Asentamientos multiamenazas Vol. 1: Incendios forestales y ruralidad

MARZO 2024

El imaginario del fuego en «Fahrenheit 451»: sobre la combustión de libros, asentamientos y predios | “Fahrenheit 451 (1953)”

Revista PLANEO N°58 | Asentamientos multiamenazas Vol 1: Incendios forestales y ruralidad | Marzo 2024


[Por B. Salvador Álvarez Osorio. Estudiante de Pregrado en Sociología, Universidad de la Frontera, Temuco]

Libro: Fahrenheit 451
Autor: Ray Bradbury
Año: 1953

Resumen. «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury es una distopía que se desenvuelve en una sociedad futurista donde los libros son prohibidos y quemados por bomberos, como Montag, el protagonista. La narrativa de la obra sigue su transformación, inicialmente un servidor complaciente, pero que pronto comienza a cuestionar su realidad y buscar un significado más profundo en la vida. En este camino conoce a Clarisse, una joven que desafía las normas establecidas y que lo mueve a unirse a un grupo de rebeldes que memorizan libros para preservar su contenido. La novela explora temas de censura, alienación y la pérdida de la individualidad, culminando en una guerra que destruye la ciudad. Juega con los conceptos de tecnologías futuristas como las grandes pantallas interactivas o sabuesos mecánicos y también con el concepto de fuego como un elemento de doble significancia; en su carácter utilitario, como instrumento de dominación; y en su sentido simbólico, como posibilidad del renacimiento y esperanza de reconstruir una sociedad basada en el conocimiento y la libertad intelectual.

Palabras Clave. Incendios, estandarización urbana, políticas públicas.

 

Im1. Portada del libro | Fuente: Editorial Editorial DEBOLSILLO.

Introducción.

En «Fahrenheit 451» el fuego es el control sobre la información y la manipulación de la verdad ejecutado por políticas de censura e hipervigilancia. Así, el fuego se convierte en un medio para ejercer autoridad y limitar la libertad de pensamiento, manteniendo a la población ocupada bajo un continuum de estímulos sensoriales producidos por mega pantallas y “familiares” virtuales interactivos. La quema de libros representa la supresión de ideas divergentes, heterogéneas, diversas y su contraparte la imposición de una narrativa única, es decir de la estandarización del conocimiento en sus formas comunicativas, tanto que la misma escritura está prohibida en este modelo de sociedad. La dicotomía propuesta en esta reseña en cuestión tiene que ver con el equilibrio entre estos dos conceptos de diversidad y estandarización.

 

Imaginario del fuego como artefacto de homogenización.

Creo que es relevante partir con la premisa de la obra de Bradbury de que en esta sociedad se ha alcanzado a desarrollar y masificar la construcción incombustible, una materialidad estandarizada, pero también estéticamente homogénea, como podemos visualizar en algunas de las adaptaciones homónimas al libro.

Esta distopía nos sumerge en un mundo donde el fuego proyecta su sombra sobre los cimientos de la sociedad y sus estructuras materiales. Exploraremos cómo el imaginario del fuego se manifiesta de facto como un principio de homogenización urbana.

En dicho contexto planteamos la analogía con los asentamientos recientemente afectados, en Valparaíso y sus alrededores, los cuales basan su identidad territorial en aquella anatomía material diversa, fragmentada y que son producto de un levantamiento no planificado, de la auto construcción y el crecimiento orgánico de lo conurbano. El espacio es hostil, no está preparado para el fácil acceso de bomberos o la rápida acción preventiva, sumado a una distribución de las construcciones diseñada por una arquitectura sin arquitectos: Funcionales, pero menos eficientes; Prácticos, pero frágiles frente a la catástrofe. En ese contexto las construcciones livianas imitarían al papel, combustionando tan rápido como lo haría una pila de libros. Así la diversidad de formas, colores y materialidad que le rodea también se rinde ante la flama, reduciéndose al estado de cenizas, provocando inevitablemente la inmolación de la diferencia, la heterogeneidad sacrificada.

Así nos encontramos con dos políticas públicas completamente antitéticas, por un lado, la normativa de control absoluto y por otra, una política pública más bien reactiva. Ambos conducirían a un eventual acontecimiento catastrófico, sea este previsible o no, planificado o accidental.

Estos accidentes llevan consigo la capacidad de remodelar la realidad física-social de una comunidad. Así la reconstrucción posterior a los incendios ofrece la oportunidad de imponer una visión uniforme – prediseñada – del espacio eliminando la diversidad social y cultural que le sostenía en favor de una estructura que refleje los intereses normativos establecidos por la política regulativa, o en el caso de los cambios de uso de suelo, por el interés particular de quien lo patrocina. Surgen las preguntas ¿cómo afecta esta futura posibilidad de estandarización a la identidad barrial originaria?, ¿La uniformidad en el diseño urbano afecta la identidad distintiva de sus comunidades?

 

Resiliencia a largo plazo, la resistencia urbanística.

Si en el libro de Bradbury se nos presenta la alienación y dependencia a las pantallas como un factor des-vinculante de los acontecimientos reales de muerte, sacrificio y catástrofe ¿Cómo se resiste nuestra sociedad a la morbosidad en los medios de comunicación masivos?, ¿cómo escapa de la contemplación vacía? Esto, asumo, es posible mediante la acción directa o coordinada de la ciudadanía, es decir en su capacidad de resiliencia y cooperación.

Para integrar los términos de resiliencia, gobernanza y políticas públicas en este análisis sobre la quema de asentamientos urbanos, podemos considerar los siguientes puntos en debate y abrir interrogantes como: ¿Cómo se adaptan y se recuperan las comunidades después de la destrucción? La resiliencia pro social y la capacidad de la gobernanza urbana para implementar políticas públicas efectivas son fundamentales para esta cuestión. La prevención de incendios, la gestión de crisis y la participación ciudadana se erigen como elementos determinantes para construir ciudades que no solo resisten las llamas, sino que resisten la adversidad. Esta triada de elementos bien diseñados pueden desempeñar un papel fundamental en la re-construcción de comunidades urbanas más fuertes y diversas. Este enfoque permitirá una comprensión más completa de cómo estas dimensiones interaccionan en el contexto de la planificación y reconstrucción urbana.

 

Conclusión.

En «Fahrenheit 451», el fuego actúa como un agente de homogenización. Al trasladar este imaginario a la realidad urbana contemporánea, vemos cómo los incendios de asentamientos y predios informales reflejan este principio. La gobernanza efectiva y las políticas públicas bien diseñadas se perfilan como contrapesos esenciales para contrarrestar la tendencia a homogeneizar el tejido social y urbano. La integración de «Fahrenheit 451» en este debate no solo enriquece la discusión, sino que también plantea preguntas críticas sobre la naturaleza misma de la estandarización en nuestras ciudades, incitando a una reflexión más profunda sobre cómo diseñamos y vivimos nuestros entornos.

La estandarización puede contribuir a una estética más cohesiva y a la creación de una identidad urbana más fuerte. Las ciudades con una apariencia más uniforme a menudo se perciben como resultado del orden y la modernidad. Además, una estructura urbana estandarizada facilita la seguridad y el control, ya que permite una mejor vigilancia y respuesta a emergencias. Por otro lado, la diversidad permite la flexibilidad y la adaptabilidad frente a desafíos económicos, sociales y ambientales, promueven el desarrollo identitario y cultural de las comunidades que le habitan. Este debate es esencial para la reconstrucción de asentamientos a futuro. En última instancia, encontrar el equilibrio adecuado entre la estandarización y la diversidad urbana es esencial para crear entornos urbanos vibrantes, sostenibles e inclusivos ¿Cómo podemos garantizar la preservación y promoción de la diversidad de ideas en el diseño urbano?, ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la eficiencia que proporciona la estandarización y la riqueza cultural que emerge de la diversidad urbana?, ¿Cómo podemos diseñar ciudades que sean eficientes sin sacrificar la esencia única de cada comunidad?