Planeo Digital

Número 9

Urbanismo desde las bases

Ene - Feb - Mar 2013

Bosque Panul, de la protección infactible a la proyección explícita

por Gerardo Mora Rivera

 

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Para empezar debo hacer explícito un supuesto, una intención, un deseo: bosques y ciudades pueden beneficiarse al ser vecinos. Así, los bosques no son meros obstáculos para el crecimiento de las ciudades, ni estas son perniciosas amenazas para la existencia de los primeros. A la luz de este sentimiento la situación actual del bosque Panul me conmueve profundamente, pues crecí en La Florida de los ochenta (sí, como la serie, pero en otro paraje), por eso me animo a escribir estas líneas, a ratos imprecisas e inacabadas, que buscan dar a conocer y propiciar la discusión.

En respuesta a un gran proyecto inmobiliario en el bosque Panul se ha levantado la Red por la Defensa de la Cordillera cuyo emblema inicial gritaba “¡Bosque o muerte!”. Hoy canta “el bosque no se quema, el bosque no se tala, Panul parque público y comunitario”. Para comprender tales emplazamientos cabe entregar algunos antecedentes sobre el bosque.

El Panul es un bosque esclerófilo nativo, pletórico de quillayes, maitenes, guayacanes, litres y espinos, alojado a la sombra del cerro Minillas (2.450 msnm), parte de la sierra de San Ramón, y ubicado bajo la cota mil en la comuna de La Florida, hacia el extremo oriente de la calle Rojas Magallanes.

Hasta el año 1988 dicho bosque hacía parte de un terreno fiscal a cargo del Instituto Bacteriológico de la Universidad de Chile. Entonces fue adquirido en remate, a un precio bastante bajo, por Vicente Navarrete, amigo del entonces presidente Augusto Pinochet y prominente empresario.

Hace algunos años, Gesterra, inmobiliaria parte del grupo empresarial liderado por Mauricio Navarrete, busca levantar el proyecto Panul, que contempla la construcción de aproximadamente 1400 casas. Para ello, habría de talar 60 hectáreas de bosque, restringiendo sus funciones ecosistémicas, las cuales son claves para el desenvolvimiento de la ciudad de Santiago. Esto último cobra especial valor a la luz del aluvión de 1993 acaecido en la quebrada de Macul.

El año 2005, un grupo de estudiantes universitarios, Juntas de Vecinos y organizaciones sociales deciden hacer del Panul su causa común y crean la Red por la Defensa de la Cordillera. Una organización cuyo objetivo es la protección del ecosistema desde la gestión comunitaria, que surge en respuesta al proyecto inmobiliario y ha centrado su estrategia en la creación y difusión de información, tanto dentro como fuera de La Florida.

Así pude experienciar el Panul, en uno de los tantos paseos guiados que ellos han organizado. Junto a estas caminatas donde enseñan sobre la flora, la fauna y el conflicto del bosque al tiempo que lo limpian de basura, también hacen actividades callejeras junto a difusión en diversos medios. Además realizan estudios sobre el bosque y ejercen presión sobre las autoridades locales para alcanzar sus metas: detener proyectos de construcción en la precordillera, modificar el Plan Regulador Comunal, la recuperación estatal del Panul, implementar un parque público en la precordillera de la Florida y Puente Alto, desarrollar un proyecto educacional desde el Parque Panul con los habitantes más afectados por la mala política de planificación urbana, generar un proyecto político de comuna y de país, que permita ocupar el municipio y las demás instituciones siempre en beneficio del ser humano. En síntesis, buscan la disolución de desigualdades generadas, en parte, por el desarrollo urbano.

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Si bien los crímenes cometidos contra la humanidad componen el más desgarrador legado de la Dictadura de Pinochet, hacen más nefasta su herencia la liberalización del suelo y la privatización de la vida, puestas en práctica con la repartición de bienes y posibilidades entre amigos y parientes de quienes gobernaban el país. En este caso, un bosque y todas sus implicancias para los habitantes del sector.

En tal sentido, ¡Bosque o muerte!, antigua divisa de la Red por la Defensa de la Cordillera recuerda la voz de Ernesto Guevara en la ONU, el año 1964, ¡Patria o muerte!. Por ello, el Panul podría entenderse como un nuevo escenario para una lucha antigua entre dos proyectos de mundo: el poder para el pueblo (en sus diversas conceptualizaciones) versus el poder para una elite (en sus diferentes manifestaciones) ¿Quién decide sobre el presente y futuro del bosque? ¿Sólo la existencia del bosque está en juego?

En diciembre del año pasado, dos incendios acaecidos al interior del bosque, en espacios pretendidos por el proyecto inmobiliario, provocados por manos humanas según las pericias correspondientes, han generado nuevas preocupaciones. Consecuentes con su estrategia informativa realizaron talleres para el manejo de incendios forestales, con el objetivo de formar una brigada de voluntarios capaces de vigilar y proteger al bosque de esta amenaza.

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La expresión “Bosque o muerte” carecía de una visión de futuro, ofrecía dos posibilidades infactibles, dado su carácter absoluto: el bosque sigue impertérrito o llegará la muerte absoluta. Si consideramos al fuego como una nueva herramienta inmobiliaria, esta produjo cambios en las tácticas ciudadanas: “el bosque no se quema, el bosque no se tala, Panul parque público y comunitario”, en pocas palabras, protección y proyección. Sin duda, ambas existías desde un comienzo en el espíritu de la organización, pero su lexicalización da cuenta de un giro en su acción.

De manera sensata y audaz, buscan aliados y alianzas para su causa, pero por sobre todo buscan un futuro para el Panul y para la ciudad. Porque el Panul no sólo está presente (en espacio y tiempo) dentro de La Florida y Santiago, sino que es parte de su devenir (en espacio y tiempo). Afortunadamente, todavía queda por hacer.