Ciudades Rebeldes

Enero 2020

Participación ciudadana post-18-O: desafíos para profundizar la democracia desde los territorios

Revista Planeo Nº 42  Ciudades Rebeldes, Enero 2020


[Por Núcleo Participación Ciudadana y Territorio, del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC (Caroline Stamm, Christian Mattus, Alejandra Lunecke, Paz Concha)] (1)

 

Resumen:

La movilización social de los últimos meses en Chile ha dado lugar a varias formas de participación ciudadana en los territorios, a través de cabildos auto-convocados y asambleas territoriales. La columna busca proponer pistas de reflexión para comprender y proyectar la participación ciudadana en los territorios en un contexto post 18 de octubre. Insiste en la importancia y la necesidad de instalar, en el escenario constitucional actual, un debate público sobre cómo fortalecer la democracia desde los mismos territorios.

Palabras clave: Participación ciudadana, democracia, territorios

 

Im1_  Cabildo abierto Plaza Sotomayor, Antofagasta / Fuente: Christian Matus, 2019

 

Desde el 18 de octubre hemos asistido a una verdadera explosión de la participación ciudadana en Santiago y en gran parte de las ciudades de Chile. Nos alejamos de la idea de una ciudadanía apática, desinteresada por los asuntos públicos, para presenciar marchas multitudinarias en las plazas y calles del país, así como una emergencia de múltiples formas de participación no sólo a través de manifestaciones, cacerolazos, ocupación y performances colectivas en el espacio público, sino también de cabildos auto-convocados y asambleas territoriales. Es indudable que la participación ciudadana, bottom-up, informal, insurgente, ha estallado estos últimos meses en Santiago y en Chile, pero ¿cómo, en este contexto post-18 de octubre, podemos comprender y proyectar la participación ciudadana en los territorios de cara al futuro?

David Harvey, en su libro Rebel Cities (2012), vuelve sobre los movimientos urbanos anti-capitalistas, desde la Comuna de París en el siglo XIX hasta los más recientes Occupy Wall Street o los Indignados, y analiza su relación con las particularidades de la vida urbana, es decir de la experiencia urbana cotidiana bajo el alero del capitalismo. Este anclaje urbano es central: las luchas populares y obreras mostraron que la organización de los barrios ha sido igual de importante en las luchas laborales como la organización en el lugar de trabajo (p.132). El tema de la organización de la ciudad y de los ciudadanos se vuelve entonces de primera importancia en el marco de las luchas anti-capitalistas. Harvey se pregunta ¿cómo organizar la ciudad?, y si bien no responde directamente, escribe: “Se deben construir formas democráticas alternativas (además de la existente democracia del poder del dinero) como las asambleas populares si es que queremos que la vida urbana sea revitalizada y reconstruida fuera de las relaciones de clase dominantes” [traducción propia] (Harvey, 2012, p.137).

La idea de democracia directa, el rol de las asambleas y del debate en la vida social y pública, son temas que se están discutiendo, más allá de la academia, en muchas partes del mundo. La visión burguesa de la ciudadanía, nacida durante la Revolución Francesa en 1789, que implicaba la representación del pueblo por élites de la burguesía, ha sido discutida repetidamente a lo largo de la historia, partiendo por los sans-culottes durante la Revolución Francesa. La democracia representativa, articulada en torno a los partidos políticos, está siendo cuestionada en pos de nuevas formas de organización, en reemplazo o, en suma, para responder a la frase muchas veces escuchada: “no nos sentimos representados”. Esta búsqueda se fundamenta, por supuesto, en la idea de que la gente es capaz de tomar buenas decisiones.

En su reciente visita a Chile, James Holston, teórico de la ciudadanía insurgente, conversó sobre la democracia directa y las críticas al concepto de ciudadanía. Evocó la necesaria re-democratización de la democracia, con el argumento de que la ciudadanía insurgente es clave para la democracia, así como la necesidad de incluir una disrupción en ella. Insistió en la necesidad de experimentar nuevas formas de democracia, implementando nuevas formas de asambleas en el escenario urbano y evitando la acumulación de poder.

En Chile, el escenario institucional actual está limitado en cuanto a participación ciudadana. En el Núcleo Participación Ciudadana y Territorio del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, hemos realizado una revisión, pre-18 de octubre, de los mecanismos de participación ciudadana implementados a nivel municipal y regional en dos regiones del país: la Región Metropolitana de Santiago y la región del Biobío. Si bien existe una obligación de implementar mecanismos de participación ciudadana en varios de los ámbitos urbanos, incluyendo la planificación urbana, el único instrumento vinculante es el plebiscito comunal, el que ha sido usado sólo cinco veces desde los años noventa y que tiene como requisito, para ser vinculante, que al menos un 50% de los inscritos en el padrón electoral voten. Además de los Consejos de la Sociedad Civil, consagrados por la ley 20.500, promulgada en 2011, hemos podido identificar una diversidad de experiencias de participación ciudadana relacionadas con la planificación, de lo urbano, del transporte y del medioambiente entre otros, así como con proyectos de diseño urbano. Sin embargo, el estudio muestra una gran dispersión y discontinuidad de estas iniciativas en los territorios, lo que da cuenta que estos mecanismos tienen que ser reforzados por nuevas formas de organización desde los territorios.

La discusión pública sobre la necesidad de profundizar la democracia, tanto a nivel nacional como a nivel territorial, es aún bastante discreta en Chile. Si bien es cierto que ha habido trabajos como el del Consejo Nacional de Participación Ciudadana, encargado de proponer modificaciones a la ley 20.500 sobre asociaciones y participación ciudadana en la gestión pública, falta aún una reflexión pública más amplia sobre los mecanismos de participación ciudadana y la organización vecinal y territorial. En el contexto del proceso constituyente por venir, nos parece importante conversar desde ya sobre cómo queremos que estén organizadas nuestras ciudades y qué rol queremos tener como ciudadanos en la vida pública de nuestro país. Las diversas experiencias y conversaciones que se están implementando desde los territorios nos pueden entregar pistas sobre la manera para lograrlo. La ciudadanía debe poder expresarse fuera de las urnas, de manera permanente y con incidencia en sus ciudades.

 

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(1) Miembros del Núcleo:

  • Caroline Stamm. Profesora asistente. Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC.
  • Christian Mattus. Profesor adjunto. Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC.
  • Alejandra Lunecke. Profesora asistente. Instituto Estudios Urbanos y Territoriales, UC. Investigadora Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS).
  • Paz Concha. Profesora adjunta. Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, UC. Investigadora postdoctoral Centro de Estudio de Conflicto y Cohesión Social (COES).