Revista Planeo Nº12, Derechos Urbanos, Septiembre 2013
[Por María Rene Noguera. Instituto Estudios Urbanos UC. Santiago, Chile.]
Resumen
Con el tema de Derechos Urbanos, la sección de Prácticas de la Revista Planeo presenta en esta ocasión una reflexión sobre los movimientos sociales que reclaman derechos dentro de la dimensión territorial, en relación con la movilidad en la ciudad y el acceso a espacios urbanos que han sido excluidos o abandonados, pero que por su potencial e importancia dentro de la malla urbana, es reclamado por ciertos grupos sociales. Un ejemplo de estos movimientos sociales esta ligado a rehabilitar la ribera del río Mapocho como espacio de circulación libre para peatones y ciclistas, con el fin de mejorar la calidad de vida urbana dentro de una ciudad que se ha dedicado a planificar en base a la movilidad del automóvil, excluyendo otros medios de transporte.
Palabras claves: derecho a la ciudad, derechos urbanos, movilidad, accesibilidad, río Mapocho.
Cuando se habla de derechos urbanos, es importante en primera instancia volver la mirada a los Derechos Humanos, en donde se le entrega a todos los seres humanos sus derechos relacionados con diferentes temas, entre ellos salud y educación. ¿Pero que sucede en la práctica con la aplicación de estos derechos humanos dentro de la dimensión territorial?
En el libro “Ciudades para tod@s”, se genera un debate de ideas en torno el derecho a la ciudad, y éste como bandera de lucha contra las consecuencias del neoliberalismo en las ciudades, los autores en general se refieren a los efectos ocasionados por el neoliberalismo que sufren los habitantes en su cotidianidad, por ejemplo, en el no acceso a la tierra y los servicios, la inseguridad de la tenencia, los desalojos; todo estos generados por: las privatizaciones, la especulación inmobiliaria, los mega-proyectos y mega-eventos, los abusos y trafico de poder, la desregulación del espacio público, la planificación urbana para los intereses de unos pocos (p.14). De esta forma plantean la idea de apropiarse del derecho a la ciudad y de los derechos urbanos como propuesta política de cambio y alternativa a las condiciones de vida urbana creadas por las políticas capitalistas, hoy neoliberales. Todas estas ideas se entienden como una reformulación de la vida urbana con mayor equidad, logrando la redistribución de los beneficios que la ciudad genera. Así, en esta tarea de reinventar la ciudad, es imprescindible no pensar en incluir estrategias, en donde los movimientos sociales, como dijo Harvey, juegan en eso un importante papel a través de sus luchas cotidianas por una sociedad mas igualitaria y una ciudad más justa.
Los estudiantes chilenos han salido a la calle a reclamar lo que ellos consideran un derecho, educación pública y de calidad, ¿pero, qué sucede con los movimientos sociales relacionados con el tema territorial y de ciudad?. En la actualidad existen pocas iniciativas que reclaman por los derechos urbanos, algunos ligados con las iniciativas de mejorar los espacios públicos y vivienda; pero también se pueden identificar movimientos ciudadanos que reclaman uno de los derechos humanos fundamentales pensados desde la dimensión territorial, que es en el derecho que toda persona tiene de circular libremente. La definición de derecho a la ciudad o derechos urbanos, lleva a valorar el concepto de acceso por si mismo, “la vida urbana exige sobre todo la supresión de las fronteras, distancias y discriminaciones con el fin de garantizar el acceso a todos los espacios de la ciudad” (p.47).
La ciudad de Santiago le ha entregado al automóvil el mayor derecho de circulación, y ha basado su planificación urbana en pro de mejorar la accesibilidad a diferentes zonas de la ciudad a través de la construcción de grandes y modernas infraestructuras de transporte. Y de esta manera, toda la configuración urbana se ha ido adaptando a esta línea, el automóvil se convierte en el elemento articulador de las dinámicas urbanas con tal de garantizar este acceso; pero al mismo tiempo los medios de transporte motorizados expulsan la caminata y la bicicleta, discriminando otras opciones de circular por la ciudad, y por ende limitando el derecho a circular libremente.
Es así que la construcción de grandes infraestructuras de transporte se permite el acceso a ciertos espacios de la ciudad, pero al mismo tiempo, esta acción agrede a los habitantes y el medio ambiente, reprimiendo otras opciones de movilidad para poder acceder a otros espacio urbanos considerados importantes dentro de la cotidianidad de la vida urbana. De esta manera esta libertad de acceso y movilidad se establece como un derecho ciudadano, derecho que muchos defienden y reclaman, ha sido el caso de algunos movimientos ciudadanos que consideran el espacio donde corre el río Mapocho, como un lugar de libre acceso y espacio de transporte alternativo. Este río es la columna vertebral de la ciudad de Santiago, y como tal, fuente de discusiones e intervenciones urbanas, pero mas allá de la carga simbólica de este río, está su incuestionable protagonismo como escenario físico de la ciudad, convirtiéndose en la actualidad en el espacio para demandar derechos urbanos concernidos con los temas de movilidad y accesibilidad.
Fuente imagen: Mapocho Pedaleable
Con la consigna de retomar la ribera del río Mapocho y en base a la propuesta de un sistema de transporte alternativo, nace la iniciativa de “Mapocho Pedaleable”. Este proyecto busca rehabilitar la caja del río Mapocho como un corredor urbano para medios de transporte no motorizados. El objetivo es además de recuperar un lugar abandonado como espacio público ciudadano, busca proveer a la ciudad de un corredor para peatones y ciclistas de alto estándar [1]. Para este grupo de arquitectos, el rehabilitar este espacio que por mucho tiempo ha pasado prácticamente en abandono [2] a pesar de su importancia dentro de la trama urbana santiaguina, es una forma de dignificar al peatón y ofrecer a los ciclistas un espacio apropiado para circular por la ciudad, que no sea necesariamente en auto, y con el fin único de mejorar la calidad de vida urbana por medio de la obtención al derecho a la movilidad y accesibilidad. Poco a poco esta propuesta ha tomado fuerza por medio de la unión con otros grupos ciudadanos interesado en demandar este mismo derecho, entendieron que tenían que hacerse escuchar y de esta manera decidieron ocupar la ribera del río Mapocho con sus bicicletas, convirtiéndose el Mapocho una vez mas en escenario legitimo de demandas ciudadanas. En la actualidad este proyecto es impulsado por diferentes movimientos sociales y los gobiernos municipales de Santiago y Providencia.
La construcción del derecho a la ciudad y de los derechos urbanos, es un tema de ciudadanía, es decir es el conjunto de derechos y deberes que cada ciudadano hace valer en sus acciones, y en estos tiempos en donde la planificación de las ciudades ha tomado caminos en pro de la construcción de una ciudad basada en las dinámicas del mercado, ¿como se llega a construir una ciudad diseñada para todos y todas, que no nos discrimine ni nos excluya de ciertos derechos? Según Jordi Borja (p.16), el desarrollo y legitimación de los derechos ciudadanos dependerá de un triple proceso: 1) cultural, de hegemonía de los valores que están en la base de estos derechos y explicitación de los mismos, 2) social, de movilización ciudadana para conseguir su legalización y la creación de mecanismos y procedimientos que los hagan efectivos, 3) político- institucional para formalizarlos, consolidarlos y desarrollar las políticas para hacerlos efectivos. De esta forma se entiende que la construcción de las ciudades dependerá entonces del poder en la calle, para luego formular los derechos entre las organizaciones sociales y luego establecer los instrumentos legales para que la realización de políticas publicas nos permita reconstruir una ciudad para todos y todas.
Las citas están tomadas del libro «Ciudad para tod@s» por Habitat International Coalition HIC.