Catalina Justiniano es arquitecta de la Pontificia Universidad Católica de Chile y se desempeña como directora ejecutiva de Junto al Barrio, fundación dedicada a promover y fortalecer las organizaciones locales por medio de trabajo en conjunto con los vecinos.
Revista Planeo Nº19 Barrio y Ciudad, Noviembre 2014.
[Por Pablo Wainer. Arquitecto UDP y Magister (c) en Desarrollo Urbano, IEUT, UC]
Catalina Justiniano es arquitecta de la Pontificia Universidad Católica de Chile, cursó estudios posteriores de Magíster en Política y Planificación Urbana y Medio Ambiental en Tufts University, Massachusetts. Trabajó en el centro de Políticas Públicas de la PUC enfocada principalmente en proyectos y consultoría de vivienda y barrio. Actualmente se desempeña como directora ejecutiva de Junto al Barrio, fundación dedicada a promover y fortalecer las organizaciones locales por medio de trabajo en conjunto con los vecinos.
Primero, me gustaría que nos cuentes en qué consiste su fundación, cuál es su visión y misión.
Junto al Barrio es una fundación que busca aportar en la construcción de una sociedad que logre revertir los procesos de exclusión social y segregación urbana en Chile, donde todos podamos ser protagonistas del desarrollo de nuestros barrios y ciudades. Buscamos ser una organización que inspire, convoque y movilice a diversos actores a construir desde los barrios más vulnerables, una sociedad más justa, fraterna y democrática.
La misión de Junto al Barrio es promover el barrio y el protagonismo de sus vecinos en el desarrollo de ciudades más inclusivas, potenciando la organización vecinal, motivando la participación ciudadana y desarrollando procesos de colaboración público-privada en la materialización de proyectos sociales y urbanos que mejoren sosteniblemente la calidad de los barrios vulnerables.
Dada la condición un tanto difusa de lo que se puede entender por “barrio” ¿De qué forma la fundación define y delimita los barrios? Y cómo es el proceso de trabajo en los sectores elegidos.
Para definir un barrio hay que distinguir distintas aproximaciones. Por un lado está la delimitación administrativa del barrio, que muchas veces no se condice con el territorio, entendido como barrio por sus habitantes. Este está conformado, también, por los límites de sentido y las formas de apropiación y uso de los espacios comunitarios por parte de los vecinos. Cada barrio es distinto, pues tanto las características espaciales –viviendas, calles y plazas- como las culturales – las formas de habitar de sus pobladores- lo configuran como un todo. Sus fronteras se constituyen según las experiencias cotidianas de habitantes y su relación con el territorio.
Para nosotros, los barrios son espacios de socialización que otorgan a sus pobladores rasgos identitarios que los diferencian de otros habitantes de la ciudad. Es en este punto que nos detenemos como institución, pues son los barrios los que permiten un desarrollo positivo de las personas – con una alta calidad de vida comunitaria – o un contexto negativo, que estigmatiza y deja atrás elementos ricos en cultura y espacios de encuentro, que se observan en ciudades segregadas.
Los barrios en que nos insertamos son una oportunidad para re-construir capital social que fomente la cooperación grupal y genere una nueva estructura de oportunidades para la inclusión de los vecinos y vecinas. .
El proceso de trabajo en los barrios se ordena en un modelo de inserción que dura tres años. Comienza con un período de vinculación con las organizaciones sociales y sus vecinos, período en el que se levanta un diagnóstico participativo del ámbito social y urbano. En un segundo período se desarrollan programas sociales y urbanos con las organizaciones y sus vecinos, estos últimos apuntan a mejorar el entorno y la infraestructura comunitaria, partiendo siempre desde sus intereses, sin llegar con una batería de proyectos pre-concebidos. Durante este periodo se trabaja con los dirigentes en el fortalecimiento de competencias organizacionales La última fase apunta a la sostenibilidad de las organizaciones y los proyectos ejecutados, mediante un acompañamiento se prepara esta desvinculación, apostando al trabajo posterior en red con los dirigentes.
¿Qué rol cumplen los vecinos en la intervención que ustedes realizan?
Los vecinos son los protagonistas de todo nuestro trabajo. Es con ellos, que identificamos los derechos vulnerados del barrio y definimos estrategias para abordarlos. Con la información diagnóstica conocemos sus preocupaciones, sueños y la vocación del barrio- Desde ahí priorizamos juntos proyectos sociales y urbanos, para el barrio y para sus organizaciones. . Cada proyecto que se lleva a cabo requiere del liderazgo y participación de la comunidad, si esto no es así es difícil llevar adelante el proyecto, por lo que buscamos otras estrategias que promuevan participación. El equipo de profesionales JAB alcanza altos niveles de confianza con la comunidad y la acompaña en el proceso de desarrollo de un proyecto; diseño, planificación, gestión de recursos, alianzas, y seguimiento a la implementación, cruzando todo esto con el desarrollo de capacidades. Estamos convencidos que es la mejor manera para la validación y continuidad de las organizaciones y los proyectos futuros para el barrio. Desde que ingresamos a un barrio nos planteamos las acciones para no crear dependencia. . Creemos que rescatando la riqueza y el potencial que hay en la comunidad, del cual muchas veces no hay consciencia, logramos levantar liderazgos y fortalecer la organización comunitaria.
En qué momento dejan de trabajar en un barrio. ¿Existen indicadores de algún modo de consolidación de su intervención?
Nuestro modelo de intervención dura 3 años, al final de ese periodo tenemos definidos indicadores que nos darán cuenta del cambio en el barrio y en sus organizaciones, entre ellos: organizaciones sociales activas; nuevos liderazgos en el barrio; nuevas organizaciones; espacios públicos reutilizados, la superficie de equipamiento comunitario mejorado o nuevo, y en general los recursos movilizados para el barrio.
Siempre queda más por hacer, sobre todo cuando la organización va alcanzando metas. Para ello tenemos seis meses más de acompañamiento de menor frecuencia que permitirán asegurar la capacidad para buscar recursos, articularse con otras organizaciones y fortalecer el vínculo con el gobierno local, de manera de participar efectivamente en las decisiones que se toman en su territorio. El éxito del modelo se prueba precisamente cuando nos retiramos y vemos que ellos son capaces de seguir adelante trabajando por mejorar su entorno y la calidad de vida de sus comunidades.
¿Cuáles son los principales factores críticos que presentan los barrios en los que ustedes se han ubicado?
Los principales factores críticos tienen relación con la estigmatización que viven estos barrios, casi siempre calificados como delictivos y peligros, junto con esto la precariedad de la organización vecinal, y la participación vecinal. En muchos de los barrios más vulnerables hay una desconexión con el resto de la ciudad, desmotivación y pérdidas de confianza en la institucionalidad que los hacen sentirse chilenos olvidados.
Por último, me gustaría saber cómo evalúan sus resultados. Entiendo que tienen un área de estudios enfocada a mostrar los efectos de su trabajo.
En términos generales, contamos con un área de estudios que es responsable de coordinar investigación que contribuya al desarrollo de un mejor trabajo en los barrios donde nos insertamos, haciendo énfasis en los criterios de vulnerabilidad territorial y profundizando la caracterización de las comunidades con las que trabajamos.
Como parte de nuestro crecimiento institucional, buscamos optimizar nuestro modelo de trabajo, con el objetivo de fortalecer nuestra relación con las organizaciones sociales de cada barrio. Para esto estamos iniciando un proceso de evaluación en todos los barrios que concluyen su período intensivo en el barrio. Buscamos conocer cuáles son los efectos de nuestros programas en la participación comunitaria y el fortalecimiento organizacional, cuál es el impacto de nuestra intervención en la trayectoria de las organizaciones sociales y cuál es el efecto en la recuperación de espacios públicos que propiciamos.
Este modelo de evaluación que está comenzando, busca reconstruir de manera integral el impacto urbano y social de nuestro trabajo y analizar los indicadores que dan cuenta de nuestros objetivos institucionales, con especial énfasis en la percepción de las propias comunidades que nos reciben durante el periodo de tres años.
Fuente: Junto al Barrio