Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024
Por: [Tamara Araujo Justiniano. Ingeniera Ambiental de la Universidad Católica Boliviana San Pablo. Cochabamba, Bolivia]
Resumen:
La Chiquitanía en Bolivia enfrenta una creciente amenaza de incendios forestales, impulsados por cambios climáticos y alteraciones en el uso del suelo para ganadería y cultivos. En una investigación del año 2022 comparé suelos quemados en bosques chiquitanos y chaparrales, revelando una sorprendente mayor conservación en los primeros debido a su menor historial de quemas. A pesar de sus diferencias históricas y ecológicas, ambos ecosistemas sufren incendios indiscriminados. Estos hallazgos resaltan cómo las decisiones históricas modelan la respuesta del ecosistema al fuego. La reflexión final enfatiza la responsabilidad colectiva hacia la tierra y plantea interrogantes sobre el equilibrio entre desarrollo económico y preservación ambiental.
Palabras clave: incendios forestales, aprovechamiento forestal, Chiquitanía boliviana
“Al adentrarnos en la complejidad de los incendios forestales en la Chiquitanía, no sólo observamos las consecuencias directas de la transformación del uso del suelo, sino también cómo las decisiones históricas moldean el comportamiento de los ecosistemas frente al fuego”.
Im 1. Fuente: Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (2019)
Contexto y problema
En los últimos años, el Estado Plurinacional de Bolivia se ha convertido en uno de los países con mayor incidencia de incendios forestales en el mundo, de gran magnitud y localizados predominantemente en la Chiquitanía, departamento de Santa Cruz (IPCC, 2019). A pesar de ser una región naturalmente adaptada al fuego, las condiciones sociopolíticas actuales y las condiciones climáticas de sequías acentuadas están ocasionando incendios forestales de mayor intensidad y magnitud (Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, 2020).
En la Chiquitanía boliviana, históricamente y desde el siglo XVII al menos, se practicaba la ganadería extensiva de ramoneo en el monte. Sin embargo, ahora el mayor problema radica en el cambio de uso de suelo donde poco a poco se están transformando los diferentes ecosistemas nativos hacia pastizales con especies de gramíneas exóticas, destinados a la ganadería semi-intensiva a gran escala o bien a cultivos comerciales introducidos. Las principales presiones resultantes de este cambio en el aprovechamiento y uso de suelo son la combinación de deforestación y desmonte acompañados de incendios para su posterior ocupación destinada a la actividad ganadera (Villaseñor, 2012).
¿La respuesta del ecosistema frente a los incendios varía según el aprovechamiento que se le haya dado?
Esta fue una de las preguntas que pretendí explorar en una investigación llevada a cabo el año 2022. Para ello comparé el grado de perturbación de diferentes suelos quemados, pertenecientes a los dos tipos de ecosistemas nativos de mayor extensión en la región, respecto a su estado original (Araujo y Navarro, 2023).
En uno de ellos, al que nos referiremos como “Bosque chiquitano”, el aprovechamiento a lo largo de la historia ha sido principalmente de extracción forestal (Gobierno Municipal de Concepción, 2000; Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, 2020), por lo que tradicionalmente se fomentaba el desarrollo de la vegetación y la posterior extracción de recursos maderables.
En cambio, el otro ecosistema, que llamaremos “Chaparral”, está ecológicamente adaptado al fuego, lo necesita para preservar la dinámica del hábitat y estratégicamente la población ha optimizado su aprovechamiento forrajero a lo largo de los años (Osorio, 2019). La vegetación de los chaparrales es útil para la alimentación de ganado por ramoneo, es decir, que se alimentan de las hojas, ramas y brotes tiernos, por lo que, desde la introducción de las misiones jesuitas, las quemas controladas han permitido sabanizar estos ecosistemas para renovar nutrientes y obtener los brotes de interés (Gobierno Municipal de Concepción, 2000).
Evidentemente los bosques y chaparrales cuentan con importantes diferencias, tanto históricas como ecológicas, pero a pesar de ello ambos están sufriendo incendios considerables de manera indistinta.
Analizando los resultados de la investigación, pude concluir que los suelos quemados pertenecientes a bosques chiquitanos se encontraban mejor conservados que los suelos quemados de chaparrales. La explicación más probable se basaría en que, históricamente los bosques se han quemado menos que los chaparrales a lo largo de los años. Debido a su tipo de aprovechamiento, no sólo era inconveniente quemarlos en lugar de permitir su desarrollo, sino que además la vegetación, al estar menos expuesta al fuego, ha desarrollado una menor capacidad de recuperación (Osorio, 2019).
Por su parte, los chaparrales han sufrido incendios desde mucho antes y probablemente la perturbación en los suelos ha ido escalonando, por lo que el grado de conservación respecto a su estado original es menor; sin embargo, al estar la vegetación más expuesta y adaptada al fuego, tiene una capacidad de recuperación mucho mayor (Mostacedo et al., 2022).
De esta manera, al adentrarnos en la complejidad de los incendios forestales en la Chiquitanía, no sólo observamos las consecuencias directas de la transformación del uso del suelo, sino también cómo las decisiones históricas moldean el comportamiento de los ecosistemas frente al fuego. La historia de aprovechamiento de los bosques chiquitanos, preservando su integridad, contrasta con la adaptación de los chaparrales, cuya resiliencia se ha forjado a través de generaciones de exposición al fuego controlado.
Reflexiones finales
Considero importante invitar a reflexionar sobre la responsabilidad colectiva que tenemos hacia nuestra tierra y sus habitantes. ¿Cómo podemos equilibrar la necesidad de desarrollo económico con la preservación de ecosistemas cruciales? Las respuestas no son sencillas, pero la comprensión de la historia y la ecología de estos lugares nos proporciona valiosas y necesarias lecciones.
En la encrucijada de los incendios forestales, la gestión sostenible, respaldada por la ciencia y el respeto a la historia local, se presenta como la clave para construir un futuro donde la coexistencia entre la ruralidad y la preservación ambiental sea armoniosa.
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Referencias bibliográficas
Araujo, T. y Navarro, G. (2023). Impacto de los incendios forestales en el estado natural de suelos afectados en la Chiquitanía (Santa Cruz, Bolivia) y propuesta de índices para su evaluación. Acta Nova, 11(1), p. 51-64. [https://n9.cl/wmvyh]
Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz. (2020). Plan de recuperación de zonas afectadas por incendios en el departamento de Santa Cruz. Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia. Santa Cruz, Bolivia. [https://n9.cl/mkebn]
Gobierno Municipal de Concepción. (2000). Plan de Desarrollo Municipal 2000 – 2004. Viceministerio de Planificación Estratégica y Participación Popular. Santa Cruz, Bolivia.
IPCC: Instituto Privado sobre Cambio Climático. (2019). Boletín Informativo: Los incendios en la Amazonía en 2019. Año 9, No. 3. El Salvador.
Mostacedo, B., Viruez, A., Varon, Y., Paz-Roca, A., Parada, V. y Veliz, V. (2022). Tree survival and resprouting after wildfire in tropical dry and subhumid ecosystems of Chiquitania, Bolivia. Trees, Forests and People. Vol. 10. 100327. [https://doi.org/10.1016/j.tfp.2022.100327]
Osorio, D. (2019). Causas que amenazan a la Ecoregión de la Chiquitanía, Santa Cruz, Bolivia. Universidad Tecnológica Boliviana. La Paz, Bolivia.
Villaseñor, V. (2012). El clima cambia, cambia tú también: opciones de adaptación al cambio climático y mitigación desde la perspectiva de los pueblos indígenas y las comunidades locales en función a la diversidad biológica. Estudio de caso. Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano. Santa Cruz, Bolivia. [https://n9.cl/0twj9].