Ciudad y Memoria

Diciembre 2018

Disputar la ciudad y el conflicto de la memoria

Revista Planeo Nº 38  Ciudad y Memoria, Diciembre 2018


[Por Vicente Inostroza Sánchez, Cientista Político UDP y estudiante del Magíster en Desarrollo Urbano PUC]

Libro: Disputar la ciudad
Editoras: Pía Montealegre & Valentina Rozas-Krause
Editorial: Bifurcaciones
Año: 2018

Disputar la ciudad. Sometimiento, Resistencia, Memorialización, Reparación. Bifurcaciones
Disputar la ciudad. Sometimiento, Resistencia, Memorialización, Reparación. Bifurcaciones

Resumen

En base a la creciente agenda de la memoria junto a los estudios urbanos, Disputar la Ciudad de Pía Montealegre y Valentina Rozas-Krause buscan otorgar una aproximación alternativa del estudio de la memoria en la relación de los contextos urbanos y disputas de poder que producen espacios de memoria. El libro compilatorio ordena varios artículos de la revista Bifurcaciones en cuatro grandes ejes: sometimiento, resistencia, memorialización y reparación; otorgando un marco teórico y metodológico mediante el concepto de disputa del espacio y el entorno social del individuo. Si bien se sugiere ahondar en el rol del espacio urbano sobre las garantías de no repetición como pilar fundamental de la justicia transicional, este libro marca un importante aporte en esta agenda de investigación, debido a la correcta comprensión de disputa por la memoria que conecta de buena manera con los estudios urbanos

Palabras Clave:  Memoria, Estudios Urbanos, Derechos Humanos, disputa

Dentro del contexto de los autoritarismos y totalitarismos que azotaron diversos países del mundo en el siglo XX y una ola democratizadora desde los ’80, los estudios de memoria política tomaron mayor fuerza en la agenda académica. El espacio cobró relevancia para los procesos de memoria en la ciudad. Ahí se ubicaron murales, museos, monumentos, entre otros, que cumplían esta labor. Por eso, los estudios urbanos han tomado la agenda de la memoria para analizar el rol del espacio en este proceso sociopolítico y sociocultural, en un contexto de desafíos a las democracias, avances de populismos y estrategias autoritarias.

El reciente libro Disputar la Ciudad de Pía Montealegre y Valentina Rozas-Krause (compiladoras) es un gran aporte a esta agenda de los estudios urbanos y memoria. Es un compilatorio de artículos académicos de la revista Bifurcaciones que propone entregar “una aproximación alternativa al estudio de la memoria al considerar los contextos urbanos y las disputas de poder entre la ciudadanía y regímenes autoritarios, como elementos constitutivos de las prácticas que producen espacios de memoria” (Montealegre y Rozas-Krause, 2018, p. 9). Por ende, busca un diálogo teórico y metodológico de los procesos de memoria y las mutaciones urbanas, a través de cuatro ejes: sometimiento, resistencia, memorialización y reparación.

Antes de detallar estos cuatro pilares de la obra, la construcción del libro batalló con tres grandes problemas, narradas por las autoras, que evitaban caer en el simplismo del estudio de la memoria y la categorización de los artículos por compilar. Primero, el título del libro sería otro (Recordar la Ciudad), pero no se quería reducir la memoria al recuerdo solamente como un ribete nostálgico. Esto también cae en un segundo problema, al comprender el pasado solamente como un piso común de resistencia a las disputas por la memoria. Tercero, reducir los ejes de la obra en ciclos cronológicos de temporalidad en la memoria llevaba al ocultamiento del problema del espacio, de lo mencionado en la introducción de la reseña. Se hace relevante destacar la relación entre el poder y el espacio de diversas miradas, según las autoras, como la de Michael Foucault (espacio como una forma de ejercicio del poder), Henri Lefebvre (el rol del poder en la producción del espacio) y Elizabeth Jelin (la memoria y la pugna de poder). Todo esto lleva a la configuración del libro en un ejercicio teórico y metodológico, mediante el concepto de disputa en el espacio (no solo como contenedor de memoria) y el poder en la relación entre la sociedad y su entorno.

Después de explicar los desafíos del libro, los cuatro ejes que se categorizan los capítulos dan contenido a la relación del espacio, el poder, la disputa y la memoria. En primer lugar, el sometimiento recae en la visión racionalista y moderna del urbanismo, al concebir la ciudad “como un cuerpo enfermo, como un enemigo del orden que debe ser dominado” (Montealegre y Rozas-Krause, 2018, p. 9). El poder jerárquico se relaciona en este eje en el reformismo urbano con la angustia de una parte de la sociedad del avance de la modernización y el papel contradictorio de los regímenes autoritarios (o post-autoritarios).

En segundo lugar, la resistencia a la violencia política y la marginalidad urbana se toma desde el poder ciudadano en contra de las estrategias jerárquicas, a través de tácticas de resistencia urbana al poder dominante, tales como las tomas de suelo y edificios públicos, conmemoraciones y protestas en el espacio público. De todas maneras, hay tácticas y prácticas de subversión más sutiles desde la vida cotidiana, desde la “olla común” en la dictadura chilena con la resistencia doméstica femenina (Soles, capítulo 4) hasta el arte callejero que revela la marginalidad y desigualdad urbana en São Paulo (Dias y de Almeida, capítulo 5).

En tercer lugar, se comprende que las ciudades se arraigan recuerdos de los antepasados que definen una identidad y pertenencia, donde el espacio cobra relevancia en la transformación del recuerdo personal a la memoria colectiva a través de la memorialización. Esto también se relaciona con el poder y la disputa (no solo con el recuerdo) en las formas de este eje que “conllevan una pugna política, ya que son portadoras de un verosímil que, en su concreción espacial, se vuelve definitivo” (Montealegre y Rozas-Krause, 2018, p. 13). Los capítulos que el libro selecciona abordan los contextos urbanos y la relación entre víctimas-victimarios de un conflicto en desarrollo entorno a los memoriales, dimensiones poco analizadas en la literatura según las autoras.

En cuarto lugar, la reparación responde a un proceso de cierre discursivo de la memoria (de cicatrización en el cuerpo urbano) en procesos traumáticos que fracturan no solo las relaciones sociales, sino que los espacios afectados por estos traumas. Como narra el texto, la reparación se inicia con las víctimas directas para superar el duelo y, luego, al cuerpo social. Este proceso también se da en el espacio, a través de memoriales y lugares conmemorativos, donde apoyan el sentido de superación que pasa de la reparación individual a la colectiva. Los capítulos de esta sección indagan este trance reparativo del trama desde los individuos hasta la proyección estratégica social respecto a la relación con el espacio fracturado.

Sin duda, este libro ofrece un marco teórico y metodológico que permite profundizar la relación entre la ciudad y la disputa de la memoria, no solo por el contenido del libro sino que por su estructura. Esto es un excelente vínculo de análisis en los estudios urbanos, ya que la ciudad debe ser entendida en constante mutación, pero en la base de la construcción urbana histórica de su pasado. Asímisma debe ser entendida la memoria y cómo esta disputa por la memoria encaja con los conflictos en los espacios urbanos.

Aún así, la reparación como último ciclo en las disputas por la memoria no permite profundizar un pilar fundamental que sustenta la justicia transicional, correspondiente a las garantías de no repetición. Si bien se deja claro en el eje de reparación que no es plausible imponer una forma efectiva de clausura discursiva de la memoria en los espacios, de todas formas se debe separar el análisis de la reparación a las víctimas del trauma urbano-social con la lucha de los lugares de memoria para que no se vuelvan a repetir estos procesos de trauma en la sociedad.

Se pueden sugerir dos proyecciones a partir del comentario anterior y del excelso marco de discusión que ofrece este libro. Primero, el rol del espacio y su producción juega un rol clave en las garantías de no repetición, debido a que permanece el proceso de memoria al resto de las generaciones para asegurar pisos de convivencia social que eviten, por ejemplo, violaciones a los derechos humanos. Segundo, este pilar de la justicia transicional también se ve tensionado por un contexto socio-político diferente, tales como: el avance de los populismos radicales de derecha junto a movimientos revisionistas de la historia; una desconfianza en las instituciones políticas que, a veces, administran las estrategias de memoria; y una falta de involucramiento comunitario en los procesos de construcción socio-política. Tal como señala el libro, esto también se refleja en el espacio y su relación con la memoria a la hora de disputar la ciudad.

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Referencias

Montealegre, P. y V. Rozas-Krause (eds.). (2018). Disputar la Ciudad: Sometimiento, Resistencia, Memorialización, Reparación. Santiago de Chile: Editorial Bifurcaciones.