Entrevista Hugo Romero y su opinión sobre planificación de desarrollo regional

Revista Planeo Nº1. Chile sin política, Santiago sin Plan. Marzo 2012.

Ya en su forma de expresarse se nota la veta académica de Hugo Romero. Dándonos una gran cantidad de información en cada frase y demostrando a todas luces su espíritu crítico, se refirió a las grandes posibilidades de desarrollo que Chile posee.

Instalados en los patios de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, nos habló de la necesidad de profundización en la visión regional del país; de la incorporación de un debate claro y constante como desafío; y de la necesidad de prestar más atención a las necesidades ambientales.

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¿Cuáles son los problemas y desafíos actuales que son más importantes respecto a la planificación urbana y regional en Chile?

Yo pienso que en el país se han ido acumulando muchísimos problemas, tanto a nivel regional como urbano, que muestran que no es conveniente de ninguna manera persistir en una omisión sistemática de la planificación del desarrollo […]

[…] Hay una suerte de sensación que se va apreciando en todas partes, de «espontaneísmo», de voluntarismo, de una actitud más bien reactiva frente a los problemas, y de una acumulación de problemas muy importantes, y que no sólo no se resuelven sino que van adquiriendo características cada vez más graves […]

[…] Entonces las visiones son sectoriales, son parciales, son descoordinadas, no tienen visión de largo plazo ni aspectos multidisciplinarios en su enfoque…En definitiva, vamos experimentando una suerte de sorpresa paso a paso. Nos vamos enterando gradualmente de las dificultades que se generan, pero sin que se perciba una capacidad de respuesta sólida, global, institucionalmente válida […]

Los problemas son asociados a esta intervención liberal sin restricciones, regulaciones claras, sin una discusión permanente ni una política pública definida, se vuelven cada vez más graves. El problema principal es que, cuando se termina la ecuación, lo que se vislumbra finalmente es que con este sistema no es posible conseguir el desarrollo tan ansiado por el país.

Si tú reproduces eso ahora a nivel de la ciudad, haciendo el respectivo cambio de escala, te vas encontrando con el mismo problema. O sea, suponer que una ciudad solamente el crecimiento económico va a conducir, por acumulación, al desarrollo económico, no considera que podría ser al revés, y a conducir al no desarrollo.

Sin embargo, esto requiere una visión prospectiva, analítica, estratégica, de mucha persistencia y crítica de lo que está ocurriendo. Esto, con participación relevante de los actores sociales: los académicos, las comunidades locales, los agentes productivos, los habitantes de la ciudad. Que todos ellos estén participando activamente en ese proceso de construcción, de clarificación de los costos y beneficios asociados. Mientras eso no ocurra, como dije antes, vivimos una suma de sorpresas. Muchas veces sorpresas que son totalmente contrarias al desarrollo […]

A su juicio, ¿cuál debería ser el papel del Estado, en la regulación y formación de las ciudades?

Pienso que hay muchos roles que le corresponden a las políticas públicas, y que el Estado necesariamente tiene que asumir como parte fundamental de sus tareas. Existe una trilogía fundamental: por un lado los empresarios optando y maximizando sus rentabilidades económicas; por otro lado, la sociedad intentando maximizar la formación de capital social y humano; y por otro, el Estado armonizando estos puntos de vista, generando estos debates, facilitando la participación ciudadana […]

Yo entiendo que cuando hablamos de Estado, hablamos de una institución que es capaz de reproducir esas aspiraciones y necesidades sociales. Por ejemplo, la equidad. Se trata de un bien fundamental, porque tiene que ver con la estabilidad política, social, con las oportunidades de desarrollo, con la seguridad, con la calidad de vida. Y no se puede suponer que todas esas cuestiones se pueden construir individualmente, sino que se requiere de acciones colectivas. Alguien tiene que promoverlas, alguien tiene que estimularlas, premiarlas y establecerlas […]

Porque de lo que estamos hablando no es de un esfuerzo que corresponde hacerlo en los siguientes dos años, sino que uno implica tareas intergeneracionales y permanentes ¿Cómo le entregamos coherencia a esto? Tiene que haber una institucionalidad pública sólida, que es muy responsable, muy transparente y autónoma, muy comunicativa, y esencialmente muy participativa. No se trata de cederle a la comunidad algún espacio de opinión para no hacerle caso nunca. Porque eso significa destruir la credibilidad social […]

Creo entonces que hay problemas que el Estado debe asumir como prioritarios y fundamentales. Y me parece que casi todos ellos hoy día tienen que ver  con la generación de un marco institucional apropiado para facilitar la participación. O sea, yo no le estaría pidiendo al Estado ninguna solución mágica a los problemas que se han ido acumulando durante décadas, o en algunos casos probablemente centurias. Lo que le pido es una apertura mental, conceptual, intelectual frente a los problemas. Nadie puede tener la razón por sí solo, pero entonces ¿cómo generamos el diálogo democrático para conseguir el avance sistemático y unas negociaciones adecuadas? […]

¿Qué visión propone usted para el desarrollo de una política integral de desarrollo urbano nacional?

El desarrollo urbano no puede estar al margen del desarrollo económico, social y sustentable del país. Seguir pensando fragmentariamente nos resta de una visión territorial.

Seguir pensando en forma diferente el crecimiento económico, que la equidad social, o ambos aspectos de la política educacional, parece también un error. La política educacional, que hoy está tan cuestionada en el país, tiene una dimensión territorial y urbana innegable […]

Y lo mismo cabría esperar respecto al desarrollo del transporte público; o del comercio en la ciudad; o las renovaciones urbanas que emprendamos; o la presencia de áreas verdes…son todos factores que tienen que ser vistos en su integralidad. Lo peor que podría ocurrir es que unos se estén contraponiendo con los otros.

Y la sensación que uno tiene es que cada vez que se aprueba (o reprueba, ahora) un Plan Regulador, es que no se está considerando debidamente la sinergia, los efectos relacionados, que constituyen un proyecto de desarrollo integral.

¿Y qué pasaría con la segregación o la participación que existe también a la hora de gestionar? ¿De los organismos que tienen que involucrarse en la generación de procesos, de proyectos? ¿Cómo ve usted lo que se ha criticado tantas veces; este sectorialismo en los organismos públicos?

No puede haber desarrollo urbano, sustentable, con la actual fragmentada institucional, y más que nada, con la falta absoluta de coordinación entre las instituciones que participan. Y esto es un tema que cuestiona fuertemente al gobierno de la ciudad por un lado y la gobernabilidad por otro lado […]

Hay que generar una gobernabilidad y un gobierno de ciudad que sean totalmente distintos a los que hoy día tenemos.

¿Cuál debería ser entonces, según usted, el papel del Intendente y el gobierno regional?

No, yo pienso que el país no resiste más de una visión centralista como la que tenemos. O sea, la concentración del PIB en Chile se da casi en un 50% en Santiago. ¡Y eso que éste es el resultado de 35 años de «regionalización»! ¡Cómo hubiese sido si no se hubiese siquiera formulado su retórica! […]

Una región como Aysén, que es capaz de producir el 0,5% del producto nacional, ¿cómo va a constituir un mercado atractivo para nadie? ¡Y qué podemos decir del altiplano andino, en el que prácticamente ya no vive nadie! Entonces hay que hacer una distribución muy importante del país.

Para eso, me atrevería a plantear que es muy importante que el país avance hacia el federalismo. […] Entonces un Intendente nombrado por el presidente, que obedece a los intereses del sistema central, con financiamientos que no son propios, con la riqueza que se produce en las regiones es drenada hacia el centro o hacia otros países…no, con ese esquema me temo que no hay ninguna posibilidad de desarrollo regional.

¿Cuál es su visión para el futuro desarrollo de Santiago, de aquí a 50 años?

Yo creo que Santiago tiene que compatibilizar su rol de ciudad global, con la necesidad de revertir fuertemente esta absoluta y única concentración de casi todas las actividades en torno a la ciudad […]

Dicho eso, creo que la ciudad está experimentando un proceso que veo equivocado, y creo que va a ser cada día más difícil de revertir. Por ejemplo, no creo que sea pertinente para la ciudad vanagloriarse en que es capaz de implementar su parte automotriz en 200.000 unidades por año.

Las ciudades que están aspirando hacia la sustentabilidad, como Berlín, como Dresden, y como muchas otras en Europa y en el mundo, no están apostando por el mantenimiento de las tasas altas de crecimiento de transporte privado, sino que están apostando decididamente por el crecimiento de transporte público […]

Me parece también que hay que resolver el tema ambiental. No es aceptable una ciudad que tenga los niveles de contaminación atmosférica que Santiago tiene. Por mucho que se diga que hayan mejorado en algo los índices de concentración de micropartículas, sabemos que las partículas finas no han disminuido sino que han aumentado, y también sabemos que la contaminación atmosférica evidentemente va a seguir aumentando si aumenta la fuente […]

Ahora, esos niveles de contaminación en gran medida son mitigados por un extraordinario crecimiento de las áreas verdes ¡Aquí hay que reverdecer todo lo que sea posible! Y en eso estamos tremendamente atrasados. Hoy día, una ciudad que no tenga un quinto de su superficie por lo menos como áreas verdes, no es sustentable. Y aquí estamos muy lejos de esa cifra. Y con una distribución interna absolutamente discriminatoria e injusta de esas áreas verdes […]

Luego, otro tema importante que no debemos dejar de considerar es el envejecimiento de la población. La propia prensa nos advierte que vamos a tener muchos jubilados pobres. Entonces el futuro de la ciudad tiene que considerar necesariamente a gente que va a tener escasas posibilidades de movilidad privada, y que no justifica la suburbanización ilimitada […]

Entonces suponer que estas cifras de crecimiento del parque automotriz contribuyen a la sustentabilidad de la ciudad, es contradictorio. Y estas son las discusiones que se requiere tener, con las cifras en la mano. Creo que todo esto señala la conveniencia, por un lado, de limitar el crecimiento de la ciudad, de proteger las áreas verdes y agrícolas; pero por otro lado generar por un fin un sistema urbano de redes estructurado por transporte público y que oferte territorio sano, con mayor integración social.

Como última pregunta ¿qué ventajas y desventajas ve en los Planes Reguladores Regionales y en las Estrategias Regionales de Desarrollo?

A mí me parece que ambos instrumentos son totalmente ineficientes. Yo tengo la impresión, y lo he dicho en otras ocasiones, que más bien se trata de construir mapas de colores. Se trata de un discurso absolutamente incomprensible para la población.

Si a eso sumamos estas Estrategias de Desarrollo Regional, que son verdaderos campeonatos de buenos deseos…en algún momento se hicieron en estadios y teatros, en los cuales la gente votaba finalmente por sus deseos. A mí me parece muy bien que tengamos alguna instancia de expresión de nuestras aspiraciones, pero otra cosa muy distinta es una Estrategia de Desarrollo Regional, en la cual estos deseos tienen que ser tamizados, ponderados, priorizados, y lo que es más importante ¡tienen que ser financiados!

Tienen que identificarse cabalmente los responsables del sector público, y en el caso chileno muy especialmente los responsables del sector privado. Un país en que la mayor parte de su economía está privatizada, en que sus recursos naturales, su medio ambiente, su territorio están privatizados; no puede formular una estrategia de desarrollo sin participación de los agentes privados […]

Entonces estas Estrategias de Desarrollo Regional, creo yo, han sido inútiles. Y los Planes Reguladores…es como poner un instrumento fijo versus un proceso dinámico. Va a quedar corto a la primera instancia. Entonces creo que hay que mejorar esos planes incorporando la resiliencia como un concepto muy importante. Tiene que ser un proyecto que obedezca a unos objetivos claros de sustentabilidad y desarrollo. Y que no sea un acuerdo entre especialistas respecto a cómo armonizan mejor ese mapa de colores. Eso no es suficiente ni conveniente.

Por lo demás, creo que hay que agregar muchos instrumentos nuevos. A mí me parece que la participación social tiene que tener sus propios instrumentos de consecución de objetivos. Hay que generar las instituciones de gestión y prácticas respecto de esos niveles específicos.

 

* Nombre: Hugo Romero Aravena

Nacionalidad: Chileno

Formación: Profesor de Historia y Geografía, Universidad de Chile, Master of Science, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte

Organizaciones asociadas: Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.