Violencia Urbana

Marzo 2018

«Recuperando la ciudad para las mujeres»

Revista Planeo Nº 35  Violencia Urbana, Marzo 2018


[Por Alejandra Espinosa Vargas, estudiante de Diseño Urbano y del Paisaje en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí]

Libro o publicación: Buenas prácticas para prevenir y eliminar la violencia sexual contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos. Programa global ciudades y espacios públicos seguros para mujeres y niñas
Autor: Ana Falú
Año: 2017

Portada LibroIm. Portada del libro

Resumen

En la actualidad nuestras ciudades sufren de eventos violentos hacia las mujeres y niñas tanto en nuestros espacios como en el transporte público. El trasladarse de un sitio a otro se ha vuelto un peligro para todas, el caminar por una acera pequeña o por una calle sin iluminación son factores que promueven las agresiones. Esta reseña se centra en el Programa Global Ciudades y Espacios Seguros para Mujeres y que ONU a implementado con el fin de dar respuesta a este problema social que enfrentan nuestras ciudades en cuestión de violencia y acoso sexual contra mujeres y niñas en nuestros espacios y transporte público.

Palabras clave: Violencia contra la mujer, espacio público, transporte público

 

Hoy en día nuestras ciudades son espacios que aglomeran personas, infraestructura, servicios, y espacios públicos, pero también aglomeran situaciones negativas como la desigualdad, la inseguridad y la discriminación de género. Como consecuencia de estos factores se produce la violencia en contra de la población, pero generalmente se violentan a mujeres y niñas. Según la autora Falú, esta una de las violaciones de los derechos humanos más graves y una de las más toleradas en todo el mundo: “las mujeres y niñas sufren de diversos tipos de violencia no solo en los hogares, ocurre en las calles, en el transporte público, en escuelas, universidades y lugares de trabajo y espacios públicos y en puntos de distribución de alimentos como lo son los mercados”.

Como mujeres, cada día nos enfrentamos a distintas formas de violencia que nos afectan a todas, independientemente de nuestras características físicas, sociales o culturales. La violencia puede ir desde un ligero silbido, un gesto, una frase e incluso llegar hasta el contacto físico, por lo tanto, se transforma en un problema de salud y seguridad.

Es precisamente dentro de este marco donde se desarrolla el libro de Buenas prácticas para prevenir y eliminar la violencia sexual contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos. Tiene el objetivo de contextualizar y sentar los fundamentos conceptuales y normativos ante una problemática específica: la inseguridad. En la primera parte del documento, la autora desarrolla un marco conceptual y normativo, se profundiza en algunos de los instrumentos sobre materia de derechos humanos de las mujeres. En esta sección destacan La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) por ser el más amplio en materia legal y la Plataforma de Acción Bejing.

En particular estos dos instrumentos generan el marco conceptual, lo hacen de una forma precisa y clara, se detalla los tipos de acoso o violencia sexual que sufren las mujeres no solo en espacios públicos si no en cualquier ámbito donde se desarrolla. Este capítulo está orientado a la sensibilización sobre el tema de desigualdad entre género y la discriminación en contra de la mujer.

A partir de la lectura, se consideró que los apartados más significativos son “La violencia de género y acoso sexual en espacios públicos”, “La planeación urbana desde una perspectiva de género” por la estrecha relación entre violencia y la configuración espacial de las ciudades. Ante esto, invito a la reflexión: mujer… ¿cómo percibes tu espacio público? ¿qué tanto afecta tu cotidianidad el ambiente de violencia se vive actualmente? En primera instancia y hablando desde una perspectiva muy personal, puedo afirmar que la mujer vive con miedo; por ejemplo, el transporte público se ha convertido en una travesía que da temor, situación que impide que podamos desenvolvernos con toda seguridad.

El transporte público es todavía un espacio que está en proceso de incluir el acoso y abuso sexual como expresión de la violencia de género. En algunos países como México se ha iniciado con algunas acciones para intentar reducir esta problemática (el metro de la Ciudad de México incluye vagones que son exclusivos para mujeres para reducir el acoso y la violencia contra las mujeres). Sin embargo, es un problema que en algunas ocasiones puede ser poco visible, lo que obstaculiza el levantamiento de información y generación de antecedentes. Esto atenta contra la posibilidad de un diseño e implementación de políticas de transporte público más eficientes que aseguren la movilidad de las mujeres en condiciones de igualdad y seguridad (CEPAL, 2015).

La sensación de inseguridad en las mujeres y en la población en general, es un gran problema porque desincentiva el uso del transporte público y de los espacios abiertos, por consiguiente, se optan por otros servicios de transporte privados (taxi, Uber, Cabify, etc…) que brindan mayor seguridad. Sin embargo, esto repercute directamente en la funcionalidad de la ciudad, ya que se produce una reducción de los usuarios de transporte público, un aumento del tráfico vehicular y de las emisiones de contaminantes. Es por ello por lo que la violencia ha entrado al foco de atención de la agenda pública, y su relevancia es cada vez mayor en contextos de urbanización, desigualdades, discriminación y violencia contra las mujeres en el espacio público y privado.

La mujer se encuentra en un estado de vulnerabilidad, ansiedad y con sentimientos de impotencia, así se menciona dentro de la sección “Violencia en los espacios y transporte público”, afectando la seguridad y la libertad de transitar por el espacio público sin miedo. Como resultado de este miedo, reduce su participación en la escuela, el trabajo y la vida pública y limita su acceso a servicios esenciales y a disfrutar de oportunidades culturales y de ocio.

En este sentido son relevantes las preguntas planteadas por Harvey (2008): ¿de qué derechos hablamos? ¿y de la ciudad de quiénes? ¿Quién define y construye la ciudad? ¿Quiénes son los destinatarios de sus bienes públicos y de los servicios diversos que la componen? Lo anterior debido a que se debe reflexionar sobre cuál es la ciudad que queremos, en base a la respuesta de estas preguntas se podrá reflexionar en cómo dar respuesta a la problemática.

Las ciudades están en una constante tensión entre oportunidades y los efectos de una convivencia fragmentada y desigual, lo cual limita el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Generalmente, al planear las ciudades no se tiene en cuenta las necesidades de las mujeres y niñas. Esta planeación desigual está afectando el libre tránsito de las mujeres, cambios en sus trayectos y el cómo se desplazan dentro de la ciudad.

Hay que resaltar el esfuerzo están haciendo organizaciones para que todos tengan las mismas oportunidades, pero hay que recordar: la mujer dejó de disfrutar de los espacios públicos y de la ciudad, está en nosotros como planificadores, investigadores o ciudadanos recuperar el espacio público para ellas y todos lo demás ciudadanos.

Referencias

CEPAL (2015a). Violencia de género en el transporte público. Una regulación pendiente. Serie Recursos naturales e infraestructura. CEPAL, Santiago de Chile.