Territorios Indígenas y Planificación

Junio 2016

«Unlearning the Colonial Cultures of Planning»

Se expone planificación como un hecho profundamente colonial. Fijarnos en como se produce la propiedad muestra desposesión de pueblos originarios en procesos de urbanización
Revista Planeo Nº 28  Territorios Indígenas y Planificación, Junio 2016.
[Por Matthew Caulkins, Arquitecto y Urbanista USP-São Carlos, Especialización Vivienda Social INVI-Universidad de Chile, Magister en Urbanismo Universidad de Chile, Doctorado en Urbanismo (cursando actualmente) GUSS-RMIT University. Investigador del Centre for Urban Research, RMIT University]
Título: «Unlearning the Colonial Cultures of Planning»
Autor: Libby Porter
Edición: Routledge, Abingdon, RU. 2010; 192 páginas.
Resumen: La planificación urbana en Chile es profundamente positivista. Este libro de la urbanista, académica y activista Australiana afirma que la planificación es una actividad profundamente colonial – hoy sigue actuando de forma colonial porque reproduce “estructuras de sentimientos” de la era colonial. La autora propone utilizar el lente analítico de la producción de la propiedad como forma de desconstruir la colonialidad de la planificación. Se proponen algunas interrogantes para que la planificación en Chile pueda empezar a repensar su relación actual con los pueblos originarios.
Palabras claves: urbanismo, colonialismo, desposesión
Im_RES_2Im1. Portada del libro

La planificación urbana en Chile es profundamente positivista. Nos imaginamos como técnicos imparciales que solucionamos problemas del correcto ordenamiento de los cuerpos en el espacio. Pero esta visión tecnicista de la profesión no calza con la forma como las ciudades se imponen a la población, y en especial a la población indígena. Este libro de la Libby Porter, urbanista, académica y activista Australiana, es una provocación para nuestro urbanismo al afirmar que la planificación es una actividad profundamente colonial. Esa afirmación sorprendente la vamos a tomar de a poco, segmentándola en dos momentos históricos y su enlace lógico:

  1. La planificación moderna es colonial porque nació en la época colonial. Esta afirmación difiere mucho de la visión corriente de la historiografía del urbanismo moderno donde la planificación moderna habría nacido de la preocupación del sanitarismo para solucionar consecuencias negativas de la revolución industrial a mediados del siglo XIX (Moreira 2012). Para respaldar esa afirmación Porter presenta la visión de Anne Stoler (1995) de que las colonias fueron el gran laboratorio de la modernidad, fueron el espacio en blanco – desde el punto de vista de los colonizadores europeos – donde se podía experimentar a implementar los ideales modernos. En la práctica esa cultura de la planificación implicó la desposesión de los pueblos indígenas a través de prácticas como: la topografía y la selección, la cartografía, el (re)nombrar, construir ciudades, y las diversas complejidades de la política de suelo[1] (p.76). Pero la afirmación también se puede entender de otra forma.
  1. La planificación hoy todavía es colonial. Esto significa que la planificación sigue reproduciendo estructuras de dominación colonial. Esta segunda afirmación puede sorprender a muchos pero en gran medida es lo que los autores de este número especial están investigando, la persistencia de rasgos coloniales en las relaciones actuales de la planificación con los pueblos originales. Sin embargo, ¿cómo se articulan estas dos formas de entender la planificación como colonial?
  1. La autora propone conectar estas dos afirmaciones entendiendo que la cultura de la planificación actual está basada en “estructuras de sentimientos” que se establecieron en la época colonial. Estas estructuras definen, pero no de forma racional ni consciente, nuestra forma de ver el espacio. Y un elemento clave de esta estructura es la propiedad, el concepto occidental que define la relación de los pueblos con el espacio (vuelvo a la propiedad más adelante). De esa forma podríamos decir que la planificación de hoy (punto 2) está empapada de sentimientos coloniales (provenientes del punto 1) que todavía la estructuran a un nivel más profundo que pasan desapercibidos por su racionalidad positivista.

Porter propone entonces que debemos estudiar las formas según las cuales se produce la propiedad, la forma occidental de discutir qué pertenece a quién (Krueckeberg 1995), como un poderoso lente analítico para entender el proceso de desposesión que han sufrido y siguen sufriendo los pueblos originarios de las tierras colonizadas. Pero aquí no es tanto una visión jurídica que importa sino cómo nuestras ideas filosóficas occidentales sobre la propiedad estructuran el espacio de los conflictos en la sociedad, la política y la economía. Ella resume así el trabajo que necesitamos hacer para trabajar mejor con los pueblos indígenas: nuestro trabajo crítico y práctico necesita abarcar tres orientaciones: el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas; continuar el trabajo analítico requerido para exponer la planificación como cultural, y establecer nuestra política radical en una ética del amor[2] (p.19). Quiero aprovechar para mencionar algo de la trayectoria de la Libby Porter, su activismo, su paciencia como profesora guía, su ética ejemplar, su dedicación a ayudar sus alumnos tesistas (que ella prefiere llamar de “futuros colegas”). Por eso encuentro tan pertinente cómo terminó su libro con una sección sobre la necesidad de apoyar nuestra política radical en una ética de amor – ética que está más que demostrada por su práctica cotidiana como académica y activista.

El libro plantea algunas interrogantes para nosotros aquí en Chile: ¿Cómo podemos entender las raíces coloniales de la planificación en Chile? ¿Y su positivismo? Hay un campo enorme de investigación por hacer para extender la historia de la planificación local hasta el período colonial. No es menos urgente la tarea que este número especial propone de ver cómo la planificación sigue reproduciendo el colonialismo en la actualidad. Pero creo que nuestra análisis puede ser superficial si no miramos también de dónde nuestras formas de actuar vienen (por ej. de dónde viene el positivismo de la planificación chilena). Creo que una investigación cuidadosa de los derechos de propiedad puede ayudar a desvelar mucho en cuanto a cómo la planificación sigue reproduciendo el colonialismo. ¿Pero cómo salir del impase que este libro nos explica tan bien? El conflicto entre la visión occidental sobre la propiedad y el arraigo indígena nos muestra dos “nomos” (Cover 1983), o mundos jurídico-espaciales, en conflicto que tienen que aprender a convivir. Y que tienen que convivir más que sólo en nombre como hacen actualmente en el multiculturalismo neoliberal (Antileo 2013). Dejo abierta la invitación entonces a leer este libro a aquellos que se preocupan por cómo la planificación trata a los pueblos indígenas y a otros grupos oprimidos. Este libro ayuda a entender la profundidad, extensión y antigüedad del problema al que estamos enfrentados. Y esperemos para ver qué nos sugiere Porter en sus próximos libros para la tarea de mejorar la difícil convivencia de estos dos mundos jurídico-espaciales.

NOTAS:
[1] Traducción libre, el texto original dice: «through the early practices of spatial ordering, or planning: surveying and selection, mapping, (re)naming, town building, and the various and widespread intricacies of land policy.»
[2] Traducción libre, el texto original dice: «I suggest that the critical and practical work ahead needs to encompass (at least) three such orientations: recognizing the rights of Indigenous peoples; continuing the analytical work required to expose planning as cultural; and locating our radical politics in an ethic of love.»
Referencias
Antileo Baeza, E. (2013). Políticas Indígenas, Multiculturalismo y el Enfoque Estatal Indígena Urbano. Revista de Historia Social Y de Las Mentalidades, 17(1), 133–159.
Cover, R. M. (1983). The Supreme Court , 1982 Term – Foreword: Nomos and Narrative. Harvard Law Review, 97, 4–68.
Krueckeberg, D. (1995). The Difficult Character of Property: To Whom Do Things Belong? Journal of the American Planning Association, 61(3), 301–309.
Moreira, F. D. (2012). A formação do urbanismo moderno no Brasil: as concepções urbanísticas do engenheiro Saturnino de Brito. Anais: Seminário de História da Cidade e do Urbanismo, 1(1), 242-258.
Stoler, A.L. (1995). Race and the Education of Desire: Foucault’s History of Sexuality and the Colonial Order of Things. Durham: Duke University Press.