La actividad turística en sus diferentes modalidades, se ha posicionado como una de las actividades económicas principales en muchas ciudades, en las que el proceso de globalización ha significado una intensa competencia en relación la atracción de visitantes y la generación de mayores ingresos. Sin embargo, del mismo modo en la mayoría de los países en desarrollo, el incremento de los índices de pobreza y desigualdad se ha revelado de manera más evidente en las grandes ciudades turísticas, reflejándose en términos de déficit de suelo, vivienda, infraestructura, servicios, inseguridad y deterioro de los espacios públicos.
En algunas de las ciudades europeas, la herencia arquitectónica y cultural única de los núcleos urbanos ha sido entendida como la principal atracción para los visitantes, por lo que en consecuencia, el desarrollo turístico ha apuntado a realzar el carácter de cada ciudad. El modelo actual de desarrollo de turismo en alguno de estos casos, ha sido resultado de procesos constantes de exclusión espacial (Lara, 2013), que a su vez ha desencadenado problemas de pobreza urbana manifestada en la dimensión espacial. Este modelo está relacionado con la creación de espacios turísticos como enclaves, diseñados para regular a sus habitantes a través del control de aspectos como el deseo, el consumo, el movimiento y el tiempo (Judd, 2003). Son diseñados de tal manera que facilitan el control autoritario del espacio urbano, modificando el consumo y reemplazando y suprimiendo la cultura local con “ambientes Disney” (Judd, 2003) que finalmente eliminan lo impredecible de la vida callejera cotidiana.
Afortunadamente, el modelo de turismo ha ido evolucionando hacia nuevas maneras de concebir el descubrimiento de las ciudades, naciendo un nuevo segmento de turistas que se han sentido atraídos por espacios que no han sido construidos ni dispuestos para turistas. Por otro lado, han surgido nuevas alternativas de turismo enfocado en lograr un equilibrio que permita el crecimiento económico en conjunto con el desarrollo de las comunidades locales.
Por otro lado, un desarrollo más equilibrado de la ciudad en términos de su actividad turística se ejemplifica en ciudades como Róterdam, Ámsterdam, Lisboa y Birmingham, donde la planificación y las políticas públicas sopesan los costos del turismo tomando en consideración las dinámicas de las actividades orientadas a los residentes, la gentrificación y las fricciones culturales (Judd, 2003). Este modelo acentúa el desarrollo armónico de la ciudad, más que la construcción de espacios turísticos segregados.
Un equilibrio de este tipo, entre las necesidades locales y los proyectos de desarrollo económico requieren una visión política de largo plazo y la incorporación de estos proyectos en políticas de estado vinculadas a la agenda socio-espacial de las ciudades. Es necesario considerar que estas actividades son promotoras de efectos positivos y negativos, tanto en la economía de una ciudad, como en sus aspectos sociales y ambientales.
En este sentido, es indispensable lograr la incorporación del turismo en el desarrollo urbano conforme a las experiencias exitosas que han aplicado criterios sustentables como la definición de actividades turísticas diversificadas (Lara, 2013), que pueden aportar a la construcción del espacio urbano si se considera a la planeación y el ordenamiento territorial como herramientas para su gestión y desarrollo.
Para esto se requiere de una planificación integral bien ejecutada de manera que el desarrollo urbano se logre con estándares de calidad, basándose en el equilibrio de las áreas turísticas y las necesidades de los sectores vulnerables de la población. El desafío es integrar al turismo como desencadenante del desarrollo, considerándolo como una aportación complementaria a las actividades preexistentes de la ciudad.
En términos de contenido, el presente número considera la revisión de la temática del turismo desde diversos enfoques.
La sección Prácticas presenta la iniciativa Ecoaldeas, proyectos que se han gestionado en base a una visión holística del territorio, incorporando el turismo ecológico en sus lineamientos y estrategias para reforzar el desarrollo local de las comunidades.
En Actores, entrevistamos al diseñador Sergio Ramírez, quien ha participado en proyectos de diseño de información como Transantiago, Metro, Sernatur y más recientemente en la marca Santiago.
En la sección de Reseñas, presentamos El turismo y sus imágenes de Marc Augé, libro de fácil lectura, con detalles objetivos matizados con gran empeño desde su introducción, en el que el autor arma un relato fascinante capaz de envolvernos como parte del escenario construido.
En Columnas, Andrea Ortega propone en su columna «Marca ciudad: entre la autenticidad y el artificio», una revisión del potencial “auténtico” del patrimonio de una ciudad, contrastado con “artificio” del marketing, planteada desde la conceptualización y las vivencias de la forma urbana.
….. ..Beatriz Mella María Renee Noguera
Editora General Revista Planeo Editora ’13 y miembro Comité Revisor Externo ’14 Revista Planeo