Planeo Digital

Número 7

Políticas e Instrumentos

Sep - Oct 2012

Plan Regional de Desarrollo Territorial (PROT), un esfuerzo de planificación territorial integral para la región de Aysen.

Por Javier Aguayo

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La Región de Aysén, distante a 1.863 kilómetros del centro político, cultural y económico de Chile, a veces, pareciera estar aún más lejos de la capital del país. Su realidad contrasta enormemente con el Gran Santiago, donde una sola comuna de la capital puede albergar a toda la población de la región. Son 103 mil habitantes[1] repartidos caprichosamente por un espacio territorial de 108.494 kilómetros cuadrados,  lo cual representa un territorio 169 veces más grande que Santiago.

En este particular territorio, los habitantes de Aysén deben compartir íntimamente con los lugares, parajes y espacios geográficos que entrega la región, lugares muchas veces adversos, pero de infinita belleza y donde el pensar en el desarrollo regional choca con intenciones fundadas de proteccionismo y conservación de este rico espacio territorial.

El aislamiento relativo de la región, es un factor que ha generado una suerte de autonomía territorial, que se grafica desde el cómo se pobló la región a través de esfuerzos colectivos de los colonos venidos de Chiloé, Bélgica y Argentina, hasta en temas cotidianos, adaptando la vida diaria a la geografía de la región.

Y es en este contexto, en donde surge la idea de pensar en una planificación territorial desde la región, creando un instrumento que permita adaptarse una vez más a la geografía de la región y que pueda resolver una serie de vacíos que instrumentos creados a nivel central y desde otras latitudes, venían arrastrando hace años. Con esta iniciativa, se crea un instrumento de ordenamiento territorial que permita por un lado aunar criterios y proyectos de los ministerios sectoriales, con las ideas y sueños de progresos y desarrollo de los actores civiles y privados de la región, teniendo en cuenta como elemento principal, la sustentabilidad de este desarrollo.

Esta idea, finalmente se materializa en un instrumento de gestión territorial indicativo, que lleva por el nombre Plan de Regional de Desarrollo Territorial (PROT) y que busca ser la forma espacializada de la Estrategia Regional de Desarrollo (ERD), instrumento de planificación programático e indicativo, que plantea las directrices de desarrollo regional a mediano plazo (10 años). Es aquí la importancia del PROT, definido por la Subsecretaría de Desarrollo Regional (SUBDERE), como un método que posibilita la espacialización de los objetivos económicos, sociales, culturales y ecológicos de la sociedad, todos los cuales están contenidos en las Estrategias de Desarrollo Regional (EDR).

Como lo ratifica la SUBDERE, hasta el momento, no existe una herramienta que articule al mismo tiempo y de manera sistémica, elementos físico-geográfico-espaciales del territorio, con elementos socioculturales y económicos. Y el PROT busca llenar este vacío, haciendo así que la gestión de los territorios regionales sea mucho más integral.

Como objetivo, PROT busca, según el departamento de políticas de descentralización de la SUBDERE, que se pueda integrar las visiones sectoriales del Estado, tanto las de organismos a nivel regional, como a nivel central, buscando lograr una visión general de los distintos componentes de análisis que tienen impactos sobre el territorio regional, como lo son el  componente de análisis rural, el componente de análisis urbano; el componente de análisis costero; y el componente de análisis de cuencas hidrográficas–, y los diferentes niveles de gobierno que comparten responsabilidades sobre el mismo.

Hay un elemento esencial tras el PROT, que tiene relación con el perfil participativo del instrumento, que busca incorporar la participación pública y privada, tanto en la definición de un modelo de ordenamiento acorde a sus lineamientos de desarrollo, como a los procesos de gestión territorial y los proyectos surgidos de esta planificación.

No cabe duda que la participación ciudadana hoy en día, debe ser un elemento fundamental en todo proceso de planificación, donde vemos ciudadanía cada vez más empoderada y que a nivel regional, esta puede transformase en un importante motor de desarrollo, en cuanto pueda establecer, junto al sector privado y las autoridades regionales, una gobernanza regional que permita a todos los actores regionales establecer acuerdos que permitan garantizar que pese a los distintos procesos políticos y cambios de autoridades regionales que puedan surgir, lo planificado, lo coordinado y lo proyectado sobre el territorio, se materializará, transformando los esfuerzos planificadores del PROT y de la ERD, en verdaderos instrumentos de desarrollo regional y no en carteras de proyectos de acupuntura territorial.

Para que esto realmente suceda, la participación ciudadana debe estar presente más que en un nivel informativo o consultivo, en un nivel que apunte a generar planes asociativos con la ciudadanía y el sector privado, generando acuerdos sólidos que sean la base para la planificación territorial, que busque integral todas las visiones de desarrollo posibles para una región, buscando la sustentabilidad medioambiental y representatividad social de estas planificaciones, de lo contrario, estos instrumentos fracasarán en su intento de avanzar en el desarrollo regional del territorio.

Actualmente, regiones como la de Aysén, de Valparaíso y Coquimbo cuentan con su Plan Regional de Ordenamiento Territorial,  y solo las evaluaciones en los años que vendrá, nos dirán de la efectividad de este instrumento, sin embargo, desde ya, es un avance hacia una planificación territorial integrada y lo que es tanto o más valioso, un aporte al desarrollo regional, desde las regiones.

Referencias.

“Plan Regional De Ordenamiento Territorial: Contenidos y procedimientos”. División de políticas y estudios, departamento de políticas de descentralización, Subsecretaría de Desarrollo Regional, Santiago 2010.

“Plan Regional De Ordenamiento Territorial: Región de Aysén”. Gobierno regional de Aysén, Coyhaique 2005.

 


[1] Estimación INE 2011.