Revista Planeo Nº 54 | Habitar junto al mar | Diciembre 2022
[Por: Ignacia Álvarez Barros. Antropóloga Social de la Academia de Humanismo Cristiano, cursó un diplomado en Derecho a la ciudad y producción social del espacio]
Resumen:
A pesar de los estigmas y prejuicios en torno a la Playa Guanaye de Mejillones y la poca intervención de políticas públicas y municipales para mejorar y acercar este espacio a la comunidad, la población migrante del campamento ha logrado resignificar este lugar extrapolando y proyectando parte de las dinámicas socio culturales del campamento en el balneario, haciendo uso mediante lo recreacional, como mecanismo de resistencia de sus prácticas culturales y de apropiación de un lugar deshabitado, estigmatizado y segregado.
Palabras clave: Interculturalidad, Mejillones, Guayane, Balneario, Campamento internacional
La comuna de Mejillones, ubicada 65 kilómetros al norte de Antofagasta, polo industrial y portuario del país, desde sus orígenes, centro de la extracción de recursos como el salitre y testigo del auge del desarrollo ferroviario nacional a través del traslado de materias de primas para la minería. A pesar de sus paradisiacas playas, cómo se esbozó anteriormente, se ha caracterizado por su actividad industrial, en sus inicios por la industria del salitre y ferrocarriles de Chile, posteriormente la construcción de puertos y la consolidación de la industria pesquera, en los años 90’ posterior al auge y caída de la industria de la harina de pescado, se consolida el parque industrial, la llegada de las termoeléctricas a carbón, almacenamiento de ácidos y químicos industriales, la creación de puertos para el transporte de insumos para la minería, entre otros, los que conforman más de 13 kilómetros de sector industrial; actividad económica que ha impactado directamente en el desarrollo de la comuna, condicionándose a los requerimientos del polo industrial en servicios y habitabilidad, restando espacio a lo residencial por sobre lo industrial, primando el arriendo y subarriendo de piezas, primando el espacio para el uso habitacional de carácter dormitorio para esta población flotante solicitada por la actividad económica primaria de la comuna, la industrial.
El uso de tipo dormitorio del espacio por sobre lo residencial ha encarecido los precios de los arriendos e imposibilitado el acceso a precios justos. Los requerimientos del campo industrial conllevan la modificación de las viviendas para el subarriendo de piezas lo que dificulta el arriendo para familias. El aumento de los precios de los arriendos, el encarecimiento del metro cuadrado en la región y la demanda de la industria ha incidido en la conformación de campamentos en la región, lo que se consolidó y aumentó exponencialmente con la llegada de la población migrante al país y por sobre todo al norte grande de Chile. A partir del boletín Estimación y caracterización del Déficit Habitacional de Políticas Públicas UC (Déficit Cero, 2022) en la región de Antofagasta existe un déficit habitacional de 37.099 viviendas, número de viviendas requeridas por la región representa el 5,8% con respecto al total nacional del déficit.
El incremento de la población migrante es directamente proporcional al aumento de los campamentos, ante la dificultad para acceder al derecho a la vivienda, ‘‘radicarse en un campamento hoy aparece para una parte de la sociedad como una solución factible a un mercado ‘‘formal’’ privado de arriendo de vivienda que para muchos es inaccesible económicamente ’’ (Morales, Flores Pineda, & Orozco Ramos, 2018, pág. 164). La dificultad para acceder a la vivienda es mucho más compleja para la población migrante, considerando también la burocracia detrás de los procesos de regularización en el país lo que los va privando de posibilidades, ‘‘La amenaza que a priori el inmigrante supone lo va dejando fuera de la posibilidad de alguna igualdad que lo dignifique’’ (Tijoux y Riveros, 2019, p.402).
Relacionado a lo anterior y según los datos expuestos con respecto al déficit de vivienda en la región de Antofagasta, la comuna de Mejillones posee un gran campamento conformado casi en su totalidad por población migrante, la ocupación de terrenos en esta zona industrial de la comuna comenzó en el año 2015, sitios deshabitados donde finalizaba el sector residencial de Mejillones. En la actualidad este espacio de asentamiento informal y autoconstrucción se ha ido densificado aceleradamente, a pesar de que el polígono del campamento no puede aumentar, esto ha propiciado la construcción y ampliación vertical de las viviendas, debido al fenómeno de reunificación familiar; parte de las motivaciones de la autoconstrucción es poder tener la posibilidad de ampliar para recibir a familiares y amigos extranjeros. La apropiación de estos terrenos de manera informal ya no se limita a una ‘‘toma’’, es la conformación de un espacio y uso de suelo habitacional (aunque informal) que se posiciona como una manera de hacer hogar en contexto de vulnerabilidad y precariedad.
La marginalidad urbana en la que viven los migrantes en los campamentos es sin duda alguna una realidad substancialmente económica, pero también social, racial y cultural. ‘‘La inmigración involucra un proceso de resignificación de la experiencia individual’’ (Imilan et al. 2016:344)
A partir de la densificación de este espacio y el crecimiento de la población migrante en la comuna, este asentamiento, qué simbólicamente fue denominado ‘’Villa Internacional’’ mediante una asamblea llevada a cabo por habitantes en su mayoría Bolivianos y Colombianos, vive otras prácticas culturales, el habitar y uso de este espacio responde a la singularidad de las culturas y las dinámicas asociadas se van configurando como mecanismos de resistencia y de auto reconocimiento entre pares en contexto de informalidad y exclusión.
La similitud de las trayectorias y vivencias de los migrantes en contextos de informalidad incide en la conformación de un tejido social en particular donde cohabitan comunidades de diversas nacionales pero a la vez configuran comunidad que los va acercando a la población que no los reconoce como parte sustantiva de la comuna. Esta búsqueda de espacio en su calidad de migrante y residente del campamento incide en que estas prácticas culturales se proyecten en el uso de la Playa Guanaye, balneario que colinda con el límite industrial de la comuna y que está más cercana al campamento, esta playa históricamente ha sufrido el estigma por su cercanía con el polo industrial pesquero, específicamente y cuando aún existía la planta de harina de pescado y el antiguo astillero de las embarcaciones. Los antiguos residentes de Mejillones y antes de la conformación del campamento, tenían ciertos prejuicios con este balneario por los residuos del proceso que eran vertidos en el mar mediante emisarios de la misma planta, lo que emitía un fuerte olor a pescado e impregnaba todo el lugar. Existían ciertos estigmas socio económicos en torno a los que hacían uso de este espacio, al ubicarse en el límite entre lo residencial e industrial, también al estar en la difusa línea entre lo privado y lo público se ha ido dejando de lado este lugar, careciendo siempre de mobiliario y luminaria adecuada lo que profundiza más aún el estigma entorno a ella, anteriormente por ser un espacio de consumo de drogas y en la actualidad por la conformación de rucos de personas situación calle.
‘‘A mi no me dejaban ir para la Playa Guanaye porque tenía fama de peligrosa, la usaban mayoritariamente gente del sector que colindaba a la playa’’ (Daniel Rojas, 36 años)
‘‘La diferencia es que entre la playa de la costanera y la playa Guanaye era de cómo se bañaba la gente, en la playa de la costanera las chiquilllas se bañaban con bikini, en la Guanaye se bañaban con polera. A los de la costanera les daba miedo venir a la Guanaye, era de barrio pero sigue siendo de barrio, hoy es la playa de los parceros’’ (Carlos Trujillo, 32 años)
A pesar de los estigmas en torno a la Playa Guanaye y la poca intervención de políticas públicas y municipales para mejorar y acercar este espacio a la comunidad, la población del campamento ha logrado resignificar este lugar extrapolando y proyectando parte de las dinámicas socio culturales del campamento en el balneario, haciendo uso mediante lo recreacional, como mecanismo de resistencia de sus prácticas culturales y de apropiación de un lugar deshabitado, estigmatizado y segregado.
Tal como planteó Pierre Bordieu (1989) con su noción de habitus, personas de contextos sociales similares, expresados en el presente territorio con prácticas culturales homogéneas, prácticas laborales comunes, problemáticas situacionales compartidas y trayectorias de vida similar, buscan el compartir con pares que compartan estas similitudes y vivencias. De esta manera el uso y apropiación de un espacio determinado, en este caso la Playa Guanaye, responde a la necesidad de las comunidades migrantes de estratos sociales más bajos de la comuna de Mejillones a satisfacer necesidades básicas, tal como el Campamento Villa Internacional responde a una necesidad habitacional, Playa Guanaye responde a la válida necesidad de recreación y esparcimiento.
A lo anterior, podemos expresar que la apropiación de un territorio específico conlleva la respuesta de diferenciarse con un otro, entregando como producto un fenómeno que no concibe resolución, por un lado encontramos que históricamente el habitante que se identifica como “Mejillonino”, es decir, con ascendencia de parientes que hayan habitado generacionalmente la comuna, no identifican a las comunidades del Campamento Villa Internacional como un par. En la otra vereda, encontramos que las comunidades que habitan el Campamento Villa Internacional han comenzado un proceso de encapsulamiento en la forma en que se relaciona con el resto de la comuna, orientando su interacción social “hacia dentro”, reforzando lazos con sus pares próximos y desagregarse de los acontecimientos y actividades del resto de la comuna en vista de la limitada recepción e integración.
Como producto de lo anterior, las comunidades del Campamento Villa Internacional al obviar la oferta de actividades recreativas y extra programáticas que entrega el resto de la comuna, buscan generar espacios de esparcimiento y encuentro común como el uso costero de una playa en los márgenes de la comuna.
Bibliografía:
- Bourdieu, Pierre. (1989), Prólogo: Estructuras sociales y estructuras mentales en: Bourdieu, Pierre. La nobleza de Estado. Grandes Ecoles y espíritu de cuerpo, Paris: Minuit, s/n.
- Centro UC Políticas Públicas. Déficit Cero. (2022). ¿Cuántas familias necesitan una vivienda y en qué territorios? Boletín 1: Estimación y caracterización del déficit habitacional en Chile. https://deficitcero.cl/pdf/Minuta_EstimaciondelDeficit.pdf
- Ernesto López Morales, P.F. (2018). Inmigrantes en campamentos en Chile: ¿Mecanismo de integración o efecto de exclusión?. INVI, 159-185.
- Imilan Walter, Stefoni Carolina y Márquez Francisca. (2016). Rutas migrantes en Chile. Habitar, festejar y trabajar. EURE. Vol 42. N°127. PP. 341-345.
- María Emilia Tijoux & María Gabriela Córdova (2015) “Racismo en Chile: colonialismo, nacionalismo, capitalismo”, Revista Latinoamericana, Volumen 14, Nº 42, 2015, p. 7-13. Disponible en https://scielo.conicyt.cl/pdf/polis/v14n42/art_01.pdf