Ciudades del Futuro

Septiembre 2017

«Los supersónicos: El acertijo sobre el futuro no descifrado»

Revista Planeo Nº 33  Ciudades del Futuro, Septiembre 2017


[Por Arturo Orellana profesor asociado del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Universidad Católica de Chile; Director Revista Planeo]

Serie: Los Supersónicos
Autores: Willian Hanna y Joseph Barbera
Año: 1962

 

RESUMEN

Los Supersónicos fueron una serie animada exitosa creada en los años ´60 que pretendían hacernos imaginar un futuro a finales del siglo XX, lleno de comodidades por los avances tecnológicos que harían de nuestra vida cotidiana una práctica familiar y laboral de fácil resolución ante los conflictos, abordando cada capítulo en tono de comedia. No obstante, detrás de dicha lectura es posible descifrar un acertijo que nos revela con preocupación lo que finalmente ha resultado en parte de ese futuro proyectado y también la amenaza que puede significar que sus presagios se cumplan en su totalidad.

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Contexto de la época

Los años ´60 fue una época convulsionada por una serie de acontecimientos sociales y políticos que fueron reforzando las bases de un nuevo orden mundial que ya venía imponiéndose a partir de finales de la segunda guerra mundial, donde la fuerte hegemonía de Estados Unidos en Occidente contrastaba con la hegemonía que ejercía la ex Unión Soviética en Europa del Este. La Crisis de los Mísiles el año 1962, el asesinato de John Kennedy el año 1963, y la Guerra de Vietnam que llevó a la derrota de Estados Unidos a finales de esta década, pusieron al mundo en un estado de incertidumbre respecto al futuro del planeta.

Por otra parte, resultó ser la década de los ´60 una época de cambios culturales profundos generados por la aparición de movimientos a favor de los derechos civiles para los afroestadounidenses liderados por Martin Luther King, el cual fue asesinado el año 1968, justo cuando estaba en pleno apogeo los hippies movimiento contracultural, libertario y pacifista, nacido a comienzos de la década. Al mismo tiempo, grupos como The Beatles, The Rolling Stones, The Doors, Black Sabbath, entre otros, aportaban significativamente al desarrollo de la música que marcaría tendencias hasta hoy.

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Todos los acontecimientos señalados y otros en la década de los ´60, fueron conocidos por nuestra generación en Chile y en otros apartados lugares del planeta, gracias a la televisión, siendo en un comienzo privilegio solo de una minoría de la sociedad chilena que podía adquirir este bien de lujo. Si bien las señales televisivas datan en Chile desde finales de los ´60, solo fue a partir de la década del ´70 cuando gradualmente se fue incoporando esta tecnología en los hogares de clases medias, agregando al sonido la imagen, siendo este avance sin duda alguna la primera aproximación al futuro para nuestra sociedad.

El origen de la serie

La industria del entretenimiento que significaba la televisión dio origen a innumerables formatos televisivos, siendo el de series animadas especialmente relevante dado que los niños eran los que potencialmente más fácil de captar su atención con este seductor aparato tecnológico, incluso en la actualidad. Dentro de las series animadas que se crearon en esa década, sin lugar a dudas destacan Los Supersónicos (The Jetsons) creada por la productora de William Hanna y Joseph Barbera el año 1962, para muchos una versión futurista de los Picapiedras (The Flintstones) creada dos años antes por la misma productora.

¿Por qué resulta especialmente interesante esta serie futurista? En primer lugar, porque nos proponía una perspectiva del futuro cercano y lejano al mismo tiempo. Cercano, porque las vivencias de la familia Sónico no erán particularmente distintas a las de esa época y quizás también actual. Y lejano, porque el contexto urbano y residencial donde acontecían las vivencias presentaba significativas expresiones (a la vez que presagios) sobre el impacto que iban a tener las tecnologías para nuestra sociedad urbana en todos los ámbitos; laboral, educacional, doméstico, recreativo, entre otros.

Entre las visiones futuristas que nos presagiaban, estaba: la posibilidad de desplazarse en autovoladores; el uso intensivo de correas transportadoras para facilitar la movilidad en la casa, centros comerciales y en el trabajo; teléfonos con visores; máquinas que preparaban comida por menú y variados artefactos tecnologicos que hacían las labores domésticas, incluyendo una Robotina mezcla de asesora del hogar e institutriz llamada Rosie, entre otros. Si bien hoy día nos parece que estas muestras de desarrollo tecnológico son muy próximas a la realidad actual, cabe recordar la frase «Welcome to 1995» que se testimonió en un capítulo, permitiendo por única vez conocer cuál era el horizonte temporal de la serie, sin lugar a dudas esos avances no eran del todo evidentes para el año 1995.

Fuera del tono demoledor, ácido y patético que nos relata la vida de una familia de clase media estadoudinense actual, la exitosa serie en formato comedia de Los Simpson (The Simpsons) creada el año 1989, muy vigente en la parrilla de muchos canales de televisión en el mundo, la serie animada Los Supersónicos intentaron proyectar la imagen de una vida futura de una familia de clase media también pero con hábitos y viscitudes idealizadas en el bien común, siendo el entorno futurista que se nos presentaba particularmente muy adecuado. Sin embargo, una revisión más crítica sobre sus alcances, sin duda podría habernos advertido de lo preocupante que resulta la imagen de futuro que realmente nos proyectaba como sociedad urbana.

El acertijo descifrado de la serie

En primer lugar, todas las edificaciones en altura nos hablaban de una ciudad que no tiene un medio ambiente natural, como si alguna especie de catástrofe o peligros nos hubiese obligado a tener que renunciar a vivir a ras de suelo. Existe una exacerbación de la individualidad, expresada en viviendas no pareadas ni muchos edificios para residencia, ausencia de barrios, centros comerciales solo de gran escala, autonaves conducidas por una sola persona, casi inexistente transporte público, estaciones de trabajo personales, entre otras expresiones, nada que se asemeje a la construcción de un mundo más sustentable.

En segundo lugar, la serie nos transmite que la visión de futuro sobre los hábitos de vida de la sociedad serían particularmente poco saludables, la gente prefiere desplazarse en todo lugar por autonave o correas transportadoras para evitar caminar, desarrolla trabajos en el ámbito laboral y doméstico que se reducen solo a operar botones en un panel de control y por lo tanto ejercitar los dedos (incluso una escena muestra el agotamiento del protagonista Súper por ese motivo), trabajar solo tres horas a la semana y no más de tres días, fuerte tendencia a estar sentado o acostado descansando, todo combinado con una confianza ciega en la tecnología. Sobre esto último, llama profundamente la atención como en un viaje en autonave los hijos son expulsados a través de una cápsula y los personajes muestran alegría y confianza cuando viajan por el aire para llegar a su colegio.

Y, en tercer lugar, los personajes de la serie viven pendientes de sus problemáticas acotadas a un espectro de relaciones que solo se circunscriben a cuestiones de orden familiar y laboral, excepcionalmente en asuntos de movilidad y en áreas de comercio, mostrando un mundo donde el destino de la sociedad en términos políticos, sociales y culturales no tuviera importancia real, siendo quizás ese un ingrediente necesario para construir una fantasía sobre un futuro ideal. Esta señal esconde inocentemente la creencia que una sociedad urbana con un ideal de futuro debe ser aquella donde el conflicto está ausente. Hoy en día, un ejemplo de ello está en el hecho de justificar el desarrollo de condominios cerrados donde una agente externo organiza, regula y fiscaliza los usos y atribuciones de los residentes, para justamente evitar el conflicto.

Síntesis final

En síntesis, durante los años ´60 en el afán de construir imaginarios sobre un futuro mejor, sin quererlo ni presagiarlo los creadores de la serie Los Supersónicos no hicieron más que alejar los temores de la época, instalando una suerte de acertijo que se proyectaba en cada escena cotidiana de la serie. Sin embargo, cada capítulo no hacía más que reforzar una visión individualista de la sociedad, con hábitos poco saludables de los personajes, ambientalmente poco sustentable y sin preocupaciones sobre el devenir de la humanidad. Nos faltó probablemente agudeza para descifrar el acertijo.