Urbanismo desde las bases

Ene - Feb - Mar 2013

Pastelero a tus pasteles: experticias, modalidades de tecnificación y controversias urbanas en Santiago de Chile.

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Ilustración Fabián Todorovic

por Óscar Figueroa Soto

La primera interrogante a la que nos expone la lectura de este texto es encontrar el sentido preciso de su titular. La frase pastelero a tus pasteles encierra una serie de problemáticas que escapan de los problemas urbanos y territoriales de los vecinos de Santiago, tal como ejemplifica Tironi, sino que se enmarca en una discusión teórico- epistémica respecto al papel que juegan y deben jugar, tanto el conocimiento experto, como el ciudadano en los debates (controversias) técnico-políticos de esta época. Dicha discusión se sitúa en torno a la planificación urbana de Santiago, entendida como una forma de enmarcar el conocimiento técnico y además, funciona como un mecanismo de definición del ciudadano. De esta manera se determina el rol de ambos, ciudadano y experto en las controversias políticas sobre la vida en la ciudad.

A partir de lo anterior, y en base a los ejemplos históricos de la influencia de organizaciones ciudadanas en las decisiones de planificación urbana de Santiago, es que aparece la pregunta de cómo estas organizaciones de vecinos logran modificar, así como impedir, ciertos proyectos urbanos. La primera respuesta posible es que se utiliza una oposición ciudadana práctica y política que impide la continuidad de estos proyectos por los obstáculos de facto que los vecinos utilizan.

De esta manera se presenta un conflicto en el que se enfrentan dos posiciones epistémicas diferentes, donde los artilugios prácticos de los ciudadanos logran sobreponerse a la racionalidad de los diseñadores de estos proyectos por distintas razones, entre las que están las experiencias cotidianas, calidad de vida, acceso, movilidad urbana, etc. Para Tironi, esta forma de pensar las controversias urbanas, presenta ciertas falencias y limitaciones que busca solucionar. Con el objetivo de defender un argumento distinto, se utiliza una investigación a 17 organizaciones ciudadanas de la Región Metropolitana que se han conformado por u/o a partir de estas controversias urbanas en los últimos años, con el objetivo de analizar los discursos, prácticas y su organización. Con ello se pretende mostrar que la mirada del conflicto entre un conocimiento experto versus un conocimiento no experto limita el problema de este tipo de controversias y de la realidad de las organizaciones sociales.

Entonces no se trata de“identificar cómo los no-expertos triunfan sobre los expertos (o viceversa), sino cómo la experticia se construye en situaciones controversiales y mediante qué mecanismos los actores dibujan sus contornos epistémicos” (Tironi, 2012). Se mostrará, en base al trabajo de campo, que en la mayoría de las organizaciones estudiadas no es posible establecer una demarcación clara entre los técnicos y los ciudadanos (legos) que participan en las organizaciones. De esta manera, no siempre las organizaciones ciudadanas utilizan argumentos no expertos o de contra-experticia para entrar en el debate sobre los problemas de sustentabilidad urbana. Por el contrario, se propone que las organizaciones ciudadanas de cierta manera replican el modo de proceder del conocimiento experto o técnico. Con ello también se demuestra, que en los manuales de participación ciudadana de tipo gubernamental, se define tanto el rol de los ciudadanos en estos problemas, así como quienes son, tanto los expertos como los no expertos. En respuesta  ello, se asoman ciertas organizaciones que, con la experiencia en este tipo de debates, se trasforman ellas mismas en referentes de evaluación y cálculo técnico frente a la urbanización de la ciudad. Esto nos retrocede a la pregunta principal del artículo que refiere a la redefinición de la ciudadanía y de la experticia en las controversias socio-urbanas.

Tras la revisión delManual Guía para la Participación Ciudadana en la Elaboración de la Estrategia Regional de Desarrollo (MGPC) hecho por la SUBDERE en 2010 (Citado en Tironi, 2012) el autor limita lo que “oficialmente” entendemos por participación ciudadana. Lo que sugiere una primera entrada, es verlo como un espacio de contacto entre el ciudadano y el Estado, una forma en que los ciudadanos toman parte en temas de interés público gestionados por distintos organismos que son del propio Estado. Una segunda manera de entenderlo, es la participación ciudadana como una manera de coproducción de tiempos, mecanismos y espacios entre los involucrados. Aquí se puede constatar que los ciudadanos, son definidos como tales, por las mismas entidades gubernamentales que hacen de contraparte en lo que conocemos como el diálogo participativo. Es decir, quienes entregan las reglas del juego, son participantes del mismo, lo que a priori establece una jerarquía de poder en la decisión, ya sea ésta política o técnica. Por lo tanto, para Tironi (…) los ciudadanos no sólo se encuentran con un dispositivo de participación ya definido; además se encuentran con que su propia condición de “ciudadanos” ha sido establecida por un grupo técnico-gubernamental que además modelará sus dichos, temores, pasiones y expectativas (…) (Tironi, 2012)

Siguiendo a Lezaun y Soneryd (Lezaun & Soneryd, 2007 en Tironi, 2012)es posible establecer que se idiotiza al ciudadano, quitándole desde su auto-concepto como ciudadano, hasta, su agencia total en asuntos técnicos. Ojo que esto no significa que, para el caso de las controversias tratadas en Chile y específicamente en el objeto de estudio de este texto, las organizaciones sociales no tengan la posibilidad de poner en agenda, evaluar y decidir en cuestiones prácticas vinculadas con los proyectos territoriales que se llevan a cabo en el Gran Santiago.

Por ello, se establece que el ciudadano, en base al Manual ya citado, se caracteriza por ser un beneficiario de las prestaciones del Estado, en una relación jerarquizada. También es definido por como un cliente al que debe cuidársele, pues por su carácter de idiota, debe atraerlo la propuesta de debate público y político para interesarse en esos temas. Aquí cabe el comentario, que una vez interesado, tal como un cliente “a la chilena”, no siempre tiene la razón al exigir las condiciones eficientes en las que debe funcionar su producto. Los ejes básicos que definen al ciudadano entonces y su participación; son el aislamiento, la complementariedad y la emocionalidad. El aislamiento por su carácter de ser disgregado de un colectivo, que no opera en conjunto con otros agentes. Por otro lado es un agente que complementa los conocimientos expertos con su experiencia, otorgándole una agencia de menor importancia frente al saber técnico. Y finalmente es emocional, pues lo que comparte con el conocimiento experto, son sus experiencias y aspiraciones, siendo blanco por ello de estrategias políticas en torno a estos y otros problemas.

Fruto de la información entregada por las OC´s[1] se establecieron modos en que estas organizaciones se transforman en referentes técnicos y negocian significados con quienes, en un comienzo detentaban el conocimiento experto, en un proceso interesante de mostrar. Así se puede identificar, en un principio, una tecnificación “organizacional” por parte de las organizaciones ciudadanas, es decir, sus estructuras operacionales se aprecian tan complejas como las de conocimiento experto, presentando en la mayoría tres o cuatro niveles organizativos. Esto no significa que el conocimiento técnico sea capital de estos grupos en su totalidad, sino que tienen la capacidad de funcionar de forma similar a su contraparte, operacionalmente, muchas veces asesorándose de agentes externos (profesionales, técnicos, otras OC´s, etc.)

Una segunda manera de tecnificación de las organizaciones ciudadanas es la “colaborativa”, que se hace parte de organizaciones que no poseen un nivel de capital humano adecuado. En este caso, se ayudan de otras organizaciones que traten problemas similares pero en otras realidades. Así también surgen organizaciones que buscan apoyar el surgimiento de iniciativas de los ciudadanos. Un ejemplo de ello es la Organización En Marcha que para Santiago funciona como una Potenciadora de Organizaciones Sociales en la comuna de Cerro Navia, Pedro Aguirre Cerda y Maipú (SUBDERE, 2012). De esta manera se genera una red compleja y cooperativa de organizaciones sociales.

Finalmente se establece un mecanismo de tecnificación de orden “epistémico”, que se constata con la revisión de distintas cartas publicadas por las organizaciones ciudadanas, donde se aprecia que en ellas no se entra en disputa sobre la naturaleza de la discusión y la diferencia de saberes, sino que más bien se discute metodológicamente sobre el problema. Utilizando los términos, reglas, conocimientos y prácticas de orden técnico, a través de las cuales se comunican ambos sectores, dejando de lado las racionalidades distintas entre estos sectores (no expertos y técnicos).  Estas organizaciones se vuelven expertas al aceptar las reglas del juego, al (…) absorber las lógicas epistémicas de sus contrincantes y contra-argumentar técnicamente las posturas de los actores oficiales (…) (Tironi, 2012)

Un último mecanismo de tecnificación, que aparece de la discusión sobre las organizaciones sociales, está estrechamente asociado a una característica de las mismas. La “tematización” de problemas. Sabemos que, además de aprovechar un espacio en la agenda pública, o el alzamiento de estas organizaciones contra la institucionalidad, también se demuestra, para el caso chileno, que las organizaciones sociales, por el hecho de encarar un proceso de mutación epistémica, visibilizan ciertos problemas, y transforman al lenguaje oficial sus críticas. Esto les permite tematizar sobre sus experiencias particulares

A modo de conclusión, podemos acotar que las organizaciones sociales no deben presentarse como un simple contendor del discurso oficial, ya sea de gobierno o privado, sino que son, para los casos en que se obtienen resultados, un agente influyente, tanto política, como técnicamente, en la controversia. Por lo tanto, podemos decir que sólo existe una pugna real en un ámbito epistémico específico. Si bien ambos actores, son de conocimiento expertos finalmente, es la definición oficial “desde arriba” sobre quiénes son los expertos y los ciudadanos, la que se enfrenta con las autodefiniciones de ambos grupos. Ésta última es auto-propuesta, y el acople a ella es lo que particulariza a cada una de las organizaciones sociales y a las cooperativas de expertos, funcionando como una ética a la que siguen como parte de su identidad como organización. Por ejemplo, para el caso de las organizaciones ciudadanas, Tironi establece mecanismos de tecnificación en base a los cuales entran en juego los significados de las organizaciones ciudadanas. Por un segundo espacio se encuentra, en el centro, el discurso del propio Manual de Gestión en la Participación que define a ambos “oficialmente”. Finalmente se encuentra el espacio específico de los expertos a priori, quienes pueden autodefinirse tanto colaboradores del discurso oficial, como portadores y defensores de los problemas ciudadanos. Dicho esto, es que el artículo presentado colabora con la discusión sobre los beneficios y perjuicios de esta forma de definición de la ciudadanía y la experticia, así como la posibilidad de salir de ella, a través de la controversia en conflictos urbanos. Sin embargo, debe considerarse que esta “salida”, en las organizaciones estudiadas, busca ajustarse a lógicas reconocidas. Quizás con resultados eficaces, más no políticamente participativos.

 

 

 

 

 

 

 

Referencias

 

Tironi, M. (2012). “Pastelero a tus pasteles: experticias, modalidades de tecnificación y controversias urbanas en Santiago de Chile”, en Ariztía, T. (ed.), Produciendo lo social: usos y transformaciones de las ciencias sociales en el Chile actual, Santiago: Ediciones UDP.

 

SUBDERE (2009)  “Buenas Prácticas para el Desarrollo de los Territorios.Experiencias Ganadoras y Destacadas Primer Ciclo – Concurso 2008”. Departamento de Estudios y Evaluación, División de Políticas y Estudios. SUBDERE.

 


[1] Abreviación de Organizaciones Ciudadanas utilizada en el artículo reseñado