Revista Planeo Nº 48 Cuidados, crisis, y ciudad; Julio 2021
[Por: Paz Concha Méndez; PhD en Sociología y Máster en Cultura y Sociedad (London School of Economics and Political Science); Antropóloga Social (Universidad de Chile) Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile y Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES).
Consuelo Banda Cárcamo; Magíster en Desarrollo Urbano (Pontificia Universidad Católica de Chile); Licenciada en Teoría e Historia del Arte (Universidad de Chile). Ex Becaria COES]
Resumen
La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha puesto en discusión el rol de los cuidados en la ciudad y en el espacio público. Las experiencias surgidas durante estos últimos dos años de confinamientos y la profundización de la crisis de los cuidados en Chile, que afecta principalmente a mujeres, nos invitan a discutir las posibilidades de transformación del espacio público en espacios de cuidados colectivos post-pandemia. Para esto, es fundamental repensar el espacio privado y el espacio público desde el enfoque de la interdependencia, viendo a cuidadores y quienes requieren cuidados como parte de una red de relaciones múltiples y simultáneas que se desenvuelven tanto en el hogar como fuera de éste. Esta mirada, nos permite atender la diversidad de usos que acontecen en el espacio público desde el cuidado, buscando estrategias que mejoren principalmente la experiencia cotidiana de mujeres, niños, adultos mayores y personas con capacidades diversas en la ciudad.
Palabras clave: espacio público, cuidados, interdependencia.
Una de las consecuencias que nos ha traído la pandemia ha sido la profundización y visibilización de la crisis de los cuidados que las familias han estado viviendo en sus espacios íntimos, especialmente en relación con el cuidado de la niñez, personas mayores y enfermos y su impacto en la salud de quienes cuidan. Junto con la amenaza del COVID-19, el empeoramiento de la salud mental dada las medidas de confinamiento ha afectado desproporcionadamente a las mujeres, sobre todo, las que realizan labores de cuidado. Según la encuesta Termómetro Social (2020) las mujeres entre 35-45 años son quienes más han sufrido deterioro de su salud mental a causa de la pandemia; la combinación del trabajo doméstico, el teletrabajo, el cuidado de menores y otros adultos en confinamiento han sobrecargado a este grupo.
Im1. Parque Botánico antes de la cuarentena de Junio 2021, Ñuñoa / Fuente: Registro personal Paz Concha, 2021.
Los impactos de la crisis de los cuidados y los efectos del confinamiento nos invitan a repensar la relación entre el espacio privado y el espacio público, así como en su interdependencia. El enfoque de la interdependencia nos permite observar a cuidadores y personas que requieren cuidados como parte de una red de relaciones múltiples y simultáneas que se desenvuelven tanto en el hogar como fuera de éste. Desde esta perspectiva, la desigualdad en el acceso y uso de los espacios públicos es uno de los elementos que debe repensarse al alero de mejorar la calidad de vida de quienes utilizan estos espacios para el cuidado, especialmente las mujeres cuidadoras y las personas a quienes cuidan.
Los espacios públicos para el cuidado en las ciudades post-pandemia deben considerar en su diseño y mantenimiento actividades que se hagan cargo de estas múltiples necesidades; desde el ocio hasta la actividad física, el descanso o la recreación. De igual manera, es necesario considerar los trayectos y actividades asociadas al cuidado que no se limitan a lugares específicos, pero que también acontecen en el espacio urbano. En su libro Ciudad Feminista, Leslie Kern (2020) narra desde la experiencia de la maternidad, cómo las ciudades están desprovistas de infraestructuras y servicios que faciliten desplazamientos con niños; la ausencia de baños públicos, veredas que contemplen el paso de coches e incluso, los tiempos destinados al cruce peatonal son algunos de estos factores, y que también están presentes en la experiencia de adultos mayores, personas con restricciones de movilidad o capacidades diversas.
Además, debemos agregar la inseguridad que las mujeres experimentan en las ciudades, lo que también afecta la participación y disfrute en el espacio público. Tras casi dos años de cuarentenas y toques de queda, la relación entre las mujeres y las personas a quienes cuidan con la calle se vuelve cada vez más compleja. La implementación de franjas horarias ha permitido reconectar a parte de la población con los espacios públicos para el deporte y la recreación, sin embargo, no es una medida aplicable en todos los casos, principalmente dentro de los grupos que mayoritariamente viven situaciones de violencia, discriminación y acoso. Debemos ser capaces de mejorar todas las condiciones espaciales que propicien la confianza, la salud, equidad y la dignidad en el uso de los espacios públicos.
Im2: Personas descansando en Parque Inés de Suarez con distanciamiento físico. Fuente: Registro personal Paz Concha, 2020.
La experiencia acumulada de activistas y académicas feministas en la materia nos enseña que mejorar estas y otras condiciones de las ciudades no significa “ayudar a las mujeres con las tareas de cuidado”, sino hacer de la ciudad misma un espacio de cuidados colectivos. Esto requiere también a la par, hacer cambios sociales importantes en cuanto a la distribución de tareas para el cuidado. Según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2015 (2016) antes de la pandemia las mujeres dedicaban 5,89 horas diarias a realizar labores domésticas, casi el doble de las que destinan los hombres a las mismas tareas (2,74). Esta inequidad afecta el día a día de las mujeres, restringiendo sus elecciones y otorgando mayor atención al tiempo de descanso de los demás, y menos a sus propios deseos, necesidades y cuidados.
Algunas experiencias internacionales que han comenzado a repensar el espacio público como espacio de cuidado en la ciudad post-pandemia, apuntan primeramente a levantar conocimiento no sólo acerca de las barreras de acceso a los espacios sino también de los usos de estos espacios para el cuidado. Es de común acuerdo que algunas de las barreras que dificultan a las mujeres y niñas el disfrutar de los espacios públicos son la inseguridad, acoso y falta de tiempo. Sin embargo, la información acerca del uso y la experiencia del espacio público diferenciado por género no es suficientemente relevada. Así, levantar instrumentos que nos permitan mejorar estos espacios y hacerlos más inclusivos y equitativos es una de las tareas pendientes a futuro.
La fundación inglesa Make Space For Girls (2021) (“Crear lugar para las niñas”) destaca que algunas de las medidas ya probadas para generar más participación en el espacio público en el caso de las niñas y mujeres adolescentes tienen que ver con el diseño urbano, como mejorar la iluminación, aumentar las áreas donde sentarse, habilitar baños públicos o mejorar la vigilancia. Pero sobre todo, preguntarles cuáles son sus experiencias y qué es lo que desean de estos espacios. Junto con esto, ONU Mujeres (2019) propone cuatro áreas de acción que deben ser consideradas para diseñar espacios públicos seguros y empoderadores para mujeres y niñas libres de violencia; identificar soluciones que involucren a la población local; mejorar leyes y políticas, invertir en seguridad y viabilidad económica de los espacios públicos; y “fomentar normas sociales transformadoras que promuevan los derechos de mujeres y niñas a utilizar los espacios públicos libres de acoso y otras formas de violencia sexual.” (p.7)
Im3: Encuentro de mujeres patinadoras (rollerskate, skate y BMX) en Skatepark de Placilla, Valparaíso. Fuente: registro personal Consuelo Banda, 2020.
Otras acciones deben considerar medidas que ayuden a los adultos mayores a reintegrarse a los espacios públicos de manera segura, no sólo por ser un grupo vulnerable al contagio de COVID-19, sino también porque incluso antes de la pandemia las ciudades tampoco han considerado sus realidades y necesidades. Las académicas Setha Low y Anastasia Loukaitou-Sideris (2020) analizan para el caso de Estados Unidos algunas propuestas implementadas por espacios comerciales, como los horarios exclusivos para adultos mayores, pero que definitivamente podrían ir más allá; modernizar áreas donde se generen filas con más asientos y sombra para que personas mayores puedan esperar cómodamente; redistribuir asientos en las plazas donde puedan compartir pero también sentirse resguardados; destinar vagones y espacios del transporte público para poblaciones vulnerable; o liberar calles para uso peatonal para poder respetar el distanciamiento físico durante la pandemia.
Para el caso chileno, el diseño de espacios públicos para el cuidado se podría materializar en mejorar las condiciones de seguridad para personas mayores, niños, niñas y mujeres, aumentando la dotación de espacios públicos de calidad, con mejores accesos en términos de distancia y horarios; rediseñándose como espacios múltiples que alberguen distintas actividades y públicos y que involucren a la ciudadanía en su diseño y mantención. Sin duda, estos importantes desafíos para hacer de los espacios públicos y las ciudades espacios de cuidado colectivo deben abordarse desde el conocimiento técnico y territorial, siempre comprendiendo los usos y necesidades de los usuarios, y con una activa participación de la ciudadanía.
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Bibliografía:
Encuesta Termómetro Social 3. (2020). Percepción de la salud mental, junio 2020. Disponible en: https://nucleodesoc.cl/wp-content/uploads/2020/07/Bolet%C3%ADn-n%C2%B03-_Salud-Mental.pdf
Instituto Nacional de Estadísticas (2016). Encuesta Nacional Sobre el Uso del Tiempo 2015. Síntesis de los resultados, noviembre 2016. Disponible en: https://www.ine.cl/docs/default-source/uso-del-tiempo-tiempo-libre/publicaciones-y-anuarios/publicaciones/sintesis-resultados-trabajo-enut.pdf?sfvrsn=7bcc61b0_6
Kern, L. (2020). Ciudad feminista: La lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres. Buenos Aires: Godot.
Low, S y Loukaitou-Sideris, A. (2020). Public Spaces for Older Adults Must be Reimagined as Cities Reopen. Disponible en: https://nextcity.org/daily/entry/public-spaces-for-older-adults-must-be-reimagined-as-cities-reopen
ONU Mujeres (2019). ONU MUJERES (2019). Iniciativa insignia mundial Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros para las Mujeres y las Niñas: Compendio Internacional de Prácticas. Nueva York: ONU MUJERES. Disponible en: https://www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2019/01/safe-cities-and-safe-public-spaces-international-compendium-of-practices
Walker, S y Clark, I. (2020). Make Space for Girls: Everything you need to know in one (relatively) easy document. Make Space for Girls. Disponible en: http://makespaceforgirls.co.uk/research/