[por Gloria Favi Cortés]
XIII Congreso Internacional de Humanidades, Palabra y Cultura en América latina: Herencias y desafíos. Facultad de Historia, Geografía y Letras. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Santiago de Chile. 20, 21 y 22 de octubre, 2010.
Estas líneas se proponen dar cuenta de los nuevos modos de representación de la ciudad de Santiago de Chile en los inicios del Siglo XXI, a través de las propuestas narrativas de las más recientes generaciones de novelistas, poetas y cronistas chilenos nacidos entre los años 1950 a 1975. Las nuevas sensibilidades urbanas que proponen sus textos, como lo demostraremos, cumplen un rol fundamental en la construcción de roles y ritos identitarios para quienes habitan en estos espacios imaginarios.
Desde el punto de vista teórico de la Semiótica de la Cultura (Lotman,1996), las ciudades imaginadas representadas en los textos artísticos, conservarían los recuerdos de los contextos socio-históricos en una época determinada, éstos corresponderían a una memoria creadora que transmite, conserva, elabora y proyecta en el futuro, nuevas informaciones sobre esos espacios culturales De esta forma, los textos literarios que proponemos, recuperarían parcialmente la memoria y representarían los vestigios – actualizados en los inicios del siglo XXI -de la ciudad de Santiago, cuya memoria y espacios públicos están siendo expoliados y expropiados por la concepción arquitectónica y paisajística (des)regulada que introduce el Estado, y, por la producción simbólica de Internet y Televisión, paradojas integradoras que proponen individualismo y soledad con la navegación en los dispersos fragmentos migratorios de las autopistas virtuales, lugares donde sólo se realizarían trayectos individuales, parcelados y subjetivos. Sabemos que los espacios habituales (PNUD, 2002) el barrio, la familia, la empresa y la escuela ya no serían lugares de integración e identificación porque han sido reemplazados por no-lugares corporizados en centros comerciales, autopistas, supermercados y ciudades satélites, espacios que han sido creados para uniformar los consumos pero no han generado, en forma espontánea, lazos afectivos y de cohesión social.
Las crónicas urbanas de Pedro Lemebel: La esquina es mi corazón (1995), Loco Afán, crónicas de sidario (1996), Zanjón de la Aguada (2003), recuperarían la mirada nostálgica y los trayectos de la ciudad escondida que nadie ve o quiere ver y que está representada virtualmente por una sintaxis incorrecta que incluye neologismos, términos populares y vulgares para marcar un cuerpo social corroído y corrupto, metáforas que ocultarían la exclusión social disfrazada o travestida en identidades glamorosas mediadas por el cine y las canciones populares. Una nueva sensibilidad urbana oponen Cuentos con walkman (Fuguet, 1993), Sobredosis (1990); sus transeúntes hablan desde no-lugares, espacios de nadie y de cualquier ciudad en los sueños de la sociedad de consumo y la ausencia de crítica política y social. Bonsái (2005) y La vida privada de los árboles (2009) de Alejandro Zambra (1975) configuran el espacio minimalista de una ciudad que desaparece, sus personajes maquetas están en Chile o en cualquier parte y sólo los referentes literarios dibujan su mundo cotidiano discutieron, como todos los diletantes del mundo han discutido alguna vez, los primeros capítulos de Madame Bovary. Clasificaron a sus amigos y conocidos según fueran como Charles o como Ema (p.35).
Las preocupaciones de los nuevos narradores chilenos, habitantes de las simuladas ciudades posmodernas y que a la vez se auto-construyen como ciudadanos universales, marcan la ausencia conceptual de un discurso político localista y en su reemplazo la influencia ideológica del discurso cinematográfico y televisivo como agentes de cambio social. En Llamadas Telefónicas (1997) publicada en Chile y Premio Municipal de Santiago (1998) Roberto Bolaños, ciudadano universal, construye gestos desolados y localizados en no-lugares específicos, sólo espacios de abatimiento situados en cualquier lugar del planeta para referir el dolor del exilio, la locura, el sin sentido y la muerte.
Intentamos reflexionar sobre las nuevas sensibilidades urbanas que han generado y configurado relatos en los inicios del siglo XXI a través de algunos textos literarios; Lemebel (1995), Fuguet (1992) Bolaños (1997) y Alejandro Zambra (2005). “No hay sociedad sin relato de sí misma. Las identidades colectivas son una forma de narrar y de dar cuenta de lo que es y quiere ser una sociedad” (Informe del PNUD, 2002: 48). Éste informe (Nosotros los chilenos, un desafío cultural, 2002) circunscribe al ámbito de la crisis cultural los efectos que han provocado transformaciones en la sociabilidad chilena y basa sus resultados en estudios empíricos y en una cartografía de actividades culturales que intentan responder ¿Qué nos pasa? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? A la vez, en el curso de nuestra investigación, nos preguntaremos, ¿cuáles son los relatos que han elaborado sobre sí mismos los escritores citados? ¿En qué forma estamos incluidos y representados en ellos?
Demostraremos que en la mirada ácida y los márgenes responsivos de la ciudad segregada, que en los desplazamientos compulsivo de los consumistas, que en los nolugares fantasmales de los supermercados, aeropuertos y autopistas nos encontramos como un todo fragmentado que intenta comprender las profundas transformaciones de la subjetividad en la llamada sociedad global.
En nuestra investigación serán fundamentales los estudios de Norbert Lechner (2004) (Las sombras del mañana: la dimensión subjetiva de la política, 2002) “Los estudios de la sociedad global y de su gobernabilidad suelen enfatizar los elementos estructurales: los flujos (des)regulados de capitales e información, los circuitos productivos y tecnológicos, las migraciones y las comunicaciones. Sin embargo, dichos análisis no contemplan las profundas transformaciones de la subjetividad” (Lechner, 2004: 52). En sus escritos teóricos, Lechner afirma que el discurso político ha perdido la capacidad de dotar de sentido a los cambios sociales porque no ha considerado la subjetividad y la experiencia cotidiana como parte de la vida en sociedad. De esta forma, nuestra investigación, desde las interacciones subjetivas del lenguaje literario y la cotidianidad representada en los mundos de la ficción, intentará validar alguna respuesta para intentar comprender nuestra diversidad disociada, la indiferencia y exclusión ciudadana que nos ofrece el Estado Moderno en Chile.
Francisca Márquez (2004) señala las identidades generadas por la segregación urbana, como producto del debilitamiento de un modelo urbano asentado en la heterogeneidad social y que ha concebido la nueva ciudad como una comunidad privada cuyo valor territorial y servicios públicos están supeditados a los avatares y fluctuaciones del Mercado; así se han creado identidades de fronteras internas en la propia ciudad con la construcción de amurallados condominios privados en el interior de comunas tradicionalmente pobres, de esta forma, ser de Peñalolén Alto y Peñalolén Bajo, Pudahuel Alto, Pudahuel Bajo, marcan la diferencia; “Los Paltos”, comunidad de iguales creada en Huechuraba y separada por un cordón montañoso de la población La Pincoya, ha necesitado crear un barrio y un cierto imaginario, no necesariamente un país o una ciudad, pero sí la identidad abstracta representada por una Inmobiliaria, quién ha reemplazado la institucionalidad del Estado para remitirse a un ideal de vida donde “los otros” no tienen cabida.
El hacinamiento y la esquina, el lugar de la “pobla”, son los territorios imaginarios que construyen las voces de “los otros”, “los bárbaros” ubicados en los límites, en las fronteras del imperio; las crónicas urbanas de Pedro Lemebel, (La esquina es mi corazón o los New Kids del bloque,1995) muestran la vida y sus espacios asociados con la carga emocional que iluminan el anclaje sobre la marginalidad ciudadana, lugares creados con las voces de la memoria y ajenos al patrimonio urbano institucional que integra la gran ciudad.
Nos parece importante citar las teorías de los imaginarios urbanos desarrollada por Armando Silva (2003) cuyo objetivo es retomar la voz de los ciudadanos para explorar las condiciones perceptivas y cognitivas que caracterizan la vida urbana en las sociedades contemporáneas; “Es una teoría de la cultura desde una dimensión estética que intenta comprender cómo se configura socialmente la realidad urbana, es decir que analiza la ciudad que está directamente relacionada con el avance de las tecnologías digitales y las infraestructuras comunicativas”; precisa Armando Silva (entrevista realizada en el marco del Congreso de Semiótica: Imaginarios Urbanos. Maracaibo-Venezuela; 2005). Desde este punto de vista, los avances tecnológicos nos obligarían a repensar las definiciones de conceptos como espacio público, ciudadanía e identidades urbanas, y que se han propuesto desde disciplinas modernas como la antropología, sociología y urbanismo, para reconocer a los nuevos ciudadanos sin ciudad cuyo espacio público está constituido por los chats y foros ahora convertidos en nuevas plazas públicas en la sociedad red. Silva afirma, en la entrevista ya citada: “en nuestra época no hace falta habitar en el interior de un casco citadino para vivir, percibir y relacionarse como sujetos plenamente urbanos”. Confirmamos, de esta forma, la efectividad de la narración Llamadas Telefónicas (1997) de Roberto Bolaños, como las voces espectrales de un narrador ficticio dirigidas a sus interlocutores fantasmas localizados en cualquier ciudad del planeta, no-lugares para conectar sin tiempo, el vacío, el dolor y la muerte.
En conclusión, nos proponemos rastrear vestigios y señales de las nuevas sensibilidades urbanas representadas en crónicas, novelas, poesía y cuentos de jóvenes narradores chilenos, para señalar las complejidades y transformaciones del imaginario social en nuestra difusa, cambiante y simulada ciudad posmoderna, cuyos centros reguladores, en la urbe, estarían representados por las autopistas, supermercados, centros comerciales, ciudades satélites; espacios que generarían un urbanismo sin ciudad y sin memoria y que se constituirían además como modelos paradigmáticos para agrupar y a la vez separar a pequeñas ciudades, cuyos espacios públicos no están siendo regulados por la institucionalidad del Estado chileno, quién ha reemplazado su rol en tanto estructurador de la forma urbana, por la legalidad territorial que ha concedido al Mercado Inmobiliario.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Bolaño, Roberto. 2000: “Nocturno de Chile”, Angrama. Barcelona, España.
- Bolaño, Roberto. 1997: “Llamadas Telefónicas”, Anagrama. España.
- Bolaño, Roberto. 2001: “Putas Asesinas”, Anagrama. Barcelona, España.
- Fuguet, Alberto. 1990: “Sobredosis”, Planeta. Santiago, Chile.
- Fuguet, Alberto. 1993: “Cuentos con Walkman”, Planeta. Santiago, Chile.
- Fuguet, Alberto. 1998: “Mala Onda”, Alfaguara. Santiago, Chile.
- Lemebel, Pedro. 1997: “Loco Afán, Crónicas de Sidario”, Lom: Santiago, Chile.
- Lemebel, Pedro. 2003: “Zanjón de la Aguada”, Seix Barral: Santiago, Chile.
- Zambra, Alejandro. 2006: “Bonsai”, Anagrama: Barcelona, España.
- Zambra, Alejandro. 2007: “La vida privada de los árboles”, Anagrama: Santiago, Chile.
- Lechner, Norbert. 2004: “Estado, Derecho y Gobierno en la Sociedad Global”.
- Francisca Márquez (Identidad y Fronteras urbanas en Santiago de Chile; 2004)
- Armando Silva (Imaginarios Urbanos: 2003)