Ciudad Erótica

Febrero 2016

«El Santiago Erótico según Rivano»

El libro recapitula las obras de Luis Rivano que tienden a desarrollarse en el Santiago de la década de los 60 y 70, donde sus personajes antagónicos se mezclan entre el sexo, la pobreza y la injusticia.
Revista Planeo Nº 26,  Ciudad Erótica, Febrero 2016
[Por Felipe Vergara Ovando, Geógrafo de la Pontificia Universidad Católica de Chile]
Título: “Narrativa Completa”
Autor: Luis Rivano
Año: 2010
Edición: Editorial Alfaguara, paginas 504, Santiago de Chile.
Resumen: El libro recapitula las 15 obras de Luis Rivano que tienden a desarrollarse en el Santiago de la década de los 60 y 70, siendo principalmente sus escenarios los barrios rojos de la época como “10 de Julio” y “Mapocho” y donde generalmente sus personajes antagónicos (policías y prostitutas) se mezclan entre el sexo, la pobreza y la injusticia.

Palabras clave: Santiago, Barrios Rojos, Policías.

Im1_RES_VERGARAIm1. Portada del libro / Fuente: http://goo.gl/XJKz0n

La ciudad es uno de los componentes más versátiles e interesantes para escritores, donde sus historias tocan tierra en un espacio dinámico que nos puede sorprender por la cantidad de símbolos que nos puede entregar, siendo uno de ellos el erotismo. Según Luis Rivano, escritor chileno, en su recopilación de Narrativa Completa (2010), el contexto de sus historias tales como “Esto no es el Paraíso”, “El Signo de Espartaco” y “El Cuaderno de Víctor Hidalgo”, reflejan un Santiago rico en experiencias nocturnas donde las armas, el sexo y la muerte conjugan como un símbolo marcado en los barrios “10 de Julio” y “Mapocho” en la década de los 60. No es un mundo erótico que se identifique con el glamour y sensualidad, sino más bien bruto, rápido y penoso que refleja claramente las carencias del sexo en contextos de pobreza que ocurría en un Santiago que estaba en un periodo de transición.

Asimismo, este contexto es atractivo para los amantes del pulso de la ciudad, ya que sentir como se expresa la urbe desde una mirada subjetiva nos permite comprender los flujos y comportamientos ilógicos de sus habitantes, que se logra a cabalidad en esta obra que no se detiene en crear prosas que se destaquen, sino en escenarios tensos de digerir.

Lo interesante de estas obras es la forma de teletransportar al lector a los barrios rojos de la época, desérticos de día y bombeantes de noche, donde lo importante era sobrevivir a una economía del día a día, equipamientos nauseabundos y helados, y donde la justicia se escribía con cuchillos. Del mismo modo, los personajes nos ilustran algo que generalmente se desconoce, carabineros ruinosos, uno responsable y otro corrupto, pero que de todas maneras son símbolos de la ley desquebrajados por la rudeza de la vida, vinculándolos como meros usuarios del mercado sexual, mientras que las prostitutas son actores con sueños, pero que están encerrados en el círculo nocturno que cada vez las van extinguiendo más y más. Sin embargo, lo rico de ambos tipos de protagonistas son los trayectos que realizan por el Santiago sesentero, construyendo mapas mentales a los lectores entre las calles que conectan ambos barrios y el cuartel de carabineros, haciéndonos imaginar los contrastes de este Santiago inimaginable hoy en día.

En este sentido, se deslumbran el gran aporte de estas historias en recalcarnos que estos lugares han sido históricamente barrios rojos, pero que en aquella época sus energías eran de un calibre mayor, debido a que eran los lugares donde se concentraba el mercado sexual de la ciudad atrayendo público de todo tipo, pero que lentamente fueron mutando a barrios degradados, gracias a contextos políticos (toques de queda durante la dictadura militar) y urbanos (aparición de nuevos barrios rojos hacia sectores acomodados), y que aún no han podido recobrar su vitalidad.

No hay ninguna duda que Rivano hace una descripción excepcional y tiene créditos en lo que relata[1], ya que construye una descripción tajante y real de las experiencias nocturnas de la ley y la lujuria en un Santiago a dientes apretados.

[1] fue carabinero durante los 60 y dado de baja al publicar la obra “Esto no es el Paraíso”, ya que la descripción de carabineros que rompían sus códigos entre ellos mismos genero tal conmoción afectando el prestigio de la institución. Posterior a este suceso se dedicó a ser escritor.