Revista Planeo Nº 33 Ciudades del Futuro, Septiembre 2017
[Por Juliana Rocha, Arquitecta Universidad Federal de Bahía. Estudiante Magister Proyecto Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile]
RESUMEN
La ciudad, este lugar central, proveedor de bienes y servicios, reales y/o imaginarios, presenta una dinámica propia; se trata de un agrupamiento donde convergen expresiones culturales, ideas y actores sociales de varios tipos. En el sentido de lugar céntrico, la ciudad de Brasilia logró alcanzar su condición de centralidad de inmediato. A partir de un pretencioso proyecto urbanístico – que planeaba ordenar los objetos geográficos naturales de este nuevo lugar, además de mover y ‘arreglar’ la sociedad que lo anima – la nueva capital de Brasil – y fruto del urbanismo moderno – nace con aspecto de ciudad utópica, símbolo de la modernización capitalista y como un nuevo polo de atracción nacional. Brasilia es así construida para ser una ciudad progresista, la ciudad del futuro, pero guarda en su historia de ciudad inventada la tensión existente entre la utopía moderna y los aspectos contradictorios de la ciudad real.
Palabras Clave: Brasilia, urbanismo moderno, planeamiento urbano.
Im.1: Eje monumental
Fuente: https:// i.vimeocdn.com/video/633068917_640x360.jpg
Fundada en 1960, Brasilia fue pensada como la representación utópica[1] del urbanismo moderno, la ciudad futurista, moderna para la época (Ver imagen 2). La nueva capital nacional simbolizaba la transición de un modelo de economía casi colonial a uno de intensa industrialización; el nuevo panorama económico del Estado nacional sería entonces traducido en la racionalidad y funcionalidad del pensamiento utópico modernista: “El Brasil ofreció al mundo el experimento más perfecto y acabado de esa utopía: la ciudad de Brasilia. Ninguna otra ciudad en el mundo fue capaz de realizar, de manera tan plena, la utopía modernista de la ciudad racionalizada, funcional.” (Vainer, C. B., 2011).
En el proyecto del arquitecto y urbanista brasileño Lucio Costa para la nueva capital de Brasil estaban contenidas todas las ideas e ideologías del pensamiento modernista[2]. Lucio Costa proyectó una ciudad de trazado muy sencillo, y su simplicidad – asociado a los esfuerzos del presidente Jucelino Kubitschek y su deseo de insertar el país en la dinámica global de la modernización capitalista – fue lo que permitió la implantación y construcción de un nuevo núcleo urbano en tan sólo tres años y diez meses.
Im.2: Croquis del Plano Piloto de Brasilia. © Archivo Público del Distrito Federal / Fondo Novacap. Licencia CC BY-NC-ND 3.0 BR | Fuente: http://www.archdaily.com.br
En el espacio que contenía el Plano Piloto estaba todo lo que Costa calificaba como pertinente a la función de Capital Federal atribuida a Brasilia, además de lo que se juzgaba necesario para el bienestar de sus habitantes: un núcleo urbano con locales de trabajo y vivienda, comercio, ocio y circulación envueltos por una extensa área verde. Por tanto, así como instituía los preceptos del urbanismo moderno, toda la racionalidad, funcionalidad y sentido de orden del Plano Piloto expresaban la utopía de que todas las molestias socio-espaciales – la pobreza, la desigualdad y la ocupación irregular del territorio – existentes en las metrópolis del país estarían lejos de coexistir en la nueva capital planeada para ser el “Brasil del futuro”: “Brasilia se coloca, desde el momento en que fue pensada, como una posibilidad de tornarse algo concreto, como el lugar del futuro en oposición a un pasado a ser negado.” (Peluso, M. L., 2003) (Ver imagen 3).
Im.3: a. Congreso Nacional, 1959; b. Museo Histórico, eje monumental, 1960; c. Congreso Nacional, 1960; d. Congreso Nacional, 1960 © Archivo Instituto Moreira Salles | Foto: Marcel Gautherot
Fuente: https://dx.doi.org/10.1590/S0101-33002012000200010
Sin embargo, Brasilia como ciudad modelo del ideario modernista, presentó conflictos a distintas escalas que resultaron en un desorden espacial que los criterios establecidos por el modernismo nunca hubieran admitido. El proyecto que buscaba una unidad entre la civitas y la urbs[3] – la armonización entre la escala monumental del eje central de la trama urbana idealizada con la estabilidad y orden social – con el pasar de los años manifestaba en el proceso de ocupación y producción del territorio, conflictos relacionados a su condición de centralidad y la permanencia de la forma urbana.
Brasilia, que fue concebida como un proyecto que debería ser simple, racional y moderno, y que por tanto debería alejarse al máximo de la multitud de gente y desorden típicos de la antigua capital Rio de Janeiro, redefinía, aun en los primeros años de implantación, su proceso de ocupación y su estructura socioeconómica. El bajo valor de la tierra en la región central del país y el incentivo por parte del Estado para que se ocupase las fronteras al oeste y norte de la capital hizo acelerar el proceso migratorio alrededor del Plano Piloto. La población real – y no la población ideal imaginada por los teóricos del urbanismo moderno –, de inmigrantes pobres venidos de diferentes partes del país, empezaba a establecerse en las llamadas ciudades-satélites (ver imagen 4). Estos asentamientos humanos, deficientes en infraestructura y localizados en la periferia del Plano Piloto, se diferenciaba totalmente de la dimensión simbólica – utópica – del plan original y de su monumentalidad superficial. Esta nueva realidad era, por tanto, la representación del desaparecimiento de las formas de la civitas que, progresivamente, iba siendo absorbida por el dinamismo de la urbs.
Im.4: a. Vivienda alrededor de Brasilia, Sacolandia, 1959 © Archivo Instituto Moreira Salles | Foto: Marcel Gautherot | Fuente: https://dx.doi.org/10.1590/S0101-33002012000200010; b. Comercio y servicios ciudad-satélite Bandeirante; c. Bandeirante, 1960; d. Fundación de Banderante | Fuente: http://www.cronologiadourbanismo.ufba.br/apresentacao.php?idVerbete=1602#prettyPhoto
En síntesis, Brasilia, esta capital que surgía como el símbolo de la ideología nacional capitalista y que era la promesa de modernidad, progreso, estabilidad y orden social, no fue capaz, a través de la racionalidad y funcionalidad de su plano, de resolver los problemas sociales tan propios de la realidad brasileña. En este sentido, la ciudad ideal, simbólica, fue superpuesta por la ciudad real, mostrando un contexto de conflictos y contrastes que la nueva capital de Brasil no logró prever en su planeamiento urbano.