Fronteras urbanas y territoriales

Septiembre 2016

«Desarmar el Laberinto. Violencia, estructura física e intervención en Legua Emergencia»

¿La Legua realmente tiene una estructura física particular que explica la violencia que se da en su territorio? Apoyado de algunos conceptos teóricos, pero principalmente a partir de múltiples entrevistas con pobladores y una exhastiva revisión de antecedentes y fuentes secundarias, lo que hace Lin en este texto es justamente “Desarmar el Laberinto”.
Revista Planeo Nº 29  Fronteras urbanas y territoriales, Septiembre 2016.
[Por Martín Montes; Licenciado en Ciencias Sociales, Sociólogo y estudiante de Magíster en Desarrollo Urbano PUC. Tesista del proyecto FONDECYT de investigación “Marginalidad Urbana y Efectos Institucionales]

Título: “Desarmar el laberinto. Violencia, estructura física e intervención en Legua Emergencia.”
Autor: Tai Lin Muñoz.
Edición: Ril editores, 2016; 189 páginas.

Resumen: ¿La Legua realmente tiene una estructura física particular que explica la violencia que se da en su territorio? Apoyado de algunos conceptos teóricos, pero principalmente a partir de múltiples entrevistas con pobladores y una exhaustiva revisión de antecedentes y fuentes secundarias, lo que hace Lin en este texto es justamente “Desarmar el Laberinto”. Es decir que relativiza la idea de que la gran causa que explica la violencia de la Legua (y los problemas sociales derivados de ella) corresponde esencialmente a su estructura física. Tras una profunda revisión de la historia de la Legua, el autor da cuenta de que el diseño urbano es un factor más entre muchos otros que explican la situación de violencia que se vive en dicho territorio. De este modo, la violencia del barrio no se explicaría por una causa monopólica, sino más bien por un patrón sistemático de múltiples tipos de violencia que han sido ejercidos en el territorio de la Legua a lo largo de toda su historia.

Palabras Claves: Violencia, estructura física, dialéctica socio-espacial


Im1_Res1Im1. Portada del Libro

En octubre de este año se cumplen 15 años desde que se inició la intervención en La Legua (San Joaquín), sin embargo distintos estudios (Manzano, 2009; INDH, 2015) dan cuenta que la situación social del barrio no ha mejorado en lo absoluto, y que incluso ésta se ha agudizado en varios sentidos. Ante la ineficiencia de la intervención, diversos funcionarios públicos han ido masificando la idea de que uno de los principales factores que explicarían la persistencia de la violencia en el barrio tendría estricta relación con la forma física de la Legua, en particular con la del sector de Legua Emergencia. De este modo, se le ha ido otorgando cada vez más importancia a la morfología del lugar ya que se presume que “largos pasajes ciegos, una estructura supuestamente laberíntica y un complejo emplazamiento urbano cooperarían con la aparición y difícil persecusión del narcotráfico” (Lin, 2016, p. 18). Sin embargo, ¿qué tan distinta es realmente la composición (física) de la Legua en relación a otros sectores? ¿Es posible explicar la violencia que presenta el territorio de la Legua a partir de su “particular” forma física y características urbanas?

Apoyado de algunos conceptos teóricos, pero principalmente a partir de múltiples entrevistas con pobladores (dirigentes, no dirigentes, fundadores y descendientes) y una profunda revisión de antecedentes y fuentes secundarias, lo que hace Lin en este texto es justamente “Desarmar el Laberinto”. Es decir que relativiza la idea de que la gran causa que explica la violencia de la Legua (y los problemas sociales derivados de la violencia que se vive en dicho sector), corresponde esencialmente a la estructura física de la población.

En primer lugar, los elementos teóricos que presenta Lin son fundamentales ya que nos permiten comprender que la violencia puede ser ejercida de múltiples maneras. En este sentido amplía la comprensión de la violencia, la cual no sólo se remite a aquella que es ejercida directamente, sino también que ésta puede ser ejercida de manera indirecta. Entre ellas el autor destaca la violencia estructural ejercida principalmente por una retirada del Estado, y la violencia representada y sociocultural, las cuales tienen que ver con el estigma y la discriminación respectivamente. De este modo, el autor da cuenta de que la relación entre violencia y espacio, si bien existe, es sólo un forma más entre muchas en las que ésta puede ejercerse, y que en definitiva todo tipo de violencia, de una u otra manera, repercuten negativamente en la geografía de oportunidades de los habitantes, ya sea desde un punto de vista objetivo (oportunidades existentes) o subjetivo (percepción de las oportunidades).

Por otro lado, colaborando con lo que el mismo autor denominaría como “leguología”, el grueso del libro se enfoca en un profundo zambullido hacia la historia de la población, para desde allí comprender su posterior desarrollo y su situación actual. El análisis, pone el acento en la constante relación (de control) que existe entre el Estado y el territorio de La Legua. Si bien la historia es mucho más compleja y vale la pena revisarla en su totalidad para aprender lecciones a partir de ella, ésta presenta un patrón común. Partiendo por las acciones que realizó la Corporación de Vivienda (CORVI) en donde soluciones habitacionales de “emergencia” terminarían volviéndose definitivas, pasando por la violenta y represiva mano que se vivió durante el periodo de dictadura, hasta llegar a los tiempos actuales en donde la intervención, con su rostro policial ha tenido como principal consecuencia la desarticulación de las organizaciones sociales que resistían al narcotráfico, la historia de la Legua tiene un patrón sistemático de violencia (estructural, representada, sociocultural, sociopolítica) en la cual el Estado y los medios de comunicación han jugado roles protagónicos. Ante esta historia, las marcas que quedan son evidentes y nos impiden atribuirle todo el peso a la variable espacial como señalan algunos políticos actuales. Al revisar la historia de la Legua nos damos cuenta de que el diseño urbano es un factor más entre muchos otros que explican la situación de violencia que se vive en dicho territorio.

Del mismo modo en que se ha justificado la realización de múltiples políticas sólo por los supuestos beneficios económicos de retorno que generan a nivel colectivo, poco a poco se ha ido instalando un discurso que le ha ido otorgando cada vez mayor importancia al espacio, por su supuesta capacidad de solucionar complejos problemas sociales. Ejemplo de ello son las políticas de dispersión de la pobreza y de mezcla social, las cuales si bien han sido sumamente difundidas y aplicadas, no han logrado proveer una mayor justicia social, tal como lo prometían (para revisiones extensas, ver Bolt et al., 2010; Bolt & Van Kempen, 2013; Bridge et al., 2014; Ruiz-Tagle, 2014; y para estudios empíricos ver Ruiz-Tagle, 2016a, 2016b). En la misma línea, si la localización tiene tanta importancia, ¿no es acaso contradictorio que uno de los barrios más pobres de una ciudad como Santiago se encuentre a sólo una legua del centro? Ante esto, la respuesta más pertinente pareciera ser la que nos da el autor del libro: “la integración urbana no es un simple espejo de la integración social” (p. 168).

Trabajos como el que estamos reseñando en esta ocasión son de fundamental importancia ya que permiten desmentir los postulados que fetichizan al espacio. Si bien la variable espacial es fundamental para la comprensión de los fenómenos sociales, ésta tiene su lugar y no es capaz de explicarlos, ni solucionarlos del todo. Como dice Lin, “la relación de la forma física y los procesos sociales (…) no es una relación unidireccional ni determinista, sino que es una dialéctica constante” (p. 169). De este modo, la idea del laberinto se vuelve “más un estigma que una realidad” (Íbid, p. 168), una frontera social que es creada desde afuera. ¿No es acaso más fácil para el Estado construir una nueva Legua? (como si esto en realidad fuera posible). Decir que la violencia de un barrio se debe a su diseño urbano es un diagnóstico cómodo que sólo da cuenta de la miopía del Estado, el cual no es capaz de descifrar los fenómenos que explican la violencia de un barrio como la Legua ya sea porque quienes toman las decisiones están muy lejos de la realidad social de los leguinos, o bien porque, los agentes estatales que entran al barrio están tan protegidos con cascos, chalecos antibalas y metralletas, que no se dan cuenta de que ellos mismos son parte del problema.

Referencias Bibliográficas

  • Bolt, Gideon, Phillips, Deborah, & Van Kempen, Ronald. (2010). Housing policy, (de)segregation and social mixing: An international perspective. Housing Studies, 25(2), 129-135.
  • Bolt, Gideon, & Van Kempen, Ronald. (2013). Introduction Special Issue: Mixing Neighbourhoods: Success or Failure? Cities, 35(1), 391–396.
  • Bridge, Gary, Butler, Tim, & Le Galès, Patrick. (2014). Power Relations and Social Mix in Metropolitan Neighbourhoods in North America and Europe: Moving Beyond Gentrification? International journal of urban and regional research, 38(4), 1133–1141.
  • Ruiz-Tagle, Javier. (2014). Bringing Inequality Closer: A Comparative Urban Sociology of Socially Diverse Neighborhoods. (PhD in Urban Planning and Policy), University of Illinois at Chicago, Chicago, Illinois.
  • Ruiz-Tagle, Javier. (2016a). La Persistencia de la Segregación y la Desigualdad en Barrios Socialmente Diversos: Un Caso de Estudio en la Florida, Santiago. EURE, 42(125), 81- 108.
  • Ruiz-Tagle, Javier. (2016b). The broken promises of social mix: The case of the Cabrini Green – Near North area in Chicago. Urban Geography, 37(3), 352-372.
  • Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). (2015). Estudio de Caso: Violencias y Derechos Humanos en la Legua. Santiago, Chile.
  • Lin Muñoz, Tai. (2016). Desarmar el Laberinto. Violencia, estructura física e intervención en Legua Emergencia. Ril Editores. Santiago, Chile.
  • Manzano, Liliana. (2009). Violencia en barrios críticos. Explicaciones teóricas y estrategias de intervención basadas en el papel de la comunidad. Ril Editores. Santiago, Chile.