Es importante que el MOP entienda que cumple un rol tan importante como el MINVU, y Bienes Nacionales entienda que cumple un rol tan importante como el MOP.
En su oficina en el campus Lo Contador de la Universidad Católica, el Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos nos concede un espacio para conversar, y conocer un poco más en detalle el funcionamiento de la comisión asesora para la nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano. Su énfasis está sobre los principios que guían la política, pero también se da el tiempo de reflexionar sobre experiencias particulares y proyectos en específico, como el de Mapocho 42k.
Quisiéramos partir, en el marco de su participación en la comisión asesora de la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU), pidiéndole que describa los objetivos, propósitos y alcances que se persiguen con la formación de esta comisión.
La comisión tiene una doble función. Primero, de asesoría y luego de ayuda en la formulación de la política. Hago la diferencia porque cuando uno dice “asesoría” está entregando una serie de conocimientos –de expertos en el tema- que se focalizan en subcomisiones, cuyos aportes son sistematizados en una estructura ampliada, que es la comisión misma. Pasan de ser elementos temáticos de asesoría a las bases de la política.
Por eso es tan importante que en estas subcomisiones hayan expertos y se traten materias técnicas profundas que luego pasen a transformarse en principios más bien genéricos, que son parte de la política. En ese traspaso a los principios hay que ser muy cauteloso en que quede pregnado ese fundamento técnico.
En ese sentido el rol del Instituto de Estudios Urbanos es muy importante, porque éste trabaja en una estructura de subcomisiones que tenemos en la Facultad, y que nutre de contenido técnico a las comisiones que están trabajando en el gobierno. Esto, en el sentido de que son capaces de llevar también todos los estudios, todos los datos que tiene el IEUT hacia la política.
Así, empiezan a salir algunos requerimientos, a la luz de estos argumentos técnicos, que son muy importantes. Por ejemplo, reflexiones en torno al gobierno de las ciudades. Aparece el tema del Alcalde Mayor como posibilidad, respecto de este personaje que unifica los problemas de la ciudad y al mismo tiempo es capaz de tomar decisiones mucho más concertadas y apropiadas, equilibrando calidad y necesidad.
¿Quiénes integran la comisión asesora?
La comisión está integrada por decanos de universidades chilenas (Católica, de Chile y Diego Portales); por expertos en estudios urbanos que han trabajado en el medio público como profesional; representantes de la Sociedad de Ingenieros de Transporte de Chile; presidentes de colegios profesionales –del Colegio de Arquitectos y del Colegio de Ingenieros-; el representante del Ministro de Transportes; representante de diputados. Al mismo tiempo, están permanentemente participando los SEREMIS de Vivienda.
Como jefe asesor de la mesa está José Ramón Ugarte, y como presidenta de la mesa la arquitecta Antonia Lehmann. Además participa el exinistro de Vivienda Alberto Etchegaray como parte estable de la comisión.
Hay una importante cantidad de funcionarios que actúan en representación de otros ministerios, pero lo más importante de lo que se pretende con esta estructura es no sólo generar una mirada multidisciplinar, sino que también traer a presencia las necesidades y articulaciones que hay que tener con los otros estamentos de los que depende la buena planificación de la ciudad.
En ese sentido creemos importante que acuda gente de Transporte, del MOP, y de Bienes Nacionales además de Vivienda.
En ese sentido, ¿puede identificar usted distintos sectores, perspectivas e intereses que estén representados en la comisión?
Está también la Cámara Chilena de la Construcción, por lo que están también representados los que se vinculan no sólo con el tema de las inmobiliarias, sino que también las sociedades constructoras y de inversión. Ellos presentan claramente un sector.
Está presente también el sector de los arquitectos. Están representados los ingenieros desde su posición de gestión, pero también desde las políticas que se han implementado a partir de la ingeniería.
Pero me interesa destacar que hay una representación que, más que por el perfil profesional que puedan tener los miembros específicos, es por la incidencia que tiene cada una de sus disciplinas en el desarrollo de las políticas urbanas y públicas en este país. Es muy interesante escuchar las experiencias anteriores, y cómo éstas han determinado, en lo bueno y en lo malo, los problemas urbanos que tenemos ahora. Es decir, hay experiencia en la mesa. Es bueno que participe gente que tomó decisiones en la década de los ’90, por ejemplo. Esto nos provee con un marco evolutivo de lo que son las problemáticas urbanas.
Esta diversidad, que tiene los elementos positivos que usted destaca, ¿acarrean también dificultades? La diversidad habla también de múltiples perspectivas que no siempre están en concordancia.
Yo creo que lo que falta es hacer el esfuerzo por bajar a la sistematización y a la generación de los principios básicos de la política. Creo que hemos ya conversado bastante; más allá de las distintas posiciones, yo veo que el trabajo ha sido serio y bien realizado. Sobre todo en que se va a lograr llegar a los acuerdos necesarios.
Pero como digo, tenemos ahora que empezar a pensar en los principios de la política y no tanto en las reivindicaciones o en las opiniones particulares. Que si bien fueron necesarias en un momento, no creo que sea la actitud que hay que tener ahora. Es muy expectante la situación en la que estamos, porque justamente entramos la próxima semana a un trabajo de consolidación.
¿Cuáles son los alcances que se proyectan para la PNDU?
Como la comisión se nutre de estas subcomisiones, de las cuales emanan los temas relevantes –patrimonio, segregación residencial-, allí se hace el esfuerzo de sistematizar estos inputs, y se logra poner los énfasis en los temas.
Así como en el tema institucional o patrimonial existen propuestas específicas, existen también principios básicos que estamos comenzando a generar.
Se ha hablado mucho de este problema general en la gestión urbana, de que no hay coordinación entre las distintas instituciones. Siempre ha faltado un poco de cooperación intersectorial. Al parecer aquí existe un intento por enfrentar eso.
Sí, yo encuentro injusto que se diga que no se ha logrado. Lo que pasa es que como todavía no se ha llegado a transformar todo ese contenido, no lo hemos “bajado” todavía a principios generales, a lineamientos estructurales…claro, se podría decir todavía que ha sido muy diverso, muy heterogéneo. Pero a mí me parece que es lo normal.
Piensa que si hay una comisión con expertos en patrimonio y hay otra comisión que trabaja la institucionalidad, es normal que se den no solamente al interior de esas comisiones puntos de vista distintos, sino que después lo que dice una puede estar en contraposición con lo que dice la otra. Pero va a ser tarea de la comisión superior organizar, priorizar, enfatizar. A mí me parece normal.
¿Se considera llegar a cambiar los instrumentos o mecanismos de planificación urbana? ¿Por ejemplo los PROT, los Planes Reguladores Regionales o Comunales?
En las subcomisiones sí. En la comisión principal yo todavía no veo esas demandas objetivas. Se van a revisar todos los temas, pero lo más probable es que no se llegue a hilar tan fino en estas comisiones temáticas.
Hay que hacer ciertas reflexiones que tienen que ver más bien con cómo nos imaginamos; cómo pensamos las ciudades del futuro. Esto, en base a ejes que son mucho más estructurales que incluso las decisiones específicas para cada ciudad. Lo que busca la comisión asesora es una cierta inteligencia asociada a entender la estructura de la ciudad desde conceptos mucho más ampliados, que sean capaces de incorporar en sí mismos distintas áreas del desarrollo de una ciudad, y al mismo tiempo que desde ahí se generen soluciones transversales, y no acotadas o puntuales.
Si tú me preguntas si estamos estudiando determinado plan regulador en sus características particulares, yo te diría que eso no se conversa así. El trasfondo es mucho más estructural.
Por ejemplo, se nos presentó la visión que tiene la Sociedad de Ingenieros en Transporte. Uno se da cuenta ahí de que las propuestas tienen un tono apropiado, en tanto está bien cuidado lo que es genérico. Se colocan principios sobre la mesa que son tremendamente transversales, donde lo coyuntural está en el hecho urbano. La promoción alternativa al uso del automóvil significa no solamente poner en valor el espacio público, sino que una serie de otros elementos que están como “subtemas”. Desde la bicicleta a las vías segregadas.
En su opinión, ¿cuáles son los principales desafíos, que deben ser abordados por la discusión de la comisión?
Hablando desde mi opinión, puedo mencionar “macro-temas” y “micro- temas”. Voy a partir por lo micro. Creo que hay cosas que se pueden hacer con acciones muy precisas. Por ejemplo, ¿qué hacemos con los terrenos fiscales?
Existen varios paños de terrenos fiscales en ciudades chilenas; portuarias, en la zona centro poniente…¿cómo reflexionar acerca del uso de esos terrenos? Muchas veces quedan en lugares bastante ventajosos, en términos de conectividad, de planificación de vivienda, etc. Eso significa pedirle una reflexión a Bienes Nacionales, a los Municipios, y otros más.
Por otro lado, está el tema de los comités. Los políticos generalmente se acercan a los comités de vivienda, donde la relación de necesidad es evidente. ¿Pero los comités de mejoramiento? Si nosotros nos hacemos cargo del “stock” de vivienda social en Chile, ¿por qué no pasar a los comités de mejoramiento de vivienda? Esa persona, así, se hace cargo desde lo que él conoce, dando el salto hacia el barrio. Fortaleciendo ese comité, el mismo propietario es el que va a determinar los requerimientos de su entorno próximo. Hay que entregarle el “derecho de autoría” a esa persona que habita en un sector vulnerable.
Esas dos cuestiones a mi juicio son básicas y revisten oportunidades: los terrenos fiscales y los comités de mejoramiento. Si llevamos esos aspectos que son “micro” a lo “macro”, uno empieza a ver que hay necesidades de diálogo interministerial. Esas son ya visiones que pertenecen a la filosofía del principio. Pero es cierto que esos principios deberían estar tomados desde cuestiones tan de base como esto.
Aprovecho de hacer una reflexión que no se hace mucho. Cuando se habla de interdisciplina a veces se olvidan algunas ramas. Por ejemplo el equipamiento de las ciudades. Es hora de que concurran a la discusión los temas concretos que tienen que ver el equipamiento desde problemáticas aún más específicas.
Conversábamos con gente del ámbito de la energía, pero desde el punto de vista de la iluminación de la ciudad. Es importante que pensemos en que la iluminación contribuya a ciertas actividades urbanas que son importantes: el uso de la vereda, de la calzada y la iluminación de la fachada de la vivienda. Con tres operaciones, te entrega una serie de elementos que pasan desde la seguridad residencial a la vial. Esto se conversa en las subcomisiones, pero me interesa recalcarlas porque son vitales para la formulación de principios.
Entonces, usted siente que estas problemáticas están siendo abordadas.
Uno siempre querría que fueran muchos más los tiempos, y muchas más las subcomisiones temáticas.
Uno necesita en esto que la participación tenga un rol fundamental. Esto muchas veces está asociado a una cierta voluntad. Llevándolo a un tema técnico, es importante que haya sensibilidad de que esto es una cuestión coordinada entre ministerios (y tienen que estar LOS ministerios, y no EL ministerio), pero también tiene que haber coordinación entre las personas que inciden en la reflexión.
Si tenemos un experto en segregación residencial, y otro experto en planificación, necesitamos que el diálogo entre ellos no necesariamente se haga en una reunión. Ese diálogo tiene que hacerse en base a una visión de proyecto de ciudad. Que más allá de diagnosticar, existan propuestas objetivas de qué hacer. Si tú me preguntas si eso podría ser mayor, yo reconozco que sí. A mí me gustaría al menos que fuera algo más nítido. No digo que no se haga, porque quiero ser justo, pero insisto en que esos gestos necesitan de voluntad.
La única manera de hacer de esto algo realmente tangible radica en los proyectos. Por ejemplo, a mí me interesa mucho que se hable del proyecto Mapocho 42k. Porque ese sí es un esfuerzo multi e interdisciplinario por abordar la ciudad, que literal y conceptualmente la atraviesa. Aquí también hay que tener una vocación interdisciplinar fundamental, como la ha tenido ese proyecto. Y demasiadas veces hay más vocación por diagnosticar y observar, que por la interdisciplina proyectual en los temas de ciudad. No pueden los actores marginarse de esto.
Por eso es tan importante que el MOP entienda que cumple un rol tan importante como el MINVU, y Bienes Nacionales entienda que cumple un rol tan importante como el MOP.
¿Cómo se vincula la incorporación de todas las voces en la problemática urbana con el nivel de diversidad al interior de la comisión?
Eso se hace, a mi juicio, desde una convicción de que esto tiene que implementarse con cierta audacia. Eso no quiere decir que sea irresponsable, pero con la ciudad hay que tomar ciertos riesgos en una política urbana. Eso aúna.
Si tú tienes una diversidad de opiniones, que es muy legítima, con todas sus discrepancias, entonces juguémonos por algo en lo que sí podamos creer, en lo que sí tenemos un punto de encuentro. Y la osadía es necesaria para radicalizar ese punto.
La decisión que tú tengas con respecto a las cosas es una forma de convocar y unificar los distintos puntos de vista. Por ejemplo, si nos vamos a jugar por el transporte público, hay que entender que eso va a requerir de cierta radicalidad. Si tenemos que hacer vías segregadas para que la persona deje el auto en la casa, y realmente se pueda tomar una micro y llegue en un tiempo equivalente, todos tenemos que tener una cierta voluntad radical. Eso es lo que esta política debiera fomentar.
Uno de los desafíos de cualquier política nacional es tomar en cuenta las diversas características de las distintas zonas de Chile. ¿Existe alguna incongruencia entre el logro de este objetivo y el hecho de que la comisión está compuesta en gran parte por profesionales arquitectos radicados en Santiago y cuya experiencia es mayormente con la Región Metropolitana?
Una de las experiencias más notables de participar en la comisión es escuchar a los SEREMI de regiones. Hemos escuchado prácticamente a todos. Y creo que eso cautela que esto no se transforme en algo centralizado.
Creo que también en esto hay que tener confianza, porque yo creo que nadie puede negar la importancia de sentar las bases de esta nueva política. Más aún con estas experiencias regionales que de alguna manera incorporan temas nuevos.
Si estamos reflexionando en torno a problemas que no necesariamente están en Santiago, creo que esa política se hace con la transversalidad que mencionas. No es banal haber escuchado a los SEREMI, también porque ocurren problemas que son muy comunes a todos, a pesar de las geografías y contextos distintos. Entonces podemos sacar conclusiones acerca de los elementos que nos son comunes, y tenemos la virtuosidad de poder escuchar las peculiaridades específicas de cada región. Eso yo lo valoro muchísimo, y encuentro que ha sido una de las cuestiones más potentes de la comisión.
En todas las sesiones, el secretario de la comisión, José Ramón Ugarte, lee un resumen –que debe ser de una media hora- de todas las otras subcomisiones, donde ya existe el esfuerzo por transformarlo en un relato, que es como un extracto único y unánime de esa diversidad de opiniones. Esa es una cuestión que celebro porque es un primer esfuerzo por hacer una sistematización coherente de un problema que tiene tantas aristas.
Nos mostraron casos de ciudades extranjeras, en distintos continentes y economías. Lo primero que uno observa ahí es lo exigentes que son consigo mismos en el conocimiento de sus propios territorios. El tiempo que invierten en ese conocimiento nosotros también tenemos que dedicarlo.
Para terminar, ¿qué impacto cree que tendría una PNDU sobre las instituciones, proceso e instrumentos de planificación urbana en Chile?
Bueno, si la pega se hace bien, y logramos sacar principios sólidos, debería haber un gran impacto. Esto requiere, insisto, de una voluntad por parte de todos los estamentos, incorporando la idea de cambio urgente y radical.
Ojalá que a nivel de barrio, municipio, ciudad, intendencia, ministerio se pueda tener la sensibilidad de que las decisiones, bien fundamentadas, requieren esa voluntad de radicalidad transversal, donde en ninguno de esos estamentos se interrumpa el esfuerzo, o “les aparezca la letra chica” de la política.