Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Pia Acevedo; Doctoranda en Arquitectura y Estudios Urbanos (PUC). Becaria Conicyt. Magíster en Gestión Cultural (U.Chile). Licenciada en Historia (UDP)]
Sergio Baeriswyl; Arquitecto P. Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Doctor en Urbanismo Karlsruhe Institute of Technology (KIT), Alemania. Académico, Investigador y Director del Depto. de Planificación y Diseño Urbano de la Universidad del Bío Bío. Premio Nacional de Urbanismo 2014. Sus áreas de investigación son: Crecimiento urbano, consumo de suelo urbano, indicadores de calidad de vida urbana, instrumentos de planificación y gestión urbana
«en la mayoría de las ciudades chilenas el mercado funciona en forma imperfecta, y existe una limitada inversión privada, por tanto sus planes reguladores no son un instrumento de desarrollo eficaz. En estas ciudades el desarrollo depende principalmente de la inversión pública y es allí donde actualmente no se realiza una planificación con enfoque de ciudad”
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1) ¿Qué significa para usted la frase “ciudades del futuro”? ¿Qué elementos emergen en su mente cuando proyecta visualmente un espacio de esas características? Y en este sentido, ¿se puede convertir una ciudad y territorio del presente en una ciudad del futuro?
Son preguntas difíciles para el urbanismo de hoy, porque el mundo está cambiando muy rápido y en forma sorpresiva. Por esto, es difícil anticipar las nuevas formas de habitar, de comunicamos y organizarnos como sociedad en el futuro. Ahora bien, lo primero que viene a mi mente con la frase “ciudades del futuro”, es la certeza que las ciudades serán mejores que en la actualidad, y que seguirán siendo los principales protagonistas de nuestra evolución. Lo segundo que emerge en mi mente, es un posible cambio en el paradigma de la ciudad nuclear y concéntrica, hacia un modelo de ciudades más dispersa, difusa, diversa y muy fusionada con el territorio y el paisaje. Serían ciudades mucho más complejas, en red con el territorio global. Creo que el fenómeno de metropolización que experimentan nuestras ciudades en la actualidad, es una señal clara y anticipada de este proceso. Podríamos encaminarnos hacia una nueva forma de “ciudades – territorio”, de enormes y extensos espacios funcionales. El principal motor de este cambio se sustentaría en la revolución tecnológica y las comunicaciones que cambian la relación de espacio y tiempo.
2) ¿Cree posible desarrollar un modelo de ciudad en el futuro que sea capaz de resolver aspectos de eficiencia, sustentabilidad, resiliencia e integración? ¿De ser así, cuál cree que debieran ser los lineamientos de este tipo de ciudad?, Si cree que no, de qué manera entonces ve, el crecimiento urbano como una oportunidad para el desarrollo económico de las ciudades y de una mayor integración social?
Tengo una mirada optimista y creo que las ciudades pueden atenuar los problemas de integración, en la medida que se empareje el acceso de los habitantes a los bienes y servicios urbanos, al transporte público y el empleo. Esto no significa que la segregación social o cultural desaparezca, pero creo que una reorganización gradual de las ciudades puede atenuar las grandes diferencias. El concepto de sustentabilidad por su lado, está haciendo mucho bien a las ciudades, y bajo este concepto me atrevería a decir que se han liderado los principales cambios cualitativos de las ciudades en los últimos 20 años. Sin embargo veo como una amenaza los problemas de resilliencia urbana ante los fenómenos de la naturaleza y ante el cambio climático. No veo que el problema de la vulnerabilidad de las ciudades esté siendo abordado con convicción y determinación en las políticas públicas y en la planificación urbana en general.
3) ¿Qué rol cree usted que deben tener las personas en ciudades de estas características? De esta manera, ¿cómo cree usted que deberían participar las instituciones, tanto públicas como privadas, para diseñar un modelo de ciudad del futuro?
Cualquier modelo de ciudad debe tener como soporte la visión de sus ciudadanos y actores urbanos en general. Un desafío de nuestros tiempos es la enorme cantidad de actores empoderados en la ciudad. Todas las personas perciben que su entorno les pertenece cuando hay que tomar decisiones, y cualquier cambio en la ciudad despierta insospechados intereses sociales, económicos y políticos. Por lo mismo, es necesario crear nuevos instrumentos más dialogantes con la comunidad. Soy muy crítico de la forma en la cual actualmente participa la comunidad en las decisiones urbanas, ya que habitualmente dan ventajas a las minorías interesadas y no a la comunidad como conjunto. Es un enorme desafío para el futuro de las ciudades, diseñar nuevas formas de participación, ya que los actuales modelos no está funcionando y provocan más desconfianza.
4) Considerando las diferencias geográficas y culturales de nuestro país, desde el urbanismo ¿qué estrategias se deberían aplicar para que las ciudades del norte, centro y sur de Chile logren desarrollarse en línea con los desafíos que trae aparejado el futuro? ¿cuáles deberían ser las prioridades de las capitales regionales para transformarse en ciudades del futuro?
Aunque suene algo trivial, creo que el desafío de las ciudades está en la calidad de vida que pueden ofrecer a sus habitantes, incluso por sobre los temas de bienestar económico. Las ciudades deben centrar su estrategia en diversificar y mejorar estas condiciones, lo cual entrega enormes oportunidades competitivas a las ciudades regionales, pequeñas o intermedias. No existe un objetivo más evidente en la existencia y desarrollo de las ciudades, que la desesperada búsqueda de sus habitantes por una existencia más digna, feliz y llevadera, y esto no es un tema exclusivamente económico. Es muy previsible que en el futuro las personas opten por ciudades donde la vida sea más segura o más llevadera para la familia, o bien, más sana con buenas condiciones del aire, clima, un paisaje más bello, etc. Ya hay evidencia de esto en el comportamiento de la población joven, luego que ésta alcanza una cierta seguridad económica. Por otro lado, cuando vemos en otros países, territorios maduros y equilibrados en el acceso de los servicios, constatamos que el problema de concentración de la población pasa a un segundo plano.
5) Reconocido es su trabajo y experiencia en la capital de la región del Bío Bío y el año 2014 realizó una conferencia denominada “El desafío de convertir Concepción en una ciudad de futuro”, ¿qué significa que Concepción sea una ciudad del futuro?, ¿cuáles son los principales ejes en los que se debe actuar para que la capital penquista se perfile como una ciudad de esas características?
Sigo siendo un convencido del gran potencial que tienen todas las ciudades regionales, especialmente las intermedias, desde la mirada de la calidad de vida. Cada ciudad es un pequeño universo distinto de otra, que ofrece condiciones de calidad de vida propia y exclusiva. Si las ciudades logran identificar esos potenciales y los desarrollan sostenidamente en el tiempo, tienen una gran oportunidad frente al futuro. Concepción es una de ellas, y aun cuando es un área metropolitana compleja, que supera el millón de habitantes, puede hacer que sus atributos de escala, paisaje, diversidad funcional y cultura se transformen inteligentemente en un polo cada vez más atractivo, con un alto estándar de calidad de vida.
6) Finalmente, como reconocido urbanista y premio nacional de urbanismo en el 2014 ¿Qué fortalezas y debilidades posee el país, en materia urbana, de cara a los próximos cincuenta años? ¿en qué ámbitos se debería actuar de manera urgente y cuáles deberían mantenerse para que los chilenos puedan habitar ciudades preparadas para el futuro?
La principal debilidad de las ciudades en Chile es la ausencia -casi vergonzosa- de planificación urbana. En Chile se ha instalado por muchos años la convicción que la planificación urbana es hacer planos reguladores. Estos instrumentos, como dice su nombre, son “reguladores”, y no impulsan ni promueven transformaciones sustanciales de las ciudades, entre otras cosas, porque no cuentan con recursos. En ciudades donde la actividad de mercado se desempeña bien, con una gran dinámica económica, las ciudades pueden delegar esta función a los instrumentos de regulación como los planos reguladores. Pero, en la mayoría de las ciudades chilenas el mercado funciona en forma imperfecta, y existe una limitada inversión privada, por tanto sus planes reguladores no son un instrumento de desarrollo eficaz. En estas ciudades el desarrollo depende principalmente de la inversión pública y es allí donde actualmente no se realiza una planificación con enfoque de ciudad. Planificar significa, primero consolidar una idea de ciudad con todos los actores urbanos, luego organizar los recursos disponibles, municipales, regionales, ministeriales y asegurar que tributen en este objetivo y finalmente construir una agenda que asegure alcanzar este objetivo a mediano o largo plazo, lo que puede significar en algunos caso 10 o 15 años. Eso no ocurre en Chile y por ello, es una necesidad urgente volver a restaurar la planificación como una herramienta para proyectar el futuro de las ciudades.