Ciudades Rebeldes

Enero 2020

Colectivo Por un Habitar Digno: poniendo a la vivienda y al rol de los arquitectos en el centro del debate actual

Revista Planeo Nº 42  Ciudades Rebeldes, Enero 2020


[Por Equipo editorial Revista PLANEO, con base en entrevista al colectivo ‘Por un Habitar Digno’]

 

Resumen:

La explosión del malestar social en Chile tiene diversas facetas, todas ellas ancladas de alguna manera a las políticas subsidiarias que han limitado la acción pública y desregulado la acción del mercado, donde la vivienda ha sido objeto de una constante precarización, afectando la vida y la dignidad de las personas. Sin embargo, en el contexto actual de lucha y reivindicaciones en todo ámbito, la vivienda y la ciudad no han sido elementos tan centrales en el debate público, lo cual llevó a un conjunto de estudiantes y docentes de arquitectura a replantearse cómo desde esta disciplina es posible generar una acción concreta para visibilizar y generar propuestas por un habitar digno. En ese contexto esta práctica expone las reflexiones en torno a una intervención del espacio público llevada a cabo por el colectivo “Por un Habitar Digno”, instalando la vivienda como tema de debate y replanteando el rol de los arquitectos en ello.

Palabras Clave: Vivienda, Dignidad, Arquitectura

El pasado 30 de octubre de 2019, a dos semanas del “estallido” social chileno, aparecieron en plaza Italia – hoy plaza de la dignidad- una serie de intervenciones gráficas a escala real que denunciaron de forma potente el estado actual de las políticas habitacionales chilenas, impactando sobre el debate público en torno a las diversas causas del gran malestar sociocultural y económico del país, cuando el tema de la vivienda no se había señalado aún como uno de sus elementos centrales. Esta intervención, fugaz pero efectiva, fue realizada por el colectivo ‘Por un Habitar Digno’, el cual se conformó de manera autoconvocada por un conjunto de estudiantes, docentes y profesionales de la arquitectura, de distintas universidades del país.

Este colectivo, sin mayores pretensiones que aunar orgánicamente a los estudiantes de arquitectura de diversos ámbitos, generó un conjunto de dibujos a escala real de las plantas de los departamentos sociales y nanodepartamentos ofertados hoy en el país como producto de las políticas habitacionales subsidiarias y de la escasa regulación del mercado inmobiliario, invitando a la gente a reflexionar acerca de las condiciones materiales a las que una parte importante de la sociedad se ve enfrentada producto del desmantelamiento del estado de bienestar de los 60 y 70 (con la CORVI como mejor ejemplo en el ámbito de la vivienda), y la irrupción del modelo de mercado bajo un estado subsidiario.

Im1. Intervención plaza de la dignidad / Fuente: Colectivo Por un Habitar Digno

Con frases como “La arquitectura quiere viviendas dignas pero el sistema neoliberal no lo permite: Nueva Constitución Ahora”, junto con detalles del metraje y los valores de este tipo de viviendas, el colectivo tuvo la intención de instalar en el debate público una temática escasamente nombra durante los primeros días del estallido, y que incluso hoy, a casi 3 meses, no ha logrado posicionarse en la discusión como una de deudas más importantes del Estado con la sociedad chilena. Sin embargo, para el colectivo este tema es central, y el rol de los arquitectos en este debate debiera ser revisitado.

Al respecto, el colectivo convocó a estudiantes y arquitectos con el fin de tomar un espacio dentro de la contingencia para instalar desde la arquitectura una discusión sobre la vivienda digna. En una primera instancia abierta e independiente de toda institución se reunieron más de 150 personas, donde surgió la iniciativa de realizar la intervención en plaza de la dignidad, dibujando una planta de una vivienda Serviu y otra de una inmobiliaria, con datos clave como su superficie y su precio comercial. El objetivo principal de esta intervención fue el de transparentar pruebas en torno a la distancia que existe entre la arquitectura y la gente. Mediante el uso de estas herramientas visuales, se logra así traspasar el tema hacia la gente, con una crítica hacia el Estado subsidiario y su efecto en el déficit y calidad del habitar de las personas. En ese sentido, se hace patente que el rol del Estado en la provisión de vivienda social no ha logrado solucionar los problemas de vivienda en el país, e incluso los ha acentuado, considerando las importantes experiencias pre-dictadura, cuando el país fue uno de los mejores proveedores de vivienda social en Latinoamérica.

Im2. Intervención en Persa Víctor Manuel: mapa de erradicaciones de pobladores de campamentos
/ Fuente: Colectivo Por un Habitar Digno

Una reforma fundamental que debe ser realizada en torno a la vivienda tiene que ver no solo con la provisión de vivienda digna sino que también el mejoramiento de las viviendas existentes, las cuales fueron entregada con un bajo estándar constructivo y que hoy se encuentran en un estado deplorable, lo cual sin duda ha ayudado a generar condiciones de precariedad y vulnerabilidad que aportan al malestar social. De esta forma, existe un doble trabajo: por una parte, regular el mercado de la vivienda con mayor presencia del Estado, y por otra parte mejorar la vivienda social existente, lo cual no es posible de abordar bien con las políticas actuales.

En este contexto, la dignidad como palabra y como necesidad no es una palabra que tenga sentido únicamente para la vivienda, y refiere a lograr un mínimo aceptable, para el cual existen múltiples referentes hoy en día que no están siendo tomados en cuenta por la política habitacional. La respuesta es simple, mirar y tomar las recomendaciones existentes en cuanto a metros cuadrados y estándares constructivos, entre otros. Es una necesidad alcanzar estos mínimos de acceso a vivienda, áreas verdes, transporte, etc., considerando el contexto chileno.

Los arquitectos, como profesionales llamados a estar especialmente involucrados en estos temas, debiesen tomar un rol mucho más protagónico. El foco principal de la discusión llevada a cabo en esta experiencia tiene que ver con demostrar la capacidad del arquitecto de estar presente y de servir a la gente, así como otras profesiones han jugado su rol. A los arquitectos les ha costado siempre tener una conexión directa y sencilla con la población, lo cual sugiere una crisis del rol de la arquitectura hoy en la sociedad. Esta intervención da cuenta de la necesidad de salir de la zona de confort, del ámbito teórico y del diseño, para darse cuenta de que la arquitectura ha perdido terreno en la sociedad.

Hoy las nuevas generaciones de arquitectos están conscientes de los problemas a la vez que no saben cómo acercarse a ellos, surgiendo las preguntas sobre ¿cómo deberíamos involucrarnos para ayudar a solucionar los problemas actuales?, ¿cómo salirse de la lógica de la arquitectura por encargo, para transitar hacia una arquitectura al servicio de la gente?, ¿cómo relacionarnos con la gente que necesita de forma urgente soluciones habitacionales dignas? Ante estas preguntas, las instancias provocadas en este contexto de estallido social permiten abrir nuevas posibilidades de acción desde la disciplina, más allá de los discursos académicos dominantes, y más allá de la arquitectura institucional y para las elites.

Im3. Intervención sobre un cerro de Santiago / Fuente: Colectivo Por un Habitar Digno

Si bien existe una vocación humanista en la arquitectura, existe un distanciamiento entre la voluntad y las herramientas que la formación académica entrega hoy a sus estudiantes, generando una brecha entre los profesionales y las necesidades sociales, dado el hermetismo de la academia, del mundo privado y también del sector público, por lo que se debiera crear un tercer “mundo” que permita reducir esas distancias, mutar la profesión del arquitecto hacia la dignificación del territorio, ser parte de los actores que demandan soluciones dignas, con herramientas que las escuelas todavía no enseñan.

Este es el camino que debiera ser potenciado por las nuevas generaciones de arquitectos y planificadores, más allá de intervenciones gráficas y visuales sobre el espacio, que han devenido en una suerte de cliché de los arquitectos, evolucionar hacia nuevas formas de acción concreta, como ferias de servicios de arquitectura gratuita para comunidades que necesitan soluciones constructivas, prototipar, planificar y diseñar con las personas, y trabajar directamente con la población, no sólo en vivienda sino que en todo ámbito de la arquitectura, transformando la práctica profesional hacia el mundo real, más allá de los muros de las universidades.