Ciudades Inclusivas

Junio 2017

«Fundación Mi Parque: áreas verdes como forma de crear comunidad. Experiencias y aprendizajes para una ciudad inclusiva»

Revista Planeo Nº 32  Ciudades Inclusivas, Junio 2017


[Por Max Correa, Arquitecto, Pontificia Universidad Católica de Chile; Jefe de proyecto Fundación Mi Parque]

RESUMEN

En el marco de la desigual distribución y calidad de áreas verdes urbanas a nivel nacional, surge Fundación Mi Parque, una iniciativa cuyo objetivo es mejorar los espacios públicos de los barrios vulnerables de Chile a través de un trabajo colaborativo que involucra la participación de diversos actores, comunidad, empresa y municipalidad. De acuerdo a esto, el foco de Mi Parque para promover ciudades inclusivas se enmarca en generar iniciativas que involucren diseños participativos, que permitan crear comunidad a través de la co-construcción de áreas verdes que no solo contribuyan en el aspecto ambiental, sino que también se articulen como espacios de sociabilidad que permanezcan y se mantengan en el tiempo. Las iniciativas de Mi Parque, enfocadas en el “hacer” se constituyen de esta manera, como importantes experiencias y aprendizajes en materia de involucramiento comunitario, permitiendo promover políticas y proyectos urbanos que consideren dentro de sus propósitos los intereses y necesidades de la población.

Palabras claves: áreas verdes, comunidades, inclusividad.

Imagen 1 Im.1: Antes y después; Plaza La Esperanza, 2015, San Bernardo / Fuente: Elaboración propia

Fundación Mi Parque surge en 2007 a partir de una preocupación por mejorar la calidad de vida de los barrios vulnerables a lo largo de todo Chile, focalizándose para ello, en el mejoramiento y dotación de espacios públicos, esencialmente áreas verdes, a través de un proceso participativo que incluye el diseño, construcción y activación de plazas y parques urbanos. Actualmente Mi Parque ha contribuido en la ejecución de más de 270 proyectos a nivel nacional, siendo una experiencia positiva que no sólo permite aumentar la igualdad en la distribución y calidad de áreas verdes, sino que también cristaliza una manera de construir ciudades inclusivas que, primero potencien el trabajo colaborativo y conjunto entre diversos actores por un objetivo común, y segundo, articulen proyectos que se vinculen con el entorno de barrio, revalorizando el espacio local y creando comunidad a través de espacios de sociabilidad que perduren a lo largo del tiempo.

La estrategia de diseño participativo de Mi Parque se basa en cuatro talleres y/o etapas de vinculación que incluye esencialmente a tres actores: la comunidad, la empresa que patrocina y el municipio. La primera etapa consta en dar a conocer la iniciativa como una manera de generar lazos de confianza y adquirir información acerca de los anhelos, necesidades y sueños que la comunidad proyecta en el espacio público a transformar. La segunda etapa o instancia corresponde a un diagnóstico en terreno, que permita conocer el área, realizar un balance de los elementos positivos y negativos, y formular en conjunto con los vecinos una imagen objetivo del espacio. La tercera se refiere a la presentación del diseño preliminar y su validación; y la cuarta y última, relativa a la sustentabilidad de estos proyectos a lo largo del tiempo, en donde se crea un comité vecinal para asegurar que este nuevo espacio perdure en el tiempo.

Luego de la ejecución de estos talleres, se procede a la etapa de construcción participativa, en donde los actores involucrados en el proceso: la empresa que financia, la comunidad y el equipo de voluntarios Mi Parque, transforman en una mañana, este espacio público, otorgándole una nueva cara al barrio. Este proceso finaliza con un protocolo de seguimiento y acompañamiento por parte de la Fundación a lo largo de todo un año, cuyo objetivo es traspasar las herramientas necesarias a la comunidad para que utilice, cuide y potencie este espacio. Es decir, a través de estos proyectos no sólo se busca otorgar nuevos valores estéticos y contribuir al medio ambiente en los barrios vulnerables intervenidos, sino que también articular espacios que promuevan en la vida cotidiana una mayor cohesión social y configuración de redes sociales entre los vecinos del sector.

De acuerdo a lo anterior, Fundación Mi Parque promueve a través de sus aprendizajes y experiencias, crear proyectos que incluyan la participación comunitaria en todas sus etapas, para que de esta forma, puedan ser más sustentables en el tiempo. La incorporación comunitaria temprana desde esta perspectiva, permite que las personas se sientan parte importante en la construcción del proyecto, ya que al ser considerada su opinión y necesidades en su formulación, genera un sentimiento de pertenencia, cariño y aprecio hacia este tipo de iniciativas. Sumado a esto, se releva también la necesidad de comprender que en la formulación y ejecución de este tipo de trabajos, es fundamental considerar que todas las comunidades y municipalidades poseen una manera particular de funcionar, y que por ende, es preciso ser capaces de adaptarse y ser flexibles ante estas situaciones.

Imagen 2Im. 2: Taller Participativo Plaza La Esperanza, San Bernardo
/ Fuente: Elaboración propia

Mi Parque como un actor social, influye en las políticas públicas a través del “hacer”, es decir, más que enfocarse en generar nuevos estudios y/o posibilidades, plasma su trabajo a través de la ejecución y acción rápida de proyectos, que generan un cambio profundo en los barrios en los cuales interviene. En esta misma lógica, un punto central en el último tiempo es su interés no sólo por sumar metros cuadrados de áreas verdes, sino que también por mejorar los existentes para que estos sean de buena calidad, que cuenten con el equipamiento necesario para un uso adecuado y que además permitan satisfacer las necesidades particulares que posee cada comunidad.

Desde esta perspectiva, dentro de los principales desafíos en materia de inclusividad urbana, se encuentran: 1) la mantención de las áreas verdes a lo largo del tiempo, lo que requiere de la articulación de diversos actores tanto institucionales, privados como comunitarios; y a su vez, 2) la desigual distribución y calidad de las áreas verdes, ya que actualmente sólo 9 de las 52 comunas de Santiago por ejemplo, concentran el 50% de estos espacios, que además al ser municipios con mayores niveles económicos, son los que almacenan y presentan también la mejor calidad de áreas verdes urbanas, en desmedro de otras comunas más vulnerables que no cuentan con estas posibilidades. Situación que se ha plasmado en el último tiempo dentro de las preocupaciones y desafíos a resolver por la agenda de políticas públicas a nivel nacional, entre ellas la Política Nacional de Desarrollo Urbano y la Política de Áreas verdes de la Región Metropolitana del año 2014 (MINVU, 2014).

Mi Parque desde esta perspectiva, a partir de sus proyectos pretende contribuir en superar las brechas anteriormente descritas enfocándose para ello, en la escala local. Desde esta perspectiva, en el último tiempo ha expandido su campo de acción, con nuevas iniciativas de participación comunitaria, como por ejemplo el proyecto “patio educativo”, cuyo objetivo es revitalizar y recuperar jardines infantiles y colegios en contextos de vulnerabilidad que requieran transformar sus patios escolares en espacios verdes, mediante la articulación del trabajo conjunto entre docentes, alumnos y apoderados. En definitiva, la configuración de este tipo de iniciativas, permite crear comunidad, por medio de la construcción de espacios que permitan acercarse cada vez más a la meta de alcanzar ciudades inclusivas desde todos sus aspectos.

Imagen 3Im.3: Patio educativo, Antes y después; Jardin Infantil Mis Primeros Pasos, Pedro Aguirre Cerda
/ Fuente: Elaboración propia
 
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Referencias bibliográficas
MINVU. (2014). Política Nacional de Desarrollo Urbano: ciudades sustentables y calidad de vida (4th ed.). Santiago de Chile: MINVU.