Revista Planeo Nº 34 Territorios Religiosos, Diciembre 2017
[Por Aldea: Fundación que busca desarrollar acciones e investigaciones colaborativas con comunidades a largo del país, que generen espacios más inclusivos, democráticos y acordes a los intereses de las personas que los habitan. Elaboramos metodol ogías que sean fruto de una mirada crítica de los territorios donde habitamos, y de una valoración del entorno que permita a las personas a participar de las decisiones respecto de su destino e integrar estas temáticas en el aprendizaje de niños, niñas, jóvenes y adultos.
Dirección Cementerios Municipales de Valparaíso, Corporación Municipal de Valparaíso para el Desarrollo Social, Alcaldía Ciudadana – Ilustre Municipalidad de Valparaíso]
Resumen
Cementerio, palabra proveniente del griego “koimitiron” o dormitorio, el lugar donde descansan eternamente los restos humanos de una comunidad. Se dice que son las ciudades de los muertos (la necrópolis) pero a escala, con diversos formatos y paradigmas de sepultación que han ido transformándose en el tiempo respondiendo a las diversas miradas frente a la muerte. Se trata de espacios construidos donde se vuelcan un conjunto de creencias, tradiciones espirituales y religiosas que acompañan el rito mortuorio. De hecho, la configuración del espacio en un cementerio responde a una lógica específica asociada a iconografías y simbolismos propios del qué hacer sepultural. Tanto la tipología de sus sepulturas (cuerpos de nichos, comunitarios e institucionales, bóvedas familiares, sepulturas en tierra, fracción en parque, mausoleos, etc.), como el plano de sus calles, sus materialidades, y su ornamentación responden a ideas concretas de cómo debe ser la ciudad para los muertos. Donde se piensa prima la tranquilidad y el silencio como valores asociados al respeto de las almas ahí inhumadas. El presente artículo presenta el caso del Cementerio No 3 de Playa Ancha de Valparaíso y la intervención de uno de sus bordes como espacio público, como ejercicio de ciudadanía y trabajo conjunto con la comunidad viva que le da valor y sentido.
Palabras Clave: Cementerio, espacio público, diseño y construcción participativa
Im1. Tijerales, Registro del autor
Pese a que la idea sobre los cementerios está asociada a creencias de una ciudad sin vida y a encontrarse tradicionalmente en el extra muro, a espaldas de donde ocurre la “vida real”, se trata, muchas veces, de lugares que deben ser pensados y diseñados también para la población que se relaciona diariamente con ellos, dotándolos de vida y actividades cotidianamente. Desde esta perspectiva un cementerio solo puede ser comprendido en una dimensión sistémica.
El “quehacer cementeriano”- paráfrasis de la auto-denominación que hacen los trabajadores de los Cementerios Municipales de Valparaíso de sí mismos, “los cementerianos”-, así como la ritualidad observada aparecen entonces, determinados por dimensiones comerciales (formal e informal), religiosas, identitarias, históricas, patrimoniales, turísticas, artesanales, de derechos humanos y memoria, entre muchas otras.
Pensar los cementerios como un sistema en el cual se reproducen prácticas sociales y culturales urbanas, nos permite y obliga a observar el espacio y a relacionarnos con un territorio de alta complejidad. Las tareas y gestión que requiere son diversas e intensas, principalmente por la temática que aborda: la pérdida y el dolor. Por ello, es de real importancia velar por que todos los actores y actividades que ahí confluyen encuentren espacios adecuados para su desarrollo.
La vitalidad y naturaleza de cada cementerio varía según su origen, ubicación, tamaño y nivel de actividad. El Cementerio N° 3 de Playa Ancha, Fundado en 1887 y creado “Para pobres en solemnidad”, emerge como una alternativa para los requerimientos de la comunidad popular de Valparaíso en materia de inhumación, es nuestro caso de trabajo y recibe mensualmente alrededor de 25 mil personas los que junto a los más de 100 trabajadores formales, aguateros, pergoleros y marmoleros, nutren, dibujan y activan cotidianamente este espacio. Administrado por la Corporación Municipal de Valparaíso para el Desarrollo Social, el Cementerio N°3 es el segundo cementerio más grande de Chile y por ende el camposanto más importante de la ciudad. Conocido por ser el cementerio “de los pobres” de Valparaíso es un lugar muy importante para el alma porteña, se dice que no hay porteño que no tenga un amigo o pariente enterrado en este cementerio.
Actualmente, los Cementerios Municipales de Valparaíso son parte de un programa de recuperación integral que buscar devolverles su valor en tanto lugares de memoria y transformarlos en espacios de promoción de la cultura mortuaria local (Ver Im 2 y 3).
Im2. Etapa de Diagnóstico y Diseño, Registro del autor
Im3. Etapa de construcción participativa y voluntaria zona pérgola, Registro del autor
En este contexto nace la idea conjunta entre la actual dirección de los Cementerios Municipales y la Fundación Aldea de poner atención a las distintas dinámicas socio-espaciales del Cementerio n°3… ¿Cómo se apropian los espacios? ¿Cuándo? ¿Qué tipo de lugares requieren los distintos actores? ¿Qué anhela la comunidad identificada?
La reflexión fundante fue entonces abordar el cementerio como un Espacio Público[1], y así dar cuenta de éste como un lugar de convivencia entre vivos, simbología mortuoria y memoria. Bajo esta premisa incorporar a la comunidad en el diseño apareció como una gran evidencia. El desafío fue entonces empezar a repensar y diseñar las 16 hectáreas del Cementerio n°3 , para y con la comunidad viva: trabajadores –cementerianos-, deudos, comunidad circundante y la creciente masa de interesados en redescubrir estos espacios de genuina cultura local en la llamada ciudad Patrimonio de la Humanidad.
El rito mortuorio, religioso o laico, no acontece de modo independiente a las personas vivas pues son ellos los portadores de la tradición que dota de significados un cementerio. Tradición e identidad heredada generacionalmente pues este rito es periódicamente revisitado.
Bajo una lógica de diseño y construcción participativa y de trabajo en red, nace el proyecto “Muelle del Cementerio”, haciendo alusión a la ubicación de éste. El Cementerio N°3 se encuentra en una punta de la península de Playa Ancha, frente al mar y en línea directa con el faro. En este contexto realizamos en un primer momento con los y las trabajadores una serie de mapas mentales que fueron dando cuenta de los valores, visiones y necesidades de la comunidad cementeriana. Así surgió la idea de recuperar un espacio abandonado en el cementerio convertido en un micro basural.
Todo proyecto constructivo parte de una necesidad. En esta oportunidad se incluyó la mirada y el anhelo de la comunidad que hace uso del lugar: familias visitantes, comunidad aledaña y los propios trabajadores. Durante un mes, y a partir de entrevistas, mapas proyectivos y la observación etnográfica de conductas constructivas (con fuerte énfasis en la autoconstrucción) se diseñó este espacio que fue construido sólo con manos voluntarias.
La necesidad consensuada fue un espacio en el cementerio que permitiera la contemplación, el descanso y la reflexión. Un espacio de encuentro y recreación para las familias visitantes y los trabajadores que hasta entonces no tenían un lugar propicio para descansar al aire libre.
El trabajo liderado por Aldea, y que estuvo patrocinado en parte por la organización Espacio Lúdico en el marco de PlaceMaking Latinoamérica, tuvo un gran componente de flexibilidad en la medida que nuevos actores y miradas se fueron sumando al proyecto. El trabajo requirió limpiar, desmalezar, aplanar el suelo, rediseñar, construir y organizar la celebración de los tijerales. En este contexto cada conocimiento, perspectiva y donación de materiales fue incorporada y fue relevante para el resultado final.
Ya acabada la primera etapa hemos sido testigos cómo “los cementerianos” han seguido trabajando, lo cual era un hecho deseado. El Muelle no es un proyecto cerrado, al contrario fue un estímulo para una serie de desafíos que enfrenta este Cementerio y que sólo en comunidad y con trabajo en red se pueden enfrentar.
Existen nuevas necesidades que deben ser incluidas al momento de pensar el devenir del cementerio y definir los espacios donde cobra valor tanto los aspectos patrimoniales como los usos y prácticas actuales. Con similares características a la ciudad que le acoge, la necrópolis experimenta cambios que hablan de nuevos paradigmas de participación, ciudadanía, opinión pública, problemáticas ambientales y sociales, formas de ritos, la necesaria vinculación territorial con establecimientos educacionales, entre otros, que hacen del Cementerio No 3 un caso y laboratorio abierto a ser trabajado y estudiado de manera sistémica (Ver Im 4).