Ciudad artificial Vol. 1: diseñando escenarios de futuro a través de los datos y la IA

MARZO 2025

De ciudad a máquina: la distopía urbana | «Cyberpunk: Edgerunners» (2022)

Revista PLANEO N°62 | Ciudad artificial Vol. 1: diseñando escenarios de futuro a través de los datos y la IA | Marzo 2025


[Por: Yerson Leonardo Mora Urra. Sociólogo]

Título: Cyberpunk: Edgerunners
Formato: Serie animada
Director: Hiroyuki Imaishi
Año: 2022
Duración: 10 episodios (~25 min. cada uno)
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=2CDMfmiXZss
Disponible en: Netflix

Imagen 1: Portada de «Cyberpunk: Edgerunners».
Fuente: Cyberpunk.net.

La serie Cyberpunk: Edgerunners expone una urbe ficticia, Night City, gobernada por megacorporaciones y estructurada mediante inteligencia artificial (IA). A través de la historia de David Martínez, un joven marginal que adopta implantes cibernéticos para sobrevivir, la serie cuestiona el rol del diseño urbano en manos de algoritmos corporativos. Se ilustra una planificación eficiente pero opresiva, caracterizada por desigualdad espacial, vigilancia masiva y desplazamiento invisible de los excluidos. Night City deja de ser un espacio pensado para la convivencia humana y se convierte en una máquina orientada al lucro sistémico. Esta distopía susurra una advertencia a nuestras ciudades contemporáneas: los algoritmos pueden reforzar inequidades y fragmentación social si no hay justicia y participación en su control. La planificación urbana debe trascender la lógica del mercado e incorporar transparencia, inclusión y deliberación ciudadana.

¿Planifican las ciudades o simplemente las automatizan?

En Cyberpunk: Edgerunners, Night City no es una urbe pensada para sus habitantes. Es un sistema cibernético donde la IA asume funciones urbanas vitales: planificación territorial, seguridad, transporte, servicios básicos y control social. La ciudad se percibe con prisa y fragmentación; diseñada por megacorporaciones algorítmicas, difumina la frontera entre eficiencia y opresión.

La serie, ampliamente vista en Netflix, se enmarca en la tradición ciberpunk: distopía tecnológica, IA omnipresente y marginalidad digital. A través de David Martínez —un joven desposeído que opta por modificaciones corporales para subsistir— surge una pregunta inquietante: ¿qué queda de humanidad cuando la IA dicta el orden urbano?

Ciudad como máquina, IA como urbanista

Night City evidencia una planificación industrializada. El diseño urbano ha dejado de ser deliberado o colectivo; se ha convertido en producto de lógicas de mercado. Desde barrios hasta redes de movilidad, todo está optimizado por algoritmos. La ciudad funciona como una máquina sin alma, priorizando la reproducción del capital antes que la vivienda digna o la cohesión social.

Planificación automatizada y segregación espacial

El contraste entre zonas es brutal. Las decisiones espaciales —zonificación, transporte, servicios— están privatizadas, orientadas a la rentabilidad más que al bienestar. La calidad de vida se asigna según productividad y capacidad de consumo, generando fronteras invisibles que separan a los privilegiados de los excluidos. La IA actúa como instrumento de segregación: los sectores marginados quedan desconectados de infraestructura, salud y seguridad, reproduciendo desigualdades históricas.

Vigilancia y control urbano

Night City es un escenario de vigilancia ininterrumpida. Cámaras, reconocimiento facial, análisis predictivo: cualquier desvío del programa se detecta y encara. El espacio público es regulado por datos; la movilidad, condicionada por normas invisibles impuestas por corporaciones. La seguridad deja de proteger a las personas; protege al sistema y al consumo. En ese contexto, el entorno urbano se diseña para proteger intereses empresariales, no derechos ciudadanos.

Lecciones para la ciudad contemporánea

Aunque Cyberpunk: Edgerunners es ficción, su advertencia es tangible. Muchas ciudades actuales ya incorporan algoritmos en transporte, residuos, vigilancia y planificación. El problema no es su uso, sino quién los controla, con qué objetivos y bajo qué criterios democráticos. Night City nos recuerda que, sin control social, la IA puede convertir la ciudad en un espacio eficiente pero excluyente. La planificación urbana no debe reducirse a cálculos de rentabilidad: requiere participación ciudadana, equidad distributiva y transparencia decisional. Sin ello, nuestras ciudades podrían replicar la fragmentación y el control algorítmico de la serie.