“EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
SAQUEO DE LA NATURALEZA
COLAPSO DEL MEDIO AMBIENTE
vicios de la sociedad de consumo
que no podemos seguir tolerando:
¡hay que cambiarlo todo de raíz!.”
Nicanor Parra (Ecopoemas, 1983)
[por Pedro Bannen]
¿Es Hanga Roa una ciudad? Con casi cuatro mil habitantes y dos mil quinientos vehículos motorizados (entre motos, autos , camionetas y otros). Ubicada a más de 3.800 kilómetros de la ciudad más cercana, con una población flotante de alrededor de ochocientas personas que pueden llegar a casi duplicar la población para la principal fiesta local celebrada cada verano.
Recibe doscientos turistas diarios en un vuelo de línea comercial que aterriza en la mejor losa de aeropuerto de todo el país. Su puerta o aeropuerto se llama Mataveri, cuya pista constituye la primera calle de su trama urbana con cinco kilómetros de largo, le sigue la calle comercial principal, perpendicular a la primera y de dos kilómetros de largo. Sobre estas se ordena una trama viaria que se desdibuja hacia los bordes y se adapta a la silueta de la costa en su cara al mar.
Hanga Roa es el núcleo que ordena y articula todas las actividades de la isla de Rapa Nui, con una extensión de 166 kilómetros cuadrados y una distancia de 24 kilómetros hasta su punto más alejado del centro urbano. El número de reparticiones públicas y la dotación de las mismas, la convierte en una de las mejores dotadas del país en proporción a su número de habitantes. El desarrollo logrado en redes de articulación de iniciativas público-privadas como las asociadas a la actividad turística o la capacidad de gestión de gobiernos locales como el municipio o regionales como la gobernación, ratifican esa situación de privilegio.
Es hoy el turismo la actividad económica que mueve a Hanga Roa y a Rapa Nui con más fuerza y porvenir, pero es a la vez esta misma actividad y la escalada creciente de los últimos años la que coloca al lugar en riesgo de jaque. Rapa Nui conoce en su propia historia la condición de colapso, que un desarrollo desde adentro pero desbordado trajo al lugar hace cuatrocientos años. Asimismo carga con la dura experiencia de una explotación del lugar y las personas generada por foráneos hace un siglo y medio.
Los procesos de funcionamiento establecidos en la isla para proveer de energía y bienes básicos, la expansión de la capacidad y calidad del equipamiento turístico, los requerimientos crecientes de mejores servicios por sus habitantes, convierten a Hanga Roa en una unidad urbana absolutamente dependiente de la red de relaciones que establezca con otros territorios y centros de decisión e intercambio. Asimismo es Hanga Roa la pieza de articulación entre esa capacidad de interacción con el exterior al hinterland y de inmediato la responsable de atesorar y acrecentar los valores culturales y patrimoniales de todo el territorio de la isla. Hanga Roa es en su esencia, ciudad.
Con el escenario de posible preocupación de los devenires para el lugar y su territorio contrasta las experiencias en ejecución en la propia isla, como una planta de reciclaje de basura que inicia tareas de recuperación de materiales reenviados al continente, así como un programa municipal ya iniciado de reciclaje doméstico para producir compost que apunta a reutilizar la mitad de los desechos producidos por los hogares de la isla.
La propia pequeña escala del lugar es su riesgo y a la vez su mayor fortaleza: un Hanga Roa con voluntad clara y un proyecto razonable de futuro compartido, no asegura, pero avizora un futuro sustentable. Un pequeño homenaje al ideal de E. F. Schumacher y a la advertencia inicial de N. Parra.
Santiago de Chile, diciembre de 2011