Planeo Digital

Número 11

Política Pública y Ciudad

 Jul - Ago 2013

Alberto Etchegaray y su participación en la Política Nacional de Desarrollo Urbano

Revista Planeo Nº11, Política Pública y Ciudad, Julio 2013

portada actores

Alberto Etchegaray Aubry nació el 5 de abril de 1945. Estudió Ingeniería Civil en la Pontificia Universidad Católica de Chile y fue Ministro de Vivienda entre 1990 y 1994 durante el gobierno de Patricio Aylwin. Ha participado en diferentes empresas y en la Cámara Chilena de la Construcción. Durante los últimos catorce meses participó en la comisión asesora para conformar la Política Nacional de Desarrollo Urbano, impulsada por el actual gobierno.

«Quizá lo más interesante de un documento como este es hacer un esfuerzo de socialización en la base, esto tiene que llegar a las juntas de vecinos y a todas las agrupaciones locales, porque creo que el documento apuesta a que ellos tengan un  protagonismo importante».

Como pregunta introductoria respecto a la Política Nacional de Desarrollo Urbano: ¿Cuál fue su rol al interior de la comisión?

Nosotros fuimos parte de los convocados por el presidente de la República inicialmente para aportar desde nuestras áreas, en la que participamos más de un año. Al interior de esta se crearon subcomisiones en las cuales cada uno de los integrantes de la comisión matriz intentó participar según su rubro de especialización. En ellas se llegó a rápidos consensos respecto a los temas abordados. Por lo tanto hubo doble trabajo, participar en las subcomisiones y en las comisiones plenarias.

¿En qué consiste el borrador o documento entregado recientemente al presidente de la República? ¿Qué se pretende con ello?

El documento busca o intenta -yo creo que en buena medida se ha logrado-  responder a una inquietud creciente que se ha instalado en los últimos años en Chile, respecto a que no ha sido suficiente responder a las demandas o déficit de vivienda social -que ha sido lo que fundamentalmente ha movido nuestro accionar público y privado- sino que es necesario generar una mirada mucho más integral de lo que significa el desarrollo urbano, observar por sobre los instrumentos de planificación o las normas y ordenanzas que lo rigen. Entonces, era necesario permitirse discutir y debatir con toda la información que hoy se dispone en el mundo, revisar la literatura, las legislaciones, las experiencias internacionales –que fueron muy interesantes- y ver qué políticas de desarrollo urbano se merece un país como este, con casi 20 mil dólares per cápita y 17 millones de habitantes. Eso fue lo que principalmente se planteó y en ese sentido no tuvo límites, la única limitante era la fecha de entrega, debía estar listo antes que terminara este gobierno.

Si bien se reconoce la riqueza de los contenidos en la propuesta entregada al presidente: ¿qué opinión tiene usted como ex ministro de vivienda, respecto a la materialización de de la Política Nacional de Desarrollo Urbano?

Mire, de lo que uno puede ver, Chile es uno de los países de Latinoamérica que tiene la más larga historia de reflexión en políticas de vivienda y no la tiene de la misma densidad o del  mismo grado de compromiso en el tema del desarrollo urbano. Esto, a pesar de que el ministerio que la cobija es el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, porque siempre ha sido más débil el compromiso con el desarrollo urbano que con el de la vivienda. La persistencia y el compromiso que se ha tenido a lo largo de los años con el tema de la vivienda -que no sólo es de un período presidencial- tengo el optimismo razonable que en el ámbito del desarrollo urbano se va a repetir, porque se logró un acuerdo transversal, existiendo una representación muy amplia, lo que finalmente puede traducirse en políticas públicas, legislaciones o decisiones institucionales. Es demasiado serio lo que se tiene entre manos, el tema del territorio y su uso desde todas sus perspectivas: patrimonial, integración social, legislación, medio ambiente. El tema es muy serio para que no se tome en consideración. Además, se tuvo el buen tino de recoger todo lo que se había estado reflexionando en los últimos años, porque esto no partió de cero. Allí destaco particularmente el rol de la presidenta de la comisión Antonio Lehmann y su equipo, quienes pusieron al frente todos los documentos en los que se estaba reflexionando sobre este tema. Esto nos da una buena señal, porque cuando uno viene muy “fundacional” no se genera una continuidad, porque quien sigue también empezará de cero, perdiéndose los avances.

Ahora, que existen dificultades, claro que las hay, y por lo tanto falta hacer muchas cosas. Esta instancia ha sido un buen motivo de aglutinamiento, un buen motivo para tener una política pública integrada, con buena participación y con alto grado de consenso, es un buen pretexto.

Como usted lo mencionó, la comisión ha sido bastante transversal y eso es positivo…

Claro, cuando uno está en un determinado tema en este país, se cree que ése es el más importante de todos, por ejemplo: lo laboral, el financiero, la educación, la salud, etc. Sin embargo, hay fundadas razones para decir que si uno está debatiendo lo que significa el gobierno de las ciudades, también se está discutiendo sobre integración social, territorial, temas educacionales y económicos. Hoy además el tema de ciudades ha pasado a tener mucha relevancia, muchos de los países compiten con sus ciudades y en ese sentido son ciudades con todos los aditamentos que este documento trata de poner al frente, las posibilidades van a ser mejores para ellas mismas y sus habitantes.

En ese sentido también se propone un Ministerio de Ciudades, Vivienda y desarrollo territorial. ¿Qué opinión tiene usted?

Yo fui parte de los que desde el primer día propuse que aquí había que abordar seriamente el tema institucional, considerando de igual forma que los 4 grandes temas que presenta el documento son importantes. Sin embargo, hay que decir que existe un elemento que conspira en contra de la mirada integradora de la ciudad y sus potencialidades, que es la dispersión institucional. Es decir, las competencias están demasiado repartidas, por lo que había que pensar cuál es la institución necesaria. De allí que aflora el hecho de tener un doble juego, el primero, una difícil liada institucional que indique que todos los temas que importan dentro del manejo de la ciudad y el territorio van a estar bajo la misma mano, y no solamente sujetos a un grupo de coordinación sino que con  un responsable de las áreas centrales que esta tiene. Estamos hablando de procedimientos, urbanismo, transporte y todo lo que tiene que ver con la inversión pública que hace el MOP en ciudades. Por otro lado se requiere una descentralización efectiva que signifique que el mayor número de decisiones puedan ser tomadas a nivel local. Entonces,  eso es lo que se debe lograr, por una parte, dar visibilidad de que existe un ministerio más fuerte, más potente, no para que lo resuelva todo, pero sí para que tenga una mirada integradora y con poder de decisión completa y al mismo tiempo una centralización a nivel regional, de centralización a nivel comunal y dentro de la comuna a nivel local. Para que los instrumentos y la toma de decisiones, las acciones concretas, coexistan entre centralización y descentralización. Pero para ello hay que concentrar y conferir competencias, centrar desde el punto de vista de los temas, hay que transferir desde el punto de vista de los niveles, hay niveles que en los que perfectamente debe decidir el municipio, hay niveles en que deben decidir los vecinos o por lo menos tener voz y voto fuerte. Por último, debe existir un nivel regional, aunque agrupemos regiones, porque finalmente estas cosas no se pueden implementar de la noche a la mañana en las 15 regiones, pero pueden agruparse las regiones en centro-norte y centro-sur, eso se puede manejar. Pero lo que no es presentable hoy en día, es que decisiones del nivel central no tengan ninguna correlación con que lo que ocurre en la región, igualmente ocurre en los ministerios, en los que hay decisiones en políticas de transporte que no están alineadas con lo que significa la integración o la inclusión social, la densificación, el patrimonio, entre otras. Es decir, 3 ministerios interviniendo, cada uno por su lado, además está el Ministerio del Interior y su Subsecretaria de Desarrollo Regional. Por ejemplo, en un borde de lago, participan 8 o 9 ministerios que toman decisiones, economía, agricultura, vivienda, urbanismo, interior, obras públicas, energía, y entonces, ¡pobre borde! También los instrumentos de planificación hay que “agionarlos” a través de los 4 temas que plantea el documento: institucionalidad, integración social, planificación y patrimonio. Son temas muy importantes y esto por supuesto, no es la panacea ni tampoco lo va a resolver, pero por lo menos se pone algo al frente.

Así es… llega en su momento, es decir, la ciudad se ha puesto como tema, en la agenda.

Si, es muy oportuno, y uno ve experiencias como la australiana, la inglesa, la francesa, la brasilera, la mexicana, la colombiana, entre otras, quienes han tenido muy buenos avances, no necesariamente resultados estratosféricos, pero sí avances que han logrado modificar el rostro y la manera de entender el tema de la ciudad. En nuestro país las ciudades se han construido, un poco, por la invasión inicialmente y por la decisión bastante autónoma de un montón de entes públicos y privados que no corresponden a ninguna concertación de voluntad ni con propósitos que apunten a algo. En un país que habla tanto de integración y no exclusión, abordar este tema es crucial. En necesario coordinar las políticas de vivienda entonces a este propósito y no al revés. Las políticas de viviendas en nuestro país van adelante y la ciudad se va haciendo atrás como se puede.

Es un poco lo que vivió usted al interior del ministerio…

Es interesante para uno, teniendo la posibilidad de haber participado durante 4 años, entre el 1990 y el 1994, cómo es posible que cuando yo asumí el ministerio, Chile tenía un per cápita de $US 3.500, entonces cuando uno tiene 6 veces ese per cápita 23 años después, se pueden abordar cosas que con la precariedad y la contingencia de esa época era imposible. Nosotros tuvimos una comisión de desarrollo urbano, incluso entregamos un documento en el salón de honor, hicimos sesionar 4 o 5 meses, con mucha dedicación y mucha gente, participaron arquitectos, parlamentarios, similar a lo de ahora, pero uno lee eso ahora y se da cuenta de la precariedad de medios que se tenían, el que entonces se pensaba que era muy sofisticado. Decir que uno iba a destinar cierto porcentaje del presupuesto del ministerio para hacer pavimentación urbana, era decir que no se iban a construir casas para el millón de allegados que se tenían, había que decirle a muchísima gente que no tenían casa, que uno se iba a demorar un poco más porque se estaba invirtiendo un poco en ciudad, entonces ahí era absolutamente ir contra la corriente. Quiero destacar que cuando nosotros asumimos no había obligatoriedades de hacer pavimentaciones en todos los conjuntos sociales ni de plantar árboles, ni hacer soleras, hoy día eso no tiene discusión. La gente que vivía en las casas más modestas tenía una peor ciudad. Eso era una demostración inequitativa de ciudades distintas. Pasamos mucho tiempo haciendo pavimentos participativos, equilibrando esa ciudad que se había construido para los pobres, que era distinta de aquellos que tenían más dinero. El concepto de factibilidad vial, que hoy aparece como absolutamente obvio, no se exigía por ejemplo. Entonces esto se puede abordar de mejor forma porque hay más medios, ahora hay más recursos para tener una mejor ciudad, nos la merecemos, ¿por qué no?

Usted es positivo entonces respecto a la que se está planteando…

Soy un optimista razonable, ya veremos. Se va a ser un esfuerzo de sociabilización de este documento con todas las candidaturas presidenciales…

No se ha hablado mucho del tema…

No, porque creo que se está esperando definir a los candidatos. Después del 30 de junio, con los candidatos definidos, se les entregará el documento. Que no sólo va a ser el único grupo que lo va a hacer sino que también la gente preocupada de la pobreza, la cultura, la transparencia, es decir todo el mundo ya ha entendido que hay algunos momentos en la historia del país, que son justamente en los cambios de gobierno, que hay que entregar todas estas reflexiones en muy diferentes ámbitos porque son muy útiles. Cuando se trata de hacer gobierno, hay un camino avanzado, la persona que llegue a ser ministro de Vivienda y Urbanismo, con un documento como este, tiene bastantes insumos para proponer políticas públicas que se sabe que van a tener amplio consenso. Aquí, están representadas las principales universidades de Chile, que dejaron claramente establecidos los decanos que ellos habían armado grupos dentro de sus propias universidades, están los colegios profesionales, el de ingenieros y arquitectos, hay personas del mundo político, se hizo un esfuerzo de socialización en las regiones, etc. Nunca nada es perfecto, pero sí se hizo un esfuerzo porque este documento tuviera todas las miradas y todos los aportes.

Para cerrar la entrevista, lo invito a decirnos algunas palabras…

Yo lo que siento es que la gente que participó se demoró muy poco tiempo en despejar si acaso representan o no representan o si estaban todos los que debían estar, y ese tema lo despejamos rápido en el sentido es que nunca un grupo será lo representativo que se quiere o necesita. Quizás lo más interesante de un documento como este es hacer un esfuerzo de socialización en la base, esto tiene que llegar a las juntas de vecinos y a todas las agrupaciones locales, porque creo que el documento apuesta a que ellos tengan un  protagonismo importante. Entonces que no sean manipulados o accedan a información parcial. Si nos reconocemos como una sociedad de derechos, este es un documento que habla mucho de los derechos de las personas, de los derechos ciudadanos y es positivo que los ciudadanos sepan que existe un documento que está peleando por sus derechos. Debe existir un esfuerzo fuerte de socialización, de difusión y que esto finalmente pueda ser cobrado a alguien. Este documento está firmado y por lo tanto a futuro alguien puede decir: “esto que dice aquí dónde está, ¿cómo puedo participar?”,  de allí la importancia de su difusión.