En esta ocasión, la sección Prácticas de la revista Planeo en relación al tema de Ciudad y Género, presenta iniciativas y experiencias que se ha gestionado en base a lineamientos y estrategias con perspectiva de género, esta vez enfocado en la población migrante.
Revista Planeo Nº13, Ciudad y Género, Diciembre 2013
Fuente Imagen: http://www.migrantas.org
Resumen:
En esta ocasión, la sección Prácticas de la revista Planeo en relación al tema de Ciudad y Género, presenta iniciativas y experiencias que se ha gestionado en base a lineamientos y estrategias con perspectiva de género, esta vez enfocado en la población migrante. Presentaremos como desde la intervención urbana por medio de pictogramas creados por personas migrantes, se puede contribuir a la sensibilización de la ciudadanía sobre el hecho de vivir en un país extranjero, dándole relevancia a la riqueza que dejan los proceso migratorios, en donde el principal escenario es la ciudad.
Palabras claves: Planificación urbana, perspectiva de género, migrantes.
[Por María Rene Noguera. Instituto Estudios Urbanos UC. Santiago, Chile.]
En la mayoría de las ciudades latinoamericanas, la práctica de la planificación urbana no ha permitido a toda la ciudadanía, desde personas menores, jóvenes, mayores, con discapacidad o migrantes, a disfrutar y ejercer el derecho a la ciudad. Este visto como el hecho de obtener las condiciones para su realización política, social y ecológica, sin discriminación alguna debido al sexo o la opción sexual, color, la edad, la lengua, la religión, nivel de ingresos o su origen.
Los nuevos procesos ligados a la globalización de los flujos económicos y de comunicación, nos llevan a un escenario que obliga a cambiar el enfoque de las migraciones, si bien la conexión de globalización y migración no es un fenómeno reciente, este ha adquirido características mas profundas y dinámicas en relación a los diferentes flujos migratorios que precisamente son derivados del fenómeno de la globalización (Polloni & Matus, 2011). El proceso global de la migración repercute en el espacio “translocal” de la sociedad de recepción, en donde la ciudad se convierte en el escenario de estas nuevas interacciones y dinámicas. La ciudad entonces constituye ese escenario de la vida social en el cual se expresan los fenómenos sociales, económicos, políticos y culturales relacionados con la migración.
Ahora bien, el vínculo que se genera de las mujeres y hombres con la ciudad, se expresa de manera diferente, determinado por los roles que asumen, mediados principalmente por las diferencias en su capacidad de acceso a las decisiones, del poder y al control de los recursos (Falú, 2009). En este sentido, para el hombre y para la mujer migrante la ciudad no es un espacio neutro, en donde cada uno vive la ciudad de manera diferente. De ahí que entender la migración en relación con los procesos urbanos, exige comprender la ciudad como una estructura condicionada también por las relaciones de género y trabajo (remunerado o no), analizando la interdependencia que existe entre las obligaciones domésticas en la esfera privada y las posibilidades o limitaciones de acceso a la esfera pública, según la disponibilidad y localización de la vivienda, los servicios, equipamiento y fuentes de empleo (CEPAL, 2006).
La persona migrante entonces, se inserta activamente en circuitos urbanos no sólo a través de sus trayectos por la ciudad, sino desde sus espacios de vida cotidiana, sociabilidad y dispersión. Y los datos apunta a que estos circuitos están conformados la mayoría por mujeres, en donde , a “escala de la ciudad y en el espacio urbano concreto de la ciudad global, se dan elementos dinámicos que revelan las posibilidades emergentes de una política de ciudadanía a la vez localizada y transnacional” (Sassen, 2003), lo que Sassen (2003) llama la contrageografías de la globalización.
En este sentido, no se entiende las migraciones desde la perspectiva de emigración e inmigración entre países de emisión y de recepción, sino que este proceso comprende las relaciones simbólicas más amplias, no solo entre el trato entre los distintos actores, sino que también entre la comunicación simbólica que ocurre en todo ámbito social y en el cual el marco es la ciudad. La migración es por excelencia una relación de diálogo a todo nivel entre ciudades de origen y ciudades de destino en donde los propios migrantes son portadores de su propia realidad sociocultural ineludible al nuevo contexto, lo que implica una convivencia de comunicación intercultural entre ciudadanos, relación que sin duda no solo los modificará a “ellos” sino también a “nosotros” (Polloni & Matus, 2011).
Pero el urbanismo actual en la ciudades latinoamericanas como Santiago, el cual se enfoca en el desarrollo económico, no facilita el desarrollo de una red de relaciones sociales de ayuda y de apoyo, una red de vecindad, amistades o familiares que permita disponer de ayuda práctica y de apoyo (Polloni & Matus, 2011). Y es precisamente el espacio público inmediato que posibilita la interacción espontánea, base para el desarrollo de esta redes. Por lo tanto, existe la necesidad de nuevas formas de gestión y de participación de las personas migrantes en los procesos de hacer ciudad, partiendo por el reconocimiento de las diferencias de género.
Existe actualmente iniciativas europeas que nacen con la idea de contribuir a sensibilizar sobre la relevancia y riqueza que dejan estos proceso migratorios. Uno de ellos vinculados con acciones urbanas, es la propuesta de Migrantas (http://www.migrantas.org). Esta propuesta es iniciada por personas migrantes en Alemania, que intenta hacer visible en el espacio urbano a través de sus diversos proyectos, reflexiones y sentimientos vinculados a la vida en un nuevo país, teniendo claro que la movilidad, la migración y la transculturalidad han dejado de ser excepciones y son cada vez más un fenómeno central de nuestro tiempo. Sin embargo, las experiencias de las y los migrantes suelen permanecer invisibles para el resto de la sociedad, por eso el equipo de Migrantas, se enfoca en la migración, identidad y diálogo intercultural, en donde sus proyectos reúnen herramientas del arte, el diseño y las ciencias sociales. Las integrantes del equipo, conciben su trabajo con otros migrantes mediante un diálogo horizontal [1].
En el año 2002, Marula Di Como y Florencia Young inician en Berlín el «Proyecto Ausländer», que trata sobre las experiencias de ser extranjero. Entre diciembre de 2003 y enero de 2004, una primera serie de pictogramas se muestran en carteles luminosos en el centro de Buenos Aires, Argentina. En 2004 invitan a Estela Schindel, socióloga, para abordar el fenómeno de la migración en Berlín, y extender la invitación a cientos de mujeres de diferentes orígenes, culturas y estatus social. En el año 2005 comienza Kollektiv Migrantas. En 2006 Irma Leinauer, urbanista, se une al colectivo, al igual que Alejandra López periodista, en 2007.
Imagen: Proceso creativo, pictogramas
Fuente: http://www.migrantas.org/
El proceso que realiza Migrantas para llegar al pictograma urbano es el siguiente [2] :
1. Talleres – Expresión gráfica de la propia historia: Migrantas se encuentra con otras mujeres migrantes para reflexionar colectivamente en talleres acerca de su condición. Los encuentros tienen lugar en sus propias organizaciones, instituciones y asociaciones, donde mujeres de diferentes orígenes nacionales, sociales, culturales y estatus legal, intercambian sus experiencias y las expresan en dibujos simples.
2. Desarrollo – Del dibujo al pictograma: después de un cuidadoso análisis de los dibujos surgidos en los diversos talleres y respetando la intención de los mismos, Migrantas identifica elementos claves, temáticas constantes y los traduce en pictogramas. Así surge un lenguaje visual y accesible para todos.
3. Pictogramas – Simplicidad y expresión: los pictogramas son el lenguaje visual de migrantas, son imágenes simples que combinan síntesis con alta capacidad de expresión, cuyo diseño transmite una multiplicidad de emociones. Las personas de identidades y procedencias diversas, pueden reconocerse en los pictogramas o, a partir de ellos, modificar sus propias perspectivas.
4. Resultados – Reconocimiento y visibilidad: los proyectos de Migrantas concluyen con una exposición que brinda un espacio de intercambio. Al ver sus dibujos expuestos, las participantes de los talleres se ven legitimadas y reconocidas, a la vez, los visitantes tienen la oportunidad de acercarse a dichas experiencias y reflexiones.
5. Acciones urbanas – ser parte del paisaje de la ciudad: la inserción de los pictogramas en el espacio público es un aspecto decisivo, ya sea a través de afiches publicitarios, animaciones digitales, la distribución de postales, o la impresión de bolsas para las compras. El objetivo es siempre integrar la subjetividad del migrante al paisaje urbano.
Imagen: Pictogramas en el espacio urbano
Fuente: http://www.migrantas.org/
De esta manera, Migrantas nos da un ejemplo de cómo desde una perspectiva de género enfocado en las personas migrantes, se puede intervenir el espacio público por medio de estas acciones que invita a los transeúntes y les proponen un estimulo para la reflexión. Esto puede significar un primer paso para generar nuevas formas de gestión y de participación de los migrantes en los procesos de hacer ciudad, partiendo por el reconocimiento de las diferencias de género. Por lo tanto, un enfoque de urbanismo con perspectiva de género establecería primero, cuales son las diferencias que se manifiestan en un espacio público determinado, para después encontrar la manera de modificar las interacciones entre la persona y el espacio urbano construido, para luego generar estrategias locales que permitan mejorar el contexto de las minorías, que en este caso son las mujeres y hombres migrantes.
Bibliografía
CEPAL. (2006). Migración internacional, derechos humanos y desarrollo en America Latina y el Caribe. Síntesis y conclusiones.
Falú, A. (2009). Mujeres en la ciudad: de violencias y derechos. (R. M. Sur, Ed.) Santiago, Chile.
Polloni, E., & Matus, C. (2011). Somos Migrantes. Santiago, Chile: Fundación Ideas, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Sassen, S. (2003). Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos. Madrid, España: Queimada Gráfica.
[1] Fuente: http://www.migrantas.org/web_migrantas_spanish.html
[2] Fuente: http://www.migrantas.org/web_migrantas_spanish.html