Planeo Digital

Número 61

Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras

DICIEMBRE 2024

Entrevista a Macarena Barrientos: «El enfoque de género está intrínsecamente ligado a las soluciones y dinámicas sociales que se activan en contextos de emergencia»

Revista PLANEO N°61 | Asentamientos multiamenazas Vol. 4: Tsunamis y comunidades costeras | Diciembre 2024


[Por: Javier Miramontes Figueroa. Arquitecto, Tecnológico de Monterrey, México; estudiante de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica de Chile]

 

Entrevistada: Dra. Macarena Barrientos

Macarena Barrientos es profesora del Departamento de Arquitectura de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), Valparaíso, donde participa activamente en el Área de Profundización en Territorio y Gestión. Arquitecta titulada por la misma universidad, posee un Máster en Programmazione di Ambienti Urbani Sostenibili (MAPAUS II) de la Università degli Studi di Ferrara, Italia, y un Doctorado en Arquitectura y Urbanismo otorgado conjuntamente por la Universidad del Bío-Bío en Chile y la Universidad de Alcalá en España. Sus líneas de investigación se enfocan en la docencia en arquitectura, la perspectiva de género y el análisis crítico de la ciudad, con el propósito de promover una arquitectura más inclusiva, sostenible y acorde a los desafíos contemporáneos.

 

Interés en el tema de los tsunamis

PLANEO (Javier): ¿Qué te motivó a investigar y trabajar en la temática de riesgos de tsunamis dentro del diseño arquitectónico y urbano?

Dra. Macarena: Mira, la verdad es que no fue un tema que nació de mi interés solamente, sino que fue una invitación a colaborar con Jorge León, profesor de la UTFSM, en temáticas de investigación que él abordaba. Sin embargo, me pareció muy interesante porque, en varias ocasiones que trabajamos juntos, escuché sobre el tema y me di cuenta de que había muchas variables sociales articuladas con este.

De entrada, uno tiende a verlo como algo muy técnico o propio de la ingeniería, ya que tiene variables de ese tipo. Sin embargo, también existen cuestiones sociales muy importantes, particularmente en términos de emergencias. Por ejemplo, este tema tiene una perspectiva de género, ya que muchas veces las mujeres son las principales afectadas por estos fenómenos. Eso despertó mi interés, además de que siempre me ha gustado abordar temas que parecen lejanos a la arquitectura, como aquellos que están en los bordes disciplinares.

Integrando el riesgo de tsunami en la formación académica

PLANEO (Javier): ¿Cómo crees que el riesgo de tsunami debe influir en la forma en que se deben enseñar estos temas en las escuelas de arquitectura y otras áreas académicas relacionadas con la planeación territorial?

Dra. Macarena: Creo que, retomando un poco lo anterior, uno de los puntos fundamentales es abrirse al diálogo interdisciplinario de manera concreta. El riesgo de tsunami, en particular, tiene muchos elementos que provienen de otras disciplinas y escalas de análisis. Es esencial reconocer que, aunque como arquitectos trabajamos con herramientas como la observación, necesitamos integrar datos y enfoques cualitativos provenientes de áreas sociales y otras ciencias.

Esto implica que las escuelas deben fomentar esta apertura hacia nuevas formas de entender y dialogar con otros campos de conocimiento. Además, pone de relieve el contexto actual de cambio climático, que añade una capa de urgencia a la gestión del riesgo. También es importante considerar la dimensión temporal. Los ciclos de emergencia —preparación, mitigación, respuesta y reconstrucción— son dinámicos y cíclicos, algo que no siempre se aborda en las escuelas de arquitectura, donde a menudo se tiende a diseñar obras como si fueran estáticas y eternas.

Dinámicas de aprendizaje para la comprensión del territorio

PLANEO (Javier): ¿Cómo diseñar o planear espacios de gran escala expuestos a tsunamis y qué metodologías o dinámicas educativas consideras esenciales para abordar estos temas?

Dra. Macarena: Trabajar de manera interdisciplinaria implica necesariamente hacerlo de forma grupal, alejándose de la lógica tradicional de la autoría individual. Este enfoque favorece proyectos más basados en datos y análisis que en la inspiración personal. En la escala urbana y de planificación para el riesgo, es fundamental pensar en fases de desarrollo, ya que estos proyectos suelen ser de largo plazo. Esto requiere anticiparse a escenarios futuros y planificar implementaciones graduales.

Los proyectos urbanos son intrínsecamente sistémicos: lo que proponemos genera impactos en el contexto, lo que requiere un enfoque en fases y en anticipar cómo nuestras propuestas interactuarán con su entorno.

Uso de prototipos en la enseñanza

PLANEO (Javier): ¿Podrías explicarnos cómo funcionan los protoproyectos en la enseñanza para la mitigación de riesgos en áreas vulnerables?

Dra. Macarena: Los protoproyectos son una metodología que nació en los talleres urbanos que realizamos en la universidad. Inicialmente, fue implementada por Jorge junto con Roberto Barría, en respuesta a un problema recurrente: cuando trabajábamos en escalas territoriales o de planificación, nos enfocábamos mucho en el análisis urbano y en el manejo de datos. Sin embargo, al momento de cerrar con un diseño, como una propuesta de planta alfombra o incluso un master plan, surgía una desconexión al pasar al nivel del proyecto arquitectónico. Esto dificultaba la integración de variables clave en los proyectos finales.

Lo que hacen los protoproyectos es precisamente abordar esa articulación. Funcionan como una matriz de doble entrada. Por un lado, incluyen las condiciones topográficas y contextuales del lugar y, por otro, integran las variables necesarias para desarrollar un proyecto de manejo de riesgos. Por ejemplo, pueden surgir tipologías de torres de evacuación, metodologías para gestionar condiciones topográficas específicas, entre otras herramientas.

En esos cruces de la matriz aparece el protoproyecto, que es una idea espacial preliminar. No llega a ser un proyecto completo, pero contiene las condiciones espaciales esenciales para articular el territorio y pasar de un análisis urbano amplio a un diseño más detallado. Esta metodología permite colonizar y organizar el territorio mientras se informa y enriquece el proyecto final.

Además, aunque los protoproyectos no nacieron con un enfoque específico en la mitigación de riesgos, su flexibilidad permite adaptar las entradas de la matriz según el objetivo. Cuando se aplica a contextos de riesgos, las variables se vuelven más precisas, lo que hace que la metodología sea especialmente eficaz para abordar estos desafíos.

Experiencia con el territorio y su impacto

PLANEO (Javier): Cuando hablamos de riesgos, muchas veces los municipios/comunas no tienen mapeadas estas zonas. ¿Qué importancia crees que tiene que el planeador o el arquitecto visite el sitio y conozca el territorio para entender sus dinámicas y a la población que lo habita?

Dra. Macarena: Creo que es fundamental estar en el lugar. Desde el diseño, hay aspectos que los datos por sí solos no pueden transmitir. Estar ahí permite sentir el espacio, observar el nivel de detalle del territorio y conversar con la gente. Es importante recoger el saber situado de quienes habitan diariamente esos lugares.

Recuerdo cuando estuvimos en Tongoy. Algunos estudiantes tuvieron la oportunidad de hablar con las personas de la comunidad, como comerciantes locales, y conocer sus experiencias de primera mano. Por ejemplo, saber hasta dónde llegó el agua, cómo impactó sus vidas personales y las afectaciones causadas por la inundación del tsunami. Estos relatos ofrecen una perspectiva que los datos no pueden compensar.

Si bien los datos son fundamentales, especialmente cuando no es posible estar físicamente en el lugar, visitar el territorio permite entender cómo son las personas, cómo se desarrolla su vida diaria y cómo es el paisaje. Todo esto enriquece enormemente las posibilidades de acción para los profesionales que trabajan en estos sectores.

Perspectiva de género en el diseño y gestión de riesgos

PLANEO (Javier): Mencionabas al inicio la importancia del enfoque de género en el manejo del riesgo de tsunamis. ¿Podrías profundizar en cómo se relaciona esta perspectiva con las dinámicas de preparación, respuesta y recuperación frente a emergencias?

Dra. Macarena: Claro, este tema es crucial. Existen numerosos estudios, aunque todavía en etapas preliminares en Chile, que muestran que las personas más vulnerables ante emergencias suelen ser quienes tienen menor acceso al poder de decisión, a la propiedad de tierras o a recursos. En este contexto, las mujeres ocupan un lugar central debido a los roles de género tradicionales que les asignan las tareas de cuidado.

Durante las emergencias, especialmente en las etapas de preparación y recuperación, las mujeres asumen gran parte de la carga. Tienen que reconstruir hogares, mantener a las familias y reorganizar sus vidas con recursos limitados. Esto incluye asegurarse de que los niños tengan acceso a lo básico, como educación, y gestionar tareas esenciales como obtener agua y cocinar.

Un ejemplo claro es el fenómeno de las “ollas comunes”, que surgen como respuesta comunitaria en crisis, lideradas principalmente por mujeres. Este tipo de iniciativas demuestra cómo el enfoque de género está intrínsecamente ligado a las soluciones y dinámicas sociales que se activan en contextos de emergencia.

PLANEO (Javier): ¿Crees que los diseños enfocados en la etapa de post-emergencia deberían priorizar estas características vinculadas al género?

Dra. Macarena: Sin duda. Todo diseño, incluida la arquitectura de emergencia, debería incorporar un enfoque interseccional. Esto no significa solo considerar el género, sino también otras dimensiones como la edad, las capacidades físicas o cognitivas, y las necesidades específicas de distintos grupos, como adultos mayores, personas con discapacidades o niños.

Aunque las políticas y protocolos actuales empiezan a integrar la perspectiva de género, aún falta avanzar. Las mujeres suelen liderar muchas gestiones en estas situaciones porque los roles de género todavía asignan a los hombres el papel de sustento económico, dejando a las mujeres a cargo de la recuperación en los hogares.

Un diseño verdaderamente inclusivo debe atender estas realidades, garantizando que todas las personas, independientemente de su género o condición, tengan acceso a soluciones adecuadas en contextos de emergencia.