Planeo Digital

Número 29

Fronteras urbanas y territoriales

Septiembre 2016

Entrevista a Walter Imilan: “El movimiento de personas siempre es acompañado del movimiento de ideas, objetos, creencias y prácticas, por eso los movimientos migratorios enriquecen a las sociedades receptoras, y se multiplican las visiones de mundo y las formas de habitarlo”

“El movimiento de personas siempre es acompañado del movimiento de ideas, objetos, creencias y prácticas, por eso los movimientos migratorios enriquecen a las sociedades receptoras, y se multiplican las visiones de mundo y las formas de habitarlo”
Revista Planeo Nº 29  Fronteras urbanas y territoriales, Septiembre 2016.
[Por Pablo Wainer. Arquitecto UDP, Magister en Desarrollo Urbano, IEUT, UC]

Walter Imilan es Antropólogo de la Universidad de Chile y Doctor en Planificación Urbana y Regional por la Technische Universität Berlin. Actualmente se desempeña como académico de la Universidad Central de Chile, investigador del Centro de Estudios Urbanísticos, Arquitectónicos y del Paisaje y miembro del NIM – Núcleo de Investigaciones en Migraciones. Sus investigaciones han profundizado en temáticas relacionadas a los procesos de construcción de identidades colectivas y espacio, vinculándose a campos como la migración, etnificación y situación post-catástrofes socio-naturales.

“El movimiento de personas siempre es acompañado del movimiento de ideas, objetos, creencias y prácticas, por eso los movimientos migratorios enriquecen a las sociedades receptoras, y se multiplican las visiones de mundo y las formas de habitarlo”


Im1_ACTIm1. Walter Imilan / Fuente: academicos.uchilefau.cl

  1. En primer lugar, ¿Podemos considerar la inmigración en Chile como un proceso integrador y derribador de fronteras sociales?

La migración ayuda a expandir las fronteras de la propia cultura. A través de la migración se conocen otras formas de ver y habitar el mundo, pero para que eso suceda, debe haber una apertura para conocer a otras personas y sus costumbres, creencias, etc. Si hablamos de frontera sociales habría que pensar en que la sociedad chilena esta fuertemente segregada por clases, a su vez, dentro de la población migrante se encuentra un amplio registro de clases sociales también. Se podría decir que en Chile la población migrante se inserta en esta estructura de clases. No digo que este proceso se realice sin discriminación y haya sólo un reconocimiento entre iguales por pertenecer a la misma clase social, sabemos que siempre los procesos de inserción están mediados por categorías de, al menos, de etnia, raza, clase y género, y que estas toman roles diferenciados dependiendo el contexto. No obstante, creo que la estructura de clases, de segregación socio-económica, es tan fuerte en Chile que es también el marco en el que se organiza la diferencia de la población migrante.

  1. ¿De qué forma las prácticas inmigrantes influyen positivamente en nuestro quehacer diario y cómo adoptamos las nuevas costumbres traídas del extranjero? ¿Varían estas prácticas dependiendo del país de donde provienen?

El movimiento de personas siempre es acompañado del movimiento de ideas, objetos, creencias y prácticas, por eso los movimientos migratorios enriquecen a las sociedades receptoras, y se multiplican las visiones de mundo y las formas de habitarlo. Los repertorios culturales se expanden, y en ese sentido superan las fronteras sociales y culturales preexistentes. Sin duda que muchos de estos elementos se mestizan o se hacen propios por una buena parte de la sociedad. Un elemento bastante claro en esto es la comida, lo que comemos de forma cotidiana es producto de circulaciones y apropiaciones a través de la historia que se han movido de la mano con poblaciones concretas. En los últimos años es apreciable como la comida peruana ha transformado formas tradicionales del comer chileno. Un ejemplo de esto es la adopción de la preparación del ceviche al estilo peruano, relegando al olvido el estilo chileno. Hoy es prácticamente imposible encontrar un ceviche con pescado desmenuzado, que era muy típico hace 20 años, no sólo ahora se prepara el ceviche en pescado trozado sino también se incorporan otros elementos como el apio, el maíz, entre otros. Esto que puede parecer de un interés poco relevante, cuando lo observamos como parte de un proceso silencioso de transformación de prácticas cotidianas nos percatamos que la migración reciente en Chile esta dejando ya sus huellas en la vida cotidiana de los chilenos, en este caso cambian las formas de cocinar y de apreciar sus sabores.

Tu pregunta también es por las diferencias de los países de origen. Aquí te comprato dos observaciones. Desde hace ya un tiempo en los estudios de migración se critica el llamado “nacionalismo metodológico”, esto es tomar la nacioanalidad de las personas como referente para clasificar la población migrante. Cuando hablamos de “los peruanos”, “los dominicanos”, etc. estamos homogeniezando a una población que es diversa en su interior, y por lo tanto hacemos invisibles las diversidad de experiencias migratorias que se reúnen bajo un mismo pasaporte. Por ejemplo, es muy diferente ser peruano del norte del Perú a provenir del área alto andina, las formas de migrar son muy distintas, sus redes sociales y estrategias de inserción laboral difieren. Un estudio que realizamos en Magallanes permitío visibilizar la diferencia entre la experiencia entre hombres y mujeres dominicanas de vivir en Punta Arenas. Un altísimo porcentaje de mujeres manifestó haber sido objeto de discriminación abierta y/o acoso en el espacio público, mientras que para los hombres, también dominicanos y afrodescendientes, esta experiencia era prácticamente inexistente. Por otro lado, las poblaciones migrantes tienen diferentes recursos para su inserción en sociedades de destino, y muchas de estas habilidades se ponen en acción de una forma estratégica y localmente situada. Un ejemplo de esto es como la gastronomía peruana, para volver sobre uno de mis tópicos de interés, ha sido una poderosa estrategia de inserción de migrantes peruanos, especialmente en Santiago. Así, en vista de la proliferación y éxito de restaurantes y en general de toda la industria gastronómica peruana, desde los carritos en las ferias libres hasta los restaurantes más caros de la ciudad, se podría decir que la gastronomía “la llevan en la sangre”. Ciertamente la gastronomía peruana es de excelente calidad, pero su relación como estrategia para la migración parecer ser más un tema chileno. En otros países donde existe una importante población peruana migrante – como España, Estados Unidos o Japón- la gastronomía como estrategia de inserción es más bien marginal, en el caso de Chile lograron “leer” ciertas condiciones que ha permitido desarrolllar con un extraordinario éxito estos emprendimientos. En Perú se suele decir ahora que Santiago es la ciudad del mundo con más restaurantes peruanos fuera del Perú.

Entonces, hay que tomar atención respecto a los riesgos del “nacionalismo metodológico” en cuanto invisibiliza una serie de distinciones muy importantes en la experiencia migrante, así como asumir preceptos culturalistas inadvierte las capacidades de inserción de los migrantes.

Im2_ACTIm2. lasegunda.com

  1. ¿Cómo la intervención y producción del paisaje urbano por parte de los inmigrantes puede reflejarse en una forma de apropiación e integración a la ciudad?

Hay varias formas en que la migración está transformando el paisaje urbano, especialmente pienso en Santiago. La más notoria ha sido la revitalización de barrios en el centro de la ciudad que habían vivido procesos de abandono y envejecimiento de su población. Primero por el asentamiento de nuevas poblaciones que luego le siguió el desarrollo de las llamadas “economías de la nostalgia”, un conjunto de negocios orientados a las población migrante que provee alimentos de los lugares de origen, call centers, agencias de viajes, etc. La transformación de algunos de estos barrios ha sido notable, junto con la actividad residencial y comercial también se ocupan y producen nuevos espacios públicos de esparcimiento. Parte de la revitalización barrial es activar espacios públicos, esto es muy claro en el caso de personas de origen peruano que crean de forma espontánea canchas de volleyball en lugares que solían estar abandonados, o la proliferación de iglesias pentecostales haitianas en barrios céntricos de la capital.

No obstante, la transformación del paisaje urbano no sólo se produce en áreas de alta concentración de poblacion migrante. Si tuvieramos los datos del censo 2012, probablemente estos mostrarían que la migración ya no es un fenómeno escencialmente concentrado territorialmente en sectores centrales de la ciudad. Cuando uno se encuentra con un cartel que anuncia un Barber shop dominicano en plena población Los Quillayes en la La Florida, hay un indicio que esa población también se inserta a los flujos y movimientos de la migración actual, tanto porque los nuevos vecinos forman parte de la cotidianeidad del barrio como porque los antiguos vecinos consumen y reconocen a esa nueva población.

Im3_ACTIm3. plataformaurbana.cl

  1. Por último, ¿Cuáles crees que son las principales barreras o fronteras sociales que actualmente segregan a los inmigrantes? y ¿qué desafíos tenemos para una mejor integración?

En principio una sociedad más tolerante y con menos segregación con los migrantes, es seguro, una mejor sociedad para los chilenos también. Identifico tres niveles distintos en este proceso. Por un lado, es necesario generar protección frente a cierto tipo de vulnerabilidades que experimenta la población migrante con mayor frecuencia que la chilena. Un ejemplo de esto son las condiciones de acceso a la vivienda, especialmente de arriendo. Contratos de arriendo abusivo en viviendas con deficientes condiciones de habitabilidad expresan una discriminación en el mercado de vivienda. En este primer nivel, el Estado debe abordar vulnerabilidades que se producen en el acceso a servicios básicos estrechamente asociadas a la condición misma de ser migrante. Un segundo nivel se refiere al ámbito territorial. Existe una larga discusión respecto a las consecuencias y efectos positivos o negativos de la concentración de la población migrante en determinados barrios. Algunos de estos debates, especialmente de Europa Central y del Norte, han llegado a la conclusión que el problema de la integración no pasa tanto por la residencia concentada en determinadas áreas de la ciudad, ya que finalmente las personas pueden querer vivir con otros iguales, incluso esta configuración puede proveer de ciertos beneficios como son las mencionadas economías de la nostalgia. Si esto no es un problema en sí mismo, la atención debe volcarse sobre instituciones que promueven la integración de todos los ciudadanos. Aquí el sistema escolar es fundamental. El desarrollo de escuelas segregadas es un problema serio que arriesga la integración actual y futura. En Chile tenemos que empezar a integrar variables territoriales para analizar la dinámica de la migración, la dimensión de la educación aún se suele abordar principalmente como una realidad que se circunscribe al salón de clases o la convivencia escolar, es central desarrollar una mirada territorial.

Un tercer nivel tiene que ver con la toma de conciencia de la sociedad en su conjunto de la presencia y rol de la población migrante. Esta toma de conciencia es más que simplemente saber de su existencia o disfrutar de algunos de sus beneficios, tampoco se trata de una mayor atención mediática, que lamentablemente esta se vincula de forma habitual a la delincuencia o criminalidad que expresa una forma típica de estigmatización y discriminación. Esta toma de consciencia pasa por asumir que la sociedad chilena esta cambiando y que es necesario pensar en los espacios cotidianos como centros de esta transformación, tales como el espacio educacional, laboral y familiar cada vez con más parejas binacionales, son estos espacios donde las fronteras de la sociedad chilena se encuentran en expansión.