Planeo Digital

Número 51

Espacios y trayectorias migrantes

Marzo 2022

Entrevista a Daisy Margarit: Académica Instituto Estudios Avanzados IDEA de la Universidad de Santiago de Chile. Doctora y Magíster en Sociología Universidad Autónoma de Barcelona. Magister en Desarrollo Urbano Pontificia Universidad Católica de Chile

 

 

Daisy Margarit. Académica Instituto Estudios Avanzados IDEA de la Universidad de Santiago de Chile. Doctora y Magíster en Sociología Universidad Autónoma de Barcelona. Magister en Desarrollo Urbano Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha participado en investigaciones y publicaciones sobre inmigración y ha trabajado en el diseño e implementación de políticas sociales de integración social en barrios vulnerables, vivienda social y pobreza. Sus actuales investigaciones se focalizan en el estudio de las movilidades cotidianas de los migrantes en zonas urbanas y las dinámicas de integración en barrios vulnerables. Miembro de la Red CLACSO GT Migración Sur Sur e investigadora adjunta del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios MOVYT.

1.- De acuerdo a tu formación inicial en el campo de las Ciencias Sociales ¿Cómo surge el interés por abordar temáticas relacionadas con los estudios sobre migración en la ciudad?, ¿Qué contextos o articulaciones de la ciudad chilena o Latinoamericana estimularon la entrada a este tipo de estudios?

Trabajé por varios años en políticas públicas, estuve en programas orientados a la superación de la pobreza, específicamente en temas de vivienda social y en programas de erradicación de campamentos. También trabajé en el programa “Chile Barrio”, en donde empieza a surgir el interés por comprender los procesos de integración social en nuevos territorios, aún cuando haya homogeneidad de las características de las personas. Pero esa percepción de no integración y de no ser del lugar me llamó siempre la atención, de ahí que me interesó cómo poder estudiar las movilidades de las erradicaciones de los campamentos, cuando se erradicaban en ocasiones en la misma comuna a una villa, observar qué ocurría ahí; cómo se construían o se reconstruyen los lazos, los vínculos y cómo dialogaban en esos espacios las diversas prácticas culturales, a veces bastante diferenciadas. En ese contexto, me interesaba el cómo se integran las nuevas personas a un espacio territorial ya conformado con dinámicas particulares.

A partir de mi tesis doctoral empiezo a trabajar la temática de la inmigración, en el contexto de mi propia experiencia como migrante. Yo estudié en la Universidad Autónoma de Barcelona y esa sensación de no ser del lugar, aunque hablemos el mismo idioma, es como los pobladores del campamento que podían ser de la misma comuna, pero no del mismo lugar. Es decir, estaba en Catalunya, se hablaba Catalán, pero estaba en España, además no era de ahí, lo que me llevó a reconstruir identidades múltiples, porque en la Universidad era la estudiante “becada chilena”, en el barrio era la Sudamericana chilena y con los chilenos reconstruía mi identidad de origen con los chilenos que vivían en Barcelona. Entonces de una u otra forma, las aproximaciones a las migraciones parten desde el interés de conocer cómo se construyen y reconstruyen los vínculos, las redes y las identidades en los nuevos espacios territoriales. Desde allí me voy interesando, porque en España y en Europa en general el Estado de Bienestar te garantiza ciertos derechos básicos, ciertos derechos mínimos, por ello, los procesos de integración son de orden estructural, las personas tenían garantizadas el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a estar en los espacios públicos, al ocio. Sin embargo, había una subjetividad respecto al no ser de ese lugar y al no estar integrados. A partir de ese punto, inicie el estudio por las diversas integraciones de los extranjeros en espacios territoriales ajenos. Desde una mirada Latinoamericana esto me motivó a conectarlo con lo que ocurría en las ciudades en Chile, a propósito de la erradicación de los campamentos. Estudiamos el programa “Favela barrio” y previo a ellos también analizamos lo que ocurría en las “Villas miseria”, preguntándonos el cómo se construían y se gatillaban procesos de integración o procesos de cierres sociales que no permitían la circulación de recursos en las redes en los nuevos territorios en donde habitaban las personas, posterior a la implementación de programas de regeneración urbana o erradicaciones.

2.- ¿Cuales son las principales líneas teóricas con las cuales desarrolla su investigación académica? ¿Cuales serían las potencialidades de estos enfoques de cara a las exigencias actuales del habitar migrante?

He transitado por distintos ejes teóricos, pero hoy estoy trabajando desde el “enfoque de la movilidad”, comprendiendo este enfoque no como un sinónimo de la migración, esto es importante de aclarar porque por ejemplo la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y desde otros campos de estudio se hace una relación entre las movilidades humanas y la migración como si fueran sinónimos. Pero si analizamos las migraciones desde el “enfoque de la movilidad” el estudio del espacio toma un rol central, ya que las migraciones son algo más que esa idea de la movilidad desde un origen-destino y la relación con el Estado Nación. Desde esta comprensión, la movilidad no tiene solo que ver con la movilidad de las personas, tiene también que ver con la movilidad de las estéticas, las movilidades de los objetos, las movilidades de la música, y la movilidad de la gastronomía, entre otros, aspectos que hemos observado que ocurre en Chile tal vez de forma más evidente, en el caso de la gastronomía, con la incorporación de nuevas comidas, sabores u olores.

De una u otra forma, el “enfoque de la movilidad” a partir de la centralidad en el estudio del espacio como una dimensión en la vida de las personas que se produce a través de las prácticas cotidianas y que en su construcción posibilitan el encuentro con otras personas tanto humanas como no humanas.  A eso me refiero con el tema de los objetos, pero sobre todo la experiencia que se tiene en el espacio, en esa vida cotidiana que va ir formando y modelando procesos de construcción de identidades. En ese sentido la particularidad de este enfoque de la movilidad, enfatiza en que el movimiento es la principal fuerza de producción social que se desarrolla en la experiencia cotidiana. No obstante, el enfoque de la movilidad no solo pone atención sobre el movimiento en sí mismo, y aquí es donde me seduce entrar en esta línea de estudio, porque no solo es objeto de estudio el movimiento de los sujetos, de las personas, sino también es el movimiento de objetos, de las ideas; es una forma de comprender la vida social en las dimensiones (móviles), para ir develando ciertas conexiones y aristas que no son consideradas en los estudios migratorios. En ese sentido los estudios recientes sobre las migraciones en Latinoamérica han estado enmarcados en esta relación del migrante relacionado al binomio Estado-Nación, por ejemplo, los estudios de acceso a derechos, y a la vulneración de los mismos. Pero esta otra arista de la movilidad pone su foco de atención en las transformaciones que ocurren de forma cotidiana en los espacios a partir de las movilidades, lo que ha sido poco estudiado.

En esa línea teórica es en donde estoy trabajando actualmente. En ella hay dos elementos que me interesa remarcar respecto del enfoque de la movilidad con relación al estudio de las migraciones: 1) concepto de la vida cotidiana, y 2) el concepto de la “relacionalidad”. La vida cotidiana tensiona la tendencia de fragmentar la vida de las personas, por ejemplo, cuando vemos los estudios respecto de la vulneración de derechos que tienen los migrantes, o cuando el foco se pone en la ciudadanía y el acceso a derechos, la vida se ve fragmentada, porque el foco está en los derechos de salud, derechos de educación, los derechos de acceso a la vivienda, los derechos a permanecer en un lugar (visas de residencia), derecho a una vivienda digna, etc. Sin embargo desde el enfoque de la movilidad no estudiamos la vida fragmentada, sino que observamos la vida como un todo,  de este modo se develan las prácticas cotidianas en los territorios, que se van construyendo en forma a veces invisible para la mirada mas tradicional de los estudios migratorios, como por ejemplo las observaciones que hemos realizado acerca de la informalidad en la dimensión de los cuidados, del trabajo o el hacinamiento que hemos analizado en el habitar migrante, en donde nos hemos dado cuenta que las redes que se construyen en esos espacios permiten justamente enlazar estrategias de subsistencia, generando circulación de recursos, prácticas de cuidado, información, recursos emocionales de contención y de sustento. En resumen, esa es un poco la línea teórica en la que estoy trabajando.

3.- En términos generales: ¿Cómo queda el lugar de la frontera después de la transformación que la pandemia ha generado en los límites del territorio a nivel global y local? ¿Cómo se observa esto en la región y en particular en Chile?

En términos contextuales, la pandemia y el cierre de las fronteras generó un aspecto que es parte también de la movilidad: la inmovilidad. El 2020 muchos migrantes que estaban en Chile, quisieron retornar a sus países de orígenes ante la amenaza y así lograr estar en familia. De ahí que, si una pudiera analizar lo que ocurrió ese año, primero con un cierre de frontera que inmoviliza, se gatilla una movilidad de retorno, una migración de retorno (como se denominaba en términos migratorios). A lo anterior, visto como obstáculo para la movilidad, se sumó en Chile (además del cierre de fronteras por la pandemia) una política migratoria restrictiva, que impide el ingreso de personas migrantes si no se cuenta con una visa consular, obtenida en el país de origen. Se podría decir que, bajo estos dos escenarios, el socio-sanitario, pero también el de las políticas restrictivas, nos vamos a situar en una nueva plataforma para las movilidades que se expresan en forma evidente a través del tránsito por los pasos no habilitados.

Chile nunca había tenido un incremento tan enorme de personas por pasos no habilitados como lo tuvimos durante el 2021, este llegó a un incremento de un 300% de acuerdo a los datos de la PDI, que analizo en un estudio del Servicio Jesuita Migrante (SJM). Entonces el tránsito por los pasos no habilitados da inicio a la construcción de nuevas rutas, nuevas fronteras que van más allá de la mirada del Estado Nación o de la mirada geopolítica de la frontera. Se comienzan así a construir o dibujar “fronteras” sociales, culturales, etc., en las cuales distinguimos la generación de territorios de tránsito, territorios de espera y de destino.

Respecto a las fronteras, hay un elemento necesario de incorporar, para su comprensión del actual fenómeno migratorio, este tiene que ver con los aportes de Rogério Haesbaert (2013) respecto a la “multiterritorialidad”. Este autor nos invita, a partir de la mirada de la “multiterritorialidad”, a pensar más allá de esta frontera física geopolítica, y observar las expresiones territoriales alejándose justamente de estas miradas dicotómicas y tradicionales del origen-destino, para avanzar hacia una mirada de una territorialidad múltiple y compleja que van a construir los migrantes con sus trayectorias y con sus vivencias, evidenciando que estos grupos no están conectando naciones con fronteras, sino que están conectando territorios y experiencias.

Hoy en Chile está predominando una mirada de las fronteras en términos geopolíticos del Estado-Nación, esto se refuerza con la nueva normativa migratoria, porque restringe el acceso a la única posibilidad de ingreso a Chile para quienes tengan una visa consular.

4.- En este contexto. ¿Cuales son las principales tensiones y fricciones que los migrantes Latinoamericanos encarnan en sus viajes y rutas? ¿Cuáles son las principales prácticas y estrategias colectivas de movilidad e inmovilidad que se van hilvanando en el camino?

Una de las principales tensiones que tienen los migrantes hoy, tiene que ver con lo que Enrique Santa María denomina “los discursos flotantes” (2003). Este autor nos señala que este imaginario que se construye alrededor del migrante, tiene que ver con el conocimiento, las ideas, los prejuicios y las convicciones que son reforzadas a través de los discursos públicos, de autoridades, y también con los discursos de la sociedad civil, la opinión pública y los medios de comunicación, que por cierto refuerzan esta construcción social del inmigrante a través de discursos asociados con la imagen de amenaza y de “otredad estereotipada”. En los medios hay imágenes y discursos asociados a “lo peruano”, a “lo colombiano”, a “lo venezolano” y “lo haitiano”, en donde se mezcla y refuerza la amenaza con el discurso del “enemigo público”. Así que yo creo que esa es la principal tensión que viven los migrantes en su trayecto y en sus movilidades. A eso hay que sumarle que  estos discursos van encarnando vulnerabilidades y precarizaciones en la vida, que de una u otra forma se asocian a la amenaza de un pobre; lo que nos habla que el miedo no es a la migración, sino mas bien es un miedo a la pobreza, ya que estos imaginarios se conectan con problemáticas económicas, políticas, sociales, y también con un elemento que no es menor, que son los “campos emocionales”, es decir,  lo que me provoca un sentimiento, ya sea de miedo, incertidumbre o desconfianza. Esto va dando lugar justamente a la categoría del migrante que amenaza, pero también al del “migrante bueno”, es decir, del “migrante dócil” muchas veces “racializado” como pasa con la población haitiana, en el cual operan dispositivos de caridad, construyendo ahí a un nuevo oprimido en el cual caritativamente tenemos que apoyar y tenemos que ayudar, pero que de una forma u otra asimilo, porque instrumentalizo, ya sea como mano de obra o como alguien que no es amenazante.

Ahora respecto de las tensiones de las prácticas y las estrategias, diría que estas están bastante vinculadas a lo que hablamos al inicio, porque justamente estas prácticas relacionales donde visualizamos que la migración al ser un fenómeno altamente dinámico, también ha cambiado todo el patrón migratorio de establecimiento, ya que es mucho más móvil que lo que era cinco años atrás, y para qué decir lo que era a principios de este siglo y durante los años 90`. Pero creo que hay un elemento que es muy característico de estas prácticas que se van hilvanando, como tú me preguntabas, y tiene que ver con estas relaciones que se van construyendo en la informalidad, ahí donde se van construyendo comunidades en tránsito que van permitiendo el surgimiento de ciertos soportes institucionales, pero donde también van apareciendo otras redes de apoyo, relaciones con la sociedad civil  y organizaciones, aparecen también actores claves que van permitiendo dar soportes a estos tránsitos irregulares. Entonces creo que lo que ha caracterizado estas prácticas de rutas migratorias, tiene que ver con estas comunidades informales, que van construyendo estos soportes de arquitecturas institucionales o sociales que, permiten justamente estrategias de sobrevivencias y de instalación, aunque sea de tránsito.

5.-En torno a las personas migrantes Latinoamericanos que ya se van asentando en las ciudades: ¿Cuales son las principales dinámicas o prácticas de integración social a la hora de empezar a residir en algún lugar? ¿Cómo funciona la asociatividad, el intercambio y las redes territoriales aquí?

Si una pudiera pensar en etapas y dimensiones de la integración, podríamos ver que hay una dimensión que tiene que ver con lo socio-jurídico y que se puede denominar como la “integración estructurada”, en donde te incorporas o integras en la medida en que hay un reconocimiento del sujeto a nivel jurídico, es decir, de un estatus legal dado por el carnet de identidad y el permiso de residencia: documentos que son “llaves de acceso” a los derechos formales.  En ese contexto, y en específico con la “nueva ley migratoria” hay una integración que cada vez más ha ido avanzando en reconocimiento de derechos, pero siempre y cuando sea un migrante que tenga un permiso en una residencia con un estatus regularizado. Pero paralelo a eso hay una dimensión también de la informalidad a la cual pueden acceder tanto los migrantes que están regulares con permiso de residencia, pero que por sobre todo acceden aquellos que están en un estatus de irregularidad dentro del país, y esa informalidad es la que se construye a partir de las redes de contacto, a través de los contactos cara a cara, a través de los recursos que empiezan a circular en esas redes, los recursos de información, los recursos emocionales, los recursos económicos también, la información de datos de trabajo, datos de quién puede cuidar a los niños mientras se está en el trabajo o coinciden con los horarios de los colegios, y que claramente nos va marcando la presencia o la evidencia de un “territorio red” en el cual los migrantes articulan conocimientos y articulan redes que, les permite la instalación y proyección de un proyecto migratorio; un plan migratorio que se plasma con la reagrupación familiar y con la llegada de las familias, de las comunidades o los vecinos de toda la vida. No quiero hablar de los vecinos chilenos como una forma dicotómica de “los nacionales” como en algún momento se hablaba en los estudios migratorios de “los autóctonos”, porque hoy ya los migrantes peruanos que llegaron los 90`ya son los migrantes, es decir hoy son los vecinos de toda la vida en la comuna de Santiago. Entonces esa articulación del otro a través de las redes es lo que permite justamente alcanzar una nueva forma de integración, y es a través de la informalidad.

6.- Por último, si pudieras hacer una síntesis de la conversación que tuvimos e intentar proyectarla hacia un futuro deseable.

Desde la mirada académica, pero que también traspasa el ámbito académico, es interesante comprender la migración desde la perspectiva de la movilidad y no solo acotarla al reconocimiento de una ciudadanía, asociada al Estado-Nación y de los derechos. Comprender la migración desde la movilidad, nos permite pensar en los sujetos migrantes como colectivos que conectan territorios y que permiten la movilidad de comunidades, objetos, prácticas y estéticas que van transformando cotidianamente los territorios que habitan. Estas transformaciones materiales y espaciales se llevan a cabo en dimensiones “multiterritoriales”, en tanto se expanden formas de habitar a las personas no migrantes, en espacios que ellos comparten y transitan.  De esta forma es posible poder des-estereotipar a los migrantes de esa mirada negativa que se ha instalado en algunos territorios a partir de imágenes socialmente construidas como amenazas, para empezar a comprender y visibilizar también desde lo móvil, aquellas oportunidades o elementos positivos que tiene la inmigración, como por ejemplo, la revitalización de los barrios a propósito de la llegada de vecinos migrantes. De hecho, hay bastantes barrios que estaban degradados, pero que con la llegada de migrantes, se le ha dado una nueva vida barrial. En un estudio que hicimos en la comuna de Santiago, las personas entrevistadas nos señalaban lo positivo que traía consigo la llegada de nuevos vecinos, por ejemplo nos decían, no me da miedo llegar tarde en la noche, porque están los negocios abiertos, o ahora se ven personas jugando en la calle, en la calle hay gente con las parrillas, etc. Y todo ello da sentido de comunidad, percepción que dista mucho del discurso estereotipado de los medios de comunicación.  Lo principal es el conocimiento del “otro” a través de los espacios de dialogo que se dan en la vida cotidiana.