Titulo original: From Managerialism to Entrepreneurialism: The Transformation in Urban Governance in Late Capitalism
Autor: David Harvey
Año: 1989
[Por Mairelys Dominguez]
Publicado por primera vez en el año 1989 en la revista Geograsfika Annaler[1], el artículo del destacado geógrafo inglés David Harvey, nos presenta un conjunto de elementos teóricos y conceptuales potentes, relacionados con la transformación de la gobernanza urbana. Los conceptos planteados por el autor son capaces de demostrar, relaciones entre la urbanización en el cambio social y especialmente las condiciones de acumulación y relaciones sociales capitalistas.
A pesar de que estos planteamientos fueron concebidos hace un poco más de dos décadas, los mismos demuestran un espíritu visionario para la actualidad, derivándose en el desarrollo presente del capitalismo tardío. De esta forma, el papel de la urbanización en la dinámica social, es sostenido en base al planteamiento de que el capitalismo produce una geografía histórica específica donde se ponen restricciones a futuras sendas de desarrollo. Esto quiere decir que las transformaciones se van entrelazando con el desarrollo de estos procesos sociales desde las revoluciones de la tecnología, las relaciones espaciales, sociales y los estilos de la vida, hasta coincidir con el proceso urbano.
Los planteamientos de Harvey, se apoyan en distintos autores, para reforzar las bases de sus razonamientos, pero tan pronto se empieza a hablar del cambio al empresarialismo en la gobernanza urbana, surgen ciertas preguntas cruciales a partir de líneas de acción abiertas a los gobiernos urbanos. Una de las más importantes y que marca un punto de quiebre, tiene que ver con el consenso de los gobiernos urbanos para ser mucho más innovadores y emprendedores. En este sentido, sucede que nunca se establece cual es el modo de lograrlo, pues por una parte ¿Son ellos realmente los encargados de apoyar estas innovaciones? o lo más obvio: ¿Cómo pasar a que las cosas sean posibles?
Para responder esto, se toma en consideración el enfoque “gestor” de la década de los 60, permitiendo esclarecer la adopción de la actitud empresarial respecto al desarrollo económico. Es así como se ven enfrentadas las posturas de dos sectores, uno público y otro privado, en un pulso debatible, pero al mismo tiempo necesario. Es así, como la ciudad empieza a ser vista como el objeto y la urbanización como el alma, esta última, por tener la base espacial en donde se interrelacionan los actores del territorio con objetivos y visiones totalmente distintas. De acuerdo a esta concepción de la urbanización como espíritu, se entiende que esta tiene la capacidad de crear las formas construidas, los espacios producidos y sistemas de recursos de cualidades específicas, organizados en una configuración espacial específica. Pero no solo eso, también de ser capaz de crear ciertos sistemas sociales, políticos y administrativos.
Vemos también que la fragmentación social urbana es una ruptura de las barreras físicas para el funcionamiento de las ciudades, en diversas escalas, quedando expuesto que la gobernanza es mucho más que un gobierno urbano, en donde el sector público asume el riesgo y el privado obtiene los beneficios. Por lo tanto, el empresarialismo esta más cerca de la economía política del lugar, no del territorio.
En cuanto a las alternativas de gobernanza urbana se plantean cuatro posibilidades; la primera que tienen que ver con la competitividad internacional, su calidad, cantidad y el coste de la oferta del trabajo local. El segundo, que rescata el mejoramiento de la posición competitiva, respecto del consumo, poniendo como ejemplo la utilización de mecanismos culturales. El tercero que habla sobre las funciones de control y mando que poseen las altas finanzas, el gobierno o la recopilación y el procesado de información y el cuarto que tiene que ver con el filo competitivo y las altas tecnologías.
Estas cuatro alternativas conllevan a un estado que Harvey define como “buen clima empresarial” para la gobernanza urbana, desde donde se crean los atractivos para el capital. Y es aquí donde se aprecia el rol de la gobernanza como un mecanismo de atracción de flujos de capital, hacia el lugar. La utilización de la metáfora del espiral ascendente y descendente, evidencia entonces las condiciones a las que esta sujeto el empresarialismo urbano y la competencia interurbana. Esto se debe a que las estrategias de localización, permiten aumentar la flexibilidad geográfica y por otro lado, los cambios de políticas urbanas para dar paso al empresarialismo es lo que da la transición de los sistemas de producción fordistas respaldados por el Estado del bienestar Keynesiano.
A fin de cuentas el rol explicito del empresarialismo urbano es aumentar las disparidades de riqueza y renta en una firme representación del modelo capitalista. El empresarialismo urbano solo se interesa en la ciudad para abrir la gama de control social. En este caso se ejemplifica o se dan las primeras luces de las alternativas de gobernanza urbana, como atracción para el desarrollo.
Al final toda esta transformación, se mezcla con identidad local y abre una gama de mecanismos de control social. Pues como expresa el autor, para casos reconocidos en Estados Unidos, donde la transformación, ha traído como resultado la inestabilidad del sistema urbano, el empresarialismo es el triunfo de la imagen por sobre la sustancia. Los desafíos planteados en ese sentido tienen que ver con la creación de una estrategia geopolítica que mitigue la competencia interurbana y aleje los horizontes políticos de la localidad para acercarlos a un desafío más generalizable al desarrollo capitalista desigual.
[1] Geografiska Annaler. Series B, Human Geography, Vol. 71, No. 1, The Roots of Geographical Change: 1973 to the Present. (1989), pp. 3-17.