Revista Planeo Nº 29 Fronteras urbanas y territoriales, Septiembre 2016.
[Por Ignacio Lira Molina; Arquitecto, Director Ejecutivo Fundación Mi Parque]
Resumen: Estas fotografías buscan indagar en como la ciudad de Santiago va construyendo la relación con sus bordes, en este caso en particular con su borde oriente, en donde se encuentra con el macizo límite de la cordillera. La mayoría de las nuevas urbanizaciones que se desarrollan en este sector no consideran la situación tan particular de borde y no plantean ninguna relación con el entorno natural que hay más allá. Sino que suelen replicar un modelo de ciudad en extensión en baja densidad y repitiendo un patrón de vivienda infinitas veces que le da la espalda al entorno natural que hay más allá de sus límites. De esta manera, se va construyendo una ciudad borde homogénea de calles sin gente, en donde la seguridad se controla con puntos de acceso limitados y guardias que compensan la falta de ojos en sus calles. Un ciudad pensada desde el automóvil y donde cada uno vive aislado su sueño de la casa propia. Así y todo, en este contexto van quedando pequeños retazos o vestigios de sus antiguos paisajes, habitantes e inquilinos, que nos recuerdan el rico y delicado entorno que nos rodea en la ciudad de Santiago y de la relación que sus habitantes tenían con este.
Palabras clave: Homogénea, Paisaje, Extensión