Paola Jirón M, Carlos Lange V, María Bertrand S. Revista Invi Nº 68, mayo 2010. Volumen Nº 25: pp. 15 – 57.
[Por Bernardita Mc Phee]
Inherente al tema de la expansión urbana y de las consecuencias sociales, económicas y ambientales que tienen los procesos de crecimiento y transformación de las ciudades, uno de los fenómenos que ha despertado el interés de los teóricos de la ciudad es el de la movilidad urbana. Existiendo distintos abordajes a esta problemática, es interesante destacar el trabajo de Paola Jirón, quien enfatiza en la dimensión antropológica de este fenómeno, es decir, en la experiencia de movilidad cotidiana urbana, con el propósito de abrir una discusión sobre la exclusión social en la ciudad.
Para articular y fundamentar la problematización de la exclusión social urbana desde la perspectiva de la movilidad cotidiana urbana, se realiza una discusión teórica sobre los conceptos en cuestión, proponiéndose que, por una parte, la movilidad cotidiana urbana corresponde a “una práctica social de desplazamiento diario a través del tiempo y espacio urbano que permite el acceso a actividades, personas y lugares”, y que por lo tanto, la discusión sobre ésta en el campo de la planificación urbana debería trascender al tema del transporte o de la eficiencia en la conexión, en la medida que movilidad es más que movimiento.
A la vez, se levanta como un elemento central en la reflexión la necesidad de comprender las situaciones de movilidad antes que la finalidad de ésta, en un análisis que incorpore la experiencia de los involucrados en el viaje y las relaciones que existen entre ésta y procesos sociales más complejos.
Por otra parte, se hace una distinción entre los conceptos de desigualdad y de exclusión social, sosteniéndose que la desigualdad refiere a posiciones en relación a los bienes y también servicios, mientras que la exclusión al acceso a estos bienes y servicios. Por tanto, a las limitaciones de acceso a dichos recursos. Así conceptualizada, la exclusión es vista como un fenómeno que no necesariamente es estático ni delimitado espacialmente; antes bien, como una experiencia de inaccesibilidad, y de ahí su vínculo con la movilidad urbana, la que en algunos contextos puede ser la consecuencia, en otros la causa, o simplemente la manifestación de desigualdades presentes en la vida urbana; y que, a la vez, se articula como una entrada metodológica que posibilita una aproximación a la exclusión social a partir de cuestiones subjetivas que cualifiquen dicho fenómeno.
Uno de los conceptos empleados para generar observaciones de la relación entre movilidad y exclusión social es el de accesibilidad, entendida como una capacidad o “habilidad de negociar el tiempo y espacio para cumplir con las prácticas diarias, mantener relaciones y generar lugares que las personas requieren para su participación social”, atendiendo a las barreras existentes que tienen que enfrentar los habitantes de la ciudad para acceder a prácticas, lugares y relaciones.
El método seleccionado por lo autores es la etnografía y el viaje constituye el centro de las observaciones. En éste se va identificando los distintos tipos de barreras: financieras (costo de distintos tipos de transporte), físicas (veredas, paraderos, etc.), habilidades (capacidades para moverse de maneras específicas), entre otras.
El trabajo reseñado, se presenta como una propuesta epistemológica en la que se cuestionan, por una parte, las concepciones estáticas del espacio urbano, y en la que se consideran las experiencias de exclusión social a partir de la observación de las situaciones de movilidad cotidiana. Por lo tanto, constituye una apuesta por las subjetividades a la hora de hablar de fenómenos urbanos, y a la vez, una revalorización de este tipo de aproximaciones a la hora de hablar de planificación urbana. Es una propuesta para pensar el espacio a partir de la experiencia.