIÓN DE LA AGRICULTURA CAMPESINA) UNA PRÁCTICA DE AGRICULTURA, ECONOMÍA LOCAL Y ENCUENTRO ENTRE PRODUCTORES Y CONSUMIDORES EN FRANCIA
VerAMAP (ASOCIACIONES PARA LA CONSERVACIÓN DE LA AGRICULTURA CAMPESINA) UNA PRÁCTICA DE AGRICULTURA, ECONOMÍA LOCAL Y ENCUENTRO ENTRE PRODUCTORES Y CONSUMIDORES EN FRANCIA
Revista Planeo Nº 43 Territorios Gastronómicos, Abril 2020
[Por: Diego Irizarri, Geógrafo (U. de Chile), Estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medioambiente UC]
Resumen:
Las asociaciones cooperativas de producción y consumo de productos agrícolas sustentables son un modelo de gestión cada vez más reconocido en el mundo como alternativa ante la producción agroindustrial, reconociendo el valor intrínseco de una agricultura sustentable, la creación de valor mediante encadenamientos productivos locales y con base en una economía solidaria. Las AMAP, son asociaciones parte de un modelo de creciente popularidad iniciado en Francia a principios de la década del 2000, que ha crecido hasta contar con miles de asociaciones locales. Esta práctica busca informar acerca de sus principales características, su historia y los beneficios que estas traen, considerando los actuales desafíos que hoy se presentan en cuanto a las tensiones de consumo y producción entre los espacios urbanos y rurales del planeta.
Palabras Clave: agricultura campesina, producción y consumo cooperativo, economía local
Los vertiginosos procesos de industrialización de la producción agrícola experimentada en todo el globo en las últimas décadas, aún con mayor fuerza en los países del norte global, se han afianzado como una condición casi inexorable para el consumo de alimentos a escala masiva, sostenida en gran parte por intrincadas cadenas de producción que conectan territorios lejanos a través de la mecanización de las prácticas agrícolas y el procesamiento y transporte de productos alimenticios a grandes distancias. Esto ha llevado a la consolidación de prácticas de alimentación de las que incluso hoy desconocemos a ciencia cierta sus efectos sobre la salud humana y del planeta, dada la potente adición de productos sintetizados en nuestras dietas, químicos y pesticidas en nuestros suelos y aguas, y dióxido de carbono en nuestro aire.
Ante este panorama, surgen en Francia, alrededor del año 2001, agrupaciones ciudadanas que buscaron alternativas de consumo basado no solo en la alimentación saludable, sino en la creación de economías alternativas que dieran valor a la producción agrícola de los campesinos locales, generando un ciclo virtuoso sobre la economía local, a la vez que fortalece lazos entre las comunidades. Se trata de las AMAP (Association pour le Maintien de l’Agriculture Paysanne), en español “asociaciones para la conservación de la agricultura campesina”, que buscan, en un contexto de crecimiento de la agroindustría y de reducción del número de explotaciones agrícolas familiares, defender las granjas de pequeña escala, respetuosas del medioambiente y detentoras de un savoir-faire agrícola local. Hoy en día suman una gran cantidad de organizaciones en todo el territorio francés, sumando más de 1.500 de ellas, incluso en territorios de ultramar.
Im 1. Número de AMAP establecidas en las distintas regiones de Francia
Fuente: www.reseau-amap.org
Las AMAP son experiencias de escala local que involucran un modelo de gestión comunitario, donde la agricultura local rural se sostiene por el consumo de la comunidad, generalmente urbana, buscando establecer “circuitos cortos” de producción y consumo. Sin embargo, no son una idea nueva, ya que estas se nutren de un conjunto de experiencias previas surgidas en tiempos que la industrialización de la agricultura en el norte global (durante los años 60) se volvía la norma, como es el caso de las asociaciones Teikei[1] en Japón o más recientemente, de los Community-Supported Agriculture en Estados Unidos.
Las AMAP se estructuran en una “Carta de las AMAP”, que es una suerte de hoja de ruta, con los principios generales para su funcionamiento, aprobada por las distintas AMAP del país en 2014, si bien estas comienzan su funcionamiento en 2001 tras una fructífera reunión eco-ciudadana en la ciudad de Aubagne, en el sur-este de Francia. Esta carta sienta las bases de funcionamiento de las AMAP, que se componen de un grupo no mayor a 50 “consumidores” organizados (bautizados por las organizaciones como ‘consumactores’ por rol activo en la gestión), que contratan a un productor local para que les surta de productos producidos localmente y bajo preceptos ecológicos. Su funcionamiento es así: el grupo de consumidores se organiza y compra de antemano, a modo de suscripción, la producción de uno o varios campesinos instalados a proximidad de la ciudad de residencia de los consumidores, asegurando que éste la producirá y que ellos recibirán los productos.
Imagen 2. distribución de la producción agrícola entre los “consumactores” de una AMAP
Fuente: https://france3-regions.francetvinfo.fr/bourgogne-franche-comte/agriculture-pionniers-amap-temps-transmission-arrive-1622817.html (©Pascal Pavani, AFP)
Se generan así vínculos de reciprocidad y, sobre todo, la circulación de los beneficios se mantiene en la escala local, así como también se fortalecen los vínculos entre los miembros de la asociación. En ese sentido, corresponde a una forma de cooperativismo, directamente abocado a la generación de una economía solidaria y de beneficio mutuo, que además permite mejores prácticas agrícolas y una mejor alimentación. Estos contratos entre comunidad y productor tienen también una implicancia directa en cuanto a que se fundan en un compromiso de solidaridad , la implicación de los socios en el mantenimiento de la asociación, la fijación de precios justos, la producción de calidad, transparencia y un esfuerzo por incorporar instancias pedagógicas por parte de los campesinos en cuanto a producción agrícola, entre otros.
Imagen 3. “Del productor al consumidor”
Fuente: https://urgenci.net/france/
La “carta de las AMAP expresa entre sus principios generales que su objetivo principal es preservar la existencia y continuidad de las explotaciones agropecuarias, próximas a los mercados, y bajo principios de sustentabilidad (López, 2015). Un elemento relevante del sistema tiene relación con los costos compartidos, es decir, tanto el productor como los asociados, bajo la lógica del establecimiento de un contrato y precios que son abonados de forma anticipada, comparten los riesgos de la producción, tales como pérdida de cosechas por eventos climáticos, u otros, implantando así una lógica de solidaridad entre productor y consumidor.
La lógica de las AMAP resulta muy relevante para la discusión entre agricultura, ciudad y sustentabilidad en diversos sentidos. Por una parte, promueve la diversidad agroecológica, al promover que los productores campesinos dediquen su tierra al policultivo, produciendo distintas hortalizas y frutales que además se adecúan a la estacionalidad, lo que permite que los consumidores cuenten con diversos productos. Esto tiene directa relación con la mantención de la calidad de los suelos frente al avance de las explotaciones de monocultivo. Por otra parte, genera encadenamientos productivos que se mantienen dentro de ciertos límites territoriales, disminuyendo la huella ecológica de la actividad agrícola y de las prácticas de consumo de los asociados, sobre todo debido a las menores emisiones por transporte. Además, permite establecer diversas experiencias de contacto y organización social, y un vínculo más directo entre habitantes urbanos y rurales con objetivos comunes, propiciando redes y fortaleciendo así economías solidarias locales.
De esta manera, los beneficios de las cooperativas de producción y consumo pueden ser herramientas de gran poder para incluir otras lógicas en el entramado urbano-rural de interdependencias, las que se manifiestan sobre todo en el ámbito del abastecimiento de alimentos, por una parte, y por otro lado en la disminución de los impactos del consumo urbano sobre los territorios rurales. Las AMAP son uno entre varios modelos que hoy se desarrollan en el mundo, y pueden ser un ejemplo para pensar en clave sustentable el futuro de la alimentación de las ciudades.
Referencias bibliográficas:
- Bravo G: (2019). Las AMAP de Francia: el círculo virtuoso de una agricultura a escala humana. En: País Circular (https://www.paiscircular.cl/consumo-y-produccion/las-amap-de-francia-el-circulo-virtuoso-de-una-agricultura-a-escala-humana/)
- F. (2019). Agriculture : pour les pionniers des AMAP le temps de la transmission arrive. En: FRANCE 3 (https://france3-regions.francetvinfo.fr/bourgogne-franche-comte/agriculture-pionniers-amap-temps-transmission-arrive-1622817.html)
- López García, D. (2015) Reproducir alimentos, reproducir comunidad. Redes alimentarias alternativas como formas económicas para la transformación social y ecológica. Ed. Ecologistas en acción , Madrid. ISBN: 978-84-944051-3-6.
- Réseau des AMAP en Ile-de-France. http://www.amap-idf.org/index.php
[1] Teikei es un sistema asociativo de producción agropecuaria que nació en Japón en la década de 1960, mediante el cual los consumidores compran los alimentos directamente de agricultores locales y de producción sustentable, del cual hoy en día participan millones de personas en el país. Teikei, en idioma japonés, significa, literalmente, cooperación.
AGRICULTURA, COMUNIDAD Y ESPACIO PÚBLICO: LAS HUERTAS URBANAS DE LA REINA
VerAGRICULTURA, COMUNIDAD Y ESPACIO PÚBLICO: LAS HUERTAS URBANAS DE LA REINA
Revista Planeo Nº 43 Territorios Gastronómicos, Abril 2020
[Por: Diego Irizarri, Geógrafo (U. de Chile), Estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medioambiente UC]
Resumen:
Fue en los años 80 que Julia María Franco, fundadora de los huertos urbanos de La Reina, imaginó la posibilidad de implementar un sistema de huertos comunitarios similares a los que vió en su paso por Inglaterra y Estados Unidos, donde distintas comunidades de vecinos se organizaban y mantenían diversas tipologías de huertos productivos en espacios públicos de la ciudad. Algo poco conocido y muy ajeno a las formas hegemónicas de planificación urbana y comunitaria existentes en Chile en ese momento, y que incluso hoy no cuentan con suficientes espacios y mecanismos para ser implementados. Así, pasarían décadas antes de que este proyecto se concretara gracias al apoyo de la gestión municipal de Fernando Castillo Velasco en la década de los 2000. Con estos antecedentes, y desde la curiosidad e ímpetu de Julia María, lentamente se fue fraguando un proyecto que terminaría siendo uno de los huertos urbanos de referencia en el país, el cual en casi 20 años de existencia ha logrado establecer un modelo de gestión y organización que permite a los vecinos de la comuna de La Reina cultivar sus propios alimentos y disfrutar de los beneficios de la colaboración colectiva y el contacto con la naturaleza.
Palabras Clave: Agricultura urbana, gestión colectiva, espacio público
La emergencia de los huertos y la agricultura orgánica urbana en los espacios urbanos ha seguido distintos caminos y formas en Europa, Estados Unidos, y Latinoamérica. Europa, por un lado, ha sido pionera en el establecimiento de huertas municipales desde mediados del siglo XX, proceso que fue impulsado inicialmente por la necesidad de los habitantes urbanos de contar con suministro de alimentación durante la segunda guerra mundial, pasando hoy a ser parte integral de la planificación urbana y de los programas de bienestar de diversas ciudades en ese continente. Por otra parte, en Estados Unidos los huertos urbanos vieron su emergencia en ciudades golpeadas por crisis económicas que llevaron a su desindustrialización en los años 70, fomentando movimientos ciudadanos para implementar medidas paliativas, no siempre con apoyo municipal o estatal. Ya en Latinoamérica, la agricultura urbana fue durante mucho tiempo un hecho en gran parte de las ciudades en proceso de expansión urbana, especialmente en países de menores ingresos. Chile, por otra parte, ha tenido en si historia de planificación urbana un escaso acercamiento a la agricultura como elemento de planificación y de integración con la trama urbana y social, lo cual ha aumentado las brechas y dicotomías entre usos considerados urbanos y usos considerados rurales, limitando las posibilidades para la emergencia de la agricultura urbana.
Imagen 1. ¿Qué son las Huertas Urbanas de La Reina?
En este contexto, Julia María Franco, vecina de la comuna de La Reina, impulsó y dirigió la implementación de uno de los huertos urbanos de mayor relevancia del país, bajo dos grandes pilares que se complementan entre sí y que dan cuenta de la relación constante entre ciudad y alimentación: Por una parte, el espacio público como sostenedor de proyectos comunitarios, y por otra parte, la alimentación sana como forma de vida alternativa para los habitantes urbanos. La historia de los huertos urbano de La Reina se remonta a principios de la década de los 2000, cuando Julia presenta al alcalde de la época, Fernando Castillo Velasco, un proyecto que implicaba la activación de un espacio público residual para la agricultura, de carácter abierto, integrado a la ciudad y que pudiera ser transitado y disfrutado por sus habitantes. El proyecto de ese entonces fue aprobado por unanimidad por el concejo municipal, y tuvo un importante apoyo del municipio antes de que conformara la corporación Aldea del Encuentro, donde hoy se ubican las huertas. Sin duda, el proyecto se anclaba muy bien a la visión de ciudad y comunidad que sostenía el alcalde, quien fuera históricamente el impulsor de diversos proyectos urbanos de gran trascendencia para la comuna.
Imagen 2. Huertas urbanas en invierno. Créditos de la imagen: Julia María Franco, 2020.
El huerto se planteó desde su inicio como un espacio para los vecinos, que sirviera de base para fortalecer la red de relaciones entre personas de origen, edad y profesión diversos. Así, se planificaron 6 sectores de cultivo y lotes de 16 metros cuadrados por vecino, así como un conjunto de espacios comunes para el tránsito de las personas, permitiendo una permeabilidad que aumentara su potencial como espacio público para la comuna. Sin embargo, el huerto se vio enfrentado a los vacíos normativos en cuanto al uso del espacio público municipal por parte de los vecinos, lo cual frenó durante años el proyecto, y que da cuenta de una de las principales trabas para la consolidación de estos espacios a nivel comunal y urbano: no existen protocolos, y la gran mayoría de los municipios no tienen ordenanzas ni incentivos para la implementación de huertos urbanos en suelo público. Al no existir antecedentes previos respecto a la figura que permitiera a los vecinos hacer uso del suelo público para producción de alimentos, se logró implementar en 2006 un sistema de mediería en que el 50% de la producción queda a disposición del programa para su comercialización, y el 50% a disposición de los huerteros. Adicionalmente, se implementó un protocolo de trabajo por etapas que asegurara la participación de los vecinos y se consolidara un sistema de trabajo que velara por la continuidad del proyecto y la responsabilidad compartida de su mantención, donde cada vecino debe disponer de un conjunto de horas para trabajo comunitario (desmalezar, podar, obras de carpintería, entre otros), y un periodo de prueba para cada miembro para luego pasar a formar parte del programa, que se consolidó como un programa municipal con continuidad independiente de cada gobierno de turno. Asimismo, con la implementación de la Ecoferia de la Reina, en el mismo terreno donde se emplazan las huertas, los miembros participan de la venta semanal del plantas y semillas como ingreso adicional para el proyecto, lo cual también ha fortalecido el sentido de responsabilidad comunitaria.
Imagen 3. Las Huertas de La Reina están cruzadas de senderos públicos que lo hacen permeable a toda la comunidad.
Todo lo anterior da cuenta de la importancia central de la gestión colectiva como pilar fundamental de las experiencias de huertos urbanos, la cual debiera ser flexible y adaptable a cada caso en particular ya que en Chile cada municipio y cada comunidad tiene condiciones diferentes. Julia María, al respecto, comenta sobre la importancia de que se experimente con modelos diversos capaces de dar respuesta a las diferencias de contexto en las que se producen estas experiencias, especialmente en un contexto nacional donde existen cuestiones estructurales de desigualdad que pueden impedir el desarrollo de este tipo de proyectos en comunas y comunidades vulnerables que, justamente, son las que se pueden ver mayormente beneficiadas en distintos frentes: seguridad alimentaria y alimentación sana, fortalecimiento de las redes sociales, mejor salud (especialmente para adultos mayores), y participación. Lamentablemente, hay una escasa difusión y conocimiento de los beneficios de la agricultura urbana, y no existen políticas públicas que la aborden como parte integral de la planificación y del bienestar social, a diferencia de otros países que la promueven de forma activa.
Imagen 4. Venta de plantas del vivero comunitario en la Ecoferia de La Reina, atendida por los vecinos que cultivan en las huertas.
La implementación de proyectos como el de las huertas urbanas de La Reina permite ver de modo concreto cómo es posible integrar de forma efectiva espacios para el beneficio de la comunidad en un cruce multidimensional entre oficios agrícolas, espacio público urbano, regeneración ambiental, participación comunitaria, salud pública, sustentabilidad y soberanía alimentaria. Las actuales políticas municipales en esta materia son escasas y requieren de una actualización y esfuerzo por facilitar la agricultura urbana para el beneficio de sus comunidades. La experiencia de La Reina releva no sólo el valor de la agricultura urbana per se, si no también la importancia de contar con una organización sólida pero flexible, que integre a la mayor diversidad de personas, activando las redes sociales locales y la generación de vínculos entre vecinos, lo cual podría decirse que es uno de los más importantes valores de este tipo de espacios. Así, la agricultura urbana puede ser entendida como un motor para el bienestar social en las ciudades, y a los huertos urbanos como un espacio público que no solo cumple un rol ornamental sino también un espacio productivo social, ambiental y económicamente.
NOTA: este artículo fue escrito con base en una entrevista realizada a Julia María Franco, fundadora de las huertas urbanas de La Reina, a quien agradezco por su colaboración.
ENTREVISTA A GUÉNOLA CAPRON: "ESTUDIAR LOS SISTEMAS ALIMENTARIOS URBANOS ES INDISPENSABLE PARA ENTENDER CÓMO LAS CIUDADES FUNCIONAN Y, PARTICULARMENTE CÓMO SON SENSIBLES ANTE LAS CRISIS"
VerENTREVISTA A GUÉNOLA CAPRON: "ESTUDIAR LOS SISTEMAS ALIMENTARIOS URBANOS ES INDISPENSABLE PARA ENTENDER CÓMO LAS CIUDADES FUNCIONAN Y, PARTICULARMENTE CÓMO SON SENSIBLES ANTE LAS CRISIS"
Revista Planeo Nº 43 Territorios Gastronómicos, Abril 2020
[Por Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
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Guénola Capron es profesora-investigadora titular C en la UAM-Azcapotzalco en el departamento de Sociología. Es miembro del SNI, nivel 2. Es doctora en Geografía por la Universidad de Toulouse-2 le Mirail. Anteriormente fue investigadora en el CNRS en Francia y en el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos en México. Su trabajo de investigación está centrado en el estudio de la transformación del espacio público y de la urbanidad en ciudades como Buenos Aires y México, vinculado con cambios en la movilidad cotidiana y en la seguridad pública. Ha coordinado proyectos de investigación sobre estos temas. Más recientemente se ha integrado en un proyecto sobre la inseguridad alimentaria y los sistemas comerciales en ciudades del Sur global. Ha coordinado varios libros: La urbanidad en las Américas (con Jérôme Monnet, 2000), Vínculos y lugares de la movilidad (con Hélène Guétat y Geneviève Crotès, 2005), Cuando la ciudad se cierra: barrios residenciales con seguridad (Bréal, 2006), El espacio público urbano (con Nadine Haschar-Noé, 2008), La (in)seguridad en la metrópoli. Territorio, segurización y espacio público, (coordinado (con Cristina Sánchez-Mejorada, 2015) y Satélite, el libro (2011). Es autora de más de 80 artículos y capítulos de libros dictaminados.
Im1_ Guenola Capron / guenola.capron@gmail.com
- Participas del proyecto llamado Hungry Cities que aborda la seguridad alimentaria de las ciudades, ¿qué significa y porqué es importante este tema en la actualidad? ¿cuáles son los principales resultados del proyecto?
Me gustaría compartir que inicialmente no trabajaba el tema de la alimentación. Sin embargo, la apuesta del equipo canadiense que dirige la investigación Hungry Cities era invitar a gente que no era especialista en el tema, pero que sí trabajaba sobre las ciudades -en particular geógrafos- con la intención de aculturarse poco a poco sobre el ámbito de la alimentación y la seguridad alimentaria.
Esta es una iniciativa que está coordinada por un consorcio liderado por la universidad Wilfried Laurier en Canadá -cerca de Toronto- en conjunto con la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. El proyecto está coordinado por el investigador Jonathan Crush y financiado por el Social Sciences and Humanities Research Council of Canada (SSHRC). El nombre del consorcio se inspira en el libro de la arquitecta e investigadora inglesa Caroline Steel, en el cual estudia cómo la alimentación da forma a nuestras ciudades. Una de las ideas es que la inseguridad alimentaria urbana/rural en relación son los sistemas alimentarios ha sido subestudiada. Sin embargo, estudiar los sistemas alimentarios urbanos es indispensable para entender cómo las ciudades funcionan y, particularmente cómo son sensibles ante las crisis, justamente como la que estamos viviendo respecto al Coronavirus. Con la contingencia, vemos que las compras de pánico provocan que algunas tiendas y supermercados se queden sin alimentos, lo que demuestra que las poblaciones urbanas somos muy dependientes de estos elementos del sistema alimentario, porque nosotros no producimos nuestra comida, necesitamos de otras entidades para alimentarnos.
El proyecto de investigación de Hungry Cities, en particular, se dirige al estudio de la alimentación en ciudades del Sur global, como es el caso de la Ciudad de México, México; Kingston, Jamaica; Ciudad del Cabo, Sudáfrica; Maputo, Mozambique; Nairobi, Kenia; Bangalore, India; y Nanjing, China. Considero que esto es importante por dos razones: porque es necesario conocer lo que puede pasar en tiempos de crisis y porque es relevante conocer cómo los sistemas alimentarios se adaptan en las ciudades que crecen de manera acelerada por efecto de las migraciones rurales.
Respecto al caso de la Ciudad de México, o más bien la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), puede decirse que es un poco diferente a lo que pasa en las ciudades africanas, porque el crecimiento urbano más acelerado se dio hace ya un par de décadas y la ZMVM no está creciendo significativamente en términos de cantidad de población. El rastreo histórico muestra que a finales de los años cincuenta, por un lado, el regente del Departamento del Distrito Federal creó 150 mercados para agrupar inicialmente al comercio que se encontraba en la vía pública, aunque actualmente la función principal de estos lugares es alimentar a la población de la metrópolis. Por otro lado, en la misma época, se desarrollaron los primeros supermercados en la Ciudad de México, que posteriormente se irían implementando en las principales ciudades del país. En este sentido, considero positivo que el desarrollo de los mercados y supermercados haya sido paralelo al crecimiento poblacional de esta ciudad en particular.
En la investigación de la ZMVM empezamos por hacer una encuesta, con una muestra representativa de 1.200 hogares, para medir y describir tanto los niveles como determinantes de la seguridad e inseguridad alimentaria. La medición se hizo a través de cuatro índices que, siguiendo la metodología FANTA, de la Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO). Estos índices miden cuatro dimensiones: la disponibilidad de alimentos, el acceso físico y económico a estos, la diversidad de la dieta y, finalmente, la estabilidad en el tiempo del aprovisionamiento. Lo que encontramos, según el índice de acceso físico y económico, fue que 26,8% de los hogares de la ZMVM tienen inseguridad alimentaria severa: se preocupan de que a veces no podrán comer, consumen una variedad limitada de alimentos y comen cosas que no desearían. En comparación, la mitad de la muestra tiene seguridad alimentaria, es decir, una cuarta parte de la población tiene inseguridad alimentaria severa, lo que es propio de una ciudad con fuertes desigualdades socioeconómicas, como también sucede en el caso de Bangalore en India.
El problema de la inseguridad alimentaria en la ZMVM no reside en el acceso a los alimentos tal cual, sino más bien en el acceso a una oferta diversa y en la obesidad. En la investigación también tratamos de entender otras partes del sistema alimentario -que, por cierto, considera la producción, distribución, consumo, desecho y recuperación de los alimentos- y nos centramos en dos actores del proceso del sistema alimentario: los supermercados y los vendedores informales de alimentos. En el proyecto se planteaba que el sector informal juega un papel importante en la alimentación de muchos habitantes, en particular de los sectores más pobres y las clases medias. Por un lado, porque los precios de la comida en la calle son más accesibles que en otros tipos de dispositivos; por otro, porque es una opción de alimentación en una ciudad tan grande como la ZMVM, donde la gente tiene que desplazarse mucho para ir a su trabajo, y donde muy a menudo no hay alimentos accesibles cerca de sus lugares de empleo. De hecho, hace muchos años en una investigación que hicimos con Jérôme Monnet y Angela Giglia, notamos que el desarrollo del comercio ambulante no solo se vincula con la falta de empleos, sino también con la movilidad urbana dentro de la ciudad.
- Actualmente, cuando la mayor parte de la población mundial es urbana, podría pensarse que las personas tienen un “mayor acceso” a fuentes de alimentación debido a las ventajas de vivir más cerca de la diversidad comercial y de servicios que supone una ciudad. ¿Es cierta esta suposición o vivir en la ciudad no resuelve por sí mismo el acceso de la población a los alimentos?
Lo que pensamos es que resuelve, pero no necesariamente. Hay estudios en países del norte, particularmente en Inglaterra, que han mostrado que en estas ciudades existen “desiertos alimentarios”, en los que la población no tiene un acceso físico y económico a establecimientos que proveen alimentos. Principalmente porque donde la gente vive no hay tiendas ni supermercados, y se necesita un auto para poder llegar a ellos. Sin embargo, en la investigación de Hungry Cities se demostró que en dos ciudades que fueron tomadas como casos de estudio -la Zona Metropolitana del Valle de México y Nairobi- en realidad no existen desiertos alimentarios. Esto probablemente se deba a que existen formas autóctonas de distribución que penetran la mayor parte de la ciudad. Por ejemplo, si tomamos el caso de la ZMVM, existe una red muy densa de tiendas de abarrotes y tianguis, que son mercados ambulantes de origen prehispánico que venden productos a buen precio y tienen presencia en muchas colonias. De hecho, en esta metrópoli hay casi 1.500 tianguis, lo que es una cantidad importante. Haciendo un mapa de supermercados, identificamos que estos no existen en algunas zonas muy periféricas, pero ahí hay otros tipos de establecimientos comerciales. El problema tal vez es que los precios de los alimentos en las tiendas de abarrotes son mucho más caros que en los supermercados, pero aquí tal vez se trata de un tema de injusticia socioespacial.
- Podríamos decir que los procesos de globalización han modificado en cierta medida los patrones de consumo alimentario de la población mundial, particularmente en Latinoamérica que cuenta con una importante tradición indígena. ¿Consideras que la introducción de nuevos mercados -como el de la comida rápida- ha transformado también la forma en que se configura la ciudad?
Considero, porque hice mi tesis doctoral hace muchos años en Buenos Aires, es que las situaciones son muy variadas según los países en América Latina. Me imagino que no es lo mismo lo que está pasando en Buenos Aires o en Santiago de Chile que en las ciudades bolivianas, por ejemplo. La penetración de este sector no debe ser la misma según los contextos.
Sin embargo, el dato que tengo presente es que en la encuesta sobre seguridad alimentaria que realizamos en la ZMVM, el 8% de los hogares con seguridad alimentaria y el 0.6% de los hogares con inseguridad alimentaria severa, había comprado en establecimiento de fast food. Esto lo podemos comparar con el porcentaje de gente que compró alimentos en la calle, que es mucho más elevado, pues varía de 15 a 18% según el nivel de seguridad alimentaria. Entonces vemos que en el caso de la ZMVM la comida rápida no es lo más fuerte.
Por otro lado, considero que no es la comida rápida la que transforma la ciudad, sino más bien los lugares donde se encuentran estas cadenas de comida rápida, que generalmente son los centros comerciales.
- En estas investigaciones que se han realizado en el Sur global, ¿qué rol desempeña el mercado informal en el sistema de alimentación de las personas? ¿difiere de la situación en el Norte global?
Yo creo que es muy diferente, definitivamente. No es que no haya comercios o alimentos en la vía pública en las ciudades del Norte global, pero en comparación con el sur es realmente muy poco. Por otro lado, el Sur global tampoco es muy homogéneo. Nosotros encontramos situaciones muy diferenciadas entre las distintas ciudades que construyen el panel de ciudades estudiadas en el proyecto Hungry Cities. Va desde ciudades asiáticas, como el caso de Bangalore, donde hay mucho más comercio en vía pública que en la Ciudad de México, y otras, como Nanjing, donde no lo hay realmente. Lo que sí encontramos en esta ciudad es lo que llaman los “wet markets” que son mercados cerrados, como el del que surgió toda la crisis del Coronavirus. De las visitas que hicimos en Ciudad del Cabo, identificamos que hay menos comercio informal en vía pública que en la Zona Metropolitana del Valle de México, por lo que tenemos situaciones bastante contrastadas de un país a otro.
En la encuesta sobre seguridad alimentaria en la ZMVM, nos llamó mucho la atención que el comercio informal en vía pública es bastante resiliente frente al desarrollo de supermercados. A cambio, las tiendas de abarrotes, a diferencia de los tianguis, sufren mucho más la competencia de estas grandes cadenas. Tal vez en otros contextos, como en Buenos Aires donde hay mucho menos comercio en vía pública o mercados, los sistemas son menos resilientes a la instalación de supermercados.
También vemos, para el caso de México, que el comercio informal alimentario es muy heterogéneo: están los tianguis o el comercio ambulante. En el último, se pueden vender desde dulces o botellas de agua hasta “comidas corridas” en la cajuela de un auto o en la banqueta (acera). Las comidas corridas resultan otra manera de alimentarse, bastante sana, de hecho.
Dentro del proyecto Hungry Cities se llevó a cabo una encuesta a 1.200 trabajadores en la vía pública de la ZMVM. Se pudo comprobar que el sector informal alimentario es una actividad de sobrevivencia muy atomizada, con empresas generalmente familiares o con pocos empleados, pero con un quehacer extraordinario. La gente vende sus platillos con recetas que se heredan, que tienen sus propios secretos. También se identificó que se necesita un capital económico muy bajo para poder empezar esta actividad, lo que explica que es un sector muy vulnerable. En particular, porque pagan permisos a la alcaldía o a alguna entidad, pero la autoridad local los puede desalojar fácilmente, es decir no tienen un verdadero derecho sobre el uso del espacio público. Y esto no es propio de México, existen otros países de América Latina donde sucede lo mismo.
- La obesidad es una pandemia creciente en las sociedades urbanas, como es el caso de México y Chile en Latinoamérica. En este sentido, ¿qué papel juegan las ciudades en este fenómeno?
Considero que las ciudades no son las responsables, sino los sistemas alimentarios. Y no solo del tema de la obesidad, sino también de los padecimientos relacionados a una alimentación desbalanceada, como son las enfermedades cardiovasculares o la diabetes. Lo que logramos identificar en México, es que el problema de la inseguridad alimentaria tiene que ver con la falta de diversidad de alimentos, y eso está relacionado con dichas enfermedades. En particular, el dato que obtuvimos es que 1 de cada 5 hogares encuestados comió menos de 4 grupos -de 12 grupos de alimentos- el día anterior a la aplicación de la encuesta. Estos 4 grupos de alimentos fueron harinas, azúcares, carnes y verduras. Las frutas, por ejemplo, se posicionaron en quinto lugar.
Por otra parte, podríamos considerar que las nuevas aspiraciones de consumo de la población, los cambios en los modos de vida, el acceso a la compra del refrigerador, el acceso al automóvil y el trabajo creciente de las mujeres -aunque en México es todavía más bajo que en otros contextos- generan las condiciones para el desarrollo de los supermercados. Y yo considero que los supermercados en cierta medida son responsables de la pandemia de la obesidad, porque han provocado cambios en los hábitos de consumo. Sobre todo, a partir de los años noventa, cuando entraron las grandes empresas de supermercados de Europa y de Estados Unidos, y particularmente el grupo WalMart, que cubre la mitad de los supermercados existentes en la ZMVM.
A través de la encuesta identificamos que el 40% de la población con severa inseguridad alimentaria hace sus compras de alimentos en estos lugares y eso se eleva al 70% para el grupo que tiene seguridad alimentaria. Hay una diferencia entre grupos, pero igual el 40% es significativo. Y sabemos que los productos industrializados como las frituras y las bebidas azucaradas son parte de la alimentación de los grupos más pobres. De hecho, cuando se planteó prohibir la venta de gaseosas fuera de las escuelas, la reacción del sector de las bebidas azucaradas fue decir que estas proveían de carbohidratos baratos a los pobres. Resulta preocupante escuchar este tipo de declaraciones.
Sin embargo, encontramos también el tema en la venta informal de alimentos en la vía pública: el 83% de los comerciantes venden alimentos procesados como golosinas, refrescos, pero también el 20% vende chicharrones o frituras. Aunque aquí es importante mencionar que “lo natural” tampoco es sinónimo de una alimentación balanceada, en particular, para el caso de los jugos de frutas, que se venden por medio litro o por litro. Considerando que una persona puede ingerir un litro de jugo de naranja, estaría consumiendo 95 gramos de azúcar, cuando la recomendación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) son 25 gramos diarios. En este sentido, identificamos que las raciones los alimentos vendidos en la calle también es un problema. Sin embargo, son cuestiones que no se abordan, por lo que sería importante abrir una discusión pública acerca de este tema.
- ¿Cuáles son para ti los principales desafíos de la alimentación en las ciudades de América Latina, tanto a nivel de investigación como de políticas públicas?
Respecto al sector alimentario informal, considero que habría que apoyarlo porque proporciona un servicio, pero sí regularlo mejor. Principalmente, porque los gobiernos no consideran a este sector como una opción para los grupos más pobres. En el caso mexicano, la actitud hacia el comercio en vía pública, puede variar entre la prohibición, la tolerancia, autorización e incluso la formalización, pero muchas veces es todo a la vez. Entonces me parece que es algo que tendría que coordinarse entre las distintas instituciones.
También está el problema de la sanidad e inocuidad de los alimentos, que es algo que contribuye a que los vendedores en vía pública estén muy estigmatizados. Lo cierto también, es que ellos tienen un acceso muy complicado al agua limpia, a baños y sistemas de almacenamiento. Esto es algo en lo que podría apoyar el gobierno, así como en capacitar a los comerciantes para manipular los alimentos y apoyarlos en la gestión de sus negocios.
Sé que actualmente hay investigaciones en la Ciudad de México sobre la Central de Abastos, que es la segunda más grande del mundo después de Rungis en Francia. Considero que sería muy importante entender cómo funciona, sobre todo porque se han reducido sus actividades a raíz de la apertura de centrales de distribución propias para los supermercados. Además, sería relevante considerar el impacto del narcotráfico y de las mafias sobre el funcionamiento de esta central.
También creo que sería importante desarrollar investigaciones sobre los supermercados, porque muchos de los productores con los que trabajan son grandes proveedores, como el caso de Bachoco en México. Casi todo el pollo que comemos en México está distribuido por esta empresa, que tiene prácticas agrícolas nada sustentables.
En ese sentido, considero que es relevante entender y potenciar otras prácticas más sustentables dentro de los sistemas alimentarios, como es el caso de los productos orgánicos, que todavía tienen un costo muy elevado en México, por lo que habría que contribuir a que sean accesibles a una mayor parte de la población. De la misma forma, es importante promover la agricultura urbana, aunque no resuelva por sí misma el problema del hambre o la inseguridad alimentaria, sino como un mecanismo que sensibiliza a la población respecto a formas de producción alternativas. En particular, pensamos que en la ZMVM hay muchos techos en los que se podría desarrollar esto.
Finalmente, podrían promoverse mucho más los “bancos de alimentos”, que son organizaciones que reciben alimentos que están a punto de caducar de la central de abastos y de supermercados, para ser dignificados en un proceso de selección, y vendidos posteriormente a las comunidades a precios muy bajos. Cuando estudiamos los supermercados identificamos que entre 3 y 4% e incluso hasta el 10% de los alimentos manejados por los supermercados se desechan, y que algunos de estos trabajan con bancos de alimentos. Nosotros hicimos una entrevista con el banco de alimentos más grande de México, que se llama “Alimento para todos”, el cual provee de alimentos sanos y económicos a 50.000 personas en la ZMVM, lo que es muy poco, considerando que la zona metropolitana tiene una población de más de 20 millones de personas. Esta organización nos compartió que no tienen la capacidad operativa para vender alimentos a más personas, y me parece que con apoyos públicos podrían mejorar esta situación.
En general, creo que hay que entender mejor los sistemas alimentarios de las ciudades latinoamericanas, reconociendo, como te comentaba anteriormente, que no son tan homogéneos.
ENTREVISTA A JAVIER VERGARA: "CUANDO UNO HACE USO DE LA COMIDA, NO SOLAMENTE COMO UN INSUMO PARA ALIMENTARSE [..] PUEDE ENTREGARTE MUCHAS OPORTUNIDADES, AL MENOS EN EL TEMA DE PLANIFICACIÓN DE LA CIUDAD"
VerENTREVISTA A JAVIER VERGARA: "CUANDO UNO HACE USO DE LA COMIDA, NO SOLAMENTE COMO UN INSUMO PARA ALIMENTARSE [..] PUEDE ENTREGARTE MUCHAS OPORTUNIDADES, AL MENOS EN EL TEMA DE PLANIFICACIÓN DE LA CIUDAD"
Revista Planeo Nº 43 Territorios Gastronómicos, Abril 2020
[Por Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
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Javier Vergara Petrescu es Co-fundador y Director Ejecutivo de Ciudad Emergente. Se ha especializado en combinar proyectos de innovación social, emprendimiento, participación ciudadana y tecnologías aplicadas a la ciudad. Ha trabajado en diversos proyectos de urbanismo táctico y ordenamiento territorial en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. Es también Co-fundador de Plataforma Urbana y Plataforma Arquitectura y CitiSent. En 2006 fue elegido uno de los 100 Jóvenes Líderes de Chile por Revista El Sábado y el Centro de Liderazgo Estratégico de la UAI. Actualmente, es un docente activo impartiendo cursos en la UDP, UDD y el Magíster en Proyecto Urbano de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha expuesto ponencias sobre Urbanismo Táctico en la Universidad Autónoma de México, Columbia University y el Latin GSD de Harvard.
Im1_ Javier Vergara / javier@ciudademergente.org
@vergarapetrescu
- Hemos escuchado que en Chile, los malones eran fiestas realizadas tradicionalmente en espacios privados y Ciudad Emergente ha impulsado en los últimos años el desarrollo de estos eventos en el espacio público, ¿por qué proponer a la calle como nuevo escenario de esta actividad?
Cuando comenzamos con el Malón Urbano en 2012, fue uno de los primeros proyectos de Ciudad Emergente, la cual fundamos en 2011, ya hace nueve años. En ese entonces, estábamos en un centro de emprendimiento en Nueva York, pero nuestros proyectos empezaron a desplegar en Chile porque gran parte de nuestras redes estaban acá. Algunos de los cofundadores son chilenos, algunas personas de Estados Unidos y otros han viajado por distintos lugares. Por lo tanto, siempre ha habido una visión más bien “glocal”, es decir, con una mirada más global, pero con un actuar bien local.
Una de las primeras iniciativas que empezamos a desplegar en Chile fue el Malón Urbano y lo titulamos así pensando en una forma de recuperar una práctica que existía en Chile y que se había ido perdiendo. De hecho, el tema de los malones es algo que viene de cientos de años atrás. En la conquista española y el periodo de colonia, los malones eran estrategias mapuches que se utilizaban para poder desmantelar los campamentos españoles como tácticas de guerra, como una intervención rápida y sorpresiva que lograba transformar o destruir, básicamente, dichos asentamientos. En el siglo XX, el concepto de malón se empezó a utilizar de otra forma: eran fiestas de media tarde, de fines de semana, donde la gente se reunía a compartir las nuevas tendencias musicales o convivir con sus vecinos. Esta actividad se hizo un hábito a mediados del siglo XX, sin embargo, se perdió durante la dictadura porque durante este periodo -de 1973 a finales de los años 80- a las personas se les prohibía reunirse. Había toques de queda y la gente no se podía encontrar, por lo tanto, el hábito de realizar los malones se fue perdiendo.
En 2012, se nos acercó una organización chilena llamada Ciudad Viva, que es una corporación de participación con mucha experiencia en el barrio de Bellavista. Esta nos invitó a idear una forma de hacer participación con los vecinos que fuera innovadora y creativa, tras identificar el desafío de involucrar a las personas. Nosotros, que estábamos con muchas ideas en la cabeza en ese momento, les propusimos hacer algo que recuperara la tendencia antigua del malón, pero de una forma más pública. De esta manera, las reuniones de participación ciudadana podrían realizarse en un lugar diferente a una sede vecinal entre cuatro paredes, donde muchas de las veces la asistencia es muy baja. Fue así que les propusimos hacer algo público, en la calle: sacar mesas y sillas para que la participación también lograra dar cabida a más personas y no solo a los mismos de siempre.
- De alguna forma, el Malón Urbano nos recuerda que la comida tiene un importante componente de integración social, no sólo en una escala doméstica sino también en una escala pública. En este sentido, ¿cuál consideras es el papel de la comida en la sociabilidad urbana? ¿crees que ha cambiado en los últimos años?
No sé si ha cambiado durante la última época, pues la comida ha estado ahí por siglos, pero sí tiene un componente muy empático. Cuando uno hace uso de la comida, no solamente como un insumo para alimentarse sino cuando le empiezas a dar otras miradas, puede entregarte muchas oportunidades, al menos en el tema de planificación de la ciudad. Cuando trabajas con otras disciplinas que no son necesariamente la planificación urbana o la arquitectura y empiezas a mezclarlas con otras áreas, comienza a enriquecerse el proceso de planificación. La gastronomía es una entrada muy atractiva para las personas: todos de alguna forma se sienten a gusto con ella, lo que resulta en un muy buen rompehielos. De hecho, en Ciudad Emergente hemos estado trabajando con el concepto de la comida para otros proyectos, y a veces es un muy buen acceso para problemas muy complejos que uno no sabe desde dónde abordar. Cuando entras desde ahí, se abre una puerta de conversación, distención y generación de empatía e interés. Por lo tanto, vemos que la comida no solo tiene el atributo de nutrirnos o de mantenernos en pie, sino que tiene que ver con otras miradas también.
- ¿Identificas otras posibilidades de encuentro social en las ciudades que estén relacionadas con la comida?
Existen varias iniciativas vinculadas a la comida más allá del Malón Urbano. Hay festivales gastronómicos que buscan cambiar el mundo a través de la gastronomía, como el Festival Ñam que ya va a cumplir diez años. En esta iniciativa han trabajado, por mucho tiempo, con chefs y cocineros de distintas partes de Latinoamérica para recuperar ciertas raíces que se perdieron en las culturas locales y reconocer la diversidad de las sociedades a partir de la cocina. De hecho, es muy interesante eso, trabajar problemas de integración social desde la comida porque es desde ahí donde también se manifiesta culturalmente la diversidad de migración y de los países que acogen esa migración.
Uno de los proyectos que hemos realizado últimamente es una versión del malón más enfocada a la migración que se llama Mesa Latina. Lo que hace es generar un encuentro de convivencia pacífica entre migrantes y personas de los países de acogida para tratar de atacar los brotes de xenofobia que se han producido con las olas de desplazamientos en el mismo continente. Actualmente, hay una cantidad nunca antes vista de venezolanos que han tenido que emigrar en muy poco tiempo a otros territorios por problemas políticos, buscando refugio y acogida en países como Colombia, Perú, Chile, México y en Centroamérica. Y claro, esa xenofobia y esos prejuicios a veces es muy difícil atacarlos.
Por otro lado, existen iniciativas de trabajo con refugiados a partir de la comida. Como un proyecto alemán bien interesante que se llama Más allá de tu plato y que tiene que ver con relatar las historias que hay detrás de la gastronomía. En el fondo, alguien que trae una arepa viene con una historia o alguien que trae un kebab viene de algún lugar. Por lo que esta iniciativa ha trabajado para sensibilizar a las personas sobre la migración y los refugiados.
- Sabemos que, en algunas ciudades, estos procesos migratorios y de integración cultural también favorecen una transformación respecto al uso del espacio público en relación al acto de comer. ¿Consideras que en las ciudades chilenas el uso de la calle ha cambiado a través de estos procesos?
Sí, de hecho uno lo puede confirmar cuando habla con vecinos de comunas donde hay mayores índices de migración. Puedes escuchar, ver y evidenciar que la calle se usa más, o de una forma distinta que como lo hacen los chilenos. Los venezolanos vienen con otros hábitos: de una vida más pública, de generar encuentros en lugares donde los chilenos no solían hacerlo. No podría dar un porcentaje de cuánto más se utiliza el espacio público, pero sí hemos identificado una percepción de cambio en el uso del mismo.
- Al respecto de los Malones y Mesas Latinas, ¿cuál dirías que ha sido la participación de las mujeres en las dinámicas de ocupación del espacio público y de convivencia que implican estas actividades?
Es interesante esa mirada, porque desde una perspectiva de género lo que hemos identificado, en el caso de los malones, es que las personas que los lideran son más mujeres que hombres. De hecho, no estoy seguro si fue en 2018 o 2019, el 60% de quienes los organizaron fueron mujeres y sólo el 40% hombres. Esto puede hablar de un interés más cercano de la mujer a este tipo de actividades. En general, desde nuestras perspectivas, en el tema de participación ciudadana siempre están liderando más las mujeres que los hombres.
- ¿Han indagado más sobre este aspecto?
Hemos tenido conversaciones internas del porqué se puede dar eso. En general, en las comunidades donde hemos trabajado, los hombres son quienes laboran fuera del hogar. En el barrio y en la vecindad donde hay que impulsar un proceso, tu contraparte es quien está en la casa y, por lo común, es la jefa de hogar. El hombre sale en la mañana y llega en la noche, y cuando regresa lo hace cansado, no quiere ir a una reunión o no le interesa. Por lo que en varias ocasiones nos ha pasado que hay muchas más mujeres que hombres en la organización de tácticas o reuniones vecinales. Los hombres quizás participan más de otro tipo de actividades que tienen que ver más con la liga del futbol, o lisa y llanamente no quieren participar. De hecho, en los malones ha sucedido que quienes llevan adelante la actividad son las mujeres, mientras sus maridos están dentro de la casa viendo televisión. Les cuesta más salir.
- Finalmente, dentro de los malones y mesas en las que has estado presente ¿cuál podrías decir que es tu recuerdo más destacado, incluyendo la dimensión culinaria?
Una de las cosas que me llamó mucho la atención en Perú -donde estuvimos trabajando con un piloto de la Mesa Latina- era el sentimiento de orgullo que le producía a las personas participar de la organización de una actividad de la mesa: la Cocina colectiva. Esta la lideraba un vecino que no era necesariamente un tomador de decisión, un alcalde o concejal. Era una persona que había tenido que emigrar y a quien se le invitaba a organizar una actividad en la que enseñara a otras personas sus recetas de cocina. Me llamaba la atención, y me emocionaba personalmente, el sentimiento de orgullo que esto le generaba, así como el protagonismo que tomaba en el desarrollo de la actividad. La invitación era a que ellos generaran el cambio ahí: como sacar los prejuicios sobre la comida, las personas y su historia de migración.
Rayados de ciudad: un estallido gráfico y territorial
VerRayados de ciudad: un estallido gráfico y territorial
Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes; Enero 2020
[Por (texto) Rosario Palacios; PhD, MSC en Planificación Urbana. Académica Escuela de Antropología Universidad Católica de Chile.
Fotografías: Ismael Aguirre, Carla Bravo, Fernán Herrera, Emmanuelle Gottleland, Macarena Pérez, Amanda Toro, Natalia Urban; Estudiantes Escuela de Antropología Universidad Católica de Chile]
Resumen:
Reconocimos cinco tipos de espacios en la ciudad que se han visto intervenidos de manera distinta por los rayados ocurridos en las manifestaciones de la actual crisis chilena y los recorrimos por cinco días. A continuación presentamos las imágenes que nos hablan no sólo de demandas sociales, sino que de distintas formas de significarlas en relación a los territorios en que fueron construidas. Vemos cómo las formas barriales son parte de la configuración de los rayados en la ciudad; estos no existen por sí solos, sino que se activan en un espacio- tiempo particular, en diálogo con su entorno.
ilustrando el conflicto social con la ciudad
Verilustrando el conflicto social con la ciudad
Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes; Enero 2020
[Por Nicolás Ahumada; Ilustrador. Estudiante de Diseño UC. (imágenes y texto)
Sebastián Ahumada; Arquitecto UC]
Resumen
La ilustración ha estado recogiendo diversas dimensiones de las protestas del llamado “estallido social” chileno, ya sea como medio de agitación y propaganda o como reflexión sentida ante la represión policial. Estas distintas formas en que se han expresado varios artistas, reconocen un escenario cargado de símbolos que nacen de las calles y que surgen desde las protestas. Símbolos que se convierten en arquetipos de personajes heroicos, o en ideas que superan las fronteras como la evasión simbolizada en el salto del torniquete. Los elementos con los que se nutre esta ilustración se construyen sobre una ciudad caótica pero reconocible en su espacio público, como campo de acción. Los personajes aparecen en la calle y es ahí donde se validan y reivindican. Es la ciudad y su infraestructura la que ha servido como telón de fondo para la elaboración de un relato gráfico en torno a la protesta.
LAS BASES RELIGIOSAS DE LAS ORGANIZACIONES DE MIGRANTES GUATEMALTECOS EN ESTADOS UNIDOS: Casos en Omaha, Nebraska y Los Ángeles, California
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Revista Planeo Nº40; Ciudad Informal; Junio 2019
[Por, Aracely J. Martínez Rodas; Directora de la Maestría en Desarrollo de la Universidad del Valle de Guatemala Ciudad de Guatemala, Guatemala]
Recibido el 01 de junio del 2018; Publicado el 13 de marzo de 2020
Resumen
Este artículo presenta hallazgos de una tesis doctoral sobre las organizaciones de migrantes guatemaltecos en Estados Unidos, cuyo enfoque de estudio es la estructura de las redes organizativas, la conformación de capital social y el impacto político y comunitario de dichas redes. La investigación se realizó en dos ciudades: Los Ángeles, California y Omaha, Nebraska, entre 2013 y 2015. Para este artículo se destaca la base religiosa en la conformación de organizaciones de migrantes guatemaltecos y se propone una tipología de vinculación con la iglesia.
Palabras clave: Guatemala, organizaciones migrantes, bases religiosas
Abstract
The following article presents findings on the Gua- temalan migrant organizations in two cities: Los An- geles, California and Omaha, Nebraska in the USA. The data comes from the doctoral dissertation that focuses on their organizational network, their social capital, and their political and community impact. This article highlights their religious background and proposes a typology of religious affiliation.
Keywords: Guatemala, migrant organizations, religious background
COMERCIO INFORMAL EN SANTIAGO. Pistas etnográficas para el reconocimiento de una práctica urbana
VerCOMERCIO INFORMAL EN SANTIAGO. Pistas etnográficas para el reconocimiento de una práctica urbana
Revista Planeo Nº40; Ciudad Informal; Junio 2019
[Por, Christian Matus; Profesor Asistente Adjunto, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile
Martín Montes; Licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo y Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Recibido el 4 de junio de 2019, publicado el 15 de enero de 2020
Resumen
El presente artículo constituye una reflexión sobre la persistencia del comercio informal como práctica urbana que forma parte relevante de la vida de los centros de las ciudades chilenas y latinoamericanas. Se fundamenta en una aproximación etnográfica al tema desarrollada por los autores en el marco de un estudio realizado en 2015 para el Ministerio de Economía, que tuvo como escenario la comuna de Santiago. En base a una metodología cualitativa, que combinó observaciones etnográficas, entrevistas semi-estructuradas y grupos de conversación con comerciantes informales y otros actores asociados, se indagó en las motivaciones que dan sentido al trabajo informal, y las múltiples estrategias con las que operan los comerciantes informales para eludir las políticas de control que los persiguen. Se plantea que un abordaje exitoso del comercio informal, por parte de la política pública, requiere de una comprensión integral de sus dimensiones económicas, históricas y culturales, que valore su aporte a la economía e impacto positivo en el espacio público. Como conclusión se propone establecer una estrategia de convivencia con el comercio informal, más que una política de control y represión, de modo de reconocer su aporte económico, social y cultural, haciéndolo partícipe del ordenamiento del espacio público.
Palabras clave: economía informal, uso y apropiación del espacio público, control
Abstract
This paper constitutes a reflection about the resilience and persistence of the informal street trade such as a relevant part of the urban life on the urban centers on chilean and latin american cities. The article is based on a study case requested by the Ministry of Economy on 2015 that focused in Santiago district. From an qualitative approach the methodology used combines ethnographic observations, semi structured interviews and focus groups with informal traders and other relevant associated actors and focused on the motivations that maintains this practice and the multiple strategies implemented by the informal traders to elude the control policies. It propose that a successful public policy approach of the informal trade requires an integral understanding that consider the economic, historical and cultural dimensions of this phenomenon and values its contribution to the economy and positive impact in activating public space. In conclusion, it is proposed to establish a strategy of coexistence with informal trade, rather than a policy of control and repression, in order to recognize its economic, social and cultural contribution, ma- king it a participant in the planning of public space.
Keywords: informal economy, use and appropriation of the public space, control policies
DE LA CIUDAD INFORMAL A LA CIUDAD COMÚN: El caso de los cerros urbanos de Santiago
VerDE LA CIUDAD INFORMAL A LA CIUDAD COMÚN: El caso de los cerros urbanos de Santiago
Revista Planeo Nº40; Ciudad Informal; Junio 2019
[Por, Omaira Catherine Arboleda Velásquez; Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad de Chile.
Carolina Moore. Estudiante de doctorado en Planificación y Desarrollo en The Bartlett, University College London
Fernanda Ruiz Briano; Fundación Cerros Isla.
Francisco Vásquez Rodríguez; Investigador independiente]
Recibido el 4 de junio de 2019, publicado el 15 de enero de 2020
Resumen
A partir del caso de tres cerros de Santiago, el artículo aborda los comunes urbanos como una categoría analítica que sirve para reinterpretar prácticas y usos considerados frecuentemente como informales. El argumento central busca promover un cambio de lente que permita entender la informalidad urbana como una oportunidad para la emergencia de la ciudad común, la cual posibilita e impulsa ejercicios democráticos en el marco de un derecho a la ciudad. La discusión se apoya en los resultados preliminares de una investigación cualitativa que toma como casos de estudio los cerros Quimey, La Ballena y Renca. Las distintas prácticas sociales estudiadas permiten la comprensión de estos cerros como articuladores de comunes urbanos para toda la ciudad. Situación que se sustenta en la conformación de distintas agrupaciones y colectivos organizados que comparten objetivos por la defensa, recuperación y disfrute de los cerros como espacios colectivos. Todo lo cual desafía las racionalidades de los discursos dominantes e invita a nuevos modos de pensar, habitar y transformar la ciudad.
Palabras clave: comunes urbanos, cerros de Santiago, informalidad
Abstract
Drawing on the case study of three of Santiago’s hills, this article addresses urban commons as an analytical tool to recalibrate daily as well as collective practices more often than not understood as in- formal. The argument seeks to promote a new lens which allows the understanding of urban informality as an opportunity for the emergence of the common city; which, in turn, enables and boosts democratizing modes of exchange and socialization within the right to the city framework. The discussion relies on the preliminary results of a qualitative research which takes Quimey, La Ballena and Renca hills as a case study. The different social practices happening on them make it possible to understand these three hills as articulators of urban commons that belong to the city as a whole. The latter is supported by the fact that during the last few years diverse groups have gathered and organized around the objective of defending, recovering and enjoying the hills as collective spaces. All of which defies the rationalities of dominant discourses and opens new ways of thinking, inhabiting and transforming the city.
Keywords: urban commons, Santiago’s hills, informality
DE LA INFORMALIDAD A LA CONSOLIDACIÓN DE LAS COLONIAS POPULARES EN LA CIUDAD DE MÉXICO: El habitar de los arreglos residenciales en el Pedregal de Santo Domingo
VerDE LA INFORMALIDAD A LA CONSOLIDACIÓN DE LAS COLONIAS POPULARES EN LA CIUDAD DE MÉXICO: El habitar de los arreglos residenciales en el Pedregal de Santo Domingo
Revista Planeo Nº40; Ciudad Informal; Junio 2019
[Por, Luz Cecilia Rodríguez Sánchez; Profesora investigadora adscrita a la Facultad de Arquitectura “5 de Mayo”, Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, México. Arquitecta y Maestra en Ciencias y Artes para el Diseño por la Universidad Autónoma Metropolitana y Doctora en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto de Investigaciones Dr. José Ma. Luis Mora.
Emma Yanet Flores Zamorano; Profesora adscrita a la Facultad de Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos , Cuernavaca, México. Lic. en Planeación Territorial con Maestría y Doctorado en Ciencias y Artes para el Diseño por la Universidad Autónoma Metropolitana]
Recibido el 4 de junio de 2019, publicado el 15 de enero de 2020
Resumen
El artículo presenta un estudio respecto al proceso de consolidación de las viviendas informales que implica su transformación de vivienda unifamiliar a plurifamiliar, bajo el esquema de autoconstrucción en las colonias populares de la Ciudad de México; es parte de una investigación más amplia sobre las formas de tenencia y su actual papel en la problemática habitacional de dicha urbe. De manera específica se muestran los resultados obtenidos en un estudio de caso en la Colonia Pedregal de Santo Domingo, a fin de identificar cuáles son los principales arreglos residenciales entre los hogares a partir del tipo de tenencia que detentan, en la medida que éstos reflejan la manera en cómo satisfacen sus necesidades habitacionales e influyen en sus condiciones de habitabilidad, organización y utilización de los espacios que conforman la vivienda en asentamientos populares consolidados.
Palabras clave: vivienda informal, habitar, formas de tenencia, arreglos residenciales
Abstract
The article presents a study on the process of consolidation of informal housing that involves its trans- formation from single-family to multi-family housing, under the scheme of self-construction in the popular neighborhoods of Mexico City, is part of a broader re- search on forms of tenure and its current role in the housing problem of that city. Specifically, the results obtained in a case study in Colonia Pedregal de Santo Domingo are shown in order to identify which are the main residential arrangements between households based on the type of tenure they hold, insofar as they reflect the way in which they satisfy their housing needs and influence their conditions of habitability, organization and use of the spaces that make up the dwelling in consolidated popular settlements.
Keywords: restorative environments, well-being, accessibility, nature, public space
LAS ACCIONES SOBRE EL COMERCIO EN LA VÍA PÚBLICA EN EL CENTRO DE SANTIAGO: Una práctica normativa-institucional desacertada
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Revista Planeo Nº40; Ciudad Informal; Junio 2019
[Por, Arturo Orellana; Profesor Asociado, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile
Christian Matus; Profesor Asistente Adjunto, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile
Paula Altamirano; Geógrafa, Master Global Urban Development and Planning, University of Manchester, profesional de la Dirección de Extensión y Servicios Externos, Pontificia Universidad Católica de Chile
Martín Montes; Licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo y Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Recibido el 4 de junio de 2019, publicado el 15 de enero de 2020
Resumen
El presente artículo, desarrolla un contrapunto entre el enfoque histórico normativo-institucional que ha primado por casi cinco décadas en el propósito de regular el comercio en la vía pública en las áreas centrales de Santiago, y una caracterización del perfil de los jefes de hogar y familias que practican esta actividad en el casco histórico de la misma comuna. Sobre la base de un levantamiento de información primaria a través de focus-group y encuestas aplicadas en un estudio previo, se logra determinar lo desacertado que resultan ser las actuaciones que realiza la autoridad en su propósito de alejar de las áreas centrales este forma de comercio, en consideración al carácter estructural que tiene esta problemática y que es ajeno a las posibilidad de abordaje por parte de los gobiernos locales.
Palabras clave: comercio informal, políticas públicas, Santiago de Chile
Abstract
This article develops a counterpoint between the his- torical normative-institutional approach that has prevailed for almost five decades in the purpose of regulating trade on public roads in the central areas of Santiago, and a characterization of the profile of heads of household and families who practice this ac- tivity in the historic center of the same commune. On the basis of a survey of primary information through focus-group and surveys applied in a previous study, it is possible to determine how misguided the actions carried out by the authority are in order to move this form of trade away from the central areas, in consi- deration of the structural nature of this problem and that is foreign to the possibility of approach by local governments.
Keywords: informal comerce, public policies, Santiago de Chile
IDEOLOGÍAS CONTEMPORÁNEAS EN LA URBE: Análisis de las intervenciones a los monumentos históricos del Centro de Santiago
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Revista Planeo Temáticas Libres asociado a Nº42; Ciudades Rebeldes; Enero 2020
[Por, Nicolás Aguirre; Investigador independiente]
Recibido el 31 de diciembre de 2018, publicado el 15 de enero de 2020
Resumen
El presente artículo analiza las intervenciones y adulteraciones que sufren las estatuas de próceres y figuras nacionales en la Alameda o Av. Libertador O ́Higgins. Ubicadas desde el paseo Bulnes hasta Av. Ricardo Cumming, en este recorrido se incluye el “Monumento al Roto Chileno”, emplazado en el barrio Yungay, que comienza precisamente desde Av. Ricardo Cumming hacia el poniente. A medida que se desarrolla el texto, se describirán i) las principales intervenciones y adulteraciones que muestran las estatuas y monumentos posterior a las marchas en Alameda; ii) los grupos que adhieren a las manifestaciones y que se desplazan, estudian y residen en esta zona de la capital; por último, iii) las principales proclamas de esto grupos, que se manifiestan en la urbe a través de las intervenciones, los rayados o murales en fachadas, la destrucción del mobiliario urbano y de los locales de comercio formal. Se pretende, con este análisis, aventurar ciertas hipótesis plausibles acerca de las implicancias de estas intervenciones urbanas, y los discursos ideológicos que las acompañan.
Palabras clave: intervenciones urbanas, grupos urbanos, discursos e ideologías
Abstract
In this article the main objective is to analyse the interventions and adulterations suffered by the statues of national heroes in Alameda or Av. Libertador O’Higgins. These interventions are located from Paseo Bulnes to Ricardo Cumming Avenue, and the “Monumento al Roto Chileno”, located in the Yungay neighborhood, starting precisely from Ricardo Cum- ming Avenue towards the west, is included in this tour. As the text develops, it will describe i) the main interventions and adulterations shown by the statues and monuments after the marches in Alameda; ii) the groups that adhere to the demonstrations and that move, study and reside in this area of the capital; finally, iii) the main proclamations of these groups, which manifest themselves through these interventions to the statues, the scratches or murals on facades, and the destruction of public equipment and formal commerce premises. The intention with this analysis is to venture certain hypotheses about the implications of these urban interventions and ideological discourses in the chilean contingency.
Keywords: urban interventions, urban groups, discourses and ideologies
MIRAR EL TERRITORIO LATINOAMERICANO A TRAVÉS DEL PAISAJE ¿Tarea trivial?
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Revista Planeo Nº37; Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por, Gabriela Mijal Orihuela; Universidad de Flores Sede Comahue, Docente Investigador, Cipolletti, Argentina Instituto Patagónico de Estudios en Humanidades y Ciencias Sociales CONICET-UNCo, Becaria doctoral, Neuquén, Argentina]
Recibido el 31 de agosto de 2018, publicado el 15 de enero de 2020
Resumen
El desarrollo de propuestas de ordenamiento territorial requiere una comprensión cabal del territorio, el cual implica aspectos ambientales, patrimoniales e identitarios, entre otros. Dicha perspectiva holística puede alcanzarse a través del desarrollo de lecturas en clave de paisaje. Sin embargo, nos preguntamos sobre la pertinencia de este enfoque en el ámbito latinoamericano, cuyas ciudades se caracterizan por la existencia de grandes desigualdades socioterritoriales a su interior. Al hacerlo, explicitaremos el modo en que definimos los conceptos de territorio y paisaje. Ya que, ambos constituyen categorías polisémicas, por lo que es fundamental explicar el sentido en el que se los utiliza y articula. Esto se debe a que la perspectiva desde la que se abordan los fenómenos socioterritoriales impacta sobre las metodologías aplicadas para su estudio y, por tanto, en los resultados obtenidos. A partir del marco teórico construido, daremos algunos ejemplos donde la comprensión del paisaje ha sido de utilidad a los procesos de gestión urbana o regional. De este modo, verificaremos la pertinencia de dicha categoría en el contexto de Latinoamérica.
Palabras clave: paisaje, territorio, gestión
Abstract
Developing land planning proposals requires a broad understanding of the territory, which includes, among others, environmental, heritage and identity aspects. The needed holistic perspective can be achie- ved through the development of landscape analysis. Nevertheless, in this article we will question lands- cape studying and planning relevance in Latin Ame- rican cities, characterized by the existence of large social and territorial inequalities. In doing so, we will explain how we define territory and landscape. Since both are polysemic concepts, it is essential to explain the meaning they are given. The perspective from which socio-territorial pheno- mena are approached impacts on the methodologies applied for their study and, therefore, on the results obtained. Once we have constructed a theoretical framework, we will exemplify with cases in which landscapes understanding has been useful to urban or regional management processes. As a result, we will verify the category ́s relevance.
Keywords: landscape, territory, land management
EL PROCESO DE TRANSFORMACIÓN DE LA CIUDAD EN CONFLICTO: La Comuna 13 de Medellín
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Revista Planeo Nº38; Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por, Vianey Alejandra Macías Esparza; Maestra en Urbanismo por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Analista de Oferta Inmobiliaria en Tasvalúo S.A. de C.V.]
Recibido el 1 de diciembre de 2018, publicado el 15 de enero de 2020
Resumen
Medellín, elegida en 2013 como la ciudad más innovadora del mundo en el concurso City of the Year organizado por The Wall Street Journal y Citigroup, se configura como la urbe que adquirió (de manera ex post a los marcados hechos de violencia generados por la guerra de guerrillas), los atributos tecnológicos, educativos, urbanos y culturales necesarios para otorgarle a sus habitantes, el sentido de pertenencia e inclusión para poder participar en las decisiones de la ciudad. Las modificaciones en el espacio público y la modificación estructural en la organización social de los habitantes de la Comuna 13, fungen como un detonante para el desarrollo en el lugar. En este artículo se explica la innovación y la transformación social de la Comuna 13 de Medellín a partir de los cambios producidos por la recuperación de los espacios violentados por la guerrilla en los años 80. Finalmente, se realiza un análisis del proceso de planeación consolidado en 2014 y la continuidad del desarrollo en la zona hasta la época actual, además de sus perspectivas de crecimiento y mejora proyectados para el futuro.
Palabras clave: Medellín, Comuna 13, Regeneración Urbana, Violencia Urbana.
Abstract
Medellin, chosen in 2013 as the most innovative city in the world in the City of the Year contest or- ganized by The Wall Street Journal and Citigroup, is configured as the city that acquired (ex post way to the pronounced acts of violence generated by the war of guerrillas), the necessary technologi- cal, educational, urban and cultural attributes to grant its inhabitants a sense of belonging and in- clusion to participate in the decisions of the city. The modifications of the public space and the structural modification in the social organiza- tion of the inhabitants of the Commune 13, act as a trigger for the development in the place. This article explain the innovation and social trans- formation of Comuna 13 in Medellín, based on the changes produced by the recovery of spaces that were violated by the guerrillas in the 1980s. Finally, an analysis is made of the consolida- ted planning process in 2014 and the continui- ty of development in the area up to the current time, in addition to its prospects for growth and improvement mapped out for the future.
Keywords: Medellín, Comuna 13, Urban Regeneration , Urban Violence.
Monumentos en el estallido social como expresión material del derecho a la ciudad
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Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Claudia Oliva Saavedra, Arquitecta, Universidad de Chile]
Resumen:
En la ciudad moderna los monumentos han surgido como elementos fundamentales que pertenecen a la trama urbana y que determinan un rol simbólico esencial en la construcción de la memoria colectiva. Según su raíz etimológica, monumento deriva de la palabra monere, que significa advertir o recordar; la memoria se configura como un factor estructural del significado del término, ubicándose en el centro de la función de los monumentos. A partir de los eventos ocurridos en Chile desde el 18 de octubre hasta hoy, en distintas ciudades ha aparecido un nuevo paisaje que deviene de la destrucción. El derecho a la ocupación de la ciudad, a las protestas, a la expresión gráfica, se han vuelto símbolos de una sociedad que despierta de un estado de reposo en cuanto a su participación política, para poner en práctica la re-apropiación del espacio urbano a través de las prácticas ciudadanas insurgentes. En este contexto la validez de los monumentos como objetos de memoria ha sido puesta en duda, siendo sujetos de intervención por parte de los manifestantes, transformándose en el símbolo del quiebre transversal entre las sociedad civil y sus instituciones.
Palabras clave: Memoria, monumento, ciudad.
Im1. Collage monumentos Noviembre, 2019 / Fuente: Autora
La intervención de los espacios urbanos.
Los hechos recientes en Chile sugieren que existe una crisis de representación y una deslegitimación de las instituciones de gobierno y de orden. La sociedad civil ha sido protagonista de una serie de revueltas que buscan mejorar las condiciones de vida de gran parte de la población. Esta crisis se refleja, en parte, a través de la transformación de monumentos históricos y espacios significativos que forman parte del contexto urbano.
La ciudad se ha convertido en el escenario donde se ha volcado el descontento social con toda su fuerza, la imagen urbana de lugares emblemáticos ha sido transformada de manera radical y repentina. El paisaje de las ciudades es intervenido por los manifestantes, tanto los monumentos que reflejan victorias pasadas, como las fachadas de los edificios se tornan lienzos donde se plasman los deseos de una sociedad cansada y expectante de un futuro diferente. Los monumentos, el patrimonio histórico o las instituciones se ven particularmente afectados en tanto elementos representativos de los valores que dan forma al constructo socio cultural actual.
Al ser objetos de memoria, es fundamental entender el contexto en el que se inserta la aparición de los monumentos, que generalmente son símbolos de poder que inmortalizan nuestra historia. Para Sigfried Giedion los monumentos funcionan como un “vínculo entre el pasado y el futuro”[1], sin embargo, si el pasado que se pone en valor no es representativo del presente, estos se vuelven anacrónicos. La validez de los atributos históricos y estéticos de estos hitos, al ser subjetiva, depende en gran medida de quien le otorga valor y del sujeto que lo observa.
Im2. Stalin monument, Hungarian revolution 1956 / Fuente: https://rarehistoricalphotos.com/stalin-monument-budapest-1956/
La componente estética de la noción de monumento.
La apreciación de los distintos actores de la sociedad con respecto a su percepción del entorno construido, tiene sentido únicamente cuando existe sentido de apropiación. Ya mencionaba Alois Riegl en 1903 que desde el punto de vista moderno, el valor artístico de un monumento se establece por la voluntad de arte en una época y tiempo determinados, que él define como kunstwollen[2]. Los requerimientos del kunstwollen no están completamente definidos porque varían de sujeto a sujeto y de momento a momento; la percepción de monumento, así como su valorización está determinada por el contexto sociopolítico en el que se inserta.
Alois Riegl propone que la valoración de los objetos de arte ha dejado de ser considerada exclusivamente desde un punto de vista conmemorativo o promovido por una élite ilustrada, sino más bien, plantea que desde la concepción moderna, “histórico” podría ser considerado cualquier objeto que fue y no será nunca más[3]. Esta nueva aproximación provocó la relativización del concepto de monumento y, en consecuencia, una constante proliferación de los mismos. El valor del monumento se vuelve subjetivo y considera al observador como factor fundamental en la valoración de los objetos de arte. En el libro “La Invención del Monumento Histórico”[4], Francoise Choay plantea que fue Alberti el primer teórico que inició la transformación progresiva del ideal de monumento, sustituyendo el concepto de memoria (estructural del origen de la palabra monumento), por el de belleza.
La componente estética de la noción de monumento ha devenido en el aumento progresivo de los objetos declarados como tal, y en consecuencia, la trascendencia simbólica de los mismos se ha subjetivizado. La alteración de objetos o lugares de valor histórico podría implicar que estos ya no serían objetos estáticos, sino más bien responden a las visiones dinámicas que los observadores establecen de ellos, otorgándoles una re significación constante.
Im3. Monumento a Manuel Balmaceda, Noviembre 2019 / Fuente: Autora
El derecho a la ciudad.
A través de la transformación del patrimonio histórico y los monumentos, la sociedad civil cuestiona la validez de los mismos como objetos de memoria. La alteración de estos emblemas constituye un recurso que persiste a lo largo de la historia como símbolo de protesta. Las expresiones de descontento a través de barricadas, de grafitis y de afiches, han tomado cuerpo desde el 18 de octubre en Chile, como forma de alterar la vida cotidiana, un llamado de atención gráfico que se entrecruza con lugares consolidados claves para el funcionamiento de las ciudades.
Henri Lefebvre postula la relación entre las expresiones de protesta con la noción que denomina “espacio público democrático”[5], donde propone la reivindicación del derecho a la ciudad a partir del valor de la apropiación del espacio público, que corresponde a la presencia activa del sujeto que interactúa socialmente dentro del marco urbano y encuentra su condición natural en el espacio público.
En el caso de Santiago, la apropiación de la re nombrada Plaza de la Dignidad (Plata Italia), podría ser el ejemplo más radical de la re significación del espacio colectivo, así como la intervención de los monumentos que permanecen como puntos de reunión. A través de innumerables intervenciones, la plaza ha transformado su imagen de manera incesante estos últimos meses, y se ha convertido en el ícono del derecho a la ciudad a través de la aparición de nuevos símbolos que le dan sentido a la lucha popular. Así, textos que representan emblemas y cantos populares, rostros de personajes olvidados en la historia convencional, consignas e imágenes, aparecen, desaparecen y reaparecen conforme los días pasan y la protesta va evolucionando.
Las expresiones surgidas en las periferias urbanas populares han migrado hacia la denominada zona cero y han transformado la imagen de este lugar de forma radical. Los monumentos, como piezas urbanas, han adquirido un nuevo valor histórico, a través del significado que la sociedad les ha promovido.
Im4. Estación de metro Baquedano Santiago de Chile, Noviembre 2019 / Fuente: Autora
Conclusiones
La intervención de monumentos durante el estallido social responde, en parte, a la subjetivación propia causada por la estetización de la noción de monumento y su proliferación desde la modernidad. La falta de sentido de apropiación por gran parte de la población genera un descontento con los símbolos urbanos, que se transforman en figuras de represión y poder por parte de las clases sociales dominantes.
Las expresiones urbanas que intervienen la ciudad de Santiago y en particular la ex Plaza Italia, se podrían considerar como actos legítimos de reapropiación del espacio público y el consecuente derecho a la ciudad que propone Henry Lefebvre.
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Bibliografía:
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Choay, F. (1992). The invention of the historic monument. Cambridge, United Kingdom: Cambridge University Press.
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Choay, F. (2009). El reino de lo urbano y la muerte de la ciudad. Andamios, 6(12), 157–187.
Giedion, S. (1958). Architecture you and me, nine points of monumentality. Cambridge, Massachusetts, United States: Harvard University Press.
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Riegl, A. (1982). The modern cult of monuments : its character and its origin. Oppositions, (25), 21–51.
[1] Giedion, S. (1958). Architecture you and me, nine points of monumentality. Cambridge, Massachusetts, United States: Harvard University Press, 48.
[2] Riegl, A. (1982). The modern cult of monuments : its character and its origin. Oppositions, (25), 21–51.
[3] Riegl, A. (1982). The modern cult of monuments : its character and its origin. Oppositions, (25), 21–51.
[4] Choay, F. (1992). The invention of the historic monument. Cambridge, United Kingdom: Cambridge University Press, 32.
[5] Lefebvre, H. (1975). El derecho a la ciudad (3rd ed.). Barcelona, España: Peninsula., 123-139.
Reconquistando la ciudad como espacio de disputa política
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Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Pablo Valenzuela Gutiérrez. Licenciado en ciencias políticas y gubernamentales, Magíster en ciencia política de la Universidad de Chile y estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica pavalenzuela5@uc.cl]
Libro: Promises of the political. Insurgent cities in a post-political enviroment.
Autor: Erik Swyngedouw
Editorial: The MIT Press, Cambridge, MA.
Año: 2018
Resumen
Desde el 18 de octubre en Santiago hemos visto una ocupación insurgente del espacio mediante varios repertorios de protesta. Esta reconquista de la ciudad ha resignificado lugares y ha repolitizado lo urbano en un proceso de profundo cuestionamiento a un modelo neoliberal que ha buscado avanzar hacia una sociedad post-política en la que la mayoría de las decisiones son asumidas por agentes técnicos. Promises of the political es un libro que busca generar un marco conceptual para entender estas irrupciones políticas que se producen en el espacio urbano y que da lugar a disturbios violentos. Se trata de un cuestionamiento del orden consensuado por el neoliberalismo ejercido por quienes las instituciones excluyen de la discusión pública. La ciudad en ese contexto emerge como un lugar profundamente político que expresa en el espacio los antagonismos sociales.
Palabras clave: Post-democracia, insurgencia, post-política, neoliberalismo, gobernanza
Desde el 18 de octubre Santiago y otras ciudades de Chile han experimentado una ruptura en sus rutinas urbanas tradicionales, iniciando un ciclo de protestas inédito por su extensión y masividad, y por los repertorios de protesta que se han usado, cuyo impacto urbano ha sido incuestionable. Por un lado, lugares sacudidos por la violencia y la anomia, incluyendo los ataques a estaciones de metro y saqueos a centros comerciales y supermercados; por otro lado, espacios que se han resignificado, siendo el más emblemático el caso de Plaza Italia o Plaza Dignidad. Los muros también se han convertido en lienzo de esta protesta y expresan los antagonismos políticos que se han emergido.
Swyngedouw en el libro Promises of the political. Insurgent cities in a post-political enviroment (The MIT press, 2018) pone el lente en este proceso de despolitización de las sociedades contemporáneas, cuyos antagonismos políticos han sido reemplazados por una “gobernanza tecno-administrativa” (techno-managerial governance). Estos dispositivos de administración han reducido el conflicto político sobre futuros posibles a una ultra-política radical y violenta de rechazo al orden neoliberal o bien un para-política en la que son incluidas todas las opiniones, siempre que no cuestionen la actual configuración económica. Siguiendo a Žižek el autor pone el énfasis en que la idea de gobernanza, como un concepto que busca ampliar la política más allá del Estado, es más una parte del proceso de despolitización, donde la política es reemplazada por diversas tecnologías de administración del orden social, económico o ambiental, que buscan implementar la gobernanza tecno-administrativa.
Una distinción central del trabajo es la diferencia entre la política y lo político, conceptos provenientes de Rancière y Laclau, y que destacan la especificidad de los procesos políticos fuera de las instituciones políticas tradicionales. Lo político es una expresión más pura de los conflictos que emergen en la sociedad, como feminismo, ambientalismo, diversidad sexual, migración, pueblos originarios, etc, que tensionan el discurso político tradicional de la izquierda y posicionan el cuestionamiento estructural al modelo capitalista neoliberal en el marco de una estructural social compleja y diversa.
Lo que hemos visto en Santiago y en otras ciudades de Chile en los últimos meses ha sido la irrupción de un cuestionamiento fundamental al sistema neoliberal chileno. Este cuestionamiento se sitúa por fuera de los marcos que han sido consensuados en los últimos 30 años y cuyos dispositivos han sido progresivamente eliminados de la esfera pública y posicionados en el espacio técnico. El alza del pasaje del transporte público en Santiago, el detonante del actual estallido se decidió mediante opacos mecanismos por un comité de expertos que carece tanto de responsabilidad política como de mecanismos de accountability. Esa decisión de orden técnico, en la semana previa al 18 de octubre, fue la que rápidamente transformó las estaciones de metro en espacios de disputa política.
Desde el punto de vista urbano, este proceso de despolitización conlleva el fin de la ciudad como un espacio de encuentro político (el fin de la polis) y el debilitamiento del espacio público. Bajo este paraguas post-político, la ciudad se transforma en una estructura funcional a la etapa actual de acumulación capitalista y a la vez en resultado de un modelo de sociedad propiamente neoliberal. La ciudad es el espacio donde se expresan una serie de antagonismos de clase, de género, de etnia o de identidad, pero carece de instancias que puedan canalizar o responder políticamente a estos antagonismos, dado que las decisiones respecto de la ciudad han sido situadas en un espacio técnico-administrativo.
Recuperar lo político en la ciudad significa, desde el argumento de Swyngedouw, recuperar la ciudad como lugar de encuentro y deliberación acerca de lo político. Por esta razón en los disturbios urbanos que hemos visto en los últimos años en distintos lugares del mundo: París, Londres, Madrid, Santiago, Hong Kong, la protesta irrumpe de forma violenta y ocupa el espacio público y lo resignifica. Así hemos visto la ocupación de plazas, parques y avenidas por movimientos insurgentes, en un proceso de democratización de la polis que implica una ruptura con el orden de las cosas (p. 130). Lo político, nos dice Swyngedouw (p. 144) no puede ser suprimido y pese a los artefactos y dispositivos técnicos que buscan despolitizar el espacio público, lo político regresa y lo hace como insurgencias urbanas que reclaman la ciudad como un campo político de descuerdo democrático.
Una hipótesis interesante respecto al inicio del actual movimiento social el 18 de octubre –que por cierto no se me ocurrió a mi– es decir que el cierre total de las estaciones del metro y la suspensión del servicio de buses aquel viernes en torno a las 5 de la tarde obligó a miles de personas a caminar por las avenidas principales de Santiago. En ese deambular se produjo una recuperación de facto del espacio público como lugar de encuentro con el otro y progresivamente fue emergiendo lo político. En este conversar de las personas que caminaban a sus casas se generó el encuentro y la deliberación habermasiana y muchos se dieron cuenta que el malestar que sentían era compartido con otros. El espacio se repolitizó, emergió disruptivamente en las horas y días siguientes al 18 de octubre y permitió la emergencia de varios antagonismos que no han sido capturados totalmente por las instituciones políticas y democráticas actuales. De ahí, entonces, el cuestionamiento estructural al modelo de sociedad que se ha construido en Chile al alero de instituciones profundamente neoliberales.
La Plaza de la Dignidad se ha convertido en un lugar simbólico de reconquista y resignificación del espacio público, no solo por el cambio de nombre, sino porque allí se expresa de forma casi diaria el clivaje entre quienes protestan y el poder político representando en la represión de la fuerza pública. Aquel espacio hoy cobra un significado mucho más profundo que ser solo una pieza urbana. La ciudad se transforma así en un espacio de co-diseño y co-producción colectiva (p. 145).
El libro de Swyngedouw ofrece un marco conceptual desde la teoría política contemporánea para pensar los movimientos sociales urbanos desde la repolitización de la ciudad. Esto significa ir contra la consolidación y construcción de la ciudad neoliberal y recuperar el espacio público como lugar de encuentro y deliberación. Hemos terminado entendiendo la ciudad solo como un artefacto productivo-económico y no como un espacio político. Es fundamental entonces buscar formas para incorporar en la ciudad esta nueva pulsión política y dotar del significado correcto el espacio público, no solo para acoger los antagonismos de una sociedad diversa, sino también para que la ciudad recupere el estatus político y democrático de la cual el neoliberalismo la ha despojado.
El Reemplazante: entre la exclusión y la resistencia en el espacio urbano
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Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Sharun Uttamchandani Mujica, Cientista Político, Universidad Diego Portales, estudiante de magister en Políticas Públicas Universidad Diego Portales]
Serie: “El Reemplazante”
Productores: Sergio Gándara y Leonora González
Año: 2012
Productora: Parox
Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=kx3nlND7wEI
Resumen
El conflicto socioeconómico tiene escenarios predilectos para desarrollarse. Entre estos, la población, unidad territorial de la mayoría de las comunas vulnerables toma significancia como escenario de dichos nudos de tensión y conflicto. El Reemplazante, reciente serie televisiva chilena, logra ofrecer un retrato certero de los contextos visuales que van acompañando un relato certero de experiencias en choque constante. La historia relata la convivencia habitual de un grupo de estudiantes de enseñanza media de un colegio vulnerable. La poca esperanza futura del grupo, y la conversión vocacional de un agente bursátil devenido en profesor de matemáticas componen un desafío al destino esperado. En El Reemplazante se compilan escenas de violencia, abandono, narcotráfico y otras precariedades sin escapar del vínculo territorial-espacial: La Población Dávila. Al tiempo que se padece, se resiste el despojo urbano, retratando fielmente a La Dávila, como una ciudad en rebeldía.
Palabras clave: precariedad escolar, organización juvenil, exclusión urbana
En El Reemplazante resultan graficados todos los nudos de conflicto y exclusión que disputan la contingencia más reciente. Y su importancia no radica solamente en la presentación aislada de contextos de precariedad y pobreza multidimensional, sino que el impacto de la obra excede la pantalla, y se cuela como re-significancia de una realidad que no deja de mimetizarse con el drama presentado.
Esta re–significancia solo tiene lugar en tanto la presentación de los lugares comunes de la serie son los mismos de quienes existen natural y diariamente en el cuadro de la grabación: Población Dávila, comuna de Pedro Aguirre Cerda. A pesar de no haber sido el único esfuerzo audiovisual desarrollado en la comuna[1], El Reemplazante tiene una relevancia especial por ser un relato dramático concomitante a los conflictos sociopolíticos que tienen lugar en el Chile actual, y en el contexto socioespacial determinado. El espacio elegido por la producción no es casual, La Población, es una unidad cargada de importancia política, que aborda conflictos situados entre la exclusión y la resistencia urbana.
Dramáticamente, la obra comienza en el apogeo de la carrera financiera del personaje principal, Carlos Valdivia (quien comienza la transición a profe Charly) en el mercado bursátil de Santiago. Los primeros 15 minutos de la serie son una muestra inicial del antagonismo que serán presentados escenarios y realidades. El primer encuentro- temeroso y frustrado- del personaje, devenido en profesor en el “Colegio Príncipe Carlos”[2], núcleo del desarrollo narrativo en la población, contrasta violentamente con las oficinas de Sanhattan[3], donde el personaje viviera una suerte de precuela obviada.
Así, la trama escapa rápidamente del barrio oriente capitalino, luego de que las circunstancias narrativas separen al protagonista de dicho mundo. El tránsito del personaje aborda un paso por la Antigua Penitenciaría de Santiago (luego de haber infringido leyes asociadas a la operación de la bolsa de comercio) con destino a San Miguel y Pedro Aguirre Cerda. Geográficamente, la ruta indicada está marcada de simbolismos. Toda vez que la interpretación del camino queda comprendida a partir de lo que pasa desde Plaza de La Dignidad hacia arriba[4], y lo acontecido desde Plaza de La Dignidad hacia abajo[5], se entiende que la dirección del tránsito del personaje es decididamente hacia abajo, un Santiago Sur que envuelve todo un retrato de exclusiones y vulnerabilidades que le son impresas a cada conflicto en la narración.
El contexto cultural en que tiene lugar la obra hace muy difícil discriminar entre el escenario retratado y el real. Por ello, resulta necesario dar cuenta que las tensiones urbano-políticas que la Población Dávila- y otros asentamientos de Pedro Aguirre Cerda- se contextualizan en una zona pericentral, con conexiones favorables al centro capitalino. En un contexto de urbanismo pro-empresarial marcado por la imposibilidad de pensar la vivienda social en el radio pericentral y céntrico (López-Morales, Gasic y Meza 2012), La Dávila se disputa entre lo que Lefebvre situó como lo imaginario del hábitat, y la lógica del pabellón (Lefebvre 2018 [1968]). Así, el pensamiento de la oficina pública, que introduce tanto alojamiento como sea posible, con la funcionalidad burocrática como norma, conflictúa con la necesidad cualitativa del encuentro y reconocimiento mutuo. Así, el espacio comunal se encuentra fuertemente asechado por el creciente oligopolio inmobiliario capitalino.
Con lo anterior, El Reemplazante no aparece sino como un nítido reflejo de la resistencia y rebeldía de una juventud arrinconada a un limitado sistema de oportunidades. En este sentido, los hitos de la serie dan cuenta de ciertas tipologías que retoman una y otra vez el conflicto económico. El colegio, cuadro principal- de administración mixta- es propiedad de Raúl Jorquera, empresario educacional e inmobiliario. Las tensiones estructurales se desarrollan en torno a la precariedad de las condiciones materiales y académicas del establecimiento. Dicho conflicto ebulle con la muerte de un estudiante por deficiencias en las condiciones eléctricas del lugar.
Además de lo anterior, el contexto social que impregna los capítulos de El Reemplazante está constantemente redundando el mismo sistema de marginalidad y exclusión: El comercio ilegal de narcóticos, el porte de armas, el embarazo juvenil, la discriminación sexual, exclusión étnica y el paradigma neoliberal en el sistema de educación escolar son solo una muestra de una acertada intención narrativa, cargada de crudeza y realidad.
Sigue haciendo mucho sentido la capacidad de la serie para saltar de la pantalla. A propósito de la convulsión política que Chile ha experimentado, diferentes impulsos organizativos- algunos más espontáneas que otros- han tenido lugar en los diferentes territorios. Las asambleas autoconvocadas han sido un espacio oportuno para la participación y encuentro de jóvenes en las poblaciones. Es este auge de organización el que retoma las formas políticas de pensar el espacio, como el nudo de significados más potente disponible de las condiciones de existencia en comunidad. Esto hace sentido con la organización y movilización protagonizada por los personajes de la serie en el entorno escolar.
El Reemplazante es una pieza útil de ser revisitada, una suerte de parangón entre un relato realista, indeseable -pero inocultable-, y un escenario social con impulsos de cambio cada vez más álgidos, que entienden como urgente e impostergable el fin de la segregación y la miseria del habitar. En definitiva, al cuadro de las <<satisfacciones>> que la disimulan, convirtiéndose en medios para eludirla y evadirse de ella (Lefebvre 2018 [1968]: 126).
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Referencias
Gándara, Sergio y Leonora González (Productores). 2012. El Reemplazante. [Serie de Televisión]. Santiago de Chile: Parox.
Lefebvre, Henri. 2018. El Derecho a La Ciudad. Santiago: Taller de Arquitectura Praxis (año de publicación del libro original: 1968).
López-Morales, Ernesto, Ivo Gasic y Daniel Meza. 2012. Urbanismo Pro-Empresarial en Chile: Políticas y Planificación de la Producción Residencial en Altura en el Pericentro del Gran Santiago. Invi N°76, pp: 75-114.
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Notas
[1] Película Mala Leche (2004), serie Sudamerican Rockers (2014).
[2] En la realidad, el inmueble del Colegio Príncipe Carlos es la Escuela Consolidada Dávila Carson. Para mayor referencia sobre el sentido histórico y comunitario de dicho establecimiento ver:
Leonora, María Isabel Toledo y María Loreto Egaña. 2013. Políticas Identitarias y Subjetividad Histórica: El Caso de la Escuela Consolidada Dávila Carson. Contexto histórico-historiográfico. Paulo Freire. Revista de Pedagogía Crítica, Año 12, N°13, pp: 87-103. Disponible en: http://revistas.academia.cl/index.php/pfr/article/view/412/546
[3] Denominación informal del distrito bursátil de Santiago. Ubicado en los límites entre las comunas de Providencia y Las Condes.
[4] Al oriente de la Plaza de La Dignidad.
[5] Hacia el poniente, norte, y sur de Plaza de La Dignidad.
ENTREVISTA A DORIS GONZÁLEZ: "LAS COMUNIDADES Y EL CONOCIMIENTO SITUADO QUE EXISTE AL INTERIOR DE LOS BARRIOS Y LAS POBLACIONES NO ESTÁN SIENDO TOMADOS EN CUENTA Y ESO TIENE UN VALOR QUE ES TREMENDAMENTE RICO EN SABERES Y EN CAPACIDADES"
VerENTREVISTA A DORIS GONZÁLEZ: "LAS COMUNIDADES Y EL CONOCIMIENTO SITUADO QUE EXISTE AL INTERIOR DE LOS BARRIOS Y LAS POBLACIONES NO ESTÁN SIENDO TOMADOS EN CUENTA Y ESO TIENE UN VALOR QUE ES TREMENDAMENTE RICO EN SABERES Y EN CAPACIDADES"
Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Denisse Larracilla; Editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano en la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Doris González Lemunao es vocera nacional del Movimiento de Pobladores Ukamau. Licenciada en Trabajo Social y estudiante del Magíster en Hábitat Residencial en la Universidad de Chile.
Im1. Doris González / Fuente: Doris Gonzalez
1. ¿Podrías contarnos qué es el movimiento Ukamau? ¿Cómo surge esta organización?
Ukamau es una organización que tiene una larga data. Nace a partir de la resistencia de la dictadura en 1987 como un grupo de jóvenes de la época que se organizaban en diferentes espacios. Primero en la comunidad cristiana, luego se fue desalojando ese espacio y se fueron arrendando casas y lugares para poder organizar las protestas y las actividades culturales, hasta que en algún momento a través de una ONG sueca se compró una propiedad en la población Santiago de la comuna de Estación Central. Desde ahí nace Ukamau, que en un principio se llamaba Ukamau ATC -Asociación de Talleres Culturales- y desde entonces se ha mantenido como la Casa Ukamau, que es el espacio donde se aglutinan y desarrollan actividades muy diversas, como talleres culturales, de mujeres, infantiles, malabarismo, zancos e incluso hasta una fábrica de zapatos tuvimos en algún momento, zapatos libres de explotación. También hubo un proceso de terminación de estudios, exámenes libres, preuniversitarios populares con el que nació una camada de profesionales, pues algunos de nosotros crecimos al alero de la organización.
En el año 2011, después de todo este recorrido y ciclo histórico que nos tocó vivir, es que nace el Movimiento de Pobladores Ukamau, que le da vida y encarna la lucha por el derecho a la vivienda y la ciudad. Esto se transforma en un ícono de este tiempo y, además, visibiliza y mediatiza una lucha que se venía dando de manera bastante silenciosa, pero que cobra absoluta relevancia en este Chile tan neoliberal, tan excluido para nosotros los pobladores y sobre todo a las mujeres de las poblaciones y los barrios que son aún más invisibilizadas como mujeres, pobres y habitantes de lugares muy precarios donde la ciudad es negada. Esa es la historia de Ukamau contada de manera muy resumida.
Hoy día, Ukamau se transforma en una organización que si bien tiene su lucha y su reivindicación más mediática está en el tema de la vivienda, también habla de la democratización de la ciudad. La ciudad como el espacio de encuentro, de movilidad, donde trabajamos, nos educamos, convivimos. La ciudad que es un espacio que se encuentra absolutamente dividido y fragmentado. Por eso no solo luchamos por la vivienda, sino por un espacio mucho más democrático. En eso está la lucha de los jóvenes -que es el espacio de la juventud popular- el espacio de mujeres Ukamau, el espacio de niñez. Así vamos articulando las diferentes luchas que tienen que ver con la democratización de la ciudad o las luchas medioambientales en las que también hemos estado presentes y en las que nos estamos articulando como organización, no solo acá en Santiago sino también en regiones, algo que nos parece muy interesante y que también nos plantea muchos desafíos y mucho trabajo por realizar.
2. ¿En cuántas regiones tiene presencia el movimiento?
En este momento en tres regiones y estamos creciendo hacia el norte -Coquimbo, La Serena- en donde nos encontramos reforzando algunos lazos que se habían perdido hace algún tiempo y que nos va a permitir ir avanzando poquito a poco en esta larga y angosta faja de tierra que se llama Chile.
3. ¿De manera particular cómo está participando Ukamau del movimiento social actual?
Estamos participando en diferentes esferas del movimiento social. Hemos estado estos más de dos meses movilizados en la calle en las diferentes convocatorias que se hacen, no solo en la Plaza de la Dignidad, sino también en los espacios más territoriales y comunales. De manera más nacional, estamos trabajando en la Mesa de Unidad Social, que es el espacio de articulación de más de 200 movimientos y organizaciones sociales. Ahí estamos tratando no de conducir, sino de encauzar lo que esta movilización y estallido provocó, que sin duda tiene mucho sentido con la exclusión que se venía viviendo desde las mismas organizaciones en la falta de derechos y de garantías que no brindaba el Estado de Chile; ese es el espacio de articulación más grande que tenemos hoy día. Además de eso, en los diferentes espacios -tanto el espacio juvenil y el de pobladores- estamos vinculándonos también con actores en torno a la lucha particular del medioambiente. En los territorios donde nos encontramos en las comunas también nos articulamos con los diferentes movimientos y no nos negamos a participar con nadie, sino que en este momento creemos que la lucha que se está dando tiene que ser el reflejo de lo que estamos intentando levantar desde los movimientos. En ese sentido, el trabajo que podamos realizar con las diferentes organizaciones y colectivos es totalmente relevante para que en Chile podamos proponer una alternativa al modelo de cual somos tan críticos, un modelo neoliberal que ha producido tanta pobreza y segregación -sobre todo en el tema urbano- y que a nosotros nos toca tanto, pues se nos han negado derechos de manera histórica en este país. Como dice por ahí la consigna: “no son 30 pesos, son 30 años”, e incluso yo diría que son más de 30 años. La vuelta a la democracia donde se suponía que nos garantizarían derechos, donde la democracia volvería a ser el Estado en el que íbamos a construir una sociedad distinta nunca pasó. Se siguió segregando, dividiendo lo social de lo político, y siempre eran los técnicos los que terminaban tomando las decisiones en los espacios políticos cuando el resto de la sociedad nos quedábamos al margen de esas decisiones. Fuimos fomentando, lamentablemente, la desafección de la política y la desconfianza, que es el reflejo de la actual movilización sin ninguna duda. Hoy día la gente no confía en las instituciones -con justa razón- y en muchos de los casos no creen que haya una alternativa distinta, pero nosotros creemos que sí y tenemos posibilidad de hacerlo, tenemos una propuesta que tiene que ver particularmente con modificar la forma de hacer la política y cambiar el paradigma que se ha instalado sobre esta división. Acá, las comunidades y el conocimiento situado que existe al interior de los barrios y las poblaciones no están siendo tomados en cuenta y eso tiene un valor que es tremendamente rico en saberes y en capacidades. Si esto lo conjugamos con las políticas públicas que hay que flexibilizar y si quienes están en los espacios de decisión se ponen también al servicio y a escuchar esas voces, sin duda que muchas cosas cambiarían. Podríamos hablar de que hay una sociedad que por lo menos dialoga y que es algo que hoy día no existe: no hay un diálogo entre la ciudadanía, la gente o la calle -como se dice- y quienes están tomando las decisiones en los espacios más políticos. Eso es una necesidad, y para nosotros es vital el encontrarnos con otras y otros en espacios de articulación en diferentes esferas, también con diversas instituciones y movimientos, porque de esa manera enriquecemos también nuestra mirada.
4. El año pasado publicaron el Manifiesto por el derecho a la vivienda y la ciudad ¿podrías contarnos cuáles son los principales planteamientos de este documento y por qué el movimiento considera importante integrar estos dos conceptos?
Lo primero es que debe existir una política que de cuenta de la realidad y del Chile actual. Lamentablemente las instituciones que elaboran las políticas de vivienda y planificación de la ciudad -que lamentablemente no existe- no están mirando de manera holística el problema. Se sigue construyendo de la misma forma en la que se hizo recién de vuelta a la democracia, cuando había un déficit habitacional gigantesco. Se priorizó construir unidades habitacionales, más que barrio y más que ciudad, y se envió a vivir a los pobres a la periferia a través de los subsidios, en este rol subsidiario que solo busca aportar a las familias más vulnerables. En ese sentido, nosotros creemos que es un error pensar que en el Chile actual la única solución para las familias más vulnerables es entregar patrimonio. La misma movilidad nos lleva a pensar, por un lado, que las familias no tienen la misma constitución que hace 10 o 15 años, que son absolutamente distintas en nuestra sociedad actual. Por otro, que la gente ya no se queda viviendo en el mismo lugar durante 30, 40 o hasta 50 años, sino que el mismo ejercicio del trabajo nos plantea la posibilidad de tener que cambiarnos de ciudad o comuna; la movilidad es una realidad. Entonces, por ejemplo, que el estado cuente con vivienda para arrendar y que el arriendo tenga un precio proporcional al salario, es una necesidad. Y eso no se está mirando como debiera hacerse desde la institucionalidad, como son el MINVU (Ministerio de Vivienda) y el SERVIU (Servicio de Vivienda y Urbanización). Esa es una de las posibilidades, porque hoy día la gente siente que el arriendo es una pérdida de plata, dice: “estoy botando mi plata si estoy pagando un arriendo, en cambio podría tener una casa, que sería mía, sería propietaria”. Porque la dictadura nos instaló la idea de la propiedad privada, la casa propia y que no importan las condiciones en las que vivas si tienes tu casa; sin embargo, importan mucho las condiciones en las que vivas.
Lo otro, tiene que ver con una política de suelos: que el Estado pueda comprar suelos sin tener que buscar una figura anexa o que sean siempre los privados los que puedan adquirir el suelo bien ubicado en los centros urbanos y que eso niegue la posibilidad de construir vivienda social al interior de la ciudad. Que la lógica no sea seguir mandando a los pobres a vivir a la periferia, lo que es un error tremendo. Hay gente que vive en la Región Metropolitana, en Puente Alto -Bajos de Mena, particularmente- que se demora mucho más en llegar a Santiago que gente que vive en Rancagua, e incluso en Valparaíso, viviendo supuestamente “en la misma ciudad”. Esa falta de visión respecto del desarrollo de la ciudad ha sido nefasta y ha creado bolsones de pobreza, verdaderos ghettos donde la violencia, el narcotráfico y un montón de cuestiones que no queremos que existan en los barrios, son una realidad. Si hubiera habido una política de vivienda adecuada, un espacio de desarrollo de ciudad, sería absolutamente distinto. Ahí es donde nosotros decimos que no solo basta con tener una casa, por eso nuestra lucha no es solo por la vivienda, sino también por la ciudad. Porque sin duda las condiciones en las que vivas en una casa y bajo las cuales sea construida afectan tu desarrollo humano, pero también influye en dónde se encuentre y las condiciones de infraestructura y servicios con los que cuente. No es lo mismo tener una casa a dos o tres horas del centro de Santiago, sin parques, plazas, hospitales y colegios, que vivir en el mismo lugar, pero tener fuentes laborales cercanas y espacios públicos. Por eso decimos que la tarea es democratizar la ciudad, porque no es solo reparar el daño y comenzar a construir y planificar de mejor manera. Eso hay que hacerlo, pero también reparar el daño de aquellos que les tocó vivir una política de vivienda que fue nefasta, que construyó vivienda precaria en la que no solo se llovía por el techo sino también por los muros, viviendas que quedaron al borde, al margen de todo desarrollo. Hoy día la ciudad tiene que llegar a esos lugares, tenemos que dotarla de infraestructura y servicios, porque no solo sirve demoler viviendas -con esta idea de la “Segunda Oportunidad” que plantean desde la política de vivienda- y quizás construir un par de metros cuadrados más, si las condiciones de vida van a seguir siendo las mismas.
Por eso, nosotros hablamos de democratizar, y para ello las comunidades que habitan los lugares tienen que participar en el desarrollo y diseño de manera activa, no solo bajo esta idea de que la participación ciudadana es un “listado de asistencia” de que fuiste a una reunión y te informaron lo que la autoridad iba a hacer, sino que efectivamente se recojan las inquietudes, los aportes que tiene esa comunidad. Porque ellos saben dónde se mueve esa comunidad, cuáles son las condiciones en las que viven, las virtudes con las que cuenta un barrio y también sus adversidades. De esa manera se pueden construir mejores políticas públicas, nosotros creemos firmemente en eso. En ese sentido, consideramos que el proyecto Maestranza San Eugenio -proyecto autogestionado que es la obra póstuma de Don Fernando Castillo Velasco- aporta a ese desarrollo de la ciudad, con la participación activa de sus habitantes. Con la aportación de aquellas y aquellos que van a vivir en ese territorio y que diseñaron su proyecto, que decidieron dónde querían vivir y que no fueron expulsados a la periferia, sino que se aprovecharon los servicios, recursos e incluso las redes con las que esas familias ya contaban.
5. ¿Podrías contarnos a qué desafíos se ha enfrentado el desarrollo del proyecto Maestranza? ¿Qué lecciones han podido identificar en este ejercicio colaborativo de producción del hábitat?
Primero, la dificultad es que la política en general -pero sobre la toda la política de vivienda- es demasiado rígida en nuestro país. Las instituciones son impermeables, por mucho de que hablen de la ciudadanía y la participación ciudadana. Cuando nosotros llegamos a presentar este proyecto como una iniciativa de autogestión en la cual la comunidad quería y necesitaba participar, hubo un “no” rotundo de parte de todas las instituciones, desde SERVIU, el MINVU y la comuna donde esta iniciativa se construye. No estaban preparados para eso y tampoco había la voluntad política para que el proyecto se pudiera desarrollar con la participación activa de su comunidad. Y lamentablemente la única forma que nosotros tuvimos de hacernos escuchar y visibilizar esta situación fue salir a la calle, manifestarnos de manera muy radical, teniendo que cortar la Alameda a las siete de la mañana y poniendo nuestros cuerpos como la única arma de defensa ante la represión, que era un poco menos intensa que estos últimos dos meses. Tuvimos cientos de detenidos durante estos años, golpes, represión brutal y persecución. Entonces cuando se busca innovar en política se tienen costos altos, pero también beneficios tremendos cuando uno logra mostrar que sí es posible y lo hace de manera responsable, consciente y coherente.
Nosotros hemos logrado, incluso, que los funcionarios de una institución que era muy rígida hoy día comiencen a flexibilizarse, que se respeten a las organizaciones, al movimiento de pobladores. Hemos logrado que la gente modifique esa visión de que “los que necesitan vivienda social son los más pobres de los pobres y tienen que conformarse con lo que el Estado les regala”, porque el subsidio no es un regalo, es una devolución de nuestros propios impuestos. Por lo que comenzar a cambiar eso ha tenido beneficios no solo para los que van a habitar este barrio, quienes además son familias que participaron en el diseño, que se apropian de su lugar, lo defienden y sienten que son sujetos y sujetas de derechos. Son personas que dicen “yo sí valgo, mi opinión es tomada en cuenta” y quieren participar y aprender más, politizándose en ese camino. Y la politización -hay que explicarlo en el contexto en el que estamos viviendo- no es lo mismo que “partidizarse”. La politización es tremendamente relevante, para que las personas comiencen a comprender cómo funcionan los procesos que se viven en las instituciones, cómo funciona la política de vivienda, la historia del movimiento de pobladores y que no somos solo nosotros los que hemos luchado por el derecho de la vivienda y la ciudad, sino que hace siglos que comenzó esa lucha, como la Ley de Habitaciones Obreras que fue impulsada por el movimiento sindical. Ese tipo de aprendizajes no se pueden cuantificar, pero de manera cualitativa nos sirven para crecer, hacer una sociedad mucho más informada, que tiene mayor conocimiento, capacidad de dialogar -y no de confrontarse solamente-, de debatir y de ser tolerante a la frustración, que no se rinde fácilmente. Una sociedad que además ha ido creando una red importantísima de trabajo conjunto, una forma de mirarse de manera colectiva y decir “no solo estoy luchando por mi casa y mis metros cuadrados” sino que hay una construcción mucho más amplia que tiene que ver con la recuperación del barrio. Esto es importante dentro del contexto chileno en donde esta vorágine del neoliberalismo nos impone miedo y nos dice constantemente que tenemos que desconfiar del otro, que debemos encerrarnos en nuestras casas porque nos pueden asaltar, que podemos perder la pega, que nos podemos enfermar. De todas esas cosas nos vamos dando cuenta porque estamos mirando a la persona de al lado que está luchando conmigo, que también está aportando y que quizás tiene los mismos problemas que yo. Eso fortalece colectivamente y hace que el grupo sea mucho más cohesionado, que sea capaz de levantar un proyecto de vivienda autogestionado, pelee por él, lo defienda y siga aportando en este proceso. Esto permite que no sean solo los profesionales quienes tengan a cargo este proyecto, sino también sean las más de 1.300 personas que van a vivir en ese barrio, que es para 424 familias. Además, esto que se vive de manera interna sirve para que otras personas en otros lugares digan “sí es posible”, “podemos replicarlo” y esta experiencia se ponga a disposición de aquellas y aquellos que quieren construir ciudad y que quieren aportar al desarrollo.
6. ¿Piensan documentar todo este proceso de alguna manera para poder replicarlo en otros contextos?
Sí, de hecho, a través de la Fundación Feman y uno de los compañeros que se encuentra ahí, se está elaborando un libro que cuenta la historia de lo que es el Proyecto Maestranza. También hay varias tesis que hablan del proyecto y de la lucha que hemos dado a lo largo del tiempo, que no ha sido fácil para nada. Hay algo que hemos dicho varias veces y no solo yo, sino muchas compañeras, porque más del 90% somos mujeres: aunque no tuviéramos la casa, aunque no lo hubiéramos logrado -cosa que sí hicimos- todo lo que hemos aprendido a lo largo del tiempo, todo ese conocimiento es algo que nadie nunca en la vida nos va a quitar.
7. Claro, y seguro este aprendizaje pasará de generación en generación…
Por supuesto, las niñas y los niños Ukamau son increíbles. La mayoría de ellas y ellos son lideresas y líderes en sus cursos, en sus colegios. Son niños que asumen capacidades que quizás nosotros mismos ayudamos a potenciar. El tomarlos en cuenta, el hecho de que sí puedan opinar, de que se sientan parte de todo esto los hace mirar también la vida de manera distinta y atreverse a hablar, a dialogar.
8. Por último y abordando un poco el tema de los profesionales que mencionabas anteriormente, ¿qué función consideras que debe desempeñar la academia en los procesos de conformación de ciudad, barrio y vivienda?
Yo creo que la academia todavía tiene una deuda, porque no basta solo con sistematizar, con contarlo y luego escribir un texto sobre los sucesos, sino que también tiene que haber profesionales que se pongan a disposición de las comunidades y del trabajo que se está desarrollando ahí. Como el caso de nuestro proyecto, en el cual los arquitectos Don Fernando Castillo Velasco, Cristian Castillo, Emilio Becerra y Pamela González dijeron “sí nos ponemos a disposición y trabajamos” y ahora ellos son parte de la organización, no son un ente externo que solo nos viene a asesorar. En mi caso particular, soy trabajadora social de profesión, pero yo soy una proletaria ilustrada. Creo que lo que debiéramos intentar es que los profesionales tengan que trabajar con las organizaciones y los movimientos, no con esta visión vertical que se tiene del “voy a ayudar a esta gente”, sino de cómo el conocimiento que se tiene en las organizaciones se puede conjugar con el que se adquiere en la academia. Esto es algo muy interesante, algo que en Ukamau hemos logrado muy bien. Esas ideas, esos conceptos que llevamos a la cotidianidad y a la realidad nos ayudan incluso en temas formativos: en que las vecinas y vecinos, compañeras y compañeros aprendan mucho más. Por otro lado, también hemos intentado abrir la academia: hacer foros, talleres, incluso algunos congresos de pobladores con universidades porque para muchas de nuestras compañeras -que en su mayoría son dueñas de casa o no asistieron a la academia- la universidad es un espacio privado y lejano para ellas. Entonces ese tipo de intercambios sirven para ir acercándonos y ver que no somos tan distintos, que tenemos conocimientos diversos y que la academia nos sirve también para el desarrollo de nuestros proyectos, de nuestra ciudad, a pensar la ciudad de manera distinta.
9. ¿Existe en puerta algún encuentro o congreso en este sentido?
Este 2020 lo estamos reorganizando, porque con toda la convulsión que nos ha tocado vivir en los últimos meses tuvimos que dejar encuentros, talleres y otras cosas en stand by, pues no podemos quedarnos ajenos a lo que está pasando. Con un proceso constituyente aportas algo que es muy importante y sin duda vamos a participar de él. No nos vamos a negar porque creemos también que ese es un espacio de disputa que tenemos que ir a dar. No podemos dejar que el plebiscito se gane por poco, tiene que haber una manifestación contundente respecto de lo que queremos, como el cambio constitucional. Estamos pensando en algunos cabildos y encuentros, aunque no sabemos si este año vamos a poder realizar el Congreso de Pobladores en el primer semestre por lo mismo, pues además es un año de elección municipal que tensiona la organización sí o sí. Nosotros también participamos de los procesos electorales porque creemos que ahí también debemos existir, tenemos que estar y manifestar nuestra opinión. En ese sentido, aún no tenemos todas las fechas, pero estamos tratando de calendarizar por lo menos todo el primer semestre, en el que tendremos encuentros, talleres de formación, algunas actividades enfocadas en la niñez -aprovechando las vacaciones de enero y febrero- y en un par de meses más esperamos poder inaugurar el barrio ícono de la Maestranza.
ENTREVISTA A JAVIER RUIZ-TAGLE: "SI UNO QUIERE DETENER LA SEGREGACIÓN TIENE QUE HACERLO CON MEDIDAS FUERTES Y TAN FUERTES COMO LAS QUE GENERARON LA SEGREGACIÓN"
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Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Denisse Larracilla; editora Revista Planeo, estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano de la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Javier Ruiz-Tagle es PhD en Planificación y Políticas Urbanas por la Universidad de Illinois en Chicago (2014), Magister en Urbanismo (2006) y Arquitecto (2004) por la Universidad de Chile. Actualmente es profesor asistente en el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se ha especializado en temas de segregación residencial, políticas de vivienda, efectos de barrio, sociología urbana y estudios comparativos. Ha publicado, presentado y ganado premios con su trabajo en Chile, Estados Unidos y Europa.
1. Las contingencias sociales que se han vivido durante los últimos meses en distintos puntos de Latinoamérica, y de manera particular en Chile, podrían considerarse manifestaciones de un descontento social cuyas variadas causas están relacionadas con la desigualdad y la precarización de la vida de la población. ¿En qué medida crees que las condiciones históricas y actuales de la ciudad han influido en este estallido?
Hay varias formas de responderlo, uno podría decir “claro, la ciudad es fiel reflejo de la desigualdad”, pero hay mucha de esta que no es visible en la ciudad y eso cuesta entenderlo también. A pesar de que es tremenda la desigualdad que uno puede mirar entre un Costanera Center y una parcela en La Pintana, es mucho más que eso en términos económicos. Por un lado, uno puede vivir algunos problemas urbanos que empezaron a ocurrir a propósito del estallido social, como la dependencia de que haya o no servicio de metro, que exista gente que se lleve ya no una hora sino dos o tres para llegar al trabajo y otros casos así. Lo otro, es ver cómo los elementos urbanos han construido y contribuido a esto, lo que también tiene otras dimensiones. El tema de los 30 pesos de la tarifa del metro es un tema urbano -de transporte público- y eso fue la gota que rebalsó el vaso respecto a los presupuestos familiares y al costo de la vida, pero en general, entre las cosas que más se hablan respecto del estallido social no están ni lo urbano ni lo habitacional metidos en el centro del tema. A mí me tocó organizar una actividad en la Universidad de Chile donde tratamos de abordar el asunto, tratando de autoconvencernos de porqué debería ser un problema, sobre todo la cuestión de la vivienda; pero si uno lo lleva a los números, este tema no abarca a toda la gente, como lo son las AFP (Administradores de Fondos de Pensiones) porque en este caso si no tienes un problema hoy lo vas a tener en el futuro, todos lo van a tener. Con la salud todos lo tienen -ya sea privada o pública- y con la educación también, o bien sucede con el tema feminista o medioambiental. Pero con la vivienda pasa que sólo el 25% se arrienda en Chile y es esta la que ha subido cada vez más de precio. El resto son propietarios a los que, por supuesto, les ha costado llegar a tener esa propiedad también, pero la tienen, entonces no es algo que les complique tanto. Ahora, ¿si existe explotación en la vivienda y a través de la vivienda? Por supuesto que sí. Hay gente que compra mucha vivienda y esas son las desigualdades económicas que no son visibles. El hecho de que existan personas que tienen un edificio entero o muchísimos departamentos aquí y allá no es algo que uno vea en la ciudad porque esos generalmente son edificios de clase media que se arriendan, de forma que no es tan perceptible. Así, hay mucha producción de desigualdad a través de lo urbano y lo habitacional que está poco visibilizada, porque no es tan tangible. Cuando la gente sabe que le suben los precios, pero no tiene tanta claridad respecto de porqué ni quién se ha beneficiado con esto, entonces ahí hay un foco por destapar que podría hacer que el tema urbano y el habitacional se metan en el centro de esto.
2. ¿Tienes conocimiento sobre si esta situación de alza de precios y de desigualdad urbana en Chile es muy distinta a la de otros países latinoamericanos? Si fuese así, ¿qué lo hace diferente?
No, no son muy distintas, de hecho, en otros países son peores. Ahí está el juego entre lo urbano visible y las cosas que están invisibles. Mucha gente dice que va a Bolivia, Brasil, Colombia y ve mucho asentamiento informal y de pronto ve una ciudad muy rica. En cambio, acá, como no parecieran haber muchos asentamientos informales, la gente dice que no estamos tan mal; sin embargo, la desigualdad está puesta en otros lugares. En términos de números, Latinoamérica es la región más desigual del mundo y Chile es el país más desigual de todos. Sólo que las desigualdades urbanas están puestas en otros lugares, como gente que tiene muchas viviendas y en diversos lugares de la ciudad y no necesariamente es que tenga un montón de viviendas grandes o mansiones. No pasa por tener muchas mansiones, sino por tener muchos inmuebles, viviendas, mucho negocio y que es algo no muy tangible de observar. Entonces sí, en Latinoamérica hay un montón de desigualdades en lo urbano y en lo habitacional, pues también está entrando fuerte el tema de los fondos de inversión en vivienda o del arriendo a propósito de los altos costos de la misma, es decir, son bastante generalizados los temas. Igualmente hay mucha corrupción a nivel de gobiernos locales -probablemente más que acá- con la entrega de subsidios, de títulos de dominio, en la formalización de tierras y de asentamientos informales, así como otros asuntos similares. Acá en Chile se ha ido escapando la corrupción en los últimos 5 o 10 años, pero en Latinoamérica hay historias más grandes respecto a eso.
3. En algunos de tus trabajos abordas los conceptos de integración y segregación. En términos generales ¿cómo consideras que se han entendido estos en las políticas urbanas de Chile? ¿Crees que deban replantearse en el contexto de un esperado proceso de transformación constitucional e institucional?
Sí, yo encuentro que se han abordado de manera muy superficial y demasiado tergiversada, y ahora pasa hasta con el concepto de derecho a la ciudad. Se ha tomado el término de integración simplemente como una palabra, como un discurso. Esto es un tema de manejo simbólico de un montón de discursos que está ocurriendo constantemente en el gobierno de Piñera y en gobiernos anteriores también. En el fondo se dice “sí, hemos escuchado a la ciudadanía, “sí, ya entendimos el llamado” y van y hacen lo mismo de siempre. Ahora plantean proyectos de ley o nuevos programas y hablan de “integración”, le ponen “la palabra”. Sin embargo, el resto es puro negocio inmobiliario con una nueva palabra y un nuevo simbolismo adelante, lo cual confunde mucho a la gente. No obstante, la gente está cada vez más despierta para no confundirse tan rápido con ese tipo de cosas. Ha sido muy mal tomado el tema de la integración, los conceptos han sido muy trastocados y llevados a su mínima expresión para transformarlos en negocio inmobiliario. Básicamente este último ha utilizado conceptos progresistas para su propio provecho y eso ha ocurrido en todos los países del mundo donde se ha tratado, incluyendo Chile.
4. ¿Cómo propondrías que fuera entendido este concepto?
Trataría de ser más radical. La ley de cuotas que tienen en Francia, por ejemplo, en donde cada municipio debe tener un mínimo de 20% de vivienda social es una idea de cancha que pone a todos en un mismo plano; todos tienen que cumplir esto y sino lo cumplen tienen que pagarlo. No estoy diciendo que sea algo ideal, pero es algo radical y fuerte. Así todos tienen que cumplir y tiene que funcionar, pero no con incentivos “por si a alguien se le ocurre ser buena persona y ojalá poner algo de vivienda social”, eso la verdad es que no funciona. Si uno quiere detener la segregación tiene que hacerlo con medidas fuertes y tan fuertes como las que generaron la segregación, que fueron muy fuertes.
5. Hace unas semanas publicaste -en colaboración con otros académicos- los documentos “Poniendo las cosas en contexto” I y II, en los que se exponen algunas cifras de los costos estimados por evasiones al metro, saqueos y daños al patrimonio entre el 18 y 25 de octubre, comparados con los costos históricos de “saqueos institucionalizados”, evasiones, elusiones, fraudes al fisco, colusiones y otras fuentes de desigualdad. Respecto a este último concepto abordas el caso de la vivienda que se adquiere como un mecanismo de inversión y ya no como un lugar para habitar, y que además en muchos de los casos se encuentra exenta del pago de impuestos. ¿Consideras que esta última situación es sostenible en el tiempo? En caso de que no ¿cómo debiera regularse esta situación?
Pagando los impuestos que se deben. Hay toda una discusión respecto a los impuestos y eso pasa mucho en Latinoamérica en general, que los impuestos son muy regresivos. Por ejemplo, el impuesto al valor agregado (IVA): yo me compro un café y ese café me vale lo mismo a mí, que soy del 10% más rico, que a la persona que es del 10% más pobre. No hay ninguna distinción. Pagan el 19% ambas personas. Sin embargo, un impuesto progresivo es uno que se le cobra más al rico y menos al pobre. Una de las cosas que apareció, por ejemplo, en los referéndums comunales que se hicieron hace poco -los plebiscitos- era bajar el IVA a los bienes de primera necesidad. En realidad, hay muchos países que tienen un IVA muy bajo y para pocas cosas, y las cosas en general tienen precios más bajos, por lo que comprar algo en la calle o en el supermercado resulta más barato que acá. Entonces mejor poner impuestos a las cosas que sí marcan diferencias, por ejemplo, la propiedad. La persona que es más pobre no tiene propiedad, la persona que es más rica sí tiene propiedades y esos impuestos deben estar gravados para que los que tienen más, paguen más y los que tienen menos, paguen menos. En Chile pasa que hay dos formas de evadir impuestos, aunque en realidad no es que se estén evadiendo porque la ley igual lo permite, pero son formas muy regresivas. Una, que se eximen de impuestos las viviendas que están por debajo de los 33 millones de pesos de avalúo fiscal, y eso está pensado para quienes compran una vivienda barata y que se supone son los más pobres. Pero hoy en día hay gente comprando viviendas baratas para arrendarlas, personas que tienen muchísima plata, por lo que se transforma en un impuesto regresivo. Y otra, es el DFL2, que exime de impuestos a la vivienda ya no por su precio sino por el tamaño, asumiendo que las viviendas más chicas deberían pagar menos impuestos por 10, 15 o 20 años. Entonces pasa que hay viviendas de 139 m2 -que es un lujo gigante, enorme- que no pagan impuestos. Acá en Chile lo que uno más paga de impuestos es un 1% anual del valor de la propiedad, mientras que en los países que conforman la OCDE se encuentra entre 3 y 5%, y donde hay muy bajo IVA, pero muy alto impuesto a la propiedad. Es decir, un impuesto más progresivo y que debe hacerse de manera más radical porque si no en el fondo la gente va a seguir enriqueciéndose a costa de encarecerle la vida al resto. A nivel local, por ejemplo, el municipio de Santiago con el repoblamiento y la construcción de torres ha recibido un montón de población, pero como esos departamentos están exentos de impuestos -ya sean con gente que arrienda o que compra- la municipalidad recibe más población, aunque menos ingresos, por tanto la calidad de vida que puede ofrecer a los residentes es cada vez menor y no es sostenible en el tiempo. Y esto es el caso de un solo municipio, si se lleva a lo global el hecho de que se recauden pocos impuestos de los ricos y muchos impuestos que encarecen la vida de las personas -como comprar un café, fruta o verdura- es muy poco sostenible.
6. Respecto a lo que nos has compartido anteriormente, ¿consideras que en la academia nos estamos formando o estamos participando de manera efectiva frente a la producción de una ciudad desigual?
Uff, difícil decir eso. Con mucho oficio, porque de alguna manera nosotros tenemos la orientación de tener un impacto en lo público, sobre todo en el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales. Y como queremos lograr algún tipo de incidencia trabajamos en “lo que se puede hacer”, en “lo que se puede cambiar”, en las pequeñas cosas que se podrían transformar. Pero meterse en ese tipo de racionalidad significa trabajar siempre “en la medida de lo posible”. Entonces cuando uno se mete en esta dinámica termina coartando su propia capacidad de imaginarse un país más justo, el país que debería ser. Lo que pasó ahora nos viene a remecer la idea de que en realidad lo que hemos hecho constantemente no ha sido suficiente y que hemos estado trabajando en la racionalidad que nos ha impuesto un Estado que está coartado por las leyes, la constitución, el neoliberalismo. De forma que no hemos tenido suficiente ambición como para dar un salto y pensar que en realidad lo que se necesita no es ir a hablarle a tal ministerio, municipio o persona, sino quizás ir a hablarle a la ciudadanía y que sea esta quien presione de manera mucho más fuerte para hacer los cambios que se necesitan, porque lo que se requiere es mucho más radical de lo que hemos hecho hasta ahora.
7. Finalmente, ¿cómo percibes el rol de la academia para este año ante los desafíos sociales, políticos e institucionales que impone el movimiento social?
Yo creo que tenemos tremendos desafíos, a lo que le tengo miedo es a la sensación -y a mí también me pasa- de querer “volver a la normalidad”. En el sentido de cuándo regresaremos a trabajar normalmente y seguir con la producción de conocimiento, alumnos, títulos, graduaciones. El tema es que debemos transformar eso y nuestra capacidad de poder hablar. Como lo que te comentaba recién, cada proyecto de investigación generalmente determina de qué forma se pretende impactar la política pública. Qué pasaría si decimos: en vez de querer impactar la política pública deseamos hacerlo con el movimiento social; no queremos hablar con el Estado porque nunca nos escuchó o para este tipo de cosas el Estado no nos va a escuchar, queremos impactar al movimiento social, deseamos entregarles elementos a ellos. Considero que salir un poco de esa mecánica y esa racionalidad en la que hemos estado metidos durante mucho tiempo nos va a costar, por más ambición que haya y por más discurso que exista ahora, porque siento que hay una gran inercia de mantenerse en lo que hemos hecho siempre y en lo que sabemos hacer. Entonces el desafío de auto-cambiarse, de poder dar saltos más grandes y de hacer cosas más ambiciosas y transformadoras es fuerte.
Geo Constituyente: Cabildos y Asambleas Autoconvocadas. La recuperación de espacio público por parte de la organización popular
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Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Catalina Verónica Zambrano Leiva. Geógrafa, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Directora Creativa y Ejecutiva de Geo-Constituyente;
Valentina Consuelo Huaiqui Hernández. Estudiante de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile. Co-Directora Ejecutiva Geo-Constituyente]
Resumen
En Chile, desde el estallido social de octubre pasado, la ciudadanía se ha organizado, teniendo como base los cabildos y asambleas auto convocadas. Es así como en todo el territorio nacional se han generado espacios de discusión y reflexión en relación a las distintas problemáticas que enfrenta el país. En este documento se presenta parte del trabajo realizado por un grupo de geógrafas y geógrafos, que ponen la información territorial al servicio del acontecer nacional desde la ciencia geográfica. Geo Constituyente se consolida como una plataforma virtual que permite visualizar y acceder a la información de la organización de dichas instancias, mediante autogestión y cooperación ciudadana, se logra nutrir un mapa que recopila los datos de convocatoria, a lo largo de todo el país. En el presente artículo se detallan datos de distribución de cabildos y asambleas en Chile, conforme con la base de datos recopilada por Geo Constituyente, y cómo estos reestructuran la conceptualización del espacio público.
Palabras clave: Cabildos, Asambleas autoconvocadas, Geo Constituyente.
Introducción
Los cabildos han tenido gran importancia en la historia democrática de Chile. En la época colonial fueron un organismo representativo de la comunidad que tenía jurisdicción sobre el territorio de la misma y, que velaba, a grandes rasgos, por el buen funcionamiento y justicia de la ciudad. En Chile, tras el estallido del 18 de octubre del 2019, y ante un escenario de crisis de representación política, se retoman estas prácticas y comienzan a gestionarse cabildos y asambleas auto convocadas por la población, que tienen como objetivo principal organizarse y discutir sobre lo que acontece en el país y, en conjunto, encontrar posibles soluciones a estas problemáticas.
La revuelta social, surge desde las bases, logrando la representatividad de muchos sectores, independiente de su clase social o color político. La mayoría de los movimientos sociales que registra la historia de Chile, no ha llegado a ejercer, por completo, su “poder constituyente”, aunque sí han echado mano, en medida variable, a una u otra dimensión de su soberanía (Salazar, 2012). En relación con esto último, la soberanía ejercida por el pueblo, a través de cabildos y asambleas autoconvocadas, ha tenido representación a lo largo de todo Chile. Gracias a la iniciativa de Geo Constituyente, ha sido posible espacializar y dimensionar los alcances de la soberanía popular, en todo el territorio nacional.
A continuación, se realizará una presentación del trabajo realizado por Geo Constituyente y ,un breve análisis y reflexión de la distribución de dichas instancias, entre el período comprendido desde 22 de octubre y hasta 30 de noviembre del presente año.
Plataforma Geo Constituyente:
En días posteriores al “estallido social”, se crea la iniciativa de Geo Constituyente. Plataforma virtual que a través de difusión por redes sociales y la utilización de un mapa interactivo en Google Maps, recopila la información de cabildos, asambleas y reuniones autoconvocadas, permitiendo a las personas difundir sus iniciativas de manera voluntaria y visualizarlas en el mapa. Geo Constituyente tiene como fin sistematizar y georreferenciar la información de estas reuniones a nivel nacional e internacional, poniendo a la ciencia geográfica al servicio de la población y así también participar en el desarrollo del proceso ciudadano nacional.
Mediante la recolección de los datos de las reuniones, “fecha, hora, lugar y quién convoca”, se logra nutrir el mapa y levantar durante los meses de octubre y noviembre, un total de 1047 asambleas y cabildos auto convocados de diferentes temáticas.
Im1_ Infografía de Geo Constituyente / Fuente: Elaboración propia, Compartida en Redes Sociales de Geo Constituyente. 2019.
Resultados
- Análisis espacial de Cabildos y asambleas autoconvocadas[1]
Como se menciona anteriormente, los cabildos y asambleas surgen de forma espontánea por parte de la comunidad y, en algunos casos, son dirigidos por organizaciones o instituciones, que orientan el trabajo según el interés de las temáticas de quién convoca. Entre el período del 22 de octubre al 30 de noviembre, se recopilaron un total de 1047 cabildos y asambleas autoconvocadas a lo largo de todo Chile, tanto continental como insular.
Im2. Distribución de Cabildos y Asambleas Auto convocadas en Chile entre 22 de Octubre al 30 de Noviembre del año 2019 / Fuente: Elaboración propia en base a información recopilada por Geo Constituyente.
En relación a su distribución (imagen n°2), se destaca que el territorio nacional en su totalidad ha tenido representación de participación y organización ciudadana. Desde el inicio de la revuelta, el espacio social, se ha reconfigurado y su valor, para lo sociedad Chilena ha cambiado. En la mayoría de los casos, las instancias de organización han tenido lugar en plazas, pasajes o lugares significativos para cada localidad.
Tal como se muestra en la imagen anterior, los puntos espacializados estuvieron concentrados en la región Metropolitana, en los siguientes lugares significativos; la plaza 18 de octubre (comuna de La Florida), el pasaje Granada (Santiago Centro), la plaza Inés de Suárez (Providencia) junto con la Plaza Ñuñoa, la plaza de Maipú en cuanto a organización y homenaje de una de las víctimas del estallido social, y el Parque Forestal. En cuanto a los puntos de encuentro fuera de Santiago, se destacan el centro cultural ex cárcel de Valparaíso, el puerto de Dalcahue en Chiloé, la plaza de Punta Arenas y el Parque Brasil de Antofagasta, entre otros.
Si bien se destacó la organización en distintos puntos del país, la mayoría de estos cabildos y asambleas se regían por temáticas específicas. En el primer periodo del estallido social, que se refiere a las últimas semanas de Octubre, se realizaron cabildos dirigidos a discutir sobre el acontecer nacional y el futuro de este. Sin embargo, con el transcurso de los días y principalmente los primeros días de Noviembre, se recopiló información sobre organizaciones populares respecto a temáticas específicas, tales como la organización de encuentros medioambientales, encuentros feministas y de disidencias, encuentros para niños y niñas sobre la percepción del estallido social desde la infancia, encuentro o trawun de los distintos grupos indígenas del país discutiendo sobre la plurinacionalidad y principalmente encuentros de formación cívica, dirigidos mayoritariamente por personas con experticia en derecho para discutir sobre las reformas de la Nueva Constitución y el plebiscito para Abril de 2020.
En cuanto a la distribución y la cantidad de encuentros en territorio nacional, y conforme a los datos registrados por Geo Constituyente, se destaca la zona centro, la cual concentra la mayor cantidad de cabildos y asambleas auto convocadas registradas, con un total de 444 encuentros en la Región Metropolitana y la región de Valparaíso con 200 instancias. Respecto a la zona norte se destaca la región de Antofagasta, con 46 instancias y la región de Coquimbo, alcanzando un valor de 90 de encuentros. En cuanto al extremo sur del país, la región de Magallanes y Antártica Chilena, específicamente en la ciudad de Punta Arenas, se destacan la cantidad de eventos organizados, siendo la ciudad de la zona sur con mayor representatividad de organización en el mapa, alcanzando un aproximado de 70 instancias registradas durante el período de análisis.
A modo general, en relación al escenario regional, todas las capitales regionales registran la mayor cantidad de cabildos y asambleas auto convocadas.
A pedido de la población Chilena que reside en el extranjero, se creó también un mapa específico para registrar instancias de discusión en torno a la contingencia nacional, en el extranjero[2]. Se registraron 25 cabildos y asambleas territoriales en el extranjero, convocadas por residentes chilenos en distintos países. respecto a las cifras: un total de 15 cabildos realizados en continente europeo, 5 en Estados Unidos, 1 en Costa Rica, 2 en Argentina, 1 en Nueva Zelanda y 1 en Australia (ver imagen 3).
Im3. Registro de cabildos y asambleas auto convocadas por chilenos residentes en el extranjero durante Octubre y Diciembre 2019 / Fuente: Elaboración propia en base a información recopilada por Geo Constituyente.
En Chile, respecto a la información levantada, se destaca que los cabildos y asambleas actuaron como agentes de reestructuración del espacio público, volviendo a utilizar la infraestructura pública como escenario de discusión y de organización.
Volviendo a los datos enviados por la población de manera voluntaria a las redes sociales de Geo Constituyente, la mayor cantidad de puntos espacializados han sido en la región Metropolitana. Destacando la comuna de Santiago y Providencia, como las comunas que más colaboraron con datos para nutrir el mapa interactivo[3].
Im4. Registro de cabildos y asambleas autoconvocadas en la Región Metropolitana durante el 22 de octubre al 30 de noviembre del 2019 / Fuente: Elaboración propia en base a información enviadas de Geo Constituyente.
Es Importante destacar que el proceso de organización social y las discusiones en los cabildos y asimbleas, hasta ahora, no son vinculantes con el modelo democrático que hoy rige en Chile. Por lo tanto, es una desafío para las y los entendidos en el territorio velar por un proceso que trabaje en un desarrollo en cuanto a la organización del territorio vinculante, con el fin de entender los espacios públicos como escenarios para fortalecer vínculos horizontales, considerando las discusiones ya levantadas en los cabildos y asambleas auto convocadas en el país.
Conclusión
Se destaca que la revuelta social ha otorgado valor a muchos espacios antes desapercibidos por la población, pero que hoy son puntos icónicos de discusión, catarsis y encuentro en las comunidades. Ejemplificación de aquello es la “ex Plaza Italia”, hoy denominada “Plaza Dignidad”, la que se proyecta como lugar de encuentro, de resistencia, de enfrentamiento o de esperanza, según la posición en que se encuentren los distintos actores.
Por otro lado, podemos destacar que la revuelta social, ha variado respecto de las formas de organización. Los meses de octubre y noviembre fueron fechas peak de los espacios de reunión y conversación para etapa de diagnóstico. Diciembre, en tanto, ha tenido un giro respecto de la forma de la movilización, lo que se comprueba en la disminución de aportes para el registro, considerando también que, a la fecha, la atención está focalizada en la discusión parlamentaria respecto al proceso de la reforma constitucional del país y la educación cívica por parte de la ciudadanía.
Finalmente, como equipo de Geo Constituyente, adherimos a la idea de realizar un proceso constituyente participativo y vinculante con la información recogida en los distintos cabildos y asambleas auto convocadas. Creemos que es fundamental re pensar el territorio desde la equidad social para desarrollar un país más justo e inclusivo, considerando a todos los actores y actoras que sean parte del territorio nacional.
Referencias
Salazar, G. (2012). Movimientos Sociales en Chile. Capítulo III: Formas históricas del movimiento social -ciudadano en Chile. Santiago de Chile: Uqbar Editores. Recuperado el Diciembre de 2019
[1]La información trabajada, en el mapa y para el proceso de análisis espacial, corresponde a una muestra del levantamiento de información, que la población envía de forma voluntaria a “Geo – Constituyente”, no se globaliza el total de asambleas y cabildos autoconvocadas a nivel nacional e internacional. Para efectos de la publicación, se considera el período del 22 de octubre hasta el 30 de Noviembre y se excluyen los datos de diciembre, puesto que estos están en constante actualización.
[2] Link de acceso a los mapas, se encuentra en las redes de Geo Constituyente.
[3] Los mapas correspondientes a la espacialización de datos en cada región, pueden ser solicitados en las redes sociales de Geo Constituyente.
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REDES SOCIALES DE GEO CONSTITUYENTE
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Colectivo Por un Habitar Digno: poniendo a la vivienda y al rol de los arquitectos en el centro del debate actual
VerColectivo Por un Habitar Digno: poniendo a la vivienda y al rol de los arquitectos en el centro del debate actual
Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Equipo editorial Revista PLANEO, con base en entrevista al colectivo ‘Por un Habitar Digno’]
Resumen:
La explosión del malestar social en Chile tiene diversas facetas, todas ellas ancladas de alguna manera a las políticas subsidiarias que han limitado la acción pública y desregulado la acción del mercado, donde la vivienda ha sido objeto de una constante precarización, afectando la vida y la dignidad de las personas. Sin embargo, en el contexto actual de lucha y reivindicaciones en todo ámbito, la vivienda y la ciudad no han sido elementos tan centrales en el debate público, lo cual llevó a un conjunto de estudiantes y docentes de arquitectura a replantearse cómo desde esta disciplina es posible generar una acción concreta para visibilizar y generar propuestas por un habitar digno. En ese contexto esta práctica expone las reflexiones en torno a una intervención del espacio público llevada a cabo por el colectivo “Por un Habitar Digno”, instalando la vivienda como tema de debate y replanteando el rol de los arquitectos en ello.
Palabras Clave: Vivienda, Dignidad, Arquitectura
El pasado 30 de octubre de 2019, a dos semanas del “estallido” social chileno, aparecieron en plaza Italia – hoy plaza de la dignidad- una serie de intervenciones gráficas a escala real que denunciaron de forma potente el estado actual de las políticas habitacionales chilenas, impactando sobre el debate público en torno a las diversas causas del gran malestar sociocultural y económico del país, cuando el tema de la vivienda no se había señalado aún como uno de sus elementos centrales. Esta intervención, fugaz pero efectiva, fue realizada por el colectivo ‘Por un Habitar Digno’, el cual se conformó de manera autoconvocada por un conjunto de estudiantes, docentes y profesionales de la arquitectura, de distintas universidades del país.
Este colectivo, sin mayores pretensiones que aunar orgánicamente a los estudiantes de arquitectura de diversos ámbitos, generó un conjunto de dibujos a escala real de las plantas de los departamentos sociales y nanodepartamentos ofertados hoy en el país como producto de las políticas habitacionales subsidiarias y de la escasa regulación del mercado inmobiliario, invitando a la gente a reflexionar acerca de las condiciones materiales a las que una parte importante de la sociedad se ve enfrentada producto del desmantelamiento del estado de bienestar de los 60 y 70 (con la CORVI como mejor ejemplo en el ámbito de la vivienda), y la irrupción del modelo de mercado bajo un estado subsidiario.
Im1. Intervención plaza de la dignidad / Fuente: Colectivo Por un Habitar Digno
Con frases como “La arquitectura quiere viviendas dignas pero el sistema neoliberal no lo permite: Nueva Constitución Ahora”, junto con detalles del metraje y los valores de este tipo de viviendas, el colectivo tuvo la intención de instalar en el debate público una temática escasamente nombra durante los primeros días del estallido, y que incluso hoy, a casi 3 meses, no ha logrado posicionarse en la discusión como una de deudas más importantes del Estado con la sociedad chilena. Sin embargo, para el colectivo este tema es central, y el rol de los arquitectos en este debate debiera ser revisitado.
Al respecto, el colectivo convocó a estudiantes y arquitectos con el fin de tomar un espacio dentro de la contingencia para instalar desde la arquitectura una discusión sobre la vivienda digna. En una primera instancia abierta e independiente de toda institución se reunieron más de 150 personas, donde surgió la iniciativa de realizar la intervención en plaza de la dignidad, dibujando una planta de una vivienda Serviu y otra de una inmobiliaria, con datos clave como su superficie y su precio comercial. El objetivo principal de esta intervención fue el de transparentar pruebas en torno a la distancia que existe entre la arquitectura y la gente. Mediante el uso de estas herramientas visuales, se logra así traspasar el tema hacia la gente, con una crítica hacia el Estado subsidiario y su efecto en el déficit y calidad del habitar de las personas. En ese sentido, se hace patente que el rol del Estado en la provisión de vivienda social no ha logrado solucionar los problemas de vivienda en el país, e incluso los ha acentuado, considerando las importantes experiencias pre-dictadura, cuando el país fue uno de los mejores proveedores de vivienda social en Latinoamérica.
Im2. Intervención en Persa Víctor Manuel: mapa de erradicaciones de pobladores de campamentos
/ Fuente: Colectivo Por un Habitar Digno
Una reforma fundamental que debe ser realizada en torno a la vivienda tiene que ver no solo con la provisión de vivienda digna sino que también el mejoramiento de las viviendas existentes, las cuales fueron entregada con un bajo estándar constructivo y que hoy se encuentran en un estado deplorable, lo cual sin duda ha ayudado a generar condiciones de precariedad y vulnerabilidad que aportan al malestar social. De esta forma, existe un doble trabajo: por una parte, regular el mercado de la vivienda con mayor presencia del Estado, y por otra parte mejorar la vivienda social existente, lo cual no es posible de abordar bien con las políticas actuales.
En este contexto, la dignidad como palabra y como necesidad no es una palabra que tenga sentido únicamente para la vivienda, y refiere a lograr un mínimo aceptable, para el cual existen múltiples referentes hoy en día que no están siendo tomados en cuenta por la política habitacional. La respuesta es simple, mirar y tomar las recomendaciones existentes en cuanto a metros cuadrados y estándares constructivos, entre otros. Es una necesidad alcanzar estos mínimos de acceso a vivienda, áreas verdes, transporte, etc., considerando el contexto chileno.
Los arquitectos, como profesionales llamados a estar especialmente involucrados en estos temas, debiesen tomar un rol mucho más protagónico. El foco principal de la discusión llevada a cabo en esta experiencia tiene que ver con demostrar la capacidad del arquitecto de estar presente y de servir a la gente, así como otras profesiones han jugado su rol. A los arquitectos les ha costado siempre tener una conexión directa y sencilla con la población, lo cual sugiere una crisis del rol de la arquitectura hoy en la sociedad. Esta intervención da cuenta de la necesidad de salir de la zona de confort, del ámbito teórico y del diseño, para darse cuenta de que la arquitectura ha perdido terreno en la sociedad.
Hoy las nuevas generaciones de arquitectos están conscientes de los problemas a la vez que no saben cómo acercarse a ellos, surgiendo las preguntas sobre ¿cómo deberíamos involucrarnos para ayudar a solucionar los problemas actuales?, ¿cómo salirse de la lógica de la arquitectura por encargo, para transitar hacia una arquitectura al servicio de la gente?, ¿cómo relacionarnos con la gente que necesita de forma urgente soluciones habitacionales dignas? Ante estas preguntas, las instancias provocadas en este contexto de estallido social permiten abrir nuevas posibilidades de acción desde la disciplina, más allá de los discursos académicos dominantes, y más allá de la arquitectura institucional y para las elites.
Im3. Intervención sobre un cerro de Santiago / Fuente: Colectivo Por un Habitar Digno
Si bien existe una vocación humanista en la arquitectura, existe un distanciamiento entre la voluntad y las herramientas que la formación académica entrega hoy a sus estudiantes, generando una brecha entre los profesionales y las necesidades sociales, dado el hermetismo de la academia, del mundo privado y también del sector público, por lo que se debiera crear un tercer “mundo” que permita reducir esas distancias, mutar la profesión del arquitecto hacia la dignificación del territorio, ser parte de los actores que demandan soluciones dignas, con herramientas que las escuelas todavía no enseñan.
Este es el camino que debiera ser potenciado por las nuevas generaciones de arquitectos y planificadores, más allá de intervenciones gráficas y visuales sobre el espacio, que han devenido en una suerte de cliché de los arquitectos, evolucionar hacia nuevas formas de acción concreta, como ferias de servicios de arquitectura gratuita para comunidades que necesitan soluciones constructivas, prototipar, planificar y diseñar con las personas, y trabajar directamente con la población, no sólo en vivienda sino que en todo ámbito de la arquitectura, transformando la práctica profesional hacia el mundo real, más allá de los muros de las universidades.
La desigualdad territorial como eje central en las poblaciones en Puerto-Príncipe
VerLa desigualdad territorial como eje central en las poblaciones en Puerto-Príncipe
Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Edward Sultant. Director Fundación An Nou Pale ]
Resumen
Hablar de la ciudad de Puerto-Príncipe desde el punto de vista urbano no es una tarea fácil porque implica una mirada multifacetica sobre la capital, de cómo se relacionan los temas de corrupción, desigualdad y la disfuncionalidad del Estado con la ciudad, cómo se distribuye la justicia, la pobreza y las oportunidades en el territorio. De este modo, “Les Quartiers Populaires” o “Las Poblaciones” son el centro de debate de esta columna, particularmente la Población de “Cité Soleil” cómo un territorio que se convirtió en un escenario explícito de las controversias y disputas sociopolíticas en Haití desde hace más de veinte años, en una combinación entre violencia social, política económica inexistente, estructura urbana infrahumana y un fuerte armamento de los sujetos de esta población. Frente a este panorama, la población Cité Soleil nos permite entender el territorio no solamente en la dimensión urbana, sino como un enclave de clase donde los sujetos se han reflejado en distintas formas de categorización, marginalización y el territorio de nuevo como expresión de exclusión. A esto se suma una mirada del territorio desde una posición de rebeldía, de re-significación de la palabra convivencia, solidaridad entre los sujetos de este lugar y como espacio de competencia, de conflicto para el liderazgo de este territorio.
Palabra Clave: Urbano, Territorio, desigualdad.
Im. 1. Cité Soleil. Fuente: http://www.sakala-haiti.org/cite-soleil
En el departamento Oeste se ubica Puerto-Príncipe la capital de Haití, capital que ha conocido un crecimiento exponencial a principios de la década de los 90 debido a la destrucción del mundo agrícola y diversos motivos como el acceso a estudios superiores. Esto dio luz a una fuerte migración campo-ciudad a lo largo de toda la capital provocando un crecimiento que ha tocado la puerta de la octava circunscripción de Puerto-Príncipe “Cité Soleil”.
Una de las características de este denso asentamiento informal es el hacinamiento de sus habitantes, debido a la necesidad de buscar un hogar donde vivir y de satisfacer sus necesidades de subsistencia básica, además de la búsqueda de una fuente de ingreso. De esta manera; en este territorio no existe una estructura urbana estable con reglas y normas claras elaboradas por el gobierno, porque la cotidianidad de los sujetos se desarrolla en virtud de un sistema no codificado, pero coherente y respetuoso de reglas no escritas pero compartidas (Goulet, 2004). En este contexto, Cité Soleil como territorio aparece como adjetivo de estigmatización y no una delimitación territorial donde los sujetos viven con dignidad. Este adjetivo se constituye como consecuencia de las desigualdades entre capital y trabajo con las formas propias en que sus habitantes reproducen, transforman y representan sus condiciones de trabajo y de vida (Acevedo, 2014).
Desde 2004 en adelante los 34 barrios que conforman Cite Soleil han sido el escenario de los “Chimè” una nueva forma de poder y trabajo de los jóvenes bajo la influencia de la política y la corrupción. Este nombre dio luz en el segundo mando del Presidente Jean Bertrand Aristide, al verse amenazada la continuidad de su gobierno por la sociedad civil y el mundo empresarial, armó a jóvenes en las poblaciones con el fin de proteger su mandato, sobre todo en la Cité Soleil.
Esta estrategia fue el principio del caos de todas las poblaciones que rodean Puerto-Príncipe. Los Gobiernos posteriores a 2004 han estado en una tensión constante en Cité Soleil, entre procesos de des-armamento en este territorio, control de las fuerzas de órdenes para la seguridad de los habitantes de esta población y los conflictos armados entre las bandas rivales que luchan para tener el control de este territorio. Aquellas bandas que controlan este territorio controlan además las ferias que rodean este sector incluyendo a los empresarios que tienen empresas cerca. También se suman otros problemas de orden urbano como; falta de abastecimiento de agua y comida, transporte poco accesible, la inexistencia de áreas verdes, y muy poco espacio público, configurando un espacio urbano saturado. En este escenario, el armamento en Cité Soleil ha provocado aún más tensiones entre el control del Estado y los “Chimè”.
“El Chimè” es aquella persona que creció dentro de una población en situación de pobreza extrema y que ha recurrido a las armas como una forma de resistencia para existir. A causa de la ausencia del Estado y el crecimiento de los “Chimè” Cite Soleil se ha convertido en un territorio en donde la impunidad reina. De este modo, los Chimè se han transformado en una herramienta útil en la política haitiana, sobre todo en las campañas electorales donde se puede observar que los Chimè brindan apoyo a su candidato debido al control total que ejercen en su respectiva población y controlan el centro de votación debido al miedo que infringen en la población de su sector
Cuando la opinión pública cuestiona esa situación, los chimè se ven amenazados por la justicia, sin embargo, la configuración urbana de esas poblaciones impide el control de la policía porque la planificación urbanística no ha incluido a esas poblaciones. Calles oscuras y estrechas que no permiten la libre circulación de los vehículos policiales, casas construidas en lugares de riesgo, muchos callejones sin nombre, en definitiva, una ausencia del plan urbanístico, razón por la cual es imperativo que la policía cuente con un guía local para no perderse en esa población.
El Chimè es una categorización de sujetos caracterizados principalmente por las siguientes acciones; robo, secuestro, sicario. Eso ha impactado la seguridad de algunas comunas cercanas a esas poblaciones. A su vez, esto ha generado violencia en las manifestaciones actuales haciendo disturbio ya que los Chimè son manipulados por grupos influentes en la sociedad. A su vez, estos grupos les confieren cierta legitimidad para actuar porque saben que están protegidos.
Lo dicho anteriormente, es el resultado de la disfuncionalidad del Estado y sus malas decisiones en materia urbanística que ha provoca diseños que no permite una combinación entre naturaleza y orden social en toda los barrios de la capital. Por ende, Cité Soleil ha tomado una forma a través de sus dinámicas que ha incluido; tipos de asentamiento precario que se caracteriza por un proceso de expansión en las tierras de las planicies de la periferia del centro o a orillas del mar, en los terraplenes o antiguos depósitos de basura (Anzano, 2010). Una dificultad de tal magnitud que se presenta los sujetos de Cité Soleil afecta directamente a su calidad de vida teniendo un impacto negativo en su bienestar.
Para concluir, la cualidad urbana de la población debe ser un asunto de Estado porque cuando la estructura falla, el territorio actúa en una intersección de clases sociales, limitando a los que son, sujetos de derechos y los que no son. Esto se traduce en un conjunto específico de derechos que el Estado debe garantizar y que son reconocidos como DDHH que algunos/as sujetos no podrán ejercer. Por ende, no son parte de la ciudadanía. De este modo, los sujetos de las poblaciones territoriales están a la merced del incertidumbre, las ganas de sobrevivencia que gana la precariedad del sistema urbano, y el viento de esperanza que mantiene la cotidianidad de esos territorios, eso es parte de la realidad de Cite Soleil.
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Referencias
Acevedo, P (2014). Revisiones necesarias y urgentes en torno a los sujetos de la intervención profesional: ¿merecedores de ayuda o titulares de derechos? En:Derechos, Políticas sociales y problemáticas sontemporáneas. Debate desde Trabajo Social. Directora: Susana Cazzaniga.Editorial EDUNER, Argentina.
Manzano (2010). El proceso de urbanización en el mundo. El sistema urbano. Tipos de urbanismo. Repercusiones ambientales y económicas.
Goulet.J (2004) Barrios periféricos al centro de la ciudad. Sobre los cerros de Puerto-Príncipe: Vivir en el laberinto.
Más que treinta años. Desigualdad espacial y transporte colectivo en Santiago.
VerMás que treinta años. Desigualdad espacial y transporte colectivo en Santiago.
Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Marco González Martínez]
Resumen
Las protestas sociales iniciadas el día 18 de octubre del 2019 a causa de las alzas de los precios de los pasajes del Metro de Santiago desencadenaron una serie de manifestaciones de rebeldía urbana. Los hechos descritos, encuentran en el pasado experiencias similares que hacen reconocible una persistencia histórica del fenómeno. El escrito propone que mediante un diálogo entre las acciones pasadas y presentes es posible observar como la histórica desigualdad espacial santiaguina operó como un factor determinante en los conflictos del transporte colectivo.
Palabras claves. Transporte colectivo, desigualdad espacial, protestas sociales.
Im1. Estación de Metro y paradero de buses del transporte público dañados por las protestas sociales iniciadas el día 18 de octubre / Fuente: el autor
La vigencia del pasado en las luchas del presente.
El viernes 18 de octubre del 2019 después de más de una semana de manifestaciones en rechazo al incremento del valor de los pasajes del Metro de Santiago, se inició en la capital un intenso periodo de protestas sociales que con rapidez comenzaron a ser replicadas en otras ciudades del territorio nacional. Al calor de la consigna no son treinta pesos son treinta años, la ciudadanía movilizada en las calles del país sancionaba que las causas que explicaban el creciente conflicto urbano poseían una temporalidad más extensa que la contenida en una impopular decisión ministerial o en una equivocada administración estatal. De este modo, ante la evidencia desplegada un sector del mainstream académico comenzó a reconocer en los acontecimientos de rebeldía popular urbana, como ya había sucedido en el análisis de experiencias internacionales precedentes, los efectos inevitables de un tinglado de prácticas depredadoras que durante décadas habían consolidado una economía de desposesión masiva (Harvey, 2019). Es decir, los sucesos de octubre podían ser circunscritos a un momento particular de una problemática general que evidenciaban los resultados de un capitalismo salvaje que había empobrecido y precarizado la vida cotidiana de millones de personas.
Ahora bien, en complemento a los antecedentes estructurales señalados, en nuestra consideración es posible sostener que la consigna popularizada socialmente que indicaba no son treinta pesos son treinta años contenía una segunda posibilidad analítica. En efecto, la subordinación del problema económico que supone el alza de las tarifas del transporte colectivo santiaguino a una dimensión temporal permitía trazar conexiones con procesos urbanos pretéritos de más larga data. Así los últimos treinta años en los que fueron situados el inicio de los conflictos del presente, aparecían como el pasado de otros pasados que permanecían vigentes. Dicho en palabras benjaminianas, se podía reconocer en las luchas por las cosas toscas y materiales desplegadas en la primavera capitalina motivaciones que “repercutían retrospectivamente en la lejanía del tiempo” (2009: p. 134). En definitiva, el tránsito de ida y vuelta sobre aspectos presentes y pasados en las protestas sociales hacían emerger prácticas urbanas poseedoras de una profunda impronta histórica.
Las luchas por el transporte colectivo. La desigualdad espacial en el pasado.
Una de las características más reconocible dentro de las luchas urbanas en la historia nacional, está relacionada con la permanencia que poseen las manifestaciones contra el alza de los precios del transporte colectivo santiaguino. Por tal motivo, durante los últimos meses fueron discutidos debido a su fuerte condición conmemorativa, los sucesos protagonizados los días 16 y 17 de agosto de 1949 en la denominada popularmente “Revolución de la chaucha”. En concreto, las protestas sociales registradas hace 70 años, se llevaron a cabo debido al incremento de los pasajes de autobuses y trolebuses, medida que sumada a la precarización económica que experimentaba la población como efecto de la segunda post guerra, dibujaron las condiciones para que la rebeldía popular se desplegara por la ciudad (Castillo, Mardones, Vila, 2017). Dicha situación desencadenó una serie de enfrentamientos callejeros entre los sectores descontentos con el alza de las tarifas y las fuerzas policiales, hechos que para el periódico La Segunda de las Últimas Noticias fueron perpetrados por “elementos comunistas y simpatizantes surgidos de las poblaciones “callampas” del sector El Salto y Cerro Blanco” (1949: p. 1). Más allá de las evidentes similitudes sociales y políticas señaladas por el discurso periodístico, resulta significativo considerar que la evidencia histórica permite identificar en un pasado más amplio la existencia de lo que las investigaciones urbanas actuales han denominado una movilidad cotidiana de exclusión y desigualdad espacial (Jirón, Lange, Bertrand, 2010). En otras palabras, que los manifestantes del pasado y del presente provengan desde territorios distantes, marginalizados y precarizados hace que sus demandas por el valor del pasaje del transporte colectivo posean un componente amplificador. Aunque parezca una perogrullada decirlo, los medios de transportes urbanos históricamente han sido utilizados casi exclusivamente por los más pobres de la ciudad.
Recogiendo todo lo antes descrito, es dable volver a considerar que los dispositivos de movilidad y las infraestructuras del transporte no establecen ellas mismas los comportamientos urbanos ni determinan de forma inmediata las prácticas sociales (Miralles-Guasch, 2002). Si bien, los desplazamientos cotidianos son realizados en el interior de microbuses, buses y vagones del metro, la profunda desigualdad espacial que experimentaron los usuarios del transporte colectivo santiaguino en el pasado aún moviliza las acciones de rebeldía urbana del presente. En continuidad con Edward Soja (2014), si aceptamos que lo social no solamente comprende lo espacial, sino que también está en él, las desigualdades sociales no son comprensibles sin sus correspondientes desigualdades espaciales pasadas, presentes y futuras. En conjunto, a pesar de que, es innegable sostener que las luchas por el transporte colectivo son originadas por un componente económico vinculado al aumento del precio de los pasajes, las condiciones subjetivas son abonadas silenciosamente por una extensa temporalidad de desigualdad espaciales que irrumpen periódica y violentamente.
En síntesis, se puede establecer que mucha de las luchas presentes en las protestas sociales iniciadas el 18 de octubre poseen más de treinta años, luchas que, para el caso del transporte colectivo, tienen sus antecedentes directos en la histórica construcción desigual de la ciudad. Al parecer después de las protestas urbanas de octubre, lo que más incomoda a la sociedad nacional es que quienes presumiblemente quemaron y destruyeron las estaciones del metro no han vuelto a sus casas, y más grave todavía, aún es posible encontrarlos merodeando por nuestra ciudad.
Bibliografía
Benjamin, W. (2009). Estética y Política. Buenos Aires: Editorial Los cuarenta.
Castillo, S. Mardones, M. Vila, W. (2017). El Estado sobre ruedas. Transporte público, política y ciudad. La ETCE 1945-1981. Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado.
Jirón, P. Lange, C. Bertrand, M. (2010). Exclusión y Desigualdad Espacial: Retrato desde la movilidad cotidiana. Revista INVI 8, 15-57.
Harvey, D. (2019). Ciudades rebeldes. Del derecho a la ciudad a la revolución urbana. Madrid: Akal.
La Segunda de las Últimas Noticias. “En la mañana de hoy prosiguieron los incidentes. Reprimen con energía desmanes comunistas”. Santiago de Chile, miércoles 17 de agosto de 1949.
Miralles-Guasch, C. (2002). Ciudad y transporte. El binomio imperfecto. Barcelona: Editorial Ariel.
Soja, E. (2014). En busca de la justicia espacial. Valencia: Tirant humanidades.
Participación ciudadana post-18-O: desafíos para profundizar la democracia desde los territorios
VerParticipación ciudadana post-18-O: desafíos para profundizar la democracia desde los territorios
Revista Planeo Nº 42 Ciudades Rebeldes, Enero 2020
[Por Núcleo Participación Ciudadana y Territorio, del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC (Caroline Stamm, Christian Mattus, Alejandra Lunecke, Paz Concha)] (1)
Resumen:
La movilización social de los últimos meses en Chile ha dado lugar a varias formas de participación ciudadana en los territorios, a través de cabildos auto-convocados y asambleas territoriales. La columna busca proponer pistas de reflexión para comprender y proyectar la participación ciudadana en los territorios en un contexto post 18 de octubre. Insiste en la importancia y la necesidad de instalar, en el escenario constitucional actual, un debate público sobre cómo fortalecer la democracia desde los mismos territorios.
Palabras clave: Participación ciudadana, democracia, territorios
Im1_ Cabildo abierto Plaza Sotomayor, Antofagasta / Fuente: Christian Matus, 2019
Desde el 18 de octubre hemos asistido a una verdadera explosión de la participación ciudadana en Santiago y en gran parte de las ciudades de Chile. Nos alejamos de la idea de una ciudadanía apática, desinteresada por los asuntos públicos, para presenciar marchas multitudinarias en las plazas y calles del país, así como una emergencia de múltiples formas de participación no sólo a través de manifestaciones, cacerolazos, ocupación y performances colectivas en el espacio público, sino también de cabildos auto-convocados y asambleas territoriales. Es indudable que la participación ciudadana, bottom-up, informal, insurgente, ha estallado estos últimos meses en Santiago y en Chile, pero ¿cómo, en este contexto post-18 de octubre, podemos comprender y proyectar la participación ciudadana en los territorios de cara al futuro?
David Harvey, en su libro Rebel Cities (2012), vuelve sobre los movimientos urbanos anti-capitalistas, desde la Comuna de París en el siglo XIX hasta los más recientes Occupy Wall Street o los Indignados, y analiza su relación con las particularidades de la vida urbana, es decir de la experiencia urbana cotidiana bajo el alero del capitalismo. Este anclaje urbano es central: las luchas populares y obreras mostraron que la organización de los barrios ha sido igual de importante en las luchas laborales como la organización en el lugar de trabajo (p.132). El tema de la organización de la ciudad y de los ciudadanos se vuelve entonces de primera importancia en el marco de las luchas anti-capitalistas. Harvey se pregunta ¿cómo organizar la ciudad?, y si bien no responde directamente, escribe: “Se deben construir formas democráticas alternativas (además de la existente democracia del poder del dinero) como las asambleas populares si es que queremos que la vida urbana sea revitalizada y reconstruida fuera de las relaciones de clase dominantes” [traducción propia] (Harvey, 2012, p.137).
La idea de democracia directa, el rol de las asambleas y del debate en la vida social y pública, son temas que se están discutiendo, más allá de la academia, en muchas partes del mundo. La visión burguesa de la ciudadanía, nacida durante la Revolución Francesa en 1789, que implicaba la representación del pueblo por élites de la burguesía, ha sido discutida repetidamente a lo largo de la historia, partiendo por los sans-culottes durante la Revolución Francesa. La democracia representativa, articulada en torno a los partidos políticos, está siendo cuestionada en pos de nuevas formas de organización, en reemplazo o, en suma, para responder a la frase muchas veces escuchada: “no nos sentimos representados”. Esta búsqueda se fundamenta, por supuesto, en la idea de que la gente es capaz de tomar buenas decisiones.
En su reciente visita a Chile, James Holston, teórico de la ciudadanía insurgente, conversó sobre la democracia directa y las críticas al concepto de ciudadanía. Evocó la necesaria re-democratización de la democracia, con el argumento de que la ciudadanía insurgente es clave para la democracia, así como la necesidad de incluir una disrupción en ella. Insistió en la necesidad de experimentar nuevas formas de democracia, implementando nuevas formas de asambleas en el escenario urbano y evitando la acumulación de poder.
En Chile, el escenario institucional actual está limitado en cuanto a participación ciudadana. En el Núcleo Participación Ciudadana y Territorio del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, hemos realizado una revisión, pre-18 de octubre, de los mecanismos de participación ciudadana implementados a nivel municipal y regional en dos regiones del país: la Región Metropolitana de Santiago y la región del Biobío. Si bien existe una obligación de implementar mecanismos de participación ciudadana en varios de los ámbitos urbanos, incluyendo la planificación urbana, el único instrumento vinculante es el plebiscito comunal, el que ha sido usado sólo cinco veces desde los años noventa y que tiene como requisito, para ser vinculante, que al menos un 50% de los inscritos en el padrón electoral voten. Además de los Consejos de la Sociedad Civil, consagrados por la ley 20.500, promulgada en 2011, hemos podido identificar una diversidad de experiencias de participación ciudadana relacionadas con la planificación, de lo urbano, del transporte y del medioambiente entre otros, así como con proyectos de diseño urbano. Sin embargo, el estudio muestra una gran dispersión y discontinuidad de estas iniciativas en los territorios, lo que da cuenta que estos mecanismos tienen que ser reforzados por nuevas formas de organización desde los territorios.
La discusión pública sobre la necesidad de profundizar la democracia, tanto a nivel nacional como a nivel territorial, es aún bastante discreta en Chile. Si bien es cierto que ha habido trabajos como el del Consejo Nacional de Participación Ciudadana, encargado de proponer modificaciones a la ley 20.500 sobre asociaciones y participación ciudadana en la gestión pública, falta aún una reflexión pública más amplia sobre los mecanismos de participación ciudadana y la organización vecinal y territorial. En el contexto del proceso constituyente por venir, nos parece importante conversar desde ya sobre cómo queremos que estén organizadas nuestras ciudades y qué rol queremos tener como ciudadanos en la vida pública de nuestro país. Las diversas experiencias y conversaciones que se están implementando desde los territorios nos pueden entregar pistas sobre la manera para lograrlo. La ciudadanía debe poder expresarse fuera de las urnas, de manera permanente y con incidencia en sus ciudades.
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(1) Miembros del Núcleo:
- Caroline Stamm. Profesora asistente. Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC.
- Christian Mattus. Profesor adjunto. Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC.
- Alejandra Lunecke. Profesora asistente. Instituto Estudios Urbanos y Territoriales, UC. Investigadora Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS).
- Paz Concha. Profesora adjunta. Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC. Investigadora postdoctoral Centro de Estudio de Conflicto y Cohesión Social (COES).
NUEVOS PAISAJES URBANOS EN LA CIUDAD DE MÉXICO: Propuestas de intervención en el espacio público para la promoción del bienestar
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Revista Planeo Nº37; Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por, Karla Selene Arellano Hernández; Maestra en Psicología por la UNAM y Arquitecta por el Instituto Tecnológico de Durango Actualmente cursa el Doctorado en Urbanismo en la UNAM
Karina Landeros Mugica; Doctora en Psicología por la UNAM Profesora de tiempo completo de la Facultad de Psicología de la UNAM
Francisco Javier Urbina Soria; Maestro en Psicología por la UNAM. Profesor de tiempo completo y Coordinador Académico de la Maestría en Psicología con Residencia en Psicología Ambiental de la UNAM]
Recibido el 29 de Agosto de 2018, publicado el 15 de julio de 2019
Resumen
Dentro del campo de estudio de la relación persona- ambiente se han desarrollado diversas investigaciones acerca de los denominados ambientes restauradores, entornos naturales y construidos que promueven beneficios importantes para la salud. Se ha encontrado que la presencia de elementos naturales, construidos y sociales en el espacio público urbano impactan positivamente en el bienestar de las personas que los utilizan. En el presente estudio se utilizó la evaluación de un modelo de intervención urbana para conocer su relación con la promoción de bienestar y restauración psicológica. Estas dos variables mostraron una relación significativa con los componentes de naturaleza y presencia de otras personas; además, los elementos de accesibilidad y naturaleza resultaron los de mayor relevancia sobre la decisión para utilizar el espacio.
Palabras clave: ambientes restauradores, bienestar, accesibilidad, naturaleza, espacio público.
Abstract
In the field of study of the relationship between per- son and environment, several researches have been carried out about the called restorative environ- ments, which are natural and constructed environ- ments that promote important health benefits. It has been found that the presence of natural, constructed and social elements in the urban public space has a positively impact to the well-being of the people who use them. For the present study it was used the evaluation of an urban intervention model to know it is relation with the promotion of well-being and psychological restoration. These two variables showed a significant relation with the components of nature and the presence of other people; besides, the elements of accessibility and nature were the most relevant about the decision to use the space.
Keywords: restorative environments, well-being, accessibility, nature, public space.
GEOGRAFÍA DE LA MEMORIA: Narrativas locales en la consolidación urbana de la localidad de Kennedy (Bogotá-Colombia)
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Revista Planeo Nº37; Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por, Natalia Isabel Gil Grandett; Licenciada en Ciencias Sociales Universidad Pedagógica Nacional Magíster en Geografía Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia-Instituto Geográfico Agustín Codazzi]
Recibido el 30 de noviembre de 2018, publicado el 15 de julio de 2019
Resumen
El siguiente artículo contribuye a la reflexión acerca de las narrativas del territorio como instrumentos claves en la representación espacial, esclareciendo la relación entre: memorias colectivas, narrativas locales y representaciones espaciales, por medio del estudio de la geografía de la memoria aplicada al caso concreto de la localidad de Kennedy ubicada en la ciudad de Bogotá en Colombia. Metodológicamente la investigación se realizó a través de la recolección de historias de vida de actores claves, la construcción de cartografías participativas del territorio y análisis de investigaciones historiográficas.
Palabras clave: geografía de la memoria, memorias colectivas, narrativas locales.
Abstract
The following article contributes to the reflection about territorial narratives as key instruments in spatial representation clarifying the relationship between: collective memories, local narratives and spatial representations through the geography of memory, applied to the concrete case of the inhabi- tants of the locality of Kennedy located in the city of Bogotá in Colombia. Methodologically, the re- search was carried out through the collection of life histories of key actors, the construction of partici- patory cartographies of the territory and analysis of historiographical studies of the place of study.
Keywords: geography of memory, collective memories, local narratives
MEMORIA Y SENSIBILIDADES EN EL PATRIMONIO EDIFICADO. Hacia una conservación activa
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Revista Planeo Nº38; Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por, José Ignacio Stang; Arquitecto (FAUD-UNC). Doctor en Arquitectura y Urbanismo (FAU-UNLP). Becario Posdoctoral (CIECS, CONICET y UNC), Programa de Investigación “Estudios sobre los lugares del habitar y de la memoria” (CIECS, CONICET y UNC). Profesor en la cátedra Introducción a la historia de la arquitectura y el urbanismo A (FAUD-UNC)
María Belén Espoz; Licenciada en Comunicación Social, con especialidad en Investigación y Planificación de Proyectos (FCC-UNC). Doctora en Semiótica (CEA-UNC). Investigadora Adjunta del CONICET, Directora del Programa de Investigación “Ideología, Prácticas Sociales y Conflictos en escenarios urbanos contemporáneos” (CIECS-UE CONICET y FCS UNC) Profesora (FCC-UNC)]
Recibido el 31 de Agosto 2018, publicado el 2 de Septiembre 2019
Resumen
El patrimonio edificado en un contexto de mediatización de la experiencia, se presenta como una realidad con la que cual se ha vuelto difícil vincularse a través de otros sentidos que escapen a la predominancia de lo visual. Como consecuencia, la interacción con los bienes culturales se diversifica favoreciendo su protección en algunos casos y desentendiéndose su cuidado, en otros. El presente trabajo propone analizar el vínculo patrimonio-memoria-sentidos y la construcción que se genera entre ellos, a partir de la experiencia espacial de personas con discapacidad visual. Al no poder establecer persona-edificio una relación visual, se indaga qué sucede con aquellos cuyo campo perceptivo es diferente y tensionan la relación memoria- hecho edificado. Dicha experiencia permite establecer una reflexión que busque recuperar otras dinámicas de conservación patrimonial, evidenciando cuales son las posibilidades de relación mediante otros sentidos a partir de la(s) discapacidad(es) visual(es), y qué memorias emergen/se activan e imprimen en el patrimonio a través de dichas experiencias que van más allá del orden ocular. El enfoque desarrollado para el patrimonio edificado en este trabajo, recupera la idea/práctica de conservación activa, señalando su importancia para el enriquecimiento de la memoria colectiva, el reconocimiento de su autenticidad y carácter variable de su valor, así como también la importancia en la apropiación por parte de toda la comunidad.
Palabras clave: patrimonio edificado, memoria, conservación activa
Abstract
The built heritage in a context of mediatization of experience, is presented as a reality with which it has become difficult to link through other senses that escape the pre- dominance of the visual. As a consequence, interaction with cultural assets is diversified, favouring their protection in some cases and neglecting their care in others. The present work proposes to analyze the link heritage- memory-senses and the construction generated between them, from the spatial experience of visually impaired people. Since a visual relationship cannot be established between a person and a building, it is investigated what happens to those whose perceptive field is different and they stress the memory-built relationship. This experience allows us to establish a reflection that seeks to recover other dynamics of heritage conservation, showing which are the possibilities of relation through other senses from the visual disability(s), and which memories emerge/are activated and imprinted in the heritage through these experiences that go beyond the ocular order. The approach developed for the built heritage in this work recovers the idea/practice of active conservation, pointing out its importance for the enrichment of the collective memory, the recognition of its authenticity and variable character of its value as well as the importance in the appropriation by the whole community.
Keywords: built heritage, accessibility, active conservation
"¿Rampa o escalera? Apuntes sobre política de la discapacidad"
Ver"¿Rampa o escalera? Apuntes sobre política de la discapacidad"
Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Luis Campos Medina, Doctor en Sociología. Académico del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile.
Rebeca Silva Roquefort, Doctora en Arquitectura y Urbanismo. Académica del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile.
Macarena Espina Díaz, Licenciada en Diseño. Universidad de Chile]
Resumen
En el gesto habitual de instalar una rampa al costado de una escalera se expresan, materialmente, concepciones de la discapacidad y de las relaciones que se establecen entre las distintas personas que pueblan los espacios públicos. En este texto se alude a los efectos representacionales que este tipo de intervención genera y se reflexiona en torno a los aspectos políticos involucrados en ellos, mostrando la alta densidad de significados que se materializa en estas intervenciones y dando cuenta de las consecuencias en la relaciones con la alteridad que van de la mano.
Palabras clave: Accesibilidad; discapacidad; política.
Imagen nº1: Conjunto de rampa accesible y escalera. Parque Quinta Normal, Santiago de Chile
Fuente: Macarena Espina.
¿Rampa o escalera? La pregunta es sencilla. Sin embargo, su respuesta tiene consecuencias importantes. Decidir situar una rampa al costado de una escalera, como es la solución más usual que podemos observar en Santiago -cuando la hay-, tiene efectos relevantes y en cierta medida insospechados que nos gustaría dilucidar en este breve texto.
La rampa es probablemente la solución más clara y evidente del paradigma que entiende que el problema de la discapacidad es un problema de accesibilidad. A este paradigma le podríamos llamar “accesibilista”. De acuerdo a este paradigma, el problema de la accesibilidad remite a las dificultades y barreras que privan -o dificultan- que las personas con discapacidad motriz se desplacen de manera autónoma, o al menos con cierta facilidad, por la ciudad, particularmente por sus espacios públicos.
Desde la perspectiva del paradigma accesibilista, entonces, enfrentar el problema de la discapacidad remite a un asunto de infraestructuras físicas y soportes materiales. Unos soportes e infraestructuras a ser utilizados por un tipo particular de población que se ha vuelto visible (Butler 2017) a través de un proceso de categorización (Desrosières 2004) que enfatiza su condición deficitaria.
En este punto es preciso reconocer que el paradigma accesibilista implica un avance en el tratamiento de la discapacidad. En efecto, podríamos plantear que el paradigma accesibilista constituye la expresión, a nivel urbano-arquitectónico, del modelo social de la discapacidad que se opone y, en cierta forma, sucede al modelo médico que prácticamente iguala discapacidad y enfermedad, y que entiende a la primera como un problema exclusivamente centrado en el individuo. En el caso chileno el modelo médico de la discapacidad dio espacio para el uso, abundante y generalizado, de la noción de “minusválido”, que implica una subvaloración de los individuos afectados por la discapacidad y una restricción del problema a sus variables médicas, adoptando un tono asistencialista. En efecto, lo que aquí hemos llamado paradigma accesibilista tiene a su haber ciertos logros, puesto que consigue mostrar que el problema no es del individuo, sino que, de su relación con un entorno, vale decir, un problema “relacional”.
Evidencias del paradigma accesibilista en el ámbito urbano, son las modificaciones introducidas a la OGUC a través del DS n° 50, para hacerse cargo y estar en concordancia con la actual Ley 20.422. Producto de esto es que en lugares céntricos y/o concurridos, en algunas avenidas y el metro de Santiago, por ejemplo, se han incluido elementos como huellas podotáctiles, cambios de textura en el pavimento al inicio de rampas o rebaje de veredas (art. 2.2.8, incisos 1, 2 y 5 DS N° 50), así como rampas de acceso y rutas accesibles en calles y parques cuyas características están definidas en detalle en la legislación (art. 1.1.2, inciso 1.1 DS N°50) (Minvu, 2016). Cambios que, bien o mal ejecutados, dan cuenta de la intensión incipiente por recoger necesidades espaciales diversas y mejorar la autonomía de las personas en situación de discapacidad (Silva et al. 2019).
Sin embargo, este avance se ha ido fijando en ciertas ilusiones ópticas que tienen efectos en la manera en que nos representamos el problema de la discapacidad. Entre esas ilusiones ópticas destacamos el que se considere que los problemas de accesibilidad remiten a las personas con discapacidad motriz, y no a las personas afectadas por otras formas de discapacidad, por ejemplo, sensorial. Derivado de esto, se genera la ilusión de que la solución al problema tiene que ver con la construcción y presencia de infraestructuras, como rampas, vados, pasamanos, entre otros.
Sin salir del ámbito urbano y a modo de ejemplo, ¿cómo entiende un semáforo una persona que no diferencia rojo y verde? ¿Cómo transita una persona con epilepsia fotosensitiva por una ciudad saturada de estímulos lumínicos? ¿Cómo, por dónde y a qué hora se trasladan las personas sensibles al contacto físico o la proximidad? En definitiva, ¿cómo se enfrenta una persona con diversidad o discapacidad no motriz a la ciudad y cómo recibimos a esa persona y nos hacemos partícipes de su condición?
El efecto representacional, de conjunto, es que se llega a pensar que el problema de la discapacidad es un problema que se resuelve localmente. Dicho de otra forma, el paradigma accesibilista y su conceptualización de la situación instala la imagen de que existe una persona que se encuentra de manera aislada con un entorno construido, el que a su vez ofrece o no las condiciones para una correcta accesibilidad y movilidad. El problema se queda ahí. No hay referencias al Estado, a las políticas públicas o a la acción ciudadana. No se alcanza a dar cuenta de los discursos y estructuras de poder que sostienen el problema en el tiempo y que evitan mostrar su recurrencia y sistematicidad a nivel de la sociedad en su conjunto, vale decir, no muestran su expresión simultánea y permanente en muchos y muy variados lugares, así como la inacción social y estatal por resolverlos. Hay aquí una cuestión política de primer orden, en la medida que hay una obliteración de los mecanismos causales que están detrás de: i) la ausencia -o presencia desigual- de infraestructuras y equipamientos para personas con discapacidad en los territorios; ii) de la azarosa disponibilidad presupuestaria para invertir en dichos equipamientos e infraestructuras; y iii) de la aleatoria voluntad de las autoridades políticas y administrativas para dar solución a estos problemas.
Pero hay otra consecuencia política menos evidente. Al incentivar soluciones específicas para personas con discapacidad, que escinden las modalidades de acceso y uso de los espacios públicos entre dichas personas y las no-discapacitadas, se separa también las experiencias de uso del espacio, así como las representaciones sociales que se construyen a partir de esas experiencias: representaciones del espacio y de los otros. En esto la decisión por escalera y rampa es ejemplar. En efecto, instalar una rampa, al costado de una escalera, en una superficie circunscrita y generalmente menor a la de la escalera, constituye un poderoso dispositivo de gestión de las prácticas cotidianas, puesto que materializa la señal de que hay dos tipos de usuarios: los de la escalera y los de la rampa. Esto implica que los usuarios de ese espacio escindido entre rampa y escalera, particularmente los usuarios de la segunda, no requieren poner en cuestión sus propias prácticas: concretamente, no tienen que preguntarse por la eficacia, eficiencia, rendimiento o adecuación de subir una escalera por sobre avanzar por una rampa. No tienen que interrogarse respecto de las representaciones que poseen de los otros, vale decir, preguntarse quiénes son los que usan la rampa, por qué lo hacen y qué los diferencia de quienes utilizan la escalera. Todo lo contrario de lo que ocurre con una intervención como la de la rampa para todos.
Pero la realidad es que esa rampa se diseña al lado de la escalera visibilizando el hecho de que no todos pueden acceder de la misma manera a los distintos niveles del espacio urbano. Es en este sentido que esa rampa -al lado de la escalera- pone en evidencia la desigualdad en la ciudad. Si bien el diseño de la rampa aporta a resolver las diferencias de nivel, corrigiendo una situación de acceso que no resuelve el diseño de la escalera, es una medida paliativa que se transforma en un “parche” al proyecto de origen de ese espacio urbano y arquitectónico. Estas intervenciones en nuestros territorios son un reflejo de cómo entendemos el mundo, cómo lo representamos y cómo influimos en él (Beveridge y Koch 2017).
En este sentido, resulta fundamental para nuestro argumento subrayar que la intervención de la escalera más la rampa a su costado, instituye realidad, vale decir, esta intervención hace pensable y gestionable la realidad (Augé 1999) y hace que los efectos representacionales se vuelvan también efectos pragmáticos. La intervención de la escalera más la rampa a su costado lleva a pensar y reforzar la existencia de dos modalidades de uso, la existencia de individuos que deben ser asistidos por sus maneras diferentes de hacer las cosas.
Desde la gubernamentalidad foucaultiana (1994, 2006) podemos entender lo anterior como una intervención destinada a guiar y controlar a la población, con el objetivo de que discapacitados y no-discapacitados hagan lo que les corresponde, de la forma que les corresponde, en el lugar y mediante las infraestructuras que les corresponden.
Aquí la idea de la “ciudad con rampa”, en tanto ciudad que borra las escaleras, constituye una metáfora para aludir a un modo concreto de enfrentamiento y reducción de las desigualdades. Una ciudad que considera la rampa como una solución igualitaria para permitir que todas y todos puedan acceder a los distintos niveles de la ciudad y que, de esta forma, instale la referencia a la comunalidad de usos de los espacios urbanos.
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Referencias
AUGÉ, M. (1999) Los no-lugares. Barcelona: Gedisa.
BEVERIDGE, R. & KOCH, P. (2017). What is (still) political about the city? Urban Studies Vol. 54 (1) 62-66.
BUTLER, J. (2017). Cuerpos aliados y lucha política. Barcelona: Paidós.
DESROSIERES, A. (2004). La política de los grandes números. Barcelona: Melusina.
FOUCAULT, M. (1994). Hermenéutica del Sujeto. Madrid: La Piqueta.
FOUCAULT, M. (2006). Seguridad, territorio y población. Buenos Aires: Fondo de cultura económica.
MINVU (2016). DTO-50 04-MAR-2016 MINISTERIO DE VIVIENDA Y URBANISMO – Ley Chile – Biblioteca del Congreso Nacional. [online] Ley Chile – Biblioteca del Congreso Nacional. Disponible en: https://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1088117&idParte=9680536&idVersion=2016-03-04 [Accessed 28 Aug. 2019].
SILVA, R., GAETE, M., & CAMPOS, L. (2019). Inclusividad y arquitectura. Perspectivas actuales sobre una relación incipiente.. AUS [Arquitectura / Urbanismo / Sustentabilidad], (25), 62-67. doi:10.4206/aus.2019.n25-10
Entrevista Carme Miralles-Guasch: "Tenemos que repensar las dimensiones de la propia ciudad, haciendo ciudades más mixtas y multifuncionales, donde los orígenes y destinos tengan distancias recorribles"
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Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Arturo Orellana, Director de la Revista Planeo]
Carme Miralles-Guasch es doctora en Geografía y profesora titular de Geografía humana en la Universidad Autónoma de Barcelona. Participa como docente en programas de doctorado y en posgrados en distintas universidades españolas y extranjeras. Ha dirigido numerosos proyectos relacionados con la movilidad y el transporte en ámbitos urbanos y metropolitanos. Entre 2004-2008 ha sido la directora del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB). Ha publicado artículos en revistas de reconocimiento internacional y libros especializados, entre los que destaca Ciudad y transporte. El binomio imperfecto, publicado por Ariel y galardonado con el premio Joan Sardà que otorga la Revista Económica de Cataluña.
Im1_ Carme Miralles / Fuente: www.horapunta.tmb.cat
¿A partir de qué momento el concepto de movilidad se posiciona en el debate actual como un factor esencial para determinar la calidad de vida en la sociedad? ¿Y por qué emerge, por qué no hablamos de accesibilidad, por ejemplo, en vez de movilidad?
Entre finales de los noventa y principios del siglo XXI. El término de movilidad se sitúa cuando cambiamos el sujeto de análisis. Durante todo el siglo XX habíamos focalizado nuestros estudios en los transportes, en sus infraestructuras y servicios, es decir, en la oferta. Y en un momento determinado pensamos que con la oferta no teníamos suficiente, debíamos integrar a la demanda como aquella que debe guiar los análisis y políticas públicas, porque a través de esta podemos determinar los desplazamientos en la ciudad.
¿Por qué no accesibilidad? Porque al menos en ese momento, en el norte, era un concepto que estaba muy relacionado con personas con alguna dificultad de movimiento, un término nos remitía a la accesibilidad universal.
En las conferencias y trabajos que has ido publicando en esta materia hablas de movilidad activa. ¿Cómo entendemos este concepto?
La movilidad hace referencia a los tipos de transporte que utilizamos cuando nos desplazamos, cuando le ponemos “activo” estamos enfocándonos en los desplazamientos a pie y en bicicleta, es decir, aquellos en los que uno mismo se transporta, en los que hay una actividad personal e individual en el hecho de desplazarse.
¿Pero esta movilidad activa uno la puede entender ajena a los medios de transporte?
La movilidad activa remite a dos medios de transporte: ir andando y en bicicleta, que es cuando nos mantenemos activos en el momento de desplazarnos. De hecho, este término ha cambiado: antes la distribución modal se repartía en tres grandes bloques: transporte privado, transporte público y transporte no motorizado, y precisamente este último hacía referencia al andar a pie y en bicicleta. Ahora el término ha cambiado al de transporte activo, porque hace mucha más referencia a la actividad física relacionada con la salud.
Cada uno de nosotros, como parte de una sociedad, tiene derechos y deberes. ¿Cómo se conjugan ambas cosas desde el punto de vista de la movilidad? Es decir, ¿cuáles son nuestros derechos y deberes en materia de movilidad activa?
Primero debemos saber que la movilidad activa es la que menos contamina, así como la que menos recursos no renovables y espacio público utiliza, por lo cual, dentro del paradigma de la sostenibilidad y de la emergencia climática en la que estamos situados, es la que debemos priorizar más. Por tanto, tendríamos el derecho de utilizarla e incluso el deber de hacerlo. Así como el derecho de poder ir andando a pie y en bicicleta de forma confortable en nuestros desplazamientos cotidianos, por lo que la ciudad nos tendría que ofrecer esa posibilidad. ¿Qué es lo que pasa en este momento? Estamos en un cambio de paradigma, en un cambio de coordenadas urbanas y ambientales. Lo que nos valía hace cincuenta años ahora ya no nos vale, sin embargo, al estar en una época de transición, aunque queramos usar esos medios de transporte existen partes de las ciudades que no nos permiten hacerlo porque sus espacios públicos aún no están formalizados dentro de este nuevo paradigma.
En segundo lugar, esas movilidades activas tienen un rango de velocidad que va de 4 km/h (a pie) a 15 km/h (en bicicleta). Ese rango de velocidad requiere que los orígenes y los destinos, utilizando estos medios de transporte, no puedan ser enormes. Si yo pongo los lugares de trabajo muy lejanos a los de residencia nunca podré utilizar transporte activo, no me va a dar el tiempo. Entonces no es solamente hacer ciclovías o aceras cómodas para caminar, ni que la ciudad nos ofrezca una seguridad integral en estos desplazamientos. No es sólo eso, sino tenemos que repensar las dimensiones de la propia ciudad, haciendo ciudades más mixtas y multifuncionales, donde los orígenes y destinos tengan distancias recorribles a esas velocidades.
En ese sentido, parece ser que en Europa nos llevan una ventaja importante en la materia respecto a Latinoamérica. A tu juicio, ¿qué factores son los que determinan que la movilidad sea en Europa un tema con mayor agenda o importancia en la agenda pública actualmente?
Yo creo que Europa le lleva ventaja porque no transformó tanto sus ciudades en la Modernidad. Eso hace que las ciudades o partes de muchas de las ciudades europeas aún sean caminables. En cambio, en Latinoamérica esas ciudades desaparecieron, quedaron enterradas en medio de autopistas urbanas o bajo una inseguridad en la que se hace imposible caminar por ellas. Pero actualmente en las ciudades latinoamericanas la movilidad es un factor que está presente de forma central en sus agendas académicas y políticas. Lo que pasa es que nada en la ciudad es inmediato, entonces, la ubicación de la movilidad en las agendas públicas por sí, no hace que las ciudades se transformen al instante, aunque sí presentan cambios en este sentido.
A propósito de la Modernidad, esta y en especial el desarrollo tecnológico buscan en teoría simplificarnos la vida, ya sea a través del teletrabajo, transportes que reducen nuestros tiempos de viaje (como el tren bala), grandes infraestructuras para el comercio y el entretenimiento -aprovechando las economías de aglomeración- o aplicaciones diversas que dan servicio de mensajería, entre otras. En un escenario en donde la Modernidad tiene como factor significativo a la tecnología ¿cómo es que esta afecta a la movilidad activa?
Recordemos, la movilidad activa se refiere a los desplazamientos que utilizan dos medios de transporte y nada más. Todas las tecnologías que nos ahorran ciertos desplazamientos nos incrementan otros. Por ejemplo, nos ahorran algunas compras o algunas gestiones administrativas, es cierto, pero a la vez incrementan nuestro nivel de información y al tener más información se generan más actividades fuera de nuestras casas. Por tanto, las nuevas tecnologías no disminuyen desplazamientos, sino transforman los motivos que nos hacen salir de casa.
En esta visión que planteas, todo debiera estar a favor de promover a la movilidad como un factor determinante en la política pública y particularmente a la movilidad activa, ¿pero debe haber alguien a quien le favorece tener una sociedad sedentaria y carente de una cultura de movilidad? Si es así, ¿a quién favorece?
Buena pregunta, ¿a quién favorece que estemos aislados? Porque la movilidad en sí misma no tiene ningún valor, desplazarnos por desplazarnos no nos genera nada más a no ser que lo relacionemos directamente con la salud pública y sea un desplazamiento a pie o en bicicleta, en el que generamos una actividad física que beneficia en sí misma. Pero si no es en este contexto, ¿por qué son importantes los desplazamientos? Lo son porque a través de ellos se genera comunidad y sociedad, es cuando nos encontramos con otra gente, cuando podemos ir a trabajar o ir a ver libros en las librerías. Pero es cierto que desde el siglo XX hay una tendencia que nos aísla, que nos separa de nuestras unidades familiares o no nos permite encontrarnos con nuestros semejantes, sean conocidos o no. Es una pregunta que me he hecho muchas veces ¿a quién favorece esto? A nosotros no, a las personas no, porque las personas no somos animales aislados, somos animales sociales. Entonces cuando nos aíslan nos empequeñecen, limitan, decrecen. Es una estrategia que las ciudades no sean comunidad, que separen a sus ciudadanos en unidades muy pequeñas, que no creen espacios donde puedas encontrarte a gente que es distinta a ti. No sólo son ciudades frágiles, sino sociedades frágiles. Y eso es una intención, una intención política. Por tanto, la movilidad no solo es una actividad cuantitativa donde sumamos los distintitos desplazamientos; eso es una parte, pero lo importante de entender es cómo a partir de la movilidad entendemos a las sociedades a través de sus ciudades.
¿Consideras que en el futuro que nos espera las nuevas generaciones serán más o menos sedentarias y de qué depende eso?
Considero que van a ser menos sedentarias, porque ya nos estamos dando cuenta que tenemos que vivir en sociedad, y que vivir en sociedad significa encontrarnos a aquellos que no son iguales que nosotros. Esto implica levantarse del sofá, caminar, ir en bicicleta, encontrarnos y hablarnos frente al sedentarismo; no en el sentido estricto de inactividad física, sino también en un sentido social y emocional. Por ello espero, o deseo, que las nuevas generaciones serán menos sedentarias.
ENTREVISTA A GEORGINA ISUNZA: “LA CRISIS DE MOVILIDAD AFECTA A TODOS, PERO NO POR IGUAL”
VerENTREVISTA A GEORGINA ISUNZA: “LA CRISIS DE MOVILIDAD AFECTA A TODOS, PERO NO POR IGUAL”
Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Arturo Orellana, Director de la Revista Planeo]
Georgina Isunza Vizuet es doctora en Planificación Territorial por la Universidad de Barcelona, economista por la Universidad Nacional Autónoma de México y profesora-investigadora del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales del Instituto Politécnico Nacional de México. Actualmente es profesora-investigadora del doctorado en Innovación en Ambientes Locales y de la Maestría en Economía y Gestión Municipal.
Im1_ Giorgina Isunza / Fuente:Instituto Politécnico Nacional
¿Cómo le explicarías a un ciudadano (a) cualquiera lo que debe entender por el concepto de movilidad?
En primer lugar, la movilidad es un hábito cotidiano de desplazamiento, una práctica reiterada y, por lo tanto, se relaciona con el transporte, pero también con referentes territoriales y personas que se cruzan cotidianamente en nuestros itinerarios. Generalmente, esos desplazamientos se originan y terminan en el hogar: el principal referente socio-territorial para la realización de un viaje. La movilidad implica tiempo, un tiempo obligado que empleamos para llegar a nuestros diferentes destinos, así como implica recorrer distancias en uno o varios modos de transporte, sean estos públicos, privados, motorizados o no, incluso, caminando. La movilidad nos expone a diferentes experiencias de viaje que pueden afectar nuestra calidad de vida.
¿Por qué crees que la cuestión de la movilidad está más presente que nunca en el debate de la ciudad?
La movilidad está inserta con mucha fuerza en el debate público de la ciudad por varias razones. En primer lugar, es un elemento de articulación territorial que se relaciona íntimamente con el espacio público, tanto con los derechos y obligaciones de los ciudadanos. Para dar alguna idea de la importancia de la movilidad en las grandes aglomeraciones urbanas, como es la propia Ciudad de México y su Área Metropolitana, la encuesta origen-destino aplicada en 2017 registró 15.6 millones de personas que realizaron al menos un viaje entre semana, lo que equivale al 80% de la población de 6 años y más. La cantidad de personas que se desplazan diariamente por la ciudad están expuestas a un gran conflicto urbano por el espacio público: congestionamientos viales, empleo de tiempo, esfuerzo y estrés implicados en los mismos, así como la exigencia de llegar a tiempo a sus destinos. Poco se ha explorado este impacto del estrés cotidiano en la productividad laboral o como parte del efecto de la movilidad cotidiana en la salud pública.
Por otro lado, el transporte público en general es ineficiente y no se distribuye de manera que permita la accesibilidad, conectividad, seguridad y confort, atributos de una movilidad urbana sustentable. Además, en las grandes aglomeraciones del planeta existe una preocupación derivada de las emisiones de gases de efecto invernadero, cuya fuente principal es el transporte motorizado. Como dato ilustrativo de esta situación puede reconocerse que en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se registraron en 2018 cerca de 10 millones de vehículos automotores en circulación. El 53% de los hogares disponía de al menos un vehículo para transportarse, el 77% de un automóvil particular y el 36% de bicicleta. Estos datos dan cuenta de una ciudad bastante motorizada y, en consecuencia, de contingencias ambientales recurrentes que afectan la salud pública y ponen en cuestionamiento la capacidad de gestión de los gobiernos locales o del gobierno de la Ciudad de México. En pocas palabras, podríamos decir que existe un acceso inequitativo a los beneficios de la ciudad, derivado no solo de la desigual dotación de infraestructuras y de sistemas de transporte, sino también de los procesos de segregación residencial asociados al modelo de urbanización dispersa que está predominando actualmente en varias ciudades latinoamericanas. Estos rasgos también sugieren que la movilidad urbana está atravesando una crisis severa.
Particularmente en el caso de Ciudad de México ¿Cómo se expresa el problema de la movilidad? ¿Cómo afecta a los ciudadanos? ¿Los afecta a todos por igual?
La crisis de movilidad afecta a todos, pero no por igual. Afecta más a quienes tienen que desplazarse a través de grandes distancias en un transporte público ineficiente, insuficiente, inseguro, no confortable. A las mujeres -expuestas a diversas formas de violencia-, a las personas con alguna discapacidad o a los adultos mayores que van perdiendo su movilidad, personas que de por sí enfrentan algún tipo de exclusión. Afecta más a las personas que viajan cotidianamente en el transporte público que a quienes se desplazan en su automóvil particular, puesto que están más expuestas a asaltos y a la inseguridad que prevalece en la ciudad. Igualmente, a quienes residen lejos de su lugar de trabajo o cuyos hogares se ubican lejos de los beneficios de la centralidad urbana. También tiene una afectación a las empresas, porque la frecuencia de retardos de sus trabajadores tiende a aumentar. Los repartidores de mercancías recorren itinerarios más complejos e inseguros, lo que implica mayores tiempos y costos de operación, así como impactos en sus sistemas logísticos. Pero indudablemente, uno de los efectos más graves es el consumo energético implicado en la operación cotidiana del transporte público y privado.
¿Consideras que el tema de movilidad también tiene un carácter segregador en la sociedad? ¿Por qué?
Sí, creo que la segregación es un tema muy vinculado a la movilidad. Se relaciona con el modelo de urbanización basado en la construcción de enormes conjuntos habitacionales, principalmente en la periferia urbana -cada vez más lejana- en donde las grandes empresas inmobiliarias disponen de suelo a bajo costo, proveniente de agricultores arruinados. Gran parte de los nuevos residentes de esos conjuntos habitaciones provienen de áreas centrales e intermedias de la gran ciudad, esto implica severos problemas porque generalmente se construye vivienda, pero no se construye ciudad; es decir, dichos espacios están desprovistos de conectividad, accesibilidad, infraestructuras o servicios de transporte eficientes, lo que representa severos obstáculos al ejercicio de sus derechos ciudadanos: el derecho al espacio público, a un medioambiente sano, al uso de su tiempo y a los beneficios de la ciudad, en general.
¿Tú crees que cuando se avanza en mejoras en los sistemas de transporte público se mejora lo relativo a la movilidad? ¿Por qué?
Se ha avanzado por parte de los gobiernos en fortalecer la gestión de una movilidad urbana sustentable e incluyente como parte de los acuerdos internacionales fundamentalmente derivados de Hábitat III, sin embargo, estos avances no son suficientes. Parece ser que se ha adoptado solamente el discurso, pero existen muchas dificultades, inercias y factores estructurales cuya reversión implicaría una construcción social de largo plazo y alcance. Se avanza, por ejemplo, en colocar a la movilidad más allá del transporte, como parte de un derecho a la ciudad; en poner en marcha programas de bicicleta pública; convertir vialidades en calles exclusivamente peatonales; construir algunos parques lineales que permiten una noción de ciudad completa en donde los peatones y ciclistas transitan de manera más segura. También se avanza en reconocer e incorporar en el transporte público algunos dispositivos para personas con discapacidad o personas con problemas de movilidad: algunas rampas en autobuses articulados o elevadores en el metro. En el mismo sentido, es importante identificar que se reconoce la problemática de la movilidad cotidiana y de los derechos que portan los diferentes grupos sociales que la ejercen; sin embargo, esta gestión de la movilidad y del transporte público avanza a cuentagotas, se torna insuficiente para revertir los graves efectos del modelo de urbanización adoptado, frenar la creciente motorización, desincentivar el uso del automóvil privado, proporcionar condiciones seguras y saludables para el desplazamiento de los ciclistas y peatones e, incluso, para fomentar la actividad económica local, la cual representa un elemento de proximidad que tendería a oponerse al paradigma de la velocidad y las grandes vialidades. Al respecto, debe considerarse que la proximidad es importante al generar condiciones para la construcción de espacios de vida cercanos al hogar.
Por otro lado, se cuenta con evidencia de una crisis ambiental creciente y de que los gobiernos no cuentan con las suficientes competencias y atributos para manejar esta crisis; se ven rebasados en su afán de frenar los efectos ambientales. Adicionalmente, prevalece una desarticulación de los programas de movilidad con otros programas y agencias gubernamentales que podrían tratar de manera transversal este problema tan complejo que se relaciona con la economía de la ciudad, contaminación del aire, salud pública, educación ambiental, seguridad pública y perspectiva de género, por citar solo algunos.
¿Cómo puede aportar una perspectiva de género en el diseño de políticas públicas hacia la movilidad? ¿En tu país crees que es urgente? ¿Por qué?
La perspectiva de género no ha sido enfrentada de manera adecuada en México. En general, enfrentamos un gran problema de violencia, especialmente hacia las mujeres, la cual se traduce en un incremento alarmante de feminicidios. Este panorama llega al transporte público, en donde viajamos las mujeres. De las 15.6 millones de personas que viajan diariamente en la ZMVM, el 50.6% somos mujeres; el 67% de las que utilizan diariamente el transporte público dicen haber sido víctimas de alguna forma de agresión sexual: acoso, groserías, fotografías sin consentimiento y otras más violentas como el maltrato físico o el tocamiento, de acuerdo con un estudio del Gobierno de la Ciudad de México a través del Instituto de la Mujeres. Si bien se han instrumentado algunas medidas como la puesta en marcha del autobús exclusivo para mujeres -como el autobús rosa-, la apertura de una sección exclusiva del metro para mujeres o la dotación de un silbato en caso de que la mujer sea víctima -esto es, para llamar la atención-, estos mecanismos han resultado insuficientes. Esto es un ejemplo de que en el transporte público se refleja la violencia y el deterioro social que prevalece en la ciudad. El tema de la violencia en el transporte público se debe tratar de manera transversal: es un tema de seguridad ciudadana, de género y derechos sociales, pero que también habría que abordar en función de las distintas necesidades de los grupos sociales, para garantizar el derecho y la inclusión.
¿Podría decirme finalmente cuándo la movilidad se hace parte sustantiva del derecho a la ciudad?
Desde el momento en que la crisis ambiental de escala planetaria -consecuencia del cambio climático- obliga a las naciones a colocar en la agenda de las ciudades el tema de la movilidad. De ahí emana, por ejemplo, la Carta del Derecho a la Ciudad -en Barcelona, 2012- o los acuerdos de Hábitat III plasmados en la Nueva Agenda Urbana, en donde se establecen diversos acuerdos relacionados con la movilidad urbana sostenible e inclusiva: impulsar infraestructuras de transporte público accesible, seguras, eficientes, asequibles y sostenibles; fomentar las opciones no motorizadas como la circulación peatonal y en bicicleta. Al respecto, en la Ciudad de México se han desarrollado programas y cambios importantes, por ejemplo: antes, quien se encargaba de los problemas de movilidad era la Secretaría de Transporte y Vialidad, es decir, se consideraba a la movilidad como parte del transporte. Ahora, se ha avanzado en reconocerla como un derecho a la ciudad, en tanto se ha plasmado en programas y políticas orientados a modificar los hábitos de movilidad y el comportamiento del viaje con la finalidad de aumentar la eficiencia del transporte público. Asimismo, en el impulso de los desplazamientos alternativos no motorizados de corta distancia que fomentan la proximidad, como es el caminar o el usar bicicleta; o el fortalecimiento el transporte público masivo por sobre el privado y la generación de esquemas de calles caminables, completas, etc. Sin embargo, como mencionaba anteriormente, considero que, si bien son proyectos que se han instalado en las agendas y han generado acciones, para revertir los efectos de una movilidad perniciosa se requiere una gran participación de la ciudadanía, educación ambiental, combate a la violencia y políticas urbanas transversales.
Otras maneras de abordar la ciudad: la movilidad activa de las mujeres como experiencia urbana
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Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Juliana Rocha, Magister Proyecto Urbano UC, Miembro CMlab UC, Co-creandora de Ciudad de Trapo]
Resumen: Moverse a través de caminatas, el temor al crimen y la necesidad en adoptar medidas precautelares cuando se desplazan, limita el dónde, el cuándo y el cómo se mueven las mujeres por la ciudad. Generalmente la movilidad femenina en el contexto anteriormente mencionado es motivada por actividades de cuidado del hogar y de la familia, ocurre en el propio barrio donde viven, o en su entorno inmediato. El tipo de movilidad realizado por estas mujeres apunta a recorridos no tan prefijados y constantes, sino a recorrido más espontáneos; y, así como los tiempos de viaje, estos movimientos están estructurados con relación a sus necesidades y la necesidad de los que dependen de ellas. La movilidad activa de las mujeres como experiencia urbana es una potente forma de abordar la ciudad y también una nueva forma de aportar a los estudios de género.
Palabras claves: movilidad activa, género, habitar la ciudad.
Im1: Collage movilidad femenina en El Bosque (Santiago, 2018) / Fuente:
Archivo fotográfico de la autora
En “Notas para un análisis cultural de la movilidad como experiencia urbana”, Dhan Zunino (2018) propone examinar la naturaleza de la movilidad y las prácticas y experiencias cotidianas de movimiento de las personas en la ciudad viéndolas como un habitar en movimiento (dwelling-in-motion), referencia a Sheller y Urry (2006) que, en sus escritos sobre el llamado “nuevo paradigma de movilidad”, plantean distintos recursos teóricos para la investigación de la movilidad en el ámbito de las ciencias sociales.
“Moverse es habitar en movimiento” parece una noción interesante al abordar la ciudad (o más bien lo urbano) y su impacto en la calidad de vida de las personas, por poner en evidencia la necesidad tanto de profundizar la noción del sentido del habitar para el entendimiento de lo qué es habitar la ciudad, como también de comprender la movilidad cotidiana de los sujetos como una experiencia de este habitar.
Más allá de ocupar un espacio, habitar la ciudad implica el libre derecho de los habitantes urbanos a construir, decidir y crear la ciudad (Lefebvre, 1967), lo que puede explicarse también por lo que plantea Heidegger en “Construir, habitar, pensar” (1994), al afirmar que nosotros habitamos en nuestro quehacer cotidiano, señalando elementos fundamentales como el “cuidado”, el “arraigo” y el “encuentro” al sentido del habitar; pensar el moverse como una forma de habitar hace que los conceptos de habitar y movilidad se enlacen en el discurso, dando cuenta de tratar la movilidad no solo como objeto de estudio sino también como enfoque teórico-metodológico para comprender fenómenos sociales (Jiron y Imilán, 2018) como las relaciones desiguales de género, por ejemplo.
Abordar el tema de la movilidad activa de mujeres en barrios socio-espacialmente segregados en base a los levantamientos etnográficos permite expandir y complejizar las prácticas que se dan en el espacio urbano. No solo desde la descripción del fenómeno de la movilidad, es decir, mirando las tendencias, conductas y patrones de desplazamiento de estas mujeres. También desde la observación de sus prácticas cotidianas de cuidado, en especial las que se dan en movimiento, para comprender comportamientos sociales en el ámbito de las relaciones desiguales de género. Esto pone al espacio público y sus elementos como agentes significativos de esta estructura.
En un primer acercamiento a la variable de la movilidad asociada a los factores sociodemográficos entregados por la Encuesta Origen Destino Santiago 2012 (SECTRA, 2012), es posible extender el análisis sobre movilidad y transporte a una perspectiva más social[1] y así confirmar que la movilidad cotidiana de fuerte componente peatonal está altamente asociada al contexto socioeconómico en el cual se despliega y que la motivación de estos viajes coinciden, en su mayoría, con actividades otras – que no trabajo y/o estudio – motivadas por las prácticas de cuidado: cuidado del hogar, crianza, cuidado de la salud y actividades de ocio, realización de diligencias, compras etc., supliendo necesidades de la propia mujer y/o de su la familia, reforzando su condición socialmente construida.
De esta manera, la movilidad como objeto aporta al cambio de la noción del viaje cotidiano limitado al tiempo, incorporando este las prácticas sociales y culturales del sujeto al espacio (Jirón y Imilan, 2018). Así es posible comprender que la red de infraestructura que compone la ciudad no sólo es el soporte de la vida en la ciudad, o solo sirve para conectar un punto A al B, sino que produce espacios y experiencias urbanas (Zunino, 2018). Estas experiencias, en el caso de mujeres que viven en comunas de menores ingresos, son más difíciles y a veces limitadas.
El fuerte carácter peatonal de la movilidad de estas mujeres, además de obligarlas a hacer más viajes y experimentar grandes dificultades en la realización de su desplazamiento, o a incorporar múltiples actividades en un único viaje a fin de reducir el tiempo de viaje, las pone en una situación de mayor enfrentamiento con las amenazas del espacio público. Sea por el riesgo de sufrir con el acoso verbal y/o físico en la calle, o por el miedo de que un hecho delictivo común como un robo se transforme en un delito sexual por el solo hecho de ser mujeres. La experiencia cotidiana de estas mujeres al moverse por la urbe, que exige un diseño de rutas y desplazamientos considerando la calidad y condiciones del espacio público en función de una caminata más segura, nos permite problematizar las barreras físicas y simbólicas de la ciudad y cuestionar la manera en que la planificación urbana puede potenciar la desigualdad y exclusión al no considerar los distintos modos de habitarla.
A la vez, el enfoque de la movilidad en las prácticas cotidianas observadas en la caminata de las mujeres permite incorporar dimensiones espaciales a los estudios sociales, como a los estudios de género, por ejemplo, utilizando los mismos conceptos y metodologías aplicadas en la observación de las experiencias de movilidad para debatir las relaciones desiguales de género: el por qué y cómo el asunto de la seguridad en el medio urbano sigue siendo todavía una implicación muy seria en las experiencias de movilidad de las mujeres y a veces un limitante de la accesibilidad urbana de ellas, o como explorar el tema de la seguridad en la calle mediante la dependencia y restricciones es un enfoque paternalista, o indicar incluso que la movilidad segura mediante la autonomía y libertad de la mujer resulta en un proceso de empoderamiento y fortalecimiento de sus capacidades, movilidad, accesibilidad y redes de cuidado, poniéndolas así como parte de la solución y no como causa de los problemas.
La movilidad cotidiana de las mujeres como una experiencia del habitar la ciudad no sólo sirve para problematizar cómo abordar los estudios de movilidad urbana – que por lo general se confunde con los estudios de transporte – incorporándoles relaciones más complejas (sociales, simbólicas y técnicas), sino también nos sirve para extrapolar el análisis de la movilidad, reflexionando sobre ésta desde distintas aristas, sea desde el potencial analítico que entrega las observaciones de las experiencias del moverse, sea por el componente espacial que se incorpora a los estudios de género.
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Referencia Bibliográfica:
Heidegger, Martin: (1994). “Construir, Habitar, Pensar”. En Conferencias y artículos. Barcelona: Ediciones Serbal.
Jirón, P. y Imilan, W. (2018). Moviendo los estudios urbanos. La movilidad como objeto de estudio o como enfoque para comprender la ciudad contemporánea.
Mansur Garda, Juan Carlos. (2017). Habitar la ciudad. Revista de filosofía open insight, 8(14), 9-24.
Sectra. (2012). Encuesta Origen Destino de Viajes 2012 de Santiago. (Santiago).
Sheller, M., & Urry, J. (2006). The new mobilities paradigm. Environment and planning A, 38(2), 207-226.
Urry, John. (2007), Mobilities. Cambridge, Polity.
Zunino Singh, Dhan. (2018). Ciudades, prácticas y representaciones en movimiento. Notas para un análisis cultural de la movilidad como experiencia urbana. Tempo Social, 30(2), 35-54.
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Notas
[1] Los datos entregados por la Encuesta Origen Destino Santiago 2012 (SECTRA, 2012) informan que 38,5% del total de los viajes generados en un día hábil en la Región Metropolitana se refieren a los viajes no motorizados – a pie o en bicicleta – y que los viajes efectuados exclusivamente a pie es el modo más usado – aproximadamente 35%. La caminata es también el modo de transporte más empleado en los viajes con propósitos otros que no trabajo y/o estudio, y en los sectores Sur y Poniente de la ciudad – sectores de mayor vulnerabilidad socioeconómica – llega a sobrepasar el uso del transporte motorizado.
LA PRODUCCIÓN DE LA MOVILIDAD URBANA ACTIVA EN LA CIUDAD DE LIMA: UNA EXPERIENCIA DESDE EL GÉNERO
VerLA PRODUCCIÓN DE LA MOVILIDAD URBANA ACTIVA EN LA CIUDAD DE LIMA: UNA EXPERIENCIA DESDE EL GÉNERO
Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Franco Antunez Evans Morales, Sociólogo por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Perú, asociado a TODO SOCIAL E.I.R.L]
Resumen: La movilidad urbana representa un elemento estructurador de la vida cotidiana, vinculada a un conjunto de prácticas de desplazamiento en el territorio para la satisfacción de necesidades, no obstante, dicho fenómeno no es homogéneo ni posee los mismos fines en todos los estratos socioeconómicos y en las relaciones de género principalmente en Lima Metropolitana. Este escrito reflexiona sobre las implicancias que tiene el género dentro de las capacidades de desplazamiento y movilidad que tienen las mujeres para los fines productivos y reproductivos.
Palabras claves: movilidad urbana, género, mujeres.
Im1: La deriva situacionista / Fuente: Beto López (2019)
El desarrollo de políticas urbanas y de ordenamiento en el territorio sumados a los cambios demográficos, sociales y económicos implementados en el Perú han ocasionado que las estructuras de las ciudades transiten por mutaciones a nivel físico y urbano, generando ciertos fenómenos como la dispersión urbana y la fragmentación socioespacial, donde ciertas actividades zonificadas se concentran exclusivamente en determinados espacios y áreas de la ciudad. Dicha situación presenta implicancias y efectos en los peatones, residentes y ciudadanos(as) de los distintos sectores de la ciudad, no solo a nivel social y económico, sino también en el desplazamiento y en la experiencia de la movilidad placentera.
Parte del derecho a la ciudad precisamente es la capacidad para movilizarse y desplazarse por los espacios locales y metropolitanos, aquí la figura del peatón se convierte en el actor básico para descubrir y hacer suyo el espacio (Vega Centeno, 2003), pues es ya bien conocido que los peatones y ciudadanos(as) organizan su vida cotidiana lejos de sus espacios residenciales, donde si bien el sujeto inserto en la escala local como el barrio o vecindario satisface parte de sus necesidades allí, también el espacio metropolitano se ha constituido en un elemento para desarrollar las dimensiones del ser humano, de hecho tener derecho a la ciudad requiere la capacidad de movilizarse según su propia voluntad o necesidad (Alegre, 2013), más aun en la ciudad de Lima donde existe prioridad por el auto privado y la fluidez de su circulación que en los desplazamientos a pie de las personas.
Según el último informe de Lima Cómo Vamos (2018a) el 81.1% de habitantes en Lima Metropolitana piensa que el principal problema es la inseguridad ciudadana, mientras que el 49.4% considera que es el transporte público, además hay que tener en cuenta que según el último reporte de la Fundación Transitemos existieron aproximadamente 26 millones 709 mil viajes diarios durante el año 2018 en Lima y Callao (Lima Cómo Vamos, 2018b), evidenciando un incremento en los patrones de movilidad activa de las personas, puesto que en el año 2004 el volumen de desplazamiento fue de 16.5 millones de viajes en Lima y Callao (Dextre y Avellaneda, 2014).
La movilidad urbana activa es un elemento ordenador y estructurador de la vida cotidiana que tiene incidencia en la calidad del hábitat urbano de las personas, debido a que no todos ni todas tienen la capacidad de desplazarse por los centros urbanos y espacios locales por factores como la edad, el género, las condiciones sociales, los ingresos económicos o las destrezas físicas, por ende, resulta un elemento con accesibilidad diferenciada (Jirón, 2007). Se suele confundir tránsito con movilidad, mientras el primer concepto busca adecuar al auto como medio de transporte dentro de la circulación vial, la movilidad va mucho más allá, aquí la preocupación no son los medios de transporte, por el contrario el centro de atención se concentra en la persona, discutir cuales son las motivaciones que tienen para desplazarse, las facilidades y dificultades que tienen en sus patrones movilidad, la capacidad de satisfacer sus necesidades mediante el viaje y la autonomía personal (Avellaneda, 2008), bajo la misma perspectiva analítica Gutiérrez (2012) menciona que existe una definición ontológica de la movilidad al considerarla como “una práctica social de desplazamientos en el territorio que conjuga deseos y necesidades de desplazamiento y capacidad de satisfacerlos” (p.67), si bien es una definición que toma como variable al territorio y al espacio, también existe un enfoque teleológico que define a la movilidad como un elemento para conocer las trayectorias personales que buscan concretar sus necesidades personales, poniendo atención efectivamente en la satisfacción de objetivos y fines concretos, más que la preocupación por llegar a lugares. Esta definición es proporcional a lo que expresa Lima Cómo Vamos (2018a) en donde el 49.6% de encuestados(as) afirma utilizar la caminata como medio de desplazamiento para recoger a las y los niños, mientras que el 47.6% va a pie para realizar compras del hogar.
Uno de los factores en los diversos patrones de movilidad entre hombres y mujeres se vincula con las relaciones sociales de género existentes dentro del ámbito doméstico, específicamente con el desarrollo de las actividades productivas, reproductivas y la división de roles en el hogar. Mientras los hombres en su mayor parte realizan desplazamientos hogar-trabajo y trabajo-hogar, las mujeres realizan un conjunto de subregistros en su movilidad cotidiana, vale decir deben dejar a los hijos a la escuela, realizar las compras, ir al centro de salud y que en el trayecto no necesariamente se logren concretar. Dichos patrones de movilidad heterogéneos se sustentan en las relaciones desiguales de poder y en el control de los recursos existentes, situaciones que se exacerban si se toman en cuenta que las desigualdades de género impactan en dimensiones físicas, organizacionales, temporales y socioeconómicas de las mujeres (Jirón, 2007).
Según Lima Cómo Vamos (2018a) el 89% de encuestadas mujeres se desplazan para realizar compras para el hogar, no obstante, son ellas quienes se movilizan en mayor proporción por motivos de compras, asistencia médica y cuidado de los hijos, mientras que son los hombres quienes más se desplazan por fines recreativos, trámites personales o con fines de compañía. Entonces los procesos de movilidad urbana de las mujeres son heterogéneos y están condicionados si bien por la fragmentación del espacio urbano también por las relaciones de poder desiguales dentro del espacio familiar y la inequidad en el control de recursos, teniendo impacto potencial en la percepción y apropiación del espacio público y en las prácticas de desplazamientos generalmente inseguras y vulnerables, ya que muchas de ellas se encuentran expuestas a ejercicios de violencia física y sexual mientras se movilizan por la ciudad.
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Bibliografía
Alegre, M. (2013). Una ciudad al servicio de los autos. Ideele Revista, (229). Recuperado Agosto 2019 de: https://revistaideele.com/ideele/content/una-ciudad-al-servicio-de-los-autos
Avellaneda, P. (2008). Ciudad popular, organización funcional y movilidad. Cuadernos de Arquitectura, (10).
Dextre, J. & Avellaneda, P. (2014). Movilidad en zonas urbanas. Lima, Perú: Fundación Transitemos.
Gutiérrez, A. (2012). ¿Qué es la movilidad? Elementos para (re) construir las definiciones básicas del campo del transporte. Bitácora Urbano Territorial, 2(21), 61-74.
Jirón, P. (2007). Implicancias de género en las experiencias de movilidad cotidiana urbana en Santiago de Chile. Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, 12(29), 173-197.
Lima Cómo Vamos (2018a). Encuesta Lima Cómo Vamos 2018. IX Informe de percepción sobre calidad de vida en Lima y Callao. Recuperado Agosto 2019 de: http://www.limacomovamos.org/cm/wp-content/uploads/2018/12/EncuestaLimaComoVamos2018.pdf
Lima Cómo Vamos (2018b). Evaluando la Gestión en Lima y Callao. VIII Informe de resultados sobre calidad de vida. Recuperado Agosto 2019 de: http://www.limacomovamos.org/cm/wp-content/uploads/2018/11/InformeGestion2017.pdf
Vega Centeno, P. (2003). Movilidad (espacial) y vida cotidiana en contextos de metropolización. Debates en sociología (PUCP), (28), 19-51.
“Pedaleable: movilidad activa para la cohesión social. Repaso de proyectos y experiencias en el ámbito urbano-rural”
Ver“Pedaleable: movilidad activa para la cohesión social. Repaso de proyectos y experiencias en el ámbito urbano-rural”
Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Diego García Guerra y Alejandra McMillan Castañeda, arquitectos, Fundación Pedealeable]
Resumen:
Pedaleable nace como corporación en el año 2013 como una respuesta natural a las nuevas exigencias de una ciudad que comenzaba a tener auge en la movilidad activa. Cada vez más viajes en bicicleta son realizados a diario en Santiago; sin embargo, no siempre se cuenta con la infraestructura suficiente para lograr una experiencia segura y eficiente para consolidar a la bicicleta como medio de transporte. Es ahí donde Pedaleable busca incidir con proyectos, gestión entre distintos actores, campañas de difusión y educación, etc., que ayuden a transformar la manera de desplazarnos y vivir nuestro entorno. Además, estamos convencidos de que las regiones son la clave del desarrollo del país, por lo que se ha puesto especial énfasis en proyectos que contribuyan al desarrollo de las áreas rurales, brindándoles una mejor conectividad, reactivando su economía local y potenciando la biodiversidad con el paisaje natural. En este contexto se hará un breve repaso de algunos proyectos e intervenciones en las que se ha participado, el aprendizaje que ha dejado cada uno y los retos hacia el futuro que tendrá la corporación.
PALABRAS CLAVE: movilidad, bicicleta, infraestructura, reciclaje, territorio, medio ambiente.
Mapocho Pedaleable, el origen de la fundación.
La génesis de Pedaleable, en 2013, se gesta en un espacio de cowork ubicado entonces en la comuna de Providencia, donde profesionales de distintas áreas que se encontraron en ese tiempo y espacio, decidieron trascender al ámbito académico del proyecto de título de uno de ellos, proponía la creación de una ciclovía en el costado sur del río Mapocho. Con este afán se conformó la nueva corporación y se comenzó a desarrollar un proyecto mucho más ambicioso. El proyecto Mapocho Pedaleable es una propuesta para rehabilitar la caja del río Mapocho como un corredor urbano para medios de transporte no motorizados. El objetivo es doble:
1) Recuperar un lugar abandonado como espacio público ciudadano, ofreciendo una infraestructura de traslado más amigable y eficiente para peatones y ciclistas; y
2) Crear un parque fluvial inundable dotado de servicios para conectar la ciudad y las personas a través del río.[1]
El proyecto contempla una longitud total de 5.1 kms, abarcando desde la Estación Mapocho al poniente, hasta el Costanera Center en el oriente considera además, 9 accesos en distintos puntos con escaleras y rampas, lo que garantiza una accesibilidad universal al río.
En el año 2014 Pedaleable obtuvo el Primer Lugar en el Tercer Concurso de Proyectos de Desarrollo Urbano e Inclusión Social de la Corporación Andina de Fomento (CAF), logro que permitió obtener de los recursos necesarios para desarrollar todos los estudios de factibilidad y detalles técnicos que permitieron levantar el proyecto Mapocho Pedaleable y gestar el movimiento ciudadano que derivó en una serie de activaciones e intervenciones, de las cuales, la más conocida es, sin duda, la activación YO VIVO MAPOCHO, que se desarrolló cada año entre el 2013 y 2016. Este proyecto piloto, que buscaba testear y socializar el proyecto Mapocho Pedaleable, consistió en abrir el río al público con rampas y escaleras provisorias; además, se lograron pavimentar 3km gracias al apoyo de la empresa Bitumix. Cada año que se abrió el río por unos días, aumentó progresiva y considerablemente la cantidad de personas que hicieron uso de esta infraestructura temporal, con lo que se corroboró la creciente necesidad de la ciudad de hacer uso del río como espacio público y de movilidad activa para la ciudad.
Im. 1. Mejoramiento pavimento para evento #YoVivoMapocho2016, Autor: Carlos Hevia Riera.
En el año 2016, se realizó en Santiago el V Foro Mundial de la Bicicleta, por lo que se aprovechó este evento como oportunidad para lograr abrir el río durante 6 días, más que cualquiera de los años anteriores, lo que convirtió al Mapocho en el espacio central de las actividades desarrolladas en dicho foro. Consecuencia del impacto mediático de esta actuación, el proyecto recibió prioridad presidencial con el apoyo de la entonces presidente Michelle Bachelet. En ese momento tan optimista, se creyó que el proyecto iba a desarrollarse de manera completa y satisfactoria. Sin embargo, poco después, el proyecto entró en un difícil proceso de estancamiento donde además se corrompieron las intenciones originales, politizándose de una manera tal, con el resultado que Santiago aún no tiene un Mapocho Pedaleable. Entendemos que esta iniciativa trasciende a la gestión de una sola organización y que se requiere de la voluntad política y participación de muchos actores, por lo que esperamos que en un futuro cercano se logre consumar este proyecto tan importante para la ciudad.
De lo urbano a lo rural, Elqui Pedaleable
Una vez terminada la experiencia de un proyecto urbano, la organización decide trasladarse al norte del país, específicamente al Valle del Elqui, zona privilegiada por su clima, geografía y paisaje. Ahí se identificó el gran potencial del antiguo ramal de tren La Serena a Rivadavia, el cual cuenta con una extensión de 90 km. En la actualidad, se encuentra desmantelado y funciona solo como una vía de servicio en gran parte de su trazado.
Gracias a la subsecretaría de Turismo, pudimos hacer un estudio de prefactibilidad, para estudiar el estado actual a través de un levantamiento técnico, social y patrimonial. Encontramos un enorme potencial de transformación de infraestructura ferroviaria en desuso en un nuevo corredor verde o vía verde que permite conectar diversas localidades a lo largo del trazado de tren que se encuentra desvinculado por la ausencia del ferrocarril.
Esta experiencia nos permitió percibir con otros ojos el territorio, ya que identificamos diferentes ámbitos en donde la movilidad cabe gracias a la creación de infraestructura de movilidad activa o no motorizada. El rescate patrimonial de estaciones, puentes y túneles, la democratización de los desplazamientos, el vínculo con el medio ambiente, nuevos emprendimientos asociados a servicios de cicloturistas y baja huella de carbono en los traslados hacen que este proyecto se pueda abordar desde diferentes perspectivas.
Im. 2. Señalética y activación de la ruta, Autor: Pedaleable.org
Una vez identificado el territorio, procedimos a evaluar la viabilidad de prototipar tramos en buena condición y cercanos a localidades que pudieran utilizar esta nueva vía. El gran problema que tiene este trazado es el Embalse Puclaro, que divide en 2 partes el ramal, volviéndose un importante obstáculo en esa parte del trazado. Tomando en cuenta esas dificultades, decidimos desarrollar diversas actuaciones para visibilizar e involucrar a la ciudadanía a recuperar la antigua vía como una ciclovía que integre y vincule al Valle del Elqui en sus primeros 90 kilómetros. Desarrollamos cicletadas nocturnas para potenciar el valor astronómico que tiene esa zona, jornadas de limpieza y construimos en El Molle una estación de la biodiversidad, permitiendo dar a conocer las especies de flora y fauna que acompañan el paisaje del territorio estudiado. El aprendizaje fue el factor ambiental y de biodiversidad que tiene este tipo de proyectos, virtudes de otros ramales a lo largo del país que pueden ser transformados bajo la misma operatoria realizada en el Elqui Pedaleable.
Plan nacional de Vías Verdes
Después de comprender el potencial que tienen las infraestructuras ferroviarias en desuso, decidimos estudiar el territorio nacional para hacer un catastro de la situación actual de la infraestructura ferroviaria en Chile, indentificando más de 3500 kilómetros en abandono y 2000 kilómetros en operación, desde Arica hasta la isla grande de Chiloé. Por lo tanto, se identifica un enorme potencial para desarrollar Vías Verdes.
La vía verde como primera concepción se registró como una solución de infraestructura con funciones y objetivos asociados a actividades recreativas y conservación ecológica. Durante los últimos 30 años, la idea se ha desarrollado ampliamente añadiendo un componente funcional asociado al transporte orientado a diferentes propósitos e intereses. La recuperación de espacios en desuso para la implantación de vías verdes ha añadido a este concepto otra característica hacia la sostenibilidad. En estos términos, no sólo las áreas naturales tienen que ser vistas como corredor no motorizado o activo, sino también otros espacios adecuados, producto de la infraestructura ferroviaria.
En este ámbito, se pueden identificar muchas experiencias exitosas internacionales, así como organizaciones afines, destacando por ejemplo los casos “Rail to Trails” en Estados Unidos y Vías Verdes en España. Chile, es un país donde el desarrollo ferroviario tuvo su apogeo a finales de 1800 y principios de 1900, cuenta hoy con más de 3.693 kilómetros de líneas ferroviarias abandonadas equipadas con diversas infraestructuras anexas de patrimonio asociado, como estaciones, puentes y túneles. En este catastro se propuso una metodología de evaluación multicriterio[2] diseñada para definir el potencial de las líneas de ferrocarril abandonadas a ser mejoradas y/o transformadas en vías verdes, priorizando al desarrollo social y a la conservación de los ecosistemas. Este primer catálogo se traduce en 56 líneas con un potencial de ser reconvertidas en Vías Verdes, con 3500 kms, desarrollando un plan de 3 etapas con un costo de 420 millones de euros.
Plan nacional ciclista #ChilePedaleable, acercamiento a las políticas públicas en movilidad
ChilePedaleable busca analizar e identificar la infraestructura ciclista de Chile para proponer un plan a nivel nacional que defina e incentive a utilizar modos de transporte activos, creando una red de desplazamientos de corta, media o larga distancia. Se busca, por medio de la tecnología SIG[3], identificar los diferentes tipos de infraestructuras de conectividad terrestre, como autovías, carreteras, caminos de tierra, Vías verdes, senderos, etc.
A su vez, esta investigación analiza las variables relativas al desarrollo territorial que han fomentado el uso y auge de la bicicleta, comprendiendo la evolución de las políticas e iniciativas privadas de países europeos como actores protagónicos en el desarrollo como parte de un sistema integral de movilidad.
Complementariamente al enfoque investigativo, donde la idea es plasmar los beneficios derivados del uso de la bicicleta, esta investigación analiza la red vial de comunicaciones de Chile como oportunidad para que la bicicleta se convierta en un medio de transporte más, permitiendo recorrer de manera segura el territorio nacional.
Una vez identificadas las infraestructuras viales en el territorio, se procederá a definir la Red Nacional Ciclista, Chile Pedaleable (RNC-CHP), a través de un mapa nacional del plan maestro de la propuesta, configurando una serie de recorridos de manera longitudinal y transversal, generando itinerarios nacionales, interregionales y regionales; vías verdes y senderos pedestres, entre otras infraestructuras a reutilizar que conecten y articulen el territorio chileno de manera sostenible.
Comunicación como herramienta de educación
En paralelo al desarrollo de proyectos de movilidad sostenible y reciclaje de infraestructura, Pedaleable se ha dedicado a la divulgación de contenido educativo desde distintas plataformas. Creemos que la educación es la base para cualquier transformación social, por lo que se busca realizar un aporte también en ese ámbito. Una de las campañas educativas más representativas que se han realizado en Santiago es #CompartamosLaCalle, proyecto del año 2014 que se realizó de la mano de la municipalidad de Providencia y con la financiación de la conocida marca Levi’s. El objetivo de esta campaña fue promover el respeto y la empatía entre los distintos modos de transporte, esto a través de infografías que incluían mensajes cortos pero precisos del comportamiento que cada uno debe tener para transitar de manera segura y respetuosa. Se instalaron afiches en la comuna y se realizó una campaña digital en redes sociales que tuvo un gran éxito y que sigue circulando hasta el día de hoy.
Im. 3. Estación de la Biodiversidad del Valle del Elqui, Autor: Pedaleable.org
También se han realizado campañas educativas en región, donde el principal aporte en materia de educación que se ha logrado es, sin duda, un pequeño libro dedicado a la biodiversidad de la zona del valle del Elqui, el cual incluye un levantamiento técnico con ilustraciones artísticas de la flora y fauna endémica del lugar. Esto en el marco del Fondo de Protección al Medio Ambiente, de la Subsecretaría de Medio Ambiente, adjudicado en el 2016, cuyo objetivo es difundir y poner en valor la biodiversidad de la zona. Está dedicado a todo público y ha contribuido a que las personas que habitan y que visitan la comunidad conozcan mejor el entorno natural que las rodea y así tomen mayor conciencia sobre él. Estos son algunos aportes educativos que como corporación buscamos realizar constantemente por convicción propia y también para complementar de manera integral los proyectos de movilidad.
Conclusiones y retos a futuro.
En octubre Pedaleable cumple 6 años de mucho esfuerzo y colaboración en proyectos que, aunque no tienen mucha visibilización, desde nuestro nacimiento podemos constatar cómo se han incrementado las políticas públicas asociadas a la movilidad sostenible, el gran aumento de ciclistas y una mayor preocupación social por el bienestar físico y ambiental de nuestro país, haciendo que nuestro trabajo sea cada vez más valorado por la ciudadanía. Estamos convencidos que debemos seguir trabajando para materializar los cambios y aportar a la sociedad con políticas públicas que apoyen el uso de la bicicleta y proponiendo más proyectos estratégicos orientados al cambio de la mentalidad para convertirnos en un país de referencia a nivel latinoamericano con una política pública asociada a nuevas infraestructuras y más orientado a la movilidad sostenible.
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Notas
[1] www.pedaleable.org
[2] Criterios económicos, sociales, medioambientales y patrimoniales.
[3] Sistemas de Información Geográfica
Caminabilidad e inclusión urbana. Experiencias de mujeres del barrio de San Pablo Xalpa en Azcapotzalco, México.
VerCaminabilidad e inclusión urbana. Experiencias de mujeres del barrio de San Pablo Xalpa en Azcapotzalco, México.
Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Acoyani Adame Castillo, Magíster en Desarrollo Urbano por la Universidad Pontificia Católica de Chile y consultora urbana en WRI México.
Amparo Ortega Gutiérrez, comunicóloga política por la Universidad Nacional Autónoma de México y coordinadora de comunicación de Liga Peatonal A.C.]
Resumen
El programa Caminatas con Perspectiva de Género forma parte del proyecto Caminito de la Escuela, metodología de participación ciudadana para mejorar la seguridad vial en los entornos escolares, impulsado por Liga Peatonal,organización mexicana que busca incentivar la movilidad activa en México. La aplicación del proyecto en San Pablo Xalpa, Azcapotzalco, Ciudad de México, comenzó en 2018 ante la solicitud de madres de familia del jardín de niños Emma Godoy. La principal preocupación de las y los habitantes fue que un acceso a la unidad habitacional fue cerrado para permitir el acceso de vehículos de carga de la empresa multinacional Bimbo. La empresa y autoridades “resolvieron” la problemática colocando un puente anti-peatonal (que limita la accesibilidad) al que se tiene acceso a través de un corredor enmallado, no se implementaron acciones como cruces peatonales a nivel ni reductores de velocidad. Desde ese entonces, se han aplicado auditorías de caminabilidad del entorno escolar a través de sesiones participativas, que ha permitido identificar problemas que afectan las condiciones de seguridad vial y caminabilidad de la zona, los cuales, deben atenderse mediante propuestas de transformación urbanas responsivas al género, que atiendan a la población que camina más en el barrio.
Palabras clave: Caminabilidad, Movilidad Activa Femenina, Metodología de Participación Ciudadana con Perspectiva de Género.
Introducción
Hablar de movilidad activa en México, es enfrentarnos a dos luchas, la del reconocimiento de la movilidad peatonal en la inversión pública y políticas públicas y, reconocer la dimensión de género asociada a ésta. De acuerdo a la Encuesta Origen Destino en la Zona Metropolitana del Valle de México (EOD) 2017, el 47% de los tramos de viaje se hacen en medios no motorizados (caminando o en bicicleta) y el 36.3% se hacen en medios de transporte público colectivo. Además, somos las mujeres, las que más caminamos, por la variedad de motivos de viaje, horarios y por los viajes de cuidado, que es el principal motivo de desplazamiento entre las mujeres de la Ciudad de México (INEGI, 2014). Sin embargo, esta realidad no se ve reflejada, el 74% del gasto público para movilidad está dedicado a infraestructura vial y sólo un 20.89% a movilidad urbana sustentable (Anatomía de la movilidad en México,Hacia Donde Vamos, 2018).
Analizar la movilidad activa en las ciudades también debe considerar todas las dimensiones de la sustentabilidad, como indica Hanson (2010) la medioambiental y económica y la justicia social y la equidad, que en nuestro caso, es reconocer la movilidad con perspectiva de género. Ya que como señala Soto (2018) hay que cuestionar y comprender mejor la interrelación entre la caminata de las mujeres y la sosteniblidad, ya que la movilidad femenina muchas veces no es decisión propia, si no una imposición.
La perspectiva de género en el urbanismo ha demostrado que nuestra experiencia urbana no es neutra, en México, que las mujeres caminemos más se debe a los roles del cuidado que históricamente han sido depositados en nosotras. Madariaga (2009) ha definido la “Movilidad del Cuidado” como el desplazamiento diario asociado con el trabajo del cuidado (salud, compras, visitas, recoger a alguien). En México, la movilidad activa también refleja los altos niveles de desigualdad urbanos y la calidad de la caminabilidad de las mujeres depende de su lugar de residencia. Una mujer de la periferia urbana tendrá pautas diferentes a las de la mujer de un barrio central, por las características del entorno urbano que pueden aumentar o limitar la movilidad a ciertas zonas, horarios y espacios.
La caminata con perspectiva de género realizada el sábado 27 de julio de 2019, tuvo como objetivo identificar las percepciones que tienen las mujeres al caminar su barrio y al utilizar los espacios públicos. La metodología propuesta fue una caminata de ruta cotidiana acompañada de algunas preguntas para reflexionar sobre interseccionalidad del espacio urbano con el género. Caminamos de la vivienda de las vecinas hacia el sector escolar. Las participantes fueron mujeres vecinas, sus hijos, parejas y las Jefas de la Unidad Departamental de Desarrollo Urbano y de Perspectiva de Género. Las experiencias de caminata cotidiana se presentan a modo de relato colectivo.
Análisis de las reflexiones
Im1. Mapeo colectivo de experiencias / Fuente: autor
“Veo más mujeres caminando. Camino diario una hora por necesidad, para llegar al trabajo. Camino a comprar la comida, para recoger a los hijos de la escuela, para hacer ejercicio. Veo a muchas abuelas con sus nietos y pocos hombres jóvenes caminando. Veo a mujeres caminando hacia la universidad, o para tomar el transporte público, el metrobús (BRT)”, mencionan a la pregunta: ¿Veo cotidianamente a mujeres caminando o en bicicleta?
Im2. Recorrido de ruta cotidiana
El espacio que habitamos refleja dinámicas de poder, da prioridades y visibilidad a unos elementos sobre otros, como señala Falú (2014). Por ejemplo, ante la pregunta sobre la infraestructura para el cuidado o esparcimiento ¿Hay espacios para sentarse a darle de comer a los hijos, espacio para una carriola, bebederos para tomar agua? ¿Hay espacios que permitan el esparcimiento, juego,descanso, reunión? señalan … “Si, hay algunos juegos, pero son mejores los de la unidad habitacional de al lado, ya que son más completos, con mobiliario deportivo. No hay ningún espacio con sombra donde uno pueda descansar para esperar a los hijos. No hay espacios cómodos, ni de recreación para los niños. En la colonia no hay espacio para mujeres, adultos mayores ni niños y somos la población que más ocupa los espacios de la comunidad, pero nos adaptamos a lo que hay, o no salimos a la calle. En las banquetas no se puede usar la carriola, hay puestos de comida que estorban el paso, hay muchas partes donde no hay banqueta, o se encharca en temporada de lluvia y no podemos pasar”.
La seguridad, se expone en dos dimensiones, una sobre la violencia en el espacio público y otra sobre la infraestructura vial. Caminamos reflexionando: ¿El espacio es seguro para caminar de dia y de noche? ¿Hay espacios solitarios, calles cerradas, oscuras o muros ciegos? Las vecinas señalan “De noche no camino por aquí, prefiero no salir de noche, hay un grupo de delincuentes que se esconden entre los edificios, o en los puentes antipeatonales. Hay autos abandonados. La velocidad de los autos es peligrosa para caminar, no hay señalamientos, ni balizamiento para señalar el cruce peatonal, tampoco rampas para personas con discapacidad. La salida y entrada a la unidad y escuelas no tiene cruces seguros, no hay reductores de velocidad. A pesar de ser zona escolar, no hay alumbrado. Hay algunos talleres mecánicos que por la tarde venden cerveza.”
Caminar, reflexionar y encontrar respuestas ante la existencia o falta de seguridad desde la percepción de las mujeres, refleja la pertinencia social de incorporar su enfoque en las soluciones: “Yo pido a las vecinas que cuiden a mi hija o evito que mis hijas salgan a la calle solas. Me gustaría más organización vecinal, o una cuadrilla de patrullas. No hay botones de pánico. Ahora hay grupos de whatsapp que ayudan, o algunas rondas de guardia entre vecinos” mencionan a ¿Con qué tipo de vigilancia te sentirás más segura?
Im3. Corredor hacia el sector escolar
Algunas conclusiones
La caminata realizada, revela la urgencia de incorporar el análisis de género en los diagnósticos urbanos, dando prioridad a entornos escolares y territorios periféricos, a través de metodologías de participación ciudadana que respondan a la realidad de quienes habitan tal espacio. Las mujeres identifican dinámicas que muchas veces no son planteadas en proyectos urbanos y que dan como resultado proyectos no inclusivos, como el callejón cerrado que implementaron la empresa y autoridades en San Pablo Xalpa, Azcapotzalco.
Estas metodologías son claves para entender el contexto del barrio, en el que las mujeres tienden a atender todas las problemáticas y complejidades de su entorno, tanto en aspectos de movilidad, labores de cuidado y seguridad del espacio. Sin embargo como señala Falú (2014) se deben incorporar metodologías y soluciones que apunten a la descentralización de la toma de decisión y que, por encima de todo, contemplen las diferentes perspectivas de la relación de las personas con, y en, la ciudad, considerando las subjetividades. Eso presupone un cambio de paradigma en el que la ciudadanía (especialmente las mujeres) deja de ser considerada apenas como objeto, y pasa a ser ingrediente clave en el desarrollo de las políticas urbanas. Esto puede concretarse en términos de mayor inversión a la movilidad activa en las ciudades mexicanas, implementar los planes de movilidad y género actuales e incrementar el número de mujeres tomadoras de decisión en cargos públicos.
En el reconocimiento y esfuerzo por avanzar hacia ciudades inclusivas es imprescindible ver a la movilidad activa como un derecho, y, garantizar que los desplazamientos de las mujeres sean más inclusivos, seguros y asequibles. Nos queda mucho por hacer, para impulsar que los análisis de movilidad urbana sensitivos al género sean un eje rector de la planificación urbana y atiendan las necesidades de infraestructuras y espacio público priorizando a quienes más caminamos en la Zona Metropolitana del Valle de México, las mujeres.
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Referencias bibliográficas
De Madariaga, S. I. (2004). Infraestructuras para la vida cotidiana y calidad de vida. Ciudades, 8, 101–133.
De Madariaga, S.I. (2004). Urbanismo con perspectiva de género. Andalucia: Instituto Andaluz de la Mujer y Escandon Impresores.
Falú, A. (2014). Inclusión y derecho a la ciudad. El ejercicio de los derechos ciudadanos de las mujeres: La agenda de las Mujeres para Rosario, Argentina. Ciudad, Inclusión y Educación (pp. 58-67). http://www.edcities.org/wpcontent/uploads/2015/03/Ana-Falú.pdf
Hanson, Susan (2010) Gender and mobility: new approaches for informing sustainability, Gender, Place & Culture, 17:1, 5-23, DOI: 10.1080/09663690903498225
Soto Villagrán, P. (2018). Hacia la construcción de unas geografías de género de la ciudad. Formas plurales de habitar y significar los espacios urbanos en Latinoamérica. Perspectiva Geográfica, 23(2). 10.19053/01233769.7382
"Pequeño peatón imprudente: La imprudencia de caminar en la ciudad de los autos"
Ver"Pequeño peatón imprudente: La imprudencia de caminar en la ciudad de los autos"
Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Martín Ricardo Rocha Cervantes, Arquitecto, Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), estudiante de la Maestría en Ciencias con Orientación en Asuntos Urbanos, UANL]
Título: Pequeño peatón imprudente
Año: 2016
Duración: 76 min.
Lugar de filmación: Monterrey, N.L., México
Idioma: Español
Dirección Enrique López Oropreza
Género: Documental
Documental entero: https://vimeo.com/203089174
Trailer:
Resumen
El documental tiene como objetivo mostrar la dificultad de caminar en una ciudad donde se privilegia a los automóviles, sin embargo, hay todo un trasfondo que se va desenvolviendo conforme avanza el filme, dándonos así una pequeña luz de esperanza ante una ciudad abrumadora como es la de Monterrey.
Palabras clave: Movilidad, dimensión humana, activismo urbano
Im1. Portada documental
«Hay una relación entre el ancho de las banquetas y el nivel de democracia de un país» por Claudio Sourrue Gutiérrez, con esta frase empieza el documental y no encuentro palabras más acertadas que describan el contenido del mismo, el título ‘Pequeño Peatón Imprudente’, «Pequeño» por su escala ante la magnitud de una infraestructura megalopolitana; «Peatón» la persona que se traslada caminando o en silla de ruedas, el usuario más vulnerable de la vía pública; «Imprudente» es un adjetivo calificativo muy utilizado en México que acompaña a los insultos que se les dirige a los peatones que son atropellados y/o violentados en el espacio público, porque a los ojos del conductor el peatón es el responsable de ser agredido. Estar en una ciudad para automóviles, caminar es un acto de imprudencia.
La ciudad de Monterrey es una de las metrópolis más grandes de México, situada en el noreste del territorio mexicano, históricamente industrial y con una notable influencia por Estados Unidos desde hace varias décadas, con el paso del tiempo el regiomontano/a (gentilicio del habitante de Monterrey) empezó a valorar al automóvil particular en su vida igual o más importante que una casa para el/ella, y las estadísticas no mienten, aunque a nivel nacional solamente el 28% de la población mexicana utiliza el transporte privado (INEGI, 2018), el caso de Monterrey es distinto porque es el 49% de las personas utilizan el automóvil particular como su principal medio de transporte (APDUNL, 2009) y Nuevo León es la entidad con más accidentes viales a nivel nacional ( CONAPRA, 2017). Caminar es peligroso y nada atractivo en una ciudad donde el auto es el rey.
La ciudad excluye a su población al no contar infraestructura para los peatones, esto es lo que se expresa en las entrevistas a estudiantes, vendedores, madres de familia, colectivos, personas de la tercera edad, con discapacidad, extranjeros, etc., que caminan en banquetas (aceras) obstruidas por autos estacionados, rampas de cocheras, mobiliario urbano, calles sin banquetas o en pésimo estado, ausencia de cruces peatonales, puentes (anti)peatonales, nula accesibilidad universal y agresiones por parte de conductores. Caminar en Monterrey no se disfruta cuando debería serlo.
Una parte fundamental del documental es mostrar los errores que ha cometido la arquitectura y el urbanismo en la segunda mitad del siglo XX, con sus autopistas, centros comerciales y estacionamientos, han cambiado por completo la forma de vida en las ciudades, a su vez, creando una desvinculación entre sociedad y gobierno, normalizando así las problemáticas y excluyendo al ciudadano de las soluciones y el desarrollo de la ciudad.
También se exhibe la incapacidad gubernamental en vigilar, multar, y mantener las banquetas en buen estado, así como realizar proyectos para mejorar el tema. Dentro del filme se muestra el testimonio de un servidor público del área de planeación urbana, donde dice abiertamente que buscan beneficiar al conductor que al peatón, así, como la incapacidad de revisar obras tanto en lo técnico como logístico.
Se invierten miles de pesos en anuncios de fomento de turismo, así como millones en infraestructura para el automóvil particular, una triple alianza entre el gobierno, la industria de la construcción y el de la automotriz, sin embargo, paralelamente se muestran los testimonios de la gente extranjera que vive en la ciudad y contrastan totalmente al discurso gubernamental y empresarial sobre la misma. Monterrey no es una ciudad que invite al foráneo a caminar.
Aun cuando la ciudad ha priorizado el valor económico sobre la vida humana, los ciudadanos no se quedan con los brazos cruzados, empiezan a organizarse para mejorar su hábitat y es cuando aparecen ONGs, colectivos, activistas y grupos vecinales para trabajar sobre el tema y colocarlo en la agenda pública. Actividades como las multas ciudadanas, manifestaciones artísticas, caminatas y urbanismo táctico, son objetivos alcanzables de estas organizaciones que entra en el rango de una gestión barrial.
Uno de los varios logros que se ha realizado en conjunto de varias organizaciones y colectivos que conforman La Liga Peatonal es la promulgación de los derechos de los peatones, que ha servido durante varios años para actividades de concientización del tema a nivel gubernamental, empresarial, escolar y vecinal. Estos derechos aparecen al final del filme.
Conclusión
El valor de este documental lo hace muy especial, filmado en una ciudad que ignora el caminar, colocarse frente a ella y decirle “¡hey mira!, ¡también caminamos!”, tiene toda una postura que transciende más allá de la política, nos hace pensar que el ser humano ha estado perdido y no se ha encontrado dentro de su hábitat, este trabajo fílmico provoca que quienes en su vida se encuentren a una velocidad mayor de los 30 km/hr., se detengan unos instantes y vean que no todo está sobre 4 ruedas y una carrocería. Mientras se siga caminando por esas calles la ciudad seguirá estando viva.
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Referencias:
Agencia de Planeación de Desarrollo Urbano de Nuevo León (APDUNL). (2009). Plan Sectorial de Transporte y Vialidad 2008-2030. Plan Sectorial de Transporte y Vialidad 2008-2030. Monterrey, México.
Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (CONAPRA). (2017). Informe sobre la situación de la seguridad vial, México 2017. Ciudad de México, México. Recuperado de http://conapra.salud.gob.mx/Interior/Documentos/MasCiclistas_MasSeguros.pdf
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2018). Principales resultados. Encuesta Intercensal 2015. Encuesta Intercensal 2015. Ciudad de México, México.
“Caminando: Prácticas, corporalidades y efectos en la ciudad”
Ver“Caminando: Prácticas, corporalidades y efectos en la ciudad”
Revista Planeo Nº 41 Movilidad Activa, Septiembre 2019
[Por Fernando Cazco, Arquitecto de la Universidad de las Américas y Magíster en Desarrollo Urbano de la Universidad Católica]
Autor: Martin Tironi y Gerardo Mora
Año: 2018
Editorial: Ediciones Universidad Alberto Hurtado
Resumen
En el contexto de las nuevas tecnologías, donde nuestras prácticas cotidianas son cuantificadas por aplicaciones digitales con la finalidad de promover vidas más saludables, una mejor orientación en la ciudad y, entre otros factores, que promueven el concepto de Smart City. El presente ensayo se pretende generar reflexiones en torno a la pregunta ¿Qué pasa con las personas que no tienen acceso a la Smart city? Esto se presenta como modo de reseña del libro “Caminando: Prácticas, corporalidades y efectos en la ciudad. De esta manera, analizaremos la figura del caminante idiota que el autor propone en su libro, describiendo al personaje marginado de las comodidades tecnológicas y que genera un ruido silencioso que evidencia las fallas de la planificación urbana.
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Im. 1: Foto de portada del Libro
En el marco de una producción espacial bajo la lógica de políticas neoliberales, las ciudades desarrollan procesos intensivos de densificación (De Mattos, 2016). y con una movilidad que prioriza al automóvil (Miralles, 2011), hace que el funcionamiento de estas ciudades modernas sea ineficiente e insostenible. En este sentido, el concepto de la Smart City ha tomado importancia en los debates de la ciudad contemporánea que busca ser más inteligente, más eficiente y más sustentable. De esta manera, entidades públicas como privadas han apostado en invertir recursos en el desarrollo de aplicaciones digitales, programas pilotos o nuevas iniciativas que permitan mejorar el entorno de las ciudades y la calidad de vida de sus habitantes.
En la búsqueda de esta ciudad sostenible, la movilidad urbana se ha convertido en el objeto de estudio y materialización de la Smart City. Así, el caminar es el modo de movilidad saludable y sustentable, que permite entender el entretejido invisible de los trayectos diarios que forman parte esencial de la estructura funcional de las ciudades, en este sentido, el caminar evidencia como se configuran y reconfiguran, se construyen y se deconstruyen los espacios con nuestras prácticas cotidianas.
El caminar se ha convertido el objeto cuantificable de las aplicaciones digitales, contando nuestro número de pasos, marcando nuestros recorridos e incluso permitiendo calificar nuestras sensaciones como la percepción de seguridad de las calles, sin embargo, ¿es posible entender el caminar como un mero objeto medible? El caminar es una experiencia única para cada individuo, por tanto, es más que un simple modo de movilidad porque es un acto que involucra todos nuestros sentidos y permite que nos apropiemos del espacio que transitamos.
El caminar hace que el individuo se reconozca como ciudadano, es así como la figura del flaneur de Walter Benjamin (1982), describe al sujeto que camina atento a su entorno experimentando cada paso con sus cinco sentidos, superando las atrocidades de la ciudad y apoderándose de las maravillas pasajeras. Además, el caminar es un acto de resistencia a la microfísica del poder que condicionan nuestros recorridos, en este sentido, la figura de hacedor de De Certeau (1980), describe a la persona que con pequeños actos de rebeldía en sus prácticas cotidianas evidencian las fallas del diseño urbano y generan nuevos espacios estructurado por un andar reflexivo y creativo.
En la actualidad surge la figura de caminante idiota, que contrario al flaneur, tiene un andar desatento y tampoco se parece a un hacedor porque sus recorridos son inciertos e improductivos. El caminar idiota es una figura marginada de los beneficios que brindan las nuevas tecnologías, su andar se re-elabora constantemente porque toma como puntos de referencia objetos deleznables por falta de lugares auténticos en las ciudades contemporáneas. En este sentido, el andar idiota evidencia las fallas del diseño urbano y es un murmullo que debe ser considerado por los planificadores urbanos.
El acto de caminar perdido en una ciudad te obliga poner tus cinco sentidos para poder ubicarte, para individuos que no tienen acceso a las herramientas tecnológicas actuales, tienen mayor dificultad en poder ubicarse y llegar a su destino. La figura del idiota es un desafío Smart City. Según Sennet (2012) debemos generar ciudades eficientes pero que sean abiertas a los cambios, incertidumbres y desórdenes que se presentan en la vida real. De esta manera, los proyectos de políticas públicas, no deben ser tomados bajo la lógica de algoritmos cuantificados de recorridos peatonales, sino de un comprendimiento más profundo de la experiencia del caminar, sobre todo, considerando el murmullo del andar idiota para generar alternativas que den un mejor acceso a los beneficios que brindan las nuevas tecnologías.
Referencias Bibliográficas
Benjamin, W. (1982). Toward an Ethics of Algorithms Convening, Observation, Probability, and Timeliness. Science, Tecnology & Human Values, 41 (1), 93-117.
De Certeau, M. (1980). La Invención de lo Cotidiano I: Artes de hacer. Ciudad de México: Universidad Iberoamericana, 1996.
De Mattos, C. (2016). Lógica financiera, geografía de la financiarización y crecimiento urbano mercantilizado. Urbanización planetaria y la reconstrucción de la ciudad, 29-55.
Miralles, C. (2011). Dinámicas metropolitanas y tiempos de la movilidad. La región metropolitana de Barcelona, como ejemplo1. In Anales de geografía de la Universidad Complutense (Vol. 31, No. 1, p. 124). Universidad Complutense de Madrid.
Sennett, R. (2017). The fall of public man. WW Norton & Company.
Tironi, M. & Mora, G (2018). Caminando. Prácticas, corporalidades y efectos en la ciudad. Santiago: Editorial Universidad Alberto Hurtado
"Mi compañero Raco. La experiencia de movilidad en Santiago con un perro"
Ver"Mi compañero Raco. La experiencia de movilidad en Santiago con un perro"
Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por Sebastián Palma Gutiérrez; Arquitecto, vecino de Providencia]
Resumen
La decisión de tener un perro, no es lo mismo que vivir con uno. Yo vivo con mi perro de 9 meses, aunque también acepto que no fue una decisión, sino algo que sucedió… y sigue sucediendo. Finalmente adaptas y transformas tu rutina sin saber que al mismo tiempo, estás tomando la decisión de estar siempre acompañado, acompañado por un perro que sin pedirlo, te invita a disfrutar la ciudad desde su punto de vista.
Palabras clave
Animales domésticos
Entrevista a Mariano Puga: "Para mi el determinante de la pobreza era el espacio"
VerEntrevista a Mariano Puga: "Para mi el determinante de la pobreza era el espacio"
[Por Paulo Álvarez. Docente UMCE. Integrante del Comité de Defensa y Promoción de Derechos Humanos de La Legua. Estudiante de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos.
Claudio Alvarado Lincopi. Comunidad Historia Mapuche. Estudiante de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos.
Tai Lin Muñoz. Profesor asistente Escuela de Arquitectura PUC. Estudiante de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos]
Foto Portada. “La Bolsa de trabajo de Villa Francia” en faena, pintando la torre reloj de la Iglesia de San Francisco, en la Alameda. Década del 90. Fuente: Archivo Mariano Puga.
Está entrevista está hecha a modo Mariano; sin protocolo ni formalidades, sin ocuparse del tiempo ni de lo correcto, sin controles ni modos de uso. Fue hecha en dos días y en dos espacios distintos; El campus Lo Contador de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) y su casa en Villa Francia, mesa compartida de liturgia entre medio. La conversación fue propuesta como un modo de conocer el encuentro con la ciudad informal del protagonista, pero nos insiste en hablar también de la formal. En rigor está llena de giros reflexivos e imágenes en torno a la ciudad, a las personas y comunidades concretas que van desde la alta burguesía de origen hasta la gente común y corriente, los históricamente despojados o tratados como irrelevantes, con quienes decidió hace mucho compartir su vida y sus causas, tal como Jesús de Nazaret lo hiciera. El formato que seguimos es fiel a lo que se fue sucediendo. Lo presentamos en dos partes (I y II) sin esconder las fisuras coloquiales y silencios emocionados, el asombro interpelado, el humor de alma y el amor enamorado del cura obrero, alguna vez estudiante de arquitectura.
I
Campus Lo Contador, PUC
(…)
Planeo: Mariano, hablemos de la ciudad informal.
M: En este campus, hablemos de lo formal y lo informal. Tu me preguntas por la ciudad informal, pero necesitamos también hablar sobre la formal. Yo creo que, en esta ciudad formal, nosotros no necesitábamos salir para ningún lado. El tamaño del jardín. Las invitaciones que hacíamos a nuestros primos, que venían a la casa o la casa a las que yo iba. Nosotros nos íbamos a pasear, por ejemplo, a la casa de mi tía Pilola[1] que era casada con Gustavo Ross[2]. En la Alameda, lo que es hoy el palacio Ariztía. Ahí jugábamos con el tren eléctrico. En el tercer piso había una mansarda. Si nos aburríamos ahí, nos íbamos a la casa de Agustín Edwards que hoy es la embajada de Brasil.
Yo entré al colegio a los 9 años. Pero una vez al mes teníamos con mis hermanos clase de piano, una vez al mes clase de francés, una vez al mes clase de inglés, una vez al mes clase de religión, una vez al mes charlistas que nos venían a dar charlas ¡a niños! Y nueve empleados en la casa, desde el caballerizo, el chofer, el mozo, el segundo mozo y las mamas.
P: Entonces donde y cuando te encuentras con la ciudad informal
M: Yo lo veía con los inquilinos en el campo de mi papá. En el sur, en Los Ángeles para las montañas. O en el tren, cuando salíamos del tren nocturno y veías las barriadas de Santiago cuando el tren ya iba agarrando ritmo. Y cuando éramos chicos, mi papá en la noche de navidad nos llevaba a un conventillo que se llamaba Matte Urrejola, donde está el canal 13 ahora, era la miseria. Entonces en la noche de navidad, mi papá nos agarraba y nos decía ya chiquillos “escojan el mejor regalito que ustedes tengan, que les trajo el niño Jesús y se lo va a llevar a esos niños que no tienen regalitos”. Te estoy hablando de 7 u 8 años.
P: Y eso me imagino que después se hace más intenso.
(…)
Después, con un grupo en el que estaba Alfonso Baeza[3], Jorge Eguiguren un amigo mío y Hugo Rech, que era compañero mío de arquitectura, dijimos, este tema no es habitacional, no es para ir a ver una casita. Juntémonos y salgamos a buscar un espacio donde podamos hacer algo más significativo y podamos hacer un trabajo más multidisciplinario. Dimos con el basural más grandote de Santiago. El de San Manuel, que estaba ahí entre Carlos Valdovinos y el Zanjón de la Aguada. Ahí eran 600 personas que vivían del basural. Y las casas de ellos era con el material que sacaban del basural, y sobre el basural. Ahí ya fue otra cosa. Ahí no íbamos a ayudar en una lógica asistencial a la gente. Íbamos unas 300 personas en torno al año 51. Empezamos a distribuir salud: enfermería y medicina; construcción: construcción y arquitectura; pedagógico: clases. Empezamos cada uno en forma primitiva, pero con una generosidad abundante. Y contábamos para eso con el apoyo del rector de la Católica.
(…)
El grupo de arquitectura, que éramos unos treinta, pensábamos que el gobierno no iba a sacar nunca a esa gente del basural. Así que mira la locura. Fuimos a hablar con el alcalde de Santiago. El alcalde de Santiago nos mandó a hablar con la Caja de Habitación. ¡Ninguna posibilidad! ¡Nada! Estaban recién empezando las poblaciones. Como el grupo coordinador veníamos de los ultraconservadores, entonces fuimos donde los dueños de fundo de Santiago para que nos dieran terreno para erradicar a esta gente. ¡Mira! Y partimos donde los Aldunate, los Ochagavía, los Errazuriz y con los Gandarillas. Cuatro fundos inmensos que eran los que rodeaban Santiago. Para el norte no fuimos donde los Riesco, no sé por qué. Íbamos y los interpelábamos. Le decíamos “¿Usted es católico? ¿Usted sabe en las condiciones que viven sus inquilinos?” Eran tiempos del padre Hurtado, que venía dándole fuerte a los patrones con respecto de sus inquilinos. Nosotros no venimos a hablar de los inquilinos suyos, sino que de la barriada y los que viven en la miseria más escandalosa de Santiago. “Nosotros venimos a hacerle un pedido. ¿Por qué no nos dan un terreno en su campo? Nosotros tenemos ya como financiar un proyecto de población”. “Ya…vamos a ver”, nos respondían.
Por mientras conocimos a Silvestre Ochagavía, a misia Elena Sánchez de Errazuriz, al papá del Pepe[4], don Carlos Aldunate Errazuriz. Y, por otro lado, el lado de mi papá le digo “Por qué no junta usted gente que nos de capital para hacer poblaciones en esos fundos”. Íbamos cinco, a propósito, éramos todos pariente de estos viejos. Después que nadie nos dio nada, nos dimos cuenta lo que era meter a los que vivían de la basura en estos fundos, cuando recién se iniciaban las inmobiliarias. ¡Cuándo! Se le iba a pique el negocio.
Im. 2. Mariano estudiando Arquitectura, es uno de los retazos que componen una gran arpillera regalada por los familiares de detenidos desaparecidos que cuelga en su casa de Villa Francia. Fotografía: Tai Lin M.
(…)
P: En el medio de la conversación, Mariano coincide con la hija de una amiga que se encuentra enferma, decide cortar el relato e irse con ella para verla. Nos despedimos, acordando seguir prontamente, de acuerdo con sus compromisos y su salud. Así sucedió, el domingo siguiente. Nos encontramos en su hogar compartido de Villa Francia, La Minga, por la mañana desayunamos y luego de acompañarlo a la misa, en la capilla Cristo Liberador, seguimos conversando.
II
Villa Francia
Nos juntamos un domingo a las 9:00, desayunamos en La Minga, su casa, no tenemos mucho tiempo, la misa comienza a las 10:30. Su hogar, que comparte con hermanos de vida, se encuentra rebosante de memoria, cada cuadro, cada fotografía, cada objeto guarda un sentido profundo, y no solo para la vida de Mariano. Las luchas del pueblo de Chile reverberan, los familiares de los detenidos desaparecidos, las luchas contra la dictadura, la Iglesia de los Pobres, las batallas por la buena vida. Una especie de Museo vivo de la dignidad de los pueblos. En aquel escenario continuamos la conversación.
Im. 3. Mariano en el comedor de La Minga, el hogar compartido en Villa Francia. Fotografía: Lorena Núñez.
P: Habíamos quedado en la ciudad informal, en tus primeros pasos y cómo la conociste, de San Manuel y de otras cosas. Habíamos quedado contigo cuando empezaste a ser cura…
M: Para mí el choque fue cultural, ¿cómo se puede vivir en una casa de 700 mt2 mientras otros viven de la basura y hacen sus casas de lo que encuentran?, yo creo que eso fue como una marca en el sentido de que mientras yo no viva algo así, yo no voy a saber quiénes son ellos. Para mí el determinante de la pobreza era el espacio. Ahí, les conté, lo de la mujer y el vómito, para mí es una marca para dentro, entonces mis primeros tiempos fue un soportar el espacio habitacional en que viví y lo soporté durante quince años.
(…)
Cuando llegué aquí (Villa Francia) estaba tomando desayuno igual que ahora y veía cómo pasaba la gente, hombre, hombre, hombre, señora con guagua, hombre, hombre, hombre, y me dije “¿Oye hueón que estay haciendo aquí, cuando toda la gente va al trabajo y tú te quedai en la casa?” Bueno entonces un buen día, me fui a emplear a la empresa que estaba construyendo aquí las casas definitivas. Cuando estaba en eso sucedió lo de mi partida a Chuqui junto a otros siete sacerdotes.
(…)
Chuqui era la gran empresa norteamericana, recién socializada por Allende, con casas magnificas para los obreros. Pero los que éramos de los subcontratistas, arrendábamos en casas donde vivían aymaras y quechuas que venían de Bolivia, obreros pobres que venían a ver con qué vivir. El que conducía el grupo, Caminada, vivía en Chiu-Chiu en casa de adobe, en piso de tierra, techo con planchas de zinc, con piedras arriba para que no se las llevara el viento, no había nada, ni luz, ni agua. Afuera había un tambor, en las mañanas para podernos lavar, había que pegarle con un palo porque la escarcha de hielo era grande. Después llegábamos a Chuqui y nos metíamos a las duchas calientes que tenían. Era condición de nuestros siete compañeros curas, vivir como vivía la gente de las callampas que había, como las de La Chimba actual en Antofagasta o de Alto Hospicio en Iquique.
Eso fue hasta el golpe, Ahí a mis compañeros, la mayoría extranjeros, los pusieron en un barco y los expulsaron. Yo, por ser chileno, me vine de vuelta a Estación Central. En ese momento, el Cardenal cambió el Seminario y los seminaristas que había aquí volvieron a la institucionalidad, y al gran Seminario lo reconstruyeron ahora en Walker Martínez. Y esta fue mi casa hasta el año 80, cuando volví ya habían puesto baño aquí, el Seminario puso baño mientras yo veía que la gente no tenía baño.
Me fui de aquí con uno de los cabros pobladores de Villa Francia a una formación que le llamábamos Seminario Obrero Popular, o sea a formar curas, pero en medio del pueblo. Para eso debíamos estar trabajando como obreros, vivir como obrero, tener condiciones de casa como obrero, por ahí pasaron como diez curas, de los cuales tres nunca pasaron por la institución del Seminario. De ahí ya empezó la locura, le compramos a un viejo que compraba en demoliciones, -les estoy hablando de Pudahuel a la orilla del Mapocho- una puerta, de las típicas casas del centro, de pino Oregón o de alerce, y ventanas con postigos y vidrios. Entonces nosotros compramos una casa que nos costó 14 mil pesos, te estoy hablando de una casa de mediagua que en el Hogar de Cristo valía 130 mil pesos. Nosotros juntando todo lo que ahorrábamos, juntamos 10 lucas. Fui al economato del Arzobispado y le dije “sabe nos vamos a construir una casa parroquial, no tenemos plata, así que queremos pedir un pie”. Me contestan que, para una casa, los padres deberíamos hacer una petición por escrito porque para un millón para arriba se necesita la intervención del equipo. “No, no, no, sí es mucho menos”, “¿y cuánto es?”, me pregunta. “Cinco lucas” (ríe). “Ahí las tiene po’ padre, no haga cola”. Bueno, es un chiste, pero era lo que queríamos.
Esa era La Penélope, uno de los cabros puso en el portón “Seminario La Divina Penélope. No se admiten mujeres, hay vacantes”. La Penélope tenía 3 x 8: 24 mt2. Le pusimos una división, había dos dormitorios, de 1.50 por 4, unas cortinas y una litera en cada pieza, las sillas y cortina que están aquí. En “La divina Penélope” viví junto a muchos otros 22 años porque después la llevamos a La Legua.
Im. 4. La casa de Mariano en Cerro Navia. Fuente: Archivo Mariano Puga.
Yo creo que en la Penélope se quebró todo mi esquema espacial, arquitectónico, todo. A mí me emociona esa parte de la vida, porque era compartir, compartir el vivir de la gente. Entonces yo volvía de la casa de mis padres en Santa María y bueno yo creo que el arquitecto que hay en mí, el espacio, me quebró eso, lo que es vivir en una ratonera donde nadie tenía intimidad para nada. Si alguien quería estar a solas no podía, porque de repente llegaban a golpear la puerta, “me están persiguiendo los pacos” lo teníamos que recibir, alojar y disfrazar. Otros venían a ver cómo vivíamos. Un día que no teníamos nada. La Penélope deslindaba con un vecino que era testigo de Jehová, y un día que no teníamos para comer, yo dije, hagamos papas cocidas, tal como mis compañeros de pega que trabajaban en la construcción hacían, papas cocidas. En una estufita que teníamos las echamos y de pronto golpean “¿Oye tu no tení vecino hueón? ¿Cómo vai a comer papas cocidas? ¡ya, metete pa allá pal fondo!”. Y me pasa una budinera con pollo, papas, costillar. “¡Tení vecinos po!.” Entonces te fijas, yo aprendí lo que es compartir la vida, el hambre, las luchas con ellos.
P: Más tarde, en la misa, Mariano volvería de otro modo al mismo tema, develando la profundidad humana de un “milagro”. Porque para Mariano la multiplicación de panes y peces gestada por Cristo, que fue el tema tratado en la liturgia, no fue producto de un poder divino, no fue algo sobrenatural, sino que estuvo conducido por algo mucho más humano: incentivar la solidaridad, ese fue el milagro de Cristo, según la lectura de Mariano, esa fue su radicalidad.
(…)
Im. 5. Mariano señala las fotos que cuelgan sobre la puerta de su pieza. De izquierda a derecha: su casa en Cerro Navia, la casa de sus papás en el fundo de Santa Bárbara y la casa de su abuelo Melchor en Pirque. Fotografía: Tai Lin M.
P: Oye, los rostros de esas personas que compartiste, sabemos que son los pobres, pero ¿cuáles son los rostros de esos pobres en aquella época, pobres que se extienden hasta este ahora?
Los que vivíamos en la casa era el guatón Ángel, que vivía en una población por aquí cerca y la mamá lo mandaba a lavarse en la mañana a la Pila del Ganso, porque en la población no había agua. Ahora, importa los zapallos en la feria de Antofagasta. El otro, Leo Villegas, era hijo de uno de los líderes formadores de la comunidad cristiana de aquí, ferrocarrilero conductor de tren. El otro era Juan Barraza, este es el cura que salió de ahí, era hijo de minero del norte, al papá lo veía muy poco porque el papá era pirquinero. Ese hizo todo el proceso y es cura sin haber puesto nunca un pie en un seminario, y es el mejor cura que hay en Copiapó. O sea que prueba la tesis de que se puede formar un cura en medio del pueblo. Y éste estudió teología con el Pepe Aldunate, con los mejores teólogos, porque los habían echado a todos en la dictadura, habían puesto al Cardenal Medina y ellos armaron una escuela teológica popular. Eh, otro es el que ahora está con diálisis, este era un hijo de minero de Lota, Arnoldo, fue después cura obrero, se jodió los riñones porque era carretillero, y lleva ahora cuánto, 24 años con diálisis. La vecina nuestra era una viejita que vivía en la miseria, al lado de nosotros. Más allá vivía la Nena, el marido alcohólico, los cabros, el Moise, son los que están en la foto de ahí. (ver Im. 6).
Im. 6 La comunidad cristiana de Cerro Navia se reúne para construir la capilla Oscar Romero. Fuente: Archivo Mariano Puga.
Mariano pide la foto, y nos enseña quiénes se encuentran en ella. Los observa, se emociona alegremente, nos cuenta sobre el momento, y sobre el devenir de alguno de ellos. En sus palabras hay amor y huellas de una profunda amistad.
Aquí estamos, mira, mira. Compramos dos mediaguas del Hogar de Cristo y las pusimos así, esa es la capilla. Es la proyección de las casas, nosotros dijimos que la capilla debe ser tan pobre como eran las casas. Entonces compramos dos mediaguas. Nos costaron $260.000 el año 81, cuando se gastaban en una capilla en una población 5 millones. Esta es la gente con la que levantamos en un día la capilla. Esta era la gente de la población. Y este cabro, el Moise, era el vecino mío, que lo mataron por las drogas. Encañonó a un carabinero, lo metió en la camioneta ahí atrás, el carabinero había sospechado que lo podían matar, ¡entonces tenía un revolver y Paj! lo mataron. Está el Vitoco y también éste otro cabro, los que iban a ser los líderes, el de Vitacura lo llamaba yo, porque la mamá se fue a emplear a Vitacura y se lo llevó, esas mamás, de los patrones de Vitacura. Bueno, te fijas, viviendo así, conviviendo así, tú lograbas esto.
P: A propósito de las personas que aparecen en la foto. ¿Qué rol tenían las mujeres en tu vida, y frente a la pobreza? Cuesta imaginar tu vida sin mujeres, pero contabas que afuera de la Penélope decía que no se admitían …
M: Pero se la pasaban metidas adentro de “La Penélope”. “No se admiten mujeres” era una talla. Así nos reíamos de los machismos y de todas las hueás. Algunas se atrevían a venir a lavar la ropa, “estay hediondo” me decían. Después estaban todos los problemas de ellas con los maridos, por ejemplo. En ese entonces, estamos hablando de los años 80, la droga no era tan fuerte como sucedió en los 90. En ese tiempo empezamos a cagarnos de hambre. Vino el POJH,[5] pero no bastaba. Entonces armamos el comité de pintores Villa Francia. Y convidábamos a toda persona que quiere comer, tenga papeles, o no tenga papeles, venga saliendo de la represión, a inscribirse. Y ahí trabajamos con las esposas de los detenidos desaparecidos. Y nos partíamos todos por igual. Y las mujeres, me acuerdo, empezamos por respeto a ellas, “ya, oye, usted se mete por adentro de la escala y pinta las ventanas”. Hasta que un día llegan las mujeres y nos dicen “oye ¿y ustedes qué se creen?, ¡nosotros rendimos más que ustedes! nosotras queremos salir al andamio también”. Y fue la vuelta más increíble, porque a las mujeres les cundía mucho más que a los hombres. Empezamos con las esposas de detenidos desaparecidos y después se fueron integrando en la construcción otras mujeres. El comité fue una experiencia única de organización popular y conducido por el pueblo.
En la iglesia, mujeres y hombres decíamos el culto, en Villa Francia primero y Pudahuel después. Había un grupo de monjas sensacionales. En cada una de estas poblaciones había monjas que vivían codo a codo con el pueblo. Ellas organizaban la protesta. Hacían fosas de 80 cm para que no pasaran las micros. También iban a recoger cadáveres del Mapocho. Me acuerdo de que había unas monjas gringas, que tenían que ver con todo el movimiento feminista de Estados Unidos. Entonces aparecía de pronto la Martita por la casa, que era la vecina nuestra, y ayudaba con las cosas de la casa. Un día estábamos conversando y de repente se le escapa la idea que tenía de Jesús. Me dijo «Mire, Jesús era hombre, así que hasta por ahí le creo yo – ¿Quién te dijo eso? – las monjas po”.
(…)
P: Mariano, y a propósito de compartir, qué piensas tú; ¿hay que esperar que los ricos en algún momento decidan éticamente repartir lo que tienen o más bien hay que arrebatárselos de alguna manera?
Sin revolución no hay posibilidad de cambio. Así de simple. El tema es quiénes van a hacer la revolución y de qué tipo va a ser. La revolución que hizo Jesús no era que esperen. ¿Cómo lo hizo Jesús? ¿Quién era Jesús? El pueblo de Jesús eran 200 personas. Nazaret. Un pueblo execrado porque estos no iban a las grandes peregrinaciones al templo de Jerusalén. Estos no mantenían las 139 normas que había que hacer. Jesús anuncia un proyecto político que se llama “sermón de la montaña”: felices los pobres porque de ellos es la tierra nueva, felices los que lloran, van a ser consolados, felices los hambrientos y sedientos de justicia, van a ser saciados. Felices los limpios, no los corruptos, ellos van a ver a Dios. Esto lo está diciendo frente al imperio romano, cada patricio de Roma tenía 400 esclavos. Los esclavos se compraban como se compra la carne, la mercadería.
A ese loco que era Jesús le decían “oye si sigues hablando así te vamos a matar”. Mátenme contestaba. Yo creo que hay algo en ustedes que llamaba espíritu, si me matan a mí el espíritu va a seguir. Es la revolución de Gandhi, de Mandela, de Martin Luther King. Pero mira quienes agarran eso, no son cristianos. Hay un famoso juicio a Gandhi, cuando estaba en África, lo toman preso por enésima vez, y lo mandan a la corte donde fue juzgado Pinochet, en Londres. Él abre las Bienaventuranzas, y lee delante de la corte: esto es lo que ustedes cristianos, que llegaron con su imperio, nos enseñaron a nosotros. Yo por ser fiel a buscar un mundo sin armas, sin odio, por la fuerza del amor, estoy haciendo una revolución con los pobres de India, con los consolados que ustedes explotan, con los sedientos de justicia, que esta tierra es nuestra no de ustedes. De los que juegan limpio, porque nosotros no vamos a matar a nadie. Un lord le responde, señor Gandhi, las reglas del imperio son para gente común, no para santos. Gandhi va pa delante y dice, usted tiene que someterme a las reglas del imperio, póngame las esposas. ¿Cuántos cristianos creemos en eso?
Cuando Dios habla, Dios habla como creador. Creador significa, el que creó con toda su realidad, y creador del hombre. Dios no puede hablar si no es política. Porque Dios no les habla a hombres que están separados del cosmos. Cuando les dijo “crezcan y multiplíquense por la faz de la tierra”. Dios está pensando que la humanidad es para todos, que no hay excluidos.
P: Y si el sermón en la montaña es un proyecto político, ¿Cuál sería el proyecto urbano del cristianismo? Comblin[6] escribió un texto, breve pero hermoso, que se llama “La ciudad, esperanza cristiana” ahí repasaba cómo la biblia es una historia de salvación, que partía en el campo, en el génesis y termina en la Jerusalén celeste, en la Ciudad, en el apocalipsis.
¿Qué hicimos para que la ciudad humana fuera celeste? El paso de lo humano a lo celeste es la caridad. Solo es la caridad la que puede hacer eso. Tu eres mi hermano… es la norma de Jesús. Haz con tu hermano lo que te gustaría que hicieran contigo. Y Cristo le va a preguntar ¿Qué hiciste por tu hermano o qué no le hiciste a tu hermano? ¿Qué hiciste para construir una ciudad de hermanos? La torre más alta de América Latina, mientras la barriada se queda con la violencia y la droga. Miren la torre, miren las poblaciones, ese es el juicio final. Estaba la Nueva Jerusalén y la ciudad de la gran prostituta, como llamaba el Apocalipsis a Roma. ¿Nosotros somos de la ciudad prostituta o de la Nueva? Santo Tomás decía que el cristianismo, la iglesia de Cristo, es una casta prostituta. Tiene algo de la Nueva Jerusalén y de la gran prostituta.
En Rio, donde yo viví el año 89, las favelas estaban en tierra de nadie. Ahí, no solo hay gente miserable, sino a los que les queda cerca su fuente de trabajo, a dos horas. Entonces arman unas casuchas ahí, en la quebrada donde cae el agua. Eso era el alcantarillado, con olor a mierda fuerte. Frente a mi estaba una torre circular que era el mejor hotel de Rio. Yo pensaba, que si él -un huésped- me está viendo a mí como yo lo veo a él, entonces, las dos ciudades estaban ahí. Y ahí está la iglesia de los pobres. Un domínico, profesor de teología, me enseñó que Cristo no hizo ningún milagro. Esas son lecturas que hacían los cristianos después. La intención de Cristo no era esa. No era un limosnero ni un milagrero. Felices los pobres: organícense para que salgan de su pobreza, felices los que tienen hambre y sed de justicia, organícense para que las cosas cambien. De ahí este viejo maravilloso decía “esos son los que tienen guardadas las alforjas”, y ahora las alforjas son el sistema económico que hace que ellos puedan vivir así, y ustedes asá.
Isaías decía, el ayuno que me gusta a mi es el que rompe toda cadena de injusticia, siglo VI antes de Cristo. Compartir tu pan con el hambriento, alojar al que está sin techo. Igual que ahora. ¿qué es lo que van a hacer en la cuaresma? Una señora me dice que recibe como 30 lucas mensuales y que le gusta comer carne, pero al frente de ella duerme hace unos días un drogadicto y le da vergüenza comerse su osobuco, así que ahora compra dos huesitos, uno pa’ él y otro pa’ ella. Esa es la calidad humana de la gente. Mirar desde abajo es totalmente diferente al que mira de arriba y encuentra fea la ciudad.
Aaaamén, aamén, amén, canta Mariano y termina diciendo “Eso pónganlo al final”.
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[1] María de la Luz Ossa Concha (1897-19??)
[2] Gustavo Ross Santa María (1879-1961). Ministro de Hacienda de Chile (1932-1937) y candidato presidencial en 1938. Derrotado por Pedro Aguirre Cerda.
[3] Alfonso Baeza (1931-2013) Más tarde sacerdote y Vicario de la Pastoral Obrera. Se despojo de las comodidades de origen para hacer su vida entre los pobladores de la población José María Caro.
[4] José Aldunate Lyon (1917-). Sacerdote Jesuita, creador de Movimiento contra la Tortura, más tarde bautizado como Sebastián Acevedo.
[5] Programa de Ocupación para Jefes de Hogar, creado por la dictadura cívico-militar en la década del ochenta.
[6] José Comblin (1923-2011), sacerdote y teólogo católico belga. Vivió en Chile y falleció en Brasil, fue profesor de la PUC y apoyó de cerca las reformas de la iglesia durante los sesenta y setenta.
PESCA ARTESANAL Y TURISMO: ¿COMPLEMENTARIEDAD O RIVALIDAD? El caso de la localidad de Pehuen Co (Coronel Rosales - Buenos Aires – Argentina)
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Revista Planeo: Convocatoria Abierta 2019
[Por, María Emilia Estrada; Licenciada en Economía y Doctora en Geografía. Docente-Investigador del Departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur (UNS ), Argentina. Coordinadora del Programa de posgrado Maestría en Desarrollo y Gestión Territorial UNS.
Juan Pablo Arnaboldi; Alumno avanzado de la Licenciatura en Turismo. Departamento de Geografía y Turismo de la UNS, Argentina]
Recibido el 14 de febrero de 2018, publicado el 15 de julio de 2019
Resumen
El desarrollo de la actividad turística genera múltiples efectos en los actores y en las actividades productivas co-localizadas en el territorio, particularmente en las consideradas como más sensibles, tal como la pesca artesanal. Donde las relaciones que se establecen son complejas e involucran desde la rivalidad por la utilización de los recursos comunes y la existencia de externalidades negativas cruzadas; a otras de complementación y retroalimentación, tales como el aprovechamiento compartido de infraestructura y de los demandantes. La coexistencia de estas cuestiones genera efectos muy diversos tanto en las actividades productivas involucradas como en los actores en términos económicos, sociales, culturales y ambientales, los que se ven reflejados en dinámicas territoriales localizadas. Este trabajo aborda las distintas relaciones desplegadas entre la actividad turística y la actividad pesquera en la localidad Pehuén Co (Partido de Coronel de Marina Leonardo Rosales-Buenos Aires-Argentina) buscando responder cuestiones tales como: ¿Cuáles son los puntos de conflicto y de complementación más relevantes entre las actividades/actores? ¿Las actividades vinculadas a la oferta de bienes y servicios para el turismo constituyen una salida real para mejorar situación de los pescadores artesanales o sólo representan labores de “refugio”/subsistencia que los mantiene en una situación de marginalidad? ¿El crecimiento del Turismo en Pehuén Co, está produciendo la desaparición de la pesca artesanal?
Palabras clave: pesca artesanal, turismo, recursos comunes
Abstract
The development of the tourist activity generates multiple effects in the actors and in the productive activities co-loca- ted in the territory, particularly in those considered as more sensitive, such as artisanal fishing. Where the relationships that are established are complex and involve rivalry through the use of common resources and the existence of negative externalities; to others of complementation such as the sha- red use of infrastructure and consumers. The coexistence of these issues generates very different effects both in the productive activities involved and in the actors in economic, social, cultural and environmental terms, which are reflected in localized territorial dynamics. This work deals with the different relationships between tourism activity and fishing activity in Pehuen Co (Coronel de Marina Leonardo Rosales – Buenos Aires – Argentina) seeking to answer questions such as: What are the points of conflict and complementation most relevant among the activities / actors? Do the activities linked to the offer of goods and services for tourism constitute a real outlet for improving the situation of artisanal fishermen or do they only represent subsistence tasks that keep them in a situation of marginality? The growth of tourism in Pehuen Co, is causing the disappearance of artisanal fishing?
Keywords: artisanal fishing, tourism, common resources
NUEVOS PAISAJES URBANOS EN LA CIUDAD DE MÉXICO: Propuestas de intervención en el espacio público para la promoción del bienestar
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Revista Planeo Nº37; Territorios y Paisaje, Septiembre 2018
[Por, Karla Selene Arellano Hernández; Maestra en Psicología por la UNAM y Arquitecta por el Instituto Tecnológico de Durango Actualmente cursa el Doctorado en Urbanismo en la UNAM
Karina Landeros Mugica; Doctora en Psicología por la UNAM Profesora de tiempo completo de la Facultad de Psicología de la UNAM
Francisco Javier Urbina Soria; Maestro en Psicología por la UNAM. Profesor de tiempo completo y Coordinador Académico de la Maestría en Psicología con Residencia en Psicología Ambiental de la UNAM]
Recibido el 29 de Agosto 2018, publicado el 15 de Julio 2019
Resumen
Dentro del campo de estudio de la relación persona- ambiente se han desarrollado diversas investigaciones acerca de los denominados ambientes restauradores, entornos naturales y construidos que promueven beneficios importantes para la salud. Se ha encontrado que la presencia de elementos naturales, construidos y sociales en el espacio público urbano impactan positivamente en el bienestar de las personas que los utilizan. En el presente estudio se utilizó la evaluación de un modelo de intervención urbana para conocer su relación con la promoción de bienestar y restauración psicológica. Estas dos variables mostraron una relación significativa con los componentes de naturaleza y presencia de otras personas; además, los elementos de accesibilidad y naturaleza resultaron los de mayor relevancia sobre la decisión para utilizar el espacio.
Palabras clave: ambientes restauradores, bienestar, accesibilidad, naturaleza, espacio público.
Abstract
In the field of study of the relationship between per- son and environment, several researches have been carried out about the called restorative environ- ments, which are natural and constructed environ- ments that promote important health benefits. It has been found that the presence of natural, constructed and social elements in the urban public space has a positively impact to the well-being of the people who use them. For the present study it was used the evaluation of an urban intervention model to know it is relation with the promotion of well-being and psychological restoration. These two variables showed a significant relation with the components of nature and the presence of other people; besides, the elements of accessibility and nature were the most relevant about the decision to use the space.
Keywords: restorative environments, well-being, accessibility, nature, public space.
GEOGRAFÍA DE LA MEMORIA: Narrativas locales en la consolidación urbana de la localidad de Kennedy (Bogotá-Colombia)
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Revista Planeo Nº38: Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por, Natalia Isabel Gil Grandett; Licenciada en Ciencias Sociales Universidad Pedagógica Nacional Magíster en Geografía Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia-Instituto Geográfico Agustín Codazzi]
Recibido el 30 de Noviembre 2018, publicado el 15 de Julio 2019
Resumen
El siguiente artículo contribuye a la reflexión acerca de las narrativas del territorio como instrumentos claves en la representación espacial, esclareciendo la relación entre: memorias colectivas, narrativas locales y representaciones espaciales, por medio del estudio de la geografía de la memoria aplicada al caso concreto de la localidad de Kennedy ubicada en la ciudad de Bogotá en Colombia. Metodológicamente la investigación se realizó a través de la recolección de historias de vida de actores claves, la construcción de cartografías participativas del territorio y análisis de investigaciones historiográficas.
Palabras clave: geografía de la memoria, memorias colectivas, narrativas locales.
Abstract
The following article contributes to the reflection about territorial narratives as key instruments in spatial representation clarifying the relationship between: collective memories, local narratives and spatial representations through the geography of memory, applied to the concrete case of the inhabi- tants of the locality of Kennedy located in the city of Bogotá in Colombia. Methodologically, the re- search was carried out through the collection of life histories of key actors, the construction of partici- patory cartographies of the territory and analysis of historiographical studies of the place of study.
Keywords: geography of memory, collective memories, local narratives
LA COMPLEJIDAD CONCEPTUAL DEL PAISAJE EN ARQUITECTURA
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Revista Planeo Nº37; Territorios y Paisaje, Septiembre 2018
[Por, Carlos Ríos-Llamas; Facultad de Arquitectura Universidad de La Salle Bajío, México]
Recibido el 31 de Agosto 2018, publicado el 15 de Julio 2019
Resumen
El paisaje, en el pensamiento arquitectónico, es portador de desafíos sociales y científicos que se generan desde las relaciones contemporáneas entre el ser humano, la naturaleza y los proyectos de intervención sobre el territorio. El anunciado fin de la territorialidad al que conduciría la globalización se ha visto contestado por el redoblado esfuerzo de volver al ámbito de lo local y reconstruirlo. Al mismo tiempo, la “vuelta al paisaje” y la “vuelta al territorio”, más que una repetición de la historia, disponen una oportunidad para la reconceptualización y actuación desde nuevos paradigmas y conceptos que permitan replantear la manera como se insertan los proyectos arquitectónicos en el medio natural. Por un lado, conviene revisar los fundamentos de la noción de paisaje que se nos revelan desde la historia, porque la historia corresponde con las diferentes maneras como el hombre ve el mundo. Por otra parte, desde la complejidad del paisaje en arquitectura, es importante reflexionar sobre las soluciones que se sugieren en el presente, y cómo las producciones constructivas participan en los procesos de transformación del espacio. En definitiva, se trata de cruzar las reflexiones teóricas con los procesos sociales y con los desafíos de la profesión del arquitecto, en aras de pensar la contemporaneidad de los paisajes desde la complejidad y su materialización arquitectónica.
Palabras clave: paisaje, complejidad, arquitectura, territorio
Abstract
Landscape, in architectural thinking, faces social and scientific challenges generated among the contemporary net of the human beings, nature and the design interventions on the territory. The so-called death of the territory in the global era has been contested with a renewed coming back to the local sphere and rebuild it. This “return to landscape” and “return to territory” does not imply repeating history, but a new conceptualization and action from new paradigms. The importance of the analysis of concepts such as landscape and territory, aims to rethink artificial interventions in the natural environment. On the one hand, it is convenient to re- view the foundations of the notion of landscape that are revealed to us from history, because history corresponds with the different ways that man sees the world. On the other hand, from the complexity of the landscape in architecture, it is important to think on the sketches of solutions that are suggested in the present, and how plastic productions participate in the processes of transformation of space. In short, tis paper is about crossing intellectual concerns with scientific processes and the challenges of the profession, in order to think about the contemporary from its own complexity.
Keywords: landscape, complexity, architecture, territory
ASENTAMIENTOS INFORMALES EN CUENCA: EL OTRO LADO DE LA MONEDA
VerASENTAMIENTOS INFORMALES EN CUENCA: EL OTRO LADO DE LA MONEDA
Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por: Gina Rivera Torres, Arquitecta, Magister en Desarrollo Urbano por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Erick Renato Serrano Fernández de Córdova, Arquitecto, Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente por la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen: Las ciudades ecuatorianas han experimentado en las últimas décadas fuertes procesos de informalidad en la ocupación del suelo, que ha derivado en importantes inequidades socio-territoriales. En Cuenca esta problemática ha comenzado a tomar vital relevancia en las últimas décadas, donde junto con el acelerado crecimiento urbano se ha producido una importante reproducción de los denominados “asentamientos de hecho”, donde paulatinamente las intervenciones realizadas por las administraciones de turno, han legitimado una ocupación que lejos está de alcanzar el “Buen Vivir” o el anhelado “Derecho a la Ciudad”.
Palabras claves: asentamientos informales, derecho a la ciudad, informalidad.
Im. 1. Asentamientos informales emplazados en áreas de riesgo en la ciudad de Cuenca.
Fuente: Erick Serrano, 2018
En las últimas décadas por su rol de mediación e intermediación urbana y territorial, así como por sus estándares urbanísticos, la ciudad Cuenca se ha convertido en un referente para la región; permitiéndole inclusive a nivel Latinoamericano posicionarse como uno de los modelos de desarrollo para ciudades intermedias. Ello la ha convertido en un polo de atracción de un importante número de personas; quienes en su necesidad de “tener un techo”, han dado lugar a acelerados procesos de ocupación formal e informal. Si bien, estas segundas ocupaciones difieren en número, tamaño e intensidad respecto de las grandes metrópolis como Guayaquil y Quito; no dejan de ser preocupantes los problemas socio-territoriales, ambientales, políticos y económicos que de ello se deriva.
Con la promulgación de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial Uso y Gestión del Suelo (2016), la informalidad en la ocupación del suelo ha tomado especial relevancia en la ciudad y en general en el Ecuador, al establecer la obligatoriedad de los Gobiernos Autónomos Descentralizados municipales o metropolitanos la gestión de los denominados “Asentamientos de Hecho”[1]; mismos que en Cuenca a más de situación “ilegal” se caracterizan por la manera improvisada y orgánica de ocupación principalmente de áreas en riesgo por pendientes que superan el 50%, áreas de inundación, de inestabilidad y en márgenes de protección de ríos y quebradas; donde la accesibilidad y conectividad son deficientes, los equipamientos comunitarios, espacios públicos e infraestructura en general son limitados y en los casos más comunes, éstos simplemente no existen.
Como señala Abramo (2012) estos asentamientos son resultados de la “lógica de la necesidad”, pues para la población de clase baja, la ocupación informal se ha convertido en casi la única solución para adquirir suelo a bajo costo y acceder a la añorada vivienda propia, que bajo regímenes legales como el incentivo a la vivienda social promovida por el gobierno desde los años 90, ha sido prácticamente imposibles de alcanzar. Primero porque los costos de las viviendas superan la capacidad de pago, y segundo porque las soluciones habitacionales se ubican en las áreas menos deseadas por el mercado, lejos de las zonas de empleo y estudios (Mena, 2010); lo que acentúa las inequidades socio-territoriales y fomenta la segregación socio-espacial.
Varias administraciones en su intención de mejorar las condiciones de habitabilidad de estos asentamientos, han emprendido proyectos principalmente dirigidos a la dotación de infraestructura básica, mitigación de riesgos y mejoramiento de la accesibilidad; pero que, al no ir acompañadas de una visión de integración urbana, ambiental y social; se han convertido en soluciones paliativas que, a más de favorecer la reproducción de estos asentamientos; han fomentado la inserción a un “mercado informal del suelo” (Jaramillo, 2008); que ha impulsado a sus habitantes a exigir paulatinamente al Estado la legalización de su situación, así como sus derechos a los servicios y demás oportunidades que brinda la ciudad; lo que ha conllevado importantes costes económicos, sociales, y ambientales.
Lo que han hecho las administraciones de turno con este proceso, es legitimar esta ocupación que transgreden todo lo establecido en las normativas vigentes y sobre todo en el modelo de territorio que se persigue; lo que ha derivado en una reconfiguración morfológica acompañada de una reorganización social (Torres, 2018); que en el caso de Cuenca, ha pasado de estar caracterizada por una heterogeneidad de estratos socio-económicos a evidenciarse en mayor grado, áreas completamente segregadas con importantes conflictos de inequidad.
Intervenciones que finalmente ponen en evidencia las visiones neoliberales que imperan al momento de actuar sobre estos asentamientos, y que no son más que la aplicación de las ideas impuestas por De Soto y generalizadas para todas las ciudades latinoamericanas desde la publicación del aclamado libro “El otro Sendero” (1987), en donde la informalidad no es concebida como un atraso, sino por el contrario, es una “solución” para las ciudades; al contribuir a una verdadera economía de mercadeo.
Planteamientos que tal como lo expone Pradilla (1995) han sido ampliamente criticados por diversos investigadores latinoamericanos, principalmente por su carácter “encubridor e ideológicamente burgués” (p. 7); que niega deliberadamente las verdaderas razones de ser de estos asentamientos, evidenciado con ello la incapacidad estatal para brindar condiciones de vida digna a los sectores más pobres.
Para Cuenca la informalidad en la ocupación del suelo se ha convertido en su talón de Aquiles, pues siendo una de las ciudades pioneras en los procesos de planificación urbana en el país iniciada en los años 40; la complejidad que conlleva el crecimiento urbano ha puesto en evidencia las limitadas herramientas de planificación y gestión urbana, la visión neoliberal que impera en las intervenciones, pero sobre todo, deja ver el grado utópico que tiene el concepto del “Derecho a la ciudad” promulgado en la carta magna del Ecuador (2008); pues en los últimos años, más allá de su mera declaración en los modelos territoriales, objetivos y visiones, éste no han logrado ser territorializado.
Si bien es cierto que las ciudades se construyen a través de narraciones, historias y visiones de un futuro sostenible, siendo prácticamente la imagen que se “vende” al resto del mundo; parte de entender la complejidad urbana, es reconocer que existen procesos que superan estos imaginarios y que requieren ser visibilizados, reconocidos y aceptados. En este sentido, es necesario como apunta Torres (2018), abordar la informalidad urbana como un modo de urbanización que existe y seguirá aumentando en el mismo grado e intensidad, de no encontrar los mecanismos que permitan, desde la planificación y gestión urbana, dar una solución real a los conflictos socio-territoriales.
Dejar de negar ese otro lado de la moneda, el de los asentamientos informales tildado como la “no ciudad”; es el primer paso que debe dar Cuenca, para alcanzar un crecimiento urbano sostenible y amigable con todas las formas de habitar la ciudad.
Bibliografía:
Abramo, P. (2012). La ciudad com-fusa: mercado y producción de la estructura urbana en las grandes metrópolis latinoamericanas. Revista Eure, 38(114), pp. 35-69
Escoffié, C. (2018). Mitos sobre la población en asentamientos informales. Recuperado Mayo 2019 de: https://www.animalpolitico.com/columna-invitada/prejuicios-sobre-la-poblacion-en-asentamientos-informales/
Harvey, D. (2007). Espacios del capital. Hacía una geografía crítica. Barcelona, España: Akal.
Jaramillo, S. (2008). Reflexiones sobre la “informalidad” fundiaria como peculiaridad de los mercados del suelo en las ciudades de América Latina. Territorios, (18-19), pp. 11-53.
Morales, J. (2016). Informalidad y Derecho a la Ciudad en Ecuador. Recuperado Mayo 2019 de: http://investigaciones.puce.edu.ec/handle/23000/966
Pradilla, E. (1995). El mito neoliberal de la informalidad urbana. Recuperado Mayo 2019 de: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Ecuador/ciudad/20121009040840/mito.pdf
Torres, D. (2018). Informalidad urbana en la era neoliberal ¿Una categoría en crisis? Recuperado Mayo 2019 de: https://www.researchgate.net/publication/332448963
[1] Art. 74 Asentamientos de Hecho: están conformados de lotes subdivididos sin autorización legal, consolidado por los posesionarios que no cuentan con título de propiedad individual, encontrándose en una situación irreversible y que necesitan legalizar la tenencia de la tierra y el desarrollo de obras de infraestructura; y no están dentro del margen y normas establecidas por las autoridades encargadas del ordenamiento territorial.
La autoconstrucción informal como proyecto de integración
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Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por: Tai Lin Muñoz; Arquitecto. Estudiante de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos. Laboratorio 9×18 Escuela de Arquitectura P. Universidad Católica.
Resumen
La autoconstrucción asistida ha sido un antiguo tema de debate entre planificadores, políticos y profesionales. A pesar de que por ciclos es mejor o peor considerada, los pobres urbanos continúan autoconstruyendo informalmente, desde cero o modificando viviendas formales ya “terminadas”. La columna propone que la autoconstrucción debe ser mirada como una práctica de integración social, a través de la cuál los pobladores configuran formas de integrarse a la ciudad. En este sentido, los autoconstructores son planificadores urbanos y estudiar la autoconstrucción informal, es estudiar cómo el mundo popular entiende la ciudad.
Palabras Clave: Autoconstrucción – Informalidad – Ciudad
Presentación
El premio Pritzker a Alejandro Aravena el año 2016, reconocido a nivel mundial por sus “half houses” ha reflotado la mirada sobre la autoconstrucción asistida, o progresividad, como un camino pertinente para las políticas de vivienda (Kozak, 2016). La autoconstrucción asistida, tiene una larga vida desde mediados del Siglo XX, y ha tenido distintas versiones a lo largo de su presencia en el debate de políticas de vivienda, como el lote con servicio, la vivienda de ayuda mutua, participacionismo, entre muchas otras. En cualquiera de sus formas, la autoconstrucción asistida no ha dejado ni a la academia ni a la política indiferentes. En gran medida, porque siguiendo a sus éxitos -como la de un premio Pritzker- vienen por inercia las evaluaciones y críticas para la autoconstrucción asistida (Ward, 1982).
Más alejada de los laureles, la autoconstrucción informal, pura y dura, ha sido uno de los más persistentes fenómenos observados en el mundo en desarrollo. Alrededor del planeta, ha sido un repertorio de acción original del mundo popular. Su larga trayectoria y permanencia observable, así como su porfiada vigencia y actualidad, no solo como tema de debate, sino que principalmente como práctica, debe motivarnos a repensar el rol social que ha tenido como un tipo de planificación urbana basada en el aprendizaje social (Friedmann, 2001), con fines bien definidos.
Im. 1. Autoconstrucciones en viviendas «terminadas». La Pintana. Santiago de Chile
Fuente: el autor
La historia “formal”: las políticas de autoconstrucción asistida
La historia oficial de la autoconstrucción asistida tiene grandes consensos. Debido a su temprana urbanización en la primera mitad del Siglo XX, Latinoamérica pareció la primera -aunque no la única- vitrina de la autoconstrucción. El arquitecto inglés John Turner se volvió el gran promotor mundial de la autoconstrucción, después de trabajar en Perú en una de las numerosas agencias de vivienda que se multiplicaban bajo el gobierno del arquitecto Belaunde (1963 – 1968). Desde su paso por Perú, estudió sistemáticamente distintos tipos de experiencias, así como las relaciones comunitarias en las que se originaban (Turner, 1963; 1968). Al camino recorrido por Turner le debemos la inclusión de la progresividad en distintas políticas de vivienda alrededor del mundo (Gorelik, 2008).
Las ventajas de la autoconstrucción se visualizaron en dos ámbitos. Por un lado, ahorraba a los gobiernos y a los organismos financieros internacionales los recursos que requerirían viviendas “terminadas”. Recursos que además podían ir a otras de las múltiples prioridades que una nación en desarrollo requiere. Por otro lado, parecía una forma de capitalismo popular que abría las puerta de los pobres urbanos a poseer no solo una vivienda, también un capital desde el cuál insertarse al sistema económico (Davis, 2007).
También han existido críticas. Por un lado, las políticas de autoconstrucción han permitido a los Estados eludir su responsabilidad en la dotación de viviendas dignas. Por otro, ha sido observable que la conversión de los pobres a pequeños capitalistas por la entrega de un título sobre un terreno no ha ocurrido (Calderón, 2014).
La autoconstrucción informal
Más allá de logros y críticas, la persistencia de la menos laureada autoconstrucción informal como un repertorio de acción en el mundo en desarrollo, y en específico en Latinoamérica, debe llevarnos a cuestionar como se ha pensado desde sus versiones formales. Incluso en contextos de países que han sufrido profundas transformaciones producto de su inserción al sistema capitalista mundial. En un sentido similar a cómo los movimientos de pobladores han descrito trayectorias independientes de las interpretaciones académicas y políticas que se establece sobre ellos (Cortés, 2014), la autoconstrucción informal describe una aparente autonomía que requiere revisarse en su propio mérito.
La autoconstrucción abre las posibilidades de una vivienda. Es un proceso por el cual las edificaciones y los barrios van continuamente mutando. Incluso se hace presente en viviendas “terminadas”, las cuales al tiempo de ser entregadas empiezan rápidamente a ampliarse y modificarse. Pero sería simple afirmar que la autoconstrucción busca “aumentar el espacio”. En la suma de modificaciones de viviendas autoconstruidas se imbrican múltiples posibilidades que refieren a formas de relacionarse entre sujetos y la ciudad (Lin, 2011). Autoconstruir permite generar ingresos a través de dar servicios o incluir actividades productivas. Permite establecer espacios de mediación con los otros y con lo público, salvaguardando las distancias y estableciendo controles. La autoconstrucción también refleja complejas estructuras familiares y comunitarias a las que se les da cabida dentro de una vivienda.
Muy lejos de posiciones marginalistas, pero también guardado distancia de las economías políticas que ven solo las asimetrías en el proceso de urbanización, la autoconstrucción ha sido un medio de integración. Ha permitido a los pobres urbanos fundar un lugar desde el cual insertarse en la ciudad. La ciudad ha tenido para el mundo en desarrollo un rol fundamental. Mientras que los Estados fallan en proveer derechos políticos, sociales y económicos, los pobres urbanos los han ido a buscar a la ciudad, como si se tratara de un circuito paralelo de acceso a derechos y servicios. Así, mientras la autoconstrucción sea una práctica que se orienta a la integración social, los autoconstructores son en los hechos, planificadores urbanos que, a través de las posibilidades materiales de la vivienda, hacen ciudad.
Mirar la autoconstrucción como práctica social, y no como un mero concepto, permitirá abrir nuevos campos de investigación y comprensión para el problema de la vivienda y la pobreza urbana. La reproducción de repertorios de acción, los modos de vida, y la forma en que el mundo popular se lee a si mismo, a la informalidad, y a la ciudad.
Bibliografía
Calderón, J. (2014). Lessons from the Ground Up: Approaches to Squatter Settlements. Boston: Lincoln Institute of Land Policy.
Cortés, A. (2014). El movimiento de pobladores chilenos y la población La Victoria: ejemplaridad, movimientos sociales y el derecho a la ciudad. EURE, 239-260.
Davis, M. (2007). Planeta de ciudades miseria. Madrid: Ediciones Akal.
Friedmann, J. (2001). Planificación en el ambito público. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública.
Gorelik, A. (2008). La aldea en la ciudad. Ecos urbanos de un debate antropológico. Revista Museo de Antroplogía. Universidad Nacional de Córdoba, 1, 73-96.
Kozak, D. (2016). John F.C. Turner y el debate sobre la participación popular en la producción de hábitat en América Latina en la cultura arquitectónico-urbanística, 1961–1976. Revista Urbana 8(3), 49-68.
Lin, T. (2011). Evolución del espacio doméstico en «bloks» de vivienda social. Autoconstrucción y vulnerabilidad en conjunto de vivienda básica. Revista CIS, 3-23.
Turner, J. C. (1963). Dwelling resources in South America. AD.
Turner, J. C. (1968). Uncontrolled Urban Settlement: Problem and policies. (U. Nations, Ed.) Urbanization: development policies and planning, International social development review.(1).
Ward, P. (1982). Self Help Housing: a critique. London: Mansell.
La nueva-vieja pobreza y la persistencia de la informalidad urbana
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Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por: Felipe Valenzuela; Sociólogo, MSc Development Administration and Planning, Candidato a Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos; Profesor Adjunto Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile
Resumen
La reducción del déficit habitacional cuantitativo en las últimas décadas en Chile, trasladó la discusión sobre los problemas de la pobreza urbana desde los antiguos asentamientos informales hacia las dificultades de integración de los nuevos conjuntos de vivienda social. Sin embargo, en los últimos años los campamentos y otras modalidades de la informalidad han aumentado, especialmente en algunas ciudades. Las limitaciones de la política habitacional y las restricciones impuestas por el mercado inmobiliario dificultan el acceso a la vivienda para los sectores populares, lo que lleva a que la nueva pobreza de los conjuntos de vivienda social conviva de manera creciente con la nueva-vieja pobreza de la informalidad.
Palabras clave: pobreza urbana, informalidad, campamentos
Ante la significativa reducción del déficit habitacional cuantitativo que había experimentado el país, durante la década de los 2000 cambió el foco de atención respecto a los problemas de la pobreza urbana en las ciudades chilenas. En 2003, Manuel Tironi describió la “nueva pobreza urbana” (Tironi, 2003), en 2005 Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes instalaron el concepto de “los con techo” (Rodríguez & Sugranyes, 2005) y en 2010 Rodrigo Salcedo se refirió al último “slum” de Santiago al estudiar el cierre de la Toma de Peñalolén (Salcedo, 2010). Esta nueva pobreza no correspondía a la tradicional idea de pobreza subdesarrollada que habita en los asentamientos informales, sino que a una pobreza que se generaba bajo los procesos de modernización que experimentaba la sociedad chilena y que, en términos residenciales, habitaba en los nuevos conjuntos de vivienda social.
Este cambio de enfoque se relaciona con la masificación de la política habitacional en Chile, que desde el retorno a la Democracia en la década de los 90’ logró reducir de manera importante los índices del déficit cuantitativo, pero significó también la aparición de nuevos problemas urbanos, asociados a la segregación, la escasez de servicios y problemas importantes de convivencia en los nuevos barrios de vivienda social. En este contexto, la discusión en torno al problema de la vivienda de los sectores populares se trasladó hacia las condiciones de integración social y urbana de estos nuevos barrios, dejando en un segundo plano los problemas relacionados a la informalidad, las tomas de terreno, la autoconstrucción y las “poblaciones callampa”, que tuvieron un rol central en la discusión sobre los problemas de la vivienda en décadas anteriores, y que hoy parecerían más bien una anomalía respecto al actual nivel de desarrollo de la sociedad chilena.
Sin embargo, durante la década del 2010 se ha observado un resurgimiento de los asentamientos informales en Chile. En 2011 el Ministerio de Vivienda realizó un Catastro Nacional de Campamentos, con el objetivo de “volver a poner en la palestra un tema que parecía superado o en vías de superarse en la última década” (MINVU, 2013, p. 6). Se contabilizaron 27.378 hogares viviendo en 657 campamentos a nivel nacional, para los cuales se definió posteriormente una estrategia de cierre. No obstante, siete años después un nuevo catastro contabilizó un total de 822 campamentos y 46.423 hogares habitando en ellos. Es decir, solamente entre 2011 y 2017 la cantidad de hogares en campamentos aumentó en 70%, pese a la aplicación de programas habitacionales especialmente orientados a atender a este grupo de la población.
El crecimiento de los campamentos se concentra especialmente en algunas ciudades del norte y en el Gran Valparaíso, y es mucho menos importante en Santiago. De hecho, las comunas de Antofagasta y Viña del Mar tienen por sí solas más familias en campamentos que toda la Región Metropolitana. De esta forma, el diagnóstico de la “nueva pobreza” es mucho más certero para el caso de Santiago (desde donde proviene el diagnóstico), pero no necesariamente para otras ciudades donde la informalidad persiste o incluso aumenta de manera significativa.
Im. 1. ‘Fotografía del campamento Felipe Camiroaga, tomada desde el campamento Leonardo Farkas, Viña del Mar’ / Fuente: El autor.
Pero la informalidad de la vivienda no se encuentra solo en los campamentos. Si definimos la informalidad urbana como la transgresión del marco normativo que regula el desarrollo urbano, podemos distinguir entre al menos cuatro modalidades de la informalidad que persisten en nuestras ciudades y que no existen solamente en los campamentos catastrados por el MINVU: la informalidad que tiene que ver con la construcción de la vivienda (autoconstrucción); la que se relaciona con la forma de ocupación del sitio (ocupación de hecho, cesiones de derechos, ausencia de título de dominio); la que tiene que ver con las normas urbanísticas (localización en zonas restringidas por los instrumentos de planificación; acceso irregular a servicios básicos); y la que proviene de un mercado informal (subarriendo de habitaciones; compraventa de sitios ocupados irregularmente).
Algunos ejemplos concretos donde se presentan estas modalidades de informalidad son los loteos irregulares definidos por la ley 16.741 de 1968, y que aún persisten sin ser regularizados, como sucede en los cerros de Viña del Mar; las viviendas autoconstruidas que han obtenido un título de dominio otorgado por Bienes Nacionales, pero mantienen condiciones de precariedad al localizarse en áreas de riesgo, como ocurre en las quebradas de Valparaíso; las subdivisiones irregulares de parcelas, a través de la cesión de derechos en áreas rurales (aunque con fines habitacionales urbanos), como las que han proliferado en la localidad de Laguna Verde; y las situaciones de arriendo de piezas sin contrato y en condiciones de hacinamiento, como ocurre en el centro y peri-centro de Santiago con población migrante.
En este escenario, la pobreza urbana continúa teniendo un componente importante de informalidad, y en algunos casos la tendencia parece ir incluso en alza. Ello coincide con las dificultades de la política habitacional para continuar reduciendo el déficit cuantitativo, que según la última Encuesta CASEN del año 2017, experimentó un alza significativa respecto a la medición anterior (Ministerio de Desarrollo Social, 2018). Por otra parte, acceder a una vivienda a través del mercado inmobiliario se hace cada vez más restrictivo, en la medida en que crece la brecha entre el precio de las viviendas y los ingresos económicos de las familias (IEUT, 2019). De esta forma, en vez de tratarse de una anomalía o un problema residual, la aparición de nuevos campamentos y la persistencia de otras modalidades de informalidad responden a un problema estructural respecto a la provisión de vivienda accesible para los sectores populares por la vía formal. La nueva pobreza de los conjuntos de vivienda social convive de manera creciente con la nueva-vieja pobreza de la informalidad.
Referencias
IEUT. (2019). La Tercera: Estudio revela creciente brecha entre precio de viviendas e ingresos familiares. Recuperado de http://estudiosurbanos.uc.cl/comunicacion/noticias-y-actividades/4630-la-tercera-estudio-revela-creciente-brecha-entre-precio-de-viviendas-e-ingresos-familiares
Ministerio de Desarrollo Social. (2018). Síntesis de resultados Vivienda y Entorno. Encuesta CASEN 2017. Santiago.
MINVU. (2013). Mapa Social de Campamentos 2011. Santiago: Secretaría Ejecutiva de Campamentos (MINVU).
Rodríguez, A., & Sugranyes, A. (2005). Los con Techo. Un Desafío para la Política de Vivienda Social. Santiago: Ediciones SUR.
Salcedo, R. (2010). The Last Slum: Moving from Illegal Settlements to Subsidized Home Ownership in Chile. Urban Affairs Review, 46(1), 90–118. https://doi.org/10.1177/1078087410368487
Tironi, M. (2003). Nueva pobreza urbana. Vivienda y capital social en Santiago de Chile, 1985-2001. Santiago: PREDES / RIL Editores.
Observatório de Remoções / Observatorio de Desalojos: investigación-acción en la “ciudad informal” de la Región Metropolitana de São Paulo (RMSP)
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Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por: Aluízio Marino, Doctorando en Planificación y Gestión del Territorio (Universidad Federal de ABC) e investigador del LabCidade, FAU/Universidad de São Paulo.
Raquel Rolnik, Arquitecta y Urbanista. Coordinadora LabCidade, FAU/Universidad de São Paulo.
Regina Dulce Lins, Arquitecta y Urbanista. Universidad Federal de Alagoas]
RESUMEN
Observatório de Remoções, surge como una experiencia voluntaria de profesores y estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidade de São Paulo (FAU/USP), en 2012, con el objetivo de reunir una base cartográfica que contuviera informaciones sobre los desalojos en curso en la ciudad de São Paulo, que hasta ese momento eran datos dispersos e inaccesibles al público. La segunda fase del Observatorio se inicia el año 2015, con financiamiento de la Fundación Ford, en esta etapa se incluye a la Universidade Federal do ABC y los municipios de São Paulo y los que componen el grande ABC. La naturaleza del proyecto se redefine como un proyecto de investigación-acción, permaneciendo el objetivo más amplio que era identificar, mapear y comprender las escalas, personas y grupos afectados por desalojos forzados tanto de sus viviendas como de su hábitat. El proyecto se estructuró en dos frentes de actuación: elaboración de mapas colaborativos y acciones colaborativas con las comunidades u observando de cerca[2].
PALABRAS CLAVE: desalojos, activismo cartográfico, derecho a la ciudad, São Paulo
El Observatorio de Desalojos -Observatório de Remoções (OR)- realiza, desde el año 2012, el mapeo de desalojos y amenazas de desalojos, un fenómeno históricamente invisible. Aquí se ha entendido el desalojo como un proceso colectivo de expropiación en que personas y/o familias, en general de bajos ingresos, son desplazadas de manera forzosa de sus lugares de alojamiento o lugar de residencia. Por tanto, el foco del Observatorio está en los procesos de desplazamiento forzado que afecta a grupos o a comunidades, o sea, desalojos o amenazas de desalojos de tipo colectivos. No son registrados en este banco de datos y en el mapeo los casos de desalojos individuales o unifamiliares.
Los primeros resultados cartográficos del Observatorio fueron publicados en el año 2012, dando visibilidad a los desalojos y amenazas de desalojos en la ciudad de São Paulo. Se utilizaron diversas fuentes de información sobre los eventos entre los años 2010 y 2012, entre ellos, recorte de noticias sobre el tema en medios de comunicación; trabajo de campo; bancos de datos públicos, datos de ONGs y movimientos sociales por el derecho a la vivienda, además de denuncias recibidas por la Relatoría Especial para el Derecho a la Vivienda Adecuada de la ONU[3].
Con el objetivo de ampliar el compromiso de los afectados con esta herramienta de denuncia, el Observatorio lanzó en 2017, la tercera y actual versión del mapeo (ver imagen 1). Esta versión: (i) amplía el territorio de análisis, pasando de 5 a 10 municipios en la RMSP; (ii) presenta cambios en la narrativa cartográfica, utilizando un lenguaje e iconografía de un “activismo cartográfico” (Santos, 2011); y (iii) simplifica una herramienta de denuncias disponible para la comunidad, por medio de un canal directo vía WhatsApp.
Imagen 1. Mapa de desalojos / Fuente: http://www.labcidade.fau.usp.br/mapa-denuncias/
Mapear los desalojos[4]: un desafío en la “ciudad informal”
Favelas, ocupaciones y otros territorios populares en la ciudad son generalmente definidos como ilegales. Las personas y las familias que residen en esos espacios son tratados por los medios hegemónicos y por buena parte de la opinión pública como invasores e incluso como criminales. La lógica de la ilegalidad justifica la ausencia de inversiones públicas, o la escasez de equipamiento social, servicios públicos e infraestructura urbana. Se trata de territorios con varias condiciones de vulnerabilidad y precariedad, blancos frecuentes de desalojos y violencias.
La criminalización de esos territorios y de los sujetos que allí habitan, producen que los desalojos sean prácticamente invisibles. Por ser considerados ilegales, ocupaciones y favelas son removidas en la mayoría de las veces sin ningún tipo de aviso previo o procedimiento jurídico.
“Al delimitar esos territorios como ´ilegales´, muchas veces sobreponiéndose a los tejidos urbanos preexistentes, las normas de planificación, construcción y ocupación de suelo definen una geografía de invisibilidad para la política urbana o clasifican una presencia constituida -pero nunca plenamente establecida- como excepción.” (Rolnik, 2015, p.193)”
La invisibilidad de los desalojos, el origen y motivación del mapeo realizado por el Observatorio, es, al mismo tiempo, el principal desafío. Esa “geografía de invisibilidad” impacta el levantamiento de datos e informaciones sobre los desalojos, transformándose en una tarea compleja.
Para transformar esta situación y construir una base de datos confiable, es necesario recurrir a diversas fuentes, lo que, a su vez, genera otros desafíos. Los datos incompletos o imprecisos también son fragmentados y de difícil georreferenciación, pues no poseen indicaciones de direcciones; o en otras ocasiones, el nombre del lugar adoptado por las comunidades, no corresponden a los registros oficiales o no se pueden constatar en las bases de datos institucionales utilizadas para el mapeo. Como resultado de esa geografía específica de buena parte de los desalojos, el banco de datos subestima el fenómeno, es decir, los datos representados en el mapa no corresponden a la totalidad de los desalojos y amenazas de desalojos existentes en el territorio estudiado.
La ausencia de estadísticas públicas sobre los desalojos y amenazas de desalojos, también representan un desafío considerable. La única base de datos que contiene dicha información y las pone a disposición del público es el banco de Sentencias del Tribunal de Justicia del Estado de São Paulo (TJSP); sin embargo, en él se registran sólo los casos que ya han sido procesados y tramitados en primera instancia. La mayor limitación con esta fuente de datos es: (i) la forma en que los datos están organizados, lo que imposibilita realizar recortes y diferenciar los desalojos colectivos de los desalojos individuales; y (ii) la visualización de los datos sólo permite un análisis de aquellos que están en proceso, imposibilitando el análisis a escala metropolitana.
Además de la invisibilidad, fragmentación e inexactitud de los datos relativos a los desalojos y amenazas de desalojos, el proceso de mapeo se enfrenta al dilema de denuncia o exposición. En el caso de amenazas de desalojos, es decir, cuando el desplazamiento aún no es concretado, el dilema sobre el mapeo de estas situaciones se convierte en un tema delicado. Nos preguntamos cotidianamente: ¿hasta qué punto identificar una determinada comunidad u ocupación como amenazada fortalece su resistencia y contribuye a su permanencia? O, al contrario, ¿en qué momento el mapeo puede aumentar la situación de vulnerabilidad de la ocupación?
Si, por un lado, las tecnologías de mapeo colaborativo tienen el potencial de fortalecer resistencias, cuando son apropiadas por comunidades y movimientos sociales, por otro, persisten las desigualdades de poder relacionadas con el dominio de la técnica, informaciones e infraestructura necesaria (computadores, conexión a internet, softwares). Una vez que las cartografías son producidas y diseminadas a partir de herramientas de mapeo digital, los grupos afectados o amenazados pierden el control sobre esta información, lo que implica riesgos (Sletto et al, 2013). El riesgo de exposición lleva a situaciones en que determinadas informaciones no pueden ser reveladas, o sea, es necesario delimitar la visibilización, pues el mapeo indiscriminado de amenazas de remoción puede ampliar los conflictos existentes o al mismo tiempo, exponer a las personas a situaciones de violencia. Es fundamental velar por la seguridad de las comunidades, esto es, la ausencia de informaciones es muchas veces una estrategia consciente. Un ejemplo de esa estrategia es preservar información y las decisiones de no mapear ocupaciones de vivienda, a menos que exista un claro indicio de amenaza de expulsión.
La estrategia adoptada por el Observatorio para enfrentar este dilema fue mapear sólo las amenazas latentes, adoptando los siguientes criterios de inclusión: (i) ocupaciones que son blanco de procesos de reintegración de propiedad o que fueron notificadas por las autoridades públicas; (ii) comunidades localizadas en áreas donde están planeadas intervenciones urbanas o grandes obras; (iii) asentamientos precarios en áreas de riesgo previamente señalados en bancos de datos públicos; (iv) favelas en listas de proyectos de reasentamiento; y (v) amenazas de desalojo informados por los medios de comunicación.
La importancia de un mapeo de los desalojos y amenazas de desalojos
Nos parece, que por sí mismo, la visibilidad de una problemática social históricamente invisibilizada -considerando los límites ya expuestos- es una contribución importante (ver imagen 2). Además de representar los desalojos y las amenazas de desalojos en el territorio, el mapeo identifica también: (i) el número de familias afectadas o amenazadas; (ii) las principales justificaciones de los actores responsables de las expropiaciones; (iii) la presencia de movimientos sociales; entre otras informaciones específicas en cada caso. La sistematización de esos datos en formato de mapa contribuye a la comprensión de la geografía, la dinámica de los desalojos y las amenazas de desalojos a escala metropolitana, identificando así, territorios con mayor presencia de conflictos de suelo e inmobiliarios. El mapeo también es una herramienta importante para la comprensión ampliada de la dinámica vinculada a la re-estructuración territorial de la metrópolis y su relación con los desplazamientos.
Imagen 2. Visibilidad de los desalojos y amenazas de desalojos en la RMSP / Fuente: http://www.labcidade.fau.usp.br/mapa-denuncias/
El banco de datos con las informaciones de los desalojos y las amenazas de desalojo que están en el mapeo es abierto y está disponible para que otros investigadores lo puedan utilizar. Las publicaciones con los resultados y análisis de los mapas están bajo la licencia creative commons. En este sentido el Observatorio contribuye para el desarrollo de otras investigaciones.
La herramienta de denuncia y el mapa son instrumentos en la lucha por la permanencia de las comunidades, y además, por la atención habitacional adecuada, cuando los desalojos son inevitables. Las informaciones y las denuncias recibidas por el Observatorio, en muchas ocasiones subsidian acciones de defensa y garantía de los derechos. Una de las prácticas adoptadas por el equipo responsable del mapeo, es entregar la información a la Asistencia Jurídica Pública (Defensoría Pública) o a instituciones que trabajan en la defensa del derecho a la vivienda, con el fin de garantizar apoyo jurídico a las comunidades amenazadas.
El mapeo de las remociones se inserta por tanto, en la perspectiva de un activismo cartográfico, en la medida que fortalece la lucha de los movimientos sociales y las comunidades, instrumentalizando procesos de resistencia y permanencia. La cartografía no es un conjunto de técnicas neutras, por el contrario, los mapas fueron utilizados a lo largo de la historia como instrumentos de control y manutención del poder hegemónico (Lacoste, 1988). El mapa, además de una forma de representación geográfica, es conocimiento y, por tanto, poder (Foucault, 1996). Los mapas representan además de territorios, intereses y visiones de mundo. A partir de la década de 1990, verificamos estudios y prácticas que denuncian la parcialidad de la cartografía institucional y evidencia la importancia de una cartografía crítica o social (Crampton; Kryeger, 2008; Acselrad, 2010).
Actualmente constatamos una efervescencia de producciones cartográficas que incorporan lecturas e interpretaciones que hasta entonces estaban ausentes en la producción institucional, en otras palabras, constatamos una proliferación de activismos cartográficos. La investigación-acción del Observatorio adopta esa perspectiva alternativa y descolonizadora de la cartografía. El mapeo de los desalojos es una herramienta de denuncia de las múltiples dimensiones de la situación de inseguridad habitacional y un instrumento de lucha por la vivienda y el derecho a la ciudad en la Región Metropolitana de São Paulo.
Referencias bibliográficas
- Acselrad, Henri. Mapeamento, identidades e territórios. In: Cartografía Social e Dinâmicas Territoriais: marcos para o debate. Rio de Janeiro: UFPR/IPPUR, 2010. p.9-46.
- Crampton, Jeremy; Kryeger, John. “Uma introduçao à cartografía crítica”. In: Cartografías Sociais e Território. Rio de Janeiro: YFRJ, 2008. pp. 85-112.
- Foucault, Michel. La arqueología del saber. Medellín: Siglo XXI, 1996.
- Lacoste, Yves. A Geografía – isso serve, em primeiro lugar, para fazer a Guerra. Campinas: Ed. Papirus, 1998.
- Rolnik, Raquel. “Informal, ilegal, ambiguo”: a construçao da transitoriedade permanente. In: Guerra dos Lugares: a colonizaçao da terra e da moradia na era das finanças. Sao Paulo: Boitempo Editorial, 2015. pp. 169-194.
- Santos, Renato Emerson dos. Ativismo cartográficos: notas sobre formas e usos de reprentaçao espacial e jogos de poder. Revista Geográfica de América Central. Número Especial EGAL, 2011 – Costa Rica. II Semestre 20111. p 1- 17.
- Sletto Bjorn I; Bryan, Joe; Torrado, Marla; Hale, Charles; Barry, Deborah. Territorialidad, mapeo participativo y política sobre los recursos naturales: la experiencia de América Latina. Cuadernos de Geografía, 2013, Vol. 22 (2), pp. 193-310.
[1] Este artículo se basa en parte del trabajo realizado por el Observatório de Remoções, disponible en: Lins, Regina Dulce; Rolnik, Raquel (org.) Observatório de Remoções 2017-2018: relatório bianual . São Paulo: FAU USP, 2018. 220 p. Disponible en portugués: http://www.labcidade.fau.usp.br/observatorio-de-remocoes-apresenta-o-relatorio-2017-2018/
[2] La actuación a partir de la escala “Observendo de cerca” en el ámbito de acciones colaborativas con las comunidades afectadas permitió comprender el significado de las remociones en la vida de las familias en medio de sus coyunturas; e incorporar el punto de vista de quien está en amenza de remoción. Además, en conjunto con los afectados, se produjeron contra propuestas de remoción. Ver el caso de Campos Elíseos:http://www.labcidade.fau.usp.

[4] Mapear los desalojos: un desafío, es un texto que forma parte de un artículo mayor de los autores: “Experiências de mapeamento das remoções e ameaças de remoção na RMSP”, de Aluizio Marino, Raquel Rolnik y Regina Dulce Lins. Disponible en Observatório de Remoções 2017-2018, org. Regina Dulce Lins y Raquel Rolnik.
comercio EN LA VÍA PÚBLICA: propuestas para una POLÍTICA de regulación en base a la experiencia de Santiago
Vercomercio EN LA VÍA PÚBLICA: propuestas para una POLÍTICA de regulación en base a la experiencia de Santiago
Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por: Paula Altamirano Estay, Geógrafa, Pontificia Universidad Católica de Chile, Jefa Área Proyectos, Ciudad y Territorio, DESE – Dirección de Extensión y Servicios Externos, Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos
Christian Matus Madrid, Antropólogo Social, Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos, Profesor Adjunto Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales (IEUT) Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen
El comercio informal que se desarrolla en los bienes nacionales de uso público constituye un desafío para los municipios en Chile. Muchas veces el estigmatizado comercio en la vía pública ha enfrentado diversas propuestas locales que van desde la tolerancia a la erradicación por parte de las autoridades. Un estudio aplicado permitió proponer definiciones y principios para una futura política de control y regulación. Como principal conclusión se propone reconocer este tipo de comercio respetando sus singularidades, y su relación con el espacio público, considerando su condición de actividad que forma parte de la economía informal que debe cumplir ciertos requisitos para ser legítima manteniendo ciertas libertades.
Palabras Clave: COMERCIO INFORMAL, REGULACIÓN, ESPACIO PÚBLICO
Im 1. Comercio en B.N.U.P autorizado en el Barrio Meiggs, Comuna de Santiago
Fuente: elaboración propia
2,5 billones de personas -poco más de la mitad de los trabajadores del mundo- trabajan en la economía informal (ILO, 2017). En Chile, según el Instituto Nacional de Estadísticas (2019) existe una tasa de ocupación informal de 28,6%, dentro de la cual el comercio ambulante en la vía pública constituye una de las manifestaciones más visibles, siendo la comuna de Santiago uno de los espacios que cuentan con mayor número de vendedores informales, planteándose que a 2015 (I.M. Santiago 2015) existían más de 2000 comerciantes en la vía pública, entre autorizados y comercio ilegal, incluyendo quioscos, puestos en la vía pública y ferias libres de la comuna.
Los comerciantes informales, ya sea autorizados o no, son vistos como un problema por las administraciones municipales del país, siendo considerados una competencia desleal hacia los negocios formales que deben cumplir con normativas más exigentes. El tema es tratado desde la perspectiva de la inseguridad, siendo el comercio informal frecuentemente relacionado con la presencia de delitos, y sus productos, asociados con artículos ilegales o fraudulentos, vinculados al contrabando y piratería. En términos de su abordaje a la problemática, los municipios han planteado distintas estrategias, que van desde su aceptación, en base a políticas de “tolerancia”[1], hasta su control y prohibición llegando a aplicar incluso multas al comprador.
El Comercio informal en la vía pública: evidencias desde la comuna de Santiago
En el año 2015, la Dirección de Extensión y Servicios Externos (DESE UC) desarrolló el estudio “Propuesta de regulación y control del comercio en la vía pública”, encargado por el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, teniendo como caso de estudio la comuna de Santiago. Con el objetivo de crear un perfil actualizado de los comerciantes que trabajaban en la vía pública y realizar un diagnóstico de su situación, se desarrollaron descripciones etnográficas, análisis de experiencias internacionales, veinte grupos focales con comerciantes y se levantaron 300 encuestas en terreno a comerciantes de la vía pública, con y sin permiso municipal, en los barrios Franklin, Meiggs y el centro de Santiago.
El estudio permitió reconocer los aspectos positivos del comercio informal reconociendo la perspectiva de los actores involucrados. Consultados por los beneficios de su actividad, los comerciantes informales, tanto autorizados como ilegales, coincidieron en valorar la libertad de tomar sus propias decisiones relativas al trabajo, de no tener un jefe y no cumplir horarios. Asimismo, fue relevante conocer cómo el comercio en la vía pública representaba una oportunidad laboral para personas con dificultad para entrar al mercado formal, por ejemplo, personas mayores, con poca educación, minusválidos o personas con enfermedades limitantes. Por otro lado, la encuesta evidenció que un tercio de los comerciantes eran habitantes de la misma comuna y que 75% tenían personas que dependían económicamente de ellos, develando que los permisos municipales ayudan al desarrollo de sus propios habitantes. Respecto de la compra de productos, la mayoría adquiría sus productos en negocios establecidos mayoristas (37%), importadoras (19%) y La Vega (12%). Por otra parte, la mayoría de los comerciantes poseían más de 15 años trabajando en la vía pública y 68% señalaron que no estaría dispuesto a trabajar fuera de ella, lo que demuestra que está lejos de ser una actividad provisoria.
A partir de los resultados del diagnóstico, la revisión y consideraciones sobre la base de la experiencia internacional, se propusieron las bases para desarrollar una política pública específica para atender las particularidades de este sector informal de la economía y su relación con el espacio público, reconociendo su aporte a la economía y el empleo. En tal sentido, se propuso como fundamento esencial de la definición de política el reconocer el comercio en la vía pública como parte de la economía informal pero legítima a aquellas actividades económicas ejercidas de forma ambulatoria sobre bienes nacionales de uso público, sea en la prestación de servicios o venta de productos, así como actividades artísticas, siempre y cuando tributen como contribuyentes, se generen a partir de una trazabilidad legal y se ejecuten de manera autónoma, es decir, sin empleador ni bajo subcontratación.
La propuesta de política se fundamentó en cuatro principios rectores: reconocimiento, singularidad, formalización y autorregulación. El reconocimiento del comercio que se desarrolla en la vía pública como positivo e importante, ya que genera empleo, dinamiza la economía y cubre un área de provisión de bienes y servicios complementario al comercio establecido. El principio de singularidad reconoce al comerciante como actor económico, quien hoy no está considerado debidamente en su aporte a la economía local y su complementariedad con la economía formal, pero tampoco en su condición de contribuyente ni en las estadísticas empleo, ingresos y/o producción. La formalización establece que todos los esfuerzos de la política deben estar orientados a la formalización del comercio ejercido en la vía pública en virtud que este tenga legitimidad institucional. Se debe pretender profesionalizar y modernizar su funcionamiento, además de lograr una mayor seguridad y protección social a aquellos (as) que ejercen esta actividad. Por último, la política debe promover la autorregulación de los que ejercen esta actividad, fortaleciendo su carácter asociativo en búsqueda de favorecer sus procesos de formalización y el diálogo con las instituciones de fomento y regulatorias.
La definición de fundamentos y principios para una política de regulación es un aporte fundamental para generar un acuerdo como país en la forma de relacionarnos con el comercio informal que se ejerce en la vía pública. Para esto se hace necesario un profundo cambio en la visión predominante en los municipios que la sigue asociando a la inseguridad, siendo necesario ampliar la mirada a un enfoque de abordaje multidimensional que reconozca el aporte que hace esta actividad a la vida económica de la ciudad en función de entender tanto sus aportes y ventajas como sus externalidades negativas.
Referencias bibliográficas:
Dirección de extensión y Servicios Externos (DESE FADEU UC). (2015). Informe Final, Propuesta de regulación y control del comercio en la vía pública. Santiago.
I.M. de Santiago. (1994). Ordenanza Municipal Nº59 para el Comercio Estacionado y Ambulante en Bienes Nacionales de Uso Público. Texto actualizado en 2008, Santiago, Chile.
Instituto Nacional de Estadísticas. (25 de Mayo de 2019). Estadísticas de Informalidad Laboral (EFM 2019). Obtenido de https://www.ine.cl/docs/default-source/laborales/informalidad-laboral/publicaciones/2019/estad%C3%ADsticas-de-informalidad-laboral-2019.pdf?sfvrsn=3b635dd2_6
International Labour Office (ILO). (2017). Transition from the Informal to the Formal Economy Recommendation, Workers’ Guide. Geneva: ILO.
Subsecretaria de Prevención del Delito. (2015). Estudio del Comercio Ambulante no autorizado en Santiago y sus Impplicancias en la Seguridad Ciudadana. Santiago.
[1] Se trata de autorizaciones informales que daba la municipalidad, que implicaban que a las personas se les “toleraba” que vendieran en la calle, es decir, un “permiso para trabajar sin permiso”.
ENTREVISTA A KARINA Leitão: «ESOS ASENTAMIENTOS QUE CONFORMAN “LO INFORMAL” NO SON LUGARES SIN FORMA, NO SON LUGARES SIN REGLAS»
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Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por Arturo Orellana, Director Revista Planeo]
Karina Leitão es profesora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo (FAUUSP). Licenciada en Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Federal de Pará, Maestra por el Programa de Integración Latinoamericana de la Universidad de São Paulo y Doctora en Planificación Urbana y Regional de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la misma casa de estudios. Actualmente es investigadora y coordinadora de Investigación y Extensión, y del Grupo de Capacitación en Estudios Urbanos en el Laboratorio de Vivienda y Asentamientos Humanos de la FAUUSP.
Im1. Karina Leitão /
De acuerdo con lo que uno puede observar, has trabajado o has estado cerca de estudiar el impacto de proyectos en áreas propias de la ciudad informal. En esa experiencia, y en el contexto brasileño, ¿cómo se entiende y cómo se expresa la ciudad informal?
En Brasil existen muchas denominaciones para designar la ciudad informal, personalmente no me agrada el término “informal”, y mucho menos el término “irregular”. Esos asentamientos que conforman “lo informal” no son lugares sin forma, no son lugares sin reglas, son asentamientos que en América Latina -un mundo periférico dentro del capitalismo- representan la única opción para que muchas poblaciones de bajos ingresos puedan asentarse en condiciones de dignidad, una dignidad que ellos construyen. Hay un debate muy importante en Brasil y en el mundo sobre cómo denominar a estos asentamientos y ninguno de estos nombres representa perfectamente la compleja dinámica de producción del espacio que resulta de una generación de pobreza y falta de atención por parte del Estado y del mercado. Son una dinámica estructurante del Brasil capitalista, en la que se perciben condiciones de habitabilidad precaria que, en alguna medida, son homogéneas en el capitalismo, aunque con particularidades en cada lugar del mundo.
En Brasil, que es una nación de dimensiones continentales, me he dedicado a estudiar las particularidades de estos tipos de asentamientos, de los cuales existe una complejidad y diversidad tan vasta que nuestro propio país desconoce. Desde inicios del siglo XX, el país cuenta con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística que ha contabilizado esta forma de asentamientos populares, y que ha caracterizado mínimamente al número de personas que viven en ellos; sabemos que es una cantidad importante, pero que ha sido contabilizada de forma subestimada, ya que nuestras características son muy diversas. Por ejemplo, en el norte del país hay una predominancia de asentamientos en zonas bajas y anegadas, en donde los palafitos representan una de las tipologías más preeminentes, aunque menos conocidas (yo me he dedicado a este tipo más específico). Y es así, como en Brasil y en el mundo, que el tipo de asentamiento más conocido sea la favela, ubicada en un cerro, en un morro: la favela de Río de Janeiro que pobló el imaginario brasileño. Sin embargo, este tipo de asentamiento no es capaz de traducir la diversidad de formas de asentarse en las que existen dificultades para reproducir la vida con dignidad.
Una colega tuya señala que esta definición de ciudad informal -que está en debate en Brasil- responde fundamentalmente a que estos asentamientos no responden a las normativas y condición jurídica de los suelos. En la medida que eso se resuelve, ¿estos asentamientos dejan de ser parte de la ciudad informal, o bien lo siguen siendo?
Siguen siéndolo. Aun cuando se regulariza un asentamiento, no cambia completamente el estatus del mismo, no lo transforma de facto en un espacio de habitabilidad segura, ni el régimen de propiedad se vuelve una garantía de derechos para sus moradores. En Brasil tenemos experiencias de regularización que se desarrollan de forma cada vez más integrada entre una regularización urbanística formal del espacio y una regularización jurídica de la propiedad. La lucha ha sido por la integración de estas dos dimensiones en la acción del Estado para que la regularización sea multidimensional, trabajando tanto en el campo de la seguridad como de la propia fijación del territorio con alguna condición de acceso y de infraestructura. Pero la verdad es que después de los proyectos de urbanización y regularización, las favelas -como les gusta designar de forma general a todos los “asentamientos informales” de Brasil- no dejan de ser favelas, continúan siendo territorios que al principio fueron autoconstruidos y en alguna medida pasaron por un régimen de construcción que tiene mucho de la dinámica general del capitalismo, pero que al mismo tiempo tiene sus especificidades. En estos asentamientos, las condiciones de vida van mejorando en función de las acciones que la propia población desarrolla en torno a la construcción de ese espacio, de sus casas, infraestructura y de la propia ciudad, que es denominada como informal.
Previo a los procesos de regularización con una mirada integral, la pregunta que surge es si es legítimo o no que exista la ciudad informal. Es decir, desde el punto de vista jurídico no lo es, pero desde el punto de vista del derecho a la ciudad, ¿es legítimo que la respuesta ante la precariedad o la falta de vivienda sea la proliferación de asentamientos irregulares?
La ocupación en áreas irregulares, informales o precarias es legítima, porque es la única posibilidad en ciudades o países donde ese derecho no fue garantizado por el Estado. Por ejemplo, en el caso de Brasil y otros países latinoamericanos, los marcos constitucionales nacionales establecen como garantía el acceso a una vivienda adecuada, digna y salubre, pero en la medida en que el Estado no está cumpliendo con este derecho, a la población de bajos salarios y trabajos informales sólo le resta ocupar el territorio de una manera que no es considerada legal o formal ante los ojos de la ley, entonces es obvio que es legítimo. En este sentido, el Estado brasileño opera en una duplicidad: al mismo tiempo que considera como una amenaza la permanencia de estos lugares, se cuenta con un ejercicio histórico en el que se ha reconocido la legitimidad de estas ocupaciones. En el país aconteció un hecho histórico: llegó un momento en que el volumen de asentamientos irregulares precarios era tan grande, que el Estado -conservador o no- y las diversas instancias de gobierno, no pudieron asumir más la posibilidad de relocalizar a todas estas personas y reponer completamente el stock.
Aprovechando lo que señalas, es posible identificar que la ciudad informal es parte del tejido urbano de una gran porción de ciudades latinoamericanas y particularmente de Brasil, donde se expresa como fenómenos de gran escala que no se limitan a pequeños barrios, sino incluso a ciudades completas en términos de la población que concentran. Incluso podría decirse que -como se señala sobre el mercado informal- es resultado estructural de la economía de mercado, en la que no es posible que toda la gente acceda al mercado formal del trabajo porque hay procesos de tecnologización del empleo, bajos salarios, etc. Desde este punto de vista, ¿para quién crees que es una amenaza permanente la coexistencia entre la ciudad formal y la ciudad informal?
En primer lugar, quiero hacer un posicionamiento: yo no veo a la ciudad informal como una parte de la ciudad, la ciudad informal es la ciudad. Destacar a la ciudad informal del resto de la ciudad es entrar en un análisis de diferenciación de estos espacios que, en alguna medida, el pensamiento crítico brasileño ya ha contestado. Se ha intentado mirar a estos asentamientos como regímenes diferentes de producción del espacio, pero eso no significa que no sean una ciudad. Obviamente en la forma más corriente de referirse a ellas hay una visión dual sobre la ciudad. En Río de Janeiro, por ejemplo, es muy común hablar de la favela y el asfalto, pero la favela ya tiene asfalto; o distinguir entre barrio y favela, como forma de destacar estas diferencias que existen de facto. Pero mirar hacia estos asentamientos como diametralmente opuestos a la ciudad no es la realidad. Los regímenes de informalidad, irregularidad y no cumplimiento de la ley también se dan en la ciudad formal. Ahora, respondiendo con mayor especificidad a la pregunta, estos asentamientos amenazan a grupos de la sociedad que forman parte de la élite y que tienen intereses sobre la valorización de sus inmuebles; por ejemplo, cuando existen favelas cerca de barrios ricos o de clase media y que supuestamente los desvalorizan.
Uno podría responsabilizar al mercado, pero también al Estado por esta condición. Desde tu punto de vista, ¿cómo se reparten estas responsabilidades?
La verdad es que no se reparte la responsabilidad, considero que la responsabilidad -en términos de la prerrogativa de planeamiento- es totalmente del Estado. Corresponde al Estado reglamentar, proveer derechos e infraestructura y también regular al mercado; pienso que ese es su papel dentro del sistema capitalista. Creo que la coordinación de las políticas es un poder del Estado en todas sus esferas, que en el caso de Brasil están organizadas en un sistema federalista con entes que deben aplicar una política urbana de manera coordinada. A esto se suma que son estados donde gran parte de la riqueza que se produce internamente es expatriada, no permanece en el país para generar condiciones de acceso a una vida urbana más digna, por lo que son responsabilidad del Estado las condiciones de vida que se van produciendo. Es obvio que el mercado contribuye a la reproducción de desigualdades, pero para quien comprende que cabe al Estado condenar aquello, no es suficiente plantear que el mercado es el único culpable.
Ahora que señalas el papel del Estado en esta coordinación, ¿en qué medida consideras, para el caso brasileño, que las visiones ideológicas que sostienen las autoridades determinan las posibilidades de abordar el problema de una manera más integral?
Esa es la gran cuestión: la forma en cómo el Estado se posiciona frente a la reproducción de las condiciones de vida es un asunto de fondo ideológico, pero sobre todo económico. Esto ya ha sido muy explorado en la literatura académica científica y por la propia lucha popular en Latinoamérica. La reproducción de vida contra las condiciones de precariedad representa una periferia del capitalismo y este último va cediendo porque también le es funcional. Personas que viven con bajos salarios tienen una función dentro del sistema. En el mundo capitalista periférico se van rebajando las condiciones laborales, el trabajo es mal remunerado y no incorpora el valor de la vivienda. Los empleos cada vez más informales e intermitentes no posibilitan vivir en condiciones adecuadas.
Es este sentido, es importante que desde una perspectiva ideológica los gobiernos desarrollen acciones para mejorar de las condiciones de vida propiamente, pero lo es también, que actúen en torno a una redistribución de la renta, a la generación de empleo y a una política macroeconómica que permita condiciones de vida completamente diferentes. Es insuficiente pensar, apenas de una manera ideológica o progresista, que los programas en los territorios van a resolver los problemas. Resolver los problemas significa detener la máquina de generación de pobreza en países como Brasil y así, parar la generación de favelas.
Puede decirse que este fenómeno no es reciente, se funda en dinámicas de migración campo-ciudad en las que el progresivo aumento migratorio significó una proliferación de asentamientos periféricos precarios. Respecto a esto se ha escrito mucho, pero al parecer la acción específica y el trabajo con las comunidades es más reciente, ¿existe una deuda de la academia en esto?
Pienso que en términos sociológicos, geográficos y arquitectónicos no hay una deuda de la academia. Nos hemos dedicado a estudiar, hablar, problematizar, cambiar metodologías; tenemos una profusión y riqueza de estudios muy importante en Brasil y América Latina. Contamos con teorías y metodologías de abordajes muy diversos, cuya variedad es importante para el debate académico. Tal vez la deuda podría relacionarse con qué tanto la academia ha contribuido a su aplicación. En el contexto latinoamericano nos hemos conformado con una actuación del Estado que se ha focalizado casi de forma exclusiva en la producción de nuevas formas de vivienda que no han sido la solución a la pobreza.
Tal vez si nos hubiésemos dedicado a definir una agenda de urbanización de los asentamientos que ya se venían construyendo, veríamos realidades sociales diferentes. Entonces, puede que la deuda recaiga en la medida en que hemos contribuido a la elaboración políticas públicas en el campo de urbanización de las favelas, así como en el mejoramiento de barrios. Siendo muy honesta, la academia en países latinos -y en el caso brasileño- tiene muy poco poder en sus manos; a veces, llegamos a ser una élite que sólo discute dentro de los muros universitarios, aunque también es necesario reconocer que existen intelectuales e investigadores que se disponen a realizar esta apertura de forma más enfática e interdisciplinaria.
En un mundo cada vez más individual, ajeno a las ideologías, más populista y nacionalista, ¿qué te hace a ti esperanzarte de que podemos mejorar y abordar el desafío que significa mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la ciudad informal?
Pienso que hay esperanza en lo referente a la riqueza de la construcción social de la vida en estos lugares. No quiero de ninguna manera romantizar lo que es la vida en un ambiente precario, lo menciono en tanto que la formación del sujeto periférico que vive en estos asentamientos habla de una vida que viene aconteciendo en formas en las que se perciben articulaciones importantes: en asociaciones de barrios, movimientos culturales, colectivos periféricos que se van territorializando y que construyen posibilidades de una vida colectiva. De la misma forma en que uno percibe un proceso de individualización, existen muchas señales de esperanza en las formas de urbanización comunitaria. Además, el problema cobra una magnitud tan grande en el escenario urbano mundial que ya no es posible fingir que no existe y, en ese sentido, la esperanza también es posible en la medida en que un problema pasa a ser elucidado, visibilizado y la gente comienza a mirar a la sociedad como un todo. No creo que estemos en un momento histórico-político en que los gobiernos nacionales, departamentales y municipales estén destinando recursos para atender estos lugares, pero seguramente la academia, los movimientos sociales y culturales estén atentos a que estas fronteras se vayan borrando, ante una construcción política cada vez más clara sobre las condiciones de vida en estos lugares. Tal vez ahí está la semilla de esperanza.
“The Routledge Handbook on Cities of the Global South”
Ver“The Routledge Handbook on Cities of the Global South”
Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por Hernán Orozco, Arquitecto y Magíster en Urbanismo, Departamento de Planificación y Ordenamiento Territorial UTEM]
Autor: Susan Parnell y Sophie Oldfield
Año: 2014
Editorial: Routledge; Nueva York.
Im. 1: Foto de portada del Libro
Resumen
En el marco del giro poscolonial, entendido como la expansión de los estudios de la ciudad más allá de los “sospechosas de siempre” como una propuesta emancipadora, han surgido una serie de interesantes categorías relacionales, como la de “sur global”. El presente ensayo intentará establecer algunas reflexiones en torno a las pregunta ¿qué son y para qué sirven conceptos como “sur global” o informalidad? a modo de reseña del libro “The Routledge Handbook on Cities of the Global South” del año 2014. Las teorías provenientes del “sur” no pueden ser solo ejemplos de subalternidad, anomalía o diferencia (Roy 2014), ni menos ser entendidas sólo como respuestas dicotómicas (contra-geografías) a las teorías provenientes del “norte”, pues resultaría estéril intentar construir una teoría ‘abarcativa’ sin incluirlas. Por esto, conceptos como la informalidad y otras, deben ser consideradas como complemento para la acumulación de las ideas, que den forma a una teoría global, abierta y descentralizada, que descolonice el conocimiento sobre la ciudad, y que a su vez permita la creación de futuros urbanos más diversos, sustentables y justos.
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En el marco del giro poscolonial de la ciencia urbana, entendido como la expansión de los estudios de la ciudad más allá de los “sospechosas de siempre” (Londres, New York entre otras ciudades “desarrolladas”) y no solo por diversidad sino como una propuesta emancipadora, han surgido una serie de interesantes categorías relacionales como por ejemplo la de “sur global” y conceptos como el de la informalidad. El presente ensayo intentará establecer algunas reflexiones en torno a las pregunta ¿qué son y para qué sirven estas categorías conceptos? a modo de reseña del libro “The Routledge Handbook on Cities of the Global South” del año 2014.
Primero, cabe mencionar que se lamenta que esta excelente recopilación de artículos sobre las lecciones que dejan los estudios urbanos de los lugares mas insospechados, y en palabras de las más señeras académicas del mundo, se encuentre solo en idioma inglés y haya salido a la luz gracias a una de las editoriales que representan la mercantilización del conocimiento y la comodificación de la academia.
Ahora bien, en torno a la definición de términos, lo primero es aclarar que tanto “sur global” como “norte global” son denominaciones no geográficas, es decir, no corresponden específicamente a los hemisferios homónimos. Más bien se trata de denominaciones metafóricas que diferencian entre los supuestos países económica, social y políticamente más “desarrollados” (norte), y aquellos “subdesarrollados” o “en vías de desarrollo” (sur).
En general se acepta que el concepto “norte” es símil de “primer mundo” o países desarrollados capitalistas, a los que se suma Rusia como país más importante del “segundo mundo” (o lo que fue la Unión Soviética). Así, los países periféricos de la órbita rusa y el resto de los países del “tercer mundo“ conformarían el “sur global”. Más interesante es aquella denominación del “sur” como una identidad que surge de los procesos de descolonización en contextos de mestizaje (donde las culturas colonizadoras se mezclan y no arrasan con las preexistentes) las que hoy se encuentran en crecimiento en todos los niveles (Miraftab y Kudva, 2015).
Aunque es importante reconocer que estos conceptos parecen nacer, o por lo menos estar ampliamente presentes, en la academia contemporánea del “norte” (Patel, 2014), sería muy difícil concebir que “sur global” es solo otra invención o intento de categorizar lo diferente por parte de Europa y Norteamérica. Sobre todo, porque su teorización permite prácticas emancipadoras tanto académicas como políticas. En el sentido de esto último, lo más relevante es entender la utilidad del concepto “sur global”, de los estudios que surgen a su alero y de las teorías que aporta a los estudios urbanos.
Un primer reconocimiento del aporte de los estudios desde “el sur” es la teorización sobre algunos conceptos que surgen de estos contextos de pobreza y condiciones adversas de reproducción social, como por ejemplo: la informalidad, la vulnerabilidad, la marginalidad o la dependencia. Estos conceptos son especialmente valiosos si reconocemos que en todo el mundo avanza la precarización de las economías contemporáneas, derivada en parte de la desindustrialización y la llegada de un sector laboral terciario altamente informal, sobre todo por su potencial de iluminar relaciones antes impensadas en el Norte Global.
Por ejemplo, si se reconoce a la informalidad como una relación aceptada entre los pobres urbanos y los Estados-nación, en la cual la desregulación también funciona como un mecanismo de control (Roy, 2014), es posible establecer que la informalidad es al mismo tiempo un modo de vida y una forma de neoliberalización de la ciudad. En este sentido, la “informalidad urbana”, como teoría que surge de la realidad de la mayoría de las ciudades del “tercer mundo”, emerge como un nuevo paradigma para entender una cultura urbana global precarizada (AlSayyad, 2004), al mismo tiempo que demuestra el traspaso de la que hasta poco era una “frontera urbana”.
Otra contribución de la teorización en el “sur global”, es la denuncia que se hace de la teoría del “norte” como vehículo para normativizar el desarrollismo y pro-empresarialismo de las ciudades en el resto del mundo. Un ejemplo de esto es la puesta en relieve del mal uso de las “buenas prácticas” urbanas como recetas de neoliberalización de la ciudad en Latinoamérica y otros contextos similares (Vainer, 2014).
En relación con lo anterior, otro aporte de los estudios urbanos poscoloniales es la revalorización de cada ciudad como un hecho específico y ordinario, en el sentido de reconocer a todas las ciudades como valiosas fuentes de información específica sin una estratificación de importancia de una sobre otra (Robinson, 2014). Esto también permite ampliar la teoría al mismo tiempo que imaginar caminos propios para cada contexto.
En definitiva, las teorías provenientes del “sur” no pueden ser solo ejemplos de subalternidad, anomalía o diferencia (Roy 2014), ni menos ser entendidas sólo como respuestas dicotómicas (contra-geografías) a las teorías provenientes del “norte”, pues resultaría estéril intentar construir una teoría ‘abarcativa’ sin incluir también a estas últimas. Se debe comprender la necesidad urgente de una epistemología plural.
Así, las teorías del “sur global” como la informalidad y otras, deben ser consideradas como un complemento para la acumulación y el asentamiento de las ideas (Mabin, 2014), que den forma a una teoría global, abierta y descentralizada, que descolonice el conocimiento sobre la ciudad, y que a su vez permita la creación de futuros urbanos más diversos, sustentables y justos (Oldfield y Parnell, 2014) alejados de toda normatividad y universalismo.
Referencias Bibliográficas
- AlSayyad, N. (2004). «Urban Informality as a «New» Way of Life.» In Urban Informality: Transnational Perspectives from the Middle East, Latin America, and South Asia, edited by Ananya Roy and Nezar AlSayyad, 7-30. Lanham, MD: Lexington Books.
- Mabin, A. (2014). «Grounding southern city theory in time and place.» In The Routledge Handbook on Cities of the Global South, edited by Susan Parnell and Sophie Oldfield, 21- 36. New York, NY: Routledge.
- Miraftab, F, and Neema K. (2015). Cities of the Global South Reader. New York, NY: Routledge.
- Oldfield, S., and Susan P. (2014). «‘From the south.» In The Routledge Handbook on Cities of the Global South, edited by Susan Parnell and Sophie Oldfield, 1-4. New York, NY: Routledge.
- Patel, S. (2014). «Is there a ‘south’ perspective to urban studies?» In The Routledge Handbook on Cities of the Global South, edited by Susan Parnell and Sophie Oldfield, 37-47. New York, NY: Routledge.
- Robinson, J. (2014). «New geographies of theorizing the urban: putting comparison to work for global urban studies » In The Routledge Handbook on Cities of the Global South, edited by Susan Parnell and Sophie Oldfield, 57-70. New York, NY: Routledge.
- Roy, A. (2014). «Worlding the South: Toward a post-colonial urban theory.» In The Routledge Handbook on Cities of the Global South, edited by Susan Parnell and Sophie Oldfield, 9-20. New York, NY: Routledge.
- Vainer, C. (2014). «Disseminating ‘best practice’? The coloniality of urban knowledge and city models.» In The Routledge Handbook on Cities of the Global South, edited by Susan Parnell and Sophie Oldfield, 48-56. New York, NY: Routledge.
La ciudad informal desde los ojos de un niño: La historia de vida de Gregorio
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Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por Jasson Fernández Díaz, Geógrafo, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, estudiante de magister en Asentamiento Humanos y Medio Ambiente, PUC]
Película: “Gregorio”
Autor: Grupo Chaski
Año: 1984
Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=A3ZtYkbjLrI
Resumen
La historia de la informalidad urbana en Lima se remota desde la conformación de sus barriadas producto de los grandes flujos migratorios campo-ciudad. Estas se pueden observar en el largometraje llamado Gregorio, la historia de vida de un niño que narra los dilemas de esta migración en la década de los 80. Desde sus ojos, se viven los motivos de una familia rural que decide migrar a la capital en búsqueda de oportunidades laborales ante la pérdida de la productividad agraria. Con expectativas de una mejor calidad de vida, Gregorio siente las grandes diferencias de vivir en el barrio y la ciudad: él, junto a toda su familia, deben convertirse en fuerza laboral mediante ocupaciones informales; alojarse en vivienda en situación de precariedad; cambiar el quechua por el castellano para ser entendido; emplear un nuevo modo de transporte de largos recorridos; y nuevas formas de sociabilizar con otros niños que trabajan en las calles de una ciudad caracterizada por la pobreza, marginalidad e inseguridad. Ante una serie de hechos desafortunados, Gregorio entra en conflicto con su familia y consigo mismo al ir adoptando nuevos hábitos como la drogadicción y el robo, construyendo un futuro todavía un incierto.
Palabras clave: informalidad urbana, migración campo ciudad, precariedad.
Im1. Foto portada Película Gregorio. Grupo Chaski
Argumentando que no existe antecedente, existe mucha expectativa por estudiar el fenómeno migratorio internacional en América Latina, omitiendo que los primeros grandes flujos migratorios se dieron al interior de los países: la migración campo-ciudad. Este hito, construye parte de lo que hoy son las ciudades, una dualidad entre ciudad formal e informal. Películas como Ciudad de Dios (2002) en Rio de Janeiro, Machuca (2004) en Santiago de Chile, o el Elefante Blanco (2012) en Buenos Aires, son instrumentos efectivos para mostrar la cara de la informalidad urbana que intentan invisibilizar en las ciudades. En el caso de Lima, Gregorio (1984), junto a otros largometrajes como Juliana (1989), da a conocer las características de una nueva Lima que va emergiendo a partir de sus barriadas producto de la migración campo-ciudad en la década de los 80, en el marco de una crisis política (aparición de guerrillas en las regiones andinas), económica (fracaso de la reforma agraria) y social (discriminación étnico racial).
A partir de la historia de vida de Gregorio, un niño que vivía con su papá y su mamá en el área rural del Perú, deciden migrar a la ciudad de Lima en búsqueda de mejores oportunidades laborales para mejorar su calidad de vida. Antes de migrar, Gregorio construyó un imaginario de la ciudad de Lima en el colegio, como un área asombrosa caracterizado por la intensa densificación, tanto que, su primer contraste fue maravilloso, al conocer por primera vez el océano, un simbolismo de inmensidad que representaba el agua en la capital para las personas rurales de la década de los 80.
Luego, se tiene que adaptar a distintas prácticas socioculturales y económicas, como la imposición del uso del castellano y desuso del quechua para ser entendido; la asignación de roles laborales dentro de un matiz socio-ocupacional por edad y género, siendo el padre el trabajador a tiempo completo (durante el día como cargador de objetos en mudanzas y el mercado, y durante la noche vigilante), la madre la cuidadora del hogar, y Gregorio como el niño lustrador de botas de la calle.
Además, se enfrentan a una escasez de suelo urbano para vivienda (pesimismo a la promesa estatal en la construcción de viviendas de interés social) y una elevada alza de precios de arriendo en los barrios obreros, optando por relocalizarse en “invasiones” (toma de terrenos) en una naciente Villa el Salvador. Frases como “la tierra sin luz y sin agua es tierra” (interpretando el suelo como valor de uso y no por su valor de cambio) fueron las principales motivaciones de muchos migrantes, que, junto a Gregorio y su familia, decidieron emplazar sus viviendas en base a esteras de manera informal, ante el miedo de los violentos desalojos de la policía.
Frases como “muchas veces el viento se llevaba los techos de sus viviendas precarias” … “por el viento, la comida y la casa se llenaban de arena” … “bien de temprano hay que levantarse. Primero para ir a buscar agua, de lejos se trae. Después para ir al Parque Canepa. El micro se demora casi dos horas de ida y dos horas de vuelta. Si regresas tarde es muy peligroso, hay rateros, en lo oscuro se esconden. Dos veces me han agarrado con cuchilla y me han quitado mi plata. Ni chicos ni grandes respetan”, empleaba Gregorio para caracterizar su vivienda y barrio como espacios de marginalidad, precariedad, inseguridad y violencia en una Lima que se expandía mucho más.
Tras la muerte de su padre, Gregorio asume el rol de trabajador a tiempo completo (hasta altas horas de la noche), apropiándose así de las plazas del Cercado de Lima como espacios de trabajo (ej. parque Canepa o plaza Dos de Mayo), conociendo a otros niños que trabajan como cómicos informales, que escaparon de sus casas por violencia familiar y barrial. Luego de resistirse a sociabilizar, decide integrase a ellos al descubrir que su madre iniciaba una relación sentimental, adoptando prácticas como la drogadicción y el robo, empezando así una transformación la cual no aceptaba su madre, pero que era inevitable para sobrevivir en la ciudad de Lima, trazando un futuro todavía incierto.
Esta película, ganadora del Festival de Cine de Bogotá, Festival de Cine Latinoamericano de Huelva, Festival de Cine de Quito, Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, Federación Internacional de Cine Clubes (FICC), Festival Internacional de Cine Latinoamericano, nos recuerda que Lima, al igual que toda área metropolitana, es una construcción histórica social de sus barrios, y que la diversidad de personas que la conforman provienen de estas barriadas producto del desborde popular (Matos, 2012). Hoy, ante la aparición de nuevas barriadas y/o “invasiones”, se tratan de separarlas, invisibilizarlas o erradicarlas de la imagen de Lima Metropolitana al considerarse como una patología urbana, acrecentando las brechas de desigualdad y evidenciando que Lima mantiene los mismos patrones de segregación, marginalidad, precariedad e inseguridad, pero con nuevos protagonistas de la ciudad.
Referencias
Matos Mar, J. (2012). Estado Desbordado y Sociedad Nacional Emergente. Lima: Universidad Ricardo Palma, Centro De Investigación.
Autoconstrucción. Por una autonomía del habitar. Escritos sobre vivienda, urbanismo, autogestión y holismo
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Revista Planeo Nº 40 Ciudad Informal, Junio 2019
[Por Ural Espinoza, Arquitecta- Universidad Centroamericana, UCA; Magister en Asentamiento Humanos y Medio Ambiente, Instituto de Estudios Urbanos PUC]
Libro: Autoconstrucción. Por una autonomía del habitar. Escritos sobre vivienda, urbanismo, autogestión y holismo.
Editoras: John F. Turner, Luis Oyón, Kathrin Golda-Pongrastz & Volker Zimmermann
Editorial: Pepitas
Año: 2018
Resumen
En un momento en donde el acceso a la vivienda digna se instala nuevamente en un país que durante años se ha caracterizado por el alcance de su política habitacional, el libro Autoconstrucción. Por una autonomía del habitar estimula una relectura sobre la tesis de Turner en torno a los procesos de gestión habitacional. La obra se distribuye en dos partes, la primera refiere los textos que sustentan la tesis del arquitecto británico, y la segunda esboza el análisis de sus contribuciones por medio de perspectivas contemporáneas desarrolladas por los arquitectos Luis Oyón, Kathrin Golda-Pongrastz & Volker Zimmermann. En general, la obra conduce a pensar en estamos ante un punto de inflexión, donde se hace urgente reflexionar sobre los procesos entendidos como “informales” en especial al referirse a temas de hábitat residencial.
Palabras Clave: vivienda, informalidad, hábitat residencial.
Im1: Foto de portada Libro
Mientras la crisis habitacional se instala con el aumento del precio de la vivienda por encima del salario promedio, la diminución en la producción del parque habitacional, el deterioro de los conjuntos construidos en los 90s y el incremento de los asentamientos espontáneos, Turner invita a reflexionar una vez más sobre el valor de los procesos de gestión habitacional relacionados con la informalidad residencial. La obra del británico da prueba de que las prácticas denominadas como informales “son un vehículo para el cambio social [y que además] son una manifestación de procesos de crecimiento urbano normales bajo condiciones históricas anormales” (Turner, 2018:13).
Luego de publicar housing by people en 1977, a excepciones de algunos artículos, Turner no se involucra en otra publicación hasta este ejemplar. Al igual que en los 70´s Ivan Illich animó la escritura de sus primeros libros, el grupo de urbanista catalanes conformado por Luis Oyón, Kathrin Golda-Pongrastz y Volker Zimmermann impulsaron esta publicación con el objeto de incorporar perspectivas contemporáneas. La prosa del libro se desarrolla de forma sencilla y elocuente, precisamente porque la intención de los editores radicó en enfocarse en la claridad su mensaje y cuestionamiento. La fácil lectura lo convierte en un libro obligatorio para aquellos interesados en los temas habitacionales dentro y fuera de la academia.
La primera parte del libro se compone por textos en donde el autor desarrolla su tesis sobre la vivienda, además de escritos inéditos traducidos al castellano. En ellos postula que “los fracasos de las políticas y los programas de vivienda popular-y también de control del crecimiento urbano- son parcialmente debido a la mala interpretación de la naturaleza de la vivienda” (Turner, 2018:79). La influencia de Patrick Geddes en la obra de Turner desemboca en concebir el problema de la vivienda de forma relacional. Anteponer el valor de uso al valor de cambio lo lleva a concluir que la vivienda no es sino aquello que hace por las personas, descrito detalladamente a través de sus atributos mas importantes: cobijo, seguridad y localización. (Turner, 2018).
La segunda sección, referida a las nuevas perspectivas sobre la tesis del Turner es, a título personal, la más interesante. El grupo catalán esboza esta sección por medio de tres artículos basados en tesis doctorales. Luis Oyón, explica las contribuciones del británico enlazando sus obras con el contexto situacional en que estas emergieron, las dinámicas familiares, su trayectoria académica, el rol de su esposa y sus experiencias en Latinoamérica y Estados Unidos dan cuenta de la construcción de una práctica reflexiva en torno a la vivienda como proceso. Por su parte, Kathrin Golda-Pongrastz aporta un interesante artículo que posiciona los postulados de Turner por medio de una lectura contemporánea de las barriadas peruanas. Aquí se destaca la labor de la autora dentro de una de las barriadas en donde trabajó el arquitecto, «El Ermitaño”. Además de afirmar que el asentamiento informal es una arquitectura que funciona, Kathrin colabora en la restauración de un video, originalmente censurado en los años 70´s. Finalmente, el libro cierra de la mejor manera con el escrito de Volker Zimmermann quien analiza desde una perspectiva contemporánea la vivienda como verbo, housing. El arquitecto catalán desarrolla su ensayo teniendo como consigna la obra de Geddes quien postula que “la conexión es el origen de la realidad: los objetos en si mismo no tienen significados, sólo se hacen reales cuando se los concibe en relación” (Turner, 1948:43). Aquí la palabra vivienda está referida a la actividad del habitar, a la actividad existencial y central de la vida humana.
En general, la obra conduce a pensar que estamos ante un punto de inflexión y cambio de paradigma, donde se hace urgente reflexionar sobre los procesos de gestión entendidos como informales, principalmente en temas referidos al hábitat residencial. Este debate, también renueva las posiciones de otros autores como Espinoza (1988), Portes (1969), Martin-Baro (1986) y Freire (1971) quienes hicieron tambalear la tesis de la teoría de la marginalidad clásica en los años 70´s. Repasar las palabras de Turner en la actualidad, hace pensar en la coyuntura histórica en que se produjeron y en la necesidad de hacer un giro epistemológico dentro de academia. A diferencia de aquella época, en donde las contribuciones del arquitecto eran demasiado revolucionarias para la derecha y muy poco para la izquierda, hoy sus palabras están mucho más contextualizadas con la coyuntura que atravesamos dentro de nuestra región.
Contrario a lo que se pueda pensar, la rearticulación de los movimientos sociales en defensa su hábitat urbano ha puesto en relieve la reflexión sobre las practicas informatizadas e invisibilizadas de gestión habitacional. En este caso, las grietas dentro del sistema les han dado la oportunidad de utilizar estos intersticios como espacios fundamentales para instalar sus demandas habitacionales por medio de prácticas entendidas como informales. En consecuencia, el arquitecto británico asiste que estas “buenas experiencias de vivienda y urbanismo desde abajo, [estas] viejas prácticas comunitarias serán, confía Turner, una segura orientación en ese sendero ecológico que no debemos esperar para recorrer” (Oyon,2018:256).
Referencias
Oyón, José Luis (2018) John Turner: Los escritos, su contexto y la influencia Geddesiana. Turner, John. (Ed). Autoconstrucción: Por una autonomía del habitar. P. 195-256. La Rioja, España.
Turner, John; Oyón, Luis; Golda-Pongrastz, Kathrin & Zimmermann, Volker (2018). Una nueva visión del déficit de vivienda. Turner, John. (Ed). Autoconstrucción: Por una autonomía del habitar. Escritos sobre vivienda, urbanismo, autogestión y holismo. P. 79- 94. La Rioja, España.
Turner, John F. C. (1948). The work of Patrick Geddes. Freedom: Anarchist fortnightly, Volumen 9.
Entrevista a Alexis Castillo: "La Ley Cholito no es un avance, es un tremendo retroceso, ... Hay que hacer una ley que ataque directamente el abandono; que persiga, encuentre y sancione el abandono"
VerEntrevista a Alexis Castillo: "La Ley Cholito no es un avance, es un tremendo retroceso, ... Hay que hacer una ley que ataque directamente el abandono; que persiga, encuentre y sancione el abandono"
Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por Vicente Inostroza]
Alexis Castillo es presidente de la Fundación EDRA Equipo de Defensa y Rescate Animal. Como fundación, han realizado varios cientos de jornadas de adopción, entregando sobre 4000 perros y gatos en adopción, tienen un refugio con 90 animales rescatados, y son denunciantes y querellantes en la causa contra el circo los Tachuelas (incautaron 25 animales: 15 monos, 8 tigres, 1 emú y 1 oso). También exportaron a «Chili Dog», el quiltro más afortunado del mundo, y montaron un refugio para vacas y caballos quemados durante los incendios del 2017. Además, Alexis es miembro del Comité de Bioética Animal de Chile, según ley 20.380 artículo 8 y 9, como representante de las organizaciones defensoras de animales de Chile y elegido por ellas.
«La Ley Cholito no es un avance, es un tremendo retroceso, … Hay que hacer una ley que ataque directamente el abandono; que persiga, encuentre y sancione el abandono»»
Se entiende que el proceso de urbanización no solo se ha extendido a zonas de uso animal en fauna, sino que en prácticas familiares de adoptar mascotas o en conflictos con estos mismos animales (por ejemplo, los perros). Es esto lo que denomina la ciudad animal, la convivencia de los habitantes urbanos con los animales que están en la ciudad. En general, ¿cómo se relaciona la fauna animal (especialmente las mascotas) en la ciudad tomando en relevancia la calidad de vida de la población Y los procesos de urbanización que ha tenido la ciudad?
R: Los animales siempre han estado presentes con las personas, sea como mascotas o como animales de granja. Pero, en términos de crecimiento y expansión de la ciudad, no lo hemos asumido bien. Ni los edificios ni las casas reconocen la existencia de los animales como parte de una familia. Si tú observas una casa, hoy día son todas hechas de forma estándar. No están pensadas para ver si la familia va o no tener animales, y lo mismo sucede con los edificios. Los edificios en general se entregan y los reglamentos de copropiedad son ambiguos o muy restrictivos en esta materia. Lo habitual es que las personas tendrán que acomodarse como puedan, y muchas veces se encontraran con sorpresas en el reglamento de copropiedad cuando ya están instalados.
En ese sentido, ¿qué críticas tiene no solo a la expansión de la ciudad, sino que al crecimiento en altura en relación con las mascotas y con los mismos animales?
R: El crecimiento en altura hoy en día está relacionado principalmente con la situación de vender metros cuadrados. Ese es el objetivo y no necesariamente mejorar la calidad de vida como lo hemos visto de manera más grosera en los guetos verticales que se han denunciado en la comuna de Estación Central, por ejemplo. O sea, si no están preocupados de la calidad de vida de los humanos, menos están preocupados de qué pasará con las mascotas. Cómo se va a relacionar la gente que tiene mascotas con la que no las tiene, los solucionar los conflictos que se generan en los espacios comunes, e incluso como solucionar los problemas entre espacios privados como son los ruidos o los gatos que puedan caminar de un departamento a otro.
¿Qué problema, específicamente, se genera en este crecimiento en altura con el mismo proceso de las mascotas, donde, en definitiva, ciertos dueños pueden tomar la decisión incluso de no tener los animales?
R: Hay varios problemas. Primero es el conflicto entre vecinos que tienen con los que no tienen mascotas o les molestan estas. Están los ladridos de mascotas que quedan solas todo el día en el departamento. Están los dueños de mascotas que creen que lo adecuado es encerrarlas todo el día en la terraza y ocasionan el malestar de otros vecinos ante un evidente maltrato animal. La instalación de mallas de seguridad en ventanas y terrazas para evitar caídas, no vienen pensadas de fábrica y cada cual debe solucionar su problema. Incluso hay gente que compra un departamento en verde sin conocer el futuro reglamento de copropiedad y cuando le entregan el departamento, se encuentran que este reglamento le pone problemas a la tenencia de las mascotas, y empiezan los conflictos porque son amenazados con multas, son hostigados por la administración, son hostigados por otros vecinos. Luego tenemos dos partes en conflicto dentro de la comunidad, o sea el edificio nace con un conflicto futuro. Es habitual que a nuestro correo nos lleguen preguntas de ese tipo, como: “oye, compré el departamento, pero resulta que ahora no puedo tener mascotas”.
Mira, te voy a dar un ejemplo. Cuando yo era chico en mi ciudad, Puerto Montt, crecí en un edificio que es de una arquitectura, creo que, del movimiento moderno, y en cada piso, hay un pequeño espacio ahí en medio del edificio, incluso en el último piso este espacio era más grande. En esos metros cuadrados jugábamos a la pelota, con autitos, construíamos “casas”, y eventualmente podíamos jugar con un perro. Eso es impensado en un departamento actual, porque el metro cuadrado es caro y lo que se busca es maximizar las utilidades. Entonces, ¿hay espacios en donde las mascotas puedan ser paseadas dentro del edificio? En general no las hay.
De cierta manera, hay ciertas visiones que abordan este problema que ocurre con la densificación y nuestra convivencia con las mascotas. Si quieres podemos profundizar con más detalle este tema, pero, en una siguiente pregunta, y especialmente referido a la ciudad de Santiago (u otras ciudades que han trabajado), ¿cuáles crees que son principales cambios o desafíos de nuestras ciudades en torno a la vida animal en las últimas décadas, tanto en la expansión de la ciudad en zonas donde hay mucha fauna, como también a las mascotas que no solo viven, sino que transitan por espacios urbanos?
R: El tema es tan amplio que lo separaría en áreas. Primero, hay un problema de la expansión urbana sin control y eso está empujado por la especulación inmobiliaria. Sabemos que todos los predios en el borde externo del límite urbano son comprados por inmobiliarias, por empresarios, incluso por políticos, que después pujan para que la ciudad se expanda y ese terreno multiplica su valor de inmediato por una decisión política. Entonces, en ese sentido, cada vez tenemos mayor intervención del ser humano a espacios que antes era rural. Eso es lo que hemos visto, por ejemplo, en Lo Barnechea, donde tenemos cóndores, pumas y quiques que están llegando a las casas, y en regiones está pasando lo mismo.
Tenemos también lo que es este resquicio legal de las parcelas de agrado que se supone que es campo, donde tenemos dos casas: una para el dueño de casa y otra para el supuesto cuidador, pero que en la práctica se transforman en dos casas de 250 metros cuadrados. Se hace “ciudad” disfrazada de campo, pero sin vacas, ni caballos, ni granjas. ¿Cuánto podría impactar en beneficio de la calidad de nosotros mismos como humanos si por ejemplo se exigiera que, por cada parcela de agrado, un 10% de esa superficie deba ser plantada de flora nativa? Y que además ese 10% colindara con el 10% de la parcela del lado y de atrás. Podemos generar pequeños espacios de 2000 metros cuadrados cada cuatro parcelas, de flora nativa. Por ejemplo, si hiciéramos ese cálculo podríamos impactar positivamente, continuando con las parcelas de agrado, pero, a la vez, potenciar lo que es la vegetación y la fauna nativa.
Otro cambio que pudiéramos pensar dentro de la ciudad… Hoy en día el MINVU y las inmobiliarias están constantemente inaugurando condominios y villas nuevas ¿Qué pasaría si se hiciera un catastro de toda la gente que va a llegar a esas casas y si se hicieran jornadas de adopción especialmente para ellos, priorizando dar en adopción los mismos animales que viven en la construcción? Porque cada vez que se instala una faena, llegan perros abandonados. Las constructoras se benefician de estos perros porque lo utilizan para cuidar en las noches, y el “pago” para los perros es algo de comida y cariño por parte de los trabajadores. Termina la construcción y los perros se transforman en un problema. O sea, al igual que en los edificios, las casas nacen con un conflicto futuro.
¿Qué pasaría si terminada la construcción, los perros se dan en adopción a las mismas personas que vienen a habitar las casas?
Otro problema habitual es cuando una inmobiliaria compra un terreno, y en este terreno viven animales. La inmobiliaria muchas veces (por no decir siempre) se desentienden de los animales y eso es algo súper habitual. Nosotros nos han llegado casos de colonias de gatos que viven en un terreno y como va a ser demolido, la constructora le da lo mismo porque el gato arranca a las casas vecinas. Por lo tanto, le genera un problema al barrio ¿Qué tal si las inmobiliarias tuvieran un plan de manejo de estas colonias para esterilizarlos y los que sean susceptibles de adoptar, se haga una jornada de adopción? Pero que aborden el tema como lo que es: una externalidad negativa de su negocio. Pero hoy malamente, lo que ocurre es que todos tratan de dejarle el problema a otro, sea buscando una fundación y ofrecerles un saquito de comida a cambio de llevarse los gatos, o simplemente que los gatos arranquen dónde los vecinos.
Entorno a otro cambio donde las ciudades la hacen los ciudadanos. En las últimas décadas, ¿cómo tú crees que (bueno, ustedes también son una organización de la sociedad civil)? pero ¿cómo tú crees que ha cambiado la mentalidad de la ciudadana con la tenencia responsables de animales o, en general, al tema animal? ¿Ha evolucionado o ha empeorado este asunto?
R: Yo creo que está en los dos extremos. Hay gente que sí efectivamente ha avanzado mucho. Hoy en día hay mucha gente que quiere adoptar. Hay mucha gente que incluso está dispuesta a adoptar perros y gatos adultos. Nosotros lo sabemos por experiencia. Pero también está el otro extremo. Mucha gente que no quiere adoptar… Yo creo el problema aquí no pasa por ellos. Aquí pasa por las autoridades. Nuestras autoridades en esta materia han sido absolutamente incompetentes y mediocres. Y te lo digo con conocimiento de causa. Llevo 10 años en esto y veo un nivel de tontera en la toma de decisiones, en la falta de planificación, en la falta de tomar conciencia del efecto que va a tener una decisión sobre una organización civil, por ejemplo, a nosotros cuando en el año 2014-2015 realizábamos jornadas de adopción en el Persa Biobío de forma masiva con autorización municipal. Entregábamos 120 a 160 animales mensuales con todo el sistema muy estructurado de protocolos, de entrevistas, contratos, muy bien organizado, con una recepción por parte de la ciudadanía maravillosa. Sin embargo, desde el municipio de Santiago (administración anterior) se nos puso solo dificultades y problemas, hasta el punto de expulsarnos de forma triste y vergonzosa ¿los beneficiados? La mafia de venta de perros en las calles, que recuperaron el espacio que nosotros le habíamos quitado. Entonces, a lo largo de los 10 años que llevo en este tema, he visto tantas decisiones erradas por la autoridad que ahí uno comprende por qué el país en temas del abandono animal no avanza. Sigue exactamente igual o peor.
Luego volveremos al tema de políticas públicas, en relación con las acciones que han ejercido desde Fundación EDRA, ¿cuál es su rol en la temática animal de las ciudades, desde el rescate de animales hasta la incidencia en políticas públicas que se ha promovido en este tema?
R: Nosotros en general hemos abordado varias áreas. Hemos dado miles de animales en adopción, en jornadas de forma sistemática y permanente, no como algo eventual, sino que transformarlo en algo habitual. Otra parte que tomamos muy fuerte es maltrato animal. Fuimos precursores en apoyar al Ministerio Público en la denuncia del maltrato animal y enseñar a que la gente entienda la labor que realizan. Hasta hoy seguimos haciendo charlas sobre eso creando material educativo. Y también con el tema de haber creado el refugio que estamos ahora, el rescate de animales de la calle ha sido bastante fuerte. No obstante, tener un refugio es siempre difícil, yo diría una de las cosas más difíciles que hay. Por la naturaleza de lo que hablamos, está lleno de animales abandonados y las autoridades en general no apoyan. Lo otro ha sido las situaciones de emergencia, de catástrofe, en donde montamos en una oportunidad un refugio para vacas y caballos quemados, y también en otras catástrofes hemos estado apoyando.
Respecto a la coordinación que han tenido ustedes como asociaciones defensoras de los animales, entre todas las organizaciones del sector civil, ¿han tenido posibilidad de coordinarse para incidir de mayor manera estos temas?
R: Dividiría el asunto en dos partes: el trabajo en terreno y el trabajo de lobby para influir en las decisiones políticas.
En terreno hay mucha colaboración entre organizaciones, sea en adopciones, prestándonos equipamiento, con datos, en actividades en conjunto, incluso entre distintas ciudades o regiones. En ese sentido hay más unidad de la que muchos creen. Pero lograr coordinar para influir en decisiones políticas es complejísimo. Creo que de forma deliberada los poderes políticos mantienen y generan división para mantener sus cargos y evitar competencia de nuevos liderazgos, más aún cuando el tema “animalista” genera tanto apoyo popular. Competir con políticos que tienen mucho poder y dinero, y que pueden influir sobre medios de comunicación para favorecer a una u otra persona, es muy difícil, agotador y desgastante.
En otra parte, hablando ya efectivamente de las políticas públicas y dos grandes noticias del mundo animal en la ciudad del último tiempo: fauna animal en sectores de altos ingresos de Santiago y Ley Cholito. Primero, ¿cómo consideras el avistamiento de estos animales como cóndores en estas zonas urbanas de altos ingresos como Lo Barnechea y cómo las políticas públicas deberían abordar este tema?
R: El problema somos nosotros, los humanos, los que nos hemos metido en el territorio de los animales. Pero aquí hay un tema que es súper delicado y súper triste que dice relación con el SAG, Servicio Agrícola y Ganadero, como institución encargada de nuestra fauna silvestre en general. ¿Qué tiene que ver con agricultura y ganadería un cóndor, un puma, un pudú, un tigre, un mono? ¿Por qué el SAG tiene que ver esa área? El SAG no tiene centros de rescate, no tiene centros de mantención, no tienen equipamiento (jaulas, mallas, dardos, trampas, etc.), básicamente no tienen capacidad de rescatar, rehabilitar ni mantener animales. Pero si revisas la prensa, verás muchos titulares que dicen “SAG rescata…” “SAG libera…”. Pero la realidad es más o menos así: un ciudadano de paseo encuentra una lechuza herida, llama a una ONG (por ejemplo, nosotros) que traslada a la lechuza al zoológico metropolitano dónde le dan tratamiento veterinario de primer nivel, luego se le lleva al CRAR (Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces) dónde la rehabilitan. Y cuando llega el momento de liberarla, el SAG la toma, llama a la prensa y la libera. ¿Qué dice el titular? “EL SAG LIBERA LECHUZA”. No pusieron ni un peso, y se llevan todos los laureles. Eso lo he visto docenas de veces en estos años, e incluso he visto cosas mucho peores. Dan vergüenza.
¿Qué papel debería tomar los actores del Estado?
R: El SAG debiera salir de la ecuación. El SAG es el Servicio Agrícola y Ganadero. No tiene nada que ver con una gaviota, no tiene nada que ver con un tigre. El SAG es el que le dio autorización al Circo Los Tachuelas para tener los animales que durante años sufrieron maltrato. Año a año le renovaban los permisos y los animales estaban en condiciones deplorables. Nosotros somos los denunciantes y querellantes del caso que llevamos dos años y medio, que, por ahora, concluyó con una pena ridícula de 2 UTM para el Tachuela Grande, pero recurriremos de nulidad ante la Ilustre Corte de Apelaciones. Pero ¿qué tiene que ver el SAG con un tigre? Nada. No hay una autoridad competente y proactiva para solucionar esto.
En relación con otro tema de La Ley Cholito, que también hay apariciones de la fundación en medio de comunicación respecto a esa ley también, sin embargo, la tramitación ha generado también polémica en muchos bandos, ¿en qué medida crees tú que estas políticas avanzan o no hacia una tenencia responsable de las mascotas?
R: Primero, la Ley Cholito no es un avance, es un tremendo retroceso. Nosotros fuimos detractores de la Ley Cholito porque está mal diseñada y su aprobación se consiguió en base a mentiras y a presiones indebidas en un año de elecciones parlamentarias.
Si dividimos a la gente en 3 grupos: los responsables con dinero, los responsables sin dinero y los irresponsables, veremos que la ley podrá ser cumplida principalmente por el primer grupo. En el segundo grupo caemos las organizaciones animalistas, que podemos ser multadas con hasta $3.000.000 en caso de reincidencia puesto que no tendremos como cumplir la ley, pero es fácil identificarnos. Pero la gente irresponsable, que es quienes generan el problema, no serán perseguidos porque no hay fiscalizadores ni voluntad para hacerlo.
A eso sumemos que el sistema de registro para el microchip es tremendamente deficiente y mediocre, con números de chip duplicados y triplicados, sin un sistema de trazabilidad y sin una base de datos única y confiable, sin una aplicación para el celular, sin diferenciar entre organizaciones animalistas y un particular. El chip es útil y necesario, pero requiere un sistema de registro eficiente.
Si tú me preguntas a mi, volviendo a lo que te decía anteriormente, en Chile las políticas públicas en esta materia dan vergüenza, el despilfarro de dinero es una brutalidad.
Y respecto a por ejemplo a las políticas o lo que falta pro hacer en torno de propuesta, respecto de los perros vagos, incluso hay criticasen el último tiempo que se señala a los perros vagos como un peligro latente para los habitantes urbanos, entonces, ¿cómo tú respondes a esas críticas, por un lado, pero también a lo que hay que hacer respecto a esas temáticas de los perros también mal llamados “perros vagos”?
R: Bien primero que todo no son perros vagos, son perros abandonados, la mayoría de los animales en la calle son todos con dueño, o tenían dueño. Ahora, de que son un problema, lo son, sería un disparate creer lo contrario. A mi me resulta molesto y doloroso escuchar a mucha gente que nos culpa a los animalistas por los perros en las calles. ¿acaso nosotros los abandonamos? ¿acaso nosotros los reproducimos? NO. Nosotros los rescatamos, los sanamos, los esterilizamos y los damos en adopción, la gran mayoría de las veces sin apoyo del estado, sin recursos de municipalidades, y muchas veces, a pesar del estado. Deberían darnos las gracias. Ahora, de que los perros en la calle son un problema lo son, pero aquí lo que tenemos que atacar es a la fuente, al origen. Si tuviéramos un barco, y está entrando agua nada sacamos con sacar y sacar agua si no tapamos el hoyo por el cual está entrando el agua, ese hoyo hoy se llama el abandono. Hoy en día, la gente que abandona un perro no tiene ninguna sanción real…
Por eso críticas que la Ley Cholito va más a los responsables que a los irresponsables. Y entorno a eso, ¿qué políticas públicas propones tú para solucionar este tema?
R: Exacto. Hay que hacer una ley que ataque directamente el abandono; que persiga, encuentre y sancione el abandono. Como punta de lanza de cualquier política pública que se haga en el país sobre cuidado de animales. Si tú no sancionas el abandono, nada más va a resultar, porque la gente irresponsable siempre va a optar por abandonar el animal, la gente irresponsable no va a ir a esterilizar, aunque sea gratis y le regalen un chocolate, siempre le será más fácil abandonar.
Por ejemplo, si tú haces una jornada de adopción y das 15 animales en adopción, corres el riesgo de volver con 20 ¿Por qué? Porque va una persona y te deja una caja con perritos, va otra y te deja una caja con gatos. Si una municipalidad tiene un centro de rescate canino, van y le dejan perros. Si una municipalidad está haciendo esterilizaciones, van y dejan al gato ahí. ¿has visto una organización animalista que publique su dirección? ¡¡No podemos!! Porque nos tiran animales por sobre la reja, nos dejan la perra preñada amarrada en la puerta, nos dejan el poodle toy pocket de bolsillo que creció y resulto ser un poodle-saurio (y se van a comprar otro “mini-toy). Y perseguir y sancionar a esa persona es tan engorroso y la sanción que tiene esa persona es tan vergonzosamente baja que al final no vale la pena. O sea, en nuestro refugio tenemos un vecino al frente que ya ha traído tres perros y dos gatos, y todos terminan en la calle y/o muertos. La ultima perra la tenemos nosotros, una perrita chica la compró, no la esterilizo (era gratis), pario 4 cachorros, la perrita andaba en la calle con los cachorros, uno murió atropellado (nos gastamos $110.000 tratando de salvarlo), los otros 3 los trajimos para acá, todos enfermos, uno murió a los días de haber llegado, y los otros dos recién ahora están sanos. Dime, ¿qué saco yo con denunciar a esa persona? Voy a perder tiempo, ir a la fiscalía, hacer la denuncia, presentar pruebas, además voy a tener problemas con el vecino y que sanción le van a dar, “dos palmadas en el poto y un chirlito”. Esa persona debería tener sanciones duras. El vecino de acá al lado, de la vulcanización, harto rato tuvo un perro cuidando el taller, hasta hace poco que compro un par de perros más finos, el perro empezó a aparecer en la calle, después ya no lo dejaron entrar más y hace dos semanas atrás el perro estaba muerto atropellado en la esquina. Entonces, si no castigamos a la gente que abandona, pero de forma real y contundente, cualquier política pública que hagamos en el país no va a tener efecto, porque siempre va a ser más fácil abandonar un animal que esterilizarlo, va a ser más fácil abandonar un animal que ponerle y chip y registrarlo, va a ser más fácil abandonar un animal que darlo en adopción, es porque la gente irresponsable siempre va a buscar lo más fácil, agarrar al perro y abandonarlo.
Hoy en día hay empresas controladoras de plaga que ofrecen retiro de perros, y las empresas los contratan. ¿Por qué? porque por un tema de buenas prácticas de manufactura no pueden tener perros en sus instalaciones ni gatos tampoco. He visto facturas y cobran entre 100 a 150 mil pesos por cada perro que retiren, y los protocolos son normalmente abandonar el perro a una distancia entre 5 a 10 kilómetros del punto de captura. Entonces, si este perro se pierde y llega una de estas empresas, la empresa llama a la controladora de plagas, lo atrapa, lo sube del auto y lo va a botar a 10 kilómetros: Cajón del Maipo, Maipú, Quilicura, a todas las comunas periféricas o al campo en regiones. Si es tu perro que se fue a meter allá, si se te escapó un día, mañana puede estar a 10 kilómetros de distancia. Entonces, haz la mejor campaña de estilización del mundo, pero la gente floja, mediocre e irresponsable va a seguir prefiriendo abandonarlo porque es más fácil y porque no tiene sanción.
Por último: ¿Qué papel deberían tener los actores desde diferentes ámbitos de la urbanización que convive con los animales? ya sea desde el mundo académico, el mundo político e incluso el mundo ciudadano. O ¿qué iniciativa debería tener? ¿Qué visión?
R: yo creo que tienen que atreverse, hoy en día estamos en una política en que es mejor no correr riesgos. Entonces, si viene una persona que les va a dar argumentos en contra, prefieren no invitarla. Invitan a la persona que cae bien, que es más simpatiquito y políticamente correcta. Si queremos cambiar esta problemática hay que hacer cosas nuevas. Las inmobiliarias, las constructoras que están planificando la ciudad que se den cuenta que aquí tienen una oportunidad de ser pionero que dentro de 10 años más va a ser una obligación. Yo creo que en 10 años van la situación no va a ser sostenible y aquellas empresas que hoy se atrevan van a cosechar los frutos. ¿Cuál es la lógica de hacer 10 veces lo mismo, esperando obtener un resultado distinto? Hay que innovar, hay que cambiar.
¿Y desde el mundo ciudadano?
R: que estudien, porque en realidad si la gente estudiara habrían leído la Ley Cholito y se habrían dado cuenta que era una mentira lo que les estaban diciendo. Por algo nos quitaron la educación cívica, nos quieren quitar la filosofía en los colegios para que la gente no entienda. No entiendan de leyes, no entiendan lo que leen, no entiendan de planificación urbana básica.
Bueno Alexis yo creo que, como una frase pequeña, si puedes dejar una invitación desde la fundación EDRA a participar de esta tenencia responsable de animales, no sé si quieres decir algunas palabras
R: Nos falta apoyo. Nos faltan recursos. Muchos creen que recibimos grandes donaciones por ser Fundación, por salir en la tele, por dar entrevistas, que nos financia el Estado o la Municipalidad. Mentira. La inmensa mayoría de las organizaciones animalistas batallamos el día a día, dependemos de la confianza y apoyo de gente anónima. Nuestra camioneta cumplió 100.000 Km transportando perros, gatos, chanchos, chivos, ovejas y hasta caballos. Y este es el 4° año que llevamos sin permiso de circulación. Al sistema no le importa si eres bueno, si tu labor es impecable. Solo le importa si tienes dinero.
Ayer rescatamos un perrito inválido, hoy un cachorrito a punto de morir. Y somos tan humanos como cada uno de los que lee esto. No esperen que otro lo haga, ayuden ustedes. Y nuestra realidad, es la misma que muchas organizaciones a lo largo de todo Chile. Recuerden siempre: no hay aportes pequeños, todo suma.
Diálogo de los oficios del arquitecto y el naturalista para la construcción de una arquitectura en cohabitación
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Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Bruno Marambio Márquez, Arquitecto, Mg.(c) en Arquitectura y Diseño, mención Ciudad y Territorio , Escuela de Arquitectura y Urbanismo, PUCV. Director de proyecto FONDART línea de investigación: “Arquitectura en Cohabitación: La construcción formal del diálogo entre el ser humano y la naturaleza” y Sergio Elórtegui Francioli, Biólogo-Naturalista. Doctor en Ciencias de La Educación PUC. Postdoctorante Proyecto Anillos SOC 180040 PUCV.]
Resumen
Cuando la arquitectura se posiciona en un territorio tan característico naturalmente y con grandes valores medioambientales como lo es Chile, se hace necesario pensar el territorio y el paisaje. Desde esta perspectiva hemos adoptado una postura ética para crear una arquitectura que dialogue con el medio natural, no a través de grandes inversiones en tecnologías sustentables, sino que a partir de la observación de las entidades naturales que habitan ese territorio particular. Esto, con el fin de poder entender y comprender esos hábitos naturales que nos permitan pensar una arquitectura que se adapte al medio, no a través de la mimética, sino que reconociendo el propio valor formal de la arquitectura, pero que en su proceso creativo de diseño pueda incorporar y abrir lugar para la continuidad del habitar de estas otras entidades.
Palabras clave: arquitectura, naturaleza, cohabitación, paisaje
Introducción
En el contexto de la búsqueda de una postura para generar una arquitectura naturalista, abordamos la pregunta sobre cómo la arquitectura se posiciona y enfrenta ante el territorio y sus componentes. Esta pregunta contiene un carácter ético y político, ético en cuanto a práctica que reconoce a un otro, y político en el sentido de hacer parte a otros en lo que investiga y experimenta. Este enfoque no sólo reconoce un “otro” como sujeto-persona, sino que también a la naturaleza o el paisaje.
La propuesta nace del encuentro de dos oficios, por un lado la arquitectura que necesita de la realización y construcción formal para poder ser llevada a cabo en plenitud. Y por otra parte, el oficio del naturalista que realiza su investigación a través del trabajo de campo, con el cual deconstruye las relaciones de la extensión territorial para reconstruirlas comprensivamente.

Ante esta paradoja del construir y deconstruir, se produce el diálogo que nos lleva a la siguiente pregunta, ¿cómo construir un espacio que abra la posibilidad de habitar con otras entidades naturales?, entendiendo como entidades naturales, tanto a las biológicas (organismos), como a los fenómenos geofísicos (viento, lluvia, luz).
Para acceder a esta apertura teórica y ética, abordamos el concepto del ethos como punto de reflexión inaugural, desde su definición como, morada, guarida, lugar donde se habita con otros no humanos (Rozzi 2012). Es el lugar propio y seguro donde habitan seres humanos y naturaleza.
Esta cualidad espacial de sentirse propio en un lugar no sólo aborda un asunto de supervivencia, sino que se trata de enaltecer la vida, lo cual es exactamente la definición que acuñó Alberto Cruz y Fabio Cruz para arquitectura: “Extensión orientada que da cabida a los actos y oficios humanos, para que estos resplandezcan como en fiesta”.
Se establece una relación entre el habitar humano con el entorno natural desde la observación, reconociendo al paisaje como una dimensión que nos aborda, y con la cual hay que establecer una relación, no como una mera vía de supervivencia y preservación del medio ambiente, sino que como una forma de que la arquitectura resplandezca. La pregunta principal que aparece es ¿cómo se da cabida a la naturaleza en este lugar donde el territorio es importante? y ¿cómo la arquitectura responde a la cohabitación e integra a otras entidades?
El propósito de esta postura es poder observar y crear, diversas formas de habitar del ser humano en conjunto con la naturaleza, para ver en qué medida se puede pensar en un espacio que acoja al ser humano, pero que también pueda contener a estos otros seres a través de pensar un lugar que signifique una invitación a la naturaleza a relacionarse y a habitar, por ende, cohabitar en propiedad.
Desarrollo
Para entrar en el tema de la cohabitación, hay que comenzar por reconocer que somos entidades biológicas, y como dice Tim Ingold (2018), “ocupamos espacio dentro de un mundo”, es decir, somos “territoriales”. Esta condición de habitar un determinado espacio hace que nos veamos tremendamente influenciados en nuestra manera de ser y de relacionarnos por él en constante interacción. Esta relación con el territorio pareciera ser aún mayor en América donde aún se encuentran territorios en estado salvaje, Martignoni (2008, p.18) menciona el territorio latinoamericano como “paisajes únicos, caóticos e inspiradores que redefinen constantemente las sociedades que en ellos habitan”. Manuel Casanueva (2008, p.13) aprueba esta importancia de la geografía cuando dice “la verdadera identidad de Valparaíso es el barrio acantilado” y reconoce los valores geográfico-ambientales como elementos incidentes que forjan la identidad del habitante. En el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna de 1933, donde participaron varios arquitectos de renombre como Le Corbusier, también se afirma esta relevancia que tienen los “elementos tierra y agua, que generan pastos o desiertos, y que modelan, a su vez, unas actitudes mentales que quedarán inscritas en las empresas y hallarán expresión en la casa, en el pueblo o en la ciudad” (CIAM, 1942). Así, “la geografía y la topografía desempeñan un papel de considerable importancia en el destino de los hombres” (CIAM, 1942).
Dada esta importancia es que podemos entender la ciudad como el sistema propio de una especie, el ser humano, pero que inevitablemente entra en relación con otros sistemas, como lo son la geografía, los vientos, los pisos de vegetación, las zonas de inundación y la biodiversidad biológica, entre otros. Si bien la ciudad está siempre en diálogo con estos sistemas naturales, la reacción que se puede tener, o el desconocimiento de estos puede significar un problema para la propia ciudad, como sucede en Valparaíso con los incendios (Castillo, M., Julio, G. y Quintanilla, V., 2011) o en Avenida Perú en Viña del Mar con las marejadas y tsunamis (Karlsruhe Institute of Technology, 2018).
En este sentido, si la arquitectura no obedece, responde o se funda en los sistemas naturales, es un sistema que tiene una fecha de término, porque si una ciudad y su arquitectura no tienen agua limpia, o no se enfrentan a los incendios ni se posiciona a favor de los vientos, o no tienen conciencia de los ciclos climáticos, es una ciudad que está destinada a desaparecer. El presente es el reconocimiento de la naturaleza como parte del ciclo fundamental que sustenta a la ciudad y la arquitectura.
¿Cómo la arquitectura responde y no simula la cohabitación integrando a otros no humanos?

Nuestra propuesta pretende sentar bases para un diálogo con el entorno natural, enlenteciendo la mirada sobre el territorio, atentos a lo que emerge de lo percibido y en diálogo con el oficio naturalista (Elórtegui, 2015), cuyo ojo trae a presencia y descubre lo que estaba frente a nosotros pero que hasta ese momento, invisible y nuevo, no tenía palabras para ser descrito. Esta acción “frente a frente” permite que estos “otros” resplandezcan en relación con “nos-otros” presentándonos las causas y destino de cohabitación.
La atención es al conocimiento de la cohabitación en una etapa previa al desarrollo de la arquitectura y que permita repensar la ciudad como un sistema en relación. La importancia de entablar estas relaciones no radica ya en que la naturaleza se pueda perder, sino porque la ciudad y la arquitectura debieran ser sistemas integrales insertos en los sistemas naturales.
Conclusiones
A partir de estas bases, creemos que la arquitectura que se posiciona en entornos naturales, debe sustentarse a través del diálogo-camino transdisciplinar para poder construir obras que colaboren y articulen el territorio. El encuentro de la arquitectura y el diseño junto con el oficio del naturalista, trabajan en un modo distinto de mirar la arquitectura del paisaje, no para simular o camuflar una convivencia, sino para celebrar la real cohabitación. El ethos del arquitecto y del naturalista se funde como punto de reflexión inaugural que da cabida a la obra como lugar de hospitalidad a sus cohabitantes. Desde esta mirada ya es imposible la obra como “espacio aséptico” exclusivo del hombre ya que su arquitectura participa de una nueva y necesaria relación ética con la naturaleza.
A partir de lo anterior, podemos establecer que no sólo es importante poder sustentarse en el tiempo y permitir la posibilidad de que las generaciones futuras gocen de nuestros mismos privilegios, sino que también es necesario abrir la posibilidad de habitar en parajes naturales como un beneficio directo hacia nuestra calidad de vida.
En este sentido, creemos fundamentar establecer un diálogo con el entorno natural para que los actos y oficios humanos puedan resplandecer como en fiesta, reconociendo al paisaje desde la arquitectura y estableciendo una relación ética mediante la cohabitación. Así, la arquitectura no se vuelve solamente una postal, sino que entra en un diálogo íntimo con el paisaje. En tal empeño nos encontramos.

Bibliografía
Casanueva, M. ( 2010). El Barrio Acantilado como identidad de Valparaíso . Valparaíso: Editorial Universidad Andrés Bello.
Castillo, M., Julio, G. y Quintanilla, V. (2011). Vulnerabilidad y daño potencial ocasionado por incendios en áreas de interfaz urbano-forestal, Provincia de Valparaíso. Chile Central. Revista Territorium, 18. p.247-254
CIAM. (1942). Carta de Atenas.
Elórtegui, S. (2015). Historia natural: La discusión. Una revisión del concepto, el conflicto y sus ecos a la educación de las Ciencias Biológicas. Estudios Pedagógicos XLI, N° Especial: 267-281.
Inglod, T. (2018). La vida de las líneas . Santiago de Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado.
Martignoni, J. (2008). LatinScapes: El paisaje como materia prima. Barcelona: Gustavo Gili.
Rozzi, R. (2012). Biocultural Ethics: Recovering the Vital Links between the Inhabitants, Their Habits, and Habitats. Enviromental Ethics, Vol. 34: p. 27-50.
Tsunamis Could Cause Beach Tourism to Lose Hundreds of Millions of Dollars Every Year. (2018). Karlsruhe Institute of Technology. Recuperado de https://www.kit.edu/kit/english/pi_2018_041_tsunamis-could-cause-beach-tourism-to -lose-hundreds-of-millions-of-dollars-every-year.php
¿Es la relación humano-naturaleza una de dependencia o únicamente de ocio?
Ver¿Es la relación humano-naturaleza una de dependencia o únicamente de ocio?
Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Felipe Gutiérrez-Antinopai: Constructor Civil y MSc. Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, asociado al Núcleo de Investigación y Docencia en Ambiente y Sociedad (NIDAS) y Fundación Newenko. Ingeniero de sustentabilidad en FIC – 2017 “Plataforma tecnológica de apoyo a la gestión de residuos y puntos limpios”]
Resumen:
Las transformaciones que se han desarrollado a lo largo de los siglos XX y XXI han ido constantemente absorbiendo elementos naturales en la forma de planificación y en las diámicas citadinas. Últimamente esto ha ido impregnando una sensación de dependencia del ser humano con la naturaleza que puede, efectivamente, tomar variadas aproximaciones e intereses.
Palabras claves: Dependencia, relación humano-naturaleza, ayuda mutua.

“Observa al caballo, noble animal que convive con el hombre; o al buey, que lo alimenta y trabaja para él, encorvado, pensativo. Mira su cara; ¡qué dulzura hay en ella, qué fidelidad a su dueño, a pesar de que éste le pega sin piedad; qué mansedumbre, qué confianza, qué belleza!” (Dostoyevsky, 2009:372)[1].
¿Cuántas imágenes podrían levantarse para validar una relación de dependencia hombre-naturaleza? Evidentemente una de ellas es la recientemente mencionada, donde el contacto físico con la naturaleza puede evidenciar una dependencia mutua. Esto lo entendió muy bien Kropotkin (2009) [2] con su concepto de “ayuda -o apoyo- mutua” que fundamentalmente explicaba la supervivencia entre los grupos y especies de la naturaleza
Esta visión puede atenderse como una relación intrínseca sin apelativos que naveguen en la incertidumbre ni enarbolen visiones subjetivas, muy por el contrario. Su visión se constituye una pieza fundamental en los quehaceres comunitarios, una pieza histórica en la construcción de sociedades y por supuesto en el asentamiento de ciudades. Así es que según Kropotkin (2009), los seres humanos estamos guiados por instinto de solidaridad que es capaz de obviar el concepto de amor y velar simplemente por una ayuda mutua: “No es mi amor por el vecino —a quien a menudo ni siquiera conozco— lo que me induce a tomar un balde de agua y correr a su casa cuando veo que ésta se quema; es un sentimiento o instinto de solidaridad y sociabilidad humana mucho más amplio, aunque también mucho más vago, lo que me mueve” (2009:11).
Claramente este marco releva dos puntos. El primero de ellos es la dependencia y la otra es que esa dependencia es intrínseca a las actividades con las cuales lidiamos día a día ¿Cómo se ha extendido el concepto de apoyo mutuo entre las especies y más aún en las visiones citadinas del siglo XX? ¿Alguna lección que sacar?
El sentido de dependencia, aunque pueda parecer obvio y a veces trillado sobre todo cuando gobiernos introducen lineamientos para un desarrollo más equitativo y respetuoso con el medio ambiente, es muchas veces gris. La verdad es que las nuevas generaciones tienen en cuenta de que el mundo es finito, pero concentran su atención en imaginarios e intereses que no suelen percibir la importancia de insectos, de animales y paisajes ajenos a lo urbano y por supuesto, tecnología. Los sentidos de dependencia parecen ser relacionales entre humanos, o bien entre humano y sistemas económicos que sirven para un uso efímero de acallar un deseo que intenta conectar con lo “natural”. Bien lo supo Lefebvre que con su agudeza ya a mediados del siglo XX refería a que ciertos tipos de planeación urbana consideraban la naturaleza como un valor de cambio: “Los ocios, comercializados, industrializados, institucionalmente organizados, destruyen esta «naturalidad» de la que se hace cuestión para traficarla y para traficar. La «naturaleza» o lo que se pretende como tal, lo que de ella sobrevive, se convierte en ghetto de los ocios…” (Lefebvre, 1978:137-138)
Este punto, de relegar a la naturaleza como espacio de ocio -ergo, mercantil- también puede ser amenazada por un singular hedonismo. En este caso la naturaleza sirve a los intereses propios del ser humano olvidando el impacto que puede desprenderse de ello produciendo fundamentalmente una especie de enajenación y desplazando esa concepción de “apoyo mutuo” por una, por ejemplo, de “sueño americano”. Algunas estadísticas obtenidas por investigadores de Rand Corporation y UCLA sitúan a los propietarios de hogares, persona de altos ingresos económicos y personas blancas como un grupo más proclive a tener mascotas (Herzog, 2017). Incentivados por justificaciones que van en la línea argumentativa de “mejorar la calidad de vida” (que ciertamente son útiles), las recomendaciones de expertos rozan una cierta relación unilateral entre dueño y mascota que, podría situarse perfectamente en el tope de la pirámide de aspiraciones en términos personales, cuestión que puede ser contraproducente por el hecho de crear una absoluta dependencia a sólo un animal o un par de ellos.
Sin embargo, este retrato de relación humano-naturaleza que bien podría caricaturizarse con las mascotas de celebridades de grandes ciudades globales como Los Ángeles o Nueva York cuenta con otras representaciones que consiguen trazar una línea de respeto y justamente, de dependencia. La diversidad de las ciudades provee de elementos que logran almacenar algunos espacios de entendimiento hacia la naturaleza. Las confluencias citadinas vuelven constantemente a un retrato de árboles, paisajes varios, insectos y animales que cobran vida, donde las visiones tradicionales puramente urbanísticas se olvidan para dar paso a un ecosistema mixto, cuya importancia es ofrecer oportunidades sociales y al mismo tiempo no olvidarse de la “belleza de la naturaleza”.
Esto bien lo predijo Ebenezer Howard a fines del siglo XIX con las ciudades jardín basadas en una planificación ultra estructurada y sistemática que, no obstante, la naturaleza era sólo un elemento complementario y útil y probablemente, no de sustento. Otras visiones como la del Bioregionalismo de Aberley (2005:35) -como uno de los principios- sería “redescubrir conexiones entre el mundo natural y la mente humana” añadiendo una “relación de soberanía dependiente”. Para ello las visiones estructuralistas o del top-bottom pasarían a tomar una relevancia menor que indudablemente serían sustituidas en mayor proporción por relaciones de dependencia entre humano-naturaleza. Los humanos pasaríamos directamente a relacionarnos con las funciones de la naturaleza, y así, las funciones naturales pasarían a ser pivote en las relaciones humanas. Concretamente, diversas expresiones de desarrollo local se empoderarían para pasar a modelos de transitions town, ecovillages, cohusing model y eco-municipalities (Salazar, 2013).
Huertos comunitarios, principios ecológicos desde gobiernos locales, comunidades ecológicas son convenciones con las cuáles un sometimiento mutuo entre humano-naturaleza pasa a ser centro en la vida del ciudadano. Las especies en este caso tomarían su lugar como un rol definitivo dado por la “naturaleza” de sus capacidades. Abejas, larvas, semillas, orugas, mariposas, caracoles estarían dentro de un sistema en el cual el ser humano es parte de él. O bien, conocimientos y prácticas sustentables recordarían la dependencia indisoluble entre humano y naturaleza.
Sea cuál sea la forma de aprehender la dependencia, existe al menos un consenso que podría resumirse en “la necesidad de conocer para amar”. Hoy en día la naturaleza necesita de un respiro y para ello necesitaríamos empezar por conocer sus funciones y apreciarlas no sólo a horas determinadas o relaciones unilaterales. Así el sentido de asombro no se perdería y será el motor que nos mantenga atento a nuestra relación de dependencia con la naturaleza. Tal como nos recuerda Rachel Carson (2012): “Cualquiera que sean las contrariedades o preocupaciones de sus vidas…Aquellos que contemplan la belleza de la tierra encuentran reservas de fuerza que durarán hasta que la vida termine” (2012:44). ¿Por dónde empezar? “Hay una belleza tan simbólica como real en la migración de las aves, en el flujo y reflujo de la marea…Hay algo infinitamente reparador en los reiterados estribillos de la naturaleza, la garantía de el amanecer viene tras la noche, y la primavera tras el invierno” (2012:45).
Bibliografía
Aberley, D. (2005). Interpreting bioregionalism: A story from many voices. En M. V. McGinnis (Ed.), Bioregionalism (págs. 13-42). Routledge. Recuperado Febrero de 2019, de http://library.uniteddiversity.coop/More_Books_and_Reports/Bioregionalism.pdf
Carson, R. (2012). El Sentido del Asobro (Castellano ed.). (M. Martín R-Ovelleiro, Trad.) Madrid: Ediciones Encuentro.
Dostoyevsky, F. (2009). The Brothers Karamazov. The Project Gutenberg EBook. Recuperado Marzo de 20129, de http://eremita.di.uminho.pt/gutenberg/2/8/0/5/28054/28054-pdf.pdf
Herzog , H. (3 de Julio de 2017). Large Study Finds Pet Owners Are Different. Obtenido de Psychology Today : https://www.psychologytoday.com/us/blog/animals-and-us/201707/large-study-finds-pet-owners-are-different
Kropotkin, P. (2009). La Ayuda Mutua. (E. Gasca, Trad.) Caracas: Editores Latinamericana. Recuperado Febrero de 2019, de https://abenzaide.files.wordpress.com/2014/08/la-ayuda-mutua.pdf
Lefebvre, H. (1978). El Derecho a la Ciudad (Cuarta (Castellano) ed.). (J. González-Pueyo, Trad.) Barcelona: Ediciones Península.
Salazar, G. (2013). Diseño ecológico comunitario: del consumo del usuario al producir del artesano. DISEÑA(6), 60-69.
[1] Fecha publicación original: 1879-1980.
[2] Fecha publicación original: 1902.
¿Que son las ciudades si no pueden dar cabida a todos sus habitantes de forma equitativa?
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Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Gina Rivera Torres. Arquitecta, Magister en Desarrollo Urbano por la Pontificia Universidad Católica de Chile]

Resumen: Junto con el crecimiento urbano, la población de animales de compañía en la ciudad de Cuenca-Ecuador también ha experimentado un importante incremento. Producto de la falta de normativas de tenencia, convivencia y reproducción, así como verdaderos procesos de control de la fauna urbana, ha llevado a que hoy existan más de 19.000 animales abandonados en las calles, lo que ha derivado en importantes conflictos sociales, ambientales y económicos.
Palabras claves: animales de compañía, crecimiento urbano, usos del suelo
Las ciudades sin duda deben poder satisfacer las necesidades, al menos básicas, de todos quienes habitan en ella. Tarea complicada pues en los últimos años junto al intensivo crecimiento poblacional, los animales principalmente de compañía también han experimentado un importante incremento, que por más absurdo que suene, al no existir las debidas normas de tenencia mucho menos de convivencia, han favorecido su abandono y maltrato, derivando en graves problemas socio-ambientales.
En Cuenca – Ecuador existen de acuerdo al Consejo Cantonal de Salud, más de 160.000 animales entre perros y gatos, de estos animales aproximadamente 15.000 perros y 4.000 gatos son callejeros, es decir que fueron abandonados o simplemente nacieron en las calles. A los que cabe sumar los más de 15.000 que viven en condiciones de semiabandono, esto principalmente en el área rural (Diario el Tiempo).
Datos alarmantes si los comparamos con los 505.585 habitantes que registra el censo de población, INEC 2010, pues el número de animales de compañía representaría un tercio de la población. Por otra parte, si comparamos con los 134.052 hogares registrados, existe un 19% de sobrepoblación animal; porcentaje que sin duda es mayor al considerar que no todos los hogares tienen mascota.
Problema que se intensifica en el mercado mayorista de la ciudad “El Arenal” donde bajo ninguna normativa son comercializados diferentes tipos de animales domésticos, siendo principalmente los perros y gatos que, al no ser vendidos en el día, son arrojados en los basureros o dejados a su suerte. Ello ha derivado en interminables conflictos entre los colectivos animalistas, los vendedores y en menor presencia, las autoridades.
Si bien es cierto que los colectivos animalistas de manera voluntaria han hecho frente a la problemática del abandono y maltrato de perros y gatos, gestionando por sus medios la creación de refugios; al emplazarse éstos en diferentes zonas de la ciudad, ha derivado en graves problemas debido a las incompatibilidades de uso y ocupación del suelo, así como conflictos sociales y ambientales en sus áreas aledañas.
Esto se debe a que la ordenanza vigente, que data del año 2003, la cual regula el uso y ocupación del suelo en el Cantón Cuenca, ha resultado ser obsoleta, puesto que al no registrar este tipo de uso de suelo derivado de las nuevas dinámicas urbano-territoriales, hace incompatible su emplazamiento en cualquier zona, tal como ha ocurrido con el Refugio de la Fundación ARCA, el mismo que con más de 400 perros rescatados, durante aproximadamente 15 años han debido cambiar reiteradamente su lugar de emplazamiento; al extremo de tener en la actualidad una disposición de desalojo por parte de la Comisión de Gestión Ambiental de la Municipalidad de Cuenca.
En este sentido, tal como establece el Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, Autonomía y Descentralización, siendo competencia de la Municipalidad de Cuenca el manejo de la fauna urbana, dentro de la cual se contemplan los animales de compañía, y amparado en la “Ordenanza para el control y manejo de la fauna urbana y la protección de animales domésticos de compañía del cantón Cuenca”, aprobada en junio de 2016, se dio paso al Proyecto denominado Centro de Acogida de Animales Domésticos del Cantón Cuenca, el mismo que tiene el objetivo de acoger temporalmente a un máximo de 1000 animales domésticos de compañía, que bajo circunstancias de vulnerabilidad se encuentra asilados en los refugios de tenencia particular de distintas fundaciones y demás colectivos animalistas.
Lejos de constituirse en una tarea fácil, la elección del sitio ha representado para Cuenca un paso importante, pues a más de superar el rechazo de la población civil a tener cerca un equipamiento de este tipo; tuvo que hacer frente al atomizado fraccionamiento del suelo resultado de los procesos de expansión y dispersión urbana que viene experimentando la ciudad en los últimos años, lo que ha llevado a que estos nuevos usos tengan que emplazarse en suelo rústico, transformado sustancialmente estos ecosistemas. Tal como ocurre con el sitio designado por la Municipalidad, el mismo que con una superficie estimada de 12,8 Ha y localizado en la parroquia rural de Cumbe; requirió modificar su categoría de uso de suelo, a fin de adaptarse a las actividades que en éste se desarrollará.
Proceso que, si bien pone en evidencia la voluntad política para hacer frente al abandono y maltrato animal, posicionando a Cuenca como referente para muchas ciudades del Ecuador; requiere abordar esta problemática de manera holística, donde a más de acciones de control en la reproducción, tenencia y convivencia de los animales de compañía, se incorpore campañas de educación y concientización.
Como mencionó Gandhi “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que sus animales son tratados”; en este sentido, las ciudades como sistemas complejos deben tener la capacidad de dar cabida de manera digna y con responsabilidad a todos quienes habitan en ella. Ello supone superar las visiones antropocentristas que impera en las ciudades, las cuales buscan única y exclusivamente satisfacer las necesidades de sus habitantes humanos.
Bibliografía:
Ecuador, R. (2010). Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, Autonomía y Descentralización, COOTAD. Quito: Asamblea Nacional.
El Tiempo, (2016, Junio, 14). 19.000 mascotas viven en las calles de Cuenca. El Tiempo Diario de Cuenca. Recuperado de https://www.eltiempo.com.ec/noticias/cuenca/2/19-000-mascotas-viven-en-las-calles-de-cuenca
GAD Municipal Cuenca, (2018). Informe técnico para el establecimiento de la reserva y cambio de categoría de ordenación de suelo para la implementación de un centro de acogida de animales domésticos de compañía (Refugio de Animales). Cuenca
Hacerse cargo: componiendo textualmente un nuevo vínculo entre humanos y mascotas
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Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Luis Campos Medina, Doctor en Sociología. Académico del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile]
Resumen
Tanto la Ley nº21.020 como otros textos publicados en plazas y parques de la ciudad de Santiago sugieren un impulso por componer un nuevo vínculo entre mascotas y seres humanos. Este nuevo vínculo consistiría, fundamentalmente, en que los seres humanos, propietarios de las mascotas se hagan responsables, individualmente, por los comportamientos y efectos generados por sus mascotas. Los textos parecen tener un rol importante en conseguirlo, por lo que analizar algunos ejemplos puede arrojar pistas interesantes al respecto.
Palabras claves: Mascotas, humanos, responsabilidad.

Echando un vistazo a la Ley nº21.020 (http://bcn.cl/21jtr), conocida como ley de “Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía”, tuve la sensación de que ella posee una dimensión pragmática profunda, en el sentido de buscar provocar un cambio en el actuar cotidiano de los ciudadanos: el problema de fondo es que, en Chile, la gente no se hace cargo de sus mascotas, no se hace responsable de y por ellas. En la práctica, lo anterior se traduce en más o menos dos cosas: primero, en hacer frente al problema del abandono de mascotas y, segundo, en abordar el problema de la gestión de sus efectos “desagradables”, léase excrementos, parásitos, potenciales agresiones, etc.
Pareciera ser que el subtexto de la ley es que los animales, hasta ahora, han sido considerados como accesorios, herramientas, instrumentos, juguetes o pasatiempos de uso circunstancial y cuidado transitorio, y no como seres dependientes de la acción y cuidados humanos. Eso, de acuerdo a la ley, debiera cambiar: los individuos humanos y las mascotas en ciudad requieren de un nuevo vínculo o, al menos, de la re-composición del vínculo existente. Pero ese vínculo debe ser producido y, para ello, no basta sólo con el texto de la ley, sino que se necesita de otro tipo de textos que generen efectos en la práctica cotidiana de las y los habitantes de la ciudad.
En el caso de Santiago, y particularmente de los perros, un paseo por las plazas públicas de algunos sectores de la capital hace posible encontrar letreros con textos que van en esa dirección. Es el caso de un letrero instalado en la plaza La Comarca, una de las 24 plazas y parques de la comuna de Las Condes habilitadas con “zonas caninas”, esto es, como se indica en el sitio web de ese Municipio (https://www.lascondes.cl/las-condes-verde/parques-jardines/zonas-caninas-instructivo.html) con espacios delimitados “para que los perros puedan correr sin correa, conocer, jugar y socializar con otros perros, son lugares de esparcimiento y ocio, aumentar el vínculo humano-animal, enriqueciendo ambientalmente los espacios con juegos de Agility”[1].
En el mencionado letrero se lee: “Disfruta con tu mascota en el nuevo sector canino. Tú. Hazte cargo”. La primera parte del texto está en la mitad superior del letrero, escrita en letras blancas y fondo verde. La segunda parte se encuentra en la mitad inferior, en letras verdes sobre fondo blanco y entre “Tú” y “Hazte cargo” hay un dibujo de un perro en el mismo color de las letras. El pronombre personal se encuentra destacado, escrito en letras de mayor tamaño y encerrado en un recuadro que lo realza en la composición global.
Como queda en evidencia con el uso de la segunda persona del singular, el texto está dirigido a un individuo particular, un “tú” que puede ser cualquiera de los usuarios/as de la plaza, pero que a través de ese direccionamiento en la escritura se especifica y se singulariza (Campos, 2014; Fraenkel, 2007). No se trata, como en otros textos, de referir a un “nosotros” o de utilizar una forma impersonal del tipo “se debe prestar atención”. Además, como suele ser el caso con la señalética, el texto está escrito en el modo imperativo, lo que lo convierte en una orden, pero que, en este caso, tutea al destinatario de esa orden, generando una sensación de simetría y proximidad.
Esto se ve reforzado a nivel del manual de conducta en estos “espacios caninos” disponible en internet (https://www.lascondes.cl/las-condes-verde/parques-jardines/zonas-caninas-instructivo.html) y compuesto por un conjunto de 13 indicaciones, que dicen relación con el comportamiento esperado de los individuos responsables y en los que se repite el uso de la segunda persona del singular y este direccionamiento simétrico y próximo, como por ejemplo, la norma nº2, en la que se refuerza el aspecto criterioso de las y los humanos responsables de perros, incluso en lo relativo a sus estados de ánimo (“Antes de ingresar a un espacio canino visualiza la dinámica de él, cantidad de mascotas y como se encuentran para poder elegir si ese espacio es el más adecuado para ti y tu perro. si tu animal está muy ansioso de entran se recomienda bajar esa ansiedad dando un paseo antes de ingresar”); o la norma nº5, que indica que el humano usuario del espacio es quien debe asegurarse de los comportamientos de su perro (“Asegúrate de que tu perro constantemente responda a las órdenes de obediencia básica como ven, siéntate, quédate quieto y déjalo. Esto te ayudará a controlarlo en una situación potencialmente peligrosa”); o la norma nº12 que enfatiza el tipo de acción que debe realizar el o la cuidadora en relación con los excrementos del perro (“Recoge sus fecas, debes mantener limpio y aseado el lugar”).
Estas características textuales hacen del letrero y del manual de conducta comentados -y de otros similares- piezas dignas de atención y reflexión en cuanto a su vocación pragmática: conseguir, a través de su presencia y reiteración, que las y los usuarios de las plazas se hagan cargo de sus mascotas, buscando activar su conciencia respecto de la responsabilidad que les compete en su aparición en el espacio público, su circulación en la ciudad y su relación con otros animales humanos y no humanos. Se trata, en definitiva, de construir un vínculo individual en la relación con los animales no humanos porque ellos no se cuidan solos y no pueden responder por sus actos: eso le corresponde a su cuidador o propietario, un individuo responsable de ellos y que se debe hacer responsable por las consecuencias de sus actos. Ya no se trata del perro de la familia o del barrio o de algo así como un “otro generalizado”, sin forma y que suele convertirse en un “nadie se hace cargo” y una excusa para el descuido y el abandono. No. Se trata de que cada persona que decida ser propietario/a de una mascota, se haga cargo de ella. Pero eso requiere de persistencia y sistematicidad, porque modificar las prácticas no es cosa de un día, ni de un texto.
Referencias
Campos, L. (2014). “Espero tu ayuda” o el proceso de reconstrucción de Valparaíso desde la perspectiva de un habitante”. Territorio FAU n°1, 21-25.
Fraenkel, B. (2007). Actes d’écriture: quand écrire c’est faire. Langage et Société n°121-22, 101-112.
[1] En otra sección del mismo sitio se lee un texto similar, pero con algunas variantes dignas de atención pero que van en un foco diferente al propuesto para esta columna: “los perros pueden correr sin correa, jugar libremente, sociabilizando entre ellos, sin molestar a niños o adultos que sólo disfrutan del parque o plaza. Cuentan con unos novedosos bebederos que se activan con la lengua de las mascotas. Este verano se integraron juegos de agility”.
Aysén mira el mar: vinculando la conservación de cetáceos con el desarrollo de las localidades insulares
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Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Jacqueline Boldt, Geógrafa (U. de Chile), Máster en Ecología (U. Autónoma de Madrid); Diego Irizarri, Geógrafo (U. de Chile), Estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medioambiente (U. Católica de Chile)]
Resumen:
La costa, islas y fiordos de la Patagonia son un territorio que ha sido históricamente invisibilizado en cuanto a sus prácticas y modos de vida, del que suele decirse que sus localidades se encuentran “aisladas”. ‘Aysén Mira el Mar’ es una iniciativa local que, haciéndose cargo de la condición de ‘insularidad’ de estos asentamientos, propone la co-creación de un proceso comunitario de puesta en valor de su patrimonio natural, apoyándose en el reconocimiento, conservación y provecho económico de los cetáceos que cohabitan con las comunidades humanas patagónicas para un desarrollo sustentable de las localidades costeras e insulares de Aysén.
Palabras Clave: Comunidades Insulares, Cetáceos, Desarrollo local
Generalmente en Chile se suele enseñar en los colegios que el país se compone de cuatro grandes ‘macroformas geográficas’, sobre las que se regionaliza el conocimiento geográfico y que enmarcan el desarrollo de los territorios. Estas son: la cordillera de Los Andes, la cordillera de La Costa, la depresión intermedia y las planicies litorales. Sin embargo, existe un ‘quinto territorio’, particular a la Patagonia de Aysén y Magallanes, que no suele ser considerado: las islas, fiordos, y canales que existen en esta enorme extensión de archipiélagos que se extienden más de 2.000 km desde Melinka hasta Puerto Williams. No se consideran porque se dice de estos que “son cordillera de Los Andes hundida en el mar”, pero esta simplificación reviste una invisibilidad (Núñez, Molina, Aliste & Bello, 2016) de lo que es este particular espacio geográfico y social donde se desenvuelven diversas comunidades humanas y animales.
Este espacio es una red de archipiélagos, con una de las extensiones de litoral más grandes de todo el mundo y, curiosamente, en la región de Aysén estos lugares están poblados por asentamientos (caletas) de pescadores quienes fundaron sus pueblos y los han mantenido a través de formas de vida insulares que desconocemos y que tienen que ver con una forma particular de movilidad, desplazamientos vía navegación, temporalidades, organización comunitaria, organización del trabajo, modos de producción de la tierra y el mar, y usos consuetudinarios, entre otros (Martinic, 2005). En este territorio, una de las principales problemáticas es la invisibilidad insular que existe sobre el maritorio en la zona austral. Sumado a esta invisibilidad, se remarca siempre el “vivir aislado” como una condición negativa que se debe superar, desconociendo y juzgando la vida insular al medir su desempeño según los parámetros de los territorios continentales.
Por otro lado, se ha detectado una falta de acciones de gestión en la conservación del patrimonio natural y cultural que existe en Aysén insular. Gran parte (un 90%) del maritorio está destinado a la conservación de la naturaleza; si bien esto no significa una apuesta al desarrollo de las comunidades que lo habitan, ni a un interés por aumentar los recursos destinados a la investigación, turismo, educación ambiental y otras temáticas claves para hacer de este lugar un territorio de oportunidades. En ese contexto, la conservación puede ser una acción clave para potenciar el desarrollo de los asentamientos costeros e insulares de la región, y particularmente, a partir de la conservación de cetáceos.
En tal contexto ‘Aysén Mira el Mar’ es una iniciativa que busca desarrollar un polo de ecoturismo marino en la región de Aysén, activando la gestión de la conservación marina desde las comunidades locales del litoral hacia el resto de Chile y el mundo. Pero, ¿qué rol tienen los cetáceos en esto? Aysén Mira el Mar nació de una metodología concreta llamada “censo comunitario de cetáceos”. Esta metodología nos permite conectar con las personas que habitan el litoral y que constantemente ven el mar, ya sea por sus actividades económicas de pesca, o porque se trasladan de un lugar a otro en su vida cotidiana (Boldt, 2016). A través de esta actividad se pudo formar un grupo de personas que registraron sus avistamientos de cetáceos, y con esto, conformar la primera red de observación de mamíferos marinos en tiempo real utilizando una herramienta tan básica como Facebook el año 2015.
Los delfines y ballenas son especies ‘bandera’ o ‘carismáticas’, lo que quiere decir que son especies de animales capaces de movilizar a la sociedad por su protección y cuidado (Isasi, 2011). Esto, como consecuencia, permite que las personas conozcan el ecosistema marino en general, la importancia que tiene para la vida en el planeta y los servicios ecosistémicos básicos que nos brinda en relación con la alimentación y la regulación atmosférica, específicamente en la producción de oxígeno, entre otras relaciones más complejas. Por otro lado, los cetáceos son especies ‘paraguas’, es decir, son animales cuya presencia en el ecosistema da cuenta de una cadena trófica saludable, y con ello, permiten monitorear en forma básica la salud de los ecosistemas marinos, indicando la productividad y diversidad en el mar.
Ahora, en cuanto a las relaciones entre cetáceos y humanos, en general, en casi todos los pueblos originarios costeros o marinos del mundo existe una identificación y valoración a los cetáceos, ya sea en forma positiva o negativa. Para el caso de Chile, lo que más resalta en la historia de las relaciones con estas especies es un pasado reciente como país de gran relevancia en la industria ballenera mundial, la caza intensiva que impulsó la economía nacional es probablemente un capítulo que hoy no queremos recordar en términos ambientales, pero es un hecho ya estudiado la gran incidencia que tuvo esta actividad en el desarrollo costero del país. Específicamente en Aysén, la relación entre cetáceos y personas se identifica desde los pueblos nómades canoeros, que aprovechaban las varazones para alimentarse, hasta el día de hoy a través del desarrollo del ecoturismo y el turismo científico.

Hoy día la relación con cetáceos en general en Chile está normada por una ley que los protege, no podemos venderlos, cazarlos, ni explotarlos para fines de entretención. Esto ha significado un avance y transformación en la forma de relacionarnos con estos animales, ya que hoy sólo podemos observarlos en su estado salvaje. Lo que sigue después de esto es que las personas de las comunidades costeras se apropien de su rol como ‘protectores de cetáceos’, y es en esa línea que Aysen Mira el Mar se posiciona como una iniciativa importante para estos asentamientos, especialmente en la localidad de Puerto Cisnes, donde la comunidad ha dado el paso de trabajar en forma activa por la conservación de estos animales, apalancando fondos para su protección, desarrollando iniciativas que comprometen espacios físicos de educación ambiental y puesta en valor del patrimonio natural. Esto ha facilitado la vinculación con ONGs internacionales y a la institucionalidad a cargo de poner en valor el patrimonio natural, ayudando a la valoración positiva de su condición marina e insular. En ese sentido, la conservación cetácea con activa participación comunitaria se ha convertido, de manera incipiente, en una oportunidad creciente de desarrollo local y mejoramiento de la calidad de vida de las personas, tal como ya ha ocurrido en otros lugares del mundo donde el desarrollo territorial se ve vinculado fuertemente a estos animales (como Puerto Madryn, en Argentina, y Kaikoura en Nueva Zelanda).
El trabajo que desarrolla la organización se realiza desde la comunidad local, esto quiere decir que toda actividad se fundamenta desde un grupo de interesados en la comunidad, co-diseñando y co-ejecutando el proceso, con el apoyo de la institucionalidad local, agrupaciones locales, la Universidad Austral de Chile y el Museo Regional, entre otras instituciones clave de la región. En esta línea, se ha logrado implementar una red de ‘avisadores’ en tiempo real -comunicados con científicos expertos en cetáceos-, la realización de censos comunitarios y el monitoreo de impactos negativos del turismo y malas prácticas.

Para el caso de Puerto Cisnes, un impacto muy tangible ha sido la apropiación de los cetáceos (especialmente de los delfines), como animales emblemáticos del lugar por parte de la comunidad, lo cual ha significado un quiebre respecto a una ‘identidad Patagona’ pensada desde los asentamientos continentales. El surgimiento de una red de actores locales del litoral, activos en la conservación de cetáceos, es el resultado mas relevante de este trabajo, en conjunto con el surgimiento de una agrupación formal de prestadores de servicios turísticos de carácter náutico que se plantean en la línea del ecoturismo, y que buscan ser un aporte a la conservación de cetáceos y generando desarrollo económico local. Por otra parte, es relevante la visibilización del litoral como un espacio de oportunidades, como un lugar donde los habitantes se sienten afortunados de vivir ahí. En ese sentido, el enfoque ‘promocional’ de las islas es un resultado relevante para el diseño de políticas públicas con una triple intencionalidad: la conservación, el desarrollo económico, y el desarrollo social, pero aún falta mucho por hacer para que éstas flexibilicen el rigor con el que estos territorios son juzgados, para proyectarlos como polos de ecoturismo marino de relevancia nacional e incluso internacional.
La proyección de este tipo de experiencias en asentamientos como las caletas de Aysén puede aportar a crear un compromiso de los habitantes locales con el devenir del lugar en el que viven. La relación que se genera gira en torno al ‘cuidado’ del lugar, trasciende la idea del espacio como un hábitat humano y se vuelca a éste como un ecosistema donde viven también otras especies no humanas que se valoran, cuidan y desean, vinculándolas activamente en la creación de alternativas de desarrollo para los asentamientos costeros e insulares.
Referencias:
Boldt, J. (2016). Metodología de campo para el avistamiento de pequeños cetáceos desde tierra. El caso de Raúl Marín Balmaceda, región de Aysén. Revista de Aysenología, 2(1), 44-52.
Isasi, E. (2011). Los conceptos de especies indicadoras, paraguas, banderas y claves: su uso y abuso en Ecología de la Conservación. Revista Interciencia, 36, 31-38.
Martinic, M. (2005). De la Trapananda al Aysén: una mirada reflexiva sobre el acontecer de la Región de Aysén desde la prehistoria hasta nuestros días. Pp 45-62. Editorial Pehuén. Santiago
Nuñez, A.; Molina, R., Aliste, E.; Bello, A. (2016). Silencios geográficos en Patagonia-Aysén: territorio, nomadismo y perspectivas para re-pensar los márgenes de la Nación en el siglo XIX. Magallania 44(2), 107-130.
ISLE OF DOGS, O LOS PERROS COMO SUJETOS POLÍTICOS EN LA CIUDAD
VerISLE OF DOGS, O LOS PERROS COMO SUJETOS POLÍTICOS EN LA CIUDAD
Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Diego Irizarri, Geógrafo (U. de Chile), Estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medioambiente (U. Católica de Chile)]
Película: Isle of Dogs (Isla de Perros)
Año: 2018
Director: Wes Anderson
País: Estados Unidos

Resumen:
Los animales no humanos son actores vitales en la conformación de las ciudades contemporáneas, ya sea a través de su explotación económica, su exclusión, subordinación, invisibilización o, en otros casos, como símbolos de estatus y poder. Su capacidad agencial sobre la estructura y funcionamiento de las ciudades es una temática escasamente relevada y, así como ocurre con ciertos grupos sociales urbanos, se mantienen en la liminalidad, es decir, en un estado ambiguo de precariedad e invisibilidad, en los bordes del orden social. En un filme de animación de gran calidad técnica, Wes Anderson logra reflejar a través de los perros una problemática muy relevante de la sociedad y la ciudad contemporánea: la segregación social y la exclusión de las minorías, lo cual invita a cuestionarse, entre otras cosas, la naturalización de la idea de superioridad del ser humano por sobre otras especies, y lo que esto representa como desafío para los estudios urbanos.
Palabras Clave: Perros, Ciudad, Exclusión
Ante la idea del ser humano como cúspide de las especies, y en el actual contexto de cambios globales sin precedentes, cabe cuestionarnos acerca de los fundamentos sobre los que hemos construido la noción de superioridad que nos ha caracterizado ante nuestros modos de relacionarnos con otras especies, generalmente a través de la exclusión, la eliminación y la explotación (zoológicos, perreras y ‘carros de sangre’, entre algunos de los dispositivos más evidentes). La historia animal en las ciudades es una temática de poco desarrollo, pero sin duda que los animales han sido actores muy relevantes para la conformación y funcionamiento de la ciudad contemporánea. Existe una geografía animal en la ciudad, una geografía “más que humana” (Emel, Wilbert & Wolch, 2002), que nos habla de los animales como actores sociales y políticos, y como sujetos activos en la conformación de la identidad colectiva.
En tal contexto, en Isle of Dogs (que tomó cuatro años en ser producida), Wes Anderson, con su fascinante creatividad y, por primera vez, con un explícito sentido político, nos sitúa ante una compleja metáfora sobre la sociedad y la ciudad contemporánea, situándonos ante la pregunta: ¿Cuál es el espacio (físico y social) que ocupan los perros en la ciudad?
En esta historia animada, el alcalde de ‘Megasaki’, ciudad distópica y futurista en un Japón imaginario, ha decidido exiliar a todos los perros a la isla de la basura, una isla de extraña geografía donde van a parar todos los desechos de sus habitantes. El primer perro en ser exiliado es Spots, el perro de Atari, ahijado del alcalde, el que forma una comunidad de perros en la zona más alejada de la isla, surcada por montes de basura, fábricas abandonadas e intrincados andariveles y cintas transportadoras que sirven de vehículo para Atari y una jauría de perros que se aventurarán por este territorio para encontrar a Spots.

Mientras Atari y los perros se embarcan en una aventura seguida desde cerca por las fuerzas policiales y la prensa, en la ciudad un grupo de estudiantes inspirado por la valentía de Atari se organiza para luchar en contra de la despótica medida tomada por el alcalde Kobayashi, desentrañando una red de corrupción, manipulación, censura y asesinatos que, ante todo, busca mantener el poder de la familia dominante (algo muy animal, por cierto) y su profunda aversión por los perros.
Así, mientras en la isla se desentraña una búsqueda llena de sobresaltos, en la ciudad se desata una lucha por la reivindicación de los perros, ante la inercia de una sociedad silente y pasiva, subordinada a los caprichos y abusos de una elite privilegiada personificada por el alcalde. Allí, una estudiante intenta junto a sus compañeros ayudar a los científicos que trabajan en la cura para la ‘fiebre del hocico’, enfermedad que el alcalde usa como pretexta para desterrar a los perros, y que lo lleva a anular, a cualquier costo, los esfuerzos por encontrar una solución. En ese sentido, los perros adquieren una potente connotación política y se transforman en un campo de lucha social entre dos proyectos dicotómicos: el autoritarismo excluyente y la comunidad diversa. En esta disputa, la perseverancia y compromiso de la lucha de Atari, los perros, los estudiantes y los científicos, permiten que haya un desenlace satisfactorio para los canes de Megasaki, quienes vuelven a la ciudad a ocupar el lugar que les fue arrebatado.
Al ocupar a los perros como reflejo de las minorías excluidas y relegadas de la vida social, vida que se lleva a cabo y se desenvuelve en la mega-ciudad, Anderson no sólo nos recuerda que en ella, como orden político y social, no hay espacio para la expresión de todos sus habitantes, sino que también nos recuerda que en este escenario, los perros, y los animales en general, son también una minoría en tanto sus posibilidades de reconocimiento social e incluso político han sido bloqueadas por una sociedad antropocéntrica y antiecológica. De esta forma, perros y basura son homologados, son situados por los humanos en una misma categoría y por ende en un mismo nivel de valoración.

Por otra parte, la decisión explícita de Anderson de no traducir las conversaciones humanas, en contraposición a un texto protagonizado por los no-humanos, es una característica sutil pero poderosa de este filme, reforzando que aquí los ‘otros’ no son los perros, sino que los humanos.
No es casual (y esta es quizás la metáfora más directa) que los perros de Megasaki hayan sido desterrados, justamente, a la isla de la basura, ese espacio urbano residual por excelencia para representar aquello que no queremos con nosotros. En ese sentido, los perros son aquí representados en su liminalidad, es decir, en su condición de “borde”, de ambigüedad y precariedad dentro de un orden social que no logra lidiar con su diferencia y que por ende termina relegándolos a su periferia, tanto territorial como simbólicamente. Así, como ocurre con las minorías sociales, políticas, y sexuales, también ocurre con los perros en la ciudad, expresando segregación, confinamiento, e invisibilidad.
Desde esa perspectiva, ¿En qué forma estos sujetos no-humanos son actores con una capacidad agencial sobre la estructura y funcionamiento de lo urbano?, ¿En qué forma el urbanismo contemporáneo ha contribuido a conformar ciudades excluyentes para otro tipo de sujetos no humanos?
Las respuestas a estas problemáticas deberán ser dilucidadas desde un urbanismo que sensibiliza con la otredad y que se cuestiona de forma activa el lugar que ocupan los no-humanos en el entramado de la ciudad, en sus prácticas, imaginarios, economía e identidad. Ante la necesidad de repensar las ciudades como espacios de diversidad e integración, debe abrirse un camino que sea capaz de integrar, y no excluir, a todos los actores que participan de su reproducción, esto es un desafío de lograr una ética social y ecológica para la consecución de justicia social y ambiental en la ciudad, tanto para los humanos como para no-humanos.
Referencias:
Emel, J., Wilbert, C., Wolch, J. (2002). Animal Geographies. Society and Animals 10(4):407-412. DOI: 10.1163/156853002320936881
Vecinos Invasores
VerVecinos Invasores
Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Piera Medina Ziller; Editora General Revista Planeo; Arquitecta PUCV; Magister en Desarrollo Urbano UC, Diplomado en Arquitectura Sustentable UC ]
Película: Vecinos Invasores (Over the Edge)
Año: 2006
Director: Tim Johnson, Karey Kirkpatrick
Productora: DreamWorks Animation / Pacific Data Images (PDI)
Género: Animación infantil, comedia

Resumen:
La película que se presenta entrega una reveladora perspectiva sobre la coexistencia entre animales y humanos en la ciudad. Una comedia de animación infantil que da cuenta de la tensión entre el espacio animal y el rápido y explosivo crecimiento urbano. Esta problemática se presenta a partir de la búsqueda de alimento para la sobrevivencia animal, quienes al ver disminuido su entorno, se ven en la obligación de atravesar los límites impuestos por la urbanización para recolectar la comida ‘chatarra’ de consumo humano. Sus protagonistas, una familia animal compuesta por una tortuga, una ardilla, un zorrillo, y una familia de puerco espines, engañados por un astuto mapache, cruzan el muro construido para ir en búsqueda de alimento, sorteando los peligros que la vida humana les presenta, intolerante a la coexistencia con los habitantes originales de esas tierras.
Palabras clave: crecimiento urbano; sobrevivencia animal; invasión territorial
Las ciudades que hoy conocemos han sido, desde sus inicios, territorios de dominio animal. Los animales fueron quienes dieron forma y sentido a los lugares, ocupando los espacios y las bondades que la naturaleza les provee para configurar su hábitat. Porque al igual que los humanos, nuestros hermanos menores han sido desde siempre expertos en la construcción de sus hogares y refugios, teniendo como referencia territorial el alcance de sus alimentos y la capacidad de sobrevivir y defenderse frente a la presencia de otros clanes, depredadores, o incluso de quienes buscan quitarles el territorio ganado.
Con la llegada de la civilización y el afán de crecimiento urbano, las ciudades, el gran logro de la humanidad, se han expandido a ritmo acelerado desdibujando los límites entre el espacio humano y el espacio animal, quedando aquellos territorios de dominio animal disminuidos frente a la llegada del concreto y acotados a espacios simbólicos dentro de la trama urbana, como parques y plazas. Así lo hemos podido observar en los últimos meses, como Cóndores propios de los aires andinos y Pumas que históricamente se han ocultado del ojo humano, han ‘bajado’ a la ciudad buscando en ella alimento que en el acotado espacio disponible para su recolección, ya no encuentran. Quienes han sobrevivido a la llegada del ser humano, hoy deben ajustar sus prácticas a las demandas y al ritmo que la vida en la ciudad exige. Los demás ya emigraron, buscando nuevos lugares para vivir.


La película animada “Vecinos Invasores” presenta esta problemática de forma muy lúdica, evidenciando una realidad latente en las formas humanas de hacer lugar, quienes hemos arrasado con todo los territorios existentes sin respeto de la vida y los ecosistemas que habitan en ellos. Nos invita a reflexionar sobre nuestro rol como invasores humanos, quienes hemos desarrollado un modo de vida prácticamente desarraigado del origen de esos territorios y el respeto a sus habitantes locales, los animales. La película se basa en el argumento de una familia de animales liderados por una tortuga llamada Verne, que al despertar de su hibernación ven como un gran muro ha acotado su espacio de recolección de alimentos para el próximo invierno; lo que antiguamente conocían como el bosque, ahora corresponde a un pequeño parque emplazado en el centro de un nuevo suburbio urbano de construcción simultánea.

La llegada de una astuta ardilla, ya acostumbrada a las prácticas humanas y a los alimentos ‘chatarra’ que los humanos consumen, los lleva a atravesar el límite impuesto para recolectar y robar el alimento a sus vecinos. La película transcurre en esta ambivalencia de dominio espacial, ¿quiénes son realmente los invasores?, ¿cuál es la plaga real? ¿a quién le corresponde el dominio de estos lugares?. En efecto, los humanos plantean que la presencia de esta ‘plaga animal’ afecta en el plusvalía de las viviendas, y por lo tanto se deben exterminar. Mientras los animales se defienden, encuentran las formas de sobrevivir a esta ‘inhumana’ forma de coexistencia. Pareciera ser que al final, la naturaleza siempre encuentra las formas de recuperar su lugar.
Entrevista a Cristian Bonacic: "Con la legislación actual se pone en peligro la calidad de vida, la salud pública, se generan daños ambientales y económicos de gran cuantía a lo largo del país"
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Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Dr. Arturo Orellana Profesor Asociado Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales Pontificia Universidad Católica de Chile ]
En general, en el mundo ¿Desde cuando la fauna en la ciudad empieza a ser un tema de importancia para la calidad de vida de la población?
La fauna entendida como los animales domésticos y silvestres han cohabitado con los seres humanos en la ciudades y ciudades medievales y castillos por siglos. Por ejemplo si uno mira la literatura y la pintura en diversas culturas siempre se ha visto la existencia de parques imperiales, parques de los Reyes y la utilización de espacios naturales alrededor de la ciudades o al interior de ellas tanto en Europa como en Asia.
Por otro lado en las culturas de América también existía una fuerte relación con la fauna al interior y alrededor de la ciudades. El valor simbólico de la fauna ha sido sin lugar a duda un aspecto muy importante desde las ciudades imperiales de la China hasta el imperio Inca en Machu Picchu y la zona altoandina.
Especialmente referido a la ciudad de Santiago ¿Cuáles son principales cambios que se han producido en la fauna de nuestras ciudades en las últimas décadas?
La ciudad de Santiago se ha caracterizado por sufrir un proceso de aumento de la edificación en altura y disminución de los espacios verdes de una manera vertiginosa sobre todo en los últimos 40 años. Los cursos de agua o canales antiguamente de riego también han sido cubiertos con losas de cemento lo que ha ido disminuyendo la presencia de hábitats disponibles para diversas especies de fauna.
En Europa se están removiendo las losas de cemento de los cursos de agua que atraviesan la ciudades y se está recreando los cursos naturales con vegetación y rocas permitiendo la existencia de fauna nativa que ha vuelto colonizar el interior de la ciudades mejorando la calidad de vida de las personas. Sin embargo, la existencia de cerros como el cerro San Cristóbal y el cerro Santa Lucía y algunos parques de gran tamaño aún albergan fauna nativa fundamentalmente reptiles y en algunos casos incluso anfibios. Las especies que se han visto mas disminuidas o completamente extirpadas del ambiente urbano son los mamíferos silvestres y las especies que han logrado adaptarse a la existencia de grandes urbes se concentran en el grupo de las aves silvestres. Pero también en este grupo de las aves ha existido una fuerte presencia de especies exóticas o ajenas a las aves nativas de nuestro país.
De acuerdo a algunas investigaciones que has liderado, así como existe fuerte evidencia de un patrón de segregación urbana a escala metropolitana ¿Se puede decir que la fauna existente también tiene algún patrón de segregación según la comuna o barrio? ¿Qué lo explica?
Las aves de nuestra ciudad están fuertemente segregadas según nuestra investigación al comparar distintas plazas urbanas rodeadas por entornos construidos de diverso tipo. Por ejemplo, las zonas con edificación en altura y alta concentración de infraestructura presentan menor diversidad de aves y un aumento de las aves exóticas como las palomas o las cotorras argentinas y el gorrión. En la zona donde hay parques urbanos o cercanía a la precordillera de Santiago o al gran parque metropolitano se pueden observar especies nativas de gran valor como algunas aves rapaces y otra aves que son propias de la cordillera y el valle de Chile central. Pero en general nuestra avifauna se ha visto fuertemente disminuida por el rápido crecimiento de la ciudad. Otro aspecto que ha dañado mucho a la avifauna y a los reptiles nativos que aún existía en la ciudad en la presencia de gatos y perros sueltos que predan sobre los nidos o directamente ahuyentan a las aves nativas de la zona urbana y incluso alrededor de la ciudad.
Los episodios recientes donde se han avistado pumas o cóndores en áreas urbanas en domicilios de familias en sectores altos de la capital ¿Son solo resultado del fenómeno denominado “urbanización planetaria” o también existen otras razones? ¿Cuáles?
El factor primordial para que se pueda albergar fauna silvestre en la ciudad es la existencia de vegetación, dicha vegetación tanto arbórea como arbustiva permite la alimentación y reproducción de las aves y el establecimiento de ellas en zonas urbanas. Si se realiza podas o modificaciones estructurales Drásticas a la vegetación urbana, se pierde con ello los micro hábitats donde la fauna silvestre puede estar residiendo.
Por ejemplo una práctica habitual es mutilar a los árboles o simplemente derribar árboles muertos en pie y en ellos se alberga una gran cantidad de insectos que sirven de alimento para las aves insectívoras y además sirven de percha o lugar de posicionamiento para las aves rapaces que pueden así captura roedores y obtener un lugar del cual avistar a sus potenciales presas. En la lógica de la ciudades actuales y en particular en Santiago no se entiende que ese tipo de estructuras vegetales muertas también juegan un rol importante en la conservación de fauna. Del mismo modo troncos caídos al interior de un parque o vegetación túpida arbustiva permitirían albergar aves que nidifican en el suelo y protegerlas de las personas o de los perros y gatos que andan sueltos.
La presencia y avistamiento de zorros, esporádicamente pumas, y cóndores en vuelo ahora incluso posados en algunas casas en la zona precordillerana de Santiago, responde a dos grandes fenómenos. Por un lado, el avance de la urbanización hacia ambientes pre cordilleranos permite que la gente pueda avistar o estar en contacto con especies de fauna que siempre han estado en esa zona de nuestra ciudad
Por otro lado la disminución de la casa ilegal y la disminución de la ganadería en algunas zonas de la cordillera ha llevado a que estas especies también se internen más cerca a la ciudad de Santiago.
Recordemos que el nombre del cerro Manquehue significa lugar de cóndores, por lo tanto con una adecuada protección de esta especie debería ser posible ver cóndores sobrevolando la ciudad de Santiago en el futuro, si es que mantenemos una política de conservación de estas especies y no son casados o envenenados y ilegalmente. Otras especies como el águila y aves rapaces en general pueden permanecer o residir en árboles de gran altura que tengan el follaje suficiente que les permita protegerse y desde ahí capturar a sus presas. El tíuque, el Peuco y aves rapaces nocturnas ya existe en el interior de la ciudad. Lo que pasa es que la gente habitualmente no las ve o no las sabe diferenciar. Pero si se escucha con atención en zonas de mas vegetación estas aves están presentes..
Considerando la masiva y progresiva presencia de animales domésticos y la pérdida importante de la presencia de fauna nativa ¿En qué afecta esta situación la calidad de vida de la población urbana?
Lamentablemente, con la nueva legislación denominada ley cholito, que permite la existencia de jaurías de perros en las calles y alrededor de la ciudad y no hay un control de poblaciones de gatos que se están reproduciendo también en los parques y en la zona Suburbanas se ha llegado a que las aves silvestres incluso los reptiles y mamíferos como zorros chilla y culpeo junto al Quique están desapareciendo rápidamente de nuestra ciudad y sus alrededores. La desaparición de las aves silvestres, y estas especies nativas de mamíferos y reptiles van empobreciendo la biodiversidad y alejando al final a la gente de nuestra fauna nativa.
La costumbre de dejar alimento para perros en el suelo en las calles de la ciudad ha contribuido al aumento de las ratas, moscas y palomas entre otras especies que son plaga junto con mantener poblaciones flotantes de perros que producen diversos problemas a la vida de la gente ya sea por mordeduras, contagio de enfermedades, accidentes de tránsito e incluso afectan las conductas de desplazamiento de personas que si le tienen temor a los perros. Se ha visto también un aumento de ataque de esta jauría de perros a personas que sacan a pasear a sus mascotas y esto ha llevado a que muchas mascotas sobre todo pequeñas terminen muriendo o con graves heridas por mordedura. Esto también ha ido en aumento desde el punto de vista de las mordeduras a niños personas de la tercera edad y personas que salen a correr o hacer deporte en bicicleta lo que afecta la calidad de vida de las personas en la ciudad.
Hoy las políticas públicas apuntan a fortalecer la tenencia responsable de animales domésticos, especialmente de perros. No obstante, existe importante evidencia de investigaciones que has realizado con otros, donde adviertes el peligro de los perros vagos en las calles de nuestras ciudades y sobretodo en el mundo rural. ¿En qué medida crees que las políticas públicas que se están elaborando logran equilibrar debidamente la defensa de grupos animalistas y las necesidad de seguridad para las personas por la presencia de perros vagos, tanto en las áreas urbana como rurales?
La legislación actual es producto de la presión de grupo Animalistas y su lobby para que se permitiese la libre circulación de perros abandonados en las calles y zonas rurales. Los políticos en las cámaras de diputados y del Senado no le han tomado el peso a la gravedad de este problema que afecta a la gran mayoría de los chilenos tanto en zonas rurales como urbanas. Con esta legislación actual se pone en peligro la calidad de vida, la salud pública, se generan daños ambientales y económicos de gran cuantía a lo largo del país. Por ejemplo cada día mueren atacados animales domésticos por jauría de perros en las zonas rurales y parques nacionales desde Arica hasta la Patagonia hay especies de fauna silvestre en grave peligro de extinción declinando por el ataque de jauría de perros sobre ellas. Nuestra fauna silvestre no está adaptada para poder defenderse del ataque de jaurías de perros y esfuerzos de conservación que han tomado décadas se están viendo totalmente frustrados por la rápida declinación poblacional de las especies debido a la predación por perros. Por ejemplo el Huemul, pudu los gatos silvestres como la güiña y los zorros están sufriendo El impacto de la jauría silvestres porque depredan sobre estas especies nativas, las contagien enfermedades, y las desplazan de sus ambientes naturales.
Para avanzar en el enriquecimiento ambiental y aumentar la presencia de fauna nativa en nuestra ciudades se requiere una política integral que cambie la legislación actual y permita el control de animales plagas como los perros, gatos, roedores, cotorra argentina, avispas exóticas y se vaya reforestando y creando espacios naturales donde la vegetación nativa y la diversidad de ambiente generados con cuerpos de agua y distintos estratos de vegetación puedan permitir la recolonización natural a partir de la vegetación donde se alberga la fauna nativa existente en las zonas precordillerana y otras zonas que aún albergan fauna nativa. Sin embargo, las políticas actuales de manejo de parques y arias verdes en nuestro país y la planificación de los desarrollos inmobiliarios ven la existencia de áreas verdes como adornos que no cumplen un rol ecológico de proveer Servicios ecosistémicos, no pone en valor a la naturaleza en los ambientes urbanos.
Por último ¿Existe la posibilidad de avanzar en políticas públicas que logren regenerar la diversidad de la fauna silvestre al interior de nuestras ciudades? ¿Qué medidas debieran tomarse para ello?
Existe una gran deuda pendiente de las autopistas urbanas de nuestro país en particular en Santiago que no generaron espacios verdes o corredores biológicos con vegetación nativa a lo largo y alrededor de sus autopistas, si estas autopistas tuviesen vegetación nativa y fueron diseñadas correctamente permitirían proveer de diversos servicios ecosistémicos a la ciudad, por ejemplo la captura de material particulado, la disminución del ruido que sale de las autopistas, la presencia de hábitat para las aves silvestres nativas y el enriquecimiento ambiental y mejora de la calidad de vida de las personas que habitan alrededor de dichas autopistas o que utilizan esas autopistas para desplazarse. Está demostrado que las autopistas que tienen vegetación alrededor de ellas y en el centro muestran una disminución de la velocidad promedio de los conductores porque tienden a manejar más tranquilos. Del mismo modo el metro en altura o los pasos sobre nivel que hay en la ciudad podrían ser revestidos con vegetación para contribuir a la captura de ruido y material particulado y favorecer la presencia de reptiles nativos y aves que requieren vegetación y follaje verde y mejoraría la calidad de vida porque el embellecimiento que produce la vegetación en zonas que hoy día son concreto y acero.
En la ciudad de Fuzhou en China todos los pasos sobre nivel están cubiertos con vegetación.
El calentamiento global y las olas de calor que se están haciendo cada vez más frecuentes en la ciudad de Santiago tienen como su mejor solución el desarrollo de cubiertas verdes tanto en los muros como en infraestructura urbana Y el aumento de la reforestación con vegetación nativa adaptada al calor y que requiere menos agua que árboles exóticos. El no entender que el desafío de mejorar la calidad de vida y el fuerte ahorro de energía que se podría obtener por la mayor cobertura vegetal de nuestra ciudad, significa que no estamos tomando en serio el impacto del cambio climático en la ciudades de Chile.
Una recomendación práctica para mejorar la regulación de temperatura de una casa y disminuir drásticamente los gastos de aire acondicionado y calefacción en el invierno es poner árboles de hoja decidua en el costado este de la casa y poner árboles nativos de hojas permanentes en el costado sur poniente del jardín para que de esta forma el sol de la mañana en el verano esté tapado por el follaje abundante de los árboles de hoja decidua y en la tarde el sol esté tapado por la vegetación nativa Del lado poniente de la casa. En el invierno los árboles deciduos del sector oriental de la casa no van a tener follaje por lo tanto el sol para poder calefaccionar la casa y la posición del sol a la altura de la ciudad de Santiago por lo menos, permite que por su desplazamiento hacia el norte pueda irradiar el costado occidental de la casa contribuyendo a la calefacción. Ésta es una medida práctica y simple donde se utiliza la vegetación para poder termoregular una casa y generar ahorros energéticos importantes. Sobre todo ahora que cada verano tenemos más olas de calor.
Las enredaderas cubriendo los muros de la casa y cubriendo los bordes de la casa en el jardín permiten bajar rápidamente la temperatura al final del día en los días con mayor calor y se puede disminuir sustancialmente el riego al tener este tipo de estructuras verdes.
Es indudable la necesidad de que arquitectos e ingenieros civiles y constructores civiles tengan cursos de ecología y comienzan a integrar la naturaleza como un elemento fundamental en la construcción de la ciudades.
App Wolkie: hacia una ciudad animal inteligente
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Revista Planeo Nº 39 Ciudad Animal, Marzo 2019
[Por: Vicente Inostroza Sánchez, Cientista Político UDP y estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano PUC]
Resumen:
En un contexto chileno de mayor urbanización y desafíos a las ciudades, este proceso ha ido acompañado de cambios en los modos de vida, tales como la tenencia y convivencia de animales (como las mascotas) en la ciudad, y el aumento de las TIC con la democratización del smartphone. Esto decanta en la constante irrupción de las ciudades inteligentes, con iniciativas que utilizan tecnologías en la ciudad para mejorar la calidad de vida de las personas y, en este caso, también de los animales. Una práctica urbana que relevar es Wolkie, iniciativa creada por realizadores chilenos que gestiona el paseo de mascotas a través de la aplicación, donde el paseador de perros va directo a tu casa y puedes visualizar el paseo de manera georreferenciada. Existen experiencias internacionales que permiten comparar el funcionamiento de estas aplicaciones en el paseo de mascotas en la ciudad. Si bien existen ciertas críticas al fenómeno (no directamente a la app) como la “uberización” de servicios en la ciudad y el realce de las desigualdades socio-urbanas que existen con estas prácticas inteligentes, esto avanza hacia la solidificación conceptual de la Smart City que podría considerarse en la calidad de vida animal y en la agenda pública que está realizando el Estado chileno en esta materia.
Palabras clave: Smart Cities, mascotas, paseadores de perros, ciudad animal inteligente

Chile es uno de los países con más porcentaje de población en zonas urbanas dentro de América Latina, donde también este continente posee una alta población urbana en comparación con otras regiones. Con este dato base, surgen muchos desafíos en las mismas ciudades y ciudadanías en la convivencia socio-urbana a medida que los modos de vida vayan mutando. Un modo de vida a destacar es la tenencia y convivencia de mascotas en la ciudad. Según un estudio de Adimark, un 64% de los hogares declara tener al menos una mascota dentro de su casa, donde la tenencia de mascotas es mayor en el nivel socioeconómico D (69%). No obstante, con datos de la CASEN 2017, son más las personas en zonas urbanas que han presenciado perros abandonados y plagas en comparación en los habitantes rurales, con un 22,8% y 19,4% respectivamente.
Otro fenómeno en la ciudad es el aumento de la tecnología en nuestra cotidianeidad como una suerte de democratización del smartphone e internet, donde el 82% de los chilenos usan su teléfono para navegar por internet, superando ampliamente a la cifra mundial del 50% (Google Consumer Barometer). Esto último, sumado con el desarrollo de las TIC (tecnologías de la información y comunicación), ha generado la irrupción creciente de las Smart Cities que “coloca a las personas en el centro del desarrollo, incorpora Tecnologías de la Información y Comunicación en la gestión urbana y usa estos elementos como herramientas para estimular la formación de un gobierno eficiente que incluya procesos de planificación colaborativa y participación ciudadana” (Bouskela et al, 2016, p.16). Es tanto el impulso de este concepto que recientemente el CNDU (Consejo Nacional de Desarrollo Urbano) lo ha identificado como tema emergente para estudiar su incorporación a la Política Nacional de Desarrollo Urbano.
¿Cómo se materializa estos dos modos de vida en la ciudad a través de una práctica urbana en el contexto de la ciudad animal y la Smart City? Una práctica urbana que se desarrolla en Santiago de Chile se relaciona a la aplicación Wolkie que ofrece paseadores de perros para las mascotas desde la puerta de tu casa. En el año 2017, desarrolladores chilenos lanzaron esta aplicación como iniciativa de paseo de perros en un uso smart, con paseadores certificados por las empresas, paseos geolocalizados en tiempo real y diversos métodos de pagos del servicio. Como señalan en su vídeo promocional, los pasos para pedir el servicio son: iniciar sesión en la app; encontrar un paseador cercano al hogar; agendar el paseo con la fecha, hora y precio; el paseador debe aceptar la solicitud; monitorear el paseo de la mascota con varios indicadores; y el paseador deja el animal en su hogar donde se debe pagar con el método de pago seleccionado.
Aunque esta iniciativa es novedosa en Chile desarrollado por creadores nacionales, existen experiencias internacionales anteriores que permiten diagnosticar de mejor manera estas prácticas, tales como Wag!, Petsitter, Care o Swifto. Estos casos comparados de “ciudad animal inteligente” ofrecen múltiples lecciones para los emprendimientos en Chile, como paseadores de perros que varían según razas, preparación de futuros paseadores en la aplicación, servicios complementarios para las mascotas (como peluquería o cuidadores), inclusión de paseo de otros animales como los gatos (aunque son más difíciles de pasear) e interacción fluida con otros amantes de los animales en la misma aplicación del celular. Además, hay otras experiencias de innovación en esta ciudad animal, incluida la implementación de chips a las mascotas para múltiples usos relacionado con la tecnología (como el big data) con la nueva “Ley Cholito”.
En conclusión, este aumento de la urbanización y el uso de la tecnología se traslada a distintos modos de vida de los habitantes urbanos, incluyendo a las mascotas que conviven en la ciudad. Esto se demuestra en la práctica con la aplicación Wolkie que “uberiza” el paseo de perros en la ciudad, donde un cuidador acreditado va al domicilio del usuario para pasear su mascota de manera inteligente desde su smart phone. Si bien esta práctica no busca criticar esta novedad implementada por desarrolladores nacionales, se pueden hacer apreciaciones críticas a este fenómeno. Por un lado, existe una creciente “uberización” de servicios o prácticas urbanas desde estas aplicaciones. Estas no son prácticas inocuas en el desarrollo urbano, sino que desafían a la planificación de las ciudades y a su desarrollo social en múltiples aspectos, como la informalidad en el empleo. Por otro lado, estas iniciativas revelan aún más las desigualdades socio-urbanas que existen en Santiago debido al perímetro exclusivo que operan estos servicios ubicados en las comunas con mayores recursos económicos, situación que contradice con el dato de Adimark que, a menor nivel socioeconómico, mayor es la tenencia de mascotas.
De todas maneras, esto avanza en cierta medida no solo a la calidad de vida, sino que al de las mismas mascotas en la ciudad, considerándose en la calidad de vida urbana. También ayuda a complementar y solidificar el concepto de las smart cities. De ahí emano una recomendación para las iniciativas estatales (como al nuevo Plan Nacional de Ciudades Inteligentes de la CORFO) en considerar de mayor manera a los animales en la ciudad dentro de la agenda de ciudades inteligentes. En una ciudad que crece en expansión y altura, las mascotas deben ser consideradas en su diseño y convivencia, inclusive en la perspectiva de una ciudad inteligente ¡A pasear nuestras mascotas con Wolkie!
Por la vida Siempre! La exposición inconclusa de la Universidad Técnica del Estado
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por Mario Navarro Carvacho; Artista Visual, curador independiente, Profesor Titular Escuela de Arte P. Universidad Católica de Chile]
Resumen
A las 11 de la mañana del día 11 de septiembre de 1973, el presidente Salvador Allende iba a inaugurar las Jornadas Antifascistas con la exposición Por la Vida…Siempre! en la Universidad Técnica del Estado. La muestra consistía en 18 carteles de gran formato instalados frente a la Casa Central de la Universidad Técnica del Estado en Santiago . Se distribuyeron también en todas las sedes de la UTE, institutos tecnológicos, industrias, y centros comunitarios de todo el país, 500 set de afiches que reproducían las imágenes que estaban en Santiago y que fueron exhibidas simultáneamente. Todas ellas enviaban un fuerte mensaje a toda la nación para detener la inminente guerra civil que anticipaba el golpe de Estado de ese mismo día 11.
Palabras clave: Universidad Técnica del Estado, exposición, memoria
Si hay tras la muerte, amor
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por Brian Espinoza Trujillo; Fotógrafo y artista visual peruano]
Resumen
Si hay tras la muerte, amor es un proyecto documental que busca investigar fotográficamente los dos cementerios más populares y concurridos de la ciudad de Lima. Ambos se encuentran en la falda de cerros. Uno de ellos es el cementerio Virgen de Lourdes, que se localiza en el distrito de Villa María del Triunfo, y el otro, es el Sauce en San Juan de Lurigancho.
Palabras clave: Memoria, Lima, cementerios
Memoria en la ciudad: Ele spacio de Memoria y Derechos Humanos en Buenos Aires
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[por Juliana Carvalho Cortes Silva, licenciada en Relaciones Internacionales por la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (Brasil), Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Pontificia Universidad Católica de Chile y MBA en Gestión Estratégica de Proyectos y un Diplomado de post-título en Sistemas de Información Geográfica]

Resumen: Este breve relato busca contribuir a las reflexiones acerca de como resignificar espacios de nuestras ciudades de forma a garantizar la salvaguardia y puesta en valor de sitios y espacios de memoria, reconociendo, más allá de su valor histórico intrínseco, su centralidad ineludible en los procesos de consolidación de Estados democráticos. Asumiendo como punto de partida la idea de que «haber tenido lugar es tener un lugar», Gerard Wajczman, pero sin profundizar en las tensiones que emergen entre las distintas posiciones existentes – y en muchos casos divergentes – acerca de como construir memoria, se busca poner en destaque algunas de las estrategias que se han implementado en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos de la ciudad de Buenos Aires, también conocido como EX ESMA, en la búsqueda por un equilibrio entre no-intervención o intervención mínima y re-significación del lugar a través de un breve recorrido fotográfico.
Palabras clave: Sitios de memoria; Buenos Aires; EX ESMA; Espacio Memoria y Derechos Humanos
El Espacio de Memoria y Derechos Humanos se ubica en el límite norte de la Capital Autónoma de Buenos Aires, en el barrio de Núñez. También se conoce el espacio como EX ESMA, haciendo referencia a que en el pasado reciente allí funcionaba la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). El predio pasó a ser utilizado como un centro de instrucción militar en 1924, cuando por un decreto fue cedido por el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires al Ministerio de la Marina. Vale destacar que desde este momento se estableció que “ante cualquier cambio de destino de las instalaciones el predio debería regresar al poder de la Ciudad” (Espacio de Memoria y Derechos Humanos, 2018).
Durante la dictadura cívico militar que tuvo lugar en Argentina (1976-1983), funcionó en este predio uno de los mayores y más emblemáticos centros clandestinos de detención, tortura y exterminio del pasado reciente de la región, en donde más de 5.000 personas fueron desaparecidas. “Una de las particularidades de este centro fue el funcionamiento de una sala clandestina de maternidad, donde nacieron al menos 34 bebés de detenidas-desaparecidas; la mayoría de ellos fueron posteriormente apropiados.” (Espacio de Memoria y Derechos Humanos, 2018).
Los esfuerzos por recuperar el predio pueden identificarse como política de Estado a partir de 2003, y siempre estuvieron ineludible e intrínsecamente vinculados a la lucha de los organismos de derechos humanos del país. En 2004 se anunció la creación del Espacio de Memoria y Derechos Humanos, y en 2007, después de la desocupación del predio por parte de los militares, se firmó el convenio entre el Estado de Argentina y la Ciudad de Autónoma de Buenos Aires para la creación de un ente público interjurisdiccional para la administración del Espacio.
Actualmente en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos se encuentran:
- Archivo Nacional de la Memoria
- Canal Encuentro
- Casa de la Militancia-Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio- H.I.J.O.S.
- Casa por la identidad (Abuelas de la Plaza de Mayo)
- Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti
- Centro Internacional de Educación en Derechos Humanos de la UNESCO (próximamente en el Espacio)
- Espacio Cultural Nuestros Hijos (EcuNHi) – Asociación Madres de Plaza de Mayo
- Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas
- Iniciativa Latinoamericana para la identificación de Personas Desaparecidas I.L.I.D.
- Instituto de Políticas Públicas de Derechos Humanos del MERCOSUR
- Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
- Memoria Abierta
- Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur
- Sitio de Memoria ESMA
Finalizada esta muy breve presentación, en seguida se presentan algunas fotografías del Espacio de Memoria y Derechos Humanos: EX ESMA. En su función de registro y comunicación, estas fotografías figuran como una pequeña contribución a la construcción de memoria a partir de la idea de que «haber tenido lugar es tener un lugar»[1] y reconociendo que muchas veces si miramos historia de las ciudades como un palimpsesto, son necesarias acciones concretas para que eventos clave del pasado no se borren y caigan en el olvido.








El Museo Sitio de Memoria ESMA funciona en el edificio en donde funcionó el centro clandestino de detención, tortura y extermínio.
Es importante destacar, como nos indica el documento Principios Fundamentales para las Políticas Públicas sobre Sitios de Memoria, elaborado por el Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del MERCOSUR, que:
“La identificación, señalización y preservación de lugares donde se cometieron las graves violaciones a los derechos humanos y la creación de sitios de memoria constituyen herramientas a disposición de los Estados a los efectos de cumplimentar sus obligaciones en términos de justicia, verdad, memoria y reparación. Ello toda vez que dichos espacios pueden aportar información valiosa para reconstruir la verdad de lo ocurrido en torno a esas violaciones, y servir como material probatorio en los procesos judiciales en curso o los que puedan abrirse en el futuro en relación a esos hechos. Asimismo, los sitios de memoria son herramientas adecuadas para la construcción de memorias vinculadas con los crímenes de Estado cometidos en el pasado, para brindar reparación simbólica a las víctimas y para ofrecer garantías de no repetición a la sociedad en su conjunto.” (IPPDH, 2012, pp.7)

Como reflexión final, en tiempos que quedan en evidencia la fragilidad de la institucionalidad democrática en los Estados de la región, es importante recordar que “Ya no podemos permitirnos recoger del pasado lo que era bueno y denominarlo sencillamente nuestra herencia, despreciar lo malo y considerarlo simplemente como un peso muerto que el tiempo por sí mismo enterrará en el olvido.” (Arendt,1998, pp.427)
Referencias:
Arendt, Hannah (1998); Los orígenes del totalitarismo, Madrid, Taurus, Versión española de Guillermo Solana.
Espacio de Memoria y Derechos Humanos: ex ESMA (2018), Historia, disponible en: http://www.espaciomemoria.ar/origenes.php
IPPDH (2012), Principios Fundamentales para las Políticas Públicas sobre Sitios de Memoria, disponible en: http://www.ippdh.mercosur.int/wp-content/uploads/2014/08/Sitios_de_memoria_FINAL_ES_INTERACTIVO.pdf
Pablo Sztulwark (2005), Ciudad Memoria, Monumento, lugar y situación urbana, disponible en: http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/pdf/ciudad_memoria.pdf
[1] Expresión de Gerar Wajczman apud Pablo Sztulwark (2005)
Cuando el elefante se puso de cabeza
VerCuando el elefante se puso de cabeza
Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por Victor Zuñiga, Economista, Universidad de Chile]

Resumen
Desde 1938, el Estadio Nacional ha cobijado a las distintas expresiones del deporte nacional. Es un enorme espacio de convocatoria de la comunidad deportiva del país, especialmente de Santiago. También ha sido el espacio elegido para mostrar las más diversas expresiones culturales y políticas. En 1973, una lamentable decisión de la dictadura militar transformó este monumento al deporte nacional, en un campo de concentración durante 58 días, dejando una indeleble pátina de vergüenza en los opresores y el testimonio vívido de los que allí sufrieron prisión y tortura. Desde entonces, el Estadio Nacional retornó a su función original: servir de espacio privilegiado para la reunión de los ciudadanos de Chile, sin distinción.
Palabras claves: Estadio nacional, bienes nacionales, comunidad deportiva
Si bien no hay acuerdo en el origen del vocablo estadio, convencionalmente corresponde a un recinto, con graderías, donde se realizan y observan competiciones de distinto tipo. Desde luego, el Estadio Nacional cumple la función de proporcionar un escenario formidable para que los deportistas de múltiples disciplinas practiquen y compitan con sus congéneres o con deportistas invitados desde otras naciones. También a este espacio cívico concurren los ciudadanos a compartir eventos políticos y culturales (Ver Im 1).
Inaugurado en 1938, el Estadio Nacional se edificó sobre donaciones de terrenos realizadas por Noguera Eguiguren y por la Caja del Seguro Obrero. El Estado aportó los recursos públicos necesarios para construir este recinto magnífico, que Alessandri llamó elefante blanco. Fue pensado por el alemán Brunner como un gran centro deportivo y de esparcimiento para Santiago. Su diseño fue obra de los arquitectos Fuentealba, Cormatches y Müller, funcionarios del MOP.
Quienes viven en Ñuñoa, los que pasan hacia Peñalolén o hacia el Centro por la avenida Grecia, los que van y vienen por Pedro de Valdivia, Marathon, Guillermo Mann o Carlos Dittborn, tienen grabada la imagen robusta y cálida del Estadio Nacional de Chile. La estación homónima de la nueva línea del Metro, completan los modos de transporte disponibles para acceder al Estadio.
Es un espacio de encuentro privilegiado, referente, central, incidente, convocador. Fuente de emociones inconmensurables, alegrías y desolaciones.

Las múltiples competencias en tantos deportes, vinculan a ciudadanos de todo el país en torno a la tranquila silueta de nuestro paquidermo deportivo, que nos proporciona canchas de fútbol, court y canchas de tenis, piscina olímpica, el velódromo, el centro de alto rendimiento, un estadio de beisbol, pistas e infraestructura para atletismo.
El 12 de junio de 1962, con un público cercano a los 76.000 espectadores, Chile venció a Yugoeslavia y logró el tercer puesto del Mundial de Fútbol. El Estadio Nacional acunó esta hazaña deportiva, el más alto honor en la historia de nuestra selección de fútbol varones, sólo comparable a la Copa América obtenida en 2011.
En 1973, durante 58 días el Estadio fue dislocado de su función ciudadana, para servir de cárcel para más 40.000 prisioneros políticos que pasaron por allí, muchos de ellos torturados, muertos y desaparecidos. En medio de esta tragedia, se montó un patético remedo de partido de repechaje entre Chile y la Unión Soviética, que nos clasificó para el Mundial de 1974.
Es Monumento Histórico a partir de septiembre de 2003. Por muchas razones: su significado deportivo, su significado ciudadano y ese indigno significado brutal.
Y así ha quedado el Estadio Nacional, como símbolo de funciones en distintas esferas: deportiva -los deportes, las selecciones nacionales; política -centro de detención, tortura y asesinato; civil -centro de votaciones; cultural – centro de espectáculos y encuentros masivos.
Santiago, 11 de septiembre de 2018. Como siempre, al atardecer llegamos al Estadio en familia, desdoblados: amamos el deporte y a su continente, pero volvemos para recordar y condenar los 58 días de distorsión inexcusable. El 11 de septiembre el fútbol descansa y el estadio se torna en escenario patente que deja avizorar con sensibilidad y respeto, la vigencia de las atroces jornadas de ese último trimestre de 1973.
Es recordar una fecha dolorosa. Hacerlo en el Estadio Nacional nos pone en relación con aquellos que aquí sufrieron cárcel, tortura y muerte. Quienes vamos al Estadio regularmente a ver y a practicar deportes, nos sentamos en las mismas graderías (remozadas) en que padecieron presos políticos, muchos de ellos torturados, asesinados o desaparecidos (Ver Imagen 2).
Al atardecer, el verde de la cancha semi iluminada nos evoca un partido de fútbol; quienes estuvieron aquí presos, miraron este mismo césped, donde había movimientos, gestos y acciones violentas que extremaban el miedo y la incertidumbre. Hoy gritamos un gol como ellos gritaron en salas de tortura bajo las graderías. Esta situación antagónica expresa la magnitud de la tragedia de Chile en 1973. Y releva con nitidez que el Estadio Nacional no fue construido para esa función represiva y castigadora.
Cada 11 de septiembre, miles de personas, decenas de miles de personas, se reúnen al alero del Estadio Nacional, hay música, bailes, cantos, información histórica, muestras de arte de todo tipo, comidas, vendedores ambulantes, lienzos y pancartas por doquier, niños, niñas, jóvenes, mujeres y hombres de todas las edades, compartiendo un homenaje a los que simbolizan la represión social en 1973: los que estuvieron en el Estadio Nacional. Todos y todas conocemos y entendemos de distinta forma lo que allí pasó, pero compartimos nuestra afirmación con seguridad: no debe repetirse, nunca más.
El Estadio Nacional es dúctil, recoge las demandas ciudadanas y se deja aprovechar. Las funciones que cumple se han transformado, abriéndose a nuevas expresiones culturales. Por eso, cientos de miles de ciudadanos continuamos haciendo deportes, somos espectadores de competiciones y participamos en encuentros culturales, al tiempo que el Estadio mantiene un espacio para advertirnos acerca del horror irrepetible.
El Estadio Nacional, solemne y silencioso, continúa cobijándonos. A todos.
Referencias bibliográficas:
Patrimonio Ñuñoa (2008). Panorámica del Estadio Nacional. Recuperado el 6 de diciembre de 2018, disponible en: http://nunoapatrimonial.cl/los-origenes-del-estadio-nacional/
Memoria Nacional (2014). Un sufrimiento Nacional. Recuperado el 6 de diciembre de 2018, disponible en: https://memorianacional.wordpress.com/tag/patricio-sandoval/
Ferias libres: desarrollo a escala humana para el resguardo intergeneracional
VerFerias libres: desarrollo a escala humana para el resguardo intergeneracional
Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por
Felipe Gutiérrez-Antinopai, Constructor Civil y MSc. Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, asociado al Núcleo de Investigación y Docencia en Ambiente y Sociedad (NIDAS) y Fundación Newenko. Ingeniero de sustentabilidad en FIC – 2017 “Plataforma tecnológica de apoyo a la gestión de residuos y puntos limpios”.
Fabián Rodríguez Salvo, Ingeniero Ambiental y MSc. Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, asociado a ONG Defensoría Ambiental y Co-fundador de Consultora SimCustom Ltda]

Resumen:
Las ferias libres y sus dinámicas asidas a tiempos pasados emergen hoy en día como espacios de vínculos comunitarios. Sus rasgos, describen lo que muchas veces se tilda como “desarrollado” pero no desde un sentido macro-monetario, sino de un desarrollo a escala humana cuyas acciones resguardan lo intergeneracional por medio de acciones concretas.
Palabras claves: ferias libres, desarrollo a escala humana, memoria intergeneracional.
Definir espacios comúnmente calificados como expresiones de un “desarrollo” es algo que está afecto a matices. Mientras la escala espacial se aleja de la escala humana, la incertidumbre de calificar de “desarrollada” a una ciudad, por ejemplo, es algo que conlleva a ciertas paradojas o metamorfosis interminables siempre y cuando se considere el “desarrollo” como expresión integral entre progreso ético y material no sólo presencial, sino intergeneracional (de la definición de “sustentabilidad” en Daly y Cobb 1997).
Indudablemente que la perspectiva clásica recae en considerar al “desarrollo” como un constante flujo de pequeñas modificaciones al sistema existente, principalmente enfocados en lo económico, probablemente por su facilidad en la construcción de indicadores, pero no como un tangible, sino, sólo como una utopía a la cual se despega infatigablemente. Por el contrario, la consideración de desarrollo local o sustentable comunitario juega factores de tradición, de patrimonio, de cultura a una escala explícita. Por esta razón, autores como Mishan (1983), Schumacher (1983) y Max Neef, Elizalde y Hopenhayn (1998) han sido pioneros en que la escala para definir un desarrollo se supedita a un espacio de vínculos e interacciones humanas próximas, lejos de la macro-escala de planificación imperante. De este modo, aquellos barrios, mercados o espacios de generación de vínculos comunitarios, sería una expresión potencial de un desarrollo local o sustentable comunitario. Un ejemplo de ello son las ferias libres.
Desde el punto de vista de Salazar (2003:17), su irrupción de antaño contempló una forma de participación necesaria para la identidad ciudadana, donde “cada uno de los ciudadanos podían y debían participar deliberada y responsablemente en el diseño y la ejecución del proyecto histórico de su polis”. Junto con ello, estas ferias, también ofrecían “una relajada actividad social que sacaba a los aldeanos (y aldeanas) de sus ancestrales rutinas productivas, y que ellos mismos, a través de sus concejos y municipios, regían soberanamente” (Salazar, 2003:31).
Actualmente, las ferias tienen al menos 80 años de soberanía pública reconocida y legítima (Salazar, 2003), encarnando hoy en día una conglomeración inmediata que atrae actores no sólo a escala humana, sino, institucional trayendo un pedazo de lo rural a las urbes con los consiguientes beneficios de proximidad. Efectivamente, uno de los argumentos que ha sustentado la ayuda y/o el reconocimiento ha sido flagrantemente el intercambio económico. Según el primer catastro de ferias libres a nivel nacional realizado por SERCOTEC (2016) existen 1.114 ferias en Chile, cuyas ventas alcanzan en promedio $254,8 millones mensuales por feria. Con una aritmética sencilla, estas cifras se traducen aproximadamente a US$4,5 mil millones anuales, a diferencias de la ASOF (Confederación Gremial Nacional de Organizaciones de Ferias Libres, 2017), que las sitúa en US$3 mil millones anuales repartidas entre 933 ferias a lo largo de Chile. En tanto, su composición laboral es casi la mitad por género logrando cerca de 300 mil puestos de trabajo (SERCOTEC, 2016). Todo esto, sin considerar el mercado informal que trasciende más allá de sus perímetros.
Lo sustancial de ello es que tanto la tradición y la economía de las ferias libres se encuentran en un contexto de proximidad a la población, fortaleciendo el desenvolvimiento de estos espacios. Primero, porque los flujos frecuentes de personas que pueden acceder a ellas configuran un escenario permanente. Segundo, por los usos de movilización: si hay proximidad, hay accesibilidad mediante un potencial uso de transporte no motorizados o bien, de transporte público.
Uno de los estudios que ratifica esta afirmación fue el realizado por el Laboratorio Ciudad y Territorio de la Universidad Diego Portales, indicando que en el Gran Santiago el 59% de los hogares tiene una feria al menos a 600 metros, lo cual permite llegar en diez minutos caminando (Mora en Torres, 2016). Es más, esta proximidad parece resaltar espacios de un solvento económico condicionado, que a diferencias de los más pudientes, tienen más posibilidades de acceder “sustentablemente” a las ferias libres. En palabras del investigador “No significa que las comunas más ricas no compren en las ferias libres, sino que no tienen una feria próxima y que es probable que cuando vayan a una lo hagan en auto” (Mora en Torres, 2016).
Sin embargo, las ferias libres parecen no estar contempladas en un proyecto país. Según Max Neef et al. (1998:15) existen “espacios de sociabilidad concretos” que han estado sujetos a una fuerza generada desde un lente “macro” de las políticas públicas, a un proyecto único de verticalidad. De otra forma, las ciudades al estar expuestas a una excesiva concentración de la imagen o del fin en sí mismo (Sabatini y Soler, 1994)[1], supone que en Chile los proyectos instaurados no han sido capaces de reflejar la diversidad de comunidades que comparte la sociedad civil. Así, las ferias libres quedan desatendidas, y no a un proyecto colectivo que las impulse a lo largo de Chile (Mora en Torres, 2016).
Lamentablemente, este ambiente ha ido olvidando oficios y centros de proximidad y convergencia social como las ferias libres que al día de hoy se miran como algo nostálgico y lejano, relegadas sólo a una memoria colectiva. Por su parte, la noción de sustentabilidad se despliega en espacios académicos y comerciales, y en menor medida a quienes aún están condicionados materialmente, donde paradójicamente surgen las ferias libres como nidos para un desarrollo a escala humana, como catalizadores de patrimonio e imaginarios inmateriales, generando “memorias concretas” para el resguardo de las próximas generaciones.
Bibliografía
ASOF. (2017). Cifras ferias. Recuperado el 24 de Febrero de 2017, de http://asof.cl/cifras-ferias/
Daly, H., & Cobb, J. (1997). Para el bien común (Primera reimpresión español ed.). Distrito Federal, México: Fondo de Cultura Económica.
Max Neef, M., Elizalde, A., & Hopenhayn, M. (1998). Desarrollo a Escala Humana (Segunda ed.). Montevideo, Uruguay: Editorial Nordan-Comunidad.
Mishan, E. J. (1983). Los Costes del Desarrollo Económico (Español ed.). (F. M. Rubió, Trad.) Capital Federal, Argentina: Orbis.
Sabatini, F., & Soler, F. (1994). Paradoja en la Planificación Urbana en Chile. EURE, XXI(62), 61-73.
Salazar, G. (2003). Ferias Libres: espacio residual de soberanía. Santiago, Chile: Ediciones Sur.
Schumacher , E. F. (1983). Lo pequeño es hermoso (Español ed.). (Ó. Margenet, Trad.) Buenos Aires, Argentina: Orbis.
SERCOTEC. (2016). Primer catastro nacional de ferias libres. Ministerio de Economía, Fomento y Turismo . Recuperado el 24 de Febrero de 2017, de http://4w.sercotec.cl/Portals/0/Documentos/catastro%20ferias%20libres_baja.pdf
Torres, A. (18 de Mayo de 2016). La mayoría de los hogares en Santiago tienen una feria libre a 600 metros o menos. El Mercurio – Vida, Ciencia y Tecnología, pág. 13. Recuperado el 28 de Febrero de 2017, de http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=18-05-2016%200:00:00&NewsID=404912&dtB=28-02-2017%200:00:00&BodyID=1&PaginaId=13
El Tlatelolco de 68, las elecciones del 2018 y Andrés Manuel López Obrador
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por Tania Ilian Rosales Reyes, Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha realizado diversos diplomados: “Indicadores Macroeconómicos de Coyuntura en México” por parte del Museo Interactivo de Economía (MIDE) en 2014; diplomado “Presupuesto Basado en Resultados” por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en 2016; diplomado “Derecho para no Juristas” por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM en 2016; y fue parte del Colegio de la Globalización 2015: Generación Octavio Paz del Instituto Mexicano de la Juventud.]

Resumen
Tlatelolco es un espacio que cuenta una historia cruel de México: la matanza de estudiantes en 1968 por parte del Estado mexicano. Este lugar emblemático recuerda la importancia de los valores democráticos y el respeto de los derechos humanos, pero, sobre todo, de la exigencia de escuchar a la sociedad cuando se gobierna. El triunfo de Andrés Manuel López Obrador –un hombre de izquierda- en las elecciones de julio pasado por la presidencia de la república muestra que, a cincuenta años, las secuelas de ese episodio se mantienen vigentes.
Palabras claves: Elecciones presidenciales México, movimientos estudiantiles,memoriales urbanos.
El movimiento estudiantil de 1968 tiene secuelas en la vida de los mexicanos a más de cincuenta años de su lucha. La Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco fue el escenario en el que se llevó a cabo la masacre por parte del Estado mexicano con el fin de reprimir diversas demandas de los manifestantes como la libertad de presos políticos, la desaparición del cuerpo de granaderos y la exigencia de un diálogo público entre el movimiento y el gobierno.
Aunque en ese mismo año se llevaron a cabo los Juegos de la XIX Olimpiada, la memoria colectiva sólo recuerda el episodio de la matanza como un momento doloroso de la historia de México que nunca debió haber ocurrido, pero que es necesario no olvidar. Diversos colectivos de estudiantes realizan marchas año con año desde entonces, para recordar que el “2 de octubre no se olvida”, y les reprochan a los medios que su cobertura se haya resumido en “un día soleado”.
Hoy, la Plaza de las Tres Culturas se ha vuelto en México un lugar emblemático, que sirve para recordar la existencia de un régimen autoritario controlado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que hasta hace poco seguía prevaleciendo en México. Quien acude ahí lo hace para entender, observar e imaginar; en otras palabras, como señala J. Estefanía en su libro Revoluciones “los que asisten ahí no lo hacen para ver la función, sino para ser la función misma”.
El nombre de la Plaza de las Tres Culturas hace honor a las etapas más distintivas de México: la era prehispánica, la conquista española y el México moderno. Es posible encontrar distintos vestigios ancestrales como pirámides, conventos católicos y hasta un edificio donde se desarrolló la vida administrativa contemporánea del país, como la ex sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Hoy, ese memorable lugar ha sido retomado como un espacio de encuentro que dignifica el valor del movimiento. Se ha vuelto un punto de encuentro de cultura y turismo, que también ha logrado reconstruir y enseñar que ante la apatía social el autoritarismo gana.
Asegurar que para todos los mexicanos este espacio representa algo en sus vidas es aventurado. Sin embargo, es innegable aceptar que las repercusiones han tenido secuelas en la vida democrática de México, comenzando con el reconocimiento que hoy existe a la diversidad de pensamiento y a los derechos humanos. Sin duda, aún hay un gran camino por delante para celebrar sin excepciones.
La clase política aprendió una lección que pronto sería una lección de Estado: los movimientos sociales provenientes de las universidades tienen un alto potencial de volverse demandas universales, y aunque pudiera pensarse que sólo son un par de voces rebeldes, se puede perder la estabilidad de una nación, o hasta la reputación de un presidente… o dos como lo fue con Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez.
Los valores democráticos persisten por espacios como éstos en la ciudad y la izquierda mexicana lo sabe. La llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la presidencia, un personaje abiertamente combativo con el status quo, ha sido con probabilidad, la última piedra del peldaño que se presume como un knockout al sistema después de dos postulaciones fallidas y con sospecha de fraude. Su relación con Tlatelolco ha sido cercana, ahí llevó a cabo diversos mítines políticos que criticaron la falta de una democracia auténtica. Su discurso respecto al tema ha sido contundente: no reprimir como la mejor forma de honrar al movimiento.
El fenómeno “AMLO” en las elecciones mexicanas de Julio pasado arrasó en la renovación del cuerpo representativo del país. Su partido MORENA, consiguió la mayoría en la Cámara de Senadores y la de Diputados. Destaca que su modo de hacer política recupera algunas de las demandas del 68, por ejemplo, Claudia Sheinbaum Pardo, la nueva Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, perteneciente a ese partido anunció la desaparición de granaderos en la capital.
Los resultados de sus gestiones estarán por verse, sin embargo, el simbolismo que representa una izquierda en el poder es muy alto para aquellos que se mantuvieron en la lucha. Con seguridad se puede decir que la gente votó por una nueva dinámica de relacionar la política con la sociedad.
Y esto, no hay que olvidarlo, ha sido posible por Tlatelolco.
Referencias bibliográficas:
Estefanía, Joaquin.(2018). Revoluciones: Cincuenta años de rebeldía (1968-2018). Barcelona: Galaxia Gutenberg.
Entrevista a Elizabeth Subercaseaux: "La memoria no tiene que ver con el revanchismo ni con el rencor, sino con la superación de los pueblos "
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
Elizabeth Subecaseaux es Periodista y escritora chilena, radicada en Filadelfia, Estados Unidos.
“Una sociedad que no rescata su memoria pierde el rumbo hacia el futuro”

Tu historia ha estado marcada por el hecho de vivir en varias ciudades, en Santiago hasta finales de los ´60 en democracia, luego en Madrid en dictadura, regresando el 74 a otra dictadura, para luego irte a Estados Unidos y hoy en Filadelfia….¿Cómo se vive en lo personal la ciudad en contextos tan distintos?
Ha sido desde todo punto de vista una experiencia enriquecedora, sobre todo por los cambios que han ido experimentando los lugares donde he vivido. En los años sesenta Santiago era una ciudad relativamente pequeña de poco más de dos millones de habitantes, unos pocos edificios bajos, casas de uno y dos pisos, con una Alameda llena de micros amarillas, cascarrientas y bulliciosas, trolebuses y escasos vehículos donde resaltaban las citronetas. Pero lo más interesante para mí ha sido observar cómo en estos lugares se hay una constante: al expandirse, reconstruirse y modernizarse, la ciudad ha mantenido el espíritu de la sociedad que la habita.
Por ejemplo, en Santiago, una ciudad que ha sufrido un cambio fenomenal en los últimos 50 años, un espíritu lamentablemente clasista está latente en la manera como se ido progresando. Los edificios altos, azulados, de vidrio y materiales lujosos se encuentran solamente en el barrio alto, donde no vamos a ver (seguramente) ninguna de las torres conventillos que se han construido y siguen construyéndose cerca de la Estación Central.
Las diferencias que se observan en los distintos barrios santiaguinos hablan claramente de una división por clase que no es tan marcada ni en Madrid, ni tampoco en Philadelphia donde actualmente vivo, y esas diferencias son visibles también en la estética de lo que se construye, los materiales que se usan en unos y otros lugares, los precios de los departamentos, la calidad de sus jardines. Dicho en otras palabras, las abismales diferencias socio-económicas que atraviesan a la sociedad chilena se ven reflejadas en los criterios de modernización de la ciudad. El Barrio San Diego jamás se llamaría “Sanhattan” y ninguno de los edificios que se han construido allí pueden compararse con los del barrio El Golf.
¿Se puede ser la misma persona o crees que la dinámica de la ciudad logra incidir en tu socialización y valoración de otros (as)?
En Estados Unidos vivo fuera de cualquier cosa parecida siquiera a una ciudad, vivo en las afueras de un pueblo pequeño donde somos amigos de la cajera del banco, del zapatero y del hindú que atiende en la gasolinera. Mi marido toma desayuno todos los días con un grupo de amigos desde hace cuarenta años: un fontanero, un maestro de techos, un profesor de filosofía, un diplomático un abogado y un pintor de casas. Vivir en Wallingford, que así se llama mi pueblito, no solamente me ha cambiado a mí como ser humano sino por completo mi percepción del freno para el progreso de los pueblos que significan el clasismo y el racismo. En Estados Unidos hay un fuerte racismo (todavía), sin embargo, en ese sentido, este país es mucho más homogéneo y menos clasista que Chile.
¿De qué manera vivir en estas ciudades o rememorarlas te han aportado a tu tarea como periodista y luego como escritora?
Tanto Santiago, como Madrid y mi pueblo cerca de Filadelfia han sido un aporte en toda mi literatura. Santiago, desde luego. Mi libro vendo Casa en el Barrio Alto, una novela en clave de humor está basada, justamente, en la manera como la ciudad discrimina por barrios. Mi novela Las Confidentes está escrita desde Wallingford, como lugar estético y demográfico, los personajes viven aquí, son norteamericanos y representan muchas cosas que yo he aprendido de esta parte del país, su idiosincrasia, sus problemas políticos y sociales. Y España me ha nutrido toda la vida con la riqueza de su cultura y tal como decía Neruda, del oro que trajeron ellos a nuestros pueblos: el idioma, las palabras.
¿Podrías reconocer elementos tangible o intangibles que describen cómo está presente la memoria en la ciudad para ti?
Cuando cierro los ojos y pienso en Santiago, veo la calle Tobalaba, junto al canal San Carlos, yo voy caminando desde Colón hacia Apoquindo, doblo la cabeza hacia la derecha y veo la mole blanca recortada en un cielo limpio. Aunque parezca increíble, hoy, yo viví un Santiago en el cual desde cualquier parte que estuvieras veías una cordillera maravillosa, casi irreal en su gigantismo. Y el cielo azul. Esa imagen quedó en mi memoria para siempre.
De acuerdo a tu juicio ¿Se advierte ciertos patrones comunes entre las ciudades que has vivido, más allá de los acontecimientos que marcan su devenir o el hecho que tienen un origen distinto?
En todos los lugares donde he vivido hay un patrón que se repite con majadera ferocidad: los automóviles que amenazan con llegar a ser tantos como los seres humanos. Los celulares que amenazan y quizás en la actualidad llegan a ser más que los seres humanos. Y las torres para los celulares que ya se mezclan con los edificios como si fueran construcciones donde habita algo distinto de una amenaza cancerosa.
En particular, has vivido en Santiago en tres momentos significativamente distintos en términos sociales y políticos ¿Dirías que hoy la ciudad de Santiago es una expresión de su memoria pasada? ¿ Y por qué?
Para nada me parece Santiago una expresión de su pasado, si por pasado entendemos el Santiago de don Pedro Aguirre Cerda, los gobiernos radicales, Alessandri Rodríguez, luego Frei Montalva y Allende. Más bien creo que el Santiago de hoy es una expresión del modelo de libre mercado que se ha impuesto en prácticamente todo el mundo. La gran diferencia entre Santiago y las ciudades europeas, donde también se ha ido imponiendo el mismo modelo, es que en Europa existe un espíritu conservacionista de su cultura, en Chile, no. Tú caminas por Madrid, hoy, por ejemplo, y una gran parte de Madrid sigue exactamente igual a como yo la vi en los años sesenta. La Plaza Mayor no ha cambiado un ápice en siglos. Eso no te pasa en Santiago. Ni la Plaza de Armas es la misma de hace medio siglo. En Santiago no hay prácticamente nada de lo que hubo en la década de los cincuenta, los barrios tienen otro rostro, los barrios pobres han mejorado de manera notable y en los barrios ricos se han destruido casonas antiguas, coloniales o de los años cincuenta, plazas y parques para levantar cientos de miles de edificios de departamentos, unos más lujosos que otros dependiendo de cuán cerca esté el barrio de la cordillera.
Desde el punto de vista como sociedad ¿Nos hace bien que la memoria sobre los que nos puede avergonzar como sociedad esté siempre presente en diversas expresiones en la ciudad?
Yo creo que lo que nos hace mal, nos avergüenza como sociedad no debe estar expuesto ni en el nombre de una plaza ni en una estatua ni en nombre de una calle. Por ejemplo, en Berlín no habría jamás una plaza que se llame Adolfo Hitler. Y en el mismo Santiago yo no le pondría general Pinochet a la Alameda.
Para lo anterior ¿Requerimos testimoniar en lugares, mediante esculturas o monumentos en la ciudad?
Claro. Es importante la memoria en todo sentido, pero la memoria de lo que nos engrandece como pueblos. Los monumentos y estatuas que recuerdan a las personas que nos han hecho mejores seres humanos, más libres, más democráticos y más inclusivos deberían estar en todas partes. También son importantes los museos que preservan la memoria de los hechos traumáticos de la sociedad, cuya función principal, a mi juicio, es recordarle a la gente que tal o cual brutalidad no debe volver a ocurrir. Es el papel que juega en Santiago el Museo de la memoria, en Washington el Museo del Holocausto.
¿Qué es lo fundamental que nos perdemos como sociedad cuando no rescatamos la memoria?
La memoria no tiene que ver con el revanchismo ni con el rencor, sino con la superación de los pueblos y la posibilidad de preservar y aún profundizar los aspectos que los han hecho sentirse orgullosos de lo que son.

Por la memoria y el derecho a la vivienda. El despojo de la Villa San Luis
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por Consuelo Banda, Licenciada en teoría e historia del arte, estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano PUC]

Libro: El despojo de la Villa San Luis de Las Condes
Autoras: Francisca Allende Celle & Scarlett Olave Vásquez
Editorial: Ceibo Ediciones
Año: 2018
Resumen
La historia de la Villa San Luis de Las Condes expone los más oscuros capítulos de la degradada evolución de la política habitacional en Chile durante los últimos 50 años. El único proyecto de vivienda de integración social en el país tuvo que sortear desde sus inicios, la oposición y asedio político y militar de parte de quienes jamás toleraron ni tolerarán vivir junto a un otro distinto. El libro “El despojo de la Villa San Luis de Las Condes”, escrito por las periodistas Francisca Allende y Scarlet Olave, expone varias de las aristas involucradas durante el largo y violento proceso de erradicación de sus pobladores hacia las periferias de Santiago. Proceso que funda los cimientos de la configuración y segmentación de la ciudad en la actualidad.
Palabras Clave: despojo, vivienda social, segregación, memoria
“Luis era parte de las 112 familias que fueron desalojadas de la Villa San Luis de Las Condes el 28 de diciembre de 1978, expulsadas de sus hogares y abandonadas en distintos lugares de la periferia de la capital” (p.14). Este es uno de los primeros relatos que aparecen en el libro El despojo de la villa San Luis de las Condes (Ceibo Ediciones, 2018) investigación acuciosa y prolija de las periodistas Francisca Allende y Scarlet Olave, donde se detallan las vivencias, hechos, políticas de asignación y anécdotas en torno a la construcción estatal de la villa durante el gobierno popular del presidente Salvador Allende y cómo sus legítimos pobladores fueron despojados de éstas por manos del Ejército de Chile.
Basándose en relatos de ex pobladores (en su mayoría mujeres) de la villa, reportajes y revistas de la época como Ercilla, El Mercurio, Hoy o Punto Final, registros de la Vicaría de la Solidaridad, documentos oficiales e investigaciones académicas y entrevistas con los distintos actores del proceso de construcción y defensa del espacio, las autoras articulan no solo la historia de la villa en sus distintos momentos de conflicto, sino la historia de las políticas habitacionales en Chile de los últimos 50 años.
El libro se divide en 8 capítulos, que transitan desde la constatación del fatídico primer masivo y violento despojo de las 112 familias, quienes literalmente fueron sacados en camiones de basura hacia potreros, canchas y terrenos baldíos de la periferia santiaguina, hasta el performativo intento del alcalde de Las Condes Joaquín Lavín de demoler las últimas torres del sector el 15 de julio del 2012, para dar paso a la construcción del nuevo centro de negocios de la comuna. El recorrido de los capítulos no es lineal en términos cronológicos, sino que se abre desde la raíz del problema del derecho a la vivienda en Chile y los diversos episodios que sitúan al proyecto de la Villa como protagonista, asumiendo que no fue el desalojo y posterior reubicación de los pobladores un único y gran suceso, sino que su historia alberga una serie de injusticias y vulneración sistemática de derechos que hasta el día de hoy permanecen sin reparación, y que, en definitiva han configurado la capital del país.
El texto no solo detalla de manera fiel y de fácil lectura, en base al recurso de la crónica, la brutalidad del despojo y todos los factores involucrados en él, sino también dota a quien lee de valiosos datos sobre historia de la arquitectura y el urbanismo en Chile; la creación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo el 16 de diciembre de 1965 bajo el gobierno de Frei Montalva, el funcionamiento de la Corvi en sus primeros años, o las trampas que el Ejército y las inmobiliarias, amparados por la dictadura de Pinochet, utilizaron para hacerse del recinto y utilizarlo como complejo residencial de sus oficiales y posteriormente venderlo por 80 millones de dólares al grupo Parque San Luis S.A.
El libro visibiliza la política de erradicación de campamentos impuesta por la dictadura, la que juega un papel fundamental en las directrices del desarrollo urbano de la capital, y que hoy mantienen un modelo basado en el valor del suelo por sobre la integración socioespacial. En este sentido, la memoria y el relato de pobladoras y dirigentes víctimas de un proceso tortuoso, no deja de estar atravesado por una necesaria interpelación desde la actualidad.
Las autoras, Allende y Olave, son hábiles en la unión de dos puntos centrales en la configuración del relato: la memoria y el derecho a la vivienda. En un año donde el debate en torno a la preservación de la Villa ha logrado frenar la demolición de las torres que aún se mantienen en pie, la lucha por mejorar las políticas habitacionales en Chile también se ha reactivado, dotando de sentido a la importancia de ese patrimonio urbano. Mediante las manifestaciones de diversos movimientos de pobladores, la idea del acceso a una vivienda social de calidad, y dentro de sus lugares de origen, resuena en la experiencia de quienes alguna vez vieron materializado ese trato digno como política estatal en su paso por la Villa San Luis de Las Condes.
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Referencias
Allende, F. y Olave, S. (2018). El despojo de la villa San Luis de Las Condes. Santiago de Chile: Ceibo Ediciones
Entrevista a Alfredo Joignant: “No debe ser motivo de sorpresa que ciertos lugares de memoria provoquen molestia”
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Alfredo Joignant es Doctor en Ciencia Política de la Universidad de París 1 Panthéon-Sorbonne, Francia. Ex Presidente de la Asociación Chilena de Ciencia Política (1998-2000), ha sido profesor visitante en la Universidad de París 1 Panthéon-Sorbonne, París III (Cátedra de Estudios Chilenos Pablo Neruda) y en el Instituto de Estudios Políticos de Grenoble, Francia. Actualmente es investigador principal de la línea Conflicto Político y Social e Investigador Responsable del Observatorio de Conflictos de COES, y Profesor Titular de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales.

Para partir, es necesario dilucidar lo importante de las ciudades a la hora de reflejar la memoria social y, especialmente, política. Las ciudades no son solamente cemento y piedra, sino que también lo hacen las personas, los ciudadanos. En esas relaciones sociales también se reflejan espacios donde se considera la memoria. Según esto, considerando su definición de memoria, ¿cómo se puede reflejar esto en la ciudad y los espacios públicos?
Efectivamente, las ciudades no son espacios neutros o, mejor dicho, carente de significado (como el significado político). Sobretodo en aquellas sociedades que atravesaron coyunturas traumáticas, esas ciudades, o muchas ciudades de sociedades traumatizadas, fueron marcadas y la marcación apunta a generar recuerdo de lo que allí pasó, especialmente destinado para las personas que no fueron contemporáneas del trauma, o que son hijas o nietas del trauma. Desde ese punto de vista, en una ciudad como Santiago, por ejemplo, los lugares de memoria están muy asociados a la tortura y la desaparición forzada de la dictadura, y hay varios centenares de lugares de memoria en Chile (en general) y en Santiago (en particular). Carolina Aguilera ha trabajado bien este tipo de investigaciones[1]. Desde el Estado hay un documento fotográfico en donde estos lugares de memoria están reseñados[2].
Pero, al mismo tiempo, estas marcas que toman fundamentalmente la forma de memoriales, monolitos, estatuas, monumentos, producen molestia en alguna parte de la población. Esto no son espacios consensuales. Entre otras cosas porque (a veces solemos olvidarlo) la dictadura tuvo apoyo y mucho más de lo que uno cree. Hoy día da la impresión de que nadie la apoyó. Pero mal que mal hubo un 44% de chilenos que votaron por Pinochet en el plebiscito del ’88. Hoy día nadie se acuerda. Por tanto, no debe ser motivo de sorpresa que ciertos lugares de memoria provoquen molestia.
El último que tengo en el registro visual es en la comuna de Providencia, a propósito de un memorial de donde fueron sacados los degollados en el barrio El Bergel, en donde muchos vecinos se opusieron y se molestaron, y fue una controversia importante. Eso trata el último artículo de Carolina Aguilera (buscar vínculo). Pero es un caso bien conocido porque uno lo viene rastreando -a esta altura como ciudadano- desde hace mucho tiempo.
Pero, al mismo tiempo, déjame darte otro ejemplo (ya no de Chile) para observar hasta dónde pueden llegar las paradojas en esto. Si mal no recuerdo este año, lo reseño y cuento la anécdota en mi nuevo libro Acting Politics[3], The Economist en el mismo número narra dos historias de significado opuesto. La primera en Manchester, Inglaterra, en donde se vive un revival, en el contexto de los 200 años del natalicio de Karl Marx, de la figura de Engels. Y hay todo un movimiento en dicha ciudad orientado a erigir un monumento a la memoria de Federico Engels. Ejemplo exactamente opuesto está en Rosario, Argentina. Hay un movimiento ciudadano destinado a erradicar y eliminar la estatua del Che en esa ciudad, dado que el Che es oriundo de Rosario. Mira la paradoja. En una ciudad importante Manchester, honor y gloria a Federico Engels; en otra ciudad, hay un movimiento ciudadano que apunta a borrar del espacio público la memoria y el recuerdo del Che.
Por tanto, este tipo de cosas son súper contradictorias, elusivas, con fenómenos de coyuntura histórica. Tengo la impresión de que, en el caso argentino, concretamente en Rosario, la propuesta de eliminación de la estatua del Che se inscribe en un movimiento revisionista; por lo tanto, en un movimiento que reescribe un poco el significado del Che en la historia argentina y latinoamericana, y así sucesivamente. Hay que estar muy atento a este tipo de cosas.
Sobretodo en el caso de Santiago y acudiendo a los cuatro pilares principales de la justicia transicional, entre ellos la garantía de no repetición, ahí la sociedad puede basarse en el vivir social con los pisos mínimos de la tolerancia social y convivencia democrática ¿Cómo se puede garantizar la memoria en los espacios urbanos?
No hay garantía. Es decir, definitivamente no hay garantía. Esto uno lo ve bien en materias de nombres de calles. (Alfredo me muestra la noticia “Las otras batallas por las calles 11 de septiembre”, publicada el 23 de junio de 2013 en La Tercera). Hay varias calles todavía en Chile que llevan el nombre de 11 de septiembre. Y el Estado central no puede hacer mucho, porque esas son decisiones de concejo municipal, salvo que cambiaran la legislación, cosa que dificulto que se vaya a hacer y menos con el gobierno de Sebastián Piñera. Estas son, inevitablemente, disputas y controversias, y que no hay garantías de que se resuelvan bien. Es más, suponiendo incluso que, en todas las ciudades de Chile, haya en alguna parte algún tipo de marcación de estatuas, monumental o de monolitos destinada a recordar a víctimas de la dictadura. Suponiendo que eso esté resuelto (cosa que no está y no lo va a estar), no hay ninguna garantía de que los transeúntes consuman el significado asociado a esa marcación. Lo más probable es que se imponga la diferencia. Te doy un ejemplo que conozco bien. Si hay un país y una ciudad en donde la marca memorial está presente es París. Allí donde murió un resistente, hay siempre (en las paredes de los edificios) una placa que recuerda que aquí murió, ponte tú, Marcial el 4 de marzo de 1943, resistiendo la ocupación nazi.
¿Y por qué crees se da esa diferencia?
Lo que pasa es que, ¿tú crees que todos los franceses consumen esa placa, produciendo emoción, memoria, y así sucesivamente, cuando ya han pasado 2 y 3 generaciones desde ocurrió el acontecimiento? La respuesta es no. Por eso que, respecto a tu pregunta, no hay garantía en esto. Lo que no tengo duda es que hay que hacerlo. De eso, no tengo duda. Pero yo no te puedo garantizar de que lo que quiso generar el productor de la marca, vaya a ser igualmente recibido.
El gran problema en este tipo de cosas es que sabemos mucho acerca del modo de producción de estas marcas, pero sabemos poco, dada a la dificultad de la investigación, en el modo de recepción de la marcación. Yo me doctoré con un profesor que se llama Phillipe Braud y le interesaba este tipo de cosas. Pensaba cómo es recepcionada Juana de Arco por los franceses, a sabiendas de que Juana de Arco se transforma en un símbolo de la extrema derecha en Francia, y cómo saber qué les produce a los franceses la estatua de Juana de Arco. Él proponía hacer algo como una anamnesis indirecta que el investigador tome nota de las personas que se detienen y describa lo que les ocurre, y eventualmente entrevistar una vez que la persona se aleje de la estatua. No es fácil hacer este tipo de cosas.
A propósito de las calles 11 de septiembre, dentro de tu amplia agenda de investigación, has trabajo el tema de la memoria, pero principalmente en la reflexión profunda sobre el 11 de septiembre de 1973 y sus consecuencias. En esa fecha, también se expresaba la polarización sociopolítica en las áreas urbanas. Respecto a eso, ¿cómo se involucró este momento político y hecho coyuntural en las ciudades? ¿Cuál fue su impacto posterior en estas mismas ciudades, pero también en otras, como por ejemplo el exilio político de miles de personas?
De dos formas. Básicamente porque el 11 de septiembre se inscribió en el nombre de ciertas calles. Sin ir más lejos, hasta no hace mucho tiempo, la avenida Nueva Providencia se llamaba 11 de septiembre. Es más, hace 4 o 5 días atrás, en un colectivo que tomé que va por Pedro de Valdivia, al llegar a Nueva Providencia, la señora dijo: “me deja por favor en 11 de septiembre”. El conductor le respondió: “Ud. querrá decir Nueva Providencia”. La señora señaló su equivocación. Te das cuenta de que es un reflejo aún condicionado de nombrar las calles bajo el antiguo nombre. Yo no te estoy diciendo que la señora sea o haya sido pinochetista, porque no tengo idea. Pero el nombre de 11 de septiembre no es neutro, no es algo que deje indiferente. Por lo tanto, esa es la primera forma en donde el 11 de septiembre ingresa, digámoslo así, a la cotidianidad de nuestras vidas, a través del nombre de calles.
Pero ingresó de otra forma. El 11 de septiembre, a partir de 1974, dio lugar a fiestas multitudinarias (esto lo trabajo en un libro que se llama Un Día Distinto[4]). Hay registros visuales y fotográficos sobre esto. En esto, no hay mentiras. Hubo mucha gente que se sintió inmensamente feliz por el 11 de septiembre. Ante los ojos del ciudadano del 2018, suena profundamente chocante. En 1974, no. Los años 1974 al 1976 eran carnavales. Es llegar y entrevistar a tus abuelos de aquel entonces, eventualmente a tus padres (dependiendo la edad), para que te cuenten lo que pasaba. Es llegar y ver las noticias de aquel entonces, pedir las grabaciones (yo lo hice cuando tenía programa en TVN y accedí un par de ellas de la época). Era impresionante, muy parecido a los antiguos clásicos universitarios, en donde se enfrentaban carnavalescamente la barra de la U. Católica con la U. de Chile, pero en marco de un contexto de alegría.
Poco a poco se pasó de la fiesta a la conmemoración, y cada vez más a la conmemoración casi silenciosa y sin estridencia. Es ahí donde uno va viendo, a través de la historia del 11, y sus fiestas y conmemoraciones, cómo esta fecha va cambiando su significado, se va transformado cada vez más en una memoria vergonzosa. En una fecha que, cuando uno hace la historia, empieza a ver que trató de competir el 11 de septiembre con el 18. Pinochet quiso hacer eso. La junta quiso hacer del 11 una fecha alternativa al 18 de septiembre. Algo demente. Pero bueno, así fue. De esa forma es que las fechas entran en la cotidianidad de las vidas. Esto no tiene nada de baladí, nada.
En el libro Un Día Distinto de su autoría, uno de los intereses principales que se busca investigar son las luchas por la memoria que han tenido diferentes actores en la sociedad. Aquí se da la batalla histórica donde se dan varias maneras de narrar y contar los hechos ocurridos desde el 11 de septiembre de 1973. Por ende, ¿dónde se pueden ubicar los principales hitos de estas batallas por la memoria en la ciudad? ¿Por qué son importantes estas luchas por la memoria dentro de esta agenda de investigación?
Yo creo que, en la nueva agenda de investigación sobre estas cosas, hay poco que decir sobre el 11 y la memoria espectacular del 11 de septiembre. Están los trabajos de Azun Cándida[5], por ejemplo, y muchos escritos sobre esto. Fíjate que cuando yo lancé este libro, me lo comentó Gabriel Salazar[6]. Gabriel tiró una hipótesis que creo tiene razón. Lo que cabe ahora por hacer es estudiar, pero esto lo digo yo, las contra-memorias del 11, entendido como la memoria más pinochetista, más extremista del 11 ¿Cómo se conmemora el 11 entre militares retirados, en la familia pinochetista, en la familia militar? Ese trabajo creo que hay que hacerlo de modo más sistemático. Hay otra, que ahí está el mérito de Gabriel, respecto a trabajar sobre la memoria popular del 11. Esa de la cual nadie habla. La memoria de los pobres, de las poblaciones, cómo se recuerda ahí el 11. Allí donde hay marcas en sectores populares, algo se puede hacer. Pero aquí estamos hablando sobretodo de una memoria más oral y, evidentemente, mucho más silenciada. Esa forma de recordar el 11 de septiembre en los sectores populares no tenemos idea en los medios de comunicación y, cuando aparece, es en un registro criminalístico y violentista. Pero sabemos muy poco al respecto. En eso, Salazar tiene razón.
Respecto a los hitos en la ciudad, ¿tienes alguna referencia de estas luchas de la memoria, ya sea en la contra-memoria como en la memoria popular?
A veces aparece, a través de redes sociales o de medios alternativos (como El Morrocotudo), pero en tono descriptivo, cómo se conmemoró el 11 en tal o cual población. Eso a mí me interesa. Ahí me detengo y leo. Pero nunca he hecho investigación sistemática al respecto. El que más se ha acercado a eso, además de Salazar, es Mario Garcés[7]. Pero no hay una investigación sistemática. Bueno, evidentemente que están los trabajos de Steve Stern[8] con su trilogía de la caja de memoria sobre Chile, donde tiene tanta información, ha leído tanto al respecto, que algo de eso hay. Pero yo creo que acá hay que hacer una cuestión un poquito más sistemática, mucho más de corte oral, más etnográfica, más difícil de cierto punto de vista, porque no se va a apoyar en soportes físicos. Necesariamente esto pasa por entrevistar a las personas que aún están vivas. Es un poco eso la agenda que aún queda por hacer.
Sobretodo en que esta revista la leen estudiantes de estudios urbanos y de diferentes disciplinas (como la arquitectura y la sociología), ¿cómo juegan los estudios multidisciplinarios en estudiar la memoria?
Juega mucho porque hay una cierta concepción urbana metida en esto, efectivamente. Hay incluso diseños arquitectónicos, sobretodo cuando hay memoriales. Los memoriales no se improvisan, se diseñan. Pero al mismo tiempo, hay cosas, incluso donde entran los psicólogos sociales.
A mí siempre me llamó la atención, aunque deje de seguir el tema, que allí donde estuvo localizada una casa de tortura, fue en una juguetería. Era el Castillo de Rochet ubicada, si mal no recuerdo, en José Domingo Cañas. Se armó una tremenda polémica hace 8 años atrás, hasta que Rochet se fue. Yo no sé en qué quedó. De hecho, los dueños de Rochet se enfrentaron a la casa de memoria, a los promotores de la idea de colocar ahí un lugar de memoria, porque no puede haber nada más terrible para un niño al saber que ahí, donde está comprando un juguete, se torturó. Yo recuerdo, dicho sea de paso, haber comprado juguetes ahí y era súper extraño, pero era el único lugar donde había un tipo de muñeca para mi hija y la tenía Rochet, y no tenía alternativa ¿Te das cuenta de que ese ejemplo es especialmente elocuente? Es casi una caricatura: en una juguetería, se torturó.
En ese sentido es donde hay muchas entradas posibles. Desde la psicología social, incluso desde la psicología infantil, el diseño urbano de la calle, el sociólogo. Por lo tanto, hay algo así como un autoanálisis o un socioanálisis por hacer en aquellos que iban a comprar juguetes, a sabiendas de lo que allí ocurrió. Es decir, las posibilidades multidisciplinares son infinitas.
Para finalizar, según tu opinión, ¿cómo evaluarías o cuál sería tu reflexión acerca de la construcción de memoria en los espacios urbanos respecto a las violaciones a los derechos humanos cometidas en dictadura? Aunque sé ahora que la memoria no está totalmente garantizada, ¿cuál crees que sería la forma más perduradera de mantener estos espacios de memoria en el espacio público?
Yo creo en una fórmula, pero es una fórmula que tiene algo de romántico, en donde la propia comunidad autogestiona. Estoy pensando sobretodo en Los Hornos de Lonquén, donde una parte los lugareños se involucran en la preservación del memorial. Creo que por ahí va. Eso te da algo más de garantía de duración, más allá de que el Estado se tenga que involucrar, como el caso del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos donde el Estado está involucrado, pero solo el Estado, hay personas de la sociedad civil que también se involucran. Es tan importante que se involucren los propios lugareños en esto. Ahora, eso no siempre va a ser posible.
[1] Doctorada en Arquitectura y Estudios Urbanos de la P. Universidad Católica de Chile. Ha trabajado en la agenda de espacios de memoria, tanto en la investigación como en la práctica (coordinadora de proyectos en la Corporación Parque por la Villa Grimaldi). Una de sus investigaciones se titula Santiago de Chile visto a través de espejos negros: la memoria pública sobre la violencia política del periodo 1970-1991, en una ciudad fragmentada, publicada en 2013 en la revista Bifurcaciones.
[2] Brett, S., L. Bickford, L. Ševcenko y M. Ríos. (2007). Memorialización y Democracia: Políticas de Estado y Acción Civil. Basado en la Conferencia Internacional de Memorialización y Democracia en Santiago de Chile, 20 y 22 de junio de 2007.
[3] Joignant, A. (2018). Acting Politics. A critical sociology of the political field. Londres: Routledge.
[4] Joignant, A. (2007). Un día distinto: memorias festivas y batallas conmemorativas en torno al 11 de Septiembre en Chile, 1974-2006. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
[5] Historiadora y Doctora en Historia, mención historia de Chile, de la Universidad de Chile. Su trabajo se relaciona con la memoria, el autoritarismo y la democratización, específicamente en un intento por contribuir al debate en temas como la convivencia democrática y la superación de situaciones históricas traumáticas. Uno de sus trabajos de esta agenda se titula “El día interminable: memoria e instalación del 11 de septiembre en Chile”, publicada en el libro Las fechas infelices de Elizabeth Jelin (2002).
[6] Historiador, filósofo, sociólogo, y Doctor en Historia Económica y Social por la University of Hull de Inglaterra. Se considera uno de los fundadores de la Nueva Historia Social ya que abre una nueva perspectiva de la historia “desde abajo”, considerando la relevancia de los sectores populares.
[7] Historiador y Doctor en Historia de la P. Universidad Católica de Chile. En su trabajo, ha contribuido en la recuperación de la memoria histórica oral y al estudio de los movimientos populares, particularmente en aquellas que surgieron por tomas de terreno entre los años ’60 y ’70. Una de sus obras se titula El Golpe en La Legua. Los caminos de la historia y la memoria, publicada el año 2012 junto a Sebastián Leiva.
[8] Ph.D. en Yale University y especializado Historia Latinoamericana. Entre uno de sus variados temas de investigación, están los estudios de memoria del trauma y violencia política. Uno de sus libros se titula Luchando por Mentes y Corazones. Las batallas de la memoria en el Chile de Pinochet, publicada en español el 2013 por Ediciones UDP.
Memoria y espacio público: El Memorial del 68 en México
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por: Edith Elvira Kuri Pineda, Doctora en Ciencias Políticas y Sociales, con orientación en Sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cuenta con un Posdoctorado en Geografía por el Centro Geo. Es profesora adscrita a la coordinación de Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, en la Ciudad de México]

Resumen
El Memorial del 68 es un recinto edificado en la Ciudad de México con el objetivo de materializar la memoria colectiva sobre un movimiento social que desafió al régimen político mexicano posrevolucionario. Como todo espacio de memoria, este recinto es fruto del diálogo vivo entre el presente, el pasado y las expectativas del futuro en donde a través de un lenguaje multimedia se plasma la intencionalidad política, estética y axiológica de sus creadores. Con base en técnicas de investigación cualitativas –entrevistas a profundidad a los fundadores y ejercicios de observación participante- se realizará una interpretación sociológica sobre la forma en que el vínculo entre memoria y espacio se hilvanan y cristalizan en dicho sitio, partiendo de la premisa de que toda labor de rememoración es un proceso abierto, cambiante y marcado por el conflicto.
Palabras clave: memoria colectiva, espacio, violencia de Estado
El régimen político emanado de la revolución mexicana de 1910 se caracterizó por ser autoritario, corporativo, clientelar y presidencialista. Cualquier expresión opositora a dicho sistema político fue reprimida o bien cooptada. El movimiento social de 1968 fue el pináculo de una serie de acciones colectivas que le precedieron, así como el referente político, identitario y memorístico de movilizaciones posteriores –como la guerrilla urbana y campesina-. El 68 mexicano fue un movimiento social conformado por estudiantes de universidades públicas y privadas de casi todo el país, donde pese la heterogeneidad de edad, clases sociales e ideologías, el punto que lo articuló fueron seis demandas que se centraron en la defensa a las libertades democráticas, el alto a la represión y a la criminalización de la protesta sociopolítica (Jardón, 1998). La matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, en el centro de la Ciudad de México, en el que participaron militares, policías y paramilitares permanece impune y constituye una fuente de agravio para generaciones viejas y nuevas que siguen reclamando justicia y, como tal, este acontecimiento se ha tornado en un referente de memoria colectiva ineludible para numerosos sectores sociales en el país (Ver Im 1).

En 2007, fue inaugurado dentro del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, el Memorial del 68 dedicado a inscribir en el espacio público la historia y la memoria de los sucesos citados, convirtiéndose en el primer museo memorial en México. Como veremos, este sitio es un discurso memorístico en el que se imbrican componentes políticos, estéticos, pedagógicos y simbólicos pergeñados en la relación inquebrantable entre temporalidades.
La construcción del Memorial del 68: un dispositivo político y semántico
Tanto la memoria colectiva como el espacio son construcciones sociales abiertas y cambiantes que son objeto de disputa política y simbólica por numerosos actores. Diversos pensadores han reflexionado sobre el nexo estrecho e irrompible que existe entre la memoria y el espacio, partiendo del postulado que dada la fijeza y relativa estabilidad espacial, los recuerdos socialmente erigidos encuentran en los lugares un lienzo de anclaje y detonación. Es en el espacio público, justamente, donde se entablan luchas políticas, materiales y simbólicas encuadradas a desplegar diferentes visiones sobre el pasado (Kuri, 2017). En el caso del Memorial del 68, su edificación fue producto de un conjunto de transformaciones institucionales y sociopolíticas en el que la alternancia partidista por vez primera en la Presidencia de la República en el año 2000 y el arribo de un partido de centro al Gobierno de la Ciudad de México desde 1997 contribuyeron a su construcción. El equipo fundador de este recinto dio forma a un discurso memorístico orientado a materializar el origen, desarrollo y desarticulación del movimiento social del 68, enmarcándolo en la relevancia política y cultural que dicho año tiene en la historia reciente a nivel internacional. Los emprendedores de memoria (Jelin, 2012) encargados de concretar este museo fueron la Universidad Nacional Autónoma de México y el Comité 68 Pro Libertades Democráticas –actor colectivo constituido por exintegrantes del movimiento estudiantil-.
El Memorial del 68 está ubicado en lo que fueron las instalaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores, instancia perteneciente al gobierno federal, de forma contigua a la Plaza de las Tres Culturas (Im 2). Cabe señalar que Tlatelolco es un hito urbano y memorístico al haber sido un barrio prehispánico de gran importancia antes de la conquista española; en 1964 fue creada la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco, símbolo urbano del proceso de modernización posrevolucionaria; en 1985 este conjunto urbano fue seriamente afectado por los terremotos. Los eventos señalados, junto con lo acontecido en 1968, permiten inferir que Tlatelolco, per se, constituye un lugar de memoria para los habitantes de la Ciudad de México quienes con sólo escuchar el nombre de esta región rememoran los hechos históricos citados, sucesos de notable resonancia emocional. Es importante recalcar que a diferencia de otros espacios de memoria en Latinoamérica, donde hubo regímenes dictatoriales o autoritarios, el Memorial del 68 no fue un lugar de detención ilegal o de tortura. Empero su ubicación –adyacente al locus de la matanza del 2 de octubre- le confiere al recinto un gran potencial simbólico.

Una de las partes medulares de la propuesta museográfica yace en el video facturado por el cineasta Nicolás Echevarría, donde se recoge el testimonio de 57 personas que participaron en esta movilización. Este material no sólo plasma la experiencia vivencial, política y cultural, sino que también orquesta al resto de la exposición que, mediante fotos, carteles, cédulas informativas retrata el desarrollo de este conflicto. La relevancia del video yace en el impacto emocional presente no sólo en los entrevistados, sino también en sus artífices, así como en los visitantes del memorial. Así, se puede señalar cómo la experiencia significada, revestida de emociones, es el corazón de todo ejercicio memorístico, en el que el nexo pasado-presente es un ingrediente transversal.
Conclusiones
Los espacios de memoria son marcas territoriales cargadas de intencionalidad estética, política, axiológica y afectiva por parte de sus creadores. Estos discursos son decodificados por una gran diversidad de actores que desde su experiencia, memoria, identidad, clase social y género interpretan los significados subyacentes. En el memorial del 68, sus artífices han buscado inscribir espacialmente a la rebeldía como motor de cambio, rescatando valores liberales democráticos. A cincuenta años del 68, la propuesta museográfica de este recinto ha sido modificada desde hace unas semanas con la finalidad de subrayar cómo la violencia estatal es una práctica política vigente. Los cambios experimentados permiten resaltar cómo los memoriales son dispositivos semánticos abiertos, sujetos a mutaciones de acuerdo a las necesidades políticas del presente y a las expectativas del futuro. Si bien estos lugares son una gesta en contra del olvido y la indiferencia, nada asegura que dichos fenómenos no se presenten, no hay que soslayar que al igual que la memoria, el olvido es una construcción social pergeñada por el poder. Pese a sus limitantes, desplegar discursos memorísticos sobre hechos sellados por la conflictividad sociopolítica es una necesidad histórica e identitaria marcada por la propia temporalidad.
Referencias
Jardón, R (1998). 1968. El fuego de la esperanza. Ciudad de México: Siglo XXI.
Jelin, E. (2002). Los trabajos de la memoria. Buenos Aires: Siglo XXI.
Kuri Pineda, E. (2017). La construcción social de la memoria en el espacio: una aproximación sociológica. Península. 12(1), pp. 9-30.
____________ (2018). Producción y recepción de espacios de memoria en México: un análisis comparativo. Espacialidades. Revista de temas contemporáneos sobre lugares, política y cultura. 8(1), pp. 4-23. Recuperado de: http://espacialidades.cua.uam.mx/vol08/2018/01/01_Kuri.php
Disputar la ciudad y el conflicto de la memoria
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por Vicente Inostroza Sánchez, Cientista Político UDP y estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano PUC]
Libro: Disputar la ciudad
Editoras: Pía Montealegre & Valentina Rozas-Krause
Editorial: Bifurcaciones
Año: 2018

Resumen
En base a la creciente agenda de la memoria junto a los estudios urbanos, Disputar la Ciudad de Pía Montealegre y Valentina Rozas-Krause buscan otorgar una aproximación alternativa del estudio de la memoria en la relación de los contextos urbanos y disputas de poder que producen espacios de memoria. El libro compilatorio ordena varios artículos de la revista Bifurcaciones en cuatro grandes ejes: sometimiento, resistencia, memorialización y reparación; otorgando un marco teórico y metodológico mediante el concepto de disputa del espacio y el entorno social del individuo. Si bien se sugiere ahondar en el rol del espacio urbano sobre las garantías de no repetición como pilar fundamental de la justicia transicional, este libro marca un importante aporte en esta agenda de investigación, debido a la correcta comprensión de disputa por la memoria que conecta de buena manera con los estudios urbanos
Palabras Clave: Memoria, Estudios Urbanos, Derechos Humanos, disputa
Dentro del contexto de los autoritarismos y totalitarismos que azotaron diversos países del mundo en el siglo XX y una ola democratizadora desde los ’80, los estudios de memoria política tomaron mayor fuerza en la agenda académica. El espacio cobró relevancia para los procesos de memoria en la ciudad. Ahí se ubicaron murales, museos, monumentos, entre otros, que cumplían esta labor. Por eso, los estudios urbanos han tomado la agenda de la memoria para analizar el rol del espacio en este proceso sociopolítico y sociocultural, en un contexto de desafíos a las democracias, avances de populismos y estrategias autoritarias.
El reciente libro Disputar la Ciudad de Pía Montealegre y Valentina Rozas-Krause (compiladoras) es un gran aporte a esta agenda de los estudios urbanos y memoria. Es un compilatorio de artículos académicos de la revista Bifurcaciones que propone entregar “una aproximación alternativa al estudio de la memoria al considerar los contextos urbanos y las disputas de poder entre la ciudadanía y regímenes autoritarios, como elementos constitutivos de las prácticas que producen espacios de memoria” (Montealegre y Rozas-Krause, 2018, p. 9). Por ende, busca un diálogo teórico y metodológico de los procesos de memoria y las mutaciones urbanas, a través de cuatro ejes: sometimiento, resistencia, memorialización y reparación.
Antes de detallar estos cuatro pilares de la obra, la construcción del libro batalló con tres grandes problemas, narradas por las autoras, que evitaban caer en el simplismo del estudio de la memoria y la categorización de los artículos por compilar. Primero, el título del libro sería otro (Recordar la Ciudad), pero no se quería reducir la memoria al recuerdo solamente como un ribete nostálgico. Esto también cae en un segundo problema, al comprender el pasado solamente como un piso común de resistencia a las disputas por la memoria. Tercero, reducir los ejes de la obra en ciclos cronológicos de temporalidad en la memoria llevaba al ocultamiento del problema del espacio, de lo mencionado en la introducción de la reseña. Se hace relevante destacar la relación entre el poder y el espacio de diversas miradas, según las autoras, como la de Michael Foucault (espacio como una forma de ejercicio del poder), Henri Lefebvre (el rol del poder en la producción del espacio) y Elizabeth Jelin (la memoria y la pugna de poder). Todo esto lleva a la configuración del libro en un ejercicio teórico y metodológico, mediante el concepto de disputa en el espacio (no solo como contenedor de memoria) y el poder en la relación entre la sociedad y su entorno.
Después de explicar los desafíos del libro, los cuatro ejes que se categorizan los capítulos dan contenido a la relación del espacio, el poder, la disputa y la memoria. En primer lugar, el sometimiento recae en la visión racionalista y moderna del urbanismo, al concebir la ciudad “como un cuerpo enfermo, como un enemigo del orden que debe ser dominado” (Montealegre y Rozas-Krause, 2018, p. 9). El poder jerárquico se relaciona en este eje en el reformismo urbano con la angustia de una parte de la sociedad del avance de la modernización y el papel contradictorio de los regímenes autoritarios (o post-autoritarios).
En segundo lugar, la resistencia a la violencia política y la marginalidad urbana se toma desde el poder ciudadano en contra de las estrategias jerárquicas, a través de tácticas de resistencia urbana al poder dominante, tales como las tomas de suelo y edificios públicos, conmemoraciones y protestas en el espacio público. De todas maneras, hay tácticas y prácticas de subversión más sutiles desde la vida cotidiana, desde la “olla común” en la dictadura chilena con la resistencia doméstica femenina (Soles, capítulo 4) hasta el arte callejero que revela la marginalidad y desigualdad urbana en São Paulo (Dias y de Almeida, capítulo 5).
En tercer lugar, se comprende que las ciudades se arraigan recuerdos de los antepasados que definen una identidad y pertenencia, donde el espacio cobra relevancia en la transformación del recuerdo personal a la memoria colectiva a través de la memorialización. Esto también se relaciona con el poder y la disputa (no solo con el recuerdo) en las formas de este eje que “conllevan una pugna política, ya que son portadoras de un verosímil que, en su concreción espacial, se vuelve definitivo” (Montealegre y Rozas-Krause, 2018, p. 13). Los capítulos que el libro selecciona abordan los contextos urbanos y la relación entre víctimas-victimarios de un conflicto en desarrollo entorno a los memoriales, dimensiones poco analizadas en la literatura según las autoras.
En cuarto lugar, la reparación responde a un proceso de cierre discursivo de la memoria (de cicatrización en el cuerpo urbano) en procesos traumáticos que fracturan no solo las relaciones sociales, sino que los espacios afectados por estos traumas. Como narra el texto, la reparación se inicia con las víctimas directas para superar el duelo y, luego, al cuerpo social. Este proceso también se da en el espacio, a través de memoriales y lugares conmemorativos, donde apoyan el sentido de superación que pasa de la reparación individual a la colectiva. Los capítulos de esta sección indagan este trance reparativo del trama desde los individuos hasta la proyección estratégica social respecto a la relación con el espacio fracturado.
Sin duda, este libro ofrece un marco teórico y metodológico que permite profundizar la relación entre la ciudad y la disputa de la memoria, no solo por el contenido del libro sino que por su estructura. Esto es un excelente vínculo de análisis en los estudios urbanos, ya que la ciudad debe ser entendida en constante mutación, pero en la base de la construcción urbana histórica de su pasado. Asímisma debe ser entendida la memoria y cómo esta disputa por la memoria encaja con los conflictos en los espacios urbanos.
Aún así, la reparación como último ciclo en las disputas por la memoria no permite profundizar un pilar fundamental que sustenta la justicia transicional, correspondiente a las garantías de no repetición. Si bien se deja claro en el eje de reparación que no es plausible imponer una forma efectiva de clausura discursiva de la memoria en los espacios, de todas formas se debe separar el análisis de la reparación a las víctimas del trauma urbano-social con la lucha de los lugares de memoria para que no se vuelvan a repetir estos procesos de trauma en la sociedad.
Se pueden sugerir dos proyecciones a partir del comentario anterior y del excelso marco de discusión que ofrece este libro. Primero, el rol del espacio y su producción juega un rol clave en las garantías de no repetición, debido a que permanece el proceso de memoria al resto de las generaciones para asegurar pisos de convivencia social que eviten, por ejemplo, violaciones a los derechos humanos. Segundo, este pilar de la justicia transicional también se ve tensionado por un contexto socio-político diferente, tales como: el avance de los populismos radicales de derecha junto a movimientos revisionistas de la historia; una desconfianza en las instituciones políticas que, a veces, administran las estrategias de memoria; y una falta de involucramiento comunitario en los procesos de construcción socio-política. Tal como señala el libro, esto también se refleja en el espacio y su relación con la memoria a la hora de disputar la ciudad.
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Referencias
Montealegre, P. y V. Rozas-Krause (eds.). (2018). Disputar la Ciudad: Sometimiento, Resistencia, Memorialización, Reparación. Santiago de Chile: Editorial Bifurcaciones.
Fundacion Proyecta Memoria: Activando el derecho a la memoria, en territorios vulnerables a desastres socio naturales.
VerFundacion Proyecta Memoria: Activando el derecho a la memoria, en territorios vulnerables a desastres socio naturales.
Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por: Patricio Mora, Fundador y Director Ejecutivo de Fundación Proyecta Memoria. Arquitecto de la Universidad de Concepción y Victor Orellana, Director de Fundacion Proyecta Memoria. Arquitecto de la Pontificia Universidad Catolice de Chile]
Resumen:
Tras el terromoto y tsunami del 27 de febrero del 2010 (27F) en Chile, Proyecta Memoria surge con el propósito de utilizar la memoria urbana y social, como herramientas de educación, para transformar comunidades vulnerables en resilientes. La sociedad de Chile antes del 27F, sufría de una amnesia sísmica, asimilando la identidad de desastres como un trauma y fomentando el olvido.
Durante 8 años nuestra ONG, ha trabajado en diversas prácticas como creación de memoriales, talleres educativos, intervenciones urbanas y sonoras, museos o conmemoraciones de desastres de distinto tipo, como aluviones, incendios, tsunamis, terremotos y erupciones volcánicas desde Arica a Chaitén. Nuestra metodología de acción participativa involucra a gobiernos locales, juntas de vecinos, asociaciones ciudadanas y universidades y ha impulsando mas de 70 proyectos de alto impacto y bajo costo.
Este año 2018, Proyecta Memoria está impulsando un proyecto de ley, para que cada 22 de mayo, se conmemore en Chile el Día Nacional de la Memoria y Educación ante Desastres.
Palabras claves: Intervenciones urbanas, memoriales, comunidades.

La memoria salva vidas
¿Cuál es el poder que puede tener un memorial en un espacio público? En el norte de Japón, en la aldea de Aneyoshi, su comunidad sufrió hace 600 años, un devastador tsunami.
¿Qué hizo la comunidad afectada tras las olas? Desarrollo una simple, pero trascendental acción en el espacio público: Levantó diversas piedras talladas en la línea donde llegó el tsunami, advirtiendo a las futuras generaciones sobre la vulnerabilidad del territorio: ¡No construyas tus casas debajo de este punto! ¿Qué pasó? Muchas familias se salvaron 600 años después, tras el tsunami del 2011 en Japón.
Chile a pesar de ser el país más sísmico del mundo, a lo largo de su historia, no ha generado intancias significativas de memorización en el espacio público tan eficientes como las de Aneyoshi. Tras el 27F, surge en Chile una necesidad desde la sociedad civil, de fomentar una cultura de prevención, utilizando la memoria como una herramienta de contención emocional, de información y que tiene el potencial de salvar vidas.
Antes del 27F, ya era posible encontrar espacios de memoria como los monumentos a las víctimas del incendio de la Iglesia de la Compañía de 1863 en Santiago o el memorial a Pedro Aguirre Cerda, que conmemora el terremoto de 1939. Ambos proyectos polémicos y discutidos en su época. El primero por que a la Iglesia Católica no les gustó el “estilo demasiado liberal” y el segundo por que, de acuerdo a las autoridades de la época, su diseño era muy abstracto. El año 2013 el paradigma es otro, y es ahora la sociedad chilena quien cuestiona otro espacio de memoria construido desde “la oficialidad” como lo fue el Memorial del 27F en Concepción. Este “memorial” quiebra todas las confianzas con las comunidades afectadas y su relación con la memoria. Su principal error, concebirlo sin la participación activa de las comunidades y en un momento inoportuno dado el poco avance de la reconstrucción. Capítulo aparte fue su excesivo costo: más de dos mil millones de pesos.
Proyecta Memoria, surge tras el 27F en Concepción para activar el derecho a la memoria con los ciudadanos y ciudadanas.
Sus objetivos son: hacer tangibles las memorias del desastre en la ciudad, para lograr proyectos exitosos, de arraigo en la comunidad y con ello mejorar su calidad de vida, donde la participación ciudadana es su pilar fundamental en la legitimación de la memoria. La Fundación aplica la “Metodología de Acción Participativa” donde: 1. Investiga sobre las historias y memorias del desastres en el territorio junto a sus comunidad. 2. Desarrolla instancias de educación, donde empodera a los vecinos para que accedan a esas memoria, acercando el conocimiento científico a las comunidades y 3. Co-crea acciones tangibles en el espacio público, para visibilizar la historia de la ciudad.
Desde el 2010, se han creado más de 70 proyectos desde Arica a Chaitén, utilizando el espacio público, la arquitectura e intervenciones urbanas.
La memoria es acción
Escombros simbólicos y espacio público.
En el año 2013, días antes de la inauguración del “memorial oficial”,y cuando se conmemoraba el Día Internacional de Reducción de Desastres, Proyecta Memoria junto a los sobrevivientes del ex edificio Alto Río[1], ubica frente a los Tribunales de Justicia y la Cámara Chilena de la Construcción en Concepción, un escombro simbólico del ex edificio de dimensiones de 1,5 x 1 x 0,6 metros.
Durante 3 meses los penquistas pudieron activar y empatizar con el caso de los sobrevivientes que estaban en pleno juicio contra la inmobiliaria que construyó el inmueble. Es la propia comunidad afectada quien utiliza la ruina como un espacio de memoria, denominado como el “memorial popular y ciudadano” (Roca y Cáceres, 2014) [i]
Esta intervención urbana tuvo un costo de $100.000, que se utilizaron para el traslado del escombro y una placa, lo cual contrastó de manera grosera con el costo del “memorial oficial”
Actualmente este escombro esta siendo exhibido en el Museo de Historia Natural de la ciudad y será parte de una futura sala de educación y memoria sísmica el año 2020.
Hipocentros y Alertas de Memoria

Chile cuenta con más de 25 desastres socio naturales relevantes y para recordar esto, la Fundación ha desarrollado más de 15 intervenciones urbanas llamadas Hipocentros de Memoria desde Arica a Chiloé. Hipocentro significa “foco” y la idea es poder visibilizar espacios o edificios que sean representativos del desastre tanto por su significado de resiliencia, solidaridad o reconstrucción, con la idea de romper con la monotonía de la ciudad y conocer los valores y atributos de esa memoria.
Junto a la comunidad, se pinta frente al lugar de memoria, círculos concéntricos, simulando una “alerta sísmica”, para que los peatones generen epicentros de conciencia y puedan acceder a esas memorias. En las líneas concéntricas de color amarillo hay textos sobre el desastre para que las personas puedan recorrer y leer la intervención.
Para ejecutar estas intervenciones, se desarrolla primero una investigación, luego talleres educativos junto a la comunidad sobre memoria y desastres, enfatizando que siempre tras una catástrofe surge la innovación, la oportunidad de aprender y prepararse ante los futuros desastres.

En el caso de la ciudad de Chillán, donde trabajamos junto a la Unidad de Patrimonio de la Municipalidad, se han desarrollado cicletadas donde han participado más de 1000 personas, visitando diversos lugares simbólicos del terremoto de 1939 y terminando este recorrido con un Hipocentro frente a la Catedral, el símbolo más importante de la reconstrucción tras el 1939.
Luego a las 23:32 horas, se desarrolla la Alerta de Memoria, donde las campanas de todas las iglesias de la ciudad y sirenas de bomberos conmemoran el momento exacto del terremoto, activando y generando un momento de reflexión en toda la ciudad para recordar a los fallecidos y, además, la importancia de estar preparados ante futuros desastres, por que todavía no se pueden predecir y la memoria es fundamental para estar preparados.


Referencias
[i] CACERES, G; ROCA, A, Concepción monumental: incivilidades, memoriales y subjetividades en conflicto. En: RedSeca (2014) http://www.redseca.cl/concepcion-monumental-incivilidades-memoriales-y-subjetividades-en-conflicto/
Notas
[1] Chile posee una norma sísmica de primer nivel y es muy raro entrar tras un desastre como un terremoto un edificio que se desplome, por ello el ex edificio Alto Río genero tanto revuelo y se transformó en la zona cero donde fallecieron 8 personas.
Ruinas y memoria: kintsugi, la estética de lo imperfecto
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Revista Planeo Nº 38 Ciudad y Memoria, Diciembre 2018
[Por
Claudia Oliva Saavedra; Arquitecta Universidad de Chile.
Sebastián Laclabere Arenas; Arquitecto Universidad de Chile, Master in Architecture, Tohoku University, Japón.]
Resumen
Debido a sus condiciones geográficas y de ubicación a lo largo del Anillo de Fuego del Pacífico, Chile posee una historia marcada por sismos y tsunami, que han dado forma a nuestras ciudades a través de un continuo proceso de construcción y re construcción. Así, el concepto de memoria pasa a formar parte fundamental del constructo socio-cultural que subyace nuestros asentamientos urbanos.
A través del estudio de la técnica cerámica del kintsugi, podemos ver como Japón (otro país de marcado carácter sismico) pone en valor y destaca lo dañado e imperfecto, como una expresión estética y cultural significante. Esta manera de valorar lo dañado también se hace presente a escala urbana, a través de la conservación de ruinas y edificios destruidos como objetos de memoria y reunión de la comunidad.
La valoración y aceptación de la ruina como una manera de recordar sucesos traumáticos presenta un marcado contraste con la visión occidental y plantea preguntas de interés con respecto al como recordamos y hacemos presente la memoria de nuestras ciudades de cara al futuro.
Palabras clave: Memoria, Ruinas, Desastres naturales.

Kintsugi o unir con oro.
Kintsugi es un método Japonés tradicional de reparación de piezas cerámicas utilizando laca (kurushi) y polvo de oro o plata. La particularidad de éste método es que no se intenta ocultar el quiebre o el área dañada, sino que esta se pone en valor, otorgándole a la pieza un nuevo carácter y belleza, a partir del reconocimiento del daño como parte intrínseca del objeto y su historia. (Keulemans, 2016)
Esta técnica comienza a utilizarse en Japón durante el siglo 17, principalmente por antiguos maestros de la Ceremonia del Té (sadō), que influenciados por las enseñanzas del Budismo zen, comienzan a otorgar un nuevo valor significante y estético a objetos dañados. En particular existen dos conceptos de la filosofía zen que dan forma al método del kintsugi: wabi-sabi y mujo.
Wabi-Sabi es un concepto estético que trasciende multiples esferas de la cultura tradicional japonesa y que podría definirse como la belleza de la imperfección. Este concepto pone en valor tres ideas primordiales: nada dura, nada esta completado y nada es perfecto. (Juniper, 2003) Por otra parte, el concepto de mujo explica que nada en el mundo es permanente, todo pasa y cambia con el tiempo, dejando de lado la búsqueda de lo permanente.
De esta manera, a través de la incorporación de estas ideas en la reparación de cerámicas, el kintsugi busca no solo alcanzar una nueva expresión estética, sino cargar los objetos de significado como modo de reconstruir y rememorar su pasado, otorgándoles así una vida nueva.
Ruinas: Objetos de memoria a escala urbana.
Japón ha estado sujeto a lo largo de su historia a gran cantidad de eventos destructivos que han azotado de manera feroz sus ciudades como terremotos y tsunami, además de los trágicos casos de Hiroshima y Nagasaki bombardeadas durante la Segunda Guerra Mundial. Esta constante exposición a desastres de diversa índole ha influenciado profundamente la producción artística y cultural de Japón a lo largo de su historia. (Ferilli, 2016)
En el caso de Hiroshima, la primera ciudad afectada por la bomba atómica en Agosto de 1945, existe incluso hasta el día de hoy una ruina que permanece como vestigio y elemento memorial de este evento destructivo, se trata del “Domo de Genbaku”, ruina de un antiguo edificio administrativo que sobrevivió a la explosión y permanece en la actualidad como parte del Parque de la Paz de Hiroshima.
Es interesante como esta construcción nunca fue demolida totalmente, ni reemplazada por una construcción nueva para servir de memorial, en este caso es la estructura original y dañada la que sirve de memorial, la que carga el peso de la historia en sus muros agrietados e incompletos.
Este objeto dañado en medio de la devastación de Hiroshima sirvió en el año 1968 como inspiración a Arata Isozaki para la realización de su obra “Re-Ruined Hiroshima” donde sitúa a modo de montaje fotográfico ruinas ficticias de sus proyectos en un Hiroshima desolado por el ataque nuclear. Para Isozaki, arquitectura y ruinas son parte de lo mismo, en tanto cada obra, desde el momento de su concepción empieza un camino ineludible hacia el deterioro. (Isozaki, 2001)
El daño y el desgaste no son entonces un aspecto negativo, sino que, por el contrario, otorgan un nuevo valor y trascendencia a ciertos elementos arquitectónicos que a través de dichos daños adquieren una significación y valor nuevo.
El Terremoto del 3.11 y las Escuelas Básicas de Okawa y Arahama.
El 11 de Marzo de 2011 a las 14:46 horas, un terremoto de gran intensidad (9.0Mw) sacudió violentamente la región de Tohoku, causando posteriormente un tsunami que barrió con múltiples localidades costeras, particularmente en las prefecturas de Iwate y Miyagi causando enormes daños materiales y humanos.
En este contexto, dos escuelas básicas en la prefectura de Miyagi se convirtieron en símbolos de esta tragedia: La Escuela Básica de Okawa, cerca de Ishinomaki y la Escuela Básica de Arahama en Sendai. Ambas escuelas se encontraban localizadas cerca de la costa y sufrieron de manera directa el embate de las olas, con resultados diametralmente opuestos. (Center for remembering 3.11, 2015)

La Escuela Básica de Okawa sufrio un destino trágico, en tanto no logro ser evacuada a tiempo y 74 de los 77 estudiantes que se encontraban en la escuela en ese instante perdieron la vida. Hoy la escuela está deshabitada y la construcción se mantiene en estado de ruina, con pequeñas intervenciones y recordatorios que han dejado las familias a los niños que perdieron la vida en el lugar como juguetes y flores.
A pesar de su trágico destino, la comunidad y el gobierno han decidido no demoler estas estructuras sino transformarlas en un monumento y mantenerlas tal cual están hoy, como un espacio de memoria para las familias y un recordatorio del poder destructivo de la naturaleza para educar a las generaciones futuras.

Por otra parte, la Escuela Básica de Arahama presenta una historia similar, pero con un desenlace opuesto. La estructura de 4 pisos que albergaba a la Escuela sirvió como punto de evacuación vertical para estudiantes, profesores y pobladores cercanos, salvando la vida de 320 personas. Esta escuela también se conserva en estado de ruina, como monumento y lugar de memoria, incluso transformándose el año 2017 en un punto de exhibición del desastre, con muestras que relatan lo los eventos del terremoto y la historia de la comunidad de Arahama.
En éste caso particular, la comunidad se ha reunido en torno al edificio y lo identifica como parte de la memoria colectiva del lugar, haciéndolo propio y activándolo con distintas actividades, no solo generadas desde las autoridades sino también desde la misma comunidad, como manera de manifestar su apego y apreciación por el lugar. Resulta interesante desde esta perspectiva el caso de “HOPE FOR Project” una iniciativa espontanea de la comunidad de Arahama que organiza actividades culturales y artísticas en las salas de la ex escuela (Takayama, 2017). Según datos de la administración del recinto, desde que la estructura abrió sus puertas como memorial, ha conseguido una respuesta sumamente positiva, recibiendo aproximadamente 125.000 visitantes de Japón y el extranjero en alrededor de 18 meses

Conclusiones.
Cómo recordamos y damos cuerpo a la memoria colectiva de una comunidad es un tema latente en la construcción de la ciudad, sobre todo en un país de historia sísmica como Chile. El tiempo desgasta y daña de manera implacable las construcciones tangibles que dan cuerpo a nuestros asentamientos, pero la memoria, el constructo social en torno a ellos, permanece y merece ser preservado.
A través de la lectura del kintsugi como método de reparación y valoración de la dañado e imperfecto, podemos ver como ciertas expresiones arquitectónicas y urbanas en Japón toman un enfoque similar, influidos por el budismo zen, otorgando un valor estético y significante a las ruinas, como manera de recordar hitos importantes de su historia, como el bombardeo a Hiroshima y el gran Terremoto de Tohoku el año 2011.
Parece existir entonces en la ruina un valor trascendente como objeto de memoria, más allá de juicios estéticos o funcionales, relacionado estrechamente con la comunidad que la rodea y como ésta se apropia de sus espacios a través del uso, que nos permite cuestionar la manera en que entendemos, recordamos y proyectamos nuestras ciudades hacia el futuro.
Referencias:
Keulemans, G. (2016). The Geo-cultural Conditions of Kintsugi. The Journal of Modern Craft, 9(1), 15–34. https://doi.org/10.1080/17496772.2016.1183946
Juniper, Andrew (2003). Wabi Sabi: The Japanese Art of Impermanence. Tuttle Publishing. ISBN 0-8048-3482-2.
Ferilli, Guido (2016). Commitment to 3.11: Response to disaster through culture and creativity in Japan, AKAAKA Art publishing, Kyoto. ISBN 978-4-86541-033-4
Isozaki, Arata (2001). Unbuilt, Tokyo: TOTO Shuppan. 978-4-88706-195-8
Takayama, T. (2017). HOPE FOR project Practical Build Back Better Efforts, and the Course of Action Hereafter. Documento presentado en International Disaster and Risk Conference, Sendai, Japón. Recuperado de http://worldbosaiforum.com/2017/english/report/files/02-04_en.pdf
Center for remembering 3.11. (2015). Activity report of the Center for remembering 3.11. Recuperado de https://recorder311.smt.jp/wp-content/uploads/w_reports2015s.pdf
NÁPOLES EN LA DECLARATORIA DE SITIO DE PATRIMONIO MUNDIAL DE VALPARAÍSO: UN ANÁLISIS CRÍTICO Y EXPLORATORIO DESDE EL ENFOQUE DE PAISAJE URBANO HISTÓRICO
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Revista Planeo Nº37; Territorios y Paisaje, Septiembre 2018
[Por, Andrea Ortega; Graduate researcher. University of Melbourne]
Recibido el 24 de Agosto de 2018, publicado el 28 de Octubre de 2018
Resumen
En el expediente de nominación de Valparaíso, Chile, como Sitio de Patrimonio Mundial (SPM) se hace referencia a Nápoles, Italia, como una ciudad que posee ciertos atributos urbanos, paisajísticos e históricos similares a Valparaíso. Este artículo busca analizar esta afirmación desde el enfoque de Paisaje Urbano Histórico (PUH), cuya Recomendación de la UNESCO está siendo implementada en Nápoles desde el año 2010. En el año 2016, la UNESCO recomendó a Valparaíso que implementara este enfoque en su gestión. Sin embargo, hasta el momento las acciones a este respecto han sido más bien de carácter discursivo a nivel municipal. Se realiza una revisión de la declaratoria del SPM de Valparaíso y la referencia a Nápoles, analizando críticamente cómo se plantea esta posible comparación. Se analiza además en qué medida ambos casos están implementando el enfoque de PUH en la gestión de su patrimonio urbano. Finalmente, se realiza una comparación exploratoria de ciertos rasgos históricos y culturales predominantes en ambos paisajes urbanos y su consideración para el desarrollo de perspectivas futuras.
Palabras clave: Valparaíso, Nápoles, Paisaje Urbano Histórico, patrimonio urbano
Abstract
In the nomination file of Valparaíso, Chile, as a World Heritage Site (WHS) a reference is made to Naples, Italy, as a city that has certain urban, landscape and historical attributes that are similar to Valparaíso. This article seeks to analyze this statement from the Historical Urban Landscape (HUL) approach, whose UNESCO’s Recommendation is being implemented in Naples since 2010. In 2016, the UNESCO recommended Valparaíso to implement this approach in its management. However, currently, the actions in this regard have been rather discursive from the municipal level. A review of the declaration of the WHS of Valparaíso and the reference to Naples is conducted, critically analyzing how this possible comparison arises. It is also analyzed to what extent both cases are implementing the HUL approach in their urban heritage management. Finally, an exploratory comparison is conducted about certain historical and cultural features that are predominant in both urban landscapes and their consideration for the development of future perspectives.
Keywords: Valparaíso, Naples, Historic Urban Landscape, urban heritage
PERCEPCIÓN DEL BIENESTAR Y EL PAISAJE VISUAL EN ZONAS DE INDUSTRIAS CELULOSAS: CASO DE ESTUDIO EN NUEVA ALDEA, CHILE
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Revista Planeo Nº37; Territorios y Paisaje, Septiembre 2018
[Por, Carolina G. Ojeda, Rodrigo Cancino, Camila Carabante, Jasna Cisterna, Daniela Díaz; Departamento de Historia, Universidad Católica de la Santísima Concepción.]
Recibido el 09 de Agosto de 2018, publicado el 28 de Octubre de 2018
Resumen
El bienestar y el paisaje son elementos cuya percepción normalmente es difícil de evaluar, pues son sus componentes subjetivos los que les dan sus características fundamentales. En este estudio se busca comprender cómo los procesos de la fabricación de la celulosa afectan a la calidad de vida de los individuos y el paisaje visual. El área de estudio se concentra en la ciudad de Nueva Aldea que alberga una planta de celulosa rodeada por el río Itata, en la región del Biobío (Chile) que corresponde a un ecosistema Mediterráneo de secano interior. Se realizó una encuesta breve tipo Likert a algunos/as habitantes del sector aledaño a la planta para conocer su percepción sobre el bienestar, calidad de vida y paisaje visual. Como resultados principales se obtienen altas cifras de afectación del bienestar producto de la planta de celulosa, un bajo conocimiento sobre normas ambientales chilenas y la percepción de un cambio visual notorio en el paisaje local. Finalmente, se discute sobre la importancia del monitoreo de la calidad de vida, el bienestar y los cambios en el paisaje de localidades rurales insertas en actividades industriales complejas como plantas celulosas o madereras.
Palabras clave: Chile, celulosa, paisaje, percepción ambiental, ambiente, contaminación
Abstract
Wellbeing and landscape are elements whose perception is usually difficult to evaluate since it is their subjective components that give them their fundamental characteristics. This study seeks to understand how the processes of cellulose manufacturing affect the quality of life of individuals and the visual landscape. The study area is concentrated in the city of Nueva Aldea, which houses a cellulose plant surrounded by the Itata River, in the Biobío region (Chile), which corresponds to a Mediterranean dryland ecosystem. A Likert-type brief survey was carried out to some inhabitants of the sector surrounding the plant to know their perception of well-being, quality of life and visual landscape. The main results are high levels of affectation of the well-being product of the cellulose plant, a low knowledge of Chilean environmental norms and the perception of a notorious visual change in the local landscape. Finally, the importance of monitoring the quality of life, well-being, and changes in the landscape of rural localities inserted in complex industrial activities such as wood or wood plants are discussed..
Keywords: Chile, cellulose, landscape, environmental perception, environment, contamination.
Paisajes en Movimiento: Una Mirada de Norte a Sur
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Sebastián Rodríguez Leiva; Cofundador y director del área Geografía en Paisajes en Movimiento; y Cristián Rodríguez Leiva; Cofundador y director del área Filosofía en Paisajes en Movimiento]
Resumen
En el presente ensayo visual se muestran diferentes fotografías del paisaje nacional, que van desde el norte hasta el sur del país, como un mecanismo de puesta en valor y también de transformación, en un marco de discusión del paisaje como dimensión de análisis del espacio. Esta corresponde a una de las líneas de trabajo de Paisajes en movimiento, plataforma virtual que discute en torno a la tríada Geografía, Filosofía y Cine.
Palabras clave: paisaje, movimiento, norte, sur.
Un Contragolpe del punto cero colonial
VerUn Contragolpe del punto cero colonial
Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Claudio Alvarado Lincopi; Comunidad historia mapuche; Estudiante de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos PUC]
Resumen
El paisaje construido como alabanza a la Patria. Una celebración de la historia nacional, hacer espacio para contemplar el devenir de Chile. Es que mirar desde los pies de Pedro de Valdivia es sentir su poderío fundador: el hecho de conquista como lugar de observación. Pareciese que el colonialismo todavía define nuestra mirada, conduce nuestros ojos, los adiestra para sentir la magnificencia eurocéntrica que da fisionomía a nuestras urbes latinoamericanas.
Desde la esquina nororiente de la Plaza de Armas se abre ante la mirada pública la arquitectura utópica de la historia patria, Chile y su existencia, lo que fue en un momento quimera de conquista hoy se nos presenta edificada, real, palpable. El punto cero colonial hasta hoy irradia su sentido histórico. El galope tranquilo y sereno del conquistador y su corsel, marcando el paso de siglos, desde el naturalismo de la Palma chilena hasta el acero, hormigón y vidrio de la arquitectura neoliberal, pasando, por supuesto, por el neoclásico de Toesca en la Catedral. Siglos resumidos en un paisaje, la patria contenida en un espacio.
Aunque claro, todo espacio utópico se desvanece en el aire. Las contradicciones se cuelan en cada paso. La heterotopía asoma, emerge constantemente el otro de la patria blanqueada, brota su cuerpo que determina el sentido último del paisaje fundador. Así, como Jameson cuando reflexiona sobre la “mutación del espacio construido” producto de la arquitectura posmoderna (1991), es factible pensar que la utopía nacional escenificada se desmorona cuando perforamos el primer paisaje, se fragmenta, vive una descomposición inevitable; se cuela el otro en la ciudad
Palabras clave: Paisaje, Otros, Santiago de Chile
Apropiación del espacio público. Diseño participativo en villa El Cabildo en el contexto del programa Quiero mi Barrio 2014
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por:
Víctor Hugo Lenin Acuña Jiménez, Sociólogo Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Magister en Psicología, Mención en Psicología Comunitaria Universidad de Chile
María Magdalena Barros McIntosh, Arquitecta PUC, Arquitecta del Paisaje PUC, Magister en Proyectos de Arquitectura y Urbanismo FUNIBER]
Resumen
El siguiente articulo propone una reflexión sobre las consecuencias de la participación de la comunidad en la ejecución del programa de Recuperación de Barrio “Quiero mi barrio” implementado en la Villa el cabildo de Pudahuel Sur y en la apropiación del espacio público.
Palabras clave: recuperación barrial, espacio público, diseño participativo.
Se habla mucho de la recuperación de Barrios, pero ¿Qué es lo que se recupera cuando se recupera un barrio? Bajo diversas perspectivas la recuperación de un barrio considera, a lo menos, dos dimensiones (MINVU, 2014): una física o espacial, donde recobramos un espacio que no tiene un uso, o tiene un uso no deseado, o no tiene un equipamiento apropiado, y una segunda dimensión más bien social, que se refiere a la re significación del lugar, de manera que aquello que es ajeno o no reconocido, se vuelva parte de aquello que reconocemos como parte de nuestra cultura, de nuestra identidad (Iñiguez, 2001), y que las personas se apropien de él.
Desde otro punto de vista, las intervenciones territoriales consideran varias dimensiones: estructural, urbana, rural, medioambiental y PAISAJÍSTICA (Visión integradora de las anteriores…). “Se trata de una diversidad que resulta de la articulación de lo físico, lo biológico y lo cultural en cada lugar…“ (Mata, 2006). Desde esta perspectiva, la intervención que exponemos reconoce esta complejidad de múltiples aspectos.
Una de las experiencias que consideramos exitosas en la recuperación de Barrio, dados las dimensiones anteriores, es la realización del programa Quiero mi Barrio en la Villa el Cabildo de Pudahuel Sur, que comienza el año 2014 con la instalación de iluminación peatonal por Av. Los Mares, para luego fijar proyectos de espacios públicos con la comunidad, a recuperar dentro del barrio: 1-. Recuperación de borde barrial, consiste en el mejoramiento de las platabandas que se encontraban abandonadas en todo el contorno del barrio, a través de elementos constructivos y de paisaje que dieran diversidad de usos pero continuidad espacial; 2-. Plaza La Estrella, que consistía en mejorar una plaza existente, pero que los vecinos no consideraban como propia. Se diseña un espacio que diversifica las zonas para el uso de diferentes actores, reconociendo los usos y tránsitos cotidianos preexistentes. Ambos proyectos se abordaron adaptándose a los contextos de la ciudad y permitiendo una apropiación de dichos espacios por parte de los vecinos/as, re construyendo o re modelando con ello su identidad.

El trabajo del programa Quiero mi Barrio instala una metodología participativa que permite generar por una parte, la definición física de los proyectos y por otra una apropiación significativa de los espacios que se reconocen por parte de los vecinos como lugares de encuentro cotidiano y de generación de vida de barrio.
A través de la utilización de las metodologías participativas, en este barrio consideramos al menos tres aspectos que creemos interesante relevar, tres aspectos que dan sustento al uso de dichas metodologías:
1-. Las diferentes instancias de participación (maquetas de propuesta, dibujos de preferencias significativas, conversaciones, juegos, etc.) permitieron que los vecinos reconocieran sus usos cotidianos, estos fueran valorados y, luego, respetados en el diseño y ejecución de los proyectos, de manera de explorar esas cotidianidades que construyen la propia historia;
2-. Parte de las metodología fue visitar otros barrios y espacios públicos que permitieran una apertura de miradas sobre la organización barrial así como las posibilidades de espacialidades novedosas para los vecinos de El Cabildo, las que facilitaron la amplitud de propuesta espacial de los proyectos y generaron una mirada positiva al trabajo comunitario;

3-. Se incorpora la participación de niños en la propuesta de diagnóstico que fue marcada por un gran interés en la recuperación de los espacios públicos, mientras que en los adultos la mirada era más bien de desapego de estos espacios y de valorización de los espacios privados. Este contrapunto fue trabajado con la comunidad permitiendo generar un cambio de mirada de los adultos en relación a estos lugares.

Hoy, con las obras ya construidas, los vecinos han generado nuevas acciones en su espacio de barrio y es posible observar las siguientes potencialidades del proyecto: A-. La iluminación permitió volver a recorrer los espacios en diferentes horarios, por lo que recuperó un uso que se había perdido, además de permitir mayor sensación de seguridad y en definitiva mayor confianza; B-. Se han generado nuevos puntos de encuentro entre vecinos y vecinas, diversificando los actores que hacen uso del espacio público, permitiendo conocerse entre ellos y generando un mayor sustrato de participación; C-. En una dimensión identitaria, la participación permitió que los vecinos y vecinas reconozcan como propias las decisiones que se tomaron en los procesos de diseño dando validación y apropiación a los nuevos espacios, lo que facilita los compromisos de cuidado y mantención, más allá de las responsabilidades estatales sobre ello; D-. Se ha promovido la belleza y la particularidad de los diseños y ejecuciones, generando con ello un estándar de excelencia que da un mayor valor económico y social, como una política de equidad, que también aumenta los estándares de la propia población hacia la entidad pública; E-. Se ha facilitado la valoración de especies nativas incorporadas a los proyectos; F.-Por último, los procesos participativos han permitido la articulación de los diversos actores comunitarios y estatales, en una relación directa que la hace sustentable en el tiempo más allá de la permanencia del programa y el equipo barrial, que ya en esta etapa permite que la comunidad se vincule directamente con las unidades municipales para coordinar o gestionar acciones de barrio.


Por último, tenemos la convicción que la recuperación en barrio El Cabildo se ha logrado por la apropiación e identificación de los espacios por parte de la comunidad, que han permitido tener nueva vida en espacios públicos antiguamente abandonados. Consideramos sin embargo, que más allá de la utilización de metodologías participativas, las cuales se constituyen como una herramienta, estas deben estar asociadas a una voluntad política, y práctica, para ejercer la gobernanza desde los insumos que las metodologías generan, adecuando los tiempos y procedimientos, dentro de lo posible, a los procesos comunitarios y a la madurez de las organizaciones existentes, alineando a todos los actores en mayor horizontalidad, de conocimiento y, en última instancia, de poder, no solo en la toma de decisiones sino en las practicas permanentes. Un nuevo trato en la aplicación de la política pública.

Conocer y actuar en el paisaje. Los catálogos de paisaje de Cataluña y su aplicación en la planificación
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por: Pere Sala i Martí, Director del Observatorio del Paisaje de Cataluña www.catpaisatge.net]
Resumen
En el marco del Observatorio del paisaje en Cataluña, comunidad autónoma de España, se aborda en la presente práctica cómo este elemento ha sido incorporado dentro de la gestión y planificación territorial como un activo a través de la discusión acerca de los catálogos de paisajes creados por esta entidad.
Palabras clave: paisaje, catálogo, planificación.

En diciembre del año 2000, el Parlamento de Cataluña se adhirió al Convenio Europeo del Paisaje (CEP), y en el 2005 se aprobó la Ley 8/2005, de protección, gestión y ordenación del paisaje. A través de la aprobación de esta Ley, el paisaje deja de tener una connotación exclusivamente estética para pasar a ser un elemento activo en la ordenación y gestión del territorio, como también un motor de desarrollo.
En paralelo a este proceso, se creó el Observatorio del Paisaje de Cataluña, entendido como un centro de pensamiento, estudio, documentación y acción sobre el paisaje, y un punto de encuentro entre todas aquellas instituciones, entidades y personas que, en Cataluña y fuera de Cataluña se preocupan y se interesan por esta temática. Una de las principales actividades del Observatorio del Paisaje desde 2005 ha sido la elaboración de los siete catálogos de paisaje de Cataluña, creados por la Ley del paisaje, encargados por el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalidad de Cataluña, y pensados como instrumento de caracterización del paisaje con el fin de introducirlo en la planificación territorial y sectorial.
Los catálogos de paisaje, del conocimiento a la acción
El conocimiento es la base para poder tomar decisiones acerca del paisaje. Desde esta perspectiva, los catálogos constituyen el principal proyecto de generación de conocimiento, definidos por la Ley 8/2005 de protección, gestión y ordenaciones como los «documentos de carácter descriptivo y prospectivo que determinan la tipología de los paisajes de Cataluña, identifican sus valores y estado de conservación y proponen objetivos de calidad que deben cumplir». En este sentido, el principal objetivo de los catálogos es contribuir a la incorporación de objetivos paisajísticos en el planeamiento territorial y urbanístico, como también constituyen una referencia para estrategias sectoriales asociadas al paisaje (agrarias o turísticas, por ejemplo), o para campañas de sensibilización social sobre la diversidad paisajística de un territorio.
Los catálogos no son un mero inventario de elementos, espacios o valores, tal y como podría suscitar su nombre. Son mucho más que esto. Constituyen las herramientas que permiten conocer cómo es el paisaje y qué valores contiene, qué factores explican que tengamos unos paisajes determinados y no otros, cómo evolucionan estos paisajes en función de las actuales dinámicas económicas y sociales y, finalmente, qué tipo de paisaje queremos y cómo podemos conseguirlos. Actualmente, con el 100% de los paisajes de Cataluña identificados y caracterizados a través de los catálogos, su marco conceptual, metodológico y procedimental para la elaboración de los siete catálogos se publicó una vez terminados[1].

La implicación de los agentes públicos y privados, y de la ciudadanía
Los catálogos han intentado superar la clásica lógica sectorial y han articulado formas participativas y transversales de trabajar y de generar el conocimiento. Con el fin de incidir en todas sus fases de elaboración. Buscando la máxima representatividad, se combinaron diversas técnicas de participación pública, como entrevistas telefónicas, estudios de opinión, consultas a través de internet, entrevistas a los agentes ya expertos, talleres de trabajo, sesiones informativas, etc.
Las unidades de paisaje, nuevos ámbitos de referencia para la planificación
El principal resultado y el más visible de los catálogos ha sido el mapa de 134 unidades de paisaje, o 134 paisajes, que cubren todo el territorio de Cataluña, y que no son vistas como entidades político-administrativas, sino como espacios de vida, lugares de encuentro, contenedores de memorias colectivas o, incluso, ámbitos idóneos para repensar el gobierno del paisaje. No son sólo ámbitos de comprensión y descripción del carácter de un determinado paisaje, sino ámbitos de gestión, de ordenación y de intervención. A estas cualidades se les debe sumar su gran capacidad didáctica y de sensibilización.
Aplicación de los catálogos de paisaje en las políticas territoriales y sectoriales, y el ámbito local

Otra de las principales peculiaridades de los catálogos de paisaje es que de ellos se derivan las Directrices de paisaje, creadas por la Ley homónima, y que recogen los objetivos de calidad paisajística de los catálogos y los introducen normativamente en los planes territoriales aprobados por el Gobierno. El conocimiento aportado por los catálogos también empieza a ser utilizado en las políticas sectoriales. En el ámbito energético, por ejemplo, el Observatorio ha elaborado la guía «Orientaciones para una adecuada implantación de los aerogeneradores en Cataluña», dirigida a promotoras y profesionales, aportando orientaciones para colocar adecuadamente estas infraestructuras en el territorio en función de la diversidad de paisajes de Cataluña y de sus valores reconocidos en los siete Catálogos.
En paralelo, el mundo local se interesa cada vez más en el paisaje, y fruto de ello nacen iniciativas de gestión y ordenación de este lideradas o coliderada por la Administración y por la misma sociedad civil. Muchas de ellas, en forma de cartas (como la carta del paisaje del Priorat o del Lluçanès) o planes de paisaje (como el Plan de paisaje transfronterizo de la Cerdaña, o el plan de paisaje de Cervera), son experiencias que crean nuevos espacios de diálogo y concertación entre actores, promoviendo de esta forma la corresponsabilidad con la aplicación de las políticas y acciones de paisaje.
Para concluir

La función del Observatorio del Paisaje es la de actuar de punto de encuentro entre todas aquellas instituciones, entidades y personas que, en Cataluña y fuera de Cataluña, se preocupan y se interesan por el tema del paisaje, tanto desde el Administración, como desde el ámbito profesional, docente y de la investigación. Con su trabajo simultáneo de generación de conocimiento y de planificación del territorio desde el paisaje, intenta contribuir a hacer realidad la consolidación de un nuevo paradigma que instaure nuevas formas de democracia participativa en todo lo relativo al gobierno y la gestión del territorio.
En este sentido, los catálogos de paisaje han marcado un antes y un después en el conocimiento y la gestión del paisaje en Cataluña, tanto por su capacidad de documentar y orientar a las políticas públicas, como por su potencial pedagógico o de sensibilización a la sociedad. Estas iniciativas, cada vez están teniendo más utilidades que las contempladas por la Ley. Sobre todo, para aquellos territorios que buscan nuevos contenidos y nuevas respuestas, y para aquellas administraciones y entidades que ponen sobre la mesa nuevas formas de alcanzar acuerdos y de actuar, y donde el paisaje es visto cada vez más como un bien común, como un motor para su desarrollo, y como una vía para incrementar su nivel de autoestima, de identidad, así como la calidad de vida de la ciudadanía.
[1] Nogué, Joan; Sala i Martí, Pere; Grau, Jordi, Els catàlegs de paisatge de Catalunya: metodología = The Landscape Catalogues of Catalonia. Metodology. Olot: Observatori del Paisatge de Catalunya, 2016.
Infraestructura Verde e Instrumentos de Planificación territorial: una posibilidad de incorporar el paisaje fragmentado de la comuna de La Florida
VerInfraestructura Verde e Instrumentos de Planificación territorial: una posibilidad de incorporar el paisaje fragmentado de la comuna de La Florida
Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por: Aaron Jiménez Quezada, Arquitecto de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Departamento de Urbanismo Dirección de Obras Municipalidad de La Florida, Diplomado en Nuevas Tecnologias Digitales en Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica]

Resumen
La presente práctica expone el estudio y mapeo de las áreas verdes en la Comuna de Florida, debido al alto déficit de estas, causado por la explosión urbana poco planificada de los últimos 30 años en las comunas periféricas de Santiago. Identificando espacios remanentes y sitios eriazos en la trama urbana con el potencial de vincularse como infraestructura verde con áreas verdes existentes. A partir de ello, se analizó y reflexionó sobre la oportunidad de poner en valor el paisaje precordillerano del valle central, actualmente fragmentado, a partir del manejo de los instrumentos de planificación territorial.
Palabras clave: Áreas verdes, paisaje fragmentado, instrumentos de planificación territorial
La Florida es una comuna ubicada en el sector sur-oriente de la ciudad de Santiago en la Región Metropolitana. Debido a su gran envergadura colinda con 5 comunas: Puente Alto, Macul, Peñalolén, La Granja, San Joaquín y La Pintana. Dicha ubicación es privilegiada, no solo en términos de conexión con otras comunas de Santiago, sino que, por su proximidad a la precordillera, la cual le otorga diversos servicios ecosistémicos; se emplaza a pie de cerro de la Cordillera de los Andes, importante fuente de flora, fauna y recursos hídricos que alimentan al gran Santiago. Entre ellos se puede contar el Canal de Las Perdices, Canal San Carlos y Zanjón de la Aguada. Por otro lado, tiene dos cerros islas, Chequén y Jardín Alto, pertenecientes a la red de 26 cerros islas en Santiago.
Aun teniendo esta posición geográfica privilegiada en términos de biodiversidad, y de potenciales áreas verdes, esta comuna cuenta con un grave déficit de áreas verdes de 2.5 M2/hab (Centro de Políticas Públicas UC ,2017), muy por debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de Salud (OMS), que son 9 m2/hab. Realidad que cobra mayor importancia al ubicar a la comuna de La Florida como la cuarta más poblada de Santiago con 366.916 habitantes (CENSO, 2017)
Para entender el déficit de áreas verdes que presenta la comuna, es necesario contextualizar la historia urbana de la zona sur oriente de Santiago entendiendo que, las comunas ubicadas fuera del anillo de Américo Vespucio, fueron las primeras en ser afectadas por el explosivo y poco regulado crecimiento que ha perjudicado a la Periferia en los últimos 30 años. Durante los años 90 se construyeron distintos proyectos de viviendas sociales y de estratos medios que fueron emplazados sin una planificación previa dejándolas en terrenos pocos conectados, sin el equipamiento necesario y áreas verdes recomendadas, aprovechando los bajos costos de terreno que ofrecía la periferia. Lo que produjo que esta expansión fuera desordenada, fragmentada y con una nula cobertura de bienes públicos urbanos. Obteniendo como resultado comunas desvinculadas de su contexto geográfico y territorial; con un paisaje fragmentado, sin consolidar ni reconocer su valor por parte del estado.
Hoy la comuna de La Florida está alcanzado su límite de expansión urbana, a pesar de ello, existen distintos predios dentro de la trama urbana: como áreas verdes privadas, sitios eriazos, corredores naturales y recursos fluviales, los cuales tienen el potencial de contrarrestar este déficit de áreas verdes y fragmentación del paisaje natural, para integrarlo y generar una ciudad más sostenible y resiliente en el tiempo.
Es bajo este criterio de urbanización en el cual es importante destacar la visión que tiene Vásquez (2018) sobre los espacios verdes, señalando que “Hay que dejar de ver los espacios verdes simplemente como tierras vacantes que aún no han sido urbanizadas y a la espera de serlo, para verlos como una tipología de uso por sí misma que entrega múltiples beneficios sociales, económicos y ecológicos, y que por lo tanto son un eje estratégico en el desarrollo urbano”.
Bajo esta premisa, a través de un análisis de la densidad predial (fig.2), con información del Departamento Catastro Municipalidad de La Florida y de acuerdo al Plan Regulador Comunal vigente, se realiza un mapeo de áreas verdes y recursos fluviales en la comuna, con el fin de identificar predios y espacios remanentes en la trama urbana, tanto públicos como privados, que tengan el potencial de conservación ecológica o de transformarse en nuevas áreas verdes públicas.

Al momento de catastrar, el criterio utilizado para de clasificación utilizado para identificar las áreas verdes de la comuna fue ordenarlas según su escala y junto a ello su radio de influencia con respecto a su entorno urbano. Es decir mientras mayores metros cuadrados tiene el área verde, mayor es el área de influencia en la ciudad. A partir de ello se denominan las siguientes escalas:
a) Escala Barrial (fig.3): Con un tamaño de 0 a 5 Ha. donde se pueden encontrar plazas, plazuelas y bandejones centrales.

b) Escala comunal (fig.4): Con un tamaño de 5 a 30 Ha, donde se pueden encontrar Centro de eventos, terreno religiosos, cerros islas y terrenos municipales no consolidados.

c) Escala metropolitana (Fig.5): Con un tamaño de 30 a más Ha. Terrenos privados y públicos con el potencial y el tamaño para transformarse en áreas verde intercomunales.

Parte de los resultados de este análisis es destacar la existencia de distintos sitios eriazos privados, protegidos como áreas verdes por el Plan Regulador Comunal (PRC) con el potencial de transformarse en áreas verdes públicas para la comuna. Está el caso del Cerro Isla Chequen de 39.1 Ha. y parte del Cerro isla Jardín Alto con 4.6 Ha. protegidos por el PRC como área verde. Por otro lado existe el caso del Parque La Salle un terreno eriazo de 61 ha., de las cuales 26 están protegidas por el PRC como Parque Intercomunal. Por otro lado el estudio nos revela que el área verde pública más grande de la comuna de La Florida es el Parque Frei con menos de 5 Ha. (fig.6)

Es así, como el concepto de Infraestructura Verde (Benedict y McMahon, 2002) surge como una aproximación para comprender cómo se puede compatibilizar el crecimiento urbano con la protección del medio ambiente, haciendo énfasis en los servicios y beneficios, tanto ecológicos como sociales; dentro de los cuales es posible destacar la capacidad de regular temperaturas, albergar especies nativas, proporcionar espacios para la recreación, mejorando la calidad de vida de muchas personas.
Debido a lo anterior, es posible señalar que se reconoce la oportunidad de vincular el paisaje fragmentado en la Comuna de la Florida a partir de la consolidación de distintos sitios eriazos, en conjunto con las existentes áreas verdes reconocidas en los instrumentos de planificación territorial, para propiciar el encuentro de ecosistemas precordilleranos con el fin de poner en valor el paisaje cordillerano del Valle Central.
Referencias
Centro de Políticas Públicas UC (2017), Informe de investigación Mesa de áreas verdes del proyecto ciudad con todos
CENSO (2017) comuna de La Florida, Santiago, Chile.
Vásquez (2016) Infraestructura verde, servicios ecosistémicos y sus aportes para enfrentar el cambio climático en ciudades: el caso del corredor ribereño del río Mapocho en Santiago de Chile
BENEDICT, M. & MCMAHON, E. (2002) Green Infrastructure. Washington: Island Press.
Departamento de Catastro (2018) Dirección de Obras Municipalidad de la comuna de La Florida, Santiago, Chile
Plan Regulador Comunal, PRLF-2/12 (2015) Comuna de La Florida, Santiago, Chile
Mapeamos Historias, Narramos Lugares: Corporación Cultura de Paisaje en Chile
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por: Romy Hecht Marchant, directora de proyectos Corporación Cultura de Paisaje en Chile, Arquitecta y Magister en Arquitectura Pontificia Universidad Católica de Chile y Ph.D. en Historia y Teoría de la Arquitectura Universidad de Princeton]

Resumen
En la presente práctica se aborda el concepto de paisaje desde la Corporación Cultura de Paisaje en Chile, una organización cuyo objetivo es poner en valor este elemento, así como también generar iniciativas y proyectos que promuevan su entendimiento, comprensión y resguardo.
Palabras clave: paisaje, patrimonio, corporación
El año 2016 se formó la Corporación Cultura de Paisaje en Chile (www.culturadepaisaje.com), una organización autónoma y sin fines de lucro dedicada de modo exclusivo e integral al desarrollo de proyectos de puesta en valor y conservación del paisaje en nuestro país. Cada uno de los proyectos incluyen publicaciones, exposiciones y difusión educativa que nos permitirán identificar, mirar, entender y valorar el paisaje que hemos construido para así superar su entendimiento habitual como naturaleza prístina y apartada del hombre. Consecuentemente, el objetivo central de la corporación es difundir la idea de paisaje chileno como una colección de obras humanas, como un registro de interacciones y diálogos históricos del hombre con su entorno y como una articulación entre recursos naturales y asentamientos humanos.
Entre los proyectos en proceso de desarrollo y gestión se encuentran la construcción de: un atlas cartográfico de los 25 volcanes más activos en Chile; la historia de paisajes productivos de valor patrimonial en Chile, identificados como territorios que han sido transformados de manera visible y permanente por oficios ancestrales desarrollados en un ámbito comunitario; un registro del potencial oculto en la reincorporación de los relaves mineros como áreas que pueden recomponerse y reinsertarse en torno a comunidades específicas; estrategias de reclamación de faenas mineras urbanas en condición de abandono, paralización y/o cierre como nuevos paisajes públicos; y la valoración del excursionismo desarrollado por el Club Alemán Andino de Santiago en los cerros de la Región Metropolitana.

Si bien Chile ofrece una peculiar configuración geográfica, su territorio no necesariamente ha sido ocupado considerando su condición dinámica, vale decir, no necesariamente se ha logrado construir una asociación funcional entre sistemas naturales y proyectos estratégicos en torno a la transformación de sitios, urbanos, complejos y relevantes. Por ende, la construcción de una cultura de paisaje no es una tarea sencilla, pues demanda al menos tres líneas de acción en la manera de presentar nuestros paisajes:
- Identificar, describir e interpretar sistemas pre-existentes. Hablar de paisajes en Chile obliga a superar divisiones político-administrativas y articular la conectividad, funciones ecológicas y programas de ocupación de, por ejemplo, áreas sometidas a períodos extensos de extracción minera y de áreas sometidas a riesgo inminente frente a movimientos telúricos o erupciones volcánicas, entre otros.
- Reforzar la investigación de patrones de transformación de los sistemas. Ello supone la construcción de inventarios tanto ecológicos como de intereses económicos, de cambios demográficos, de localización de recursos y de niveles de toxicidad, entre otros, cuestionando cómo y porqué se ha llegado al estado presente. Ello permitiría la elaboración de un catastro no sólo de áreas de riesgo, sino también de potenciales sitios de intervención y expansión a partir del entendimiento de las fuerzas interactuando en un sitio, revelando así su trayectoria hacia una condición futura.
- Cambiar el verbo mitigar por anticipar. Si se logra entender que la ocupación territorial es un proceso evolutivo análogo a la materialización de un proyecto de paisaje, entonces se entenderá también que su diseño implica anticipar y acomodar crecimiento, evolución y adaptación frente a perturbaciones inesperadas o nuevos programas de uso y eventos, formulando como resultados objetivos de transformación y no tan solo de mitigación que vuelven a crear una visión unitaria para una forma final preconcebida.
El paisaje en Chile es más que campo y ciudad, cordillera y mar, desierto y bosques: es el resultado de una articulación de sistemas ecológicos diversos, de infraestructura ya construida y de una memoria histórica y colectiva.
El paisaje en Chile es la suma de la multiplicidad de sistemas naturales que caracterizan a nuestro territorio y los asentamientos que hemos construido para utilizarlos y/o disfrutarlos. Por este motivo, necesita ser abordado como un proyecto complejo y potencialmente capaz de articular relaciones entre usos establecidos y futuros urbanos imaginados, de crear nuevos paisajes donde no hay “espacio oficial” para ello y de constituir modelos de urbanización y de reconversión de ecologías urbanas en desuso, estableciendo epistemológica y técnicamente una estructura base capaz de definir mejores lógicas de transformación de las formas urbanas.
Esperamos entonces contribuir a la construcción de nuevas narrativas de paisaje en Chile como oportunidades de desarrollo de nuestra identidad y patrimonio del mañana.
Entre paisajes de sobreacumulación y subsistencia. Continuidad, reducción y fragmentación en el espacio mapuche contemporáneo
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Mauro Camilo Fontana Flores, Arquitecto. Magister en Asentamientos Humanos y Medioambiente. Doctorando en Arquitectura y Estudios Urbanos]

Resumen
Las transformaciones territoriales de las últimas cuatro décadas, producto del giro neoliberal del Estado, son la causa y el medio en que se gestan las condiciones, para que, a fines del siglo XX, estalle un proceso que se extiende hasta hoy, que la prensa y la discusión académica, han tendido a instalar como el “Conflicto Mapuche”.
Dicho concepto establece una connotación, así como un recorte temporal, territorial y demográfico intencionado, sobre un proceso más complejo, de más larga data y con más actores que sólo las comunidades mapuche que radicalizan su movilización desde fines del siglo pasado. Habitantes de áreas rurales del sur del país, fuertemente impactadas por el nuevo paisaje productivo que impone la recolonización mono-forestal, iniciada dos décadas antes, bajo la promoción del Estado y la inversión privada.
Sin embargo, tanto los pu mapuche de áreas rurales como urbanas, han sido impactados por estas transformaciones, las cuales ha sido acompañadas de permanentes cambios en las formas de reconocimiento estatal hacia el mundo indígena, a través de las cuales se perpetúa una comprensión reductiva y fragmentada de su condición de pueblo en el espacio, funcional a los nuevos paisajes de acumulación y subsistencia que produce el Estado sobre el territorio.
Palabras Clave: Continuidad, reducción, fragmentación, espacio mapuche
A la par de los arreglos estructurales que a mediados de la década de los 70´s propician la metropolización de Santiago, en las áreas rurales del sur del país, las comunidades reduccionales mapuche enfrentan otra serie de arreglos, que propician la llamada Contrareforma Agraria (Correa, Molina, & Yañez, 2005). Un proceso que marca una nueva etapa en las condiciones de desposesión sobre el pueblo mapuche (Pinchinao, 2015), bajo la imposición de una nueva estructura productiva extractivista, que insertará a parte importante de su población rural dentro de nuevos paisajes de acumulación y subsistencia que propicia el Estado.
Lejos de tratarse de dos procesos aislados, éstos se encadenan y configuran una continuidad en el espacio que permite articular nuevos flujos de capital, bajo una nueva concepción liberal totalizante del territorio (Harvey, 2007). El Estado fomenta nuevas formas de propiedad y uso de la tierra que permiten re-orientar recursos (forestales, mineros, hídricos, etc.) que vienen siendo explotados desde más largo aliento que los gobiernos de turno, en función de los nuevos procesos de acumulación y concentración de capitales.
Las primeras plantaciones mono-forestales hechas por el Estado datan de la década de los sesenta del S.XX y son muy acotadas en el territorio. Fueron emplazadas entre una compleja trama de latifundios, minifundios y reducciones mapuche, que configuró el propio Estado, para colonizar la Araucanía tras su ocupación militar en 1881 (Bengoa, 2014). Estas plantaciones forestales, en su origen, fueron concebidas como un complemento a las necesidades de subsistencia del minifundio y las reducciones indígenas (leña y madera), bajo la hegemonía productiva de un paisaje triguero latifundista, con el que se colonizó durante gran parte del S. XX, los otrora territorios mapuche.
Con la Contrareforma Agraria, se induce una liberalización absoluta del suelo rural, incluyendo las reducciones mapuche, las cuales permanecieron fuera del mercado de tierras, según los propios términos establecidos por los Títulos de Merced otorgados por el Estado entre 1881 y 1933. Áreas de confinamiento indígena, donde se redujo el reconocimiento comunitario e inalienable de las tierras que se les dejaron, según los polígonos definidos por los topógrafos del Estado. Operación con la que se fragmentó, física y legalmente, su reconocimiento político como pueblo, desarticulando toda aquella antigua estructura orgánica de comunidades o lof mapuche que habitaron en continuidad, entre lo que hoy es parte de Chile y Argentina, conformando un territorio propio llamado wallmapu. El cual sostuvo autonomía política, productiva y cultural por siglos, y que hoy, tanto los pu mapuche de áreas rurales como urbanas, vuelven a reivindicar activamente en su imaginario político y cultural (Marimán, 2014; Pairicán, 2014). Un territorio borrado del relato histórico y las cartografías del Estado, según una ecuación de ocupación territorial que planteó la reducción del espacio mapuche versus la expansión colona. Mediando el uso de la fuerza y la ley.
El boom forestal privado, que se desata desde la década de los ochenta del S.XX, reitera esta lógica. La expansión de los monocultivos forestales se hará sobre la concentración y continuidad espacial de latifundios, minifundios y ahora ex -propiedades comunitarias mapuche, que son adquiridas y acumuladas por unas pocas empresas, favorecidas por el Estado con la exención del pago de impuesto territorial. Así como también con el subsidio del 75% de las plantaciones, a través del DL 701 de 1978, vigente hasta hoy. En dos décadas estas empresas llegarán a concentrar alrededor de 2 millones de hectáreas mono-productivas a nivel país, 366.000 aprox. en la región de la Araucanía. Mientras que las comunidades reduccionales mapuche serán nuevamente fragmentadas por el Estado, mediante la individualización de sus tierras comunitarias, según lo dispuesto por el DL 2568. Entre 1978 y 1988 se desarticulará el total de las 2918 Mercedes de Tierras mapuche, que comprendían alrededor de 519.257 Há (Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato de los Pueblos Indígenas, 2003).
La dramática precarización de las condiciones de subsistencia comunitaria, producto de la acción conjunta de estos decretos, somete a las ya reducidas comunidades mapuche, a los profundos impactos ambientales, productivos y culturales de esta mega-actividad. El reemplazo del bosque nativo que proveía de alimentos y medicinas; la desecación de las napas superficiales y subterráneas que proveían de agua; la escasa mano de obra requerida, por temporadas y bajo las peores condiciones de flexibilización laboral; la ruptura de relaciones comunitarias e intercomunitarias, producto de individualización de la tierra y las barreras físicas que configuran los extensos monocultivos custodiados por guardias armadas; entre otros, componen un conjunto de condiciones que gatillan la nueva etapa de movilización social y política de este pueblo frente al Estado a fines del milenio (Fontana, 2008). Un período de agencia que el historiador Fernando Pairicán (2014) llamará el tiempo del Malón, cuyos alcances se han extendido a más ámbitos con los años.
Pero estas condiciones de subsistencia también agudizan un silencioso y masivo desplazamiento económico hacia áreas urbanas del país, no cuantificado, y que los pu mapuche vienen desarrollando a través de todo el S.XX, con el fin de enfrentar las condiciones históricas de desposesión instaladas por el Estado en sus territorios originarios. Constituyendo a Santiago como el principal destino final de esta diáspora (Marimán, 1997; Antileo & Alvarado, 2018). Con la salvedad, que esta vez, quienes migran quedan legalmente desterrados, según lo dispuesto por el DL 2568, que dejaba sin propiedad titular a quienes no tuviesen presencia efectiva sobre la tierra.
La paradoja es que con este impulso, en poco más de una década, la actividad forestal pasará a convertirse en la segunda actividad exportadora del país, contribuyendo con sus tributaciones y ganancias a alimentar parte de la acumulación y concentración de capitales que permitirán el despegue fiduciario de la emergente metrópoli. Por otro lado, durante ese período, muchas y muchos pu mapuche desplazados por este proceso, llegaran a emplearse en esta misma ciudad, tal como generaciones anteriores lo hicieron, ocupándose principalmente como empleadas, panaderos y obreros, como recoge gran parte de la antropología urbana del cambio de siglo (Montencino, 1990; Aravena, 2003; Antileo, 2015). Una mayoría de ellas y ellos, trabajando invisiblemente en ese cono de alta renta, donde sedimentarán las ganancias de la comoditización forestal, pero habitando en los sectores más pobres y segregados de la metrópoli, bajo la impronta de nuevas políticas de vivienda social que los reciben y dispersan en la periferia. Así lo revelan las investigaciones (Rasse & Sabatini, 2013) y ratifican los propios censos realizados por el Estado a partir de la década de los noventa del S.XX en adelante.
Un momento en que se decide reestablecer el reconocimiento estatal sobre la población indígena, bajo un nuevo prisma multicultural basado en el individuo, la segmentación urbano-rural y con énfasis en lo cultural y el emprendimiento, como focos prioritarios de su intervención. Todo acompañado, de manera sutil, por los discursos de los gobiernos de turno que instalan la idea del reconocimiento de minorías étnicas y no de pueblos.
Bajo este nuevo enfoque, la vida cotidiana de las y los pu mapuche rurales y urbanos, durante las últimas dos décadas, transitará a través de nuevas políticas de reconocimiento, que volverán a visibilizar de manera reducida y fragmentada su condición de pueblo, ahora, en función de sujetos urbanos y rurales, objetos de subsidio. Políticas que facilitan su acceso a bienes y servicios, pero que no revierten las dinámicas de acumulación mediante las cuales se continúan reduciendo y fragmentando sus posibilidades de dominio colectivo sobre el espacio, bajo un Estado que perpetúa la colonización productiva de sus territorios de origen. Motor que sigue también alimentando su agencia histórica como pueblo, hoy desplegada tanto en áreas rurales como urbanas.
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Referencias
Antileo, E. (2015). Trabajo racializado. Una reflexión a partir de datos de población indígena y testimonios de la migración y residencia mapuche en Santiago de Chile. Meridional, 71-96.
Antileo, E., & Alvarado, C. (2018). Fütra Waria o capital del Reyno. Imágenes, escrituras e historias mapuche en la gran ciudad 1927-1992. Santiago: Ediciones Comunidad de Historia Mapuche.
Aravena, A. (2003). Los mapuches-warriaches; procesos migratorios contemporáneos e identidad mapuche urbana. América Indígena, 162-188.
Bengoa, J. (2014). Mapuche, colonos y Estado Nacional. Santiago: Catalonia.
Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato de los Pueblos Indígenas. (2003). Informe de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato de los Pueblos Indígenas. Santiago: Gobierno de Chile.
Correa, M., Molina, R., & Yañez, N. (2005). La Reforma Agraria y las Tierras Mapuche. Chile 1962-1975. Santiago: LOM.
Fontana, M. (2008). Cuarenta años de transformaciones socio-espaciales en el territorio nagche de Lumaco. Tesis para optar al grado de Magíster en Asentamientos Humanos y Medioambiente. Santiago, Chile: Pontificia Universidad Católica de Chile.
Harvey, D. (2007). Espacios del capital. Hacia una geografía crítica. Madrid: Akal.
Marimán, P. (1997). La Diáspora Mapuche: una reflexión política. Liwen n°4, 216-223.
Marimán, P. (2014). Situación histórica y contemporánea del Ngulumapu. En F. Escárzaga, Movimiento indígena en América Latina: resistencia y transformación social”. Volumen III (págs. 179-187). México D.F: UNiversidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco.
Montecino, S. (1990). Invisibilidad de la Mapuche urbana. Cuaderno Mujer y Límite, 23-24.
Pairicán, F. (2014). Malón, la rebelión del movimiento mapuche 19909-2013. Santiago: Pehuén.
Pinchinao, J. (2015). La mercantilización del mapuche mapu. Hacia la expoliación absoluta. En C. d. Mapuche, Awükan ka kuxunkan zugu wajmapu mew. Violencias coloniales en Wajmapu (págs. 87-105). Santiago : Ediciones Comunida de Historia Mapuche.
Rasse, A., & Sabatini, F. (2013). Alteridad étnica y socio-económica en las ciudades chilenas. En P. d. Desarrollo, Pueblos Originarios y sociedad nacional en Chile: la interculuralidad en las prácticas sociales (págs. 183-209). Santiago: Programa Conjunto Fortalecimiento de las Capacidades Nacionales de Prevención de Conflicto Intercultural.
Metodologías participativas: Instrumentos para la visualización y reflexión colectiva en torno al paisaje
VerMetodologías participativas: Instrumentos para la visualización y reflexión colectiva en torno al paisaje
Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por: Catalina Loren Santana, Antropóloga Social, Universidad de Chile, Diplomada en Planificación y Gestión Urbana Integrada, Universidad Católica de Chile, ONG Observatorio CITé]
Resumen
El aumento y diversificación en el uso de metodologías participativas para el trabajo socio territorial ha surgido como respuesta a nuevos modos de conceptualizar y entender el entorno que habitamos. Es así como la perspectiva teórica del paisaje ha permitido vincular aspectos medioambientales, ecológicos y objetivos del territorio, con elementos subjetivos tales como valorizaciones sociales, patrimoniales o dinámicas locales, donde se hace necesario observar lo que no es evidente a simple vista. Es por esto que en el último tiempo se han desarrollado innovadores instrumentos para la implementación de procesos participativos territoriales, donde por medio de nuevos modos de visualizar y representar el espacio habitado, las personas logran generar una reflexión y consenso colectivo respecto a su hábitat. La técnica de “Construcción de Paisajes” desarrollada por Iconoclasistas ha resultado ser un instrumento esencial en esta labor, en la cual por medio de la utilización de fotografías y diversos recursos gráficos los habitantes logran representar problemáticas o temáticas de interés asociadas a su entorno, desarrollando procesos creativos y dinámicos que invitan a una vinculación entre razón e intuición, para lograr finalmente una planificación y gestión integral, sostenible y participativa del territorio
Palabras clave: Metodologías Participativas, Cartografía, Paisaje.

En el último tiempo hemos sido testigos de la apertura de instituciones públicas y privadas al desarrollo de cada vez más diversos procesos de participación ciudadana, además de la formulación de políticas y proyectos que vinculen de mejor modo a ejecutores y beneficiarios por medio de lógicas colaborativas. Es así como las intervenciones a nivel territorial no han quedado exentas de estos procesos, desplegándose así diferentes modalidades de trabajo con los habitantes, las cuales van del orden de mesas intersectoriales que buscan dialogar y llegar a acuerdos entre las partes, a iniciativas que los involucran activamente en la planificación y gestión de su entorno, empoderándolos y capacitándolos en esta labor. De este modo, los instrumentos y técnicas empleadas en estas instancias cada vez se han ido complejizando más, a partir de una mayor reflexión y vinculación teórica respecto a los contextos en los que se aplican, así como también, por los aprendizajes obtenidos en estas experiencias.
Es en relación a esta vinculación entre teoría y técnica que el concepto de paisaje ha resultado altamente provechoso, dotando de un carácter histórico, dinámico y escalar al territorio, permitiendo la exploración de nuevos modos de visualización y entendimiento del entorno por parte de sus habitantes. Tal como señalaba el geógrafo Milton Santos, el paisaje representa un conjunto de formas capaces de expresar las herencias sucesivas de relaciones localizadas entre naturaleza y ser humano, reuniendo objetos pasados y presentes, teniendo así un carácter transtemporal asociado a una geografía retrospectiva que recupera la memoria del pasado, en la cual el paisaje como instrumento de trabajo permite aproximarnos a esas etapas pretéritas desde una perspectiva de conjunto (SANTOS, 2000).
De este modo, incorporar la dimensión del paisaje ha permitido un cambio de paradigma en la planificación, que dinamiza la gestión del territorio al considerar enfoques cualitativos, participativos y propositivos, conociendo en profundidad sus historias, dinámicas propias y características de las comunidades que lo habitan, para lo cual los instrumentos que se aplican deben contar con una variedad de tipologías, ya sean estas cartografías, textos, relatos o imágenes que permitan ajustarse a cada contexto. Por otra parte, la reaparición de la idea de paisaje responde a la necesidad de atender problemáticas medioambientales y ecológicas, ya que su consideración permite el entendimiento de los lugares en una lógica escalar, la cual vincula procesos naturales con valoraciones sociales, patrimoniales y económicas de manera compleja. El paisaje presentaría territorios humanizados, al reunir lo natural, cultural e identitario, siendo el ser humano una parte integral del sistema ambiental que habita, logrando desarrollar así su protección, planificación y gestión de manera completa y sostenible (GARCÍA & BOROBIO, 2012).
Esta transformación en la conceptualización del territorio ha traído aparejado el desafío de explorar nuevas e innovadoras herramientas, instrumentos y técnicas para su aproximación y entendimiento en procesos de participación ciudadana, en los cuales se logre plasmar las interpretaciones sociales, culturales e identitarias de la población respecto a su experiencia de habitabilidad en ellos. Es así como la cartografía resulta ser un medio visual provechoso para estimular la intuición, creatividad y acción en el observador, al inducirlo a una lógica imaginativa, perceptiva y reflexiva sobre su entorno, haciendo aflorar aquello que no es evidente y posibilitando nuevas lecturas respecto a éste. Así, la cartografía permitiría resolver esta aparente contradicción entre razón e intuición, dado que por un lado presenta elementos objetivos del territorio, pero a su vez, hace emerger los aspectos subjetivos que se vinculan a ellos, permitiendo anticipar transformaciones en los paisajes e invitando a su proyección y apropiación por parte de sus comunidades. Es por esto que, para la utilización de la cartografía debemos recurrir a todos los recursos que complementen y complejicen el territorio, con el fin de realizar una caracterización toponímica y extensiva de ellos, que enfaticen en sus narrativas y singularidades, donde la idea de paisaje permite visibilizar la escala humana e histórica de los territorios (BOROBIO & GARCÍA, 2011).

Es a partir de esta aproximación conceptual y metodológica del paisaje que se rescata la experiencia del dúo argentino Iconoclasistas, los cuales tienen una vasta experiencia respecto investigación territorial colaborativa, uso de cartografías críticas y experimentación con arte gráfico de código abierto, invitando por medio de su aplicación a prácticas de resistencia y transformación social.
Dentro de sus múltiples herramientas, las cuales son presentadas en el “Manual de Mapeo Colectivo”, encontramos la técnica de Construcción de Paisajes la cual consiste en la elaboración de un collage fotográfico que presenta un relato visual respecto a panoramas urbanos, en el cual se problematiza y analiza determinada temática de interés en la comunidad a partir de recursos gráficos. Las fotografías utilizadas pueden ser obtenidas en una etapa previa de deriva o recorrido territorial, donde los participantes registran las escenas que para ellos se vinculan de mejor modo al tema a trabajar, o pueden corresponder a fotografías previamente capturadas, las cuales sean seleccionadas por los asistentes para la sesión de trabajo en función de sus objetivos y expectativas. Posteriormente, con estas fotografías se construyen colectivamente paisajes arquetípicos, los cuales no necesariamente reflejan la realidad del territorio, sino que buscan generar paisajes que reflejen situaciones emblemáticas, visibilizando conexiones, responsables, resistencias o transformaciones. Las fotografías se pueden combinar entre sí y también se pueden sumar nuevos recursos, tales como dibujos u otros elementos gráficos para su adecuada representación (RISLER & ARES, 2013).
La herramienta de la cartografía participativa o mapeo colectivo ha acompañado a este cambio de paradigma en la aproximación al territorio, donde se considera una nueva conceptualización, la del paisaje, modificando así también los modos de gestionarlo y planificarlo. De esta manera, a partir del análisis de las diversas escalas que representa un paisaje se logra vislumbrar los elementos históricos y patrimoniales del territorio, sus dinámicas y modos de habitar particulares, así como también, sus trasformaciones y proyecciones de una manera creativa, reflexiva y comunitaria. Es de esperar que a futuro nuevas herramientas surjan con el objetivo de continuar en la línea del trabajo territorial colaborativo, donde se logre llegar a procesos cada vez más inclusivos que logren atender la diversidad social de cada lugar, para que se implementen iniciativas que respondan y conecten de manera precisa con las necesidades y deseos de cada territorio.
REFERENCIAS
BOROBIO, M; GARCÍA, M. “Paisajes en transformación vs razón e intuición: la cartografía como herramienta de planificación y gestión sostenible del territorio” En: Transformaciones urbanas sostenibles (2011) 38-65
GARCÍA, M; BOROBIO, M. “El paisaje como medio para la planificación territorial”. Revista Ciudades N°15 (2012) 115-132
RISLER, J; ARES, P. “Manual de Mapeo Colectivo: recursos cartográficos críticos para procesos territoriales de creación colaborativa” (2013)
SANTOS, M. “Capítulo 3: El espacio geográfico, un híbrido” En: La naturaleza del espacio (2000)
Territorio y Paisaje: dos palabras en busca de lugar
VerTerritorio y Paisaje: dos palabras en busca de lugar
Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Pedro Bannen Lanata, Instituto de Estudios Urbanos – Pontificia Universidad Católica de Chile]

Resumen
Desde una sucinta revisión del proceso de configuración de un lugar como país –Chile- y otro como ciudad capital –Santiago- se intenta explorar la diversidad contenida en conceptos como territorio y paisaje, donde se entrecruzan las aproximaciones disciplinares con lo esencial de cada término. Territorio asumido como la voluntad de poder ejercida sobre una determinada porción de espacio, y paisaje como la modelación permanente de un lugar ejercida por la ocupación del ser humano en todas sus expresiones.
Palabras Clave: Territorio, Paisaje, Lugar
En una cultura dominante del fraccionamiento compulsivo del conocimiento en campos disciplinares y subdisciplinares que se multiplican de forma acelerada, cualquier palabra que aspira a la condición de concepto multiplica con igual velocidad los significados y las acepciones que se hacen cargo de la definición del mismo. Los términos de territorio y paisaje no son la excepción. Una aproximación muy general nos dirá que territorio apunta a la condición del poder sobre el espacio, es decir, un territorio aparece, se concibe o se configura como tal cuando existe una voluntad o una comprensión de dominio sobre el mismo. No basta la existencia previa del espacio en sí mismo, necesariamente debe existir esa expresión de voluntad sobre su existencia previa. Una aproximación equivalente al término de paisaje nos remite a la relación asumida entre la naturaleza de un lugar y cualquier expresión de asentamiento humano instalada en ella. La alteración humanizada de un cierto espacio natural, sea cual fuere su escala o grado de intervención, se ha constituido en un paisaje determinado. Las tantas veces que ese lugar sea modificado o alterado por la misma u otra expresión de instalación humanizada lo hará y rehará como paisaje.
La comprensión de un país como Chile, ya sea como territorio o como paisaje requiere de la lectura atenta de aquellos procesos de instalación de asentamientos humanos en su extensión. La etapa de sus pueblos originarios se hunde en un pasado de muchos siglos que acumulan y sobreponen comprensiones locales que van dando forma a modos de ocupación fragmentada que despliega grupos culturales que asumen secuencialmente las culturas de la caza, la pesca y la recolección, para abrir otros de precario diseño de cultivos o ganadería. Todos condicionados a una temporalidad dominada por la presencia/ausencia de factores claves para cada uno (agua, animales, especies vegetales, ciclos de las estaciones,…) Paisajes pixelados sobre micro territorios coincidentes, con excepción de la cultura mapuche que desde la precariedad de una estructura de clanes y subsistencia por recolección de piñones, configuran un territorio mayor al tener conciencia de la fuerza de una voluntad de asociatividad en caso de sentirse bajo cualquier amenaza. La llegada del inca con otra magnitud de comprensión del territorio elaborado en su cultura, podrá expandir su dominio incorporando a las configuraciones preexistentes en la medida que les traspasan el manejo de la autosustentación que garantiza la técnica de riego y las mejores semillas como alimento. Pero topando como frontera hacia el sur contra el territorio asumido por el poder de la cultura mapuche. Todos ellos construyen paisajes sucesivos sobre un mismo espacio que se asume y se comprende en escalas de distinta magnitud y complejidad, acorde a la envergadura de los imperios concebidos y las metrópolis que sirve cada uno. La caída del imperio inca en manos de la corona española es otra sustitución de poder donde la magnitud es intercontinental y donde el día que se conquista Cuzco, ha caído bajo el nuevo dominio todo el territorio inca, aunque la constatación de su extensión demore algunos años. Almagro avanza hacia el sur en las claves de su cultura de conquista europea que confía del borde costero como el derrotero por excelencia, cruzando un desierto de aridez insospechada y topografía accidentada que diezma la empresa. El paso por el valle de Santiago es casi accidental, ocurre de mar a cordillera y es incapaz de detectar la riqueza mineral que ostenta el lugar. Valdivia con pretensiones más ambiciosas y capacidad de leer los códigos locales del paisaje antes elaborado, emprende el mismo viaje por el pie cordillerano, es decir, por el camino del inca, establecido hace un siglo y con abastecimiento de agua y alimento en toda la extensión de su territorio dominado. La voluntad de llegar donde funda la ciudad de Santiago es establecer un punto a medio camino entre Cuzco y el Estrecho de Magallanes, su verdadero objetivo, del que pretende ser su administrador como capitán general en representación del rey, zafando su talento estratega de la pugna por dominar Cuzco. La llegada al valle de Santiago la hace por el camino preexistente y se asienta definitivamente sobre el tambo, hoy supuestamente bajo la catedral. Contacta al representante del inca, único habitante del valle que no somete a su dominio, el cual está establecido a los pies occidentales del actual cerro San Luis, es decir, en el punto con las mejores napas de agua subterránea del valle hasta hoy. Larga será la conquista del territorio pretendido inicialmente, que se encuentra parcialmente dominado por la cultura mapuche, la que será confrontada en guerras interminables y ofrendando la vida del conquistador, por modificar el poder sobre el territorio, y soslayada con la conquista del extremo sur por mar consecuente al sentido de su fin último, controlar la navegación mundial por el paso austral.
Para consolidar la conquista es necesario tanto someter las culturas anteriores activas en el lugar, como controlar la geografía que desbarata tanto las pretensiones de constituir un territorio como conformar un paisaje de cobijo. A modo de ejemplo, el torrente del Mapocho, hipotético proveedor del agua necesaria para los requerimientos de la ciudad y los cultivos y ganadería de sus alrededores, se debate entre las furiosas crecidas del invierno y los largos ciclos de sequedad de verano y otoño de cada año. Esfuerzos paralelos de construir defensas contra las crecidas, y de trasvasar aguas del Maipo hacia el cauce cercano, tomarán siglos para su culminación. Al momento de lograrlo, la ciudad es ya una capital republicana, donde el territorio nacional configura un dominio de poder y el paisaje del valle central es la expresión que acuñará por décadas, desafíos, sueños, privilegios y postergaciones que a dos centurias del evento se sigue intentando superar, al menos, de forma parcial. Razones tiene Parra para considerarnos apenas paisaje, cuando el territorio de país se hace difuso en los convulsos cambios de modelos que perpetúan las distancias (no geográficas) para alcanzar el noble rango de ciudadanos por todos sus habitantes. Y a cambio de configurar nuevos paisajes para el mismo lugar, donde se replican reconfiguradas las mismas limitaciones para verdaderamente hacer historia.
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Bibliografía
CARERI, Francesco. Walkscapes. O caminhar como prática estética. Barcelona. Editorial Gustavo Gili, 2013.
CORNER, James (ed.). “Recovering Landscape as a Critical Cultural Practice”. In: ___________. Recovering Landscape. Essays in Contemporary Landscape Architecture. New York. Princeton Architectural Press, 1999.
FAVERO, Marcos. “Urbanismo Infraestructural”. In: Revista Prumo. v. 2 n. 3 : Cidades Latino Americanas, 2017. Disponible en: https://issuu.com/revistaprumo/docs/prumo_3__vers__o_final___04_07_2017
LERNER J. Acupuntura urbana. Edit. Record. Rio de janeiro, São Paulo, 2011.
El lado oscuro de los territorios de extracción en Chile
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por:
María Inés Ramírez Silva, Geógrafa de la Universidad de Chile; estudiante de Magíster en Geografía en de la Universidad de Chile; Asistente de Investigación en CEDEUS; Asistente de Investigación en Proyecto Fondecyt 1160848
Javiera Crisóstomo López; Geógrafa de la Universidad de Chile; estudiante de Magíster en Intervención y Gestión Ambiental: Persona y Sociedad, otorgado conjuntamente por la Universidad de Barcelona y la Universidad Autónoma de Barcelona; Asistente de Investigación en CEDEUS
Sebastián Rodríguez Leiva; Geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Chile; MSc Gobernanza de Riesgos y Recursos Naturales, Ruprecht – Karls – Universität Heidelberg, Alemania; Consultor en Fundación Patrimonio Desierto de Atacama y Asistente de Investigación en CEDEUS]

Resumen
Las transformaciones económicas neoliberales en Chile cambiaron la matriz productiva hacia una de carácter extractivista. Es de conocimiento público el excelente rendimiento económico de la minería del cobre o la industria salmonera, las principales exportaciones que genera el país en la actualidad. No obstante, no se otorga el mismo énfasis a transformaciones a nivel local, como los cambios del paisaje o las dinámicas sociales, económicas o culturales de sus habitantes. En esta columna se realiza una lectura general sobre los efectos negativos de ambas actividades económicas en las macro-áreas donde se emplaza (norte y extremo sur del país, respectivamente), desde una mirada sobre las transformaciones territoriales, evidenciadas a través de cambios en el paisaje y las pautas socio-culturales de sus habitantes. Se concluye que, a través de un análisis territorial enfocado en la escala local, se observa la cara menos amigable de los territorios de exportación.
Palabras clave: Territorio, Minería, Salmonicultura
A lo largo de la historia, el desarrollo de Chile ha estado estrechamente relacionado con la extracción – exportación de recursos naturales. Dos sectores de gran relevancia no solo para el país, sino que también, para el contexto regional y local son la minería, en particular la minería del cobre en el norte; y, la acuicultura, específicamente la salmonicultura en el sur. A pesar de sus distintas características, distribución y medio de explotación, ambos sectores comparten los efectos que ejercen sobre el contexto local, desde la perspectiva de la modificación del paisaje, y la transformación en las pautas y dinámicas sociales de las comunidades locales.
Esto último representa el argumento central detrás de esta discusión. Más allá de los efectos positivos – principalmente económicos – de ambas actividades, lo cual ha sido ampliamente estudiado y discutido en el contexto nacional e internacional, se vuelve necesario cambiar de escala y de parámetro, desde lo nacional a lo local, y ver en qué medida los territorios de extracción han sufrido transformaciones, particularmente aquellas referidas a cambios físico – naturales, y socioculturales. Por ello, es que planteamos que dichas transformaciones representan el rostro menos “amigable”, en lo que denominamos el sacrificio de los territorios de extracción.
La concepción de territorio juega un rol clave en esta discusión. Esto, ya que los territorios marcados por la extracción de recursos, representan espacios que se han ido construyendo y deconstruyendo en el tiempo, vinculado a la realidad físico – material como puede ser el paisaje natural existente y también, el carácter subjetivo, perceptivo y simbólico que las comunidades locales tienen de este espacio. Así, se plantea entonces, que el territorio es el resultado de la socialización del ser humano en un espacio, convirtiéndolo en un paisaje de significación que considera aspectos tangibles e intangibles (Bello, 2011).
Bajo esta mirada, los territorios de extracción, marcados no solo por instalaciones asociadas a la extracción minera y salmonera, sino que también, por la existencia de comunidades que habitan en estos espacios, se presentan como áreas sensibles, donde las múltiples dinámicas asociadas a dichas actividades han perturbado el paisaje próximo a los sitios de extracción, transformando las pautas sociales y culturales de las comunidades locales. Específicamente, desde la dimensión física del territorio, los impactos descritos se asocian, principalmente, con la transformación del paisaje y la perturbación de ecosistemas frágiles ambientalmente, la contaminación de los suelos, el aire y el fondo marino en el caso de la salmonicultura, daños en algunos casos irreversibles en la flora y fauna, entre muchos otros.
Desde la perspectiva sociocultural, al incidir un nuevo modelo económico sobre un territorio éste genera distintos tipos de impactos, unos cuantificables y otros subjetivos. Entre los primeros es posible encontrar incrementos de población no residente, desarrollando problemas sociales internos debido a diferencias de ingresos entre residentes y no residentes; sobrecarga de la infraestructura urbana, vivienda y servicios; y conflictos con población indígena, por mencionar algunos (Sincovich et al., 2018). Dentro de los segundos, se encuentran cambios en las relaciones comunitarias, así como impactos en los modos de vida que llevan al abandono de tradiciones antiguas del territorio (por ejemplo, en la zona salmonera de Chiloé), así como transformaciones en los símbolos e hitos espaciales, por ello en la percepción del territorio, entre otros. Estos cambios, más allá de ser entendidos como un escenario de devastación cultural, muestran cómo los paisajes se transforman, son dinámicos y están en constante construcción (Yañez, 2010), forzando la reinterpretación del territorio para sus habitantes.
En el norte del país, se puede apreciar cómo la actividad minera ha transformado el paisaje, impactando en las lagunas y vegas, en la flora y fauna, y en los suelos del Salar de Atacama, zona considerada frágil ambientalmente. Por su parte, los impactos en las comunidades indígenas que habitan la zona desde tiempos inmemoriales, han visto cómo la actividad minera ha modificado pautas sociales, referidas a actividades socioeconómicas como la recolección de recursos presentes en el Salar, y también culturales, asociadas a la transformación del territorio ancestral, donde sitios representativos de la identidad local y cargados de significado se han dañado con el tiempo y en algunos casos, hasta desaparecido, sin haber responsables de aquel perjuicio o transformación para los habitantes

La actividad salmonera, por su parte, es en sí misma un elemento disruptivo en términos de paisaje. En los fiordos entre Los Lagos y Magallanes abundan jaulas de cultivo y pontones, a los que se asocia contaminación de mares y playas. Los asentamientos también han sido transformados, producto del rápido crecimiento urbano asociado a migraciones intra e inter regional. Nuevos patrones de construcción, desarrollo de infraestructura vial y portuaria (Avilés, 2015), y problemas con la gestión de residuos acompañan este proceso. En términos culturales, labores asociadas al campo y la pesca han sido abandonados para desarrollar la salmonicultura, las estructuras tradicionales y roles en las familias cambiaron por la inserción laboral de la mujer, y el dinero ganó preponderancia como sistema de intercambio, producto del sistema de pago salmonero asalariado. Otras manifestaciones, como mingas chilotas, han sido relegadas en el proceso, y han aumentado problemas sociales, como el alcoholismo.
En definitiva, creemos que la perspectiva territorial permite comprender de mejor forma la relación entre actividad extractiva – exportadora y su medio, considerando aspectos tangibles relacionados con la modificación del paisaje natural, e intangibles, vinculados a transformaciones socioculturales en las comunidades locales. Finalmente, es en la escala local donde se plantea que, si bien las actividades extractivas han cumplido el rol de generar mayor dinamismo en las regiones donde se emplazan, muestra el rostro más crudo, en lo que denominamos el sacrificio de los territorios marcados por las actividades mineras en el norte y la salmonicultura en el sur. Ello invita a analizar el impacto de las dinámicas económicas de manera multi-escalar, con especial atención a los hechos que son invisibilizados por los grandes números que acompañan a estas actividades.
Referencias
Avilés, D. (2015). Construcción de una economía política híbrida: análisis comparativo de las inversiones públicas y privadas desde una perspectiva neoestructural. En Revolución Salmonera. Paradojas y transformaciones territoriales en Chiloé (p. 276). Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
Bello, Á. (2011). “Nampülkafe: El viaje de los mapuche de la Araucanía a las pampas argentinas”. Temuco, Ediciones Universidad Católica de Temuco.
Sincovich, A., Gregory, T., Wilson, A., Brinkman, S. (2018). The social impacts of mining on local communities in Australia, Rural Society, 27:1, 18-34
Yañez, R. (2010). “Transformaciones identitarias en el archipiélago de Chiloé: Una discusión en torno al concepto identidad y su relación con los procesos de cambio”. Tesis para optar al grado de Antropólogo Social. Universidad de Chile. Santiago, Chile.
Land-scape: ¿Protección o destrucción de nuestros paisajes?
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Eva Pulido Melcón, Geógrafa. Graduada en Geografía y Ordenación del Territorio por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)]

Resumen
El siglo XXI se enmarca en un paradigma de sostenibilidad que centra su atención en la protección, conservación y gestión del territorio bajo la óptica del desarrollo sustentable. Académicos, planificadores, investigadores y políticos, así como la propia ciudadanía, están más conscientes de los retos ambientales, económicos y sociales que se derivan del uso del territorio, en cuanto a su utilización e inevitable transformación se refiere.
Esta columna pretende que los lectores se cuestionen qué papel tenemos cada uno de nosotros en la conservación y transformación de nuestros paisajes, tensionando la relación entre las políticas que se diseñan desde los organismos públicos y privados y las opiniones que tenemos los ciudadanos. ¿Tenemos herramientas para decidir cómo cambia nuestro entorno, nuestro territorio, nuestros paisajes?
Palabras clave: Identidad, conflicto, participación
¿Qué imagen le viene a la mente si piensa en el concepto paisaje? Muchos autores han definido el paisaje desde distintos puntos de vista. Considerándolo, por ejemplo, como un producto social, como el resultado de una transformación colectiva de la naturaleza y como la proyección cultural de una sociedad en un espacio determinado (Nogué, 2007). Otros autores, por el contrario, consideran que el paisaje no es un objeto grande, tampoco es un conjunto de objetos configurados por la naturaleza o transformados por la acción humana, ni siquiera es el medio físico que nos rodea o sobre el que nos situamos. El paisaje es un constructo, una elaboración mental que las personas realizamos a través de los fenómenos de la cultura (Maderuelo, 2005).
No hay dos personas que perciban exactamente igual una misma realidad, y es que en la reacción a un lugar, a un territorio, a un paisaje, entran en juego nuestros sentidos: la visión, el oído, el olfato, el tacto, que se interiorizan de forma distinta según cada persona. Adicionalmente, los seres humanos sentimos y muchas veces experimentamos fuertes emociones con respecto a los lugares que hemos visitado o vivido (Tuan, 2007). Por lo que no es sólo la estética lo que define el paisaje, sino también las vivencias y el vínculo que tenemos o creamos hacia este.
El hombre siempre ha concebido la naturaleza – y el territorio – como algo para ser utilizado, algo que existe para el beneficio humano (Tuan, 2007). Lo hemos ido transformando y adaptando para vivir en él y de él. En este sentido, no hay duda de que, durante las últimas décadas, hemos modificado el territorio como nunca antes habíamos sido capaces de hacerlo y, ello, no ha redundado en una mejora de la calidad del paisaje, sino más bien lo contrario (Nogué, 2010).
La continua transformación del territorio ligada al proceso de globalización, ha facilitado que el espacio y el tiempo se hayan comprimido, que las distancias se hayan relativizado y las barreras espaciales se hayan suavizado. Este hecho ha permitido que nos podamos desplazar más lejos en un tiempo y con un coste accesible para gran parte de la población. Actualmente, viajar y conocer otros territorios, otras culturas y otros paisajes es muy recurrente: cada año, muchas familias nos desplazamos a distintos lugares con esta finalidad, lugares en los que, sin duda, somos agentes activos que potenciamos dichas modificaciones. Cada vez más, nuestros viajes dejan a su paso huellas que alteran la identidad de muchos paisajes y territorios para que podamos disfrutar de ellos. ¿Somos conscientes de los cambios que produce nuestro turismo estacional a las ciudades y comunidades que habitan los principales destinos?
El siglo XXI, sin duda, parece que sí. Los conceptos de sostenibilidad y resiliencia centran la atención de académicos, planificadores, investigadores, políticos y, también, de una ciudadanía cada vez más activa y empoderada (Flores, 2015). Estamos más conscientes de los retos ambientales, económicos y sociales que plantea este siglo. Esto se constata en diversos informes y proyectos, elaborados por organismos internacionales, en los que se repiensan e impulsan nuevas políticas para la protección, conservación y gestión de los paisajes, con el fin de preservar sus valores naturales, patrimoniales, culturales, sociales y económicos en un marco de desarrollo sostenible (Generalitat Catalunya, 2005).
Varios países, como es el caso de Chile, han considerado la importancia de la gestión y conservación del paisaje. El Instituto Chileno de Arquitectos Paisajistas (ICHAP), por ejemplo, se adhiere a la iniciativa de la Convención Global del Paisaje firmando la carta Chilena del Paisaje en 2011, cuyo objetivo es gestionar paisajísticamente todo el territorio nacional, para que los valores culturales, la biodiversidad y la calidad de vida sean preservados (ICHAP, 2011). A pesar de firmar su compromiso mediante la carta, y a pesar de contar con organizaciones no gubernamentales que se interesan en los temas de paisaje, no logra diseñar e implementar verdaderas políticas de gestión y conservación para la protección de su paisaje.
Estas políticas, además, deberían estar sustentadas por la participación de la comunidad y de las entidades públicas, ya que su implicación es fundamental para la recuperación, rehabilitación y conservación de dichos paisajes. Incluyendo esta participación, no se tienen en cuenta sólo los valores objetivos y tangibles del territorio, sino también las vivencias e identidades de la comunidad. La participación ciudadana es fundamental para la puesta en valor de los recursos naturales, históricos, culturales y patrimoniales y, a su vez, para potenciar un desarrollo local sostenible, el sentimiento de pertinencia y el compromiso con el lugar o con el paisaje.
En suma, el paisaje desempeña un papel fundamental, no sólo en el proceso de creación de identidades territoriales, a todas las escalas, sino también en su mantenimiento y consolidación (Nogué, 2010). Es por ello que el paisaje no cabe entenderlo sólo como fenómeno, sino como proceso dinámico en la construcción social de la realidad y como un modo de vínculo, de punto de contacto e interacción entre los fenómenos mundiales y la experiencia individual (Nogué, 2010).
En la actualidad se nos presenta una paradoja: estamos tomando conciencia del paisaje y de sus valores desde varias disciplinas, formando una sensibilidad que se va extendiendo a amplias capas de la sociedad, y, a la vez, estamos asistiendo a un deterioro irreversible del territorio que está siendo sometido a actuaciones como las urbanizaciones de la costa, el desordenado crecimiento de los suburbios de las ciudades, el abandono de la agricultura, la ocupación residencial del campo y la aparición de enormes infraestructuras que no sólo provocan fuertes impactos visuales, sino que producen auténticas heridas en el territorio de las que cada vez nos encontramos con más dificultades para suturar (Maderuelo, 2008).
Referencias bibliográficas
Flores, O. M. (2015). Paisajes en emergencia: Transformación, adaptación, resiliencia. Revista INVI, 30(83), 9–17. https://doi.org/10.4067/invi.v30i83.978
Generalitat de Catalunya. (2005). Consultado en http://web.gencat.cat/ca/temes/urbanisme/
ICHAP. (2011). Carta Chilena del Paisaje. Consultado en https://laliniciativablog.files.wordpress.com/2013/04/chile-carta-del-paisaje-2011.pdf
Maderuelo, J. (2005). El paisaje. Génesis de un concepto. Madrid: Abada Editorial.
Maderuelo, J. (2008). Paisaje y territorio. Madrid: Abada Editorial.
Nogué, J. (2007). La construcción social del paisaje. Editorial Biblioteca Nueva.
Nogué, J. (2010). El retorno al paisaje. Enrahonar, 45, 123–136. https://doi.org/eISSN 123-136
Tuan, Y.-F. (2007). Topofilia. Un estudio de las percepciones, actitudes y valores sobre el entorno. España: Editorial Melusina. Consultado en https://es.scribd.com/doc/102293451/Fu-Tuan-Yi-Topofilia en fecha 10/08/2018
Alameda de Santiago de Chile: un territorio en tensión permanente
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Carolina Quilodrán Rubio, Geógrafo (U. Chile), Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC), Magister en Geomática (U. de Santiago de Chile), Profesora Asistente Instituto de Historia y Patrimonio (Facultad de Arquitectura y Urbanismo, U. de Chile)]

Resumen
Los fenómenos de la ciudad y la configuración de Santiago de Chile han sido un tema importante en la discusión de la transformación y las nuevas formas de organización espacial. La Alameda, como parte de la estructura primigenia, ha tenido un proceso histórico y un desarrollo que definió la forma en que el territorio y su entorno se fue transformando. Sus cambios urbanísticos desde una calle-camino de borde de la ciudad consolidada a una gran vía especializada han sido parte del registro de encadenamiento de operaciones urbanas en distintas etapas de su historia.
A modo de capas estratigráficas, se fueron superponiendo, en un mismo espacio, diversos procesos urbanos, desde la escala geográfica y territorial, en un claro emplazamiento de levante-poniente en el Valle del Mapocho, hasta el proyecto urbano en el arranque del periodo de modernización de la ciudad cuando se introducen nuevos programas, usos y tipos arquitectónicos.
Por lo tanto, la Alameda, como pieza urbana, ha evolucionado adquiriendo un carácter complejo, funcional y de identidad en la ciudad de Santiago, que parece indispensable revisitar en la celebración de su bicentenario.
Palabras Clave: Ocupación del territorio, proyecto urbano
La Alameda, a través del tiempo, ha sido parte de distintos procesos, cada uno de ellos de trascendencia urbanística y geográfica. Entonces cualquier renovación debiera entender cuáles son las lógicas de proyecto que derivan de su condición. Pero, ¿qué hay detrás de la configuración espacial, morfológica y funcional de la Alameda? Parece una paradoja, pero la principal avenida de la ciudad de Santiago de Chile está en constante tensión y, por qué no decirlo, en un proceso de consolidación permanente. Todas sus etapas de desarrollo han influido en su forma, función y relación con el territorio en el cual está inserta.
En este contexto, sobre ella se ha posicionado una secuencia de estratificaciones culturales, sociales y económicas, materializadas espacialmente en el sistema natural y los procesos de urbanización: proyectos paisajísticos, de vialidad y de arquitectura han estado constantemente en disputa en su espacio físico. Se entrelazan, además, en este lugar, inmuebles patrimoniales, formas de vida y memoria histórica de Santiago. De este modo, en la configuración de su trama se distinguen, de entre varias edificaciones en primera línea, tres operaciones urbanas importantes: la Iglesia y Convento San Francisco, el cerro Santa Lucía y La Casa de Moneda. No sólo son operaciones de arquitectura, sino que son intervenciones que influyen tanto en el ancho como en la extensión de la Alameda. Igualmente, es necesario considerar ciertos edificios que también fueron clave en su posicionamiento espacial y su uso: la Quinta Meiggs, la Estación Central y las edificaciones religiosas.
En este sentido, el emplazamiento de Santiago en el Valle del Mapocho, desde su periodo prehispánico, estuvo condicionado por el territorio geográfico: al norte, por el torrente del Mapocho y la movilidad de sus aguas; al oriente, el cerro Huelén, como promontorio que había que circunvalar para ir conformando el espacio urbano construido; al poniente, la chacra de Diego García de Cáceres, por la cual bajaban las aguas y al sur, La Cañada. Tal como planteó De Ramón (1978), la Alameda era un límite urbano y de segregación espacial de los estratos socioeconómicos más allá del radio de la ciudad central. Haciendo alusión a lo que pone de relieve Corboz (2015), el territorio no es aquí un dato, sino que es el resultado de diversos procesos. Y es, precisamente, en estos procesos donde la antigua Cañada, más tarde denominada Alameda, cambiaría su forma urbana. Es entonces cuando, además, la Alameda pasó de ser un borde al sur de la cuadrícula, en un territorio emplazado en sentido levante-poniente, a una calle-camino que sustentaba una actividad como un paseo público de las Delicias, apoyado en la conformación de alamedas. Para hacerlo más explícito, Miralbes e Higueras (1993) señalan que el espacio geográfico, al estar organizado, presupone la existencia de un orden lógico en el que concurren una infinidad de elementos de diversa naturaleza y magnitud, tanto físicos como humanos.
Por lo tanto, ¿cuáles son las cualidades físico-geográficas de la Alameda? Para esta discusión es necesario volver a su matriz genética desde ser una hondonada, un paseo, una vía emplazadora y una vía desplazadora y segregadora. Entonces, el comprender el ensamblaje y forma de la Alameda tiene varias particularidades en su concepto espacial y sus procesos. Siguiendo a Sassen (2010), es posible preguntarse sobre la Alameda: ¿en qué marco espacial, económico y social se entiende como fenómeno urbano? Una repuesta sería que “al analizar las transiciones históricas, el conocimiento sobre las dinámicas que les dan forma puede contribuir a elevar el nivel de complejidad para estudiar y comprender las transformaciones actuales” (p. 27).
Efectivamente, se podría decir que la Alameda tiene un origen diverso y una transformación compleja. No han sido pocos los proyectos urbanos que se han suscitado en su espacio físico. Claro ejemplo de ello es el Metro de Santiago, cuya construcción se inició en el año 1969 y se trabajó intensamente hasta 1980. Un trazado en el eje oriente-poniente en la avenida más significativa de la ciudad. Una intervención cardinal que, sin lugar a dudas, se une a lo realizado por Karl Brunner en el inicio del proceso de modernización de la ciudad de Santiago a partir de la década de 1930. En esta nueva organización espacial planteada por Brunner existiría una tensión entre la gran avenida de la ciudad capital y la gran vialidad especializada de la metrópolis. Más recientemente, el proyecto Alameda-Providencia nos advierte de un nuevo cambio en su territorio: la propuesta de rediseño de 12 kilómetros de su espacio público, de la infraestructura de transporte y el mejoramiento del espacio de circulación de los peatones.
Por lo tanto, el cambio de condición de la Alameda de un borde a una vía emplazadora oriente-poniente, tiene lugar ante un telón de fondo cultural y político. La aparición de nuevas disciplinas con la participación de arquitectos y urbanistas franceses; la renta inmobiliaria y el aprovechamiento del suelo y la urbanización y nuevas formas de vida (barrio París-Londres y San Francisco), son algunos ejemplos. Es, por tanto, un hecho de trascendencia urbanística de la ciudad de Santiago, un episodio notable, que en su origen y configuración ha sido parte del territorio geográfico y topográfico, que surge de las relaciones entre variables naturales y culturales, a su forma urbana, combinación de relieve y ciudad artificial.
Pero, cabe preguntarse: ¿está la Alameda en declinación? ¿Dónde está la delicia de caminar por ella? El espacio público, el lugar de encuentro y el paseo de las distintas clases sociales es una situación que resulta anodina en la Alameda de hoy. Es prácticamente imposible que se pueda romper con el ritmo, pausar y hacer sensible la presencia del mundo. La composición de la Alameda ha cambiado: la arborización de álamos ha dado paso a un bandejón central; no existe la acequia que cruzaba por el paseo de las Delicias, la avifauna y sus ruidos ya no son perceptibles, producto de la migración de las especies y por su disminución derivada de la contaminación de la ciudad de Santiago; el antiguo paseo de las Delicias se convirtió en una vía de movilidad y, hacia el oriente, la vista magnificente del siglo XIX de la Cordillera de los Andes ha sido interrumpida por la aparición de las edificaciones en altura en el tejido urbano.
Pero en cada transformación del territorio de la Alameda cada pieza constituyente es parte de la articulación total. Considerando las palabras de Massey (citado por Steane, 2015), es posible considerar a la Alameda como un lugar extrovertido, no estático, que no tiene una identidad singular; es algo reconstruido día a día a través de una referencia con muchos otros lugares. Son, como señala Yi FU Tuan (citado por Steane, 2015), pequeños mundos.
Referencias bibliográficas
Corboz, A. (2015). Orden disperso. Ensayos sobre arte, método, ciudad y territorio. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.
De Ramón, A. (1978). Historia urbana. Una metodología aplicada. Buenos Aires: CLACSO.
Miralbes, R. e Higueras, A. (1993). Reflexiones sobre el espacio geográfico. Geographicalia (30), 283-294.
Sassen, S. (2010). Territorio, autoridad y derechos. De los ensamblajes medievales a los ensamblajes globales. Uruguay: Pressur Corporation.
Steane, M. (2015). Recorrer Valparaíso: croquis y anotación como método de investigación urbana. En Jolly, D. La observación: urbanismo desde el acto de habitar (págs. 17-35). Valparaíso: Ediciones Universidad de Valparaíso.
Paisajes dominados por la infraestructura en Río de Janeiro
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Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Fernando Espósito Galarce, Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro. Dr. Arquitecto. Profesor del Programa de Posgrado en Arquitectura (PPGA) del Departamento de Arquitectura y Urbanismo (DAU PUC-Rio), Rio de Janeiro, Brasil]

Resumen
Con ocasión del Mundial de Futbol 2014 y los Juegos Olímpicos Rio 2016, el Gobierno del Estado y la Prefectura de Rio de Janeiro ejecutaron una serie de obras de infraestructura de movilidad. Entre ellas, el BRT o Bus de Rápido Transito, que conecta gran parte de la ciudad, significó importantes inversiones y trajo para el paisaje urbano vistosas alteraciones, tanto en su percepción a distancia como en la vida próxima a esos objetos infraestructurales. En la ciudad contemporánea, tanto el urbanismo, el paisajismo como la arquitectura, se han visto en la necesidad de lidiar con los proyectos a escala infraestructural para poder enfrentar muchos de los desafíos que nuestras ciudades nos imponen, no siempre con los resultados esperados. Esta columna presenta una breve observación al paisaje urbano carioca modificado por la infraestructura de movilidad, específicamente del BRT, centrando esta mirada en la relación entre arquitectura e infraestructura, pues estas intervenciones, si bien han respondido en gran parte a las demandas del trasporte, también han afectado el paisaje y las diferentes relaciones entre este y sus habitantes.
Palabras Clave: Infraestructura; Paisaje; Movilidad.
Introducción
En las últimas décadas, los proyectos urbanos, paisajísticos y arquitectónicos, se han visto en la necesidad de lidiar con los proyectos a escala infraestructural para poder enfrentar muchos de los desafíos que nuestras ciudades nos imponen. Este tipo de proyectos, en mayor o menor medida, intervienen el paisaje y afectan nuestras vidas, algunos de manera más evidente y otros de formas menos visibles.
Una de las principales condiciones de toda infraestructura que se precie de tal es que debe funcionar. Tal vez por ese motivo es que no le exigimos a la infraestructura algunas condiciones que normalmente le exigimos a la arquitectura, entre ellas la “belleza”, o por lo menos algún sentido estético. Pero cuando la tienen, indudablemente que marcan una diferencia y la valoramos más allá de su solo funcionamiento y utilidad.
Así, aspectos propios de la arquitectura y el urbanismo como los sociales, culturales, y en general lo que podríamos denominar una cierta contextualización sensible y significativa de la noción de lugar, pueden verse afectados.
Favero (2017: 184), en la presentación de la traducción del texto de Stan Allen titulado Urbanismo Infraestructural[1], observa que este reconsidera y recalifica la infraestructura como un dispositivo de estructuración que opera a la escala de la ciudad, tanto a través de los sistemas más tangibles como de los menos visibles. En esa situación la arquitectura también puede expresarse, ya no necesariamente como significado u objeto, sino que como desempeño urbano y territorial, pues en esa coyuntura entre infraestructura, paisaje, territorio y ciudad es donde la arquitectura puede asumir un papel como proceso socio-técnico en beneficio de la vida urbana. Allen afirma que operando con ese tipo de estrategia la arquitectura puede recuperar su “capacidad de mejorar la condición humana”, en lugar de solamente ser una oportunidad para “expresar la condición humana”.
Por otro lado, si consideramos que “paisaje no es simplemente un reflejo de la cultura sino que un instrumento activo en la formalización de la cultura moderna” (Corner, 1999: 1), será fundamental para esa noción de lugar operar tanto en la escala infraestructural como arquitectónica, articulando, por un lado, la necesidad de la movilidad, con la necesidad de permanecer en los lugares.
Dependiendo de las variables comprometidas, los efectos del proyecto infraestructural determinarán gran parte de las oportunidades en que la arquitectura puede expresarse en la definición de la vida urbana.
Paisajes de la movilidad entre la arquitectura y la infraestructura.
Entre los campos en los que la infraestructura interviene, la movilidad se presenta como un complejo sistema que determina fuertemente la vida ciudadana. Los efectos que las redes y sistemas de transporte tienen en nuestro cotidiano determinan en gran parte la sensación de calidad de vida y la percepción que del paisaje urbano podemos tener (Imagen 1).

Con ocasión del Mundial de Futbol 2014 y los Juegos Olímpicos Rio 2016, el Gobierno del Estado y la Prefectura de Rio de Janeiro ejecutaron una serie de obras de infraestructura en Río de Janeiro. Desde el punto de vista de la movilidad, la implementación del VLT o Vehículo Liviano sobre Trilhos (rieles), que recorre diferentes puntos del centro de la ciudad, el BRT o Bus de Rápido Transito, que conecta el aeropuerto con la Zona Oeste (Barra de Tijuca), pasando por la Zona Norte, junto a la extensión del Metro hacia la Zona Sur y Barra de Tijuca, significaron grandes inversiones. Estos sistemas fueron fuertemente criticados en su momento y aún lo son, sin embargo y desde el punto de vista de su funcionamiento, aparentemente atienden gran parte de la demanda para la que fueron creados.
El problema es que si observamos estos sistemas y redes infraestructurales a una escala arquitectónica, urbana y paisajística, los resultados distan de ser los configuradores de un lugar de calidad (Imagen 2).

La principal dificultad para operar arquitectónicamente es la diferencia de escala entre el proyecto infraestructural y la escala arquitectónica, ya no como eficiencia y desempeño sino que como experiencia de habitar.
Para Francesco Careri, esa es la relación que existe entre arquitectura y urbanismo que muchas veces olvidamos. A través de lo que Careri denomina “transurbancia” (Careri, 2013: 33), la arquitectura expande su campo de acción al paisaje y al acto de recorrer. En esos espacios del recorrer la arquitectura puede reconocer una geografía y un medio en el cual se pueden crear nuevas formas de intervenir, acordes a las funciones a las que la escala infraestructural no responde. Es allí donde el habitar se hace susceptible a la arquitectura y necesita de ella para otorgarle un sentido de lugar. Esas formas de uso y de ocupación más sensibles al lugar finalmente acaban manifestándose espontáneamente, e muchas veces de manera efímera e insurgente para llenar aquellos vacíos que la infraestructura no planificó (Imagen 3).

La arquitectura en el campo de la infraestructura debe recuperar algo que según Allen (Favero, 2017: 189) aún está perdido, que es la capacidad de imaginar, de proponer y construir realidades alternativas, asumiendo que las problemáticas tal vez más complejas y difíciles del desempeño urbano territorial son inseparables del proyecto infraestructural a escala arquitectónica y paisajística.
Finalmente, a través de la arquitectura es posible responder a los desafíos que muchas veces la planificación y la infraestructura no atienden. Jaime Lerner (2011:37) denomina a ese tipo de acciones una acupuntura urbana. Pequeñas o grandes acciones que redefinen un contexto ciudadano a escala arquitectónica dentro de una escala mayor. Esta puede actuar identificando lo que falta, incorporando actividades y estimulando más vida.
[1] Allen, S. Infraestructural Urbanism. Points + Lines. Diagrams and projects for the city. Nova York: Princeton Architectural Press, 1999. p. 46-57. Traducido del inglés al portugués por Marcos Favero (prof. Programa de Posgraduación en Arquitectura, PPGArq, de la PUC-Rio); Lucas Di Gioia y Victor Cattete (alumnos DAU / becarios de iniciación científica).
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Bibliografía
CARERI, Francesco. Walkscapes. O caminhar como prática estética. Barcelona. Editorial Gustavo Gili, 2013.
CORNER, James (ed.). “Recovering Landscape as a Critical Cultural Practice”. In: ___________. Recovering Landscape. Essays in Contemporary Landscape Architecture. New York. Princeton Architectural Press, 1999.
FAVERO, Marcos. “Urbanismo Infraestructural”. In: Revista Prumo. v. 2 n. 3 : Cidades Latino Americanas, 2017. Disponible en: https://issuu.com/revistaprumo/docs/prumo_3__vers__o_final___04_07_2017
LERNER J. Acupuntura urbana. Edit. Record. Rio de janeiro, São Paulo, 2011.
Entrevista a Alejandro "Mono" Gonzalez: "En las poblaciones hay drogas y violencia, pero cuando llega el muralismo y el arte, se construye paz"
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[Por Patricio Aravena Torres; Antropólogo, Universidad Austral de Chile. Estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Universidad Católica de Chile]
Alejandro “Mono” Gonzales (71) curicano, es un artista plástico reconocido tanto por sus obras como por su participación en distintos proyectos culturales desde 1960 hasta la fecha, entre los que destaca el muralismo, teatro y las artes escenográficas. Sus temáticas como sueños personales interpelan las injusticias sociales, a través del simbolismo busca invitar a la reflexión y la transformación de la sociedad. A través de líneas puras y planos llenos, cuenta la vida de obreros, trabajadores y pobladores relevándolos a la historia plástica del país. Dentro de sus obras destacadas están “Sin título” (71) en el hospital del trabajador, “Vida y trabajo “(2008) en la estación de metro parque Bustamante. Ha realizado varias obras en conjunto con otros artistas y generaciones de muralistas entre ellos Roberto Matta, como “El primer gol del pueblo chileno” (71), Su último reconocimiento es un Altazor, el año 2011 en la categoría diseño grafico e ilustración. Visite: http://galeriatallerdelmono.cl/

Alejandro, la ciudad parece una composición de fragmentos de historia, lugares, personas, emociones. Es necesaria cierta hermenéutica, en el sentido de buscar sus mensajes para poder entenderla y vivirla, cuéntanos ¿de qué forma el muralismo se ha implicado en la interpretación y los significados de la ciudad y en particular de los barrios?
Siempre he trabajado la identidad en los espacios territoriales, es un punto en común de las poblaciones o barrios en nuestro país, independiente de sus orígenes obreros, políticos, hay algunas que son de tomas de terreno, otras con origen en cooperativas de trabajadores y de las empresas como Yarur que construyeron para sus trabajadores. A pesar de eso, esa vida se perdió, dando paso a lo que llaman el periodo de la vivienda social de la CORVI. Fue un periodo en que se desarrolló una forma de ser con los demás. En algunas predomina el carácter de vivienda social, empobrecida que se ha visto deteriorada con el paso de las generaciones, puesto que la industria ya no está y es porque esas poblaciones tienen un punto de unión que eran trabajadores que compartían además del lugar de trabajo, una organización previa que era reconocible por el resto de la ciudad como trabajador de la industria, la cosa es que se fueron disgregando con eso se fue perdiendo la identidad. La población San Miguel es un buen ejemplo de eso, con el proyecto del muralismo “Museo cielo abierto”, comienza a resurgir la identidad territorial de población, esto es muy importante porque contradice una de las cosas que tenemos en este país es que la cultura y el arte, es lo último que se quiere hacer, es como resultado de todo lo demás, se relega. Por ejemplo, tenemos que la preocupación por las poblaciones es arreglar luminarias, calles, los espacios de seguridad, etc., con la San Miguel aprendimos lo contrario, empezó al revés y eso fue una lección, en sentido que se empezó a hacer murales antes que cualquier cosa , fueron diez al principio , eso exigió crear una organización local , fundándose el centro cultural Mixart que es la que movilizó a la comunidad su gente , su capacidad, dándole un carácter de continuidad en tiempo. Los pobladores territorializaron, el resultado primero fue pasar de 10 murales a 20 murales con el mismo presupuesto, ahora hay cincuenta y tantos murales. Se hablo de gestión y de unión para conseguir y sacar provecho de estos fondos, pero también del gran voluntariado por parte de los muralistas que, si bien se pagaron los diez primeros murales, todo lo demás ha sido la generosidad, participación de artistas. Los murales le dieron un prestigio, un nivel, un piso cultural y artístico que es un beneficio para los muralistas el ser parte de ese museo y su historia y tiene que ver con la calidad plástica pero también por el origen del proyecto, eso es lo interesante, por cómo se formó un museo a partir de distintos estilos, distintos temas, técnicas y distintos orígenes extranjeros y chilenos. La mayoría no vive en esa población, el único es Salazarte que hizo un mural sobre la feria en Tristán Matta, aunque el ya no vive ahí. Pero lo importante es que vienen de distintos lugares, pero además con su trabajo le dieron un valor agregado a la vivienda y experiencias con la comunidad. Yo nunca he estado metido en temas de plata, me preocupo por lo artístico, pero el museo cielo abierto empezó con $ 70 millones de pesos y de ahí para adelante ha sido todo autogestión, según entiendo, se han conseguido $2900 millones de pesos que se han invertido en la población en luminaria arreglo de las veredas, dos plazas, calles. Entonces la pregunta es como el arte y la cultura hizo cambiar la identidad , lo intangible de sentirse nuevamente parte de , y además logras atraer otros beneficios como los cambios en los techos, cambió el color de los blocks , todo el mundo decía cuando empezamos a pintar los primeros murales que sería un sueño algún día ver pintado todos los blocks, sueño que se está materializando , eso quiere decir que , con paciencia y pensando a largo plazo se van cumpliendo metas y eso ha tenido repercusión en la calidad de vida , tanto beneficios objetivos como la infraestructura y lo subjetivo en lo cultural . Yo pienso que hemos ido aprendiendo que esta forma de hacer las cosas es un referente para las viviendas sociales que se pueden construir en este país, porque no es caro hacer una inversión en obras de arte, o sea si hoy día todas las viviendas construidas por el SERVIU tuvieran este modelo, imagínese las posibilidades para la gente, pero se necesita un lugar un espacio físico propio y organizado. Yo siempre he soñado que el centro cultural Mixart debería tener una sede , que no tiene que ver con la junta de vecinos , con el club deportivo, debería ser autónomo , para que implemente una biblioteca , un archivo de graffitis , muralismo, donde se puedan hacer conversatorios , muestras de video, incluso sean los guías de los tours culturales que se dan en la población, hay muchas cosas que se van aprendiendo , lo otro también hay murales que hay que restaurar o cambiar todo eso lo hemos aprendido con el trabajo.
Celebración día del niño. “Museo Cielo Abierto”. Elaboración propia
De qué forma el muralismo chileno aborda el espacio público, considerando estas formas emergentes de recuperación de las poblaciones.
El arte urbano y el muralismo local difiere mucho del muralismo mexicano, este último, es de una calidad social muy importante y de alguna manera nos ha influido a todos en América Latina, pero es institucional, en el sentido que la obra responde al Estado en un determinado tiempo y condiciones. Por ejemplo, el ministerio de educación hace un encargo Diego Rivera. En Chile surge desde las poblaciones más que del Estado, de la calle, es la población la que genera la intervención urbana, se consiguen los fondos, pero son ellos los que le dan el uso, la razón y el fin, o sea, es el que, como y porqué. Es imposible entender el muralismo chileno si no hay una participación, no existiría el muralismo en Chile, es que es la base de la sociedad la que hace su territorio y la que interviene el espacio público, porque tiene saberes y conoce sus necesidades lo sueña y sabe lo que quiere.
¿Entiendo son Uds., los intermediarios? Me explico, es el artista urbano la persona de facilitar la participación en políticas de intervención estatal? : Yo diría que un poco de eso, pero no debemos olvidar que si bien es un espacio público que es de todos, se transforma en un trabajo colectivo con la acción cultural, porque una cosa he aprendido con mi participación en el museo cielo abierto, es que se conformó desde el espacio público , y lo público tiene que ver con lo colectivo, porque una cosa es hacer la obra y otra cosa es lo que sucede alrededor de la obra, una cosa es una galería en un espacio cerrado y otra que la gente pueda circular y mirar , porque eso busca transformar el ser humano , la obra abierta , libre , tiene la intensión de sensibilizar al ser humano , sensibilizando a la sociedad dándole una identidad a las comunidades , a través de la convivencia , la participación. Y es público porque el muralista convive cuando elabora su obra con la población, comiendo, estando con ellos, los vecinos conocen al artista, eso es el territorio del mural, el taller sale a lo público, es la circulación de la gente, que pregunte, converse, si les gusta o no, por eso hay una variedad de estilos como hay variedad de gente para mirarlo. Con la experiencia del museo cielo abierto en San Miguel, aprendimos que hay una estética que es intrínseca a la población, porque les penetra a través de la televisión , historias , hay gustos, y muchas veces nosotros escuchamos que quieren les pinten , nosotros reconocemos las influencias de la radio, la música por ejemplo, mi idea es tratar de influir en nuevos temas y nuevas estéticas, abrir el espacio público a través del dialogo y la conversación para llegar hacer la obra y crear una nueva iconografía , antes nos pedían casitas, pajaritos y arbolitos , pero ha llegado el momento en que no podemos transformar todo este espacio en solo eso , hay que dar un paso más, y ahí nacen la nueva iconografía del territorio, donde el arte popular contribuye cuando nos nutrimos de la diversidad de sus barrios, de los que habitan y de los que llegan a ese lugar mostrando su historia , lo que fue antes y lo que puede ser a futuro . Por eso el conocimiento local tiene mucha importancia en ese cambio de la población San Miguel, buscamos con otros muralistas, coincidir en un punto para hacer las cosas, es decir, es muy distinto trabajar y producir la obra en el taller individual y con solo la cultura que uno haya aprendido, puedo llegar con un boceto a pintar a un lugar y muchas veces no es ese boceto, se transforma en la medida que se produce el dialogo, se transforma en otra cosa.
Mencionaste el conocimiento local, el espacio público y el territorio, De Certeau escribía en su libro “La invención de los cotidiano “, sobre “las artes de hacer y saber hacer” como una forma de reprender el automatismo y la generalización de las practicas sociales. De qué manera se cruzan todo ese saber local, artes y oficios que se ha perdido con los cambios en la producción artística mucho más mediatizadas por la tecnología, las distancias, lo virtual.
Creo que estamos volviendo a retomar, si bien hay oficios que se han ido perdiendo como los pintores de letras que se cambiaron por la impresión digital junto con algunas artesanías. Hoy se está dando algo diferente, cuando el artista dialoga con la comunidad retomando la convivencia , porque estas cosas nunca se van a perder , el dialogo de persona a persona en el lugar donde vive , trabaja y eso tiene que ver con un oficio en la ciudad , con lo que se y lo intercambio, el jardinero, el gasfíter o el almacenero que intercambia su trabajo por el del vecino , eso tiene que ver con identidad, con la ciudad y con la ciudadanía, cooperación y solidaridad, eso es población. Cuando estuve pintando en la población Ramón Cortés en Valparaíso, que son block de vivienda social, la gente se saludaba en la escalera nada más, no compartía, no convivía, llegamos a pintar seis blocks, los muralistas comían un día en la casa de los vecinos, llevaban la información del proyecto en cada hogar haciendo convivencia al final les dio identidad, o sea ayudó a que la gente se conociera entre los blocks, ya en la inauguración estaban todos ahí. El punto en común era que el mural pintado en el edifico no era suyo solamente sino de todos, eso es lo interesante, ahí se da cuenta que el arte puede hacer un aporte a la convivencia.
Fíjate, este espacio de la galería del mono dentro del persa Víctor Manuel es como un mural, la gente pasa, conversa, no necesariamente compra, pero mira, hay una iconografía que es un espacio compartido entre varias personas, objetos y cosas,
¿Qué caracteriza esa iconografía ‘?
…depende, porque por ejemplo todas estas imágenes que tengo en la galería son de distintos murales que he pintado en distintos lugares
¿son fragmentos de distintas obras entiendo?
Son parte de ideas o conceptos que desarrollé
¿Cómo unificas esa iconografía, digo haciendo una analogía con la diversidad social, las experiencias, los diálogos que me hablabas?
Yo creo que es la preocupación por el ser humano, por la sociedad, la ecología y el entorno, la relación entre el hombre y la naturaleza, los cambios, las transformaciones que el hombre hace a su entorno. El paisaje es una transformación realizada por el hombre, implica un cuestionamiento ético y moral por su responsabilidad , que se relaciona con la construcción de la sociedad y sus valores , pero somos egoístas entre nosotros y egoístas con la naturaleza , les interesa lucrarse, ganar más que del cuidado de la vida , el mejor ejemplo es el agua, el 40% de la población mundial carece de agua , el agua es para consumo cierto, pero hoy en día es para la industria mañana será para la sobrevivencia, el trabajo del muralista debiese dar las alertas , invitar a la reflexión , no significa que pintar sobre ecología sea un fundamentalismo , el muralismo debiese ayudar a buscar el equilibrio con la naturaleza , la sociedad individualista está preocupada del hoy , el arte urbano muestra esos límites en la iconografía en la actitud solidaria al mañana.

De qué manera el arte popular se relaciona con la historia, podemos pensar una historia de la nación, quizás local y hasta personal:
A mucha gente no le gusta lo que voy a decir, todo el arte y la cultura está relacionada con el poder más que con la política, hay una actitud social que se expresa en el arte, en la participación que construye sociedad, porque es parte de su manifestación, por su iconografía, es además porque respira, es parte de la vida de la cotidianeidad del país. Uno contempla un muro en blanco también hay un contenido social, si miramos cualquier obra de arte sabremos que se puede analizar el contexto, tiene que ver con una línea de tiempo que está ahí, puede que mi obra no sea buena o no tenga una calidad artística, pero ha respirado la época en que le ha tocado vivir , ha sido parte del contexto social , una cosa es la obra y otra lo que sucede alrededor de la obra, me explico , una lo que produce los murales y lo que ha significado para las poblaciones y la ciudad, como por ejemplo la población San Miguel , no solo en lo cultural sino también en lo económico , el mural también es parte del valor de los edificios , antes de los murales era uno , pero después era otro. Eso ha derivado en cómo se levanta la autoestima de la gente, tanto el mural como el arte popular para la ciudad, tienen algo intangible, ambos son transformadores de la sociedad, vivir con la gente y crear es lo importante, insisto…una cosa es la obra y lo que significa la obra para la gente.
Fuiste miembro de la Brigada Ramona Parra que organizaba a estudiantes, profesionales y obreros en cuadrillas, trabajo que se caracterizó en un comienzo por ayudar a consolidar un proyecto político izquierda donde la “ciudad era una forma de comunicar los sueños colectivos” pasando luego a una “ciudad restringida” en el gobierno militar. Hoy podríamos decir que es una ciudad desigual, en este contexto ¿Cómo ves el intercambio generacional, encontrándote con el graffiti, las intervenciones urbanas a través de color y el encuentro con el muralismo de jóvenes emergentes con sus temáticas?
Hay encuentro y desencuentros, como te contaba el arte habla del contexto social , siempre habrán contradicciones , hay quiebres con el pasado, esto siempre será una lucha en el campo cultural, no se puede hablar hoy que es arte , que obra o que estética única, pero hay que reconocer que una evolución en el tiempo , uno hace un aporte en un contexto social en qué vivió , que va ayudar a desarrollar a lo que viene , porque nada empieza de cero, siempre se parte de algo, incluso aunque quiera romper no lo elimina , lo transforma , es una cadena que se relaciona , dentro de esa cadena se busca la originalidad , en ese sentido, la identidad del arte es muy importante, permite diferenciarse de los demás pero sumando desde la diversidad de ideas y en la medida que vamos aportando vamos a ir creciendo en al arte y en la forma de ver la sociedad y transformarla. Chile es un país relativamente joven y se enseña eso, pero se ha ignorado el pasado indígena. Yo estuve en Hanoi el año pasado que tiene más de mil años, pero tienen historia porque han sumado años a través de la cultura, las tradiciones. Nosotros siempre creemos en este país que las cosas están empezando recién, es sabio el dicho que la historia se escribe desde los vencedores, los dueños, los poderosos, no de los vencidos, de alguna manera lo que yo hago es pintar de los que han sido vencidos, de la pobreza, la ignorancia, la falta de educación, creo que ayudamos a superar esas dificultades, creando una cultura popular, que es integra, genuina.
PA: ¿Alejandro en este sentido, el muralista sigue teniendo la misma función social a pesar de los cambios? Si , es comunicar, el muralismo chileno es una forma de opinión en un lugar importante de la ciudad , en la calle esta la diversidad , lo genuino , en lo público ,en lo urbano se ven las diferencias , caminamos distinto, nos vestimos distinto , hablamos distinto, en la calle se expresan todas las ideologías y las creencias , el problema es que es un espacio que se quiere controlar por parte del municipio , el Estado y el mercado, regulándolo, un monumento por ejemplo , es una representación ideológica de los vencedores como el de O’ Higgins , con eso se ignora al soldado. Llevado al muralismo, nosotros lo que hacemos es dar voz a través de la pintura de los ignorados. El mural está más cerca de lo cotidiano y lo cotidiano lo hacen los hombres y mujeres y no las cosas.

Hagamos un ejercicio de imaginar: ¿Cómo ves la ciudad en 50 años más?
Me tiene preocupado la perdida de los barrios, la pérdida del sentido de comunidad, esos grandes edificios que son unos guetos, como invade el cemento en la tierra , el problema de la alimentación y del agua en la ciudad, viene de la sociedad que tenemos la falta de ética de sus antivalores que parecen valores , la ganancia rápida, el sálvese quien pueda , el individualismo no son para construir el futuro, la ciudad es imperfecta es una obra imperfecta porque no te hace vislumbrar la tranquilidad para el futuro, cuando alguien le falto algo o tenga sed, le va quitar al otro.
PA: Sabemos que tu legado artístico va a trascender, pintando un país y pregnando de imágenes y mensajes, dejándoles a las generaciones jóvenes la forma de sentir la ciudad y la sociedad, quiero hacerte una invitación ¿qué le dirías estas ves en palabras, a los jóvenes que habitarán en 50 años más esta ciudad.?
Uno siempre tiene que trabajar para otros más que para uno mismo, siempre hay que hablar en plural ¡nosotros!, aunque sea una sola imagen, ese nosotros son mi hijo, mi nieto, tus hijos, tus nietos, les diría que nunca te falte la comida, el abrigo, el agua, la educación, para eso luchamos. Estuve en un proyecto “Embajadores por la paz” muy bonito , pero la paz se construye antes que ocurra la guerra y solo se logra cuando hay una sociedad justa , todos tengan las mismas oportunidades , no cuando las cosas nos han sobrepasado, ahí los conflictos en África , Medio oriente , nunca se anticiparon a la paz , cada persona a través de lo que hace puede aportar y el arte que es lo último que se valora en esta sociedad , tiene que ver con el espíritu de la sociedad. En las poblaciones hay drogas y violencia, pero cuando llega el muralismo y el arte se construye paz, y no se pacifica con más violencia. El arte urbano, el arte popular puede movilizar esos valores.

Entrevista a Julián Sobrino Simal: "Ya no entendemos los paisajes sólo como una transformación morfológica y, por tanto material"
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Julián Sobrino es Doctor en Historia del Arte. Profesor Titular de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla. Docente del Master de Arquitectura y Patrimonio y parte del Programa de Doctorado de Arquitectura de dicho centro de estudios. Sus investigaciones se relacionan con los paisajes industriales, el patrimonio cultural y las transformaciones territoriales a partir de las actividades productivas en España.

Posees una vasta trayectoria en torno a la tipología del patrimonio industrial y su relación con el territorio. ¿Cómo definirías el rol de la industria en la configuración del paisaje en España? ¿Cuál ha sido el impacto de este tipo de actividad económica desde la perspectiva social y espacial en el contexto español?
La industria, la producción, es parte constitutiva de la especie humana y por tanto los paisajes, como bien sabemos, han sido modificados desde el comienzo de las actividades productivas en diferentes grados. Desde el primer tecnopaisaje, a comienzos del Paleolítico, hasta hoy, el planeta Tierra y sus diferentes áreas geoculturales son el resultado de la acción humana, llegando incluso a la definición de una nueva Era como es en la actualidad la que la comunidad científica ha denominado como Antropoceno[1]. En nuestra época debemos combinar la visión global con la local, de modo que cuando hablamos del paisaje industrial en España no podemos obviar el contexto relacional histórico que, desde hace milenios, la noción de longue durée, nos permite explicar el actual estado del paisaje en el territorio español en contacto con diferentes procesos históricos, endógenos y exógenos, a lo largo de nuestra dilatada historia. Hoy el estudio del Patrimonio Cultural y, singularmente, el del Patrimonio Industrial, no deberían desligarse de sus estrechas implicaciones con la transformación del medio natural, partiendo de estos tres enfoques: 1. La influencia del medio en el desarrollo de las civilizaciones; 2. Las actitudes humanas respecto de la naturaleza; 3. El efecto de las civilizaciones sobre el medio natural.
En cuanto al impacto de la industria en el paisaje debemos comprenderlo desde una perspectiva del crecimiento exponencial en relación con los diferentes modos de producción. Ya que ésta, la aceleración histórica, es una de sus principales características en cuanto a la extensión, sus escalas, y en cuanto a la intensificación, sus impactos. Además debe ser comprendido el impacto de la industria sobre el territorio, entendido como paisaje de la producción, no sólo desde su dimensión física sino también desde su dimensión social. Ya no entendemos los paisajes sólo como una transformación morfológica y, por tanto material, sino que la variable perceptiva de carácter fenomenológico, inmaterial, conforma la definición poliédrica del paisaje. Conformando un palimpsesto de carácter cronoespacial: en el que en el espacio leemos el tiempo[2].
Considerando lo anterior ¿cómo podríamos definir un paisaje industrial? ¿Cuáles son sus elementos más característicos y que le permiten diferenciarse de otro tipo de paisajes?
El paisaje industrial constituye un sistema integral en el que la geología, la historia, los oficios, las infraestructuras y la sociabilidad han modelado diacrónicamente un territorio concreto. Y constatamos cómo, en este sistema complejo, es esencial distinguir las diferentes fases de los procesos productivos, desde la obtención de la materia prima hasta llegar al producto final, para descubrir un paisaje dinámico y evolutivo que, de carácter tradicional o innovador, constituye hoy la expresión territorial de la economía.
Pero al mismo tiempo que destacamos la historicidad del paisaje-materia, me gustaría insistir en la dimensión del paisaje-memoria. La noción de paisaje industrial, o de la producción en mi terminología, se inserta en la memoria de cada generación y, por tanto, se asocia a un tiempo histórico concreto, relacionándose, ineludiblemente, con las características que la economía, en estrecha vinculación con la técnica, tuvo en cada uno de sus periodos. Por tanto se deben establecer diversas categorías de paisaje de la producción en relación dialéctica con el tiempo y con el espacio, ya que es muy diferente la memoria de lo productivo, de su paisaje, como tecnopaisaje, del observado, según sea la edad de las personas que lo recuerdan. El paisaje-memoria de la producción es un paisaje vivido, entre su propia realidad y la subjetividad de las historias individuales.
Paisaje estructural de la producción. Es de escala regional, es el territorio de los recursos naturales, puede disponer de centros de transformación primaria, cuenta con capital técnico mixto, tanto obsoleto como avanzado, y los oficios se distinguen por la polivalencia. Generándose un paisaje productivo predominantemente extractivo y de transformación primaria de los recursos. En esta escala se observa como históricamente, desde la Edad Moderna, se ha ido acentuando una pérdida progresiva de autonomía de las escalas locales de microproducción en beneficio de su concentración en escalas locales de mesoproducción, como resultado del complejo y articulado sistema de ciudades así como del carácter acumulativo propio del sistema capitalista en sus modos de influir en la organización del territorio. Este ámbito estructural posee unas ventajas definidas fundamentalmente por la gran escala territorial, la disponibilidad de masa laboral de bajo coste y la localización de importantes y rentables recursos naturales. Esta escala nos ilustra acerca de la importancia que históricamente han tenido los recursos primarios de un extenso territorio que progresivamente se articuló en relación con los intereses radicados en el espacio funcional de la producción.
Paisaje articulador de la producción. Es de escala metropolitana, es el territorio de localización intensiva de las redes y las comunicaciones, es un lugar intermedio en el que se producen los intercambios de flujos entre el paisaje estructural y el funcional en relación con las materias primas, la tecnología y la energía, generando un paisaje en tránsito en el que predominan las infraestructuras con toda su capacidad, demostrada históricamente, de influir en la ordenación territorial: hacia la ciudad y desde la ciudad. Destacándose el proceso de intensificación que ha ido produciendo, como resultado de la constante sustitución o superposición de infraestructuras, un paisaje en permanente movimiento que hoy refleja a la perfección el concepto de ciudad difusa en su provisionalidad, en sus iconos y en su significado. Este ámbito territorial articulador posee unos atributos fundamentalmente instrumentales, logísticos y articuladores. Nos sirve para explicar el valor que las infraestructuras, los servicios y la reserva de suelo han tenido para el desarrollo de las actividades productivas desarrolladas en el paisaje funcional. Esta tipología suele tener connotaciones paisajísticas negativas, como todo lugar intermedio, espacio intersticial, territorio degradado, que hacen de él una asignatura pendiente para la ciudad contemporánea.
Paisaje funcional de la producción. Es de escala local, es el espacio del mercado, es el espacio del poder. Del nivel de interacción con la escala media, articuladora, y regional, estructurante, ha dependido históricamente el éxito de la ciudad capital. Observándose que su diversidad funcional constituye una ventaja comparativa frente a la especialización. De manera que podemos definir como habilidades urbanas aquellos sistemas de organización productiva de la ciudad que mantienen viva la complejidad de usos. El paisaje funcional de la producción está compuesto por sitios fósiles y activos y ha generado diversos modelos de urbanismo industrial en relación con cada etapa histórica. Este ámbito territorial funcional posee unos rasgos fundamentalmente operativos, tecnológicos y de mercado, y nos sirve para reconocer históricamente la importancia de la ciudad como artefacto que, desde su consideración urbanística, ha de ser entendida como un paisaje funcional de la producción que se caracteriza por: los factores de desarrollo endógenos propios de la evolución de los espacios urbanos, que se identifican con la acumulación de capital técnico y financiero, con la disponibilidad de recursos humanos y con la implantación de las estructuras de poder; los factores de desarrollo exógenos, basados en un mecanismo dual, que tiene en un extremo el control de las fuentes externas de riqueza que se concentran en su hinterland de influencia y, en el otro, la devolución de recursos por medio del mercado en forma de tecnologías, productos y gestión del territorio; y el establecimiento de un modelo evolutivo de crecimiento urbano en el que se pueden reconocer los efectos de las actividades económicas en la morfología urbana, en la red de comunicaciones, en la localización de los usos del suelo y en las tipologías arquitectónicas destinadas a la producción.
De acuerdo a tu experiencia, has desarrollado distintas iniciativas con foco en la activación de espacios industriales y la visualización de datos a través de sistemas SIG ¿Qué aspectos concretos aporta este cruce en la configuración de los paisajes industriales?
El concepto de Humanidades Digitales hace referencia a la utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación por parte de los investigadores de las Ciencias Sociales en el marco de unos profundos cambios que afectan al modo de investigar y, lo que es más importante, como resultado de la aplicación de las nuevas herramientas de análisis digital al propio objeto de la investigación.
Partimos de la idea de que los medios digitales son una herramienta y no un fin y que el paradigma desde el que partimos se expresa con el concepto de “Investigar con datos para cartografiar sus relaciones”. En mis proyectos la investigación con datos se aplica desde los campos de la geografía, la historia, la antropología, la sociología y la literatura. Esta metodología de investigación activa, en tiempo real, permite conocer, evaluar, orientar y diseñar temáticas de estudio en simetría y sincronía con las necesidades y demandas de los investigadores.
La extraordinaria potencialidad para la detección de problemas, demandas y resignificaciones que permitan la formulación de nuevas hipótesis de investigación hace que esta metodología pueda transformarse en un Laboratorio Activo.
La importancia de esta metodología, que como he indicado, se inserta en la corriente de las Humanidades Digitales, consiste en la capacidad de analizar los paisajes de la producción a través de sus capas visibles e invisibles (geodatos, sociodatos, ecodatos, cliodatos[3]), sus iniciativas, sus potencialidades y la posibilidad de gestionar los espacios productivos hoy semi-utilizados o en desuso para uso ciudadano (cultural, productivo, habitacional) mediante la elaboración de un prototipo de mapa que los identifique, para generar un sistema espacial de iniciativas ciudadanas, una plataforma abierta, colaborativa y orientada a promover, difundir, analizar y apoyar otras iniciativas que tengan especial incidencia en el territorio, la ciudad y el espacio público. Como aplicación de estas metodologías y herramientas geodigitales debe destacarse la utilización de un nuevo avance tecnológico como es el de la Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) que es, sintéticamente, una plataforma interactiva de combinación de recursos (estadísticos, aplicaciones, desarrollos, páginas web, servidores, metadatos y proyectos on-line) que permite el acceso y la gestión conjunta de datos, recursos y servicios geográficos desde Internet. Constituye un conjunto de tecnologías conectadas para adquirir, integrar, procesar, almacenar, distribuir y analizar cualquier tipo de información mediante los SIG y coexisten diversas normativas internacionales que, en el caso europeo, se denomina Directiva INSPIRE (Infrastucture for Spatial Information in Europe) la cual establece las reglas generales de los Estados miembros.
Frecuentemente vemos que la metodología de trabajo sobre paisajes industriales considera la figura del «LAB» ¿Cómo podríamos definir este tipo de metodología y qué ventajas ofrece esta para otros tipos de paisajes?
El patrimonio industrial nos ofrece la posibilidad de pensar el patrimonio (heritage and heridity) con unas nuevas herramientas: de carácter conceptual, de ensayo metodológico, de práctica instrumental y de gestión activa. Con la intención de generar un Laboratorio Activo capaz de convertirse en un escenario de acción transdiscipinar que encuentre su profunda razón de ser en el Laboratorio de los Paisajes Históricos de la Producción (LAB-PHPA), dadas las complejas variables que afectan a estos espacios, entre las que destacamos: los conflictos entre los distintos modelos sociales, las máquinas y la naturaleza; la dinamicidad como resultado de los constantes cambios que en ellos se operan; la variabilidad de escala; la ruptura de los límites administrativos convencionales; la cliodiversidad que en ellos existe; la ausencia de indicadores de caracterización consensuados; las dificultades para su protección.
Variables que conforman un territorio dialéctico, acerca del antes, el ahora y el después, de lo que convencionalmente entendemos como valores patrimoniales, y que, en estos espacios, ponen de manifiesto las contradicciones existentes entre los usuarios, los propietarios, los gestores, las empresas, las instituciones, los visitantes, las organizaciones conservacionistas, los académicos y los técnicos, en los ámbitos local, regional, nacional e internacional, y, todo ello, desde la propia esencia de los bienes culturales: desde su autenticidad, desde su integridad y desde su documentalidad.
El LAB-PHPA tiene un carácter dinámico, rodante, espiral, inductivo y deductivo a la vez. Aspira a ser un vehículo de ideas en transición, a incorporar a todos aquellos pasajeros que les apetezca iniciar juntos este viaje sin límites, a impulsar las iniciativas locales, a coordinar los enfoques sistémicos y a promover investigaciones radicales.
El LAB-PHPA pretende ofrecer un espacio de experimentación que permita la transferencia simultánea de conocimiento aplicado a la sociedad, con la intención manifiesta de mejorar la gobernanza de nuestros recursos culturales desde una posición ética que asegure tanto su disfrute armonioso como la resolución de los desafíos a los que se enfrenta la cliodiversidad.
En Chile existe un gran interés por el patrimonio industrial, tanto así que este año seremos la sede del congreso mundial de Patrimonio industrial organizado por TICCIH, y hemos podido avanzar de una visión monumental del patrimonio a una visión de conjunto, identificando un paisaje en las salitreras del norte de Chile, de la zona carbonífera, de una zona petrolera en el extremo sur, etc. Además de las ventajas de identificar y valorizar estos espacios ¿Qué dificultades puede traer aparejadas este ejercicio? ¿Qué elementos deberíamos considerar para su gestión teniendo en cuenta las herramientas que se han desarrollado en España como el Plan Nacional de Patrimonio Industrial?
Chile es un territorio en el que siguiendo a Benjamín Subercaseaux en “Chile o una loca geografía” (1940) encontramos toda la variedad climática y, por tanto de paisajes, lo cual nos lleva a la conclusión de que los paisajes de la producción chilenos son también extraordinariamente variados. Pudiéndose establecer seis grandes áreas de la cultura de la producción de Chile: 1. La cultura minera y metalúrgica; 2. La cultura agraria, ganadera y de la silvicultura; 3. la cultura de la pesca y de la navegación; 4. La cultura de los bienes de consumo urbanos y de las artesanías; 5. La cultura del agua y de la energía; 6. La cultura de los transportes y las comunicaciones. Entendido todo este sistema de la producción de Chile en la diacronía de su marco histórico, en las peculiaridades de las distintas áreas morfológicas del territorio chileno, en las iniciativas de innovación o inercia de los procedimientos tecnológicos, en las tendencias de cambio o tradición, en los usos sociales y en las permanencias y transformaciones de carácter simbólico.
Ante la situación actual pienso que Chille debería desarrollar una estrategia propia de patrimonio industrial basada en: Realización de un inventario general de patrimonio industrial, la catalogación de los archivos de las empresas históricas, la selección de los bienes más representativos y se promueva su conservación y rehabilitación, la monitorización experta de los lugares industriales declarados patrimonio mundial, la coordinación de proyectos en los que intervengan varias administraciones, el asesoramiento de las iniciativas locales, provinciales o regionales, tanto públicas como privadas, el establecimiento de programas y líneas de investigación y difusión, la creación del Sistema Chileno de Museos de la Industria, la Ciencia y la Etnografía y, por último, en este sintético diseño, la creación del Centro de Documentación de las Culturas del Trabajo en Chile.
Finalmente, a nivel mundial, ¿qué ejemplos de paisajes industriales te resultan más significativos y relevantes para la configuración del devenir actual de esas naciones?
Volvería a insistir en la caracterización tipológica que he enunciado para Chile basada en las culturas de la producción. En todo el mundo encontramos hoy en día numerosos ejemplos de regeneración y activación de áreas industrial que en este espacio de entrevista no podrían reseñarse dada su amplitud. Pero sí que recomiendo desarrollar una nueva actitud ante la industria y sus paisajes, dada la dificultad de comprensión de sus valores, que debería consistir en cuestionar el propio concepto de paisaje industrial, pues más allá de una apreciación idealista, nostálgica y fetichizada, nos encontramos, en numerosos casos, con paisajes del dolor, de la explotación del hombre por el hombre, de expolio de los bienes naturales y de graves impactos medioambientales. Problemas que deben ser registrados desde una visión renovada de un patrimonio cultural crítico. Los paisajes industriales son escenarios de conflictos, entre los seres humanos, entre la humanidad y la técnica y entre las variables anteriores y la naturaleza en perfecta ósmosis. Hoy, éste es el reto.
[1] https://www.sostenibilidad.com/desarrollo-sostenible/antropoceno-era-impacto-ser-humano-tierra/
[2] Schlogel Karl (2007) En el espacio leemos el tiempo (Sobre historia de la civilización y geopolítica). Madrid: Editorial Siruela.
[3] http://www.juntadeandalucia.es/cultura/archivos/web_es/detalleArticulo?id=3052618d-ff82-11de-8f67-000ae4865a5f
OVERVIEW: Una nueva perspectiva de la Tierra
VerOVERVIEW: Una nueva perspectiva de la Tierra
Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Marianne Bitsch Bidart, Arquitecto del Paisaje]
Libro: Overview
Autor: Benjamin Grant
Editorial: Amphoto Books
Año: 2016

Resumen
Los avances tecnológicos han permitido que hoy tengamos imágenes extraordinarias y detalladas de la Tierra, nos permiten apreciar las conexiones que hay dentro de ella, y nos ayuda de entender y evaluar el estado actual de nuestro planeta.
Overview de Benjamin Grant es una selección de más de 200 imágenes originales de fotografías satelitales de alta resolución que, junto a una pequeña reseña, explica la ubicación de la imagen, donde se pueden apreciar ciudades, carreteras, campos mineros, ríos y bosques, entre otros. Estas imágenes de asombrosa composición muestran la vitalidad de nuestro planeta hoy en día, a través de formas, colores y contrastes, pero al mismo tiempo muestra el impacto que ha ejercido el humano en él. El objetivo de Grant no es sólo inspirar una nueva perspectiva de nuestro planeta, sino también fomentar una nueva reflexión del impacto provocado en él.
Palabras Clave: Territorio, Paisaje, Fotografía
Introducción
Overview tiene como traducción al español el concepto de visión general o conjunta, y dicho por el autor, se refiere a la impresión que experimentan los astronautas cuando miran hacia la Tierra. Pero, ¿qué es lo que incluye esta visión general? Es el paisaje desde una escala que pocos han podido observar y analizar desde esa perspectiva.
Según la RAE, Paisaje se define como la parte de un territorio que puede ser observada desde un determinado lugar, o en este caso la porción del espacio que ve el observador. Este paisaje que podemos observar en Overview, donde se incluyen las variables naturales y sociales que se van transformando en el tiempo dado su propio dinamismo. Se puede apreciar completamente el esplendor de las cosas que hemos construido, la gran complejidad de los sistemas que hemos desarrollado y el impacto que hemos tenido en nuestro planeta, que podemos observar clara y ampliamente desde la perspectiva del espacio.
A partir de las imágenes podemos identificar y entender varias situaciones a nivel global, que responden a dónde; como por ejemplo donde trabajamos, donde cosechamos, o donde nos movemos, ya que cada imagen nos ubica en un punto geográfico. Mientras que, al hacer un análisis de la imagen, podemos entender el cómo resolvemos esas situaciones.
Donde vivimos
Dentro de las imágenes que encontramos en el libro, muchas corresponden a áreas urbanas o periurbanas. En ellas podemos observar el desarrollo de las ciudades, la alta densificación o la fragmentación por causa de las autopistas, comparando diferentes situaciones de ciudades altamente densas como Tehran (Irán) que se contrapone con la baja densidad de los suburbios de Londres y sus parques. También se observa el desarrollo de ciudades en lugares geográficos curiosos, como el caso de Valparaíso (Chile), donde se observa la ciudad construida en los cerros con sus abruptas laderas, montándose sobre la geografía irregular y adaptándose a su geometría, colindando con el océano Pacífico y donde la naturaleza del mar parece amenazante.
Las imágenes de carreteras y autopistas representan el ícono de la intervención humana que fragmenta el paisaje natural. Como el paso de Los Caracoles (Chile), en la Cordillera de Los Andes hacia la frontera con Argentina, donde una fotografía perfectamente equilibrada permite observar el contraste de lo natural y lo construido, la verde cordillera, sus valles, con el gris de la carretera sinuosa y oscilante, y dentro de ella, los camiones trasladándose por esta vía. La imagen te permite reflexionar sobre el riesgo que corren quienes transitan por estos lugares y, a la vez, comparar situaciones similares a lo largo del mundo.
Además, el libro presenta fotografías de parques nacionales, reservas naturales o playas que maravillan por sus colores y formas, que finalmente se contradicen por la destrucción de otros lugares. Las imágenes mas inquietantes son las que relacionan la naturaleza impactada directamente por extracción de minerales o deforestación. La relación entre lo natural y artificial sensibiliza la belleza y fragilidad del paisaje al mismo tiempo, como, por ejemplo, la deforestación del bosque en Santa Cruz (Bolivia), impulsada por la agricultura. Se puede observar una geometría casi exacta de los polígonos de predios agrícolas, con distintos tonos de verdes, pero que a la vez está causando un daño irreparable a los bosques vírgenes de la selva.
Este paisaje general reconoce la parte por el todo y viceversa, la escala global de nuestra intervención en el territorio, del espacio que ocupamos y cómo ocupamos este espacio para vivir, para movernos y estar en la Tierra.
Conclusión
Entender el paisaje desde esta escala, nos ayuda a ser mas conscientes respecto a la situación del territorio y permite preguntarnos, ¿cómo surgieron estos sistemas?, ¿Dónde están los límites del impacto sobre la naturaleza a nivel global? ¿Cómo compartimos el territorio? Grant espera que uno tome conciencia e, idealmente, una motivación para actuar de una manera que asegure la prosperidad de la Tierra.
Es interesante observar cómo hemos habitado el planeta y entender que no somos únicos, que muchas problemáticas territoriales se repiten a nivel mundial y, para bien o para mal, somos responsables del impacto provocado, pero a la vez responsables en plantear soluciones para el futuro. En palabras de Rosa Barba “cada paisaje lleva impresa la huella de quienes lo han precedido y deja para el futuro otra huella que otros reconocerán en él. Por ello el paisaje continúa”. Tal vez aún estamos a tiempo de mejorarlo.
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Referencias
GRANT, Benjamin (2016). Overview: A new perspective of Earth. Amphoto Books. Londres.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Consultado en http://www.rae.es/rae.html
K'urpay ¿Hacia la destrucción de los paisajes andinos?
VerK'urpay ¿Hacia la destrucción de los paisajes andinos?
Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Lesly Irina Pereira Camac, Arquitecta]
Película: Nuna, la agonía del Wamaní
Autor: Jimy Carhuas Tintaya
Año: 2016

Resumen
“Nuna, La Agonía del Wamaní”, prometedora película de animación peruana que viene obteniendo reconocimientos importantes a nivel nacional e internacional, donde se observa el mensaje colectivo que resalta el valor cultural de la sierra andina y de los relatos del escritor famoso José María Arguedas con la obra «La agonía de Rasu Ñiti». El misticismo presentado, desde la canción realizada en el idioma nativo quechua, van mostrando los asombrosos paisajes andinos conformados por nevados, valles, montañas y de las comunidades alto andinas distribuidas en el territorio, donde muestran las diferentes tipologías de viviendas y su integración con el entorno, así como de su biodiversidad. Sin embargo, en el trasfondo tiene un mensaje profundo sobre la importancia que tienen los paisajes andinos por protegerlos de las constantes amenazas que vienen suscitando por la intervención del hombre.
Palabras Clave: Paisaje andino, valor cultural, destrucción del paisaje
En la actualidad, podemos apreciar que muchos de los paisajes andinos peruanos están siendo vulnerados ante decisiones políticas, como el caso “La Montaña de Siete Colores” o Cerro Vinicunca, ubicado en Cuzco. Dicho lugar fue concesionado a una empresa minera, perjudicando a las comunidades andinas, tanto a los pobladores por los problemas de contaminación que se puedan suscitar y la pérdida de su principal sustento económico basado en el turismo, así como la destrucción del paisaje natural. Existió mucha polémica y preocupación por parte de organizaciones y la población local, donde mostraron su rechazo, nacional e internacional. Con esto, se consiguió la paralización del proyecto en esta zona y la solicitud para ser establecido como área protegida por el estado, así como las coordinaciones para poder declararlo ante Unesco. Actualmente, la empresa minera ha anunciado su decisión de ceder la concesión adquirida en este emblemático patrimonio natural y cultural reconocido por los auténticos paisajes Latinoamericanos.
Como este caso, existen muchos que no tienen esta condición de patrimonio y, por ello, presentan grandes transformaciones del paisaje junto a un gran impacto ambiental negativo dado por la minería legal e ilegal del país. Un ejemplo preocupante está ocurriendo desde hace varios años en la provincia de Cajamarca, debido a los continuos trabajos que realizan las empresas Newmont Mining Corporation y Minas Buenaventura, pues vienen extrayendo oro de la mina Yanacocha, la segunda mina aurífera más grande del mundo. Los problemas generados se están manifestando en la escasez del agua y el riesgo de contaminación de las lagunas, ríos y canales de irrigación para la agricultura local. Como consecuencia, estas problemáticas han afectado a las comunidades cercanas como Choropampa y, con ello, arrastró una cadena de pobreza expresada por los pobladores. Además, es impactante la gran destrucción del paisaje montañoso de la región reflejada en grandes superficies perforadas y excavadas que rompen con la armonía sinuosa del entorno natural de los Andes peruanos.

Ante estos hechos existe un profundo mensaje al transmitir el avance de película que va más allá de expresar los efectos animados. Pues muestra a personajes como El Wamani (espíritu de la montaña) o El Amaru (espíritu del clima) como representantes de la cosmovisión andina y la naturaleza, en donde se puede denotar la importancia que tienen por protegerlos para que las comunidades puedan vivir en equilibrio e integración con su territorio. Además, el largometraje expresa con cada paisaje representativo de los Andes que el valor histórico y natural merece ser protegido al momento de planificar e intervenir en el territorio. Si no ocurre un cambio de esta tendencia, se continuará con la destrucción de estos maravillosos paisajes que, en la actualidad, están siendo destruidos por el hombre y no miden los daños que pueden ocasionar en el tiempo.
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Referencias
De Echave, J., Hoetmer, R., & Palacios, M. (2009). Minería y territorio en el Perú. Conflictos, resistencias y propuestas en tiempos de globalización, 432
Diario Gestión. (2018). MEM inicia consultas técnicas para revertir concesión minera de la Montaña de Siete Colores. Disponible en: https://gestion.pe/economia/empresas/mem-inicia-consultas-tecnicas-revertir-concesion-minera-montana-siete-colores-236576 [Recuperado el 29 de agosto de 2018]
El Comercio. (2017). “Nuna”, la animación peruana que se presentó en Cannes. Disponible en https://elcomercio.pe/luces/cine/facebook-nuna-animacion-peruana-presento-cannes-video-425137 [Recuperado el 29 de agosto de 2018]
Hacia una nueva mirada del Paisaje en el Territorio
VerHacia una nueva mirada del Paisaje en el Territorio
Revista Planeo Nº 37 Territorios y Paisajes, Septiembre 2018
[Por Valentina Santander, Arquitecto del Paisaje. Diplomado en Planificación y Gestión Urbana Integrada]
Libro: El gran libro del Paisajismo Urbano
Autor: Alex Sanchez Vidiella
Editorial: Loft Publicaciones
Año: 2012

Resumen
La urbanización es uno de los fenómenos de transformación más importantes que ocurre sobre el territorio, donde el desarrollo de ciudades reemplaza las áreas rurales y naturales. Este fenómeno ha dotado a las ciudades de infraestructura en viviendas, comercio, servicios, oportunidades de empleo y crecimiento económico, comienza a ser un lugar atractivo para vivir, aumentando rápidamente su población y su tamaño. Actualmente podemos ver cómo este crecimiento poco planificado, en relación con el medio ambiente, ha provocado una transformación agresiva y muy evidente del medio natural, el paisaje, tanto en las zonas más urbanizadas como en las rurales. Hoy en día estas tendencias de poca valoración del paisaje se han visto disminuidas, dando paso a una mayor conciencia de protección hacia el entorno natural, haciéndose el hombre en las últimas décadas cargo de estos daños planteando nuevos desafíos de generar y regenerar estos espacios. Son estas tendencias contemporáneas con relación al paisaje y territorio las que El Gran Libro del Paisajismo Urbano recopila e invita a conocer
Palabras Clave: Territorio, Paisaje, Calidad de vida
En Chile se han manifestado las mismas consecuencias de la acelerada y poco planificada urbanización que se ha vivido en gran parte del mundo, dando paso al reemplazo de nuestro territorio nacional natural en ciudades densas y desiguales, sobre todo en las metrópolis. Hoy en día, en relación con el territorio y el paisaje en el espacio urbano, hay una alta inequidad en la distribución de las áreas verdes y el espacio público en la ciudad, donde no existen parámetros de calidad estandarizados y carecen de herramientas más innovadoras para intervenir el espacio en todas sus escalas. Estas características son señales de una escasa planificación, con escasa integración de los actores involucrados que, no solo deben generar proyectos, sino también lograr que perduren en el tiempo y ayuden a mejorar la calidad de vida de todos los habitantes y la calidad urbana sobre el territorio.
La arquitectura del paisaje contemporánea está llena de contrastes y colores, las que encontramos tanto en entornos urbanos como rurales. En el sentido más funcional y social, se están empleando nuevas herramientas que permitirán los desarrollos más innovadores como la diversidad biológica, el diseño sostenible y el menor consumo de recursos.El Gran Libro del Paisajismo Urbano muestra una visión amplia de cómo el paisaje y el territorio urbanizado convergen, interpretando el paisajismo como una disciplina multidimensional, donde la arquitectura, el diseño, la planificación, la gestión, la preservación y la rehabilitación del suelo, se integran para dar paso a proyectos en diversas escalas, que de forma armónica y responsable intervienen el territorio entregando espacios de calidad necesarios para sus habitantes. El libro plantea que el arte del paisaje evoluciona con la moda, las tendencias y hoy en día también con las necesidades.
El libro está compuesto por siete capítulos, de los cuales destacaré aquellos que inspiran en la transformación del territorio en diversas escalas donde el paisaje cobra vida y se valora su importancia para el bienestar humano, ambiental y urbano. Entre estos capítulos se encuentran: a) Intervenciones a Gran Escala, que abarca proyectos en lugares naturales sin perturbar su aspecto original, con una vocación de protección ambiental y patrimonial por una actual preocupación social mejorando sus condiciones existentes; b) Parques Urbanos, basado principalmente en intervenciones que aportan a mejorar la calidad de vida de los habitantes en la ciudad, en pro de un desarrollo sostenible y un aumento de la biodiversidad perdida; y c) Plazas, que recopila los proyectos más renovadores, donde la restauración, rehabilitación y rediseño juegan un papel importante, se plantea el desarrollo más innovador en el contexto urbano, para el bien estar de ciudadanos satisfaciendo las demandas en constante crecimiento. Este capítulo muestra las estrategias centradas en energías renovables, ecología urbana, tecnologías verdes, educación ambiental y arte.
Imagen 2 – Referencias capítulos destacados
Hoy las áreas verdes y el espacio público se han convertido en una necesidad, son los espacios de recreación, esparcimiento, integración, ambientales, educativos, artísticos, deportivos, que hoy los habitantes de las ciudades requieren para mejorar su calidad de vida. El Gran Libro del Paisajismo Urbano, a través de la recopilación de diferentes proyectos ilustrados con imágenes y planos, muestra las tendencias en espacios públicos y áreas verdes tanto en áreas urbanas como rurales de diferentes países del mundo que sirven como inspiración y aspiración de hacia donde debemos conducir nuestro desarrollo en estas materias. Esta es una recomendación e invitación para ampliar la perspectiva del paisaje, el territorio, la calidad de vida humana y urbana.
Violencias y Calidad de Vida Urbana. La localización de los delitos violentos y el hacer ciudad en Santiago
VerViolencias y Calidad de Vida Urbana. La localización de los delitos violentos y el hacer ciudad en Santiago
Revista Planeo Nº35; Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por, Alejandra Lunecke Reyes; Profesora asistente Instituto de Estudios Urbanos Magister en Desarrollo Urbano, Cientista Político y Licenciada en Historia, Pontificia Universidad Católica.]
Recibido el 17 de abril de 2018, publicado el 09 de agosto de 2018
Resumen
Durante las últimas décadas, la violencia instalada en los márgenes urbanos ha sido parte del debate público en Chile y en el nivel internacional. Para explicar este fenómeno, diversos estudios muestran cómo la violencia se concentra en determinadas áreas de las ciudades, configurando el habitar en vecindarios más desventajados. A su vez, otras investigaciones constatan que no es posible explicar la violencia delictual si no se atiende a aquella violencia estructural que afecta a comunidades en estos barrios. Y es que, como destacan diversos autores, procesos macro y micro sociales se imbrican en la producción encadenada de múltiples violencias en cada espacio vecinal. Enmarcado en esta matriz de estudios, este artículo analiza de manera descriptiva cómo la localización de la violencia delictual en la ciudad Santiago se asocia con las condiciones de vida urbana. Para ello, se utilizan estadísticas policiales y el Índice de Calidad de Vida Urbana de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Así, se espera contribuir al debate sobre la violencia urbana a partir de una perspectiva que releva el lugar del desarrollo urbano integral en los procesos de producción de las violencias en los territorios.
Palabras clave: violencias, desigualdad territorial, calidad de vida urbana
Abstract
During the last decades, the violence installed in the urban margins has been part of the public debate in Chile and at the international level. To explain this phenomenon, several studies show how violence is concentrated in certain areas of the cities, configuring the inhabitation in more disadvantaged neighborhoods. In turn, other urban studies confirm that it is not possible to explain criminal violence if the structural violence that affects communities in these neighborhoods is not addressed. As several authors emphasize, macro and micro social processes are imbricated in the chained production of multiple violence in each neighborhood space. Framed in this matrix of studies, this article analyzes in a descriptive way how the location of the criminal violence in the city of Santiago is associated with the urban life conditions. For this, police statistics and the Urban Life Quality Index of the Pontifical Catholic University of Chile are used. Thus, it is expected to contribute to the debate on urban violence from a perspective that reveals the role of integral urban development in the production processes of violence in the territories.
Keywords: violence, urban inequality, urban life quality
Ciudad, desastre y religión. Incendio de la Iglesia de la Compañía en Santiago de Chile (1863)
VerCiudad, desastre y religión. Incendio de la Iglesia de la Compañía en Santiago de Chile (1863)
Revista Planeo Nº34; Territorios religiosos, Diciembre 2017
[Por, Macarena Ibarra; Licenciada en historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, M.A. en la Universidad de Leeds, Reino Unido y Ph.D en historia urbana en la Universidad de Cambridge, Reino Unido.]
Recibido el 26 de diciembre de 2017, publicado el 26 de Julio de 2018
Resumen
A raíz del conocido episodio del incendio de la iglesia de la Compañía de Santiago, el año 1863, este artículo analiza el proceso de mutación entre la concepción del desastre con un carácter divino hacia su comprensión como un fenómeno moderno y racional. Es más, se propone que esta tragedia se puede entender como un hito en el inicio de los debates sobre la prevención de riesgos y del avance en medidas más preventinas que derivarían en la creación de entidades y regulaciones a cargo de la gestión de la ciudad.
Palabras clave: Incendio de la Compañía, desastres, prevención y gestión urbana
Abstract
Following the well-known episode of the fire of the church of the Company of Santiago, in 1863, this article analyzes the process of mutation between the conception of disaster with a divine character towards its understanding as a modern and rational phenomenon. Moreover, it is proposed that this tragedy can be understood as a milestone in the beginning of discussions on the prevention of risks and progress in more preventive measures that would lead to the creation of entities and regulations in charge of city management.
Keywords: Company fire, disasters, prevention and urban management
"Centros comerciales en la región de Los Lagos, los templos de una nueva religión"
Ver"Centros comerciales en la región de Los Lagos, los templos de una nueva religión"
Revista Planeo Nº 36 Mega Urbanismo, Junio 2018
[Por Edward Rojas; Arquitecto, Premio Nacional de Arquitectura 2016]
Resumen
En el marco de la implementación de un sistema neoliberal en Chile, comienza por parte de inversionistas privados la construcción de los máximos representantes de este modelo: los Mall o centros comerciales, que han modificado no solamente las pautas de consumo de la sociedad, sino también han generado significativos impactos en la región de Los Lagos, Chile. Desde esta perspectiva, la presente columna pretende reflexionar en torno del proceso de instalación de estos Mall en la región, las irregularidades respecto de sus construcciones en zonas de valor de alto histórico y las externalidades que estas iniciativas han generado en términos urbanísticos y socioculturales para los habitantes locales.
Palabras claves: Mall, Región de los Lagos, consumo
La exitosa implantación del modelo neoliberal en nuestro país, posee como máximos íconos los grandes Mall o centros comerciales, que en el ámbito de la dimensión cultural a nivel nacional se han convertido en templos de una nueva religión llamada consumo, que rinde culto a un dios: el “mercado feroz”, y dónde sus profetas, se constituyen como ganadores inversionistas que practican el extractivismo y que en cuyas manos queda relegada la decisión de cómo y dónde deben emplazarse estas nuevas construcciones.
Los fieles de esta nueva religión somos los consumidores de los miles de productos que, como un nuevo credo, son abalorios que queremos tener y para ello contamos como devocionario con las tarjetas de crédito, que nos permiten adquirir aquello que la televisión nos alienta a consumir.
Ciudad de Panamá por ejemplo, donde regularmente viajo a hacer clases a ISTHMUS[i], está llena de centros comerciales de todos los tamaños y especializaciones. Dos de ellos son impresionantes; MULTICENTRO, ubicado en pleno centro de la ciudad moderna, llega a ser obsceno por la variedad de objetos dirigidos al mercado del lujo y donde una corbata de seda vale más que el sueldo del migrante que limpia el brillante e inmaculado piso de mármol.
El otro es ALBROOK MALL ubicado en el sector de la antigua ciudad americana, donde confluye una de las más grandes terminales de buses del Caribe, que trae a los habitantes del interior a consumir en este popular Centro Comercial, el cual debe ser el más grande de toda la región. Una verdadera ciudad donde es posible ver en el patio de comida o cargando bolsas de Dorian´s, a mujeres Kuna del Archipiélago de San Blas, con sus coloridos trajes, collares y pulseras.
Acá en el Archipiélago de Chiloé, en la región de Los Lagos, Chile, la revolución industrial llegó con un siglo de atraso, junto a la instalación de la Empresa Salmonera hace cuarenta años, lo que significó una gran transformación económica y cultural, en la medida que se pasó violentamente de un modelo de autoconsumo de pequeños propietarios agrícolas y ganaderos, al de trabajadores asalariados; con lo cual se perdieron y reacomodaron valores esenciales del habitar insular, sin considerar la contaminación cultural, visual y física de los canales.
Esta revolución fue la palanca que permitió la imposición y consolidación del modelo neoliberal que llevaría a la conversión de auto consumidores al de consumidores de los bienes del mercado.
Por lo mismo no fue extraño que a mediados de los ‘90 una empresa[ii] decidiera instalar en el centro de la ciudad de Puerto Montt un Mall de cuatro pisos, con estacionamientos subterráneos, una tienda y un supermercado ancla, algunos locales comerciales de cadenas y un gran patio de comida con una vista maravillosa al mar interior con su cordillera de fondo y sus islas que casi flotan en el paisaje.
Todo esto bajo un cielo de cristal, con escaleras mecánicas y un espacio climatizado, en cuyos pasillos había escaños donde muchas parejas se juntaban a pololear en mejores condiciones que en la lluviosa y ventosa Plaza de Armas.
El Centro Comercial Paseo del Mar, era la nueva Plaza climatizada de la ciudad; como lo reafirmaría el Premio Nacional de Urbanismo, el arquitecto Marcial Echeñique [iii] , uno de los costos que la ciudad tuvo que pagar fue “la presencia de fachadas mudas en cuanto a expresión física y muertas en cuanto a vida urbana de relación”. La que por otro lado, se vio favorecida por la conexión con la costanera mediante un paseo peatonal.
Esta construcción proponía una escala para la ciudad, que por aquellos años se debatía entre la mantención de sus grandes casonas de madera patrimoniales como parte de la memoria histórica del lugar y el cambio de escala que comenzaba a perfilarse con la construcción de edificios de nueve pisos como los del hotel Don Luis.
Este templo del consumo -a escala del lugar y entramado urbano- resultó funcional a la ciudad y un atractivo para los habitantes del Archipiélago, quienes los fines de semana hacían un largo viaje de cuatro horas en bus, incluidos los 45 minutos de transbordador, que los transportaban del fogón a la modernidad del futuro para volver a la Isla en la noche a la isla cargados de bolsas de supermercado y de retail.
Esta oferta se vuelve más extrema y la peregrinación más grande con la construcción de otro gran Centro Comercial, el Paseo Costanera perteneciente a la misma empresa, que cuenta con cines y muchos metros cuadrados de ofertas comerciales.
Un enorme Templo Comercial, que se construye en los terrenos de la antigua estación de ferrocarriles, olvidándose de ésta; convirtiéndose en un tapón de la ciudad, quitándole la vista al mar, dejando una espalda muerta y una calle sin espacio público. Y proponiendo con sus dos torres de 19 pisos, otra escala para Puerto Montt, que vuelve patente la sobredimensión del valor del suelo.
Im 1. Mall de Castro dentro de su contexto y escala urbana de la ciudad / Plataforma de arquitectura: https://www. plataformaarquitectura.cl/cl/ tag/mall-de-castro
Este Centro Comercial, novedoso aquí, antiguo y caduco en otros lugares del mundo, que podría ser un potencial aporte a la ciudad, no conforma espacio público, no se constituye en lugar de permanencia y encuentro ciudadano, no alberga al comercio local ni satisface las necesidades y anhelos de la comunidad. Y la falacia de «plaza calefaccionada» cae por su propio peso.
En el Archipiélago de Chiloé- el que a diferencia de Puerto Montt posee una tradición arquitectónica secular- la ambición sin límite de la misma empresa, promotora de los otros dos centros comerciales, lo pagaría muy caro la “muy noble y leal ciudad de Castro”, fundada hace 450 años por el adelantado Martín Ruiz de Gamboa, sobre una meseta bien resguardada con una extraordinaria vista sobre el fiordo.
En ella se desarrolló una ciudad provinciana donde el templo San Francisco de Castro, Patrimonio de la Humanidad , era el edificio más importante, destacándose en el paisaje de una ciudad que a comienzos del siglo XXI, pasaba de casas de dos pisos a edificios de cuatro pisos (10 metros de altura) más mansarda, construida bajo las rasantes, como lo permitía el plan regulador, pensado en función del tamaño de los predios, que tenían como imagen objetivo lograr la fachada continua de las cuadras les Champs Elysees en Paris.
Esta ingenua pretensión no consideró que un inversionista comprara y fundiera varios lotes pequeños hasta completar una manzana de las trazadas por Gamboa, podía construir bajo las rasantes un edificio de 15 pisos, fuera de toda escala y trama urbana.
Esto fue lo que pasó, ya que la misma empresa Pasmar, con la anuencia de la Municipalidad[iv], una débil legislación y la justa aspiración de los chilotes de hacer efectiva la ilusión de modernidad, llevaron a implantar en el corazón de la ciudad ancestral una obra absolutamente fuera de escala y lugar, que rompió la condición esencial de ser la Iglesia el edificio más relevante del lugar[v].
La judicialización de los permisos del Proyecto fue algo tardía, pensando que en el diálogo con el municipio y los vecinos, las razones imperarían. Al final, ni la corte suprema ni ninguna autoridad se responsabilizó de su labor fiscalizadora y de revisión de legalidad, haciendo la vista gorda para no resolver lo que podía causar incomodidad.
Así, el Mall de Castro es representación de la encrucijada entre el despliegue empresarial del Capitalismo Iluminista, los deseos de Modernidad de una comunidad alejada de las periferias metropolitanas y, la presencia de un contexto amigable en la dimensión político/ideológica de la administración estatal.
Esta última traza es fundamental en la acción de cristalizar proposiciones arquitectónicas capaces de romper los mundos patrimoniales de las comunidades locales, afectando las esferas identitarias y la pertinencia cultural.
Así, esta encrucijada materializa en el paisaje del archipiélago el gran cambio de religión con su nuevo templo principal, una obra impertinente que minimiza la iglesia, agrede el paisaje, afecta la vialidad y altera los modos de vida de los habitantes del lugar. Caso-Proyecto que hoy se estudia en las Universidades del mundo como un ejemplo de lo que no hay que hacer.
Im 2. Los templos de la ciudad neoliberal (Iglesia y mall de Castro) / Fuente: Biobio chile: https://www. biobiochile.cl/noticias/artes- y-cultura/actualidad-cultural/ 2017/12/01/estan-ampliando-el- mall-de-castro.shtml
Gracias a la acción y presión de un grupo de ciudadanos y el colegio de arquitectos, este edificio llegó sólo a los ocho pisos, y no a 15 como se pretendía al querer agregar al centro comercial, un hotel 5 estrellas, Centro Médico y centro de Formación Técnica y obligó a la Empresa a cambiar el material de las fachadas por uno más acorde con los materiales del lugar.
Sin embargo, el mal que dejó este Mall, está allí a la vista. Hoy sigue creciendo, sigue engordando en las alturas, ahora para recibir salas de cine, todo esto con los permisos y aprobaciones correspondientes, a pesar de sus evidentes infracciones a la normativa.
En Puerto Varas los arquitectos, vecinos y autoridades, a partir de lo sucedido en Castro y Puerto Montt, obligaron a la misma empresa a desarrollar, para el Centro Comercial Paseo Puerto Varas – emplazado a metros de la Iglesia- un edificio de acuerdo a la escala y las características arquitectónicas de la ciudad, el que de esta manera no impone si no que complementa la oferta comercial históricamente diseminada en sus casonas patrimoniales. Lo que permite convivir con cierta armonía a este templo contemporáneo del consumo con el tradicional templo religioso.
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Notas:
[i] ISTHMUS Escuela de Arquitectura y Diseño de América Latina y el Caribe.
[ii] Del empresario Jacob Mosa, cabeza del Grupo Económico Pasmar
[iii] En Encuentro: Jornada de Reflexión Técnica Intervención Mall de Castro, 10 de Agosto 2012.
[iv] El Consejo Municipal modificó el Plan Regulador de la ciudad de Castro para permitir la construcción del edificio
[v] El hecho de que las iglesias son el edificio más importante de poblados y ciudades, fue una de las condiciones por la cual 16 Iglesias de Chiloé fueron declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO el 2010 y 2011. Situación que podría llevar a que las Iglesias de Chiloé sean declaradas por la UNESACO como patrimonio en peligro.
"Un parque para la ciudad minera: Las dos caras del Proyecto Parque Kaukari en Copiapó" *
Ver"Un parque para la ciudad minera: Las dos caras del Proyecto Parque Kaukari en Copiapó" *
Revista Planeo Nº 36 Mega Urbanismo, Junio 2018
[Por Sebastián Rodríguez Leiva, Geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Chile, MSc Gobernanza de Riesgos y Recursos Naturales, Ruprecht – Karls – Universität Heidelberg, Alemania.
Johannes Rehner, Doctor (Dr. oec. publ.) y Geógrafo, Ludwig-Maximilians-Universität München (LMU), Alemania. Instituto de Geografía y Centro de Desarrollo Urbano Sustentable CEDEUS, Pontificia Universidad Católica de Chile]
*Este trabajo se desprende de un artículo publicado en la revista de urbanismo: Rehner, J. y Rodríguez, S. (2018) “La máquina de crecimiento en una ciudad minera y el papel del espacio público: El proyecto Parque Kaukari, Copiapo.” Revista de Urbanismo no 38. 1-21
Resumen
Las ciudades del norte, marcadas por la minería del cobre, denominadas ciudades en auge en Chile poseen problemáticas asociadas al desarrollo urbano y ambientales, entre otros. Copiapó es un claro ejemplo, con un extenso espacio deteriorado en el lecho del río y en sus riberas, por lo que se planteó como solución la construcción del Parque Kaukari, un proyecto de gran envergadura, de característica abierta y evidentemente público. Sin embargo, si bien, se reconoce que la construcción del parque tendrá un impacto relevante en la ciudad, con nuevas áreas verdes, espacios de encuentro ciudadano, integración social – espacial de los habitantes, conectividad y áreas de control ante eventuales crecidas del río, resulta interesante ver cómo el discurso público detrás de la construcción del parque está estrechamente relacionado con el desarrollo de proyectos privados e inmobiliarios, lo cual lleva a pensar cómo un proyecto que representa el deseo local de la ciudadanía y es financiado por el Estado, genera un beneficio económica para el agente privado.
Palabras clave: Parque Kaukari, ciudad, desarrollo inmobiliario
Como consecuencia de la fase de auge en el precio del cobre y el aumento notorio en la exportación de este mineral desde comienzos del presente siglo, es que las ciudades del norte del país, marcadas por la actividad minera, han experimentado un crecimiento importante durante la última década (Rehner et al., 2018). Este crecimiento evidencia una pauta por sobre el panorama nacional, en términos demográficos, de empleo, ingresos y recambio de población, ya sea con la llegada de migrantes o conmutantes de larga distancia, por lo cual, estas ciudades son denominadas “ciudades en auge en Chile” (Rehner et al., 2018).
Sin embargo, aún con dicho nivel de crecimiento, estas ciudades muestran una serie de problemas y contradicciones internas (Ver Im 1). Un claro ejemplo de ello es Copiapó, ciudad que en la actualidad posee a) un extenso espacio deteriorado en el lecho del río y sus riberas, atravesando y dividiendo la ciudad de forma impactante; b) una marcada crisis hídrica, con la cuenca del río Copiapó en un déficit permanente, a excepción de eventos poco frecuentes asociados a lluvias en la zona cordillerana (Bitrán et al., 2014); c) un déficit en la superficie de áreas verdes con sólo 35 ha, por debajo de las 125 ha que establece la OMS o las 85,7 ha según el estándar nacional (PNUMA, 2007, p. 63); y d) una deficiente calidad urbana, especialmente de espacios públicos.
Im 1. Lecho del río Copiapó, atravesando y dividiendo la ciudad / Fuente: Colección propia.
Para dar respuesta a estas problemáticas ambientales y del desarrollo urbano en la ciudad, es que en 2010 se planteó como solución la construcción del Parque Kaukari, con un costo de $30.000 millones, financiado por el sector público a escala local y nacional principalmente por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo; y con una superficie de 58 ha (Ver Im 2). Así, este parque representa un proyecto de gran envergadura para Copiapó, superando ampliamente en superficie a otros parques a nivel nacional. En particular, se plantea que el Parque Kaukari será dos veces más grande que el Parque Bicentenario en la comuna de Vitacura y de un tamaño similar al Parque O´Higgins en la comuna de Santiago, ambos localizados en la Región Metropolitana (Plataforma urbana, 2014).
Im 2. Proyecto Parque Kaukari en la ciudad de Copiapó / Fuente: Colección propia.
En este contexto, una perspectiva o interpretación de este caso, es que se espera que la construcción del Parque Kaukari tenga un impacto significativo para Copiapó, dotando no sólo de nuevas áreas verdes a la ciudad, sino que también, desde la concepción del parque como espacio público, considerando la morfología y funcionalidad, este podría integrar zonas que se encuentran separadas por el lecho del río, permitiendo así, el tránsito de personas, el encuentro ciudadano, la opinión pública y el desarrollo de diferentes actividades de esparcimiento y actividades de ocio, transformado este espacio en un lugar atractivo para la comunidad. Asimismo, desde una perspectiva urbanística y gestión del riesgo, el parque contendrá un área de inundación para posibles eventos de crecida del rio.
Por su parte, se espera que el Parque Kaukari tenga un fuerte impacto en el desarrollo urbano de sus inmediaciones, ya que en el diseño de este aparecen explícitamente nuevas zonas para el desarrollo inmobiliario de mayor altura y densidad, en comparación al área construida actualmente (Ver Im 3). Esto, representa un elemento llamativo y permite ahondar en la interpretación que da lugar a la otra cara de este caso, discutiendo cómo la construcción del parque puede genera no sólo los efectos planteados anteriormente, sino que también, y desde una perspectiva económica, en la construcción de este parque está implícito el beneficio del sector inmobiliario en esta dinámica y por ende, del agente privado en una obra que surge como una demanda local y en la que el Estado se hace partícipe no sólo desde el nivel nacional, sino que también regional.
Im 3. Diseño del Parque Kaukari y desarrollo inmobiliario en su entorno / Fuente: Parqueurbanokaukari, 2012
En este sentido, es que, en el discurso de diferentes actores – principalmente provenientes del sector público – se encuentran elementos que sostienen lo anterior. En particular, el entonces Ministro de Vivienda y Urbanismo, Rodrigo Pérez Mackenna, planteaba que el Parque Kaukari se podría transformar en el articulador del desarrollo urbano en la ciudad (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2010). Esto, si se complementa con lo planteado por Pablo Carrasco Milla, el entonces Secretario Regional del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, en que la construcción del parque permitiría “recuperar 160 hectáreas de zonificación de suelo para la inversión inmobiliaria” (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2010), se puede vislumbrar cómo detrás de la construcción del parque está instalada la idea – discurso de actores públicos provenientes de la escala nacional y regional – de obtención de beneficios para el agente inmobiliario, de característica privada.
Asimismo, en el discurso público se hace mención de dos elementos de relevancia. Primero, se plantea la inclusión de la ciudadanía en la construcción del parque, pero también en el desarrollo de proyectos privados en este espacio y su entorno, donde Pablo Carrasco Milla plantea que “se ha instalado la importancia de la recuperación del río como espacio de desarrollo de nuevos proyectos tanto públicos como privados” (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2010). Segundo, se recurre a aspectos como el orgullo y el simbolismo de este parque para los habitantes de Copiapó. En particular, se evidencia que, en el primer mandato de Sebastián Piñera, el presidente redujo lo cívico a símbolos nacionales y no al encuentro y debate político que tendría el parque para los habitantes, manifestando que “tendrá un significado muy especial, porque en él se instalará la Bandera Bicentenario, convirtiéndola en una gran plaza cívica, que nos hará recordar lo orgullosos que estamos de ser chilenos” (El Diario de Atacama, 2013).
Considerando lo anterior, es que si bien, la construcción del gran proyecto Parque Kaukari dará respuesta a una serie de problemáticas de carácter ambiental y de desarrollo urbano de la ciudad de Copiapó, resulta interesante ver cómo en los discursos asociados a su construcción, mensajes provenientes principalmente de actores públicos, recurriendo al sentimiento de orgullo y al deseo local de la ciudadanía, se encuentran elementos con un marcado énfasis en el desarrollo de proyectos de carácter privado en el parque mismo y en su entorno inmediato, generando posiblemente externalidades positivas para el agente inmobiliario.
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Referencias
Bitran, E. Rivera, P., & Villena, M. (2014). Water management problems in the Copiapó Basin, Chile: markets, severe scarcity and the regulator. Water Policy 16, 844–863.
El Diario de Atacama. (2013). Presidente Sebastián Piñera puso la primera piedra del proyecto Kaukari. (En Línea). Fecha de consulta: 25 mayo 2018. Disponible en: www.eldiariodeatacama.cl
Ministerio de Vivienda y Urbanismo (2010). Parque Urbano Kaukari. Seremi Región de Atacama: Fecha de consulta: 25 de mayo de 2018. Disponible en: http://www.minvuatacama.gob.cl/ opensite_det_20101203125650.aspx
Parque Urbano Kaukari (2012). El Parque Urbano Kaukari. (En Línea). Fecha de consulta: 30 de mayo de 2018. Disponible en: http://parqueurbanokaukari.blogspot.com/2012/05/bienvenidos-nuestro-blog.html
Plataforma Urbana (2014). Parque Kaukari: Este año se abrirá la 1° etapa del parque que recupera el río Copiapó. (En Línea). Fecha de consulta: 30 de mayo de 2018. Disponible en: http://www.plataformaurbana.cl/archive/2014/09/26/parque-kaukari-este-ano-se-abrira-la-1%C2%AA-etapa-del-parque-que-recupera-el-rio-copiapo/
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. (2007). Perspectivas del Medio Ambiente Urbano: Geo Copiapó. PNUMA, P.113.
Rehner, J., Rodríguez, S. & Murray, W. (2018). Ciudades en auge en Chile: Rol de la actividad exportadora en la dinámica del empleo urbano. EURE Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales, 44(131), 151 – 171.
“El Megaurbanismo en Chile: planificación urbana y financiarización de la vivienda”
Ver“El Megaurbanismo en Chile: planificación urbana y financiarización de la vivienda”
Revista Planeo Nº 36 Mega Urbanismo, Junio 2018
[Por Fernando Cazco, Arquitecto (Universidad de las Américas), Ecuador. Estudiante Magister Desarrollo Urbano (P. Universidad Católica de Chile]
Resumen
Los megaproyectos de vivienda en altura se han convertido en el símbolo de una ciudad planificada, eficiente y sostenible; sin embargo, hacer efectivo el derecho a la vivienda es cada vez más difícil, en una urbe en la que coexisten edificios inteligentes de departamentos vacíos con campamentos informales periféricos saturados. En Latinoamérica, en los últimos años, la construcción de grandes proyectos inmobiliarios ha generado polémica, tal como sucede con el caso del megaproyecto inmobiliario, en el sector de Plaza Egaña, cuestionado por los vecinos de las comunas de Ñuñoa y La Reina, que abre una gran interrogante: ¿Cuál es el objetivo de la planificación urbana actualmente?
Palabras Clave: Vivienda, planificación, financiarización.
Las ciudades globales exitosas generan una mayor desigualdad, debido a que en los proceso de planificación se olvida a la población vulnerable y se prioriza la generación de utilidades para la inversión de capitales privados. Así, se ajustan a conveniencia las leyes, normativas y gobernanza local, se modifica el paisaje urbano, en beneficio de una lógica mercantil que nos ha encaminado a una nueva crisis urbana (Florida, 2017).
En Latinoamérica, este fenómeno se presenta de forma más polarizada, con desigualdades sociales y económicas extremas, debido, entre otros factores, a un acelerado crecimiento de las ciudades y a la falta de una adecuada planificación urbana. El proceso de urbanización en los países latinoamericanos tiene un patrón recurrente: se ha dado, primordialmente, alrededor de una única ciudad, cuyo crecimiento ha sido expansivo, disperso y acelerado. Esta situación ha planteado nuevos desafíos y nuevos retos a la planeación y gestión urbana (De Mattos, 2013).
En Santiago de Chile es evidente la gran inversión inmobiliaria. El proyecto de construcción de las torres en Estación Central es un ejemplo paradigmático de las consecuencias de la crisis de la planificación urbana que enfrentamos: gracias a un inadecuado y cómplice control normativo, las empresas inmobiliarias obtienen grandes utilidades, a costa del deterioro de la calidad de vida de las personas. A la luz de este caso, se ha abierto la discusión sobre las consecuencias que tendría la construcción del megaproyecto inmobiliario Plaza Egaña, de cuatro torres de más de 30 pisos, cerca de la parada de la Línea 4 y la futura Línea 3 del metro. En una entrevista reciente, Javier Ruiz-Tagle (24 horas, 2018), denuncia que este proyecto degradará la calidad de vida de los habitantes, tanto para los que vivirán dentro como los que vivirán en su área de influencia, ya que causará saturación de la infraestructura vial y una disminución de la calidad de las condiciones ambientales.
Este proyecto prioriza los departamentos tipo lofts, de un solo dormitorio, y prevé un aumento de 5000 habitantes en las comunas de Ñuñoa y La Reina; lo que evidencia el interés de la inmobiliaria de atraer una población joven y transitoria, y dejar fuera del proyecto a los habitantes oriundos de estas comunas, cuyas familias tienen un promedio de entre tres a cinco miembros. Según Martí (2005), el modelo inmobiliario de los lofts genera viviendas pequeñas y costosas, asequibles solamente para una clase emergente, que expulsa a los habitantes originarios; este modelo lo podemos ver operando en la realidad chilena, con todas sus externalidades negativas: el costo de los arriendos sube de forma rápida y desmedida, en relación a los ingresos familiares, haciendo que el sueño de los sectores de clase media y popular, de tener vivienda propia, sea cada vez más lejano.
La percepción ciudadana sobre la financiarización de la vivienda, se expresa en su preocupación por el alza de los precios de arriendo. “Chile caro, arriendo$ ¿caros?” es la consigna de protesta de los chilenos, frente al cada vez más difícil acceso a la vivienda. Varios reportajes sobre el tema, evidencian que los arriendos en Santiago han aumentado en un 100% este último año. Teodiso Cayo, miembro de Cayo y Arenas Tasaciones, asegura que el arriendo promedio en Santiago es de 200 mil pesos, siendo muy difícil encontrar vivienda a un precio inferior. (Ahora Reportajes, 2018).
El precio del arriendo representa aproximadamente el 50% al ingreso familiar, que en promedio esta en 517.540 pesos (INE, 2017), sin embargo, este porcentaje es mayor al 30% (Millar, 2010) que se recomienda destinar al pago de la vivienda. Según Marcos Kremerman (Ahora Reportajes, 2018), economista de la Fundación Sol, afirma que el 80% de la población de mayores de 18 años esta endeuda para poder pagar el arriendo, de esta población 4´400.000 personas están morosas y el 76% de ellas reporta ingresos menores a 500 mil pesos.
Por otra parte, si bien los programa de vivienda social en Chile, como el otorgamiento de subsidios habitacionales, han dado buenos resultados al facilitar el acceso a la vivienda. Según Rodríguez & Sugranyes, (2004), el resultado de veinte años de una política exitosa de financiamiento de vivienda social, no es solo de cantidad sino también de una calidad en la intervención del entorno.
Sin embargo, es necesario pensar en una nueva política de vivienda social, que cambie las reglas de juego (Smolka & Mullahy, 2007), a fin de insertar a los usuarios vulnerables dentro de la ciudad y no arrojarlos a la periferia. Esta nueva política se sustentaría en la inversión directa del estado en proyectos para vivienda en arriendo. Actualmente, iniciativas como las adelantadas en el mismo caso de Chile, en el sector de Recoleta, han sido planificadas para aportar a la solución de esta problemática. Jadue, alcalde de la comuna de Recoleta, está promoviendo la construcción de proyectos de vivienda en arriendo, con un costo no superior del 25% del ingreso familiar (La Tercera, 2018); de esta forma, el estado crea una base de competencia en calidad en precios, frente al desarrollo de proyectos privados en el mismo sector, lo que serviría como herramienta para regular el mercado de alquiler.
En este contexto, la nueva planificación urbana tiene como uno de sus principales retos el desmercantilizar la vivienda, a través de la priorización de proyectos de vivienda colectiva y corporativa, que garanticen la permanencia de los usuarios de los sectores intervenidos, sean estos propietarios o arrendatarios. Para ello, como lo afirma Rolnik (2017), es importante que los movimientos sociales y políticos exijan un cambio en las políticas públicas de desarrollo urbano y una mayor regulación del mercado, frente a las alzas de arriendo, y que se generen proyectos urbanos de innovación y experimentación a nivel local.
Si se continúa promoviendo megaproyectos que solo miran el beneficio de los inversionistas, que destruyen el tejido social y deterioran el medio ambiente de los sectores donde se implementan, el resultado a mediano plazo será precarizar, aún más, la calidad de vida de los habitantes, agravar la problemática social e incrementar el descontento popular.
En párrafos anteriores se resaltó la importancia de una mayor participación e involucramiento de la ciudadanía, en la solución de sus problemas y en la construcción de nuevas alternativas a la planificación urbana. En este sentido, es que el SEA (Servicio de Evaluación Ambiental) haya abierto espacios de diálogo con los vecinos, para debatir sobre el proyecto a desarrollarse en Plaza Egaña (La Tercena, 2018), genera muchas expectativas, tanto en los involucrados como en los investigadores de los procesos de planificación urbana: en estos espacios de diálogo debe construirse, participativamente, una solución consensuada entre todas las partes, ya que si bien este tipo de megaproyectos promueven el desarrollo económico de la ciudad, deben complementarse con proyectos de vivienda social local (Katz & Nowak, 2018) y/o con políticas que regulen el mercado inmobiliario y protejan a la población más vulnerable.
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Referencias bibliográficas
24 horas, (2018). Mega proyecto en Plaza Egaña: ¿Ícono del crecimiento de Ñuñoa o un despropósito? Recuperado de: http://www.24horas.cl/nacional/mega-proyecto-en-plaza-egana-icono-del-crecimiento-de-nunoa-o-un-desproposito-2686883
Ahora Reportajes, (2018). Aumentó en un 100% el valor de los arriendos en Chile. Recuperado de: http://www.ahoranoticias.cl/programas/reportajes/222196-ahora-reportajes-aumento-en-un-100-el-valor-de-los-arriendos-en-chile.html
De Mattos, C. A. (2013). De la Planificación a la Governance: implicancias para la gestion territorial y urbana.
Florida, R. (2017). The new urban crisis: How our cities are increasing inequality, deepening segregation, and failing the middle class and what we can do about it. Hachette UK.
INE, (2017). Instituto Nacional de Estadísticas. Recuperado de: http://www.ine.cl/prensa/detalle-prensa/2017/07/25/ingreso-laboral-promedio-mensual-en-chile-fue-de-$517.540-en-2016
Katz, B., & Nowak, J. (2018). The New Localism: How Cities Can Thrive in the Age of Populism. Brookings Institution Press.
La Tercera (2018). Torres Plaza Egaña: SEA abre participación ciudadana por un mes. Recuperado de: http://www.latercera.com/nacional/noticia/torres-plaza-egana-sea-abre-participacion-ciudadana-mes/109232/
La Tercera, (2018). Recoleta crea modelo de arriendo que costará el 25% del ingreso familiar. Recuperado de: http://www.latercera.com/nacional/noticia/recoleta-crea-modelo-arriendo-costara-25-del-ingreso-familiar/52238/
Martí, M. (2005, September). El proyecto 22@ bcn: glocal governance, renovación urbana y lucha vecinal en Barcelona. In VII congreso Español deficiencia Política y de la Administración. Democracia y buen Gobierno (pp. 89-104).
Millar, H. L. (2010). Re-housing street-involved youth in Metro Vancouver.
Rodríguez, A, & Sugranyes, A. (2004). El problema de vivienda de los «con techo». EURE (Santiago), 30(91), 53-65. https://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612004009100004
Rolnik, R. (2017). Guerra dos lugares: a colonização da terra e da moradia na era das finanças. Boitempo Editorial.
Smolka, M. O., & Mullahy, L. (2007). Perspectivas urbanas: Temas críticos en políticas de suelo en América Latina. Lincoln Institute of Land Policy.
"Bigger is better? La disyuntiva de los mega proyectos urbanos"
Ver"Bigger is better? La disyuntiva de los mega proyectos urbanos"
Revista Planeo Nº 36 Mega Urbanismo, Junio 2018
[Por Fernando Narváez Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente]
Libro: Megaprojects and Risk. An Anatomy of Ambition
Autores: Bent Flyvbjerg, Nils Bruzelius, Werner Rothengatter
Editorial: Cambridge University Press
Año: 2003
Resumen
Los mega proyectos urbanos surgen como herramienta política y de transformación urbana, éstos tienen su auge después de la segunda guerra mundial cuando los gobiernos buscaron estimular las economías a través del financiamiento de obras públicas de gran escala. El libro Megaprojects and Risk. An Anatomy of Ambition presenta los mega proyectos y enfatiza la necesidad de ellos, pero desde una perspectiva social y económica analiza el riesgo de la ejecución de los mismos.
Palabras Clave: Mega proyectos, riesgo, desarrollo económico
En un mundo globalizado caracterizado por una vertiginosa urbanización y un ambiente de desregulación, los mega proyectos urbanos surgen como herramienta política y de transformación urbana, los cuales se sustentan y justifican bajo la premisa de que a partir de ellos se potenciará el desarrollo económico. Los mega proyectos se orientan principalmente hacia obras de infraestructura, lo anterior debido a que se han convertido en el elemento principal de toda actividad económica: autopistas, aeropuertos, líneas férreas y túneles son algunos de los más recurrentes. Según los establecen Altshuler & Luberoff (2003), la era de los mega proyectos surge después de la segunda guerra mundial cuando los gobiernos buscaron estimular las economías a través del financiamiento de obras públicas de gran escala.
Actualmente, es común la “práctica” del mega proyecto; por ejemplo, en Europa destacan el puente Öresund que conecta Dinamarca y Suecia o el tren Maglev entre Berlín y Hamburgo que son proyectos de infraestructura de miles de millones de dólares. Dentro de Latinoamérica también es posible identificar algunos mega proyectos como el Gasoducto Sur Peruano, el Túnel de Agua Negra que constará de un paso fronterizo entre Argentina y Chile o el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. A partir de lo anterior, es posible afirmar que actualmente los mega proyectos de infraestructura tienen un rol clave en el orden mundial para la movilidad de información, bienes y personas, es decir, son fundamentales en la nueva política y para el territorio.
El libro Megaprojects and Risk. An Anatomy of Ambition presenta una conceptualización de los mega proyectos y enfatiza la necesidad de ellos, pero desde una perspectiva social y económica analiza el riesgo de la ejecución de los mismos. Megaprojects and Risk inicia con la definición de mega proyectos, se establecen como las obras de ingeniería civil más grandes, vastas y complejas. Es decir, son proyectos que se caracterizan por su gran dimensión lo cual plantea un reto para los instrumentos, la ejecución y el financiamiento. Por lo tanto, llevarlos a cabo requiere que se reúnan recursos de una región -o de la misma nación- durante un periodo de tiempo prolongado.
Sin embargo, es posible afirmar que durante la última década se generó un aumento de mega proyectos de infraestructura, debido a que viene respaldado por un trabajo en conjunto del gobierno nacional y supranacional, el capital privado y organizaciones que se relacionan con el desarrollo. Por ello, el libro lo que busca es invitar a la reflexión a partir de vincular la de mega proyectos con la idea de riesgo que existe. Es decir, se considera que la construcción de mega proyectos es una responsabilidad importante y que un lugar, región o país puede verse afectado por una deliberación inadecuada.
Los autores consideran que el principal error es que los estudios y evaluaciones que se hacen para predecir o asumir la factibilidad de los mega proyectos es que se fundamentan en un “mundo newtoniano predecible de causa y efecto”, donde todas las cosas y variables se comportan de acuerdo con lo que se planificó previamente. Pero la realidad es totalmente distinta, los megaproyectos son altamente riesgosos.
Es posible seccionar el libro en dos partes, en la primera parte se critica el enfoque que se tienen para el desarrollo de los megaproyectos. Establecen que dentro de un escenario donde se presenta cada vez más esta tipología de proyectos, la calidad y el desempeño de los mismos tiene grandes vacíos en términos económicos, de medio ambiente y social. En la segunda parte abordan una propuesta de solución que se basa en el riesgo y en las instituciones. Los autores afirman que los mega proyectos deben desarrollarse con base en una toma de decisiones más democrática y que a partir de ello se podrá encontrar crecimiento económico, político y social.
El libro permite comprender algunas aristas relacionadas con los mega proyectos; sin embargo, enfatiza en la viabilidad y riesgo, dejando otras aristas como el papel del Estado, los aspectos esenciales de los proyectos o los retos que tienen los mega proyectos que están insertados en la ciudad. Además, en su parte final presenta un ejemplo que se encuentra lejano a la realidad latinoamericana, por lo que se considera que su aporte no es sustancial.
En Latinoamérica existe un factor importante que no es mencionado en el libro, la corrupción. A partir de este factor, se ha generado que algunos proyectos presenten costos excesivos, redefinición y atraso de proyectos e impactos negativos no previstos. En consecuencia, el público en general se muestra con cierta incertidumbre o negativo ante este tipo de proyectos, pero cabe aclarar que los mega proyectos no solo son proyectos de infraestructura, sino que además pueden ser: la renovación del centro/casco histórico, la transformación de zonas industriales en nuevas zonas de uso mixto o proyectos que se relacionan con vivienda social. A manera de conclusión, los megaproyectos son herramientas útiles para generar un desarrollo económico, siempre y cuando el proceso de planificación y el financiamiento sea transparente, además deberá estar acompañado de beneficios o compensaciones sociales, ambientales, económicos y urbano/territoriales. La inserción de este tipo de proyectos siempre deberá privilegiar un enfoque integrado que aborde las necesidades de los diferentes actores del territorio.
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Referencias
Altshuler, A. & Luberoff, D. (2003). Mega Projects. The Changing Politics of Urban Public Investment. Brookings Institution Press and Lincoln Institute of Land Policy. Virginia.
"Fábrica de ciudades: de la fábrica 420 a ciudad 24"
Ver"Fábrica de ciudades: de la fábrica 420 a ciudad 24"
Revista Planeo Nº 36 Mega Urbanismo, Junio 2018
[Por Edna Rojas; Magíster en Desarrollo Urbano por la Universidad Católica de Chile]
Película: Ciudad 24
Dirección: Jia Zhangke
Año: 2008
Resumen
Bajo un formato de documental y grandes dosis de sensibilidad, Jia Zhang-ke expone el costo social de los cambios que aborda China en la actualidad a través de entrevistas a trabajadores reales de la antigua fábrica 420; un recuento de experiencias que los unen emocional y materialmente a la planta. Abarca tres generaciones: los cincuenta, momento de arribo de la fábrica en Chengdu; finales de los setenta, década en la que la producción aeronáutica decae; y el presente, momento crítico en el que la fábrica es vendida a una empresa inmobiliaria para promover la rehabilitación física y económica del lugar.
Palabras Clave: Ciudad industrial, Globalización, Destrucción creativa
La película Ciudad 24 expone las situaciones generadas alrededor de la desmantelación de una fábrica obsoleta de componentes aeronáuticos para dar paso a la construcción de un complejo residencial, de oficinas y servicio de alta gama sobre los restos de la Fábrica 420 del Grupo Chengfa. Este lugar fue hogar de quienes en 1958 fueron trasladados a Chengdú desde muchos lugares del país para crear de la nada una ciudad industrial, para posteriormente ceder paso a la especulación inmobiliaria y los servicios financieros en un contexto de globalización y apertura económica que poco espacio deja para los habitantes tradicionales de la antigua ciudad industrial.
Al fin de la guerra civil china y como parte de una estrategia militar y política para preservar la fuerza de la nación y alejarse de la vulnerabilidad de la tierra costera, se inicia un proceso de migración de la industria pesada hacia el oeste del país y la construcción de más de 640 fábricas en una región remota y montañosa. Bajo el modelo de una economía planificada, y con la inversión de más del 80% del presupuesto nacional, Chengdú se logró posicionar como el comando central de la región suroeste, consolidando una fuerte industria aeronáutica albergada en talleres de gran escala que conformaban la Fábrica 420.
Este proceso de industrialización acarreó grandes obras de ingeniería e infraestructura que soportaba una amplia demanda de operarios y materiales. El sistema de operación especializado e intensivo logró rápidamente una gran rentabilidad, los operarios y sus familias recibían prestaciones sociales y beneficios como áreas residenciales, calefacción, educación, clubes de ocio, pensiones, hospitales y empleo permanente. La fábrica 420 funcionaba como un microcosmos autosuficiente, una ciudad dentro de la ciudad, en el que la vida diaria de los empleados y su familia se desarrollaban plenamente; sus vidas estaban indisolublemente ligados a la ciudad industrial.
Años mas tarde, y tras el fracaso de las fuertes medidas socialistas, el país comienza a enfrentar una profunda crisis desencadenando conflictos internos y como resultante, un estancamiento económico y una industria cada vez menos rentable. Tras la obsolescencia de la industria pesada armamentista se evidencia la transformación de la fábrica 420 hacia una industria ligera orientada a generar productos de consumo manufacturados; incorporándose nuevos métodos de trabajo intensivo (acotados a tiempos semi-globalizados de productividad horas hombre), como también los primeros indicios de la exportación en masa. Atestiguándose así la entrada de la nueva fábrica 420 en Chengdu, y de China al mercado global.
Paulatinamente se establece una apertura económica general, que logra el establecimiento de regiones económicas especializadas para captar la inversión extranjera, principalmente atraída por la mano de obra barata. En este contexto, la apertura al capitalismo global, así como la progresiva financiarización de la economía de la mano de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), condujo a una sostenida pérdida de competitividad de la Fábrica 420 de Chengdú que finalizó en su inminente cierre.
La clausura de la fábrica 420, escenario y punto neurálgico de la ciudad industrial, trajo consigo insoslayablemente el fin de un estilo de vida sostenido a lo largo de varias generaciones de habitantes, para quienes la fábrica y su ciudad asociada constituyeron los límites de la cotidianeidad en todas sus aristas: trabajo, ocio, educación, relaciones sociales, etc. El cierre de la fábrica condujo a la relocalización de su población y la inminente reconversión de sus terrenos para otras actividades, principalmente el desarrollo inmobiliario (y posterior especulación asociada al mismo) a través de fuertes procesos de destrucción creativa, alejándolos de la posibilidad de mantenerse en su ciudad, toda vez que la modernidad que se abre paso no permite lugar para ellos.
Chengdu City aún se encuentra en expansión, la fábrica 420 se ubicaba en el centro de la ciudad vieja la cual ya no es una zona adecuada para una fábrica (…) Pronto, una moderna zona residencial de viviendas denominada “Ciudad 24” se levantará en este lugar. La fábrica 420 utilizará las ganancias de esta venta para modernizar su tecnología, lo que asegurará que la industria aeronáutica será pionera en los próximos 50 años – (Zhao Gang en City 24, 2008)
Lo que el documental “Ciudad 24” indica, más que la caracterización precisa de cierta forma de industria es el proceso de evolución social y territorial durante el momento de destrucción creativa, la transformación del ambiente construido. Lo trascendental del relato es principalmente el componente humano o costo social existente como consecuencia de cada una de las macrodecisiones políticas o económicas del país en general, o bien de las estructuras financieras globales. Dentro de estas irrupciones consecutivas a la vida cotidiana, lo que en general persiste es el sentido de arraigo de la población al territorio, incluso ante la demolición física de un pasado común.
"Medios, Transparencia y el Nuevo Aeropuerto"
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Revista Planeo Nº 36 Mega Urbanismo, Junio 2018
[Por Rosalba González Loyde; Maestra en Desarrollo Urbano por la Pontificia Universidad Católica de Chile, Licenciada en Comunicación por la UNAM. Profesora de Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México]
Resumen
Los aeropuertos son mega infraestructuras, su impacto no refiere únicamente al de la edificación del aeropuerto sino a la gran demanda de suelo que generan a su alrededor y el impacto en el territorio en el que se emplazan. El Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) ha sido cuestionado desde su presentación, ya que el proceso público ha sido poco transparente y dado el escenario electoral actual y el contexto social del territorio donde se emplaza el proyecto, podría generar movilizaciones sociales que frenen por completo el proyecto.
Palabras clave: megaproyectos, transparencia, participación ciudadana
Im 1. Render Proyecto Naim. Fuente: Gobierno Federal, México. 2014
América Latina es la región más urbanizada del mundo. Algo que el discurso de desarrollo nos ha vendido como algo positivo es, en realidad, resultado de la creciente desigualdad en las zonas rurales en la región (Corti, 2018). A pesar de ello, el discurso de los gobiernos de la región es el de la urbanización como sinónimo de desarrollo. Esto viene de la mano con la construcción de grandes infraestructuras que se convierten en hitos dentro de los territorios que las albergan, como los aeropuertos.
Para Sassen, los aeropuertos son infraestructuras que forman parte del medio ambiente de las ciudades globales, su función en el actual sistema económico no es sólo el de nodo de comunicación, sino también el de tarjeta de presentación dentro del esquema de ciudades competitivas. Ello implica que deben cumplirse una serie de atributos, lo que viene a articular el principio de homogeneización “de las ciudades y las regiones globales debido a la intensidad y rapidez de la reconstrucción urbana en tales áreas” (Sassen, 2007, 30). En esta línea, los aeropuertos están enmarcados en su función de terminal de transporte y conexión, así como indicador –espectacular- de desarrollo a nivel global.
Durante décadas la reubicación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue tema del gobierno federal, el crecimiento económico de México y su relevancia como destino financiero y turístico comenzó a obviar la necesidad de una renovación o reubicación de la infraestructura que permitiera mayor alcance. Sin embargo, crisis económicas y escenarios políticos adversos frenaron en diversas oportunidades la realización del proyecto, hasta esta última gestión del gobierno federal mexicano.
El proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México[1] ha sido uno de los proyectos más ambiciosos de los últimos sexenios en México. Una calificación que no está únicamente anclada al impacto global que es capaz de generar una infraestructura aeroportuaria para una región o incluso un país, sino también al impacto territorial que implica asentarse en colindancia con la zona más poblada y densa de todo el país: el oriente de la Zona Metropolitana del Valle de México y zonas semiurbanas como Atenco.
Pese a lo anterior, el proyecto fue presentado en 2014 con un discurso donde predominó la espectacularidad y el nacionalismo; y las explicaciones sobre los impactos que generaría el proyecto fueron de escasos a nulos. Esto permeó en gran medida sobre los medios de comunicación que replicaron el discurso de la espectacularidad invisibilizando los impactos que tendría la implementación del megaproyecto en la zona oriente de la ciudad.
Dada la escalaridad de estos grandes proyectos urbanos, los controles de transparencia y rendición de cuentas deben ser efectivos pues, en lo general, la implementación de éstas intervenciones supera los períodos de gobierno por lo que se requiere control financiero y de actores sociales. En este sentido, Flybverg (2012) expone que la participación ciudadana y los medios de comunicación son actores fundamentales en este proceso, pues no sólo funcionan como fiscalizadores de los proyectos sino que, dada una buena gestión, también lo legitiman y permiten su adecuada integración en el territorio.
Los medios de comunicación al participar como críticos y no como voceros de megaproyectos, permiten generar un ambiente para el diálogo, lo que hace posible que personajes antagónicos tomen postura de manera temprana y puedan ser identificados para negociaciones y evitar conflictos que mermen la capacidad de integración del proyecto o que, en casos extremos, frenen su realización.
Para el caso del NAIM los mecanismos de transparencia han sido limitados. En los primeros meses luego de la presentación del proyecto diversos organismos locales e internacionales realizarón observaciones sobre el proyecto, entre los que destaca el de la OCDE (2015) en donde, en temas de transparencia, se recomendó a los gestores del proyecto hacer públicos los informes de impacto ambiental, social y otros. Sin embargo, el sitio web (http://www.aeropuerto.gob.mx/), que ha sido modificado en múltiples ocasiones, eliminó en el segundo año del proyecto los discursos de presentación del proyecto y la información solicitada por distintos organismos fue presentada de forma parcial o simplemente no fue presentada.
A cuatro años de la presentación pública del proyecto del NAIM, la información continúa siendo escasa y este escenario, sumado al contexto político y social del país, genera incertidumbres que podrían provocar movilizaciones que reflejen el descontento existente para aquellos que han sido invisibilizados sistemáticamente en la planeación del proyecto y que hoy ya sufren las consecuencias de la reubicación del aeropuerto.
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Nota:
[1] Inicialmente tenía el nombre de Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, pero dado que el proyecto ya no se encontrará dentro de la administración territorial de la Ciudad de México, el gobierno federal ha decidido denominarlo Nuevo Aeropuerto Internacional de México, sin embargo, la prensa ha continuado denominando al proyecto con su primer nombre. La aclaración no es nimia dado los conflictos políticos y territoriales que se han gestado desde hace ya varias décadas entre el hoy extinto Distrito Federal (Ciudad de México) y el estado que lo rodea: Estado de México.
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Referencias:
Corti, Marcelo (2018, 31 de mayo). El estado de las ciudades latinoamericanas. Revista Nueva Sociedad, Recuperado de https://bit.ly/2Jl9bKi.
Flyvbjerg, B. (2012). Why mass media matter to planning research: the case of megaprojects. Journal of Planning Education and Research, 169-181.
México. Gobierno Federal Mexicano (2017). Mecanismo de Información y participación pública del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Recuperado de: https://bit.ly/2kFvDQ9.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE. (2015). Desarrollo efectivo de megaproyectos de infraestructura. El caso del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudd de México. Recuperado de http://dx.doi.org/10.1787/9789264249349-e
Sassen, S. (2007). El reposicionamiento de las ciudades y regiones uranas en una economía global: ampliando las opciones de políticas y gobernanza. EURE, 33 (100), 9-34.
Entrevista a María José Larrondo: “Un mega proyecto será productivo y será desarrollo en tanto se analicen las capacidades que posee la ciudad de soportar el proyecto donde quiere llevar a cabo y en base a eso desarrolla parte de la ciudad”
VerEntrevista a María José Larrondo: “Un mega proyecto será productivo y será desarrollo en tanto se analicen las capacidades que posee la ciudad de soportar el proyecto donde quiere llevar a cabo y en base a eso desarrolla parte de la ciudad”
Revista Planeo Nº 36 Mega Urbanismo, Junio 2018
[Por Pia Acevedo; Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC). Becaria Conicyt. Magíster en Gestión Cultural (U.Chile). Licenciada en Historia (UDP)]
María José Larrondo es Arquitecta de la Universidad de Valparaíso. Directora del Departamento de Patrimonio, de la Ilustre Municipalidad de Valparaíso.
“Un mega proyecto será productivo y será desarrollo en tanto se analicen las capacidades que posee la ciudad de soportar el proyecto donde quiere llevar a cabo y en base a eso desarrolla parte de la ciudad”
“Lamentablemente la plusvalía se mide en grandes inversiones económicas que traen retribuciones a corto plazo, midiendo impactos sólo desde la perspectiva económica o sólo desde una variable, como objetos en sí mismo, y no se mide el impacto a largo plazo”
1) En diciembre del 2017 la Corte Suprema de Valparaíso declaró ilegal la construcción del proyecto Mall Barón, situación que fue valorada por el municipio. Desde su perspectiva, ¿cuáles eran los principales perjuicios que este megaproyecto le generaría a la ciudad de Valparaíso?
Complicada pregunta. El mayor problema que tiene los proyectos en Valparaíso es verlos como objetos posados en una mesa, cada uno con sus complejidades y mundos separados, sin entender que cualquier proyecto genera una sinergia que puede ser positiva o negativa. Acá la discusión es que, por un lado, no es un pequeño proyecto, es un gran proyecto en magnitud y en inversión y, por otro lado, se desenvuelve entendiendo el valor de un inmueble como si este fuera por sí solo y, a pesar de la gran inversión, no se desarrolla en completitud y potencia de la ciudad existente; se trabaja como un galpón que en 30 años se puede demoler y no como la sinergia de una construcción que afecta a una ciudad completa. Sumando a toda esta problemática de pensar que el impacto por tamaño e inversión solucione los problemas de la ciudad, al no existir diálogo o acuerdo por grande que sea el proyecto no generará impactos que transformen la ciudad en una potencia.
2) Teniendo en cuenta este rechazo, ¿cómo definiría usted el rol de la ciudadanía en el fallo que dictó la corte suprema sobre este proyecto?
La ciudadanía evidenció la falta de diálogo, la falta de entender que la ciudad la componemos personas y edificaciones, que esta ciudad no es un puerto aislado del trasporte y que el mar es un objeto de observación. Esta es una CIUDAD PUERTO, que requiere la seriedad de diálogo y consenso al comprender que todo elemento y todo habitante tienen derechos y deberes y no que por ser una gran inversión se disponga de decidir hacer una ciudad distinta que se acomode a la decisión que se toma en una parte importante de la ciudad.
La ciudadanía vino a poner a la mesa la discusión de lo que entendemos por patrimonio, por nuestro patrimonio, a entender que la decisión de definir un área de la ciudad como Patrimonio Mundial, no era sólo una lista de concurso, era un compromiso de entender que, aunque tuviera límites, la influencia de ésta área en la ciudad y viceversa genera impactos positivos y negativos y si el Estado está a la altura de decidir inscribir en la lista de patrimonio mundial también está a la altura de preservar los valores y atributos que hicieron merecedora a la ciudad de dicho reconocimiento. Por lo tanto todo proyecto, independiente de su monto o tamaño, debe estar a la altura de la nominación y debe ser responsable con propender siempre a impactar a la ciudad de manera positiva y no negativa.
Lo más importante es que la discusión que nace de la ciudadanía es una voz de alerta, es el despertar de la letanía que gatilló de un empoderamiento de entender que el ser porteño implica ser parte del patrimonio y por ende se asume una gran responsabilidad y el poder de decisión que permite no sólo alertar, sino también denunciar y actuar.
3) La zona en donde estaba considerado levantar este centro comercial es un espacio muy significativo para los porteños. En este sentido, ¿cuáles son las expectativas y visión de desarrollo que tiene el municipio para con éste espacio?,¿existe alguna iniciativa concreta por parte del municipio y/o el Gobierno Regional para llevar a cabo en este espacio de la ciudad?
El espacio donde se desarrollaba éste proyecto es uno de los pocos elementos aún existentes y visibles del patrimonio industrial portuario de esta ciudad, es también el único nexo directo de la ciudad con el mar más allá de lo contemplativo, es el espacio con el mayor potencial de desarrollo urbano y de suelo disponible para el desarrollo de espacios comunes. Sin embargo, no se puede seguir pensando que éste potencial se explote sólo en su contexto espacial, es un componente más de nuestra ciudad oceánica, no en su contexto de borde costero, sino entendiendo el potencial marítimo que se presenta al país como ciudad oceánica. El borde costero asemeja a una línea en un plano, cuando en realidad la influencia de éste borde, de ésta ciudad puerto, de ésta ciudad con un área patrimonio mundial no se puede derrochar en un borde, requiere de un proyecto y compromiso país para lograr entender que los espacios urbanos no están configurados a partir de objetos museográficos, sino que son lugares de vida, de encuentros, de habitar. En definitiva, lo que más le hace falta a ésta ciudad son espacios de “ocio”, lugares que alberguen el potencial de ser ciudad puerto, capital cultural, patrimonio mundial y principalmente ciudad oceánica, pero se necesitan consensos ciudadanos, estatales, gubernamentales e internacionales para lograr cualquier proyecto de ciudad.
4) Para la escala de Valparaíso, el proyecto Proyecto Mall Barón podría ser considerado un mega proyecto, que involucraba a diversos actores y sectores de la sociedad. A su juicio, ¿cómo deberían conjugarse los intereses públicos y privados en proyectos de esta envergadura, que además en ocasiones, se ubican en lugares de alta plusvalía?
Lamentablemente la plusvalía se mide en grandes inversiones económicas que traen retribuciones a corto plazo, midiendo impactos sólo desde la perspectiva económica o sólo desde una variable, como objetos en sí mismo, y no se mide el impacto a largo plazo. En éste sentido, la ciudad no es un cuento que se escribe una vez, se escribe a diario y se escribe por muchos y el tamaño del proyecto tiende a hacer pensar que va a dinamizar e incitar a una transformación física de la ciudad. El problema está cuando reconocemos valores patrimoniales, culturales y naturales en una ciudad, pero seguimos pensando en el tamaño de la inversión en vez de reconocer lo que tenemos y analizar lo que se necesita para potenciar y fortalecer lo que hay, entregar nuevas perspectivas, desde una visión de desarrollo sostenible, a largo plazo y con impactos positivos por sobre los negativos. Un mega proyecto que llega volando como un OVNI y se posa no es la solución a una ciudad patrimonial, es desarmar esa ciudad y cambiarla, un mega proyecto será productivo y será desarrollo en tanto se analicen las capacidades que posee la ciudad de soportar el proyecto donde quiere llevar a cabo y en base a eso desarrolla parte de la ciudad.
Hace años toda obra de infraestructura de la ciudad pudo haber sido un mounstro, el ferrocarril, el molo, la bodega Simón Bolivar, y tantas otras más, pero ésta ciudad se paralizó en el tiempo y esas mega infraestructuras siguen funcionando y siguen vigente con desarrollos capaces de sostenerlos en el tiempo. Desde su origen no fueron proyectos que se pensaran para un corto plazo o para beneficio del sector donde se instalaron, sino que se desarrollaron y permitieron entender una ciudad armónica en su totalidad. Finalmente, el problema no es el proyecto de gran tamaño o gran inversión, es el cómo, dónde y para qué se instala.
5) Respecto al puerto de Valparaíso y el controversial proyecto del T2 y T3 que se proyecta para aumentar la capacidad portuaria; cuál es la perspectiva del municipio respecto del desarrollo de un proyecto de éstas características para la ciudad? ¿cuáles son las alternativas que se sortean para conjugar desarrollo económico con una planificación urbana que integre el valor patrimonial y social que reclama la ciudadanía respecto su borde?
El primer problema es pensar que el desarrollo económico no tiene relación o es ajeno al patrimonio o a la planificación urbana. Todo desarrollo es tal si en base a entender lo que se tiene, lo pasado valorado, el presente donde se proyecta y el futuro que planea es parte integral de entender la planificación en una ciudad que a la vez es patrimonial y que, como tal, no es una gran maqueta, sino que un lugar común de personas que desarrollan sus vidas y que pertenecen a ese lugar que no está compuesto por objetos aislados, sino que está enfrentándose cotidianamente siendo parte de un todo.
El desarrollo urbano no es entender objetos llámense T2, T3, Mall, ciudad, borde costero, etc, sino que debe apuntar a que estos dialoguen en un objeto común de ciudad que apunte a un vivir mejor de sus habitantes que, a la vez, reconocen en lo que tienen un patrimonio cultural amplio, rico, pero en riesgo, el que no se aplaca con hacer algo enorme al costado, sino por entender que la ciudad es un sistema inserto en una red de problemáticas diversas que deben dialogar, acordar y transar en un constante diario. Lo anterior no se soluciona sólo con inversión, sólo con grandes proyectos, sólo con bordes, sino que con redes que, en el caso de Valparaíso, tienen variables incluso internacionales para entender la ciudad, su patrimonio y el desarrollo.
6) Considerando que Valparaíso atraviesa una crisis económica y requiere atraer mayor inversión que beneficie la calidad de vida y el bienestar social de su población, de qué manera proyectos de esta envergadura podrían ser un aporte para el desarrollo económico y social de la ciudad?
Reiterando lo de la pregunta anterior, la crisis económica y el bienestar social no se solucionan con una gran alternativa, sino que con diversas alternativas que logren cruzar lo económico con lo social, donde la inversión más alta no necesariamente es la que gane como en una carrera, sino que ganará el desarrollo integral que solucione las problemáticas existentes y no solo traslade problemas. La pobreza no se soluciona cambiando de lugar a un mendigo, o trasladando la vivienda social a la periferia. La ciudad es un lugar común, donde todos debiésemos tener las oportunidades de surgir y donde el patrimonio cultural es de todos, no de unos pocos. Si bien se requieren recursos económicos para recuperar la infraestructura patrimonial, ésta no sirve si no la habito, ya que deja el sentido de ser patrimonio y pasa a ser objeto de culto y no soporte de vida.
7) Para concluir, a pesar de las resistencias que, en ocasiones, generan los proyectos de gran envergadura para las ciudades, ¿qué tipo de mega proyectos son necesarios en este momento para la ciudad de Valparaíso y para mejorar la calidad de vida de sus habitantes?.
Grandes proyectos que necesita la ciudad son miles y algunos ejemplos pueden ser: el saneamiento de todas las quebradas, un borde costero integrado a la ciudad, la comuna, la región y el oceáno, un hospital que, además de valorar una infraestructura digna y necesaria, soporte el peso histórico y del lugar donde está, el tratamiento de la basura en el desarrollo integral medioambiental, de disminución de carga y aumento de la reutilización. De otro lado, áreas verdes de calidad en toda la ciudad con protección de todas sus quebradas como corredores biológicos, un sistema integrado de transporte económico, no contaminante que incorpore los sistemas patrimoniales, recobrando los 30 ascensores más la incorporación de nuevos, instalaciones eléctricas públicas y privadas acordes a las condiciones de sostenibilidad ambiental, eficiencia energética y protección del patrimonio para todo Valparaíso, sacar todos los cables en desuso, viviendas dignas, de calidad y accesibles a todo porteño, salud y educación de calidad. Asimismo, emergen también las vías conectoras que continúen la potencia del camino cintura. Desde otra perspectiva aparecen los Museos de la ciudad en el territorio completo, de calidad mundial, con servicios de conservación, resguardo que permita construir la memoria de la ciudad para el mundo, etc. Estamos hablando de aproximadamente 1400 proyecto de PLADECO.
"La Vivienda como Mega Negocio"
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Revista Planeo Nº 36 Mega Urbanismo, Junio 2018
[Por Itzel Lovera Valencia; Licenciada en Planeación Territorial de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) CDMX. Ayudante de investigación Departamento de Métodos y Sistemas, UAM CDMX]
Resumen
Las políticas urbanas en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM O ZMVM) en México, han estado marcadas por tendencias vinculadas con cambios significativos en el papel que desempeña el sector público y privado en la producción y organización del espacio urbano estableciendo iniciativas de proyecto promovidos por instituciones financieras internacionales con el fin de promover la apertura de mercados y la competitividad del país. (Dahau y Giglia,2013). Sin embargo, estas políticas distan de alcanzar los objetivos sociales propios del ordenamiento territorial ya que no tienen interés en solucionar las carencias de la ciudad, en fomentar la inclusión, convivencia e identidad de todos sus habitantes, en la conservación del medio ambiente, sino más bien consolidar un negocio.
Palabras clave: vivienda; ordenamiento territorial; mega urbanismo
Introducción
Con el auge inmobiliario en la capital mexicana entre 90´s y el 2006, brota una nueva visión de país y sus ciudades concretándose con la llegada de empresas y el arribo de generaciones de profesionistas, muchos con influencia extranjera y una visión distinta de la ciudad respaldados por un gobierno promotor cuyo ideal de calidad de vida de los habitantes de una población está determinado por el nivel de competencia. (Dahau y Giglia,2013).
Según datos de la revista Sin Embargo: La construcción de proyectos de inversión en la CDMX, prospera durante las jefaturas de Gobierno de Andrés M. López Obrador (2000-2006 quien impulsó el bando[1] para repoblar el centro de la ciudad y disminuir la densidad en la periferia con un resultado al revés), Marcelo Ebrard (2006-2012 quien emitió la norma 26 para permitir la construcción de vivienda social en todas las delegaciones, pero las inmobiliarias vendieron en millones de pesos los departamentos dejando de lado la vivienda social y múltiples irregularidades) y Miguel A. Mancera (2012-2018 quien impulsó formas legales que permiten construir en grandes extensiones a través de fideicomisos que se mantienen en opacidad). Éstos gobernantes aprobaron y ejecutaron diversas reformas al marco normativo de la CDMX, para incentivar la construcción de proyectos inmobiliarios en reservas territoriales, barrios antiguos y áreas naturales.
Caballero señala que uno de los mercados que ha presentado mayor dinamismo y crecimiento en la última década es el inmobiliario. Eventos como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las próximas elecciones federales en México tendrán repercusiones en la economía nacional, este sector seguirá manteniendo una dirección positiva. Indica también que para enfrentar estos retos, el sector tiene diversos mecanismos de inversión que impulsan la inversión inmobiliaria, como los Fideicomisos de Inversión en Bienes Inmuebles y los Certificados de Capital de Desarrollo.
Con el auge inmobiliario, la condición de producción del espacio urbano está vinculado al desarrollo de una amplia oferta de financiamiento bancario centrado en la vivienda residencial de nivel medio y alto, a la realización de grandes proyectos vinculados con comercio y servicios financieros. Acompañado por formas específicas de regulación del desarrollo urbano centrados en la producción a través de modificaciones de uso y densidades de suelo, que en conjunto provocan que la normativa vigente no sea aplicada por la autoridad o que se apliquen discrecionalmente, tales como: no cumplir con el Programa Parcial de Desarrollo Urbano vigente, no cumplir con las especificaciones del dictamen del polígono de actuación, omitir los estudios de impacto urbano y ambiental y los programas internos de protección civil.
La necesidad más básica de la población es una vivienda, se refleja en el sector residencial que históricamente ha sido el segmento más grande del mercado de bienes raíces. Sin embargo se han enfocado a la construcción de viviendas residenciales de lujo y gran altura, aveces demoliendo vivienda que es patrimonio. Provocando incremento en la densidad de población, demanda de servicios básicos y un aumento considerable en la renta del suelo. Detonando procesos de gentrificación, donde quienes tienen mayor poder adquisitivo desplazan a los habitantes originales con menores recursos obligándolos a buscar algo más accesible.
Im1. Análisis costo de la vivienda en CDMX / Fuente: Propiedades.com, CNIC y SHT, 2017
Acceder a este estilo de vida en la capital será complicado para los trabajadores de clase media y baja, pues el ingreso de este sector oscila entre los $4,000.00 mensuales, lo que significa que un trabajador promedio tendría que haber ahorrado durante la última década cada mes al menos 30% de su ingreso para solicitar un crédito hipotecario, sin considerar el aumento constante del precio de la canasta básica, entre otros. Esto en relación a trabajadores formales, pero qué sucede con respecto a los trabajadores informales que perciben un salario insuficiente y que no pueden acceder a un crédito para adquirir una vivienda por lo tanto recurren a la vivienda informal en las periferias de la ciudad o estados, municipios como Querétaro, Cuernavaca, Ecatepec o Toluca. Que son casas unifamiliares sin servicios, alejadas de los centros de trabajo, en zonas de riesgo o en Áreas Naturales Protegidas (ANP).
Im.2 Una metrópoli más elitista / Fuente: sinembargo.com.mx
Suárez, Pantoja y Ramírez (2017) señalan que nos encontramos en un modelo lleno de contradicciones y desinformación del que se han beneficiado políticos y empresarios inmobiliarios al convertir a la vivienda en una mercancía, una forma de acumular riqueza y no como un derecho fundamental; generando proyectos que no se articulan con las demandas ciudadanas ni los instrumentos jurídicos-legales existentes en materia de manejo y ordenación del territorio, sino un desarrollo enfocado a la inversión, infraestructura para los autos, aumento del consumo y un crecimiento desmedido de la desigualdad.
Por lo que debe ser obligación del Estado Mexicano, impedir injerencias o incumplimientos en el goce del derecho a la vivienda, así como los promotores y desarrolladores inmobiliarios deben asumir la obligación de desarrollar vivienda accesible y adecuada.
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Referencias bibliográficas
Caballero, J. (2018, 28 de enero). El mercado Inmobiliario va al Alza. Milenio. Recuperado de http://www.milenio.com/negocios/el-mercado-inmobiliario-va-al-alza
Dahau E, Giglia ,A. (2008) coord. 2008. Las reglas del desorden: habitar la metrópoli, (1a ed.) CDMX, México: Siglo XXI editores.
Díaz Pérez , A. (2018, 28 de febrero). Los vacíos en la protección del derecho a una vivienda adecuada. Nexos. Recuperado de https://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/?p=7736
Padilla A, Barragán D y Flores L, (2016, 20 noviembre). El apogeo de la vivienda de elite arroja a personas de sus casas y hasta de la CdMx. Sin Embargo. Recuperado de http://www.sinembargo.mx/20-11-2016/3117113
Suarez, J.E., Pantoja, Y.G., y Ramírez, J.C., (2017). Análisis contextual en torno al desarrollo de megaproyectos en México: Una perspectiva legal antes los efectos ambientales. En B.V Carrasco Gallegos (coord.), Megaproyectos urbanos productivos impactos socio territoriales. (1a ed.,pp. 59-64). México. Secretaria de investigación y estudios avanzados de la UAEM.
Unidad de Datos, (2016, 21 de noviembre). El auge inmobiliario del PRD en la CDMX deja anarquía y ganancias millonarias. Sin embargo. Recuperado de http://www.sinembargo.mx/21-11-2016/3117142
[1]Bando: Comunicado oficial emitido por una autoridad por lo general municipal, en el que se constan órdenes, indicaciones o consejos para que sean conocidos por la población.
"EL PERFIL Y LA INTELIGENCIA TERRITORIAL EN EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL. Perspectivas teóricas, epistemológicas y técnicas en articulación con las comunas de la provincia de Córdoba, Argentina"
Ver"EL PERFIL Y LA INTELIGENCIA TERRITORIAL EN EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL. Perspectivas teóricas, epistemológicas y técnicas en articulación con las comunas de la provincia de Córdoba, Argentina"
Revista Planeo; CONVOCATORIA ABIERTA 2018
[Por, Vanesa Cristi Aloranti; Consejo Nacional de Investigación Científicas y técnicas. Centro Científico Tecnológico CONICET
José Ignacio Stang; Consejo Nacional de Investigación Científicas y técnicas. Centro Científico Tecnológico CONICET]
Recibido el 29.12.2017, publicado el 01.06.2018
Resumen
En el estudio y análisis del territorio se considera importante una visión sistémica-holística que aborde aquellas dimensiones sociales, económicas, culturales, político-institucionales y naturales, que resultan de la comprensión de lo territorial desde distintas escalas, jerarquizadas y en interacción. Si bien las investigaciones sobre el territorio incluyen un número cada vez mayor de temas, siguen existiendo aún vacíos importantes por la ausencia de un enfoque integral. En el afán de acercarnos a la consideración de las diferentes dimensiones que conforman el sistema territorial, se propone rescatar ciertas posturas teóricas, epistemológicas y técnicas en materia de ordenamiento territorial (considerando una relación con las categorías de inteligencia territorial y perfil territorial) y su articulación con las comunas (localidades menores a 2000 habitantes) de la provincia de Córdoba, Argentina. Se procura facilitar la interacción entre conocimiento científico, consenso social y poder político como nudo crucial para estimular los procesos de crecimiento y desarrollo en los territorios. Se considera que el aporte aquí desarrollado representa un material valioso posible de ser abordado para la formulación de lineamientos de ordenamiento territorial de las comunas a partir de la identificación de perfiles territoriales a escala regional en la provincia de Córdoba, Argentina.
Palabras clave: comunas, ordenamiento territorial, inteligencia territorial, perfil territorial
Abstract
The study and analysis of the territory, considered a systemic-holistic vision as important that addresses those social, economic, cultural, political-institutional and natural dimensions that result from the comprehension of the territorial from different scales, hierarchical and in interaction. Although research on the territory includes a growing number of topics, there are still major gaps due to the absence of a comprehensive approach. In the eagerness to approach the consideration of the different dimensions that make up the territorial system, it is proposed to rescue certain theoretical, epistemological and technical positions in matters of territorial planning (considering a relationship with the categories of intelligence and territorial profile) and its articulation with the comunas (localities smaller than 2000 inhabitants) of the province of Córdoba, Argentina. It seeks to facilitate the interaction bet- ween scientific knowledge, social consensus and political power as a crucial node to stimulate the processes of growth and development in the territories. It is considered that the contribution developed here represents a valuable material that can be approached for the formulation of territorial planning guidelines for communes based on the identification of territorial profiles at a regional scale in the province of Córdoba, Argentina.
Keywords: comunas, territorial planning, territorial intelligence, territorial profile
"CHAÑARAL, UN PROBLEMA AMBIENTAL INSOSLAYABLE. Intentos de solución en una ciudad bajo letargo"
Ver"CHAÑARAL, UN PROBLEMA AMBIENTAL INSOSLAYABLE. Intentos de solución en una ciudad bajo letargo"
Revista Planeo; CONVOCATORIA ABIERTA 2018
[Por, Pablo González Castillo; Licenciado en Historia, Universidad de Chile. Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile]
Recibido el 17.07.2017, publicado el 01.06.2018
Resumen
El presente artículo hace un breve repaso por los antecedentes que suscitaron el problema ambiental de Chañaral hasta su judicialización y término de vertido de relaves en 1990. Ante la ausencia de planes y proyectos que resuelvan el problema de fondo, se busca escudriñar cualitativamente en el fenómeno de la desigualdad socio-ecológica, estableciendo una relación entre el impacto ambiental por la acumulación de relaves y el letargo urbano de dicha ciudad. Las medidas promovidas en el territorio, solo se han traducido en malogrados intentos de mitigación de las sustancias nocivas transportadas por el viento hacia el interior de la ciudad, y en proyectos urbanos sobre el depósito de relaves con el fin de configurar una nueva imagen urbana. Sin embargo, estos intentos han fracasado al presentarse la realidad ambiental de Chañaral como un problema insoslayable.
Palabras clave: problema ambiental- desigualdad socioecológica- relegación urbana
Abstract
The present article briefly reviews the antecedents that gave rise to the environmental problem of Chañaral until its judicialization and cessation of tailings discharge in 1990. In the absence of plans and projects that solve the problem of substance, it is sought to qualitatively scrutinize in the phenomenon of socio- ecological inequality, establishing a relation between the environmental impact caused by the accumulation of tailings and the urban lethargy of said city. The measures promoted in the territory, have only resulted in failed attempts to mitigate harmful substances transported by the wind to the interior of the city, and in urban projects on the tailings deposit in order to configure a new urban image. However, these attempts have failed to present the environmental reality of Chañaral as an unavoidable problem.
Keywords: environmental problem – socioecological inequa- lity – urban relegation
"LA PÉRDIDA DE PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO EN LA CALLE POSITOS"
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Revista Planeo; CONVOCATORIA ABIERTA 2018
[Por, José de Jesús Cordero Domínguez; Doctor en Arquitectura, Profesor-investigador de tiempo completo del Departamento de Estudios Culturales, División de Ciencias Sociales y Humanidades del Campus León, Universidad de Guanajuato, Guanajuato, México]
Recibido el 28 de agosto de 2017, publicado el 01.06.2018
Resumen
La declaratoria de la Ciudad histórica de Guanajuato como Sitio Patrimonio de la Humanidad en 1988 desencadenó una serie de transformaciones urbanas para convertirla en un destino turístico de México, inversiones privadas en la adquisición de inmuebles y cambio de uso habitacional a usos mixtos de comercios y servicios; así como la reactivación de una antigua calle denominada ahora Circuito de Arte Positos. El objetivo de este artículo es mostrar el proceso de pérdida del patrimonio a partir de la declaratoria de la UNESCO, caso de estudio la calle Positos. La metodología consistió en la búsqueda documental y bibliográfica del Circuito de Arte Positos; seguido del trabajo de campo donde se verificaron y registraron los cambios en el uso de los inmuebles y una tercera fase de cotejo de información con la base teórica consultada.
Abstract
The declaration of the historic town of Guanajuato as a World Heritage Site in 1988 generated series of transformations urbans investment to turn it into a tourist destination in Mexico, private investments in the acquisition of buildings and a change of housing use to mixed uses of stores and services; as well as the revival of an old street now called Positos Art Circuit. The aim of this article is to show the process of loss of heritage from the declaration of UNESCO, case study Positos street. The methodology consisted of documentary and bibliographic search of Positos Art Circuit; followed by fieldwork where the changes in the use of buildings were verified and recorded and a third phase of information collation with the theoretical base consulted.
Keywords: Positos, land use, loss of heritage
"ACCESIBILIDAD Y MOVILIDAD URBANA A ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS PÚBLICOS DE BOGOTÁ. Análisis de eficacia espacial del programa “Al Colegio en Bici”"
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Revista Planeo; CONVOCATORIA ABIERTA 2018
[Por, Angélica Moreno Calderón; Estudiante de la maestría de estudios urbanos en FLACSO- Ecuador. Especialista en economía urbana y regional y administradora pública]
Recibido el 29 de agosto de 2017, publicado el 01.06.2018
Resumen
La ubicación de los centros educativos en la ciudad de Bogotá anteriormente no obedecía a criterios de planeación urbana, sino que era el resultado de la utilización de lotes vacíos, incidiendo esto de manera negativa en la movilidad urbana, la congestión vehicular y el difícil acceso de los estudiantes a las instituciones. En el año 2013 se implementó el programa “Al colegio en bici” con el objetivo de facilitar el acceso de estudiantes a los planteles educativos mediante alternativas de movilidad sustentable. Se pretende identificar la incidencia del programa “Al colegio en bici” en el tránsito vehicular de los lugares aledaños a donde se ubican los colegios públicos de Bogotá, además de establecer la contribución del programa mencionado, a la accesibilidad de los estudiantes hacia los centros educativos. Para el desarrollo del mismo, se hace uso de los sistemas de información geográfica, que permiten realizar una representación espacial de los fenómenos, de manera que se toma la accesibilidad y la movilidad de las áreas de influencia de las instituciones públicas de la ciudad.
Palabras clave: Movilidad, accesibilidad, congestión vehicular, al colegio en bici
Abstract
The location of educational centers in the city of Bo- gotá previously did not meet urban planning criteria; instead, it was the result of the use of empty lots for this purpose, negatively affecting urban mobility, ve- hicular congestion and difficult access for students to institutions. In view of this, the Bogotá Department of Education implemented the “Al colegio en bici” program to ensure that students can easily access to schools thanks to sustainable mobility alternatives. This document seeks to identify the incidence of the program “Al colegio en bici” in the vehicular traffic of the neighborhoods where the public schools of Bogo- tá are located. Besides, establishing the contribution of the mentioned program to the accessibility of the students towards the schools. For the development of this paper, we attempt to use geographic information systems, which allow a spatial representation of the phenomena, so that the accessibility and mobility of the areas of influence of the public institutions in Bogotá.
Keywords: Mobility, accessibility, vehicular congestion, to the bike school
LAS EXPERIENCIAS DE LA POBREZA Y LA EXCLUSIÓN EN LOS TRÁNSITOS Y UMBRALES NARRATIVOS DEL CINE: ‘UMBERTO D.’ Y ‘BIUTIFUL’
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Revista Planeo Nº32; Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por, José Ignacio Vielma Cabruja; Dr. Arquitectura y Estudios Urbanos Profesor Asistente Departamento de Arquitectura de la Universidad de Chile]
Recibido el 07 de noviembre de 2017, publicado el 25 de abril de 2018
Resumen
Reconociendo que la pobreza es una forma importante de exclusión urbana y que está relacionada a percepciones y construcciones culturales, se ensaya un análisis simultáneo de la narración y las representaciones espaciales de dos obras fílmicas distintivas de un cine de la pobreza. Allí se presentan las experiencias de sujetos en procesos de inserción o transformación en la precariedad material. En Umberto D. (Vitorio de Sica, 1952) y Biutiful (Alejandro González Iñárritu, 2010) se identifican hechos narrativos y espaciales que pueden describirse como tránsitos y umbrales, donde respectivamente, los sujetos se preparan y se transforman en su experiencia en relación con la privación material de ellos u otros. Estos momentos narrativos son representaciones espaciales que involucran a las ciudades que localizan cada filme –Roma en 1952 y Barcelona en 2010- , mostrándose también cómo las sociedades urbanas participan en esos devenires alrededor de la pobreza. A partir de su análisis descriptivo se construye una interpretación donde el valor del otro es clave para la comprensión y la resolución de la transformación del sujeto en la pobreza, como se evidencia al quedar la resolución abierta en el primer filme, y positivamente resuelta en el segundo.
Palabras clave: pobreza, cine-ciudad, Biutiful, Umberto D., experiencia urbana
Abstract
Knowing poverty as an important form of urban exclusion and that is related to cultural perceptions and constructions, is attempted a simultaneous analysis of narrative and spatial representations of two distinctive film works of what is called cinema of poverty. Both present the experiences of subjects in processes of insertion or transformation in material precarious- ness. In Umberto D. (Vitorio de Sica, 1952) and Biutiful (Alejandro González Iñárritu, 2010) narrative and spatial facts that can be described as transits and thresholds are identified. There, respectively, the subjects are prepared and transformed in their experience in relation to material scarcity of them or others. These narrative moments are spatial representations involving the cities that host the films – Rome in 1952 and Barcelona in 2010 -, showing how the urban societies participate in those developments around poverty. Using a descriptive analysis, an interpretation is constructed where the value of the other is key to the resolution of the transformation of the subject in poverty, as evidenced by the resolution being left open in the first film, and positively resolved in the latter.
Keywords: poverty, cinema-city, Biutiful, Umberto D., urban experience
EXPLOSIÓN INMOBILIARIA EN ESTACIÓN CENTRAL Y PROYECTO NUEVA ALAMEDA PROVIDENCIA: posibilidades de contribución al espacio público
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Revista Planeo Nº35; Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por, Cristobal Díaz; Licenciado en Historia y Ciencias Sociales y Profesor de Estado de Universidad de Santiago de Chile. Magister en Desarrollo Urbano de Pontificia Universidad Católica de Chile]
Recibido el 07 de noviembre de 2017, publicado el 25 de abril de 2018
Resumen
El trabajo surge como resultado de reflexiones tras la realización del curso de pregrado “Planificación territorial y desarrollo sostenible” impartido en 2016- 2017 en Universidad de Santiago de Chile. Durante la asignatura, los estudiantes participaron de instancias consultivas del proyecto Nueva Alameda Providencia (NAP), trabajaron en salidas a terreno y estudios de caso sobre problemas urbanos en Santiago. La experiencia docente y las particularidades identificadas en la comuna de Estación Central son los insumos principales que motivaron el análisis de las posibilidades de NAP para contribuir a un espacio público particularmente deteriorado, y en ocasiones inexistente en el eje de mayor desarrollo inmobiliario de Estación Central. Se plantea que la visibilización del problema de densificación en altura en la comuna, sin retribución en accesos, espacios públicos y áreas verdes, ofrece un desafío al proyecto NAP en términos de su integración con las nuevas viviendas, los cuales deben ser abordados a través de una coordinación comunal-metropolitana, y considerando los diagnósticos, análisis y críticas propositivas que se realizan desde el mundo académico y ciudadano.
Palabras clave: densificación, espacio público, instrumentos de planificación territorial
Abstract
The present work arises as reflections after the completion of the undergraduate course “Territorial planning and sustainable development”, during 2016-2017 in Universidad de Santiago de Chile, in which students participated in consultative instances of Nueva Alameda Providencia Project (NAP), field work and case studies on urban problems in Santiago. The teaching experience and conflicts identified in the district of Estación Central are the main inputs that motivated the analysis of the possibilities that NAP has, to con- tribute to a particularly deteriorated public space, sometimes nonexistent on the new residential axis of Estación Central. It is proposed that the problem of densification in the district, without contribution in accesses, public spaces and green areas, presents a challenge to the NAP project in terms of its integration with the new dwellings, which must be approached through a local-metropolitan coordination, and considering the diagnostics, analysis and propositive critics that are made from the academics and citizens.
Keywords: densification, public space, district regulatory planning
GESTIÓN URBANA INTEGRAL Para mejorar la habitabilidad en el centro Histórico de Puebla
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Revista Planeo Nº33; Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por, Norma Leticia Ramírez Rosete; Profesora e Investigadora de la Facultad de Arquitectura en Benemérita Universidad Autónoma de Puebla]
Recibido el 11 de octubre de 2017, publicado el 25 de abril de 2018
Resumen
La declaración como Zona de Monumentos y Patrimonio Cultural de la Humanidad hace de Puebla una ciudad atractiva, sin embargo, falta una gestión urbana integral y mecanismos de inclusión ciudadana que fortalezcan la toma de decisiones y promuevan políticas públicas para la protección de la vivienda. Por lo tanto, la elaboración de estrategias de revalorización del núcleo central bajo el principio de sostenibilidad contribuirá a mejorar habitabilidad y la calidad de vida. Actualmente su patrimonio histórico está en riesgo por intereses que transforman el uso del suelo y la forma de vida de sus habitantes, por tanto, se debe considerar una redensificación que contemple una mixticidad social con la capacidad de infraestructura y servicios en una ciudad más inclusiva con proyectos inmobiliarios de acuerdo a la legislación actual donde finalmente la vinculación interinstitucional y participación social permitirá concientizar a todos los actores en la protección y conservación de su patrimonio.
Palabras clave: gestión integral, participación social, habitabilidad
Abstract
The declaration as a Zone of Monuments and Cultural Heritage of Humanity makes Puebla an attractive city, however, it lacks comprehensive urban management and citizen inclusion mechanisms that stren-gthen decision-making and promote public policies for the protection of housing. Therefore, the develop-ment of strategies for revaluation of the central core under the principle of sustainability will contribute to improving livability and quality of life. At present its historical heritage is at risk because of interests that transform the use of the land and the way of life of its inhabitants, therefore, the re-densification must consider a social mixticity with the capacity of infrastructure and services in a more inclusive city with real estate projects of According to current legislation. Finally, inter-institutional linkage and social partici-pation will make all stakeholders aware of the protection and conservation of their heritage.
Keywords: integral management, social participation, habitability
Entrevista a Norma Maray: "La violencia urbana se presenta en diversos escenarios: al interior de la familia, la escuela, el trabajo, la vecindad o el barrio, el transporte, e incluso en ocasiones proviene desde el Estado"
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Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Fernando Narvaez; Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Universidad Católica de Chile]
Entrevista Norma Maray. Directora de Seguridad Ciudadana en Peñalolén y Coordinadora Cooperación Descentralizada / Encargada del departamento que diseña, implementa y evalúa el plan comunal de seguridad ciudadana, referente a la prevención social y situacional del delito.
«»La violencia urbana se presenta en diversos escenarios: al interior de la familia, la escuela, el trabajo, la vecindad o el barrio, el transporte, e incluso en ocasiones proviene desde el Estado»
Im 1. Norma Maray
- Pareciera que vivimos en un mundo que cada vez muestra más signos de intolerancia e inseguridad ¿de qué manera esto impacta en las ciudades?
En primer lugar, es cierto que la intolerancia e inseguridad –entre otras percepciones que determinan acciones– impactan a las ciudades de diversas formas, pero es importante considerar que las ciudades y su conformación afectan también el comportamiento humano, generando acciones y reacciones de intolerancia e inseguridad. En este sentido, lo planteado no es unidireccional, sino más bien un espiral de causas y efectos, que debemos mitigar en cuanto a sus efectos negativos.
Ahora bien, la convivencia no es fácil, más aun cuando el crecimiento de las ciudades es tan rápido como el que hemos visto no solo en Santiago, sino en las distintas ciudades del país durante los últimos 20 años. A ello se debe sumar la llegada de muchas personas a las grandes ciudades provenientes del sector rural o ciudades pequeñas del país, así como también de personas de diversas nacionalidades.
Por ello, las ciudades deben contar con estrategias que permitan mejorar los procesos de inserción y convivencia ciudadana de modo de evitar acciones y agresiones derivadas de la intolerancia en todo ámbito, ya sea racial, sexual, religioso, por nivel socioeconómico, etc., y también las incivilidades de todo tipo que pueden generar conflictos vecinales, afectando directamente la calidad de vida de los vecinos involucrados y con el pasar del tiempo del entorno cercano.
La convivencia se convierte entonces en el gran desafío para evitar la intolerancia y también la percepción de inseguridad, ya que este último se genera, entre otras cosas, por el temor a lo desconocido, a un otro que es “distinto”, y a la sensación de no contar con quien nos apoye y proteja en momentos de urgencia, y es probable que uno de los factores que fomentan la intolerancia sean los prejuicios que emergen del desconocimiento.
Este ha sido el móvil de la Dirección de Seguridad Ciudadana de la municipalidad de Peñalolén durante muchos años: generar espacios de interacción y vinculación entre vecinos. Sobre todo, considerando el importante crecimiento de condominios cerrados que corren el riesgo de convertirse en barrios burbujas, sin ningún tipo de contacto con el entorno, perdiendo así los lazos de asociatividad comunitaria y aumentando la inseguridad e incluso el nivel de tolerancia a extraños. Y como la otra cara de la moneda, es posible observar los conjuntos habitacionales básicos, en donde el hacinamiento también aporta su grano de arena en los procesos de convivencia que determinan la seguridad que pueden sentir las personas en la vida cotidiana. Ambas realidades son parte de lo urbano, de la ciudad.
Finalmente, es evidente que el surgimiento de estos sentimientos, pueden llegar a convertirse en agresiones directas entre personas, pero el desarrollo urbano y la conformación de la ciudad –incluso su planificación– aportan a generar situaciones que permiten la proliferación de este tipo de sentimientos. El desafío es abordarlos adecuadamente desde diversas aristas, entre ellas aspectos situacionales que apuntan no solo al mobiliario urbano, sino al diseño de ciudad que construimos.
En este sentido, falta visión y colaboración estratégica entre
- ¿Cuáles son los factores físicos o espaciales que afectan la percepción de seguridad? ¿Existen otros? (por ejemplo, sociales o culturales)
Es posible diferenciar –entre otros– factores situacionales de aquellos de índole social. Los primeros tienen relación con cuestiones cotidianas, como luminarias en mal estado, sitios eriazos, espacios públicos deteriorados (como plazas, parques, calles, pasajes, etc.). Es decir, cuando el entorno en el cual habitan las personas no tiene una buena iluminación por las noches y existe basura o desuso de espacios públicos por su deficiente mantención, es normal la percepción de abandono e inseguridad. Si a ello se suma, por ejemplo, consumo problemático de alcohol u otras sustancias en espacios públicos, la percepción de inseguridad se acentúa aún más.
Sin embargo, los aspectos situacionales y de deterioro del entorno no son los únicos que aportan a la inseguridad. Existen factores de índole social o incluso de capacidades físicas, por esta razón la población con mayor inseguridad corresponde a grupos vulnerables como tercera edad.
En este contexto, es menester señalar que la percepción de inseguridad no se genera únicamente por delitos o violencias, sino también por la composición del entorno, en donde existen factores situacional, sociales y culturales que determinan la percepción de temor.
- ¿Podría definir el concepto de violencia urbana?
Seguramente existen múltiples definiciones de violencia urbana. Sin embargo, podría definirla como cualquier tipo de agresión y/o daño de tipo físico, psicológico, simbólico o emocional que en su causa tiene características de convivencia urbana. Por ejemplo, la violencia derivada de conflictos por hacinamiento, delitos violentos en zonas comerciales, violencia en transporte público, violencia producida por conflictos en el espacio público y una infinidad de focalización de violencia en espacios con características propias de una ciudad.
Con esto no se pretende minimizar las problemáticas de violencia que ocurren en zonas rurales, sino focalizar en las especificidades de la urbe y los tipos de violencia que emergen de ella.
- ¿Es la violencia urbana uno de los principales factores del abandono del espacio público tradicional?
Seguramente es uno de los factores, pero creo que existen muchos otros que han aportado al abandono del espacio público en igual o mayor medida: la percepción de inseguridad, el cambio de las dinámicas familiares (preferencia por visitar centros comerciales, por ejemplo), la mala utilización de los espacios con infinidad de incivilidades, o la falta de funcionalidad dependiendo el uso que quiera dar cada vecino en base a sus necesidades.
Ahora bien, cuando existen barrios en donde una de las principales problemáticas es la violencia urbana, efectivamente es esta la razón por la cual los vecinos dejan de utilizar el espacio público por los riesgos o conflictos que significa hacerlo.
- ¿En qué medida el Estado y la agenda pública han trabajado con el tema de la seguridad en las ciudades? ¿Es prioritario?
En el último período se ha iniciado un proceso de focalización en lo local que me parece correcta. Es decir, mirar lo que pasa en los territorios, lo que las personas que ahí viven perciben en cuanto a su seguridad, por sobre las estadísticas. Y en este sentido la modificación a la Ley Organiza Constitucional de Municipalidades y los Planes Comunales de Seguridad Pública me han parecido un aporte en la agenda en esta materia.
Sin embargo, existe una falencia importante en cuanto al abordaje de la seguridad de la ciudad, ya que en la actualidad quienes se hacen cargo de la seguridad son las instituciones de seguridad y justicia, además del Gobierno Central y Local, pero los Gobiernos Regionales, si bien tienen un rol simbólico y un pequeño presupuesto para estas labores, no asumen un rol de coordinación de las políticas de seguridad existentes en la ciudad, siendo esta una falencia importante.
El estado de Chile ha funcionado con una mirada centralista en cuanto a desarrollar programas que se ejecutan en lo local, pero la “mirada de ciudad” ha estado ausente, tanto en el desarrollo de proyectos, como en la asignación de recursos, en donde las comunas deben “competir” en vez de asociarse y “compartir”.
El intendente Orrego dio cuenta de esta situación y por ello fomentó la participación de diversos actores de la ciudad en los Consejos del Proyecto Santiago Resiliente. Ya que esta situación no se genera de forma exclusiva en materia de seguridad, sino en todo orden de cosas. Dando cuenta de la importancia de la coordinación y planificación de la ciudad y sus servicios, ya sean en materia de seguridad, vivienda o transporte.
Una de esas iniciativas será el trabajo conjunto en torno a la Alameda de la Comunas de Providencia, Santiago y Estación Central, cuyo proceso de trabajo se inició con tres Alcaldes (Josefa Errazuriz, Carolina Tohá y Rodrigo Delgado) y continúa con los Alcaldes actuales, (Evelyn Matthei, Felipe Alessandri y Rodrigo Delgado).
Ahora bien, respecto a si es prioritario abordar la seguridad desde una perspectiva de ciudad. Efectivamente es prioritario. Hoy nadie se preocupa de diseñar planes de prevención de violencia y delincuencia en paraderos del Transantiago, por ejemplo, porque nadie tiene una responsabilidad directa de la seguridad en estos espacios (menos al interior de los buses), y esto es un tema de ciudad, que lo debe abordar y coordinar la ciudad.
- ¿Cuáles podrían ser las externalidades de tener una ciudad con altos índices de violencia?
Las externalidades de una ciudad violenta son muchas, y van desde una baja en la inversión internacional hasta una disminución del interés turístico, que se traducen finalmente en impactos económicos negativos, además de su afectación a la imagen de la ciudad y el país.
Sin embargo, me parecen importantes aquellas consecuencias internas de la violencia urbana, que tienen relación con segregación social, apatía y desconfianza con las instituciones, afectación a la calidad de vida cotidiana de los ciudadanos, falta de oportunidades educacionales, de trabajo, de ocio y recreación, etc.
Cuando la ciudad posee altos índices de violencia su cohesión se ve afectada producto de la desconfianza constante.
- Respecto a lo anterior, ¿en qué escenario se encuentran las ciudades chilenas? ¿Son ciudades violentas o el Estado ha logrado dar respuesta ante esta problemática?
Existen distintos tipos de violencia. En término generales y en comparación con otras ciudades de la región, evidentemente la ciudad de Santiago goza de seguridad si la limitamos a la tasa de homicidios, que es la base sobre la cual se compara la seguridad de las ciudades.
Esto no quiere decir que Santiago no posea problemas de seguridad como cualquier ciudad: robos, incivilidades, maltratos, etc. Sin embargo, el nivel de violencia, que usualmente es el que provoca mayor percepción de temor en la población, no es tan alto como en ciudades de países vecinos.
Insisto, en que efectivamente tenemos problemas y grandes desafíos por abordar.
Ahora bien, respecto a la respuesta del Estado, siempre hay cosas por hacer y mejorar. Pero el gran desafío en la actualidad es generar un cuerpo policial efectivo y eficaz, capaz de atender las demandas de la ciudadanía.
En base a lo anterior, el Plan Cuadrante de Carabineros posee falencias importantes, las cuales son focalizadas, por la misma institución, principalmente en la dotación policial insuficiente. No obstante, estas falencias de eficiencia y efectividad también se vinculan a las capacidades y enfoques del modelo de actuación policial.
En este sentido, el trabajo que se realiza a través del Modelo de Interacción Policía Comunidad (MICC) es un avance en cómo el estado acerca a los cuerpos policiales (de control) a la ciudadanía desde una perspectiva colaborativa de coproducción de seguridad, que es justamente sobre la cual se basa la política de seguridad del municipio de Peñalolén.
Una policía de proximidad que cuente con la dotación adecuada podría incidir en la disminución de la violencia en la ciudad.
También falta realizar un fuerte énfasis en las causas de la violencia, y en ese sentido el estado está más que al debe. Cuando se analiza el presupuesto de la nación en materia de seguridad, se divide en un 90% para el ejercicio del control o de la persecución penal, que es el último eslabón en la cadena de la violencia y un 10% para incidir en las causas sociales que provocan y promueven la violencia.
- ¿Peñalolén cuenta con algún plan para la prevención de delitos o para el incremento de seguridad?
Peñalolén es una comuna que durante muchos años realiza un trabajo orientado a la prevención del Delito y las Violencia. En este contexto, la Dirección de Seguridad Ciudadana ha buscado constantemente mejorar y abordar diversas problemáticas de la comuna con el fin de incidir en las causas de ella.
Por otra parte se considera el enfoque del abordaje de la seguridad desde la coproducción, la articulación de las coaliciones asociadas a la prevención y control del delito y las violencias, especialmente el fomento de la participación y compromiso ciudadano para con su entorno. Sin embargo, hoy nos enfrentamos al desafío de una comuna muy diversa en cuento a nivel socioeconómico, lo que trae consigo características diferentes de los delitos que pueden ser víctimas nuestros vecinos, por lo cual se han desarrollados diversos programas de abordaje en base a las distintas problemáticas que se presentan dependiendo del sector. Por ejemplo, existen lugares en los cuales hay portonazos y lugares en los que su probabilidad de ocurrencia es mínima; en otros lugares, el problema son las incivilidades o el microtráfico de drogas con sus problemas asociados. Como así también existen delitos transversales.
En base a ello, Peñalolén se ha hecho cargo de su realidad generando acciones que puedan prevenir o disminuir la ocurrencia de ilícitos, violencias y sensación de inseguridad.
- ¿Cuál es el modelo de trabajo?
En la actualidad, la dirección cuenta con tres departamentos: Gestión para la prevención (que agrupa los diversos programas en una área de Atención Especializada y un área de promoción orientada a la prevención universal); Coordinación intersectorial y fiscalización (con un área de fiscalización móvil y sistema de televigilancia y otra de coordinación con instituciones de seguridad y justicia), y; la Unidad Técnico Metodológica (con tres áreas: un observatorio que se encarga de la gestión y análisis de datos, un área de asesoría técnica, para las diversas demandas y necesidades de áreas internas, y un área de innovación, encargada de vinculaciones y acuerdos de colaboración con otras instancias nacionales e internacionales, así como de presentar propuestas de trabajo innovadoras en la comuna)
- Finalmente, ¿cómo trabajar para la reducción de la violencia? ¿Es desde lo local? ¿O se da en escalas superiores?
La violencia urbana se presenta en diversos escenarios: al interior de la familia, la escuela, el trabajo, la vecindad o el barrio, el transporte, e incluso en ocasiones proviene desde el Estado. Por lo cual el trabajo para reducir su frecuencia también posee diversos puntos de partida.
Sin embargo, en términos generales, entendiendo la violencia como agresiones físicas o verbales directas, es necesario abordarla desde el espacio local. Cuando las agresiones no constituyen delito, las experiencias de la mediación comunitaria y vecinal son importantes, porque ayudan a nuestros vecinos a dialogar, empatizar y comprender al otro, a escucharse y en definitiva a resolver conflictos cotidianos de forma adecuada, es decir, sin violencia de por medio.
Pero también existen otras realizadas de violencia que son mucho mayores, vinculadas al crimen organizado en el caso de tráfico de drogas o de trata de personas que deben ser abordadas desde instancias superiores, como son las policías. En definitiva, es necesario generar categorías de violencia que permitan entregar lineamientos de abordaje pertinentes y oportunos, ya que la violencia urbana es un concepto demasiado amplio para encasillarlo desde un único enfoque.
Todo lo anteriormente dicho, tiene relación con un abordaje reactivo. Es decir, concretizada la violencia, en donde se pueden incorporar aspectos de acompañamiento psicológico, social, médico, jurídico, etc., según el tipo de violencia.
Y por otro lado, se encuentra el abordaje preventivo de las violencias. En este sentido, el trabajo con las familias es fundamental: la sensibilización sobre aspectos de convivencia, herramientas de crianza, espacios de utilización del tiempo, política de abordaje del hacinamiento, oportunidades de desarrollo personal y profesional, son algunos elementos que permiten el desarrollo de las personas de forma adecuada, fungiendo como factores de protección. Y estos elementos deben abordarse con una estrategia nacional que se adapte a las particularidades de los territorios y sus dinámicas cotidianas.
En cuanto a los delitos mismos, la estrategia debe ser territorial, ya que las características de los sectores son distintas, por esta razón la idea es agrupar a los vecinos de un mismo territorio que tienen problemas similares y en conjunto con las coaliciones asociadas al control y prevención del delito establecer un plan que de cuenta de la violencia urbana en ese territorio con el enfoque ya definido de coproducción de seguridad.
Entrevista a Nicolás Muñoz: ""El diseño es una de las principales herramientas para tener espacios públicos seguros y de calidad, tanto por la forma, como por los programas que se puedan proponer"
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Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Fernando Narvaez; Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Universidad Católica de Chile]
Entrevista a Nicolás Muñoz; Director de Proyectos en Fundación DeporteLibre. Esta fundación se centra principalmente en el desarrollo de proyectos de arquitectura deportiva para el uso público en puntos conflictivos en la ciudad.
«El diseño es una de las principales herramientas para tener espacios públicos seguros y de calidad, tanto por la forma, como por los programas que se puedan proponer»
Im 1. Skatepark / Fuente: Elaboración propia
¿En qué situación se encuentran las ciudades chilenas desde la perspectiva de seguridad?
Chile es un país con realidades muy dispares tanto por geografía, demografía y recursos económicos entre otros, por lo que las situaciones deben ser abordadas caso a caso. Hemos participado en proyectos en varias regiones y sabemos que lo que enfrentan las ciudades del norte es tremendamente distinto a las problemáticas de las ciudades del extremo sur de nuestro país. Nuestra experiencia se basa principalmente en la Región Metropolitana, donde hemos podido intervenir no solo en diseño, sino que también participar en el diagnostico y posterior acompañamiento a las comunidades que componen el espacio intervenido y mas allá de lo que uno pueda extraer de las encuestas o denuncias, al trabajar con la gente en terreno nos damos cuenta que la sensación de inseguridad es un tema colectivo que se ve influenciado por medios de comunicación y experiencias personales. Sabemos que diariamente ocurren cientos de delitos, pero nuestra mirada es sumamente positiva en cuanto a la posibilidad de revertir las condiciones negativas que se enfrentan actualmente en nuestras ciudades y para esto es clave generar confianza en la gente y las relaciones que construyen en los lugares que habitan.
¿Qué es la violencia urbana? ¿Cómo afecta ésta a los espacios públicos?
La violencia urbana, parte en la desigualdad que hay en el acceso, calidad y oferta que existente en los distintos barrios que componen la ciudad. El espacio publico debiese ser un derecho garantizado, donde la persona pueda realizar la mayor cantidad de actividades y usos posibles. La violencia urbana lo vemos como un síntoma de que las cosas no se están haciendo bien desde un comienzo, desde la gestión de generar, crear y mantener espacios públicos de calidad. Tiene que ver con la voluntad de la gente que tiene capacidad de tomar decisiones política y financieramente, como también los ciudadanos de organizarse y recuperar sus espacios en la medida que sus recursos se los permita.
¿El diseño de los espacios públicos condiciona la percepción de seguridad de los ciudadanos?
De todas maneras. El diseño es una de las principales herramientas para tener espacios públicos seguros y de calidad, tanto por la forma, como por los programas que se puedan proponer ya que deben ser concordantes con el tipo de usuario del espacio público en particular, considerando desde el vecino que vive en el sector, el visitante, población flotante e incluso el que lo habita desde una condición de situación de calle.
Im 2. Boulder / Fuente: Elaboración propia
En grandes ciudades es común encontrar espacios residuales, ¿Qué tan negativo puede resultar esto?
Personalmente creo que lo mas negativo radica en los espacios con antiguas intervenciones o construcciones que se volvieron residuales, ya que estas generan una sensación de desconfianza y abandono por parte de los habitantes o personas que transitan y a su vez nos condiciona las relaciones humanas en un espacio en el que debiésemos sentirnos libres de convivir y desarrollarnos como ciudadanos. De alguna forma los espacios abandonados, son un lugar en estado “Salvaje” o volviendo a su estado original y que nos brindan la posibilidad de intervenirlos o habitarlos de manera mas libre que uno intervenido y condicionado a un solo uso específico. En Deportelibre somos conscientes de lo negativo que pueden ser estos espacios residuales, pero estamos convencidos del potencial que tienen y partiendo con pequeñas intervenciones se pueden transformar en una plaza o parque de primer nivel.
Im 3-4. Proyecto escala en recuperación de Silos / Fuente: Elaboración propia
¿Cómo surge la fundación DeporteLibre? ¿Cuál es su objetivo?
Nace por la motivación de jóvenes deportistas de desarrollarse profesionalmente realizando un aporte a la sociedad desde las distintas disciplinas de cada uno; arquitectura, Ingeniería, eco-turismo, sociología y comunicación audiovisual.
Creemos en el deporte como un agente de cambio social y esencial para tener una vida saludable y plena, además de tener la suficiente potencia para poder generar participación y apropiación de las comunidades entorno a la infraestructura deportiva que proponemos para recuperar el espacio público.
¿Cuál es su modelo de trabajo?
Con el tiempo nos hemos especializado principalmente en 3 líneas de trabajo:
A.- Intervenciones en espacio público: Plazas Deportelibre.
B.- Intervenciones en espacios educativos: PatiosLibres.
C.- Capacitación y formación: Cursos de iniciación deportiva y jornadas de activación deportiva.
Las dos primeras son trabajos colaborativos con municipalidades, instituciones educativas u organizaciones sociales que consiste en:
- identificar y caracterizar el lugar a intervenir
- Co-crear con los futuros usuarios y comunidad existente.
- Construir con participación de voluntarios en actividades de construcción “liviana”.
- Realizar un seguimiento basado en cursos, campeonatos y eventos deportivos con la finalidad de incentivar el uso y generar una cultura deportiva en la ciudadanía.
La tercera línea de trabajo nace como un servicio que la misma gente que frecuenta los Silos o conoce nuestras intervenciones, nos pide o consulta para poder capacitarse y mejorar sus conocimientos.
¿Qué opina de los espacios semi-públicos que funcionan bajo la premisa de “seguridad”? ¿Ayudan a la reducción de la inseguridad o fragmentan la ciudad?
Creo que en ningún caso reemplaza al espacio público y cumplen una función totalmente distinta. Si tomamos como ejemplo un centro comercial, son una alternativa que brinda servicios ligado al ocio, entretenimiento, recreación e incluso deportivo, pero siempre va a estar sujeto a la capacidad de consumo de la persona que lo visita. Es evidente que un espacio al estar con vigilancia constante y controles definidos, va a generar sensación de seguridad, pero tampoco está libre de actos violentos al igual que el espacio público. En esencia son lugares totalmente distintos, con condiciones físicas, situaciones y funciones distintas, lo que termina condicionando los comportamientos de la ciudadanía en cada uno de ellos.
¿Cuáles son las acciones propuestas o que se han realizado a partir del proyecto Fundación DeporteLibre?
La principal acción de Deportelibre es la recuperación del espacio público y descubrimos que es clave la autogestión, no esperar que las cosas lleguen, sino que tener el convencimiento de que una buena idea va a ser compartida por la gente y que es una manifestación colectiva sobre una problemática o necesidad común. En nuestro caso, es recuperar la ciudad a través del deporte con toda la riqueza y posibilidades que esto conlleva, en el que día a día se van sumando iniciativas y actores a un proyecto que paso a ser de todos.
¿Cuáles son las acciones desde la escala local que se podrían implementar para que lo urbano se transforme en un lugar más vivible?
Partir por vincularse y compartir con nuestros pares, vecinos o compañeros en torno a un espacio que nos vincule, ya que individualmente es muy difícil hacerse cargo de algo que nos incumbe a todos. Lo siguiente es definir el uso o programa que creemos que pueda ser indicado para intervenir nuestro espacio y lo mas importante es materializarlo, aunque sea con un pequeño gesto, pero con el tiempo los recursos van llegando de todas formas por que este tipo de iniciativas termina siendo contagiosa, masiva y apasionante.
Im 5. Trabajo con la comunidad / Fuente: Elaboración propia
"Seguridad pública en Río de Janeiro 2018. De ciudadanos a sospechosos"
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Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Fernando Espósito Galarce; Pontificia Universidade Católica do Rio de Janeiro; Dr. Arquitecto. Profesor del Departamento de Arquitectura y Urbanismo (DAU PUC-Rio), Rio de Janeiro, Brasil.
Amanda Senna Pettená; Becaria de investigación 2018 (Beca TEPP). Departamento de Arquitectura y Urbanismo (DAU PUC-Rio), Rio de Janeiro, Brasil]
Resumen
La crisis política que actualmente vive la ciudad de Río de Janeiro ha derivado en una serie de problemas de orden económico, social y de seguridad, que se expresan finalmente en el espacio público. En ese escenario actual existe una realidad que no es nueva. La imagen de las favelas siempre ha estado asociada al narcotráfico y la violencia urbana, influyendo no solo en la forma en que las políticas públicas son aplicadas en esos territorios, sino que afectando en cómo los ciudadanos de las comunidades que los habitan son vistos tanto por las fuerzas policiales como por otros ciudadanos. Durante la última década y principalmente con ocasión del Mundial de Futbol 2014 y las Olimpiadas 2016, la política de seguridad sufrió grandes transformaciones. Entre ellas se destacan la implementación de las Unidades de Policía Pacificadora (UPPs) y la reciente intervención federal en la ciudad por parte de las fuerzas de seguridad y militar. Esto, sumado a la crisis del Estado de Río de Janeiro, ha llevado a que el panorama de violencia impacte principalmente en los favelados. Desde la perspectiva de los derechos ciudadanos, la intervención del estado basada solamente en la seguridad, se muestra insuficiente cuando lo que realmente se busca es la inclusión social y la disminución del estigma que afecta a las favelas y sus habitantes.
Palabras clave: Favela, violencia, seguridad pública, Río de Janeiro
Im 1. Observación: Vecinos de la favela de Dona Marta entrando y saliendo de ella. La favela es una profundidad de la ciudad, un territorio tratado como si debiese ser constantemente pacificado, recuperado y formalizado. La favela también es ciudad / Fuente: Fernando Espósito
Introducción
La actual crisis política que afecta a Brasil y específicamente a Rio de Janeiro, ha desencadenado una serie de problemas de orden económico, social y de seguridad. Corrupción a nivel Federal y Estatal, reformas económicas que agudizan la desigualdad social, recortes presupuestarios en salud y educación, son algunas de las caras de la crisis que de una u otra forma terminan manifestándose en la ciudad. En este escenario complejo actual existen realidades que no son nuevas.
El imaginario carioca de la violencia urbana siempre ha estado marcado por el binomio favela-narcotráfico. La asociación que se establece entre los territorios favelados y la violencia que se manifiesta en toda la ciudad, influye no solo en las políticas públicas asociadas a la seguridad, sino que también en la percepción que se tiene de la favela y principalmente de quienes allí viven.
A partir de la década de los ochenta, cuando la ciudad comenzó a experimentar un aumento exponencial de la violencia, y guiadas por la lógica de la “guerra al crimen”, las políticas de seguridad pública irrumpieron como otra forma de violencia arbitraria, teniendo como principal objetivo “eliminar al enemigo interno” (Duarte, 2017). Eso llevó a que las favelas se trasformaran en escenarios de permanentes conflictos, donde operaciones y enfrentamientos con armamento de guerra se trasformaron en parte de la vida cotidiana de la población.
A partir del 2007 y 2009, años en los que se anunció que Brasil y Rio de Janeiro organizarían la Copa do Mundo y los Juegos Olímpicos respectivamente, los procesos reestructuradores se apropiaron de la ciudad. Entre las políticas de urbanización aplicadas dirigidas a las favelas, el PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento), del Gobierno Federal, se planteó como objetivo incrementar la inversión en infraestructura, mejorar la calidad de vida y disminuir la desigualdad social en las comunidades. En conjunto con el PAC, las UPPs (Unidades de Policía Pacificadora) se hacían cargo de la seguridad pública en estos territorios. El concepto de policía de proximidad aplicado, fundamentado en la colaboración entre la población y las instituciones, consiste en unidades de policía instaladas dentro de las comunidades, con el principal propósito de recuperar territorios hasta entonces controlados por el narcotráfico y las milicias.
El uso del término “pacificación” cuando se refiere a las UPPs ha generado algunas tensiones desde que estas fueron implementadas. Hasta ahora son 38 unidades con alrededor de 10.000 efectivos. Las operaciones policiales que dieron inicio al programa de las UPPs contaron con un enorme despliegue de tropas policiales y militares y fueron ampliamente cubiertas por los medios de prensa, alimentando el carácter teatral y heroico de las intervenciones.
Hoy el programa cumple 10 años desde su implementación el 2008. Los cambios ocurridos principalmente una vez finalizados los Juegos Olímpicos 2016 colocaron en jaque su eficacia y continuidad, cuando en octubre del mismo año el Secretario de Seguridad del Estado de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, principal gestor del programa de las UPPs, renunciaba al cargo. Esto tuvo un impacto político inmediato, lo que se agravó aún más con la crisis financiera del Estado que a esa altura se hacía palpable.
Desde las primeras señales de fragilidad de la seguridad pública, diversos conflictos volvieron a manifestarse con mayor frecuencia e intensidad en la ciudad, impactando no solo a quienes viven en los “morros”, sino que también a los ciudadanos del “asfalto”[1]. Avenidas y autopistas cerradas, presencia de fuerzas armadas del ejército en las calles, incremento de muertes en las favelas como consecuencia de “balas perdidas” y enfrentamientos, son algunas de las consecuencias (Im 2).
Im 2. Gráfico que indica el número de homicidios violentos en Río de Janeiro, destacándose la disminución a partir de 2009 (con las UPPs siendo implementadas) y el aumento a partir de 2015 con su máximo en 2017. El gráfico fue divulgado por el periódico OGlobo basado en las estadísticas del Instituto de seguridad Pública de Río de Janeiro. (Fuente: https://g1.globo.com/rj/rio-de-janeiro/noticia/crise-falencia-de-upps-banalizacao-de-fuzis-violencia-na-folia-veja-motivos-que-levaram-a-intervencao-federal-no-rj.ghtml)
Finalmente, el detonante mediático de los conflictos fueron los arrastões [2] y asaltos ocurridos durante el reciente Carnaval 2018, los que revivieron la sensación de inseguridad de décadas anteriores, nuevamente en áreas “nobles” de la ciudad. Como consecuencia de toda esta inestabilidad política y de seguridad, el día 16 de febrero de 2018 fue anunciada la intervención del Gobierno Federal en la seguridad pública de Río de Janeiro. Ahora los ciudadanos de las favelas no solo deberán convivir con una policía de proximidad, sino que además con el ejército en sus puertas, como irónicamente lo representa una de las ilustraciones del periódico O Dia. (Im. 3).
Im 3. En la ilustración se lee. “Ustedes están rodeados de prejuicios por todos lados. Salgan con las manos en alto. Fuente: Periódico O Dia del 22 de febrero del 2018.
EL ESPACIO PÚBLICO EN LAS FAVELAS: VECINOS Y SOSPECHOSOS
Desde la implementación de las UPPs fue posible constatar que esa proximidad de la policía derivó en un control de la vida social y cultural, producto de la permanente observación en busca de potenciales actividades delictivas y ciudadanos sospechosos. La militarización gradual de las favelas se dio en nombre de la seguridad y toda la gestión del espacio social fue llevada adelante a través de un complejo proceso de vigilancia e inmovilización de la vida urbana (Haesbaert, 2014). La regulación de la rutina de los habitantes por parte de la policía se extendió a diversas actividades, como celebraciones y encuentros familiares, incluso dentro de las propias residencias. Un claro ejemplo de esto fue la prohibición de eventos como el baile funk y hip-hop en los primeros años de la intervención de las UPPs (los bailes fueron autorizados nuevamente en 2011). Acciones como esa estereotipan las expresiones identitarias de la comunidad, interpretándolas erróneamente como prácticas delictivas a partir de una visión asistencialista proyectada sobre las favelas, como si se tratase de ciudadanos que deben ser disciplinados y tutelados (Duarte, 2017). Durante el 2017 y 2018, esas interferencias han vuelto. (fig.4).
Figura 4: Titular del periódico independiente “Voz das Comunidades: “Policía impide que el bloco de carnaval Unidos da Grota [3] desfile por las calles de la comunidad”, en el que se denuncia policial de la UPP de la favela del Complexo do Alemão, durante el Carnaval 2018 / Fuente: http://www.vozdascomunidades.com.br/comunidades/complexo-do-alemao/policiais-impedem-bloco-unidos-da-grota-de-desfilar-pelas-ruas-da-comunidade/)
De la misma forma en que se asocia el narcotráfico a las favelas, muchas veces a los favelados se les estigmatiza como infractores. Son tratados como aquellos “otros” en comparación a los miembros legítimos de la sociedad, lo que los degrada en su humanidad, cuestionando sus derechos de ciudadanía. (Freire, 2014).
Así, la acción policial dentro de las favelas no solamente actúa en respuesta a los conflictos de seguridad, tráfico y violencia. Ella se ha transformado en un agente inhibidor de toda actividad que pueda ser interpretada como un riesgo potencial a la seguridad, lo que relativiza muchas veces los límites entre la función policial y los derechos de la ciudadanía para expresarse libremente en el espacio urbano, agravando aún más los procesos de estigmatización física y social.
Hoy, la intervención del Gobierno Federal en la seguridad pública del Estado de Río de Janeiro revela al mismo tiempo la fragilidad estatal frente a la complejidad del problema de la violencia urbana y expone la necesidad de constantes acciones paliativas. La permanente observación que intenta mitigar los riesgos y “eliminar el enemigo interno”, acaba teniendo efectos colaterales de censura sobre las comunidades y provocando una reducción en el uso del espacio público en esos territorios. Se corrobora así que la presencia policial como acción aislada no es suficiente. Mientras las políticas sociales e inclusivas asociadas a la seguridad pública continúen siendo tratadas como algo dispensable y como eventos de exposición mediática para el gobierno de turno, la disminución de la violencia, la desigualdad y la estigmatización no será posible. El ya clásico funk da felicidade [4] seguirá sonando como un llamado de atención desde las favelas:
“Eu só quero é ser feliz
Andar tranquilamente na favela onde eu nasci,
E poder me orgulhar
E ter a consciência que o pobre tem seu lugar.”
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Notas
[1] En Rio de Janeiro una de las forma para referirse a quienes viven en favelas se les denomina habitantes de los morros (cerro en español), diferenciándolos de los que viven en la ciudad formal y regulada, en la ciudad del asfalto.
[2] Se denomina arrastão a un robo en el que actúa un grupo organizado de personas, que de forma rápida y violenta se apodera de las pertenencias de otros. En Río de Janeiro estas prácticas proliferaron durante la década de 1980 y 1990, generalmente en playas.
[3] En Río de Janeiro, los blocos de carnaval son grupos organizados que desfilan festivamente por la ciudad durante la semana anterior y posterior al carnaval. Existen cientos de ellos y se identifican por la música, barrio, vestimenta, motivo o tema al cual le rinden algún homenaje.
[4] https://www.youtube.com/watch?v=qKkQjwji8LM
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Referencias bibliográficas:
Haesbaert R. (2014). Viver no Limite. Edit. Bertrand Brasil. 231 a 233p.
Duarte M. (2017). Las políticas públicas em las favelas de Río de Janeiro: Convergencias y tensiones en el desarollo de la ciudadanía (neo)liberal. Em: Edital Conferência Internacional Santiago 2017 Proyecto Muei, p.985-1000.
Freire J. (2014). ‘Violência urbana’ e ‘cidadania’ na cidade do Rio de Janeiro: Tensões e disputas em torno das ‘justas atribuições’ do Estado. Revista de Estudos de Conflito e Controle Social, Vol. 7, no.1- p.73-94.
"Violencia simbólica en Estación Central"
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Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Rocío Andrade Castro, Arquitecta, Pontificia Universidad Católica de Chile, MSc Urban Development Planning, University College London]
Resumen
La construcción de torres hiperdensas en la comuna de Estación Central, en Santiago de Chile, durante los últimos años, generó una controversia urbana en la que se refleja cómo se ha ejercido la violencia simbólica para llevar el debate sobre el crecimiento urbano al ámbito técnico, legal y urbanístico, restando importancia a las experiencias de los habitantes del sector. Esta columna presenta las definiciones de controversia urbana y violencia simbólica que se han usado para analizar el caso, luego describe la situación que posibilitó la construcción de torres hiperdensas en Estación Central y comenta algunos aspectos de la violencia simbólica ocurrida durante el proceso.
Palabras clave: Violencia simbólica, controversias urbanas, Estación Central
En las ciudades confluyen y colisionan intereses diversos, son por naturaleza lugares de controversia. Drozdz (2012) define las controversias espaciales como debates sobre el curso de la acción colectiva en el espacio. Una controversia urbana puede entenderse entonces como un desacuerdo sobre el devenir de una ciudad.
No todos participan en el debate en igualdad de condiciones, pues algunos cuentan con mayores grados de poder o conocimiento necesario para incidir y, aunque es prácticamente imposible lograr la igualdad absoluta, lo que Habermas llamaría la situación ideal de habla, la búsqueda de condiciones justas de deliberación es necesaria y deseable (Flyvbjerg, 1998).
Uno de los impedimentos que tienen ciertos grupos para participar en una controversia urbana en igualdad de condiciones es lo que Bourdieu define como violencia simbólica. La violencia simbólica consiste en la imposición de ciertas convenciones discriminatorias, ocultando las relaciones de poder que permiten dicha injusticia (Castán Broto, 2013). Los individuos que sufren la violencia simbólica la aceptan, porque no la reconocen como tal (Castán Broto, 2013).
En una controversia urbana, quienes comprenden las normas que regulan la planificación urbana, las tendencias del mercado inmobiliario o la forma en que se diseña y construye una edificación, pueden excluir fácilmente a quienes no manejan estos temas. Pero además, estos individuos son los que establecen cuáles son los conocimientos necesarios para participar del debate, definiendo así quién queda en mejores condiciones para deliberar.
La construcción de torres hiperdensas en la comuna de Estación Central, en Santiago de Chile, durante los últimos años, es un caso que refleja la violencia simbólica que puede producirse en el marco de una controversia urbana.
La proliferación de torres se produjo en un sector de la comuna que estuvo regulado por el antiguo Plan Intercomunal de Santiago (PIS), plan que se elaboró antes de que se distinguieran los ámbitos de acción de la planificación comunal e intercomunal en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones. El PIS, establecía ciertas normas que hoy se definen a escala comunal y no intercomunal. Cuando este se derogó al publicarse el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), en el sector comprendido entre las avenidas Exposición, 5 de Abril, Las Rejas y Ecuador quedaron sin establecerse ciertas normas urbanísticas de nivel comunal, como la altura máxima permitida.
Luego, se aplicó en el sector una norma urbanística de forma errónea. Se autorizó la construcción de proyectos con un sistema de agrupamiento de edificación continua, que ocupa todo el frente predial, a pesar de que para que dicho sistema pueda aplicarse a un proyecto, debe estar definida la altura máxima permitida en la zona en la que se construye (División de Desarrollo Urbano MINVU, 2016). Esto significó la edificación de proyectos que ocupan prácticamente todo el terreno disponible, sin límite de altura. Las razones para buscar maximizar la constructibilidad de los proyectos se explica por la buena ubicación de los mismos en la ciudad y consiguiente la demanda por vivir en la zona.
La polémica sobre las torres hiperdensas se desató luego de que comenzaran a circular en redes sociales fotografías que mostraban la desproporción entre las nuevas construcciones y las edificaciones antiguas en los barrios en que se emplazan. A esto le siguió una serie de notas y reportajes sobre la vida en esas torres, evidenciando sus problemas de habitabilidad e impacto en la ciudad.
Las dificultades vividas por los habitantes de las torres y sus vecinos son violentas de diversas formas. Al poco tiempo de darse a conocer el caso, muchos pasaron a referirse a las torres como guetos verticales, término inexacto si se considera su origen (Wacquant, 2013) y estigmatizador. Si bien es cierto que las deficiencias en el diseño de las torres pueden fomentar problemas sociales necesarios de relevar, en este caso el uso del término quiso ser más que nada una advertencia, que marginalizó gratuita e innecesariamente a los habitantes del sector. A poco de iniciarse la discusión, los afectados ya partían con una desventaja.
Por otra parte, la discusión se ha centrado en la legalidad de los permisos de edificación otorgados y de las deficiencias de la planificación comunal. Sin duda es necesario aclarar este punto para evitar que la norma se vuelva a aplicar erróneamente y fortalecer la planificación en el área. Pero también hay que reconocer que llevar la discusión a este ámbito la transforma en un tema técnico y complejo, en que los afectados por la construcción o problemas de diseño de las torres son los que tienen las mayores dificultades para organizarse y contratar equipos legales, si los comparamos con inmobiliarias, constructoras o gobiernos locales, que cuentan con una estructura organizacional y recursos que facilitan la tarea.
También debe considerarse el problema de diseño que significa la construcción de torres hiperdensas. Las edificaciones presentan una serie de deficiencias como mala aislación acústica, hacinamiento, problemas de ascensores y manejo de residuos y afectan su entorno con mayor tráfico en las calles y veredas, falta de luz solar, insuficiencia de espacios públicos, entre otras. Todo esto ha sido ignorado por algunos defensores de los proyectos, arguyendo que las torres entregan la oportunidad a muchas personas de vivir en un sector bien localizado y que la única alternativa para ellas sería vivir en barrios de mala calidad en la periferia.
Entonces, se presenta el problema como legal en vez de ético, como si aquello fuera equivalente cuando no es así. No es justificable construir edificios que impactan tan negativamente su entorno y cuya habitabilidad es tan deplorable solo porque se creyó que la norma lo permitía, especialmente cuando no es el caso. Tampoco es aceptable argumentar que todo se hizo con la intención de entregar alternativas de buena localización a bajo costo, como si fuera una dicotomía, conformarse con condiciones paupérrimas o ser expulsado de la ciudad.
Estos razones hacen que las experiencias de los habitantes pasen a segundo plano, llevando la conversación hacia lo que una corte estima o no que es arbitrario, a lo que los especialistas en el mercado inmobiliario consideran o no una buena localización.
La densificación como forma de crecimiento urbano es deseable y necesaria, para alcanzar ciudades más sostenibles y mejorar el acceso a bienes públicos, pero, como propone Flyvbjerg, debemos trabajar en mejorar las condiciones de discusión sobre la trayectoria de nuestras ciudades, para que se proteja el derecho a la ciudad de todas y todos.
Referencias
Andrade Castro, R. (2014). The space of social movements: urban controversies in Santiago de Chile (tesis de maestría no publicada). University College London, Londres, Reino Unido.
Castán Broto, V. (2013). Symbolic violence and the politics of environmental pollution scienceX: The case of coal ash pollution in Bosnia and Herzegovina. Antipode, 45(3), pp.621–640.
Drozdz, M. (2012). Controverses Spatiales. [online] Disponible en: <https://sites.google.com/site/mdrozdzcv/controverses-spatiales> [consultado el 22 feb. 2018].
Flyvbjerg, B. (1998). Empowering civil society: Habermas, Foucault and the question of conflict. In: M. Douglass and J. Friedmann, eds., Cities for Citizens. John Wiley and Son, pp.185–211.
MINVU (2016). Circular DDU 313 [online] Santiago de Chile. Disponible en: <http://www.minvu.cl/opensite_20070212170027.aspx> [consultado el 22 feb. 2018].
Wacquant, L. (2013). Tres premisas nocivas en el estudio del gueto norteamericano. Revista INVI, 28(79), pp. 165-187.
"(In)Seguridad Pública"
Ver"(In)Seguridad Pública"
Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Fernando Narváez Rodríguez; Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Universidad Católica de Chile]
Libro o publicación: The Urban Fabric of Crime and Fear
Autor: Vania Ceccato (Ed.)
Año: 2012
Editorial: Springer
Resumen
La seguridad es un factor que influye directamente en la calidad de vida de las personas. Actualmente una ciudad no puede ser vivible ni socialmente sustentable si la seguridad de los ciudadanos no es considerada como prioritaria. El libro The Urban Factory of Crime and Fear contextualiza al lector en el problema de la seguridad en las distintas escalas urbanas y muestra el escenario de algunas ciudades alrededor del mundo. Ante ello, cabe preguntarse: ¿cuáles son los factores para tener ciudades inseguras? Y ¿cómo podemos mejorar nuestras ciudades desde la perspectiva de seguridad?
Palabras clave: Seguridad, miedo, crimen
Im. Portada del libro
Las ciudades se han transformado en enormes núcleos que son contenedores de las actividades sociales de las personas. Por sus dimensiones y densidad poblacional se ha vuelto complejo “controlar” todo lo que pasa dentro de ellas. Uno de los temas que más difícil se ha vuelto su control y que ha surgido recientemente en las agendas públicas es la seguridad, debido a que es un factor que influye directamente en la calidad de vida de las personas. Según un estudio del BID (2015), las personas están dispuestas a gastar más en transporte privado con tal de sentirse seguras y cómodas, por lo tanto, una ciudad no puede ser vivible ni socialmente sustentable si la seguridad de los ciudadanos no es considerada como prioritaria.
El libro The Urban Fabric of Crime and Fear está orientado a profundizar en el tema de seguridad dentro de los núcleos urbanos. Éste documento desarrolla los conceptos “urban factory”, crimen y miedo para contextualizar al lector sobre el crimen y miedo dentro del contexto urbano. Además, muestra algunos estudios realizados en algunos barrios de Londres y Suecia sobre la relación de estos conceptos con el territorio y todo lo que conlleva. Se descataca que no solo existe un problema con los “agredidos” que sufren por asaltos o crímenes, sino que también hay otra mirada, por ejemplo la estigmatización de ciertas poblaciones, situación la cual podría moldear de una manera negativa a los jóvenes que ahí habitan.
Según la editora Ceccato, el crimen se concentra en las ciudades, pero no de una manera homogénea, esto se debe a que el crimen ocurre en distintos espacios y temporalidades. Pero cabría preguntarse: ¿cuáles son los factores que propician la actividad criminal o la inseguridad? Lo planteado en el libro es que los agresores aprenden de la experiencia y deciden cuales son los mejores lugares para delinquir: “Los crímenes ocurren donde el ambiente hace sentir seguro al agresor” (p. 13). Por ejemplo, los sistemas de transporte colectivos actualmente reúnen a una gran cantidad de personas en un solo punto, por lo cual se vuelven más propensas al crimen. Otro tipo de espacios son los lugares que se diseñan enclaustrados, que son obscuros y con pocas salidas ya que no permiten una visibilidad clara del entorno y por ende promueven estrés y una sensación de miedo.
Por lo tanto, el diseño del sistema de transporte, de las vialidades y de la ciudad en sí misma determina fuertemente el nivel de seguridad de las personas. El miedo y la violencia urbana han tenido externalidades que repercuten en la configuración de la ciudad. Una de las estrategias más habitual por la que han optado las personas para sentirse “seguras”, es la de aislarse en los barrios cerrados. Dicha situación ha generado una fragmentación de la ciudad porque este tipo de barrios funcionan como si fueran islas urbanas que no se relacionan con el entorno.
La sección II del libro Micro-Urban Environments of Crime and Fear se centra precisamente en este punto: la importancia del ambiente construido. De acuerdo con lo planteado en esta sección, múltiples factores afectan la percepción de miedo e inseguridad y pueden ser sociopsicológicos, sociodemográficos o el ambiente construido. Pero el factor que rescato como el más importante es ambiente construido, ya que el espacio puede generar limitaciones para poder sentirse cómodo en el entorno. Incluso el libro muestra una comparación entre dos barrios estigmatizados de Reino Unido y Brasil (P.16), el resultado que arrojó es que ambos barrios tenían un mal diseño, una mala imagen urbana derivada del poco mantenimiento, intersticios urbanos y de la escasez de espacio público de calidad.
El libro ofrece un marco conceptual robusto permitiendo una mejor comprensión de la problemática. Por otro lado, se esfuerza en mostrar el contexto del crimen y miedo en distintas ciudades a través de varios estudios, destacando el estudio realizado con jóvenes en un barrio estigmatizado de Newcastle. Dicho lo anterior porque afirman que los jóvenes son expertos en resistir los discursos estigmatizadores sobre el miedo, mientras que a la misma vez intentan apoyarse unos a otros y a la comunidad en general. Finalmente, el libro concluye con una parte de acciones para crear ambientes urbanos seguros, entre las cuales destacan las relacionadas con el transporte colectivo (planificación de sistemas de movilidad integrales “viaje completo” y no verlos como segregados), las de mejoramiento de la imagen urbana y la inclusión de grupos vulnerables en la planificación.
A manera de conclusión, se considera que el diseño de los espacios urbanos es gran parte del trabajo que se tiene que hacer para mejorar la sensación seguridad; es cierto que hay otros factores como los sociales y culturales que influyen en la seguridad urbana, pero sí el diseño apoya creando espacios abiertos, amigables y vivibles la tarea será menor: “Las ciudades solamente pueden ser llamadas vivibles cuando se pueda asegurar un ambiente de calidad para todos los que viven ahí, y esta calidad incluye seguridad” (p. 22) Como planificadores urbanos, las acciones deben plantearse desde una perspectiva de seguridad, debemos tener la convicción de que las estrategias, planes y proyectos tienen la finalidad de crear un ambiente seguro para todas las personas, solo así se podrán tener ciudades seguras, inclusivas y justas.
Referencia
Mojica, C. (2015). ¿Cuánto vale mi comodidad? Moviliblog. BID.
"Recuperando la ciudad para las mujeres"
Ver"Recuperando la ciudad para las mujeres"
Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Alejandra Espinosa Vargas, estudiante de Diseño Urbano y del Paisaje en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí]
Libro o publicación: Buenas prácticas para prevenir y eliminar la violencia sexual contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos. Programa global ciudades y espacios públicos seguros para mujeres y niñas
Autor: Ana Falú
Año: 2017
Im. Portada del libro
Resumen
En la actualidad nuestras ciudades sufren de eventos violentos hacia las mujeres y niñas tanto en nuestros espacios como en el transporte público. El trasladarse de un sitio a otro se ha vuelto un peligro para todas, el caminar por una acera pequeña o por una calle sin iluminación son factores que promueven las agresiones. Esta reseña se centra en el Programa Global Ciudades y Espacios Seguros para Mujeres y que ONU a implementado con el fin de dar respuesta a este problema social que enfrentan nuestras ciudades en cuestión de violencia y acoso sexual contra mujeres y niñas en nuestros espacios y transporte público.
Palabras clave: Violencia contra la mujer, espacio público, transporte público
Hoy en día nuestras ciudades son espacios que aglomeran personas, infraestructura, servicios, y espacios públicos, pero también aglomeran situaciones negativas como la desigualdad, la inseguridad y la discriminación de género. Como consecuencia de estos factores se produce la violencia en contra de la población, pero generalmente se violentan a mujeres y niñas. Según la autora Falú, esta una de las violaciones de los derechos humanos más graves y una de las más toleradas en todo el mundo: “las mujeres y niñas sufren de diversos tipos de violencia no solo en los hogares, ocurre en las calles, en el transporte público, en escuelas, universidades y lugares de trabajo y espacios públicos y en puntos de distribución de alimentos como lo son los mercados”.
Como mujeres, cada día nos enfrentamos a distintas formas de violencia que nos afectan a todas, independientemente de nuestras características físicas, sociales o culturales. La violencia puede ir desde un ligero silbido, un gesto, una frase e incluso llegar hasta el contacto físico, por lo tanto, se transforma en un problema de salud y seguridad.
Es precisamente dentro de este marco donde se desarrolla el libro de Buenas prácticas para prevenir y eliminar la violencia sexual contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos. Tiene el objetivo de contextualizar y sentar los fundamentos conceptuales y normativos ante una problemática específica: la inseguridad. En la primera parte del documento, la autora desarrolla un marco conceptual y normativo, se profundiza en algunos de los instrumentos sobre materia de derechos humanos de las mujeres. En esta sección destacan La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) por ser el más amplio en materia legal y la Plataforma de Acción Bejing.
En particular estos dos instrumentos generan el marco conceptual, lo hacen de una forma precisa y clara, se detalla los tipos de acoso o violencia sexual que sufren las mujeres no solo en espacios públicos si no en cualquier ámbito donde se desarrolla. Este capítulo está orientado a la sensibilización sobre el tema de desigualdad entre género y la discriminación en contra de la mujer.
A partir de la lectura, se consideró que los apartados más significativos son “La violencia de género y acoso sexual en espacios públicos”, “La planeación urbana desde una perspectiva de género” por la estrecha relación entre violencia y la configuración espacial de las ciudades. Ante esto, invito a la reflexión: mujer… ¿cómo percibes tu espacio público? ¿qué tanto afecta tu cotidianidad el ambiente de violencia se vive actualmente? En primera instancia y hablando desde una perspectiva muy personal, puedo afirmar que la mujer vive con miedo; por ejemplo, el transporte público se ha convertido en una travesía que da temor, situación que impide que podamos desenvolvernos con toda seguridad.
El transporte público es todavía un espacio que está en proceso de incluir el acoso y abuso sexual como expresión de la violencia de género. En algunos países como México se ha iniciado con algunas acciones para intentar reducir esta problemática (el metro de la Ciudad de México incluye vagones que son exclusivos para mujeres para reducir el acoso y la violencia contra las mujeres). Sin embargo, es un problema que en algunas ocasiones puede ser poco visible, lo que obstaculiza el levantamiento de información y generación de antecedentes. Esto atenta contra la posibilidad de un diseño e implementación de políticas de transporte público más eficientes que aseguren la movilidad de las mujeres en condiciones de igualdad y seguridad (CEPAL, 2015).
La sensación de inseguridad en las mujeres y en la población en general, es un gran problema porque desincentiva el uso del transporte público y de los espacios abiertos, por consiguiente, se optan por otros servicios de transporte privados (taxi, Uber, Cabify, etc…) que brindan mayor seguridad. Sin embargo, esto repercute directamente en la funcionalidad de la ciudad, ya que se produce una reducción de los usuarios de transporte público, un aumento del tráfico vehicular y de las emisiones de contaminantes. Es por ello por lo que la violencia ha entrado al foco de atención de la agenda pública, y su relevancia es cada vez mayor en contextos de urbanización, desigualdades, discriminación y violencia contra las mujeres en el espacio público y privado.
La mujer se encuentra en un estado de vulnerabilidad, ansiedad y con sentimientos de impotencia, así se menciona dentro de la sección “Violencia en los espacios y transporte público”, afectando la seguridad y la libertad de transitar por el espacio público sin miedo. Como resultado de este miedo, reduce su participación en la escuela, el trabajo y la vida pública y limita su acceso a servicios esenciales y a disfrutar de oportunidades culturales y de ocio.
En este sentido son relevantes las preguntas planteadas por Harvey (2008): ¿de qué derechos hablamos? ¿y de la ciudad de quiénes? ¿Quién define y construye la ciudad? ¿Quiénes son los destinatarios de sus bienes públicos y de los servicios diversos que la componen? Lo anterior debido a que se debe reflexionar sobre cuál es la ciudad que queremos, en base a la respuesta de estas preguntas se podrá reflexionar en cómo dar respuesta a la problemática.
Las ciudades están en una constante tensión entre oportunidades y los efectos de una convivencia fragmentada y desigual, lo cual limita el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Generalmente, al planear las ciudades no se tiene en cuenta las necesidades de las mujeres y niñas. Esta planeación desigual está afectando el libre tránsito de las mujeres, cambios en sus trayectos y el cómo se desplazan dentro de la ciudad.
Hay que resaltar el esfuerzo están haciendo organizaciones para que todos tengan las mismas oportunidades, pero hay que recordar: la mujer dejó de disfrutar de los espacios públicos y de la ciudad, está en nosotros como planificadores, investigadores o ciudadanos recuperar el espacio público para ellas y todos lo demás ciudadanos.
Referencias
CEPAL (2015a). Violencia de género en el transporte público. Una regulación pendiente. Serie Recursos naturales e infraestructura. CEPAL, Santiago de Chile.
"Violencia urbana y percepcion de seguridad: el caso de los “portonazos”
Ver"Violencia urbana y percepcion de seguridad: el caso de los “portonazos”
Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Fernanda Huaracan; Geógrafa, Pontificia Universidad Católica de Chile. Diplomada en Diseño Evaluación y Gestión de Proyectos de Interés Público, Universidad de Chile. Analista Criminal-Territorial en Jefatura Santiago Este de Carabineros de Chile (2015 a 2017)]
Im1. Portonazo en La Florida / Fuente: Nunorktimes, 2018
De acuerdo a la Encuesta CEP (2017), el principal problema para el ciudadano chileno es la delincuencia. Esto, pese a que, el principal indicador de la violencia (el homicidio) sea el segundo más bajo de América[1], y que las cifras nos muestren que los delitos de mayor connotación social (DMCS) hayan disminuido progresivamente desde el 2014[2]. No obstante, una cosa es que se registren menos denuncias y otra distinta es la percepción de inseguridad, la cual aumentó sostenidamente entre 2012 y 2015 (CEAD, 2017).
¿Es justificada esta percepción de inseguridad?
En las últimas décadas la seguridad pública ha sido un tema político prioritario, por esto se han dedicado importantes esfuerzos desde el ámbito público (y privado) para abordarla. Desde el año 2004 a la fecha se han publicado políticas, planes y estrategias nacionales en esta materia, que han contemplado desde la creación del Ministerio del Interior y Seguridad Ciudadana y la Subsecretaría de Prevención del Delito; la modernización y profesionalización de sus policías[3] y la creación de los Consejos Comunales de Seguridad Pública (CEAD, 2017). Si consideramos que la violencia en las ciudades es variada y se percibe de acuerdo al contexto temporal y cultural, podemos entender que persista la percepción de inseguridad.
En estudios de opinión se ha comenzado a indagar sobre la principal fuente de información para el aumento de la delincuencia en el país (¿Cuál diría usted que es la principal fuente de información que le permite formarse esa opinión?). El resultado: el 65% cree que son los medios de comunicación (CEAD, 2016). Para ser justos, los medios de comunicación no son los principales responsables. Si bien los DMCS han disminuido en un 11%, la violencia ha aumentado. Reflejo de ello es el aumento de los homicidios en un 9,4%, otros robos con fuerza en un 8,5% y robos con violencia o intimidación en un 2.8% (CEAD, 2017).
El delincuente está cada vez más preparado y se inicia tempranamente en el uso de drogas y alcohol, y en la actividad delictual (por supuesto que el hecho de nacer y crecer en contextos de vulnerabilidad social son detonantes en esta relación). Frecuentemente integra bandas delictuales jerarquizadas y altamente especializadas, a veces entre vecinos, familiares o compañeros de colegio. Estas operan con un alto grado de violencia y especialización.
El caso de los denominados “Portonazos”.
Luego de una nueva exigencia gubernamental de importar vehículos más seguros, el robo de estos se vio fuertemente obstaculizado. De esta forma, el modus operandi más afectivo era robar el vehículo encendido, con el conductor presente, asegurando así la obtención de la llave.
Así fue como el robo de vehículos pasó a ser de un delito contra la propiedad a uno violento, ya que los delincuentes violentaban o intimidaba a su víctima con tal de alcanzar su objetivo. Como esto ocurría en el portón del inmueble, mientras la o las víctimas se disponían a entrar o a salir de su casa; los medios de comunicación lo llamaron “Portonazo” (CAODI, 2016). A partir de estos hechos, se realizaron numerosos esfuerzos al interior de Carabineros con la finalidad de dar solución a un delito que, aunque no está tipificado, es identificable y genera temor.
Desde las Oficinas de Operaciones de Carabineros, sus analistas criminales[4], (profesionales de distintas disciplinas capacitados en el análisis delictual, que han aportado a la toma de decisiones para el uso eficaz y eficiente de los recursos policiales[5]), (CEAD, 2017) han realizado análisis con los cuales fue posible: 1) generar y socializar una correcta definición del delito, 2) identificar patrones relevantes como días y horarios de mayor frecuencia, 3) identificar características de las víctimas y vehículos sustraídos, 4) determinar áreas de ocurrencia del delito o de hallazgo de los automóviles, y, 5) junto con esto (más el relato detallado de las victimas) determinar rutas de escape; entre otros.
Pese a su impacto mediático, el Portonazo ha disminuido de manera constante desde su aparición el año 2014. El peak tuvo lugar en octubre de 2015 y en la comuna de La Florida. Desde noviembre de 2015 y durante todo 2016, el delito disminuyó irregularmente.
Una de sus características principales fue la movilidad evidenciada, la que se debió, por una parte, al cambio en el objetivo (pasa de ser un delito asociado a vehículos de lujo o comunas de alto nivel de ingreso, a vehículos comunes en comunas de clase media) y a la disposición de servicios policiales focalizados. En este punto, la configuración urbana juega un rol fundamental, ya que permite conocer cuáles son los elementos o circunstancias facilitadoras del delito (CARRION, F. 2008).
Desde la mirada del ciudadano, que las cifras muestren una disminución del delito, o que, en el caso de los “Portonazos”, sepamos que si nos roban el auto lo más probable es que lo encuentren (la tasa de recuperación es cercana al 80%) (SEVB, 2015); no cambia la sensación de inseguridad. Porque el ser violentado en un espacio privados como la casa o el auto, es un hecho que marca, y donde la vida, propia o la de nuestra familia, se encuentra en riesgo.
Notas:
[1] CEAD (2014).
[2] Se ha registrado una disminución de 11% de casos de Delitos de mayor connotación socia (DMCS). De acuerdo a Carabineros de Chile (CEAD, 2017).
[3] Con el consecuente aumento de recursos y dotación de funcionarios. Carabineros actualmente cuenta con alrededor de 59 mil funcionarios, entre civiles y uniformados.
[4] El análisis delictual implica estudiar para identificar patrones, tendencias, causas y efectos. Se utiliza para describir y producir información sensible y valiosa, que permita investigar y aclarar delitos; distribuir eficientemente los recursos y prevenir la ocurrencia de hechos recurrentes y similares. La idea es diseñar estrategias que permitan reducir los delitos.
Existen supuestos y conocimientos de la criminología que ayudan a los analistas a reducir el delito. (Bruce, C. 2010)
[5] Programa parte del Plan de Operaciones de Carabineros de Chile (2014), el cual se enmarca en el “Plan Nacional de Seguridad Pública y Prevención de la Violencia y el Delito: Seguridad para Todos 2014-2017”. Corresponde al Programa 8 “Perfeccionamiento Oficina de Operaciones”.
BIBLIOGRAFÍA
Bruce, C. (2010). Fundamentos del análisis delictual. En Tudela, P. (Ed.). Análisis Delictual: enfoque y metodología para la reducción del delito. p. 27-55. Santiago, Chile: Fundación Paz Ciudadana, International Association of Crime Analysts. Recuperado de: http://www.pazciudadana.cl/wp-content/uploads/2010/12/analisis-delictual_enfoque.pdf
CAODI, (2016). Robo de Vehículos con Intimidación y/o Violencia: Portonazos. Reporte SBAR: Centro de Análisis y Operaciones de Investigación Criminal, n°4 2016.
CARRIÓN, F. (2008). Violencia urbana: un asunto de ciudad. EURE (Santiago), 34(103), 111-130. Recuperado de: https://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612008000300006
CEAD – Centro de Estudios y Análisis del Delito, (2017). Balance Seguridad Pública 2014-2017. Recuperado de: http://www.seguridadpublica.gov.cl/media/2017/12/balance-2017-final.pdf
CEAD – Centro de Estudios y Análisis del Delito, (2017). Resultados ENUSC 2016 y serie comparada 2010-2016 Total País. Recuperado de: http://www.seguridadpublica.gov.cl/media/2017/04/00_Total-Pa%C3%ADs_ENUSC-2016.pdf
CEAD – Centro de Estudios y Análisis del Delito, (2017). Plan Nacional de Seguridad Pública y Prevención de la Violencia y el Delito: Seguridad para Todos. Recuperado de: http://www.seguridadpublica.gov.cl/media/2014/10/Plan-Nacional.pdf
CEP (2017). Estudio Nacional de Opinión Pública: Septiembre – Octubre 2017. Recuperado de: https://cepchile.cl/cep/site/artic/20171025/asocfile/20171025105022/encuestacep_sep_oct2017.pdf
NUNORKTIMES (2018). Portonazo la Florida. Recuperado de: https://nunorktimes.cl/wp-content/uploads/2017/10/Portonazo-en-La-Florida-1024×553-768×415.jpg
SEBV (2015). Servicio de Encargo y Búsqueda de Vehículos de Carabineros de Chile. Recuperado de: http://www.emol.com/noticias/Nacional/2015/09/10/749275/Portonazos-delincuentes-son-en-su-mayoria-adolescentes-y-el-80-de-los-vehiculos-se-recupera.html
"El grafiti mural como estrategia de resignificación a la violencia urbana: intervenciones del Programa Juntos Más Seguros en sectores de alta complejidad sociodelictual"
Ver"El grafiti mural como estrategia de resignificación a la violencia urbana: intervenciones del Programa Juntos Más Seguros en sectores de alta complejidad sociodelictual"
Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Jorge Bottai Espinoza; Master of Science in Governance of Risks and Resources, Universität Heidelberg; Licenciado en Seguridad y Defensa, Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos del Ministerio de Defensa de la República de Chile; Licenciado en Educación, Profesor de Historia y Geografía, Universidad Arturo Prat; Diplomado en Prevención del Delito a Nivel Local, Instituto de Asuntos Públicos, Universidad de Chile]
Resumen
Esta práctica reflexiona sobre la intervención desarrollada por el Programa Juntos Más Seguros de la Subsecretaría de Prevención de Delito (Chile), su modelo integral de trabajo y de la importancia de la participación para resignificar la violencia urbana. El grafiti mural es una técnica que permite apropiarse simbólicamente de los espacios, contribuye a mejorar la sensación de seguridad asociada a potenciales peligros de la integridad física y material, en territorios de alta complejidad sociodelictual.
Palabras clave: grafiti mural, territorio, participación
Im 1: Mural Artistas y Músicos Chilenos, La Pintana 2016 / Fuente: Subsecretaría de Prevención del Delito, 2016
“He visto esos grafitis de gallos que están muertos, narcos que les hacen un gran monumento a los estúpidos. Y ver un grafiti de algo que es más importante, como cuando hicieron un grafiti de meteoritos aquí en la esquina. Los niños se quedan mirando y tú le puedes explicar lo que es, esos grafitis tienen algo de cultura y son bonitos, les muestra cultura a los chicos” (Anónimo [1], La Pintana, 2016)
La teoría de las ventanas rotas de Wilson y Kelling (2001), identifica el desorden social y las incivilidades físicas y sociales como causantes del temor en los espacios urbanos. Del mismo modo, Munizaga (2009, p.2) explica que “la concentración territorial de carencias y desventajas sociales, acumuladas a lo largo del tiempo, incide en que exista una mayor vulnerabilidad delictual en determinados barrios, ya que, por un lado, genera situaciones de exclusión social que aumentan la probabilidad de que la delincuencia se instale en ese territorio, tanto por el ejercicio de ella, como por la victimización que produce en los residentes del lugar” (Ver Im2).
En el contexto anterior, se introduce un elemento importante de la caracterización del problema de la violencia urbana, donde encontramos la coexistencia de víctimas y victimarios en el mismo espacio, vislumbrando una tensión social permanente, donde las expresiones de dicha violencia se ejercen desde los victimarios y su apropiación simbólica del territorio.
La apropiación simbólica del territorio, se puede definir como una construcción social y cultural de un grupo determinado de sujetos, basada en relaciones temporales del uso del espacio y su configuración de identidad, que en el contexto de la intervención desarrollada por el Programa Juntos Más Seguros (Subsecretaría de Prevención del Delito), se traduce en la vulneración socio- delictual de los espacios comunes, ejercida por bandas de microtráfico, grupos delictuales organizados y barras bravas; y que generan altos grados de temor y percepción de inseguridad en sus habitantes. Estos espacios en conflicto poseen características visibles, tales como la presencia de microbasurales, falta de mantención en los espacios públicos, murales ligados a las barras bravas, murales animitas, plazuelas abandonadas, caletas para el consumo de drogas, entre muchos otros (Blanco et al., 2014; Reyes & Martínez, 2015; Ministerio del Interior, 2017).
Im 2: El antes de las intervenciones, La Pintana 2015; Alto Hospicio 2016 / Fuente: Google Street, julio 2015 (ver los resultados en figura Nº 5).
El programa inició en octubre del 2014 en 17 barrios de cuatro regiones del país y alcanzó un total de 20 barrios a finales del 2017. Su objetivo se definió como “disminuir los factores causantes de la violencia, delincuencia e incivilidades en barrios vulnerables socio delictualmente, a través de la implementación de un plan de intervención integral con participación local” (Ministerio del Interior, 2017, p. 3).
En la implementación del plan de intervención integral participaron municipios, organizaciones comunitarias, vecinos e instituciones del gobierno central. Desde una perspectiva política, se propuso contribuir en aumentar la seguridad de los barrios focalizados y la sensación de seguridad asociada a potenciales peligros a la integridad física y material de sus habitantes.
Una de las estrategias de este plan de intervención, se asocia a la habilitación de equipamientos socio-comunitarios y la conformación de espacios públicos seguros. En ambos casos, se promueve el uso y ocupación positiva de los espacios comunes por parte de los vecinos, mediante un modelo de intervención participativo que vincula a la comunidad en el diseño e implementación de infraestructura y de grafitis murales. Para estos efectos, se establece la denominada “Mesa Barrial Tripartita”, instancia de participación social e institucional, orientada a fortalecer la alianza entre gobierno y comunidad, a fin de compartir información sobre el barrio, promover la movilización comunitaria y la apropiación de los espacios (Ministerio del Interior, 2014).
Esta instancia puede definirse como un espacio para la gobernanza territorial, donde la participación se define como una cuestión política y se plantea como desafío el superar las problemáticas asociadas a la apropiación simbólica del territorio (White, 1996).
La discusión de lo que se debía hacer en el territorio, fue abierta y programada, —para el caso de los grafitis murales — por un tallerista especializado (pintor de grafitis o murales), quien recogía las opiniones de los vecinos y elaboraba los diseños de acorde a las expectativas de estos. Las temáticas abordadas fueron muy variadas, entre ellas, conceptos de paisajismo y naturaleza, derechos de los niños y niñas, el concepto de inclusión, historia del barrio, cultura, etc. (Ver Im3)
Im 3: Discusión de lo que se debía hacer, La Pintana 2016 / Fuente: Subsecretaría de Prevención del Delito, 2016.
Con los diseños propuestos por los talleristas, modificados y aprobados por la comunidad, se comenzaron a pintar una serie de murallas en los distintos sectores de los barrios, asimismo, se incluyó la participación de vecinos, jóvenes, niños y niñas de los sectores en el desarrollo de las obras (Ver Im4).
Las obras demoraron entre dos y cuatro semanas en ser terminadas, y contaron con los aportes de los municipios, Instituto Nacional de la Juventud, organizaciones vecinales, agrupaciones de grafiteros y de los profesionales responsables del Programa Juntos Más Seguros en cada barrio.
Im 4: El proceso de trabajo, La Pintana 2016 / Fuente: Subsecretaría de Prevención del Delito, 2016.
La resignificación y apropiación simbólica que se generó en el territorio al plasmar los grafitis murales, impulsó a que los vecinos comenzaran a entregar valor a sus espacios públicos, esto se evidencia en sus relatos cotidianos y percepciones de seguridad. La evaluación de impacto desarrollada por Casarino (2017) al Programa Juntos Más Seguros (La Pintana), recogió estos testimonios y dio cuenta de la importancia concedida por los vecinos a los grafitis murales emplazados en el barrio (Ver Im5). En las narraciones de las entrevistas se destaca lo siguiente:
“He visto esos grafitis de gallos que están muertos, narcos que le hacen un gran monumento a los estúpidos. Y ver un grafiti de algo que es más importante, como cuando hicieron un grafiti de meteoritos aquí en la esquina. Los niños se quedan mirando y tú le puedes explicar lo que es, esos grafitis tienen algo de cultura y son bonitos, les muestra cultura a los chicos” (Anónimo, La Pintana, 2016).
“…eso la actividad de grafitis, antes se veía una imagen de un narcotraficante, pero ahora uno ve árboles y muchos dibujos distintos, me gustan los grafitis” (Anónimo, La Pintana, 2016).
“…cuando ves el grafiti dices oh qué bonito, podría agregarle esto y esto otro porque una siempre opina. Antes había muchos rayados” (Inés, La Pintana, 2016).
“Los grafitis a la gente les gustó, un buen trabajado y la gente decía píntenme mi muralla, ellos ofrecieron sus muros para que se entretuvieran y estuvieran 4 o 5 horas, y son muy bonitos los diseños hermosos, preciosos” (María, La Pintana, 2016).
Im 5: El después de las intervenciones, La Pintana 2016; Alto Hospicio 2017 / Fuente: Subsecretaría de Prevención del Delito, 2017.
Los resultados de esta práctica han impulsado que los vecinos y vecinas se sientan partícipes y protagonistas de la recuperación de sus entornos, otorgando valor a sus espacios públicos, apropiándose de ellos, resignificando el derecho a su integridad física, espiritual y material. Todas estas intervenciones logran que los espacios en conflicto sean más amables, atractivos y generan una sensación de hermoseamiento, lo anterior aporta sin lugar a duda a resarcir en cierta medida la deuda en el espacio y diseño de los barrios más vulnerables de nuestro país.
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Bibliografía
Blanco, J., Bosoer, L. y Apaolaza, R. (2014). Movilidad, apropiación y uso del territorio: una aproximación a partir del caso de Buenos Aires. En: Scripta Nova, revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Vol. XVIII, Nº 493 (06) Barcelona.
Casarino, N. (2017). Evaluación de impacto intermedia cualitativa del Programa Juntos Más Seguros (PJMS) focalizado en los barrios de Villa el Bosque y Villa Eucaliptus en la comuna de La Pintana. En: Informe de evaluación, Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile.
Ministerio del Interior. (2014). Programa Juntos Más Seguros. En: Manual para la aplicación de diagnóstico barrial participativo. Subsecretaría de Prevención del Delito, Santiago de Chile.
Ministerio del Interior. (2017). Programa Juntos Más Seguros, Villa Frei, Alto Hospicio. En: Acciones y Recomendaciones de Prevención del Delito y la Violencia en Barrios. Subsecretaría de Prevención del Delito, Santiago de Chile.
Munizaga, A. M. (2009). Consideraciones relevantes para la prevención del delito en barrios vulnerables. En: Revista Fundación Paz Ciudadana, Nº VIII, pp. 1-12.
Reyes, M, & Martínez, D. (2015). La configuración identitaria en los territorios de migrantes internacionales. En: Revista Península, Vol. X (2), pp.117-133.
White, S.C. (1996). Depoliticising Development: The Uses and Abuses of Participation. En: Development in Practice, Vol. VI (1), pp. 615.
Wilson, J. y Kelling, G. (2001). Ventanas Rotas. La policía y la seguridad en los barrios. En: Delito y Sociedad. Revista de Ciencias Sociales, Nº XV-XVI, Ediciones UNL, Santa Fe, pp. 67-79.
Figuras
Google Street. (2015; 2016). Obtenido de www.maps.google.com.
Subsecretaría de Prevención del Delito. (2016; 2017). Proporcionadas por los profesionales del Programa Juntos Más Seguros.
[1] Se mantiene el anonimato de los entrevistados cuyas críticas son dirigidas, por razones de seguridad personal.
"La desigualdad del miedo urbano"
Ver"La desigualdad del miedo urbano"
Revista Planeo Nº 35 Violencia Urbana, Marzo 2018
[Por Leonel Rivas, Arquitecto, México. Estudiante Magister Desarrollo Urbano, PUC]
Resumen
En las últimas dos décadas, las ciudades latinoamericanas han experimentado progresivamente la pérdida de seguridad en sus espacios públicos y privados. El aumento de la violencia urbana en sus múltiples versiones, en conjunto con los medios de comunicación, han promovido significativamente la percepción de inseguridad en los ciudadanos ante un Estado que aparenta estar lejos de brindar una solución de raíz. Esta inseguridad, traducida en miedo urbano, ha tenido diversas reacciones por parte de los actores involucrados en el desarrollo de la ciudad; una de las principales respuestas ha sido la demanda de las personas por obtener viviendas en barrios seguros, que garanticen la libertad necesaria para desarrollar las actividades cotidianas sin ningún tipo de riesgo. Sin embargo, el grueso de la población no posee las mismas posibilidades de comprar seguridad.
Palabras Clave: Violencia, miedo urbano, condominio
Im 1. Acceso a condominio privado en la ciudad de Los Mochis, Sinaloa, México / Fuente: Elaboración propia
La ciudad desigual, como la mayoría en América Latina, es productora de violencia urbana. Las grandes brechas de desigualdad social han agudizado la incapacidad de inserción laboral formal a población carente de formación profesional; por lo que, ante la necesidad, se ubican en cualquier actividad laboral precaria desvaneciendo sus aspiraciones de desarrollo en trabajos dentro de la formalidad (Katzman, 2011). Eventualmente, la falta de oportunidades para los grupos de población joven, se convierte en un factor que incide directamente en las decisiones individuales para obtener ilegítimamente bienes a través de conductas violentas (Briceño-León, 2007) y que, progresivamente, estas conductas se naturalizan en los barrios donde habitan, representando una “resignación a una vida de pobreza que abarca generación tras generación” (González, Tinoco, & Macedo, 2012).
En virtud de lo anterior, ¿los jóvenes pobres son realmente peligrosos? Los medios de comunicación tienen un rol importante al ser los encargados de difundir los hechos que suceden en la ciudad. Sin embargo, para Gentile (2011) se trata de una estigmatización mediática por parte de los medios de comunicación para establecer un vínculo entre el joven del barrio popular con acontecimientos asociados a la violencia. Asimismo, Kessler (2012) señala que este tipo de noticias mediáticas, tienen profundos efectos que no solo afectan a la población joven como principal blanco asociado a la violencia, sino también al barrio popular donde habita. De esta manera, los demás sectores de la ciudad, tanto de clase media como de clase alta, ven a los habitantes de barrios marginados como una amenaza (Briceño-León, 2002); aunque esto, es parcialmente cierto. Si bien los sectores acomodados sufren de delincuencia constantemente, los pobres en lugares marginados son quienes sufren la violencia como tal, de cierta manera son “víctimas y victimarios de este proceso” (Briceño-León, 2002:36).
Cuando se experimentan directamente actos violentos o cuando se divulgan en la sociedad por cualquier vía, surge el miedo; uno de tipo urbano que no solo se enfoca al espacio público, sino al espacio privado también. El miedo nos puede mantener a salvos, pero también nos puede poner en peligro. El temor a lo desconocido o al imaginario urbano construido por los habitantes, puede convertirse en una auténtica expresión de ansiedad social, la misma que dirige y conduce las acciones de las personas con la finalidad de sentirse seguros. De esta manera, el miedo orienta y una de sus principales funciones es influir y conducir en las tomas de decisiones; de alguna manera el miedo “se configura como el eje a través del cual se organiza la vida” (González Ortiz, Tinoco García, & Macedo García, 2012). Es natural, nuestros antepasados encontraban estos refugios en cavernas para protegerse de animales o de condiciones climáticas que significaran algún tipo de peligro, tal como lo hacen los habitantes de ciudades violentas al ‘refugiarse’ tanto en barrios cerrados altamente vigilados, como en hogares bien protegidos.
Actualmente, los condominios dotados de alta tecnología en seguridad y de una serie de elementos propiamente exclusivos, brindan lo necesario para sentirse seguros al menos temporalmente, porque la violencia, con el tiempo, encuentra caminos más sofisticados que permea cualquier enclave. Sin embargo, ¿cuántos pueden evadir el miedo? Monsivais (2016) señala que “la cancelación del miedo urbano es un lujo de clase”. Como se mencionó anteriormente, los índices más altos de violencia urbana se observan en los barrios pobres, y ante ello, tal como en los demás sectores de la ciudad, existe miedo. No obstante, en estos barrios, además transformar los hogares en casas bunker (Lindón, 2006) con muros ciegos, rejas, alambres y otros mecanismos de seguridad que estén dentro de las posibilidades creativas y económicas, también existe una organización social que permite vigilar y protegerse entre similares.
Hidalgo (2004) plantea una serie de hipotesis que considera relevantes para explicar el por qué del crecimiento de espacios residenciales cerrados; una de ellas se refiere a la creciente criminalidad y seguridad asociada, en la que destaca principalmente el manejo de la información por parte de los medios de comunicación, pues cuestiona la forma de tratar los temas de violencia con lo que realmente sucede en la ciudad, provocando una serie de efectos -miedo- que orientan a la población sus preferencias a residir en lugares cerrados. Si bien el miedo urbano, se ha manifestado con la proliferación de condominios en nuestras ciudades, no es un fenómeno reciente; Borja (2004) señala que el miedo también se presentaba de forma similar en la ciudad preindustrial y en la ciudad de la revolución industrial, en las cuales existían “las fortalezas de los privilegiados, los guetos y la exclusión social” (2004:19).
Al parecer los grupos sociales que viven dentro de estas microciudades fortificadas, salen a realizar turismo cuando se ven en la necesidad de ‘salir’ a la ciudad; la dotación de actividades, servicios, y equipamientos localizadas en el interior, les restringe las oportunidades de interacción con el exterior. “La imagen urbana deja de ser un espectáculo, más bien se remite al encierro o al panorama exclusivo, de aquí se deriva que a la ciudad no se le ve como la civilización y el progreso, sino como la decadencia” (Jorquera, 2011:39). La producción de este escenario por parte de los desarrolladores inmobiliarios es la auténtica homogeneización de las áreas residenciales según su poder adquisitivo; sin embargo, esta producción no nace de la creatividad como tal, sino de la lectura perfecta de la necesidad social por sentirse tranquilos en su hogar. La creatividad viene después con la sofisticación de la vivienda y sus amenidades dentro del recinto amurallado.
De esta manera, la capitalización del miedo urbano, no es propiamente exclusiva de la construcción de este tipo de vivienda, sino que también se manifiesta con el aumento de negocios de seguridad privada y elementos de vigilancia, cuya finalidad de ‘blindar’ el recinto, es ponerlo distante del otro; el otro pobre y desconocido. La consolidación de este modelo de vivienda, lejos de ser rechazado por los diferentes actores urbanos, se ha acogido con gran entusiasmo que ha permitido la implementación, la permanencia y la expansión del mismo en la mayoría ciudades en vías de desarrollo. Asimismo, una de las principales razones de la trascendencia de este modelo, ha sido también, por considerarse como un objetivo aspiracional en la población de clases emergentes. Esto es posible, en gran medida, al marketing inmobiliario que siembra la necesidad en la sociedad por adquirir viviendas de ‘calidad’, además de obtener un estilo de vida diferente (superior al que se tiene) gracias a la disposición de elementos exclusivos al interior. Todo parece indicar que este modelo de vivienda seguirá vigente y exitoso en el futuro.
Lo que es un hecho, es que en estos tiempos modernos donde todo se convierte en mercancía, se está consolidando un mundo más individualista, debilitándose drásticamente las relaciones sociales incluyendo la convivencia familiar. Como advierte Wacquant (2007), si no existe una actuación para redireccionar las fuerzas estructurales en el sistema, que impidan el retroceso social, es de esperar que siga aumentando la desigualdad y con ella, la violencia generadora de miedo urbano.
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Bibliografía
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Monsivais, C. (2016). Los miedos: A la inseguridad urbana, con Carlos Monsivais. Retrieved December 1, 2017, from https://www.youtube.com/watch?v=ev9hufCgNBU
Wacquant, L. (2007). Los condenados de la Ciudad. Gueto, periferia y estado. (S. X. Editores, Ed.), La marginalidad urbana en el horizonte del siglo XXI.
"Muelle del cementerio: perspectivas desde el ejercicio de la ciudadanía"
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Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Aldea: Fundación que busca desarrollar acciones e investigaciones colaborativas con comunidades a largo del país, que generen espacios más inclusivos, democráticos y acordes a los intereses de las personas que los habitan. Elaboramos metodol ogías que sean fruto de una mirada crítica de los territorios donde habitamos, y de una valoración del entorno que permita a las personas a participar de las decisiones respecto de su destino e integrar estas temáticas en el aprendizaje de niños, niñas, jóvenes y adultos.
Dirección Cementerios Municipales de Valparaíso, Corporación Municipal de Valparaíso para el Desarrollo Social, Alcaldía Ciudadana – Ilustre Municipalidad de Valparaíso]
Resumen
Cementerio, palabra proveniente del griego “koimitiron” o dormitorio, el lugar donde descansan eternamente los restos humanos de una comunidad. Se dice que son las ciudades de los muertos (la necrópolis) pero a escala, con diversos formatos y paradigmas de sepultación que han ido transformándose en el tiempo respondiendo a las diversas miradas frente a la muerte. Se trata de espacios construidos donde se vuelcan un conjunto de creencias, tradiciones espirituales y religiosas que acompañan el rito mortuorio. De hecho, la configuración del espacio en un cementerio responde a una lógica específica asociada a iconografías y simbolismos propios del qué hacer sepultural. Tanto la tipología de sus sepulturas (cuerpos de nichos, comunitarios e institucionales, bóvedas familiares, sepulturas en tierra, fracción en parque, mausoleos, etc.), como el plano de sus calles, sus materialidades, y su ornamentación responden a ideas concretas de cómo debe ser la ciudad para los muertos. Donde se piensa prima la tranquilidad y el silencio como valores asociados al respeto de las almas ahí inhumadas. El presente artículo presenta el caso del Cementerio No 3 de Playa Ancha de Valparaíso y la intervención de uno de sus bordes como espacio público, como ejercicio de ciudadanía y trabajo conjunto con la comunidad viva que le da valor y sentido.
Palabras Clave: Cementerio, espacio público, diseño y construcción participativa
Im1. Tijerales, Registro del autor
Pese a que la idea sobre los cementerios está asociada a creencias de una ciudad sin vida y a encontrarse tradicionalmente en el extra muro, a espaldas de donde ocurre la “vida real”, se trata, muchas veces, de lugares que deben ser pensados y diseñados también para la población que se relaciona diariamente con ellos, dotándolos de vida y actividades cotidianamente. Desde esta perspectiva un cementerio solo puede ser comprendido en una dimensión sistémica.
El “quehacer cementeriano”- paráfrasis de la auto-denominación que hacen los trabajadores de los Cementerios Municipales de Valparaíso de sí mismos, “los cementerianos”-, así como la ritualidad observada aparecen entonces, determinados por dimensiones comerciales (formal e informal), religiosas, identitarias, históricas, patrimoniales, turísticas, artesanales, de derechos humanos y memoria, entre muchas otras.
Pensar los cementerios como un sistema en el cual se reproducen prácticas sociales y culturales urbanas, nos permite y obliga a observar el espacio y a relacionarnos con un territorio de alta complejidad. Las tareas y gestión que requiere son diversas e intensas, principalmente por la temática que aborda: la pérdida y el dolor. Por ello, es de real importancia velar por que todos los actores y actividades que ahí confluyen encuentren espacios adecuados para su desarrollo.
La vitalidad y naturaleza de cada cementerio varía según su origen, ubicación, tamaño y nivel de actividad. El Cementerio N° 3 de Playa Ancha, Fundado en 1887 y creado “Para pobres en solemnidad”, emerge como una alternativa para los requerimientos de la comunidad popular de Valparaíso en materia de inhumación, es nuestro caso de trabajo y recibe mensualmente alrededor de 25 mil personas los que junto a los más de 100 trabajadores formales, aguateros, pergoleros y marmoleros, nutren, dibujan y activan cotidianamente este espacio. Administrado por la Corporación Municipal de Valparaíso para el Desarrollo Social, el Cementerio N°3 es el segundo cementerio más grande de Chile y por ende el camposanto más importante de la ciudad. Conocido por ser el cementerio “de los pobres” de Valparaíso es un lugar muy importante para el alma porteña, se dice que no hay porteño que no tenga un amigo o pariente enterrado en este cementerio.
Actualmente, los Cementerios Municipales de Valparaíso son parte de un programa de recuperación integral que buscar devolverles su valor en tanto lugares de memoria y transformarlos en espacios de promoción de la cultura mortuaria local (Ver Im 2 y 3).
Im2. Etapa de Diagnóstico y Diseño, Registro del autor
Im3. Etapa de construcción participativa y voluntaria zona pérgola, Registro del autor
En este contexto nace la idea conjunta entre la actual dirección de los Cementerios Municipales y la Fundación Aldea de poner atención a las distintas dinámicas socio-espaciales del Cementerio n°3… ¿Cómo se apropian los espacios? ¿Cuándo? ¿Qué tipo de lugares requieren los distintos actores? ¿Qué anhela la comunidad identificada?
La reflexión fundante fue entonces abordar el cementerio como un Espacio Público[1], y así dar cuenta de éste como un lugar de convivencia entre vivos, simbología mortuoria y memoria. Bajo esta premisa incorporar a la comunidad en el diseño apareció como una gran evidencia. El desafío fue entonces empezar a repensar y diseñar las 16 hectáreas del Cementerio n°3 , para y con la comunidad viva: trabajadores –cementerianos-, deudos, comunidad circundante y la creciente masa de interesados en redescubrir estos espacios de genuina cultura local en la llamada ciudad Patrimonio de la Humanidad.
El rito mortuorio, religioso o laico, no acontece de modo independiente a las personas vivas pues son ellos los portadores de la tradición que dota de significados un cementerio. Tradición e identidad heredada generacionalmente pues este rito es periódicamente revisitado.
Bajo una lógica de diseño y construcción participativa y de trabajo en red, nace el proyecto “Muelle del Cementerio”, haciendo alusión a la ubicación de éste. El Cementerio N°3 se encuentra en una punta de la península de Playa Ancha, frente al mar y en línea directa con el faro. En este contexto realizamos en un primer momento con los y las trabajadores una serie de mapas mentales que fueron dando cuenta de los valores, visiones y necesidades de la comunidad cementeriana. Así surgió la idea de recuperar un espacio abandonado en el cementerio convertido en un micro basural.
Todo proyecto constructivo parte de una necesidad. En esta oportunidad se incluyó la mirada y el anhelo de la comunidad que hace uso del lugar: familias visitantes, comunidad aledaña y los propios trabajadores. Durante un mes, y a partir de entrevistas, mapas proyectivos y la observación etnográfica de conductas constructivas (con fuerte énfasis en la autoconstrucción) se diseñó este espacio que fue construido sólo con manos voluntarias.
La necesidad consensuada fue un espacio en el cementerio que permitiera la contemplación, el descanso y la reflexión. Un espacio de encuentro y recreación para las familias visitantes y los trabajadores que hasta entonces no tenían un lugar propicio para descansar al aire libre.
El trabajo liderado por Aldea, y que estuvo patrocinado en parte por la organización Espacio Lúdico en el marco de PlaceMaking Latinoamérica, tuvo un gran componente de flexibilidad en la medida que nuevos actores y miradas se fueron sumando al proyecto. El trabajo requirió limpiar, desmalezar, aplanar el suelo, rediseñar, construir y organizar la celebración de los tijerales. En este contexto cada conocimiento, perspectiva y donación de materiales fue incorporada y fue relevante para el resultado final.
Ya acabada la primera etapa hemos sido testigos cómo “los cementerianos” han seguido trabajando, lo cual era un hecho deseado. El Muelle no es un proyecto cerrado, al contrario fue un estímulo para una serie de desafíos que enfrenta este Cementerio y que sólo en comunidad y con trabajo en red se pueden enfrentar.
Existen nuevas necesidades que deben ser incluidas al momento de pensar el devenir del cementerio y definir los espacios donde cobra valor tanto los aspectos patrimoniales como los usos y prácticas actuales. Con similares características a la ciudad que le acoge, la necrópolis experimenta cambios que hablan de nuevos paradigmas de participación, ciudadanía, opinión pública, problemáticas ambientales y sociales, formas de ritos, la necesaria vinculación territorial con establecimientos educacionales, entre otros, que hacen del Cementerio No 3 un caso y laboratorio abierto a ser trabajado y estudiado de manera sistémica (Ver Im 4).
Im4. Inspiración en la autoconstrucción de sepulturas en tierra, Registro del autor
Notas:
[1] Commission for Architecture and the Built Environment. (2007). Cemeteries, churchyards and burial grounds. Cabe Spaces, 1, 10.
"DISEÑO URBANO CENTRADO EN LA PERSONA. Una propuesta para enfrentar los retos urbanos en América Latina"
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Revista Planeo Nº32; Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por, Benjamín Alva; Facultad del Hábitat, Profesor Investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí
Fernando Narváez; Estudiante de Magíster de Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, IEUT PUC
Ana Laura Martínez; Estudiante de pregrado en Diseño Urbano y del Paisaje, UASLP]
Derivado de la acelerada dinámica y forma de crecimiento de las ciudades en América Latina, existen retos asociados al aumento desproporcional de su población y de la superficie urbana, de movilidad, de energía o de uso intensivo del conocimiento y de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), entre muchos otros; por ello se requieren soluciones asociadas a nuevas formas de diseño urbano, basadas en la comprensión de los nuevos fenómenos como las relaciones físicas y virtuales que suceden en la ciudad, estudiar la movilidad a partir de entender cómo la gente no se mueva innecesariamente para la realización de sus actividades o la paradoja del uso de las TIC que han dividido al territorio y disminuido las relaciones personales. El objetivo de este artículo es presentar un modelo de planeación y diseño urbano que coloca como centro de atención a la persona y analiza a la ciudad como proceso, basado en tres principios: conectividad, accesibilidad y generación de valor, en oposición a una visión tradicional de ciudadano o usuario, de necesidades como esquema utilitario, estructural-funcionalista y que estudia a la ciudad como objeto o producto. Esta propuesta es útil para la implementación de la Nueva Agenda Urbana en ciudades de América Latina que comparten características de expansión, fragmentación, segregación y pérdida de valor.
Palabras clave: Planeación urbana, Diseño urbano, Accesibilidad, Conectividad, Generación de valor
Abstract
The urban sprawl and the fast growth of cities in La- tin America produce several challenges with the mo- bility of the persons, use of energy or intensive use of knowledge and of Information Communication and Technologies (ICT); Therefore, the main solutions should to think about new forms of urban design, di- fferent ways to understanding of new phenomenas such as the physical and virtual relationships at the city. Now, the study of mobility is based on unders- tanding how people do not move (unnecessarily) to do their activities, and we have to face the paradox of the use of ICT bettewen divided territory and the personal relationships as well. This article present a model of urban planning and design where the per- son is the center of attention, there are three prin- ciples: connectivity, accessibility and generation of value, this model is differente to a traditional vision of citizen or user, needs as a utilitarian function, and the city as an object or product. This proposal is use- ful for the implementation of the New Urban Agenda in cities of Latin America that share characteristics of expansion, fragmentation, segregation and loss of value to the persons.
Keywords: Urban planning, Urban design, Accessibility, Connectivity, Generation of value
Entrevista a Benito Baranda: "El Papa Francisco nos invita a mirar la ciudad desde la periferias, no sólo geográficas sino también existenciales"
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Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Pia Acevedo; Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC). Becaria Conicyt. Magíster en Gestión Cultural (U.Chile). Licenciada en Historia (UDP)
Arturo Orellana; Profesor adjunto Instituto Estudios Urbanos y Territoriales UC; Director de Revista Planeo UC]
Benito Baranda; es Psicólogo, orientador, profesor y activista social. Ex director social del Hogar de Cristo y actual Presidente Ejecutivo de América Solidaria Internacional. Actualmente es coordinador nacional de la visita del Papa Francisco a Chile.
«El Papa Francisco nos invita a mirar la ciudad desde la periferias,
no sólo geográficas sino también existenciales»
Imagen 1: Benito Baranda / Fuente: www.latercera.com
- ¿Cuál es el significado de la venida del Papa a nuestro país? ¿Qué ganamos como país con su visita?
Bueno, el Papa fue invitado inicialmente por la conferencia episcopal, después por la visita de los arzobispos chilenos que han hecho para allá y, además, fue invitado por la presidenta cuando lo fue a visitar el año 2015. El Papa por supuesto tiene una predilección fuerte por Latinoamérica, es su cuna, su formación, pero además tiene una predilección por los espacios donde percibe que hay tensión y que se vive en territorios donde todavía no se respeta toda la dignidad humana. El Papa ha hecho ese trabajo en cada uno de los lugares donde ha ido y como a Chile lo conoce más o menos bien, por la cercanía con Argentina, le toco vivir acá dos años hace mucho tiempo, pero igual hay cierta cercanía con Argentina por hábitos y de la manera de ver la vida, él tiene un interés especial en venir a Chile.
El Papa no va a decir nada nuevo, dice lo mismo que muchos de nosotros decimos acerca de la realidad nacional, a lo mejor lo dice con palabras y contextos nuevos. Y los oídos y ojos pueden estar más abiertos de las personas escuchando que cuando nosotros estamos en nuestras propias luchas y tensiones. Algo de eso nos ocurrió cuando vino de Juan Pablo II, que fue una compañía más violenta, de protesta, que destrabó un proceso que ya venía destrabándose, pero que había costado mucho hacerlo. Yo creo que generó el ambiente nacional para la transición, lo que era demasiado importante, seguramente no todos estaban de acuerdo con los mensajes de Juan Pablo II, no todos estaban de acuerdo con el inicio de esa transición, pero en el fondo se destrabó.
Yo creo que a lo que viene es, no a abrirnos el conocimiento de las heridas sociales que tenemos, si no a poner luz sobre esas heridas, decir “traten de verlas, no las sigan negando, no sigan justificando que esas heridas existan, ¡enfréntenlas!”
- Teniendo en cuenta lo complejo y mediático de esta visita ¿Cómo evalúas que se encuentra la sociedad chilena para recibir al Papa considerando el interés y el estado de ánimo?
Yo me vinculo preferentemente con el Estado, porque ese es mi rol, soy coordinador del Estado. Tengo por supuesto un rol con la iglesia, me invitan a muchas charlas, estuve en el Vaticano la semana pasada visitando los distintos lugares para hablar sobre la visita y dentro del Estado hay un ánimo espectacular, tu viajas a las regiones y es una fiesta, las intendencias tratando de resolver todo, las alcaldesas, los alcaldes y la gente que está a su alrededor, los del norte, que están más separados porque las regiones son más distantes, ya los intendentes se han juntado para ponerse de acuerdo en cómo hacer llegar a toda la gente de esta zona. La fiesta en Iquique es tremenda y tú lo ves también en Temuco, ya que la pelea para que sea en el aeródromo Manquehue se da porque en otros lugares no cabía la gente que va a llegar. A esto se suma que es el periodo en el cual viene la mayor cantidad de argentinos a Chile y se dice que la presencia de argentinos se va a duplicar con la venida del Papa, porque no va a Argentina. Entonces la cantidad de argentinos que pasaron a Paraguay cuando el Papa visitó ese país se calcula que fueron 200,000. Lo más probable es que van a pasar muchas personas a Temuco, a Santiago y quizás un poco menos a Iquique donde habrá personas de Perú y Bolivia. Ese factor ha sido de mucho entusiasmo desde afuera, se han comunicado consulados, se están viendo todos los pasos fronterizos.
Respecto a los costos, yo siempre he dicho que [la visita del Papa] es una inversión, desde el punto de vista del Estado, no estoy hablando de la Iglesia, porque todas las personas que van a ir a las ciudades son turistas que ingresan al país. Es decir, si ingresan 500,000 personas es un beneficio económico gigantesco, hay que pensar que solo en Colombia por el movimiento interno que generó la visita del Papa por cada dólar invertido, obtuvo un retorno de diez dólares. Sólo los días que estuvo en Colombia -que son más de los que estará en Chile- se calcula que hubo un movimiento económico del orden de los doscientos millones de dólares entre todas las cosas que se movieron: los puestos de trabajo que se generaron y el comercio.
Es cierto que se requiere de mucha inversión del Estado, se tiene que dar seguridad a los chilenos y a los extranjeros que van a estar acá, hay que dar un adecuado paso por la frontera que ya es compleja en enero. De lo que yo he percibido, noto mucho entusiasmo, mucho ánimo.
- Profundizando lo anterior y considerando que el Papa estará en Iquique, Santiago y Temuco, nos podrías comentar las razones de la elección de estas tres ciudades del país. Y adicionalmente, ¿Qué consideraciones, desde el punto de vista urbano, te parecen que las asemejan o las diferencian a estas ciudades?
El Estado no se involucra [sobre si las ciudades son sugerencias del Estado], el Papa hace una visita como Jefe de Estado solo a La Moneda y el resto es una visita apostólica, de hecho, la presidenta lo recibe en el aeropuerto como Jefe de Estado y después al otro día lo recibe en La Moneda. Después la otra acción como Jefe de Estado que realiza la presidenta es despedirlo en Iquique, el resto es una visita apostólica, inclusive un recinto del Estado donde él va a estar, va a una visita apostólica a una cárcel de mujeres. El Papa escogió los lugares, me imagino que tuvo conversaciones con personal del Vaticano, ellos deciden dónde va el Papa.
El Papa desde que era arzobispo habla que hay que ver el mundo y las ciudades desde la periferia y no desde el centro. Usa mucho este lenguaje de la periferia que es un lenguaje de una filosofa argentina, que también es utilizado por sociólogos, y él lo que busca es preguntarse “¿qué grupos de Chile están más en la periferia?” entonces en Iquique tienes una gran representatividad de distintos pueblos extranjeros que han llegado a esta ciudad, es cierto que en Antofagasta tiene el mayor porcentaje de extranjeros pero son de Colombia, Perú o Bolivia, pero en Iquique hay mucha diversidad de personas, de origen árabe, asiáticos, de otras religiones. Es una ciudad que demuestra una gran integración de personas extranjeras, esa ha sido la construcción que ha tenido esa ciudad, con mucha migración interna de Chile, pero también externa de otras nacionalidades.
Santiago es la urbe que lo movilizó a él en Buenos Aires, tenemos muchas similitudes con estos cordones de pobreza que rodean las ciudades, pero, claro, la gran diferencia es que en el caso de Chile muchos de esos cordones los construyó el Estado, en Buenos Aires siguen siendo invasiones, nosotros tenemos algunos campamentos en los cordones, pero la gran mayoría en Chile fueron construidos por una acción directa del Estado. Esto construyó la gentrificación de la ciudad, el armar estos “guettos” de cien mil o cincuenta mil habitantes proviniendo de distintas comunas lo armó directamente el Estado por una razón económica, a lo mejor no intencional de segregación o de exclusión, pero la consecuencia es esa y el Papa habla mucho de esto. Yo creo que la ciudad de Santiago es una expresión de la incapacidad que tenemos de vivir uno cerca del otro y esa compulsión que tenemos para excluirnos o separarnos, para no querer juntarnos con otros como si nos fuesen a contaminar. Y no entender que, en ese vínculo con otros, está la riqueza y que, al contrario, mientras menos vinculados estemos, mayor inseguridad tenemos para vivir en las ciudades, sobre todo en estas ciudades gigantes.
Yo creo que hay ahí algo en el mensaje del Papa, decidir una cárcel de mujeres donde también es bien insólito porque generalmente visita cárceles de hombres. Creo que fuera de Italia ésta será la primera cárcel de mujeres que visita. Se mete con un grupo de mujeres que ha estado vinculada con drogas y delincuencia, que les quitan los hijos. En Temuco es evidente que el tema fuerte allá son los pueblos originarios, los mapuches. Es algo que habló en México y Ecuador y su opinión es algo que tensiona la ciudad, porque te cuestiona como tratas al otro, ¿lo tratas como te gustaría que te tratasen? No, generalmente no tratamos así, tenemos una gran cantidad de prejuicios frente a muchas de estas personas y tratamos de excluirlos y no aproximarnos mucho.
- Desde tu experiencia, ¿Cuáles serían las diferencias entre la visita del Papa Juan Pablo II en 1987 y la del Papa Francisco en el 2017? ¿Cómo consideras que enfrenta Santiago esta visita teniendo en cuenta que han pasado 30 años desde la última vez que se vivió una experiencia así en nuestra capital?
Chile había estado encapsulado no era una visita a un país democrático [sobre la visita de Juan Pablo II a Chile], todas las visitas de Juan Pablo II a países democráticos eran comunes y corrientes. Pero el caso de Chile, cuando vino Juan Pablo II, era una dictadura, no recuerdo si algún otro presidente había visitado Chile en ese contexto y él, como Jefe de Estado, me parece que fue el primero que visitó Chile estando en dictadura. No tengo memoria de que otro lo haya visitado, un Jefe de Estado que trajo consigo tanta prensa y en Chile tenía una adhesión del 70% como católicos, es muy fuerte y transversal. La concurrencia de las personas fue también porque iban con esta luz de esperanza para protestar y quejarse de los atropellos a los derechos humanos, y por eso terminaron los actos con mucha violencia [El de la Bandera, el del Hogar de Cristo y el de Parque O’Higgins].
El contexto actual es distinto, la visita se da en un contexto democrático donde las personas pueden expresar sus opiniones, inclusive opiniones contra la venida del Papa como lo han hecho muchas personas, pero también es un contexto donde el Papa que viene es crítico al desarrollo que llevamos adelante, caso contrario a Juan Pablo II quien, en su manifestaciones, tenía una visión crítica hasta ese momento mucho más fuerte del bloque comunista. Al término de su vida y en su última visita a Polonia habló también con una visión bastante crítica del capitalismo y neoliberalismo, pero en ese momento [visita a Chile] no lo comunicaba. El Papa Francisco lo ha hecho desde el principio, desde que era Arzobispo en Buenos Aires, se vinculó a autores que hablan de esto, a Bauman de lo que ocurre en las ciudades, es un Papa que tiene la habilidad de llevarnos a mirarnos a nosotros mismos y no tanto a culpar a otros de las cosas que están ocurriendo. En el contexto del pasado, la culpa era del dictador, era que estábamos privados de la libertad. Hoy día la responsabilidad sobre el desarrollo de Chile y sobre el desarrollo de la democracia es de los ciudadanos, entonces devuelve esa responsabilidad a los ciudadanos, a los que participan activamente en la iglesia diciéndole: “usted asuma las responsabilidades políticas y sociales que le corresponden” y a los que a lo mejor de buena voluntad lo van a escuchar y le dice: “trabajen por el bien común de la ciudadanía, no armen estas ciudades segregadas, no hagan políticas de primera calidad, de primera clase y de segunda clase, repartan adecuadamente los bienes, no tengan salarios de miseria, traten dignamente a los pueblos originarios, respeten a las personas de otros países que vienen a instalarse a su país”. Esos temas nos hacen mirarnos a nosotros mismos, no buscar culpables o chivos expiatorios fuera de nosotros.
- Respecto de tu rol como coordinador de la visita ¿Qué expectativas tienes como con la venida del Papa Francisco a Chile? ¿Qué regalo nos pueda dejar el Papa considerarlo la tarea de hacer ciudades más sustentables, justas e inclusivas?
A mí me gusta mucho la periferia, yo digo que el planificador urbano antes de pensar la ciudad, tiene que ver la ciudad desde la periferia y preguntarse ¿qué pasa con esta ciudad? ¿cómo se conecta esta periferia con la ciudad?. La periferia ya está y Chile actualmente no tiene recursos para replicar lo que se ha hecho en otros lugares, ha intentado bajar la densidad en Bajos de Mena, pero cuando tú la comienzas a ver desde la periferia, a lo mejor te resulta mejor que el metro tiene que llegar a la Plaza de Quilicura y en el trayecto inicial no llegaba a la Plaza de Quilicura.
El legado que yo esperaría del trabajo realizado es cómo nos ayuda a aquellos que hemos vivido habitualmente en el casco de la ciudad, también las periferias no solo geográficas sino también existenciales, pero que hemos vivido con protección, cómo nos vamos a lugares donde eso no existe.
Hace dos años en Bajos de Mena había 130,000 habitantes sin comisarias, sin liceos. ¿Cómo los planificadores urbanos no pensaron en eso? Es insólito y esto quiere decir que no tienen la menor idea de cómo viven las personas en situaciones de pobreza, si tú las sacas de una población que queda a veinte kilómetros y los metes allá les implica un costo gigantesco para poder llegar a trabajar, tal vez un cuarto del salario que reciben.
Sin redes, es imposible, no basta con que tú vivas bajo la pobreza económica, a lo mejor estás debajo del umbral y logras vivir sin pobreza económica, pero la pobreza en las otras dimensiones es tan grande que importa nada la pobreza económica. Lo que importa es que tus hijos no puedan salir a jugar a la calle, que no tengan escuela, que te cuesta carísimo trasladarte, que no tengas supermercados cercanos y que haya mucha droga y asaltos. Te importan otros aspectos que pasan a ser más importantes que si tienes diez pesos más o menos de los ingresos que estás recibiendo.
- Y, tomando lo anterior, sobre el caso de La Legua uno ve como algo razonable que se bote un muro que en el fondo segrega, pero también hay otra perspectiva que dice si botas el muro me generas inseguridad ¿Cómo se ve esa disyuntiva desde tu experiencia?
Yo he leído los planes, pero soy más radical. Yo digo: si tu generaste una villa de emergencia y han pasado tantos años, esa villa de emergencia yo la demolería y construiría casas nuevas, además compraría los terrenos que dan a Carlos Valdovinos, todos los terrenos industriales que hay ahí. Haría una inversión grande, que es de alto costo, pero costo de inversión que se paga solito. Y no permitiría lo que se hizo en San Joaquín donde se construyeron unas torres gigantescas a lado del municipio donde se produce un hacinamiento impresionante. Trataría de darle un respiro a la Legua, si usted es propietario de la Legua o lo fue su abuelo, hoy día va a tener el doble de terreno, le vamos a construir una casa o pagar un arriendo por un tiempo como ocurrió en Santa Olga. Pero haría un plan -desde el punto de vista de la planificación urbana- más integral, no basta con botar un muro. La única manera de que las personas sientan que vale la pena vivir en la Legua es que la abran completa y esa apertura completa no se va a resolver con lo que están haciendo ahora, puede ser un paso, pero no está ese plan integral de que tú tienes que demoler lo existente y construir casas adecuadas. A la Legua hay que darle un respiro urbanístico y para eso se tienen que generar nuevos espacios, se tienen que terminar las viviendas de emergencia, tienen que ser viviendas definitivas. No puede ser que las personas sigan viviendo en panderetas, en unas casas pequeñitas.
- Finalmente, ¿Con qué te quieres quedar de la experiencia de estar a la cabeza de gestionar la venida del Papa Francisco?
Lo que yo sueño, es que en los lugares que visite nos ayude a dialogar sobre los problemas que existen hoy en día. Uno sufre mucho cuando va a la Araucanía, hay una situación tensional que se tiene que resolver y se ha alargado mucho tiempo. Espero que [la visita] nos ayude a destrabar estos nudos que nos ha costado tanto, que le ha costado también a Argentina, a todos los países, pero que también hay países que lo han logrado resolver más o menos, otros lo han resuelto mal. Que nos ayude a dialogar con las personas extranjeras que han llegado a Chile, de una u otra manera todos somos extranjeros, todos nos hemos movilizado en distintos territorios, todos somos un poco extranjeros en el lugar donde estamos, cómo nos tratamos entre nosotros, si algo puede ayudar el Papa en esto, por lo menos lo ha hecho en Italia. Y, por último, que nos ayude a dialogar también sobre las ciudades, ahora que se está modificando la política habitacional donde haya mayor integración en los barrios.
Entrevista a Sebastián Salinas: "La ciudad es sinónimo de resistencia y sobrevivencia, por lo que “hacer ciudad” es muchas veces un acto heroico"
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Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Pia Acevedo; Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC). Becaria Conicyt. Magíster en Gestión Cultural (U.Chile). Licenciada en Historia (UDP)]
Sebastián Salinas Gaete; Licenciado en Historia, Universidad de Chile. Magíster en Historia, Universidad de Chile. Profesor del Centro de Estudios Árabes, Universidad de Chile. Profesor Centro de Estudios Griegos, Bizantinos y Neohelénicos «Fotios Malleros», Universidad de Chile. Áreas de especialización: Islam en zonas no árabes, como India, Persia (Irán) y pueblos turcos y la historia de los pueblos de Asia Central y del Imperio Turco Otomano
“La ciudad es sinónimo de resistencia y sobrevivencia, por lo que “hacer ciudad” es muchas veces un acto heroico que tiene como fin que no me hagan desaparecer, mantener la tradición viva de quién soy y qué hay aquí, más que generar por el momento nuevas construcciones o cambios mayores”
Imagen 1: Sebastián Salinas / Fuente http://www.filosofia.uchile.cl
- ¿Cómo describirías la influencia de la religiosidad en el surgimiento de ciudades en Oriente? ¿De qué manera la religión en sus diversos esquemas influye y define el modelo urbano de las ciudades y las dinámicas socio-territoriales?
En todas las culturas, la unión de la religión con todo el resto de la sociedad se ha dado sin discusión. Nosotros actualmente separamos ciertas esferas de influencias o actividades, pero siempre vivimos en un cosmos, un todo interrelacionado. Por lo tanto, desde el origen de la ciudad en Asia u otros espacios que denominamos Oriente la religión ha sido fundamental en su construcción, en su urbanismo y en el ordenamiento del espacio público y privado. Una de las cosas más obvias, y que también es visible en otras religiones, es la definición de ciertos espacios sagrados que deben ser parte fundamental de una ciudad que se considere como tal, ya sea templo, mezquita, etc., además de seguir la lógica de las civilizaciones agrarias y sus necesidades de subsistencia para poblaciones en aumento, notándose en la cercanía a cursos de agua dulce (principalmente ríos: Tigris, Éufrates, Ganges, Huang He, etc.) y también después cerca de salares o fuentes de aprovisionamiento de sal, entre otras cosas. Como en gran parte el poder político y el religioso eran lo mismo o estaban estrechamente ligados, la importancia del templo (muchas veces palacio – templo) en un inicio como eje articulador de la ciudad es algo bastante generalizado, sobre el cual se desarrollaba un eje urbano más complejizado, articulado en torno al concepto de espacios sagrados y espacios utilitarios.
- Considerando que cuando hablamos de Oriente existen importantes diferencias entre hablar de Medio Oriente y de Lejano Oriente, ¿Cómo se refleja esto en materia urbana y cuáles serían las principales diferencias y semejanzas entre las ciudades del medio oriente y del lejano oriente?
También hay otra diferencia que se puede abordar en esta pregunta que es la temporal: se puede rastrear la ciudad desde el mundo sumerio hasta hoy, viendo su evolución e interrelación, así como el traspaso de influencias y similares. Si bien hay cosas que podrían parecerse, no es lo mismo la ciudad china antigua que la actual, etc. Tratando de explicar el asunto de manera sintética, la diferencia principal surge del núcleo civilizatorio de mayor importancia, que generó entonces una influencia más fuerte en cada zona. Para el Medio Oriente, inicialmente es la influencia mesopotámica con algo del mundo persa, que luego es tomada y superada por la expansión del islam. Más al oriente, es la influencia de la India y todas sus culturas y civilizaciones. Y después, está la importancia del mundo chino, vital para comprender por ejemplo algunos elementos en Corea y Japón, entre otros. A estos tres casos, finalmente hay que agregar la influencia colonial e imperialista, de donde surgieron ciudades como Calcuta o Yakarta.
La influencia china inicial es visible en la importancia de la planta rectangular de la ciudad, influenciada por una visión cosmogónica, donde desde el siglo Vi y VII d.C. se sumaron las construcciones de planta octogonal. La influencia india se nota que ya desde muy temprano, como en las civilizaciones del valle del Indo, se usó el “plano de damero” como forma de organización de calles norte – sur y este – oeste, sumado a no usar tanto desnivel en las calles y zonas urbanas, para evitar inundaciones excesivas en la época de grandes lluvias. Por último, como el islam es resumen de lo anterior termina estandarizando ciertos usos en Medio Oriente, donde un caso importante es la estandarización e importancia de los baños (ya que todo musulmán antes de rezar debe realizar una ablución) y mercados como elementos fundamentales de la ciudad. Ahora bien, en casi todas estas tradiciones un elemento articulador de la ciudad y su distribución es el edificio sagrado o religioso. Así, en la ciudad hindú el templo solía ser el centro, mientras que en el islam la mezquita tiene gran importancia, etc.
- Teniendo en cuenta datos cuantitativos las religiones con más feligreses en Oriente en orden decreciente son el islam, el hinduismo y el budismo, ¿en qué fenómenos urbanos podemos identificar la presencia de estas religiones?, ¿Qué elementos son característicos de cada una de ellas?
En la ciudad del islam, un elemento como se mencionó antes es la presencia fuerte de baños y zonas similares, debido a la necesidad de abluciones antes del rezo, como también la presencia de mezquitas con sus minaretes (las torres altas que originalmente estaban pensadas para llamar a la oración). Pero a todo esto, el islam incorporó algo muy interesante que es también herencia de la tradición persa, babilónica y veterotestamentaria que es la plaza con jardines y fuentes de agua como elemento articulador de la ciudad, muchas veces ubicada en la conjunción de cuatro calles centrales (a la usanza de la plaza de armas de Rancagua, por ejemplo), ya que de esta manera servía de homenaje o remembranza al Jardín del Edén que estaba ubicado en la conjunción de cuatro ríos.
En el hinduismo, la existencia de las cuatro castas hizo que siempre la ciudad tuviera diferencias brutales entre ciertos barrios, tanto en materiales de construcción y otros aspectos. Por ejemplo, las castas más bajas no tenían tan fácil acceso a los templos de las divinidades mayores o principales, y por esta razón o bien tenían que realizar un culto privado o tenían que construir un templo propio, de baja calidad en materiales, para seguir con la religión de forma personal en oraciones a deidades menores que podían pasar de manera rápida de dioses protectores a demonios.
Por último, el budismo influenció entre otras cosas en la importancia del monasterio dentro de la ciudad, como también en la presencia de las estupas, originalmente creadas para resguardar reliquias budistas, pero que después fueron apropiadas por otras culturas y religiones, para terminar con construcciones de torres altas o similares, siempre manteniendo la construcción dentro de algunos principios cosmogónicos, como la base cuadrada que es la representación de la tierra. Esto es quizás lo más destacado, porque el budismo en general no produjo un plano urbano total que fuera referencia para la construcción de ciudades, sino más bien se enfocó en los templos y sus detalles.
- Revisando tu trayectoria como investigador y académico, posees vasta experiencia en lo que se relaciona con el Imperio otomano, su auge y caída. De acuerdo a esto, ¿cómo describirías el impacto de este imperio en la conformación de pueblos y ciudades en Asia y Europa durante su época de mayor expansión? Y, en el presente, ¿Cuál crees que es legado más importante de este Imperio desde la perspectiva territorial que sea posible reconocer hoy en día?
El Imperio otomano no generó tantas ciudades, ya que se expandió en territorios que tenían siglos de desarrollo previo: Europa, Cercano Oriente y el norte de África. Por lo tanto, lo que comúnmente hizo fue capturar ciudades que ya existían para integrarlas a sus dominios. En lo que influyeron fue en ciertas construcciones y detalles por el estilo, donde resumieron toda la tradición turca en Anatolia, la tradición musulmana y parte de las tradiciones persa y bizantina en muchos detalles, por lo que fueron más una síntesis que otra cosa. Las puertas grandes de entrada a los palacios venían de Persia y luego fueron tomados por el islam, razón entre otras para que los otomanos también fueron llamados la Sublime Puerta, en un ejemplo de lo anterior.
Ahora bien, en el dominio otomano quizás la influencia territorial fue el millet. El millet es un barrio por confesión religiosa en las ciudades principales del imperio, donde se ubicaban minorías religiosas de acuerdo a sus propias reglas y estructura, siempre y cuando pagaran el impuesto correspondiente y mantuvieran fidelidad sin generar disturbios o similares. Así, en Constantinopla (la actual Estambul), estaba el millet ortodoxo, el millet armenio, el millet judío, etc., cuestión que se repetía en otras urbes de trascendencia. La importancia de esto es que hay lugares donde esa distribución espacial se mantuvo con el tiempo (como Jerusalén), pero también en otros se generó el hecho que muchas comunidades religiosas no tuvieron la costumbre de interrelacionarse con las otras, ya que vivían en sus barrios sin generar mayores lazos, lo que a la hora de la aparición del nacionalismo o ideas similares hizo que la construcción del Estado moderno fuera muy difícil. Quizás el caso más emblemático de esta situación es el Líbano, donde fue la estructura del millet convertida como país a la fuerza, con tanto problema que por constitución los cargos principales a nivel político se deben asegurar a ciertas religiones en específico, pero también subsiste la división en el espacio urbano hasta a niveles poco imaginados: un edificio debe tener en un piso gente de cierta religión, etc.
- Volviendo a la actualidad, a través de los medios de comunicación hemos sido testigos de los violentos conflictos que se generan en países como Siria, Irán y Afganistán, entre otros, los que lamentablemente ya han cobrado muchas vidas. A tu juicio, ¿qué rol ha jugado la religión en estas situaciones? Y, llevando esto al territorio, ¿cuáles son las principales consecuencias de esto conflictos?
El conflicto en Medio Oriente tiene otras bases (políticas, sociales, económicas, etc.), pero comúnmente siempre se termina alimentando de manera mítica de la religión. Esto es visible también en la creación de Israel, surgida por una colonización justificada por la Biblia. Y los movimientos islamistas actuales ocupan el mismo combustible: una interpretación fija de sus textos sagrados para justificar tal o cual cosa. Entonces, el problema es principalmente el fundamentalismo, donde hay que recordar que es un término que se puede aplicar a todas las religiones.
Muchas veces estos conflictos tienen como objetivo directo la eliminación total del adversario, lo que incluye no solo la guerra y la muerte, sino también la destrucción de la ciudad, de sus símbolos y de otros aspectos. Eso hizo Israel con la colonización de Palestina histórica, donde hay estudios que han mostrado como muchas veces se plantaron bosques con el objetivo que cubrieran el rastro de poblados y villas que habían sido destruidas. Eso está pasando en Myanmar con la persecución a los rohingyas (musulmanes de bajo nivel económico), que son eliminados por budistas principalmente. Y obviamente las disputas en Siria, Líbano y otros donde hay enfrentamiento entre musulmanes, si bien también es posible realizar otros análisis de causas, etc.
Lo fundamental aquí es que en todos esos conflictos hay una batalla por la memoria urbana. La destrucción de vidas, templos, estatuas, ciudades enteras y otros es algo dramático que tiene como objetivo borrar de la historia al enemigo, generar un nuevo inicio y crear la ficción que todo va a iniciar de una foja cero, donde no se resguarda ni el patrimonio cultural ni la historia de los lugares afectados, y donde incluso la reconstrucción ya significa un cambio rotundo frente a lo que existía con anterioridad. En este contexto, a mi juicio la ciudad es sinónimo de resistencia y sobrevivencia (porque además son las ciudades las que reciben los ataques más feroces), por lo que “hacer ciudad” es muchas veces un acto heroico que tiene como fin que no me hagan desaparecer, mantener la tradición viva de quién soy y qué hay aquí, más que generar por el momento nuevas construcciones o cambios mayores.
- Finamente, en función de tu experiencia, ¿Cuáles crees que son, en la actualidad, las ciudades más representativas de la religiosidad en oriente? En qué elementos urbanos y/o arquitectónicos es posible advertirla?
Quizás para el hinduismo y el budismo, un buen ejemplo sería Benares en la India, ciudad que es sagrada para varias religiones y creencias al mismo tiempo, donde una cuestión importante es la presencia de los ghats, escaleras a lo largo de todo el Ganges que están pensadas para ir al río y purificarse, así como también la presencia de templos de todo tipo. Para la ciudad islámica clásica, buen ejemplo sería el análisis de la distribución original de Bagdad, capital de la época califal de la dinastía Abbasí, donde el plano inicial era la construcción de una ciudadela redonda en torno el centro donde estaba lo más importante.
"Árboles, Flores, Plantas y Agua Milagrosa. La territorialidad religiosa del Agua Santa de la comuna de Pumanque (VI Región de Chile)"
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Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Wladimir Esteban Riquelme Maulén; Antropólogo (U. Alberto Hurtado) y Estudiante del Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente (P. Universidad Católica de Chile)
Lily Estefanía Jiménez Osorio; en Historia (U. de Chile) y MA Christianity and the Arts (King’s College London), Académica Centro de Estudios judaicos de la Universidad de Chile]
Resumen
Los sitios religiosos del Valle Central de Chile contienen un conjunto de elementos que sus feligreses dejan a modo de ofrenda: plantas, flores y árboles no solamente ornamentan el espacio, sino que construyen pequeños nichos de biodiversidad en lugares que han sido afectados por la profunda sequía de la última década. En el caso del espacio dedicado al Agua Santa, en el Rincón del Sauce de la comuna de Pumanque, dicho propósito se ve concretado en un santuario creado por la comunidad en la ladera de un cerro, el que a su vez favorece a la perpetuación de creencias tradicionales que se encuentran involucrados en sectores rurales del valle central chileno. De este modo, el presente texto realiza una descripción densa (Geertz, 2003) del espacio Agua Santa con el propósito de analizar la construcción de los territorios religiosos en el Valle Central del Chile contemporáneo.
Palabras claves
Agua Santa; Territorialidad Religiosa; Bosque Esclerófilo
La travesía hacia el Agua Santa está demarcada por hitos. Como ayudamemorias, la ruta prepara la llegada a un espacio de excepción. La vía desde el pueblo de Pumanque hacia el Rincón del Sauce serpentea entre grutas, una cruz donde baila el diablo, luces que aparecen indicando entierros de dinero, una patagua que hablaba con un borracho, animitas de muertes trágicas. Culmina el camino en el San Francisco que custodia el valle y los animales con su mirada. Los quillayes reciben en su sombra a los conductores. Los que transitan por los cerros salían a recolectar maqui en verano para preparar chicha con harina tostada. Los boldos se podan y embolsan para su comercialización. Luego del bajo y el cruce de dos esteros fluviales emergen esplendorosas las pataguas. Allí acampaban en las antiguas romerías de la fiesta, preparando asados y festejando al cobijo de su follaje. Aún queda una subida para encontrar el manantial anhelado.
En la ladera sureste del cordón montañoso del Rincón del Sauce se ha construido un espacio religioso con apariencia de reservorio de la acaecida vegetación esclerófila. Rodeado de boldos, maquis, pastizales y pataguas en pendiente: un pimiento, un laurel y un grupo de tunas invitan a ingresar a un polígono perfectamente cercado en medio de matorrales. El sendero principal está flanqueado por tunas, acompañadas de achiras, hortensias, ligustrinas y palmeras en ambos lindes de la huella. Coronas del poeta, cardenales, un encino, dos chilcos, una yuca y dos maquis acompañan un pozo de agua situado en el centro del recinto. En torno a éste conviven flores de papel, de medias y alambre, y pequeños helechos que afloran en invierno y se secan en verano. Flores teñidas de azul (el color del agua y de Lourdes), flores blancas, amarillas y multicolores en las inmediaciones de las imágenes. Una hortensia y dos yucas rodean a un altar de ladrillos, el que corona la distribución de las bancas de madera pintadas de blanco.
Boldos, peumos, un maqui, un coihue y dos pataguas rodean el lugar. Estos árboles son los más antiguos e imponentes del sector. Han sido testigos presenciales de cómo han llegado el resto de las especies al lugar. Justamente se dice que en una de las pataguas fue encontrada la figura de una Virgen, la que en algún momento se quemó, y que posteriormente fue trasladada a la parte superior del pozo de agua, donde se construyó una gruta. Ojo de agua también le llaman. Cuentan que el agua manaba de la tierra a borbotones, como si estuviera hirviendo. Otras versiones señalan que tiene condiciones milagrosas desde tiempos inmemoriales. Por ello, la Virgen de Lourdes se instala en la vertiente, en su parte superior, dando origen a la Virgen del Agua Santa del Rincón del Sauce de la comuna de Pumanque.

Im. 1: Fiesta de la Virgen del Agua Santa del Rincón del Sauce / Fuente: elaboración propia
La patagua y el pozo de agua conforman el mitopraxis (Sahlins, 2008) con que se origina la devoción al Agua y a la Virgen. La mayor expresión de dicha devoción acontece cada 11 de febrero, en que concurren cientos de personas a celebrar la fiesta del Agua Santa. Durante la celebración se pagan las mandas, se camina descalzo entre los cerros para llegar a agradecer, se canta a lo Divino, y se celebra una misa. A mediodía se comparten comidas y bebidas en los alrededores, en los quillayes que están en el bajo, cerca del camino. La fiesta hace brotar lo que el tiempo estival ha secado. Las ofrendas se entretejen y hacen posible el santuario. Durante el tiempo ordinario se embellece el lugar de la Virgen: se barren las hojas, se encienden velas, y según la temporada se realizan trasplantes y añadidos botánicos. Lo organizado, separado, ordenado propone el criterio de belleza, pintando de blanco la gruta y las bancas, descascarando la esperma de las velas, igualmente se ha intervenido el pozo para facilitar el acceso al agua.
La devoción al Agua Santa se concreta en objetos. Éstos van desde plantas, árboles, flores hasta exvotos (placas) de agradecimiento por los milagros realizados por la Virgen. Cada uno de estos objetos contiene una historia que, en su conjunto, construyen la historia del espacio a través de las cosas (Ingold, 2015). Los colores, las formas y las texturas marcan ese relato visual y táctil de la creencia, donde las tunas dan flores celestes de papel, los helechos surgen entre alambres y medias, y las ligustrinas sostienen cintas azules. Los árboles y las flores son también representados, reproducidos y reimaginados en soportes múltiples. El milagro es el mejor de ellos, y, como se puede observar en la imagen 2, un exvoto de madera que dice “Virgencita: Gracias por el favor concedido. Familia Barrera Cornejo”. Debajo del mensaje se dibujan plantas con flores rojas sobre un macetero.
Im. 2: Exvoto por protección durante incendio de febrero de 2017 / Fuente: elaboración propia
Según Rosendahl (2005), un espacio religioso se construye a través de las materialidades que entregan a modo de ofenda sus devotos. Los materiales son significativos a su vez: el uso de guías de coile y flores de papel para las guirnaldas de la entrada, cintas de papel crepé sobre las ligustrinas, flores naturales teñidas, de plástico y género evidencian la dedicación y la afectividad en el trato hacia la imagen. Una creencia cargada de emotividad que se encarna en los contactos, la mirada, la creación de un espacio cuidado para infundir la contemplación (Morgan, 2005).
El agua es el origen y el fin de esta devoción. Nombrada cariñosamente como “agüita santa”, desplaza el lugar de la figura institucional por el milagro como sacralidad instituyente. El agua es santa por su eficacia: no es una aparición de la Virgen la que inscribe el lugar, sino su poder sanador. Cuentan que sana de la vista, cicatriza heridas, mengua dolencias, y que beberla infunde paz y sosiego. El agua se lleva a la casa en botellas plásticas, como una bendición en sí misma, y ocupa un lugar fundamental en los altares domésticos o en los dinteles de las puertas.
La territorialidad religiosa del Agua Santa ha sido construida por sus devotos. Recorren, plantan, trasplantan e imaginan el espacio santo del modo en que organizan los jardines propios. Muchas de aquellas especies son cultivadas en los patios de sus casas. Lo religioso invita a repensar el territorio (Carballo, 2009) del modo en que a través de sus sentidos y prácticas reinventan el bosque esclerófilo, y a su vez, el territorio permite reorganizar lo religioso a partir del modo en que árboles, flores, plantas y agua milagrosa cohabitan en el espacio.
Im. 3: Ilustración del espacio Agua Santa / Fuente: realizado por Colomba Elton (colomba.elton@gmail.com)
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Referencias
Carballo, Cristina. 2009. Repensar el territorio de la expresión religiosa. En: Carballo (coord.), Cultura, territorios y prácticas religiosas. Buenos Aires: Prometeo Libros.
Ingold, Tim. 2015. Líneas. Una breve historia. Barcelona: Gedisa editorial.
Geertz, Clifford. 2003. Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura. En: La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa editorial.
Morgan, David. 2005. The sacred gaze. Visual religious culture in theory and practice. California: University of California Press.
Rosendahl, Zeny. 2005. Territorio y territorialidade: uma perspectiva geográfica para o estudo da religiao. En: Rosendahl y Lobato (ed.), Geografia: temas sobre Cultura e Espaco, Río de Janeiro: UERJ.
Sahlins, Marshall. 2008. Islas de la historia. La muerte del capitán Cook. Metáfora, antropología e historia. Barcelona: Gedisa editorial.
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nota:
El texto surge a partir de la investigación realizada en el marco del Proyecto Fondart Regional N° 406839 “Puesta en valor de las devociones a la Virgen del Agua Santa, comuna de Pumanque” y de las reflexiones surgidas a partir del Proyecto Fondecyt Regular N°1140598 “Antropología del bosque”.
"ESPÍRITU Y PIEDRA: LAS INTERSECCIONES ENTRE RELIGIÓN Y PAISAJE URBANO EN SANTIAGO DE CHILE"
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Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Abraham Gonzalo Paulsen Bilbao; Geógrafo, Profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica, Licenciado en Geografía, Magíster en Psicología, Doctor en Territorio, Medioambiente y Sociedad, Académico e Investigador del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Resumen
La geografía de las religiones permite abordar las vinculaciones entre la dinámica del fenómeno religioso y el origen y evolución de ciudades, entre las que se cuenta Santiago de Chile. Se pretende demostrar la relevancia del catolicismo primero y de otras denominaciones cristianas después, en la configuración del paisaje urbano santiaguino actual, compuesto por dos civilizaciones parroquiales, una estructurada alrededor de un clérigo y con foco en una parroquia y otro, cuya centralidad es ocupada por un pastor (y su familia) y un lugar de culto, que puede ser incluso el mismo espacio que se ocupa para la residencia y el desarrollo de actividades productivas de la familia pastoral. Esta situación desafía los modelos analíticos tradicionales de la geografía urbana anglosajona que concibe al espacio urbano como un ente en secularización (Taylor, 2007) o ya secularizado (Martin, 1978), cuya evolución depende de factores tales como las modalidades de producción (Harvey, 2007; 2008), la globalización (Lipietz, 1995), conflictos políticos (Gottmann, 1973), entre otros. Asociado a lo anterior, se pone en tela de juicio las teorías urbanas secularizadoras, afirmando que la capital de Chile está experimentando un proceso cercano al modelo estadounidense y que se distancia de lo que acontece con el paisaje urbano europeo.
Palabras Claves: Geografía de las religiones – Santiago de Chile – Religiosidad y secularización
Im 1: Parroquia en la ciudad de Balmaceda, Chile
Fuente: Fotografía perteneciente a la colección personal del autor, 2017
Diversas teorías, al explicar el origen y evolución de las ciudades consideran al fenómeno religioso como una clave explicativa relevante (Sjoberg, 1988), en especial cuando se trata de analizar la fundación y desarrollo de las ciudades en el contexto latinoamericano (Romero, 2004) y chileno (de Ramón, 2000). Refiriéndose a Chile, Guarda señala que “nuestras ciudades, desde su creación, se diseñaron de manera que su sello fuese la presencia eminente de iglesias, comenzando por la catedral, cuyos fundamentos, como motivo culminante, se echan en la solemne ceremonia fundacional, junto con la celebración de la primera misa y el canto del Te Deum de acción de gracias, acta de bautismo cristiano, que le marca un destino, un proyecto de vida eterna” (Guarda, 2016, pág. 292). Tal presencia, se mantiene hasta nuestros días, con la salvedad de que el paisaje urbano ha evolucionado desde un patrón unirreligioso, a otro variopinto (Lehman, 2001), donde en la actualidad es posible distinguir más de una civilización parroquial. La mayor parte de las ideas que aquí se expresarán se fundan en tres grandes aportes: el primero, los resultados de la tesis doctoral “Las iglesias y la configuración del espacio social en Santiago de Chile (1541 – 2012)” de nuestra autoría; la segunda, el apoyo de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que mediante la apertura de un concurso orientado a publicar las investigaciones de los docentes, impulsó a mantener a la geografía de las religiones como una línea de investigación; tercero, el aporte de CONICYT – FONDECYT, por cuanto los insumos para la producción del presente texto, se deben al financiamiento del Proyecto FONDECYT de Iniciación 2015 – 2018, número 11150541, titulado “La espacialidad de las áreas metropolitanas de Valparaíso, Santiago y Concepción (1960-2015): Religión y Sociedad en el contexto del pluralismo religioso y la secularización”, que nos ha correspondido desarrollar en el rol de investigador principal. Corresponde agradecer a cada una de las instituciones mencionadas, así como también a académicos, amigos de toda la vida y estudiantes, que, han ayudado de muchos modos a la mejora de ideas, redacción, enfoques y contenidos en la presente publicación.
La vertiente religiosa de las ciudades chilenas
Como en otras claves, las ciudades chilenas expresan el ethos de la fe de las sociedades que las pueblan; esto, más que una novedad, es una constatación de lo que ordinariamente son las ciudades en todo el mundo, parte de la dimensión identitaria de los que las construyeron, poblaron y pueblan.
A lo largo de estas líneas, postulamos que, desde la clave analítica religiosa, el paisaje urbano es un constructo espacio – temporal – coyuntural que es significante y significado, causa – efecto, unicidad – multiplicidad, según los dictados de la dinámica de los diversos componentes religiosos, tanto procesos, como agenciamientos y actores. Se trata de ciudades secularizadas “a la chilena”, donde permanentemente somos testigos de la emergencia de manifestaciones religiosas de distinta magnitud y signo, que contradicen a posiciones que relevan el retroceso de la religiosidad como un fenómeno propio del nuevo siglo, que habría comenzado a incubarse en el último tercio de la centuria precedente (Lehman, 2002).
En efecto, así como es posible encontrar en el paisaje urbano evidencias de secularización, también es posible identificar nuevos movimientos religiosos, ensamblajes o recomposiciones que acompañaron, desde sus inicios hasta la actualidad, a la transformación demográfica, sociopolítica y cultural que experimentó la sociedad chilenos desde 1960. La religión, a lo menos en el paisaje urbano, no ha perdido su capacidad movilizadora y transformadora, como lo expresan diversas formas y edificaciones que acompañan la cotidianidad de los habitantes.
Por lo anterior, la geografía en general y la geografía de las religiones en particular, tienen la tarea de estudiar la espacialidad de las creencias más relevantes de la población chilena, comparándola con las suscitada por los procesos de secularización impulsados desde el Estado, con distintas fuerza y enfoques desde la separación de 1924 en adelante, entendiendo que la religión, como plantea Hervieu – Léger, ha encontrado una “nueva pertinencia social, política y cultural en una modernidad en crisis” (Hervieu-Léger, 2005, pág. 12).
La geografía en el debate del fenómeno religioso
Ciudades y religiones se encuentran inextricablemente unidas, tanto en la praxis, como en las teorías que explicaban y explican el origen de las ciudades (Sjoberg, 1988). Esta filiación es mucho más notoria en Latinoamérica en general y Chile en particular, lo cual no es motivo como para abandonar el desafío de teorizar, desde la geografía, acerca del rol de las religiones en las especificidades del paisaje urbano, por lo menos en dos líneas, una referida al producto de investigaciones previas y otra ligada a la explicación fenomenológica de ese segmento de la realidad a la cual llamamos ciudad. Nos detendremos en ambos aspectos.
Diversos autores han puesto de manifiesto el hecho de que la ciudad y la vida urbana son los fetiches de la Modernidad Occidental (Berman, 2013). Ser modernos implica abandonar el campo y habitar la urbe, con disonancias y contra movimientos que se han ido sucediendo en el tiempo (Bartra, 2008). Sin embargo, no hay que perder de vista que el desdén a la ciudad, más que ser un pensamiento totalizante, es una emoción suscitada por las patologías urbanas, no por la ciudad en sí misma, lo cual se evidencia en fenómenos tales como la irrupción de las parcelas de agrado, donde lo urbano se mezcla con las sensaciones y afectos producidos por la experiencia de habitar más conectados con la primera naturaleza. Volviendo al tema que nos ocupa, las plumas privilegiadas de la Modernidad, abordaron al fenómeno urbano, como por ejemplo, los trabajos de Benjamín (Benjamin, 2014), Simmel (Simmel, 1958), Marx (Marx & Engels, 2016), entre otros. De esta corriente de pensamiento fueron herederas la sociología urbana, ecología urbana y la geografía urbana, disciplinas incubadas desde fines del siglo XIX tanto en Europa como en el mundo anglosajón, aun cuando esta temática también era parte de los trabajos fundacionales de Humboldt y Ratzel, abismados por lo que pudieron observar durante sus respectivos periplos por el mundo, principalmente en Nueva Orleans y en algunas ciudades latinoamericanas (Capel, 1981).
Los trabajos sociológicos, antropológicos, históricos y geográficos decimonónicos y posteriores aportaron a la constitución de un modelo de génesis y desarrollo urbano que situó a la religión como una de las causas por las cuales surgieron las ciudades, esto es, como consecuencia de la instalación de un templo o por la existencia previa de un lugar que se reconocía como sagrado y que, por lo tanto, atraía peregrinos que practicaban alguna forma de devoción (George, 1974). A esta explicación, más contemporáneamente, Deyan Sudjic agregó como requisito de evolución positiva, la tolerancia y convivencia entre los distintos credos y prácticas que puedan desarrollar los habitantes (Sudjic, 2017).
Conclusiones referidas a la religión en eso que llamamos ciudad – capital
En el caso de Santiago, a la infraestructura religiosa le precedió la definición como espacio sacro de algunos de sus rincones, por parte de algunas etnias y culturas, dada la existencia de excepcionalidades objetivas y subjetivas (Otto, 1996; Delumeau, 2005; Douglas, 2006; Tuan, 2001; 2009; Dawson, 2010). La cualificación como un lugar esencialmente diferente fue el inicio de la aglomeración de individuos y sociedades en torno a un punto específico, cuya complejización daría origen a nuestra ciudad. Tal parece que la instalación en 1545 del primer templo católico en territorio nacional, la Iglesia La Viñita, consagrada a la Virgen de Montserrat y localizada a los pies del Cerro Blanco, en lo que habría sido un centro ceremonial anterior a la llegada de los conquistadores españoles a la Cuenca de Santiago (Cornejo, y otros, 2010), respondería al fenómeno descrito. Esta idea también tiene sentido para otros sectores de Latinoamérica, considerando el emblemático y suficientemente abordado caso de Tenochtitlán (Brundage, 1982).
Por otra parte, la convivencia entre lo religioso y lo secular se explican en las propiedades asociadas a la excepcionalidad de lo sacro (Otto, 1996) , cuyas variables no producen aislamiento, sino que son posibilidades desde las cuales tales constructos se relacionan con otras espacialidades (social, política, económica, cultural), de las que también se nutren y completan, en tanto cada una representa fuentes sociales de poder que se interponen e intersectan (Mann, 1991).
Bibliografía
Bartra, R. (2008). El mito del SALVAJE. México: Fondo de Cultura Económica.
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"El gran teatro de un pequeño mundo. El Carmen de San Luis Potosí 1732 – 1859"
Ver"El gran teatro de un pequeño mundo. El Carmen de San Luis Potosí 1732 – 1859"
Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Carla Loyola; Estudiante de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí]
Libro: El gran teatro de un pequeño mundo. El Carmen de San Luis Potosí 1732 – 1859
Autor: Alfonso Martínez Rosales
Editorial: El Colegio de México
Resumen
La ciudad de San Luis Potosí es una de las ciudades con mayor influencia religiosa en México, esto no solo ha causado una gran devoción por la religión católica sino también grandes y magníficos templos los cuales armonizan y complementan el discurso urbano del estado.
Palabras claves: Discurso urbano, carmelitas, San Luis Potosí
Im 1: Portada del Libro
La ciudad de San Luis Potosí es una de las ciudades con mayor influencia religiosa en México, esto no solo ha causado una gran devoción por la religión católica sino también grandes y magníficos templos los cuales armonizan y complementan el discurso urbano del estado.
Los carmelitas fueron una de las últimas ordenes mendicantes en llegar a San Luis Potosí, pero fue convirtiéndose en una de las ordenes con mayor influencia en el estado. Los carmelitas han dejado una huella en la historia, arte y urbanización de San Luis Potosí sumamente importante. Sin embargo, es preciso mencionar que los carmelitas es una de las ordenes menos estudiadas. Alfonso Martínez se ha convertido en el mayor investigador hasta ahora de dicha orden. En su libro “El gran teatro de un pequeño mundo” expone una vasta información acerca de los carmelitas, sobre su historia, iconografía, arte, religión y expansión en el territorio potosino.
En el libro, el autor describe la historia de la llegada de los carmelitas al estado de San Luis Potosí. Puesto que la orden fue una de las últimas en llegar al estado y por ser una de las más pobres debido a la filosofía que tenían por el desapego a lo material no les resultó sencillo encontrar un terreno en el cual asentarse. Debido a lo anterior, el financiamiento que obtuvieron para la fundación de un convento se basó en benefactores; a lo largo de los años las donaciones llegaron en forma de presupuesto y terrenos, dichas contribuciones llegaron provenientes de varios adinerados españoles asentados en San Luis Potosí y de los mismos religiosos pertenecientes de la orden. Fue así como para el año de 1735 el provincial de la orden, Nicolás de Jesús María dona a los carmelitas algunos terrenos e así inicia la construcción de su primer convento. Sin embargo, debido a las malas condiciones del terreno, decidieron posponer la construcción del convento, hasta que aceptan la propuesta de otro benefactor llamado Bartolomé de la Mesa, quien donó el terreno que ocupa actualmente el templo carmelita en el centro histórico de la ciudad.
Una vez tuvieron en su poder este terreno, iniciaron los trámites para poder obtener la licencia y comenzar a construir el convento y el templo. Posteriormente, tras seis largos años de construcción se concluyó el primer (único) templo y convento carmelita en San Luis Potosí. El conjunto arquitectónico del Carmen se levantó como una de las construcciones magnificas de toda la ciudad, abarcando originalmente hasta la Alameda central de la ciudad; es decir, correspondía a casi ocho cuadras lo que denota una extensión bastante considerable.
El conjunto del templo y el convento fue construido meticulosamente creando así el perfecto discurso urbano, religioso, iconológico y arquitectónico del barroco potosino; comenzando con el exterior del templo, el diseño y urbanización de éste fue pensado para que los habitantes y visitantes de la ciudad pudieran admirar el esplendor de la orden carmelita al ocupar una gran parte principal del centro histórico de la ciudad. Por otro lado, al interior del templo se utilizaron elementos arquitectónicos barrocos nunca antes vistos en San Luis Potosí, presentando un templo dotado de retablos dorados barrocos, pinturas de caballetes de artistas nacionales e internacionales sumamente reconocidos, esculturas talladas detalladamente y de manera extraordinaria, concluyendo en el Camarín de la Virgen del Carmen el cual es el único perteneciente a esta orden en México.
Desafortunadamente, con el paso del tiempo, la extensión que tenía originalmente el conjunto del Carmen comenzó a disminuirse y deteriorarse debido a problemas políticos y religiosos. Con la llegada de la Reforma liberal se produce la separación entre la Iglesia y el Estado, el Carmen pasa a manos de la Mitra de San Luis Potosí. Posteriormente comienzan a realizarse modificaciones al templo, las cuales redujeron considerablemente su extensión original, esto con la finalidad de urbanizar más la ciudad y crear más vías tanto para vehículos como para personas. En adición, el gobierno del estado se apoderó de una gran parte del terreno del templo y en consecuencia se redujo el tamaño del conjunto a solo una cuadra, lo que produjo una fractura y aislación del templo.
Es así como se modificó por completo el discurso original del templo. Un discurso conventual que de haberse conservado íntegramente pudo haber competido con espacios religiosos como Tepozotlán en la Ciudad de México. A pesar de haber cambiado por completo su discurso urbano original, se logró mantener un poco el discurso arquitectónico del interior, conservando sus retablos originales (excepto el principal), camarín y parte del convento.
Sin lugar a dudas el templo del Carmen de San Luis Potosí fue y seguirá siendo uno de los centros devocionales más importantes de la ciudad; a pesar de las múltiples modificaciones urbanísticas y arquitectónicas sigue siendo uno de los principales templos de la ciudad e incluso de la región, ya que es muestra de una de las ordenes más importantes de la historia de México. Lo que es importante mencionar es que existe una dialéctica constante entre los elementos religiosos y la ciudad. En algunas ocasiones como en la del caso de San Luis Potosí, la ciudad condiciona a estos elementos religiosos, mientras que en otros tantos son los elementos religiosos los que condicionan las ciudades, como tal es el caso de la ciudad de San Juan de los Lagos, que se estructura en base a una iglesia y a la identidad que desarrollan las personas con estos elementos religiosos.
Finalmente, es sumamente importante la existencia de este tipo de estudios, debido a que muchas veces no se tiene conocimiento de la historia e importancia de bienes inmuebles como lo es el templo del Carmen, lo cual es primordial ya que este bien inmueble forma parte del patrimonio estatal y nacional, siendo así parte de la identidad del estado.
"La influencia de la religión en el desarrollo urbano"
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Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Fernando Narváez Rodríguez; Estudiante Magíster Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Universidad Católica de Chile]
Documental: Los Aztecas: Capítulo II, La Tierra Prometida
Autor: Eduardo Bonilla (Somos Nómadas TV)
Año: 2015
Resumen
Comúnmente asociamos la religión con un ser o fuerza superior, pero puede ser definida como la relación del ser humano con el “más allá”. Durante la época prehispánica en México existían múltiples pueblos con diversas deidades las cuales no solo condicionaban el comportamiento y acciones de las personas sino también la construcción de sus asentamientos. Esta reseña se centra en el documental “Los Aztecas” para vincular la idea entre la religión y el surgimiento de la Gran Tenochtitlan y cómo las creencias influían fuertemente en los aztecas para la configuración de las ciudades. Los aztecas al ser un grupo fuertemente influenciado por la cosmovisión y sus dioses Tláloc, Coatlicue y Huitzilopochtli crearon templos que fueron distribuidos por la ciudad o en territorios circundantes al núcleo urbano, y estos permitían estructurar y organizar los otros espacios a partir de estos centros cívicos.
Palabras clave: Religión, aztecas, Tenochtitlan
Im 1. Documental Los Aztecas
La religión es el contacto del ser humano con el “más allá”, y comúnmente la asociamos a un ser o alguna fuerza superior. Se puede establecer que la religión siempre ha sido una constante en todas las formas de hacer ciudad. La época prehispánica en México no se encuentra ajeno a lo planteado, ya que durante esa época existían múltiples pueblos con diferentes creencias que no solamente condicionaron el comportamiento y acciones de las personas sino también la construcción de sus asentamientos.
Este texto se centra reseñar el documental “Los Aztecas”, el cual se encuentra dividido en tres Capítulos: a) el primero se centra en el origen de los aztecas; b) el segundo describe la historia de la tierra prometida y la travesía que tuvieron para llegaron a este lugar: y, c) concluye la serie con un capítulo donde se profundiza sobre las herramientas, armas y estrategias que convirtió a los aztecas en el imperio de la guerra. Es preciso aclarar que esta reseña se centra en la relación entre la religión y el surgimiento de Tenochtitlan y cómo sus creencias influían en la morfología de las ciudades.
El documental está enfocado a describir uno de los pueblos más significativos por su poderío e influencia, los aztecas o también conocidos como mexicas. Este es pueblo guerrero que tiene su origen en Aztlan (norte de México) y se basan en la cosmovisión …las estrellas, el sol y la luna influían mucho en su cotidianidad ya que a partir de sus observaciones se realizaban sacrificios…
Según la leyenda, por órdenes del dios Huitzilopochtli (deidad asociada al sol) los aztecas iniciaron una larga peregrinación para encontrar una tierra donde establecerse. La leyenda dice además que Huitzilopochtli indicó a los aztecas que el lugar donde encontraran a un águila posada en un nopal sería el lugar para asentarse (Ver imagen 1). Es así como sus creencias les “guiaron” hacia un nuevo territorio.
Im 2. Códice que muestra el águila como centro del asentamiento azteca
A llegar al Valle de México, el primer lugar donde se establecieron fue el Cerro de la Estrella, lugar estratégico que les permitía una perfecta visualización del valle y del cosmos. Sin embargo, dentro del Valle existían otros pueblos prehispánicos más consolidados y los aztecas la no disponer de un gran poder militar para desplazar a los otros grupos terminan siendo desplazados hasta terrenos no fértiles. Ante lo anterior, los aztecas continúan movilizándose hasta que en una pequeña isla encuentran al águila parada sobre un nopal devorando una serpiente, lo que en cierta forma representa la caída de los otros pueblos que tenían a la serpiente como una figura de veneración y el surgimiento de los aztecas como el nuevo imperio y el origen de Tenochtitlan en 1325.
Si bien es cierto Tenochtitlan no tenía la valía de otras zonas como Texcoco o Xochimilco, se encontraba en el centro de la cuenca, lo que fue un factor de gran importancia debido a la cosmovisión de los aztecas, ya que consideraban que Tenochtitlan era el eje cosmológico de la región.
Con la creación de calzadas que unían la isla con el valle y un sistema agrícola altamente productivo en base a las chinampas comienza el auge de Tenochtitlan, pero es preciso decir que de nuevo la religión asumió un rol sumamente importante, esto debido a que los sacerdotes tenían una posición privilegiada en la toma de decisiones. Por ello los templos que se construían dentro la ciudad representaban o estaban dedicados a sus dioses.
Estos templos -que determinaban la traza urbana por su monumentalidad- estaban distribuidos por la ciudad o en territorios circundantes al núcleo urbano, y permitían estructurar y organizar los otros espacios a partir de estos centros cívicos. Dentro de los templos los sacerdotes “profesaban” la fe de los principales dioses Tláloc, Coatlicue y el mismo Huitzilopochtli y se producían múltiples rituales y sacrificios para mantener la abundancia en el territorio siendo los principales.
Tiempo después, con la llegada de los españoles y la caída del imperio azteca se realizaron transformaciones a Tenochtitlan, destaca que los canales fueron rellenados para construir calles elevadas para carros y caballos, la construcción de proyectos de infraestructura como el acueducto desde Chapultepec hasta el centro de la ciudad y la modificación del diseño de la traza urbana de la ciudad. Con estas transformaciones, en poco tiempo las chinampas y los templos desaparecieron en su mayoría, modificando radicalmente la gran Tenochtitlan.
A pesar de que los españoles tenían una concepción muy distinta de la ciudad a la manera en cómo los aztecas la concebían, la similitud que destaca es que la religión también se encontraba muy presente en su forma de hacer ciudad. Lo anterior debido a que las nuevas ciudades fundadas por los españoles empezaron a establecerse a partir de una trama reticular y de una plaza principal que contenía a la iglesia como representación de la religión y una nueva forma de Estado que representaba el poder político.
En síntesis, la religión se encuentra presente en la vida cotidiana y forma de las ciudades desde hace mucho tiempo atrás, ya sea de una manera tangible a través de la estructura urbana que a su vez está condicionada a partir de hitos religiosos; o desde una manera intangible mediante las fiestas o celebraciones que permiten un desarrollo de identidad y significado de las personas con el territorio.
Disponible en: https://youtu.be/KyhA-p5kn34
"Religiosidad en las periferias, al margen de la Iglesia"
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Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Gricel Labbé; Geógrafa, Ayudante de Investigación Proyecto MUEI
Javier Ruiz-Tagle; Profesor Asistente IEUT-PUC, Investigador Responsable Proyecto MUEI (www.proyectomuei.com)]
Im 1. Mural en Lo Hermida, Peñalolén / Fuente: Fotografía de la autora
Las poblaciones marginales de la periferia de Santiago enfrentan día a día la cercanía a la muerte. Frente a ello, los residentes utilizan diversas formas para expresar lo que ella significa en sus entornos; animitas, santuarios artesanales, grafitis, murales, homenajes, caravanas, altares y un largo etcétera. Sin embargo, en todas las manifestaciones coincide la lejanía a la institución de la Iglesia. Tiempo atrás, en la fundación de las poblaciones durante los años 50´s, la iglesia fue parte fundamental del Movimiento de Pobladores y contaba con el respaldo de la mayoría de los residentes. Hoy, las iglesias abandonan las poblaciones y los párrocos que deciden permanecer se blindan, puesto que sus residentes ya no se identifican con ellas. Frente a este abandono ha emergido un poderoso fenómeno territorial: la inserción de iglesias evangélicas en los sectores de mayor marginalidad de la ciudad. Así, las diversas religiosidades disputan el territorio en los lugares más miserables de Santiago.
Un estudio de CIPER reveló en 2009 que existen alrededor de 83 poblaciones que viven al margen del Estado, en sectores que ellos han denominado como «ocupados» por el narcotráfico. A nivel nacional, un informe de la fiscalía en 2016 reveló que existen 425 barrios críticos, donde reina lo que se ha conocido periodísticamente como la “narcocultura”. En ellas, la muerte se vive día a día, producto de las balaceras y las intervenciones policiales. Allí los muertos no se lloran, se celebran y despiden con una fiesta que cierra calles al igual que en su conmemoración durante cada aniversario. Aquí no está permitida la intervención de ningún policía o autoridad. Sí el muerto cayó producto de una rencilla con otra banda o por la intervención institucional, los pobladores se vuelcan a las calles, los ataúdes son puestos de pie sin tapa, para que todos puedan ver la cara del recién fallecido, y se le despide con cerveza y droga. Estas prácticas, que podrían ser denominadas paganas o parte de la narcocultura, emergen en territorios sin Estado, en los que alguna vez la presencia de la Iglesia Católica fue fuerte y hoy es un mero espectador.
La religiosidad en poblaciones marginales de Santiago, tomó un matiz diferente a lo que ocurría en el auge de los movimientos pro vivienda de la década de los 60 y los 70´s, cuando se ponía en práctica la llamada Doctrina Social de la Iglesia. En aquel tiempo, la iglesia tenía un rol activo en la búsqueda de la justicia social, entendiéndola como el derecho de los pobladores a acceder a una amplia gama de derechos sociales. Para ello, la iglesia formaba parte activa de la organización y educación de los pobladores, los “curas” o párrocos eran actores territoriales ampliamente conocidos y validados por su actuar, y dispuestos incluso a arriesgar su vida para hacer valer los derechos de los pobladores. Conocidos son los nombres de párrocos luchadores por los más marginados de la sociedad como José Aldunate, Mario Puga, Pierre Dubois, Antonio Llidó y Alfonso Baeza. Este último, por ejemplo, se fue a vivir a la población José María Caro y rechazó ser Obispo para poder seguir trabajando con el mundo obrero (Henríquez, 2015).
Hoy la iglesia es una institución que está en franca retirada en estos sectores, puesto que se limita al oficio de misas y otras tareas necesarias para la comunidad, pero no se involucra con la poca organización comunitaria que existe. Sin embargo, existen excepciones, como la del padre Gerardo Ouisse, quien lleva trabajando desde 1986 en la parroquia de San Cayetano de La Legua (Astudillo, 2017). Incluso recientemente el papa Francisco desde el Vaticano envió un mensaje para los sacerdotes que trabajan en poblaciones tomadas por el narcotráfico en Chile (Emol, 2017).
Pero hoy la iglesia no sale a la calle en sectores marginales. Sin duda alguna, esta situación emerge de un contexto de post dictadura, donde se reprimió fuertemente la organización social y muchos de los párrocos hoy forman parte de la lista de detenidos desaparecidos. Sin embargo y a más de 20 años del retorno a la democracia la situación no ha variado significativamente. La acción de la iglesia se limita a unos pocos territorios, poco representativos de la población y también frente a la falta de recursos ya no pueden levantar las instancias que antes enriquecían la organización social, como las ollas comunes, los aniversarios o las celebraciones religiosas.
Este retroceso implica que la Iglesia no sea respetada, y que las bandas delictuales que disputan poder territorial las utilicen como el objeto de constantes robos y saqueos. Como narra el reportaje realizado por Ciper: “en la Iglesia Santo Tomás Apóstol de La Pintana, se acercó al altar, se persignó y como si fuera parte de un ritual, abrió el sagrario y sacó las hostias y el cáliz para resguardarlos en la casa parroquial. Lo secundaban feligreses que cargaban equipos de sonido y todo aquello de valor. Temían que Los Guarenes y Los Phillips, las dos pandillas que disputan el control de la zona, saquearan nuevamente el lugar, tal como lo hicieron meses antes” (Ciper, 2012). De manera similar, los medios también denuncian las amenazas que ha sufrido el párroco de La Legua (Cooperativa, 2017).
Esto no significa que haya menos feligreses o que los residentes sean en su mayoría ateos, sino todo lo contrario. Los jóvenes sin duda son los más devotos, pero expresan su religiosidad de nuevas maneras, ya no amparados en la Iglesia, sino venerando santos populares que murieron en trágicas condiciones, o vírgenes poco reconocidas. Sí el Dios de “La Iglesia” no pudo escuchar sus plegarias a tiempo, quizás estos nuevos santos, a quienes no todos le rezan, lo podrán hacer. Este es el caso de la «Iglesia Maradoniana» en Argentina, en donde veneran a un dios humano vivo, con apóstoles y mandamientos, sin un templo fijo, y sólo con un altar (Brunet, 2016). Esta devoción ha sido importada de países como México, que se caracterizan por santificar a personajes populares, vinculados incluso con bandas de narcotraficantes.
Im 2. Homenaje a Jesús Malverde, Santo mexicano / Fuente: http://www.mientrastantoenmexico.mx/asi-se-celebra-en-mexico-a-malverde-el-santo-de-los-narcos/
Sí bien en las poblaciones de Santiago aún no emerge un Santo Jesús Malverde, como es el reconocido en todo México, son diversas las animitas y murales que ofrecen homenaje a jóvenes muertos en diversas esquinas y paredes de las poblaciones de Santiago. La fe de los devotos amigos y familiares del difunto penetra a todo el barrio. No falta quienes por la noche le prenden velas o toman una cerveza junto a los improvisados templos, puesto que se sienten protegidos y seguros en ese lugar. En medio de un ambiente caracterizado por la violencia institucional y los enfrentamientos entre bandas, estos espacios son verdaderos oasis urbanos, donde se respeta a quién ya no está, y al parecer, nunca serán escenarios de violencia nuevamente. Todo lo contrario, es un espacio de reflexión que no puede ser profanado.
Im 3. Mural en Block de Población Santo Tomás, La Pintana / Fuente: Fotografía de la autora (2017)
Finalmente, se vislumbra el motivo de por qué han ganado terreno las iglesias evangélicas en las poblaciones de Santiago. No es extraño encontrarse con una de estas iglesias cada pocas cuadras cuando se recorren sus calles. Ellas garantizan una red de apoyo en momentos de más necesidad, cuando todas las otras instituciones fallaron, incluso “La Iglesia”.
Iglesias evangélicas, mormonas o protestantes han reemplazado el rol del antiguo catolicismo, hoy penetran las barrios más segregados en búsqueda de fieles, y sus cantos son factibles de oír a varias cuadras. Sin embargo, ellas también alojan en su interior una estructura fuertemente segregada. De hecho, quienes frecuentan estas iglesias suelen ser fieles provenientes de otros sectores de la ciudad, incluso del barrio alto, que acuden a ellas los fines de semana pero que no hacen el trabajo comunitario que es tan necesario en estos barrios, a pesar de llenar el paisaje con sus templos y estructuras. Así, solo se limitan a golpear puertas para propagar la fe, pero sus actividades no penetran el territorio.
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Bibliografía
Astudillo, E. (2017). Parroquia de La Legua hace noticia en EE.UU. Arzobispado de Santiago. Disponible en línea: http://www.iglesiadesantiago.cl/arzobispado/noticias/otros/parroquia-de-la-legua-hace-noticia-en-ee-uu/2017-03-22/161427.html
Brunet, G. (2016). La Iglesia Maradoniana por dentro amor y locura: por el dios del fútbol. Revista Conclusión. Disponible en línea: http://www.conclusion.com.ar/info-general/la-iglesia-maradoniana-por-dentro-amor-y-locura-por-el-dios-del-futbol/06/2016/
Ciper (2012). El dominio narco en las poblaciones más vulnerables de Santiago. Disponible en línea http://ciperchile.cl/2012/10/22/el-dominio-del-narco-en-las-poblaciones-mas-vulnerables-de-santiago/
Cooperativa (2017). Párroco de La Legua denunció amenazas de muerte por parte de los narcotraficantes. 28 de Septiembre de 2017. Disponible en línea: http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/policial/parroco-de-la-legua-denuncio-amenazas-de-muerte-de-parte-de/2017-09-28/143157.html
Emol (2017). Papa Francisco envía inédito saludo a sacerdotes chilenos que trabajan en poblaciones afectadas por el narcotráfico Disponible en línea: http://www.emol.com/noticias/Nacional/2017/02/24/846606/Papa-Francisco-envia-inedito-saludo-a-sacerdotes-que-trabajan-en-poblaciones-afectadas-por-el-narcotrafico.html
Henríquez, F. (2015). Los verdaderos santos de Chile: sacerdotes que desafiaron a Pinochet. Servicio Paz y Justicia. Disponible en línea: http://www.serpajchile.cl/web/2015/09/11/los-verdaderos-santos-de-chile-sacerdotes-que-desafiaron-a-pinochet/
Muñoz (2017). Pablo Walker: “No es tan difícil llegar a decir ´prefiero ser narco a no ser nadie”. La “narcocultura” en la experiencia diaria del capellán del Hogar de Cristo. El Mercurio. Lunes 9 de Octubre de 2017.
"Ciudad en fiesta: la Semana Santa Sevillana"
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Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Adriana Sansão Fontes: Arquitecta y Urbanista, Maestra y Doctora en Urbanismo (PROURB-FAU/UFRJ), Profesora de la Faculdade de Arquitetura e Urbanismo y del Programa de Pós-Graduação em Urbanismo de la Universidade Federal do Rio de Janeiro
Fernando Espósito Galarce: Arquitecto, Doctor en Arquitectura (ETSAB/UPC), Profesor del Departamento de Arquitetura e Urbanismo de la Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro]
Resumen
La Semana Santa sevillana es una celebración de escala urbana en la que la religiosidad opera como catalizador y unificador del espacio y lo que en él ocurre. Durante ese tiempo, una vez al año, las procesiones, cada día, sacan a la calle las imágenes de Cristo y la Virgen, escenificando la Pasión de Cristo, sumando en la totalidad de la semana más de 60 hermandades que recorren coordinadamente la ciudad. Infinidad de encuentros en torno a estas manifestaciones motivadas por la devoción, unas más sacras, otras más profanas, se esparcen por calles, plazas y pasajes como una expresión temporal y viva de la tradición. De esta forma, la fiesta religiosa es la configuradora de una memoria excepcional de la ciudad, estableciendo una relación con su historia y su acontecer que altera de forma efímera el orden del espacio urbano. Esta columna presenta a través de algunas observaciones dibujadas, una lectura a la religiosidad como trasformadora de las relaciones en la ciudad, que aunque temporales, permiten conservar una identidad en la que el rito es un protagonista en la conexión del lugar y sus habitantes.
Palabras claves: fiesta, espacio público, Semana Santa Sevillana
Imagen de Portada: Plaza del Triunfo/Plaza Virgen de los Reyes. La catedral atrás de una gran luminaria, elemento central de la plaza, se hace ábside en el nuevo orden que trae la procesión. En la temporalidad de la celebración la catedral es su respaldo, en cuyo frente acontece la celebración. Fuente: autores
Introducción
Encontrase con una ciudad suele provocar en el visitante un primer vértigo ante aquella experiencia de recorrer un lugar conformado por calles y situaciones desconocidas. A partir de ahí es posible configurar una memoria surgida de una primera cotidianidad con el lugar. Y en esa primera experiencia de recorrer, son también los primeros momentos y lugares los que destacan como referencia, para luego ir completando poco a poco ese mapa vivencial.
Pero esa manera de recorrer y conocer un lugar se cobra alcances excepcionales cuando se trata de una ciudad en fiesta. Sevilla se revela en su máxima densidad a través de un momento particular, la Semana Santa. Procesiones, pasos y cofradías que deambulan por la ciudad, seguidas y contempladas por los sevillanos, dan cuenta de su historia en la devoción y catolicidad, exponiendo aquella memoria que se expresa en la ocupación del espacio público de una forma tangible, a través de imágenes, historias, relatos y gestos de devoción de quienes saben leer aquellas manifestaciones desde la tradición.
La fiesta
La fiesta es un acontecimiento urbano que rompe con el ritmo cotidiano e introduce nuevas apropiaciones del espacio colectivo, dotándolo de diferentes significados. Partiendo del hecho de que la fiesta cambia la ciudad a través de la transformación de sus flujos ordinarios (Pujol, 2007:30), es posible identificar, en la relación lugar-intervención, dos ciudades que se sobreponen en ese espacio-tiempo: la ciudad cotidiana, caracterizada por los flujos repetidos y mundanos, y la ciudad de la fiesta, excepcional, que rompe con la continuidad y repetición (Sansão Fontes, 2013).
Una ciudad en fiesta es una ciudad que muta, que se reordena en su espacio público para configurarse como lugar temporal, en donde se expresa aquella identidad colectiva que durante el resto del año son sus calles, avenidas, pasajes y plazas.
Según Soler i Amigó (2001), la fiesta marca los paréntesis en el ritmo del trabajo; representa una oportunidad de liberación; y comporta gratuidad, abundancia y alegría, en oposición al utilitarismo pragmático. También regala otro sentido al tiempo, aunque efímero; vincula los miembros de un grupo y regenera identidad; sigue algunas reglas y protocolos, sin anular la espontaneidad, la dimensión dramática y la imaginación creativa. La fiesta es opuesta a la pasividad y al alejamiento, es un acto de consciencia y crea un entorno estético y lúdico.
Las fiestas tradicionales se adaptan a formas de organización y representación propias de la ciudad, utilizando viejas y nuevas estrategias y conquistando la calle, la plaza, el espacio público, el ámbito de comunicación directa y la participación, integrando tradición e innovación, fiesta y espectáculo, participación y movimiento de masa (Soler i Amigó, 2001). En Sevilla, todo aquello surge esplendorosamente durante la Semana Santa.
La Semana Santa sevillana
La Semana Santa es el acontecimiento más importante que se produce cada año en Sevilla, desde el punto de vista religioso, cultural y social. En ella se produce una infinidad de encuentros en torno a las manifestaciones que originalmente surgen de la devoción y religiosidad, unas más sacras, otras más profanas.
Esas manifestaciones ocurren en sus espacios cotidianos, que se transforman en un gran salón urbano (imagen 1), en una especie de inversión de lo público, que en esta ocasión expone los valores (imágenes, joyas y ropas de alto valor económico y simbólico) de lo que hasta ese momento se encontraba resguardado en parroquias, conventos, iglesias y museos (Espósito, 2011).
Imagen 1. La reversibilidad de la ciudad. La plaza-salón se conforma como el espacio público que en la cotidianidad de la ciudad se cobra una mensura de calle. Fuente: autores
Las procesiones, cada día, sacan a la calle esas imágenes, que representan la Pasión de Cristo, sumando en la totalidad de la semana más de 60 hermandades que recorren coordinadamente la ciudad. Cuando estas rinden culto público a una figura o motivo sacro, se denominan cofradías, inspiradas en Jesús y sus apóstoles, o en María y los discípulos reunidos después de la muerte y resurrección de Jesús.
Las hermandades se identifican con un episodio específico de la Pasión de Cristo, llevando nombres relacionados a él. Conservan una imagen de Jesús y de la Virgen a la que veneran, las que son montadas durante las procesiones escenificando ese momento. La cronología de día y hora en el que van saliendo a las calles depende también de la cronología de la Pasión. La Virgen es vestida con lujosas ropas, incluso joyas que los propios fieles han regalado a las hermandades para exponer en las procesiones (imagen 2). La gran mayoría de las cofradías se acompañan de música, una para el Cristo y otra para la Virgen.

Imagen 2. El coronamiento de la ciudad. La cadencia de un “paso” concentra la masa en un ritmo único. Fuente: autores
Durante las procesiones, formadas por miles de personas, estas imágenes son llevadas a través de la ciudad en los denominados “pasos” o “andas”. Un paso es la plataforma donde se llevan las figuras de arte sacro, y cuando esa imagen es de la Virgen, recibe el nombre “palio”. Los sevillanos que participan de la procesión usan el hábito de nazareno, túnica hasta los tobillos con máscara cónica, de colores que identifican a las hermandades, portando cirios y cruces. Otros realizan este recorrido de penitencia portando sobre sus hombros las andas procesionales como costaleros, soportando por horas un gran peso en posiciones muy exigentes. Los costaleros procesionan ocultos, sin ver, guiados a viva voz y por golpes sobre el anda por parte del Capataz, que va delante indicando los movimientos que permitan a los pasos y palios maniobrar por la ciudad (imagen 3).
Imagen 3. El brillo, el silencio y el movimiento acompasado, hacen de la multitud un solo cuerpo. Fuente: autores
Cada una de las hermandades o cofradías deben cumplir con un tramo tradicional. Este comienza en un punto llamado la Campana, y continúa por alrededor de mil metros hasta la Catedral de Sevilla, una de las catedrales góticas más relevantes de Europa. La procesión ingresa a la catedral por la puerta principal y sale por la posterior, hacia la plaza de la Virgen de los Reyes, continuando su recorrido hasta regresar al punto de origen (imagen 4). La procesión completa podría demorar todo el día. En este tramo común, muchas personas pagan por ubicaciones privilegiadas para presenciar el paso de las cofradías en tribunas familiares.
Imagen 4. Mapa del centro de Sevilla y recorrido obligatorio entre La Campana (izquierda) y la catedral (derecha). Fuente: autores
La ciudad se revela de una forma inusual a través de esta fiesta urbana, en la que cada ciudadano comparte un sentido de pertenencia e identidad alojada en esa memoria común, tangiblemente presente a través de la celebración. La memoria no solo necesita de un tiempo sino que además de un lugar para constituirse como tal. En este caso, la fiesta es lo excepcional que disloca lo habitual y, por lo tanto, también las formas de ocupación de la ciudad.
Se trata de una ciudad en movimiento. Las fachadas se transforman en el respaldo de lo que ocurre en las calles. La ciudad en ese momento es un escenario, y las procesiones, las nuevas fachadas dinámicas que definen ese nuevo orden de la ciudad, a través del movimiento y la detención (imagen 5). Son las multitudes que acompañan las procesiones, ornamentadas e ordenadas, las que construyen una nueva forma de encontrarse con la ciudad. Esta pasa de ser espacio público a un espacio de exposición, definido por recorridos de celebración en donde se participa de lo contemplado.
Imagen 5. El horizonte es coronado por la procesión, que se mueve y junto con ella, la ciudad va cambiando como plano de fondo y escenario. Fuente: autores
Las plazas pasan de ser espacios de recreación a puntos notables dentro de un recorrido ordenado a partir del movimiento. Cada procesión es un hito móvil que transforma la ciudad en un interior público (imagen 6).
Imagen 6. En un “paso” las fachadas en torno a la procesión conforman un interior concéntrico en que lo móvil se hace fijo y lo fijo se torna dinámico. El oído adquiere un protagonismo que confirma direcciones. Fuente: autores
Vivir la Semana Santa Sevillana es una experiencia que permite construir una memoria excepcional de esa ciudad, estableciendo una relación con su historia y su acontecer en fiesta. Pero no solo eso. Las fiestas suelen afectar y ser afectadas por la forma del espacio público (Sabaté, Frenchman e Schuster, 2004), y en este caso, es la celebración del rito religioso la argamasa que conecta de forma efímera el tejido urbano, provocando un cambio de atmósfera y permitiendo, en esa vivencia, una nueva mirada, aunque temporal, de la vieja ciudad.
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Referencias
Espósito, F. (2011). El afecto en la arquitectura: la relación arquitecto-lugar-habitante a través de la experiencia del proyecto. Tesis de Doctorado, Barcelona, ETSAB/UPC
Pujol, A. (2007). “Festejar la calle”. En: Revista Neutra no 16, Sevilla
Sabaté, J., Frenchman, D. and Schuster, J. M. (eds.) (2004). Llocs amb esdeveniments. Event Places. Barcelona: Universitat Politécnica de Catalunya
Sansão-Fontes, A. (2013). Intervenções temporárias, marcas permanentes. Apropriações, arte e festa na cidade contemporânea. Rio de Janeiro, Casa da Palavra
Soler i Amigó, J. (2001). Cultura popular tradicional. Barcelona: Pòrtic
"Santa Fe, Ciudad de México ¿ciudad del futuro?"
Ver"Santa Fe, Ciudad de México ¿ciudad del futuro?"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Luis Raúl Alfonso Amaya Bucio (Raúl Bucio); Artista Visual México (fotografías y texto)
Elías Auza Baez; Artistas Visuales (texto)]
Resumen
La Ciudad de México cuenta con contrastes entre la visión de una ciudad del futuro y una dura realidad de pobreza y marginación que queda relegada e ignorada de manera intencional por las construcciones modernas para beneficio de la población de alto nivel adquisitivo. Este ensayo invita a la reflexión sobre quiénes podrán llegar a acceder a esa ciudad del futuro que tanto se pretende alcanzar, en el caso de Santa Fe, con edificios inteligentes y novedosas tecnologías energéticas.
Palabras clave
Ciudad de México; Segregación urbana; Desarrollo Inmobiliario
"Modelos urbanos para el turismo de sol y playa"
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Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Javier López-Menchero Ortiz de Salazar; Arquitecto. Grado en Fundamentos Arquitectónicos por la Universidad de Alicante. Máster Habilitante por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid]
Resumen
Debido principalmente al turismo, ciertos territorios se ven obligados a asumir enormes picos demográficos en temporada alta y con ello, localidades con dinámicas poblacionales y paisajísticas muy definidas se ven alteradas por esta sobreexposición turística. Cada tipología turística tiene una influencia particular sobre el urbanismo y las formas de vida del territorio; este ensayo se centrará en la casuística del turismo estacional de sol y playa. Se estudian algunas ciudades del levante español para valorar sus modelos urbanos y ver cómo se podría aplicar en el futuro, uno más apropiado para el parque natural de La Albufera de Valencia. Un ejemplo que propone un modelo urbano alternativo al existente una de sus localidades es el proyecto Espiral 3500, el cual no pretende introducir nuevos usos y construcciones sino condensar las existentes en un único elemento.
Palabras clave
Turismo estacional; Espiral 3500; Desarrollo urbano
"CIUDADES SOLARES: UNA MIRADA DESDE LA PLANIFICACIÓN URBANA"
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Revista Planeo Nº31; Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por, Tomás Gómez; Investigador, Programa Planes y Proyectos Urbanos UC
Roberto Moris; Director, Programa Planes y Proyectos Urbanos UC, Profesor Escuela de Arquitectura y del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC]
Recibido el 18 de abril de 2017, publicado el 23 de octubre de 2017
Resumen
Las ciudades demandan dos tercios de la energía producida a nivel mundial. Esta cifra se prevé que se incremente en el futuro debido al rápido crecimiento demográfico de las zonas urbanas. En tanto, las ciudades son responsables por el 70% de las emisiones globales CO2 con las consecuencias medio ambientales, sociales y económicas que esto conlleva. Las ciudades solares es un concepto que representa una opción para descarbonizar la matriz energética de las ciudades al reemplazar los combustibles fósiles por energías renovables no convencionales, solar en particular. Se consideran cuatro dimensiones como fundamentales para la formulación de una ciudad solar: aspectos tecnológicos; gobernanza; compromiso de la comunidad local y planificación urbana sustentable. El presente artículo se centra en la relación entre la ciudad solar y la planificación urbana bajo tres ámbitos de relevancia: matriz energética renovable, morfología, estructura y construcción urbana, y movilidad urbana. Definida la dimensión planificación urbana y sus tres ámbitos, se aplicó esta teoría a la realidad de la ciudad de Diego de Almagro, provincia de Chañaral, región de Atacama, Chile. La alta radiación solar de esta zona y su localización estratégica le otorgan a Diego de Almagro cualidades suficientes para convertirse en la primera ciudad solar de Chile.
Palabras clave: ciudades solares, energía, planificación urbana sustentable
Abstract
Cities demand two-thirds of the total energy production worldwide. This figure will increase in the future due to rapid population growth taking place in urban áreas. Meanwhile, cities account for 70% of global CO2 emissions with the environmental, social and economic consequences this entails. Solar Cities is a concept that represents an option to decarbonize the energy matrix of cities by replacing fossil fuels with renewable energy. Three dimensions were considered as fundamental for the formulation of a solar city: technological aspects, governance; community engagement and sustainable urban planning. This article focused on urban planning and developed three areas of relevance: renewable energy matrix, urban morphology, structure and form, and urban mobility. Defining the urban planning dimension and its three areas, this theory was applied to the reality of the city of Diego de Almagro, Chañaral province, Atacama region, Chile. The high solar radiation of this city, added to its strategic location gives Diego de Almagro enough qualities to become the first solar city in Chile.
Keywords: solar cities, energy, sustainable urban planning
Entrevista a Sergio Baeriswyl: "No existe un objetivo más evidente en la existencia y desarrollo de las ciudades, que la desesperada búsqueda de sus habitantes por una existencia más digna, feliz y llevadera, y esto no es un tema exclusivamente económico"
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Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Pia Acevedo; Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC). Becaria Conicyt. Magíster en Gestión Cultural (U.Chile). Licenciada en Historia (UDP)]
Sergio Baeriswyl; Arquitecto P. Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Doctor en Urbanismo Karlsruhe Institute of Technology (KIT), Alemania. Académico, Investigador y Director del Depto. de Planificación y Diseño Urbano de la Universidad del Bío Bío. Premio Nacional de Urbanismo 2014. Sus áreas de investigación son: Crecimiento urbano, consumo de suelo urbano, indicadores de calidad de vida urbana, instrumentos de planificación y gestión urbana
«en la mayoría de las ciudades chilenas el mercado funciona en forma imperfecta, y existe una limitada inversión privada, por tanto sus planes reguladores no son un instrumento de desarrollo eficaz. En estas ciudades el desarrollo depende principalmente de la inversión pública y es allí donde actualmente no se realiza una planificación con enfoque de ciudad”
Fuente: https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/20140406/1924034.jpg
1) ¿Qué significa para usted la frase “ciudades del futuro”? ¿Qué elementos emergen en su mente cuando proyecta visualmente un espacio de esas características? Y en este sentido, ¿se puede convertir una ciudad y territorio del presente en una ciudad del futuro?
Son preguntas difíciles para el urbanismo de hoy, porque el mundo está cambiando muy rápido y en forma sorpresiva. Por esto, es difícil anticipar las nuevas formas de habitar, de comunicamos y organizarnos como sociedad en el futuro. Ahora bien, lo primero que viene a mi mente con la frase “ciudades del futuro”, es la certeza que las ciudades serán mejores que en la actualidad, y que seguirán siendo los principales protagonistas de nuestra evolución. Lo segundo que emerge en mi mente, es un posible cambio en el paradigma de la ciudad nuclear y concéntrica, hacia un modelo de ciudades más dispersa, difusa, diversa y muy fusionada con el territorio y el paisaje. Serían ciudades mucho más complejas, en red con el territorio global. Creo que el fenómeno de metropolización que experimentan nuestras ciudades en la actualidad, es una señal clara y anticipada de este proceso. Podríamos encaminarnos hacia una nueva forma de “ciudades – territorio”, de enormes y extensos espacios funcionales. El principal motor de este cambio se sustentaría en la revolución tecnológica y las comunicaciones que cambian la relación de espacio y tiempo.
2) ¿Cree posible desarrollar un modelo de ciudad en el futuro que sea capaz de resolver aspectos de eficiencia, sustentabilidad, resiliencia e integración? ¿De ser así, cuál cree que debieran ser los lineamientos de este tipo de ciudad?, Si cree que no, de qué manera entonces ve, el crecimiento urbano como una oportunidad para el desarrollo económico de las ciudades y de una mayor integración social?
Tengo una mirada optimista y creo que las ciudades pueden atenuar los problemas de integración, en la medida que se empareje el acceso de los habitantes a los bienes y servicios urbanos, al transporte público y el empleo. Esto no significa que la segregación social o cultural desaparezca, pero creo que una reorganización gradual de las ciudades puede atenuar las grandes diferencias. El concepto de sustentabilidad por su lado, está haciendo mucho bien a las ciudades, y bajo este concepto me atrevería a decir que se han liderado los principales cambios cualitativos de las ciudades en los últimos 20 años. Sin embargo veo como una amenaza los problemas de resilliencia urbana ante los fenómenos de la naturaleza y ante el cambio climático. No veo que el problema de la vulnerabilidad de las ciudades esté siendo abordado con convicción y determinación en las políticas públicas y en la planificación urbana en general.
3) ¿Qué rol cree usted que deben tener las personas en ciudades de estas características? De esta manera, ¿cómo cree usted que deberían participar las instituciones, tanto públicas como privadas, para diseñar un modelo de ciudad del futuro?
Cualquier modelo de ciudad debe tener como soporte la visión de sus ciudadanos y actores urbanos en general. Un desafío de nuestros tiempos es la enorme cantidad de actores empoderados en la ciudad. Todas las personas perciben que su entorno les pertenece cuando hay que tomar decisiones, y cualquier cambio en la ciudad despierta insospechados intereses sociales, económicos y políticos. Por lo mismo, es necesario crear nuevos instrumentos más dialogantes con la comunidad. Soy muy crítico de la forma en la cual actualmente participa la comunidad en las decisiones urbanas, ya que habitualmente dan ventajas a las minorías interesadas y no a la comunidad como conjunto. Es un enorme desafío para el futuro de las ciudades, diseñar nuevas formas de participación, ya que los actuales modelos no está funcionando y provocan más desconfianza.
4) Considerando las diferencias geográficas y culturales de nuestro país, desde el urbanismo ¿qué estrategias se deberían aplicar para que las ciudades del norte, centro y sur de Chile logren desarrollarse en línea con los desafíos que trae aparejado el futuro? ¿cuáles deberían ser las prioridades de las capitales regionales para transformarse en ciudades del futuro?
Aunque suene algo trivial, creo que el desafío de las ciudades está en la calidad de vida que pueden ofrecer a sus habitantes, incluso por sobre los temas de bienestar económico. Las ciudades deben centrar su estrategia en diversificar y mejorar estas condiciones, lo cual entrega enormes oportunidades competitivas a las ciudades regionales, pequeñas o intermedias. No existe un objetivo más evidente en la existencia y desarrollo de las ciudades, que la desesperada búsqueda de sus habitantes por una existencia más digna, feliz y llevadera, y esto no es un tema exclusivamente económico. Es muy previsible que en el futuro las personas opten por ciudades donde la vida sea más segura o más llevadera para la familia, o bien, más sana con buenas condiciones del aire, clima, un paisaje más bello, etc. Ya hay evidencia de esto en el comportamiento de la población joven, luego que ésta alcanza una cierta seguridad económica. Por otro lado, cuando vemos en otros países, territorios maduros y equilibrados en el acceso de los servicios, constatamos que el problema de concentración de la población pasa a un segundo plano.
5) Reconocido es su trabajo y experiencia en la capital de la región del Bío Bío y el año 2014 realizó una conferencia denominada “El desafío de convertir Concepción en una ciudad de futuro”, ¿qué significa que Concepción sea una ciudad del futuro?, ¿cuáles son los principales ejes en los que se debe actuar para que la capital penquista se perfile como una ciudad de esas características?
Sigo siendo un convencido del gran potencial que tienen todas las ciudades regionales, especialmente las intermedias, desde la mirada de la calidad de vida. Cada ciudad es un pequeño universo distinto de otra, que ofrece condiciones de calidad de vida propia y exclusiva. Si las ciudades logran identificar esos potenciales y los desarrollan sostenidamente en el tiempo, tienen una gran oportunidad frente al futuro. Concepción es una de ellas, y aun cuando es un área metropolitana compleja, que supera el millón de habitantes, puede hacer que sus atributos de escala, paisaje, diversidad funcional y cultura se transformen inteligentemente en un polo cada vez más atractivo, con un alto estándar de calidad de vida.
6) Finalmente, como reconocido urbanista y premio nacional de urbanismo en el 2014 ¿Qué fortalezas y debilidades posee el país, en materia urbana, de cara a los próximos cincuenta años? ¿en qué ámbitos se debería actuar de manera urgente y cuáles deberían mantenerse para que los chilenos puedan habitar ciudades preparadas para el futuro?
La principal debilidad de las ciudades en Chile es la ausencia -casi vergonzosa- de planificación urbana. En Chile se ha instalado por muchos años la convicción que la planificación urbana es hacer planos reguladores. Estos instrumentos, como dice su nombre, son “reguladores”, y no impulsan ni promueven transformaciones sustanciales de las ciudades, entre otras cosas, porque no cuentan con recursos. En ciudades donde la actividad de mercado se desempeña bien, con una gran dinámica económica, las ciudades pueden delegar esta función a los instrumentos de regulación como los planos reguladores. Pero, en la mayoría de las ciudades chilenas el mercado funciona en forma imperfecta, y existe una limitada inversión privada, por tanto sus planes reguladores no son un instrumento de desarrollo eficaz. En estas ciudades el desarrollo depende principalmente de la inversión pública y es allí donde actualmente no se realiza una planificación con enfoque de ciudad. Planificar significa, primero consolidar una idea de ciudad con todos los actores urbanos, luego organizar los recursos disponibles, municipales, regionales, ministeriales y asegurar que tributen en este objetivo y finalmente construir una agenda que asegure alcanzar este objetivo a mediano o largo plazo, lo que puede significar en algunos caso 10 o 15 años. Eso no ocurre en Chile y por ello, es una necesidad urgente volver a restaurar la planificación como una herramienta para proyectar el futuro de las ciudades.
"TOLERADOS, PERO NO INCLUIDOS: Las consecuencias de la falta de respuesta desde el Estado para los asentamientos informales. El caso de Valparaíso, Chile"
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Revista Planeo Nº32; Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por, Felipe Valenzuela; Sociólogo (U. de Chile), Magíster en Desarrollo Urbano (PUC), y MSc Development Administration and Planning (UCL). Doctorando en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC)]
Recibido el 16 de junio de 2017, publicado el 07 de septiembre de 2017
Resumen
En el contexto de los importantes niveles de informalidad que caracterizan los procesos de urbanización de los países en desarrollo, el presente artículo analiza las distintas maneras en que el Estado enfrenta esta situación, ya sea mediante la represión, la aplicación de políticas de regularización o la implementación de prácticas de co-producción. Utilizando el caso de Valparaíso (Chile) como ejemplo, se exploran las consecuencias de una actitud pasiva por parte del Estado respecto a los asentamientos informales. La desatención hacia los procesos de crecimiento informal de la ciudad tendió a incrementar los niveles de vulnerabilidad de estos asentamientos frente a desastres naturales, lo que quedó de manifiesto luego de las graves consecuencias del incendio que afectó a los cerros de Valparaíso en 2014.
Palabras clave: Informalidad, vulnerabilidad, políticas de regularización, Valparaíso
Abstract
Taking into account the high level of informality that characterizes recent urbanization in developing countries, this paper aims to analyse the diverse ways in which the state addresses informality, whether by repressing, by implementing regularization policies, or engaging in co-production processes. Using Valparaiso (Chile) as a case study, the consequences of state’s passive attitude towards informal settlements are explored. Disregarding informal urbanization in Valparaiso contributed to increase vulnerability to natural disasters in these settlements, as it was demonstrated by the detrimental consequences of the great fire that affected Valparaiso in 2014.
Keywords: Urban wetlands, citizen action, local government
"APROPIACIÓN, ACCESIBILIDAD Y PAISAJE URBANO EN EL ESPACIO PÚBLICO DEL CENTRO HISTÓRICO DE SAN LUIS POTOSÍ, MÉXICO"
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Revista Planeo Nº31; Desarrollo Local; Marzo 2017
[Por, Adrián Moreno Mata; Facultad del Hábitat, Universidad Autónoma de San Luis Potosí
Cristina Beltrán Moncada; Facultad del Hábitat, Universidad Autónoma de San Luis Potosí]
Recibido el 03 de marzo de 2016, publicado el 07 de septiembre de 2017
Resumen
El documento analiza el fenómeno de apropiación del espacio público por parte del comercio ambulante en el Centro Histórico de la ciudad de San Luis Potosí, México y su relación con tres problemas integrales: la pérdida de accesibilidad, el deterioro del paisaje urbano y los daños que implica al patrimonio histórico cultural. La perspectiva que se adopta considera tres categorías analíticas que, a su vez, se traducen de manera operativa en el enfoque metodológico: i) accesibilidad, ii) percepción del usuario y iii) cualidades espaciales del lugar. Los resultados preliminares surgieron de una encuesta de actores clave locales, utilizando un software para análisis de datos cualitativos de calidad (Atlas.ti). En el primer apartado se describen algunos conceptos básicos para abordar el problema. Luego se presentan algunos antecedentes históricos del comercio ambulante en la ciudad, y se describe su dinámica actual, su distribución espacial en el centro histórico y la principal área de influencia que ocupa. En la sección posterior se presenta la postura de los actores clave –ciudadanos, comerciantes callejeros y autoridades- sobre el problema y las opiniones de los actores principales involucrados en el problema de investigación. La sección final incluye dos aspectos: la interpretación de los autores de las complejas relaciones entre el fenómeno de apropiación del espacio urbano, la accesibilidad al espacio público y la estética del centro urbano, describe brevemente las implicaciones actuales y futuras de este problema en el estudio de caso y algunas reflexiones sobre las medidas que podrían aplicarse en la política urbana para abordarla o mitigarla.
Palabras clave: apropiación del espacio publico; accesibilidad al centro histórico; estética urbana
Abstract
The document analyses the phenomenon of appropriation of the public space by the itinerant commerce in the Historical Center of the city of San Luis Potosí, Mexico, and its relation with three integrated problems: loss of accessibility, detriment of urban landscape and historical – cultural heritage damage. The perspective adopted considers three basic concepts that, in turn, became in operational categories into the methodological approach: i) accessibility, ii) user perception and iii) spatial qualities of the place. Preliminary results of a survey of local key players were also used, by a Quality Data Analysis (Atlas. ti software). The first section describes some basic concepts to address the problem. Then some historical antecedents of the itinerant commerce in the city are presented, and its current dynamics are described -that includes the spatial distribution of itinerant commerce in the historical center and the main area of influence that occupies-. Later section presents the position of key players –citizens, street merchants and authorities-, on the problem and the opinions of the main actors involved in the research problem. The final section includes two aspects: the authors’ interpretation of the complex relationships between the phenomenon of appropriation of urban space, accessibility to the public space and the aesthetics of the inner city. It briefly discusses the current and future implications of this problem in the case study and some reflections on measures that could be implemented in urban policy to address or mitigate it.
Keywords: Appropriation of public space; Accessibility to the Historical Center; Urban aesthetics
"TIJUANA: ECOS URBANO-MUSICALES EN ALGUNOS FILMS Y CANCIONES"
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Revista Planeo Nº30; Música y Ciudad, Diciembre 2016
[Por, Guillermo Meneses; Profesor-investigador, El Colegio de la Frontera Norte, México]
Recibido el 26 de noviembre de 2016, publicado el 07 de septiembre de 2017
Resumen
Tijuana, la ciudad fronteriza par excellence de la frontera norte de México, mantiene nexos con la música desde sus inicios hace un siglo. Este artículo describe distintos momentos históricos y muestra distintos ejemplos literarios, cinematográficos y musicales del importante papel jugado por ese artefacto cultural que es la música, en la construcción de la identidad de esta ciudad.
Palabras clave: Tijuana, frontera, México, cultura, música
Abstract
Tijuana, the border city par excellence of Mexico’s northern border, has had ties to music since its beginnings a century ago. This article describes different historical moments and shows different literary, cinematographic and musical examples of the important role played by that cultural artifact that is music, for the construction of the identity of this city.
Keywords: Tijuana, border, Mexico, culture, music
"LA ORDENANZA DE PROTECCIÓN DE HUMEDALES DE VALDIVIA: Una construcción ciudadana en respuesta a la desprotección de los humedales urbanos"
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Revista Planeo Nº31; Desarrollo Local; Marzo 2017
[Por, Monserrat Lara Sutulov; Bióloga y Master of Environment, University of Melbourne Australia. Investigadora del Centro Transdisciplinario de Estudios Ambientales y Desarrollo Humano Sostenible, Universidad Austral de Chile, Valdivia]
Recibido el 02 de marzo de 2017, publicado el 07 de septiembre de 2017
Resumen
En Chile existe una creciente valoración social de los humedales que no es respaldada por una legislación adecuada para su protección y conservación. Ante ello, el Ministerio de Medio Ambiente ha impulsado desde el 2012 la generación de ordenanzas municipales para la protección de los humedales. Sin embargo, la efectividad del instrumento en la protección de humedales ha sido cuestionada por diversos actores. En Valdivia –la ciudad humedal– los humedales están fuertemente amenazados por la expansión urbana, frente a lo cual han surgido una serie de movimientos ciudadanos para su protección. Se presenta el caso del proceso de construcción ciudadana de la Ordenanza de Protección de Humedales de Valdivia y cómo el involucramiento ciudadano generó una ordenanza que difiere mucho del documento tipo, ajustándose al contexto y desafíos locales. Finalmente se analiza el rol que podría cumplir esta ordenanza como parte de una nueva forma de gestionar los humedales de Valdivia. Este caso demuestra que es posible abrir espacios de debate al interior de los municipios para construir un instrumento local de protección de humedales (o de otros ecosistemas) a partir del interés y la presión ciudadana. Se concluye además, que es solo en un contexto de desprotección jurídica e invisibilización de los humedales donde una ordenanza –instrumento legal relativamente débil– puede tener un rol en mejorar la gestión local y protección de humedales urbanos.
Palabras clave: humedales urbanos, acción ciudadana, gobierno local
Abstract
In Chile there is a growing social valuation of wetlands that is not supported by adequate legislation for their protection and conservation. In response to the absence of adequate laws, the Ministry of the Environment (MMA) has been promoting since 2012 the generation of municipal ordinances for the protection of wetlands. However, the effectiveness of this instrument for the protection of wetlands has been questioned by various stakeholders. In Valdivia –the wetland city– wetlands are strongly threatened by land reclamation for urban sprawl. In response a number of citizen movements have emerged for their protection. Here the case of the citizen led construction of a wetland protection ordinance for Valdivia is presented. I describe how citizen involvement generated an ordinance that differs considerably from the template document promoted by the MMA, adjusting to the local context and challenges. I also analyse the weaknesses of this ordinance and the barriers for its implementation. Finally, I assess the future role this ordinance could have in promoting a new type of relationship with Valdivia’s wetlands. This case demonstrates that citizen interest and pressure can open space for debate within Municipalities to build local legal instruments for wetland (or other ecosystem) protection. It is only in a context of wetland legal misprotection and invisibilization that a local ordinance –a relatively weak legal instrument– appears to play a role in improving local management and protection of urban wetlands.
Keywords: Urban wetlands, citizen action, local government
"ACTORES, INNOVACIÓN Y DESARROLLO: una mirada sobre los procesos de innovación socio-tecnológica en La Plata y Bahía Blanca (Argentina)"
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Revista Planeo Nº31; Desarrollo Local; Marzo 2017
[Por, Susana Finquelievich; Programa de Investigaciones sobre la Sociedad de la Información. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, U. de Buenos Aires. Investigadora principal de CONICET
Patricio Feldman; Programa de Investigaciones sobre la Sociedad de la Información. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, U. de Buenos Aires. Becario Doctoral
Ulises Giralomo; Programa de Investigaciones sobre la Sociedad de la Información. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, U. de Buenos Aires. Becario Doctoral]
Recibido el 02 de marzo de 2017, publicado el 09 de septiembre de 2017
Resumen
El artículo caracteriza las relaciones entre los procesos de innovación socio-tecnológica y las políticas de desarrollo local-territorial en dos ciudades de la provincia de Buenos Aires, Argentina: La Plata y Bahía Blanca. Se describe al ecosistema conformado por los principales actores de la innovación en ambas ciudades, así como las redes. (in)existentes, durante el período 2003-2016, momento en el que comenzaron a surgir iniciativas estatales orientadas a impulsar los procesos estudiados. Los autores analizan la complejidad de los procesos que forjan las innovaciones socio-tecnológicas sustentadas en acciones, iniciativas y estrategias multiactorales, incluyendo en el universo analizado a universidades y centros de investigación, gobiernos locales, empresas de base tecnológica e instituciones multisectoriales.
Entre otros factores, se identifican las características de los territorios analizados que posibilitan su entidad como espacios permeables para el desarrollo de procesos innovadores; las innovaciones socio-tecnológicas que se producen en el territorio; la existencia de vínculos entre los procesos analizados con las políticas de desarrollo de los territorios y la resolución de problemáticas locales; y los principales enfoques y objetivos de los principales actores involucrados.
Palabras clave: Innovación socio-tecnológica, desarrollo local, políticas públicas
Abstract
This paper characterizes the links between socio-technological innovation processes and local development policies in two cities in the Buenos Aires Province, Argentina: La Plata and Bahia Blanca. It describes the innovation ecosystem integrated by technological innovation stakeholders, as well as the (non)existing networks, during the period 2003-2016. The authors study the complex processes that forge socio-technological innovations, as well as the actions, initiatives and strategies of different stakeholders: universities and research centers, local governments, technology-based companies and multi-stakeholder institutions. Among other factors, the research identifies the characteristics of the studied social and spatial territories that make them permeable to develop innovative processes. The research also focuses on the socio-technological innovations are developed in the territory; the links between the analyzed processes and the national, regional and local development policies and the resolution of local problems; and the main approaches and objectives of the stakeholders involved.
Keywords: socio-technological innovation, local development, public policy
"PESCA ARTESANAL O EN PEQUEÑA ESCALA, RESILIENCIA Y DESARROLLO LOCAL: El caso de la Caleta Pan de Azúcar, comuna de Chañaral, Región de Atacama"
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Revista Planeo Nº31; Desarrollo Local; Marzo 2017
[Por, Simone Bezamat; Geógrafa especialista en temáticas medioambientales, Consultora en Medio Ambiente y Gestora de proyectos]
Recibido el 27 de marzo de 2017, publicado el 07 de septiembre de 2017
Resumen
Las comunidades de pescadores artesanales o a pequeña escala, tienen una larga historia de convivencia con su entorno natural en el borde costero y de adaptación tanto a las condiciones naturales como a las regulaciones. En los últimos 20 años el sector pesquero nacional se ha visto afectado por una serie de conflictos relacionados tanto con la sobreexplotación como con las regulaciones al sector, siendo necesario generar estrategias que permitan apoyar el desarrollo de las caletas de pescadores artesanales más allá de la explotación de recursos del mar, resguardando la identidad de las comunidades que desempeñan esta actividad. Este trabajo tiene por objetivo reflexionar acerca del valor de la pesca artesanal y las caletas de pescadores artesanales para el desarrollo local y la permanencia de estas comunidades en el tiempo, tomando como caso de estudio la caleta Pan de Azúcar, en la comuna de Chañaral, Región de Atacama. Se exponen los elementos relevantes para el desarrollo de la actividad pesquero artesanal, así como las amenazas que las propias comunidades de pescadores perciben para su cultura y actividad. A partir de lo anterior, se visualiza en qué ámbitos es posible fortalecer la resiliencia de éstas comunidades con temáticas del ámbito regulatorio y la gestión de riesgos, además de evidenciarse la necesidad de la constitución de un ecopatrimonio por parte de las comunidades que se dedican a la pesca en pequeña escala.
Palabras clave: Pesca artesanal, resiliencia, desarrollo local, ecopatrimonio
Abstract
Small-scale fisheries communities have a long history of coexistence with their natural environment in coastal areas, and have adapted to environmental changes and regulations. It can be confirmed that the national fisheries sector, over the past 20 years, has experienced conflicts related with overexploitation and regulations to the activity and it is necessary to create strategies beyond the exploitation of cove resources, protecting small-scale fisheries communities´ identity. The aim of this research is to reflect on the value of the small-scale fisheries toward the local development and continued presence of these communities over time, using the case study of the Pan de Azucar cove, located in the municipality of Chanaral, in the Atacama region. This research outlines the elements that are relevant for the development of the small-scale fisheries, as well as the threats to their culture and activity as perceived by the fisher communities. Based on this, the research reviews in which areas it is possible to strengthen the resilience of these communities, mainly as it related to the political and environmental dimensions as well as regulatory and risk management. In addition, it provides evidence of the need for the communities dedicated to small-scale fisheries to build an “eco-heritage”.
Keywords: Small-scale fisheries, resilience, local development, eco-heritage
"¿“LA PLATA CIUDAD ROCK”? Tensiones y disputas por la territorialización de un sonido"
Ver"¿“LA PLATA CIUDAD ROCK”? Tensiones y disputas por la territorialización de un sonido"
Revista Planeo Nº30; Música y Ciudad, Diciembre 2016
[Por, Elena Berge; LECyS. Laboratorio de Estudios en Cultura y Sociedad. Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata
Josefina Cingolani; CONICET. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, LECyS. Laboratorio de Estudios en Cultura y Sociedad. Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata]
Recibido el 01 de febrero de 2017, publicado el 07 de septiembre de 2017
Resumen
Este artículo busca abordar la relación música – ciudad a partir del análisis de una serie de eventos organizados por la Municipalidad de la ciudad de La Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina) y de resultados de dos investigaciones realizadas con músicos y seguidores de la escena del rock local. Siguiendo a diversos autores que tematizan esta relación y preguntándonos si existe una ciudad de la música (y una música de la ciudad) analizamos la construcción de una imagen de la ciudad de La Plata como ciudad de rock. Concluimos entonces para nuestro caso que esta noción se apoya en un imaginario existente que vincula a la ciudad con un género específico, cimentado en una historia común, una construcción periodística particular y una constante interpelación estatal que dialogan no sin conflicto con las prácticas locales de los sujetos que participan de la escena del rock en la ciudad. De este modo, mientras algunos construyen y experimentan trayectos en los que la pregunta por la especificidad del rock platense no es una preocupación central, otros realizan un esfuerzo por territorializar un sonido en pos de sustentar un imaginario de inmanencia entre cartografía y ethos local compartido.
Palabras clave: música, rock, ciudades expresivas
Abstract
This article seeks to approach the music – city relationship based on the analysis of a series of events organized by La Plata town council (Province of Buenos Aires, Argentina) and results of two investigations carried out with musicians and followers of the local rock scene. Following various authors who thematize this relationship and asking if there is a city of the music (and a music from the city) we analyze the construction of an image of La Plata as a rock city. We conclude for our case that this notion rests on an existing imaginary that links the city with a specific genre, grounded in a common history, a particular journalistic construction and a constant state interpellation that dialogues not without conflict with the practices of the subjects who participate in the local rock scene. Thus, while some construct and experience paths in which the question of the specificity of “rock platense” is not a central concern, others make an effort to territorialize a sound in order to sustain an imaginary of immanence between cartography and shared local ethos.
Keywords: music, rock, expressive cities
"GOBERNANZA Y POLÍTICAS URBANAS EN ARGENTINA Y ESPAÑA en el marco de procesos de impugnación al neoliberalismo (2002-2015)"
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Revista Planeo Nº31; Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por, Tomás Guevara; Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad de la
Universidad Nacional de Río Negro, Investigador Asistente, San Carlos de Bariloche, Argentina]
Recibido el 18 de enero de 2017, publicado el 07 de septiembre de 2017
Resumen
Se plantea un análisis comparado en base a parte de la literatura disponible entre los esquemas de gobernanza y las políticas urbanas implementadas en Argentina y España entre 2002 y 2015, períodos en que ambos países atravesaron un proceso de impugnación al paradigma neoliberal de políticas públicas, al menos en su versión más ortodoxa. En este contexto, se plantea que dicha impugnación adquiere un carácter eminentemente macroeconómico en Argentina, “por arriba”, mientras que en España se vincula a la experiencia de gobierno municipal de nuevas fuerzas políticas, “por abajo”, lo que permite a algunos autores hablar de un “nuevo municipalismo”.
Palabras clave: políticas urbanas, gobernanza, neoliberalismo
Abstract
We present a comparative analysis on the basis of the available literature between governance schemes and urban policies implemented in Argentina and Spain between 2002 and 2015, periods when both countries went through a process of challenge to the neoliberal paradigm of public policies, at least in its most orthodox version. In this context, it is proposed that this challenge becomes eminently macroeconomic in Argentina, “from above”, while in Spain it is linked to the experience of municipal government of new political forces, “from below”, allowing some authors talk about a “new municipalism”.
Keywords: urban policies, governance, neoliberalism
"La frágil memoria de la ciudad jardín en la ciudad del futuro"
Ver"La frágil memoria de la ciudad jardín en la ciudad del futuro"
Revista Planeo Nº 32 Ciudades inclusivas, Junio 2017
[Por María Paz Urrutia Silva; Arquitecto PUCV & Università degli Studi Roma Tre, Italia Especialista en Conservación y Restauración Arquitectónica, U.Chile
Adriana Marín Toro; Socióloga, Universidad de Valparaíso, Magíster en Desarrollo Urbano, UC]
Resumen
Aún no hemos resuelto qué hacer con el pasado de nuestras ciudades en el presente y menos aún en el futuro. Las banderas que se han levantado defendiendo el patrimonio han permitido poner en pausa, aunque sea por un tiempo, a que se arrase con edificaciones, memoria e historia de ciertos lugares de la ciudad. Sin embargo no es suficiente, pues se mantiene sin responder la pregunta acerca de cómo revitalizar, en particular aquellos espacios que se encuentran en sectores con un alto atractivo inmobiliario. La historia de estos lugares nos permiten comprender su presente y además proyectar sus posibilidades futuras. Aquí presentamos un paseo por la historia menos reconocida de Viña del Mar, sobre su origen, particularidades urbanas y arquitectónicas, que se encuentran entre la revitalización y la ruina.
Palabras clave: patrimonio, ciudad jardín, Viña del Mar, ruina
"Mensajería en bicicleta: una apuesta alternativa para la movilidad y la inserción laboral en las ciudades"
Ver"Mensajería en bicicleta: una apuesta alternativa para la movilidad y la inserción laboral en las ciudades"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Angélica Moreno Calderón; Estudiante de la maestría de estudios urbanos en FLACSO- Ecuador; especialista en economía urbana y regional, y administradora pública. Cargo: Asistente de investigación del departamento de asuntos públicos FLACSO, Quito- Ecuador]
RESUMEN
La situación actual de las urbes en Latinoamérica ha impulsado el desarrollo de economías informales como son la bici mensajería, la cual se muestra como una alternativa optima ante el déficit de empleo y la crisis de movilidad al interior de las ciudades. En Bogotá, caracterizada por su gran extensión de kms en ciclorutas el desarrollo de esta labor se ve dificultada por las condiciones de infraestructura e inseguridad que han llevado a que el tránsito de los ciclistas urbanos se convierta en uno de los principales causantes los múltiples accidentes viales que tienen lugar en la cotidianidad. La bici-mensajería emerge como un modo de sustento económico y muestra una alternativa innovadora para los problemas de movilidad, sin embargo, su expansión requiere a que la administración en la ciudad empiece a tomar medidas para el ejercicio adecuado de esta actividad que pueden incentivar al uso cotidiano de la bicicleta o economías alternativas que no implican la ocupación del uso del espacio en las ciudades.
Palabras clave: Ciclismo urbano, economía solidaria, bici-mensajería
Im. 1. Modos de transporte en Bogotá
Fuente: Diana Miranda, secretaria de movilidad Bogotá (2017)
Ante un panorama poco prometedor como el planteado por Mike Davis (2004), en su libro, el planeta de las ciudades miseria donde el crecimiento poblacional, el desempleo, la producción de basura en exceso y la contaminación, cabe interrogarse ¿Como las ciudades pueden transformar o mitigar esas realidades para asegurar una perdurabilidad en el futuro?
En la contemporaneidad “el proceso de motorización ha dejado sentir sus efectos en nuestras ciudades, la accidentalidad vial es una constante, la contaminación ha desencadenado enfermedades respiratorias y la pérdida de tiempo de nuestros ciudadanos en movilizarse se incrementa cada vez más” (2011), así mismo la situación actual de las urbes Latinoamericanas pone en evidencia la problemática de la precariedad laboral. De manera que el nacimiento de las economías informales y/o alternativas son un fenómeno emergente también, que no da espera ante el acelerado crecimiento en las ciudades. Según la organización internacional del trabajo –OIT- (2014) el porcentaje de población urbana en América Latina que vive bajo este esquema de economía corresponde al 47,7%. Es así que, este tipo de economías adquieren gran importancia en la medida tienen el papel de dar sustento a un grupo poblacional importante, es decir, alrededor de 130 millones de personas, además de constituir, una “respuesta a los mecanismos de la globalización de la economía mundial” (Jaramillo, 2002, pág. 82)
En este marco problemático, es importante resaltar como la congestión vehicular que caracteriza a Bogotá ha llevado a la conformación de diferentes movimientos en torno al uso de transportes alternativos como son la bicicleta. En la obra de Marc Augé se pueden situar una serie de experiencias humanas atribuidas a la relación con las bicicletas, “Un desocupado de los arrabales de Roma que consigue un empleo consistente en pegar cartelones y que implica el uso de una bicicleta” (2008, pág. 24). De esta manera, la relación estrecha de esta máquina con la dinámica laboral se constituye de manera histórica y se mantiene a lo largo del tiempo.
Estas iniciativas locales en torno al ciclismo urbano, incentivan el uso de la bicicleta como instrumento de construcción de ciudades viables, amigables, que puedan perdurar en el tiempo. Adicional a ello, proponen usos distintos de la bicicleta que trascienden la movilidad y el deporte. Es así que, la mensajería en bicicleta, se ha constituido en los últimos años como una forma ecológica, económica y rápida de movilizar documentos y varios tipos de mercancías al interior de las ciudades. La bicicleta es un medio de transporte con comparativas ventajas frente a otros medios, como son la no emisión de gases contaminantes y el no consumo de combustibles, lo cual la convierten en un medio de transporte optimo, y en el caso de la bici mensajería en un instrumento de trabajo poderoso, que entre otros beneficia también la salud de las personas.
Im 2. Bici mensajería en autopistas de Bogotá
Fuente: Diana Miranda, secretaria de movilidad Bogotá (2017)
La trayectoria de esta forma de emprendimiento tiene orígenes similares a los de la creación de la bicicleta, su popularización se dio a partir del de la segunda mitad del siglo XIX, con compañías de gran envergadura, tales como la bolsa de Paris o Western Union que hacían uso de este servicio. En los países latinoamericanos, su nacimiento nos remonta a la ciudad de México, donde es a partir del año 2009 que se crean diferentes micro-empresas bajo el enfoque del transporte de mercancías que no continúe dificultando la movilidad en las ciudades. En Bogotá, este tipo de emprendimientos se convierten en la manifestación de organizaciones locales “micro-empresariales que desean demostrar la viabilidad de proyectos alternativos y sustentables” (Jaramillo, 2002, pág. 82). Hasta el momento, esta actividad no ha sido regularizada en la ciudad pese a su práctica común y continua expansión. Lo cual ha tenido efectos positivos como extensiones negativas a nivel urbano.
El desarrollo de esta labor puede dar un ingreso inferior o igual a 250 USD para quienes la desenvuelven, el cobro por los envíos y entregas se mide de acuerdo a la cantidad de kilómetros que se recorran para entregar las encomiendas, los cuales se miden a través de aplicaciones telefónicas como Bikos, google maps o Strava[1]. Esta práctica se ha popularizado ya que apunta a una movilidad sostenible y alternativa, lo cual ha dado como resultado el auge de diferentes micro-empresas que se dedican al desarrollo de esta labor, apoyadas por compañías más grandes que le apuestan a estas formas de autogestión e innovación empresarial. En Bogotá, se pueden encontrar diferentes grupos dedicados a la mensajería en bicicleta, entre los cuales cabe destacar “Flash Messenger” ya que es una asociación conformada por deportistas de alto rendimiento; y “Queens bici-mensajeras” grupo conformado por mujeres que defienden el empoderamiento de la mujer en la ciudad a través del uso de la bicicleta.
Im. 3. Bici-mensajeras Bogotá
Fuente: Sandra Rodríguez, Queens bici-mensajeras (2017)
La bici mensajería como dinámica informal, plantea un escenario interesante en la medida que no usa un espacio fijo para su desarrollo, como afirman Peterson (2002) y Montezuma (2003) la movilidad constituye el movimiento, es decir el cambio de ubicación, lo cual incide de manera positiva para el uso de los espacios en la ciudad, ya que otro de los grandes conflictos de la informalidad en las áreas urbanas refiere a la ocupación de espacios públicos, que dificulta e impide la correcta circulación de peatones y vehículos. Desde esta perspectiva, la bici mensajería se inscribe en la construcción de ciudades con enfoques económicos y de movilidad sustentable, temas que fueron ampliamente problematizados en el 2016, durante el foro de Habitat III celebrado en la ciudad de Quito.
Desde una mirada global, esta situación se contrapone a la realidad de movilidad y transporte urbano de Bogotá, la cual es la ciudad con más kilómetros de rutas para la circulación de bicicletas de América Latina, 440 kms de recorrido entre cicloruta, y bicicarriles[2], los cuales se encuentran en su mayoría en condiciones irregulares y su uso pone en riesgo de accidentalidad a los biciusuarios. Esto ha bifurcado en el uso de las vías para vehículos por parte de los ciclistas, incrementando a su vez los accidentes de tránsito donde las víctimas fatales son precisamente los ciclistas “En 2016 aumentaron las muertes de ciclistas en Bogotá. Hasta julio, 36 biciusuarios perdieron la vida por accidentes de tránsito, lo que representa un incremento del 16% respecto al mismo periodo del año anterior.” (Redacción Bogota, 2016, pág. 1)
Im. 4. Bicicarril carrera séptima, Bogotá
Fuente: Carlos Chitivo, Universidad Nacional de Colombia (2017)
Bajo este panorama, la administración de la ciudad ha emprendido diferentes campañas para que los biciusuarios hagan uso de la infraestructura para bicicletas, entre las cuales se pueden situar sanciones a quienes no hagan uso de las mismas o entrega de material para la mecánica básica o de la visibilidad de las bicicletas. Pese a ello, el problema real del uso de la infraestructura se enfoca en el alto grado de inseguridad que enfrentan las personas que se mueven en bicicleta por esta urbe.
“En 2016, fueron robadas en promedio 5 bicicletas al día en la ciudad. Los actores del robo de bicicletas en la ciudad tienen como objetivo la comercialización de las bicicletas o de sus partes en un mercado negro” (WeSura, 2017, pág. 1)
En un contexto, donde la planeación estratégica “asegura la competitividad económica urbana, el futuro y liderazgo” (Kresl, 1998), iniciativas locales como la aquí presentada, procedentes a partir de necesidades estructurales por parte de la población y con poca distinción desde la esfera política, constituyen un mecanismo de inserción laboral de una cantidad importante de personas. Adicionalmente, el aumento de estos grupos, da lugar a una presión social por consolidar espacios para el transito más adecuados en ciudades donde sigue primando el uso del automóvil privado. En términos generales la expansión de este tipo de prácticas contribuye a mejorar la movilidad, la equidad y el acceso a oportunidades socioeconómicas, “la bicicleta como opción de transporte (y empleo) contribuye al desarrollo y a la competitividad de las ciudades”, lo que garantiza por un lado la prolongación de la existencia de las ciudades en el tiempo, y el mejoramiento de la calidad de vida para quienes la habitan y moraran en el futuro.
En este marco de ideas, las administraciones de las ciudades tiene el reto de crear un diseño urbano favorable para el desarrollo de estas actividades que prometen un escenario de apalancamiento de ideas innovadoras y locales ante las problemáticas de la ciudad, también un engranaje institucional que se comprometa no solo con la seguridad de quienes realizan este tipo de prácticas, sino de quienes hacen uso de actividades y dinámicas alternativas que posibilitan a las ciudades su permanencia en el tiempo y le dan un respiro ante la interminable lista de problemáticas que se presentan en la cotidianidad.
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Notas:
[1] Estas aplicaciones funcionan a través de GPS y dan información de la ruta realizada por la persona que va en la bicicleta. Generalmente su uso es gratuito y asegura un alto grado de confiabilidad en cuanto a las distancias medidas.
[2] Los bicicarriles se diferencian de la cicloruta ya que los primeros se refieren a espacios tomados, claramente señalizados de las vías de tránsito vehicular para el uso exclusivo de bicicletas, mientras que las ciclorutas son espacios tomados del andén o vereda.
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Bibliografía
Banco Interamericano de reconstrucción y fomento . (1 de Abril de 2014). La mitad de los trabajadores de América Latina tienen un empleo informal. Recuperado el 8 de Junio de 2017, de http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2014/04/01/informalidad-laboral-america-latina
Davis, M. (Marzo- Abril de 2004). Planeta de ciudades miseria. Involucion urbana y proletariado informal. New Left Review(26), 5-34.
Jaramillo, T. (2002). Hacia la instrumentación de una ley que rija el principio constitucional de la economía solidaria. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar. Obtenido de http://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/2394/1/T0183-MDE-Jaramillo-Hacia%20la.pdf
Kresl, P. (1998). La respuesta de la economía urbana al tratado de libre comercio de América del Norte: planificar para la competitividad. Economía, sociedad y territorio, 695-722.
Montezuma, R. (2003). Ciudad y transporte: La movilidad urbana. En M. Balbo, La ciudad inclusiva (págs. 175-193). Santiago de Chile: Naciones unidas.
Montezuma, R. (2011). Ciudadanos, calles y ciudades. Bogotá: Universidad del Rosario.
Peterson, R. (2002). Planificacion del uso del suelo y transporte urbano. Bonn: Deutshe Gesellschaft fur technische zusammenarbeit .
Redacción Bogota. (19 de Septiembre de 2016). El espectador. Obtenido de http://www.elespectador.com/noticias/bogota/2016-aumentaron-muertes-de-ciclistas-bogota-articulo-655612: http://www.elespectador.com/noticias/bogota/2016-aumentaron-muertes-de-ciclistas-bogota-articulo-655612
WeSura. (2 de Mayo de 2017). WeSura Beta. Obtenido de Robo de bicicletas en Bogotá 2017: cifras y zonas críticas: http://descubre.wesura.com/blog/robo-de-bicicletas-en-bogota-2017-cifras-y-puntos-criticos
"Innovar para transformar: el caso de Medellín como Smart City y sus desafíos en la planificación urbana futura"
Ver"Innovar para transformar: el caso de Medellín como Smart City y sus desafíos en la planificación urbana futura"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Uri Colodro Gotthelf, M.Sc (c) in Governance of Risks and Resources, Universität Heidelberg. Geógrafo, Licenciado en Geografía. Pontificia Universidad Católica de Chile. Asistente de Investigación, Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS)
Paulina Zúñiga; Estudiante Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente. PontificiaUniversidad Católica de Chile]
RESUMEN
La ciudad de Medellín, Colombia pasó de ser la más peligrosa del mundo a recibir el galardón de la más innovadora. Dicho cambio se produjo en tan sólo 23 años, período en el que se llevaron a cabo proyectos desde la óptica del “urbanismo social”, con un fuerte énfasis en la integración de tecnologías, posicionándola como la primera Smart City del país. Desde esta perspectiva, la presente práctica realiza una breve reflexión y cuestionamiento acerca de la configuración de Medellín como una ciudad innovadora y tecnológica, enfatizando tanto en sus proyectos como también en sus desafíos y factores críticos para alcanzar un desarrollo urbano sustentable a futuro.
Palabras clave: Innovación, Smart City, Medellín
Im1. Parque Explora, Medellín. Fotografia: Gary Amberths | 2014
En la década del noventa la ciudad colombiana de Medellín recibió un curioso galardón como la más peligrosa del mundo. Las redes del narcotráfico, la guerrilla y la violencia asociada a la delincuencia formaban parte del cotidiano de esta urbe con casi 2.5 millones de habitantes, al mismo tiempo que estos atributos comenzaron a formar parte de su imaginario global asociado al miedo (Alcaldía de Medellín, 2006). Este panorama configuró a Medellín como una ciudad estigmatizada, caracterizada por su gran inestabilidad política y corrupción, que encontró su punto de inflexión cuando obtuvo en el año 1991 la más alta tasa de homicidios registradas a nivel nacional (Arteaga, 2013). En contraste con esta situación, en el año 2013, Medellín es reconocida con un nuevo premio que la posicionó como la ciudad más innovadora, sostenible y cultural del mundo, producto de la ejecución y puesta en marcha de diversas iniciativas que han permitido mejorar en forma gradual la planificación urbana y calidad de vida de sus habitantes; estableciéndose como “modelo de sostenibilidad” a nivel de América Latina y el Caribe (Brand, 2001).
De acuerdo a lo anterior, cabe preguntarse, ¿cómo es posible que en el transcurso de tan sólo 23 años, pudiesen cambiar totalmente las dinámicas de una metrópolis de estas características? y bajo este mismo prisma, ¿Cuáles son los desafíos actuales y futuros que enfrenta Medellín en el marco de este nuevo escenario urbano?
Para poder comprender los procesos de cambio social, político y urbano de esta ciudad, es relevante destacar que una de las claves de su transformación ha sido el enfoque de gobernanza que ha impulsado la Alcaldía de Medellín para llevar a cabo una serie de proyectos a partir del año 2004, dentro de las dinámicas que se denominan como “urbanismo social”. Dichas iniciativas involucraron a actores públicos y privados, así como también a la ciudadanía en la toma de decisiones, realizando elevadas inversiones que permitieron mejorar la calidad de vida urbana a través de la democratización del transporte público, el acceso a la cultura, la educación y la recuperación de los espacios públicos por medio de la construcción de imponentes e innovadores megaproyectos urbanos (Ver Imagen 2) (Restrepo, 2016).
Im2. Parque Biblioteca León de Greiff, Medellín. Fotografia: Gary Amberths | 2014
Paralelo a ello, una de las estrategias urbanas más características de Medellín se refiere a la incorporación de la tecnología en la planificación urbana, siendo la única ciudad de Colombia que posee un plan para la innovación y el desarrollo de la ciencia (Bouskela y Casseb, 2016). En este sentido, es posible sostener que en conjunto con Bogotá, Medellín ha comenzado en la última década a consolidarse como una Smart city, entendiendo este concepto como el uso de la tecnología para la construcción de ciudades eficientes e inteligentes que permitan solucionar problemas urbanos, siendo icono de aquello considerado como moderno y futurista (Duque, 2016).
Los proyectos que se despliegan en este marco se caracterizan por estar sentados en cuatro ejes fundamentales: la participación ciudadana, el gobierno transparente, la innovación social y la sostenibilidad. La materialización de este enfoque es posible de apreciar, por ejemplo, en materia de movilidad urbana, donde se han incorporado la detección electrónica de infracciones al tránsito, escaleras mecánicas, circuitos cerrados de televisión y monitores que informan la situación del tráfico vehicular, teleféricos, entre otros (Amar, 2016) (Ver Imagen 3). A lo anterior, se suman además innovaciones que emplean el uso de tecnologías para la gestión del riesgo de desastres, eficiencia energética, monitoreo del estado del medio ambiente y la interacción que se produce entre los organismos de administración pública y la ciudadanía.
Im3. Estación Metrocable -Parque Arvi, Medellín Fotografia: Gary Amberths | 2014
La ciudad ha intentado en este sentido posicionarse en una lógica de globalidad; es decir, reproducir las técnicas y prácticas que se llevan a cabo en otras ciudades del mundo, de forma tal que reciba el reconocimiento que merece y se supere, poco a poco, el estigma bajo el cual ha estado hundida en los años previos a este cambio de enfoque. La incorporación de la tecnología en este sentido, ha jugado un papel esencial no sólo en en la modernización, sino que también la democratización del territorio. A pesar de ello, si bien son innegables las transformaciones que ha presentado Medellín tendientes a efectuar una planificación integral del territorio, no se encuentra exenta de críticas respecto de su modelo de desarrollo, que conllevan al cuestionamiento acerca del rol que la constitución de estas Smart city como utopías tecnológicas tendrían para efectivamente mejorar y contribuir en la planificación urbana actual y futura (Duque, 2016).
Dentro de las críticas asociadas a esta ciudad se encuentran esencialmente dos aspectos. El primero de ellos tiene que ver con el foco que ha tenido Medellín en la construcción de imponentes obras y megaproyectos urbanos, que han sido categorizados como “cortinas de humo” que no permiten resolver de fondo los problemas sociales arrastrados de antaño, tales como la desigualdad y precarización social, las malas condiciones de vida, la violencia, los altos índices de contaminación y vulnerabilidad, etc., es decir, en definitiva se cuestiona el hecho de que la gestión política se centre principalmente en la imagen urbana turística que proyecta la ciudad en el exterior y no en sus problemas de fondo (Naranjo & Villa, 1997; Brand, 2001). A su vez, y relacionado a la idea anterior, Medellín ha sido catalogada como una ciudad neoliberal, en donde el marketing urbano asociado a un ideal de “parecer” una Smart City más que efectivamente “ser” una en el sentido holístico del concepto (Montoya, 2014), ha generado y propiciado el desplazamiento y relegamiento de los pobladores originarios ante la presión que ejercen los privados en el territorio (Duque, 2015).
Lo anterior da cuenta de los relevantes desafíos que Medellín posee en materia de planificación y desarrollo sustentable a futuro, dado que si bien ha crecido en términos de innovación y tecnología encontrando una solución creativa para las problemáticas urbanas, sociales y ambientales bajo una suerte de modernización ecológica, esta no es suficiente cuando se consideran que para los problemas sociales las soluciones no radican exclusivamente en el crecimiento material, sino que también simbólico (Gallopín, 2003). Desde esta perspectiva, la construcción de ciudades del futuro no reside en su clasificación como Smart City, bajo el predominio de un paisaje urbano tecnológico y moderno, sino que más bien estos elementos constituyen un medio y herramienta para configurar territorios que potencien el desarrollo urbano integral para sus habitantes. De lo contrario, cabe preguntarse, ¿A quién favorece que Medellín sea una Smart City?.
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Referencias bibliográficas
Alcaldía de Medellín (2006). Primera parte: Generalidades, Medellín y su población. Disponible en: https://www.medellin.gov.co/irj/go/km/docs/wpccontent/Sites/Subportal%20del%20Ciudadano/Plan%2 0de%20Desarrollo/Secciones/Informaci%C3%B3n%20General/Documentos/POT/medellinPoblacion.pdf
Amar, D. (2016). International Case Studies of Smart Cities. Medellín, Colombia. Inter-American Development Bank
Arteaga, A. (2013) MEDELLÍN Re-CERCA Ó un camino para entender el papel del espacio público en la ciudad 2004-2011. Tesis para optar al grado de Máster Universitario en Urbanismo, Universidad de Barcelona, España.
Bouskela, M. y M. Casseb (2016). La ruta hacia las smart cities: Migrando de una gestión tradicional a la ciudad inteligente. Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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Duque, I (2016). Políticas urbanas en movimiento: Bogotá y Medellín en la era de las Smart Cities. C XIV Coloquio Internacional de Geocrítica, Barcelona. Recuperado el 04 de septiembre, disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/xiv_isabelduque.pdf
Gallopín, G. (2003). Sostenibilidad y desarrollo sostenible: un enfoque sistémico. Serie Medio Ambiente y Desarrollo. 64. División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos. Proyecto NET/00/063 «Evaluación de la Sostenibilidad en América Latina y el Caribe». CEPAL/Gobierno de los Países Bajos. Santiago de Chile; http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-51672014000200011
Montoya, N. (2014). Urbanismo social en Medellín: una aproximación a partir de la utilización estratégica de los derechos. Estudios Políticos, (45), 205-222. Disponible en:
Naranjo, G & Villa, M. (1997) Entre luces y sombras Medellín: espacio y políticas urbanas. Medellín, Colombia, Ed. Corporación Región.
Restrepo, S. (2016). Espacio público: emergencia, conflictos y contradicciones. Caso ciudad de Medellín. Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, 46(125), 291-328.
"El Patrimonio Arquitectónico: guardián insustituible de la identidad y el futuro de las ciudades"
Ver"El Patrimonio Arquitectónico: guardián insustituible de la identidad y el futuro de las ciudades"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Antonio Sahady Villanueva; Arquitecto, Doctor en Arquitectura (Universidad Politécnica de Madrid)]
RESUMEN
A fuerza de transformaciones inadecuadamente conducidas, las ciudades hispanoamericanas se han ido desdibujando de manera paulatina. Las violentas destrucciones derivadas de terremotos o incendios obligan a intervenir con carácter de emergencia. A esos acontecimientos se agregan las periódicas renovaciones urbanas, no siempre justificadas. A diferencia de Europa, en nuestro continente los procesos reconstructivos suelen ser poco reverentes con el patrimonio arquitectónico, particularmente cuando este capital cultural no se encuentra legalmente protegido. Cada supresión o desnaturalización de una determinada pieza arquitectónica valiosa constituye una sensible merma de la identidad del lugar que le acoge. En Santiago de Chile, la pérdida de identidad es directamente proporcional al derribo de magníficos inmuebles o conjuntos de valor arquitectónico.
Palabras clave: Identidad / Patrimonio Arquitectónico / Santiago de Chile
A menudo el desdén por la historia deriva de la ausencia de programas educativos. Algunos inmuebles, consagrados como patrimoniales por la esfera de los especialistas, padecen el abandono por tiempo indefinido. La falta de uso o la subutilización de sus espacios se transforman en enemigos de su adecuada conservación, toda vez que se confunde la obsolescencia funcional con la inutilidad.
Pero, ¿qué hay de los valores permanentes que definen la identidad de las edificaciones y que suelen ser menos visibles para el ciudadano común? Por cierto, esos valores también reclaman su derecho a ser respetados. De allí que, en los países industrializados, la tendencia sea conservar lo sustancial de las antiguas construcciones antes de hacer derribos impiadosos. A los edificios que son parte de la historia de la ciudad hay que inyectarles vida mientras se les reconozcan méritos arquitectónicos. No se trata, en caso alguno, de convertirlos en momias y justificar su pervivencia manteniéndolos en pie como piezas de museo. Por ese camino, no hay manera de sustentarlos. Simplemente, debe dotárseles de un nuevo ciclo vital, respetando su carácter y vocación funcional.
Uno de los atributos claves de un centro histórico, cualquiera sea su localización geográfica y el número de siglos que cargue a cuestas a partir de su fundación, es la identidad. Esa identidad se construye morosamente, teniendo al tiempo como un aliado indisociable. Uno a uno los edificios van elaborando un armonioso conjunto que, finalmente, resulta reconocible y querido por sus habitantes. Precisamente, cada pieza arquitectónica de valor y cada espacio urbano amable se convierten en motivo de orgullo para quienes se sienten sus legítimos propietarios. Constituyen, en suma, sus verdaderos referentes, todos imbricados en su significación histórica y cultural, hermanados por una inconmovible convicción de intemporalidad y trascendencia.
Para fortuna nuestra, Santiago nos ofrece algunos fragmentos centrales marcados por una poderosa identidad, merced a su temprana consolidación. Recorriendo la plaza de armas y su entorno cercano se descubre un buen número de obras de notable calidad arquitectónica –también unos cuantos espacios perfectamente adecuados a la escala del peatón-, cuyos autores estuvieron mucho más comprometidos con el buen resultado colectivo que con su gloria personal o la de los mandantes.
Este paisaje –sería injusto no referirlo- es consecuencia del Plan Regulador de Santiago de 1934, ideado por Karl Brunner. Fue en aquel entonces cuando se estructuró la imagen misma de la ciudad: una estricta línea de edificación, fachada continua y una altura más o menos homogénea de 25 metros (equivalente a los ocho pisos que predominan en Europa), ajustada, por lo demás, a la traza de calles estrechas y a las posibilidades que permite una tierra asiduamente visitada por los sismos. Pero la ciudad es un organismo en proceso de evolución infatigable. En efecto, el cambio morfológico del centro, caracterizado por la progresiva y acelerada aparición de torres en altura, ha implicado una abrupta alteración de la escala, tributaria de la mentalidad neoliberal que comenzó a dominar los modelos más recientes y que se reconoce como el paradigma contemporáneo imperante a contar de la caída del muro de Berlín.
Paulatinamente, Santiago ha ido cediendo aquellos remansos públicos que contribuyen a morigerar la agitación propia de una ciudad desarrollada. Cuando Brunner elaboró el primer Plano Regulador de Santiago, se calculaba que la ciudad tenía un 12% de superficie destinada a áreas verdes. Hoy día esa cifra no sobrepasa el tercio del señalado porcentaje. Cuesta conciliar este deprimente dato, en verdad, con el manido pregón de la ecología y la sustentabilidad.
Así como la mayoría de las ciudades hispanoamericanas que nacieron en esa misma época y que son la síntesis de lo que, a su vez, los conquistadores hicieron de sus propias ciudades a lo largo de varios siglos de vida, Santiago no escapa a la lógica del trazado en damero. Esta configuración simple es su mérito encomiable. Pero constituye, al mismo tiempo, su mayor debilidad: una vez que se valida el patrón ortogonal, la tentación de crecimiento es superlativa.
En general, las ciudades europeas ya no necesitan seguir creciendo y más bien se afanan en conservar y reutilizar estructuras existentes. De hecho, la población se ha estancado y sus necesidades básicas y de vivienda están ya resueltas. Y es que, efectivamente, en las ciudades ya consolidadas de Europa, antes que la expansión se busca renovar los espacios históricos en aras de un mejoramiento de la calidad de vida. Se intensifica, asimismo, el interés por el ecologismo y las corrientes conservadoras del ambiente. Lo normal es que se defiendan valores arquitectónicos del pasado y que se trate el tema de la conservación de sectores urbanos completos como una tarea natural.
El fenómeno de las ciudades hispanoamericanas es enteramente distinto al europeo: no dejan de extenderse y, además, se encuentran en perenne y acelerado proceso de transformación. Julián Marías señala que “la ciudad que tarda en hacerse (por eso no es caprichosa) dura mucho tiempo. Excepto en su fase fundación, cuando todavía no es ciudad, es siempre antigua. Normalmente el individuo vive en una ciudad que no han hecho sus coetáneos, sino sus antepasados. Es cierto que la transforma y modifica. Sobre todo, la usa a su manera, descubriendo en ello su vocación peculiar, pero, por lo pronto es una realidad, recibida, heredada, histórica. Es decir, ni más menos que la sociedad misma. Es difícil de entender, por eso es profunda, particularmente reveladora.”
A fuerza de sucesivos y espasmódicos cambios, las ciudades latinoamericanas han sido víctimas de la discontinuidad, en tanto las urgencias se han resuelto sin planificación alguna después de los cataclismos o los incendios. Casi siempre resultan ser el fruto de un sentimiento de inseguridad e impaciencia. Se explican así las interrupciones, las rupturas, los brutales desgarramientos de los tejidos que en su momento ofrecían la esperanza de un promisorio y natural crecimiento. Y terminan por superponerse las soluciones con una desapoderada soberbia y un menosprecio absoluto de su antecedente. Y se avanza, entonces, sin mirar hacia atrás, desconociendo la historia.
Imagen 1: La indiferencia por la historia (Alameda con San Martín)
Fuente: Fotografía del autor
Las transformaciones no tienen que ser necesariamente una sustitución de las características del sector anterior. Toda operación, grande o pequeña, debe articularse con su entorno, respetando la memoria colectiva ya instaurada. Téngase en cuenta que una modificación en un enclave histórico de valor, por pequeña que parezca, puede atentar contra los atributos esenciales del mismo, que son, en último término, su auténtico ADN. ¿Por qué no pensar en una oficina central, destinada a evaluar y aprobar aquellos proyectos de revitalización, adaptación y edificación nueva que no hayan perdido de vista los principios de unidad y armonía, procurando siempre la sabia relación con la arquitectura preexistente?
Se sabe que la normativa es laxa, que permite demasiado: no controla rupturas de escala, volúmenes inarmónicos, expresiones disonantes. Las propias autoridades, cuya aspiración mayor consiste en densificar el centro de la ciudad –insensibles a las leyes de la eufonía o, al menos, a cierto grado de coherencia morfológica- soslayan las lagunas legales a cambio de la aplicación del criterio político y económico.
Imagen 2: La discontinuidad de la imagen figurativa de la ciudad (edificación frente a la Biblioteca Nacional). Fuente: Fotografía del autor
Ojalá que ese criterio incluyera, como propósito permanente, las básicas leyes de la buena composición y el respeto por la calidad de vida de los habitantes. Y para lograrlo, en Santiago, nada mejor que examinar nuevamente los lugares más logrados de su centro histórico. La identidad de una urbe es producto de un cúmulo de atributos que pertenecen a la dimensión intangible. Pero lo inmaterial no se sostiene sin los referentes físicos. Entre ellos, por su gravitación y trascendencia, el patrimonio arquitectónico, guardián noble y permanente de la identidad del lugar.
REFERENCIAS
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Marías, Julián (1956) La estructura social, citado por Fernando Chueca Goitía en “Breve historia del urbanismo”, Alianza Editorial S.A., Madrid, 1968.
-
Sahady, Antonio (2014) Mutaciones del Patrimonio Arquitectónico de Santiago de Chile. Una revisión del centro histórico. Editorial Universitaria, Santiago.
-
Waisman, Marina (1993) El interior de la Historia. Historiografía arquitectónica para uso de latinoamericanos, Escala, Bogotá, p. 4.
"Urbanismo en el Siglo XXXI"
Ver"Urbanismo en el Siglo XXXI"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Nicolás Tugas Faúndez; Arquitecto y académico Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago y Máster en Urbanismo Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona]
Podríamos intentar imaginar la ocupación del territorio por el ser humano a un milenio plazo, probablemente sería más sencillo que pensarla en un rango de pocas generaciones. Hay temas emergentes que no sabremos cuándo se consolidarán, pero podemos arriesgarnos a afirmar que, a largo plazo, ya se habrán asimilado y desarrollado. Puede que tengamos algún otro planeta o satélite habitado, pero cuesta creer que estas colonias en climas inhóspitos, sean demasiado más grandes que una base en la Antártica actual. El planeta tierra será nuestra casa y le conoceremos mejor y adaptaremos todo lo posible.
Fuente: Elaboración propia
¿Cómo serían las ciudades del futuro?
La tierra estará completamente domesticada por el ser humano, y si en algún rincón no lo está, será por un hecho deliberado de alguna planificación. Se extinguirán muchas especies que hoy conocemos, por procesos que ya son irreversibles, a la vez que con tecnología genética se podrán restaurar algunos ecosistemas y se limpiará el mar de plásticos. Caudales ecológicos abastecidos con tuberías que remplazan algún hilo de agua de un glacial extinto o parques nacionales con riego por goteo, serán comunes y podrán verse brigadas especializadas que desmalezan o cazan especies invasivas en lugares sensibles. Todos los ecosistemas, debidamente conectados.
Habrá cambiado el nivel el mar y el curso de algunos ríos, los frentes urbanos relacionados se seguirán readaptando como lo han hecho desde que existen asentamientos. Algunos lugares se despoblarán por falta de agua, y en otros lugares se harán carísimas inversiones para subir agua desalinizada, incluso miles de metros sobre el nivel del mar.
Habrá mayor conocimiento sobre riesgos naturales, cada vez menos sorpresas y más sistemas de alerta y protocolos ensayados de emergencia. La mayoría de quienes vivan en zona de riesgo lo sabrán, incluso antes de decidir irse a vivir a algún sitio.
La población humana tenderá a estabilizarse en número de individuos (ya es sabido que un crecimiento expotencial, como el de los últimos dos siglos, nos daría en poco tiempo una masa de población similar al planeta, lo que es absurdo). Habrá una considerable parte de la población envejecida, y se dividirán, dramáticamente, entre los lúcidos y los delirantes, con distintos derechos.
A no ser que una nueva tecnología energética, como la fusión nuclear, nos ilumine, las fuentes renovables serán lo común, y cada región ocupará lo que tenga más a mano: solar, eólica, hidráulica, geotérmica. Algunas comunidades montarán sofisticadas y extensas redes, y otras, estarán deliberadamente aisladas. La geopolítica seguirá tensionada por el control, por parte de algunos colectivos, de los recursos naturales, de las rutas de comercio y de las innovaciones tecnológicas.
La hiperconexión seguirá su curso y como consecuencia se hablarán menos idiomas o habrá algún idioma franco, con dialectos. Los niños más pequeños ya se comunicarán de forma universal, con un puñado de logos de chat. El campo tendrá mucha robótica en algunos procesos, otros no, porque el campo seguirá siendo un lugar de trabajo de manos humanas, donde muchos ancianos se retirarán cultivando.
La ciudad es lo que nos queda de esta descripción del territorio.
Grandes y densas áreas urbanas se repartirán como rosarios o bulbos enlazados por ferrocarril hiper-eficiente, conectados a sus centros. Esos a su vez servirán a una suma de núcleos más pequeños, muy similar a lo que vemos entre pueblos de pre-cordillera y ciudades de valle central. Entre todo ello, un difuminado de casas en baja densidad, salpicado en algunos sitios con campo y bosque.
Los edificios estarán bien aislados y correctamente iluminados por el sol. Los mas sensibles, con seguridad asociada a un chip en tu teléfono o a documento de identidad (lo que será polémico) o a alguna tecnología de reconocimiento de rostro. Mucha edificación de mala calidad será borrada, por fenómenos naturales (terremotos) o por rediseño urbano.
El transporte seguirá siendo una combinación de movilidad masiva de transporte público y atomizada privada. Los vehículos autónomos se instalarán, pero difícilmente reemplazarán a los vehículos conducidos por humanos, como la bicicleta o la motocicleta. Pero habrá más silencio y menos o nula polución. Y bastante más eficiencia. Vehículos voladores, como versiones de lo que hoy conocemos como drones, serán comunes, sobre todo vehículos de emergencia, y tendrán, al igual que los aviones, “pads” específicos por donde movilizarse; de vez en cuando, algún conocido morirá en un accidente de estos vehículos que nunca serán 100% fiables, como lo aeroplanos o los coches hoy. El tranvía se re-masificará, los mayores de edad serán los que lo promuevan, porque es “a nivel” un ascensor horizontal cómodo de usar.
El espacio público tendrá siempre un “pad” continuo de accesibilidad universal, entre paradas de transporte público masivo y destinos como equipamientos, plazas o edificios de oficinas. Habrá mucha arborización con especies frutales y jardines con hierbas medicinales. Sistemas de parques y calles arboladas hilvanarán los asentamientos conectando con espacios naturales con funciones ecológicas.
El ciudadano tendrá acceso a mucha, ordenada y jerarquizada información, ningún proceso podrá llevarse a cabo sin un análisis de escenarios alternativos, debidamente debatidos. Es difícil creer que toda la información logrará ser pública, muchos estudios privados, o financiados por algunos colectivos no se mostrarán, como cartas de póquer de un gran juego especulativo.
No sabemos para entonces si estas ciudades tendrán trabajo para el urbanista o si las sucesivas refacciones lograrán una “ciudad terminada” más parecida a un arrecife de coral que ya no crece y que sigue poblado una diversidad. Esperemos que en mil años nuestras amadas ciudades no sean uno de los principales problemas, ya que probablemente, bien hechas, sean cada vez un mejor sitio para vivir.
"Los supersónicos: El acertijo sobre el futuro no descifrado"
Ver"Los supersónicos: El acertijo sobre el futuro no descifrado"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Arturo Orellana profesor asociado del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Universidad Católica de Chile; Director Revista Planeo]
Serie: Los Supersónicos
Autores: Willian Hanna y Joseph Barbera
Año: 1962
RESUMEN
Los Supersónicos fueron una serie animada exitosa creada en los años ´60 que pretendían hacernos imaginar un futuro a finales del siglo XX, lleno de comodidades por los avances tecnológicos que harían de nuestra vida cotidiana una práctica familiar y laboral de fácil resolución ante los conflictos, abordando cada capítulo en tono de comedia. No obstante, detrás de dicha lectura es posible descifrar un acertijo que nos revela con preocupación lo que finalmente ha resultado en parte de ese futuro proyectado y también la amenaza que puede significar que sus presagios se cumplan en su totalidad.
Contexto de la época
Los años ´60 fue una época convulsionada por una serie de acontecimientos sociales y políticos que fueron reforzando las bases de un nuevo orden mundial que ya venía imponiéndose a partir de finales de la segunda guerra mundial, donde la fuerte hegemonía de Estados Unidos en Occidente contrastaba con la hegemonía que ejercía la ex Unión Soviética en Europa del Este. La Crisis de los Mísiles el año 1962, el asesinato de John Kennedy el año 1963, y la Guerra de Vietnam que llevó a la derrota de Estados Unidos a finales de esta década, pusieron al mundo en un estado de incertidumbre respecto al futuro del planeta.
Por otra parte, resultó ser la década de los ´60 una época de cambios culturales profundos generados por la aparición de movimientos a favor de los derechos civiles para los afroestadounidenses liderados por Martin Luther King, el cual fue asesinado el año 1968, justo cuando estaba en pleno apogeo los hippies movimiento contracultural, libertario y pacifista, nacido a comienzos de la década. Al mismo tiempo, grupos como The Beatles, The Rolling Stones, The Doors, Black Sabbath, entre otros, aportaban significativamente al desarrollo de la música que marcaría tendencias hasta hoy.
Todos los acontecimientos señalados y otros en la década de los ´60, fueron conocidos por nuestra generación en Chile y en otros apartados lugares del planeta, gracias a la televisión, siendo en un comienzo privilegio solo de una minoría de la sociedad chilena que podía adquirir este bien de lujo. Si bien las señales televisivas datan en Chile desde finales de los ´60, solo fue a partir de la década del ´70 cuando gradualmente se fue incoporando esta tecnología en los hogares de clases medias, agregando al sonido la imagen, siendo este avance sin duda alguna la primera aproximación al futuro para nuestra sociedad.
El origen de la serie
La industria del entretenimiento que significaba la televisión dio origen a innumerables formatos televisivos, siendo el de series animadas especialmente relevante dado que los niños eran los que potencialmente más fácil de captar su atención con este seductor aparato tecnológico, incluso en la actualidad. Dentro de las series animadas que se crearon en esa década, sin lugar a dudas destacan Los Supersónicos (The Jetsons) creada por la productora de William Hanna y Joseph Barbera el año 1962, para muchos una versión futurista de los Picapiedras (The Flintstones) creada dos años antes por la misma productora.
¿Por qué resulta especialmente interesante esta serie futurista? En primer lugar, porque nos proponía una perspectiva del futuro cercano y lejano al mismo tiempo. Cercano, porque las vivencias de la familia Sónico no erán particularmente distintas a las de esa época y quizás también actual. Y lejano, porque el contexto urbano y residencial donde acontecían las vivencias presentaba significativas expresiones (a la vez que presagios) sobre el impacto que iban a tener las tecnologías para nuestra sociedad urbana en todos los ámbitos; laboral, educacional, doméstico, recreativo, entre otros.
Entre las visiones futuristas que nos presagiaban, estaba: la posibilidad de desplazarse en autovoladores; el uso intensivo de correas transportadoras para facilitar la movilidad en la casa, centros comerciales y en el trabajo; teléfonos con visores; máquinas que preparaban comida por menú y variados artefactos tecnologicos que hacían las labores domésticas, incluyendo una Robotina mezcla de asesora del hogar e institutriz llamada Rosie, entre otros. Si bien hoy día nos parece que estas muestras de desarrollo tecnológico son muy próximas a la realidad actual, cabe recordar la frase «Welcome to 1995» que se testimonió en un capítulo, permitiendo por única vez conocer cuál era el horizonte temporal de la serie, sin lugar a dudas esos avances no eran del todo evidentes para el año 1995.
Fuera del tono demoledor, ácido y patético que nos relata la vida de una familia de clase media estadoudinense actual, la exitosa serie en formato comedia de Los Simpson (The Simpsons) creada el año 1989, muy vigente en la parrilla de muchos canales de televisión en el mundo, la serie animada Los Supersónicos intentaron proyectar la imagen de una vida futura de una familia de clase media también pero con hábitos y viscitudes idealizadas en el bien común, siendo el entorno futurista que se nos presentaba particularmente muy adecuado. Sin embargo, una revisión más crítica sobre sus alcances, sin duda podría habernos advertido de lo preocupante que resulta la imagen de futuro que realmente nos proyectaba como sociedad urbana.
El acertijo descifrado de la serie
En primer lugar, todas las edificaciones en altura nos hablaban de una ciudad que no tiene un medio ambiente natural, como si alguna especie de catástrofe o peligros nos hubiese obligado a tener que renunciar a vivir a ras de suelo. Existe una exacerbación de la individualidad, expresada en viviendas no pareadas ni muchos edificios para residencia, ausencia de barrios, centros comerciales solo de gran escala, autonaves conducidas por una sola persona, casi inexistente transporte público, estaciones de trabajo personales, entre otras expresiones, nada que se asemeje a la construcción de un mundo más sustentable.
En segundo lugar, la serie nos transmite que la visión de futuro sobre los hábitos de vida de la sociedad serían particularmente poco saludables, la gente prefiere desplazarse en todo lugar por autonave o correas transportadoras para evitar caminar, desarrolla trabajos en el ámbito laboral y doméstico que se reducen solo a operar botones en un panel de control y por lo tanto ejercitar los dedos (incluso una escena muestra el agotamiento del protagonista Súper por ese motivo), trabajar solo tres horas a la semana y no más de tres días, fuerte tendencia a estar sentado o acostado descansando, todo combinado con una confianza ciega en la tecnología. Sobre esto último, llama profundamente la atención como en un viaje en autonave los hijos son expulsados a través de una cápsula y los personajes muestran alegría y confianza cuando viajan por el aire para llegar a su colegio.
Y, en tercer lugar, los personajes de la serie viven pendientes de sus problemáticas acotadas a un espectro de relaciones que solo se circunscriben a cuestiones de orden familiar y laboral, excepcionalmente en asuntos de movilidad y en áreas de comercio, mostrando un mundo donde el destino de la sociedad en términos políticos, sociales y culturales no tuviera importancia real, siendo quizás ese un ingrediente necesario para construir una fantasía sobre un futuro ideal. Esta señal esconde inocentemente la creencia que una sociedad urbana con un ideal de futuro debe ser aquella donde el conflicto está ausente. Hoy en día, un ejemplo de ello está en el hecho de justificar el desarrollo de condominios cerrados donde una agente externo organiza, regula y fiscaliza los usos y atribuciones de los residentes, para justamente evitar el conflicto.
Síntesis final
En síntesis, durante los años ´60 en el afán de construir imaginarios sobre un futuro mejor, sin quererlo ni presagiarlo los creadores de la serie Los Supersónicos no hicieron más que alejar los temores de la época, instalando una suerte de acertijo que se proyectaba en cada escena cotidiana de la serie. Sin embargo, cada capítulo no hacía más que reforzar una visión individualista de la sociedad, con hábitos poco saludables de los personajes, ambientalmente poco sustentable y sin preocupaciones sobre el devenir de la humanidad. Nos faltó probablemente agudeza para descifrar el acertijo.
"Crónica de una ciudad inventada: Brasilia, de la utopía a la realidad"
Ver"Crónica de una ciudad inventada: Brasilia, de la utopía a la realidad"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Juliana Rocha, Arquitecta Universidad Federal de Bahía. Estudiante Magister Proyecto Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile]
RESUMEN
La ciudad, este lugar central, proveedor de bienes y servicios, reales y/o imaginarios, presenta una dinámica propia; se trata de un agrupamiento donde convergen expresiones culturales, ideas y actores sociales de varios tipos. En el sentido de lugar céntrico, la ciudad de Brasilia logró alcanzar su condición de centralidad de inmediato. A partir de un pretencioso proyecto urbanístico – que planeaba ordenar los objetos geográficos naturales de este nuevo lugar, además de mover y ‘arreglar’ la sociedad que lo anima – la nueva capital de Brasil – y fruto del urbanismo moderno – nace con aspecto de ciudad utópica, símbolo de la modernización capitalista y como un nuevo polo de atracción nacional. Brasilia es así construida para ser una ciudad progresista, la ciudad del futuro, pero guarda en su historia de ciudad inventada la tensión existente entre la utopía moderna y los aspectos contradictorios de la ciudad real.
Palabras Clave: Brasilia, urbanismo moderno, planeamiento urbano.
Im.1: Eje monumental
Fuente: https:// i.vimeocdn.com/video/633068917_640x360.jpg
Fundada en 1960, Brasilia fue pensada como la representación utópica[1] del urbanismo moderno, la ciudad futurista, moderna para la época (Ver imagen 2). La nueva capital nacional simbolizaba la transición de un modelo de economía casi colonial a uno de intensa industrialización; el nuevo panorama económico del Estado nacional sería entonces traducido en la racionalidad y funcionalidad del pensamiento utópico modernista: “El Brasil ofreció al mundo el experimento más perfecto y acabado de esa utopía: la ciudad de Brasilia. Ninguna otra ciudad en el mundo fue capaz de realizar, de manera tan plena, la utopía modernista de la ciudad racionalizada, funcional.” (Vainer, C. B., 2011).
En el proyecto del arquitecto y urbanista brasileño Lucio Costa para la nueva capital de Brasil estaban contenidas todas las ideas e ideologías del pensamiento modernista[2]. Lucio Costa proyectó una ciudad de trazado muy sencillo, y su simplicidad – asociado a los esfuerzos del presidente Jucelino Kubitschek y su deseo de insertar el país en la dinámica global de la modernización capitalista – fue lo que permitió la implantación y construcción de un nuevo núcleo urbano en tan sólo tres años y diez meses.
Im.2: Croquis del Plano Piloto de Brasilia. © Archivo Público del Distrito Federal / Fondo Novacap. Licencia CC BY-NC-ND 3.0 BR | Fuente: http://www.archdaily.com.br
En el espacio que contenía el Plano Piloto estaba todo lo que Costa calificaba como pertinente a la función de Capital Federal atribuida a Brasilia, además de lo que se juzgaba necesario para el bienestar de sus habitantes: un núcleo urbano con locales de trabajo y vivienda, comercio, ocio y circulación envueltos por una extensa área verde. Por tanto, así como instituía los preceptos del urbanismo moderno, toda la racionalidad, funcionalidad y sentido de orden del Plano Piloto expresaban la utopía de que todas las molestias socio-espaciales – la pobreza, la desigualdad y la ocupación irregular del territorio – existentes en las metrópolis del país estarían lejos de coexistir en la nueva capital planeada para ser el “Brasil del futuro”: “Brasilia se coloca, desde el momento en que fue pensada, como una posibilidad de tornarse algo concreto, como el lugar del futuro en oposición a un pasado a ser negado.” (Peluso, M. L., 2003) (Ver imagen 3).
Im.3: a. Congreso Nacional, 1959; b. Museo Histórico, eje monumental, 1960; c. Congreso Nacional, 1960; d. Congreso Nacional, 1960 © Archivo Instituto Moreira Salles | Foto: Marcel Gautherot
Fuente: https://dx.doi.org/10.1590/S0101-33002012000200010
Sin embargo, Brasilia como ciudad modelo del ideario modernista, presentó conflictos a distintas escalas que resultaron en un desorden espacial que los criterios establecidos por el modernismo nunca hubieran admitido. El proyecto que buscaba una unidad entre la civitas y la urbs[3] – la armonización entre la escala monumental del eje central de la trama urbana idealizada con la estabilidad y orden social – con el pasar de los años manifestaba en el proceso de ocupación y producción del territorio, conflictos relacionados a su condición de centralidad y la permanencia de la forma urbana.
Brasilia, que fue concebida como un proyecto que debería ser simple, racional y moderno, y que por tanto debería alejarse al máximo de la multitud de gente y desorden típicos de la antigua capital Rio de Janeiro, redefinía, aun en los primeros años de implantación, su proceso de ocupación y su estructura socioeconómica. El bajo valor de la tierra en la región central del país y el incentivo por parte del Estado para que se ocupase las fronteras al oeste y norte de la capital hizo acelerar el proceso migratorio alrededor del Plano Piloto. La población real – y no la población ideal imaginada por los teóricos del urbanismo moderno –, de inmigrantes pobres venidos de diferentes partes del país, empezaba a establecerse en las llamadas ciudades-satélites (ver imagen 4). Estos asentamientos humanos, deficientes en infraestructura y localizados en la periferia del Plano Piloto, se diferenciaba totalmente de la dimensión simbólica – utópica – del plan original y de su monumentalidad superficial. Esta nueva realidad era, por tanto, la representación del desaparecimiento de las formas de la civitas que, progresivamente, iba siendo absorbida por el dinamismo de la urbs.
I
m.4: a. Vivienda alrededor de Brasilia, Sacolandia, 1959 © Archivo Instituto Moreira Salles | Foto: Marcel Gautherot | Fuente: https://dx.doi.org/10.1590/S0101-33002012000200010; b. Comercio y servicios ciudad-satélite Bandeirante; c. Bandeirante, 1960; d. Fundación de Banderante | Fuente: http://www.cronologiadourbanismo.ufba.br/apresentacao.php?idVerbete=1602#prettyPhoto
En síntesis, Brasilia, esta capital que surgía como el símbolo de la ideología nacional capitalista y que era la promesa de modernidad, progreso, estabilidad y orden social, no fue capaz, a través de la racionalidad y funcionalidad de su plano, de resolver los problemas sociales tan propios de la realidad brasileña. En este sentido, la ciudad ideal, simbólica, fue superpuesta por la ciudad real, mostrando un contexto de conflictos y contrastes que la nueva capital de Brasil no logró prever en su planeamiento urbano.
Notas:
[1] Se entiende utopía aquí como modelo ideal de ciudad; así como todo y cualquier proyecto de ciudad que inevitablemente está anclado, de manera explícita o implícita, en una utopía. (Vainer, C. B., 2011).
[2] “La ciudad modernista es aquella que posee una estructura humana que posibilita el rescate de la cohesión social perdida. Busca, a partir de eso, conciliar el orden, la técnica urbanística más avanzada y el desarrollo planificado, con el ‘humano’ y con la convivencia social directa de sus habitantes. Posee un espíritu de utopía, de plano, de formas arquitectónicas sencillas, geométricas, rectas, horizontales, de ritmos repetitivos y de carácter monumental.” Traducido de Pedrosa, M., & Amaral, A. A. (1981, p. 299).
[3] La ciudad que es al mismo tiempo la urbs, la civitas: “Es, en efecto, en primer lugar, el espacio construido, y que posee características morfológicas que, en general, fácilmente podemos reconocer como “urbanas” (los edificios, las calles, una fuerte densidad de equipamientos y de infraestructuras), es decir, todo lo que los romanos designaban con la expresión urbs. Pero es también una realidad social constituida por los ciudadanos que viven en la ciudad, a lo que los romanos aludían al hablar de las civitas.” (Capel, H., 2003).
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Bibliografía
Alves, L. (2005). A construção de Brasília: uma contradição entre utopia e realidade. Revista de História da Arte e Arquitetura. Campinas: Programa de Pós-Graduação do Departamento de História- UNICAMP.
Capel, H. (2003). A modo de introducción: Los problemas de las ciudades. Urbs, civitas y polis. Ciudades, arquitectura y espacio urbano, 9-24.
Franzini, F. O conteúdo histórico da forma urbana: historicidade e cultura histórica nos discursos sobre Brasília.
Nunes, B. F. (2010). Cidade vivida e cidade planejada: encontro da teoria com a pesquisa. Revista TOMO, (16), 57-78.
Pedrosa, M., & Amaral, A. A. (1981). Dos murais de Portinari aos espaços de Brasília (Vol. 170). Editora Perspectiva.
Peluso, M. L. (2003). Brasília: do mito ao plano, da cidade sonhada à cidade administrativa. Revista Espaço e Geografia, 6(2).
Peluso, M. L., & Cidade, L. C. F. (2002). Urbs e civitas em Brasília: um diálogo impossível? Revista Espaço e Geografia, 5(2).
Romero, M. A. B. (2003). As Características do Lugar e o Planejamento de Brasília. Revista Espaço e Geografia, 6(2).
Vainer, C. B. (2011). Utopias urbanas e o desafio democrático. Revista Paranaense de Desenvolvimento-RPD, (105), 25-31.
"Ciudades del Futuro… ¿hacía una deconstrucción de la identidad urbana?"
Ver"Ciudades del Futuro… ¿hacía una deconstrucción de la identidad urbana?"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Fernando Narváez Rodríguez Estudiante Magíster Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Universidad Católica de Chile]
Título del Libro: Zerópolis
Autor: Bruce Bégout
Año: 2007
Editorial: Anagrama
RESUMEN
Actualmente existe un tipo de homogeneización en algunas de las ciudades del mundo, éstas tienen espacios urbanos que cada vez son más similares, amplias vialidades para automóviles, edificios de gran altura como tipología definitiva, plazas duras y cada vez menos elementos representativos y únicos en la ciudad. Las Vegas es una ciudad construida en medio de un desierto que puede ser caracterizada como una ciudad genérica porque está destinada para las actividades más triviales: jugar, consumir y apostar. Dicha ciudad se ha posicionado como uno de los principales destinos turísticos en los Estados Unidos. Y aunque es un gran polo que atrae de turistas, cabe preguntarse ¿es este el modelo de ciudad del futuro que queremos? En este texto se desarrolla una reseña del libro “Zerópolis”, el cual muestra a través de la experiencia del autor en esta ciudad una descripción detallada de la también llamada Sin City. El texto finaliza con una reflexión sobre el modelo que parece ser se ha venido replicando y de cómo esto puede representar una amenaza para la ciudad del futuro.
Palabras clave: Ciudades del Futuro, Las Vegas, identidad urbana
¿Cómo concebimos las ciudades del futuro? Comúnmente las asociamos con una mejoría en la tecnología e infraestructura urbana, además de un incremento de la calidad de vida para las personas. Pero ¿qué pasaría si las ciudades del futuro ya están aquí? Es decir, tal vez las ciudades que estamos construyendo son las que se replicarán en el futuro. Actualmente existen autores que afirman que las grandes ciudades están yendo hacia una homogeneización urbana, uno de ellos es Rem Koolhaas quien en su libro “The Generic City” plantea que las urbes tienen la tendencia de crear espacios cada vez más similares; por ejemplo, los distritos financieros; y que, por dicha situación, en algunas ocasiones es difícil distinguir la ciudad en donde nos encontramos.
Según Koolhaas (2011), la “ciudad genérica” es aquel espacio que queda del cruce entre grandes extensiones urbanas y el ciberespacio; es un lugar de débiles sensaciones y pocas emociones. Es un espacio extenso y fractal, que repite constantemente su estructura, y en donde la sociedad que la reside se basa en el consumo, contaminando en dos sentidos, para producir y por consumir.
Ante esta descripción se podría aseverar que las ciudades en las que vivimos van hacia esa dirección. Pero si pensamos en alguna ciudad que pueda ser caracterizada como “Ciudad Genérica” para ejemplificar, inmediatamente surge el nombre de la ciudad del pecado, la urbe que es una bombilla eléctrica: Las Vegas.
Figura 1. ¿Ciudades genéricas? Ciudad de Santiago, Melbourne y Chicago
Fuente: Elaboración propia a partir de Chile Travel, Maperz y Curbed
Esta ciudad construida en medio de un desierto para las actividades más triviales: jugar, consumir y apostar, es uno de los principales destinos turísticos en los Estados Unidos. Atrae personas principalmente por sus “edificios icónicos”, por sus apuestas legales, luminosidad y excesos. ¿Pero en realidad esto representa una ciudad? ¿Las Vegas es una ciudad memorable? Un libro que se enmarca y muestra la respuesta a estas preguntas es “Zerópolis”; este texto muestra una descripción detallada de la también llamada Sin City a través de la experiencia del autor en un viaje a esta urbe.
Zerópolis es un concepto que surge para caracterizar a las ciudades contemporáneas; indica la esencia de la urbanidad elaborada en Las Vegas: “la nulidad que se hace número” (Bégout, 2007, p. 17). A través de pequeñas secciones el autor se encarga de detallar diferentes aspectos de la ciudad. Por ejemplo, en “Ofrendas al Dios Fun” describe su experiencia y sensaciones en las calles luminosas aludiendo a que los visitantes entran en un tipo de confusión ante tanta luminosidad, además comenta sobre la “arquitectura” y el comportamiento sistemático de las personas, concluyendo que esta ciudad es un lugar que carece de memoria y que no genera identidad con las personas que la “habitan” y visitan.
En “El doble rostro de la utopía”, Bégout señala que Las Vegas es una de las ciudades con el mayor crecimiento urbano de Estados Unidos. En esta sección se describe lo que pasa fuera del downtown, en los suburbios con una tipología de comunidades cerradas. Lo que es una contraposición de lo que se puede observar en el downtown, dado que estas comunidades son cerradas, herméticas e introvertidas. Incluso han tenido que generar sus propios espacios públicos, ya que hoteles y casinos se apropiaron del mismo, constituyendo así las primeras formas de privatización del espacio público. Los nodos en los suburbios que tienen la función de disminuir la presión urbana en el centro, no han tenido éxito como polos de crecimiento ya que no crean un arraigo con la población, carecen de identidad y no desarrolla una apropiación del espacio, de esta manera se crean patrones de la urbanización discontinua, fragmentada, difusa y sin límites precisos (Borja, 2014).
Pero lo gatilla este texto es la reflexión generada a partir de la sección ¿monstruo urbano o futura normalidad? Aquí el autor posiciona a Las Vegas como el lugar de las futuras tendencias urbanas. Pareciera ser que la famosa frase What happens in Vegas, stay in Vegas no aplica con la urbanidad, ya que esta forma de hacer ciudad ha permeado hacia otros lugares como Atlantic City o Macao en China, que se caracterizan por la presencia masiva del automóvil, algún tipo de atracción como los casinos y publicidad invasora que te interrumpe hasta en tus momentos más privados, tal como lo plantea Koolhaas en Espacio Basura (2002).
El libro Zerópolis logra examinar y describir los detalles morfológicos, estéticos, sociológicos y políticos de la ciudad de Las Vegas, permitiendo concluir que esta ciudad fue construida bajo las premisas “un camino puede convertirse en ciudad, un edificio puede convertirse en signo. Es posible crear un lugar a partir de la nada.” (Hess, 1993, p. 123).
Tanto desde la perspectiva urbana hasta la histórica cultural y el valor de pertenencia de un lugar, el modelo de ciudad de Las Vegas representa una amenaza para las ciudades del futuro. Actualmente las ciudades enfrentan retos como el uso de energía, desigualdad, movilidad, espacios públicos, y áreas verdes por mencionar algunos, sin embargo, lo más importante es reconocer que las ciudades del futuro deben ser memorables, sanas y amigables con las personas. En el nivel de satisfacción, la percepción y la forma en cómo recuperan el derecho a la ciudad las personas estará el éxito de las ciudades de futuro.
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Bibliografía
Bégout, B. (2007). Zerópolis. Barcelona: Anagrama.
Borja, J. (2014). Ciudad, urbanismo y clases sociales. Sin Permiso.
Hess, A. (1993). Viva Las Vegas: After-Hours Architecture. San Francisco: Chronicle Books.
Koolhaas, R. (2002). Espacio Basura. Gustavo Gili.
Koolhaas, R. (2011). La Ciudad Genérica (1a ed.). GGminima.
Entrevista a Miriam Heredia: "Creo que estamos frente al mayor desafío de la historia de la humanidad"
VerEntrevista a Miriam Heredia: "Creo que estamos frente al mayor desafío de la historia de la humanidad"
Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Pia Acevedo; Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC). Becaria Conicyt. Magíster en Gestión Cultural (U.Chile). Licenciada en Historia (UDP)]
Miriam Heredia es Arquitecta de la Universidad de Buenos Aires, especialista en Tecnología y Producción de la Arquitectura. Realizó un curso de Urbanismo Social en la Empresa de Desarrollo Urbano EDU Medellín, la maestría en Diseño Arquitectónico en la FADU-UBA y un curso de posgrado en Marketing Directo Interactivo con orientación en ONG en la Universidad de San Andrés. Ex-Directora del departamento de Relaciones Internacionales en la Sociedad Central de Arquitectos, directora del Plan de Internacionalización de Arquitectura -SCA CPAU GCABA, Cancillería Argentina, Fundación Exportar. Director de Proyecto de parques deportivos, GCABA 2006- 2007. Actual President< de la Comisión de Cultura de la Sociedad Central de Arquitectos 2015.
«Creo que estamos frente al mayor desafío de la historia de la humanidad»
“Es relevante dejar de pensar las intervenciones urbanas como objetos aislados
prototípicos para repensarlas dentro un sistema urbanístico frágil y complejo que
comprende las ciudades como fuente de riqueza y de equidad”
1) Desde su perspectiva como académica, investigadora y arquitecta, qué desafíos enfrentan las ciudades actuales de cara a futuro? Y, profundizando lo anterior para el caso de Argentina, ¿cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan las grandes urbes como Buenos Aires de aquí al 2050?
Es un hecho que el mundo se mueve hacia las ciudades. Para el 1900 la población urbana era de un 13% y la proyección para el 2050 es que dicho porcentaje estará aproximadamente en el 75% de población eligiendo vivir en ciudades en búsqueda de oportunidades y mejor calidad de vida. Para el caso de Argentina nos posicionamos como pioneros en el tema de urbanización dado que para el año 2001 nueve de cada diez habitantes vivía en ciudades (90%), más que en países densamente poblados como Estados Unidos (82%), Francia (85%) o Alemania (74%). Esto en principio es una buena noticia para arquitectos y urbanistas. Sin embargo, presenta importantes desafíos que se arrastran por décadas, entre los cuales el más relevante que nos ha tocado desarrollar ha sido el de disminuir el déficit habitacional de la provincia de Buenos Aires con un concepto ya no solo de construir vivienda como un evento individual sino de desarrollar emprendimientos sustentables que formen parte de ciudades equitativas, brindando oportunidades y calidad de vida a sus habitantes.
El déficit de referencia es producto del proceso de urbanización que viene sucediendo y seguirá ocurriendo y generalmente afecta a las poblaciones más vulnerables. De acuerdo al Censo 2010, Argentina necesita 3.5 millones de viviendas para satisfacer las necesidades habitacionales de la población. Más de 2 millones de familias habitan viviendas deficitarias y 1.3 millones atraviesan situaciones de hacinamiento. Las condiciones deficitarias alcanzan así al 28% de los hogares. Por otra parte, los problemas de acceso al suelo urbanizado para los sectores de medios y bajos recursos sumado a la carencia de políticas públicas en materia de planificación, estrategia y ordenamiento territorial, se traducen en la proliferación de asentamientos en zonas no urbanizadas como respuesta espontánea de la población más pobre ante la falta de otro tipo de soluciones.
Desde esta perspectiva las ciudades del futuro deben concebirse desde la conceptualización de un urbanismo dinámico orientado a la comprensión y organización de la complejidad de los múltiples factores y actores intervinientes sobre la base de abordajes disruptivos y sustentados fundamentalmente en la construcción de los intangibles sociales.
2) ¿De qué forma se destacan este tipo de ciudades respecto las características normales de un diseño urbano?
Es relevante dejar de pensar las intervenciones urbanas como objetos aislados prototípicos para repensarlas dentro un sistema urbanístico frágil y complejo que comprende las ciudades como fuente de riqueza y de equidad. De esta manera este tipo de ciudades se destacan a partir de un giro epistemológico de la concepción de estas ciudades y desde esa lógica introducirse el análisis, reconocimiento y conocimiento particular del los elementos componentes de la ciudad y de los métodos, técnicas e instrumentos de identificación y diagnostico para la resolución de problemáticas proyectuales urbanos contextualizados con su marco regional, no solo desde el enfoque de los nuevos paradigmas existentes sino con proyección de los que estarían potencialmente gestándose para el futuro. Desde esta perspectiva se amplía el marco temporal de reflexión con una visión temporal a escala “humana” a la vez que a una escala “planetaria”.
3) Y en este sentido, ¿Cuáles serían las principales problemáticas o desafíos que enfrentan las ciudades actuales para avanzar hacia los modelos que Ud. plantea?
El mayor desafío que enfrentan las ciudades en la actualidad es desarrollar la capacidad de absorber las corrientes migratorias en los lineamientos básicos de calidad de vida como lo son bienestar físico, bienestar material, bienestar social, desarrollo y bienestar emocional, así como también de salud, educación y trabajo; infraestructura básica y generación de oportunidades laborales y aspiraciones. Es decir, el mayor de los desafíos que enfrentamos es desarrollar ciudades equitativas, mientras se resuelven otros temas estructurales coyunturales. No hacer frente a este desafío no significa que la población no vaya a trasladarse a las ciudades sino que lo hará igualmente, pero bajo condiciones de vulnerabilidad en espacios como favelas, villas y asentamientos.
La desigualdad, la pobreza y un marco social beligerante en extremo preocupante es, entonces, la mayor problemática que no solo aqueja a las ciudades latinoamericanas sino también a ciudades de todo el mundo, obligando a técnicos y profesionales de las más variadas orientaciones a ponernos alerta con el objetivo de comprender el estado de la cuestión, identificar el problema y trabajar en potenciales estrategias de resolución. El mayor inconveniente de esto radica que no es sólo un problema técnico, sino que también social y político, espacio donde tenemos cada vez menos representatividad. No me cabe la menor duda que para generar una ciudad que pueda atender las necesidades contemporáneas y futuras arquitectos y urbanistas (entre otros) debemos estar más involucrados en la política en lo que respecta a cargos ejecutivos.
Sin embargo, resolver las problemáticas devenidas de ciudades insuficientes/ineficientes tiene por correlato una acción de tal magnitud, que hoy con las estrategias conocidas y formas de pensar contemporáneo produciría un impacto en el medio ambiente de tal magnitud, que en definitiva haría que toda “solución” conocida devendría en una estrategia deficiente.
Creo que estamos frente al mayor desafío de la historia de la humanidad.
4) ¿Tienen cabida en estas ciudades discusiones de gran interés para la ciudadanía como los temas de género, infancia, vejez y discapacidad? De tener, de qué manera es posible su inclusión, o bien, como se distingue su inclusión en este modelo vs los modelos actuales?
No caben dudas que las ciudades tienen una deuda moral para con determinados segmentos de la sociedad que requieren de respuestas particularizadas, y no solo en el campo de la población con capacidades diferentes, género, ancianidad, entre otras, sino también se deben tener en cuenta las particularidades culturales de todo tipo .
Las ciudades se vuelven cada vez mas cosmopolitas debido a la gran movilización humana y esta es una asignatura que debemos atender. Cuando hablamos de construir ciudades, en ocasiones el inconsciente colectivo y el consciente piensa en un usuario especifico “conocido”, cuando la realidad nos muestra sintomatologías que están sufriendo las ciudades, producto de no tener un razonamiento complejo para entender los nuevos sistemas sociales (plurales, heterogéneos, etc.).
La participación ciudadana es fundamental para comprender y aprehender la problemática a resolver pero también debe estar circunscripta con el fin de que sea un proceso ejecutivo. Para ello el punto neurálgico a atender es fomentar la dimensión educativa de la participación.
5) Y a nivel continental, ¿Cómo entran en este debate las ciudades actuales de América Latina? ¿Qué acciones deberían aplicarse para que las ciudades latinoamericanas pueden emprender el rumbo hacia el futuro? ¿cual es el rol que juega la identidad latinoamericana, la forma de hacer y ocupar los espacios, etc., con el planteamiento futurista?
El gran problema de Latinoamérica es la desigualdad, devenida de procesos sociales políticos a lo largo de su joven existencia y que recién ahora comienza, de manera inestable, un proceso más estable. Este devenir ha dejado una amplia población, en caso de Argentina un 30%, en condiciones no solo de desigualdad, sino de vulnerabilidad.
Actualmente en las ciudades en América Latina, 5 millones están obligadas a compartir vivienda con otra familia, 3 millones residen en viviendas irreparables. 34 millones habitan en inmuebles que carecen de título de propiedad, agua potable, saneamiento pisos adecuados o espacio suficiente. Más aún, las proyecciones para el año 2050 del crecimiento urbano de América Latina y el Caribe bordean los 680 millones de habitantes. Estas cifras alarmantes también indican que las ciudades latinoamericanas tienen una gran oportunidad de generar ciudades “para” y “por” la gente, pudiendo aprender de aciertos y errores de la experiencia comparada. Debemos observar esa experiencia, pero traducirla a los requerimientos propios de cada territorio.
6) Por último, ¿Cuáles son los mayores desafíos que deben sortear los profesionales vinculados a los temas urbanos para que una ciudad sea considerada apropiada para el futuro?
En principio entender que el enfoque tradicional de las políticas y estrategias sobre el elemento-tópico urbano están agotados, lo que se traduciría en al menos 6 lineamientos:
a)necesidad de una visión integral sobre la problemática, con una mirada holística sobre las necesidades de la población, b) lograr una verdadera transformación mediante un cambio conceptual que aborde la problemática con visión inclusiva, c) diseño de instrumentos de escala local y regional posibilitando y propiciando la implementación de políticas activas multisectoriales, d) propiciar un desarrollo equitativo orientados a evitar la consolidación de procesos de segregación e inequidad urbana instalados e) identificar, preservar, fomentar y potenciar, culturas y tradiciones locales inscriptos dentro de los paradigmas contemporáneos, f) comprender que todo lo que aprendimos y aun estamos aprendiendo es obsoleto y que requiere de romper con los esquemas de pensamiento actuales y pensar que lo que necesitamos aun no esta inventado.
"MÚSICA TRADICIONAL Y ESPACIO PÚBLICO: los Significados del Lugar en Veracruz, México"
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Revista Planeo Nº30, Música y Ciudad, Diciembre 2016
[Por, Brenda Galván; Licenciada en Arquitectura (Universidad Veracruzana, México), Maestría en Diseño Urbano y Doctorado (Newcastle University, England). Actualmente trabaja en el Departamento del Centro Histórico del Municipio de Friburgo de Brisgovia, en Alemania]
Recibido el 25.11.2016/ Publicado el 18.08.2017
Resumen
La interpretación musical del Danzón y Son Montuno en los espacios públicos del Centro Histórico de Veracruz, fortalece la producción social y cultural de la ciudad. A partir de una investigación de corte cualitativo, este trabajo presenta los significados que atribuyen los músicos a los lugares donde tocan. Se identificó que reconocen la música tradicional como parte, no sólo de su historia personal, sino de la historia y cultura de la ciudad. Además de que los significados del lugar desarrollados en esferas privadas, sirven como antecedente para la creación de nuevos significados en esferas públicas. Muchos de los ellos cuentan además con un alto apego emocional a estas formas de música tradicional. Dichas condiciones facilitan la producción musical en los espacios públicos, convirtiéndolos en lugares distintivos y de encuentro, donde las personas experimentan procesos de auto reconocimiento.
Palabras clave: Música, Espacio Público, Danzón, Son Montuno
Abstract
The performance of the music of Danzon and Son Montuno in the public spaces of the historic centre of Veracruz strengthens the social and cultural produc- tion of the city. Based on a qualitative methodology, this work presents those meanings of place given by musicians to the locations where they play. They re- cognize these types of traditional music not only as past of their personal history but also as part of the culture and history of the city. Furthermore the mea- nings of place in the private sphere serves as prece- dent for the creation of new meanings in the public sphere. Moreover many of them develop a deep emo- tional attachment to these forms of traditional mu- sic. Such conditions ensure the musical production in the public spaces, making them distinctive places for encounter, where people experience processes of self- recognition.
Keywords: Music, Public Space, Danzon, Son Montuno
"DE LA CIUDAD IMAGINADA A LA CIUDAD EN DISPUTA: Análisis desde la gobernanza al rol de los actores y las visiones en torno al desarrollo del puerto de Valparaíso"
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Revista Planeo Nº31, Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por, Sebastián Rodríguez Leiva; Geógrafo, Estudiante del Master Gobernanza de Riesgos y Recursos del Heidelberg Center Para América Latina. Cargo: Asistente de Investigación en Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Luis Flores Medrano; Geógrafo, Estudiante del Master Gobernanza de Riesgos y Recursos del Heidelberg Center Para A. Latina.
Jorge Bottai Espinoza; Profesor de Historia y Geografía, Estudiante del Master Gobernanza de Riesgos y Recursos del Heidelberg Center Para América Latina. Cargo: Profesional de apoyo a la gestión territorial en barrios, Subsecretaría de Prevención del Delito, Ministerio del Interior]
Recibido el 03.03.2017 / Publicado el 18.08.2017
Resumen
Las diferentes visiones existentes de Valparaíso, que representan las estrategias y los intereses de los actores públicos, privados y locales de la ciudad, no sólo confluyen en el espacio, sino que también, configuran un escenario de disputa y conflicto en torno al desarrollo que debe seguir la ciudad, tensionando el espacio urbano y dificultando el diálogo entre actores. Para abordar esto, la metodología empleada se basó en la realización de entrevistas semiestructuradas a diferentes actores provenientes de distintos sectores de la sociedad. Como principal resultado, se logró evidenciar que la visión de Valparaíso como ciudad – puerto posee gran relevancia, donde la asociación de actores público – privado ejerce poder y logra imponer sus intereses por sobre la visión de ciudad patrimonio que actores locales conciben para la ciudad.
Palabras clave: ciudad, gobernanza, Valparaíso.
Abstract
Different views existing in Valparaiso, that represent the strategies and interests of the public, private and local actors in the city, not only converge in space, but they also set up a scenario of dispute and conflict over development that must follow the city, stressing the urban space and difficult dialogue among actors. To address this, the methodology used was based on semi-structured interviews to different actors from di- fferent sectors of society. As main result, was achieved to evidence that the vision of Valparaiso as city-port has great relevance, where the Association of public- private actors exerts power and achieves impose its interests above the vision of heritage city that local actors conceived for the city.
Keywords: city, governance, Valparaíso
"Urbanismo táctico como estrategia para una ciudad inclusiva"
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Revista Planeo Nº 32 Ciudades inclusivas, Junio 2017
[Por Javier Vergara Petrescu; Co-fundador y director ejecutivo de Ciudad Emergente]
Resumen
En el año 2011 se funda Ciudad emergente, un productor de innovación urbana que busca contribuir en la mejora de la calidad de vida en ciudades en desarrollo, a través de proyectos participativos y plataformas de información de alto impacto, que permitan una comunicación efectiva entre tomadores de decisión y sociedad civil, articulando procesos locales y fortaleciendo el capital social de las comunidades. De acuerdo a esto, las fotografías que se muestran en el presente ensayo visual, corresponden a acciones de urbanismo táctico, de corto plazo en el espacio público, que tienen como propósito impulsar ciudades centradas en las personas que las habitan. Las principales características de estas tácticas es que son fáciles de implementar, replicar y medir por las comunidades, fomentando así, un aumento en la percepción de empoderamiento en las personas y con esto un cambio de roles, desde simples espectadores a protagonistas de las transformaciones en la ciudad. Es decir, en definitiva estas tácticas tienen como finalidad generar una plataforma inclusiva, que considera a la comunidad como una parte fundamental del hacer ciudad tanto a nivel nacional como internacional.
Palabras clave: urbanismo táctico; espacio público; comunidad y participación
"Aprendizaje, arquitectura y ciudadanía crítica para niñas y niños"
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Revista Planeo Nº 32 Ciudades inclusivas, Junio 2017
[Por Aldea: Arquitectura, Ciudadanía y Aprendizaje
Eileen Berg, Francisca Corvalán, Soledad Díaz de la Fuente, Robert Newcombe y Magdalena Novoa]
Resumen
"Planificación participativa y urbanismo popular. Usos de la Memoria, la Identidad y el Patrimonio en poblaciones históricas de Santiago y Concepción"
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Revista Planeo Nº25, Centros Históricos en América Latina. Entre la autenticidad y la renovación, Diciembre 2015
[CONVOCATORIA ABIERTA]
[Por, Christian Matus Madrid, Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2010, y Antropólogo Social de la Universidad de Chile (1997). Investigador Postdoctoral CEDEUS Hub Concepción, Fondap No 15110020 participante de los Clúster de Planificación Construida y Entorno Construido]
Recibido: 31.12.2016 / Publicado: 19.05.2017
Resumen
El presente paper plantea una reflexión acerca de las relaciones existentes entre identidad, memoria y patrimonio en el mundo popular, a partir de dos experiencias de investigación y planificación participativa, desarrolladas en dos poblaciones históricas y emblemáticas de Santiago y Concepción sujetas a procesos de intervención por parte del Estado chileno. Las preguntas de investigación que orientan el análisis, tienen relación con los diferentes usos de la historia, identidad y memoria de los pobladores, como recurso para hacer frente al actual modelo de desarrollo urbano, y en particular, en cómo es posible hacer un uso social de este patrimonio, integrando la identidad poblacional a una planificación urbana y territorial distinta, articulando un desarrollo local alternativo al hegemónico modelo de mercado, que invisibiliza las memorias y patrimonios populares.
Palabras clave: Pobladores, patrimonio, planificación participativa, urbanismo popular
Abstract
This paper presents a reflection on the relationships between identity, memory, heritage and popular urbanism based on two experiences of research and participatory planning developed in two historical and emblematic populations of Santiago and Concepción subject to intervention processes by the State Chilean. The research questions that guide the analysis are related to the different uses of history, identity and memory of the inhabitants as a resource to deal with the current model of urban development, and in particular, how it is possible to make a social use of the Heritage that contributes to integrate the population identity as part of a different urban and territorial planning articulated to a local development alternative to the current hegemony of the market model, which makes invisible popular memories and heritages.
Keywords: Settlers movement, heritage, participative planning, popular urbanism
[Descarga el artículo completo acá]
El presente artículo sintetiza los resultados preliminares del trabajo de investigación desarrollado como postdoctorante del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), Proyecto CONICYT/FONDAP Nº 15110020 en el marco del clúster de planificación integrada.
“Nuevo Parque Metropolitano Cerro Chena”
Ver“Nuevo Parque Metropolitano Cerro Chena”
Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Roberto Advis Jiménez. Arquitecto Pontificia Universidad Católica de Chile y Escuela de Arquitectura, Politécnico di Milano. Director de Proyectos Urbana E&D]
RESUMEN
En el año 2014 el Gobierno Regional Metropolitano lanzó el Concurso Cerros Isla, con el fin de aprovechar los cerros de la ciudad de Santiago, como espacio público. La propuesta ganadora de dicho concurso fue la del Cerro Chena, la cual fue elaborada por las municipalidades de San Bernardo y Calera de Tango, en conjunto con la comunidad local. El futuro Parque Metropolitano Cerro Chena se presenta como un ejemplo de cómo avanzar hacia ciudades más inclusivas dado que, por un lado, busca equiparar las condiciones urbanas de la ciudad, al dotar de áreas verdes a sectores en los que hacen mucha falta, y también, porque cuenta con un proceso de participación ciudadana que promueve que la comunidad se involucre con el proyecto.
Palabras Clave: Concurso Cerros Isla, Involucramiento Comunitario, Cerro Chena.
Im. 1. Actual Parque Cerro Chena / Fuente: Urbanismo Social, 2017.
“Santiago es una capital moderna rodeada por inmensas y bellas montañas nevadas pertenecientes a Los Andes que le otorgan un valor paisajístico que se complementa con los cerros y el río que se encuentra dentro de la ciudad (…)” (Urbano, 2016, p. 104).
Este es un fragmento de la visión que tienen los extranjeros residentes de la ciudad de Santiago según un estudio realizado por Rodrigo Urbano (2016). Dicho estudio plantea que, por lo general, los extranjeros que residen en Santiago tienen una visión más optimista de la ciudad que los propios santiaguinos, los cuales suelen resaltar temáticas como la delincuencia, el centralismo, la contaminación, el smog y el estrés. Este tipo de estudios son interesantes ya que visibilizan ciertos atributos urbanos que muchas veces como santiaguinos naturalizamos e incluso olvidamos, como lo es, por ejemplo, la presencia de múltiples cerros isla dentro de la ciudad.
Este año (2017) se cumplen 100 años desde que se inauguró el Parque Metropolitano del Cerro San Cristóbal, el cual es el cuarto parque urbano más grande del mundo. Sin embargo, Santiago tiene múltiples cerros isla, los cuales pueden ser utilizados como potenciales espacios de uso público. Según el catastro realizado por la Fundación Santiago Cerros Isla, además del San Cristóbal y Santa Lucía, Santiago cuenta con 25 cerros más, los cuales podrían contribuir enormemente a aumentar la cantidad de áreas verdes de la ciudad.
A raíz de ello, en el año 2014, el Gobierno Regional Metropolitano lanzó el concurso Cerros Isla en donde distintas municipalidades realizaron propuestas para habilitarlos como parques urbanos. La propuesta ganadora fue la del Cerro Chena, presentada por las municipalidades de San Bernardo y Calera de Tango, la cual se destacó, entre otras razones, porque se ubica en una de las zonas con menor cantidad de áreas verdes por habitante y por la alta participación ciudadana que se dio durante la fase de preparación de la propuesta.
Ambas razones, equiparar las condiciones urbanas y abrir espacio de participación, van en línea con uno de los principales desafíos que instala la Nueva Agenda Urbana [1]: avanzar hacia ciudades cada vez más inclusivas. Esta iniciativa actualmente se encuentra en su primera fase, la cual consiste en elaborar el diseño de mejoramiento y ampliación del actual parque Cerro Chena con el objetivo de consolidar un nuevo parque metropolitano para la zona sur de Santiago. Para ello, se le otorgará un mejor equipamiento y contará con 20 hectáreas más, las que se suman a las 38 actuales.
Luego de que el Gobierno Regional Metropolitano realizara un proceso de licitación pública, se definió que los encargados de desarrollar el diseño de este proyecto son las oficinas de arquitectura Urbana E&D y Teodoro Fernández Arquitectos (premio nacional de arquitectura del año 2014), en colaboración con la Fundación Urbanismo Social, la cual está a cargo del proceso de participación ciudadana.
Entre los avances ya realizados se destaca la reforestación que se llevó a cabo en julio del 2016, en donde estudiantes de establecimientos educacionales de Calera de Tango y San Bernardo plantaron alrededor de 12.800 especies arbóreas nativas en un área de 16 hectáreas del cerro. A esto se le suma la construcción de nuevos juegos infantiles inclusivos, nuevos baños y la próxima inauguración de juegos de agua.
Una de las principales características de este proyecto es su carácter participativo. En este sentido, se han realizado distintas metodologías de involucramiento comunitario entre las que se destaca el encuentro “Líderes por el Chena”, realizado el sábado 22 de abril en el mismo parque. En dicho encuentro participaron más de 250 dirigentes sociales, los cuales representaron a más de 100 organizaciones sociales pertenecientes a las comunas aledañas al cerro (San Bernardo, Calera de Tango y El Bosque). Entre ellas encontramos juntas de vecinos, agrupaciones de pueblos originarios, comités de derechos humanos, centros culturales, asociaciones deportivas, medioambientalistas, entre otras. Los participantes se dividieron en distintas mesas de trabajo en donde, sobre un plano del cerro, identificaron las principales fortalezas y amenazas del cerro, así como también los usos actuales y potenciales que tiene el parque que se está desarrollando. El encuentro contó con la presencia de las autoridades locales y metropolitanas, y concluyó con un plenario en donde los participantes presentaron la visión que tienen del parque de aquí a 20 años. A través de este encuentro, se cumplió el objetivo de levantar insumos para la generación del anteproyecto de diseño del parque, el cual luego será presentado a la comunidad en un segundo taller.
Im. 2. Encuentro Líderes por el Chena / Fuente: Urbanismo Social, 2017.
Uno de los elementos más valorables de este tipo de proyectos es que distintos actores (Gobierno Regional Metropolitano, la Gobernación del Maipo, las Municipalidades de San Bernardo, Calera de Tango y El Bosque, los consultores y múltiples agrupaciones de la sociedad civil) han logrado trabajar colaborativamente por un objetivo común que será un gran aporte para la ciudad. La participación y el involucramiento de cada uno de estos actores no sólo hacen que el proyecto sea más inclusivo, ya que incorpora las necesidades de sus diversos usuarios, sino también más sustentable en el tiempo, dado que la vinculación temprana con el proyecto genera una apropiación que facilita su concreción y mantención.
El caso del Nuevo Parque Metropolitano Cerro Chena se convierte en un ejemplo de cómo hacer que la ciudad de Santiago sea más inclusiva. Esto porque, por un lado, colabora con el aumento de áreas verdes en zonas de la ciudad que cuentan con menos de un cuarto de la cantidad de metros cuadrados de área verde que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) [2]. Y también, porque este proyecto abre espacios de participación e involucramiento comunitario que permite que sus futuros usuarios incidan en el diseño del parque, haciéndolos parte del proyecto.
Im. 3. Encuentro Líderes por el Chena. Fuente: Urbanismo Social, 2017.
Para más información del proyecto visitar: https://nuevocerrochena.gobiernosantiago.cl/
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Referencias bibliográficas:
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Capeáns, J. (2016). ¿Qué es la Nueva Agenda Urbana? Disponible en: http://ecosistemaurbano.org/urbanismo/nueva-agenda-urbana/
-
Centro de Políticas Públicas UC(2017). Mesa de Áreas Verdes. Disponible en: http://politicaspublicas.uc.cl/
-
Urbano, R. (2016). Planificación Urbana Integrada e Imagen-Ciudad: El aporte de la mirada de los expatrias al Santiago contemporáneo. (Tesis de Magíster en Desarrollo Urbano). Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, PUC.
Notas:
[1]La Nueva Agenda Urbana es el documento final resultante del acuerdo enla conferencia Hábitat III que se llevó a cabo en octubre de 2016 en Quito, Ecuador. Constituye una guía para orientar los esfuerzos en materia de desarrollo de las ciudades para los próximos 20 años. (Capeáns, 2016).
[2]Según datos del Centro de Políticas Públicas de la UC (2017), la comuna de El Bosque cuenta con 1,9 m2/habitante y San Bernardo 2,3 m2/habitante, cifras muy por debajo de los 9m2/habitante que recomienda la OMS.
"Fundación Mi Parque: áreas verdes como forma de crear comunidad. Experiencias y aprendizajes para una ciudad inclusiva"
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Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Max Correa, Arquitecto, Pontificia Universidad Católica de Chile; Jefe de proyecto Fundación Mi Parque]
RESUMEN
En el marco de la desigual distribución y calidad de áreas verdes urbanas a nivel nacional, surge Fundación Mi Parque, una iniciativa cuyo objetivo es mejorar los espacios públicos de los barrios vulnerables de Chile a través de un trabajo colaborativo que involucra la participación de diversos actores, comunidad, empresa y municipalidad. De acuerdo a esto, el foco de Mi Parque para promover ciudades inclusivas se enmarca en generar iniciativas que involucren diseños participativos, que permitan crear comunidad a través de la co-construcción de áreas verdes que no solo contribuyan en el aspecto ambiental, sino que también se articulen como espacios de sociabilidad que permanezcan y se mantengan en el tiempo. Las iniciativas de Mi Parque, enfocadas en el “hacer” se constituyen de esta manera, como importantes experiencias y aprendizajes en materia de involucramiento comunitario, permitiendo promover políticas y proyectos urbanos que consideren dentro de sus propósitos los intereses y necesidades de la población.
Palabras claves: áreas verdes, comunidades, inclusividad.
Im.1: Antes y después; Plaza La Esperanza, 2015, San Bernardo / Fuente: Elaboración propia
Fundación Mi Parque surge en 2007 a partir de una preocupación por mejorar la calidad de vida de los barrios vulnerables a lo largo de todo Chile, focalizándose para ello, en el mejoramiento y dotación de espacios públicos, esencialmente áreas verdes, a través de un proceso participativo que incluye el diseño, construcción y activación de plazas y parques urbanos. Actualmente Mi Parque ha contribuido en la ejecución de más de 270 proyectos a nivel nacional, siendo una experiencia positiva que no sólo permite aumentar la igualdad en la distribución y calidad de áreas verdes, sino que también cristaliza una manera de construir ciudades inclusivas que, primero potencien el trabajo colaborativo y conjunto entre diversos actores por un objetivo común, y segundo, articulen proyectos que se vinculen con el entorno de barrio, revalorizando el espacio local y creando comunidad a través de espacios de sociabilidad que perduren a lo largo del tiempo.
La estrategia de diseño participativo de Mi Parque se basa en cuatro talleres y/o etapas de vinculación que incluye esencialmente a tres actores: la comunidad, la empresa que patrocina y el municipio. La primera etapa consta en dar a conocer la iniciativa como una manera de generar lazos de confianza y adquirir información acerca de los anhelos, necesidades y sueños que la comunidad proyecta en el espacio público a transformar. La segunda etapa o instancia corresponde a un diagnóstico en terreno, que permita conocer el área, realizar un balance de los elementos positivos y negativos, y formular en conjunto con los vecinos una imagen objetivo del espacio. La tercera se refiere a la presentación del diseño preliminar y su validación; y la cuarta y última, relativa a la sustentabilidad de estos proyectos a lo largo del tiempo, en donde se crea un comité vecinal para asegurar que este nuevo espacio perdure en el tiempo.
Luego de la ejecución de estos talleres, se procede a la etapa de construcción participativa, en donde los actores involucrados en el proceso: la empresa que financia, la comunidad y el equipo de voluntarios Mi Parque, transforman en una mañana, este espacio público, otorgándole una nueva cara al barrio. Este proceso finaliza con un protocolo de seguimiento y acompañamiento por parte de la Fundación a lo largo de todo un año, cuyo objetivo es traspasar las herramientas necesarias a la comunidad para que utilice, cuide y potencie este espacio. Es decir, a través de estos proyectos no sólo se busca otorgar nuevos valores estéticos y contribuir al medio ambiente en los barrios vulnerables intervenidos, sino que también articular espacios que promuevan en la vida cotidiana una mayor cohesión social y configuración de redes sociales entre los vecinos del sector.
De acuerdo a lo anterior, Fundación Mi Parque promueve a través de sus aprendizajes y experiencias, crear proyectos que incluyan la participación comunitaria en todas sus etapas, para que de esta forma, puedan ser más sustentables en el tiempo. La incorporación comunitaria temprana desde esta perspectiva, permite que las personas se sientan parte importante en la construcción del proyecto, ya que al ser considerada su opinión y necesidades en su formulación, genera un sentimiento de pertenencia, cariño y aprecio hacia este tipo de iniciativas. Sumado a esto, se releva también la necesidad de comprender que en la formulación y ejecución de este tipo de trabajos, es fundamental considerar que todas las comunidades y municipalidades poseen una manera particular de funcionar, y que por ende, es preciso ser capaces de adaptarse y ser flexibles ante estas situaciones.
Im. 2: Taller Participativo Plaza La Esperanza, San Bernardo
/ Fuente: Elaboración propia
Mi Parque como un actor social, influye en las políticas públicas a través del “hacer”, es decir, más que enfocarse en generar nuevos estudios y/o posibilidades, plasma su trabajo a través de la ejecución y acción rápida de proyectos, que generan un cambio profundo en los barrios en los cuales interviene. En esta misma lógica, un punto central en el último tiempo es su interés no sólo por sumar metros cuadrados de áreas verdes, sino que también por mejorar los existentes para que estos sean de buena calidad, que cuenten con el equipamiento necesario para un uso adecuado y que además permitan satisfacer las necesidades particulares que posee cada comunidad.
Desde esta perspectiva, dentro de los principales desafíos en materia de inclusividad urbana, se encuentran: 1) la mantención de las áreas verdes a lo largo del tiempo, lo que requiere de la articulación de diversos actores tanto institucionales, privados como comunitarios; y a su vez, 2) la desigual distribución y calidad de las áreas verdes, ya que actualmente sólo 9 de las 52 comunas de Santiago por ejemplo, concentran el 50% de estos espacios, que además al ser municipios con mayores niveles económicos, son los que almacenan y presentan también la mejor calidad de áreas verdes urbanas, en desmedro de otras comunas más vulnerables que no cuentan con estas posibilidades. Situación que se ha plasmado en el último tiempo dentro de las preocupaciones y desafíos a resolver por la agenda de políticas públicas a nivel nacional, entre ellas la Política Nacional de Desarrollo Urbano y la Política de Áreas verdes de la Región Metropolitana del año 2014 (MINVU, 2014).
Mi Parque desde esta perspectiva, a partir de sus proyectos pretende contribuir en superar las brechas anteriormente descritas enfocándose para ello, en la escala local. Desde esta perspectiva, en el último tiempo ha expandido su campo de acción, con nuevas iniciativas de participación comunitaria, como por ejemplo el proyecto “patio educativo”, cuyo objetivo es revitalizar y recuperar jardines infantiles y colegios en contextos de vulnerabilidad que requieran transformar sus patios escolares en espacios verdes, mediante la articulación del trabajo conjunto entre docentes, alumnos y apoderados. En definitiva, la configuración de este tipo de iniciativas, permite crear comunidad, por medio de la construcción de espacios que permitan acercarse cada vez más a la meta de alcanzar ciudades inclusivas desde todos sus aspectos.
Im.3: Patio educativo, Antes y después; Jardin Infantil Mis Primeros Pasos, Pedro Aguirre Cerda
/ Fuente: Elaboración propia
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Referencias bibliográficas
MINVU. (2014). Política Nacional de Desarrollo Urbano: ciudades sustentables y calidad de vida (4th ed.). Santiago de Chile: MINVU.
"Haciendo ciudad desde los colectivos ciudadanos. La experiencia de Ciudad a Pie"
Ver"Haciendo ciudad desde los colectivos ciudadanos. La experiencia de Ciudad a Pie"
Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Acoyani Adame Castillo, Arquitecta, Coordinadora colectivo Ciudad a Pie, Estudiante de Magister Desarrollo Urbano PUC]
RESUMEN
El modelo de desarrollo urbano actual de las ciudades mexicanas, un modelo que imita a la ciudad americana de la autopista, de la ciudad funcional de la carta de Atenas nos ha llevado a una dependencia del automóvil como principal medio de transporte. Esta dependencia está costando caro ya que se han originado ciudades dormitorio, ciudades tan expandidas donde no existe infraestructura de transporte público ni otros servicios básicos para tener una buena calidad de vida. Este modelo de ciudad segrega social y espacialmente a los usuarios más vulnerables de la vialidad como los peatones, usuarios del transporte público y ciclistas. De acuerdo a esto, se están generando ciudades que no son inclusivas con todas las personas que habitan la urbe: niños, mujeres, adultos mayores y personas con discapacidad. Ante este panorama es necesario un cambio de paradigma en el desarrollo de nuestras ciudades. Si queremos caminar hacia una ciudad sostenible, inclusiva, participativa y compacta debemos poner como eje a las personas, no a los autos. En esta práctica se aborda la experiencia de colectivos ciudadanos en México que buscan replantear la manera en que se están haciendo las ciudades en materia de movilidad urbana.
Palabras clave: Movilidad no motorizada, colectivos ciudadanos, escala humana
Im1. 1er Cebratón Xalapa, 2016 / Fuente: Estudio Magma Photo
Uno de los grandes problemas que enfrentan las ciudades mexicanas en la actualidad es la movilidad urbana de sus habitantes, producto del modelo de desarrollo urbano centrado en el automóvil como principal medio de transporte. En México, principalmente en zonas urbanas, se ha priorizado la construcción de infraestructura para el auto, calles, avenidas, puentes antipeatonales, distribuidores viales, zonas de estacionamiento y autopistas urbanas. Esto ha generado una distribución inequitativa del espacio vial dejando a un lado la infraestructura para otros usuarios, principalmente peatones y ciclistas. Según datos del INEGI (2015), el municipio de Xalapa tiene 480.841 habitantes; donde los automóviles ocupan el 65% de las calles, pero en ellos se transporta solo el 14% de la gente, es decir que la mayoría lo hace en transporte público o a pie. En este sentido, se destaca la escasa inversión que han realizado durante los últimos años los gobiernos municipales, en transporte público e infraestructura para peatones y bicicletas, cuando estos corresponden al medio de transporte más utilizado por las personas.
Desde esta preocupación es donde surgen los colectivos Ciudad a Pie, en un contexto de ciudad pequeña como lo es Xalapa, y el colectivo Liga Peatonal a nivel nacional. Ambos colectivos trabajan para recuperar la ciudad para las personas, promoviendo tanto el uso y disfrute del espacio público, como también la movilidad a escala humana. Dentro de las propuestas e iniciativas que se plantean en ambos colectivos, se encuentra aquella basada en la Pirámide de la Movilidad, donde se plasma la importancia de privilegiar a las mayorías más vulnerables (los peatones) y al transporte público, por encima del transporte motorizado privado (Ciudad a pie, 2017). Para ello, se trabaja activamente en conjunto con la ciudadanía tanto en la elaboración de propuestas e iniciativas como en su ejecución. A continuación se exponen algunos proyectos que se han trabajado en el marco de estas iniciativas:
Carta Ilustrada de los Derechos del Peatón: Corresponde a un proyecto llevado a cabo por la Liga Peatonal y Edgar Seis, ilustrador mexicano. En ella, tal como se observa en la Imagen 2, se plasman y comunican los derechos de peatones mediante ilustraciones, donde se releva la importancia de promover los derechos que permiten construir una ciudad inclusiva, con infraestructura adecuada para personas con discapacidad, transporte público con accesibilidad universal, y ciudades compactas que permitan caminar para llegar hacia todos los destinos. Esta carta constituye una herramienta que se utiliza para los talleres ciudadanos tanto para escuelas, funcionarios públicos, etc.
Im2. Carta de los Derechos del Peatón / Fuente Liga Peatonal, Edgar Seis (2017)
Cebratón: Constituye una actividad que consiste en pintar colectivamente un paso peatonal donde no exista uno, por ejemplo fuera de las escuelas o en algunas intersecciones peligrosas. Esto tiene como objetivo visibilizar la importancia del peatón en las calles, además de sensibilizar a las autoridades y usuarios de esta vía, para exigir que se realice infraestructura de carácter permanente y adecuado para los peatones desde un diseño urbano incluyente y accesible.
Mapeatón: Corresponde a una fotocaminata para documentar de forma específica, critica, y visual la infraestructura de movilidad no motorizada, basada en fotos georreferenciadas que evalúan el problema de las aceras que dificultan el tránsito a pie, en silla de rueda, empujando una carriola, utilizando bastón o muletas. Otro ejercicio que deriva del mapeatón es #CallesVioletas que consiste en un mapeo exploratorio y sensible de espacios públicos según la percepción y experiencia de las mujeres. Teniendo estos bancos de información como insumo, es posible colaborar para que los analistas, diseñadores urbanos e investigadores, cuenten con un material consistente para analizar y construir propuestas que mejoren las ciudades, con un enfoque incluyente (Ver imagen 3).
Im3. Mapeatón Xalapa 2015 / Fuente: Elaboración propia
Parqueando o Día Mundial sin Auto: La realización de esta actividad responde a la necesidad de acercar a los ciudadanos al espacio público de su ciudad y mostrarles de manera tangible la capacidad que estos tienen para incidir en su construcción y configuración. En este sentido, se propone a través de esta actividad realizar una intervención en las calles que normalmente son ocupadas por los automóviles, mediante juegos y mobiliarios urbanos que permitan visibilizar otra manera de hacer ciudad.
Im4. Parqueando Xalapa 2016 / Fuente: Elaboración propia
Finalmente, a través de los proyectos e iniciativas mencionadas anteriormente, los colectivos ciudadanos tienen como propósito crear ciudades inclusivas, que ofrezcan y garantices el pleno derecho a la ciudad con una infraestructura y equipamiento adecuado. Rediseñar una ciudad donde las necesidades de todos los usuarios del espacio público sean contempladas es posible, pese a que corresponde a un gran desafío que requiere de un cambio de paradigma desde diversos ámbitos. El poder de los ciudadanos proactivos y empoderados es en este sentido, un factor clave para motivar que este cambio suceda. Si las pequeñas acciones de los ciudadanos se replicaran en cada ciudad y si se tuviese una visión compartida acerca del modelo urbano que se aspira a tener, es posible construir mejores ciudades para todos.
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Referencias bibliográficas:
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Liga Peatonal (2017). ¿Qué es la Liga Peatonal? Recuperado el 30 de mayo de 2017, disponible en: http://ligapeatonal.org/blog/
"Repensando las ciudades en contextos de desastres: el rol de los niños/as en la preparación ante eventos extremos en contextos urbanos"
Ver"Repensando las ciudades en contextos de desastres: el rol de los niños/as en la preparación ante eventos extremos en contextos urbanos"
Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Katitza Marinkovic; Universidad de Melbourne, Australia, kmarinkovic@student.unimelb.edu.au Centro Nacional para la investigación integrad de desastres, CIGIDEN, Fondap 15110017, andrea.vasquez@cigiden.cl
Andrea Vásquez; Investigadora Centro Nacional para la investigación integrad de desastres, CIGIDEN, Fondap 15110017]
RESUMEN
A pesar de contar con experiencias y perspectivas propias sobre los territorios que habitan, los niños/as y adolescentes son considerados principalmente una población vulnerable frente a los desastres y otros eventos del entorno. Por este motivo, y en concordancia con la Convención de los Derechos del Niño y el Marco de Sendai 2015 -2030 para la Reducción del Riesgo de Desastres, es fundamental reconocer su rol en la planificación del entorno y la preparación para eventos extremos. El caso del terremoto de Pisagua de 2014 y las perspectivas de estudiantes del Colegio Inglés de Iquique sobre su plan de evacuación, dan luces sobre cómo en Chile podemos integrar a la infancia en los procesos de preparación, planificación e investigación. Dicho enfoque requiere enfrentarnos a desafíos culturales e institucionales que, sin embargo, son vitales para el desarrollo de ciudades inclusivas y sustentables.
Palabras clave: Infancia y desastres; planificación territorial
Contextos urbanos, niños y desastres: ¿Cuál es el rol de los niños en la preparación para desastres en Chile?
Durante los últimos 10 años, Chile ha experimentado diversos eventos extremos. Más aún, en el contexto mundial, cerca de la mitad de niños/as y adolescentes viven en entornos urbanos, siendo especialmente vulnerables a su entorno durante la adolescencia (Blum, Bastos, Kabiru, & Le, 2012). En contextos de desastres esta vulnerabilidad se incrementa. Por ejemplo, los colegios son los principales candidatos a convertirse en refugios y bodegas, impactando el retorno a clases de los estudiantes (Peek, 2008). Sin embargo, frente a una visión de la infancia que enfatiza su vulnerabilidad, nos preguntamos si los niños/as y adolescentes tienen la agencia, capacidades y motivación necesaria para involucrarse en la planificación de sus territorios. Esto, tanto en lo cotidiano como en relación a eventos extremos, explorando la posibilidad de incorporar sus experiencias, opiniones e ideas, únicas y valiosas para la creación de ciudades para el futuro.
La primera respuesta a estas preguntas, desde la política internacional, nos la da el de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015 – 2030 al que adscribió Chile. Éste señala la necesidad de involucrar activamente a las comunidades y, dentro de ellas, a los niños/as como grupo especial que requiere ser reconocido para la construcción de una verdadera cultura de la preparación (United Nations, 2015). En este sentido, la ocurrencia de eventos extremos es inevitable, no podemos detenerlos ni retrasarlos, pero sí podemos prepararnos para enfrentarlos. En otras palabras, los espacios y nuestra interacción con el entorno no son neutrales (Krieger, 2008), y nos vemos obligados a tomar decisiones ante a ellos, aún si estamos en riesgo, aun cuando contemos con los elementos que nos caracterizan como población vulnerable.
Estas decisiones son variadas, pero en el contexto de una preparación para desastres parcelada y carente de visión integrada, la valiosa experiencia de los niños/as y adolescentes no dialoga con los rígidos y escuetos minutos que se han definido en los mapas de preparación para llegar a una zona segura en caso de tsunami.
Im 1. Fuente: Fabián Todorovic
El rol de los niños en la preparación ante desastres y planificación de ciudades: evidencia científica y desafíos futuros
Actualmente se observa un giro importante respecto nuestras nociones sobre la infancia y su rol en la sociedad, el cual se presenta como una posibilidad de cambio fundamental para la planificación de nuestros territorios y el reconocimiento de sus amenazas. Más aún, implica también un giro epistemológico para la investigación científica (Powell, Fitzgerald, Taylor, & Graham, 2012). Reconocer a los niños/as como sujetos de derecho con capacidades autónomas, implica la generación de espacios inclusivos de participación, enfrentando múltiples barreras culturales e institucionales. Dichas barreras provienen de nuestra noción tradicional de la infancia como pasiva e inexperta, ya que bajo esta perspectiva, corresponden a un grupo con menor estatus que el considerado para los adultos (Kellett, 2010; Ronan et al., 2016; Tanner & Seballos, 2012). Para sobrepasar estas barreras y nociones tradicionales, se debe avanzar hacia una investigación sobre la infancia que implique el desarrollo de nuevas e innovadoras metodologías participativas que se adecúen al lenguaje, habilidades e intereses propios de los niños/as, y que sean inclusivas respecto a la multiplicidad y heterogeneidad de la infancia como grupo social (Commerford, 2014; Darbyshire, MacDougall, & Schiller, 2005; Punch, 2002). Más aún, se requiere del apoyo de adultos e instituciones dispuestos a colaborar en la generación de una cultura de participación, y a establecer las alianzas estratégicas claves para su éxito y sustentabilidad (Tanner & Seballos, 2012). El desafío es aún mayor si tomamos en cuenta que los adultos a cargo de la investigación y desarrollo de ciudades inclusivas deberán ser capaces de compartir su poder y reconocer la experticia de los niños/as sobre sus propias vidas, y prácticas cotidianas de ocupación del espacio.
La evidencia hasta ahora ha demostrado los beneficios que este enfoque trae no sólo para los niños/as, sino para sus familias y comunidades. Junto con abrir la posibilidad de responder de forma efectiva a las necesidades de la infancia, diversos estudios dan cuenta de la capacidad de niños y niñas para recopilar y analizar datos con alto grado de validez científica (ARACY & ACYP, 2009a, 2009b). De hecho, diversos ejemplos muestran cómo niños y niñas han contribuido a su comunidad recopilando y analizando datos que de otra forma hubiesen permanecido invisibles para investigadores adultos (ARACY & ACYP, 2009a, 2009b). Asimismo, han sido capaces de llevar a cabo iniciativas para la mitigación del riesgo de desastres, adaptación al cambio climático y desarrollo sustentable en países como Salvador, Filipinas, Zimbabue, entre otros (Mitchell, Haynes, Hall, Choong, & Oven, 2008; Mitchell, Tanner, & Haynes, 2009; Muzenda-Mudavanhu, 2016; Muzenda-Mudavanhu, Manyena, & Collins, 2016; Tanner, 2010; Tanner & Seballos, 2012). Estas experiencias han llevado ciertos investigadores incluso a admitir la mayor capacidad que tienen los niños/as frente a los adultos cuando se trata de proponer soluciones creativas y ajustadas a su entorno, la comunicación del riesgo con sus familias y comunidad, e incluso la difusión de nuevos conocimientos y abogacía por el cambio frente a tomadores de decisiones (Balen et al., 2006; Haynes & Tanner, 2015; Mitchell et al., 2008).
En Chile, donde el desarrollo de ciudades inclusivas requiere incorporar la Reducción del Riesgo de Desastres, también contamos con ejemplos que, aunque escasos y recientes, evidencian la necesidad de adoptar este enfoque. Por ejemplo, alumnos de educación Básica y Media en Iquique contribuyeron al análisis de los riesgos y obstáculos de su ruta de evacuación, mejorando así el plan de emergencias de su colegio (Vásquez, Marinkovic, & Rivera, 2017). Por otra parte, en respuesta a los incendios del verano pasado en nuestro país, alumnos de 7mo año en la Región Metropolitana, que previamente realizaron videos para enseñar a otros niños/as cómo evacuar en caso de sismo, se encuentran desarrollando una estación de observación meteorológica en su establecimiento educacional (Marinkovic, Vasquez, & Ramis, 2015). En su calidad de agentes de cambio, intercambiarán ideas y experiencias con niños/as australianos que desarrollaron su propio programa de educación para la prevención de incendios forestales junto a la Brigada de Bomberos de su comunidad (CFA Media, 2016).
Finalmente es posible concluir que, desarrollar ciudades pensadas a escala humana y capaces de recoger la diversidad de sus habitantes y territorios implica reconocer a la infancia como una población clave con derechos tanto a la protección como la participación, y que posee conocimientos, capacidades y experiencias únicos en relación a eventos extremos en entornos urbanos. Enfrentar este desafío nos permitirá generar ciudades más accesible, sostenibles y saludables para todos.
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Referencias
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"Ciudad inclusiva en favelas. El caso del Complexo do Alemão en el Río de Janeiro post-olímpico"
Ver"Ciudad inclusiva en favelas. El caso del Complexo do Alemão en el Río de Janeiro post-olímpico"
Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Fernando Espósito Galarce; Pontificia Universidade Católica do Rio de Janeiro; Dr. Arquitecto. Profesor del Departamento de Arquitectura y Urbanismo (DAU PUC-Rio), Rio de Janeiro, Brasil.
Ana Luisa Brugnara Coutinho; Estudiante. Becaria de Iniciación Científica 2016-17 (Beca PIBIC). Departamento de Arquitectura y Urbanismo (DAU PUC-Rio), Rio de Janeiro, Brasil.
Amanda Senna Pettena; Estudiante. Becaria de investigación 2017 (Beca TEPP). Departamento de Arquitectura y Urbanismo (DAU PUC-Rio), Rio de Janeiro, Brasil]
RESUMEN
Durante la última década la ciudad de Río de Janeiro implementó una serie de obras en respuesta a los mega-eventos deportivos de los cuales fue sede. Una parte importante de estas reformas fue desarrollada en áreas de interés social [1] bajo el argumento de la seguridad y la integración urbana, siendo el Complexo do Alemão una de las favelas más intervenidas. Las principales iniciativas desarrolladas en la región fueron el teleférico, como parte del Programa de Aceleración de Crecimiento (PAC), y las Unidades de Policía Pacificadora (UPPs). Desde la perspectiva de lo que debe ser una ciudad inclusiva, estas intervenciones se han mostrado no solo insuficientes, sino que asistencialistas y finalmente relegadas a un segundo plano, derivado de un desinterés público y privado. Por otro lado, en un contexto de vulnerabilidad (favelas), es la acción local la que asume el desarrollo de una forma coherente con los valores que la ciudad inclusiva debe promover.
Palabras clave: Complexo do Alemão, favela, inclusión

Im 1: Cabinas del teleférico pasando sobre las casas y pasajes de la favela del Complexo do Alemão
Fuente: Elaboración Propia.
Introducción
El 2007 y el 2009 Brasil fue escogido como sede de dos de los más importantes mega-eventos deportivos internacionales: El Mundial de Futbol 2014 y las Olimpiadas 2016 respectivamente. A partir de allí, se inició una intensa restructuración urbana para asumir ese desafío, afectando profundamente algunos de los barrios más vulnerables (principalmente favelas), debido a las intervenciones de infraestructura urbana, seguridad, movilidad y en general, integración. Estos son algunos de los pilares de la ciudad inclusiva, definida como un lugar en el que todos, independientemente de su condición económica, sexo, edad, raza y religión, pueden participar de las oportunidades que la ciudad tiene para ofrecer (Cepal, año).
Sin embargo, el poder político y económico muchas veces redefine negativamente las prioridades de la administración urbana, al no considerar los efectos de estas acciones a escala local (Harvey, 1996), atentando así contra los valores que la inclusión promueve. Si por una parte toda esa inversión económica siempre puede presentarse como una oportunidad, promoviendo grandes renovaciones urbanas, por otro, se reconoce una subordinación a los intereses globales, posibilitando la mercantilización de los espacios urbanos, (Andreoli y Moreira, 2015), lo que afecta directamente en la escala de prioridades de la administración pública.
Por ese motivo, es importante poner atención a la interdependencia que existe entre urbanización y transformación social, pues el desarrollo sustentable de una ciudad como Rio de Janeiro, impone desafíos que involucran reformular la ciudad existente, reinventándola de forma inteligente e inclusiva (Leite, 2012).
A casi un año de la finalización de los Juegos Olímpicos de Río 2016, vemos como varios de las principales preocupaciones que surgían al respecto se hacen realidad. Uno de los casos más emblemáticos es del Parque Olímpico, localizado en Barra de Tijuca, Zona Oeste de Río de Janeiro, que desde enero de 2017 fue abierto como un lugar de recreación para la población y que actualmente presenta claras señales de abandono. Otro caso, menos emblemático y mediático, pero que afecta profundamente a una de las principales favelas de Rio de Janeiro, es lo que ocurre en el Complexo do Alemão.
Contextualización del Complexo do Alemão, Río de Janeiro
El origen de las favelas en Río de Janeiro se remonta a mediados del siglo XIX con las primeras casas humildes ubicadas en los cerros, cerca del año 1865 (Zaluar y Alvito, 2008). Recién en la década de 1990 las políticas urbanas se orientan con mayor fuerza a la periferia, asumiendo que las favelas deben ser incorporadas en la planificación urbana.
Se implementaron así iniciativas como el Programa de Urbanización de Asentamientos Populares (PROAP) y el Programa Favela Barrio (1994). Por otra parte, el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) del Gobierno Federal (2007), estimuló también una serie de iniciativas con el objetivo de mejorar la inclusión y la calidad de vida de las comunidades en las favelas. Actualmente y en coordinación con los PAC, acciones como las desarrolladas por las Unidades de Policía Pacificadora o UPPs (2008), son parte de las políticas de intervención de estos territorios.
En ese contexto fue evolucionando el Complexo do Alemão, la cual es considerada una de las mayores favelas de Río de Janeiro. Se trata de un conjunto de 15 comunidades, localizado en la zona norte de la ciudad y con cerca de 250.000 habitantes, con una configuración de ocupación del espacio urbano desigual y segregado, lo que hasta hoy continúa influyendo en la violencia que existe en su interior, generando áreas de riesgo y vulnerabilidad.
En abril del año 2012 se instalaron las dos primeras UPPs definitivas, de un total de ocho planificadas para el área, y en 2011 es inaugurado el teleférico del Complexo do Alemão, primer sistema de trasporte de este tipo implementado en una favela brasilera. Todo ello como parte de las primeras inversiones de la Prefectura y del Estado de Rio de Janeiro, orientadas a la integración de estos barrios (Fig. 1 y 2).
Fig. 1– Vista del Complexo do Alemão y el teleférico implementado en la favela
Fuente: Elaboración propia
Fig. 2– Estación Palmeiras vista desde una de las cabinas del teleférico
Fuente: Elaboración propia
Con todo esto se intentaba dar una solución, al menos parcialmente, a la periferización física y marginalización social de este conjunto de favelas, todo bajo el argumento de la movilidad, la integración y la seguridad. Lamentablemente y de la misma forma en que ocurrió en el Parque Olímpico, pocos días después de la finalización de los Juegos para-olímpicos 2016, se hacía realidad algo que ya se sospechaba. En septiembre del 2016 se anunciaba la suspensión del funcionamiento del teleférico por razones técnicas y de mantenimiento y las unidades de policía pacificadora, aunque operativas, se mostraban insuficientes en su misión.
Así y a pesar de las iniciativas oficiales promovidas por el gobierno Federal y del Estado, el resultado fue nuevamente el descuido político y administrativo, demostrando una vez más que se continúa trabajando desde un preconcepto socio-espacial, desde un asistencialismo extremo y basado en una desconstrucción jurídica, estructural y física arrastrada durante décadas, provocada por los poderes públicos que siempre relativizaron las favelas (Soares, 2013).
Esto ha llevado (nuevamente) a que sea la propia comunidad quien responda a la necesidad de inclusión en sus diferentes formas.
Favela, comunidad e inclusión
Es el caso de algunas organizaciones locales del Complexo do Alemão, que han enfrentado este aspecto desde mucho antes de la implementación de las políticas recientes. Colectivos de arte, organizaciones político-culturales, escuelas sostenidas por los propios vecinos, han marcado una diferencia importante y trazado el camino de la inclusión.
Es en este escenario, un ejemplo es el de Elisabeth (o Tía Bete como se le conoce en el barrio Itararé del Complexo), que en 1980 inicia en su propia casa un trabajo destinado a los niños y niñas del barrio. Hoy, su hogar es conocido como ‘Centro Cultural Oca dos Curumins’, cuyo nombre indígena hace referencia a los principios de su cultura: El respeto a la naturaleza y ancianos. (Fig. 3 y 4).

Fig. 3– Vista del Complexo desde la terraza del Centro Cultural Oca dos Curumins
Fuente: Elaboración propia
Fig. 4– Pasaje y escalera de acceso a la Oca dos Curumins. En uno de los peldaños intervenidos pintados por los niños se lee. “Las mayores dificultades son hijas de la pereza”
Fuente: Elaboración propia
Se trata de una construcción en tres pisos y una terraza o laje [2] que abre sus puertas diariamente para los niños, niñas, sus familiares, e incluso extranjeros, algunos de los cuales imparten clases. El lugar está subdividido en salas de trabajo, talleres, biblioteca, sala de computación. Libros colgados en las vigas representan la idea de cultura y educación. (Fig. 5 y 6).
El objetivo, es cuidar principalmente la transición entre la infancia y la adolescencia, momento en el que una parte importante de los niños y niñas ve en el narcotráfico una alternativa no solamente de sustento sino también de status social (Tia Bete, 2017). El papel transformador de Oca dos Curumins es el de presentar alternativas y dar acceso a actividades de interés que generalmente son imposibles de alcanzar dentro de la realidad de la favela. Se trata así de un movimiento creado en la propia comunidad, reconstruyendo identidades, vínculos sociales, relaciones interpersonales e institucionales, las que pueden incidir positivamente en la creación de nuevas esferas públicas y acciones socio productivas, haciendo emerger del lugar una dinámica de transformación social y nuevas formas de inclusión.
Fig. 5– Niños durante las actividades en la biblioteca de la Oca dos Curumins
Fuente: Elaboración propia
Fig. 6– Fotografía de actividades en el barrio de la Oca dos Curumins. Niños jugando en los pasajes del barrio / Fuente: Elaboración propia
Consideraciones finales
Organizaciones como el Centro Cultural Oca dos Curumins de la Tia Bete, son un ejemplo de lo que puede hacer la diferencia y es clave para una inclusión social exitosa, promoviendo ciudadanía de una forma participativa y colaborativa en lugares que la mayoría de las veces son marginalizados y estigmatizados, y que en momentos de inestabilidad política, responden intensificando sus esfuerzos.
Son acciones genuinas y de base que generan un espectro de cambio palpable y de gran aceptación y alcance, que hace posible que cientos de niños, niñas, jóvenes y adultos tengan alternativas más allá del asistencialismo del poder público.
Comparada con la inversión y grandes cirugías urbanas realizadas en el Complexo do Alemão, estas acciones locales son sutiles pero a la vez profundas, y visibilizan claramente las reales necesidades de los habitantes de la favela, en oposición a la extravagancia de los proyectos desarrollados en algunas favelas, que una vez abandonados por el interés político, acaban siendo relegados a un segundo plano.
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ZALUAR A. e ALVITO M. (2008). Um século de favela. Edit. FGV. 370 p.
Notas:
[1] Las áreas o zonas especiales de interés social (ZEIS), son áreas de la ciudad de Río de Janeiro, destinadas a asentamientos habitacionales de baja renta. Estas zonas están demarcadas y previstas en los planos directores y su propósito es asegurar la oferta de terrenos para habitación social.
[2] Laje es la losa que divide una edificación en sus diferentes pisos. Generalmente estructurada por vigas y ladrillos (laje pre-moldada). En la favela normalmente se identifica con el nombre de laje también a la terraza superior que hace las veces de terraza y además espacio de recreación de la casa. Lugar de la caja de agua, lavandería, secado de ropa y parrilla.
"Capital humano y la accesibilidad en los entornos urbanos, la principal barrera en la ciudad"
Ver"Capital humano y la accesibilidad en los entornos urbanos, la principal barrera en la ciudad"
Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Pablo Platero Chang, Administrador Público, Universidad de Chile. Magister en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile]
RESUMEN
La formación de capital humano en temas de accesibilidad en los entornos urbanos, se está convirtiendo en la principal barrera para alcanzar ciudades inclusivas y como esta característica interviene – positiva o negativamente – en la calidad de ciudad en la cual vivimos. Asimismo, se expone la relevancia del espacio público como eje y motor de la sociabilización, siendo ésta la base para la construcción de una ciudad cercana, inclusiva y a escala humana, a lo cual, la accesibilidad sería el eslabón faltante para lograr que todas las personas, sin distinción alguna, puedan participar, vivir y acceder a la ciudad.
Palabras clave: accesibilidad, entorno urbano, espacio público
La accesibilidad en el espacio público
En las últimas décadas, han ocurrido importantes transformaciones urbanas: grandes edificios, monumentales establecimientos comerciales y enormes autopistas, que han permitido generar crecimiento y un sentimiento de grandeza. Sin embargo, no todo ha sido color de rosas puesto que la ciudad ha perdido su dimensión humana (Gehl, 2014), y con ello la esencia natural de esta, la gente ocupando, disfrutando y usufructuando del espacio público, lo que contribuye al anhelado desarrollo.
El espacio público es el lugar idóneo para la sociabilización e integración en la vida urbana, puesto que es el lugar donde se genera la mezcla, el intercambio y la comunicación. Por el contrario, cuando este espacio público se encuentra limitado o es negado al uso de los ciudadanos, es cuando se produce y reproduce el aislamiento, la exclusión y la segregación (Borja, 2000). Empero, no sólo la negación al espacio público es una causal de aislamiento, sino que también, la calidad de estos lugares será un factor fundamental en la habitabilidad y ocupación del espacio (Gehl, 2009).
Ahora bien, ¿Qué se entiende por espacio público? Se considera espacio público a todos aquellos lugares existentes en la ciudad que tiene un carácter público, así encontramos a los entornos urbanos expresados en la calle, las plazas, los parques, en definitiva todos aquellos lugares de encuentro ciudadano.
Im. 1: La accesibilidad y diseño del espacio púbico, como barreras de exclusión. La imagen corresponde a una plaza barrial en la ciudad de Iquique, en donde el diseño del entorno no permite que una persona con movilidad reducida pueda acceder con facilidad a los juegos u otros elementos existentes en el lugar / Fuente: Elaboración Propia
En la lógica de la construcción de la ciudad, el pensamiento clásico sobre el espacio público era que este fuese estático, que sólo sirviera para entregar una función operativa a las actividades obligadas de las personas, por ejemplo, desplazarse hacia y desde el trabajo o centro de estudios (Borja, 2000; Jacobs, (1961) 2011). En cambio, en la actualidad se plantea la necesidad de reinterpretar el concepto de espacio público, para dotarlo de la cualidad perdida durante la época de la modernidad, y de esa forma, ofrecer al ciudadano un lugar donde pueda estar, recrearse, compartir, etc.
En este sentido, el espacio público cotidiano y próximo al ciudadano, cumple la función de satisfacer necesidades individuales y grupales. Dichos lugares debiesen poseer dos cualidades intrínsecamente alineadas, por una parte la accesibilidad física relacionada con las instalaciones y por otra, espacios accesibles relacionada con el diseño.
Así, la accesibilidad puede ser asumida desde un enfoque de cualidad de entorno, donde lo que prima es la facilidad que tiene un espacio público para que cualquier persona pueda utilizarlo de forma amigable, respetuosa y segura, y por otra parte, desde un enfoque de relación entorno – capacidad personal, donde lo que prima es la capacidad funcional del individuo o grupos y el diseño del entorno físico (Alonso, 2007).
Imagen 2: Plaza pública con barreras de diseño. Espacio Público que carece de la accesibilidad necesaria para que cualquier persona pueda usar el lugar, además de escasear los lugares con sombra para dotar al entorno de comodidad / Fuente: Elaboración propia
Esto se relaciona con que las personas puedan acceder a los bienes y servicios mediante el uso de la información disponible en la ciudad, la cual, no conoce de barreras. Por lo que el diseño de un entorno puede condicionar de forma directa la movilidad de una persona en el espacio público y por tanto, limitar el desarrollo personal, social y comunitario. En este sentido, las características físicas del espacio público juega un rol importante a la hora de facilitar o limitar la accesibilidad a un determinado lugar (Jiron & Mansilla, 2013).
Haciendo el ejercicio de observar el entorno urbano cotidiano, por ejemplo al salir de la casa, en el trayecto al trabajo o al colegio/universidad, etc., es posible darse cuenta de la existencia de barreras urbanas como son escalones, rejas, hoyos, jardineras y señaléticas ubicadas en medio de la acera, encima de los cruces peatonales o en los accesos a edificios, y a simple vista, no nos molesta, sin embargo, para una persona con movilidad reducida (en silla de ruedas, anciano con bastón, no vidente, o coches de bebe) dichos obstáculos se transforman, en el peor de los casos, en un impedimento insalvable, limitando la autonomía y libertad de la persona afectada.
A su vez, hoy en día es muy común ver la instalación de guías podotáctil, que son aquellas baldosas en forma de puntos en relieve o surcos que forman una línea continua y que sirven para generar recorridos seguros a los no videntes cuando se movilizan por las calles, posicionados de manera tal que – en la mayoría de los casos – se transforman en un estorbo adicional a los ya existentes en las calles de la ciudad.
Im. 3: Guía podotáctil inservible. Esta guía no cumple, en ningún caso, su utilidad dado que es interrumpida por una tapa de alcantarillado y una reja de desagüe, para finalmente, terminar chocando con un obstáculo / Fuente: Elaboración propia
La situación descrita sucede en todas las ciudades y comunas del país, y a pesar que el año 2016 se aprobó una modificación a la Ordenanza General de Urbanismo mediante el Decreto N° 50, del MINVU, que incorpora la nueva reglamentación sobre accesibilidad en las ciudades, esta nueva normativa aún no es posible de ser aplicada como se establece, no porque no se pueda sino porque, a mi juicio, no existe el capital humano idóneo tanto para la aplicación como para la fiscalización correcta de la misma.
Si bien, la accesibilidad estaba orientada – en un principio – a las personas con discapacidad, en la actualidad, dada la tendencia de envejecimiento de la población, sumado a los sectores de infantes y niños, el concepto ha evolucionado al de accesibilidad universal o para todos, debido a que hoy se tiende a una integración, sin discriminación, de todas las personas que son susceptibles de utilizar el espacio público. Esta situación nos lleva a pensar, planificar y diseñar el espacio público de una manera totalmente diferente, y sobre lo cual, la responsabilidad de quien tenga dicha tarea hará la diferencia entre un derecho social o un privilegio individual.
Hacer que las ciudades sean más inclusivas, no pasa sólo por un tema de recursos económicos, puesto que hacer accesible un parque o una plaza, o crear una ruta accesible no conlleva gastar más, sino que pasa por planificar y diseñar de manera correcta el lugar a intervenir y para eso, se necesita contar con profesionales capacitados en la materia, que luego puedan expresar en el terreno lo que está diseñado en el papel. De esa forma, se podrían aprovechar las intervenciones de mejoramiento del espacio público y construir itinerarios peatonales accesibles, y por ende, inclusivos.
Planificar ciudades inclusivas no es sólo una cuestión de dinero, es un tema que pasa por capacitación, investigación, innovación y desarrollo, y en todo eso, la sola legislación no basta, puesto que la ejecución la hacen las personas, y es en este punto donde estamos fallando.
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Referencias
Alonso, F. (2007). Algo más que suprimir barreras: conceptos y argumentos para una accesibilidad universal. Revista de Traductología, 11, 15-30.
Borja, J. (2000). El espacio público, ciudad y ciudadanía. Barcelona.
Gehl, J. (2009). La humanización del Espacio Urbano, la vida social entre los edificios. Barcelona: Reverté.
Gehl, J. (2014). Ciudades para la Gente. Buenos Aires: Ediciones Infinito.
Jacobs, J. ((1961) 2011). Muerte y Vida de las grandes ciudades. Madrid: Capitán Swing Libros, SL.
Jiron, P., & Mansilla, P. (2013). Atravesando la espesura de la ciudad: vida cotidiana y barreras de accesibilidad de los habitantes de la periferia urbana de Santiago de Chile. Revista de Geografía Norte Grande(56), 53-74.
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Texto sustentado en el trabajo de tesis del autor para optar al grado de Magister. Título: “Accesibilidad en los entornos urbanos: la movilidad cotidiana de las personas en silla de ruedas”, 2017.
"¿Para quién se construye la ciudad?. Cities for people"
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Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Fernando Narváez Rodríguez Estudiante Magíster Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Universidad Católica de Chile]
Título del Libro: Cities for people
Autor: Jan Gehl
Año: 2010
RESUMEN
Las ciudades latinoamericanas actuales se encuentran bajo un patrón de ‘ciudades 3D’: distantes, dispersas, y desconectadas. Con la consolidación del automóvil como principal medio de transporte, se potenció la localización de asentamientos humanos cada vez más lejanos a los centros urbanos. Generando un aumento del desplazamiento y la dispersión de las familias hacia las periferias. En este contexto se enmarca el libro “Cities for People” de Jan Gehl, en un esfuerzo de recuperar las ciudades para las personas. Un empoderamiento de la sociedad sobre lo urbano.
Palabras clave: Ciudades 3D, dimensión humana, inclusión
Im 1. Portada del Libro
Las ciudades latinoamericanas han pasado de ser pequeños núcleos urbanos a convertirse en grandes centros urbanos o también conocidos como metrópolis. Actualmente estas áreas se configuran como imponentes extensiones que contienen aglomeraciones poblacionales cada vez mayores, producto de diversos fenómenos sociales, tales como el vertiginoso crecimiento poblacional y la migración.
En su mayoría, estos núcleos urbanos se podrían caracterizar como “ciudades 3D”: distantes, dispersas, y desconectadas. Las innovaciones tecnológicas no solo aumentaron la conectividad mundial y fortalecieron la globalización, sino que éstas también modificaron las ciudades a través de uno de los “mejores” inventos del hombre: el automóvil. Este medio de transporte potenció, la localización de asentamientos humanos cada vez más lejanos del centro urbano. En este contexto se generó un aumento del desplazamiento y la dispersión de las familias hacia el límite urbano, impulsando así una configuración expandida y policéntrica de las urbes.
El escenario tendencial no parece que pueda cambiar. El uso del automóvil seguirá por varias razones: a) el crecimiento económico de las ciudades latinoamericanas; b) los mayores ingresos de la población que facilitan su compra; y, c) la necesidad de desplazarse de un lugar a otro para poder acceder a los “beneficios urbanos” en ciudades cada vez más grandes. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo establece al respecto, que el aumento de automóviles per cápita se debe a la comodidad, velocidad y flexibilidad de horarios y rutas que ofrece un vehículo privado frente a la baja calidad y eficiencia del transporte público (Mojica, 2015).
Bajo esta lógica pareciera que lo urbano tiende a organizarse cada día más en torno a los vehículos, dejando excluidas a las personas en el diseño y planeación de las ciudades. Actualmente se pondera de mayor manera la construcción de infraestructura para el transporte asociada a autopistas, vialidades y puentes, olvidando que este tipo de construcciones produce también externalidades negativas, como la segregación, la fragmentación y el deterioro del espacio público.
Todos estos factores han generado que el concepto de inclusión sea recurrentemente usado en el debate sobre cómo deberían ser las ciudades actuales. Es precisamente en esta discusión, donde se enmarca el libro “Cities for People” de Jan Gehl, que se centra en la idea de recuperar las ciudades para las personas y de brindarle un empoderamiento a sociedad sobre lo urbano. Este libro se compone de seis capítulos: (i) la dimensión humana, (ii) los sentidos y la escala, (iii) la ciudad vital, segura, sana y sostenible, (iv) la ciudad a la altura de los ojos, (v) la ciudad, el espacio y los edificios y (vi) ciudades en vía de desarrollo. Para esta reseña se tomaron en consideración, los primeros dos capítulos del libro dado que enriquecen con mayor énfasis la generación de una discusión en torno a los aspectos más relevantes de la inclusión.
En el primer capítulo la dimensión humana, Gehl centra su atención en establecer que esta escala peatonal es la más descuidada e ignorada en las ciudades contemporáneas. Esta situación no corresponde a una problemática que haya surgido hace diez años, sino que hace más de tres décadas Jane Jacobs se refirió a ello en su libro “The Death and Life of Great American Cities” (1961), externando su preocupación de cómo el automóvil comenzaba a invadir y apoderarse de las ciudades de Estados Unidos. Gehl, enfatiza en este capítulo la importancia de construir ciudades sanas, sostenibles y vitales, en donde visualizar al espacio público como una manera de fomentar la vida urbana y como lugar de encuentro, constituye una herramienta clave para llegar a conseguir dichas ciudades.
En la actualidad las personas han adoptado nuevos espacios de consumo (plazas y centros comerciales) como lugares de esparcimiento y de reunión donde cuentan con las comodidades necesarias para realizar sus actividades de ocio y/o recreación. Aunque algunos de estos espacios pueden ser inclusivos en la parte física por su accesibilidad, otros no lo son en el aspecto referido a la inclusión social. Por ello es lo valioso del espacio público tradicional, que ofrece una accesibilidad e inclusión universal. Es importante señalar que en la medida en que el espacio público se consolide como lugar de significación e identidad, se constituirá un vínculo con el territorio, pudiendo colaborar en la mejora y equilibrio de las condiciones de vida de la población, en un mundo cada vez más urbano (Caquimbo, 2008).
Durante el segundo capítulo los sentidos y la escala, el autor desarrolla el discurso en base la percepción que tienen las personas según la tipología de la ciudad. Establece que en lo urbano importa –y mucho- la calidad de experiencias y emociones que los habitantes perciben en el espacio público. A partir del diseño se pueden fomentar o inhibir las relaciones y comunicación intrapersonales; consciente de ello Gehl determina que la escala pequeña acompañada de actividades en el espacio público permite crear ciudades inclusivas, amigables, intensas, cálidas y excitantes. Por el contrario, el autor cierra el capítulo refiriéndose a las consecuencias de ciudades demasiado grandes, demasiadas altas y demasiadas rápidas, enfatizando, que este tipo de morfologías genera que los espacios se transformen en ambientes fríos, impersonales y alejados de las personas.
Para finalizar, es relevante destacar que este libro ofrece un enfoque valioso que permite concebir una alternativa para construir ciudades de una mejor manera, basadas en el confort, protección y placer de las personas. Dejando de lado el automóvil y toda su infraestructura asociada, que si bien es necesaria, también generan importantes externalidades negativas. El cambio debe venir pronto, dado que el Banco Interamericano de Desarrollo (2014) prevé que para el año 2025 América Latina contará con 80 millones de automóviles más de los que existían en 2010; este cambio provocará congestionamiento en la infraestructura, aumento en el estrés en las personas y por supuesto contaminación en el ambiente. Cabe preguntarse en este contexto, ¿para quién se construye la ciudad? ¿Las ciudades actuales cumplen con las expectativas y calidad que esperan las personas? En base a estas preguntas es preciso enfocar la construcción de la ciudad del futuro; sí con innovación y con una economía bien consolidad, pero también considerando la escala humana, inclusiva, consciente del medioambiente, culturalmente significativa y segura para todos. No debe olvidarse en este sentido, que la ciudad es un mapa que debe ser leído con los pies.
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Referencias bibliográficas
BID. (2014). América Latina y el Caribe en 2025. Banco Interamericano de Desarrollo
Caquimbo, S. C. (2008). La calidad del espacio público en la construcción del paisaje urbano. En busca de un hábitat equitativo. Revista INVI
Mojica, C. (2015). ¿Cuánto vale mi comodidad? Moviliblog
"Hacia un hábitat inclusivo y sostenible”
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Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Cynthia Pedrero Paredes; Licenciada en Estética, Pontifica Universidad Católica de Chile]
Título del Libro: Nuevos hábitos para un nuevo hábitat. Conciencia y reflexión sobre nuestros entornos urbanizados
Editores: Maximiliano Pazols Cáceres
Año: 2016
RESUMEN
Maximiliano Pazols publica el Libro “Nuevos hábitos para un nuevo hábitat” como resultado de su Tesis de Pregrado, presentando una profunda reflexión respecto cómo continuar construyendo la ciudad; incorporando una visión sostenible y ecológica en el actual modelo de urbanización del hábitat Contemporáneo. Dicho modelo está caracterizado por el acelerado crecimiento de su población, esto debido a procesos demográficos naturales y por migración. Un hábitat inclusivo requiere una amplia cobertura de servicios y de infraestructura para solventar necesidades urbanas y habitacionales. Cobertura que debe estar acorde a los procesos orgánicos de la naturaleza y en un territorio en constante cambio, donde sus habitantes son los principales actores que componen los núcleos para la estructuración de los procesos locales en pos de un hábitat inclusivo.
Palabras clave: Urbanismo ecológico / Hábitat inclusivo / Ciudades Contemporáneas
Portada del Libro
El libro de Maximiliano Pazols está compuesto por tres capítulos, en donde se plantea la problemática del crecimiento de la población urbana. Aborda diversos fenómenos relacionados con las formas de habitar las actuales aglomeraciones urbanas. Las ciudades contemporáneas cuentan con algunos retos en común, entre los cuales destacan: i) el crecimiento acelerado de la población, ii) aumento de estándares de consumo y iii) una infraestructura difícil de manejar. Para atender el tema de la infraestructura, una de las posibles soluciones sería el modelo de suburbanización ecológica. Este modelo permite enfrentar la alta densidad, contaminación y todas las externalidades negativas para las ciudades y sus habitantes que viven y deben adecuarse a constantes modificaciones del entorno.
La suburbanización ecológica es una organización fractal, entendida como diversas micro–organizaciones pertenecientes a una organización macro; por ejemplo, una comunidad de un barrio respecto a una ciudad. En este tipo de configuración espacial, se cuenta con núcleos que se organizan de igual forma, independiente de la escala urbana a la que pertenezcan, haciéndolos parte de un mismo gran núcleo organizativo. Esta suburbanización es ecológica, en la medida en que la urbanización se alinea con los requerimientos ambientales sustentables para la mantención del ciclo natural por parte de la población. Específicamente en el ámbito de ahorro de consumo energético, disminución de índices de contaminación y medidas de reciclaje. Dicho modelo, puede dar respuesta a los actuales retos de urbanización y sobrecarga demográfica de las actuales y futuras ciudades.
De acuerdo a datos de la ONU, se estima que para el año 2050 el 80% de la población mundial vivirá en ciudades. Además, se estima que actualmente un tercio de la población urbana mundial vive en ciudades carentes de planificación urbana, lo que genera un alto grado de segregación. Esto trae consigo consecuencias no sólo económicas desfavorables por el grado de marginalidad de sus condiciones de vida, sino que también, consecuencias psicológicas y sociales debido a fenómenos de la sobrepoblación.
El desarrollo económico actual de las ciudades está sobre el desarrollo ecológico, lo cual provoca la existencia de serios problemas de sostenibilidad. Por ejemplo, el concepto de Economía entendido como la forma de administrar el hábitat, no prevé en ciudades contemporáneas la lógica del desecho artificial; pero la naturaleza considera al residuo como parte de sí misma, haciéndolo perteneciente a un ciclo natural de retroalimentación. Por lo tanto, ni la contaminación ni la basura se encuentran en la órbita del ciclo natural. Convirtiéndolos en agentes patógenos en un sistema superado no sólo por la sobrepoblación, sino que también por el crecimiento acelerado de una sociedad del desecho. Esto genera graves consecuencias a nivel contaminante tanto para el hombre, como para una flora y fauna que deben adecuarse a un cambio progresivo y vulnerable de hábitat.
Pazols plantea la necesidad por reconocer el cambio que viven nuestras ciudades y todos sus habitantes. Un reconocimiento del impacto de nuestra producción de desecho artificial, sus consecuencias, posibilidades de adaptación y transformación humana y tecnológica al nuevo hábitat. Todo esto, a partir de un cambio de hábito comprometido, sostenible y responsable con nuestras ciudades y el medio ambiente. Es por esta razón, que actualmente adquiere especial relevancia la educación del consumo y del reciclaje, haciéndose necesaria la transformación de nuestra ciudad en un espacio funcional y a la vez naturalizado, ecológico, comunitario e inclusivo. Un espacio compuesto por una comunidad que busque cambios para mejorar sus instituciones y la educación de sus ciudadanos.
En conclusión, entender la ciudad como un complejo tejido organizacional basado en interrelaciones sociales, políticas y económicas, posibilitaría la configuración de un organismo característico por su diversidad, propenso a sufrir constantes cambios pero que, a la vez, ofrezca constantes oportunidades de crecimiento. Nos permite la comprensión que el urbanismo ecológico y el desarrollo sostenible surgen como conceptos que favorecen la inclusión en la ciudad, no solo porque se generan medidas de ahorro y racionalización de consumo energético a través de la utilización de tecnologías, sino porque la ciudad también es un sistema que requiere la educación y retroalimentación de la comunidad en pos del desarrollo social. Núcleos capaces de integrar y vincular a la población al territorio, permitiendo entender la ciudad como un escenario de derechos, preparada para el aumento de los estándares de consumo y el aumento de la población. Una reflexión que invita a investigadores, docentes, alumnos y la comunidad en general, a modificar las formas de mirar, vivir y enfrentar las problemáticas de nuestras ciudades. Un cambio de hábito que nos permita enfrentar nuevos desafíos, y una necesaria y nueva forma de reflexionar sobre los modos de habitar el territorio y la ciudad contemporánea. En palabras del autor: “Si queremos un mejor hábitat, necesitamos mejores hábitos, pues nuestro entorno modificado es el reflejo de nuestros actos, tanto individuales como colectivos”.
Entrevista a María Soledad Álamos: “Debemos revisar aquellas propuestas de acciones públicas y privadas que aún mantienen una mirada asistencialista y caritativa hacia las personas con discapacidad”
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Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Martin Montes. Licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo y Magíster en Desarrollo Urbano PUC]
María Soledad Álamos es licenciada en Historia (PUC) y magíster en Estudios Internacionales (U. de Chile). Actualmente es columnista de temáticas de cultura y urbanismo en torno a la accesibilidad del diario digital El Mostrador y precandidata a diputada de Revolución Democrática por el distrito 11 (Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, La Reina y Peñalolén).
“Debemos revisar aquellas propuestas de acciones públicas y privadas que aún mantienen una mirada asistencialista y caritativa hacia las personas con discapacidad”

Im. 1. María Soledad Álamos / Fuente: Equipo de campaña
- ¿Qué es para ti una ciudad inclusiva?
Implica varias cosas, en varias dimensiones. En primer lugar, es una ciudad que se piensa, que se planifica y se diseña brindando oportunidades para que todas las personas que transitamos en ella lo hagamos en igualdad de condiciones. Implica reconocer que el libre desplazamiento es un derecho. Una ciudad accesible requiere que se consideren las necesidades de aquellas personas con discapacidad física o motora; con dificultades para movilizarse. No hacerlo implica discriminar de manera arbitraria a parte de nuestra población.
Una ciudad inclusiva es también una ciudad que ofrece puntos de encuentro, lugares donde los distintos habitantes, de distintas partes de la ciudad, podamos encontrarnos y disfrutar de los espacios que nos brinda la ciudad.
Finalmente, una ciudad inclusiva es aquella que se planifica para que no crezca en base a guetos segregados, sino, a partir de barrios integrados y equipados, manteniendo buena conectividad interna y buenos índices de densidad, conectividad, tamaño, entre otros, a nivel general, pero también, en cada barrio.
- Pensando en la situacion nacional, ¿en qué hemos avanzado y qué desafíos nos quedan para avanzar en la construcción de ciudades más inclusivas?
Hemos avanzando en leyes y normativas que hacen un reconocimiento a los derechos de las personas en situación discapacidad y con movilidad reducida: la ley de inclusión, el decreto 50 en materia de accesibilidad a edificios públicos. La accesibilidad se entiende como un principio de autonomía y dignidad para las personas. Pero su aplicación es aún débil. No se han diseñado las acciones para crear un clima social y cultural propicio para que todas las personas nos sintamos incluidas en los espacios publicos.
En un nivel más tangible, hoy hay construcciones que cuentan con características de accesibiliad y son rápidamente etiquetadas bajo ese nombre. Por ejemplo: las plazas inclusivas o los establecimientos inclusivos. Sin duda esto es un avance, pero el desafío es que estas dejen de ser casos excepcionales y pasen a ser lo normal.
- ¿Cuáles crees que son las principales barreras (físicas, administratias, políticas, presupuestarias) que impiden que tengamos ciudades más inclusivas?
Las barreras están en el entorno. Podemos tener las mejores leyes contenidas sólo en el papel. Avanzar en cambios culturales requiere de voluntad política. Los discursos públicos deben propiciar que se cumpla con el mandato de una ley, de una norma; pero por sobretodo conminar a las personas a reconocer en las diferencias un valor. Mientras ello no suceda, dificilmente tendremos ciudades más inclusivas. Las personas con discapacidad seguiremos siendo una excepción.
- ¿Qué medidas / acciones propones para mejorar esta situación?
Se deben dotar de recursos humanos y presupuestarios para fiscalizar el cumplimiento de las leyes y normativas que actualmente están vigentes. Se debiesen implementar mecanismos de queja y denuncia por la vulneración de derechos hacia las personas con discapacidad en materia de accesibilidad. Pero además, un plan integral que incluya la accesibilidad en el transporte público – aún tenemos estaciones de Metro que dificultan el acceso a personas con movilidad reducida o donde derechamente no puede ingresar una persona que usa silla de ruedas -; la accesibilidad a edificios públicos, a la información y a la comunicación como pilares para el ejercicio de otros derechos. Este plan debiese considerar la participación de las organizaciones de la sociedad civil, tanto en el diseño como en el posterior monitoreo.
- ¿Cómo los ciudadanos podemos colaborar en la construcción de ciudades más inclusivas?
Como decía, la discapacidad no es resorte de las personas que están en esa condición. La limitaciones las pone el entorno donde nos debemos desarrollar, donde debiesemos vivir de manera plena y digna. A las personas, a la ciudadanía, hay que motivarlas para hacer el cambio de mirada; concebir, simultáneamente, al otro como un igual, y su diversidad como un valor. Cuando esto se logra, podemos empezar a convivir en el plano social, legal y urbano, con miras a ciudades inclusivas. La participación de las personas con discapacidad en política y en la cultura es una vía. Posiblemente la mayor responsabilidad de generar conciencia recae en el Estado y sus autoridades, pero sin duda todos podemos y debemos aprotar a este cambio de mirada. A través de hechos y palabras, enseñando la importancia de la inclusión y denunciando los hechos de discriminación.
- ¿Qué iniciativa o referentes en inclusión destacarías?
Debemos revisar aquellas propuestas de acciones públicas y privadas que aún mantienen una mirada asistencialista y caritativa hacia las personas con discapacidad. Somos personas con derechos y los debemos ejercer en igualdad de condiciones y sin discriminación. Lo anterior implica, por cierto, que el Estado desarrolle políticas y acciones de sensibilización alejadas de estereotipos, pero que permitan igualar la cancha.
A nivel urbano, el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) es un edificio que cuenta con todas las características de inclusión, y hace pocos días conocí el templo Bahaí, en Peñalolén, en plena precordillera, y pude recorrerlo entero, pues cuenta con todo un circuito de ramplas.
Entrevista Guillermo Peñalosa: “Tenemos que dejar de construir la ciudad como si todo el mundo tuviera 30 años y fuera un atleta”
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Revista Planeo Nº 32 Ciudades Inclusivas, Junio 2017
[Por Martin Montes. Licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo y Magíster en Desarrollo Urbano PUC]
Guillermo Peñalosa es un asesor urbano internacionalmente reconocido. En su trayectoria se ha desempeñado como Director del Departamento de Parques, Deporte y Recreación de la ciudad de Bogotá (Colombia), y como encargado del Plan Maestro de Recreación y Parques de Mississauga (Canadá). Actualmente es director de las ONGs “World Urban Parks” y “8-80 Cities”, siendo a la vez fundador de esta última.
“Tenemos que dejar de construir la ciudad como si todo el mundo tuviera 30 años y fuera un atleta”
Im. 1. Guillermo Peñalosa.
Fuente: http://gpenalosa.ca/index.php/gil-about
- ¿Qué es lo que hace “Ciudades 8-80”?
“Ciudades 8-80” trata de hacer ciudades inclusivas, que sean amables para todos. Tenemos que dejar de construir la ciudad como si todo el mundo tuviera 30 años y fuera un atleta. Si las ciudades no son amables para los niños y los adultos mayores, no van a ser amables para todos. Cuando vamos a evaluar cualquier ciudad, debemos evaluarla por qué tan bien tratamos a los ciudadanos más vulnerables; los niños, los adultos mayores, los pobres y los discapacitados. Buscamos volvernos unos ángeles guardianes de esta mayoría silenciosa. Cuando se realiza planeación o participación ciudadana, usualmente no escuchamos a los niños, los pobres no tienen tiempo para ir a las reuniones de participación, los discapacitados a veces no tienen cómo llegar, entonces nosotros tratamos de tenerlos en cuenta en todo lo que hagamos en la ciudad.
- ¿Cuál es el modelo que ustedes como ONG utilizan para llevar esto a cabo?
Es variado, en algunos casos hacemos capacitaciones, en otros talleres con las autoridades que toman decisiones o también con grupos comunitarios. También ayudamos con participación ciudadana donde hacemos un esfuerzo por abrir espacios convocantes donde desarrollamos distintas metodologías para escuchar a la comunidad y luego le presentamos a quienes toman las decisiones algunas recomendaciones basadas en eso. Si estamos diseñando un espacio público consideramos que el ciudadano es el experto en el qué, los profesionales -arquitectos y planificadores- son los encargados del cómo, y el gobierno decide dónde. Usualmente no le preguntamos al ciudadano, o si le preguntamos lo hacemos muy tarde, cuando ya tenemos unos diseños completamente terminados y se les presenta unos diseños técnicos que nadie entiende como para poner el check.
- ¿Cuáles son las principales barreras para avanzar en la construcción de ciudades más inclusivas?
Si nosotros reunimos a un grupo de niños en un salón y les decimos que hay una crisis energética y que tienen 30 minutos para que piensen en alguna solución, estoy seguro que a los 10 minutos van a decir que necesitamos dejar de usar carros privados y reemplazarlo por un sistema de buses donde podamos llevar más gente y pueda ahorrarse el combustible. Con esto quiero decir que las principales barreras hoy en día no son problemas técnicos ya que las soluciones están, sino más bien políticos. Lo principal está en desarrollar un sentido de urgencia para ver cómo vamos a hacer estas ciudades, y también de aprender del tipo de ciudades que hemos construido en los últimos 30 años.
- Al incorporar nuevas voces a la construcción de la ciudad se vuelve más compleja la toma de decisiones. ¿Cómo llegar a acuerdos entre los distintos actores?
Cada uno juega un papel diferente. Esto es como un trípode con tres patas. Una pata son los políticos electos a todo nivel (municipio, provincia y región). Otra pata del trípode son los funcionarios del gobierno de las distintas áreas (planeación, educación, turismo, medioambiente, transporte). Y la otra pata son los ciudadanos (universidades, medios de comunicación, activistas). ¿Cómo logramos que el trípode funcione? El pegante entre estos tres es el sentido de urgencia y una visión compartida de ciudad. Entonces entre las tres fuerzas hay que crear una visión de ciudad y luego empezar a empujar todo. Si decidimos cómo queremos vivir y logramos tener una visión compartida de ciudad, la mayoría de las decisiones van a ser mucho más fáciles. Las distintas fuerzas deben respetarse y trabajar en armonía.
Im. 2. Actividad comunitaria organizada por la ONG Ciudades 8 80.
Fuente: http://www.880cities.org/portfolio_page/historic-northwest-rising/
- ¿Qué propones para facilitar los procesos de cambio y avanzar hacia la construcción de ciudades más inclusivas?
Para un proceso de cambio los líderes deberían considerar cinco pasos. Primero, el sentido de urgencia; considerar que la población o la contaminación está creciendo, la obesidad, o lo que sea. Segundo, el compromiso político de cumplir con el interés general. Tercero, necesitamos hacedores en el gobierno, no gente que se disculpe de lo que no se puede hacer. Cuarto, necesitamos líderes en los colegios, empresas y barrios. Y quinto, necesitamos más y mejor participación ciudadana.
- Muchas veces se incluye la voz de actores externos antes que la de los propios habitantes. ¿Qué opinas de la influencia que ejercen las organizaciones internacionales sobre las ciudades?
Las organizaciones internacionales deberían facilitar procesos, pero no liderarlos. Así como los vecinos son los expertos de lo que necesitan sus barrios, los ciudadanos locales son los expertos. Los organismos internacionales pueden ayudar a mostrar procesos, mecanismos distintos, a mostrar ejemplos que han funcionado u otros que han fracasado, pero tienen que ser los locales los que decidan. A mí me preocupa mucho cuando veo asesores internacionales que van de ciudad en ciudad promoviendo lo mismo como si fuera todo exactamente igual. No se trata de copiar y pegar, sino más bien de adaptar y mejorar. Hay que tener mucho cuidado en las asesorías, y especialmente cuando éstas son con ánimo de lucro, porque uno no sabe los intereses que hay por detrás. Uno ve, por ejemplo, que la agencia de cooperación japonesa ofrece todo tipo de ayuda para hacer autopistas elevadas porque ellos están más interesados en vender autos japoneses que en solucionar los problemas de movilidad.
- ¿Cuáles son los principales desafíos que ves en materia de participación ciudadana?
Lo más importante es querer escuchar honestamente a la comunidad. Desafortunadamente yo todavía veo muchas organizaciones nacionales e internacionales que ven la participación ciudadana como un estorbo en el camino, entonces hacen una reunión para poner el check, para tener la aprobación política. Lo segundo es escuchar a los actores involucrados y para eso hay que ir al barrio donde está la gente. No convocar a lugares lejanos donde probablemente no llegue nadie. Por otro lado, la participación ciudadana no es sólo para diseñar, sino que debe ser permanente. Es decir que no se quede en el qué, sino que haya participación durante la construcción de la obra y en su mantenimiento posterior. En general es más fácil que el Estado invierta en la construcción de las obras, pero poco se invierte en su uso. No se trata sólo con construir espacios, sino también en cómo aprovecharlos.
- ¿Qué medida concreta propones para construir una ciudad para todos y todas?
Considero que la falta de prioridad en el tema de las áreas verdes es fundamental. Sin embargo, el problema no es sólo la carencia de áreas verdes, sino la falta de utilización que hay de éstas. Y cuando no se utilizan estos espacios se vuelven lugares inseguros. Lo mejor para combatir la inseguridad es que estén completamente utilizados. Y por eso mismo la participación temprana es tan importante. Cuando llegan las autoridades y cortan la cinta, la gente dice ¿qué es esto? Y tal vez ni siquiera necesitan o quieren eso que se construyó. No sienten pertenencia y por eso cuando alguien lo raya o rompe no les importa. Pero si ellos mismos han sido partícipes del proceso y han ayudado a sembrar el árbol, han definido dónde se ponen las bancas, los colores, etc., ahí sí lo van a cuidar. Entonces no se trata de invitar a participar después de la construcción, sino de incluir a los ciudadanos a un proceso permanente de antes, durante y después. En esta línea, propongo que los parques tengan comités variados que representen a los niños, deportistas y adultos mayores para que los mantengan y usen.
"Cantaron a Santiago un día. Una aproximación a la poesía concreta de sus esquinas"
Ver"Cantaron a Santiago un día. Una aproximación a la poesía concreta de sus esquinas"
Revista Planeo Nº30, Música y Ciudad, Diciembre 2016
[Por, Gonzalo Cáceres, Historiador y planificador urbano. Académico del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile.Doctorando en Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes.
She-ra León, Estudiante de Licenciatura en Música, Pontificia Universidad Católica de Chile.
Rodrigo Millán, Sociólogo y planificador urbano. Doctorando en Historia de la Arquitectura y el Urbanismo, Faculdade de Arquitetura e Urbanismo, Universidade de São Paulo]
Recibido: 07.12.2016 / Publicado: 19.05.2017
Resumen
Como un ejercicio de crítica cultural, el texto analiza canciones del acervo musical chileno que aluden a Santiago destacando sus características intrínsecas. Centrándose en dos momentos de la capital chilena —inicios de la década de 1940 y 1990—, el artículo problematiza las representaciones de la ciudad con base al análisis de las letras de cinco músicas producidas en contextos diferentes de la sociedad chilena y el paisaje capitalino. Tomando como ejes centrales a las canciones “Adiós Santiago querido” (Segundo Zamora), “Si vas para Chi-le” (Chito Faró), “Tren al sur” (Los Prisioneros), “Vuelvo para vivir” (Illapu) y “Reencuentro” (Congreso), el texto discute los marcos de producción de aquellas piezas, las miradas sobre las transformaciones físicas del Santiago musicalizado, así como las atmósferas sociales y culturales que envolvieron a los creadores de las canciones seleccionadas a la hora de re-presentar a la ciudad.
Palabras clave: Santiago de Chile; música popular chilena; estudios culturales; imaginarios urbanos.
Abstract
As an exercise of cultural critique, this paper analyzes different songs of the popular chilean music reper- toire that refer to Santiago’s main characteristics. Focusing on two moments of its history —beginnings of 1940s and 1990s—, the text will discuss the urban representations of the city, based on the examina- tion of five songs’ lyrics, written in different contexts of chilean society and Santiago’s urban landscape. Taking the songs “Adiós Santiago querido” (Segun- do Zamora), “Si vas para Chile” (Chito Faró), “Tren al sur” (Los Prisioneros), “Vuelvo para vivir” (Illapu) and “Reencuentro” (Congreso) as the main references, the paper will discuss the con-text of production of those musical works, their views about the physical trans- formations of the city, and the social and cultural at- mospheres that helped the composers to shape their songs and represent urban life.
Keywords: Santiago de Chile; Chilean Popular Music; Cultural Studies; Urban Imaginaries.
[Descarga el artículo completo acá]
El título está inspirado en un programa de televisión de hace varias décadas. El subtítulo, a su vez, en una traducción libre de un fragmento de Sampa, canción de Caetano Veloso. Cabe consignar nuestros agradecimientos a: Paula Bravo, Daniel Talesnik, Miguel Pérez, Sergio Arévalo, Alonso Cáceres, Valentina Martelli, Vólker Gutiérrez, Patricia Manns, Arturo Orellana, Santiago Gutiérrez, Constanza Santis, Vicente Cáceres y Marina Gosselin
"Música tradicional y espacio público: los significados del Lugar en Veracruz, México"
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Revista Planeo Nº30, Música y Ciudad, Diciembre 2016
[Por, Brenda Galván, Licenciatura en Arquitectura (Universidad Veracruzana, México), Maestría en Diseño Urbano y Doctorado (Newcastle University, England). Actualmente trabaja en el Departamento del Centro Histórico del Municipio de Friburgo de Brisgovia, en Alemania]
Recibido: 25.11.2016 / Publicado: 19.05.2017
Resumen
La interpretación musical del Danzón y Son Montuno en los espacios públicos del Centro Histórico de Veracruz, fortalece la producción social y cultural de la ciudad. A partir de una investigación de corte cualitativo, este trabajo presenta los significados que atribuyen los músicos a los lugares donde tocan. Se identificó que reconocen la música tradicional como parte, no sólo de su historia personal, sino de la historia y cultura de la ciudad. Además de que los significados del lugar desarrollados en esferas privadas, sirven como antecedente para la creación de nuevos significados en esferas públicas. Muchos de los ellos cuentan además con un alto apego emocional a estas formas de música tradicional. Dichas condiciones facilitan la producción musical en los espacios públicos, convirtiéndolos en lugares distintivos y de encuentro, donde las personas experimentan procesos de auto reconocimiento.
Palabras clave: Música, Espacio Público, Danzón, Son Montuno.
Abstract
The performance of the music of Danzon and Son Montuno in the public spaces of the historic centre of Veracruz strengthens the social and cultural production of the city. Based on a qualitative methodology, this work presents those meanings of place given by musicians to the locations where they play. They re- cognize these types of traditional music not only as past of their personal history but also as part of the culture and history of the city. Furthermore the meanings of place in the private sphere serves as precedent for the creation of new meanings in the public sphere. Moreover many of them develop a deep emotional attachment to these forms of traditional mu- sic. Such conditions ensure the musical production in the public spaces, making them distinctive places for encounter, where people experience processes of self- recognition.
Keywords: Music, Public Space, Danzon, Son Montuno
"La trayectoria de Puerto Valparaíso, en la tensión público- privada de la ciudad. Disputas en la transformación global de una ciudad puerto"
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Revista Planeo Nº31, Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por, Gino Bailey Bergamin, Magister en Geografia y Procesos territoriales (Geografia e Processi Territoriali), Universidad de Bolonia (Università di Bologna), sociólogo Universidad de Valparaíso (Chile)]
Figura 1: Afiche de las primeras manifestaciones «Puertazo» a propósito de la modernización de puertos y entrega en concesión privada del territorio marítimo portuario de Valparaíso
Fuente: http://noalcolonialismo.blogspot.cl/2008/04/el-puertazo_3979.html
Recibido: 05.12.2016 / Publicado: 19.05.2017
Resumen
El puerto de Valparaíso enfrenta una serie de transformaciones, producto de un proceso modernizador que comenzó el año 1997. Desde esta fecha en adelante, la inserción a las economías globales y sobre todo la diversificación productiva del puerto, lo convierte en un territorio apto para el consumo, el shopping y el tiempo libre, lo cual hace emerger sucesivos conflictos y disputas en torno a la definición del puerto y la ciudad de Valparaíso. Los resultados de este estudio refleja que los actores implicados en el proceso de transformación portuaria, muestran una trayectoria favorable a la reconversión productiva del puerto. Esto se hace sosteniendo la idea de desarrollo de una economía portuaria, independiente si beneficia o no a sus ciudadanos. Los actores más críticos postulan un “puerto” para los habitantes, sin embargo no logran concordar sus miradas en el transcurso del tiempo. De este modo, la definición del puerto de Valparaíso en la actualidad, se ven tensionado por distintos intereses y por una imagen de ciudad que se confronta entre lo público y lo privado, el habitante y el usuario, lo patrimonial y lo económico.
Palabras clave: Puerto, Valparaíso, proyectos urbanos, conflicto, territorio
Abstract
The port of Valparaíso faces a series of transforma- tions, the product of a modernization process that began in 1997. From this date forward, the insertion into the global economies and, above all, the diver- sification of the port, makes it a suitable territory for the Consumption, shopping and free time, which leads to emergent conflicts and disputes around the definition of the port and the city of Valparaiso. The results of this study reflect that the actors involved in the process of port transformation, show a trajectory favorable to the productive reconversion of the port. This is done by supporting the idea of developing a port economy, whether or not it benefits its citizens. The most critical actors postulate a “port” for the in- habitants, however they do not manage to agree their looks in the course of time. In this way, the definition of the port of Valparaiso today is stressed by different interests and by a city image that is confronted bet- ween the public and the private, the inhabitant and the user, the patrimonial and the economic.Keywords: Port, Valparaiso, urban projects, conflict territory.
Keywords: port, Valparaíso, territory, waterfront
"Identidades 'transicionales'. Un acercamiento al reconocimiento y la representación simbólica de los jóvenes a través de la estética y la música rock en el “Rincón Payanés”, Colombia"
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Revista Planeo Nº30, Música y Ciudad, Diciembre 2016
[Por, Maribel Deicy Villota, Antropóloga y Maestrante del programa de Ciencia, tecnología y sociedad UFSCar – São Paulo Brasil. Becaria OEA 2016 -2018. Miembro del grupode investigaciones GESC – Universidad del Cauca, Colombia.
Jairo Tocancipa Falla, Antropólogo, PhD, Profesor Titular y Coordinador del Grupo de Estudios Sociales Comparativos, Universidad del Cauca, Popayán, Colombia]
Recibido: 13.11.2016 / Publicado: 19.05.2017
Resumen
Este artículo aborda el problema de la construcción de la identidad en los jóvenes a través de la música y la estética en Popayán, Colombia. La “ciudad blanca”, colonial y turística, como es conocida a nivel nacional e internacional, es hoy escenario cultural de cientos de jóvenes que habitan los espacios urbanos, donde museos, iglesias, parques y sitios coloniales, se figuran y re-configuran simbólicamente a través de actividades como la práctica de la danza capoeira, cuentería, obras de teatro, muestras de saltos en patineta, malabares entre otros. Estas muestras permiten apreciar cómo se construye la identidad en los espacios urbanos. Existe un vínculo, entre la construcción de la identidad juvenil y la significación que se le da al espacio público, donde los jóvenes desarrollan sus procesos de identidad, re- significando su categoría social en la transformación de los espacios urbanos. La metodología utilizada se basó en una revisión bibliográfica sobre trabajos preliminares, trabajo de campo, entrevistas y fotografías, lo que en conjunto relacional permitió una visualización de esas “identidades transicionales, en el uso simbólico de lugares más reconocidos y representativos que contrastan con la imagen turística convencional de la ciudad y que se representa en el lugar conocido como El Rincón Payanés. Para este análisis nos basamos metafóricamente en tres movimientos musicales: legato, mezzo y forte.
Palabras clave: Colombia, jóvenes, identidad, cambios urbanos, espacios sociales y culturales.
Abstract
This paper approaches the problem of the identity construction in the young people through music and the aesthetics in Popayán, Colombia. “The White city”, colonial and touristic, as is known, has become the cultural scene in which hundreds of young people inhabit the urban spaces where museums, churches, parks and colonial sites are symbolized and reconfigu- red by social practices such as capoeira, storytelling, plays, skating jumps, juggling amongst others. The- se examples allow to appreciate how identity youth is built in the urban context. There is a link between the construction of youth identity and the public space where they develop their identity processes, re- signifying their social category in the transformation of urban spaces. The methodology is based on the bi- bliography review, fieldwork, interviews and pictures, which it allows to get a picture of those “transitional resources that contrast with the conventional touris- tic image of the city, represented in El Rincon Paya- nés. For this analysis, we are based metaphorically on three musical movements: legato, mezzo, and forte
Keywords: Colombia, youth, Identity, urban changes, social and cultural spaces.
"Cartografías sonoras. Instrumento disciplinar para pensar-experimentar el espacio"
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Revista Planeo Nº30, Música y Ciudad, Diciembre 2016
[Por, Constanza Ipinza Olatte, Arquitecta, Mg. Ingeniería Acústica en la Edificación y el Medio Ambiente. Escuela de Arquitectura Universidad de Santiago de Chile, Profesora.
Aldo Hidalgo Hermosilla, Arquitecto, Mg. en Teoría e Historia del Arte. Doctor en Filosofía con mención en Estética. Escuela de Arquitectura Universidad de Santiago de Chile, Profesor Asociado]
Resumen
Este artículo expone las potencialidades de la cartografía sonora como un instrumento gráfico que permite relacionar lugares y espacios de la ciudad con una dimensión hasta hoy poco considerada como factor fundamental del carácter e identidad del ambiente, el sonido. En estas grafías, el sonido se entiende como una manifestación temporal que se difunde en el espacio pero que está captada por una experiencia perceptual e instrumental que busca situar, medir y caracterizar. En este sentido, el texto postula que la cartografía sonora junto con permitir dar visibilidad a lugares y espaciosdesdeelejerciciodeunaescuchaatenta,sealza como un insumo para pensar el diseño arquitectónico y urbano incitando la aparición de otra sensibilidad por el espacio y la creación de otros lenguajes expresivos. Así, el presente texto expone dos instancias de comprensión de la cartografía sonora. La primera, de carácter teórico, examina conceptos y experiencias emblemáticas de escucha como el paisaje sonoro y los grafismos musicales del siglo XX. La segunda, de carácter experimental, expone y comenta una experiencia docente para la elaboración de cartografías sonoras que revelan diversas formas de comprender e interpretar el movimiento y la intensidad del sonido en el espacio.
Palabras clave: Paisaje sonoro, Diagramas, Cartografía sonora
Abstract
This article exposes the potentialities of sound car- tography as a graphic instrument that relates pla- ces and spaces of the city, in a dimension that until today is little considered as fundamental factor of the character and identity of the environment, the sound. In these graphs, sound is understood as a temporal manifestation that diffuses in space, but is captured by a perceptual and instrumental experien- ce that seeks to situate, measure and characterize it. In this sense, the text postulates that the sonographic mapping along with giving visibility to places and spa- ces from the exercise of an attentive listener, rises as an input for to think the architectonic and urban design inciting the appearance of another new sensitivity for space and the creation of other expressive languages. Thus, the present text exposes two instances of un- derstanding the sonographic cartography. The first, of a theoretical nature, examines concepts and em- blematic “experiences of listening” as the sounds- cape and the musical graphics of the twentieth century. The second, of an experimental nature, ex- poses and discusses a teaching experience for the development of sound cartographies that reveal different ways of understanding and interpreting the movement and the intensity of sound in space.
Keywords: Soundscape, diagrams, sound cartogra- phygrowth
"Habitar la ciudad escuchando música. Las relaciones entre el rock y la cumbia en el campo de experiencias de las clases populares argentinas"
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Revista Planeo Nº29, Fronteras urbanas y territoriales, Septiembre 2016
[Por, Nicolás Aliano; Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata y Magister en Sociología de la Cultura por la Universidad Nacional de San Martín. Becario posdoctoral CONICET – Universidad Nacional de San Martín / Instituto de Altos Estudios Sociales. Docente en la cátedra de Antropología Cultural y Social de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina)]
Recibido: 29.08.2016 / Publicado: 27.03.2017
Resumen
El artículo aborda algunos de los usos de la música en el mundo popular urbano de la Argentina contemporánea. Basado en un trabajo de campo cualitativo realizado entre 2009 y 2015 con aficionados de sectores populares al rock, el artículo propone mostrar la existencia de modos de evaluación morales de los consumos musicales. Ello conduce a los seguidores a trazar límites simbólicos respecto de otros géneros musicales, fundamentalmente la cumbia. Se ilumina así una dinámica cultural que, anclada en el espacio, conecta consumos musicales con modos de habitar y representar la ciudad. Esta dinámica constituiría el modo de elaborar simbólicamente una matriz de fragmentación social y segregación espacial presente entre las capas populares contemporáneas.
Palabras clave: Estudios urbanos, Música, Límites simbólicos
Abstract
The article approaches to some of the uses of music in the popular urban world of contemporary Argentina. Based on a qualitative fieldwork done between 2009 and 2015 with rock fans of popular sectors, the article aims to show the existence of modes of moral evalua- tion of music consumption. This leads fans to perform symbolic boundaries with respect to other musical genres, mainly the cumbia. The article illuminates a cultural dynamic that, anchored in space, connects musical consumption with ways of inhabiting the city and generating representations about it. This dynamic would be the way to symbolically elaborate a matrix of social fragmentation and spatial segre- gation present within contemporary popular sectors.
Keywords: Urban studies, Music, Symbolic boundaries
"Sistema de parches integrados: Reformular la experiencia del paisaje productivo en San Bernardo
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Revista Planeo Nº29, Fronteras urbanas y territoriales, Septiembre 2016
[Por, Francisco Walker, Arquitecto, PUC; Alejandra Vásquez, Arquitecto, Magíster en Arquitectura del Paisaje UC; Juan Ramón Samaniego, Arquitecto, PUC; Lucas Mateluna, Arquitecto, PUC; Martín Fonck, Sociólogo, Instituto de Antropología UC; Santiago Rojas, Ingeniero Agrónomo, Departamento de Medioambiente Providencia; Francisco Salas, Arquitecto, Magister en Arquitectura, PUC; Francisco Chateau, Arquitecto, Master Arquitectura y Sostenibilidad UPC, Barcelona; Macarena Burdiles, Arquitecto, Magister en Arquitectura]
Resumen
La transformación de los espacios productivos del entorno rural, impulsado por la expansión urbana, ha generado que el reconocimiento de los habitantes en el paisaje circundante se haya fragmentado. Dicho proceso ha contribuido a difuminar las identidades territoriales y los sentidos de lugar. Junto al proceso de desarrollo de la ciudad los límites urbanos han cambiado, entendiéndose los espacios naturales aledaños a la zona urbana como bordes a la deriva, sin un sentido que sugiera una unidad en el paisaje. Asumir la condición de encuentro entre lo urbano y rural en el paisaje puede potenciar nuevos sentidos de lugar por medio de la generación de espacios de límites que permitan conocer, utilizar y significar al paisaje en su conjunto. Antes que proponer rescatar identidades locales vinculadas históricamente al territorio, se propone asumir el carácter dinámico de las identidades en los procesos de transformación urbano-rural, esto permite sugerir que los espacios de encuentro en el paisaje pueden ser fuentes fundamentales en la configuración de nuevos sentidos de lugar e identificación socio- ecológica. Desde esta perspectiva el proyecto busca proponer nuevas estrategias para construir una mejor interacción urbano-rural en los límites de la ciudad de Santiago a través de parques recreativo-productivos.
Palabras clave: Límite urbano, Paisaje productivo,Expansión urbana
Abstract
Actually, as a consequence of urban growth, is possible to appreciate a transformation of productive areas in the rural environment which undermine people’s capacity of self-recognition in landscape. This process contributes to blur territorial identities and people’s sense of place. Along with our cities development, ur- ban limits have changed, leaving their neighboring natural environment as unclear borders, an experience that does not suggest a landscape unit. To assume the encounter condition between the urban and the rural environment in landscape may enhance new senses of place by generating dynamic limits that allow us to use, give meaning and get to know lands- cape as hole. The proposal is to assume the dynamic character of identities in urban-rural transformation processes in order to conceive these encounter areas as key fount to configure new senses of place and eco-social identification. Thus, the project aims to propose new strategies for building a better rural- urban interaction in the borders of Santiago through parks that are both recreational and productive.
Keywords: Urban limit, Productive landscape, Urban growth
Entrevista Fundación Urbanismo Social: “Nuestro rol como Fundación es ser quienes aunamos los intereses legítimos de los actores involucrados, y establecemos consensos para articular y gestionar acciones sociales que aporten a lograr un objetivo común para el territorio”
VerEntrevista Fundación Urbanismo Social: “Nuestro rol como Fundación es ser quienes aunamos los intereses legítimos de los actores involucrados, y establecemos consensos para articular y gestionar acciones sociales que aporten a lograr un objetivo común para el territorio”
Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Martin Montes. Licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo y Magíster en Desarrollo Urbano PUC]
Fundación Urbanismo Social es una organización sin fines de lucro que desarrolla proyectos de vivienda, barrios y ciudad en base a un modelo propio de urbanismo social preventivo que detona procesos de desarrollo urbano y social, participativos y sostenibles, a partir de una intervención física, buscando que las personas se sientan felices de vivir en el lugar que habitan. Entre ellos se destaca el proyecto de Núcleo Ochagavía de Pedro Aguirre Cerda.
En representación de la Fundación, quienes respondieron esta entrevista fueron Pilar Goycoolea (Directora Ejecutiva) y Pía Monardes (Directora del Área Gestión Ciudad y Territorio).
“Nuestro rol como Fundación es ser quienes aunamos los intereses legítimos de los actores involucrados, y establecemos consensos para articular y gestionar acciones sociales que aporten a lograr un objetivo común para el territorio”
- Para empezar, cuéntanos de qué se trata el proyecto Núcleo Ochagavía.
Núcleo Ochagavía es un proyecto de la empresa Red Megacentro, quien compra el terreno del emblemático edificio, conocido como el “elefante blanco” de Pedro Aguirre Cerda, construido durante el gobierno de Salvador Allende para albergar el más grande y moderno hospital público de Latinoamérica. Sin embargo, en 1973 –durante la dictadura militar– las obras fueron paralizadas, dejando a la comuna con una infraestructura abandonada de 84 mil metros cuadrados, en su etapa de obra gruesa. Durante 40 años el edificio cargó con las expectativas y frustraciones de toda una comunidad. Para los habitantes de Pedro Aguirre Cerda y de la ciudad de Santiago en general, este edificio pasó a formar parte de la identidad y memoria histórica de la comuna.
En este contexto, Red Megacentro apostó por convertir y resignificar este espacio y encargó el proyecto al Premio Nacional de Arquitectura, Juan Sabbagh, quien decidió recuperarlo mediante un proyecto de “reciclaje urbano” que mantiene su estructura, y la adecúa para convertirse en un centro logístico y empresarial. Para darle sentido al proyecto, era necesario el involucramiento activo de todos los actores del territorio, y el trabajo colaborativo entre ellos. Así, el proyecto se fue transformando, y se fueron incluyendo diversos servicios solicitados por la propia comunidad, los cuales permitieron que el proyecto se transformara en una oportunidad de desarrollo urbano y social para el sector.
Im. 1. Elefante Blanco de Pedro Aguirre Cerda
Fuente: www.nucleoochagavia.cl
2. Entendiendo el contexto de gran frustración por parte de la comunidad, ¿cómo lograron involucrarlos en el proyecto?
El proceso que vivimos al llegar al territorio implicó enfrentar una comunidad que albergaba un sueño frustrado, 40 años de abandono, promesas no cumplidas e inseguridad. Para que la comunidad se involucrara en el proyecto tuvimos que construir una estrategia concreta y racional en donde la esencia fuera sintonizarnos y conectarnos con las emociones que tenían las personas que vivían en la comuna alrededor del edificio.
Desde ahí iniciamos un proceso de resignificación del proyecto haciéndonos cargo del imaginario que tenía este edificio para las personas, partiendo por explicar el hecho de que ya no sería un hospital y se convertiría en algo nuevo. Aquí se generó una acción sensible en la que, a través de visitas guiadas, se realizó una especie de “duelo” del edificio.
3. ¿Cómo fue el proceso en participación ciudadana? En lo concreto ¿cuáles fueron las acciones que se implementaron?
Megacentro es una empresa que se ha destacado por considerar a las comunidades en sus proyectos y fomentar la colaboración público privada. En esa línea, ellos estaban convencidos de que este edificio, dada su carga histórica, no podía ser tratado como cualquier proyecto. A raíz de ello, convocaron una alianza estratégica orientada a convertir a Núcleo Ochagavía en un centro cívico y empresarial, capaz de generar desarrollo económico y social para la comuna. Desde un inicio se conformó un gran equipo técnico social, siendo fundamental la presencia y activa participación del Municipio de Pedro Aguirre Cerda representando los intereses de sus vecinos y de un equipo social, liderado por nosotros como fundación, haciéndonos cargo de articular a los distintos actores involucrando a la comunidad durante todo el desarrollo del proyecto.
En lo concreto, diseñamos un Plan Social Integral para la participación y el involucramiento centrado en las personas y el territorio. Las acciones contempladas en su implementación fueron:
– Información, difusión e inserción territorial: Entendiendo que la comunidad tenía que mantenerse al tanto de todo lo relacionado al proyecto, de manera transparente y permanente, se consolidó un relato común entregado de primera mano por los actores líderes del proceso, los que a su vez también recibían retroalimentación de parte de los vecinos para que el desarrollo del proyecto incluyera sus visiones.
– Resignificación del edificio: Dado que era necesario que la comunidad hiciera un duelo del edificio y recibiera este nuevo proyecto, hicimos visitas guiadas, un concurso de cuentos y fotografías, entre otras actividades. Si bien creíamos que era una buena noticia, teníamos que ser muy respetuosos con los procesos de la comunidad.
– Oportunidades laborales locales: Se hizo un proceso de intermediación laboral con la OMIL, donde se logró que el 70% de la fuerza laboral del proyecto sea de la comuna.
– Mejoramiento del entorno: El proyecto no sólo se concentró en el edificio, sino que también transformó el entorno de éste. Para ello, la comunidad, municipalidad y el arquitecto Teodoro Fernández –premio nacional de arquitectura 2014– de manera participativa diseñaron diversos espacios públicos, incluyendo una futura Plaza Cívica para la comuna.
4. ¿Cuál es el resultado de todo este proceso?
Actualmente este edificio se ha convertido en un polo de atracción para diversos actores, dado que gracias a la participación de la comunidad ahora éste alberga múltiples servicios, de los cuales muchos de ellos antes no existían en la comuna. Entre ellos encontramos dependencias municipales de la Municipalidad de Pedro Aguirre Cerda, Registro Civil, farmacia, notaría, gimnasio, banco, correo, la Fundación Nuestros Hijos (especialistas en la rehabilitación de cáncer infantil), Núcleo Salud (centro de salud Fonasa Nivel 2 con servicios de laboratorio de primer nivel) y emprendimientos sociales como Algramo.
Luego de más de tres años de trabajo colaborativo este lugar no sólo se ha convertido en un nuevo polo de desarrollo económico para la comuna, sino que también, y principalmente, se ha convertido en un nuevo centro social. Hoy Núcleo Ochagavía atrae a nuevas empresas, emprendedores y servicios públicos a instalarse en Pedro Aguirre Cerda y generar valor.
Im. 2. Núcleo Ochagavía actual
Fuente: www.urbanismosocial.cl
5. ¿Cuáles son los principales aprendizajes que ustedes rescatan a partir de este proyecto?
Algo que durante todo el proceso fue clave, es el interés y la disposición de los diversos actores por comprender, aprender y aportar al desarrollo urbano-social del territorio. Para que un proyecto inmobiliario se instale de manera adecuada en el territorio, respetando y ofreciendo oportunidades de desarrollo a la comunidad local, exige la voluntad de que todos los actores se escuchen y trabajen en conjunto por un objetivo común. A partir de eso, podemos recatar principalmente tres grandes aprendizajes:
– Poner a las personas en el centro: El hecho que todos los actores entendiéramos el valor político y social que tenía el edificio para las personas fue lo que definió la forma de trabajo. Para ello fue clave sumar a la comunidad desde un principio y entender que el proyecto no apuntaba a favorecer intereses particulares, sino más bien a construir un proyecto común para el territorio.
– Creación de confianza: Para lograr proyectos de gran envergadura como lo es el de Núcleo Ochagavía, es fundamental contar con la voluntad política, los tiempos y los recursos para generar confianza entre los distintos actores. Sólo así, logramos un desarrollo urbano capaz de generar valor en el largo plazo, a partir de acciones de comunicación transparente que inviten a las comunidades a representar a su territorio, y transformen la participación ciudadana en un involucramiento activo.
– Oportunidad de revitalización del entorno: Núcleo Ochagavía muestra cómo una empresa privada puede ser un actor clave en la creación de valor y desarrollo para los territorios. Lo que amplía el espectro de recuperación urbana a fin de posibilitar iniciativas que aunque no siempre provengan del Estado, sí tienen que articularse con el sector público para mantenerse en el tiempo.
6. Muchas veces ustedes se refieren a “construir ciudad desde lo local”. ¿Qué quieren decir con eso?
Construir ciudad desde lo local significa respetar y fomentar las características, lógicas y dinámicas propias del territorio, y en especial dar cuenta de su identidad. Aquellos proyectos que cumplan con esto, tendrán sentido para sus habitantes y para dicho territorio. Para ello, es fundamental que exista una contraparte ciudadana representativa y comprometida que valide y le dé seguimiento a todo el proyecto. Con alianzas locales fuertes, se pueden realizar proyectos con sentido para el territorio y su gente.
7. ¿Cuáles son los principales barreras o desafíos para “construir ciudades desde lo local”?
Normalmente se le otorga poco valor a lo local. En general se tienden a priorizar las decisiones que toman las instituciones superiores que están más alejadas de las realidades locales. En ese sentido, aparatos burocráticos tan centralizados como el chileno, suelen descuidar y pasar a llevar los espacios locales. Para avanzar en esta línea, es necesario darle mayor protagonismo y autonomía a los actores locales de los territorios, junto con articular de mejor manera los diálogos entre los distintos actores, estableciendo alianzas y evitando que las opiniones de unos pasen a llevar a otros. Para lograrlo, nosotros como fundación apuntamos a transitar desde la participación ciudadana a un involucramiento comunitario. Es decir, que no basta con que los actores opinen, sino que es necesario que se involucren en un proyecto común.
8. Para terminar ¿cómo defines el rol de la Fundación Urbanismo Social en los procesos sociales de desarrollo urbano?
Nuestro rol como Fundación es ser quienes aunamos los intereses legítimos de los actores involucrados, y establecemos consensos para articular y gestionar acciones sociales que aporten a lograr un objetivo común para el territorio. Para ello es fundamental considerar desde los aspectos más concretos tales como la ejecución, diseño y servicios, hasta otros más abstractos como la historia, los vínculos y la emocionalidad de las comunidades locales.
Im. 3. Actores involucrados en el proyecto
Fuente: www.urbanismosocial.cl
Para más información sobre el proyecto ver: https://vimeo.com/182738847
Microdocumental: "El Salado del mañana"
VerMicrodocumental: "El Salado del mañana"
Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por (Dirección) Martín Salas
(Producción) Tomás Gómez, Catalina Mac-Auliffe, Felipe Egaña
(Dirección de fotografía) José Miguel Miño; Sonido: Carlos Pérez
Mandante: Observatorio de Ciudades UC (Director: Roberto Moris, Equipo: Ximena Arizaga; Felipe Valdenegro, Gisela Frick, Sebastián Hermosilla, Juan Carraha, Cristóbal Herrera, Nicolás Morales, Alejandra Neira y Sebastián Mella)]
RESUMEN
El 25 de Marzo del año 2015, la provincia de Chañaral fue severamente afectada por un aluvión ocasionado por un evento hidrometeorológico inusual. La catástrofe puso de manifiesto la necesidad de contar con un plan de reactivación productiva desde una perspectiva ambiental, técnica, económica, social e institucional. En este contexto, el Observatorio de Ciudades de la Pontificia Universidad Católica de Chile (OCUC) suscribió un convenio con la Corporación para el Desarrollo de la Región De Atacama (CORPROA) en el marco del programa para la “Reactivación Urbana y Productiva Sustentable De Atacama, Corredor Solar” que se puso en marcha con posterioridad al aluvión del año 2015.
El micro documental “El Salado del mañana” pretende evidenciar las potencialidades económicas que posee la provincia, así como también sus necesidades y sus oportunidades de desarrollo. Para esto, se entrevistó a personas que habitan el territorio y que representan las diferentes actividades económicas que se desarrollan en la provincia. El documental busca dar cuenta del conocimiento y comprensión que tienen los habitantes de su territorio a través de su voz y susparticulares paisajes.
Palabras claves: Diversificación productiva, desarrollo sustentable, planificación territorial.
"Hábitat Patrimonial y Mixidad Social en Santiago: desarrollo de un centro histórico chileno"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Jaime Pujol Carabantes. Arquitecto PUC, Master en Urbanismo Sciences Po París, Académico Escuela de Arquitectura, Universidad Diego Portales]
RESUMEN
Como en otros centros históricos, en la comuna de Santiago, corazón de la metrópolis capital de Chile, coexisten el mayor número de equipamientos de la ciudad junto a una población flotante equivalente a un tercio de los habitantes de la ciudad, la mayor concentración de inmuebles patrimoniales del país, en buena medida deteriorados, y una población residencial en aumento, que demanda crecientemente respeto por el patrimonio y conformada por al menos un décimo de población migrante extranjera. Esta particular combinación impulsó a la Municipalidad de Santiago a desarrollar una reflexión transversal para definir su política de desarrollo. Esta iniciativa se llamó grupo de trabajo “Hábitat Patrimonial y Mixidad Social” y ha tenido una serie de consecuencias sobre las acciones concretas que lleva hoy a cabo la municipalidad, en particular en el contexto del Programa comunal de Arriendo Social y el Programa de Revitalización de Barrios e Infraestructura Patrimonial Emblemática. Ambos consideran, entre otros aspectos, la recuperación de inmuebles patrimoniales y la construcción de viviendas nuevas en contexto patrimonial, para producir arriendo social de viviendas y de locales comerciales, fortaleciendo tanto la necesaria oferta residencial para los más vulnerables como también el desarrollo económico local.
Palabras clave: Desarrollo urbano; Centro histórico chileno; Arriendo social
Los centros de las ciudades chilenas se encuentran particularmente descuidados. Sin embargo, reúnen usos y habitantes diversos en un contexto social altamente segregado; a pesar de que este aspecto no sea potenciado desde las políticas públicas. Además de ello, también contienen la mayor cantidad de patrimonio tangible en condiciones de deterioro. Aun tratándose de los lugares mejor equipados dentro de las ciudades, con mayores ofertas de empleo, educación y comercio; acogiendo por esto, una alta cantidad de población flotante, para cuyas necesidades no siempre hay recursos. En otras palabras, es en los centros donde se juegan gran parte de los desafíos urbanos chilenos.
A pesar de ello, pocas instancias los ponen en valor y ayudan a su desarrollo. En este contexto, la Municipalidad de Santiago, institución que gobierna el centro de la mayor ciudad chilena, hizo un esfuerzo transversal para definir su política de desarrollo urbano inclusivo en cuanto a los usos de suelo, y otros aspectos sociales e identitarios. Este proceso involucró diversas unidades internas e instituciones públicas y privadas en una iniciativa inédita: el grupo de trabajo Hábitat Patrimonial y Mixidad Social. A continuación, se presenta el diagnóstico que impulsó este programa, las preguntas específicas que dicha instancia se propuso como meta responder, y por último, las conclusiones y consecuencias de esta iniciativa, tales como: el Programa comunal de Arriendo Social y el Programa de Revitalización de Barrios e Infraestructura Patrimonial Emblemática.
Las ciudades chilenas comparten casi sin excepción una marcada segregación social que va en aumento, periferias más habitadas que centros y crecimientos que respetan poco la identidad de los barrios. La OCDE[1] le solicita a Chile revertir estas disfuncionalidades constatando alarmantemente que, de las treinta ciudades más segregadas de la entidad, ocho son chilenas, y Santiago es la “campeona” (OECD, 2013, 58). La Política Nacional de Desarrollo Urbano, inspirada por este tipo de consideraciones, identifica temáticas claves priorizando la Integración Social (CNDU, 2015, 4). Y si bien trasciende, y el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano ha profundizado sus conclusiones (CNDU, 2015)[2], no ha tenido aún consecuencias contundentes en lo operativo.
En los centros se juegan gran parte de los desafíos urbanos chilenos. La comuna de Santiago, corazón de la “ciudad más segregada de la OCDE”, si bien es aun residencialmente integrada, sigue perdiendo a sus habitantes más vulnerables (CASEN, 2011). Sólo menos del 5% de los siete millones de residentes de la capital viven en la comuna, lo que contrasta con albergar la mayor cantidad de fuentes de empleo, instituciones educacionales y equipamientos de toda la ciudad. Esto genera la multiplicación por seis de su población durante los días hábiles, pasando de unos 310 mil a 1,8 millones de habitantes (MTT, 2015). Es decir, el 30% de la población de la metrópolis acude cotidianamente al centro. Santiago es así un lugar de encuentro en una ciudad altamente segregada.
Santiago posee además el más alto número de declaratorias de Patrimonio comunal de Chile[3], distinguiéndose entre la monumentalidad propia de su rol de capital nacional, y el patrimonio de los barrios históricos, mixtos socialmente y en usos, con marcado rol residencial y vernacular. Sin embargo, esta protección patrimonial sólo sirve para contener relativamente acciones indeseables como inmuebles demolidos, intervenidos inadecuadamente, o barrios alterados; no sirve para gatillar acciones deseables y necesarias como mantener, reconstruir o renovar. Asistimos así, a un deterioro progresivo de este y otros centros patrimoniales chilenos.
Si bien el Programa de Repoblamiento de Santiago desde los años 1990 logró aumentar sustantivamente la población comunal (INE, 2012)[4], esto conllevó efectos indeseados, tales como: la expulsión de residentes vulnerables, la aparición de edificaciones en altura disruptivas con la identidad de los barrios, sin un adecuado incremento de los equipamientos acorde con el aumento y tipo de población, y una reducción crítica de las superficies de las nuevas viviendas, lo que restringe los nuevos tipos de habitantes. Se agrega a esto, que al menos uno de cada 10 residentes de la comuna es extranjero latinoamericano, recientemente avecindado en Chile, normalmente viviendo informalmente con precariedad y hacinamiento, riesgoso para él y demás habitantes de la comuna e inmuebles patrimoniales.
Para enfrentar la complejidad y envergadura de estos desafíos, la administración municipal de la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, emprendió una reflexión transversal involucrando a varias de sus unidades en una comisión municipal llamada “Hábitat Patrimonial y Mixidad Social”[5] que identificó siete preguntas fundamentales a responder:
- ¿Cómo armonizar la recuperación del patrimonio con la densificación?
- ¿Cómo incrementar el número de viviendas sociales en Santiago considerando el patrimonio construido existente?
- ¿Cómo recuperar los cités, patrimonio de viviendas sociales?
- ¿Cómo la rehabilitación de los espacios públicos permite re dinamizar los barrios?
- ¿Cómo adaptar vivienda para adultos mayores?
- ¿Qué modelo de gestión barrial participativo implementar?
- ¿Cómo relanzar un desarrollo económico local?
Se reflexionó internamente durante 18 meses, identificando los avances que Santiago ha tenido históricamente en estas materias, en particular, en influenciar los subsidios del MINVU a las situaciones centrales y patrimoniales[6]. Luego, se compartieron las conclusiones con la ciudadanía, expertos, actores económicos e instituciones públicas en un Workshop realizado el día 03 de abril de 2014 que reunió a más de 150 participantes (ver Fig.1). En esta instancia, se procuró identificar, con actores relevantes según temáticas, los “eslabones faltantes” que no son sólo financieros, sino que también jurídicos, reglamentarios, normativos y de gestión. Se evidenció que muchas herramientas no son difíciles de concretar cómo podría inicialmente creerse. Y sabiendo que las respuestas excedían las capacidades municipales, Santiago las trabajó asociándose tanto con instituciones públicas como privadas.
Esta sensibilización logró involucrar al Gobierno Nacional y así lanzar la recuperación del primer inmueble municipal patrimonial para Arriendo Social[7] (ver Fig. 2), poner en marcha el nuevo Programa de Revitalización de Barrios e Infraestructura Patrimonial Emblemática (PRBIPE)[8], con la participación del MINVU en la generación de una nueva glosa presupuestaria para oferta de arriendo social (DIPRES, 2016)[9] a partir de 2017, complementando el subsidio a la demanda de arriendo social ya existente.
La creación de estos nuevos instrumentos, está actualmente permitiendo de forma inédita abordar operaciones piloto de recuperación patrimonial, la implementación de viviendas inclusivas, arriendo social bien ubicado; potenciando características comerciales y culturales de los barrios, promoviendo en definitiva un nuevo círculo virtuoso de desarrollo urbano integral e identitariamente respetuoso[10]. Y si bien los desafíos son todavía numerosos en materia de encontrar un mayor involucramiento de privados en la revitalización de los barrios, sin desperfilar los objetivos de revitalización urbana; sólo profundizando esta reflexión y política de desarrollo, la Municipalidad de Santiago será capaz de abordarlos, contribuyendo a forjar la ineludible innovación en políticas públicas para revitalizar los descuidados centros de Chile.

Im 1. Workshop Hábitat Patrimonial y Mixidad Social, Salón de Honor, Ilustre Municipalidad de Santiago, 03 de abril de 2014 / Fuente: Ilustre Municipalidad de Santiago, 2014

Im 2. Inmueble de Conservación Histórica en recuperación para Arriendo Social, Calle Abate Molina N° 601, Santiago, 24 de julio de 2016. La alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, y el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, posan junto a Mireya Danilo e Isidora Larraín, de la Subdirección de Patrimonio de la Municipalidad de Santiago, de quienes dependió la iniciativa de la recuperación de este inmueble para hacer arriendo social. Se encuentran también concejales municipales, la Presidenta del Colegio de Arquitectos, Pilar Urrejola, dirigentes barriales y profesionales ejecutantes de las obras de recuperación. La primera etapa de recuperación de este inmueble se realizó mediante el cofinanciamiento del Fondo del Patrimonio (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes) y la Municipalidad de Santiago / Fuente: Ministerio de Cultura, 2016
Notas:
[1] Chile ingresó a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el año 2010
[2] El primer documento elaborado por el CNDU busca precisar los objetivos de la Política Nacional de Desarrollo Urbano es “Propuestas para una Política de Suelo para la Integración Social” de 2015.
[3] Actualmente la comuna de Santiago tiene 20 Zonas Típicas, 83 Monumentos Históricos, 16 Zonas de Conservación Histórica y 1362 Inmuebles de Conservación Histórica. Esto equivale a que el 40% aproximadamente del territorio comunal tiene algún tipo de protección patrimonial.
[4] En periodo 2002 a 2012, la comuna de Santiago pasó de unos 200 mil habitantes a unos 311 mil, lo que significa un aumento de 56%, el más alto en una comuna chilena en el mismo periodo (INE, 2012).
[5] El grupo de trabajo Hábitat Patrimonial y Mixidad Social identificó un diagnóstico crítico de tres puntos: (1) no estamos protegiendo y promoviendo adecuadamente el patrimonio, (2) el Repoblamiento ha tomado una orientación no deseada y (3) está aumentando la segregación en la comuna. El grupo fue liderado por la nueva Subdirección de Patrimonio y la Corporación para el Desarrollo de Santiago (CORDESAN). Participaron varias unidades: Secretaría Comunal de Planificación (Subdirecciones de Vivienda, Asesoría Urbana), la Dirección de Obras Municipales (DOM), la Dirección Municipal de Salud y la Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO).
[6] Santiago había tenido numerosos avances en materia de protección patrimonial vernacular y social. Un ejemplo de ello, es el Subsidio del Programa de Protección al Patrimonio Familiar (o PPPF), donde se sensibiliza al MINVU para recuperar Condominios Sociales de características patrimoniales; tales como: condominios de la década del cuarenta (Mapocho, Mapocho Bulnes, los conjuntos Huemul II y III, o el Roto Chileno, entre otros).
[7] El Inmueble de Conservación Histórica de propiedad municipal de Abate Molina N° 601, Santiago, se encuentra en proceso de recuperación para generar 21 nuevas viviendas para arriendo social (11 viviendas originales), dos locales comerciales y una sala comunitaria.
[8] Para mayor información sobre el PRBIPE visitar: http://www.subdere.gov.cl/organizaci%C3%B3n/divisi%C3%B3n-municipalidades/departamento-de-inversi%C3%B3n-local/programa-revitalizaci%C3%B3n-de-bar
[9] En el artículo “El próximo año se entrega el primer edificio patrimonial para viviendas sociales en el centro de Santiago”, El Mercurio, 30 de octubre de 2016, Cuerpo C, p.10, se menciona la futura glosa que permitirá financiar la oferta de arriendo social mediante subsidio MINVU, http://impresa.elmercurio.com/mermobileiphone//pages/newsdetailmobile.aspx?dt=2016-10-30&newsid=0&bodyid=3&paginaid=10&supplementid=0.
[10] Algunos ejemplos de ello, corresponden a la experiencia del edificio de Vivienda Social de San Francisco Nº1666 (ver noticia en: http://www.plataformaarquitectura.cl/cl/760857/neo-cite-vivienda-social-en-el-centro-de-santiago-por-una-ciudad-inclusiva-y-equitativa). Y a las acciones PRBIPE, tales como el traspaso de parte del Ministerio de Bienes Nacionales del Inmueble de Conservación Histórica Ex Post Natal del Hospital San Juan de Dios para hacer un programa de 13 viviendas y dos comercios en arriendo, la adquisición de inmuebles para hacer vivienda, la recuperación de cites patrimoniales, mejoramiento de fachadas, techumbres, electricidad y muros corta fuegos de unos 400 inmuebles existentes, además de recuperarse equipamientos culturales y espacios públicos emblemáticos como el Teatro Novedades o el Parque Portales.
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Referencias:
Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) (2015). Propuestas para una Política de Suelo para la Integración Social Urbana. Obtenido de: http://www.minvu.cl/opensite_20150505145801.aspx
Congreso Nacional, Ministerio de Hacienda, Dirección de Presupuesto (DIPRES) (2016). Ley de Presupuestos 2017. Obtenido de: http://www.dipres.gob.cl/595/w3-multipropertyvalues-15145-23712.html
Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) (2011): Resultados Regionales Encuesta Casen 2011: Región Metropolitana de Santiago. Obtenido de: http://observatorio.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/layout/doc/casen/XIII_Metropolitana_oct13.pdf
Ilustre Municipalidad de Santiago (2015). Santiago, Lugar de Encuentro: transformaciones y propuestas. Ed. CORTAL, Santiago, Chile.
Instituto Nacional de Estadísticas (INE) (2012), Precenso 2012, Chile. Obtenido de: www.ine.cl
Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) (2015), Encuesta Origen Destino de Viajes 2012 de Santiago (EOD-Santiago). Obtenido de: http://www.mtt.gob.cl/archivos/10194
OECD (2013), OCDE National Urban Policy Review, Chile 2013, OECD Publishing. Obtenido de: http://www.oecd-ilibrary.org/urban-rural-and-regional-development/oecd-urban-policy-reviews-chile-2013_9789264191808-en
Entrevista a Edward Rojas: “Cuando hablamos de “arquitectura del lugar”, estamos hablando de una arquitectura que se sustenta en los inmanentes escenciales de la arquitectura preexistente de un lugar determinado y, por lo mismo, esta acción es sustentable y sostenible en el tiempo. Esto que hoy nos parece tan obvio, apenas lo intuíamos hace 30 años”
VerEntrevista a Edward Rojas: “Cuando hablamos de “arquitectura del lugar”, estamos hablando de una arquitectura que se sustenta en los inmanentes escenciales de la arquitectura preexistente de un lugar determinado y, por lo mismo, esta acción es sustentable y sostenible en el tiempo. Esto que hoy nos parece tan obvio, apenas lo intuíamos hace 30 años”
Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Martin Montes. Licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo y Magíster en Desarrollo Urbano PUC]
Edward Rojas es un reconocido arquitecto que lleva cerca de 40 años residiendo en la isla de Chiloé. A través del Taller de Arquitectura Puertazul, se ha dedicado a recoger y poner en valor el patrimonio arquitectónico y cultural de Chiloé. Sus múltiples contribuciones lo llevaron a que en el año 2016 ganara el Premio Nacional de Arquitectura.
“Cuando hablamos de “arquitectura del lugar”, estamos hablando de una arquitectura que se sustenta en los inmanentes esenciales de la arquitectura preexistente de un lugar determinado y, por lo mismo, esta acción es sustentable y sostenible en el tiempo. Esto que hoy nos parece tan obvio, apenas lo intuíamos hace 30 años”

Im1. Edward Rojas / Fuente: www.soychile.cl/Chiloe
1. ¿Qué te motivó a trabajar en Chiloé y a mantener su particular arquitectura?
El encanto del LUGAR, su geografía archipiélaga, sus extraordinarios paisajes de tierra, agua y cielo, en permanente cambio. Su luz, la fuerza y creatividad de los chilotes, la profunda identidad de su cultura, y su arquitectura de tierra, agua y bordemar, que podía ser sustento de una arquitectura moderna apropiada.
2. ¿Cuáles han sido los cambios más notorios entre la arquitectura que te enseñaron en la escuela de Valparaíso o de la que hacías antes de llegar a Chiloé, respecto a la que empezaste a hacer cuando llegaste a trabajar allí?
Yo estudié arquitectura en una Escuela cruzada por dos momentos históricos. Primero, la de una escuela revolucionaria, abierta a la comunidad y al territorio, que era parte del gran experimento de la «Vía Chilena al Socialismo». En ese momento, los grandes temas eran el diseño y la planificación de otra forma de organización territorial, económica y social, como lo podía ser «un barrio comunitario y productivo». Luego vendría el golpe militar y el retorno a una escuela sustentada en los paradigmas del movimiento moderno.
Estas y otras experiencias con mi socio Renato Vivaldi y los miembros del Taller Puerta Azul nos permitieron entender que los referentes internacionales en madera que nos interesaban, no tenían nada que ver con la necesidad de los chilotes de seguir teniendo casas con pasillo para que la gente esperara cuando fallecía alguien de la casa y se velaba en el salón. Para hacer “arquitectura del lugar” había que conocer el territorio, convivir con su habitantes y aprender de su cultura y de su notable arquitectura en madera, así como la forma de construirla con manos carpinteras y las nobles maderas del bosque nativo.
3. En ocasiones te has referido a que la arquitectura chilota es una arquitectura del lugar, que nace comunitariamente desde lo local. Cuéntanos porqué.
Respondo esta pregunta con un ejemplo: los adultos mayores del barrio de palafitos de Pedro Montt en Castro, necesitaban y soñaban con construir una capilla. Hablaron con el párroco arquitecto de los franciscanos, Fray Julio Campos, quien desarrolló un anteproyecto. La comunidad y el párroco organizaron un comité pro construcción de la capilla, haciendo múltiples beneficios. Comenzaron a juntar dinero, lo que les permitió comprar los poyos y pagar un carpintero para instalarlos. Un cliente nuestro, a quien le pidieron aporte, nos encargó que apoyáramos la iniciativa desarrollando los proyectos de arquitectura y especialidades en conjunto con Fray Julio y la comunidad, además de elaborar una maqueta, un presupuesto y un plan de recaudación de fondos. Estos insumos van a permitir al Comité seguir animando a los vecinos y a empresarios turísticos del barrio y de la ciudad, para que hagan su aporte a esta “minga” comunitaria, así como postular a otras fuentes de financiamiento. La capilla se va a construir con los materiales, la tecnología y los carpinteros del lugar que en su arte pondrán toda la tradición y el conocimiento ancestral para construir algo singular, tan propio del lugar, y único en el mundo, como lo puede ser una capilla de palafitos de madera, revestida de tejuelas de alerce y planchas de metal. Esta capilla será velatorio, salón de encuentros para los habitantes del barrio y lugar de inicio o término de las procesiones terrestres o marítimas de los santos patronos de la zona.
Im 2. Museo Arte Moderno Chiloé / Fuente: http://www.edwardrojas.cl/ arquitecto/
4. ¿Cuál crees que es el rol que juega la arquitectura de Chiloé en el desarrollo local de su territorio?
Desde mi punto de vista, la arquitectura es la mayor obra material de una cultura. Ella acoge el fulgor de la vida de los habitantes en cada territorio y, por lo mismo, si ella se funda en lo propio del lugar, reinterprepretando de manera contemporánea los valores ancestrales de la arquitectura pre existente, reafirma la identidad de la cultura del lugar. Sobre todo en un archipiélago como Chiloé, donde un canasto de quilineja tiene el mismo valor cultural que un “milcao» o una iglesia patrimonial.
5. ¿Consideras que actualmente las escuelas de arquitectura forman arquitectos con un enfoque en el rescate de los atributos locales?
Cuando hablamos de “arquitectura del lugar”, estamos hablando de una arquitectura que se sustenta en los inmanentes escenciales de la arquitectura preexistente de un lugar determinado y, por lo mismo, esta acción es sustentable y sostenible en el tiempo. Esto que hoy nos parece tan obvio, apenas lo intuíamos hace 30 años. Sin conocer mayormente los planes de estudios de las Escuelas de Arquitectura del país, creo que hoy sí está presente en la enseñanaza y en el debate la dimensión sustentable que debe regular y ecualizar culturalmente en cada territorio el encuentro de la tradición con la modernidad, así como del encuentro de lo local y lo global.
6. ¿Consideras que actualmente la arquitectura chilota se encuentra amenazada? Si es así, ¿cuáles son las principales amenazas?
La arquitectura chilota en si misma no se encuentra amenazada. Creo que hoy hay más conciencia del valor del patrimonio y de la sustentabilidad del sistema. Hay nuevas generaciones de arquitectos sensibles al lugar y su cultura; tenemos un colegio de arquitectos fuerte y atento a los cambios; una comunidad para quien la construcción y la arquitectura es tan natural como el clima. La madera nativa es explotada con planes de manejo, y se utilizan materiales modernos y de recambio que mantienen los atributos de la madera, como sombras y texturas, y existe todavía, sobre todo en el mundo rural, una escala de la arquitectura pertinente a su paisaje.
Esto significa que la arquitectura chilota en el Siglo XXI puede seguir adecuándose, puede seguir mutando, puede seguir modernizándose, sin perder su identidad. La amenaza mayor tiene que ver con el modelo económico de mercado, que impone obras ajenas como el Mall que enferman el espacio urbano y que destruyen el paisaje.
Por otro lado, la ciudad de Castro dejó de ser ese pueblo grande que conocimos hace 40 años, y hoy se ha convertido en una pequeña metrópolis que está cambiando de forma bastante acelerada su escala de viviendas y comercio. A raíz de ello, los arquitectos del lugar tienen un enorme desafío: cómo hacerlo, cómo cambiar de escala y de materiales para que la obra que se haga sea parte del lugar, parte de la historia y de la arquitectura contemporánea de Chiloé y no se llene de obras trasplantadas de otras realidades, de otras modernidades, que es lo que hoy también está sucediendo.
7. ¿De qué manera el deterioro arquitectónico – material producto de las amenazas que mencionas ha incidido en otros ámbitos a la isla de Chiloé?
La amenaza mayor es la implantación de modelos de desarrollo y proyectos ajenos a la dinámica de la cultura y la economía del lugar, que por lo mismo alteran y transforman tangible e intangiblemente el territorio y, junto a ello, su cultura, su economía y las prioridades de sus habitantes. El mayor ejemplo de ello ha sido la empresa salmonera y su revolución industrial con un siglo de atraso. Y seguramente también lo será el Puente sobre el Canal de Chacao, el cual le arrebatará a la isla su bien más preciado desde el punto de vista cultural e identitario; su condición insular.
8. En territorios con fuertes lineamientos identitarios como Chiloé, ¿cuál crees que debiese ser el desafío en cuanto al desarrollo de normas locales?
Sin lugar a dudas, la elaboración de normativas pertinentes para un lugar contribuyen a que ellas puedan regular el desarrollo de la identidad de la arquitectura. Ejemplo de ello es el caso de los barrios de palafitos de Castro, donde en los últimos 8 años se ha producido una acelerada renovación urbana, pero que gracias a la existencia de una normativa básica en el actual Plan Regulador, el cual la mayoría de los arquitectos que hemos intervenido en estos barrios hemos respetado, ha permitido un cambio de escala apropiado, un desarrollo armónico y un diálogo pertinente entre la antigua y la nueva arquitectura de los palafitos, la cual paradojalmente se construye de manera irregular porque los palafitos no tienen títulos de dominio y, por lo mismo, no pueden tener permiso de edificación hasta que logren obtener una concesión marítima.
Para este caso la deuda del Estado está en no haber concretado la prometida Ley que entregaría Concesiones marítimas heredables a todos los palafitos, así como la declaratoria de Zona Típica. Declaratoria que en el Caso de Chonchi ha permitido la mantención de un patrimonio único en el planeta que debemos cuidar.
Por otro lado, en un mundo eminentemente rural, la poca planificación que existe es urbana y por lo mismo es urgente la elaboración de un plan de desarrollo y ordenamiento territorial sustentable, así como un plan regulador intercomunal que oriente y proteja el patrimonio cultural y arquitectónico insular.
9. Por último, ¿cómo has asumido el desafío de mantener y respetar las tradiciones locales, respondiendo a su vez con las nuevas necesidades que van demandando los ciudadanos? Es decir, el dilema entre tradición vs modernidad.
En nuestra oficina, Taller Puertazul, tenemos muy claro que en cada obra tenemos que ser capaces de equilibrar en el espacio tres lógicas distintas. La lógica del encargo; los sueños y las necesidades de una familia o comunidad, la lógica del lugar en términos paisajísticos, culturales y arquitectónicos, y la lógica del arquitecto y sus obsesiones, en la búsqueda de respuestas apropiadas para encontrar este equilibrio. En esta búsqueda, como decía Violeta Parra, es importante «medir el silencio, medir las palabras, sin pasarse ni quedarse”.
"El Acuerdo de Chena y el Regimiento Pudeto, oportunidades de un nuevo desarrollo local"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Nicolás Aguirre. Sociólogo Pontificia Universidad Católica de Chile, Fundación Decide
Patricio Escobar. Arquitecto Pontificia Universidad Católica de Chile, Fundación Decide]
RESUMEN
El Acuerdo de Chena, firmado en el gobierno de Ricardo Lagos Escobar, plantea un listado de terrenos en que el Ejército solicita la enajenación de 49 propiedades fiscales y a su vez, pone a disposición del Ministerio de Bienes Nacionales 14 inmuebles, declarando entre sus fines el “desarrollo urbano” (Acta de Chena, 2004). Los terrenos del Regimiento Pudeto, en la ciudad de Punta Arenas, forman parte de este listado de terrenos, los que, dada su ubicación, conectividad y tamaño, representa una oportunidad única para la ciudad de obtener paños urbanos. Las consecuencias y efectos de los destinos que se realizarán en Pudeto tendrán un impacto a una escala metropolitana, tornándose imprescindible un proceso de participación ciudadana local y abierto, que incorpore y permita el encuentro de todos los grupos sociales e individuos que tendrán que convivir y adaptarse a lo que definitivamente se realice en los predios. El Estado chileno cuenta con un positivo escenario de posibilidades otorgado por el Acuerdo de Chena; es un buen momento para implementar nuevos paradigmas de desarrollo, y permitir que sea la Ciudadanía quien decida.
Palabras clave: Acuerdo de Chena, Regimiento Pudeto, Participación ciudadana
Hoy en día es sumamente difícil que las comunidades locales puedan obtener terrenos urbanos para su desarrollo, esto debido principalmente a la presión inmobiliaria que ejercen los poderes económicos. El Acuerdo de Chena es una oportunidad concreta para que diversos paños dentro de los cascos urbanos de varias ciudades de Chile sean utilizados para nuevas concepciones de desarrollo. Este acuerdo, firmado en el gobierno de Ricardo Lagos Escobar, plantea un listado de terrenos en que el Ejército de Chile solicita la enajenación de 49 propiedades fiscales y a su vez pone a disposición del Ministerio de Bienes Nacionales 14 inmuebles, esto “con el fin de contribuir a un uso más eficiente de la administración del patrimonio fiscal” (Acta de Chena, 2004). Pasados 13 años de firmada el Acta, no ha sido claro el uso que se les ha dado o se les puedan dar a estos terrenos, pudiendo ser traspasados para fines privados, o bien, siendo una valiosa oportunidad para las comunidades locales.
Im 1. Ubicación de Regimiento Pudeto en Punta Arenas y subdivisión predial hecha por el Ejército / Fuente: Fundación Decide (2001). Ubicación y loteo de terrenos del Regimiento Pudeto,[Planimetría] información extraída de Plano N°12101-562-CU confeccionado por CINCE-Ejercito. Agosto 2012. Informe CYV 1 Fundación Decide.
Los terrenos del Regimiento Pudeto son un importante paño urbano que es parte del listado de inmuebles que el Ejército pone a disposición en el Acuerdo de Chena. Dada su ubicación (Imagen 1), a cuadras del centro histórico de Punta Arenas, su extensión, de potenciales 25,8 ha, y su conectividad, colindante con 2 de la principales vías estructurantes de la ciudad, representa una oportunidad única para la ciudad de recuperar suelo urbano. Recientemente, las presiones ciudadanas y mediáticas sobre el futuro de estos terrenos, han decantado en una cesión por parte del Ejército de 3 de los lotes que la entidad castrense solicitó subdividir en el año 2016 (Imagen 1). El primero de estos lotes corresponde a un área de 3,54 ha que ocupa la laguna existente (identificado con el número 4 en la imagen 1) y que históricamente ha sido ocupada como espacio público (Imagen 2), los otros 2 lotes que suman 1, 44 ha (identificados con el número 5 en imagen 1) son cedidos a vialidad para la prolongación de calles que den mayor conectividad a la ciudad. Aunque este proceso ha sido un claro avance en pos de recuperar espacio público para la comunidad, no ha dado cabida a la participación como tampoco ha clarificado el uso que se le dará a los lotes restantes que suman 20.77 ha (identificados con los números 1, 2 y 3 en la imagen 1), pudiendo, de no mediar una participación activa de la ciudadanía, ser enajenados y puestos en licitación para fines privados. Esta deficiencia en la información y participación sobre el futuro de los predios, es replicable a gran parte de los terrenos citados en el Acuerdo que en total suman 125.000 ha a lo largo del territorio nacional.
Imagen 2, Fotografía en donde se observa cómo la laguna era ocupada como espacio público a mediados del siglo XX / Fuente: Desconocido, recopilado por “La Perla del Estrecho” (desconocido, mediados del siglo XX). Registro de la Laguna del Regimiento Pudeto ocupada como espacio público [Fotografía]. Recuperado de http://laprensaaustral.cl/vida-social/alla-por-los-anos-tiempos-de-trineos/ 2016.
Si el Acuerdo tiene entre sus fines declarados el “desarrollo urbano” (Acta de Chena, 2004), es la caracterización que se le dé a este desarrollo la que definirá el futuro de importantes áreas dentro de los cascos urbanos de variadas ciudades de Chile, pudiendo actuar de acuerdo a la visión neoliberal de desarrollo económico o a concepciones de desarrollo y urbanismo alternativos; como por ejemplo, aquellas que incorporan lógicas participativas que nacen desde lo “local” y por quienes lo habitan, en donde voces minoritarias o tradicionalmente excluidas, encuentren medios o canales de comunicación en los procesos y decisiones locales, enriqueciéndose de este modo la discusión o debate público y evitando las tendencias homogeneizantes de la cultura neoliberal global (Boisier, 2001).
La lógica neoliberal y su intervención global en los procesos locales ha sido exitosa en imponer sus tiempos, homogeneizando el desarrollo temporal de las sociedades modernas en un ritmo acelerado que obliga y presiona a tomar decisiones en forma inmediata. La Ciudadanía, en tanto agente abstracto, difuso y de múltiples identidades, opera en una escala temporal distinta a la de las instituciones modernas por excelencia, empresas, municipalidades, agencias gubernamentales, etc., las cuales, por su estructura organizacional están dotados de una capacidad de decisión que permite responder y actuar en forma inmediata a los estímulos del entorno. Las comunidades urbanas, por su parte, se comunican e interactúan, crecen y se desarrollan, transforman y renuevan sus componentes, alteran sus prioridades y necesidades, de acuerdo a su relación con el entorno, en un movimiento temporal-progresivo que no comprende metas ni destinos finales, más que el de continuar desarrollándose en el tiempo.
El proyecto neoliberal no sólo impone un ritmo adecuado a sus intereses de distribuir y generar recursos financieros, sino también genera un quiebre profundo con la historia de las comunidades. El desarrollo neoliberal y la “destrucción creativa” (Brenner, 2013) que éste impulsa, promueve un desligarse del pasado histórico de los pueblos, creando proyectos urbanos que responden a una imaginería del futuro global des-localizado, más idóneos o aptos para responder a las nuevas tendencias económicas globales. No cabe duda que este será el futuro de los terrenos del Acuerdo de Chena y de los terrenos de Pudeto en específico, si se opta por esta visión de desarrollo, en especial si se opta por entregar estos terrenos a intereses inmobiliarios.
Las consecuencias y efectos del proyecto que se realizará en Pudeto actuarán a una escala metropolitana, tornándose imprescindible un proceso de participación ciudadana local y abierto, que incorpore y permita el encuentro de todos los grupos sociales e individuos que tendrán que convivir y adaptarse a lo que definitivamente se realice en los terrenos. El Estado chileno cuenta con un positivo escenario de posibilidades otorgado por el Acuerdo de Chena. Es un buen momento para implementar nuevos paradigmas de desarrollo, y permitir que sea la Ciudadanía quien decida. Si no se favorece un paradigma de decisiones políticas distinto, el “desfase temporal” que existe entre ciudadanía e instituciones y organizaciones modernas, determinará que la situación decante en favor de los intereses financieros y/o políticos gubernamentales. Actualmente observamos cómo se toman decisiones, se firman contratos y se ejecutan obras, sin dar tiempo a que la Ciudadanía logre formar una opinión y, menos aún, organizar un encuentro social que formule demandas específicas en torno a sus problemáticas.
Para que los proyectos que surjan del Acuerdo de Chena sean informados, legitimados y construidos por la Ciudadanía, debe existir un proceso de participación ciudadana que incorpore objetivos y métodos de trabajo adecuados, formulados específicamente para la situación social, histórica y urbana en que se encuentran los terrenos. Sin embargo, quizás aún más importante, es que el proceso de participación ciudadana debe permitir o favorecer la construcción de un momentum político-social que establezca dinámicas comunicacionales y estrategias organizacionales propias de la cultura local, en este caso magallánica, en donde surjan visiones de la ciudad ligadas a los deseos y motivaciones de sus habitantes, los cuales sólo pueden manifestarse en un lugar y en un momento. Como plantea Merrifield (2011), al revisar la “política del encuentro” de Henri Lefebvre, “El momento es una oportunidad política para aprovecharla e inventarla, algo metafórico y práctico, palpable e impalpable, algo intenso pero también fugaz, la sensación delirante de puro sentir, de pura inmediatez, de estar allí y solo allí” (p. 108). El escenario actual brinda la posibilidad de crear “momentos” en donde la Ciudadanía se encuentre y cree algo nuevo, original y de alcances aún más amplios que el destino de los terrenos del Regimiento Pudeto y de otros terrenos contenidos en el Acuerdo de Chena.
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Referencias
Antonio Vázquez Barquero (comp.), Oscar Madoery (comp.). (2001). Capitulo 1. El desarrollo local, contextos y desafíos. En Transformaciones globales, instituciones y políticas de desarrollo local (48-77). España: Homo Sapiens. SBN: 950-808-314-X
Neil Brenner (2013). Tesis sobre la urbanización planetaria. Revista Nueva Sociedad N° 243, enero-febrero de 2013, ISSN: 0251-3552.
Andy Merrifield. (2011). El derecho a la ciudad y más allá: notas sobre una reconceptualización lefebvriana. Urban, SEP 2011 – FEB 2012, 108.
Acta de Chena, (2004) solicitada por el H. Diputado Gabriel Boric Font el 13 de Abril del 2016 a través de la H. Cámara de Diputados y remitida por el Ejército el 24 de Mayo del 2016.
"La (des) memoria de la Geografía (Patagonia-Aysén)"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Andrés Núñez G. Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile]
RESUMEN
El sentido del espacio poco tiene que ver con el espacio mismo. El significado que le damos al espacio surge de una memoria que es experiencia. Por lo mismo, es cambio y olvido. En este contexto, nos preguntamos ¿qué lugar ocupan los espacios de las memorias locales cuando son proyectados desde una escala nacional o global? ¿Qué trayectorias espacio-temporales contienen el horizonte de comprensión de los habitantes de áreas llamadas marginales o fronterizas? En Patagonia-Aysén hoy está de moda “lo verde”. Ser sustentable copa el sentido de ese austral territorio. Proteger y cuidar el bosque cubre el imaginario geográfico de lo que parece ser un nuevo mundo, una renovada “vocación”, una reserva de vida que marca el horizonte de comprensión de los antiguos y nuevos habitantes. Así, se van des-dibujando memorias geográficas que suponían otras experiencias, otros significados del espacio, otros arraigos. Estas imágenes buscan hablar de ese lenguaje que de modo silencioso se desvanece, de sus fugas, de las huidas de la memoria, de rostros que asumen olvidar para indagar, perplejos, en los nuevos caminos del sentido del espacio.
Palabras clave: Patagonia-Aysén; memorias geográficas; arraigo
"Documental Grupo de Villagra: Memorias de Autonomía Insular en el Archipiélago Juan Fernández"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Kenneth Torres de Rodt
Investigadoras: Jaritza Rivadeneira Muena y Angélica Santos Caullán]
RESUMEN
En tiempos recordados como difíciles por la pobreza, el sacrificio y el abandono por parte del Estado chileno que vivieron los primeros habitantes del archipiélago Juan Fernández, las redes de ayuda entre familiares, amigos y vecinos fueron fundamentales para resolver las carencias y los problemas cotidianos. Como resultado de estas experiencias, surgen ideas de fortalecimiento comunitario, mediante acciones voluntarias, bajo un contexto de insularidad.
El Grupo de Villagra fue un cuerpo autónomo que se organizó por el desarrollo local de las islas, representando un sentir isleño y motivando las relaciones cooperativas, en un período donde ocurrieron significativos hitos que influyeron en modos de ser y de hacer de la comunidad isleña. Este cortometraje resume el trabajo plasmado en el libro homónimo, el cual recupera la historia de esta agrupación, que entre los años 1966 a 1980 se constituye para ayudar y beneficiar a la comunidad fernandesiana, como respuesta al aislamiento territorial y social con Chile continental, a partir del levantamiento de obras públicas que han trascendido en el tiempo. La relevancia de este proyecto se basó en la necesidad de visibilizar y difundir los aportes de un colectivo que contribuyó significativamente al desarrollo sociocultural, económico y político de Juan Fernández.
Palabras claves: Archipiélago Juan Fernández, Autonomía, Desarrollo local
"Del Recup Boca al Distrito de las Artes: paradigmas opuestos de desarrollo local"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Ana Gretel Thomasz. Antropóloga, Dra. en Filosofía y Letras, área antropología, por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Investigadora del CONICET, Instituto de Cs. Antropológicas, UBA]
RESUMEN
El barrio de La Boca, situado en el sector sur de la Ciudad de Buenos Aires, ha sido, en distintos períodos de su evolución socio-histórica, campo de aplicación de diversas políticas públicas tendientes a promover el desarrollo urbano local. Se examinan aquí dos operatorias diferentes, el Recup Boca y la Ley 4353/12 que creó un “Distrito de las Artes” en ese sector de la ciudad. Se revisan tanto los puntos de contacto como las divergencias y los contrastes que se registran entre ambas operatorias, colocando el acento en el lugar diferencial otorgado a los conventillos y los sectores populares: mientras que el Recup Boca se proponía garantizar su permanencia en el área, el Distrito de las Artes genera su expulsión, una vez que favorece la especulación inmobiliaria y genera un notable incremento de los desalojos.
Palabras clave: desarrollo urbano, sectores populares, conventillos
Hace ya varias décadas, cuando los primeros rayos de la democracia despuntaban en el cielo porteño, comenzaba a delinearse en el ámbito de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, el RECUP-Boca (1984-86); un programa destinado a promover el desarrollo urbano y desarrollo social de la población residente en el barrio porteño de La Boca. Revertir el deterioro edilicio, la degradación urbana y promover el desarrollo social de la población local favoreciendo su permanencia y arraigo en el área eran, de hecho, las ideas fuerza del RECUP. En un contexto histórico signado por el incremento de los desalojos en ese barrio y la incipiente movilización de la población afectada residente en casas de inquilinato de chapa y madera conocidas como conventillos; el programa proponía fomentar la rehabilitación integral del área, a la que por entonces se definía en términos de un “área problema” (según el Decreto 6426, publicado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en septiembre de 1985).
La reivindicación del derecho a la vivienda por parte de la población afectada y diversas organizaciones sociales boquenses, fue un fenómeno relativamente paralelo al diseño y puesta en marcha del RECUP (Lacarrieu, 1993). En sintonía con esa demanda, el RECUP establecía claramente que las reformas materiales a implementarse debían concretarse garantizando “el mantenimiento y desarrollo de los habitantes del lugar”, en especial los de bajos recursos económicos. La “reconquista urbana” del barrio y el mejoramiento de su infraestructura se entrelazaban así con otros designios de naturaleza social e incluso cultural, tales como superar la degradación “alentando el sentido de pertenencia al hábitat inmediato” y propiciando el “reconocimiento de la identidad” y los valores socioculturales que caracterizan al barrio (Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1988, p.7). Simultáneamente, se convocaba a los vecinos residentes en los conventillos a participar activamente de la puesta en práctica del programa y la elaboración de un diagnóstico.
A nivel internacional, habían adquirido centralidad nuevos paradigmas de intervención urbana basados en la rehabilitación de viejos centros urbanos, la preservación de su patrimonio, la radicación de la población de escasos recursos en villas y asentamientos a través de planes de regularización dominial, así como la promoción de la participación de la población en la mejora de sus viviendas. Iban quedando atrás otras modalidades más coactivas de acción pública, en particular la edificación en masa de grandes conjuntos de viviendas de interés social (a los que por el contrario, ya se recomendaba demoler) y la política de erradicación compulsiva de villas.
Como se sugirió, el designio de recuperar “para la ciudad en su totalidad” un barrio degradado (Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1988, p.5) se subordinaba en el RECUP al otro principio rector, el de mejorar las condiciones de habitabilidad para la población de escasos recursos ya residente allí. Los conventillos y los ciudadanos que los habitaban, ocupaban en dicho programa un lugar absolutamente central. En este contexto, aunque el proceso de implementación del RECUP no careció de conflictos y su aplicación efectiva fue interrumpida en la década de 1990, sin que sus propósitos fueran alcanzados; el programa fue de algún modo, todo un símbolo de una época, en la que luego de años de plomo, la ciudadanía -incluyendo a los sectores populares- era la protagonista de la historia.
Hace apenas cuatro años, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aprobó y puso en marcha otro instrumento también destinado a “revitalizar una zona relegada de la ciudad”. Lo hizo mediante la aprobación de la Ley 4353/12, que creó un “Distrito de las Artes” en el barrio de La Boca (junto a subsectores de los adyacentes barrios de San Telmo y Barracas). Ese instrumento parece ser la imagen especular del Recup Boca: el espíritu que lo anima es exactamente inverso al de aquel. En lugar de apelar a los sectores populares que habitan en conventillos, la Ley 4353/12 prevé promover el desarrollo de la zona convocando a actores externos a invertir en el barrio. Efectivamente, se los exhorta a adquirir o alquilar inmuebles, ofreciendo a cambio importantes exenciones impositivas. Para gozar de esos beneficios, los emprendedores e inversores interesados solo deben destinar un porcentaje menor de los inmuebles adquiridos o alquilados (o de las actividades lucrativas que desarrollen allí) a la comercialización y difusión de “obras artísticas”. Pero el sentido de esta última expresión no se explica en la normativa, dando rienda así suelta a la especulación.
El propósito primordial es aquí el de atraer invasores, dándose por sentado que su establecimiento en La Boca traccionará, a posteriori, el desarrollo urbano local. El ideario en que se basa la creación del Distrito es de resultas netamente liberal. Pues parte de la premisa de que en el actual contexto de globalización, la atracción de capitales foráneos y la apertura indiscriminada de los mercados generarán desarrollo económico y urbano. Simultáneamente, se apela al arte y la cultura como estrategias de marketing urbano, capaces de dotar de un plusvalor simbólico a un barrio de raigambre históricamente popular.
Cabe, entonces, preguntarse nuevamente ¿qué lugar ocupan en el nuevo Distrito de las Artes los sectores sociales populares que estaban en el centro de la escena en el RECUP? Las acciones positivas tendientes a alcanzar a los sectores populares residentes en conventillos, garantizar su permanencia en el barrio, reafirmar su derecho a la vivienda o fomentar su participación, brillan por su ausencia. En efecto, la Ley 4353/12 fue diseñada y puesta en práctica ignorando por completo su presencia, o más bien invisibilizándola. Los cuestionamientos y críticas de las organizaciones sociales y militantes boquenses que hacia 2012 se opusieron a la aprobación de la ley (Thomasz, 2016) son hoy en día, lamentablemente, una realidad palpable: sólo durante 2016, más de mil ciudadanos se vieron obligados a abandonar el barrio por causa de los desalojos.
Ciertamente, acicateados por los beneficios económicos que otorga la normativa, viejos propietarios de conventillos promueven la expulsión de antiguos inquilinos a fin de hacer un uso más rentable de tales inmuebles, o recurren a estrategias viles tales como interrumpir el cobro del alquiler y/o acelerar el deterioro de las edificaciones. Mientras que nuevos especuladores adquieren deteriorados inquilinatos a bajos costos “con la gente adentro” -es decir, con los ciudadanos que los habitan desde hace años residiendo aun allí- para consumar luego el desalojo.
La Ley 4353/12 constituye, vista en perspectiva histórica, una poderosa inversión del ideario del RECUP. En lugar de preservar la identidad y el patrimonio barrial, promueve un agudo proceso de transformación que acelera su destrucción. El derecho a la vivienda y la permanencia de los sectores populares que habitan en La Boca se sacrifica en pos de la “regeneración urbana” y del establecimiento de “desarrolladores externos” allí. Resulta sumamente grave y dramático que la intensificación de los desalojos y la expulsión de los sectores populares sean hoy una consecuencia, y ya no una causa, del diseño y la puesta en marcha de una “política pública”, si es que cabe esa denominación a la Ley 4353/12.
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Bibliografía
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. 1988. Programa Recup Boca: Una carta de desarrollo social y urbano del barrio. Buenos Aires: Autor.
Lacarrieu, Mónica. 1993 “Luchas por la apropiación del espacio y políticas de vivienda: el caso de los conventillos de La Boca”, Tesis Doctoral, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
Thomasz, Ana Gretel. “Los nuevos distritos creativos de la ciudad de Buenos Aires: la conversión del barrio de La Boca en el Distrito de las Artes”. Revista EURE – Revista de Estudios Urbano Regionales, 42 (126). Pp. 145-167. http://www.eure.cl/index.php/eure/article/view/1520/883.
"Gestión local de áreas comerciales: una alternativa para mantener activos sectores de comercio tradicional en la ciudad"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Angélica Figueroa Valenzuela. Asesora Urbana, Programa de Fortalecimiento de Barrios Comerciales, Sercotec. Magister Diseño de Ciudad y Ciencias Sociales, the London School of Economics and Political Science, Arquitecto, Pontificia Universidad Católica de Chile]
RESUMEN
Ante el declive de sectores de comercio tradicional de la ciudad, junto con la fuerte irrupción de centros comerciales y el comercio online, se han llevado a cabo una serie de iniciativas en diferentes países que apuntan a establecer un modelo de gestión local de áreas, liderado por comerciantes y empresarios junto con el apoyo de entidades públicas, que busca mantener vivas y atractivas aquellas zonas centrales de la ciudad. Chile no está ajeno a esta tendencia y desde el 2015 se está implementado, en más de 60 barrios comerciales, el Programa de Fortalecimiento de Barrios Comerciales.
Palabras clave: Comercio Tradicional, Capital Social, Desarrollo Local, Gestión Urbana
Im 1: Paseo Bulevar Baquedano / Fuente: Elaboración propia
En el año 2015 en Chile, se puso en marcha el programa de Fortalecimiento de Barrios Comerciales[1]. Esta iniciativa pública es implementada a través de una estrategia conjunta del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, y es ejecutada por el Servicio de Cooperación Técnica, Sercotec.
El programa busca, por una parte, revitalizar la actividad económica y comercial en sectores de la ciudad que concentran un significativo número de pequeñas y medianas empresas. Y por otra, aportar vitalidad y hacer más atractivos a sectores tradicionales de la ciudad que aportan a la interacción social y construcción de comunidad. Para el cumplimiento de los objetivos del programa, el trabajo en terreno se desarrolla en base a tres grandes ejes de acción: construcción del capital social, fortalecimiento de la oferta comercial y mejoras del entorno urbano comercial. Con este esquema se trabaja en más de 60 barrios que forman parte del Programa, los que están distribuidos a lo largo del país, desde Arica a Puerto Williams[2], recogiendo sus diferentes características en cuanto a tamaño, morfología, localización, actores, diversidad y vocación comercial.
La iniciativa pública que aquí se presenta, responde al estancamiento o declive de sectores de comercio tradicional, hecho que es posible observar en varias ciudades chilenas, trayendo consigo un impacto negativo en términos económicos, sociales y culturales. Asimismo, en su conjunto, estos sectores enfrentan un difícil escenario debido a la fuerte competencia que representan para ellos los formatos contemporáneos de comercialización de bienes y servicios (centros comerciales, shopping malls, tiendas departamento, etc), junto con la enérgica irrupción del comercio online[3].
Im 2. Avenida Antonio Varas, Puerto Montt / Fuente: Elaboración propia
Im 3. Centro de Arica / Fuente: Elaboración propia
Im 4. Centro de Los Muermos / Fuente: Elaboración propia
Para abordar los desafíos planteados, con los recursos destinados para esta iniciativa se ha llevado a cabo una intervención a escala local que posee un componente altamente participativo focalizado en la construcción de capital social. Se promueve un trabajo en conjunto, estableciendo una red de comerciantes y empresarios de un área determinada, a fin de hacer frente a las problemáticas que de manera individual no pueden abordar, al tiempo de reforzar la colaboración público – privada. Esta dimensión es considerada como un elemento base para la sostenibilidad de la iniciativa en el tiempo. Por otro lado, la aproximación al territorio es innovadora en cuanto busca la coordinación de diferentes entidades públicas que tienen injerencia en la toma de decisiones a nivel local, aspirando a que los principales aliados deben ser los municipios, con el propósito de abordar de manera integral aspectos económicos, de identidad y cultura, turismo, entorno urbano comercial, entre otros.
Como resultados de la primera etapa de trabajo, a nivel barrio, se han desarrollado una serie de actividades de dinamización comercial, con el fin de activar los barrios, dar a conocer su oferta comercial e invitar a más actores a involucrarse en el proceso. Se han desarrollado las marcas corporativas de los barrios, mientras que los empresarios y comerciantes han conformado organizaciones con personalidad jurídica y formulado los Planes de Desarrollo Comercial y Urbano, los cuales consideran las aspiraciones que los propios empresarios y comerciantes sueñan para sus Barrios Comerciales.
Con esta iniciativa de fortalecimiento de sectores comerciales, Chile pasa a ser parte de un grupo de países, donde se está trabajando en programas similares que persiguen mantener viva la actividad comercial en zonas centrales y hacer de estos sectores lugares atractivos para visitar, trabajar, atraer inversión y desarrollar la actividad económica. Ejemplo de ello, son las iniciativas de Business Improvement Areas (BIA) en Cánada, Business Improvement Districs (BID) en Estados Unidos, Reino Unido, Sudáfrica, Town Center Management en Inglaterra y Austria, o Centros Comerciales a Cielo Abierto en España y Argentina. Entendiendo que existen matices entre ellas, lo que estos programas buscan es sentar las bases en el territorio para una gestión coordinada, entre privados y en relación con las instituciones públicas y terceros, para la administración de un área determinada, la que es definida por la concentración de comercios y servicios. El foco está puesto en impulsar sectores más competitivos e impactar en el comportamiento de los consumidores, atrayendo un mayor flujo de personas a estas áreas, al mismo tiempo de proporcionar una experiencia de compra diferenciadora, que busca hacer referencia simbológicamente a la idea de barrio, productos locales, diseño de calidad, manufactura nacional, etc. Una de las diferencias que es posible observar en Chile, es que en los casos internacionales el primer impulso ha sido por iniciativa de privados, aquí la propuesta de programa ha sido pública.
Este tipo de iniciativas, en el contexto internacional, han sido altamente valoradas ya que ante un escenario global de recortes presupuestarios en el sector público y en los gobiernos locales, es muy difícil para ellos poder prestar el estándar de servicios que los sectores de comercio tradicional de la ciudad requieren para promocionarse y mantenerse atractivos para la comunidad, consumidores e inversionistas. Por otra parte, al ser procesos liderados por la comunidad de comerciantes o empresarios, quienes son portadores del conocimiento local, hace que las soluciones a las problemáticas estén mejor calibradas y bien acotadas a un contexto particular, lo que a su vez, permite que los resultados puedan ser percibidos por ellos, en cuanto a aumento o mantención de las ventas, puestos de empleos, flujo de personas, entre otros, es decir genera una alto grado de apropiabilidad del proyecto.
En resumen, la intención de establecer un modelo local de gestión de áreas comerciales busca, en esencia, mantener activa la actividad comercial en sectores centrales y tradicionales de la ciudad, favorecer la mantención o incremento de la actividad económica generadora de empleos y desarrollo, al mismo tiempo que, permite mantener la riqueza cultural y de interacción social como piezas urbanas que aportan a un desarrollo equilibrado de la ciudad.
Notas:
[1] El Programa de Fortalecimiento de Barrios Comerciales está definido en la medida 41 de la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento del Ministerio de Economía. Medida 41 Agenda PIC, “Crearemos un programa de fortalecimiento de barrios comerciales. El programa será implementado por Sercotec y financiará la ejecución de proyectos de carácter asociativo, como asistencia técnica y capacitación, prospección de mercados, acciones de marketing, adquisición de activos fijos y habilitación de infraestructura, entre otros. El objetivo es generar una estrategia común en torno al barrio, que lo diferencie de otros lugares competidores y que potencie sus atributos comerciales e identidad cultural” (Minecon, 2014). http://www.agendaproductividad.cl/
[2] Mayor información del programa y antecedentes sobre los Barrios Comerciales en los cuales se está trabajando revisar www.barrioscomercialeschile.cl
[3] De acuerdo a antecedentes de la Cámara de Comercio de Santiago, en Chile menos del 5% del pequeño comercio tiene presencia de ventas en comercio Online. http://www.emol.com/noticias/Economia/2016/04/14/798103/Comercio-electronico-en-Chile-superara-los-US-2800-millones-en-ventas-este-ano.html
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Referencias / sitios web:
-
SERCOTEC, Programa de Fortalecimiento de Barrios Comerciales barrioscomercialeschile.cl
-
Agenda de Productividad innovación y Crecimiento. www.agendaproductividad.cl/
-
Association of Town Center & City Management, atcm.org
-
BritishBIDs, britishbids.info
-
Federación de Centros Comerciales a Cielo Abierto, Cascos Urbanos y Centros históricos, fccca.com.ar
-
Cámara de la Comunidad Valenciana, pateco.org
"Historia material de Potrerillos. Minería, industria y vida cotidiana en un complejo minero-industrial (1916-1959)"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Pía Acevedo Méndez. Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos, Pontificia Universidad Católica de Chile. Investigadora Instituto de Estudios Patrimoniales (IEP)]
Título del Libro: Historia Material de Potrerillos. Minería, Industria y Vida Cotidiana en un complejo minero-industrial (1916-1959)
Autor: Pablo González Castillo
Edición: Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR), región de Atacama, 2015; 147 páginas
RESUMEN
Potrerillos fue un campamento cuprífero instalado en la zona cordillerana de la actual región de Atacama durante la primera mitad del siglo XX cesó sus actividades a fines de la década de 1990 producto de problemas ambientales. El cierre y erradicación de sus habitantes gatilló una serie de procesos sociales orientados a proteger, conservar e impedir que el campamento que albergó a hombres, mujeres y niños del cobre por casi un siglo desapareciera para siempre. Asimismo, en el último tiempo se han desarrollado una serie de trabajos e investigaciones que han aportado valiosa información sobre el campamento y que han servido para que la comunidad organizada de ex potrerillanos la incorpore dentro de sus acciones en pos de la defensa y protección patrimonial del ex campamento, intentado con estos antecedentes y con diferentes acciones de difusión sobre este caso lograr la anhelada declaración de Potrerillos como Monumento Nacional, categoría que ya poseen otras dos ciudades del cobre chilenas.
Palabras Clave: campamento cuprífero, Potrerillos, patrimonio industrial
Im 1: Portada del libro
En plena cordillera de Los Andes a 2800 m.s.n.m. se construyó el campamento Potrerillos (1920), constituyéndose como la tercera de las denominadas Ciudades del Cobre en Chile, después de Sewell (1906) y Chuquicamata (1915) (Garcés, 2009). El proceso de explotación de cobre a gran escala significó una importante transformación territorial de la región de Atacama desde cordillera a mar, en parte por la dependencia de la actividad de una línea férrea que conectó Potrerillos con Chañaral y posteriormente con el puerto de Barquito, pero también por la existencia de líneas de transmisión eléctrica, la construcción de viviendas e equipamiento para los trabajadores y sus familias y el levantamiento de infraestructura mecánica e industrial que estuviera al servicio de la producción (Baros, 2006).
Lo anterior se llevó a cabo a de la mano de las compañías mineras Potrerillos Railways Company y Andes Copper Mining Company, las que comenzaron el proceso de construcción del primer gran enclave minero industrial de la zona de Atacama (Baros, 2006) adaptando el proyecto original a la topografía del lugar, rellenando algunas quebradas para levantar viviendas y el sector industrial, además de sortear el complejo proceso de construcción del equipamiento social en un terreno irregular. Dentro de este equipamiento destacan la escuela, la pulpería, el teatro y el mercado público. Por otro lado, las necesidades de los extranjeros que ostentaban cargos más altos dentro de la producción se vieron satisfechas con el levantamiento del barrio americano en el que se construyó un colegio y un club de golf para su esparcimiento, entre otros (Gárces, 2009). Con todo, la trasformación y el desarrollo económico que se gestó en esta zona del país producto del cobre no dejó indiferente a los habitantes que vivían en las cercanías de este nuevo campamento, ni menos a los que llegarían desde diferentes lugares del país a integrarse en las faenas cupríferas y a constituirse como trabajadores de la gran minería del cobre.
Todas estas particularidades de Potrerillos han sido revisadas, mayoritariamente, por Eugenio Garcés (2009) y María Celia Baros (2006), resultando aún escasos los estudios orientados a conocer de manera profunda y en la voz de sus protagonistas las lógicas urbanas, los rasgos sociales y los ribetes identitarios que se desarrollaron a lo largo de la vida útil de Potrerillos y cuáles son las permanencias en la actualidad. En relación a esto, es que la obra de González (2015) se perfila como un significativo aporte a la historiografía atacameña, toda vez que revisa la historia de Potrerillos entre 1916 y 1959, abarcando gran parte del devenir de este campamento. Utilizando fuentes primarias como los semanarios distribuidos en el campamento, imágenes y entrevistas, además de fuentes secundarias, el autor da cuenta de la configuración de este espacio y de las relaciones sociales que se desarrollaron al interior de éste y que dieron origen a una comunidad minera.
Así, en cuatro capítulos González se esmera por describir los aspectos materiales de este enclave minero industrial, sus particularidades y qué significaron para la comunidad que los habitó. En este sentido, se aborda con especial atención la evolución de los espacios que configuraron Potrerillos y se revela información sobre la materialidad de las viviendas y de los espacios sociales, además de las condiciones sanitarias y su situación demográfica.
Vinculado a lo anterior, el autor define tempranamente al sujeto minero, identificando los tipos de operarios que trabajaron en este campamento, así como también repasa los problemas de seguridad y salud que tuvieron que enfrentar los mineros al interior de las faenas. Asimismo González (2015) entrega información significativa sobre Potrerillos, como por ejemplo lo que sucedía con la fuerza de trabajo y la población de este campamento, ya que suele relacionarse la minería con la masculinidad, sin embargo para este caso las mujeres no resultaron una facción menor y hacia 1952 representaron el 46,2% del total de la población del campamento (González, 2014, pp: 44). Lo interesante de todo esto es que el autor construye esta información gracias a la revisión de La Usina y de La Voz de Potrerillos y a la realización de entrevistas a ex trabajadores de este campamento, lo que permitió interiorizarse en la configuración de la identidad potrerillana que surgió, en gran medida, a partir de fenómenos como los clubes sociales, el deporte, el teatro, el mundo laboral y la vida sindical, entre otros aspectos.
Si bien el trabajo de González (2015) se desarrolla hasta 1959, resulta interesante dar cuenta que el cierre definitivo de este campamento y el cese de sus actividades se produjo en 1999 a raíz de que se le declaró como zona saturada de contaminación, situación que obligó a la erradicación de sus habitantes a diferentes lugares de la región de Atacama. A pesar de lo complejo del traslado, sus ex habitantes se organizaron a través de la comunidad “Potrerillos amigos siempre” y han reclamado por la protección de este campamento y por el resguardo de los edificios que aún quedan en pie, los que se perfilan como soportes de la memoria y de la identidad potrerillana. Así, entre algunos avances en pos de su reconocimiento se registra la elección de este ex campamento como Hito Bicentenario 2010, sin embargo el mayor logro para esta comunidad guarda relación con conseguir la declaración de este ex campamento como Monumento Nacional para que se garantice la preservación y puesta en valor la historia y el patrimonio potrerillano.
Con todo, el trabajo de González (2015) permite conocer aquellos elementos materiales que le dan sentido a la lucha que han llevado a acabo los ex habitantes de este campamento que, ante todo, buscan impedir que Potrerillos desaparezca y con ello no quede registro de lo que significó habitar en una de las cuatro ciudades del cobre construidas en Chile. Finalmente, el anhelo del resguardo patrimonial a este espacio le ha dado sentido a una comunidad que, a pesar de no compartir un espacio como lo era Potrerillos comparten recuerdos, costumbres, anécdotas y formas de vivir que los mantiene unidos, proporcionándoles un grado de pertenencia y otorgándoles sentido a su devenir cotidiano.
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Referencias:
Baros, María Celia (2006). Potrerillos y El Salvador: Una historia de pioneros. Santiago: Codelco Chile, División Salvador.
Garcés Feliú, Eugenio (2009). Las ciudades del Cobre. Santiago, ediciones Universidad Católica.
"Desarrollo local como premisa para el crecimiento"
Ver"Desarrollo local como premisa para el crecimiento"
Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Fernando Narváez Estudiante Magíster Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Universidad Católica de Chile]
Título del Libro: Manual de Gobiernos Locales en Iberoamérica
Editores: José Manuel Ruano de la Fuente; Camilo Vial Cossani
Año: 2016
RESUMEN
El libro ‘Manual de Gobiernos Locales en Iberoamérica’ definen a las ciudades de la región como lugares dinámicos, de contrastes y que concentran conflictos- Aunque es cierto que estos problemas son palpables a diferentes escalas, en este texto se hace hincapié en el ámbito local de los gobiernos porqué son considerados como el elemento más cercano del Estado con la ciudadanía e incluso se determina a dichos gobiernos como “indispensables para la provisión y prestación de bienes y servicios públicos”. Pero la pregunta es ¿qué pasa sí los gobiernos locales son incapaces de solventar dichas necesidades?
Palabras clave: Gobiernos Locales, Desarrollo Local
Im 1: Portada del libro
‘Think global, act local’ es una expresión que ha sido utilizada comúnmente en los últimos años en distintos ámbitos; en los negocios se piensa como una estrategia apoyada en la facilidad de la comunicación en un mundo globalizado; en el medio ambiente con la finalidad de crear acciones que ayuden a mitigar el cambio climático y en el urbanismo para la planificación y diseño urbano. Esta expresión marca la orientación en dirección a donde se dirigirán los estudios y acciones en los próximos años, con un enfoque hacia lo local.
El libro ‘Manual de Gobiernos Locales en Iberoamérica’ es precisamente un texto que se enmarca en dicha tendencia, aquí se presenta un estudio de los gobiernos locales de la región iberoamericana; se definen a las ciudades de la región como lugares dinámicos, de contrastes y que concentran conflictos. Entre los principales problemas de las urbes destacan la pobreza, desigualdad, inseguridad, segregación y contaminación. Aunque es cierto que estos problemas son palpables a diferentes escalas, en este texto se hace hincapié en el ámbito local de los gobiernos porqué son considerados como el elemento más cercano del Estado con la ciudadanía e incluso se determina a dichos gobiernos como “indispensables para la provisión y prestación de bienes y servicios públicos”,
Este texto se divide por apartados según los países de la región. Cada una de estas secciones incluye un desglose de la conformación territorial y de los sistemas municipales que va desde lo histórico, lo político y hasta lo administrativo, donde se definen las competencias que abarcan los gobiernos en cada uno de los países de la región. Por otro lado se muestran las formas de participación ciudadana en los gobiernos locales; en este apartado se definen las áreas de la participación en la estructura organizacional principalmente y se presentan datos de la participación ciudadana.
También los modelos de financiamiento son tratados en este libro, aquí se establecen las formas de recaudación, las deudas públicas y la distribución del presupuesto; además contiene un apartado de innovación y modernización local que profundiza en las principales herramientas que tienen los gobiernos para el desempeño de sus actividades. Finaliza con un análisis de las principales políticas urbanas que y los retos que deberán asumir y enfrentar los gobiernos.
Y es precisamente en el apartado de retos que surge la pregunta ¿qué pasa sí los gobiernos locales son incapaces de solventar dichas necesidades? Es decir, hay tantas aristas como la vivienda, seguridad, empleo, movilidad, sostenibilidad ambiental, cultura, que se vuelve un desafío enorme poder satisfacer las necesidades de todos y con la calidad requerida. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, América Latina y el Caribe y la región de África Subsahariana son el conjunto de países del mundo con el más elevado grado de dependencia del gobierno central (BID, 2015). Con este dato se podría asumir una inoperancia de los gobiernos locales para resolver los conflictos que se generan en sus territorios, por lo que dependen del gobierno central, si a esta condición se le suma la debilidad fiscal de la mayoría de los países de la región iberoamericana resulta imposible la creación de equipamiento e infraestructura que las ciudades requieren. Blanco et al. (2016) asegura que principalmente los gobiernos subnacionales asumen las mayores responsabilidades en cuestión de proveer de bienes y servicios locales. Es decir que los estados han asumido la responsabilidad de prestar servicios de educación, salud pública y de infraestructura básica lo que corresponde a más de 40% del gasto subnacional (CEPAL, 2014), dejando a los gobiernos locales con poca participación en la dotación de servicios.
Aunque los gobiernos locales han tenido una creciente importancia en la estructura de financiamiento público, aún enfrentan restricciones fiscales para cumplir efectivamente con sus nuevas competencias, debido a que las bases tributarias asignadas resultan insuficientes y el esfuerzo fiscal local aún es incipiente (Blanco et al., 2016) Los gobiernos locales presentan una necesidad de financiamiento para mejorar sus capacidades de gestión fiscal, de prestación de servicios y de desarrollo de infraestructura regional y urbana. Por ello la búsqueda de alternativas de financiamiento es –tal vez- el principal reto para mejorar el desempeño de los gobierno en su búsqueda de construir mejores ciudades.
¿Cómo empoderar y revalorizar los gobiernos locales? Una alternativa es el desarrollo local, éste es un concepto que se origina en un contexto general de crisis económica, es una opción diferente de los modelos tradicionales que han sido inoperantes para enfrentar los problemas de la actualidad. Según (Cárdenas, 2002), el desarrollo local es un estructurador de nuevas formas de organización social, que es complejo, dinámico y multidimensional, que implica procesos sociales y que pueden abarcar hasta lo económico-productivo. El concepto busca revalorizar la “pequeña dimensión”, la define como la respuesta acertada a la dinámica acelerada del cambio tecnológico, sustituyendo a la creencia de las macro-dinámicas, los grandes proyectos y polos industriales por “lo pequeño y lo local”.
El concepto tiene como finalidad una democratización de los procesos sociales, a través de una garantía de los derechos y libertades y de la construcción de ciudadanía. Además tiene los objetivos del aumento de la participación popular y el control social de la gestión pública; la satisfacción de las necesidades básicas de la población; la reducción de las desigualdades, mediante una mejor distribución del producto social y el crecimiento económico- productivo de las colectividades locales (Cárdenas, 2002). Como principal herramienta o instrumento para la implantación del desarrollo local se tiene la descentralización política administrativa del Estado Central, ésta tiene por estrategia medular el devolver a los gobiernos intermedios y a los locales su calidad de gobiernos.
En la ineficacia de los modelos tradicionales, tal vez hemos encontrado la respuesta en lo local. La solución puede ser la de impulsar el desarrollo local a través del empoderamiento de los gobiernos locales con autonomía sobres sus territorios y ámbitos de competencia reconociéndoles la función de proveer.
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Referencias
BID. (2015). Descentralización y Gobiernos Subnacionales. Banco Interamericano de Desarrollo. Recuperado a partir de https://es.scribd.com/doc/305885874/Descentralizacion-y-Gobiernos-Subnacionales
Blanco, A., Carrión, D., Fretes, V., Hurtado, A., Mendive, C., Muñoz, A., … Sandroni, P. (2016). Expandiendo el uso de la valorización del suelo: La captura de plusvalías en América Latina y el Caribe. Inter-American Development Bank. Recuperado a partir de https://publications.iadb.org/handle/11319/7799
Cárdenas, N. (2002). El desarrollo local su conceptualización y procesos. Provincia. Recuperado a partir de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=55500804
CEPAL. (2014). Macroeconomic challenges of fiscal decentralization in Latin America in the aftermath of the global financial crisis. CEPAL. Recuperado a partir de http://www.cepal.org/en/publications/5344-macroeconomic-challenges-fiscal-decentralization-latin-america-aftermath-global
"Políticas culturales recientes y desarrollo local en la ciudad de Buenos Aires: tensiones y contradicciones"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Federico Moreno. Licenciado en Ciencias Políticas. Magister en Gestión Cultural. Director de la Maestría en Ambiente y Desarrollo Sustentable y Coordinador e Investigador del Programa Socioambiental de la Universidad Nacional de Quilmes. Docente de Diseño de Proyectos Culturales (Universidad Nacional de Avellaneda) y de Políticas Culturales (Universidad Nacional de Tres de Febrero), Argentina]
RESUMEN
El texto revisa las tendencias recientes en política cultural orientadas al desarrollo económico en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su relación contradictoria con el rol de la ciudad como miembro de las organizaciones internacionales que promueven el desarrollo sustentable con la cultura como un cuarto pilar del mismo. En este sentido, los discursos y declaraciones de sustentabilidad cultural y desarrollo local se enfrentan a las políticas y prácticas concretas de acción urbana y cultural.
Palabras clave: Buenos Aires, desarrollo sustentable, políticas culturales
Introducción
Las políticas culturales la última década en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) presentan una dicotomía entre el discurso de la promoción del desarrollo local y las políticas de fomento de las industrias creativas. Dicotomía que se expresa concretamente entre los discursos de la sustentabilidad cultural de la CABA en cuanto miembro de la Comisión de Cultura de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) y la aplicación de políticas culturales concentradas en el crecimiento económico vía “mejoramiento” urbano y revalorización del suelo de ciertas zonas de la ciudad. Las consecuencias de ese “mejoramiento” en los barrios considerados atrasados son generalmente la especulación inmobiliaria y la gentrificación, que dejan de lado el fortalecimiento del tejido cultural sociocomunitario.
El discurso de la sustentabilidad cultural y el desarrollo local
La CABA forma parte de las ciudades que firmaron la Agenda 21 de la Cultura, documento que inicia la CGLU de las Naciones Unidas (ONU). El objetivo de la misma es “Promover la cultura como el cuarto pilar del desarrollo sostenible a través de la difusión internacional y la implementación local de la Agenda 21 de la cultura”. Si el desarrollo sustentable (DS) venía a integrar las dimensiones sociales y ecológicas al crecimiento económico para limitar la depredación planetaria, en 1996 el informe Nuestra Diversidad Creativa sumó la perspectiva cultural al DS como una suerte de cuarta compañera de fórmula.
En este informe se insta a los países adherentes a la UNESCO a que, a partir de las políticas culturales, promuevan, regulen y protejan a las culturas locales y nacionales, las minorías lingüísticas y las tradiciones regionales, y se advierte sobre los riesgos de la hegemonía cultural de ciertos actores en el escenario global y sus posibles efectos en la pérdida de diversidad cultural en un mundo crecientemente globalizado (Yúdice, 2002; Yúdice y Miller, 2004).
Buenos Aires y la sustentabilidad cultural
La CABA es miembro y copresidente de la CGLU y en ese marco viene organizando desde hace tres años los seminarios internacionales “Ciudad, Cultura, Futuro”. En ellos se reúnen expertos en políticas culturales, urbanismo, desarrollo sustentable y gestión cultural para discutir bajo la consigna que sostiene que “Los retos culturales presentes en el mundo son tan importantes como las otras tres dimensiones originales del desarrollo sostenible (la economía, la equidad social y el equilibrio medioambiental) y deberían ser tratados de la misma manera. La cultura es el cuarto pilar del desarrollo sostenible”.
En ese sentido, algunos ejes de debate en el seminario del año 2016 fueron “Patrimonio, creatividad y diversidad cultural”, “Cultura, equidad e inclusión social” y “Cultura y espacio público”, entre otros, con la preocupación de implicar a las comunidades y su diversidad cultural en la planificación de las ciudades.
A contrapelo de esos discursos y de las declaraciones sobre la integración de lo cultural con las dimensiones económicas, sociales y ecológicas del DS, las políticas culturales de la CABA poseen predominantemente un enfoque economicista, evidente en tres aspectos que se analizan a continuación.
Aspectos institucionales, presupuestarios y socioculturales de la (in) sustentabilidad cultural
En el año 2008, el gobierno del partido de centroderecha PRO comienza a implementar en la ciudad las políticas de distritos o clústeres creativos, y el área otrora dedicada a las industrias culturales pasa del Ministerio de Cultura al Ministerio de Desarrollo Económico (Gretel Thomasz, 2016; Zarlenga, M. y Marcús, J., 2014). Con ese movimiento se abandona la denominación de industrias culturales, se las designa desde entonces como industrias creativas y se orientan los objetivos de las políticas y programas con un enfoque de crecimiento económico.
Finalmente, en el año 2016 se cambió el nombre de la Subsecretaría de Economía Creativa por Subsecretaría de Economía Creativa y Comercio Exterior y esta pasó a la órbita del Ministerio de Modernización, Innovación y Tecnología, cuyas responsabilidades primarias son —según la resolución que lo pone en vigencia— “diseñar políticas de estímulo destinadas a la producción y difusión de bienes culturales, promoviendo públicamente la importancia económica de la industria del conocimiento, específicamente de los contenidos audiovisuales, mejorando la competitividad de las empresas y coordinando la interacción entre creativos, productores y directores de arte con las políticas públicas y académicas” (Decreto Nº 141/16). Asimismo, los distritos dejaron de ser denominados creativos para pasar a llamarse Distritos Económicos.
Im 1: Mapa de Distritos Económicos en CABA / Fuente: CAFDYMA
Con la misma gestión partidaria en la ciudad pero con el cambio del Jefe de Gobierno, el presupuesto proyectado para el año 2017 muestra tendencias similares en la política cultural. Estas afirman ese camino centrado en aspectos económicos y no en la sustentabilidad cultural, entendida como la integración de las clases sociales en la ciudad mediante un desarrollo urbano armonioso, la participación cultural de la ciudadanía, con servicios públicos que garanticen la satisfacción de las necesidades y los derechos sociales, ambientales, económicos y culturales de manera equilibrada en cada barrio.
Entre los programas del Ministerio de Cultura existen algunos con larga trayectoria histórica que fomentan la democracia cultural (la participación ciudadana en la producción cultural) y la democratización cultural (que implica garantizar el acceso y la descentralización de los servicios culturales). Es el caso del Programa Cultural en Barrios (Winocour, 1996) que nace en la posdictadura y tiene continuidad hasta nuestros días, y permite a los ciudadanos la participación gratuita en talleres, cursos, espectáculos, exhibiciones y actividades comunitarias en centros culturales barriales ubicados en toda la ciudad de Buenos Aires. Ícono del desarrollo de las expresiones culturales locales de cada barrio, sufrió un recorte del 54.11% en el presupuesto 2017 con relación al de 2016, sin contar la inflación del 17% que estipula el mismo presupuesto para el año 2017.
A su vez, el programa de “Actividades de Promoción Cultural” del cual dependen las entidades descentralizadas Proteatro, Prodanza, Proescritores, Bamúsica y Mecenazgo —dedicadas al fomento de la producción independiente en el campo del teatro, la danza, las letras, los proyectos audiovisuales, la música y demás actividades artísticas a cargo de artistas o colectivos independientes— obtuvo un aumento del 1.36%, para 2017 (con la misma presuposición oficial de inflación para este año del 17%, ello implica un recorte presupuestario).
De esta manera, el recorte en el financiamiento de los programas culturales barriales descentralizados y la virtual disminución de los aportes económicos a los que recurren las asociaciones culturales, centros culturales independientes, cooperativas de teatro y productores independientes es un evidente desincentivo para la diversidad cultural y, por lo tanto, para la sustentabilidad cultural.
La contracara de este fenómeno es un incremento presupuestario notable en aquellas actividades culturales que aportan visibilidad e impacto mediático. Ejemplo de ello es el aumento del 37% en el programa de “Actividad en espacio público y en el exterior”, la centralización de actividad cultural en una zona turística y económicamente favorecida de la ciudad, con un crecimiento del 171% para el Centro Cultural Recoleta y una suba del 105% para la Usina de las Artes, espacio cultural multipropósito que es clave en la política de distritos creativos.
Ante este panorama, la resistencia de organizaciones sociales, vecinales y artísticas en la zona sur de la ciudad se hace oír en relación con el proyecto del Distrito de las Artes en el barrio de la Boca: denuncian que favorece la exención impositiva para empresas que se radiquen allí con algún proyecto artístico, pero no atiende a las necesidades de las organizaciones y artistas históricos del barrio. Algo similar sucede en el barrio de Barracas, territorio del Distrito del Diseño, cuyo impulso de “mejoramiento urbano del sur” empuja la demolición de edificios históricos, la gentrificación y la especulación inmobiliaria (Gretel Thomasz, 2016; Zarlenga y Marcús, 2014).
A modo de cierre
Este panorama de transformaciones institucionales y recortes presupuestarios coarta la potencia creativa y la diversidad creativa de la ciudad, retaceando recursos sobre políticas culturales que fortalecen los tejidos culturales comunitarios y facilitan la creatividad de colectivos emergentes y productores independientes.
En este contexto nos resulta provocador asistir a actividades del tipo de los seminarios “Ciudad, Cultura, Futuro”, donde funcionarios locales de la gestión cultural pública y reconocidos invitados internacionales exponen los lineamientos, propuestas y proyectos que dicen promover el desarrollo local y la diversidad cultural.
Asistir atento a estos discursos en muchos casos vacíos de contenido (sobre todo en lo relativo a los funcionarios locales de la CABA), nos exigen una posición crítica al respecto. Sobre todo, a la luz de los efectos en términos de gentrificación en barrios populares que tuvieron las políticas de fomento de las industrias creativas, tanto en Buenos Aires como en otras ciudades del Norte global (Miller, 2012; Yúdice, 2008), dónde llevan al menos dos décadas desde su implementación.
La integración de aspectos culturales en el desarrollo sustentable y la atención puesta en las particularidades locales tienden a ser más una expresión retórica de funcionarios y promotores oficiales de políticas culturales trasnacionales, que políticas y acciones concretas en la CABA. Por ello las resistencias sociales a los proyectos de mercantilización de la cultura y la explotación económica de los barrios, su cultura y sus paisajes culturales y naturales, emergen como la chance genuina de una sustentabilidad cultural de los pueblos.
Bibliografía
Belando, M. V. S., Ulldemolins, J. R., & Zarlenga, M. I. (2012). ¿Ciudad creativa y ciudad sostenible?: Un análisis crítico del “modelo Barcelona” de políticas culturales. Revista Crítica de Ciências Sociais, (99), 31-50.
Hobsbawm, E. (1998). Historia del Siglo XX. Buenos Aires: Crítica.
Miller, T. & Yúdice, G. (2004). Política cultural. Barcelona: Gedisa.
Gretel Thomasz, 2016: Thomasz, A. G. (2016). Los nuevos distritos creativos de la ciudad de Buenos Aires: la conversión del barrio de La Boca en el “Distrito de las Artes”. Revista EURE – Revista De Estudios Urbano Regionales, 42(126).
Miller, Toby. Política cultural/ industrias creativas. Cuadernos de Literatura, núm. 32, julio-diciembre, 2012, pp. 19-40 Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia
Winocour, R. (1996). De las políticas a los barrios: programas culturales y participación popular. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores.
Yúdice, G. (2002). El recurso de la cultura. Usos de la cultura en la era global. Barcelona: Gedisa.
Zarlenga, M.; Marcús, J. (2014) “La cultura como estrategia de transformación urbana. Un análisis crítico de las ciudades de Barcelona y Buenos Aires”. En Margulis, M. et al. Intervenir en la cultura. Más allá de las políticas culturales (págs. 33–55). Buenos Aires: Biblos.
Legislación consultada
Decreto Nº 141/16, CABA. Recuperado de http://www.buenosaires.gob.ar/areas/leg_tecnica/sin/index.php (10/1/2017)
Decreto Nº 363/15, CABA. Recuperados de http://www.buenosaires.gob.ar/areas/leg_tecnica/sin/index.php (10/1/2017)
Ley Nº 5460, CABA. Recuperado de http://www.buenosaires.gob.ar/areas/leg_tecnica/sin/index.php (10/1/2017)
Fuentes consultadas
Agenda 21 de la Cultura. Comisión de ciudades y los gobiernos locales para el desarrollo cultural. Recuperado de http://femp.femp.es/files/566-58-archivo/Agenda%2021%20de%20la%20Cultura.pdf (10/1/2017)
Carta Del Derecho a la Ciudad para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (2016). Primer Borrador. Recuperado de http://www.cartaderechoalaciudad.com.ar/?p=136 (10/1/2017)
Centro de Economía Política Argentina. (2016). Informe sobre Presupuesto del Ministerio de Cultura CABA 2017. Mimeo.
Organización de las Naciones Unidas (ONU). (1987). Nuestro Futuro Común, Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). (1996). Nuestra Diversidad Creativa, Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. Versión Resumida. París.
Imagen
Figura 1: Mapa de Distritos Económicos en CABA – Fuente: CAFDYMA. Recuperado de http://cafydma.org/distrito-de-diseno-ventajas/ (10/1/2017)
"Nuevas tendencias y retos para América Latina"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Benjamín Alva; Maestro en Estudios Urbanos, Doctorante en Geografía, Profesor Investigador de la Facultad del Hábitat de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México]
Título del Libro: Un espacio para el desarrollo: Los mercados de vivienda en América Latina y el Caribe
Autor: César Patricio Bouillon
Año: 2012
RESUMEN
Las ciudades son consideradas motores del crecimiento económico y la innovación, sin embargo la urbanización por sí misma no produce efectos positivos, sino también diversos desafíos cómo la dotación de servicios, la generación de empleo y la garantía de acceso a derechos fundamentales, como el derecho a una vivienda digna. El libro “Un espacio para el desarrollo: Los mercados de vivienda en América Latina y el Caribe” de César Patricio Bouillon del Banco Interamericano de Desarrollo constituye una importante y comprensible aportación al problema habitacional en las ciudades modernas, aborda los principales factores que están determinando el déficit habitacional y sus posibles consecuencias en los centros urbanos de América Latina y el Caribe.
El libro emplea datos y recursos así como métodos analíticos, contiene un importante número de gráficas y tablas que ayudan a sintetizar información para analizar la interrelación de los factores del mercado de vivienda por ejemplo el acceso a servicios, la disponibilidad de espacios públicos o áreas verdes, así como los problemas derivados de la congestión vehicular, el libro no podía ser más completo, ya que incluye importantes, novedosas, sugerentes y en algunos casos retadoras recomendaciones de política publica que podrían ayudar a construir mejores ciudades.
Palabras clave: Mercados de vivienda; Desarrollo Local; Desarrollo Urbano
Im 1: Portada del libro
Hacia el 2030 América Latina y el Caribe (ALC) estará enfrentando grandes desafíos, unos de los principales tienen que ver en cómo estamos construyendo nuestras ciudades, para ese año es posible que 85% de nuestra población sea urbana, con ello ALC se mantendrá como la región más urbanizada del mundo, por tanto será necesario invertir en mejoramiento y construcción de nuevas viviendas.
El libro “Un espacio para el desarrollo: Los mercados de vivienda en América Latina y el Caribe” de César Patricio Bouillon del Banco Interamericano de Desarrollo está enfocado al estudio de los determinantes, causas y consecuencias que se generan como resultado de la falta de vivienda en las ciudades modernas de América Latina.
Entender la forma de cómo se construye y deberá construir la vivienda permitirá a los tomadores de decisiones, el diseño e implementación de políticas e instrumentos de promoción y financiamiento más adecuados a nuestra dinámica urbana y a los retos que en general enfrentamos –menos consumo de energía, sustentabilidad inclusión, pobreza, segregación, uso de las tecnologías de la información, movilidad, participación del gobierno, entre otras– El libro presenta un debate sobre la visión tradicional de la vivienda y el enfoque del mercado habitacional bajo una visión moderna de acuerdo con la compleja realidad económica; también aporta ideas de política pública que desde un planteamiento estructurado incluye el rubro financiero, tributario y normativo pero también las implicaciones urbanas de infraestructura, formas de urbanización e innovación, este último considerado ya un elemento básico en la producción de conocimiento urbano en ciudades modernas.
De los 130 millones de familias urbanas, 5 millones están obligados a compartir vivienda con otra familia, 3 millones residen en viviendas irreparables y otros 34 millones habitan en inmuebles que carecen de título de propiedad, agua potable, saneamiento, pisos adecuados o espacio suficiente; en estas condiciones, las metas definidas en indicadores como la Prosperidad Urbana, el Índice de Desarrollo Humano, la Marginación o el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible –particularmente el 11 que se refiere a ciudades-, serán prácticamente inalcanzables. El libro analiza la función del sector privado en la atención (o falta de) en el mercado inmobiliario, sobre todo para sectores de bajos ingresos y abona en la detección de factores determinantes y consecuencias del déficit habitacional en ALC. De parte del Gobierno, el libro analiza la función de las políticas, regulaciones y programas de vivienda del nivel local y central.
La nueva agenda Urbana propuesta en la Conferencia Hábitat III centra su preocupación en la vivienda y en las personas, por ello este libro es sumamente pertinente, ya que una de sus principales premisas es reconocer que la vivienda no es sólo “un techo y cuatro paredes”, la vivienda es un conjunto de características individuales del hogar, desde la falta de acceso a servicio, hasta su ubicación, acceso a equipamiento urbano, uso de tecnologías, para ello analiza indicadores desagregados de 41 ciudades; con ello el libro se constituye también como una importante base de datos comparable en la Región y determina brechas de vivienda por nivel de ingresos familiares y asequibilidad.
Las nuevas tendencias, retos y comportamientos macro económicos así como la amplitud de sus efectos derivados de los procesos de globalización y el uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación, obligan a reorientar la participación de los agentes privados y de los gobiernos en el mercado de vivienda, en este escenario, el sector privado debe recuperar mayor participación en el mercado pero también ampliar oportunidades de financiamiento hipotecario y microfinanciamiento de vivienda. Los hogares requieren generar ahorros, apoyo técnico e informarse de nuevas tecnologías de construcción; el gobierno por su parte debe asegurar el suministro de servicios y proveer infraestructura básica; recomendaciones todas ellas incluidas en este Libro.
En materia de planeación urbana, también es una lectura requerida debido a las nuevas consideraciones que deben hacerse sobre movilidad derivada de la localización residencial, las nuevas regulaciones resultado de la búsqueda de una mayor inclusión de grupos de bajos ingresos, el desarrollo de uso de suelo mixto como planteamiento de un ordenamiento territorial más eficiente, nuevas alianzas público-privadas para fomentar la urbanización y las tecnologías innovadoras de construcción para la vivienda social; y de esta manera aprovechar las ventajas de la urbanización.
En América Latina y el Caribe los problemas de vivienda afectan a más de una tercera parte de las familias que viven en ciudades, será un elemento que continúe determinando el futuro de las personas, pero también será necesario considerarlos para la prosperidad urbana y el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, la vivienda será necesario diseñarla, construirla, financiarla, normarla y aprovecharla de una manera diferente, más flexible, no es posible seguir con modos de producción en serie, o acaso, ¿no se construye la ciudad pensando en las personas?
"Espacio Diana Centro Cultural, resistencia lúdica en el barrio San Diego: Diversificar y potenciar los usos de un edificio patrimonial que se reinventa desde la entretención"
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Revista Planeo Nº 31 Desarrollo Local, Marzo 2017
[Por Andrea Berger Oto; Gestora Cultural, Universidad de Chile. Magister en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile]
RESUMEN
El Espacio Diana visto como espacio local implica remontarse al año 1934, cuando la calle Bandera al llegar a Mapocho se transformó en la primera locación de un parque de diversiones que ya cuenta con más de 80 años de historia y más de cinco locaciones distintas al interior de la región Metropolitana. En la actualidad, el perímetro espacial de La Diana se acota a un edificio patrimonial y sus jardines ubicados entre las calles Arturo Prat y San Diego a un costado de la Iglesia de Los Sacramentinos, construcción que data de 1919 (Consejo de Monumentos Nacionales, 2016). De esta forma, el Espacio Diana se constituye como espacio local en base a la interrelación que presenta con los tradicionales Juegos Diana, los que forman parte de una memoria emotiva que se resiste a desaparecer.
Palabras clave: La Diana, Juegos Diana, Barrio San Diego.
Im 1. Juegos Diana, archivo histórico / Fuente: www.espaciodiana.cl
El Espacio Diana Centro Cultural se encuentra inserto en el corazón del Barrio San Diego de Santiago centro, un barrio de carácter principalmente comercial que en las dos últimas décadas ha sido foco del desarrollo inmobiliario, con edificios de más de quince pisos que acogen a parejas jóvenes, a estudiantes de regiones y en los últimos años también a inmigrantes latinoamericanos.
El entramado físico y social que constituye el Espacio Diana emerge desde los Juegos Diana, los que se integraron al imaginario colectivo local desde sus inicios en la década del treinta. Entonces los juegos se instalaron en las inmediaciones de la Estación Mapocho, integrándose a la vida cotidiana del centro de Santiago, tanto diurna como nocturna. Con el correr de los años los juegos adquirieron nuevas sedes, un proceso de crecimiento que culminó en la década del ochenta con la compra del inmueble patrimonial ubicado en calle San Diego, construcción que fuera el convento de la Iglesia de Los Sacramentinos, trasladándose desde el sitio que actualmente ocupa el Hotel Plaza San Francisco en la Alameda (Juegos Diana, 2016). Una historia de popularidad que se vio amenazada con la incorporación de las consolas, el uso de los computadores personales y la llegada de los mall como nueva locación para brindar entretención.
Frente a este nuevo escenario la decadencia del rubro se volvió inminente, una situación que en el año 2005 logró revertir Enrique Zúñiga, nieto del dueño de los Juegos Diana. Enrique, tal como cuenta en la entrevista realizada en las dependencias de La Diana en junio de 2016, regresó lleno de ideas tras sus estudios en el extranjero, donde vio como edificios patrimoniales se integraban a la trama urbana desde una oferta que potencia la vida cultural de la ciudad. El tema de la oferta resulta clave para el desarrollo local porque significa rescatar y potenciar el capital endógeno del territorio (Alburquerque, 2008). Bajo esta óptica y con la intención de replicar las experiencias extranjeras, Enrique y su padre deciden vender las cinco sedes de los Juegos Diana que aún permanecían vigentes. El objetivo de esta decisión estaba claro: otorgar nuevos aires al edificio patrimonial potenciando la identidad lúdica propia de los Juegos al mismo tiempo que su nombre, sin duda marca registrada para muchas generaciones.
En términos de espacio local, el Espacio Diana se centra en rescatar lo que le es propio e importante, sacando el máximo provecho a su esencia lúdica y a su oferta teatral; esto último porque el barrio San Diego, como señala el Director de Programación Javier Ibacache en entrevista, tiene un pasado escénico destacado que se refleja en tres teatros funcionado a la vez entre 1940 y 1950 -el teatro Cariola, el Caupolicán y el Roma- y en la creación del Cine Arte Normandie en la década del ochenta. El rescate de la identidad local se complementa con iniciativas emergentes que apuntan a dinamizar el espacio con el fin de participar de las nuevas dinámicas de la ciudad, impregnadas por los procesos de globalización. En esta búsqueda, el Espacio Diana amplía su campo de atracción más allá de su parque de diversiones (mezcla de vintage con modernidad) con una oferta que suma gastronomía, teatro, talleres, bailes de salón y noches temáticas. Un lugar que desde el año 2005 trabaja por constituirse como un territorio socializado, donde tanto los residentes como la población que fluye se apropian del Espacio Diana desde sus necesidades y expectativas.
Im 2. Restaurant La Diana / Fuente: www.espaciodiana.cl
La diversidad de la oferta del Espacio Diana, tanto de noche como de día, implica un cruce de clases sociales que imprime un carácter particular al lugar. Donde sin duda la relación positiva entre territorio y comunidad enriquece las dinámicas sociales, tal como lo define Boisier (2004:p.387) “la realización del proyecto individual de vida de cada persona depende fuertemente de la suerte del territorio y por tanto es de interés de cada uno y de todos que al territorio le “vaya bien” ya que entonces la posibilidad de materializar el proyecto personal aumenta pari passu al éxito del lugar”.
En materia de política pública es importante mencionar que la Iglesia y sus inmediaciones, esto es el convento y los jardines, cuentan con la categoría de Monumento Histórico declarada por el Consejo de Monumentos Nacionales en 1991. Tener presente esta declaratoria resulta fundamental a la hora de definir la estrategia de desarrollo, ya que por una parte se limitan las transformaciones físicas del lugar, pero por otra se potencian las oportunidades que surgen al tener la condición de “patrimonial”.
En relación a los actores que forman parte del Espacio Diana, pieza clave para llevar adelante el plan de desarrollo, entran en juego dueños, arrendatarios, usuarios y vecinos de un barrio de uso comercial y residencial, entramado al que se integra el Espacio Diana. La influencia de estos actores se da en distintos términos; por ejemplo, está la centralidad de los dueños del edificio como inversionistas y base ideológica del plan de intervención. En este sentido el plan de desarrollo del Espacio Diana debe ser de integración, ya que es un territorio complejo y dinámico donde las demandas socio espaciales son diversas. Una serie de necesidades y expectativas que deben convivir y adaptarse a un territorio marcado por el desarrollo inmobiliario y la alta congestión. Una diversidad de públicos y clases sociales que el Espacio Diana espera convocar.
El desarrollo del Espacio Diana debe, entonces, conjugar la memoria emotiva de los Juegos Diana con el carácter comercial y cultural del barrio, para desde ahí gestionar una oferta que potencie la esencia lúdica al mismo tiempo que su locación en un edificio patrimonial. A esto se suma la importancia de la asociatividad de actores, donde la alianza entre el sector público, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil resulta una articulación virtuosa en la que la comunidad debe participar; todo en miras de integrarse de la mejor manera posible a la nueva geografía dictada por las lógicas del capitalismo y la globalización (Boisier, 2004). Un escenario de ordenamiento territorial y planificación urbana donde la defensa y promoción del patrimonio histórico-cultural local y la valorización del medioambiente deben asumirse como activos de desarrollo local. (Alburquerque, 2008).
De esta manera, el rescate y promoción del Espacio Diana resulta pertinente porque destaca características propias del barrio San Diego al mismo tiempo que le otorga un valor cultural y social renovado, el que se desprende de la infraestructura y la oferta programática y gastronómica propia de La Diana. Una iniciativa que conlleva la oportunidad de promover nuevas formas de ver y relacionarse con un barrio que se resiste a cambiar de piel a pesar de la nueva geografía urbana en que se inserta. En este sentido, el valor del rescate del Espacio radica en la posibilidad de potenciar una zona eminentemente comercial desde lo cultural y patrimonial.
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Referencias bibliográficas
Alburquerque, F. (2008). Teoría y práctica del enfoque del desarrollo Local. En Cuadernos de clase Nº01-02, Colección: Desarrollo, región y paz, Universidad Autónoma de Manisales.
Boisier, S. (2004). Desarrollo Local: ¿De qué estamos hablando? El humanismo en una interpretación contemporánea del desarrollo. Borrador monografía Quinto Seminario Paradigmas del desarrollo, región y paz.
Consejo de Monumentos Nacionales, (2016). Basílica Los Sacramentinos. Recuperado el 22 de junio de 2016, disponible en: http://www.monumentos.cl/catalogo/625/w3-article-26608.html
Juegos Diana, (2016). Nuestra historia desde 1934. Recuperado el 22 de junio de 2016, disponible en: http://www.juegosdiana.cl/historia
Entrevista a Rodrigo Guendelman (Parte II): “La ciudad tiene que ser vivible para todos, no sólo para quienes pueden pagarla”
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Entrevista a Rodrigo Guendelman (Parte II): periodista independiente y fundador de @santiagoadicto
Rodrigo estudió periodismo en la Universidad Diego Portales y se ha desempeñado como periodista independiente. A través de distintos espacios y medios tales como Santiago Adicto (radio Zero), “Hay que ir” (Teletrece), columnas en La Tercera, El Dínamo, LiveGap.cl, entre otras, Guendelman nos invita a redescubrir la ciudad y a volvernos adictos a ella. Para más información sobre su trabajo ver http://www.guendelman.cl/; http://santiagoadicto.tumblr.com/
Has hablado de los mitos autoflagelantes de Santiago como por ejemplo que es una ciudad contaminante, una ciudad peligrosa, una ciudad fome, poco atractiva, etc. ¿Hay también mitos autocomplacientes sobre Santiago?
Te lo contesto de otra manera, ¡ojalá que los hayan! Los mitos nunca son tan beneficiosos, pero a veces hay que construir ciertas realidades, por último mentales, para tener una visión más triunfalista, exitosa o positiva. Yo creo que nos faltan más mitos autocomplacientes y nos sobran mitos autoflagelantes. Yo todavía no he conocido mucha gente que tenga una visión tan idealista y positiva sobre Santiago. En general estoy siempre teniendo que estar del lado del que la defiende. Yo desearía que hubieran más mitos complacientes, pero todavía tenemos cientos de mitos autoflagelantes. Es que lo que pasa es que tenemos un problema de idiosincrasia, porque como chilenos somos autoflagelantes y lo entiendo ya que este es un país de terremotos, de erupciones, de tsunamis, pobre, que se nos mató completamente nuestros orígenes. Es un país donde la Iglesia Católica ha hecho estragos en cuanto a la diversidad sexual y valórica, es un país duro, es un país donde nadie tiene muy claro si va a sobrevivir porque resulta que en cualquier minuto puede ocurrir una catástrofe, entonces somos desconfiados. Le damos la espalda a la cordillera y la espalda al mar en vez de estar ahí recorriendo cerros como los gringos o los europeos. ¡Recién nos estamos dando cuenta de que tenemos el privilegio de tener 26 cerros islas en la parte urbana y que tenemos una cordillera increíble! Sin duda somos un pueblo resiliente, pero sufrido y asustado. Alguien me decía la otra vez que cuando llegas a Nueva York a ver a alguien el tipo te recibe y te dice «vamos al Central Park, te quiero mostrar el mejor parque del mundo», y resulta que en Santiago tenemos el Parque Metropolitano que mide como cuatro veces el Central Park y yo no veo mucha gente que reciba al extranjero y le diga «te voy a llevar al Parque Metropolitano». Lo llevan al mall, al Costanera Center, etc. Entonces tenemos que saber lo que tenemos, viajar un poco más y tener una visión más amplia.
¿Cuál es el Santiago que se muestra, considerando que hay ciertos Santiagos que están completamente invisibilizados?
Esta ciudad esta súper definida por su geografía, entonces tienes comunas que tal vez en términos urbanos no son tan interesantes, pero en términos de naturaleza o geográficos son extraordinarios. Entonces toda la parte cordillerana como La Florida, Peñalolén, Puente Alto, Lo Barnechea, te deja atónito. Lo mismo con lugares como el espacio Matta en La Granja, donde está el mural de Roberto Matta en un gran centro cultural. Pero lo que uno ve normalmente es Santiago centro porque ahí está el barrio cívico y está lleno de lugares históricos, ve Providencia, ve algo de la Chimba (Recoleta e Independencia), básicamente lo que está alrededor del Mapocho, pero hay mucho más de lo que uno se imagina.
En una columna reciente le escribes al alcalde de la comuna de Santiago que reconsidere su postura sobre los graffitis y los murales urbanos. Desde ésa acción, ¿cuál crees que es el rol que tiene el comunicador o el periodista con respecto a la ciudad?
Tengo la sensación de que hay muy pocos comunicadores interesados en ciudad y estudiando ciudad. Con dos manos cuentas a los comunicadores o periodistas que se especializan en el tema de la ciudad, pero faltan espacios, hay muy pocas personas especializadas en esto. Hay que hacer fiscalización, hay que hacer lobby de temas. Yo me acuerdo cuando hace como 4 años querían sacar los mosaicos de la línea 1 (del metro) porque se habían dañado tras el terremoto, y empezamos a presionar para evitar eso. Yo escribí una columna en Plataforma Urbana que llevó a otras cosas y otras publicaciones y creamos un hashtag que finalmente logró parar eso. Entonces, con la fuerza de hartas personas, logramos detener lo que nos parecía una destrucción patrimonial. Si no hubiera habido los medios o periodistas interesados en el tema, eso no se habría logrado. Entonces necesitamos muchas más plataformas urbanas y muchos más santiagoadictos y muchos más periodistas especializados en el tema. Es muy importante que hayan comunicadores especializados con voz propia, porque si escribe un urbanista o un político puede estar escribiendo para lograr sus propios intereses. Necesitamos que este tema salga de los especialistas para estar sugiriendo, fiscalizando y producir información con medios independientes.
¿Y eso llega a quien tiene que llegar?
Evidentemente llega. Ahora, si eso va a producir cambios no sé. Yo creo que si hinchas y jodes a las autoridades, siempre con respeto y tono republicano, sirve. Y al mismo tiempo, desde mi perspectiva, también hay que joder a los NIMBIs, a la gente que no quiere nada que les afecte, que dice que no puede haber ningún tipo de densidad, que sólo pueden haber casitas de dos pisos, ¡pucha que es la raja cuando eres rico po! Por eso Vitacura es la mejor comuna del mundo, porque nadie puede hacer nada. Una comuna como Providencia que tiene una línea de metro que ha sido pagada por el Estado no puede ser solamente aprovechado por privados que pueden pagar casas de 20 mil UF, ¡no puede ser! Ok, definamos cuáles son las zonas de Providencia que son intocables, pero ¿cuáles son las que sí pueden tener mayor densidad? ¡Y no me des una densidad de 4 pisos!, yo creo que hay zonas de Providencia que deberían tener tal vez torres de 10 pisos, mucha más gente tiene que poder vivir en Providencia. Hay visiones súper egoístas de ciudad, y claro que eso pasa porque vivimos en un país donde cada comuna se administra solita, entonces le importa un pucho el de al lado porque no tenemos gobierno metropolitano. Entonces, así como uno tiene que fiscalizar a la autoridad, al Estado, también tiene que, de repente, pegarle el palo a estos grupos organizados que son súper egoístas. La ciudad tiene que ser vivible para todos, no sólo para quienes pueden pagarla.
Entrevista a Rodrigo Guendelman (Parte I): “para la mayoría de los santiaguinos, sin importar si somos ricos, de clase media o pobres, conocemos básicamente la comuna donde vivimos y un par más, y hablamos de Santiago sin tener idea de la ciudad en la que vivimos”
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Entrevista a Rodrigo Guendelman (Parte I): periodista independiente y fundador de @santiagoadicto
Rodrigo estudió periodismo en la Universidad Diego Portales y se ha desempeñado como periodista independiente. A través de distintos espacios y medios tales como Santiago Adicto (radio Zero), “Hay que ir” (Teletrece), columnas en La Tercera, El Dínamo, LiveGap.cl, entre otras, Guendelman nos invita a redescubrir la ciudad y a volvernos adictos a ella. Para más información sobre su trabajo ver http://www.guendelman.cl/; http://santiagoadicto.tumblr.com/
¿De dónde nace esta «adicción por la ciudad” y por Santiago en particular?
Yo creo que nace de dos cosas; una es que a los 18 años me fui a vivir a Jerusalén y me dediqué a recorrer ésa ciudad de forma muy intensa. Tenía tiempo, yo estaba estudiando una especie de pre-universitario y caminaba mucho y tomaba fotos y amé esta cosa de perderme en la ciudad, incluso caminaba por horas a pata pelada. Fue la primera vez que descubrí la felicidad de navegar y perderme por la ciudad, esto fue hace casi 30 años.
Después volví y me especialicé en el tema de la música, pero hace un poco más de 5 años estaba subiendo farellones en bicicleta y paré en el camino, saqué una foto y le puse de hashtag a la foto «#santiagoadicto» como contraposición a un concepto que veía mucho en ése tiempo, aunque por suerte que hoy ya lo veo menos, que era el de «santiasco». Entonces como había algunos que hablaban de «santiasco», yo dije que iba a hablar de lo contrario, de “santiagoadicto». Escribí una columna en La Tercera que se llamaba “santiagoadicto» y el día en que apareció publicada en papel dije que esto podría ser algo más, entonces hice una cuenta en Tweeter para empezar a publicar fotos o ideas de porqué ésta era una ciudad a todo cachete. A las pocas semanas hice una cuenta de Instagram y algunos meses después la cuenta de Facebook y de a poco, sobre todo los primeros años, esto era un hobbie. Primero me empecé a interesar por las esculturas, luego por el arte público en general, y empecé a buscar obras de todo tipo, y así llegué a muchas partes y empecé a conocer la ciudad de verdad. Lo que creo que pasa es que para la mayoría de los santiaguinos, sin importar si somos ricos, de clase media o pobres, conocemos básicamente la comuna donde vivimos y un par más, y hablamos de Santiago sin tener idea de la ciudad en la que vivimos. Entonces generalizamos, hacemos prejuicios y además tenemos una personalidad muy tiradora para abajo. Viralizamos lo que está afuera, si viajamos a París lo encontramos todo extraordinario y lo comparamos con nuestra ciudad que evidentemente tiene muchos matices. Bueno, en el fondo esto partió por luchar contra un concepto que yo veía y lo encontraba injusto, que era este concepto de «santiasco» y me propuse hacer todo lo que yo pudiera para evangelizar a mucha más gente de que ésta es una ciudad increíble que había que mirarla de otra manera.
Im1. @Santiagoadicto / Fuente: http://santiagoadicto.tumblr.com/
¿Y cómo se fue concretizando?
Todo mi tiempo libre lo dedicaba a ir a buscar lugares. Yo tenía anotado en mi celular ir a buscar tal escultura en tal parte, este graffiti en tal otra y así cuánto más iba conociendo, más me daba cuenta que habían miles de cosas que no sabía, entonces se me empezó a ampliar el universo mental y me empecé a enamorar de la ciudad, a leer, a comprar libros como el «Triunfo de la Ciudades» de Edward Glaeser y a entender por qué la urbe es un lugar sensacional para vivir. Vivir en una metrópolis de 6 o 7 millones de habitantes tiene un montón de pros, pero básicamente los santiaguinos estamos acostumbrados a mirar los contras. Decimos contaminación, desigualdad, segregación, ruido, metro colapsado, mal transporte público y todo eso es cierto, pero si empiezas a mirar las grandes urbes del mundo muchas tienen muchos defectos, algunas de ellas unos muy parecidos, ¿pero qué pasa con todos los otros beneficios? El centro cultural GAM, posibilidades de ver arte y danza gratis y cuánta cosa más. Empecé a informarme y me di cuenta que hay mucho por descubrir y por hacer.
¿Consideras que los ciudadanos nos hemos ido distanciando de las distintas formas de ocupación de la ciudad?
La respuesta no es única, porque en estos 5 años pasó algo simultáneo que también me ha ayudado y es que la prensa internacional descubrió a Santiago de manera bien impresionante. No sé qué habrá pasado, pero mi tesis es que con el terremoto del 2010, sumado al evento de los 33 mineros, en un periodo muy corto de tiempo, se atrajo a mucha prensa internacional a Chile y por lo tanto a Santiago en primer lugar. Probablemente muchos de ellos venían por primera vez con la idea preconcebida que venían a una aldea, ósea que venían a una Latinoamérica más o menos homogénea. Y llegan a esta ciudad con una expectativa bajísima lo cual es muy bueno, y primero se encuentran con que hay un hotel W, el GAM, el Parque Metropolitano, que están construyendo rascacielos, ven los autos, las tiendas, los malls, la riqueza por un lado. Pero al mismo tiempo ven los árboles, los cerros islas, ven una ciudad interesante que se parece al lugar de donde venían estos periodistas. Yo tengo la impresión que ésa gente que vino le contó a sus colegas, amigos, directores o editores, y empezaron a mandar gente a Chile y empezamos a aparecer en rankings que nunca habíamos estado. El NY Times nos puso el año 2011 como la primera ciudad a visitar en el mundo y el CNN internacional nos puso como la tercera ciudad más cautivante del mundo y BBC Culture puso que el metro Universidad de Chile era una de las diez estaciones de metro más lindas del mundo y el Emporio la Rosa apareció en el ranking de los mejores helados del mundo y puedo seguir… Entonces Santiago empezó a explotar afuera y eso al chileno le importa. Por una parte nos empezaron a aplaudir desde afuera, y al mismo tiempo empezaron a aparecer muchos productos parecidos a “Santiagoadicto” en las redes sociales. Cuando yo partí con esto era el único, y hoy día tú pones @Santiago y te aparecen miles; “amosantiago”, “santiaguista”, “santiaguinos”, “santiagodechile”, “oldsantiago” y son todos sitios que suben fotos de Santiago y la cuestión empezó a explotar, por lo tanto mi sensación hoy día, 5 años después, es mucho más optimista.
¿Crees que este posicionamiento tuvo un impacto en los ciudadanos, en cómo vamos usando e interpretando la ciudad?
Yo encuentro que sí, porque Instagram me regala una herramienta para medir y ver estadísticas, y si pongo seguidores, veo que todos son de Santiago, y uno podría decir que quizás esto lo siguen muchos turistas, pero básicamente el 100% son santiaguinos. Y a su vez, cada uno va a recomendar y va a decir lo que vio, entonces todos se empiezan a transformar en pequeños evangelizadores chiquititos. Por lo tanto tengo la sensación de que la gente que quiere a esta ciudad, ahora sí tiene el espacio a través de estas distintas cuentas.
Según rankings internos, se ha dado cuenta que Santiago es una ciudad muy buena para estudiar y trabajar, pero no para vivir, pasear o visitar. ¿Qué opinas sobre eso?
A mí me tocó conversar con quienes hacen ésa encuesta, la Latinbarómetro. Yo creo que ésa es una encuesta que todavía está marcada por los prejuicios hacia las grandes ciudades. Todavía existe esta idea muy preconcebida de que la ciudad es agresiva, este resentimiento con el país centralizado, donde todas las decisiones se toman en Santiago y hay una especie de bronca con el que no vive acá, que no ha podido vivir los beneficios de la ciudad. Hay una enemistad con esta ciudad caníbal que concentra todos los recursos y toda la atención. Hay una especie de envidia y como de resentimiento. Y al mismo tiempo, claramente no es lo mismo ser un haitiano recién llegado que tiene que vivir en Quilicura en una pieza donde viven 50 personas, a ser una persona que tiene la opción de vivir en un departamento en Providencia. Pero es necesario transmitir los beneficios de la ciudad para las personas que no tienen opciones económicas y empezar a aprovechar la cantidad de oferta cultural que existe en forma gratuita. No entendemos muchas de las virtudes de las ciudades porque no las vemos y nos dejamos llevar por lo negativo. Primero, tiene que haber todo un tema de educación que muestre las ventajas de una urbe. Y segundo, hay un tema muy importante a nivel Estado y de empresas privadas de hacer que la ciudad sea mucho más generosa y mucho más democrática con sus habitantes, partiendo por el sistema de transporte público. Hay mucho por hacer, pero también mucho por informar.
¿Qué podrías decir del resto de las ciudades de Chile, que tal vez se están quedando atrás y no pueden entrar a esta competencia de una gran ciudad llena de oportunidades?
Para mí, un ejemplo súper interesante de lo que estamos hablando del lado negativo es que evidentemente alguien que pueda vivir en Puerto Varas con una buena pega en una ciudad que le da todos los servicios puede ser una vida súper rica. Pero Puerto Varas o Frutillar son espacios bien excepcionales dentro de la riqueza de vivir en provincia. Ayer escuchaba un análisis de la votación de USA y decían que justamente las ciudades más grandes y con más habitantes, mayor fue la victoria de los demócratas. En las grandes ciudades Clinton le ganó a Trump, pero en todas las ciudades chicas de un millón de habitantes o menos ganó Trump. En las elecciones presidenciales pasadas escribí una columna en la que las regiones me odiaron porque le puse como título «el triunfo de las ciudades», en la cual ponía que donde mejor votación había tenido Parisi había sido en las provincias, y donde peor votación había tenido había sido en Santiago. Para mí Parisi era el candidato Trump, el populista y peligroso. Entonces uno de los problemas de las ciudades o pueblos chicos es que se vive en un cierto estado de ignorancia sobre algunos temas porque no está esa heterogeneidad que se da en la ciudad, no está ésa discusión. Al contrario, hay mucha homogeneidad y yo encuentro que la homogeneidad es tremendamente peligrosa. El hecho que los candidatos más peligrosos sean más votados en los pueblos chicos, para mí es la mayor demostración de que hay un gran triunfo de las ciudades grandes, en donde hay más inteligencia, más cultura y más discusión. Por lo tanto yo creo que Santiago está condenado a seguir creciendo. El desafío es que ése crecimiento sea integral, democrático, justo y que haya espacio para otras grandes urbes, algo como Valparaíso o Viña.
Entrevista a Peatonito: "Cuando todo es caos es necesario sacar a los payasos"
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Entrevista a Peatonito
La gestión urbana ha sido desbordada, de esta forma las ciudades y sus habitantes han pedido a gritos que todos o la mayoría sea escuchada en la toma de decisiones. En este canal el activismo social toma protagonismo para mostrar que la organización extra institucional también puede ser parte de la solución. De esta primera serie de entrevistas, PLANEO se contactó con Jorge Cañas, cientista político, quien está detrás de un personaje que ha dado mucho de qué hablar en la Ciudad de México: Peatonito.
Cuéntanos lo básico, ¿cómo surgió el proyecto?
De niño no me gustaba caminar. Después, justo cuando entré a la universidad, usé el sistema de transporte público. Aquí en México son los microbuses, que son muy incómodos. Llega lleno y no te puedes subir, tienes que esperar, de repente tarda una hora el camión. Esa pésima calidad del servicio del transporte público me convirtió en alguien que decidió trabajar por eso, aplicar los conocimientos de mi carrera; estudié Ciencia Política. Entonces me dije, bueno, a lo que me voy a dedicar es a políticas públicas de movilidad urbana y mejorar el transporte público.
Luego, en el 2012 o 2013, vino el congreso Walk21 a la Ciudad de México, que es el congreso más importante de caminabilidad y de peatones en el mundo. Yo quería presentar una idea que fuera irreverente y original. Unos amigos extranjeros querían ir a la lucha libre […] saliendo se nos ocurrió una idea, ¿por qué no que haya un luchador que defienda a los peatones? Denunciar obstáculos en las banquetas, denunciar donde no existen banquetas y pintarlas, pintar pasos de cebra, empujar coches que estorban el paso de cebra, ayudar a peatones a cruzar, etcétera. Activismo peatonal básico. Y así fue cómo surgió, nos vamos un día enmascarados y luchamos por los derechos de los peatones.
Todo empezó como una broma, sin ningún objetivo más que el de ser divertido, que sea ilustrativo, que sea comunicativo, pero en sus buenos tramos resultó ser una forma lúdica y atractiva de hacer un espectáculo de cultura ciudadana. Es una de las bases de cualquier política pública, en este caso de la seguridad vial. Haciendo este tipo de intervenciones lúdicas puedes comunicar un mensaje muy poderoso para que los ciudadanos interioricen la ley. Tengo varias inspiraciones, como Superbarrio que fue el primer luchador enmascarado en la historia del país que defendió una causa social. No era como El Santo, que iba contra las momias o los zombies, ahora se trataba de causas sociales reales. Él luchaba por los que se quedaban sin vivienda en el ’85 y por los que eran desalojados de su vivienda. Entonces dije, si existe Superbarrio, ¿por qué no hacer un luchador de los peatones también?
Im. Fuente: Cortesía Peatonito
Antanas Mockus, en Bogotá, ha sido icónico en el sentido que tú planteas. Es decir, de plantear el tema de conciencia ciudadanía con un un lenguaje poco tradicional. En tu caso es una iniciativa totalmente ciudadana que intenta producir este cambio.
Antanas Mockus es una gran inspiración. Vi el documental de ‘Bogotá Change’ y me hice súper fan de Peñalosa y Mockus. Una vez le dije al Wall Street Journal que yo me inspiré en Mockus. Cuando le mencioné esto al periodista del Wall Street Journal me dice que me consiguió una llamada por Skype con Mockus. Fui a tomar la llamada y dos cosas se me quedaron grabadas. La primera fue el cómo se le ocurrió lo de los mimos. Dice que simplemente estaban en una junta decidiendo qué hacer con la policía de tránsito, alguien dijo en broma que cuándo todo es caos y no sabes qué hacer, tienes que sacar a los payasos. Es un dicho en el circo, cuándo todo se empieza a caer, se cae el trapecista o algo, para entretener a la gente, sacan a los payasos. Alguien dijo ese chiste y Mockus lo canalizó a sus teorías de cultura ciudadana y de ley moral y cultura.
La segunda cosa que me dijo Mockus y me quedó grabada es que una ley no solo se debe escribir y aplicar, sino también se debe comunicar. El gobierno tiene la responsabilidad de comunicar la ley de forma estratégica a los ciudadanos para que ellos sigan la ley de corazón.
Tienes un papel como ciudadano y como consultor del gobierno ¿percibes una limitación de llevar a cabo esta doble función?
Tengo las dos caras. Patonito es mi alterego, según las circunstacias puedo ser él o puedo ser Jorge Cañas, funcionario. Esto me ha dado mucha libertad de expresión, cuando soy peatonito puedo tener una postura más crítica. Los activistas ya estamos tomando puestos en la función pública, porque tenemos un fuerte compromiso con los temas sociales y la comunidad.
En mi caso no me he sentido limitado, cuando sucedió lo del Corredor Chapultec pude ir a las manifestaciones como peatonito y en mi situación contractual se estipuló que yo podía tener libertad de expresión y que peatonito velaba por intereses ciudadanos. Me considero un activista conciliador, que va más allá de la crítica. Una frase que me inspira es aquella que dice que hay que ser “duros con el problema y suaves con las personas”, no porque los funcionarios hayan hecho algo mal hay que caerles encima a ellos como personas, pero sí hay que centrarnos en los proyectos o actividades que han resultado problemáticas. Para ser un buen activista hay que tener disposición para generar cambios y para ellos es necesario tener una postura conciliadora.
¿Tienes algunos planes futuros con el proyecto?
Personalmente, mis planes actuales son seguir contribuyendo desde el Laboratorio a la elaboración de programas de movilidad y seguridad vial. Con peatonito, no sé qué puede pasar. He pensado en hacer un videoblog, del cual ya tenemos un primer capítulo sin editar, con la idea de vincular a la ciudadanía (desde los niños, hasta los abuelitos) con los diálogos técnicos en temas de movilidad. Adicionalmente, tengo un grupo de punk en el que componemos canciones sobre temas de movilidad sostenible, peatones y el derecho a la ciudad.
Entrevista a Oriol Nelo (parte II): "La conjunción entre la técnica y la política o la moral, es la clave de nuestra profesión"
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Entrevista a Oriol Nelo (segunda parte)
En la entrega anterior compartimos parte de la entrevista que realizamos a Oriol Ne·lo, Doctor en Geografía por la Universidad Autónoma de Barcelona, donde nos habló sobre la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones y el papel del urbanista en este ámbito. En esta segunda y última entrega Ne·lo nos habló sobre la planificación, el urbanista y la técnica y la importancia de entender lo urbano como un proceso.
El urbanista es pues un mediador, pero como señala Secchi, el urbanista es responsable de la ciudad de los ricos y de los pobres, y al mismo tiempo es quien está llamado a corregir la injusticia socio-espacial. Sinceramente, ¿cree que el planificador urbano tiene la capacidad de aportar en el contexto actual?
De aportar sí, de solucionar no. Tiene responsabilidades en el sentido de que puede poner su conocimiento al servicio de unos y al servicio de otros y esto es lo que hace. El urbanista también tiene responsabilidad potencialmente en tratar de evitar estos procesos. De la misma manera que puede elaborar el plan parcial que permite la urbanización de un área que no debía ser urbanizada, puede poner sus conocimientos al servicio de la aministración o de aquellos movimientos urbanos que tratan de evitar que esa área sea urbanizada. Y por lo tanto esto te pone frente a un dilema moral, a un dilema político, que es la esencia misma de nuestra profesión. Se equivocaría muchísimo quien la viera únicamente como una ejecutoría técnica. Este aspecto, esta conjunción entre la técnica y la política o la moral, es la clave de nuestra profesión.
¿Cree usted que el urbanismo como educación, como formación profesional, está transformándose hacia eso? Lo exponemos porque aún existe la formación que ve al urbanismo como una técnica. Una parte de la arquitectura por ejemplo que ve lo urbano como un fenómeno arquitectónico de diferente escala.
La técnica es esencial. Podríamos dar todavía un paso más, se requiere técnica y en algún aspecto creatividad en el sentido de la composición, de la armonía de las formas, estas son variables que sin duda tienen que estar allá. Sin embargo, nos equivocaríamos si pensáramos que la profesión se reduce a esto y que la enseñanza debe reducirse a esto también, por lo tanto en la formación urbanística debe estar la parte técnica, pero debe haber también la capacidad de comprender los procesos que transforman el territorio, los procesos que condicionan la forma como la sociedad usa el territorio. Porque de ello se deriva lo que les están pidiendo, se deriva la ejecutoría práctica que él [el urbanismo] debe llevar a término. Sino comprende esto, es como el maquinista que guía con mucha expertiz una locomotora por unas vías que nos sabe a dónde le llevan, él controla la presión del vapor, las agujas, pero no sabe a dónde le lleva el tren. El tren es la evolución social, las transformaciones. ¿Qué vía escoges, en qué vía pones tu tren?
En este sentido, ¿qué ventajas trae comprender y tratar a la ciudad no cómo un objeto sino como un proceso?
La aproximación a ciudad y a la urbanización como proceso tiene esencialmente dos virtudes: la primera, hacernos comprender que es un fenómeno que ocurre de manera interrelacionada con los posibiidades y requerimientos del entorno y que hace parte de procesos de carácter ambiental, ecológico, entre otros, que no se pueden concebir de manera fragmentada; y la segunda, la noción de que la ciudad es constructo social, es el resultado de un proceso histórico. La noción de la urbanización como proceso, no como forma, nos permite ver que es el resultado de la concatenación de la acción social, con las transformaciones históricas y las dinámicas ambientales. Desde un posicionamiento político, la ciudad es el resultado de unas determinadas características, de libertad, equidad que le dan un significado moral.
¿Cuáles son las habilidades y herramientas del planificador para este aprendizaje social, para ser un facilitador interno, más que decir lo que hay que hacer?
¿Qué debe saber el planificador? Debe saber, claro está, los aspectos propiamente técnicos del ordenamiento. Esto incluye lo normativo y lo propiamente compositivo como la forma de armonizar el uso del territorio. Debe saber también los aspectos ambientales, es decir, debe ser capaz de comprender que aquello que está proponiendo tiene una relacIón con el medio, un medio que ofrece unas posibilidades pero que plantea unas limitaciones. Una tercera sin duda es el conocimiento de las dinámicas sociales sobre el territorio, de las dinámicas sociales y su expresión espacial para saber el porqué de lo que está haciendo. Planeamiento, medio ambiente y sociedad. El planificador al menos debe saber de estos tres tipos de conocimientos.
Precisamente porque esto es muy difícil de acumular en un sólo individuo, hoy el urbanista es el equipo de los urbanistas y de aquí la necesidad de los equipos interdisciplinares. Y de aquí la equivocación de los planteamientos demasiado cerrados, o aún peor corporativos. Cerrados sobre una sola profesión. Según mi experiencia esto es completamente equivocado, no sacas buenos planes a partir de esto.
¿Cómo esto puede implementar en la realidad?
Hoy día los grandes proyectos son elaborados por equipos interdisciplinarios, quizás es nuestra formación la que no acaba de responder a la necesidad de integrarnos en equipos interdisciplinares. Uno de los requerimientos que debe tener nuestra enseñanza es la necesidad de interactuar con otros y que los profesores vengan de campos muy diversos con el fin de que el estudiante tenga una formación que le permita comprender los diferentes lenguajes y en su vida profesional pueda ejercer ese papel del planificador como intérprete del que hablaba Friedman.
Esto es fundamental desde dos puntos de vista: desde el de los equipos de planificación y desde el de la sociedad. Hoy en día las instituciones y la sociedad no comparte el mismo lenguaje ni los mismos conocimientos, por lo que llegar a pactos puede ser un asunto muy complicado. Esto es visible en los procesos de participación, los vecinos dice una cosa y las autoridades responden desde un lenguaje jurídico que puede ser complicado. Es aquí donde el planificador podría jugar un papel de mediador e intermediario.
¿Sobre qué tipo de urbanismo piensa que se sentarán las ciudades del futuro?
Ojalá se basaran en alguna práctica urbanística. Me preocuparía que se asentaran sólo sobre la dinámica espontánea de los agentes sociales, porque esto no produce orden, sino desorden e injusticia. Deben apoyarse en visiones urbanísticas que busquen garantizar la funcionalidad de las áreas urbanas, la sostenibilidad, la equidad (que todos independientemente de dónde vivan tengan un acceso equitativo sobre la renta y los servicios) y sobre la democracia; las libertades de las personas y el respeto a la identidad y los proyectos de vida de cada uno. El urbanismo que necesitamos requiere de estos cuatro campos y sólo la ciudad que se base en estos pilares merecerá el nombre de ciudad como un espacio de convivencia de personas diferentes con vivencias complejas y enriquecedoras.
"Tres cerros isla del cono de alta renta y sus tensiones con la ciudad de Santiago de Chile. Una propuesta de enfoque para analizar: la presión inmobiliaria, los conflictos normativos y los desafíos para la planificación urbana"
Ver"Tres cerros isla del cono de alta renta y sus tensiones con la ciudad de Santiago de Chile. Una propuesta de enfoque para analizar: la presión inmobiliaria, los conflictos normativos y los desafíos para la planificación urbana"
Revista Planeo Nº29, Fronteras urbanas y territoriales, Septiembre 2016
[Por, Nicolás Del Canto; Estudiante Planificación Urbana y Magíster Desarrollo Urbano UC, Santiago – Chile]
Recibido: 28.08.2016 / Publicado: 10.01.2017
Resumen
Este artículo propone un enfoque de análisis que involucra uno de los aspectos geomorfológicos más peculiares de la ciudad de Santiago: cerros rodeados de urbanización que existen a lo largo de su superficie, conocidos como cerros isla. Estos poseen características heterogéneas, que se expresan en diferentes contextos urbanos, tamaños y usos. En los últimos años ha surgido un importante debate relativo a su futuro. Algunos actores han planteado que el principal objetivo debiese ser convertir estos cerros en los pulmones verdes de Santiago, que permitan paliar el déficit de áreas verdes existente; aprovechando los beneficios ecosociales que podrían entregar a través de diversos proyectos. Otras voces- más silenciosas, pero no menos efectivas- han aspirado a desarrollar proyectos inmobiliarios de alto costo, particularmente en aquellos cerros que se encuentran en el cono de alta renta. La normativa urbana juega un papel determinante: la promulgación y posterior derogación del Artículo 59 de la LGUC dan cuenta de ello, ya que condicionó el avance del desarrollo inmobiliario en cerros como el Alvarado. Pero, ¿Existen otras demandas urbanas igual o más relevantes que la carencia de áreas verdes? ¿Puede la planificación urbana mediar -o proponer- entre los distintos intereses que existen y existirán para estos cerros?
Palabras clave: Cerros isla, Tensiones urbanas, Planificación urbana
Abstract
This article proposes an analysis aproach that in- volves one of the most uncommon geomorphologic aspects of the city of Santiago: hills that are surroun- ded by urbanization all along the valley, known as island hills. These hills have different characteristics, showed on several urban contexts, sizes and uses. In the last years a relevant debate has emerged re- garding their future. Some voices have stated that the main challenge among this matter should be to transform these hills into the green longs of Santia- go, availing their ecosocial benefits; that could be accomplished through various projects. Other voi- ces, much more silent –but not less effective- have pursued to develop high cost property, especially in those hills that are located in the high income areas. The urban normative plays a determinant role in this matter: the promulgation and later abolition of the Artículo 59 (LGUC) are signal of that, since they com- promise the urban development in hills like Alvarado. But, are there other urban demands more or equaly relevant as the lack of green areas? May the urban planning mediate -or propose- among the diverse in- terests that already exist and will exist on this hills?
Keywords: Island hills, Urban strain, Urban planning
[Descarga el artículo completo acá]
(1) Disponible en web: http://www.plataformaurbana. cl/archive/2015/05/27/guia-de-actividades-en-santiago- para-disfrutar-del-dia-del-patrimonio-cultural-2015/ parque-metropolitano-de-santiago-guy-wenborne/
"Espacios Mapuche en el área metropolitana de Santiago hoy: paradojas sobre la propiedad y el territorio"
Ver"Espacios Mapuche en el área metropolitana de Santiago hoy: paradojas sobre la propiedad y el territorio"
Revista Planeo Nº28, Territorios indígenas y planificación, Junio 2016
[Por, Mauro Camilo Fontana Flores; Doctorando en Arquitectura y Estudios Urbanos Pontificia Universidad Católica de Chile.
Segundo autor: Matthew Wellington Caulkins; Arquitecto urbanista, CUR-RMIT University, candidato a doctor en Estudios Sociales, Urbanos y Globales, Melbourne, Australia]
Recibido: 06.06.2016 / Publicado: 10.01.2017
Resumen
Las diversas formas de asentamiento que ha desarrollado la población mapuche en el A.M.de Santiago en las dos últimas décadas son lugares de frontera con una naturaleza híbrida, perteneciente a dos mundos normativos en conflicto. Los espacios que emergen durante este período serían, por un lado, producto de la lógica jurídico-espacial que instala el Estado – nación chileno bajo el posfordismo, con su énfasis en la propiedad formal; mientras, por otro lado, serían también producto de la lógica espacial que desarrolla la población mapuche, de acuerdo a su cosmovisión, frente las condiciones de desposesión territorial que hoy siguen enfrentando como pueblo y cultura. Los procesos de configuración de estos espacios dejarían en evidencia la reactualización de un proceso de reducción territorial instalado por el Estado sobre el mundo mapuche que se perpetúa hasta nuestros días. Éste se manifestaría mediante la fragmentación formal de las comunidades en el sur y la rearticulación espacial de los comuneros como individuos pobres dentro de la metrópolis a través de diversas formas de subsidio y propiedad privada. Sin embargo estos espacios también subvertirían el sentido estructural de este proceso constituyéndose como espacios donde se reconstituye la territorialidad mapuche despojada ahora al interior de la metrópolis.
Palabras clave: Espacios mapuche, Mundos Normativos, Propiedad, Territorio
Abstract
The different forms through which the Mapuche people have settled in the Metropolitan Region of Santiago over the last two decades constitute borderlands of a hybrid nature, belonging at the same time to two conflicting normative worlds. These spaces are, on the one hand, the result of the imposition of the Chilean nation state’s post- fordist spatio-legal imaginary, with a special emphasis on formal property; and, on the other hand, they are a product of the spatial imaginary of the Mapuche people. The processes that confi- gure these spaces are evidence of the renewal of the state’s territorial reduction of the Mapuche world. This is seen seen in the formal fragmenta- tion of the traditional indigenous communities in the south and the relocation of the members of these communities to the Metropolis as poor individuals through different forms of subsidies and private property. However these spaces also subvert the structural elements of this process as they actively reconstruct dispossessed Mapu- che territoriality inside the Metropolitan area.
Keywords: Mapuche spaces, Normative worlds, Property, Territory
"Ordenamiento territorial y modernización en la Patagonia norte chilena, el caso de la comuna de Hualaihué: borde costero, salmoneras y comunidades indígenas"
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Revista Planeo Nº28, Territorios indígenas y planificación, Junio 2016
[Por, Jorge Olea; Historiador de la Universidad de Chile. Estudiante de Doctorado en Geografía de la Universidad Católica de Chile
José Román Carrasco; Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile – Ayudante – Santiago – Chile]
Recibido: 26.05.2016 / Publicado: 10.01.2017
Resumen
La comuna de Hualaihué contiene una profunda historia de usos del territorio que se vieron trastocados con la irrupción del Estado y una transformación productiva a fines del siglo XX. Los Instrumentos de Planificación Territorial no han sido lo suficientemente pertinentes al momento de reflexionar en torno a la expansión que, como consecuencia de dichas adaptaciones, ha sufrido el territorio. Asimismo, estas transformaciones se dieron sobre un territorio previamente habitado por comunidades indígenas con sus propios usos y percepciones de ese espacio, por lo que el quiebre fue mucho más profundo. En este texto se busca reflexionar sobre los marcos de organización territorial y sus impactos sobre el uso del territorio, centrándose en el caso de los Espacios Costeros Marinos de los Pueblos Originarios, sus alcances y proyecciones.
Palabras clave: Planificación territorial, Hualaihué, Borde Costero
Abstract
Hualaihué has a deep history of land uses that were disrupted by the emer- gence of the state and productive trans- formation in the late twentieth century. Territorial Planning Instruments have not been sufficiently relevant when thin- king about the expansion as a result of these changes, has suffered the territory. Furthermore, these changes occurred over a te- rritory previously inhabited by indigenous com- munities with their own uses and perceptions of that space, so the break was much deeper. This text seeks to reflect on the frames of territorial organization and its impacts on land use, focu- sing on the case of Coastal Marine Areas of Indi- genous Peoples, their influences and projections.
Keywords: Territorial planning, Hualaihué, Coastline
"Contexto actual de los pueblos indígenas colombianos, ante el desarrollo desmedido de la industria minera en el país"
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Revista Planeo Nº28, Territorios indígenas y planificación, Junio 2016
[Por, Angie Betancur Vargas; Administradora en salud: énfasis en gestión sanitaria y ambiental, Colombia. Facultad Nacional de Salud Pública – Universidad de Antioquia.
Margarita María Pérez Osorno; Administradora en salud: énfasis en gestión sanitaria y ambiental/especialista en Salud Ocupacional /Magíster en Epidemiología Universidad de Antioquia]
Recibido: 26.05.2016 / Publicado: 10.01.2017
Resumen
Las comunidades indígenas de Colombia, hoy en día, se encuentran en riesgo de desaparecer debido a la incursión de proyectos mineros, ya que, infortunadamente, en la actualidad, se cuenta con un modelo económico e institucional fuerte que da su apoyo incondicional a este tipo de proyectos por encima de los derechos colectivos de estas poblaciones nativas, lo que ha generado que estas incrementen sus riesgos y condiciones de vulnerabilidad social en la nación. El presente artículo, pretende contextualizar la situación actual de los pueblos indígenas colombianos, ante el desarrollo desmedido de la industria minera en el país, llevándose a cabo, por medio de una revisión documental. Lo que permitió concluir que la situación actual de las áreas indígenas en el contexto colombiano ante el desarrollo de la minería, cuenta con un desacato del Estado ante sus derechos promulgados, privilegiando más la licitación de proyectos mineros en espacios nativos que la protección del territorio histórico y cultural de estos mismos.
Palabras clave: Territorios indígenas, Estado, Minería
Abstract
Indigenous communities in Colombia, today, are at risk of disappearing due to the incursion of mi- ning projects, since, unfortunately, at present, it has a strong economic and institutional model that gives its unconditional support for such pro- jects above the collective rights of these native populations, which has meant that these risks and increase their social vulnerability in the nation. This article aims to contextualize the cu- rrent situation of Colombian indigenous peoples, to the excessive development of the mining in- dustry in the country, carrying out, through a literature review. What led to the conclusion that the current situation of indigenous areas in the Colombian context to the development of mining, has a contempt of the State to their rights promulgated, focusing more tender of mi- ning projects in native areas that protection of the historical territory and cultural of the same.
Keywords: Indigenous Territories, State, Mining
"Co-construcción del paisaje indígena: una aproximación a la antigua dicotomía naturaleza-cultura"
Ver"Co-construcción del paisaje indígena: una aproximación a la antigua dicotomía naturaleza-cultura"
Revista Planeo Nº28, Territorios indígenas y planificación, Junio 2016
[Por, Ana María Lemus Aguiler; Antropóloga. Estudiante Programa de Doctorado en Antropología UCN- UTA. Universidad Católica del Norte.
Juan Pablo González; Ingeniero Forestal. E. de Magister de Asentamientos Humanos y Medio Ambiente de la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Recibido: 26.05.2016 / Publicado: 10.01.2017
Resumen
En este trabajo se presenta el caso de las Vegas de Coller, que muestra la relación que tiene la comunidad indígena de Caspana, ubicada en la provincia de El Loa en la región de Antofagasta, con el manejo cultural de Humedales Alto Andinos. La discusión surge de una iniciativa gubernamental en la cual el conocimiento indígena es inicialmente relegado o subalternizado, pero que posteriormente toma relevancia en la discusión de las acciones necesarias para la definición del proyecto. Finalmente se pretende analizar críticamente las metodologías y prejuicios que impregnan generalmente los desarrollos de proyectos en los que se superponen distintas visiones sobre el territorio indígena; en ellos además se destaca el rol que juegan los pueblos originarios, en la producción de la naturaleza.
Palabras clave: Conocimiento Indígena, Territorio, Naturaleza
Abstract
This paper presents the case of Las Vegas de Co- ller, which shows the relationship between the indigenous community of Caspana, located in the province of El Loa in the Antofagasta region, with the cultural management of Alto Andinos Wetlands. The discussion arises from a govern- mental initiative in which indigenous knowled- ge is initially relegated or subalternized, but which later becomes relevant in the discussion of the actions necessary for the definition of the project. Finally, it intend to analyze critically the methodologies and prejudices that generally permeate the projects of projects in which diffe- rent visions on the indigenous territory are su- perimposed; They also highlight the role played by native peoples in the production of nature.
Keywords: Indigenous Knowledge, Territory, Nature
"Migración, políticas públicas e identidad mapuche; pertinencia cultural en espacios urbanos"
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Revista Planeo Nº28, Territorios indígenas y planificación, Junio 2016
[Por, Margarita Ayenao Lagos; Facultad de Psicología, Universidad San Sebastián, Sede Valdivia]
Recibido: 26.05.2016 / Publicado: 10.01.2017
Resumen
El presente artículo expone una reflexión sobre el desarrollo de políticas públicas implementadas en Chile y vinculadas a la temática de vivienda con pertinencia cultural, en un período comprendido entre los años 1990 al 2010. Esta reflexión se realizó problematizando el proceso migratorio rural-urbano llevado a cabo por el pueblo mapuche. Es decir, se analizó dicha migración en conjunto con las transformaciones de identidad que este proceso implica, su influencia en la configuración de las ciudades y el desenvolvimiento de las políticas públicas aplicadas al contexto. Para esto se utilizaron herramientas de análisis cualitativo de contenido. De esta manera evidenciamos que en la estructura general de la política indígena existen ejes temáticos transversales, dentro de los cuáles la demanda habitacional y la construcción de viviendas y barrios con pertinencia cultural no ha sido preponderante. Cabe señalar que la pertinencia cultural debe establecerse superando la asimetría en que han sido construidas las relaciones interculturales mediante el reconocimiento de la identidad de los grupos étnicos en las ciudades, y la emergencia de una lucha especifica por el derecho a la vivienda. Así, el Estado debiese incorporar políticas de reconocimiento indígena-urbano como parte de los derechos fundamentales que, finalmente, conllevan una ampliación de la democracia.
Palabras clave: Identidad mapuche; Pertinencia cultural; Políticas públicas
Abstract
The present work states a reflexion on the develo- pment of public policies implemented in Chile and linked to the issue of housing culturally relevant in a period from 1990 to 2010 years. This reflexion was ca- rried out emphasizing the migratory process carried out by the mapuche people. That is to say, such migra- tion was analyzed along with the identity changes that such a process implies its influence in the city configuration and the public policy unfolding applied to the context. To perform this work, some qualitative content analysis tools were used. In this way we show that in the general structure of indigenous politicies there are transversal themes, within which housing demand and construction of housing and neighbor- hoods with cultural relevance has not been preponde- rant. It should be noted that cultural relevance should be established overcoming the asymmetry where the intercultural interrelations have been built by recog- nizing the identity of ethnic groups in cities, and the emergence of a specific struggle for the right to hou- sing. Hence, the state should incorporate indigenous- urban acknowledgement policies of rights which lead to the expansion in democracy should be incorpora- ted on the part of the State.
Keywords: Mapuche identity; Cultural allegian- ce; Public policies
"Sub-urbanización en el suburbio: Homogeneización del paisaje periférico en Puerto Varas"
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Revista Planeo Nº27, Ciudades Intermedias, Abril 2016
[Por, Daniela Zaviezo; Ingeniero y Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente. Pontificia Universidad Católica de Chile]
Im_ Condominios en Puerto Varas
Fuente: http://seccionalpuertovaras.blogspot.cl/2013/12/prc-puerto-varas-1990.html
Recibido: 29.03.2016 / Publicado: 10.01.2017
Resumen
A partir del año 2000 la ciudad de Puerto Varas ha experimentado un crecimiento tanto en su población como en su tamaño, asociado principalmente a dos factores: el crecimiento de la industria salmonera a principios de los años 2000 y el auge de la ciudad como de los principales destinos turísticos y residenciales del sur de Chile. Ambos procesos han gatillado una importante migración hacia la ciudad que ha tenido consecuencias sociales, urbanas y ambientales. La expansión de Puerto Varas hacia su periferia, ha significado una homogeneización del paisaje urbano de la zona periférica de la ciudad producto de la construcción de viviendas, en suburbios o condominios cerrados con características asimilables a otros condominios ubicados en diversas ciudades de Chile. Esta nueva configuración espacial, no sólo ha significado la pérdida de suelo agrícola, aumento en la presión de los sistemas sanitarios y deficiencias en la infraestructura urbana, sino que también ha impactado en las relaciones entre los habitantes de la ciudad.
Palabras clave: Paisaje urbano, Periferia urbana, Urbanalización
Abstract
Since 2000, the city of Puerto Varas has expe- rienced a growth in both population and size, associated mainly with two factors: the growth of the salmon industry in the early 2000s and the rise of the city as well as the Main tourist and residential destinations in southern Chi- le. Both processes have triggered an important migration towards the city that has had social, urban and environmental consequences. The expansion of Puerto Varas towards its peri- phery has meant a homogenization of the ur- ban landscape of the peripheral zone of the city resulting from the construction of houses, in suburbs or closed condominiums with charac- teristics similar to other condominiums loca- ted in different cities of Chile. This new spatial configuration has not only meant the loss of agricultural land, an increase in the pressure of sanitary systems and deficiencies in urban infrastructure, but it has also impacted the re- lations between the inhabitants of the city.
Keywords: Cityscape; Urban Outskirt, “Urbana- lización”
"Deficiencias y desafíos en el transporte de las ciudades intermedias de Chile"
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Revista Planeo Nº27, Ciudades Intermedias, Abril 2016
[Por, Alejandro Cortés Salinas; Geógrafo, Magíster en Desarrollo Urbano y Doctor © en Arquitectura y Estudios Urbanos, y Académico departamento de Geografía Universidad Alberto Hurtado]

Recibido: 23.03.2016 / Publicado: 11.01.2017
Resumen
El transporte en las ciudades intermedias de Chile experimenta deficiencias debido a la existencia de marcos regulatorios precarios, definidos desde el gobierno central y desajustado al contexto específico de cada una de las ciudades. El artículo pone en evidencia esta situación a partir del estudio de casos, relevando diversas categorías de análisis que deben ser consideradas tanto por quienes formulan iniciativas desde el sector público, como también desde la academia. También propone la necesidad de romper con el dogma de la priorización del transporte motorizado en la planificación y la promoción de criterios de acceso equitativos. Para lograrlos, es de vital importancia conocer en profundidad los diferentes tipos de viajes y las estrategias llevadas a cabo por los habitantes de cada ciudad.
Palabras clave: Transporte; Política de transporte; Ciudades intermedias
Abstract
Transport in medium size Chilean cities suffers of deficiencies due to weak regulatory fra- meworks, defined from the central government and unadjusted to the specific context of each city. This article puts in evidence this situation from study cases, revealing diverse categories of analysis which should be considered by either the public sector and the academia. It also pro- poses the need to break up the dogma of the prioritization of private transport in planning and the promotion of criteria of equal access. To achieve them it is vital to know in depth the different types of travels and the strategies per- formed by the inhabitants of each city.
Keywords: Transport; Transport policy; Medium size cities
"La música como expresión urbana: el paradigma de dos autores rosarinos"
Ver"La música como expresión urbana: el paradigma de dos autores rosarinos"
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Adolfo Schlieper, Arquitecto de la Universidad Nacional de Rosario FAPyD, Argentina]
RESUMEN
Las ciudades han sido, para muchos artistas y/o músicos, expresión de sus pensamientos y sus modos de vivir la ciudad y hasta su propia historia personal. La idiosincrasia urbana los ha inspirado para su producción musical. ¿Cómo traducen, los habitantes de una ciudad, el lenguaje musical en algo propio, teniendo en cuenta una época y un lugar? ¿Cómo la música se puede transformar en cultura e identidad de una ciudad?
Palabras clave: música, ciudad, expresión
Libro: “Las Culturas Musicales”
Ed: Francisco Cruces
Año: 2001

”Las Culturas Musicales” es un libro donde diferentes autores exponen la definición de la etnomusicología y hacen énfasis en los procesos históricos que ocurrieron en torno al término. El texto se divide en diferentes bloques temáticos correspondientes a la historia de la etnomusicología, su objeto, usos y funciones, estructuras de la canción y estructura social; siendo los apartados del sonido como sistema simbólico, industria cultural y músicas urbanas los que han motivado al presente escrito.
Francisco Cruces en el libro, sostiene que, hoy en día, las ciudades condensan ciertas condiciones cotidianas que llevan a una vasta producción musical por parte de artistas que, lógicamente, se sienten identificados con su espíritu del lugar y, también, con el de la época. El hecho de hacer y sentir una ciudad como algo propio con un cierto sentido de pertenencia, invita a muchos artistas musicales a traducir en letras, estrofas y melodías estas expresiones urbanas coyunturales; bien podría sostenerse que “escriben sus letras con los pies”, mientras caminan y perciben a la ciudad que les pertenece y, que, en muchas ocasiones, los vio crecer.
La evocación de ciertos lugares en canciones, se traduce inmediatamente en una imagen visible, que para nosotros significa algo, y para el autor, algo totalmente distinto. Esto viene ampliamente ligado al concepto de imaginarios urbanos, cuya idea central radica, principalmente, en la fabricación de una imagen visible (por parte de los ciudadanos), y la abstracción de un símbolo de los actores sociales urbanos (es decir, el artista) que se encuentran en un espacio determinado.
Rosario, Argentina es una ciudad que se podría decir ha funcionado como un imaginario urbano y que su sonido se ha transformado en sistema simbólico dentro del contexto argentino. Por ejemplo basta citar a artistas como Fito Páez, Lalo de los Santos, El Negro Fontanarrosa, Alberto Olmedo, y demás figuras que hacen, de la ciudad, una de las más culturales del país, de la mano con Buenos Aires.
Fito Páez ha escrito canciones que van desde la continua renovación hasta la transmutación de la vida, pero siempre implícita la ciudad, canciones como “mariposa tecknicolor” o “caminando por Rosario” brindan al receptor una idea de la ciudad natal y de su configuración y actividades. La canción compuesta por este último, Mariposa Tecknicolor, si bien elude a la continua renovación y transmutación de la vida, las estrofas llevan implícitas descripciones de la vida del autor, a modo de autobiografía musical. De ahí, a que esté escrita en primera persona, haciendo muy propios los sentimientos expresados.
Im2. Tapa del disco «Circo Beat», el cual alberga la canción «Mariposa Tecknicolor»
Diversos fragmentos a modo de recuerdos personales brindan al receptor una idea de la ciudad de Fito Páez, probablemente del tiempo compartido en un ambiente entre familiares y amigos, tal como sostiene Alejandro Rozitchner[1] en su análisis de dicha canción. La pieza, compuesta en el año 1994, sin dudas alude a una idea o imaginario urbano, ya no en un sentido tácito, sino explícito. Es una pieza de rock muy arraigada a la ciudad, que, cuando se escucha, inmediatamente la melodía se traduce en un fragmento urbano de gran contenido, como ser la catedral de la ciudad y, por supuesto, el futbol, el deporte por defecto de la ciudad de Rosario, cuyos comentarios, aciertos, y errores, quedan expresados en el periódico La Capital, el matutino conocido y leído por todos sus habitantes, con un fuerte contenido cultural y social, al haber sido uno de los primeros del país.

Otra canción, en cuanto a expresión personal y símbolos urbanos, es “Tema de Rosario”, de Lalo de los Santos (1956 – 2001), cantautor también rosarino, quien incluso ha formado parte de bandas con otros cantantes de la ciudad con una cierta evocación a su ciudad natal que les es infaltable.
El «Tema de Rosario» lleva consigo una gran carga simbólica para con la ciudad de Rosario. Carga simbólica que se da desde una escala urbana, cuando se hace mención a uno de los bulevares más importantes de la ciudad, uno de los lugares de encuentro por defecto de la misma, cuyo recorrido alberga construcciones históricas en su arquitectura; las palmeras que peina el viento – en palabras de de los Santos – forman parte de una gran plaza lineal de unas quince cuadras, el cantero central de la arteria; hasta una escala más pequeña, cotidiana, cuando, implícitamente, se hace mención al bar que recuerda a Roberto “El negro” Fontanarrosa, un humorista gráfico y escritor de la ciudad, con un fuerte arraigo hacia la misma que deja expresados en sus libros, tal como “La mesa de los Galanes”, cuyos personajes ficticios están inspirados en las charlas que se daban en el bar “El Cairo”, en la esquina de Santa Fe y Sarmiento, área histórica de la ciudad.
Como conclusión, y tal como sostiene Lori Custodero[2], la ciudad constituye “la paleta de colores con la que los músicos dibujan sus melodías, la colección de fragancias con las que componen sus armonías”. Dicha paleta de colores forma, para los dos artistas mencionados, expresiones de su vida en relación directa con la ciudad, amistades, contextos urbanos, aspectos culturales, el deporte, que son, nada más ni nada menos, el fenómeno mismo de la vida. Así, la música urbana de Rosario se ha transformado en un elemento simbólico y, lógicamente, cultural, por su arraigo y afecto hacia la misma.
Im4. Homenaje al Roberto «El Negro» Fontanarrosa, en el bar «El Cairo»
Notas:
[1] Rozitchner, A. (2008). Mariposa Technicolor según Alejandro Rozitchner. Recuperado a partir de http://todoloquepasaconviene.blogspot.com/2008/08/mariposa-technicolor-segn-alejandro.html
[2] Neve, E. (2012). La ciudad que hace música y la música que hace ciudad: hacia la promesa de la ciudad-arte. URBS. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 2(2), 93–102.
"¿Qué nos inspiran los barrios de hoy?. Inspiración desde el barrio y sus elementos"
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Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Diego Riveros Di Ruzza; Estudiante de Arquitectura, Universidad de Chile]
Resumen: 1979, San Miguel, Santiago de Chile. Jorge, Miguel y Claudio están a punto de dar paso a la revolución musical de la década de los 80 sin siquiera saberlo. Esta reseña, intenta mostrar como San Miguel, comuna peri-central de Santiago, y sus elementos urbanos, fueron una fuente de inspiración para 3 jóvenes músicos logrando constituir el escenario perfecto para expulsar estruendos desde sus corazones rebeldes frente a una sociedad enceguecida, a la cual estaban decididos quitarle la venda de los ojos. Estruendos que se materializaron a través de una guitarra eléctrica mal afinada, parlantes con acoples y bombos con eco. Todo esto se ve reflejado en Sudamerican Rockers, una serie biográfica que, a modo de testimonio, da cuenta de las injusticias sociales de esa época, la carencia programática en el barrio, la falta de espacio público y de como a partir de la observación del entorno, fueron capaces de crear los himnos de toda una generación, realizar sus primeras grabaciones, vivir sus primeros amores y evidenciar las luchas de egos que terminaron por romper las relaciones que los llevaron en un principio a formar la banda de punk rock más influyente de Chile.
Palabras clave: Inspiración musical, esencia barrial, hitos de barrio
Titulo: Sudamerican Rockers
Dirección: Jordi Bachs
Año: 2014
“En la ciudad, no solamente somos testigos de las situaciones, sino también protagonistas y parte de muchas de ellas. No es fácil quedarse fuera y, en algunos casos, por mucho que nos esforcemos por permanecer en un segundo plano, acabaremos hablando con los protagonistas de nuestras instantáneas o participando de las actividades que nos han impactado en un momento dado y queramos inmortalizar”.
Manuel Arenas, 08, Agosto 2016, “Tecnología de tú a tú”, El corte ingles.
Im1. Afiche promocional de la serie Fuente: http://www.nacionrock.com/sudamerican-rockers-la-serie-de-los-prisioneros-la-nueva-mentalidad-televisiva/
El ritmo, la armonía, los tiempos, la métrica, sensaciones como el descontento, la tensión y la alegría, son elementos reconocibles tanto en la música, como en la realidad de cualquier ciudad del mundo.
Los acentos de un rasgueo o de un bombo, se condicen con los hitos sobresalientes de una trama urbana, así como también la tensión de un espacio se percibe en el ambiente político social de un determinado tiempo. Con estas ideas surge Sudamerican Rockers, una serie que reúne episodios de la vida cotidiana que se unieron por causas naturales y al borde de las coincidencias. Lo que no fue coincidencia fueron las ganas que tenían los tres protagonistas de hacer música desde sus corazones y así dar forma a letras de canciones capaces de marcar pautas utilizadas hasta el día de hoy. Por otro lado refleja el significado de la cultura sudaca, a veces propuesta peyorativamente y otras como muestra de multiculturalidad y orgullo continental (Paredes, 2014).
Los prisioneros, el grupo de Jorge, Miguel y Claudio, se formó en el liceo 6 de San Miguel, bajo el alero de una actividad política importante, pero a su vez de una generación de jóvenes que no necesariamente estaba al tanto de lo que sucedía en Chile. En esos años, las vanguardias artísticas eran el foco de la juventud adinerada, donde figuras transgresoras como las de Jorge eran vistas como iconos sublimes que terminaban por cautivar a esa parte de la sociedad. Pero Jorge buscaba hacerlos despertar de cualquier estupor en el que se encontraran y para ello, la banda utilizó recursos que se encontraban en su diario vivir como inspiración y la ironía de conceptos culturales como por ejemplo el hecho de pertenecer a un país sudamericano y todo lo que eso conllevaba. Dichos recursos constituían la perfecta definición de un barrio Santiaguino de la década de los 80, es decir, con evidentes diferencias sociales, marcados por límites claros y población de clase trabajadora.
San Miguel, el lugar de los acontecimientos, ha sido históricamente una comuna industrial, por lo que los galpones y su espacialidad desolada e inmensa fueron túneles interminables de ideas y tensiones musicales, a partir de lo que estos representan tanto para la ciudad como para la sociedad trabajadora. Por otro lado, los elementos de la vida barrial como los kioscos de dulces, el afilador de cuchillos y el organillero, sumados a los cassetes y vinilos de los Los Beatles, Kiss o Raphael, daban matices a una rutina que los condenaba a seguir pateando piedras toda su vida. Afortunadamente se encontraron de frente con su corazón rebelde y fueron capaces de ver más allá de los problemas de su barrio y su entorno, pudiendo externalizarlos a través de la música.
Los espacios urbanos tratados en la serie como plazas y peladeros sirven como lugar de ensayo muchas veces, acusando carencias programáticas dentro del barrio en esa época, que los obligaban a patear piedras y levantar polvo mientras caminaban de vuelta a sus casas. La horizontalidad y amplitud de dichos lugares, logran enmarcar tres siluetas que trataban de darle sentido a sus vidas a través de la música y los recursos que esta les ofrecía.
Otros elementos urbanos como paraderos de autobuses (incluso los mismos autobuses), constituyen un micro espacio en la ciudad que en la serie se refleja como un espacio de intimidad entre los muchachos y sus conquistas amorosas, sirviendo de inspiración para canciones dolidas, pero no por eso menos valientes. Es así como “Muevan las industrias”, “El baile de los que sobran” y “Paramar” son la evidencia de la mezcla perfecta entre la conexión física con nuestro entorno y con nosotros mismos. Alma y ciudad, sirvieron para crear pautas a seguir hasta el día de hoy, lo cual se transformó en el real sentido de su música. Pautas para afrontar lo que se aproximaba en el país, para marcar límites entre el pueblo y sus autoridades y por sobre todo para dejar testimonio de una sociedad adormecida que despertó gracias a ellos.
De esta forma Sudamerican Rockers, rinde un homenaje cargado de nostalgia a aquellos barrios donde yacían los ideales de una población, pero por sobre todo rinde tributo al corazón rebelde de tres jóvenes que realmente fueron capaces de expresar su día a día en el pulso de un tambor y líricas profundas.
Dichas reflexiones nos llevan a discutir sobre qué tipo de inspiración podemos obtener en la ciudad de hoy. ¿Qué nos ofrecen los barrios actuales? ¿Existen dichos barrios? Si tuviéramos que escribir una canción mirando nuestro alrededor y nuestra rutina, ¿cómo sonaría? Creo que la pieza musical que define la ciudad actual, por lo menos Santiago, está compuesta de solos musicales incapaces de generar armonía y homogeneidad, donde cada uno busca sonar más fuerte que el otro, sin raíces ni un son determinado. No diría lo mismo de sus habitantes, ya que cada uno posee un anhelo de raíces y memoria que se les está arrebatando, pero que al igual que en la década de los 80, debemos tomar el discurso expuesto por la banda y adaptarlo a nuestra protesta, con el fin de generar barrios donde no los hay, espacios públicos en los peladeros y sobretodo conciencia. Conciencia de esencia barrial.
Im2. Los Prisioneros en su contexto / Fuente: http://sudamericanseries.blogspot.cl/2015/04/sudamerican-rockers-los-ultimos-jovenes.html
Referencias:
- Paredes, Ricardo, 2014, Revista PliegoSuelto , El término «sudaca» y sus mutaciones: apócope, insulto y reivindicación. http://www.pliegosuelto.com/?p=10392
- Manuel Arenas, 2016, Tecnología de tu a tu, El corte ingles, Cámaras para urbanitas: cuando la ciudad es tu medio de inspiración
- http://www.tecnologiadetuatu.elcorteingles.es/fotografia-y-videocamaras/camaras-urbanitas-ciudad-medio-inspiracion/
Entrevista a Horacio Salinas, compositor e intérprete de Inti-Illimani: “el exilio, le dió una característica a la música que yo hago, que algunos me han dicho que si bien es chilena porque yo soy chileno, tiene elementos de muchos lados. Una especie de folclor imaginario”
VerEntrevista a Horacio Salinas, compositor e intérprete de Inti-Illimani: “el exilio, le dió una característica a la música que yo hago, que algunos me han dicho que si bien es chilena porque yo soy chileno, tiene elementos de muchos lados. Una especie de folclor imaginario”
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Martín Montes, Licenciado en Ciencias Sociales y Sociólogo PUC, candidato a Magister en Desarrollo Urbano, IEUT, UC
Arturo Orellana, Director Revista Planeo, profesor adjunto Instituto de Estudios Urbanos UC]
Horacio Salinas actualmente es el director musical de una de las bandas de folclor chileno más reconocidas; Inti-Illimani (1967 a la fecha). Nació en la ciudad de Lautaro (Araucanía), creció en Santiago y luego se fue exiliado a Italia. Según nos cuenta, cada uno de estos territorios ha nutrido su creación musical. Veamos qué nos dice sobre el diálogo música-ciudad.
“el exilio, le dió una característica a la música que yo hago, que algunos me han dicho que si bien es chilena porque yo soy chileno, tiene elementos de muchos lados. Una especie de folclor imaginario”

Im1. Horacio Salinas / Fuente: Elaboración propia
Entiendo que eres de la ciudad de Lautaro. ¿A qué edad llegaste a Santiago?
Sí, soy Lautarino y orgulloso de serlo. A los 9 años me vine a Santiago, inmediatamente después del terremoto de Valdivia. Mi familia, que era numerosa, ya estaba en planes de trasladarse a Santiago porque mis hermanos ya iban a entrar a la universidad, no sé si para bien o para mal, pero nos trasladamos a Santiago.
¿A esa edad la música ya era una inquietud para ti?
Sí, ya tenía el bichito que me despertaba mucha curiosidad. A los 7 años mis padres me pusieron en clases de acordeón con un profesor que era amigo de ellos. Después, como a los 11 años, llegó a mi casa una guitarra y tuve una conexión inmediata con la guitarra. No así con el piano, que en mi casa siempre estuvo y que era más del dominio de mis hermanos mayores.
¿Qué música se escuchaba en tu casa?
Como éramos 8 hermanos era una casa bastante caótica. Además, mis papás eran muy ocupados, mi padre era alcalde de Lautaro y mi mamá profesora del liceo, entonces había un revoltijo bien grande. Yo creo que la música la recibí de mis padres, ya que eran muy cantarines y hacían asados y fiestas familiares donde había mucha música. Pero también hay mucha influencia de la poesía. Mi madre recitaba mucha poesía, y mi padre era un gran lector, entonces las letras y la música estuvo siempre dando vueltas en mi entorno inicial.
¿Y cómo ésas influencias cambiaron cuando llegaste a la ciudad?
Aterrizando en Santiago, me di cuenta que había un rumor de fondo que yo desconocía y que era muy apasionante. Era el sonido de los troles, las micros, y el pulso de la vida mucho más acelerada. Son otros ritmos literalmente. Desparecen muchos de los pájaros que normalmente oyes en el sur. Las bandurrias, queltehues, tiuques. Eso es un ruido que acá se confunde con otras cosas. A la vuelta de los tiempos, ya habiendo vivido bastante, me doy cuenta cuán fuerte es en mí este sentimiento de pertenencia con el sur. Yo creo que Santiago no logró adoptarme, no ha logrado ser un territorio en el que yo puedo compartir un momento poético. De hecho, vuelvo mucho al sur y finalmente me siento de allá. El sur para mí es un refugio. A mí me impacta mucho la poesía de Jorge Teillier, porque él devela en sus poemas un misterio que encierra el sur de cierta nostalgia. Como bien dice Teillier, (esa nostalgia) no es por el pasado, sino que es por el futuro, es por aquello que debiera haber sucedido y que no nos pasó nunca. Nunca me he sentido muy bien en las ciudades demasiado pobladas. Probablemente mi música hubiera sido distinta si me hubiera ido a otra ciudad. La música tiene mucho que ver con los territorios, muchísimo que ver. Por ejemplo, una vez leí una crítica que trataba sobre nuestro grupo, en donde un gringo decía que había oído un grupo de chilenos que tocaba una especie de folclor en busca de un país, como el folclor de un país imaginario. Y eso es interesante ya que efectivamente nos pasó. De alguna manera el exilio te traslada a un territorio de fronteras difusas que es tuyo porque lo vives, sin embargo es de todos. La música que nació allí, creo yo, que tiene este pasaporte medio borroso que no se sabe de dónde viene.
¿Y cómo te aportaron esas ciudades grandes en las que viviste durante el exilio?
En Italia, por ejemplo, más que el arte y los museos, fue la gente la que me influenció mucho. Es el entorno humano, eso a mí me produce una emoción muy grande. Esa textura del ser humano que produce Italia. Una humanidad curiosa. Y eso, a mí me sacudió mucho en términos positivos, me libero de cierto formalismo con el que uno vive. Me hizo mucho más libre y travieso en la imaginación. Le tomé mucho el pulso a esta cosa que se cataloga como cierta locura de los italianos, pero que en realidad es un acto de libertad creativa enorme. Y eso no es porque sí, sino más bien porque ese país tiene más del 50% de los grandes artistas de la humanidad. Pero los italianos también se comportan así por un acto de amor, de afecto. Ese es un proceso muy interesante. Como dice Maturana, sólo a través del afecto es posible el conocimiento. Si uno no siente, si no te zambulles, si no te entregas, no existe el amor.
¿Cómo te influenció el contexto político y emocional con el que dejas Chile para irte a Italia?
Bueno, la circunstancia de nuestro exilio fue algo impuesto. No estaba en mis planes irme a Italia. Pero felizmente hay algo de casualidad, porque nos tocó conocer -incluso antes del golpe- a los italianos. Algo indispensable en la vida es estimar al otro, es tener una curiosidad por conocer al otro tal como es. Eso es un gran valor que tienen los italianos. Eso fue muy importante, porque el exilio fue un mazazo que al principio no sabes cómo tomarlo porque exige un desarraigo muy profundo. Y ahí te das cuenta de esta cosa antropológica que tenemos los seres humanos de conexión con la tierra. Uno nunca deja de sentirse ajeno a esos territorios. Aun percibiendo que están todas las condiciones dadas para vivir con cierta comodidad, pero llegado el momento del cambio, dejamos ese territorio para volver a lo nuestro. Pero también, sin esa condición que me instaló el exilio junto con las características de Italia, tampoco se hubiera desatado en mí esta necesidad biológica de hacer música. De transformar la vida en un laboratorio de imaginación musical y melódica. Y tal vez, el haberlo hecho en este espacio extraño como lo es el exilio, le dio una característica a la música que yo hago, que algunos me han dicho que si bien es chilena porque yo soy chileno, tiene elementos de muchos lados. Una especie de folclor imaginario.
Pero no sólo influye lo intangible, los afectos y sentimientos, sino también la morfología y el paisaje urbano, ¿o no?
Sí, también porque eso es historia. Y sin un reconocimiento de la historia no es posible la cultura. La cultura sólo es posible si reconoces la historia. Y claro, en eso Italia es un testimonio magnífico de la historia que se ve en sus calles y edificios. La historia es tal, que pese a que pasé 16 años allá, me vine con la sensación de haber conocido poco Italia. Es un territorio tan grande en términos culturales, que tú te quedas con un signo de interrogación.
Im2. Inti-Illimani, disco Antología 1989 – 1998. Vol. 3 (2000)
Fuente: http://inti-illimani.cl/
¿Y qué pasó cuando volviste a Santiago? ¿Te encontraste con la misma ciudad?
Santiago cambia mucho y de manera bastante desordenada. Pero el sur, mi sur, se mantiene más o menos intacto y algo similar pasa con Roma. En Roma no han podido introducir los malls, eso está a las afueras. La Roma central tiene una arquitectura de 200 o 300 años que es protegida. Una vez en una charla oír una frase que decía que la arquitectura es la música congelada.
Y en el sentido inverso, ¿la música puede transformar la ciudad?
Yo diría que no. La música va con los tiempos. Lo que sucede es que la música se ha transformado en un refugio. Hoy día la gente se planta los audífonos y se encierra en el mundo de la música, incluso con el peligro que la atropellen y todo eso. En el fondo hay un despliegue arquitectónico para que la música se desarrolle, pero no sé si al revés. Hay artículos que dicen que cuando la sociedad entra en crisis, se potencia mucho la matrícula de la opción artística. Eso sí es un ganancia.
¿Y qué ha perdido la ciudad?
Pese al gran volumen de arte que hay, uno echa de menos que haya un movimiento artístico. Es decir, que todas estas manifestaciones artísticas tengan un correlato común de lo que está ocurriendo en esta realidad. Yo me siento parte de la Nueva Canción Chilena y me enorgullezco mucho de haber pertenecido a un movimiento que de alguna manera cambió el modo de concebir la música chilena. Pero es ésa década la que produjo todo eso; los Beatles, movimiento Hippie, la revolución femenina, reforma universitaria, movimientos urbanos, etc. Son como cambios de fondo muy notorios. Pero en la actualidad, si bien hay mucho ruido, aún falta una articulación. En los tiempos actuales hay una gran variedad de elementos musicales y artísticos, y algo se ha ido encubando, sin embargo, falta que se encube un huevo grande, en donde todo esto converge hacia algo. Y así va a suceder, ya que el malestar que existe es muy sintomático.
Entrevista a Luis Le-Bert, vocalista de Santiago del Nuevo Extremo: “la actitud del poderoso siempre ha sido desconocer al más sencillo y, por eso mismo, nuestra increíble segregación social es una wea muy antigua”
VerEntrevista a Luis Le-Bert, vocalista de Santiago del Nuevo Extremo: “la actitud del poderoso siempre ha sido desconocer al más sencillo y, por eso mismo, nuestra increíble segregación social es una wea muy antigua”
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Martín Montes, Licenciado en Ciencias Sociales y Sociólogo PUC, candidato a Magister en Desarrollo Urbano, IEUT, UC
Arturo Orellana, Director Revista Planeo, profesor adjunto Instituto de Estudios Urbanos UC]
Luis Le-Bert fue compositor y cantautor del grupo musical chileno “Santiago del Nuevo Extremo” (1977-1986). Entre sus obras se encuentra el reconocido disco “A mi ciudad” (1981), temática que como ciudadano, músico y arquitecto siempre le interesó. Actualmente Luis es considerado uno de los protagonistas del movimiento musical del “Canto Nuevo” que surgió en Chile en periodo de dictadura.
“la actitud del poderoso siempre ha sido desconocer al más sencillo y, por eso mismo, nuestra increíble segregación social es una wea muy antigua”.
Im1. Luis Le-Bert / Fuente: www.cancioneros.com
Para empezar, ¿por qué deciden llamar a la banda “Santiago del Nuevo Extremo”, nombre original con el que Pedro de Valdivia fundó la capital chilena?
Era una mesa de cabros, todos de 19 años, y lo único que sabíamos era reconocer con respeto nuestro instinto, nada más. En esos años no existía ninguna banda que tuviera nombre en castellano, se llamaban todos raros. «Inti-illimani”, “Quilapayún»… Por otro lado, nosotros habíamos recibido una herencia cultural importante, que hacía que imagináramos un mundo mejor, donde habían claros síntomas de que ganaban los más pobres, de que el mundo iba a ser mejorado con impulso, actitud, sacrificio y que venía la revolución. Y todo eso tenía una música, pero esa música no se refería a una realidad inmediata, se refería a un sueño y por eso era todo para el futuro. Decía «venceremos», «ganaremos», «haremos un mundo mejor». Bueno, entonces en esos años estaba instaurado el “yo le canto al futuro y me llamo raro”, porque hay un mundo que se viene y es mejor que este. Vino el golpe y nosotros no podíamos estar haciéndonos los graciosos diciendo que viene un mundo mejor porque había un cercano que no estaba y otro que si cantaba muy fuerte cagaba. Para nosotros, la única esperanza era llamarse en castellano, nosotros no queríamos ser folcloristas renovados, quisimos ir a la esencia de lo que somos porque estaba la cagada, por eso Santiago del Nuevo Extremo. Eso fue en noviembre del 77’ y tocamos por primera vez en agronomía de la (Universidad de) Chile.
¿Y viviste todo el tiempo en Santiago?
Me fui dos años a estudiar arquitectura a Valparaíso pero tuve que volverme porque me volví loco…
¿En qué medida tu creación musical estuvo marcada la ciudad en la que creciste?
En toda medida. La ciudad es entera, es siempre, yo soy y vivo la ciudad. En ésa época yo estudiaba arquitectura y lo único que me interesaba era la ciudad. Pero eso (en “A mi ciudad” digo) «Santiago, no has querido ser el cerro y tú nunca has conocido el mar». Eso es algo muy propio de esta ciudad.
¿Y qué espacios particulares de la ciudad te influyeron?
En ese tiempo en la ciudad no habían espacios para el desarrollo artístico-cultural, lo que había era una realidad. El mundo cultural en ese entonces no era manejado por la industria. La industria cultural aún no existía, y el hecho que el mundo cultural no responda a la ley de la industria significa varias cosas muy concretas. Por ejemplo, los conciertos de música eran por causas y motivos, no por grupos específicos. Me explico; «canto por la libertad», año 79-80: ¡lleno! y chiquitito, abajo, los grupos. El encasillamiento es un gesto de la industria, no de los hombres libres. Cuando viene el golpe, la cultura -y todo lo que ella representa- en sus manifestaciones no tenían nada que ver con ningún gesto industrial. La cosa industrial a la que hoy estamos acostumbrados, no existía en la época de la dictadura. Entonces era todo mucha más responsabilidad nuestra. Nosotros éramos los dueños del Caupolicán, del circuito de los teatros, del concierto en vivo. Con “nosotros” no me refiero a Santiago del Nuevo Extremo, sino todo el canto popular. Nuestra presión en esos espacios tiene resultados concretos en la cultura, aunque no los vean. Había una gran diferencia entre la música de lo que estaba ocurriendo realmente y lo que mostraba la tele.
En este contexto, ¿no sentías que cuando tocaban eran pequeñas conquistas? Ya que no eran mostrados por la tele, ni la radio, pero sí estaban en esa realidad de la que hablas.
No tenía que ver con conquistar lugares, porque nosotros éramos “los músicos del lote”. ¿Y quiénes eran los del lote? Todos. Somos todos del lote, aquí no hay nadie distinto. Todos tienen un pariente desaparecido o muerto. No queríamos mostrarnos como conquistadores de espacios, no queríamos diferenciarnos, ni vestirnos distinto.
¿Y cuando volvió la democracia a Chile, qué rol pasó a ocupar Santiago del Nuevo Extremo?
Todos nosotros hemos pasado toda la vida refiriéndonos a la época de la dictadura, pero a mí, como músico, me ha marcado mucho más la época de la democracia. Hoy día el 100% de la comunicación es privada. Nadie puede hablar nada en este país. En el Museo de la Memoria hay un muro que dice: «las canciones son las que cuentan la historia». Pero en Chile hay una historia de pendientes que tiene que ver con el terror. Cuando se presenta la “Nueva Canción Chilena” se saltan todo un periodo de la historia. Parten con la Violeta Parra, Quilapayún, Intillimani Histórico y, saltándose 30 años de historia musical, presentan lo que queda de Los Tres, Manuel García y una manga de poperos que se disfrazan de revolucionarios. Al final siempre hay una tergiversación de la historia.
En “A mi ciudad” dices «a desarmar tu historia antigua y a pedazos volverte a conquistar». ¿Cuál es ésa ciudad por desarmar, y cuál es la que quieren volver a construir?
Las canciones son un estado de ánimo, no es un tema concreto. Y el estado de ánimo a veces dura un año, a veces un mes. Y lo que me acuerdo patente es que un año yo estaba muy colapsado por el taller de arquitectura, por la música y por mi polola que era de Viña. Estaba muy fregado, yo andaba mal. Un día estaba volviendo a mi casa caminando, y de repente me di cuenta que estaba en una ciudad de millones de habitantes, pero que no tenía con quien hablar, entonces la relación soledad-densidad empezó a soplarme la canción. Por eso digo que esa canción no necesariamente es una respuesta a la dictadura como suele pensar la mayoría, más bien es una respuesta a una inquietud de sentirme absolutamente desplazado. Volvía a mi casa pensando que debía dejar de tocar, porque cuando íbamos a tocar de repente desaparecían todos los instrumentos y todo lo demás estaba tal cual. O cuando recibía llamados diciendo que tenga cuidado con lo que hacía o sino me van a venir a visitar. Era complicada la wea.
Im2. Primer disco de Santiago del Nuevo Extremo; “A mi ciudad” (1981)
Fuente: http://perrerac.org/chile/santiago-del-nuevo-extremo-a-mi-ciudad-1981/596/
¿Es muy distinta esta ciudad que vives hoy, en relación con la que tus canciones proponen?
Hoy día la ciudad es todo lo terrible, todo lo que NO soñábamos. Yo no conozco momento en la historia del hombre donde la ciudad se entregue -su forma, crecimiento y desarrollo- a cuatro personas, que son los cuatro grupos inmobiliarios que yo conozco en Chile. Yo no conozco momento en la historia que eso sea así. La palabra «paño de negocios» me produce vómito. Cuando el lugar sagrado se transforma en el lugar de la plata, lo que tenemos es una ciudad espantosamente fea. Lo que pasa es que cuando las decisiones se toman por paño de negocios, son decisiones que no representan ni siquiera al 0,02% de la población chilena. Es primera vez en la historia que una ciudad la planifican cuatro limitados, que lo único que ven es billete.
¿Cuál es el diálogo entre la música y la arquitectura?
Se tocan en que la música busca un espacio habitable. Esta sensación de no tener lugar la tienen los chilenos desde hace ya varios años. Mi tesis es lo que dicen casi todas mis canciones. Pasar desde la Nueva Canción Chilena al pop actual saltándose todo lo que se hizo entre medio. Lo mismo pasa con la historia chilena. La colonia, que son 200 años, tiene dos páginas. Luego todas las batallas de 1810 en adelante. ¿Por qué no se cuenta la historia completa? Es muy simple. Porque la actitud del poderoso siempre ha sido desconocer al más sencillo y, por eso mismo, nuestra increíble segregación social es una wea muy antigua.
"Rap inspiración de ciudad: la cultura Hip Hop en Bogotá"
Ver"Rap inspiración de ciudad: la cultura Hip Hop en Bogotá"
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Diana Katerine Ortega Camacho / Profesional en Comercio Internacional, Especialista en Gerencia de Proyecto, Magister en Pensamiento Estratégico y Prospectiva / Directora General Corporación de Mujeres Fresia]
Resumen: El rap ha cruzado fronteras y más que música, se ha convertido en una herramienta de inclusión social y de construcción de paz. En Bogotá, el rap ha facilitado generar procesos de participación, empoderamiento y movilización ciudadana y existen organizaciones sin ánimo de lucro, como la Familia Ayara, que apropiaron la cultura Hip Hop para levantar las voces de cientos de comunidades vulnerables que han sido calladas por la guerra y la violencia
Palabras clave: Rap, jóvenes, Colombia
Im1. Feback – Hip Hop al Parque 2016. Juan Santacruz
Fuente: IDARTES (2016)
Una ciudad multicultural, de cemento de colores, de tráfico musical, de polución armónica y montañas. Así es Bogotá, más que una inmensa metrópoli de caos, una casa de puertas abiertas para todos, donde todo se acomoda debidamente para hacer música.
Esta gran ciudad logra inspirar a cientos de jóvenes, a los que nacieron acá pero también a los que llegaron de allá buscando oportunidades; toman una hoja de papel, un lapicero y plasman allí su día a día y sus experiencias de vida en poesía, que luego con un beat se convierten en melodías, según Gladys Castiblanco (2005), el rap es quizá el escenario de mayor expresión de los contenidos y ejercicio de las prácticas de resistencia por cuanto no es algo que se realiza esporádicamente sino que se asume como la vida misma (pág.258). Esto es rap, un género musical del que ya no es extraño hablar, se ha tomado todas las esferas sociales, económicas y culturales de la ciudad.
El rap ha cruzado fronteras y más que música, se ha convertido en una herramienta de inclusión social y de construcción de paz. Es normal que al transporte masivo Transmilenio se suba en cada estación un chico o una chica a “improvisar” sobre la ciudad y el diario vivir, recreando realidades que como ciudadanos no se reconocen. Aunque muchos de los pasajeros se incomodan, otros apoyan este tipo de expresión. Es importante resaltar que un joven que se dedica a este oficio logra conseguir un estimado de USD 20 al día, para un total de USD 600 al mes si lo hace diariamente, lo que representa más de dos salarios mínimos al mes en Colombia. Pocos son conscientes de cómo esta actividad mueve la economía informal de una ciudad, ya que los estereotipos hacen que estos emprendedores artísticos se reduzcan y queden básicamente en el estereotipo de que son jóvenes “ñeros” (palabra que se usa en Bogotá como insulto para referirse a alguien callejero o vulgar).
El Festival Hip Hop al Parque, principal escenario de rap en Bogotá, se realiza como una iniciativa institucional de la Alcaldía Mayor, que lleva veinte años de historia y siempre ha estado apoyada por los miembros pertenecientes a esta cultura. Año tras año se ha convertido en el festival más importante del continente de este género musical con una afluencia aproximada de 80.000 personas. Este festival es una vitrina para la promoción y posicionamiento de artistas que buscan promover y facilitar la generación de una industria musical en el país. Esto es un reto, ya que en la actualidad los ingresos obtenidos no son suficientes para hablar de una industria ni para garantizar el bienestar económico de sus artistas y gestores.
Im2. Hip Hop al Parque 2016. Juan Santacruz
Fuente: IDARTES (2016)
Al mismo tiempo, el festival es un escenario de convivencia y reconciliación, puesto que ha pasado por muchas estigmatizaciones, inclusive desde la misma institucionalidad, donde se rótula a las personas pertenecientes a esta cultura como consumidores de drogas y personas violentas que no son capaces de convivir en paz, lo que ha llevado a que en repetitivas ocasiones se haya propuesto cancelar el evento. Es por ello que se ha dado la discusión en espacios como la Mesa Distrital de Hip Hop, para aclarar que no todos consumen y que no son violentos y cada año son más las personas comprometidas con generar la imagen positiva de la cultura y poner en alto el nombre Hip Hop como forjador de paz.
Im3. Centro Cultural Ayara en Bogotá / Fuente: Fundación Familia Ayara (2016)
En Bogotá, el rap ha facilitado generar procesos de participación, empoderamiento y movilización ciudadana; existen organizaciones sin ánimo de lucro que apropiaron la cultura Hip Hop para levantar las voces de cientos de comunidades vulnerables que han sido calladas por la guerra y la violencia. Una de ellas es la Fundación Artística y Social la Familia Ayara que cumplió este año 20 años de labor social empoderando a niños, niñas y jóvenes para que sean ellos los generadores del cambio, los constructores de un mundo más justo, equitativo y pacifico a través de actividades artísticas, sociales, educativas y productivas basadas en la cultura Hip Hop. Esta organización ha logrado llegar a los más alejados lugares de Colombia y con música, baile y pintura ha transformado realidades a través de su metodología de alto impacto para que los derechos de la niñez sean ejercidos y cumplidos; crear conductas protectoras ante la presencia de minas antipersonales y munición sin explotar; prevenir la violencia sexual hacia niños, niñas y mujeres; fortalecer la convivencia y la seguridad urbana y rural; fortalecer los valores, generar estilos de vida saludables, prevenir el uso y reclutamiento infantil, entre un sin número de problemáticas presentes en el país, y por supuesto, la Familia Ayara le ha apostado también a la firma de la paz en Colombia.
Im4. Festival Hiphoppas Por La Paz / Ayara 20 Años. Juan Santacruz
Fuente: IDARTES (2016)
Además es necesario hablar de cómo el rap ha incluido a las mujeres en escenarios políticos y culturales fomentando su empoderamiento y visibilizando sus opiniones en espacios de toma de decisiones, desvirtuando la imagen sexista y machista de la cultura Hip Hop. Si bien hace falta avanzar, las mujeres cada día son protagonistas y escritoras de una nueva historia para la mujer en Colombia, se han colocado la camisa y han propuesto a través de sus líricas un camino para la equidad y la justicia.
Im5. Video grabación “Soy Mujer” / Fuente: Fundación Familia Ayara (2016)
Es así que el rap más que música es la melodía que inspira a una ciudad, la armonía que representa una estrategia de transformación y empoderamiento social, el ritmo que la hace competitiva y genera oportunidades económicas de bienestar para artistas y gestores, el tono que abre puertas, intercambia conocimientos y culturas, el sonido de la ciudad y de una cultura que genera identidad por donde vaya.
Referencias:
Castiblanco, Gladys. 2005. Rap y prácticas de resistencia: una forma de ser joven. Reflexiones preliminares a partir de la interacción con algunas agrupaciones bogotanas. Revista Tabula Rasa 3: 253270.
Garcés Montoya, Ángela. 2011. Culturas juveniles en tono de mujer. Hip hop en Medellín (Colombia). Revista de Estudios Sociales, Universidad de los Andes.
IDARTES. Hip Hop al Parque. Sitio oficial on line: www.hiphopalparque.gov.co
"Música, naturaleza y renovación urbana: El Órgano Marino en Zadar, Croacia"
Ver"Música, naturaleza y renovación urbana: El Órgano Marino en Zadar, Croacia"
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por María Fernanda Martínez, Politóloga. Tesista del Magíster de Medio Ambiente y Asentamientos Humanos de la U. Católica de Chile]
Resumen: El Morske Orgulje u “órgano marino”, construido en la ciudad costera de Zadar, Croacia, es una iniciativa innovadora que ha logrado incentivar el dinamismo y disfrute del puerto marítimo como espacio público gracias al aprovechamiento de elementos sonoros provenientes del vaivén de las olas del mar Adriático. Esta obra es una conjunción entre música, naturaleza y renovación urbana que ha logrado darle mayor atractivo y reconocimiento internacional a la ciudad al ofrecer nuevas experiencias sensoriales que invitan a explorar la capacidad compositora que se esconde en la naturaleza.
Palabras clave: Espacio público, música, renovación
Video: Sea Organ and Greeting to the Sun in Zadar, Croatia
En el Silmarillion, obra del escritor del señor de los Anillos, J.R.R Tolkien, la música es la fuerza creadora del universo y de la vida misma. De manera generalizada, la música es percibida como la combinación de sonidos y silencios que bajo una coherencia o lógica definida producen melodía, ritmo y armonía. Artistas como John Cage o más recientemente, la cantante y compositora islandesa Björk, han realizado algunas propuestas para ahondar en la música de manera experimental tratando de ir más allá de los límites convencionales. En su proyecto Biophilia, Björk indaga en la relación entre la música, la naturaleza y la tecnología y recurre como fuente de inspiración a la fuerza sonora de fenómenos naturales como los relámpagos para crear sus canciones (como en Thunderbolt) o a los procesos de formación de los cristales, los cuales siguen patrones similares a los de la creación musical (Crystalline). Desde una perspectiva más abstracta, la música puede encontrarse en el mundo natural que nos rodea y no siempre responde a los órdenes lógicos y conscientes de nuestro entendimiento, sino que puede producirse de forma espontánea o de manera “autónoma” a la creación humana. Ahora bien, ¿esta idea cómo podría aprovecharse en procesos de renovación y diseño urbano?
Im1. Morske Orgulje / Fuente: boredpanda.es
Particularmente, el mar ha sido fuente de inspiración musical para gran número de artistas, concepto que es aprovechado por el Morske Orgulje u “órgano marino” construido en la ciudad costera de Zadar, Croacia, en una iniciativa que logra articular los elementos sonoros de la naturaleza con procesos de apropiación del espacio público y renovación urbana. Esta ciudad de más de 3.000 años de antigüedad, sufrió en la segunda guerra mundial constantes ataques por parte de fuerzas británicas y norteamericanas que acabaron con gran parte de su patrimonio arquitectónico. Por esta razón, en la última década se han desarrollado una serie de intervenciones urbanas para renovar el puerto marítimo, propiciar el turismo y generar mayor aprovechamiento de los espacios públicos.
En el 2005, el arquitecto croata Nikola Bašić construye el Órgano Marino, inspirado en el instrumento de la antigüedad griega hydralius y en el Wave Organ de San Francisco. El órgano mide más de 70 metros de largo y está compuesto de hormigón y escalones de mármol, bajo los cuales se encuentran 35 tubos de órgano de diferente diámetro, hechos de polietileno, que producen diversas tonadas cuando las olas chocan con los escalones y el aire que se encuentra en los conductos sale por los orificios que dan a la superficie del paseo (Public Space, 2016).
Im2. Corte de Estructura interna / Fuente: Public Space (2016)
Cabe destacar que la obra se caracteriza por su simpleza, pues desde la superficie sólo deja ver una serie de agujeros sobre los peldaños, pero logra de manera creativa producir música experimental con las olas y promueve una nueva experiencia para el disfrute del espacio público; esto le ha servido a esta iniciativa para obtener reconocimiento a nivel mundial y ganar en 2006 el Premio Europeo de Espacio Público, otorgado por siete instituciones europeas [1] a aquellas obras que crean, recuperan o renuevan espacios públicos en el viejo continente.
Al lado del Órgano Marino se encuentra también El saludo al sol, un círculo de vidrio con una serie de sensores fotovoltaicos que absorben la energía solar durante el día y la libera en un asombroso juego de luces por la noche. Esta obra está compuesta por trescientas placas de vidrio que forman un círculo de 22 metros de diámetro y cuenta con iluminaciones LED que al caer el sol se entrelazan con las melodías del Órgano Marino, recreando un espectáculo que atrae a turistas y locales. Adicionalmente, la energía solar captada por los paneles solares se utiliza también para iluminar parte de la costa de la ciudad.
Im3. Saludo al sol / Fuente: actualidadviajes.com, 2016
Sin duda, estas dos obras de Bašić, han logrado crear un espacio público dinámico y atractivo que se ha convertido en motivo de orgullo para los habitantes de Zadar al lograr una experiencia sensorial diferente que invita a las personas a interactuar de forma creativa con su entorno gracias al uso no tradicional de la energía solar y los sonidos del mar.
En el caso del órgano marino -cuyos sonidos para algunos se asemejan a los que emiten las ballenas yubarta[2]– se aprovechan las sensaciones de relajación y tranquilidad que se asocian con el vaivén de las olas, por lo que es común ver personas que visitan este lugar para leer, meditar o reflexionar. De esta manera, se pueden promover dinámicas de apropiación y disfrute del espacio público por medio de la exploración de la capacidad compositora que se esconde en nuestro entorno, experiencia que invita a pensar en formas diferentes de promover procesos de renovación urbana y potenciar factores como la relación entre música, naturaleza y ciudad.
Im4. Mujer escuchando por los agujeros del órgano marino
Fuente: Boredpanda.es, 2016
Notas:
[1] Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB, Barcelona), la Cité de l’Architecture et du Patrimoine (París), el Nederlands Architectuurinstituut (NAi, Rotterdam), el Architekturzentrum Wien (Az W, Viena), el Suomen Rakennustaiteen Museo (SRM, Helsinki), la Architecture Foundation (AF, Londres)y el Museo Alemán de Arquitectura (Frankfurt).
[2] Con respecto a la relación de los sonidos de las ballenas con la música se recomienda Ver el documental Song of the Earth con David Attenborough
Referencias:
Boredpanda. (2015). Este órgano de 70 metros utiliza el mar para crear música evocadora en Croacia. Obtenido de Borepanda: http://www.boredpanda.es/organo-marino-zadar-croacia/
Hooper, L. (Dirección). (2013). La naturaleza de la música. [Documental].
Public Space. (2016). Morske orgulje. Obtenido de http://www.publicspace.org/es/obras/d078-morske-orgulje
Sonnex., G. (Dirección). (2000). The song of the earth, presented by David Attenborough. [Documental].
Wikipedia. (2016). Música. Obtenido de: https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%BAsica
"Casa de Jongo: Una práctica en proyecto"
Ver"Casa de Jongo: Una práctica en proyecto"
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Marcos Favero. Dr. Arquitecto y urbanista graduado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Federal de Río de Janeiro (FAU/UFRJ Brasil); profesor del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Rio), desde 2014 coordina el Laboratorio de Arquitectura, Infraestructura y Territorio.
Luciano Alvares. Arquitecto y urbanista graduado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Federal de Río de Janeiro (FAU/UFRJ Brasil). Magister en Design de la PUC-Rio. Profesor del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la PUC-Rio]
Resumen: Operando a partir de oportunidades reales y demandas específicas, prioritariamente de carácter social, la presente práctica consiste en una investigación aplicada en proyecto. Su enfoque es el proceso de enseñanza/aprendizaje basado tres marcos referenciales: el proyecto participativo, la inserción social y la cooperación académica interinstitucional, y utiliza como principal proceso la fabricación digital. Casa de Jongo fue un taller que tuvo como objetivo el desarrollo de una serie de “dispositivos de interacción” para la organización no gubernamental Grupo Cultural Jongo de la Serrinha. Como resultado, fueron materializados 5 “dispositivos” o proyectos a escala 1:1, cuya concepción se inspiró en el jongo, al Morro de la Serrinha – favela en Río de Janeiro, que es la cuna de esta manifestación cultural de música y danza de origen africana– y se basó en un proceso experimental caracterizado por la conjunción de diferentes técnicas: fabricación digital, técnicas manuales y la utilización de objetos de uso cotidiano, sometidos a una “estrategia ready made” o, en otras palabras, a una operación de resignificación.
Palabras clave: Proceso de proyecto, jongo, Madureira
Im1. Jongo en la casa de Tía María / Fuente. http://i2.wp.com/jongodaserrinha.org/wp-content/uploads/2014/04/untitled-416.jpg?resize=2048%2C1365
A partir de oportunidades reales y demandas específicas, prioritariamente de carácter social, el trabajo a describir se encuentra vinculado a la investigación Fabricación y Proyecto: Microinfraestructuras Urbanas al Laboratorio de Arquitectura, Infraestructura y Territorio del Programa de Posgrado en Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PPGArq/PUC-Rio). En este marco se ha realizado una investigación aplicada cuyo enfoque es la enseñanza/aprendizaje en proyecto, y su operación se centra en los siguientes marcos: proyecto participativo, inserción social y cooperación académica interinstitucional,y utiliza como principal proceso la fabricación digital.
En este contexto, hasta el momento, fueron realizados dos proyectos en la ciudad de Río de Janeiro: Casa de Jongo (Morro de la Serrinha, 2014) y Escolinha Tia Percília (Morro Babilonia, 2016), ambos en conjunto con la Central Saint Martins (University of the Arts, Londres), congregando a profesores y estudiantes (posgrado y curso superior) de ambas instituciones[1].
Este trabajo presenta la experiencia realizada junto al Grupo Cultural Jongo de la Serrinha, organización no gubernamental creada en el año 2000, aunque su existencia se remonta a los años 1970. Ubicada en el Morro de la Serrinha[2], en el suburbio de Madureira, actualmente promueve acciones en diferentes campos: arte, educación, cultura y desarrollo económico (generación de ingresos y economía solidaria). Sin embargo, su mayor compromiso es preservar la historia y la cultura de jongo, declarado patrimonio inmaterial de Brasil por el Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN) en 2005. En este sentido, Jongo de la Serrinha actúa principalmente por medio de dos iniciativas: la Escuela de Jongo y el Grupo Musical; cuyo trabajo es realizado de manera integrada buscando el desarrollo socioeconómico del Morro de la Serrinha y la preservación de jongo.
Im2. Morro de la Serrinha. Fuente. http://i1.wp.com/jongodaserrinha.org/wp-content/uploads/2013/10/image.jpg?resize=1024%2C800
El Jongo
El jongo es una manifestación cultural de matriz africana caracterizada principalmente por la música y la danza, que tiene su origen en la región de Congo-Angola. Llegó a Brasil en el periodo colonial con los esclavos Bantúes[3] traídos para trabajar en las haciendas del Valle de Paraíba (Río de Janeiro, San Pablo, y Minas Gerais) y posteriormente, a inicios del siglo XX, tuvo un papel decisivo en el nacimiento de la samba en Río de Janeiro.
Para algunos puede ser considerada una fiesta profana para el entretenimiento, no obstante, la celebración del jongo está impregnada de aspectos místicos, lo que ha influido a que su uso esté restringido a los ambientes familiares y al interior de las comunidades. Esta razón, asociada al hecho de que antiguamente sólo las personas mayores podían entrar a la rueda de jongo [4] -pues los jóvenes actuaban simplemente como observadores-, contribuyeron a su limitada divulgación y consecuentemente a su acelerado proceso de extinción, al contrario de lo que ocurrió con la samba que con el tiempo consiguió hegemonía a nivel nacional.
El Taller
El proyecto Casa de Jongo fue realizado por medio de un taller de dos semanas, cuyo objetivo fue el desarrollo de “dispositivos de interacción” en escalas 1:1. El taller estuvo marcado por la estrategia “inmersión 7 días por semana” y fue concebido como un proceso experimental caracterizado por la conjunción de técnicas, en el cual la fabricación digital – a partir de un único material: chapa de compensado fenólico de 220x160x18mm para corte en fresadora CNC – fue asociada a técnicas manuales y al uso de objetos cotidianos, los cuales fueron sometidos a la “estrategia ready made” , es decir, sometidos a una operación de resignificación, con el fin de estimular la creatividad y su bajo costo; su proceso de concepción se desarrolló, simultáneamente, entre diseños analógicos, diseños en software de modelaje tridimensional y modelos físicos en diversas escalas.

Im3. Proceso de trabajo / Fuente: Raul Smith
Im4. Modelos físicos / Fuente: Raul Smith
Así, la primera semana fue dedicada al entendimiento de jongo, más específicamente a la relación entre esta cultura musical y el territorio que ésta ocupa en la ciudad, con el fin de reflexionar sobre las posibilidades del proyecto, por medio del brainstorming, o en otras palabras, de la exteriorización de preconcepciones del discurso oral y gráfico (croquis) a partir de dos inquietudes: ¿Cuáles “dispositivos” podrían contribuir para las interacciones interpersonales en el “espacio” de Jongo? ¿Cómo serían?
La semana contó con una serie de conferencias: Grupo Cultural Jongo de la Serrinha, Cultura Afro-Brasileña, Materiales Ready Made, Introducción a la idea de Storyboard y Proyecto de la Nueva Sede de Jongo; y con visitas a diferentes punto de interés de la cultura afro-brasileña en Río de Janeiro: Centro histórico de la Ciudad, Muelle de Valongo, Cementerio de los Pretos Novos y Madureira, principal barrio comercial de la zona norte de la ciudad -donde se encuentra el Morro de la Serrinha, el corazón de la cultura de jongo en la región- y también el Mercado de Madureira, gran mercado popular e icono de la cultura local, que fue la base para buscar objetos ready made.
Un momento fundamental para el proceso fue la visita a Jongo de la Serrinha, donde a lo largo del día, profesores y estudiantes pudieron vivenciar lo cotidiano del Grupo, “intercambiando experiencias” al conversar con la Tía María, la Tía Luiza y Gimar (jongueiros de antaño y responsables de la institución), al tocar y bailar con los niños que vinieron a las clases de percusión y cavaquiño,[5] y a lo largo del ajantarado [6], que consistió -nada más y nada menos- en una feijoada[7].
Gracias a esta experiencia se tuvo la oportunidad de comprender que los proyectos debían ser “dispositivos” que facilitaran las interacciones interpersonales, las apropiaciones diversas (y no imaginadas) y también estimular su uso por parte de los más jóvenes, sobre todo de los niños. De esto y del trabajo conjunto entre jongueiros, profesores y estudiantes, se destacaron una serie de palabras relacionadas a la cultura de jongo y a las actividades actuales y futuras de la ONG que ya que se están mudando a su nueva sede, su nueva casa.
Palabras que fueron “traducidas” a 15 “verbo-acciones” (conceptos), dentro de las cuales, cada uno de los 5 grupo de estudiantes después de una rueda de conversación seleccionó 3 palabras que debían servir, junto con todo lo que ya se había “presentado”, como motor para la exploración de usos, funciones, interacciones e hibridaciones:
- hacer, grabar, crecer;
- reunir, difundir, aprender;
- cocinar, descansar; realizar;
- coser, exponer, festejar;
- comer, bailar, orar.
El cierre de la primera semana fue decisivo para el desarrollo así como para el perfeccionamiento y verificación de las ideas. Cada grupo tuvo que defender su intención de proyecto, presentándolo para discutir aspectos como uso, función, construcción y materialidad, inclusive, considerando la inserción de “objetos ready made”.

Im5. Conversadera. Grupo A: hacer, grabar, crecer / Fuente: Raul Smith
Im6. Aro (Bambolê). Grupo B: reunir, difundir, aprender / Fuente: Raul Smith
La segunda semana fue dedicada al ajuste de los proyectos, verificación de soluciones, sobre todo encajes, y a la construcción de los prototipos a escala 1:1, en los laboratorios de PUC-Río. Además de eso, cada grupo desarrolló un storyboard a fin de construir una narrativa sobre el proceso de conceptuación del proyecto, siempre presentando los “dispositivos de interacción” en el espacio de Jongo de la Serrinha. Un convite a la imaginación antes de que estos “dispositivos” habiten su nueva casa.

Im7. Columpio (Gangorra). Grupo C: cocinar, descansar; realizar / Fuente: Raul SmithMesa “jongueira”
Im8. Grupo D: comer, bailar, orar / Fuente: Raul Smith
Proyectos como éste nos hacen una invitación a otras formas de enseñar y aprender Arquitectura. En esta vía, tenemos que proponer pedagogías de taller que establezcan otras práctica que imaginen ‘paisajes’ más igualitarios y que implementen estrategias que ayuden a dar forma al territorio de nuestros sueños.

Im9. Umbigada Facilitator. Grupo E: comer, bailar, orar / Fuente: Raul Smith
Im10. Storyboard
Notas:
[1] El grupo estaba compuesto por 6 profesores (PUC-Rio: Marcos Favero, Luciano Alvares, Raul Smith y Fernando Betim; CSA: David Chambers e Kevin Haley) y 27 estudiantes (14 brasileños y 13 ingleses).
[2] El Morro de la Serrinha es una comunidad urbana con aproximadamente 10.000 habitantes, en su mayoría negros. Con más de 100 años de existencia, la Serrinha es una de las primeras favelas del país, habiendo recibido a inicios del siglo pasado un enorme contingente de negros recién libertados que practicaron continuamente jongo, constituyéndose en un verdadero “quilombo” de la identidad negra carioca.
[3] Es importante observar que los esclavos de origen Bantú tuvieron un papel fundamental en la formación de la cultura brasileña
[4] El jongo se organiza en una rueda, así como otras danzas tradicionales, aunque contando siempre con la presencia, en su interior, de un bailarín solista, cuyo movimiento más notable es la “umbigada”, gesto con el que el bailarín apoya su ombligo en la persona que va a sustituirlo.
[5] Instrumento de cuerdas típicamente brasileño.
[6] Almuerzo, generalmente servido los domingos, feriados o en días festivos, más tarde de lo habitual, con la finalidad de suspender la cena.
[7] Prato típico brasileiro cuja origem remonta ao tempo das senzalas, da escravatura.
"Bailando con Edificios"
Ver"Bailando con Edificios"
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Carmen Catán; Arquitecta de la Universidad Mayor y Magíster en Desarrollo Urbano UC]
Resumen: La ilustración nace de la lectura de una entrevista realizada al crítico musical Greil Marcus en agosto del 2014 para el País.
El periodista comenta que Frank Zappa dijo que escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura, algo absurdo y sin sentido y si él pensaba en su trabajo como algo inútil. Marcus le contesta que no sabe con certeza quien lo dijo, pero que estaba convencido de que es una estupidez. Marcus pregunta de vuelta: “¿Qué hay de malo en bailar sobre arquitectura? ¿Quién dice que un edificio no puede provocar que te entren ganas de bailar incluso de la manera más absurda y alocada?”.
Si tuviera que responderle desde el urbanismo a Marcus le diría: “La música son las ciudades”.

Im1. Ilustración – Bailando con Edificios – / Fuente: Carmen Catán
Los situacionistas utilizan el concepto de “la deriva”, la que propone una reflexión a las formas de ver y experimentar la vida urbana dentro de una propuesta más amplia. En vez de ser prisioneros a una rutina diaria, se planteaba seguir las emociones y mirar a las situaciones urbanas en una forma nueva radical.
Seamos radicales, seamos musicales.
"Plegarias para llegar a fin de mes"
Ver"Plegarias para llegar a fin de mes"
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Paula Ábalos]
Resumen: Esta obra se constituye por registros de cantos, una vela eléctrica y sillas que la rodean. La vela se ubica al centro de la sala, esta es rodeada por el lado izquierdo y derecho por sillas (enfrentándose). Al fondo al centro esta el parlante más potente y en esquinas opuestas dos parlantes pequeños. Del parlante más potente emana la pista central de audio, mientras que de los pequeños se escuchan cantos breves cada 1 minuto.
https://vimeo.com/194059494
Video. Plegarias para llegar a fin de mes
Los mantras consisten en frases sagradas que se recitan en diferentes religiones para conectarse con la divinidad, concentrarse en una tarea determinada, acabar con las divagaciones de la mente e ingresar en un estado de concentración profunda y meditativa.
Estos se caracterizan formalmente por la repetición constante de una misma frase de manera rítmica. Estas características formales se asemejan a las expresiones de los vendedores ambulantes, quiénes recitan a diario durante horas la misma frase de oferta, como: “A cien, a cien, a cien”, “ A mil, a mil los chocolates a mil”, etc. Debido a la insistencia de la misma frase se van generando diferentes ritmos y creando cantos formalmente similares a los mantras u oraciones pero difieren en su contenido y finalidad.
Im1. Cancionero Plegarias «Chocolate a mil»
Fuente: Paula Ábalos
En el caso de los vendedores ambulantes y oficios como éste en que se insiste en la misma acción durante horas el cuerpo se familiariza con ésta y logra llevarla acabo sin la necesidad de una concentracción particular, automatizando su ejecución. Así miestras insisten en la misma acción corporal la mente puede viajar hacia otro lado, ponerse en pausa o incluso llegar a un estado meditativo tras la repetición, una manera lidiar con el trabajo monótono y agobiante.
En este cruce a nivel formal, entre los cantos de oferta y religiosos, es donde nace Plegarias para llegar a fin de mes. La que pone en balanza dos elementos del imaginario colectivo. Misma forma, distinto contenido. Mostrando de manera irónica la distancia casi inexistente entre la religiosidad y el capitalismo.
Im2. Cancionero Plegarias «Bombitas de agua»; «Pregón a dos voces»; «Pregón a tres voces»
Fuente: Paula Ábalos
Audio central: https://soundcloud.com/paula-abalos-778976337/registro-proyecto-plegarias-para-llegar-afin-
de-mes
"Escapar de casa: El músico fugitivo"
Ver"Escapar de casa: El músico fugitivo"
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Miguel Ángel Teposteco Rodríguez; Estudiante de Comunicación, Universidad Nacional Autónoma de México]
Resumen: ¿Es común la idea del músico fugitivo? El texto busca mostrar ciertas imágenes sobre la idea de la huida que los músicos emprenden dentro de una ciudad, hacia otra parte de la ciudad o a otra urbe, ¿huyendo de qué? El mosaico de estas historias de la cultura pop muestra el escape de la muerte, la fama, la censura, el compromiso y la tranquilidad. Bob Dylan, Gustavo Cerati, Kurt Cobain y Rockdrigo González dan algunas señales particulares de estas formas de ser fugitivos dentro de las sociedades occidentales.
Palabras clave: Rock, ciudad, cultura pop.
Febrero 7 de 1993. Bob Dylan. Guitarra, armónica y micrófono. Le toca un concierto en la ciudad de Dublin. Y toca. No ocurre nada extraordinario en ese espectáculo bajo el cielo irlandés. Aunque, ese es el año donde la mayoría de los que hoy tienen 23 nacen, incluyéndome. Por eso me gusta la coincidencia, la de Dylan y aquella ciudad donde décadas atrás se narraba la travesía de Dedalus, un personaje de Ulises que cruza de punta a punta la ciudad, paralelo al mismo recorrido simbólico que el homérico Odiseo emprende ante la ira de los dioses. La huida y el regreso a casa.
Im1. Fotograma de «Subterranean Homesick Blues”, de Bob Dylan
Así, Dylan se cruzó con esa figura. Allí acaba la relación y nace otra. Dylan y la travesía. O mejor: Dylan y la huida. El ser humano cargado de estímulos que decide desplazarse dentro de la ciudad o fuera de ella, a otra ciudad, donde eventualmente volverá a huir. El músico fugitivo y rebelde que cruza el país y las carreteras en trenes, bicicletas y autos destartalados (recordando a Bob y a Ginsberg frente a la tumba de Jack Kerouac). Bob escribe un poema donde narra el inicio de este tipo de escapes, como un arquetipo del músico de protesta americano:
Hibbing es una buena ciudad
huí de ella a los 10, 12, 13, 15, 15 (y medio), 17 y 18
fui cogido y devuelto allí todas las veces menos una
Hice auto-stop en las autopistas 61-51-75-169-66-22
Gopher Road, la Ruta 40 y la autopista de peaje Howard Johnson
me encerraron por sospecha de robo a mano armada,
me sacudieron por tener el aspecto que tengo
y nunca hice nada de eso [1]
En el metro Chabacano de la Ciudad de México encuentro al siguiente nómada, en un mural doble donde el artista Jorge Manjarrez pintó a rockeros de la escena musical mexicana, todos los míticos, todos los de barrio. Si uno sube las escaleras eléctricas hacia la pintura, del lado izquierdo hasta arriba, está el fugitivo principal: Rockdrigo González. Lentes negros, playera negra, guitarra al hombro. Tiene unas alas de ángel y tras de sí va la muerte que lo persigue para pedirle un autógrafo. Huyó de ella, sin éxito. Según los amigos del músico, él murió de una “sobredosis de cemento”, en el sismo de 1985. Su propia ciudad lo frenó, aplastándolo bajo los escombros. Aun así, González siguió cantando su canción “Dicen que la muerte”:
Dicen que la muerte anda tras mis huesos
Si es así la espero, pa’ darle sus besos.
Y si no me alcanza la muy condenada,
Me paro un ratito pa’ verla enojada
Rockdrigo fue pintado cruzando un puente, alejado de los demás músicos del mural. Los otros son integrantes de otras partes de la ciudad, como Maldita Vecindad (hijos del Quinto Patio y de todos los otros patios del área metropolitana), Alex Lora sacando la lengua cerca de la terminal del ADO (y lo digo cantando), y Saúl Hernández de los Caifanes. (Caifán: tipo peleonero del barrio. No te debes juntar con él).
Sin embargo, Rockdrigo es el único que huye, ¿por qué corre Rockdrigo? Huye todos los días y sólo se detiene a pedir monedas en el Metro Balderas. Ahora lo vemos hecho bronce, junto a un puesto de chicles. Luego la idea, la de la huida, se repite en ciudades igual de temperamentales. Una ciudad de furia: Buenos Aires.
Gustavo Cerati empieza una canción a los 13 años, un riff que se acomplará a unos famosos versos sobre sexo, calles, huidas y Buenos Aires. Una diferente a los de los tangos borgianos o a los tangos modernos de lugares de baile mostrados en Happy together de Wong Kar Wai.
«Me verás volar por la ciudad de la furia
donde nadie sabe de mí, y yo soy parte de todos
nada cambiará, por una aviso inoportuno»
Escribe y canta Gustavo. Luego nos dice:
¿Me dejarás dormir entre tus piernas?
Sabrás ocultarte bien y desaparecer
Entre la niebla
Es un escape, aunque no sé si podría unir a Gustavo con esta idea (hago fuerza con los brazos e intento tocar las puntas del personaje y el concepto). Aunque no escapó de su ciudad, sí escapó de la contaduría como profesión familiar. Llegó a la música, y como Dylan, llegó a esa parte de bares y cafés, y estuvo en movimiento, como Rockdrigo, tuvo encuentros, sexo, amor, sufrió de la lluvia, de las drogas, y de nuevo escapó. Una habitación, desnudez, vestirse y desaparecer entre la niebla. Y sí, Tabo deja de respirar en Buenos Aires.4 de septiembre de 2014.
Se queda en mi mente la idea del típico lugar tranquilo donde nacen los rockstars. Slipknot nace en Iowa, por ejemplo, un pueblo de tendencias cristianas arraigadas. Estos metaleros inventan su versión de escape. Hacen máscaras para no ser reconocidos y linchados por el pecado de entrar al heavy metal. Años después, juegan con el amargo recuerdo y sacan una portada con un macho cabrio y al nombre del pueblo en letras grandes: IOWA. Escapar del pueblo lindo, bonito, para llegar a la ciudad y probar suerte. El fenómeno del migrante rockero. Pienso en Metallica surgiendo en California,conociendo al rededor del estado a diferentes bandas, a Exodus, a los Guns n’ Roses, a Anthrax después en Nueva York. Encontrándose con más chicas y chicos con esta adrenalina adolescente de salir de casa. De un Axel Rouse que espera en la parada de bus cuando Slash toca los primeros acordes antes de que nos pegue el son de Appetite for destruction. O mejor a Axel contando cómo un ladrón le soltó un Welcome to the jungle después de asaltarlo, en una historia más de ciudad.
Me llega el amor y pienso en Seattle, otra ciudad gringa. Y en Kurt Cobain y su apodo más contemporáneo, “El Ángel errático”[2]. Errático: que tropieza. Y agrego a discreción que el que huye de los suburbios donde sus padres le partieron la carne después del divorcio, huyendo de la novia que no puede con sus juergas. Huyendo de esos dibujos que él hacía: fetos alados flotando en colores. Qué más prisión (placentera) que el vientre materno.
Y Kurt huyendo una vez más. Nirvana en los viejos bares. Pasando paulatinamente del No suenan bien al Eso es lo que yo siento, lo que ellos están tocando por parte del público. Luego el enamoramiento. El no me siento feliz y la huida otra vez. Una sobredosis en un hotel en Roma, y luego otra huida, la definitiva. Una casa de ciudad, en Seattle, la ciudad que le dio todo. Y la que lo dejó sin nada. Un largo cañón, perdigones guardados en el metal y un gatillo. Y frente a la vida un heroinómano, una carta donde él Ya no siente la música, su dedo que jala el mecanismo y el todo que se apaga. La última huida, Kurt.
My girl, my girl, don’t lie to me, Where did you sleep lasta night [3]
Caparrós me entiende (o yo lo entiendo a él): “Si es por buscar, mejor que busques– solía decirme–lo que nunca perdiste”. Escribió el argentino en la primera frase de El Interior, libro de viajes a las provincias de la “Argentina profunda”. La ciudad y el escape. La huida que vale la pena. Retirada, otra vez.
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Notas:
[1] Dylan, Bob. (1962). Mi vida en un momento robado. 15 de noviembre 2016, de God Dylan, enlace: http://www.goddylan.com/MiVidaenunMomentoRobado.htm
[2] Concepto tomado del cómic “El Ángel Errático”, de Barnaby Legg, biografía con tintes de ficción sobre el vocalista de Nirvana.
[3] Canción “Where did you sleep last night”, original del cantautor Lead Belly bajo el nombre “In the pines”, tocada por Nirvana en su Unplugged en Nueva York en 1993.
Bibliografía:
Dylan, Bob. (1962). Mi vida en un momento robado. 15 de noviembre 2016, de God Dylan, Poemas y Textos, enlace: http://www.goddylan.com/MiVidaenunMomentoRobado.htm
Legg, Barnaby. (2005). El ángel errático. Barcelona. Editorial Andante.
Azerrad, Michael. (2007). Come As Your Are: The history of Nirvana. Doubleday, New York.
Cortés, David; González Castillo, Alejandro. (2012). 100 discos esenciales del rock mexicano: Antes de que nos olviden. México, grupo editorial Tomo.
Gillet, Charlie. (2008). Histoira del rock, el sonido de la ciudad. Madrid, Ma Non Tropo.
"La Plaza São Salvador, Río de Janeiro, Brasil. La música como catalizador de apropiaciones en el espacio urbano"
Ver"La Plaza São Salvador, Río de Janeiro, Brasil. La música como catalizador de apropiaciones en el espacio urbano"
Revista Planeo Nº 30 Música y Ciudad, Diciembre 2016.
[Por Adriana Sansão Fontes; Arquitecta y Urbanista FAU/UFRJ, Doctora en Urbanismo PROURB-FAU/UFRJ, Profesora Adjunta PROURB-FAU/UFRJ.
Fernando Espósito Galarce; Arquiteto EAD/PUCV, Doctor en Arquitectura ETSAB/UPC, Profesor DAU-PUC-Rio.
Cândida Zigoni Landeiro; Estudiante de Arquitectura y Urbanismo FAU/UFRJ, becaria de Iniciación Científica – PROURB-FAU/UFRJ]
Resumen: Las ciudades poseen una enorme cantidad de características que las definen en su identidad y la música es tal vez una de las más claras expresiones culturales en ese sentido, pues es capaz de identificar una ciudad, nación, región y una cultura. Sin embargo, ella no siempre está arraigada a los hábitos cotidianos de la vida urbana. En general surge de forma excepcional y en determinados momentos de celebración. El caso de la Plaza São Salvador es uno de los que ejemplos en que la música caracteriza fuertemente la identidad de un lugar, en este caso, el barrio de Laranjeiras en Río de Janeiro. Esta columna presenta tres expresiones musicales propias de la cultura brasilera que se manifiestan en la plaza y que funcionan como catalizadores de apropiación y convivencia en este espacio público: el chorinho, el forró y la samba.
Las características físicas de la Plaza São Salvador hacen de este caso algo especial, pues se trata de un lugar sencillo, relativamente pequeño, sin mayores pretensiones arquitectónicas, lo que reafirma la impresión de que son las actividades musicales que en ella ocurren, el motivo principal de esta rica experiencia urbana es que es reconocida por los habitantes como dimensiones fundamentales en la vida del barrio y de la ciudad.
Palabras clave: Música, Plaza São Salvador, Río de Janeiro
Introducción
Al observar la ciudad con detenimiento, descubriremos que los lugares con algún nivel de vitalidad están caracterizados por alguna acción, atractivo u objeto que la provoca en mayor o menor grado. Esos atributos motivadores, que pueden ser uno o varios, se relacionan para generar la imagen e identidad de un lugar. Podemos denominar esas acciones como catalizadores urbanos, que por analogía con el significado en la química, serían agentes que activan y aceleran las dinámicas urbanas. En el caso observado, la Plaza São Salvador en Río de Janeiro, uno de esos catalizadores es la música. Esta columna discute su capacidad de contribuir a la identidad de esta plaza como espacio público, a su vitalidad y cohesión social.
La Plaza São Salvador y la ciudad
La Plaza São Salvador, ubicada en el barrio de Laranjeiras, data de finales del siglo XIX. Su contexto histórico se ha configurado por cambios desde el siglo XVI con la llegada de los franceses al país, la división de la región Carioca en sesmarias (extensiones de tierra otorgadas a los colonizadores) y la consiguiente aparición de pequeñas granjas, llegada de esclavos, industrias, trabajadores y pueblos obreros en el siglo XIX. Aristocrático y pintoresco era este barrio, donde mansiones ajardinadas convivían con el comercio y la industria, creando un entorno heterogéneo y a la vez integrado (Cavalcanti, 1993).
Im1. Plaza São Salvador / Fuente: Elaboración propia
A partir de ese momento, la ciudad de Río de Janeiro pasó por varias transformaciones urbanas posteriores. A principios del siglo XX, la reforma urbana del alcalde Pereira Passos (residente de Laranjeiras) tenía como principales preocupaciones mejorar las condiciones sanitarias, equipar y embellecer la ciudad en la búsqueda de una modernización. En este contexto, se llevó a cabo la urbanización de la Plaza São Salvador, la arborización y la pavimentación de varias calles del barrio.
Con esta urbanización, grandes proyectos inmobiliarios ganaron fuerza e impulsaron el cambio en el ambiente local. Mientras que la segregación originada por la especulación inmobiliaria crecía, espacios públicos como plazas ganaban importancia para la convivencia de los nuevos residentes.
Recientemente se puede observar que la historia de esta zona de la ciudad y barrio está marcada por varios actos de resistencia. La AMAL (Asociación de Vecinos y Amigos de Laranjeiras), establecida en 1979, siempre anheló el uso de la Plaza São Salvador como un centro de la vida comunitaria local, pero el estado de deterioro del lugar en el siglo XX, resultado de la apertura de rutas que descaracterizaron la vecindad no benefició su apropiación.
La situación sólo mejoró con la revitalización estimulada por el programa Rio Cidade, en 1996, que benefició varios barrios de la ciudad. La reforma del área de Catete / São Salvador estuvo bajo la responsabilidad del arquitecto Jorge Mario Jáuregui. Este proyecto fue lo que dotó el lugar de su configuración actual: tres áreas con límites espaciales claros, donde la parte central, más libre, está dominada por la fuente histórica y las laterales están protegidas por un parapeto que es usado por quienes frecuentan el lugar como banca y apoyo. Una de las áreas laterales contiene el patio infantil con juegos y arena, y la otra está organizada por el coreto [1].

Im2. La plaza en los días laborales / Fuente: Elaboración propia
La Plaza São Salvador y la música
Los propios vecinos cuidan de la plaza, que aunque revitalizada, siempre ha sufrido de falta de mantenimiento. En la década de 2000, los vecinos se organizaron para hacerse cargo de la limpieza, los árboles, el patio infantil y la fuente y así empezaron a surgir iniciativas culturales, como el bloco de carnaval » Bagunça Meu Coreto» que hizo su primer desfile en 2005; la rueda de chorinho » Arruma o Coreto» en 2007; la rueda de samba » Batuque no Coreto» en 2009 y el mercado de artesanía y comida cada domingo (MORAES, 2011, p.34). Con los años la plaza ha ganado actividades y se volvió un pequeño pero importante punto de encuentro y actividades culturales.
Esta conexión entre el espacio y usos es vital. Aunque el contexto físico no ejerza una influencia directa en la calidad de la actividad, el contenido y la intensidad de los contactos sociales interactúan para su incremento. Por lo tanto, las posibilidades de reunión y convivencia tienen una calidad en sí mismas y son importantes como escenario y punto de partida para otras formas de contacto y transformaciones positivas (GEHL, 2006, p.21). En la Plaza São Salvador este aspecto es relevante, pues aunque su marco espacial y físico es extremamente sencillo, las actividades que tienen lugar en él, la gran heterogeneidad e intensidad de ellas, son las que generan el atractivo y motivo del éxito de esta rica experiencia ciudadana.
En los últimos años las consecuencias del éxito de la plaza han causado algunas molestias a los vecinos cercanos, debido a la alta concentración de usuarios y a las actividades que a menudo siguen hasta la madrugada. Esto incluso dio lugar a medidas drásticas como el «toque de queda», la amenaza de enrejado, las multas para los bares de las calles aledañas y la confiscación de productos de los vendedores ambulantes (bebidas, cigarros, comida, entre otros). A pesar de todo eso, la Plaza São Salvador parece haber encontrado un equilibrio en sus relaciones.
Dentro de toda esta mezcla de actividades y convivencia barrial, la música surgió como una catalizadora de las relaciones entre los usuarios y el espacio de la plaza, a partir de las presentaciones que se producen casi a diario en el coreto. Estas actividades provocan grandes concentraciones de personas, lo que a su vez estimula la presencia de un comercio ambulante informal con venta de bebidas, alimentos, cigarros, etcétera. Durante los fines de semana esta oferta se enriquece y complementa con una feria de arte, artesanía y gastronomía promovida por los propios vecinos que ofrecen sus productos. Otras expresiones culturales, como las actividades de circo, debates políticos, entre otras, crean un ambiente diverso en un espacio realmente democrático durante la semana.

Im3. Actividades de circo en la plaza / Fuente: elaboración propia
«Sonidos, colores, olores que conforman las características afectivas de la ciudad en el habitante. Cada uno la suya. Ellos añaden el sonido, el olor, el color, y esto hace que nuestra identidad se sustente». (Lerner, 2003 pág. 39)
El aprendizaje colectivo es ejemplar en la Plaza São Salvador. La mezcla de personas con diferentes intereses y estratos socio-económicos y los diferentes ritmos y colores, inspiran las «rodas«[2] que ocurren cada fin de semana. Estas son reuniones informales en las que hay eventos musicales y apropiación del espacio público por los músicos y espectadores. Una característica de estas reuniones es el sentido de igualdad y respeto, donde en ningún momento son evidentes las diferencias socioeconómicas entre los asistentes. Durante una roda inclusive músicos amateurs pueden sumarse en un segundo plano acompañando las interpretaciones, generalmente con panderos, cajas u otros instrumentos de percusión. Otros, participan bailando.
Las músicas de la plaza São Salvador
Experimentando la plaza se puede confirmar que la música es uno de los principales impulsores de la apropiación. Con la justificación de disfrutar de la música, grupos de amigos y familias llenan el lugar e incluso celebran cumpleaños con picnics en las pequeñas mesas de concreto instaladas en uno de los extremos cerca del coreto. La música de esta forma se convierte en contexto, no siendo necesariamente el espectáculo central, ya que se expresa como un elemento de identidad y comunión y no como protagonista. Cuando una música o ritmo son parte de la identidad de una ciudad o país, estamos en presencia de una expresión cultural con el potencial de una buena acupuntura urbana. “Se puede ver eso en la vida cotidiana, como el ruido de la caja de fósforos en un bar de la esquina de Rio de Janeiro.» (Lerner, 2003, p. 22).
Entre las expresiones musicales que tienen lugar en la plaza y que son propias a la identidad brasileña destacamos el chorinho, el forró y la samba. Cada una de ellas ya tiene su espacio y tiempo en la plaza. El chorinho, los domingos por la mañana y tarde, acompañado por la feria. El forró, los miércoles por la tarde y noche. Y la samba los sábados por la noche. Y cada una de estas expresiones concentra una historia y tradición propia, con la que los propios frecuentadores de la plaza se identifican, lo que también hace que el público que visita la plaza adquiera características especiales en cada momento.
El chorinho por su parte surgió alrededor del 1870 no como un género, sino como una manera de tocar, debido a la interpretación que los músicos populares de la ciudad hicieron de la Polka (MORAES, 2011, p. 12). El chorinho se consolida como género a finales del siglo XIX, pero sólo con Alfredo da Rocha Vianna Junior, el Pixinguinha, el sonido sufrió cambios, principalmente en el estilo académico de tocar la flauta, con adiciones de elementos de la tradición afro-brasileña que convirtieron el chorinho en un género típico de Brasil. Según Cazes (2005, p. 56) el chorinho ha ganado ritmo, gracia, calidez y también la costumbre de la improvisación.