Turismo y Ciudad

Ene-Feb 2014

¿Por que investigar el turismo?

En la columna se pone en discusión el tratamiento analítico y reciente del tema del turismo desde la academia, presumiéndose este además como superficial y a priori de connotación negativa. 

columna 2
Imagen vía Flickr por Juan Ramon Rodriguez | azuaje

[Por Adriana Marín. Socióloga e investigadora]

El turismo ha tenido un significativo desarrollo en las economías desde la mitad del Siglo XX. Sin embargo el tratamiento analítico desde la academia es mucho más reciente, así mismo como objeto de investigación se presume como superficial y a priori de connotación negativa[i]. Aquí se pone en discusión lo interesante de este fenómeno.

Esta industria ha tenido un vertiginoso crecimiento en el mundo[ii], en el caso de Chile según Servicio Nacional de Turismo[iii] el país es un pequeño actor en comparación con el contexto mundial[iv], aún así, esta industria se ha transformado en el cuarto sector exportador del país, después de las industrias de minería, frutícola y de celulosa y papel, posicionándose por sobre las industrias vitivinícola, forestal y salmonera.

El turismo como actividad productiva tiene una relevancia tanto en los sistemas económicos nacionales como internacionales, interesante para plantear la discusión respecto a la viabilidad de su desarrollo e implicancias, sin duda es un fenómeno transversal en la mayoría de las regiones del continente y del mundo.

Es importante poner atención a esta industria por una serie de razones, en primer lugar, el turismo se desarrolla dentro de un determinado espacio geográfico, ya sea una pequeña o gran ciudad o áreas rurales. Cualquiera sea el caso, el turismo necesita de una serie de servicios para poder acoger a los visitantes, como mínimo alojamiento, alimentación y transporte sin contar con actividades complementarias como tours, paseos y deportes en general. Para el desarrollo y la puesta en marcha de la actividad turística, se puede observar lo que el cientista político David Perry[v]afirma como la «privatización del discurso de la infraestructura pública», crecientemente el sector privado participa en la inversión, la propiedad o en el manejo de la construcción y creación de espacios de servicios en estos territorios.

La finalidad de esta relación se basa en la esperanza que las empresas creen puestos de trabajo y la base fiscal necesaria que permita ser usada por los gobiernos locales para la mejora de los servicios básicos, así como la mantención y expansión de la infraestructura de los territorios[vi]. La suspicacia frente al hecho está en poner atención en el surgimiento de una estrategia de desarrollo local donde se adoptan agresivas formas de atraer, concentrar y retener la inversión empresarial.

En segundo lugar, el turismo no es una actividad que posea un lugar residual en la actual sociedad, en varias ocasiones esta actividad no está separada de la «vida cotidiana» o de los residentes originales de un territorio. Es por eso que se podría argumentar que el turismo no es un estado inusual, sino todo lo contrario, para un número importante de personas y lugares el turismo se ha convertido en una forma dominante de organización de la «vida cotidiana»[vii]; con un claro carácter transnacional, donde las ciudades compiten por capitales y por visitantes, se trata de un fenómeno que va de la mano con la globalización financiera.

La nueva agenda de los estudios en turismo necesita reflejar esta significativa importancia en términos económicos, sociales y también respecto a aspectos de carácter subjetivos como los procesos identitarios, la relación social e interacción con la naturaleza, la importancia cultural de los «soñadores» y la «mente del viajero» como herramienta de análisis para las actuales prácticas sociales[viii].

En tercer lugar y relacionado con el punto anterior, el turismo puede ser visto como una metáfora respecto a la forma en que subsiste la actual sociedad de consumo, “el turista” es una postura generalizada en el mundo que nos rodea.

En las sociedades occidentales contemporáneas el consumo como práctica social ocupa un rol fundamental en los procesos de producción y reproducción social[ix], paradójicamente, este ha tenido un lugar periférico en la discusión política contemporánea. El consumo como práctica tiene un doble sentido, por un lado una realidad objetiva y material, y por otra parte, una producción simbólica, que depende de los sentidos y valores que los grupos sociales dan a los objetos y actividades.

En el caso del turismo, en lo concreto es un tipo de práctica social vinculada objetivamente con un territorio, del que se hace uso y a su vez hay estilos de vida que dan sentido y valor para ciertos grupos sociales. El consumo se ha convertido en una fuente de bienestar público y privado, pero a su vez, produce riesgos individuales y colectivos en la materialización y ampliación de desigualdades sociales, catástrofes ambientales, impactos ecológicos, fraudes, malas prácticas de mercado, que dan cuenta de la necesidad del control, vigilancia social y política de los procesos de consumo, más allá de compra y venta de servicios.

El turismo como una práctica social va más allá de viajar y es más que una simple parte de la industria del entretenimiento. Se circunscribe dentro de los circuitos globales, que requieren de servicios especializados. En un contexto transformaciones económicas y sociales devenidas de la aplicación de políticas neoliberales, reflejado en la reducción de empleos estables y protegidos, la expansión del sector terciario en el que se ofrece empleo a aquellos con mayor nivel educativo, aumento de la contratación no regulada de mano de obra, transferencia de asalariados a los servicios privados, además de la convivencia de la economía informal, como el comercio ambulante, la economía del delito, como el tráfico de drogas, la venta de mercancías de procedencia ilícita, opciones ocupacionales para un amplio sector de trabajadores de baja calificación[x].

Es en estos espacios sociales de complejas características donde se desarrolla y convive la actividad turística y a los cuales se invita a poner en análisis y discusión.


[i] Franklin, A. (2003). Tourism. An Introduction. London, Ingland: Sage.

[ii] Ver: World Tourism Organization (2011). Compendium of Tourist Statistic. Madrid: Wold Tourism Organization.

[iii] Servicio Nacional de Turismo (2012). Estrategia Nacional de Turismo. Ministerio de Economía, Fomento y Turismo.

[iv] World Tourism Organization (2011). Compendium of Tourist Statistic. Madrid: Wold Tourism Organization.

[v] En Spirou, C. (2011). Urban tourism and urban change cities in a global economy. Nueva York, NY, EE.UU: Routledge.

[vi] Íbid.

[vii] Franklin, A. (2003). Tourism. An Introduction. London, Ingland: Sage.

[viii] Íbid.

[ix] Alonso, L. (2005). La era del consumo.  Madrid, España: Siglo XXI.

[x] Ziccardi, A. (2008). Pobreza y exclusión social en las ciudades del Siglo XXI. CLACSO, Bogotá, Colombia.