Planeo Digital

Número 8

Crecimiento Urbano

Nov - Dic 2012

Desarrollo minero y crecimiento desigual de la ciudad de Antofagasta

[por Armando  Aguilera]

En los últimos 50 años Antofagasta se ha consolidado como una de las ciudades ancla del proceso minero del país y a nivel latinoamericano. La apertura de la economía a nivel mundial y el ingreso de las multinacionales han influido en el actual desarrollo de la ciudad a partir del aporte de capitales extranjeros a la gran minería del cobre, que sin lugar a dudas marca una sociedad abierta al mundo globalizado, pero, con una serie de desafíos que resolver.

Durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, Antofagasta crece en la planicie litoral con sus funciones portuarias, comerciales y administrativas ocupando una superficie de suelo vinculada al área del puerto y barrios del ferrocarril; todo esto en pleno auge del Salitre. (Años 1866 al 1920). En la segunda mitad del siglo XX, Antofagasta absorbe la caída del Salitre y comienza a obtener recursos del Cobre, reconfigurándose la sociedad surgiendo barrios periféricos y expandiéndose al norte principalmente con barrios destinados a acoger la masa obrera de la minería. A fines de la década del 70´Antofagasta ya operaba con el mapa actual de segregación social, evidenciándose en la ocupación de los faldeos de los cerros y por otra parte se consolidaron las poblaciones de trabajadores de clases medias.

Durante los cambios institucionales de los años 70, Chile pasa de un modelo de Estado benefactor a uno abierto a las dinámicas del mercado global, impulsando y motivando el ingreso de capitales extranjeros para invertir en la economía nacional. Con la promulgación del Decreto Ley 600 “Estatuto de la Inversión Extranjera” Chile da paso a una nueva “geografía económica” con la cual permite el ingreso de capitales extranjeros con leyes orientadas a una liberación económica, desplazando definitivamente el “Modelo Industrial Desarrollista” de los años anteriores. Sin embargo, solo a fines de los años 80´y principalmente en los 90´los capitales extranjeros comienzan a invertir fuertemente, principalmente en el mercado de la minería producto de pujante precio del metal rojo y de la estabilidad política del país. Según el Comité de Inversiones Extranjeras a su vez estas inversiones tuvieron su destino principalmente en la Minería y en la Segunda Región de Chile siguiendo a la Metropolitana.

Este contexto reformuló el crecimiento de la ciudad con cambios que afectaron su organización, funcionamiento, morfología y medio ambiente en que se desarrolla, posicionándola en el sistema global del mercado del cobre y articulando una red de flujos globales del mineral.

Recientemente, Antofagasta ha recibido una importante calificación en el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU, IEUT) manifestada principalmente por sus actividades de servicios e infraestructura. Acompañado a esto la ciudad en los últimos años ha experimentado un fuerte crecimiento en su población y expansión urbana.

Ambos fenómenos han estado dirigidos por una nueva geografía económica, que ha posicionado a la ciudad en la red global provocando las transformaciones urbano – territoriales propias del capitalismo global. Desde esta perspectiva, Antofagasta ha entrado en un acelerado proceso de cambio respondiendo a los capitales y sus inversiones, debiendo adaptarse al fenómeno global y exigiendo cada vez más a sus habitantes y a sus recursos naturales.

La posición estratégica de la ciudad de Antofagasta la ha llevado a posicionarse como una ciudad que va asumiendo las formas propias de las ciudades centrales, con un fuerte incremento en la actividad financiera surgiendo barrios y edificios de negocios, que albergaran tanto a las grandes empresas como a los medianos empresarios que se alinea a las motivaciones globalizadas del mercado. Sin embargo, también sigue estando presente la dualidad de la “Ciudad Miseria”, que queda completamente desconectada del avance de la economía de los centros comerciales, vialidades y conexiones nacionales. Es preciso mencionar a su vez que en la ciudad – región de Antofagasta residen y se concentran gran parte de la riqueza del país, un gran número de habitantes concentrado en la ciudad (98 % población urbana, INE 2002) y recibe un importante aporte de la infraestructura de transporte por parte de iniciativa del Estado.

El proceso de desarrollo de la ciudad ha sido deliberadamente manejado en los últimos años por los aportes privados de las inmobiliarias y las grandes multinacionales que están detrás de ellas. A pesar de los Planes y Lineamientos de la autoridad, la ciudad crece en su diseño y en su práctica por la decisión de los inversionistas que ven el suelo como un negocio. El estado ha perdido el poder de la localización de las expectativas ciudadanas, la que a su vez se ve bombardeada por publicidad de mejores expectativas de vida en “lugares” únicos para vivir. Los sectores más desposeídos y clases medias se ven destinadas a una desigualdad competitiva, por ejemplo, ante los sueldos de la minería, que puede acceder al financiamiento de tales bienes de carácter global.

Por otra parte, Antofagasta cada vez se ha especializado más en su oferta de servicios, asociado a la diversión y la minería. Esta especialización ha generado en la ciudad nodos de carácter global que reconfiguran los espacios apareciendo Hoteles, Casino, Mall, Arriendo de Vehículos, así como servicios inmobiliarios y universidades privadas, que no es más que la homogenización de la ciudad global y en algunos casos representa la dimensión territorial del sistema de redes globales.

Mirando esta realidad, también surge la otra ciudad que gatilla procesos desiguales de desarrollo. Por una parte el mercado del cobre atrae el capital generando procesos de acumulación de oportunidades incrementándose la riqueza y el poder (para un sector), y por otra parte, ese mismo mercado de capitales es el que genera desigualdades y marginalidad, con nuevas clases obras y nuevos habitantes de la ciudad, provocando problemas sociales, de inmigraciones, delincuencia, drogas, prostitución y/o rupturas familiares.

Antofagasta parece ser una ciudad equitativa. Al recorrerla desde el aeropuerto a los nodos de servicios y las nuevas urbanizaciones  da la imagen de una ciudad pujante, tal como lo respalda el primer lugar del ICVU. Sin embargo dentro de esta hay distintos territorios producto de su proceso económico minero y la posición en la red global. Desde la perspectiva social sin lugar a dudas la ciudad tiene “ganadores” y de “rezagados”, los ganadores descansan en los beneficios de las ganancias de la minería y las inversiones extranjeras, el resto, se amparan en los lugares que deja esta transformación de posicionamiento social y estructural de la sociedad.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades por desarrollar planes y programas de redistribución de los capitales (que emanan en su mayoría del estado, y muy pocas veces por aportes de la industria de la minería), y mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos, aun hay cierto descontento y falta de oportunidades para una gran porción de los habitantes de la ciudad. Muchos de los capitales no son redistribuidos lo que evidencia una falta de poder estatal y una política clara que mantenga un relato directo de superación de la marginalidad y la superación de las desigualdades sociales.

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