Cine y Ciudad

Enero-Febrero 2015

Ciudades Cinéfilas

Sea como locación para el rodaje o como un espacio para la exhibición y difusión de un film, las ciudades siempre han tenido un rol importante en la historia del cine. Mientras algunas se han convertido en verdaderas musas de películas,  otras han garantizado su lugar en la historia del séptimo arte por los festivales que albergan cada año.
Revista Planeo N° 20 Cine y Ciudad. Enero 2015.

Columna 3.1

Obra de SeungHoon Park
Disponible en: http://www.thisiscolossal.com/2014/02/photographs-made-from-woven-film-strips-by-seung-hoon-park/

[Por Juliana Carvalho. Analista de Relaciones Internacionales por la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais, Brasil, y Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente por la Pontificia Universidad Católica de Chile]

Sea como locación para el rodaje o como un espacio para laexhibición y difusión de un film, las ciudades siempre han tenido un rol importante en la historia del cine. Mientras algunas se han convertido en verdaderas musas de películas, como Nueva York y Paris, otras han garantizado su lugar en la historia del séptimo arte por los festivales que albergan  cada año, de las cuales la más conocida esprobablemente la francesa Cannes.

Estos festivales de cine tienen un importante rol en los engranajes de la industria cinematográfica. Además de reunir directores, productores, actores, críticos y medios de comunicación en un mismo lugar, ellos influyen fuertemente en el éxito detaquilla de una película. Una nominación a un festival prestigioso ya es motivo suficiente para sumar el logo del festival en el afiche promocional, publicitando a su público en potencial que esta es una obra tan buena que estuvo en la “selección oficial” del festival X. Ganar premios en una o más categorías entonces es motivo para rearmar todo el discurso marketinero asociado a la promoción del film.

De acuerdo con Rachel Beckman (2007), esta dinámica funcionaba bastante bien en el pasado, cuando ella, aún adolescente, buscaba en los VHS de los videoclubs los símbolos de las hojas de laurel doradas y esto era de por si una garantía para llevarse a casa una buena película artística, extranjera, obscura, rara o todas las anteriores. Pero actualmente esta estrategia de selección sería posiblemente un fracaso absoluto. Y no porque los videoclubs están desapareciendo paulatinamente con los avances de las tecnologías digitales y con la piratería cibernética, sino porque las entonces raras ramas, se han proliferado como una plaga.

Columna 3.2

Ejemplo del uso indiscriminado de hojas de laurel

Disponible en: https://mccrackenlive.wordpress.com/2011/10/27/the-origins-and-future-of-mccracken-live/laurel-banner/

Bajo la misma lógica de búsqueda por más visibilidad y ganancias, también se han proliferado los festivales de cine, muchas veces respondiendo a una estrategia de marketing urbano. Si bien por un lado esto significa más espacio para promover las artes y fortalecer el ámbito creativo de las ciudades, por otro, genera un agrandamiento excesivo del circuito de festivales. De allí surge este riesgo de pérdida de referencias claras acerca de cuáles festivales logran seleccionar películas de calidad y ser rigurosos en su evaluación. Cuando demasiadas obras son destacadas y aclamadas por sus respectivos críticos, se va perdiendo el valor y el mérito que viene justamente de diferenciarse de los demás. Además, si el arte se torna rehén de prioridades capitalistas y se forjan instancias para un consumo acrítico de sus obras, apoyados en los mecanismos de reproductibilidad técnica, como los nombró Walter Benjamin, entonces se disminuye su importancia social, especialmente en lo que se refiere a su rol de contestación.

Esta proliferación de festivaleses reflejo de una dinámica más amplia de competitividad entre ciudades, en la cual cada una trata de ser más atractiva, particularmente para inversionistas y turistas. Sin embargo, lograr vincular una ciudad a un evento puede no ser una tarea tan sencilla. En el estudio realizado por Aalst y Melik (2012), en el cuál se analizó el traslado de un festival de jazz nacido en La Haga para Rotterdam, se concluyó que en su gran mayoría el público estaba interesado en el evento, y no tanto en la ciudad anfitriona, de forma que el cambio de lugar no fue muy relevante para ellos. Para el capital financiero, cada vez más internacionalizado y desvinculado del territorio, el cambio espacial tampoco esde gran relevancia para ellos. A quien si les importa, es a los gobernantes de dichas ciudades. La Haga, que idealizó el festival y lo realizó durante cerca de 30 años, salió perdiendo.

De acuerdo con Johansson y Kociatkiewicz (2011) la apuesta de las ciudades en los festivales tiene que ver con una economía de experiencia, que, apoyándose en la industria creativa,  intenta ofertar de forma controlada y planificada vivencias específicas y positivas a su público objetivo. Para incrementar las probabilidades éxito, ellos llaman la atención para la importancia de hacerlo de una forma territorializada, vinculando la experiencia al lugar específico en donde ella es disfrutada, colaborando así para la construcción de una imagen positiva del local. En el caso de los festivales de cine, los grados de éxito de las ciudades en este tipo de estrategia son muy diversos. Cannes ha logrado ser conocida mundialmente por su festival, pero no por mucho más. Venecia tiene un importante festival de cine, también muy reconocido internacionalmente, pero su identidad y atractividad transcienden y superan este evento. Park City, en el estado de Utah, no ha logrado destacarse como ciudad en el escenario global, a pesar de ser la sede, conjuntamente con Salt Lake City y Ogden, del muy prestigioso festival Sundance.

En esta conjetura, promover eventos culturales puede ser una estrategia para promocionar una ciudad y hacerla más competitiva, pero para garantizar que esta sea una alternativa exitosa y sustentable en el tiempo es importante priorizarel contenido cultural por sobre la posibles ganancias económicas y esmerarse en vincular el evento a la realidad local, de forma inclusiva y abarcadora. No solo los visitantes del evento deben disfrutarlo, sino que también los residentes de la ciudad. Y este es un aspecto muchas veces olvidado: eventos de gran envergadura generan una serie de presiones sobre los lugares en donde se llevan a cabo y muchas veces excluyen gran parte de la población local(Jakob, 2012), que no solamente no está contemplada en el público objetivo, sino que muchas veces no se encuadra en la experiencia que se busca ofrecer ni en la imagen que se trata de construir. Si bien el cine es una forma de arte bastante accesible y popular (al contrario de expresiones artísticas como el ballet o la ópera, tradicionalmente elitizados) y los costos para su exhibición son bastante reducidos (siempre y cuando ya se cuente con la infraestructura y el equipamiento para su visualización), los que caminan en las alfombras rojas son siempre unos pocos muy selectos. En este sentido, desde la perspectiva de la planificación y la gestión urbana, promover una ciudad cinéfila podría ser una meta mucho más interesante que ser una ciudad anfitriona.

Referencias:   

AALST, I. Van, & MELIK, R. van. (2012). City festivals and urban development: does place matter? European Urban and Regional Studies .doi:10.1177/0969776411428746

JAKOB, D. (2012). The eventification of place: Urban development and experience consumption in Berlin and New York City. European Urban and Regional Studies .doi:10.1177/0969776412459860

JOHANSSON, M., & KOCIATKIEWICZ, J. (2011). City festivals: creativity and control in staged urban experiences. EuropeanUrban and Regional Studies.doi:10.1177/0969776411407810

BECKMAN, R. (2007). Film Marketers, Resting on Empty Laurels. The Washington Post. Disponible en: <http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2007/02/16/AR2007021600456.html