Título: Prácticas y conocimientos territoriales, determinantes de la sobrevivencia ante situaciones de riesgo en la Caleta El Morro de Talcahuano.
Mathilde Moussard (2011). Memoria de Título para optar al Título Profesional de Antropólogo, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Concepción. disponible en www.huellasterritoriales.cl
[por Bernardita McPhee]
Fragmento: “En el intertanto se escuchaban los megáfonos de bomberos y carabineros pidiendo a la población que retornara a sus casas y mantuviera la calma pues no había alerta oficial de tsunami. Los morrinos, desde arriba del cerro no les prestaron atención pues para ellos era una realidad indesmentible que el mar se saldría y que generaría una gran destrucción” (Moussard, 2011: 60)
El último terremoto y maremoto en el país, también conocido como 27F, en alusión a la fecha en que ocurrió, además de generar discusiones en torno a los planes de reconstrucción, da inicio a una serie de investigaciones desde distintas disciplinas. Es el caso de la investigación “Prácticas y conocimientos territoriales, determinantes de la sobrevivencia ante situaciones de riesgo en la Caleta El Morro de Talcahuano”; la que corresponde a una Memoria de Título para optar al Título Profesional de Antropólogo, de la Universidad de Concepción. A su vez, es de interés mencionar que dicha Memoria de Título está enmarcada en el Proyecto Fondecyt “Huellas y Dinámicas Territoriales: imaginarios del desarrollo y prácticas de transformación del ambiente en el Gran Concepción”, cuyo investigador responsable es Enrique Aliste Almuna, docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.
El hecho que motiva este estudio es la constatación de que en algunos sectores afectados por el maremoto, entre ellos la Caleta El Morro de Talcahuano, no hubo muertos ni desaparecidos, ante lo que surge la pregunta de “¿Cómo se articularon los mecanismos locales que permitieron la sobrevivencia de las más de 600 personas que componen la comunidad?” (Moussard, 2011: 1)
De este modo, a través de conceptos como el del saber local o conocimientos tradicionales y el de prácticas territoriales se indaga en los mecanismos de sobrevivencia autónomos presentes en los habitantes de la Caleta El Morro, y en definitiva en qué elementos influyeron, por una parte, en que los habitantes de la Caleta mencionada decidieran escapar, pese a las indicaciones de los carabineros y bomberos; y por otra, en cómo hacerlo.
A través del método etnográfico, la autora aplica una serie de técnicas para el proceso de recolección de información, tales como observación participante, entrevistas semi-estructuradas, relatos de vida, talleres de discusión, entre otras. De este modo, va reconstruyendo los hechos del terremoto y maremoto del 27 de febrero de 2010, y profundizando sobre los aspectos que fueron determinantes a la hora de reaccionar ante dicho evento.
Es así como se concluye que en la Caleta El Morro se puede hablar de una cultura del riesgo, la que habría permitido a sus habitantes saber qué hacer para sobrevivir. En ésta son elementos importantes, entre otros, la memoria colectiva y el conocimiento traspasado de generación en generación, ya que a partir de éstos habría sido posible identificar la amenaza y activar una reacción adecuada. Asimismo, se consigna que el hecho de que gran parte de los hombres de la localidad sean pescadores, influyó en la respuesta eficiente que se generó ante el terremoto y maremoto. En palabras de la autora: “A través de los años, los miembros de esta comunidad han aprendido a reconocer las características del territorio que habitan y lo que sigue a la ocurrencia de un terremoto como también hacia dónde y por dónde evacuar. La práctica de la pesca capacita a los hombres para identificar las variaciones en el nivel del mar y detectar cualquier tipo de anomalía en el ambiente. Estos dos factores: el conocimiento empírico y el transmitido respecto a la configuración territorial y a la ocurrencia de fenómenos naturales amenazantes como inundaciones y tsunamis facilitan la supervivencia de quienes habitan el sector del Morro” (Moussard, 2011: 98)
Como sabemos, esta situación no es exclusiva de la Caleta El Morro, ya que en otros asentamientos humanos costeros, fueron precisamente turistas quienes murieron y no la población local, lo que sin duda nos habla de un conocimiento del espacio habitado por parte de sus habitantes.
Como señala la autora, es posible entonces preguntarnos por qué este tipo de conocimiento o saber local no es incorporado en planes de ordenamiento territorial o en sistemas de gestión de riesgo para ciudades de borde costero. No es meollo de este estudio responderla, pero sin duda que es un aporte significativo para abrir la discusión.