Sustentabilidad y Planificación

Agosto 2012

Hacia la sostenibilidad en las zonas urbanas_Conceptos básicos e iniciativas para el necesario cambio de modelo

Revista Planeo Nº6, Sustentabilidad y Planificación, Agosto 2012

 

Práctica: El Consejo Colombiano de Construcción Sostenible

Resumen: A propósito del tema “Sustentabilidad y planificación” en esta oportunidad daremos a conocer la visión del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible frente al desarrollo urbano, el cual lo plantea como un proceso que depende de un balance del sistema urbano-regional en su dimensión económica, social y ambiental. Bajo esta lógica, este artículo coloca en valor los principios de sostenibilidad y resiliencia como base para guiar la gestión integral del territorio.

El Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), es una red de personas, empresas y entidades, cuyo objetivo es promover la transformación de la industria de construcción para lograr un entorno responsable con el ambiente y el bienestar de los habitantes colombianos. Su trabajo se desarrolla bajo cuatro líneas estratégicas: educación, gestión técnica, apoyo en la formulación de política pública y comunicación y mercado en red.

[Por Cristina Gamboa, Directora Ejecutiva del CCCS.]

Los conceptos de ciudad sostenible y construcción sostenible han venido recibiendo gran atención como propuestas viables ante el rol esencial de las urbes, con creciente número de habitantes, en la economía mundial del Siglo XXI y las necesidades de uso eficiente de los recursos y de mitigación y adaptación al cambio climático. En efecto, el entorno edificado, por sus actuales características de habitabilidad, es responsable de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero (IPCC 2004) y ha sido identificado como el área con el mayor potencial de mitigar esas emisiones (PNUMA 2011). Así mismo, el entorno edificado es responsable en promedio en el mundo del 20% del consumo de agua potable, 25% del consumo de la madera cultivada, 30-40% del uso de la energía y 40-50% del uso de las materias primas.

Ante estos significativos impactos, los distintos actores de la cadena de valor de la construcción, hoy reconocen que sólo hay una respuesta lógica ante los retos ambientales, sociales y de productividad que enfrentamos en nuestros tiempos. Esa respuesta es la adopción de prácticas de desarrollo sostenible aplicadas a nivel urbano y para la construcción y regeneración urbana.

En este artículo para PLANEO elaboraremos sobre estas temáticas para lograr avances tangibles hacia la sostenibilidad en las zonas urbanas. Por supuesto, la ciudad es por definición un sistema complejo. Sin embargo, desde el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS) consideramos que esta condición no es una barrera para la inacción y estamos a tiempo para adoptar una serie de instrumentos adaptados a nuestros tiempos, con soluciones simples y apropiadas a la gestión y circunstancias locales en pro del desarrollo sostenible.

Dinámicas urbanas y la sostenibilidad

Vivimos en un mundo cada vez más urbanizado y Colombia no escapa a esta dinámica, pues se proyecta para 2020 que el 80% de su población será urbana. Ante este crecimiento, que tiene consecuencias sociales, económicas y ambientales, las ciudades responden con instrumentos que buscan un balance urbano y fiscal. En este marco se busca atender, por ejemplo, las necesidades físicas de provisión de vivienda, servicios públicos, centros educativos, de salud y policiales, redes viales y demás infraestructura urbana.

Imágenes de la ciudad de Bogotá.   Fuente: http://goo.gl/oySsJ – http://goo.gl/nXhO7

 

Pero las políticas públicas actuales están siendo ineficaces en cuanto a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. El deterioro es evidente, como resultado de lo anterior: la contaminación crece, la construcción de vivienda informal persiste (con graves problemas de salubridad por falta de servicios públicos), la crisis de movilidad es incuestionable y la vulnerabilidad de los centros urbanos ante los desastres naturales -cada vez más frecuentes e impredecibles producto del cambio climático-, va en aumento.

 Es importante subrayar que en el proceso de crecimiento urbano se impactan los municipios rurales vecinos, los cuales también dependen de la ciudad. En estas dinámicas urbano-regionales existe una noción de desequilibrio y falta de conciencia sobre la corresponsabilidad. Las realidades urbanas traspasan sus perímetros e impactan el territorio del cual dependen para su funcionamiento y que determinan el nivel de su calidad de vida, tales como servicios públicos, energía, alimentos y servicios ecosistémicos, entre otros.

Imágenes de la ciudad de Medellín. Fuente: http://goo.gl/vtZh9 – http://goo.gl/ljnbq

 

Ante estas realidades, queremos destacar las posibilidades de actuación frente a la situación de las ciudades colombianas. Sin duda, siempre hay oportunidades frente los grandes desafíos y los pequeños pasos que se han dado a la fecha hacia la sostenibilidad pueden comenzar a replicarse y vigorizarse con alianzas público privadas y articulación interinstitucional.

Imágenes de Cartagena de Indias. Fuente: http://goo.gl/Txrog – http://goo.gl/aYbYH

 

La ciudad sostenible y resilente

 En las ciudades sostenibles hay dos conceptos muy importantes que van de la mano: sostenibilidad y resiliencia. Por un lado, el término sostenibilidad se refiere a las prácticas de producción y consumo responsable, que tienen en cuenta el límite de disponibilidad de recursos –tanto para nuestra generación como para las futuras- y que propenden por una mayor eficiencia en su utilización.

El concepto de desarrollo sostenible aplicado a las zonas urbanas puede dársele también la siguiente interpretación práctica, dada por el Consejo Internacional de Iniciativas Ambientales Locales (ICLEI, 1994): “El desarrollo sostenible es aquel que ofrece servicios ambientales, sociales y económicos básicos a todos los miembros de una comunidad, sin poner en peligro la viabilidad de los sistemas naturales, construidos y sociales de los que dependen la oferta de esos servicios”.

Por lo tanto, el concepto de ciudad sostenible es un proceso y no un fin, y el desarrollo urbano y regional sostenible no es un obstáculo del crecimiento económico ni de la rentabilidad de la industria. Sencillamente el desarrollo urbano sostenible propende por un balance en el sistema urbano-regional en sus dimensiones económica, social y ambiental, con el objetivo de mejorar la calidad de vida y sin poner en entredicho la disponibilidad de recursos para las generaciones futuras.

El concepto menos conocido de resiliencia, por otro lado, es de igual o mayor relevancia en nuestros tiempos. En términos de los sistemas naturales, la resiliencia se refiere a la capacidad que tienen estos sistemas para recuperarse con ocasión de acontecimientos fuera de lo común.

Un ejemplo concreto de estos sucesos no ordinarios a nivel del territorio y de las ciudades, fueron los efectos posteriores a las dos pasadas oleadas invernales, que derivaron en una emergencia generalizada con sucesos tales como inundaciones, deslizamientos, pérdida total de cultivos y población desplazada. En este contexto, las infraestructuras de servicios públicos domiciliarios tienen un papel muy importante para lograr entornos urbanos adaptados y capaces de recuperarse ante eventos poco predecibles. Para este objetivo es fundamental contar con sistemas de prevención y gestión de riesgos, pues no es suficiente tener capacidad de respuesta ante las amenazas del cambio climático. Es urgente prevenir tragedias con una planeación a largo plazo.

Ahora bien, las ciudades sostenibles son más que una colección o sumatoria de edificaciones sostenibles (ver recuadro para una definición de construcción sostenible). Conceptualmente, estos centros urbanos se componen de barrios y distritos verdes con infraestructura eficiente que replica los procesos y ciclos naturales, por lo cual se reducen los impactos en los sistemas receptores.

En el centro de esta visión de ciudad están las comunidades sostenibles que se basan en la promoción del desarrollo de usos mixtos, mezcla de estratos y densificación responsable, ojalá en suelo ya urbanizado con plena provisión de servicios de agua, electricidad, saneamiento y movilidad. Las unidades de vivienda pueden incorporar soluciones de construcción sostenible, con una buena implantación en el territorio, diseño bioclimático, y soluciones prácticas para la eficiencia en el consumo energético y de agua para derivar en un mayor ingreso familiar disponible para atender otras necesidades del hogar.

Este modelo de ciudad permite consolidar comunidades inclusivas y prósperas a largo plazo, sostenibles en el tiempo, las cuales pueden vivir y encontrar empleo en la misma zona. Además de estos procesos virtuosos, la mezcla de usos, servicios y equipamientos locales, también ahorran tiempo y dinero a los habitantes, y a la vez minimizan los impactos en la movilidad en la ciudad.

Movilidad, energía, desperdicios y agua

Además de los ya mencionados usos del suelo y la promoción de distritos verdes o comunidades sostenibles, hay otra serie de iniciativas que son de la mayor relevancia para el funcionamiento de un sistema urbano como un sistema natural, donde el equilibrio se alcanza y mantiene mediante la gestión ecológica y económica de los flujos. Como principio esencial la idea es propender por la integración del cierre de los ciclos de recursos, energía y residuos. Algunas de las iniciativas que aportan en la dirección de este concepto tienen relación con movilidad, energía, desperdicios y agua.

La iniciativa de movilidad sostenible se refiere a sistemas de transporte que minimizan su gasto energético y su consecuente impacto en la contaminación. La caminata, la bicicleta y el transporte público limpio y de alta calidad, deben ser los ejes fundamentales para reducir la dependencia del carro particular (o motos) como medio principal de transporte. El impulso local a culturas de movilidad sostenible es esencial y para su logro se requieren de incentivos (no prohibición), pues en Colombia la mayor parte de la contaminación del aire proviene de las fuentes móviles de transporte.

El área de energía sostenible hace referencia a la necesidad de mejorar la eficiencia en el uso de la energía y mejorar el manejo de las cuencas donde se ubican las hidroeléctricas. Esta iniciativa también contempla tópicos como la renovación de las plantas térmicas, la promoción de los biocombustibles y del uso de energía renovable, tanto a nivel industrial como en los sistemas de movilidad y residencial. Para las zonas no conectadas, las soluciones de energía solar o eólica vienen probando su potencial para transformar comunidades y generar oportunidades de inclusión económica y social.

En cuanto a la generación de desechos, la industria de la construcción tiene mucho por hacer para maximizar su reciclaje en obra. Más allá de la responsabilidad sectorial, la ciudad debe adoptar un manejo avanzado de los desechos, impulsar la cultura del consumo responsable y buscar condiciones para que el reciclaje y la minimización de los desperdicios sean la norma y no la excepción entre la ciudadanía.

Una iniciativa fundamental para la ciudad sostenible tiene relación con el agua, en la cual es de la mayor importancia fomentar asociaciones entre los sectores público y privado para lograr políticas de planeación y utilización eficiente y responsable de este servicio vital para los centros urbanos. En nuestra opinión, las alianzas y políticas públicas deben reconocer la importancia de lograr una gestión integral del recurso hídrico, desde la protección y aseguramiento de la cuenca hasta la provisión de agua potable, servicios de alcantarillado y manejo integrado de las aguas lluvias. En esta planeación deben incorporarse sistemas de identificación de las zonas de riesgo del país y fomentar un desarrollo urbano-regional armónico, que coopere con las necesidades de producción formal de soluciones habitacionales para la población.

Quizá podría afirmarse que la premisa dominante en Colombia ha sido la de sacar el agua de la ciudad en el menor tiempo posible, por lo cual el actual entorno urbano es lo más impermeable posible y con grandes estructuras recolectoras de agua para conducir las aguas lluvias a los ríos (muchas veces sin descontaminar las aguas servidas) para su disposición final. Pero los nuevos regímenes de lluvias, asociadas con el cambio climático, evidenciaron que el modelo debe cambiar y la premisa debe ser otra: debemos retardar al máximo la llegada de esas aguas al colector final y motivar el cierre de los ciclos del agua a nivel de la edificación. En otras palabras, debemos re-aprender a pensar simple, a menor escala, para ir los creciendo y retomar los principios de sistemas urbanos cerrados para minimizar las escorrentías y la contaminación.

Es el momento para decantar la amplia normativa existente en Colombia en cuanto al manejo del recurso hídrico para incluir incentivos para fomentar su manejo integrado en las ciudades colombianas. En un país con la riqueza hídrica de Colombia, consideramos que nuestras ciudades deben reconocer en los ciclos hídricos un factor fundamental de ordenamiento territorial, de diseño urbano y de gestión integral del riesgo. La naturaleza nos brinda las claves que necesitamos para optimizar el uso de los recursos para lograr urbanismos que funcionen con la hidrología natural, sobre todo en climas tropicales en donde la hidráulica es tan exigente.

Las empresas de servicios públicos de acueducto y alcantarillado, están llamadas a trabajar de la mano del sector privado y la comunidad para dar un manejo integrado y sostenible al recurso hídrico. La regulación que gobierna a las empresas de servicios públicos podría avanzar en resolver la contradicción aparente entre  conservación de los recursos y el comercio del servicio, para que la conservación y uso eficiente sea fuente de beneficios. Cabe mencionar que un paso en la dirección correcta es la reglamentación contenida en el nuevo Conpes[1] de Espacio Público expedido en enero de 2012, el cual reconoce el gran potencial del espacio público como infraestructura verde y su rol esencial en el manejo integrado del agua.

Desde el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS) seguiremos trabajando por una regulación adecuada en numerosos ámbitos, con el decidido concurso de todos ustedes: sector privado, gobierno nacional, entidades territoriales y academia. Nuestro objetivo es lograr ciudades más sostenibles, socialmente incluyentes, responsables en sus hábitos de producción y consumo y, sobre todo, entornos que brinden una mejor calidad de vida para todos.

Qué es la sostenibilidad en la construcción

La construcción sostenible es un factor de innovación, competitividad y crecimiento de la industria en el mundo, la región y en el mercado colombiano. Existe una tendencia de alta penetración de la construcción sostenible en el mercado local y el CCCS está comprometido con la profundización del proceso de masificación de su conocimiento y aplicaciones.

El concepto de construcción sostenible incluye:

– Mejores prácticas durante todo el ciclo de vida de las edificaciones (diseño, construcción y operación)

  • Minimizar el impacto del sector en el cambio climático, el consumo de recursos y la pérdida de biodiversidad

– Objetivo común: la reducción de su impacto en el ambiente y un mayor bienestar de sus usuarios

– Algunos elementos clave:

  • Gestión del ciclo de vida
  • Relación estrecha de edificación con el entorno
  • Uso eficiente y racional de la energía
  • Conservación, ahorro y reutilización del agua
  • Utilización de recursos reciclables y renovables
  • Selección de insumos y materiales derivados de procesos de extracción y producción limpia
  • Mayor eficiencia en técnicas de construcción
  • Cambios en hábitos de personas y comunidades

 

 Sobre el CCCS

El Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS) es una organización privada sin ánimo de lucro fundada en febrero de 2008, que promueve la transformación de la industria de la construcción para lograr un entorno responsable con el ambiente y el bienestar de los colombianos. Actualmente el CCCS cuenta en su red con la participación de más de 170 entidades, entre las cuales están empresas, colegios, universidades, organizaciones no gubernamentales y gremios.

Como miembro pleno del Consejo Mundial de Construcción Sostenible (www.worldgbc.org), el CCCS cuenta con un reconocimiento internacional por su aporte a la promoción de mejores prácticas en la construcción. Sus acciones se concentran en fortalecer el conocimiento sobre construcción y urbanismo sostenible, fomentar la utilización de sistemas de certificación y normalización de mercados verdes en la construcción y colaborar con el gobierno nacional y los gobiernos locales para gestionar y apoyar la formulación de políticas de producción y consumo responsable para el sector.

Para mayor información ver www.cccs.org.co


[1] El Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) es un organismo técnico asesor del gobierno colombiano y la máxima autoridad nacional de planeación en el país. Para coordinar y orientar a los organismos del gobierno encargados de la dirección económica y social y definir las líneas de política, el Conpes realiza el estudio y aprobación de documentos que son presentados en sus reuniones.  Los documentos Conpes, son el instrumento técnico de apoyo y coordinación en la formulación de las políticas.