Recientemente Colombia y sus ciudades han estado en el panorama del Urbanismo y la Planificación mundiales y se las ha tomado como casos de estudio paradigmáticos, muchos programas de televisión y videos de internet se han publicado sobre el “Urbanismo Social” de Medellín, que fue sede del último Foro Urbano Mundial el año pasado. su calidad de vida.
Revista Planeo Nº 23 La Ciudad en Tránsito, Agosto 2015.
[Por Luis Hernando Lozano Paredes. Arquitecto, Universidad de Belgrano, Buenos Aires, Argentina,Investigador Junior, Universidad de Belgrano | UNIGIS América Latina]
Im1. Fuente: Elaboración propia.
Recientemente Colombia y sus ciudades han estado en el panorama del Urbanismo y la Planificación mundiales y se las ha tomado como casos de estudio paradigmáticos, muchos programas de televisión y videos de internet se han publicado sobre el “Urbanismo Social” de Medellín, que fue sede del último Foro Urbano Mundial el año pasado. Premios se han dado a los diferentes sistemas de BRT (Bus Rapid Transit) que ha implementado este país, siendo su mayor referente el Transmilenio el sistema tan problemático como exitoso de la capital Colombiana.
En medio de las negociaciones de paz que el gobierno Colombiano está llevando a cabo en la Habana, se observa que el país finalmente podría, después de décadas de conflicto, encontrar una resolución a los diversos problemas de violencia e inestabilidad que lo han aquejado. Colombia ha tenido un crecimiento económico exponencial y por primera vez en la historia el país ha empezado el debate acerca de un futuro como nación desarrollada y con bienestar para todos sus ciudadanos.
Sin embargo, muchos problemas de actualidad urbana de Colombia no se pueden ignorar con una fachada de crecimiento y esperanza, especialmente si uno de los principales problemas que enfrentan las ciudades Colombianas todavía no se ha resuelto.
El conflicto interno que afectó a Colombia en los últimos cuarenta años ha forzado a más de cinco millones de migrantes –desplazados- internos [1][2], a abandonar sus casas rurales, causando una verdadera despoblación de las zonas rurales de un país otrora agrícola, ganadero y campesino que recientemente se ha transformado en un país netamente urbano.
Un proceso que ya venía desarrollándose desde la década de 1960 se ha consolidado por el agravamiento del conflicto y ahora las ciudades se enfrentan al reto de la integración ya que la mayoría de aquellos ciudadanos desplazados por el conflicto se han instalado en las ciudades grandes e intermedias, lo que en definitiva representa una búsqueda de seguridad, de un ambiente urbano con servicios ausentes en el ámbito rural y principalmente sin la violencia y el reclutamiento forzado de los grupos armados ilegales. La problemática surge ya que estos migrantes internos se han instalado en los sectores más carenciados de las ciudades, en las laderas de las montañas o en zonas costeras o periféricas sujetas a procesos de inundación latente.
Im2. Asentamiento Morro de Basuras de Moravia – Medellín Fuente: http://samis391.files.wordpress.com/2010/06/imagen1morro-arriba-del-blog.jpg
Esta población que arriba desde las zonas rurales encuentra dificultades para integrarse plenamente al tejido social de las diferentes ciudades del país, siendo la agricultura su principal actividad previa; se ven imposibilitados a su práctica, por lo cual deben encontrar otras formas de sustento que tristemente deriva, en muchos casos, hacia una estigmatización por parte de la población urbana que los considera un elemento de “invasión”, de hecho en el léxico mismo de los colombianos, estos barrios de ocupación territorial y tugurización son denominados “invasiones”, de lleno no son verdaderamente parte de la ciudad.
Ante esta situación y esta nueva estructura social latente de las urbes colombianas, el país necesita tomar el problema y debatir definitivamente la realidad de su transformación en un país urbano, donde este “Urbanismo Social” tan premiado expanda sus horizontes y tome en consideración qué hacer con estos nuevos habitantes de la ciudad, ya que el Urbanismo no se trata solamente de crear infraestructura de calidad o aparecer en rankings internacionales de buenas prácticas urbanas sino, en definitiva, el hacer la vida en las ciudades mejor para todos sus habitantes; en Colombia esto es un imperativo para los nuevos habitantes urbanos.
Parte de este debate está dándose por medio de un proceso de restitución de tierras apropiadas en el campo, sin embargo para aquellos –la gran mayoría- que deciden permanecer en las ciudades, es imperativo generar nuevas propuestas de adaptación de los saberes acumulados de la población en movimiento y hacer que los mismos traigan beneficio a las urbes en conjunción con una definitiva inserción de la población en el tejido social de las ciudades colombianas. El reto está en traer la agricultura a las ciudades [3]
Esta incorporación de la agricultura urbana se tiene que entender como un otorgamiento de oportunidades a esa población que llega y renueva la cara de la ciudad al permitirles la posibilidad de volver a habitar en un medio similar del cual tuvieron que salir por causa de la violencia y lo más importante poder vivir del producto que generan estos nuevos espacios de cultivo en las ciudades, llevando este producto con menor costo y mayor calidad a los consumidores centrales.
Im3. “Colectivo Cores” –La Paralela. Consultado el 30 de Junio de 2015. https://colectivocores.wordpress.com/laparalela/
En lugar de una apropiación indiscriminada del espacio público -como podrían ser consideradas estas huertas urbanas – este tipo de iniciativas deben ser vistas como la participación que cada ciudadano colombiano, que se ha visto afectado por el conflicto, tiene en la creación de un nuevo país que se viva desde los espacios urbanos y que logre la reconciliación tan necesitada en esta nación. La creación de espacios urbanos integrados como plazas para la práctica del deporte y para los niños son muchos pasos que el Urbanismo social Colombiano ha llevado a cabo en los últimos años, pero la verdadera integración de la población desplazada en Colombia y su tratamiento como ciudadanos de pleno derecho es en cierta forma la idea de traer “lo mejor del campo a la ciudad”.
El conflicto colombiano ha estado siempre relacionado a la división de las tierras, es un conflicto que surge del latifundio agrícola que poco permitió al campesino minifundista un desarrollo productivo competitivo a la hora del comercio de sus productos, el desplazamiento hacia los centros urbanos tampoco devino en un reemplazo significativo de la fuerza laboral del campesinado hacia una industrialización en las ciudades, por lo que a este respecto, y si Colombia entera quiere verdaderamente enfrentar el pos-conflicto, necesita re adaptar su idea de crecimiento urbano, integrando a todos sus ciudadanos y a la par de un desarrollo industrial y financiero, traer en definitiva aquel minifundio agrícola que nunca se pudo concretar en lo rural al espacio popular y urbano del país.
Para poder enfrentar este desafío, Colombia entera necesita replantear su planificación centralizada y definitivamente dar cabida a estas iniciativas individuales y comunitarias que tienen como meta el desarrollo y el éxito nacional.
¿Qué más le sugeriría a los Urbanistas de Colombia para enfrentar la incorporación de la nueva población en sus ciudades?
Referencias:
[1] El País, Cali, Colombia. 20 de junio de 2014. Consultado el 30 de Junio de 2015. http://www.elpais.com.co/elpais/judicial/noticias/con-53-millones-colombia-segundo-pais-con-desplazados-mundo
[2] Bello A, Martha Nubia. «El desplazamiento forzado en Colombia: acumulación de capital y exclusión social». Universidad Nacional de Colombia. Consultado el 30 de Junio de 2015.
[3] Organización Internacional de las Migraciones-Colombia. Guía de Agricultura Urbana. –Documento consultado el 30 de Junio de 2015. http://www.oim.org.co/poblacion-desplazada/1455-guia-de-agricultura-urbana.html